facetas2011jun19

Page 1

N

LA CO

CIRCU

Diario del Huila F U N D A C I Ó N TIERRA PROMISIÓN www.diariodelhuila.com Neiva, Junio 19 de 2011 Edición Nro. 355

El legado de José Eustasio Rivera


2

Neiva, Junio 19 de 2011

Divulgación Cultural

JOSÉ EUSTASIO RIVERA SALAS

Desde 1907 se comienzan a encontrar textos de Rivera Salas; el cuento “La Mendiga del Amor”, lo publica en la revista Tolima en 1911, luego la obra de teatro “Juan Gil”; y muchos otros artículos y ensayos de temática diversa. En 1910, obtuvo el primer reconocimiento literario, cuando ganó el segundo premio Centenario de Colombia con el poema “Oda a España”. Su creación poética, “Tierra de Promisión” (55 sonetos), es el punto culminante de su expresión lírica, en plena juventud. Deseoso de superar las estrechas perspectivas que le ofrecía el magisterio, decidió viajar a Bogotá a estudiar Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad Nacional. Entre tanto, ocupó el cargo de Administrador en el Ministerio de Gobierno. Luego de obtener su grado, como abogado, el 3 de marzo de 1917, visitó los Llanos Orientales; dos años después regresó a Orocué (Casanare), esta vez solicitado por el proceso de una herencia. Rivera Salas: suprapartidista, nacionalista, reformista, laico, era el arquetipo del intelectual centenarista, que un día, por sus actitudes irreverentes para la época, fue “barrido de un sotanazo” y así truncadas sus aspiraciones de llegar a la Asamblea del Huila.

Por Camilo Francisco Salas Ortiz A JOSÉ EUSTASIO RIVERA, LE BASTARON 40 AÑOS PARA ALCANZAR LA GLORIA. DEJÓ TRES LIBROS, TODOS FUNDAMENTALES EN LAS LETRAS DEL HABLA HISPANA; ALLÍ NOS DIO A CONOCER LA SELVA, LAS PESADILLAS SURGIDAS DESDE SUS ENTRAÑAS Y SUS EFECTOS EN EL HOMBRE. EN EL LIBRO JOSÉ EUSTASIO RIVERA: UNA VIDA AZAROSA, FELIX RAMIRO LOZADA, PROFUNDIZA PARA MOSTRARNOS UN PANORAMA VARIADO, UNA GAMA DIFERNTE DE LA VIDA Y SOBRE LA VIDA DE ILUSTRE ESCRITOR HUILENSE. EN LA COMPILACIÓN, CADA TEXTO MUESTRA LAS CARACTERÍSTICAS Y LA PERSONALIDAD DEL MÁS GRANDE CANTOR DE NUESTRA TIERRA. CON ESE PANORAMA VARIADO, INVITAMOS A NUESTROS LECTORES A UNA SANA Y AMENA LECTURA DEL LIBRO, PARA QUE APRECIEN EL SENTIR Y LAS PREOCUPACIONES DE UN HOMBRE QUE ESTRUCTURA UNA OBRA Y LA APOYA EN UNA SERIE DE ACONTECIMIENTOS REALES.

De regreso, en Bogotá, se dedicó a leer los clásicos y autores contemporáneos, a la par que prosiguió con su creación literaria original. Producto de este esfuerzo fue el pulimento y la culminación de su libro de poemas titulado Tierra de Promisión, serie de sonetos en los que plasmó el conocimiento y la percepción especial que tuvo de la geografía nacional a partir de sus viajes, sonetos que son de una perfección y acabamiento inigualables. Esta obra fue publicada en 1921, alcanzando cierta notoriedad. El año de 1922 marcó una fecha de importancia en su vida: ese año murió su padre y comenzó (el 22 de abril) a escribir La Vorágine. Terminada la primera parte de su obra, fue nombrado Secretario Jurídico de la Comisión Demarcadora de Límites con Venezuela; en el desempeño de sus funciones debió conocer de cerca tierras y ambientes inhóspitos que luego se ven reflejados realistamente en La Vorágine. Rivera Salas, antes que intentar avanzar en los caminos de la denuncia por medio de la literatura, se empeñó en hacer una denuncia formal ante el Congreso y por medios periodísticos; pero sus intentos no encontraron respuesta. La Vorágine fue publicada el 25 de noviembre de 1924; considerada por muchos como la gran novela de la selva latinoamericana.

“…Los que un tiempo creyeron que mi inteligencia irradiaría extraordinariamente, cual una aureola de mi juventud; los que se olvidaron de mí apenas mi planta descendió al infortunio; los que al recordarme alguna vez piensen en mi fracaso y se pregunten por qué no fui lo que pude haber sido, sepan que el destino implacable me desarraigó de la prosperidad incipiente y me lanzó a las pampas, para que ambulara vagando, como los vientos, y me extinguiera, como ellos, sin dejar más que ruido y desolación”.

Algunos cargos políticos más, alcanzó a desempeñar en los años que siguieron. Formó parte de las comisiones de relaciones exteriores, de colonización y de investigación, así como también integró la Junta Directiva del Ferrocarril del Pacífico.

El 19 de febrero de 1888, en la ciudad de Neiva, en una casa ubicada en la calle 8 entre carreras 7ª y 8ª (donde hoy están las instalaciones del DAS), nació José Eustasio; fue el quinto de los once hijos que procrearon don Eustasio Rivera Escobar y su esposa, doña Catalina Salas Escobar. En su ascendencia figuran notables políticos, militares y prestigiosos educadores, algunos de los cuales incursionaron en la literatura. Según Isaías Peña Gutiérrez, en su obra Breve Historia de José Eustasio Rivera; las primeras letras le fueron enseñadas por su madre en la casa paterna. Alternaba el aprendizaje con los viajes frecuentes, los fines de semana y en vacaciones, a la finca de la familia “Aguas Calientes” ubicada en San Mateo, hoy municipio de Rivera. Terminó la primaria con su maestro Juan Antonio Ortiz; la secundaria la inició en el Colegio Santa Librada de Neiva, de donde fue expulsado por su tío Napoleón Rivera, quien no le toleró ni le perdonó encontrarlo fuera del establecimiento, siendo interno. Luego de dos años, doña Catalina, su madre, persiste en la idea del estudio de su hijo “Tacho”, siendo entonces enviado al colegio regentado por los Hermanos Maristas de la Mesa de Elías, en donde una vez más le cerraron las puertas por su comportamiento. Fugazmente desempeñó su primer JOSÉ puesto: portero-escribiente de la gobernación del Huila, nombrado por el primer gobernador, Rafael Puyo Perdomo, quien luego le otorgó una beca para que estudiara en la Normal Superior de Bogotá, en donde el 9 de febrero de 1906 y en vísperas de cumplir sus 18 años de edad, es matriculado, saliendo con el grado de institutor el 26 de noviembre de 1908. Este título le permitió desempeñarse como Inspector Escolar en la ciudad de Ibagué. Una producción de la Fundación Tierra de Promisión GUILLERMO PLAZAS ALCID Director Ejecutivo Coordinador: FÉLIX RAMIRO LOZADA FLÓREZ

Circula con DIARIO DEL HUILA

Toda colaboración se acepta y publica a título gratuito. E-mail: facetas@diariodelhuila.com

Ejerció la diplomacia como Secretario en las Embajadas de Colombia en México y en Perú. En 1928 representó a Colombia en el Congreso Internacional de Emigración e Inmigración que se realizó en Cuba, pero lo que más le interesó por entonces, fue la difusión de su obra, de la que planeó hacer ediciones en varios idiomas. Con ese objeto viajó a Nueva York donde, decepcionado de las condiciones de publicación que le ofrecieron los editores, decidió fundar su propia editorial. Mientras esperó la traducción de su novela al inglés, adelantó conversación con productores de cine con el propósito de realizar una versión cinematográfica.

EUSTASIO RIVERA

Rafael Maya, quien le ayudó a corregir la primera edición de La Vorágine, escribió: “Defendamos la obra de Rivera porque constituye una preciosa parte de nuestro patrimonio moral, y porque ella sola contiene más elementos de soberanía nacional que la ficción misma del Estado, ya que allí está encerrado el espíritu de la raza y de la tierra, no en letra muerta, sino en leyes perdurables de ritmo y armonía”. El 27 de noviembre de 1928, cuando trabajaba en la quinta edición de su obra narrativa, Rivera Salas perdió el conocimiento y fue hospitalizado. Resistió en estado comatoso hasta el sábado primero de diciembre, día en el que falleció, a la edad de 40 años cumplidos, sin que sus médicos siquiera llegaran a definir el tipo de dolencia o la causa de su muerte. Allá, en la ciudad de los rascacielos, se quedó perdida para siempre parte importante de su obra literaria como “La Mancha Negra”, sobre la historia de los petroleros en Colombia; varias obras de teatro, poemarios y los tomos II y III de Tierra de Promisión. Traído su cuerpo a Colombia, fue sepultado en Bogotá, el 9 de enero de 1929. Neiva, 2 de junio de 2011


Divulgación Cultural

Neiva, Junio 19 de 2011

DESPEDIDA AL PILOTO BENJAMÍN MÉNDEZ. FECHADO EL 23 DE NOVIEMBRE DE 1928, AL EMPRENDER EL PRIMER VUELO NUEVA YORK – BOGOTÁ. OCHO DÍAS DESPUÉS MURIÓ RIVERA. MÉNDEZ TRAÍA POR PETICIÓN DE JOSÉ EUSTASIO CINCO EJEMPLARES DE LA QUINTA EDICION DE LA VORÁGINE; UNO PARA EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA Y OTRO PARA LA BOBLIOTECA NACIONAL. ESTA CARTA ES EL ÚLTIMO DOCUMENTO ESCRITO POR RIVERA. Señor Benjamín Méndez (Al emprender el vuelo Nueva York - Bogotá 23 –XI -28) No quiero ver en usted la corona del esfuerzo propio, ni el galardón que lo distingue como oficial del ejército de Colombia, ni el interés que presta a su juventud la proximidad de una empresa clarísima. Usted simboliza para mí aquel hondo anhelo de hazaña que late en el pecho de cada hombre, la aspiración a lo extraordinario, el ansia de señalar con una proeza memorable la trayectoria de nuestra vida efímera. Y así mientras usted se apresta a rivalizar con el águila, que tiene sus caminos entre el cielo y la tierra, sube de mi corazón hacia el suyo, como un eco de la gran voz humana, el coro trémulo de quien glorifica en el ajeno triunfo la realización de la propia quimera. Las sendas que usted recorrerá en su vuelo próximo son familiares a nuestros espíritus y el suyo, pues por ellas van hacía la Patria nuestros pensamientos de colombianos, y por ellas nos llegan, en generoso canje, el ritmo de la tierra nativa, el calor del hogar, la honda fraterna de la amistad y la remembranza. Usted va a transitar un derrotero conocido, sobre la anchurosa estela de un grande anhelo nacional, y entre el rumor de su velívolo habrá de percibir la vibración de una fuerza que lo impulsa y lo atrae, porque siete millones de almas se dan cita para escoltar la suya y guiar el timón de su nave hacia la meta ambicionada. ¿Y por qué tal fenómeno anímico? Porque usted es hoy la forma corpórea que toma el ensueño heroico de todo un país, como lo serán mañana los futuros héroes nacionales que repitan su empresa o la dilaten hasta lo inconcebible. Y cuando el porvenir haga fácil la hazaña del presente, usted seguirá en las que se cumplan en lo venidero, porque el ideal colectivo no perece nunca, y quien una vez lo simbolizó –no importa el éxito – habrá de revivir en él. Este vuelo se hará porque un pueblo lo quiere. Conspiran a su realización usted con si optimismo de predestinado y cuantos simpatizamos con el valor y con la energía. ¡Y somos tantos! El niño que se privó de sus juguetes, el labrador que fecunda el surco, la doncella, el joven, el anciano, todos cuanto ofrecieron su óvolo para dotarlo a usted de la máquina maravillosa, entregaron la moneda y el alma; y los que no dieron contribución cotizable, pusieron el oro de su entusiasmo y la sugestión poderosa de la fe en el triunfo, que es lo que a usted lo sostiene y lo afianza. Bien está que el nombre del héroe de San Mateo, cuyo espíritu vaga en el silencio de los espacios, sea la ideal égida de la nave aérea. Parta usted a la conquista de la nueva Cólquide, sobre los piélagos del aire, y cuando queden bajo sus pies el mar amargo, los topes de las cordilleras y el manto de las selvas silentes, piense que por fuero exclusivo, nunca antes otorgado al hombre, sus ojos pueden contemplar lo que hasta ayer era privilegio del cóndor y del águila. Y cuando, el término de la jornada, revuele su avión sobre la multitud aclamadora, y haga soplar sobre sus cabezas el aire de las alturas, esté seguro de que esa misma onda llegará a nuestros pechos, como si Ricaurte fuera descendiendo sobre nuestros brazos.

¡Brindemos por Colombia y por las hazañas que realiza a través de sus buenos hijos!

José Eustasio Rivera

3


4

Divulgación

Neiva, Junio19 de 2011

LA VIDA AZAROSA DE JO Por Carlos Orlando Pardo EL PASADO JUEVES 2 DE JUNIO SE PRESENTÓ EL LIBRO JOSÉ EUSTASIO RIVERA: UNA VIDA AZAROSA, DEL ESCRITOR, INVESTIGADOR Y POETA FELIX RAMIRO LOZADA. EN EL EVENTO EL ESCRITOR Y ACADÉMICO CARLOS ORLANDO PARDO, NOS RECORDÓ EL MUNDO, EL MISTERIO Y NATURALEZA QUE RODEÓ LA CORTA VIDA DE UNO DE LOS MÁS DESTACADOS HOMBRES DEL HABLA HISPANA, QUIEN NO PERMANECIÓ INDIFERENTE AL DRAMA DE LOS HOMBRES DE SU ÉPOCA, SINO QUE PARTICIPÓ ACTIVAMENTE DE SU PROBLEMÁTICA. FACETAS, ENTREGA A SUS LECTORES LAS PALABRAS DEL ESCRITOR TOLIMENSE. Tan sólo 40 años le bastaron a José Eustasio Rivera para matricularse en la esquiva lista de los inmortales. A estas alturas del siglo XXI podría uno volver a preguntarse qué acto de magia logra la literatura para permanecer? La vorágine, por ejemplo, publicada hace ya 87 años, continúa leyéndose y estudiándose en la América Hispana y otros lugares del mundo, no tanto por lo que pudiera ser su lenguaje grandilocuente o lírico para los días de hoy, sino porque consigue retratar con maestría la condición humana y su capacidad para emprender una aventura. A 83 años de su muerte, este huilense universal ha despertado tanto sobre su vida como sobre su obra una serie ininterrumpida de monografías, comentarios críticos, reseñas y análisis de todo tipo que genera varios tomos, como los dos que acaba de publicar Félix Ramiro Lozada a través de Pijao Editores y Caza de libros. Se trata de la compilación de estudios cumplidos por autores destacados de América Latina, Colombia y el Huila mismo para darnos una visión y ofrecernos al mismo tiempo la revisión de un clásico de nuestra literatura. Este trabajo monumental que requirió del esfuerzo apasionado de varios años, es sin duda indispensable para la cabal comprensión de los factores históricos, literarios y personales que rodearon al autor de Tierra de promisión y que desprendieron la fecundidad de su obra mayor. La antología de Félix Ramiro Lozada incluye textos inéditos, una puntual cronología del autor y su obra acompañada de una lúcida y breve introducción que finaliza con un paisaje bibliográfico. Uno alcanza con estos dos volúmenes a desentrañar secretos, ofrecerse explicaciones e ilustrarse de manera debida sobre Rivera y su trabajo para admirarlo cada vez. Y desde luego a sentir una gratitud cálida por la faena de Félix Ramiro Lozada quien ha sido uno de los escritores e investigadores más sobresalientes del Huila no sólo con su tarea creativa en cuanto a libros de cuentos, novelas, ensayos y hasta canciones, sino con su labor crítica reflejada en libros suyos como el cumplido con Literatura colombiana y su desarrollo histórico, Historia, mitos y leyendas el país o el de literatura huilense. Vale agradecer al licenciado en Lingüística y literatura y especializado en pedagogía de la creación literaria este notable compendio, que muestra igualmente a un profesor de literatura del colegio oficial Santa Librada como un pedagogo e investigador ejemplar. Algunos dirán que para qué unos libros así si todo supuestamente se ha dicho sobre Rivera y su obra, pero no más este año, Mario Vargas Llosa en su última novela El sueño del Celta, dedica más de un centenar de páginas a retratar los escenarios y los dramas donde transcurren los hechos de la Vorágine examinados por Roger Casement, protagonista de su obra, lo que nos dice cómo el tema de la selva y lo intricado de los dramas que allí se viven y vivieron nunca pasan de moda porque es la historia de la tragedia del hombre frente a la explotación inhumana de quienes sólo están interesados en el dinero como fin a costa de las vidas de los más humildes. ¿Acaso no sucede hoy algo parecido?

Cam

LA PARTIDA DE BAUTISMO

En Neiva a veintiséis de febrero de mil ochocientos ochenta y ocho, bauticé solemnemente a un niño de ocho días de nacido, a quien llamé José Eustasio, hijo legítimo de los señores Eustacio Rivera y Catalina Salas, vecinos; abuelos paternos Victoriano (Rivera) y Rita Escobar, maternos, Leonor Salas. Fueron padrinos los señores Pedro Rivera y Valentina Salazar, a quienes advertí lo necesario. Doy fe. Marcelino Toro Z. En la página 20 del libro de Bautismo, bajo el número 23.

Carmen Julia Charry, Félix Ramiro, Víctor Félix Vargas, Martha Lozada y Myriam Ramírez


n Cultural

Neiva, Junio 19 de 2011

5

OSÉ EUSTASIO RIVERA

milo Francisco Salas, Delimiro Moreno, Carlos Orlando Pardo, Felix Ramiro Lozada, Alvaro Córdoba y Hugo Tovar Marroquín

EL TELEGRAMA DE MONSEÑOR ESTEBAN ROJAS

Garzón, abril 27 de 1917. Señores doctores José Ignacio Fernández, presidente, doctor José Eustasio Rivera, Neiva; general don Alejandro Villoria, Neiva. Con la mira de obtener completa unión en los católicos, suplico a ustedes me digan si estarían dispuestos a renunciar a sus candidaturas para representantes, con ese mismo fin. Esperando una pronta respuesta, me repito Afmo, servidor, ESTEBAN, OBISPO.

LA RESPUESTA DE JOSÉ EUSTASIO RIVERA

Bogotá, 2 de mayo de 1917. Ilustrísimo Obispo Garzón. Candidatura a que refiérese su telegrama del 27 de abril ofreciéronmela espontáneamente. Acepto lo que junta popular resuelva. No creo producir discordia entre católicos, pues también lo soy. Atento servidor. RIVERA

LAS CONTROVERSIAS

Aprendí desde el claustro que la cadencia de las voces sabiamente ordenadas logra producir una prosa rítmica. Sé también que el verso puede existir sin necesidad de que la rima lo corone (los poetas griegos y los romanos no la conocieron) y que es posible escribir páginas armoniosas con cuantas combinaciones de versos ofrezca la métrica; pero éstos siempre existirán individualmente como versos, más o menos prosaicos, y no como prosa, aunque el autor o el cajista los hayan estampado uno en pos de otro, ya lleven el enjambement de los franceses, ya el “encabalgamiento” de los españoles, ora sean blancos, o asonantes o consonantes, ora de arte mayor o de arte menor. Prosa rimada no conozco, ni comprendo cómo pueda rimarse, pese a las tentativas de Leopoldo Lugones, tales como el poema “Los Burritos”, en donde predominan los versos. Si me das un ejemplo de esa novedad, te regalaré una obra que cita sin haberla leído, la de María Krysinska, intitulada Rithmes Pitloresaues, publicada por Lemerre en 1890, o los cuatro tomos de las Balades Francaises (versos poliformes de Paul Fort), o dos antologías de poetas de Francia, apropiadísimas para mentir erudición y de las cuales puedes sacar muchas citas para tus artículos futuros. El escritor que repudia sinceramente la crítica filibustera, o sea la que aplaude sin razones y censura sin discernimiento, no enmudece de gratitud al verse alabado por ella, ya que el agradecimiento del elogio no debe mezclarse, en aleación impura, la condescendencia sobornada.

Diana Marcela Lozada, Myriam Ramírez, la niña María José Lozada, Félix Ramiro, María Orfa Lozada y Fabio Rojas

José Eustasio Rivera, en carta a Luis Trigueros. El Tiempo, 3 de diciembre, 1926.


José Eustasio Rivera: 6

Neiva, Junio 19 de 2011

Divulgación Cultural

UNA VIDA AZAROSA POR FÉLIX RAMIRO LOZADA FLÓREZ (Fragmento)

EL JUEVES 2 DE JUNIO, EN EL AUDITORIO DEL CENTRO DE CONVENCIONES, SALÓN LOS POTROS SE PRESENTÓ EL LIBRO JOSÉ EUSTASIO RIVERA: UNA VIDA AZAROSA, DE FELIX RAMIRO LOZADA, UNA INTERESANTE Y COMPLETA COMPILACIÓN EN DOS TOMOS QUE, COMPRENDE SONETOS NO INCLUIDOS EN TIERRA DE PROMISIÓN, CARTAS, ENSAYOS, DOCUMENTOS POLÍTICOS, ENTREVISTAS, CONTROVERSIAS Y EL ÚNICO CUENTO DEL AUTOR DE LA VORÁGINE. EL COMPILADOR PRETENDE ABRIRLE LAS PUERTAS AL LECTOR SOBRE LA VIDA Y OBRA DE UNO DE LOS ESCRITORES MÁS INTENSOS DE NUESTRA LENGUA. AQUÍ SU PRESENTACIÓN. Pocas veces se encuentra en la literatura un hombre cuya vida es el mayor de los contrastes, desde su niñez hasta su muerte prematura, lejos del lugar donde naciera. Rivera nació en Neiva, el 19 de febrero de 1888, lo bautizaron el 26 del mismo mes y poco después fue llevado a Aguacaliente en San Mateo, hoy municipio de Rivera en el Departamento del Huila, donde residían sus padres. De allí volvió a la ciudad de Neiva en 1900 a estudiar en el Colegio Nacional Santa Librada, donde vivió una de sus más desagradables sorpresas, al ser expulsado por el rector del colegio, su tío Napoleón Rivera, quien no le tolera ni perdona encontrarlo fuera del establecimiento educativo, debajo de los palos de mango y tamarindo cazando pájaros. El tío descarga sus fuerzas de coronel de la guerra contra el cuerpo del niño, sobre el que deja sentir la virulencia del látigo, al tiempo que gruñe, da manotazos al rostro y lo lanza contra los pupitres. Este es el inicio de una serie de desavenencias con sus coterráneos, con los que nunca pudo entenderse, razón por la cual siempre es rechazado o está enfrentado a ellos. José Eustasio, llega al mundo destinado al enfrentamiento, la polémica y el rechazo, lo que se evidencia en lo ocurrido dos años después de ese lamentable y triste incidente del Santa Librada, cuando su madre Catalina, persiste en la idea del estudio y lo envía a buscar mejores horizontes al Colegio de los hermanos maristas en el poblado de la Mesa de Elías, hoy, un tranquilo municipio al sur del Departamento del Huila, donde sale a flote el espíritu fuerte y vigoroso del joven y como en las aventuras de su novela, vuelve a sentir el rigor de unos hombres pocos visionarios, incapaces de entender la interacción entre la ficción y la realidad por lo que proceden una vez más a cerrarle las puertas del colegio y lo mandan de nuevo para la casa. En ese periplo del colegio a la casa, en el campo aprende las labores propias de este y termina por convertirse en experto en el manejo del ganado, buen jinete y excelente cazador. Este nuevo regreso a casa le cuesta dos años de trabajo “forzado”, al cabo de los cuales vuelve a Neiva de mano de los padres, a desempeñar el cargo de portero - escribiente en la gobernación del Huila, donde tampoco permanece mucho tiempo en razón a la intolerancia de sus compañeros de labores que lo hacen objeto de burlas que no soporta, por lo que regresa una vez más al campo que quiere, ama, le impresiona, le da paz, lo nutre, le da fuerzas, colorido y emoción; una extraña virtud que le acompañan y le permiten transparentar sus primeras líneas, íntimamente ligadas al medio y a los suyos.

En realidad Rivera lo único que ha mostrado hasta ese momento es ser un joven inquieto, de temperamento difícil y rebelde, con poca o ninguna posibilidad de acceder al estudio de manera formal y normal, menos, tener la opción de leer a grandes autores, porque sus espacios han estado limitados, lo cual indica que no ha podido valerse de documentos y de lecturas propias que conlleven a una formación literaria integral y a una forma de expresión entretejida por una estructura literaria de conocimientos extendidos a la experiencia vital, intelectual y artística que le permitan pensar y tener un aprendizaje multinacional. Es decir, ha permanecido circundado por el devenir, el dolor y las frustraciones de los destierros a que ha sido sometido, lo que sin duda lo ha llevado a la melancolía, seguramente manifiesta en su afición por la caza, en la que descarga sus frustraciones. Sin embargo, no podemos quedarnos en esa insatisfacción, toda vez que las pesadillas de sus musas le hablan de manera mágica de los caminos y el colorido del paisaje que han estado agitándole el alma. Hasta ahora al joven Rivera, le conocemos una vida poco o nada afortunada, golpeado inmisericordemente, es decir, ha estado permanentemente rechazado por una sociedad intolerante y hostil, por tanto, una y otra vez se siente resquebrajado y obligado a llevar como cosa del destino vida de campo, enfrentado por lo mismo a la violencia de la naturaleza y al espeluznante proceder de quienes mandan y dirigen, sin permitir controversias, discursos, ni lenguaje distinto al exhaustivo mandato inmediato de la polifonía machista de los gamonales de la región. En consecuencia, el joven Rivera, al salirse de esos moldes; al subvertir los principios, está condenado a los episodios trágicos de la vida, al problematizar el orden colectivo de la familia y la sociedad que no tolera ni perdona, sino que se rige por una red de fuerzas centrípedas y centrífugas que se enfrentan y se repelen de manera continua, en una lucha interminable, donde no cabe la dignificación, ni hay preocupaciones sustantivas o metafísicas, es decir, este círculo vicioso no da espacios sensibles – espirituales para abordar la vida con nuevas visiones, por ser una sociedad cerrada, sin ojos, sin risas, sin cantos para el niño o el adolescente pleno de sueños e ilusiones. Seguro, cada mañana despierta con recuerdos, trata de darle orden a su desorden onírico, acongojado y refugiado en su yo repetitivo al que trata de darle respuestas en sus pájaros y en la naturaleza dura y hostil, evocada interiormente en cada uno de sus cantos. Lo que determina el cambio del rumbo de la vida de José Eustasio, es la beca a la Normal. Quienes le apadrinaron el proyecto de ir a estudiar a la recién creada Normal de Bogotá, un poco escépticos, creyeron brindarle una última oportunidad de estudios, llenos de una terrible desconfianza, se puede decir, estaban molestos y creaban dificultades porque no le pueden manejar directamente. Con esas complejas contradicciones, se hizo patente la traumatizante experiencia, al punto de dejar oír sus voces insistentes en las obligaciones, los compromisos firmados bajo actitud de mando y jerarquía sobrepuestas y urgidas por la necesidad de lograr llevarlo por el camino que condujera a la multiplicación de los pesos, para luego conducirlo por los fueros de los sagrados deberes y al imperativo de las acciones políticas, a fin de engrosar el desmesurado gusto de las clases altas por las cosas banales y la grotesca costumbre de acumular dinero de manera desmesurada. En 1906, la suerte parece sonreírle a Rivera. Las cosas cambian de manera dramática e irónica y dan un giro radical al pasar de las penurias y los reproches a la protección de los amos de su tierra, por primera y única vez en su vida. En efecto, en ese año el doctor Rafael Puyo y don Gabriel Perdomo Cuenca, consiguen la beca y los medios para que vaya a estudiar a la capital de la república, a la recién creada Normal Superior. De un momento a otro cambia el mundo de Rivera, al presentarse una brusca ruptura con el entorno feudal, con el mundo hostil y voraginoso que vence a la manera de Arturo Cova, para salir por momentos de lo absurdo, forjando de manera crítica la ansiada libertad, regocijándole al tener la oportunidad de caminar por un mundo nuevo, de ahí que el hombre sui generis, descubre de manera fervorosa la hermandad del espíritu de la mano de Pio sabio, quien le hace soltar su torrente verbal para enfrentarlo con alegría a su impulso rítmico. El maestro sabe captar el momento, reconoce al poeta que hay en bruto, lo enfrenta y lo lleva de súbito por nuevos sortilegios, pese a su estoicismo, a su bravura, a las desilusiones y al pésimo carácter del joven Rivera, lo embarca en la aventura de los libros, donde tiene oportunidad de descubrir su verdadera vocación, por lo que empieza a cantar como cantaban los pájaros que le habían costado su dolorosa salida del Santa Librada y le forzaran alejarse del añorado San Mateo hasta embarcarlo en esta nueva experiencia donde da paso con firmeza a su expresión poética, desarrollada con gran calidad, profunda autenticidad y generosas expresiones de sus imaginarios y ensueños. Ese carácter y esa originalidad pronto lo harán conocido y rápidamente dejarán descubierta su voz de Pasa Pág 7


Divulgación Cultural Viene Pág 6

cantor de su entrañable paisaje, acompañado de sus balbuceos tempranearos dedicados a la madre, al padre, a la hermana muerta prematuramente y al consecuente amor, versos en los que aflora un poeta en formación, plenamente consciente de su evolución. A pesar de esa fuerza, aún es un poeta en crecimiento, desconocido en el medio de las letras, sin duda, un audaz plebeyo de soterrados y audaces cantos, pero ya tiene certeza de sus dones y se empeña en cultivar su vocación como quien, embriagado cultiva una rosa. En ese proceso, juega papel importante su profesor Luís Gonzaga, conocido como “Pacifico Coral”, quien lo impulsa, lo guía y pronto lo lleva a compartir con destacadas figuras, como Antonio Gómez Restrepo, Elías Quijano y Miguel Antonio Caro, quienes valoran y se dan cuenta de su sensibilidad, su fuerza creativa, desdoblada una y otra vez en sencillez en el escenario de las dificultades para afrontar y enfrentar el drama que delinean y reflejan el flujo de las escenas, los escenarios, todo ello, con movimientos narrativos continuos, mediante la permanente interacción entre la mente y la realidad, sorprendente y poderoso espectáculo convertido en las fuerzas que alimentan cada uno de sus versos, llevados al sumun de los recuerdos, raíces, tradiciones, vivencias, mediante una estructura previamente concebida, en donde la transición del discurso narrativo, las historias, los asuntos cotidianos y literarios previamente delineados, denotan una enorme agilidad intelectual, a través de una buena autosuficiencia en el manejo de personajes en diferentes perspectivas literarias, psicológicas y rítmicas, derivadas de sus metáforas vigorosas, exóticas, afincadas siempre en los mismos referentes ambientales o en el discurrir de ciertos asuntos, en los que es común cantarle a los potros, al toro, a las palomas, a las indias, a la hermana muerta o al águila, para deleitarse hasta llevarnos a la novelización de las historias, de los discursos políticos y violentos que transmite y denuncia desde de su experiencia voraginosa. Esa es su tarea primaria, es su labor de orfebrería, son las bases de lo que vendrá, pues, el autor sigue labrando de manera espléndida sus ocurrencias hasta culminar los estudios en la Normal, donde adquiere fama de poeta y donde sus compañeros lo llaman La Caña brava del Huila, por su temperamento y agresividad.

Ese proceso de formación, se refleja en estos versos de tono intimista y románticos: Yo vivo de tu amor que funde el hielo y, porque sé que el cielo me señalas, cuando sueño contigo tiendo el vuelo y, por pasearte en el azul del cielo, te he llevado dormida entre mis alas.

Neiva, Junio 19 de 2011

7

deberes de los padres de familia”. Eso, parece un acontecimiento sin importancia. Pero no. Las palabras de Rivera no pasan desapercibidas por sus coterráneos, que reaccionan indignados a sus señalamientos; el asunto trasciende, llega a Bogotá por medio del rumor y por la voz de sus adversarios, que acomodan sus planteamientos hasta generar enfrentamientos, explicaciones y contra explicaciones con don Marco Fidel Suárez. Finalmente las aclaraciones sirven y dejan como resultado un cargo en el Ministerio de Gobierno, lo que le permite ingresar a la Universidad Nacional a estudiar leyes, a los veinticuatro años. Rivera avanza, se nutre, experimenta y trae a flote nuevos temas hasta conformar Tierra de Promisión, obra en que la emoción sonora suscita revuelos en los círculos intelectuales, al ser considerada la fuerza de sus sonetos verdaderamente revolucionarios, plenos de imágenes personales en las que deja notar su valioso, decisivo y sensible legado creativo, sobre la que le expresa al periodista Roberto Liévano, que comprendía unos 168 sonetos, de los cuales dejaría sólo unos 56 para el poemario y los restantes aparecerán por ahí, en distintas publicaciones, tal como ocurrió, por ser desechados, muchos de estos apenas han sido recuperados por amigos y familiares. La sonoridad de las palabras señalan el legado de resonancias, con versos sencillos y precisos, en donde es evidente la transferencia de sus visiones e ideales, llevados a la tentación, a la observación detallada del medio y a otras ennoblecidas sugestiones, lo que apreciamos en “Por saciar los ardores”:

Por saciar los ardores de mí sangre liviana y alegre la penumbra del vetusto caney, un indio malicioso me ha traído una indiana de senos florecidos, que se llama Caney. Sueltan sus desnudeces ondas de mejorana; siempre el rostro me oculta por atávica ley, y al sentir mis caricias apremiantes, se afana por clavarme las uñas de rosado carey...

Rivera quería ir más lejos, forjar verdaderas obras estéticas, por lo que traza un mundo - mural histórico y real fascinante, por lo que es explicable que esté dedicado a otras obras y así lo deja saber en 1912, cuando señala la culminación de su primer y único drama conocido: Juan Gil, sin embargo en 1921 declara que son ocho los dramas escritos, de los que sólo hay títulos como: Los escarabajos, Las arrepentidas y El virrey, según afirmara Llega a Ibagué, invitado por un amigo, allí hay momentos promisorios, al después, algunos se perdieron en su Cuaderno de apuntes, pero no entregarnos entre otros, La mendiga del amor, el único cuento que le conocemos le da importancia al asunto, por saberlos de memoria, razón por la y la Oda a San Mateo, en los que deja ver escritos hechos sobre ocurrencias cual no deja ver señal de preocupación. No se trata de una peculiaridad propias, de buena capacidad observativa, a los que entreteje la humanización, ni de una instancia discursiva, sino que, la experiencia le permite las historias y donde ya deja ver una enorme fusión de sus percepciones internas y infundirle un carácter de misterio y de insólita frescura al suceso, que en externas. Hay en esos sucesos, un hecho muy importante: su primer encuentro con Manuel otro sería frustración, fatalidad, llevaría además a impacientes y fantasmales Antonio Bonilla, con quien entrabaría años más tarde una agria controversia. Y, hay también búsquedas. Este lamentable acontecimiento sirve para confirmar la versión de Rasch en esta época, una especie de jugueteo reflexivo, un fragor poético determinado por la insistencia Isla, al señalar la honestidad del poeta, pues en sus conversaciones sobre sus escritos, en los sonetos, que señalan distintos dramas o vivencias, aventurado con entusiasmo en el esfuerzo por dice: “Rivera sabía su obra de memoria…” y evidentemente, cuando lleva a cabo la lectura de sus estereotipar los personajes y los sucesos con un lenguaje sencillo, liviano al que concede textos para corrección, le hace observaciones o suprime algo, al leerle, el poeta grandes y variados escenarios, en donde entrecruza, esboza, muestra el origen de sus sigue de memoria el curso de la narración. Esto representa y señala el misterio JOSÉ EUSTASIO RIVERA cantos e indica el patrón creativo a seguir. Esa pasión por el maceramiento de la palabra y la leyenda de Rivera, sobre sus escritos, además es señal de una memoria enriquecida con sarcasmo, tristezas y alegrías, enlazan de manera sorprendente la prodigiosa, consciente de ello, tiene una gran confianza y enorme seguridad finura y desbocadas fuerzas de sus revelaciones, lo que confirma con cada uno de sus vocablos, utilizados en el en sí mismo, tanto que, cree que allí están más seguros que en cualquier otro lugar, pero no cuenta el florecimiento de sus creaciones, salidas de las aguas de los ríos, de la inhóspita selva, de los toros salvajes, de poeta con la velocidad de los acontecimientos, menos aún prevé asuntos tan impredecibles como la muerte los tigres de fuerzas descomunales o del canto de los pájaros de deslumbradores colores, que le permite liberar temprana, de ahí que ese fatal acontecimiento nos dejara en la incertidumbre, de saber si tales escritos el peso de sus inquietudes, reconciliarse consigo mismo y perdurar en la memoria familiar y colectiva, lo que se realmente existieron o no, o que implicaciones pudieron haber tenido, de cualquier manera la alusión a los ve en: referidos dramas, nos deja concluir que Rivera llevó una vida llena de proyectos literarios, con personajes salidos de la vida del campo, de la ciudad, de la violencia, de la explotación del cauchero en la selva, del “Soy un grávido río, Siempre he sido eso: un río que copia paisajes, un río nostálgico que amor, fusionados a la fatalidad y la inmortalidad que deja entrever en:

canturrea por la voz del oleaje las canciones de la selva de donde vengo, de la entraña selvática donde nací…” (Después versificado por el poeta. Encontrado en 1956 en los papeles de Rivera por Camilo López García)

Puede afirmarse que Rivera en estos años señala su camino, tiene seguridad de su destino literario y lo vuelve una necesidad, razón por la cual inserta al mismo tiempo su nebulosa y mágica lozanía y el asombro de las realidades asociadas al medio hasta trascenderlas y ubicarlas, mediante detalles y alusiones al ámbito universal. De manera que Ibagué es un suelo, una realidad sorprendente, pero su obsesión está dirigida a otros lares, por eso, deja la ciudad querida y vuelve a su natal Neiva, donde lleva a cabo algunas caminatas por sus empolvadas calles hasta el día en que llega a la Escuela de Señoritas, donde dicta una conferencia sobre “La nueva pedagogía y los

-¡OH SELVA, esposa del silencio, madre de la soledad y de la neblina! ¿Qué hado maligno me dejó prisionero en tu cárcel verde? Los pabellones de tus ramajes, como inmensa bóveda, siempre están sobre cabeza, entre mi aspiración y el cielo claro, que sólo entreveo cuando tus copas estremecidas mueven su oleaje, a la hora de tus crepúsculos angustiosos. ¿Dónde estará la estrella querida que de tarde pasea las lomas? Aquellos celajes de oro y múrice con que viste el ángel de los ponientes. ¿Por qué no tiemblan en tu dombo? ¡Cuántas veces suspiró mi alma adivinando al través de tus laberintos el reflejo del astro que empurpuraba las lejanías, hacia el lado de mi país, donde hay llanuras inolvidables y cumbres de corona blanca, desde cuyos picachos me vi, a la altura de las cordilleras! ¿Sobre qué sitio erguirá la luna su apacible faro de plata? ¡Tú me robaste el ensueño del horizonte y sólo tienes para mis ojos la monotonía de tu cenit, por donde pasa el plácido albor, que jamás alumbra las hojarascas de tus senos húmedos...!


8

Divulgación Cultural

Neiva, Neiva, Junio 19 19 Junio de de 2011 2011

José Eustasio Rivera no es sólo la Paloma Torcaz El autor necesito dos tomos para acercarse a la obra de nuestro mayor escritor. Su familia y sus amigos lo llamaron Tacho, nació en Neiva, pero vivió su niñez en San Mateo (hoy Rivera), por eso sus primeras letras las conoce en ese antiguo corregimiento, luego es discípulo de la educadora Margarita Hernández, los estudios secundarios los comienza en el Santa Librada, luego pasa al Colegio San Luis Gonzaga de la Mesa de Elías y los termina en la Escuela Normal Central. Comienza a trabajar como Inspector Escolar en el Tolima, pero posteriormente, viaja a Bogotá a estudiar en la facultad Nacional de Derecho. Y falta mucho más, pero suficiente para mostrar cómo el espíritu libre e inconforme de José Eustasio Rivera no tenía rejas que lo contuviera, seguía su voz interior que lo incitaba a expresar y vivir sus emociones y sentimientos. Por eso, cuando alguien comienza a investigar sobre la novela y los sonetos de José Eustasio Rivera, se llega a la conclusión de que hay que conocer la vida del poeta para comprender mejor su obra. De tal forma, que para Félix Ramiro Lozada existió, pues, antes el autor que el nombre, antes el creador de La voráginey de Tierra de Promisión que el miembro del Parlamento o el diplomático colombiano. El investigador se internó, sin embargo, con mano maestra en la verdad de este hombre contradictorio, ordenando un cúmulo de conocimientos, de materiales informativos, de artículos, crónicas, notas periodísticas y estudios críticos; varios documentos desconocidos, y cuanto dato pudo encontrar, todo ese material lo agrupó en dos tomos y los publicó con el título “José Eustasio Rivera, una vida azarosa”

Por Miguel de León.

Moviéndose en su medio, José Eustasio Rivera se sale de las páginas de los dos tomos. Su infancia campestre en San Mateo, su indisciplina, su amor a la libertad del campo, sus tardíos estudios debidos a la beca en la Escuela Normal de Bogotá, la huelga contra Reyes, sus estudios de derecho, tardíos también; su necesidad de darse a la poesía, el modo de captar los temas; cómo empezó, continuó y culminó La vorágine; sus extrañas contradicciones que obedecían, sin embargo, a una unidad temperamental; su vida diplomática en Lima y en La Habana; sus viajes al llano y a la selva; su vida en la política y su actividad en la Cámara de Representantes; su vida de abogado; su tendencia a lo femenino como pasión, sin hallar la plenitud de espíritu; su desencanto a pesar de los triunfos; su ánimo desengañado cuando se embarcó para Nueva York a editar La vorágine y, finalmente, su extraña y prematura muerte. Pienso que la obra busca la relación entre el hombre y la creación artística. Por eso hay que leerla, pero lo que no entiendo es por qué el autor recurre a editoriales tolimenses para publicar su trabajo, el cual en realidad, no es muy diferente al que realiza cualquier editorial local, igualmente han incumplido con la entrega del producto, lo cual ha llevado a una “ruta azarosa” para darla a conocer. Igualmente, no se ve apoyo gubernamental que posibilite que el libro llegue a manos de mayor cantidad de lectores y poder de esa forma rescatar la imagen de José Eustasio Rivera y más ahora que será caballito de batalla en los 400 años de fundación de la ciudad; la respuesta la entrega el propio Félix Ramiro; "A Colombia no le interesa lo que pensemos los escritores. A Colombia no le preocupa si consulta o no para sus determinaciones a los intelectuales. Las instancias del poder están ahora muy lejos de la letra escrita, del pensamiento académico o del cuestionamiento novelístico..."


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.