CUENTO DE NAVIDAD: “ VEN A MI CASA”
Era una fresca tarde de primavera, y un jovencito sonriente se asomó por la ventana de su habitación. -¡Buenos Días, Mundo! Gracias, Señor, por permitirme tener este nuevo amanecer.-dijo mientras escuchaba el trinar de las aves mañaneras. -¡Luis! ¡Baja a desayunar rápido o llegarás tarde a la escuela!- Se escuchó desde las escaleras que comunicaban al primer piso. Era su madre. -¡Enseguida bajo!-Dijo el eludido tomando su mochila y dirigiéndose a la planta baja de su morada, y saludando a su familia. -Buenos días a todos. ¿Qué hay de desayunar?- Enunció mientras tomaba asiento junto a su hermana menor.-¿Puedo beber yogurt? -No, hoy hay avena con leche y tienes que tomártela toda o no recibirás regalo para navidadle respondió la pequeña con aire de regaño e inocencia. -¿Enserio?- Dijo mientras tomaba una taza del líquido ya mencionado.-No te creo. No creo que eso sea verdad, pero igual la tomaré toda. - Es verdad. En serio. Eso dijo papá- Expresó fastidiada mientras miraba a su padre. -Emm... puede ser.-Dijo su padre con una expresión que decía que no era verdad.-Así que ya sabes, Luis. Termínate tu avena o no tendrás regalo.-Dijo mientras miraba a su hijo rogándole que le siguiera el juego, mientras su esposa los miraba y sonreía silenciosa. -De acuerdo, de acuerdo. Pero sólo porque no quiero quedarme mirando mientras tú abres tus regalos Dijo mientras sonreía a su padre y hermana.- Bien, ya me voy.- Dijo mientras dejaba su taza en la cocina y se dirigía a salir de casa tomando su mochila.-Nos vemos más tarde.-Dijo y finalmente salió.
Al salir notó que también acababa de salir su vecino Carlos, un compañero de su escuela, él cuál vivía en aquella casa junto a la suya. -¡Hola Carlos, buenos días! ¿Quieres que vayamos juntos a la escuela?- Dijo mientras se le acercaba. -Emm... Hola, buenas. Sí claro, vayamos juntos.-Enunció sonriente. Carlos era un niño sencillo y humilde. A pesar de tener bajos recursos y tener que trabajar para poder vivir, nunca era irresponsable, y siempre cumplía en lo que se comprometía o le encargaban. Y en su salón de clases, era envidiado por muchos. Luis se hizo su amigo un día, a inicios del año, cuando al llegar a su casa se dio cuenta que él entraba a la casa vecina, y fue una coincidencia que ese día quisiera ir llegara un poco más tarde, ya que gracias a eso pudo verle y acercarse a saludarlo a pesar de que nunca antes habían hablado. Fue así, algo espontáneo, pero que se convirtió en una amistad muy importante con el pasar de los meses. Y hoy, habían vuelto a coincidir en la hora de salida de sus casas. -Y... ¿Que crees que haremos hoy en el cole?- le preguntó mientras caminaban. -Lo mismo que ayer... -NADA- Dijeron al mismo tiempo, lo cuál les hizo reír a carcajadas.
Estaban llegando a la escuela, y Carlos decidió dirigirse al quiosco antes de entrar a clases, para lo cuál decidió junto con Luis que èl le esperaría mientras iba a comprar. Carlos se dirigió a la tienda mientras, detrás de Luis, se acercaban algunos de sus compañeros. -¡Oye, tú!- Dijo el que parecía ser el líder de ese pequeño grupo de personas. -¿Qué quieres, Bruno?-Dijo mientras giraba para encontrarse con aquel que le había hablado. -¿Enserio sigues juntándote con ese? Noves que manipula todos a su conveniencia, hasta se ha ganado a los profes.-Dijo notablemente molesto por aquel chico. -No seas envidioso, no sabes lo que el ha hecho para lograr merecerce ese trato especial. Y aunque si lo supieras no creo que podrías hacerlo. -¿De que estás hablando? Lo que yo no puedo creer es que a ese pobre poca cosa se le aprecie más que al resto.
-Creo que tú mismo te acabas de responder. Es esa actitud arrogante la que no te permite compararte con él. ¿Crees que alguien te apreciaría si tienes es actitud? -Ja… Te recomiendo que te alejes de él, o te verán como interesado por su popularidad académica. -No tienes que preocuparte por mí, vete ya. Ya se había ido Bruno, cuando llegó Carlos nuevamente junto a Luis y le preguntó: -¿Ese fue Bruno? ¿Qué quería? -Nada, al parecer no tiene nada mejor que hacer que hablar mal de la gente. -¿Qué sucedió? - Dijo mirándolo con reproche. -Nada, no fue nada. Y ya vámonos o llegaremos tarde a clases.
Ya en el salón de clases, ellos llegaron justo a tiempo ya que detrás de ellos entró su profesor de Literatura. Se sentaron juntos como siempre, y conversaban en los ratos libres que tenían. El resto de las clases pasaron normalmente, incluso después del recreo. Pero claro, en casi todos los salones de último curso, se sentía el ambiente nostálgico por ser el último día de clases., y su salón no era la excepción. Por toda la clase estaban los amigos despidiéndose entre sí, y ellos también se despedían de algunos de sus compañeros. -Y ustedes ¿Por qué no se están despidiendo el uno del otro?- Les preguntaron -Vivimos uno al lado del otro – Respondió Luis. - No son necesarias las despedidas entre nosotros, igual nos volveremos a ver- Dijo Carlos
Sonó el timbre de salida, y por todos lados se veían a los alumnos saliendo en grupos a pasear y algunos a sus casas, entres ellos Carlos y Luis. Estaban caminando en dirección a su cuadra, cuando Luis preguntó. -¿Y? –Dijo mirando a Luis - ¿Qué planes para estas fiestas? -Emm… supongo que trabajaré esos días también. ¿Por qué? -Umm.. Por nada.-Dijo sonriéndole, aunque la verdad estaba pensando en lo triste que sonó al decirlo.
Habían llegado a su cuadra. Luis estaba inquieto, y decidió preguntarle antes despedirse. -Oye, ¿Crees que puedas escaparte de tu trabajo el 24 a las 9 de la noche? -¿El 24? ¿Para qué? -Umm…Pensé que podríamos salir a beber algo o a mirar los escaparates de las tiendas. –Dijo mientras recibía una mirada extrañada- Sólo quiero que te relajes un rato, es Navidad. -Uff…-Suspiró vencido- De acuerdo, pero tu invitas. -Jajaja…okey. Esta bien, acepto. -Entonces…¡Genial! Te iré a ver a tu trabajo. No te olvides. Chau Carlos.- finalizó y avanzó hacia su casa. -Okey. De acuerdo, Chau –Respondió despidiéndose.
24 de Diciembre: Nochebuena. Las luces de la calle, de las tiendas y vitrinas iluminaban la ciudad. Y un par de amigos se encontraban paseando por aquellas avenidas. -Mira aquel árbol. ¿No es inmenso? – dijo Carlos mientras admiraba la altura de un pino decorado para la ocasión. -Sí, ¿Verdad?. Es muy grande, y mira que hermosa estrella.- Le respondió Luis acercándose a su lado -Sí…Fue buena idea haber venido. -Sí, lo sé. Y tú casi te lo pierdes. -Jeje… Sí, es verdad. Que bueno que acepté.-Dijo feliz- No me arrepiento.
Estuvieron caminando un buen rato antes que pasaran cerca de una cafetería, a la cuál decidieron entrar para beber algo. -Y bien, ¿Qué vas a invitar? – Dijo Carlos mientras se sentaban- Recuerda que tu vas a pagar. -Sí, lo sé. Pide la bebida que quieras, yo pediré un té helado. -¿Té? ¿Pero no deberías pedir Chocolate? Por las fiestas. -No, yo tengo calor. Y el chocolate me lo servirán caliente. -Jajá…Sí, tienes razón.-Dijo Carlos mientras ambos reían.
Hicieron sus pedidos y, mientras esperaban, Luis preguntó a Carlos algo que lo había estado inquietando toda la noche. -¿Quieres que después de eso vayamos a tener la cena navideña en mi casa? Y después puedes quedarte hasta mañana. -¿A tu casa?- Preguntó Carlos en respuesta, se notaba que no esperaba escuchar eso- Pero… Tu familia… y ¿Quedarme a dormir allí?...No estoy seguro de… -No te preocupes, Carlos. Yo ya hable con mis padres, y puedes quedarte a dormir en mi habitación. Anda… Acepta. -… Yo… Uff…-Suspiró- De acuerdo…
Estaban caminandoy Carlos se encontraba inquieto. -¿Estás bien? No te pongas tan nervioso. -Pero, es la primera vez que pasaré una Navidad tradicional como esta. -¿En serio? Bueno…Yo quise invitarte porque en este año has sido un gran amigo para mí, y como la Navidad es la mejor época para compartir con familia y amigos, quise que estuvieras conmigo esta Navidad. -¿En serio? Gracias. Tu también fuiste un gran amigo para mí este año.- Dijo mientras sonreían.
Llegaron a la casa y tocaron la puerta. Una señora de rostro amble los recibió. -Luis, Carlos. Bienvenidos, pasen.-Dijo mientras se apartaba de la puerta para permitir el ingresoTomen asiento. -Buenas Noches, Señora. –Dijo Carlos, saludando a la anfitriona- Gracias por invitarme. -No hay de que, querido. Luis fue el de la idea, y yo quedé encantada. En esta casa siempre serás bienvenido, no lo olvides. Eres un buen chico.-Dijo con una sonrisa mientras el menor le correspondía al gesto. -¡Bien! ¡Pasen a sentarse!- Continuó la madre- La cena está servida.
Al observar la mesa quedaron impresionados por la cena que se veía servida en ella. Se veía delicioso platillos y exquisitos postres daban a aquella mesa un aspecto de elegancia y majestuosidad. Antes de comenzar a cenar, realizaron una meditación y una oración para la Navidad, agradeciendo por lo recibido y rogando por lo necesitado. Durante la cena se vivió un momento agradable y cálido, mientras la familia, y Carlos, el cual era como parte de la familia también, dialogaban animosamente entre todos. Carlos y Luis se miraron y él le mando una mirada de gratitud y felicidad, a la cuál Luis respondió con una sonrisa.
Carlos nunca olvidaría aquella velada, noche en la cuál, no sólo conoció el calor de un hogar, de un momento especial; sino también, sobre el Milaro del nacimiento de Jesús, nuestro Señor,que vino a este mundo a morir para lipiarnos de nuestros pecados; al cuál el aceptó en su vida, esa noche, encantado por las maravillas que había hecho; lo aceptó como su Dios y Salvador. Esa fue sin duda la mejor noche de su vida, y la más especial. Fue, sin duda, una Navidad.
¡FELIZ NAVIDAD!