72 Aniversario Comercio y Justicia 03-10-a2011

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Comercio y Justicia, 72 años de comunicación periodística de contenidos especializados

La pasión de informar bien Aracely Maldonado amaldonado@comercioyjusticia.info

a primera editorial de aquel lunes 2 de octubre de 1939 sienta las bases de un órgano diferente en materia informativa y ancla su función al servicio del comercio, las industrias y todas las actividades económicas. Ese escrito de iniciación aclara: (Recién) “cuando hemos adquirido la seguridad de que la empresa que editaba ‘Comercio y Tribunales’ (un diario especializado que existió en el mercado cordobés, desde 1929), de modo definitivo, ha resuelto no reanudar su publicación, solamente entonces, nos hemos decidido a hacer este diario”. Una actitud empresarial que desnuda códigos destellantes de cierto candor a la luz de estos tiempos en los cuales el periodismo se fue convirtiendo en espectáculo al servicio de un negocio.

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En este contexto surge el periodismo especializado a nivel académico, distintas disciplinas que rápidamente se verán enfrentadas a lo que se dio en llamar periodismo generalista.

El eje temático En su tesis, María Dolores Meneses Fernández se pregunta a qué alude la especialidad: si a los contenidos (el qué informativo), al ámbito geográfico (lo local, regional, nacional, etcétera), a las audiencias (mujeres, hombres, jóvenes), a los medios de comunicación (gráficos, televisivos, radiofónicos, digitales) o al método de trabajo (periodismo de investigación, de precisión, etcétera). Y las respuestas son tantas como expertos que estudian la materia. No obstante, y a pesar de que aún no se ha logrado un cuerpo teórico unificado, habría cierto consenso en concebir el periodismo especializado en función del eje temático, es decir, el trata-

miento en profundidad en los medios de comunicación de un determinado campo de conocimiento.

Formación complementaria De nada sirve toda esta disquisición si dentro de los mismos medios la precarización laboral impulsa a los periodistas a desenvolverse en diferentes áreas temáticas a la vez, valorando más la capacidad de adaptación al medio que los largos años de estudio de una disciplina para alcanzar una determinada especialización. Es ésta una de las claves para entender la vigencia y el prestigio del diario Comercio y Justicia, cuya misión se sostuvo a lo largo de 72 años, aun luego de que la empresa quebró y fue recuperada por sus trabajadores. Siempre se mantuvo el mismo eje temático y se incentivó la formación complementaria para intentar alcanzar la excelencia informativa.

Producción: Guillermo López (edición), Carlos Abriola (comercial), Carlos A. Barrionuevo (corrección), Luis Yong y Martín Cardo (diseño).

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Lo urgente y lo importante Sin embargo, estas virtudes no deberían ser sólo atribuibles a este medio, porque si hay un mito que se instaló con mayor fuerza en los 90 y que es preciso desterrar, es el de que la calidad en la producción de los textos y la formación profesional en el periodismo generalista no es tan importante como en el especializado. Fomentar la capacidad observadora y crítica de la sociedad, a la vez que manejar con solvencia los temas que se aborden, son obligaciones del periodismo como disciplina. Es preciso informar bien, antes que informar rápido, para que gane la verdad. Sin pasión, el periodismo -sea generalista, sea especializado- no hubiese existido. Y, si no, habría que preguntarle al por entonces secretario de hoja (hoy editor de cierre) y a todos los pioneros que fundaron Comercio y Justicia, por qué solían dormir sobre las resmas de papel hasta que las primeras ediciones de aquel diario especializado fueran impresas Q

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La esperanza de que Córdoba vuelva a ser la “Detroit argentina”

La oportunidad de recuperar un sueño Los pilares que sentó la antigua fábrica militar de aviones para el desarrollo manufacturero fueron claves para el establecimiento de las plantas de IAME, IKA, Fiat y Perkins, entre otras. Lejos quedó la crisis de los 90 tras los actuales récords de producción. La ambición de constituir un polo metalmecánico sigue intacta. Gino Maffini gmaffini@comercioyjusticia.info

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or estos días, los sectores público y privado de la provincia –junto al Gobierno nacionaltrabajan con la expectativa de que, en el mediano plazo, Córdoba vuelva a ser “la Detroit argentina”, como se la conoció allá por las décadas del cincuenta y sesenta. Los empresarios locales lo dejaron más que claro días atrás, cuando inauguraron una nueva versión de la Metal Expo con el propósito de “reposicionar” el polo metalúrgico y metalmecánico de Córdoba como “el mayor del Hemisferio Sur”. En este contexto, no habría que dejar de recordar que la comparación con la urbe norteamericana no aludía solamente a la existencia de una producción altamente tecnificada y concentrada en el sector automotor sino también a una ciudad que ofrecía trabajo abundante, los salarios más altos de ese país y una educación técnica de máxima calidad en sus secundarios y universidades. Siempre es oportuno recordar de qué manera Córdoba llegó a erigirse en la “Detroit argentina”, pues combinó dosis muy grandes de arrojo empresarial y empuje estatal –componentes que aún se mantienen-, algo que suele ser olvidado cuando se propone desarrollar sólo las “ventajas comparativas” vinculadas con la agroindustria, una concepción con la cual no habría existido la poderosa ciudad industrial mediterránea del siglo pasado. No cabe duda de que uno de los grandes pilares de ese desarrollo manufacturero fue la fábrica militar de aviones, la primera experiencia en el país de producción masiva de flujo

continuo en las industrias mecánicas. Ella sentó las bases para el establecimiento de otras empresas –varias de orden militar- en la provincia. Otros dos elementos fueron importantes, también vinculados con el esfuerzo estatal: las obras de infraestructura eléctrica –que proporcionaban energía barata y sin restricciones- y las viales, ambas realizadas en la gobernación del radical Amadeo Sabattini. El historiador norteamericano James Brennan sintetizó la importancia de estas obras: “La energía eléctrica demostró ser la partera de la industrialización cordobesa en la posguerra”. El otro elemento fue la creación de las Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado (IAME), en 1952, en el gobierno de Juan D. Perón. Hacia 1955, las fábricas bajo la órbita de esta empresa producían una amplia gama de vehículos de transporte: aviones comerciales y militares, el auto Graciela, jeeps y camionetas para el ejército, la moto Puma, el tractor Pampa, entre muchos otros. IAME influyó, también, sobre el posterior desarrollo económico de Córdoba por la formación de personal calificado –profesional y no profesional- y de una dirigencia política promotora de la industria. Todo ello sentaría las bases para la radicación en la provincia de las grandes terminales automotrices extranjeras: IKA y Fiat, que desembarcaron entre 1954 y 1955 por medio de convenios muy ventajosos para las compañías firmados con el gobierno peronista. Poco después, también llegaría Perkins. “Córdoba se convirtió en el centro de un nuevo tipo de desarrollo industrial en América Latina, caracterizado por tasas extraordinariamente rápidas de crecimiento,

No cabe duda de que uno de los grandes pilares del desarrollo metalmecánico de Córdoba fue la fábrica militar de aviones, la primera experiencia en el país de producción masiva de flujo continuo en las industrias mecánicas.

pero concentrado en un solo sector industrial tecnológicamente complejo”, subraya Brennan. No sin marchas y contramarchas, las terminales extranjeras -como antes las empresas públicas- propiciaron el desarrollo de un entramado de compañías metalmecánicas que eran sus proveedoras, una característica persistente en la actualidad, aunque con mayores niveles de concentración. Este desarrollo industrial no sólo transformó el aparato productivo sino la ciudad misma: ganaron peso los empleados de las industrias mecánicas en el sector industrial –representaban 65% en 1964-; se produjo un boom de construcción de viviendas, sobre todo en la zona sur de la ciudad, cerca de las terminales; se vivió un intenso proceso inmigratorio, tanto desde el campo como desde países limítrofes; la capital provincial casi duplicó su población en 20 años; y, por último, la política de la ciudad será profundamente subvertida mediante estos procesos, de lo cual resultó una muestra palmaria el “Cordobazo” de 1969.

Altibajos

En la actualidad, el empleo en la producción automotriz alcanza cifras récord. De los 12 mil operarios que trabajaban en 2003 se pasó a 29 mil personas el año pasado.

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Sin desconocer lo realizado antes, los economistas e historiadores especializados en el sector ubican en el año 1959 el inicio de “la historia moderna” de la producción automotriz en el país, pues señalan que surgió en ese momento el primer régimen promocional específico. A partir de allí se llegó a producir casi 200 mil vehículos en 1965 y un techo de casi 300 mil en 1973. Luego, el sector se caracterizó por intensos altibajos –por caso, se fabricaron sólo 99 mil en 1990- y fue arrastrado por la ola desindustrializadora que se inició en 1975. Recién veinte años después, en


1993, superaría su máxima marca y se producirían 340 mil autos. De todas maneras, 1998 fue el mejor año de la década de 90, con 460 mil unidades fabricadas. De allí hasta 2002 todo fue cuesta abajo y se llegó a un nuevo piso de 160 mil vehículos.

Perspectivas En 2003 el ciclo bajista comenzó a revertirse y en 2010 la producción más que cuadruplicó la de ese año: frente a los 170 mil de 2003, siete años después la fabricación en el país alcanzó 717 mil unidades y se esperan 840 mil para 2011. Una dinámica similar puede verse en el empleo de las terminales y en las

horas trabajadas: de 12 mil operarios en 2003 –el piso de la “historia moderna” del sector- a 29 mil empleados en 2010; de 13 millones de horas en 2003 a 47 millones el año pasado. Fiat, Renault e Iveco, las grandes terminales asentadas en Córdoba, no han sido ajenas a este proceso. La producción de la compañía de origen francés, por ejemplo, creció casi 500% en siete años; Fiat directamente no producía unidades en 2003 y el año pasado fabricó casi 100 mil. En total, las fábricas radicadas en Córdoba el año pasado produjeron 191 mil vehículos, poco más de 25% del total generado en el país. A esto se suma un marco promisorio

de inversiones entre 2010 y 2011: Renault anunció una de 175 millones de dólares (más de 700 millones de pesos); Fiat, otra de 100 millones de dólares (más de 400 millones de pesos) para volver a fabricar maquinaria agrícola en Córdoba y, ante la presidenta Cristina Fernández, confirmó que tomará un crédito de 813 millones de pesos del Fondo del Bicentenario para fabricar un nuevo modelo de auto en Ferreyra; por su parte, Volkswagen anunció el año pasado una inversión de 126 millones de euros (casi 750 millones de pesos). Además, todas las terminales locales están volviendo a producir con intensidad para el mercado externo, una

característica que antes no era generalizada y evidenciaba falta de competitividad. Sería deseable que, como ocurre en Brasil, se incrementara la integración nacional y creciera el trabajo de I+D en Argentina. El panorama para el sector, en definitiva, es muy promisorio, más allá de las preocupaciones que generan la inflación, el tipo de cambio o la administración del comercio que realiza el Ejecutivo nacional. El desafío es aprovechar los próximos años para recuperar –aggiornado a estos tiempos- el proyecto productivo y social que supo catapultar a la ciudad de Córdoba a ser uno de los polos metalmecánicos más importantes del mundo Q

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AVANCES Y RETROCESOS de un sector clave en la economía nacional

En materia de política agraria, siempre la misma historia El intervencionismo en los precios de los productos primarios, el manejo del valor del tipo de cambio y las retenciones a las exportaciones no son ninguna novedad. El economista Rinaldo Colomé (UNC) hace un repaso histórico. Cecilia Pozzobon cpozzobon@comercioyjusticia.info

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as retenciones transitaron por la alfombra roja de la fama durante el conflicto que enfrentó a los dirigentes de las entidades gremiales agropecuarias y el Gobierno nacional allá por marzo de 2008 y, como si se tratara de un reality show, se entrometieron en las vidas de los argentinos que tomaron partido y salieron a las rutas a reclamar en favor

de la renta de la gente del campo. De esta forma, el término “retenciones” estuvo en boca de todos y fue por todos conocido; sin embargo, como herramienta de la política existen en Argentina (alternadamente y junto a otros instrumentos) desde 1955. En diálogo con Comercio y Justicia en el marco de su 72º aniversario, el doctor en Economía y Master of Science Rinaldo Colomé repasó la historia de la política agropecuaria argentina. Una historia más que repetida.

“Política agrícola como tal comienza a haber en el año 1933. La crisis del año 1929 y la Gran Depresión que se inició a posteriori hizo cambiar el rumbo de las políticas económicas de cada uno de los países del mundo hacia un mayor proteccionismo. En Argentina, el coletazo de esta crisis tuvo que ver con la gran caída que tuvieron los precios internacionales de los productos agrícolas. Los productores no alcanzaban a cubrir los costos de producción y, por consiguiente, no podían levantar las cosechas. El Gobierno decide tomar cartas en el asunto y la primera medida que implementa consiste en fijar lo que se llamaron precios básicos para los tres principales granos: trigo, maíz y lino”, comentó el también integrante del Instituto de Economía y Finanzas (IEF) de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). “El hacedor de esa primera política agrícola fue Raúl Prebisch”, continuó. Colomé recordó que, al mismo tiempo, se decretó una devaluación de la moneda de 20% y se desdobló el mercado de cambios en un tipo oficial, establecido por el Gobierno, y otro libre, que se fijaba a partir de la demanda. “El oficial era para la exportación y el libre era para aquellos que tenían permisos para importar y que debían adquirir los billetes a partir de una licitación. De esta manera, se generó una diferencia entre los dos tipos con la que se creó un fondo que tenía dos objetivos: pagar los precios básicos que se habían fijado y que eran superiores a los internacionales, y pagar el mayor costo de la deuda externa que, con motivo de la devaluación, se había incrementado. Para pagar los mayores precios a los productores se creó la Junta Reguladora de Granos que era la encargada de comprar todos

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los granos que los productores ofrecieran a esos precios básicos (que consideraban los costos de producción) y que se pagaban por medio del Banco Nación. Así se soluciona el problema de levantamiento de la cosecha pero la política cambiaria trae aparejada una discriminación hacia el propio sector, ya que sus productos de exportación se venden con un tipo de cambio inferior al de las importaciones, y el sector importa maquinaria agrícola, insumos y demás”, explicó.

Monopolizados En 1946 se inicia otra época, según aseguró Colomé. Ya no hay más mercado libre y se funda el Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (IAPI), que monopoliza la compra de todos los granos. “Este instituto se encarga de fijar precios únicos (ni sostén, ni básicos). El productor vendía a la junta reguladora únicamente y hasta el año 1955 los precios eran muy inferiores a los internacionales. El Estado es el que los comercializa y así se queda con grandes diferencias”, dice Colomé y agrega: “Así se inicia con una política comercial estatizada”. Pero para graficar cómo estaba la situación, el especialista informa que tanto había caído la producción de trigo, que “el año 1952 se conoció como el año del pan negro o pan de centeno y hubo que importar harina”.

Retenciones Al llegar el golpe de Estado de la autodenominada “Revolución Libertadora”, en septiembre de 1955, el gobierno del entonces presidente Eduardo Lonardi solicita ayuda a Raúl Prebisch, y, según explicó Colomé, se lanza el programa de Restablecimiento Econó-


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mico, conocido como Plan Prebisch. “El economista había detectado que el sector agropecuario estaba totalmente descapitalizado tras dos décadas de estancamiento del PIB del sector. Se inauguró así un nuevo período con el restablecimiento de la libertad de mercados, se disolvió el IAPI, la Junta de Carnes y Granos recuperó su actividad de fijar precios sostén pero se impulsó una nueva devaluación. Prebisch también aconsejó retener de los ingresos de las divisas provenientes de las exportaciones agropecuarias hasta 25% para amortiguar el impacto de la devaluación sobre los sectores menos pudientes. Así nacen las retenciones”, informa Colomé. “Al mismo tiempo, se creó un fondo de Restablecimiento Económico para que lo que se obtenía por las retenciones se destinara fundamentalmente a fomentar el cambio tecnológico agro-

pecuario (que había quedado muy atrás) y, en segundo lugar, para subsidiar a los consumidores menos pudientes”, explica Colomé. Sin embargo, esto se desvirtuó y el dinero pasó directamente a rentas generales, “como siempre ocurrió con las retenciones en el país”, subraya. Al respecto, Colomé destaca que las retenciones de Prebisch debían ser móviles y, pasado un tiempo, “que no se fijó”, debían quedar eliminadas. “Prebisch siempre pensó sus políticas como de corto plazo”, señala. Pero éstas rigieron por muchos años.

Contraproducentes Reflexionando sobre los tiempos actuales y siempre bajo una mirada histórica, destacó que las retenciones “han resultado ser contraproducentes a través del tiempo”. “La política agrícola o agropecuaria

nació con el propósito de fomentar el sector, cumplió su objetivo durante los primeros años pero, casi al mismo tiempo, con la política cambiaria, comenzó a discriminarse al sector y esa situación se fue volviendo más intensa hasta la actualidad, cuando se alcanza el máximo grado de discriminación al sector agrícola y más específicamente hacia la producción de soja”, dice y destaca: “La política agrícola argentina es altamente discriminatoria del sector. Y lo peor del caso es que afecta mayormente a los pequeños productores y a los de zonas marginales”, concluye. Pese a todo ello, Colomé reflexionó que el sector agrícola argentino sigue en pie gracias a que se encuentra a la vanguardia en materia tecnológica, tiene el buen clima a su favor y posee gran capacidad de reacción ante los cambios bruscos de políticas Q | COMERCIO Y JUSTICIA | 72º ANIVERSARIO - 2011 | 5

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DE LARGA DATA. Cuatro historias de “grandes” que comenzaron siendo “pequeñas”

Empresas que superaron la barrera del tiempo Porta Hnos., Georgalos, Mainero y Guma son algunas de las empresas cordobesas que se crearon a principios del siglo pasado y que hoy, con más fuerza que nunca, tienen presencia en los mercados nacional e internacional. Atravesaron crisis externas y propias y supieron permanecer exitosamente a lo largo de varias generaciones. ¿Las claves? Pasión por hacer, compromiso con la empresa, reinversión permanente y visión de futuro. Natalia Riva nriva@comercioyjusticia.info

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adie nace grande. Nadie nace siendo exitoso. La trayectoria, la experiencia y el buen desempeño son los factores que van perfilando y definiendo el lugar que cada firma ocupa en el mapa del engranaje empresarial. Córdoba fue testigo del nacimiento de grandes compañías que, cuando se crearon, sólo eran pequeños proyectos. Empresas que dieron sus primeros pasos allá por la década de 30 y que son de la misma generación que Comercio y Justicia. Hoy, todas ellas son íconos de la provincia. Las une un común denominador: su origen familiar. Lo destacable es que han podido sortear las pesimistas estadísticas que aseguran que son muy pocas las firmas familiares que llegan a la tercera generación. ¿Cuál es la clave de la permanencia? “Principalmente tener una política continua de reinversión, tener en mente siempre el crecimiento y enriquecimiento de la empresa. Trabajar duramente, con mucho empeño y con mucha pasión por lo que hacemos”, contó Carlos Gleria, vicepresidente de José Guma SA, iniciativa que nació en 1932 como un emprendimiento y que hoy continúa siendo propiedad de la familia dirigida por la tercera generación. Para la familia Porta, el haber podido transcurrir casi 130 años sorteando los vaivenes económicos y políticos de Argentina- fue posible gracias a una “enorme pasión por ‘hacer’ y un gran compromiso por parte de la familia con la empresa y su gente. Los recursos humanos son

uno de los pilares más importantes dentro de Porta Hnos. En las situaciones difíciles por las que atravesamos, siempre se privilegió la salud de la firma por encima de los intereses personales o familiares”. Así, esta cordobesa es el resultado del trabajo de cuatro generaciones logrado, tal como aseguran, gracias a una comunidad conformada por sus trabajadores más allá del apellido Porta. Otra grande que permanece en el tiempo es Mainero y Cía. para la cual, según destacó Elizabeth Lambertini, la clave radica en transmitir la misma filosofía de generación en generación. “Los que integramos Mainero compartimos la misma visión, permanecemos juntos, la queremos. Sentimos la responsabilidad de seguir; de continuar lo que nuestros abuelos empezaron; de no estropear lo que ellos soñaron y de sortear los problemas coyunturales aunque a veces no sea muy fácil”, aseveró la encargada de Relaciones Institucionales de la empresa fundada hace 78 años y que hoy preside, donde trabajan conjuntamente la segunda, la tercera y la cuarta generaciones. Fundada por don Miguel Georgalos en 1939, la empresa que lleva el nombre de su creador está integrada por la familia, en su mayoría accionaria y a la vez miembro del directorio. El secreto de su vigencia y crecimiento fue saber sortear los momentos difíciles del país y aprovechar las oportunidades que les brindó el mercado, siempre manteniendo la misión de la empresa y aprovechando la experiencia.

De lo local a lo global Las dificultades -o facilidades- de

emprender hoy seguramente no eran las mismas de principios del siglo XX. Claro está que las crisis económicas, políticas e institucionales se sucedieron a lo largo de toda la historia argentina. Pero sin dudas, tal como lo resaltaron los empresarios, la principal diferencia radica en que antes la empresa se pensaba para abastecer a un mercado local y, ahora, quien emprende por estos días debe pensar en términos globales. “Hoy en día, el ritmo agitado y las exigencias del mercado demandan mayor utilización de la razón en pos de la búsqueda de la eficiencia; hay una cierta pérdida de valores que caracterizaron a tiempos pasados, cuando no existían fenómenos como la globalización o las empresas transnacionales. Así mismo, el avance de la tecnología y la expansión de los medios de comunicación permiten un rápido y acaudalado acceso a la información, de manera instantánea, brindándonos nuevas herramientas para el trabajo, facilitándonos ciertas tareas y agilizando los tiempos”, destacó Lambertini. Para los integrantes de Georgalos, antes se necesitaba ahínco, perseverancia y mucho trabajo. “Hoy es una necesidad insertarse en el mundo global, lo que puede hacer más difícil el camino al éxito”, agregaron. Al mismo tiempo, Lambertini completó: “Nuestros abuelos le ponían el cuerpo y alma a su trabajo… no dormían pensando en cómo hacer mejor las cosas. Las tareas se hacían con el corazón; la palabra aún tenía valor; existía el respeto mutuo y la convicción”. Para Gleria, cada época tiene sus facilidades y dificultades. “En aquel

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momento cada pueblo tenía su pequeña ‘fábrica’ de jabón, es por ello que nació este negocio como emprendimiento. Pero pasaron muchos años hasta llegar a ser lo que hoy somos, con mucho esfuerzo, inversión y por sobre todo pasión”, añadió.

De pequeña a grande Expandir su negocio, abarcar mercados desconocidos, profesionalizarse, atravesar momentos críticos, caerse, volver a empezar. No se pasa de ser un emprendimiento a convertirse en una gran empresa en un instante. “La historia de Porta es una historia de trabajo, de sueños, de esfuerzo, de aprendizaje, de confianza en el trabajo, de esperanza. Es una historia de voluntad permanente en intentar crecer y mejorar, que no claudicó ni en los contextos más críticos de las historias argentina y cordobesa”, recordó la familia Porta. Uno de los aprendizajes de esta empresa cordobesa, a raíz de la crisis de 2001, fue tomar la decisión de emprender una transformación gradual de una empresa de productos a una empresa de marcas. Además, avanzaron en la conformación de un protocolo familiar que especifica que las nuevas generaciones Porta deberán realizar experiencias laborales en otras compañías o llevar a cabo emprendimientos propios antes de poder ingresar. Por su parte, Mainero -que comenzó como un taller para fabricar zarandas, plataformas para cosechadoras, plataformas recolectoras de maíz, enfardadoras, carro volcadores, entre otros artículos- hoy en día comercializa sus productos en mercados ubicados en los cinco


X La planta fabril de Mainero tenía -en sus comienzos- 80 metros cuadrados de superficie. Actualmente ocupa 38 mil metros cubiertos. El predio (de 35 hectáreas) se ubica sobe la ruta nacional N° 9, en la ciudad de Bell Ville. Cuenta con una cantidad aproximada de 500 empleados.

X Porta Hnos. fue fundada en 1882 por integrantes de la familia Porta provenientes de la Lombardía italiana quienes llegaron a Córdoba con grandes sueños y experiencia y conocimientos en el arte licorista. Actualmente la empresa es dirigida por la cuarta generación. A lo largo de los años, la primera fabrica de licores del interior del país fue agregando distintos productos a su línea de bebidas, que va del legendario Guindado Porta al Fernet 1882. continentes y cuenta con más de 80 concesionarios con apoyo de promotores y técnicos de extensión. A su turno, Georgalos contó que

atravesaron varias crisis, algunas aparejadas con grandes conflictos que tuvo el país, pero fue en 1995 cuando se presentaron en Convoca-

toria de Acreedores, situación de la cual están “saliendo airosos”. Una muestra es que hoy la empresa llega con sus productos a todo el país y

exporta a más de treinta países del mundo materias primas y productos terminados, tanto con marcas propias como con marcas de terceros Q

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X Guma nació en 1932 como un emprendimiento de José Guma. Hoy, la empresa continúa siendo propiedad de la familia y es dirigida por su tercera generación.

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X Georgalos, con sus más de 70 años en el mercado argentino, cuenta con una probada experiencia y un amplio conocimiento en las categorías de golosinas y productos estacionales en todas las instancias de la cadena de comercialización. Posee una dotación de personal de 600 empleados.

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LAS HERRAMIENTAS DE LAS NOTICIAS

De las linotipos a la portabilidad, la tecnología y su peso en la información Desde el comienzo de , los equipamientos tecnológicos van modificando los modos de producción, la transmisión y el consumo de las noticias. El acceso a Internet en cualquier momento y lugar a través de dispositivos móviles perfila consumidores cada vez más informados y exigentes.

Laura Pantoja lpantoja@comercioyjusticia.info

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a máquina inventada por Ottmar Mergenthaler en 1886, la linotipo, que mecaniza el proceso de composición de un texto para ser impreso, fue un hito en la historia de la prensa del siglo XX y,

por ende, de Comercio y Justicia (ver foto página 15). El operador usaba un teclado con el cual transcribía el cuerpo de texto y -una vez que concluía un renglón accionaba una palanca -algo así como apretar la tecla Enter en los días de hoy- para que el mecanismo fundiera en plomo la plaquita correspondiente a la línea de texto. Muchos años después llegó el proceso off set, por medio del cual un original es reproducido con aditamentos químicos sobre una lámina o placa de aluminio (foto off set). A partir de la década de 80 los sistemas computarizados de reproducción de textos fueron las vedettes tecnológicas. Así se dio el nacimiento de la fotocomposición tipográfica,

también conocida como sistema frío. Nuestro diario fue uno de los primeros del interior del país en adquirir esta tecnología. Pero fue con la aparición de las computadoras personales cuando el modo de producción de periódicos registra el último avance significativo y las salas de redacción se transforman en centros de cómputo,

En la actualidad, la infinita variedad de implementos tecnológicos que ofrece el mercado, sumada al acceso a Internet cada vez más incluyente, abre el juego a los lectores que deciden estar informados de manera permanente.

donde las tapas de un diario se construyen con un monitor y un teclado, muy lejos del plomo usado por décadas.

On line Los medios para transmitir la información también demuestran que la velocidad es el paradigma de estos tiempos. En los primeros años de Comercio y Justicia, usar el teléfono era una rareza y relatar una crónica para que alguien la tipeara en la otra punta de la línea no era lo más común. En estas siete décadas los cambios han sido más que vertiginosos. La tecnología ha permitido que la información colme las redacciones. Hoy tenemos la posibilidad de acceder

Hoy, la portada de un diario se construye con un monitor y un teclado. El plomo, utilizado por décadas, es un lejano recuerdo.

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a un diario de China en apenas segundos vía Internet y las noticias que enviaban las agencias de prensa vernáculas e internacionales a través de la teletipo son un lejano recuerdo.

La era de la portabilidad La tecnología también ha cambiado la manera de leer la información de un diario. Hace 20 años nadie imagi-

naba su lectura en un soporte que no fuera el papel. Hoy, muchos aprovechan sus dispositivos móviles para enterarse de las últimas novedades informativas. Un dato basta para evidenciar los cambios: los fanáticos en Facebook de www.comercioyjusticia.info ya son casi 1.500. No obstante, las suscripciones a Comercio y Justicia formato papel no paran de crecer, lo cual confirma que el futuro para los diarios especializados está en un modelo de convergencia. En la actualidad, la infinita variedad de equipamientos tecnológicos que ofrece el mercado, sumada al acceso a Internet cada vez más incluyente, abre el juego a los lectores que deciden estar informados de


manera permanente. Para cada momento del día, según las necesidades de producción o recepción de contenidos, los fabricantes han diseñado un dispositivo. En la oficina, la presencia de la computadora de escritorio sigue siendo indiscutible, aunque algunas compañías proveedoras afirman que cada vez son las menos elegidas. Las laptops cobran mayor protagonismo, sin dudas, sobre todo a la hora de mantener una reunión fuera de la oficina o bien de leer las últimas noticias por la noche, en la cama. Lo cierto es que hoy se libra una batalla diaria entre los fabricantes de

teléfonos inteligentes, netbooks y tablets. Dos bibliotecas emergen en este escenario: algunos especialistas afirman que las desktops serán definitivamente reemplazadas por las laptops, al igual que las netbooks por las tablets; mientras que otros, más conservadores y optimistas, vaticinan una coexistencia armónica entre todas. En definitiva, la elección está en manos del lector/consumidor, quien -lejos de sentirse atraído por los costados más seductores de la tecnología- hoy las utiliza en conjunto. Pero en aras del trabajador del futuro, con oficinas móviles y estructuras empresariales globalizadas, quienes

vaticinan los destierros ponen la “portabilidad” bajo la lupa del futuro. De la mano de la interactividad, la “portabilidad” desea ser la dueña y señora de las oficinas y de los hogares. Alta capacidad de almacenamiento, procesadores de doble núcleo -que imprimen velocidades necesarias para la multitarea-, pantalla táctil, conexión wi fi, interfaz multimedia de alta definición y cámaras de video son algunos de sus dotes. International Data Corporation (IDC) pronostica que la venta de equipos portátiles en Latinoamérica crecerá 16,4% este año con respecto a 2010, por lo que el mercado consu-

mirá un promedio de 12,8 millones de unidades, contra los 11 millones de equipos colocados el año pasado. En contrapartida, la venta de computadoras de escritorio únicamente registrará un alza de 1,2% con respecto a 2010. El año pasado, en Argentina se vendieron más de 1,3 millones de computadoras personales. Ese total se compone de 40% de computadoras de escritorio y 60% de dispositivos móviles. Para este año, las proyecciones estiman una relación de 35% para desktops y 65% para móviles. La carrera de la tecnología no se detiene Q

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COMERCIO Y JUSTICIA FUE TESTIGO DE LOS CAMBIOS

La Justicia de Córdoba, a la vanguardia El Poder Judicial de la provincia marcó el camino a seguir. Fueros especializados, la puesta en marcha del Consejo de la Magistratura, el Jurado de Enjuiciamiento y los juicios por populares son algunos puntos dignos de resaltar.

Silvina Bazterrechea sbazterrechea@comercioyjusticia.info

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omercio y Justicia nació en 1939. El mismo año en que comenzó a aplicarse en Córdoba la reforma del Código Procesal Penal, cuya comisión redactora estuvo a cargo de los reconocidos juristas Alfredo Vélez Mariconde y Sebastián Soler. Su puesta en vigencia cambió la justicia criminal al introducir importantes modificaciones que después fueron replicadas en otros puntos del país. Hacia 1940, en el marco de esta reforma, Córdoba celebró por primera vez el juicio oral y público que presidió el entonces juez José León Schwartz. El debate, inédito por esos días, sirvió como mecanismo que se mantendría hasta la actualidad, 72 años después. La reforma del Código Procesal Penal introdujo modificaciones entre las que se destacaron la repartición de la jurisdicción entre criminal y correccional: la justicia criminal sería ejercida por los jueces de Instrucción y las cámaras en lo Criminal. La justicia correccional estaba

representada por las cámaras en lo Correccional que juzgarían delitos leves y faltas graves, y los juzgados correccionales a cargo de las faltas o contravenciones leves, asumiendo atribuciones que hasta el momento estaban en manos de autoridades administrativas o municipales. A esa primera gran transformación, el nuevo Código incluiría el proyecto de creación de una Policía Judicial que, con cambios, también persiste por estos días. Asimismo, se introduce una instrucción de tipo judicial, para el caso de los delitos graves, y una de tipo sumaria, para los delitos leves. Diez años después, hacia 1950, la justicia de Córdoba va a innovar con la creación de dos fueros especializados que fueron creciendo en importancia y tamaño a lo largo de la historia: el Fuero del Trabajo y el de Menores. A partir de allí y hasta el golpe militar del 24 de marzo de 1976, el Poder Judicial de Córdoba va a crecer sostenidamente en su estructura.

El retroceso La sangrienta dictadura significó

una ruptura muy profunda en la vida del Poder Judicial. Por decreto, el Ejecutivo declaró “en comisión” a todos los jueces cuyo cargo debía ser reconfirmado por el mismo gobierno. En abril de ese año, el gobierno de facto provincial promulgó la ley 5909 por la cual se atribuía facultades para la remoción y designación de magistrados y funcionarios, sin previo acuerdo de otra dependencia. Igualmente, por medio del decreto 126 del 2 de abril, autorizaba al TSJ a “(…) dar de baja, por razones de seguridad, al personal permanente, de gabinete, interino, contratado, transitorio, suplente (…) que se desempeñe bajo cualquier título, vínculo jurídico o denominación (…) y amparados en estatutos especiales vigentes, que de cualquier forma se encuentre vinculado a actividades de carácter subversivo o disociadoras, o que en forma abierta, encubierta o solapada preconicen o fomenten dichas actividades”. Las consecuencias de estas medidas fueron graves para los magistrados, empleados y funcionarios en general. En junio fue decretada la

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injustificación de toda licencia o inasistencia por cualquier motivo o razón, así como también la revocación de cualquier designación interina, procediendo a dar de baja a numerosos escribientes y oficiales. En diciembre de 1976, y frente al insistente pedido de austeridad que reclamaba el gobierno militar a las oficinas públicas en vistas de un importante recorte en el presupuesto para 1977, el “proceso de reestructuración y racionalización administrativa” del Poder Judicial se acentuó.

La vuelta a la democracia Será recién con el regreso de la democracia que la justicia local podrá reacomodarse. A comienzos de 1984, la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), organización no gubernamental fundada en 1975, pidió a los representantes de las diversas provincias y a los de la Justicia Federal la remoción de todos “los jueces del proceso”. En abril de 1985 comenzaron los juicios contra las juntas militares. Con la democracia se puso en mar-


LEO LUNA

La última década Del año 2000 a esta parte Córdoba siguió haciendo punta en materia judicial. Una de los cambios más importantes fue la incorporación del sistema de jurados populares para el enjuiciamiento de acusados que hubieran cometido delitos aberrantes. A casi diez años de su puesta en marcha, su utilización está siendo debatida para ser replicada en otras provincias. El Tribunal Superior de Justicia , a su

cha el jury de enjuiciamiento a funcionarios y magistrados del Poder Judicial de Córdoba. Esta institución era reclamada por numerosos sectores del mundo jurídico de Córdoba, dado que las causas presentadas y sin resolución eran muchas. Diez años después se creará el Consejo de la Magistratura, cuerpo encargado de la selección de magistrados y funcionarios judiciales que se mantiene por estos días. La década de 90 implicó otro gran cambio en la justicia penal cordobesa: el nuevo Código Procesal Penal sentó sus bases que después serán replicadas por otras provincias. Allí se estipula que la acción penal pública sería ejercida por el Ministerio Público fiscal, el que deberá iniciarla de oficio siempre que no dependa de instancia privada. A su vez, el mismo Tribunal Superior sería el que enten-

vez, pone en funcionamiento oficinas especializadas como el Centro Judicial de Mediación, el Centro de Capacitación y Perfeccionamiento Ricardo C. Núñez y la Oficina de Jurado. Más tarde, con la explosión de los casos de violencia familiar, se asignan a dos juzgados de Familia la competencia exclusiva en materia de Violencia Familiar. En estos 72 años, la justicia cordobesa demostró que se mantuvo a la vanguardia Q

dería en los de casación, inconstitucionalidad y revisión. También se dispuso que mientras las cámaras en lo Criminal -ya sea por medio de sus salas unipersonales o como tribunal colegiado- debían juzgar en única instancia aquellos delitos cuyo conocimiento no fuera asignado a otro tribunal, la Cámara de Acusación tendría competencia sobre los recursos que se presenten contra las resoluciones de los jueces de Instrucción. Se estableció el cambio de denominación para las fiscalías, las cuales pasaron a llamarse Fiscalías de Instrucción, con un turno correspondiente. Finalmente, la Policía Judicial fue anexada como parte del Ministerio Público Fiscal. En 1991 también se pone en vigencia el nuevo Código de Procedimientos Laboral.

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REFLEXIONES. El proyecto de algunos entusiastas dio a luz un diario especializado

Una referencia permanente para profesionales de derecho Desde su misma génesis, en octubre de 1939, nuestro diario tuvo la intención y el propósito de ser aporte y herramienta de consulta para empresarios y profesionales, con especial enfoque en abogados, fuesen litigantes o magistrados. Fue y es página para ideas y debates sobre opinión, procedimientos, jurisprudencia y doctrina. Creemos haber cumplido y seguir cumpliendo aquel objetivo, en una vocación que no se agota. Andrés Fabiano afabiano@comercioyjusticia.info

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n año más. Setenta y dos almanaques deshojados (¡frase romántica, si las hay!) para testimoniar la historia de Comercio y Justicia como publicación especializada. La historia de una apuesta nacida un mes después de que las tropas nazis invadieron Polonia, desatando el más sangriento conflicto que se recuerde y que se extendería hasta la hecatombe de Hiroshima, en 1945. Sí, precisamente en aquellos tiempos de turbulencia e incertidumbre nacía este sueño editorial, largamente acariciado como proyecto y finalmente concretado con constancia, imaginación y mucho esfuerzo. Para acompañar con información fidedigna y privilegiada a empresarios y profesionales, sí, pero particularmente para ser una referencia constante para los profesionales de derecho: fuesen abogados litigantes o jueces impartiendo justicia.

Una visión amplia para dar respuestas Desde sus cimientos, en Comercio y Tribunales, aquella aventura periodística inicial que antecedió a nuestro querido diario, el propio nombre elegido enfocaba y anticipaba su cometido de acercar a comerciantes y abogados una visión ampliada de las respuestas a las inquietudes cotidianas con las que lidiaban en sus respectivas actividades. Y, en lo personal, el caso particular de los letrados tiene una arista de particular significado. Apenas comenzada la década de los

70 tuve mi primer contacto con aquella grey de diligentes hombres y mujeres que se agolpaban en nuestra antigua oficina de atención al público de la calle 27 de Abril, frente al Paseo Sobremonte (desde cuyas amplias ventanas se observaba la imponente arquitectura del Palacio de Tribunales) para interiorizarse de las últimas publicaciones legales, adquirir un formulario tipo para sus escritos, contratar un edicto judicial o solicitar el ejemplar del día. Desde los profesionales más renombrados hasta los bisoños, los recién salidos de la Casa de Trejo, quienes hacían sus primeras experiencias en el mundo abogadil en las tareas que les había encomendado el estudio para el que trabajaban.

La jurisprudencia y la doctrina Todos, sin excepción, ávidos de estar al día con la jurisprudencia y la doctrina que nuestros cronistas -quien escribe, entre ellos- recogían diariamente recorriendo todos y cada uno de los amplios pasillos tribunalicios y que la mente clara y precisa de “ilustrísimos” como don José Antonio Junyent transformaba en sustancia pura del derecho con sus reseñas memorables. En aquellos tiempos en los que la modernidad se asentaba en la moda o en la música que estaban cambiando la visión de las cosas, la tradición docta de los letrados cordobeses les “imponía” una cita ineludible, de lunes a viernes, para encontrarse con el material indispensable para litigar, analizar casos y responder a las preocupaciones de sus clientes. O para aportar “la” sentencia que su labor profesional había contribuido a resolver. Aquellos recuerdos propios ampliaron

sus horizontes con las palabras, las historias y las anécdotas de los más veteranos de aquella, “mi” primera redacción, todos coincidiendo en lo “humildemente” importante que nuestro quehacer era para esos sobrios hombres de traje, cuello y corbata y aquellas damas elegantemente ataviadas para encontrar su lugar en ese mundo, hasta por entonces, de hombres. Eran los días de las Olivetti Lexicon 80 y las cuartillas (una suerte de abuela de las hoy populares A4) guillotinadas en el papel con que se imprimía el diario. Eran los años de las teletipos “torturando” con su martilleo los oídos, pero trayendo ante los ojos las noticias de la ciudad, del país y del mundo. Eran los tiempos de las gloriosas e inolvidables linotipos, unos “monstruos” enormes, de hierro fundido, cuyas matrices acuñaban las líneas de plomo que componían los textos que, luego impresos, llegaban a los lectores.

Mundo febril, mágico y misterioso Todo ese mundo febril, mágico y no pocas veces misterioso por algún que otro secreto de nuestra profesión periodística también se alimentaba de innumerables colaboraciones que los hombres de derecho acercaban a la editorial, para exponer su óptica sobre cuestiones procesales o casos que habían trascendido el universo leguleyo. Lucubraciones sobre reclamos por honorarios, distintas posturas respecto de las prescripciones, debates sobre caducidades de instancia o severos cuestionamientos a preceptos de los códigos de fondo eran expuestos con ese lenguaje duro y académico, de difícil comprensión para los no entrena-

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dos en los laberintos del derecho. Y alrededor de la opinión de tal o cual se abrían los debates, se discutían las ideas y se depuraban las conclusiones; aun -y muchas veces- cuando no había nada o poco en qué coincidir. Ese invalorable aporte nutrió incalculables páginas de nuestro diario y, con el desarrollo de nuevos proyectos, las fojas (¡término abogadil, si los hay!) de Semanario Jurídico, la extensión depurada de los temas que Comercio y Justicia no podía desarrollar, por razones de espacio y de políticas editoriales, que vino a complementar y profundizar nuestra constante oferta especializada para los profesionales de derecho.

Fidelidad solidaria y compromiso mutuo El paso de los años más recientes trajo otros desafíos para la editorial, empezando por la necesidad de ser los trabajadores quienes decidiéramos continuar con aquellas viejas tradiciones frente a la “huida” de quienes se decían los propietarios de la empresa. Así nació la cooperativa de trabajo y se renovó el mutuo compromiso entre nuestras publicaciones -Comercio y Justicia, la primera- y nuestros consecuentes lectores, entre ellos, por supuesto, los profesionales de derecho. Afortunadamente, fue un camino de ida y vuelta, porque nuestra necesidad de trabajar se correspondió con la necesidad de llenar el vacío informativo que un breve paréntesis había dejado. Y esa fidelidad incondicional se mantiene, con las nuevas tecnologías, pero con el mismo ahínco y vocación por cumplir aquel objetivo original: ser una referencia permanente para los profesionales de derecho Q


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UN MANDATO DE LA NUEVA COMUNICACIÓN

El desafío de crear una comunidad junto a nuestros lectores La calidad del público de es una de nuestras mayores fortalezas. Los cambios en el periodismo no son una amenaza sino la oportunidad de construir una red de comunicantes que crecen juntos. Javier De Pascuale jdepascuale@comercioyjusticia.info

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i hay algo que quedó claro en la Argentina de los últimos años es que el viejo paradigma de la comunicación, que le otorgaba a los medios un papel especial como interpretante de la sociedad, cayó abruptamente. Ya nadie cree que las empresas periodísticas sólo bregan por el bien común y asumen los intereses del todo social. Todos sabemos que los medios son parte de grupos empresariales con intereses particulares. Con este fenómeno se modificó fuertemente el rol social del periodista, quien pasó de ser un gran mediador entre lejanas instancias públicas y el “vulgo” a ser protagonista mismo de la subjetividad social. De impolutos demiurgos del funcionamiento social, pasamos los comunicadores a ser simples voceros de sectores empresariales, políticos o sociales. Al mismo tiempo, el libre acceso popular a las tecnologías de registro de imágenes, audios y datos, así como la posibilidad -hoy abierta a todos- de comunicar esos registros punto a pun-

to a otros, cambió las formas en que la gente se informa y se comunica. Detrás de estos fenómenos, algunos llegan a postular el fin del periodismo tradicional o el fin del periodismo, lisa y llanamente. Para quienes hacemos Comercio y Justicia, el periodismo no dejará de existir nunca, aunque sí cambiará de forma, adoptará nuevas prácticas, nuevos usos, supondrá una nueva presencia pública del periodista en la sociedad. La apropiación social de los medios no es una amenaza para nosotros. Por el contrario, es una oportunidad para mejorar los canales de comunicación con nuestros públicos. Y la caída de los viejos paradigmas es también la chance de construir otros nuevos, más pertinentes a una comunicación que vemos como un bien social antes que como mercancía. Como organización social, editora de este Diario, somos parte del espacio público no estatal. Integramos los nuevos medios sociales de comunicación, que se adaptan perfectamente al nuevo papel del periodista como promotor de las redes de comunicación que se construyen naturalmente en esta nueva sociedad.

Desde su formación específica y especializada, el nuevo periodista del siglo veintiuno es convocado a ocupar un nuevo rol, ya no en la cumbre de una pirámide comunicativa sino como parte integrante de un conjunto de personas con intereses similares que, a la sazón, forma un círculo de comunicantes. En esta línea de pensamiento, Comercio y Justicia está llamado a cimentar la comunidad que, de hecho, ya formamos con nuestros suscriptores. El canal de comunicación podrá usar varias plataformas tecnológicas. Tenemos la chance de construir una trama de comunicación con ancla local y aspiración universal. Una red que se caracterizará por la participación de los diversos usuarios de los servicios. Una comunidad pluridimensional, en la cual la relación clásica e unívoca entre periodistas y lectores cambie por el diálogo entre pares que comparten información, que interpretan, analizan, perciben, juzgan, deciden juntos qué informaciones son las más pertinentes para su trabajo y consumo. Ha sido una tradición entre quienes hacemos este diario considerar que el material con el que trabajamos conlle-

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va una característica que lo distingue de otros medios. Nuestro diario, decimos, es un instrumento de trabajo. En esa línea y teniendo en cuenta el particular perfil de nuestros lectores, es posible pensar y desarrollar nuevos productos que nos acerquen a la satisfacción de necesidades presentes y otras emergentes. El desafío de nuestros lectores será utilizar los canales de participación que se establezcan y el nuestro, como Editorial, será responder a esos requerimientos con información pertinente y de alta calidad. La idea que debemos grabarnos en nuestras mentes es que es necesario potenciar nuestras fortalezas: no sólo tenemos recursos humanos con experiencia y formación en el manejo de información sensible y especializada, no sólo tenemos la tecnología social y la física que nos permite sostener excelentes servicios de impresión, atención y rápida respuesta sino que una de nuestras mejores fortalezas es la calidad de nuestros lectores. La oportunidad de nuestra empresa es también la oportunidad de nuestro público. Creceremos juntos. Construiremos juntos la comunidad que nos interesa Q


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