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Una guerra absurda
El primer aniversario de la guerra desatada por la brutal invasión rusa a Ucrania ha generado propuestas y llamados a negociar una paz que por ahora luce esquiva, debido a que no hubo un resultado militar decisivo y a que ninguna de las partes está dispuesta a cruzar las "líneas rojas" de sus objetivos. Todo indica que el conflicto se prolongará, afectando negativamente a la política y la economía internacional y postergando problemas acuciantes para los países en desarrollo como Argentina.
En estos días hubo iniciativas diplomáticas importantes. Naciones Unidas aprobó una resolución, respaldada por Argentina, que condena la agresión de Moscú, pide la retirada de las tropas rusas, el fin de los ataques en suelo ucraniano y un proceso de negociación entre las partes. Además, el texto reafirma "la soberanía, la independencia, la unidad y la integridad territorial de Ucrania". China presentó una "hoja de ruta" en la que pide negociaciones inmediatas y advierte que las armas nucleares "no deben usarse nunca". Reconoce la soberanía e integridad territorial de Ucrania y pide proteger a la población civil, pero también rechaza el avance de Ucrania hacia la OTAN.
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El presidente Vladimir Putin rechazó ambas propuestas: desea el reconocimiento de la anexión de las provincias de Donetsk y Lugansk, además de la ruta terrestre a Crimea. Condición inaceptable para su par Volodimir Zelenski, que las considera parte indivisible de Ucrania. El conflicto se transformó en una desgastante "guerra de posiciones" a lo largo de casi 1.500 kilómetros en un eje norte-sur, con periódicos avances y retrocesos. Ucrania logró repeler el ataque inicial ruso e incluso ha recuperado un 40% del territorio ocupado, pero a un enorme costo militar y humano. Rusia, que esperaba una victoria fácil y se ha empantanado en varios frentes, respondió enviando masivamente tropas y atacando infraestructuras y áreas civiles.
El balance del año estremece: 180.000 soldados rusos, así como 100.000 militares ucranianos, murieron en combate. Entre 30.000 y 40.000 civiles perecieron en bom- bardeos o fuego cruzado. Se han denunciado 65.000 crímenes de guerra. Casi 8 millones de personas huyeron de Ucrania y hay 5 millones de desplazados internos. Los daños económicos son billonarios. editorial@diariocastellanos.net
La invasión rusa, flagrante violación al derecho internacional, debilitó las instituciones globales, aceleró las tensiones geopolíticas y la consolidación de bloques de influencia alrededor de las potencias, agravando disputas regionales. La amenaza de una guerra mundial que incluya el uso de armas nucleares se transformó en una posibilidad cercana.
Las sanciones a Rusia y sus respuestas debilitaron aún más la globalización económica , trastornaron el mapa comercial y los precios de tres productos básicos: los alimentos, el combustible y la energía. El impacto negativo ha sido mayor en los países en desarrollo que en la próspera Europa. En un marco de guerra prolongada y rivalidad entre las potencias, problemas urgentes de países en desarrollo como la crisis de deuda, las consecuencias del cambio climático y la desaceleración de la economía tras la pandemia pasan a segundo plano.
El destacado filósofo alemán Jürgen Habermas alertó en un ensayo reciente contra la escalada ilimitada del conflicto. Si bien admitió que Occidente "no solo está legitimada para apoyar a Ucrania" y ayudarla con armas, logística y asistencia civil "en su valiente lucha contra un ataque contrario al derecho internacional" que amenaza su existencia soberana, se debería rechazar a los halcones que pretenden una guerra sin límite. No es lo mismo buscar que Ucrania "no pierda" la guerra que buscar una "victoria total" sobre Rusia, estrategia de consecuencias impredecibles.
Presionar para iniciar negociaciones y buscar un compromiso que no otorgue a Rusia ganancias territoriales previas a la guerra y compense a Ucrania por el daño, pero al mismo tiempo le permita a Moscú "salvar la cara" en su herido orgullo nacional, parece ser la cuadratura del círculo, pero a eso debieran dedicar sus esfuerzos la comunidad internacional y la Argentina.
Por:AlcidesCastagno. Revisamos su historia, sin banderas ni batallas,perosehizonecesarioenuntiempo de pantallas ardientes. Hablamos de HoracioVirgilioScándalo.Desdeantesde quenacieraelCineBelgrano,desdeelacta N° 1, Horacio fue una presencia comprometida.
Nació en Galisteo. Hijo de Andrés Scándolo, que así era el apellido, un humildecapatazenlaestanciadeMántaras; lo anotaron en Humberto I como Horacio Scandalo,sintilde,aunquesiempreusósu apellido como Scándalo, y así anotó a sus hijos; su madre, Lucía Baratto, fue una ruda campesina que acompañó las tareas de su esposo y murió a los 104 años. Horacio fue a la escuela de Ataliva hasta que se creó la de Galisteo, donde terminó la primaria; vino a Rafaela para cursar la secundaria en la Escuela de Comercio.EntablóamistadconEmilioGrande, lo que le facilitó su ingreso comoSecretario del Concejo Municipal, aun sin una afiliación política manifiesta; lo cierto es que, al producirse el fallecimiento de Eva Perón,tantoHoraciocomoGrandesenegaron a usar el brazalete de luto obligatorio, lo que les significó estar detenidos por un breve tiempo.
Para todo público
En los años '50, la Acción Católica publicaba, a modo de orientación, una calificación de las películas que se exhibían: paratodopúblico,paramayores,conreservas, desaconsejables o malas. El párroco José Marozzi, a fin de que la población no sea sorprendida por películas que llamen a confusión y para favorecer la concurrenciafamiliaralcine,propusocrearunasala dondesóloseexhibanpelículasaptaspara todo público. Así comenzó el proceso de creación del Cine Teatro Belgrano, para cuyacoordinaciónejecutivafueconvocado HoracioScándalo.Fueuntemanuevopara él, pero, acostumbrado a luchar para progresar, se abocó al estudio de diseño de sala, acústica y equipamiento necesario. Mientras se levantaba el edificio, podía vérselocircularporlosespacios,observando cada paso, imaginando un futuro de excelenciaparaRafaelaensurelacióncon el arte cinematográfico, que en algún momento tendría cuatro salas: Avenida, Colón, Chaplin y Belgrano.
Mientras su vida evolucionaba hacia espacios de formación cultural, formó su familia casándose con Cándida Isabel Fornari, que decidió así acompañarlo en una vida llena de alternativas no siempre gratas.Tuvieroncuatrohijos:Raquel,Jorge, Marta y José.
Llegó aquella noche en que todos quisieronverelnuevocine.Horacioibayvenía, con traje riguroso, peinada firme, cigarrillo infaltable, manos para estrechar, satisfacción compartida. Sentía ese lugar como propio y en buena medida lo fue siempre. Había butacas para 1.243 espectadores;el5defebrerode1957seocuparon todas. Mientras, en la cabina de proyección, que olía a nueva, esperaban para la exhibición de "Tres Monedas en la Fuente", hubo discursos, gestos, emoción colectiva. Sobrevino un tiempo de gracia para loscines,enqueseproyectabanhastatres funciones los fines de semana, matiné, familiar y noche, con dos películas cada una y el clásico "Sucesos Argentinos". En los altos del Belgrano, los hermanos Pasamonte trabajaban un pequeño bar, para los intervalos, complementando el espacio para golosinas en la planta baja, frente a la boletería que atendían las hermanas Oprandi. Nunca se le escuchó a Horacio una palabra que suene más fuerte que su significado. Cuando las circunstancias lo exigían, convocaba a todos sus hijos para colaborarenlaboletería,enlataquilla,en ordenarlas"colas"queseformabanhasta ocupar la vereda, colaborar con el acomodadoreinclusoadvertiralosquemanipulaban el celofán de los caramelos en lo mejor de las funciones. Se recuerda que, para la función matiné, que comenzaba a las 14:00 hs, el público empezaba a llegar a las 13:00 hs y frecuentemente la "cola" de espera doblaba por Santa Fe y Güemes y llegaba hasta Güemes y San Martín.
Heridas
El esplendor del principio sintió la primeraherida:latelevisión;sunovedaddio por tierra a alguna que otra sala de la ciudad. El primer signo fue cuando se transmitía un partido de fútbol en vivo; ese día el cine quedaba vacío. Horacio sintió el golpe y redobló esfuerzos; con su sueldo pagaba la cuenta de la luz, con su comisiónporlaventadegolosinascolaboraba para el pago del personal de limpieza, operadores, boleteros y lo que hiciera falta. La alegría con que volvía a casa tiempo atrás ya era más esporádica. Faltaba todavía el golpe de gracia: el advenimiento de los videocasetes, la exhibición ilegal en lugares privados, la televisión por cable y sus opciones. Scándalo no encontrabalafórmulaparacontrarrestar la fuerza novedosa del "cine en casa". Muchasvecesnocobrabasusueldo;otras, usaba una parte para mantener lo básico de la sala, mientras se acumulaban las deudas por impuestos y servicios.
En tren de hallar una salida a las nuevas tecnologías, ideó -planos incluidos-lasectorizacióndelasalaentrespara diversificar las proyecciones, lo que no llegó a considerarse. "En casa -dice José, el hijo menor- mamá hacía lo que podía conelescasoeinseguroingreso;eraalternarpolentayfideos.Loshermanosayudábamos en todo lo posible y poco a poco nos íbamosindependizando,perosindejarde ayudar en lo que papá necesitara. Nos inculcó siempre la cultura del esfuerzo: el quequeríaalgodebíaganárselo.Eramuy cariñoso, aun en los momentos más difíciles".
Comosifueradelamismacarnequeel CineBelgrano,HoracioVirgilioScándalo fue viendo caer su vida, abrumada por los pesaresyeltabaco.Unodesusdoloresfue el abandono de una dirigencia que lo consideró sólo un empleado prescindible a la hora de omitir su remuneración y su asistencia,cuandolasaludlofueabandonando.NofuesuficienteelabrazodeGutman olafidelidaddeEsterOprandiolacalidez envolvente de su Cándida Isabel y sus hijos; tenía 62 años cuando la vida lo dejó en la memoria de un cine que, sin él, se quedó sin alma.