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EDITORIAL

Juego siniestro

En virtud de la constitucionalidad de su origen y teniendo en cuenta su voluntad de mantenerse en el cargo y corregir el rumbo que Castillo le había impreso al gobierno para la destrucción política, económica y social del país, expresamos, desde su asunción al cargo, nuestro respaldo a las medidas adoptadas por doña Dina Boluarte para frenar a los terroristas del siglo veintiuno, que habían logrado llenar de odio y resentimiento en una turba que comenzó a movilizarse para la toma del territorio nacional, pretendiendo, impulsados por el discurso de Evo Morales que desde el interior de nuestro país instaba a la población a iniciar su revolución para, a través de una nueva Constitución, refundar la República, prestando para ello todo el apoyo material en dinero, en municiones y agitadores venidos desde Bolivia, pretendiendo, decimos, asfixiar nuestra economía, empobrecer a nuestra gente, impedir la producción agrícola e industrial, bloquear el turismo, paralizar la actividad minera, liberar de presencia estatal en pueblos y ciudades para imponer su propia autoridad, utilizar cualquier medio para quebrar la resistencia policial cometiendo cualquier clase de delitos con el apoyo de la izquierda rosa y algunos medios de comunicación formales porque ya tienen controlada su propaganda a través de las redes sociales, con total impunidad basándose en un trasnochado concepto de la proporcionalidad entre el uso de la fuerza por el Estado y la violencia de la turba disfrazada de protesta; repentinamente, nos encontramos con doña Dina Boluarte de regreso a sus fuentes perulibristas, abriendo el camino para el logro del objetivo final de los terroristas vinculados a un neosenderismo ya detectado por la Dircote a nivel nacional, al emitir en una mensaje a la Nación dos propuestas no aprobadas por el Consejo de Ministros: el adelanto de elecciones para el 2023 y la reforma total de la Constitución, es decir, una asamblea constituyente.

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En el Congreso se desató la torre de Babel porque el mensaje de doña Dina se produjo después que la bancada de Fuerza Popular propusiera, sin mayor criterio, el adelanto de elecciones para este año sin pensar en la necesidad de un plazo razonable para encauzar el desmadre provocado por Castillo y no reordenado por Boluarte Elecciones con grupos terroristas controlando poblaciones, aun cuando se replegaran temporalmente, con una débil presencia estatal en el interior del país, con una policía nacional que resiste heroicamente el vapuleo, la agresión, el incendio de sus comisarías, la muerte horrorosa de sus miembros, felizmente ahora disminuida con la salida de contingentes de las FF.AA. en su apoyo, serían elecciones cuyos resultados podrían resultar catastróficos pues todo lo que nace del desorden y descontrol solo produce más caos y violencia.

Se han disfrazado bien los sediciosos al acusarse mutuamente de traición. Ahora Castillo es un traidor, Dina Boluarte otra traidora y los congresistas de la izquierda, tanto radical como caviar, se oponen a Fuerza Popular sin que sepamos a qué juega este grupo.

(Marcos Ibazeta Marino)

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