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EL CARNAVAL HUANUQUEÑO

Ramirez Mayz JACOBO

Javier Berrospi, alias Shapshico, tuvo a bien regalarme el libro El carnaval huanuqueño, alma de tradición (Editorial San Marcos-2008), cuyo autor es Edmundo Panay Lazo. Posar los ojos en el contenido del libro es adentrarse en ese mundo fiestero que esta ciudad celebra en tiempos de carnavales y, en algunos casos, recordar lugares o a personajes de antaño a quienes hemos conocido o de quienes nos hablaron en algunas reuniones.

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El libro comienza con los carnavales realizados en 1970. Así, descubrimos que el testamento de don Calixto, personaje de ficción representativo de estas fiestas, tiene una estructura que empieza por un bando, título de la fiesta, parte considerativa y resolutiva. Lo que llama mucho la atención son los personajes que forman parte de las décimas o de los versos del testamento. Muchos quizá no lo entiendan, pero para ello es bueno adentrarse en el contexto, lo que Edmundo hace diestramente en su libro.

En ese testamento, podemos encontrar a Cacaraco, apelativo de Pedro Berrospi, hombre de carácter renegado, cuyo nombre los huanuqueños de aquellos tiempos gustaban aplicar a todos los que andaban de mal humor: «Estás igual que Cacaraco». Así como esa referencia, también lo hacían con Pushico, quien era herrero. De modo que, cuando alguien pateaba la pelota wiksho, le decían: «Llévenle donde Pushico para que le enderece a golpes su pierna». Otro personaje del testamento de esa época fue Chachico Rétiz, quien tenía un auto Opel crema que marchaba muy despacio. En cierta oportunidad, Tata Verde caminaba a prisa por una de las calles de nuestra ciudad, y, al pasar Chachico, le invitó a subir a su carro y Tata le contestó: «No, profe, gracias, estoy apurado». También aparece Anchico Fernández, fundador de la Compañía de Bomberos Salvadora Huánuco, el negro Huasay, Simón Bazán, entre otros; y si ustedes quieren saber qué les deja don Calixto en su testamento a cada uno de ellos, les invito a leer el libro.

En los carnavales de 1971 uno de los temas que se trata es sobre el aguardiente, resaltando las palabras de Garcilaso, en su libro Comentarios reales, quien manifiesta que fue en Huánuco donde se instaló la primera destilería o alambique, demostrando así que fue en esta ciudad donde se produjo el primer aguardiente de todo el Perú. Uno de los personajes de este testamento es el Sucho Pedro, quien es apresado en una de sus borracheras y al día siguiente, al salir de la carceleta, el comisario le interroga por sus datos personales y este le contesta así: «Me llamo Pedro

Barrueta, trabajo con don Pedro Repetto, diputado por Huánuco, y vivo en Pedro Barroso». El capitán, dándose cuenta de que se le estaba tomando el pelo, lo encarceló de nuevo. Horas después, llegará la mamá del Sucho Pedro reclamando por su hijo y el capitán le dirá: «Sí, señora; ahí está su Pedrito, pero para que no haya mucho Pedro en sus datos cambie usted de domicilio, a lo que doña Sarita le contestará: «Sí, mi capitán; ahora nos vamos a vivir a Pedro Puelles». En definitiva, leer los versos en donde don Calixto habla de estos personajes y de otros asuntos es sonreír de oreja a oreja con las ocurrencias.

De la misma manera, pueden disfrutar de la historia de los carnavales de 1979, 1980, 1981 y 1985, fiesta que no solo dejaba talco, serpentinas y agua, sino que también historias de las personas que vivían en esta ciudad y que con sus ocurrencias dejaron huellas en la tradición huanuqueña.

Estoy seguro de que el libro de Edmundo Panay Lazo hará vivir momentos inolvidables a todos aquellos huanuqueños que vivieron en esa época y a todos aquellos que quieren amar de verdad a esta ciudad.

Las Pampas, 16 de marzo del 2023

P.D. Javier Berrospi, si tienes más libros con esa temática, recuerda que mis manos están abiertas para recibirlos.

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