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DESDE
de 600 jóvenes paraguayos que estudiaron en la lejana isla asiática. En la actualidad ascienden a 530 jóvenes los que se forman mediante la asistencia taiwanesa, entre los que están los 230 becarios paraguayos que están viviendo en ese país, a los que se añaden los 200 jóvenes que se encuentran cursando la carrera de ingeniería en la Universidad Tecnológica Paraguay-Taiwán de Asunción, gracias a la cooperación entre ambas naciones.
Eso hace entendible la preocupación de las familias que tienen miembros que están estudiando mediante la ayuda taiwanesa, y que temen que si termina la relación con dicho país se pierda ese apoyo y se perjudique a miles de paraguayos que no tienen otras posibilidades, debido a su situación económica y social.
Antes que lanzarse a esa peligrosa aventura que propone la gente de la Concertación, el Paraguay debe consolidar sus relaciones con China-Taiwán aumentando sus exportaciones, haciendo que vengan más empresas a invertir en nuestro país para que haya más empleo para los miles de paraguayos sin fuente de trabajo. Defendiendo el derecho de los pueblos de ser libres, de que los trabajadores formen sindicatos, que la prensa proclame la libertad de expresión, lejos de las cadenas de cualquier tipo de despotismo, como el de China popular. Nuestro país no tiene necesidad de contaminar sus relaciones internacionales con ningún tipo de dictadura, con la ilusión de vender más productos primarios que está comercializando con éxito con el resto de las naciones libres del mundo. Unas cuantas monedas más no harán felices a los paraguayos que aman la libertad y no se venden por cuatro peniques prostituyendo su dignidad de pueblo libre y soberano.
Los políticos de la oposición que pretenden aliarse a los que persiguen la libertad de prensa, la libre asociación de personas, al comercio sin intervención del Estado están equivocando de rumbo. Y no tendrán la aceptación del pueblo, siempre celoso de sus libertades. El Paraguay necesita consolidar sus logros positivos, enriquecer su democracia y proporcionar ofertas de mejora económica para las mayorías sociales. Y para ello no necesita atarse a ninguna clase de yugo totalitario.