La soledad en la adultez mayor

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Universidad de Costa Rica Facultad de Ciencias Sociales Escuela de Psicología Psicología del desarrollo Humano III

La soledad en la adultez mayor Diana Arlene Carrillo Rosales San José, Costa Rica. 2014 LA SOLEDAD EN LA ADULTEZ MAYOR

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La soledad en la adultez mayor

Tabla de contenido Introducción

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Marco teórico

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1. Concepciones de soledad

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Concepto de soledad

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Concepciones negativas

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Concepciones positivas

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Visión objetiva y subjetiva

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2. Relación con otros malestares

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Depresión

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Deterioro cognitivo

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3. Relación con grupos

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Apoyo social

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Creencias religiosas

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4.Visión desde varios contextos

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Semejanzas y Diferencias

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Vivencia en Costa Rica

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Propuesta

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Conclusiones

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Bibliografía

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Introducción

El tema de la soledad es de vital importancia para la psicología del desarrollo humano pues como seres biopsicosociales, los seres humanos necesitan de la interacción con otros desde edades muy tempranas. La soledad se refiere a un estado psíquico que los humanos experimentan alguna vez en su vida, se caracteriza por estar solo y sentirse solo, el ser humano entra en contacto con otras personas y esto lo satisface desde la socialización primaria donde se relaciona con su madre y cuidadores hasta la socialización secundaria que lo acompañará el resto de su vida, hasta el momento de la muerte. En esta se interactúa con otras personas, a partir de los 6 años se conoce el concepto de amistad, se comprenden las emociones del otro, se dan relaciones de empatía y se da una comprensión de los procesos mentales de otras personas (Palacios et al, 2006). En la adolescencia y la edad adulta también se da la búsqueda de pareja y adquisición de una familia lo cual brinda estabilidad en la persona, es parte de la construcción de su identidad y supera el estadio propuesto por Erickson de intimidad vs aislamiento donde este último se da cuando las defensas de una persona son muy rígidas y no le permiten unión con otro (Schaie y Willis, 2003). Según Corraliza (2000), desde la gerontología social se considera que la tendencia al aislamiento es una de los fenómenos más generalizados y se considera como la pérdida más grave de llegar a la edad adulta mayor. La tendencia a aislarse disminuye la capacidad de regular la interacción social y suele verse ligada a factores como cambios en la dinámica familiar, por ejemplo la viudedad, pérdida de hijos y del empleo. La soledad influye en la disminución del autoestima, del sentido de independencia y en algunos casos se ve ligada a desórdenes mentales. Es por esto que este tema merece un lugar en los estudios realizados dentro de la psicología del desarrollo, la siguiente investigación tiene como problema el ¿cómo las personas adultas mayores perciben la soledad y qué repercusiones tiene en sus vidas? Además se propone como objetivos determinar la percepción que se tiene de la soledad por parte de los adultos mayores, conocer la relación de la soledad 3 LA SOLEDAD EN LA ADULTEZ MAYOR


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con problemáticas como depresión y deterioro cognitivo y comparar la percepción de la soledad desde distintos contextos socioculturales para conocer las semejanzas y diferencias. A lo largo de este trabajo se realizará un recorrido por los conceptos básicos para la comprensión de este tema, entre ellos soledad, sus concepciones positivas y negativas, la visión objetiva y subjetiva, la relación con otros malestares como depresión y deterioro cognitivo, el papel de las redes de apoyo y la percepción en diferentes

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contextos

incluida

la

realidad

costarricense.


Marco teórico LA SOLEDAD EN LA ADULTEZ MAYOR

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Marco teórico

A continuación se explican algunos de los conceptos básicos para la

comprensión del trabajo, se dividen en 4 bloques, concepciones de soledad, relación con otros malestares, relación con grupos de apoyo y visión desde varios contextos.

1. Concepciones de soledad

En este apartado se comprenderá qué se entiende por soledad así como las

concepciones negativas y positivas y las visiones objetivas y subjetivas de la misma. Concepto de soledad

La soledad se refiere a un estado psíquico que los humanos experimentan

alguna vez en su vida, se caracteriza por estar solo y sentirse solo, es decir, no sólo incluye el componente de aislamiento social, pérdida de redes sociales, exclusión y marginación, sino también lo que se conoce como verdadera soledad, ese sentimiento de nostalgia y tristeza a pesar de estar acompañado. Allí se traza una línea entre aislamiento y soledad (Cardona et al, 2009). Por su parte Rubio (2007) define la soledad como un malestar emocional que se da cuando un individuo se siente incomprendido o rechazado, cuando no tiene compañía para poder realizar las actividades que desea ya sea físicas, mentales o emocionales. Iglesias (2001, citado en Rubio, 2007) menciona que la situación de soledad se puede vivir debido a circunstancias de carácter personal, familiar o social comúnmente presentes en la edad adulta mayor, por ejemplo la viudez, el deterioro de las capacidades físicas, muerte de amigos y familiares, la institucionalización (es decir que depositen a la persona anciana en un hogar u hospital), aislamiento social, la jubilación o pérdida del trabajo y el aumento de tiempo libre. Concepciones negativas

Cornachione (citado en Cardona et al, 2009) reporta que la soledad es una

experiencia subjetiva comúnmente percibida como negativa, pues va acompañada de tristeza, ansiedad y malhumor, incluso se ha considerado uno de los peores males de la vejez. Para algunos adultos mayores, la soledad se vive como la muerte social, es decir, muerte de la presencia en el mundo para otras personas. 6


La soledad es vista de una manera negativa pues se asocia a aspectos como

pérdida de personas queridas, falta de tener a alguien a quien acudir, tener familia que vive lejos y no poder verla, estar solo, sentirse solo, sensación de abandono y falta de afecto. La soledad es definida en la ausencia del grupo familiar y cómo esto baja la calidad de vida. La soledad también es asociada a no sentirse útil para nadie, carecer de razones para vivir, sentir que se ha acabado el tiempo para llevar a cabo proyectos personales, carecer de un grupo estable de amigos, distanciamiento del mundo laboral y sentirse improductivo (Rubio, 2007). Concepciones positivas

Existe también una posición de concepciones positivas ante el fenómeno de

la soledad, entre estas se resalta un bienestar ligado al autoconocimiento, búsqueda de la espiritualidad y brinda un periodo de reflexión que cuando se está en compañía no se puede realizar. Si bien en los estudios realizados estas concepciones se presentan en menor porcentaje que las concepciones negativas, el hecho de que se hagan presentes en los adultos mayores que se entrevistan es de vital importancia puesto que indica que algunos adultos mayores conciben la soledad como un espacio productivo y propio, para estar más consigo mismos (Rubio, 2007). Visión objetiva y subjetiva Se habla de dos tipos de soledad, la objetiva que se refiere a la falta de compañía permanente o bien, temporal; y la subjetiva la cual aflige y hace que la persona se sienta verdaderamente sola incluso en casos donde está rodeada por gente (Cardona et al, 2009). Es decir, la soledad objetiva se refiere a vivir solo y la subjetiva se refiere a sentirse solo (Rubio, 2007). La distinción de estos tipos de soledad es importante para una mejor comprensión del fenómeno y brindar la mejor ayuda a la persona afectada, en algunos estudios las personas mencionan que a pesar de perder a su familia o estar lejos no se sienten solos pues consiguen amigos o tienen el apoyo religioso; mientras que algunas personas que viven con sus familias reportan sentirse solas, especialmente cuando hay condiciones de maltrato o aislamiento dentro del grupo familiar.

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2. Relación con otros malestares

La soledad actualmente se considera un problema muy grave pues ha

cobrado importancia en el incremento de personas con algún grado de desajuste emocional, así como su relación con depresión, suicidio y problemas médicos como se estudiará a continuación. Depresión

La soledad puede tener un gran impacto en el desarrollo de la depresión en

adultos mayores, especialmente cuando se habla de soledad subjetiva en la que el sujeto se siente solo. La soledad se encuentra vinculada con sentimientos negativos sobre la experiencia de interacciones y relaciones sociales deficientes. En algunos casos, cuando la soledad no es prevista sino que se da de manera abrupta la depresión puede aparecer con mayor fuerza. Según Acharyya (2012), la soledad puede llevar a consecuencias de salud muy serias, la depresión por soledad es una de las causas más importantes de intentos de suicidio y suicidio consumado en adultos mayores, está relación se hace aún más intensa cuando las personas que experimentan el aislamiento social y soledad en la edad adulta mayor se encuentran en hogares de ancianos o casas de retiros. La pérdida de relaciones importantes puede llevar a la soledad, aunque algunas personas adultas mayores optan por erradicarla mediante la construcción de nuevas amistades con gente de su misma cohorte.

La soledad no únicamente dispara la depresión en esta población sino

también los sentimientos de inseguridad, disconformidad con la vida, nerviosismo y ansiedad que se ven incrementados al percibirse a sí mismo como un ser vulnerable de alguna manera, donde esa vulnerabilidad provoca inestabilidad lo cual altera la autopercepción, la autoimagen y el ego. Las personas se llegan a sentir inseguras, sienten que ya no tienen confianza en sí mismos, tampoco pueden confiar en cualquier persona pues existe miedo a quedarse solo de nuevo, además se desconfía de las propias capacidades y valores por lo que de algún modo se puede decir que hay una pérdida de lo que la persona solía ser (Acharyya, 2012).

Las personas adultas mayores, tanto hombres como mujeres, se vuelven

cada vez más y más inmersos en la depresión y tienen altas tasas de suicidio pues a la soledad se le suman problemas de deterioro físico, sentimientos de inferioridad 8


y deterioro de la salud mental. Las estadísticas de suicidio a nivel mundial colocan a los adultos y las adultas mayores como un grupo de alto riesgo. Entre personas de adultez mayor se promedian de dos a cuatro intentos de suicidio por cada suicidio consumado. Esta tasa de suicidio por edad indica que el porcentaje es alto debido a que la mayoría de personas mayores de 65 años que intentan suicidarse mueren en el primer intento, además cometen suicidio a una escala mayor que algún otro grupo en la sociedad, suelen ser más determinados, firmes y con el propósito de lograr la muerte (Acharyya, 2012). También se debe tomar en cuenta que la población de esta edad está creciendo en número por lo que de manera progresiva esos porcentajes irán subiendo ya que habrá más cantidad de personas en la adultez mayor. Deterioro cognitivo

El sentimiento de soledad no se encuentra relacionado únicamente con lo

que sucede a nivel social con las interacciones, sino que también existe una disminución de satisfacción con la vida, la calidad de la salud (pues existen problemas del corazón y respiratorios) y una disminución en las capacidades cognitivas, especialmente por la poca estimulación que el cerebro recibe al perder la oportunidad de aprendizaje de otras personas (aprendizaje social) y de las nuevas experiencias que esto puede brindar (Taube et al, 2013).

O'Luanaaigh y colaboradores (2012) notaron la relación entre la soledad y

la cognición, independientemente de la depresión y el aislamiento social, con el objetivo de explorar cómo las habilidades cognitivas pueden verse afectadas por este fenómeno. El resultado de lo explorado fue conocer que la soledad en las personas adultas mayores está asociada con resultados pobres en pruebas de cognición, especialmente en velocidad de procesamiento psicomotor y memoria visual, no se encontraron indicios de reducción de memoria verbal o semántica.

Situaciones como la ansiedad producida por la soledad activan las

estructuras del sistema límbico encargadas de la regulación de mecanismos emocionales y la motivación, así como su mediación en los procesos de aprendizaje. Un sistema límbico de baja actividad hace que la persona no tenga esas sensaciones de arousal, por lo que se le dificulta aún más dejar su condición (Cacabelos, s.f). LA SOLEDAD EN LA ADULTEZ MAYOR

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3. Relación con grupos Apoyo social

El apoyo social es básico en personas que se sienten solas, pues al conocer

que tienen a alguien con quien contar, de compañía total o parcial su calidad de vida puede mejorar de manera considerable.

La cantidad de personas mayores está creciendo a un ritmo acelerado, lo

cual tiene que ver con un fenómeno demográfico y no tanto con factores socioeconómicos como antes se creía, debido al incremento de los adultos mayores y la baja productividad comercial también están creciendo los índices de pobreza y peor aún, los jóvenes no están dando a basto con todas las personas mayores que tienen a su cargo por lo que muchos deciden retirar a sus padres o abuelos a casas de ancianos o a hospitales. Las personas en estos ambientes se sienten solas, sin embargo algunos y algunas logran desarrollarse de una manera estable en estos ambientes y reportan que su soledad es muy grande pero la compañía que obtienen en estos lugares o incluso la compañía de algún desconocido que alguna vez llegue a visitar es muy valiosa por lo que reportan menos índices de soledad subjetiva en adultos mayores (Hom, 2010).

Las relaciones sociales fuera del contexto familiar son muy importantes

para la persona mayor, incluso tan importante como las relaciones familiares, en algunos casos se da una sustitución. Las relaciones sociales son importantes en todos los ámbitos de la vida de las personas mayores, especialmente por la fuente de apoyo, contribuye al desarrollo de habilidades sociales y de mejora de personalidad así como brindar habilidades de afrontamiento ante circunstancias sociales latentes. Estimulan la mente y el pensamiento y forman parte del bienestar, no sólo psicológico y social sino también se ha demostrado una mejora a nivel físico pues las personas que interactúan socialmente suelen tener menos enfermedades cardiovasculares (Bueno et al, 2006). Creencias religiosas

Existe una relación entre las creencias religiosas y la disminución de la

soledad. Si bien se conoce que las personas que viven con sus familias o que tienen más relaciones activas con sus amigos tienen menores índices de soledad, también

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existe una reducción en estos índices cuando las personas manifiestan creencias religiosas o asisten a grupos religiosos. Esto pues quienes atienden con frecuencia a lugares donde rezar y practicar sus creencias se sienten menos solas que quienes no lo hacen, además el tema espiritual les da sensación de compañía, perciben una red de apoyo emocional pues se reúnen con otras personas a realizar sus rituales, ir a los lugares sagrados y eso también aporta mejores estrategias de afrontamiento ante posibles cambios a enfrentar en esta etapa. En la adultez mayor, las creencias religiosas, son una fuente importante de apoyo y mejora la salud física y mental (Sheikholeslami et al, 2012).

El apoyo que brinda la conducta religiosa es importante en esta edad,

incluso se ha estudiado mediante la teoría del apego en la que se apunta a un modelo de compensación en la que las personas se acercan a Dios por situaciones de estrés emocional y relaciones humanas insatisfactorias, esto se logra al tener una relación cercana con una deidad, además las personas se sienten correspondidas. Las personas adultas también llegan a establecer una relación religiosa para completar una búsqueda de proximidad, una base segura y un refugio seguro al cual acudir en momentos de crisis (Feeny y Noller, 1996/2001).

4.Visión desde varios contextos

La soledad es un fenómeno que no discrimina en género, edad, condición

económica o país de origen, sin embargo no todas las personas las perciben de la misma manera y la cultura media cómo se concibe, por eso es importante comprender de qué manera se observa en distintos contextos. A continuación algunas semejanzas y diferencias encontradas en la revisión bibliográfica analizada. Semejanzas y Diferencias Entre las semejanzas encontradas se nota el sentimiento de sentirse solo en contraposición a realmente estarlo, además de cómo los índices de soledad incrementan cuando la persona ha enfrentado procesos de duelo, viudez, pérdida de amigos, hijos, pérdida del trabajo por lo que ya no se pueden relacionar con tanta gente como antes, retiro a casas u hogares de ancianos y aislamiento por parte de la familia. También hay una reiteración de la variable de género que de una u otra manera interviene en como se percibe la soledad, de habitual las LA SOLEDAD EN LA ADULTEZ MAYOR

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mujeres aisladas se sienten más solas que los hombres pues pasan de ser el miembro más importante de la casa a estar aparte de todo el mundo, además enfrentan de una mejor manera la viudedad y las circunstancias económicas que puedan enfrentar, por su parte los hombres tienen más dificultades con la soledad subjetiva, tienen mayores sentimientos de inferioridad y pocas herramientas de afrontamiento por lo que en las tasas de suicidio la mayoría de personas son hombres (Acharyya, 2012). La soledad puede ser prevista gracias a tres grandes categorías, a saber; las variables demográficas y funcionales, el funcionamiento ejecutivo y habilidades cognitivas globales y los recursos sociales y características de la personalidad, tanto los afectos positivos como negativos se ven mediados por estos tres ejes sin importar la cultura donde se estudie (Margrett, 2010).

Una de las diferencias más notables se da en relación a la percepción de la

soledad donde en sociedades europeas como España, las concepciones son negativas, mientras que en sociedades latinoamericanas como Colombia no son tan negativas, de hecho se rescata lo positivo de la soledad, y los índices son menores pues las familias son más cálidas y no suelen abandonar a sus adultos mayores (Rubio, 2007). Vivencia en Costa Rica

Según la entrevista realizada a Shirley Ortega (2014), administradora del

Centro Diurno Socorro Chacón, ubicado en San Juan de Dios de Desamparados, la soledad no es un tema del que se suele hablar en Costa Rica y menos aún si es en adultos mayores. Las personas desconocen cual es la situación actual de esta población, no saben que sufren de abandono, exclusión, maltrato y violencia y que muchas personas adultas mayores no tienen familia ni con quien conversar por las tardes. Costa Rica es un país que se caracteriza por estar siempre feliz, siempre alegre y no hay cabida a una problemática como es el aislamiento, las personas aisladas o solas que no pasan felices o de fiesta se invisibilizan y es como si no existieran. Actualmente en el Centro Diurno de San Juan, cuenta con cuatro señores mayores que no tienen familia, dos de los cuales son viudos y sus hijos viven lejos, entonces se fomenta el trabajo grupal entre todos para que funcione como una red de apoyo para ellos aunque sea durante el tiempo del día que están ahí, se fomentan los juegos, las conversaciones y el ejercicio físico para que 12


también se desarrollen lazos entre las personas que allí se encuentran. Sin embargo en Costa Rica no se puede hablar de que hay alguna percepción de la soledad, si la hay sería negativa puesto que va en contra de lo que usualmente exige la sociedad costarricense, es decir, contar con un grupo de amigos o familia numerosa, tener reuniones y fiestas y estar siempre acompañados, no hay lugar en esta sociedad para sentirse solo o triste al respecto y quien así se siente más bien se gana más aislamiento y rechazo. Por su parte el I Informe de la situación de la persona adulta mayor en Costa Rica indica que entre las personas adultas mayores, aproximadamente un 12% vive solo, un 1% vive en pareja y un 69% vive en un hogar intergeneracional. También se indican que las necesidades de apoyo no están completamente satisfechas pues las redes de apoyo no logran una ayuda para sus necesidades cotidianas, el Estado está trabajando en esto pero por lo pronto el grupo de apoyo más cercano es y será siempre la familia, sin embargo es crítico el estado de discriminación que las propias familias hacen a sus adultos mayores (UCR, CONAPAM, 2008).

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Propuesta de intervención

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Propuesta

A continuación se describe una propuesta de intervención para una persona

que presente malestar por sufrir soledad, basada en lo estudiado en la revisión de artículos.

Lo primero que se debe realizar en este caso es una entrevista a la persona

donde ella cuente cómo se siente, conocer sus indicadores de soledad (vive solo, saber si hay viudez, pérdida de empleo, de amigos, aislamiento, rechazo, saber si vivía con su familia o no, vive en una casa de ancianos, entre otros). Luego se pueden aplicar escalas para conocer su grado de soledad y cuanto malestar le provoca, para esto se pueden utilizar las escalas estandarizadas Escala de Soledad revisada por la UCLA para conocer cómo percibe su condición y en que nivel se encuentra. Si los grados de soledad son muy elevados se recomienda utilizar una escala para conocer si hay depresión para lo cual se suele utilizar la Escala Inventario de Depresión de Beck II, el cual permitiría conocer la gravedad del asunto e incluso determinar si existen tendencias suicidas o no. También se puede optar por aplicar el Inventario de Seguridad e Inseguridad de Maslow para conocer si existe ansiedad por estar solo o si existen estrategias de afrontamiento para un mejor manejo de la situación.

Una vez establecida esta base se puede comenzar a trabajar, se recomienda

insertar paulatinamente al individuo a grupos de apoyo con los que él o ella se sientan cómodos, por ejemplo personas de la misma cohorte, grupos religiosos, grupos artísticos o deportivos. También se puede poner al sujeto en contacto con su grupo familiar (si lo tiene) y trabajar desde el fortalecimiento del vínculo familiar donde el adulto mayor sea tomado en cuenta en un ambiente de respeto.

Si se ha logrado insertar al sujeto al grupo y este manifiesta cambios, se

recomienda pasar nuevamente las escalas anteriormente mencionadas para tener un control y conocer si su situación de soledad subjetiva y los afectos asociados disminuyen o se mantienen. Lo ideal es que disminuyan hasta que la persona se sienta en una condición de bienestar.

Puede parecer importante realizar una intervención a nivel de salud pública

donde se proponga reducir la soledad en la población adulta mayor, esto porque trabajar a nivel individual puede funcionar para esa persona pero la problemática seguirá allí para muchas que no tienen los medios para acceder a un tratamiento. LA SOLEDAD EN LA ADULTEZ MAYOR

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Para esto se puede tomar en consideración el modelo utilizado en Holanda donde se propone un programa titulado Healthy Ageing, cuenta con cinco componentes básicos de intervención; estos son, una campaña publicitaria en medios de comunicación masiva, reuniones de información para personas adultas mayores interesadas (y sus acompañantes si así lo desean), grupos desde un eje psicosocial con el fin de que sea un curso para personas con problemas de salud mental (como depresión) o enfermedades crónicas (donde puedan compartir), activación social de la intervención comunitaria y por último el entrenar a los intermediarios que trabajan con las personas adultas mayores (cuidadores, voluntarios, enfermeros, entre otros). El objetivo de este programa es reducir la soledad en adultos mayores no institucionalizados (especialmente por limitaciones físicas, pocos ingresos, viudez, problemas de salud mental), también se quiere crear conciencia sobre la existencia de la soledad en la población general y como esta nos puede afectar en la vida de adulto mayor (Honigh, 2013). Algo similar se podría llevar a cabo en Costa Rica, de manera que trate la soledad en las personas adultas mayores pero primero que nada la haga visible ante el resto de la población.

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Conclusiones LA SOLEDAD EN LA ADULTEZ MAYOR

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Conclusiones

Con este trabajo se logra comprender un poco mejor las concepciones de

soledad tanto negativas como positivas que tienen las personas adultas mayores, así como la diferenciación entre soledad objetiva y subjetiva. También se logra relacionar la presencia de soledad con indicadores de depresión, suicidio y deterioro cognitivo especialmente en el área de memoria y aprendizaje. Se logran observar las diferencias y semejanzas de percepciones sobre la soledad en distintos contextos así como la inclusión del panorama de la realidad costarricense donde el adulto mayor y su aislamiento se ve invisibilizado por lo que no se realiza algo para ayudar a que se sientan acompañados y no excluidos por la sociedad.

También se lleva a cabo una propuesta de intervención individual para una

persona que sufra por su soledad de manera que el o la profesional en psicología pueda realizar su trabajo de la forma más eficaz y que brinde le mejor ayuda posible a la persona, así como una propuesta a nivel de salud pública basada en el modelo holandés.

A lo largo del trabajo se logra responder el problema de investigación que

origina el trabajo, sin embargo, no se pueden dejar de lado las limitaciones en las que se nota la falta de investigación de este tema en Costa Rica, por lo que no se puede conocer del todo cual es la percepción que las personas adultas mayores costarricenses tienen sobre la soledad, sería importante a futuro realizar un estudio que cuente con una población representativa a quienes se les aplique la Escala estandarizada de soledad de la UCLA adaptada a Costa Rica para conocer los resultados, además se podrían llevar a cabo entrevistas a profundidad. Sin embargo esto queda libre para llevar a cabo en investigaciones futuras.

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Bibliografía

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