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Urgen planes para mejorar el tránsito y la seguridad vial

El tránsito terrestre, principalmente en las arterias que conectan el Área Metropolitana tanto con la capital como las salidas a las rutas internacionales equivalen a un vía crucis para la gente que necesita un desplazamiento ágil en su rutina laboral y otros. Esta caótica situación que ya no es exclusividad del ingreso a Asunción expande el embotellamiento que estanca la movilidad en el departamento Central, principalmente en puntos de conexión estratégicos.

Amerita pensar en planes que propongan una solución a esta situación que asfixia a los transeúntes sean automovilistas, del trasporte público o biciclos. Esta es una prioridad para el problema del tráfico, sin embargo, no se puede ignorar ni mucho menos desconocer lo concerniente a la seguridad vial, muy debilitada a juzgar por la cantidad de accidentes que nos llegan como noticias a través de los medios de comunicación o redes sociales.

Tenemos una infraestructura vial totalmente colapsada por el crecimiento desmedido del parque automotor y un servicio de transporte público que requiere mejorar. En medio de esto, el auge de la demanda de biciclos torna insostenible el orden en el tránsito y los conductores de 4 ruedas deben lidiar con el riesgo de que le sorprendan por cualquiera de sus lados un motociclista que avanza de por los huecos que encuentra y en muchas ocasiones sin cumplir con el uso de los equipos de protección, como casco, etc.

Según los datos de la Dirección de Registro de Automotores contabilizados en los primeros meses de este 2023, en Asunción hay un total de 490.369 vehículos inscriptos y un total a nivel país de 2.844.243, de los cuales el 47,2% está concentrado en la capital.

Los registros oficiales difundidos a través de la prensa basados principalmente en los de la Municipalidad de Asunción, indican que a la capital ingresan diariamente unos 600.000 vehículos. Alrededor de 500.000 personas residen en la capital y entran a Asunción unas 2.000.000 de personas que utilizan varios medios de transporte, llegan desde otras ciudades de Central o el interior. En esta concentración vehicular es que pierde el protagonismo que debiera tener el sistema de transporte público como alternativa económica y de comodidad para los que deben desplazarse en territorio del departamento Central, camino a la capital o viceversa.

Las calles o avenidas alternativas tampoco están abasteciendo para el volumen de expansión y algunas de las opciones carecen de obras complementarias como desagües y otros que los convierta en una vía válida para esquivar del atascamiento vehicular.

Las obras nuevas que generan expectativa de fluidez tampoco van acompañadas de recursos eficientes como los semáforos inteligentes, que debieran agilizar el movimiento vehicular de manera coordinada. A esto se suma la imprudencia, el descontrol que generan accidentados que, según estudios en más de un 90% no cuentan con ningún tipo de seguro médico en la que lastimosamente existe una población juvenil de entre 15 a 35 años que acapara las estadísticas.

Al menos un menor accidentado por día recibe el Hospital de Trauma, según entrevistas otorgadas por las autoridades del nosocomio, imposibilitados económicamente y dependientes de los presupuestos sanitarios del Estado que asume un altísimo costo. Recordemos que un paciente en condiciones graves cuesta entre G. 200 millones a G. 300 millones al erario.

Estas razones de sufrimiento en el tránsito vial y de inseguridad rutero a causa de la imprudencia o la ausencia de estrategias eficaces en el control vehicular vuelven urgentes la necesidad de encaminar medidas que se enfoquen estos males.

Las instituciones pertinentes deben destacarse en esta misión y pedir los recursos que sean necesarios, ya sean económicos, políticos, legales, tecnológicos, como técnicos para poner fin al sufrimiento en el tránsito.

Los costos de tiempo, dinero y aflicción que deben administrarse hoy en las rutas, calles y avenidas ya no deben ser motivos de disgusto social, ni de retraso en el acceso a un sistema de circulación más amigable. Las líneas de acción que busquen mejorar el tránsito y la seguridad vial promoverán un aspecto fundamental de la calidad de vida de las personas, objetivos que en los tiempos actuales son impostergables.

Comentario

El versus de agendas en campaña

El mensaje es el componente estratégico más importante de una campaña electoral. Lo que un candidato y un partido dicen, con palabras o sin ellas, con argumento o con imagen, es el corazón de la oferta política. Es lo que los electores toman en cuenta de manera principal para definir su voto. La importancia del mensaje, y la necesidad de que este sea del agrado de los electores, lleva a partidos y candidatos a tratar de ofrecer a los electores lo que los electores desean. En el viejo arte de la demagogia, el mejor mensaje es el deseo de elector. Las encuestas de opinión, con su presunto poder de detectar de manera científica la demanda social fueron una herramienta soñada para que los políticos trataran de ajustar el mensaje a su imagen y semejanza. La pretendida eficacia de construir mensajes por encuestas está muy lejos, sin embargo, de verse refrendada por la práctica.

La realidad es que los mensajes construidos por encuestas son elementales, indiferenciados y, en definitiva, poco seductores. En parte porque un mismo mensaje dicho por dos personas diferentes, son dos mensajes diferentes. Por la misma razón del señor calvo que vende productos para hacer crecer el cabello, algunos políticos tienen credibilidad sobre ciertos temas y otros no. Por otra parte, lo que la gente dice en las encuestas y lo que esta misma gente siente y desea efectivamente, en última instancia, corren por carriles asombrosamente diferentes.

El secreto de seleccionar temas y construir mensajes atractivos de campaña tiene tres componentes principales. El primero: deben ser temas arraigados en la identidad del partido que los genera. Si no lo son por derecho propio, debe construirse la raíz para que estos temas abreven en la historia real o mítica del partido (este es probablemente uno de los principales problemas de Efraín Alegre, un candidato supuestamente liberal, pero con líneas discursivas, imagen y propuestas sobre todo socialistas).

El segundo, deben ser temas construidos sobre los puntos fuertes, los de máxima credibilidad, del candidato. No importa si un tema es el deseo máximo del electorado, si nuestro candidato no tiene credibilidad en él, siempre será un mal tema de campaña. El tercero y último, ahora sí, los temas elegidos deben ser temas que conciten el interés real de los electores. Este interés sí puede medirse por las encuestas.

Cuando se seleccionan temas de campaña de esta manera, el mensaje será diferenciado, porque tendrá la fisonomía del partido y del candidato, será legítimo, creíble y en última instancia convincente y persuasivo. Si seleccionamos temas simplemente por su ubicación en el ranking de las encuestas vamos a generar mensajes indiferenciados.

Por un lado, Efraín Alegre con discursos, temas y en tono de denuncia (muy alejados de la propuesta) y por el otro “Santi” Peña, que en las últimas semanas se volvió una verdadera usina de propuestas con temas concretos y que conectan con el día a día de la ciudadanía. Después de todo, de eso se trata la política, esa mala palabra que empieza con p y termina con a.

EN ENERO SE HABÍA UBICADO EN 3,15%, SEGÚN BCP

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