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Caso Barría: para la Justicia “no hay cuerpo” y hay dudas
from Edición impresa
Los restos de piel y el tatuaje encontrados en el estómago de un cazón no alcanzan para certificar el fallecimiento de Diego Barría. Hay total hermetismo sobre las algunas pericias.
Acasi un mes de la desaparición de Diego Barría, aún no se pudo certificar su defunción, por más que aparecieron restos de tejido epitelial y un tatuaje dentro de un tiburón, que presumen se lo devoró.
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Así lo hicieron saber a Jornada desde el entorno de la víctima, mientras crecen las dudas en torno a lo que ocurrió aquel fatídico sábado 18 de febrero, en Puerto Visser, Comodoro Rivadavia.
La búsqueda de los restos de Barría continúa, aunque por el momento no arrojó nueva evidencia. Ahora, según fuentes oficiales, están proyectando hacer una exploración subacuática para tratar de dar con el cuerpo.
Lo que se sabe hasta ahora es que unos pescadores encontraron el antebrazo con el tatuaje del joven, anunciando el peor final. Pero este material no es suficiente como para constatar su muerte.
Barría, de 32 años vivía con su mujer y tres hijos de 5, 3 y 2 años. Había salido de su casa cuatriciclo por la costa para llegar al campo. Esa tarde noche avisó que iba a demorarse. Pasó por dos puestos de pescadores y se dirigía a un tercero, que limitaba con el campo, cuando desapareció sin dejar rastro.
La última vez
La última vez que lo vieron fue ese sábado a las 23.30 horas. Más tarde, encontraron el cuatriciclo averiado y un casco. Poco y nada se sabe del resultado de las pericias del cuatriciclo.
Estas pericias son la primera cuestión a develar para orientar la investigación. Las primeras hipótesis estuvieron orientadas a que fue un accidente. No obstante, hay varias piezas en la escena que no encajan.
Unos lentes de sol con la patilla rota dentro de un estuche y un paño fuera,que aparecieron en la costa, una semana después de la desaparición, son el primer indicio de que algo no andaba bien.
Para confirmar estas sospechas, al día siguiente, apareció en la orilla un mate y un par de zapatillas. El estuche con los lentes y el paño al igual que la mochila y las zapatillas, habían sido guardadas en una mochila. Lo curioso es que la mochila nunca apareció. La ropa, tampoco.
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