“El más terrible de todos los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza muerta”. García Lorca
Sin duda este pensamiento refleja la esperanza perdida de aquellos jóvenes en los que su forma de vida está marcada por el sufrimiento.
Hablar de depresión es hacer referencia a un tipo de sentimiento que provoca nostalgia, tristeza, decepción y por ende la pérdida o interés de todo aquello a lo que se le denomina VIVIR. La depresión es un problema del estado de ánimo de las personas, que se describe como un sentimiento de tristeza. Se presenta la pérdida de interés o placer en casi todas las actividades. Este trastorno afecta, los hábitos alimenticios, ciclos de sueño y autoestima, entre otros. Un trastorno depresivo no es lo mismo que un decaimiento pasajero. La depresión “se prolonga por un extenso periodo de tiempo, afectando el orden de la vida cotidiana y relaciones sociales; tanto es así que es la segunda enfermedad mental más incapacitante en cuanto al grado de discapacidad y el gasto social que origina. Su origen no depende de la debilidad, fragilidad o carácter de una persona, es una enfermedad equiparable a otra patología crónica como la diabetes, aunque factores como el estrés y ansiedad constante pueden influir en su aparición. Como consecuencias de padecerla se encuentra que quienes la sufren tienen un 8% de mayor riesgo de muerte por suicidio. (Depresión en la infancia y adolescencia. pdf. s.f)
El episodio depresivo se acompaña por lo general de deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo. En algunos sujetos con episodios leves, la actividad puede parecer normal, pero esté implica un esfuerzo muy importante.
Cualquier persona puede sufrir depresión, sin importar edad, grupo étnico o clase social; sin embargo, diversos estudios han demostrado que las mujeres son más susceptibles a desarrollar un trastorno depresivo. En un estudio realizado por el Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH, por sus siglas en inglés) a niños y adolescentes de 6 a 17 años, se encontró, que más del 6 % de ellos, habían padecido algún trastorno depresivo en los últimos 6 meses. Asimismo, otros estudios afirman que arriba del 15 % de los niños y adolescentes poseen algún síntoma o síntomas de un trastorno depresivo mayor, y que el 3 % de los adolescentes presenta distimia (depresión leve). Antes de la pubertad tanto niños como niñas tienen la misma probabilidad de presentar distimia. Sin embargo, después de los 14 años, el trastorno depresivo es dos veces más común en las niñas, esto debido quizás a los cambios hormonales que se presentan durante este periodo. (Depresión en la infancia y adolescencia. pdf. s.f)
La depresión, al igual que otras enfermedades, puede manifestarse de diferentes formas, caracterizándose por variaciones en el número de síntomas, severidad y persistencia de los mismos, teniendo como característica una alteración del estado de ánimo, clasificándose en tres tipos: trastorno depresivo mayor (depresión mayor), distimia o depresión leve y trastorno bipolar (trastorno maniaco-depresivo).
Es así que la adolescencia es una etapa del desarrollo que se caracteriza por una gran variedad de cambios biológicos, psicológicos y sociales. -Dada la magnitud de tales cambios y la todavía escasa experiencia vital de los adolescentes, muchos eventos vitales pueden adquirir un carácter estresante y tener diversos efectos psicológicos. -Sin embargo, la acumulación de eventos estresantes y la dificultad para afrontarlos adecuadamente no sólo se manifestaría en problemas emocionales o conductuales, sino que también puede afectar la salud física del adolescente, dentro del rango de problemas menores de salud más comunes en esta etapa de desarrollo. -A diferencia de lo que ocurre respecto a los problemas de salud mental, el conocimiento que se tiene acerca de los efectos del estrés sobre la salud física del adolescente es aun escaso. La adolescencia ha sido un periodo relativa mente descuidado en la investigación sobre salud, tal vez debido a que las tasas de morbilidad y mortalidad son muy bajas en comparación con otras etapas de desarrollo. Sin embargo, la adolescencia sería un período fundamental con respecto a la salud, puesto que la forma en que se lleva a cabo la transición de la niñez a la adolescencia y a la adultez joven tendría importantes implicaciones para el desarrollo de las conductas de salud y el inicio de diversos problemas de salud que pueden afectar al individuo a través del resto de la vida. (Williams, Holmbeck & Greenley, 2002).
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