Benemérita Escuela Normal “Manuel Ávila Camacho” Licenciatura en educación preescolar Quinto semestre Curso: Trabajo docente e innovación Docente: Beatriz Hernández Sánchez Alumna: Diana Guadalupe Sánchez Rodríguez
Análisis de mi práctica El siguiente escrito
se realiza para el curso de “trabajo docente e
innovación”, con la finalidad de hacer un análisis de mi práctica, el cual abarca desde lo que fue parte de mis primeros acercamientos a lo que son las practicas, de forma breve, hasta las actuales y así poder identificar lo que y como he avanzado, además de poder analizar de forma más precisa mis fallos, cómo mejorarlos y para que mejorarlos. Debo decir, que en este escrito, a diferencia de otros que he realizado se relatarán aspectos que serán para favorecerme a mí como docente, ya que es de suma importancia que como practicantes y futuros docentes realicemos un análisis de nuestra práctica, para así superarnos y ser más competentes, y no sólo ver por el bien de nosotros, sino de los alumnos, ya que si nuestra práctica, es sólo de entretención y no moviliza los saberes de los alumnos, fracasamos como docentes. Tenemos que hacer a los alumnos competentes, tal y como nos lo plantea el Plan de estudios 2011. Para dar comienzo a mi escrito daré una breve descripción del lugar en el que se llevó a cabo mi segunda jornada de prácticas; el jardín que me fue asignado lleva por nombre “Miguel Auza” ubicado en la colonia “La minera”, es de organización completa, con 10 grupos, el contexto es urbano, los alumnos que asisten a este jardín son de colonias conflictivas, el cual algunos padres tienen
problemas entre ellos, y esto se ve reflejado en el comportamiento de los alumnos. Se me asignó el grupo de 1”B” el cual cuenta con 22 alumnos, de los cuales 16 son niñas y 6 niños, es un grupo muy autónomo y tranquilo, o al menos con la docente titular lo fueron, puedo decir que cuando se me dijo que me había tocado el grupo de primer año, me preocupé, ya que inmediatamente relacioné “primero” con “desorden, gritos, lloriqueo, etc” pero sorpresa me llevé cuando en mis días de observación los alumnos eran muy tranquilos, indicación que decía la maestra, ellos lo hacían de forma correcta, la maestra salía del salón porque tenía que ir por hojas o con la directora y los alumnos no se salían del salón y no hacían desorden. Estaba completamente sorprendida y a lo cual pensé, “en esta jornada de prácticas no batallaré al momento de dar clases”, pero no fue así, todo cambió durante mi primera semana de práctica: desde el primer día los alumnos se descontrolaron, no ponían atención, se levantaban de sus lugares, etc. Y aquí empecé a preguntarme, ¿Qué es lo que me falla?, ¿qué es lo que estoy haciendo mal? Y ¿cómo puedo mejorarlo?. Pero antes de contestar estas preguntas, daré una explicación de cómo fue mi práctica docente o en que me basé para cada una de las decisiones y actividades que puse en práctica. Como base realicé un diagnostico que me permitiera conocer el nivel cognitivo de los que serían mis alumnos, que tipo de aprendizaje era de cada alumno (visual, auditivo, quinestésico, etc.), las necesidades de los alumnos, que tipo de actividades les gustaban más, entre otros aspectos. Posteriormente diseñé la propuesta de acuerdo a las necesidades de los alumnos y a lo que yo había aprendido durante los cursos de la BENMAC, cabe señalar que para realizar las actividades de aprendizaje tuve el apoyo de la maestra Rosa María Cabrera (docente de la BENMAC) y de la maestra titular María Cecilia
Aguilera
(docente del jardín de niños “Miguel Auza”), estas actividades fueron enfocadas a los campos de expresión y apreciación artística, y pensamiento matemático,
procuré que las actividades no fueran de entretención, que cada una de las actividades movilizaran los saberes de los alumnos, que le permitieran entrar en conflicto para que así tuvieran un aprendizaje significativo y que fueran aprendizajes para la vida, que les sirvieran en su contexto. Las actividades fueron basadas en las competencias del PEP,
durante la
primer semana de práctica puedo decir que las actividades estuvieron muy complejas, ya que como mencioné anteriormente, con el diagnostico me di cuenta que eran alumnos capaces de realizar ciertas actividades, pero no, estaba en un error, con este problema, me dediqué a conocer mejor a los alumnos, y durante la siguientes semanas, las actividades fueron más acorde al nivel cognitivo de los alumnos, así que la respuesta de ellos a mis actividades, fueron satisfactorias, los materiales que utilicé fueron materiales llamativos para los alumnos, materiales económicos y que fácilmente podrían encontrar en sus casas. El ambiente de aprendizaje que se desarrolló dentro del aula, desde mi punto de vista y a la evaluación que me realizó la docente titular, fue optimo, ya que la organización de las mesas y sillas estaban en forma de “U” en unas ocasiones, en otra, se realizaba un circulo, la organización dependió de la actividad, pero siempre teniendo en cuenta que según la forma de organizar, le permitiera a la docente poder dar las consignas e información de modo que todos escucharan y sobre todo que le permitiera la comunicación entre los mismos alumnos; y con la practicante. Siempre tenía la puerta y ventanas abiertas, para que entrara toda la luz posible, duda que tenían los alumnos trataba de resolverla (no del todo, procuraba que entre ellos se contestaran las preguntas que tenían). Procuré que existiera una buena relación alumno- maestro, los apoyaba y les decía que podían hacer todo lo que se propusieran (algunos niños no querían trabajar porque “no podían” realizar las actividades.
Aunque bueno, no puedo decir que todo fue perfecto, ya que hasta el mínimo detalle puede derrumbar nuestra práctica. Párrafos más arriba mencioné que durante la primer semana algunas de las actividades estuvieron complejas, pero, tuve un error más grave, el cual fue dar las consignas (enunciados que expresan una orden específica que el alumno deberá realizar), este es el problema que considero más grave y que ocasionó que mi práctica no fuera del todo buena. Mi primer acercamiento a lo que son las consignas, lo tuve en el primer semestre, lo relaciono con el tema de la transposición didáctica, ya que nos dice que “es la transformación del saber científico al saber didáctico, en el cual yo tomo la consigna como ese punto medio para la transformación” Y siendo sincera, creí que las consignas era un tema fácil, que eran muy fáciles de dar a niños de preescolar, y al leer artículos de este tema, hacen mención que las consignas son más difíciles de dar a un nivel superior, pero, desde mi punto de vista es más complejo en la educación básica, siendo más específica en edad preescolar, porque bueno, demandan un trabajo intelectual por parte de los docentes y aquí las consignas deben de tener un lenguaje que el alumno comprenda para que el alumno desarrolle de forma correcta la operación mental, tienen que ser lo más específicas posibles, debemos de pensar en la forma de redactarla, en la cantidad de información necesaria para que el alumno pueda resolverlo. Aquí cito a Anijovick y Gonzalez, en que “una buena consigna, debe ser clara y especifica en lo que requiere que el alumno piense y realice, tanto como los procedimientos, recursos y materiales que puede utilizar”. Con lo mencionado y analizando mi práctica puedo decir que fallé en las consignas porque no fueron lo suficientemente claras para el lenguaje de los alumnos, además de que no fui especifica de lo que tenían que hacer, también me doy cuenta que les daba bastante indicaciones, y todo esto, no sólo lo observé yo, sino también la docente titular, fueron las observaciones que me
dio, y no sólo fueron de un día, la mayoría de las veces mi fallo fueron las consignas. Y algo que me pongo a reflexionar, es que no se les da la importancia necesaria a las consignas, porque a lo que he escrito, influyen bastante, porque si no se da de forma adecuada, nuestra practica o la actividad será un fracaso, sólo se confundirán los alumnos y no realizarán la actividades como son, y a pesar que se nos dice que debemos hacer que los alumnos movilicen sus saberes y crear conflicto en su mente, lo haremos, pero no de forma correcta. También el dar una mala consigna, empieza el desorden y los alumnos empiezan a jugar con el material que se les entregue. En mi caso traté de hacer lo mismo que hacía mi maestra titular, porque como mencioné al principio de este escrito, ella sólo daba la consigna y los alumnos se encargaban de todo, de ir por el material, de ir por su lapicera y ya, se sentaban y realizaban su trabajo, sin las necesidad de estar repitiendo una y otra vez lo que tenían
que hacer.
Bien y ahora que se hizo el análisis de lo que es, el cómo influye en nuestra práctica docente, ahora me hago la pregunta, ¿cómo puedo mejorarlas?, para mejorar algo, primero tienes que darte cuenta de tu error, el cual ya se cuál es, “no son claras ni específicas para los alumnos”, durante mis siguientes prácticas seguiré teniendo problemas con las consignas, lo sé, más sin embargo, ya hay avances, la docente titular me dio consejos que me podrán ayudar a las siguientes prácticas, consejos que ciertamente, ya los vimos durante algunos cursos en donde leímos parte del Programa de estudios 2011 Guía para la educadora, lo cual se me hace que es importante citar textualmente lo que viene acerca de las consignas: “Antes de dirigirse a los niños es necesario que el docente tenga claro lo que solicitará o preguntará, propiciando la reflexión, las instrucciones o preguntas deben ser sencillas y concisas, y el docente debe confirmar si fueron comprendidas. Por ejemplo, puede solicitar a algún niño que le explique a sus
compañeros lo que se les ha solicitado, ya que las preguntas planteadas en forma general, por ejemplo “entendieron?, no son de gran utilidad”. Las acciones mencionadas arriba, las utilicé, pero ahí es donde me di cuenta que no daba de forma correcta las consignas. Tengo que escribir la consigna, aprendérmela para no cambiarla cada vez que tengo que repetirla; otra propuesta que yo misma me doy es que un día antes, a un niño le diga la consigna y preguntarle qué es lo que tendría que hacer, para así observar y cerciorarme que la consigna tiene el lenguaje apropiado a los alumnos, que debo de agregarle o que debo de omitir. Otro punto importante que aquí debo mencionar, es que si no se dice la consigna clara, no tendré la herramienta necesaria para realizar la evaluación, porque si no tengo en claro que es lo que iban a hacer los niños, no tendré claro que es lo que tengo que evaluar. Le di énfasis a las consignas porque es mi mayor problema, y tenía que comprenderlo, lo mejor que se pudiera. Y después de haber realizado todo este análisis no me queda más que hacer mención de mis fortalezas y debilidades, las cuales son: Fortalezas: •
Como el desarrollar una buena relación alumno- maestro, ya que mis alumnos se acercan a contarme sus problemas, gustos, lo que hacen con su familia, etc.
•
Los alumnos confían en mi
•
Durante mis prácticas pude conseguir que los alumnos que no trabajaron, trabajaran sin tener que obligarlos.
•
Soy responsable y puntual.
•
Las planeaciones las realizo de acuerdo al PEP.
•
El material que utilicé fue económico.
•
Las actividades van mejorando, ya que al evaluar, me doy cuenta que los alumnos estaban aprendiendo.
•
La organización del aula fue la adecuada.
Y hablando de mis debilidades, puedo decir •
Mi tono de voz en algunas ocasiones fue el adecuado (es muy bajo)
•
Me falta confianza en mí misma.
•
Y el más importante y que hace que toda mi práctica falle es que tengo dificultades al decir las consignas.
Y bueno, existen docentes y practicantes que no les interesa el mejorar su práctica, pero ¿Por qué no hacerlo?, ¿por qué conformarse?, no podemos decir que, “los niños se la pasaron callados, eso quiere decir que mi práctica fue buena”, “los alumnos realizaron las actividades, si aprendieron, entonces la práctica estuvo bien”, no, la práctica no saldrá bien, tendrá sus puntos buenos y también malos, y no podemos conformarnos, tenemos que analizar e identificar que fue lo que falló, para crecer como docentes, ser más competentes, tener una actualización continua y desarrollo profesional permanente para que así al mejorar nuestra practica podemos hacer a los alumnos más autónomos, críticos, analíticos, reflexivos, bilingües, tal y como nos dice el acuerdo 592 y lo que se demanda del perfil de egreso de los alumnos. Y con respecto a mis problemas que tengo, desde mi punto de vista es cuestión de práctica, ya que ahorita me da “miedo” de que pueda gritarles a los alumnos, aún soy muy tímida dentro del aula, así que esta también es la consecuencia de mi tono de voz baja; con respecto a la mejora de mi práctica es seguir como hasta ahora, investigar, analizar, intentar las cosas, innovar, tropezar y caer, sacudirme y volverme a levantar. Voy avanzando, a mi ritmo, pero de escalón a escalón se llega a la cima. Bibliografía: -
Transposición didáctica de Yves Chevallard
-
Perfil de egreso de los alumnos de preescolar.
-
Anijovick R y González – Evaluar para aprender.
-
Programa de estudios 2011 Guía para la educadora Pág. 168