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Los prestatarios y sus tomas de decisiones
Estado. El 10 % restante concurre a instituciones privadas, con lo cual el 21 % de los gastos por los estudiantes no corren en su totalidad a cargo del presupuesto estatal. Existen 520 instituciones privadas subvencionadas que demandan el equivalente de 40 millones de dólares para salarios, que para el Estado es una carga menor, ya que los sectores asociados de esas instituciones se encargan de pagar a otros docentes y de los costos que demandan la infraestructura y el funcionamiento.
Aparte de invertir más dinero en el presupuesto educativo, el Estado paraguayo está obligado a realizar una profunda reestructuración de sus gastos para hacer frente con posibilidades de crecimiento cualitativo a los requerimientos cada vez más importantes de la actividad educativa. Si bien en las últimas décadas se ha aumentado el monto destinado al sector educativo, sigue siendo insuficiente, porque crecen en mayor proporción las necesidades del sector dada la alta proporción de gente joven que existe en el país.
Pero al mismo tiempo que se necesitan más fondos pecuniarios, es imprescindible que se mejore el manejo de la institución, para que la mayor parte del presupuesto que hoy se destina a salarios pueda canalizarse también hacia obras de infraestructura y otros gastos de importancia en el funcionamiento de las instituciones.
De los 8 billones 212 mil millones de guaraníes que tiene como presupuesto Educación para el 2023, solo 508 mil millones se destinan a gastos de inversión y 7 billones 704 mil millones de guaraníes son para gastos corrientes, principalmente salarios. Es decir, apenas 6,19 % de su presupuesto va para inversiones, mientras que el 93,81 % es para sueldos y afines.
Si la cartera educativa quiere ser eficiente, tiene que disminuir sus gastos corrientes eliminando la burocracia de sus oficinas para privilegiar los recursos destinados a las inversiones. En promedio, el docente es uno de los funcionarios estatales mejor pagados, lo cual está bien. Pero Educación debe procurar la realización de mayores inversiones, dejando de lado gastos corrientes superfluos.
DR. JUAN CARLOS ZÁRATE LÁZARO MBA jzaratelazaro@gmail.com
Ala hora de decidir la elección de una fuente de financiamiento para diversos propósitos, contamos con una variedad de opciones donde poder acudir merced al amplio y variado abanico de oferta crediticia que se observa dentro de nuestro mercado de parte de las entidades financieras (bancos y financieras), cooperativas de ahorro y crédito, producción y casas de créditos.
La decisión del prestatario depende de aspectos primarios como el propósito del préstamo, monto requerido, rapidez con que puedan acceder a los mismos, las tasas nominales y reales de intereses, los plazos, entre otros.
Los prestatarios se han vuelto mucho más racionales a la hora de tomar sus decisiones, dado que enfrentamos una situación económica delicada, en donde nuestra capacidad adquisitiva se ha visto cada vez más golpeada.
Las personas físicas acuden generalmente a préstamos de consumo, destinados a propósitos iguales o similares (arreglos de viviendas, de vehículos, viajes, gastos en salud, pago de deudas u otros imprevistos), que por lo general son diseñados en cuotas mensuales y a plazos no menores a 12 meses, teniendo el potencial prestatario un espectro amplio de posibilidades en función a su capacidad actual/potencial de repago vs su relación ingresos/egresos.
La decisión de acudir a tal o cual institución está muchas veces ligado a la relación crediticia que los mismos pudieran tener con una entidad, tiempo de respuesta, costo del crédito además de los requisitos solicitados que varían en función a sus procesos crediticios corporativos y de los exigidos por los entes que los regulan.
En función a las características intrínsecas del crédito, muchas veces los prestatarios recurren a bancos o financieras, dependiendo de los montos, propósitos u otras características que están relacionados con financiaciones de mayor porte orientados a la cobertura de necesidades de capital de trabajo además de inversiones en bienes de capital, debiendo estos últimos por sus características propias ser a mediano y/o largo plazo porque la fuente primaria de repago proviene de las utilidades netas que va generando el giro operativo normal del negocio y no precisamente del producido de sus facturaciones.
Los préstamos personales son los que por sus características propias requieren de una mayor agilidad y velocidad de respuesta además de un menor nivel de burocracia para su aprobación y desembolso lo cual hace que muchas veces optan por las casas de crédito (entes no regulados hasta ahora), a pesar de que los costos financieros en las mismas son superiores a la de bancos, financieras y cooperativas. Las cooperativas de ahorro y crédito, cuya mayor parte de su portafolio está direccionada a los segmentos de pymes y retail, poseen tasas de interés diferenciadas vs el sistema financiero por el propósito primario solidario entre sus socios.
Se debe mencionar también a las facilidades que poseen los tarjetahabientes de tarjetas de créditos, permitiéndoles hoy por hoy acceder a financiaciones a costos financieros competitivos que no superan en promedio el 15% p.a. (siendo la menor en toda la región), y de las cuales han salido “ganadores” los del segmento medio-alto, dado que muchos de los que poseían líneas de créditos que oscilaban entre 1/5 millones fueron discontinuadas, ya sea porque se concentraba históricamente los mayores niveles de morosidad o porque en función a la estructura global de costos y gastos de las entidades financieras no resultaban lo suficientemente rentables.
Los prestatarios se han vuelto mucho más racionales a la hora de tomar sus decisiones, dado que enfrentamos una situación económica delicada, en donde nuestra capacidad adquisitiva se ha visto cada vez más golpeada.
Se observa dentro de nuestro mercado una marcada y cada vez más activa competencia entre estas instituciones, donde los productos crediticios como lo era hasta el siglo XX, ya no constituyen la principal fuente de ingresos/rentabilidad de los mismos, sino que los no crediticios cada vez más ocupan un sitio importante dentro del espectro de ingresos operativos/no operativos, coadyuvando a un mayor fortalecimiento de los rubros que conforman su cuadro de resultados.