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Buzarquis, turbio ex ministro y 20 años colgado del Estado, busca otra reelección

El senador liberal Salyn Buzarquis, uno de los reagrupados bajo la chapa de la Concertación, registra más agujeros que obras en sus tiempos de ministro de Obras Públicas y Comunicaciones, de hecho, se ganó el mote de “palada inicial”, por las construcciones anunciadas, pero no iniciadas. Su discurso antimafia cae por tierra ante los archivos periodísticos, informes de auditoría de la Contraloría General de la República que quedaron en el olvido y que salpican a su gestión en el MOPC con miles de millones de gastos en compras de bienes e insumos no consignadas en los activos, pagos por subsidio a transportistas de pasajeros por G. 29 350 millones sin documentos de respaldo. Esto además de la parentela distribuida en diferentes reparticiones del Estado que hasta hace unos años significaban un costo de G. 2 600 millones anuales a los contribuyentes, certificado de reposo falso para boicotear una audiencia en la Justicia.

Rossana Escobar M. Rossana.escobar@nacionmedia.com

La lucha antimafia y las maravillas que pintan en sus discursos, políticos como el senador Salyn Buzarquis que se refugian en partidos de la oposición como el PLRA con eternas promesas del cambio, se esfuman al hurgar en los archivos, informes de auditoría en los que figuran irregularidades olvidadas con los años.

El discurso del cambio es una falacia considerando los tantos años empotrados en el poder, mamando del Estado y la mafia que dicen combatir sucumben con los oscuros antecedentes que arrastran, que nunca fueron investigados como corresponde.

Si vamos al caso del senador liberal Salyn Buzarquis lleva 20 años colgado de cargos públicos de los cuales trascendió más su bienestar personal, el clan familiar disperso en todo el Estado que succiona miles de millones del dinero proveniente del bolsillo de los contribuyentes y su pésima gestión como ministro de Obras Públicas y Comunicaciones durante el Gobierno de Federico Franco que, por cierto, lo hizo meritorio del mote ministro de “la palada inicial” por las trabajos que anunció y nunca empezaron.

De ingresar a la Función Pública como secretario general de la Gobernación de Caaguazú en el 2003, primer cargo que le generó la política y de declarar como activo un automóvil usado de G. 15 millones pegó el salto económico ya en su primera década en puestos del Estado con bienes por G. 1.628 millones, equilibrados con millonarios préstamos.

Buzarquis lleva tres períodos como parlamentario, uno como senador, casi dos en la Cámara de Diputados que no completó porque asumió como ministro de Obras Públicas. Su administración en la citada cartera fue muy cuestionada por la serie de paladas iniciales de construcciones no iniciadas, pero además en los informes de auditorías de la Contraloría constan que el año 2012, “fueron adquiridos bienes de consumo e insumos sin que los mismos hayan sido incorporados en su totalidad en el activo, por G. 170.255.491.626, no ajustándose a lo dispuesto en la Ley 1535/99”.

La Contraloría constató además pagos realizados por el (MOPC) en concepto de subsidio al transporte público de pasajeros por G. 29.350 millones que no contaban con documentos de respaldo.

Cabe recordar que la administración de Buzarquis asumió en junio del 2012; de hecho, la mencionada auditoría hace alusión a su período de gestión y al de Cecilio Pérez Bordón.

Una investigación de nuestro diario también reveló que Buzarquis tiene más de una docena de parientes bien ubicados en la función pública, entre los que se encuentra su esposa, hoy concejal municipal de Asunción, sus cuñadas, hermano, primos, etc. y que cuestan G. 2.600 millones anuales a los contribuyentes del Estado. No hay que olvidar tampoco que el senador liberal fue imputado por un certificado médico con contenido falso para evitar la audiencia preliminar de un caso de supuesta lesión de confianza que afrontó hace unos años.

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