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Cambia, todo cambia
Por: Alcides Castagno a las Fuerzas Armadas a destinos en los que no debiera intervenir, en contextos para los que no están capacitados y en donde el sentido de sus funciones es poco claro", sentenció.
Resulta evidente que los anuncios son sólo para mostrar que "se está haciendo algo" pero que no existe un plan articulado entre instancias federales, provinciales y municipales para combatir la criminalidad organizada. Tampoco una colaboración entre los tres poderes del Estado para generar herramientas legales, judiciales y ejecutivas coordinadas, sino más bien una transferencia de culpas y responsabilidades, mientras la violencia la padecen a diario los ciudadanos de pie. Amontonar fuerzas policiales sin un plan de acción para abordar el problema en todas sus fases, a escala nacional, servirá sólo para una calma momentánea en Rosario y probablemente para desplazar el delito a regiones vecinas.
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Basta revisar la experiencias de México en este siglo y la de Brasil en el último gobierno de Lula con el "copamiento" en las favelas de Río en 2010 para darse cuenta que militarizar la lucha antidrogas tuvo nulos efectos en frenar el tráfico y, por el contrario, dejó secuelas en muertes y violaciones a los derechos humanos entre la población a la que se pretendía proteger editorial@diariocastellanos.net
Mientras el país siga sin contar con una inteligencia criminal eficaz y una agencia federal que centralice la lucha antidrogas; no se controlen las pistas clandestinas y las principales vías de ingreso y transporte de drogas; los criminales presos puedan planificar tráfico, extorsiones y balaceras desde los penales federales; no se aborden las rutas del dinero, el lavado ni sus vínculos con las campañas electorales y la política; se demore por interés partidario la designación de jueces y fiscales y la implementación del sistema acusatorio; se subestime el narcomenudeo y no se aborde el consumo de sustancias problemáticas desde la salud, las medidas quedarán apenas como un recurso electoralista de corto plazo, que nada incide sobre los problemas reales de los argentinos.
"Cambia lo superficial / cambia también lo profundo / cambia el modo de pensar / cambia todo en este mundo. / Cambia el clima con los años / cambia el pastor su rebaño / y así como todo cambia / que yo cambie no es extraño". Con estos términos y muchos más expresaba el autor, Julio Numhauser, el panorama universal, tanto antropológico como geológico.Anteestadinámicaenconstanteaceleración,nuestropropiosentido de la vida experimenta una peligrosa oscilación, que nos marea y que no llegamos a asimilar. Veamos algunos hechos, que no tienen mucha relación entre sí, pero ya todo nos involucra.
Caso Rosario: se pidió la intervención del ejército. Uno tiene la imagen de pelotones, armamento, rigor, órdenes, vehículos blindados, ¿qué vemos? Soldados con herramientas; enfrente, delincuentes con poderoso armamento. Una fuerza, en suma, ubicada en el peor lugar en el peor momento. Todo tiene una explicación, claro, estamos habituados que se nos explique lo inexplicable y que se nos retiren los axiomas.
Los vecinos saben adónde viven y qué hacen los delincuentes, mientras la fuerza pública no puede actuar sin intervención de la Justicia, que a su vez no interviene porque no tiene denuncias, que no existen porque hay miedo. Si éste no es un círculo vicioso, es por lo menos una expresión cabal de una sociedad encerrada en sí misma, que no puede ser liberada porque quienes deben actuar están infectados de corrupción. El poder judicial parece estar acorralado entre lo urgente y lo importante, con una legislación que tiene baches, que parece proteger al que delinque y que tiene a sus legisladores en campaña, echándose culpas mutuamente de lo que todos sabemos.
La formación de milicias popularesinformalesyatienealgunasmuestras, en las que los vecinos atacan a los ladrones y los apalean antes de entregarlos a la Policía, porque sospechan que el fenómeno de la "puerta giratoria" sigue vigente. Los adolescentes que desde muy chicos han vivido alimentados por la violencia y criados a palos, saben que tienen poco que perder; en cambio, los que se defienden de sus ataques, por preservar sus propiedades y familias, saben que la justicia caerá sobre ellos. Todo cambia; antes, el vigilante de la esquina inspiraba respeto.
Acción y reacción: por si fuera poco, aparece en escena el fenómeno ecuatoriano llamado Nayib Bukele. Ante la realidad de las pandillas Maras que aterrorizaban a su país, Bukele decidió aplicar la ley física "toda acción genera una reacción por el mismo valor en el sentido inverso".
La reacción de Bukele fue ignorar ciertas estructuras jurídicas para lograr su objetivo. Además, permitió la difusión de imágenes de alto impacto que movilizaron a las organizaciones de derechos humanos. Es difícil opinar sobre un naufragio desde la costa, de modo que no puede emitirse un juicio a distancia sin todos los elementos en mano, pero sí puede entenderse el hartazgo de la población ecuatoriana. Por los pagos argentinos han surgido unos cuantos llamados a implantar la "doctrina Bukele". No se aplicará, pero es indudable la relación de la gente entre Ecuador y Rosario. "Algo hay que hacer más allá de los discursos", se dice con razón; mientras se piensa, ya están los marginales en nuevos escondites planeando acciones antiguas con nuevos métodos.
Si bien en la semana que pasó se aprobaron proyectos del Gobernador sobre el código procesal penal, no parece suficiente si no hay una acción concreta para incomunicar a los que ordenan y desarmar a los que obedecen. Tenemos derecho a pensarenqueexistenobstáculosyobstaculizadores que impiden atacar las raíces del mal, a lo que se agrega la inmediata liberación de detenidos porque los "soldaditos" son menores no punibles. Se supone que los sectores oficialistas, que disponen de las fuerzas con uniforme, tienen claro quién es el amigo y quién el enemigo; aunque mucho ha cambiado en el mundo, puede servirles el mandato de Perón, cuando afirmó: "Al amigo, todo; al enemigo, ni justicia".
Ius ubique dicendi
El latinazo precedente sirve para definir el derecho de hablar en cualquier parte. En los últimos días, se dio intervención a la Justicia para dirimir diferencias entre ambientalistas y productores sobre la aplicación de fitosanitarios en cercanías del ejido urbano. Mucho se había hablado en todas partes; técnicos y activistas se multiplicaron para expresar sus opiniones, lo que lleva por lo menos un año desde su comienzo. Lo que no supieron acordar, con argumentos y fundamentaciones, finalmente terminó en el estrado judicial, ante un Juez que no tiene la obligación de conocer el tema en profundidad, por lo cual escuchó y leyó lo que le pareció suficiente, para fallar en favor de una protección ambiental que, según algunas opiniones calificadas, no corrían riesgo alguno, a poco que se realice un control adecuado. Será justicia y no habrá apelación. Ahora tendrán que alistar sistemas métricos para vigilar la distancia de 50, 100 o 200 metros.
Con el antecedente de los fitosanitarios, aparece el debate sobre la instalación de un crematorio, algo que años atrás no se hubiera planteado. ¿Se volverá a debatir en sede judicial? ¿El oficialismo jugará de local, como dice la jerga futbolera? ¿La oposición intentará la contra? Acaso se aplicará la teoría del hecho consumado, porque el crematorio ya está. Al margen de cuestiones semánticas, todo cambia y debe hacerse camino al andar, que es otra manera de decir jurisprudencia. Los ciudadanosesperamosquelagentese entienda, como locales o como visitantes, pero que las decisiones se tomen ahora, aunque parecen lejanas en un año electoral. Es preciso que acierten en los hechos, porque de palabras y de echar culpas a los demás ya nos saturaron. "Cambia lo superficial, cambia también lo profundo, cambia el modo de pensar, cambia todo en este mundo". ¿Todo cambia?
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