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EN PRIMERA PERSONA

Llegué cuatro días tarde a la primera práctica, pensaba que me iban a echar. Pero cuando vine, inmediatamente causé un impacto y conseguí mi puesto. Para el segundo año, ya ganamos el campeonato de la liga, yo era el capitán y era el apoyador central”, asegura.

La Universidad Y El Salto Al Profesionalismo

Un paso previo muy importante antes del profesionalismo es el deporte universitario. A Benny le llegaron las becas gracias a su habilidad. Pero en aquel tiempo, en el primer año universitario el novato no podía jugar con el equipo principal. Eso a Benny no le gustó. “Me fui a lo que se llama un junior college, que es un colegio dos años, a jugar a una institución, el Orange Coast College”, puntualiza

Allí el entrenador Dick Tucker, quien es uno de los más exitosos con ese equipo y que también fue el entrenador de su hermano Ramón, llamó al padre de los Ricardo y pidió por el menor para sumarse a su ambicioso equipo. “Era la semana de la prueba para empezar mi carrera universitaria. Yo me fui a la playa. Estando allí, vine ahí corriendo para traer el almuerzo a mi novia en ese tiempo. Sin darme cuenta, me tropecé por un ladrillo. Así que los dos dedos exteriores de mi pie estaban totalmente hinchados. Eso fue un jueves y yo debía empezar el lunes”, rememora.

Al llegar el día de la prueba, estaban alrededor de 10 pateadores y cada uno empezaba a mostrar su habilidad. Cuando a Benny le llegó la primera oportunidad, con el dedo vendado, pateó por encima del techo del estadio sacando la pelota afuera. “Una vez que todos vieron eso y cómo resaltaban mi pie y mi pegada de esa forma, ya sabían que estaba en otro nivel. Ahí comenzó y ganamos la liga en ese año”, recuerda.

Ganó una gran cantidad de partidos y fue seleccionado para el All American College. Entonces eligió su universidad. Jugó fútbol americano universitario en la Universidad Estatal de San Diego. “Elegí a San Diego State porque me impresionaron los uniformes. Todo negro y el casco rojo porque son los azte- cas. Me gustó ese nombre y mi papá era fanático las universidades de esa zona”, recuerda. Ricardo estaba enfocado en llegar a la NFL. Consideraba que el fútbol universitario era solo un paso, pero en San Diego tenían algo. “Ellos jugaba en el estadio de los Chargers. Ya jugaban en un estadio profesional en ese tiempo. Además, ellos producían más jugadores que llegaban a la NFL más que cualquier otra universidad”, recalca.

También Don Coryell ya estaba dirigiendo a ese equipo. Conocido por sus innovaciones en la ofensiva aérea del fútbol, este era llamado Air Coryell. “Él fue el arquitecto del pase aéreo. Él fue el que creó todas esas rutas, él era disléxico, pero sabía y tenía una imaginación y yo tuve la oportunidad de aprender con él”, agrega.

Con ese entrenador, comandó la ofensiva del equipo. Aprendió tanto acerca de ángulos, cómo tirar la pelota en un área del campo antes del movimiento. Para él fue una gran oportunidad. “Después cuando Don se fue a los Cardenales de Saint Louis, vino Claude Gilbert a ser nuestro entrenador en jefe y en el tercer año ganamos 11 partidos. En ocho de los 11 partidos lo hicimos con goles de campo que yo metí para decidir el partido”, expone.

Después de esa etapa universitaria, ya se vino el paso a la NFL. “Me di cuenta de que ese nivel, el nivel más alto de la NFL, no iba a ser un misterio para mí. Yo sabía cómo de bueno tenía que ser para jugar en esa liga. Entonces fui adquiriendo ese conocimiento. Preparé mi cuerpo, preparé lo que yo tenía que hacer para competir en ese nivel. Sabía que, por ejemplo, de 47 yardas yo tenía que meter como mínimo el 80% de los intentos. Toda esa clase de cosas”, recalca.

En su primer año, decidió que se quería quedar en casa. “Decidí jugar en la World Football League, una liga que duró dos años. Yo entré en el segundo año y fue un sueño hecho realidad porque podía vivir en mi casa, me gustaba ir hacia a hacer surfing y tenía la playa cerca. Mi mamá y mi papá podían verme jugar siempre. Luego quebró la liga porque se quedó en banca- rrota. Ahí firmé con Detroit y empecé ahí mi carrera”, afirma.

Cuando llegó a los Leones logró estar en el quinto puesto de la liga en porcentaje de goles de campo convertidos con un 71,43%. En 1978 jugó 16 partidos, convirtió 20 de 28 goles de campo y 32 de 33 puntos extras y su gol de campo más largo fue de 48 yardas. En 1979 jugó 16 partidos, convirtió 10 de 18 goles de campo (55,6%) y 25 de 26 puntos extras (96,2%) y su gol de campo más largo fue de 46 yardas.

PARAGUAY, SIEMPRE EN SU CORAZÓN

Benny Ricardo se distingue por ser el primer paraguayo en jugar en la NFL. “Mi inspiración siempre fue el Paraguay. Antes incluso decía: ‘Voy a ayudar a terminar la iglesia de Caacupé’ porque mi mamá era de ahí y hablaba mucho acerca de eso. Nunca quise perder, esa es la costumbre paraguaya. Lo lindo es que tengo una familia bien grande que vive acá, entonces cuando hay una reunión, es siempre con otros paraguayos. Gracias a eso pude mantener esa forma”, recalca.

Después de retirarse del deporte, se convirtió en periodista. Es el único presentador bilingüe que ha anunciado eventos de la ESPN como presentador principal y comentarista en español e inglés. “Yo siempre me consideré muy afortunado de tener la oportunidad de venir a los Estados Unidos y lograr todo lo que logré. Yo hablo el inglés perfecto y hablo el español perfecto. Es lo que me hace un talento tan raro en la televisión”, atesora.

En lo único que perdió entrenamiento es en el guaraní. “Ciertas cosas en guaraní se me han olvidado. Siempre me decían: “Eikuáapiko guarani” y yo decía: “Aikuaa”. Eso es lo único que puedo decir bien. La última vez que estuve en el Paraguay fue con mi señora y mi hija Ashley. Eso habrá sido en el año 1996, hace 26 años más o menos. Es mucho tiempo y me gustaría regresar. Es idiomas que maneja y no perder nada. Tener ese conocimiento y poder traducirlo de una forma óptima para poder explicar y contex- uno de mis planes, volver y ahí hablar acerca del fútbol americano”, desea.

“Mi inspiración siempre fue el Paraguay. Antes incluso decía: ‘Voy a ayudar a terminar la iglesia de Caacupé’, porque mi mamá era de ahí y hablaba mucho acerca de eso. Nunca quise perder la costumbre paraguaya”.

En su día a día, puede adaptarse a cualquiera de los dos tualizar todo fue su jugada clave en la multinacional de deportes. “Una vez que escucharon la sustancia de lo que yo estaba hablando, cómo lo explicaba y la memoria que yo tenía, se dieron cuenta de que no era uno más”, admite con orgullo.

“Cuando empecé en ESPN, nunca habían visto una persona con esas cualidades. Yo hablaba acerca del ‘puchero de la casa’ cuando me refería a que el árbitro hacía una mala llamada. Muchos de los términos eran muy paraguayos. Pensaban que era mexicano, pero se sorprendían cuando descubrían que no. Después me sorprendió que escuchaban mis transmisiones en el Paraguay”, recuerda con cariño.

Ricardo destaca que en un tiempo, alrededor de 1983, cuando su madre vivía en Paraguay, vino de visita. Ese año fue muy particular para él porque con los Minnesota Vikings lideró la Conferencia Nacional (NFC, una de las conferencias que componen la NFL) en anotaciones con 108 puntos. “Se había acabado la temporada y volví junto a mi madre como cada año. Justo ese año fui el goleador de la NFC y pude hablar acerca del fútbol americano en Paraguay. Tuve la oportunidad de conocerle al entonces presidente Stroessner y a varias personas que estaban en el poder. Quedaron fascinados cuando les conté lo que había hecho”, relata.

Una de las cosas que más extraña de nuestro país son las chipitas. “A mí me encanta la chipita. De hecho, mi hijo Andre desde chiquito también comía. Cuando mi papá venía del Paraguay, lo primero que mi hijo le preguntaba era: ‘Abuelo, ¿dónde está la chipita?’. Nosotros nunca perdimos nuestras costumbres paraguayas”, dice.

Benny Ricardo se despide indicando que para llegar a un nivel superlativo en cualquier cosa que uno se proponga en la vida primero se empieza con la cabeza. Hay que tener una mente increíble y fuerte. Hay que estar dispuesto a fracasar, pero también hay que seguir y trabajar para levantarse”, cierra.

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