Fui extranjero… y me acogiste Una reflexión teológica puertorriqueña sobre migración
Escrito por Agustina Luvis Núñez
Día de la Oración Puerto Rico Abril 2014
Semblanza ......................................................................... 5 Prólogo ............................................................................ 6 Fui extranjero… y me acogiste ................................................ 7 Introducción............................................................................................ 7 Nuestra realidad ....................................................................................... 8 ¿Qué nos dice la Biblia? .............................................................................. 9 Respuesta teológica .................................................................................. 10 Propuesta de Reforma Migratoria ................................................................. 14 ¿Qué pedimos como iglesia y como comunidad? ............................................... 15
Declaración de Apoyo a la Reforma Migratoria ........................... 17
Día de la Oración Puerto Rico
Fui extranjero… y me acogisteis Una reflexión teológica puertorriqueña sobre migración Copyright © 2014 Día de la oración Esta es una publicación del Día de la Oración Puerto Rico, quien se reserva todos los derechos de publicación de estos materiales. El diseño de la portada fue hecho por Aleris Santos. Queda prohibida cualquier forma de reproducción total o parcial, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sin la debida autorización del autor. Para solicitar los permisos correspondientes, contacte al autor.
ISBN: 978-0-615-99289-1 Clasifíquese: Teología Teología Pastoral Migración
Semblanza Dra. Agustina Luvis Núñez La Dra. Agustina Luvis Núnez es profesora asistente del Seminario Evangélico de Puerto Rico, y ministra ordenada de la Iglesia Defensores de la Fe. Obtuvo su doctorado en teología en la Escuela Luterana de Teología de Chicago. Está preparando dos libros: Sewing a New Cloth: A Proposal for a Pentecostal Woman Ecclesiology y Hacia una espiritualidad de seguimiento. Autora de ensayos en libros y revistas, predicadora, conferenciante y Directora de Programas del Seminario Evangélico de Puerto Rico. Otra de sus vocaciones es la de tecnóloga médica. Su más reciente publicación es el libro Creada a su imagen: Una Pastoral integral para la mujer (Nashville: Abingdon Press, 2010). La doctora Agustina Luvis, es además consultora en teología de la Junta de Directores Día de la Oración Puerto Rico, en los temas de sociedad, formación pastoral, cultura, comunidad y mujeres en todos los ámbitos de trabajo y servicio eclesial.
Prólogo por Edwin Vargas Tengo el honor de presentar esta obra maestra, cuya autora es una excelente colega, una extraordinaria amiga y una gran colaboradora en la lucha por el pleno bienestar espiritual, educativo y social de nuestro pueblo. Si bien aprecio todo el trabajo realizado por esta excelente escritora, también considero importante confesar mi preferencia por esta reciente creación. ¿Por qué? Porque en un lenguaje sencillo, que combina la realidad y la poesía cotidiana de la amplia comunidad de inmigrantes en Puerto Rico y los Estados Unidos, la doctora Agustina Luvis Núnez —una de las más notable teólogas y educadoras de habla española y una investigadora incansable en los estudios religiosos más avanzados— ha logrado combinar la solidaridad con la solemnidad de la oradora sagrada y con la belleza del peregrinar de fe, luchando a favor de la justicia y proclamando la esperanza de un mejor futuro para las personas más desafortunadas y necesitadas en nuestras comunidades. Fui extranjero…y me Acogiste: Una reflexión teológica puertorriqueña sobre migración es un escrito que nos convoca a la reflexión y la misión como comunidad cristiana; a unir voces de apoyo; a abogar y colaborar en todos los esfuerzos a favor de una Reforma Migratoria compasiva, justa e integral. Me corresponde el privilegio de recomendar, con entusiasmo y gran gozo, este escrito tan pertinente para este tiempo como un extraordinario recurso por su sólido contenido. Lo recomiendo a nombre de los doce millones de hermanos y hermanas inmigrantes que sueñan el futuro con esperanza. Agradezco el espacio para compartir con los lectores y con las lectoras los sentimientos que me generó esta obra, felicitando una vez más a la escritora por su excelente trabajo. Edwin Vargas Presidente, Junta de Directores Día de la Oración Puerto Rico
Fui extranjero… y me acogiste Una reflexión teológica puertorriqueña sobre migración Por Agustina Luvis Núñez … Cuando “hermano” le llamamos al extraño, va Dios mismo en nuestro mismo caminar … El Pobre, José Antonio Olivares
INTRODUCCIÓN La primera vez que escuché hablar formalmente sobre el tema de la responsabilidad de la Iglesia con relación a las personas migrantes fue en el año 2000, cuando asistí como estudiante al Programa Hispano de Verano en el Seminario Teológico de Princeton. Hasta ese momento la parábola del buen samaritano era una historia bonita de amor al prójimo. Lo que nunca me había preguntado era quién es ese prójimo. El tema de las migraciones no es un tema que se trabaje en nuestras iglesias, ni desde el púlpito, ni en estudios bíblicos, ni en escuelas dominicales, ni siquiera en institutos y seminarios a nivel graduado. Sin embargo, desde los años 70s del siglo pasado y con la llegada de personas dominicanas a mi barrio La Central, la iglesia a la que siempre he pertenecido, Defensores de la Fe, de inmediato se activó para traer de lo poco que teníamos a estos "hermanos dominicanos que han llegado sin nada", como decía mi pastor. Mi iglesia pentecostal nunca hizo una reflexión teológica de esta acción pero tampoco nunca dejó de actuar a favor de quienes recién llegaban y hasta ahí. Cuando regresé de Princeton, lo primero que hice fue llamar a Bienvenida, mi amiga y hermana dominicana que conocí en la iglesia y que me ayuda de vez en cuando en algunas tareas domésticas. Sentí la necesidad de hablar de algo que nunca había hecho con ella, conversar de cómo había llegado a PR. Ambas soltamos la escoba y los detergentes y nos sentamos por varias horas a hablar, a reír y a llorar juntas. Bienvenida tomó la decisión de salir de su Patria en busca de un mejor futuro. Con una determinación admirable compró su
visa para un sueño. Decidió viajar a PR, sin documentos, para lo cual arriesgaría su vida cruzando el canal de La Mona. Así pues, viajó 80 millas por este conducto que separa a PR de República Dominicana y que une al Mar Caribe con el Océano Atlántico. Los expertos estiman que las olas en el canal promedian 12 pies y que sus aguas están infestadas de tiburones. Por supuesto que Bienvenida no viajaría en el ferry, tomaría una yola que para ella era el arca de Noé. Ella pagó muchos dólares norteamericanos, producto de muchos años de trabajo y ayudas recibidas desde la isla, para ver la muerte de cerca. Fueron tres días con sus noches y tuvo que nadar hasta la orilla porque quien la trajo no iba a arriesgarse a dejarles en la orilla. Arrojada en una costa del oeste de PR, llegó con su alma mojada, con las manos sangrando de tanto aferrarse a la vida y estuvo horas en una oscura cuneta hasta que amaneciera, sin saber hacia dónde caminar. Emigrar, nunca es una decisión fácil. Implica el sacrificio de relaciones familiares y sociales, y encaminarse sin dirección previa a tierras extrañas y hostiles. La persona que tiene que migrar sufre por lo que deja atrás y por lo que no encuentra al llegar, siempre se topa con el racismo, la xenofobia y el clasismo. Las razones para migrar son varias: las más comunes son las motivadas por causas políticas y por aquellas de índole económico.
NUESTRA REALIDAD Nuestro suelo puertorriqueño no es la excepción. Nuestra isla recibe inmigrantes del mundo entero, siendo la comunidad dominicana la más grande en número. Esto también la hace la más excluida de protección y la convierte en un sector altamente vulnerable. Si a esto le añadimos la exigencia de los documentos como prerrequisito para ser considerada sujeto de derecho, estamos hablando de una población presa fácil de violaciones de derechos humanos que van desde la burla, rechazo, abuso y hasta la muerte.1 Estudiosos del tema de la migración en PR destacan que en nuestro país la inmigración cobró auge a partir de mediados del siglo XX pero ya se había practicado desde finales del siglo XIX. A partir de los 60s del siglo XX es que comienza PR a experimentar la llegada de Osvaldo Burgos, Discrimen contra la comunidad dominicana, Colegio de Abogados de PR. Disponible en: www.capr.zaspy.com. Accedido el 21 enero 2014. 1
una considerable cantidad de inmigrantes mayormente del exilio cubano y de dominicanos en menor escala. Los motivos para emigrar de estos dos países caribeños vecinos contrastan considerablemente. Los cubanos emigran respondiendo a circunstancias políticas, mientras que la inmigración dominicana se debió mayormente a la búsqueda de mejores oportunidades de trabajo frente a la falta de empleo y a los problemas económicos. Ya para los 80s, la comunidad dominicana superó a la comunidad cubana y se convirtió en la población inmigrante más importante de PR.
¿QUÉ NOS DICE LA BIBLIA? La migración es un hecho constante y común en lo que llamamos la historia de la salvación en la Biblia. Tanto el pueblo de Israel como la Iglesia que surge como primera comunidad de cristianos son considerados como peregrinos en esta tierra. Los hebreos vivieron como extranjeros toda la vida. Abraham y su descendencia salieron de su tierra y de su parentela para dirigirse a países totalmente extraños, de Jarán a Canaán. Fueron extranjeros esclavizados por el Imperio Egipcio.2 La historia bíblica es explícita al describir las circunstancias que viven los migrantes. Este pueblo fue sometido al exilio por diferentes imperios: asirio, babilonio, persa, griego y finalmente el romano. La experiencia del exilio o desplazamiento a la fuerza es una experiencia humillante.3 Como recordatorio constante se repite una y otra vez la exhortación al pueblo de: No maltrates al extranjero, o al inmigrante, porque tú también fuiste extranjero en Egipto (Éxodo 22:20). En Deuteronomio 26:5 aparece una confesión de fe que debía conocer toda persona hebrea: "Tú pronunciarás estas palabras ante Yahvé, tu Dios: Mi padre era un arameo errante que bajó de Egipto y residió allí como inmigrante siendo pocos, se hizo una nación grande, fuerte, numerosa. Los egipcios nos maltrataron…"
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Génesis 11:31; 12:1, 9-10; 13:12, 17-18; 20:1; 21:34; 31:1. Elsa Tamez, Migración y desarraigo en la Biblia. Disponible en: www.justiciaypaz.dominicos.org. Accedido el 21 enero 2014. 3
La postura de Dios en el Antiguo Testamento es constante a favor de la persona extranjera. Exigió al pueblo y a su liderato que no fueran explotados, ni tratados con injusticia, ni maltratados, ni reducidos a trabajos forzados (Éxodo 23:12) Ya en el Nuevo Testamento encontramos a un Jesús, el hijo de Dios que muy temprano en su niñez, tuvo la experiencia de la migración y el desplazamiento (Mateo 2:13-23). Vivió el prejuicio por su lugar de origen (Juan 1:46). Su vida y praxis reflejan un trato igualitario para todas las personas sin acepción, y una solidaridad especial para con las personas marginadas y oprimidas en la sociedad judía. Basta con una re-lectura de los pasajes de la mujer samaritana (Juan 4), la mujer sirofenicia (Marcos 7:24-30), el buen samaritano (Lucas 10:25-37) , la parábola del amigo a quien le llega un extranjero de noche en busca de ayuda (Lucas 11:5-13) para percatarnos del mensaje cristiano sobre el asunto de la inmigración. Todos estos textos colocan a la persona inmigrante, no como un enemigo, sino como alguien a quien hay que mostrarle compasión. En la más antigua formula bautismal de Gálatas 3:28, el apóstol Pablo les reafirma a esos creyentes que en Cristo desaparecen las diferencias nacionales, de género, raciales, geográficas, culturales y religiosas, colocando a todo ser humano en igualdad de condiciones ante Dios. La primera carta de Pedro privilegia a los extranjeros de la diáspora, del Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia. Estos son inmigrantes pobres, discriminados, y a través de esta carta les fortalece en su esperanza y fe, invitándoles a ser piedras vivas y arquitectos. La carta de Santiago, dirigida a tribus en la diáspora, también les favorece. Esa dispersión fue clave para la difusión del evangelio.4
RESPUESTA TEOLÓGICA Los sucesos históricos y las condiciones sociales de los años más recientes urgen de una mirada y demandan acción de la iglesia hacia la dinámica de la inmigración. Sabemos que en los Estados Unidos viven más de 11 millones de personas indocumentadas. Aquí me gustaría hacer un paréntesis para abundar en el uso del lenguaje o terminología inmigratoria. Escuchamos a diario a personas en los medios referirse a las personas indocumentadas como 4
Ibid.
inmigrantes ilegales. El término en sí es una contradicción porque la Ley de Inmigración y Nacionalidad de Estados Unidos define como inmigrante a una persona a la que legalmente se otorgó la residencia permanente. Sin embargo esto va más allá de la semántica. El lenguaje nunca es neutral. Nuestro lenguaje puede dar vida y también puede causar muerte. Usar el término "ilegales" para referirse a personas indocumentadas es también una táctica que influye en el debate sobre la inmigración y alimenta el odio y la violencia. No existen seres humanos ilegales. A todos los seres humanos que se les reconoce personalidad jurídica, se les valida capacidad para actuar como sujetos de derecho, capacidad para adquirir bienes, contraer obligaciones. Las acciones, los hechos pueden ser ilegales pero las personas no. La hospitalidad cristiana hacia las personas indocumentadas comienza con el uso correcto del lenguaje para referirse a su status migratorio. Como iglesia cristiana, nuestra misión es la de brindar ayuda a las personas inmigrantes, refugiadas y solicitantes de asilo. Por otro lado, también tenemos la responsabilidad de apoyar toda política migratoria que sea justa y generosa. Una reflexión teológica sobre este tema debe tener como base el hecho de que los seres humanos hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios (Génesis 1:27). Hablar de esa imagen de Dios es una manera de tocar la profundidad de la naturaleza humana. Esta definición, también nos recuerda que la vida humana no puede ser entendida separada del misterio de Dios. Concebir a la persona migrante en términos teológicos implica demandas morales también. Todo lo que destruya o imposibilite esa dignidad inherente a la naturaleza humana va en contra del Evangelio de Jesucristo y por lo tanto debe ser objeto de denuncia profética por parte de la iglesia. Honrar esa imagen de Dios en los seres humanos implica brindar oportunidades de relación con otros seres humanos en amor y libertad, tener medios para sostener su vida y la de sus familias y protección de aquello que ponga en peligro su salud o seguridad. Esa imago Dei que nos habla el Antiguo Testamento se completa en el Nuevo Testamento a través de la imagen de Cristo o imago Christi. Cristo encarnó esa imagen de Dios y es la manera provista por Dios para que el ser humano migre nuevamente hacia Dios, restaurando lo que se había perdido por el pecado. A través de Jesús, Dios entra en el territorio roto y pecaminoso de la condición humana y ayuda a la humanidad a retornar a Dios. Esto lo hace, abriéndose a la otredad, metiéndose en lo humano con todas las consecuencias. Lo hace
poniéndose en los zapatos del otro, el cual es el viaje migratorio más difícil de realizar de los humanos. En Jesús, Dios cruza todos los bordes, todas las fronteras, brinca todas las murallas, por pura gracia. Su cruz es solidaridad con quienes sufren.5 La misión de la iglesia es restaurar esa imagen de Dios en cada persona a través del trabajo redentor de Cristo. La iglesia en el poder del Espíritu tiene la gran comisión, migrando a todas las naciones, proclamando buenas nuevas de salvación y trabajando en contra de las fuerzas que desfiguran esa imagen de Dios. La misión de la iglesia reta la tendencia humana de idolatrar al Estado, la religión o a alguna ideología particular. La apertura de Jesús a los gentiles, su alcance a la mujer sirofenicia o a la mujer cananea (Mateo 15:21-28, Marcos 7:24-30), su respuesta al centurión romano (Mateo 8:5-13, Lucas 7:1-10) y muchos otros encuentros ilustran que Jesús también va mas allá de las fronteras y de las interpretaciones estrechas de la Ley, en obediencia a una ley mayor que es la del amor (Marcos 12:28-34). Una dimensión central de la misión de la iglesia es el ministerio de reconciliación de Jesús. Este trabaja para superar las construcciones humanas que dividen los nacionales de los extranjeros, categorías creadas precisamente por las leyes inmorales. Una de las áreas más divisorias en el debate sobre inmigración es el asunto de las leyes de inmigración y la política pública. La gente comúnmente afirma que no tiene problemas con que haya inmigrantes pero que tienen dificultades con que la gente viole la ley. Lo objetable con esta perspectiva es que no se hace ninguna distinción entre los diferentes tipos de leyes y se asume que todas son justas. Decía Tomás de Aquino, que hay ley divina, ley eternal, ley natural y ley civil. La ley divina corresponde a la ley en el Antiguo y Nuevo Testamento, la ley eternal gobierna todo en el universo, la ley natural es la que trata con normas éticas y conducta humana y la ley civil con códigos humanos usados para el orden social.6 Es nuestra responsabilidad como iglesia el evaluar las leyes y las instituciones de nuestra sociedad. El hecho de que cada día mueran personas inmigrantes en su esfuerzo de buscar suplir sus necesidades básicas, levanta serias preguntas acerca de las leyes civiles y su
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Daniel G. Groody, “Crossing the Divide: Foundations of a Theology of Migration”, Theological Studies 70 (2009): 1-15. 6 Ibid.
disonancia con las otras leyes. Decía Martin Luther King Jr.: “Una ley injusta es una ley humana que no está enraizada ni en la ley eternal, ni en la ley natural". Cuando la gente se monta en una yola como Bienvenida, o cruza las fronteras y las murallas sin la documentación requerida, no está violando leyes civiles sino obedeciendo las leyes de la naturaleza humana, que les ordena a encontrar un trabajo para poder alimentar sus familias y vivir vidas más dignas. En la mayoría de los países del mundo cruzar las fronteras sin papeles no es un delito criminal sino una falta administrativa, por eso no debe ser confundido con actividad criminal o amenaza contra la seguridad nacional. Si lo analizamos con más humanidad, nos daremos cuenta que las personas inmigrantes lejos de ser una amenaza a la seguridad son consecuencia de la inseguridad humana que viven. Tenemos varios ejemplos en el testimonio bíblico de personas que violentaron leyes civiles para cumplir con la ley divina del amor. (Las parteras hebreas, Rahab, los discípulos recogiendo espigas en día de reposo, y sobre todo Jesús con sus encuentros, sanidades y ministerio de reconciliación). La misión de Dios, de la cual participamos como iglesia no es simplemente ayudar al pobre, sino el seguir a Jesucristo y descubrir que a quienes servimos también tienen mucho que aportar y muchas maneras de enriquecernos también. El rol de los gobiernos es el de preservar el orden creado y servir al bien común, creando y ejerciendo políticas justas que protejan a las personas y apoyen su bienestar. Al reconocer el derecho adquirido que tienen los países de proteger sus fronteras al mismo tiempo afirmamos que las leyes tienen que ser justas, los gobiernos tienen que ser compasivos y las aplicaciones tienen que ser humanas.7 Otro aspecto teológico importante cuando se reflexiona sobre migración es el asunto de la tierra. ¿De qué tierra hablamos? ¿No es cierto que de Jehová es la tierra y su plenitud, el mundo y quienes en él habitamos? ¿Es la tierra un regalo o un derecho? ¿Es para el beneficio de todos y todas o para posesión exclusiva de algunos? La tierra es vista algunas veces como la base de la seguridad personal y económica y por tanto las fronteras y los bordes se aseguran ante todo lo que creamos atenta contra esa seguridad. Pero no es menos cierto que cuando la seguridad nuestra está basada en la tierra, la riqueza, las posesiones, estatus, poder y otras 7
Iglesia Evangélica Luterana en América, Una resolución de política social hacia una reforma migratoria compasiva, justa y sabia (Chicago:ELCA, 2010), 2.
instituciones humanas ese deseo de seguridad se demuestra negándonos a compartir lo que tenemos con los demás. Esta es la causa de las migraciones, leyes de inmigración injustas y trato opresivo hacia quienes migran. La fe cristiana reta esa práctica de falta de solidaridad. Entonces aquí la pregunta es ¿dónde están nuestras lealtades como iglesia, del lado del Estado o del lado de quienes necesitan un lugar? ¿qué tiene prioridad, nuestro sentido de que esta tierra es la casa de Dios o nuestra nacionalidad?8
PROPUESTA DE REFORMA MIGRATORIA En Estados Unidos y por ende en PR que se rige por las leyes migratorias norteamericanas, los atrasos en las concesiones de visas para la reunificación familiar hacen que las personas tengan que esperar hasta 15 años o más para encontrarse con su familia. Esto provoca que se arriesguen de manera consistente a un cruce de fronteras peligroso y a una separación abrupta y forzosa de sus familias. Muchos patronos no cumplen con las leyes que prohíben la contratación de trabajadores indocumentados porque consideran indispensables a estos trabajadores y trabajadoras. Muchos recurren a la fuerza laboral indocumentada en busca de una mano de obra flexible, barata y trabajadora, para realizar labores que, con frecuencia, no harían las personas ciudadanas de Estados Unidos. No les conceden beneficios como pago del seguro médico y de discapacidad y evaden impuestos estatales y federales. Ante el temor a la detención y deportación, las personas indocumentadas son altamente vulnerables a la explotación. Luego del 11 de septiembre de 2001, se renovó el énfasis en la seguridad nacional, enfocándose en particular en el control de fronteras y la aplicación de la ley en el país. Uno de los temores era que controles relajados permiten a terroristas cruzar las fronteras ilegalmente. Otras preocupaciones se relacionan con el tráfico de drogas, la entrada de criminales y las conexiones con las actividades de las pandillas. Al pasar las responsabilidades del Departamento del Trabajo al Departamento de Seguridad Interna, entonces las problemáticas migratorias se consideran bajo el lente de la seguridad y esto provoca una caracterización falsa de las personas inmigrantes indocumentadas.
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Jennifer Riggs, WCC Theological Reflection On Migration (Geneva:WCC, 2008), 1-3.
En el caso particular de las mujeres migrantes, la situación se complica considerablemente con la cantidad de riegos concretos que enfrentan. Según el informe anual de la UNFPA, las mujeres constituyen casi la mitad de todas las personas que emigran a escala mundial, 49.6 %. Las tareas que cumplen cubren un amplio abanico de posibilidades: maestras, enfermeras, trabajadoras domésticas, mucamas, cuidadoras de personas ancianas y enfermas, agricultoras, camareras, trabajadoras en fábricas, sexo servidoras. En todas estas esferas están sujetas a la explotación, al acoso sexual, violaciones de todo tipo, a la trata y hasta la muerte.
¿QUÉ PEDIMOS COMO IGLESIA Y COMO COMUNIDAD? • Que se reconozca el derecho que tiene cada persona a migrar si desea para mejorar las condiciones de vida o para huir de situaciones de muerte. • Que en nuestro país se tomen en serio los miedos y las necesidades de protección que tienen las personas que migran y que no deben ser maltratados, discriminados. Al contrario, deben ser acogidos como huéspedes. • Que las familias tengan el derecho a vivir juntas y que reciban el apoyo del Estado para esto. • Que las personas inmigrantes sin documentos tengan el mismo derecho al cuidado de salud que el resto de la población. • Que se protejan los derechos laborales de los inmigrantes, con salarios justos, condiciones y protecciones comparables al resto de los trabajadores. • Que los niños y las niñas, tengan igual derecho a asistir a escuelas libre de discrimen y prejuicios. • Que se tenga presente que las personas que migran tienen el derecho a guardar recuerdos de su identidad, a hablar su idioma, a mantener vivas sus costumbres. Que se propicie la integración mutua, pero no la asimilación.
El Dios nuestro defiende a la persona inmigrante que no tiene quien le defienda y algún día tendremos que responder a la pregunta del día del juicio: … fui extranjero… me acogiste? No Señor, nunca te vimos como extranjero. Ah… pero si lo hiciste con uno de estos mis hermanos y hermanas más pequeños, lo hiciste conmigo. Ojalá y nuestra respuesta sea en la afirmativa en ese importante día.
Declaración de Apoyo a la Reforma Migratoria Doce millones; la comunidad de inmigrantes en los Estados Unidos y Puerto Rico se compone aproximadamente de doce millones de personas. La presencia de estas familias de forasteros/as es uno de los síntomas de nuestra sociedad globalizada y del contexto postcolonial del cual formamos parte. La inmensa mayoría de estas personas inmigrantes viven bajo la sombra del temor y la desesperanza, particularmente aquellas que luchan por alcanzar su legalización de su status y residencia permanente en el País. Día de la Oración Puerto Rico, una organización de base de fe y base comunitaria debidamente incorporada bajo las leyes del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, entiende que el escenario de la historia nos convoca a la más profunda y genuina reflexión sobre los valores y principios bíblicos que afirmamos en la experiencia de la fe cristiana. Dios nos llama a ser proactivos/as en la lucha por la creación de una sociedad dirigida por los valores del Reino de Dios, tales como la justicia, la dignidad humana, la igualdad, la equidad, el amor incondicional al prójimo y el bienestar pleno de la familia. En nuestro contexto, esos valores nos llaman a pronunciarnos a favor de las personas inmigrantes, particularmente de aquellas que no han podido legalizar su presencia en los Estados Unidos y Puerto Rico. En un acto de pleno respaldo solidario, nuestra organización se une con el compromiso de apoyar, abogar y colaborar en todos los esfuerzos a favor de una reforma migratoria justa e integral. Entendemos que esta reforma migratoria debe tener respaldo bipartidista, como también debe tener el respaldo de todas las personas de fe. Nuestro respaldo a la comunidad inmigrante tiene una base clara. En el Nuevo Testamento, el Señor Jesucristo presenta un nuevo modelo de vida; una propuesta de esperanza basada en su propia vivencia como inmigrante, extranjero residente y ciudadano de segunda clase. En sus palabras sencillas, transparentes y llenas de compasión y amor al prójimo nos dice a todos y a todas: Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; fui forastero, y me dieron alojamiento; necesité ropa, y me vistieron; estuve enfermo, y me atendieron; estuve en la cárcel, y me visitaron.
Mateo 25:35-36 Creemos fielmente en el futuro de Dios. Creemos que la fe cristiana supera las perspectivas terrenales. Creemos que nuestra obediencia la debemos primero al Rey del Reino. Dios es el Señor de la vida, la historia, las fronteras, las naciones y la tierra. Por estas razones, no podemos permitir que el status migratorio de una persona nos impida ministrarle o recibir su ministración. Dios nos ha dado el mandato de apacentar y pastorear sus ovejas en nuestro contexto social, luchando a favor de la justicia, el amor fraternal, la paz, la igualdad, la equidad y la dignidad de cada ser humano. Por esto, no podemos excluir a las personas que no han podido legalizar su status migratorio. Finalmente, nos comprometemos a continuar nuestro peregrinar de fe, luchando a favor de la justicia y proclamando la esperanza de un mejor futuro para las personas más desafortunadas y necesitadas en nuestras comunidades. Nuestra meta es que cada ser humano pueda contemplar el futuro con esperanza, en el nombre del Dios que da gratuitamente el don de la vida a todos y todas. Un abrazo solidario y fraternal,
Edwin Vargas Presidente Junta de Directores, Día de la Oración Puerto Rico &
Rev. Dr. Pablo A. Jiménez Vicepresidente Junta de Directores, Día de la Oración Puerto Rico
Osvaldo Burgos, Discrimen contra la comunidad dominicana, Colegio de Abogados de PR. Disponible en: www.capr.zaspy.com. Accedido el 21 enero 2014. 1
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Génesis 11:31; 12:1, 9-10; 13:12, 17-18; 20:1; 21:34; 31:1.
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Elsa Tamez, Migración y desarraigo en la Biblia. Disponible en: www.justiciaypaz.dominicos.org. Accedido el 21 enero 2014. 4
Ibid.
5
Daniel G. Groody, “Crossing the Divide: Foundations of a Theology of Migration”, Theological Studies 70 (2009): 1-15. 6
Ibid.
7
Iglesia Evangélica Luterana en América, Una resolución de política social hacia una reforma migratoria compasiva, justa y sabia (Chicago:ELCA, 2010), 2. 8
Jennifer Riggs, WCC Theological Reflection On Migration (Geneva:WCC, 2008), 1-3.