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TURISMO
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RECORRIENDO NUESTRO PAÍS
San Bernardo, ciudad del sol y la familia Paseamos por la Costa Atlántica argentina, y nos detenemos en esta popular localidad del Partido de la Costa. Encantadoras playas, espacios verdes, actividades deportivas y recreativas, y una gran movida nocturna, son sus principales atractivos… Ubicada sobre el litoral marítimo bonaerense, la ciudad de San Bernardo se encuentra a 325 kilómetros de Buenos Aires, dentro del Partido de la Costa. También es conocida como "La Perla de la Costa" por ser la localidad con mayor movimiento comercial turístico del partido. Hermanada con la vecina Mar de Ajó al estar unidas por la misma Avenida Costanera, presenta playas angostas donde miles de familias y jóvenes se dan cita para disfrutar el sol del verano argentino. El clima es del tipo templado agradable, con una temperatura media anual de 22ºC con máximas de 33ºC durante el mes más cálido. El centro urbano, que durante los últimos años ha experimentado un continuo crecimiento, está compuesto por pintorescas construcciones rodeadas de antiguos árboles. La calle peatonal Juan Carlos Chiozza es un paso obligado antes o después de una jornada de playa, porque alberga múltiples
comercios, bares, restaurantes, cines y teatros para todos los gustos en sus más de 14 cuadras. Otros espacios de interés que congrega a los visitantes son la Plaza Don Bosco, convertida en uno de los paseos más lindos de la ciudad cuenta con una frondosa arboleda de más de 50 años y un sector de juegos construidos en madera; y la Plaza de la Familia, sede de numerosos espectáculos circenses y exposiciones artesanales. Además, cuenta con más espacios verdes como: Plaza del Bosque, también conocida como "Plaza Pedro Goyena" o "Plaza San Martín"; Plaza Arnaldo B. Dávila Velacho, aquí se encuentra la cruz que simboliza el sitio de fundación de San Bernardo; Plaza de Los Maestros; y Plaza San Carlos. Sobre la costa de San Bernardo, los deportes náuticos y las actividades playeras como beach voley, campeonatos de tejo, jet ski o windsurf son practicadas por grandes y chicos. Pueden visitarse también el Ob-
Postal de la ciudad de San Bernardo.
servatorio de la Costa, donde es posible contemplar otros planetas, galaxias y constelaciones, y el Museo de la Fundación, con objetos relacionados al desarrollo de la ciudad. Tanto en la playa como en el muelle puede contratarse una salida de pesca embarcada. Es una actividad muy relajante durante la cual se pueden obtener interesantes presas como besugos, palometas, corvinas, meros, lenguados o abadejos. La vida nocturna es muy activa, sobre la Avenida San Bernardo, la principal, se extienden diversos pubs, boliches, teatros y bingos que reciben al visitante con distintas propuestas para todas las eda-
des. Relajante, emocionante y entretenida, esta famosa ciudad balnea-
ria constituye un destino turístico (Continúa en pág. 3)
La vida nocturna gira en torno a la Avenida San Bernardo.
Mapa de la Costa atlántica argentina.
Playa de San Bernardo.
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(Viene de pág. 2) de excelencia para todos los gustos.
Un poco de historia… Un grupo de emprendedores, encabezado por Don Juan Carlos Chiozza, compró hacia fines de 1942 una fracción de campo de 191 hectáreas correspondiente a la "Estancia San Bernardo", propiedad de la familia Duhau, con la intención de construir allí una tranquila villa veraniega que atrajera familias con niños hasta sus costas. Este proyecto fue aprobado en abril de 1943. A la hora de elegir el nombre del paraje, se barajó una gran lista, para finalmente recaer en el antiguo seudónimo del establecimiento ganadero que le diera origen. El primer lote fue vendido a un turista mendocino en marzo de 1944 cuando los trabajos en la zona todavía eran incipientes. En enero de 1946, Don Francisco Monaldi adquiere tres lotes, y edifica el chalet "Ranchito Pompeyano", la primera construcción de San Bernardo.
Un paseo por el Partido de la Costa… Vale la pena visitar las localidades cercanas a San Bernardo, entre ellas se destacan: Costa Azul; Lucila del Mar; San Clemente del Tuyú; Santa Teresita; Costa del Este, conocida como "la playa del mi-
llón de pinos"; Aguas Verdes, se destaca aquí el histórico Castillo Duhau, una de las primeras edificaciones alzadas en el distrito; Mar de Ajó; Las Toninas, en sus médanos se puede practicar sandboard; Mar del Tuyú; Nueva Atlantis; Costa Chica; Costa Esmeralda; y Pinar del Sol; entre otras pequeñas localidades balnearias. San Clemente del Tuyú, es la primera ciudad de los diez balnearios que conforman los 96 kilómetros del Partido de la Costa y posee las playas más anchas. Se encuentra aquí el famoso parque Mundo Marino, el oceanario más grande de América del Sur que atrae a muchos turistas. Además, se puede visitar: el muelle de pescadores, El Faro San Antonio, Termas marinas, Bahía de Samborombón, Jardín de los inmigrantes, Capilla de Itatí y el Puerto. Una vez por año se realiza el "Encuentro Provincial de Payadores". Mar de Ajó, también conocida como "La capital de la Corvina Rubia", ofrece tranquilas y extensas playas plagadas por almejas y otros mariscos. Una atracción turística poco usual es el "cementerio de barcos". Hacia el sur de la ciudad comienza la zona de Punta Médanos, donde se puede realizar turismo aventura, alquiler de bicicletas, motos, cuatriciclos y realizar paseos a caballo. En su avenida central se puede observar el monumento "El Libertador y el Mar" (10 metros de altura) que es un homenaje al General José de San
Playa de San Clemente del Tuyú.
Martín, y representa el desembarco del General en la Bahía Paracas, Perú. La ciudad cuenta con amplia oferta de bares, restaurantes y comercios, una variedad en hotelería y lugares de diversión, como el casino, bingo, teatro, cines, autódromo y museos. Es uno de los balnearios preferidos por los amantes de la pesca, cuenta con un muelle de más de 270 metros, uno de los más largos del país. Ubicada a la vera del histórico "Jagüel del Medio", una vertiente de agua natural, Santa Teresita es un notable exponente de la tradición costera en el marco de bosques y médanos. Dispone de tres kilómetros de amplias playas. Un paseo infaltable es el recorrido por su barrio residencial, mezcla de modernas construcciones, calles curvas y hermosas arboledas, incorporando además, el Centro Comercial Camino del Jagüel, insertado pintorescamente en la naturaleza. La ciudad cuenta con un distinguido Golf Club, un Campo Hípico y el único Aeródromo del Partido de la Costa. Deportes náuticos, playeros y la apasionante pesca se suman a la propuesta activa convirtiendo a esta ciudad balnearia en una opción ideal para los exigentes. La visita a la fascinante Casa Mural, el inspirado Museo del Automóvil, y la réplica de la Carabela Santa María, son otras de las actividades más clásicas de esta villa veraniega. Por último, destacamos la no tan conocida Costa Esmeralda, el último balneario antes de Pinamar. A diferencia de otras localidades de la provincia no utiliza sólo el mar como principal atractivo turístico. Es un lugar de paisajes vírgenes en donde se destaca la prominencia de sus médanos en la zona denominada "Zona de Altos Médanos", en la cual también hay grandes bosques de pinos. Es un destino ideal para deportistas ya que aquí es posible practicar veleo, ski, buceo y pesca, además de poder disfrutar a pleno de sus playas. También se llevan a cabo paseos en lanchas por distintos lugares como los esteros de Larios, Don Chon, El Ostial, El Rincón, Cola del Diablo, entre otros.
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La calle peatonal Juan Carlos Chiozza, San Bernardo.
Réplica de la Carabela Santa María, Santa Teresita.
Mundo Marino, San Clemente del Tuyú.
Postal de la ciudad de Mar de Ajó.
Más información * En 1957, el poeta montevideano radicado en Argentina, Juan Burghi, le dedicó el poema "San Bernardo". * Desde 1985 se celebra la fiesta del Sol y la familia que desde 1991 fue declarada Playa de Las Toninas.
"Fiesta Nacional del Sol y la Familia" a celebrarse anualmente el tercer fin de semana de diciembre en la Plaza de la Familia, a modo de apertura oficial de la temporada estival.
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CRÓNICAS DESDE SUDAMÉRICA
La ruta de las tradiciones – Por Natalia Bainotti De Cayambe a Ibarra, el camino que hice en bici fue muy especial: la ruta pasa por zonas caracterizadas por costumbres que marcan a su población desde hace años. La primera parada, Cayambe, fue luego de pedalear 55 kilómetros. Los bomberos me dieron alojamiento esa noche, y a la mañana siguiente seguí camino, no sin antes parar en alguno de los tantos paraderos al costado de la ruta que venden bizcochos. Esta tradición comenzó hace más de un siglo de la mano de las familias hacendadas que vivían allí. La receta rápidamente se expandió y más familias empezaron a elaborarlos, respetando la adición de anís y la cocción en el horno de leña, dos factores fundamentales para su sabor característico. Mientras se fue expandiendo, los cayambeños aprovecharon la producción lechera de la región e incorporaron el queso de hoja (porque se cuaja en hojas de achira) y el dulce de leche. Una vez pasé Cayambe, un desvío a la derecha me llevó por un camino paralelo a la Panamericana, que en los siguientes cincuenta kilómetros me llevaría hasta Ibarra a través de una de las pocas vías empedradas que todavía quedan en el norte de Ecuador. A los cuatro kilómetros llegué a San José de Ayora, un poblado mestizo que tiene la particularidad de que casi todas sus calles llevan nombres de provincias costeñas (Esmeraldas, Manabí, El Oro). De allí mismo vienen algunos de sus actuales habitantes que han llegado atraídos por el empleo en la industria de la rosas, uno de los principales sostenes de la zona. Pasé un estrecho puente sobre un río que apenas se escucha, rodeado de casas con gatos en sus ventanas y flores col-
gando de las rejas, y el paisaje se abre ante los ojos: el valle se extiende en zonas agrícolas cercado por montañas, entre las que destaca el volcán Cayambe. Desde aquí comienza la zona de grandes haciendas, construidas en la época de la colonia por adineradas familias españolas. Una de las primeras en aparecer es la Hacienda Pesillo, construida en el siglo XVII sobre terrenos de Francisco Pizarro. Doce kilómetros después de dejar Ayora llegué a Olmedo, un pueblo que se precia de mantener una unidad arquitectónica difícil de encontrar: todas las casas tienen muros de barreque (un sistema de construcción a partir de palos entretejidos con caña y barro) y techos de teja. A poco de dejar el pueblo, una camioneta que venía en sentido contrario mío frenó y el señor que manejaba me preguntó de dónde era y hacia dónde iba. Sin darme muchos detalles me dijo que a ellos les gustaba recibir gente, y que cuando llegara a Zuleta, al encontrar el monumento a Galo Plaza doble a la derecha y ahí vería el cartel que dice "Hacienda Zuleta": él era el dueño y me invitaba a pasar la noche allí. No sabía cómo disimular la cara de felicidad: la hacienda es muy conocida en Ecuador porque perteneció a Galo Plaza Laso, ex presidente del país, y cada año la festividad de San Juan culmina allí. Hoy en día funciona como hostería, tiene una fábrica de quesos y un proyecto de rescate de cóndores, entre otros. Seguí pedaleando, advertida del camino de barro en muy malas condiciones que empezaba más adelante. Y era tan malo y estaba tan empantanado, que por muchas partes tuve que caminar con la bici al lado: intentar pedalear era una caída segura. Para empeorar la situación, al rato se largó a llover tan fuerte que apenas podía ver.
El café con bizcochos es snack de paso para quien pase por Cayambe.
No había ningún lugar donde refugiarse, y la ropa (y el cuerpo) se me mojaba y enfriaba tan rápido que el único consuelo era saber que iba a tener un lugar donde darme una ducha caliente. Terminó el camino de barro, terminó la bajada, desapareció la neblina y entré al Callejón de Zuleta, una callecita empedrada sin veredas entre casas blancas con techos de teja y muy poca gente. En la Hacienda ya sabían que llegaba, pero los trabajadores del lugar que me cruzaban me miraban extrañados: una chica sola, argentina, de 25 años y vestida con ropa deportiva gastada no es el perfil de huésped de una hostería que cobra, mínimo, más de dos-
La entrada a la Hacienda Zuleta.
cientos dólares la noche. Después de un café y un baño caliente, salí a recorrer la hacienda: es tan linda e interesante que apenas había llegado y ya no quería irme: hay diferentes senderos para hacer caminatas en sus más de dos mil hectáreas, la casa tiene varios livings rodeados de bibliotecas llenas de libros y hay escritorios con vista al jardín donde quería sentarme a escribir. Al día siguiente salí a media tarde, camino a La Esperanza, mi última parada antes de llegar a Ibarra. Terminé de cruzar Zuleta y varias de sus casas de bordados: el pueblo también es conocido –y símbolo de orgullo nacional- por las camisas
zuleteñas, unas blusas blancas bordadas a mano que las mujeres usan como parte de su vestimenta diaria. A pesar de ser una tradición indígena, la técnica se popularizó cuando Rosario Pallares, esposa de Galo Plaza, creó el Taller de Bordados de Zuleta en 1960 como una propuesta para que las mujeres de la zona puedan generar sus propios ingresos. De Zuleta a Ibarra el camino atraviesa rinconadas y más haciendas, hasta llegar a La Esperanza, un pueblo donde me esperaba la abuela de una amiga, viuda de un artesano que se dedicaba a hacer monturas en talabartería. Pero esa, ya es otra historia. Los bordados se aplican también en manteles.
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RINCONCITOS DEL MUNDO
Islas Seychelles: un tesoro perdido en el Índico Un archipiélago de una belleza atemporal, tranquilidad y armonía emerge del océano Índico. Famoso en todo el mundo por sus maravillosas playas y por su gran diversidad que va desde frondosos bosques hasta el cálido mar azul. Un lugar remoto que promete aventura y la belleza natural todavía sin la intervención del hombre… Ciento quince islas de granito y coral conforman este archipiélago de ensueño llamado Seychelles que reposa sobre el océano Índico al noreste de Madagascar en la costa este de África. Esta República ocupa una superficie de 455 km ². La mayoría de los islotes, sobre todo las llamadas islas exteriores, están habitados por especies animales y vegetales exóticas, únicas en el mundo. En sólo dos de ellas hay alojamientos. Las interiores, que son 41, en cambio conforman el centro cultural, económico y turístico de las cuales Mahé, Praslin y La Digue son las principales. Éstas constituyen las islas graníticas de océano más antiguas de la tierra.
La capital de la República es Victoria, la única ciudad del archipiélago, ubicada en la isla Mahé y habitada por un tercio de la población. Es un lugar ideal para hacer snorkel y avistaje de aves exóticas. Posee el único aeropuerto y puerto internacional del país, que recibe vuelos desde los aeropuertos internacionales más importantes del mundo. La isla Dingue es la más boutique, todo es muy relajado, sin autos y playas maravillosas. Frégate es la isla más exclusiva de todas con siete playas de ensueño, donde la naturaleza prácticamente virgen se lleva de mil maravillas con el lujo descomunal. Aquí pasar una noche romántica puede costar 4.000 euros.
Aquí la noche estrellada y la suave brisa marina son un espectáculo único.
El famoso reloj del centro de Victoria, capital de Seychelles.
Seychelles es uno de los destinos de playa más exclusivos que existen.
Seychelles es el hogar de al menos dos sitios declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO que valen la pena visitar. Uno es el legendario Valle de Mai o Valle de Mayo, en Praslin donde crece el "Coco de Mer" o "Coco Doble". Este "jardín del edén" es una reserva natural que además, alberga aves endémicas, el loro negro, una especie en extinción y ejemplares de la tortuga marina gigante, estrella indiscutida de la fauna del archipiélago. Es considerada una de las maravillas botánicas del mundo. El segundo sitio reconocido es el Atolón Aldabra, uno de los arrecifes de coral más grande del mundo visto por primera vez a principios del siglo XIX por marinos árabes. El origen multiétnico de esta República es uno de los factores de su diversidad, tiene raíces africanas y francesas, pero también hay minorías chinas e indias. La mayoría de la población profesa el catolicismo, un 8% son anglicanos y hay un 2% de diversas religiones. Este paraíso tropical es considerado uno de los lugares más románticos del mundo para pasar una luna de miel. En él conviven bosques frondosos y aguas cálidas. Desde cualquiera de las islas las vistas son fuera de serie, hay cabañas increíbles sobre la arena, donde literalmente el mar está a nuestros pies y bungalows (pequeñas casas) en las alturas con terrazas que dan al océano.
Resort de lujo en Seychelles.
Datos útiles ¿Cómo llegar?: la forma más práctica y segura de llegar a este archipiélago es vía aérea hasta la Isla de Mahé. Son varias las compañías que vuelan a Seychelles, desde América del Sur es recomendable volar con South African Airways a Johannesburgo (vuelo 9 horas de duración aproximadamente) y luego con Air Seychelles a Mahé (vuelo 5 horas de duración aproximadamente). ¿Dónde dormir?: dos de los hoteles son: Frégate Island Private, es una elegante y romántica villa presidencial y Maia Luxury Resort y Spa, con vistas impresionantes. Para tener en cuenta:
* El clima es tropical, templado y húmedo. Si bien la temperatura es agradable durante todo el año (entre los 24 a los 30 °C), la mejor época para viajar es en abril y en octubre, cuando hay menos vientos. Seychelles se encuentra fuera del cinturón de ciclones, por lo que los vientos de alta velocidad son muy raros. * Para trasladarse de una isla a otra hay servicios diarios de ferry, vuelos domésticos y en helicóptero. * La moneda local es la rupia de Seychelles (SCR). * No se necesita visa pero todos los visitantes deben pagar una tarifa medioambiental. * Hay tres idiomas oficiales: inglés, francés y seselwa (criollo).
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RINCONCITOS TURCOS
Estambul, las mil y una maravillas Paseamos por esta metrópolis, que es sin duda uno de los lugares más fascinantes del planeta. Una ciudad llena de contrastes, culturas, sonidos, colores, sabores, olores... Mágica y fantásticamente caótica, muy occidental para ser asiática y demasiado oriental para ser europea… Caótica y serena, con casi 15 millones de habitantes Estambul, en turco Ýstanbul, es la ciudad más grande y más occidentalizada de Turquía. Se encuentra ubicada en el noroeste del país a orillas del Bósforo, estrecho que separa físicamente Europa y Asia, lo que le confiere el privilegio de pertenecer a dos continentes. También, está situada entre dos mares, el Mar de Mármara y el Mar Negro. Para cruzar el estrecho hay dos puentes: el Boðaziçi (al sur) y el Fatih Sultan Mehmed (al norte), ambos tienen una longitud muy similar de algo más de un kilómetro. La ciudad vieja se extiende por las dos orillas del Cuerno de Oro, una estrecha bahía en forma de cuerno que fue el puerto de esta ciudad. Al sur del cuerno de oro está la vieja Bizancio y al norte se instalaron los almacenes y viviendas de los comerciantes extranjeros (barrio de Gálata, hoy Karaköy), principalmente genoveses, que forma también la parte vieja. La ciudad moderna es más amplia y comprende ambos lados (europeo y asiático) del estrecho. Aunque la capital turca es Ankara, Estambul tiene un papel fundamental en la industria, el comercio, la cultura y el turismo del país. Asimismo es la capital administrativa de la provincia de Estambul, una de las 81 en que está dividida Turquía. Iglesias, mezquitas, palacios y sinagogas conviven en perfecta armonía dotando a la ciudad de una belleza muy singular y característica. Sus innumerables atractivos turísticos hacen que sea una de las ciudades más visitadas del mun-
Turistas recorriendo las calles de Estambul, el tranvía es un medio de transporte típico.
do.
Un poco de historia… Su prodigiosa historia y su permanente actividad económica es debido a su situación entre dos corrientes de civilización: la del Mediterráneo al mar Negro y la de Europa a Asia. Hasta el año 330 se la denominó Bizancio, y posteriormente, hasta el 1453, Constantinopla. Su actual denominación, Ýstanbul, le fue otorgada el 28 de marzo de 1930. A lo largo de su historia fue capital de tres imperios: Romano de Oriente, Bizantino y Otomano. El 29 de octubre de 1923 se estableció la República y la capital se trasladó a Ankara. La gran mayoría de su población es de confesión musulmana con minorías de cristianos y de judíos. Desde el punto de vista religioso también es la sede del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, cabeza de la Iglesia Ortodoxa. Las zonas históricas de Estambul fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1985 por sus importantes monumentos y restos históricos
monumentos de visita obligada como la Mezquita Azul, Santa Sofía o el Palacio Topkapi, aunque a cada paso por la ciudad se asoman otras iglesias, palacios y mezquitas dignas de admirar como la mezquita Nueva o la de Ortakoy. La iglesia de Santa Sofía o como la llaman los turcos, Ayasofya, es el símbolo de Estambul. Fue construida durante el mandato de Justiniano entre los años 532 y 537, y es una de las obras maestras del arte bizantino. Entre 1204 y 1261, Santa Sofía fue la capilla del Papa. En 1453 fue tomada por el Imperio Otomano y convertida en mezquita. Los otomanos dotaron a la iglesia de cuatro minaretes, una escuela teológica y un comedor público. En 1935, Atatürk transformó el templo en un museo. La Mezquita Azul es la más importante de Estambul. Su nombre
Mapa de Turquía.
en turco es Sultanahmed Camii (Mezquita del Sultán Ahmed), ya que fue construida por el Sultán
Ahmed I entre 1609 y 1616. Fue (Continúa en pág. 7)
Postal panorámica de Estambul.
Sitios clave para visitar… Entre los cientos de lugares de interés y monumentos para ver en Estambul, hay varios que no se puede perder ningún viajero. El barrio de Sultanahmet es el barrio turístico por excelencia. Aquí se encuentran la gran mayoría de los
Una calle del pintoresco barrio de Sultanahmet.
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Basílica de Santa Sofía o como la llaman los turcos, Ayasofya.
(Viene de pág. 6) inaugurada en el año 1617 durante el mandato de Mustafá I. El Palacio Topkapi es el mejor reflejo de la época imperial de la ciudad y simboliza el poder que alcanzó Constantinopla como sede del Imperio Otomano. Desde este palacio los sultanes gobernaron su imperio hasta mediados del siglo XIX. Su construcción comenzó poco tiempo después de que Mehmed II tomara Constantinopla. El palacio inicial fue inaugurado en 1465. Durante las décadas siguientes fue ampliado por los diferentes gobernantes. La Cisterna Basílica es otra visita obligada. Las cisternas son depósitos que se construyeron para que la ciudad tuviera reservas de agua en caso de ser atacada. Otro nombre con el que se la conoce es "Palacio Sumergido". Fue construida en tiempos de Justiniano I (527-565) para abastecer al Palacio Bizantino. El emplazamiento fue el subterráneo de una basílica de la que hoy no queda nada. Para llenar la cisterna se recurría a los acueductos de Valente (aún existente) y de Adriano. Estos acueductos recibían el agua de los Bosques de
Belgrado, a unos 20 kilómetros de Constantinopla. La Torre Gálata (Galata Kulesi) es una de las más antiguas del mundo. Desde su parte más alta se obtiene una de las mejores vistas de la ciudad. La primera Torre Gálata fue construida en madera en el año 528 para servir como faro. En 1348 fue reconstruida por los genoveses con el nombre de "Torre de Cristo". Durante la conquista de Constantinopla en 1453 la torre fue ocupada por el Sultán Mehmet II. Pero aparte de ver, en Estambul hay mucho para hacer. Disfrutar de un crucero por el Bósforo y contemplar la ciudad desde su ángulo más bello; probar un baño turco para relajar cuerpo y mente; ir de compras al gran bazar; cenar y contemplar un espectáculo típico turco; y sobre todo admirar los indescriptibles atardeceres a orillas del Mar de Mármara, son solamente algunas de las actividades que no puede dejar de hacer...
Museos, fieles testigos de su legado… Estambul, además de contar con cientos de mezquitas y monu-
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Cisterna Basílica.
Torre Gálata.
mentos, tiene un gran número de museos que narran su interesante historia. Los dos principales son: el Museo Arqueológico que contiene objetos de gran importancia como el Sarcófago de Alejandro, lo que hace que esté catalogado Palacio Topkapi.
como uno de los mejores del mundo en su campo; y el Museo de Arte Turco e Islámico que alberga alfombras, esculturas, sarcófagos y versiones del Corán. Otros museos de interés son: el Museo de Atatürk, el Museo de Ca-
ligrafía, el Museo de Arte Moderno, el Museo de las Alfombras, el Museo de la Ciencia y la Tecnología (contiene una recopilación de inventos creados por científicos mu(Continúa en pág. 8) Jardines del Palacio Topkapi.
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Mezquita Azul.
Gran Bazar.
Bazar de las Especias.
(Viene de pág. 7) sulmanes entre los siglos VIII y XVI), el Museo Militar, el Museo Naval, y el Museo del Mosaico (exhibe los restos del Gran Palacio del Imperio Bizantino construido por Constantino en el siglo IV, los mosaicos muestran escenas de la vida diaria).
De sabores, compras y algo más… Estambul es conocida como la capital de las compras, por sus calles hay cientos de tiendas de artesanía, moda, productos gastronómicos e incluso falsificaciones. Los productos más típicos que los turistas suelen llevarse a sus casas son: las alfombras; las antigüedades; y la ropa falsificada de calidad (una de las mejores
calles para este fin es Cadircilar Caddesi). Las delicias turcas y los baklavas son los dos postres característicos de Turquía. Otros ingredientes tradicionales de la cocina turca son: los frutos secos, el té, los quesos y las especias. Aquí se pueden comprar especias como el azafrán iraní a un precio muy accesible. Aunque caminando por las calles encontrará decenas de puestos y mercadillos, en Estambul hay dos mercados de visita obligada: el Gran Bazar, es uno de los más grandes y antiguos del mundo, cuenta con más de 3.600 tiendas que se reparten en 64 calles; y el Bazar de las Especias, uno de los mejores lugares de la ciudad para comprar productos típicos, más que un mercado, es un placer para los cinco sentidos.
Datos útiles ¿Cómo llegar?: la ciudad cuenta con dos aeropuertos internacionales: Atatürk y Sabiha Gökçen. El primero está mucho más cerca de la ciudad y es el elegido por compañías como Turkish Airlines e Iberia, mientras que el segundo está situado a 50 kilómetros en la parte asiática, siendo el elegido por aerolíneas como Vueling y Spanair. ¿Dónde dormir?: Estambul cuenta con un gran abanico de alojamientos para todos los bol-
sillos. Las mejores zonas para alojarse son cerca de la plaza de Sultanahmet (donde se encuentran Santa Sofía y la Mezquita Azul); en la zona del Gran Bazar y en la del Bazar de las Especias; o bien en la zona nueva cerca de la Plaza Taksim, donde se encuentran los grandes hoteles de las principales cadenas. Algunos hoteles recomendados son: Rast Hotel, Maywood Hotel, Darussaade Istanbul Hotel, Witt Istanbul Suites, Tomtom Suites, y Hotel Sapphire.
Terraza del tradicional Café Pierre Loti, uno de los más frecuentados de la ciudad, con increíbles vistas del Cuerno de Oro.