Diario del Misterio n30

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diariodelmisterio@gmail.com www.diariodelmisterio.com Año 1 / N º 3 0 Diario del Misterio Periódico Digital Semanal G R A T U I T O - Junio 2011

Al volante en la oscuridad: Misterios de la carretera (El Diario del Misterio) Scott Corrales Un país de dimensiones continentales como los Estados Unidos de América necesariamente tiene que tener una red de comunicaciones de primer orden para abastecer sus necesidades energéticas, alimenticias y económicas. Aunque el sistema férreo para pasajeros dejó de ser de importancia después de la Segunda Guerra Mundial, el gobierno del presidente Eisenhower apostó por un proyecto que ha pagado con creces: el sistema de carreteras interestatales ( Federal Interstate Highway System) permite que un vehículo realice el trayecto entre Nueva York y Seattle, por ejemplo, en cuatro días. El ciudadano común hace uso limitado de dicho sistema de carreteras, valiéndose de los tramos que pasan por la región en la que vive. Así que los " ciudadanos de las carreteras", por así llamarlos, son los transportistas que conducen los miles de camiones articulados de un lado del país al otro, a menudo bajo

condiciones climáticas inclementes. Como si no bastara tener que cumplir con un programa de entregas muy apretado, el transportista enfrenta toda suerte de adversidades: aumentos irrazonables en el costo del carburante, accidentes en la carretera y el resentimiento que los dueños de coches particulares sienten hacia los enormes articulados. Sobre todo esto, tienen el problema adicional que representa el fenómeno ovni. Dieciocho ruedas en tierra – Una en el cielo Tal vez el más sensacional de estos casos ocurrió en 1973 durante la gran oleada ovni de esa década: el 5 de octubre del año en cuestión, la agencia noticiosa UPI circuló la noticia de que el transportista Eddie Doyle Webb había sido cegado por un ovni mientras circulaba por la autopista en el sureste del estado de Missouri, al volante de su camión tractor Peterbilt de fabricación reciente con un semitractor frigorífico Dorsey. Webb, de 45 años de edad, se apercibió de que un objeto de aspecto parecido al aluminio se acercaba a su camión desde atrás y a gran

velocidad. " Algo sin faros venía por la carretera detrás de mi camión", dijo Webb en una grabación. " Se nos acercaba con velocidad inusitada. Las luces eran preciosas y brillantes, del color del arco iris, pero más brillantes". El chofer decidió despertar a su esposa Velma, quien compartía la conducción del articulado con él, para que fuera testigo del insólito fenómeno. Un tanto molesta, Velma miró por el retrovisor del lado derecho del articulado y dijo que no podía ver nada. " Para esas alturas", prosigue el testimonio grabado de Webb, " el objeto ya me había alcanzado. Era una luz brillante, como el faro de aterrizaje de un avión o una luz incandescente que relucía contra la rueda trasera izquierda de mi remolque. No podía ver lo que era, así que me asomé por la ventana". Webb no supo identificar el objeto más allá de decir que se parecía a " un nabo o trompo" de color plateado y de unos 30 pies en diámetro y tal vez seis a ocho pies de alto, con un arco iris de luces a lo largo de su centro. El transportista tuvo la impresión de que

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la parte inferior de extraño objeto parecía estar girando. " En aquel instante, una bola de fuego de color amarillento-rojizo impactó contra mi rostro. Se me cayeron las gafas y no podía ver. Aún así, pude detener el camión. El motor del vehículo murió al instante, aunque no sé si fue el objeto el responsable de ello o si lo hice yo al pisar el freno". Según la señora Webb, su marido había gritado: "¡Dios mío! ¡Me han quemado! y no puedo ver". La bola de fuego o plasma había derretido la montura de las gafas del transportista, haciendo que una de las lentes cayese al suelo de la cabina. La señora Webb tomó el volante y condujo a su marido al hospital Barnes en la ciudad de St. Louis. La policía estatal levantó un informe sobre lo sucedido y las gafas derretidas fueron enviadas al doctor Harley Rutledge de la Universidad de Missouri, quien dictaminó que la montura de las gafas había sido " calentada internamente" (¿microondas?) resultando en el desprendimiento de la lente en


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diariodelmisterio@gmail.com cuestión. La nota de prensa acababa ahí, pero hubo detalles adicionales que jamás se hicieron de conocimiento público justo en medio de la crisis platillera que afectaba al país en dicho momento. El detalle más significativo es que la empresa de transporte para la que trabajaba el desventurado Webb se negó a pagarle la indemnización por accidente de trabajo debido a que el chofer no podía comprobar la existencia legal del OVNI que causó sus heridas. Ni corto ni perezoso, Webb puso sus asuntos en mano del abogado Edward O’Herlin de la población de Malden, Missouri. Cuando el investigador Leonard Stringfield de la MUFON quiso indagar los pormenores del caso, el abogado O’Herlin le dijo que la ley no le permitía divulgar la información del acuerdo a que habían llegado Webb y su empresa, pero que el testimonio jurado del transportista había sido tan convincente que la empresa no tuvo más remedio que pagarle. Un oftalmólogo en el hospital de San Louis determinó que la visión de Eddie Webb se había reducido al veinte por ciento y que el chofer tenía dificultades en visualizar colores. Tras ese momento se pierde la pista del chofer... otra víctima más del fenómeno ovni. ¿Qué pretendía hacer el ovni con el transportista? ¿Borrarle la memoria del avistamiento? ¿Matarlo? La lista de posibilidades se hace bastante extensa, pero cinco años antes de que Webb tuviese su encuentro cercano con lo desconocido, hubo un caso muy parecido que relataremos a continuación. Un transportista llamado Rob Brown (seudónimo) se desplazaba lentamente en su camión tractor a través de una pesada tormenta de nieve en enero de 1968. Brown regresaba al gélido estado de Michigan después de haber recogido un cargamento en la costa este del país, rumbo a la población de Baraga, sede de la empresa para la que trabajaba. Conduciendo a medianoche a lo largo de la M-28, una carretera de dos vías perfectamente recta en un tramo plano y desamparado de la Península Superior de Míchigan, Brown se vio obligado a detener la marcha para salir del vehículo y quitar la capa de hielo que se acumulaba sobre los limpiaparabrisas. Maldiciendo el frío y frotando el caucho de los limpiaparabrisas con la mano, Brown recibió lo que describiría como " un fogonazo" en la cara, proveniente de una potentísima luz parecida a la de un estrobo. La nevada noche se hizo día a su alrededor, reflejando la blancura de la nieve fresca casi dolorosamente; el transportista creyó por un instante que algún avión, perdido en la tormenta, tenía pensado aterrizar en la gran planicie de la península de Michigan. Pero en menos de un

segundo descubrió que no era así. El transportista – según relataría en una carta al investigador Jerry Black de la MUFON– se encontraba dentro de una especie de " cono de luz verde" que rodeaba a su vehículo. Lo más sorprendente era que la nevada proseguía más allá del perímetro del cono, mientas que comenzaba a sentirse un calor notable dentro del mismo. Esa sensación fue la última que experimentaría Brown por algunos instantes, puesto que no sabía si había perdido el conocimiento o no. Brown se daría cuenta posteriormente de que estaba parado en la nieve a unos veinte pies del camión en nieve de cinco a siete pulgadas de profundidad, sin que el manto blanco delatase la presencia de pisadas que lo hubieran llevado a semejante distancia del camión. Su vestimenta estaba totalmente seca y caliente. Desorientado, el transportista regresó a su vehículo sólo para descubrir que el poderoso motor diesel 335 Cummins– generalmente inmune a calarse – estaba muerto. Al arrancar de nuevo, Brown descubrió que la temperatura estaba a cero, cosa que toma varias horas en un motor de la magnitud del Cummins. Mayor sería su sorpresa a descubrir que su cronómetro indicaba que la hora era 05:00 horas. Brown había perdido cinco horas de su vida sin poder explicarlo. Poco después de su regreso a la cabina del camión tractor, el transportista experimentaría jaquecas y nausea que no le abandonarían por algunos días, además de percibir un molesto olor que era incapaz de identificar (posteriormente lo identificaría como el olor de un alternador quemado). Con treinta y cinco años de conocimientos acumulados sobre el fenómeno ovni, podemos atrevernos a decir que la experiencia de Rob Brown fue un episodio " clásico" de " tiempo perdido", situación que aqueja a los que se han visto secuestrados por seres de supuesta procedencia no terrestre, o los que han entrado en contacto con campos magnéticos de gran intensidad. Con lo que sabemos del caso Brown, ¿será demasiado aventurado afirmar que el caso Eddie Webb fue un secuestro interrumpido, tal vez debido a la presencia de su esposa en la cabina del tractor? "¡Están jugando con nosotros!" Seis meses después del caso Webb, dos hermanos transportistas – conocidos como " Chuck y Dave" por los investigadores – protagonizarían uno de los casos más famosos de la ufología de los años ‘70 debido a su fuerte componente psíquico: se trata del caso Ely, ocurrido el 14 de febrero de 1974 entre las poblaciones de Wells y Ely en el estado de Nevada (USA). Los hermanos habían partido del estado de Idaho con un cargamento de mueblería en dirección al sur. Dada la gran distancia y la brevedad

requerida por el viaje, los hermanos conducían turnándose – Dave primero y luego Chuck. A mitad de la noche en el desierto de Nevada, precisamente en el tramo de 100 millas que separa a Wells de Ely, Chuck despertó a su hermano para que presenciara algo insólito: varios objetos de color anaranjado y configuración circular habían rodeado al camión en movimiento, uno de ellos a la izquierda y tren a la derecha. Dave dijo lo siguiente en una entrevista realizada por Jacques Vallée y J. A. Hynek para su libro The Edge of Reality(Chicago: Regnery, 1975): " Tomamos una curva en el camino, y repentinamente sentí como que una bocanada de viento impactó contra la parte trasera del camión, y se sintió como si estuviésemos flotando. Yo estaba sentado en el asiento de pasajeros, mirándolo a Chuck, y él movía el volante de un lado del otro pero no podía conducir... no tenía control alguno sobre el camión". Pero a la misma vez que la sensación de estar volando embargaba tanto a Dave como Chuck, las luces de abordo comenzaban a parpadear furiosamente, indicando una interrupción del sistema eléctrico. El pesado vehículo sencillamente se detuvo en la cuneta. Dave salió del vehículo con una linterna para realizar la inspección, descubriendo extrañado que el árbol de transmisión seguía girando a pesar de que el camión estaba en neutro. Justo cuando volvió a entrar a la cabina, los dos hermanos percibieron una sola luz brillante de grandes dimensiones frente a ellos en la carretera. "¿Qué rayos es eso?" preguntó Chuck. " Están jugando con nosotros", repuso Dave. " Juegan con nosotros y yo sé lo que es esa cosa en el cielo... y también esa cosa en la carretera". Presos del miedo y sin saber qué hacer, uno de los hermanos volvió a salir de la cabina para apuntar su linterna directamente hacia la luz en la carretera, a menos de 150 yardas de distancia. El deslumbrante objeto despareció y los hermanos emprendieron la carrera en el camión hacia otro poblado – McGill – desde dónde llamaron a su madre. El componente psíquico que hizo famoso al caso de Ely se produjo en este momento. La madre estaba al tanto de la llamada telefónica, puesto que justo al momento en que se producía el encuentro con los ovni en la carretera, oyó que uno de sus dos hijos la llamaba con urgencia, algo que la hizo despertar al momento. " Chuck" y " Dave" prosiguieron su camino, cambiando el camión por otro y transfiriendo los muebles que transportaban. Posteriormente se enterarían de que el camión que protagonizó el evento tenía su eje motor casi fundido al eje trasero, que cayó a tierra estrepitosamente cuando los mecánicos colocaron el vehículo

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sobre una plataforma hidráulica. Casos recientes El 27 de diciembre de 2003, un transportista anónimo conducía su camión tractor con plataforma para árboles talados en la región de Houston, Colombia Británica (Canadá), a eso de las cuatro de la madrugada, siguiendo la ruta conocida como Morice River Road. Sin ninguna otra preocupación excepto la de llegar a tiempo para recibir el cargamento indicado, el chofer se apercibió de una luz blanca de gran intensidad en el cielo que parecía dirigirse hacia su vehículo. Mientras que la luz se le acercaba, se dividió repentinamente en dos partes que salieron disparadas en sentidos opuestos, al oeste y al este respectivamente. Lo que más le sorprendió fue el hecho de que ambas " subdivisiones" del objeto original luego salieron disparadas en vertical hasta desaparecer. Emocionado, el chofer se comunicó con otros transportistas a través de su radio de banda CB, preguntando si otros habían visto el fenómeno. Dos transportistas más le contestaron que efectivamente habían sido testigos de la luz y sus maniobras. El caso fue dado a conocer a Brian Vike de la organización canadiense HBCCUFO. Una experiencia parecida fue dada a conocer a los cibernautas que frecuentan la página web UFOs over A m e r i c a ( www.ufosoveramerica.com) por la cibernauta " Christy" el 26 de noviembre de 2001 con relación a una experiencia ovni vivida por su marido durante ese mismo día: " No puedo decir a ciencia cierta qué fue lo que vi el 26 de noviembre a las 01:00 horas, pero sólo puedo decir que no fui la única que lo vio. Mi marido es transportista e iba con él hacia Columbus, Ohio (EUA), cuando repentinamente una luz azul brillante iluminó todo el interior de la cabina. Creímos que se trataba de algún vehículo detrás del remolque, pero los retrovisores comprobaban que el coche más cercano estaba a gran distancia de nosotros. Unos cinco minutos después, otros transportistas se comunicaron por el radio CB afirmando que habían visto lo mismo y preguntaban a sus compañeros qué era. El objeto estuvo ahí por cuestión de segundos antes de salir disparado. Su color azul era tan brillante que era casi cegador". Fantasmas al acecho Dennis K., vecino del estado de Kentucky, quedó azorado al ver que su cámara fotográfica había capturado la imagen de un " camión fantasma". Según su testimonio, había salido a tomar fotos de la bruma matutina junto a su esposa cuando un camión de carbón pasó lentamente por la carretera frente a su propiedad – algo que le resultó sumamente raro, puesto que los camiones de carga se desplazan a velocidades sumamente


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diariodelmisterio@gmail.com peligrosas para poder negociar las subidas empinadas de la región. " Este camión", recuerda Dennis, " estaba muy limpio y era de color negro, con ventanas polarizadas que impedían ver a los pasajeros. Carecía además de rotulado, algo imprescindible para un vehículo de esta naturaleza enfrascado en actividades comerciales. Mi esposa logró tomar dos fotos del extraño vehículo, pero al revelar el carrete, ¡no había ningún camión, sino una estela de luces! Mi esposa le describió el camión a su madre y hermano, y ambos dijeron que jamás habían visto ningún camión parecido en esa región". Cabe señalar que las experiencias con " camiones fantasma" son numerosas en los Estados Unidos. La carretera 98 entre las ciudades de Lakeland y Talahassee, Florida (EUA), es el hogar del " silencioso camión fantasma" que se dedica a seguir a los transportistas que acarrean cargamentos de víveres desde la costa Atlántica hasta Texas. Más de setenta y cinco transportistas y chóferes en vehículos particulares afirman haber tenido un " encuentro cercano" con el insólito camión, que tiene la peculiaridad de no emitir ruido alguno mientras que rueda por el camino. En el 2000, a eso de las cinco de la tarde, un transportista que se dirigía hacia el oeste cerca de la ciudad El Paso, Texas – región totalmente plana y de pocos árboles – tuvo un alucinante encuentro con una " camioneta fantasma". Conduciendo a lo largo de la autopista, el chofer pudo percibir una camioneta blanca de último modelo con todas sus luces encendidas y que se desplazaba a velocidad reducida. El chofer decidió cambiar de carriles para rebasar al vehículo más lento, pero al hacerlo, descubrió en sus retrovisores que no había ninguna camioneta. " Pensé que se había salido de la carretera", explicó el transportista, " así que me detuve en la cuneta para echar un vistazo, pero no había nadie". Más curioso aún es el detalle de que su encuentro con la camioneta fantasma se produjo a 20 kilómetros de una populosa ciudad a una hora pico para la congestión de carreteras, y no había ni un solo vehículo más en la ruta. El 13 de febrero de 2004, un usuario anónimo del foro " The Supernatural World" colgó en dicha página electrónica un relato estremecedor que comprueba que las experiencias paranormales de los transportistas no están limitadas a los Estados Unidos de América. La experiencia en cuestión tomó lugar, según el miembro anónimo, a eso de las 00:45 horas en el otoño de 1981 a lo largo de la carretera A14 en Inglaterra, cerca de la ciudad de Corby. El anónimo iba de acompañante de un transportista que tenía que entregar una casa rodante de ocho plazas a un concesionario en el

norte de Gran Bretaña. El acompañante dormitaba en el asiento de pasajeros cuando repentinamente se dio cuenta de que un perro negro de gran tamaño estaba justo en medio de la carretera: " El camión llevaba las luces largas encendidas, así que me era posible ver la distancia". El perro permaneció inmóvil. El acompañante miró al chofer, que parecía no haberse dado cuenta del gran can. Justo cuando iba a comentar que iban a impactar contra el perro si no reducían la marcha del camión o tocaban la bocina, el perro desapareció. El acompañante se dijo a sí mismo que el perro seguramente había sido un residuo de un sueño y decidió bajar la ventanilla para respirar un poco de aire puro. Fue en ese momento que descubrió que el perro negro corría al lado del camión, marcando el paso sin problemas. El testigo afirma que el perro era verdaderamente enorme, casi cuatro pies de alto y de hocico corto. El chofer le pidió sin rodeos que cerrara la ventana por el frío que hacía, pero el testigo siguió mirando por el cristal cerrado. El perro seguía ahí, corriendo al lado del camión, a pesar de que el velocímetro indicaba que iban a 60 millas por hora (110 Km.). " El perro comenzaba a verse más tenuemente... me era posible ver a través de él, como si parpadease. La última vez que lo vi era casi imposible distinguir la imagen. La duración total del evento fue de 10 minutos". Entre los comentarios vertidos sobre la experiencia figura el de una cibernauta llamada " Lady Sabrina", quien afirmaba tener un novio transportista, cuyos compañeros de carretera hablaban en serio de haber visto " el perro negro" cuando estaban cansados, considerándolo una advertencia a los chóferes cansados. A veces los transportistas tienen encuentros aún más cercanos: Kevin J. no recuerda cuando sucedió su incidente, pero recuerda que estaba en Arizona una madrugada y que se sentía exhausto, vencido por la necesidad de dormir. Logró salir de la interestatal, descender la rampa curva, y estacionar su tractocamión en la cuneta. Después de eso se metió en el camastro para obtener algunas horas de muy merecido descanso. A la media hora, Kevin J. sintió que algo sacudía el tractor y despertó sobresaltado. Estaba en medio del desierto y sin armas para defenderse de lo que pensó pudo ser un ladrón interesado en matarle y robar el valioso cargamento en el remolque. Agarrando el objeto más pesado a su disposición – su estuche de aseo – el transportista abrió las cortinas que separaban el camastro de los asientos para asestar un golpe contundente contra el presunto invasor. Sorprendido, vio que había un hombre sentado en el asiento del chofer. " Oye, ¿podría saberse que rayos haces aquí?", le increpó Kevin

J. El extraño se dio la vuelta lentamente para mirar al transportista, contestando con cierta tristeza, " I gotta keep going" (" Tengo que seguir"). Al devolver la vista hacia el parabrisas, la extraña figura se desvaneció en el aire. Dos semanas más tarde, Kevin J. descubriría que su jefe había obtenido el camión habiéndolo comprado a la viuda del propietario original – la triste y enjuta figura que no tenía más remedio que seguir al volante del tractocamión, habiendo muerto de un infarto en el patio de la compañía de transportes. Seres de otros mundos Desde los años ‘70, cuando un transportista en el estado de Indiana (EUA) fue victima de un " hombre lobo", los chóferes de camión han figurado de forma prominente en los casos de encuentros con seres no humanos – y con esto no queremos decir supuestos ovninautas, sino criaturas extrañas de procedencia desconocida. Una de las vivencias más estremecedoras lo fue la del transportista australiano Rossco Macrae, de 37 años de edad. Viviendo en el " país de las maravillas" que es Australia, con sus insectos, reptiles y mamíferos que no tienen igual en otras partes del mundo, Macrae pensaba que no había ningún bicho raro que no conociera – hasta que le tocó enfrentarse al " Yowie" – el yeti o bigfoot australiano. En aquel momento, Macrae trabajaba para una empresa de transportes cuyos remolques eran subcontratados por el servicio postal australiano para la entrega de correo en pueblos distintos, tarea que exigía cruzar la cordillera conocida como Great Dividing Range entre las poblaciones de Townsville y Mount Isa en Nueva Gales del Sur cuatro noches a la semana. A pesar de considerarse como un individuo bastante curtido y de haber participado en muchas peleas en los bares de la región, el transportista ha decidido jamás detenerse de nuevo en la sección de carretera que separa a Torrens Creek de Hughenden – lugar donde se produjo la experiencia narrada a continuación. " La primera vez que vi al ‘Yowie’ fue hace dos años a eso de las 21:00", dijo Macrae a la desaparecida revista inglesa UFO Magazine. " Se trataba de un enorme hombre peludo de 3 metros de alto que se sostenía de un poste eléctrico, sacudiéndolo como un animal que intenta obtener comida de un árbol. Iba cubierto de pelambre pardo y tuve la oportunidad de verlo por buen tiempo, y salí a toda velocidad de aquel sitio. No hay manera de que nadie pueda hacerme quedar en ese lugar si estoy solo, ni siquiera por motivo de un neumático perforado o amortiguador roto". Y esta sería sólo el primero de diez encuentros con el " Yowie" que tendría Rossco Macrae: " La segunda

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vez ocurrió a eso de las 22:00. El ser estaba parado al lado de la carretera, y es algo que mete miedo en el cuerpo. Jamás le tuve miedo a nada y pensé que el cuento del ‘Yowie’ era basura, pero ahora sé que no lo es". El transportista ha conversado con más de una docena de sus compañeros que afirman haber visto al Yowie de noche en esa misma región. Los transportistas se reservan sus comentarios por temor a ser blanco de burlas, pero saben que los gigantescos seres efectivamente existen. El artículo de UFO Magazine informa que el investigador Alfred Wilson logró acompañar a Rossco Macrae en uno de sus viajes para ver si se presentaba la oportunidad de ver al extraño ser otra vez. Wilson se sorprendió al saber que el fornido y rudo transportista – hombre realista donde los haya – pensaba que los Yowie no eran cosa de este mundo. " Tienen que provenir de esos OVNIS que están en la zona todo el tiempo", explicó Macrae. " No hay manera de que el yowie pueda ser un animal ordinario... creo que bajan de los ovnis y que habitan las cuevas que hay en esta región, tal vez investigando cómo viven nuestros animales, puesto que los granjeros se han topado con muchas vacas y ovejas muertas en esta zona". Cuando ambos hombres detuvieron el remolque en la zona para que Wilson pudiese tomar fotos, el nerviosismo de Macrae era palpable, al punto que el transportista le gritó: "¡Quiero salir de aquí cuanto antes!" Otros transportistas han tenido encuentros con este monstruo australiano en las zonas de descanso a lo largo de la carretera. Deteniendo su vehículo para dormir unas cuantas horas, un chofer anónimo despertó sobresaltado cuando uno de los seres comenzó a golpear los cristales del camión tractor. El hombre salió del lugar a toda prisa, negándose a detenerse de nuevo en la carretera por ningún motivo. Otros transportistas han tenido el dudoso gusto de conocer al primo estadounidense del Yowie– el controvertido Pie Grande– en muchas instancias. La más reciente data de 1997, cuando el 3 de septiembre de dicho año Richard Druery y Margie Krick, una pareja de transportistas, detectaron un enorme ser de pelambre pardo caminando debajo de un puente en la autopista 406 de la canadiense provincia de Ontario, cerca de la ciudad de St. Catherine. La pareja de transportistas estaba en camino a hacer una entrega cuando cruzaron un puente en la autopista 406. El puente, con rieles de hormigón a cada lado, no permitía que los vehículos de pasajeros pudiesen ver el cauce que existía abajo, cosa que no representaba un problema para un camión articulado. A cincuenta metros bajo el nivel del


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diariodelmisterio@gmail.com puente, Richard detectó una criatura que caminaba en la ribera oeste del riachuelo y llamó la atención de Margie, que lo acompañaba en el asiento de pasajeros. Ambos testigos coincidieron en que el extraño ser " estaba completamente forrado de pelo" aunque les fue posible ver sus brazos y codos. Los pies y tobillos del ser eran " enormes" y los brazos eran más largos que lo esperado, siendo el detalle que atrajo la atención de Richard en primer lugar. En su informe a la Bigfoot Research Organization(BFRO) los transportistas recalcan que el avistamiento no se hubiera producido de no haberse extraviado y haberse dirigido hacia la neoyorquina ciudad de Buffalo en vez de hacia Detroit, la ruta que la empresa de transportes les había mandado a tomar. ¿Qué hacía semejante criatura en un entorno semiurbano? El criptozoolgo Loren Coleman hace tiempo dio a conocer su parecer al respecto – que dichos seres peludos se desplazan a través de América del Norte siguiendo el cauce de los miles de riachuelos y arroyos del continente, evitando así el contacto con el ser humano. Tal vez la insólita experiencia de los transportistas sirva de corroboración a esta teoría. Un transportista que se comunicó con el popular programa radial Coast to Coast el 3 de marzo de 2004 supo ponerle los pelos de punta a miles de radioescuchas con su experiencia ocurrida en las cercanías de Crater Lake, estado de Oregon (EUA), durante una tormenta de nieves esta temporada. Según el transportista, su tractocamión y remolque se abrían paso lentamente durante una pesada nevada en esta inhóspita parte del país cuando las luces largas de sus faros cayeron sobre un vehículo abandonado en la cuneta – una camioneta accidentada. El chofer, temiendo que los pasajeros de la camioneta estuviesen malheridos y sin posibilidad de recibir ayuda, detuvo su camión en plena carretera y equipado de una diminuta linterna salió a socorrer a los presuntos pasajeros de la camioneta. Podemos imaginar su sorpresa al descubrir que no había nadie adentro. " Fue entonces", narra el transportista anónimo, " que pude escuchar un sonido siseante que provenía de las copas de los árboles más allá de la cuneta". La camioneta abandonada estaba rodeada de escombros y sin pasajeros; el sonido emitido por el ser desconocido – que parecía provenir de una altura considerable en los árboles, comenzó a convertirse en un rugido insistente y amenazador. Llamando a las autoridades con su teléfono móvil, el chofer descubrió que la camioneta llevaba largo tiempo abandonada en esa lejana carretera... mientras tanto, el sonido amenazador en la oscuridad iba en aumento. Con la mayor rapidez posible, abriéndose paso entre la nieve y el lodo, el chofer

regresó a la seguridad de su cabina y prosiguió la marcha. ¿Gato montés, Bigfoot, extraño ser alado? De haber descubierto la respuesta a la intrigante, es casi seguro que el chofer no hubiera vivido lo suficiente como para llamar al programa meses más tarde. " Les juro que si aquello hubiera bajado de los árboles, me habría dado un infarto". Alta Extrañeza: Las experiencias de Reese Sanders Los investigadores " serios" han sabido huir de la alta extrañeza desde los primeros días de la investigación ovni por considerarla totalmente imposible de clasificar o cuantificar. Son los imprudentes los que se atreven a abordar situaciones en donde no existe ningún punto de contacto con la realidad cotidiana, o en donde los escépticos prefieren tachar de esquizofrénico o parafrénico al protagonista. Un camionero estadounidense, Reese Sanders, vivió una serie de experiencias aterradoras que le hicieron pensar que estaba loco, y que de hecho le valieron el curso de tratamiento reservado para los esquizofrénicos, lo que no resulta sorprendente en sí, puesto que la industria de transportes en Estados Unidos padece de altos índices de drogadicción y alcoholismo por motivo de las largas horas y fechas topes irrazonables que enfrentan los chóferes. Con cierta frecuencia las autoridades de carreteras se ven obligadas a llamar a las empresas de transporte para avisarles que deben enviar un reemplazo para un transportista que se ha vuelto loco de atar en una zona de descanso o al volante. Tras de unas semanas de descanso, el transportista desquiciado vuelve a integrarse a sus labores y el ciclo se repite. Reece Sanders publicó sus experiencias en un trabajo llamado Terror on I-10(Terror en la interestatal 10) que compite con cualquier obra escrita por Stephen King o Peter Straub. En el mes de julio de 1989, el transportista Sanders se encontraba en una zona de descanso en California cerca de la medianoche, esperando hacer contacto con otro chofer antes de salir a toda prisa para hacer una entrega en Bakersfield a las 06:00 a.m. De repente, una voz femenina le abordó por la radio del tractocamión: " Ven acá, chico, que te voy a tratar bien". Sin titubear, Sanders tomó el micrófono y le dijo a la mujer que no sabía quién era ella ni qué quería, pero que estaba a punto de salir de la zona de descanso. La dulzura desapareció por completo de la extraña voz, que comenzó a increparle y vociferar injurias: "¡Hijo de puta! ¡No hay quien se atreva a rechazarme!" Justo en ese momento, varias voces masculinas – las de otros camioneros – comenzaron a hacerse sentir por la radio, diciéndole que no abandonara

el recinto si no quería evitarse problemas. Sanders se alejó del lugar a velocidad moderada, pensando que se trataba de las bromas que los transportistas suelen jugar entre sí para aliviar el tedio de sus labores. Pero la voz de la mujer volvió a surgir, mandándole a cambiar de frecuencia para poder hablar en privado. Otra voz – esta vez masculina – le instó a regresar a la zona de descanso inmediatamente. Fue en ese momento que Reece Sanders se dio cuenta de algo extraño. " Cuando hablaban", escribe el transportista, " los metros en mi radio aumentaban al máximo, indicando que estaban muy cerca o que tenían una cantidad de potencia inusitada". Al negarse a regresar a la zona de descanso, la voz masculina declaró tajantemente: "¡Atrápenlo!" De repente, el tractor y remolque de Sanders se vieron rodeados por automóviles y furgonetas que trataban de hacer una encerrona en plena autopista. El vehículo que se le puso enfrente era un camión de mudanzas; por la radio podía escuchar voces que delataban su posición exacta a la voz masculina que había dado la orden. En ese momento Sanders temió que se trataba de un atraco – algo común en la industria de transportes comerciales. La voz masculina insistía que Reece Sanders debía dar media vuelta y regresar a la zona de descanso, a pesar de que a estas alturas, rodeado de vehículos dispares, el transportista estaba a unos veinticinco kilómetros de distancia. Comenzó a preguntarse cómo era posible que usando radios CB sus interlocutores pudiesen sostener comunicaciones a semejante distancia, cuando el radio efectivo de dichos aparatos es de varios kilómetros a lo máximo. Tratando de mantener la calma, el transportista tomó el micrófono y le dijo al desconocido que volvería a esta región en algunas semanas, y que lo atendería en ese momento. El hombre se identifico como " Porch Monkey, el gobernante de Los Angeles" y ordenó a los vehículos a desistir. Pero la pesadilla aún no había terminado: a los pocos minutos el transportista oyó los gritos de una mujer a través del altavoz de su radio, y las voces de los que le perseguían aparecieron de nuevo, avisándole que habían apresado a la mujer que había estado esperando en la parada de transportes pero que no había aparecido. Esta vez le avisaron que si no regresaba, descuartizarían a la mujer con una motosierra. Aunque la experiencia comenzaba a resultarle alucinante, Sanders decidió dar media vuelta y emprender el regreso a la zona de descanso, sólo para salvar la vida de la mujer, cosa que podría costarle la suya. La voz de otro transportista le llamó por su apodo – Cherokee– y le dijo: " Que pena, Cherokee, de haber seguido te

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hubieras escapado", con tristeza genuina. Sanders entró de nuevo a la zona de descanso, estacionando el vehículo y saliendo de la cabina del tractor con un salto, blandiendo una enorme llave inglesa como arma. Su temor se había trocado en ira y estaba dispuesto a hacerle pagar caro a " Porch Monkey" o quienquiera fuese el autor de la fechoría contra la mujer. " Me quedé parado por algunos minutos en la oscuridad, pero nadie se me acercó, y la radio permaneció totalmente silenciosa. Volví a la cabina para reprocharles su cobardía y estupidez, diciéndoles que si les daba miedo la llave la dejaría en el camión. Pero nadie contestó, y no sé cuanto tiempo estuve ahí". De repente, Sanders se dio cuenta de que había un hombre sentado en un automóvil en el estacionamiento. El hombre había permanecido ahí toda la noche sin hablar con nadie, pero el desconocido repentinamente abandonó su vehículo para encaminar sus pasos hacia el camionero. " Hola, veo que te lo han hecho a ti también", luego, reflexionando, agregó: " Me lo hicieron a mí". Deseándole buena suerte al atónito transportista, el hombre le dio la espalda y se alejó caminando – no hacia su coche, sino perdiéndose en la oscuridad en dirección de las vías de tren. Si nos empeñamos en ser sensatos, la experiencia de Sanders pudo haberse tratado de una broma pesada aunque compleja por parte de camioneros aburridos y tal vez expertos en el uso de los radios CB, o una alucinación producida en la mente cansada de un transportista con cientos de kilómetros de carreteras oscuras a sus espaldas. Pero, ¿y las furgonetas y vehículos que rodearon su vehículo? ¿Y la manera en que saltaron los metros del radio CB, sugiriendo que algo de gran poder le abordaba? Reflexionando sobre su experiencia, Sanders considera que fue víctima de un fenómeno parecido al EVP ( electronic voice phenomena– fenómeno electrónico de la voz) mediante el cual los muertos pueden comunicarse con los vivos. ¿Serían tanto " Porch Monkey" como la mujer que intentaba seducir a Sanders voces de los muertos, haciendo pasar un mal rato a los que transitaban por esa parte del país? La interrogante sigue en pie. Conclusión En una nación compuesta de subculturas, los transportistas han formado la suya, con su propia música (variaciones del country and western tan aceptado en todo el país), forma de vestir (vaqueros, chaquetas de cuero y cinturones con enormes hebillas de bronce) e intereses particulares (muchos se dedican al rodeo o al automovilismo). No es de sorprender que en la soledad de una noche interminable, bajo la tenue luz de las estrellas de las praderas o los


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desiertos de AmĂŠrica del Norte, los transportistas figuren entre los primeros testigos del misterio.

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Sucesos extraños en los hospitales (El Diario del Misterio) Jesús Camacho Fátima Barragán (Redacción Diario del Misterio) Es famoso el caso del Hospital de las Cinco Llagas de Sevilla, popularmente conocido por “Hospital de la Sangre” y hoy Parlamento Autonómico, en el que, al parecer, vaga todavía el espíritu de una de las monjas de la Caridad, Sor Úrsula, que prestó servicios, hasta su fallecimiento, en aquel centro en donde tantas y tantas personas sufrieron sus males, muriendo muchas de ellas. Asimismo, en el hospital de san Lázaro se cuenta la aparición de algunas monjas y de una dama vestida de negro. También en Huelva se habla del Hospital Maldito, Manuel Lois, en cuyos pasillos abandonados se aparece supuestamente la “dama blanca”, esta vez, la dama cambia el color del vestido. Y en el Reina Sofía de Córdoba se cuenta que hay fenómenos, cuando menos, extraños. También sucede en la antigua Clínica del Doctor Guija de Sevilla, en donde se practicaba electroshock, además de sesiones de guija casi a diario. Del sanatorio de la Alfaguara, en Alfácar (Granada), se dice que el fantasma de su fundadora, Berta Wilhemi, sigue deambulando por allí. Pero no son los únicos. Hay otros menos famosos o que no han alcanzado relevancia. En muchos hospitales y sanatorios, en especial

aquellos que, aunque se hayan modernizado, albergaron hace mucho tiempo terribles sufrimientos, acaecen extraños sucesos, la mayoría de las veces absolutamente inexplicables. ¿Es posible que los sufrimientos de las personas que fallecieron allí o las de las que los vieron sufrir, generaran algo indefinible y que ese algo todavía permanezca allí? Claro que no se llega a investigar qué energías provocan esos sucesos y también que algunos de ellos pueden ser inventados por quienes nos los cuentan o fruto de bromas entre el personal de las diferentes plantilla, pero en algunos casos… Por ejemplo, en el Hospital de San Carlos, en San Fernando (Cádiz), hospital estratégico del Ministerio de Defensa, que cuenta con doce plantas y tiene ocupadas sólo tres, siendo las otras de reserva para casos de catástrofes, relatan los médic@s, enfermer@s, celador@s, etc, que en las plantas que están vacías, por las noches, se encienden y apagan las luces, que los ascensores suben y bajan sin sentido hasta y desde aquellas plantas y alguno ha llegado a gritar, fruto de los nervios, que estaba viendo una extraña presencia. ¿Fantasma juguetón?. ¿Bromista con

mala idea?. ¿Personal propio que se esconde en aquellas plantas para echar una cabezadita por las noches?. Todo es posible, pero si añadimos a lo visto que se han cerrado las puertas a cal y canto, que se han inutilizado las paradas de los ascensores en esas plantas, que se han cortado los interruptores generales de luz de las mismas y, sin embargo, siguen sucediendo los mismos fenómenos extraños, ya nos empieza a correr un escalofrío por la espalda… Otra cosa es lo que sucede en el Hospital de Puerto Real, también en Cádiz y muy cercano al anterior. Este Hospital fue construido basándose en el existente sanatorio de tuberculosos de principios del siglo pasado. Se reconstruyó el sanatorio, se ampliaron enormemente las instalaciones y quedó convertido en un Hospital del Servicio Andaluz de Salud. Pero en la zona que había sido sanatorio, según cuenta personal de la propia plantilla e incluso algunos enfermos, se escuchan ruidos extraños, como lamentos. Incluso hay quien describe una especie de sombra que se desliza por los pasillos y habitaciones a la vez que una corriente de aire y una bajada repentina de la temperatura le acompaña. Curiosamente, la primera salida de la autovía que enlaza San Fernando con Jerez, que va a dar con la antigua carretera que llevaba al Hospital de Puerto Real, está señalizada con el número 666. Naturalmente, es pura casualidad. Pero a mi me entran escalofríos cada vez que paso por allí.

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Oeste salvaje: Enigmas y misterios del "wild west" (El Diario del Misterio) Scott Corrales Se apellidaba Wyatt y la historia no se dignó a recordar su nombre de pila. Sabemos que fue uno de los numerosos ganaderos que cuyas manadas de reses cruzaron las interminables praderas norteamericanas, como el personaje encarnado por el actor John Wayne en la película " Río Bravo". Pero el relato de Wyatt no tiene que ver ni con sus reses, ni con cuatreros, ni con las situaciones que tradicionalmente aquejaban a los que movían miles de animales de una parte de las praderas a la otra. Wyatt fue uno de los primeros blancos en ver a un ser de leyenda con sus propios ojos: el gigante conocido como pie grande o Bigfoot. El encuentro le hizo tal impresión que el avezado vaquero no dudó en incluirlo en su diario, objeto que formaría parte de la herencia recibida por James C. Wyatt, su nieto, quien daría a conocer el alucinante relato a mediado de la década de los ’70. En 1888, Wyatt se encontraba en

algún punto cerca de los Big Woods(grandes bosques) del estado de Minnesota, donde su padre y algunos vaqueros habían pasado el invierno con una tribu de indios antes de llevar su ganado a los pastizales del norte. Wyatt y sus familiares dominaban los dialectos de varias tribus y participaban en numerosas actividades tribales, lo suficiente como para que los taciturnos nativos depositaran en el joven vaquero suficiente confianza como para hacerlo partícipe de un gran secreto. Un buen día, Wyatt se encontró con un indio que llevaba en sus manos una gran bandeja llena de carne cruda. Sorprendido, Wyatt le preguntó por qué lo hacía y el nativo, meditando antes de contestar, indicó al joven cowboy que lo siguiera a un lugar que la tribu consideraba sagrado. " En una cueva de poca profundidad en la superficie de un acantilado", escribió el vaquero, " vivía una bestia de pelo largo y negro que cubría todo su cuerpo salvo por las palmas de sus manos y la zona que rodeaba sus ojos..." La criatura parecida a un hombre no parecía salvaje en lo más mínimo: estaba sentada con las

piernas cruzadas, como lo haría un indio, y comenzó a devorar la carne cruda tan pronto como ésta le fue ofrecida. Según la descripción ofrecida por Wyatt, el ser peludo tenía el tipo de un hombre fornido, pero sin cuello, ya que la cabeza de la extraña entidad parecía descansar directamente sobre sus hombros. A diferencia de muchos encuentros posteriores entre humanos y estos seres peludos que parecen ocupar todos los continentes de nuestro mundo, muy a pesar de la comunidad científica, Wyatt pudo visitar la criatura más de una docena de veces, maravillado por lo que estaba viendo. Aún así, los miembros de la tribu se mostraban reticentes a abundar detalles sobre la criatura, su procedencia o su propósito, si es que lo tenía. El vaquero tuvo que dar " dos libras de tabaco, una brújula y un hacha" al indio que lo llevó a conocer al homínido para poder sacarle información. Los indios denominaban " oso loco" a esta criatura – de hecho, la nomenclatura se extendía a todos los seres de ese género – y la manera de su llegada a la tribu era francamente alucinante: una pequeña " luna" había

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depositado una pareja de " osos locos" en un altiplano cerca del campamento indio hacía mucho tiempo. El ser que había visto Wyatt era uno de tres que habían salido de la pequeña " luna" antes de que ésta volviese al firmamento. La mansedumbre de los especimenes era digna de comentar, y los jefes de la tribu decidieron que los " osos locos" se convertirían en su talismán. No se escatimarían recursos para alimentarlos ni guerreros para defenderlos. ¿Qué podemos decir sobre este relato? ¿Se trataba, en efecto, de una broma del vaquero para intrigar a cualquier posible lector de su diario? ¿O hay algo de cierto en el relato de los " osos locos" y el detalle más estremecedor, su posible vínculo con el fenómeno OVNI, cosa que ha sido fuente de disputas entre estudiosos de la ufología y los peritos de Bigfoot, que insisten en que el objeto de sus pesquisas es un ser de carne y hueso que no guarda relación alguno con la pararrealidad de los OVNI? La ubicación geográfica de las experiencias de Wyatt no deja de ser


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diariodelmisterio@gmail.com curiosa. Fue precisamente en Minnesota en 1869 cuando un " hombre peludo" atacó un coche abierto en el que viajaban un padre e hija cerca de la población de Gallípolis. El periódico The Weekly Record de la vecina población de Manako recogió la historia de cómo el hombre salvaje – de estatura gigante y cubierto de pelo – se lanzó contra el padre, agarrándole el cuello y tirándolo del vehículo, amenazando con morderle el pescuezo. La hija, viendo peligrar la vida de su padre, logró levantar una piedra y arrojarla contra la cabeza del extraño. Aturdido, el ser soltó su presa y se alejó caminando hasta internarse en un soto cerca del camino. ¿Uno de los " osos locos"? Las experiencias del vaquero Wyatt y su avistamiento de los " osos locos" son tan solo un momento importante dentro de las crónicas de los seres anómalos en el oeste de los Estados Unidos. No obstante, hay que tener en cuenta que los indios pueblos, mucho antes de la llegada de las expediciones de Vázquez de Coronado en el siglo XVI y la posterior conquista de la zona por Diego de Vargas a fines del siglo XVII, ya relataban con gran temor sus encuentros con seres gigantescos que ocupaban las alturas de la Cordillera de San Juan, que se extiende desde el norte de Nuevo México hasta la región centro-sur de Colorado. Los ancianos de la tribu no comparten su información al respecto con facilidad, ya que estos gigantes cuya estatura oscila entre los tres y cuatro metros son considerados seres espirituales y por ende, sagrados. La definición de espiritual parece no tomar en cuenta que estos seres dejan huellas y supuestamente han atacado y devorado seres humanos. Entre las ruinas de los asentamientos de los indios pueblos existe una de gran interés: Ge-to-ta-oun-lai-neu, que significa en esa lengua " lugar pisado por el hombre gigante" y cuya ocupación ha sido fechada entre años 1450 y 1700 de nuestra era. Arqueólogos indios afirman que existe una relación directa entre el nombre del arruinado asentamiento de casas de adobe con los gigantes peludos que existían en la zona en aquellos tiempos, criaturas de los densos pinares de las montañas. El estudioso Keith A. Foster de la organización BFRO ha logrado recopilar un fascinante acervo histórico de la tribu Taos del nortecentro de Nuevo México: los mitos de esta tribu, cuyas dotes artísticas han perneado toda la cultura pictórica del southwest, sentían un pánico genuino ante las irrupciones de caníbales gigantescos que bajaban de los bosques de montaña para raptar y devorar miembros de la tribu. Según estas leyendas – que guardan un parecido innegable con las de los ogros europeos – era posible encontrar montones de huesos

ensangrentados en las entradas de las cuevas que servían de madriguera de estas espantosas criaturas. Las técnicas utilizadas por los taos para luchar contra estos seres eran igual que la empleada para matar osos: encender un fuego a la entrada de la madriguera y esperar a que saliese el morador de pesadilla para acribillarlo a flechazos. Según la cronología que han podido establecer los estudiosos, estos incidentes tomaron lugar hace unos ocho siglos, y que la nomenclatura general que se les asignaba era tsawane’itEmux, aunque también se les conocía por otros dos nombres, stsomu’lamux y tsekEtinu– estos últimos ofrecidos por dos jovencitas que fueron secuestradas por los abominables de las Rocallosas y obligadas a convivir con ellos. Entre los indios utes de la cuenca del río San Juan también persiste la creencia de los " hombres animales peludos", cuyos detalles coinciden con las de las otras tribus en que estos seres viven en los pinares de ponderosa en lo alto de las montañas. Si bien los utes asignaron calidades espirituales a estos seres, los miembros actuales de la tribu consideran que son meramente animales que, por cosas del azar, guardan cierto parecido con los seres humanos. Es un hecho que los pictogramas que nos legaron los ancestros de los utes representan hombres de gran tamaño, interpretados como hombres-bestia por los ancianos de la tribu. Los utes insisten que es posible toparse en el siglo XXI con estos seres en los bosques profundos de la zona, y que no existe posibilidad alguna de que pueda tratarse de osos, ya que los utes gozan de gran fama como cazadores y conocedores de la fauna de su región. Estos avistamientos parecen producirse en la vecindad del río Piedras, al este de la aldea de Ignacio, en el estado de Colorado. Volviendo a la información aportada por el estudioso Keith Foster nos encontramos con un caso que encaja perfectamente con la época del wild west y las experiencias vividas por el vaquero Wyatt, pero esta vez cerca del río Conejos en el estado de Colorado. En la década de 1870, un cazador profesional de apellido Willford se destacaba entre los moradores de la Cordillera de San Juan por su pericia en la caza de osos – negros, pardos y los temidos grizzlis. Los osos representaban un peligro y era costumbre que las autoridades ofreciesen bonitas recompensas por haber puesto fin a sus existencias. Sabemos que Willford mató treinta y nueve osos grizzli alrededor de esta época. Willford, hombre de poca educación formal, llegó a dictar sus memorias muchos años después, narrando una experiencia en el sur de la Cordillera de San Juan que le hizo sentirse " vigilado" por ojos desconocidos. Según los indios que vivían en la

región, sólo los cazadores más valerosos – o protegidos por el Gran Espíritu – osaban internarse en la región formada por la confluencia de los ríos Conejos y San Juan. Los caballos se espantaban con facilidad al entrar en la zona y manos desconocidas robaban las provisiones de los campamentos. Willford recuerda haberse encontrado con un campamento de cazadores navajos que acababa de tener un encuentro con una bestia cuya estatura supuestamente llegaba a los quince pies (4 metros). Existe la posibilidad de que los navajos se habían encontrado con un enorme oso grizzli caminando en dos patas, pero Willford descontó la posibilidad, ya que los navajos eran cazadores avezados y muy familiarizados con la fauna regional. Considerando que sería de necios ignorar la advertencia de cazadores tan expertos, Willford dijo que " nos largamos todos de aquel lugar". Los mormones del vecino estado de Utah también tuvieron algo que opinar sobre los seres peludos u hombres-bestia que ocupaban las nevadas montañas Uintah: la exégesis mormona dice que los hombres-bestia son nada menos que Caín y su estirpe, o el " clan de Caín". David Patten, el primer mártir de la religión mormona, se encontró con un enorme ser peludo mientras cabalgaba una noche por los páramos. Patten afirmó haberse topado con una criatura que se identificó como el Caín bíblico. Lo expresado por Patten al respecto fue recogido en una carta escrita por el mártir a Abraham Smoot, y que luego formó parte del libro sobre la vida de Patten por Lycurgus Wilson: " Mientras que cabalgaba en mi jumento, me di cuenta repentinamente de que un personaje sumamente extraño caminaba a mi lado. Su cabeza estaba casi pareja con mis hombros, estando yo sentado en la silla de montar.[El hombre] no llevaba ropa y estaba cubierto de pelo. Tenía la piel muy oscura. Le pregunté que dónde vivía, y me contestó que no tenía hogar, que vagaba la tierra de un lugar a otro. Me dijo que era una criatura muy amargada, y que había tratado morir muchas veces durante su estadía en la tierra, pero no podía morir. Su misión era la destrucción de las almas de los hombres. Justo cuando dijo esto, le repudié en el nombre de Jesucristo y por la virtud del Santo Sacerdocio, mandándole a irse. Desapareció de mi vista enseguida..." (Lycurgus Wilson, " Life of David W. Patten", Salt Lake City: Deseret News, 1900. Colección de la Universidad de Brigham Young). El autor mormón James Hajicek es otro de los que se interesan por la presencia de estos seres en Utah. Para Hajicek, el Libro de Mormón contiene la respuesta al misterio: los seres peludos son los descendientes degenerados de los nefitas, cuya mutación física está descrita en el

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Libro de Mormón 5:15, donde se convertirían en una especie " oscura, sucia, y aborrecible", debiendo aguardar su redención con la llegada de Jesucristo. Hajicek opina que los Bigfoot gozan de protección divina, y por eso es imposible capturarlos o matarlos. Por otro lado, el exegeta mormón dice que es absolutamente indispensable " poner copias del Libro de Mormón en las manos de estos seres" para evangelizarlos y para evitar consecuencias funestas para la humanidad: cualquier intento por capturar o aniquilar estos seres daría lugar a una " guerra entre su especie y la nuestra", vaticinada en el libro bíblico de Miqueas 5:8 y en Nephi 20:15-17, 21:12. La maldición de las montañas En el árido panorama del estado de Arizona se encuentra una formación geológica fascinante que parece surgida repentinamente el paisaje que le rodea. Se trata de las montañas de la Superstición ( Superstition Mountains) cuya fama se ha extendido por el mundo entero debido a los distintos " tesoros perdidos" que supuestamente se hallan en su seno: el tesoro del emperador azteca Moctezuma Xocoyotzin; el tesoro de Maximiliano de Habsburgo, enviado a buen recaudo a las tierras del norte; el tesoro de las derrotadas tropas de la confederación sureña y las distintas " minas perdidas" que jamás se han vuelto a encontrar, como la Lost Dutchman Mine. Pero este gran macizo representa una fuente de gran temor para las tribus maricopa y pima, y sus miembros hacen todo lo posible por evitar entrar a las montañas. Según los expertos, esto se debe a que hace siglos cientos de guerreros penetraron los desfiladeros de las montañas, atraídos por " espíritus malignos" que posteriormente les dieron muerte, permitiendo que unos cuantos regresaran a sus tribus con la advertencia de la suerte que aguardaba a cualquiera que osara profanar las montañas. Los historiadores oficiales reconocen la muerte de 200 guerreros de ambas tribus, pero la achacan a una celada tendida por un puñado de indios apache que, apostados entre las rocas de los desfiladeros, mataron a los guerreros pima y maricopa. ¿Existe la posibilidad, por muy remota que pueda ser, de que un remanente de los hombres-bestia que atormentaron a los indios taos, utes y pueblos pudiera haber subsistido en las montañas de la superstición? De ser así, sería fácil comprender la reticencia que muestran las tribus actuales a la hora de franquear a la entrada a las montañas, a pesar que miles de visitantes lo hacen cada año. Stan Morrison, un investigador de temas relacionados con Bigfoot y otros seres paranormales, tuvo la oportunidad de entrevistar a Pat Ballow, un antiguo piloto de la


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diariodelmisterio@gmail.com American Airlines que venía presenciando OVNIS, luces azules y seres peludos en las montañas desde hace cuarenta años. La entrevista, que tomó lugar en 1986, se concentraba sobre una visita hecha por el Sr. Ballow y su padre en 1963 al paraje conocido como " Massacre Grounds" – los predios de la masacre, donde se produjo la matanza de los guerreros pima y maricopa. Los Ballow realizaron un descubrimiento totalmente inesperado y bastante desagradable al toparse con ocho cadáveres diminutos y peludos, cuyos rostros, manos y pies eran innegablemente humanos pero cuyos cuerpos estaban cubiertos por un pelambre de tres o cuatro pulgadas. " Sentimos que tal vez nos habíamos encontrado con algo que no debimos haber visto", comentó Ballow a Morrison. " No nos quedamos a revisarlos en gran detalle. Sí levantamos la mano de uno de ellos para comprobar que no se trataban de unos chimpancés". La sensación de temor hizo que padre e hijo abandonaran la zona inmediatamente; cuando volvieron al día siguiente con una cámara fotográfica, los cadáveres ya no estaban. Pero a diferencia de otros relatos en que la evidencia desaparece – a veces convenientemente – cuando los testigos vuelven para confirmarla, Ballow agregó que algunas semanas después, visitando un mercado dominical con su padre, se encontró con una especie de gambusino que exhibía dos diminutos ataúdes con un letrero que rezaba: " Hallados en las Superstition – ¿qué podrán ser?" Llegaron los pterodáctilos La investigación del misterio ha creado sus propios mitos y leyendas. Uno de los más difundidos bajo este rubro tiene que ver con el recuerdo, por parte de algunos de los investigadores más insignes del género, de haber visto en algún momento una fotografía tomada en la época del oeste salvaje que muestra un grupo de vaqueros reunidos en torno al cadáver de lo que parece ser un terodáctilo. Se han citado revistas antiquísimas y desaparecidas ( Collier’s, Argosy, etc.) como la posible fuente de la imagen. Las pesquisas por hallar esta foto han sido tremendas e infructuosas, llevando a un escritor a afirmar que tal vez " un viajero en el tiempo" había vuelto a nuestra época para borrar la existencia de la foto, a pesar de que tantas personas tienen recuerdos imborrables de haberla visto. ¿Hubo pues algún avistamiento de pterodáctilos o pajarracos parecidos durante la era de rifles y espuelas que caracteriza los fines del siglo XIX en EE.UU.? Podemos afirmar que la creencia de que enormes pájaros aún viven en nuestro medio persiste hasta nuestros días, y representa una faceta razonablemente activa de la investigación de lo extraño. El 26 de abril de 1890, el periódico

Epitaph de la legendaria población de Tombstone, Arizona – mejor conocido por el duelo en el OK Corral y por el cementerio de Boot Hill – publicó un titular alarmante: Hallado en el desierto – extraño monstruo alado descubierto y muerto en el desierto de Huachuca. La noticia pasa a relatar el encuentro de un ser alado " parecido a un enorme cocodrilo, con cola alargada e inmensas alas" por dos rancheros que cabalgaban de vuelta a su estanca desde el desierto de Huachuca. Los hombres tuvieron la impresión de que el ser " estaba exhausto tras de un largo viaje" y a duras penas podía volar. Estremecidos por lo que presenciaban, los vaqueros desenfundaron sus rifles Winchester, inseparables compañeros del camino, y se lanzaron a perseguir al monstruo por varios kilómetros hasta que pudieron alcanzarlo y dispararle repetidas veces. Dice el periódico: " Los hombres se acercaron con cautela y sus caballos relincharon de miedo; descubrieron que habían matado a la criatura. Procedieron a realizar un examen y descubrieron que tenía una longitud de noventa y dos pies (27,73 metros) y un diámetro de unas cincuenta pulgadas en su porción más gruesa. El monstruo tenía sólo dos patas, localizadas a poca distancia de dónde las alas se unían al cuerpo". El relato que nos ofrece el Epitaph no concluye ahí. Los vaqueros pudieron determinar que la cabeza del leviatán volante tenía unos dos metros de largo y que sus mandíbulas tenían dientes filosos y poderosos; sus ojos tenían el tamaño de platos de cenar y sobresalían de su cráneo. Las alas, difíciles de medir por haber acabado plegadas bajo el cuerpo inerte, resultaron tener una prodigiosa extensión de 45 metros. Totalmente anonadados ante su hallazgo, los hombres del oeste cabalgaron hasta Tombstone para dar parte al comisario y regresar posteriormente con " varios hombres prominentes" del pueblo que levantarían acta sobre lo que habían visto. La foto que se ha convertido en el " santo grial" de la criptozoología supuestamente representa el momento descrito en el párrafo anterior – un ser parecido a un terodáctilo rodeado por hombres por los dignatarios de la ciudad – trajeados con bombines y corbatas – y varios vaqueros. Algunos expertos han afirmado que de no tratarse de un fraude, la paleontología nos indica que el suroeste de los EE.UU. había sido el hogar del Quetzalcoalus northropi, el colosal pterosaurio cuyos restos fueron hallados en 1975 en el parque nacional Big Bend del estado de Texas. En una de esas sincronicidades que caracterizan a la investigación de lo paranormal, el descubrimiento tomó lugar casi al mismo tiempo que comunidades a lo largo del Río Grande afirmaban haber visto al " Big Bird" o pájaro grande, cuyas enormes

alas " parecidas a las de un murciélago" fueron vistas de cerca por vecinos de Raymondsville, Texas (donde Joe Suárez perdió una cabra a sus garras) y la ciudad de Brownsville (donde Alverico Guajardo tuvo el dudoso privilegio de ver a la criatura de cerca mientras que se encontraba sentado en el patio de su casa). Aunque el determinar la veracidad del terodáctilo de Tombstone nos resulte casi imposible, cabe señalar que el autor Thomas Penfield hace mención de otro " reptil volador" en su libro Dig Here( Excavar aquí) en 1962. Al sureste de Tombstone se alza el Cerro Ruido en las Montañas Pajarito u Oro Blanco, colindantes con la frontera mexicana. En esta región, aledaña a la ciudad de Nogales, hay aproximadamente treinta toneladas de plata de ley que aguardan propietario. Nadie se ha atrevido a reclamar esta fortuna del desierto debido al miedo de que un gran lagarto aéreo custodia la zona. Parece ser que un par de gambusinos encontraron una mina que había sido explotada por los jesuitas cuando la región pertenecía al virreinato de Nueva España. Los dos amigos acordaron en que uno de ellos iría a Nogales en busca de equipo de minería y provisiones mientras que el otro exploraría el interior de la mina. Posteriormente, cuando el gambusino que había ido por equipo regresó al Cerro Ruido, se encontró a su socio dormido al pie de un árbol con la ropa desgarrada y con la cara y las manos rasguñadas y cubiertas de sangre. Despertando, el maltrecho explorador explicó que había logrado internarse en la mina y abrirse camino hasta encontrarse con un montón de costales llenos de mineral resplandeciente, estimando que aproximadamente 30 toneladas del metal precioso estaban listas para sacar en sus grandes sacos de piel de vaca. Pero cuando se decidió a acampar en las laderas para pasar la noche, un grito espeluznante desgarró la noche del desierto – una criatura parecida a un murciélago gigantesco se incorporaba sobre las piedras. El gambusino sintió tal temor que salió corriendo, tropezando y rodando cuesta abajo sobre arbustos espinosos y piedras. Pero la plata importaba más que cualquier criatura de la noche, sin importar sus dimensiones, y los colegas decidieron separarse de nuevo, esta vez para analizar un pedazo del mineral y determinar su pureza, lo que exigiría un viaje a la ciudad de Tucson. Esta vez, al regreso, el gambusino no encontró a su amigo, ni los restos del campamento, ni la entrada de la mina. Una lluvia torrencial parecía haber causado aludes que ocultaron para siempre la mina de los jesuitas... ¿o habría sido obra del murciélago gigante? El vaquero y el platívolo El honor de haber visto el primer " platillo volador" corresponde no a

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Kenneth Arnold tras su avistamiento en 1947 sobre el monte Rainier, sino a un ranchero tejano llamado John Martin, cuyo experiencia no tuvo la misma trascendencia. El 2 de enero de 1878, Martin y algunos amigos habían ido de caza en las cercanías del poblado de Denison en Texas. Mirando hacia el sur, pudo ver en el cielo un objeto oscuro con el tamaño relativo de una naranja. Las dimensiones del artefacto volador aumentaban según se acercaba; en una época en que lo único que solía verse en el cielo era pájaros, Martin pensó que podía tratarse de un globo hasta que el objeto estaba casi sobre su vertical, cuando le fue posible comprobar que se trataba de un objeto con forma de plato que volaba a gran altura. El avistamiento de Martin en las cercanías de Denison tuvo la ventaja de haber sucedido en plena luz del día, y el OVNI oscuro no reflejaba luz alguna. Varias semanas después del avistamiento el periódico Denison Daily News publicaría la experiencia de John Martin en su edición del 25 de enero de 1878 con el título: " Un fenómeno extraño". Reproducimos el texto completo a continuación: " El Sr. John Martin, un ranchero que vive a unas seis millas al sur de esta ciudad, nos informa sobre la siguiente narración extraña. El martes por la mañana, mientras se encontraba de cacería, su atención fue dirigida hacia un objeto oscuro en lo alto del cielo hacia el sur. La forma peculiar y velocidad que marcaban el acercamiento del objeto capturó su atención, y se esforzó por determinar su naturaleza. Al observarlo por primera vez, parecía tener el tamaño de una naranja, que siguió aumentando de tamaño. Después de mirarlo durante algún tiempo, Martin se vio obligado a descansar la vista. Al reanudar su observación, el objeto estaba casi directamente sobre su cabeza y su tamaño había aumentado considerablemente y parecía desplazarse por el espacio a velocidad prodigiosa. El Sr. Martin pensó que se parecía, en su estimación, a un globo. Desapareció con la misma rapidez con la que había llegado y no tardó en perderse en los cielos. El Sr. Martin es un caballero de veracidad indudable y este extraño evento, si no fue un globo, merece la atención de nuestros científicos". La estirpe de Robur Mientras que indios y vaqueros se disputaban la posesión del oeste americano, mientras que la Union Pacific unía ambas costas mediante el sistema férreo y el " caballo de hierro" y mientras que el general Custer moría a manos de los sioux en el Pequeño Gran Cuerno, un autor francés deleitaba al mundo con los frutos de su prodigiosa imaginación. Julio Verne, cuyos personajes navegaban el fondo de los mares o alcanzaban la superficie lunar con la


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misma facilidad, concibió la idea de un científico cuyo dominio de los aires le convertiría en el dueño del mundo: Robur el conquistador, la novela que lleva ostenta el nombre de su protagonista, apareció en 1886 y al igual que en Veinte mil leguas de viaje submarino, un genio intentaba obligar a la humanidad a proscribir la guerra mediante el uso de violencia. El capitán Nemo hundía acorazados con el espolón de su Nautilus, pero el misántropo y blasfemo Robur bombardeaba ciudades y ejércitos enteros desde su súper dirigible, una verdadera fortaleza voladora que acabaría siendo saboteada – curiosamente – por un agente del servicio secreto estadounidense. En una época en que los globos de aire caliente representaban el no va más de la tecnología, los súper dirigibles de Verne eran fantasía al cien por cien. Pero poco después de que Robur el conquistador llegara a las manos del público decimonónico, los súper dirigibles comenzarían a dominar los cielos del wild west. La era de los " dirigibles fantasma" es considerada por muchos como la primera manifestación del fenómeno OVNI en era moderna, propagándose lentamente a todas partes del mundo. De hecho, no comenzaría en las praderas y desiertos del oeste sino en Sacramento, California, el 18 de noviembre de 1896, cuando el rotativo San Francisco Call informó a sus lectores que un objeto aéreo (un " corcel de los aires", en el lenguaje florido de aquel entonces) había sobrevolado la ciudad de Sacramento la noche anterior, y que los testigos habían podido escuchar, desde tierra, las voces de los tripulantes cantando a coro. Una carta recibida por la redacción del Sacramento Bee por un tal " W. A." informaba que la nave aérea había sido enviada a nuestro mundo por " el alto comisionado de Marte" y que se trataba de un ingenio propulsado por la electricidad – recién descubierta en la Tierra por Edison, Tesla y Steinmetz. En cuestión de meses, los avistamientos de los dirigibles fantasma comenzaron a verse en el corazón del país, donde los periódicos se pronunciaban completamente a favor de la procedencia marciana de los aparatos. El director del rotativo

Colony Free Press del estado de Kansas afirmaba en 1897 que " después de haber debatido el tema de las naves aéreas, la opinión de este periódico es que la nave aérea no proviene de este mundo, sino que casi seguramente está siendo operada por un grupo de científicos del planeta Marte, que realizan una gira de exploración por el sistema solar en aras de la ciencia". El 17 de abril de ese año se produciría el primer " macro avistamiento" cuando comunidades tan apartadas entre sí como Ann Arbor en Michigan, Waterloo en Iowa, St. Louis en el estado de Missouri y varias comunidades en Texas afirmaron haber sido sobrevoladas por " dirigibles fantasmas" que emitían sonidos de maquinaria pesada y cuyos brillantes faros barrían la tierra, inundando la oscuridad rural con una luz cegadora. Inventores estadounidenses comenzaron a solicitar patentes para sus diseños de dirigibles que competirían con los ya vistos en los cielos, pero que nunca se llegarían a construir. La opinión pública se debatía sobre la procedencia, con la hipótesis del " inventor desconocido" a la usanza de Robur llevando las de ganar. Granjeros como Frank Nichols, vecino de la población de Josserand en Texas, afirmaron haber ingresado en una de las misteriosas naves a la invitación de sus tripulantes, quienes explicaron al cowboy el funcionamiento del dirigible, pero que el invitado no supo entender ni repetir posteriormente. Aunque Nichols sí supo decir que el extraño aparato – según la información aportada – había sido construido en un punto remoto del estado de Iowa, lejos de cualquier centro de población, y que su método de propulsión se basaba en la " electricidad condensada". Durante la lluviosa noche del 6 de mayo de 1897, dos alguaciles en el estado de Arkansas desenfundaron sus Winchesters al presenciar el aterrizaje de una poderosa luz en las colinas cerca de la población de Helena. Cabalgando hacia el lugar donde se encontraba la refulgente luz, los alguaciles Sumpter y McLemore se sorprendieron al encontrar un

hombre de barba larga con una linterna que se identificó como el piloto de la nave, quien invitó a los agentes de la ley a subir para llevarlos " a un lugar en donde no llueve". Los alguaciles repusieron que preferían mojarse. Las dimensiones de estas naves eran incalculablemente grandes para la tecnología disponible al momento. La nave aérea que visitó el poblado de Holton, Michigan, supuestamente tenía trescientos pies de eslora y un ancho de noventa pies; el 22 de abril de 1897, John Barclay presenció la llegada de un dirigible fantasma rectangular y con alas imponentes, cuyas luces " eran más brillantes que la luz eléctrica". Con su confiable rifle Winchester en mano, Barclay fue al encuentro del aparato que había aterrizado en sus terrenos. El piloto – que dijo llamarse Smith – le pidió sin rodeos que hiciese el favor de comprarle aceite lubricante, herramientas y piedra azul, dándole para ello un billete de diez dólares. " Mañana estaremos en Grecia", le informó el desconocido. Algunos de los pilotos de estas naves del misterio tenían agendas políticas muy bien marcadas: uno de ellos abordó al senador Harris del estado de Arkansas – tras de haber aterrizado cerca de su casa – para informarle que su aparato contaba " con un cañón Hotchkiss mejorado y diez toneladas de municiones. Me estaba preparando para ir a Cuba y diezmar al ejército español si las hostilidades no hubiesen cesado; mis planes han cambiado, y ahora me propongo ir a socorrer a los armenios..." El macro avistamiento de las extrañas y a veces estrafalarias máquinas voladoras tocó a su fin poco después del encuentro del senador Harris. Nunca sabremos a ciencia cierta exactamente qué fueron aquellos aparatos ni quiénes fueron sus tripulantes, aunque el destacado investigador Jerome Clark apunta lo siguiente en su libro The UFO Book(Detroit: Omnigraphics, 1998, p.38): " Existe una interpretación defendible, y es que entre todas las mal interpretaciones, exageraciones y falsificaciones sí se observaron OVNIS y de la variedad moderna. De vez en cuando estos llegaban a tocar tierra. Los objetos con forma de

cigarro puro o de dirigible siempre han ocupado un lugar de honor en la tradición OVNI, y de vez en cuando los testigos han llegado a describirlos con alas..." Los genios inventores de la estirpe de Robur dejaron de espantar el ganado de los pastizales del oeste, pero pasarían a otros países a hacer de las suyas. Conclusión ¿Existe alguna propiedad en especial que haga del oeste americano una región especialmente apta para lo desconocido, o se trata sencillamente del magnetismo natural que tienen las zonas poco pobladas de nuestro mundo sobre el inconsciente humano? Somos pocos los que no hemos participado de algún modo en el mundo de vaqueros, comisarios, alguaciles, cuatreros, forajidos e indios hostiles de la época generalmente conocida como el wild west de los Estados Unidos de América. Aunque los estudiosos se debaten hasta nuestros días la duración exacta de este período de la historia de América del Norte, siempre se nos indica que la era retratada por las películas y teleseries de Hollywood corre desde el último año de la guerra de Secesión (1865) hasta posiblemente 1899. Otros usan como fecha fija el de la muerte del legendario bandido " Billy the Kid" en 1901. Sin embargo, antes, durante y después de este período de expansión demográfica desde el este de EE.UU. hacia su región centro-oeste, de explotación de recursos auríferos, cosa que había comenzado con el descubrimiento del oro en California en 1849, y de genocidio masivo, representado por la destrucción de naciones enteras de indígenas, sus fuentes de alimento y su forma de vida, se produjeron misterios innegables de índole paranormal y sobrenatural que han salido relucir en este trabajo – misterios que fueron tan inexplicables entonces como lo son ahora.

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"El Camino Secreto": tras el Descubrimiento de América (El Diario del Misterio) Agencia / Europa Press El sello Abadir Ediciones ha publicado el libro 'El camino secreto', cuyo autor, José Manuel García, aúna enigmas de Tierra Santa y Egipto con la historia de España a través de "un viaje que logra un final tan desestabilizador como sorprendente", tal y como ha adelantado en un comunicado de prensa la editorial. De esta forma, García, que firmará ejemplares este sábado en la Feria del Libro de Sevilla de 12,30 horas a

13,30 horas, ha señalado que, en el libro, el escritor sevillano "busca el misterio de la otra cara de la historia y del descubrimiento" a través de reliquias ocultas, órdenes secretas y continentes perdidos, tratándose de "una búsqueda, un camino secreto cuyas pistas solo irá descubriendo el propio camino, capítulo a capítulo". Asimismo, García se adentra en "una verdad silenciada durante siglos que, a lo largo de las páginas de esta obra, ve la luz por primera vez, una verdad que modificará la noción de la historia". Así, por ejemplo, en la obra tiene cabida la controvertida figura de Cristóbal Colón siempre ha

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despertado dudas entre los investigadores sobre su origen, conocimientos náuticos e informaciones que tenía acerca del continente perdido más allá de los límites entendidos por el hombre. Al respecto, el sello ha indicado que en 'El camino secreto' se trata "la relación que tenía el Almirante con la Orden Templaria", así como otros hechos que se desconocen, tales como "si era el Bafomet parte de la Sábana Santa" o "qué oculta el archivo secreto del Vaticano", cuestiones todas ellas de las que García habla en este ensayo novelado de

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China monitoriza una señal procedente de un satélite en Saturno (El Diario del Misterio) Jesús García (Redacción Diario del Misterio) Por increíble que parezca, súbitamente, la Agencia de Noticias Xinhua de China, la agencia Oficial del Gobierno de la República Popular de China (PRC), acaba de anunciar que el Radio Observatorio Astronómico Nacional ha estado monitorizando misteriosas señales de un extraño satélite "oscuro" y desconocido, ubicado en la órbita de Saturno, durante los pasados 90 días. De acuerdo con las fuentes oficiales, las señales parecen ser las primeras que de forma incuestionable y verificada proceden de una civilización extraterrestre. El descubrimiento ha sido obra del Dr. Xi Chang, uno de los astrobiólogos líderes de China, y graduado en el MIT. Chang, comentó a Xinhua que la señal se repite continuamente en secuencias de dos minutos y que reproduce las cuatro bases del código genético A,G,U y C, que suponen la conversión de los ribosomas de las secuencias RNA en las proteinas y los veinte aminoácidos diferentes que conforman el código genético. Pero o más sorprendente, es que el Dr. Rosie Redfield, el nuevo director del Programa de Astrobiología de la NASA, en NASA Headquarters (la sede de Washington) acaba de confirmar esta misma mañana el descubrimiento de Xi Chang, en una rueda de prensa. En ella, Redfield acaba de decir que "El descubrimiento Chino, tiene consecuencias monumentales y debe ser inmediatamente remitido a todas

las principales revistas científicas, para su verificación y posterior revisión por pares. Si el hallazgo de Xi Chang pasa la revisión, estaremos hablando de la primera evidencia empírica incuestionable (a juicio de la NASA), de la existencia de vida extraterrestre Inteligente, así como una confirmación del carácter Universal del las bases del ADN, en todo el universo conocido. El código genético, tal y como Redfield acaba de señalar esta misma mañana, permite a los organismos traducir la información genética encontrada en sus cromosomas en proteínas utilizables. Las trazas de DNA (Ácido Desoxiribonucleico) están construídas de cuatro bases diferentes mientras las proteínas están compuestas de veinte únicas subunidades (denominadas aminoácidos). La cuestión de esta disparidad, presenta una complejidad interesante. ¿Cómo las células traducen la información genética desde el alfabeto de cuatro letras del ADN en el código de 20 letras de las

proteínas? Dicha conversión es la que denominamos el código genético. Redfield añadió que la NASA espera convocar una rueda de prensa más detallada, a lo largo del día de hoy o de mañana, que está pendiente de una autorización y por ende un anuncio directo por parte de la administración Obama. El Dr. Dimitri Kardashev del Centro Smithsoniano de Astrofísica declaró que el descubrimiento de Xi, no le ha sorprendido, en la medida que era una cuestión de tiempo. Antes o después daríamos con la evidencia, señala.La Tierra tiene sólo cuatro mil millones de años de antigüedad, y nuestro Universo, tiene catorce mil millones de años, es decir, al menos diez mil millones de años más antiguo que nuestro planeta. Tengamos en cuenta que la radiofrecuencia, sólo la conocemos desde hace 120 años, por lo que aún estamos generaciones por detrás de otras civilizaciones mucho más avanzadas. Las tecnologías de esas civilizaciones antiguas distan eones

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de nuestra comprensión. Sir Martin Rees, un cosmólogo de la Universidad de Cambridge y astrofísico, presidente de la Royal Society, así como astrofísico de la "Queen of England", declaró que está convencido que ahí fuera hay formas de inteligencia y vida en formas que no somos siquiera capaces de imaginar. Al igual que un chimpancé, es incapaz de concebir la teoría cuántica, hay aspectos de la realidad, que aún no somos capaces de comprender, pues están más allá de la capacidad de nuestros cerebros. El Observatorio Astronómico de China (NAOC) adscrito a la academia china de ciencias, fue fundado el 25 de Abril tras la emergente fusión de cuatro Observatorios denominados CAS, y otro centro de investigación en el marco de CAS, junto con otras tres estaciones de observación espacial. El descubrimiento de Xi Chang, es tan impactante, que la Comunidad Científica Internacional, permanece a la espera de las declaraciones de una rueda de prensa sin precedentes en la historia de la humanidad. Todos los medios científicos estamos pendientes del desenlace de la que puede ser la noticia científica más relevante de la historia de la humanidad: El descubrimiento de pruebas incuestionables sobre el origen Universal del código Genético y la confirmación de existencia de vida e Inteligencia Extraterrestre, en una misma evidencia. Algo ya es seguro: El día 01-04-11, no pasará desapercibido en la historia de la humanidad.


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Las pinturas rupestres confirman la presencia de extraterrestres hace 16000 años (El Diario del Misterio) Jesus García (Redacción Diario del Misterio) La evidencia de contactos entre los ancestros humanos y los seres extraterrestres está incuestionablemente verificada através de las diferentes estructuras megalíticas dispersas por todo el mundo así como en pinturas rupestres. Michael Tellinger ha hablado muy claro a la hora de asegurar que las estructuras complejas eran imposibles de realizar por las antiguas culturas, a menos que hubieran sido auxiliadas por estos seres. Adicionalmente las pinturas rupestres no ofrecen lugar a la duda. Tellinger es el autor de "Slave Species of God" . En el libro argumenta que los seres humanos fueron creados para auxiliar el trabajo de los Annunaki. En este sentido, Tellinger sigue las investigaciones de Zecharia Sitchin. Tellinger ha expuesto en la Conferencia Megathilomania en Johannesburgo sus conclusiones, junto a otros prestigiosos arqueólogos e investigadores independientes. Una clave para la ubicación original de los Annunaki es el planeta denominado Nibiru, al que Sitchin dedicó una gran parte de su vida como investigador. No obstante Tellinger eludió responder a las

preguntas que le fueron formuladas sobre Nibiru. No obstante en palabras textuales de Tellinger : "Many will argue that we can see Planet X, but Nasa is suppressing the information. We are meant to see it come in from the south. "Some of the stone circles in Africa are ascribed to migrating tribes, and once again the scientific community bases that on zero scientific research: It's clear evidence of the Annunaki," he added. "If information comes from a university I would be highly

suspicious because it has been edited and real information has been censored from coming through. "Many artefacts have been found, but they didn't make it into the mainstream media. In fact, two major newspapers have pulled their articles on this event [Megathilomania Conference] and editors have turned against us." Seguidamente ofrecemos un vídeo en el que se muestran algunas de las evidencias correspondientes a estructuras prehistóricas y pinturas rupestres que avalan la tesis de Tellinger.

El cometa que puede ocultar un OVNI (El Diario del Misterio) Jesús García (Redacción Diario del Misterio) Basándose en informes publicados por la agencia espacial china, Sergio Toscano, director de investigaciones astronómicas en Misiones, asegura que detrás del cometa Elenin podría estar acercándose un AEO. "Detrás del cometa, descubierto en diciembre del año pasado, los científicos chinos aseguran que viene algo que ellos llamaron cluster, que significa cúmulo globular o, tal vez nave extraterrestre", dijo Toscano. Según el informe que cita el

astrónomo misionero, el cuerpo espacial se encontraría en la cola del cometa y se vio luego de que analizaron misteriosas señales que se desprendían de una desconocida formación "extraña y oscura". Y más. Según las palabras de

Toscano, los chinos habrían dicho que la nave está estacionada en el mismo lugar desde hace noventa días,"antes de eso parecía que estaba viniendo desde una civilización extraterrestre", aseguró el científico argentino.

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Según el diario Crónica, este fenómeno fue corroborado por Rosie Redfiel, el nuevo director del Programa de Astrobiología de la NASA. "Pero cuando la NASA comienza a hacer los cálculos y las proyecciones de órbita de este cometa, se dieron cuenta que algo no funcionaba bien y lo primero que hicieron fue eliminar la página web donde daban información sobre este tema", comentó Toscano. La noticia es interesante porque concuerda con nuestros anteriores análisis sobre Elenin.


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Relato de terror: "El acompañante" (El Diario del Misterio) Andrés Gandía Eduardo viajaba desde Sevilla a Jaén en su propio automóvil, por motivos de trabajo un par de veces al trimestre. Es un viaje largo y cansado, sobre todo si, como le sucedía a Eduardo, tras las gestiones que debía realizar en Jaén, volvía a Sevilla el mismo día. Eduardo prefería hacerlo así, aunque volviera muy tarde, porque mejor que en su propia cama no dormía en ningún sitio y con esto del dormir tenía un verdadero problema ya que no conseguía hacerlo con regularidad. Se dormía en cuanto se acostaba, pero a las tres

horas, más o menos, se despertaba y ya seguía el resto de la noche en una especie de duermevela. Esto le preocupaba, sobre todo si tenía que viajar ya que temía quedarse dormido en la carretera, con lo que eso conlleva. Aquel día era uno de esos días de viaje. Salió de casa a las 7 de la mañana. Tenía una reunión a las 11, pero previamente debía realizar algunas gestiones. Una de ellas era, claro, comprar una garrafa de aceite de oliva virgen extra en una tienda que conocía y le hacían muy buen precio ya que lo traían directamente de la almazara. A las 7,15, aproximadamente estaba por San Pablo. Era primavera, pero no se había producido el cambio

horario todavía, lo cual quiere decir que a esa hora había suficiente luz como para poder identificar a un autoestopista con la suficiente antelación como para darse cuenta del aspecto del mismo. A la altura del aeropuerto de Sevilla, había un señor mayor, bien vestido, con un maletín, que pedía que le llevaran. Eduardo no solía parar para llevar a nadie, pero aquel día sintió como un impulso de ayudar a aquella persona con tan buen aspecto. Pensó que llevar un acompañante le ayudaría a no dormirse en el trayecto ya que esa noche había dormido, como casi todas, bastante mal. Cuando tenía que viajar dormía peor porque pasaba la noche mirando el despertador, no

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14 fuera a ser que, precisamente ese día, se durmiera y llegara tarde, cosa que, por otro lado, no sucedía nunca. Frenó su coche, un tres litros, diesel, automático, que le proporcionaba seguridad suficiente para una conducción tranquila como la suya. Aquel señor se aproximó a su ventanilla y con muchísima educación le preguntó si podía llevarle hasta Andujar. Eduardo aceptó. ¿Ha llegado usted en algún avión de esos que llegan tan temprano? – inició Eduardo la conversación -. Si, podría decirse que he venido volando,- le respondió el


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diariodelmisterio@gmail.com acompañante-. Mi nombre es Eduardo. ¿Usted es…?. Carlos, me llamo Carlos. La verdad es que a estas horas quizá sea sencillo encontrar el medio de ir a Sevilla desde el aeropuerto, pero para alejarse de Sevilla, como usted, no se si hay algún medio de transporte. Usted lo tiene y me está haciendo un gran favor con llevarme, cosa que le agradezco. No merece la pena. Me hace usted compañía y me evita la monotonía de la autopista. ¿Viaja usted por negocios?. No, debo estar en Andujar esta mañana, por motivos familiares. ¿Algún problema?. Bueno, desgraciadamente tengo que estar en un entierro que se va a producir hoy. ¡Vaya!, lo siento. Un familiar, supongo. Podríamos decir que si. Siguieron hablando de diversas cosas, economía, deportes, espectáculos, política, etc., mientras

atravesaban Córdoba y seguían carretera, hacia el Noreste. Al llegar a Pedro Abad ya sabía Eduardo que Carlos era comerciante, que tenía una tienda de ultramarinos y que estaba casado, con dos hijos. Su mujer se llamaba Paula y sus hijos Carlos y Federico. De repente, ya cerca de Andujar, a Eduardo le entró un sopor irresistible. No podía abrir los ojos. La cabeza se le caía. Definitivamente, se durmió. Su coche se desvió hacia la derecha y fue a colisionar, afortunadamente de costado y no a mucha velocidad, porque Eduardo había levantado el pié del acelerador, con el quitamiedos lateral de la autopista. El zarandeo le despertó. Miró a su lado y allí no había nadie. Miró a los asientos de atrás y nada. Bajó del coche, miró en el lado derecho, se dio cuenta de que la rozadura con el quitamiedos no había sido nada de envergadura, echó otro vistazo dentro y fuera del vehículo y nada, ni rastro de Carlos. Miró el reloj y ¡había pasado más de una hora y media!. Era imposible, pero su propio reloj y el del coche, así

lo atestiguaban. Subió de nuevo al automóvil y siguió hacia Jaén. Poco antes de llegar, paró en una venta al objeto de tomarse un café, despejarse y tranquilizarse un poco, después del incidente. Por una vez iba a llegar tarde, pero no podía presentarse en la reunión con aquel estado de agitación. Se sentó en una mesa, tras llevar hasta allí la taza de café y un periódico que había encontrado en la barra, un ejemplar del Ideal. Empezó a hojearlo, como hacía siempre, de atrás hacia delante. En la antepenúltima página venían las esquelas. Una de ellas le llamó la atención y, cuando se fijó en ella quedó petrificado. Rezaba así: Carlos Gómez Gómez, del comercio de ultramarinos “las Delicias”, falleció ayer. Tu mujer Paula y tus hijos Carlos y Federico sienten tu pérdida. El entierro se llevará a cabo hoy a las 12 horas desde el tanatorio de Andujar. Miró el reloj. Eran las 12 horas.

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