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LINARES: UNA BREVE REFLEXIÓN DE UN REENCUENTRO CON MIS RAÍCES

Por cerca más 10 años me desempeñé como diplomático de carrera, ocupando distintas posiciones fuera y dentro de Chile y, antes, como la gran mayoría de nuestros compatriotas viví en carne propia y casi de manera inconsciente la centralización, estando enfocada mi vida en la zona centro de Chile, estudiando en la Región de Valparaíso y en la Región Metropolitana. A meses de cumplir mis 40 años de existencia, al asumir compromisos como abogado con cientos de agricultores en Linares, fue mi madre quien me recordó que ella había nacido en 1945 en esta ciudad, cuando mi abuelo agrónomo -hijo de migrantes- se había casado con mi difun- ta abuela Eliana Lagos, de familia ligada al agro, y quien lo acompañó en su paso por Linares. empedernido? Tal vez. Aunque, no deja ser curioso cómo se materializa una pizca de ese eterno retorno al cual Nietzsche y Heidegger se refirieron y que a grandes poetas como Whitman o Borges siempre inquietó. decir, a aquellos de quienes recibimos la vida, los alimentos, la educación, la lengua, la raza, la fe y toda nuestra cultura.

Agregó al relato, mi casi octogenaria madre, que, de no ser por una trabajadora del campo, que ayudó a mi abuela como su nodriza, ella tal vez no estaría viva. Es decir, no es exagerado, aunque sí -quizás- calificado por algunos que veneran el vago cosmopolitismo como un exceso de sentimentalismo esta breve reflexión, de un amante del Derecho y de la historia, que hoy se reencuentra con un pedazo de nuestra Patria: Linares; esa madre natural, de la cual soy parte gracias a que mi madre biológica comenzó su existencia en esta ciudad.

Ya los romanos hablaban de “la terra patrum”, la tierra de los padres, y se sentían inseparablemente ligados a la tierra de sus antepasados. Es decir, no somos parte de Chile, de nuestra Patria, debido a un mero acto volitivo o contrato, no es una situación tampoco comparable a ser parte de un partido político o a un club deportivo, a los cuales podemos afiliarnos o de los que podemos retirarnos libremente. Por el contrario, estamos unidos a esta tierra, su historia y su futuro con el nacimiento, previamente a toda elección voluntaria.

Sin embargo, para mí hablar de Linares, no es nostalgia, tampoco un encuentro baladí, sino estar más cerca de mis raíces. De una oportunidad de cultivar una virtud de la cual hoy poco se habla: del patriotismo, ¿o acaso, quienes se declaran católicos, recuerda cuando fue la última vez que se confesó por faltar al patriotismo?, virtud que emana implícitamente del cuarto mandamiento que nos manda a honrar, venerar y respetar a los padres y a la Patria, es

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