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TRIBUNA LIBRE
GIANCARLO PERALTA
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Izquierdas: salvo la corrupción, todo es ilusión
¿POR QUÉ RECLAMAN EL ADELANTO DE LAS ELECCIONES?
En el Perú los líderes económicos son muy diestros para generar riqueza. Lamentablemente, en la mayoría de los casos, son poco prestos a abrir sus horizontes como para percibir que alguien ha empezado a incendiar un árbol que rápidamente podría extenderse al bosque si no es controlado a tiempo.
Durante los últimos 22 años los hacedores de riqueza se han embelesado y sobrecogido sobre sí mismos. El Perú se convirtió en un ejemplo de crecimiento y orden, aunque el ritmo de expansión de su economía se fue contrayendo paulatinamente. Imaginaron que el denominado piloto automático sería reconocido y aceptado por la ciudadanía; sin embargo, sucedió que la mayor riqueza terminó en manos de actores vinculados a la corrupción más descarnada, que hizo mal uso de los recursos generados por la actividad productiva.
El discurso del crecimiento y del modelo peruano se fue esfumando, dejó de representar una ruta auspiciosa, al menos para un segmento significativo de la población. La imagen de un modelo económico impuesto por el fujimorismo en los noventa se acrecentó y los éxitos en el control de la hiperinflación y la derrota militar del terrorismo se convirtieron en una narrativa distante para las nuevas generaciones de electores.
Todo lo contrario, las izquierdas más radicales, en alianza con los siempre oportunos izquierdistas moderados –quienes también se hacen llamar tecnócratas– decidieron desde las aulas universitarias reescribir la historia. En adelante, los grupos subversivos dejaron de ser los responsables de iniciar una guerra contra el Perú, sino que tergiversaron lo sucedido para afirmar que la violencia de los años ochenta y principios de los noventa se debió al enfrentamiento de dos bandos. Por un lado, los subversivos, encabezados por