2alicia en el pais de las maravillas

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BENEMÉRITA ESCUELA NORMAL MANUEL ÁVILA CAMACHO

LICENCIATURA EN EDUCACIÓN PREESCOLAR

QUINTO SEMESTRE

ASIGNATURA: LITERATURA INFANTIL Y CREACIÓN LITERARIA

MAESTRA: AGUEDA RAMÍREZ VALERIO

ALUMNOS: RAFAEL ALEJANDRO ZAVALA CARRILLO. GIOVANNA SINEAD SÁNCHEZ INDA. DIANA GUADALUPE SÁNCHEZ RODRIGUEZ.

1 DE NOVIEMBRE DE 2015


Capítulo I: El descenso por la madriguera Alicia se empezaba a cansar de estar sentada con su hermana a la orilla del río, sin tener nada que hacer; Únicamente había visto algunas páginas del libro que su hermana estaba leyendo, pero no tenía dibujos ni letras << ¿Y de qué sirve un libro sin letras ni dibujos?>> le preguntó a su hermana. Alicia cerró los ojos unos momentos para pensar qué hacer para no aburrirse, minutos después saltó hacía a un lado de ella un conejo blanco que hizo que abriera los ojos de forma rápida. El conejo estaba vestido con una chaqueta y un chaleco. El cual siempre, y en voz alta, decía <<Dios mío, Dios mío. Voy a llegar tarde>>. Pero cuando el conejo se sacó un reloj de bolsillo del chaleco, lo miró y echó a correr, Alicia se levantó de repente, <<Pero yo nunca había visto un conejo vestido con chaleco, ni con reloj>>, dijo. Y sin pensarlo, fue a perseguir al conejo. Llegó justo a tiempo para ver cómo se metía a un agujero que estaba escondido detrás de una piedra. Alicia entró a ese agujero pero de repente cayó hacia abajo por un pozo; y mientras caía recordaba a su gato, y cosas que aprendió en su escuela. Además se puso a pensar, y decía en voz alta <<A lo mejor caigo del otro lado de la tierra. ¡Qué divertido sería salir donde vive otra gente!>>. Cuando de pronto, ¡Cataplum!, fue a dar sobre un montón de almohadas, y plumas. La caída había terminado. Al levantarse vio un pequeño camino, y alcanzó a ver al Conejo Blanco que se alejaba a toda prisa. Sin pensarlo, Alicia lo fue a perseguir nuevamente, y mientras lo hacía escuchaba: <<Por mis orejas y bigotes, qué tarde se me está haciendo!>> Instantes después, lo perdió de vista nuevamente. En ese camino encontró un cuarto al que decidió entrar. Había puertas alrededor, pero todas estaban cerradas con llave. Encontró una mesita que tenía una llave de oro. Alicia pensó que se podría abrir una puerta con esa llave; pero oh sorpresa, la llave era muy chica, o las cerraduras de las puertas eran muy grandes. Alicia siguió buscando alguna puerta, y descubrió una cortina que no había visto antes, y detrás había una puertecita. Probó la llave en la puerta, y miraba con alegría como se abría la puerta. Encontró que daba a un pequeño pasadizo. Se puso de rodillas, y del otro lado del camino, vio el jardín más maravilloso que puedas imaginar. Pero ni siquiera podría pasar alguna parte de su cuerpo. Por lo que decidió volver a la mesa, con la esperanza de encontrar sobre ella otra llave. Esta vez encontró en la mesa una botellita (<<que desde luego no estaba aquí antes>>, dijo Alicia) y en el tapón de la botella había un papel con la palabra <<BÉBEME>>. Al principio Alicia dudaba, pero después se atrevió a probar el líquido. De inmediato, comenzó a encogerse. <<Que felicidad, ahora si podré entrar a la pequeña puerta>>, dijo Alicia. Pero, ¡pobre Alicia!, cuando llegó a la puerta, se encontró con que había olvidado la


llave, y cuando volvió a la mesa para recogerla, descubrió que no le era posible recogerla pues era muy pequeña! Poco después, su mirada se dirigió a una cajita de cristal que había debajo de la mesa. La abrió y encontró dentro un diminuto pastel, que tenía una papel que decía <<CÓMEME>>. Le dio una pequeña mordida, pero su tamaño siguió igual.

Capítulo II: En un mar de lágrimas <<Ahora me estoy estirando como la torre más grande que haya existido>>, gritó. Justo en ese momento, su cabeza chocó con el techo del cuarto. Tomó rápidamente la llave de oro y corrió hacia la puerta del jardín. ¡Pobre Alicia!; entrar en él era ahora más difícil que nunca. Se sentó en el suelo y volvió a llorar. Con sus lágrimas formó un enorme charco a su alrededor. Al poco rato oyó un ruidito a lo lejos, y se secó rápidamente los ojos para ver quién llegaba. Era el Conejo Blanco, pero ahora traía un par de guantes en una mano y un gran abanico en la otra. Alicia se sentía tan triste que estaba dispuesta a pedir socorro a cualquiera. Así pues, cuando Conejo estuvo cerca de ella, empezó a decirle en voz baja: <<Por favor…señor…>>. El conejo se asustó al escucharla, y dejó caer los guantes y el abanico, y escapó de inmediato. Alicia recogió el abanico y los guantes. Y mientras pensaba lo que le había sucedido desde que se metió al agujero se echaba aire con el abanico. Se dio cuenta que se hacía pequeña, y de forma rápida pensó que la causa de eso era el abanico que tenía en la mano, y lo soltó a toda prisa, justo a tiempo para no llegar a desaparecer. Se fue corriendo hacia la puerta. Pero, ¡ay!, la puertecita volvía a estar cerrada y la llave seguía sobre la mesa. Pero pasó lo que no había pensado, resbaló de un pie, y un segundo más tarde, estaba en el charco de lágrimas.<<Ojalá no hubiera llorado tanto, nunca saldré de aquí>>, gritó Alicia. Minutos después, escuchó que alguien nadaba al otro lado de donde se encontraba ella; nadó hacia allí para ver quién era, y descubrió que era un ratón. Alicia intentó hablar con el pequeño ratón, pero lo asustó debido a que le comenzó a hablar de los gatos y de los perros. El Ratón se alejaba de ella nadando con todas sus fuerzas. Alicia lo llamó dulcemente mientras nadaba tras él: <<¡Ratoncito querido! ¡Vuelve atrás, y no hablaremos más de gatos ni de perros, pues no te gustan!>>. Cuando el Ratón oyó estas palabras, dio media vuelta y nadó lentamente hacia ella. Ya era hora de salir de ese lugar, pues el charco se iba llenando de pájaros y animales que habían caído: había un pato, un loro, un águila, y un canario. Así pues, Alicia es seguida por estas criaturas al otro lado de la puerta. Capítulo III: Una carrera en comité y un cuento largo


Alicia y los animales consiguen llegar a tierra firme. Lo primero que se hizo allí fue discutir el modo de secarse. El ratón, que parecía tener el respeto de los demás, les gritó: <<Sentados todos y escúchenme! ¡Les aseguro que se secarán rápido! >>. En donde lo único que hizo fue contarles una historia, que no les quitó lo mojado a nadie. De inmediato, el canario organizó una carrera. Alicia, y los animales, tenían duda de la carrera. Al ver las caras de ellos, el Dodo exclamo: <<Bueno, la mejor manera de entenderlo es hacerlo>>. Primero trazó una pista para la carrera, más o menos de forma cuadrada, y después todo el grupo se fue colocando a lo largo de la pista. No hubo una señal de salida. Sin embargo, cuando llevaban corriendo más o menos media hora, y volvían a estar ya seco, el canario grito: <<¡La carrera ha terminado!>>. El canario, al ver que todos los participantes le preguntan sobre el ganador. Antes de responderles, se quedó pensando, y minutos más tarde les dice que todos son ganadores. Además les señala que Alicia es la que entregará los premios a cada uno. Al escuchar esto, Alicia no sabía qué hacer, y se metió desesperada una mano en el bolsillo, y encontró una caja de dulces, y los repartió como premio. <<Pero ella también debe tener un premio>>, dijo el ratón. También el canario estaba de acuerdo con el ratón, y le preguntó a Alicia:<<¿Qué más tienes en el bolsillo? Ella le respondió que únicamente tenía un dedal. Al decirle esto, le pidió que se lo diera. Y entonces todos la rodearon, mientras el canario le ofrecía el dedal con las palabras:<<Te rogamos que aceptes este elegante dedal>>. Al recibirlo, todos aplaudieron con alegría. Por fin, y al terminarse los dulces, se sentaron en círculo, y pidieron al Ratón que les contara otra historia. <<Me prometiste contarme tu vida, ¿te acuerdas?>>, dijo Alicia. Pero Alicia hace enojar al Ratón, el cual se retira del lugar sin terminar, ya que Alicia no lo estaba escuchando. Pero también hizo que los demás animales se espantaran, y se fueran del lugar, al hablar de su gata. Y la pobre Alicia se echó a llorar de nuevo, porque se sentía muy sola y muy deprimida. Al poco rato, volvió a oír un ruidito de pisadas a lo lejos.

Capítulo IV: La casa del Conejo Blanco Al haberse quedado nuevamente sola, Alicia ve pasar nuevamente al conejo blanco. El animal está buscando su abanico desesperadamente , y al ver a Alicia, la confunde con su criada Mary Ann, y le exige que vaya a buscar el abanico a su casa. Alicia obedece y finge ser Mary Ann, para no entrar en discusiones; y llega a una casa en cuya puerta dice "C. BLANCO"


Al llegar hasta un pequeño dormitorio, muy ordenado, con una mesa junto a la ventana, y sobre la mesa un abanico y dos o tres pares de guantes. Tomó el abanico y un par de guantes, y, estaba a punto de salir de la habitación, cuando su mirada se dirigió a una botellita que estaba al lado del espejo; esta vez Alicia bebe por curiosidad, ya que todas las bebidas de ese mundo le han provocado cosas sorprendentes. El tamaño de Alicia aumenta hasta hacerla quedar atorada dentro de la habitación. ¡Y vaya si la hizo crecer! ¡Mucho más aprisa de lo que imaginaba! Minutos después, oyó fuera de la casa, y escuchó. <<¡Mary Ann! ¡Mary Ann!>> decía la voz <<¡Tráeme inmediatamente mis guantes>>. Después Alicia oyó un ruido de pasos por la escalera. Se dio cuenta que era el Conejo que subía en su busca y se puso a temblar. El conejo había llegado a la puerta, e intentó abrirla, pero no consiguió hacerlo. Alicia oyó que el conejo decía: <<Pues entonces daré la vuelta y entraré por la ventana>>. <<Eso sí que no>> pensó Alicia. Y, después de esperar hasta que creyó oír al Conejo justo debajo de la ventana, abrió de repente la mano para atrapar lo que estuviera a su alcance. No encontró nada, pero oyó un grito entrecortado. El conejo se espanto y pidió ayuda, sin saber que el brazo pertenece a una niña gigante, y la multitud que se reúne afuera comienza a proponer varias soluciones para retirar al brazo, y llega a proponer que se prenda fuego a la casa. Minutos después, la multitud comienza a arrojar panecillos. <<Si como uno de estos panecillos>>, pensó, <<seguro que cambiará mi estatura>>. Alicia come algunos y disminuyó de tamaño. En cuanto fue lo bastante pequeña para pasar por la puerta, corrió fuera de la casa, y se encontró con un grupo numeroso de animales y pájaros que la esperaban. Pero Alicia echó a correr con todas sus fuerzas, y pronto se encontró a salvo en un bosque mágico. <<Lo primero que ahora tengo que hacer>> dijo Alicia, mientras caminaba por el bosque <<es crecer hasta volver a recuperar mi estatura. Y lo segundo es encontrar la manera de entrar en aquel precioso jardín>>. Alicia miró a su alrededor hacia las flores y hojas de hierba, pero no vio nada que tuviera aspecto de ser comida o bebida. En ese lugar crecía un gran hongo. Se puso de puntillas, y miró por encima, y sus ojos encontraron de inmediato a una gran oruga azul.

Capítulo V: Consejos de una oruga. << ¿Quién eres tú?>> dijo la oruga con voz adormilada, <<no sé quien soy señora, lo sabia esta mañana, pero he cambiado varias veces desde entonces>> respondió Alicia. La oruga no entendía nada de lo que le decía Alicia, ni aun


cuando Alicia trataba de explicarle tantas veces << ¿Quién eres tú?>> volvió a preguntarle la oruga con desprecio. Alicia molesta le dijo a la oruga con severidad <<Me parece que es usted quien debería decirme quién es>>, << ¿Por qué? >> dijo la oruga. Cómo Alicia no sabía que responderle y cómo la oruga tenía un comportamiento de lo mas antipático dio media vuelta para marcharse pero a sus espaldas escucho la voz de la oruga <<Espera, tengo algo importante que decirte! >> Parecía que la oruga de verdad quería decirle algo importante, así que Alicia se regreso, <<vigila ese mal genio>> sentencio la oruga, <<Eso es todo lo que querías decirme>> contesto Alicia aun mas enojada, <<No>> dijo la oruga. Alicia decidió que sería mejor esperar, ya que no tenía otra cosa que hacer, y ver si la oruga le decía por fin algo que mereciera la pena. La oruga se quedo en silencio, hasta que por fin dijo <<Así que tú crees haber cambiado ¿no?>>, <<Me parece que si señora, no me acuerdo de cosas que antes sabía muy bien>> dijo Alicia. La oruga le ordeno a Alicia que recitara el poema “Ha envejecido, padre Guillermo” y Alicia así lo hizo cuando de repente interrumpió la oruga <<Eso no está bien>>, << No, me temo que no está del todo bien, algunas palabras tal vez me han salido revueltas>>. << ¿Qué tamaño te gustaría tener>> le pregunto la oruga a Alicia, ella quería crecer un poco más, siete centímetros era una estatura insignificante, la oruga muy enfadada le contesto <<Es una estatura perfecta, ya te acostumbraras>> siete centímetros era lo que media la oruga, <<Ojala estas criaturas no se ofendieran tan fácilmente>> pensó Alicia. La oruga se bajo del hongo y se deslizo por la hierba << Un lado te hará crecer, y el otro lado te hará disminuir>> decía la oruga mientras se marchaba, <<Un lado ¿De qué? Y el otro lado ¿De qué?>> pensó Alicia, << ¡Del hongo!>> contesto la oruga como si la hubiera oído. Alicia tomo el hongo y le dio una mordida al del lado derecho, pero ella se hizo muy pequeña su cabeza estaba casi pegado a los pies, de inmediato dio otra mordida del otro lado del hongo y comenzó a crecer, pero solo creció su cuello, Alicia tenía las manos muy pequeñas así que no podía llevárselas a la boca, decidió llevar su cabeza hasta las manos, dándose cuenta que su cuello era muy flexible, en eso iba pasando una paloma quien grito <<¡Serpiente!>> Molesta Alicia le contesto que ella no era una serpiente, la paloma y Alicia discutieron por un largo tiempo, la paloma estaba decidida que ella era una serpiente, conto la historia de cómo ha luchado toda su vida para acabar con las serpientes ya que estas se han comido los huevos que empolla y Alicia contestaba que ella no era una serpiente, si no que era una niñita, la paloma no hacía caso de nada de lo que decía Alicia,


entonces Alicia recordó que tenía en sus manos el hongo, mordisqueo uno y luego el otro, hasta que consiguió su estatura normal. Ella mientras caminaba, iba pensando en que debía llegar a aquel jardín precioso, cuando de pronto se encontró en el bosque una casita de poco más de un metro, entonces pensó que no podía presentarse así <<sea quien viva allí se asustaran>> Alicia mordió el hongo, se hizo pequeña, de unos 20 centímetros. Capítulo VI: Cerdo y pimienta. Antes de que Alicia se decidiera a aproximarse a la casita, surgió del bosque quien parecía ser un criado que tenía cabeza de pez. El criado llamó a la puerta y apareció un segundo criado, con cabeza de rana. Alicia escuchó que el criado Pez traía una invitación para la Duquesa, dueña de la casa, de parte de la Reina de Corazones, para jugar al croquet. El criado pez se marcho, el criado rana estaba el afuera de la casa mirando el cielo, Alicia se acerco y toco la puerta, el criado rana explico <<No servirá de nada que toques y esto por dos razones, primero porque yo estoy del mismo lado de la puerta que tu, y segundo porque están armando tal ruido dentro de la casa que no te escuchan>>, << ¿Entonces qué hago?>> pregunto Alicia al criado quien seguía mirando al cielo, lo que le pareció a Alicia grosero, <<Haz lo que quieras yo seguiré sentado aquí hasta mañana, o hasta pasado mañana quizás, estaré sentado aquí días y días>> contesto el criado rana. De la casa arrojaron un plato pasándole por la cabeza al criado rana, este sin percatarse seguía diciendo lo mismo, después comenzó a silbar, a Alicia le pareció que no serviría de nada hablar con el así que decidió entrar a la casa. La Duquesa estaba sosteniendo a un bebé junto a su cocinera, quien preparaba una sopa que, a juzgar por el ambiente, tenía demasiada pimienta, había tanta pimienta en el aire que Alicia empezó a estornudar, Duquesa y el bebé también estornudaban, menos la cocinera y un gato que tenía una sonrisa de oreja a oreja. << ¿Por favor, podría usted decirme por qué sonríe ese gato de esa manera?>> dijo Alicia tímidamente, <<Es un gato de Cheshire>> respondió Duquesa, el bebé empezó a llorar, duquesa le dio al bebé a Alicia para que lo arrullara un poco, y aprovechó para desaparecer diciendo que debía asistir al juego de croquet de la Reina. Cuando Alicia intentó mecer al bebé, que se movía incansablemente, éste comenzó a transformarse en un cerdo. Alicia salió de la casa y puso al cerdo en libertad. La niña continúa su camino por el bosque, donde reencuentra al Gato de Cheshire trepado en una rama de un árbol, le parecía que tenia buen humor, pero había que tratarlo con respeto ya que tenia uñas largas y muchísimos dientes, <<Minino de


Cheshire ¿podrías decirme por favor, qué camino seguir para salir de aquí?>> le pregunto Alicia, <<Por aquel camino está el Sombrerero y por aquel otro la Liebre de Marzo, ambos están locos>> contesta el gato señalando el camino. Alicia le dice que no quiere ir con alguien loco, a lo que el gato le contesta que aquí todos están locos, incluso ella << ¿Dónde está el bebe?>> le pregunta el gato a Alicia, <<Se ha convertido en cerdito>> dijo Alicia, <<Sabia que terminaría así>> contesto el gato desapareciendo de repente. Alicia decidió ir con la liebre de Marzo que al cabo sombrereros ya conocía muchos, de repente volvió a aparecer el gato sonriente << ¿Dijiste que se ha convertido en cerdito o cardito?>> pregunto el gato, <<Dije cerdito y deja de esta apareciendo y desapareciendo tan de golpe, me da mareo>> contesto Alicia, <<De acuerdo>> dijo el gato desapareciendo despacito, primero la punta de la cola y terminando por la sonrisa que permaneció allí cuando el resto del gato ya había desaparecido.

Capítulo VII: Una merienda de locos. Cuando llego a la casa observo que había una mesita debajo de un árbol, ahí estaba la liebre y el sombrerero tomando el té, en medio de ellos había un lirón que dormía profundamente y los otros dos lo hacían servir de almohada, apoyando los codos sobre él. Se acerco Alicia dispuesta a sentarse con ellos pues la mesa era muy grande y no entendía por qué estaban ellos apretujados en una de las orillas de la mesa. <<¡No hay espacio!<< le dijo la liebre a Alicia y sin hacerle caso Alicia se sentó en un sillón, <<Necesitas un buen corte de pelo>> dijo el sombrerero a Alicia, ella se molesto y le contesto que dejara de hacer observaciones tan personales. Después el sombrero le dijo una adivinanza, pero Alicia no sabía responderla, <<¿Qué día del mes es hoy>> le pregunto el sombrerero a Alicia, sacándose su reloj del bolsillo estrujándolo y llevándoselo al oído, Alicia reflexiono y dijo que era cuatro <<Dos días de error>> dijo el sombrerero. La liebre comento que lo había arreglado con mantequilla de la mejor, después tomo el reloj que traía el sombrerero y lo sumergió en su taza de té. A Alicia le pareció raro que un reloj digiera el día del mes en vez de la hora. El sombrerero le pregunto a Alicia si ya tenía la solución a la adivinanza, pero Alicia no sabía, así que se dio por vencida y les pregunto cuál era la respuesta, pero la libre ni el sombrero la sabían, Alicia fastidiada les dijo que dejaran perder el tiempo con adivinanzas que no tenían solución. Pero entonces el sombrerero le conto la historia que paso en un concierto de la reina de corazones en donde el canto, pero la reina indignada dijo <<Vaya forma de matar el tiempo, que le corten


la cabeza>>, <<Desde entonces el tiempo no hace nada por mí. Piensa que le quise matar, ahora siempre son las seis de la tarde>> dijo el sombrerero, entonces Alicia entendió porque siempre la liebre y el conejo estaban en el servicio de té, pues las seis de la tarde era la hora del té y como no hay tiempo de lavar las tazas solo se recorren por la mesa, en eso la liebre interrumpió ya que le aburría esa conversación y propuso que el lirón contara un cuento. Mientras el lirón contaba el cuento se propicio una discusión ya que Alicia no paraba de interrumpir el cuento ya que se le hacía de lo más extraño, se enfado tanto que mejor se marcho de esa merienda y cuando iba caminando se encontró un árbol con una puerta pequeña, tomo un trozo de hongo y le dio un mordisco para que se hiciera pequeña y poder caber en esa puerta, cuando entro se dio cuenta que había llegado a aquel jardín que le había parecido precioso.

Capítulo VIII: El croquet de la reina. En la entrada del jardín, Alicia encuentra a tres jardineros pintando un rosal blanco con pintura roja, pues se habían equivocado al plantarlos, debían arreglarlo antes de que la reina descubriera el error. La reina de corazones y su cortejo pasaron por allí. La reina, al descubrir que los jardineros se habían equivocado, ordena que le corten la cabeza. Para evitarlo, Alicia esconde a las cartas, su ejército para salir del aprieto, hacen creer a la reina que ya cumplieron con la sentencia. La reina ordena entonces que vayan hacia donde se jugará al croquet, e invitan a Alicia a participar en el juego. Alicia los acompaña y percibe que a su lado va el Conejo Blanco, quien estaba aterrado por la imponente presencia de la reina. El Conejo casi no habla en el trayecto, únicamente lo suficiente para informar a Alicia que la Duquesa había sido hecha prisionera por llegar tarde al juego. Una vez en el campo, Alicia ve que el juego era muy raro en vez de pelotas, se usaban erizos, y en vez de bates, flamencos. Tampoco había arcos, pero en su lugar los naipes se colocaban en cuatro patas para marcar el curso del juego. Todo el mundo jugaba sin ningún orden, discutiendo continuamente; los erizos escapaban cuando podían, y la Reina de Corazones ordenaba que le cortaran la cabeza a todo el que se le ocurría hacerlo. En medio del caos, apareció en el aire la cabeza del Gato de Cheshire, y Alicia se sintió aliviada de poder conversar con alguien conocido. Alicia le conto que aquí nadie juega de forma correcta y todos hacen trampas, después le conto que la reina no le caía nada bien sin darse cuenta que el rey estaba detrás de ella <<¿Con quién hablas?>> dijo el rey, <<Con el gato de Cheshire>> contesto Alicia. Al rey no le agradaba la apariencia del gato, pero aun así le dijo que si quería podía besar su mano, el gato sonriente se negó, a lo que al rey le pareció muy


grosero y mando llamar a la reina para que le cortaran la cabeza, la reina llego y sin pensarlo ordeno que le cortaran la cabeza, pero todos empezaron a discutir pues si no tenia cuerpo no podían cortarle la cabeza, la reina enfureció y amenazo con cortarle a todos la cabeza si no solucionaban el problema, todos se asustaron pero Alicia propuso hablar con la Duquesa ya que ella conocía bien a su gato y sabría qué hacer con él, la reina ordeno a Alicia hablar con la Duquesa y cuando Alicia se marcho, el gato sin mas desapareció.


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