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opinión SERVICIO DE JUSTICIA CON CARACTERÍSTICA HUMANA
En un contexto de modernización del servicio de justicia, siempre sus resultados quedarán ligados intrínsecamente como extrínsecamente a la participación directa de la personas que integran la institución, en este caso del Poder Judicial, por cuanto sin el compromiso real, sincero y permanente, dentro y fuera de la misma, todo esfuerzo aislado quedará con el tiempo en solo buenas propuestas, proyectos, iniciativas, en buenas intenciones, y lo que es más triste, que por desinterés y falta de compromiso de los responsables, mecanismos e innovaciones propuestos, queden en el olvido.
Los responsables de dirigir una dependencia judicial deben buscar que todos, - sin excepción -, asuman el compromiso y responsabilidad del servicio de justicia, teniendo en la mente – ligado indisolublemente- que dicho servicio no puede esperar “para un decir mañana”, por cuanto ya es hora de partir con una respuesta efectiva de “un hacer del hoy”, por eso los que aún tienden a dejar para después el cumplir sus funciones, olvidan que con dicha conducta, no solo se daña las esperanzas, expectativas de los justiciables que esperan del resultado de un proceso judicial, sino también con tal inadecuada e displicente acción, a todo un grupo humano que se esfuerza día a día. De ser necesario, se debe buscar una reingeniería en la conducta laboral, de aquellos que buscan siempre justificativos, enmascarados con “recargadas labores”, a veces para tratar de cubrir la desidia en su desempeño funcional.
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Si bien son menos los que no tienen vocación y es evidente que solo están por tener un ingreso económico, es necesario un cambio de actitud, de lo contrario deben ser conscientes y dar un paso al costado y seguir por otro camino que no sea el estar inmerso en esta labor tan delicada, dejando el puesto para quien realmente se comprometa
Jorge Luis Carrillo Rodríguez
con el servicio de justicia. Aplicando y ejecutando las propuestas de cambios de modernidad, así como las directivas planificadas y estructuradas en lo administrativo, que redunden en beneficio del desarrollo, y que se propongan para una justicia, célere, moderna y eficiente, que tenga un servicio cuya característica sea humana, un “servicio de personas para personas”, para tener ya no solo una satisfacción individual, sino que estos cambios, sean vistos y recibidos por la sociedad que legitime a sus Jueces y Juezas.
Estos cambios requieren de un magistrado con virtudes y principios éticos, con vocación de servicio, lo que implica dedicarse a resolver los casos que son de su competencia, sin olvidar que la sociedad y el ámbito jurídico, están en constantes cambios y que los que conllevo y se realizó en una etapa de un Estado contemporáneo, están quedando desactualizados y no acorde con la realidad social y jurídica, no va paralelo con las necesidades del ser, con un ámbito jurisdiccional que ya no termina dentro de nuestro país, sino en el ámbito internacional, donde las figuras constitucionales y jurídicas vienen siendo interpretadas desde otra óptica, por lo que corresponde a los jueces y personal estar a la par con dichos cambios jurídicos.
Se requiere de instituciones y personas que no acaben su función y su responsabilidad dentro de las oficinas de la institución, sino que vayan más allá, que se muestren a la sociedad con principios éticos personales y profesionales, que seamos solidarios con los que claman justicia, pero la justicia no es aislada, la justicia también resulta necesaria ser tratada, desde otras perspectivas sociales, económicas y de oportunidades, por lo que comprende a todos los sectores de la sociedad.
Los esfuerzos de los que están relaciona- dos con el servicio de justicia, pasan necesariamente, por la permanente capacitación en temas constitucionales y jurídicos, a fin de ser analizados e interpretados exhaustivamente. Estamos convencidos que el eficiente funcionamiento del sistema de justicia en nuestro país se vincula con el nivel formativo adecuado que se tenga, ya que no sólo se ejerce las funciones dentro de la Constitución y Legalidad, sino también respetando principios y valores, pues somos responsables, muchas veces, de decidir el destino de las personas con nuestras resoluciones. “Ser Magistrado es un proceso de perfeccionamiento permanente, porque nunca se es suficientemente bueno o perfecto para el desempeño de una función”.
Si todos los que integramos una institución, nos comprometemos con los cambios, en la aplicación de mecanismos de modernidad y buenas prácticas, con decisiones reales, estudiadas y analizadas, que coadyuven al mejoramiento del servicio de justicia, lograremos consolidar la buena imagen que se viene formando en nuestra sociedad huanuqueña y a nivel nacional.
Quizás, en ese camino, estaremos expuestos a ser criticados injustamente por un sector de la sociedad e incluso por nuestros propios colegas; sin embargo, nuestro escudo y fortaleza será la esperanza de lograr consolidar una institución, que debe contar con personas idóneas, con ética y virtudes, que actúen con imparcialidad e independencia, que busquen sobre todo una Justicia oportuna, con un servicio con característica Humana.
1 Juez Superior Titular, Magister y Doctor en Derecho, Catedrático en Maestría de la UDH