Facetas, 17 de Abril de 2011

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CARLOS ORLANDO PARDO No basta el talento para hacer a un escritor...

Diario del Huila F U N D A C I Ó N TIERRA PROMISIÓN www.diariodelhuila.com Neiva, Abril 17 de 2011 Edición Nro. 346


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LOS ADELANTADOS DE CARLOS ORLANDO PARDO

Por Jorge Eliécer Pardo

Los Adelantados según mi hermano Carlos Orlando, son notas sobre sus amigos queridos que han muerto. Sentidas y profundas donde destaca no sólo la personalidad de ellos sino su quehacer en el mundo. Carlos Orlando Pardo 1.- Los amigos muertos

Mirando el desorden de mi biblioteca, esa noche pensé en el desfile de mis amigos muertos. Busqué en el único lugar donde el tiempo se detiene que es la fotografía, como dice García Márquez y allí, aguardando seguramente mi visita, parecían estar todos con su sonrisa de entonces llegándome como una brisa refrescante pero también, no podría ser de otra manera, despertándome la nostalgia dolorosa que se carga por los amores desaparecidos. Fue fácil reconstruir aquellas reuniones junto a quienes se habían marchado para siempre y que no pocas veces examinaba para no olvidar sus rostros y sentir la alegría de años en su compañía. Para entonces, también, no faltó nunca la tristeza por su partida de este mundo y sobre todo antes de tiempo por las enfermedades súbitas y las muertes sorpresivas. Conservé, para mi dicha, varios archivos donde aparecían dando declaraciones sobre el oficio de escribir y conversando de la vida como si estuvieran vivos. La cita de cada cierto tiempo cuando me era posible regresar sobre mí mismo terminaba siendo un bálsamo y un homenaje a su memoria y repasé esa noche sin afán todas aquellas fotos y videos para no dejar que ninguno terminara muriéndose del todo. Especulé qué pensarían si fuera cierta la historia de que uno puede ver y oír después de ido. Lo claro fue cómo, si así como dicen que llegado el momento de la muerte desfilan en esos instantes todos los actos de la vida, también existen otras horas donde el tesoro del afecto surge como un grato paisaje todo junto. Como dando vueltas por el mismo sitio, seguí de todas maneras con el sentimiento de tristeza por la pérdida irreparable de seres maravillosos y pensé que algo debía hacer con la nostalgia que dejan como traje por la falta que hacen y cómo si bien era cierto habían partido, aún atesoraba sus rostros, sus sonrisas, el tono de sus voces, las historias con ellos conllevadas, sus fotos en mi álbum, su bondad esparcida como el trigo. Pensé en el testimonio sobre cada uno y largo sería nombrarlos, hasta que otra noche, por casualidad, regresé al archivo donde conservo notas publicadas a lo largo de años. En un breve repaso, como penetrando en el túnel del tiempo, advertí sin esfuerzo que tenía reunido el testimonio de cuando tuve que acercarme a esas horas dolorosas. Renové la tristeza y volví a revivirlos en la memoria y el afecto como si me hablaran de nuevo y como si la vida con ellos empezara otra vez. Ahí de manera inopinada se enconUna producción de la Fundación Tierra de Promisión GUILLERMO PLAZAS ALCID Director Ejecutivo Coordinador: FÉLIX RAMIRO LOZADA FLÓREZ

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traba el libro y con él se que estarán nuevamente conmigo llevando entre sus manos inasibles una copa de vino para el brindis. Fueron no sólo vecinos a mi alma sino que compartieron los sueños hasta la madrugada, comentamos los libros y la vida y hasta íbamos con ellos a los cementerios a visitar la tumbas de los adelantados. Evocando cómo no hay mañana que deje de convertirse en ayer ni minuto que no empiece a ser parte de la eternidad, entendí de qué manera todos ellos, con mayor o menor intensidad, dejaron una huella indeleble en mi vida, pero en esencia la alegría de haber tenido el privilegio de compartirlos. Ese traje de aquellas horas donde la tristeza del corazón elevó sus banderas, me arrancó el propósito de publicar este libro. Se trata de figuras públicas, en su inmensa mayoría artistas y escritores, lo que abre una oportunidad para volver sobre sus existencias, usualmente construidas bajo el fragor de las luchas y los sueños. Pertenecen al imaginario colectivo porque lograron instalarse en el sentimiento de la gente que escuchó sus canciones, presenció sus obras o leyó sus libros. Había escuchado a la abuela diciendo desde su mecedora que quien tiene larga vida tiene larga pena. No son todavía muchos los años en la mía, pero cargo como un fardo doloroso la ausencia de quienes comenzaron a marcharse para siempre. Inclusive menciono pueblos y lugares desaparecidos que sólo resucitan en el fondo de la memoria. Ahí queda el sabor de su ausencia como una torre levantada dentro del sentimiento lastimado. Selecciono algunos de los textos que publiqué entonces y los dejo escritos aquí como una manera de ver prolongada su presencia. Fueron notas hechas al ritmo del dolor como si en cada palabra buscara un exorcismo para aliviar la herida. No son un canto a la muerte sino a la vida y una evocación a la amistad. De pronto, tras innumerables noches de música y bohemia, todo parece interrumpirse. Es como si empezara a ingresar hacia un luminoso conjunto de alegrías que van escondiéndose en forma irremediable y me mostraran de manera simple la fragilidad de la existencia. Entonces lo débil del ser queda cubriendo el paisaje y despistados ante lo incierto del mañana corremos a refugiarnos en el pretérito para saborear que hemos vivido y en el presente para palpar que aún estamos vivos frente a la claridad que deja el sol en la llanura. En el laberinto del pretérito nos tropezamos con tantos días y años reuniéndose en un solo instante para dispararse como un chorro imparable. No somos más que el camino recorrido ni menos que los sueños alcanzados. Apenas el relámpago porque son pocos los que alcanzan a ser una tormenta. Y simples llamas al viento que el viento apaga como diría el poeta. Nada pertenece a la durabilidad y todo pareciera vano salvo el haber gozado de los instantes donde la satisfacción de compartir la amistad deja un grato sabor entre los labios. La eternidad apenas se abre como un gran abismo que nos consume a todos luego de haber sido tan sólo huéspedes de la existencia, aunque sin el tormento de los personajes de Dante que no tienen la esperanza de morir. Sin embargo, la muerte causa miedo cuando toca a la puerta y nosotros creemos que aún no es el tiempo preciso ni adecuado porque tememos a esa oscuridad definitiva, a esas playas eternas y aún no contamos con la convicción de algunos que dicen que morir es dormirse entre los hombres y despertar entre los ángeles. Leí en alguna parte que la muerte no es tan buena o si no por qué los dioses eran inmortales. No tenían mis amigos fallecidos sino la muerte en acecho mientras los exámenes y el temor guardado por las enfermedades los aguardaban a la puerta del consultorio de los médicos. Nada podría decirse de su partida como un descanso ni como la única seguridad porque nunca hicieron un pacto con la muerte sino con la vida plena en Pasa Pág 3


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mitad de los libros, la música, la bohemia, el periodismo y el amor bajo los resplandores de la carne y el espíritu. Era como si el día del fin cabalgara demasiado lento y solo se instalaran sus sonrisas, su corazón y sus melodías en el alma de quienes gozamos parte de sus días y sus noches. Se fueron al lugar donde afirman que nadie regresa así no murieran del todo por la memoria que perdura y como si se nos recordara que no estamos exentos del fin y que la fábula de la vida siempre tiene un adiós definitivo. Nadie puede escaparse a un proverbio que reza cómo, uno debe dormir con el pensamiento de la muerte y levantarse con el pensamiento de que la vida es corta. De todos modos, antes de iniciar la tarea de este libro, me acordé de una frase de García Márquez que siempre me ha gustado y que afirma que él escribe para que los amigos lo quieran más. Para este caso y parodiando, me dediqué a terminarlo cuando antes para querer más a mis amigos. Ibagué, Nuevo Rincón Santo, noviembre 25 de 2010

2.- Darío Ortiz Vidales: el memorioso memorable

El Tolima guardó luto cuando se apagó la memoria de quien fuera una autoridad en el campo de la historia o la academia, en la política o el periodismo, en la novela o la crónica, en la trashumancia y en la bohemia, en la polémica y la fraternidad, en la amistad y en la tertulia, en la estrategia y en la evocación...(sigue en el libro que se encuentra al final)

3.- Eligio García y la ceremonia del adiós

Fue en Londres donde conocí a Eligio García en la primavera de 1980. Durante los pocos días de mi estancia en Inglaterra compartimos varias tardes en los bares alrededor del tema de la literatura y de la vida y hablábamos entonces de contar por lo menos con medio siglo por delante para cumplir con parte de los sueños...

4.- Mis días en blanco sin Hugo Ruiz

Nada más aleccionador que el ejemplo del escritor Hugo Ruiz frente a las noticias dadas por los médicos sobre la proximidad de su muerte. Recibió el anuncio de los especialistas en cáncer con una tranquilidad pasmosa como si alguien le dijera de un dolor pasajero y sin arrepentirse ni un minuto de haber fumado incansable por más de medio siglo porque había disfrutado con sus cigarrillos hasta la saciedad....

5.- Jorge Ernesto Leyva, entre el amor y la partida

La muerte que nunca está de vacaciones y jamás se permite una siesta, termina arropando tarde que temprano a los seres queridos. Y en muy poco tiempo ha cumplido sus pasos arrastrando hasta sus fauces a no pocos escritores y artistas tolimenses. Ahí no más están los casos recientes de los inolvidables Hugo Ruiz y José Faxir Sánchez, para llevarse ahora al poeta Jorge Ernesto Leyva...

6.- José Faxir se quedó para siempre

Fue proverbial la multitudinaria presencia de cuerpo y corazón que el pueblo tolimense le rindiera a nuestro popular cantautor José Faxir Sánchez. Su partida inesperada y que

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se recibió con sorpresa y dolor colectivo, es una prueba más de cómo la gente quiere a sus artistas y de qué manera logró él, a lo largo de no muchos años, entronizarse en el alma de personas de diversos estratos, todo hasta el punto en que varias de sus canciones han llegado a convertirse en himnos...

7.- Las vidas de Ignacio Ramírez

Este año que agoniza nos deja varias tristezas en el alma con la distancia grande de amigos entrañables. Ya he dicho en otras ocasiones que uno se prepara para vivir y gozar la vida con los amigos pero no para sufrir su ausencia con la muerte...

8. El canto de la tierra con Alberto Machado

A los 92 años se paralizó para siempre el corazón de un persistente poeta del Líbano que había alcanzado prestigio nacional con Los peregrinos de la muerte, una novela que fuera finalista en el desaparecido y famoso premio Esso. Su probada resistencia en la literatura lo llevó a convertirse en el más veterano y sencillo escritor del Tolima que una buena tarde, tras haber sido promotor nacional de cultura y capacitación en el ministerio de Jorge Eliécer Gaitán, regresó a su tierra para nunca más salir de ella, desde donde fuera colaborador de periódicos como El Tiempo o Voz del Norte entre los muchos medios que tuvieron el honor de su pluma versátil y su pensamiento crítico y agudo.

9.- Eutiquio Leal después de la noche

Llegó esa tarde con la sonrisa amplia y las palabras gratas que refrescaban aquel día, pocas horas antes de celebrar mis primeros cincuenta años. Era excepcional que no viajara a las convocatorias de los amigos porque su actitud solidaria estaba a toda prueba. Lo noté demasiado delgado cuando le di mi abrazo, pero nada hacía suponer que la muerte corriera de prisa por sus venas...

10.- La eterna novia de Ibagué

El viaje definitivo que de su amada Ibagué emprendió Leonor Buenaventura de Valencia el sábado pasado, dejó la certidumbre de una tristeza colectiva y la seguridad de saber que su largo y fructífero tránsito por la existencia no tuvo nada vano. Con la transparencia de su ser sencillo y de su talento maravilloso puesto al servicio del amor a los suyos y a su tierra, nos acostumbramos a contemplarla como parte esencial del paisaje ibaguereño, a entender cada vez el virtuosismo de su vida y a saborear siempre emocionados sus canciones, el ritmo de su piano, las letras con su eterno ritmo de poemas y la capacidad para pasearse entre el bambuco o el bolero, la tonada festiva y romántica, el paisaje engrandecido con su corazón generoso y las historias sentimentales de sus canciones vueltas himnos en las voces de infantes y mayores.

11.- Jaime Pava Navarro y el arte de vivir

La suma total de la vida y de la muerte de Jaime Pava Navarro, entrañable amigo y tolimense paradigmático, nos deja el grato balance de contemplar la existencia de un Pasa Pág 4


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luchador de tiempo completo a quien el triunfo no le fue casi nunca esquivo y para quien la alegría era el común denominador de sus momentos. Conservó siempre la esperanza como el sueño de un hombre despierto y no construyó ningún refugio diferente a la casa grande de su tierra que lo miró con definida admiración...

12.- Pacho Peñaloza en el territorio de lo popular

Si a alguien debe Ibagué y el departamento buena parte de su desarrollo es a Pacho Peñaloza, a quien con justicia califiqué en mi libro Hazañas Tolimenses como el ejecutivo del siglo XX. Su nombre y su obra queda en cada recodo de nuestra región generando un ejemplo práctico frente a muchos otros. Todos nuestros sueños en materia de infraestructura fueron cumplidos uno a uno a lo largo y ancho de nuestra geografía y por ello debemos a Pacho Peñaloza un continuo reconocimiento.

13.- José Ignacio Arciniegas en la historia

Perteneció a esa vibrante generación de periodistas que tuvo siempre pasión encabritada por su oficio. Aquella que como la de Agustín Angarita asumió ferviente disciplina para aprender a diario y que se forjó en los campos de la práctica por encima de las especulaciones. Sus compañeros de oficio son ya un grupo ejemplar diezmado por la muerte, unos entusiastas autodidactas que se metieron tanto en el estudio de su región y de su país que terminaron siendo historiadores...

14.- Amina Melendro y su ejemplo admirable

Aunque ya estaba retirada de la vida académica y de la vida pública desde varios años atrás cuando la sorprendió la muerte al borde de cumplir un siglo de existencia, Amina Melendro de Pulecio continuaba y continuará vigente en la historia vital del Tolima por las acciones emprendidas a lo largo de todo su periplo. Como los muertos hablan por lo que construyeron en su vida, ella perpetúa su palabra y su memoria de una manera contundente...

15.- Punto de encuentro con Orlando Sierra

Conocí a Orlando Sierra, el inmolado subdirector del diario La Patria, de Manizales, cuando acababa de terminar su bachillerato. Antes de ingresar a estudiar filosofía en la Universidad de Caldas, decidió recorrer el país de punta a punta. Llegó a mi casa en Ibagué y como saludo, soltó de memoria uno de mis cuentos de principio a fin...

16.- El gordo Jorge Valderrama se despidió de pronto

Un infarto fulminante sorprendió al gordo Valderrama en Bucaramanga, la ciudad donde vivió buena parte de su vida. Era un escritor ibaguereño de aquellos que no especulan sino trabaja y un activista cultural que envidiaría cualquier ciudad del mundo. Durante más de una década dirigió el suplemento dominical del diario Vanguardia, considerado el mejor del país en su momento, pero también se dedicó a fundar y dirigir la biblioteca municipal Gabriel Turbay, de gran importancia nacional...

17.- Armero 25 años después

Cómo olvidarnos de la muerte de Armero. Cada trece de noviembre a los sobrevivientes les parecía ver de nuevo estremecerse la tierra por el estallido del volcán y sentir que

otra vez, el cráter Arenas del Nevado del Ruiz, expulsaba por su boca de dragón la lava y la ceniza que producirían la avalancha gigantesca. La persistente lluvia de ceniza que los arropaba desde las tres de la tarde, no era el simple material rocoso pulverizado, sino una advertencia preocupante...

18.- Nos quedamos sin Niño Jesús

Esa tarde en Arte y Café el maestro Jesús Niño Botía cerró con el escritor Hugo Ruiz un pacto memorable. El pintor había estado preso antes de nacer, puesto que su madre embarazada fue detenida al estrellar desde un segundo piso una matera sobre la cabeza de la amante de su esposo. Por ahí debía comenzar la historia del artista que escribiría Hugo Ruiz en un plazo no mayor a los tres meses...

19.- El tigre Alberto Duque terminó su película

Germán Santamaría me había dicho por teléfono, con voz preocupada, que aquel amigo entrañable que nunca se enfermó estaba al borde de la muerte. Todo fue muy rápido. Había regresado de Nueva York donde compartió con su hija y con su nieto, pero también donde miraba las películas que aún no habían llegado. Siempre lo hizo y no pocas veces tuve el privilegio de estar al lado suyo en proyecciones que sólo hacían a los críticos y de gozar sus aventuras y sus comentarios cada vez que regresaba del festival de san Sebastian adonde fue por casi veinte años...

20.- Jorge Eliécer Barbosa y las venas abiertas de Ibagué

El 11 de mayo de 2010 murió Jorge Eliécer Barbosa Ospina, uno de los más grandes en la historia del periodismo regional. No dejó sólo el amargo sabor de su ausencia sino la grata enseñanza de su ejemplo. Con su partida, se privó al Tolima de su voz y sus luces, su palabra luminosa y oportuna, su evocación afortunada, su ejemplo de estudioso en jornada continua como devorador de libros y la encarnación paradigmática de una ética profesional que para hoy surge apenas como un recuerdo...

21.- 18 años sin Néstor Madrid Malo

Fue alrededor de Café literario, una revista inolvidable que mantuvo a lo largo de no pocos años, donde pudimos estar cerca de su generosa manera de ser y a una simpatía que nos dejaba olvidar sus cargos de gobernador o de notario, de político en vacaciones o de estudioso de la Constitución, de catedrático o de historiador apasionado. Porque por encima de los oficios que tuvo que desempeñar para vivir, era, en esencia, un enamorado indeclinable de la literatura y un juicioso analista de nuestro pasado...

22.- La resurrección de Raquel Bocanegra de Galviz

A lo largo de no pocos años, Raquel Bocanegra de Galviz se empeñó en dejar testimonio de su ser sensitivo y romántico regado por centenares de páginas hasta los días aciagos de su última etapa. Quedaron todos aquellos papeles conservados


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celosamente por su hija en antiguas gavetas aguardando su resurrección, hasta ahora que ella, devota de su vida y de su obra, decidió darles nueva supervivencia con la publicación de un sugerente libro de poemas con acierto titulado Bajo las alas del tiempo...

23.- Pedro María Idrobo entre la acción iluminada

Existen quienes, luego de atravesar la puerta hacia la eternidad, dejan una huella de tal categoría en el espíritu de sus congéneres, que los mantiene vivos, sin remedio. Es lo que ocurre con el siempre amado padre Idrobo, cuya sonrisa grande y su palabra fácil iluminan aún el entorno, a pesar de las especulaciones tejidas con motivo de su última noche...

24.- Tafur desembarca de nuevo

Con tan sólo 47 años se extinguió en Neiva donde había nacido, la vida de Humberto Tafur Charry, un huilense del Tolima como el mismo Benhur Sánchez o Rodrigo Silva. Pocos días antes de morir y sin que aquella idea se nos fuera a cruzar por la cabeza, fuimos a la capital opita a visitarlo gozando con él en la clínica donde se recuperaba de una cirugía de vesícula. Acababa de terminar su novela El desembarco y colocándose con agilidad sus gafas de lente grueso, nos leyó dos breves capítulos despertando en nosotros no oculta hilaridad y simpatía por el humor que siempre manejaba y por el enfoque maestro de la mejor literatura picaresca...

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28.- El tío Álvaro me visitó a media noche

El tío Álvaro me despertó hacia las tres de la mañana. Tenía largo tiempo sin hablar con él y siempre de manera inútil en mi agenda se quedaba pendiente la visita. Durante los últimos dos años no fueron pocas las veces en que lo pensaba y tenía la seguridad de su sonrisa amplia cuando me viera llegar, abrazarlo con cuidado por los aparatos de la diálisis que lo acompañaban de meses atrás y con el rostro pálido que me anunciaron lo cubría...

29.- Diego Fallon a cien años de su muerte

Hace apenas 171 años nacía en la población de Santa Ana el más importante poeta que tuvo el Tolima para Colombia para entonces y hace justamente un siglo que moría en Bogotá durante la noche del 13 de agosto de 1905. Este hombre sencillo como deberían serlo todos los seres dedicados a la poesía y al humanismo, ejerció la docencia por más de 40 años dictando música e idiomas y fue el más sobresaliente ejemplo de transición entre el romanticismo y el modernismo en el país...

30.- El infierno y la gloria de Martín Pomala

El poeta que nació en una choza de Ataco en medio de una atmósfera polvorienta donde el calor adormece, fue hijo de una humilde campesina descendiente de los Pijaos y se levantó en medio de la pobreza y el desamparo, pero de acuerdo a su más intenso biógrafo, José Antonio Vergel, ocupó desde los bancos de la escuela primaria siempre el primer lugar...

25.- Pedro J Ramos, habitante de la presencia

Aquella noche en el teatro Tolima todos estábamos de pie ondeando pañuelos blancos para expresarle nuestro afecto. Sus canciones habían impregnado de calor el ambiente como sacudiendo las cuerdas del alma y él allá, en el escenario, rodeado de músicos, también mecía su pañuelo despidiéndose de su pueblo que en ese instante entonaba Vivirás mi Tolima. Ninguno ignoraba que sería la última vez para aplaudirlo y abrazarlo porque la sentencia de muerte por el cáncer estaba por cumplirse...

26.- Un adiós a Rincón Santo

La casa quedaba en el recuerdo con todas sus cosas intactas, con sus corredores recién barridos, con sus matas florecientes, con el olor agradable de la cocina, la lavanda de los baños, las lámparas colocadas por mamá con su ternura de todos los días, con sus jardines exteriores y las camas recién tendidas. La casa, al mirarla en su espacio de tantos años ya no era la casa sino una clínica, pero nada importaba lo que estaba allí sino lo que realmente estuvo en nuestras vidas a lo largo de tantos años juntos, de tantos días y tantas noches tejiendo la urdimbre de las ilusiones y las esperanzas que una tarde llegaron para nuestra dicha...

27.-Luis Alberto Gamboa y la casa eterna

No es nada fácil permanecer vigente durante más de medio siglo en el ejercicio de un liderazgo como el del magisterio. Esta hazaña sólo podría concebirse en un temperamento y en un espíritu como el de Luis Alberto Gamboa que acaba de marcharse de éste mundo. Desde tiempos tempranos lo vimos recorrer de manera incansable todos y cada uno de los municipios de la tierra con el propósito de unir fuerzas, levantar banderas, buscar reivindicaciones y clamar protestas contra la injusticia social. Aún ya agotado por el peso de los años y las enfermedades que el tiempo trae consigo sin remedio, Gamboa no dejó un instante la trinchera ni la lucha....

31.- El centenario de Germán Pardo García

El poeta Germán Pardo García sólo estuvo en tres ocasiones bajo el cielo de Ibagué. El tiempo de su nacimiento cuando su padre era el Presidente del Tribunal Administrativo del Tolima como magistrado, la vez que viajó siendo muy joven a conocer el casi diminuto ataúd en que iban a enterrarlo y la mañana en que llegó por última vez envuelto en un pequeño osario convertido en un montículo reducido de cenizas...

32.- El regreso de Roberto Ruiz Rojas

Roberto Ruiz regresa tras cuarenta años de su muerte cuando por Colombia y algunos países de América Latina comenzó a circular su breve novela Beekland 2-71 que está incluida en la colección 50 novelas colombianas y una pintada de Pijao Editores y Caza de Libros. Este homenaje a una de las plumas más prolíficas del Tolima a pesar de su temprana muerte por un trágico accidente el 19 de julio de 1968 en Ibagué, donde había nacido en 1938, retorna a una obra que en su tiempo fuera reconocida...

33.- Memorias de un combatiente

Aquella mañana llegué en compañía de mi sobrino Oscar Viña a realizar un reportaje concertado. La directora del colegio pasó indiferente sin mirarnos como si no hubiera compartido con ella y su marido muchas tertulias cuando él vivía. La dejé completar sus oficios manteniendo paciencia hasta que de pronto se paró y me dijo: estoy muy disgustada con usted porque es el culpable de la muerte de mi esposo. Lo tomé como una broma de mal gusto hasta que ya en su oficina terminó explicándome, sin la seriedad de antes, que mi noticia para el coronel sobre que iba a reeditar el libro de sus memorias lo emocionó tanto que tuvo un infarto fulminante...


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ANTONIO SKÁRMETA

PREMIO PLANETA DE LITERATURA Por: Carlos Orlando Pardo

Conocí a Antonio Skármeta cuando la primavera estaba instalada en París por el año de 1980.

Los escritores Carlos Orlando Pardo, Antonio Skármeta y el crítico literario alemán Peter Schulze-Kraft. París 1980

El escritor chileno que acaba de ganar el premio Iberoamericano de novela convocado por Planeta, tenía para entonces la mirada perdida y no le era fácil la risa por su condición de exiliado en Alemania huyendo de la sangrienta dictadura de Augusto Pinochet. Contaba cuarenta años y los jóvenes de aquel

tiempo lo conocíamos por haber sido ganador del famoso Premio Casa de las Américas de Cuba con Desnudo en el tejado en 1968, un año después de haber publicado su primer libro y tras una estadía en los Estados Unidos donde su tesis de postgrado estuvo centrada en la narrativa de Julio Cortázar. No le vimos por aquellos días su cara de actor y el rostro divertido que años después le observamos en su programa de televisión Libro abierto que llegaba para nosotros como una novedad, ni teníamos idea de sus estudios de teatro en el Actor’s estudio. Conocíamos de su actitud festiva cuando por los años 70 Germán Santamaría, acompañado de Luis Ernesto Lasso, lo entrevistó en Santiago y se bebieron con él varias botellas de vino, asombrándose el escritor opita de escuchar al narrador deseando gastarse el premio de la revolución cubana en un casino de las Vegas. Cuando conversamos con él en una cafetería de la Universidad de la Sorbona con una escultura de Víctor Hugo adornando el patio en las afueras, la tristeza de haber perdido su país parecía inundarlo todo. Pasa Pág 7


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Santamaría fue la ocasión feliz para verlo de nuevo. La velada duró hasta las tres de la mañana cuando lo llevamos al hotel Tequendama donde se hospedaba. Las ocho horas de tertulia acompañados del poeta Jorge Valencia Jaramillo, Roberto Posada García Peña, el famoso Dartagnan y mi hijo Carlos, pasaron como un soplo. Durante largo rato nos contó de su experiencia soñada en la ceremonia donde entregan los Oscares, puesto que la película basada en su obra se había ganado meses atrás el de la música. No nos imaginábamos que ese teatro siempre permanece lleno desde un comienzo, gracias a extras contratados que sustituyen a los astros mientras llegan, todo para no permitir el vacío que millones de televidentes ven desde sus casas. Tampoco que en el camino que atraviesan desde el hotel en lujosas berlinas donde con sólo apretar un botón sale una botella de champaña, Jorge Eliécer Pardo y Antonio Skármeta. París 1980 a lado y lado se sitúan artistas con la esperanza de ser descubiertos por un director para volverse estrellas de cine. Lo suponemos Estaba ávido de dialogar con latinoamericanos y eran muchos repasando sus historias sobre el exilio protagonizadas por en el encuentro que organizó Olver Gilberto de León en la futbolistas jóvenes, celebrando en un hipódromo en una Sorbona para cuentistas del continente. Por ahí caminaban carrera de caballos que tanto lo entusiasman y haciendo de los tolimenses Héctor Sánchez y Magil, Hugo Ruiz y César la vida una fiesta fuera de la melancolía que lo cubrió en Valencia Solanilla, William Ospina aún desconocido, y al Alemania donde estuvo quince años y a cuyos linderos regreotro lado de la calle mi hermano Jorge Eliécer y yo ansiosos saría como embajador de Chile, repitiendo quizá el ejemplo de de cumplir un reportaje con Juan Carlos Onetti, resumido Pablo Neruda y Jorge Edwards, quien varias veces nos habló en un sorprendente silencio durante hora y media en un de ese muchacho no tan muchacho que iba abriéndose camino bar porque no dijo una palabra más allá de pedir su vino firmemente en la literatura. Emocionado con la noticia de su blanco. premio, salgo a repetir la película del cartero de Neruda que conservo como una maravillosa lección sobre la poesía y la amisLa conversación que tuvimos con Skármeta estuvo centrada en tad, a volver a leer la novela que me dedicara entusiasmándome la política con su participación en la Unidad Popular que llevaría a Salvapara que siguieran adelante mis historias y a brindar en su nombre con dor Allende al poder y en una historia sobre Pablo Neruda que entonces un café humeante. preparaba, sin imaginar que cinco años más tarde la leeríamos con el título deArdiente paciencia y que se llamaría luego El cartero de Neruda traducido a muchas lenguas. Doce años pasaron para verlo de nuevo por televisión en su programa show sobre los libros, luego bautizado La torre de papel y nos divertíamos con su informalidad y el humor quitándole el tinte solemne con que algunos asumen el oficio de escribir. Nuestra mirada no cambió en el seguimiento porque nos informamos de sus documentales y películas, de sus muchos premios internacionales, incluyendo el Planeta en el 2003 con El baile de Victoria y que acaba de repetir con su novela Los días del arco iris que esperamos pronto disfrutar. Regresó a Colombia en 1996 invitado por la Feria Internacional del Libro en Bogotá bajo la orientación de su presidente y fundador, Jorge Valencia Jaramillo. Una cena en el apartamento de Germán El periodista Roberto Posada García Peña, el poeta Jorge Valencia Jaramillo, los escritores Antonio Skármeta, Carlos Orlando Pardo, Germán Santamaría y Carlos O. Pardo Viña. Bogotá.


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Exaltación

RECONOCIMIENTO A LA GESTIÓN FOLCLÓRICA

DE DOÑA

Por: TONY ARBELAEZ

Inés García de Durán

Doña Inés: si, doña, porque así respetuosamente siempre la llamaré. Iniciaremos estas sencillas palabras recordando a su padre, don Joaquín García Borrero, destacado ingeniero, poeta, sociólogo, historiador, y político Huilense del siglo XX. Semejante ascendencia explica un poco, doña Inés, su figuración en nuestra memoria folclórica. Hija de Neivanos todos de pura cepa, criada en los campos barayunos compartiendo en labores de la ganadería y agricultura respirando desde muy niña el aroma de café y degustando el dulce de la caña. Años más tarde sus pilatunas y osadas travesuras infantiles y adolescentes se trasladaron a las calles empedradas de Neiva cuando los libaneses jalonaban al comercio incipiente de nuestra aldea capital. En el frío Bogotá aprendió las primeras letras y números, inició su camino sacramental católico y calentó su vocación temprana de bailarina siempre inquieta, estudiosa, disciplinada y aventajada, que la llevó a compartir escena en una obra de ballet con quien años más tarde fuera otra reconocida folclorista Sonia Osorio (paz en su tumba). Desde su secundaria, estando interna en el colegio Alvernia ya montaba sus coreografías y bailes de muchos ritmos folclóricos y populares ayudada por su hermano Ramiro con quien aprendió y practicó. Y esas dotes de bailarina de ballet, doña Inés, no cabe duda que se pulieron en su juventud entre las fiestas de colonias de Bogotá fiestas patronales de la Virgen Inmaculada Concepción y las celebraciones de quince años que era encuentros de pollos y pollas con mezclas de cola y ron y posteriores paseos en los cercanos ríos caudalosos que hoy solo arrastran vagos recuerdos y desperdicios de nuestra absurda compostura ciudadana. Usted ha sido, doña Inés, una mujer de hogar y laboriosamente inquieta en las manualidades del bordado, la pintura, heredado de su tío Ricardo Borrero Álvarez descollante paisajista reconocido a nivel nacional. En la finca la cabaña allá en San Antonio de Vegalarga donde compartió gozos afanes y amores con Ernesto Durán Cordovez de cuya unión nacieron María Fernanda, Maria del Pilar y Ernesto Jimeno. Incursionó además en la política, la radiodifusión y en la administración pública como profesora de danzas en el conservatorio departamental al igual que Secretaria de Educación. Ante el monumento de la sanjuanera, que hace honor a las parejas bailarinas, pasaremos varios de los que hicimos fila para recibir sus indicaciones coreográficas; y hoy como ayer nos quitaremos el sombrero no precisamente para interpretar la figura, sino reconocer su señorío, su talante y su capacidad artística. Ya se han cumplido 50 años de su trascendental vinculación al festival folclórico sobre todo cuando por insinuación del poeta cantor de las Américas Jorge Villamil Cordovez usted lideró giras con algunos de nosotros aquí presentes para analizar las comparsas y las coreografías de bambucos, guabinas, rondas criollas y pasillos, que en las rondas sampedrinas interpretaba la gente de barrios como quebraditas, chapinero, peñonredondo, Rojas Trujillo, santa Isabel, fortalecillas y peñas

Inés García de Durán blancas, entre otros. Así se generó el primer grupo de danzas del departamento del Huila., con presentaciones nacionales y una internacional, conformado por jóvenes del conservatorio que dirigía por entonces el padre Andrés Rosa y en cual tuvimos el privilegio de figurar de primera mano con Sonia Cerquera. Usted ha sido querida doña Inés, una defensora auténtica del origen, esencia y arraigo de nuestro folclor por eso más que estas modestas palabras de gratitud, más que una hermosa y merecida placa de reconocimiento, uno de los mejores homenajes que podemos brindarle es de rodear su legado en defensa de nuestros valores y tradiciones contra la incursión nefasta y despistada de innovaciones modernas que pretenden sepultar lo autóctono queriendo arrojar por los canales esnobistas el conocimiento, fomento y lucimiento de nuestros aires, raíces coreográficas y sentimientos de huilensidad. Usted ha hecho danzas e historia y por el Huila y por sus danzas debemos unirnos para cantar que aprendimos en el sanjuanero Huilense la alegría del pueblo que queremos y bailárselo a Colombia y al mundo entero con sus pasos y sus 8 figuras que usted inmortalizó y que nuestro gobierno departamental institucionalizó hace 29 años, manteniendo todo ese pasado de riqueza de acervo y de idiosincrasia opita. Que los huaytipan, los tambores de oro y los méritos folclóricos, las placas al mérito cultural, las vorágines y los reconocimientos a la huilensidad de los cuales usted es digna merecedora se siga otorgando sobre todo para exaltar el tesón, la sapiencia, la pasión y la entrega del folclor huilense de héroes cotidianos, que como usted, doña Inés han ayudado a escribir en la historia local con el puño de su voluntad y la tinta de su vida para posicionar y mantener el sanjuanero huilense en el corazón y el pentagrama de todos los colombianos y en la memoria cultural de esta tierra bonita que la vio nacer. Doña Inés: su aporte al folclor trasciende fronteras y todos los aquí presentes consideramos que así como Jorge Villamil Cordovez fue a la música colombiana su máxima figura, doña Inés García de Durán es a la danza su mayor exponente. Mil gracias.


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