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Argentina sufrió un duro golpecontraFinlandia
Argentina consumó ayer un nuevo fracaso en la Copa Davis al caer derrotado en la ciudad de Espoo ante el local Finlandia por 3-1 en la serie válidaporlosQualifiers2023.
En un golpe duro, ya que no participará de las Finales y quedará afuera del radar de los mejores países del mundo del tenis al menos por este año.
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En ese contexto, el equipo capitaneado por el ex tenista Guillermo "Mago" Coria perdió tres de los cuatro puntos que jugó con una formación que incluyó a dos debutantes, Pedro Cachín y Facundo Bagnis, esto debido a las ausencias por decisión propia de Diego Schwartzman, 28 del mundo,ySebastiánBáez(47).
Además,tampocoquisosumarse a la expedición a FinlandiaelmarplatenseHoracio Zeballos, 13 del planeta en doblesyrecientesemifinalista en el abierto de Australia, lo que completó un cóctel de bajas que no pudieron ser ma- quilladas pese a la entrega y actitudqueexhibieronloscinco tenistas que compitieron en Espoo.
Es decir que la debacle en la Davis comenzó a edificarse cuando se supo de esas bajas, aunque se concretó con las tres derrotasenlarápidasuperficie de carpeta que instalaron los finlandesesenelestadio"Espoo Metro Arena", ubicado a 20 minutos de Helsinki y que lució colmado en su capacidad de 8.000 espectadores.
El escenario para Argentina será rearmarse para su próxima misión, el Repechaje de septiembre próximo, para no descender de categoría y mantenerseenelGrupoMundial, ante un rival que se conocerá el jueves que viene. Seguramente el "Mago" Coria deberá conversar cuando regrese a Buenos Aires con las autoridades de la AAT, que extrañamente no acompañaron la delegación a Finlandia en un dato que no parece menor. (Télam) ron 3-0 ante Islas Británicas entre el 8 y el 10 de agosto de 1900. A partir de ese momento fue creciendo hasta convertirse en un acontecimiento anual absolutamente atrapante por ser aún más extraordinario que el mismo Wimbledon.
La organización de la Copa corrió históricamente por cuenta de la Federación Internacional de Tenis (ITF), y es su nave insigne. El circuito ATP, con premios y puntos establecidos, un ranking que regula accesos y torneoscategorizadosadecuadamente, no ha podido ir más allá del orden y la pulcritud de lo racionalparaaccederalamagia de lo clásico. Una metáfora para entenderlo: un torneo ATP vendría a ser Las Vegas y la Copa Davis, Nueva York.
La Davis era una competencia dura, muchas veces injusta y tremendamente complicada. Por eso mismo gustaba tanto. Y los tenistas ansiaban ganarla al punto que, en muchos casos, se convertía en una obsesión para ellos. Como nos ocurrió a nosotros hasta ese inolvidable triunfo de 2016. Porque en ella no basta solo con ser bueno para el tenis. Se puede contar con dos tenistas Top 10 y tener que jugar en India, con calor terrible, pasto rapidísimo y público bullicioso. O en Canadá, con temperaturas de congelador y un piso dignodecanchadehockeysobre hielo.OenSudamérica,conbolas "pinchadas" cuando se juega a 2.600 metros de altitud. Se trataba de una verdadera guerra deportiva. Nada estuvo nunca garantizadodeantemano,ygracias a eso hay tantas historias para contar.
El torneo, en su formato histórico, tenía un componente que ningún otro certamen posee: la regla de público partidario. El fanático ha sido protagonista como en ninguna otra disciplina. Todo eso, que para algunos es lindo, mágico e inigualable, sehaperdidoduranteestosúltimos años.
Pero hay otra cosa que, en mi criterio, es la más importante. LaCopaDavisanteriorponíaen competencia pareja a todos los países.Noexistedeportealguno que goce de un certamen tan democrático como el de la vieja ensaladera. Hay países en los que no hay torneos de tenis medianamenteimportantes,entonces la mayoría de los seguidores de este deporte no tienen posibilidadesdeveraesostenistasque los deslumbran por televisión. La Davis les daba esa chance. En nuestro país, por ejemplo, disfrutamos de tener muchas series como local, a varios de los mejores tenistas jugando aquí por su país, incluso números uno del mundo, y hasta la mági- ca chance de vivir una final como ocurrió en Mar del Plata 2008. La ITF cedió todo esto por plata.Ynoesprecisamentelade la ensaladera.
Lo hizo tentado por Gerard Piqué, el ex futbolista que, cuatro años atrás, aún en actividad y como presidente del Grupo Kosmos, los convenció con dinero de modificar el emblemático formato. "La Copa Davis es el proyecto de mi vida", declaró en septiembre de 2019, antes de la primera edición del compacto y novedosotorneoque,asemejado aunMundialdefútbol,reuniría a los mejores equipos en apenas una semana de competencia en una sede única. El defensor ya habíalogrado,enagostode2018, ganarlavotaciónenelsenodela ITFconel71,43porcientodelos votosdelasfederaciones.Incluida la Argentina. Kosmos pagaría nada menos que tres mil millones de dólares durante las siguientes 25 temporadas para iniciar un nuevo ciclo histórico.
La versión inaugural, en la
Caja Mágica de Madrid, configuró el puntapié inicial. Nunca funcionó. Sin embargo, en noviembre pasado y tras la consagración de Canadá en las FinalesdeMálaga,elpresidentedela ITF David Haggerty, ladero sustancial de Piqué para pergeñar la mutación, aseguró que nada cambiaría. Pero Kosmos Tennis hizo mal los cálculos y la Davis generó menos dinero que el esperado, por lo que resultó imposible para la empresa de Piqué cumplir con la garantía anual cercana a los 40 millones de euros, exigida por la ITF, el órgano que al cabo decidió romper el vínculo.
Este año se disputará como estabaprevisto,peroresultauna incógnita conocer qué pasará en 2024. Por lo pronto, el final del mayor error de la historia del tenis ha quedado consumado. Si se vuelve a la idea original de Dwight Filley Davis, este descansará un poco más tranquilo. Y los amantes del tenis recuperaremos la felicidad.