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L nom, LABÁN tip, BIOG LUGA HOMB HOAT vet, = «blanco». (a) Hijo de Betuel y nieto de Nacor el hermano de Abraham. Vivió en Harán, en Mesopotamia (Gn. 24:10, 15; 28:5, 10; 29:4, 5); era hermano de Rebeca. Labán permitió que su hermana partiera para Canaán para que se desposara con Isaac, cuyos regalos demostraban su riqueza (Gn. 24). Huyendo Jacob de la ira de su hermano Esaú, se refugió en casa de su tío, que era entonces jefe de un clan, padre de muchos hijos (Gn. 30:35; 31:1) y de al menos dos hijas (Gn. 29:16); era propietario de esclavos (Gn. 29:24, 29), de ovejas y de cabras (Gn. 29:9; 31:38). Al cabo de veinte años de estancia con Labán, con cuyas dos hijas se había casado, Jacob huyó con su familia y sus rebaños. Labán, celoso de su yerno, lo alcanzó en Galaad, pero no pudo hacerle ningún mal debido a la intervención divina. Labán y Jacob concluyeron una alianza, y después se separaron para siempre (Gn. 29-31). Labán unía al culto de Jehová prácticas idolátricas (Gn. 31:53; 24:50; 30:27; 31:30; cfr. 35:4) y la adivinación (Gn. 30:27). (b) Lugar no identificado en la península de Sinaí (Dt. 1:1). Algunos exegetas lo identifican con Libna (Dt. 33:20). nom, LABIOS vet, Los labios son mencionados frecuentemente en la Escritura. Son un hilo de escarlata sobre el rostro de la amada (Cnt. 4:3), destilan la miel untuosa de la palabra (Cnt. 4:11), designan incluso, a veces, la palabra naciente (Jb. 16:5). A diferencia de la lengua, órgano activo que sirve para hablar, los labios y la boca esperan que se los abra para expresar el fondo del corazón. Es frecuente encontrar que los labios están al servicio del corazón, bueno o malo (Pr. 10:32; 17:15; 24:2). Los labios revelan las cualidades del corazón así: la gracia del rey ideal (Sal. 45:3), el reclamo engañoso de la extranjera (Pr. 5:3; 7:21). En el pecador se ponen al servicio de la doblez, con su cortejo de artimaña y calumnia (Pr. 4:24; 12:22; Sal. 120:2).
Los labios pueden ocultar tras un rostro placentero la maldad íntima: «Barniz sobre vasija de barro son los labios lisonjeros con corazón malvado» (Pr. 26:23). Los labios pueden llegar hasta expresar una doblez que afecte el diálogo con el mismo Dios: «Este pueblo me honra con sus labios, pero su corazón está lejos de mí» (Mt. 15:8; Is. 29:31). También se nos habla, por oposición, de aquel cuyos labios son siempre sinceros y justos (Sal. 17:1; Pr. 10:18-21; 23:15) Pero para poder guardar los labios así de toda palabra embustera o lisonjera (Sal. 34:14; 1 P. 3:10) será necesario que Dios mismo los instruya (Pr. 22:17), es preciso que estén colgados de los labios de Dios con la obediencia y la fidelidad (Sal. 17:4; Jb. 23:12). «Pon, Señor, guarda a mi boca y vela a la puerta de mis labios» (Sal. 141:3). «Señor, abre mis labios.» Así pide el salmista al Señor la gracia de la sencillez para iniciar el diálogo. Frente a Dios el hombre sabe que sus labios están inclinados a la doblez y a la mentira (Is. 6:5). La alabanza auténtica debe venir de labios purificados (Sal. 63:4-6; Os. 14:3; Jb. 11:5; Is. 6:6) por el fuego del amor y del perdón divinos. Toda la alabanza que nosotros dirigimos al Padre es fruto de los labios que alaban a Jesucristo, es decir, es fruto de labios que confiesan Su nombre (He. 13:15). Así pues, con la certeza de ser escuchado, cada creyente debe tener en sus labios esta oración: «Señor, abre mis labios, y mi boca anunciará tu alabanza» (Sal. 51:15). nom, LABRADOR. Véase AGRICULTURA. nom, LADRILLO tip, UTEN ver, EGIPTO, FARAÓN vet, Masa de arcilla amasada en agua, rectangular, endurecida por cocción en un horno (Gn. 11:3) o por secado al sol (Herodoto 2:136). Si la arcilla se mezclaba con paja, los ladrillos se debían dejar secar al sol (Éx. 5:7). En Mesopotamia, el ladrillo era el principal material de construcción. La piedra era un material no disponible localmente, y se tenía que hacer traer de muy lejos. Sólo era empleada para reforzar los suelos, las puertas, y para ornamentar los palacios en frisos y estatuas. En Babilonia, los ladrillos eran frecuentemente cocidos, en tanto que en Nínive, lo mismo que en Egipto, eran secados al sol. En este último país, la fabricación de ladrillos, considerada como penosa y malsana, era
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dejada a los esclavos; los hebreos tuvieron esta tarea durante su esclavitud en Egipto (Éx. 1:14; Éx. 5). En la tumba de Rekhmire, gran visir de Tutmose III, se ven esclavos semitas ocupados en este trabajo. Ramsés II (alrededor del año 1290 a.C. en la cronología comúnmente aceptada, 793726 a.C. en la cronología revisada; véanse EGIPTO y FARAÓN, Bibliografía, Courville, etc.) reconstruyó la ciudad de Zoan-Avaris (la Ramesés de Éx. 1:11), y los ladrillos están marcados con su nombre. Los israelitas aprendieron en Egipto la manera de hacer los ladrillos, y conservaron casi exactamente los mismos métodos. En muchos lugares del Oriente Medio se siguen fabricando los ladrillos mezclando la arcilla con paja y amasando en agua. Después de dar la forma de ladrillo mediante moldes, se dejan secar al sol.
En el lagar las uvas se pisaban. Las uvas se colocaban en el lagar, que era un receptáculo del que salía un tubo que llevaba el jugo de las uvas aplastadas a otro receptáculo que estaba al lado. En las excavaciones se han hallado lugares que evidentemente se usaban con estos propósitos: se hallan excavadas en la roca con un canal poco hondo por el que fluía el jugo (Jue. 6:11; Neh. 13:15; Jb. 24:11; Is. 5:2; 63:2; Mr. 12:1; etc.). En Egipto, las uvas se prensaban dentro de una bolsa que era apretada por torsión. Simbólicamente, se usa el lagar como figura de la ejecución de los juicios de Dios; las personas, como uvas, son puestas en el lagar, y allí aplastadas: «y del lagar salió sangre hasta los frenos de los caballos, por mil seiscientos estadios» (alrededor de la extensión de Palestina) (Ap. 14:19, 20; 19:15).
nom, LADRÓN tip, ESCA COST vet, Era un término que se aplicaba en tiempos bíblicos a los salteadores de caminos, y así lo vemos en varios pasajes del Nuevo Testamento: Mt. 21:13; 26:55; 27:38, 44; Mr. 11:17; 14:48; 15:27; Lc. 10:30, 36; 19:46; 22:52; 23:39-43. El ladrón arrepentido manifestó una fe tan extraordinaria como su arrepentimiento, reconociendo a Cristo, aun en la cruz, como al Rey divino, como al Salvador del hombre. El acto de tornarse a Cristo, tal vez después de befarlo como el otro ladrón, parece haber sido repentino y haber sido causado por la resignación sobrenatural con que el Redentor sufría, por lo divino de sus miradas y de sus palabras y por las señales y circunstancias extraordinarias de aquel momento supremo. Los ladrones eran crucificados por los romanos. Dos de ellos fueron crucificados con Jesús (Lc. 23:39-42). Cristo hubo de sufrir esta muerte afrentosa, y su identificación con el género humano y con los pecadores llegó hasta en el suplicio que sufrió. La figura del ladrón que entra de manera sorpresiva e intempestuosa se usa para la Segunda Venida de Cristo, que se presentará sin anunciar su llegada (Mt. 24:43). De repente llegará el día del Señor (1 Ts. 5:2-4; 2 P. 3:10; Ap. 3:3; 16:15), como el ladrón en medio de la noche.
nom, LAGARTIJA, LAGARTO tip, FAUN LEYE REPT vet, Reptil de sangre fría, de mucha semejanza con la serpiente, pero que tiene cuatro patas. Hay en Siria un gran número de reptiles que varían en gran manera en tamaño, apariencia y lugar de habitación; algunos son anfibios, y otros viven en las rocas del desierto o entre ruinas antiguas. Los lagartos fueron declarados inmundos por la ley levítica (Lv. 11:30), lo mismo que otras especies, como los caracoles y las ranas (Lv. 11:29).
nom, LAGAR tip, TIPO CONS vet,
nom, LAKIS. Véase LAQUIS. nom, LAMEC tip, BIOG HOMB HOAT vet, (a) Hijo de Metusael, de la descendencia de Caín. Una de sus esposas le dio Tubal-Caín, que inventó instrumentos de bronce y de hierro (Gn. 4:18-24). El discurso de Lamec a sus esposas puede ser interpretado de diversas maneras, pero la mayor parte de los comentaristas ven en ello una bravata de un hombre violento. (b) Patriarca antediluviano, descendiente de Set a través de Matusalén, y padre de Noé. Lamec temía a Jehová y creyó en sus promesas (Gn. 5:25, 2831). nom, LAMENTACIÓN vet, Queja como la elegía de David por la muerte de Saúl y de Jonatán (2 S. 1:17-27).
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nom, LAMENTACIONES (Libro) tip, LIBR CRIT LIAT vet, Figura entre Jeremías y Ezequiel en las Biblias españolas; en el canon hebreo se halla entre los hagiógrafos (escritos sagrados) entre Rut y Eclesiastés. Los capítulos 1, 2, 4 y 5 de Lamentaciones tienen 22 versículos cada uno, en tanto que el capitulo 3 tiene tres veces este número, o 66. En los capítulos 1, 2 y 4 cada versículo comienza sucesivamente por cada una de las veintidós letras del alfabeto hebreo. En el capítulo 3, los tres primeros versículos comienzan por la alef; los tres siguientes por la bet, y así sucesivamente. El capitulo 5 no presenta forma acróstica. (a) Tema. Tema de las cinco elegías: la toma y destrucción de Jerusalén, los sufrimientos de todo tipo que soportaron los defensores. El poeta canta la justicia de Jehová, y se lamenta de las iniquidades de la nación, por cuanto la catástrofe tiene por causa los pecados del pueblo, de los falsos profetas y de los sacerdotes. La personificación de la nación gimiendo por su suerte trágica, figura en numerosos pasajes (Lm. 1:9, 11-22; 2:18-22); el profeta, representante de la colectividad, habla en primera persona (Lm. 2:11; 3:1-51; y asimismo vv 52-66). Llama a los suyos al arrepentimiento; en medio de la peor de las tragedias, quiere esperar en Jehová a pesar de todo (Lm. 3:21-33). El patético clamor final «porque nos has desechado; te has airado contra nosotros en gran manera» (Lm. 5:22), recibe una respuesta consoladora a través de toda la Sagrada Escritura, mediante la venida y el triunfo del Mesías, el libertador de Israel. (b) Autor. Este libro, anónimo en el canon judío, es solamente designado por su primera palabra: «Cómo.» La LXX atribuye Lamentaciones a Jeremías, opinión seguida en la Vulgata, los Targumes, el Talmud, y la tradición en general. La crítica moderna no considera a Jeremías como el autor de Lamentaciones, aunque las sitúa entre el año 586 a.C. (la destrucción de Jerusalén) y el 538 (el retorno del Exilio). Este reconocimiento de su redacción en la época de Jeremías, junto con el rechazo a admitir a Jeremías como autor, es algo inexplicable. Los argumentos de la crítica carecen de probabilidad, y conducen a una confusión total en cuanto a la identidad del verdadero autor. Bien al contrario, por todo el libro, la situación histórica, el testimonio de un testigo ocular, así como el estilo y el vocabulario, todo ello postula
la plena paternidad de Jeremías. Parece que compuso las Lamentaciones sobre las ruinas humeantes de Jerusalén, hacia el año 585 a.C. Bibliografía: Jensen, I. J.: «Jeremías y Lamentaciones» (Pub. Portavoz Evangélico, Barcelona, 1979); Price, R.: «Lamentaciones», en Comentario Bíblico del Antiguo Testamento (Pub. Portavoz Evangélico, en preparación; hay edición en inglés, Moody Press, Chicago, 1962). nom, LÁMPARA tip, TIPO UTEN vet, La Biblia menciona frecuentemente la utilización de las lámparas, tanto en el culto como en la vida doméstica. Las siete lámparas del candelero de oro, primero en el tabernáculo, después en el Templo, eran asimismo de oro (Éx. 37:23; 1 R. 7:49); el aceite de olivas machacadas alimentaba la llama (Éx. 27:20). Las despabiladeras para cortar las mechas eran asimismo de oro, lo mismo que los platillos (Éx. 25:38). Las lámparas ordinarias, de tierra, tenían a veces tapaderas, ya sea independientes, o bien haciendo parte integral del utensilio. Un orificio, en el centro de la tapadera, permitía la introducción del aceite; en un extremo, otro agujero dejaba pasar una mecha. Nuestra versión Reina-Valera 1960 traduce el vocablo hebreo «nêr» como lámpara, luz de lámpara, linterna (2 S. 21:17; Jer. 25:10; Sof. 1:12). El heb. «lappid» se traduce como teas, antorchas y relámpagos (Jue. 7:16, 20; Is. 62:1; Dn. 10:6; Jue. 15:4; Nah. 2:4; Zac. 12:6; Gn. 15:17; Éx. 20:18). El término gr. se traduce como lámparas y antorchas (Mt. 25:1; Ap. 4:5; Hch. 20:8; Jn. 18:3). En sentido figurado, la lámpara representa la Palabra de Dios (Sal. 119:105; Pr. 6:23). La antorcha es la imagen de la salvación divina (Is. 62:1; Fil. 2:15, «luminares»). El espíritu del hombre es una «lámpara de Jehová» (Pr. 20:27). Extinguir la lámpara de alguien significa su destrucción (2 S. 21:17; Pr. 13:9). La lámpara simboliza el testimonio de los creyentes que da luz a las almas perdidas en las tinieblas (Jn. 5:35; Mt. 5:15-16; cfr. Ap. 1:12, 20). nom, LANA tip, TIPO LEYE vet,
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El vello de las ovejas y otros animales. El de las ovejas se usaba para hilarlo y tejerlo, y es el que generalmente se conoce como lana. En el lenguaje figurado de Is. 1:18 la lana blanca representa el estado resultante de la eliminación del pecado del pueblo por parte de Jehová. El pecado, por su parte, se compara con la lana teñida de grana. La Ley prohibía llevar ropajes hechos de mezcla de lino y lana: se trata de una mezcla antinatural, tipo de la obra contraria del Espíritu y de la carne en el cristiano (Lv. 19:19; Dt. 22:11). nom, LANCEROS. Véase LANZA. nom, LANGOSTA tip, FAUN TIPO LEYE ESCA ALIM vet, Hay ocho palabras que designan diversas especies o estados de la langosta. Es imposible determinar de una manera exacta los matices indicados por cada una de ellas, y nuestras versiones utilizan según los casos los términos de langosta saltón; en ocasiones se les deja su nombre heb., particularmente el hagab (Lv. 11:22), etc. En todo caso, se deben considerar como sinónimos. Los ortópteros saltadores se reparten en dos subórdenes. El primero incluye los saltamontes y langostas, con antenas largas y delicadas, que por lo general son más largas que el cuerpo; en las hembras el aparato de puesta, u oviscapto, está fuertemente desarrollado en forma de sable («Locusta viridissima»). El otro incluye los grillos, que se distinguen en particular por sus antenas cortas y fuertes («Pachytylus migratorius»). La langosta pasa por tres estados: la hembra deposita sus huevos en una cavidad cilíndrica del suelo, en abril o mayo. El insecto joven, que sale del huevo en junio, es una larva sin alas. Pasa al estado de ninfa cuando tiene alas rudimentarias, encerradas en vainas. Un mes más tarde viene a ser el insecto perfecto, alado, de una voracidad proverbial. Las devastaciones producidas por las langostas son una plaga digna de figurar entre las de Egipto (la octava, Éx. 10:4). Las dos especies más comunes son la «Aedipoda migratoria» y el «Acridium peregrinum». Se hallan siempre en los desiertos del suroriente, pero de vez en cuando estos insectos se multiplican de manera prodigiosa, invadiendo las zonas habitadas, llevando por todas partes la ruina y la desolación. Los libros poéticos y proféticos de la Biblia abundan en descripciones casi dramáticas de su
poder de destrucción y de la incapacidad humana de resistirlos. En todo caso, los orientales se han nutrido de este insecto, clasificado entre los animales limpios (Lv. 11:21-22; cfr. el ejemplo de Juan el Bautista, Mt. 3:4). Ligeramente asadas, las langostas son secadas al sol y saladas a continuación. Se consumen las partes carnosas, después de eliminar las alas y los intestinos. Jahn (Bibl. Archeol § 23 ss.) da una descripción sobrecogedora de las langostas. Inmensos enjambres de grillos migratorios, que los orientales denominan los ejércitos de Dios, asolan el país. Marchan en orden, como un regimiento. Por la tarde, se abaten sobre la tierra y cubren los campos. Por la mañana, cuando el sol ya está alto, se levantan y, si no han encontrado alimento, vuelan a favor del viento (Pr. 30:27; Nah. 3:1617). Estas langostas se desplazan en enjambres innumerables y forman frecuentemente una nube de 16 a 18 Km. de largo y de 6 a 8 Km. de ancho, de tanto espesor que el sol no puede pasar a su través; cambian la luz del día en tinieblas nocturnas, y dejan la región visitada sumida en la oscuridad (Jl. 2:2, 10; Éx. 10:15). El ruido de sus alas es ensordecedor (JI. 2:10). Cuando descienden sobre la tierra forman una capa de hasta 40 cm. de espesor; si el aire está frío y húmedo, o si están mojadas por el rocío, se quedan allí hasta que el sol las haya secado y calentado (Nah. 3:17). Nada las detiene. Apagan por su inmensa cantidad los fuegos encendidos para auyentarlas llenan las fosas cavadas para impedirles el camino. Escalan las murallas, entran en las casas por las puertas y ventanas (JI. 2:7-9). Devoran todo el verde, arrancan la corteza de los árboles e incluso quiebran las ramas bajo su peso (Éx. 10:12-19; 11. 1:4-12; 2:2-11). En el lenguaje de Apocalipsis las langostas son la imagen de una plaga sobrenatural que se anuncia para el fin del tiempo. Estas langostas salen del pozo del abismo, teniendo a Apolión como su caudillo. No tocan las plantas verdes, sino que atormentan a aquellos de los humanos que no tienen el sello de Dios sobre su frente (Ap. 9:111). nom, LANZA tip, UTEN EJER vet, Esta arma, en heb. «h'nith», se componía de una punta de hierro fijada a un asta (1 S. 13:19; 17:7; Is. 2:4). Cuando el guerrero no empleaba esta especie de jabalina, la plantaba en el suelo (1 S. 18:10, 11; 26:7, 8; 2 S. 2:23; Jn. 19:34). Era un arma arrojadiza con la que también se podía herir
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directamente cuerpo a cuerpo. Los hebreos se servían asimismo de una especie de lanza llamada «romah» (Jue. 5:8; 1 Cr. 12:8, 24; Neh. 4:13; Jer. 46:4), con la que atravesaban al adversario (Nm. 25:7, 8); ésta no era arrojadiza (1 R. 18:28). nom, LAODICEA tip, CIUD IGLE sit, a9, 396, 213 vet, Llamada al principio Dióspolis, ciudad de Zeus. Probablemente agrandada por Antíoco II (261-246 a. C.), que le dio el nombre de su esposa Laodice. Capital de la Frigia Pacatiana, en Asia Menor, algo al sur de Colosas y de Hierápolis sobre el Licus afluente del Meandro. En Laodicea se fabricaban tejidos con una lana negra procedente de unos carneros criados en aquellos parajes Había allí un centro médico donde se preparaba el célebre polvo frigio para el tratamiento de la oftalmía. Laodicea albergaba numerosos judíos (Ant. 14:10, 20). Epafras, probable fundador de la iglesia en Laodicea, trabajó en esta ciudad (Col. 4:12, 13). Pablo llevó a cabo un intenso combate espiritual en favor de los de Laodicea (Col. 2:1). Les enviaba sus saludos (Col. 4:15). Los hay que creen que la epístola mencionada en el versículo 16 podría ser una copia de la epístola a los Efesios. Laodicea es una de las siete iglesias de Asia a las que se dirige el Apocalipsis. Los vivos reproches que se lanzan hacen alusión en particular a la riqueza y a los productos de la ciudad (Ap. 1:11; 3:14-22). Hacia el año 60 d.C. un seísmo destruyó Laodicea, Colosas y Hierápolis. Los laodiceos reconstruyeron su dudad sin recurrir a la ayuda romana. Sus ruinas se hallan en Eski Hissar, a 88 Km. al este-sureste de Esmirna.
nom, LAPIDACIÓN. Véase APEDREAMIENTO. nom, LAQUIS tip, CIUD ARQU ver, HICSOS, AMARNA sit, a3, 119, 210 vet, Ciudad fortificada de la llanura de Judá (Jos. 15:33, 39), identificada actualmente con Tell edDuweir, a 48 Km. al suroeste de Jerusalén y a 24 Km. al oeste de Hebrón. Fue ocupada por
trogloditas en época muy antigua, y después los hicsos elevaron una cerca de tierra que servía de baluarte y de encierro para caballos y carros (véase HICSOS). Se han encontrado restos con inscripciones antiguas. Josué dio muerte al rey de Laquis (Jos. 10:3-35; 12:11). Roboam fortificó la ciudad (2 Cr. 11:9); Amasías, rey de Judá, se refugió en ella, pero fue capturado y muerto (2 R. 14:19; 2 Cr. 25:27). Senaquerib, rey de Asiria, habiendo asediado Laquis en el año 701 o 700 a.C., envió al Rabsaces a Jerusalén para demandar la rendición de la capital (2 R. 18:14, 17; cfr. 2 R. 19:8 y 2 Cr. 32:9; Is. 36:2; 37:8). Laquis, que había enseñado a pecar a Judá (Mi. 1:13), fue asediada por Nabucodonosor al igual que otras ciudades fortificadas de Judá (Jer. 34:7). Las excavaciones arqueológicas indican que al principio del siglo VI a.C. Nabucodonosor atacó Laquis en dos ocasiones (en el año 598 y el 587 a.C.), destruyéndola e incendiándola. La ciudad no fue nunca reedificada de nuevo de una manera total, si bien volvió a ser habitada después del retorno del cautiverio en Babilonia. Las dos destrucciones de Laquis se relacionan probablemente con los asedios de Jerusalén (2 R. 24:10; 25:1 ss.; Neh. 11:30). Laquis tenía una gran importancia estratégica; es mencionada en las cartas de Tell el-Amarna (véase AMARNA). A partir de 1933 se han llevado a cabo activas excavaciones, que han dado resultados notables. El descubrimiento de mayor importancia es el de las «cartas de Laquis», que se sitúan entre los dos asedios de Nabucodonosor. Se trata de documentos epigráficos sobre cerámica: 18 de ellos se hallaron en 1935, y otros tres en 1938 (cfr. W. F. Albright, Bull. Am. Schs. 70, 1938, PP. 11-17; 80, 1940, PP. 11-13; 82, p. 24; véase también el artículo «Lachish and Azekah...» en Biblical Archaeology Review, nov.-dic. 1982, vol. 8, nº 6). nom, LASA tip, CIUD vet, Ciudad que marcaba el límite del país de Canaán. Es probable que se hallase al este del mar Muerto (Gn. 10:19). nom, LASEA tip, PUEM sit, a9, 321, 291 vet,
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Puerto de Creta, a unos 8 Km. al este de Buenos Puertos, y por delante del cual pasó la nave que llevaba a Pablo a Roma (Hch. 27:8). nom, LATÍN tip, ABEC vet, Lengua de los romanos, que ejercían la autoridad suprema en Palestina desde el siglo I a.C. El latín no fue admitido por los judíos como lengua franca, y sólo admitieron unas pocas palabras de esta lengua. Pretorio y centurión figuran en caracteres gr. en Mr. 15:16, 39, 45. Siendo el latín la lengua de las autoridades romanas, el escrito fijado a la cruz de Cristo estaba escrito en latín además de en griego y hebreo. nom, LAVAMIENTO tip, LEYE ver, BAÑO sit, vet, Una demanda de frecuente aplicación literal bajo la ley, en el NT viene a ser un término que por lo general tiene un sentido y aplicación moral. Se puede llegar a importantes enseñanzas en base al examen de los diferentes significados de los términos gr. utilizados para «lavamiento» en Jn. 13. El término utilizado en el versículo 10 es «louõ», «limpiar, lavar totalmente». Uno que ha sido limpiado en este sentido nunca necesita volverse a limpiar de esta manera; como el Señor dice, «está limpio del todo», aunque, a fin de tener parte con Cristo, necesita, debido a la contaminación adquirida en el camino, que sus pies sean lavados (donde el término es «niptõ», Jn. 13:5-14), acción ésta aplicada sólo a partes del cuerpo. Esta misma diferencia queda tipificada en la purificación de Aarón y sus hijos. Después de ser consagrados fueron lavados una vez por Moisés, pero desde entonces se demandaba continuamente que, cuando llevaran a cabo su servicio, lavaran solamente sus manos y pies en la fuente (Éx. 40:12, 30-32). (Véase BAÑO.) nom, LAVAMIENTO DE LA REGENERACIÓN tip, DOCT ver, BAÑO vet, Este término aparece solamente en Tit. 3:5. «Regeneración» no se usa en las Escrituras en el sentido ritualista que se le da en ciertos sectores de la cristiandad, como puede colegirse del único
otro pasaje en que aparece (Mt. 19:28), donde evidentemente se refiere a un orden aún futuro de cosas. Así, en Tito se dice que el creyente es salvado por el lavamiento en relación con el nuevo orden de cosas introducido por la obra de Cristo, e indicado por el bautismo y la renovación en el Espíritu Santo. Las palabras que hablan de la salvación «por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo» son evidencia de que hay un escape y liberación presentes del mundo y del curso que éste sigue, y una introducción en aquellas cosas que caracterizan el mundo venidero, del que el Espíritu Santo es ahora el revelador y el poder, así como Israel escapó de Egipto y su oprobio a través del mar Rojo, y anticipó Canaán en su cántico de alabanza. nom, LÁZARO tip, BIOG HOMB HONT ver, SEOL vet, (del heb. «'El'azar»: «Dios ha socorrido»). Habitante de Betania, hermano de Marta y de María. Muy amado por sus hermanas y por Jesús, Lázaro tuvo el gran honor de ser resucitado. Sus hermanas habían pasado aviso a Jesús, que estaba a la sazón allende del Jordán, que el hermano de ellas estaba gravemente enfermo; el Maestro no actuó de manera inmediata. Dos días más tarde, Lázaro moría, y Jesús se ponía en camino hacia Betania, donde Marta fue a su encuentro. Declarándose a sí mismo la resurrección y la vida, el Señor apeló a la fe de Marta. Acompañado de las dos hermanas y de sus amigos, se dirigió a la gruta que servía de sepulcro, según la costumbre de los judíos. Jesús ordenó que quitaran la piedra que cerraba la entrada y dirigió una acción de gracias a Dios, para mostrar a los asistentes que su Padre lo había enviado a llevar a cabo aquel milagro. Después clamó en alta voz: «¡Lázaro, ven fuera!» Y el que había estado muerto salió (Jn. 14:1-44). La grandeza de este milagro fue aún mayor para los judíos, pues según su concepción el alma de los difuntos quedaba cerca del cuerpo hasta el tercer día. Lázaro fue resucitado en el cuarto día de su muerte, lo que haría que incluso los más cerriles de entre los espectadores quedaran conscientes de la realidad y del origen del poder de Jesucristo. Este milagro desencadenó el entusiasmo hasta la misma Jerusalén, pero sirvió también para que los miembros del sanedrín se decidieran de una manera irrevocable por Su muerte, a quien el pueblo quería proclamar rey. El sanedrín no deseaba este reino espiritual, y
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además temía una sublevación contra los romanos, a quienes debían las principales autoridades judías los puestos que ostentaban. Los jefes de la nación estimaron preferible suprimir a Jesús, culpable o no, para salvar la nación (Jn. 11:45-53; 12:9-19). Lázaro asistió en Betania a la cena que Simón el leproso dio en honor de Jesús, seis días antes de la Pascua (Jn. 12:1, 2). Los judíos, fuera de sí al ver que aquel hecho había servido para aumentar la popularidad de Jesús, urdieron asimismo la muerte de Lázaro; indudablemente escapó al atentado, y murió de muerte natural. Sin embargo, se ignora su vida posterior. nom, LÁZARO (HISTORIA DEL RICO Y) ver, SEOL vet, Generalmente mencionada como parábola, es una narración de Jesús registrada en el evangelio de Lucas (Lc. 16), y es en realidad una historia seguramente acontecida en el mundo real. No queda en un marco inconcreto, sino que se da el nombre propio de uno de los personajes. El perdido queda en el anonimato, quizás indicando el absoluto olvido, la ausencia de posteridad para los que sufren la terrible suerte de la condenación eterna. Lázaro estaba a la puerta del rico, esperando poder alimentarse de sus sobras; los perros lamían las úlceras del mendigo. Jesús no hace comentario alguno sobre su carácter ni sobre el del rico. Los dos murieron: los ángeles llevaron a Lázaro al seno de Abraham, en tanto que el rico se encontró en un lugar de tormento. El hecho de haber sido rico no es en absoluto lo que determinó la suerte final de estos dos hombres. El rico parece haber vivido en la más total imprevisión espiritual, en el materialismo y en un total egoísmo. Sus hermanos, como indudablemente sucedió con él mismo, no se tomaban en serio ni a Moisés ni a los profetas, y no se iban a arrepentir (Lc. 16:2731). En todo caso, es evidente que tanto el destino último del rico como del pobre fue consecuencia de sus actitudes morales y espirituales. Jesús enseña también de una manera solemne que la suerte del hombre queda fijada definitivamente en el instante de su muerte. (Véase SEOL, RICO Y LÁZARO). nom, LAZO tip, TIPO vet,
Los lazos y trampas se ponían en el suelo para atrapar aves, animales, e incluso personas (Jb. 18:9; Am. 3:5). Los términos «Mõkêsh» y «pah» se traducen generalmente como «lazo». En el NT se usa siempre de forma metafórica, refiriéndose a la ruina de aquellos que caen en una trampa; en dos ocasiones se refiere al «lazo del diablo» (1 Ti. 3:7; 2 Ti. 2:26). nom, LEA tip, BIOG MUJE MUAT vet, = «fatigada». Hija mayor de Labán; no era tan bella como Raquel, su hermana menor, y tenía «los ojos delicados». Lea fue dada a Jacob en matrimonio, en lugar de Raquel, por la que Jacob había servido siete años. La razón de Labán era que en su medio social no podía darse la menor en matrimonio antes que la mayor. Lea dio los siguientes hijos a Jacob: Rubén, Simeón, Leví, Judá, Isacar, Zabulón y también Dina, la hermana (Gn. 29:16-35; 30:17-21). A su muerte fue sepultada en la cueva de Macpela (Gn. 49:31), el sepulcro también de Sara, Abraham, Isaac y Rebeca, y posteriormente de Jacob (Gn. 23:19; 25:9-10; 35:9; 50:13). nom, LEBEO. Véase TADEO. nom, LECHE tip, ALIM TIPO ver, MIEL vet, Alimento de suma importancia en Oriente. En la actualidad se sigue consumiendo, como en el pasado: la leche de vaca y de oveja (Dt. 32:14), de cabra (Pr. 27:27), de camella (Gn. 32:15). Esta última es excelente y alimenticia, aunque falta de azúcar. Se tomaba la leche agria o natural, y se transformaba también a queso (Dt. 32:14; Jue. 5:25; 2 S. 17:29). Se conservaba en odres y se servía en tazones (Jue. 4:19; 5:25). En el NT la leche se usa casi exclusivamente como una imagen de la Palabra de Dios en sus enseñanzas básicas para los cristianos recientes, en tanto que usa la de «vianda» para aquellas verdades que enseña a los más maduros (1 Co. 3:2; He. 5:12, 13; 1 P. 2:2).
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nom, LECHUZA tip, FAUN LEYE AVES ver, FAUNA DE LA BIBLIA vet, Aparece en la versión Reina-Valera en Lv. 11:16; Dt. 14:15; Is. 34:11, 14. La traducción de los términos hebreos originales no es uniforme. Era considerada como impura. (Véase FAUNA DE LA BIBLIA.)
Altura del país de Judá (Jue. 15:9, 11, 13). Los filisteos la ocuparon para apoderarse de Sansón. El nombre de Lehi proviene de los escarpados y dentados acantilados, que se asemejan a una quijada, o de la hazaña de Sansón con la quijada de asno. En todo caso, el lugar en el que Sansón batió a los filisteos, y donde echó la quijada que le había servido de arma, fue llamado Ramat-lehi, «colina de la quijada» (Jue. 15:17).
nom, LEGIÓN tip, EJER vet, Cuerpo principal del ejército romano (Guerras 3:4, 2). Al principio, la legión estaba compuesta por 3.000 infantes y por jinetes. Desde el año 100 a.C. hasta la caída del imperio, contaba entre 5.000 y 6.200 soldados. En esta época la legión estaba compuesta de 10 cohortes, y cada una de ellas estaba formada por tres manípulos; cada manípulo estaba formado por dos centurias (cfr. Mt. 27:27). Estaban mandadas por tribunos y centuriones (Guerras 3:5, 3; Hch. 21:31, 32; 23:23). Bajo el imperio había seis tribunos y sesenta centuriones por legión. El término legión es, en ocasiones, un término que designa un elevado número (Mt. 25:53; Mr. 5:9). Las enseñas de la legión representaban primitivamente al águila y otros cuatro animales. A partir del año 104 a.C. quedó solamente el águila (Plinio, Hist. Nat. 10:4). El primer centurión era su portador. El emblema, por lo general, llevaba además una pequeña imagen del emperador. Poncio Pilato introdujo estas imágenes en Jerusalén, provocando con ello una sublevación de los judíos (Ant. 18:3, 1; Guerras 2:9, 2). El águila era la enseña de la legión como un todo, pero las cohortes y las centurias tenían cada una su propia enseña, más pequeña y de forma variada.
nom, LEJÍA tip, ELEM vet, (heb. «nether»). Sería mejor traducir como «natrón», un carbonato de sosa obtenido de la naturaleza y del que se servían los antiguos (Pr. 25:20, traducido aquí como «jabón» en RVR). El carbonato de sosa se hallaba en Asia Menor, en Siria, y sobre todo en un valle de lagos con depósitos alcalinos en el Bajo Egipto, el Wadi eINatroun, a unos 100 Km. al oeste de El Cairo. Servía para el embalsamamiento de las momias egipcias.
nom, LEGUMBRES tip, ALIM FLOR vet, Plantas leguminosas, o sus granos, sobre todo los guisantes y las habas, alimentos muy nutritivos que solicitaron Daniel y sus compañeros (Dn. 1:12, 16). nom, LEHI tip, LUGA vet, = «quijada».
nom, LEMUEL tip, BIOG HOMB HOAT ver, PROVERBIOS vet, = «consagrado a Dios». Autor de Pr. 31, capítulo en el que recuerda las instrucciones de su madre. Acerca de su identidad, los hay que en lugar de traducir el vocablo que sigue a «rey Lemuel» como «la profecía», lo dejarían como nombre propio, leyendo Lemuel rey de Massa, identificándolo como rey del reino de Massa (Gn. 25:14), hijo de Ismael, y supuestamente cabeza de una tribu o jeque de un territorio. Sin embargo, se usa el mismo término, «la profecía», «massã'», acerca de las palabras de Agur hijo de Jaqué (Gn. 30:1), lo que milita en contra de esta postura. Otros toman la postura de que Lemuel es un título dado a Salomón, a quien se atribuye entonces la paternidad de Pr. 30 y 31. (Véase PROVERBIOS.) nom, LENGUAJE tip, ABEC TIPO ver, BABEL vet, (a) LENGUAJE FIGURADO. En la Biblia, como en el lenguaje ordinario, se usan metáforas y figuras de lenguaje para expresar conceptos abstractos que escapan a los sentidos.
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Un ejemplo en el lenguaje ordinario es cuando hablamos de «sentimientos elevados» o de «pensamientos bajos». Estas expresiones posicionales tomadas del mundo de lo físico sirven para calificar algo que no tiene posiciones, pero con lo que expresamos sus cualidades de una manera comprensible. Es de señalar que estos usos del lenguaje son para clarificar y no para oscurecer. Son numerosas las figuras de lenguaje usadas en la Biblia, procedentes de la vida diaria y de la naturaleza. El Señor usó intensamente el lenguaje figurado en sus parábolas. Pablo también lo usa en diversas ocasiones, como en el famoso pasaje de la armadura cristiana (Ef. 6:11-17). En el Sermón del Monte, el Señor Jesús, usa una serie de vívidas imágenes de lenguaje figurado: «hambre y sed de justicia»; «limpio corazón»; «sois la sal de la tierra»; «sois la luz del mundo», etc. (Mt. 5). (b) LENGUAJE Lengua en sentido propio (Éx. 11:7; Stg. 3:6; Jb. 29:10, etc.). La lengua es asimismo un modo de expresión, el lenguaje (Gn. 10:5; Hch. 2:8). Durante mucho tiempo después del Diluvio, los descendientes de Noé hablaban todos en el mismo lenguaje (Gn. 11:1). El juicio que cayó sobre los hombres en Babel llevó a la confusión de su lenguaje y a su dispersión sobre toda la tierra (vv. 2-9). (Véase BABEL.) Los descendientes de Noé empezaron a hablar distintas lenguas y dialectos. Los pueblos surgidos de Jafet dieron origen al grupo de lenguas indoeuropeas (Gn. 10:25), que entre otras comprenden: el sánscrito, el pracrit, y las lenguas neohindúes; los lenguajes de Irán; el griego antiguo y sus derivados modernos; las lenguas itálicas y románicas, celtas, germánicas, leto-eslávicas; armenio, albanés. Los semitas iniciaron los distintos dialectos semíticos (vv. 2131), entre otros el acádico, incluyendo el babilonio y asirio, el arameo (v. 22), el hebreo, el etiópico (véase SEMITA). Los descendientes de Cam dieron origen a todo el grupo de lenguas camitas. (Véase Bibliografía en BABEL, especialmente el trabajo de A. C. Custance.) nom, LENGUAS (Don de) tip, ABEC DONE DOCT ver, LENGUAJE, ESPÍRITU SANTO, CARISMAS vet, Durante la fiesta de Pentecostés que siguió a la última pascua de Jesús, los discípulos recibieron un peculiar don. Estaban reunidos en un aposento alto, ocupados en la oración. De repente vino del cielo un sonido parecido al de un viento
impetuoso. Lenguas análogas a llamas se posaron sobre cada uno de ellos; fueron llenos del Espíritu y recibieron la facultad de expresarse «en otras lenguas» (Hch. 2:1-4). Así es como nació la Iglesia, destinada a ser la Esposa de Cristo, y su testigo aquí en la tierra mediante el anuncio del Evangelio. La cuestión del don de las lenguas ha provocado una fuerte controversia en el seno de la cristiandad moderna, donde se mantienen dos posturas opuestas: (A) la que afirma que este don sigue dándose en la actualidad, y (B) la que mantiene que este don cumplió su misión como testimonio ante la nación judía hasta su destrucción en el año 70 d.C. Un repaso detenido de todos los argumentos en pro y en contra no puede darse en un artículo de extensión limitada, por lo que remitimos al lector interesado en este tema a la bibliografía al final de este artículo. Sin embargo, se deben hacer unas ciertas precisiones. En la época apostólica, el don de lenguas y su interpretación ya fueron colocados en último lugar (1 Co. 12:10, 30). La postura que afirma que la manifestación del don de lenguas es el resultado «necesario» del bautismo del Espíritu halla su refutación en 1 Co. 12:28-30. Por otra parte, el don de lenguas tuvo usos muy específicos como evidencia a los creyentes del judaísmo de la entrada en la Iglesia de: (A) los gentiles (Hch. 10:45-48); (B) el residuo de los discípulos de Juan (Hch. 19:1-6); por otra parte, parece que esto fue así en el caso del grupo de samaritanos (Hch. 8:14-18). En todo caso, es de señalar también que se aprecia en los mismos escritos apostólicos un descenso brusco de la actividad de los dones milagrosos hacia el final de la época apostólica, y que en He. 2:3-4 se recuerda a los creyentes hebreos que la palabra anunciada por el Señor «fue confirmada... con señales y prodigios y repartimientos del Espíritu Santo», colocando esta actividad especial de confirmación sobrenatural en el pasado. (Véanse ESPÍRITU SANTO, CARISMAS.) Bibliografía: Baxter, R. E.: «Gifts of the Spirit» (Kregel Pub. Grand Rapids Michigan 1983); Danyans, E.: «Misterios bíblicos al descubierto», esp. PP. 67-92 (Clíe, Terrassa, 1976); Morgan, G. C.: «El Espíritu de Dios» (Clíe, Terrassa, 1984); Palmer, E. F.: «El Espíritu Santo» (El Estandarte de la Verdad, Edimburgo s/f)
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nom, LENTEJA tip, ALIM FLOR vet, Planta leguminosa («Ervum lens»); este grano se hervía en un potaje (Gn. 25:29, 34); en períodos de penuria se hacía pan con ellas (Ez. 4:9). La lenteja (heb. «'dashim») es una papilionácea. Sus hojas son compuestas, con cinco a seis pares de hojillas. Tiene flores blancas, con rayas de color violeta. Esaú vendió su primogenitura por un plato de potaje de lentejas (Gn. 25:30-34), de cuyo color rojo viene su nombre Edom. Cuando David y sus seguidores se hallaban haciendo frente a la rebelión de Absalón, las lentejas formaban parte de las provisiones que les fueron dadas por sus partidarios (2 S. 17:28). Sama, un valiente de David, defendió un terreno de lentejas frente a los filisteos (2 S. 23:11). Crece silvestre en Moab y es cultivada en Palestina. nom, LEÓN tip, FAUN CUAD vet, El «Felis leo» de los naturalistas. Esta fiera está esparcida por África, y en algunas partes de Asia meridional, hasta la provincia india de Gujarat. Existía en Grecia, pero ya no se encuentra más por allí ni en el resto de Europa. En épocas bíblicas, el león no era infrecuente en Palestina. Los israelitas los designaban con seis términos diferentes, que se correspondían con diferentes estados o con diferentes periodos de crecimiento. Los términos corrientes, «'aryeh» y «'ari» aparecen 80 veces en el AT. Se menciona: la fuerza del león (2 S. 17:10; Pr. 30:30); su valor (2 S. 17:10; Pr. 28:1); sus dientes y muelas (Jl. 1:6); su hábito de agazaparse antes de atacar (Gn. 49:9); las víctimas que provoca entre los corderos, los terneros y otros animales (1 S. 17:34; Is. 11:6, 7) o entre los seres humanos (1 R. 13:24; Jer. 2:30); su rugido (Jb. 4:10; Pr. 20:2; 1 P. 5:8). Se le representa al acecho: en la espesura (Jer. 4:7), en las selvas (Jer. 5:6) o en otros parajes (Jer. 25:38). Infestaba especialmente la espesura de las riberas del Jordán (Jer. 49:19). Los seres vivientes de la visión de Ezequiel tenían todos un rostro de león a la derecha (Ez. 1:10; cfr. Ez. 10:14). El primero de los seres vivientes que
vio Juan se parecía a un león (Ap. 4:7). Nuestro Señor Jesús recibe el nombre de «León de la tribu de Judá», al que está unido el símbolo de la realeza, por cuanto el cetro fue asignado a Judá (Gn. 49:9, 10; Ap. 5:5). Satanás tiene también su reino y recibe el nombre de «fuerte» (Mt. 12:26), y es comparado con el «león» que busca a quien pueda devorar, rampante y rugiente (1 P. 5:8). nom, LEOPARDO tip, TIPO FAUN ESCA CUAD vet, (heb. «namer», «bestia manchada»; gr. «pardalis»). Bestia feroz , de pelaje manchado (Jer. 13:23), sumamente ágil (Hab. 1:8); devora los cabritos, situación que cesará en el milenio, cuando «el leopardo con el cabrito se acostará» (Is. 11:6); en ocasiones ataca al hombre (Os. 13:7); su hábitat ordinario es el monte (Cnt. 4:8). Los antiguos, y algunos naturalistas modernos, pensaban que el leopardo («Felis pardus» o «leopardus») proviene del cruce del león y de la pantera; de ahí su nombre, derivado de «leo», león, y «pardus», pantera. En la actualidad se cree que se trata de una variedad de esta última. Tanto el leopardo como la pantera viven en África y en el sur de Asia. El leopardo se halla en Palestina, especialmente al este del Jordán; es evidente que en los tiempos bíblicos se hallaba también al oeste del río. Su piel, magnífica, es muy estimada. En Dn. 7:6, el leopardo alado representa la ferocidad y velocidad del imperio griego en sus conquistas, acaudillado por Alejandro Magno. El futuro imperio romano es simbólicamente asemejado a un leopardo con pies de oso y boca de león: esto es, como ninguna bestia conocida, sino uniendo simbólicamente las características de los tres poderes anteriores a él (Ap. 13:2). El leopardo común recibe el nombre de «Leopardus varius». nom, LETRAS tip, ABEC vet, Se mencionan en Lc. 23:38. En Gá. 6:11 el apóstol dice: «Mirad en cuán grandes letras os he escrito con mi misma mano», no por la mano de su amanuense. Los hebreos tienen ciertos poemas acrósticos que comienzan con las letras del alfabeto colocadas en orden. El más considerable de éstos es el Sal. 119, que contiene veintidós estrofas de ocho versos cada una, todas acrósticas; esto es, los primeros
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ocho comienzan con «alef»; los ocho siguientes con «bet», y así sucesivamente. nom, LEVADURA tip, ALIM LEYE TIPO vet, Sustancia usada para fermentar y levantar la masa (Éx. 12:15, 19; 13:7). En épocas bíblicas se usaba para ello un trozo de masa agriada. La levadura estaba prohibida en las ofrendas que debían ser consumidas sobre el altar; aquellas de las que se participaba podían tenerla (Éx. 7:13; 23:17). La levadura, agente de corrupción, es el emblema de las doctrinas perniciosas (Mt. 16:11; Mr. 8:15), de la maldad (1 Co. 5:6-8; Gá. 5:9), de la que nos tenemos que guardar totalmente. Durante la Pascua, los israelitas no debían ni consumir pan con levadura, ni aun tener levadura en sus casas, bajo pena de ser cortados de su pueblo (Éx. 12:15, 19). La ausencia de levadura simbolizaba la pureza que Dios demanda de sus servidores. Ello era también un recuerdo de su salida de Egipto, por cuanto los israelitas se llevaron la masa sin fermentar. La insipidez de este pan sin levadura les serviría de recordatorio de las aflicciones de Egipto (Éx. 12:34, 39; Dt. 16:3; 1 Co. 5:7, 8). La parábola de la levadura (Mt. 13:33) ha sido diversamente interpretada. Ciertos comentaristas han creído ver en ella una imagen de la influencia saturadora del Evangelio que, de una manera quizás escondida, penetra en todos los medios y por la tierra entera (cfr. Col. 1:16). Sin embargo, se ha de tener en cuenta que en todos los otros pasajes bíblicos la levadura es consistentemente un símbolo de iniquidad. De la misma manera que la cizaña se mezcla con el trigo hasta la siega (Mt. 13:24-30), así la levadura introducida en la harina produce un fermento de corrupción que irá en aumento hasta la apostasía y el juicio que ha de caer sobre ella (Mt. 24:12; 2 Ts. 2:3). En este sentido es usada por Pablo en 1 Co. 5:6-8 y Gá. 5:9, por lo que es inválida la interpretación optimista. La parábola de la cizaña y la de la levadura muestran diferentes aspectos de la misma realidad: el proceso de corrupción conducente a la apostasía en el seno del testimonio de la Iglesia en la tierra hasta la intervención del Señor en juicio sobre una cristiandad apóstata (cfr. Lc. 18:8; 1 Ti. 4:1; 2 Ti. 3:1-5, etcétera). Así, «hasta que todo fue leudado», en lugar de significar que todo el mundo será ganado para el Evangelio, tiene un significado diametralmente opuesto.
nom, LEVÍ tip, BIOG TRIB APOS HOMB HOAT HONT ver, LEVITAS vet, = «unido». (a) Tercer hijo de Jacob con Lea (Gn. 29:34). Junto con Simeón, el segundo hijo de Lea, mató a Hamor, a Siquem y a los moradores de la ciudad, para vengar el ultraje perpetrado sobre su hermana Dina (Gn. 34:25-31). Sobre su lecho de muerte, Jacob recordó su crimen: «Maldito su furor, que fue fiero... » (Gn. 49:7). Leví tuvo tres hijos: Gersón, Coat y Merari (Gn. 46:11). Leví murió en Egipto a la edad de 137 años (Éx. 6:16). (Véase LEVITAS.) (b) Dos antepasados de Cristo: uno de ellos hijo de Simeón, y el otro hijo de Melqui (Lc. 3:24, 29, 30). (c) Otro nombre del apóstol Mateo (cfr. Mt. 9:913; Mr. 2:14-17; Lc. 5:27-32). nom, LEVIATÁN tip, FAUN ver, CREACIÓN, DILUVIO, BEHEMOT vet, = «arrollado en espiral». Nombre empleado en poesía hebrea; muchos expositores lo identifican provisionalmente como cocodrilo, pero es evidente que sus características no coinciden con él (Jb. 41; Sal. 74:14). Si se considera la gran antigüedad de Job, y el hallazgo de huellas humanas junto con las huellas de dinosaurios en el río Paluxy en Texas (véase Bibliografía), así como el modelo cataclísmico de historia de la tierra (véanse CREACIÓN y DILUVIO y las respectivas bibliografías), no hay razón alguna para no aceptar la presencia de un remanente de dinosaurios terrestres (véase BEHEMOT) y marinos, como lo seria el leviatán, que quedaría incluido en Gn. 1 dentro de la categoría de los «grandes monstruos marinos». Bibliografía: Morris, J.: «Las huellas del río Paluxy»; y Beierle, F.: «Un nuevo tipo de evidencia del Paluxy», en Anegado en Agua (Sedin, Apdo. 2002, Sabadell, España). nom, LEVIRATO tip, LEYE COST TIPO ver, ANCIANO, DIÁCONO, OBISPO vet, El levirato (lat. «lege vir», «hermano del marido»). La Ley de Moisés prescribía que la viuda del hermano muerto sin hijos tenía que ser
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tomada como esposa por el hermano sobreviviente. El primogénito de los hijos de esta nueva unión debía heredar los bienes y el nombre del fallecido (Dt. 25:5-6). El interesado se podía librar de esta obligación, pero en tal caso debía soportar una reprensión pública (Dt. 25:7-10); el deber de casarse podía entonces transmitirse a un pariente más alejado (cfr. Rt. 4:1-10). Con ello se buscaba mantener la integridad de la familia, e impedir la extinción de la raza y del nombre de un hombre muerto prematuramente o privado de descendencia. nom, LEVITAS tip, TRIB SACE LEYE vet, Descendientes de Leví hijo de Jacob. Los tres hijos de Leví, Gersón, Coat y Merari fueron cada uno de ellos la cabeza de un clan (Gn. 46:11; Éx. 6:16; Nm. 3:17; 1 Cr. 6:16-48). Moisés y Aarón, levitas, pertenecían a la casa de Amram, de la familia de Coat (Éx. 6:16, 18, 20, 26). (a) Llamamiento de los levitas. Los varones de la tribu de Leví tenían que ocuparse del santuario, pero Aarón y sus hijos fueron separados para la función sacerdotal, de carácter hereditario. El cuidado y transporte del precioso tabernáculo y la preparación de todo lo necesario para el servicio sagrado no podían ser encomendados a un solo individuo, ni tan sólo a una familia sola. Eran muchas personas las que debían participar en esta honrosa tarea. En la salida de Egipto, cuando los primogénitos de Egipto fueron muertos en la décima plaga, los hebreos tuvieron que poner la sangre en el dintel de las puertas y en los postes en cada casa, a fin de proteger a los primogénitos de los israelitas. Con ello, vinieron a ser propiedad de Jehová y le fueron así consagrados (Éx. 13:11-16); sin embargo, en lugar de verse al servicio del santuario, los primogénitos de todas las tribus se vieron sustituidos por los levitas. La razón de este cambio es que ellos fueron los únicos de Israel que se dieron decididamente al servicio de Jehová, mostrando su celo por Él, en la ocasión en que el pueblo apóstata se había dado a la adoración del becerro de oro (Éx. 31:26-29; Nm. 3:9, 11-13, 40, 41, 45 ss.; 8:16-18). Había 22.273 primogénitos varones, sin contar los primogénitos de los levitas, cuando se efectuó el censo del Sinaí (Nm. 3:43, 46). Los levitas sumaban 22.000 (Nm. 3:39). Sumando las cifras dadas en los versículos 22, 28, 34, se obtienen 22.300. Se ha suscitado la cuestión de si se ha dado un error en la transcripción o si se trata de 300 primogénitos levitas que, por las
causas de incapacidad prescritas en la ley, no pudieron reemplazar a los de las otras tribus. Los 22.000 levitas servían así como sustitutos; en cuanto a los 273 primogénitos que no quedaban cubiertos por el número de los levitas sustitutos, fueron rescatados por un precio de cinco siclos de plata por cabeza (vv. 46-51). (b) Deberes de los levitas. Éstos eran el transporte del tabernáculo y de sus materiales al levantar el campamento; montar la tienda, tomar cuidado de todos los utensilios, y ayudar a los sacerdotes en sus diversos trabajos (Nm. 1:50-53; 3:6-9, 25-37; 4:1-33; 1 S. 6:15; 2 S. 15:24). Los descendientes de Aarón, siendo a la vez levitas y sacerdotes, llevan con frecuencia el nombre de levitas (Dt. 33:8-10; Jos. 14:3; 21:1, 4; Mal. 3:3). En tanto que altos dignatarios e hijos de Leví, podían, si lo juzgaban necesario, efectuar los servicios levíticos que quisieran. (c) Límite de edad. Los levitas empezaban sus funciones a los 30 años (Nm. 4:3; 1 Cr. 23:3-5), a los 25 años (Nm. 8:24) y más tarde a los 20 años (1 Cr. 23:24, 27). Nm. 4 contiene la definición del servicio de los levitas con treinta años, como la de «ministrar en el servicio y tener cargo de obra en el tabernáculo de reunión..., cada uno según su oficio y según su cargo» (vv. 47, 49). El capítulo entero precisa las tareas. Es plausible que a los 30 años de edad los levitas fueran considerados aptos para todo género de servicio completo con respecto al santuario, y para el transporte solemne del tabernáculo y de su mobiliario. En una fecha posterior, accedían a funciones honoríficas, que exigían sabiduría y discreción (Nm. 4:1-33; 1 Cr. 23:4-5). Pero a los 25 años de edad los levitas ya podían empezar un servicio ordinario, que comportaba diversos deberes ordinarios; nunca se dice que los deberes más honrosos fueran llevados a cabo por levitas de menos de 25 años (Nm. 8:24-26; 1 Cr. 23:25-32). David redujo la edad de acceso a las funciones levíticas más humildes y las fijó en 20 años, edad en la que los otros israelitas eran aptos para el servicio militar (1 Cr. 23:24, 27). En efecto, siendo que el arca estaba en Jerusalén (vv. 25, 26) y estando fijado el servicio del santuario, era bueno que los jóvenes se iniciaran pronto y de manera útil en el cumplimiento de sus deberes levíticos. Desde entonces los levitas accedían legalmente a sus posiciones a los 20 años (2 Cr. 31:17; Esd. 3:8). Se iniciaban como ayudantes de los sacerdotes y de los jefes de los levitas (1 Cr. 23:28-31; cfr. 2 Cr. 29:34; 35:11); pero es probable que no fueran considerados como admisibles a las funciones más elevadas
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(guardianes de las puertas, miembros de la orquesta sagrada, administradores, jueces) antes de la edad de 30 años (1 Cr. 23:3-5). A los 50 años dejaban las funciones regulares, pero quedaban libres de asistir a sus sucesores en el servicio del santuario (Nm. 8:25, 26). (d) Vestimentas y residencia de los levitas, y su división en clases. No les había sido ordenado ningún tipo de vestimenta oficial, pero en las grandes fiestas llevaban un ropaje de lino fino (1 Cr. 15:27; 2 Cr. 5:12). En el siglo I d.C., los levitas asignados al coro sagrado obtuvieron del rey Agripa, con la ratificación del sanedrín, el derecho de llevar las vestimentas de lino regularmente, como los sacerdotes (Ant. 20:9, 6). Los levitas no estaban obligados a dar todo su tiempo al santuario ni a morar continuamente en sus proximidades. Cuando el país de Canaán fue dividido, los levitas no recibieron una parte del territorio como las otras tribus. Consagrados enteramente al servicio del santuario, tenían al mismo Dios como su herencia (Nm. 18:20; Dt. 10:9). Les fueron dadas cuatro ciudades por tribu junto con sus aldeas: 13 para los sacerdotes descendientes de Aarón en los territorios de Judá, Simeón y Benjamín (Jos. 21:4), y 35 ciudades de las tribus del norte y del este (Jos. 21:5-7; Nm. 35:1-8). Para su subsistencia, los levitas recibían los diezmos debidos a Jehová (Lv. 27:30-33; cfr. Nm. 18:2124), las primicias de las cosechas (Éx. 23:19; Lv. 2:14; 23:17, etc.), los primogénitos de los rebaños (Éx. 13:12 ss.; Lv. 27:26; Nm. 18:15 ss.), así como ciertas porciones de los sacrificios (Nm. 18:26 ss.). La mayor parte del año moraban en sus ciudades respectivas, y subían en fechas determinadas a Jerusalén para ejercer sus funciones. David repartió a los levitas en cuatro clases: (A) Los que asistían a los sacerdotes en el servicio del santuario. (B) Los jueces y los escribas. (C) Los guardas de las puertas. (D) Los músicos. Cada una de estas clases, a excepción quizá de la segunda, se subdividía en 24 secciones (familias) que se turnaban en el servicio (1 Cr. 24-26; cfr. 15:16-24; 2 Cr. 19:8-11; 30:16-17; Esd. 6:18; Neh. 13:5). Cuando tuvo lugar el cisma nacional después de la muerte de Salomón, numerosos levitas y sacerdotes que vivían en el territorio de Benjamín abandonaron el reino del norte, dirigiéndose a Judá y Jerusalén (2 Cr. 11:13-15).
nom, LEVÍTICAS (Ciudades). Para ello, véase la última sección del artículo LEVITAS. nom, LEVÍTICO (Libro) tip, LIBR TIPO CRIT ARQU LIAT ver, HEBREOS, PENTATEUCO, UGARIT, SUMER, SUMERIOS, HAMMURABI, SACRIFICIOS, JUBILEO LEVITAS, SACERDOTES, EXPIACIÓN sit, vet, Este libro, como su nombre indica, trata de lo tocante a los levitas. Tercer libro del Pentateuco. Cuando quedó erigido el tabernáculo y se hubo encargado a los sacerdotes que sirvieran al altar, quedaba por reglamentar el culto. Éste es el tema de las normas dadas en Levítico. A primera vista, este libro puede parecer enojoso, e incluso superado; sin embargo, está repleto de enseñanzas; es profundamente instructivo y espiritual cuando lo estudiamos a la luz de la Epístola a los Hebreos (véase HEBREOS). Nos enseña, con los tipos y símbolos del AT, cómo el pueblo pecador podía allegarse a un Dios santo y mantener la comunión con Él. Los sacrificios y el sacerdocio eran indispensables para el que se quería allegar a Dios. La comunión con el Señor demandaba la pureza ritual y moral. Si el Éxodo es el libro de la redención, el Levítico lo es de la adoración, de la santificación y del servicio de un pueblo redimido. (a) Contenido: (A) Prescripciones tocantes a los sacrificios (Lv. 1:1-7; cfr. Lv. 7:37-38). Éstos son: (I) el holocausto (Lv. 1; 6:1-6); (II) la ofrenda de harina (Lv. 2; 6:7-16); la ofrenda de paz (Lv. 3; 7:11-21, 28-38); la ofrenda de expiación (Lv. 4; 6:17-23). (B) Consagración de Aarón y de sus hijos al sacerdocio (Lv. 8-9). (C) Castigo de Nadab y Abiú, culpables de un pecado de presunción; normas complementarias cuya necesidad se hizo evidente entonces (Lv. 10). (D) Leyes sobre la pureza tocantes a los alimentos impuros, las enfermedades contagiosas, las funciones naturales (Lv. 11-15); estas leyes datan de la peregrinación en el desierto (Lv. 14:34; cfr. 16:1). (E) El gran día de la expiación (Lv. 16), ya previsto en Éx. 30:10. (F) El código de la santidad (Lv. 17-22). (G) Las fiestas y normas sociales (Lv. 23-25).
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(H) Advertencias y prescripciones tocantes a los votos y a los diezmos (Lv. 26-27). (b) Autor, fecha y redacción. En cincuenta y seis veces a lo largo de los veintisiete capítulos del texto se atribuye a Moisés la redacción de las palabras que el mismo Dios dirige al pueblo (Lv. 1:1; 4:1; 5:14, 20; 6:1, 12, 17; 7:22, 28, etc.). Así, aparte de dos breves relatos (Lv. 10:1-7; 24:10-14), todo constituye de la manera más directa «Palabra de Jehová» o descripción del culto que Él prescribió a Moisés. A pesar de ello, los críticos rechazan la mosaicidad y autenticidad de Levítico (véase PENTATEUCO). Hacen de este libro un pretendido «código sacerdotal», escrito por P (símbolo de «Priests», sacerdotes en inglés) hacia el año 500 a.C. o algo más tarde después del retomo del exilio babilónico. Los sacerdotes judíos de aquella época, deseosos de darse un lugar principal en Israel, habrían inventado todo este ritual, poniéndolo bajo el nombre de Moisés para hacerlo más fácilmente aceptable. Esta teoría, carente de toda base probatoria, suscita más problemas que los que pretende resolver, y cae bajo el peso de gravísimas objeciones. A pesar de lo que se pueda pretender acerca de la ausencia de la noción de la propiedad literaria entre los antiguos, nombrar cincuenta y seis veces a Moisés como autor de un tal «fraude piadoso» es totalmente opuesto al sentido moral y de la integridad que se daba entre los israelitas. Por otra parte, es un absurdo histórico imaginar que un código de leyes desarrollado tan tarde en la historia habría podido ser aceptado por todos y, aún más increíble, recibido sin ninguna vacilación en aquella época como proveniente de Moisés. Es evidente, según el texto, que las ordenanzas de Levítico fueron dadas en Sinaí (Lv. 1:1; 7:38; 26:46; 27:34), en vida de Moisés y Aarón (Lv. 8:1, etc.), antes de la entrada en Canaán (Lv. 14:34; 25:1), en el desierto (Lv. 16:22), mientras Israel vivía en un campamento (Lv. 4:12; 10:4; 24:10), con un solo santuario reconocido, la tienda de reunión (Lv. 1:3, etc.). Es inconcebible que los sacerdotes de la época de Esdras se tomaran el trabajo de dar todo el color local del desierto al producto de su imaginación 1.000 años más tarde. Ello va en contra de toda la evidencia interna del libro. Se ha pretendido también que el ritual levítico estaba demasiado detallado y formalizado para remontarlo a la época de Moisés. Sin embargo, los descubrimientos arqueológicos del Oriente Medio han demostrado que la codificación de las leyes ha existido mucho antes de lo que pretendían los críticos. Las ceremonias religiosas
de las grandes civilizaciones de esta época estaban minuciosamente reglamentadas. Las tabletas de Ras-Samra, que, en base a la cronología revisada (véase UGARIT), datan de la época de los Reyes, mencionan «sacrificios por el pecado» y muestran varios puntos de semejanza con Levítico. Por otra parte, ya en Sumer, en un periodo mucho más remoto, se daba una codificación de todos los aspectos de la vida, y con no menos intensidad del religioso (véanse SUMER, SUMERIOS). También Hammurabi codificó todo un sistema legal en una época temprana (véase HAMMURABI). Asimismo se tiene que mencionar la aceptación del Pentateuco por parte de los samaritanos, que sólo tiene explicación en base a que el Pentateuco fuera genuinamente anterior al exilio y de reconocida antigüedad (véase PENTATEUCO). El descubrimiento, entre los mss. del mar Muerto, de una buena parte de los capítulos 17 a 26 de Levítico constituye también un poderoso argumento adicional contra las tesis de la crítica. No hay razón válida de ningún tipo que induzca a dudar de la mosaicidad del libro ni de su veracidad. (c) Los sacrificios. Según la epístola a los Hebreos, el culto levítico era la imagen y la sombra de las cosas celestiales, en tanto que los sacrificios ofrecidos sobre el altar constituían el tipo del gran sacrificio de la cruz (Lv. 8:4; 9:12, 23; 10:1, 11-12). En Lv. 1-7 se presentan los sacrificios en un orden que va de Dios al hombre: El holocausto y la ofrenda de flor de harina consumidos sobre el altar (Lv. 1-2) representan a Cristo totalmente ofrecido a Dios en su vida intachable y en su muerte (Ef. 5:2). El sacrificio de paces ilustra la comunión establecida entre Dios y el hombre sobre esta base. El sacrificio de expiación (por el pecado, Lv. 4-5) enseña que solamente la expiación por la sangre puede permitir al pecador el acceso a tal comunión. (Véase SACRIFICIOS.) (d) Medidas higiénicas. Las medidas higiénicas de Lv. 11-15 son notables, tanto por su valor propio como por sus enseñanzas morales. Dios se ocupa del bienestar material y moral del pueblo del AT. La santificación tiene que ir en estrecha correspondencia con la pureza corporal. Es «impuro» todo aquello que es perjudicial para la salud y que conduce a la muerte (tanto en el dominio físico como en el moral). Es de destacar la manera en que se señalan los síntomas de ciertas enfermedades (Lv. 13). Las fuentes de contagio son: los objetos contaminados (Lv. 11:32, 34; 13:47; etc.),
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las personas enfermas, con etapas contagiosas y no contagiosas (Lv. 13:8, 13, 45-46), los contactos (Lv. 11:24, 26, 32), alimentos dañinos (Lv. 11:40), esputos (Lv. 15:8), los excrementos (Lv. 15:31; Dt. 23:13-14). La desinfección se llevaba a cabo mediante: aguas corrientes (Lv. 14-15), fuego (Lv. 13:52, 55), la rasuración (Lv. 14:8-9), la cuarentena (Lv. 14:8, etc.), el alejamiento (Lv. 14:40-45). También se enseña claramente la profilaxis (Lv. 13-14). Es evidente que la alimentación jugaba un gran papel en la salud. Se prohiben: los animales muertos o enfermos (Lv. 11), la carne no fresca (Lv. 7:17-18; 19:6-8), el agua estancada (Lv. 11:34, 36), la sangre (Lv. 7:26-27). Es asombroso ver en estas leyes y ordenanzas un ordenamiento escrupulosamente sanitario, precisamente en una época en la que reinaban unas normas totalmente distintas, y la más profunda superstición e ignorancia en las más grandes civilizaciones vecinas. Moisés habla como si conociera los más recientes descubrimientos higiénicos. Sin embargo, no debemos detenernos aquí. Todas estas normas tienen un profundo significado espiritual y tipológico. Proviniendo de Dios, no puede ser más lógico que aquello que es beneficioso en el campo espiritual para la comunión con Dios tenga también su estrecha contrapartida en el bienestar en el campo físico. Dios es creador de ambos reinos de la vida, y así lo ha ordenado. (e) Legislación social. La legislación social de Levítico es igualmente avanzada para su época ¡y para la nuestra! Con unas normas impregnadas de amor y de justicia se establece la situación de los obreros, de los pobres, de los extranjeros, de los enfermos y de los ancianos (Lv. 19). El dinero no debe ser prestado con interés ni usura (Lv. 25:36, 37). No habrá ni esclavos judíos ni prostitutas en Israel (Lv. 25:39-55; 19:29). Las tierras, repartidas por un igual entre las familias, son inalienables; sólo se puede vender su usufructo hasta el siguiente jubileo (véase JUBILEO; Lv. 25:10). Se provee de manera abundante para el reposo de todos: el sábado (Lv. 23:3), las fiestas (varias semanas al año, Lv. 23), el año sabático (Lv. 25:4) y el del jubileo (Lv. 25:10-11). ¿Qué régimen ni qué programa político osaría proponer este tipo de medidas? Solamente Dios puede (Lv. 25:18-22;
Sal. 127:1-2), y será así y aún mejor durante el milenio del gobierno teocrático de Cristo sobre la tierra. (Véanse LEVITAS, SACERDOTES, EXPIACIÓN, PENTATEUCO.) Bibliografía: Allis, O. T.: «Levítico», en Nuevo Comentario Bíblico (Casa Bautista de Publicaciones, El Paso, Texas, 1977); Coleman, R. O.: «Levítico», en Comentario Moody del Antiguo Testamento (Ed. Portavoz, Grand Rapids, 1993); Darby, J. N.: «Leviticus», en Synopsis of the books of the Bible (Bibles and Publications, Montreal, reimpr., 1970); Mackintosh, C. H.: «Levítico» (Ed. «Las Buenas Nuevas», Montebello, California, 1956); Seiss, J. A.: «Gospel in Leviticus» (Kregel Pub., Grand Rapids, Michigan, 1981). nom, LEY tip, LEYE TIPO ver, PENTATEUCO, TEOCRACIA, LEVÍTICO, DEUTERONOMIO, AYO, HAMMURABI, JUSTIFICACIÓN sit, vet, Este término tiene dos sentidos diferentes en las Escrituras. (a) Fuerza determinante, actuando en un sentido único y obligando a la voluntad (Ro. 7:23). (b) Norma de conducta, impuesta por una autoridad competente, bajo amenaza de sanción en caso de desobediencia. La Biblia usa este término en esta acepción en la mayor parte de los casos. Son numerosas las costumbres inherentes a la vida en sociedad que han sido finalmente codificadas, pero una ley puede ser impuesta por una autoridad terrena o divina sin provenir de una costumbre o de una legislación anterior. El término castellano «ley» (del latín «lex» y de «ligare», atar) traduce el heb. «Torah», instrucción, y el aram. «Dath», discreto, y el gr. «Nomos», costumbre, ley. A excepción de la acepción bajo el sentido anterior (a), este término «ley» significa regla de conducta, que emana de una autoridad que se revela al corazón, o que se impone exteriormente. La ley puede ser decretada por los gobiernos (Esd. 7:26; Est. 1:19; Dn. 6:8), o puede proceder directamente de Dios, por revelación sobrenatural audible, como en Sinaí, o mediante el ministerio de los profetas inspirados (Zac. 7:12). La ley moral se da a conocer también mediante la conciencia (Ro. 2:14, 15). El principio de la sabiduría es el temor de Dios, la obediencia a Su voluntad, el estudio de
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Su palabra, el conocimiento del corazón humano, y la práctica de la santidad. La enseñanza de esta sabiduría divina es como hacer brotar una fuente de vida (Pr. 13:14). El seguimiento de los sabios preceptos que enuncian los padres es una corona de gracia (Pr. 1:8, 9). La Ley del AT. La expresión «la Ley», precedida del artículo determinado, sin calificativo, se aplica en ocasiones a la totalidad del AT (Jn. 12:34; 1 Co. 14:21; cfr. Jn. 10:34; 15:25), pero más frecuentemente designa el Pentateuco (Jos. 1:8; Neh. 8:2, 3, 14; Mt. 5:17; 7:12; Lc. 16:16; Jn. 1:17). Dios se sirvió de Moisés para comunicar la Ley (Éx. 20:19-22; Mt. 15:4; Jn. 1:17). Se trata de la Ley de Jehová (Jos. 24:26; 2 Cr. 31:3), escrita en un libro (Jos. 1:7, 8), incluyendo las ordenanzas del Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio (cfr. Mt. 12:26 y Éx. 3:6; Mr. 7:10 y Éx. 20:12; 21:17; Lc. 2:22 y Jn. 7:22, 23; Lv. 12:2, 3; Mt. 8:4 y Lv. 14:3; Mt. 19:8; 22:24 y Dt. 24:1; 25:5). El Pentateuco (véase PENTATEUCO), primera división del canon, recibía el nombre de la Ley (Lc. 24:44). Los Diez Mandamientos y los estatutos que allí aparecen, dados en Sinaí, son la constitución del Estado teocrático. Todo el pueblo oyó la promulgación de esta ley fundamental. Este conjunto de ordenanzas, que regulaban el culto, que salvaguardaban los derechos de los hombres, que inspiraban la conducta individual, prescribiendo los sacrificios y las fiestas, fue dado en el mismo momento que los Diez Mandamientos, pero comunicado por medio de Moisés (véase TEOCRACIA). La legislación que reglamentaba de manera detallada la manera de acercarse a Dios fue promulgada en la época de la erección del Tabernáculo (véase LEVÍTICO). Treinta y ocho años más tarde, Moisés proclamó públicamente la Ley a la nueva generación, introduciendo las modificaciones necesarias que demandaba el paso de vivir en una comunidad en un solo campamento a vivir en la Tierra Prometida, con la consiguiente dispersión (véase DEUTERONOMIO). La abrogación de la Ley para el cristiano no entraña una dejación de las demandas y expectativas de Dios para con el creyente (cfr. Éx. 20:12; Dt. 5:16 y Ef. 6:2, 3). El cristiano ha muerto a la Ley (Ro. 7:4) y ésta no puede enseñorearse de él (Ro. 7:1-6). En realidad, el papel de la Ley es el de una plomada que muestra que el árbol está torcido. En la muerte de Cristo no solamente se trata de que Él llevara nuestro
castigo, sino que nosotros somos identificados con Él en su muerte, con lo que la Ley cumple su cometido, su ministerio de muerte, muriendo así el creyente con Cristo (Ro. 6:6-7). Así, el creyente en Cristo entra en una nueva esfera en la que, por la gracia y por el poder del Espíritu, en absoluto bajo el principio de la Ley, sino como el fruto de una nueva naturaleza, vive conforme a la voluntad de Dios (Ro. 6:8-23; Gá. 3:1-4:7). En el NT hallamos todos los principios del Decálogo en su esencia, aunque no como Ley, sino como exhortaciones dadas a los cristianos para vivir como corresponde a personas que han adquirido la nueva naturaleza procedente de Dios, «como hijos amados» (cfr. Ef. 5:1). No rige, pues, el «principio» de la Ley, «haced estas cosas, y viviréis», sino el de la gracia: «como es digno de la vocación con que fuisteis llamados» (Ef. 4:1), siendo pues las obras el fruto del Espíritu en el corazón del hombre, muerto al pecado, y estando bajo la gracia (cfr. Ef. 2:10; Ro. 6:11-14). Así, no se trata solamente de la abolición de la ley ceremonial para los cristianos procedentes del judaísmo, sino también de la abolición de la relación del cristiano con el principio mismo de la Ley. «La ley se introdujo para que el pecado abundase» (Ro. 5:20), no para aumentar el pecado, sino para mostrar su carácter ofensivo, y para hacer consciente de él a las personas. «Por medio de la ley es el conocimiento del pecado» (Ro. 3:20). El apóstol Pablo afirma que él no hubiera conocido la codicia sino fuera porque la ley decía: «no codiciarás» (Ro. 7:7). Así, el objeto de la Ley era evidenciar la condición pecaminosa del hombre, y lo horrendo de tal condición, y además una prueba de la obediencia del hombre hacia Dios. Fue dada solamente a Israel, la única nación que se hallaba bajo los tratos especiales de Dios, y mediante la cual Él estaba poniendo a prueba al hombre en la carne. El encabezamiento de los Diez Mandamientos es; «Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre» (Éx. 20:1); esto sólo se podía aplicar a los israelitas. Otra vez, Dios afirma: «A vosotros solamente he conocido de todas las familias de la tierra; por tanto, os castigaré por todas vuestras maldades» (Am. 3:2). Los gentiles son descritos así: «no tienen ley» (Ro. 2:14); tenían sin embargo la obra de la ley escrita en sus corazones, y una conciencia que les daba testimonio cuando actuaban mal. Al asociarse los gentiles con Israel, y oír lo que Dios demandaba moralmente del hombre, es indudable que vinieron a ser más o menos responsables según la medida de luz recibida. Pero, habiendo venido aún más
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luz, los cristianos de Galacia son duramente reprendidos por ponerse a sí mismos bajo la Ley cuando, como gentiles, nunca lo habían estado. Algunas de las cosas prohibidas en la Ley eran malas intrínsecamente, como el asesinato, la codicia, el robo, el falso testimonio, etc.; otras eran malas sólo porque Dios las había prohibido, como la orden de abstenerse de comer algunas criaturas llamadas «impuras». La Ley, en su instauración de sacrificios y fiestas, era esencialmente tipológica, y era una sombra de lo que se cumpliría en Cristo. Así, Pablo, como judío, podía decir: «La ley ha sido nuestro ayo para llevarnos a Cristo» (Gá. 3:24). El Señor dijo: «Si creyeseis a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él» (Jn. 5:46). Éste es un punto importante, porque el pasaje donde Pablo menciona a la Ley como «ayo» sigue diciendo que fue «a fin de que fuésemos justificados por la fe». Después que la fe ha venido, los creyentes ya no estamos bajo ayo (Gá. 3:25). Un judío convertido ya no estaba bajo la Ley. Mucho menos un creyente procedente de la gentilidad, a quien Dios jamás había puesto bajo la Ley. (Véase AYO.) Con frecuencia se expone que en tanto que el cristiano no está bajo la Ley para justificación, sí que lo está para su camino, como norma de vida. Esta teoría, sin embargo, hace violencia a las Escrituras, pues se dice: «El pecado no se enseñoreará de vosotros; pues «no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia» (Ro. 6:14). El cristiano ha muerto con Cristo y vive para Dios, más allá de la jurisdicción de la Ley, que se aplica al hombre en la carne, al hombre «en Adán». El cristianismo tiene su verdadero poder en la muerte y resurrección. (Véase también Gá. 5:18.) Se afirma también con frecuencia que lo que está abrogado es la ley ceremonial, pero que la ley moral obliga a todos. Esto es cierto en cuanto a que la Ley incorpora principios morales inmutables, que siempre deben ser la norma de conducta para todo ser inteligente. Las demandas justas de la Ley se cumplen ahora en aquellos que andan en el Espíritu, en tanto que se afirma que están muertos a la Ley por el cuerpo de Cristo. La Escritura habla sólo de «la Ley». La Ley, así, es presentada en las Escrituras como «el ministerio de muerte grabado en piedra (el Decálogo)», no como la ley de vida del cristiano (2 Co. 3:7). La Ley no da poder sobre el pecado; lo cierto es que tan pronto como la Ley dice que algo concreto no debe ser hecho, da ocasión al deseo, en la naturaleza corrompida del hombre en pecado, de quebrantar esta orden. Las Escrituras no dicen nada acerca de que los cristianos sean regidos por
ley; sí dicen que la gracia le enseña cómo caminar (Tit. 2:11, 12), y por cuanto está bajo la gracia el pecado no tendrá dominio sobre él. La Ley mostraba cómo debería ser un hombre justo sobre la tierra. Era perfecta para el propósito para el cual fue dada, pero, como se ve en la cuestión del divorcio (Mr. 10:4), permitía aquello que Dios no se había propuesto originalmente para el hombre, y acerca de ello tenemos el testimonio del Señor Jesús. En Mt. 5:21-48 el Señor menciona cinco puntos que habían sido dados por «los antiguos», en contraste a los cuales Él legisla de acuerdo con el nuevo orden de cosas que Él estaba introduciendo. La Ley no llegaba a la altura de las responsabilidades del cristianismo. El cristiano tiene una norma más sublime, el mismo Cristo. Tiene que andar «como es digno del Señor, agradándole en todo» (Col. 1:10). Habiendo recibido al Señor Jesucristo, tiene que andar en Él (Col. 2:6). Debe andar «como es digno de Dios» (1 Ts. 2:12). Ciertamente, su meta debería llegar a poder decir de manera veraz, con Pablo: «Para mí el vivir es Cristo» (Fil. 1:21). El hombre se aferra de manera natural a la Ley porque ésta lo reconoce como vivo en la carne. Y aunque viene la maldición y la muerte por no observarla en todos y cada uno de sus puntos, no está, sin embargo, dispuesto a abandonar este terreno. Cristo glorificado es el único a quien Dios reconoce. Solamente Él ha glorificado a Dios. Así, todo aquel que no está «en Cristo» es un pecador ya condenado por la luz que Cristo trajo al mundo. Para la comparación de la Ley de Moisés con el código de Hammurabi, véase HAMMURABI. Bibliografía; Véase bajo JUSTIFICACIÓN. nom, LIBACIÓN. Véase SACRIFICIOS. nom, LÍBANO tip, MONT sit, a1, 463, 29 vet, = «blanco». Cadena de montes nevados (Jer. 18:14), de la que parten en todas direcciones sierras menos elevadas (Os. 14:5). Sus valles debían su gran fertilidad a sus numerosos cursos de agua. La zona baja estaba cubierta de viñedos (Os. 14:6, 7), pero los montes mismos eran famosos por sus bosques de gigantescos cedros. Abundaban también los cipreses y los enebros (1 R. 56:10; 2 R. 19:23; Is. 40:16; 60:13; Zac. 11:1). Leones y leopardos
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infestaban estos bosques (2 R. 14:9; Cnt. 4:8). Los árboles abatidos proveían maderos para la construcción de palacios y edificios religiosos. Salomón los hacía transportar por mar, en balsas, para el Templo de Jerusalén (2 Cr. 2:8-9, 16). Los fenicios también los suministraron para la reconstrucción del Templo después del retorno de judíos del exilio babilónico (Ez. 27:5; Esd. 3:7). El rey de Asirla tomó de esta madera para sus máquinas de guerra (Is. 14:8; 37:24; Ez. 31:16), y los egipcios se sirvieron también en abundancia de esta madera. Así es como aquellos magníficos bosques de cedro se convirtieron en algunos bosquecillos. Notable por su grandeza y por la hermosura de sus paisajes, el Líbano suministró frecuentemente imágenes notables a los escritores sagrados (Sal. . 72:16; 104:16-18; Cnt. 4:15; Is. 2:13; 35:2; 60:13; Os. 14:5). Con frecuencia simboliza aquello que es fuerte y magnífico (Is. 10:34; 29:17; Jer. 22:6, 23; Hab. 2:17). El Líbano constituía el limite noroccidental de la Tierra Prometida (Dt. 1:7; 11:24; Jos. 1:4; 11:17; 12:7; 13:5). Es de formación calcárea, y se compone de dos cadenas paralelas que se extienden de norte a sur, separadas por el valle del Litani y del Orontes. En la época del imperio griego, el nombre Líbano sólo designaba la cadena más occidental; la cadena oriental recibía el de Antilíbano. Esta distinción subsiste en la actualidad. El valle intermedio recibe el nombre actual de Bekaa. Cerca se hallan las importantes ruinas de Baalbek. El Líbano empieza a unos 24 Km. al sureste de Sidón, y se prolonga hasta 20 Km. al norte-noroeste de Homs-Trípoli, con una longitud total de algo más de 160 Km. El pico más elevado del Líbano es Jebel Makmal (3.048 m.), en su extremo norte; la cumbre más elevada del Antilíbano es el Hermón, al sur (2.759 m.). Sobre el Líbano, al sur, se levanta el gran cono truncado del Jebel Sannin (2.608 m.). nom, LIBELO DE REPUDIO. Véase DIVORCIO. nom, LIBERTAD tip, TIPO ver, ELECCIÓN, PREDESTINACIÓN, VOLUNTAD, JUSTIFICACIÓN vet, Además de la común aplicación de este término, se usa en las Escrituras de manera simbólica como:
(a) la libertad obtenida por Cristo para aquellos que eran cautivos de Satanás (Is. 61:1; Lc. 4:18; Jn. 8:36). (b) La libertad que llega a tener la conciencia libre de toda culpa, ilustrada por las palabras que el Señor dirigió a varios: «Tus pecados te son perdonados, ve en paz.» (c) La condición de libres de la Ley, etc.: «Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud» (Gá. 5:1; cfr. Ro. 7:24, 25). (d) La libertad que adquiere el cristiano del poder del pecado al morir con Cristo (cfr. Ro. 6:8-22); al contarse como muerto al pecado, goza de esta libertad de una manera experimental (cfr. Ro. 8:24), después de haberse dado cuenta de que la carne es demasiado fuerte para él para reprimirla por sus medios. La liberación es efectuada por el Espíritu de vida en Cristo Jesús, y el amor de Dios es conocido y gozado. Entonces, al ser Cristo el objeto ante el alma, y no el yo, queda el creyente en plena libertad para hacer aquello que le agrada y que, por surgir de su nueva naturaleza, está en consonancia con la voluntad de Dios; surge de ella misma, siempre «agradable y perfecta» (Ro. 12:2). Para un examen de otros aspectos teológicos de la libertad, véanse ELECCIÓN, PREDESTINACIÓN, VOLUNTAD. Bibliografía: Ver bajo JUSTIFICACIÓN. nom, LIBERTOS vet, Se supone que se trataba de judíos que, después de haber sido capturados por los romanos, habían sido dejados libres. De ahí su nombre. Es histórico que existieron. Formaban un partido en Jerusalén, y algunos de ellos fueron de los perseguidores de Esteban (Hch. 6:9). nom, LIBIA tip, PAIS sit, a8, 23, 258 vet, La zona de África al oeste de Egipto, y sus habitantes (Jer. 46:9; Ez. 38:5; Dn. 11:43; Hch. 2:10). En heb. es Fut. El mismo distrito recibe el nombre de Lubini en Nah. 3:9, y sus moradores lubim en 2 Cr. 12:3; 16:8. Se supone que se trata de descendientes de Fut, hijo de Cam. Eran aliados de Egipto.
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nom, LIBIOS. Ver LIBIA. nom, LIBNA tip, CIUD sit, a3, 221, 111 vet, = «la blanca». (a) Uno de los campamentos de los israelitas en el desierto (Nm. 33:20, 21). No identificado. (b) Ciudad del sudoeste tomada por Josué, sus habitantes fueron totalmente destruidos (Jos. 10:29). Fue asignada a Judá, y más tarde a los sacerdotes (Jos. 21:13; 1 Cr. 6:57). Se rebeló contra Joram (2 R. 8:22). Después fue sitiada por Senaquerib (Is. 37:8), pero no parece que fuera tomada. Localización probable de esta ciudad: Tell Bornath, a unos 3 Km. al noroeste de Eleutherópolis (Beit Djibrin). También se ha propuesto Tell es-Sãfi. nom, LIBRA tip, MEDI vet, Unidad romana de peso, equivalente aproximadamente a 360 gramos (Jn. 12:3; 19:39; Ap. 6:6). En el AT es traducción de «maneh», y equivale a unos 570 gramos (1 R. 10:17; Esd. 2:69; Neh. 7:71, 72). nom, LIBRO tip, LIBR TIPO ESCA ver, MARDIKH, AMARNA, UGARIT vet, La forma de los libros antiguos era la de un largo rollo con una vara a cada extremo. Estas varas servían para ir enrollando un extremo mientras se desenrollaba el otro en el curso de la lectura del libro. Antes de poder volver a leer el libro tenía que invertirse la operación. Se hacían de pieles, y por lo general se escribía solamente sobre un lado. El término «escrito por ambos lados» mostraría un registro total (Ez. 2:9, 10; Ap. 5:1). La forma de rollo explica que un libro podía tener varios sellos, arrollándose una porción del libro, y fijándose un sello; arrollando otra sección, otro sello, etc., como aparece con el libro mencionado en Apocalipsis (Ap. 5:1 ss.). En las naciones de la antigüedad, los registros se guardaban escritos en cilindros o tabletas de piedra, o sobre tabletas de arcilla, que eran después secadas o cocidas. Se han hallado muchas de estas tabletas en excavaciones llevadas a cabo en Nínive, Babilonia y muchos otros lugares.
Cuando Esdras estaba trabajando en la reconstrucción de la ciudad y del Templo de Jerusalén, sus oponentes escribieron al rey de Persia pidiendo que se buscara en «el libro de las memorias» como confirmación de su acusación de que Jerusalén había sido una ciudad rebelde (Esd. 4:15). Indudablemente, «el libro de las memorias» era una colección de tabletas de piedra o de barro cocido. se han encontrado verdaderas bibliotecas de tabletas en diversas excavaciones por todo Oriente Medio (véanse MARDIKH, AMARNA, UGARIT, etc.). El término «libro» se usa simbólicamente del contenido del libro, como profecías o predicciones. Ezequiel y Juan recibieron la orden de comerse unos libros que les fueron presentados (Ez. 2:8, 9; 3:1-3; Ap. 10:9; cfr. Jer. 15:16). También se usa simbólicamente de los registros que se escriben en un libro acerca de los hombres (Sal. 56:8; Dn. 7:10; Mal. 3:16; Ap. 20:12). En la Biblia se mencionan varios libros que han desaparecido: (A) Las batallas de Jehová (Nm. 21:14). La cita dada es poética, de manera que el libro puede haber sido una colección de odas debida a Moisés acerca de las batallas de Jehová. (B) Libro de Jaser (Jos. 10:13; 2 S. 1:18). Estas citas son también de poesía. (C) Libro de Samuel sobre «las leyes del reino» (1 S. 10:25), que fue guardado delante de Jehová. (D) El libro de los hechos de Salomón (1 R. 11:41), probablemente los registros oficiales del reino. (E) Los libros de Natán, Gad, Ahías e Iddo, acerca de los hechos de David y de Salomón, que eran indudablemente registros públicos de la nación, con los que estaban asociadas las profecías de Ahías y las visiones de Iddo (1 Cr. 29:29). (F) El libro del profeta Semaías (2 Cr. 12:15). (G) El libro de Jehú (2 Cr. 20:34). Estas referencias muestran que cuando se redactaron las partes históricas del AT, había información adicional acerca del reino en los libros mencionados, si se hubiera querido obtener, pero que no había motivos especiales para incluir en el registro divino. nom, LIBRO DE LA VIDA tip, LIBR TIPO ESCA ver, MARDIKH, AMARNA, UGARIT vet, Registro de personas como vivientes. Uno de ellos (también llamado simplemente el libro de Dios), puede ser un libro de aquellos que sólo tienen nombre porque viven, y por ello del
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que los nombres pueden ser borrados (Éx. 32:32, 33; Sal. 69:28; Ap. 3:5; 22:19). Otro de ellos es el libro de los salvos, del que ninguno será borrado (Fil. 4:3; Ap. 13:8; 17:8; 20:12, 15; 21:27). Un tercero (llamado simplemente «el libro») contiene los nombres del remanente de Israel (Dn. 12:1). nom, LICAONIA tip, REGI vet, Distrito elevado, accidentado, en el interior de Asia Menor. Sus límites son: al norte Galacia, al sur Cilicia e Isauria; al este Capadocia; al oeste Frigia e Isauria. Era rica en pastos, por lo que tenía riqueza ganadera. Su lenguaje, probablemente, una mezcla de griego y siríaco, se hablaba todavía cuando Pablo la visitó, predicando en tres ciudades de Licaonia: Iconio, Derbe y Listra (Hch. 13:5114:23, esp. v. 11 y 16:1-2). nom, LICIA tip, REGI sit, a9, 394, 247 vet, Provincia de Asia Menor, penetra en el Mediterráneo por el sur. Límites: al norte, Caria, Frigia, Pisidia, Panfilia. Pablo, al dirigirse por última vez a Jerusalén, se embarcó en una nave que tocó la isla de Rodas y que tocó Patara, puerto de Licia. El apóstol subió entonces a una nave rumbo a Fenicia (Hch. 21:1, 2). Dirigiéndose a Roma, Pablo desembarcó en Mira, otra ciudad de Licia; allí fue embarcado en una nave alejandrina que iba rumbo a Italia (Hch. 27:5, 6). nom, LIDA tip, LUGA CIUD sit, a2, 214, 339 vet, Localidad a 18 Km. al sureste de Jope (Hch. 9:39; Ant. 20:6, 2). Lida es probablemente la Lod del AT. Poco antes del año 153 a.C., la ciudad y su territorio tenían un gobierno particular, y estaban adscritas a Samaria; en el año 145 a.C., este territorio fue atribuido a Judea (1 Mac. 11:34; cfr. 28; 10:30, 38). El evangelio se implantó allí ya desde el principio. El apóstol Pedro, de paso por Lida, sanó a Eneas, el paralítico. Esta curación desencadenó un gran
número de conversiones a Jesucristo (Hch. 9:3335). Bajo Nerón, Cestius incendió Lida, que fue después reconstruida (Guerras 2:19, 1). nom, LIDIA tip, REGI BIOG MUJE MUNT sit, a9, 354, 195 vet, (de «Ludos», pretendido fundador de esta nación, según Herodoto 1:7). (a) Región marítima de occidente de Asia Menor; su capital era Sardis. Las ciudades de Tiatira y Filadelfia pertenecían a Lidia. Era una región fértil, de clima suave, y muy poblada. Sus habitantes tenían unas costumbres de tipo semítico, y su religión estaba asociada a los cultos sirio y frigio. En el año 549 a.C., Ciro derrotó a Creso, el último rey de Lidia, e hizo de ella una provincia persa. Antíoco III de Siria se vio obligado a ceder Lidia a los romanos (cfr. 1 Mac. 8:8). Había allí numerosos judíos (Ant. 12:3, 4), los cristianos fundaron iglesias allí (Ap. 1:11). (b) Mujer de Tiatira, en Lidia, no sabemos si el nombre de esta mujer comerciante se deriva del término geográfico. Tiatira era famosa por su industria de tintes de púrpura. Lidia vivía en Filipo, y vivía de la venta de los tintes o los tejidos teñidos de este color Esta mujer, de origen pagano, era prosélita del judaísmo. Al oír el evangelio, el Señor abrió su corazón, y fue la primera convertida al evangelio en Macedonia y Europa, gracias a la predicación de Pablo. El apóstol y sus compañeros en la obra aceptaron posar en su casa. Cuando Pablo y Silas salieron de la cárcel, donde habían sido encerrados a causa de una turbamulta provocada por su testimonio, volvieron a casa de Lidia (Hch. 16:14, 15, 40). nom, LIEBRE tip, CUAD LEYE FAUN vet, (heb.: «arnebeth», ár.: «ernebah»; la LXX traduce este término como liebre). Prohibida como impura por la legislación levítica, «porque rumia, pero no tiene pezuña» (Lv. 11:6; Dt. 14:7). En muchas obras de referencia se ha mantenido que esta afirmación no es cierta, por cuanto no tiene estómago de rumiantes. Se ha aducido por ello, con frecuencia, que «el autor sagrado se adapta aquí a las concepciones populares de su tiempo». Sin embargo, posteriores investigaciones han mostrado que, aun cuando ciertamente la liebre no tiene un estómago de
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cuatro compartimentos, sí que, no obstante, rumia su alimento. Hay un proceso de regurgitación de aquella parte de los alimentos que el estómago no puede digerir en una fase; así, la liebre realmente vuelve a masticar comida previamente tragada. (Schulze, «The Ruminating Hare», Bible-Science Newsletter, VIII, Ene. 1970, p. 6). En Palestina, la liebre común («Lepus siriacus») tiene alrededor de 5 cm. menos de longitud que la liebre europea («L. europeus») y tiene las orejas algo más cortas; infesta los lugares arbolados y cultivados. La liebre común de la Judea meridional y del valle del Jordán (L. «jueae» de Gray) tiene orejas muy largas y el pelaje leonado claro. nom, LIENZO tip, MATE vet, Se trata de una tela hecha de lino, cáñamo, algodón u otras fibras vegetales similares. La mención de «lienzos» en 1 R. 10:28 y 2 Cr. 1:16 es dudosa. La puntuación masorética hace estos dos pasajes diferentes de otras estructuras. La traducción que da la V. M. es: «Y la saca de caballos (la cual "corría por cuenta" de Salomón) "se hacía" de Egipto, y "por medio" de la junta de los comerciantes del rey: los sacaba la junta a precios "fijos"» (1 R. 10:28, cfr. con RVR). En el NT se usa de los lienzos con los que fue envuelto el cuerpo del Señor (Lc. 24:12; Jn. 19:40; 20:5-7), y en el relato del gran lienzo que descendió del cielo con animales ceremonialmente impuros, en la visión de Pedro (Hch. 10:11,16; 11:5). nom, LILIT tip, DIAB DIOS FAUN vet, Esta palabra hebrea aparece en el Texto Masorético solamente una vez en el libro del profeta Isaías (Is. 34:14), en un pasaje donde el profeta describe la desolación que sobrevendrá a Edom. El autor sagrado menciona toda una serie de seres que en la mentalidad popular viven en la soledad. Allí aparecen los sátiros (LXX) y los gatos salvajes, y también Lilit, que en la demonología babilónica es «el demonio femenino de las noches». Lilit es, en la literatura talmúdica, una niña bruja que intervino en la tentación de Adán y que es la madre de demonios. No es factible que el profeta Isaías crea en toda esta mitología cuando menciona a Lilit, pero es muy seguro que usara su
nombre precisamente como una figura literaria que evocaba imágenes muy conocidas para sus contemporáneos, a la manera que la mención de Hitler las despierta en nosotros hombres del último cuarto del siglo XX. El pasaje tiene un mensaje claro: en la soledad, oscuridad y desolación de la maldad creada por la rebeldía humana habitan las criaturas más extrañas y ajenas al bien del hombre. Traducciones: La Biblia del Rey Jaime traduce «Screech Owl», que ha sido revisado por «Night Monster». La versión de Casiodoro de Reina traducía por «Lamía», que ha sido corregida por «lechuza». La Biblia de Jerusalén traduce «Lilit» (Is. 34:14). Muchos comentaristas (entre ellos Qumrán) identifican a Lilit con la diosa asirobabilónica de la lujuria. Los LXX tradujeron por «asnocentauro». (A. Cohen: «Le Talmud», París, 1950; G. Furlani: «La Religione babilonese e Assira», Bolonia, 1928). nom, LIMOSNA tip, LEYE vet, Este término no se halla en nuestras versiones del AT (en cambio, es frecuente en los libros apócrifos), pero el acto de benevolencia que se expresa con ella tenía un gran lugar en Israel. Jb. 29:12-13 nos muestra que el acto de dar limosnas ya se conocía desde la más remota antigüedad. La ley de Moisés decía de manera formal: «Porque no faltaron menesterosos en medio de la tierra; por eso yo te mando, diciendo: Abrirás tu mano a tu hermano, al pobre y al menesteroso en tu tierra» (Dt. 15:11). A los pobres se les tenía que dejar el rebusco después de la siega y de la recogida de los frutos (Lv. 23:22; Dt. 24:19-21). Cada tres años les era dado el diezmo a ellos (Dt. 14:28, 29), lo mismo que el producto de la tierra durante el séptimo año, o año sabático (Éx. 23:11). En los banquetes de las fiestas anuales, se tenía que invitar al pobre, al extraño, al huérfano, a la viuda, y al levita (Dt. 16:11-14). Estos actos de amor práctico formaban parte de la «justicia» del verdadero israelita (Dt. 24:13; Pr. 10:2). Es muy natural que la distribución de limosnas viniera a ser considerada como una virtud, y su ausencia como un grave pecado (Ez. 18:7; Pr. 19:17; Is. 58:6-7). Sin embargo, cuando la falta de observación de la ley y las desgracias nacionales de Israel produjeron una pobreza más generalizada, se ordenó la recogida de ofrendas regulares de alimentos y comida.
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En el NT, Jesús recomienda dar limosna con discreción, y no «para ser alabado de los hombres» (Mt. 6:2-4). La actitud del dador tiene más importancia que el valor material del don (Mr. 12:41-44). El verdadero cristiano no puede negarse a ayudar a los indigentes (Lc. 3:10, 11; 6:30; 12:33; 14:13-14; 18:22; Mt. 25:35-46). Los primeros cristianos llevaban a cabo distribuciones entre los destituidos entre ellos (Hch. 2:45; 4:34-35; 6:1) hasta tal punto que se tuvo que llegar al nombramiento de diáconos para supervisar esta actividad (Hch. 6:2-3). Tabita hacía muchas buenas obras y limosnas (Hch. 9:36), al igual que Cornelio (Hch. 10:2, 4). En cuanto a los apóstoles, ellos no cesaban de practicar y recomendar la acción de compartir de lo propio (cfr. Hch. 11:29; 20:34-35; Ro. 12:8, 13; 15:26-27; 1 Co. 16:1-3; 2 Co. 8:1-4, 13; 9:6-15; Ef. 4:28; 1 Ti. 6:18; He. 13:16). Sin embargo, las Escrituras no alientan la indolencia ni la pobreza que ella provoca (2 Ts. 3:10-12), pero expresa de una manera admirable el capítulo que debe inspirar nuestras acciones con respecto a los «económicamente débiles» (1 Jn. 3:16-17). nom, LIMPIOS (Animales) tip, LEYE FAUN vet, Desde la Antigüedad se distinguía entre animales limpios e inmundos (Gn. 7:2); los primeros eran considerados propios para el sacrificio ritual y la alimentación (Lc. 11:15; Dt. 14). La carne de los animales limpios podía ser impura en ciertos casos (Lv. 17:10-16). En el cristianismo queda abolida esta distinción ritual, puesto que las sombras de la Ley han dado paso a la realidad (Hch. 10:9-16). Sin embargo queda en pie la prohibición para los cristianos de comer la carne de animales, con independencia de su clasificación, que ya no rige para ellos, «si han sido sacrificados a los ídolos» (Hch. 15:20), para evitar asociarse con «la mesa de los demonios» (1 Co. 10:21-11:1). Esta orden tiene como fin evitar tropiezos de otros en el camino de la fe, como se especifica en el anterior pasaje paulino. nom, LINO tip, MATE FLOR TIPO vet, Planta textil anual de la familia de las lináceas; mide alrededor de 50 cm. de altura. Los egipcios la plantaban en noviembre y la recogían unos cuatro meses más tarde. Se ponían los tallos a
secar al sol (Jos. 2:6). Su fibra leñosa daba unas fibras muy finas que, después de un proceso de maceración, se podían cardar, peinar, hilar y tejer (Is. 19:9; Pr. 31:13). Los granos se usan para obtener el aceite de lino, muy usado en pintura. La planta mencionada en la Biblia es el lino cultivado («Linum usitatissimum»), la única que se conoce en nuestros días. El vocablo heb. «pisheteh» (gr. «linon») puede designar la planta (Éx. 9:31) o el tejido de lino (Lv. 13:47; Dt. 22:11). Era el material del que se hacían los ropajes sacerdotales, los turbantes, los calzones y los cintos (Ez. 44:17-18). El heb. «bad» parece aplicarse solamente a las vestimentas, p. ej., a la túnica del niño Samuel (1 S. 2:18), a las vestimentas de los sacerdotes de Nob (1 S. 22:18), de David danzando delante del arca (2 S. 6:14). El vocablo «shesh» (blanco) se traduce, generalmente, como «lino fino». José fue revestido de este lino fino por orden de Faraón (Gn. 41:42); se emplea frecuentemente de las telas del tabernáculo (Éx. 26:1, 31, 36; 27:9, 16, 18); forma parte de las vestimentas del sumo sacerdote (Éx. 28:4-5, 39; 39:27-29). La Esposa del Cordero aparecerá vestida de lino fino, limpio y resplandeciente (Ap. 19:8). Por su blancura, representa «las acciones justas de los santos». nom, LIRIO tip, FLOR ESCA vet, (heb. «shushan»; gr. «krinon»). La conocida flor, de la que varias especies crecen en los campos y valles de Israel. Un tipo de gran belleza crece cerca de las aguas de Merom, y recibe el nombre de lirio del Huleh. En Cantares la esposa se califica a sí misma de esta manera: «Yo soy la rosa de Sarón, y el lirio de los valles», a lo que el esposo replica: «Como el lirio entre los espinos, así es mi amiga entre las doncellas» (Cnt. 2:1, 2). Israel crecerá como un lirio en los días escatológicos (Os. 14:5). Entre la ornamentación del templo se hallaba la figura del lirio (1 R. 7:19, 22, 26). Es alabado por el Señor por su belleza, que excede a toda la gloria de Salomón (Mt. 6:28; Lc. 12:27). Algunos autores suponen que la planta mencionada por el Señor era el «Lilium chalcedonicum», «el lirio de fez de turco». Otros creen que se trata de la «Anémona coronaria». Sin embargo, el término «krinon» puede ser muy general, y designar a una variedad de flores
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silvestres, como sucede con el vocablo árabe «susan». nom, LISANIAS tip, CRIT REYE BIOG HOMB HONT vet, Tetrarca de Abilinia, en el año 15 de Tiberio (Lc. 3:1). Ciertos sectores de la crítica han pretendido que se trataba de un Lisanias hijo de Ptolomeo, que reinó en Calcis en Coelosiria, del año 40 al 34 a.C. (Ant. 14:13, 3; 15:4, 1); él habría dado su nombre a esta tetrarquía, y Lucas, al citarlo, habría cometido un error cronológico. Pero la realidad es otra: El Lisanias que gobernó Calcis jamás tuvo el título de tetrarca, y Abilinia no formaba parte de sus estados. En cambio, el descubrimiento de una inscripción ha confirmado que, bajo el reinado de Tiberio, la región alrededor de Abila estaba verdaderamente gobernada por un tetrarca llamado Lisanias, lo que corrobora la veracidad de la afirmación hecha por Lucas. En el año 37 d.C., Calígula confirió a Herodes Agripa el gobierno de la tetrarquía de Felipe, y le añadió la tetrarquía de Lisanias (Ant. 18:6, 10). La capital de este distrito era Abila, a unos 29 Km. al noroeste de Damasco. Esta tetrarquía era distinta del reino de Calcis (Ant. 19:5, 1; 20:7, 1; Guerras 2:11, 5). nom, LISIAS. Véase CLAUDIO LISIAS. nom, LISTRA tip, CIUD sit, a9, 459, 202 vet, Ciudad de Licaonia, colonia romana. Pablo sanó en Listra a un paralítico; los habitantes de esta ciudad quisieron ofrecer al apóstol un homenaje como si fuera un dios, y después, al rehusar, lo lapidaron, dejándolo por muerto (Hch. 14:6, 21; 2 Ti. 3:11). Es en Listra, o en Derbe, que Pablo volvió a encontrarse con Timoteo (Hch. 16:1, 2). Identificación: sobre una colina a casi 2 Km. al noroeste de Kathyn Serai, a unos 29 Km. al sursuroeste de Iconio (Konia). nom, LITERA tip, UTEN vet, Especie de lecho que permite el transporte de las personas echadas o recostadas; dos, cuatro, o seis hombres llevaban las varas sobre los hombros; en
ocasiones, los hombres eran reemplazados por dos camellos, caballos, o mulas. La litera que Salomón dispuso para su desposada tenía un marco de cedro, columnas de plata, respaldo de oro, y el asiento recubierto de púrpura; posiblemente estuviera recamado con bordados hechos por las jóvenes de Jerusalén (Cnt. 3:9). nom, LITERATURA (en la Biblia) tip, LIBR ver, EXÉGESIS, HERMENÉUTICA, EPÍSTOLAS, LENGUAJE FIGURADO, POESÍA, PROFECÍA vet, La Biblia, además de ser la palabra de Dios al hombre, constituye una magnífica colección de literatura de diversas épocas y géneros. Desde la épica hasta el poema de amor, desde la literatura sapiencial al género epistolar, desde los himnos de Israel hasta los diversos estilos proféticos, en poesía o en prosa, la Biblia es el monumento literario que narra, en multiforme manera, la historia de los tratos de Dios con los hombres y su revelación en Cristo, profética y tipológicamente, así como el cumplimiento de lo anterior, a lo largo de fascinantes pasajes, que van desde «el huracán, el incendio y el terremoto» hasta el «silbo apacible y delicado» (cfr. 1 R. 19:12). Desarrolla el drama de la humanidad y la historia del amor de Dios en busca del hombre caído; halla su cumbre de sublimidad en las pinceladas con las que retrata la vida y la obra de Cristo, su pasión y muerte; presenta su fondo más arcano en Daniel y Apocalipsis, que nos revelan los propósitos de Dios en la futura consumación. Desde la más exaltada alabanza a !as más profundas lamentaciones; desde el más bello poema de amor, a la más sobria prosa histórica, la Biblia es la prueba patente de la utilización que el Creador del lenguaje ha sabido hacer de él para comunicar su mente, intenciones, designio salvador y amante al hombre. (Véanse EXÉGESIS, HERMENÉUTICA, EPÍSTOLAS, LENGUAJE FIGURADO, POESÍA, PROFECÍA, etc.)
nom, LITHÓSTROTOS. Véase GABATA. nom, LOBO tip, FAUN TIPO CUAD vet,
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Animal carnívoro, salvaje y feroz (Is. 11:6; Hab. 1:8), que busca a las ovejas para darles muerte (Eclo. 13:17; Jn. 10:12). Duerme de día y merodea por la noche (Sof. 3:3). Benjamín es comparado a un lobo arrebatador. Heb.: «zeeb». En sentido figurado, la comparación con el lobo denota habilidad y violencia. P. ej., príncipes criminales (Éx. 22:27); falsos profetas (Mt. 7:15; Hch. 20:29); enemigos del pueblo de Dios (Mt. 10:16). El lobo de Palestina (bastante abundante) es una variedad de la especie europea, el «canis lupus». El carnicero palestino no caza en manadas, sino en solitario, porque encuentra presas fáciles, siendo que el invierno es más suave que en los países septentrionales. El lobo pertenece a la familia de los cánidos, pero no ladra: aúlla. nom, LODEBAR tip, REGI ver, DEBIR sit, a1, 521, 395 vet, Localidad de Galaad (2 S. 9:4, 5; 17:27). Es probable que se trate de Debir (Jos. 13:26). Identificada con Umm y Dabar, al sur del wadi el-'Arab, al este del Jordán. (Véase DEBIR, d). nom, LOG tip, MEDI vet, Medida de capacidad (heb.: «un hueco») y que equivale a alrededor de medio litro. nom, LOGOS tip, ABEC DOCT ver, ENCARNACIÓN, GNOSTICISMO, JESUCRISTO vet, (gr.: «verbo, palabra viva»). Una designación del Señor Jesús empleada por Juan en el preámbulo de su Evangelio, y mencionada en Lc. 1:2. Este término, que aparece constantemente en el NT, y se traduce «palabra, dicho, discurso», se traduce en las diferentes revisiones de RV como «Verbo» en los pasajes a los que se refiere al Señor Jesucristo. (a) Su existencia eterna: «En el principio era el Verbo»; «todas las cosas por él fueron hechas» (Jn. 1:1, 3). (b) Su deidad esencial: «El Verbo era Dios.» (c) Su personalidad propia: «El Verbo era con Dios» (Jn. 1:1).
Como «Logos», el Señor Jesús es la sustancia y expresión de la mente de Dios con respecto al hombre; y el término cubre lo que fue en la tierra para el hombre: vida, luz y amor, cfr. también Ap. 19:13. El «logos» denota aquello que es «inteligente e inteligible». El mismo término gr. (traducido «la palabra») se usa para expresar las Escrituras y la verdad proclamada (Hch. 16:6; 17:11; Gá. 6:6; Fil. 1:14; 1 Ts. 1:6; 1 P. 2:2, 8; 3:1; 2 P. 3:7; 1 Jn. 2:7; Ap. 3:8). Bibliografía: Para un estudio a fondo de la doctrina del «Logos» se recomiendan las siguientes obras: Carballosa, E. L.: «La deidad de Cristo» (Pub. Portavoz Evangélico, Barcelona, 1982); Flores, J.: »El Hijo Eterno» (Clíe, Terrassa, 1983); Lacueva, F.: «La Persona y la Obra de Jesucristo» (Clíe, Terrassa, 1979). (Véanse también ENCARNACIÓN, GNOSTICISMO, JESUCRISTO, etc.) nom, LOIDA. Piadosa mujer judía, abuela de Timoteo (2 Ti. 1:5). nom, LOMOS vet, Se usa esta parte del hombre para prefigurar el asiento de la fortaleza. También se habla de los lomos como la procedencia de los descendientes (Gn. 35:11; He. 7:10). Para emprender acciones o actividades, se ceñían los lomos. Dios le dice a Job: «Ahora ciñe, como varón, tus lomos» (Jb. 38:3). En su conflicto contra los espíritus malvados en las regiones celestes, el cristiano es exhortado a ceñirse los lomos con la verdad (Ef. 6:14). nom, LOT tip, BIOG HOMB HOAT vet, = «escondido, de color oscuro». Hijo de Harán, el hermano de Abraham; acompañó a su tío desde Mesopotamia a Canaán (Gn. 11:31; 12:5). Con él fue a Egipto y con él volvió (Gn. 13:1). Dueños de grandes rebaños, los pastores de ambos empezaron a querellarse. Abraham le aconsejó que sería mejor tomar rumbos separados y lo invitó a que eligiera los pastos que quisiera. Egoístamente, Lot eligió el fértil valle del Jordán, y fue plantando sus tiendas más y más cerca de Sodoma, hasta que finalmente pasó a residir allí. No tuvo en
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cuenta el carácter de sus moradores ni las consecuencias que su ejemplo podría tener sobre su familia. Sin embargo, por el NT sabemos que se mantuvo personalmente íntegro, afligiéndose por la perversidad de ellos (2 P. 2:8). Durante la campaña de Quedorlaomer y de sus aliados, Lot fue hecho prisionero. Debió su liberación al valor y habilidad de Abraham (Gn. 13:2-14:16). Dos ángeles, enviados a Sodoma, advirtieron a Lot que la ciudad iba a ser aniquilada. La actitud del populacho con respecto a los extranjeros reveló hasta qué punto merecía aquel castigo. Lot escapó de la destrucción con sus dos hijas. En la huida, su mujer, al volverse a mirar la ciudad, fue atrapada en el diluvio de fuego y sal. La advertencia de Lc. 17:31-32 deja pensar que fue su aferramiento a sus posesiones terrenas lo que le hizo perder su posibilidad de salvación. Los dos yernos de Lot se quedaron en Sodoma, y murieron (Gn. 19:1-29). Poco después, bajo la influencia del vino, Lot cometió incesto con sus dos hijas, viniendo a ser con ello el padre de Moab y Ben-ammi, que tuvieron como descendientes a los moabitas y amonitas, respectivamente. nom, LUCAS tip, MDIC BIOG HOMB HONT ver, LUCIO vet, (gr. del NT «Loukas», prob. un diminutivo de lat. «Lucanus» o «Lucius»). Médico y evangelista, amigo y compañero del apóstol Pablo; une sus saludos a los del apóstol en las epístolas escritas desde Roma a la iglesia en Colosas (Col. 4:14) y a Filemón (Flm. 24). Pablo, dirigiéndose a los colosenses, designa a Lucas como «el médico amado»; en la carta a Filemón pone su nombre entre los de sus «colaboradores». Lucas volvió a estar con Pablo en Roma cuando escribió la Segunda Epístola a Timoteo; en ella Pablo rinde un emocionante testimonio: «Sólo Lucas está conmigo» (2 Ti. 4:11). El NT sólo menciona el nombre de Lucas en estos tres pasajes. Hay la cuestión de quién fuera el Lucio de Hch. 13:1 y de Ro. 16:21. Véase LUCIO. El autor del tercer Evangelio y de los Hechos. Ya desde el siglo II la tradición atribuye estas dos obras a Lucas, de las que es indiscutiblemente el autor (Hch. 1:1). En Hechos se nos revela que Lucas participó al menos en parte de los últimos viajes de Pablo, por cuanto emplea la segunda persona en plural, «nosotros», etc. (Hch. 16:10-17; 20:5-21:18; 27:1-28:16). Estos pasajes muestran
que Lucas acompañó a Pablo en su viaje a Troas durante el segundo viaje misionero, y que lo acompañó a Filipos. Después de partir para el tercer viaje, Lucas se reunió con Pablo en Filipos y los siguió a Jerusalén. Durante los dos años de encarcelamiento de Pablo en Cesarea es posible que Lucas se quedara en Palestina, porque se embarcó con Pablo desde Cesarea rumbo a Roma cuando el apóstol era enviado a presentar su causa ante César (véase HECHOS). El apóstol establece una distinción entre sus compañeros surgidos del judaísmo y Lucas (Col. 4:11; cfr. v. 14), que provenía de la gentilidad. Una tradición muy antigua y plausible lo hace originario de Antioquía de Siria. En todo caso, Lucas conocía a fondo la iglesia de Antioquía, y se interesaba en ella de manera particular (Hch. 6:5; 11:19-27; 13:1-3; 14:26-28; 15:1-2, 30-40; 18:22, 23). No se conoce ni la fecha ni las circunstancias de su muerte. nom, LUCAS (Evangelio autor y fecha) tip, LIBR LINT ver, EVANGELIOS vet, (a) Objeto del libro: El tercer Evangelio está dirigido a un cierto Teófilo, un cristiano de probable origen gentil. Lucas declara que se basa en el testimonio de los apóstoles. Quiere dar a Teófilo y a otros lectores la enseñanza de una verdad indiscutible, basada sobre una investigación profunda. Sus fuentes son, sin duda de ninguna especie, documentos anteriores, junto con el testimonio de testigos oculares. (b) Plan del Evangelio y análisis: (A) Introducción (Lc. 1:1-4). (B) Nacimientos de Juan el Bautista y de Jesús; infancia y adolescencia de Cristo (Lc. 1:5-2:52). (C) Preludio al ministerio de Jesús: (I) predicación de Juan el Bautista; (II) bautismo de Jesús; apéndice: Su genealogía; (III) tentación (Lc. 3:1-4:13). (D) Ministerio del Señor en Galilea (Lc. 4:149:50). Aquí el Evangelio de Lucas dispone con frecuencia el material en el orden de Marcos, pero no siempre. Como Mateo, Lucas da más lugar a las enseñanzas de Jesús; sin embargo, en cuanto a los mismos temas de Marcos y Mateo, se da evidencia de su independencia con respecto a ellos. Lucas tiene, además, materiales que no figuran en los otros evangelios y que comprenden más de la mitad de su texto. El análisis siguiente muestra la progresión del relato:
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(I) Introducción al ministerio galileo (Lc. 4:14, 15). (II) Inicio de este ministerio, primera visita a Galilea, milagros en Capernaum, visita por Galilea, llamamiento de cuatro discípulos, curación de un leproso (Lc. 4:16-5:16). (III) Se hace sentir ya la oposición: curación del paralítico; llamamiento de Leví y la fiesta con él; discurso sobre el ayuno; controversia acerca del sábado (Lc. 5:17-6:12). (IV) Llamamiento de los discípulos y elección de los doce apóstoles; discurso de Jesús sobre la vocación cristiana, y Sermón del Monte (Lc. 6:1349). (V) Episodios del ministerio de amor de Jesús, entre otros la curación del siervo de un centurión; resurrección del hijo de la viuda de Naín; pregunta de Juan el Bautista y respuesta de Jesús; testimonio dado acerca de Juan, unción de Jesús por parte de la mujer arrepentida (Lc. 7:1-50). (VI) Extensión del ministerio de Jesús; viajes en Galilea con un grupo de discípulos: enseñanza mediante parábolas; intervención de la madre y de los hermanos de Jesús; apaciguamiento de la tempestad; curación del endemoniado gadareno, de la mujer con flujo de sangre, resurrección de la hija de Jairo, misión de los doce; investigación de Herodes, a consecuencia de la cual se retiró a un lugar desierto; multiplicación de los panes y de los peces para cinco mil hombres (Lc. 8:1-9:17). (VII) Instrucciones a los discípulos en previsión del final del ministerio en Galilea y de la inminente muerte de Jesús; confesión de Pedro; predicción de Jesús sobre su muerte y resurrección; transfiguración; curación de un niño endemoniado; amonestación tocante al orgullo (Lc. 9:18-50). (E) Los viajes de Jesús a Jerusalén (Lc. 9:5119:48). Esta sección abunda en materiales que los otros evangelistas no presentan. Es probable que Lucas no dé un orden cronológico riguroso, sino que agrupe su material de una manera temática; algunos de los incidentes en esta sección podrían pertenecer a su ministerio en Galilea (Lc. 9:57-60; 13:18-21; prob. 11:14-13:5). Esta parte describe sobre todo los viajes de Jesús a Jerusalén, su última subida a esta ciudad, los discursos relacionados con estas circunstancias. Esta sección puede distribuirse de la siguiente manera: (I) Partida de Galilea; la disposición del verdadero discípulo; Jesús es rechazado en un pueblo de los samaritanos; el Señor responde a tres aspirantes a discípulo; la misión de los setenta; el retorno de ellos; la pregunta de un doctor de la Ley; la parábola del buen samaritano; Jesús en casa de
Marta y María; instrucciones acerca de la oración (Lc. 9:51-11:13). (II) Jesús censura a los fariseos; exhorta a los discípulos a que le confiesen en público; denuncia la codicia; exhorta a la vigilancia, etc. (Lc. 11:1413:5). (III) Discurso acerca del verdadero Israel (parábola de la higuera estéril, liberación de la mujer enferma, parábola del grano de mostaza, de la levadura, exhortación a no mantener falsas ilusiones; lamentación sobre Jerusalén) y el servicio auténtico (curación del hombre hidrópico, parábola de los invitados a las bodas, del gran banquete, de la oveja perdida, de la dracma perdida, del hijo pródigo, del mayordomo infiel, de la viuda importuna y el juez injusto); hay también anécdotas e instrucciones que tratan del tema del servicio (Lc. 13:6-18:30). (IV) Subida definitiva a Jerusalén: predicción renovada de la muerte y resurrección de Jesús; curación del ciego Bartimeo, conversión de Zaqueo, parábola de las minas, entrada triunfal en Jerusalén (Lc. 18:31-19:48). (F) La última semana en Jerusalén: últimas enseñanzas en el Templo, últimas recomendaciones de Jesús a sus discípulos, su arresto, juicios y sufrimientos, su crucifixión y sepultura (Lc. 20-23:56). (G) Apariciones de Jesús después de su resurrección, últimas instrucciones a los discípulos para la predicación del Evangelio, ascensión de Cristo (Lc. 24). Lucas afirma que su exposición de los hechos es «por orden» (Lc. 1:3). El empleo de esta fórmula (Hch. 11:4; 18:23, «por orden»; Lc. 8:1, «después») demuestra que no se trata necesariamente de un orden cronológico riguroso. Aunque por lo general sigue la cronología, los hechos son a menudo agrupados de manera temática. Siguiendo el mismo método que en Hechos, Lucas ofrece un registro preciso y sistemático de la carrera del Fundador del cristianismo. Lucas afirma de una manera expresa que no había conocido personalmente a Jesús, sino que basa su obra en el relato de testigos oculares (principalmente los apóstoles), habiendo investigado todo con el mayor cuidado. Lucas aporta a la redacción de su Evangelio el espíritu de un verdadero historiador. Sus cualidades a este respecto aparecen claras de la manera en que habla acerca de los orígenes de Juan el Bautista y de Jesús: da la fecha del inicio de la actividad de Juan el Bautista con la cronología de la historia profana (Lc. 2:1, 3; 3:1, 2). Al presentar el ministerio de Jesús, pone en evidencia las principales ideas
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religiosas del Maestro, su triunfo sobre la oposición, y el fundamento histórico del cristianismo (cfr. el análisis anterior). En este Evangelio se muestra la predilección de Lucas por las enseñanzas y las acciones que revelan la naturaleza a la vez humana y divina del Salvador. Según Lucas, el Evangelio de Cristo está destinado: a todas las naciones (Lc. 2:32; 3:6; 4:24-27; 24:47, etc.); a las almas perdidas; a los humildes (Lc. 7:36-50; 15; 19:1-9, etc.); a los pobres, a los afligidos (Lc. 6:20-26; 7:11-18; 12:32). El escritor muestra la gracia de la que estaba impregnado el carácter de Jesús: Su piedad, misericordia, caridad, vida de oración, santidad, y la delicadeza de sus sentimientos. En relación con lo que el Señor dice de las riquezas, Lucas emplea términos más duros que los otros evangelistas (Lc. 1:52, 53; 6:24, 25; 16:25, etc.). Se tiene que observar, por ello, que Cristo no estigmatiza a los privilegiados a causa de sus riquezas, sino solamente si depositan su confianza en sus posesiones y no son ricos para con Dios (Lc. 12:21). Las alusiones a los samaritanos vienen a ser la premonición de la desaparición próxima de las barreras étnicas (Lc. 10:33; 17:16). El tercer Evangelio presenta a Cristo en su revelación de un Dios que quiere buscar y salvar a los hombres sufrientes y pecadores. (c) Autor. El vocabulario, en ocasiones médico, del escritor parece confirmar que el autor es Lucas. P. ej.: «el demonio, derribándole...» (Lc. 4:35); «una gran fiebre» (Lc. 4:38; cfr. Mt. 8:14; Mr. 1:30); «un hombre lleno de lepra» (Lc. 5:12; cfr. Mt. 8:2; Mr. 1:40); el caso clínico del endemoniado es descrito en Lc. 8:26-36 con detalles inexistentes en Mr. 5:1-16 o en Mt. 8:28-34: este hombre era poseído por muchos demonios, y de ello hacía mucho tiempo; el desventurado no vestía ropa, ni moraba en una casa; exclamó a gran voz; era atado con cadenas pero tenía tanta fuerza que las rompía y era impelido por el demonio a los desiertos; los testimonios relatan cómo fue sanado. Además, Lucas habla de los médicos con un poco más de indulgencia que Marcos (Mr. 5:26). Finalmente, destaca que el buen samaritano vendó las llagas del herido poniendo aceite y vino (Lc. 10:34; cfr. Hobart: «Medical Language of St. Luke»). (d) Fecha. La fecha de redacción del tercer Evangelio depende de la de Hechos. Pudiera ser que 1 Ti.
5:18 cite a Lc. 10:7, en cuyo caso el Evangelio de Lucas sería anterior al año 66. No hay razón alguna para situar la redacción del tercer Evangelio en una fecha posterior a la caída de Jerusalén; Lucas sólo habla de este acontecimiento en tiempo futuro, al relatar la predicción de Cristo con mayor detalle por cuanto era escrito para gentiles (Lc. 21:20-24; cfr. Mt. 24:15; Mr. 13:14). Es probable que Lucas redactara su Evangelio entre el año 57 y el 59 d.C. en Palestina, durante el encarcelamiento de Pablo en Cesarea; también es posible que durante estos dos años recogiera los materiales para la obra, que hubiera podido después redactar en Roma. Así, la redacción se sitúa entre las fechas extremas del año 58 y del 65 d.C. El autor tenía el proyecto de que esta obra fuera seguida de otra acerca de los orígenes del cristianismo, por cuanto el prefacio menciona a la vez la vida de Cristo y la obra de los apóstoles (Lc. 1:1, 2). El poco lugar que ocupan en el último capítulo de Lucas las últimas instrucciones de Cristo viene indudablemente dado por el hecho de que Lucas iba a reanudar este tema como sucede en el capítulo 1 de Hechos. Las iglesias del siglo II consideraban que el Evangelio de Lucas tenía autoridad; véase EVANGELIOS. Marción, el hereje gnóstico (segundo cuarto del siglo II) mutiló el tercer Evangelio, sirviéndose después de esta mutilación pretendiendo que era el único evangelio verdadero; al actuar de esta manera, demostraba sin embargo hasta qué punto se reconocía ya la autoridad de Lucas bien antes de su época. Justino Mártir cita Lc. 22:44 y 23:46. El fragmento de Muratori (hacia el año 170 d.C.) da el nombre de Lucas al tercer Evangelio. Hegesipo, Taciano, el incrédulo Celso, Clemente de Alejandría y Tertuliano, se refieren todos a «Lucas». Se tiene bien poca cosa que date del siglo I, pero no se puede dudar de manera racional del extendido uso del Evangelio de Lucas al inicio del siglo II. Bibliografía: Kelly, W.: «Lectures introductory to the New Testament», vol. I, The Gospels (Bible Truth Publishers, Oak Park, Illinois, reimpr. 1970, pub. orig. 1866); Prod'hom, S.: «Pláticas sencillas sobre Lucas» (Ed. «Las Buenas Nuevas» St. Luis Mo s/f) Robertson, A. T.: «Una armonía de los Cuatro Evangelios» (Casa Bautista de Publicaciones, El Paso 1954/1975) Ryle, J. C.: «Lucas» (de la serie Los Evangelios explicados. Clíe, Terrassa, reimpr 1977)
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Tenney, M. C. «Lucas», en Comentario Bíblico Moody del Nuevo Testamento (Ed Moody, Chicago, 1965/1971), Trenchard, E.. «Los Cuatro Evangelios» (Literatura Bíblica, Madrid, 1974). Véase también Marshall, I. H.: «Lucas», en Nuevo Comentario Bíblico (Casa Bautista de Publicaciones, El Paso, 1977). nom, LUCERO, LUCIFER tip, ESPA DIAB vet, (gr. «el que porta o aporta la luz»). El planeta Venus. Después del Sol y de la Luna, es Venus el astro más resplandeciente. Según su posición al este o al oeste del Sol, este planeta es visible por la mañana o por la tarde. Cada 19 meses aproximadamente vuelve a la misma posición. Como astro matutino anuncia la venida del día. El profeta compara el esplendor del rey de Babilonia con la de este resplandeciente astro, llamado «hijo de la mañana» (Is. 14:12). Desde el siglo III se da el nombre de Lucifer a Satanás, el ángel rebelde expulsado del cielo. Los poetas propagaron este apelativo, en base a la asunción de que Lc. 10:18 explica Is. 14:12. nom, LUCIO tip, BIOG HOMB HONT vet, (lat.: «nacido de día»). Cristiano de Cirene; era maestro en la iglesia de Antioquía (Hch. 13:1). En Corinto, Lucio añade sus saludos a los de Pablo en la carta a los hermanos de Roma; se supone que era pariente del apóstol (Ro. 16:21). nom, LUD tip, CIUD TRIB ver, LIDIA vet, (a) Pueblo considerado semítico (Gn. 10:22) y que se cree eran los lidios (véase LIDIA). (b) Un pueblo relacionado con los egipcios (Gn. 10:13) y el país que habitaban, famosos como arqueros (Jer. 46:9, traducido «Lut»; Ez. 27:10, traducido «lidios»; Ez. 30:5, traducido «Lidia»). nom, LUGARES (Altos y Bajos) tip, LEYE RELI COST ver, ASERA, ESTELA, DIVINIDADES PAGANAS, ALTAR vet,
PIEDRA,
(a) LUGARES BAJOS. (también llamados «profundos») de la tierra, valles (Is. 44:23). También la morada de los espíritus desprendidos del cuerpo (Sal. 63:9; Ef. 4:9); en el Sal. 139:15 significa el vientre. (b) LUGARES ALTOS. (heb.: «bamah»). Lugares que se elegían para adorar, ya sea al verdadero Dios, ya a los ídolos; se podía aplicar a los santuarios mismos. Eran erigidos en los lugares elevados (Nm. 22:41; 1 R. 11:7; 14:23), en el interior o en la proximidad de las ciudades (2 R. 17:9; 23:5, 8), e incluso en los valles (Jer. 7:31; cfr. Ez. 6:3). Los israelitas recibieron la orden expresa de destruir los santuarios de los cananeos cuando conquistaran el país (Nm. 33:52; Dt. 33:29). Los moabitas tenían también lugares elevados (Nm. 21:28; 22:41; Jos. 13:17). Era frecuente que los cultos celebrados en los lugares altos fueran acompañados de una gran degradación (Os. 4:1114), y la inmoralidad reinaba entre los que se dirigían hacia estos santuarios (Jer. 3:2; cfr. 2 Cr. 21:11). En ellos se erigía un altar (1 R. 12:32), que podía también formar parte integrante de la formación rocosa de la elevación, como en Petra; de este lugar alto allanado subían gradas hacia el altar, cerca del cual se levantaba una Asera de madera. No lejos de allí solía levantarse una estela, o una serie de estelas, piedras no talladas, midiendo 1,80 m. o más; se hallaban de pie como en Gezer o en Petra (1 R. 14:23; Jer. 17:2). (Véanse ASERA, DIVINIDADES PAGANAS, ESTELA, PIEDRA). Había casas asociadas a estos santuarios (1 R. 12:31; 2 R. 23:19), en las que se albergaban los ídolos (2 R. 17:29, 32), e indudablemente que con otros fines. Había bancos alrededor del lugar sagrado, o bien una sala en la que se podían reunir los adoradores y comer allí las porciones separadas en las solemnidades del sacrificio (1 S. 9:12, 13, 22). Había sacerdotes que oficiaban en los servicios de los lugares altos (1 R. 12:32; 2 R. 17:32, 33), quemando el incienso y efectuando la ofrenda de los sacrificios (1 R. 13:2; cfr. 3:3). En ciertas épocas, los israelitas celebraban el culto al Señor en los lugares altos, pero la Ley lo prohibía, estipulando que no debía haber más que un solo altar para todo Israel. El objeto de esta ordenanza era múltiple: favorecer el desarrollo del sentimiento nacional, guardar al pueblo de posibles divisiones, impedir el desarrollo de una religión idolátrica y de perder el contacto con la religión de Jehová; e impedir asimismo su
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corrupción. Esta normativa tendía, además, a garantizar la existencia de un santuario nacional, lo que permitía tener un culto espléndido en honor de Jehová, digno de su infinita grandeza y sobrepasando de lejos las ceremonias paganas. La celebración del culto a Jehová en los lugares altos sólo se dio en contravención a las disposiciones dejadas por Dios, y en épocas de desorden nacional, en la que el orden divino había sido destruido desde dentro o desde fuera por causa de anteriores infidelidades del pueblo. Cuando no había santuario nacional, lo que se produjo cuando Dios abandonó Silo y antes de la construcción del Templo (Sal. 78:60, 61, 67-69; 1 R. 3:2, 4; 2 Cr. 1:3). En la guerra entre Jehová y Baal en el reino del norte, Elías preparó un sacrificio en un lugar alto, que fue consumido por fuego del cielo, lo que mostró el contraste entre la impotencia de Baal y el poder soberano de Dios incluso en una tierra lanzada a la idolatría y a la desobediencia. (Véase ALTAR.) Para complacer a sus esposas paganas, Salomón cometió el gravísimo pecado de elevar los lugares altos sobre el «monte de la destrucción» (parte del monte de los Olivos) en honor de Astarté, de Quemós, de Milcom, llamado también Moloc (2 R. 23:13). Con el fin de disminuir el prestigio del santuario de Jerusalén, Jeroboam hizo erigir santuarios sobre los lugares altos de Bet-el, instalando allí sacerdotes (1 R. 12:31, 32; 13:33). Su pretensión era la de organizar un culto independiente a Jehová, pero mezclando con él símbolos idólatras (1 R. 12:28-33; 13:2). Los profetas atacaron vehementemente estos lugares altos (1 R. 13:1, 2; Os. 10:8). Había lugares altos no sólo en Bet-el, sino también en otras ciudades de Samaria (1 R. 13:32; 2 R. 17:32; 2 Cr. 34:3). El esfuerzo de limpieza de los reyes Asa y Josafat no tuvo efectos duraderos (1 R. 15:14; 22:44; 2 Cr. 14:4; 15:17; 17:6). Joram, hijo de Josafat, erigió lugares altos en los montes de Judá (2 Cr. 21:11). Acaz, rey de Judá, erigió también altares a dioses paganos; les ofreció sacrificios y les quemó incienso (2 Cr. 28:4, 25). Ezequías destruyó los ídolos (2 R. 18:4, 22), pero Manasés los volvió a adorar (2 R. 21:3; 2 Cr. 33:3). Josías los volvió a suprimir (2 R. 23:5, 8, 13). Los profetas tronaron contra los lugares altos (Ez. 6:3), proclamando que era Sión la residencia elegida por Jehová para hacer morar en ella su nombre (Dt. 12:11, 21; 14:23, 24; 16:2, 6, 11; Is. 2:2, 3; 8:18; 18:7; 33:20; Jl. 2:1; 3:17, 21; Am. 1:2; Mi. 4:1, 2).
exc, LUGARES BAJOS vet, (también llamados «profundos») de la tierra, valles (Is. 44:23). También la morada de los espíritus desprendidos del cuerpo (Sal. 63:9; Ef. 4:9); en el Sal. 139:15 significa el vientre. nom, LUNA tip, ESPA CALE vet, La principal lumbrera nocturna (Gn. 1:16; Sal. 136:9), que sirve de pauta para la medición del tiempo, y su división en meses, para la fijación de la fecha de la Pascua y de las fiestas anuales (Gn. 1:14; Sal. 104:19; Eclo. 43:6, 7; Ant. 3:10, 5). La mayor parte de las naciones con las que entraron los hebreos en contacto eran adoradoras de la luna. Ur de los caldeos, de donde salió Abraham; Harán, donde se detuvo por un tiempo, y donde Jacob vivió durante veinte años, eran centros conocidos de este culto. En Canaán, los vecinos de Abraham lo practicaban, y los egipcios sacrificaban un cerdo durante la luna llena (Herodoto 2:47). Cuando los asirios y babilonios invadieron Palestina, los hebreos entraron de nuevo en contacto con pueblos que ponían a la luna entre sus principales deidades. En este momento, la adoración de la luna y de los astros se infiltró profundamente en Israel (2 R 21:3; 23:4, 5; Jer. 7:18; 8:2). Se enviaban besos a la luna (Jb. 31:26, 27), se le ofrecía incienso (2 R. 23:5). En los templos paganos era frecuentemente representada bajo el símbolo del Creciente, o mediante una estatua de aspecto humano. La espiritualidad sublime de la religión de Jehová mantuvo este paganismo en jaque. El sol y la luna habían sido creados por el Dios de Israel para proveer de luz a la tierra y eran útiles a los hombres para la medida de los tiempos. Los paganos creían, por su parte, que los diversos aspectos de la luna debidos a circunstancias atmosféricas y a las leyes de la astronomía, presagiaban acontecimientos políticos Los profetas demostraron la insensatez de tales predicciones (Is. 47:13). Por otra parte, los hebreos parecen haber creído en la influencia de la luna sobre el cuerpo y la salud. Son muchos los pueblos de las zonas del trópico que mantienen esta opinión. En todo caso el versículo 6 del salmo 121 da certidumbre al creyente de que Dios está por encima de todo lo
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creado, de que su voluntad sobrepasa toda posible influencia externa. Luna nueva. Siendo que los meses eran lunares, la luna nueva marcaba su comienzo. Aquel día no parece que hubiera asamblea, pero no hacían ofrendas adicionales (Nm. 28:11-14), se tocaban las trompetas (Nm. 10:10; Sal. 81:3), cesaba el trabajo (Am. 8:5), el tiempo podía ser consagrado a la enseñanza religiosa (2 R. 4:23, Ez. 46:1, 3); era puesto aparte con gozo (1 S. 20:5; Jdt. 8:6). Al igual que el séptimo día, el séptimo mes era santo y caía bajo la ley sabática. Además de todas las otras fiestas se celebraba también su primer día la luna nueva (Lv. 23:24, 25, Nm. 29:1-6). Después del exilio, esta fiesta vino a ser la del Año Nuevo. El año religioso comenzaba en primavera (Abib o Nisán, marzo/abril), y su séptimo mes coincidía con el primer mes del año civil, que comenzaba en Otoño (Tisri septiembre/octubre). La fecha de la luna nueva se computaba ya desde una época temprana (1 S. 20:5, 18). Los astrólogos babilonios se mantenían a la espera de la aparición del astro para determinar su aspecto. Según el Talmud, el sanedrín se reunía siete veces por año en el día 30 de un mes. Situados sobre las alturas de los alrededores de Jerusalén, unos observadores oteaban y señalaban la aparición del tenue filo de la luna nueva justo creciente. El sanedrín pronunciaba entonces la palabra «M'kuddash» (consagrado); así comenzaba el día primero del nuevo mes, que seguía a los 29 días del mes anterior. Si había nubes o nieblas aquel día contaba como 30 y el nuevo mes empezaba al día siguiente. Se anunciaba la aparición de la nueva luna mediante una fogata sobre el monte de los Olivos; a continuación, se encendían fogatas en otras cumbres, con lo que se propagaba el pronunciamiento del sanedrín con gran velocidad, Se dice que los samaritanos encendían fuegos por adelantado, a fin de inducir a los judíos a error. Por ello, se empezó a reemplazar las fogatas por mensajeros. nom, LUNÁTICO tip, MDIC vet, Demente que tiene momentos de lucidez. (El término gr. procede de «Selênê», luna; el castellano procede del latín «luna».). Se creía que la luz y las fases de la luna influenciaban esta enfermedad. Los lunáticos se distinguen de los endemoniados (Mt. 4:24), por cuanto su trastorno tiene causas diferentes, en tanto que la posesión demoníaca puede también
provocar demencia (Mt. 17:15; cfr. Mr. 9:17). Estos dos pasajes describen un estado semejante a la sintomatología de la epilepsia: crisis periódicas agudas, pérdida de la consciencia, convulsiones. nom, LUXOR tip, REGI ver, TEBAS sit, a4, 114, 471 vet, Distrito de la antigua Tebas. Luxor y Karnak, en la ribera derecha del Nilo, exhiben numerosas ruinas de monumentos. Allí se hallan templos, obeliscos, una esfinge, etc. En la ribera occidental del río se halla, en Kurna y Medinet-Habu, el famoso «valle de los Reyes». Allí se han hallado las tumbas de más de sesenta faraones. (Véase TEBAS.) nom, LUZ tip, TIPO LUGA ver, BET-EL vet, (a) Además de las referencias a la luz física como existente con independencia del sol, y emanando después del sol como gran lumbrera, este término se usa en las Escrituras de una manera muy destacada en sentido moral. La luz de Dios es su palabra por la que se revela, y por la que no sólo revela los peligros que existen en esta escena, sino que además actúa como lámpara para mostrar el verdadero camino (Sal. 119:105). El salmista pide a Jehová que alce sobre él la luz de su rostro (Sal. 4:6), y declaró que el mismo Jehová era su luz (Sal. 27:1). Así como la luz natural da vigor y salud al cuerpo, así la luz de Dios da gozo y fortaleza al alma. «Dios es luz», y el Señor Jesús vino a la tierra como la luz verdadera que alumbra a todo hombre. No sólo manifestó con su presencia todo el mal en el mundo y lo falso de las pretensiones de los conductores de Israel, sino que «la vida era la luz de los hombres» (Jn. 1:4; 8:12). Los cristianos son «luz en el Señor» (Ef. 5:8), y son exhortados a caminar como «hijos de luz» (1 Ts. 5:5). En medio de las tinieblas tienen que resplandecer como luces en el mundo (Fil. 2:15). Sobre ellos descansa una grave responsabilidad, pues no deben empañar el brillo que debería caracterizarles como teniendo en sus corazones la luz de la gloria del Señor. Si la luz en el cristiano se vuelve tinieblas al no caminar en la realidad del camino de Cristo, ¡cuán grandes son las tinieblas! (Mt. 6:23).
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Se ha dicho que la luz describe muy apropiadamente a Dios. La luz, invisible ella misma, lo manifiesta todo. Los cristianos, como ya se ha señalado, son «luz en el Señor», y por ello manifiestan las infructíferas obras de la carne. En cambio, de ellos no se dice lo que se dice únicamente de Dios, que sean amor, porque el amor es la fuente soberana de la actividad en Dios. Dios es luz (1 Jn. 1:5) y Dios es amor (1 Jn. 4:8). El cristiano es luz en el Señor, y somos exhortados a amarnos unos a otros, como Él nos ha amado (Jn. 15:12). (b) Luz, como nombre geográfico (véase BETEL). nom, LLAMADA. Ver LLAMAMIENTO. nom, LLAMAMIENTO ver, ELECCIÓN vet, Los términos gr. «kaleõ», «klêsis», «klêtos» tienen varias aplicaciones en la Escritura. (a) La posición u ocupación habitual de una persona, como esclavo o libre: el cristiano es llamado a continuar en su llamamiento si puede hacerlo con Dios (1 Co. 7:20-24). (b) El «llamamiento» general o invitación del evangelio, en contraposición a aquellos que son «escogidos» (Mt. 20:16; 22:14, véase ELECCIÓN). (c) El llamamiento a individuos por parte de Dios, cuando también les da la buena disposición a la obediencia, como en el caso de Abraham cuando fue llamado a dejar su patria y parentela (He. 11:8). (d) En un sentido absoluto, de la salvación: «Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó» (Ro. 8:30; 11:29). Los santos son santos por llamamiento; los apóstoles fueron tales por llamamiento (Ro. 1:1, 7). El cristiano es llamado a usar diligencia para «hacer firme vuestra vocación y elección» (2 P. 1:10), no evidentemente en la mente de Dios, sino en la suya propia. (e) Hay el «supremo» llamamiento y el llamamiento «santo» (Fil. 3:14; 2 Ti. 1:9; He. 3:1). El término «vocación» en Ef. 4:1 es la misma palabra, y está en el contexto de una exhortación a caminar de la manera que se corresponde con una posición en la que ya se está. nom, LLANTO tip, COST ESCA ver, DUELO
vet, En oriente se manifestaban con gran ostentación el dolor y el duelo. Los israelitas mostraban públicamente su desolación con la abstención de ornamentos y con descuido en el vestido (Éx. 33:4; 2 S. 14:2; 19:24; Mt. 6:16-18); como expresión de duelo se rasgaban la túnica al nivel del cuello, y sus ropajes y mantos (Lv. 10:6; 2 S. 13:31; Jl. 2:13). (Véase DUELO.) El llanto es muchas veces mencionado en las Escrituras. La primera mención del llanto se halla, en forma de verbo, en Gn. 21:16, de Ismael: «el muchacho alzó su voz y lloró». El llanto por José el hijo de Jacob fue muy grande (Gn. 50:11); el llanto de Jeremías fue motivado por los pecados de su pueblo y por los juicios que iban a caer sobre la nación y sobre Jerusalén (Jer. 9:1; 13:17; Lm. 1:2, 16). El Señor Jesús lloró sobre Jerusalén (Lc. 19:41), y por la muerte de Lázaro (Jn. 11:35), mostrando así la profundidad de sus sentimientos. El lloro es la expresión del dolor profundo y de la miseria que han entrado en el mundo por el pecado del hombre, y del Señor Jesús está escrito proféticamente que «en toda angustia de ellos él fue angustiado». El llanto fue también la parte de los primeros cristianos (Hch. 8:2; 9:39; 20:37; 21:30; Ro. 12:15; 1 Co. 7:30; 2 Co. 7:7; 12:21; Fil. 3:18). Después de un terrible período de juicios los «moradores de la tierra» derramarán su llanto por la destruida Babilonia (Ap. 18:9, 11, 15, 19). En la venida del Señor, los impíos serán lanzados a las tinieblas de afuera, donde «será llanto y crujir de dientes» (Lc. 13:28), en una total soledad en tormento, con exclusión de la presencia del Señor (2 Ts. 1:9). En cambio, para los redimidos, eliminando ya para siempre el pecado y todas sus consecuencias mediante la obra de Cristo en la cruz, llegará entonces el día en que «enjuagará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron» (Ap. 21:4). nom, LLANURA tip, LLAN ver, PALESTINA, ARABÁ vet, Este término es traducción de varios vocablos hebreos, de los que tres merecen una cierta atención. (a) «Sh'phelah», país bajo o plano.
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Región de colinas poco elevadas, entre la llanura costera de Filistea y los montes del sistema central de Palestina. Eusebio describe así a la Sefela en su Onomasticon: «Ésta es toda la región baja de los alrededores de Eleutherópolis (la actual Beit Djibrin), en dirección al norte y oeste.» Pero en la época del AT se entendían por la Sefela también las colinas de poca altura que se extendían hacia el este y el sur. Estas alturas tienen entre 150 y 240 m.; unas pocas cumbres son más altas. Hay abundancia de olivos en sus laderas. Esta especie de meseta baja está separada de la Judea central por valles que corren al norte y al sur de Ajalón, hasta Beerseba. Hay varias grandes llanuras fértiles entre la cadena de montañas de Judea y el mar cortando la llanura. La Sefela fue asignada a la tribu de Judá; su territorio era el mayor de todos, por lo que se dio una pequeña parte septentrional a Dan (Jos. 15:33 ss; 19:40 ss). Adulam, Bet-semes, Gezer, Eglón, Laquis y una parte de los valles de Ajalón, Sorec y de Ela se hallaban en este país bajo (v. 33 ss.; 1 S. 17:1, 2; 2 Cr. 28:18). (Véase PALESTINA, d.) (b) «Kikkar», círculo, circuito, designaba particularmente la «llanura del Jordán»; se extendía desde Sucot al norte hasta Sodoma y Gomorra al sur (Gn. 13:10, 11, 12; 19:17, 28; Dt. 34:3; 2 S.18:23; 2 Cr. 4:17). El término «Kikkar» incluía posiblemente todo el valle bajo del Jordán hasta el lago de Genesaret (Guerras 4:8, 2; Dt. 2:8; 3:17, etc.). (Véase ARABÁ.) (c) «'rabah», traducido en general como llanura, designa la gran depresión que va del mar de Galilea al mar Muerto, y que después sigue hasta el mar Rojo (Dt. 2:8; 3:17, etc.). (Véase ARABÁ.) nom, LLAVE tip, UTEN TIPO ver, CERRADURA vet, En Oriente (Jue. 3:25) era una pieza de madera que servía para levantar o mover la barra que cerraba la puerta por detrás. La llave no se giraba. (Véase CERRADURA.) Se ponía en la cintura o, en ocasiones, debido a su gran tamaño, se cargaba sobre el hombro. Podían medir de 15 a 60 cm. de longitud (cfr. Is. 22:22). Simbólicamente se usan de la autoridad de abrir y cerrar. Eliaquim, en el ya citado pasaje de Is. 22:22, es un tipo del Señor Jesús tal como aparece en Ap. 3:7, que tiene las llaves del Hades y de la muerte (Ap. 1:18). A Pedro le fueron dadas las llaves del reino de los cielos (Mt. 16:19). Cumplió su función abriéndolo a los judíos (Hch. 2) y a los gentiles (Hch. 10). El Señor acusó a los doctores
de la ley de quitar la llave de la ciencia (Lc. 11:52). Esto lo hicieron mediante sus tradiciones y dificultando a aquellos que hubieran querido entrar en las bendiciones ofrecidas y logradas por Cristo. Bibliografía: Para una mayor consideración del verdadero significado de «las llaves» dadas a Pedro, ver: Lacueva, F.: «La Iglesia, cuerpo de Cristo» (Clíe, Terrassa, 1973, PP. 63-64) y «Catolicismo Romano» (Clíe, Terrassa, 1972). nom, LLUVIA tip, AGRI ver, DILUVIO vet, Palestina difería de Egipto en que su vegetación dependía de la lluvia, y no de la irrigación regular. El clima de Siria y de Palestina se caracteriza por una división del año en estación lluviosa y seca. Hacia el final de octubre empieza a darse a intervalos una lluvia frecuentemente tormentosa, durante uno o varios días seguidos. La Biblia llama a esto lluvia temprana (Jer. 5:24). Su nombre heb. es «yõreh» («la torrencial»); inaugura el año agrícola al esponjar el suelo endurecido y resquebrajado por la sequía del verano, y podía comenzar el labrado de la tierra, seguido de la sementera. Hasta el final de noviembre, la media pluvial no es demasiado elevada, pero aumenta desde diciembre a febrero. Las lluvias tardías (heb. «malgõsh») son los fuertes chubascos de marzo a mediados de abril. Son particularmente apreciados, por cuanto caen antes de la siega y de la larga sequía de los meses de verano. La frecuente mención de las lluvias tempranas y tardías no debería dar la impresión de que sólo las hay hacia el equinoccio de otoño y de primavera. El invierno mismo entra de lleno en la estación lluviosa, como lo dice el poeta hebreo: «Porque he aquí ha pasado el invierno, se ha mudado, la lluvia se fue» (Cnt. 2:11). En Palestina caen alrededor de 700 mm. de agua anuales, en tanto que en la misma Francia la media es de 600 a 650 mm. En mayo empezaba la sequía que persistía hasta octubre; no sólo no llovía durante estos meses, sino que apenas si se veía una nube en el cielo, y una tormenta en esta época era considerada un prodigio (cfr. 1 S. 12:1618). El labrador debía esperar con paciencia que Dios enviara la lluvia a su debido tiempo (Stg. 5:7). La lluvia es una gran bendición de Dios (Sal. 65:1013; 68:10; Lv. 26:4; Dt. 28:12). En ocasiones es esperada con verdadera ansiedad, ya que su
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ausencia puede marcar un verdadero castigo (Am. 4:7; Dt. 28:24; 1 R. 8:35; 17:1; Is. 5:6; Ap. 11:6). Al prometer la restauración de Israel en la tierra de Canaán, el Señor promete que volverá a enviar las lluvias tempranas y las tardías como en el pasado (Jl. 2:23; cfr. Dt. 11:14; Ez. 34:26). Con respecto al cataclismo del Diluvio y la lluvia que duró «cuarenta días y cuarenta noches», se debe señalar que aquella magna inundación universal se debió a una suma de causas, en las que se incluyen la lluvia citada («geshem») y «la rotura de las fuentes del gran abismo». (Véase DILUVIO.) ***
M nom, MAACA tip, CIUD BIOG REYE HOMB HOAT MUJE MUAT ver, AQUIS sit, a1, 555, 210 vet, = «opresión». (a) Localidad de Siria (2 S. 10:6, 8), sus habitantes eran descendientes de Nacor (Gn. 22:24), (b) Esposa de Maquir hijo de Manasés (1 Cr. 7:15, 16). (c) Concubina de Caleb, hijo de Hezrón (1 Cr. 2:48). (d) Mujer de Jeiel, antepasado de Saúl (1 Cr. 8:29; 9:35). (e) Hija de Talmai, rey de Gesur; fue una de las esposas de David y madre de Absalón (2 S. 3:3). (f) Padre de Hanán, uno de los héroes de David (1 Cr. 11:43). (g) Padre del jefe de los simeonitas bajo el rey David (1 Cr. 27:16). (h) Padre de Aquis, rey de Gat, que fue contemporáneo de Salomón (1 R. 2:39; véase AQUIS). (i) Mujer de Roboam e hija de Absalón (1 R. 15:2; 2 Cr. 11:20-22) o, más probablemente, nieta de Absalón (cfr. 2 Cr. 13:2). Madre del rey Abías; después de la muerte de este último, ella mantuvo el título de reina madre, que le retiró su nieto Asa, por cuanto había elevado una imagen de Asera (2 Cr. 15:16). El nombre de Micaía que figura en 2 Cr. 13:2 es, probablemente, una alteración del texto, por cuanto esta mujer es llamada Maaca en
los otros siete pasajes que la mencionan (cfr. asimismo 1 R. 15:10, 13). nom, MAAT tip, BIOG HOMB HOAT vet, Antecesor de Cristo, descendiente de Zorobabel (Lc. 3:26). nom, MACABEOS tip, BIOG HIST HOMB HOAT ver, APÓCRIFOS vet, Nombre de una familia judía (también llamada Asmoneos, por su antecesor más o menos mítico), que liberó a su patria del cruel yugo de los sirios en el siglo II a.C. El relato de sus hazañas se halla en el libro histórico de 1 Macabeos, y su continuación en el relato más legendario de 2 Macabeos. (Véase APÓCRIFOS.) Antíoco Epifanes IV rey de Siria fue verdaderamente, según la profecía de Dn. 8:23, «un rey altivo de rostro». Decidido a exterminar el judaísmo de una manera definitiva, saqueó el Templo de Jerusalén el año 167 a C., erigió una estatua de Zeus Olímpico en el recinto sagrado y ofreció cerdos sobre el altar (cfr. Dn. 11:31 «la abominación desoladora»). Matatías, el primero de los Macabeos, era un sacerdote anciano retirado en el pueblo de Modin, que tuvo el valor de levantar la bandera de la rebelión. Dio muerte a un oficial sirio que quería imponer los decretos de Antíoco, y huyó con sus cinco hijos a los montes de Judea. Se organizó en el país un movimiento de resistencia nacional, y en diversos lugares se destruyeron los altares paganos, y se restableció el culto judaico. Matatías murió el año 166 a.C., y confió a sus hijos la empresa de la guerra de liberación. Judas, llamado Macabeo (del heb. «maqqaba»: «martillo») tomó el mando. Consiguió una serie de victorias tanto más notables cuanto que los judíos no habían cosechado más que derrotas a lo largo de tres siglos. En el año 165, el 25 de Quisleu, purificó el Templo profanado hacía tres años, y restableció en Jerusalén el sacrificio diario. En la época de Cristo se seguía celebrando la Fiesta de la Dedicación, que recordaba este acontecimiento (Jn. 10:22). Judas pereció en una batalla en el año 161 a.C. Jonatán, su hermano, le sucedió en un momento en que dos pretendientes se estaban disputando el trono de Siria; Demetrio y Alejandro Balas. Este último trató de conseguir el apoyo de Jonatán, hasta entonces un proscrito, y
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le propuso el reconocimiento oficial como «sumo sacerdotes del pueblo» y gobernador general de Judea. Así fue puesta a un lado la línea de Aarón; se había desacreditado después de haber ejercido este ministerio a lo largo de 13 siglos. Jonatán concertó alianzas con Esparta y Roma y reforzó las fortificaciones de Jerusalén. Fue asesinado traicioneramente por Trifón, general sirio, en el año 142 a.C., que quería apoderarse del trono. Simón, el último superviviente de los cinco hijos de Matatías, tomó entonces el poder. Consiguió el reconocimiento de la independencia de Judea a cambio de su alianza con Demetrio II, que todavía tuvo que luchar contra Trifón. Simón se apoderó de la ciudadela de Jerusalén, que habían ocupado los sirios durante 26 años. El puerto de Jope quedó bajo el control de los judíos; el comercio se desarrolló y vino una etapa próspera. El sumo sacerdocio hereditario fue dado oficialmente a la familia de los Asmoneos. Simón murió de manera trágica, asesinado por su yerno Ptolomeo en el año 135 a.C. El hijo y sucesor de Simón fue Juan Hircano (135105 a.C.). Consiguió conquistar Samaria, destruyendo el templo erigido sobre el monte Gerizim (cfr. Jn. 4:20). También sometió Idumea, convirtiendo a sus moradores e imponiéndoles la circuncisión; estos descendientes de los edomitas llegaron a ser los más patriotas de los judíos (cfr., sin embargo, Nm. 20:14-21). Juan Hircano dejó de pagar el tributo a los reyes de Siria, que habían ido perdiendo más y más poder, y empezó a acuñar monedas. Por su política, los fariseos (que hasta entonces habían recibido el nombre de Hassidim, «piadosos») le retiraron su apoyo, lo que le hizo apoyarse sobre los saduceos. Éstos provenían sobre todo de los grupos cercanos al sumo sacerdote; pertenecían a la clase noble, y pretendían descender del sacerdote Sadoc. Querían adaptarse a las circunstancias y alentaban las tendencias helenizantes. Los últimos Macabeos dieron el triste espectáculo de la decadencia de una noble familia. Aristóbulo I (105-104 a.C.), ambicioso y carente de escrúpulos, asumió el título de rey. Dejó morir de hambre en la cárcel a su propia madre y dio muerte a uno de sus hermanos. Murió de enfermedad después de un año de reinado. Alejandro Janneo (104-78 a.C.) se mostró también cruel, disoluto y dominante. Hubo un momento en que su territorio abarcó más extensión que el de las antiguas Doce Tribus. Sostenido por los saduceos y aborrecido por los fariseos, tuvo que afrontar una cruenta guerra civil durante seis años. Por primera vez los judíos aplicaron la
crucifixión: Alejandro Janneo hizo crucificar a 800 de los principales fariseos en Jerusalén. Su viuda Alejandra (78-69 a.C.) le sucedió en el trono y reinó con prudencia. A su muerte, sus dos hijos se disputaron el poder: el primogénito, el débil Hircano II, había sido designado como rey y sumo sacerdote; el menor, Aristóbulo II, desencadenó una guerra civil para ponerse en su lugar. El jefe idumeo Antipatro fue inducido a intervenir, y en el curso de esta lucha ambos hermanos recurrieron al arbitraje de Pompeyo y del poderío romano. Llegado ante Jerusalén en el año 63 a C., Pompeyo tomó partido por Hircano II. Se apoderó de la ciudad después de un sitio de tres meses, masacrando a continuación a 12.000 judíos, atreviéndose además a penetrar en el Templo hasta el Lugar Santísimo. Según Tácito, se quedó asombrado al no encontrar nada tras el velo: ni estatua ni objeto alguno de adoración («vacam sedem, inania arcana»: un santuario vacío, ausencia de misterios). Hircano II, mantenido en su cargo de sumo sacerdote, tuvo que cambiar su título de rey por el de «etnarca», y contentarse con gobernar el pequeño territorio de Judea. Galilea y Samaria vinieron a ser provincias distintas: había terminado la independencia judía, y Pompeyo llevó a Roma, en su cortejo triunfal, a Aristóbulo II, rey de los judíos. Hircano II (63-40 a.C.) fue sólo un juguete en las manos de Antipatro, a quien Roma había designado como procurador. Un hijo de Aristóbulo, Antígono (40-37 a.C.) consiguió imponerse por un cierto tiempo con la ayuda de un ejército parto, pero el senado romano había designado rey de Judea a Herodes (el Grande), hijo de Antipatro, que se había casado con Mariamne, nieta de Aristóbulo II. Después de dos años de esfuerzos, Herodes consiguió apoderarse de Jerusalén en el año 37 a.C., e hizo decapitar a Antígono. Los tres últimos supervivientes de los Macabeos murieron también víctimas de la patológica desconfianza de Herodes, incluyendo su propia esposa Mariamne. Así halló su fin esta ilustre familia, que había rendido señalados servicios a la causa judía, y que se perdió principalmente por sus discordias. nom, MACABEOS (Libro) tip, LIBR ver, APÓCRIFOS, MACABEOS vet, (Véase APÓCRIFOS.) Se trata principalmente de 1 y 2 Macabeos, que narran la historia de la revuelta macabea contra la opresión de Antíoco (véase MACABEOS). El primero es de carácter estrictamente histórico, en
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tanto que el segundo contiene elementos legendarios. Hay otros dos libros de Macabeos, el 3 y 4, que no han sido aceptados como canónicos ni por la Iglesia de Roma, que sí acepta como «deuterocanónicos» los 1 y 2 Mac. Bibliografía: Borrás, J.: «Período intertestamentario», artículo en la Biblia de Estudio Mundo Hispano (Ed. Mundo Hispano, El Paso, 1978); Báez Camargo, G.: «Breve historia del canon bíblico» (Ed. Luminar, México D.F., 1980). En su obra «Guerras de los Judíos», Flavio Josefo trata con gran detalle la historia del período macabeo (Clíe, Terrassa, 1983). nom, MACEDA tip, CIUD vet, = «lugar de los pastores». Ciudad cananea en la llanura; Josué se apoderó de ella (Jos. 15:41). Había cerca de ella una cueva (Jos. 10:16). Situación incierta. nom, MACEDONIA tip, PAIS ver, FILIPO, ALEJANDRO sit, a9, 255, 85 vet, País situado al norte de Grecia. Tenemos pocos datos acerca de esta región en fecha anterior al año 560 a. C. y los dos siglos anteriores no presentan nada de interés. Sin embargo este país se hizo sumamente importante bajo Filipo de Macedonia (359-336 a.C.) y sobre todo bajo el reinado de su hijo Alejandro Magno (336-323 a.C.) (Véanse FILIPO y ALEJANDRO ). Los generales de Alejandro se repartieron su imperio y Macedonia cayó en decadencia. En el año 168 a.C. se apoderaron de ella los romanos; en el año 142 vino a ser «provincia romana». El nombre de Macedonia no figura en el AT, pero se hace alusión al imperio griego, fundado por su rey, en Dn. 2:39; 7:6; 8:5, 8. Durante su segundo viaje misionero, Pablo vio en sueños a un macedonio que le suplicaba que anunciara el Evangelio en su país. El apóstol se dirigió allí; predicando el evangelio por primera vez en Europa, pasó por Neápolis, Filipos, Amfípolis, Tesalónica, Berea (Hch. 16:9-17:14). Cuando Pablo abandonó estos lugares, Silas y Timoteo prosiguieron su obra (Hch. 17:14, 15; 18:5). Posteriormente, Pablo visitó de nuevo las
mismas regiones (Hch. 19:21, 22; 20:1-3, cfr. 2 Co. 2:13; 7:5; 1 Ti. 1:3). Los macedonios Gayo y Aristarco, entonces compañeros de Pablo, estuvieron en peligro a causa de él durante el motín de Éfeso (Hch. 19:29). Segundo, también macedonio, fue uno de los que ayudaron al apóstol en Troas, haciendo una última visita a Filipos, de donde embarcó para ir a Jerusalén (Hch. 20:4). Los conversos macedonios de Pablo le dieron dinero para los cristianos menesterosos de la capital judía (Ro. 15:26). Se mostraron sumamente generosos hacia el mismo Pablo (2 Co. 8:1-5), especialmente los de Filipos (Fil. 4:15). nom, MACPELA tip, LUGA CUEV sit, a3, 299, 206 vet, (probablemente «doble»). Campo situado frente a Mamre, con una plantación de árboles, y donde había una cueva; pertenecía a Efrón, heteo (Gn. 23:9, 17-19). Abraham adquirió el terreno con la cueva por cuatrocientos siclos de plata, a fin de sepultar a Sara en la cueva. Él mismo fue sepultado allí por Isaac e Ismael, sus hijos (Gn. 25:9, 10). Allí quedaron también los cuerpos de Isaac, de Rebeca, de Lea, de Jacob (Gn. 35:29; 47:28-31; 49:29-33; 50:12, 13), y quizá otras personas no mencionadas. En la época de Cristo había en Hebrón monumentos erigidos sobre la cueva de los patriarcas (Guerras 4:9, 7). Es probable que la cueva bajo la gran mezquita actual de Hebrón sea la de Macpela. A partir del año 1268 d.C. los cristianos han estado excluidos de la mezquita y de la cueva. Sólo las siguientes personas tuvieron permiso para hacer cortas visitas: el príncipe de Gales (7 de abril 1862); el Kronprinz de Prusia (noviembre 1869); los dos hijos del príncipe de Gales, uno de los cuales vino a ser Jorge V de Inglaterra (5 de abril 1882). Después de la toma de Hebrón a los turcos (nov. 1917), el coronel Meinertzhagen pudo entrar por una puerta situada en la base del cenotafio de Abraham, pero sus descripciones no han sido lo suficientemente claras para satisfacer a los eruditos. La mezquita es una antigua iglesia cristiana transformada en mezquita. En la mezquita, junto al muro noroccidental y a unos tres metros al sudoeste de la entrada principal, se halla un orificio redondo de 35 cm. de diámetro practicado en el suelo
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enlosado. Por allí se entrevé un pasadizo que desciende hasta unos 4,5 m de profundidad y que lleva a una apertura de una pared sureste. Este pasadizo es probablemente la antecámara de una doble cueva al sureste. Bajo el embaldosado de la mezquita se pudo observar que había dos entradas selladas que se dirigían al subterráneo; no se podrían abrir sin arrancar el pavimento. La posición de estas dos entradas parece indicar que en el pasado se podía acceder a la cueva por el techo rocoso. El suelo de la mezquita y el atrio que hay ante ella se encuentran a 4,5 m de altitud sobre el camino que pasa al lado sudoeste del santuario. En el ángulo noroeste del conjunto se halla una «tumba de José»; sin embargo, fue sepultado en Siquem (Jos. 24:32). nom, MACTES tip, LUGA vet, = «mortero». Un barrio de Jerusalén (Sof. 1:11). El Targum lo identifica con el valle del Cedrón. Estaba probablemente situado al norte de la ciudad; este nombre proviene posiblemente de la forma en embudo de esta zona del Tiropeón, al norte de los muros. Los mercaderes se reunían en este barrio «del mortero». nom, MACHO CABRÍO tip, TIPO FAUN LEYE CUAD vet, Esta expresión castellana es la traducción de varias locuciones hebreas que tienen distintos significados: «attud» = «guía del rebaño», y por eso, en sentido metafórico, caudillo del pueblo (Is. 14:9; Jer. 50:8; Zac. 10:3; cfr. en sentido peyorativo Mt. 25:32). Cubre las cabras (Gn. 30:35; 31:10, 12), es animal apto para el sacrificio (Dt. 32:14: grasa; Is. 1:11; Sal. 50:13: sangre). Nm. 7 ss; Sal. 50:9; 65:15 (junto con reses vacunas). El macho cabrío (hebreo, «tayis») figura como obsequio que Jacob ofrece a Esaú (Gn. 32:15) y los árabes al rey Josafat (2 Cr. 17:11); y, como símbolo del jefe, se enumera también, entre otros animales, en los aforismos numéricos de Pr. 30:29-31 (su andar es altivo y orgulloso). El macho cabrío (hebreo, «safir») es igualmente apto para el sacrificio (2 Cr. 29:21; Esd. 8:35), y en Dn. 8:5, 8, 21 lucha contra el carnero. El cabrito (hebreo, «gedi») es un obsequio apreciado (Gn. 38:17, 20; Jue. 15:1; 1 S. 10:3), un
manjar delicado (Gn. 27:9, 16; Jue. 6:19; 13:15, 19; 1 S. 16:20; Lc. 15:29), fino y tierno (Jue. 14:6; Is. 11:6; Cnt. 1:8). La repetida prohibición de cocer un cabrito en la leche de su madre (Éx. 23:19; 34:26; Dt. 14:21) reprueba un vicio supersticioso de los cananeos, de cuya existencia se ha sabido recientemente por los textos de Ugarit, y que los árabes aún practican. nom, MADERA tip, FLOR ARBO dib00256, dib00375, fot00262 vet, El hebreo «'es» se dice para madera viva (árbol) y para madera muerta: madera de construcción (Hag. 1:8), leña para el fuego (por ejemplo, Lv. 1:7), madera para muebles (por ejemplo, Dt. 10:1), también con el significado de poste (Gn. 40:19; Dt. 21:22; Jos. 21:26; Est. 5:23), mango (2 S. 21:19), mango de un hacha (Dt. 19:5). Asimismo el griego «sílon». El Nuevo Testamento conoce la contraposición de la madera verde a la seca, conocida igualmente en la literatura judía posterior: Jesús es la madera viva, verde, que no es atacada tan fácilmente por el fuego; Israel, la madera seca (Lc. 23:31). Además se habla también: de la madera de construcción (1 Co. 3:12), de un garrote (Mt. 26:47, 55), de un cepo (Hch. 16:24). Por el sentido deshonroso que ya en el griego profano adquirió la palabra «madero» «como instrumento de castigo», surgió el significado de «cruz», característico del Nuevo Testamento (Hch. 5:30; 10:39; 13:29; 1 P. 2:24); así la cruz es llamada madera de maldición (Gá. 3:13; cfr. Dt. 21:23). Ap. 2:7; 22:2; 14:19 se refiere a la idea del Antiguo Testamento sobre el árbol de la vida. El Antiguo Testamento conoce la madera de acacia, cedro, ciprés, pino, roble, sicómoro, así como, según interpretación corriente, la madera de sándalo. Ap. 18:12 menciona la madera de tuya, del África del Norte. Los carpinteros (literalmente: artesanos [en madera, en piedra, en metal]) aprendieron su oficio, en parte, de los fenicios (2 S. 5:11; 1 R. 5:16), y parece que, bajo el rey Josías, hicieron ya trabajos independientemente (2 R. 12:12; cfr., además, Is. 40:20). Entre las maderas más estimadas figura la acacia, o «madera de Sitim», denominada también «madera incorruptible». Su tronco exuda un líquido oloroso que es la conocida goma arábiga.
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Su madera (muy apreciada por lo resistente, fuerte y ligera) fue utilizada por Moisés para la construcción del Arca (Éx. 25:10), de la mesa de los panes de la proposición (Éx. 25:23), del altar de los holocaustos (Éx. 27:1), del altar de los perfumes (Éx. 30:1), los tablones que debían construir la parte sólida del tabernáculo (Éx. 26:15) y de todo lo demás que componía el santuario portátil de Jehová. nom, MADIÁN tip, BIOG REGI TRIB HOMB HOAT sit, a4, 187, 296 vet, = «disputa». (a) Hijo de Abraham y Cetura; su padre le dio presentes y lo envió «al país de oriente», hacia el desierto; el nombre Madián designa a la vez al hijo de Abraham y a la tribu que surgió de él (Gn. 25:1-6). (b) Región que ocuparon los madianitas al norte del desierto de Arabia, cerca del golfo de Ákaba. Madián estaba limitado al noroeste por Edom. Sus límites, que no han sido nunca determinados, variaron indudablemente en gran manera a lo largo de la historia. La totalidad de los territorios sometidos a los madianitas en la época del AT ocupaba un espacio de alrededor de 280 Km de norte a sur. En la época del éxodo, Madián controlaba las tierras de pastos situadas al este de Horeb, en la península del Sinaí (Éx. 3:1). Los madianitas se apoderaron de un territorio donde habían residido un tiempo; este distrito lindaba con Moab y era también fronterizo con el reino de los amorreos, cuya capital era Hesbón (Gn. 36:35; Nm. 22:4; 25:1, 6; Jos. 13:21). El país al este de Edom, hasta el mar Rojo, pertenecía a los madianitas. Vencidos en el valle de Jezreel, huyeron hacia oriente. Gedeón, persiguiéndolos, llegó a Sucot y a la ciudad gadita de Jogbeha (Jue. 8:5, 10, 11; cfr. Gn. 37:25, 28). En la época de David, un fugitivo edomita de sangre real vivió en Madián, probablemente al sureste de Edom, antes de dirigirse a Egipto (1 R. 11:17, 18). Los madianitas residieron sobre todo al este y sureste del golfo de Ákaba. Se halla el nombre de Madián en algunas de las ruinas llamadas de «Madyan». nom, MADIANITAS tip, TRIB ver, MADIÁN vet, Moradores del desierto (Gn. 25:2, 6; Nm. 10:2931; Is. 60:6; Hab. 3:7; Jdt. 2:26).
Cinco familias surgieron de Madián (véase MADIÁN), el padre de todas ellas (Gn. 25:4). Mercaderes madianitas compraron a José y lo llevaron a Egipto; acompañaban la caravana de ismaelitas que venía de Galaad (Gn. 37:25, 28, 36). El suegro de Moisés era madianita (Éx. 3:1). Los madianitas, aliados con los moabitas, sedujeron a Balaam a fin de que maldijera a Israel y los atrajo a un culto idólatra e inmoral (Nm. 22:4, 6; 25). Jehová ordenó a Moisés, por ello, que combatiera contra Madián. Los israelitas dieron muerte a los cinco reyes de esta nación, a todos los hombres y a todas las mujeres casadas, que habían sido las instigadoras de toda la disolución en la que había caído Israel (Nm. 31:3-18; cfr. v. 16). Los reyes de Madián eran aliados, o vasallos, de Sehón, rey de los amorreos (Jos. 13:21). En la época de los Jueces, los madianitas, los amalecitas y los hijos del Oriente invadieron Canaán como una nube de langostas. Allí llevaron sus animales, sus tiendas, apoderándose también de las cosechas de los israelitas, que quedaron reducidos a la más grande extremidad. Al cabo de siete años, el Señor, apiadado de su pueblo necesitado, le dio un libertador, Gedeón. Este aplastó a los opresores en la batalla de la llanura de Jezreel, dando muerte a los dos príncipes Oreb y Zeeb, y después a los reyes Zeba y Zalmuna. A partir de entonces el país tuvo cuarenta años de paz (Jue. 6-8; 9:17; Sal. 83:9-12; Is. 9:3; 10:26). Después de ello, los madianitas no son vueltos a mencionar en la Biblia, excepto como reminiscencia histórica (Is. 60:6; Hab. 3:7). Es probable que, estando mezclados tempranamente con los ismaelitas, quedaran finalmente absorbidos por los nómadas del norte del desierto de Arabia, designados por el nombre general de Árabes. nom, MADRE tip, LEYE ver, MATRIMONIO, FAMILIA, HIJO, PADRES, MUJER vet, La ley ordenaba que se honrara a la madre así como al padre (Éx. 20:12). El hijo que hiriera a su padre o madre debía ser castigado con la muerte (Éx. 21:17). La misma suerte caía sobre el que era habitualmente desobediente (Dt. 21:18-21). En casi todos los casos se mencionan las madres de los reyes de Israel, y no sólo los padres. La mujer prudente que llamó a Joab indicando que era «una madre en Israel» fue escuchada con toda atención (2 S. 20:19). Una madre tiene naturalmente una gran influencia sobre sus hijos, sea para bien o
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para mal, como se ve con los casos de Jocabed la madre de Moisés y Jezabel la madre de Atalía. Los hijos de la mujer virtuosa se levantan y la llaman bienaventurada (Pr. 31:28). Timoteo tenía una madre y abuela fieles (2 Ti. 1:5). Hay también «madres» en la iglesia que tienen los intereses del Señor en sus corazones para el bien de los santos, lo que se ve en que Pablo llama a la madre de Rufo también madre suya (Ro. 16:13). Se ha de señalar que «en vano buscamos en las Escrituras la humillante posición que ocupa la mujer en muchas tierras del Oriente. Se ha creado una falsa concepción debido a su actual posición en Oriente, especialmente bajo el Islam. Su posición, tal como aparece en las Escrituras, es totalmente diferente. Allí las mujeres se mueven en el mismo plano social que los hombres. Con frecuencia ocupan posiciones públicas (Éx. 15:20; Jue. 4:4; 2 R. 22:14)...» (ISBE, pág. 2092). (Véanse MATRIMONIO, FAMILIA, HIJO, PADRES, MUJER.) nom, MAESTRO tip, DONE TITU vet, El «maestro» es uno de los dones establecidos en la iglesia (1 Co. 12:28; Ef. 4:11; cfr. Hch. 13:1). El maestro es exhortado a ocuparse en la enseñanza (Ro. 12:7). La «enseñanza» es la exposición inteligente de la verdad mediante el Espíritu Santo, y ello no deja lugar a la mente y opinión del hombre. Pablo dejó a Timoteo en Éfeso para que ordenara a algunos que no enseñaran otra doctrina que lo que enseñaban los apóstoles; y de los que persistían en enseñar de manera diferente dijo que estaban envanecidos, no sabiendo nada, y estaban delirando, etc. (1 Ti. 1:3; 6:3, 4). Esto es evidencia de que ninguna otra enseñanza más que la apostólica podía ser de Dios; así, la moderna fórmula por la que se «concuerda en diferir» en puntos vitales de la doctrina no puede ser reconocida. Bien al contrario, el apóstol dijo: «Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer» (1 Co. 1:10). En Stg. 3:1 se da una palabra de advertencia: «No os hagáis muchos maestros.» Ello se debe a la mayor responsabilidad implicada. El mismo término («didaskalos») aparece en Jn. 13:13, donde el Señor manifiesta que es verdaderamente el Maestro, título que frecuentemente le daban los
discípulos. Su enseñanza era de autoridad directa, y no como la de los escribas (cfr. Mt. 7:29). nom, MAGADÁN tip, LOCA ver, DALMANUTA vet, Localidad a cuyos confines llegó Jesús después de haber atravesado el mar de Genesaret (Mt. 15:39); estaba situada en la costa occidental del lago, y posiblemente englobando a Magdala (cfr. Mr. 8:10). (Véase DALMANUTA.) Las versiones de Reina-Valera siguen la lectura Magdala en lugar de Magadán. nom, MAGDALA tip, CIUD ARQU sit, a1, 462, 302 vet, = «torre». Ciudad situada, según el Talmud, sobre la costa occidental del mar de Genesaret, cerca de Tiberíades, a menos de un camino de sábado (alrededor de 1 Km) del lago. Los vestigios de Magdala se hallan en la aldea de el-Medidel, a 5 Km al norte de Tiberíades. En Mt. 15:39, los mss. más acreditados tienen Magadán. nom, MAGDALENA (María de Magdala) tip, BIOG MUJE MUNT ver, MAGDALA, MARÍA vet, Sobrenombre de una de las Marías, originaria de una Magdala que probablemente sea la misma que la que se considera en la entrada MAGDALA, (Véase MARÍA, d.) nom, MAGIA tip, RELI LEYE ESCA ver, ADIVINACIÓN, ASTROLOGÍA, ASTRÓLOGOS, MAGOS vet, Práctica del ocultismo y relación con los malos espíritus. El término heb. «hartõm», que se traduce como mago, significa frecuentemente: escriba, sacerdote instruido (Dn. 1:20), versado en los encantamientos, en las prácticas ocultas (Éx. 7:11), en la interpretación de los sueños (Dn. 2:10). Estas prácticas estaban muy difundidas: en Egipto (Gn. 41:8; en Ti. 3:8 se dan los nombres de Janes y Jambres, que se opusieron a Moisés),
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en Asiria (Nah. 3:4), en Babilonia (Is. 47:9; Dn. 2:2), en Canaán y en los otros países paganos (Dt. 18:10). Hay otro término heb., «'ahshãph», que se traduce generalmente como encantador. Designa a los hechiceros y a los exorcistas que empleaban fórmulas mágicas para que los malos espíritus les ayudaran o para hacer que dejaran de atormentar a sus pretendidas víctimas. Los efectos sobrenaturales buscados concernían a los hombres, a los animales o a las fuerzas de la naturaleza. Los textos no distinguen siempre de una manera clara los encantamientos y la adivinación (Nm. 23:23; 24:1; 2 R. 17:17; Jer. 27:9) y otras formas de ocultismo, todas ellas prohibidas formalmente por la ley de Moisés (Dt. 18:9-14). En ella se legislaba la pena de muerte para magos y evocadores de muertos (Éx. 22:18; Lv. 20:6, 27). Los profetas predijeron su castigo (Mi. 5:11; Mal. 3:5; etc.; cfr. Josefo, Vida 31; Ant. 17:4, 1; Sab. 12:4-6). El NT revela la existencia de las mismas prácticas y nos presenta a: Simón el mago (Hch. 8:9, 11); Barjesús (Hch. 13:6, 8); en Éfeso, los exorcistas judíos y los adeptos a las «artes mágicas», y sus libros de gran precio (Hch. 19:13, 19). La magia es manifiestamente una de las obras de la carne (Gá. 5:20). En Ap. 9:21 el término traducido «hechicerías» es «pharmakeia», lo que sugiere la utilización de drogas y de filtros misteriosos; el castigo de esta diabólica «farmacia» es la perdición eterna (Ap. 18:23; 21:8; 22:15). (Véanse ADIVINACIÓN, ASTROLOGÍA, ASTRÓLOGOS, MAGOS.) El arte de encantar a las serpientes, lo que previene la mordedura, no se contaba entre los encantamientos (Ez. 10:11; cfr. Sal. 58:5; Jer. 8:17). nom, MAGISTRADO tip, FUNC vet, Traducción de diferentes términos heb. y gr. Moisés, David y Esdras establecieron magistrados y jueces en Israel para que ejercieran la autoridad civil y judicial (Dt. 16:18; 1 Cr. 23:4; Esd. 7:25). Lucas, con su habitual precisión, específica que los magistrados: de Filipos eran «archontes» (Hch. 16:19), los de Tesalónica «politarcas» (Hch. 17:6, 8; este título, típicamente macedonio, estaba en efecto en uso en esta y alguna otra ciudad);
en Éfeso, el término justo para designar a los magistrados era el de «asiarcas» (Hch. 19:31). Jesús previene a Sus discípulos que serán llevados ante los magistrados, y les da una promesa especial (Lc. 12:11, 12). Señalemos que no se habla aquí de la predicación habitual del Evangelio, para lo que es indispensable una meditación y una preparación serias (1 Ti. 4:1316; Jos. 1:7-8). nom, MAGNIFICAT tip, MUSI vet, Nombre que recibe el cántico que María, la madre del Señor Jesús, compuso en gozosa alabanza. Recibe este nombre por la palabra con que empieza en la versión latina Vulgata (Lc. 1:4655). En este cántico María reconoce que Dios es el Salvador de ella (Lc. 1:47) y agradece la bienaventuranza de que ha sido objeto (Lc. 1:4850); proclama la grandeza de Dios en Su protección de los humildes y afligidos, y en Su juicio contra los soberbios de corazón (Lc. 1:5153); relaciona el nacimiento del Mesías con la escatológica bendición de Israel (Lc. 1:54, 55). Este bello poema está impregnado del conocimiento de Dios en las Escrituras del AT, y muestra que María era una estudiosa atenta de la Palabra de Dios. nom, MAGO tip, LEYE DIAB DOCT ver, MAGOS, ADIVINACIÓN vet, Mago, de «yiddeoni»,«un sabio». Lo único que se dice de ellos en las Escrituras es que «susurran hablando» (Is. 8:19). Es indudable que ello formaba parte de sus encantamientos, usados para aturdir a aquellos que iban a pedirles consejo, y quizás necesarios para hacer entrar en acción el espíritu que deseaban consultar. Puede que el consejo fuera bueno en ocasiones a fin de llevar más eficazmente a los engañados bajo la influencia de los malos espíritus. (Ver ADIVINACIÓN; para Mt. 2:16, ver MAGOS.) nom, MAGOG tip, TRIB ESCA ver, GOG vet, Pueblo descendiente de Jafet (Gn. 10:2), morando en un país del norte (Ez. 38:2, 15).
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Josefo identifica Magog con los escitas (Ant. 1:6, 1). Ezequiel proclama proféticamente el triunfo final del programa de Dios: el rey de Magog y sus hordas son destruidos al invadir las tierras de Israel. Otra vez aparece Magog en Ap. 20:8, 9. (Para más detalles, véase GOG, donde se trata el tema de su situación cronológica.) nom, MAGOS ver, MAGIA, ADIVINACIÓN, ESTRELLA DE ORIENTE vet, (gr. «Magoi», del viejo persa «Magav», «grande»). Nombre dado a los sabios que llegaron de Oriente para adorar al niño Jesús (Mt. 2:1). Los magos eran una casta sacerdotal numerosa, que constituía una de las seis tribus medas (Herodoto 1:101). Cuando los persas sometieron a los medos, los magos no perdieron su influencia. Intentaron vanamente apoderarse del trono, sufriendo por ello una horrenda matanza, pero pronto volvieron a recuperar su gran influencia (Herodoto 3:79). Los magos adoraban el aire, la tierra, el agua y, sobre todo, el fuego, cuyo culto se celebraba generalmente bajo unos techos, donde noche y día mantenían viva la llama sagrada. Los cadáveres no podían ser ni quemados ni enterrados, ni dejados a las aguas, ni expuestos a la descomposición en pleno aire, lo que hubiera contaminado uno de los elementos de su culto. Es por esta razón que eran abandonados a las fieras o a las aves de rapiña (cfr. Herodoto 1:140; Estrabón 15:3, 20). Los magos elevaban torres, llamadas torres del silencio, provistas en su parte superior de barras transversales a modo de perchas, sobre las que se posaban los buitres y cuervos que cumplían su siniestra función. Las vestiduras sacerdotales de los magos se componía de un ropaje blanco y un alto turbante de fieltro con dos piezas que ocultaban las mejillas. Se proclamaban mediadores entre Dios y el hombre, y ofrecían los sacrificios (Herodoto 1:132; 7:43), e interpretaban los sueños, los presagios, pretendían poder preanunciar el porvenir (Herodoto 1:107, 120; 7:19, 37, 113). Procuraban matar diligentemente a todos los animales que provenían, según ellos, de una creación mala (Herodoto 1:140). Los extranjeros prestaban menos atención a sus doctrinas y a su ceremonial que a sus encantamientos. Poco a poco, los griegos vinieron a llamar «mago» a todo
adivino que empleara los métodos y sortilegios de Oriente. El judío Barjesús era mago (Hch. 13:6), lo mismo que aquel Simón que había engañado mucho tiempo a los samaritanos (Hch. 8:9). (Véanse MAGIA, ADIVINACIÓN.) En cuanto a los magos de Mt. 2:1, es imposible determinar su número por la mera mención de su triple don; tampoco se les puede denominar reyes aplicando Sal. 68:30-32; Is. 49:7; 60:3,10. También está en pie la cuestión de si pudieron ser de origen persa, como podría indicar un uso estricto del término «magos», o si podría tratarse de caldeos de Babilonia, como pudiera ser con un uso más amplio del mismo término. La espera, por parte de los judíos, del Mesías llamado a reinar sobre todo el mundo, era en aquella época conocida en todo el Oriente; es posible que fuera ello lo que llevara a unos astrólogos paganos a viajar a Jerusalén al haber visto una señal prodigiosa en el cielo (véase ESTRELLA DE ORIENTE). nom, MAHALAT tip, MUSI BIOG MUJE MUAT vet, = «enfermedad». (a) Término musical de sentido incierto; se halla como título de los Sal. 53 y 88. Hay autores que especulan que pudiera ser una melodía conocida con la que se cantaban estos salmos. (b) Hija de Ismael y mujer de Esaú (Gn. 28:9); llamada también Basemat. (c) Hija de Jerimot y una de las esposas de Roboam (2 Cr. 11:18). nom, MAHANAIM tip, LUGA sit, a2, 495, 279 vet, Nombre dado por Jacob a un lugar en la ribera oriental del Jordán, donde encontró a ángeles de Dios, que formaban aproximadamente dos cohortes (Gn. 32:2). En los confines de Gad y Manasés (Jos. 13:26, 30), esta localidad fue asignada a los levitas descendientes de Merari (Jos. 21:38; 1 Cr. 6:80). Lugar santo al principio, Mahanaim vino finalmente a ser una ciudad fortificada y capital de Is-boset (2 S. 2:8, 12, 29). Allí se retiró David cuando su rebelde hijo Absalón ocupaba Jerusalén (2 S. 17:24, 27; 18:24, 33; 19:32; 1 R. 2:8). Ahinadab, hijo de Iddo, fue intendente de Salomón en esta región (1 R. 4:14).
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Mahanaim no ha sido identificado aún de forma definitiva, aunque se propone Khirbet Mahneh, a unos 7 Km. al norte de Ajlun. nom, MAL tip, DOCT DIAB ver, PECADO, DIABLO vet, En todo tiempo y en todo lugar las personas reflexivas han sondeado «el problema del origen del mal». La causa del pecado no se halla en Dios. El autor del mal es «una persona». La tentación de Jesús es una prueba de ello (Mt. 4:11). La Biblia presenta a Satanás como un ser con una personalidad real (Jb. 1:6; Zac. 3:1; Lc. 10:18; Ap. 20:7; 2 Co. 11:14, etc.). Satanás es llamado asimismo Diablo (Mt. 13:39; Jn. 8:44; etc.), la serpiente o dragón (Ap. 12:7, 9; 20:2). ¿Cómo vino él a ser el autor e instigador del mal? La clave del enigma se halla en Isaías y Ezequiel. En el origen del mundo, en la creación de los cielos y la tierra (Gn. 1) Dios creó a los ángeles y, entre ellos, a un ángel superior, un querubín que dominaba toda una legión de ángeles, que cayeron posteriormente con él, viniendo a ser los demonios (Mt. 25:41). Recibe el nombre de príncipe de los demonios (Mt. 9:34), el príncipe del poder del aire (Ef. 2:2) y del mundo terreno (Jn. 12:31; 14:30). Así, el origen del mal reside en Lucifer, el querubín del que hablan Isaías y Ezequiel; bajo las imágenes del rey de Babilonia y del rey de Tiro es, evidentemente, Lucifer; a la luz del contexto, el objeto de los pasajes de Is. 14:12-15 y de Ez. 28:12-17. Antes de considerar estos pasajes, es conveniente una observación acerca de la naturaleza del mal. El mal no es «algo» que tenga existencia de una manera positiva, sino la deterioración de algo bueno o su ausencia. La rebelión (mal) toma el lugar de la obediencia. La desconfianza (mal) toma el lugar de la comunión. Así, el mal es algo negativo, y sólo existe en relación con el bien, que procede de Dios, y que sí existe sin necesidad de existencia de mal alguno. De los pasajes ya citados de Isaías y Ezequiel se desprende: (a) que a Lucifer le había sido encomendado el cuidado y la protección de la tierra y del espacio contiguo a ella (Is. 14:12; Ez. 28:14); (b) que había sido creado para que celebrara la gloria de Dios en todo el universo (Ez. 28:14); (c) que tenía acceso al trono de Dios (Ez. 28:13, 14); (d) que era perfecto, lleno de sabiduría y belleza (Ez. 28:15);
(e) que concibió el insensato plan de llegar a ser el igual de Dios, de destronar a Dios (Ez. 28:15; Is. 14:13-14). Su belleza, su resplandor, sus riquezas, todo ello lo perdió y le condujo al pecado (Ez. 28:17, 1-5); (f) el juicio de Lucifer (Ez. 28:6-10; Is. 14:11, 15), la pérdida de su sublime posición, su destino a la morada de los muertos y al tormento eterno (Is. 14:15; Ez. 28:19 b; cfr. Ap. 20:1-2, 7-10). Así, Lucifer vino a ser, por su caída, Satanás, el Adversario de Dios y el tentador de los hombres. Descendió a Edén (Ez. 28:13) presentándose al hombre en la seductora serpiente. (a) El mal producido por Satanás. Fue por su rebelión que el mal tuvo su origen. Quedó fuera de la amistad de Dios, enfrentado a Él, y lanzado a la tarea de erigir su propio perverso reino en oposición al de Dios. Hay autores que, manteniendo que entre Gn. 1:1 y 1:2 hay un gran intervalo, sitúan allí la caída de los ángeles, la destrucción de una creación primordial preadánica, el desarrollo de largas épocas geológicas, y sólo posteriormente la «re»-creación del mundo en seis días para la «creación adánica». Sin embargo, cfr. Éx. 20:11, esp.: «y todas las cosas que en ellos hay», y cfr. también CREACIÓN, Consideraciones geológicas y geocronológicas, c. (b) Entrada del mal en Edén. Satanás ya caído se manifiesta en Edén (Ez. 28:13; Gn. 3:1) bajo la forma de serpiente. Teme que el hombre, llamado a dominar sobre la tierra, no venga a ser más semejante a Dios (Gn. 1:27; Sal. 8:5-9). Tiene temor de ser echado de su imperio terrestre y de las regiones que rodean la tierra. Hay que arrancar al hombre de la dependencia divina. Es así que sedujo a Adán, al arrojar la duda en el corazón de Eva acerca de la palabra y de la voluntad de Dios (Gn. 3:1-6). (c) Satanás, acusador de los hombres. Antes de la resurrección de Cristo, Satanás siguió entrando ante la presencia de Dios para acusar a los hombres (Jb. 1:6-12; Zac. 3:1; Ap. 12:10). Es en los lugares celestes donde tenemos nuestra lucha contra él (Ef. 6:12). (d) Satanás osó tentar al mismo Hijo de Dios (Mt. 4:1-11). La obra victoriosa de Cristo. Es por Jesucristo que Dios ha logrado una total victoria sobre el mal y derrotado a Satanás de una manera irremediable. (a) Ya en su vida terrena, Cristo triunfó personalmente sobre Satanás. En el desierto, le dijo: «Apártate», y Satanás tuvo que huir (Mt.
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4:10-11). Jesús vio a Satanás caer del cielo como un rayo (Lc. 10:18). En la cruz, por su expiación, Cristo fue el verdadero cordero inmolado, pero también fue el antitipo del macho cabrío enviado al desierto cargado con nuestras faltas, lo cual significaba para el enemigo que el sacrificio redentor ha quedado consumado, y que ya nada hay que pueda mantenerse contra los redimidos (Lv. 16:9-10). En Zac. 3:2-5 se ve la magnífica prefiguración de la obra de la justificación y de purificación efectuada por Cristo, nuestro Abogado, que se presenta en este pasaje bajo los rasgos del Ángel de Jehová. Después de la cruz, Satanás no puede acusar ya más al ex pecador regenerado (cfr. Col. 2:14-15). (b) La resurrección de Cristo ha consumado la victoria de Dios sobre él y sus consecuencias (Mt. 28:18; Ro. 1:4). La resurrección es la certidumbre del triunfo definitivo del pecador (1 P. 1:3), es la certidumbre de la victoria de Dios sobre la tierra y en el cielo (Ef. 1:20-22; Fil. 2:9-11). Esta victoria se manifiesta desde ahora ya por el nuevo nacimiento, que es la puerta de entrada al Reino (Jn. 3:3). Se manifestará de una manera clara y patente con la renovación física de la tierra en el Reino milenial (Is. 11:8-9; Hab. 2:14; cfr. Ez. 47:1-12); finalmente, por la eliminación de Satanás (Ap. 20:10) y por la gloria del Reino celestial donde Dios será todo en todos (1 Co. 15:24-28; Ap. 21:23-27; 22:3-5). (Véanse PECADO, DIABLO.) Bibliografía: Chafer, L. S.: «Participación angélica en el problema moral» y «Satanología», en Teología Sistemática, vol. 1, págs. 448-531 (Publicaciones Españolas, Dalton, Ga. 1974). nom, MALAQUÍAS tip, LIBR BIOG PROF ESCA HOMB HOAT LIAT ver, ELÍAS vet, = «mi mensajero». Profeta y autor del último libro del AT (Mal. 1:1); sólo se le conoce por este escrito. Como Malaquías significa «mi mensajero», ciertos comentaristas han pensado que no es un nombre propio, sino un título de un escriba, quizá del mismo Esdras. Sin embargo, por cuanto cada uno de los libros de los profetas mayores y de los once menores dan en el encabezamiento el nombre de su autor, lo plausible es que éste sea también el caso en este libro. A. Contenido:
(a) El amor que Dios manifestó a Israel al escoger a Jacob y no a Esaú (Mal. 1:2-5) no es correspondido: (A) Los sacerdotes en las ofrendas (Mal. 1:6-14); amenaza de castigo sobre los sacerdotes que infringen la Ley de Dios, observada en el pasado (Mal. 2:1-9). (B) Denuncia de la perfidia, de los matrimonios mixtos con paganos, del repudio de las esposas legítimas, de la violencia (Mal. 2:10-17). (b) Inminencia del juicio, de la venida del precursor, y del mismo Señor, mensajero del Pacto, quien purificará a los levitas y castigará a los impíos (Mal. 3:1-6; cfr. Éx. 23:20-23; Mt. 11:10). (c) Llamamiento al arrepentimiento, por cuanto el Señor vendrá para bendecir, para juzgar, para destruir los argumentos falaces de los incrédulos que dicen: «Por demás es servir a Dios.» Aquellos que, apartándose del pecado, hayan servido a Jehová, serán para Él especial tesoro; los pecadores serán abrasados (Mal. 3:7-4:3). Exhortación a recordar la Ley de Moisés; anuncio de la venida de Elías, que preparará el grande y terrible día de Jehová (Mal. 4:4-6; Mt. 17:10-13; Lc. 1:17). Cuando la profecía de Malaquías fue proclamada, los judíos no tenían rey, sino un gobernador (Mal. 1:8), indudablemente nombrado por el rey de Persia (Neh. 5:14). El templo de Zorobabel existía ya, y se ofrecían holocaustos sobre el altar, como en los tiempos antiguos (Mal. 1:7-10). Así, Malaquías es evidentemente posterior a Hageo y a Zacarías. Después de volver de Babilonia, hubo un nuevo vigor en la vida religiosa, pero no resultó en nada más que en la reconstrucción del Templo y de las murallas de Jerusalén. La corrupción de los sacerdotes y de los miembros del pueblo fue cosa característica en la época de Nehemías (Neh. 13). Aunque hay exegetas que sitúan a Malaquías antes del retorno de Esdras (458 a.C.) o antes del 444 a.C., es indudablemente adecuado situarlo más tarde. En el año 433 a.C. Nehemías fue llamado a la corte de Persia. Es posible que Malaquías redactara entonces su profecía, porque difícilmente hubiera podido ser escrita mientras Nehemías era gobernador (Mal. 1:8; cfr. Neh. 5:15, 18). Así, la fecha de redacción se sitúa probablemente alrededor del año 433 o 432 a.C. B. La unidad y genuinidad: de esta obra es reconocida incluso por parte de la crítica. El NT da pleno testimonio de la autoridad canónica y doctrina de Malaquías (cfr. Mal. 4:5-6 y Mt. 11:10, 14; 17:11-12; Mr. 9:11-12; Lc. 1:17; cfr.
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Mal. 3:1 y Mt. 11:10; Mr. 1:2; cfr. Mal. 1:2-3 y Ro. 9:13). Este último libro del AT finaliza con una recomendación a observar la ley de Moisés (Mal. 4:4), una referencia a los profetas (representados por Elías, v. 5) y el anuncio claro de un Mesías, que juzgará al pueblo según la ley divina y salvará a aquellos que temen a Jehová (Mal. 3:1-3; 4:1-2, 6). El NT comienza donde acaba el Antiguo. El precursor, en la persona de Juan el Bautista (Mal. 3:1; Mr. 1:2; Lc. 1:76), aparece, y tras él la verdadera luz resplandece y trae curación en sus rayos (Mal. 4:2; Jn. 8:12; 9:5; 1 Jn. 2:8). Sobre el monte de la Transfiguración aparecieron Moisés y Elías para dar testimonio de que la antigua dispensación quedaba cumplida en la cruz del Calvario (Mal. 4:4-5; Lc. 9:30-31). La profecía de Malaquías tendrá un cumplimiento pleno y definitivo; el mismo Elías será el precursor de la Segunda Venida del Mesías, cuando Él venga para el día grande y terrible de Jehová (Mal. 3:2-5; 4:1, 5-6; Mr. 9:12). (Véase ELÍAS.) Bibliografía: Adamson, J. T. H.: «Malaquías» en Nuevo Comentario Bíblico (Casa Bautista de Publicaciones, El Paso, 1977) Dennet, E.: «Zechariah and Malachi» (Bible Truth Publishers, Oak Park, Ill 1888, reimpr s/f), Goddard, B. L.: «Malaquías», en Comentario Moody del Antiguo Testamento (Ed. Portavoz, Grand Rapids, 1993); Kelly, W.: «The Minor Prophets» (C. A. Hammond, Londres s/f); Wolf, H.: «Hageo-Malaquias» (Pub. Portavoz Evangélico, Barcelona, 1980). nom, MALCO tip, BIOG HOMB HONT vet, = «gobernante» o «consejero». El siervo de Caifás, cuya oreja derecha le fue cortada por Pedro y milagrosamente restituida por Cristo en Getsemaní (Mt. 26:51). La captura del Salvador inmediatamente después de dos manifestaciones de su Divinidad (Lc. 22:51; Jn. 18:6), pone de manifiesto la ceguedad y obstinación del pecador. Hemos de tener presente que únicamente Juan, que era conocido de la familia, menciona su nombre, en tanto que solamente Lucas, que era médico, alude a la curación de la oreja. «Dejad hasta aquí», parece significar «dejadme libre un
momento por este objeto». Cristo no deja pasar la ocasión para hacer el bien. nom, MALDAD tip, DOCT vet, La maldad es un estado mental de desprecio hacia la justicia, rectitud, verdad, honor y virtud. Son muchos los términos que se traducen como «maldad», puesto que, al igual que en castellano, hay distintos términos en hebreo. La maldad empieza con una disposición de la mente, después se exterioriza en actos, los cuales moldean el carácter de quien se da a ella, marcando su destino. Se llega con ella a un punto sin retorno, con una total perversión de los valores. Contra ello se rebela el profeta Isaías, clamando: «¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!» (Is. 5:20). El Señor Jesús reveló el origen de toda la maldad humana. El problema es interno, «porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos... las maldades... la soberbia, la insensatez» (cfr. Is. 7:21, 22). El cristiano es exhortado a no pecar; Juan nos muestra el camino a seguir para el cristiano que ha pecado, y cómo, bajo nuestra confesión al Señor, «Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad» (1 Jn. 1:9). nom, MALDICIÓN tip, DOCT ESCA ver, BENDICIÓN vet, El castigo pronunciado por Dios como consecuencia del pecado de Adán y Eva. El hombre no fue objeto de la maldición, sino que ésta cayó sobre la serpiente y sobre la tierra. El hombre debería comer con dolor del fruto de la tierra todos los días de su vida, y en dolor debería la mujer dar a luz sus hijos (Gn. 3:17). Después del diluvio, el Señor olió el grato olor del sacrificio de Noé, y dijo en su corazón: «No volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud» (Gn. 8:21). Había comenzado una nueva dispensación del cielo y de la tierra, y Dios no iba a maldecirla ya más, sino que iba a actuar respecto a ella en base al grato olor de la ofrenda de Noé. El hombre recibió aliento. Las estaciones anuales persistirían en tanto que la tierra permaneciese (Gn. 8:22). Dios
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hizo un pacto con Noé y su descendencia, y con todo ser vivo, y como prenda de este pacto estableció su arco en las nubes (Gn. 9:8-17). Toda la creación está sometida a vanidad, y gime y está con dolores de parto (Ro. 8:20-22). Pero hay la certidumbre de una liberación ya conseguida. Las espinas y cardos eran las pruebas de la maldición (Is. 32:13); pero viene el tiempo en que «en lugar de zarza crecerá ciprés, y en lugar de la ortiga crecerá arrayán» (Is. 55:13). Tanto los débiles como los fuertes del reino animal morarán también en feliz armonía en el milenio (Is. 11:6-9). En un sentido más sublime, Cristo ha redimido a los creyentes procedentes del judaísmo de la maldición de la Ley, habiendo sido hecho maldición por ellos, porque maldito es todo el que es colgado de un madero (cfr. Gá. 3:13). (Véase BENDICIÓN.) nom, MALICIA tip, DOCT vet, Mala disposición de ánimo hacia otra persona, generalmente escondida con una apariencia engañosa. Los fariseos sentían hostilidad contra Jesús, pero en ocasiones intentaban ponerle trampas aparentando una actitud amistosa (Mt. 22:15-22); la malicia es un pecado contra el que el cristiano es advertido en varios pasajes (1 Co. 5:8; 14:20; Ef. 4:31; Col. 3:8; Stg. 1:21; 1 P. 2:1). nom, MALTA tip, ISLA sit, a9, 70, 261 vet, (gr., «Melíta»; el nombre actual de Malta es árabe). Isla del Mediterráneo, al suroeste de la punta más meridional de Sicilia. En Hch. 28:1 la nave que conduce a Pablo a Roma encalla en Melita, es decir, según la tradición, en Malta. La tradición también señala en Malta una bahía de S. Pablo (13 Km. al nornoroeste de La Valetta). Aun cuando los habitantes (Hch. 28:2-4: bárbaros) eran súbditos de Roma desde el año 218 a.C. y ciudadanos desde César, su lengua propia era púnica (fenicia), y, por consiguiente, fácil de entender para Pablo. Todavía hoy se habla en Malta un dialecto semítico. Pero, según se deduce de las inscripciones, el latín y el griego eran comprendidos en la isla. Ésta se hallaba gobernada por un «princeps municipii»l, al que Hch. 28:7 da el nombre de Publio.
Véase MELITA. nom, MAMÓN vet, Término arameo que significa «riquezas». Es personificado como un «señor» en Mt. 6:24; Lc. 16:13: «No podéis servir a Dios y a las riquezas.». En Lc. 16:9, 11 recibe el nombre de «mamón injusto» (gr.) (como perteneciendo a este mundo en el que los derechos de Dios a todo no son reconocidos) en oposición a la verdadera riqueza, que pertenece al mundo venidero. nom, MAMRE tip, CIUD BIOG REYE HOMB HOAT sit, a3, 278, 215 vet, (a) La ciudad, o más probablemente el distrito de Hebrón (Gn. 23:19; 35:27) al oeste de Macpela (Gn. 23:17). Abraham moró mucho tiempo en el encinar de Mamre cercano a Hebrón (Gn. 13:18; 14:13; 18:1, etc.). En la época de Josefo había un terebinto que era designado como árbol de Abraham, a unos seis estadios (más de 1 Km.) de Hebrón (Guerras 4:9, 7); en el siglo IV se mostraba uno en Ramet elKhalil, a dos millas romanas al norte de Hebrón. Constantino lo dejó dentro de los muros de una basílica. Los vestigios de este edificio llevan el nombre de «casa de Abraham». El árbol, que en la actualidad es llamado «encina de Abraham», tenía ya este nombre en el siglo XVI. Se trata de una encina, el «Quercus pseudococcifera». La circunferencia del tronco, en la base, llega a casi 8 m.; el diámetro de la capa sobrepasa los 28 m. (Thompson). Esta encina se levanta a unos 2,5 Km. al oeste-noroeste del moderno Hebrón. (b) Jefe amorreo que vivía en Mamre; con Escol y Aner, sus hermanos, ayudó a Abraham a rescatar a los cautivos y el botín arrebatados por Quedorlaomer (Gn. 14:13, 24). Es posible que se le diera el nombre del distrito sobre el que ejercía autoridad. nom, MANÁ tip, TIPO MILA ALIM vet, (gr. «manna», heb. «mãn»). La expresión heb. «mãn hû» significa: «¿Qué es esto?» (Éx. 16:15), pregunta de dónde proviene el nombre de la sustancia. El maná fue el principal alimento de los israelitas durante los cuarenta años de peregrinación por el desierto. Los israelitas lo conocieron por primera vez en el desierto de Sin,
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cuando se quejaron de falta de alimento. El descenso del maná se compara con una lluvia de pan celestial (Éx. 16:1-4, 12; Sal. 78:24; 105:40). Por la mañana, cuando se disipó el rocío, quedaron pequeños granos en el suelo, parecidos a la escarcha. Los hijos de Israel, no sabiendo de qué se trataba, preguntaron: «¿Mãn hû?» Moisés les dijo: «Es el pan que Jehová os da para comer» (Éx. 16:13-15; Nm. 11:9). El maná recordaba la semilla del culantro blanco; era blanco, y tenía un sabor como de hojuelas con miel o de aceite fino (Éx. 16:31); la gente lo molía en molinos o lo majaba en morteros, cociéndolo o haciendo tortas (Nm. 11:7-8). Moisés ordenó a los israelitas, de parte del Señor, que recogieran cada mañana un gomer por persona (entre 3,5 y 4 l.), y que no guardaran nada para el día siguiente. Los gusanos atacaron el maná de los desobedientes. El día sexto, el Señor envió dos gomers de maná por persona; no hubo nada en sábado (Éx. 16:22-30). Aarón conservó un gomer de maná, evidentemente incorruptible, para que sus sucesores después de él lo fueran guardando para generaciones sucesivas, para que vieran el alimento de sus antecesores en el desierto (Éx. 16:32-34). Un año después de la primera aparición del maná, en la misma época, se específica que el pueblo seguía recibiendo este pan del cielo, que siguió cayendo hasta el final de los 40 años en el desierto. Los israelitas menospreciaron esta bendición (Nm. 11:4-9; 21:5), a pesar de lo cual Dios no les privó de él (Éx. 16:35; Dt. 8:3, 16; Neh. 9:20; Sal. 78:24). El maná no cesó hasta el día después de la Pascua celebrada en Gilgal, tras haber atravesado Canaán, y después de que el pueblo hubo comido del fruto de la tierra (Jos. 5:10-12). Se ha planteado frecuentemente la cuestión de si el maná era un producto creado especialmente para socorrer a los israelitas, o si se trataba de una sustancia natural, multiplicada de una manera milagrosa. Hay diversas plantas que exudan una especie de sustancia análoga al maná, de manera espontánea, o bien debido a la picadura de un insecto. Éste es el caso del «Tamarix nainnifera» (variedad del «Tamarix gallica»), y que crece en la península del Sinaí; esta planta es picada por un hemíptero, «Chermes», o «Coccus manniparus». El producto, de un color amarillento, se vuelve blanco al caer sobre las piedras y quedar al sol; se encuentra durante 6 a 10 semanas, sobre todo en junio. El «Alhagi maurorum» y el «Alhagi desertorum» exudan asimismo una especie de escarcha, y hay también más plantas de este género. Su producto es usado como miel y mantequilla por los árabes; tomado en dosis más
fuertes, tiene efectos purgantes. Es evidente, sin embargo, que todas estas sustancias no tienen las características del maná. El maná fue producido milagrosamente, en cantidad suficiente para toda una nación; esta cantidad era doblada al sexto día y no aparecía en el séptimo; dejó de existir cuando dejó de ser necesaria. Sentido tipológico. Cristo compara el maná con el Pan viviente descendido del cielo. En tanto que el maná nutría el cuerpo por un poco de tiempo, Jesús, el verdadero pan de vida, ofrece su carne y su sangre como alimento y salvación eterna de nuestras almas (Jn. 6:31-35, 45-48). Todo israelita tenía que buscar el maná cada día, por la mañana, en cantidad suficiente, tomándose simplemente el trabajo de recoger este don de lo Alto. De la misma manera, cada creyente busca en Cristo su alimento, cada día antes de toda otra actividad, a fin de quedar plenamente provisto, apropiándose por la fe del don celestial. El que venza recibirá hasta en el cielo este maná espiritual y escondido (Ap. 2:17), por cuanto Cristo será nuestro Pan vivo hasta la eternidad. nom, MANAÉN tip, PROF BIOG HOMB HONT vet, Forma gr. de «Menahem» (heb.: «consolador»). Profeta o maestro cristiano de la iglesia de Antioquía. Criado con Herodes el tetrarca, era su amigo de infancia, o hermano de leche (Hch. 13:1); posiblemente descendiente o pariente de Manahem, el Esenio, que predijo a Herodes el Grande su accesión al trono. Herodes hizo mucho caso de Manahem y de su secta a causa del cumplimiento de esta predicción (Ant. 15:10, 5). nom, MANAHAT tip, LUGA BIOG HOMB HOAT vet, = «reposo». (a) Hijo de Sobal el horeo (Gn. 36:23); posiblemente que fuera también un lugar habitado por una rama de la tribu de Sobal (1 Cr. 1:40). (b) Lugar donde los benjamitas de Geba fueron deportados por los miembros de las otras tribus (1 Cr. 8:6); prob. Malha, a casi 5 Km. al suroeste de Jerusalén. Unos descendientes de Salma, de la familia de Caleb, de la tribu de Judá, formaban indudablemente la mitad de su población, o de la de otra localidad de este nombre (1 Cr. 2:54).
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nom, MANAHEM ver, MENAHEM vet, Véase MENAHEM. nom, MANASÉS tip, BIOG REYE ARQU HOMB HOAT ver, JONATÁN vet, A. EL NOMBRE: (forma gr.) = «que hace olvidar». (a) Hijo primogénito de José, nacido en Egipto; su madre fue Asenat, hija de Potifera, un sacerdote de On. Manasés, al igual que su hermano Efraín, era medio hebreo y medio egipcio (Gn. 41:50, 51). Cuando Jacob quiso bendecir a los dos muchachos, José puso a Efraín a su izquierda y a Manasés a su derecha. Pero Jacob, moribundo, cruzando los brazos, puso su mano derecha sobre la cabeza de Efraín y su izquierda sobre la de Manasés, para indicar que Efraín engendraría un pueblo más numeroso (Gn. 48:8-21). (b) Modificación intencional del nombre de Moisés (Jue. 18:30). (Véase JONATÁN, a.) (c y d) Uno de los hijos de Pahat-moab y uno de los hijos de Hasum. Esdras persuadió a cada uno de ellos a que despidieran a sus mujeres extranjeras. (e) Hijo y sucesor del rey Ezequías. A la edad de 12 años, hacia el año 693 a.C., accedió al trono. Destruyó la obra reformadora de su padre, erigiendo santuarios paganos sobre los lugares altos, para honrar a Baal, erigiendo en el templo de Jerusalén altares dedicados al culto de los astros; inmoló también a uno de sus hijos a Moloc. Manasés no prestó atención alguna a las severas advertencias de los profetas; llenó Jerusalén de sangre inocente. Persiguió especialmente a aquellos que, por fidelidad a Jehová, se oponían a sus decretos (2 R. 21; 1-16). La tradición rabínica lo acusa de haber dado muerte al profeta Isaías aserrándolo por medio; en el NT parece hacer referencia a ello (cfr. He. 11:37). Dios entregó a este rey al enemigo. Esar-hadón y Assurbanipal, reyes de Asiria, declaran haber recibido tributo de Manasés. Manasés se arrepintió profundamente cuando su reino le fue devuelto. Destruyó entonces los ídolos, causa de su ruina, y restableció el culto a Jehová; fortificó Jerusalén (2 Cr. 33:12-19). Su reinado, el más largo de los de los reyes de Judá, duró 55 años. Manasés murió alrededor del año 639 a.C., dejando en el trono a su hijo Amón (2 R. 21:17, 18; 2 Cr. 33:20).
B. Arqueología: Los anales asirios no hablan del desplazamiento de Manasés a Babilonia (2 Cr. 33:11). Pero en una inscripción de Esar-hadón se relata una visita forzada que tuvo que hacer a Nínive, alrededor del año 678 a.C. Esar-hadón dice en ella: «... y yo convoqué (después de haber construido un palacio real más grande) a los reyes de Siria; ... Baalu, rey de Tiro; Manasés, rey de Judá; Kaushgabri, rey de Edom; Mussuri, rey de Moab... (etc.). Veinte reyes en total. Les di mis órdenes.» (D. D. Luckenbill, «Ancient Records of Syria and Babilonia 2», Secc. 690). Los críticos creen por ello que la deportación de Manasés tuvo lugar a Nínive, y no a Babilonia como afirma el texto bíblico. Sin embargo, las inscripciones cuneiformes demuestran que Esar-hadón había reconstruido y embellecido Babilonia, destruida por su padre Senaquerib (ibid., Secc. 646-647); es perfectamente posible que llevara a estos veinte reyes congregados a que vieran aquel esplendor. Y, desde luego, no se puede aducir del silencio que Manasés no hubiera sido enviado allí. La Estela de Esar-hadón, también llamada de Endjirli, muestra a Baalu, rey de Tiro, maniatado y en actitud suplicante ante el rey de Asiria. A su lado se encuentra Tirhaca, el rey de Etiopía (2 R. 19:9), con los labios atravesados por un garfio unido a una cuerda sostenida por Esar-hadón (S. Caiger, «Bible and Spade», 1947, PP. 163-164). C. La tribu: Surgida de Manasés comprendía siete clanes. Maquis, hijo de Manasés, fundó uno; los otros seis descendían de Galaad, nieto de Manasés (Gn. 50:23; Nm. 26:28-34; Jos. 17:1, 2). Durante el primer censo en el desierto, Manasés contaba con 32.200 hombres capaces de llevar armas (Nm. 1:34, 35); en el segundo censo, 38 años después, contaba con 52.700 (Nm. 26:34). Cuando Moisés hubo vencido a Sehón, rey de Hesbón, y a Og, rey de Basán, una mitad de la tribu de Manasés se unió a las tribus de Rubén y de Gad para pedir permiso para quedarse al este del Jordán. Recibieron este permiso con la condición de que pasaran en armas delante de sus hermanos, para ayudarles a conquistar el país al oeste del Jordán (Nm. 32:33-42; cfr. Nm. 32:1-32; 34:14, 15; Dt. 3:12, 13; 29:8; Jos. 12:4-6; 18:7). Cumplieron esta condición (Jos. 1:12-18; 4:12). Después de haber conseguido la victoria, volvieron a las regiones que habían escogido. Un malentendido acerca de la construcción de un altar hizo peligrar la concordia, que pronto se restableció (Jos. 22:134). El país asignado a la media tribu de Manasés,
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al este del Jordán, englobaba una parte de Galaad y todo el Basán (Dt. 3:13-15), a partir de Mahanaim (Jos. 13:29-33). Este territorio se extiende 100 Km. de este a oeste, y 65 o más de norte a sur. Está formado en gran parte por una meseta de 760 m. de altura, una de las regiones más ricas de Palestina y uno de los principales graneros de Siria. Está llena de ruinas de ciudades. La otra media tribu atravesó el Jordán y recibió su herencia en la Palestina central, al oeste del Jordán. Sus límites eran: al sur, Efraín; al noroeste, Aser; al noreste, Isacar. Su frontera meridional pasaba por Janoa y Taanat-silo, cerca de Siquem; seguía la orilla septentrional del arroyo de Caná hasta su desembocadura en el Mediterráneo (Jos. 16:6, 7; 17:5-10). Pero los hijos de Efraín tuvieron ciudades entre los hijos de Manasés (Jos. 16:9) y estos últimos poseían ciudades en el interior de Isacar y de Aser: Betseán, Ibleam, Dor, Endor, Taanac, Meguido (Jos. 17:11; cfr. 1 Cr. 7:29). Los descendientes de Manasés no echaron a los moradores de las ciudades cananeas, sino que se conformaron con exigirles tributo (Jos. 17:12, 13; Jue. 1:27, 28). Hubo ciudades de Manasés destinadas a los levitas, como en las demás tribus: Golán, en Basán, al este del Jordán, era una de las seis ciudades de refugio (Jos. 20:8; 21:27). Gedeón, héroe y juez, fue el más ilustre de los descendientes de Manasés (Jue. 6:15; cfr. 6:35; 7:23). Hubo hombres de Manasés que se unieron a David en Siclag (1 Cr. 12:19, 20), y 18.000 de ellos se pusieron a su disposición en Hebrón (1 Cr. 12:31; cfr. 1 Cr. 12:37). La media tribu al este del Jordán, asociada con Rubén y Gad, guerreó contra los agarenos y se apoderó del territorio de ellos. Después, Tiglat-pileser deportó a estos israelitas (1 Cr. 5:18-26). De Manasés se unieron a Asa de Judá, cuando vieron que Jehová estaba con él (2 Cr. 15:9). También de esta misma tribu acudieron a la gran Pascua celebrada bajo Ezequías, y después a la de Josías (2 Cr. 20:1, 10, 11, 18; 31:1; 34:6, 9). nom, MANDRÁGORA tip, FLOR MDIC vet, (heb. «duda'i», «manzana de amor»). Se suponía que esta olorosa planta actuaba como filtro de amor, y que tenía virtudes fertilizantes (Gn. 30:14-16; cfr. Cnt. 7:14). La mandrágora («Mandragora oficinarum») es una bella solanácea de grandes hojas, con flores de un violeta pálido, blancas, o de azul oscuro. Su fruto es pequeño, de un amarillo dorado. La raíz, en forma de bieldo, se
parece vagamente a dos piernas. La mandrágora crece en el valle del Jordán, al lado de los afluentes de este río, en los campos de Moab, de Galaad y en Galilea. Las hojas son más venenosas que las de la belladona. nom, MANO tip, LEYE ver, IMPOSICIÓN DE MANOS, BRAZO vet, Son varios los términos heb. y gr. usados para la mano: (heb.: «yãdh», «mano); «kaph», «la mano hueca», «palma»; «yãmîn», «la mano derecha»; «s'mõ'l», «la mano izquierda»; (gr.: «cheir», «mano»); «dexia», «la mano derecha»; «aristera», «la mano izquierda» [sólo en Lc. 23:33; 2 Co. 6:7] o, de manera eufemística [debido a la creencia de que de la izquierda salían malos augurios, cfr. lat. «sinister»; cast. siniestra]: «eunõmos» [lit.: «teniendo un buen nombre»]). Siendo la mano la misma ejecutora de gran parte de las intenciones del hombre, es mucho lo que se dice en las Escrituras acerca de ella. Se puede señalar lo siguiente: La mano incluía la muñeca. Hay pasajes en los que se incluyen los brazaletes como adornos de la mano (Gn. 22:22, 30, 47; Ez. 23:42; también las Escrituras hablan de cadenas en las manos (Jue. 15:14, heb. «yãdh», lit.: «mano», y no «brazo» como se traduce en la versión Reina-Valera). También se usa de los «dedos», como en Gn. 41:42, etc., donde se ponen los anillos. En la Ley de Talión se demandaba «... mano por mano, ...» (Éx. 21:24; Dt. 19:21). Son muchas las expresiones figuradas en las que entra la mano: «Abrir la mano al pobre» significa ser generoso (Dt. 15:11); «enviar con las manos vacías» significa despedir a alguien sin darle nada (Dt. 15:30); «alargar la mano» (Gn. 3:22) significa la acción de alcanzar algo; «alzar la mano» (Is. 10:32) o «sacudir la mano» (Sof. 2:15) significa desafiar. La tristeza y el dolor se expresaban «poniendo la mano sobre la cabeza» (2 S. 13:19); así aparece en imágenes egipcias en las que hay escenas de duelo. Las manos «se baten» en expresión tanto de ira como de gozo (Nm. 24:10); también de esta manera se expresa el propio desprecio sobre el vencido (Jb. 27:23; Lm. 2:15; Nah. 3:19).
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El acto de «tomar la vida en su mano» es arriesgarla (1 S. 19:5; 28:21). Para «imposición de manos» véase IMPOSICIÓN DE MANOS. «Alzar la mano a los cielos» era un gesto que acompañaba al acto de jurar (Dt. 32:40); «alzar la mano al pueblo» formaba parte del acto de bendecir a la multitud (Lv. 9:22). El Señor también bendijo a los suyos alzando las manos, en la Ascensión (Lc. 24:50). En la oración se alzan las manos (1 Ti. 2:8). «Poner la mano sobre la boca» es señal de silencio (Jb. 21:5; 40:4; Mi. 7:16). En Pr. 19:24 se da una vívida imagen de la pereza, en la que el perezoso ni aun levanta su mano del plato para alimentarse (cfr. Pr. 26:15). La mano es también símbolo de poder: «la mano de Jehová vino sobre Eliseo» (2 R. 3:15). Es importante también como designando posición. Estar a la mano derecha significa honor (Lc. 20:42; 22:69; He. 1:3, 13; 8:1; 10:12; 12:2; 1 P. 3:22). En el juicio de las naciones, los salvos estarán a la derecha (el lado honroso) del Juez, en tanto que los perdidos estarán a su izquierda (Mt. 25:33 y ss). En estos pasajes, los términos usados no se traducen en castellano como «mano...», sino como «derecha» o «izquierda». Sin embargo, la posición se refiere a las dos manos (gr. «dexia» y euõnumos). (Véase BRAZO.) Bibliografía: Vine: «Diccionario Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento», vol. II, pág. 273, último subartículo de la página. Guerra: «Diccionario Morfológico del Griego del NT», pág. 208, art. correspondiente euõnumos. nom, MANOA tip, BIOG HOMB HOAT vet, = «reposo». Padre de Sansón, se le apareció el ángel de Jehová prediciéndole el nacimiento de su hijo (Jue. 13). Se opuso al matrimonio de Sansón con una doncella filistea (Jue. 14:1-3), aunque al final se vio obligado a ceder (Jue. 14:4-10). Se desconocen más detalles biográficos. nom, MANSEDUMBRE vet, Es aquella serenidad de espíritu pacífica y humilde, en virtud de la cual el hombre no se deja arrebatar fácilmente de la cólera con motivo de las faltas o el enojo de los demás (Pr. 16:32; Stg. 3:7,
8, 13). Dios mora con un espíritu de ese linaje y le concede bendiciones especiales (Is. 57:15; 66:2; Mt. 5:5). La mansedumbre es una gracia cristiana (1 Ti. 6:11), adquirida aun por muchos espíritus naturalmente fogosos, como Moisés (Éx. 2:12; Nm. 12:3) y Pablo (Hch. 26:10, 11; 1 Co. 9:19), y debe adquirirse por todos los que quieran ser como Cristo. Es un fruto del Espíritu (Gá. 5:23; 6:1), del amor (1 Co. 4:21) y de la bondad divina (Col. 3:12). nom, MANTEQUILLA tip, ALIM vet, El término heb. no significa mantequilla, sino leche agria o cuajada (Gn. 18:8; Dt. 32:14; Pr. 30:30; Is. 7:15, 22). Thompson afirma que los orientales de la antigüedad no elaboraban mantequilla, y que en el Oriente reciente tampoco. Jael dio a Sísara leche agria, llamada «leben» en árabe. Todavía en nuestros días se llena con leche un odre hecho con la piel de un buey joven o de una cabra; las mujeres agitan mucho tiempo este recipiente, y después lo vacían, haciendo hervir o fundir el líquido, echándolo después en odres hechos también de pieles de carneros. En invierno, la consistencia de este producto es como la de la miel asentada; en verano, como la del aceite. nom, MANTO. Véase VESTIDOS. nom, MANTO PARA LA ORACIÓN tip, UTEN RELI ver, VESTIDOS vet, La secta de los «hassidim» judíos demandan que los varones se cubran con un gran manto en la oración, manto que cubre no sólo la cabeza, sino buena parte del cuerpo; con él se cubren orando postrados. Se usa tanto en la oración comunitaria como en la privada. nom, MANUSCRITOS DEL DESIERTO DE JUDÁ. Véase QUMRÁN.
nom, MARCA DE JARRA tip, ARQU vet, Marcas impresas en ciertos recipientes de barro cocido. Se han descubierto en diversas
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excavaciones arqueológicas, la mayor parte de ellas en las ruinas de Laquis. Algunas de las marcas denotan el propietario, otras la capacidad, y algunas, quizá, se refieran a patrones usados para contrastar el aforo de otras jarras. Entre los restos hallados en niveles arqueológicos posteriores al exilio se han hallado marcas con la forma de estrella de David, especulándose que estaban destinadas a contener contribuciones al culto del Templo. nom, MANUSCRITOS BÍBLICOS (AT) tip, MANU LIBR ver, APÓCRIFOS, CANON, MASORETAS, QUMRÁN, LIBRO, SEPTUAGINTA, TEXTO, VERSIONES CLÁSICAS DE LA BIBLIA, VERSIONES DE LA BIBLIA, PENTATEUCO SAMARITANO, EVANGELIOS vet, Los mss. son escritos hechos a mano sobre pergaminos de piel de cordero, de cabra o de asno. Los mss. del AT o del NT son copias de los documentos originales. A. Mss. del Antiguo Testamento. 1. La primera parte de la Biblia. (a) La Biblia hebraica tiene exactamente el mismo número de libros que las versiones que conocemos comúnmente, esto es, las que excluyen los libros no canónicos (véase APÓCRIFOS). Sin embargo, están distribuidos de manera diferente (véase CANON). Los mss. del AT están escritos en hebreo, a excepción de unos pocos pasajes en arameo (Esd. 4:8-6:18; 7:12-26; Jer. 10.11; Dn. 2:4-7:28). El alfabeto hebreo cuadrado es posterior al exilio babilónico, y procede del arameo. La transición de los caracteres antiguos a los cuadrados se hizo de manera gradual. El hebreo primitivo carecía de vocales, pero al dejar de ser una lengua hablada, los escribas judíos, especialmente los residentes en la zona de Tiberíades, fijaron la pronunciación mediante unos signos especiales de vocalización, en base a la pronunciación tradicional. De esta manera quedó ya fijado el texto alrededor del siglo VII y X d.C. Estos escribas reciben el nombre de masoretas (de «massorah», tradición. Véase MASORETAS). Es por ello que el texto así fijado se denomina «masorético». Inventaron asimismo un sistema de acentos y una forma de separar o unir las palabras. Las escuelas judías de Babilonia adoptaron otra notación para las vocales, llevando a la misma pronunciación. La puntuación de la Escuela Babilónica se situaba por encima de las líneas. Ya en una época remota era frecuente separar las palabras mediante el punto o el
intervalo (cfr. para el punto la Estela de Moab y la inscripción de Siloé; para el intervalo, la Estela de Carpentras, prob. del siglo IV a.C.). Indudablemente había mss. heb. en los que las palabras estaban separadas de una manera análoga. Las normas talmúdicas con respecto a la copia de los mss. ordenan que se deje entre cada palabra el espacio correspondiente a una letra. (b) Los judíos han dividido el texto heb. de los libros de Moisés en 54 secciones o «perícopas sabáticas» leídas en el culto de la sinagoga en un año. La primera sección abarca Gn. 1:1-6:8, la segunda Gn. 6:9-11:32, y así sucesivamente. Estas secciones, bastante largas, se dividen a su vez en subsecciones. Así el relato del diluvio (Gn. 6:917) se subdivide de la siguiente manera: Introducción (Gn. 6:9-12), el arca, el diluvio (Gn. 6:9-8:14), salida del arca, sacrificio, bendición e instrucciones divinas (Gn. 8:15-9:7), el pacto del arco iris (Gn. 9:8-17). (c) La numeración de los versículos se encuentra por primera vez en la Biblia hebrea de Bomberg (1547), que indica en el margen cada quinto v. mediante las letras del alfabeto heb. empleadas numéricamente. Arias Montano publicó en Amberes, en 1571, una Biblia hebrea con traducción interlineal latina. En esta edición introdujo la división del texto hebreo en capítulos. En el margen introdujo la numeración de los versículos con cifras arábigas. 2. El texto hebreo del AT nos ha sido transmitido intacto de manera que lo podemos verificar hasta el siglo II de la era cristiana y, desde los descubrimientos de Qumrán, su gran exactitud de transcripción hasta el siglo II antes de Cristo (véase QUMRÁN). Los escribas profesionales, dedicados a la copia y transmisión del AT, de indicar su pronunciación e interpretación, siguieron de manera escrupulosa unas normas draconianas que protegían en contra de errores de copia y que permitían corregir cualquier error. Gracias a ellos, se ha conservado el texto clásico de manera integral. Aarón ben Moisés ben Aser, que vivió en la primera mitad del siglo X d.C., preparó, siguiendo la minuciosa tradición de los escribas, una edición fiel al original. Todos los mss. occidentales provienen de esta obra, cuya exactitud ha merecido un gran aprecio. Sin embargo, unas variantes análogas a las de Gn. 10:4 y 1 Cr. 1:7; o 2 R. 8:26 y 2 Cr. 22:2 revelan que se deslizaron errores ocasionales en el texto clásico, antes del siglo II de nuestra era. Afectando a las cifras y a los nombres propios más
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que a los relatos en sí mismos, provienen sobre todo de transcriptores que confundieron algunos caracteres hebreos (por ejemplo, la Bet con la Dálet), asociando o dividiendo términos. En ocasiones, un a letra inicial se ha unido a una palabra precedente; se ha repetido u omitido una letra o un término. Estas variantes no son siempre errores. El Sal. 53, p. ej., que es casi idéntico al Sal. 14, deriva de una revisión del autor, o de otras personas, que quisieron adaptar aquel salmo a su nueva intención. También Mi. 4:1-3 reproduce libremente Is. 2:2-4. Al igual que para el NT, la crítica textual, en su intención de recomponer el texto original, dispone de tres métodos: (a) La comparación entre los mss. hebreos; se han comparado entre sí los pasajes correspondientes a 1.500 o 2.000 mss. (b) El examen de las primeras traducciones del heb. antes del establecimiento del Texto Masorético. (c) El estudio de las citas y alusiones que figuran en los apócrifos, en el NT, o en otras obras. Los mss. originales del AT estaban hechos, sin duda, de pieles cosidas de cabo a cabo (véase LIBRO). De esto se da testimonio en pasajes como Sal. 40:8 y Jer. 36;14, 23. Los mss. que nos han llegado a nosotros son generalmente de pergamino; si provienen de Oriente, son de cuero. El Museo Británico posee un ejemplar de la Ley escrito sobre vitela, habiéndose fechado alrededor del año 850 d.C. La sinagoga de los Caraítas, en El Cairo, posee un Códice de los primeros y últimos profetas; fue redactado sin vocalización en el año 895 d.C., si la fecha que ostenta es exacta. Otro manuscrito muy antiguo, y ya de fecha perfectamente precisada, es uno que contiene los profetas mayores y menores. Puntuado según el sistema babilónico, proviene de Crimea, producido en el año 916 d.C. Se conserva en Leningrado. También en Leningrado se encuentra el más antiguo ms. de todo el AT, fechado en el año 1010 d. C.. «La ausencia de mss. heb. antiguos se debe, en gran medida, a la costumbre judía mencionada en el Talmud; se enterraban todos los mss. sagrados deteriorados y también aquellos que presentaban errores de transcripción». El libro de los Salmos fue impreso y publicado en 1477. La Biblia hebrea completa salió en 1488 de una imprenta de Soncino, en el ducado de Milán. En 1517, Bomberg dio a la luz una edición en pequeño formato. Daniel Bomberg publicó en Venecia, en 1524-25, la gran Biblia Rabínica de Jacob ben Hayyim, en 4 volúmenes; está basada en un examen minucioso del texto de los mss., y reproduce con fidelidad el texto clásico
de los escribas de Tiberíades. La edición de Van der Hooght apareció por vez primera en Amsterdam en 1705 y se mantuvo a causa de su precisión; Augusto Hahn la reimprimió en 1831, con insignificantes correcciones. C. G. G. Theile la volvió a publicar en 1849. Esta edición presenta algo más de 1.000 lecturas marginales extremadamente antiguas. S. Baer y Franz Delitzsch presentaron una edición aún más importante: el Texto Masorético, provisto de apéndices críticos de los Masoretas. El Génesis fue publicado en 1869; los otros libros fueron siguiendo a continuación. Esta edición y la de Ginsburg (Londres, 1894) son revisiones del texto de Jacob ben Hayyim, y su intención es ajustar el texto a la enseñanza de la Massorah. La edición de Kittel (Leipzig, 1906) reproduce el texto de Jacob ben Hayyim; las notas en el margen inferior indican las variantes más importantes de los mss. y de las versiones. 3. Cabe también mencionar en esta relación de textos el antiguo papiro Nash, fragmento en el que se halla el Decálogo, en un texto constituido por Éx. 20:2 ss; Dt. 5:6 ss; y el «shema» («Oye Israel») de Dt. 6:4 ss.; se halla en él también una frase que precede al «shema», que no aparece en el Texto Masorético, y en cambio sí se halla en la LXX. Su fecha asignada es entre el siglo II a.C. y el I d.C. Sin embargo, los descubrimientos del mar Muerto han ensombrecido su importancia (véase QUMRÁN [MANUSCRITOS DE]). (Para los mss, de las versiones del AT, véanse SEPTUAGINTA, TEXTO Y VERSIONES CLÁSICAS DE LA BIBLIA y VERSIONES DE LA BIBLIA; para una consideración de los mss. del Pentateuco samaritano, véase PENTATEUCO SAMARITANO.) B. Mss. del Nuevo Testamento: Los veintisiete libros del NT, con la posible excepción del Evangelio de Mateo, fueron redactados originalmente en griego «koiné», o griego popular, que estuvo profundamente implantado en Palestina durante más de tres siglos a partir de la conquista de Alejandro Magno. En el Imperio Romano, todas las personas cultas hablaban el griego y conocían su literatura, cuya belleza apreciaban. Persistía el influjo cultural de Grecia, por mucho que este país hubiera perdido su independencia. 1. Los mss. originales del NT desaparecieron, lo mismo que todas las copias de los tres primeros siglos, a excepción de algún fragmento.
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El papiro, empleado en la correspondencia (2 Jn. 12) se deterioraba con rapidez, y en la época de Diocleciano (303 d.C.) los perseguidores de los cristianos iban tras los ejemplares de las Sagradas Escrituras para destruirlos. A pesar de la inexistencia de la imprenta, los transcriptores multiplicaban las copias. Los copistas se dedicaron especialmente a los cuatro evangelios; las transcripciones de las epístolas de Pablo fueron algo menos numerosas. En cuanto al Apocalipsis, fue poco copiado. Poseemos al menos 4.490 copias antiguas totales o parciales del NT, abundancia ésta que contrasta con los pocos ejemplares de obras clásicas que nos han llegado. El texto de las copias sufrió ya tempranamente algunas modificaciones, a causa de deslices de los transcriptores o de su imperfecto conocimiento del griego. Algunos copistas de la época de los padres de la Iglesia se permitieron, en ocasiones, «mejorar» la sintaxis, el estilo, o corregir pretendidos errores históricos, geográficos, o adaptar las citas del AT al gr. de la LXX, y armonizar los Evangelios. También insertaron notas marginales, como Hch. 8:37, y la segunda parte de Ro. 8:1. De ello resultó una gran cantidad de variantes: algo más de 200.000. Sin embargo, sólo 10.000 de estas variantes tienen algún valor, y sólo una fracción despreciable afecta el sentido. La abundancia misma de lecturas distintas, su proveniencia de lugares y mss. diferentes, todo ello permite a los exegetas reparar y eliminar los errores, y establecer el texto original con una certidumbre casi total. Los eruditos han persistido incesantemente en esta tediosa pero importantísima labor. Se puede también recurrir a un conocimiento indirecto de las lecturas de mss. desaparecidos, mediante el examen de las tempranas versiones del NT en diversas lenguas: siríaco, latín, etc. Se hallan también citas del NT en los escritos de los autores cristianos de los primeros siglos, sobre todo en Clemente de Alejandría y Orígenes. Estas versiones antiguas y las citas de estos autores provienen de mss. desaparecidos, pero que pueden haber conservado el texto original. 2. Las copias manuscritas del NT son de dos tipos: unciales y cursivas. La escritura llamada uncial (gr. «mayúscula») no presentaba signos de aspiración ni acentos; tampoco se separaban las palabras, salvo de manera incidental, marcando el inicio de un nuevo párrafo. Sólo se dejaba un pequeño espacio entre líneas. La escritura cursiva está escrita de forma corriente, en caracteres pequeños, y con separación de palabras. El cambio
de escritura se produjo alrededor del siglo IX. Sólo hay cinco mss. del NT casi enteros que sean anteriores a esta época: (a) El Códice Alejandrino, designado por la letra A. Cirilo Lucar, patriarca de Constantinopla, lo dio como presente a Carlos I de Inglaterra. Se cree que este ms. fue escrito en Alejandría, de donde viene su nombre; data de la primera mitad del siglo V. Además de una gran parte del AT, de la Primera Epístola de Clemente, y una fracción de la Segunda, este códice incluye la totalidad del NT, excepto unas hojas desaparecidas correspondiendo a los pasajes de Mt. 1:1-25:5; Jn. 6:50-8:52; 2 Co. 4:13-12:6. Cada página presenta dos columnas, y el texto está dividido en capítulos. Marcos, p. ej., tiene 48. (b) El ms. designado como B, el Códice Vaticano, fue depositado en la Biblioteca Vaticana, en Roma, en 1481 o antes. Su primera edición fue publicada en 1857 por orden del cardenal Mai, pero no tenía un gran valor desde el punto de vista científico. Una segunda edición, en 1889-90, fue publicada en facsímil, lo que posibilitó que todos los eruditos pudieran estudiar el texto de una manera directa. El Códice Vaticano data de mediados del siglo IV o quizá de una época aún más anterior. Además de la mayor parte del AT, incluye todo el NT, a excepción de He. 9:1413:25; 1 y 2 Timoteo; Tito, Filemón y Apocalipsis. El texto, presentado a tres columnas, se distribuye en capítulos muy cortos: Mateo tiene 170. (c) El ms. denominado como C es un palimpsesto, el Códice de Efrem. En el siglo XII, se borró el texto original para escribir sobre sus páginas unos tratados ascéticos de Efrem el Sirio. Sin embargo, se distingue aún el antiguo texto. Todos los fragmentos del NT que se hallan en él fueron leídos y publicados por Tischendorf en 1843. Se cree que este texto se remonta al siglo V y que puede ser ligeramente posterior al ms. A. El Códice de Efrem incluye secciones del AT y 5/8 del NT. (d) El ms. D es el denominado Códice de Beza, quien vino a ser su propietario cuando fue sacado de la iglesia de San Ireneo durante el saqueo de Lyon en 1562. Este mss., que data del siglo VI o V, incluye la mayor parte del texto gr. de los Evangelios y de Hechos, junto con una traducción latina. La mayor parte del texto constituye el único ejemplar gr. que se posee de un tipo ya muy extendido en el siglo II; las versiones Vetus Latina y Vetus Siríaca pertenecen también a este tipo, escrito de manera que cada línea contiene el
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número de palabras que se podían pronunciar de una sola emisión de voz y sin oscurecer el sentido. (e) El quinto ms. figura bajo el signo hebreo de la alef (la primera letra del alfabeto heb.). Se trata del Códice Sinaítico que adquirió Tischendorf, en 1844 y 1859, comprándolo a los monjes del convento de Santa Catalina en el monte Sinaí. Comprende la mayor parte del AT, todo el NT, la Epístola de Bernabé, , y la parte esencial del pastor de Hermas. Faltan los últimos doce versículos de Marcos. Este ms., que data del siglo IV, es ligeramente posterior a B; tiene cuatro columnas por página. Se poseen al menos 60 fragmentos sobre papiro, en ocasiones minúsculos, de mss. del NT. Entre los más importantes se encuentran unos fragmentos de papiro con texto del Evangelio de Marcos, hallados en la cueva 7 de Qumrán (véanse EVANGELIOS y QUMRÁN), fechados entre el año 50 y 100 d.C., y el fragmento de Rylands, que contiene unos versículos de Juan 18 (Jn. 18:31-33, 37 ss.), y fechado dentro de la primera mitad del siglo II (140 d.C., como más tarde, prob. 110-120 d.C., véanse EVANGELIOS y JUAN (escritos) a, I, B). Otros fragmentos de gran importancia son los descubiertos por M. A. Chester Beatty. Se trata de unas 30 hojas con pasajes de los Evangelios y Hechos, que provienen de un códice que originalmente tendría 220 hojas. Otras 86 hojas, ligeramente mutiladas, proceden de otro códice, que originalmente tenía las epístolas a los Romanos, Hebreos, 1 y 2 Corintios, Efesios, Gálatas, Filipenses, Colosenses, 1 y 2 Tesalonicenses, en este orden. Estos códices datan de comienzos del siglo III d.C. Otras diez hojas de un códice del Apocalipsis, del siglo III, forman una tercera sección de estos célebres papiros. 3. Mss. en cursiva: Hay más de 2.430, en tanto que de unciales hay sólo 212; sin embargo, la mayor parte de estos documentos en cursiva, que datan de finales de la Edad Media, no permiten establecer el texto primitivo. Por otra parte, existen 1678 leccionarios catalogados (mss. medievales incluyendo las perícopas del NT destinadas a la lectura durante el año eclesiástico). Los críticos han examinado poco de ello. En 1516, Erasmo publicó la primera edición impresa del NT gr., que se reimprimió en 1518; la segunda edición, más exacta, apareció en 1519; la tercera, en 1522; la cuarta, en 1527. El cardenal Cisneros, primado de España, preparó durante varios años una edición políglota del NT griego; impresa en 1514, no apareció hasta 1521 o 1522. Esta edición recibe el nombre de «Complutense»,
por haber sido efectuada en Alcalá de Henares (de «Complutus», el antiguo nombre latino de esta ciudad). Siguieron otras ediciones del NT gr.; la más célebre fue la de Robert Estienne, aparecida en 1546, 1550 y 1551. El reformador Teodoro de Beza hizo imprimir, entre 1565 y 1604, nueve ediciones del NT gr. de Erasmo. La edición de 1550 de Estienne vino a ser el «textus receptus», o texto recibido. Las versiones antiguas se basan en este texto (p. ej., la versión de Reina-Valera en España, la del rey Jaime en Inglaterra, etc.). A partir del siglo XIX se han hecho numerosas ediciones del NT gr. donde se ha tratado, en base a extensas investigaciones sobre los mss. griegos, de llegar a un texto tan cercano como fuera posible al salido de la pluma de los apóstoles y evangelistas (Ediciones de Tischendorf, de Soden, de Nestlé, Westcott y Hort). Las traducciones modernas se basan sobre el texto revisado, especialmente sobre el de Nestlé. nom, MANZANA, MANZANO tip, FLOR ARBO vet, Árbol y su fruto (Cnt. 2:3; 8:5; Pr. 25:11). En heb. «Tappuach». Este término es semejante al árabe «tuffâ», que significa manzana. La mencionada en el AT es probablemente la «Pyrus malus», que se halla en Ascalón, en el país de los filisteos. Es posible que el nombre hebreo designe el membrillo además de la manzana. Otros autores creen que se trata de albaricoque. Jl. 1:12 cita el manzano como uno de los principales árboles cultivados, junto con la vid, la higuera, el granado, la palmera. Muchas ciudades llevan el nombre de «Tapúa»: en la llanura (Jos. 15:34), cerca de Hebrón (Jos. 15:53), y en la frontera de Efraín y Manasés (Jos. 17:8), donde ciertamente había muchas plantaciones de manzanos. En la versión RVR, como en la RVR'77, se traduce el término «kaphtor», que se refiere a un remate decorativo del candelabro de siete brazos, o «menorah», como «manzanas» (Éx. 25:33-36; 37:17-22). El mismo término hebreo designa los capiteles de las columnas (Am. 9:1; Sof. 2:14, RVR'77: «capiteles»; RVR: «dinteles»; cfr. Ant. 3:6, 7). nom, MAÓN tip, TRIB CIUD BIOG HOMB HOAT sit, a3, 312, 289 vet, = «morada».
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(a) Población en la zona montañosa de Judea (Jos. 15:55; 1 S. 23:24, 25; 25:2), hoy Main, al sur de Hebrón. (b) Un jefe de familias de la tribu de Judá (1 Cr. 1:8, 9, 11, 13); en 1 Cr. 2:45 el nombre parece usarse como gentilicio. (c) Pueblo árabe que oprimió a Israel (Jue. 10:12; 1 Cr. 39:41), y cuya residencia parece haber sido casi al este de la actual Petra. Se les llama «amonitas» en 2 Cr. 26:7. nom, MAQUERONTE tip, CONS sit, a3, 503, 232 vet, Fortaleza construida por Alejandro Janneo, no es mencionada en las Escrituras ni en les libros apócrifos. Según Plinio (Hist. Nat. 5:16.72) era, después de Jerusalén, la más inexpugnable de las fortalezas judías. Después de ser tomada y destruida por Gabinio (Guerras 1:8, 5), Herodes el Grande la restauró y la frecuentó (Guerras 7:6, 1, 2). Según Josefo, fue aquí que Herodes Antipas hizo dar muerte a Juan el Bautista (Ant .18:5, 2; cfr. Mt. 14:3-12 y Mr. 6:21-29). Sin embargo, parece que Josefo incurre aquí en una contradicción, porque parece que en esta época la fortaleza pertenecía a su suegro el rey Aretas (Ant. 18:5, 1). De esto dice la ISBE: «Si esto es así, entonces el Bautista no hubiera podido ser encarcelado ni ejecutado en Maqueronte... La fiesta dada a los principales de Galilea se hubiera celebrado muy probablemente en Tiberias; no hay nada en el relato evangélico que indique que el prisionero se hallase encarcelado en un punto a varios días de viaje (Mr. 6:14 ss.)» (p. 1959). Este lugar está identificado con «mkaur», sobre el mar Muerto, entre el wad¡ Zerkã Ma'în y el wadi el-Mõjib. Allí se hallan las ruinas de la antigua plaza fuerte. nom, MAQUIR tip, BIOG HOMB HOAT vet, = «vendido». (a) Primogénito de Manasés e hijo único (Gn. 50:23; Jos. 17:1), de madre siria (1 Cr. 7:14). Fundador de la familia de los maquiritas que hubiera sido la única familia de Manasés, si no se hubieran constituido nuevas familias surgidas de ciertos primogénitos (Nm. 26:29). El clan de Maquir, belicoso, conquistó Galaad. Este distrito fue entregado a los maquiritas por orden de Moisés (Nm. 32:39, 40; Jos. 17:1). En Jue. 5:14
Maquir se refiere poéticamente al conjunto de Manasés al este del Jordán. (b) Hijo de Amiel, un morador de Lodebar, al este del Jordán (2 S. 9:4, 5). Suministró víveres a David durante la rebelión de Absalón (2 S. 17:27).
nom, MAR tip, MARA ver, ADRIÁTICO, BRONCE, MEDITERRÁNEO, SODOMA, GOMORRA vet, (a) Vasta extensión de agua, que contrasta con la tierra seca (Gn. 1:10; Sal. 8:9; Ap. 7:1-3; 21:1). (b) Una parte de esta vasta extensión (Gn. 49:13; Hch. 10:6); también reciben este nombre grandes masas de agua lacustres (Nm. 34:11, 12; Mt. 4:18). Los principales mares que los israelitas conocieron fueron el Mediterráneo, el mar Rojo, el mar Muerto y el mar de Galilea (lago de Genesaret). Son diversos los nombres bíblicos que se refieren al Mediterráneo: el mar grande, el mar de los filisteos, el mar occidental (Zac. 14:8, véase MEDITERRÁNEO). El mar Muerto se llama también: mar Salado, mar oriental, mar del Arabá o de la llanura (véase MAR MUERTO más adelante). El mar de Galilea se llamaba asimismo: mar de Cineret, y mar o lago de Tiberias (véase MAR DE GALILEA más adelante (i)). (c) El sistema de canales de irrigación derivados de grandes cursos de agua, como el sistema del valle del Éufrates (Jer. 51:36, 42), y del Nilo (Nah. 3:5).
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nom, MAR ADRIÁTICO. Véase ADRIÁ. nom, MAR DE ARABÁ. Véase MAR MUERTO. nom, MAR DE BRONCE. Véase BRONCE (Mar de.) nom, MAR DE CINERET. Véase MAR DE GALILEA. nom, MAR DE EGIPTO. Véase MAR ROJO. nom, MAR DE GALILEA tip, MARA ver, ADRIÁTICO, BRONCE, MEDITERRÁNEO, SODOMA, GOMORRA sit, A1, 490, 309 vet, Lago de Genesaret. Lago de agua dulce alimentado por el río Jordán. En la antigüedad se llamaba mar de Cineret (Nm. 34:11); más tarde, lago de Genesaret (Lc. 5:1; Ant. 18:2, 1; cfr. 13:5, 7; 1 Mac. 11:67), y mar de Galilea o de Tiberias (Jn. 6:1; 21:1. En árabe se llama aún «Bahr Tabariya». Este lago se halla rodeado de colinas, excepto allí donde entra y sale el Jordán. Las colinas de su ribera occidental llegan a 304 metros y más; las alturas de la ribera suroccidental son similares, pero las del noroeste son más bajas y menos escarpadas. A pesar de que su agua es dulce, este lago recibe el nombre de mar, a causa de su considerable extensión en relación con el país. De la embocadura a la desembocadura, el mar de Galilea excede los 20 Km.; su mayor anchura, frente a Magdala, es de 12 Km. Su ribera occidental no presenta grandes accidentes, en tanto que la oriental presenta una gran bahía que pasa desde Tell Hum, al norte, hasta Tiberíades, al sur. Se halla a unos 208 m. por debajo del nivel del Mediterráneo, lo que le da un clima semitropical. El Hermón, coronado de nieves perpetuas, no se halla lejos; en ocasiones se originan repentinas y violentas tempestades sobre sus laderas, que se abaten sobre el lago. Sus aguas abundan en peces; en la época de Cristo, los pescadores del lago de Galilea tenían en él un buen medio de vida. Zebedeo tenía a jornaleros empleados en su negocio de pesca (Mr. 1:20). Tristram enumera 22 especies de peces: 2 de «Blenniidae», 7 de «Chromidae», 1 de «Siluridae» y 12 de «Cyprinidae». Ciertas especies han recibido nombres de personajes
bíblicos, como «Chromis Andreae», «Chromis Simonis» y «C. Magdalenae». Los mejores peces de este lago son el siluro («Clarias macranthus») y el barbo («Barbus longiceps»). El siluro, llamado corazín por Josefo (Guerras 3:10, 8), pertenece a la misma familia que el pez gato, y llega hasta los 90 cm. de long. El más abundante es el «Chromis tiberiadis». Se han observado bancos de estos peces de hasta 4.000 m2. La pesca se efectúa con red, desde barcas, o desde la costa. Estas mismas especies de peces se hallan en el Jordán y en sus afluentes. nom, MAR DE LOS FILISTEOS. Véase MEDITERRÁNEO. nom, MAR DE TIBERIAS. Véase MAR DE GALILEA. nom, MAR GRANDE. Véase MEDITERRÁNEO. nom, MAR MUERTO tip, MARA ver, ADRIÁTICO, BRONCE, MEDITERRÁNEO, SODOMA, GOMORRA sit, a3, 448, 238 vet, Nombre dado a la masa de agua que la Biblia llama mar Salado (Gn. 14:3; Nm. 34:12; Dt. 3:17; Jos. 3:16) y mar del Arabá (Dt. 3:17; Jos. 3:16) y mar oriental (Ez. 47:18; JI. 2:20; Zac. 14:8). Josefo lo llama mar de asfalto (Asfaltitis, Ant. 1:9, 1). Ya a partir de la segunda mitad del siglo II d.C., los griegos lo llamaban mar Muerto (Pausanias). Se halla situado en la profunda depresión que cruza Palestina de norte a sur. El Jordán aporta la mayor parte de sus aguas, con una media de 6 millones de metros cúbicos por día. La mayor profundidad del mar Muerto es de 393 m., y su nivel se halla a 398 m. por debajo del Mediterráneo. La zona meridional, donde deben hallarse sepultadas bajo las aguas «las ciudades de la llanura» (véanse SODOMA, GOMORRA), tiene sólo de 2 a 6 m. de profundidad. Tiene una forma alargada, que se puede asimilar a la de un gran rectángulo, presentando en su costa suroriental una península llamada Lisán (Lengua) La longitud media del mar Muerto de norte a sur, es de 80 Km., pero esta longitud varía a lo largo del año por cuanto una parte de la cuenca meridional está en ocasiones seca y en ocasiones inundada. La anchura, ligeramente al norte de Engadí, tiene algo más de 16 Km , la superficie mide
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alrededor de 1.000 Km. El mar Muerto se halla rodeado de acantilados, excepto en la zona de la entrada del Jordán. En algunos lugares hay, entre los acantilados y el agua, unas estrechas playas. En otros lugares, la costa está constituida por los mismos acantilados, que se elevan formando sucesivas terrazas, que continúan a lo largo de la zona inferior del valle del Jordán. Al oeste del mar, cerca de En-gadí, los acantilados dominan la costa a 594 m. de altura; un poco más al norte, en Ras esh Shufk, sobrepasan los 770 m. Las vertientes de la costa occidental contienen bitumen en estado sólido y, en ciertas zonas, también líquido. En la costa oriental se elevan los escarpados montes de Moab, desde 762 a 1.000 m. por encima del nivel del mar Muerto. El mar Muerto es una de las masas de agua más famosas de toda la superficie del Globo. No hay ningún otro mar cuya superficie esté en una zona tan profunda de la tierra. La concentración de sal en las aguas marinas oscila alrededor del 2 y 3 %, en tanto que las del mar Muerto tienen del 24 al 26 %. Como consecuencia, los cuerpos humanos se hunden poco; al salir del agua, la piel de los bañistas queda cubierta de sal de manera que, si tiene un arañazo, le provoca un verdadero dolor. Esta concentración de sal proviene de las aguas de la lluvia que, caídas sobre los montes de Judea, llegan al mar después de haber pasado por los montes de sal de la costa suroccidental; se debe también a la naturaleza del fondo, muy rico en cloruro de sodio, de magnesio y de calcio. El Jordán y sus afluentes, junto con otros torrentes que desembocan en el mismo mar, llevan minerales; al no haber salida, la sal se queda y se va acumulando año tras año, en tanto que el agua va desapareciendo debido a la intensa evaporación, acelerada por el ardiente aire del desierto. El moderno Estado de Israel ha comenzado la explotación industrial de sus riquezas minerales, y se ha calculado que su acumulación podría ser suficiente para suplir durante mucho tiempo el consumo mundial de todos los materiales mencionados. No se conoce en aguas del mar Muerto ningún tipo de vida orgánica. Sin embargo, se ha informado de la presencia de algunos peces al sur de la península «Lisán». Según el profeta Ezequiel, el sanamiento de estas aguas, y su repoblación piscícola, constituirán el símbolo de la regeneración lograda por el establecimiento glorioso del Reino de Dios (Ez. 47:6-12).
nom, MAR OCCIDENTAL. Véase MEDITERRÁNEO. nom, MAR ORIENTAL. Véase MAR MUERTO. nom, MAR ROJO tip, MARA ver, ADRIÁTICO, BRONCE, MEDITERRÁNEO, SODOMA, GOMORRA sit, a8, 201, 365 vet, Los hebreos lo llamaban «Yam sûph», «mar de las cañas». El término gr. traducido literalmente como mar Rojo es «Erythra Thatassa», empleado por Herodoto (2:8), la LXX (Éx. 15:4, 22) y Josefo (Ant. 2:11, 1; 15, 1). Se desconoce el origen de este nombre. Los griegos lo derivaron del de Erythras, un fabuloso rey del que se creía que había reinado sobre un país situado sobre este mar (Estrabón, 16:3, 5; 4:20; Plinio, Hist. Nat. 6:23). Erythras se correspondería con Edom, que en heb. significa gente roja por piel cobriza: los edomitas y fenicios. Se supone también que el nombre puede provenir de los bancos de corales que llenan el fondo de este mar y que se hallan a lo largo de sus costas. Los geógrafos de la antigüedad llamaban mar Rojo no sólo al conocido por este nombre en la actualidad, sino también al océano Índico y al golfo Pérsico. El mar Rojo de los geógrafos modernos mide unos 2.400 Km. de longitud y unos 240 Km. de anchura. Limita al norte con los golfos de Ákaba y de Suez, bañando la península del Sinaí en sus dos costas. El golfo de Ákaba, al oriente, tiene unos 160 Km. de longitud por 24 de anchura. En su extremo norte se halla el moderno puerto israelita de Elat y las ruinas de Ezión-geber, además del puerto jordano de Ákaba. El golfo de Suez al oeste de la península mide 290 Km. de largo y 32 de ancho. En la antigüedad se extendía unos 50 Km. más al norte, cubriendo los lagos Timsah y Amargos. Las riberas de estos dos lagos se hallan cubiertas de juncos, lo que explica el nombre heb. «mar de las cañas». El término heb. «Yam sûph» designa el mar al este de Egipto (Éx. 19:19); los israelitas acamparon cerca del «mar de las cañas», no lejos del Sinaí (Nm. 33:10, 11). Al tomar la ruta de Yam sûph, esto es, al dirigirse hacia el golfo de Ákaba, Israel rodeó el territorio de Edom (Nm. 21:4). Ezión-geber, en el país de Edom, estaba sobre este mar (1 R. 9:26). El pueblo, conducido por Moisés, atravesó el Yam sûph, donde
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desaparecieron los ejércitos egipcios lanzados en persecución de Israel. Según las afirmaciones reiteradas de las Escrituras, se piensa que los israelitas atravesaron este mar a la altura del golfo de Suez, por la altura de los actuales Lagos Amargos. La navegación en el mar Rojo presenta siempre ciertos riesgos. Los vientos cambian bruscamente de dirección, y con frecuencia alcanzan una fuerza extraordinaria. En la antigüedad, los viajes de un extremo al otro del mar Rojo se veían extremadamente dificultados debido a este hecho. En la parte septentrional de este mar, el viento sopla en dirección sur durante nueve meses del año. En la parte sur, el viento sopla hacia el norte durante el mismo período. Los arrecifes de coral y las islitas que existen en numerosos parajes constituyen otro peligro. nom, MAR SALADO. Véase MAR MUERTO. nom, MARA tip, RIOS BIOG MUJE MUAT sit, a4, 111, 313 vet, = «amargo, amargura». (a) Fuente de aguas amargas en el desierto de Shur, en el camino al Sinaí. Tres días o más después de haber atravesado el mar Rojo, los israelitas acamparon en Mara. La mala calidad del agua los hizo murmurar contra Moisés. Con una cierta madera, que Dios les ordenó arrojar a estas aguas, las volvieron dulces (Éx. 15:23-26; Nm. 33:8, 9). Por lo general, se identifica Mara con «'Ain Hawãrah», a unos 75 Km. de Suez, y a pocos Km. del mar Rojo, del que Mara está separado por una cadena de colinas. El pozo es mucho más grande en el fondo que en el brocal. Su profundidad es de unos 7 a 8 m. Al ser el suelo de la región rico en sodio, el agua es salina y amarga. (b) Sobrenombre que Noemí se dio para evocar sus duelos (Rt. 1:20). nom, MARANATA tip, ESCA ver, ANATEMA vet, En arameo: «El Señor viene» (1 Co. 16:22). Este término se puede también leer «Marana tha»: «¡Ven, Señor!» Ésta era una breve oración de los primeros cristianos, mencionando el retorno de Cristo,
pidiendo su venida en gloria, «su parusía» (véase ANATEMA.) nom, MARAVILLA tip, MILA ver, MILAGRO, SEÑAL vet, Palabra muy a propósito para denotar los milagros que se registran en las Escrituras (Éx. 15:11; Dt. 6:22; Sal. 136:4; Jl. 2:30; He. 2:4). (Véanse MILAGRO y SEÑAL.) nom, MARCA vet, En la versión Reina-Valera este término traduce los siguientes vocablos: (A) «Chotham» (heb.: «sello»), se traduce así únicamente en un pasaje del AT (Cnt. 8:6) (B) «Stigma» (gr.: «marca») es un término que denota bien un tatuaje, bien una marca de hierro candente. El apóstol, que había sido azotado y apedreado en varias ocasiones, llevaba sobre su cuerpo unas evidentes marcas de sus sufrimientos por causa del nombre de Jesús (Gá. 6:17). (C) «Charagma» (gr.: «grabado») se traduce como marca en diversos pasajes de Apocalipsis que tratan de la marca de la Bestia. Está relacionado con el verbo estampar, imprimir. nom, MARCIÓN. Véase PRÓLOGOS MARCIONITAS. nom, MARCOS tip, BIOG HOMB HONT ver, MARÍA vet, (lat. «marcus», «gran martillo»). El evangelista al que se le atribuye, desde las primeras fuentes históricas, la paternidad del segundo Evangelio. Marcos es un sobrenombre (Hch. 12:12, 25); además, en Hechos se le designa sólo por su primer nombre: Juan (Hch. 13:5, 13). Su madre, una de las Marías, debía tener una buena situación económica, porque tenía una casa en Jerusalén donde se reunían los cristianos (Hch. 12:12-17). (Véase MARÍA.) Son muchos los judíos que llevan sobrenombres latinos en el NT (Hch. 1:23; 13:9) y la yuxtaposición de Marcos a Juan no implica en absoluto que fuera de ascendencia mixta, judía y pagana. Marcos acompañó a Bernabé, su tío (Col. 4:10), y a Pablo, de Jerusalén a Antioquía de Siria (Hch. 12:25), y después en su viaje misionero (Hch.
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13:5). Por una razón que se desconoce, Marcos lo dejó en Perge (Hch. 13:13) volviéndose a Jerusalén. Sea cual fuere el motivo de esta separación, Pablo lo desaprobó con tanta intensidad que rehusó dejar que Marcos le acompañara en un segundo viaje (Hch. 15:38). Entonces Bernabé, separándose de Pablo, se embarcó con Marcos para proseguir la evangelización de Chipre. Desde entonces ya no se sabe nada de Marcos durante diez años. Se le vuelve a hallar en Roma uniendo sus saludos a los de Pablo (Col. 4:10; Flm. 24). Sus diferencias habían desaparecido. Más tarde, Pablo habla de Marcos en términos elogiosos «Toma a Marcos y tráele contigo porque me es útil para el ministerio» (2 Ti. 4:11) implicando esta mención que Marcos había estado en Asia Menor, y quizás aún más al este. Esta suposición concuerda con el pasaje de 1 P. 5:13, siempre y cuando se entienda Babilonia en sentido literal. Pero menciona a Marcos como hijo suyo, calificativo éste que, si no es sólo un término de afecto, puede significar que Marcos era uno de los convertidos de Pedro. Este último, cuando fue librado por el ángel, se había dirigido a la casa de la madre de Marcos (Hch. 12:12), lo que es una indicación de las tempranas relaciones del apóstol con esta familia. No sabemos si Marcos había sido un discípulo inmediato de Jesús. Sobre este punto la tradición no habla de manera unánime. Muchos son los que creen que el joven que escapó dejando la sábana con que se cubría en manos de sus perseguidores, durante el arresto de Jesús, era Marcos (Mr. 14:51, 52). Ninguno de los otros evangelistas menciona este incidente, y parece que la razón de su inclusión es que se trata de una reminiscencia personal. Se desconocen la fecha y lugar de la muerte de Marcos. Una tradición muy antigua lo presenta como el «intérprete de Pedro». Entre los testimonios del siglo II, Papías de Hierápolis escribe alrededor del año 140 d.C., citando las palabras de «un antiguo»: «Marcos, que vino a ser el intérprete de Pedro, redactó con cuidado, pero no en orden, todos los recuerdos de Pedro acerca de lo que el Señor había dicho y hecho. En efecto, Marcos no había oído ni seguido al Señor. Más tarde, como ya he dicho, acompañó a Pedro, que enseñaba siguiendo las necesidades del momento, y no con la intención de dar un relato sistemático de las palabras del Señor. Al redactar estos relatos, Marcos no cometió error alguno, ya que tomó gran cuidado en no omitir nada de lo que había oído ni añadir nada que no fuera verdad» (Eusebio, «Historia Eclesiástica» 3:39). Esta alusión a Marcos, intérprete de Pedro, puede significar que lo acompañó hasta el final de su
apostolado itinerante y que le sirvió de portavoz ante audiencias paganas. Hemos visto que Marcos estuvo en Roma al mismo tiempo que Pablo. Una insegura tradición le atribuye la fundación de la iglesia en Alejandría de Egipto. La formación de Marcos, además de su relación estrecha con los principales apóstoles, lo habían preparado admirablemente para la redacción de su Evangelio. nom, MARCOS (Evangelio) tip, LIBR CRIT LINT ver, EVANGELIOS, QUMRÁN, EVANGELIO vet, El segundo de los cuatro Evangelios, lo que no nos indica nada necesariamente acerca del orden de su redacción. Su brevedad (es el más corto de los cuatro) no proviene por lo general de su concisión, porque es abundante en detalles. Se desarrollan rápidamente una serie de escenas poderosamente evocadoras. El orden cronológico es más ajustado que en Mateo y Lucas. Marcos nos da más los gestos y actos de Cristo que sus discursos. No cita más que cuatro parábolas, pero relata dieciocho milagros, y solamente da íntegro uno de los más largos discursos de Jesús (Mr. 13). Marcos insiste en el poder de Cristo, el hijo de Dios (Mr. 1:11; 5:7; 9:7; 14:61; también Mr. 8:38; 12:1-11; 13:32; 14:36), el salvador triunfante. Los dos temas esenciales de este Evangelio son el ministerio en Galilea (Mr. 1:14-9:51) y la última semana en Jerusalén (Mr. 11:1-16:8). Estas dos secciones están conectadas con un breve relato acerca del período intermedio (Mr. 10:1-53). Plan del Evangelio: (a) Preludio del Evangelio de Jesucristo: ministerio de Juan el Bautista, bautismo y tentación de Jesús (Mr. 1:1-13). (b) Inicio del ministerio galileo: lugar, mensaje, y vocación de los primeros cuatro apóstoles, milagros en Capernaum y Galilea (Mr. 1:14-45). (c) Triunfo de Cristo sobre la oposición que se iba articulando. Curación del paralítico, banquete de Leví, discurso sobre el ayuno, controversia acerca del sábado (Mr. 2:1-3:6). (d) A pesar de la creciente oposición, se va extendiendo la obra de Cristo entre las multitudes; elección de los doce; réplicas a los fariseos; intervención de la madre y de los hermanos de Jesús; parábolas del sembrador, de la semilla que crece secretamente, de la semilla de mostaza; grandes milagros: el apaciguamiento de la tormenta, la curación del endemoniado gadareno, de la mujer con flujo de sangre, resurrección de la hija de Jairo; segundo rechazamiento en Nazaret;
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misión de los doce; investigación de Herodes acerca de Jesús y ejecución de Juan el Bautista; primera multiplicación de panes; Jesús andando sobre las aguas; ataque de Jesús al tradicionalismo de los fariseos (Mr. 3:7-7:23). (e) Periodo de relativo retiro correspondiente al ministerio galileo posterior: curación de la hija de la mujer sirofenicia en las regiones de Tiro y de Sidón; de un sordomudo en Decápolis; segunda multiplicación de los panes, rechazo de dar una señal a los fariseos; advertencia a los discípulos de guardarse de ellos; curación de un ciego cerca de Betsaida; visitas a pueblos de la demarcación de Cesarea de Filipos; confesión de Pedro; anuncio de la pasión de Jesús; transfiguración; curación de un endemoniado; Jesús predice de nuevo su muerte; retorno a Capernaum; recomendaciones a los discípulos (Mr. 7:24-9:50). Este período queda particularmente detallado en Marcos. (f) En Perea; fin del ministerio de Cristo: pregunta de los fariseos sobre el divorcio; bendición de los niños; el joven rico; respuesta de Jesús a los discípulos; subida a Jerusalén; tercera predicción de su muerte; petición de Jacobo y Juan; restitución de la vista al ciego Bartimeo (Mr. 10). (g) La última semana: entrada triunfal en Jerusalén; maldición contra la higuera; segunda purificación del Templo; pregunta de los delegados del sanedrín; parábola de los viñadores; preguntas capciosas de los fariseos, herodianos, saduceos y de un escriba; Cristo los interroga a su vez acerca del tema del hijo de David; breve acusación contra las fariseos y los escribas (cfr. Mt. 23); la ofrenda de la viuda; discurso pronunciado sobre el monte de los Olivos; traición de Judas y cena en Betania; breve descripción de la última tarde con los discípulos e institución de la Cena; la agonía en Getsemaní; el arresto; la comparecencia nocturna de Jesús ante el sanedrín; negaciones de Pedro; Jesús ante Pilato; crucifixión; sepultura; un ángel anuncia a ciertas mujeres la resurrección de Cristo (Mr. 11:1-16:8). Los doce últimos versículos del Evangelio de Marcos han sido y son tema de controversia textual. Hay una parte de comentaristas que opina que no pertenecen al original final de Marcos. Sin embargo, no hay razones de verdadero peso para dudar de la genuinidad de Mr. 16:9-20, y sí buenas razones para aceptar la paternidad de marcana: (a) Aunque Eusebio de Cesarea omite el pasaje, y también los mss. Vaticanus y Sinaíticus, además de otras copias, aparece en los más antiguos y más acreditados mss., en todas las colecciones de
Evangelios, y en todas las versiones clásicas de la Biblia (excepto en la edición romana del árabe). (b) Milita a su favor también una gran proporción de los Padres de la Iglesia más anteriores y más dignos de confianza. Como bien dice W. Kelly: «No hay dudas acerca del hecho de que esta sección ya era conocida en su lugar en el siglo II, o sea, antes de la existencia de ninguno de los testimonios que lo omita o que ponga en duda su paternidad» («The Bible Treasury», sept. 1887, p. 335). Lachmann lo acepta sin dudarlo un momento, en tanto que Tregelles reconoce que las pretendidas dificultades que presenta son en realidad pruebas de su genuinidad. Para un examen de las cuestiones lingüísticas generalmente presentadas en contra de la genuinidad de este pasaje, cfr. la anterior referencia de Kelly, loc. cit. Desde mediados del siglo II el Evangelio de Marcos era ya bien conocido y estaba muy difundido por las iglesias cristianas. Figura en el Diatessaron de Taciano (Armonía de los cuatro Evangelios). Ireneo, en el último cuarto del siglo II, cita este Evangelio en numerosas ocasiones, afirmando que Marcos era su autor. Al igual que otros antes que él (como Papías), hace de Marcos el discípulo e intérprete de Pedro. Hay un gran número de detalles entrañables que informa Marcos que dan evidencia de que, en efecto, el redactor estaba transcribiendo los recuerdos de un testigo ocular (Mr. 1:40; 2:1-4; 3:5; 5:4-6; 6:39, 40; 7:34; 8:33; 10:21; 11:20). Los hechos conocidos sólo por Pedro ocupan más extensión en este Evangelio que en los otros (cfr. las negaciones de Pedro). El silencio de Marcos acerca de lo que podía dar honor a Pedro (Mt. 16:17-19; Lc. 5:3-10) evidencia también la reserva propia debida a la modestia del testigo. Pero esta impronta de Pedro no excluye las otras fuentes. Marcos pudo conseguir relatos de testigos oculares como Bernabé, su tío, de Pablo, y de otros miembros de la comunidad primitiva, de discípulos que frecuentaban el hogar de su madre (Hch. 12:12, 17). La tradición afirma que Marcos redactó su evangelio en Roma, poco antes o poco después de la muerte de Pedro. Si éste es el caso, se sitúa entre el año 65 y 68 d.C. Hay exegetas que lo sitúan antes del año 60 d.C., ya que se piensa en la actualidad que el suyo fue el primero de los Evangelios Sinópticos redactado. Esto queda apoyado por el descubrimiento de antiguos fragmentos del Evangelio de Marcos en la cueva 7 de Qumrán (véanse EVANGELIOS y QUMRÁN). Marcos redactó evidentemente su Evangelio para los gentiles Entre otras evidencias
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se pueden dar las explicaciones que da acerca de los lugares, de las costumbres, de los vocablos (Mr. 1:9; 3:17; 5:41; 7:3, 4, 11, 34; 12:42; 14:12, 15; 22:42, etc.). Su gr. está salpicado de términos latinos, de donde se podría llegar a la conclusión, concordante con la tradición, que este Evangelio fue escrito en Roma. A diferencia de Mateo, Marcos no dice nada de la relación de Cristo con la ley mosaica. Hace sólo unas pocas alusiones al cumplimiento de las profecías, y apenas si cita el AT. (Para la cuestión de los Evangelios Sinópticos, véase EVANGELIO.) Bibliografía: Burdick, D. W.: «Marcos», en Comentario Moody del Nuevo Testamento (Editorial Moody, Chicago, 1965) Farmer, J. H.: «Mark», en ISBE (Wm. B. Eerdmans; Grand Rapids, Michigan, 1946); Fuller, D .O.: «Counterfeit or genuine, Mark 16? John 8?» (Kregel Pub., Grand Rapids, 1984); Graham Swift, C. E.: «Marcos», en Nuevo Comentario Bíblico (Casa Bautista de Publicaciones, 1977); Kelly, W.: «An Exposition of the Gospel of Mark» (Bible Truth Publishers, Oak Park, Illinois, 1866, reimpr. 1971), Kelly, W.: «Lectures Introductory to the Gospels» (Bible Truth Publishers, 1866, reimpr. 1970); véase también la defensa de la genuinidad de Mr. 16:9-20 en The Bible Treasurv, sep. 1887, pp. 335-336 (reimpr. 1969, H. L. Heijkoop, Winschoten, Holanda). Otras obras de excepcional interés sobre la antigüedad del texto del segundo Evangelio son: O'Callaghan, S. I.: «Los papiros griegos de la Cueva 7 de Qumrán» (BAC, Madrid, 1974); Estrada, D. y White Jr., W.: «The First New Testament» (Nelson, Nashville y New York, 1978). nom, MARDIKH tip, ARQU CRIT ver, TELL, MONOTEÍSMO sit, a4, 210, 84 vet, Yacimiento arqueológico al norte de Siria; se halla alrededor de mitad de camino entre Hama, al sur, y Aleppo, al norte, aunque algo más cerca de la última que de la primera, y alrededor de un kilómetro al este de la carretera principal entre estas dos ciudades. Se trata de un descubrimiento de gran importancia, que ha suscitado numerosas discusiones, incluso políticas, y que ha aportado una gran masa de datos sobre el desarrollo de la
civilización en aquella zona del mundo. Sin embargo, en este artículo sólo se tratarán aquellas cuestiones que tienen una relevancia más directa con la Biblia. Tell Mardikh (véase TELL) es el montón de ruinas estratificadas de la antigua Ebla, conocida anteriormente sólo en inscripciones acádicas. Las excavaciones de este tell, de grandes dimensiones, fueron iniciadas en 1964 por un equipo italiano de la Universidad de Roma, dirigido por Paolo Matthiae. La confirmación de las sospechas de que se podía tratar de Ebla llegó en 1968 con el hallazgo de unas inscripciones votivas, y en las que el rey Ibbit-Lim se identifica como rey de Ebla. Pero en la campaña de 1974/75 vino el gran hallazgo: se descubrieron los archivos públicos y reales de la ciudad, recogiéndose alrededor de 15.000 tabletas de arcilla escritas en cuneiforme. Este y otros varios descubrimientos en la ciudad de Ebla dieron evidencia de que había sido una metrópolis imperial, que ejercía su control político sobre una extensa área, y que tenía tratos comerciales con lugares muy apartados, incluyendo Ur cerca del golfo Pérsico, Asdod y Laquis en el sur de Palestina, Ákaba sobre el mar Rojo, Kanish en Asia Menor, y Nínive y Assur. El poderío político que llegó a alcanzar se evidencia del texto de un tratado en el que se establecen las condiciones de intercambio comercial y protección de los súbditos en las zonas controladas por Ebla sobre Assur, en el que el rey de Ebla es el poder dominante (TM.75.G.2420, cfr. G. Pettinato: «The Archives of Ebla», PP. 103-105). A. El lenguaje de estos textos cuneiformes ha sido descrito como «paleocananeo», mostrando fuertes afinidades lingüísticas con el fenicio, ugarítico y hebreo. Así, el eblaíta pertenece a la familia de lenguajes de la que surgiría el hebreo hablado por los israelitas. B. Marco histórico. Los niveles arqueológicos de Tell Mardikh van desde el protohistórico (Mardikh I fechas asignadas de 3500 2900 a.C.) hasta el romano tardío y bizantino (Mardikh VII siglos III a VII d. C.). Los niveles de mayor interés en lo que respecta a la relevancia bíblica de Ebla son Mardikh II B 2, que cubre, según Paolo Matthiae el periodo de 2250-2000 a.C. y Mardikh II A, donde se han hallado los textos de «la época archival» (alrededor del 2500 a.C.), con itinerarios, vocabularios, transacciones comerciales, etc., y con menciones de la tierra de Canaán y de ciudades cananeas. C. Ebla y Canaán. Con anterioridad a los descubrimientos de Tell Mardikh, la primera mención extrabíblica de
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Canaán que se conocía era la de Alalakh, muy posterior, en muchos siglos, a la era de los patriarcas. Por ello, se pretendía que los capítulos bíblicos referentes a los patriarcas eran tardíos, precisamente por su referencia a Canaán. Sin embargo, en una tableta de Ebla se relata el envío de una estatua al «señor de Canaán» ('be kà-na-naim). Esta mención, hallada en el nivel Mardikh II A, no deja duda de que este nombre era conocido y usado en la época de los patriarcas y antes de ellos. Otras menciones interesantes son las de las ciudades de Biblos, Asdod, Jafa, Akko (Acre), Sidón, Beirut, Alalakh, Meguido, Laquis, Damasco, Homs y Hama. D. Las ciudades de la llanura. Durante mucho tiempo se ha mantenido en círculos «críticos» la pretensión de que Génesis 14 y 18-19 son pasajes ahistóricos debido al silencio extrabíblico acerca de las cinco ciudades de la llanura mencionadas allí: Sodoma, Gomorra, Adma, Zeboim y Bela. Fue, pues, de sumo interés la comunicación dada por Giovanni Pettinato, epigrafista jefe de la expedición de Tell Mardikh, acerca de la relación de Ebla con las cinco ciudades de la llanura. Hablando ante la reunión anual conjunta de la «Society of Biblical Literature», de la «American Academy of Religion» y de la «American Schools of Oriental Research», celebrada en St. Louis el 29 de octubre de 1976, informó del hallazgo de una tableta con un gran texto económico en el que, entre muchos nombres de ciudades que mantenían transacciones comerciales con Ebla, había identificado los nombres de las cinco ciudades de la llanura. Y las ciudades de la tableta aparecían relacionadas en el mismo orden que las de Génesis 14:2: «si-da-mu» (heb. «Sêdõm», Sodoma), «è-ma-ra» (heb. «'Ãmõrãh», Gomorra), «adma» (heb. «'Admãh», Adma),« si-ba-i-um» (heb. «Zeboiim», Zeboim), «be-la» (heb. «Bela'», Bela). David Noel Freedman, editor de «Biblical Archaeologist», afirma en su artículo «The real story of the Ebla Tablets» (BA, vol. 41, dic. 1978, PP. 150, 151), que el nombre alternativo de Bela, Zoar (cfr. Gn. 14:2) aparece también en otra tableta de Ebla. En esta tableta se explica que Zoar es una población en el distrito de Bela, que constituía un complejo urbano de mayor tamaño. Aún más, Freedman afirma que en una conversación privada con Pettinato éste le informó que en otra tableta descubierta en los archivos se daban los nombres de los reyes de la pentápolis de la llanura (cfr. Gn. 14:2). Pettinato recordaba el nombre del rey de Adma, que en la tableta era «bi-ir-sa». Este nombre se correspondía morfológicamente con el
Birsa de Gn. 14:2 (heb.: «birsa'»). En Gn. 14:2 quien tiene este nombre es el rey de Gomorra. Esto lleva a dos reflexiones: (a) Se debe recordar que los textos de Ebla y el pasaje de Gn. 14:2 no reflejan personajes contemporáneos, sino separados por un espacio de varias generaciones. (b) Sin embargo, la mención de este nombre, que sólo aparece en este texto bíblico, lo sitúa en su apropiado marco histórico. Se debe recordar el hecho evidente de que los mismos nombres se puedan dar y se dan a personas diferentes, por lo que no es de sorprender que hubiera reyes diferentes de distintas ciudades con el mismo nombre. Este es un hecho común en la historia (cfr. Joram, rey de Israel, 2 R. 1:17; Joram rey de Judá, 1 R. 22:50, y Joram, hijo de Toi rey de Hamat, 2 S. 8:10, etc.). Es posible que los dos Birsa pertenecieran a la misma dinastía, o que hubiera entre ellos lazos más o menos cercanos de descendencia. Toda esta cuestión sufrió un giro inesperado, cuando Pettinato se echó atrás de sus anteriores afirmaciones. El gobierno sirio, alarmado ante las evidentes relaciones entre Ebla y el marco bíblico de Génesis, y temeroso de que ello pudiera constituir un adicional apoyo para las tesis sionistas sobre las que se basa el estado de Israel, presionó a los investigadores para que desmintieran las anteriores comunicaciones, e impuso una censura sobre las tabletas de Ebla (cfr. Biblical Archaeology Review, marzo-abril 1979; julio-agosto, PP. 9-11). Como resultado, la postura actual es la de una extrema precaución en las declaraciones de los integrantes de estas excavaciones, que se desarrollan en suelo sirio y con patrocinio del gobierno de Damasco. Ello, unido a la censura siria, ha hecho que todo este tema desemboque en una situación tensa y lamentable. Sin embargo, se sigue concediendo que «puede» haber mención de «si-da-mu» (Sodoma) y de «sabi-im» (Zeboim) en las tabletas de Ebla (M. Dahood, S. J., en un apéndice a la obra de Giovanni Pettinato: «The Archives of Ebla», p. 278). Por otra parte, Freedman publica la afirmación de Dahood de que «Giovanni [Pettinato] me dice que considera la lectura de los dos primeros nombres, Sodoma y Gomorra, bien ciertos» (Freedman, artículo citado, p. 143). Además, M. Dahood, en «Eblaite and Biblical Hebrew», Catholic Biblical Quarterly, vol. 44 (1982), PP. 17, 18, da evidencia acerca de Sodoma, mostrando que aparecen «sa-dam'» (texto TM75.6.2231 obv. X4) y «ak-kà-bù'»
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(Ákaba) en la misma columna (obv. X12). Dahood documenta que la variación «si-da-mu'» anteriormente mencionada es una variación ortográfica del cuneiforme (cp. Dahood, op. cit., p. 287). E. Nombres divinos. Otro factor de extremado interés es la aparición en las tabletas de nombres con elementos componentes en «-il» y «-ya» (correspondientes a «EL» y «YAH»). Algunos de estos nombres son: «en-an-il» y «en-an-ya», «is-ra-il» e «is-ra-ya», «is-ma-il» e «is-ma-ya», «mi-kà-il» y «mi-ká-ya». Hay muchos otros. Pettinato ofrece evidencia concluyente de que «-il» y «-ya» son nombres divinos genéricos, y que no tienen ningún otro papel, como algunos han alegado. Por ejemplo, se ha argumentado en «-ya» podía tener el papel de formar el diminutivo del nombre. Con ello se intenta negar el conocimiento temprano del nombre Yah aplicado a la divinidad. Pettinato observa («the Archives of Ebla», p. 249), que la partícula «-ya» sustituyó a la partícula «-il» en los nombres durante el reinado de Ebrium. Además de este hecho, que señala a una reforma religiosa durante el reinado de Ebrium, Pettinato indica nombres en los que no es posible que «-ya» tenga una función de diminutivo, como p. ej., «'ìa-ramu», «Ya es exaltado», donde está al comienzo del nombre y va acompañado del determinante «dingir» (dios). Además, numerosos otros nombres muestran distintos sufijos en los que se trata de nombres de otras divinidades. Así, se puede señalar: «a-dam-ma-lik», «el hombre de Malik» (Moloc); «ib-na-ma-lik», «Malik ha creado»; «i-ad-da-mu», «mano de Damu»; «is-máda-mu», «Damu ha oído»; «i-ti-il/ya», «Il/Ya ha dado»; «en-na-il/ya», «Il/Ya ha mostrado favor»; «mi-kà-il/ya», «¿quién es como Il/Ya?». Estos nombres constituyen evidencia de que en aquella época persistía una memoria de la revelación primordial de Dios, que había sido conocida por Noé y sus descendientes, y cuyo conocimiento era preservado en líneas cada vez más y más reducidas (cfr. Melquisedec; Ro. 1:1823, etc.). A decir de Pettinato, «esta cultura, ciertamente politeísta, estaba en camino hacia un «henoteismo» [creencia en un Dios supremo sobre otros dioses) virtualmente declarado» («Archives of Ebla», p. 260). Esta interpretación surge de la previa aceptación de un concepto evolucionista del pensamiento religioso. Toda la evidencia señala más bien en un abandono constante del monoteísmo y la caída gradual hacia un politeísmo. No hay prueba alguna de la
concepción evolucionista (véase MONOTEÍSMO). Sin embargo, quedan rastros de un monoteísmo original, en el himno al Dios creador preservado en una de las tabletas (TM.75.G. 1982): Señor del cielo y de la tierra: la tierra no era, tú la creaste, la luz del día no era, tú la creaste, la luz de la mañana tú no habías [aún] hecho existir. Señor: palabra eficaz Señor: prosperidad Señor: heroísmo Señor:... Señor: infatigable Señor: divinidad Señor: quien salva Señor: vida dichosa Son claras las implicaciones de este texto. A pesar de los quinientos dioses registrados del panteón eblaítico y del crudo politeísmo manifestado en la religión del pueblo, se halla un antecedente, en creciente olvido, del primitivo monoteísmo: Dios es el Señor de los cielos y de la tierra, de la luz, y está también ocupado en la vida diaria de los hombres. Aquí se ve un evidente resto de la antigua fe monoteísta. El epigrafista de Ebla, Pettinato, que mantiene la posición de que se estaba dando una evolución hacia el monoteísmo, afirma sin embargo el valor intrínseco de este himno: «¿Quién, de hecho, es el Señor del cielo y de la tierra? Ciertamente no es Dagán, ni Rasap, ni Sipis, sino DIOS en mayúsculas» («the Archives of Ebla», PP. 259-260). F. Ebla, a 240 Km. al sudoeste de Harán, hubiera sido una de las ciudades visitadas por Abraham en su migración desde Ur de los Caldeos hasta la tierra de Canaán, La extensión del imperio de Ebla, sus intensas relaciones comerciales con Ur y Canaán, la existencia de numerosos núcleos urbanos en aquella época, todo ello constituye un marco coherente con el indicado en Génesis como trasfondo de los patriarcas. A pesar de todos los problemas aparecidos en las excavaciones de Ebla, de las presiones políticas y de las diferencias resultantes entre los investigadores, de las declaraciones y retractaciones, es evidente que los hallazgos de Ebla son de gran importancia por su relación con la Biblia. Freedman (véase Bibliografía) considera que estos descubrimientos son de tal magnitud que deben ser tomados como base para la reevaluación de las posturas que se han mantenido hasta el presente acerca de la transmisión de la tradición
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bíblica. Asume él la postura de que la precisión bíblica en el registro de nombres y lugares exige la existencia de material escrito que cubra el periodo entre la época de los patriarcas y la de la redacción última del texto («The Tell Mardikh Excavations, the Ebla Tablets, and Their Significance for Biblical Studies», Near Eastern Archaeologist Society Bulletin (13[1979], p. 35). (Véanse también ABRAHAM, MARI, NUZU, UGARIT.) Bibliografía: Dahood M.: «Ebla, Ugarit and the Bible» en the Archives of Ebla (Doubleday Garden City, N. Y., 1981) Freedman D. N.: «The Real Story of the Ebla Tablets» ,Biblical Archaeologist, vol. 41, dic 1978, PP 143-164. Matthiae, P.: «Ebla: an Empire Rediscovered» (Doubleday, Garden City, N Y, 1980) Merrill, E. H.: «Ebla and Biblical Hitoncal Inerrancy», Bibliotheca Sacra (vol. 140, nº. 560, oct.-dic. 1983, PP. 302-321); Pettinato, G.: «The Archives of Ebla» (Doubleday, Garden City, N.Y. 1981); Wilson, C.: «Ebla Tablets-Secrets of a Forgotten City» (Master Books, San Diego, 1977). nom, MARDOQUEO tip, BIOG HOMB HOAT ver, ESTER vet, (posiblemente un término persa, «hombre pequeño», o acádico, de «Marduk», el principal dios de Babilonia. Véase también ESTER). (a) Benjamita, hijo o descendiente de Jair, hijo de Simei, hijo de Cis, de la tribu de Benjamín (Est. 2:5). El término relativo «el cual» en el v. 6 puede referirse al último nombre de la genealogía (cfr. 2 Cr. 22:9), indicando que Cis benjamita fue deportado junto con el rey Jeconías a Babilonia en el año 597 a.C., a menos que el relativo se refiera a un nombre anterior, como Jair. En tal caso, Mardoqueo descendería de Jair, benjamita deportado a Babilonia al mismo tiempo que Jeconías. Crió a Hadasa (Ester), hija de su tío. Mardoqueo la adoptó cuando ella quedó huérfana de padre y madre. Ester siguió sus instrucciones durante los acontecimientos que la llevaron al trono de Persia como reina, una de las esposas de Asuero (Jerjes; Est. 2:7-20), que reinó del año 486 al 464 a. C. Mardoqueo informó al rey, por medio de Ester, de la inminencia de un atentado, los dos conspiradores fueron ejecutados (Est. 2:21-23). El padre adoptivo de Ester rehusó prosternarse ante
Amán (se trataba de una señal normal de deferencia ante un superior). El motivo del rechazo a esta sumisión fue evidentemente la ascendencia amalecita de Amán (amalecita, descendiente de Agag). El menospreciado dignatario decidió vengarse de Mardoqueo y de todos los judíos. El rey le dio permiso para ello (Est. 3:5-11). Durante una noche de insomnio, el soberano hizo que le leyeran los anales del reino, y supo que Mardoqueo, que le había salvado la vida durante la conspiración de los dos eunucos, no había sido recompensado. Por la mañana, el monarca ordenó a Amán que llevara de paseo a Mardoqueo, vestido de los ropajes reales y montado sobre el caballo del rey, a través de Susa, y que proclamara delante de él: «Así se hará al varón cuya honra desea el rey». Esta orden le fue dada a Amán precisamente en la audiencia en la que él quería pedir al rey permiso para colgar a Mardoqueo de la horca. La exaltación de Mardoqueo señaló el principio de la caída en desgracia del agagueo, que perdió la vida junto con sus hijos. Mardoqueo llegó después a ocupar el segundo lugar en el Imperio (Est. 6-10). (b) Judío que volvió de Babilonia con Zorobabel (Esd. 2:2; Neh. 7:7). nom, MARESA tip, CIUD BIOG HOMB HOAT sit, a3, 212, 159 vet, = «a la cabeza». (a) Ciudad de la llanura de Judá (Jos. 15:44; cfr. 1 Cr. 4:21). Fortificada por Roboam (2 Cr. 11:8). Tuvo lugar una gran batalla entre el rey Asa y Zero el etíope cerca de Maresa (2 Cr. 14:9, 10). Durante el período helénico, fue una ciudad importante llamada Marissa, en la que habitaban edomitas (Ant. 13:9, 1; 14:1, 3, 9). Los partos la destruyeron en el año 40 a.C. Según Eusebio, sus ruinas se hallaban a dos millas romanas de Eleutherópolis. Bliss la sitúa en Tell Sandahannah, a 1,5 Km. al sur-sureste de Beit Djibrin. (b) «Padre» de Hebrón (1 Cr. 2:42), descendiente de Judá; el contexto sugiere que Maresa era el hermano de Mesa, primogénito de Caleb. No se cita en ningún otro lugar. nom, MARFIL tip, MATE vet, Material procedente de los colmillos de elefante, hipopótamo, morsa y otros animales. En heb.: «shen», diente, o «shenhabbîm», nombre
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compuesto cuyo elemento «habbîm» significa probablemente «elefantes». La primera mención del marfil en la Biblia se halla en el pasaje relatando los largos viajes de las naves de Salomón (1 R. 10:22; 2 Cr. 9:21), probablemente a la India; de marfil se hizo un trono para el soberano (1 R. 10:18). Más tarde, cuando Jerusalén se vio sumida en el lujo, se hacían camas de marfil (Am. 6:4), y había incluso casas adornadas o recubiertas de este precioso material (1 R. 22:39; Am. 3:15; Sal. 45:9). Se menciona como adorno de las naves fenicias (Ez. 27:6). Etiopía suministraba también marfil a los pueblos de la antigüedad (Herodoto 3:97, 114). nom, MARI tip, CIUD ARQU ver, HAMMURABI sit, a4, 336, 150 vet, Antigua ciudad en el curso medio del Éufrates, en el cual Tell Hariri, a 10 Km. al norte de Abu Kemal. Desde 1933, André Parrot dirigió unas excavaciones organizadas por el Museo del Louvre, cuyos resultados fueron sorprendentes. Esta ciudad exhibía una brillante civilización en el tercer milenio antes de Cristo, siguiendo la cronología convencional. Entre otras cosas, se han exhumado un templo a Ishtar, un zigurat, y sobre todo un inmenso palacio real (con una superficie de tres hectáreas) que comprende las estancias de los príncipes con salas de baño, etc., las oficinas del gobierno, e incluso una escuela de escribas. Se conservan todavía grandes pinturas murales y se han hallado también 20.000 tabletas de los archivos del palacio real. Muchas de estas tabletas con escritura cuneiforme forman parte de una correspondencia diplomática entre el último rey de Mari, Zimri-lim, con el famoso Hammurabi de Babilonia. Estas cartas de Mari, interpretadas dentro del marco de la cronología convencional, han llevado a fijar la fecha de Hammurabi alrededor de los años 1728-1686 a.C. Sin embargo, Courville da buenas razones para situar Hammurabi, y por ende los últimos años de Mari, entre 1430-1375. Sin embargo, la aceptación de la cronología revisada deja en pie todas las implicaciones lingüísticas básicas en relación con las anteriores hipótesis del desarrollo del arte de la escritura y de los diversos géneros literarios, y que pretendían la implausibilidad de la redacción del Pentateuco por parte de Moisés. Asimismo, ilustran también la singularidad de los escritos bíblicos por el contraste tan acusado que éstos
presentan tanto en el aspecto moral como en la esperanza en el Dios único y trascendente. No se pueden hallar correspondencias entre la revelación bíblica y la literatura antigua, excepto a nivel irrelevante. Bibliografía: Parrot, A.: «Mari, une ville Perdue» (Ed. Je Sers); Parrot, A.: «Mundos sepultados» (Ed. Garriga, 1962); Parrot, A.: «Assur» (Aguilar, Madrid, 1970); Albright, W.: «The Archaeology of Palestine and the Bible» (The American Schools of Oriental Research, 1974); consultar también bibliografía bajo el artículo HAMMURABI. nom, MARÍA (AT) tip, BIOG PROF MUJE MUAT ver, MARÍA (NT) vet, (gr. del NT: «María» o «Mariam», derivado del heb. «Miryam»; en lat. «Maria»). (a) MARÍA, HERMANA DE MOISÉS Y AARÓN. Es probable que fuera ella la que vigiló el arca que contenía el pequeño Moisés (Éx. 2:4-8). Se puso a la cabeza de las mujeres que celebraron el paso del mar Rojo, danzando al son de los panderos. María cantaba: «Cantad a Jehová, porque en extremo se ha engrandecido; ha echado en el mar al caballo y al jinete» (Éx. 15:20, 21). María fue profetisa, y Dios le había dado un lugar tras sus hermanos, encargados de conducir al pueblo de Israel (Mi. 6:4; Éx. 4:15, 29, 30). Alegando el matrimonio de Moisés con una mujer etíope, Miriam incitó a Aarón a rebelarse en contra de él. Entonces quedó atacada por la lepra, en castigo a su resistencia a la voluntad divina. Moisés intercedió por su hermana; Dios la sanó, pero el pueblo se vio retrasado en su marcha hasta que ella volvió a entrar en el campamento (Nm. 12:1-16; Dt. 24:9). María murió y fue sepultada en Cades (Nm. 20:1). (b) María, cuyo padre fue Esdras (1 Cr. 4:17), no el escriba de la época postexílica. (c) MARÍA, la madre del Señor Jesús. Los únicos datos auténticos nos provienen de las Sagradas Escrituras. Seis meses después de la concepción de Juan el Bautista, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una virgen llamada María. Ella vivía en Nazaret, una población de Galilea, y estaba prometida con un carpintero, José (Lc. 1:26, 27). Los textos afirman que José descendía
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de David. No lo dicen de manera explícita de María, pero hay numerosos comentaristas que creen que era de ascendencia davídica. En efecto, le fue anunciado que su hijo recibiría el trono «de David su padre» (Lc. 1:32). Además, en varios pasajes (Ro. 1:3, 2 Ti. 2:8; y cfr. Hch. 2:30) se afirma que Él es, según la carne, del linaje de David. Por otra parte, hay una gran cantidad de exegetas que opinan que en Lc. 3:23-28 se da la genealogía de Cristo a través de su madre, en cuyo caso el padre de María sería Elí. Sea como fuere, el ángel anunció a María que ella era objeto del favor divino, que tendría un hijo al que llamaría Jesús. Siguió afirmando que sería grande y que sería llamado Hijo del Altísimo, y que el Señor Dios le daría el trono de David su padre. Reinará eternamente sobre la casa de Jacob, y su reino no tendrá fin (cfr. Lc. 1:32, 33). María preguntó cómo podría ser tal cosa, por cuanto ella era virgen. El ángel le respondió que ella concebiría por el poder del Espíritu Santo. «Por lo cual también el Santo que nacerá, será llamado Hijo de Dios» (Lc. 1:35). Estas palabras revelaron a María que ella había sido elegida para ser la madre del Mesías; aceptó con fe y humildad el honor que Dios le confería de una manera tan misteriosa. El ángel le informó que Elisabet, su prima, iba a tener también un hijo. María se fue entonces a la población en los montes de Judá donde vivían Zacarías y Elisabet. A su llegada Elisabet, instruida acerca del honor hecho a María, pronunció, por inspiración del Espíritu Santo, un cántico de alabanza. Y María glorificó a Dios con un himno que comenzaba: «Engrandece mi alma al Señor» (Lc. 1:46-55). El título de «Magnificat», dado a este cántico, es la primera palabra en su versión latina. Estos cánticos de Elisabet y de María revelan la profunda piedad y el templado gozo de estas santas mujeres, al meditar acerca del poder y de la gracia de Dios que, mediante los hijos de ellas, cumplirían las antiguas promesas hechas a Israel y traerían la salvación al mundo. María se quedó tres meses en casa de Elisabet y bajo su protección; no volvió a Nazaret hasta poco antes del nacimiento de Juan. José, que se proponía repudiar a María en secreto, supo, mediante una visión, la causa de su embarazo (Mt. 1:18-21); recibió la orden de tomar a su mujer con él y de dar al niño el nombre de Jesús: «Porque el salvará a su pueblo de sus pecados» (Mt. 1:21). José se acordó de la profecía de Isaías: el Mesías debía nacer de una virgen. Obedeció entonces la orden de Dios, y tomó a su mujer consigo, «pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS» (Mt.
1:24, 25). Este matrimonio protegió a María y salvaguardó su secreto. El niño tuvo a José como padre legal, y vino así a ser también el heredero de David. El nacimiento del niño tuvo lugar en Belén. El emperador Augusto había ordenado que se efectuara un censo de todo el Imperio, por lo que se tenían que registrar todos los habitantes de Palestina. José tuvo que dirigirse hacia Belén, porque descendía de David, y María lo acompañó. No encontrando lugar en el mesón, se vieron obligados a alojarse en un establo, posiblemente exento de animales a fin de poder dar cabida a la gente que acudía. Allí nació Jesús. Su madre «lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre» (Lc. 2:7). María, llena de maravilla y de fe, oyó a los pastores hablar de su visión nocturna, de la proclamación de los ángeles, anunciando el nacimiento del Salvador. Ella no sabía que su hijo era el mismo Dios manifestado en carne; discernía solamente que sería el Mesías, y esperó a que Dios revelara la misión de su hijo. Cuarenta días después de su nacimiento, María y José se dirigieron a Jerusalén, para presentar el niño al Señor y para ofrecer en el Templo el sacrificio demandado por la Ley (Lv. 12:2, 6, 8). María ofreció el sacrificio de los pobres (un par de palominos o dos tórtolas). El anciano Simeón tomó al niño en sus brazos, alabando al Señor que le había permitido ver al Mesías, y después anunció los futuros sufrimientos de María (Lc. 2:35). José y María volvieron, acto seguido, a Belén (Mt. 2:11). Fue ya en una casa que recibieron a los magos de Oriente, venidos a adorar a Jesús (Mt. 2:1-11). La familia entera, por instrucciones de Dios, se refugió en Egipto para escapar a las intenciones asesinas de Herodes el Grande, y después, a la muerte de este último, se dirigieron a Nazaret. María se dedicó a la educación del niño, cuya misión futura debía estar constantemente en su mente. El episodio de Jesús en el Templo a sus doce años desvela algo del carácter de su madre. Ella iba cada año a Jerusalén, como José, para la fiesta de la Pascua (Lc. 2:41), aunque la Ley no lo demandaba a las mujeres judías (Éx. 23:17). José y María, personas piadosas, llevaron a Jesús a Jerusalén a partir de que tuvo la edad, para que también Él participara de la Pascua. Su conversación con los doctores de la Ley, en el Templo, dejó aturdidos a sus padres. «Su madre guardaba todas estas cosas en su corazón» (Lc. 2:51). María no comprendía toda la magnitud de la grandeza de su Hijo, ni la verdadera naturaleza de
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su misión (Lc. 2:50), pero lo crió, de todas maneras, con vistas al servicio de Dios. Por cuanto los «hermanos del Señor» (véase HERMANOS DE JESÚS) eran evidentemente hijos de José y María nacidos después de Jesús, María tuvo una numerosa familia. Se mencionan también hermanas (Mr. 6:3). Sin embargo, no se vuelve a saber nada de María hasta el inicio del ministerio público de Jesús. La volvemos a encontrar en las bodas de Caná (Jn. 2:1-10), contempla con gozo cómo Jesús se manifiesta como Mesías, y cree en su misión. Cristo, sin embargo, se opone, con respeto, pero también con firmeza, a la inoportuna intervención de su madre (para el sentido de la respuesta en el v. 4, cfr. Mr. 5:7). Ella tiene que comprender que no puede inmiscuirse en su ministerio. Como hijo, le testimonia su deferencia; como Mesías y Salvador, la pone en la categoría de los discípulos, por cuanto también María tiene necesidad, como todos los demás, de la salvación que Cristo ofrece. En otra circunstancia, Jesús hará a María otra observación análoga (Mt. 12:46-50; Mr. 3:31-35; Lc. 8:19-21). Mientras que el Maestro enseñaba mediante parábolas, la madre y sus hermanos le querían hablar. Es posible que quisieran aconsejarle a que desistiera de su peligroso curso. Él les repitió que el lazo espiritual que le unía a los discípulos tenía más valor que toda relación humana. «Porque todo aquel que hace la voluntad de mi padre que está en los cielos, éste es mi hermano, y hermana, y madre» (Mt. 12:50). Parece que María y los hermanos de Jesús siguieron viviendo en Nazaret durante el ministerio del Señor. Debido a que José no es mencionado, se supone que había muerto ya. Al revés de los hermanos de Jesús, María nunca dejó de creer que su hijo era el Mesías. Es por esto que lo siguió en su último viaje a Jerusalén. Sufriendo a la vez como madre y como discípula, contempló el horrible espectáculo de la crucifixión. Jesús, en medio de sus sufrimientos, se dirigió a ella, y la confió a Juan, su querido discípulo. «Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa» (Jn. 19:25-27). Después de la Ascensión, estuvo con los apóstoles en el aposento alto (Hch. 1:14); a partir de ello, no se la menciona más en las Escrituras. No conocemos ni la fecha ni las circunstancias de su muerte. En el valle de Cedrón se muestra lo que se afirma ser su tumba, pero no hay base alguna para aceptar su autenticidad. Las tardías leyendas acerca de María no contienen ningún relato digno de ser creído. En las Escrituras es presentada simplemente como una magnífica figura de mujer
devota y piadosa. Ocupa un lugar único, como madre del Mesías, y la llamarán «bienaventurada todas las generaciones» (Lc. 1:48). Pero es evidente que no puede ser llamada «Inmaculada Concepción», por cuanto ella misma reconoce a Dios como «su Salvador», y se ve que en su propio espíritu estaba sujeta a la ignorancia y a la incomprensión (Lc. 1:47; 2:50; Mr. 3:21). Tampoco permaneció virgen perpetuamente, por cuanto vino a ser verdaderamente la mujer de José (Mt. 1:25). Sobre este versículo afirma Lacueva: «El pretérito imperfecto (del verbo gr. "conocer") señala, aquí, con toda precisión el lapso de tiempo durante el cual José no tenía trato marital con ella» (F. Lacueva: «Nuevo Testamento interlineal griego-español», Clíe, 1984, loc. cit., nota). Por lo general, las versiones católicas «suavizan» la traducción de Mt. 1:25 para que no salte a la vista la evidente implicación de su texto. La correcta traducción dice: «Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito.» Tampoco es cierto lo que tan comúnmente se afirma que estaba «llena de gracia» (véase GRACIA). Lo que el texto gr. dice es: «agraciada» o «recibida en gracia» (Lc. 1:28). Se trata de la actitud de Dios hacia ella, de que había sido favorecida (Lc. 1:28). El ángel añade, además: «has hallado gracia delante de Dios» (Lc. 1:30). Así, es un error pretender que María sea «la mediadora de todas las gracias», como lo afirma la Iglesia de Roma, o que en Pentecostés fuera ella quien recibiera el Espíritu Santo y lo distribuyera a los discípulos. Jesús es el único Mediador, y su sacerdocio intransmisible nos es plenamente suficiente (1 Ti. 2:5; He. 9:24-25). María no es ciertamente «la Madre de Dios», por cuanto ella fue madre de Él en tanto que hombre: ninguna criatura humana puede ser madre del Verbo Eterno. Alguien ha dicho con acierto: «María fue la madre de Aquel que es Dios, pero no la madre de Dios.» Los textos anteriormente citados muestran que el Señor siempre veló para que ni la misma María, ni los hombres, dieran a su madre un lugar por encima de los demás, ni una parte de su ministerio. Finalmente, el «dogma de la Asunción de María», promulgado en 1950, no tiene ninguna base bíblica. Según esta doctrina, habiendo muerto en el año 54 d.C., habría resucitado en el acto, y habría sido llevada al cielo en su cuerpo glorificado. Sin embargo, Pablo indica claramente el orden de las resurrecciones: «Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo (lo cual debe incluir a María) en su venida» (1 Co. 15:23).
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(d) MARÍA, la mujer de Cleofas (Jn. 19:25). El término «mujer» no se halla en el texto gr., según la costumbre. Cleofas recibe el nombre de Alfeo (Mt. 10:3; Mr. 3:18; Lc. 6:15), siendo los dos nombres variaciones del mismo nombre arameo original. Cleofas y María son así el padre y la madre del apóstol Santiago el Menor, y de José, su hermano (Mt. 27:56; Mr. 15:40; Lc. 24:10). Los que pretenden que los «hermanos» del Señor eran sus primos por parte materna alegan que esta María era hermana de María la madre de Jesús, y que Jn. 19:25 no menciona a tres mujeres junto a la cruz de Jesús. Aparte de lo inverosímil que dos hermanas tuvieran el mismo nombre, hay otros argumentos para refutar la teoría de los «primos» (véase HERMANOS DE Jesús). Se admite que en tal caso Juan está hablando de cuatro mujeres asistiendo a la crucifixión, y que una de ellas era precisamente María la mujer de Cleofas. De ella personalmente se sabe poca cosa más, excepto que vio cómo colocaban al Señor en el sepulcro (Mt. 27:61); el tercer día, ella era una de las que llevaban especies aromáticas y a las que se apareció el Señor resucitado (Mt. 28:1; Mr. 15:47; 16:1; Lc. 24:10). (Véanse ALFEO, SANTIAGO.) (e) MARÍA MAGDALENA «Magdalena» indica su lugar de origen (Mt.27:56, 61; 28:1; Mr.15:40, 47; 16:1, 9; Lc.8:2; 24:10; Jn.19:25; 20:1, 18), Magdala, sobre la costa suroccidental del mar de Galilea. Jesús la liberó de siete demonios (Mr. 16:9; Lc. 8:2); tomó desde entonces su lugar entre los discípulos más devotos. La primera mención de esta María (Lc. 8:2) sigue poco después del relato de la unción de los pies del Señor por una pecadora en una ciudad de Galilea (Lc. 7:36-50). Ésta es la razón de que se haya creído que estos dos pasajes se refieren a la misma persona, lo que es muy improbable. Esta suposición ha hecho pasar a María Magdalena por una mujer de mala vida. Así su buen nombre ha sufrido, a pesar de que no se pueda justificar la conexión arbitraria entre ambos pasajes. No sabemos qué forma tenía la terrible posesión de la que había sido liberada. Al principio del ministerio de Jesús en Galilea empezó a acompañar a los doce y a las mujeres que ayudaban al Señor y a los discípulos con su dinero (Lc. 8:1-3). Estuvo ante la cruz (Mt. 27:56; Mr. 15:40; Jn. 19:25) y estuvo sentada ante el sepulcro cuando fue depositado en él el cuerpo de Jesús (Mt. 27:61). Al amanecer el tercer día, llegó allí acompañada de «la otra María». Al ver que la piedra había sido quitada de delante de la entrada
del sepulcro, corrió a Jerusalén a advertir a Pedro y a Juan de ello (Jn. 20:1, 2). María Magdalena siguió a los apóstoles, volvió al huerto, y se quedó después de que se hubieran ido. Es a ella que el Jesús resucitado apareció en primer lugar (Mr. 16:9; Jn. 20:11-17); se apresuró a hacer saber esto a los discípulos (Jn. 20:18). No se conoce nada más acerca de ella. (f) MARÍA DE BETANIA María de Betania vivía con Marta, su hermana (Lc. 10:38) en el pueblo de Betania (Jn. 11:1; 12:1). La cumbre del monte de los Olivos se halla a alrededor de 1,5 Km. de este lugar. La primera vez que se menciona una visita del Señor a esta familia (Lc. 10:38-42), María parecía ávida de escucharlo. Marta se quejó a Jesús de que su hermana descuidaba el servicio, y el Señor le respondió: «Sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada» (Lc 10:42). El cap. 11 de Juan relata la resurrección de Lázaro, el hermano de María. Cuando Jesús llegó cerca de Betania, cuatro días después de la muerte de Lázaro, «María se quedó en casa» (Jn. 11:20). Marta le dio el mensaje de que Jesús quería verla (Jn. 11:28). Al verlo, María clamó: «Señor, si hubieses estado aquí, no habría muerto mi hermano.» El dolor de las hermanas conmovió profundamente al Salvador, que obró en favor de ellas uno de los más grandes milagros que registran los Evangelios. Más tarde, Jesús acudió a Betania, seis días antes de su última Pascua (Jn. 12: 1). En casa de Simón el leproso le ofrecieron una cena (Mr. 14:3). Durante la comida, María trajo un vaso de alabastro lleno de nardo puro y, quebrando el vaso, derramó este caro perfume sobre la cabeza de Jesús (Mr. 14:3) y sobre sus pies, que acto seguido enjuagó con sus cabellos (Jn. 12:3). Éste fue un gesto de adoración, de gratitud, de testimonio dado a la grandeza de Cristo. Judas y algunos de los discípulos reprocharon este gesto, calificándolo de desperdicio, pero Jesús declaró: «De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella» (Mt. 26:6-13; Mr. 14:3-9). El Señor vio en esta unción, de la que la misma María indudablemente no acaba de comprender todo su verdadero sentido, el sello de su próximo sacrificio (Jn. 12:7, 8). (g) MARÍA (Madre de Juan-Marcos) Los discípulos se reunieron en casa de esta dama cristiana para orar por la liberación de Pedro, encarcelado por Herodes Agripa. El apóstol,
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liberado por un ángel, se dirigió de inmediato a casa de ella (Hch. 12:12). El hijo de esta María fue el autor del segundo Evangelio (véase MARCOS). Debía ser de buena posición, y es de suponer que su casa era uno de los principales lugares de reunión de los cristianos de Jerusalén. Según Col. 4:10, Marcos era sobrino de Bernabé. Se desconoce si este parentesco era paterno o materno. También se desconoce quién era el marido de esta María. (h) MARÍA DE ROMA Cristiana a la que manda saludos el apóstol Pablo al escribir a los creyentes en Roma (Ro. 16:6). Había luchado por la causa de Cristo en Roma. Éste es el único pasaje donde se la menciona. Bibliografía: Edersheim, E.: «The Life and Times of Jesus the Messiah» (Eerdmans, Grand Rapids, 1971, pub. original 1866); Lacueva, F.: «Catolicismo Romano», Parte Segunda: «Doctrinas sobre la Virgen María» (Clíe, Terrassa, 1972); Schlink, B.: «María: el camino de la madre del Señor» (Clíe, Terrassa, 1978); Sweet, L. M.: «Mary», en ISBE (Wm. Eerdmans, Grand Rapids, 1946). nom, MÁRMOL tip, PIED ver, CODO vet, Piedra calcárea de gran dureza, cristalizada naturalmente, y capaz de ser pulimentada. A causa de su lustre, en heb. se llama «shayish» y «shêsh»; en gr. «marmaros». Con este material se hacían columnas y lujosos enlosados (Est. 1:6; Cnt. 5:15). Salomón lo empleó en abundancia para la construcción del Templo (1 Cr. 29:2). Josefo, al describir los muros de este edificio, afirma que eran de piedra blanca, pero sin mencionar su variedad (Ant. 8:3, 2). Los mármoles blancos, amarillos y rojos provenían del Líbano; Arabia suministraba variedades selectas. En las regiones de Palestina al este y al oeste del Jordán, se empleaba la variedad roja y blanca para los palacios de la época grecorromana. Las columnas de los pórticos del templo de Herodes eran monolitos de mármol blanco, con una altura de 25 codos (Guerras 5:5, 2). nom, MARTA tip, BIOG MUJE MUNT
ver, MARÍA (NT) vet, (aram.: «dama, señora»). Hermana de María y de Lázaro de Betania (Jn. 11:1, 2), todos ellos muy adictos a Jesús. Marta quiso testimoniarle su afecto recibiéndolo de una manera digna. María, más contemplativa que su hermana, sólo deseaba escuchar al Señor. Marta pidió a Jesús que la reprendiera. El Señor le hizo comprender a Marta que el hambre espiritual de sus discípulos era más importante que las cargas que asumieran en devoción (Lc. 10:38-42). Las dos hermanas tenían una fe viviente (Jn. 11:2132). La casa que ellos tenían en Betania recibe el nombre de «casa de Marta» (Lc. 10:38). Durante otra comida en casa de Simón el leproso en Betania (Mt. 26:6; Mr. 14:3), estaba presente Lázaro, y de nuevo hallamos a Marta sirviendo. Ésta fue la ocasión en que María ungió los pies de Jesús (Jn. 12:1-3). De estos hechos se puede deducir que Marta podía ser la esposa o viuda de Simón el leproso. nom, MARTILLO tip, TIPO UTEN vet, Útil llamado «Pattish» en heb., empleado para trabajar los metales y para quebrantar las rocas (Is. 41:7; Jer. 23:29). En sentido figurado designa a todo poder que quebranta. Babilonia fue martillo sobre toda la tierra (Jer. 50:23). La Palabra de Dios es como un martillo que quebranta la roca (Jer. 23:29). Otro instrumento del mismo género es el denominado «Maqqabeth» (del que muchos estudiosos derivan el término «Macabeo», aunque se dan también otras explicaciones). Este último se usaba para asegurar las estacas a las que se ataban las tiendas (Jue. 4:21), y también en construcción (1 R. 6:7), y para fabricar ídolos (Is. 44:12; Jer. 10:4, 5). nom, MASADA tip, CONS ver, QUMRÁN (Cuevas 7 a 11) sit, a3, 403, 328 vet, (heb.: «peñas firmes»). Fortaleza construida durante el tiempo de los Macabeos, cerca de la ribera occidental del mar Muerto, a unos 25 Km. a vuelo de pájaro al sur de En-gadí.
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Herodes el Grande agrandó y reformó esta fortaleza, que constituyó uno de los puntos militares principales de su dominio. Fue el último reducto de los judíos en la guerra que acabó con la vida nacional de los judíos (6673 d.C.). (Véase QUMRÁN [CUEVAS 7 a 11]) nom, MASAH tip, LUGA ver, MERIBAvet, (heb.: «massah»: «prueba, tentación»). Nombre dado por Moisés a un campamento israelita donde les faltó el agua. Dios ordenó a Moisés que golpeara la peña de Horeb para confundir la incredulidad de los israelitas, y el agua salió (Éx. 17:7; Dt. 6:16; 9:22; Sal. 95:8, 9). Según Dt. 33:8, también el Señor probó de esta manera la fidelidad de los levitas en la persona de Moisés; en Éx. 17:7 se da a este lugar el nombre de Meriba (véase MERIBA). nom, MASORETAS tip, MANU ver, MANUSCRITOS BÍBLICOS vet, (de «Massorah»: «tradición», es decir, el conjunto de todas las enseñanzas que tratan el texto sagrado, conservadas durante largo tiempo por tradición oral). Los masoretas, rabinos judíos de Tiberias y de Babilonia, nos transmitieron el AT en su forma actual. Sus actividades se extienden entre el siglo V y X d.C. Al principio fijaron el texto eligiendo un ms. entre todos los mss. de que disponían. A continuación copiaron el texto con un extraordinario cuidado. Según ciertos escribas, un error en una sola letra hacía que el ms. no pudiera ser utilizado. Anotaron después el texto con el fin de impedir toda añadidura u omisión, indicando en el margen la cantidad de letras, el número de ciertas expresiones, la letra central, la palabra y el versículo central en cada libro o colección de libros; cuando un vocablo les parecía incorrecto, lo dejaban dentro del texto («kethib») y ponían en el margen las consonantes del vocablo corregido («Keri»). Inventaron la puntuación vocal. Hasta el siglo V d.C., el texto heb. de la Biblia tenía sólo consonantes. La tradición era suficiente para asegurar una lectura normal. Pero, a medida que el pueblo judío se asimilaba en el seno de las naciones a las que había sido dispersado, se corría el riesgo de que se fuera perdiendo paulatinamente la pronunciación exacta de las palabras. Fue para
fijar esta pronunciación que los masoretas inventaron los puntos de vocalización. Estos (puntos o pequeños trazos) se situaron sobre o debajo de las consonantes, sin perturbar la integridad del texto consonantal tradicional. Finalmente, inventaron también un peculiar sistema de acentos, destinados a conservar, en la lectura del texto, los matices de tono y sentimiento, así como el ritmo apropiado para la lectura de la Biblia hebrea (véase MANUSCRITOS BÍBLICOS). nom, MASQUIL tip, MUSI vet, Término heb. que aparece en los encabezamientos de los siguientes sal.: 32; 42; 44; 45; 52; 53; 54; 55; 74; 78; 88; 89 y 142. Es un término que significa «instrucción», y estos salmos dan instrucciones para el remanente fiel que sí entenderá. La misma palabra, en plural («maschilim») significa «los sabios» o «los entendidos» (cfr. Dn. 11:33, 35; 12:3, 10). nom, MATÁN tip, BIOG SACE HOMB HOAT vet, (a) Sacerdote de Baal, muerto ante el altar de este dios durante la revuelta que acabó con la muerte de Atalía y la accesión de Joás al trono de Judá (2 Cr. 11:18; 23:17). (b) Padre de Sefatías (Jer. 38:1). (c) Uno de los antecesores de Cristo (Mt. 1:15). nom, MATANÍAS tip, BIOG SACE REYE HOMB HOAT MUSI ver, SEDECÍAS vet, = «don de Jehová». (a) Cantor hijo de Hemán, en la época de David (1 Cr. 25:4, 16). (b) Levita hijo de Asaf y fundador de una rama de esta familia (2 Cr. 20:14). Probablemente es el mismo individuo nombrado en 1 Cr. 9:15; Neh. 13:13; representante de la casa (Neh. 12:8; cfr. Esd. 2:41; Neh. 11:17, 22; 12:25). (c) Levita descendiente de Asaf, ayudó a Ezequías en su reforma religiosa (2 Cr. 29:13). (d) Hijo del rey Josías. Nabucodonosor lo estableció sobre el trono y cambió su nombre por Sedecías (2 R. 24:17; véase SEDECÍAS).
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(e-h) Cuatro israelitas a los que Esdras persuadió para que despidieran a sus mujeres extranjeras (Esd. 10:26, 27, 30, 37). nom, MATEO tip, BIOG EVAN APOS HOMB HONT vet, (gr. del NT: «Maththaios», o «Matthaios», del heb. «Mattithyãh»: «don de Jehová»). Cobrador de impuestos (publicano). Judío al servicio de Roma o de Herodes. Llamado por Cristo, en Capernaum, para que fuera su discípulo, lo obedeció de inmediato, abandonando sus funciones (Mt. 9:9; Mr. 2:14; Lc. 5:27). Jesús lo eligió pronto como uno de los doce (Mt. 10:3; Mr. 3:18; Lc. 6:15). En Mr. 2:14 y Lc. 5:27 figura bajo el nombre de Leví hijo de Alfeo. La razón de los dos nombres es que, en primer lugar, no era cosa infrecuente que los judíos los tuvieran. Además, es posible que Leví recibiera el nombre de Mateo al venir a ser discípulo. En las listas de los doce, y como autor del primer Evangelio, este Leví es siempre llamado Mateo. Su admisión al grupo de los discípulos llevó a otros miembros de esta despreciada clase a que siguieran a Jesús, atrayéndose con ello la hostilidad de los fariseos; esta hostilidad se manifestó durante el banquete que Mateo, recién convertido, ofreció a Jesús. «Publicanos» y «pecadores» acudieron a este convite. El Señor respondió a los escandalizados fariseos: «No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento» (Lc. 5:29-32; Mr. 2:15-17; Mt. 9:10-13). Mateo dice sencillamente que la cena tuvo lugar «en la casa» (Mt. 9:10); pero por Mr. 2:15 y Lc. 5:29 el lugar de este gran festín fue su propia mansión. Se ha intentado identificar a Alfeo, padre de Mateo, con el padre de Santiago el Menor. Pero Mateo y este apóstol no figuran juntos en la enumeración de los otros hermanos, en tanto que esto es lo que sucede con los otros hermanos. Después de la resurrección de Jesús, Mateo se encuentra junto con los otros apóstoles (Hch. 1:13), y después de ello ya no es mencionado más en el NT. La tradición afirma que predicó al principio entre los judíos, lo que es plausible, en vista del carácter marcadamente judaico de su Evangelio. nom, MATEO (Evangelio) tip, LIBR LINT ver, MARCOS (Evangelio), EVANGELIO vet,
El primer Evangelio, unánimemente atribuido a Mateo desde el mismo inicio del período postapostólico. (a) Contenido: (A) Genealogía, nacimiento e infancia del Mesías rey (Mt. 1-2). Jesús es presentado como el hijo de David y el Mesías anunciado en las profecías. (B) Introducción al ministerio público de Cristo (Mt. 3:1-4:17); testimonio preparatorio de Juan el Bautista; bautismo y tentación de Jesús; fija su residencia en Capernaum, conforme a las profecías. (C) Ministerio de Cristo en Galilea (Mt. 4:189:35); llamamiento de los cuatro principales discípulos (Mt. 4:18-22); resumen del ministerio de enseñanza y de sanidad por Palestina (Mt. 4:1925); Sermón del Monte, ejemplificando las enseñanzas de Cristo (Mt. 5-7), siguiendo el relato de los milagros que ilustran su predicación (Mt. 8:1-9:34). (D) La misión de los doce (Mt. 9:35-10:42); compasión de Jesús hacia la gente sin pastor; atribución de poder a los apóstoles; instrucciones del Maestro a los doce. (E) Cristo afronta la creciente hostilidad (Mt. 11:1-15:20). Pregunta de Juan el Bautista; elogio de Juan por parte de Jesús; condena de la incredulidad popular; controversia con los fariseos acerca del sábado; Jesús, acusado de asociación con Belzebú, se defiende y rehúsa dar señal; intervención de la madre y de los hermanos de Jesús; el Señor pronuncia las parábolas del Reino. Nazaret rechaza a Cristo por segunda vez; Herodes identifica a Jesús con Juan el Bautista; primera multiplicación de los panes; Jesús camina sobre el mar; ruptura definitiva con los fariseos en Galilea, denuncia del formalismo de ellos. (F) Jesús abandona Capernaum; instrucciones a los discípulos (Mt. 15:21-18:35); curación de la hija de una cananea; segunda multiplicación de los panes; rehúsa dar una señal; pone a sus discípulos en guardia contra la levadura de los fariseos y de los saduceos; confesión de Pedro; la protesta de Pedro contra el primer anuncio de la muerte de Jesús; el Maestro lo reprende; la transfiguración; curación de un joven endemoniado; vuelta a Capernaum; el estatero del impuesto; Jesús denuncia a los autores de los escándalos; exhorta a sus discípulos a la humildad, a negarse a sí mismos, a ser rectos, al amor fraternal, al perdón. (G) Final del ministerio en Perea y en Judea(Mt. 19-20): el divorcio; bendición de los niños; el joven rico; parábola de los jornaleros de la última hora; subida a Jerusalén; Jesús vuelve a predecir
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su muerte; petición de Jacobo y de Juan; curación de dos ciegos en Jericó. (H) La última semana (Mt. 21-28): entrada triunfal en Jerusalén; purificación del Templo; maldición de la higuera; delegación del sanedrín; parábola de los dos hijos, de los viñadores, de las bodas; preguntas de los fariseos, de los saduceos y de un doctor de la Ley; respuestas de Cristo. Ayes contra los escribas y los fariseos. Discurso escatológico pronunciado sobre el monte de los Olivos; parábolas de las diez vírgenes y de los talentos; descripción del juicio de las naciones. Traición de Judas, última Pascua, agonía en Getsemaní, arresto de Jesús, Jesús ante el sanedrín, negación de Pedro, remordimientos de Judas, juicio ante Pilato, crucifixión, sepultura. El último capítulo relata la aparición de Jesús resucitado a las mujeres, el informe de la guardia romana, el encuentro de Jesús y de sus discípulos en un monte de Galilea. La orden de evangelizar el mundo y la promesa de su presencia perpetua constituyen la conclusión. (b) Redacción: Este Evangelio es cronológico sólo en sus grandes líneas. La segunda mitad, que comienza en Mt. 13:53, sigue muy de cerca el curso probable de los acontecimientos, porque este orden se corresponde con el método del autor, que es el de clasificar el material por temas. Busca presentar en primer lugar, la enseñanza de Cristo: sobre el reino de los cielos, el carácter de los discípulos, los milagros que ilustran su doctrina y que revelan su autoridad. El evangelista muestra la vana oposición de los fariseos, los adeptos al judaísmo de entonces. Las instrucciones van acompañadas de ejemplos vivientes. El relato de las curaciones efectuadas en diversos lugares (Mt. 8:1-9:34) sigue al Sermón del Monte (Mt. 5:1-7:29). Después de las parábolas de Mt. 13 se relatan diversos actos poderosos (Mt. 14:1-36). El discurso contra el formalismo farisaico (Mt. 15:120) precede a la descripción de las intervenciones misericordiosas entre los gentiles (Mt. 15:21-39). Mateo presenta a Jesús como el Rey mesiánico, dando cumplimiento a la Ley y a la profecía, estableciendo el verdadero Reino de Dios sobre la base de su obra redentora. El redactor menciona con mucha frecuencia el cumplimiento de las profecías (Mt. 1:22, 23; 2:5, 6, 15, 17, 18, 23; 3:3; 4:14-16; 8:17; 11:10; 12:17-21; 13:14, 15, 35; 21:4, 5; 26:24, 31, 56; 27:9, 35), y cita el AT un centenar de veces, bien directamente, bien por alusión. Aunque judío y escribiendo para judíos, Mateo hace ver que el Evangelio se dirige también
a los gentiles (Mt. 8:10-12; 10:18; 21:43; 22:9; 24:14; 28:19). Muestra a Cristo oponiéndose al judaísmo de su época (p. ej.: Mt. 5:20-48; 6:5-18; 9:10-17; 12:1-13, 34; 15:1-20; 16:1-12; 19:3-9; 21:12-16; 23, etc.). Las explicaciones de ciertos términos (Mt. 1:23; 27:33), de nombres geográficos (Mt. 2:23; 4:13), de creencias y costumbres judías (Mt. 22:23; 27:15; cfr. 28:15), demuestran que Mateo escribía también para todos los creyentes. (c) Autor: La Iglesia primitiva afirma unánimemente que el apóstol Mateo es el autor del primer Evangelio. Argumentos que confirman esta tradición: (A) El texto revela que el autor es un cristiano de origen judío, pero liberado del judaísmo. (B) No se habría atribuido un escrito tan importante a un apóstol más bien poco prominente sin razones de mucho peso. (C) Leví, un publicano, estaría bien preparado para escribir. (D) El autor no insiste en el banquete que Mateo (Leví) ofreció en honor de Jesús (Mt. 9:10; cfr. Lc. 5:29). Una tradición muy antigua afirma que Mateo redactó su Evangelio primero en hebreo (arameo). Papías, obispo de Hierápolis en Frigia, escribía hacia el año 140 d.C.: «Mateo redactó las logia en lengua hebrea, y cada uno las traducía como mejor podía» (Eusebio, Hist. Eclesiástica 3:39, 16). El significado probable de las palabras de Papías es que al principio cada lector interpretaba con toda la fidelidad que podía, por sí mismo, este texto arameo. Las palabras de Papías permiten pensar que él mismo tenía este Evangelio sólo en lengua griega y que aparentemente no había visto nunca un texto en otra lengua. Ésta es la razón de que haya exegetas que no admiten la tradición de un original de Mateo en arameo, del que en todo caso no se ha conservado ningún resto (todas las citas de los Padres están en gr.). Otros suponen que el texto gr. de Mateo es una traducción, o bien que Mateo escribió dos Evangelios, uno en arameo y el otro en griego. Finalmente, la postura de algunos eruditos modernos es que Mateo sólo habría reunido los discursos («logia») de Jesús. Estos discursos habrían quedado integrados en la versión gr. de su Evangelio junto con los materiales históricos tomados de Marcos. Sin embargo, hay varías objeciones a esta teoría: (A) Los antiguos afirman rotundamente que el texto griego de este Evangelio es de Mateo. (B) El NT (Hch. 7:38; 1 P. 4:11), así como Filón y los primeros Padres de la Iglesia, emplean el
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término «logia» aplicándolo invariablemente al conjunto de los escritos inspirados o a una parte de ellos (Ro. 3:2; He. 5:12). (C) La afirmación de que Mateo tomó materiales de Marcos constituye una hipótesis de la que no hay prueba alguna (véanse MARCOS (Evangelio) y EVANGELIO). (D) Es totalmente inverosímil que un Evangelio original no haya contenido nada más que los discursos, sin material histórico alguno; que se hayan relatado las palabras de Jesús, pero omitiendo sus hechos y sobre todo el relato de la Pasión. Conclusión: Sea cual sea la postura que se adopte acerca de la tradición que afirma que Mateo escribió al principio en hebreo (arameo), se le tiene que atribuir a él mismo la versión gr. de su Evangelio. Debido a que fue acompañante de Jesús y testigo ocular de casi todo lo que relata, su registro tiene un gran valor histórico. (d) Fecha de redacción: La fecha de redacción se sitúa probablemente entre los años 60 y 70 d.C. Hay quien ha querido ver en la fórmula bautismal (Mt. 28:19) la indicación de una fecha tardía, pero aparece una fórmula semejante en la bendición de 2 Co. 13:13. En cuanto al término Iglesia en el sentido de cuerpo organizado (Mt. 18:17), ya es empleado desde el principio por Esteban, Pablo, Santiago (Hch. 7:38; 20:28; Stg. 5:14). Jerusalén estaba, aparentemente, todavía en pie (Mt. 5:35; 24:16). La tradición más antigua, la de Ireneo (hacia el año 175 d.C.), sitúa la fecha de redacción en la época en que Pedro y Pablo predicaron en Roma (Haer. 3:1, 1). Se desconoce el lugar de redacción. Los escritores del período postapostólico, muy alejados entre sí, conocían bien este Evangelio; es evidente que ya fue bien difundido desde su aparición. (Véase EVANGELIO). Bibliografía: Broadus, J. A.: «El Evangelio en Mateo» (Casa Bautista de Publicaciones, El Paso, Texas, 1959); Kelly, W.: «Lectures on the Gospel of Matthew» (Bible Truth Publishers, Oak Park, Illinois, 1971; reimpr. edición 1868) y Kelly, W.: «Introductory to the Gospels» (Bible Truth Publishers Oak: Park Illinois 1970 reimpr edición 1866) Kent, H. A.: «Mateo», en Comentario Moody del Nuevo Testamento (Ed. Moody, Chicago, 1965),
Nixon, R. E.: «Mateo», en Nuevo Comentario Bíblico (Casa Bautista de Publicaciones, El Paso, 1977) Pentecost, J. D.: «El Sermón del Monte» (Pub. Portavoz Evangélico, Barcelona 1981) Prod'hom, S.: «Pláticas sencillas sobre Mateo» (Ed. «Las Buenas Nuevas», Montebello, California, s/f) Ryle, J. C.: «Mateo de la serie «los Evangelios explicados» (Clíe, Terrassa, 1977) Tenney, M. C.: «Nuestro Nuevo Testamento» (Ed. Moody, Chicago, 1973) Trenchard, E.: «Introducción a los Cuatro Evangelios» (Literatura Bíblica, Madrid 1974) De mucho interés por su estudio de la vida de Jesús sobre el trasfondo de su contexto social y religioso, véase la monumental obra de Alfred Edersheim: «The Life and Times of Jesus the Messiah» (Wm. Eerdmans, Grand Rapids, Michigan, 1971 reimpr. edición de 1883). nom, MATÍAS tip, BIOG APOS HOMB HONT vet, (prob. variación de Matatías, «don de Jehová»; cfr. 1 Cr. 25:21 en la LXX). Un judío que vino a formar parte de los discípulos del Señor a partir del bautismo de Jesús en el Jordán. Fue testigo ocular de su resurrección. Esto lo hizo candidato a tomar el lugar dejado vacante por Judas. Los apóstoles oraron y después echaron suertes para dejar a Dios la determinación de si era Matías o el otro candidato el llamado a ocupar el sitio entre los apóstoles. Matías fue el escogido (Hch. 1:21-26). No se conoce nada más acerca de él. nom, MATUSALÉN tip, BIOG PATR HOMB HOAT vet, (sig. prob.: «hombre de la jabalina»). Hijo de Enoc y padre de Lamec, descendiente de Set (Gn. 5:21-27). Este patriarca, abuelo de Noé, fue el que más edad alcanzó de todas las personas mencionadas en la Biblia. nom, MAYORDOMO tip, FUNC vet, (en heb., generalmente es «sar», «aquel que está a la cabeza»; gr.: «oikonomos» y «epitropos»: «mayordomo», «dispensador» o «administrador»). Superintendente, administrador de los bienes de la casa de otro.
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Eliezer era el mayordomo de Abraham (Gn. 15:2; 24:2); José tenía uno (Gn. 43:19; 44:1, 4), al igual que David y Salomón (1 Cr. 27:31; 1 R. 4:7), Nabucodonosor (Dn. 1:11, 16), Herodes (Lc. 8:3), el señor de la parábola del mayordomo infiel (Mt. 20:8). El mayordomo era también el que dirigía al personal y llevaba las cuentas de la casa; el dispensador que distribuía los artículos y alimentos a los componentes de la casa, tanto para su alimentación como para llevar a cabo sus trabajos (Lc. 12:42; 16:1). Según el NT, los servidores de Dios son los mayordomos o dispensadores que Él ha puesto en su Iglesia (Tit. 1:7; 1 Co. 4:1-2; 1 P. 1:12); con ello, todos los creyentes son dispensadores de las gracias y de los dones que Dios les ha confiado (1 P. 4:10). Lo que se demanda de cada uno es que sea fiel, porque llegará el día en que deberá rendir cuentas de su administración. Tendrá que restituir todos los bienes que haya recibido a su cuidado, y es entonces sólo que recibirá «lo que es suyo», esto es, su herencia eterna (Lc. 16:2, 9-12). nom, MAZO tip, UTEN ver, MARTILLO vet, Este término aparece en la versión Reina-Valera como traducción del heb. «maqqebeth» sólo en Jue. 4:21; 5:26. (Véase MARTILLO.) nom, MEDÁN tip, TRIB vet, Tribu árabe descendiente de Abraham, de un hijo tenido con Cetura; aparece junto a Madián (Gn. 25:2; 1 Cr. 1:32). nom, MEDEBA tip, ARQU CIUD ver, RABÁ sit, a3, 591, 108 vet, Antigua ciudad moabita, mencionada junto con Hesbón y Dibón (Nm. 21:30). Asignada a la tribu de Rubén (Jos. 13:9, 16). Los amonitas, en guerra contra Israel bajo el reinado de David, tomaron a sueldo un ejército de sirios que marcharon contra Medeba (1 Cr. 19:7). (Véase RABÁ.)
Esta ciudad pasó a ser de Moab («Piedra de Moab» 30; Is. 15:2). Sus ruinas reciben el nombre de «Mãdabã», y se hallan a 26 Km. al este-sureste de la desembocadura del Jordán en el mar Muerto y a unos 10 Km. al sur de Hesbón, sobre una eminencia desde la que la ciudad se extendía hacia el este, hasta la fértil llanura. Se han hallado vestigios de murallas, de iglesias y de algunos edificios datados dentro de la era cristiana. En el exterior de las murallas se hallan las ruinas de un gran depósito que medía algo más de 100 m. por 95, y con una profundidad de 3,5. nom, MEDIA tip, PAIS HIST sit, a8, 299, 204 vet, País de Asia, al este de los montes Zagros, al sur del mar Caspio, al Oeste del país de los partos, y al norte de Elam. Tenía poco más de 1.000 Km. de longitud por unos 400 de anchura. Cuando el imperio estuvo en su apogeo, sobrepasó estos límites, sobre todo al noroeste. La mayor parte de la Media propia estaba constituida por una meseta de unos 900 m. de altura. El resto del país consistía de siete cadenas montañosas paralelas orientadas de noroeste a sureste, separadas por fértiles y bien regados valles. Este país, cuyos caballos eran de gran renombre, poseía excelentes pastos. Los habitantes autóctonos fueron derrotados por un pueblo indoeuropeo, los Madai de Gn. 10:2 (Herodoto 7:62). La historia de Media comienza en el siglo IX a.C. El nombre de Medas se halla por primera vez en las inscripciones de Salmansar III de Asiria, que invadió Media (hacia el año 835 a.C.); 27 reyezuelos persas le dieron tributo. Siguieron las invasiones con Shamshid-adad (825-812) y Adad Nirari III (812-782), que dirigió expediciones contra Media (801 a 787). El año 737, Tiglatpileser III invadió y se anexionó ciertos distritos del país. Cuando Sargón se apoderó de la ciudad de Samaria, en el año 722 a.C., deportó a israelitas y los estableció en ciudades de Media (2 R. 17:6; 18:11). Hacia el año 710, Sargón sometió totalmente a los medos. Les impuso un tributo de hermosos caballos, que dieron fama a su país. Senaquerib se vanagloriaba también de recibir tributo de Media. Esar-hadón estableció gobernadores en Media. Hasta entonces los medos no parecen formar una nación unificada por un poder real (frente a las afirmaciones de Herodoto. 1:96 ss). Bajo Phraortes (674-653 a.C.) Media
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vino a ser una potencia formidable. Hacia el año 625 Cyaxares, hijo del anterior, aliado con Nebopolasar de Babilonia, asedió Nínive, la tomó, y abatió el imperio asirlo (Ant. 10:5, 1). Los vencedores se repartieron el botín. Cyaxares se posesionó de la Asiria propia y las regiones que dependían de ella, al norte y al noroeste. El casamiento de Nabucodonosor, hijo de Nebopolasar, con Amytus (Amuhea, Amuhia), hija de Cyaxares, contribuyó a fortalecer la alianza entre Babilonia y Media, dando solidez a ambas monarquías. Cyaxares (652-612) fue sucedido por Arbaces (612-585). Astyages, hijo de Cyaxares, reinó del 584 al 550. En el año 550, los persas establecidos al sur y al sureste de Media se rebelaron; Ciro, rey de Anshan, vino a ser el rey de Media y de Persia. Tanto los vencedores como los vencidos eran de pura raza aria y se fundieron en una sola nación. El año 330 a.C., Media vino a formar parte del imperio de Alejandro. Después de la muerte de este soberano, Media quedó unida a Siria (1 Mac. 6:56), y después incorporada al Imperio de los partos. El AT menciona a los medos entre los pueblos que se apoderaron de Babilonia (Is. 13:17, 18; cfr. Jer. 51:11, 28). Se predice que los conquistadores de Babilonia vendrán de Elam y de Media (Is. 21:2, 9). Bajo Ciro, en el año 539, Darío de Media, acaudillando a los medos y a los persas, se apoderó de Babilonia (Dn. 5:31; cfr. v. 28). El imperio medopersa es el segundo reino de Daniel (cfr. Dn. 2:39); el oso (Dn. 7:5) y el carnero de dos cuernos (Dn. 8:3-20) son otros símbolos del imperio medopersa; uno de los cuernos era más alto que el otro y el más alto creció después (Dn. 7:3); esto significa que en primer lugar se iba a manifestar el poder de los medos, seguido pronto por la prepotencia persa. nom, MEDIADOR tip, DOCT TIPO ver, JUSTIFICACIÓN, ENCARNACIÓN, MARÍA, INTERCESIÓN, EXPIACIÓN, JESUCRISTO, MESÍAS, PROPICIACIÓN, PROFETAS, REDENCIÓN, RECONCILIACIÓN, SACRIFICIO, SALVACIÓN vet, Este término se puede definir de una manera amplia como aquel que actúa entre dos partes, bien para reconciliarlas, bien entre partes en las que no se dé hostilidad, con el propósito de que concierten un acuerdo o pacto. Evidentemente, el mediador debe estar en relación con ambas partes.
En su sentido bíblico, el mediador es aquella persona que interviene entre Dios y el hombre, con el fin de comunicar la mente de Dios al hombre, y con el fin de representar al hombre a Dios abogando por su causa. Todos los mediadores del AT son tipos que señalan al Mediador único y definitivo, el Señor Jesucristo. Desde la Caída, el hombre ha estado moralmente separado de Dios; la distancia es infinita. Esta distancia ha sido cubierta por Cristo, como revelación de Dios, en su encarnación, y reconciliando al hombre con Dios, mediante su sacrificio expiatorio en la cruz. (a) La mediación en el AT. En el AT hallamos una rica expresión de mediación en diversos tipos: Noé (Gn. 8:20), Abraham (Gn. 12:7, 8; 15:9-11), Isaac (Gn. 26:24 ss), Jacob (Gn. 31:54; 33:20) actuaron como mediadores por sus familias ante Dios, y también dando a sus familias, en ocasiones, mensajes y proclamaciones proféticas de parte de Dios. Melquisedec, el rey-sacerdote de Salem, nos es presentado como el tipo del rey teocrático ideal y verdadero tipo del sacerdocio de Jesucristo (Sal. 110; cfr. He. 7). Moisés vino a ser el primer mediador nacional entre Dios e Israel. Su misión fue la de ser el portavoz del Señor ante el pueblo, y el representante del pueblo ante Dios. Sólo él podía acercarse a Dios, y fue con él con quien el Señor habló directamente, cara a cara (cfr. Éx. 33:11). Y él se presentó a Dios para comunicarle las palabras del pueblo a Él, como a un soberano a quien sólo puede tener acceso su ministro designado (cfr. Éx. 19:8). Su mediación intercesora queda dramáticamente ejemplificada en el episodio del becerro de oro. Dios estaba dispuesto a destruir a todo el pueblo de Israel, pero Moisés se interpuso, orando a Dios para que mostrara misericordia en el juicio (Éx. 32:12-14). Otros ejemplos de mediación los tenemos en el sacerdocio levítico, y que tenía su mayor énfasis en su función de representar al hombre ante Dios (esp. Lv. 16), aunque se daba también el ministerio profético (la representación de Dios ante el hombre), puesto que el pueblo podía consultar al sumo sacerdote, que conocía la voluntad de Dios por medio del Urim y Tumim (Éx. 28:30; 1 S. 28:6; Esd. 2:63; Neh. 7:65). Otros mediadores cuya principal función era representar a Dios ante el pueblo y dar a conocer su voluntad y propósitos fueron los profetas.
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El advenimiento de la monarquía llevó del reinado directo de Jehová sobre Israel al reinado por mediación de un rey, responsable ante Jehová del recto gobierno de su pueblo (1 S. 8:4-9 ss.). A partir de entonces el rey es considerado como «el ungido de Jehová». El rey teocrático tuvo su realización más aproximada en David, el hombre según el corazón de Jehová (cfr. 1 S. 13:14), y de cuya dinastía surgiría Aquel que reuniría en Sí el oficio de Mediador de un Nuevo Pacto, último y definitivo, en el triple aspecto de Sacerdote, Profeta y Rey. Como Sacerdote, prefigurado por Melquisedec (Sal. 110); como Profeta, preanunciado por el mismo Moisés (Dt. 18:15); y como Rey teocrático, prefigurado por David (conquistador) y Salomón (rey de paz), y prometido por Dios al mismo David (cfr. 1 Cr. 17:11-14, que evidentemente van más allá de Salomón, y contempla ya al Rey mesiánico; cfr. asimismo Jer. 30 y 31). Otro aspecto de gran importancia en la figura del Mediador es el de «Siervo Sufriente». Como Mediador, buscando abrir el camino a un perdón justo por parte de Dios, de manera que «él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús» (Ro. 3:26, véase JUSTIFICACIÓN), para obrar la reconciliación (2 Co. 18:21). Esta obra la efectuó siendo «herido por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros» (Is. 53:56). Fue tomando nuestro lugar bajo la ira de Dios contra el pecado, habiendo asumido la naturaleza humana, excepto el pecado, que pudo venir a ser «el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo» (Jn. 1:29). Un Hombre capaz, Dios hecho carne, dando satisfacción infinita a Dios Juez por todos los pecados de la humanidad. Es sobre la base de esta redención efectuada que tiene lugar en el presente la actividad mediadora de Cristo en el cielo. (b) La Mediación en el Nuevo Testamento. Por su encarnación (véase ENCARNACIÓN), Cristo vino a revelarnos al Padre (Jn. 1:49). Por sus palabras de amor, por sus actos de misericordia y poder, podemos conocer el corazón del Padre de una manera entrañable y directa. Por mediación de Cristo, Dios el Hijo encarnado, podemos llegar a conocer verdaderamente que el Dios justo del Sinaí es asimismo AMOR (1 Jn. 4:8). Así, el concepto de mediación, que se va desarrollando a través de las páginas de la Biblia,
desde el gemido de Job: «No hay entre nosotros [Dios y Job] árbitro que ponga sus manos sobre nosotros dos» (Jb. 9:33, cfr. v. 32) y a través de todos los tipos y sombras, llega hasta su máxima y definitiva expresión en Cristo, Dios y Hombre verdadero, aquel que no sólo es Redentor capaz en base a su doble naturaleza, humana y divina, sino que también es Mediador capaz, en base a la misma razón. Por ello es que Pablo destaca: «Hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre» (1 Ti. 2:5). En efecto, se trata de Jesucristo como un verdadero hombre individual que asume nuestra representación ante Dios, de la misma manera que es como verdadero Dios eterno (cfr. Jn. 1:1, etc.), que se nos revela en su Encarnación y obra de Redención. Cristo viene a cumplir así el profundo deseo de Job, poniendo, por así decirlo, sobre el hombro de Dios y sobre el hombro de cada hombre, y aproximando al hombre enemistado con Dios a un Dios que ha querido obrar y ha obrado la reconciliación (cfr. Col. 1:20), reconciliación que ofrece a todos por el Evangelio de Su gracia, con un llamamiento entrañable en busca de sus enemigos para ofrecerles la salvación, que alcanza un carácter de lo más solemnemente patético, mostrando lo infinito del amor y de la compasión de Dios hacia sus perdidas y errantes criaturas: «así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios» (2 Co. 20). (c) La singularidad de Cristo como Mediador. Una cuestión de gran importancia a considerar es la afirmación bíblica de que Cristo es el único mediador entre Dios y los hombres. El apóstol Pablo lo deja muy claro en su primera carta a Timoteo: «Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre» (1 Ti. 2:5). Cristo mismo ya lo había afirmado en diversas maneras y bajo diferentes figuras de lenguaje: «Yo soy el camino, y la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí» (Jn. 14:6), «Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo» (Jn. 10:9). «Yo soy el buen pastor... » (Jn. 10:14). Es solamente por medio de Cristo, y sólo Cristo, que podemos llegar a la salvación, a la vida, y a la comunión con Dios, «y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos» (Hch. 4:12). Por ello mismo, se deben rechazar todas las doctrinas que pretenden que el hombre necesite de la mediación de otros para llegar a Dios. Ni instituciones, ni hombres, ni santos, ni ángeles, ni María la madre
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del Señor, a quien la Iglesia de Roma atribuye el título de «mediadora de todas las Gracias», enfrentándose a la clara verdad que nos es presentada en las Escrituras. En efecto, si ponemos a cualquier otro mediador entre nosotros y Dios, o a María para que incline el corazón de su Hijo en nuestro favor, como lo enseña la Iglesia de Roma, se contradice la lisa afirmación de 1 Ti. 2:5 de que hay un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre. (Véase MARÍA). La intercesión constituye una parte constante de la mediación. Cristo, el mediador del Nuevo Pacto, está en su ministerio celestial intercediendo por los suyos (véase INTERCESIÓN; véanse también los artículos EXPIACIÓN, JESUCRISTO, MESÍAS, PROPICIACIÓN, PROFETAS, REDENCIÓN, RECONCILIACIÓN, SACRIFICIO, SALVACIÓN, etc.). nom, MEDICINA, MÉDICO tip, MDIC OFIC ver, ENFERMEDAD, SANIDAD vet, La capacidad profesional de los médicos egipcios ya se conocía desde muy antiguo: Ciro de Persia hizo llamar a un oculista de Egipto; Darío tenía en Susa a médicos egipcios (Herodoto 3:1, 129). Había especialistas para todas las enfermedades (2:84), los embalsamadores (Gn. 50:2) y los que trataban las enfermedades de la vista, de los pies (Herodoto 3:1, 29), había también parteras (Éx 1:15) y se empleaban remedios (Jer. 46:11). Los honorarios de los médicos dependían de la condición social del enfermo, como se ve ya en el código de Hammurabi. Se podía dejar una fortuna en sus manos (Mr. 5:26; Lc. 8:43). Los cirujanos se servían de lancetas de bronce; incluso hacían operaciones de cataratas. Los médicos griegos más renombrados eran los de Crotona; los de Cirene (en África) eran también muy conocidos (Herodoto 3:131). La Biblia menciona el arte de sanar y de preparar medicinas (2 Cr. 16:12; Jer. 8:22; Mt. 9:12; Mr. 5:26; Éx. 30:35; Neh. 3:8; Ec. 10:1; cfr. Guerras 2:8, 6; Eclo, 38:1-38). Se usaban: vendajes (Is. 1:6), aceite puro o mezclado con vino, unciones con aceite (Is. 1:6; Lc. 10:34; Stg. 5:14; Guerras 1:33, 5), pomadas, cataplasmas (2 R. 20:7; Jer. 8:22), raíces, hojas (Ez. 47:12; Guerras 2:8, 6), vino (1 Ti. 5:23; Eclo. 38:4).
Lucas recibe el apelativo de «el médico amado» (Col. 4:14). En cambio, se reprocha al rey Asa que «en su enfermedad no buscó a Jehová, sino a los médicos» (2 Cr. 16:21). El texto no dice si estos médicos eran israelitas o extranjeros. En todo caso, lo cierto es que en la antigüedad mucha parte de la pretendida «medicina» estaba relacionada con prácticas mágicas; frecuentemente se recurría a los encantamientos, a los amuletos, como en nuestros días hay quien se lanza al péndulo, y al ocultismo, o hacia el hechicero curandero. Fiarse de este tipo de prácticas en lugar de confiar en una intervención divina fue un pecado de Asa (cfr. una actitud similar de Ococías, 2 R. 1:2-4). También sería un error para un cristiano poner más confianza en un médico que en Dios, de quien en último término depende su vida. Pero si el enfermo busca en sumisión la voluntad y ayuda del Señor, no hay nada que vaya en contra de buscar remedios naturales o investigados por el hombre para curar sus dolencias o mitigarlas. (Véanse ENFERMEDAD, SANIDAD.) nom, MEDIDAS. Véase PESAS Y MEDIDAS. nom, MEDIODÍA tip, CALE ver, NEGUEV vet, Tiempo del día en el que el sol está a mayor altura en el firmamento. En el hemisferio norte, el sol se halla entonces marcando la dirección sur (Gn. 43:16; 1 R. 18:26, etc.). Por ello, en castellano designa también el sur geográfico (véase NEGUEV.) nom, MEDITERRÁNEO tip, MARA sit, a9, 245, 321 vet, (lat.: «mar en medio de las tierras»). Se extiende entre Europa y África, limitando al este con el extremo occidental de Asia. La Biblia le da el simple nombre de: «el mar» a causa de su importancia (Nm. 13:29; Hch. 10:6); «el mar grande» o «el gran mar» (Nm. 34:6; Jos. 15:47); «el mar occidental» (Dt. 11:24; Jl. 2:20); «el mar de los filisteos» (Éx. 23:31). El epíteto «Mediterráneo» es posterior. Mide 3.220 Km. de longitud; entre Sicilia y la costa de África sólo tiene 127 Km. de anchura.
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En épocas bíblicas, los fenicios comerciaban en toda su extensión, desde Siria hasta Gibraltar, llamado por los griegos y romanos las Columnas de Hércules. nom, MEDIUM. Véase MUERTO [ESPIRITU DE UN]. nom, MEFI-BOSET tip, BIOG HOMB HOAT ver, DAVID, JONATÁN, SAÚL, SIBA vet, = «el que destruye la vergüenza» (esto es, los ídolos). (a) Hijo de Saúl y Rizpa, hija de Aja. Ejecutado a petición de los gabaonitas (2 S. 21:8, 9). (b) Hijo de Jonatán. Tenía cinco años cuando su padre y abuelo murieron en la batalla de Gilboa. Aterrorizada ante esta noticia, su nodriza lo tomó y, huyendo, se le cayó, por lo que quedó lisiado de ambos pies (2 S. 4:4). Mefi-boset pasó a vivir en Lodebar, al este del Jordán. Queriendo testimoniarle buena voluntad en recuerdo de Jonatán, David lo llamó a la corte, le entregó las posesiones de Saúl, y le dio un puesto en la mesa real (2 S. 9:1-13). Durante la revuelta de Absalón, este príncipe se quedó en Jerusalén, y Siba, su siervo, lo acusó de traición. David lo creyó, y dio las tierras de Mefi-boset a Siba. Después de volver David a Jerusalén, el hijo de Jonatán trató de disculparse. David le dio la mitad de sus dominios; Mefi-boset afirmó que no quería nada tanto como el retorno del rey (2 S. 16:1-4; 19:24-30). Micaía, hijo de Mefi-boset, perpetuó su dinastía (2 S. 9:12). En 1 Cr. 8:34; 9:40, Mefi-boset lleva el nombre de Merib-baal, que significa «el Señor lucha» o, quizá, «luchador contra Baal». Es posible que originalmente el nombre del hijo de Jonatán fuera Merib-baal, pero que posteriormente el nombre «baal» (señor) viniera a ser execrable a causa de la idolatría que este nombre evocaba, y posteriormente se cambió este componente del nombre por «boset» (vergüenza). David volvió a salvar a Mefi-boset otra vez por amor a Jonatán, cuando se ejecutó la venganza exigida por los gabaonitas (2 S. 21:7). (Véanse DAVID, JONATÁN, SAÚL, SIBA.) nom, MEGUIDO tip, LOCA ARQU ver, EGIPTO, HICSOS, HITITAS, FARAÓN sit, a2, 308, 63 vet,
Nombre de significado dudoso. Es una localidad palestina de gran importancia estratégica. Dominaba la llanura de Esdraelón y el desfiladero que, a través de los montes, se dirigía a la llanura de Sarón. La localidad moderna es Tell el-Mutesellim, explorado desde 1903, al principio por alemanes, y después especialmente por el Instituto Oriental de la Universidad de Chicago; las excavaciones en este lugar son de las que más resultados han dado de toda Palestina. Se han encontrado diversos niveles que, en la interpretación arqueológica convencional, se atribuyen a los restos de veinte ciudades sucesivas. El tell tiene 23 m. de altura. Este lugar ha estado ocupado a lo largo de toda la historia. La cronología convencional da alrededor del año 3500 a.C. para la construcción de la primera ciudad, aunque se asigna la fecha de 4.500 a.C. para las primeras señales de ocupación humana. Sin embargo, estas fechas han sido asignadas en base a correspondencias arqueológicas con Egipto de algunas cerámicas, y deben ser revisadas a la luz de nuevos datos que han surgido acerca de la cronología de Egipto (véanse EGIPTO, HICSOS, HITITAS, etc.). Para un penetrante examen de las cuestiones involucradas en la arqueología de Meguido, véase Courville, D. A.: «Archaeology of Megiddo», en «The Exodus Problem and his Ramifications» (Challenge Books, Loma Linda, Ca. 1971, PP. 189-202). Un ejemplo de los problemas en la datación e identificación de los distintos niveles puede serlo el nivel IX, datado por la cronología convencional en alrededor de 1580, época en que la ciudad fue conquistada, pero no destruida, por Tutmose III. En base a la cronología revisada, este faraón es identificado con el Sisac bíblico. Josefo (Ant. 8:10, 2) afirma específicamente que, en el año 927 a.C., las ciudades de Judá se rindieron a Sisac sin luchar (véase FARAÓN, etc.). Por cierto que Courville muestra que con la revisión cronológica se desvanecen muchos problemas y paradojas que surgen con la cronología convencional. Entre otros, un notable descubrimiento ha sido el del sello de «Schema, funcionario de Jeroboam» (sin duda se refiere a Jeroboam II, rey de Israel, 782-743 a.C.). Cuando Josué entró en el país, Meguido estaba gobernada por un rey cananeo que fue muerto (Jos. 12:21). Rodeada por territorio de la tribu de Isacar, fue sin embargo asignada a Manasés, que no echó de ella a los cananeos (Jos. 17:11; Jue. 1:27; 1 Cr. 7:29). Dotada de impresionantes murallas de piedra con un espesor original de 4
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m., que posteriormente fue doblado, presentaba, en el momento de ser descubierta, una altura de 3,5 m. (cfr. Dt. 1:28). Había cerca de ella un curso de agua (Jue. 5:19), que pasaba no lejos de Betseán y de Taanac (Jue. 1:27; 1 R. 4:12). Se construyó un túnel para poder conseguir agua de un pozo sin tener que salir al exterior, en previsión de futuros asedios. Una fascinante descripción de este túnel, con su entrada y galería, se halla en la novela de James Michener «The Source», en la que se sitúa en un imaginario Tell Makor. Salomón (971-931 a.C.) mejoró sus fortificaciones (1 R. 9:15-19; 10:26). En el marco cronológico convencional, se atribuyen a Salomón los establos hallados en los niveles IVB-VA. Sin embargo, evidencias internas demandan la atribución de estas caballerizas a Acab (874-853 a.C.). Éste es el punto de vista que ha sido propuesto en base a la investigación de Yigal Yadin en 1960; ello armoniza con las inscripciones asirias que afirman que este rey tenía 2.000 carros como parte de sus fuerzas militares, aunque no se dé ninguna indicación de dónde estaban acuarteladas. Otros incidentes sucedidos en Meguido fueron la muerte de Ococías, rey de Judá, que había huido allí después de haber sido herido por los soldados de Jehú (2 R. 9:27). El rey Josías fue muerto en la llanura vecina, durante la batalla entablada entre él y el faraón Necao (2 R. 23:29; 2 Cr. 35:22). Por él hicieron gran clamor y duelo sus súbditos (2 Cr. 35:25; Zac. 12:11) Las excavaciones han sacado a la luz la ciudadela que coronaba la eminencia del Tell el-Mutesellim, el campamento de la legión romana que estaba en Meguido se hallaba a cinco minutos de marcha, en el lugar conocido como el-Lejjûn, nombre derivado del lat. «leggio», legión. Se han hallado ladrillos llevando la marca de la 6ª legión. El nombre de Meguido forma parte del de Armagedón (véase ARMAGEDÓN). Bibliografía: Cole, D.: «How water tunnels worked», en Biblical Archaeology Review, vol. VI n 2 marzo/abril 1980. Courville, D. A.: «Confusion in the archaeology of Megiddo» en «The Exodus Problem and his Ramifications» (Challenge Books, Loma Linda, California, 1971) Fargo, V. M.: «Is the Solomon City Gate at Megiddo Really Solomonic?» Biblical Archaeology Review, vol. IX, sep /oct 1983, PP. 8 13, Velikovsky, I.: «Ages in Chaos» (Donbleday, Garden City, N. Y., 1952);
Velikovsky, I.: «Ramses II and His Time» (Abacus, London, 1978). nom, MEGUILLOT tip, LIBR ver, CANON vet, Término heb. plural que designa el conjunto de los cinco rollos que se leían respectivamente en las cinco grandes fiestas de Israel: Cantares en la Pascua, Rut en la fiesta de la semanas, Lamentaciones en el aniversario de la destrucción del Templo (el noveno de Ab), Eclesiastés en la fiesta de los Tabernáculos y, finalmente, Ester en la fiesta de Purim. (Véase CANON, etc.) nom, MEHUNIM. Véase MEUNIM. nom, MATRIMONIO tip, LEYE COST TIPO ver, ANCIANO, DIÁCONO, OBISPO vet, Institución divina, establecida desde la creación. Mediante el matrimonio, Dios impide que la humanidad venga a ser una confusa multitud de individuos dispersos; queda así organizada sobre la base de la familia, de la que la célula es la pareja, unida según su voluntad. (a) El propósito del matrimonio, según la Biblia, es cuádruple: (A) la continuación de la raza humana (Gn. 1:2728); (B) la necesaria colaboración. El hombre es esencialmente un ser social. Dios dijo: «No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él» (Gn. 2:18); (C) la unidad de los cónyuges: la mujer ha sido tomada del hombre (de la misma manera que el hombre existe por la mujer, 1 Co. 11:12); abandonando padre y madre para fundar un nuevo hogar, los dos vienen a ser una sola carne (Gn. 2:21-24); (D) la santificación de ambos mediante la preservación de lo que es para ellos el lazo conyugal (1 Co. 7:2-9). El Señor quiere que el matrimonio sea honrado por todos y santo (He. 13:4). Trata de apóstatas a aquellos que, predicando el ascetismo, se permiten prohibirlo (1 Ti. 4:1-3). (b) El celibato. Si el matrimonio se halla en el orden de la creación, ¿qué sucede con aquellos que
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permanecen solteros? Algunos entre ellos lo hacen voluntariamente, «por causa del reino de los cielos» (Mt. 19:12), como Pablo (1 Co. 9:5, 15). En efecto, el célibe se halla menos implicado en los asuntos de la vida y menos limitado por el deseo de complacer a su cónyuge; puede así consagrarse a un servicio determinado para el Señor sin distracciones de ningún tipo (1 Co. 7:32-35). Ello no significa que el celibato sea puesto a un nivel más elevado en la escala de la santidad que el matrimonio. Cada uno tiene que discernir el llamamiento particular y el don personal que haya recibido del Señor (1 Co. 7:7). El cap. 7 de 1 Corintios es el único pasaje dedicado al celibato; se comprende que Pablo, al justificarlo plenamente, dice: «El que la da en casamiento hace bien, y el que no la da en casamiento hace mejor» (1 Co. 7:38); él desearía, desde su punto de vista, que todos los hombres fueran como él y que se ahorraran muchos dolores (1 Co. 7:7, 26-31); pero afirma que no hay mal alguno en el matrimonio, sino todo lo contrario (1 Co. 7:27, 28, 36, 39). Cada uno debe buscar la voluntad de Dios de manera individual (1 Co. 7:79). Si alguien se siente llamado al celibato, es que el Señor se lo ha dado como don; su soltería podrá quedar ricamente compensada, como en el caso de Pablo, con una gran familia espiritual (1 Co. 4:1415). Si alguien se siente llamado al matrimonio, será en este estado que glorificará verdaderamente a Dios. (c) Monogamia: La monogamia es el ideal prescrito por las Escrituras (Gn. 2:18-24; Mt. 19:5; 1 Co. 6:16). Sólo ella permite la unidad total de los dos cónyuges, en tanto que la poligamia la hace imposible. El Creador confirma este hecho al hacer nacer un número aproximadamente igual de varones que de hembras. Él quiere también que el matrimonio sea una relación permanente (Mt. 19:6). Normalmente, el afecto entre marido y mujer se va desarrollando con el paso de los años. La moral reprueba la rotura del contrato. A causa de las obligaciones que les incumben, los esposos deben disciplinarse y criar a sus hijos enseñándoles a predicar el bien. El matrimonio es indisoluble antes de la muerte, excepto en caso de adulterio (Ro. 7:2, 3; Mt. 19:3-9). Pablo constata que hay rupturas arbitrarias, asimilables a una deserción (1 Co. 7:15). Los casos a los que hace alusión el apóstol iban probablemente acompañados de infidelidad conyugal. Está prohibido el nuevo matrimonio de personas divorciadas ilegítimamente (Mt. 5:32; 19:9; 1 Co.
7:10, 11). La sentencia de un tribunal civil no anula el matrimonio delante de Dios; declara si la ruptura ha sido causada por el pecado de uno de los cónyuges o por ambos. Parece que Adán, Caín, Noé y sus tres hijos fueron monógamos. (d) Poligamia: La poligamia apareció con Lamec (Gn. 4:19), y así quedó manchada la pureza de los matrimonios, al dejarse los hombres ser dominados por impulsos carnales en la elección de sus compañeras (Gn. 6:1-2). Cuando Abraham tomó para sí una segunda mujer para conseguir el cumplimiento de la promesa, actuó insensatamente (Gn. 16:4). Isaac tuvo una sola esposa, pero Jacob fue polígamo, en parte debido al engaño de Labán (Gn. 29). Moisés reprimió los abusos, pero no los abolió de golpe. Los israelitas estaban poco crecidos espiritualmente, y encadenados a los usos y costumbres de la época, que no se correspondían en absoluto con la voluntad de Dios. El gran legislador rindió un gran servicio a la causa del matrimonio, prohibiendo las uniones entre consanguíneos y parientes políticos (Lv. 18); desalentó la poligamia (Lv. 18:18; Dt. 17:17); aseguró los derechos de las esposas de condición inferior (Éx. 21:2-11; Dt. 21:10-17); reglamentó el divorcio (Dt. 22:19, 29; 24:1); exigió el respeto al vínculo matrimonial (Éx. 20:14, 17; Lv. 20:10; Dt. 22:22). Después de Moisés, hubo aún los que se dieron a la poligamia: Gedeón, Elcana, Saúl, David, Salomón, Roboam, y otros (Jue. 8:30; 1 S. 1:2; 2 S. 5:13; 12:8; 21:8; 1 R. 11:3). Sin embargo, la Escritura expone los males inherentes a la poligamia, las míseras rivalidades que se daban entre las esposas de Abraham, de Jacob, de Elcana (Gn. 16:6; 30; 1 S. 1:6); en cambio, se destaca la belleza de las familias felices (Sal. 128:3; Pr. 5:18; 31:10-29; Ec. 9:9; cfr. Eclo. 26:1-27). Abraham se casó con una medio hermana suya; Jacob tuvo dos esposas que eran hermanas entre sí (Gn. 20:12; 29:26). En Egipto, no era raro casarse con una hermana de padre y madre; los persas lo permitían (Herodoto 3:31). Los atenienses podían casarse con una medio hermana del mismo padre, en tanto que los espartanos podían casarse con sus medio hermanas nacidas de la misma madre. La Ley de Moisés prohibió estas uniones e incluso los matrimonios con parientes más alejados (Lv. 18:618). El estatuto matrimonial de los romanos se parecía al de los israelitas; denunciaba como incesto la unión de parientes próximos (por ejemplo, entre hermano y hermana) o entre parientes políticos (como suegro y nuera). Todos
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los textos del NT hablan formalmente en contra de la poligamia. Hablando a los judíos acerca del divorcio, Cristo afirmó que Moisés lo había permitido por la dureza de sus corazones y que, excepto en caso de infidelidad, un nuevo matrimonio era un adulterio (Mt. 19:8-9). Se puede llegar a la conclusión de que la poligamia había sido permitida en la época del AT por la misma razón, aunque con las restricciones señaladas; sin embargo, queda claro que no tiene lugar alguno en el Evangelio. El caso especial de los polígamos convertidos al Evangelio se trataba con la aceptación de la situación familiar de hecho; sin embargo, el polígamo quedaba excluido de la posibilidad de ejercer cargo alguno de responsabilidad en la iglesia (cfr. 1 Ti. 3:2, 12; Tit. 1:6). (e) Concubinato: El concubinato era una forma más baja de poligamia. La concubina era una mujer de rango inferior, quizá una esclava o una prisionera de guerra (Gn. 16:3; 22:24; 36:12; Dt. 21:10-11; Jue. 5:30; 2 S. 5:13; etc.). Agar, p. ej. no tenía la posición social de Sara (Gá. 4:22, 23), y los hijos de las concubinas, aunque plenamente reconocidos, no tenían el mismo derecho a la herencia que los hijos de la esposa principal (Gá. 4:30; Gn. 25:6). (f) Levirato. El levirato (lat. «lege vir», «hermano del marido»). La Ley de Moisés prescribía que la viuda del hermano muerto sin hijos tenía que ser tomada como esposa por el hermano sobreviviente. El primogénito de los hijos de esta nueva unión debía heredar los bienes y el nombre del fallecido (Dt. 25:5-6). El interesado se podía librar de esta obligación, pero en tal caso debía soportar una reprensión pública (Dt. 25:7-10); el deber de casarse podía entonces transmitirse a un pariente más alejado (cfr. Rt. 4:1-10). Con ello se buscaba mantener la integridad de la familia, e impedir la extinción de la raza y del nombre de un hombre muerto prematuramente o privado de descendencia. (g) Casamientos posteriores. Una vez que el vínculo matrimonial queda roto con la muerte, el cónyuge superviviente queda libre para casarse con quien quiera, siempre que ello sea «en el Señor» (1 Co. 7:39); ello significa que se debe contraer matrimonio con una persona verdaderamente creyente, y buscando los dos glorificar a Dios y servir al Señor con sus vidas.
La declaración de Pablo acerca de los obispos y diáconos, que «sea[n]... maridos de una sola mujer» (1 Ti. 3.1, 12), ha sido interpretada diversamente. La Iglesia Ortodoxa griega, que permite el casamiento de los grados bajos de su clero, prohíbe que puedan contraer segundas nupcias. De ahí el proverbio en Grecia: «Mimada como la esposa de un pope.» Sin embargo, lo que parece ser el caso en estos textos de Pablo es impedir el acceso a cargos de autoridad o responsabilidad a los que vivieran en situaciones de poligamia o concubinato, en un momento en que las presiones del paganismo ambiental propiciaban estas formas de vida. Si es cierto que para que las viudas pudieran tener un papel en la Iglesia primitiva era necesario que «haya sido esposa de un solo marido» (1 Ti. 5:9). Habiendo pertenecido a dos familias, sería en este contexto que tendría que dar sus servicios. Sin embargo, los diáconos y obispos tenían que ser maridos de una sola mujer al empezar a ejercer sus funciones (véanse ANCIANO, DIÁCONO, OBISPO). (h) Prohibición de ciertos matrimonios. Además de las disposiciones que tratan del incesto (Lv. 18), la ley prohibía formalmente a los israelitas que se unieran con personas paganas, que los arrastrarían a la idolatría y a la inmoralidad (Éx. 34:15-16; Dt. 7:3-4). Y es, efectivamente, lo que sucedió cada vez que desobedecieron (Jue. 3:6; 1 R. 11:1-2; Esd. 9:1-2; 10:2-3). En el NT, el texto de 2 Co. 6:14-7:1 se aplica también al matrimonio. Un hijo de Dios, renacido de Él, no puede casarse con una persona inconversa. Muchos han sido los casos en que jóvenes bien dispuestos, habiendo profesado fe en Jesucristo, se han visto totalmente apartados de la fe por un cónyuge no creyente. Y si han permanecido personalmente fieles, han tenido que pasar por múltiples sufrimientos personales, y han tenido que ver las desagradables consecuencias que todo ello ha tenido para sus hijos. La única seguridad y dicha está en casarse «en el Señor» (1 Co. 7:39). (i) Elección de la esposa y desposorios. En Israel eran los padres (sobre todo el padre) los que elegían a la esposa del joven (Gn. 21:21; 24: 38:6); en ocasiones el hijo manifestaba sus preferencias, pero el padre era el que se encargaba de formalizar el asunto (Gn. 34:4, 8; Jue. 14:1-10). El joven no podía ocuparse de ello directamente más que en circunstancias excepcionales (Gn. 29:18). No siempre se consultaba a la joven; la voluntad de su padre y de su hermano mayor
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decidían el asunto (Gn. 24:51, 57-58; 34:11). En ocasiones un pariente más alejado buscaba un marido para la hija, o la ofrecía a un buen partido (Éx. 2:21; Jos. 15:17; Rt. 3:1, 2; 1 S. 18:27). Se daban regalos a la parentela de la futura esposa, y en ocasiones a ella misma (Gn. 24:22, 53; 29:18, 27; 34:12; 1 S. 18:25). Otro joven, llamado el amigo del esposo (Jn. 3:29), servía de intermediario entre las dos partes interesadas, pero no tenía, excepto en esto, contacto alguno antes de las bodas. Se trataba, como se ve, de un compromiso más preciso y formal que nuestros compromisos modernos, y que ya tenía ciertas consecuencias legales. Si la prometida se dejaba seducir, era castigada con la muerte por adulterio, y su cómplice también, «porque humilló a la mujer de su prójimo» (Dt. 22:23-24). Los soldados quedaban dispensados de luchar si los esperaba una prometida en casa (Dt. 20:7), de la misma manera que el recién casado quedaba dispensado por un año del servicio militar (Dt. 24:5). Esto explica que en Mt. 1:18-25 se empleen simultáneamente los términos de desposados y de marido y mujer acerca de María y José antes de la consumación de su matrimonio.
padres de la novia hacían los agasajos (Gn. 29:22; Jue. 14:10; Tob. 8:19). La novia aparecía por vez primera al lado del esposo (Jn. 3:29). Al caer la noche, los padres acompañaban a su hija hasta la cámara nupcial (Gn. 29:23; Jue. 15:1; Tob. 7:16, 17). El esposo acudía acompañado de sus amigos o de los padres de su mujer (Tob. 8:1). Las fiestas se reanudaban al día siguiente, y duraban una o dos semanas (Gn. 29:27; Jue. 14:12; Tob. 8:19, 20).
(j) Celebración de las bodas. Tenía lugar sin ceremonia religiosa, con la posible excepción de la ratificación por juramento (Pr. 2:17; Éx. 16:8; Mal. 2:14). Después del exilio se concertaba y sellaba un contrato (Tob. 7:14). Antes de la boda, la novia se bañaba (cfr. Jud. 10:3; Ef. 5:26, 27), se revestía de ropas blancas, adornadas frecuentemente con preciosos bordados (Ap. 19:8; Sal. 45:13, 14), se cubría de joyas (Is. 61:10; Ap. 21:2), se ceñía la cintura con un cinturón nupcial (Is. 3:24; 49:18; Jer. 2:32), y se velaba (Gn. 24:65). El novio, ataviado también con sus mejores ropajes, y con una corona en su cabeza (Cnt. 3:11; Is. 61:10), salía de su casa con sus amigos (Jue. 14:11; Mt. 9:15), dirigiéndose, al son de la música y de canciones, a la casa de los padres de la novia. Si se trataba de un cortejo nocturno, había portadores de lámparas (1 Mac. 9; 39; Mt. 25:7; cfr. Gn. 31:27; Jer. 7:34). Los padres de la desposada la confiaban, velada, al joven, con sus bendiciones. Los amigos daban sus parabienes (Gn. 24:60; Rt. 4:11; Tob. 7:13). El casado invitaba a todos a su casa, o a la casa de su padre, en medio de cánticos, de música y de danzas (Sal. 45:15, 16; Cnt. 3:6-11; 1 Mac. 9:37). Los acompañaban jóvenes (Mt. 25:6). Se servía un banquete en la casa del esposo o de sus padres (Mt. 22:1-10; Jn. 2:1, 9) o en casa de la joven, si el marido vivía lejos (Mt. 25:1). Él mismo o los
nom, MEJILLA tip, TIPO vet, En el Sermón del Monte del Señor pronunció el dicho de «dar la otra mejilla» al que hiera al discípulo en una de ellas (Mt. 5:39). Con esto expresaba el principio de la gracia que debe gobernar el andar del cristiano. Cristo calló en medio del sufrimiento y de la afrenta (cfr. Is. 53:7; 1 P. 2:19-24). El cristiano tiene que tener muy presente, si quiere andar como fiel discípulo, que «el siervo no es mayor que su señor» (Jn. 15:20). Así, el cristiano es llamado a la paciencia y a obrar siempre en gracia y abnegación hacia los demás, buscando siempre vencer el mal con el bien (Ro. 12:21, etc.). Podemos verdaderamente esperar el día de nuestra vindicación en aquel día en que el Señor mismo será vindicado públicamente (cfr. Fil. 2:5-11).
(k) Sentido espiritual: El matrimonio, y los desposorios, simbolizan con frecuencia las relaciones espirituales de Jehová con su pueblo (Is. 62:4, 5; Os. 2:18). La apostasía del pueblo de Dios, debido a la idolatría y a otras formas de pecado, se compara con el adulterio de una esposa (Is. 1:21; Jer. 3:1-20; Ez. 16:24; Os. 2), que lleva al divorcio (Sal. 73:27; Jer. 2:20; Os. 4:12). El NT emplea la misma imagen: Cristo es el esposo (Mt. 9:15; Jn. 3:29), la Iglesia, la esposa (2 Co. 11:2; Ap. 19:7; 21:2, 9; 22:17). Cristo, cabeza de la Iglesia, la ama y se cuida de su santificación. Allí se halla el modelo que se presenta para el matrimonio cristiano (Ef. 5:23-32).
nom, MELITA tip, ISLA ver, ADRIÁTICO sit, a9, 70, 261 vet, (lat. del gr. «Melite»). La isla en la que encalló la nave que transportaba a Pablo (Hch. 28:1).
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En la antigüedad había dos islas que llevaban el nombre de Melita: (a) La que actualmente se llama Meleda, en el Adriático, a lo largo de Dalmacia. (b) La actual isla de Malta. Probablemente, en nuestros días todos los comentaristas consideran Malta como la isla en la que naufragó Pablo. Las experiencias marítimas de M. Smith apoyan esta postura. Habituado a recorrer el Mediterráneo en yate, este erudito descubrió la dirección de donde sopla el Euroclidón (Hch. 27:14). Se dedicó a determinar el rumbo que seguiría una nave que fuera a la deriva y su velocidad probable bajo condiciones de tormenta; pudo así comprobar que la nave llegaría a Malta en el lapso de tiempo indicado por Hechos. La nave de Pablo había sido llevada de aquí para allá por el «Adriático» (designación que en la antigüedad se refería al Mediterráneo entre Grecia e Italia, Hch. 27:27). (Véase ADRIÁTICO). La bahía de San Pablo es el lugar tradicional del naufragio, sobre la costa noreste de la isla. Lucas designa a los habitantes de la isla como «bárbaros» (término gr. para extranjeros), porque no eran ni griegos ni romanos. Véase MALTA. nom, MELQUISEDEC tip, BIOG SACE REYE TIPO HOMB HOAT vet, = «rey de justicia». Rey de Salem (probablemente Jerusalén, cfr. Sal. 76:3) y sacerdote del Altísimo (Gn. 14:18). Fue al encuentro de Abraham, victorioso de la batalla de los reyes que habían llevado preso a Lot; le ofreció pan y vino, y lo bendijo. Por su parte, el patriarca le dio el diezmo del botín. La epístola a los Hebreos hace una notable aplicación tipológica de esta misteriosa aparición. Aarón, con sus sucesores, era una figura anticipada de Cristo, nuestro Sumo Sacerdote, considerado sobre todo en su obra de expiación (Lv. 16; He. 9:11-12:24). Pero al ser Aarón pecador y mortal, su sacerdocio se tenía que transmitir con constantes interrupciones; por otra parte, era insuficiente, porque no podía ofrecer más que símbolos (los sacrificios de animales) que representaban el gran sacrificio de la cruz (He. 7:23, 27; 10:1-4). El redentor del mundo, considerado en Su resurrección y oficio perpetuo, tenía que ejercer un sacerdocio de un orden totalmente diferente: el de Melquisedec. En efecto, Melquisedec era:
(a) Rey y sacerdote (Gn. 14:18), de la misma manera que Cristo será rey y sacerdote sobre su trono (Zac. 6:12-13). (b) Rey de justicia según el significado de su nombre, y Rey de Paz (He. 7:2), dos términos que caracterizan igualmente al Mesías (Is. 9:5; 11:5; 32:1; Jer. 23:5-6; 72:1-3, 7). (c) Melquisedec es «sin padre, ni madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida» (He. 7:3). Se ignoran su principio y su fin; no figura en ninguna genealogía levítica, única reconocida; se ignora incluso quiénes fueron su padre y madre. En ello, Melquisedec es el tipo de Cristo eterno, que aparece súbitamente en medio de Israel sin descender de Aarón y sin pertenecer a la tribu sacerdotal, y que por el poder de su resurrección queda como nuestro sumo sacerdote para siempre (He. 8:13-16, 24: Jn. 1:1; 8:58; Ro. 6:9). (d) A diferencia de Aarón, es mediante juramento que Dios confiere directamente a su Hijo este sacerdocio, de la manera que la consagración de Melquisedec no fue hecha por el camino establecido en Israel (Sal. 110:4; He. 7:2-22). (e) Melquisedec ofreció a Abraham pan y vino en comida de comunión (Gn. 14:18). Esto lleva el pensamiento al pan y vino de la cena que se toma en memoria del sacrificio ya consumado en la cruz (Lc. 22:15-20). (f) Melquisedec recibió de Abraham (y en consecuencia de Leví, que aún debía venir de él) el diezmo de todo. Se muestra superior al patriarca, a quien dio su bendición; por ello, su sacerdocio es de un orden más elevado que el de los sacerdotes levíticos y que el de Aarón (He. 7:4-10). Así, el sacerdocio de Cristo sobrepasa en excelencia a todos los sacerdocios judaicos y humanos (He. 7:26-28). Viene así a ser la base del Nuevo Pacto, anunciado por los profetas e infinitamente superior al Antiguo (He. 7:11-12, 22; 8:6-12). Este tipo de Melquisedec exalta así el ministerio único y totalmente eficaz e intransmisible del Hijo eterno de Dios. Por ello, constituye un grave error la práctica de la Iglesia de Roma de aplicar a cada uno de sus sacerdotes el pronunciamiento: «Tú eres sacerdote, según el orden de Melquisedec». Es evidente que esta pretensión carece de fundamento, por cuanto este sacerdocio de Cristo es intransferible (cfr. el original gr. en He. 7:24, «aparabaton», en el Nuevo Testamento interlineal griego-español [Clíe, Terrassa, 1984]). En Cristo, todos los creyentes forman parte del sacerdocio regio en el que Él ha tenido a bien asociarnos (1 P. 2:5, 9-10; Ap. 1:5-6; 5:9-10). En contraste con las
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claras afirmaciones de las Escrituras, se puede mencionar también la confusión en que han caído los mormones, que también pretenden perpetuar en su «Iglesia de los Santos de los Últimos Días» no sólo el sacerdocio de Melquisedec, sino junto y en paralelo con éste también el de Aarón. nom, MENAHEM tip, BIOG REYE HOMB HOAT vet, = «consolador». Hijo de Gadi. Enterándose en Tirsa de que Salum había dado muerte al rey Zacarías, Menahem se dirigió a Samaria, dio muerte a Salum y reinó en su lugar (2 R. 15:14). La ciudad de Tirsa rehusó aceptarlo; se apoderó de ella, y cometió crueles atrocidades (2 R. 15:16). Pero no podía acabar de consolidar su poder. Para lograrlo y para sustraer a su reino de las devastaciones que iba a perpetrar el rey de Asiria, Pul, Menahem le dio 1.000 talentos de plata, que consiguió mediante un impuesto especial sobre los israelitas más ricos. Los 1.000 talentos de plata representaban una suma colosal. Se tuvo que obligar a 60.000 israelitas a que aportaran cada uno 50 siclos de plata. En los monumentos asirios se registra que Menahem estaba entre el número de los vencidos tributarios. Al igual que Jeroboam I, Menahem practicó el culto del becerro de oro. Este rey estuvo en el trono diez años (752-742 a.C.). Le sucedió su hijo Pekaía (2 R. 15:17-22). nom, MENDIGO tip, LEYE vet, En el AT la prosperidad terrena era señal de bendición. El salmista dice que en toda su vida no había visto al recto abandonado, ni a su descendencia mendigando pan (Sal. 37:25), en tanto que del malvado, señalando a Judas, se dice: «Anden sus hijos vagabundos, y mendiguen» (Sal. 109:10). En cambio, al introducir poder y salvación, Jehová «levanta del polvo al pobre, y del muladar exalta al menesteroso, para hacerle sentarse con príncipes» (1 S. 2:8). La Ley incluía disposiciones en favor de los pobres. En el NT leemos de diversos mendigos ciegos que recibieron bendición (Mr. 10:46; Lc. 18:35; Jn. 9:8), y el Señor dio un relato acerca del mendigo Lázaro que fue llevado por los ángeles al seno de Abraham (Lc. 16:20, 22; cfr. Hch. 3:2).
nom, MENE (TEKEL, UPARSIN) tip, ABEC vet, Inscripción aramea trazada por unos dedos misteriosos sobre la pared durante el último banquete de Belsasar (Dn. 5:25): MENE, MENE, TEKEL, UPARSIN, esto es: «contado, contado, pesado y dividido». U es la conjunción copulativa que une «Parsin», el plural de «Peres», al resto de los términos (juego de palabras, y alusión a los persas, Paras). Estas letras escritas sobre la pared, no estando vocalizadas, podían ser pronunciadas de diversas maneras. En caso de que alguno de los sabios hubiera podido deducir la pronunciación correcta, no hubiera podido demostrar que tenía la razón ni interpretar el sentido de estos términos. Daniel fue quien desveló el enigma al rey (Dn. 5:25-28). nom, MENFIS tip, CIUD ver, EGIPTO, LUXOR, TEBAS sit, a4, 60, 319 vet, (forma gr. del egip. «Mn-nfr», «buena estancia») (nombre de las pirámides de Pepi II). Importante ciudad de Egipto. Según Herodoto, su fundador fue el primer rey histórico de Egipto, Menes, que la construyó sobre terrenos arrebatados al Nilo por desecación. Menfis se elevaba sobre la llanura, en la ribera occidental del Nilo, a alrededor de 16 Km. antes del delta. Fue la capital del Bajo Egipto bajo las dinastías III, IV, V, VII y VIII, según afirma Maneto (sacerdote e historiador egipcio del siglo III a.C.). Allí se adoraba al dios Ptah. Cuando la capitalidad pasó a Tebas, Menfis siguió siendo una ciudad floreciente; empezó a declinar a partir de la fundación de Alejandría. Los hebreos la conocían bajo los nombres de Nof (Is. 19:13) y de Mof (Os. 9:6, text. heb.). Después de la caída de Jerusalén y del asesinato de Gedalías, los judíos huyeron a Egipto; algunos de ellos se establecieron en Mof (Menfis, Jer. 44:1). Jeremías y Ezequiel anunciaron juicios sobre ella (Jer. 46:19; cfr. 2:16; 46:14; Ez. 30:13, 16; cfr. Is. 19:13; Os. 9:6). Una parte considerable de Menfis seguía en pie en la Edad Media, pero se fueron sacando de allí, constantemente, materiales para la construcción de El Cairo. Sobre el emplazamiento de Menfis hay sólo dos aldeas árabes, pero sus veinte pirámides (la antigua necrópolis) y la famosa esfinge dan elocuente
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testimonio de su pasada grandeza. (Véanse EGIPTO, LUXOR, TEBAS.) nom, MENSTRUACIÓN tip, LEYE MDIC ver, SACRIFICIO vet, La Ley prohibía el contacto sexual con la mujer durante su menstruación (Lv. 15:19-24 regula la menstruación periódica, en tanto que Lv. 15:25-28 trata el tema de la menorragia irregular o patológica). En el AT se consideraba una impureza, de la misma manera que todo primogénito de hombre que abriera matriz tenía que ser redimido por sacrificio (Éx. 13:13; 34:20). La razón estriba evidentemente en que el hombre es tenido como pecador e impuro, y que todo lo que tenga que ver con la misma naturaleza humana y con la transmisión de esta vida pecadora es considerado impuro, y precisa del sacrificio para su purificación (véase SACRIFICIO). nom, MENTA tip, FLOR fot, dib00277 vet, Planta del género «mentha»; existen muchas variedades. En gr. «hêdyosmon», «perfume suave» (Mt. 23:23). La menta silvestre («Mentha sylvestris») es la especie más corriente en Siria, donde crece libremente sobre las colinas. No sabemos con exactitud cuál era la variedad cultivada por los israelitas. nom, MENTIRA tip, LEYE vet, Prohibida en la Palabra de Dios (Éx. 23:7) y aborrecida por el justo (Pr. 13:5); se anuncia castigo sobre el que la practica (Pr. 19:5, 9). El convertido a Cristo se aparta de su antigua forma de vivir y, andando en novedad de vida, debe desechar la mentira y hablar la verdad (Ef. 4:25; cfr. Mt. 5:33-37). La mentira por antonomasia es la negación y oposición a Cristo, negando el testimonio de Dios (1 Jn. 2:22; 5:10). El origen de la mentira está en Satanás (Jn. 8:44), que presentó una falsa imagen de Dios a Eva, empujando a la primera pareja a la muerte (Gn. 3:1-6).
Los hombres se pueden mentir a sí mismos (Stg. 1:22), confundiendo los propios deseos con la realidad; pueden mentirse entre sí (Lv. 19:11); pueden mentir a Dios (Hch. 5:3, 4), aunque desde luego no puedan engañarlo. La mentira es aborrecida por Dios porque destruye la recta comprensión de la realidad («andamos en tinieblas», cfr. 1 Jn. 1:6), con lo que el hombre se desvía del verdadero conocimiento y comunión con Dios. La mentira destruye la confianza entre los hombres, oscurece el entendimiento, y lleva a la destrucción eterna (Ap. 21:7; 22:15). Dios no miente ni puede mentir (Nm. 23:19), no cabiendo ni pudiendo caber en Él por cuanto Él es la realidad primera y última y absoluta contra la que atenta toda mentira (cfr. 1 S. 15:29; Tit. 1:2; He. 6:18). Por su parte, Jesús, Dios mismo manifestado en carne, es la misma «verdad», la verdad acerca de Dios, y la verdad de lo que Dios quería que fuera el hombre, el cúmulo de todas las perfecciones (cfr. Jn. 14:6). Por ello, aquel que tiene comunión con el Padre y con su Hijo Jesucristo, exclama de corazón: «la mentira aborrezco y abomino; tu ley amo» (Sal. 119:163). nom, MERAB tip, BIOG MUJE MUAT vet, = «incremento». Hija mayor de Saúl (1 S. 14:49). Su padre prometió darla en matrimonio a David, y después se echó atrás y la dio a Adriel meholatita (1 S. 18:17-19). David entregó sus cinco hijos a los gabaonitas, que los colgaron en venganza de una matanza hecha por Saúl entre ellos (2 S. 21:8). nom, MERARI tip, SACE BIOG HOMB HOAT vet, = «amargo, triste». Hijo de Leví y fundador de una de las tres grandes familias de los levitas (Gn. 46:11; Éx. 6:16; Nm. 26:57). La familia o descendientes de Merari acampaba, durante la peregrinación por el desierto, en el lado norte del Tabernáculo (Nm. 3:35). Esta familia se encargaba de las tablas del tabernáculo, de sus barras, columnas, basas, enseres y artículos para el servicio (Nm. 3:36; 4:29-33), y estaba bajo la dirección de Itamar, el menor de los hijos de Aarón (Nm. 4:33). Recibieron cuatro carros y ocho bueyes para el transporte de este material
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(Nm. 7:8). La familia de Merari se dividió en dos ramas: las de Mahli y Musi (Nm. 3:20, 23). Durante el primer censo en el desierto, los meraritas sumaban 6.200 varones de más de un mes (Nm. 3:33, 34), número menor que el de las otras dos familias levíticas. De estos 6.200 había 3.200, entre los 30 y 50 años de edad (Nm. 4:4245), más que en las otras familias. Se les asignaron doce ciudades: cuatro de la tribu de Zabulón, cuatro de Rubén, cuatro de Gad. Dos de estas localidades, Ramot de Galaad y Beser, eran ciudades de refugio (Dt. 4:43; Jos. 21:34-40; 1 Cr. 6:63, 77-81). David llevó a cabo la reorganización de los meraritas (1 Cr. 23:6, 21-23). Con los otros levitas, tenían que cuidarse del servicio musical del santuario, y llevaban a cabo seis de las veinticuatro funciones de este tipo (1 Cr. 6:31, 44; 25:3). Hubo meraritas entre los israelitas piadosos que ayudaron a Ezequías a purificar el Templo (2 Cr. 29:12). Algunos renombrados meraritas volvieron a Jerusalén con Esdras después del exilio (Esd. 8:18, 19). nom, MERARITAS. Véase MERARI nom, MERCADO tip, COST CONS vet, En la época del AT se solían celebrar los mercados ante los portones de las ciudades amuralladas (cfr. Neh. 15:21), o en las plazas públicas y en las calles adyacentes. En la actualidad se siguen celebrando mercados parecidos, tanto en el Oriente Medio como en la Europa mediterránea y muchos lugares del mundo. Los mercaderes iban desplazándose de mercado en mercado, con sus caballos, mulos, asnos, camellos, para su venta, y había también pabellones para la venta de diversas mercancías. Aunque el comercio es una actividad legítima y necesaria, puede conducir a la codicia y a la avaricia, y al olvido de que Dios debe ser honrado ante todo, y no el dinero. Fue contra el abuso del comercio que protestó vivamente el Señor Jesús, contra la profanación del Templo de Jerusalén por parte de la multitud de mercaderes y cambistas de dinero: «Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado» (Jn. 2:16). La enseñanza es clara: Hay prioridades, y el dinero debe ser un servidor, y no un dueño (cfr. 1 Ti. 6:10).
nom, MERCURIO tip, DIOS ver, DIVINIDADES PAGANAS vet, Divinidad adorada por los romanos bajo este nombre, por los griegos bajo el de Hermes. Mensajero de los dioses, estaba sobre todo al servicio de Júpiter (gr. Zeus), a quien acompañaba. La mitología le atribuye gran agilidad y elocuencia, y se le tenía por el inventor de las letras, de la música y de otras artes. Los habitantes de Listra consideraron a Pablo y Bernabé como dioses al haber sanado a un tullido de nacimiento. Como Pablo era el que llevaba la voz cantante, los paganos lo tomaron por Mercurio, y creyeron que Bernabé era Júpiter (Hch. 14:12). (Véase DIVINIDADES PAGANAS, c.) nom, MERETRIZ. Véase RAMERA. nom, MERIBA tip, LUGA ver, MASAH vet, (heb. «contienda», «querella»). (a) Nombre asociado con el de Masah para indicar el lugar de Horeb, cercano a Refidim, donde el pueblo altercó con Moisés (Éx. 17:1-7) a causa de la falta de agua. Allí Dios hizo salir agua de la roca (véase MASAH). (b) Otro lugar cercano a Cades-barnea (cfr. Jos. 14:6, 7) en el desierto de Sin; el pueblo se rebeló otra vez contra Moisés y contra Jehová. Moisés se encolerizó y, en lugar de hablar a la roca como Jehová le habla mandado, la golpeó dos veces. A causa de ello, Dios no les dejó entrar en la tierra prometida al final de la peregrinación en el desierto (Nm. 20:1-13; cfr. Dt. 3:23-29). Para un examen de las importantes consecuencias tipológicas de este incidente, cfr. Mackintosh, C. H.: «Números» (Ed. «Las Buenas Nuevas», Montebello, Calif., 1953, PP. 241-246). No es asombroso que la falta de agua provocara numerosos episodios de descontento, en lugares distantes, a lo largo de los casi cuarenta años de peregrinación por el desierto. nom, MERNEPTAH (Estela) tip, CONS ARQU ver, EGIPTO vet,
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Monumento de piedra con inscripciones para registrar la campaña y las victorias en Palestina. En esta estela se menciona a Israel en la tierra de Canaán. Según los sustentadores de la cronología convencional, que la sitúan en el año 1230 a.C., se trataría de «la mención más antigua de Israel en la historia». Sin embargo, un examen detenido de la estela revela numerosos problemas con esta asignación de fecha. La revisión cronológica de la fecha de Egipto situaría esta estela en el año 721 a.C. (Courville), identificando al padre de Merneptah, Ramsés II, como faraón So, o en el año 565 a.C. (Velikovsky), que identifica a Merneptah con Hofra (Apries). La inscripción, en su mención de Israel, dice: «Israel está asolada y no tiene simiente alguna. Palestina ha quedado viuda.» En base a esto, parece más sólida la posición de Courville, por cuanto el nombre de Israel se aplicaba al reino del norte, llevado cautivo en el año 722 / 721 a.C., y habiendo quedado todo su territorio presa de la más absoluta desolación (cfr. 2 R. 18-24 ss.). (Véase Bibliografía bajo EGIPTO.) nom, MERODAC. (ac.: «Marduk»). Divinidad patronal de Babilonia (Jer. 50:2). (Véase DIVINIDADES PAGANAS.) nom, MERODAC-BALADÁN tip, REYE HIST HOMB HOAT vet, Forma heb. del acádico: «Marduk ha dado un hijo» (en 2 R. 20:12, Berodac, tal como aparece en el texto heb., cfr. la revisión 1909 de ReinaValera, debe ser debido al error de un copista, a menos que la «b» represente un sonido intermedio entre la «m »y la «b» en acádico). Rey de Babilonia, hijo de Baladán (2 R. 20:12), originario de Bit-Yakin, cerca de la desembocadura del Éufrates, zona originaria de los caldeos. Hábil, valiente y decidido, se hizo el jefe de ellos. Hacia el año 731 a.C., se sometió a Tiglat-pileser III, rey de Asiria. Pero en el año 722, durante el asedio de Samaria por los ejércitos asirios, los babilonios se enteraron de la muerte de Salmansar V, rey de Asiria. Merodac-baladán aprovechó esta circunstancia para apoderarse del trono de Babilonia. Sargón, rey de Asiria, reconoció su independencia en el año 721 a.C. Merodac-baladán reinó durante 11 años. Fue él que hacia el año 712 envió una embajada a Ezequías que, bajo el pretexto de una visita de cortesía (2 R. 20:12-19; 2 Cr. 32:31; Is. 39:1-8),
debía esforzarse en convencerlo para que se coaligara con los soberanos de Babilonia, Susa, Fenicia, Moab, Edom, Filistea y Egipto, contra el imperio de Asiria. Sargón deshizo este plan, atacando individualmente a sus enemigos antes que se hubiesen aliado de manera formal, y los fue venciendo uno a uno. En el año 710, Sargón se apoderó de Babilonia; el año 709 se hizo con BitYakin, cayendo en sus manos Merodac-baladán, que estaba refugiado allí. Sin embargo, los asirios le dejaron establecido en Bit-Yakin. En el año 703 volvió a entrar en Babilonia, haciendo de Borsipa su residencia favorita. Este segundo reinado, sin embargo, no duró ni un año. Senaquerib, hijo y sucesor de Sargón, lo venció y lo envió a BitYakin. En el año 694, Senaquerib decidió someter a los caldeos. Descendió con una flota por el río Tigris, hasta Opis, desde donde los pasó, sobre tierra, hasta el Éufrates. Llegaron así a Bit-Yakin y la subyugaron, junto con el Elam. Así Merodacbaladán no pudo llevar a cabo sus planes, pero desde entonces los caldeos, absorbidos en el conjunto babilónico, vinieron a constituir su casta dominante. nom, MEROM tip, RIOS sit, a1, 500, 176 vet, = «lugar elevado». Cerca de Merom fueron vencidos los reyes cananeos del norte y sus aliados por Josué (Jos. 11:5, 7). Por lo general, estas «aguas» son identificadas con el lago que solían formar las aguas del Jordán a casi 18 Km. al norte del lago de Galilea. Este lago, desecado recientemente por el Estado de Israel para dedicar los terrenos arrebatados a las aguas a fines agrícolas, medía alrededor de 6,6 Km. de largo por 5,5 de ancho; la cuenca del lago se halla a 210 m. por encima del mar de Galilea y su superficie se hallaba a dos metros por encima del nivel del Mediterráneo. Es casi seguro que se trata del lago Semechonita que menciona Josefo (Ant. 5:5, 1; Guerras 4:1, 1). Ocupaba la zona meridional de un pantano de más de 24 Km. de longitud por 8 de altura. Recibe el nombre de Valle de Hulêh, y la masa de agua recibía el nombre de Bahret el-Hulêh, lago de Hulêh. Este término árabe, que designa asimismo la llanura al sur de Hamat, parece perpetuar el monte del distrito de Ulatha, entre Traconítide y Galilea (Ant. 15:10, 3). Aparte de la postura tradicional, hay expositores que identifican Merom con la actual Meirõn, al oeste de Safed, y otros se muestran partidarios de
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identificar este lugar con Mãrûn el-Rãs, donde se hallan las aguas perennes del oasis «'Aubã». Cerca de allí hay un centenar de fuentes. nom, MES tip, CALE ver, TIEMPO vet, En Egipto, los israelitas se familiarizaron con el año dividido en 12 meses de 30 días. En el relato del Diluvio, los meses son también de treinta días (Gn. 7:11, 24; 8:3, 4). Velikovsky menciona poderosas razones que llevan a la conclusión de que el antiguo calendario estaba bien ajustado, siendo el mes lunar de treinta días, y el año de trescientos sesenta. Perturbaciones cósmicas posteriores (del tipo de las que provocaron el día largo de Josué y el retroceso de la sombra en el reloj solar de Ezequías; cfr. Jos. 9; 2 R. 20:8-11) desajustaron el anterior calendario, que tuvo que ser reajustado a la nueva longitud del año y del mes lunar (I. Velikovsky: «Worlds in Collision», Doubleday, 1950; véase también RELOJ DE SOL). Herodoto informa acerca de los cinco días de ajuste que los egipcios añadían al anterior calendario (Herodoto 2:4). Los hebreos emplearon el mes lunar, que iba de una luna nueva a la siguiente, como se desprende de Gn. 1:14; Sal. 104:19 y Eclo. 43:6-8, así como de otros pasajes análogos. Durante la luna nueva se hacían ofrendas especiales al Señor (Nm. 10:10; 28:11-14; 2 Cr. 2:4). La duración del mes hebreo variaba entre 29 y 30 días, aunque se consideraba formalmente como de 30 días (cfr. Nm. 20:29; Dt. 34:8; 21:13). Los meses se numeraban. Los relatos bíblicos relativos al período anterior al cautiverio en Babilonia sólo contienen cuatro nombres de meses: Abib (el primer mes, Éx. 13:4, etc.); Zif (el segundo, 1 R. 6:37); Etanim (el séptimo, 1 R. 8:2), y Bul (el octavo, 1 R. 6:38). Después del cautiverio, los judíos adoptaron los nombres empleados por los babilonios y las otras naciones semitas. Véase TIEMPO. nom, MESA tip, BIOG REYE HOMB HOAT ver, OMRI
vet, MESA (nombre geográfico y propio). (A) Lugar de Arabia, limitando con el país ocupado por los descendientes de Joctán (Gn. 10:30). Parece que se trata, por oposición a Sefar, de un territorio hacia el Oeste. Algunos autores sugieren Jebel Shammar y como alternativa plausible, la región de palmeras datileras de Gõf. (B) Benjamita hijo de Saharaim (1 Cr. 8:8-9). (C) Miembro de la tribu de Judá, de la familia de Hezrón, de la casa de Caleb. Antecesor de los habitantes de Zif (1 Cr. 2:42). (D) Rey de Moab, hijo de Quemós-melec; pagaba a Acab un tributo anual de cien mil corderos y cien mil carneros con sus vellones (2 R. 3:4). Hacia el año 853 a.C., Acab fue muerto en la batalla de Ramot de Galaad, que probablemente tuvo lugar antes de la primavera, «el tiempo en que los reyes van a la guerra»; le sucedió su hijo Ocozías. La derrota de Israel y de Judá, junto con la muerte de Acab, alentaron a Mesa a rehusar el pago del tributo el año siguiente, el segundo del reinado de Ocozías (Ant. 9:2, 1; 2 R. 1:1). Josafat, rey de Judá, volvió de Ramot de Galaad a Jerusalén, probablemente en mayo, y emprendió su reforma religiosa (2 Cr. 19). Pero poco después los amonitas y los moabitas, aliados con los edomitas, invadieron Judá (2 Cr. 20:1). Josafat los derrotó, sometió Edom, y el reino de Judá reposó (2 Cr. 20:30). Muerto Ocozías, Joram, su hermano, subió al trono de Israel (2 R. 1:17). Al año siguiente (852 a.C. o más tarde) Joram, deseoso de someter de nuevo a Moab al tributo, solicitó la ayuda de Josafat (2 R. 3:7). Éste, probablemente deseoso de castigar a los moabitas por haber participado en la anterior invasión de Judá, accedió. El rey de Israel, acompañado de sus aliados, Josafat y un rey edomita cuyo nombre se desconoce, rodeó el límite meridional del mar Muerto. Los aliados corrieron el riesgo de morir de sed. El profeta Eliseo afirmó que habría agua si se hacían estanques por adelantado para recogerla; por la mañana, el valle se llenó de agua que quedó iluminada por la luz de la aurora. El rey de los moabitas (Mesa, sin duda), creyó que se trataba de sangre, y llegó a la precipitada conclusión de que los ejércitos enemigos se habían aniquilado entre sí. Intentó saquear el campamento de los israelitas, que puso a Moab en fuga y destruyó sus ciudades (2 R.. 3:24, 25). Viéndose vencido en Kir-hareset, el rey de Moab sacrificó a su hijo primogénito a su dios Quemós, quemándolo sobre la muralla. Los israelitas, horrorizados, levantaron el sitio y se volvieron a sus lugares sin haber obligado a Mesa a pagar el tributo (2 R. 3:25-27). Fue el deseo de
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conmemorar este suceso una de las razones que impulsaron a Mesa a levantar la famosa piedra que lleva el nombre de Estela de Mesa o Piedra de Moab. (Véase MESA [Estela de]). nom, MESA (Objeto) tip, UTEN TIPO BIOG REYE ARQU HOMB HOAT ver, OMRI vet, La mesa habla de comida en común, de participación, de provisión (2 S. 9:7, 10, 11, 13; 11:8; 19:28; Sal. 23:5). De particular importancia es la mesa de los panes de la proposición en el culto de Israel. Estaba hecha de madera de acacia recubierta de oro. La del tabernáculo medía dos codos de longitud, un codo de anchura y un codo y medio de altura. Tenía una corona ornamental alrededor de su borde. Estaba situada en el lado norte del lugar santo. Además de los doce panes, había también sobre la mesa platos, cucharas, tazones y cubiertas (Éx. 37:10-16; 1 R. 7:48). Se tenía que poner incienso sobre los panes, y para ello se necesitarían panes; las cucharas se usaban para el incienso, y los tazones es probable que se usaran para las libaciones. Esta mesa era un tipo del lugar de Israel ante Dios en la aceptabilidad de Cristo que, como verdadero Aarón, los sigue manteniendo ante Dios; es un pacto perpetuo (Lv. 24:8); también es posible que hable de la abundancia de las bendiciones para las naciones a través de su pueblo Israel. La mesa del Señor es para los cristianos aquella mesa en la que se reconoce la autoridad de Cristo como centro de congregación en la manifestación local de la unidad de su cuerpo (cfr. 1 Co. 10:1522). Ésta es contrastada con la participación en los ritos paganos (1 Co. 10:20-21). No se puede participar de ambas con impunidad (1 Co. 10:22). Así, participar de la mesa del Señor es un gran privilegio que entraña la solemne responsabilidad de mantenerse separado para Él (cfr. también 1 Co. 11:27-32; y 5:6-8). nom, MESA (Estela) tip, UTEN TIPO BIOG REYE ARQU HOMB HOAT ver, OMRI vet, Piedra con inscripciones. Fue descubierta en el territorio de Moab, y relata algunos hechos históricos. El 19 de agosto de 1868, el misionero alsaciano F. Kelin, al servicio de la Church Missionary Society, acampaba en Dhîbãn, en las
ruinas de la antigua ciudad moabita de Dibon. Un jeque le informó que a diez minutos de camino se encontraba una piedra cubierta de inscripciones. Se trataba de una estela volcada, de basalto negro, con la parte superior redondeada; medía algo más de 1,13 m. de altura, 70 cm. de longitud y 35 cm. de grosor. La inscripción presentaba 34 líneas horizontales de unos caracteres desconocidos, dispuestos a unos 3 cm. de intervalo. M. Klein tomó algunas notas, e informó de su descubrimiento al consulado de Prusia en Jerusalén. Al año siguiente, M. ClermontGanneau, del consulado de Francia, hizo efectuar una estampación de la inscripción, y los dos consulados ofrecieron una elevada suma de dinero por la estela. El gobernador turco y los árabes se querellaron acerca de ella. Estos últimos se propusieron partir la piedra para conseguir más dinero por la venta de fragmentos a más ofertantes. Para ello encendieron un fuego en la base, y la quebraron arrojándole agua fría encima cuando estaba caliente. Se pudo recuperar una considerable cantidad de estos trozos (669 de los 1.100 caracteres de la inscripción) y la piedra pudo ser restaurada casi enteramente, gracias a la estampación, a pesar de que había sido hecha a toda prisa y en malas condiciones. La estela se halla en la actualidad en el museo del Louvre, en París, y un montaje de escayola suple lo que falta del original. A pesar de algunas lagunas, la inscripción es perfectamente inteligible. Proviene de Mesa, rey de Moab, mencionado en 2 R. 3:427. Texto de la Esteta de Moab: 1. Yo soy el hijo de Mesa, hijo de Quemós... rey de Moab, el Di2. bonita. Mi padre reinó 30 años sobre Moab, y yo he venido a ser rey 3. sucediendo a mi padre. Y yo he erigido este santuario para Quemós en Krkk... en señal de salvación, 4. porque él me ha salvado de todos los reyes y me ha hecho triunfar sobre todos aquellos que me odiaban. Omr5. i, rey de Israel, oprimió largo tiempo a Moab, porque Quemós estaba airado contra su pa6. ís. Y su hijo lo sucedió; y también él dijo: «Yo voy a afligir a Moab.». En mi tiempo, él dijo esto... 7. Mas yo he triunfado sobre él y sobre su casa, e Israel ha perecido para siempre. Siendo que Omri poseía todo el pa8. ís de Mehêdeba, e (Israel) se quedó allí durante sus días y la mitad de los días de sus hijos, 40 años; mas
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9. Quemós nos la ha devuelto en mis días. Y yo he construido Ba'alme'on y he hecho el depósito (¿?) y he construido 10. Kiriathãn (Kiryathaim). Y los hombres de Gad moraban en el país de Ataroth desde toda la antigüedad y el rey de Israel se había construido 11. Ataroth. Y yo ataqué la ciudad y la tomé, y di muerte a todos los habitantes 12. de la ciudad, espectáculo para Quemós y Moab. Y me apoderé del altar de su hogar de Daudoh (¿?) y lo arrastré 13. ante Quemós en Keriyyoth (Derioth). Y yo asenté a los hombres de Srn (Sarón) y a los hombres de 14. Mnrth (Makharath). Y Quemós me dijo: «Ve, arrebata Nebo a Israel» y yo 15. fui de noche, y le planté batalla desde el amanecer hasta el mediodía, y la tomé. 16. di muerte a todos, siete mil hombres y... las mujeres y... 17. y los siervos; porque los había entregado al interdicto para 'Ashtar-Quemós, y de allí me llevé los utensilios 18. de Yahve, y los arrastré ante Quemós. El rey de Israel había construido. 19. Yahas (Jahats), y estaba allí mientras luchaba contra mí. Pero Quemós lo echó de delante de mí. Y 20. yo tomé doscientos hombres de Moab, todos sus principales; los llevé contra Yahas y la tomé 21. para unirla a Dibon. Soy yo quien ha construido Krhh (Korkha), la muralla de los jardines y la muralla 22. de la contra-ciudad. Soy yo quien ha construido sus puertas y sus torres. Y 23. soy yo quien ha construido el palacio real y hecho las canalas (¿?) del depósito (¿?) para el agua en medio 24. de la ciudad. Y no había cisterna en medio de la ciudad, en Krhh. Y yo dije a todo el pueblo: «Que 25. cada uno se haga para sí una cisterna en su casa.». E hice cavar las fosas de Krhh por los prisioneros 26. de Israel. Soy yo quien ha construido 'Aro-er e hizo el camino del Arnón. 27. Soy yo quien ha construido Beth-Bamoth, porque estaba aniquilada. Soy yo el que ha construido Beser, que estaba en ruinas, 28. ... con los hombres de Dibon, cincuenta en número, porque todo Dibon me obedecía. Y yo he reinado 29. sobre cien en las ciudades que yo he añadido al país. Y yo he construido
30. Mehêdeba (Medeba) en Beth-diblathen y Beth-ba'alme'on, allí he llevado pastores 31. ... las ovejas del país. Yo he construido Hauronãn donde vivía el (hijo) ... Y 32. ... Quemós me dijo: «Desciende, ataca Hauronãn», y yo descendí y. 33. ... ... ... y Quemós nos la ha entregado en mis días. Y yo ... de allá diez (¿?) 34. ... ... Así, esta inscripción confirma y complementa de una manera notable el relato de 2 R. 3. Constituyó una de las primeras pruebas de que la escritura alfabética ya era conocida en una época relativamente temprana en el país del Jordán. «El arte de la escritura y de la lectura no podía ser reciente. En el momento en que Mesa se sacude el yugo del extranjero, levanta un monumento conmemorando por escrito sus victorias... Esto es para él la primera cosa, y la más natural, a hacer, y cuenta conque su inscripción tendrá muchos lectores... Por otra parte, la forma de las letras de Moab dan prueba de que la escritura alfabética había estado mucho tiempo en uso en el reino de Mesa. Se advierten formas que presuponen un largo hábito en el arte de grabar inscripciones sobre la piedra, y que están muy alejadas de los caracteres más antiguos. Finalmente, es notable el lenguaje de la inscripción; entre ella y el hebreo las diferencias son infrecuentes y pequeñas. Ello demuestra que los moabitas estaban relacionados con los hebreos tanto lingüística como racialmente, y que habían adoptado la vieja "lengua de Canaán". La semejanza en el lenguaje de los hebreos y de los moabitas va más allá de las expresiones gramaticales y de la sintaxis. Se trata de una similitud que existe incluso en la forma de pensar» (Sayce, «Higher Criticism and the Monuments», PP. 364 ss.). Se sitúa la erección de la estela hacia el final del reinado de Mesa, después de la muerte de Acab y de la decadencia de su dinastía (alrededor del año 850 a.C.); esto tuvo lugar probablemente después que Jehú hubiera exterminado a la dinastía de Omri, cuando Israel entró de lleno en su período de grandes dificultades. Según 2 R. 1:1 y 3:5, la revuelta de Moab tuvo lugar después de la muerte de Acab (véanse OMRI, MESA nombre propio, d). nom, MESEC tip, PUEB BIOG HOMB HOAT vet, = «posesión». (a) Pueblo descendiente de Jafet (Gn. 10:2). Vendía esclavos y utensilios de bronce en los
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mercados tirios (Ez. 27:13). Aliado de Tubal y aliado, o súbdito, de Gog, príncipe de Ros, de Mesec y de Tubal (Ez. 32:26; 38:2, 3; 39:1). Mesec y Tubal aparecen juntos en las inscripciones asirias, como en la Biblia. En la época de Tiglat-pileser I (hacia el año 1115-1102 a.C.), y de Salmansar III (860-825), Musku, es decir Mesec, se hallaba al norte de Asiria, en los montes y en los confines de Tabal (Tubal) al oeste. Estos dos pueblos fueron poco a poco empujados hacia las cercanías del mar Negro. Herodoto los llama Moschoi y Tibarenoi; los sitúa en los montes del sureste del mar Negro (Herodoto 3:94; 7:78). Los Moschoi moraban entre los ríos Phasis y Cyrus (Plinio, Histo. Nat. 6:4; Estrabón 11:2, 14-17). (b) Descendiente de Sem a través de Aram (1 Cr. 1:17); es el Mas que aparece en Gn. 10:23. nom, MESÍAS tip, TITU ver, CRISTO, JESUCRISTO vet, (forma gr. del aram. «m'shîhã», del heb. «m'shîhã», «el ungido», en gr.: «Christos», Cristo). En heb., este término «mesías» designaba a aquel que estaba ungido de aceite sagrado, p. ej., el sumo sacerdote (Lv. 4:3; 10:7; 21:12), y el rey (2 S. 1:14, 16). Este título es aplicado a los patriarcas Abraham e Isaac, y a Ciro, el rey de Persia, a quienes les fueron confiados los intereses del reino de Dios (Sal. 105:15; Is. 45:1). Cuando Dios prometió a David que el trono y el cetro se quedarían siempre dentro de su familia (2 S. 7:13), el término «ungido» adquirió el sentido particular de «representante de la línea real de David» (Sal. 2:2; 18:51; 84:10; 89:39, 52; 132:10, 17; Lm. 4:20; Hab. 3:13). Los profetas hablan de un rey de esta línea que será el gran liberador del pueblo (Jer. 23:5, 6); su origen se remonta a los días de la eternidad (Mi. 5:1-5); establecerá para siempre el trono y el reino de David (Is. 9:5-7). El título de Mesías, por excelencia, se une a la persona de este príncipe anunciado por las profecías (Dn. 9:25, 26; Nm. 24:17-19; Targum Onkelos). Se le llama «Mesías» de la misma manera que «Hijo de David» (Jn. 1:41; 4:25; el texto de Mt. 1:1 no tiene el término Mesías, sino su traducción gr. «Christos»; cfr. las numerosas referencias a Cristo en este Evangelio). Para los creyentes judíos y cristianos, el Mesías es el Ungido, es decir, aquel que recibe, por el Espíritu de Dios reposando sobre Él, el poder de liberar a su pueblo y para establecer su reino.
La expresión «profecía mesiánica» designa toda profecía que trate de la persona, obra y reino de Cristo. Por extensión, reciben también el nombre de «profecía mesiánica» los pasajes que anuncian la salvación venidera, la gloria y la venida del Reino de Dios, incluso si no hay mención directa del Mesías. Así, la expresión «tiempos mesiánicos» no se refiere exclusivamente al periodo en que Cristo estuvo sobre la tierra; engloba toda la era en la que ejerce su autoridad soberana y mediadora, e incluye el tiempo del Reino milenial. (Véanse CRISTO, JESUCRISTO.) Bibliografía: Véase bajo JESUCRISTO. nom, MESÓN tip, CONS ver, HOSPITALIDAD vet, El albergue oriental no se parece mucho al hotel de los países occidentales. La hostelería no era tan necesaria en la antigüedad como en nuestros días. La hospitalidad (véase HOSPITALIDAD) era considerada como un deber, y los viajeros eran recibidos de buena voluntad (Éx. 2:20; Jue. 19:1521; Hch. 28:7, etc.). El albergue público era tan sólo un refugio, destinado a la vez a las personas y a los animales. Probablemente se parecía a un caravanserrallo actual: estancias para los viajeros, lugar para guardar las mercancías, y cuadras que rodeaban un gran patio rectangular, cuyo centro estaba ocupado por un pozo. No había muebles; el viajero extendía su capa sobre el suelo, y se envolvía en su manto, que le servía de colchón y de cubierta. Él mismo tenía que procurarse su comida y el alimento para sus animales. La presencia de un hotelero que vendiera víveres era algo muy inusitado en aquellos tiempos (Lc. 10:34, 35). En la antigüedad, sólo se menciona «un lugar para pasar la noche» (Gn. 42:27; 43:21; Éx. 4:24), o «un albergue de caminantes» (Jer. 9:2). La primera alusión a una casa más o menos organizada parece hallarse en Jer. 41:17: «Y se detuvieron (o "habitaron", RVR '77) en la caravanera de Camaam (la cual está a un lado de Bet-lehem)» (V. M.). Lucas habla del mesón donde María y José no encontraron lugar (Lc. 2:7). El mismo término «kataluma» se vuelve a hallar en Mr. 14:14 y en Lc. 22:11: «¿Dónde está el aposento donde he de comer la pascua...?» El término de Lc. 10:34, «pandocheion», parece indicar una instalación
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más completa, donde un mesonero puede dar las provisiones necesarias y dar algunos cuidados. nom, MESOPOTAMIA tip, PAIS sit, a4, 324, 82 vet, (gr.: «país entre los ríos»). Término empleado en la LXX. En heb.: «AramNaharaïm». El nombre gr. es posterior a Alejandro Magno. Los geógrafos griegos y romanos lo empleaban para designar todo el país situado entre el Tigris y el Éufrates, excepto las regiones montañosas donde se hallan las fuentes de ambos ríos y exceptuando asimismo, en el otro extremo, el final de la llanura babilónica. Dentro de estos límites se distinguen la alta Mesopotamia, accidentada, fértil, y la baja Mesopotamia, que es un desierto, sobre todo en las proximidades del Tigris. El nombre actual dado a Mesopotamia por los árabes es «Jerizeh» (la isla). Había algunos judíos de Mesopotamia en Jerusalén el día de Pentecostés, cuando descendió el Espíritu Santo (Hch. 2:9). Esteban sitúa Ur de los caldeos en Mesopotamia (Hch. 7:2). Los comentarios modernos dan también este sentido intenso al término Mesopotamia. Esta región es de gran fertilidad, y produce, si se irriga, trigo, cebada, maíz, higos, dátiles, granadas, etc. En la antigüedad había todo un sistema de canales de irrigación que permitía el sustento de una densa población con un elevado grado de civilización. Grandes reyes como Rim-Sin de Larsa y Hammurabi de Babilonia se glorificaban por sus grandes obras en este aspecto. Cuando la conquista de este país por los musulmanes en el siglo XIII d.C. y por los mongoles en aquel mismo siglo, todo el vasto sistema de canales desapareció. La región fue incendiada y quedó inhabitable debido al tórrido calor y a las tormentas de arena. Los turcos se apoderaron de esta región hasta la toma de Bagdad por los ingleses en 1917. En la actualidad, este país recibe el nombre de Irak, y se han llevado a cabo grandes esfuerzos para restablecer el antiguo sistema de irrigación. Con ello, Irak había logrado una gran prosperidad material debido a sus ingresos por el petróleo, especialmente desde la crisis de 1973, que invirtió en una moderna estructura industrial-militar. Esta prosperidad, sin embargo, se desvaneció, y esta nación está en la actualidad postrada en lo económico, social y militar. Las causas deben
encontrarse en lo siguiente. Entre 1980 y 1988, Irak estuvo en guerra con Irán, que degeneró a una guerra de desgaste. Acordado el alto el fuego en 1988, Irak quedó constituido como una gran potencia militar. Su intento en 1990 de anexión de Kuwait, una zona vital de producción petrolífera, llevó a una intervención de las fuerzas de la ONU (nucleadas en torno al liderazgo de los EE.UU., que, junto con otras potencias occidentales, sintió amenazados sus intereses económicos y estratégicos en la zona). Las posteriores sanciones impuestas por las Naciones Unidas a este país, en un intento de los Estados Unidos de desestabilizar su régimen político, lo han llevado a graves dificultades económicas y penurias de todo tipo entre la población. Sin embargo, las reservas latentes de esta nación siguen siendo considerables, y está llamada a tener un papel importante en el futuro profético. De Mesopotamia a Egipto, pasando por los verdes valles de Siria y de la llanura costera de Palestina, se extiende lo que recibe el nombre de Creciente Fértil. Al sur y suroeste de estas tierras, cuna de los grandes imperios de la antigüedad, se halla el desierto de Siria, uno de los más áridos del mundo. Cuando los reyes de Mesopotamia y de Egipto se hicieron poderosos, se extendieron el uno en dirección del otro, tanto en tiempo de paz como en tiempo de guerra. El camino de paso obligado era a través de Palestina, que vino a ser el puente entre Mesopotamia y Egipto, y una encrucijada de una inmensa importancia estratégica. nom, METAL tip, META ver, ORO, PLATA, COBRE, BRONCE, ESTAÑO, PLOMO, HIERRO, HORNOS vet, Los antiguos empleaban el oro, la plata, el cobre, el bronce, el estaño, el plomo (Nm. 31:22; véanse estos diferentes términos). El oro, la plata y el cobre se podían separar por medios mecánicos de las gangas en las que estaban incrustados. El bronce empezó a obtenerse mediante la fusión del cobre con casiterita, que es un óxido de estaño que se halla en yacimientos. El hierro demanda ya un proceso de obtención mucho más elaborado. Se conocía ya en la antigüedad (véase HIERRO), pero el secreto de su obtención y manipulación era celosamente guardado (cfr. Gn. 4:22; Dt. 3:11; Jb. 19:24; 28:2; 39:23; 40:18; 41:27; con respecto al monopolio de la tecnología del hierro por parte de los filisteos,
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cfr. 1 S. 13:20, 21). En tell el-Hesi y en tell Yemme se han hallado hornos para fundición (véase HORNOS). nom, MEUNIM tip, BIOG ver, NETINEOS vet, Padre de una familia que se dedicaba al servicio del templo (Esd. 2:50). Los descendientes de Meunim son identificados por algunos exegetas como descendientes de Maón (2 Cr. 45); otros sostienen la identificación de estos sirvientes del templo como descendientes de prisioneros de guerra para hacer las tareas serviles, y procederían de la campaña de Simeón contra Gedor (1 Cr. 4: 39-41). Así, hubieran formado parte de los netineos (véase NETINEOS). nom, MICAÍA tip, BIOG SACE HOMB HOAT ver, DAN vet, = «¿Quién es como Jehová?» (a) Efrainita; hurtó mil cien siclos de plata a su madre, y después los restituyó. Su madre le dio entonces doscientos al fundidor para que hiciera una imagen de talla y un ídolo de metal, que puso en la casa de Micaía, confiando su culto a uno de sus hijos. Poco después le pidieron a un levita que iba de paso que se quedara como sacerdote de este culto degenerado. Micaía pensaba que un levita, aunque no tuviera la unción sacerdotal, podría tomar con ventaja a su hijo el efrainita. El levita aceptó, a cambio de dinero y de su sustento, celebrar estos ritos idolátricos, violando el segundo mandamiento. Después, los danitas, que se dirigían en un movimiento migratorio hacia el norte (véase DAN), persuadieron a este levita a que les siguiera, llevándose consigo, a pesar de las protestas de Micaía, su ídolo de fundición (Jue. 17 y 18). (b) Levita que dio su asentimiento al pacto (Neh. 10:11). (c) Hijo de Mefi-boset (2 S. 9:12). (d) Descendiente de Rubén (1 Cr. 5:5) que vivió varias generaciones antes del año 734 a.C. (e) Descendiente de Asaf y padre de Matanías (1 Cr. 9:15; Neh. 11:17; 12:35). (f) Levita de la familia de Coat (1 Cr. 23:20; 24:24, 25), contemporáneo de David. nom, MICAÍAS tip, BIOG PROF SACE HOMB HOAT MUJE MUAT
vet, = «¿Quién es como Jehová?» (a) Profeta, hijo de Imla; Acab le ordenó, al igual que a los profetas de Baal, que dijera cuál sería el resultado de la expedición proyectada contra Ramot de Galaad. Miqueas comenzó prediciendo irónicamente lo que el rey quería oír; el rey, sin duda dándose cuenta del sarcasmo en el tono de su voz, le conminó a que le dijera qué era lo que iba a suceder. Entonces el profeta, en nombre de Jehová, anunció que Acab moriría en la batalla. El rey de Israel ordenó que Micaías fuera echado en la cárcel, y que fuera dejado a pan y agua, hasta que la victoria de los israelitas demostrara la falsedad de esta profecía (1 R. 22:8-28; 2 Cr. 18:627). Sin embargo, Acab murió conforme a la palabra Jehová dicha por Micaías. (b) Madre del rey Abías de Judá (2 Cr. 13:2). (c) Uno de los príncipes que envió el rey Josafat para enseñar la Ley en las ciudades de Judá (2 Cr. 17:7). (d) Descendiente de Asaf (Neh. 12:35). (e) Uno de los sacerdotes que hicieron sonar la trompeta con ocasión de la dedicación de los muros de Jerusalén (Neh. 12:41). (f) Hijo de Gemarías. Bajo el reinado de Joacim, informó a los príncipes de Judá de las palabras de Jeremías, que Baruc había tomado al dictado y les había leído (Jer. 36:11-13). nom, MICAL tip, BIOG MUJE MUAT vet, = «¿Quién es como Dios?» Hija menor del rey Saúl (1 S. 14:49). Cuando Saúl, al echarse atrás de su juramento, rehusó Merab, su hija mayor, a David, conoció el amor de Mical por el joven héroe; decidió entonces darle la menor, a condición de que diera muerte a un centenar de filisteos. David consiguió a Mical (1 S. 18:27, 28); ella lo ayudó más tarde a escapar de las maquinaciones de Saúl. En ausencia de David, al haber huido de las iras del rey, su padre la casó con otro hombre, traicionando las obligaciones que ella tenía hacia David (1 S. 25:44). Abner, general de Is-boset, se alió con David, que exigió la devolución de Mical (2 S. 3:15). Cuando David devolvió el arca a Jerusalén, entró con ella danzando, arrebatado de un piadoso entusiasmo; Mical le reprochó con sarcasmo una actitud que ella consideraba humillante. David le respondió que él se había humillado ante Jehová, que seguiría haciéndolo, y que sus mismas siervas honrarían al rey. Mical murió sin hijos (2 S. 6:1423). Con respecto a los hijos de Mical que se
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mencionan en 2 S. 21:8, eran evidentemente de su hermana Merab (cp. el anterior pasaje con 1 S. 18:19). Aquí debe haberse dado un error de copista, como lo sugiere la evidencia de algunos mss. hebreos. nom, MICMAS tip, LOCA sit, a2, 379, 405 vet, = «algo escondido». Localidad cercana a la montaña de Bet-el (1 S. 13:2); al este de Bet-avén (1 S. 13:5), al norte de Geba (1 S. 14:5; Is. 10:28, 29). Los filisteos acamparon en Micmas para combatir contra Saúl. Jonatán y su escudero tuvieron el valor de atravesar una escarpada garganta cuya cumbre estaba ocupada por los filisteos; el ejército de Israel los siguió y acabaron poniendo a los ejércitos de los filisteos en desbandada (1 S. 13:57, 15; 14:1-23). Volvieron exiliados de Micmas del cautiverio babilónico (Esd. 2:27; Neh. 7:31). Eran benjamitas (Neh. 11:31). Jonatán Macabeo se instaló en Micmas para juzgar (1 Mac. 9:73; Ant. 13:1, 6). El desfiladero de Micmas se llama hoy Mukhmãs, término que sigue evocando el antiguo nombre. Se halla a 12 Km. al nor-noreste de Jerusalén, y a 5 Km. al sur-sureste de Bet-el. Mukhmãs es asimismo un pueblo pequeño; la garganta se puede identificar probablemente con el wadi esSuweinît. nom, MICTAM tip, MUSI vet, Término hebreo de significado desconocido, que figura en el título de los Sal. 16 y de 56 a 69. La LXX traduce: «escrito grabado» o «inscripción sobre una tableta». Otras traducciones sugieren «himno» o «poema». nom, MIDRÁS tip, LIBR MANU vet, (heb. «investigación», cfr. 2 Cr. 13: 22, donde este término se traduce «historia»; pl.: «midrashim»). Recibe este nombre una serie de historias, sermones y comentarios, los más antiguos de los cuales pertenecen al siglo II d.C., y los más tardíos al siglo VI.
Hay una compilación de midrashim procedente del siglo XI, o, según otra autoridad, del XIII, que cubre todo el AT. Su título es Yalkut Shim'õnî. Hay varias otras colecciones de diversos de estos complementarios rabínicos. En ellos se sigue un cuádruple sistema de interpretación: (a) el literal, (b) la explicación alegórica, (c) el comentario homilético, (d) la enseñanza esotérica. Así, a partir del sentido llano del texto, se consiguen aplicaciones de todo tipo, que van desde concepciones sobrias hasta las sumamente especulativas y carentes de una sólida base. Bibliografía: Gonzalo Maeso, D.: «Midrás», en Gran Enciclopedia Rialp (Rialp, Madrid, 1973); Oko, A. S.: «Commentaries», en ISBE (Wm. Eerdmans, Grand Rapids, 1946). nom, MIDTRIBULACIONISMO tip, DOCT ESCA ver, ARMAGEDÓN, VENIDA (Segunda), MILENIO, JUICIO, TESALONICENSES (Epístolas), APOCALIPSIS, ARREBATAMIENTO, DANIEL (Libro), ESCATOLOGÍA, IGLESIA, ISRAEL, RESURRECCIÓN vet, En esta postura, la Iglesia es arrebatada a la mitad de la tribulación. Se asumen varios de los supuestos del postribulacionismo, pero se considera que el arrebatamiento está marcado en Ap. 11:12, 15, identificando a los dos testigos como un símbolo de los dos grupos de cristianos, los vivos y los muertos. Se asume también que la «última trompeta» de 1 Co. 15:52 es la misma que la séptima trompeta de Ap. 11:15, que suena en medio de la tribulación. Véase TRIBULACIÓN (GRAN). nom, MIEL tip, ALIM LEYE ver, LAVADURA vet, Sustancia sucrosa y siruposa fabricada por las abejas, y que transforman del néctar de las flores y frutos, almacenándola en las celdillas de un panal de cera (Jue. 14:8; Sal. 19:11). La miel era un alimento muy apreciado, y ello especialmente porque sustituía al azúcar (Gn. 43:11; 2 S. 17:29); se comía directamente del panal, o se extraía de diversas maneras (Éx. 16:31; 1 S. 14:26).
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Las abejas ponían sus panales de miel silvestre en hendiduras de rocas, en árboles, y otros lugares semejantes (Dt. 32:13; Jue. 14:8; 1 S. 14:25; Mt. 3:4). Las ofrendas presentadas a Jehová, y destinadas a ser quemadas, no debían tener miel alguna, porque tiene la acción de una levadura y provoca la fermentación (véase LEVADURA, cfr. Lv. 2:11). Se preparaba una especie de miel artificial, como una especie de jarabe, a base de dátiles (Guerras 4:8, 3). El país de Canaán es descrito como manando leche y miel (Éx. 3:8, 17). nom, MIES. Véase COSECHA. nom, MIGDOL tip, LUGA sit, a4, 104, 304 vet, = «torre». (a) Campamento de los israelitas cuando huían de Egipto; estaba cerca del mar Rojo (cfr. Éx. 15:4, 22; Dt. 11:4); delante de Pihahirot y de Baal-zefón (Éx. 14:2; Nm. 33:7); posiblemente torre de atalaya. (b) Cuando Nabucodonosor se apoderó de Jerusalén, hubo judíos que huyeron hacia Egipto y se instalaron en un lugar llamado Migdol (Jer. 44:1; 46:14). La mejor lectura de Éx. 29:10; 30:6 parece ser la que dice: «de Migdol hasta Sevene», como vierte la RVR. Migdol, en el extremo norte de Egipto, puede ser identificada con Magdali de las tabletas de Tell elAmarna; se corresponde con Magdolos en el Itinerarium Antonini, la actual Tell el-Heir, a 18 Km. al sur de Pelusa. nom, MIGUEL tip, BIOG ANGE vet, = «¿Quién como Dios?» Arcángel, uno de los principales caudillos celestiales; ayudó al ángel resplandeciente vestido de lino a combatir contra el ser espiritual que era el príncipe detrás del reino de Persia (Dn. 10:13). Miguel lucha en favor de Israel (Dn. 10:21; 12:1). Con sus ángeles, libra una guerra victoriosa contra los enemigos del pueblo de Dios (Ap. 12:7). Después del exilio, los judíos elaboraron un extenso cuerpo de doctrina de angeología e hicieron de Miguel uno de los siete arcángeles (Tob. 12:15). Gabriel es el segundo (Dn. 8:16; 9:21); los apócrifos nombran otros cinco
arcángeles: Rafael (Tob. 3:17), Uriel, Chamuel, Jofiel y Zadquiel. Judas habla de Miguel disputando con Satanás sobre el cuerpo de Moisés (Jud. 9; cfr. 2 P. 2:11). El Targum de Jonatán menciona este hecho a propósito de Dt. 34:6, y atribuye el enterramiento de Moisés a Miguel y a otros ángeles.
nom, MILAGRO tip, DOCT vet, (a) Definición. El milagro es una intervención sobrenatural en el mundo externo, que aporta una revelación singular de la presencia y del poder de Dios. «Se trata, dentro de la acción ordinaria de las fuerzas de la naturaleza, de una interferencia del Autor de la naturaleza. Se trata de un acontecimiento que no resulta de una simple combinación de las fuerzas físicas, sino que proviene de un acto directo de la voluntad divina» (doctor Barnard, «Hastings Bible Dictionary», III, p. 384). En un sentido estricto, no se da el nombre de «milagro» a cualquier hecho o acontecimiento debido a causas sobrenaturales ni a coincidencias extraordinarias (calificadas en ocasiones de «providenciales»). Para la Biblia, toda la naturaleza depende totalmente del Creador; no se trata de un universo puramente material gobernado por «leyes inmutables». Bien al contrario, «todo acontecimiento natural es considerado sencillamente como un acto de la libre voluntad de Dios, sea la lluvia o el sol, los temblores de tierra o cualquier otra cosa. Así, la esencia del milagro no es que sea "sobrenatural", sino que constituye una prueba clara y singularmente notable del poder de Dios y de la libertad que usa para cumplir sus propósitos» (Schultz, «Old Testament Theology», II, PP. 192193). (b) Posibilidad de los milagros. Para el que cree en un Dios personal, la posibilidad de los milagros no le causa problema alguno. Se podría comparar la intervención milagrosa del Señor en el mundo físico a la de la voluntad y al hombre utilizando su fuerza muscular para controlar y neutralizar la «ley de la gravedad», sosteniendo un objeto, o contrarrestando cualquier otra «ley de la naturaleza». En realidad, lo que debería de ser explicado es la ausencia de milagros por parte de Aquel que lo sostiene, controla y dirige todo; Cristo se proclama la fuente de vida y salvación, y Él lo sustenta todo por la palabra de su potencia
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(cfr. Col. 1:16, 17; He. 1:2, 3). La negación de la posibilidad misma de los milagros proviene, en el fondo, de una postura atea (Dios no existe, no puede por tanto manifestarse), y del panteísmo (no es un Ser personal y no sabría intervenir inteligentemente). Todo creyente que ha sentido en su fuero interno la experiencia de la verdad del Evangelio y de la acción regeneradora del Espíritu Santo sabe personalmente algo del poder de Dios y de la realidad de su revelación; no le cuesta nada admitir las otras intervenciones divinas, tan íntimamente ligadas a la historia de la salvación. Junto con el que había sido ciego de nacimiento, puede decir: «Una cosa sé, que yo era ciego, y ahora veo» (Jn. 9:25). Sabe que es una nueva criatura, por cuanto se ha operado en él el milagro del nuevo nacimiento (2 Co. 5:17; Jn. 3:3-8). Puede dar crédito, no sólo al Autor de todos los milagros posibles, sino también a los relatos inspirados que Él ha tenido a bien darnos. (c) Actos de potencia, prodigios y señales. Véase SEÑALES. (d) Efecto e insuficiencia de los milagros. Los milagros, manifestación del poder y de la intervención de Dios, se dan para impresionar al hombre y para ayudarle a creer. Después de haber dado señales patentes de su naturaleza y misión divinas, Jesús afirma a sus interlocutores que debían creer a causa de las obras mismas (Jn. 10:25, 37-38). Afirma que ellas dan suficiente testimonio de su autoridad, y lanza reproches contra aquellos que no aceptan el testimonio (Mt. 11:3-5, 20-21; 12:28; Jn. 5:36; 14:11; 15:24; 20:30-31). Sin embargo, los milagros no pueden sustituir a la fe en modo alguno. Faraón, que había exigido un milagro para creer, rehusó dejarse convencer a pesar de todas las evidencias (Éx. 7:9, 13, 22-23; 11:9-10, etc.). Los contemporáneos de Cristo que habían visto, y demandado, tantas señales sobrenaturales, endurecieron sus oídos y cerraron sus ojos a fin de no ser ganados (Jn. 12:37-40; Mt. 13:13-15). Hay una búsqueda de milagros que procede de la carne y no de la fe, la de los judíos anteriormente citados (Mr. 8:11, 12; Jn. 2:18; cfr. 1 Co. 1:22) y la de Herodes por ejemplo (Lc. 23:8). A Estos les dice Jesús, en tono de reproche, «Si no viereis señales y prodigios no creeréis» (Jn. 4:48). En realidad, es el creyente (o el que esté dispuesto a creer) el que ve el milagro, y saca de él un beneficio espiritual: «Si crees, verás la gloria de Dios» (Jn. 11:40; Mt. 9:29). Por otra parte, el Señor no llevó a cabo ningún milagro en medio de la incredulidad (Mt. 13:54, 58).
(e) Épocas de manifestaciones milagrosas. Es notable observar que en la Biblia los milagros aparecen de una manera casi exclusiva en los siguientes períodos: (A) En la época de Moisés y de Josué, para confirmar la liberación del pueblo elegido, la promulgación de la Ley y del Pacto, el establecimiento del culto al Dios único y verdadero y la conquista de la Tierra Prometida. (B) Durante el ministerio de Elías y Eliseo, para sostener a los creyentes en una lucha implacable contra el triunfante paganismo. (C) Durante el exilio, salvaguardando Dios la fe de los deportados, al manifestar su poderío y superioridad sobre los dioses paganos, mediante la ayuda prestada a Daniel y a sus amigos. (D) Al comienzo del cristianismo, para acreditar la persona del Hijo de Dios y su obra de salvación; para confirmar el fundamento de la Iglesia y la misión de los apóstoles; para apoyar el paso desde el Antiguo al Nuevo Pacto, y para demostrar la excelencia del Evangelio en medio del mundo antiguo, idólatra y corrompido (He. 2:3-4; Ro. 15:18-19; 2 Co. 12:12). Fuera de estos períodos, vivieron notables siervos de Dios sin que llevaran a cabo milagros concretos; a propósito de esto se puede citar a Abraham, David y muchos eminentes. Del mismo Juan el Bautista se llega a decir a la vez que él fue el más grande de los hombres del Antiguo Pacto, y que sin embargo no había llevado a cabo milagro alguno (Mt. 11:11; Jn. 10:41). (f) Los milagros y nuestra época. Es cierto que Dios es siempre capaz de llevar a cabo milagros, y que el Espíritu puede otorgar a ciertos hombres el don de llevar a cabo milagros y curaciones (1 Co. 12:9-10, 28-30). Sin embargo, es menester que no nos olvidemos de que tales manifestaciones tienen que estar en pleno acuerdo con la Palabra de Dios, y que, por otra parte, se han hallado ausentes en ciertas épocas, incluso de avivamiento, y del ministerio de muy eminentes servidores de Dios (los reformadores Hudson Taylor, Spurgeon, Moody, por citar sólo unos pocos). Además, sería erróneo aplicar el término «milagroso» sólo a los dones de curación, de milagros y de lenguas. Cada manifestación del Espíritu, por serlo, es sobrenatural, y por ello el ejercicio poderoso de un don de sabiduría, de conocimiento, de fe, de discernimiento, de enseñanza, etc., es asimismo milagroso. (g) Milagros falsos. El poder de Satanás está en actividad sin cesar, y la Biblia nos pone constantemente en guardia contra él. Los magos de Egipto se mostraron
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capaces de imitar hasta cierto nivel algunos de los milagros llevados a cabo por Moisés (Éx. 7:11, 22; 8:3; cfr. v. 14). Simón el Mago tenía atónita a toda Samaria por sus actos de magia (Hch. 8:911), y Lucas cita a otro mago llamado Elimas (Hch. 13:6-12). Menciona también los libros usados para el ejercicio de las artes mágicas (Hch. 19:19). Es evidente que entonces, como ahora, se daba una buena parte de superchería en estas prácticas mágicas. Pero Cristo y sus apóstoles hablan abiertamente acerca de los grandes prodigios y de los milagros llevados a cabo por los falsos profetas, con el objetivo de seducir incluso, si fuera posible, a los mismos elegidos (Mt. 24:24). Estas señales engañosas serán una característica clara de la carrera del Anticristo y del fin de los tiempos; ahora, como entonces, son suscitados por el poder de Satanás (2 Ts. 2:9-12; 1 Ti. 4:1-2; Ap. 13:13-15). Sistema para discernir los milagros verdaderos de los falsos. Se debe utilizar la piedra de toque de la palabra de Dios. Si una señal contradice los mandamientos divinos, tiene que ser rechazada resueltamente (Dt. 13:1-5). Si con ello se busca la gloria y la ventaja personal del hombre, no ha sido dado en el espíritu de Cristo, que nunca efectuó un solo milagro para Sí mismo (cfr. asimismo 1 Co. 12:6). Los milagros auténticos manifiestan la grandeza y la santidad de Dios, por lo que de Él no pueden venir prodigios absurdos y pueriles (p. ej., los de los Evangelios Apócrifos y los de la «leyenda de los santos» de la Edad Media). También deben ser rechazados aquellos que pretendan apoyar dogmas antibíblicos, como la transubstanciación, la inmaculada concepción de María, o la doctrina del purgatorio. En nuestra época cercana al fin abundan los prodigios engañosos en el mundo religioso y ocultista. El cristiano se debe armar decididamente de la fe que recibe el verdadero milagro, y del discernimiento que rechaza las tretas del enemigo. El Señor, en un día venidero, echará de su presencia a muchos que pretenderán haber llevado a cabo milagros en su nombre (Mt. 7:22-23). Bibliografía: Anderson, Sir R.: «El Silencio de Dios» (Pub. Portavoz Evangélico, Barcelona, 1983); Darby, J. N.: «Miracles and Infidelity», en The Collected Writings of J. N. Darby (Ed. W. Kelly, Stow Hill Bible and Tract Depot, Kingston-uponThames, 1966, PP. 163-217); Habershon, A. R.: «The Study of the Miracles» (Kregel Pub., Grand Rapids, 1957);
Lewis, C. S.: «Miracles» (Collins-Fount Paperbacks, Glasgow, 1978); Trench, arzobispo R. C.: «Notes on the Miracles of our Lord» (Kegan, Londres, 1902). nom, MILENIO tip, ESCA ver, LEVADURA, ISRAEL, APOCALIPSIS, DANIEL, RESURRECCIÓN vet, (lat. «mil años», expresión surgida de Ap. 20:1-7). Era de esta duración en la que Cristo, después de su retorno, hará reinar la justicia y la paz sobre la tierra. El AT no cesa de anunciar el reino glorioso que el Mesías instaurará aquí en la tierra. De la misma manera que creemos en el cumplimiento literal de las profecías que tratan de los sufrimientos del Señor, no hay razón objetiva alguna para rechazar las promesas concernientes a Israel, los grandes juicios del fin, y el triunfo visible de Jesucristo sobre la tierra. En efecto, el reino de Cristo ha de llenar «toda la tierra», es decir, el mismo espacio ocupado por los imperios de las naciones (Dn. 2:35; 38-39; 7:27; Sal. 72:811). A Jesucristo le ha sido prometido «el trono de David su padre», que jamás ha estado situado en el cielo (Lc. 1:32; cfr. Hch. 1:6). Los elegidos reinarán al principio con Él «sobre la tierra» (Ap. 5:10; 20;4 b, 6), antes de ser transportados a los nuevos cielos y la nueva tierra. Con respecto al milenio, hay tres puntos de vista principales: (a) Los postmilenialistas. Los postmilenialistas enseñan que la Primera Venida de Cristo y las conquistas del Evangelio han atado a Satanás de tal manera, que la humanidad está lentamente introduciéndose en su Edad de Oro mediante la actuación de la Iglesia. El Señor sólo tendrá que venir para introducirla en la eternidad. Ésta es la concepción sostenida por la Iglesia de Roma y por una buena cantidad de iglesias protestantes, para las que el término «mil años» presenta simbólicamente un período largo de duración indeterminada, que cubre algo más de la era de la iglesia militante. Después de las dos Guerras Mundiales, de los campos de exterminio y del terror atómico, parece bien difícil admitir esta interpretación; más bien parecería que si Satanás ya está atado en la actualidad, como proponen los postmilenialistas, su cadena es realmente muy larga. En todo caso, el optimismo de esta postura, que mantiene una mejora de la humanidad en constante progresión, por la que la Iglesia introduce el reino de Dios sobre la tierra, está reñida con toda la enseñanza del NT, que
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proclama la caída en una apostasía general del cristianismo profesante, y una intervención cataclísmica de Cristo, con tremendos juicios, antes de la violenta instauración de su reinado (cfr. Lc. 17:20-27; 18:8; Mt. 13 y cfr. LEVADURA con respecto a la interpretación de esta parábola; Ro. 11 :11-24 ss.; 2 Ts. 2:1-12, esp. v. 7; 1 Ti, 4:1-4; 2 Ti. 3:1-14; 4:1-7; 2 P. 2:3; Judas); todo el libro de Apocalipsis es evidencia de que la humanidad no será ganada a Cristo por el Evangelio; de hecho, sólo será en la era futura que grandes masas serán alcanzadas por el Evangelio (cfr. también Hch. 20:28-32). El cuadro que presenta el NT es, no el de un avance triunfante de la Iglesia hasta que el mundo quede listo para la venida del Señor Jesucristo, sino un deslizamiento más y más acusado hacia la apostasía, y una venida del Señor para reinar introducida por juicios (cfr. Is. 26:9; «luego que hay juicios justos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia»). (b) Los amilenialistas. Los amilenialistas creen que no se debe esperar ningún reino visible del Señor. Todas las promesas del AT acerca del Reino son espiritualizadas en favor de la Iglesia, y «Sión» representa simplemente a la Jerusalén celestial. Según esta postura, no hay porvenir nacional alguno para Israel: el retorno de los judíos a Palestina no tiene relación alguna con las profecías, y su restauración y conversión a nivel nacional no son nada más que una vana esperanza (cfr. sin embargo Ro. 11:11-15, 25-26; Jer. caps. 30, 31, 32, 33; Ez. caps. 36-48; Zac. 12:10; 13:89; véase asimismo ISRAEL). En la teoría amilenialista las seis menciones de los mil años en Ap. 20:2-7 son reducidas a un simbolismo del actual período de la Iglesia. Sin embargo, esta teoría afronta dificultades exegéticas serias para explicar el significado de las resurrecciones en este pasaje. La mayoría de expositores amilenialistas «espiritualiza» la Primera Resurrección antes de los mil años, manteniendo, sin embargo, que en el v. 5 sí se trata de un verdadero «volver a la vida» (Berkhof: «Teología Sistemática», p. 871). Ésta es la postura general, de la que sin embargo difiere Hoekema, que espiritualiza todo el pasaje, y sitúa la resurrección general sólo en Ap. 20:11-13 (Hoekema: «Amillenialism», en «The Meaning of the Millenium», editor R. G. Clouse, PP. 167-172, véase Bibliografía). Tampoco queda explicado de manera satisfactoria, con esta teoría, el encadenamiento de Satanás. Además, en tanto que en el AT los anuncios de juicio sobre la nación de
Israel como nación van seguidos de maravillosas promesas de redención y de salvación asimismo a nivel nacional (cfr. Jer. 7-25 y 27-29 con 30-33; Ez. 11:1-13 con 14-25, etc.), en cambio en el amilenialismo se aplican a Israel sólo los juicios, en tanto que las promesas de bendición a Judá e Israel se aplican a la Iglesia. Finalmente, el reinado de Cristo con sus santos, que el postmilenialismo aplica a esta edad de la Iglesia sobre la tierra, el amilenialismo, según uno de sus más destacados exponentes, lo aplica a un reinado de las almas de los santos en la era presente, con Cristo, en los cielos (Hoekema, obra cit., p. 150). Pero esta postura se basa en la espiritualización de la «Primera Resurrección». Si esta espiritualización se puede mostrar carente de una verdadera base exegética, la teoría amilenialista se enfrenta entonces a una dificultad básica fatal. (c) Los premilenialistas. Los premilenialistas admiten que Jesucristo vendrá antes del milenio. Es patente que la humanidad ha fracasado; ningún esfuerzo de las naciones ni de las iglesias puede conseguir el establecimiento del reino de Dios (o era de oro) en el mundo (cfr. Dn. 2:34, 44). Su venida cumplirá el plan divino aparentemente frustrado por la caída del hombre en el Edén. El Señor vindicará su nombre no sólo en juicio con la perdición de los impíos, sino también convirtiendo la tierra en un vergel. La oposición que muchos presentan al premilenialismo nace sobre todo de la idea de que un reino en el que Israel tenga un papel que jugar significaría un retroceso en cuanto a la salvación espiritual conseguida por la muerte, resurrección y ascensión de Cristo. Pero no hay razón para mantener tal posición. No hay tal retroceso. El Rey. está ahora rechazado por los suyos y por el mundo (Jn. 1:10, 11; Ro. 11:25-36). Sin embargo, su obra en la cruz es la base para el perdón y aceptación de todos los que a Él se allegan. Los que lo aceptan ahora en el tiempo de su humillación, reinarán con Él en el día de su exaltación (2 Ti. 2:12). En su venida, el Señor rechazado será reconocido (Zac. 12:10; cfr. Fil. 2:5-11), y reinará desde Sión (Zac. 14). La actual situación, con Israel rechazado y el cristianismo verdadero siguiendo a un Señor rechazado, y por ello rechazado con Él (Jn. 15:20), es anómala. Se puede asimilar a la figura profética de David, rechazado y perseguido por el Israel oficial de su época. Su situación de proscrito por Saúl, acompañado en su rechazamiento por un puñado de fieles, que a su accesión al trono reinaron con él, puede asimilarse a la del Señor Jesucristo, proscrito por el Israel oficial de su época y que,
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mientras espera que el Padre ponga sus enemigos por estrado de sus pies, es seguido por una compañía de fieles que sufren con Él, y que reinarán con Él. Esta situación no es ni puede ser la definitiva, como marcan las Escrituras, sino que Cristo ha de reinar todavía, y ha de ser aceptado, así como han de ser reconocidos y vindicados aquellos que han sufrido con Él, en un reinado de paz y de justicia universales, en el que se cumplirán todas las promesas de restauración y de regeneración, así como se cumplieron las anteriores amenazas de juicio y de desolación sobre Israel y tantas naciones. Para un examen exegético de la literalidad de las resurrecciones en Ap. 20:1-7 y del milenio interpuesto entre la primera resurrección y la resurrección de condenación, véase Ryrie, C.C.: «Las bases de la fe premilenial» (Pub. Portavoz Evangélico, Barcelona, 1984, PP. 189-204) y especialmente el libro «The Meaning of the Millenium», ed. por Clouse (ver Bibliografía), en el que se debate esta cuestión. Se puede indicar, sin embargo, que, como bien dice Ladd, la expresión «volvieron a vivir» (Ap. 20:45 gr. «ezêsan») sólo se usa en todo el resto del NT de resurrección («The Meaning...», p. 190). Características del milenio: (a) Satanás estará entonces atado e impedido de seducir a las naciones (Ap. 20:1-3) (b) Un juicio determinará quiénes serán los súbditos del reino (Ap. 20:4 cfr. Mt. 25:31-34). (c) Los que han tenido parte en la primera resurrección (los «jueces» y los mártires de la tribulación), reinarán con el Señor (Ap. 20:4, 6; 2:26-27; Dn. 7:27; 1 Co. 6:23) (d) Este reino dura mil años (en base a la cifra seis veces repetida en Ap. 20:2-7) (e) Por fin se establece la paz en esta escena (Is. 2:2, 4; 9:5-6) junto con la justicia y la igualdad (Is. 11:1-9). (f) La presencia del Señor es manifestada de una manera gloriosa (Is. 11:10; 24:21-23) (g) Los súbditos del reino conocen una gran longevidad y una inmensa prosperidad (Is. 65:1825). (h) Con todo, el Señor rige con cetro de hierro, el mal no es ya más pasado por alto en paciencia y los que pecan abiertamente mueren, alcanzados por la maldición (Is. 11:4; 65:20). (i) Los judíos convertidos vienen a ser los misioneros en toda la tierra (Is. 66:18-20). (j) El final del milenio es frustrante, ¿A qué se debe que Satanás sea desatado? (Ap. 20:3, 7-9): Es para que los súbditos de este reino de
bendición, pero autoritario, puedan decidirse libremente por o en contra de Dios (de la misma manera que todas las criaturas, humanas y celestiales, han sido tentadas antes que ellos). La lamentable elección de muchos de ellos muestra que el malvado corazón del hombre caído no se mejora en mil años de bendición, de prosperidad y paz. Después de esta exhibición de rebelión y del castigo divino, la tierra y los cielos actuales son destruidos para dar lugar al estado eterno (Ap. 20:11; 21:1). (Véanse APOCALIPSIS, DANIEL, RESURRECCIÓN.) Bibliografía: Clouse, R., editor: «The Meaning of the Millenium-Four Views», con contribuciones de George Eldon Ladd, Herman A. Hoyt, Loraine Boettner, Anthony A. Hoekema (Intervarsity Press, Downers Grove, Illinois, 1977; hay versión en castellano: «El milenio», Ed. Mundo Hispano; Chatter, E. H. «The Coming and Reign of our Lord Jesus Chríst» (Ralph E. Welch Foundation, Orange, Calif., 1963); Feinberg, C. L.: «Millenialism-The Two Major Views» (Moody Press, Chicago, 1936/1980); Lacueva, F.: «Escatología» II (Clíe, Terrassa, 1983); Payne, J. B.: «Encyclopedia of Biblical Prophecy» (Harper and Row, Publishers, New York, 1973); Pentecost, J. D.: «Eventos del Porvenir» (Editorial Libertador, Maracaibo, 1977); Peters, G. H. N. «The Theocratic Kingdom» (Kregel Pub., Grand Rapids, 1978, reimpr. 1884); Ryrie, C. C.: «Las bases de la fe premilenial» (Pub. Portavoz Evangélico, Grand Rapids, Michigan, 1984); Tan, P. L.: «The interpretation of Prophecy» (BMH Books, Winona Lake, Indiana, 1974); Trotter, W.: «Plain Papers on Prophetic and other Subjects» (Bible Truth Pub., Oak Park, Illinois, s/f); Walvoord, J. F.: «The Millenial Kingdom» (Zondervan Pub. House, Grand Rapids, Michigan, 1959); West, N.: «The Thousand Years in Both Testaments» (Kregel Publications, reimpres. edición 1889, s/f). nom, MILETO tip, PUEM CIUD sit, a9, 356, 229 vet, Puerto marítimo donde Pablo se detuvo (Hch. 20:15). De allí, el apóstol hizo llamar a los ancianos de Éfeso, para despedirse de ellos de una
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manera solemne (Hch. 20:17-38). En 2 Ti. 4:20 dice el apóstol Pablo que había dejado a Trófimo enfermo en Mileto. Esta importante ciudad de Jonia se hallaba a alrededor de 60 Km. al sur de Éfeso, en los confines de la Caria y sobre la ribera meridional de la bahía de Latmus en la que desembocaba el Menandro. En esta ciudad nacieron los filósofos Tales, Demócrito y Anaximandro. Había allí un célebre templo dedicado a Apolo y un magnífico teatro. nom, MILO tip, LUGA ver, JERUSALÉN sit, a2, 347, 200 vet, (heb. «millõ'», generalmente interpretado como «llenado», como una torre sólida o un gran relleno abaluartado; en heb. siempre aparece con el artículo). (a) Lugar cercano a Siquem; prob. una fortaleza (Jue. 9:6, 20). (b) En la época de David, bastión de Jerusalén, reconstruido por Salomón; Ezequías, previendo la invasión asiria, fortificó el Milo (2 S. 5:9; 1 R. 9:15, 24; 11:27; 2 Cr. 32:5). (Véase JERUSALÉN, c.) nom, MILLA tip, MEDI ver, PESOS Y MEDIDAS vet, (gr. «milion»). Medida de longitud equivalente a 3.200 codos, alrededor de 1.480 metros (Mt. 5:41). (Véase PESOS Y MEDIDAS.) nom, MILLAR tip, EJER vet, División de la tribu israelita, consistente en mil hombres capaces de llevar las armas (Nm. 31:5; Jos. 22:14). Este nombre variaba, evidentemente, según las circunstancias: nacimientos, muertes, etc. Los hombres así agrupados quedan afectos al ejército o a otras funciones, incluso las judiciales (Éx. 18:21, 25; Nm. 31:14; 1 S. 8:12; 22:7; 2 S. 18:1). Estos millares se correspondían quizá con las casas patriarcales y sus príncipes (cfr. Nm. 1:2, 4, 16; Jue. 6:15; 1 S. 10:19, 21).
nom, MILLO tip, ALIM FLOR vet, Gramínea usada como cereal («Panicum miliaceum»; heb. «dohan»; ár. «duhn»). El Señor ordenó a Ezequiel que preparara un pan de diversos cereales y que añadiera millo a ellos (Ez. 4:9). Esta planta es asimismo muy empleada en el oeste y sur de Asia, en el norte de África y al sur de Europa. Su caña constituye un excelente forraje; el grano se usa para el engorde de la volatería y asimismo para el consumo humano directo. El término heb. «dohan» quizá designaba también otras especies de cereales, particularmente el «Sorghum vulgare» o millo de la India, gramínea más alta, muy cultivada en la India y en el Asia suroccidental con el nombre de doura. nom, MINA tip, MEDI ver, PESOS Y MEDIDAS, MENE, SICLOS vet, (gr. «mnã»; heb. «mãneh», que viene de la raíz de contar; véase MENE). Su valor varía en distintos países y épocas. En el Museo Británico se conservan minas que pesan entre 423 y 570 g., en tanto que la mina babilónica media no pesaba más de 505 g. Hay también incertidumbre en cuanto a la cantidad de siclos en que se dividía. Parece que en Babilonia se dividía en 50 siclos, en tanto que la división judía era de 60 siclos por mina (véanse SICLOS y PESOS Y MEDIDAS.) nom, MINERALES DE LA BIBLIA tip, META vet, La ciencia de mineralogía es de época muy reciente, y no existía en tiempos antiguos. Se hace imposible tener certeza de que el nombre de un mineral usado en la Biblia es usado con el mismo significado en la moderna mineralogía. Los siguientes metales son mencionados en la Biblia: (a) Piedras preciosas: ágata (Éx. 28:19); amatista (Éx. 28:19; Ap. 21:20); bedelio (Nm. 11:7); berilo (Dn. 10:6); calcedonia (ágata) (Ap. 21:19); carbunclo (Is. 54:12); coral (Jb. 28:18); coralina (sardio) (Ap. 4:3); cornerina (Ez. 28:13);
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crisólito (Ap. 21:20); crisopraso (Ap. 21:20); diamante (Éx. 28:18); esmeralda (Éx. 28:18); jacinto (Éx. 28:19); jaspe (Éx. 28:13); ónice (Gn. 2:12); pedernal (Éx. 4:25); perlas (Jb. 28:18); rubíes (Éx. 27:16); sardio (Éx. 28:17); topacio (Éx. 28:17); zafiro (Éx. 24:10). (b) Metales: cobre o «bronce» (Gn. 4:22); escoria (Sal. 119:119); estaño (Nm. 31:22); hierro (Nm. 31:22); oro (Gn. 2:11, 12); plata (Mt. 10:9); plomo (Éx. 15:16). (c) Minerales ordinarios: agua; alabastro (Mt. 26:7); azufre (Gn. 19:24); mármol (1 Cr. 29:2). nom, MINERÍA tip, META vet, En Jb. 28:1-11 se describe de una manera gráfica la extracción de oro, plata, hierro, cobre y piedras preciosas. Los egipcios explotaban los minerales ya en época muy temprana. Bajo la IV Dinastía descubrieron cobre en el Wadi Maghãrah, en el Sinaí, y comenzaron los trabajos de extracción y fundición, que continuaron a lo largo de muchos años. Los egipcios explotaron también los yacimientos de turquesas de Serabit el-Khadem, en la península del Sinaí, a alrededor de 80 Km. del monte Sinaí tradicional. Criminales, prisioneros de guerra y esclavos, frecuentemente encadenados, trabajaban bajo el látigo de los capataces. Las minas tenían grandes orificios y profundos pozos. Las bóvedas de las galerías de las minas serán sostenidas mediante columnas talladas en piedra y con armazones de madera de acacia. En 1 Mac. 8:3 se mencionan las minas de oro y plata de España. En Dt. 8:9 se describe Canaán como un país donde las piedras son de hierro y cuyas montañas dan cobre.
Los israelitas conocían la técnica de perforación de pozos y galerías (p. ej., perforaron el túnel de la Fuente de la Virgen al estanque de Siloé). En Ezión-geber, base naval bajo el reinado de Salomón y también bajo Josafat, fue, en el reinado del primero, un centro de fundición, forja y transformación de productos semiacabados o acabados de los minerales extraídos de las minas de hierro y cobre del Arabá. nom, MINISTERIO ver, ESCLAVO, DIÁCONO, IGLESIA vet, (a) Acto de ministrar o servir. En heb., el que sirve es denominado con el término «ebed», que implica un servicio voluntario u obligatorio, y designa a todos aquellos que tienen que servir; el prisionero de guerra, el esclavo comprado, el funcionario privilegiado de un soberano, y también el adorador de Jehová (cfr. Gn. 39:1 con Gn. 41:12; 40:20; Éx. 32:13; Hch. 16:17). Los orientales se consideran servidores de un superior, o de Dios (Gn. 32:4, 20; 50:18; Dt. 3:24; 2 S. 9:2; Lc. 2:29; Hch. 4:29). En hebreo se aplica asimismo el término de servidor a un pueblo vencido y sometido a tributo (2 S. 8:2). Dios da el nombre de ministros o servidores a aquellos que lo adoran (Gn. 26:24; Nm. 12:7; 2 S. 7:5. Véase ESCLAVO.) (b) Aquel que ayuda a una gran personalidad. En heb. es «m'shareth»; gr. «huperetes». José, esclavo, servía a su dueño, el cual le había confiado la administración de sus bienes (Gn. 39:4). Abisag ocupaba un puesto de honor en su servicio a David (1 R. 1:4, 15). Josué acompañó a Moisés, cuidándose del primer tabernáculo, sucediéndole después en el caudillaje de Israel (Éx. 24:13; 33:11; Jos. 1:1). Eliseo era el ayudante de Elías, vertiendo agua en sus manos, y vino a ser profeta a su vez (1 R. 19:21; 2 R. 3:11). El ministro de la sinagoga ayudaba a los que enseñaban (Lc. 4:20). Los discípulos recibían las instrucciones de Cristo y vinieron a ser los ministros (servidores) del Evangelio (Lc. 1:2; Hch. 1:2; 26:16). Juan-Marcos fue el ayudante de Pablo y de Bernabé durante una parte de su primer viaje misionero (Hch. 13:5). (c) Ministro de Dios o del Estado (heb. «m'shareth», gr. «leitourgos»). Entre ellos se hallan los sacerdotes y levitas al servicio del santuario (Éx. 28:43; Nm. 3:31; Dt. 18:5; Is. 61:1; cfr. LXX; Lc. 1:23; He. 9:21).
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Cristo también recibe este nombre como sumo sacerdote celestial (He. 8:2). Pablo también, como anunciador del Evangelio a los paganos (Ro. 15:16). El término se aplica asimismo a un magistrado (Hch. 13:6); designa en ocasiones a los miembros de una corte (1 R. 10:5) y también en ocasiones a un gran personaje (2 Cr. 22:8; Est. 1:10). Los ángeles reciben el nombre de servidores (Sal. 103:21; 104:4). (d) Los que, estando al servicio de alguien, lo representan y asumen el cuidado de sus intereses; gr. «diakonos». Primitivamente este término no designaba a un servidor de los pobres, sino más bien a un magistrado, a un ministro de Dios, ejerciendo la justicia y castigando a aquellos que hacían el mal (Ro. 13:4). Este término se aplica particularmente a los predicadores del Evangelio: Timoteo (1 Ts. 3:2), Pablo y Apolo (1 Co. 3:5), Tíquico (Ef. 6:21), Epafras (Col. 1:17). En el NT se emplea «diakonos» también en el sentido restringido de diácono, encargado de ejercitar en una iglesia funciones especiales distintas de las de un presbítero. (Véase DIÁCONO; para una consideración adicional y bibliografía, véase bajo el artículo IGLESIA.)
Su estilo es sencillo, elegante, directo, El profeta denuncia abiertamente el pecado (Mi. 1:5; 2:1, 2; 6:10-12). Las transiciones son a menudo bruscas, pero casi siempre se puede discernir la razón. Miqueas arroja interrogantes (Mi. 1:5; 2:7; 4:9; 6:3, 6, 7, 10, 11), ironiza (Mi. 2:11), emplea una metáfora, la prolonga (Mi. 1:6; 3:2, 3, 6; 4:6-8, 13; 6:10, 11, 14, 15). Es aficionado a los juegos de palabras, usándolos abundantemente en el primer capítulo, y quizás aparece uno en el último párrafo del libro. Su discurso, de alabanza a Jehová, se basa en la pregunta: «¿Qué Dios como tú?», frase que se corresponde, en heb., con el nombre Miqueas. La fe de Miqueas se apoya sobre lo que conoce de Dios por su ley y por su manera de actuar hacia el pueblo y hacia los individuos (Mi. 2:7; 6:3-5; 7:15). El Señor, juez justo, ama la misericordia. Demanda que su pueblo practique la justicia y la caridad. El profeta exhibe fuerza y valor envuelto en las promesas divinas. Sabe que la seguridad de Israel reposa sobre el pacto de Dios con su pueblo, sobre la promesa de la salvación hecha a Abraham (Mi. 7:20) y que se centra sobre el Hijo de David (Mi. 5:2-6; cfr. Lc. 1:72-75). Los enemigos del Reino no podrían prevalecer. El cap. 5 se basa sobre la misma verdad mesiánica que la del Sal. 2; tiene como fundamento las declaraciones de Dios, al igual que el sublime mensaje de perdón y de restauración de Mi. 7:8-20.
nom, MIQUEAS tip, BIOG PROF HOMB HOAT vet, = «¿Quién como Jehová?» Profeta y autor del Libro de Miqueas. Aparentemente originario de Moreset-gat (Mi. 1:14), indudablemente en Judá, no lejos de Gat, la ciudad filistea de la que dependió el pueblo natal de Miqueas durante un cierto tiempo. Profetizó durante los reinados de Jotam, Acaz y Ezequías (Mi. 1:1; Jer. 26:18); inició su carrera poco después de Oseas e Isaías, contemporáneos suyos (Mi. 1:1; cfr. Is. 1:1; Os. 1:1). Miqueas, más próximo a Isaías, trata los mismos grandes temas que él, como acertadamente señaló Calvino.
(b) FECHA. La profecía comienza bajo Jotam (Mi. 1:1) y se extiende desde el año 745 hasta el 715 a.C. El contexto demuestra que, siendo posterior a Omri y a Acab (Mi. 6:16), data de la época en que Israel temía el poder amenazador de Asiria (Mi. 5:5, 6). El libro fue escrito, al menos parcialmente, durante la época en que Samaria y el reino del norte existían aún (Mi. 1:6, 14). En cuanto a Mi. 1:5-7, no se puede determinar cuánto tiempo antes de la caída de Samaria fueron pronunciadas estas palabras. En efecto, desde la época de Uzías y de Jotam, los profetas anunciaron que era inminente el juicio de Samaria (Os. 1:6; 3:4; 5:9; Am. 2:6; 3:12; 5:1-3, 27; 6:1, 7-11, 14; Is. 7:8, 9; 8:4), y que Judá sería devastado (Os. 5:10; Am. 2:4; Jl. 6:1, 11-13; 7:17-25). La alusión a la devastación de Basán y de Galaad podría ser indicación de un período posterior al año 733-732 a.C., año en el que Tiglat-pileser deportó a sus habitantes (Mi. 7:14). Este versículo menciona el establecimiento de los israelitas en este país desde la conquista de Josué (cfr. Mi. 7:14, 20). La proclamación de Mi. 3:12 fue dada ya en época de Ezequías, pero es
nom, MIQUEAS (Libro) tip, LIBR LIAT ver, EGIPTO, MARDIKH vet, Es el sexto de los profetas menores. (a) ESTILO.
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posible que Miqueas haya catástrofe con anterioridad.
anunciado
esta
(c) CONTENIDO DEL LIBRO. Aunque centrado en Judá y en el reino del sur, las profecías de Miqueas tratan del conjunto de Israel (Mi. 1:1, 5-7, 9-16). Las transiciones bruscas indican que el libro resume la enseñanza del profeta, en lugar de constituir una transcripción de sus diferentes discursos. El imperativo «¡oíd!» repetido tres veces introduce tres secciones, cada una de las cuales termina con una nota de esperanza. (A) Sanciones contra Samaria, debido a su idolatría (Mi. 1:2-8) y contra Judá por el mismo motivo (Mi. 1:9-16). Maldición contra los opresores del pueblo; profecía de la ruina y de la deportación (Mi. 2:4, 5), a causa de la falta de honradez y de la injusticia y corrupción de los grandes (Mi. 2:1-11); sin embargo, habrá un residuo que será restaurado (Mi. 2:12, 13). (B) Denuncia de los pecados de los príncipes, seguida de profecías mesiánicas. Las autoridades civiles y religiosas no se cuidaban ni de la verdad ni del derecho; su manera de gobernar revelaba su vanalidad (Mi. 3:1-11). Jehová abandonará Sion a sus enemigos (Mi. 3:12). Se revela la futura grandeza del Reino mesiánico, que ejercerá una influencia moral sobre todos los hombres en paz, prosperidad y poder (Mi. 4:1-8). La perspectiva actual sólo presenta clamor, dolor y cautiverio (Mi. 4:9, 10); pero Sion acabará aplastando a sus enemigos, que se oponen a Jehová (Mi. 4:11-13). El profeta habla del abatimiento de Sion (Mi. 5:1), abatimiento que dejará de ser cuando reinará sobre Israel Aquel cuyo origen se remonta a los días de la eternidad (Mi. 5:2-4). Esta predestinación divina del Mesías garantiza la liberación del yugo asirio (Mi. 5:5, 6; cfr. Is. 7:4-16), la supervivencia de Israel, su triunfo final sobre todos sus enemigos; finalmente, el pueblo será amoldado al ideal divino (Mi. 5:7-14). (C) Requisitoria contra todo el pueblo (Mi. 6:1-5). Exposición de las demandas de la verdadera religión (Mi. 6:6-8; cfr. Is. 1:11-17). El Señor estigmatiza la iniquidad (Mi. 6:9-7:6). El profeta concluye proclamando su fe en el porvenir glorioso que traerá la gracia misericordiosa de Jehová, en base a su alianza con Abraham (Mi. 7:7-20). El pasaje de Mi. 4:13 es casi idéntico con Is. 2:24, pero se relaciona más estrechamente con los versículos siguientes que con el pasaje de Isaías. Jl. 3:10 expresa el mismo pensamiento mesiánico. Es bien posible que sea Isaías quien cita a
Miqueas. Pero las diferencias de términos entre Isaías y Miqueas podrían explicarse con la suposición de que cada uno de ellos se basó en una predicción corriente en su tiempo. En todo caso, el pueblo de Dios de aquellos tiempos podía bien apoyarse sobre las profecías conocidas, reconociendo la autoridad de ellas y citándolas, de la misma manera que los cristianos en nuestra época. (d) AUTENTICIDAD. La autenticidad de este libro ha sido puesta en tela de juicio. Hay críticos que no asignan a Miqueas más que los tres primeros capítulos. Pero G. A. Smith, después de haber dicho que «ningún otro libro de la Biblia ha engendrado tantas discusiones en cuanto a las fechas de sus diferentes secciones», concluye afirmando que el conjunto de la obra se remonta a la época de Miqueas (cfr. G. T. Manley, «Le Nouveau Manuel de la Bible», p. 252). Por otra parte, la repetición de la expresión: «Oíd...» es una indicación de la unidad de estilo y de autor (Mi. 1:2; 3:1; 6:1; cfr. 5:14). El hecho de que el libro resuma los diversos mensajes proclamados en diversas circunstancias y durante un tiempo suficientemente largo, es suficiente para explicar su carencia de un desarrollo estrictamente lógico. Se puede ver en este texto una buena cantidad de pasajes paralelos a los escritos por otros profetas que vivieron más o menos contemporáneamente. Hay, p. ej., varios puntos comunes con Isaías (Mi. 1:9 e Is. 10:28-32; Mi. 2:2 e Is. 5:8; Mi. 3:6 e Is. 8:10; Mi. 5:3, 7, 8 e Is. 11:11; Mi. 7:11 e Is. 5:5). Al igual que Amós, Oseas e Isaías, el profeta Miqueas habla de la grandeza de Dios (Mi. 1:2, 4), de su santidad (Mi. 6:8), del pecado del pueblo infiel (Mi. 6:3, 4), de las injusticias sociales (Mi. 6:10, 15), de la degeneración del sacerdocio (Mi. 3:5). La opinión de la crítica está viciada por la teoría de la evolución (muy en boga desde la época de Wellhausen), aplicada a las nociones religiosas de los profetas y de los autores sagrados. Según la concepción evolucionista, ciertas ideas teológicas de Miqueas (como de Isaías, etc.) no hubieran podido conocer un cierto desarrollo antes de una fecha tardía. Pero todo es una pura especulación que se creía plausible hace más de cien años, en ausencia de investigaciones concretas. Sin embargo, las excavaciones arqueológicas han demostrado una escena muy distinta (notablemente, véanse EGIPTO, MARDIKH, y véase también Custance en Bibliografía al final de este artículo). Se debe señalar también que Miqueas conocía el Pentateuco y que en él se
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evidencia el marco legal del Deuteronomio (Mi. 3:5-7; cfr. Dt. 18:15-22), con sus prohibiciones (Mi. 5:11; Dt. 18:10) y sus castigos (Mi. 6:15; Dt. 28:38). El profeta menciona el éxodo de Egipto (Mi. 6:4; 7:15), la conquista (Mi. 6:5), y cita las grandes figuras de Abraham, Jacob, Moisés y Aarón (Mi. 7:20; 6:4). Lo que dice Miqueas de la servidumbre a las potencias extranjeras y de la deportación (Mi. 1:15-16; 2:3-5, 10) se halla dentro de la línea de Dt. 28:31-37, 47-53 (cfr. Is. 1:19-20; 5:13; 6:11-13; 7:3). Miqueas 4:10 anuncia que el lugar del exilio será Babilonia, como Is. 39:6-7 (cfr. Is. 11:11, Sinar). Los elementos mesiánicos están también en perfecto acuerdo con las revelaciones anteriores y contemporáneas: reunión de Israel, que triunfa gracias a su rey (Mi. 2:12-13); paz y prosperidad de Sion, salvación de los gentiles (Mi. 4:1-8); la persona del Mesías, su nacimiento y reinado (Mi. 5:1-8). Es indiscutible que estas verdades eran conocidas en la época de Miqueas (cfr. Is. 2:2-4; 4:2-6; 8:23-9:6; 10:20-22; 11:1-10; Am. 9:11-15; Os. 11:8-11). En fin, aparece la noción universalista del alcance de la salvación, no limitada a una sola nación, sino llegando a todas las naciones (Mi. 4:1-3; cfr. Gn. 18:18, 25; Sal. 72:8-11; 15. 49:6; 55:5) y aparece también la idea escatológica de un ataque de todas las naciones contra la Sion finalmente restaurada (Mi. 4:11-13; cfr. JI. 3:2, 12; cfr. también Zac. 12:3, 9; 14:2). El pasaje de Mi. 5:1-3, citado por Mt. 2:5-6, es particularmente caro para el corazón del cristiano, y en Mi. 6 y 7 se hallan algunos de los versículos más hermosos de las Escrituras. Bibliografía: Archer, G. L.: «Miqueas», en Nuevo Comentario Bíblico (Casa Bautista de Publicaciones, El Paso, 1977); Carlson, E. L.: «Miqueas», en Comentario Moody del Antiguo Testamento (Publicaciones Portavoz Evangélico, Grand Rapids, en prep.; hay edición inglesa, Moody Press, Chicago, 1962); Custance, A. C.: «Primitive Monotheism y Primitive Cultures: Their Historical Origins» (Doorway Papers, Nos. 32 y 34, Ottawa, 1960 y 1968 respec.); Kelly, W.: «Micah», en The Minor Prophets (C. A. Hammond, Londres, 1874, reimpr. s/f); Young, E. J.: «Introducción al Antiguo Testamento» (T.E.L.L., Grand Rapids, 1977). nom, MIRA tip, CIUD PUEM sit, a9, 411, 260
vet, Ciudad de Licia. Pablo, prisionero y de camino a Roma, cambió de nave en este puerto (Hch. 27:5, 6). La ciudad, una de las más importantes de Licia, se hallaba a tres kilómetros de la costa. Estaba construida sobre unos acantilados y a sus alrededores, en la entrada de una garganta que se introduce en la región montañosa del interior. El nombre moderno de esta ciudad es Dembra. nom, MIRRA tip, FLOR LEYE PERF ARBO vet, (a) Heb. «mõr»; gr. «smyrna», «myrrha». Sustancia aromática que entraba en la composición del aceite para la unción de Aarón y de sus sucesores (Éx. 30:23). La mirra era usada para perfumar los lechos y las vestimentas (Sal. 45:9; Pr. 7:17; Cnt. 3:6). Las mujeres usaban el aceite de mirra para purificarse (Est. 2:12). Los Magos de Oriente trajeron mirra al niño Jesús (Mt. 2:11). El Crucificado rechazó el vino mezclado con mirra que le fue ofrecido para disminuir sus sufrimientos (Mr. 15:23). Los productos aromáticos preparados con la intención de embalsamar el cuerpo del Señor Jesús incluían mirra y áloes (Jn. 19:39). Los antiguos, efectivamente, usaban la mirra para el embalsamamiento de cadáveres (Herodoto 2:86). El árbol que producía esta goma resinosa crecía en Arabia (Herodoto 3:107; Plinio 12:16). Es probable que fuera el «Balsamodendron myrrha», arbolillo de madera y corteza perfumadas, con ramas cortas y espinosas. Este arbusto trifoliado da un fruto análogo a una pasa. En la actualidad se comercializa la mirra de África oriental y de Arabia, procedente de la «Commiphora abyssinica». (b) Trad. del heb. «lõt» (Gn. 37:25; 43:11); en estos pasajes se trata indudablemente del «Ladanum» (al que los griegos llamaban «lêdon», «lêdanon» y «ladanon»), resina sumamente perfumada, que contenía un aceite esencial. Esta sustancia es producida por el «Cistus creticus» y por otras variedades de jaras heliantemas que crecen en ciertas partes de Siria. nom, MIRTO tip, FLOR ARBO ver, FIESTAS
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vet, Arbolillo llamado en heb. «hãdas»; crecía en los montes vecinos a Jerusalén. Durante la Fiesta de los Tabernáculos (véase FIESTAS) se usaban sus ramas para hacer cabañas (Neh. 8:15). Se trata indudablemente del mirto común, «Myrtius communis», que se halla por toda Palestina (Is. 41:19; 55:13; Zac. 1:8-11). nom, MISAEL tip, SACE BIOG HOMB HOAT vet, = «¿Quién es lo que es Dios?» (a) Levita de la familia de Coat y de la casa de Uziel (Éx. 6:22; Lv. 10:4). (b) Uno de los tres amigos de Daniel; los babilonios lo llamaron Mesac (Dn. 1:6, 11,19; 2:17; 1 Mac. 2:59). nom, MISERICORDIA DE DIOS ver, GRACIA vet, La misericordia se diferencia de la gracia en que la gracia considera al hombre como culpable, actuando en favor de él a pesar de su absoluta falta de méritos; en la misericordia se destaca el carácter compasivo del amor de Dios, y el énfasis de este aspecto de la actitud de Dios hacia el hombre tiene que ver con la condición mísera e impotente en que se encuentra. (Véase GRACIA.) nom, MISIA tip, LUGA sit, a9, 341, 161 vet, Provincia en el extremo noroeste del Asia Menor. Limitada al norte por el Propóntido (mar de Mármara), al sur por Lidia, al este por Bitinia, al Oeste por el Helesponto (nombre antiguo de los Dardanelos). El territorio de Misia englobaba Tróade, donde había estado situada la ciudad de Troya (Ilion). Pablo y Silas pasaron a Troas, una de las ciudades de Misia (Hch. 16:7, 8). Los compañeros de Pablo se dirigieron por mar a Asón en Misia, donde Pablo se unió a ellos habiéndose dirigido allí por tierra (Hch. 20:13). Pérgamo, una de las siete iglesias de Asia, estaba también en Misia (Ap. 1:11; 2:12-17). nom, MISNÁ tip, LIBR MANU ver, TALMUD
vet, = «enseñanza, doctrina». Hacia el año 200 d.C., el rabino Yehuda Ha-Nâsî fijó por escrito todas las tradiciones extrabíblicas halladas en los registros privados de sus predecesores. Es su obra, escrita en lengua neohebrea, conteniendo términos gr. y lat. hebraizados, la que lleva el nombre de Misná. Pronto se le reconoció autoridad en las escuelas rabínicas. Después de la muerte de Yehuda Ha-Nâsî se sintió la necesidad de completar y de explicar la Misná. Los dos comentarios de la Misná redactados por los doctores judíos de las escuelas de Tiberias (Palestina) y de Babilonia reciben el nombre de Gemaras (estudio definitivo). Dichos comentarios están redactados en arameo, uno de ellos en el dialecto galileo y el otro en el babilónico. La Misná y los Gemaras son los elementos constituyentes del Talmud (véase TALMUD). nom, MISTERIO tip, DOCT vet, Término procedente del vocabulario religioso de los griegos, designando una doctrina particular y prácticas secretas. Solamente los iniciados participaban en los ritos y solemnes purificaciones u orgías de los misterios paganos (misterios órficos, eleusinos, de Cibeles, de Isis y Osiris, de Mitra, etc.). En el NT, este término expresa una acción o dispensación de Dios guardada en secreto hasta la hora precisa y determinada (Ro. 16:25-26) o hasta que el Espíritu Santo haya preparado al hombre para la recepción de la comunicación (Mr. 4:11). Un «misterio» así revelado no debe ser guardado en secreto, sino al contrario, proclamado en público: el misterio escondido durante el transcurso de los siglos es ahora manifestado y puesto al conocimiento de todas las naciones (Ro. 16:25-26); este misterio, del que Pablo tuvo conocimiento, no había sido manifestado a las anteriores generaciones, como ha sido revelado ahora por el Espíritu a los santos apóstoles y profetas de Cristo (Ef. 3:3-5, 9; Col. 1:26, 27). Los fieles son en la actualidad los dispensadores, esto es, no sólo los administradores, sino también los divulgadores de los misterios de Dios (1 Co. 4:1). Sin embargo, el misterio contiene un elemento sobrenatural que sobrepasa al hombre a pesar de la revelación dada. Solamente conocemos en parte (1 Co. 13:12); precisaremos de la eternidad para sondear las cosas profundas de Dios. Pablo es el que, por su mismo llamamiento, hace mención
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más frecuente del vocablo «misterio» (22 veces en el gr.). Los principales misterios bíblicos son: (a) El misterio del reino de los cielos (Mt. 13:350; cfr. v. 11). (b) El misterio de la salvación en Jesucristo (Ro. 16:25, 26) llamado también misterio de la piedad (1 Ti. 3:16), de la fe (1 Ti. 3:9), del Evangelio (Ef. 6:19, 20) (c) El misterio de Dios, y de «Cristo en nosotros», la esperanza de gloria (Col. 1:26, 27; 2:2-3; cfr. 1 Co. 2:7; cfr. también Ap. 10:7) (d) El misterio de la Iglesia, el cuerpo de Cristo, compuesta de creyentes procedentes del judaísmo y del paganismo (Ef. 3:6). (e) El misterio del arrebatamiento de la Iglesia (1 Co. 15:51-52; 1 Ts. 4:14-17). (f) El misterio del endurecimiento de una parte de Israel durante la era de la Iglesia (Ro. 11:25). (g) El misterio de la iniquidad (2 Ts. 2:7), que será totalmente desvelado en la aparición del Anticristo. (h) El misterio de Babilonia, la gran ramera (Ap. 17:5-7), es decir, de la falsa religión desenmascarada al fin de los tiempos. En la Vulgata, el término griego «mysterion» ha sido traducido por el latino. «sacramentum», «sacramento» en castellano. De ahí es que la Iglesia de Roma se ha basado para establecer sus siete sacramentos, que no tienen ninguna verdadera relación con los «misterios» del NT. Además, el bautismo y la Cena no reciben en absoluto el nombre de sacramentos ni misterios por parte de Cristo ni de los apóstoles, no usándose este término en los textos correspondientes. nom, MISTERIOS (RELIGIONES DE) tip, RELI vet, «Misterion» (seguramente derivado de «muein», «cerrar la boca») designaba aquellos secretos que, impartidos sólo a los iniciados en un culto, debían ser mantenidos en secreto. Ello es independiente de que fuera difícil o fácil de comprender. Al irse desacreditando más y más los cultos a los diversos dioses nacionales celebrados públicamente, fueron surgiendo y alcanzando más importancia los cultos de carácter exclusivo, reservados sólo a los que estaban dispuestos a pasar por una serie de ceremonias de iniciación y a mantener un secreto riguroso ante los no iniciados. Muchos de los antiguos dioses tenían cultos adicionales de este tipo, pero además también se daban cultos de misterios sin relación alguna con
los cultos populares. Famosos entre ellos eran los eleusinos, que gozaban de la protección oficial del estado de Atenas; otros, de carácter más privado, no oficiales, eran los misterios órficos, ligados a Dionisos. De origen egipcio había el de Isis y Serapis; de Persia provenía el mitraismo, que tenía gran cantidad de adeptos por todo el Imperio por el siglo III d.C. Las principales características de estas religiones de misterio pueden resumirse en los siguientes puntos: (a) En contra de la concepción popular de que estas religiones daban a los iniciados una revelación de verdades profundas y de conocimientos esotéricos, lo que hacían en realidad era proveer satisfacción a los deseos de expresión emocional y mística que no se llevaban a cabo en los cultos oficiales. Aristóteles señala que no se daba una instrucción determinada, sino que más bien se llevaba a los adeptos a un estado mental determinado (cfr. ISBE, p. 2.104); no había enseñanza con contenido sino más bien de símbolos y sugerencias. (b) Se llevaba a cabo una ceremonia mística de unión del adepto con la deidad, como garantía de una eternidad bienaventurada; en ello generalmente jugaba un gran papel el antiguo mito de Adonis, muriendo y volviendo a la vida, garantizando así con ello la feliz vida de ultratumba a sus adeptos. (c) Las ceremonias iban cargadas de símbolos del poder reproductivo y germinativo de la naturaleza, combinado con las ideas acerca de la inmortalidad humana. (d) Como ya se ha señalado, los ritos eran estrictamente secretos. Pero el exclusivismo de estas religiones de misterios se refería sólo a aquellos que no expresaban sus deseos de iniciarse en ellos. Por otra parte, había una amplia admisión para todos los que quisieran tomar parte en ellos, previa iniciación, con excepción de criminales. Bibliografía: Para un examen de ciertas correspondencias que se afirman entre los mitos paganos y la religión revelada, y su verdadera relevancia, cfr. C. S. Lewis: «Myth became Fact», en God in the Dock (Collins, 1975), así como E. W. Bullinger: «El testimonio de las estrellas» (Clíe, Terrassa, 1981) y B. Adam: «Astrología: Una antigua conspiración» (Betania, Caparra Terrace, Puerto Rico, 1978); John Gresham Machen: «The origin of Paul's Religion» (Princeton, 1927).
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nom, MITILENE tip, ISLA CIUD sit, a9, 330, 181 vet, Ciudad situada entre Asón y Quío (Hch. 20:1315). Capital de la isla griega llamada en el pasado Lesbos, en el mar Egeo. Ciudad natal de Alceo, el poeta, y de Pitacos, el estadista, uno de los siete sabios de Grecia, y de la poetisa Safo. En la actualidad toda la isla se llama Mitilene. nom, MITO tip, RELI ver, EXÉGESIS, GÉNEROS LITERARIOS, GRECIA vet, Tocante al empleo del vocablo «mito» (griego, «mitos») en la Biblia, ésta rechaza absolutamente todo mito. En efecto, para los autores bíblicos, el mito, conforme a un significado posterior, es una «narración inventada». Las epístolas pastorales (1 Ti. 1:4; 4:7; Tit. 1:14) combaten el mito como sinónimo de superchería y de error, incompatibles con la verdad (2 Ti. 4:4; Tit. 1:14); probablemente se trata de estos textos de «fábulas judías» y de «genealogías» (1 Ti. 1:4; tal vez la serie de los eones gnósticos), que hay que llamar «profanas» (1 Ti. 4:7; cfr. 1 Ti. 6:20: «discursos hueros»; cfr. también 2 Ti. 2:16). 2 P. 1:16 opone mitos a la relación verídica de los testigos oculares. (Véanse EXÉGESIS, GÉNEROS LITERARIOS, GRECIA.) nom, MITRA tip, DIOS ver, PERSIA vet, (a) Prenda de la cabeza del sumo sacerdote. Estaba hecha de una larga banda de lino fino; mediante una cinta azul se fijaba a ella una placa de oro puro sobre la que iban grabadas las palabras «Santidad a Jehová». Esta placa pasaba por la frente. La mitra era emblema del sostenimiento de la pureza, justicia y santidad por parte del Señor Jesús, el gran Antitipo del ministro del santuario (Éx. 28:4, 37, 39; 29:6; 39:28, 31; Lv. 8:9; 16:4). En heb. es «mitsnepheth», y se traduce «tiara» en una notable referencia al «profano e impío inicuo de Israel». En Zac. 3:1-8 hay el relato acerca de Josué, el sumo sacerdote, liberado de la resistencia de Satanás, y al que se impone una mitra limpia
sobre la cabeza («tsaniph», un término relacionado con el anterior). (b) Divinidad persa de la luz; su culto llegó a popularizarse mucho en el imperio romano. (Véase PERSIA.) nom, MITRÍDATES tip, BIOG FUNC HOMB HOAT ver, MITRA vet, (viejo persa: «don de Mitra»; véase MITRA, (b)). (a) Tesorero bajo Ciro rey de Persia; él fue quien devolvió los vasos sagrados a los judíos (Esd. 1:8). (b) Uno de los que, bajo Artajerjes Longimano, se quejaron de la restauración de los muros de Jerusalén por los judíos (Esd. 4:7). nom, MIZA tip, BIOG HOMB HOAT vet, Jefe de un jefe edomita; descendiente de Esaú y de Ismael (Gn. 36:3, 4, 13, 17; 1 Cr. 1:37). nom, MIZAR tip, LUGA vet, = «pequeñez». Eminencia sobre la vertiente oriental del Jordán, probablemente a la vista de las cumbres del Hermón (Sal. 42:6). Localización incierta. nom, MIZPA tip, LUGA CIUD PUEB CONS ver, GALAAD, MILLA sit, a2, 313, 418 vet, = «torre de vigilancia». (a) Nombre de un túmulo de piedras al norte del Jaboc. Se le dio el nombre de Galaad (majano del testimonio), para recordar que Dios era el garante del pacto concertado entre Labán y Jacob (Gn. 31:44-49). (Véase GALAAD.) (b) Ciudad de Galaad, al este del Jordán (Jue. 10:17; 11:11). Se trata sin duda de Mizpa de Galaad (Jue. 11:29) y de Ramat-mizpa (altura de Mizpa) (Jos. 13:26); conocida asimismo con los nombres de Ramot en Galaad (Dt. 4:43; 1 R. 4:13), y de Ramot (2 R. 8:28, 29). Situada en los confines de Gad (Jos. 13:26), asignada a los levitas (Jos. 21:38), fue declarada ciudad de refugio (Dt. 4:43; Jos. 20:8). Allí residió Jefté (Jue. 11:34). También residió allí un intendente de uno de los doce distritos establecidos por Salomón
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(1 R. 4:13). Israelitas y sirios se disputaron esta ciudad (1 R. 22:3; 2 R. 8:28). Judas Macabeo la tomó e incendió (1 Mac. 5:35). Según Eusebio, se encontraba a unas 15 millas romanas (véase MILLA) al oeste de Filadelfia, sobre el Jaboc. (c) Lugar al pie de Hermón (Jos. 11:3). La expresión «país de Mizpa» es, prob., sinónimo de valle de Mizpa. Probablemente está situada a unos 13 Km. al oeste-noroeste de Banias, en Mutallah, en el extremo meridional de Merj' Ayûm, llanura grande y fértil, entre el Hasbãny y el Lîtãny, pero ciertos arqueólogos opinan que se debe hallar más hacia el este. (d) Pueblo de la llanura de Judá, o en sus proximidades (Jos. 15:38). Eusebio la sitúa al norte de Eleuterópolis (Beit Jibrîn) en dirección a Jerusalén. En nuestros días se propone o bien Khirbet Sãfiyeh, a más de 3 Km. al noreste de Beit Jibrin, o bien Sufiyeh, a unos 9 Km. al norte de Beit Jibrin. (e) Ciudad de Benjamín muy bien conocida por el hecho de que allí eran convocadas las tribus en la época de los Jueces (Jue. 20:1-3; 21:1, 5, 8; 1 S. 7:5 17; 10:17). No estaba lejos de Ramá (Jos. 18:25, 26; 1 R. 15:22) y estaba cerca de Jerusalén (1 Mac. 3:46). El rey Asa la fortificó contra las tribus del norte (1 R. 15:22; 2 Cr. 16:6). Después de la destrucción de Jerusalén, el gobernador judío Gedalías, puesto por los babilonios, se instaló en Mizpa (2 R. 25:23-25; Jer. 40:6-16; 41:1-16). Fue repoblada por los que volvieron del cautiverio babilónico (Neh. 3:7, 15, 19). Robinson la sitúa en Neby Samwîl, a más de 7 Km. al noroeste de Jerusalén, pero en la actualidad se identifica más bien con Tell en-Nasbeh, a 13 Km. al norte de Jerusalén. (f) Localidad de Moab (1 S. 22:3); posiblemente Rujm el-Meshrefet, al oeste-suroeste de Mãdãbã. nom, MIZRAIM tip, BIOG LUGA HOMB HOAT ver, EGIPTO vet, (a) Hijo de Cam y padre de Ludim, Anamim, Lehabim, Naftuhim, Patrusim, Casluhim, de quien descendieron los filisteos, y los Caftorim (Gn. 10:6, 13-44; 1 Cr. 1:8, 11-12). (b) Se usa en 87 veces el término Mizraim (prob. un nombre dual) para designar al Alto y Bajo Egipto, regiones colonizadas por los descendientes de Cam (véase EGIPTO). nom, MNASÓN tip, BIOG HOMB HONT
vet, Uno de los primeros cristianos chipriotas. Acompañó a Pablo desde Cesarea a Jerusalén durante su último viaje y le ofreció hospitalidad (Hch. 21:16). nom, MOAB tip, BIOG ARQU HOMB HOAT ver, MOABITAS, MESA vet, = «salido de un padre» (a) Hijo de Lot y de su hija primogénita (Gn. 19:37) (b) MOAB (PIEDRA DE) Véase MESA [Estela de]. nom, MOABITAS tip, PAIS TRIB ver, MOAB, MESA, MAQUERONTE sit, a8, 194, 254 vet, (a) Los descendientes de Moab hijo de Lot. Estaban muy estrechamente relacionados con los amonitas (Gn. 19:37, 38). Ya muy numerosos para la época del cruce del mar Rojo por parte de los israelitas (Éx. 15:15), los moabitas ocupaban la región que se extendía desde la llanura de Hesbón hasta el wadi Seil el-Kerãhi, en el extremo meridional del mar Muerto, que separaba Moab de Edom. Asociados a los amonitas, absorbieron y destruyeron a los supervivientes de la fuerte raza que había ocupado antes que ellos el país del este del Jordán (Dt. 2:10, 11, 19-21; cfr. Gn. 14:5). Poco antes de la llegada de los israelitas, Sehón, rey de los amorreos, arrebató a Moab las tierras de pastos del norte del Arnón, que siguieron siendo llamadas «campos de Moab», aunque los moabitas quedaran limitados por un tiempo al sur del Arnón (Nm. 21:13-15, 26-30). Estos últimos querían comerciar con los israelitas (Dt. 2:28, 29), pero les rehusaron el derecho de paso por su tierra (Jue. 11:17; cfr. Dt. 23:4). Bajo órdenes de Jehová, Moisés prohibió a los israelitas que atacaran a Moab, indudablemente por su grado de parentesco (Dt. 2:9; cfr. v. 19). Inquieto a la vista de los campamentos israelitas, el rey de Moab pidió a Balaam que maldijera a los recién llegados (Nm. 22-24; Jos. 24:9). Jehová ordenó a Israel que excluyera de su asamblea a los moabitas y a los amonitas hasta la décima generación; el pueblo de Dios no debía asociarse con ellos (Dt. 23:3-6; Neh. 13:1). El último campamento antes de cruzar el Jordán fue establecido en Sitim, en las llanuras que habían pertenecido a Moab (Nm. 22:1; Jos.
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3:1). Allí mujeres amonitas y moabitas sedujeron a los israelitas a la impureza y a la idolatría (Nm. 25; Os. 9:10). Al comienzo de la época de los Jueces, Eglón, rey de Moab, invadió Canaán, haciendo de Jericó su capital y oprimiendo a los israelitas de la meseta vecina durante 18 años, siendo después asesinado por Aod (Jue. 3:12-30). Elimelec emigró al país de Moab; Orfa y Rut, sus nueras, fueron moabitas. Rut se casó con Booz y vino así a ser la bisabuela del rey David (Rt. 1:22; 4:3, 5, 10, 13-17; Mt. 1:516). Saúl luchó contra los moabitas (1 S. 14:47). David, proscrito, puso a su padre y a su madre bajo la protección del rey de Moab (1 S. 22:3, 4). Después de su accesión al trono, David venció a los moabitas, los sometió bajo tributo y dio muerte a un gran número de ellos (2 S. 8:2, 12; 1 Cr. 18:2, 11). Sometidos a Omri y a su hijo, los moabitas se sublevaron después de la muerte de Acab. Ni Ocozías, enfermo debido a una caída accidental, ni Joram pudieron vencer a los moabitas (2 R. 1:1; 3:4-27; cfr. artículo MESA [Estela]). Josafat era entonces rey de Judá. Los moabitas se aliaron con los amonitas, edomitas y otros pueblos, a fin de invadir el territorio de Judá; sin embargo, los coaligados se mataron entre sí, y Judá se vio librada del peligro que se cernía sobre ella (2 Cr. 20:1-30; cfr. Sal. 60:8; 83:7; 108:10). En el año de la muerte de Eliseo, hordas de moabitas invadieron el reino de Israel (2 R. 13:20); tributarios de Tiglat-pileser y de Senaquerib, reyes de Asiria, penetraron en Judá bajo el reinado de Joacim (2 R. 24:2). Entonces cayeron en poder de Moab numerosas localidades al norte de Arnón (cfr. Is. 15). Los profetas denunciaron con frecuencia y duramente a Moab, tipo de los enemigos del reino de Dios (Is. 15; 16; 25:10; Jer. 9:26; 25:21; 27:3; 48; Ez. 25:8-11; Am. 2:1, 2; Sof. 2:8-11). Algunos judíos abandonaron Jerusalén al acercarse Nabucodonosor, refugiándose en los campos de Moab, pero volvieron a Judá cuando Gedalías fue nombrado gobernador (Jer. 40:11 ss.). Nabucodonosor sometió a los moabitas (Ant. 10:9, 7). Dejaron de tener un papel importante en tanto que nación, pero su raza no se extinguió (Est. 9:1; Neh. 13:1, 23; Ant. 1:11, 5). Alejandro Janneo los sometió a tributo (Ant. 13:13, 5) (b) El país ocupado por los moabitas. Los limites de Moab eran al oeste el mar Muerto. El Seil de Kerãhi era su limite al sur, separándolos del territorio de Edom. En su parte superior este wadi recibe el nombre de el-Hesã. La exactitud de estas fronteras queda confirmada por la mención de las ciudades moabitas. Al este se hallaba la
tierra de nadie del desierto (Nm. 21:11) y los amorreos e israelitas reconocieron el Arnón como frontera septentrional de Moab (Nm. 21:13; Dt. 2:36; 3:12; Jos. 12:1; Jue. 11:18). Pero los moabitas habían ocupado anteriormente un vasto territorio al norte de Arnón (Nm. 21:26) que ocuparon con frecuencia y que siempre reivindicaron como suyo (Is. 15; cfr. también MESA [Estela de], líneas 8-30). La mayor parte de Moab está constituida por una accidentada meseta a unos 975 m. por encima del nivel del Mediterráneo; tierra de pastos. La linde occidental cae a plomo hacia el mar Muerto. Valles profundos cortan este acantilado. La fortaleza de Maqueronte donde, según Josefo, Juan el Bautista estuvo encarcelado y fue decapitado (véase sin embargo MAQUERONTE), se hallaba en Moab, al este del mar Muerto y al norte de Arnón. Numerosas fuentes dan una relativa feracidad a esta parte costera del mar Muerto. La expresión «campos de Moab» significa «territorio de Moab» (Gn. 36:35; Nm. 21:20). Frente al Jordán se hallaban unas planicies que también habían pertenecido a Moab (Nm. 22:1; 33:48, 49). Estas llanuras se extendían al este del río, frente a Jericó, y a lo largo de la ribera oriental del mar Muerto. nom, MOISÉS (Vida) tip, BIOG ARQU PROF HOMB HOAT fot, dib00282, dib00283, dib00241, dib00184, dib00107, dib00065, fot00082, fot00083, fot00134 ver, MOISÉS (Escritos), EGIPTO, ÉXODO, MARDIKH, TEOCRACIA, TABERNÁCULO, LEVÍTICO, NÚMEROS, CORÉ, DEUTERONOMIO, PENTATEUCO, HAMMURABI, LEVITAS, HEBREOS, LEVÍTICO, ALTAR, MIGUEL, GÉNESIS, CREACIÓN, DILUVIO vet, (Heb. «Mõsheh», «sacado de», pero la raíz egipcia es «ms'»: «hijo, niño»). La hija de Faraón dio el nombre de «hijo» a aquel que había sacado de las aguas (el mismo nombre se llama en Tutmose, Ahmose: hijo de Tut, de Ah, etc.). El gran caudillo y legislador de las hebreos; levita, de la familia de Coat, de la casa de Amram (Éx. 6:18, 20). Su madre se llamaba Jocabed (Éx. 6:20). El edicto que ordenaba arrojar a los niños varones hebreos recién nacidos a las aguas del Nilo puso en peligro la vida de Moisés. Su madre lo escondió durante tres meses en su casa; era de hermosa apariencia (Hch. 7:20). No pudiéndolo
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esconder ya más, lo puso en una arca hecha de juncos, hermetizándola con asfalto y brea, y la puso entre los juncos en el río. La madre ordenó a su hija María, entonces adolescente, que vigilara la arquilla. La hija de Faraón descendió, junto con su séquito, para bañarse. Según Josefo se llamaba Thermutis (Ant. 2:9, 5). Courville indica una identificación ya señalada hace tiempo. Se da la existencia de una leyenda afirmando que el padre adoptivo de Moisés se llamaba Chenefres. El profesor Wiedemann señaló la similitud del nombre de Sebek-hotep III, Kha-nefer-re con Chenefres, rey cuya esposa Merrhis, según una leyenda, crió a Moisés. Otro nombre de la esposa de Chenefres era Sebeknefrure. Esta posible identificación fue descartada, sin embargo, porque según la cronología convencional de Egipto quedaba fuera del posible marco histórico de Moisés. Sin embargo, en la cronología revisada sí que se halla en el mismo marco histórico. Courville da asimismo buenas razones para la posible identificación de Moisés, en el marco de la cronología revisada, con Amenemhet IV, que fue corregente durante nueve años, como príncipe de la dinastía XII. Courville señala asimismo el hecho curioso de que se han descubierto todas las tumbas de todos los reyes de esta dinastía, a excepción de la de Amenemhet IV. Esto pone bajo una luz nueva las palabras de Pablo en Hebreos: «Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado» (He. 11:24, 25). (Véanse también EGIPTO, ÉXODO; cfr. D. E. Courville en Bibliografía). Al ver la princesa egipcia la arquilla, la hizo abrir, y, reconociendo que el niño que lloraba era hebreo, tuvo lástima de él. Entonces María, con una admirable presencia de ánimo, preguntó a la princesa si le daba permiso para conseguir una nodriza para el niño, a lo que la princesa accedió. De esta manera, Moisés recibió su primera formación de manos de su propia madre bajo la protección de la hija de Faraón. Cuando fue destetado (a la edad que se puede suponer de tres años, cfr. 1 S. 1:24), lo llevó a la princesa, que lo adoptó, y le puso por nombre Moisés, nombre que a la vez recordaría que lo había sacado de las aguas y que lo había adoptado como hijo (Éx. 2:110). Moisés recibió una educación aristocrática, y fue instruido en toda la sabiduría de los egipcios (Hch. 7:22), la nación más civilizada de aquella época. Aquel niño estaba destinado a elevadas funciones en Egipto, y estaba en la línea del trono, por
cuanto la hija de Faraón debía casarse con su hermano varón heredero del trono, con lo que el hijo de ella era a su vez heredero del trono. Pero Dios lo estaba preparando para caudillo del pueblo hebreo. Moisés, extremadamente dotado, recibió la instrucción necesaria para la gran tarea que le esperaba. Los descubrimientos de las pirámides y otros diversos monumentos han evidenciado lo extendida que estaba la escritura en aquella época, así como también las tabletas cuneiformes de Egla muestran el antiguo uso de la escritura silábica por gran parte del Oriente Medio (véase MARDIKH [TELL]). Es indudable que el joven príncipe aprendió a escribir los jeroglíficos egipcios, el acadio cuneiforme, y una escritura ya alfabética como la de Ugarit, que era casi idéntica con la del hebreo. Moisés se familiarizó con la corte egipcia, con sus grandes personajes, con la pompa de las celebraciones religiosas, con la suntuosa exhibición de los ritos y de los símbolos, con la corriente literaria y artística de su época, y con la administración de la justicia. Sin embargo, Moisés no olvidó nunca su origen, y creía en las promesas hechas a su pueblo. Hacia el final de su estancia en Egipto, había ya comprendido que Dios lo llamaba a ser el juez y liberador de los israelitas. Viendo que un egipcio golpeaba a un hebreo, dio muerte al egipcio, y escondió su cuerpo en la arena. Al día siguiente, viendo a dos israelitas que se peleaban, los quiso reconciliar. Uno de ellos le dirigió estas palabras: «¿Quién te ha puesto a ti por príncipe y juez sobre nosotros? ¿Piensas matarme como mataste al egipcio?» (Éx. 2:14). Sabiendo entonces que su acción había sido observada y que el hecho era sabido, y que Faraón buscaba darle muerte, Moisés huyó al país de Madián. Así renunció al título de hijo de la hija de Faraón, y se asoció de manera clara con el pueblo de Dios. Tenía entonces 40 años (Éx. 2:11-15; Hch. 7:23-28; He. 11:24, 25). Llegado a Madián, Moisés ayudó a las hijas del sacerdote Jetro a abrevar sus rebaños. Jetro le ofreció hospitalidad, le dio trabajo y le dio Séfora, una de sus hijas, como esposa, con la que Moisés tuvo 2 hijos: Gersón y Eliezer (Éx. 2:22; 18:3, 4). Moró 40 años en Madián (Hch. 7:30), participando de la vida de un pueblo que descendía de Abraham y que posiblemente adoraba al mismo Dios que él (cfr. Éx. 18:10-12). Este nuevo período de preparación puso a Moisés en estrecho contacto con Jetro, cabeza de una tribu de madianitas, sacerdote dotado de mucho discernimiento (Éx. 18). Durante este período, el pensamiento religioso de Moisés maduró. Por otra parte, se
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familiarizó con los caminos del desierto, con sus recursos, con su clima y con la vida de sus moradores. La solemne grandeza de los espacios desérticos y su soledad profunda favorecían la meditación. Hacia el final de este período, el futuro caudillo de Israel vio un fenómeno asombroso: una zarza ardiendo, pero no se consumía. En el momento en que se apartó del camino para observar aquello, oyó la llamada divina. El Señor rechazó las objeciones de Moisés tocantes: (a) a su propia persona (Éx. 3:11); (b) a su incapacidad de revelar al pueblo el nombre y el carácter del Dios que quería liberarlos (Éx. 3:13); (c) su carencia de autoridad ante el pueblo (Éx. 4:1); (d) su pobre elocuencia (Éx. 4:10); (e) finalmente, su rechazo expreso a partir (Éx. 4:13). Ante la ira de Jehová, Moisés tuvo finalmente que obedecer, y el Señor le asignó Aarón como portavoz (Éx. 4:14-17). Moisés salió hacia Egipto con su esposa Séfora y sus dos hijos (Éx. 4:18-20), uno de los cuales, indudablemente el menor, no había recibido aún la circuncisión a causa de la oposición de la madre. Al ceder a ella, Moisés había desobedecido la instrucción divina, y se había demostrado incompetente para llevar a cabo la magna misión que tenía encomendada. Culpable de haber descuidado la señal del pacto, Moisés fue confrontado en una posada, una noche, por el mismo Señor, de una manera que no se especifica, pero poniendo en grave peligro su vida. Séfora, deseosa de salvar a su marido, ejecutó ella misma la operación, exclamando: «A la verdad tú me eres un esposo de sangre» (Éx. 4:24-26). Moisés y Aarón se presentaron en numerosas ocasiones a Faraón para comunicarle que Dios exigía la partida de los israelitas. El rechazo del rey a obedecer atrajo sobre él mismo y sobre su pueblo las diez plagas (Éx. 5-13:16). Cuando llegó el momento del éxodo, Moisés, bajo orden de Jehová, acaudilló a los hebreos. En el monte Sinaí Dios se manifestó a Moisés de una manera muy personal; el pueblo oyó la voz de Dios, pero sólo el profeta fue admitido a hablar con Jehová como un amigo (Éx. 24:9-11; 33:11, 17-23; 34:5-29). El Dios de Israel fue revelando gradualmente a su servidor lo que debía enseñar al pueblo. Así es como Moisés recibió en el monte los Diez Mandamiento y las leyes que los acompañaban (véase TEOCRACIA). Inmediatamente después, el profeta pasó sobre el
monte cuarenta días de ayuno, en el curso de los cuales Dios le reveló la forma, las dimensiones, los materiales y los utensilios del Tabernáculo que debería erigir en el desierto (véase TABERNÁCULO). Asimismo, Moisés recibió las dos tablas de piedra en las que estaba grabado el Decálogo. Descubriendo a su descenso del monte que el pueblo se había entregado al culto del becerro de oro, Moisés, indignado, quebró las tablas de piedra. Este gesto hizo comprender al pueblo que el Pacto con Jehová estaba asimismo roto. Los levitas ejecutaron a continuación a todos los israelitas que se obstinaban en adorar al becerro de oro. Después de haber actuado como juez, Moisés intercedió ante Dios en favor de los israelitas, ofreciendo incluso su propia salvación por la de ellos (Éx. 32:32; cfr. Ro. 9:3). Jehová se aplacó, y prometió quitar su ira de sobre Israel. Así, Dios ordenó a Moisés que subiera de nuevo al monte. El pueblo había violado las ordenanzas fundamentales del culto; la Ley fue dada otra vez sobre dos tablas nuevas semejantes a las primeras (Éx. 19; 20; 32-34). En las dos ocasiones en que pasó cuarenta días en el monte, Moisés no comió ni bebió (Éx. 24:18; 34:28; Dt. 9:9, 18). Más adelante, Elías observaría un ayuno idéntico (1 R. 19:8). Los ayunos de estos dos profetas prefigurarían el de Jesús (Mt. 2:4). El nombre de Moisés quedará asociado para siempre a las leyes promulgadas en el Sinaí y en el desierto (véanse LEVÍTICO, NÚMEROS). Cuando Moisés descendió del Sinaí después del segundo ayuno de cuarenta días, surgían rayos luminosos (heb. «cuernos») de su faz, de manera que el pueblo tuvo temor de aproximarse a él (Éx. 34:29). Moisés, sin embargo, los reunió y les comunicó las órdenes de Jehová. En Nm. 12:1 se habla de una mujer etíope que Moisés tenía, acerca de la cual Aarón y María le recriminaron. Ésta es la única alusión bíblica a esta persona. Los comentaristas judíos creen por lo general que se trata de Séfora, hija del sacerdote de Madián, cuya muerte no está registrada (Éx. 2:21; 4:25; 18:2-6). Los judíos de época más tardía afirman que la etíope en cuestión era una princesa llamada Tharbis, convertida en mujer de Moisés cuando éste condujo una expedición militar en Etiopía en la época en que formaba aún parte de la corte de Faraón (Ant. 2:10, 2). Aunque muchos lo han descartado por completo, este relato puede sin embargo tener elementos verdaderamente históricos. Poco después de pasar a Cades, Coré y otros príncipes se rebelaron contra Moisés y Aarón, pero Dios los destruyó (Nm. 16; véase CORÉ). La
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segunda vez que plantaron sus reales en Cades, los mismos Moisés y Aarón desobedecieron a Dios (Nm. 20). Dios les había ordenado que hablaran a la roca para hacer salir agua de ella. Pero Moisés dijo al pueblo reunido allí; «¡Oíd ahora, rebeldes! ¿Os hemos de hacer salir aguas de esta peña?» Los dos hermanos se apartaban con esta actitud de su posición de dependencia con respecto a Dios. Se ponían en lugar de Jehová, en tanto que había sido Él quien había conducido a los israelitas fuera del país de servidumbre, y que los había alimentado durante cuarenta años en el desierto. En lugar de actuar en nombre de Jehová, intervinieron en su propio nombre. Se glorificaron del poder que Dios les había otorgado. A continuación, Moisés «golpeó» dos veces sobre la peña, en lugar de simplemente «hablarle» (cfr. Nm. 20:8). Esta desobediencia fue de extrema gravedad. Aparte del hecho mismo de la desobediencia, la acción de golpear traicionó el significado típico de la roca, que era Cristo (cfr. 1 Co. 10:4). Cristo murió una sola vez por nosotros, y su sacrificio no se repite ya jamás. Los beneficios de su obra fluyen siempre en base a la obra efectuada una vez por siempre (cfr. He. 7:26-28; 9:23-28; 10:1-18; etc.). Y fue esta desobediencia capital lo que les privó de entrar en la Tierra Prometida. Pero este castigo tan severo no alteró en nada la fidelidad de Moisés hacia su Señor; reasumió su actitud de humildad y siguió conduciendo al pueblo en dirección a Canaán. Dios le mandó que llevara a Aarón sobre el monte Hor y que transmitiera el sacerdocio a Eleazar, hijo de Aarón. En aquel monte murió Aarón (Nm. 20:22-29) Cuando los israelitas fueron atacados por la plaga de serpientes ardientes, Moisés intercedió ante Dios, que le ordenó que levantara una serpiente de bronce sobre una asta. Todo aquel que contemplara la serpiente era sanado El profeta introdujo al pueblo en el país de Sehón y de Og, y conquistó aquellas tierras para Israel. Con el campamento establecido en un valle de los montes de Abarim, pudo ver desde allí el país prometido a Abraham, a Isaac y a Jacob. La emoción de Abraham se expresó en una oración: «Señor tú has comenzado a mostrar a tu siervo tu grandeza y tu mano poderosa... Pase yo, te ruego, y vea aquella tierra buena que está más allá del Jordán, aquel buen monte, y el Líbano.» Pero el Señor respondió: «Basta, no me hables más de este asunto... no pasarás el Jordán» (Dt. 3:24-27). Se levantó el campamento y después fue vuelto a ser plantado en el valle de Sitim. Sabiendo que su muerte estaba ya cercana Moisés tomó las últimas disposiciones y dio su discurso de despedida al
pueblo (véase DEUTERONOMIO). Dios había designado a Josué como sucesor de Moisés. El anciano profeta puso al hijo de Num en presencia de Eleazar, el sumo sacerdote, y le impuso las manos a la vista de todo el pueblo que tenía que acaudillar (Nm. 27:18-23, Dt. 34.9). Moisés llevó, a continuación, a Josué a la entrada del tabernáculo de reunión a fin de que Jehová diera las instrucciones al nuevo jefe de Israel (Dt. 31:14, 23). Después Moisés enseñó al pueblo un cántico lleno de sabiduría divina (Dt. 32), dio su bendición a las distintas tribus (Dt. 33), ascendió al monte Nebo, desde donde contempló la Tierra Prometida, y murió a la edad de 120 años sobre la cumbre del Pisga. «Sus ojos nunca se oscurecieron, ni perdió su vigor» (Dt. 34:7). El mismo Dios lo sepultó en el valle (Dt. 34:6). Bibliografía: Véanse las bibliografías correspondientes a GÉNESIS, ÉXODO, LEVÍTICO, NÚMEROS, DEUTERONOMIO, CREACIÓN, DILUVIO, EGIPTO, ÉXODO (artículo específico no sobre el libro, sino sobre la marcha de Egipto), PENTATEUCO. nom, MOISÉS (Escritos) tip, BIOG ARQU PROF ver, MOISÉS (Vida), EGIPTO, ÉXODO, MARDIKH, TEOCRACIA, TABERNÁCULO, LEVÍTICO, NÚMEROS, CORÉ, DEUTERONOMIO, PENTATEUCO, HAMMURABI, LEVITAS, HEBREOS, LEVÍTICO, ALTAR, MIGUEL, GÉNESIS, CREACIÓN, DILUVIO vet, Los escritos de Moisés fueron redactados en su mayor parte durante los cuarenta años del desierto. Allí consignó las etapas del viaje (Nm. 33) registró los acontecimientos importantes como la batalla contra Amalec (Éx. 17:14 ss), escribió los estatutos dados en el Sinaí en el libro del Pacto (Éx. 24:4-7) y más tarde todas las prescripciones contenidas en sus últimos discursos (Dt. 31:24). El lenguaje de Moisés presenta la riqueza, vivacidad y profundidad que exige la poesía hebrea muy sencilla de estructura, y muy apropiada para la expresión del fervor. Su poema más espontáneo es el cántico compuesto inmediatamente después del paso del mar Rojo, que refleja la exaltación del triunfo sobre Faraón (Éx. 15:1-18). Moisés atribuye la gloria a Jehová (Éx. 15:1-3), describe esta victoria (Éx. 15:4-12), prevé su repercusión sobre los enemigos de Israel (Éx. 15:13-15), viendo en ello una garantía de que el Señor
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conducirá al pueblo a la Tierra Prometida (Éx. 15:16-18). Este cántico fue posiblemente compuesto en poco tiempo, en tanto que el Sal. 90 da evidencia de la calma de la meditación. El cántico de despedida de Moisés resume las lecciones de cuarenta años en el desierto; la intención es que fuera memorizado por el pueblo (Dt. 32; cfr. 31:19, 22). La bendición de las tribus se expresa, lo mismo que la despedida de Jacob a sus hijos, en poesía (Dt. 33). Moisés fue un gran escritor. Usa formas conocidas en la literatura egipcia que lo habían precedido. Sus concepciones literarias e históricas, el entusiasmo suscitado por el arranque de la vida nacional de los hebreos, los extraordinarios acontecimientos que vivió, prepararon a Moisés para redactar la historia de su pueblo tal como la encontramos en el Pentateuco (véase PENTATEUCO). Bajo la dirección de Jehová, Moisés dotó a su pueblo de instituciones civiles y religiosas que los contemporáneos apreciaron como oportunas, normales y necesarias para la nación. Se correspondía con unos ideales de la época, y representaban la cumbre de la verdad sobre el plan moral y religioso. Esta legislación, que descansaba sobre la base del Decálogo, no era enteramente nueva. Israel ya había sabido por mucho tiempo que Dios aborrecía la idolatría, que quedaba prohibida por el segundo mandamiento (Gn. 35:2). Parece que el día de reposo (sábado) había estado en vigor mucho antes de la promulgación del cuarto mandamiento en Sinaí (cfr. Éx. 16:22-30). De la misma manera, el adulterio, el homicidio y el falso testimonio estaban universalmente condenados mucho tiempo antes de las leyes del Sinaí; constituían crímenes castigados en todas partes. La característica principal de la constitución de Israel fue la de poner en la base de la teocracia las obligaciones morales. P. ej., el décimo mandamiento mira más allá del acto del pecado, y va a la raíz, el malvado deseo del corazón. Los estatutos unidos al Decálogo forman la mayor parte del libro del Pacto (Éx. 21:123:19). Con respecto al código de Hammurabi y la pretendida dependencia de Moisés de este código según algunos eruditos, véase HAMMURABI. Las leyes litúrgicas de Moisés fueron igualmente adecuadas. Instituían un santuario central y único. Se trataba de un edificio de tipo inmutable, simétrico, lleno de simbolismos y permitiendo la celebración de sacrificios y de un ritual único. Se estableció en Israel un sacerdocio organizado, por el que una tribu, la de Leví, asumía la representación de todos los primogénitos que, de otra manera, hubieran debido ser consagrados al
servicio del Señor (cfr. Éx. 13:11-16 y 32:26-29; Nm. 3:9, 11-13, 40, 41, 45 ss; 8:16-18 y cfr. artículo LEVITAS). El tabernáculo y su culto eran expresión de un cúmulo de verdades espirituales y sombras de cosas por venir, de Cristo y su obra en sacrificio y de su sacerdocio e intercesión por los suyos en su actividad mediadora presente (véanse HEBREOS y LEVÍTICO, y respectivas Bibliografías). Las prohibiciones mosaicas ponían a los hebreos en un terreno de separación del resto de las naciones, al hacer incompatibles sus costumbres con las de los gentiles. Por otra parte, siendo como era diferente de las leyes de los cultos paganos por su monoteísmo y espiritualidad, era inteligible tanto para israelitas como para gentiles; mostraba al pecador el camino de acceso a un Dios santo. Moisés fue ciertamente inspirado como profeta, pero Dios no le reveló un código y una religión nueva en todos sus aspectos. La Ley proclamada por su mediación tenía que concordar forzosamente con las revelaciones anteriores dadas a Adán y Eva acerca de la necesidad del sacrifico para estar cubiertos ante Dios (Gn. 3:21) su aborrecimiento de la violencia e iniquidad (Gn. 6:5; 11-12 etc. ), el otorgamiento de la carne de los animales sin su sangre (Gn. 9:34), entre muchos otros aspectos. Moisés pasó largos días en comunión con Dios. Él iluminó su espíritu, y le dio además sus comunicaciones personales, revelándole la naturaleza de su reino, las leyes que eran más adecuadas en base a las enseñanzas que quería dar a los israelitas y a nosotros a través de las experiencias de ellos y que serían apropiadas para disciplinarlos espiritualmente. Así, inspirado por Dios, Moisés forjó la constitución de Israel con todas sus instrucciones complementarias. Es cierto que las leyes transmitidas por Moisés tienen ciertas correspondencias con leyes humanas ya existentes entonces, pero ello es de esperar en tanto que tales leyes surgían, por una parte, de una distorsión de una revelación conocida por el hombre, transmitida a través de una línea justa, y posteriormente adaptada y modificada por el hombre en su apostasía, y por otra parte de provisiones dadas por hombres ante diversas circunstancias, con una naturaleza y conciencia dadas por Dios que, aunque muy imperfectamente, podían conducir a legisladores de naciones paganas a emitir leyes con una semejanza incompleta y sin la elevación moral de la Ley dada por Dios. La Ley mosaica pone al hombre en una posición de responsabilidad hacia Dios, y no hace una división clara entre vida civil y religiosa; en realidad, la totalidad de la existencia está
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orientada teocéntricamente, siendo la Ley el instrumento legal del estado teocrático. Moisés mostraba la sabiduría consustancial a un hombre de estado. Sus dones le hicieron susceptible a los celos de ciertos miembros de su propia familia (Nm. 12), a los celos de las tribus en general, y a los de la misma tribu de Leví, la suya propia, por cuanto disgustaba a otros líderes la gran autoridad ejercida por Moisés y por Aarón (Nm. 16). Moisés sufrió a causa del materialismo exhibido por los israelitas (Nm. 32), por su falta de fe en el Señor por la inclinación de ellos hacia la idolatría. Evaluó las debilidades que amenazaban la existencia misma de la nación. Su discurso de despedida (Dt. 29:30; 31) insiste en la ley del altar único y sobre el aspecto espiritual de la religión. Moisés veía en ella un medio de elevar el nivel espiritual de la nación para llevarla a un andar más estrecho con Dios, y para mantener la pureza de culto y de doctrina y de cimentar la unidad nacional, dando además provisión para unas fiestas religiosas mucho más grandiosas que las de los paganos (véanse ALTAR, DEUTERONOMIO). Todos reconocieron la grandeza de Moisés después de su muerte (Jer. 15:1; He. 3:2). En la Transfiguración tuvo el honor de estar al lado de Cristo, y de hablar con Él acerca de su muerte en Jerusalén, que sería el cumplimiento de tantos tipos que él había presentado en sus escritos prefigurando a Cristo (Mt. 17:3, 4). En cuanto a la alusión en Jud. 9, véase MIGUEL. Bibliografía: Véanse las bibliografías correspondientes a GÉNESIS, ÉXODO, LEVÍTICO, NÚMEROS, DEUTERONOMIO, CREACIÓN, DILUVIO, EGIPTO, ÉXODO (artículo específico no sobre el libro, sino sobre la marcha de Egipto), PENTATEUCO. nom, MOLINO tip, COST CONS LEYE vet, En Palestina y en los países vecinos se servían de dos piedras redondas como muelas (Dt. 24:6). En estos lugares las piedras de las muelas, por lo general de basalto, medían poco más de 50 cm. de diámetro y entre 6 a 10 cm. de espesor. La parte superior de la muela inferior era ligeramente convexa. En el centro había una clavija que servía de eje para la piedra superior que pivotaba, ligeramente cóncava por la base y con un agujero por el que se introducía el grano. Se hacía girar la muela superior mediante un mando vertical, unido
a la piedra superior hacia su borde externo. La harina que desbordaba se recogía con un recipiente debajo de la piedra inferior. La acción de mover la piedra del molino era fatigosa y servil, y se dejaba a las mujeres (Ec. 12:5; Mt. 24:41), especialmente a las esclavas (Éx. 11:5; Is. 47:2) y a los prisioneros (Jue. 16:21). En las casas judías de clase media no se consideraba un trabajo envilecedor. Las mujeres se levantaban antes del alba, al menos en invierno, para moler el grano para la harina del día. Si desaparecían las muelas, la familia podía quedarse sin pan; ésta es la razón de que en la ley de Moisés se prohibiera la toma en prenda del molino o de la piedra superior (Dt. 24:6). El cese del sonido de la muela era una señal de ruina total (Jer. 25:10; Ap. 18:22). También se conocía un molino más grande, de construcción análoga, pero accionado por un mulo o un buey. Es una piedra de molino de este tipo a lo que se hace alusión en Mt. 18:6. nom, MOLOC tip, DIOS ver, DIVINIDADES PAGANAS, QUEMÓS, TOFET sit, vet, Divinidad adorada por los amonitas (1 R. 11:7). El artículo que precede al término en heb. indica que no se trata de un nombre propio, sino de una expresión que significa «aquel que reina». Recibía también el nombre de Milcom (1 R. 11:5, 33; Jer. 49:1, 3; Sof. 1:5). Esta divinidad presentaba uno de los aspectos de Baal (Jer. 32:35), nombre propio que es asimismo nombre común, sinónimo de señor. Bajo el nombre de Melcart, «rey de la ciudad», Baal recibía en Tiro sacrificios humanos. El culto a Moloc demandaba holocaustos de niños que le eran quemados vivos. Para ello, eran depositados en los brazos del ídolo, que estaban en posición de pendiente. Al son de tambores y cánticos la víctima rodaba hacia una apertura por donde caía a un horno caliente. Las motivaciones de este sacrificio eran varias: desde emergencias nacionales hasta el mero cumplimiento de un voto por un don recibido de parte del dios. La edad de los niños sacrificados oscilaba entre recién nacidos hasta tres e incluso cuatro años; no se trataba siempre del primogénito, como se ha asumido en ocasiones. De hecho, se han hallado urnas en el Tofet de Cartago con dos o tres cadáveres de niños sacrificados, entre los tres/cuatro años de edad y recién nacidos, pertenecientes a una misma familia. Se trataba de
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una práctica que, como han documentado las excavaciones de Cartago, se llevaba a cabo con regularidad y normalidad. Esta práctica aumentó con la sofisticación de la civilización urbana cananea, en contra de las concepciones evolucionistas del progreso. En Cartago, las prácticas no cesaron totalmente ni aún cuando la autoridad romana, después de la conquista de la ciudad, dio muerte a los criminales sacerdotes de Baal, colgándolos de los árboles de su mismo santuario. En la ley de Moisés se condenaba a muerte a todo el que fuera culpable de este abominable crimen (Lv. 18:21; 20:1-5). A pesar de ello, Salomón, ya anciano, erigió un altar a Milcom para complacer a sus mujeres amonitas. Durante los siglos posteriores, se sacrificaron niños a Moloc, quemados vivos, en el lugar alto de Tofet, en el valle de Hinom (Sal. 106:38; Jer. 7:31; 19:4, 5; Éx. 16:21; 23:32, 39; cfr. Is. 30:33). Acaz hizo morir así a sus propios hijos (2 Cr. 28:3); Manasés inmoló, igualmente, al menos, a uno de sus hijos (2 R. 21:6). Los israelitas del reino del norte practicaron también este rito horrendo (2 R. 17:17; Éx. 23:37). Josías destruyó los altares que Salomón había erigido sobre el monte de la perdición (una de las cumbres del monte de los Olivos) para este falso dios y para otros ídolos. El rey Josías profanó el lugar alto de Tofet (2 R. 23:10, 13). (Véanse DIVINIDADES PAGANAS, QUEMÓS, TOFET.) Se debe hacer notar también que la LXX introduce la forma Moloc en Am. 5:26, citado en Hch. 7:43. El texto heb. puede leerse «vuestro rey» en lugar de Moloc (heb. «melek», con las vocales de «bõsheth», vergüenza, para indicar menosprecio hacia la divinidad pagana). Bibliografía: Free, J. P.: «Archaeology and Bible History» (Van Kampen Press, Wheaton, 1950); Stager, L. E. y Wolff, S. R.: «Child Sacrifice at Carthage», en Biblical Archaeology Review, vol. 10, n.º 1, ene./feb. 1984, PP. 31-51. nom, MOMIA tip, COST RELI ver, EMBALSAMAMIENTO, EGIPTO vet, En la religión egipcia era capital la preservación del cadáver a fin de que el difunto pudiera disfrutar de la otra vida. En un principio, se creía que la vida eterna estaba reservada sólo a los reyes, que eran embalsamados con vistas a su disfrute (véase EMBALSAMAMIENTO). Más
tarde se generalizó la práctica, al extenderse a otras clases el disfrute de esta vida de ultratumba. Se debe observar que se creía que la vida del alma estaba supeditada a la preservación del cuerpo. De ahí esta práctica. Se han descubierto multitud de momias en excelente estado de preservación en las excavaciones en el Valle de los Reyes en Egipto. Junto con ellas se hallan instrumentos y bienes que se creía necesitarían en su vida en el mundo invisible. Las momias eran guardadas en sarcófagos, que en muchas ocasiones eran múltiples, y que constituían una representación del difunto. (Véase EGIPTO). nom, MONARQUÍA. Véase REY. nom, MONEDA tip, MEDI ver, PESOS Y MEDIDAS vet, Primitivamente, el comercio se hacía por medio de trueque. El término lat. «pecunia» (moneda) se deriva de «pecus» (ganado), lo que indica que el valor de las mercancías se medía originalmente por cabezas de ganado. Las primeras piezas de moneda fueron probablemente emitidas en el siglo VIII a.C. en Asia Menor, entre los lidios y los griegos. Según Herodoto (1:94), los lidios se sirvieron de ellas desde su aparición. Ya desde el año 700 al 650 a.C. se acuñaban oficialmente en Lidia (Asia Menor) unos estateros hechos de una aleación de oro y plata llamada «electrón»; había monedas de plata en Egina. En el resto de Asia occidental, como en Egipto, se usaban lingotes de oro y plata que asumían distintas formas, especialmente la de anillos, y que probablemente llevaban impresa una indicación de su valor; sin embargo, estas piezas no estaban emitidas por ninguna institución oficial (Jos. 7:21; cfr. «kikkãr», círculo, nombre dado al talento). Cuando se efectuaba una transacción comercial, había poca confianza en las estampaciones de valor, por lo que se recurría al pesaje (Gn. 23:16; 43:21). (Véase PESOS Y MEDIDAS). El dinero era contado sólo en casos excepcionales y de manera aproximada (2 R. 12:10 ss) Al principio el «siclo» no era una moneda acuñada sino un cierto peso («shekel») de plata. Los pesos se llamaban: «talento», «maneh», «siclo», «gera» y «beka» (medio siclo). Antes de la época en que los judíos emitieran su propia moneda las
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alusiones a siclos o a otros pesos de metales preciosos se refieren a lingotes, no a piezas acuñadas de moneda. La introducción de moneda en Persia se atribuye a Darío Histaspes (521-486 a.C.; Herodoto 4:166). Los judíos la conocerían entonces. El «dárico» ordinario (Esd. 2:69, RVR: «dracmas») era una pesada moneda de oro que llevaba a un lado la efigie del rey, con una rodilla en tierra, y blandiendo en una mano un arco, y con una jabalina en la otra. En el reverso aparecía una concavidad en forma de cuadrado irregular, indudablemente la marca de la herramienta con que se había estampado la otra cara contra la matriz. A la caída del imperio persa prevaleció en Judea el sistema monetario griego, con el «talento» y la «dracma» como unidades (1 Mac. 11:28; 2 Mac. 4:19). En el año 141-140 a.C., Simón Macabeo obtuvo el derecho a acuñar una moneda nacional teniendo su propio sello (1 Mac. 15:6), privilegio éste que bien pronto le fue arrebatado (v. 27). La pequeña moneda de cobre de Juan Hircano lleva, en el anverso, en el interior de una corona de olivo, la inscripción «Jehonanan, sumo sacerdote, y la comunidad de los judíos». El reverso tiene un símbolo griego: un doble cuerno de la abundancia alrededor de una amapola. Herodes el Grande y sus sucesores (hasta Herodes Agripa II), acuñaron monedas de cobre, pero las inscripciones aparecían siempre en griego. Las monedas griegas siguieron teniendo curso legal en Palestina cuando los judíos tenían una moneda nacional, las dracmas y las tetradracmas. Bajo los Herodes y los procuradores, la dracma de plata (Lc. 15:8) equivalía a un poco más del denario romano. El «estatero» o «tetradracma» (Mt. 17:27) acuñado por las ciudades griegas de Siria y de Fenicia se depreció rápidamente. El «leptón», o «blanca» (Lc. 12:59; 21:2) no es el leptón de los griegos. El leptón de los judíos, su moneda más pequeña de cobre, era la mitad del «cuadrante» romano (Mr. 12:42). Como era moneda judía, debida probablemente a Juan Hircano o a algún otro macabeo, el leptón tenía curso legal en el Templo, donde no se aceptaban monedas extranjeras. La didracma se correspondía con el medio siclo (Mt. 17:24), pero no circulaba, o muy poco, en Palestina. Los judíos empleaban el «talento» ático (1 Mac. 11:28; Mt. 18:24), que Alejandro Magno había impuesto como patrón a lo largo y a lo ancho de todo su imperio, y que siguió en vigor después de él. No se trataba de una pieza de moneda, sino de una moneda de cuenta dividida en «minas» (1 Mac. 14:24; Lc. 19:13-25; del gr. «mnã»). El talento tenía 60 minas o 6.000 dracmas. La mina, que valía 100 dracmas, se
devaluó rápidamente bajo los primeros césares. Cuando los romanos ocuparon Palestina, introdujeron su moneda, el «denario» (Mt. 18:28), que era de plata. Bajo el Imperio, el anverso presentaba casi siempre la cabeza del soberano reinante o de un miembro de la familia imperial. No se puede saber el valor real de estas monedas, que sufrieron diversas fluctuaciones, y cuyo poder de compra era muy superior al de las monedas de nuestros días. El tributo a César se pagaba en denarios (Mt. 22:19). El término gr. «assarion» (Mt. 10:29; Lc. 12:6) designaba al as romano, «sou», una moneda pequeña de cobre que, en el año 217 a.C., equivalía a un 1/16 de denario. Los procuradores de Judea estaban facultados para acuñar monedas en nombre de la familia imperial, aunque sólo de cobre; la leyenda figuraba en caracteres griegos. Una moneda lleva la inscripción «Ti. Claudius Caesar Germanicus», en gr., sobre el borde. En el anverso hay dos palmas con la inscripción «año 14». El reverso presenta el nombre de la emperatriz Julia Agripina. Fue acuñada en el año 54 d.C., durante la etapa de Félix como procurador. La moneda en curso en la Palestina del NT era el denario de oro, generalmente llamado «áureo» (Ant 14:8, 5), que equivalía a 25 denarios de plata. Durante la primera rebelión, los judíos acuñaron una moneda nacional de plata, e hicieron lo mismo durante la segunda rebelión (132-135 d.C.). Después del aplastamiento de la primera rebelión, y de la toma de Jerusalén (70 d.C.), Roma acuñó monedas con la efigie y nombre del emperador Vespasiano; en el reverso figuran una mujer cautiva sentada bajo una palmera, en posición de abatimiento, y las palabras «IUDAEA CAPTA» (Judea vencida). Herodes Agripa II, que reinó sobre una parte de Galilea y al este del Jordán, continuó acuñando monedas de cobre después de la caída de Jerusalén. Algunas de ellas, que datan del reinado de Tito, tienen, en el anverso, la cabeza del emperador, su nombre y títulos y al reverso hay una victoria alada con una corona y una palma; la inscripción dice: «año 26 del rey Agripa». Durante la segunda rebelión dirigida por BarKoqueba (132-135 d.C.), se volvieron a acuñar siclos y cuartos de siclo de plata y también monedas de cobre, con antiguas inscripciones hebreas. El anverso del siclo presenta un templo con cuatro columnas, indudablemente el diseño estilizado de la Puerta Hermosa del Templo de Jerusalén. El nombre de Simón, el caudillo de la insurrección, aparece en los bordes. Lo domina una estrella, alusión al sobrenombre de Simón:
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Bar-Koqueba: «hijo de una estrella». Para conseguir cuartos de siclos, se reacuñaron los denarios romanos; para esta época valían casi el cuarto de siclo, y podían tomar su lugar. nom, MONOGAMIA tip, LEYE COST TIPO ver, ANCIANO, DIÁCONO, OBISPO vet, La monogamia es el ideal prescrito por las Escrituras (Gn. 2:18-24; Mt. 19:5; 1 Co. 6:16). Sólo ella permite la unidad total de los dos cónyuges, en tanto que la poligamia la hace imposible. El Creador confirma este hecho al hacer nacer un número aproximadamente igual de varones que de hembras. Él quiere también que el matrimonio sea una relación permanente (Mt. 19:6). Normalmente, el afecto entre marido y mujer se va desarrollando con el paso de los años. La moral reprueba la rotura del contrato. A causa de las obligaciones que les incumben, los esposos deben disciplinarse y criar a sus hijos enseñándoles a predicar el bien. El matrimonio es indisoluble antes de la muerte, excepto en caso de adulterio (Ro. 7:2, 3; Mt. 19:3-9). Pablo constata que hay rupturas arbitrarias, asimilables a una deserción (1 Co. 7:15). Los casos a los que hace alusión el apóstol iban probablemente acompañados de infidelidad conyugal. Está prohibido el nuevo matrimonio de personas divorciadas ilegítimamente (Mt. 5:32; 19:9; 1 Co. 7:10, 11). La sentencia de un tribunal civil no anula el matrimonio delante de Dios; declara si la ruptura ha sido causada por el pecado de uno de los cónyuges o por ambos. Parece que Adán, Caín, Noé y sus tres hijos fueron monógamos. nom, MONOTEÍSMO tip, DOCT LEYE CRIT ver, MARDIKH, MELQUISEDEC, MOISÉS, CREACIÓN vet, Confesión y adoración de un solo y verdadero Dios, con exclusión de cualquier otro. La Biblia, de principio a fin, enfatiza el monoteísmo y muestra su exclusividad frente a cualquier otra pretensión. La confesión por excelencia de Israel es: «Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es» (Dt. 6:4). En el Decálogo se prohibe explícitamente la adoración de ningún otro Dios que el eterno Dios con existencia esencial y absoluta: «No tendrás dioses ajenos delante de mí... porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso» (Éx. 20:3, 5). En el
libro de Isaías, Dios proclama: «Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios» (Is. 44:6). La concepción evolucionista de la historia sitúa al monoteísmo como una conquista relativamente tardía del espíritu humano en su emergencia del politeísmo a su vez procedente de un animismo mágico. En cambio, la primera mención de idolatría en la Biblia se halla después del diluvio. En realidad, la concepción de que el monoteísmo sea una conquista tardía del genio religioso humano es una mera especulación carente de fundamento. Por una parte, es un resultado de la aplicación artificial del proceso dialéctico a la historia de la religión, y que captura la imaginación por su aparente sencillez y plausibilidad. Pero por otra se enfrenta con los siguientes datos: (a) la Revelación; (b) un gran número de indicios históricos, antropológicos y etnológicos. Por parte de la Revelación, está claro que toda divergencia del conocimiento de Dios es resultado de la rebelión contra Él. Adán conoció a Dios; Noé conocía al Dios único y verdadero. Evidentemente, Sem, Cam y Jafet también. Estos hombres, debido a la longevidad de que disfrutaron, pudieron llevar el conocimiento del Dios único y verdadero hasta varias generaciones, aun a pesar de la generalización de la apostasía por Nimrod en la época de la humanidad. Pero a pesar de la general apostasía reinante quedaban núcleos de conocimiento del único Dios. Como ilustración se puede citar a Melquisedec reysacerdote de Salem (Gn. 14:18). El hecho de una apostasía desde el monoteísmo hacia un cúmulo de formas degeneradas de religión es expresado lapidariamente por el apóstol Pablo en Ro. 1:21 ss. Las evidencias históricas, antropológicas y etnológicas son expuestas por Custance en «Primitive Monotheism» y por varios otros autores. Así, se puede documentar de una manera rigurosa que el marco Revelación-Apostasía es el correcto. Dice A. C. Custance: «Entre los años 1900 y 1935 se trató todo este tema de una manera erudita por parte de personas sosteniendo la idea de que las reconstrucciones evolucionistas de las creencias religiosas del hombre eran fundamentalmente erróneas y produjeron tal impacto que los filósofos evolucionistas prácticamente abandonaron esta línea de argumentación. Desde mediados de los años 30 en adelante, este tema ha sido casi inexistente, aunque muchos seminarios de ideología liberal
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llevan a cabo sus cursos de historia de religión como si no se hubiera escrito nada acerca de ello» (op. cit., p. 2). Se ha documentado, por ejemplo, que los más antiguos registros religiosos de China evidencian monoteísmo con ausencia de cualquier tipo de idolatría. Asimismo, las inscripciones y restos más antiguos de los pueblos semíticos más antiguos, como Sumer, revelan un monoteísmo primitivo; lo mismo se puede decir de los antiguos egipcios, de la India antigua, y de muchas tribus alrededor del mundo, desde los fueguinos hasta los pigmeos, desde los indios de América del Norte hasta los bosquimanos, de los zulús a las tribus de Australia central. Adicional confirmación de lo mencionado se halla en las tabletas de Ebla (véase MARDIKH [TELL]), que dan también evidencias de un monoteísmo antiguo en la zona del Oriente Medio en época anterior a Abraham. En palabras de Custance: «Parece ahora claro que el hombre tiene que haber comenzado con un concepto puro de un Ser Supremo, un gran Dios, Señor de todo, Creador del mundo, misericordioso, justo, omnisciente y omnipresente. Ésta era la fe de las personas primitivas que los evolucionistas consideran nuestros "antepasados contemporáneos"» («Primitive Monotheism», Doorway Papers, a. 34, Ottawa, 1968). (Véanse MELQUISEDEC, MOISÉS, CREACIÓN, etc.). nom, MONTAÑA tip, MONT TIPO ver, CARMELO, EBAL, GERIZIM, HERMÓN, MORIA, OLIVOS [MONTE DE LOS], SION, TABOR, PALESTINA vet, La tierra de Canaán es un país de montañas y valles (Dt. 11:11), pero que presenta pocas cumbres importantes. Se suceden tres cadenas orientadas de norte a sur de una forma más o menos paralela; partiendo de occidente, son: (a) Los montes de Judea, que se prolongan por los montes de Samaria y la cadena del Carmelo. En particular se hallan hacia el sur las colinas de Jerusalén, el monte Sion, Moria y el monte de los Olivos (Sal. 125:1-2; 48:3; Gn. 22:2; 2 Cr. 3:1; Zac. 14:4); los montes de Efraín (Jos. 17:15) con el monte Ebal al norte y el Gerizim al sur (Dt. 11:29; Jos. 8:33); después se halla, en dirección al oeste, la cadena que termina con el monte Carmelo (1 R. 18:19). (b) Los montes de Galilea, a partir del monte Gilboa (1 S. 31:8); el monte Tabor se levanta, aislado, por encima de la llanura del Esdraelón
(Jue. 4:6). Unas colinas bordean al oeste el lago de Galilea y se prolongan al norte por la cadena mucho más elevada del Líbano. (c) Una cadena montañosa al este del Jordán presenta, a partir del sur del mar Muerto: el monte Seir (Gn. 36:8) y el monte Hor (Nm. 20:22-25), los montes Abarim (Nm. 27:12; 33:48), el monte Nebo (Nm. 33:47; Dt. 32:49); después de seguir todo el curso del Jordán, frecuentemente en forma de elevada meseta, la cadena termina en el Hermón (Dt. 3:8). En sentido figurado, los montes simbolizan la eternidad (Dt. 33:15; Hab. 3:6), la estabilidad (Is. 54:10) o bien las dificultades y peligros de la vida (Jer. 13:16), los obstáculos aparentemente insuperables (Zac. 4:7; Mt. 21:21). Al emplear la expresión «monte del testimonio» (Is. 14:13), el profeta parece hacer hablar al rey de Babilonia a la manera de los babilonios, que situaban la sede de sus deidades en las cumbres de las montañas brumosas del norte (Delitzsch, «Commentary of the Old Testament», ob. cit.; un ejemplo adicional lo tenemos en el Olimpo de los griegos). (Véanse CARMELO, EBAL, GERIZIM, HERMÓN, MORIA, OLIVOS [MONTE DE LOS], SION, TABOR, PALESTINA.) nom, MORE tip, LUGA FLOR ARBO vet, (a) Terebinto (o encina) y bosquecillo cerca de Siquem (Gn. 12:6; Dt. 11:29, 30). Abraham, llegado de Mesopotamia, plantó allí sus reales al llegar a Canaán. Erigió allí un altar a Jehová, que se le había aparecido allí (Gn. 12:7). Es probable que fuera bajo este mismo árbol que Jacob enterró los ídolos que su familia había traído de Harán (Gn. 35:4). Fue sin duda en More que Josué erigió una piedra conmemorando la renovación del pacto, y allí también, muchos años más tarde, que los hombres de Siquem se reunieron para coronar a Abimelec (Jos. 24:26; Jue. 9:6), aunque los términos traducidos encina y terebinto sean ligeramente diferentes en estos diversos pasajes. (b) Colina del valle de Jezreel, al norte de la fuente de Harod (Jue. 7:1); prob. Jebel Dahy o el Pequeño Hermón, a unos 13 Km. al noroeste del monte Gilboa, y a 1,5 Km. al sur de Naín. nom, MORIA tip, LUGA MONT ver, PENTATEUCO SAMARITANO sit, a3, 359, 76 vet,
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(a) Región rodeando el monte al que acudió Abraham para sacrificar a Isaac. Se trata probablemente del país donde una colina, llamada asimismo Moria, vino a ser más tarde el lugar del Templo (Gn. 22:2; Ant 1:13, 1 y 2). Los samaritanos, y algunos eruditos modernos (Bleek, Truch, Stanley) han identificado More, cerca de Siquem, con Moria, y sitúan el sacrificio de Abraham sobre el monte Gerizim (cfr. PENTATEUCO SAMARITANO). La identificación de los samaritanos reposa sin duda sobre el hecho de que Abraham había erigido un altar en More (Gn. 12:6, 7); sobre todo, esta identificación arrojaba un poco de luz religiosa sobre el país de los samaritanos, pero la etimología de More no se corresponde con la de Moria. (b) Colina donde se hallaba la era de Ornán el jebuseo. David la compró y erigió allí un altar. Salomón edificó en ese sitio el Templo (2 S. 24:18; 2 Cr. 3:1). El aspecto primitivo de este monte ha sido muy modificado por la mano del hombre, habiendo desaparecido una parte de él por los terraplenados y las construcciones. Sin embargo, se ha podido determinar su antiguo perfil. El monte Moria se levantaba entre el Cedrón y el Tiropeón. Su cumbre se elevaba frente al barranco que formaba la ramificación occidental del Tiropeón. Al norte, una ligera depresión separaba al Moria de la estrecha lengua de tierra que lo conectaba con la meseta principal. Es difícil lograr una evaluación precisa de las dimensiones del Moria primitivo. Estimación plausible: de norte a sur, alrededor de 180 m.; de este a oeste, 90 m. Según Warren, la cumbre llegaba a los 746 m. por encima del nivel del Mediterráneo. Otras terrazas, con unas laderas orientales y occidentales muy abruptas, tienen alrededor de 740 y 737 m. nom, MOSCA tip, FAUN INSE vet, (a) Insecto del orden de los dípteros; especialmente la mosca doméstica («Musca domestica»). Las moscas de diversas clases son tan enojosas en los países cálidos (Is. 7:18; Ec. 10:1), que los moradores de Ecrón adoraban a Baal-zebub, dios de las moscas, a quien creían capaz de dar órdenes a esta detestable molestia (2 R. 1:2). (b) Heb. «'Arob», insecto voraz, que da dolorosas picadas, extendido por Egipto; la V. M. traduce «tábano» (Éx. 8:20; Sal. 105:31), que devoraba
(Sal. 78:45) y devastaba el país (Éx. 8:21). La LXX traduce asimismo tábano («kunomuian»). nom, MOSQUITO tip, FAUN INSE vet, (gr. «Kõnõps, «insecto pequeño»; Mt. 23:24), muy extendido en lugares lagunosos. Los egipcios se protegían por las noches de sus exasperantes picaduras durmiendo bajo mosquiteros (Herodoto 2:95). El término mosquito (que no es de un gran rigor sistemático) designa evidentemente una especie particular de Culex; este insecto posee una trompa, cuerpo ahusado, dos alas transparentes, y patas largas. Se alimenta de sangre. Filtrar meticulosamente el agua que uno va a beber para sacar de ella todo pequeño mosquito, y en cambio tragarse un camello sin mayor preocupación significa atribuir una gran importancia a detalles de etiqueta o de los deberes a llevar a cabo en tanto que se viola de una manera flagrante la ley moral. nom, MOSTAZA tip, FLOR ARBO ver, LEVADURA vet, Su semilla es mencionada como algo sumamente pequeño, pero a lo que la fe de los apóstoles ni llegaba (Lc. 17:6). El reino de Dios también es comparado a esta pequeña semilla, que sin embargo crece hasta convertirse en un árbol tan grande como para que las aves puedan hallar refugio en sus ramas. Se han hecho varias suposiciones acerca de qué planta es la aquí mencionada. La que mejor se corresponde con la descripción es la «sinapis nigra», una planta de mostaza común en Palestina. Sus semillas son extremadamente pequeñas, y crece hasta llegar a ser un arbusto «árbol» de más de tres metros de altura, de manera que las aves pequeñas pueden refugiarse en sus ramas. Hay también la «salvadora persica», que crece hasta mayor altura. La enseñanza de esta parábola es que el reino de Dios se engrandecería en la tierra, de manera que los emisarios de Satanás podrían hallar refugio bajo su sombra (cfr. Mt. 13:31, 32 y vv. 4, 19). (Véase también LEVADURA.) Se trata de un crecimiento, pero, como en otras parábolas dadas en el mismo contexto (Mt. 13), enseña un crecimiento con corrupción debido a la acción del enemigo.
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nom, MUERTE tip, DOCT ESCA ver, RESURRECCIÓN, CASTIGO ETERNO, SEOL vet, En el sentido corriente: cesación de la vida. No entraba en la voluntad de Dios, que ha creado al hombre a su imagen, y que lo ha hecho «alma viviente». En el paraíso, el árbol de la vida le hubiera permitido vivir eternamente (Gn. 1:27; 2:7; 3:22). La muerte ha sido el salario de la desobediencia a la orden divina (Gn. 2:17; Ro. 5:12; 6:23). La muerte es física, por cuanto nuestro cuerpo retorna al polvo (Gn. 3:19); también es, y sobre todo, espiritual. Desde su caída, Adán y Eva fueron echados de la presencia de Dios y privados de Su comunión (Gn. 3:22-24). Desde entonces, los pecadores se hallan «muertos en... delitos y pecados» (Ef. 2:1). El hijo pródigo, alejado del hogar paterno, está espiritualmente muerto (Lc. 15:24). Ésta es la razón de que el pecador tiene necesidad de la regeneración del alma y de la resurrección del cuerpo. Jesús insiste en la necesidad que tiene todo hombre de nacer otra vez (Jn. 3:3-8); explica Él que el paso de la muerte espiritual a la vida eterna se opera por acción del Espíritu Santo y se recibe por la fe (Jn. 5:24; 6:63). Esta resurrección de nuestro ser interior es producida por el milagro del bautismo del Espíritu (Col. 2:12-13). El que consiente en perder su vida y resucitar con Cristo es plenamente vivo con Él (Ro. 6:4, 8, 13). (a) Tras la muerte física: (A) Para el impío es cosa horrenda caer en manos del Dios vivo (He. 10:31) y comparecer ante el juicio (He. 9:27) sin preparación alguna (Lc. 12:16-21). El pecador puede parecer impune durante mucho tiempo (Sal. 73:3-20), pero su suerte final muestra que «el Señor se reirá de él porque ve que viene su día» (Sal. 37:13). El que no haya aceptado el perdón de Dios morirá en sus pecados (cfr. Jn. 8:24). Jesús enseña, en la historia del rico malvado que, desde el mismo instante de la muerte, el impío se halla en un lugar de tormentos, en plena posesión de su consciencia y de su memoria, separado por un infranqueable abismo del lugar de la ventura eterna, imposibilitado de toda ayuda, y tenido por totalmente responsable por las advertencias de las Escrituras y/o de la Revelación natural y del testimonio de su propia conciencia (Lc. 16:19-31; Ro. 1:18-21 ss). (Véase SEOL, HADES.) (B) Para el creyente no existe la muerte espiritual (la separación de Dios). Ha recibido la vida eterna,
habiendo pasado, por la fe, de la muerte a la vida (Jn. 5:24). Jesús afirmó: «Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí no morirá eternamente» (Jn. 11:25-26; cfr. Jn. 8:51; 10:28). Desde el mismo instante de su muerte, el mendigo Lázaro fue llevado por ángeles al seno de Abraham (Lc. 16:22, 25). Pablo podría decir: «Porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia». Para él partir para estar con Cristo es mucho mejor (Fil. 1:21-23). Es por esta razón que «más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor» (2 Co. 5:2-9). No se puede imaginar una victoria más completa sobre la muerte, en espera de la gloriosa resurrección del cuerpo (véase RESURRECCIÓN). Así, el Espíritu puede afirmar solemnemente: «Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor» (Ap. 14:13). (b) La muerte segunda. En contraste con la gozosa certeza del creyente, recapitulada anteriormente, se halla una expectación de juicio, y de hervor de fuego, que ha de devorar a los adversarios. La acción de la conciencia natural infunde miedo y angustiosa incertidumbre en el inconverso. Shakespeare lo expresó magistralmente en su soliloquio de Hamlet, en el que éste considera la posibilidad del suicidio; «Morir: dormir; no más; y con el sueño, decir que damos fin a los agobios e infortunios, a los miles de contrariedades naturales a las que es heredera la carne, éste es un fin a desear con ansia. Morir: dormir; dormir: quizá soñar; ¡Ah, ahí está el punto dificultoso!; porque en este sueño de la muerte ¿qué sueños pueden venir cuando nos hayamos despojado de esta mortal vestidura? Ello debe refrenarnos: ahí está el respeto que hace sobrellevar la calamidad de una tal vida, pues ¿quién soportaría los azotes y escarnios del tiempo, los males del opresor, la altanería de los soberbios, el dolor por el amor menospreciado, la lentitud de la justicia, la insolencia de los potentados, y el desdén que provoca el paciente mérito de los humildes, cuando él mismo puede, con desnuda daga, el descanso alcanzar? ¿Quién llevaría pesados fardos, gimiendo y sudando bajo una fatigosa vida, sino por el hecho del temor de algo tras la muerte, el país inexplorado de cuyos muelles ningún viajero retorna, y que nos hace preferir aquellos males que ahora tenemos, que volar a otros de los que nada sabemos? Así, la conciencia a todos nos vuelve cobardes, y así el inicio de una resolución queda detenido por el pálido manto de la reflexión» (Acto III, Escena 1).
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Así, la «horrenda expectación de juicio, y el hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios» (He. 10:27) se refiere a la muerte segunda, aquella que espera a los no arrepentidos tras el juicio final. Esta segunda muerte es en las Escrituras un sinónimo de infierno. Dos veces se declara en Apocalipsis que el lago de fuego es la muerte segunda (Ap. 20:14; 21:8). En este lago de fuego los impenitentes, vueltos a levantar a la vida en sus cuerpos, pero sin admisión a la gloria, serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos (Ap. 14:10-11; 20:10). Es por ello que se trata de «sufrir daño de la segunda muerte» (Ap. 2:11). Queda en pie el hecho de la gracia del Señor, que no desea la muerte del pecador, sino su salvación. Así, la Escritura insiste en numerosas ocasiones: «No quiero la muerte del que muere... convertíos, pues, y viviréis» (Éx. 18:23, 31-32). (Véanse CASTIGO ETERNO, SEOL.) Bibliografía: Anderson, Sir R.: «Human Destiny» (Pickering and Inglis, Londres, 1913); Hamilton, G. y Fernández, D.: «¿Dónde están los muertos?» (Pub. Portavoz Evangélico, Barcelona, 1977); Lacueva, F.; «Escatología» II (Clíe, Terrassa, 1983); Pentecost, J. D.: «Eventos del Porvenir» (Ed. Libertador, Maracaibo, 1977); Pollock, A. J.: «El hades y el castigo eterno» (Edit. «Las Buenas Nuevas», Los Ángeles, 1961); Winter, D.: «El más allá» (Logoi, Miami, 1972). nom, MUERTO (Espíritu de un) tip, LEYE vet, Los que se pretenden «médiums» afirman que los evocan y los consultan (Dt. 18:11); la voz de ellos parece venir de debajo de la tierra, como la de los espectros (Is. 29:4) o residir en el mismo médium (Lv. 20:27, heb.). El médium era llamado «poseedor» o «señor» de un espíritu.(1 S. 28:7, heb.). El médium pretendía adivinar el porvenir (Is. 8:19). Se pensaba que tenía un espíritu particular siempre dispuesto a responder a sus encantamientos y susceptible de poner en acción a otros espíritus; se creía también que se podía relacionar con el espíritu que fuera. El pasaje de 1 S. 28:8: «Yo te ruego que me adivines por el espíritu de adivinación, y me hagas subir a quien yo te dijere» permite las dos interpretaciones. Consultar a los espíritus y evocar a los muertos equivalía a abandonar a Jehová, a apostatar (Lv. 19:31; Is. 8:19).
La ley de Moisés ordenaba la muerte de los que pretendían poseer este poder (Lv. 19:31; 20:6, 27; Dt. 18:10-14). Saúl hizo ejecutar este decreto; más tarde, profundamente angustiado en cuanto a su futuro, el rey fue a consultar a una mujer de Endor, que tenía contacto con espíritus, y le pidió que evocara a Samuel. Manasés favoreció a los que consultaban a los espíritus y predecían el porvenir (2 R. 21:6; 2 Cr. 33:6). Josías, su nieto, hizo ejecutar de nuevo la ley de Moisés en contra de los médiums (2 R. 23:24). Según la LXX, los ventrílocuos estaban probablemente incluidos entre los médiums. La «voz del espíritu» se asemejaba a un murmullo que surgiera de la tierra. Dios prohibía con toda severidad todo contacto con los muertos porque en realidad los médiums estaban en contacto con los demonios. La pitonisa de Filipos estaba poseída de un espíritu malo que la hacía capaz de adivinar (Hch. 16:16-18). Y ciertamente sucede lo mismo con una multitud de médiums modernos, y una gran cantidad de imprudentes espiritistas acaban siendo víctimas de verdaderas posesiones diabólicas. nom, MUERTOS (Llanto por los). Véase DUELO. nom, MUJER ver, MATRIMONIO, DIVORCIO, VIUDA. vet, Creada a imagen de Dios como el varón, es parte integral del ser llamado «hombre» (cfr. Gn. 1:27: «Creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó»). Ya desde el mismo principio de la Biblia, la mujer es considerada a la par con el varón como hombre, por lo que ya desde el principio ella recibe toda su dignidad como tal. En Gn. 2 ya se establece la precedencia en la creación entre el varón y la mujer; pero si ello afecta a la posición de la mujer (1 Co. 11:9; 1 Ti. 2:13), no toca sin embargo su esencia, ya establecida en el libro de Génesis, en los mismos albores de la humanidad. Sin embargo, debido a la caída se establece una modificación en la situación de la mujer, la cual sufre graves consecuencias. Conocerá los dolores de dar a luz y su marido dominará sobre ella (Gn. 3:16; Ef. 5:23-24). Pablo añade: «Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia» (1 Ti. 2:14). De este pasaje se han hecho diversas interpretaciones, algunas de ellas algo fantasiosas. Lo más lógico es
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tomar el significado llano de las palabras en su contexto, y ver que el apóstol se refiere a que será preservada en el acto de tener hijos, sumamente peligroso en muchos casos, en respuesta a su actitud ante el Señor y su ordenamiento en gobierno y gracia. (a) Posición de la mujer en el AT. La posición de la mujer según el AT era muy superior a la que tenía reconocida en las naciones paganas alrededor. Gozaba de mucha más libertad, siendo sus actividades más variadas e importantes, y siendo su situación social mucho más elevada y respetada. Los hijos debían honrar al padre y a la madre (Éx. 20:12). Ya en las familias de los patriarcas, las mujeres como Sara, Rebeca y Raquel jugaban un papel eminente y, en ocasiones, preponderante. María, la hermana de Moisés, y Débora, fueron profetisas y poetisas, y esta última acaudilló un ejército a la victoria (Éx. 15:20-21; Jue. 4-5). Ana, la madre de Samuel, es una hermosa figura de mujer piadosa y notablemente dotada (1 S. 1; 2:1-2). Hulda era una profetisa a la que se prestaba atención (2 Cr. 34:22). Más de una vez vemos cómo se honra en gran manera a la reina madre (1 R. 2:19; 15:13), y en las biografías de los reyes se indica siempre quién fue la madre. El triste ejemplo de Jezabel y Atalía demuestra asimismo hasta dónde podían llegar en Israel el poder e influencia de una mujer. El joven es exhortado en Proverbios a recordar la enseñanza de su madre (Pr. 1:8; 6:20), porque el hecho de menospreciarla lo llevaría a maldición (Pr. 19:26; 20:20; 30:11, 17). En cambio, en Grecia y en Roma estaban bien lejos de reconocer el valor de la mujer. Aristóteles la consideraba como un ser inferior, intermedio entre el hombre libre y el esclavo; Sócrates y Demóstenes la tenían asimismo en poca estima. Platón recomendaba la posesión de mujeres en común. En la práctica, estas mismas concepciones eran las que existían en Roma, especialmente después del triunfo de la cultura y de las formas licenciosas de los griegos. Tampoco se debe confundir el papel de la mujer en la Biblia con el que se le da en la actualidad en los países árabes del Oriente Medio, donde es un juguete a disposición del padre y del marido. La posición de la mujer en aquellos países no deriva de la influencia que el Antiguo Testamento hubiera podido tener en la formación del Islam, sino en todo el contexto social pagano anterior de aquellas tierras, que quedó cristalizado con fuerza de ley en la institución de la poligamia y de la total impotencia de la mujer frente al varón. En Israel, la mujer podía heredar en ausencia de un hermano capaz de suceder a su padre (Nm.
27:1-8). No obstante, en tal caso tenía que casarse con alguien de su propia tribu (Nm. 36:6-9). La actividad de la mujer se relacionaba con la totalidad de la vida doméstica: podía ocuparse de los rebaños (Gn. 29:6; Éx. 2:16), hilar la lana y hacer los vestidos de la familia (Éx. 35:26; Pr. 31:19; 1 S. 2:19), tejer y coser para aumentar los ingresos de la familia y para ayudar a los desventurados (Pr. 31:13, 24; cfr. Hch. 9:39); también recogía el agua (Gn. 24:13; Jn. 4:7), y molía el grano necesario para el pan diario (Mt. 24:41), preparando la masa (Éx. 12:34; Dt. 28:5) y la comida (Gn. 18:6; 2 S. 13:8); era asimismo su responsabilidad criar e instruir a los hijos (Pr. 31:1; cfr. 2 Ti. 3:15) y supervisar a los siervos (Pr. 31:27; 1 Ti. 5:14). (b) Posición de la mujer en el TN. El NT muestra más claramente la elevada posición de la mujer. María dice que el Señor ha puesto sus ojos sobre su «bajeza» y que desde entonces todas las generaciones la llamarán bienaventurada (Lc. 1:48). Jesús tuvo siempre gran consideración hacia las mujeres: Marta y María lo recibieron en su hogar; sanó a María de Magdala; Juana y Susana lo ayudaron con sus bienes (Lc. 8:2-3; 10:38-39). Perdonó y salvó a la pecadora (Lc. 7:37-50). Hubo un grupo de mujeres que le servían y que le acompañaron hasta el mismo Calvario (Mt. 27:5556), y después al sepulcro (Mt. 27:61). Dispuestas a embalsamarlo, se dirigieron antes que nadie al sepulcro el día de Resurrección (Lc. 23:56; 24:1). El Señor resucitado se apareció ante ellas primero, y tuvieron ellas el honor de ser las primeras en proclamar su victoria (Mt. 28:9-10; Lc. 24:9-11). Junto con la madre de Jesús, se encontraban entre los 120 del aposento alto (Hch. 1:14). Se ve también que había mujeres entre los primeros convertidos (Hch. 8:12; 9:2; 17:12). En la Iglesia vemos ya que las mujeres se distinguen por su piedad y buenas obras: Dorcas (Hch. 9:36), María, la madre de Juan Marcos (Hch. 12:12), Lidia (Hch. 16:14), Priscila (Hch. 18:26), las hijas de Felipe (Hch. 21:8-9). El apóstol Pablo, por palabra del Señor, no reconoce a la mujer el ministerio de enseñanza
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pública ni el de dirección, que se reserva al varón (1 Ti. 2:11-12; 1 Co. 14:33-35); sin embargo, al precisar la actitud que debe tenerse, habla de la mujer «que ora o profetiza» (1 Co. 11:5; cfr. 14:34; Hch. 21:8-9). Menciona a numerosas mujeres que han sido sus colaboradoras en la obra de Dios y que le han sido de ayuda en sus propias actividades (Ro. 16:2-4, 6; Fil. 4:3). Había asimismo diaconisas en la iglesia primitiva (Ro. 16:1-2; 1 Ti. 3:11) y viudas puestas en unas ciertas funciones, encargadas de todo tipo de obras de asistencia (1 Ti. 5:9-10); las mujeres experimentadas debían encargarse de instruir a las jóvenes (Tit. 2:3-5). Se expone claramente que, por lo que respecta a la salvación y a su posición en Cristo, «no hay varón ni mujer» (Gá. 3:28) y que en la nueva esfera más allá de la muerte esta distinción desaparecerá totalmente. Lo que no se puede hacer es, en base a este texto bíblico, rechazar el régimen de gobierno establecido en otros pasajes, algunos de ellos ya mencionados, en cuanto a la posición ahora establecida por Dios en su gobierno sobre el mundo y la Iglesia en la tierra. Todos, varones y mujeres, forman parte igualmente del cuerpo de Cristo, y todos, hombres y mujeres, reciben un don del Espíritu para la utilidad común (1 Co. 12:7, 11, 27). Tanto varones como mujeres son responsables ante el Señor de usar estos dones para su gloria y conforme a las instrucciones y limitaciones que Él mismo ha establecido en Su palabra, poniéndose totalmente a disposición de Aquel que nos ha rescatado a tan gran precio, para poder dar toda la gloria en confianza y obediencia a nuestro gran Libertador. (Véanse MATRIMONIO, DIVORCIO, VIUDA.) nom, MULA tip, FAUN CUAD vet, Mamífero herbívoro, llamado «pered» en heb. (1 R. 18:5). Es un híbrido entre un asno y una yegua o de un caballo y una asna. Las mulas son citadas con frecuencia junto con los caballos (Sal. 32:9). Sirve de montura y de bestia de carga (2 S. 13:29; 2 R. 5:17; 1 Cr. 12:40). La Biblia no menciona a la mula antes de la época de David, bajo cuyo reinado se hizo muy común. Criadas en Armenia, eran llevadas a Tiro (Ez. 27:14). nom, MULTA tip, LEYE vet,
Se halla en varias ocasiones que la ley establece, en el AT, una pena económica por comisión de faltas. (a) Por provocar un nacimiento prematuro con un trato desconsiderado a una mujer embarazada (Éx. 21:22). (b) Por calumnia contra la propia mujer, al hacer correr contra ella la especie de que no era virgen al contraer matrimonio (Dt. 22:29). (c) Por desfloración de una doncella no desposada. En este caso la multa iba junto a la obligación del hombre de contraer matrimonio con la joven (Dt. 22:29). (d) Por daños diversos, a personas o a bienes, voluntariamente o por descuido (cfr. Éx. 21:2822:15). nom, MUNDO vet, En la Biblia este término comporta sentidos distintos que interesa deslindar. (a) El universo. Es el mundo entero creado por Dios, «los cielos y la tierra» surgidos de sus manos (Gn. 1:1), que el NT designa con el nombre «kosmos». Dios ha creado, por su poder, todos los elementos constitutivos del polvo del mundo (Pr. 8:26; Jer. 10:12). Lo hizo con su divino Hijo (He. 1:2), que existía juntamente con Él desde antes de la fundación del mundo (Jn. 17:5). Dio ser al mundo por su Palabra (He. 11:3; Jn. 1:10). Este mundo pertenece a su Creador (Sal. 24:1; 50:12). El mundo no se moverá en tanto que el Señor reine (Sal. 93:1; 96:10; 1 Cr. 16:30). Constituye a los ojos de todos los hombres una demostración de las perfecciones invisibles de Dios, y es suficiente para establecer la responsabilidad de ellos (Ro. 1:20). (b) La tierra habitada. «Oíd esto, pueblos todos, escuchad, habitantes todos del mundo» (Sal. 49:1). El evangelio será predicado «en todo el mundo... a todas las naciones» (Mt. 24:14). Por lo general se ha supuesto que el conocimiento que se tenía del mundo en los tiempos antiguos era muy limitado (Gn. 10). Esto parece ser cierto en cuanto al conocimiento que la población en general tenía de su mundo, pero hay evidencias de que había círculos que preservaban y explotaban comercialmente un conocimiento mucho mayor que el tenido por el común de la gente, e incluso de los mismos comerciantes (cfr. Hapgood, «Maps of the Ancient Sea Kings»). La tierra comúnmente conocida en tiempos de los patriarcas y de Moisés
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parecía extenderse del golfo Pérsico hasta Libia, y desde el mar Caspio hasta el Alto Egipto. Es posible que se conocieran las tierras de Italia e incluso de España (Tarsis). También se llega hasta el sur de Arabia, aunque se ha argumentado que en realidad las flotas de Salomón llegaban hasta la India por una parte, y hasta las Canarias por otra. Así, el marco y eje de la historia del mundo antiguo estuvo en el Oriente Medio. En el curso del desarrollo de la historia del AT los limites de este «mundo» no cambiaron demasiado, a pesar del ligero agrandamiento del horizonte geográfico. Antes del final de esta época, Media y Persia ascendieron a naciones de primera importancia. El Indo vino a ser el limite de la tierra conocida (Est. 1:1). Se conocía la existencia de Sinim (Is. 49:12). Al oeste, y bajo el reinado del faraón Necao, hubo navegantes que dieron la vuelta a África, sin por ello darse cuenta de la importancia de su expedición, que duró dos años. Lo que les pareció muy extraño fue ver que el sol se levantaba a su derecha (Herodoto 4:42). En Italia y en África del norte iba aumentando la población y se iba desarrollando lentamente la organización de la sociedad. Los mercaderes eran los que iban dando alguna noticia de los diversos pueblos. Ya hacia el final del período del AT Grecia, resistiendo a los persas, emergió a la luz de la historia. Alejandro Magno contribuyó enormemente a incrementar los conocimientos geográficos de sus contemporáneos. Al este, sus ejércitos cruzaron el río Oxus (en nuestros tiempos el Amu Daria), llegando a Afganistán y al sur de la India septentrional. Los romanos siguieron sus huellas. En la época de Cristo, el mundo conocido se extendía desde las Islas Británicas y España hasta el Irán y el Indo; de las Canarias y el Sahara hasta los bosques de Alemania y las estepas rusas y Siberia. Se sabía que más allá de estos límites había regiones habitadas, pero no había demasiado interés, por la falta de medios de comunicación. Cuando César Augusto ordenó el censo «de todo el mundo», quería decir con esto todo el imperio romano (Lc. 2:1). No obstante, a pesar de la ignorancia humana, la Biblia nunca ha dejado de considerar todo el conjunto de la tierra. Dios la ha dado entera, en don, a la humanidad (Gn. 1:28); asegura al Mesías «los confines de la tierra» (Sal. 2:8), de la misma manera que promete al creyente «la herencia del mundo» (Ro. 4:13). De la misma manera los discípulos de Cristo son llamados a ir «por todo el mundo y predicar el evangelio a toda criatura» (Mr. 16:15).
(c) La humanidad a la que Dios ama y a la que desearía salvar. «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito» (Jn. 3:16). Jesús quita el pecado del mundo (Jn. 1:29). Puso su vida en propiciación por los pecados de todo el mundo (1 Jn. 2:2). Es verdaderamente el Salvador del mundo (1 Jn. 4:14; Jn. 4:42). Él se ofrece en sacrificio por la vida del mundo (Jn. 6:33, 51). La caída de los judíos ha llegado a ser la riqueza y la reconciliación del mundo (Ro. 11:12, 15). Dios estaba en Cristo, reconciliando consigo al mundo (2 Co. 5:19). (d) El mundo pecador y malvado, que se aparta de Dios y rechaza su gracia. Es el medio en el que entró el mal por la caída y donde, desde entonces, reina la muerte (Ro. 5:12). Todos los pecadores andan «según la corriente de este mundo» (Ef. 2:2), que está enteramente «bajo el maligno» (1 Jn. 5:19). Satanás es, en efecto, llamado el Príncipe de este mundo (Jn. 12:31; 14:30; 16:11). No es sorprendente que la sabiduría del mundo considere necedad el Evangelio, y a la inversa (1 Co. 1:20-21), por cuanto el espíritu del mundo está enfrentado al Espíritu de Dios (1 Co. 2:12). El mundo va más lejos aún, aborrece abiertamente a Cristo y a sus discípulos en tanto que ama y escucha a los que son suyos (Jn. 7:7; 15:18, 19; 17:14; 1 Jn. 3:13; 4:5). El mundo se ha cerrado para no recibir a Cristo, Palabra y luz de Dios (Jn. 1:5, 10; 3:19). En realidad Jesús ha venido para iluminar y salvar al mundo (Jn. 12:4647) por lo que el Espíritu actúa para convencerlo de pecado (Jn. 16:8). Pero el endurecimiento de los impíos hará que el mundo sea juzgado junto a su príncipe (Jn. 16:8-11; 12:31). Jesús afirma que el mundo no puede recibir al Espíritu de verdad, y que Él mismo ya no lo incluye en Su oración sacerdotal (Jn. 14:17; 17:9). Al no aceptar al Salvador, el mundo queda entonces reconocido enteramente culpable ante Dios (Ro. 3:19). Esto tiene profundas consecuencias en cuanto a la actitud del creyente ante el mundo. Esta actitud tiene dos aspectos: (A) La separación. De la misma manera que Jesús, no somos del mundo (Jn. 8:23; 17:16). Debemos retirarnos de las contaminaciones de este mundo (Stg. 1:27; 2 P. 2:20). Nos es preciso huir de todo aquello que es del mundo y que no es del Padre: la concupiscencia de la carne, la de los ojos y la soberbia de la vida; así, no podemos amar al mundo, que pasa; pero equivaldría a un adulterio espiritual y a una rebelión contra Dios (1 Jn. 2:15-
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16; Stg. 4:4). Tenemos que ponernos en guardia, no fuera que seamos condenados con el mundo (1 Co. 11:32). Si realmente llegamos a distinguirnos del mundo, sufriremos su odio y tendremos tribulación; pero podemos sentirnos alentados, porque Cristo ha vencido al mundo (Jn. 15:19; 16:33) y Aquel que está en nosotros es mayor que el que está en el mundo (1 Jn. 4:4). El que ha nacido de Dios triunfa sobre el mundo por la fe (1 Jn. 5:4-5). Sin embargo, ello implica que el mundo esté crucificado para nosotros, y nosotros para el mundo (Gá. 6; 14). (B) El segundo aspecto toca a la misión del creyente. Sería una posición falsa la adopción de una actitud negativa. Cristo, habiendo orado a Dios que no nos quitara del mundo, sino que nos preservara del mal, nos envía al mundo como Él mismo fue enviado (Jn. 17:15, 18). Jesús, crucificado y rechazado por el mundo, se ha dado sin embargo por él. Él sigue orando por la unidad de los verdaderos creyentes, «para que el mundo crea» (Jn. 17:21). El campo al que son enviados los creyentes «es el mundo» (Mt. 13:38). Las tinieblas son densas, pero nosotros debemos brillar como luminares en el mundo, llevando la Palabra de Vida (Fil. 2:15). Si cumplimos nuestra misión, seremos semejantes a Noé, que por su fe «condenó al mundo» (He. 11:7): en efecto, él predicó la justicia y advirtió a sus contemporáneos (2 P. 2:5); puso a la vista de ellos el arca de la salvación, admitiendo además a animales, y quedando el arca abierta hasta el último momento (Gn. 6:7). En contraste con su fe, sus vecinos no murieron a causa del agua del Diluvio, sino a causa de su propia incredulidad. Si nosotros mismos hemos sido fieles, tendremos un día parte en el juicio del mundo (1 Co. 6:2). (e) El presente siglo. En ciertas versiones se traduce asimismo como mundo el término gr. «aïôn», que significa «era, período de tiempo, siglo» (cfr. la expresión «por los siglos de los siglos» en Ap. 1:1-18). El «fin del mundo» (Mt. 13:39; 24:3 en la versión RV antigua) no significa el fin del cosmos que vendrá más tarde, sino el fin de la era presente. Un cierto pecado no será perdonado en este mundo («siglo», RVR) ni en el venidero (Mt. 12:32). Los cuidados de este siglo impiden que la semilla dé fruto (Mt. 13:22). La misma expresión siglo nos muestra el carácter breve y pasajero de nuestro mundo actual. (f) El mundo venidero.
Es el mismo término «aïõn» aplicado al «siglo venidero», es decir, al mundo futuro, a la eternidad que se avecina (Lc. 20:35; Ef. 1:21; 2:7; He. 6:5). El creyente tiene que considerar cuidadosamente la dicha de pertenecer a Aquel cuyo reino no participa del carácter de este mundo (cfr. Jn. 18:36). Habiendo ya gustado del poder del mundo venidero, el creyente sabe a dónde se dirige. nom, MURALLA tip, ESCA CONS EJER vet, Las ciudades antiguas generalmente estaban rodeadas de murallas para su defensa militar. Jericó tenía un muro doble de ladrillo con viviendas construidas como «puentes» entre los dos muros (Jos. 2:15). El espacio entre los muros constituía una «segunda línea de defensa», pero la gente lo aprovechaba para actividades comerciales y para viviendas. En la época del Antiguo Testamento los muros de Jerusalén tenían 34 torres y 8 puertas. En tiempo de guerra los arqueros disparaban desde las torres y desde los muros y echaban piedras sobre los atacantes (2 S. 11:20-24). La monarquía hebrea terminó cuando los babilonios destruyeron los muros de Jerusalén (2 Cr. 36:17-19). La misión más urgente de Nehemías fue reconstruirlos (Neh. 1:3; 2:8-20; 3:4; 6:15), pues los muros representaban protección. La ciudad celestial descrita en el Apocalipsis tiene muros que pueden ser simbólicos o reales, cuya apariencia es como de piedras preciosas. La Jerusalén del milenio es, en cambio, una ciudad sin muros, como las ciudades modernas (y aún la actual Jerusalén, que se extiende por todo el territorio alrededor de los restos antiguos, que son reliquias arqueológicas), puesto que la presencia de Dios la protegerá (Ap. 21:12-14). Y la profecía de Zacarías es aún más maravillosa, por cuanto dice que no habrá necesidad de muros en la Nueva Jerusalén, puesto que Dios mismo será un «muro de fuego» para proteger a su pueblo (Zac. 2:4, 5). El lugar más sagrado para los judíos en la Jerusalén moderna es «El muro de las Lamentaciones». Creen que formaba parte de los cimientos del templo de Salomón y que encerraba el lugar santísimo. nom, MURATORI (Fragmento) tip, MANU ver, CANON vet,
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Se trata de un antiguo escrito descubierto por Ludovico Antonio Muratori (1672-1750), fundador de la ciencia historiográfica en Italia. El hallazgo tuvo lugar en la Biblioteca Ambrosiana de Milán. Se hallaba en un códice latino del siglo VIII, y el mismo Muratori lo publicó posteriormente en «Antiquitates Italicae Medii Aevi», III (Milán, 1740, PP. 851-854). Más tarde se descubrieron, en la biblioteca del monasterio de Montecasino, cuatro fragmentos pequeños del mismo escrito procedentes de códices de los siglos XI y XII. Este escrito da una lista de libros del Nuevo Testamento, con valiosas indicaciones acerca de varios de ellos. Se conservan 85 líneas del texto, faltando la primera o primeras. Ello explica que no se halle referencia a los Evangelios de Mateo y Marcos. En cambio, sí se mencionan Lucas, Juan, Hechos, 1 y 2 Corintios, Efesios, Filipenses, Colosenses, Gálatas, 1 y 2 Tesalonicenses, Romanos, Filemón, Tito, 1 y 2 Timoteo, 1, 2 (¿3?), Juan, Apocalipsis, y ¿1 Pedro? No se mencionan Hebreos, Santiago ni 2 Pedro (véanse los artículos correspondientes). En cambio, sí se mencionan como formando parte del canon del NT el Apocalipsis de San Pedro y la Sabiduría de Salomón. Por otra parte, se rechazan la Carta a los Laodicenses, que pretendía ser una carta del apóstol Pablo, pero que no era nada más que una falsificación para apoyar la herejía marcionita, que participaba de peligrosas características gnósticas. En este fragmento se menciona el Pastor de Hermas, recomendándolo como lectura privada, pero negando que tuviera canonicidad. Esto nos da indicios para evaluar el carácter de la cristiandad de aquel momento. El Pastor contiene, entre otros pasajes abiertamente heréticos, una defensa de un inmoral ascetismo. Esta doctrina se había aceptado en Alejandría, y se extendió entre el clero el hábito de cohabitar y dormir con mujeres solteras, también consagradas al celibato, pero estando por encima de toda pasión, por encima de aquella malvada naturaleza a la que habían descendido almas puras. Este estado de cosas no debería causar asombro, pero sí que ello, procedente de las prácticas paganas y de una filosofía que desconocía a Dios, fuera incorporado a la Iglesia, y que Hermas fuera leído. Sin embargo, el ejemplo de Corinto ya es suficiente para poder ver las desviaciones que podían darse, incluso cuando se ejercía la autoridad plena y correctiva de los apóstoles. Así, aunque el Canon de Muratori sea históricamente un importante testimonio, no puede ser aceptado en el establecimiento del canon como autoridad decisoria.
Por las evidencias internas que ofrece (al hablar de Hermas, y relacionarlo con el obispo de Roma, su hermano Pío), la redacción de este documento tuvo que tener lugar en la segunda mitad del siglo II. En cuanto a su paternidad, las opiniones están muy encontradas. La mayor probabilidad es asignada a Hipólito de Roma (Lightfoot, Zahn y Lagrange); otros autores propuestos son Melitón de Sardis (Bartlet); Polícrates de Éfeso (Kuhn); Clemente de Alejandría (Chapmann) y hasta Rodón (Erbes); Muratori pensaba que se trataba de Cayo Romano. Sin embargo, no hay razones bien fundadas para ninguna de estas identificaciones, por lo que se trata de una cuestión no resuelta. Otra cuestión es su lenguaje original. Hay partidarios de que fue escrito originalmente en griego y traducido después al latín (Zahn, Merck), en tanto que otros afirman que fue escrito ya al principio en latín (Harnack, Altaner). Sin embargo, tampoco se puede afirmar nada con certidumbre. El latín, no obstante, es muy deficiente. Presenta muchos barbarismos y, en algunos lugares, es difícil comprender su significado. (Véase CANON.) Bibliografía: Meinertz, M.: «Einleitung in das Neuen Testament», 1949, 410-414; Darby, J. N.: «Collected Writings», vol. 14, PP. 44-47; 18, PP. 81, 187, 267-269; 22, PP. 246-248. nom, MURCIÉLAGO tip, FAUN LEYE AVES vet, (Heb «'talleph») El murciélago estaba clasificado con las aves y declarado impuro (Lv. 11:13, 19; Dt. 14:11, 12, 18). Se esconde en lugares oscuros y es un ser de hábitos nocturnos. Tristán enumera diecisiete especies en Palestina. Es un mamífero volador, cubierto de pelo y no de plumas, con dientes en lugar de pico; amamanta a sus pequeños y no pone huevos; no tiene verdaderas alas emplumadas, sino unas membranas que se extienden sostenidas por unos dedos de gran longitud, y que además conecta las extremidades anteriores con las posteriores. nom, MÚSICA tip, MUSI ver, ARPA, HIMNOS, SALMOS vet, Su origen es muy antiguo (Gn. 4:21).
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Entre los hebreos: María y sus compañeras cantaban las alabanzas de Jehová al son de los panderos, por haber librado a los israelitas en el paso del mar Rojo (Éx. 15:20). El pueblo cantó y danzó en torno al becerro de oro, celebrando ritos paganos (Éx. 32:6, 18-19). Durante las fiestas familiares y las solemnidades religiosas había música vocal e instrumental, y danzas (Jer. 25:10; 1 Mac. 9:39; Lc. 15:25). El cortejo nupcial iba acompañado a lo largo del trayecto con cantos y música (Jer. 7:34). Las mujeres, con sus panderos, acogían el retorno de los guerreros vencedores, con sus cánticos y danzas (Jue. 11:34; 1 S. 18:6). Los reyes poseían músicos profesionales (2 Cr. 35:25; Ec. 2:8). La accesión de un soberano al trono, su casamiento, sus festines, era todo ello alegrado por los músicos (2 S. 19:35; 1 R. 1:40; Sal. 45:9). Los pastores poseían arpas, o cítaras (1 S. 16:18). Había la lira de diez cuerdas, la cítara y el arpa, instrumentos con los que se acompañaba el cántico de los salmos (Sal. 92:1-4; 137:2; cfr. Am. 6:5). Los hebreos consideraban que la música apaciguaba. Saúl, atormentado por un mal espíritu, hizo llamar a David para que tocara el arpa ante él (1 S. 16:14-23). En ocasiones la música contribuía para llegar al éxtasis profético (1 S. 10:5-10). Buscando inspiración, Eliseo pidió que le tañeran un arpa (2 R. 3:15). La música favorecía el recogimiento y elevaba los sentimientos. «La profecía, decía Maimónides (filósofo y teólogo judío del S. XII d.C.), no residía en medio de la melancolía ni de la apatía, sino en medio del gozo.» Los hebreos tenían tres clases de instrumentos: de cuerda, de viento, de percusión. (a) Cuerda. Los de cuerdas tenían la caja de sonido de madera, y las cuerdas de tripa vibraban bajo los dedos de una o de ambas manos, o por la acción de un plectro de madera, marfil o metal. Los instrumentos de este tipo eran especialmente el arpa y el salterio. El arpa, de uso popular, servía tanto para la música sagrada como para la profana (véase ARPA). El salterio, usado especialmente en las ceremonias religiosas, se armonizaba con la voz de soprano; el arpa tenía una escala más baja en una octava (1 Cr. 15:20, 21). (b) Viento. Los principales instrumentos de viento eran las flautas, las cornamusas y los cuernos. Con frecuencia la flauta se usaba acompañada de otros instrumentos (1 S. 10:5; 1 R. 1:40; Is. 5:12; 30:29;
Ec. 40:21); servía para dar el son a los bailarines (Mt. 11:17); se tocaban en las bodas (1 Mac. 3:45; Ap. 18:22); servían de acompañamiento a los clamores de las plañideras (Jer. 48:36; Mt. 9:23; Guerras 3:9, 5). La Biblia no menciona el empleo de la flauta en el Templo, pero sabemos que se usaba en la música sagrada (1 S. 10:5), en los cortejos religiosos (Is. 30:29); que tenía su papel en el segundo Templo, especialmente en la Pascua y en la Fiesta de los Tabernáculos. En ocasiones se tocaba un cuerno de carnero o de otros animales, para reforzar el sonido de los instrumentos (1 Cr. 15:28; 2 Cr. 15:14; Sal. 98:6); sin embargo, el cuerno era especialmente utilizado con fines militares o para las convocaciones. Los sacerdotes anunciaban las ceremonias, convocaban a asamblea y estimulaban a los combatientes por medio de trompetas de plata, estrechas, que medían poco más de un codo; recibían el nombre de «hãss'rãh» (Nm. 10:1-10). Las bocinas se hacían sonar en raras ocasiones (Os. 5:8; posiblemente 2 R. 11:14; 2 Cr. 23:13). (c) Percusión. Instrumentos de percusión: el más popular era el pandero, que de ordinario era tocado por las mujeres; durante las fiestas eran usados para dar el ritmo a las danzas y a los cánticos (Gn. 31:27; Éx. 15:20; Jue. 11:34; Sal. 81:3). Los címbalos de bronce retiñían dentro del Templo (1 Cr. 15:19). La exaltación profética se acompañaba de diversos instrumentos (1 S. 10:5), de lo que no hay duda alguna tocante al primer Tabernáculo. David introdujo la música en el santuario, y Salomón la favoreció (2 S. 6:5, 14; 1 R. 10:12; 1 Cr. 15-16). Ezequías y Josías la reintegraron en el culto (2 Cr. 29:25; 35:15). Asaf, Hemán, Etán (Jedutún), tres de los principales jefes de la música sagrada, fueron los asistentes de David. Los cantantes y músicos, levitas dirigidos por Asaf, tenían como misión alabar al Señor delante del Arca del Tabernáculo en Sion, en tanto que los coros de Hemán y de Jedutún estaban dispuestos para la alabanza en el antiguo Tabernáculo en Gabaón (1 Cr. 16:4-6, 39-42). Más tarde, los tres coros se reunieron para el servicio del Templo. Bajo David, se contaba con cuatro mil miembros (1 Cr. 23:5), de los que 288 eran maestros en el arte, encargados de la instrucción de los menos hábiles (1 Cr. 25:7, 8). Estos 288 estaban divididos en veinticuatro órdenes, comprendiendo cada uno de ellos a doce maestros; cuatro de estos órdenes estaban compuestos de miembros de la familia de Asaf, seis de Jedutún, catorce de Hemán. Para el acompañamiento del canto había el conjunto de instrumentos de cuerda y de
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címbalos, de los que posiblemente se servía el músico principal, para indicar el tiempo (1 Cr. 15:19-21). De este pasaje se desprende que la proporción de arpas y salterios era de seis a ocho. En el Templo de Herodes había por lo general dos salterios, nueve arpas, un címbalo, y, en algunas ocasiones, flautas. El toque de trompetas, con las que los sacerdotes acompañaban a los instrumentos de cuerdas, se oía en raras ocasiones (2 Cr. 5:12, 13; 7:6). En el segundo Templo fue reducido el personal de la orquesta y el coro, Si en dicho Templo se daba un acompañamiento de trompetas a los instrumentos habituales, sólo se tocaban durante las pausas o como responso (Esd. 3:10, 11). Los músicos se situaban al este del altar (2 Cr. 5:12). En el Templo de Herodes, ocupaban una gran escalinata que subía desde el atrio de Israel hasta el patio de los sacerdotes. En el Templo mismo, un coro de jóvenes, situados al pie de esta escalinata, unía sus voces de tono más agudo a las de los levitas. La música hebrea, poco conocida, tenía una gama de ocho sones. Los coros interpretaban, probablemente al unísono, la misma melodía sagrada, dividida en una parte masculina y otra femenina, cantada una octava más alta. Los instrumentos acompañaban al unísono (1 Cr. 15:20, 21). Los títulos de los Sal. 9, 22, 45, 56, 57 y los de otros son probablemente indicadores de estas melodías. Se practicaba la antífona y el responso (Éx. 15:21; Neh. 12:31-43), con frecuencia también en el Templo (Esd. 3:10, 11; Jer. 33:11). Ello está demostrado por la estructura de diversos salmos (p. ej.: Sal. 24:7-10; 136). En el primer Templo la asamblea participaba en raras ocasiones en el cántico, como no fuera para participar en el final amén (1 Cr. 16:7, 36). En el Templo de Herodes, el pueblo entonaba, a veces, el responso. (Véanse HIMNOS, SALMOS.). nom, MUSLO. Véase JURAMENTO. nom, MUTILAR vet, Este verbo se usa en Gá. 5:12 y en Fil. 3:2, y en ambas ocasiones con respecto a los profesos cristianos legalistas que insistían en situar a los cristianos procedentes de la gentilidad sobre el terreno de la ley, sin la cual, según ellos, no era posible la salvación. Pablo se dirige duramente contra aquellos que añadían a la obra consumada de Cristo, que se recibía por la sola fe, sin nada más como condición adicional. Por ello lanza los duros ataques contenidos, por cuanto la pretensión
de la necesidad de la circuncisión para salvación desvirtuaba la obra salvadora de Cristo y abría el camino para tendencias mucho peores, como se ha podido comprobar históricamente. ***
N nom, NAALAL tip, CIUD sit, a1, 353, 317 vet, = «pastos». Ciudad de Zabulón (Jos. 19:15); esta tribu no arrojó a los cananeos (Jue. 1:30). La ciudad fue atribuida a los levitas descendientes de Merari (Jos. 21:35). Identificación prob.: el actual Tell en-Nahl, en la planicie al Sur de Acre. nom, NAAMA tip, BIOG LUGA MUJE MUAT vet, = «agradable». (a) Hija de Lamec (Gn. 4:19-22). (b) Esposa amonita de Salomón y madre de Roboam (1 R. 14:21, 31). (c) Lugar en la llanura de Judá, quizás el moderno Nam, 10 Km. al sur de Lida (Jos. 15:41). (d) Tierra natal de Zofar (Jb. 42:9), indudablemente al este del Jordán. nom, NAAMÁN tip, BIOG FUNC HOMB HOAT vet, = «agradable». (a) Nieto de Benjamín e hijo de Bela; fundador de una familia (Gn. 46:21; Nm. 26:40). (b) General del ejército de Ben-adad, rey de Damasco. Este general, que fue usado para liberar a los sirios, era leproso. A pesar de su repugnante carácter, la lepra no era causa de exclusión del enfermo en la sociedad siria, al revés de lo que sucedía en Israel. Una muchacha israelita, que había sido dada como esclava a la esposa de Naamán, sugirió que el general visitara al profeta Eliseo en Samaria, para que fuera sanado de su lepra. Fue. Para quebrantar el orgullo de Naamán y convencerle de que sólo debería su curación a Dios, Eliseo no fue al encuentro del general ni de su séquito. Envió a su criado a que le dijera que se bañara siete veces en el Jordán. Ofendido y encolerizado, Naamán volvió grupas, diciendo: «Abana y Farfar, ríos de Damasco, ¿no son
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mejores que todas las aguas de Israel? Si me lavare en ellos, ¿no seré también limpio?» Sus siervos lo calmaron, y le suplicaron que descendiera al Jordán. Se bañó siete veces en el Jordán, y fue sanado. Lleno de gratitud, el general quiso recompensar a Eliseo, que rehusó, a fin de hacerle comprender lo gratuito de las bendiciones divinas. Pero Giezi, siervo del profeta, ardiendo en codicia, actuó mentirosamente para conseguir dones. Naamán, transformado en adorador de Jehová, pidió permiso para llevarse dos cargas de mulas de tierra de Israel, indudablemente para elevar un altar al verdadero Dios. Viviendo en el seno del paganismo, no podría sustraerse por completo a sus costumbres. El rey de Siria rendía culto a Rimón. Naamán tenía el deber de sostener a su señor cuando él entrara en el santuario de este ídolo y se prosternara delante de él. Esta obligación preocupaba al general. Eliseo lo autorizó a que cumpliera con sus deberes seculares aún cuando ello implicara su presencia en un templo pagano (2 R. 5). El profeta sabía que el Señor acabaría la obra comenzada en el corazón de Naamán, y que lo llevaría a su tiempo a romper todo lazo con la idolatría. En el NT el caso de Naamán es presentado como ejemplo de la acción soberana de Dios en gracia fuera de Israel, y frente a un Israel apóstata y rebelde (Lc. 4:27), intimando ya la obra de gracia que iba a ir al mundo por el endurecimiento de Israel (cfr. Ro. 11:12). nom, NAARÁN tip, CIUD sit, a2, 423, 369 vet, = «niña». Ciudad en el límite oriental de Efraín y cerca de Jericó (Jos. 16:7). nom, NAAS tip, BIOG REYE HOMB HOAT vet, = «serpiente». (a) Tío de David (2 S.17:25 y 1 Cr. 2:16). (b) Cruel y poderoso rey de los amonitas (1 S. 11:1-11). Este Naas o su hijo trató a David amistosamente (2 S. 10:2; 17:27). nom, NAASÓN tip, BIOG HOMB HOAT vet, = «hechicero».
Jefe de la tribu de Judá en el desierto (Nm. 2:3), cuñado de Aarón (Éx. 6:23) y abuelo de Booz, esposo de Rut (Rt. 4:20-22). Fue, por lo tanto, uno de los antepasados de Cristo (Mt. 1:4). nom, NABAL tip, BIOG HOMB HOAT vet, = «necio, insensato». Rico propietario de ganado menor; vivía en la ciudad de Maón, pero sus rebaños pastaban por los alrededores de la ciudad del Carmelo, en las lindes del desierto de Judá. Su esposa se llamaba Abigail. David y sus hombres, durante la época en que Saúl los perseguía, permanecían en este lugar, y protegían los bienes de los habitantes contra las bandas de merodeadores. Cuando Nabal se dedicó al esquileo de sus ovejas, fueron diez jóvenes a pedirle, en nombre de David, una cantidad de alimento que él mismo quisiera darles de buena voluntad. El insensato rehusó la petición de una manera insolente y grosera. David, enfurecido, se puso en marcha contra él acompañado de 400 de los suyos. Abigail, inteligente y avisada del peligro, se apresuró a llevar los víveres a David y consiguió, con prudentes palabras, impedir que se hiciera la justicia por su mano. Al volver, Abigail encontró a Nabal totalmente ebrio tras un banquete. Al día siguiente por la mañana, cuando hubo dormido su borrachera, le reveló de qué peligro se había librado. Presa de un ataque al conocer estos hechos, murió diez días más tarde. David se casó con la viuda (1 S. 25:1-42). nom, NABATEOS tip, TRIB HIST ver, ARETAS, NEBAIOT, SELA sit, a9, 571, 409 vet, Pueblo de origen árabe, y que hablaban y escribían también en arameo. Entre los siglos VI y IV a.C. se desplazaron hacia el norte, apoderándose de las plazas fuertes de Edom y de Moab. Al controlar las rutas de las caravanas del Oriente Medio, llegó a un notable grado de influencia y de civilización. Su apogeo se sitúa entre el año 200 a.C. y el 100 d.C. Llegó un momento en el que su poder se extendía al norte, hasta Damasco (2 Co. 11:32) y a la Coelosirua, al sur hasta Madã in Sãlih (al-Hijr), en el Hedjaz septentrional (1 Mac. 5:25; 9:35; Ant. 13:15, 2, y diversas inscripciones). Los nabateos establecieron su capital en Petra, a 90 Km. al sur del mar Muerto; en el AT esta
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ciudad era conocida bajo el nombre de Sela (Is. 16:1). Los nabateos tenían artistas, arquitectos, ingenieros y ceramistas notables. En la misma roca de Petra, de manera muy particular, tallaron casas, templos y tumbas. Más que nadie en aquella época, desarrollaron la agricultura hasta en el mismo desierto. Fueron maestros en el arte de excavar cisternas y depósitos, y de traer, de lejanas fuentes, mediante acueductos, el agua necesaria para la irrigación. Petra, la ciudad rosa, permaneció desconocida en Occidente hasta el año 1812. Más adelante, en 1900, se descubrieron lugares altos establecidos al aire libre. Los nabateos adoraban al sol y a la luna. Con frecuencia, sus deidades evocaban un culto a la fertilidad; sus dioses principales eran Dusares (Dionisos, Baco) y la diosa Alat. Hacia el año 312 a.C., Antígono, uno de los sucesores de Alejandro Magno, dirigió dos expediciones contra los nabateos, que resistieron con éxito. El rey Aretas III (entre el año 85 y el 60 a.C.) entró por primera vez en estrecho contacto con los romanos. En el año 47 a.C., Julio César exigió a Malco I que le diera jinetes. El país conoció la realidad de su poderío bajo Aretas IV (4 a.C. a 40 d.C.), cuyo etnarca intentó arrestar a Pablo en Damasco (2 Co. 11:32). En el año 105 de nuestra era, Trajano puso fin a la autonomía de los nabateos; al año siguiente, su territorio vino a ser una provincia romana bajo el nombre de Arabia Pétrea (la Arabia de Petra). Hay autores que sitúan el origen de esta nación en Nebaiot, hijo de Ismael (Gn. 25:13). (Véanse ARETAS, NEBAIOT, SELA.) nom, NABÓNIDO. Véase BELSASAR. nom, NABOT tip, BIOG HOMB HOAT vet, = «frutos» o «eminencia». Un israelita de Jezreel que rehusó vender la viña de sus antepasados a Acab, el rey idólatra de Israel (Lv. 25:23, 24), y fue, por ese motivo, asesinado haciéndosele el cargo falso de blasfemia, lo cual fue maquinado por Jezabel, la reina. Acab tomó la viña codiciada, tal vez por haber sido legalmente confiscada por el gobierno, considerándose la blasfemia como traición, o quizá porque los herederos, a causa de que sus hijos habían perecido con él, se abstuvieron de hacer valer sus derechos, por temor a los ardides poco escrupulosos de Jezabel. Elías, sin embargo, tuvo
el valor de amenazar al rey y a la reina con la venganza de «Uno más alto que ellos» (1 R. 21:2; 2 R. 9:24-26, 36; Ec. 5:8). nom, NABUCODONOSOR tip, BIOG REYE HIST HOMB HOAT ver, JOACIM, JOAQUÍN, SEDEQUÍAS vet, (ac. «Nabu-kudurri-usur»: «¡Que Nebo defienda las fronteras!»). Otra posible transcripción es Nabucodorosor. Hijo de Nabopolasar y rey de Babilonia. Su padre dirigió, con éxito, una rebelión de los caldeos contra Asiria, y fundó (en el año 625 a.C.) el Nuevo Imperio Babilónico. Los Uman-mandá, aliados de Nabopolasar, se apoderaron de Nínive, la capital de Asiria, en el año 612. Los nuevos dominadores de los territorios asirios tuvieron en jaque, desde entonces, el poderío de Egipto. El faraón Necao II, entronizado en el año 609 a.C., invadió Palestina (2 R. 23:9; 2 Cr. 35:20), derrotando a Josías, rey de Judá, que se le quiso oponer, y dándole muerte en la batalla de Meguido (en el año 608). Necao volvió de Egipto poco después con un gran ejército, con el fin de extender sus dominios más allá del Éufrates. Nabopolasar envió a su hijo, Nabucodonosor, a enfrentarse con los egipcios, que fueron aplastados (en el año 605 a.C.) en la batalla de Carquemis. Nabucodonosor los rechazó hasta Egipto, y sometió a los países que fue atravesando (2 R. 24:7; Jer. 46:2), desde el Éufrates hasta el río de Egipto. Al enterarse de la muerte de su padre, dejó a sus generales para que terminaran la guerra en el oeste, y se apresuró a llegar a Babilonia, donde fue hecho rey en el año 605 a.C. (Contra Apión, 1:9). Los escritores del AT, especialmente Jeremías y Ezequiel, contemporáneos suyos, mencionan a Nabucodonosor. El libro de Ezequiel da importantes enseñanzas acerca de su reinado. Las inscripciones en ladrillos, y los testimonios del historiador babilonio Beroso, sacerdote que vivió en el siglo III a.C., completan el cuadro documental. Después de haber estado pagando tributo a Nabucodonosor durante tres años, Judá se rebeló contra él (2 R. 24:1). El rey de Babilonia volvió a la tierra de Judá, aplastó la revuelta, hizo encadenar al rey Joacim, ordenó deportar a Babilonia a su hijo Joaquín, el príncipe heredero, y estableció como regente a Sedequías, hermano de Joacim (2 Cr. 36:6, 10). (Véanse JOACIM, JOAQUÍN, SEDEQUÍAS). Durante ocho años, Sedequías se mantuvo sumiso, pero en el año noveno, contando con la promesa de un ejército egipcio, se rebeló (Jer. 37:5). En el año 586,
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Nabucodonosor tomó Jerusalén, quemó el Templo, deportando a todos los notables del país (2 R. 24:25; 2 Cr. 36:5-21; Jer. 39; 52). En esta época (586-573 a C) el rey de Babilonia asedió Tiro (Ez. 29:18; Contra Apión 1:21; Ant. 10:11, 1). En el año veintitrés de su reinado (582) combatió contra Coleosiria, Moab y Amón, deportando a muchos centenares de judíos (Jer. 52:30; Ant. 10:9, 7). En el año trigesimoséptimo de su reinado (alrededor del año 567), Nabucodonosor invadió Egipto (cfr. Ez. 29:19). Es probable que Nabucodonosor emprendiera más expediciones, pero no se conocen documentos acerca de ello. Su política consistía en deportar a los vencidos, dispersándolos por las diversas regiones de su imperio. Disponiendo así de una numerosa mano de obra, efectuó obras importantes. De las inscripciones del mismo Nabucodonosor se aprecia que él atribuía más importancia a sus construcciones que a sus victorias militares, que quedan relegadas a un segundo plano. En la inscripción de la Casa de la India se hallan las siguientes palabras de Nabucodonosor: «Desde el tiempo en que Merodac me creó para la soberanía, en que Nebo su verdadero hijo me confió sus súbditos, amo como a la vida misma la erección de su morada; y ninguna ciudad más gloriosa he hecho que Babilonia y Borsipa» (col. VII, líneas 26-32). Entre otras de estas numerosas obras se pueden mencionar la gran muralla de Babilonia y el magnífico palacio real; restauró el gran templo de Marduk en Babilonia, el de Nebo en Borsipa, y un gran número de otros santuarios. Se dice que hizo los jardines colgantes de Babilonia para la reina Amitis, su esposa procedente de Media, que tenía añoranza en la llanura de Babilonia por las montañas de su país (Contra Apión 1:9; Ant. 10:11,1). Se dice que él construyó, cerca de Sipara, para la irrigación, un inmenso lago artificial que medía más de 225 Km. de perímetro y 55 m. de profundidad. Hizo una red de canales que cubrían todo el país, construyendo muelles y espigones en el golfo Pérsico. Todo ello coadyuvó a que el orgullo le dominara, por lo que fue castigado, cayendo víctima de licantropía (desorden mental en el que el afectado se imagina que es un animal). Nabucodonosor estuvo «siete tiempos» privado de la razón, comiendo hierba como un buey (Dn. 4). Después recobró la razón; habiendo reinado más de 43 años, murió el año 562 a.C. Le sucedió su hijo Evil-merodac. Nabucodonosor y la arqueología. La Babilonia de Nabucodonosor ha sido objeto de sistemáticas excavaciones llevadas a cabo desde
1899 a 1917 por Robert Koldowey y la Deutsche Orientgesellschaft (cfr. Koldowey, «Das Wiedererstehende Babylon», 4ª ed., 1925). En estas excavaciones, que hasta la fecha han sido las únicas con una metodología verdaderamente científica, se descubrió la imponente puerta de Ishtar, que franqueaba el paso de la doble muralla; estaba adornada con ladrillos esmaltados que representaban toda una serie de toros y de dragones (cfr. R. Koldowey, «Das IschtarTor in Babylon», 1918). La sala del trono de Nabucodonosor estaba igualmente decorada con magníficas cenefas geométricas sobre ladrillos esmaltados. El mismo zigurat del rey se hallaba en el recinto del templo. Según Herodoto, tenía ocho pisos, pero sólo queda el primero. Así, la arqueología nos ilustra perfectamente la Babilonia descrita por la Palabra de Dios, y, junto con las inscripciones, nos documenta el carácter de aquel Nabucodonosor que dijo, en un arranque de soberbia; «¿No es ésta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad?» Bibliografía: Boutflower, C.: «In and Around the Book of Daniel» (Kregel Pub., Grand Rapids, Michigan 1923/77); Presedo, F.: «Babilonia», en Gran Enciclopedia Rialp; Wilson, R. D.: «Studies in Ihe Book of Daniel» (Baker Book House, Grand Rapids 1917/1979). nom, NACIMIENTO. Véase PARTO. nom, NACIÓN tip, TRIB ESCA ver, PROSÉLITOS, DANIEL, ARMAGEDÓN vet, Término que se corresponde con el heb. «gõy» y con el gr. «ethnos», dos términos que significan «nación, pueblo» (2 R. 16:3; Hch. 22:21). Las «naciones» aparecen como división característica de la humanidad después de la dispersión de Babel. Israel es una «nación» separada, un pueblo santo (Dt. 4:34; 14:2). No es hasta más tarde que el término «gõy», «nación», toma un sentido peyorativo, designando a las naciones fuera de Israel y, por ello, a aquellas que no conocen a Jehová. Éx. 23:30 menciona la conducta abominable de las naciones; Esd. 6:21 su impureza. La ignorancia de la verdad, la oposición a la verdadera religión, los sacrilegios dirigidos contra ella y contra el pueblo de Dios, la cólera de
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Jehová a la que están expuestas, todas estas características de las naciones se hallan en los Sal. 79:1, 6, 10; Jer. 10:25; Lm. 1:3, 10; Ez. 34:28, 29; 36:6, 7, 15. El término «pagano» (de «paganus», morador de pueblos) designa a aquellos que todavía no han aceptado el mensaje del Evangelio. En efecto, los pueblos resistieron durante más tiempo que las ciudades ante el primer gran esfuerzo de la evangelización. Este término no tiene origen bíblico; no se puede traducir ni «gõy» ni «ethnos» (que no siempre tiene un sentido peyorativo en el NT), por cuanto no tiene ninguna connotación colectiva. En realidad, Israel debía, por una parte, mantener una posición separada con respecto a las naciones para preservarse de la contaminación de la idolatría y de la inmoralidad (Lv. 20:23; Jos. 23:7, 12; 1 R. 11:2). Los judíos, especialmente después del exilio, se muestran extremadamente estrictos sobre las cuestiones de pureza ritual prescritas por Levítico y en la prohibición de los ídolos y de las imágenes. Se manifiestan dispuestos no sólo a morir, antes que tolerar una estatua de Calígula en el Templo (Ant. 18:3, 1), sino que se opusieron a que se colocaran trofeos en el teatro o que se pusiera el águila romana a la puerta del Templo. Unas reglas extremadamente minuciosas establecidas por los escribas y fariseos tenían por objeto impedir todo contacto impuro con los paganos. Un gentil, no observante de las leyes de la purificación, era considerado como impuro, junto con su casa y todo aquello que tocara (Jn. 18:28). Un israelita estrictamente legalista no debía nunca comer a la mesa de un pagano (Hch. 11:3; Gá. 2:12). Sin embargo, Dios, ya desde el principio, había dado a conocer al pueblo elegido que había sido apartado para recibir la salvación, y transmitirla un día a todas las naciones. Dios dijo de Abraham que habrían «de ser benditas en él todas las naciones de la tierra» (Gn. 18:18; cfr. 22:18). Al Mesías le son prometidas «por herencia las naciones» (Sal. 2:8). Todas las naciones le servirán un día (Sal. 72:11). Jehová es el juez de toda la tierra, por cuanto todas las naciones le pertenecen (Sal. 82:8). Isaías insiste una y otra vez en la universalidad de la salvación. El Siervo de Jehová la llevará, no sólo a Israel, sino a todas las naciones (Is. 42:1, 6; 49:6; 51:4-5; 54:3; 55:5, etc.). Un día, las mismas naciones se convertirán al Señor, y la faz de la tierra será cambiada (Is. 2:2, 4; 11:10, 12). Los judíos mismos eran conscientes de ello, porque en ciertas condiciones admitían que los paganos se hicieran prosélitos de su comunidad (véase PROSÉLITOS).
(a) Los tiempos de las naciones (Lc. 21:24). Mediante esta expresión, Jesús hizo alusión al papel de las naciones dentro del plan histórico de Dios. Desde la creación, el Señor ha deseado la bendición de toda la humanidad. Pero, después de los tres juicios de Edén, del Diluvio, y de Babel, deja provisionalmente a las naciones a un lado, confundiendo sus lenguajes y dispersándolas por toda la faz de la tierra. Eligiendo a Abraham, suscita al pueblo elegido por medio del cual será dado al mundo el conocimiento del verdadero Dios, la Revelación escrita y el Mesías prometido. Por ello, el Señor instituye una teocracia en Israel; pero pronto el pueblo rechaza esta teocracia y, bajo el caudillaje de sus reyes, se va volviendo más y más infiel. Ésta es la razón de que Dios les retira finalmente su presencia y pone fin a su independencia, permitiendo que Nabucodonosor destruya el Templo y la ciudad de Jerusalén (2 Cr. 36:15-21). En este momento la supremacía pasa a manos de los imperios paganos (véase DANIEL) y Palestina queda asolada y hollada como había sido anunciado en Is. 5:1-7. La destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C. acrecentó esta desolación, pero Cristo dio a entender de una manera expresa que tendrá fin (Lc. 21:24). El tiempo de las naciones cesará cuando Jerusalén sea plenamente liberada y restaurada, según las palabras de los profetas. (b) El juicio de las naciones. Si bien hay un glorioso futuro para los miembros de las naciones que se conviertan a Dios, se reserva un juicio terrible para aquellos que persistan en su rebelión e incredulidad. Un día, el Señor reunirá a todas las naciones en Armagedón (véase ARMAGEDÓN) para que rindan cuentas (JI. 3:2, 12; Mi. 4:11-12; Zac. 12:2-3, 9; 14:2-3, etc.). Este día tenebroso será «día de castigo de las naciones» (Ez. 30:3). Grande es la ventura de aquellos que, no habiendo tenido el privilegio de formar parte de Israel (Ef. 2:12), han venido por la gracia de Cristo a formar parte de la nación santa, del pueblo adquirido del Nuevo Pacto (1 P. 2:9, 10). Ellos forman parte de una innumerable multitud venida de todas las naciones que en el cielo adorará al Cordero que fue inmolado (Ap. 5:9; 7:9). nom, NACOR tip, BIOG ARQU HOMB HOAT vet, = «que jadea, que resopla». (a) Hijo de Serug y abuelo de Abraham (Gn. 11:24, 25).
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(b) Hijo de Taré y hermano de Abraham (Gn. 11:27). Se casó con Milca, su sobrina, hija de Harán (Gn. 11:29). No es mencionado entre los que abandonaron Ur de los caldeos con Taré, Abraham y Lot, pero se le encuentra más tarde en Harán, en Mesopotamia (Gn. 24:10; 27:43). Tuvo ocho hijos de Milca, que vinieron a ser los progenitores de las tribus arameas. Su concubina le dio cuatro hijos, de los que también surgieron otros pueblos (Gn. 22:21-24). Betuel, hijo de Nacor y de Milca, vino a ser el padre de Rebeca y de Labán (Gn. 24:15, 29). Las tabletas de Mari, y los documentos más recientes en asirio medio, nombran con frecuencia la ciudad de Nacor (Gn. 24:10), llamada Nakhur (Najur). Estaba situada aproximadamente más al sur de Harán, en el valle de Balikh. En el siglo XIV a.C. era gobernada por príncipes amorreos (cfr. Courville, «The Exodus Problem and its Ramifications», vol. II, pág. 233 ss.). nom, NADAB tip, BIOG SACE REYE HOMB HOAT vet, = «generoso» (a) Primogénito de los cuatro hijos de Aarón (Éx. 6:23; Nm. 3:2; 26:60; 1 Cr. 6:3; 24:1). Nadab y Abiú tuvieron el privilegio de allegarse a Jehová sobre el Sinaí (Éx. 24:1); más tarde fueron consagrados al sacerdocio (Éx. 28:1). Sin embargo el Señor les dio muerte por ofrecer un fuego «extraño» ante Él que no había sido ordenado (Lv. 10:1-7; Nm. 26:61). Inmediatamente después de esta tragedia, Jehová dio a Aarón una ley que debía tener vigencia perpetua para todos los sacerdotes: la prohibición de beber vino, o cualquier otra bebida fermentada, antes de entrar en el santuario. Esta prohibición permite la deducción de que Nadab y Abiú estaban bajo la influencia del alcohol en el momento en que cometieron la profanación que les costó la vida (Lv. 10:9); los dos culpables no tenían hijos (Nm. 3:4; 1 Cr. 24:2). (b) Varón de Judá, de la familia de Hezrón y de la casa de Jerameel (1 Cr. 2:25-28). (c) Benjamita, hijo de Gabaón y de Maaca (1 Cr. 8:30; 9:36). (d) Hijo de Jeroboam I y su sucesor en el trono de Israel. Nadab comenzó a reinar alrededor del año 910 a.C. y, al igual que su padre, practicó el culto al becerro de oro. Durante el asedio que Nadab hizo a Gibetón, Baasa le dio muerte, apoderándose después de la corona, y haciendo dar muerte a toda la descendencia de Jeroboam. Baasa fue el instrumento de juicio que Jehová había pasado
sobre Jeroboam y su casa. El reinado de Nadab no llegó a durar dos años enteros (1 R. 14:10, 11, 20; 15:25, 30). nom, NAFTUHIM tip, TRIB vet, Tribu egipcia mencionada entre los libios del Bajo Egipto y los Patrusim del Alto Egipto. Se les ha identificado como habitantes del Delta del Nilo (Gn. 10:16). nom, NAHALIEL tip, RIOS sit, a3, 500, 155 vet, Río que desemboca en la ribera oriental del Mar Muerto. nom, NAHUM tip, BIOG PROF HOMB HOAT vet, = «compasivo». (a) Profeta nacido en Elcos, indudablemente un pueblo de Canaán. Nahum no se dirige a las diez tribus deportadas, sino a Judá (Nah. 1:15). Se halla entre los profetas menores, en séptima posición, después de Miqueas y antes de Habacuc y Sofonías, lo que constituye indicación de que este libro debe haber sido redactado entre el inicio del reinado de Ezequías y el final del de Josías (Mt. 1:1; Sof. 1:1). Nahum cita la destrucción de Noamón (Tebas) en Egipto (Nah. 3:8-10), destruida por los asirios en el año 663 a.C. Predijo la caída de Nínive (Nah. 3:7), que tuvo lugar en el año 612 a.C. Así, el libro tiene que ser situado entre estos dos acontecimientos. Kuenen sugiere que el sitio de Cyaxares ante Nínive, en el año 623, fue la ocasión de la emisión de la profecía. En esta época, los moradores de Judá se sentían desalentados a causa de las insistentes incursiones de los asirios. (b) Antecesor de Cristo; nació algo menos de tres siglos antes que Él. nom, NAHUM (Libro) tip, LIBR LIAT vet, (a) Tema de la profecía; el destino de Nínive (Nah. 1:1). El profeta declara con vigor que Jehová es un Dios celoso, vengador, pero también un refugio para aquellos que se confían en Él (Nah. 1:2-8). Exhorta al pueblo a apartarse de los detractores de
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Jehová, que preconizan el abandono de su culto (Nah. 1:9-11). El profeta proclama el inmutable objetivo de Dios: la liberación de su pueblo (Nah. 1:12-14). Apremia a Israel a que permanezca fiel a Jehová y a que practique su culto (Nah. 1:15), y describe a continuación la ruina del imperio opresor. Nahum representa de manera gráfica el asedio de Nínive (Nah. 2:1-10), morada de leones (Nah. 1:11-13); afirma que el juicio cae sobre ella a causa de su desenfreno (Nah. 3:1-4). La ciudad recibirá castigo como lo recibiría una prostituta (Nah. 3:5-7); no vale más que No-amón (Tebas), que fue deportada (Nah. 3:8-10), y sufrirá la misma suerte que ella (Nah. 3:11-19). Esta profecía tiene como preludio una especie de poema alfabético (Nah. 1:2-15). No se trata, empero, de un salmo acróstico ordinario (como, p. ej., el Sal. 119) en el que cada estrofa comienza con una letra distinta siguiendo el orden alfabético. Nahum se sirve de una secuencia fonética para introducir los temas en lugar de estrofas. Los sonidos se van sucediendo, separadamente, o en grupos, y añaden a la majestad del discurso. En heb., el oído se hace consciente, placenteramente, de esta sonoridad. Dice Smith de Nahum: «El lenguaje es intenso y brillante; el ritmo, vigoroso y oscilante, centelleante como los carros y los jinetes que describe. » (b) División. El libro se divide en dos secciones: el capítulo 1 describe la majestad de Dios; los capítulos 2 y 3 contienen el juicio sobre Nínive. (A) El profeta hace unas afirmaciones doctrinales acerca de Jehová. La primera verdad fundamental es que Dios, si bien es lento para la ira, lanza sin embargo la venganza sobre los adversarios (Nah. 1:2-3). El profeta expone a continuación el majestuoso poder de Dios en la naturaleza: está presente en medio del torbellino, en la tempestad; las nubes son el polvo de Sus pies (Nah. 1:3). A Su amenaza se seca el mar, la vegetación se agosta (Nah. 1:4); montes y collados se derriten ante Su presencia (Nah. 1:5); nadie sabría cómo resistir Su cólera (Nah. 1:6). La bondad de Jehová es grande hacia Su pueblo, al que Él conoce bien (Nah. 1:7); pero Él sabrá destruir a Sus enemigos (Nah. 1:8). (B) El profeta basa su predicción sobre las verdades que acaba de exponer. Repite que es en vano intentar resistir a Jehová. Ya lo ha dicho al principio bajo forma de pregunta (Nah. 1:9), y a continuación repite la conclusión del versículo 8. Nahum predice acto seguido la liberación del pueblo de Dios (Nah. 1:14). Por fin, y dentro de la línea precedente, el profeta exhorta a Judá a
proseguir la celebración del culto de Jehová (Nah. 1:15). Este versículo 15 sirve de transición entre las dos secciones. El ardiente verbo de Nahum no contempla a Jerusalén, sino a Nínive. El profeta reconoce, en la inminente aniquilación de Asiria, la mano del Dios que dirige el curso de la historia. Durante dilatados siglos, Asiria había oprimido a todos los pueblos de Asia occidental. Los sufrimientos y la desesperanza que vinieron a los hebreos, como a sus vecinos, les fueron de ayuda para comprender algo de la solidaridad humana. Amós y Oseas habían dicho a sus oyentes que serían asediados y deportados. En sus mismas inscripciones, los asirios se gloriaban de sus hazañas guerreras, de sus conquistas y de sus crueldades. Nahum profetizó cómo llegaría el castigo y el fin de Nínive. Bibliografía: Darby, J. N.: «Nahum», en Synopsis of the Books of the Bible, vol. II, págs. 524-527 (Bibles and Publications, Montreal, 1970); Feinberg, C. L.: «Nahum», en Comentario Moody del Antiguo Testamento (Pub. Portavoz Evangélico, Grand Rapids, en preparación; hay edición inglesa: Wycliffe Bible Commentary, Moody Press, Chicago, 1962); Fraser, A.: «Nahum», en Nuevo Comentario Bíblico (Casa Bautista de Publicaciones, El Paso, 1977); Freeman, H. E.: «Nahum, Sofonías, Habacuc, profetas menores del siglo VII» (Pub. Portavoz Evangélico, Barcelona, 1980); Kelly, W.: «The Minor Prophets» (C. A. Hammond, Londres, 1874, reimpr. s/f). nom, NAÍN tip, CIUD sit, a2, 380, 55 vet, Ciudad donde Cristo resucitó al hijo único de una viuda (Lc. 7:11-17). Esta localidad sigue existiendo con el nombre de Nein; se halla en el ángulo noroccidental del Jebel ed-Duhy, colina llamada también Pequeño Hermón, a 3 Km. al oeste-suroeste de Endor, y a 8 Km. al sur-sureste de Nazaret. Nein es en la actualidad una aldea con algunas ruinas, y con algunas grutas que habían servido de sepulcros en el pasado. nom, NAIOT tip, LUGA ver, PROFETAS
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vet, Barrio de Ramá, donde habitan en comunidad los profetas que se unieron para trabajar bajo la dirección de Samuel (1 S. 19:18-20:1). Este término, cuyo sentido preciso se nos escapa, figura sólo en este pasaje. En ciertos textos aparece «nãyõth», en otros, «nãweyath». La LXX y los Codex Vaticanus y el de Luciano prefieren la segunda transcripción. Posiblemente este término esté relacionado con el heb. «nãweh» (pasto, albergue de pastores, de nómadas, de donde se derivaba el sentido general de habitación). En base al árabe, se le da a «nãweyath» el sentido de lugar donde se estudia (colegio, escuela), aunque es dudoso que este término, en una época tan anterior, tuviera esta acepción. Por ello, es preferible asumir la interpretación de que se trata de una habitación o morada (véase PROFETAS [ESCUELAS DE LOS]). nom, NARCISO tip, BIOG HOMB HONT vet, (Nombre lat. de origen gr.). Un creyente romano. El apóstol Pablo hace saludar a los cristianos de su casa (Ro. 16:11). nom, NARDO tip, FLOR MDIC PERF vet, Planta aromática, en heb. «nerd» (Cnt. 4:13, 14); se hacía un ungüento, llamado en gr. «nardos» (Mr. 14:3). El nardo es, sin duda, el «Nardostachys jatamansi», de la familia de las valerianáceas, planta que crece en el Himalaya entre los 3.300 y 5.100 metros de altura. Este vegetal vino a ser muy pronto un artículo de comercio, por cuanto los hindús lo usaban en medicina y perfumería desde la más remota antigüedad. Lo lejano del origen del nardo justificaba su elevado precio. El perfume de nardo puro que una mujer derramó sobre la cabeza del Señor Jesús valía más de 300 denarios (Mr. 14:3, 5). En Mr. 14:3 y Jn. 12:3, el término nardo va seguido del adjetivo gr. «pistikos», variante plausible de «pistos», puro; es poco probable que derive de «pistos», líquido. Ciertos exegetas piensan que este adjetivo indica el lugar del que provenía esta variedad de nardo. nom, NARIZ (Joyeles de la) tip, COSM vet,
Ornamento que llevaban especialmente las mujeres; las fijaban a la aleta de la nariz, o atravesando el tabique nasal (Is. 3:21; Gn. 24:47; Ez. 16:12). nom, NATALICIO tip, COST vet, El nacimiento de un niño, sobre todo de un hijo varón, era un acontecimiento feliz, frecuentemente festejado (Jer. 20:15; Ant. 12:4, 7). Los egipcios y persas conmemoraban el aniversario del nacimiento (Gn. 40:20; Herodoto 1:133). Herodes el tetrarca celebró el aniversario de su nacimiento, o el de su llegada al poder; hay discusión acerca de qué aniversario se trataba (Mt. 14:6). No hay, sin embargo, evidencias de que los hebreos festejaran los cumpleaños. nom, NATÁN tip, BIOG PROF HOMB HOAT ver, IGAL vet, = «él (Dios) ha dado». (a) Hijo de Atai y padre de Zabad, de la casa de Jerameel, de la familia de Hezrón, de la tribu de Judá (1 Cr. 2:36). (b) Notable profeta que vivió en la época de David y de Salomón. David sometió a Natán el proyecto de construcción del Templo. El profeta dio su conformidad, pero Dios le ordenó que le hiciera saber al rey que no sería él quien tuviera el honor de erigir el edificio sagrado (2 S. 7:1-17; 1 Cr. 17:1-15). Más tarde Natán tuvo la misión de reprochar a David su adulterio y el asesinato de Urías heteo. Para convencer de pecado al rey, el profeta se sirvió de la parábola de la corderita (2 S. 12:1-15; cfr. Sal. 51:1, 2). Siendo profeta, Natán dio a Salomón el nombre de Jedidías («bienamado de Jehová») (2 S. 12:25). Asistido por Natán y Gad, David organizó el servicio musical del santuario (2 Cr. 29:25). Adonías, deseoso de usurpar el trono, destinado a Salomón, no informó al profeta, dándose cuenta de que Natán era sumamente fiel a la voluntad de David (1 R. 1:8-10). El hombre de Dios aconsejó a Betsabé que diera inmediato aviso al rey, prometiéndole su ayuda. David dio entonces orden al sacerdote Sadoc, a Natán profeta y a Benaías, jefe de la guardia personal, que proclamaran rey a Salomón (1 R. 1:11-45). Natán escribió la historia del reino de David y consignó una parte de los
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actos de Salomón (1 Cr. 29:29; 2 Cr. 9:29). Su libro no nos ha llegado. (c) Padre de uno de los valientes de David y hermano de otro héroe de este rey (2 S. 23:36; 1 Cr. 11:38). (Véase IGAL.) (d) El tercero de los hijos de David que nacieron en Jerusalén (2 S. 5:14). Él, o quizás el profeta, fue padre de Azarías y de Zabud, funcionario de Salomón (1 R. 4:5). Su familia es mencionada en Zac. 12:12. Figura en la línea directa de David a Jesús (Lc. 3:31), en tanto que José, el esposo de María, desciende de David a través de Salomón (Mt. 1:6). (e) Uno de los príncipes que Esdras convocó cerca del río Ahava (Esd. 8:16). (f) Hijo de Bani; Esdras lo persuadió para que despidiera a su mujer extranjera (Esd. 10:39). nom, NATANAEL tip, BIOG APOS SACE HOMB HONT HOAT vet, = «Dios ha dado». (a) Discípulo originario de Caná en Galilea. Jesús declaró que era un israelita sin engaño. Felipe le informó que Jesús era el Mesías anunciado por los profetas; le costó creer esto, por cuanto Nazaret no figuraba en las profecías del AT, y era además una ciudad de mala reputación. Pero sus dudas desaparecieron cuando constató el don de conocimiento sobrenatural que tenía Jesús (Jn. 1:45-51). Natanael estaba en la barca con Simón Pedro durante la última pesca milagrosa (Jn. 21:2). Las listas de apóstoles de los Evangelios Sinópticos no contienen el nombre de Natanael, que era posiblemente Bartolomé. (b) En el AT se mencionan once personas con este nombre, De ellos se pueden mencionar: un príncipe de la tribu de Isacar durante la peregrinación en el desierto, Natanael hijo de Zuar (Nm. 1:8, etc.); el hijo de Isaí y hermano de David (1 Cr. 2:14); y un sacerdote en tiempos de Nehemías (Neh. 12:36). nom, NATURALEZA vet, Las cualidades inherentes de un ser que se manifiestan en las varias características que marcan y exhiben su existencia; la suma de estas características es lo que recibe el nombre de su naturaleza, y de esta manera se distingue a un ser de otro (cfr. Gn. 1:12).
Los hombres son por naturaleza hijos de ira (Ef. 2:3); por otra parte el cristiano se hace moralmente participante de la naturaleza divina (2 P. 1:4), cuya característica es el amor: es hecho participante de la santidad de Dios (He. 12:10). Así halla expresión en el cristiano la obra de Dios que forma su naturaleza. El Creador puede designar y predicar la naturaleza de una cosa antes de que tenga existencia de hecho; pero nosotros, como criaturas, podemos discernir la naturaleza sólo en base al ser existente, y por ello sólo podemos hablar de la naturaleza en tanto que característica del ser. «Naturaleza» es también un término descriptivo del vasto sistema de cosas creadas que nos rodea; no sólo el Creador ha dado origen a cada una de sus partes, sino a su uso, su orden, su aumento, su decadencia, cosas éstas que con frecuencia reciben el nombre de «leyes de la naturaleza», las leyes que rigen a cada uno de sus componentes y que constituyen sus propiedades. nom, NAVE tip, CONS ver, ESTAÑO vet, Ya en tiempos muy antiguos se navegaba por el Nilo y el Éufrates. Había pequeñas barcas de forma circular que iban desde el alto Éufrates a Babilonia (Herodoto 1:194). Las naves fluviales de mayor tamaño podían transportar hasta cinco mil talentos. Para bogar por el Nilo, los egipcios se servían de naves de madera de acacia (Herodoto 2:96). El AT no menciona las naves del lago de Genesaret que sin duda ya existían. Durante el período romano había numerosas barcas de pesca de poco tamaño que recorrían el lago (Lc. 5:2; Jn. 6:22, 23; Guerras 2:21, 8; 3:10, 9; Vida 33). Se trataba de barcas de remos; algunas de ellas tenían además velas (cfr. Mr. 4:38 y Lc. 8:23. Josefo menciona el ancla y el piloto (Vida 33). Ya antes del éxodo los egipcios, e indudablemente los fenicios, eran notables en el arte de la construcción de naves. Israel no se interesó en esta actividad, a pesar de la fuerte influencia marítima a su alrededor, durante toda su historia nacional, con las flotas que surcaban el Mediterráneo. Fue Salomón el único que dirigió empresas comerciales marítimas. Josafat trató de imitarle, pero fracasó. Esta actividad marítima dependía sin embargo de la participación de marinos fenicios. Los tirios llevaban la madera de cedro y ciprés para la construcción del templo de Salomón en forma de balsas al puerto de Jope (1 R. 5:9; 2 Cr.
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2:16). De la misma manera llegó a Jope la madera para la construcción del segundo templo (Esd. 3:7). La tripulación de la nave en la que se embarcó Jonás estaba formada por personas de diversas nacionalidades (Jon. 1:5). Durante el período de dominación romana había piratas judíos (Ant. 14:3, 2; Guerras 3:9, 2 y 3). Las naves mercantes y los buques de guerra atravesaban el Mediterráneo (Nm. 24:24; Dn. 11:30; Jon. 1:3; 1 Mac. 11:1). En tiempos de guerra, las naves servían como transportes de tropas (1 Mac. 15:3, 4; 2 Mac. 14:1). Se daban batallas navales (1 Mac. 8:23, 32; Ant. 9:14, 12; cfr. Guerras 3:10, 1). La proa de algunos tipos de nave estaba dotada de un espolón de hierro, destinado a hendir el casco de las naves enemigas. Las naves se propulsaban mediante la vela, a la que en ocasiones se añadían los remos. Las hermosas naves mercantes de Tiro, de maderas calafateadas (Ez. 27:5, 9) tenían mástiles de cedro, velas de lino fino (Ez. 27:7; Is. 33:23), bancos de pino, remos de encina (Ez. 27:6). La nave iba tripulada por remeros y un piloto (Ez. 27:8, 27). Las embarcaciones de lujo tenían velas bordadas y ricos cortinajes (Ez. 27:7). Naves de este tipo iban a Tarsis (Jon. 1:3, 5, 6, 13) y navegaban incluso por el Atlántico, de España a Inglaterra (véase ESTAÑO). La nave alejandrina que llevó al apóstol Pablo de Mira a Malta llevaba su propia tripulación y 276 pasajeros, aparte de un cargamento de trigo (Hch. 27:37, 38). Josefo sufrió un naufragio en una nave en la que iban 600 personas (Vida 3). Luciano describe una nave alejandrina de dimensiones famosas, lanzada por una tormenta en el puerto de Atenas llevando un cargamento de trigo a bordo. Esta nave medía unos 55 m. de longitud (sin duda se refiere de la extremidad de la proa a la de la popa) y con una anchura de 13 a 14 m. Su capacidad debía ser de 1.000 a 1.100 toneladas de registro bruto. Según Ateneas, la gigantesca galera de Ptolomeo Filopator tenía alrededor de 128 m. de longitud y 17 de anchura. Durante un viaje de Pablo, el comandante de la nave y su armador se encontraron sobre el puente donde se hallaba la tripulación (Hch. 27:11, 30). Esta nave, de madera (Hch. 27:44), poseía una vela de mesana que se podía izar o arriar (Hch. 27:40). Tenía el mástil de mesana y el gran mástil, e indudablemente dos gobernalles (v. 40); tenía cuatro anclas en la popa, y otras en la proa (Hch. 27:29, 30). La nave llevaba una chalupa a remolque, que se podía izar hasta el puente mediante los cordajes (Hch. 27:16, 17, 30, 32). Se llevaban sondas (Hch. 27:28). Por lo general la nave llevaba ojos pintados a cada
lado de la proa. La nave de Pablo no pudo resistir los embates del viento, y quedó a la deriva (Hch. 27:15). Una pintura de Pompeya, que representa una nave de la época de Pablo, muestra el mástil de mesana inclinado como un bauprés para sostener una vela cuadrada. Se señala un gran mástil cuya vela cuadrada está adaptada a una larga verga. La parte central de la verga se apoya contra el mástil. La popa y la proa eran frecuentemente levantadas y retorcidas, terminando en forma de cabeza de ave acuática. La enseña iba pintada o grabada a cada lado de la proa (Hch. 28:11). La embarcación era dirigida mediante dos remos grandes que salían de cada lado de la popa. Las anclas eran análogas a las modernas. Con cables o cadenas, centraban el navío durante las tempestades, previniendo su desencuadernamiento (Hch. 27:17). nom, NAZARENO ver, NAZARET vet, = «de Nazaret». (a) Nacido en Nazaret o residente allí (Mt. 2:23; 26:71; Mr. 16:6). En Is. 11:1 el Mesías recibe el nombre de «nêser», vara del tronco de Isaí. Es un retoño de la familia real, que ha quedado privada de su gloria y reducida a la humildad de su primer origen. Las versiones castellanas tienen asimismo «renuevo» (Jer. 23:5; 33:15; Zac. 3:8; 6:12). El evangelista vio el cumplimiento de la profecía de Isaías en la intervención providencial que indicaba a los padres de Jesús que debían de instalarse en Nazaret (Mt. 2:23). Si Nazaret significa «protectora» o «guardiana», Mateo ve indudablemente el cumplimiento de la profecía en la analogía de sonido y en la poca reputación que tenía la ciudad y sus habitantes. Pero si el nombre deriva de la misma raíz que «nêser» (véase NAZARET), el cumplimiento de la profecía se encuentra en el sentido común de las dos expresiones (Mt. 26:71, gr. «Nazõraios», de Nazaret, o nazareno; cfr. Mr. 16:6). (b) Adepto al cristianismo; término de menosprecio (Hch. 24:5). nom, NAZAREO tip, LEYE ver, JONADAB vet, = «separado, consagrado (a Dios)». Hombre o mujer que era puesto aparte para Dios. El nazareato, institución hebrea probablemente muy antigua, fue reglamentado por la ley de
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Moisés (Nm. 6). El nazareo se consagraba a Dios por un período determinado, pero no se apartaba de la vida social. Su vida no era necesariamente ascética. La Ley prohibía al nazareo, durante la duración de su voto, consumir vino, bebidas fermentadas, y cualquier producto de la vid. Desde la época de los patriarcas nómadas, la vid simbolizaba la existencia sedentaria, la cultura, a las que uno podía entregarse, pero que alejaban de la simplicidad primitiva (véase JONADAB). En tanto que durara su consagración, el nazareo no debía cortarse el cabello: ello daba testimonio de que había consagrado su cuerpo y sus fuerzas al Dios que se lo había dado. Los cabellos largos eran un símbolo de poder y de abundante vitalidad (cfr. 2 S. 14:25-26). Cortarse la cabellera era una señal de duelo y de desolación (Jer. 7:29; Is. 22:12; Mi. 1:16). Finalmente, estaba prohibido que el nazareo se contaminara tocando ningún cadáver, incluso si se trataba de un pariente próximo. Al final de su voto, el que lo había hecho se presentaba al sacerdote, ofrecía los sacrificios prescritos, se cortaba la cabellera y la quemaba. Desde entonces podía beber vino (Nm. 6:1-21). Ciertos nazareos fueron consagrados desde su nacimiento o incluso antes y para su vida entera. Por ejemplo, Sansón (Jue. 13:4, 5), Samuel (1 S. 1:11, 28). Sansón infringió no sólo las normas del nazareato sino también otras. En la época de Amós había gentes perversas que inducían a los nazareos a que violaran su voto y a que bebieran vino (Am. 2:11-12). Después del retorno del exilio aumentó el número de nazareos (1 Mac. 3:49; Guerras 2:15, 1). Juan el Bautista fue, desde su nacimiento, consagrado al nazareato (Lc. 1:15). Es probable que la profetisa Ana hubiera hecho este voto (Lc. 2:36, 37). Los amigos de Pablo le aconsejaron, según parece, que pagara los gastos involucrados en el fin del nazareato de cuatro hombres. Es así que se quería evitar cualquier motín que se pudiera provocar con su última visita a Jerusalén (Hch. 21:20-26). Las personas acomodadas subvenían en ocasiones los gastos que tenían que afrontar los nazareos pobres para la observancia de las prescripciones de la Ley. nom, NAZARET tip, CIUD sit, a1, 400, 352 vet, (sentido posible: «reverdeciente, vástago», o «protectora, guardiana», véase más abajo). Ciudad de Galilea (Mt. 2:23) donde moraban José y María (Lc. 2:39). Allí se crió Jesús (Lc. 4:16), y allí pasó la mayor parte de Su vida (cfr. Lc. 3:23;
Mr. 1:9); ésta es la razón de que reciba el nombre de «Jesús de Nazaret» (Mt. 21:11; Mr. 1:24). Sus conciudadanos lo estimaban (Lc. 2:52; 4:16), sin embargo, rechazaron dos veces su ministerio (Lc. 4:28-31; cfr. Mt. 4:13; 13:54-58; Mr. 6:1-6). Nazaret, que se elevaba sobre una colina (Lc. 4:29) debía ser una población pequeña y de poca importancia o bien ser de origen reciente, por cuanto no es mencionada ni en el AT ni en los apócrifos, ni siquiera en Josefo. En nuestros días sigue llamándose «en-Nãsirah»; se halla en un vallecillo aislado de la Baja Galilea, ligeramente al norte de la gran llanura de Esdraelón, a unos 24 Km. al oeste-sudoeste de Tiberias y a unos 140 Km. de Jerusalén. De este a oeste, este pequeño valle mide menos de 1,5 Km.; de norte a sur sólo alrededor de una cuarta parte de esta dimensión. Al noroeste hay una colina que se eleva a alrededor de 150 m. por encima del valle, y unos barrancos cortan su ladera oriental. La actual población de Nazaret ocupa esta ladera. La piedra calcárea blanca de las colinas colindantes proveen los materiales de las casas, bien situadas entre las higueras, los olivos y algunos cipreses. Más abajo, en el valle, entre los huertos rodeados de higueras, se halla la «fuente de la virgen», que provee de agua a la población. Es indudable que la madre de Jesús acudía a esta fuente para llevar el agua necesaria para su familia. Nazaret es, según el censo de 1973, una ciudad de 18.000 habitantes, árabes cristianos en su mayor parte. Son varios los lugares de Nazaret que se consideran santos, pero el único lugar identificado con certeza es la fuente de la virgen. El lugar de la colina desde donde los conciudadanos de Jesús intentaron despeñarlo (Lc. 4:29) se halla probablemente cerca de la iglesia maronita. Hay allí dos barrancos que caen a pico, con una altura entre los 6 y 15 metros. En cuanto al significado del nombre Nazaret, hay muchas dudas. La raíz hebrea «nêser» y la aramea «nisrã» darían el significado de «vara, renuevo», y ello explicaría la relación entre Is. 11:1 y Mt. 2:23. Otros proponen la raíz heb. «nãsar», «guardar, proteger». Nazaret significaría entonces «protectora, guardiana», en el sentido de «torre de vigilancia». nom, NEÁPOLIS tip, PUEM sit, a9, 289, 130 vet, (gr.: «ciudad nueva»). Puerto marítimo de la ciudad de Filipos; primer lugar de Europa al que arribó Pablo en su misión
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(Hch. 16:11). El nombre de Neápolis se sobrentiende en Hch. 20:6. Este puerto estaba situado sobre un golfo a 16 Km. al este-sureste de Filipos. En la actualidad tiene el nombre de Kavala. nom, NEBAIOT tip, BIOG HOMB HOAT ver, NABATEOS vet, Primogénito de Ismael y padre de una tribu árabe (Gn. 25:13, 16; 28:9; 36:3); esta tribu poseía numerosos rebaños de ganado menor (Is. 60:7). El clan árabe de Nebaiot era colindante con el pueblo de Cedar (Is. 60:7) y sus dos nombres figuran en las inscripciones de Assurbanipal (669-633 a.C.). Parece que fueron los antecesores de los nabateos (véase NABATEOS). nom, NEBO tip, DIOS CIUD ver, MESA (Estela) sit, a3, 541, 113 vet, El heb. «N'bõ» proviene del ac. «Nabû» («llamar, anunciar»), nombre de un dios babilónico. El término geográfico podría indicar que este lugar fue uno de los centros del culto a Nebo; podría también provenir del ár. «naba'a» (ser elevado) que implica la altura. (a) Divinidad babilónica (Is. 46:1) que presidía el saber y las obras literarias. La sede de su culto era Borsipa, cerca de Babilonia. En la época de Isaías se veneraban las estatuas de Nebo. (b) Ciudad moabita, cerca de Nebo, o sobre esta montaña (Nm. 32:3). Los rubenitas la reconstruyeron (Nm. 32:37, 38; 33:47; cfr. 1 Cr. 5:8), pero los moabitas la volvieron a tomar (cfr. MESA [ESTELA DE], línea 14; Is. 15:2; Jer. 48:1, 22). Situación probable cerca de Khirbet elMhayiet, al sur de la montaña de Nebo-Siãghah. (c) Ciudad mencionada inmediatamente después de Bet-el y Hai (Esd. 2:29; Neh. 7:33). Conder la identifica con Nûba, al este de Khirbet Kîla. nom, NEBO (Mte.) tip, MONT ver, MESA (Estela) sit, a3, 571, 115 vet, El heb. «N'bõ» proviene del ac. «Nabû» («llamar, anunciar»), nombre de un dios babilónico. El término geográfico podría indicar que este lugar fue uno de los centros del culto a Nebo; podría
también provenir del ár. «naba'a» (ser elevado) que implica la altura. Uno de los picos de los montes de Abarim, frente a Jericó (Nm. 33:47; Dt. 32:49) y, aparentemente, la cumbre de la cadena del Pisga (Dt. 34:1). Localización probable: el Jebel en-Nebã, a 13 Km. al este de la desembocadura del Jordán. De hecho, especialmente desde la altura llamada Ras Siaghah, se puede ver, en días claros, la cadena del Hermón, a cuyo pie se extendía Dan. Se ven también las alturas de Neftalí, las colinas de Efraín y de Judá; más allá del Carmelo el azul del Mediterráneo; la depresión meridional, el mar Muerto, y el valle del Jordán. nom, NECAO tip, BIOG REYE HOMB HOAT ver, EGIPTO vet, Hijo de Psamético I; segundo soberano de la dinastía XXVI; reinó entre los años 609 y 593 a.C. Trató de construir un canal que conectara el mar Rojo con el Nilo y envió una flota que consiguió dar la vuelta a África (Herodoto 2:158; 4:42). Necao dio muerte al rey Josías en Meguido (608 a.C.), porque se oponía a su expedición contra Asiria. El pueblo de Judá puso a Joacaz, hijo de Josías, como rey, pero el faraón lo destronó, deportándolo a Egipto, poniendo en su lugar a su hijo primogénito Joacim (2 R. 23:29-34; 2 Cr. 35:20-36:4). Necao parece haber dejado su ejército en Carquemis a su vuelta a Egipto. En el año 605 se reunió con su ejército a fin de proteger los intereses egipcios al este del Éufrates. Se enfrentó con Nabucodonosor, y sufrió una aplastante derrota, perdiendo todas las posesiones egipcias en Asia (2 R. 24:7). (Véase también EGIPTO a, C.) nom, NECIO ver, FILOSOFÍA, GRECIA, SABIDURÍA vet, Persona desprovista de inteligencia o de sabiduría (1 S. 21:13; Pr. 7:22; 2 Co. 11:16). El término necio designa particularmente al pecador, implicando la falta de conocimiento de Dios que se revela ante todo en los malvados (Jb. 5:2; Pr. 14:9). Cuanto más talento se haya recibido, tanta más responsabilidad se tiene; el que usa sus dotes para fines malos es un necio (1 S. 26:21; 2 S. 3:33; Sal. 14:1; cfr. Sal. 14:2, 3, etc.; Pr. 26:10; Mt. 5:22). El que se aparta de Dios para seguir ídolos y sus maldades es un necio (Jer. 4:22; 50:38; Ro. 1:22).
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Para las personas del mundo, son los creyentes los que son unos necios (Os. 9:7; Hch. 26:24; 1 Co. 4:10). Ello no ha de sorprender, por cuanto el mismo Cristo fue tratado de esta manera (Jn. 10:20; Mr. 3:21). Por ello, «si alguno entre vosotros se cree sabio en este siglo, hágase ignorante, para que llegue a ser sabio» (1 Co. 3:18). (Véanse FILOSOFÍA, GRECIA, SABIDURÍA.) nom, NEFTALÍ tip, BIOG HOMB HOAT vet, = «mi combate». Sexto hijo de Jacob y segundo de Bilha, criada de Raquel. Raquel le puso Neftalí, porque había contendido en oración para que este hijo viniera al mundo (Gn. 30:8). nom, NEFTALÍ (Tribu) tip, TRIB TR12 sit, a6, 334, 95 vet, = «mi combate». La tribu procedente de Neftalí; se dividía en cuatro grandes familias surgidas de los cuatro hijos de Neftalí (Gn. 46:24; Nm. 26:48, 49). Al comienzo de las marchas por el desierto, el príncipe de Neftalí era Ahira hijo de Enán (Nm. 1:15; 2:29; 7:78, 83; 10:27); le sucedió Pedael, hijo de Amiud (Nm. 34:28); el espía enviado a Canaán por la tribu de Neftalí era Nahbi hijo de Vapsi (Nm. 13:14). Durante el primer censo en el desierto, la tribu contaba con 53.400 hombres capaces de llevar armas (Nm. 2:29, 30). En el segundo tenía 45.400 hombres (Nm. 26:50). La tribu de Neftalí acampaba al norte del Tabernáculo, al lado de Dan y de Aser (Nm. 2:29). Neftalí era una de las seis tribus que estuvo sobre el monte Ebal para maldecir a los transgresores de la Ley (Dt. 27:13; cfr. Jos. 8:33). Le fue atribuida una región del norte de la tierra de Canaán. Límites de Neftalí: al este, el Alto Jordán y el lago de Galilea; al sur, Isacar y Zabulón; al oeste, Zabulón y Aser (Jos. 19:34). Era una estrecha banda de territorio que medía alrededor de 80 Km. de norte a sur y su anchura de este a oeste variaba entre los 16 y los 24 Km. Era un territorio accidentado en su mayor parte (Jos. 20:7) pero muy fértil. Su limite pasaba cerca del Tabor (Jos. 19:34). Ramá, Hazor, Cedes, Irón, Bet-anat y Betsemes se hallaban entre las ciudades fortificadas de Neftalí (Jos. 19:36-38). Los levitas de la
familia de Gersón recibieron tres ciudades en Neftalí: Cedes, Hamot-dor y Cartán. La primera servía asimismo como ciudad de refugio (Jos. 20:7; 21:6, 32; 1 Cr. 6:62, 76). Hasta el mismo inicio del periodo de los Jueces, los miembros de la tribu de Neftalí no consiguieron arrojar a los cananeos de Bet-semes y de Bet-anat, pero les impusieron tributo. Neftalí participó intensamente en la lucha que emprendieron Débora y Barac. Junto con Zabulón, afrontaron la muerte sobre las alturas del país (Jue. 4:6, 10; 5:18). Al llamamiento de Gedeón, los hombres de Neftalí empuñaron las armas (Jue. 6:35; 7:23). 1.000 jefes y 37.000 guerreros de esta tribu se unieron a David en Hebrón para ayudarle en el combate contra Is-boset (1 Cr. 12:34; cfr. v. 40). Después de esta guerra, el príncipe de ellos fue Jerimot hijo de Azriel (1 Cr. 27:19; cfr. Sal. 68:28). Hiram, no el rey de Tiro, sino el artesano que ejecutó los trabajos en bronce para el Templo de Salomón, era hijo de una viuda de Neftalí (1 R. 7:14). Ben-adad, rey de Siria, devastó su territorio (1 R. 15:20; 2 Cr. 16:4). Tiglat-pileser, rey de Asiria, deportó a una gran cantidad de miembros de la tribu (año 732 a.C., cfr. 2 R. 15:29). Isaías hace alusión a estos hechos y consuela al pueblo abatido prediciéndoles, en nombre de Jehová, que el país devastado tendrá un especial privilegio: los que andan en tinieblas verán gran luz (Is. 8:239:6). Esta profecía se cumplió cuando Cristo hizo de este territorio el centro de sus actividades (Mt. 4:12-16). Corazín, Capernaum y Tiberias se hallaban dentro de la región que había pertenecido a Neftalí. nom, NEFTOA tip, RIOS vet, = «apertura». La fuente de Neftoa se hallaba al oeste de Jerusalén, en los límites de Judá y Benjamín (Jos. 15:9; 18:15). Por lo general, se identifica como Liftã, a más de 3 Km. al noroeste de Jerusalén. nom, NEGUEV tip, REGI DESI sit, a3, 118, 113 vet, = «el seco». La región actualmente conocida con el mismo nombre de Neguev o Negev. Allí pastaban los rebaños, a algunos kilómetros al sur de Hebrón (cfr. Gn. 18:1 y 20:1; Nm. 13:22;
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Gn. 12:9). Este territorio se diferencia mucho de la parte accidentada del país, de la llanura, y del Arabá (Jos. 10:40; 12:8). La parte septentrional del Neguev fue asignada a las tribus de Judá y de Simeón (Jos. 15:21-32; 19:1-9). Había allí las siguientes localidades importantes: Cades-barnea (Gn. 20:1); La hairoi (Gn. 24:62); Beerseba (Jos. 15:28); Siclag (Jos. 15:31); Arad (Nm. 21:1). nom, NEHEMÍAS tip, BIOG HOMB HOAT ver, CANON vet, = «Jehová ha consolado». (a) Uno de los príncipes que volvieron de Babilonia con Zorobabel (Esd. 2:2; Neh. 7:7). (b) Hijo de Azbuc y gobernador de medio distrito de Bet-sur. Colaboró en la restauración de las murallas de Jerusalén (Neh. 3:16). (c) Judío de la cautividad, hijo de Hacalías y autor del libro de Nehemías (Neh. 1:1). Como copero de Artajerjes Longimano, rey de Persia, le ofrecía el vino. Dándose cuenta el soberano de la tristeza de Nehemías, le preguntó su causa. Respondió él que Jerusalén, la ciudad de sus antepasados, yacía en ruinas. Nehemías pidió permiso para ir a reconstruir sus murallas (445 a.C.). El rey se lo permitió, y le concedió una escolta de jinetes y cartas de recomendación para los gobernadores de los diferentes distritos que debía cruzar, nombrándolo además gobernador de Judea, como lo había sido Zorobabel (Neh. 1:1-2:9; 5:14). Nehemías llegó a Jerusalén en el año vigésimo del reinado de Artajerjes (444 a.C.). Esdras, el sacerdote que había llegado de Babilonia hacía trece años con el fin de reconstruir el Templo, se hallaba en Jerusalén a la llegada de Nehemías. Este último hizo una ronda nocturna alrededor de las destruidas fortificaciones. Después anunció al pueblo su intención de reconstruirlas, pidiendo su ayuda. Los judíos asintieron, y cada notable entre ellos se dedicó a reconstruir un sector de las murallas (Neh. 3). Las tribus paganas vecinas se enojaron y se opusieron a este esfuerzo. Tres de sus jefes, Sanbalat horonita, Tobías amonita y Gesem el árabe se esforzaron en hacer detener la reconstrucción. Pero no lograron ni detener ni intimidar a Nehemías. Para impedir cualquier ataque, los constructores se dedicaron a trabajar con una sola mano, empuñando de continuo un arma en la otra (Neh. 2:10; 4-6). Se tardaron cincuenta y dos días en reconstruir las
fortificaciones (Neh. 6:15), en el año 444 a.C., unos 70 años después de la reconstrucción del Templo. Nehemías se dedicó después a enseñar la Ley al pueblo (Neh. 8). Siguió un avivamiento de la fe, y todos los jefes religiosos y civiles pusieron sus sellos, junto con Nehemías, al pacto por el cual se comprometían a adorar a Jehová (Neh. 8:9; 10). Después de haber gobernado Judá durante 12 años, Nehemías volvió a Susa, en el año 433 o 432 a.C. Pidió entonces una nueva licencia (Neh. 13:6) y volvió a Jerusalén. Este gran reformador se esforzó en llevar a todos aquellos que habían firmado el compromiso a que observaran estrictamente la Ley de Moisés (Neh. 13:8-31). Josefo afirma que llegó a una edad avanzada (Ant. 11:5, 8). Nehemías parece haber tenido hasta su muerte el cargo de gobernador de Jerusalén. Bagohi, uno de sus sucesores, era gobernador de Jerusalén en el año 411 a.C. (Papiro de Elefantina). En cuanto a la relación de Nehemías con la formación del canon de las Escrituras, véase CANON. nom, NEHEMÍAS (Libro) tip, LIBR CRIT LIAT ver, CRÓNICAS, ESDRAS vet, En las Escrituras hebreas se encuentra en la tercera división, la de los hagiógrafos, inmediatamente después de Esdras y antes de Crónicas. En el canon judío, los libros de Esdras y de Nehemías forman una unidad. (a) Contenido. Nehemías, informado del estado en que se halla Jerusalén (Neh. 1), obtiene de Artajerjes, rey de Persia, permiso para irse allí por un tiempo como delegado del monarca (Neh. 2; cfr. Neh. 2:6). A su llegada pone al pueblo a reconstruir las fortificaciones (Neh. 2:17). Los nombres de los obreros voluntarios quedan registrados en el capítulo 3. El gobernador se ve obligado a armarlos, a causa de la oposición de los samaritanos (Neh. 4), y reprime la codicia de algunos judíos que oprimían a sus compatriotas pobres (Neh. 5). Acaba la restauración de las fortificaciones, a pesar de las maniobras de intimidación de Sanbalat y de Tobías y de la ayuda secreta que les prestaban los nobles de Judá (Neh. 6). A continuación, Nehemías intenta aumentar la población de Jerusalén, que puede dar cabida a muchas más personas de las que cobija (Neh. 7:4). Reúne a los nobles y a los príncipes del pueblo: (A) para efectuar un censo y examinar sus genealogías,
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(B) para designar quiénes tendrán que venir a vivir en Jerusalén. Nehemías se sirve del registro genealógico de los que habían venido en primer lugar con Zorobabel (Neh. 7:6-73), que es la lista que figura en Esd. 2. Antes de acabar el censo, todos acuden a Jerusalén para celebrar la fiesta del séptimo mes (que se corresponde con sept./oct.) y que señala el año nuevo. Se demanda que la Ley sea leída; al saber que se debe morar durante ocho días bajo cabañas hechas de enramadas, decide que esta prescripción debe ser cumplida (Neh. 8). A continuación, los israelitas observan un día solemne, confesando sus pecados, particularmente los matrimonios mixtos (Neh. 9). Se comprometen, fijando sus sellos a un pacto, a obedecer la Ley de Dios y a no unirse con los paganos. El capítulo 10 cita los nombres de los que suscriben este pacto. Se reanuda el censo y se resuelve la cuestión de la repoblación de Jerusalén mediante el método de echar suertes: uno de cada diez de los moradores de Judea queda obligado a acudir a Jerusalén para vivir allí junto con los príncipes (Neh. 11:1, 2). La lista de las familias de Jerusalén se halla en Neh. 11:3-24. Los nombres de los sacerdotes y de los levitas que volvieron en primer lugar junto con Zorobabel figura en Neh. 12:1-9. En los versículos 10 y 11 aparecen los nombres de los sumos sacerdotes desde Jesúa (Josué, cfr. Zac. 3) y Jadúa. Los versículos 12-21 enumeran los jefes de las familias sacerdotales de la generación posterior a la del retorno del exilio. Los jefes de los levitas de la misma época y algo posterior figuran en los versículos 22-26. El versículo 27 y ss. hablan de la fiesta de la dedicación de las murallas. Durante la ausencia del reformador, vuelto a la corte de Persia, se producen abusos: no se dan a los levitas las porciones a las que tienen derecho (Neh. 13:10); se han hecho componendas, en lugar de observar los sábados de una manera estricta (Neh. 13:15); no se ha renunciado totalmente a los matrimonios mixtos (Neh. 13:23). Al volver, Nehemías rectifica todos los desórdenes. (b) Autor del libro. El título atribuye este escrito a Nehemías (Neh. 1:1). Además, el gobernador de Judea usa siempre la primera persona excepto cuando: (A) cita documentos de estado y sus registros (Neh. 10:1; 12:26); (B) cuando, exponiendo la obra religiosa de Esdras, menciona la presencia de Nehemías, gobernador civil, y de otras autoridades (Neh. 8:9); (C) cuando habla de su época, después de haber hecho alusión a los tiempos de David, de Asaf y
de Zorobabel (Neh. 12:47). En este pasaje es de más buen gusto el empleo de la tercera persona que el de la primera, porque se trata de dones hechos por Nehemías. Además, esa sección trata retrospectivamente, después del retorno de Nehemías a la corte de Persia, lo que sucedió durante los doce años de su anterior administración. (c) Crítica. Ciertos críticos estiman que el libro de Nehemías sería la obra de un cronista posterior que habría escrito 1 y 2 Crónicas y Esdras y Nehemías hacia el año 330 a.C., esto es, mucho tiempo después de la época de estos personajes. Sin embargo, ésta es una postura carente de base. Es una postura mucho más sólida situar la redacción de Nehemías hacia la segunda mitad del siglo V a.C. Los críticos discuten también acerca de si el libro de Esdras precedió o si fue posterior al libro de Nehemías. Por cuanto la tradición judía y el título del libro reconocen a Nehemías como autor, se puede admitir que la sección que va de Neh. 1:1 a 7:5 (escrita en primera persona) constituye un extracto de sus memorias; parece evidente que ha sido puesto en el libro sin ningún tipo de cambios. Otros fragmentos de sus mismas memorias se hallan en Neh. 11:1-2; 12:27-43; 13:4-31. La obra contiene asimismo documentos anteriores que han sido incorporados en el texto del autor (p. ej., Neh. 7:6-73 a). El resto del libro está basado en documentos y fuentes históricas. El título de Tirshatha que se le da a Nehemías (Neh. 8:9; 10:1, cfr. V.M., margen) es el exacto término persa para «gobernador». (Véanse CRÓNICAS, ESDRAS.) Bibliografía: Cundall, A. E.: «Nehemías», en Nuevo Comentario Bíblico (Casa Bautista de Publicaciones, El Paso, 1977); Darby, J. N.: «Nehemiah», en Synopsis of the Books of the Bible (Bibles and Publications, Montreal, reimpr. 1970); Kelly, W.: «Ezra and Nehemiah» (Bible Truth Publishers, Oak Park, Illinois 1921/reimpr. s/f); Whitcomb, J. C.: «Nehemías», en Comentario Moody del Antiguo Testamento (Pub. Portavoz Evangélico, Grand Rapids, 1993). nom, NEHILOT tip, MUSI vet, Indicación, en el título del Sal. 5, de los instrumentos que acompañaban el canto de este salmo. Parece que su etimología es «perforado»,
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lo que ha hecho opinar que se trata de flautas u otros instrumentos de viento análogos. nom, NEHUSTÁN. = «trozo de bronce» (2 R. 18:4). (Véase SERPIENTE DE BRONCE.) nom, NER tip, BIOG HOMB HOAT vet, = «lámpara». (a) Benjamita, hijo de Abiel y padre de Abner (1 S. 14:51). Él, o Abner, era tío de Saúl (1 S. 14:50). Si Abner era tío de Saúl, Ner era abuelo de Saúl y el mismo que se menciona en el párrafo que sigue. (b) Benjamita, hijo de Jehiel y padre, o ascendiente más alejado, de Cis, el padre de Saúl (1 Cr. 8:33; 9:35, 36). nom, NEREO tip, BIOG HOMB HONT vet, (lat. derivado del gr., designando «un dios del Mediterráneo»). Cristiano de Roma. Pablo lo hace saludar (Ro. 16:15). Es posible que fuera hijo de Filólogo (Ro. 16:15). nom, NERGAL tip, DIOS ver, DIVINIDADES PAGANAS vet, Dios babilónico del sol, bajo el aspecto de fuego destructor (2 R. 17:30). La sede de su culto era la ciudad de Cuta. Señor de las regiones infernales y dios de la guerra y de las epidemias. (Véase DIVINIDADES PAGANAS, b.) nom, NERGAL-SAREZER tip, BIOG HOMB HOAT vet, = «que Nergal proteja al rey». Uno de los príncipes de la corte de Nabucodonosor, jefe de los magos (Jer. 39:3, 13). Éste es el Nergal-sar-usur que los griegos conocen como Neriglisar. Se casó con una hija de Nabucodonosor, asesinó a su cuñado Evilmerodac, y usurpó el trono (Contra Apión, 1:20). Reinó entre los años 560 y 556 a.C. nom, NERÓN tip, BIOG REYE HOMB HONT vet,
Quinto emperador de Roma (Hch. 25:12; 26:32; Fil. 4:22). Hijo adoptivo de Claudio, accedió al trono haciendo envenenar a su medio hermano Británico. Nerón fue un hombre que en el inicio de su reinado se presentó de una manera moderada y prudente, pero que después reveló un carácter sanguinario y cruel. En el año décimo de su reinado, el 64 d.C., estalló el gran incendio de Roma, que destruyó casi completamente tres de los catorce distritos de la ciudad; se acusó al emperador de que él había sido quien había dado la orden de provocar el incendio. Para disculparse, Nerón acusó a los cristianos, condenando a gran número de ellos a suplicios atroces. La tradición señala que Pablo y Pedro estuvieron entre los mártires. Nerón es el «león» de 2 Ti. 4:17. Abandonado por sus tropas y sabiéndose perdido, se quiso suicidar, pero, no consiguiéndolo, pidió a uno de sus defensores que lo rematara. Nerón murió en el año 68 d.C., en el año catorce de su reinado, y a los treinta y dos años de edad. nom, NETINEOS tip, TRIB vet, = «dados, dones». Sirvientes que David y los príncipes dieron a los levitas para los servicios humildes del templo (Esd. 8:20). Anteriormente, dicho trabajo había sido hecho por madianitas (Nm. 3:47) y por gabaonitas (Jos. 9). Después del cautiverio, un número bastante grande de ellos regresó con Esdras (Esd. 2:55-58) y con Nehemías (Neh. 7:5760). Los netineos parecen haber sido extranjeros nacionalizados y no judíos legítimos (1 Cr. 9:2; Esd. 2:59). Como el trabajo de los netineos tenía relación con el servicio del templo, quedaron exentos de tributo (Esd. 7:24). Hicieron pacto con Dios juntamente con el resto del pueblo (Neh. 10:28, 29). nom, NIBHAZ tip, DIOS vet, = «labrador». Uno de los dos ídolos adorados por los aveos, pueblo llevado a Samaria, junto con otros asirios de otras ciudades, para colonizar el país después de la deportación de las diez tribus (2 R. 17:31). Se ha propuesto la identificación de Nibhaz con Ibnahaza, divinidad elamita (Hommel).
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nom, NICANOR tip, BIOG HOMB HONT ver, NICOLÁS vet, (gr.: «victorioso»). Uno de los siete elegidos por la Iglesia de Jerusalén y encomendados por los apóstoles para cuidarse de las viudas y de los pobres judeocristianos de lengua griega (Hch. 6:5). nom, NICODEMO tip, BIOG HOMB HONT vet, (gr. «victorioso con el pueblo»). Fariseo, miembro del sanedrín. Los milagros de Jesús lo convencieron de que el «nazareno» era un enviado de Dios. Nicodemo fue a encontrarse con Jesús de noche para no ser visto, o porque la hora le fuera favorable. Jesús le explicó qué es el «nuevo nacimiento»; le manifestó que Dios, en Su amor, había dado Su Hijo unigénito, con el fin de que todo aquel que crea en Él tenga la vida eterna (Jn. 3:1-21). Cuando los miembros del sanedrín acusaron a Jesús de impostor, Nicodemo les pidió si la Ley les autorizaba a condenar a alguien antes de haberle escuchado (Jn. 7:50-52). Finalmente, este doctor de la Ley contribuyó alrededor de cien libras romanas de una composición de mirra y de áloes para el embalsamamiento del cadáver de Jesús (Jn. 19:39). nom, NICOLAÍTAS tip, RELI vet, Adeptos de doctrinas perniciosas que se introdujeron en las iglesias de Éfeso y de Pérgamo. Siguiendo la doctrina de Balaam, enseñaban a los cristianos que a causa del principio de la libertad podían consumir carnes ofrecidas a los ídolos, y permitirse actos inmorales como los paganos (Ap. 2:6, 14, 15). Así, los nicolaítas instigaban a los cristianos a no observar las prescripciones del concilio de Jerusalén, que se había reunido el año 50 d.C. (Hch. 15:29). Se supone que se trataba de discípulos de un hereje llamado Nicolás, pero nada da base para afirmar que fuera el diácono de este nombre (Hch. 6:5). La primera alusión a esta hipótesis se halla en los escritos de Ireneo, hacia el año 175 d.C. (Contra herejías, 1:26, 3). Entre los gnósticos del siglo III había una secta de nicolaítas que enseñaban asimismo «la libertad de
la carne»; es posible que ellos fueran los herederos de la corrompida doctrina de los primeros nicolaítas. nom, NICOLÁS tip, BIOG HOMB HONT ver, NICANOR vet, (gr.: «victorioso del pueblo»). Prosélito de Antioquía, uno de los siete elegidos a petición de los apóstoles para cuidarse de las viudas y judeo-cristianos pobres de lengua griega (Hch. 6:5). nom, NICÓPOLIS tip, LUGA vet, (gr.: «ciudad de la victoria»). Localidad en la que Pablo esperaba invernar junto con Tito (Tit. 3:12). Es sumamente probable que se trate de Nicópolis en Epiro, a 6 Km. de Accio. Augusto construyó Nicópolis en el año 30 d.C. para conmemorar su victoria; Herodes el Grande edificó allí numerosos edificios públicos (Ant. 16:5, 3). Las ruinas de Nicópolis se hallan en Preveza. nom, NIDO tip, TIPO FAUN CONS ver, MOSTAZA vet, Refugio que preparan las aves; en ellos protegen y abrigan a sus polluelos. En la Biblia, este término aparece en su sentido literal (Dt. 22:6). También se usa como imagen de refugio y de la protección de Dios (Sal. 84:3); en Ez. 31:6 se usa como ilustración del refugio que buscaban los pueblos pequeños a la sombra del poderío de Egipto. El Señor Jesús muestra el contraste entre el refugio que tienen las aves con su propia falta de un lugar en el que reclinar su cabeza (Mt. 8:20; Lc. 9:58) y también como símbolo del refugio que hallan en el seno de la cristiandad aquellos falsos profesantes que intentan destruir la obra de la siembra de la palabra de Dios (Mt. 13:32; cfr. MOSTAZA).
nom, NIEVE tip, ELEM CALE TIPO vet,
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Cae en la zona montañosa de Palestina, sobre las colinas de Galilea, en Nazaret, Jerusalén, Hebrón (1 Mac. 13:22; Guerras 1:16, 2; 4:8, 3). Es esperada en enero o en febrero, aunque con frecuencia se dan inviernos sin nieve. Llega en ocasiones a espesores de 30 cm., pero raras veces dura más de un día. Al final del verano se puede ver aún sobre las alturas del Líbano y en los precipicios. El Hermón está coronado de nieves eternas. Se menciona frecuentemente en las Escrituras como símbolo de pureza (Sal. 51:9; Is. 1:18; Lm. 4:7; Mt. 28:3), y la ponen entre los tesoros de Dios (Jb. 38:22), que es quien ordena su caída (Jb. 37:6); al caer, hace pensar en la lana, en las aves, en los saltamontes (Sal. 147:16; Ec. 43:18). Se le reconoce a la nieve todo su valor como reserva de agua para el suelo (Is. 55:10). En verano se usa la nieve, en ciertos lugares, para enfriar las bebidas (cfr. Pr. 25:13) y también para lavarse (Jb. 9:30). nom, NILO tip, RIOS CALE AGRI ver, FARAÓN sit, a4, 57, 391 vet, Río de Egipto (Is. 23:3; Jer. 2:18). En heb. «Shîhõr» y «y'õr» (río). El Nilo cubría grandes extensiones, sobre todo durante épocas de inundación, por lo que en ocasiones se le daba nombre de mar (Nah. 3:8). Los cursos de agua que alimentan el lago VictoriaNyanza son las fuentes últimas del Nilo, que tiene 6.500 Km. de longitud (el río más largo del mundo, el Mississipi-Missouri, mide 6.600). La parte más célebre del río empieza en la unión del Nilo Blanco con el Nilo Azul, en Khartum. De allí hasta el Delta el Nilo serpentea a través de más de 2.600 Km. a través del desierto. A partir de entonces no recibe más que un solo afluente por su ribera izquierda, a 225 Km. por debajo de Khartum. Los ribazos se elevan a alrededor de 100 m. de altura y rebasan en ocasiones los 300 m., bordeando el valle como muros hasta llegar a El Cairo, donde se alejan bruscamente al este y al noroeste ante el Delta. Inmediatamente por debajo de Khartum, el Nilo penetra en la meseta de Nubia y describe una gigantesca S, que comprende seis cataratas. Algo río arriba de Asuán (la antigua Siena), un banco de granito que se extiende por casi 290 Km. de este a oeste, obstruye el lecho del río, que se abre paso y desciende por las rocas formando la última catarata. Ésta es la primera si se está remontando
el río contra corriente, que allí atravesaba los confines del antiguo Egipto. La antigua Etiopía se extendía desde esta catarata hasta la sexta. El granito de las rocas transversales ha suministrado la famosa roca de marrón claro que es lustrosa al pulirla, y de la que se han hecho tantas estatuas de faraones. Río abajo de El Cairo, a unos 160 Km. del mar, el río se divide en varios brazos, y desemboca en el Mediterráneo por los diversos canales. Esta parte de su curso recibe el nombre de Delta, por la forma triangular de la letra D en griego. Las dos principales desembocaduras se hallan por Damieta y Rosetta. En la antigüedad había siete. Las más importantes eran la Pelusíaca al este, la Canópica al oeste, y la Sebenítica en el centro (Herodoto 2:17). Mientras el río sigue su curso sinuoso a través de la sequedad del desierto, una gran cantidad de sus aguas queda perdida por evaporación, por infiltración y, sobre todo, debido al inmenso sistema de canales de irrigación, indispensable para la agricultura. La famosa inundación anual del Nilo, que fertiliza un país privado de lluvias, resultaba un misterio para los antiguos (Herodoto 2:19-25). La región del lago Victoria-Nyanza recibe lluvias prácticamente diarias, cuya aportación regular le da al Nilo una corriente constante. El Nilo Blanco tiene sus fuentes en las montañas de Etiopía; no es nada más que un riachuelo durante la estación seca. Durante la estación de las lluvias viene a ser un torrente impetuoso, cargado de limo de Abisinia. El Atbara, formado por las lluvias, es un torrente análogo. Inmensas extensiones desérticas bordean Egipto. Sin la inundación anual, este país hubiera quedado desnudo de vegetación. Según la célebre frase de Herodoto, «Egipto es el don del Nilo». La crecida del Nilo Azul y del Atbara son la causa de la inundación; el río va creciendo lentamente al principio, a partir del inicio de junio, después con mayor rapidez, a partir del 15 o 20 de julio. Hacia el final de septiembre, las aguas dejan de crecer, y quedan durante veinte a treinta días al mismo nivel. En octubre se reanuda la inundación, y llega a su máximo (100.000 m3 por segundo). A partir de ahí baja el nivel; para fines de diciembre el río queda de nuevo dentro de su lecho. En enero, febrero y marzo los campos se van secando gradualmente. La inundación ha reblandecido y abonado el suelo. La crecida llega a 12 metros en Asuán, y llegaba a 7 u 8 m. en El Cairo. Dejaba un depósito de 10 a 12 cm. de aluviones. Bajo Sesostris I no se tuvieron productos de la tierra debido a años de hambre. Este faraón es identificado por Courville como el faraón bajo el
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que José sirvió como primer ministro de Egipto (véase FARAÓN, a). Es en esta época que hubo siete años sin inundaciones (Gn. 41:54). La misma calamidad de siete años sin inundaciones tuvo lugar bajo el califa el-Mustansir, que llegó a su mayor punto de gravedad en el año 1.070 d.C. Los antiguos egipcios inscribían regularmente cuál había sido el nivel de la crecida en los diferentes lugares. En la época de los faraones, el año agrícola egipcio se dividía en tres estaciones: el período de la inundación (del final de junio hasta el final de octubre); el de los cultivos (del final de octubre hasta el final de febrero) y, finalmente, la de la cosecha (desde el final de febrero hasta el final de junio). La construcción de la presa de Asuán, acabada en 1964, ha modificado considerablemente el comportamiento del Nilo. Por una parte, ha aumentado el área de irrigación disponible para cultivos. Por otra parte, ha eliminado la descarga de sedimentos y ha regularizado el caudal del Nilo en el bajo Egipto, por lo que los efectos a largo plazo sobre el ecosistema pueden ser verdaderamente contraproducentes en relación con la agricultura. Los efectos se hacen sentir con especial gravedad en la zona del Delta. nom, NIMROD tip, BIOG REYE HOMB HOAT vet, = «rebelde». Hijo de Cus. Vigoroso cazador, monarca poderoso, que reinó en Babel, Erec, Acad y Calne, ciudades del país de Sinar (Gn. 10:8-10; Mi. 5:6). Sólo es conocido, aunque se ha intentado identificarlo con Gilgamés, héroe babilónico, de quien la leyenda y la épica han perpetuado la memoria. Pero no hay pruebas de que esta identificación sea correcta. Es posible que sea más plausible relacionar el Cus babilónico con el antiquísimo reino de la ciudad de Cis, fundado hacia el año 2.500 a.C., y de donde los reyes de Babilonia del tercer milenio tomaron su título de «reyes del mundo». La dinastía de Cis es la primera en la lista de las dinastías mesopotámicas establecidas inmediatamente después del diluvio; consta de veintitrés reyes (cfr. Jack Finegan: «Light from the Ancient Past», 1946, pág. 31; Thorkild Jacobsen, «The Sumerian King List, Assyriological Studies XI», Chicago, 1939). Por otra parte, la forma en que está asociado el nombre de Nimrod con el de otras ciudades de Mesopotamia parece dar testimonio de su antigua
popularidad (p. ej.: Birs Nimrud; Tell Nimrud cerca de Bagdad; el monte Nimrud, la antigua Calah). El arte babilónico y asirio nos ha legado numerosas escenas de caza que concuerdan con la imagen que tenemos de Nimrod en Génesis como vigoroso cazador. nom, NINFAS tip, BIOG HOMB HONT MUJE MUNT vet, (gr.: «consagrado a Nymphas»). Cristiano o cristiana de Laodicea o de Colosas, a quien Pablo manda saludos (Col. 4:15). nom, NÍNIVE tip, CIUD sit, a4, 385, 52 vet, Capital del imperio de Asiria. Los heb. daban el nombre de «Nínive, aquella gran ciudad» a la aglomeración que rodeaba la capital y ocupaba el distrito situado en la confluencia del Tigris y del Gran Zab (Gn. 10:11, 12; Jon. 1:2; 3:3; Jdt. 1:1). En un sentido más propio, Nínive era la ciudad que se elevaba sobre la ribera izquierda del Tigris, en la confluencia de este río y un pequeño afluente llamado actualmente el Khoksr, a unos 43 Km. por encima de la confluencia del Zab y del Tigris. Los fundadores de Nínive fueron babilonios (Gn. 10:11). Manishtusu, de la dinastía semítica de Acad (hacia 2425-2245 a.C.) construyó un templo dedicado a Ishtar, divinidad tutelar de Nínive. Varios otros pueblos propagaron este culto hasta Egipto y al suroeste del Asia Menor. Assur, a unos 95 Km. al sur de Nínive sobre la ribera opuesta, fue al principio la sede del gobierno. Pero cuando Salmansar construyó un palacio en Nínive (12801260 a C.) esta vino a ser la capital. Assurbanipal y su sucesor Salmansar (885-825 a.C. aprox), ejercieron un gobierno bicefálico durante algún tiempo; tenían palacios residenciales en Nínive y en Calah. Sus sucesores, aunque tenían su capital en Nínive, tenían también palacios en Calah, en Dur-sharrukin y en Tarbisu. Asiria, nación guerrera, embelleció su capital merced a los botines de sus conquistas. Nínive era asimismo un centro literario. Hacia el año 650 a.C., Assurbanipal creó una gran biblioteca de tabletas de arcilla cubiertas de inscripciones cuneiformes relativas a la historia, liturgia, encantamientos, astronomía, astrología, matemáticas. Se trata sobre todo de copias de obras antiguas que provenían de Babilonia. Nínive se merecía el calificativo de «ciudad sanguinaria»
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que le dio el profeta Nahum (Nah. 3:1). A través de la historia guerreó contra las naciones vecinas, y usó la más feroz crueldad contra los vencidos. Después de sus victorias, Assurbanipal se dedicaba a cortar las manos, pies, nariz y oídos de sus prisioneros; les sacaba los ojos y levantaba montes de cabezas humanas. Cuando el imperio asirio inició su decadencia (625 a.C.), Nebopolasar, gobernador de Babilonia, se proclamó independiente. En el año 612 a.C., los Uman-mandá, aliados de Nebopolasar, descendieron sobre la llanura y acometieron, en solitario, la conquista de Nínive, que destruyeron. Una repentina crecida del Tigris se abatió sobre las fortificaciones de la ciudad, y ayudó a los asaltantes. La devastación de la ciudad fue tan grande que después de la época griega y romana llegó a considerarse la misma existencia de la ciudad como un mito. Pero yacían ruinas muy importantes, escondidas bajo las masas de escombros. En 1820 un funcionario inglés en Bagdad, llamado Rich, examinó el tell de Kouyoundjik, sobre la orilla izquierda del Tigris, y se quedó convencido de que bajo él se hallaban las ruinas de Nínive. En 1842, Botta, cónsul de Francia en Mosul en la ribera derecha del Tigris, comenzó las excavaciones. Pronto quedó atraída su atención a Korsabad, a 16 Km. de Mosul, localidad de Dur-sharrukin, donde descubrió el palacio de Sargón. Desde 1845 a 1850, el inglés Laylard exploró Nimrod, a 29 Km. al sur de Kouyoundjik, excavando a continuación este lugar, que resultó ser el lugar de Nínive, donde Senaquerib había construido un espléndido palacio con 71 salas y cámaras con muros decorados por esculturas. En este mismo lugar descubrió Rasam, en 1853, el palacio de Assurbanipal con su famosa biblioteca. Se ha podido establecer cuál era el plan de las fortificaciones (de 12 a 15 m. de altura) de la ciudad propia, y pudo deducir que tenía 5 Km. de longitud y alrededor de 2,5 de anchura. Pero ya se ha mencionado que los heb., y posiblemente otros pueblos, designaban con el nombre de Nínive una vasta aglomeración que englobaba Calah, a 29 Km. al sur; Resen, entre Calah y Nínive; RehobotHir, un gran distrito de la ciudad, posiblemente el mismo que Rebit-Nina, situado al noreste de la ciudad. Gn. 10:11, 12 enumera estas cuatro localidades, cuyo conjunto formaba «la gran ciudad». Había otras ciudades de los alrededores unidas a esta área metropolitana. Yarimdja marca el emplazamiento de una de ellas, junto al río, inmediatamente al sur de Nínive. Cerca del Tigris,
a más de 4,5 Km. río arriba, se hallaba Tarbisu; su palacio real marcaba el comienzo de una serie de bellas localidades y ciudades fortificadas que bordeaban el río hacia el sur en dirección a Calah. Detrás del río, al noreste de Nínive, y más allá de Rebit-Nina, se elevaba Dur-sharrukin, al pie de los montes orientales. Esta ciudad fuerte, construida hacia el año 707 a.C. por Sargón, tenía una extensión casi como la de Calah, y poseía el vasto palacio descubierto por Botta. A más de 11 Km. al sureste de Dur-sharrukin, al pie de la cadena oriental, se hallaba otra ciudad importante, cuyo nombre antiguo se desconoce; su emplazamiento está cercano a Baasheihah. Diez Km. más al sur la localidad de Birtelleh marca asimismo el emplazamiento de una localidad antigua. Keremlis, a 5 Km. más al sur, se halla sobre el emplazamiento de una población antigua. Por fin, a más de 10 Km. más hacia el sur, se halla Imgurbel, cuyo palacio y templo fueron adornados por Assurbanipal. Este lugar se halla a 14 Km. al noreste de Cala. Otras ciudades y pueblos estaban dispersas por la llanura. En el siglo I a.C. Diódoro de Sicilia, fundándose en una tradición auténtica, afirma que Nínive tenía una forma de rectángulo, con unas dimensiones de 150 por 90 estadios; por ello, su perímetro era de 480 estadios, o 90 Km. Años más tarde, Estrabón afirmaba que Nínive había sido mucho mayor que Babilonia. Todo ello confirma plenamente la declaración de Jonás 3:3: «Y era Nínive ciudad grande en extremo, de tres días de camino.» En cuanto a los argumentos de Voltaire ante esta afirmación, sólo demostró su ignorancia al afirmar la imposibilidad de que una metrópolis tan grande pudiera desaparecer totalmente. nom, NISÁN tip, CALE ver, TIEMPO vet, (heb. «nîsãn», del ac. «nisannu», «comienzo»). Nombre dado, después de la cautividad, al mes de Abib, el primero del año religioso (Neh. 2:1; Est. 3:7). En nuestro calendario se corresponde con marzoabril. (Véase TIEMPO.) nom, NISROC tip, DIOS vet, Dios adorado por Senaquerib, que fue asesinado en su templo (2 R. 19:37; Is. 37:38).
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Este nombre no ha sido identificado aún, y se ha intentado asimilarlo a Nusku o a un nombre compuesto de Assur; pudiera ser también una alteración intencionada del nombre Marduk. Sin embargo, no puede descartarse la posibilidad de que se tratara del verdadero nombre de una divinidad de la que no se hayan descubierto aún referencias extrabíblicas. nom, NO-AMÓN. (Véase TEBAS.) nom, NOB tip, CIUD ver, DOEG sit, a3, 384, 64 vet, Ciudad sacerdotal (1 S. 22:19) en Benjamín (Neh. 11:32); al norte e indudablemente a la vista de Jerusalén (Is. 10:32). Cuando los enemigos se apoderaron del arca, los israelitas levantaron el tabernáculo en Nob, donde quedó por un tiempo. El sumo sacerdote Ahimelec residía también allí. Desconocedor de que Saúl perseguía a David, permitió que éste y sus hombres comieran el pan de la proposición, y dio después a David la espada de Goliat. Un edomita informó a Saúl (véase DOEG), que convocó a los sacerdotes, ordenó su muerte, haciendo también pasar a todos los habitantes de Nob a cuchillo. Abiatar, hijo del sumo sacerdote, escapó, y se refugió poniéndose bajo la protección de David (1 S. 21:22). Después del exilio, la ciudad volvió a ser habitada (Neh. 11:32). Se desconoce su localización exacta, aunque se ha propuesto su situación sobre el monte Scopus, en Rãs Umm et-Tala. nom, NOCHE tip, CALE TIPO ver, TIEMPO vet, Se usa simbólicamente de: (a) La muerte, tiempo en que «nadie puede trabajar» (Jn. 9:4). (b) Las tinieblas morales del mundo, en las que los hombres duermen y están embriagados (1 Ts. 5:7). (c) El período del rechazamiento de Cristo, que está ya avanzado, «y se acerca el día» (Ro. 13:12). No habrá noche de tinieblas morales o espirituales en la Jerusalén celestial (Ap. 21:25; 22:5). (Véase también TIEMPO.) nom, NODRIZA vet,
(a) Heb. «meneketh», nodriza que amamanta a un recién nacido (Éx. 2:7-9; 2 R. 11:2). Débora, nodriza de Rebeca, era objeto de la gran consideración de la familia (Gn. 24:59; 35:8). Las nodrizas eran por lo general muy apreciadas (cfr. Odisea 19:15, 251). (b) Heb. «'Õmên», servidor, y «'õmeneth», sirvienta. Doméstico, hombre o mujer, que se ocupaba de los niños pequeños. Traducido como: «la que cría» (Nm. 11:12), «aya» (Rt. 4:16); «nodriza» (2 S. 4:4) en la RVR. nom, NOÉ tip, BIOG PATR HOMB HOAT ver, DILUVIO, CAM, CANAÁN, SEM, JAFET vet, = «descanso, tranquilidad». Hijo de Lamec, descendiente de Set (Gn. 5:28-29). En base a las palabras de Lamec, el nombre de Noé significaba para él a la vez reposo y consolación: «Éste nos aliviará (y'nahamênû) de nuestras obras y del trabajo de nuestras manos, a causa de la tierra que Jehová maldijo.» En efecto, en heb. es usual hacer juegos de palabras y de asonancias. No se nos dice nada más acerca de Noé hasta que llegó a los 500 años de edad, y que tuvo tres hijos, Sem, Cam y Jafet (Gn. 5:32). (a) El pregonero de justicia. Es así como Pedro designa a Noé (2 P. 2:5). Era justo, íntegro y caminaba con Dios, lo que le hacía estar en acusado contraste con su generación impía y corrompida (Gn. 6:9; cfr. 5-6, 11-13). Mientras duraba la paciencia de Dios (1 P. 3:20) Noé predicaba a sus contemporáneos de diversas maneras: (A) Por el ejemplo de su vida limpia (cfr. Fil. 2:15); (B) por su «predicación», por cuanto advirtió con toda claridad a los hombres de su generación, (C) por la construcción del arca, poseído de un temor reverente creyó en la santidad ultrajada de Dios y en lo inminente del juicio que se avecinaba (He. 11:7). Tomándose seriamente la Palabra del Señor, se aferró al único medio de salvación para él y los suyos. Había en el arca lugar de sobra para muchas otras personas (si hubieran querido entrar), así como para los animales. Fue así que «por esa fe condenó al mundo» demostrando que los impíos iban a morir, no por las aguas del Diluvio, sino por su indiferencia e incredulidad. En cuanto a Noé, vino a ser «heredero de la justicia que viene por la fe». En efecto, por íntegro que fuera no era sin pecado (Ro. 3:10, 23, 24) y fue literalmente salvado por la fe.
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(b) Noé en el arca. Para los detalles y las confirmaciones del relato del diluvio véase DILUVIO. Es impresionante el comportamiento de Noé durante este período prolongado en el que su paciencia y fe son puestas a prueba. Tenía 600 años cuando entró en el arca (Gn. 7:6). Dejó abierta la puerta aún siete días y después el mismo Dios cerró la puerta tras él (Gn. 7:4, 7, 10, 16). No vemos en Noé ningún apresuramiento ni aturdimiento, él hizo «conforme a todo lo que Dios le mandó» (Gn. 6:22; 7:5, 9, 16) y su actitud expresa, lo mismo que su nombre, reposo y tranquilidad. Después de los largos meses del terrible cataclismo, Dios mostró que se acordaba de Noé (cfr. Gn. 8:1). De una manera tranquila y metódica, Noé examinó una solución, dejando salir al cuervo y hasta tres veces la paloma, para verificar de una manera factual el estado de la tierra (Gn. 8:6-12); a continuación abrió la cubierta del arca (Gn. 8:13). Sólo salió de ella, no obstante, en obediencia a una orden determinada de Dios (ocho semanas más tarde, ni antes ni después) con todos los suyos, y con los animales que se habían salvado (Gn. 8:15-19). (c) El pacto con Noé. De inmediato, el patriarca erigió un altar, ofreciendo a Dios sacrificios. «Sin derramamiento de sangre no se hace remisión» (He. 9:22), y es sobre la base del sacrificio que Jehová establece un pacto con Noé y sus descendientes (Gn. 8:20; 9:9). Los puntos esenciales de este pacto son: (A) Dios promete no volver a enviar jamás un diluvio de aguas sobre toda la tierra; los días, las estaciones y las cosechas durarán tanto tiempo como la tierra (Gn. 8:21-22; 9:11, 15). Sin embargo, un día los cielos y la tierra serán destruidos por fuego (2 P. 3:6-7, 10, 12). (B) Como con Adán en el pasado (Gn. 1:28), Noé y sus hijos recibieron la orden de ser fecundos y de multiplicarse y llenar la tierra (Gn. 9:1, 7). (C) Dios entregó en sus manos los animales, y les concedió su carne como alimento, en tanto que Adán, antes de la caída, era vegetariano (Gn. 9:23; 1:29). (D) Se da la prohibición general de comer sangre (Gn. 9:4; cfr. Lv. 17:10-11). (E) La vida humana queda protegida contra los animales y los mismos hombres (Gn. 9:5-6). Este texto instituye la pena de muerte por primera vez en el AT (cfr. Lv. 24:17, etc.; para el NT, cfr. Ro. 13:4). (F) Se da el arco iris como señal de este pacto perpetuo (Gn. 9:12-17). (d) La embriaguez de Noé.
Noé labró la tierra y plantó una viña, siendo sorprendido por el efecto embriagador del vino. Sem y Jafet se comportaron hacia su padre con respeto filial. Pero Cam se comportó con una actitud indecorosa, que suscitó la cólera de Noé, y que atrajo sobre Canaán, hijo de Cam, una maldición profética (Gn. 9:20-27; cfr. Éx. 20:5-6). Para una consideración de esta maldición, y de por qué Noé maldijo a Canaán en lugar de a Cam, véanse CAM y CANAÁN. (Véanse también SEM, JAFET.) nom, NOEMÍ tip, BIOG TIPO MUJE MUAT vet, = «mi placentera». Mujer de Elimelec, que la llevó, junto con sus dos hijos, al país de Moab, a causa de una gran hambre que reinaba en Judá. Los hijos se casaron con muchachas moabitas. Elimelec y sus hijos murieron. Noemí, acompañada de Rut, una de sus nueras, volvió a Belén de Judá (Rt. 1-4). Pidió no ser llamada más Noemí, sino Mara, «amarga», porque el Todopoderoso la había tratado, dijo ella, amargamente. Buscó el bien de Rut, la cual contrajo matrimonio con Booz; ella vino a ser aya del hijo de Rut, Obed. Tipológicamente, representa al Israel desolado, así como Rut representa al remanente despreciado pero piadoso, que es introducido a una bendición plena al final, sobre la base de una gracia soberana, como gentiles, pero confiándose a la bondad del Pariente Cercano-Redentor (cfr. Is. 63:16). nom, NOMBRE ver, DIOS (Nombres) vet, (a) Su importancia. En la época bíblica se atribuía al nombre una considerable importancia. Hay una relación directa entre el nombre y la persona o cosa nombrada; el nombre participa de alguna manera en la esencia que tiene por objeto revelar. Expresa la personalidad hasta tal punto que el conocimiento del nombre de alguien implica conocerlo íntimamente e, incluso en cierto sentido, tener poder sobre él. Jacob pregunta el nombre al ángel de Jehová: «Declárame ahora tu nombre.» Su respuesta es: «¿Por qué me preguntas por mi nombre?» (Gn. 32:29; cfr. Jue. 13:17-18). En el momento de llevar a cabo grandes actos redentores, Dios hace comprender a Moisés que se va a revelar no sólo ya como el Todopoderoso, sino «en mi nombre JEHOVÁ» (Éx. 6:3). Así, el
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nombre hace también próxima la presencia de la persona: no se puede resistir al ángel de Jehová, pues el nombre de Dios está en él (Éx. 23:21). El santuario donde Dios es adorado es sagrado, pues allí hace morar Su nombre (Dt. 12:11). Jesús dice al Padre que Él había «manifestado (su) nombre a los hombres» (Jn. 17:6), es decir, toda Su naturaleza divina. Juan nos habla de Cristo, a fin de que al creer tengamos vida en Su nombre (Jn. 20:31). El nombre pronunciado actúa con el mismo poder que la persona (Hch. 3:16; 4:10, 12, etc.) y el nombre del Salvador está, por definición, por encima de todo otro nombre (Ef. 1:21). (Véase DIOS, [NOMBRES DE].) (b) Sentido y elección del nombre. El nombre de las personas humanas se corresponde con la misma concepción. En la Biblia no se da como en la actualidad, casi al azar (en el caso del nombre propio) o por el solo hecho de la filiación (apellido/s). En lo que sea posible, el nombre debe expresar la naturaleza del que lo lleva, y su elección queda influenciada por circunstancias del nacimiento o por un voto de los padres con respecto al hijo. Se dejaban también guiar por la asonancia general o la consonancia de las sílabas, lo que permite un acercamiento en el sentido, o una etimología popular consustancial al genio hebreo, aunque algunas veces nos sea sorprendente a nosotros. Veamos algunos nombres: Eva (vida, Gn. 3:20), Noé (reposo, Gn. 5:29), Isaac (risa, Gn. 17:19), Esaú (velloso, Gn. 25:25), Edom (rojo, Gn. 25:30), Jacob (suplantador, Gn. 25:26); los nombres de los hijos de Jacob comportan siempre una significación (Gn. 30); se puede ver también Fares (brecha, Gn. 38:29), Manasés (olvido, Gn. 41:51), Efraín (fértil, Gn. 41:52), etc. El nombre debía ser, si era posible, de buen augurio. Raquel, moribunda debido al parto, llama a su último hijo Ben-Oni (hijo de mi dolor), pero de inmediato Jacob se lo cambia, poniéndole Benjamín (hijo de mi diestra, Gn. 35:18). Frecuentemente, los nombres comportan un significado religioso y una mención del mismo Señor («El» para Dios, o «Jah» para Jehová o Yahveh). De esta manera tenemos una serie de nombres compuestos, e incluso de nombres que son una corta frase: Natanael (Dios ha dado), Jonatán (Jehová ha dado), Elimelec (Dios es mi rey),
Ezequiel (Dios es fuerte), Adonías (Jehová es señor) y muchos más. Hay otros nombres que son sencillamente sacados de la naturaleza, o inspirados en imágenes de la vida corriente: Labán (blanco), Lea (vaca salvaje), Raquel (oveja), Tamar (palmera), Débora (abeja), Jonás (paloma), Tabita (gacela), Peninna (perla), Susana (lirio). Hay nombres surgidos de circunstancias históricas: Icabod (sin gloria, 1 S. 4:21), Zorobabel (nacido en Babilonia). Es a causa de este constante deseo de dar un sentido real y personal a los nombres que se trata de dar, en los artículos de este diccionario, una traducción, etimología o explicación de los nombres, debido a que ello tiene una mayor importancia de lo que pueda parecer a simple vista. El nombre parece que era impuesto al recién nacido por lo general en el octavo día de su vida, al ser circuncidado (cfr. Gn. 17:12; 21:3-4; Lc. 1:59; 2:21). (c) El cambio del nombre. A causa del sentido sumamente personal unido al nombre, se daba en ocasiones un nombre nuevo a alguien con el fin de señalar la transformación de su carácter, cfr. p. ej.: Abram a Abraham, Sarai a Sara (Gn. 17:5-15), Jacob a Israel (Gn. 32:27, 28), Noemí a Mara (Rt. 1:20). En ocasiones el segundo nombre es una traducción del primero: Cefas (aram.) Pedro (gr.), Tomás (aram.) Dídimo («gemelo» en gr.), Mesías (heb,) Cristo (gr.). Un día todos los creyentes recibiremos un nombre nuevo adecuado a los redimidos del Señor (Ap. 3:12). (d) Apellidos. Los apellidos no eran usuales entre los hebreos pero se añadía una indicación de su origen: Jesús de Nazaret, José de Arimatea, María de Magdala, Nahum de EIcos. Podía ser también un patronímico:
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Simón hijo de Jonás (Bar-Jonás), Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo. También se podía hacer referencia a la profesión: Natán el profeta, José el carpintero, Simón el zelota, Mateo el publicano, Dionisio el areopagita. (e) Nombres romanos. Todo romano tenía tres nombres: (A) El «praenomen» o nombre propio, designación personal; (b) el «nomen», indicación de la línea o casa; (c) el «cognomen», nombre de familia, o apellido, que figuraba en último lugar. Por ejemplo: el procurador Félix (Hch. 23:24) se llamaba en realidad: Marcus (nombre propio) Antonius (de la gens Antonia) Félix (de la familia llamada Félix, «feliz»). Frecuentemente se omitía el nombre propio, y se hablaba de Julio César en lugar de Cayo Julio César, etc. nom, NOMBRES DE DIOS. Véase DIOS (Nombres). nom, NOMBRES GEOGRÁFICOS vet, Los nombres geográficos, de ciudades, ríos, montes y valles se derivan de varias fuentes: (a) El nombre conmemora un incidente histórico: Bet-el, «casa de Dios», por la aparición de Dios a Jacob en sueños; o Peniel, «el rostro de Dios», por su encuentro con el ángel de Jehová, Gn. 32:30; (b) reciben el nombre de una divinidad asociada con el lugar: BaaI-meón, Nm. 32:38; Baal-perazim, 2 S. 5:20; Bet-dagón, Jos. 15:41; (c) hace mención de su situación: compuestos con Abel (curso de agua), Beer (pozo), Hor (monte), Carmel (huerto), etc. (d) denotaba los productos del lugar: Betfagé, «casa de brevas», Bet-tapúa, «casa de manzanas», etc.; (e) se daba el nombre del lugar en honor de una personalidad, fundador, etc.: Siquem,
Filadelfia, Antípatris, Cesarea, Filipos. Hay nombres antiguos que han permanecido como más arraigados que los nombres impuestos por la administración romana posterior. Por ejemplo, la antigua Rabá-amón de los amonitas, posteriormente llamada Filadelfia, es la capital del reino hachemita de Jordania con el nombre de Ammán. Lo mismo se puede decir de la ciudad de Akkõ. Llamada Tolemaida durante el período helénico y romano (en honor de Ptolomeo), cambió a San Juan de Acre bajo los cruzados. En la actualidad vuelve a llamarse Akkõ. nom, NORTE vet, (a) Heb. «mezarim», lit.: «el esparcimiento». El viento del norte esparce las nubes y trae un frío severo. Eliú observa que el frío proviene del norte. Este término aparece solamente en Jb. 37:9. (b) Heb. «tsaphõn», «escondido, oscuro». Los antiguos consideraban el norte como una región de lobreguez y de tinieblas. Éste es el término comúnmente traducido como norte en el AT (Gn. 13:14, etc.). (c) Gr. «borras», norte (Lc. 13:29; Ap. 21:13). nom, NOVILUNIO. (Véase LUNA.) nom, NUBE tip, ELEM ver, LLUVIA vet, Las nubes, portadoras de la humedad (2 S. 22:12; Jb. 26:8; 37:11; Ec. 11:3), vacían su lluvia sobre la tierra (Jue. 5:4; Sal. 77:17). Una nube que apareciera por occidente era un anuncio de lluvia (1 R. 18:44; Lc. 12:54). Véase LLUVIA.
nom, NUBE (COLUMNA DE) vet, Se trataba de una nube sobrenatural en forma de columna; iba delante de los israelitas en el desierto, para mostrarles el camino por el que Dios les ordenaba marchar (Éx. 13:21, 22; Neh. 9:19). Cuando la noche hubiera impedido distinguirla, resplandecía como columna de fuego. Si Dios se quería manifestar a los israelitas, lo hacía desde la columna de nube (Nm. 12:5; Dt. 31:15). Cuando
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quiso desbaratar el ejército egipcio, fue desde la nube que los miró, y que hizo cundir el desorden en su campamento (Éx. 14:24). La presencia gloriosa del Señor se manifestaba frecuentemente en la nube (la «Shekiná»). «La gloria de Jehová apareció en la nube» (Éx. 16:10). «Una nube cubrió el tabernáculo de reunión, y la gloria de Jehová llenó el tabernáculo» (Éx. 40:34). «Yo apareceré en la nube sobre el propiciatorio» (Lv. 16:2). De esta nube podía surgir fuego que destruía a los rebeldes (Lv. 10:2; Nm. 16:35; cfr. Éx. 19:16, 18). El soberano Dios, que se viste de nubes, es asimismo fuego consumidor (Sal. 18:915; Dt. 4:24; He. 12:29). Después de mucho tiempo que la nube hubiera dejado de marchar delante del pueblo, ya establecido en la tierra de Canaán, se ve a la nube de gloria hacer su morada en el Templo acabado de construir (1 R. 8:10-11). Si Israel era tan diferente de los otros pueblos, ello se debía a que el mismo Dios residía en medio de él. Desafortunadamente, los pecados de la nación llegaron a tal punto que les fue retirada la gloria divina (Ez. 9:3; 10:18-19; 11:22-23), siendo el Templo destruido junto con la ciudad de Jerusalén (Ez. 9:1-7). Sin embargo, el mismo profeta anuncia que el Señor devolverá para siempre Su gloria y Su presencia a Su pueblo, convertido y restaurado (Ez. 37:24-28; 43:1-9). En el NT vuelve a aparecer la «Shekiná», en el monte de la Transfiguración, donde una nube luminosa lo envolvió, y en el seno de la cual dejó oír Su voz (Mt. 17:5). Cuando el Señor abandonó esta tierra, una nube celestial lo recibió (Hch. 1:9). Y cuando vuelva, «verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria» (Lc. 21:27). nom, NÚMERO tip, TIPO ver, ALFABETO vet, No hay evidencia que los antiguos hebreos hayan empleado signos especiales para representar las cifras, porque se hallan escritos en letras en el texto heb. de las Escrituras, en la inscripción de Siloé y en la Estela de Mesa. Por ello, ya en la época de los Macabeos, los israelitas empezaron a utilizar las letras del alfabeto para designar números: «alef» para 1, «bet» para 2, etc. En los papiros de Elefantina se dan las cifras con signos (datando especialmente del siglo V a.C.). Las inscripciones nabateas del siglo I dan por lo general los números en palabras enteras, pero en ocasiones van representados en trazos verticales (para las unidades inferiores). El 5 es semejante a
la cifra árabe actual, aunque sin la barra horizontal. Las inscripciones arameas de Palmira, de la misma época, presentan también signos. En Nínive, en el siglo VIII a.C., los mercaderes arameos se servían de pesos en forma de león en los que unos trazos verticales indicaban las unidades, y un trazo horizontal la decena. En épocas aún más remotas, los asirios y babilonios indicaban los números mediante signos cuneiformes. (a) Números simbólicos. Está claro que se usan números en las Escrituras en sentido simbólico. Al comparar los casos en los que se emplea un número, puede deducirse la idea escondida tras el número. El significado de algunos de los números es demasiado evidente para que haya error; en otros no hay tanta certeza. Se dan sólo unas pocas referencias para cada número. UNO Supremacía, exclusividad: Un Jehová (Dt. 6:4; Is. 42:8; Zac. 14:9). Un Dios y Padre (1 Co. 8:6; Gá. 3:20; Mr. 12:29; Ef. 4:6; 1 Ti. 2:5). No hay más que un Dios, y un Señor, Jesucristo (1 Co. 8:4, 6; Ef. 4:5). Un Espíritu Santo (1 Co. 12:11, 13). Un mediador (1 Ti. 2:5). Un cuerpo (1 Co. 12:12, 13; Ef. 4:4). Una esperanza, una fe, un bautismo (Ef. 4:4, 5). Una ofrenda que ha perfeccionado para siempre a los santificados (He. 10:14). DOS Distintividad, y por ello un testimonio adecuado, y comunión en caso de acuerdo. Para testimonio se precisa de dos testigos (Dt. 19:15; 2 Co. 13:1). Caleb y Josué dieron testimonio de la tierra (Nm. 14:6-9). Fueron dos los espías enviados al otro lado del Jordán (Jos. 2:1). Dos olivos tipifican los dos testigos (Zac. 4:3; Ap. 11:3, 4). La palabra de Dios y Su juramento muestran la inmutabilidad de Su consejo (He. 6:17, 18). Dos tienen que estar de acuerdo al pedir (Mt. 18:19). Dos o tres pueden reunirse al nombre de Cristo (Mt. 18:20). TRES Plenitud divina y, por ende, perfección en testimonio. Dios: Padre, Hijo y Espíritu. Esta plenitud se plació en morar en el Hijo de Su amor (Col. 1:19). Tres veces vino la voz del cielo con respecto al Señor Jesús (Mt. 3:17; 17:5; Jn. 12:28).
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El Señor Jesús es Profeta, Sacerdote y Rey. Tres son los que dan testimonio, el Espíritu, el agua y la sangre (1 Jn. 5:7, 8). Las Escrituras, compuestas por la Ley, los Profetas y los Salmos, dan testimonio de Cristo (Lc. 24:44). Los elementos de la vida cristiana en esta escena son la fe, la esperanza y el amor. Un cordón de tres dobleces no se rompe pronto (Ec. 4:12), y se corresponde con la perfección en el testimonio; tres es también expresión de una experiencia llevada a la perfección (Lc. 13:32; Gn. 22:4; Hch. 9:9). CUATRO La integridad de aquello que ha sido creado o establecido por Dios. Cuatro vientos de los cuatro puntos del cielo (Jer. 49:36). Los cuatro ángulos de la tierra (Ap. 20:8). En el ordenamiento del campamento de Israel había cuatro banderas (Nm. 10:14-25). Ezequiel vio cuatro seres vivientes, y cada uno de ellos tenía cuatro caras, cuatro alas y cuatro manos (Ez. 1:5-8; cfr. los cuatro seres vivientes en Ap. 4:6). CINCO La debilidad humana en su reconocimiento de obligación. En la dedicación del tabernáculo, cada príncipe ofreció como ofrenda de paces dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos (Nm. 7:17-83). Debilidad en contraste con el poder del enemigo: cinco perseguirían a cien (Lv. 26:8). Los discípulos sólo pudieron presentar cinco panes de cebada y dos peces pequeños cuando había cinco mil para alimentar (Jn. 6:9). Pablo dijo que preferiría hablar cinco palabras para enseñar a otros que diez mil palabras en una lengua desconocida (1 Co. 14:19). En la parábola de las vírgenes había cinco sabias y cinco necias (Mt. 25:2). SEIS Falta, imperfección (una unidad menor que el número perfecto de siete). Salomón tenía seis gradas que ascendían a su gran trono (1 R. 10:19); no fue lo suficientemente elevado para preservarlo de idolatría. Seiscientos sesenta y seis talentos de oro era lo que recibía cada año (1 R. 10:14), y sin embargo tuvo que confesar que todo era vanidad y aflicción de espíritu. Los judíos en Caná tenían seis tinajas de agua para la purificación (Jn. 2:6), pero expresaban lo
insuficiente de las ordenanzas para suplir las necesidades del hombre. El número de la bestia imperial será seiscientos sesenta y seis (Ap. 13:18), imperfección en todos los aspectos. SIETE Integridad espiritual, generalmente en lo bueno, pero ocasionalmente en sentido negativo. Es la suma de tres y cuatro, y el número indivisible más alto dentro de la decena. Siete días en una semana, siendo cada día séptimo para descanso, cada año séptimo era para reposo de la tierra, y cada siete veces siete años introducía el jubileo. La creación quedó finalizada para el séptimo día, introduciendo el reposo de Dios. Había siete lámparas en el candelero de oro (Nm. 8:2; cfr. Zac. 4:2). La sangre era rociada delante del Señor siete veces (Lv. 4:6, 17; 8:11). El cristiano es exhortado a guardar la fiesta de siete días después de la pascua, lo que hace que sea para él una fiesta perpetua (1 Co. 5:7, 8). Juan habla de los siete Espíritus delante del trono de Dios (Ap. 1:4). Hay siete abominaciones en el corazón del hombre (Pr. 26:25). La primera bestia tiene siete cabezas y diez cuernos (Ap. 13:1). En Apocalipsis el número «siete» aparece con frecuencia; se encuentra allí más de siete veces siete. El perdón tiene que ser otorgado «setenta veces siete» (Mt. 18:22). OCHO Un nuevo comienzo traerá del orden de la creación, aunque relacionado con él, en resurrección. La circuncisión era al octavo día, cuando se entraba en una nueva comunión. Fueron ocho las almas salvadas en el arca, para dar comienzo a un nuevo mundo (1 P. 3:20; 2 P. 2:5). La nueva forma del futuro imperio romano será la octava (Ap. 17:11). El día de la resurrección puede ser llamado el octavo, el que sigue al séptimo, el sábado judío. DIEZ Base completa de responsabilidad humana. Faraón fue visitado por diez plagas (Éx. 7-12). Los Diez Mandamientos (Éx. 34:28). Abraham dio el diezmo del botín a Melquisedec (Gn. 14:20).
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Los israelitas daban una décima parte a los levitas, y ellos daban una décima a los sacerdotes (Nm. 18:21, 26). Diez vírgenes fueron a encontrar al esposo (Mt. 25). Eran diez los siervos a los que se les confió las minas (Lc. 19:13). En la última fase del imperio romano habrá diez reyes (Ap. 17:12, 16). DOCE Integridad administrativa, esto es, en lo que se establece o exhibe para el hombre. (El más divisible de los primeros números.). Hubo doce patriarcas, antecesores de las doce tribus, que eran conmemorados en los doce panes de la proposición, en las doce piedras en el pectoral y en los doce nombres en los hombros del sumo sacerdote; en las doce piedras sacadas del Jordán, y en las otras doce puestas en el lecho del río; también en la mujer con la corona con las doce estrellas (Ap. 12:1). Mediante los doce apóstoles, el Señor alimentó a multitudes hambrientas. Los doce apóstoles se sentarán sobre doce tronos juzgando a las doce tribus (Mt. 19:28). La nueva Jerusalén tendrá doce fundamentos para sus muros con los nombres de los doce apóstoles; tendrá doce puertas hechas de doce perlas, con los nombres de las doce tribus inscritas en ellas, siendo las doce puertas guardadas por doce ángeles (Ap. 21:12-21). El día tiene doce horas, en las que los hijos de luz pueden caminar (Jn. 11:9). La flexibilidad de la perfección administrativa se puede ver en: Seis-dos: Dos apóstoles en cada una de las seis compañías enviadas a predicar. Dos-seis: Seis panes en cada una de las dos hileras de panes de la proposición. Tres-cuatros: Cuatro hileras de tres nombres en el pectoral. Cuatro-tres: Tres puertas en cada uno de los cuatro lados de la nueva Jerusalén. CUARENTA (10 x 4). Prueba completa sacando a la luz el bien o el mal. Moisés estuvo cuarenta años en el desierto, siendo probado él mismo; estuvo en el monte durante dos períodos de cuarenta días, que fueron tiempos de prueba para los israelitas (Éx. 24:18; 34:28). Los espías estuvieron cuarenta días explorando la tierra (Nm. 13:25).
Las tribus fueron probadas cuarenta años en el desierto (Hch. 13:18). Goliat desafió a Israel durante cuarenta días (1 S. 17:16). Saúl, David, Salomón y Joás fueron probados en sendos reinados de cuarenta años. El tiempo de prueba de Elías en Horeb fue de cuarenta días. Nínive recibió cuarenta días de plazo para que se arrepintiera (Jon. 3:4). El Señor Jesús fue tentado cuarenta días (Mr. 1:13). Se apareció a sus discípulos durante cuarenta días después de su resurrección (Hch. 1:3). SETENTA (7 x 10) Plenitud y totalidad. Se mencionan setenta miembros de la familia de Jacob (Gn. 46:27). Setenta ancianos de Israel (Éx. 24:1). Exilio de setenta años (Jer. 25:11). El envío de los setenta discípulos (Lc. 10:1). El perdón dado setenta veces siete (Mt. 18:21). Se podrían dar otros ejemplos análogos. Si bien los números tienen valor espiritual, es necesario tener equilibrio para no caer en exageraciones acerca de su simbolismo. Hay quien se ha dedicado a hacer extraños cálculos acerca de los 318 siervos de Abraham (Gn. 14:14) y sobre los 153 peces de la última pesca milagrosa (Jn. 21:11), por no citar más que estos dos casos. (b) El número de la Bestia: Seiscientos sesenta y seis. Los griegos y romanos, lo mismo que los hebreos de la época tardía, empleaban las letras del alfabeto como signos numéricos (véase ALFABETO). La adición de estos signos puede dar un cierto total, y se ha hallado, como ejemplo, una inscripción que dice: «La que yo amo tiene el número 545». Este método, aplicado a 666, ha permitido presentar nombres como Nerón, Mahoma, el Papa, Lutero, Napoleón, Hitler, etc. Ello demuestra que este tipo de cálculos no es válido. Hay, sin embargo, una siniestra premonición con el advenimiento del ordenador y de la transferencia electrónica de dinero. Hay un código ideado para su aplicación universal, y que puede ser tatuado, que consta de tres grupos de seis dígitos. Un dictador mundial que pudiera conseguir el control de este sistema tendría a su merced a todos, mediante la manipulación de la posibilidad de acceso al sistema informatizado
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(cfr. Ap. 13:16-18). Parece que el futuro ya empieza a perfilarse ante nuestros ojos. Bibliografía: Bullinguer, E. W.: «Cómo entender y explicar los números en la Biblia», (Clíe, Terrassa, 1990). nom, NÚMEROS (Libro) tip, LIBR TIPO CRIT LIAT ver, LEVITAS, PENTATEUCO, PEREGRINAClÓN POR EL DESIERTO vet, Cuarto libro del Pentateuco. Su designación heb. es: «En el desierto» (cfr. Nm. 1:1). El título moderno proviene de la trad. gr., que dio este título a causa de los dos censos: (a) en el Sinaí, en el año segundo después del éxodo; (b) ante el Jordán, en el año cuarenta. (a) División. El libro se puede dividir en tres secciones esenciales: (A) En el desierto del Sinaí (Nm. 1:1-10:11). Censo del pueblo, a excepción de los levitas. Orden del campamento de las tribus (Nm. 1; 2). Censo particular de los levitas; su lugar en el campamento; su servicio particular (Nm. 3; 4). Exclusión de los impuros (Nm. 5:1-4). Ley de la restitución (Nm. 5:5-10). Leyes acerca de los celos, del nazareato; fórmula de bendición sacerdotal (Nm. 5:11-6:27). Ofrendas de los príncipes durante la dedicación del Tabernáculo (Nm. 7). Ordenanza tocante a la disposición de las siete lámparas del candelero (Nm. 8:1-4). Consagración de los levitas (Nm. 8:5-22), edad de su entrada en funciones (Nm. 8:23-26; (véase LEVITAS). Ley acerca de la celebración de la Pascua y de la Pascua suplementaria del segundo mes (Nm. 9:114). La dirección dada por la columna de nube (Nm. 9:15, 23); empleo de las trompetas de plata (Nm. 10:1-10). (B) El itinerario del Sinaí al Jordán (Nm. 10:1121:35). Orden de marcha (Nm. 10:11-28). Moisés invita a Hobab a que acompañe a los israelitas (Nm. 10:29-32). Una etapa de viaje (Nm. 10:33, 34). Palabras de Moisés a Jehová cuando partía el arca, y cuando se detenía (Nm. 10:35, 36). Murmuraciones del pueblo contra el maná; setenta ancianos ayudan a Moisés; Jehová envía las codornices (Nm. 11).
María (Miriam) contrae lepra por hablar contra su hermano Moisés, y es sanada (Nm. 12). Llegada a Cades, localidad del desierto de Parán. Los espías y su retorno de Canaán. Incredulidad del pueblo; castigo: la muerte en el desierto (Nm. 13; 14). Ordenanzas legales suplementarias (Nm. 15). Revuelta de Coré, Datán y Abiram; acontecimientos consecutivos (Nm. 16; 17). Los deberes de sostenimiento de los sacerdotes y de los levitas (Nm. 18). Ritual de purificación de la contaminación contraída al tocar un muerto (Nm. 19). Vuelta a Cades: muerte de María; pecado de Moisés y Aarón sobre el monte Hor. Israel rodea el país de Edom; episodio de las serpientes ardientes. Llegada a los campos de Moab; conquista del país situado al este del Jordán (Nm. 20:22-21:35). (C) Campamento en Sitim (Abel-sitim), frente a Jericó (Nm. 22:1-36:13). Balaam (Nm. 22-24). Israel, cayendo en la idolatría, rinde culto a Baalpeor (Nm. 25). Censo de la nueva generación (Nm. 26). Leyes concernientes a los derechos de sucesión de las hijas (Nm. 27:1-11). Josué es proclamado caudillo del pueblo por Moisés (Nm. 27:12-23). Normas acerca de los sacrificios cotidianos y de los votos (Nm. 28-30). Guerra contra Madián (Nm. 31). Las regiones conquistadas al este del Jordán son atribuidas a los rubenitas, gaditas y a la media tribu de Manasés (Nm. 32). Enumeración de los campamentos de los israelitas, desde Egipto hasta Abel-sitim. Es difícil precisar este itinerario, por cuanto doce de los veintidós nombres de las etapas no han podido ser identificados (Nm. 33). Límites del país de Canaán; príncipes designados para llevar a cabo el reparto de la tierra (Nm. 34). Leyes de las ciudades de refugio (Nm. 35). Leyes suplementarias acerca de las herederas (Nm. 36). (b) Autor, fecha y composición. Para la mosaicidad del Pentateuco, y por consecuencia del libro de los Números, véase PENTATEUCO. Al igual que el Éxodo y el Levítico, este libro incorpora a la vez relatos y leyes. Esta combinación es un argumento
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adicional en favor de la unidad del Pentateuco y de la contemporaneidad de sus partes. La historia relatada por Números va desde el año segundo después del éxodo hasta el cuadragésimo, sin precisar las fechas intermedias. Se hace mención de personas y nombres olvidados con posterioridad; aparece un fragmento de cántico indudablemente antiguo (Nm. 21:17-18), así como leyes que concuerdan totalmente con una situación que se modificó después de Moisés. El texto contiene frecuentes alusiones a Egipto y a sus ventajas materiales recientemente perdidas por el pueblo; no disimula la dificultad de encontrar los materiales precisos para el Tabernáculo, y explica bien la necesidad de los dos censos antes y después de los cuarenta años en el desierto. Todo ello indica que el libro se remonta verdaderamente a la época de la que habla. Se ha querido ver un problema en la cantidad de israelitas de más de veinte años que salieron de Egipto: 603.550 (Nm. 1:46; Éx. 12:37-38), que se correspondería con una población total de alrededor de dos millones. Se plantea la dificultad de la supervivencia de una gran masa de gente en el desierto. Sin embargo, no se debe pensar que esta expresión denota una extensión grande de arena. La península del Sinaí preserva en la actualidad oasis y ríos. Se sabe, por estudios arqueológicos y registros históricos, que en el pasado estaba provista de una vegetación más abundante que en la actualidad (cfr.. los recientes descubrimientos del Sahara). El orden indicado para el campamento (Nm. 2) no impedía que grupos más o menos numerosos se separaran temporalmente en busca de pastos. (Véase PEREGRINAClÓN POR EL DESIERTO.). Las cifras que se indican de 22.000 levitas (Nm. 3:39) y de 22.273 (Nm. 3:43) han sido acusadas de insostenibles. El profesor Flinders Petrie emitió la teoría de que el término mil o millar puede ser tomado en el sentido de familias o grupos (cfr. Jos. 22:14; Jue. 6:15; Mi. 5:1). Sin embargo, esta suposición suscita más dificultades de las que resuelve. Otros han propuesto que se pudiera tratar de un error de copista. Sea como sea, estas cifras no han sido inventadas, y es muy posible que haya elementos que se nos escapan. Tiene que quedar muy claro que a lo largo de todo este episodio la actividad sobrenatural y especial de Dios juega un papel determinante. Sea cual fuere la interpretación de los detalles, el milagro de la subsistencia del pueblo en el desierto sigue estando ahí, y se debe tener presente que la Palabra de Dios lo afirma sin ambages (cfr. Dt. 8:2-5).
(c) Mensaje espiritual. Se deben destacar dos elementos esenciales: (A) Números es por excelencia el libro de las murmuraciones. (I) El pueblo se rebela y se lamenta pidiendo carne para comer (Nm. 11). (II) María habla en contra de Moisés, y es castigada (Nm. 12). (III) Todo el pueblo se subleva al oír el mensaje de los diez espías cobardes (Nm. 13; 14). (IV) La revuelta de Coré contra Aarón y su sacerdocio (Nm. 16; 17). (V) Vuelve a haber murmuraciones en Meriba, y Moisés se deja llevar por su cólera (Nm. 20). (VI) El pueblo se impacienta contra Dios, que les envía serpientes ardientes (Nm. 21). (VII) Idolatría y desenfreno en los campos de Moab (Nm. 25). Se evidencia en todo ello la paciencia de Dios ante el carácter del pueblo, tan rebelde y desagradecido (y tan parecido en todo a nosotros como pueblo de Dios en la actualidad). (B) Tipos y profecías acerca de Jesucristo. Pablo, aludiendo a varios acontecimientos de Éxodo y de Números afirma que aquellas cosas sucedieron para que nos sirvieran de ejemplos y ve en la roca golpeada un tipo de Cristo (1 Co. 10:1-12; cfr. v. 4). De hecho aquí se puede constatar: (I) La nube (Nm. 9:15-23) imagen de Aquel que nos conduce mediante Su presencia y por Su espíritu (Jn. 10:4; 16:13). (II) El maná, figura del verdadero pan de vida (Nm. 11:4-9; Jn. 6:31 ss). (III) Moisés, que salva al pueblo por su intercesión, tipo de nuestro verdadero Mediador (Nm. 14:13-19; He. 3:1-6). (IV) La vara de Aarón que floreció, símbolo de la resurrección de Cristo probando Su divinidad y mesianismo (Nm. 17:1-11; Ro. 1:4). (V) La vaca alazana inmolada para hacer el agua de la purificación, imagen del sacrificio de expiación que nos limpia de pecado (Nm. 19:1-10; He. 9:13, 14). (VI) La serpiente de bronce que el mismo Señor Jesús toma como tipo de Sí mismo en Su muerte en la cruz hecho pecado por nosotros (Nm. 21:4-9; Jn. 3:14-16; cfr. 2 Co. 5:21; Gá. 3:13). (VII) La estrella y el soberano que surgirán de Israel, según la profecía de Balaam (Nm. 24:1719; Gn. 49:10; Is. 9:5). (VIII) La ciudad de refugio donde el homicida involuntario halla seguridad, así como nosotros hallamos nuestro único refugio en la salvación
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ofrecida por Cristo, nuestro sumo sacerdote (Nm. 35:9-28; He. 6:18). Bibliografía: Darby, J. N.: «Numbers», en Synopsis of the Books of the Bible (Bible and Publications, Montreal, reimpr. 1970, págs. 228-285); Jensen, I. L.: «Números, viaje a la tierra de reposo» (Pub. Portavoz Evangélico, Barcelona, 1980); Keil, C. F. y Delitzsch, F.: «Numbers», en Commentary on the Old Testament, vol I (Wm. Eerdmans, Grand Rapids, reimpr. 1981); Mackintosh, C. H.: «Números» (Editorial «Las Buenas Nuevas», Montebello, Calif. 1953); Smick, E.: «Números», en Comentario Moody del Antiguo Testamento (Ed. Portavoz, Grand Rapids, 1993); Thompson, J. A.: «Números», en Nuevo Comentario Bíblico (Casa Bautista de Publicaciones, El Paso, 1977); Young, E. J.: «Números», en Una introducción al Antiguo Testamento (T.E.L.L., Grand Rapids, 1977). nom, NUZU (o NUZI) tip, ARQU ver, TELL, HAMMURABI, HOREOS, HURRITAS, MARDIKH, MARI, UGARIT vet, Tell (véase TELL) en Yorghan Tepe, de 200 m. de longitud y 5 de altura, situado a 16 Km. al suroeste de Kirkuk, a 220 Km. al norte de Bagdad, en la Alta Mesopotamia. Descubierta gracias al seguimiento de una pista: unas tablillas que se vendían en bazares de Kirkuk a los turistas. El seguimiento de la pista condujo a este tell, que fue metódicamente excavado, entre 1925 y 1931, por varias agencias, entre las que tuvieron un papel importante la American Schools of Oriental Research y el Irak Museum. El tell está constituido por doce estratos de ocupación, desde los tiempos prehistóricos, pasando por diversos estadios históricos, hasta los dos estratos superiores, que se corresponden con la ciudad de Nuzu («Nuzi» es la forma genitiva de Nuzu). Los dos niveles superiores, I y II, son los de más importancia en relación con el mundo de la Biblia. En ellos se han descubierto cuatro mil tablillas escritas en caracteres cuneiformes, que han sido asignadas al siglo XV a.C. en base a la cronología convencional. Los textos de estas tablillas constituyen una valiosa colección de archivos privados y públicos de cuatro generaciones, y suministran una buena información sobre la vida
política y económica y sobre los usos sociales del mundo antiguo, apareciendo contratos, informes, fallos judiciales y diversos otros tipos de escritos. Un aspecto sumamente interesante de estas tabletas es que, pertenecientes a un marco cronológico aproximadamente del tiempo de los patriarcas, proveen un marco histórico social que armoniza de manera ajustada con detalles de las narraciones del Génesis acerca de Abraham, Isaac, Jacob y Esaú, Sara y Agar. De ello se pueden hacer varias menciones: (a) La alusión de Abraham a Eliezer, su mayordomo, como posible heredero (Gn. 15:2, 3) queda iluminada por las tablillas de Nuzi. En ellas aparece la ley de que si no se tenían hijos, se podía adoptar uno, que en vida del padre adoptivo era su siervo, y a su muerte heredaba los bienes. Sin embargo, si nacía un hijo propio, éste recibía la herencia. (b) El caso de Agar, que fue dada a Abraham como concubina por la misma Sara (Gn. 16:2), queda asimismo ilustrado en las tablillas de Nuzi. Era la costumbre allí que si la propia esposa daba hijos a su marido, no podía tener otra esposa; en caso contrario, podía tomar otra esposa entre las esclavas, hasta tener descendencia. En todo caso, si la primera esposa llegaba después a tener un hijo, era el de la libre el que debía heredar. Sin embargo, la esclava y su prole no debían ser despedidas. Esta ley puede explicar la resistencia de Abraham a acceder a la petición de Sara, además de su afecto natural hacia Ismael (Gn. 21:10, 11). (c) La venta que hizo Esaú de su primogenitura a Jacob queda también ilustrada en las tablillas. Hay en ellas el registro de la venta que hizo Tupkitilla a su hermano Kurpazah de sus derechos de herencia de una arboleda por tres ovejas. De manera que esta práctica se desarrolló en un contexto donde no era desconocida (cfr. Gn. 25:27-34). (d) La bendición de Isaac y Jacob fue firme (cfr. Gn. 27:35-37), y el mismo Isaac la mantuvo una vez dada. En las tablillas de Nuzu aparece el registro de un pleito, en el que Tarmiya ganó frente a dos hermanos suyos, que querían impedirle que tomara como esposa a una mujer llamada Zululishtar. Los jueces fallaron a su favor al establecer que su padre Huya se la había otorgado formalmente en una declaración oral solemne. De manera que los testamentos orales eran tenidos por válidos y vinculantes. (e) Las gestiones del mayordomo de Abraham para conseguir una esposa para Isaac (cfr. Gn. 24) quedan también ilustradas en Nuzu. Se debía tratar
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con el guardián legal de la doncella, que era frecuentemente el hermano, a quien se le pagaba la dote. Otra manera de conseguir esposa era ser adoptado por el suegro y trabajar para él (cfr. Gn. 29:14-l9 ss.). (f) El caso del robo de los terafines de Labán por parte de Raquel y de la minuciosa búsqueda de ellos por Labán, después de haberlos perseguido durante siete días, registrando todo el equipaje de Jacob y su familia (cfr. Gn. 31:19-35), recibe su explicación por la ley de Nuzu según la que la posesión de los ídolos domésticos por parte del yerno conllevaba que éste debía ser el heredero de las posesiones del suegro. Así, mediante estas tablillas y muchas otras se puede ver hasta qué punto las narraciones de los patriarcas en Génesis se ajustan en estos detalles culturales y sociales al marco general de la época en la que vivieron, y cómo estos registros tuvieron que ser redactados por alguien verdaderamente conocedor de los hechos, en lugar de constituir, según el liberalismo teológico, una especie de saga escrita mucho tiempo después de los hechos. Se debe señalar que la cronología revisada sitúa estos registros, de una época contemporánea e inmediatamente posterior a la de Hammurabi, en una fecha alrededor del siglo XV-XIV a.C. (Véase HAMMURABI.) Nuzu estaba situada a aprox. 550 Km. al estesureste de Harán. La población de los estratos correspondientes a Nuzu ha sido identificada con hurritas. (Sin embargo, véanse HOREOS, HURRITAS; véanse también MARDIKH, MARI, UGARIT, etc.) Bibliografía: Free, J. P.: «Archaelogy and Bible History» (Van Kampen Press, Wheaton, 1950); Free, J. P.: «Commentary from the Clay Tablets: The Nuzu Tablets», en Sunday School Times, 24 marzo 1945; Gordon, C.: «Biblical Customs and the Nuzu Tablets», en Biblical Archaeologist, vol. III, n. 1, p. 5. ***
O nom, OBAL o EBAL. tip, TRIB vet,
Pueblo descendiente de Joctán (Gn. 10:28). Una de las más antiguas tribus de Arabia se llama «'Abil» (Delitzsch) y es también el nombre de un distrito del Yemen (Helevy). Según Bochart se trata de los Avalitae, de la costa africana adyacente al estrecho de Bab el-Mandeb. En 1 Cr. 1:22 aparece con la forma Ebal. nom, OBED tip, BIOG PROF HOMB HOAT vet, = «siervo». (a) Abuelo de David y antepasado de Jesús (Rt. 4:17; Lc. 3:32). (b) Un profeta de Israel quien reconvino a Peka, rey de Israel, porque en una guerra contra Judá no sólo había hecho una gran matanza sino que había traído consigo un número incontable de prisioneros a Samaria (2 Cr. 28:6-15). (c) Otro profeta que logró una gran reforma en tiempo del rey Asa (2 Cr. 15:1-9). (d) Cuatro personas más mencionadas en 1 Cr. 2:37; 11:47; 23:1; 26:7. nom, OBED-EDOM tip, BIOG SACE HOMB HOAT vet, = «siervo de Edom». (a) Persona de origen discutido. Si provenía de la ciudad filistea de Gat, es probable que perteneciera a la guardia personal de David; pero si era originario de Gat-rimón, ciudad levítica de la tribu de Dan, entonces Obed-edom era levita. Vivía entre Quiriat-jearim y Jerusalén, cerca del lugar donde murió Uza por haber tocado el arca. David ordenó que el arca fuera depositada en la casa de Obed-edom, donde estuvo durante tres meses. Jehová bendijo a Obed-edom y a su familia (2 S. 6:10-12; 1 Cr. 13:13, 14; 15:25). Si Obededom era levita, se debe asimilar con Obed-edom coreíta (el apartado c, más abajo). Los coreítas pertenecían a la familia de los coatitas, a la que se había asignado la ciudad de Gat-rimón. La mención de la bendición de Dios (1 Cr. 26:5) parece relacionarse con 1 Cr. 13:14 y 2 S. 6:11. (b) Levita de rango secundario; era uno de los guardianes del arca, y tocó el arpa durante su transporte a Jerusalén. Fue acto seguido designado, junto con otros, para el servicio musical del Tabernáculo dispuesto para el arca (1 Cr. 15:18, 21; 16:5). (c) Levita; como portero del Tabernáculo, fue delante del arca cuando ésta fue llevada a Jerusalén (1 Cr. 15:24). Se trata probablemente de
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la misma persona que el Obed-edom hijo de Jedutún y portero del Tabernáculo de Jerusalén (1 Cr. 16:38). Aunque no se puede demostrar de una manera rigurosa, se identifica, por lo general, a este Obed-edom del final del versículo 38 con el Obed-edom que figura al comienzo del mismo versículo. Parece también que se trata de la misma persona que Obed-edom el descendiente de Coré (1 Cr. 26:1-4) (véase apartada (a) de este mismo artículo y cfr. 1 Cr. 26:10; 16:38). Obed-edom, el hijo de Coré, tuvo sesenta y dos hijos y nietos. Eran parte de los encargados de vigilar las puertas del Tabernáculo, y fueron distribuidos en distintos órdenes bajo el reinado de David (1 Cr. 26:8-12). Echaron suertes para cada puerta; la familia de Obed-edom recibió el lado del sur (1 Cr. 26:13, 15), y seguía ocupando esta posición bajo el reinado de Amasías (2 Cr. 25:24). nom, OBEDIENCIA vet, La obediencia a Dios es uno de los deberes supremos de los hombres (Hch. 4:17), porque Él es el Hacedor (Hch. 5:29; Sal. 95:6), y los hombres dependen de su bondad (Sal. 145; Hch. 14:17) y están sujetos a Su ley (Sal. 119). La obediencia a Dios-Cristo es debida también porque Él nos ha redimido con Su sangre (1 Co. 6:20). La obediencia a Dios debe hacerse de corazón (1 Jn. 5:2-7), en todas las cosas y en todo lugar (Ro. 2:7; Gá. 6:9). La obediencia también se debe a los padres, y en este sentido se llama obediencia filial (Éx. 20:12; Ef. 6:1; Col. 3:20). Los cristianos prestan obediencia a los mandatarios y a las leyes (Ro. 13:1-5; Ti. 3:1) por causa de la conciencia. nom, OBISPO tip, CARG ver, ANCIANO, ÁNGEL, DIÁCONOS, IGLESIA vet, (gr. «episkopos», «supervisor»). En la LXX este término designa a un supervisor oficial, civil o religioso, como el sacerdote Eleazar (Nm. 4:16) y los oficiales del ejército (Nm. 31:14). En el NT, este término aparece por primera vez en la exhortación de Pablo a los ancianos o presbíteros de la iglesia en Éfeso: «Mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos» (o supervisores; Hch. 20:17, 28). En este pasaje y en otros, Pablo emplea estas palabras «anciano» y «obispo» para
designar a las mismas personas (cfr. Tit. 1:5-7). El primer término designa la dignidad de la edad, en tanto que el segundo denota la dignidad de la función ejercida. En cambio, se hace una clara distinción entre el obispo y el diácono (Fil. 1:1; 1 Ti. 3:1-8). Empleando el término «episkopeõ», Pedro exhorta de la siguiente manera a los ancianos: «Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella...» (1 P. 5:2). (Véase ANCIANO.) A Cristo se le aplica el nombre de obispo: «Habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas» (1 P. 2:25). Ya en vida de los apóstoles había numerosas tendencias, en el seno de la cristiandad, que se apartaban de la obediencia a las instrucciones dadas por el Señor por medio de ellos, tanto en doctrinas como en práctica (cfr. Gálatas, 1 Corintios, Colosenses, etc.). Lo mismo sucedió después de la muerte de los apóstoles. Ya pronto se empezó a hacer una distinción, inexistente en las Escrituras, entre los ancianos o presbíteros y los obispos. En el siglo II se menciona esta diferencia en las epístolas de Ignacio, que murió en el año 107 (o 116). Jerónimo nos ha dejado un elocuente testimonio del estado de cosas que condujo a la ascensión del régimen episcopal: «En los antiguos, obispos y presbíteros es lo mismo, porque lo primero es el nombre de la dignidad, y lo último de la edad» (Epístola a Oceano, Vall. 69, 416). Y en su epístola a Evangelo cita Fil. 1:1; Hch. 20; Tit. 1:5, etc.; 1 Ti. 4:14; 1 P. 5; 2 Juan y 3 Juan, usando un lenguaje muy enérgico, y dice textualmente: «que después se eligiera uno que estuviera por encima (lat.: «praeponeretur») de los demás, se hizo como remedio para los cismas, no fuera que al ir cada uno a atraer hacia sí la iglesia de Cristo la fuera a dividir». Jerónimo amplifica en este y otros escritos el testimonio de que la elección de un obispo presidente entre los ancianos fue una disposición no sacada de las Escrituras, sino hecha por conveniencia, debido al clericalismo en que se había caído ya en aquel entonces, y que iría creciendo en el posterior desarrollo de la historia de la Iglesia, hasta culminar en el papado católico. En el Concilio de Trento, en el siglo XVI, la iglesia romana proclamó que «los obispos, sucesores de los apóstoles, son establecidos por el Espíritu Santo para gobernar la Iglesia de Dios, y son superiores a sus presbíteros o sacerdotes». La postura de la iglesia de Roma es que los ancianos, que habían sido establecidos en el ministerio, dirigían las asambleas regionales. También supone la iglesia de Roma que, al haber aumentado el número de
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comunidades, los apóstoles, necesitados de ayudantes, nombraron a supervisores de distritos, que quedaron designados como sus sucesores. Éste, según Roma, hubiera sido el caso de los ángeles de las siete iglesias (Ap. 1:20; véase ÁNGEL). Según la Iglesia Anglicana, Jacobo el hermano de Jesús, en Jerusalén, los ángeles de las siete iglesias, Timoteo y Tito, eran los que ejercían estas funciones. Sin embargo, se tiene que señalar que, cierto como es que los apóstoles enviaban a delegados personales con su autoridad, no hay indicación alguna en las Escrituras de que esta autoridad pudiera ser dada a sucesores. El motivo alegado del oficio episcopal es mantener el cuidado de la iglesia. No obstante, se tienen que hacer las siguientes observaciones: (a) Los apóstoles establecían los ancianos y diáconos con su propia autoridad, bien directamente ejercida, bien delegada en personas que tenían este encargo de manera formal (véanse ANCIANOS, DIÁCONOS). Es evidente que las iglesias no tenían facultad para efectuar tales nombramientos, por el hecho mismo que Timoteo y Tito fueron encargados de tal misión en las iglesias a las que fueron enviados (1 Ti. 1:2; 3:115; Tit. 1:5 ss.). Es evidente que la desaparición de los apóstoles en su singular carácter dio también la desaparición de los ancianos y diáconos como cargos que habían sido establecidos en la naciente iglesia por la insustituible autoridad apostólica. (b) La disposición del régimen episcopal no tuvo su origen en la obediencia de las Escrituras, sino en un intento humano de atajar tendencias cismáticas; surgió, por tanto, como consecuencia de las fuertes tendencias al clericalismo. En último término, y visto desde una perspectiva histórica, resultó peor el remedio que la enfermedad. (c) Las Escrituras no encomiendan la iglesia a los obispos o ancianos como remedio para los males que habrían de sobrevenir, sino que los señala como futuras causas de aquellos males. En efecto, Pablo, en su conmovedora despedida de los ancianos de Éfeso, les dice: «Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos... Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados» (Hch. 20:2930, 32, etc.). Este es el recurso que Dios ha dado a los suyos, un recurso pleno y eficaz. Él mismo, y
la Palabra de Su gracia. Los apóstoles, y todo lo que ellos comportaban, cumplieron su cometido histórico, estableciendo los cimientos de la Iglesia, y dando a los creyentes la Palabra de Dios y la esperanza viva del retorno de Jesucristo. Bibliografía: Darby, J. N.: «Remarks on The Church and the World», en The Collected Writings of J. N. Darby, vol. 15, págs. 298-379 (Stow-Hill Bible and Tract Depot, Kingston-on-Thames, reimpr. 1964); Darby, J. N.: «Episcopacy», en Collected Writings, págs. 307-317; Darby, J. N.: «Apostolicity and Succesion», en Collected Writings, vol. 22, págs. 219-334; Kelly, W.: «Bearing of the failure of the Church on the institution of Elders», en Bible Treasury, oct. 1871, págs. 111-346; Gonzaga, J.: «Concilios» (International Publications, Grand Rapids, 1966); Grau, J.: «El fundamento apostólico» (Ediciones Evangélicas Europeas, Barcelona, 1973); Lacueva, F.: «La Iglesia, cuerpo de Cristo» (Clíe, Terrassa, 1973). (Véase también bibliografía al final del artículo IGLESIA.) nom, OBLACIÓN tip, LEYE TIPO ver, SACRIFICIO, PRIMICIAS, PRIMOGÉNITO, DIEZMO, OFRENDAS MECIDAS vet, Para todo lo concerniente a las ofrendas y sacrificios en general, véase SACRIFICIO. El término «sacrificio» designa particularmente la inmolación de animales, en tanto que el término «oblación» comporta más bien la idea de un don hecho a Jehová, y de ahí se aplica técnicamente a las ofrendas incruentas (Lv. 2:1). Entre las instituidas en la Ley de Moisés se pueden mencionar: (a) La ofrenda de flor de harina (Lv. 2; 6:7-16). Se trataba de flor de harina sin levadura, imagen de pureza y santidad (cfr. 1 Co. 5:6-8). Los sacerdotes debían comer de ello (Lv. 2:10; 6:9). En esta ofrenda se puede ver un símbolo de la ofrenda perfecta de Cristo a Dios en Su vida (cfr. Ef. 5:2), en tanto que el holocausto lo presenta en Su muerte (Lv. 2). A la ofrenda de harina se debía añadir aceite, incienso y sal. Los cristianos, miembros del nuevo sacerdocio (1 P. 2:9) deben alimentarse de la perfección de Cristo consagrándose a Dios como ofrenda pura.
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(b) La libación de vino, que era derramada sobre la ofrenda de harina (Lv. 23:13; Nm. 15:4, 5) Es notable ver reunidos estos símbolos: El pan, principal alimento de los hombres, el vino, que los reconforta y alegra su corazón (cfr. Sal. 104:15), el aceite, imagen de riqueza y símbolo constante del Espíritu (cfr. otras alusiones al pan y al vino: Gn. 14:18; Mt. 26:26-28) (c) Las primicias de las cosechas y de los ganados en prenda de reconocimiento y de consagración a Dios (Éx. 22:29, 30; 23:19; Lv. 23:10). Las primicias se daban «de aceite, de mosto y de trigo, todo lo más escogido» (Nm. 18:12, 13) y los primogénitos de los animales limpios. Los de los hombres y los de los animales impuros debían ser objeto de rescate (Nm. 18:15-17) (Véanse PRIMICIAS, PRIMOGÉNITO) (d) Los diezmos de las cosechas y de los ganados eran también dados en ofrenda a Jehová (Lv. 27:30-33). Servían para el mantenimiento de los levitas (Nm. 18:21) y cada tres años se daba una parte al extranjero, al huérfano y a la viuda (Dt. 26:12-13). (Véase DIEZMO.) Ofrendas presentadas por elevación. En el artículo OFRENDAS MECIDAS se habla del rito consistente en dar una vuelta de la ofrenda bajo la mirada del Señor, para presentarle todo sus aspectos. Con frecuencia se efectuaba también la «elevación» de la ofrenda (Éx. 29:27, 28; Lv. 7:14, 32, 34; Nm. 15:19-20; 18:8, 11, etc.). La oblación era así elevada y dirigida a Dios, a quien era solemnemente ofrendada. Al ver las ofrendas, diezmos, primicias y sacrificios que los israelitas consagraban a Dios, cada creyente debería plantearse su propia devoción al Señor y su actitud en cuanto a dar. Es un hecho que el Señor derrama Sus bendiciones en respuesta a la consagración (Mal. 3:7-10). Las ofrendas y sacrificios que Israel debía ofrecer señalaban el hecho de que pertenecían a Dios. El creyente hoy debe recordar este hecho, y reconocer que todo lo que es y todo lo que tiene le ha sido dado por Dios. Así, tendrá un poderoso motivo para honrar a Dios con todos sus bienes (Pr. 3:9-10). (Véanse OFRENDAS, SACRIFICIOS.)
nom, OBOT tip, LUGA vet, «pieles de agua» o «desfiladeros».
La estación 43ª de los israelitas, cerca de Moab, al sudeste del mar Muerto (Nm. 21:10, 11, 33:43, 44). nom, OBRAS tip, DOCT ver, FE, JUSTIFICACIÓN, SANTIAGO (Libro) vet, Se trata de actividades, divinas o humanas, que pueden ser consecuencia del bien o del mal. Se mencionan las «obras muertas», actos de mera ceremonia, y de los esfuerzos religiosos de la carne (la carne para nada aprovecha) (He. 6:1; 9:14). Éstas están en acusado contraste con las «obras de la fe», que constituyen la expresión de la vida por la operación del Espíritu Santo (He. 11). Las obras de la carne son detalladas en Gá. 5:19-21. El hombre es justificado por la fe aparte de las «obras de la ley» (Ro. 3:20; Gá. 2:16), pero la fe verdadera producirá «buenas obras», y éstas serán vistas por los hombres, aunque la fe misma sea invisible (Stg. 2:14-26). Cuando el Señor Jesús estuvo en la tierra afirmó que Sus obras daban evidencia de que Él era el Hijo de Dios, y de que había sido enviado por el Padre, y de que el Padre estaba en Él y Él en el Padre (Jn. 9:4; 10:37, 38; 14:11). Cuando los judíos perseguían a Cristo por haber curado a un hombre en sábado, Él dijo: «Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo» (Jn. 5:17). Dios había descansado de Sus obras de creación en el día séptimo, pero el pecado se introdujo, y en el AT se hallan frecuentes alusiones a la actividad de Jehová para lograr la bendición espiritual del hombre. El apóstol Pablo, escribiendo a Tito, insiste enérgicamente en las buenas obras, para que el cristiano no sea sin frutos. Cada uno tendrá que dar cuenta de sí a Dios (Ro. 14:12); y los muertos impíos serán levantados y juzgados según sus obras (Ap. 20:12, 13). (Véanse FE, JUSTIFICACIÓN, SANTIAGO [LIBRO DE].) nom, OCOZÍAS tip, BIOG REYE HOMB HOAT vet, = «Jehová ha sostenido». (a) Rey de Israel, sustituyó en el trono a su padre Acab cuando este último marchó contra Salmansar con sus aliados. A la muerte de Acab empezó a reinar en solitario. Su reinado no duró más que dos años (1 R. 22:40, 52). Se unió a Josafat para
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equipar los navíos de Tarsis, con el fin de ir a buscar oro a Ofir. Sin embargo, no pudieron emprender la travesía, al naufragar en Ezióngeber. Ocozías propuso una segunda tentativa. Josafat, advertido por un profeta, no aceptó la propuesta (1 R. 22:48, 49; 2 Cr. 20:35-37). Después de la muerte de Acab, Moab se rebeló, pero Ocozías no hizo nada para volverlo a someter (2 R. 1:1; 3:5). Ocozías cayó por una ventana de una sala de su palacio, sufriendo heridas de consideración. Mandó a que se consultara a Baalzebub, dios de Ecrón, para saber si sanaría. Elías detuvo a los mensajeros, enviándolos de vuelta con la predicción de que la herida sería mortal (2 R. 1:2-17). Como Ocozías no había tenido hijos, su trono pasó a su hermano Joram (2 R.1:17). (b) Rey de Judá. Comenzó a reinar el año 843 a.C. (2 R. 9:29), evidentemente durante la enfermedad de su padre Joram (2 Cr. 21:18, 19), al que sucedió al año siguiente (2 R. 8:25). Tenía entonces 22 años, y reinó sólo un año. Su madre, Atalía, fue su genio malo (2 Cr. 22:3). Fue con Joram, rey de Israel, para combatir contra los sirios en Ramot de Galaad. Joram, herido, se volvió a Jezreel. Ocozías fue a visitarlo, encontrándose con él cuando Jehú se rebeló; fue muerto por este implacable guerrero al mismo tiempo que Joram (2 R. 8:25-29; 9:16-29; 2 Cr. 22:1-10). Por inversión de los elementos constitutivos de su nombre, se le llama Joacaz en 2 Cr. 21:17. En 2 Cr. 22:6 aparece Azarías en el original heb., una modificación de Ocozías. nom, ODIO. Véanse ABORRECER, ABORRECIMIENTO. nom, ODRE tip, UTEN vet, Recipiente hondo, de cuero o piel de un animal, cosida en forma de saco, para recibir líquidos: agua (Gn. 21:14), vino (Jos. 9:4), aceite y, especialmente, leche (Jue. 4:19; cfr. Jb. 32:19; Mt. 9:17). En el Sal. 119:83 se menciona «odre al humo», que se refiere probablemente al deterioro de un odre expuesto al humo de una chimenea. El vino nuevo, que está pasando aún por un proceso de fermentación, debe ponerse en odres nuevos, que podrán resistir este proceso, en tanto que los cueros viejos reventarían (Mt. 9:17; Mr. 2:22; Lc. 5:37, 38).
nom, OFEL tip, LUGA MONT ver, JERUSALÉN vet, = «prominencia» o «torre». Nombre de la zona meridional de la colina situada al este de Jerusalén, en el interior de la fortificación. Es posible que al principio se tratara de una gran torre circular, o la prolongación, en este lugar, de la obra fortificada. Los textos indican que Ofel se encontraba no lejos: del estanque de Shelakh (Siloé), del patio de la cárcel, de la puerta de las aguas, de la puerta de los caballos (Neh. 3:15-27). (Véase JERUSALÉN, b, C). Josefo menciona, cerca de Ofel, el estanque de Siloé, el patio oriental del Templo, el valle del Cedrón (Guerras 5:4, 1 y 2; 6:1). Jotam erigió grandes construcciones sobre las murallas de esta colina; Manasés aumentó su altura (2 Cr. 27:3; 33:14). Después del exilio, si no antes, los netineos residían en este barrio adyacente al Templo (Neh. 3:26; 11:21). nom, OFENSA tip, LEYE vet, (a) Esta palabra se usa en el sentido ordinario de pecado, falta o disgusto (Ro. 4:25; 5:15-20; 2 Co. 11:7; Stg. 2:10; 3:2); en el sentido de tropiezo, escándalo o causa de pecado para otros (2 Co. 6:3). Se exige a los cristianos que no den ocasión o motivo para el tropiezo de otros (Ro. 14:13-21; 1 Co. 8:9-13; 10:32; 2 Co. 6:3). (b) Perjuicio causado o injuria a alguna persona. La ley mosaica exigía de los culpables no solamente que resarciesen a la persona agraviada o le diesen satisfacción, sino también que presentasen una ofrenda en el altar para reconciliarse con Aquel que gobierna todas las cosas (Lv. 5; 6:1-7; Sal. 51:4). Cristo demanda que nos perdonemos mutuamente (Mt. 6:14, 15; 5:23, 24). nom, OFIR tip, TRIB PAIS vet, Tribu surgida de Joctán (Gn. 10:29; 1 Cr. 1:23) y el país ocupado por ella; era una región famosa por su oro (1 Cr. 29:4; Jb. 22:24; 28:16; Sal. 45:10; Is. 13:12). Hiram y Salomón enviaron una flota de Ezión-geber a Ofir (1 R. 9:26-28); de allí también se trajeron maderas perfumadas (posiblemente sándalo), además del oro (1 R.
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10:11). También es probable que fuera de Ofir que viniera la plata, el marfil, los monos y los pavos reales de 1 R. 10:22 (cfr. 1 R. 22:49). Josafat intentó imitar esta empresa, pero sus naves naufragaron en Ezión-geber (1 R. 22:49) en el golfo de Ákaba. Por ello, es evidente que la ruta de Ofir pasaba por el mar Rojo, no por el Mediterráneo. Ofir no ha sido identificado de una manera cierta. Josefo asimila la tierra del oro con la India (Ant. 8:6, 4), afirmando que se trataba posiblemente de la cuenca del río Cofenes (Ant. 1:6, 4). Por ello, los hay que han pensado en la desembocadura del Indo, en la región de Abhira. También se ha sugerido la Arabia meridional, el golfo Pérsico, en la Arabia oriental, y África, quizá la zona de Somalia. La localización de la India es bastante plausible, teniendo en cuenta que la travesía duraba tres años, aunque también se ha señalado, recientemente, la región del Transvaal, en Suráfrica. nom, OFNI tip, CIUD SACE BIOG HOMB HOAT sit, a2, 307, 325 vet, = «hambre». (a) Ciudad de Benjamín (Jos. 18:24). Robinson sugiere su identificación con Gofna, en el camino de Samaria a Jerusalén, a un día de camino al norte de Gabaa (Guerras 5:2, 1); se trata de la Jifnã moderna, a 5 Km. al oeste-noroeste de Betel, identificación que implica que la frontera de Benjamín giraba al norte, cerca de Bet-el, que estaba sobre el límite septentrional. (b) Uno de los hijos de Elí (1 S. 2:22-4:22). Él y Finees, su hermano, ejercían el oficio del sumo sacerdocio, siendo que su padre se había hecho muy viejo. Su conducta escandalosa evidenciaba que eran indignos de este sagrado cargo, y, lo que es peor, que no conocían al Señor (1 S. 2:12). Cuando se le pidió a Elí que interviniera, los reprendió blanda e indulgentemente. Por esta razón, Dios pronunció sentencia sobre Elí y su casa. En la guerra contra los filisteos, se decidió llevar el arca de Dios al campo de batalla. Ofni y Finees, que ejercían las funciones del sumo sacerdote, eran guardianes del arca y la acompañaron. Los dos fueron muertos en esta batalla, siendo el arca capturada por los filisteos. nom, OFRENDA DE LIBACIÓN tip, LEYE TIPO ver, TIPO, TIPOLOGÍA, PASCUA, EXPIACIÓN (Día de la), ESCATOLOGÍA, MILENIO, REINO
vet, Por lo general no se ofrecía sola (pero cfr. Gn. 35:14). Se ofrecía con el sacrificio de la mañana y de la tarde, que era un holocausto, e iba acompañada de una oblación de ofrenda vegetal. Consistía de vino, y la cantidad era variable, en relación con el animal ofrendado (Nm. 28:14). «Derramarás libación de vino superior ante Jehová en el santuario» (Nm. 28:7). En la tierra de Canaán se debería ofrecer una libación a las oblaciones de olor grato. La cantidad de vino y aceite debían ser iguales, y en proporción a la importancia de la víctima (Nm. 15:1-11). La libación puede ser un tipo del gozo en el Espíritu en la consciencia del valor de la obra de Cristo hecha a la gloria de Dios (cfr. Fil. 2:17, que puede ser una alusión a la ofrenda de libación). Véase SACRIFICIO. nom, OFRENDAS MECIDAS tip, LEYE TIPO ver, AGUAS AMARGAS, OBLACIÓN, SACRIFICIO vet, El rito de mecer las ofrendas se daba en: (a) Los sacrificios de acción de gracias. La espaldilla derecha de la víctima era elevada delante del Señor, y el pecho se mecía. El sacerdote podía acto seguido comer esta carne consagrada. (b) La primera gavilla de la siega, mecida y ofrecida a Dios el segundo día de la Pascua. Esta gavilla simbolizaba la resurrección y también la consagración de la siega entera (Lv. 23:10, 11). (c) Los dos panes hechos con la nueva harina, y los dos corderos del sacrificio de acción de gracias eran mecidos y ofrecidos durante Pentecostés, cincuenta días después de la gavilla de las primicias (Lv. 23:15, 20). (d) El sacrificio por la culpa, mecido, ofrecido por el israelita sanado de la lepra (Lv. 14:12, 21): rito simbólico de purificación y de nueva consagración a Dios. (e) La ofrenda de celos (harina de cebada, Nm. 5:15, 25). (Véase AGUAS AMARGAS.) En los sacrificios de acción de gracias de carácter privado, el pecho mecido y la espaldilla ofrecida por elevación revertían al sacerdote. El ofrendante y los suyos comían el resto del animal (Lv. 7:3034; 10:14, 15; Nm. 18:18). En el sacrificio de acción de gracias del nazareo, el sacerdote recibía, además de la retribución ordinaria, la espaldilla cocida del carnero (Nm. 6:17-20).
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En Pentecostés, los dos corderos y los panes de las primicias quedaban en poder del sacerdote (Lv. 23:20). El rito efectuado por el sacerdote consistía en poner las manos bajo las manos del que presentaba la ofrenda, y mecer la ofrenda (Éx. 29:24, 25; Nm. 6:19, 20). El Talmud y la tradición rabínica indican que se trataba de cuatro movimientos sucesivos: de adelante a atrás, de atrás a adelante, mecido de abajo hacia arriba y de arriba hacia abajo (elevación). (Véanse también OBLACIÓN, SACRIFICIO.) nom, OFRENDAS MECIDAS Y ELEVADAS tip, LEYE TIPO ver, TIPO, TIPOLOGÍA, PASCUA, EXPIACIÓN (Día de la), ESCATOLOGÍA, MILENIO, REINO vet, No eran ofrendas separadas, sino que en ocasiones ciertas porciones de una ofrenda eran mecidas o elevadas ante el Señor. Así, en la consagración de Aarón y de sus hijos, la grosura, el rabo con su grasa, el sebo, los riñones con su grosura, y la espaldilla derecha del carnero, junto con una torta de pan y otra de pan amasado en aceite y un hojaldre, todo ello fue mecido por Aarón y sus hijos delante del Señor, y fue después quemado en holocausto en el altar (Lv. 8). El pecho del carnero fue también mecido como ofrenda mecida delante del Señor, y la espaldilla fue levantada como ofrenda elevada; todo ello fue comido por Aarón y sus hijos (Éx. 29:23-28). De las ofrendas de paces, el pecho era siempre una ofrenda mecida, y el hombro derecho una ofrenda elevada, y eran para los sacerdotes (Lv. 7:30-34). Los rabís explican que la espaldilla elevada era movida hacia arriba y hacia abajo, y el pecho mecido lo era de lado a lado. Estas acciones eran hechas «delante de Jehová», y parecen simbolizar que aquellos que movían las ofrendas estaban realmente en Su presencia, con las manos llenas de Cristo. Cristo es así el Antitipo de todos los sacrificios: en ellos se prefigura Su consagración hasta la muerte; la perfección y pureza de Su vida de consagración a Dios; la base y el sujeto de comunión de Su pueblo y, por último, la eliminación del pecado por el sacrificio. En la Epístola a los Hebreos se expone en detalle el contraste entre la posición del judío, para el que todos los sacrificios tenían que ser repetidos (existiendo el sistema tipológico mediante la repetición), y la posición del cristiano, que mediante el único sacrificio de Cristo (que no admite repetición) quedan perfectos para siempre, y tienen asimismo acceso al Lugar Santísimo, porque el gran Sumo Sacerdote ha entrado en él.
Así, habiendo aparecido Cristo «en la consumación de los siglos» para «por el sacrificio de sí mismo quitar de en medio el pecado», no queda ya más sacrificio por los pecados (Ef. 5:2; He. 9:26; 10:4, 12, 26). Sin fe en la muerte sacrificial de Cristo no hay salvación, como queda claro en Ro. 3:25; 4:24, 25; 1 Co. 15:1-4. El cristiano es exhortado a presentar su cuerpo como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, lo cual constituye su culto racional (Ro. 12:1; cfr. 2 Co. 8:5; Fil. 4:18). Con ello ofrece a Cristo el sacrificio de alabanzas a Dios, y los actos de bondad y de comunicar de lo propio a los demás son sacrificios agradables a Dios (He. 13:15, 16; cfr. 1 P. 2:5). Véase SACRIFICIO. nom, OFRENDA DE PAZ tip, LEYE TIPO ver, TIPO, TIPOLOGÍA, PASCUA, EXPIACIÓN (Día de la), ESCATOLOGÍA, MILENIO, REINO vet, Las ofrendas de paz son distintas tanto del holocausto como de la oblación de ofrenda vegetal, aunque está basada en ambas. Su objeto no era enseñar cómo un pecador podía conseguir la paz ni tampoco hacer expiación: se trata más bien del resultado de haber recibido bendición, de la respuesta del corazón a esta bendición. El alma entra en la consagración de Cristo a Dios, el amor y poder de Cristo como bendición de la familia sacerdotal, y su propio sustento en la vida allí donde la muerte se ha introducido. La ofrenda de paces podía ser de las manadas o de los rebaños, macho o hembra. El ofrendante imponía las manos sobre la cabeza de la ofrenda, y le daba muerte. La sangre era rociada alrededor del altar. Toda la grasa, los dos riñones y la grasa de encima del hígado se debían quemar sobre el altar, como ofrenda de olor grato a Jehová. Esto era la parte de Dios, lit. Su pan. El pecho de la ofrenda era mecido como ofrenda mecida y a continuación era usado como alimento para Aarón, y sus hijos e hijas. La espaldilla derecha era una ofrenda elevada, y quedaba para el sacerdote que la ofrecía. Por su parte, el ofrendante y sus amigos comían también de la ofrenda aquel mismo día; si era un voto o una ofrenda voluntaria, podía ser comida al día siguiente. Lo que quedara de ella tenía que ser quemado con fuego: ello indica que para que la comunión sea real tiene que ser directa, no demasiado separada de la obra del altar. La ofrenda de paz iba acompañada de una oblación de ofrenda vegetal, constituida por tortas
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sin levadura y hojaldres sin levadura untados con aceite; junto a ello se añadían tortas de pan leudado. Esto último reconocía la existencia de pecado en el adorador (cfr. 1 Jn. 1:8) que, si era mantenido inactivo, no lo descalificaba como adorador. Todo lo que tipifica a Cristo era sin levadura. Que la ofrenda de paz tipifica comunión queda patente de las instrucciones acerca de su uso: parte de ello era aceptado sobre el altar, recibiendo el nombre de «el alimento de la ofrenda»; otra parte era alimento para el sacerdote (tipo de Cristo) y de los hijos del sacerdote (los cristianos); y otra parte era comida por el ofrendante y sus amigos (el pueblo, y quizá también los gentiles, que en el Reino «se gozarán con su pueblo»). Este pensamiento de la comunión halla su expresión en la mesa del Señor, en la comunión de la sangre y del cuerpo del Señor (1 Co. 10:16). Se dice que la ofrenda de paz «pertenece a Jehová»; del mismo modo toda la adoración pertenece a Dios: es el fruto y expresión de Cristo en los creyentes (Lv. 3; 7:11-21, 28-34). Véase SACRIFICIO. nom, OFRENDA POR EL PECADO tip, LEYE TIPO ver, TIPO, TIPOLOGÍA, PASCUA, EXPIACIÓN (Día de la), ESCATOLOGÍA, MILENIO, REINO vet, Ésta y la ofrenda por yerro forman un caso aparte de las ofrendas. En la ofrenda del holocausto y la de paz el ofrendante viene como adorador, y por la imposición de manos se identifica con la aceptabilidad y aceptación de la víctima; en cambio, en la ofrenda por el pecado la víctima se identificaba con el pecado del ofrendante. La ofrenda por el pecado era la provisión para cuando algún miembro del pueblo redimido hubiera pecado, a fin de evitar que el juicio cayera sobre el ofrendante. Esta característica general es siempre constante, aunque los detalles difieran. El Día de la Expiación se mantiene aparte: la sangre de la ofrenda por el pecado era llevada al Lugar Santísimo, y rociada sobre y delante del Propiciatorio. Se tenía que hacer la expiación conforme a las demandas de la naturaleza y majestad del trono de Dios. Este tipo era repetido cada año para mantener la relación del pueblo con Dios, debido a que el Tabernáculo de Jehová permanecía entre ellos en medio de las impurezas del pueblo. También se hacía expiación por el lugar santo y el altar; todo ello era reconciliado mediante la sangre de la ofrenda por el pecado, y sobre la base de la misma sangre, los pecados del
pueblo eran administrativamente llevados lejos, a una tierra desierta (Lv. 16). En caso de pecado por parte del sacerdote o de toda la congregación, la comunión quedaba interrumpida: por ello, la sangre tenía que ser llevada al lugar santo, rociada allí siete veces, y puesta sobre los cuernos del altar del incienso (el lugar de allegamiento sacerdotal) para el restablecimiento de la comunión. (Véase EXPIACIÓN [DÍA DE LA].) En caso de que se tratara del pecado de un jefe del pueblo o de alguno de los miembros del pueblo, la sangre era untada sobre el altar de bronce, el lugar donde el pueblo se allegaba. Con ello se restauraba también la comunión de los individuos del pueblo. De la ofrenda por el pecado no se dice que sea, como un todo, olor grato: el pecado es el concepto dominante en esta ofrenda, pero la grosura sí se quemaba sobre el altar como olor grato (Lv. 4:31). Cristo fue, en todo momento (tanto en la cruz como en vida), un deleite para Dios. La ofrenda por el pecado que era consumida por el sacerdote es declarada «cosa santísima» (Lv. 6:29). Todo ello es tipo de Cristo, sacerdote y víctima, con nuestra causa en Su corazón. En los casos que se prevén en el cap. 5, vv. 1 - 13, donde se trata específicamente de infracciones de normas u ordenanzas, se considera la capacidad económica del ofrendante. Si alguien no podía llevar una cordera o una cabra, se le permitía que llevara dos tórtolas; y si incluso no podía costear éstas, ni dos palominos, podía entonces llevar la décima parte de un efa de flor de harina. Esto no parece concordar con la necesidad de derramamiento de sangre para remisión, pero el memorial quemado sobre el altar tipificaba el juicio de Dios sobre el pecado. Hacía que la ofrenda pudiera estar al alcance de todos, de manera que la más pobre de las almas tuviera manera de encontrarse con Dios con respecto a su pecado. La pobreza representa poca luz o ignorancia, no rechazo ni indiferencia hacia Cristo. Y al llegar la harina al fuego del juicio del altar, la muerte de Cristo por el pecado no quedaba fuera en esta forma de ofrenda por el pecado, la más sencilla de todas. Véase SACRIFICIO. nom, OFRENDA POR LA CULPA tip, LEYE TIPO ver, TIPO, TIPOLOGÍA, PASCUA, EXPIACIÓN (Día de la), ESCATOLOGÍA, MILENIO, REINO vet, Ésta se diferencia de la ofrenda por el pecado en que tiene a la vista el gobierno de Dios, en tanto
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que la ofrenda por el pecado tiene a la vista la naturaleza santa de Dios, y por ello su necesaria acción contra el pecado en juicio. El Señor es también la verdadera ofrenda por la culpa, como se ve en Is. 53:10-12 y Sal. 69. Él restaura más a Dios que el daño hecho a Él por el pecado del hombre, y los efectos de la ofrenda por la culpa se manifestarán en el Reino (véanse ESCATOLOGÍA, MILENIO, REINO). La ofrenda por la culpa se halla por primera vez en Lv. 5-6, y tiene que ver con faltas cometidas contra el Señor o contra el prójimo. En estos casos, se tenía que ofrecer una ofrenda expiatoria por la culpa, porque una falta cometida contra un semejante violaba los derechos de Dios, y se debía hacer restitución también, con la adición de un quinto del perjuicio. En Lv. 5:6-9 la misma ofrenda recibe el nombre de «expiación por su pecado»; en Lv. 14, para la purificación del leproso se establece el ofrecimiento de un sacrificio por el pecado, y otro por la culpa; las mismas que tenían que ser hechas cuando un nazareo quedaba contaminado (Nm. 6:10-12). Así, es evidente que la ofrenda por la culpa es una variedad de la ofrenda por el pecado. Véase SACRIFICIO. nom, OG tip, BIOG REYE HOMB HOAT vet, = «largo de cuello». Rey de Basán, el territorio allende el Jordán y del río Jarmut. Su derrota por los israelitas se hizo célebre en los anales de la conquista de la Tierra Santa, siendo tema de discursos y poemas en tiempos posteriores (Dt. 31:4; Jos. 2:10; Neh. 9:22; Sal. 135:11). Basán contenía 60 ciudades fortificadas y un gran número de poblaciones sin muros (Dt. 3:1-4; Jos. 13:11, 31). Og fue el último representante de una raza de gigantes, los refaím. Su cama (traducida también sarcófago) medía 4,5 m. de largo y 2 m. de ancho; su fama duró por muchos siglos (Sal. 135:11; 136:20). nom, OÍDO tip, TIPO vet, El órgano del oído se usa frecuentemente en sentido simbólico en las Escrituras. Cuando un siervo, cuyo tiempo de servicio había expirado, prefería quedarse con su señor, diciendo: «Yo amo a mi señor, a mi mujer y a mis hijos, no saldré libre», su oído era horadado con una lezna junto a la puerta, y su oído pertenecía a
perpetuidad a su dueño: debía dar oído sólo a él como señor: tipo de Cristo y Su amor hacia la Iglesia (Éx. 21:5, 6; Dt. 15:17). De Cristo se dice también: «Has abierto mis oídos» (Sal. 40:6), citado en He. 10:5 de la LXX: «Me preparaste cuerpo», significando ambas citas que Él fue el siervo obediente. El Señor dijo a Sus seguidores y a cada una de las iglesias de Asia: «El que tenga oídos para oír, oiga.». También se dice cuando se da adoración a la bestia, que representa el futuro poder romano, lo que significa que se precisa de un discernimiento espiritual para comprender el significado de lo que se decía (Mt. 13:9, 43; Ap. 2:7, 11, 17, 29; 3:6, 13, 22; 13:9). nom, OJO tip, TIPO ver, sit, vet, Se usa simbólicamente de la omnipresencia de Dios: «Los ojos de Jehová están en todo lugar» (Pr. 15:3). «Los ojos de Jehová están sobre los justos» (Sal. 34:15; 1 P. 3:12; cfr. 2 Cr. 16:9; Zac. 4:10). Sus ojos están sobre los malvados, y Su ojo no perdonará, ni tendrá compasión en el día del juicio (Ez. 5:11). También se usa el ojo simbólicamente del órgano que transmite la luz al alma. Si el ojo es sencillo (lo que significa que sólo hay un objeto, la gloria de Dios, ante el alma), todo el cuerpo está lleno de luz; pero si el ojo es malo, teniendo una dispersión de objetos (como cuando el ojo ve doble), todo el cuerpo estará lleno de tinieblas. Y si la luz (aunque sea luz verdadera) llega a ser tinieblas, estas tinieblas son realmente negras (cfr. Mt. 6:22, 23). Un cristiano en este estado puede estar haciendo aquellas mismas cosas que condena en otros. El cristiano es exhortado a no servir al ojo (Ef. 6:6), lo que significa que se debe actuar con diligencia y buen ánimo en el cumplimiento de las obligaciones, y no porque se tema la vigilancia. nom, ÓLEO. Véanse ACEITE, UNCIÓN, UNGÜENTO. nom, OLIMPIAS tip, BIOG HOMB HONT vet, Cristiano de Roma a quien Pablo manda saludar (Ro. 16:15).
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nom, OLIVO tip, FLOR ALIM ARBO AGRI ver, ACEITE vet, (del lat. «oleum», «aceite»). En Palestina había una gran cantidad de olivos (Éx. 23:11; Jos. 24:13; Jue. 15:5; 1 S. 8:14); también los había en Asiria (2 R. 18:32). Se halla entre los árboles de Armenia mencionados por Estrabón; se supone que es originario de la India septentrional y de las regiones templadas de Asia. Su madera se empleaba en construcción (1 R. 6:23, 31, 32, 33). Los frutos daban un aceite valioso, de uso cotidiano (véase ACEITE). Las plantas, nacidas de una aceituna, o de un tallo tomado por debajo del injerto, así como los vástagos que suben de abajo del tronco, dan una variedad silvestre que es preciso injertar. Los mejores olivos retornan al estado silvestre si no reciben cuidados. El olivo silvestre es un arbusto con unos frutos minúsculos y sin valor. El vástago, sacado del olivo silvestre e injertado en una variedad cultivada, es la imagen que emplea Pablo en Ro. 11:17 para representar el injerto en el tronco del pueblo de Dios de los cristianos salidos del paganismo. En horticultura, el proceso era distinto. Se injertaba una rama sacada de un olivo cultivado en el olivo silvestre, con el fin de cambiar su naturaleza. Cuando se retiraron las aguas del diluvio, la paloma volvió llevando en su pico una hoja de olivo (Gn. 8:11). Este árbol ha venido a ser el símbolo de la paz. Su fruto era el emblema de la prosperidad, de la bendición divina, de la belleza, de la fuerza (Sal. 52:10; Jer. 11:16; Os. 14:6). El tronco de un olivo viejo está frecuentemente rodeado de vigorosos retoños (Sal. 128:3). En ocasiones, durante las fiestas, las mujeres se adornaban con guirnaldas de olivo (Jdt. 15:13). En Grecia, los vencedores de los Juego Olímpicos recibían una corona de hojas de olivo. El olivo de Israel es la especie común, «Olea europea», de hojas lanceoladas enteras, de un verde pálido por arriba y blanquecino por la parte inferior. Las flores son pequeñas y blancas, gamopétalas, agrupadas en panículos. El olivo se cultiva hoy en casi todas las regiones de Israel. nom, OLIVOS (Monte) tip, MONT vet, Elevación al este de Jerusalén, frente a la ciudad (Zac. 15:4), y separado de ella por el valle del
Cedrón (2 S. 15:14, 23, 30). Su cumbre y la ladera más alejada se hallaban a un camino de sábado (alrededor de 900 m.) de la ciudad (Hch. 1:12); Josefo habla de 5 a 6 estadios (Ant. 20:8, 6; Guerras 5:2, 3). David, en su huida de Absalón, anduvo por esta colina, con los pies descalzos y la cabeza velada. En su cumbre había un santuario a Jehová (2 S. 15:32). Ezequiel vio la gloria de Jehová resplandeciendo sobre este monte al abandonar Jerusalén y el Templo (Ez. 11:23); según la tradición judía, permaneció tres años y medio allí. Zacarías tuvo una visión profética del retorno del Señor con todos Sus santos, posando sus pies sobre el monte de los Olivos, y liberando a Su pueblo (Zac. 14:4-5; cfr. Hch. 1:11-12). Jesús visitó frecuentemente este monte (Lc. 21:37; 22:39; Jn. 8:1). De allí descendió para recibir las aclamaciones de la muchedumbre (Lc. 19:37, 38). Contemplando la ciudad, y sabiendo la suerte que iba a sufrir, Jesús lloró sobre ella (Lc. 19:41-44). Sentados en este monte, frente a Jerusalén, el Señor anunció a sus discípulos la destrucción del magnífico Templo y de la ciudad (Mt. 24:3; Mr. 13:3). Después de haber celebrado Su última Pascua, Jesús se retiró al monte de los Olivos (Mt. 26:30; Mr. 14:26). El huerto de Getsemaní se extendía al oeste, al pie de esta colina, o ligeramente sobre su falda. Betania y Betfagé se hallaban sobre su flanco oriental (Mt. 21:1; Mr. 11:1; Lc. 19:29). La ascensión de nuestro Señor se produjo cerca de Betania (Lc. 24:50). El monte de los Olivos es indiscutiblemente la elevación que en árabe recibe el nombre de Jebel et-Tûr, al este de Jerusalén. Este «monte» es, en realidad, una elevación que tiene tres o cuatro cumbres, con dos contrafuertes laterales. Uno de estos contrafuertes se dirige hacia el oeste, y comienza en el recodo del Cedrón, a alrededor de 1,5 Km. al norte de Jerusalén, llegando a los 812 m. por encima del nivel del Mediterráneo. Por lo general, se identifica este contrafuerte septentrional con el Scopus (el centinela), colina de la que habla Josefo (Guerras 2:19, 4), y donde en la actualidad se halla la Universidad Hebrea de Jerusalén. El otro contrafuerte, que también se dirige hacia el oeste, está separado del ángulo principal por el Cedrón, y al sur se halla frente a la ciudad. Este contrafuerte recibe el nombre de «Colina del Mal Consejo», a causa de una tradición tardía y carente de valor que afirma que Caifás tenía aquí una residencia de campo, y que
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en ella se habrían reunido los principales sacerdotes para tramar la muerte de Jesús (cfr. Jn. 11:47-53). Esta altura llega a los 777 m. De las cuatro cumbres de la cadena de los Olivos, el más septentrional, el Karem es-Sayyãd es el más elevado (830 m.). Tenía el nombre de «Galilea» en recuerdo de los galileos que acampaban allí al dirigirse a Jerusalén para las fiestas, o, según una opinión emitida en el siglo XIV, porque éste hubiera sido el lugar donde los ángeles hablaron a los hombres de Galilea, después de la Ascensión. La segunda cumbre recibe el nombre de Ascensión. Ya en el año 315 d.C. era considerada como el lugar desde el que Jesús subió al cielo. Constantino hizo construir allí una basílica, cuyo lugar ha sido ocupado a lo largo de las edades por otras iglesias conmemorativas de la Ascensión. Esta segunda cumbre es el monte de los Olivos propiamente dicho. Situado enfrente de la puerta Oriental de Jerusalén, alcanza los 805 m. de altura, elevándose a 113 m. por encima del lecho del Cedrón, y domina la explanada del Templo desde 63 m. de altura. La tercera cumbre recibe el nombre de colina de los profetas, por hallarse allí una cueva llamada «tumba de los Profetas». Los epítetos de «monte de Perdición», «monte de Corrupción», «monte del Escándalo», son aplicados a la cuarta colina en base a que es allí que Salomón erigió los altares para el culto idólatra de sus mujeres. Los declives que separan la colina de la Ascensión de la de los Profetas son tan pequeños que se podría hablar de tres cumbres en lugar de cuatro. Al pie del monte de la Ascensión, en el lugar tradicionalmente identificado como Getsemaní, se bifurca el camino, quedando el huerto dentro de la bifurcación. Un ramal se dirige hacia el sur, ascendiendo gradualmente, rodea el contrafuerte meridional, y se dirige hacia Betania y Jericó. El ramal septentrional se dirige hacia el este y después, a unos 45 m., se divide en tres. El camino de en medio sube cerca de la cumbre, pasando cerca de la llamada piedra de Betfagé, y se dirige hacia Betania. Los dos ramales que flanquean este abrupto camino de en medio llegan también a la cumbre, pero más progresivamente. Detrás del Cedrón, sobre la eminencia, un camino romano que se dirigía a Jericó subía por la ladera occidental de la cadena cerca de Aïn es-Suwan, ganando la cresta a menos de 1 Km. al norte del punto culminante del monte de los Olivos, en la declividad al norte de Karem es-Syyãd, descendiendo hasta el wadi, que cruzaba cerca de las ruinas de «Bukei'dan»; después, dejando cerca
al norte el wadi Rawãbeh, la calzada romana se dirigía hacia el Jordán. nom, OLMO tip, FLOR ARBO vet, Así traduce la versión Reina-Valera la palabra hebrea «ela» en algunos pasajes como Os. 4:13; en otros traduce «alcornoque» (Jue. 6:11; 1 R. 13:14); en realidad es el terebinto oriental, cuyo fruto es el pistacho. También es explotado por su resina líquida. Es árbol sumamente robusto y de aspecto majestuoso. Jueces y reyes solían reunir a sus jefes militares y civiles bajo su sombra. Allí también se celebraban ritos paganos condenados a menudo por los profetas (Gn. 35:4; 2 R. 16:4; Is. 57:5). nom, OLLA. Véase VASIJAS. nom, OMBLIGO tip, TIPO vet, El Cantar de los Cantares compara el ombligo de la amada a una taza llena de licor embriagante (Cnt. 7:2). Desde el punto de vista usado generalmente, se menciona en Pr. 3:8 y Ez. 16:4, donde se habla de la misericordia de Dios con Israel y se describen los cuidados que se hacían al recién nacido, y asimismo cuida Él de Su pueblo. En Jue. 9:37 se llama «ombligo de la tierra» a una localidad cerca de Siquem, para indicar el «centro de la tierra». nom, OMEGA tip, ABEC vet, Última letra del alfabeto griego (Ap. 1:8), cuyo nombre aparece tres veces en el libro del Apocalipsis y constituye, unida a la primera, Alfa, una definición de Dios y de Cristo, que es el principio y fin de todo lo creado y soberano de la Historia. nom, OMRI tip, BIOG REYE HOMB HOAT ver, MESA vet, = «Jah reparte». (a) Benjamita de la familia de Bequer (1 Cr. 7:8). (b) Hombre de Judá, de la familia de Fares (1 Cr. 9:4).
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(c) Hijo de Micael y príncipe de la tribu de Isacar durante el reinado de David (1 Cr. 27:18). (d) Rey de Israel. Antes de llegar al trono fue general de los ejércitos de Israel durante el reinado de Ela y, probablemente, bajo el anterior reinado de Baasa. Es posible que fuera entonces que Moab fue vencido. (Véase MESA (ESTELA DE], 7, 8). Omri dirigía el asedio de Gibetón, que los filisteos habían tomado, cuando supo que Zimri había dado muerte a Ela y usurpado el trono. El ejército proclamó a Omri rey de Israel. Marchó contra Tirsa, la capital entonces del reino de Israel, ocupada por Zimri, que se suicidó (1 R. 16:15-20). El pueblo se dividió entonces: una mitad apoyaba a Omri, en tanto que la otra mitad quería dar la corona a Tibni. Omri no llegó a ser el soberano indiscutido sobre todo Israel hasta la muerte de Tibni, después de cinco años de luchas (1 R. 16:21-23). La declaración del versículo 23: «En el año treinta y uno de Asa rey de Judá, comenzó a reinar Omri sobre Israel», no se relaciona con la fecha de su proclamación por la soldadesca que le otorgó el trono (aunque sus doce años de reinado sí se cuentan a partir de aquel acontecimiento); esta declaración establece la fecha a partir de la que empezó Omri a reinar solo (cfr. 1 R. 16:15, 29). Cambió la capitalidad de Tirsa a Samaria, que construyó con este mismo objeto (1 R. 16:24). Omri se entregó a la idolatría, como Jeroboam, y actuó aún peor, en ciertos respectos, que todos los reyes que le habían precedido sobre el trono de Israel (1 R. 16:26; Mi. 6:16). Murió hacia el año 874 a.C. Fue sepultado en Samaria. Acab, su hijo, le sucedió en el trono (1 R. 16:28). Omri es mencionado en las historias de los pueblos vecinos. Los moabitas se acordaban de él. Un siglo después de su muerte y tras la aniquilación de su familia, los asirios seguían asociando su nombre, que escribían Humri (con h aspirada), con el del país de Israel y con el soberano reinante. Así, aparece en las inscripciones de Salmansar III y de Sargón II en la expresión «país de la casa de Omri», y llamando a Jehú «mar Humri», esto es, hijo o sucesor de Omri. Los fragmentos de cerámica (óstraca) hallados en Samaria mencionan el nombre de Jehová y el de Baal, confirmando ello la apostasía de Omri (2 R. 16:25 ss.). nom, ON tip, BIOG CIUD HOMB HOAT ver, HELIÓPOLIS sit, a4, 69, 304 vet,
(heb. «'on» del egip. «iwnw»; cfr. el copto «on», «luz»). (a) Príncipe rubenita que tomó parte en la rebelión de Coré (Nm. 16:1). (b) En la antigüedad, ciudad célebre del Bajo Egipto, a pocos Km. al este del Nilo, en el Delta, y a unos 30 Km. de Menfis. On era la sede principal del culto solar, y los griegos le dieron el nombre de Heliópolis. (Véase HELIÓPOLIS.) nom, ONÁN tip, BIOG HOMB HOAT vet, = «vigoroso». Hijo de Judá y de una mujer cananea. Por no querer suscitar posteridad a su hermano pecó, y el Señor lo hizo morir. Onán no dejó hijos (Gn. 38:410; 46:12). nom, ONESÍFORO tip, BIOG HOMB HONT vet, = «que trae provecho». Cristiano probablemente residente en Éfeso (2 Ti. 1:18). Visitando Roma, se esforzó en localizar a Pablo, que estaba entonces encarcelado, y le mostró gran afecto (2 Ti. 1:16). Pablo encargó a Timoteo que diera saludos a la familia de Onesíforo (2 Ti. 4:19). nom, ONÉSIMO tip, BIOG HOMB HONT vet, = «útil». Esclavo de Filemón; convertido por el ministerio de Pablo en Roma. El apóstol lo volvió a enviar a su dueño cristiano, pidiéndole que lo acogiera no como esclavo, sino como hermano querido (Flm. 10-19). Acompañado por Tíquico, Onésimo llevó de Roma a Colosas, de donde procedía, la epístola a los Colosenses y a Filemón (Col. 4:7-9). nom, ÓNICE tip, PIED ver, PIEDRAS PRECIOSAS vet, = «uña». Piedra preciosa en cada hombrera del efod y en el pectoral del sumo sacerdote. El término hebreo es «shosham», que recibe cinco traducciones diferentes en la LXX. Su identidad es incierta (Gn. 2:12; Éx. 25:7; 28:9, 20; 35:9, 27; 39:6, 13; 1 Cr. 29:2; Jb. 28:16; Ez. 28:13). (Véase PIEDRAS PRECIOSAS.)
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nom, ONO tip, CIUD sit, a2, 214, 313 vet, = «fuerte». Ciudad de Benjamín (Neh. 11:35), situada en una gran llanura (Neh. 6:2). Un benjamita llamado Semed edificó o reedificó esta ciudad (1 Cr. 8:12); algunos de sus habitantes volvieron de la deportación en Babilonia (Esd. 2:33; Neh. 7:37). Identificada con Kefr 'Ana, a alrededor de 11 Km. hacia el interior, al este-sureste de Jope. nom, ONOMASTIKÓN tip, LIBR vet, Índice ordenado alfabéticamente, preparado por Eusebio de Cesarea en el que se da una explicación geográfica del país de Israel, de sus montes, ríos, valles, ciudades y pueblos. Jerónimo de Estridón lo tradujo al latín, siguiendo el mismo orden que el dado por Eusebio en gr. Esta obra recibe en castellano el título de «De los lugares hebreos». nom, ÓPALO (Véase PIEDRAS PRECIOSAS) nom, ORACIÓN tip, DOCT ver, FILACTERIAS vet, La oración es la comunicación con Dios. Siendo el Creador del mundo, y reinando sobre él, no es un ser impersonal, sino un Dios dispuesto a escuchar a los hombres. Sus leyes no lo limitan; son la expresión de Su propia operación, generalmente uniforme, en providencia y preservación. Puede, sin embargo, actuar de una manera libre, conforme al consejo de Su voluntad, modificando Su forma de actuar, e influenciando los sentimientos, la voluntad y la inteligencia de los hombres. Las oraciones y las respuestas dadas por Dios a ellas se hallan incluidas en Su plan, desde el comienzo de la creación, que Él sostiene con Su constante presencia. La oración surge del corazón humano: en la angustia, clama a Dios, que demanda la oración de todos, pero que sólo admite las peticiones hechas de manera íntegra. La oración del impío es abominación ante Jehová (Pr. 15:29; 28:9). Sólo aquellos que no practican el pecado pueden allegarse a Dios por medio de la oración. La actitud de rebelión contra la autoridad
divina debe ser depuesta; se debe implorar el perdón. La oración, comunión del hijo de Dios con su Padre, incluye la adoración, la acción de gracias, la confesión, la petición (Neh. 1:4-11; Dn. 9:3-19; Fil. 4:6). Así es como el pueblo de Dios ha orado a través de las eras. La oración es, así, el derramamiento del corazón ante el Creador. Él responde mediante bendiciones (1 R. 9:3; Ez. 36:37; Mt. 7:7). Jehová escucha toda oración sincera; tiene compasión por todas Sus criaturas (Sal. 65:3; 147:9). Santiago, citando un ejemplo histórico, afirma: «La oración eficaz del justo puede mucho» (Stg. 5:16). Y Cristo declara a Sus discípulos: «Todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré» (Jn. 14:13). Convencido de que sólo Dios sabe cuáles podrán ser las consecuencias últimas, buenas o malas, de una respuesta a la oración, el creyente acepta ya de entrada la respuesta afirmativa o negativa del Señor. El apóstol Juan, dirigiéndose a los cristianos, formula así la doctrina de la oración: «Esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye» (1 Jn. 5:14). La respuesta será la que nosotros mismos desearíamos si pudiéramos tener el conocimiento que nos falta. En ciertos casos, la no concesión de nuestras peticiones es con frecuencia la mayor de las bendiciones. El que ora con una actitud recta se confía enteramente a la sabiduría de su Señor. La oración debe ser pronunciada en el nombre de Cristo, sin el que ningún pecador puede tener acceso ante el Señor. El creyente debe tener presente que se está allegando a un Dios tres veces santo, y que se debe basar no en mérito alguno de su parte, que no tiene valor alguno, sino en los méritos de Cristo: Él es quien nos ha purificado de nuestros pecados con Su sangre y ha hecho de nosotros reyes y sacerdotes. La oración se dirige al Dios trino y uno: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Cada una de las tres Personas de la Trinidad es invocada en la bendición apostólica: «La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros» (2 Co. 13:14). La oración se dirige asimismo al Cristo resucitado, como lo hacían los primeros cristianos (1 Co. 1:2). Esteban, sufriendo el martirio, ora a Cristo; Pablo le suplica a Él y le da las gracias. Los rescatados proclaman Su gloria y soberanía (Hch. 7:59, 60; 2 Co. 12:8, 9; 1 Ts. 3:11; 1 Ti. 1:12; Ap. 1:5, 6). La oración es ofrecida a Dios por el Espíritu (Ef. 6:17). Sólo Él sabe lo que nos es preciso pedir, para permanecer dentro de la línea de la voluntad divina. La oración que Él forme en nosotros será ciertamente otorgada, siempre y cuando nada en
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nuestros pensamientos y conducta venga a obstaculizar nuestras oraciones (1 Ti. 2:8; 1 P. 3:7). Actitud durante la oración. Los israelitas, por lo general, oraban de pie (1 S. 1:26; Dn. 9:20; Mt. 6:5, etc.). Sin embargo, la postura de rodillas podía señalar una mayor devoción (2 Cr. 6:13; Esd. 9:5; Dn. 6:10; Lc. 22:41, etc.). En ambos casos, las manos eran extendidas hacia Dios (1 R. 8:22; Neh. 8:6; Lm. 2:19; 3:41), o hacia Su santuario (Sal. 28:2; 2 Cr. 6:29). Esta postura era sumamente fatigosa cuando se prolongaba; Moisés se sentó en una piedra, en tanto que Aarón y Hur sostenían sus brazos (Éx. 17:11-12). Como señal de humillación se oraba en ocasiones prosternándose con el rostro vuelto hacia el suelo (Neh. 8:6; 1 R. 18:42; 2 Cr. 20:18; Jos. 7:6). Daniel se dio a la oración y a la súplica en ayuno y vistiéndose de saco y ceniza (Dn. 9:3; cfr. Sal. 35:13). El hombre arrepentido se golpeaba el pecho acusándose ante Dios (Lc. 18:13). Al dejar de existir el Templo, la plegaria vino a tomar en el judaísmo el lugar de los sacrificios. El Talmud reglamenta de manera minuciosa los diversos tipos de oraciones, su orden y la actitud que demandaban. Los antiguos rabinos estimaban cosa esencial llevar filacterias durante la oración (véase FILACTERIAS). Los cristianos son llamados a una vida de dependencia de Dios en oración, mientras se enfrentan en este mundo contra el Enemigo y sus ardides en una tremenda lucha espiritual. El apóstol Pablo exhorta así: «Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos...» (Ef. 6:18). Bibliografía: Bounds, E. M.: «La oración, frente de poder» (Ediciones Evangélicas Europeas, Barcelona, 1972). Bounds, E. M.: «La oración y los hombres de oración» (Clíe Terrassa 1981). Bunyan, J. y Goodwin, T.: «La oración» (The Banner of Truth Trust, Londres ,1967). Evans, D.: «En diálogo con Dios» (Certeza, Buenos Aires, 1976), Nee, T. S.: «Oremos» (Vida, Miami 1980). nom, ORADOR tip, OFIC vet, (gr. «rheteur»).
Título que se da a Tértulo, que actuaba como abogado de los judíos en acusación particular contra Pablo ante Félix (Hch. 24:1). Se trataba de un orador público, admitido ante los tribunales; era una profesión muy extendida en Roma. nom, ORDENACIÓN. Véanse ANCIANO, APÓSTOL, MINISTERIO, OBISPO, TIMOTEO, VOCACIÓN. nom, OREB tip, BIOG HOMB HOAT ver, ZEEB vet, = «cuervo». Uno de los dos príncipes madianitas a los que Gedeón hizo prisioneros; fue muerto contra una peña, llamada desde entonces «peña de Oreb» (Jue. 7:25; 8:3; Sal. 83:12; Is. 10:26). Este lugar se hallaba indudablemente al oeste del Jordán, cerca del ribazo (Jue. 7:25; 8:4). (Véase ZEEB.) nom, ORFA tip, BIOG MUJE MUAT ver, NOEMÍ, RUT vet, = «joven lozanía». Esposa de Quelión, hijo de Elimelec y Noemí, y cuñada de Rut. Enviudadas las tres mujeres, Orfa se quedó en el país de Moab, en tanto que Rut, apegada a su suegra Noemí, la acompañó a la tierra de Israel (Rt. 1:4, 14, 15; cfr. 4:10). (Véanse NOEMÍ, RUT.) nom, ORFEBRE tip, OFIC META ver, METAL, MINERÍA vet, Artesano que trabajaba el oro y la plata (cfr. Is. 40:19; Jer. 10:9, RVR-77; la RVR traduce «artífice»). El trabajo de estos artesanos era la fabricación de vasijas, ornamentos y joyas de oro. Ya en la antigua Sumeria se hallan exquisitas muestras de esta actividad. El mayordomo de Abraham obsequió a Rebeca con joyas de oro (Gn. 24:22). El antiguo Egipto ha dado también numerosas muestras de un gran refinamiento en el arte de trabajar el oro, incluso en el período predinástico. Los procesos de los orfebres en el trabajo del oro eran:
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(a) el refino del oro impuro (Jb. 28:1; Pr. 17:3; 25:4; 27:21; Is. 1:25; Mal. 3:3); (b) la confirmación deseada de los objetos. En ello se usa la fundición, el cincelado, el laminado, etc. Con el oro se hacían y hacen efectos de granulación, dorado y, en forma de delgados hilos, se usa en tejidos. Durante la peregrinación en el desierto, Bezaleel y Aholiab fueron los que se dedicaron a trabajar en la fabricación de todos los objetos de oro para el culto del tabernáculo (Éx. 31:1-6). (Véanse METAL, MINERÍA) nom, ORGULLO. Véase SOBERBIA. nom, ORIENTE vet, La dirección del sol naciente, como lo atestiguan los términos heb. y gr. empleados en Jos. 11:3; 12:3; Mt. 2:1. Los heb. se ponían de cara al sol naciente para «orientarse» y determinar los otros puntos cardinales (cfr. Gn. 2:8). La oración de la puerta situada al este del Templo de Jerusalén tenía importancia. Durante los equinoccios de primavera y de otoño, los primeros rayos del sol nacientes, heraldos de la gloria de Dios, podían entrar hasta el lugar santísimo. En relación con la orientación de esta puerta oriental, se hallan datos significativos en la obra de Velikovsky, I.: «Worlds in Collision» (Abacus, Londres, 1980). nom, ORIÓN vet, Constelación conocida desde muy antiguo, citada por Job como prueba del infinito poder creador de Dios (Jb. 9:9; 38:31; Am. 5:8). Su nombre en hebreo es «K'sel», «insensato»; en cambio, los Targumes y la versión Siríaca dan «gigante»; la LXX y la Vulgata rinden «Orión». La mitología clásica representa a Orión como un atleta que sabía trabajar el metal y como un gran cazador. La diosa Diana (Artemisa) le dio muerte y lo ató al firmamento. Esta constelación, de una belleza que rivaliza con la Osa Mayor, se puede ver desde todas las latitudes. Dos de sus estrellas son de primera magnitud: Betelgeuse en el hombro derecho, y Rigel en su pie izquierdo. Con el ojo desnudo se pueden llegar a divisar alrededor de 200 estrellas de Orión; con telescopio se han contado más de 2.000.
nom, ORNAMENTOS. Véase ADORNOS. nom, ORO tip, META TIPO ver, ARCA vet, Metal precioso; en la antigüedad se extraía: del país de Havila (Gn. 2:11, 12), de Sabá (1 R. 10:2; Sal. 72:15), de Ofir (1 R. 22:49; 2 Cr. 8:18). Se empleó en profusión para recubrir los accesorios del Tabernáculo, así como para el mobiliario y la decoración del Templo (Éx. 25:18; 38:24; 1 R. 6:22, 28). Se hacían de este metal: ídolos (Éx. 20:23; 32:31; Is. 40:19; Hch. 17:29), coronas (Sal. 21:4), collares (Gn. 41:42), anillos (Cnt. 5:14), pendientes (Jue. 8:26). Después se empezaron a acuñar monedas de oro (Esd. 2:69; cfr. Hch. 3:6; 20:33). A causa de su brillo, de su maleabilidad, ductilidad e inalterabilidad, el oro ha sido extremadamente apreciado desde el comienzo de la Historia. Según los relatos que nos han venido de la antigüedad, y de los recientes descubrimientos, es evidente que ha sido empleado en el pasado en cantidades desconocidas en nuestra época. Una gran parte de nuestras reservas de este metal se conservan en forma de moneda o de lingotes, por lo que escapan a su utilización en las artes aplicadas. Por otra parte, el oro no se usaba en demasía como medio de intercambio, y el patrón oro para el dinero es una institución relativamente reciente. Desde el Génesis se hacen alusiones a grandes riquezas consistentes en objetos o joyas de oro, como las: de Abraham (Gn. 13:2; 24:22), de los egipcios (Éx. 12:35), de los israelitas (Éx. 32:3-4; 35:22), de los madianitas (Nm. 31:50); más tarde, de David (1 Cr. 22:14-16), de Salomón (2 Cr. 1:15), de la reina de Sabá (2 Cr. 9:1), sin hablar de las grandes cantidades que se emplearon para el Tabernáculo y para el Templo (cfr. más arriba). Estas descripciones bíblicas están en total acuerdo con diversas fuentes de la antigüedad, en particular con los antiguos relatos de historiadores profanos, y con la profusión asombrosa de oro en la decoración de ciertos templos, palacios y
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sepulcros (como el del faraón Tutankhamon). El historiador Atenea relata que la pira funeraria de Sardanapalo estuvo ardiendo durante quince días, consumiendo montones de madera de sándalo y oro en enormes cantidades. Si las excavaciones arqueológicas permiten el constante hallazgo de tesoros de este precioso metal, se tienen que tener en cuenta todas las cantidades que han sido anteriormente saqueadas por los ladrones de tumbas, y destruido o vuelto a fundir a lo largo de los siglos. El oro es un símbolo de integridad (Lm. 4:2) y de gran valor (Ap. 3:18). El refino del oro en el crisol sirve de imagen para la purificación del pueblo de Dios en el horno de la prueba (Zac. 13:9; Mal. 3:3; 1 P. 1:7). En la tipología del Tabernáculo (cfr. He. 8:5), así como la plata representa el rescate de cada israelita (Éx. 38:25-28), el oro parece simbolizar lo divino e inalterable en el santuario. El arca, que es el tipo más completo de Cristo (véase ARCA), estaba hecha de madera de acacia recubierta de oro, lo mismo que la mesa de los panes de la proposición y el altar de incienso, mientras que el candelero de siete brazos era de oro puro (Éx. 37:1-2, 10-11, 25-26; v. 27). nom, ORONTES tip, RIOS sit, a4, 206, 90 vet, Uno de los principales ríos de Siria, es llamado también Draco, Tyfón y Axius, nombre del que deriva la palabra árabe «Al-Asi» con la cual se le designa. Nace cerca de Baalbek, en el Líbano, y al entrar sus aguas en Siria forma el lago de Homs; después de atravesar la zona del Gab, desemboca en el Mediterráneo en la actual Turquía. Durante los tres primeros meses del año, que es el invierno sirio, sufre grandes aumentos de caudal. Contiene agua durante todo el año, al contrario de lo que ocurre con el resto de los ríos sirios. Se utiliza para el riego por medio de grandes norias. En sus orillas se levanta la ciudad de Homs, llamada por el profeta Amós (Am. 6:2) «ciudad grande», en el extremo norte de la tierra de Israel (Nm. 13:21). El valle del Orontes ha servido desde siempre de ruta comercial entre Palestina y el Asia Menor, y en sus orillas los hititas derrotaron a los ejércitos de Ramsés II en la batalla de Cades. En el año 587 a.C., Nabucodonosor, rey de Babilonia, degolló a los hijos de Sedequías (Jer. 39:5-7; 52:9-11; cfr. 2 R. 25:6-7), rey de Judá, en la ciudad de Ribla, a las orillas del río Orontes.
nom, ORTIGA tip, FLOR vet, El hebreo emplea tres palabras que se traducen por «ortiga» (Jb. 30:7; Pr. 24:31; Is. 34:13) que probablemente significan especies de la misma planta. nom, ORUGA tip, FAUN INSE ver, LANGOSTA vet, En algunas versiones se usa esta palabra para traducir varias expresiones hebreas (Jl. 1:4; Am. 4:9), y en el original denota un insecto devorador. (Véase LANGOSTA.) nom, OSAÍA tip, BIOG HOMB HOAT vet, = «Jehová salva». (a) Padre de Jezanías y de Azarías (Jer. 42:1, 43:2). (b) Probablemente un príncipe de Judá que tomó parte en la dedicación del muro de Jerusalén (Neh. 12:32). nom, OSEAS tip, BIOG REYE PROF HOMB HOAT ver, SAMARIA, SARGÓN, ISRAEL vet, (Del heb. «Hoshea»: «salvado, salvación»). (a) Primer nombre de Josué, hijo de Num, cambiado por Moisés (Nm. 13:8, 16; 1 Cr. 27:20). (b) Hijo de Azarías, uno de los príncipes de Efraín durante el reinado de David (1 Cr. 27:20). (c) Uno de los que sellaron el pacto de Nehemías (Neh. 10:23). (d) Último rey de Israel, hijo de Ela. En conspiración junto con Tiglat-pileser rey de Asiria, Oseas dio muerte a Peka, rey de Israel, y usurpó el trono (2 R. 15:30). Reinó durante nueve años, entre 730 y 722 a.C. Oseas, como rey de Israel, hizo lo malo a los ojos de Jehová, aunque no en la magnitud de los que habían sido reyes antes que él. Salmansar, rey de Asiria, subió contra él. Oseas, no pudiendo defenderse, se sometió como tributario (2 R. 17:3); después solicitó auxilio a Faraón, creyendo que Egipto le ayudaría con el fin también de mantener a los asirios alejados de sus propias fronteras. Así, rehusó seguir pagando el tributo anual a Asiria (2 R. 17:4). Salmansar volvió a invadir los territorios de Israel, haciendo encarcelar a Oseas, y asedió
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Samaria (véase SALMANSAR, c). La ciudad de Samaria se vio sometida a una gran estrechez, pero resistió tres años, al final de los cuales murió Salmansar. Le sucedió Sargón, quien tuvo la gloria de tomar Samaria. Deportó a los nobles a Asiria, y los hizo residir en Cala y en Habor, junto al río Gozán, y en ciudades de Media (2 R. 17:5, 6). Este hecho recibe el nombre del Cautiverio de las Diez Tribus. Oseas no fue más responsable que los otros reyes del hundimiento del reino del norte; simplemente, con él rebosó la copa de las iniquidades que Israel habla ido llenando en el curso de los siglos (2 R. 17:7-23). (Véanse SAMARIA, a, SARGÓN, ISRAEL.) (e) El profeta Oseas, hijo de Beeri; habló durante los reinados de Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá, y bajo Jeroboam II, rey de Israel (Os. 1:1). La fecha se puede establecer gracias a la mención de Jeroboam (Os. 1:1); esta fecha queda corroborada por la evidencia interna de Os. 1:4, donde se afirma que la casa de Jehú, de la que formaba parte Jeroboam II, seguía ocupando el trono. Los pasajes de Os. 7:3, 16; 8:4 hacen alusión a los desórdenes y asesinatos que tuvieron lugar en el reino del norte después de la muerte de Jeroboam. Las condiciones descritas entre Os. 5:8 y 6:6 pueden relacionarse con la guerra entre Siria e Israel (734-733 a.C.; cfr. 2 R. 15:29-16:9; 1 Cr. 5:26; 2 Cr. 28; Is. 7:1-9). Ha habido críticos que han pretendido que la indicación cronológica de los reyes de Judá (Os. 1:1) se dio para presentar a Oseas como contemporáneo de Isaías (Is. 1:1). El ministerio profético de Oseas empezó bajo Jeroboam II en una época en la que Uzías vivía aún, por lo que tuvo que ser antes del año 746, o 750 a.C. Ésta era también la época en que Amós, originario de Judá, fue enviado al reino del norte, mientras que Miqueas profetizaba en el reino de Judá. nom, OSEAS (Libro) tip, LIBR LIAT vet, Es el primero de los «Profetas Menores», y se divide en dos secciones: (Os. 1-3, y Os. 4-14): (a) La primera sección se relaciona con el inicio del ministerio del profeta. (A) El capítulo 1 data al menos del reinado de Jeroboam II, y abarca quizá seis meses más hasta el final de este reinado; se trata así del período inmediatamente anterior a la aniquilación de la casa de Jehú (Os. 1:2-4). Estos tres primeros capítulos dan la clave del libro entero, que, dirigido a la conciencia, se refuerza en buscar el arrepentimiento de Israel, infiel a Jehová a todo lo
largo de su historia (Os. 4:1-5:7; 6:4-7:16; 8-11). Oseas muestra la necesidad del castigo y el inmutable amor de Dios por su extraviado pueblo (Os. 6:1-3; Os. 12-14). Los capítulos 1 a 3 ponen en evidencia, con su símil de la mujer adúltera, la infidelidad de Israel y la dilatada paciencia del Señor. El extraño matrimonio del profeta ha suscitado a lo largo de la historia diversas interpretaciones: (I) Se argumenta, por un lado, que se trata de un mensaje recibido en visión, pero no de un hecho real. (II) Otra postura muy parecida a la precedente es que se le da a esta unión el sentido de una parábola, por las siguientes razones: (1) Es imposible que Dios haya ordenado al profeta que se casara con una prostituta, un matrimonio odioso que hubiera debilitado su autoridad sobre los mejores elementos de la población. (2) La Ley de Moisés prohibía que un sacerdote se casara con una mujer deshonrada; aunque los profetas no eran sacerdotes, Dios no incitaría a un profeta a que se casara con una mujer deshonesta. (3) Los acontecimientos del capítulo 1, si eran reales, abarcarían años, teniendo en cuenta el nacimiento de varios hijos; en este caso, la enseñanza de la acción alegórica desaparecería. Esta tercera objeción, sin embargo, no es válida: Una vocación profética se presenta en ocasiones por etapas; la experiencia adquirida en el curso de los años puede afirmar aún más las convicciones. El largo sufrimiento de Oseas le habría permitido comparar mejor la infidelidad de Gomer hacia él y la de Israel hacia Dios. Se pueden así refutar las opiniones anteriores (I y II): (1) Lo que sea reprensible en el mundo real desde el punto de vista moral y religioso no lo será menos cuando se presente bajo forma de visión o de parábola. (2) Este episodio ficticio, esta parábola de Oseas, hubiera arrojado una mancha sobre la reputación de sus hijos, constituido una calumnia contra Gomer, que no hubiera sido culpable de adulterio, ridiculizado en vano al profeta, y provocado tensiones sin causa en la familia. (3) Oseas no da ni la más mínima indicación de que todo ello sea una mera alegoría o parábola. (4) El nombre de Gomer, hija de Diblaim, no indica ningún simbolismo. (5) El hecho de que el segundo hijo fuera niña no constituye ningún simbolismo.
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(6) Otros profetas anteriores, como Ahías (1 R. 11:29-31) y Sedequías (1 R. 22:11), habían usado gestos realistas. (7) Los profetas tenían la costumbre de dar a sus hijos nombres simbólicos (cfr. los nombres de los hijos de Isaías [ Is. 7:3; 8:3 ]). (8) En Os. 1:2-4, 6 el profeta figura en tercera persona, y en primera en 3:1-3. Se puede hacer este cambio en el curso de un relato real, pero una alegoría o una parábola no lo tolerarían. (9) La experiencia de Oseas da la mejor explicación de este mensaje, que brota del sufrimiento del profeta. (III) La posición coherente es aceptar que hubo matrimonio; pero es plausible admitir que o bien Gomer era una mujer ligera arrepentida, o bien que sus tendencias a la infidelidad no se manifestaron más que después de su matrimonio. Las palabras de Os. 1:2 pueden ser comprendidas como una anticipación, un presagio. En todo caso, al casarse con Gomer, de quien estaba enamorado, el profeta vivió una amarga experiencia; pero comprendió que, en el plan de Dios, su mismo sufrimiento lo prepararía para proclamar su mensaje. Los comentaristas piensan que en los dos relatos de Os. 1:2-3 y de 3:1-3 se trata de la misma mujer, Gomer. La narración se da en el primer caso en tercera persona, y en el segundo en primera persona. Los nombres de los hijos están cargados de significado: Jezreel significa «Él (Dios) siembra». En Os. 1:4, 5 el nombre de Jezreel, que implica «sembrar destrucción», recuerda hechos históricos. Sísara fue derrotado en la llanura de este nombre (Jue. 4:13 ss.); Gedeón combatió contra los madianitas y los amalecitas (Jue. 6:33; 7:1), y se dieron batallas entre filisteos e israelitas (1 S. 29:1). El recuerdo más siniestro que evocaba este lugar era el de la matanza de la casa de Acab llevada a cabo por Jehú. Fue también en Jezreel que los hombres de Jehú hirieron de muerte a Ocozías, rey de Judá (2 R. 9:10). En Os. 1:4, 5 se anuncia el castigo de la casa de Jehú. Lo-ruhama (Os. 1:6) significa literalmente «no compadecida». Lo-ammi (Os. 1:9) significa «no mi pueblo» (lo que ya no es más mi pueblo). Como Gomer, infiel a Oseas, Israel también había perdido todo derecho al pacto de Dios con la nación. Se podría decir desde el punto de vista espiritual que Israel era culpable de adulterio. El amor de Oseas por Gomer simboliza el inmutable amor de Dios hacia Su pueblo. De la misma manera que Gomer estuvo bajo disciplina cuando Oseas la volvió a tomar, de
la misma manera el infiel Israel deberá someterse al castigo (Os. 3:3-5). Pero este período de prueba es un medio para el cambio (Os. 2:14-23). Israel volverá a saber quién es su Dios y se volverá a Él. El término de Jezreel tendrá entonces el sentido favorable de «sembrar el pueblo en la tierra» (Os. 2:24). Los otros dos nombres pierden entonces su prefijo negativo (Os. 2:1, 25), viniendo así a significar «compadecida» y «pueblo mío». A partir de este momento quedará restablecida la armonía entre Dios e Israel, y reinará incluso en la naturaleza (Os. 2:21-23). (b) Segunda parte. Los capítulos 4 a 14 no son una sucesión de discursos ni una larga predicación, sino un resumen de la enseñanza profética de Oseas, elaborado por él mismo hacia el final de su ministerio, o quizá por alguno de sus discípulos después de la muerte del profeta. Este resumen contiene lo esencial de sus mensajes públicos. La mayor parte de las profecías fueron dadas en un tiempo en que Asiria llenaba a Israel de terror. En ocasiones dan indicaciones cronológicas: es posible, p. ej., que Os. 10:14 tenga que ver con Salmansar V, rey de Asiria (728-722 a.C.). El profeta habla con frecuencia de los contactos que el gobierno israelita hacía en ocasiones con Asiria y en ocasiones con Egipto, siguiendo la política de los dos últimos reyes de Israel (Os. 5:13; 7:11; 8:9; 14:3; cfr. Os. 12:1; 2 R. 17:3, 4). Así, parece que los reproches lanzados a Israel por esta política hayan sido emitidos bajo los reinos de Peka y de Oseas. En todo caso, no se puede pasar por alto la indicación cronológica de Os. 1:1. Las secciones de los capítulos 4 a 14 forman entre si un conjunto lógico: (A) Capítulos 4:1 a 6:3: denuncia del pecado y llamamiento al arrepentimiento. El pueblo es acusado de pecados manifiestos y grandes (Os. 4). Los sacerdotes y los príncipes son los primeros en cometerlos (Os. 5). Esta denuncia va seguida de una magnífica exhortación al arrepentimiento y de la promesa de que Dios volverá a darles su favor (Os. 6:1-3). (B) Capítulos 6:4 a 10:15: La persistencia en el pecado entraña un duro castigo. Dios rechaza el arrepentimiento superficial (Os. 6:4-11). La inmoralidad, los excesos procaces de los grandes, no escapan de la mirada de Dios (Os. 7:1-7), que castigará la insensatez de Israel y su absurda política exterior, siempre en búsqueda de alianzas con los poderosos del momento (Os. 7:8-16). A causa de su idolatría y de su separación de Judá, Israel será invadida (Os. 8:1-7). Los compromisos
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con Asiria, el envilecimiento espiritual, la confianza en los métodos humanos, todo ello atrae el juicio sobre Israel (Os. 8:8-14). El pasaje de Os. 9:1-9 habla de infidelidad de Israel y del castigo que resultará de ella (Os. 9:10-17). Israel, floreciente como una viña frondosa, se entrega totalmente a la idolatría; el juicio decretado sobrevendrá sobre ellos, tan abrumador y destructor como hierbas venenosas (Os. 10:1-8). El pecado de Israel se compara con el de Gabaa (Os. 10:9-11). Se cosecha lo que se ha sembrado (Os. 10:12-15). (C) Capítulos 11 a 13: Compasión y reprensiones. El amor de Jehová hacia Israel es semejante al inextinguible amor de un padre hacia su hijo, incluso cuando éste se extravía (Os. 11:1-11). El profeta lleva a la mente el recuerdo de Jacob, que confió al principio en sus propias fuerzas y su sagacidad; pero luchó con Dios y prevaleció. Por ello, Oseas exhorta a Israel a que se aparte de las alianzas terrenas y que se vuelva a su Dios (Os. 12:1-7). Efraín es un comerciante deshonesto; sus riquezas le sirven de excusa, y peca. Jehová, que había liberado a Israel del yugo de Egipto, va ahora a echar a Efraín de su hogar y a ejecutar sus juicios (Os. 12:8-15). El capitulo de Os. 13:1-8 revela cuál será el castigo de la idolatría de Efraín; las consecuencias de tal pecado quedan expuestas en los versículos de Os. 13:9-16. (D) Capítulo 14: Llamamiento al arrepentimiento, a la confesión de los pecados y a la oración en humildad; promesa de que Jehová accederá a perdonar a los que se arrepientan, y que concederá a Israel las más grandes bendiciones materiales. (c) Autenticidad. Se ha preguntado por qué Judá es mencionada en una profecía dirigida a Israel (en particular de Os. 5:8 a 6:11). Está claro en primer lugar que el Señor jamás admitió el cisma nacional como principio; fue una consecuencia del pecado. Por otra parte, Oseas podía muy fácilmente hablar a Judá, que estaba estrechamente relacionada con Israel, y que se le iba asemejando más y más en el plano moral y espiritual. La supresión de las alusiones a Judá haría ininteligible este pasaje. Tampoco es de sorprender que el profeta anuncie la restauración de Israel después del juicio, y su retomo a Palestina (Os. 2:1-2, 16-25; 3:5; 14:4-9). Las profecías no se limitan nunca a proclamar solamente el castigo, desalentando al pueblo, sino que concluyen siempre con una nota de gracia y de victoria; la luz de la esperanza atraviesa los sombríos nubarrones e ilumina la inmensidad del porvenir. Hay críticos que quisieran asignar esta nota a una época muy tardía, pero los textos no les
favorecen. Finalmente, se ha planteado la cuestión de cómo Oseas, hablando desde Israel, podía anunciar con tanta claridad la unión final de todo el pueblo con la legítima dinastía surgida de David (Os. 3:5). (A) El rechazo de la autenticidad de esta alusión implicaría arrojar dudas sobre el valor de la profecía referente al reinado universal de un rey de la estirpe de David. Además, esta misma predicación fue proclamada en el reino de Judá (Am. 9:11). (B) Las decadencias y eliminaciones de sucesivas dinastías en el reino del norte durante los dos siglos anteriores eran, para los israelitas piadosos, prueba evidente de que Dios rechazaba aquellos reyes. La persistencia del linaje davídico confirmaba las profecías proclamadas en el reino del sur con respecto a esta dinastía, y constituía una prueba intrínseca de que Dios había elegido la casa de David. (d) La queja de Oseas acerca de la ignorancia de su pueblo suena a moderna en nuestros oídos: «Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré... .» (Os. 4:6; cfr. 4:1; 5:4; 6:3, 6; 11:3). Por «conocimiento de Dios» Oseas significa un contacto personal que produce profundas consecuencias, y que implica una transformación del carácter y de la conducta. El arrepentimiento significa, para Oseas, dar la vuelta, retornar a Dios. Este retomo se produce por el conocimiento que se tiene de Dios, que no consiste en asirse a hechos nuevos, sino a hechos que han sido evidentes por mucho tiempo, y de los que se hubiera debido ser ya conscientes mucho antes. La doctrina de Oseas acerca del arrepentimiento, tan completa y excelente, deriva de su conocimiento del tierno, profundo y magnífico amor de Dios. El pecado se evidencia tanto más odioso cuanto que Oseas lo presenta como un crimen contra el amor de Dios. Oseas destaca la santidad de Dios y Su horror hacia el pecado (Os. 2:4-5; 6:5; 9:9; 12:15, etc.), así como Su amor hacia Israel (Os. 2:16-18, 2225; 3:1; 11:1-4, 8-9; 14:4, 8, etc.). «El pecado, en último análisis, es, en su forma más terrible, una infidelidad al amor. Ataca directamente al corazón de Dios. Destruye al pecador. Dios no puede jamás consentir el pecado, pero puede rescatar al pecador, y esto es lo que hace» (Campbell Morgan, «Voices of Twelve Hebrew Prophets»). Amós proclama la justicia de Dios, y reivindica la justicia social; proclama asimismo el amor de Dios. Los dos mensajes no son incompatibles, sino que se complementan y, en el plano de la
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revelación, nos son necesarios. Pero el maravilloso cantor del amor de Dios (Os. 14:4-8) describe igualmente Su ira y profiere terribles amenazas (cfr. Os. 5:10, 14; 7:12-16; 8:5, 13; 9:717; 11:5, 6; 13:7, 8). En el pasaje de Os. 11:8, 9 se presenta la infinita misericordia de Dios, que ningún pecado humano puede apagar ni debilitar. El pensamiento esencial del mensaje de Oseas es como sigue: el poderoso e inalterable amor de Dios hacia Israel no quedará satisfecho hasta que haya restablecido una armonía perfecta entre este pueblo y Él mismo. Bibliografía: Hindley, J. B.: «Oseas», en Nuevo Comentario Bíblico (Casa Bautista de Publicaciones, El Paso, 1977); Kelly, W.: «The Minor Prophets» (C. A. Hammond, Londres, s/f); Pffeifer, C. F.: «Oseas», en Comentario Moody del Antiguo Testamento (Ed. Portavoz, Gran Rapids, 1993); Rossier, H.: «El profeta Oseas» (Ed. «Las Buenas Nuevas», Montebello, Calif., 1971); Young, E. J.: «Una introducción al Antiguo Testamento» (T.E.L.L., Grand Rapids, 1977). nom, OSO tip, FAUN CUAD vet, El oso sirio, «Ursus syriacus», es de un marrón amarillento; excepto en caso de perentoria necesidad, tiene una dieta básicamente vegetariana; todos los osos se vuelven peligrosos si son tocados (Is. 11:7; Am. 5:19), y particularmente si se les quitan sus cachorros (2 S. 17:8; Pr. 17:12; Os. 13:8). Aunque el oso se halla en la actualidad sólo en el Líbano, en el Hermón, y en zonas retiradas de Galaad, Basán y Moab, al este del Jordán, en el pasado merodeaba por toda la tierra de Canaán (cfr. Pr. 28:15). David dio muerte a uno cerca de Belén (1 S. 17:34). En los parajes de Bet-el, dos osos, que salieron del bosque, despedazaron a cuarenta y dos muchachos que se burlaban de Eliseo (2 R. 2:24). En Dn. 7:5 el oso que recibe la orden de devorar mucha carne representa el imperio de Media y de Persia, uno de los cuatro imperios que, en sucesión, iban a regir el mundo. Los cuatro animales de Daniel se funden en Ap. 13:2 en una sola bestia, que simboliza el poderío del sistema imperial mundial en su integridad; sus pies son pies de oso.
nom, ÓSTRACA tip, ARQU ver, EGIPTO, HICSOS, JEREMÍAS, LAQUIS vet, Pl. de «ostrakón» (gr.; originalmente significa «concha de ostra»; más tarde pasó a designar «fragmento de tiesto»). Fragmentos de vasos cerámicos rotos que se aprovechaban para varios fines, entre ellos el de escribir con tinta sobre ellos notas de diversos caracteres. Tienen la particularidad de que se conservan muy bien en condiciones que no pueden ser resistidas por los papiros. En Grecia se usaban en votaciones para decidir si una persona debía ser proscrita o no de la sociedad; de ahí surgió el término ostracismo. En Egipto se usaban para todo tipo de anotaciones de la vida diaria, negocios, recibos, cartas, etc. El término «ostrakón» aparece en Jb. 2:8 en la versión LXX: «Kai elaben ostrakon» («Y tomaba... un tiesto»). Entre los diversos hallazgos de óstraca en las excavaciones arqueológicas del Oriente Medio se pueden mencionar: (a) Egipto. Se han hallado óstraca de todas las épocas, pero la mayoría pertenecen a la época del Nuevo Imperio y proceden de Tebas y del valle de los Reyes (Deir el-Medineh). Escritos en su mayor parte en hierático cursivo, se han hallado también unos pocos inscritos con jeroglíficos y también con dibujos artísticos. Los óstraca encontrados se pueden clasificar en dos categorías: (A) literarios: Óstraca en los que aparecen selecciones de historias, poemas, obras sapienciales, himnos, etc. Parecen proceder de ejercicios escolares o quizá también como ejercicios memorísticos o familiares. (B) no literarios: En la categoría de óstraca no literarios se hallan listados de trabajadores, con marcas de ausencias, informes laborales, distribución de raciones, facturas, pleitos, correspondencia, contratos matrimoniales, etc. Gracias a ello se ha podido conseguir una información mucho mayor del Egipto correspondiente a la época del Nuevo Imperio. Cronológicamente, este Imperio se sitúa convencionalmente entre 1570 y 1085 a.C. Sin embargo, Velikovsky y Courville, entre otros exponentes de la cronología revisada, documentan convincentemente la expulsión de los hicsos y el inicio del Nuevo Imperio durante el reinado del rey Saúl. Así, estos óstraca arrojan luz en realidad sobre las condiciones del Egipto contemporáneo y
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posterior a la época del rey David. (Véanse EGIPTO, HICSOS, etc.) (b) Samaria. En las excavaciones efectuadas en 1910 se hallaron setenta y cinco óstraca en lengua hebrea, escrita en caracteres fenicios, en las ruinas del palacio real. Se trata de textos privados y comerciales. Han sido asignados variamente al reinado de Acab y de Jeroboam II. Aunque no aportan nada de importancia al conocimiento de la historia, sí que tienen valor en el estudio de la escritura hebrea antigua y de su vocabulario y giros. (c) Laquis. En las excavaciones entre 1935 y 1938 en Tell edDuweir, donde se hallan las ruinas de la Laquis bíblica, se descubrieron veintiún óstraca, en su mayor parte cartas militares escritas en paleohebreo. Por el estudio de su evidencia interna se les ha asignado la fecha de 588 a.C. Iban dirigidos al gobernador de la ciudad durante los últimos años del reino de Judá, en la época en que los ejércitos de Babilonia iban reduciendo las ciudades amuralladas una tras otra. Hay una estrecha relación entre las condiciones reveladas por estos documentos y el libro de Jeremías. El Ostracón III, dirigido desde Jerusalén a Laquis, como los demás, dice: «Las palabras del profeta no son buenas... puede debilitar las manos de ... (cfr. Jer. 38:4). Estas palabras pueden referirse al mismo Jeremías. Otro dato de interés es que en estos óstraca se halla el repetido uso de YHWH, que más tarde el rabinismo restringirá grandemente en su utilización. (Véanse JEREMÍAS, LAQUIS.) (d) Jerusalén. En unas excavaciones efectuadas entre 1923 y 1925 se halló el llamado ostracón «Ofel», que da una lista de nombres difícilmente legible, y que ha sido datado en el siglo VII a.C. (e) Óstraca del Nuevo Testamento. Entre la gran cantidad de óstraca hallados en Egipto se han descubierto veinte de ellos con cortos pasajes del NT, procedentes del siglo VII d.C., y escritos en griego. De los veinte, diez de ellos dan un pasaje largo ininterrumpido (Lc. 22:40-71). Los otros diez óstraca muestran pasajes de los cuatro evangelios oscilando entre dos y nueve versículos cada uno. Constituyen un testimonio del interés de las personas pobres por el Evangelio en el Egipto de la época de la invasión árabe. Hay mucha mayor variedad de óstraca, como los coptos de la época de Bizancio, de interés para la historia de la Iglesia. Así como otros de mucha
mayor antigüedad en Gezer, con escritura protoalfabética. Para éstos y mucha información adicional, se recomienda el estudio de las obras especializadas. Bibliografía: Bruce, F. F.: «The Books and the Parchements» (Pickering and Inglis, Londres, 1950); Deissmann, G. A.: «Light from the Ancient East», 1910; Hayes, W. C.: «The Scepter of Egypt», II, 1959; Kenyon, F. G.: «Our Bible and the Ancient Manuscripts», 1958; Lefevre, G.: «Fragments grecs des Évangiles sur ostraca», 1905; Robert, B. J.: «The Old Testament text and versions», 1951; Sauneron, S.: «Catalogue des Ostraca Hieratiques Non Littéraires de Deir el Medineh», 1959; Wilcken, U.: «Griechische ostraca», 2 vols. 1899. nom, OTONIEL tip, BIOG JUEZ HOMB HOAT ver, CALEB vet, = «Dios es poderoso». Hijo de Cenaz y hermano, o medio hermano, de Caleb el hijo de Jefone cenezeo (Jos. 15:17; 1 Cr. 4:13). (Véase CALEB). Caleb prometió dar su hija Acsa en casamiento a quien se apoderara de Debir (Quiriat-sefer). Otoniel llevó a cabo esta empresa y se casó con Acsa (Jos. 15:15-17; Jue. 1:11-13). Más tarde, este guerrero liberó a Israel de la tiranía de Cusan-risataim rey de Mesopotamia, y vino a ser juez. Israel tuvo, bajo su gobierno, cuarenta años de paz (Jue. 3:8-11). nom, OVEJA tip, FAUN LEYE ALIM CUAD ver, CORDERO, CARNERO vet, La oveja fue domesticada desde el principio (Gn. 4:2). Los patriarcas hebreos tenían rebaños de ellas (Gn. 12:16). Sus descendientes, primero en Egipto y después en Canaán, siguieron ocupándose de su cría (Éx. 10:9; 12:32, 38; 1 Cr. 27:31), hasta el tiempo de Cristo (Lc. 2:8). El desierto de Judea, la región meridional y los campos de Moab ofrecían tierras de pastos (Nm. 32:1; Jue. 5:16; 1 S. 16:11; 25:2), lo mismo que los alrededores de Harán (Gn. 29:2), el país de Madián (Éx. 2:16), el país de Uz y de los agarenos (Jb. 1:1-3; 1 Cr. 5:20, 21), y los países
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frecuentados por las tribus de Cedar y de Nebaiot (Is. 60:7; Ez. 27:21; cfr. 1 S. 15:7, 9). A causa del calor y de lo seco del clima de estas regiones, las ovejas tenían que ser abrevadas cada día (Gn. 29:7-10; Éx. 2:16-19). La carne de estos animales, ceremonialmente puros, era consumida (1 S. 14:32; 25:18; 2 S. 17:29; 1 R. 4:23), como también su excelente leche (Dt. 32:14; Is. 7:21, 22; 1 Co. 9:7). Con sus pieles se hacían vestidos burdos (He. 11:37; cfr. Zac. 13:4; Mt. 7:15) y se usaban en ocasiones para cubrir las tiendas (Éx. 26:14). La lana de la oveja, tejida, daba telas muy apreciadas (Lv. 13:47, 48; Jb. 31:20; Pr. 27:26; Ez. 34:3). Los vencedores exigían como tributo cantidades de lana (2 R. 3:4; Is. 16:1). El esquileo daba lugar a festejos (Gn. 38:12; 1 S. 25:4, 11, 36; 2 S. 13:23). Los cuernos de los cameros servían como trompas y recipientes (Jos. 6:4; 1 5. 16:1). La oveja, animal puro, era ofrecida en sacrificio por los hebreos y por otros pueblos (Éx. 20:24; Nm. 22:40; Jn. 2:14). Los israelitas la inmolaban en holocausto (Lv. 1:10). El común del pueblo ofrecía una cordera como sacrificio de expiación (Lv. 4:32), y un carnero por el sacrificio de culpa (Lv. 5:15, 25) y por el sacrificio de acción de gracias (Lv. 22:21). (Véanse CORDERO, CARNERO.). La oveja es: afectuosa (2 S. 12:3), dócil (Jn. 10:3, 4), mansa (Is. 53:7; Jer. 11:19), incapaz cuando es dejada a sí misma (Mi. 5:7; Mt. 10:16); no puede ir sin ser conducida (Nm. 27:17; Ez. 34:5; Mt. 9:36; 26:31). Las ovejas de Palestina y de las regiones vecinas son por lo general blancas (Sal. 147:16; Is. 1:18; Ez. 27:18); ocasionalmente pueden ser de color negro, pardo o blanco con manchas (Gn. 30:32). Hay dos razas de ovejas en la tierra de Israel: al norte, los carneros y las ovejas tienen cuernos. Pero la especie de cola larga («Ovis laticaudata») es más común. Ya en la antigüedad se criaba esta especie en Arabia y en tierra de Canaán (Herodoto 3:113; cfr. Éx. 29:22; Lv. 3:9; 7:3; 8:25). El peso de estas colas que se venden en los mercados, varia entre los 4,5 kg. y casi los 7 kg. Si la oveja ha sido bien cebada, la cola se vuelve enorme; cortada en piezas y frita constituye un delicado manjar de la cocina del Medio Oriente. ***
P nom, PABLO tip, BIOG HOMB HONT APOS vet, (gr. «Paulos», lat. «Paulus», «pequeño»). El apóstol de los gentiles. (a) Origen y familia. Su nombre judío era Saulo (heb. «Shã'ûl», gr. «Saulos»). A partir de la conversión de Sergio Paulo, procónsul de Chipre, Saulo recibe en Hechos el nombre de Pablo («Paulos»; cfr. Hch. 13:9). En sus epístolas, el apóstol siempre se llama a sí mismo Pablo. Se ha venido a suponer, por parte de algunos, que eligió el nombre de Pablo debido a la conversión del procónsul. Se trata de una afirmación muy poco probable, y que no tiene en cuenta la manera en que Lucas introduce en los Hechos el nombre romano del apóstol; de hecho, lo emplea a partir del instante en que da comienzo entre los gentiles la obra de aquel a quien ellos conocían como Pablo. Lo más plausible es que ya desde el principio Pablo habría tenido ambos nombres. Éste era el caso con muchos otros judíos, especialmente entre los de la Diáspora (Hch. 9:11; 21:39; 22:3). Era miembro de la tribu de Benjamín (Fil. 3:5). No se conoce con certeza la razón de que su familia se estableciera en Tarso. Una tradición muy antigua informa que salieron de Gischala, en Galilea, cuando los romanos se apoderaron de esta ciudad. Hubiera podido ser posible que en tiempos anteriores esta familia hubiera formado parte de una colonia que alguno de los reyes sirios estableciera en Tarso (cfr. Ramsay, «St. Paul the Traveler», p. 31). Es posible también que la familia emigrara voluntariamente, por necesidades de la profesión de comercio, como era el caso con muchas otras familias judías. Los parientes de Pablo parecen haber sido numerosos e influyentes. En Ro. 16:7, 11, Pablo hace saludar a tres de sus parientes: dice de Andrónico y de Junias que son muy estimados entre los apóstoles y que fueron antes que él en Cristo. En Hch. 23:16 se nos informa que el hijo de la hermana de Pablo (que parece que residía en Jerusalén, posiblemente con su madre), denunció ante el tribuno el complot tramado contra su tío. Este episodio permite suponer que el joven estaba emparentado con alguna de las familias implicadas. Lo importante del papel de Pablo, a pesar de su juventud, durante el martirio de Esteban, apoya esta suposición. Es indudable que
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Pablo era ya miembro del sanedrín (Hch. 26:10), y el sumo sacerdote le encomendó la misión de que persiguiera a los cristianos (Hch. 9:1, 2; 22:5). Las mismas palabras del apóstol (Fil. 3:4-7) prueban que, siendo un personaje importante, y teniendo en el comienzo mismo de su carrera la perspectiva de honores y fortuna, no pertenecía precisamente a una familia oscura. Criado en la obediencia a la Ley y en la piedad judía tradicional, por cuanto su padre era un fariseo estricto (Hch. 23:6), Pablo poseía también, por nacimiento, la ciudadanía romana. No se sabe en virtud de qué fue concedido este derecho a uno de sus ascendientes, si como recompensa por servicios prestados al Estado, o como privilegio adquirido mediante el pago de una gran suma de dinero. Es posible que ello dé explicación del nombre latino de Pablo. En todo caso, su condición de ciudadano romano le fue de utilidad en su apostolado y le salvó la vida en más de una ocasión. (b) Formación moral e intelectual. Tarso, una de las capitales intelectuales de la época, era un foco de cultura griega. Estaba entonces de moda el estoicismo. Sin embargo, es muy poco probable que Pablo acudiera a escuelas griegas; sus padres, austeros judíos, lo enviaron de joven a estudiar en Jerusalén. Los jóvenes judíos aprendían una profesión, y Saulo hizo el aprendizaje de fabricación de tiendas (Hch. 18:3). Dice él (Hch. 22:3) que había sido criado en Jerusalén, a donde tuvo que llegar muy joven. La educación recibida lo arraigó profundamente en las tradiciones del fariseísmo. Fue instruido en el conocimiento preciso de la ley de sus padres (cfr. Hch. 22:3). Su maestro fue uno de los más célebres rabinos de su época, Gamaliel. Un discurso de Gamaliel (Hch. 5:34-39) convenció al sanedrín a no condenar a los apóstoles a muerte. Aunque era fariseo, el gran rabino no rechazaba del todo la cultura griega, y mostraba un espíritu tolerante. A sus pies, el joven Saulo no estudió solamente el AT, sino también las sutilezas de las interpretaciones rabínicas. Se lanzó ardorosamente dentro del seno del judaísmo, animado de un excesivo celo por las tradiciones de sus padres (Gá. 1:14). Versado en la religión y en la cultura judías, sumamente dotado, miembro de una familia distinguida, el ferviente joven fariseo estaba preparado para grandes logros en el seno de su pueblo. (c) Saulo el perseguidor. Los falsos testigos que lapidaron a Esteban encargaron al joven Saulo que guardara sus ropas
(Hch. 7:58). Si el papel de Saulo no tuvo un carácter oficial, el relato implica, no obstante, que el joven participó en el deliberado propósito de llevar a cabo aquella muerte (Hch. 8:1). Saulo fue seguramente uno de los judíos helenistas mencionados en Hch. 6:9-14 como instigadores del martirio. Es evidente que Pablo ya aborrecía entonces a los adeptos de aquella nueva secta, menospreciando a su Mesías, y que los estimaba peligrosos tanto sobre el plano político como sobre el religioso. Lleno de un fanatismo firme y acerbo, estaba dispuesto a llevarlos a todos a la muerte. Acto seguido después de la muerte de Esteban, Saulo organizó la persecución contra los cristianos (Hch. 8:3; 22:4; 26:10, 11; 1 Co. 15:9; Gá. 1:13; Fil. 3; 1 Ti. 1:13). Su conciencia ofuscada lo llevó a actuar con el encarnizamiento de un inquisidor. No contento con actuar en Jerusalén, pidió cartas del sumo sacerdote para las sinagogas de Damasco, a fin de llevar presos a Jerusalén a los cristianos de origen judío ,a los que quería llevar cargados de cadenas (Hch. 9:1, 2).Los judíos tenían una gran autonomía en sus asuntos internos, con la autorización de los romanos. En Damasco, que estaba bajo el control de Aretas, rey de los nabateos, el gobernador era particularmente favorable hacia los judíos (Hch. 9:23, 24; 2 Co. 11:32); así, es totalmente plausible la intervención de Pablo en esta ciudad. El testimonio formal de Lucas, corroborado por el propio Pablo, revela que éste, hasta el mismo momento de su conversión, aborrecía a los cristianos, y creía estar sirviendo a Dios al perseguirlos. (d) La repentina conversión de Saulo en el camino de Damasco (Hch. 9:1-19). El perseguidor y sus compañeros siguieron, probablemente a caballo, el camino que iba de Galilea a Damasco, a través de regiones desérticas. Hacia el mediodía llegarían a las bellas campiñas irrigadas que rodeaban Damasco; el sol estaba en su cenit (Hch. 26:13). Repentinamente apareció en el cielo una luz fulgurante, empalideciendo la del sol, y los viajeros cayendo al suelo (Hch. 26:14). Pablo se quedó postrado, al parecer, en tanto que sus compañeros se levantaban (Hch. 9:7). Una voz saliendo del resplandor dijo en hebreo: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón» (Hch. 26:14). Saulo le dijo: «¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues» (Hch. 26:15). «Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer» (Hch. 9:6; 22:10). Los compañeros de Pablo
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oyeron algo (Hch. 9:7), pero sólo él entendió lo que la voz decía (Hch. 22:9). La luz dejó ciego a Pablo. Así, entró en Damasco conducido por la mano, y fue llevado a la casa de un cierto Judas (Hch. 9:11), donde estuvo tres días sin ver, y sin comer ni beber. Estuvo orando (Hch. 9:9, 11), tratando de comprender el significado de lo que le había sucedido. Al tercer día, el Señor ordenó a Ananías, cristiano de origen judío, que se dirigiera a Pablo y que le impusiera las manos para que recobrara la vista. Ananías dudaba, porque temía al perseguidor. El Señor le dio seguridades, revelándole que Pablo había sido advertido por una visión, y Ananías obedeció. Saulo confesó su fe en el Señor Jesús, recobrando la vista y recibiendo el bautismo. Con su energía característica, y para confusión de los judíos, se puso de inmediato a proclamar en las sinagogas que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios (Hch. 9:1022). En Hechos se dan tres relatos de esta conversión: el relato de Lucas (Hch. 9:3-22); el de Pablo a los judíos (Hch. 22:1-16), y por último su testimonio ante Festo y Agripa (Hch. 26:1-20). Los tres registros concuerdan entre sí, aunque cada uno de ellos remarca unos detalles que no aparecen en los otros. El narrador tiene en cada caso un propósito diferente. En las epístolas, Pablo hace frecuente alusión a su conversión, que él atribuye a la gracia y al poder de Dios (1 Co. 9:1, 16; 15:8-10; Gá. 1:12-16; Ef. 3:1-8; Fil. 3:5-7; 1 Ti. 1:12-16; 2 Ti. 1:9-11). Así, los testimonios más convincentes dan prueba de esta conversión. Así, es cierto que no sólo se dignó Jesús dirigir la palabra a Saulo, sino que se le apareció (Hch. 9:17, 27; 22:14; 26:16; 1 Co. 9:1). La forma de Su aparición no nos ha sido descrita, pero es evidente que fue gloriosa: el fariseo se dio cuenta de que el Crucificado era el Hijo de Dios. Habla de la «visión celestial» (Hch. 26:19), expresión esta que se menciona sólo en Lc. 1:22 y 24:23; y que describe una manifestación angélica y sobrenatural. La pretensión de que Pablo fuera el juguete de una ilusión es algo que carece de todo fundamento. Pero tampoco fue la sola aparición de Cristo lo que provocó su conversión. Ésta se produjo evidentemente gracias a la obra del Espíritu en el corazón de Saulo, hecho por ello capaz de comprender y aceptar la verdad, que le había sido revelada (cfr. en particular Gá. 1:15 ss.). En fin, Dios se sirvió de Ananías para poner al nuevo convertido en relación con la naciente iglesia. Las diversas teorías racionalistas que intentan explicar la conversión de Saulo sin tener en cuenta la intervención personal y sobrenatural
de Cristo, esquivan el testimonio del apóstol. Él declara que, hasta el momento mismo de su conversión, consideraba que era su deber perseguir a los cristianos para ser leal al judaísmo. Él afirma que su conversión se debió al poder y a la gracia soberana de Dios, que, sin saberlo el mismo Saulo, lo había preparado para su tarea futura. Su condición de ciudadano romano, la educación rabínica que había recibido, y sus dotes intelectuales, hacían de él un instrumento calificado. Se cree, con razón, que Saulo, a pesar de su celo, no había hallado en el judaísmo la paz que su alma necesitaba (Ro. 7:7-25). Lo repentino de su conversión debió hacerle consciente de que la salvación se debe totalmente a la gracia de Dios manifestada en Cristo. Su misma experiencia religiosa contribuyó a hacer de él el gran intérprete del Evangelio, a proclamar que sólo por la fe personal en la obra expiatoria de Cristo justifica Dios al pecador. (e) Inicio de su vida cristiana. Desde su conversión, Saulo empezó a anunciar el Evangelio. Su carácter enérgico le llevaba a ello, así como la revelación de los propósitos de Dios, que lo llamaba al apostolado (Hch. 9:15; 26:1620; Gá. 1:15, 16). Predicó a Cristo en las sinagogas de Damasco (Hch. 9:20-22). Los judíos de la ciudad, apoyados por el gobernador, decidieron eliminar a Saulo (2 Co. 11:32). Los discípulos le salvaron la vida bajándolo de noche por el muro dentro de una canasta (Hch. 9:23-25; 2 Co. 11:33). En lugar de volver a Jerusalén, se dirigió a Arabia, y volvió después a Damasco (Gá. 1:17). Se desconoce el lugar de Arabia en el que estuvo Pablo, o el tiempo que se quedó, o lo que hiciera allí; lo probable es que se diera a la meditación y a la oración en soledad. Tres años después de su conversión fue de Damasco a Jerusalén para conocer a Pedro (cfr. Gá. 1:18). Estuvo solamente quince días en Jerusalén, y no vio a ningún otro apóstol, excepto a Jacobo, el hermano del Señor (Gá. 1:19). Lucas ofrece algunos detalles suplementarios (Hch. 9:26-29). Los cristianos de Jerusalén tenían miedo de Pablo, y no creían que se hubiera convertido en discípulo de Cristo. Pero Bernabé, con la generosidad que le caracterizaba, presentó a Pablo a los apóstoles, y les relató su conversión y los sufrimientos que había tenido que sufrir a causa de su cambio radical. El antiguo perseguidor anunciaba enérgicamente el Evangelio y quería convencer a los judíos helenistas, sus amigos de otros días (Hch. 9:26-29), que intentaron darle muerte. Por esta razón, los discípulos enviaron a Pablo a
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Cesarea, desde donde se dirigió a Tarso (Hch. 9:29, 30; Gá. 1:21). El Señor se le apareció en el Templo, en Jerusalén, y le reveló que su apostolado iba a tener lugar entre los paganos (Hch. 22:17-21). Hay exegetas que han pretendido que los pasajes de Hechos que relatan esta visita a Jerusalén no concuerdan con los de la Epístola a los Gálatas. Sin embargo, es fácil ver la armonía de ambos relatos. Es muy probable que Saulo, queriendo trabajar de acuerdo con los doce, quiso visitar a Pedro, que tenía un lugar prominente. La desconfianza de los cristianos de Jerusalén con respecto al antiguo fariseo era bien natural; y el gesto de Bernabé, judío helenista como Pablo, está muy de acuerdo con su actitud posterior. Por otra parte, dos semanas transcurridas en Jerusalén fueron suficientes para el desarrollo de los hechos relatados en Hechos. La orden de partir que le dio el Señor a Saulo confirma la brevedad de esta visita (Hch. 22:18). El pasaje de Lucas, mencionando que Bernabé «lo trajo a los apóstoles», no contradice en absoluto la afirmación de Gá. 1:18, 19, según la cual Saulo sólo vio a Pedro y a Santiago. Estas dos personas (el segundo recibe asimismo el nombre de «columna» Gá. 2:9) representaban en esta ocasión a todo el cuerpo apostólico. Éste es el significado de la afirmación de Lucas en Hechos. En todo caso, Saulo y los dirigentes de la iglesia en Jerusalén comprendieron entonces con claridad que Cristo destinaba al nuevo discípulo a ser el apóstol de los gentiles. No parece que en este momento nadie se preocupara de la actitud que tomarían los convertidos provenientes del paganismo hacia la Ley de Moisés. Ni tampoco nadie podía suponer la importancia que tendría la misión de Pablo, pero reconocieron el mandato que le había sido dado. Conscientes de que su vida peligraba, los enviaron a Tarso (Hch. 9:30). (f) Saulo en Tarso y en Antioquía de Siria. Son escasos los datos acerca del comienzo de este período. Es probable que la estancia de Saulo en Tarso durara de 6 a 7 años (véase el apartado cronología al final de este artículo [PABLO (III)]). Es indudable que el nuevo testigo llevó a cabo una obra misionera y que fundara las iglesias de Cilicia, mencionadas de manera incidental en Hch. 15:41. En Tarso seguramente se encontró frente a diversas corrientes intelectuales; ya se ha mencionado que la ciudad era un foco de la filosofía estoica. El encuentro del apóstol con los epicúreos y los estoicos en Atenas da evidencia de que conocía bien los sistemas de ambos (Hch. 17:18-19). Anunciando el evangelio en Tarso, es
indudable que Pablo se atendría a lo que el Señor le había mostrado acerca del carácter de su ministerio. Algunos cristianos de origen judíohelenista, que habían sido ahuyentados de Jerusalén por la persecución que siguió al martirio de Esteban, llegaron a Antioquía de Siria, sobre el Orontes, al norte del Líbano. El gobernador romano de la provincia de Siria vivía entonces en esta ciudad, que había sido anteriormente la capital del reino de Siria. Antioquía contaba con más de medio millón de habitantes. Una de las principales ciudades del imperio, y centro comercial con una población muy mezclada, ejercía una poderosa influencia. Cerca de Palestina, y a las puertas del Asia Menor, y manteniendo relaciones comerciales y políticas con todo el resto del imperio, esta ciudad constituía una base desde donde la nueva fe, destinada a separarse del judaísmo, debía partir hacia todo el mundo. Los cristianos refugiados en Antioquía anunciaron el Evangelio «a los griegos» (Hch. 11:20). Hubo numerosas conversiones. Y así es como nació, en la metrópolis de Siria, una iglesia de cristianos salidos del paganismo. Cuando la iglesia en Jerusalén lo supo, enviaron a Bernabé a Antioquía. Con una hermosa grandeza de visión, se dio cuenta de que el Señor estaba otorgando Su bendición a la iglesia en Antioquía, aunque sus miembros no estuvieran circuncidados. Después, discerniendo indudablemente que el propósito de Dios era que Pablo fuera a Antioquía, fue a Tarso a buscar al antiguo perseguidor, y lo llevó a la capital, donde trabajó un año con él (Hch. 11:21-26). Es en Antioquía donde los discípulos recibieron por vez primera el nombre de «cristianos», lo que demuestra el carácter no judío de esta comunidad. La aparición de una comunidad compuesta de cristianos surgidos del paganismo marca una gran etapa en la historia de la Iglesia. Éste sería el punto de partida de las misiones de Pablo al mundo pagano. Un profeta de Jerusalén, Agabo, predijo a la asamblea que habría un período de hambre (Hch. 11:27, 28). Los hermanos de Antioquía decidieron ayudar a los cristianos de Judea. Este testimonio de solidaridad demuestra que estos gentiles se sentían obligados hacia los que les habían transmitido la nueva fe. Su gesto revela asimismo que el Evangelio destruyó ya en su comienzo las barreras de razas y de clases. Bernabé y Saulo llevaron a los ancianos de la iglesia en Jerusalén los dones de los cristianos de Antioquía para los de Judea (Hch. 11:29, 30). Esta visita de Saulo a Jerusalén se sitúa probablemente alrededor del año 44 d.C., o algo después. La carta a los gálatas no
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la menciona, indudablemente porque Pablo no se encontró entonces con ninguno de los apóstoles. Hay exegetas que han tratado de identificar esta visita con la referida en Gá. 2:1-10, pero es evidente que este pasaje de Gálatas se refiere a otro viaje, posterior a la discusión acerca de la circuncisión de los gentiles. Y Lucas sitúa el inicio de esta controversia (Hch. 15:1, 2) en una época posterior al año 44. Pablo, escribiendo a los gálatas, sumariza las ocasiones en las que presentó su evangelio ante los apóstoles que habían sido antes que él, y que lo aprobaron. Según Lucas (Hch. 11:30), Pablo sólo se encontró en esta ocasión con los ancianos de la iglesia de Jerusalén, y se limitó a entregarles los fondos. El argumento de Pablo en Gá. 2:1-10 no exige la mención de una simple visita de caridad. Él y Bernabé se volvieron a Antioquía junto con Juan, de sobrenombre Marcos (Hch. 12:25). nom, PABLO (Primer viaje misionero) tip, BIOG HOMB HONT APOS vet, (g) Primer viaje misionero de Pablo. El Espíritu Santo reveló a los profetas de la iglesia en Antioquía que Pablo debía emprender un apostolado itinerante (Hch. 13:1-3); les ordenó asimismo que pusieran aparte a Bernabé y a Pablo para la obra a la que Dios los había llamado. Se desconoce la fecha precisa de este viaje, aunque es situado entre los años 45 y 50 d.C.; es posible que tuviera lugar entre el 46 y el 48. Tampoco se sabe cuánto tiempo duró. Bernabé, que era mayor, dirigía la misión, pero Pablo, más elocuente, se destacó pronto; Juan Marcos los acompañaba. El pequeño grupo se dirigió de Antioquía a Seleucia, en la desembocadura del Orontes. De allí se embarcaron hacia Chipre, país de origen de Bernabé. Los tres misioneros desembarcaron en Salamina, sobre la costa oriental de Chipre, y empezaron a predicar el Evangelio en las sinagogas. Así atravesaron toda la isla, llegando al puerto de Pafos, en el suroeste. Sergio Paulo, el procónsul romano, residía en esta ciudad; interesándose en conocer el Evangelio, intentó oponerse a ello un falso profeta judío, Bar-jesús, que tenía por sobrenombre Elimas (el mago), que gozaba del favor del procónsul. La vehemencia de su oposición a la Palabra de Dios indignó a Pablo, que apostrofó al mago, anunciándole que el Señor lo heriría de ceguera. Testigo de esta intervención divina, y atento a las enseñanzas de los misioneros, abrazó de corazón la fe cristiana (Hch. 13:6-12).
El grupo, dirigido ahora por Pablo (cfr. Hch. 13:13), se embarcó hacia Asia Menor, llegando a Perge, en Panfilia. Allí es donde Juan-Marcos rehusó proseguir el viaje, volviéndose a Jerusalén. Se desconocen sus motivos. No parece que Pablo y Bernabé se quedaran en Perge; dirigiéndose al norte, entraron en Frigia, llegando a Antioquía de Pisidia, capital de la provincia romana de Galacia. Los misioneros acudieron a la sinagoga, donde los principales les invitaron a hablar. Entonces Pablo pronunció el gran discurso registrado en Hch. 13:16-41. Después de afirmar que Dios había conducido a Israel y que lo había preparado para recibir al Mesías, Pablo recordó el testimonio dado por Juan el Bautista y el rechazamiento de Jesús por parte de las autoridades judías. Dijo el apóstol que Dios había resucitado a Jesús, en quien se cumplían todas las antiguas promesas hechas a Israel, añadiendo que sólo la fe en Jesús justifica al pecador; exhortó a continuación a los judíos a que no asumieran la misma actitud que los príncipes homicidas de Jerusalén. Este discurso suscitó la hostilidad de los notables judíos, pero convenció a muchos de los israelitas piadosos, y especialmente a muchos de los gentiles que habían sentido la influencia del judaísmo. Estos prosélitos permitieron que Pablo hallara en todas partes el nexo entre la sinagoga y el mundo gentil. El sábado siguiente, los misioneros, injuriados, rompieron el contacto con la sinagoga, y se dirigieron directamente a los gentiles. El Evangelio se expandió por todo el país, pero las autoridades de Antioquía de Pisidia, alertadas por los judíos, expulsaron a Pablo y Bernabé (Hch. 13:50). Se dirigieron entonces a Iconio, ciudad frígica, donde hubo numerosas conversiones de judíos y gentiles (Hch. 13:51-14:1). Los judíos, que mantenían una postura de hostilidad, sublevaron a una parte de la ciudad contra los misioneros, que partieron hacia Listra, y después a Derbe, ciudades importantes de Licaonia (Hch. 14:2-6). En Listra, Pablo curó milagrosamente a un hombre paralítico de nacimiento. La multitud, que creía que se trataba de los dioses Júpiter y Mercurio, les querían ofrecer sacrificios. Bernabé y Pablo se opusieron a ello, y Pablo pronunció su discurso contra la idolatría, resumido en los versículos 15-18. Éste es el segundo de los discursos de Pablo que nos refiere Lucas. La conversión de Timoteo se produjo indudablemente en Listra (cfr. Hch. 16:1; 2 Ti. 1:2; 3:11). Los judíos de Antioquía y de Iconio amotinaron entonces al populacho. Pablo fue lapidado, sacado de la ciudad, y dejado por muerto (Hch. 14:19).
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Sin embargo, Dios lo reanimó, y se dirigió con Bernabé a Derbe, posiblemente sobre el limite suroriental de la provincia de Galacia (Hch. 14:20). Al llegar a Cilicia por las montañas, los misioneros hubieran podido dirigirse a Tarso y llegar directamente a Antioquía de Siria, después de haber hecho un itinerario circular. Pero deseaban confirmar las nuevas iglesias antes de volver a Antioquía de Siria. Así, volvieron de Derbe a Listra, a Iconio, a Antioquía de Pisidia, y a Perge, consolidando las iglesias y confirmando los ánimos de los discípulos. Se detuvieron en Perge para predicar, lo que probablemente no habían hecho en su anterior viaje. A continuación descendieron a Atalía, puerto de Perge, y allí embarcaron rumbo a Antioquía de Siria (Hch. 14:21-26). Así finalizó el primer viaje misionero de Pablo, en el que había recorrido los centros inmediatamente al oeste de aquellos en los que el Evangelio estaba ya implantado. El método del apóstol era el de presentar el Evangelio en primer lugar a los judíos, y después a los paganos. Descubrió que el judaísmo había influenciado ya a un gran número de gentiles, y que habían quedado preparados para aceptar el mensaje de Cristo. En este método se daba también la fundación de iglesias en las principales ciudades, a las que era fácil el acceso gracias a las excelentes carreteras que el imperio romano había hecho construir para unir entre sí las diversas guarniciones militares. La lengua griega estaba esparcida por todas partes. Es así que Dios había abierto el camino al heraldo del Evangelio. (h) El conflicto con los cristianos judaizantes: conferencia de Jerusalén. El éxito de la obra de Pablo entre los gentiles provocó entonces un conflicto en el seno de la Iglesia. Ciertos cristianos de origen judío, todavía aferrados a la Ley de Moisés, fueron de Jerusalén a Antioquía con el fin de anunciar a los convertidos salidos de la gentilidad que la salvación dependía de la circuncisión (Hch. 15:1). Algunos años atrás, Dios se había servido de Pedro para revelar a la Iglesia que no tenían que obligar a los discípulos de origen gentil a observar la Ley mosaica (Hch. 10:1-11:18). Pero los cristianos judaizantes, en su mayor parte fariseos convertidos (Hch. 15:5), no siguieron las instrucciones de Pedro. Cuando la iglesia de Antioquía vio lo que éstos enseñaban, envió a Pablo, Bernabé y a otros hermanos a Jerusalén, a fin de que sometieran la cuestión a los apóstoles y ancianos (Hch. 15; Gá. 2:1-10; estos dos relatos
concuerdan totalmente, a pesar de la diferencia de perspectiva entre ambos redactores). Pablo dice que se puso en marcha después de una revelación directa de Dios (Gá. 2:2). Estaba en juego el porvenir del testimonio cristiano. Triunfaron la fidelidad a la doctrina cristiana y el amor. Pablo y Bernabé expusieron ante la iglesia de Jerusalén la obra que Dios había llevado a cabo por medio de ellos. Los cristianos judaizantes respondieron insistiendo en la necesidad de la circuncisión y de la Ley de Moisés, lo que obligó a los apóstoles y ancianos a reunirse para estudiar el problema (Hch. 16:6-29). Pedro les recordó que Dios había revelado Su voluntad a este respecto cuando Cornelio había sido convertido, y que los mismos judíos no habían podido llevar el yugo de la Ley. Pablo y Bernabé mostraron asimismo cómo Dios había bendecido su obra entre los gentiles. Santiago, el hermano del Señor, declaró que los profetas del AT habían preanunciado que los gentiles serían llamados. Se resolvió reconocer como hermanos a los convertidos incircuncisos, liberándolos de la Ley, pero demandándoles sin embargo que respetaran unas prohibiciones necesarias por su universalidad (de la idolatría, de sangre y de comer animales ahogados, prohibiciones éstas impuestas a Noé y su descendencia, cfr. Gn. 9:3, 4; y de fornicación). Estas prohibiciones no eran ninguna concesión a los escrúpulos judíos, como algunos expositores han alegado. No tendrían ningún sentido como mera concesión después de haber negado la necesidad de la circuncisión, de importancia capital para ellos. La base sobre la que se dan estas prohibiciones a los cristianos surgidos de la gentilidad es la de la voluntad expresa de Dios a «nivel universal», tratándose de «cosas necesarias» (Hch. 15:28, 29). En la Epístola a los Gálatas, Pablo afirma que la iglesia en Jerusalén le prestó su apoyo contra los «falsos hermanos», y que Jacobo, Pedro y Juan le dieron la mano de comunión, reconociendo que Dios, que les había dado a ellos el apostolado entre los judíos, había comisionado a Pablo y a Bernabé para que evangelizaran a los gentiles. Así, Pablo quedó en comunión con los apóstoles, y también en libertad para cumplir su misión. Los judaizantes mostraron entonces su encarnizamiento, manifestando más tarde hostilidad e incluso odio contra Pablo, cuya opinión había prevalecido. Los argumentos del antiguo fariseo habían salvaguardado la unidad de la Iglesia y la libertad de los convertidos incircuncisos. La decisión emitida daba la exacta relación de los cristianos de origen gentil con la
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Ley, que era su libertad de ella, poniéndolos sin embargo en guardia contra unas prácticas que afectaban a la relación de toda la descendencia de Noé con el Dios único soberano de este mundo, salvaguardando Sus derechos sobre Sí mismo (no adoración a falsos dioses), sobre la Creación (permiso a Noé y a su descendencia para comer la carne de los animales, pero no su sangre), y sobre el hombre mismo (el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor). Sin embargo, la controversia se volvió a desencadenar poco después en Antioquía (Gá. 2:11-21). Pedro, que había llegado a la capital de Siria, participaba al igual que Pablo en las comidas de los creyentes incircuncisos. Después de la llegada de ciertos judíos de Jerusalén, Pedro, e incluso Bernabé, dejaron de comer con los gentiles convertidos. Pablo reprendió públicamente a Pedro, y reafirmó los principios doctrinales sobre los que reposaban los derechos de los gentiles en la Iglesia: la salvación sólo se obtiene por la fe en Cristo, por cuanto el cristiano, crucificado con Cristo, está muerto a la Ley de Moisés. Al morir, Cristo ha cumplido por Su pueblo todas las obligaciones legales. Es suficiente poner la fe en Cristo para venir a ser cristiano; no hay ninguna otra condición a cumplir. Pablo sabía que no se trataba sólo de preservar la unidad de la Iglesia, sino de mantener la base fundamental del Evangelio. Al defender el principio de la salvación por la fe y al dar a conocer por todas partes la Buena Nueva, Pablo contribuyó más que nadie a imprimir el carácter universal del testimonio cristiano. El concilio de Jerusalén tuvo lugar probablemente alrededor del año 48 o 49 d.C. (Véase Cronología al final de este artículo). (i) Segundo viaje misionero. Poco después del concilio de Jerusalén, Pablo propuso a Bernabé que lo acompañara en su segundo viaje (Hch. 15:36). Pero, al rehusar Pablo a Juan Marcos como acompañante, Bernabé decidió no acompañar al apóstol, que se llevó consigo a Silas (véase SILAS). Los misioneros visitaron al principio las iglesias en Siria y Cilicia, y después cruzaron los desfiladeros del Taurus con el fin de visitar las comunidades que Pablo había fundado durante su primer viaje. Llegaron a Derbe, dirigiéndose a continuación a Listra, donde el apóstol circuncidó a Timoteo, para evitar escandalizar a los judíos, porque Timoteo, a quien quería llevar de acompañante, era hijo de padre griego. Pablo hizo así muestra de sus deseos de conciliación, aunque no cedió ni un ápice en la
cuestión de principio. Timoteo era de ascendencia judía por parte de madre, por lo que no era lo mismo que si hubiera sido un creyente de origen totalmente gentil. De Listra fueron, según parece, a Iconio y Antioquía de Pisidia. La continuación de su viaje ha suscitado controversias entre los comentaristas, y ha dado lugar a dos interpretaciones: (A) Ramsay y otros exegetas creen que las iglesias del primer viaje son las «iglesias de Galacia», a las que más tarde se dirigió la Epístola a los Gálatas (véanse GALACIA, GÁLATAS [EPÍSTOLA A LOS]). Estos comentaristas sostienen que Pablo fue directamente a Antioquía de Pisidia, al norte, y que atravesó la provincia romana de Asia, pero sin predicar, porque «les fue prohibido por el Espíritu Santo predicar la palabra en Asia» (Hch. 16:6). Habiendo llegado a Misia (Hch. 16:7), los misioneros intentaron entrar en Bitinia, pero de nuevo se vieron impedidos. Dejando entonces Misia a un lado, se dirigieron al oeste, atravesando o pasando junto a Misia, para llegar a Troas. (B) La interpretación más aceptada es que, de Antioquía de Pisidia, los viajeros se dirigieron a la Galacia propia. Pablo cayó enfermo, pero aprovechó esta detención en Galacia para anunciar el Evangelio y fundar las iglesias de Galacia (Gá. 4:13-15). La orden de no predicar en la provincia de Asia determinó este itinerario de Antioquía de Pisidia hacia el noreste. Cuando Pablo hubo acabado de predicar en la Galacia propiamente dicha, intentó entrar en Bitinia, pero el Espíritu Santo se opuso nuevamente a sus intenciones. El apóstol se dirigió entonces hacia el oeste (la segunda interpretación se une aquí con la primera) atravesando Misia o rodeándola para llegar a Troas. Lucas habla muy poco de este período. El Espíritu Santo estaba dirigiendo a los misioneros hacia Europa, y el relato de Lucas es tan precipitado como el ímpetu con el que se movían. En Troas, Pablo tuvo la visión de un varón macedonio suplicando que los ayudara (Hch. 16:9). En respuesta a este llamamiento, los misioneros, a los que se unió Lucas, emprendieron la travesía hacia Europa, desembarcando en Neápolis, y dirigiéndose acto seguido hacia la importante ciudad de Filipos. Allí Pablo fundó una iglesia (Hch. 16:11-40), y esta iglesia sería especial objeto de su afecto (Fil. 1:4-7; 4:1, 15). Fue también en esta ciudad que fue entregado por primera vez a los magistrados romanos y que constató cómo su ciudadanía romana podía ser de utilidad para ayudarle en su obra (Hch. 16:20-24, 37-39). Dejando a Lucas en Filipos, Pablo se
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dirigió a Tesalónica junto con Silas y Timoteo. El breve relato de Hch. 17:1-9 acerca de la iglesia en Tesalónica se completa mediante los datos que se dan en las epístolas a los Tesalonicenses. En esta ciudad el apóstol ganó para Cristo a muchos griegos, poniendo con mucho cuidado las bases de la iglesia, dando ejemplo de trabajo y de frugalidad, fabricando tiendas para no ser una carga para nadie (1 Ts. 2, etc.). Pero los judíos de Tesalónica desencadenaron una persecución contra Pablo. Los hermanos lo hicieron partir entonces con Silas hacia Berea, donde la predicación suscitó numerosas conversiones, incluso entre los judíos. De allí, Pablo se dirigió a Atenas. Esta ciudad frustró sus esfuerzos. Hch. 17:22-31 da el resumen del discurso que pronunció ante los filósofos, sobre la colina de Marte (Areópago). Pablo expuso las verdades comunes al estoicismo y el Evangelio, proclamando fielmente ante un auditorio sumamente crítico que ellos debían volverse al Dios verdadero, arrepintiéndose y creyendo en Cristo, con vistas al juicio que había de venir, y a la resurrección. Acto seguido partió para Corinto, quedándose allí dieciocho meses, y ganando a numerosas almas para la fe. Allí conoció a Aquila y a Priscila, hospedándose en la casa de ellos (Hch. 18:1-3). La predicación de Pablo provocó la ira de los judíos; dejó entonces de frecuentar la sinagoga y desde aquel momento anunció el Evangelio en casa de uno llamado Justo, cuya casa estaba junto a la sinagoga (Hch. 18:5-7). En Hch. 18:8, 10 y 1 Co. 2:1-5 se hace alusión a los sufrimientos morales de Pablo en Corinto, en su resolución de anunciar en Grecia, como en todos los otros lugares, el Evangelio del Crucificado; 1ª Corintios revela su éxito, así como también las tentaciones de los cristianos de Corinto, objeto de la solicitud del apóstol. La situación en las otras iglesias también le provocaba inquietudes. Es en Corinto que redactó las dos epístolas a los Tesalonicenses, con instrucciones prácticas, y poniéndolos en guardia contra ciertos errores doctrinales. La hostilidad de los judíos no cesaba. Hicieron comparecer a Pablo ante Galión, nuevo procónsul de Corinto. El descubrimiento, en 1905, de la «Piedra de Delfos» permite situar el proconsulado de Galión entre mayo del año 51 y el 52, lo que permite así establecer la fecha de la estancia de Pablo en Corinto. Galión declaró que la misma sinagoga debía resolver estas diferencias, por cuanto el apóstol no había violado ninguna ley romana. Así, en aquella época Roma protegía a los cristianos al identificarlos con judíos. Pablo pudo quedarse en
Corinto sin ser molestado. De todas las misiones de Pablo, la de Corinto fue una de las más fructíferas. Acto seguido pasó a Éfeso; no se quedó allí, aunque prometió su vuelta, y se embarcó rumbo a Cesarea, desde donde sin duda fue a Jerusalén (Hch. 18:22) para saludar a la iglesia, volviendo de allí a Antioquía de Siria, el punto de partida de este segundo viaje (Hch. 18:22), en el curso del cual había llevado el cristianismo a Europa, al evangelizar Macedonia y Acaya. El Evangelio había dado un gran paso para introducirse de lleno en el Imperio Romano. (j) Tercer viaje misionero. Después de una corta estancia en Antioquía, Pablo emprendió su tercer viaje, probablemente en el año 53 d.C. Recorrió «la región de Galacia y de Frigia, confirmando a todos los discípulos» (Hch. 18:23), llegando después a Éfeso. El Espíritu Santo le permitiría ahora a Pablo predicar la Palabra en la provincia de Asia, en tanto que le había sido prohibido durante su segundo viaje. El apóstol hizo de Éfeso, capital de Asia Menor, su base de operaciones a lo largo de tres años (Hch. 19:8, 9; 20:31). Enseñó durante tres meses en la sinagoga (Hch. 19:8), y después, durante dos años, en una escuela o sala de conferencias de uno llamado Tiranno (Hch. 19:9). Características de su apostolado en Éfeso: Extensión y profundidad de su enseñanza (Hch. 20:18-31); milagros extraordinarios (Hch. 19:11, 12); un triunfo tan grande que todos los habitantes de la región oyeron la Palabra del Señor (Hch. 19:10); actitud amistosa de algunos de los principales funcionarios de la provincia de Asia para con Pablo (Hch. 19:31). Oposición constante e incluso encarnizada (Hch. 19:23-40; 1 Co. 4:9-13; 15:32); cuidado del apóstol hacia todas las iglesias (2 Co. 11:28). Son numerosos los episodios de la vida de Pablo durante este período que no figuran en Hechos. Sabiendo que había judaizantes que atacaban su doctrina y que la desacreditaban en Galacia, Pablo escribió su Epístola a los Gálatas, en la que defiende su apostolado. Ésta es la primera epístola en la que se define y expone la doctrina de la gracia. La iglesia de Corinto escribió a Pablo para pedir su definición acerca de importantes cuestiones. Informes posteriores revelaron otros desórdenes en la iglesia de Corinto, a la que el apóstol envió entonces la epístola que recibe el nombre de Primera Epístola a los Corintios. Los
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cristianos de Corinto recibieron, mediante este escrito, instrucciones prácticas y decisiones disciplinarias que evidencian la sabiduría de Pablo. Sin embargo, los elementos sediciosos prosiguieron su labor de zapa. Son numerosos los exegetas que piensan que el padre espiritual de esta joven iglesia les hizo una breve visita para restablecer el orden, después de haber enviado 1 Corintios (cfr. 2 Co. 12:14; 13:1). Antes de abandonar Éfeso, el apóstol envió a Tito a Corinto. Tito debía después de ello reunirse con Pablo en Troas (2 Co. 2:12), lo que no sucedió. Inquieto, el apóstol se dirigió a Macedonia (Hch. 20:1), donde volvió a encontrarse con Timoteo y Erasto, que había enviado antes allí (Hch. 19:22). Por fin llegó Tito (2 Co. 2:12-14; 7: 5-16), con la noticia de que los corintios estaban cumpliendo fielmente las instrucciones de Pablo. Entonces les escribió 2 Corintios, que es la epístola en la que se hallan más detalles autobiográficos de Pablo. Allí se regocija de la obediencia de los corintios, les recomienda la colecta para los santos en Jerusalén, e insiste en la defensa de su apostolado. De Macedonia, Pablo se dirigió a Corinto, pasando allí el invierno del año 56 al 57, acabando de disciplinar y de organizar a la iglesia de esta ciudad. Es entonces que escribió su exposición más completa de la doctrina de la salvación, la Epístola a los Romanos. El apóstol deseaba vivamente ejercer su ministerio en Roma (Hch. 19:21; Ro. 1:11-15; 15:23-28), pero no podía ir enseguida porque debía llevar a Roma los dones de los gentiles convertidos. Los introductores del Evangelio en Roma habían sido especialmente amigos y discípulos de Pablo (cfr. Ro. 16). Mediante su Epístola a los Romanos, Pablo los instruyó plenamente en la doctrina que él proclamaba. La siguiente etapa iba a conducirlo por última vez a Jerusalén. Sus compañeros representaban a diversas iglesias de gentiles convertidos (Hch. 20:4). Los judíos estaban ferozmente opuestos a la evangelización de los gentiles. En cuanto a los cristianos surgidos del judaísmo, ellos mismos desconfiaban de Pablo y de su obra. Ésta es una de las razones de que el apóstol pidiera a las iglesias de la gentilidad que probaran su lealtad mediante el envío de una generosa ofrenda a los cristianos pobres de Judea. Pablo y sus amigos dejaron Corinto con el fin de llevar estos dones a Jerusalén. Enterándose de que los judíos le querían tender una celada (Hch. 20:3), renunciaron a embarcarse e ir directamente a Siria. Dieron un rodeo por Macedonia (Hch. 20:3). Pablo se quedó en Filipos mientras sus
compañeros se dirigían a Troas. Lucas se reunió con él en Filipos (Hch. 20:5). Después de la Pascua, Pablo y Lucas se embarcaron en Neápolis, un puerto de Filipos, para volver a encontrar a sus amigos en Troas, donde pasaron siete días (Hch. 20:6). Allí había una iglesia. Lucas refiere los acontecimientos que tuvieron lugar inmediatamente antes de la partida del apóstol (Hch. 20:7-12). Pablo fue de Troas a Asón por tierra, lo que era una distancia de unos 32 Km. En Asón se encontró con sus compañeros de viaje, que lo habían precedido por vía marítima (Hch. 20:13). Su nave llegó a continuación a Mitilene, en la costa oriental de la isla de Lesbos, pasando luego hacia el sur entre la isla de Quios y la costa de Asia Menor, tocó al día siguiente la isla de Samos, y llegó a Mileto al cabo de otros días (Hch. 20:14, 15). Ciertos mss. indican que el grupo hizo «escala en Trogilio» después de haber salido de Samos. Mileto estaba a 58 Km. al suroeste de Éfeso. Pablo, que se apresuraba a ir a Jerusalén, no había querido ir a Éfeso, pero envió a buscar a los ancianos de aquella iglesia. Acudieron ellos a Mileto, donde el apóstol les dirigió sus últimas exhortaciones, que nos revelan la profundidad de su consagración, de su amor hacia los convertidos, y de su conocimiento profético (Hch. 20:18-35). Abandonando Mileto, la nave se dirigió hacia la isla de Cos (Hch. 21:1), a 64 Km. al sur. Al día siguiente llegó a Rodas, capital de la isla de este nombre, a unos 80 Km. al sureste de Cos. De Rodas la nave tocó Patara, sobre la costa de Licia (Hch. 21:1), donde el grupo misionero efectuó un cambio de naves, emprendiendo viaje hacia Fenicia (Siria) (Hch. 21:2). Pasaron a la vista de Chipre, que dejaron a mano izquierda, y arribaron a Tiro (Hch. 21:3). El apóstol y sus amigos se quedaron allí por siete días; los cristianos de Tiro suplicaron a Pablo en vano que no fuera a Jerusalén (Hch. 21:4). Después de haber orado con ellos (Hch. 21:5, 6), el apóstol y sus compañeros subieron a una nave que iba a Ptolemais (la actual Akko, San Juan Acre en tiempos de los cruzados). Se quedaron allí un día con los hermanos en esta localidad, y después llegaron a Cesarea por la carretera (Hch. 21:7, 8). Se quedaron en casa de Felipe el evangelista. Agabo, el profeta que había predicho una época de hambre durante la primera estancia del apóstol Pablo en Antioquía de Siria (Hch. 11:28), se ató los pies y las manos, y anunció que los judíos atarían de aquella manera a Pablo y lo entregarían a los gentiles. A pesar de estas advertencias y de las lágrimas de la comunidad, Pablo, y algunos de sus discípulos, subieron a
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Jerusalén (Hch. 21:11-14). Así acabó el tercer viaje misionero. nom, PABLO (Arresto) tip, BIOG HOMB HONT APOS vet, (k) Pablo en Jerusalén; arresto; encarcelamiento en Cesarea. No tardó en hacerse realidad la predicción de Agabo. Los hermanos de Jerusalén le dieron una buena acogida a Pablo y a sus colaboradores que, al día siguiente de su llegada, fueron a visitar a Jacobo, el hermano del Señor; se encontraron también con todos los ancianos de la iglesia. Ellos glorificaron a Dios, que se había servido de tal manera del ministerio de Pablo, pero recordaron al apóstol que numerosos cristianos procedentes del judaísmo habían oído decir que él no observaba la Ley de Moisés. Los ancianos le propusieron que diera en el mismo Templo una prueba espectacular de su fidelidad a las costumbres judías, encargándose de cumplir las prescripciones y de pagar los gastos implicados en la liberación del voto de cuatro nazareos. Pablo consintió en ello, para no tener conflictos con los judíos. Es posible que se tratara de una observancia análoga a la que él había observado en Corinto de manera voluntaria (Hch. 18:18). Pablo enseñaba que ningún convertido de la gentilidad tenía que observar las ordenanzas de la ley mosaica, y que ningún cristiano de origen judío estaba ya obligado a seguir las costumbres tradicionales. Sin embargo, declaraba que no se debía condenar a los judíos que quisieran conservar su fidelidad a la Ley de Moisés y se reservaba, para sí mismo, la libertad de observar estas prácticas, o de renunciar a ellas, según las circunstancias. Al asentir a la petición de los ancianos, Pablo no era incoherente. Pero esta acción no tuvo un buen fin. Unos judíos de Asia, al ver a Pablo en el Templo, lo acusaron falsamente de haber introducido gentiles dentro, y amotinaron al populacho, afirmando que el fariseo tránsfuga había estado enseñando a los judíos de la diáspora a menospreciar el Templo y a violar la Ley (Hch. 21:27-29). Pablo hubiera sido seguramente muerto si el tribuno de la compañía de guarnición romana, Claudio Lisias, no hubiera intervenido con presteza junto con sus soldados. El apóstol, atado con dos cadenas, fue llevado a la torre Antonia. Pidió entonces, antes de ser introducido en ella, permiso para dirigirse a la multitud. Sorprendido al constatar que Pablo hablaba en griego y que no era un egipcio sedicioso, sino un judío de Tarso (Hch. 21:38), el tribuno le permitió que se dirigiera al pueblo; el apóstol hizo su discurso en arameo (Hch. 22:2), haciendo reminiscencias de su juventud, y
refiriendo su conversión y vocación. La multitud que lo escuchaba empezó a gritar «¡A muerte! ¡A muerte!» en cuanto Pablo hizo mención de la oferta de salvación a los gentiles. Lisias le hizo entrar entonces en la torre Antonia para someterlo a interrogatorio. Al saber que se trataba de un ciudadano romano (Hch. 22:25), el tribuno desistió de hacerlo azotar, y ordenó a los principales sacerdotes que convocaran al sanedrín al día siguiente para hacer comparecer ante ellos al preso. Pablo no podía esperar ningún juicio equitativo de parte del tribunal supremo de los judíos. Si el sanedrín condenaba al prisionero, Lisias debería abandonarlo a sus manos. El apóstol tuvo la habilidad de dividir a sus enemigos, a fin de defender su vida. Recordó su calidad de fariseo, diciendo que en el fondo estaba siendo sometido a juicio a causa de su doctrina de la resurrección. El recíproco odio entre fariseos y saduceos era aún más profundo que el que ellos tenían hacia Pablo, por lo que de inmediato se dividieron en dos bandos. Temiendo que el preso pudiera perder la vida entre las dos facciones en pendencia, el tribuno ordenó a los soldados que devolvieran a Pablo a la torre Antonia (Hch. 23:1-10). El Señor se apareció a Pablo a la noche siguiente, y le dijo: «Ten ánimo, Pablo, pues como has testificado de mí en Jerusalén, así es necesario que testifiques también en Roma» (Hch. 23:11). Esta promesa se iba a cumplir de una manera muy inesperada. Unos cuarenta judíos hicieron gestiones para que Pablo compareciera de nuevo ante el sanedrín. Se comprometieron a darle muerte, pero un sobrino de Pablo informó a su tío y al tribuno (Hch. 23:12-22). Lisias envió entonces a Pablo con una fuerte escolta a Cesarea, residencia de Félix, el procurador, a quien el tribuno envió una carta. Enterándose de que el acusado era un judío de Cilicia, el gobernador no lo quiso interrogar antes de la llegada de los acusadores, y lo hizo guardar en el pretorio, que había sido antes el palacio de Herodes. Cuando los representantes del sanedrín comparecieron ante Félix, acusaron a Pablo de sedición, de profanación del Templo, y se quejaron de que Lisias les había arrebatado a su prisionero (Hch. 24:1-9). Pablo refutó estas acusaciones (Hch. 24:10-21). Conociendo la nueva doctrina, que era la verdadera causa del litigio, y dándose cuenta de que el acusado era inocente, Félix aplazó la vista de la causa con el pretexto de obtener de Lisias unos informes suplementarios. Pablo quedó preso, pero podía recibir visitas de sus amigos. El procurador y Drusila, su esposa judía, quedaron
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impresionados por lo que Pablo afirmó acerca de la fe en Cristo (Hch. 24:24). Sus solemnes palabras parecen haber hecho temblar a Félix, que prometió volverlo a llamar. El gobernador esperaba también que Pablo compraría su libertad (Hch. 24:25, 26), a lo que el apóstol no accedió. Cuando Porcio Festo sucedió a Félix, hacía ya dos años que Pablo estaba encarcelado (Hch. 24:27). Los judíos esperaban que el nuevo procurador se plegaría a sus deseos, pero éste rehusó hacer subir a Pablo a Jerusalén, y exigió que sus acusadores fueran a Cesarea (Hch. 25:1-6). Pablo compareció de nuevo ante ellos, y proclamó su inocencia (Hch. 25:7, 8). Deseoso de complacer a los judíos, Festo propuso a Pablo ser juzgado en Jerusalén. Dándose cuenta de que los judíos se aprovecharían para darle muerte si subía a Jerusalén, el apóstol, basándose en su condición de ciudadano romano, apeló al César (Hch. 25:9-11). El procurador, al quedar con ello fuera de la causa, tenía que enviar al preso a Roma. En medio de estos acontecimientos, Agripa II, biznieto de Herodes el Grande, llegó a Cesarea con su hermana Berenice, sin duda para felicitar a Festo por su nombramiento de procurador. Estando él poco versado en las controversias entre los judíos, y teniendo que enviar al emperador un detallado informe de la causa, Festo habló a Agripa acerca de Pablo, que quiso oírle. Al día siguiente, el procurador hizo comparecer a Pablo ante el rey. El conocimiento que tenía Agripa de los asuntos judíos sería de ayuda a Festo para redactar su informe al emperador (Hch. 25:12-27). Las características de la defensa de Pablo ante Agripa fueron el tacto, la elocuencia y el valor. Dando un relato de su vida, el preso mostró que él había buscado obedecer al Dios de Israel, y que su apostolado cristiano era un cumplimiento de las antiguas profecías (Hch. 26:1-23). Cuando Festo, interrumpiendo a Pablo, le dijo que estaba loco, el apóstol apeló a Agripa. El rey se encastilló en su papel de observador de lo que estimaba como un nuevo fanatismo, y respondió irónicamente: «Por poco me persuades a ser cristiano» (Hch. 26:28). Sin embargo, dijo que Pablo era inocente, y que hubiera podido ser puesto en libertad si no hubiera apelado a César (Hch. 26:31, 32). (l) Viaje a Roma. En otoño del mismo año (probablemente el 59), el preso fue mandado a Roma (véase Cronología al final de este artículo [PABLO (III)]). Pablo y otros cautivos fueron confiados a un centurión llamado Julio, de la cohorte augusta. Lucas y Aristarco de Tesalónica (Hch. 27:1, 2)
acompañaban al apóstol. La narración de Lucas es sumamente precisa (cfr. James Smith: «The Voyage and Shipwreck of St. Paul»). El centurión trató humanamente al apóstol. El grupo se embarcó en Cesarea en una nave adramitena, que iba a efectuar una navegación de cabotaje por la costa del Asia Menor. Embarcaron en Sidón, y llegaron a Mira, en Licia. En este puerto el centurión hizo subir a los presos a una nave mercante de Alejandría que partía para Italia. Siendo el viento desfavorable, la nave tuvo que navegar a lo largo de la costa al noroeste, hasta llegar a la altura de Gnido, en la costa de Caria. Girando allí hacia el sur, dobló penosamente el promontorio de Salmón en la zona meridional de Creta, y arribó a Buenos Puertos, en la costa meridional de la isla (Hch. 27:3-8). Habiendo pasado al ayuno (o día de Yom Kippur, véase EXPIACIÓN [DÍA DE LA]), que caía en el décimo del mes de Tishri (hacia el final de septiembre, v. 9), se hacía peligrosa la navegación, y el tiempo era amenazador. Pablo dio el consejo de permanecer en Buenos Puertos, pero el centurión escuchó al capitán y al armador de la nave y no al prisionero. Querían invernar en Fenice, un puerto mejor situado, más al oeste en la costa de Creta (Hch. 27:9-12). Cuando la nave abandonó Buenos Puertos se abatió sobre ellos un furioso viento del noreste, que los echó hacia el sur de la islita de Clauda, que se llama actualmente Gozzo. Aligerando la nave de todo el lastre posible, soportaron el vendaval durante dos semanas, derivando hacia el oeste. El apóstol mantuvo la calma y subió los ánimos de la tripulación y de los pasajeros: un ángel de Dios se le había aparecido y le había asegurado que todos llegarían a tierra sanos y salvos (Hch. 27:13-26). A la decimocuarta noche, la sonda reveló la proximidad de tierra. Por miedo a los escollos, echaron cuatro anclas, y esperaron que se hiciese de día. Al alba, vieron una ensenada con una playa. Habiendo cortado los cables de las anclas, intentaron llegar allí izando la vela de proa, para varar la nave en la arena (Hch. 27:27-40), pero la proa había quedado encallada en la arena, y la popa se abría ante el embate de las olas. Tripulación y viajeros saltaron al agua. Todos se salvaron. La predicción de Pablo se había cumplido (Hch. 27:41-44). Lucas relata de una manera magistral este dramático episodio. El valor de Pablo, su fe, el ascendiente que su calma ejerció sobre los demás, todo ello nos muestra lo que debiera ser el comportamiento de un cristiano ante el peligro.
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Los náufragos habían sido arrojados sobre la isla de Melita (Malta), a 93 Km. al sur de Sicilia. Los isleños testimoniaron su bondad a los desventurados viajeros, y dieron grandes honores a Pablo cuando él sanó a numerosos malteses (Hch. 28:1-10). Tres meses más tarde, el centurión hizo subir a soldados y presos a una nave alejandrina. Esta nave, que había invernado en Malta, llegó a Siracusa, Regio y, finalmente, a Puteoli, puerto de la Italia meridional (muy cercano a Nápoles). Pablo recibió permiso para pasar siete días con la comunidad cristiana de Puteoli (Pouzzoles, Hch. 28:11-14). Al enterarse de la llegada del apóstol, los cristianos de Roma enviaron a hermanos a su encuentro. Pablo se encontró con ellos en el Foro de Apio y en Tres Tabernas, localidades situadas a 69 y 53 Km. de Roma, respectivamente (Hch. 28:15). El centurión entregó los presos al prefecto militar (según algunos mss., «el prefecto de la guardia pretoriana», que en el año 61 d.C. era el célebre Burrus). Mommsem y Ramsay estiman sin embargo que los prisioneros fueron más bien entregados al jefe de otro cuerpo del que formaba parte Julio, el centurión, y que estaba encargado de supervisar los transportes de cereales y de ejercer una cierta vigilancia policial. En realidad, no se sabe a ciencia cierta a quién fue entregado Pablo; lo que sí es cierto es que le fue encadenado el brazo derecho al brazo izquierdo de un soldado (Hch. 28:16; Fil. 1:7, 13), y que se le autorizó a alquilar una casa. Las apelaciones a César implicaban un largo proceso. Después de dos años, Pablo esperaba aún la decisión del tribunal (Hch. 28:30). (m) Pablo después de su comparecencia ante el emperador. Al final de Hechos se relata que, tres días después de su llegada a Roma, el apóstol hizo llamar a los principales judíos, a fin de explicarles la razón de su presencia en Roma, y les citó un día para exponerles el Evangelio. Como en todas partes, unos lo aceptaron, y los otros lo rechazaron. Pablo dijo entonces que este mensaje sería predicado a los gentiles, y que ellos sí escucharían. En efecto, su condición de preso no le impedía dedicarse al ministerio. Los últimos versículos del libro de Hechos informan que durante dos años Pablo estuvo recibiendo a todos aquellos que querían entrevistarse con él; él les anunciaba el reino de Dios, y enseñaba acerca del Señor Jesucristo, sin que las autoridades pusieran obstáculo alguno (Hch. 28:17-31). Las epístolas a los Colosenses, a Filemón, a los Efesios y a los Filipenses,
redactadas durante su cautiverio, arrojan una luz viva sobre este período. El apóstol escribió indudablemente las tres primeras al principio, y la carta a los Filipenses hacia el final de su detención. Estas epístolas revelan que había en Roma fieles amigos del apóstol que le ayudaban en su obra misionera. Entre otros estaban: Timoteo (Col. 1:1; Fil. 1:1; 2:19; Flm. 1); Tíquico (Ef. 6:21; Col. 4:7); Aristarco (Col. 4:10; Flm. 24); Juan Marcos (Col. 4:14; Flm. 24). Nadie impedía a los amigos del apóstol que lo visitaran; mensajeros de Pablo ante las iglesias, eran también sus ayudantes en Roma, Gracias a ellos, y a pesar de su encarcelamiento, Pablo dirigía las misiones por todo el imperio. Las epístolas de la cautividad revelan asimismo el celo de este embajador encadenado, y la entusiasta acogida que tenía su predicación (Ef. 6:20). Exhorta él de manera insistente a sus amigos a que oren para que Dios abra una puerta a la Palabra (Col. 4:3). Onésimo, el esclavo fugitivo, fue uno de los frutos del trabajo personal del apóstol preso (Flm. 10), que asimismo podía escribir a los filipenses: «Mis prisiones se han hecho patentes en Cristo en todo el pretorio, y a todos los demás» (Fil. 1:12, 13). Nadie ignoraba ya por causa de quién él llevaba aquellas cadenas. Transmite a los filipenses los saludos de los creyentes pertenecientes a la casa del César (Fil. 4:22). Sin embargo, había en Roma entonces cristianos (posiblemente judaizantes) que se oponían a la obra de Pablo (Fil. 1:15-18). Su antagonismo no perturbaba en absoluto la serenidad del preso, que estaba por otra parte seguro de que iba a ser liberado con todos los pronunciamientos favorables (Fil. 1:25; 2:17, 24; Flm. 22). Consideraba su cautiverio como el medio escogido por Dios mediante el cual podía cumplir aún mejor su misión de embajador de Cristo. Las cartas muestran finalmente, que el preso no dejó de administrar las iglesias por correspondencia, refutando de manera particular las falsas doctrinas que surgían en Asia Menor. Las epístolas de la cautividad contienen la enseñanza más completa de Pablo sobre la persona de Cristo y sobre los propósitos eternos de Dios revelados en el Evangelio. El fervor del apóstol y su elevado concepto de los deberes del cristiano se hacen patentes en sus instrucciones prácticas. Aunque el libro de los Hechos concluye con el relato del cautiverio del apóstol Pablo en Roma, hay razones de peso para aceptar que el apóstol fue absuelto y liberado al cabo de los dos años, y
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que volvió a viajar. Las evidencias que dan razón de esto son: (A) El último versículo de Hechos concuerda mejor con la hipótesis de la liberación que con la de la condena a muerte. Al destacar que nadie estorbaba la obra de Pablo, Lucas da la impresión de que el apóstol no estaba esperando su final. (B) El mismo Pablo está persuadido de que será liberado (Fil. 1:25, 26; 2:17, 24; Flm. 22). La actitud de las autoridades romanas hacia él le permitía abrigar esta certeza. La persecución de Nerón no había comenzado todavía. Cuando estalló, fue de manera repentina, sin que se hubiera podido prever a causa de ningún tipo de animosidad oficial anterior. La ley romana seguía considerando a los cristianos como a judíos sectarios, que por ello estaban autorizados a practicar su religión. Todo hace pensar que el tribunal imperial declaró inocente a Pablo y lo absolvió. Además, es indudable que Festo, el procurador de Judea, había enviado un informe favorable (Hch. 26:31), y parece que los judíos no habían enviado a Roma a ningún acusador oficial contra Pablo (cfr. Hch. 28:21). (C) La tradición de la absolución de Pablo, de su reanudación de sus viajes y del segundo encarcelamiento se remonta a una época muy temprana. Clemente de Roma (96 d.C.) afirma que los viajes de Pablo lo llevaron hasta los confines de occidente, lo que parece indicar España. El fragmento de Muratori (170 d.C.) menciona asimismo el viaje a España. Estos testimonios concuerdan con la «Historia Eclesiástica» de Eusebio de Cesarea (324 d.C.), que refiere la tradición existente: «Después de haber hecho su defensa, el apóstol fue liberado, y reanudó sus viajes misioneros. Vuelto por segunda vez a Roma, sufrió allí el martirio.» Esta tradición, que no descansa sobre pruebas totalmente convincentes, no sería suficiente, por sí misma, para establecer el hecho como indudable. Pero la antigüedad de estos testimonios y su autoridad confirman los otros argumentos, en tanto que, por otra parte, no existe evidencia en contra. (D) Numerosas pruebas, externas e internas, dan testimonio de que las epístolas a Timoteo y a Tito son paulinas. Pero estas cartas dan evidencia de haber sido escritas con posterioridad a los incidentes relatados en el libro de los Hechos. Esta constatación nos lleva a retener como cierta la tradición referida por Eusebio. Por esta y otras evidencias que se mencionarán en el siguiente apartado, podemos admitir que la apelación a César tuvo corno resultado la liberación de Pablo. Los hechos posteriores de su
historia permanecen oscuros. Se puede deducir por alusiones que figuran en las epístolas a Timoteo y a Tito y en la tradición. Es posible que después de ser puesto en libertad el apóstol se dirigiera, como había manifestado ser su intención, al Asia Menor y a Macedonia (Fil. 2:24; Flm. 22). Según 1 Ti. 1:3, Pablo llegó a Macedonia y dio a Timoteo el encargo de que dirigiera las iglesias de los alrededores de Éfeso. Se desconoce dónde se encontraba cuando escribió la primera carta a Timoteo; 1 Ti. 3:14 revela que el apóstol esperaba volver pronto a Éfeso. La carta a Tito muestra que había dejado a este discípulo para que administrara las iglesias de Creta, y que esperaba invernar en Nicópolis (Tit. 3:12). Hay tres ciudades que llevan este nombre y todas ellas hubieran podido ser la que se cita en este pasaje: una en Tracia, cerca de Macedonia; otra en Cilicia, y la última en Epiro. Es probablemente la última la que se menciona en Tit. 3:12. Aceptando la antigua tradición del viaje a España (véase más arriba), podemos suponer que Pablo se dirigió allí después de haber recorrido de nuevo el Asia Menor y Macedonia. Al volver de España, se hubiera detenido en Creta, dejando a Tito allí, y habría vuelto a Asia, desde donde habría enviado la epístola a Tito; en 2 Ti. 4:20 se puede ver que Pablo pasó a Corinto y a Mileto, y después a Grecia y a Asia. Nada demuestra que haya podido llevar a cabo su deseo de invernar en Nicópolis. Numerosos exegetas piensan que el apóstol no llegó allí, sino que fue detenido otra vez y conducido a Roma. Las epístolas que Pablo redactó en aquella época nos dan algunos detalles acerca de este tema. Al dedicarse a evangelizar en nuevos distritos, acababa de organizar las iglesias ya fundadas. Presintiendo que su carrera iba a quedar truncada, y que las iglesias iban a correr nuevos peligros, externos e internos, escribió las epístolas pastorales (las dos a Timoteo y Tito), dando a sus dos delegados personales instrucciones acerca de la disciplina en la iglesia y de los recursos de los creyentes ante los tiempos peligrosos que habrían de sobrevenir. (n) Ultima detención y martirio. El primer cautiverio en Roma acabó probablemente el año 62 (o 63) d.C. Pablo se habría lanzado enseguida a predicar el Evangelio durante cuatro años, más o menos. Eusebio sitúa el martirio del apóstol en el año 67 en tanto que Jerónimo afirma el 68. Se desconocen las circunstancias de su segundo arresto. La segunda epístola a Timoteo, redactada en Roma poco antes de la muerte de Pablo, contiene algunas breves
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alusiones a su encarcelamiento. En el año 64, Nerón desencadenó una persecución contra los cristianos de la capital, que indudablemente tuvo sus efectos en diversas provincias (1 P. 4:13-19). Como algunos exegetas han supuesto, podría ser que el apóstol hubiera sido denunciado por uno llamado Alejandro (2 Ti. 4:14). Fuera cual fuera el lugar en que fue detenido el apóstol, Pablo iba a comparecer de nuevo ante el tribunal en Roma. Posibles motivos: nuevo recurso del apóstol al César; inculpación por pretendidos crímenes cometidos en Italia (quizá de complicidad en el incendio de Roma); deseo de las autoridades provinciales de recoger prestigio a los ojos de Nerón al enviarle un preso importante. En la época de escribir su segunda carta a Timoteo, Pablo no tenía consigo más que a Lucas (2 Ti. 4:11). Había sido abandonado por ciertos discípulos (2 Ti. 1:15; 4:10, 16), otros habían partido para efectuar diversos servicios (2 Ti. 4:10, 12). El tribunal imperial ante el que Pablo compareció de nuevo no lo condenó en el acto (2 Ti. 4:17), pero lo mantuvo encarcelado. Es posible que el apóstol pudiera probar su inocencia, pero quedó encarcelado por causa de su fe. Habla de sus cadenas (2 Ti. 1:8, 16); afirma que se le trata corno a un malhechor (2 Ti. 2:9) y presiente cuál será su fin (2 Ti. 4:6-8). Lo cierto es que Pablo fue finalmente condenado a muerte; su profesión de fe cristiana era suficiente para ello, según la política establecida por Nerón en el año 64 d.C. La tradición dice que Pablo, como ciudadano romano, fue decapitado en la carretera de Ostia. Este bosquejo de la vida de Pablo se basa en los Hechos y en las epístolas, pero es evidente que no se ha relatado todo. Hay textos que dejan entrever varios otros episodios de la azarosa vida de Pablo (Ro. 15:18, 19; 2 Co. 11:24-33). (o) Personalidad, obra y teología de Pablo. En el libro de los Hechos y en las epístolas de Pablo se revela su carácter y el inmenso valor de su obra. Es difícil retratar esta naturaleza tan diversa, y cuya conversión no hizo sino acentuar su ardor religioso. Comprendiendo de un golpe y de una manera total la verdad, extrajo de ella las lógicas consecuencias. Su corazón quedó igualmente prendido, lo mismo que su inteligencia, y el fervor de sus sentimientos fue igual al vigor de sus razonamientos. Expone simultáneamente el aspecto práctico y teórico de la verdad, explicando las doctrinas con una dialéctica consumada, en tanto que introduce el cristianismo en la vida diaria con una sabia habilidad. Este hombre sensible, ardoroso, que
conocía en ocasiones el éxtasis, no dejó de profundizar en sus enseñanzas. Capaz de llegar a las más altas cumbres del pensamiento religioso, es sin embargo un hombre de acción. Sometido totalmente al control del Espíritu de Dios, esta naturaleza intelectual y espiritual, rica, ardiente y pura fue usada por Dios para el apostolado a los gentiles. Se esforzó, mediante la acción y la palabra, en hacer comprensible al mundo pagano el Evangelio de Cristo. El libro de los Hechos nos revela el método de Pablo. Recibió la misión de presentar a Cristo en un mensaje universal, desligado de los ritos judíos y accesible a todos los hombres. Pablo no fue el único en ver esta meta, pero contribuyó más que nadie a expandir el cristianismo por el mundo. Se mantuvo constantemente en dependencia de Cristo, siendo Su principal obrero. Por otra parte, las epístolas de Pablo contienen la interpretación inspirada que dio de la doctrina y de la moral de Cristo. Pablo es el mayor de todos los teólogos. Su teología se desprende de su conversión, por la cual comprendió repentinamente la incapacidad de sus propios esfuerzos para llegar a la salvación; la dependencia del pecador con respecto a la gracia soberana de Dios; la perfección de la obra redentora que Jesús, el Hijo de Dios, ha llevado a cabo por Su muerte y resurrección. Como consecuencia, sólo puede hallarse la salvación por medio de la fe, uniéndose mediante ella a Cristo. El pecador así justificado, unido al Señor, participa de todas las bendiciones espirituales y temporales, celestiales y terrenas, que Cristo le ha conseguido. A partir de este fundamento de la fe, Pablo, inspirado por el Espíritu Santo, expone todo lo que concierne a la obra y a la persona de Cristo. La cuestión de la salvación se expone de una manera completa en las epístolas a los Gálatas y a los Romanos. Las epístolas de la cautividad exaltan al Cristo glorificado y ensalzan el propósito eterno de la gracia de Dios para con la Iglesia. Además de estos aspectos centrales, las epístolas tocan prácticamente todos los aspectos de la fe y de los deberes del cristiano. La teología de Pablo tiene como objeto esencial la gracia, tema inagotable cuyas profundidades sondea el apóstol. Él presentó así al mundo gentil el Mesías anunciado por los profetas de Israel. Dios suscitó a Pablo para que él presentara a la humanidad la persona y la obra de su Salvador. Entre los apóstoles, fue indiscutiblemente el más brillante expositor y teólogo, y el más ardiente misionero. Dejar de lado la interpretación que Dios nos ha dado por medio de Pablo de las enseñanzas y de la
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obra de Jesucristo es exponerse a no comprender el absoluto qué es el cristianismo. (p) Cronología. Aunque se conocen en su conjunto los pasos de la vida de Pablo, no siempre es posible asignar fechas a sus hechos y escritos con una precisión absoluta. Hay dos fechas en Hechos que dan puntos de referencia: la Ascensión de Cristo, variamente situada entre el año 29 y el 32 d.C., y la muerte de Herodes (Hch. 12:23), que es situada unánimemente en el año 44 d.C. Pero estas fechas no son suficientes para precisar toda la cronología que nos ocupa. Se ha pensado que sería posible erigirla en base a la fecha en la que Festo llegó a ser procurador de Judea. Es plausible que fuera en el año 60 d.C. Josefo sitúa bajo el reinado de Nerón (comenzado en el año 54 d.C.) casi todos los acontecimientos en relación con el gobierno de Félix; por su parte, Pablo dice en Hch. 24:10 que Félix había sido gobernador de Judea «desde hace muchos años». Por ello, no es posible situar el comparecimiento de Pablo ante Félix antes del año 57 d.C. Siendo que el apóstol había estado detenido dos años en Cesarea, la accesión de Festo al poder debería situarse en el año 59 y no más tarde, por cuanto Albino lo sucedió en el año 62, y los acontecimientos relacionados con Festo ocuparon más de un año. Si Festo llegó al puesto de procurador en el año 59, es en otoño de este mismo año que Pablo fue enviado a Italia. El apóstol hubiera llegado a Italia en la primavera del año 60, después de haber pasado el invierno en la isla de Malta. El final del libro de los Hechos y la liberación de su primer cautiverio romano se situarían entonces en el año 62 (Hch. 28:30). Los partidarios de esta cronología fechan retrospectivamente los acontecimientos del inicio de la carrera del apóstol a partir del año 59 (accesión de Festo). El arresto de Pablo tuvo lugar en el año 57 (Hch. 24:27), al final de su tercer viaje. Entonces se tiene, retrospectivamente: invierno en Corinto, antes del arresto (Hch. 20:3); otoño anterior en Macedonia (Hch. 20:1, 2); antes de ello, tres años en Éfeso (Hch. 20:31), a donde habría llegado procedente de Antioquía después de haber recorrido rápidamente los territorios de Galacia y Frigia (Hch. 18:23). Así, el tercer viaje misionero habría durado cuatro años. Si Pablo estuvo en Jerusalén en la primavera del año 57, su tercer viaje se inició en la primavera del año 53. Hubo un breve intervalo entre el tercer y segundo viajes, que duró al menos dos años y medio, ya que el apóstol pasó un año y medio en Corinto (Hch. 18:11), y el itinerario anterior duró
indudablemente un año (Hch. 15:36-17:34). Mediante la inscripción de Delfos, descubierta en 1905, es posible fijar la fecha del proconsulado de Galión entre mayo del año 51 y mayo del año 52, por lo que la comparecencia de Pablo ante este magistrado debe situarse a inicios del año 52. Si el segundo viaje acabó en otoño del año 52, había entonces comenzado en la primavera del año 50, algunos días después del concilio de Jerusalén (Hch. 15:36), acontecimiento de suma importancia, que queda entonces situado en el año 49. Entonces, el primer viaje misionero sólo puede ser situado entre el año 44, año de la muerte de Herodes Agripa (Hch. 12) y el año 49, fecha del concilio (Hch. 15). Es probable que tuviera lugar entre el año 46 y 48, aunque no se conoce exactamente el tiempo que tomó. Para situar la fecha de la conversión del apóstol, es preciso comparar los datos ya dados con lo que Pablo dice en Gálatas (Gá. 2:1) : «Después, pasados catorce años, subí otra vez a Jerusalén con Bernabé.» Es indudable la alusión al concilio de Jerusalén, en el año 49. ¿Cuál es el punto de partida de estos catorce años? Según ciertos comentaristas, es su conversión (Gá. 1:15, 16), lo que la remontaría al año 35 o 36, según que se cuente o no el primero de los catorce años. Pero Pablo menciona (Gá. 1:18) que él subió a Jerusalén por vez primera tres años después de su conversión. Parece más lógico contar los catorce años en Gá. 2:1 a partir de la primera visita a Jerusalén, mencionada como antecedente en Gá. 1:18. En este caso, su conversión se situaría en el año 32 o en el 34, según que se incluya o no el primer año (por lo general los hebreos calculaban incluyendo el año, o el día de punto de partida y el de llegada del cálculo. Cfr. con los tres días que Cristo pasó en la tumba). Conclusión: La conversión puede fecharse en el año 34, lo que deja lugar a la fecha propuesta por Anderson de la muerte y resurrección del Señor en el año 32 (véase JESUCRISTO); la primera visita a Jerusalén en el año 36; los catorce años en cuestión finalizarían en el año 49 d.C. Todas estas fechas pueden ser discutidas. Hay exegetas que dicen que Festo vino a ser procurador de Judea en el año 55, con lo que todas las fechas tendrían que ir cinco años atrás. Ello obligaría a contar los catorce años a partir de la conversión. Sin embargo, las fechas más sólidamente apoyadas son las que han sido presentadas en este apartado. Todo ello nos permite establecer la siguiente tabla: 32 Muerte, resurrección y ascensión de Cristo 34 (?) Conversión de Pablo
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36 Primera visita post. a Jerusalén (Gá. 1:18) 37-43 Pablo en Tarso 44 Entrega a la iglesia en Jerusalén de los fondos dados por los cristianos de Antioquía (Hch. 11:30) 46-48 Primer viaje misionero 49 Concilio de Jerusalén 50-52 Segundo viaje misionero 51 1 y 2 Tesalonicenses 53-57 Tercer viaje misionero 54 Epístola a los Gálatas 55,56 1 Corintios 56 2 Corintios 56,57 Epístola a los Romanos 57 Arresto en Jerusalén 57-59 Encarcelamiento en Cesarea 59 Festo nombrado procurador de Judea 60 Pablo llega a Roma 60 o 61 Epístola a los Colosenses, a Filemón, a los Efesios 61 o 62 Epístola a los Filipenses 62 Liberación del primer cautiverio en Roma 63 o 64 1 Timoteo 64 o 65 Epístola a Tito 65 o 66 Epístola a los Hebreos (véase HEBREOS [EPÍSTOLA] para la cuestión de su paternidad) 66 2 Timoteo 66 Muerte de Pablo Bibliografía: Bernard, T. D.: «El desarrollo doctrinal en el Nuevo Testamento» (Publicaciones de La Fuente, México, D.F., 1961); Gutiérrez Marín, A.: «Albores del cristianismo en España» (Publicaciones Portavoz, Levittown, Pa., 1963); Hester, H. I.: «Introducción al estudio del Nuevo Testamento» (Casa Bautista de Publicaciones, El Paso, 1974); J. L. Harris: «Paul a servant of Jesus Christ», en Bible Treasury, abril-junio, 1886; Kelly, W.: «The Epistles of Paul the Apostle» (Bible Truth Publishers, Oak Park, Illinois, reimpr. 1970 de edición 1869); Meyer, F. B.: «Pablo, siervo de Dios» (Clíe, Terrassa, 1983); Patterson, F. G.: «Paul's Doctrine» (Bible Truth Publishers, Oak Park, Illinois, 1944);
Robertson, A. T.: «Paul», en ISBE, (Wm. Eerdmans, Grand Rapids, 1946); Tenney, M. C.: «Nuestro Nuevo Testamento, una perspectiva histórico-analftica» (edit. Moody, Chicago, 1973). Véanse también bibliografías en los artículos correspondientes a las Epístolas de Pablo, incluyendo HEBREOS. nom, PACIENCIA vet, Implica sufrir circunstancias adversas esperando, pero de una manera voluntaria, y no por mera necesidad. Hay muchas exhortaciones al cristiano para el ejercicio de esta virtud, a fin de que el creyente pueda soportar sin murmuraciones aquellas pruebas ordenadas por el Señor, así como las oposiciones, injusticias y provocaciones que puedan caer sobre él por causa del nombre de Cristo (Ro. 5:3, 4; 8:25; 15:4; Gá. 5:22; Ef. 4:22; Col. 1:11; 3:12; Tit. 2:2; He. 6:12; 10:36; Stg. 1:3, 4; 5:7, 8, 10, 11; 2 P. 1:6, etc.). Esta paciencia de los santos debe ser reflejo de la paciencia del mismo Dios, que es llamado «el Dios de la paciencia» (Ro. 15:5), quien ciertamente la ha mostrado hacia un mundo lleno de pecado, con vistas a la cruz de Cristo: «habiendo pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados» (Ro. 3:25). También en el mundo antiguo Dios reveló su paciencia dejando un largo espacio de tiempo para el arrepentimiento a los contemporáneos de Noé (1 P. 3:20), y se insiste en que «la paciencia de Dios es para salvación» (2 P. 3:15). Por cuanto el creyente tiene que manifestar el espíritu de Cristo, es llamado a ejercitar «la paciencia de Cristo» (cfr. 2 Ts. 3:5), y ello «hasta la venida del Señor» (Stg. 5:7). nom, PACTO tip, COST vet, (heb. «berit», gr. «diatheke»; estos términos son comúnmente traducidos como «pacto», aunque también en algunas ocasiones por: «alianza» o «testamento»). Hay dos clases de ellos contemplados en las Escrituras: (a) el pacto de un hombre con su igual, o de nación con nación, en la que los términos del pacto, o alianza, son mutuamente considerados y consentidos, o bien impuestos. A continuación, es ratificado mediante juramento, o por alguna
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prenda, ante testigos. Es a este tipo de pacto al que se alude en Gá. 3:15: un pacto entre hombres, si está confirmado, no puede ser posteriormente manipulado mediante adiciones, ni abrogado. Cuando Abraham compró el campo del heteo Efrón en Macpela, pagó el dinero «en presencia de los hijos de Het» como testigos, y así quedó firmemente en su poder (Gn. 23:16). En el pacto llevado a cabo entre Jacob y Labán, hicieron ambos un montón de piedras como testimonio del pacto, y «comieron allí sobre aquel majano» (Gn. 31:46). Cuando los gabaonitas engañaron a Josué y a los príncipes de Israel, «los hombres de Israel tomaron de las provisiones de ellos, y no consultaron a Jehová, y... lo juraron» (Jos. 9:14, 15). Comer juntos era y sigue siendo considerado en Oriente como un pacto por el que los comensales se obligan mutuamente. El «pacto de sal» mencionado en 2 Cr. 13:5 sigue estando en uso en Oriente; comer sal juntamente es el sello de un pacto. (b) Los pactos hechos por Dios son de un orden diferente. Los pactos que Él propone son propuestos soberanamente a los hombres. Dios hizo un pacto con Noé por el que no volvería a destruir el mundo con un diluvio; como prenda de este pacto, Él puso su arco en las nubes (Gn. 9:817). Este pacto tenía la forma de promesa incondicional. Este mismo carácter tenía también el pacto de Dios con Abraham, primero con respecto a su posteridad natural (Gn. 15:4-6), y después con respecto a su simiente, Cristo (Gn. 22:15-18). También le dio el «pacto de la circuncisión» (Gn. 17:10-14; Hch. 7:8), señal de la justicia de la fe (cfr. Ro. 4:11). Por otra parte, el pacto con los hijos de Israel en el Sinaí, era condicional. Dios afirmó a Israel que Él sería el Dios de ellos bajo la condición de que ellos observaran Sus leyes (Dt. 14:13, 23). Este pacto, del que el sábado iba a ser la señal (Éx. 31:16), fue celebrado en Oreb (Dt. 5:2; 29:1) y renovado después con la generación siguiente en los campos de Moab (Dt. 29:1). En caso de que fueran desobedientes, recibirían maldición (Dt. 27; 28). Hay también otro pacto que Dios hizo con los levitas (Mal. 2:4, 8), y especialmente con Finees, para darle a él y a sus descendientes un sacerdocio perpetuo (Nm. 25:12, 13). En el pacto de Jehová con David se promete un trono eterno a su posteridad (Sal. 89:20-30, 34-38;
cfr. 2 S. 7:1-29 y 1 Cr. 17:1-27; 2 Cr. 7:18; Jer. 33:21). Los profetas anuncian un nuevo pacto de regeneración, que contrasta con el del Sinaí. Este nuevo pacto tiene carácter nacional para Israel (Jer. 31:31-34; He. 8:8-11), aunque también está destinado a todas las naciones (Mt. 28:19, 20; Hch. 10:44-47). Su dispensador es el Espíritu Santo (Jn. 7:39; Hch. 2:32, 33; 2 Co. 3:6-9) y se entra en él por medio de la fe (Gá. 4:21-31). Cristo es el Mediador de este nuevo pacto (He. 8:6-13; 9:1; 10:15-17; 12:24). Es posible que fuera preferible llamar al Antiguo y Nuevo Testamento el Antiguo y Nuevo Pacto, respectivamente. Las dos tablas de piedra en las que se grabaron los Diez Mandamientos, leyes fundamentales del pacto entre Dios e Israel, fueron llamadas «tablas del pacto» (Dt. 9:11), y el arca que contenía estas tablas recibió el nombre de «arca del pacto» (Nm. 10:33). El libro del pacto, posiblemente introducido por los Diez Mandamientos, se componía de las ordenanzas de Éx. 20:22-23:33. Moisés las consignó en un libro; los israelitas las aceptaron formalmente, y el pacto entre Jehová y Su pueblo quedó ratificado (Éx. 24:3-8). (Véase TEOCRACIA.) La expresión «libro del pacto» vino a expresar más tarde el «libro de la ley» (2 R. 22:8, 11; 23:2), el cual comprendía Deuteronomio (Dt. 31:9, 26; 2 R. 14:6; cfr. Dt. 24:16). Con respecto al pacto con Abraham, el apóstol Pablo argumenta, en la Epístola a los Gálatas, que la promesa hecha por Dios, «el pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa» (Gá. 3:16, 17). Así, Israel no será restaurado en base al pacto mosaico, violado por ellos, pero sí lo será en base a la promesa de Dios a Abraham (cfr. Ro. 11:29 y su contexto). En cuanto a los creyentes procedentes de la gentilidad, siendo que la promesa había sido dada a través de Cristo, el apóstol puede añadir: «Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa» (Gá. 3:29). La relación entre la Iglesia y el Nuevo Pacto requiere una atención más especial. El Nuevo Pacto es un pacto incondicional que Dios prometió hacer con las casas de Judá y de Israel: Él pondrá sus leyes en sus mentes y las escribirá en sus corazones; Él será el Dios de ellos, y perdonará la maldad de ellos, y no se acordará más de sus pecados (Jer. 31:31-34 ss.). El fundamento para esto fue establecido en la Cruz. En la institución de la Cena del Señor, Él habló de Su sangre como
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«la sangre del nuevo pacto» (Mt. 26:28; 1 Co. 11:25). Él es «el Mediador del nuevo pacto» (He 9:15; 12:24). Así, es evidente que la concertación del nuevo pacto con Judá e Israel es aún futura. El principio del nuevo pacto, esto es, el de la gracia soberana, ya está actualmente en vigor, y Dios actúa en conformidad con esta gracia soberana al establecer las condiciones en base a las cuales Él mora en medio de Su pueblo, siendo el Señor Jesús el Mediador, por medio de quien se obtiene toda bendición. Ver, entre otros, los pasajes de Ro. 1:1-10 y de 2 Co. 3, donde Pablo se refiere a sí mismo y a aquellos con él como «ministros competentes de un nuevo pacto», no de la letra que mata, sino del espíritu, que vivifica (2 Co. 3:6).
hasta la revelación del NT que Dios fue dado a conocer como Padre, y sólo por el Señor Jesús mientras estuvo en la tierra, que constantemente hablaba a Sus discípulos de Dios como el Padre de ellos en el cielo (Mt. 5:16, 45, 48; 6:1, 8, 14, 15, etc.). Como Hijo lo dio así a conocer a ellos mientras estaba en la tierra. Después de la resurrección el Señor envió este mensaje a Sus discípulos, a los que ahora llama «sus hermanos»: «Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios» (Jn. 20:17). La voluntad del Padre y la obra de Su Hijo, que era para ellos la fuente de la vida eterna, había llevado a los discípulos, en este respecto, a la misma posición celestial que el mismo Cristo resucitado delante del Padre (cfr. Ef. 1:3 ss.; 2:7 ss.).
nom, PADÁN-ARAM tip, LUGA sit, a8, 236, 180 vet, (heb.: «altiplanicie de Aram»). Un distrito cultivado de la alta Mesopotamia, donde se hallaba la ciudad de Nacor, a la que emigraron Taré y su familia al salir de Ur de los caldeos (Gn. 10:31, 32; 25:20). De allí procedían Rebeca, Lea y Raquel, las esposas de Isaac y Jacob (Gn. 25:20; 28:2-7; 31:18; 33:18; 35:9, 26; 46:15). En Gn. 48:7, el original dice sólo Padán.
nom, PADRENUESTRO ver, ORACIÓN, PADRE, REINO DE DIOS vet, Nombre tradicional que se da en las iglesias cristianas a una serie de peticiones y doxologías enseñadas por Jesús a Sus discípulos y consignadas en los Evangelios según San Mateo (Mt. 6:9-13) y según San Lucas (Lc. 11:2-4). Éste es uno de los pasajes más conocidos de la Biblia y ha figurado en los sermones, catecismos y formularios de cultos desde los Padres apostólicos. Es tan conocido por los cristianos, que en todos los idiomas se le cita por sus primeras palabras. Las palabras de Jesús han sido transmitidas en dos formas distintas por los evangelistas, que también describen diversas circunstancias en el marco del período de entrenamiento de los discípulos por el Maestro. Cristo pone delante de los suyos un modelo de oración en el que después de la invocación al «Padre», tan grata a Jesús y tan característica del cristianismo, coloca siete peticiones. La versión que nos trae el Evangelio de San Mateo es más apta para la recitación comunitaria, mientras que Lucas nos la transmite con las características propias de una oración más personal como la que hiciera el Señor Jesús en Getsemaní. Numerosos son los tratados y exposiciones de esta oración cristiana por excelencia. El gran aprecio de los Padres de la Iglesia se puede compendiar en la frase de Tertuliano: «es el compendio de todo el Evangelio» (PL 1:1255). Las Iglesias Reformadas que siguen las enseñanzas de Calvino, cuando desecharon las antiguas liturgias, mantuvieron el Padrenuestro engastado en las fórmulas más ágiles de sus cultos. El Catecismo de Heidelberg la usa como ejemplo de oración y hace una larga exposición práctica de sus peticiones.
nom, PADRE ver, PADRES vet, (a) El ascendiente inmediato de alguien (Gn. 42:13), o bien el abuelo (Gn. 28:13) o un antecesor aún más alejado (Gn. 17:4). (Véase PADRES.) (b) El que ha sido el pionero en una actividad o que ha encabezado un grupo social (Gn. 4:20). Antecesor, jefe o una de las autoridades de una ciudad (1 Cr. 2:51; 4:14, 18). (c) Aquel que tiene, con respecto a alguien, una actitud paternal y sabia (Gn. 45:8; Jue. 17:10; 18:19). Título que expresa respeto y honra. Así se llamaba a aquellos que tenían la función de enseñar, sobre todo si se trataba de un anciano (1 S. 10:12; 2 R. 2:12); recibían este nombre también los consejeros del rey y los primeros ministros (Gn. 45:8). (d) Excepto como Creador y Sustentador, Dios no es revelado como Padre en el AT (cfr. Mal. 2:10; Hch. 17:28, y véase Ant. 4:8, 24). También el Señor Jesús es profetizado como «el Padre eterno» o «Padre de la era eterna» (Is. 9:6). No fue sino
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Numerosas son las versiones de esta oración al español, pero el pueblo gusta repetir una clásica que viene del siglo XVI. Cuando Cristo la enseñó, mostraba a los suyos un modelo de pedir al Padre, y no enseñaba a repetir la fórmula como si por sí misma ella tuviese eficacia mágica. (Véanse ORACIÓN, PADRE, REINO DE DIOS.) Bibliografía: Vila, D.: «El Padrenuestro» (Ed. Clíe, Terrassa, 1972). nom, PADRES tip, LEYE vet, El quinto mandamiento ordena que los hijos honren a sus padres, y une una bendición peculiar a la observancia de este deber (Éx 20:12; Dt. 5:16; Ef. 6:1, 2). Los padres deben criar a sus hijos en la reverencia a Dios, y no irritarlos (Gn. 18:19; Dt. 6:7; Ef. 6:1, 2). La ley de Moisés ordenaba la muerte de todo el que maldijera a su padre o a su madre (Éx. 21:15, 17; Lv. 20:9; Dt. 27:16). Los casos extremos de rebelión, de disolución u otros excesos, podían ser sometidos por los padres a los ancianos, que debían entonces juzgar al hijo y que, si era culpable, era ejecutado (Dt. 21:18 21). Así, la ley de Moisés limitaba el poder de los padres. La ley romana llamada de Las Doce Tablas otorgaba al padre el derecho de vida y muerte sobre sus hijos, que podía también reducir a la esclavitud. La ley mosaica reservaba el ejercicio del derecho de vida y de muerte a un cuerpo judicial. Entre los israelitas, la costumbre permitía que un pobre vendiera su hija como esclava, pero la ley de Moisés precisaba y salvaguardaba los derechos de esta hija (Éx. 21:7-11). La costumbre autorizaba además a que el acreedor se apoderase del deudor insolvente, de su mujer, y de sus hijos, para reducirlos a la esclavitud (2 R. 4:1; Neh. 5:5; Is. 50:1; Mt. 18:25). nom, PAFOS tip, CIUD PUEM sit, a9, 471, 301 vet, Ciudad al suroeste de la isla de Chipre, que hoy recibe el nombre de Kuklia, cercana al cabo Zephyrium. Se distinguía entre la antigua y la nueva Pafos: esta última era un puerto de mar a unos 16 Km. al noroeste, y que era la capital de la provincia romana de Chipre, y residencia del procónsul. La antigua Pafos tenía un célebre templo dedicado al
culto de Astarté, que los griegos transformaron en un templo a Afrodita (Homero, Odisea VIII, 362). El apóstol Pablo visitó Pafos (Hch. 13:6-13). El nombre moderno de la nueva Pafos es Baffo. nom, PAJA tip, FLOR ALIM TIPO vet, La paja de trigo y de cebada era dada como forraje al ganado, a los camellos, a los asnos y a los caballos (Gn. 24:25, 32; Jue. 19:19; 1 R. 4:28; Is. 11:7). Los egipcios mezclaban el barro con paja para hacer ladrillos, a fin de hacerlos más compactos y resistentes. La paja es también símbolo de aquello que no puede resistir la prueba de la justicia de Dios, así como de aquellos que serán objeto de Su indignación en retribución y juicio (Is. 25:10; Mt. 3:12; Lc. 3:17; cfr. «heno» en 1 Co. 3:12, usado de lo que es indigno o inútil en la vida del cristiano). En las profecías se anuncia el amanecer de la era gloriosa del reinado de Cristo, en la que «el león comerá paja como el buey» (Is. 65:25). nom, PALABRA ver, LENGUAJE, INSPIRACIÓN, LOGOS vet, (heb. «dãbhãr»; gr. «logos»: palabra hablada, término con el que se hace referencia, en general, a lo que está en la mente del que habla, y «rhema», «palabra» considerada en sí misma) La relación de la palabra con el pensamiento es de sumo interés. En todo caso, la palabra es, en sentido general, la expresión del pensamiento, así como el molde en el que se expresa el pensamiento. Con más precisión: el pensamiento puede, en ocasiones, ser expresado en palabras aisladas («sí», «no», «nunca», etc.). Sin embargo, lo normal es que la expresión sea dada en unidades de significado constituidas por grupos de palabras que se modifican entre sí. El lenguaje viene a ser así el medio dinámico por medio del que el pensamiento de una mente es comunicado a otra mente. (Véase LENGUAJE.) El concepto de Palabra de Dios expresa la comunicación de la mente y de los propósitos de Dios al hombre por medio de una revelación proposicional (esto es, expresada por medio de proposiciones). En esta comunicación de la mente de Dios al hombre se utilizan diversos medios (véase INSPIRACIÓN). La fórmula clásica utilizada en el AT es: «Palabra de Jehová que vino
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a (lit.: «fue a)...» (Os. 1:1; cfr. Ez. 1:3; 12:8, etc.; Jon. 1:1; 3:1; Mi. 1:1, etc.). La «Palabra de Dios» es así una extensión de la personalidad divina, mediante la cual ésta es expuesta de una manera racional y manifestada con autoridad divina (Sal. 103:20; Dt. 12:32), por lo que debe ser obedecida por todos, sean ángeles u hombres. La Palabra de Dios tiene poder: creador (Gn. 1; Sal. 33:6), preservador (Sal. 147:15-18), regenerador (Ez. 37, etc.) y para salvación (Is. 50:4; 61:1, etc.). El Salmo 119 se refiere constantemente a la Ley escrita como Palabra de Dios. Por lo que respecta al NT, se usa superlativamente el término «logos» del mensaje del Evangelio (Mr. 2:2; Hch. 6:2; Gá. 6:6), aparte de su uso para designar a Aquel que es la Palabra viva del Dios viviente y predicado por el Evangelio (véase LOGOS). «Rhema» también es usado para denotar el mensaje del Evangelio (Ro. 10:8; Ef. 6:17; He. 6:5, etc.). La Palabra de Dios es mencionada por el Señor Jesús en la parábola del sembrador (Lc. 8:11; cfr. pasajes paralelos), y también como contrapuesta a la tradición humana (Mr. 7:13). En los Evangelios Sinópticos, el Señor siempre se refiere a Su mensaje en forma plural («palabras», Mt. 24:5 y paralelos; Mr. 8:38; Lc. 24:44). En cambio, se halla frecuentemente en forma singular en el cuarto Evangelio. La palabra de Cristo es: de verdad (Ef. 1:3; Stg. 1:18), de vida (Fil. 2:16), de la cruz (1 Co. 1:18), de reconciliación (2 Co. 5:19), de salvación (Hch. 13:26), de la fe (1 Ti. 4:6), de justicia (He. 5:13), de exhortación (He. 13:22). Es por la palabra de Su poder que Cristo creó todas las cosas (He. 11:3; 2 P. 3:5), y es mediante esta misma palabra que las sustenta (He. 1:3). Es una palabra viva y eficaz (He. 4:12) y que permanece para siempre (1 P. 1:25). nom, PALACIO tip, CONS ARQU vet, David ocupaba una residencia real en Jerusalén (2 S. 5:9; 7:1, 2), pero el primer gran palacio en esta ciudad fue el construido por Salomón (1 R. 7:112). Su construcción duró trece años, en tanto que la del Templo se llevó a cabo en siete años (1 R. 6:38; 7:1).
«La casa del bosque del Líbano» (1 R. 7:2-5) era una de las partes del conjunto, y recibía este nombre a causa de sus numerosas columnas de cedro. Medía cien codos de longitud (alrededor de 46 m.), cincuenta codos de anchura y treinta codos de altura; sus muros eran de piedra sólida. En el interior de esta casa se levantaban cuatro hileras de columnas de cedro; es posible que cada hilera formara una pared. Había un patio interior delimitado por columnas que tenía algo más de ochenta codos de longitud y alrededor de treinta de anchura. Es posible también que las columnas hubieran estado dispuestas en dos dobles hileras en sentido longitudinal con respecto al cuerpo del edificio, dejando un patio central. Salían unas vigas de las columnas a las paredes, sosteniendo tres pisos de estancias, y que miraban sobre el patio interior. La casa del bosque del Líbano servía a la vez de arsenal y de tesorería (1 R. 10:17, 21; Is. 22:8), y puede ser que también para otros fines. El conjunto del gran palacio tenía un «pórtico de columnas» (1 R. 7:6), que servía de antesala, y que medía cincuenta codos por treinta. Había una escalinata y un pórtico que le precedían. Es posible que se tratara de la entrada principal del palacio. A continuación venía el «pórtico del trono» (1 R. 7:7), la sala en la que el rey aplicaba justicia, abierta en su parte anterior; esta sala estaba probablemente cerrada en los otros tres lados por sólidos muros con puertas, pero no ventanas. Allí se hallaba el gran trono de marfil, recubierto de oro puro (1 R. 10:18-20). La casa del bosque del Líbano, la sala del trono, el pórtico de columnas, se hallaban posiblemente dispuestas por encima de un patio rectangular. Detrás de la sala de justicia y del trono se hallaban las estancias privadas del rey; es posible que su entrada principal fuera por esta misma sala. El rey pronunciaba, así, los juicios y concedía sus audiencias a la puerta de su palacio. Este patio real, adornado de flores y de fuentes, estaba rodeado de un a modo de claustro. Según Josefo, la casa de la hija de Faraón (1 R. 7:8) estaba muy cercana a la sala del trono (Ant. 8:5, 2). Estos diversos edificios constituían el palacio de Salomón, cuyo estilo recordaba el de las mansiones principescas del Asia occidental. Las excavaciones arqueológicas han revelado las ruinas de residencias reales asirias, babilónicas y persas, datando de esta época. El libro de Ester contiene alusiones al palacio del rey de Persia en Susa (Est. 1:5, 6, 9; 2:3, 14; 5:1, 2; 7:7). Estos pasajes nos permiten concebir algo de la elegancia y belleza del palacio de Salomón.
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nom, PALESTINA tip, PAIS ARQU ver, DILUVIO, TOLEMAIDA, MAR, JORDÁN, PALESTINA, DECÁPOLIS, LLUVIAS, FILISTEOS, TOLEMAIDA, JERUSALÉN, EGIPTO, CANAÁN, HISTORIA BÍBLICA, AMORREOS, HICSOS, HITITAS, HOREOS, AMARNA, JERICÓ, HAI vet, Nombre que los griegos y romanos aplicaron a todo el país habitado por los israelitas, y que desde entonces le ha sido aplicado de manera general. En realidad es un término impropio: Se deriva de Filistea, nombre de la estrecha franja dominada por los filisteos (cfr. Herodoto 7:89 y Jl. 3:4; Éx. 15:14; Is. 14:29, 31). Los antiguos hebreos daban el nombre de Canaán a la fracción de este territorio situada al oeste del Jordán, distinguiéndola del país de Galaad, al este del río. Después de la conquista, toda la región recibió el nombre de Israel (1 S. 13:19; 1 Cr. 22:2; Mt. 2:20). Después del cisma nacional, el nombre de Israel designaba con frecuencia el reino del norte. En He. 11:9 el país recibe el nombre de «Tierra Prometida». Poco después del inicio de la era cristiana, los escritores griegos y latinos empleaban el término de «Palestina». En la Edad Media se empleaba en general el nombre de «Tierra Santa». La administración inglesa, al hacerse cargo de estos territorios, conquistados a los turcos en la Primera Guerra Mundial, usaron constantemente el nombre «Palestina». En este diccionario se usa como término de conveniencia, debido a su extendido uso en contextos geográficos, pero reconociendo la impropiedad de su aplicación. No se puede aplicar en realidad el término de Filistea a todo el conjunto. Es mucho más propio denotarla como tierra de Canaán o, mejor, de Israel, o bien Tierra Prometida, como lo fue a Abraham y a su descendencia (cfr. Gn. 15:18-21). Señalada esta salvedad, se usará en adelante Palestina como nombre de conveniencia. (a) Sus límites y extensión. El territorio que ocupaban los hebreos se extendía, de sur a norte, desde Cades-barnea y desde el wadi de el-'Arish hasta el Hermón. Desde el oeste hasta el este, iba desde el Mediterráneo al desierto oriental, con excepción de la llanura filistea y del país de Moab. Los más grandes reyes de Israel dominaron Hamat y Damasco, llegando sobre el Éufrates, y sometieron también a Amón, Moab y Edom. Los hebreos expresaban los límites de su país con la expresión «desde Dan a Beerseba» (más de 240 Km.). El wadi el-Fikrah y el Arnón constituían
entonces su frontera meridional. La densidad de la población residente dentro de estos límites era grande. Omitiendo la mayor parte del territorio de Simeón y una fracción de Neftalí, se constata que sus límites describen un paralelogramo aproximado cuya altura (medida en las latitudes de Dan y del extremo meridional del mar Muerto) es de alrededor de 233 Km., y su base de 113 Km. Su superficie es de alrededor de 26.288 Km2. Este paralelogramo incluye la región de los filisteos, que en su época de máxima extensión iba desde el Carmelo hasta Beerseba. Restando la superficie correspondiente a esta franja, los hebreos ocupaban alrededor de 21.716 Km2. La Palestina oriental tenía entonces algo más de 9.842 Km2, desde el Hermón hasta el Arnón. La Palestina occidental, hasta Beerseba al sur, y junto con Filistea, tenía aprox. 15.642 Km2. (b) Su población. En la época de la conquista había 600.000 varones, lo que da una población total de alrededor de dos millones de personas para un territorio de alrededor de 21.716 Km2. El rey David hizo llevar a cabo un censo sobre un territorio mucho mayor. En 1978 el Estado de Israel contaba con 3.737.600 habitantes. La Biblia y el historiador Flavio Josefo declaran que la densidad de la población era considerable. Esto es atestiguado asimismo por los vestigios de numerosas ciudades. Las innumerables colinas existentes aparecen casi siempre coronadas por una ciudad o un pueblo, bien habitado, bien en ruinas. (c) Geología estructural de Palestina. La costa oriental del mar Muerto está bordeada por un banco de «arenisca de Nubia» (que también recibe el nombre de arenisca de Petra), y también una parte del acantilado que bordea el valle del Jordán sobre su ribera oriental. Estas mismas formaciones se vuelven a hallar sobre las vertientes occidentales del Líbano y del Antilíbano; por lo general son de un rojo fuerte o ennegrecido. Representan una formación en la que se aprecian movimientos de vaivén de las aguas que descargaron los sedimentos; en la interpretación actualista de la historia geológica estas formaciones son clasificadas en su mayor parte como pertenecientes al Jurásico, aunque se reconocen también terrenos atribuidos a distintas clasificaciones, desde el Carbonífero hasta el Cretáceo inferior, y proyectándose hasta el mismo Cretáceo. Por encima se halla la formación geológica más importante de Palestina: la «caliza cretácea», que constituye la mayor parte de la meseta, al este y al oeste del Jordán. En Jerusalén
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hay dos capas de caliza, la superior, más dura, que los habitantes llaman «misseh», y la capa inferior, blanda, que denominan «melekeh». Las excavaciones de los depósitos, de las sepulturas, por debajo de la ciudad y sus alrededores, han llegado a penetrar en el «melekeh». Los cimientos de los edificios descansan sobre el sólido «misseh». Las canteras cercanas a la Puerta de Damasco se hallan en el «melekeh». De allí provenía la piedra usada para el Templo. Se hallan bancos de caliza desde el Carmelo, descendiendo hacia el sur hasta Beerseba, desde donde giran hacia el suroeste, corriendo paralelos al Mediterráneo. Estas calizas son atribuidas a épocas más recientes que las anteriores. Alrededor de Jerusalén y en las cercanías de Siquem se hallan también formaciones de calizas asignadas a épocas más recientes, recibiendo el nombre de «numulíticas» porque presentan una gran abundancia de numulites (género de foraminíferos, diminutos animales recubiertos de una concha calcárea en la linde del campo microscópico). Estas calizas numulíticas son atribuidas en el esquema geológico actualista al Eoceno medio. Sin embargo, la caliza numulítica está tan asociada con la caliza cretácea que parece que las dos constituyen una sola formación. Flaqueando la caliza numulítica al oeste se halla una larga capa de greda calcárea que atraviesa la franja filistea y que aparece hasta el norte en formaciones aisladas, llegando hasta las cercanías del Carmelo. Es una greda porosa, blanda, fácilmente disgregable, dejando al descubierto la caliza más dura de la meseta, y descendiendo hacia las planicies de Judea y de Samaria de manera abrupta. Entre esta greda de la Filistea y el Mediterráneo se hallan unas playas elevadas atribuidas al Plioceno superior. La costa mediterránea de Filistea, especialmente allí donde el terreno es bajo, presenta una serie de dunas, algunas de las cuales llegan a los setenta metros de altura. Las del suroeste han podido ser formadas, en parte al menos, por las arenas de Egipto y del Sinaí arrastradas por los vientos. Las dunas septentrionales provienen de arenas erosionadas por los vientos de la greda calcárea de Filistea y tienden a invadir los territorios cultivados. Aparte de esta consideración de las formaciones sedimentarias, se debe indicar que las formaciones atribuidas al Carbonífero se hallan salpicadas de «rocas volcánicas» relacionadas con la gran masa de granito, de diorita y de felsita que se halla más al sur, en el Arabá y en el Sinaí. Más allá de la ribera oriental del Jordán, algo más allá del Hermón hasta el sur del mar de Galilea, y hacia el
este y el sudeste de Haurán, más allá de Palestina, el país se halla cubierto por una inmensa acumulación de materias volcánicas: basalto, dolerita, felsita. Se hallan bloques diseminados de estas rocas volcánicas por la Palestina occidental, al oeste y al noroeste del mar de Galilea, y en otros parajes. Para un examen de los temas geológicos y una discusión de los modelos contrapuestos de la trama geológica de la tierra, véase DILUVIO y la bibliografía correspondiente. (d) Geografía física de Palestina. El país se divide en cinco regiones: la llanura marítima; el país bajo llamado la Sefela; la cadena montañosa central; el valle del Jordán; la meseta oriental. Estas cinco zonas paralelas atraviesan todo el país de norte a sur, con excepción de ciertas desviaciones. En Samaria, la cadena montañosa central se dirige hacia la llanura marítima, llamada Sarón. El paralelismo de estas zonas queda interrumpido en el valle del Esdraelón (o de Jezreel) que detiene la cadena de montañas y une la costa mediterránea con el valle del Jordán. (A) La llanura marítima va a lo largo de toda la costa palestina, con la sola interrupción del Carmelo. Muy estrechada al norte del Carmelo, la llanura mide más de 9,5 Km. al sur de esta montaña, y se ensancha aún más al descender al sur. Forma un país ondulante y fértil, con una altura entre los treinta y setenta metros por encima del nivel del mar. Entre el Carmelo y el Nahr-elAudjeh, cuya desembocadura se halla al norte de Jope, esta llanura recibe el nombre de Sarón. Al sur de Jope estaba ocupada por los filisteos. (B) El país bajo, denominado Sefela, cubierto de montecillos, se extiende entre la llanura marítima, al sur del Carmelo, y el macizo central. La Sefela es una terraza que domina el Mediterráneo desde unos 150 m. de altura; su nombre designa casi exclusivamente la parte del país bajo que se extiende a partir de la latitud de Jope hasta Beerseba al sur. Una serie de valles corren al norte y al sur entre la Sefela y el medio del país. (C) La cadena (o elevación) central sigue después del Líbano. Los montes altos descienden de altura al sur del río Leontes, formando una elevada meseta que llega al sur a la extremidad septentrional del mar de Galilea y de Akko (Aco, véase TOLEMAIDA). Ésta es la alta Galilea, cubierta de colinas que oscilan entre los 600 y los 900 m.; algunas cumbres, como Jebel Jermuk,
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llegan a los 1.200 m. La baja Galilea tiene una forma triangular: su lado oriental está formado por el mar de Galilea y el Jordán hasta llegar a Betseán; al suroeste se halla el valle de Esdraelón. La baja Galilea consiste en una serie de montes bajos que van de este a oeste; hay numerosas colinas que no llegan a más de 100 o 200 m., con algunas cumbres más altas al oeste del mar de Galilea. Al suroeste de este lago se halla el Tabor, de 562 m. de altura; más al sur se halla el monte Gilboa, una de cuyas cumbres tiene 500 m. de altura y la otra algo menos. La parte meridional de la baja Galilea se inclina hacia el valle de Esdraelón, que no pasa de los 90 m. de altura. Al sur del Esdraelón hay numerosos wadis que cortan la cordillera, cuyas montañas forman sierras separadas; sus laderas son accesibles desde la llanura marítima, desde el Esdraelón y desde el valle del Jordán. El monte del Carmelo se dirige hacia el noroeste; la altura media de su cordillera es de 609 m., y su cumbre más alta tiene 651 m. En Samaria, el monte Ebal tiene 938 m., el Gerizim, 868 m. Desde Bet-el hasta Hebrón y hasta casi Beerseba, la cordillera forma, a lo largo de 70 Km., un macizo cuyos flancos se levantan de manera abrupta al este y al oeste; su altura media es de 670 m. Ciertas localidades son elevadas: Bet-el está a 893 m.; Jerusalén tiene 791 m. de altura en su parte más alta; Belén llega a los 776 m.; Hebrón a 926 m. A alrededor de 24 Km. al sur de Hebrón, los montes descienden hacia el desierto. La estrecha meseta que ocupaban las tribus de Judá y de Benjamín se halla en el punto más elevado de la cadena. (D) El valle del Jordán es una extraordinaria falla que empieza al pie del Hermón, a alrededor de 518 m. de altura. El valle, cerrado a sus dos lados por montañas, se va haciendo más y más profundo al descender hacia el sur; al llegar al mar Muerto, el valle del Jordán está a 393 m. por debajo del nivel del Mediterráneo. (Véanse MAR MUERTO, JORDÁN.) Aunque no constituía un obstáculo infranqueable, dificultaba las comunicaciones entre los pueblos de la orilla oriental del río al sur del Jaboc hasta Edom, y las tribus de Judá y Benjamín al oeste. (E) La meseta oriental es una gran meseta fértil, a más de 900 m. Esta meseta va desde los acantilados del Jordán hasta el desierto de Siria. La garganta del Jaboc la corta en dos, y el Yarmuk corta a su vez la zona septentrional inmediatamente al sur del mar de Galilea. (e) Los principales caminos de Palestina. La estructura de Palestina ha determinado sus vías de comunicación. El gran camino comercial y
militar entre Egipto y los imperios orientales pasaba por Palestina. Esta arteria comercial pasaba entre el wadi de el-'Arish, en las cercanías de su desembocadura, y seguía la costa hasta Gaza, donde se unía con el camino que llegaba de Elat y de Arabia; siguiendo a través de la llanura filistea, llegaba a Asdod. Más al norte, el camino se bifurcaba: una ramificación, que seguía la costa por Jope y Dor, rodeaba el Carmelo siguiendo la costa por la base de la montaña; por debajo de la montaña el paso tiene sólo 180 m. de ancho, y está cortado por rocas. La otra rama, la principal, partía de Asdod, atravesaba Ecrón y Lod, franqueaba los montes y llegaba al valle de Esdraelón por uno de los siguientes tres pasos: (A) el camino occidental, que pasaba cerca de Tell Keimun, conducía a Akko (Aco), Tiro, Sidón, y más hacia el norte; (B) la ruta central llegaba a el-Lejjun (Meguido), atravesando el valle de Esdraelón y la baja Galilea hasta la llanura de Cineret, y seguía el Jordán río arriba; después, el camino remontaba el valle del río Litani, entre el Líbano y el Antilíbano, llegando a Hamat y más hacia el norte. Otra ramificación atravesaba el Jordán entre el lago de Huleh (aguas de Merom) y el mar de Galilea, y se dirigía hacia el noreste, a Damasco; (C) el tercer camino, más frecuentado, partía del camino marítimo, pasaba de Dotán a En-ganim, donde se bifurcaba: una rama se unía con la ruta de la baja Galilea, ya mencionada. La otra conducía a Bet-seán, donde se dividía a su vez, y llevaba a Galaad por una parte y a Damasco por la otra. Todos los caminos que se dirigían hacia el norte permitían ir a Carquemis, sobre el Éufrates. Otra vía se dirigía de la llanura del Esdraelón a Egipto. Atravesando la región de las colinas, pasaba por Samaria, Siquem, Bet-el, Jerusalén, Belén, Hebrón, Beerseba. En este lugar la ruta se bifurcaba y se podían elegir varios itinerarios: yendo oblicuamente hacia el sur, se tomaba la gran vía que seguía la costa; se podían seguir también las rutas de Rehovot y de Ain Muweileh, desde donde se llegaba a Egipto a través del desierto. Una de las rutas de Bet-seán a Edom descendía por el valle del Jordán y tocaba Jericó; los viajeros que querían acudir a Jerusalén tomaban desde Jericó el empinado camino que subía a la capital. Desde Jericó el camino proseguía a lo largo de la ribera occidental del mar Muerto, pasando por En-gadi, donde se unía con el camino que venia de Jerusalén y de Belén. De En-gadi se llegaba a Edom y a Elat, y a Ákaba, en el mar Rojo. El camino de Palestina se unía en
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Elat con las rutas de caravanas que iban desde Egipto y de Gaza hasta el sur de Arabia. Al este del Jordán había una ruta de caravanas que provenía de Damasco y que seguía la linde del desierto hacia Arabia (véase DECÁPOLIS). En este camino desembocaban varios otros: uno que salía de Bet-el y que atravesaba Galaad; otro, que descendía de Siquem al wadi Fãr'ah, hasta el vado del Jordán, por debajo de la desembocadura del Jaboc, atravesando Galaad a continuación, y muriendo en Rabá de Amón; un tercer camino salía del vado cercano a Jericó y pasaba por Hesbón. Al oeste del Jordán, un camino atravesaba Galilea, y se dirigía casi derecho hacia el este a partir de Akko (Aco), uniéndose al camino de Damasco cerca del lugar donde éste cruzaba el Jordán, a mitad de camino entre las aguas de Merom (lago de Huleh) y el mar de Galilea. No era fácil llegar desde la llanura marítima a las altiplanicies ocupadas por las tribus de Judá y Benjamín, Un importante camino conducía desde la llanura de Sarón y del Nahr elAudjeh (situado cerca de Ras el-'Aîn, esto es, Antípatris) al sureste, hacia la región de las colinas; se unían con el camino que llevaba de Samaria a Jerusalén en un punto situado a 3 Km. al suroeste de Bet-el. Había una ruta que unía el puerto de Jope con Jerusalén, y que pasaba por el valle de Ajalón y por Bet-horón. El camino más corto de Asdod a Jerusalén pasaba por el wadi esSarãr y por Bet-semes; también se podía llegar a Jerusalén y a Belén por el wadi es-Sant. Se llegaba a las colinas cercanas a Hebrón desde el wadi el-'Afranj, cerca de Beit Jibrin, y por el wadi elHasi, cerca de Tell el-Hasi, en las cercanías de Laquis. (f) Climatología de Palestina. Vista la configuración del país y sus contrastes, el clima es muy variable. El Hermón tiene nieves eternas, en tanto que Jericó, en el valle del Jordán, así como en En-gadi, en la costa del mar Muerto, tienen un clima tropical. En enero, el mes más frío en Jerusalén, las temperaturas extremas oscilan entre los + 10 y los -2 grados centígrados. En agosto, la temperatura media es de 26 grados en Jerusalén; en esta ciudad no se llega normalmente a más de 33 grados de máxima a la sombra (aunque en ocasiones se llega a los 40). En Jericó, en agosto se llega a 48 grados centígrados. (Véase LLUVIAS.) (g) Flora de Palestina. La extraordinaria riqueza de la flora, en la que aparecen plantas de diversas latitudes, proviene de
la diversidad geográfica y climática que presenta Palestina. En estudios efectuados por Tristram se ha comprobado que de 3.002 plantas, fanerógamas y criptógamas, 2.563 son paleoárticas; la mayor parte de ellas pertenece a la zona mediterránea; 161 son originarias de Etiopía, 27 de la India, y 251 son peculiares de Palestina. Desde los montes del Taurus hasta la región meridional de la península del Sinaí, y entre el Mediterráneo y el desierto de Siria, se han clasificado 850 géneros y alrededor de 3.500 especies. (h) Fauna de Palestina. La clasificación de las diversas especies de animales se corresponde con la de las plantas de Palestina. De las 113 especies conocidas de mamíferos palestinos, Tristram descubrió que 55 de ellas pertenecían a la región paleoártica, a la que también pertenecen las especies europeas; 34 son originarias de Etiopía, 16 de la India, y 13 autóctonas de Palestina. Hay especies que pertenecen a dos regiones. De 348 especies de aves, 271 son paleoárticas, 27 etíopes, 4 indias, y 11 autóctonas de Palestina. Sean plantas o animales, los tipos africanos e indios se hallan especialmente en la cuenca del mar Muerto y, en proporción menor, en la depresión inferior del valle del Jordán. (i) Etnología de Palestina. Los habitantes autóctonos, vigorosos, altos, eran los anaceos (Jos. 11:21, 22), los refaítas (Gn. 14:5), los emitas, los zomzomeos, los horeos (Dt. 2:10-23). Seguían existiendo restos de la población autóctona en la época de la monarquía (2 S. 21:16-22). A la llegada de Abraham, el país estaba ocupado especialmente por los amorreos y por otras tribus cananeas menos importantes. Había también filisteos y fenicios establecidos a lo largo de la costa mediterránea. Había heteos (hititas) en la frontera septentrional y en Hebrón. Los filisteos procedían del oeste, probablemente de Creta (véase FILISTEOS). Los cananeos y los fenicios, que eran asimismo de origen cananeo, hablaban una lengua semítica. Dirigidos por Moisés y después por Josué, los hebreos vencieron a estos pueblos, pero no los destruyeron completamente. La ocasional asimilación de edomitas, amonitas y semitas por la conquista y la inmigración no modificó la raza de los hebreos, por cuanto estos pueblos eran semitas y descendían de Abraham. La conquista de tribus arameas no hizo otra cosa que añadir otros semitas a la comunidad de Israel. Después de la caída de Samaria, los asirios deportaron las tribus israelitas
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asentadas en el norte y este de Palestina, y las reemplazaron con colonos de Hamat, de Babilonia y de Elam (2 R. 17:24; Esd. 4:9). Se trataba, en su mayor parte, de semitas y de arios. Numerosos griegos entraron en Palestina siguiendo a Alejandro Magno, estableciéndose en Akko (Aco), que ellos denominaron Ptolemais (véase TOLEMAIDA), y fundando las ciudades griegas de Decápolis, introduciendo en cierta medida el lenguaje, las costumbres y la cultura de Grecia. Más tarde, los romanos, funcionarios y soldados, ocuparon el país, fundando colonias. Los musulmanes lucharon por el control de Palestina desde el año 633 hasta el 640 d.C. Tuvo lugar una batalla decisiva sobre el Yarmuk (636): Jerusalén cayó el año 638 (véase JERUSALÉN, c, C). Se implantaron colonias fundadas por soldados árabes en las ciudades y los pueblos. En 1517 los turcos se apoderaron de Palestina, pero los judíos no se mezclaron con los musulmanes. Esta dominación dejó de existir en 1917, cuando el ejército británico ocupó el territorio. Gran Bretaña protegió entonces la creación de un hogar nacional judío y la inmigración judía; esta actitud pronto cambió, no obstante, y el 15 de mayo de 1948 los británicos abandonaban Palestina, cediendo el control de todos los puntos clave, así como suministros vitales, a las autoridades árabes. A pesar de la prepotencia árabe y de la amenazante legión árabe de Transjordania encuadrada por oficiales británicos, David Ben Gurión proclamó el 15 de mayo de 1948 el Estado de Israel, quedando entonces Judea y Samaria, así como la ciudad vieja de Jerusalén, en poder de Transjordania hasta 1967. (j) Historia de Palestina. La historia antigua de este país antes de la llegada de Abraham es poco conocida. Los anales hebreos, como ya se ha mencionado, recuerdan las razas que habitaron sucesivamente el país. Los soberanos de Babilonia empezaron muy pronto a dirigir expediciones hacia el oeste. La campaña de Quedorlaomer en la Palestina oriental, en tiempos de Abraham, queda descrita en Gn. 14. Los babilonios hicieron de su cultura, lengua, y de la escritura cuneiforme, unos medios de contactos internacionales. Para la relación de Egipto con Palestina, véase EGIPTO; para la conquista bajo Josué, véanse CANAÁN, LA TIERRA Y SU CONQUISTA; véanse también HISTORIA BÍBLICA, AMORREOS, HICSOS, HITITAS, HOREOS, etc. (k) Toponimia y topografía de Palestina.
Se ha calculado que la Biblia y los no inspirados libros apócrifos mencionan 622 ciudades al oeste del Jordán. Los nombres geográficos citados en las listas de Tutmose III, Seti I, Ramsés II y Sesonk I en Karnak son de gran importancia para la localización de los lugares de Palestina. Estas citas arrojan mucha luz sobre la topografía palestina y sobre los toponímicos del libro de Josué. Las tabletas de Tell el-Amarna dan los nombres de las ciudades palestinas en la época de Amenofis III y IV (véase AMARNA). Los documentos asirios contienen también alusiones a los mismos lugares, especialmente a aquellos que tuvieron relación con sus expediciones a Palestina. Eusebio, obispo de Cesarea (primera mitad del siglo IV d.C.), escribió un tratado de los nombres de los lugares que figuran en las Sagradas Escrituras. Jerónimo, que estuvo en Belén un siglo después, lo tradujo y aumentó. Esta obra recibe el nombre de Onomasticón, y se debe a los trabajos de Eusebio y de Jerónimo. En esta obra se ofrecen detalles que en numerosas ocasiones son de gran valor, aunque se da alguno absurdo, acerca de la situación de los antiguos lugares de Palestina. Reland efectuó unas investigaciones que publicó en 1714. Los viajes de Seetzen y de Burckhardt, particularmente al este del Jordán, a inicios del siglo XIX, abrieron el camino al prof. Robinson, que llevó a cabo una sistemática exploración científica de Palestina en 1838. Al preguntar a los nativos los nombres de las ruinas o de ciertos lugares aún habitados, se dio cuenta de que estos lugares tenían, bajo una forma árabe, los antiguos nombres hebreos. Robinson, ayudado por un misionero llamado Smith, efectuó así importantes descubrimientos sobre la topografía de Palestina. En 1841 publicó, en tres volúmenes, el resultado de sus investigaciones; en 1856 apareció un nuevo volumen titulado «Later Biblical Researches». El autor había aportado a todas estas investigaciones una gran penetración, un criterio certero, y profundos conocimientos. Un gran número de sus conclusiones sigue en pie. En 1865 se constituyó en Inglaterra una sociedad denominada «The Palestine Exploration Fund», a fin de llevar a cabo, con un espíritu científico, todo tipo de investigaciones en Tierra Santa. La sociedad dirigió los levantamientos topográficos de una gran parte de Palestina y preparó, en 26 planchas, un magnífico mapa del país. Esta misma sociedad llevó a cabo diversas excavaciones. En 1900 se fundó en Palestina el centro de estudios denominado «American School of Oriental Study and Research». En 1921 se abrió en Bagdad una escuela análoga. Los dos establecimientos se
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asociaron bajo el nombre de «American Schools of Oriental Research». (l) Resultados de las excavaciones arqueológicas. Es imposible siquiera bosquejar en poco espacio la gran cantidad de trabajos y resultados conseguidos en las excavaciones en Palestina. Se han hallado vestigios importantes anteriores a Abraham. Las trazas de civilización identificadas como más antiguas aparecen en Teleilat Ghasul, justo al norte del mar Muerto, cerca de Jericó. Ya en aquella época lejana se adornaban las casas de ladrillos sin cocer con asombrosas y artísticas pinturas murales. De la Edad del Bronce (edad asignada a 3.000-2.000 a.C.) se han hallado los primeros santuarios cananeos de Meguido, Jericó y Hai. La Edad del Bronce Medio (alrededor de 2.000-1.500 a.C.) se correspondería con la entrada de Abraham en Palestina; la arqueología confirma plenamente el trasfondo cultural e histórico que nos dan los textos bíblicos. Las ciudades estaban protegidas por elevadas murallas, por torres, fosos y construcciones gigantescas. Las regiones altas estaban sumamente arboladas y poco pobladas. El final de la Edad del Bronce (1.500-1.200 a.C.) queda marcado por la invasión y establecimiento de los israelitas. La ciudad de Jericó tomada por Josué queda identificada en las excavaciones arqueológicas (véase JERICÓ). Acerca de la identificación de Hai, véase HAI. También se han llevado a cabo exploraciones en Bet-el y Laquis, que tuvieron un gran papel en la época de la conquista. Otras localidades en las que las excavaciones han arrojado mucha luz son, de manera particular, Bet-seán, Taanac, Meguido, Gezer, Bet-semes, Samaria, Jerusalén, Gabaa, Debir, Hazor y Dotán. Los estudios de estas y otras excavaciones han sido y son publicados en revistas como «Bulletin of the American Schools of Oriental Research» (BASOR); «Biblical Archaeologist», Biblical Archaeology Review», etc. Bibliografía: John Bright: «La historia de Israel», Ed. Desclée de Brouwer 1970. J. Finegan: «Manual de cronología bíblica», Ed. Cristiandad 1975, Roland de Vaux: «Historia antigua de Israel» (2 vols.), Ed. Cristiandad 1975. Antonio Tovar: «Historia del antiguo Oriente», Ed. Montaner y Simón 1970. André Parrot: «Los fenicios. La expansión de Fenicia. Cartago», Ed. Aguilar 1975,
A. Llobregat: «Estado actual de los problemas de la arqueología palestina. Paleolítico y calcolítico», Ed. Universidad de Valencia (España) 1966. Lucas Grollenberg: «Panorama del mundo bíblico», Ed .Guadarrama 1966. Basili Franquesa: «El Tabor» Ed. Abadía de Montserrat 1934. Moisés Chávez: «Enfoque arqueológico del mundo de la Biblia», Ed. Caribe, 1976; William Albright: «The Archeology of Palestine and the Bible», Ed. The American Schools of Oriental Research, 1974. nom, PALIMPSESTO tip, MANU ver, MANUSCRITOS BÍBLICOS (AT), MANUSCRITOS BÍBLICOS (NT) vet, (gr. «vuelto a borrar»). Debido al alto coste de la piel para la preparación de pergaminos, se aprovechaban frecuentemente pergaminos ya utilizados, raspándolos y puliéndolos, con lo que podía volver a escribirse sobre ellos. Mediante métodos químicos se puede en la actualidad leer la escritura superficialmente borrada. Se conocen varios palimpsestos, el más famoso de los cuales es el «Codex Ephraemi» (véase MANUSCRITOS BÍBLICOS). nom, PALMERA tip, TIPO FLOR ALIM ARBO ver, TADMOR vet, (heb. «tamar», «timmorah», «tomer»; gr. «phoinix»). Es un árbol grande (Cnt. 7:7, 8); recto y alto, sirve como símil para el crecimiento del justo (Sal. 92:13); era contado entre los árboles frutales (Jl. 1:12). Inspiró los motivos decorativos del Templo de Salomón y de otros santuarios (1 R. 6:29, 32, 35; Herodoto 2:169). Las palmeras simbolizaban la victoria y la paz (1 Mac. 13:51; 2 Mac. 10:7; Jn. 12:13; Ap. 7:9). La expresión «ramas de palmeras» que se halla en pasajes como Lv. 23:40; Neh. 8:15; Jn. 12:13 no se corresponde con el actual lenguaje botánico. Son pocas las palmeras que presentan ramas en el sentido que se entiende el término en botánica, y la palmera datilera de la que se hallan ciertas especies en Palestina no las tiene. Este término se refiere entonces a las palmas, que se asemejan a
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grandes plumas, y que tienen una longitud de 1,20 a 1,80 m. Las palmeras abundaban en el valle del Nilo; había en Elim, en el desierto, cerca del mar Rojo (Éx. 15:27); en Edom (Virgilio, Geórgicas 3:12). La palmera medraba en diversos lugares de Judea, en En-gadi, en las costas del mar de Galilea, en el valle del Jordán, y especialmente en Jericó, «la ciudad de las palmeras» (Dt. 34:3; Jue. 1:16; 2 Cr. 28:15). Según Estrabón, Josefo, etc., el bosque de palmeras de Jericó tenía 20 Km. de longitud y, a decir de Plinio, sus dátiles eran los mejores, gracias a lo salino del terreno (cfr. Gn. 14:7, donde aparece la palmera en el nombre geográfico de Hazezon-tamar; Dt. 34:3; Ant. 9:1, 2; Guerras 1:6, 6; 3:10, 8); los nombres de Sansana (al sur de Judá, Jos. 15:31) y de Quiriat-sana (Jos. 15:49) evocan las palmeras. Se hallaban también en el monte de Efraín, cerca de Bet-el (Jue. 4:5; 20:33); cerca de Jerusalén (Neh. 8:15; Jn. 12:13); al este de Damasco, en la ciudad que recibió sucesivamente los nombres de Tadmor y Palmira (véase TADMOR). También medraban las palmeras a lo largo del curso inferior del Tigris y del Éufrates (Herodoto 1:193). Los griegos y romanos consideraban a la palmera como el árbol típico de Palestina y de los países vecinos. Las monedas acuñadas en Roma para conmemorar la toma de Jerusalén en el año 70 d.C. representaban a Judea bajo la imagen de una mujer desolada sentada bajo una palmera datilera. Este árbol, tan extendido en Palestina en el pasado, desapareció de casi toda ella, con excepción de la franja marítima de Filistea y de los parajes de Beirut; pero ahora se han vuelto a plantar grandes extensiones. La palmera que se halla constantemente en las Escrituras es casi siempre la «Phoenix dactylifera», palma datilera que se levanta entre 14 y 20 m. de altura. Su estípite (tallo largo y sin ramificar), derecho y de grosor constante, lleva las marcas de las palmas caídas, y está coronado por una copa de grandes palmas siempre verdes. Tiene una vida de 100 a 200 años; con él se pueden hacer techos, paredes, empalizadas, esteras, canastos. Se atraviesa la parte tierna de la espata para extraer el jugo, que da azúcar por evaporación. Mediante fermentación o destilación se transforma el jugo en una bebida fuerte, llamada arrack (Guerras 4:8, 3; Herodoto 1:193). Su fruto, los dátiles, es muy abundante, y apreciado por su gran valor alimenticio. Los persas mencionan 360 usos diferentes de la palmera datilera. Los huesos de los dátiles sirven de alimento a los camellos. Puede que los
israelitas conocieran otra especie de datilera, la de Palmira, que crece en Tadmor, en el desierto. Es la «Borassus flabelliformis», cuya palma tiene forma de abanico. nom, PALMIRA. Véase TADMOR. nom, PALMO tip, MEDI ver, PESOS Y MEDIDAS vet, El sistema de medidas de la antigüedad se basaba en el cuerpo humano. El palmo mayor era la longitud entre los extremos de los dedos pulgar y meñique con la mano extendida, y equivalía aproximadamente a 22,5 cm. (medio codo, cfr. Éx. 28:16; 39:9, etc.). El palmo menor se medía con la mano cerrada a excepción del pulgar, abierto, tomando la anchura entre los dedos meñique e índice por la base (Éx. 25:25; 37:12, etc.). Véanse PESOS Y MEDIDAS. nom, PALOMA tip, LEYE FAUN TIPO AVES ver, FAUNA DE LA BIBLIA vet, Ave (Sal. 55:7; Cnt. 1:15; 5:12) con un grito lastimero (Is. 38:14); la paloma es dulce y afectuosa (Cnt. 2:14; 5:2; 6:9), pero incauta (Os. 7:11), tímida, asustadiza. En estado silvestre mora en ocasiones en los valles (Ez. 7:16) haciendo su nido en las paredes de las barrancas, en las grietas de las peñas (Jer. 48:28). La paloma doméstica huye hacia su palomar o hacia la ventana de su dueño (Is. 60:8; cfr. Gn. 8:8-12). Jesús hace alusión a su proverbial inocencia (Mt. 10:6). Esta ave era comprada y vendida en los recintos del Templo (Mt. 21:12; Mr. 11:15; Jn. 2:14), porque era usada en los sacrificios (Lv. 5:7; 12:8; Lc. 2:24). La paloma simboliza al Espíritu Santo (Lc. 3:22). Las palomas forman una familia de aves («columbidae») de las que Tristram enumera cuatro especies en Palestina: la paloma torcaz («columba palumbus»), que entra en las ciudades. Grandes bandadas de estas palomas frecuentan Palestina en primavera y en otoño, durante las migraciones anuales; hay algunas torcaces aisladas que se quedan allí todo el invierno. La palomina («columbacenas») se halla especialmente al este del Jordán, o en el mismo valle de este río.
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El pichón de roca («columba livia») abunda en la costa del oeste del Jordán y en la región montañosa de Judea y Samaria. La paloma silvestre, de color grisáceo («columba schimperi») es muy común en el interior de Palestina y en el valle del Jordán; se refugia en las cavernas y en las grietas de las peñas. Ésta es la especie a la que se hace alusión en Jer. 48:28. (Véase FAUNA DE LA BIBLIA.) nom, PÁMPANO. Véase VID. nom, PAN tip, ALIM vet, El pan de los israelitas tenía la forma de una galleta plana; se hacía de harina de trigo, en tanto que los pobres empleaban harina de cebada. El grano era molido cada día en un molino manual, y se cocía cada día para tenerlo fresco. Si se hacía para su inmediato consumo, se hacía frecuentemente sin levadura (Gn. 19:3; 1 S. 28:24; cfr. pan ázimo, procedente de un término gr. que significa «sin levadura»). Sin embargo, el arte de preparar pan leudado era conocido (Mt. 13:33). Se ha planteado la cuestión de si el pan de la proposición, que seguía estando bueno al final de ocho días, era leudado. Josefo afirma que no (Ant. 3:6, 6). Durante la primera Pascua, cuando se dio la orden de marcha, la masa estaba ya preparada, pero no estaba aún leudada (Éx. 12:34). El horno familiar privado era un gran recipiente transportable; después de haberlo calentado, se aplicaban las galletas contra sus paredes que, cocidas de esta manera, quedaban muy delgadas. Además del pan que se cocía en el horno (Lv. 2:3), se hacía freír, en una sartén poco profunda, una especie de tortas. El pan se hacía también sobre los mismos rescoldos del hogar, o sobre piedras previamente sobrecalentadas y exentas de cenizas (1 R. 19:6). Este método se empleaba cuando había prisas (Gn. 18:6). En nuestros días, los beduinos hacen fuego en un hoyo cavado en el suelo, limpiándolo a continuación y poniendo allí las hogazas o galletas. El pan se cocía toda la noche en este horno cuidadosamente cubierto. Sin duda, los israelitas conocían este método. La cocción del pan era habitualmente un trabajo reservado a las mujeres (Gn. 18:6; 1 S. 8:13; Lv. 26:26; cfr. Jue. 6:19). En las grandes mansiones era trabajo de esclavos, aunque en las ciudades había panaderos que vendían el pan (Jer. 37:21; cfr. Os. 7:4, 6).
En la Ley se enumeran las diferentes maneras de pan que se podían ofrecer a Jehová (Lv. 2). Al hablar de «nuestro pan de cada día», el Señor Jesús se refiere a todo el sustento necesario para un día entero (Lc. 11:3). nom, PAN DE CEBADA tip, ALIM LEYE vet, (heb. «Kikkãr», «disco»). Hogaza redonda hecha de harina de cebada (2 R. 4:42; Jn. 6:9); sus dimensiones permitían su fácil cocción y transporte (1 S. 10:3; Mt. 14:17; Jn. 6:9). nom, PAN DE TRIGO tip, ALIM LEYE vet, (heb. Kikkãr, «disco»). Hogaza redonda hecha de harina de trigo (Lv. 23:17; cfr. Éx. 34:22; Éx. 29:23; Jue. 8:5); sus dimensiones permitían su fácil cocción y transporte (1 S. 10:3; Mt. 14:17; Jn. 6:9). nom, PAN DE LA PROPOSICIÓN tip, ALIM LEYE vet, (lit.: «pan de la presencia»). Se trataba de doce hogazas, puestas en el Tabernáculo en dos hileras de seis sobre la mesa de oro del lugar santo, donde se hallaban constantemente delante del Señor. Eran renovadas cada sábado. Los sacerdotes comían, en el lugar santo, los panes sacados de la mesa (Éx. 25:30; Lv. 24:5-9; 1 S. 21:6; Mt. 12:4). En heb., estas doce hogazas se designaban con las siguientes expresiones: pan perpetuo, pan de la proposición (Nm. 4:7); colocación continua (2 Cr. 2:4). Josefo afirma que se trataba de panes sin levadura (Ant. 3:6, 6). Cada hogaza contenía dos décimas partes de un efa de flor de harina, de la empleada para los huéspedes de nota y para la mesa del rey (Gn. 18:6; 1 R. 4:22). Esta flor de harina figuraba en diversas ofrendas (Lv. 2:1; 5:11, etc.). Los doce panes representaban a las doce tribus de Israel (Lv. 24:7; cfr. Éx. 28:10-12; 24:4; 28:21). Este pan simbolizaba la comunión ininterrumpida del pueblo con Jehová, el autor de los bienes de que gozaban los israelitas y que empleaban para
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Su servicio. Representaban asimismo a Cristo, el pan de vida, suficiente para todo Su pueblo. Los coatitas eran los encargados de la preparación de estos panes cada sábado (1 Cr. 9:32). La mesa, de madera de acacia recubierta de oro, tenía una moldura de oro a todo su alrededor, y también cuatro anillos de oro, uno en cada ángulo. Por ellos pasaban dos barras para su transporte. Esta mesa medía dos codos de longitud, uno de anchura, y uno y medio de altura (Éx. 25:23-29; para su transporte, cfr. Nm. 4:7, 8). La mesa estaba en el lugar santo, en el lado del norte, a la derecha de la entrada del Tabernáculo (Éx. 40:22). El Templo de Salomón tenía diez mesas destinadas a los panes de la proposición. Parece que sólo se usaba una mesa cada vez, así como sólo se encendía un candelero a la vez (1 Cr. 28:16; 2 Cr. 4:8, 19; 13:11; Ant. 8:3, 7). Ésta es la razón de que 1 R. 7:48 y 2 Cr. 29:18 sólo mencionan una mesa. Antíoco Epifanes se apoderó de esta mesa del Templo de Zorobabel, pero Judas Macabeo la reemplazó por una mesa nueva (1 Mac. 1:22; 4:49). Tito la hizo llevar a Roma (Guerras 7:5, 5); fue representada como parte del botín de guerra en el Arco de Triunfo de Tito. nom, PANADERO tip, OFIC TIPO vet, En Egipto, el faraón tenía un siervo que recibe el nombre de «jefe de los panaderos» (Gn. 40:1-22; 41:10). En Israel, la preparación del pan era llevada a cabo por las mujeres de cada hogar: Abraham dio instrucciones a Sara para que preparara panes cociéndolos bajo los rescoldos (Gn. 18:6). Samuel anunció a los israelitas que si querían hacerse un rey, este tomaría de sus doncellas para que le fuesen «amasadoras» (1 S. 8:13, el mismo término que en Gn. 40:1-22). En Jerusalén había una parte de la ciudad en la que residían los panaderos, que a Jeremías se le asignó su ración de pan que se le debía conseguir en la calle de los Panaderos mientras hubiera existencias (Jer. 37:21). En Os. 7:4, 6 se usa figuradamente el calentamiento del horno como descripción de aquellos que, por así decirlo, preparaban sus designios de mal y esperaban ansiosamente hasta el momento en que podían satisfacerlas más cumplidamente.
nom, PANAG vet, Hay desacuerdo entre los expositores acerca de su significado. Para unos, se trata de un artículo de comercio desconocido, quizás alguna exquisitez; para otros, en cambio, se trataría de un lugar de donde procedía el trigo, además de Minit (Ez. 27:17). nom, PANDERO tip, MUSI ver, MÚSICA vet, Originalmente una especie de tambor, probablemente cuadrado, que pronto se transformó en el pandero circular que conocemos; los hebreos lo llamaban «toph», instrumento de percusión. Durante las fiestas profanas, las cantantes y danzarinas se acompañaban del pandero. En el culto, se usaba en ocasiones el pandero solo, o acompañado de diversos instrumentos (Gn. 31:27; Éx. 15:20; Jue. 11:34; 1 S. 10:5; 18:6; 1 Cr. 13:8; Jb. 21:12; Sal. 81:3; Is. 5:12). (Véase MÚSICA.) nom, PANFILIA tip, REGI sit, a9, 383, 225 vet, Provincia de la costa meridional de Asia Menor. La provincia de Panfilia estaba limitada al norte por Pisidia, al sur por un golfo del Mediterráneo llamado el mar de Panfilia, que Pablo cruzó (Hch. 27:5); al este, por Cilicia, al oeste, por Licia. Había muchas comunidades judías en Panfilia (Hch. 2:10); durante su primer viaje misionero, Pablo se detuvo en Perge y Atalia, ciudades de Panfilia (Hch. 13:13; 14:24, 25; 15:38). nom, PANTERA. Véase LEOPARDO. nom, PAPIRO tip, ARQU MANU HIST ver, JUNCO, QUMRÁN, EVANGELIOS, MARCOS (Evangelio), JUAN (Evangelio), CHESTER-BEATTY, MANUSCRITOS BÍBLICOS vet, (Jb. 8:11; Is. 18:2; etc. Traducido habitualmente como junco en las versiones castellanas, véase JUNCO). El papiro propiamente dicho es el «Papyrus antignorum», de la familia de las cyperáceas (así,
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no se trata ni de una gramínea ni de una juncácea). Sus tallos triangulares, de una altura de hasta 2,5 y 3 m., están coronados por un copete de flores. Se encuentra el papiro en la llanura de Sarón, cerca del mar de Galilea, y se hallaba en las aguas del lago de Huleh (aguas de Merom, actualmente desecado). También medraba a las orillas del Nilo, de donde prácticamente ha desaparecido. El papiro se prestaba a numerosos usos. Los egipcios hacían con ellos artículos como zapatos, cestos, botes y otros objetos (cfr. Éx. 2:3; Is. 18:2). El papel sobre el que escribían estaba hecho de fibras sacadas del interior del tallo. El apóstol Juan redactó su segunda epístola sobre este tipo de papel, que los griegos llamaban «chartês» (2 Jn. 12). Los estudiosos de la Biblia deberían conocer la historia y utilización del papiro, que fue el material base para los mss. egipcios ya desde el mismo albor de la humanidad después del Diluvio, y muy posiblemente antes de ello. En 1778 llegó a Europa el primer papiro. Se trataba del famoso «Papyrus Borgianus», cuyo desciframiento marca el inicio de la papirología. El proceso del papiro era como sigue: El corazón del tallo se partía en bandas finas, que eran dispuestas horizontalmente para constituir el anverso de una hoja, en tanto que el reverso se hacía con fibras dispuestas verticalmente, en perpendicular a las del anverso. A continuación se prensaban y encolaban anverso y reverso, para formar las hojas que se unían entre sí para conseguir un rollo. Había rollos que llegaban a medir 38 cm. de altura, aunque los de los escribas no solían tener más de 25 cm. En cuanto a la longitud, hay rollos litúrgicos egipcios que llegaban a los 15 m. y aún más. Se conserva uno que pasa de 40 m. Desde el inicio del siglo II d.C., los cristianos dispusieron las hojas de papiro en cuadernos, a imitación de los «codex» (en la antigüedad, los «codex» eran tablillas de madera que se ataban). Para conseguir esta especie de libros, las hojas de papiro eran dobladas por el medio. Lo seco del clima y de las arenas de Egipto ha permitido la preservación de numerosos papiros. El papiro Nash, conservado actualmente en la Universidad de Cambridge, es un pequeño fragmento hebreo del AT que data de alrededor del año 100 a.C. La biblioteca de John Rylands posee pequeños fragmentos gr. del libro de Deuteronomio, procedentes del siglo II a.C. En Oxyrhynchus (a 180 Km. al sur de El Cairo) se descubrieron unos célebres «logia» (palabras de Cristo) escritos sobre papiro. Otro papiro de la biblioteca de John Rylands es uno de los más
antiguos fragmentos de ms. del NT, conteniendo Jn. 18:31-33, 37, 38. Ha sido fechado en la primera mitad del siglo II d.C. El hallazgo más espectacular fue el de unos fragmentos del Evangelio de Marcos en la Cueva 7 de Qumrán, estudiados por J. O'Callaghan, S.I., y fechados entre los años 50 y 100 d.C. (Véanse QUMRÁN [MANUSCRITOS DE], EVANGELIOS, MARCOS [EVANGELIO DE], JUAN [EVANGELIO DE].) El ms. gr. de Freer, conservado en Washington, contiene ciertas secciones de los profetas menores. Los papiros descubiertos por M. A. Chester-Beatty presentan porciones gr. del AT y del NT. (Véase CHESTER-BEATTY). Los papiros bíblicos de John H. Scheide (Ez. 19:12-39:29 en gr., y que presentan algunas lagunas), datan del final del siglo II o III d.C. Depositados en la Universidad de Princeton, han sido editados y publicados por A. C. Johnson, H. S. Gehman y E. H. Kase. Los papiros de Elefantina forman una variedad de documentos redactados en arameo. La mayor parte proviene de una colonia judía de guarnición en Elefantina y en Siene, donde permaneció desde el siglo VI hasta alrededor del año 400 a.C., para proteger la frontera meridional de Egipto. Otros papiros de importancia son los de la Colección Bodmer, de la Biblioteca Bodmer en Ginebra. Destaca un códice del Evangelio de Juan, cuyos primeros catorce capítulos están completos, y el resto en condición fragmentaria, y ha sido fechado alrededor del año 200 d.C. Otros papiros de esta misma colección incluyen textos de Juan y de Lucas, de las Epístolas de Pedro, de Judas, todos ellos también de alrededor del año 200 d.C, Hay otros papiros de fecha más tardía, con textos de Hechos y de las Epístolas universales. (Véanse MANUSCRITOS BÍBLICOS, QUMRÁN.) Bibliografía: A. Calderini: «Tratado de Papirología», trad. de J. O'Callaghan, Ed. Garriga, 1963; A. Calderini: «Los papiros griegos de la cueva 7 de Qumram», BAC, 1974; K. Aland: «Kurzgefasste Liste der grieschschen Handschriften des griesvohrn Neuen Testamentes», Friburgo, 1963; B. M. Metzger: «The Test of the New Testament, its Transmission, Corruption and Restoration», Londres, 1974; Biblia Hebraica, ed. Kittel-Kahle, Stuttgart; The Greek New Testament, ed. Kurt Aland, Sociedades Bíblicas; Nuevo Testamento Trilingüe, ed. BoverO'Callaghan, BAC, 1978;
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Thesaurus Typographiae Hebraicae (facsímiles), Berlín, 1924; Heinrich Zimmermann: «Los métodos históricocríticos en el Nuevo Testamento», BAC, 1969; Septuaginta. Vetus Testamentum graece iuxta LXX Interpretes, ed. Rahlfs, Sociedades Bíblicas. La última edición de la Biblia Hebraica Stuttgartensia es especialmente útil para el estudio del texto hebreo y sus variantes. nom, PARÁBOLA fot, dib00155, dib00207, fot00214 vet, Uno de los métodos del arte de la oratoria para ilustrar una verdad moral o religiosa mediante una comparación extraída de la vida corriente. No hay límites estrictos entre la parábola, la similitud y la metáfora, aunque estas últimas son más breves que la parábola: Metáfora: «Vosotros sois la luz del mundo. » Similitud: «Como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.» Parábola: «El reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer, y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue leudado» (Mt. 13:33). La parábola tiene grandes ventajas. La verdad presentada de esta forma queda más grabada en la memoria que una mera exposición didáctica: ninguna enseñanza acerca de la misericordia del Señor hacia los pecadores arrepentidos habría producido el efecto de la parábola del hijo pródigo (Lc. 15:11-32). Por otra parte, cuando un profeta o predicador debía reprender a un personaje importante que no fuera a aceptar su culpabilidad, podían usar una parábola habilidosa para cautivarlos e iluminar su conciencia. El profeta Natán se sirvió de una parábola para reprochar a David su adulterio con Betsabé y el asesinato del marido de ella, Urías heteo. Principales parábolas del AT: Los árboles eligen un rey (Jue. 9:8-20); la oveja del pobre (2 S. 12:1-14); la viuda con dos hijos, uno de los cuales había dado muerte al otro (2 S. 14:4-20); el soldado que deja escapar a su prisionero (1 R. 20:35-42); el cardo que pide como esposa para su hijo a la hija del cedro (2 R. 14:9-11); la viña (Is. 5:1-7); dos águilas y una viña (Ez. 17:1-10); los leoncillos (Ez. 19:1-9); Ahola y Aholiba (Ez. 23:1-49); la olla hirviente (Ez. 24:1-14). Así como en el AT el término que denota una parábola es «mashal», «una similitud», y puede
significar asimismo un «proverbio», en el NT es «parabolê», que viene a denotar «una comparación». Del ejemplo de las parábolas en el AT se ve que suelen precisar de un expositor. El Señor afirmó en una ocasión que Él hablaba en parábolas a fin de que la multitud «no» comprendiera Su enseñanza (Mt. 13:10-16). La razón de ello es que ellos ya habían virtualmente rechazado a su Mesías, y no estaban por ello en una condición moral para recibir enseñanza. Así, el Señor, actuando como expositor, explicó en privado el significado de las parábolas a Sus discípulos, porque a ellos sí les era dado conocer «los misterios del reino» (Mt. 13:11). Sin embargo, algunas de las parábolas del Señor son tan aguzadas y claras que fueron comprendidas por Sus mismos enemigos, como indudablemente era Su intención (cfr. Mt. 21:33-46). Del mismo hecho de que el Señor relacione «los misterios del reino» con las parábolas que pronunció, se puede tener la certeza de que hay mucha instrucción que puede extraerse de ellas si se interpretan rectamente. Se precisa para ello de la conducción del Espíritu, lo mismo que para cualquier otra sección de las Escrituras. En la tabla que se da se podrá ver que algunas de las parábolas han sido registradas sólo por Mateo; dos «similitudes» se hallan sólo en Marcos; hay varias parábolas que sólo son dadas por Lucas; ninguna de ellas ha sido registrada por Juan. Hay razones divinas para esta disposición y es indudable la armonía cuando se considera el carácter de cada uno de los cuatro Evangelios. Algunas de las parábolas aparecen en grupos. Un caso es el de Mt.13, donde aparecen siete parábolas, cuatro de las cuales fueron pronunciadas a oídos de la muchedumbre, y tres de ellas en privado a los discípulos. La primera es introductoria, la del sembrador. El Señor vino en busca de fruto, pero al no hallarlo reveló que había estado sembrando «la palabra del reino», explicando que gran parte de la semilla no había producido fruto. Las siguientes tres parábolas exponen el aspecto externo del reino durante la ausencia de Cristo, aquello que el hombre ha hecho de dicho reino. La segunda es la del trigo y la cizaña. El Señor había sembrado la buena semilla, pero Satanás sembró en el acto su semilla mala, y ambas tienen que crecer juntas hasta el fin de la edad. La tercera es la de la semilla de mostaza. Crece hasta llegar a ser un árbol lo suficientemente grande como para que las aves (que en la parábola del sembrador son las que
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arrebatan la buena semilla en el corazón) se cobijen en sus ramas. La cuarta es la de la levadura. Una mujer escondió levadura (siempre un símbolo de lo que es humano, y por ende pecaminoso, debido al pecado en la carne) que se difundió sin ser vista en tres medidas de harina, hasta que todo quedó leudado. Después, Jesús despidió a la multitud, y explicó en privado a sus discípulos la parábola del trigo y la cizaña, añadiendo a continuación unas parábolas que exhiben el objeto e intención divinos en el reino. La primera de este segundo grupo es la del tesoro escondido, para obtener el cual un hombre compra el campo en el que se halla escondido. La segunda es la de la perla de gran precio. El mercader busca perlas buenas, y habiendo hallado una perla de gran precio, vende todo lo que posee para obtenerla. Cristo renunció a todo lo que le pertenecía como hombre y como Mesías en la tierra, a fin de poder poseer la Iglesia. La tercera es la parábola de la red, que reúne del mar de las naciones lo bueno y lo malo, como lo ha hecho el Evangelio en la cristiandad. Cuando la red es sacada a tierra, lo bueno es separado de lo malo; así, al fin del siglo, los ángeles (según el Señor añade en su exposición) apartarán los malos de entre los justos, y los malos serán echados en el horno de fuego. Otro grupo de parábolas es el de Lc. 15. Se podría decir también que se trata de una sola parábola que consta de tres secciones (cfr. Lc. 15:3). Con ella se da contestación a la acusación dirigida contra el Señor: «Éste a los pecadores recibe, y con ellos come.» (a) La oveja perdida fue seguida por el pastor hasta que fue hallada. (b) La moneda perdida. La moneda quedó perdida en la misma casa, así como muchas personas estaban perdidas a la vista de Dios a pesar de su profesión externa de ser hijos de Abraham (esto se puede aplicar a los muchos que en la actualidad están perdidos en el seno de la cristiandad). La moneda perdida fue buscada con una lámpara hasta que fue hallada. Era una moneda de precio, de plata. (c) El hijo pródigo fue gozosamente recibido por el padre, que preparó una gran fiesta, con música y danzas, para celebrar el retorno del hijo perdido. Éste es el punto culminante: la celebración de la gracia. En los tres relatos, el gozo es de quien halla lo perdido. Es el gozo del cielo por la salvación de los pecadores perdidos. Es indudable que el mejor método es el estudio de cada parábola, o de cada grupo de ellas, en su
propio contexto, tal y como han sido dadas por el Espíritu Santo en la inspiración. Sin embargo, es también útil clasificarlas según las verdades comunicadas por ellas, y una de las clasificaciones hechas ha sido la siguiente: (a) El rechazamiento de Israel: Los dos hijos, de la que el Señor mismo da la interpretación (Mt. 21:28-32). Los labradores malvados: Los dirigentes de Israel se hallaban entre los oyentes del Señor, y Él les explicó así la parábola: «El reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente (lit.: "a una nación") que produzca los frutos de él» (Mt. 21:33-46). La higuera estéril: El Señor vino en busca de fruto a Israel, que representaba al hombre recibiendo el cultivo de Dios; no halló nada. Dio tiempo al arrepentimiento, pero la higuera no dio fruto, y tenía que ser talada. La destrucción de Jerusalén fue su tala real (Lc. 13:6-9). (b) La introducción del reino y la oposición de Satanás a él: El sembrador (Mt. 13:3-9, cfr. Mt. 13:18-23; Mr. 4:39; Lc. 8:58). El trigo y la cizaña (Mt. 13:24-30). El crecimiento de la semilla (Mr. 4:26-29). A pesar de la oposición de Satanás, Dios, en Su actuación secreta, hace que su semilla fructifique y dé fruto. La levadura (Mt. 13:33; Lc. 13:20-21). El tesoro escondido (Mt. 13:44). La perla de gran precio (Mt. 13:45-46), y la red (Mt. 13:47-50) (c) La forma en que Dios introduce la bendición. En esta sección entrarían las siguientes parábolas: La oveja perdida (Mt. 18:12-13; Lc. 15:7). La moneda perdida (Lc. 15:8-10). El hijo pródigo (Lc. 15:11-32). Las bodas del hijo del rey (Mt. 22:2-14). Dios quiere dar honra a Su Hijo Los judíos fueron invitados a la fiesta de bodas pero no quisieron acudir Otros, los menospreciados gentiles, fueron invitados. Uno que no tenía el vestido de bodas (que no se había revestido de la justicia de Cristo), fue echado fuera. No se había dado cuenta de su incapacidad propia y de que sólo la salvación dada por Cristo podía valerle para ser apto de estar en la fiesta. La gran cena (Lc. 14:15-24): La fiesta de la gracia celestial en contraste con los aspectos terrenos del reino de Dios Todos los que fueron invitados se excusaron no impedidos por cosas malas en sí, sino por cosas terrenas. Mostraron indiferencia ante la invitación llena de gracia que se les hacía. Algunos, los pobres y aflijidos de la ciudad,
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fueron introducidos, y otros obligados a entrar. Dios llenará Su casa. El fariseo y el publicano (Lc. 18:10-14). El fariseo daba gracias a Dios que no era como los otros hombres, mientras que el publicano clamó pidiendo misericordia, y fue a su casa justificado antes que el otro. Los dos deudores: A aquella mujer le fue perdonado mucho, y amó mucho: no le fue perdonado mucho porque amara mucho (cfr. Lc. 7:36-47). El juez injusto (Lc. 18:1-8). Lo que el Señor presenta aquí es que tenemos «necesidad de orar siempre y no desmayar» (cfr. Lc. 18:1). Dios dará la respuesta en el momento adecuado y los elegidos de la tierra serán salvos. Los obreros de la viña (Mt. 20:1-16). Aquí Dios pregunta, en Su soberanía «¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío?» El hombre pretende esta libertad para sí mismo y en cambio murmura contra la soberanía de Dios: «Muchos son llamados, mas pocos escogidos» (Mt. 20:15, 16). Nótese también que en esta parábola se da respuesta a la pregunta de Pedro en Mt. 19:27; el capítulo 20 prosigue el tema y muestra el espíritu de la gracia soberana en contraste con el espíritu mercenario del corazón del hombre. (d) Las varias responsabilidades de los hombres. Aquí hallamos: El buen samaritano (Lc.10:29-37). Esta parábola fue dada en respuesta a la pregunta de: «¿Quién es mi prójimo?» El Señor era verdaderamente el Buen Samaritano, y después de haber descrito el curso que Él había tomado, añadió: «Ve, y haz tú lo mismo» (v. 37). El rico insensato (Lc. 12:16-21). La moraleja que se desprende de esta parábola es: «Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios» (Lc. 12:21). El mayordomo infiel: Sacrificó el presente por el futuro, por lo que el dueño lo alabó, no por su injusticia, sino por su sabiduría (Lc. 16:143). El Señor aplica esta parábola de la siguiente manera: «Ganad amigos por medio de las riquezas injustas (posesiones del mundo), para que cuando éstas os falten, os reciban en las moradas eternas.» Dar a los pobres es prestar al Señor, y hacerse tesoro en los cielos. El Señor exhorta así a sus oyentes a ser (a diferencia del mayordomo infiel) fieles en su administración de las riquezas de injusticia (que no pertenecen al cristiano a título de propiedad), a fin de que les puedan ser confiadas las verdaderas riquezas. El rico y Lázaro (Lc. 16:19-31). Más que una parábola, es una historia. Nada se dice
expresamente del carácter moral de estos dos hombres, aunque se deduce una gran insensibilidad y egoísmo por parte del rico (cfr. Lc. 16:20, 21). En el AT se había enseñado que la marca del recto debería ser la prosperidad externa (Sal. 112:2, 3). En el reino en su nueva fase, y en consecuencia al rechazamiento de Cristo, la posesión de las riquezas deja de ser señal del favor divino. Ésta era una necesaria lección para el judío. Es muy difícil que se salve un rico, pero a los pobres se les anunciaba el Evangelio (Mt. 11:5; Lc. 11:22). El pobre Lázaro fue llevado al seno de Abraham, y el rico fue a la perdición. En el otro mundo se invierten las condiciones del mundo presente. Aquí prosigue la enseñanza de la parábola del mayordomo injusto: el rico no estaba sacrificando el presente por el futuro. Se da también una vivida imagen de la inalterable condición de los perdidos. El siervo inmisericorde (Mt. 18:23-35). Aquí se ilustra el gobierno de Dios, que no es invalidado por Su gracia. Se revela que Dios recompensará a Su pueblo según la forma en que ellos actúen hacia los demás (cfr. Mt. 7:2). Es indudable también que esta parábola tiene otra aplicación, teniendo que ver con los judíos y sus celos ante el hecho de que se muestre gracia hacia los gentiles. La deuda de éstos para con ellos es indicada como de cien denarios, en tanto que la deuda de los judíos hacia Dios es dada como de diez mil talentos. Pedro les ofreció el perdón divino en Hch. 3:19-26, pero la oferta fue rechazada, y su persecución de Pablo y de aquellos que llevaban el Evangelio a los gentiles demuestra que no podían perdonarles los cien denarios a los gentiles. Por ello se ven obligados a pagar hasta el último céntimo (cfr. Is. 40:2; Mt. 5:25, 26; 1 Ts. 2:15, 16). Las diez vírgenes (Mt. 25:1-13). La explicación de esta parábola es sencilla. La actitud normal de los cristianos es que han salido a recibir al Esposo. Ésta era la esperanza de los apóstoles. Después de la época apostólica, todos, en cuanto a esta esperanza, se entregaron al sueño. Puede haber habido épocas de despertamiento, pero cuando sale la última llamada, aparece el hecho solemne de que hay los que sólo tienen una forma de profesión sin Cristo, carentes del Espíritu, lámparas sin aceite, que serán excluidos. Aunque esta parábola se puede aplicar en todo tiempo y lugar al estado de la cristiandad, tiene una especial aplicación a Israel (para una consideración más en particular, véase: Chafer L S «Teología sistemática» vol 1 p 1125, vol. II PP 135-581).
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Los talentos (Mt. 25:14-30). Esta parábola es similar, en carácter, a la de las minas, pero en ésta los talentos son distribuidos a cada uno según su capacidad, de manera que uno recibe cinco, otro dos, y otro uno. Esta parábola sigue a la de las diez vírgenes, mostrando que mientras el creyente espera la venida de su Señor, tiene que estar utilizando fielmente los dones que le han sido confiados. En la parábola de las minas (Lc. 19:1227) se muestra que el Señor Jesús iba a dejar el mundo para recibir un reino, y que mientras tanto dejaba a cada uno de sus siervos una mina con la que negociar mientras durara Su ausencia. Todos los dones son para la gloria del Señor, y el siervo es responsable para con Él por su fiel utilización de ellos. Se ha sugerido otra disposición de las parábolas principales, esto es, en tres grupos, que se corresponden con diferentes períodos del ministerio del Señor: (a) En su ministerio temprano, abarcando la nueva enseñanza relacionada con el reino, y la forma misteriosa que asume durante Su ausencia. Se extiende hasta Mt. 13 y Mr. 4. Estas parábolas se distinguen con facilidad en la tabla. (b) Después de un intervalo de varios meses. Las parábolas son ahora de un tipo diferente, y extraídas de la vida de los hombres más que del reino de la naturaleza. Son dadas principalmente como respuestas a preguntas, no en discursos a la muchedumbre. La mayor parte de ellas aparecen solamente en Lucas, y se hallan situadas principalmente entre la misión de los setenta y el último viaje del Señor a Jerusalén. (c) El último grupo de parábolas se da hacia el final del ministerio del Señor. Tratan del reino en su consumación, y tienen un carácter profético acerca del rechazamiento de Israel y de la venida del Señor. Una de las importantes consecuencias que se pueden sacar del estudio de las parábolas es el hecho de la apostasía final de esta era de la cristiandad y el hecho de que la instauración final del reino de Dios en su aspecto eterno y universal vendrá por una intervención personal y directa de Cristo, en juicio y poder; en todo caso, el creyente debe aprender de ellas no un optimismo fácil, ni una expectativa de una conversión universal como anticipo de la venida del Señor, sino a esperar pacientemente y con constancia y oración, la venida del Señor, ocupado mientras tanto, en fidelidad a Él, en el desempeño fiel de las responsabilidades recibidas para Su gloria (cfr. Tit. 2:11-15).
Bibliografía: Chafer, L. S.: «Teología sistemática» (Publicaciones Españolas, Dalton, Georgia, 1974); Darby, J. N.: «Synopsis of the Books of the Bible» (Bibles and Publications, Montreal, 1970, vol. 3, «Matthew-John»); Habershon, A. R.: «The Study of the Parables» (Kregel Pub., Grand Rapids, 1978, reimpr. ed. s/f); Kelly, W.: «Lectures Introductory to the Gospels» (Bible Truth Publishers, Oak Park, Illinois, 1970); Kelly, W.: «Bible Treasury», revista mensual editada 1856-1920, véase volumen índice (reimpr. 1969, Ed. H. L. Heijkoop, 58, Blijhamsterstraat, Winschoten, Holanda); Trench, R. C., D. D.: «Notes on the Parables» (Kegan Paul, Trench, Tubner & Co. Ltd., Londres, 1902); Trenchard, E.: «Los cuatro Evangelios» (Literatura Bíblica, Madrid, 1974). nom, PARACLETO tip, ESPI ver, ABOGADO, ESPÍRITU SANTO vet, Es la transcripción de un término griego, «parakletos». En ocasiones es usado con la forma castellana «paráclito» o «paracleto». Se traduce «Consolador», referido al Espíritu Santo, en Jn. 14:16, 26; 15:26; 16:7. También se usa del Señor Jesús, y se traduce entonces como «abogado» (1 Jn. 2:1). (Véanse ABOGADO, ESPÍRITU SANTO.) nom, PARAÍSO tip, LUGA vet, (lat. «paradisus»; gr. «paradeisos»: «parque», «jardín de recreo», del avesta «pairi-daêza», «recinto cerrado»). En Ec. 2:5; Cnt. 4:13; Neh. 2:8, el texto heb. dice «pardês», jardín, vergel, parque, tomando en este último pasaje el sentido de bosque. Josefo (Ant. 8:7, 3; Contra Apión 1:20) denomina con el gr. «paradeisos» a los jardines de Salomón en Etam y a los jardines colgantes de Babilonia. En la LXX se dice paraíso de Edén por huerto de Edén (Gn. 2:8). Paraíso, designando el lugar de felicidad que el hombre ha perdido, vino a ser el nombre de la morada de los justos en el más allá. Los israelitas de la época tardía distinguían entre un paraíso celeste y un paraíso inferior, perteneciendo el
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primero al cielo, en tanto que el segundo era una división del Hades (heb. «seol», la morada de los muertos), asignado a las almas de los justos. Es en este sentido que Jesús se dirige al ladrón arrepentido: «De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso» (Lc. 23:43). Con esto se refería a la morada de los muertos bienaventurados, llamada asimismo por los judíos «seno de Abraham» (Lc. 16:22). En efecto, es allí a donde descendió Jesús en el momento de Su muerte (Ef. 4:9; Hch. 2:27, 31). En otros pasajes del NT este término adquiere su sentido celestial. Pablo fue arrebatado «al paraíso», hasta el tercer cielo, en la presencia de Dios (2 Co. 12:2, 4). Al que venza, el Señor le dará que coma del árbol de la vida, «que está en medio del paraíso de Dios» (Ap. 2:7; cfr. 22:2). nom, PARALELISMOS. Véase POESÍA. nom, PARÁN tip, REGI MONT ver, PEREGRINACIÓN POR EL DESIERTO sit, a4, 151, 287 vet, Región desértica en el sur de Canaán y al oeste de Edom. Allí moraba Ismael (Gn. 21:21), y en esta región se hallaba Cades, donde los israelitas acamparon y desde donde enviaron a los doce espías, y allí se volvieron a encontrar al final de su peregrinación (Nm. 10:12; 12:16; 13:3, 26; Dt. 1:1). David también se refugió un tiempo en su desierto (1 S. 25:1; 1 R. 11:18). Se menciona también el monte Parán, que indudablemente se refiere a algún monte en la misma región (Dt. 33:2; Hab. 3:3). Parán recibe en la actualidad el nombre de «et Tih»; se halla entre Cades y el Sinaí. (Véase PEREGRINACIÓN POR EL DESIERTO.) nom, PARED. Véase MURALLA. nom, PARENTELA ver, FAMILIA vet, En las Escrituras se traducen por «parentela» los siguientes términos: (a) heb. «mõledheth», «relacionado por nacimiento» (Gn. 12:1; 24:4, 7; 31:3; 32:9; Nm. 10:30; Est. 2:10); (b) heb. «mishpãhãh», «familia» (Gn. 24:38; Jos. 6:23); gr. (NT): «sungeneia» (Lc. 1:61; Hch. 7:3, 14). (Véase FAMILIA.)
nom, PARMENAS tip, BIOG HOMB HONT vet, Uno de los siete elegidos para cuidarse de las viudas judías helenistas, de los pobres, y de las finanzas de la iglesia apostólica (Hch. 6:5). nom, PAROS tip, BIOG HOMB HOAT vet, (a) Familia que volvió del exilio babilónico (Esd. 2:3). (b) Uno que selló el pacto (Esd. 10:25). (c) Algunos de ellos que tomaron mujeres extranjeras (Neh. 7:8; 10:14). nom, PARTERA tip, OFIC vet, Las que asisten a las parturientas, las mujeres que dan a luz. Dios dio Su bendición a las parteras hebreas que se negaron a obedecer la orden del rey de Egipto de dar muerte a los hijos varones de las mujeres hebreas. En muchos países sigue habiendo parteras, comadronas o matronas que ejercen la misma función (Gn. 35:17; 38:28; Éx. 1:15-21). nom, PARTIA, PARTOS tip, PAIS HIST ver, PERSIA sit, a8, 390, 206 vet, País en el Oriente que se corresponde con mucha aproximación a la actual provincia persa de Khorasan, no muy lejos al sureste del mar Caspio. El reino de los partos tenía alrededor de 480 Km. de longitud por 160 a 190 de anchura, y su superficie era ligeramente mayor que la de Escocia. La primera alusión a los partos figura en las inscripciones de Darío Histaspes. En el año 521 a.C. se rebelaron contra los persas sin éxito alguno. Después sufrieron el dominio de Alejandro Magno y el de sus sucesores orientales, los seléucidas. Hacia el año 255 a.C., la Bactriana consiguió liberarse de los seléucidas. Los partos, bajo Arsace I, se dispusieron a seguir su ejemplo. La dinastía de los arsácidas siguió la obra de Arsace I. La independencia del reino parto data así del año 247 a.C. Mitríades I reinó aproximadamente del año 174 al 138 a.C. El reino fundado por Arsace I se convirtió, bajo Mitríades I, en un inmenso imperio de 2.400 Km. de
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longitud de este a oeste, con una anchura oscilando entre 160 y 640 Km. de norte a sur. Este imperio, cuya frontera occidental era el Éufrates, se extendía del mar Caspio hasta el golfo pérsico. La capital era Ctesifon, sobre el Tigris, frente a Seleucia. Habiéndose liberado del yugo grecomacedonio, los partos se batieron en numerosas ocasiones contra los romanos, a los que les disputaron Armenia. Desde el año 64 a.C. hasta el 226 d.C. impidieron la expansión del imperio romano hacia oriente. Entre el año 40 y el 37 a.C., los ejércitos partos invadieron Asia Menor y Siria, apoderándose de Jerusalén, saqueándola, y proclamando rey de los judíos al último de los asmoneos, Antígono (Ant. 14:13, 3; Guerras 1:13, 1). Había judíos procedentes del imperio parto durante el día de Pentecostés (Hch. 2:9); es posible que ellos transmitieran el Evangelio a los partos al volver a sus lugares de origen. Después de casi cinco siglos de poderío, los partos se dejaron corromper por los lujos. Conducidos por Ardhéschir, de la dinastía de los Sasánidas, los persas pusieron fin a la dominación de los partos, surgiendo en el año 226 d.C. el Segundo Imperio Persa, el llamado imperio de los Sasánidas. (Véase PERSIA.) nom, PARTICIPACIÓN. Véase COMUNIÓN. nom, PARTIMIENTO DEL PAN. tip, CERE vet, Se usa con el sentido de celebración de Cena del Señor en Hch. 2:42, 46, en memoria del Señor, como Él lo dejó establecido antes de Su partida (cfr. Mt. 26:26; Mr. 14:22; Lc. 22:19; 1 Co. 11:24). Del pasaje de 1 Co. 10:15-22 es evidente que la expresión «mesa del Señor», que se usa en el versículo 21 contrastándola con la «mesa de los demonios», es sinónimo del «partimiento del pan» (1 Co. 10:16). El vino es llamado «la copa del Señor». El concepto relacionado con la mesa del Señor es la identificación de los santos como un cuerpo con la muerte de Cristo. De ahí que se afirme: «No podéis participar de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios.» La copa es la comunión de la sangre de Cristo, así como el pan es la comunión del cuerpo de Cristo. Todo creyente está comprometido a ser fiel a esta comunión, que expresa la separación de toda la compañía de los creyentes de aquello por lo que Él murió: del pecado y del mundo, las mismas cosas
con las cuales el dios de este mundo prepara su mesa. El «un pan» era expresión de la unidad de la compañía de creyentes en Corinto, unidos en la comunión de la muerte de Cristo. La expresión «la Cena del Señor», que se halla en 1 Co. 11:20, está en relación con el recuerdo que se hace del Señor en el partimiento del pan y la participación de la copa por parte de los santos reunidos en asamblea. Este capítulo 11 da el carácter positivo de la ordenanza, así como el capítulo 10 da más bien la separación que es consecuencia de ella. Así, en 1 Co. 11 aparece la asamblea reunida y el afecto de los creyentes despertado por el recuerdo del amor del Señor en presencia de los memoriales de aquello que constituye su prueba y expresión, esto es, Su muerte. Es el privilegio de la Iglesia conocer a Dios revelado como Padre, conducida por el Señor Jesucristo en medio de ellos en sus alabanzas (cfr. Sal. 22:22), y adorando en el Espíritu (Jn. 4:2224). En los capítulos 12-14 se dan la organización, el poder y las funciones de la Iglesia. nom, PARTO. Véase PARTERA. nom, PARVAIM tip, LUGA vet, Sitio del que provenía el oro con que se adornó el Templo de Salomón (2 Cr. 3:6). Glaser lo identifica con Sãk el-Farwain, cerca de Jebel Shammar, en la Arabia oriental. nom, PASAS tip, ALIM FRUT vet, Uvas secas, de mucho uso en Palestina (1 S. 25:18; 30:12, etc.); se hacían tortas de pasas (2 S. 6:19; 1 Cr. 16:3; Os. 3:1). Secadas de esta manera, se conservaban largo tiempo. nom, PASCUA tip, CALE TIPO ver, FIESTAS, PENTECOSTÉS vet, (término derivado del heb. «pesach», de «pasar de»: cfr. Éx. 12:13, 22, 27; Ant. 2:14, 6). (a) La primera de las tres solemnidades anuales en las que todo varón israelita no impedido se debía presentar en el Templo (Éx. 12:43; Dt. 16:1). Fue instituida en Egipto con el fin de conmemorar el acontecimiento fundamental de la liberación de los israelitas (Éx. 12:1, 14, 42; 23:15; Dt. 16:1, 2). Con ella se celebraba solemnemente el hecho de
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que Dios, que había hecho morir a todos los primogénitos de la tierra de Egipto, había sin embargo pasado por alto las moradas de los israelitas, marcadas con la sangre del cordero. Debían comerla apresuradamente, con el bastón en la mano, y con la actitud de personas dispuestas a partir en la liberación prometida por Dios. La fiesta comenzaba el día catorce del mes de Abib (Nisán) al atardecer, esto es, al inicio del día quince, con la comida que seguía al sacrificio del cordero (Lv. 23:5). Se daba muerte a un cordero o a un cabrito entre las dos tardes, cerca del momento del ocaso (Éx. 12:6; Dt. 16:6), o entre las horas novena y undécima (Guerras 6:9, 3). Asado entero, se comía con panes sin levadura y con hierbas amargas (Éx. 12:8). No podía ser hervido en agua. Su sangre derramada era tipo de la expiación; las hierbas amargas simbolizaban los sufrimientos de la esclavitud en Egipto, y el pan sin levadura representaba la pureza (cfr. Lv. 2:11; 1 Co. 5:7, 8). Los israelitas que tomaban parte en este acto de redención constituían el pueblo santo, comunicando gozosamente en presencia del Dios invisible. La participación en la cena pascual era obligatoria sólo para los varones, aunque las mujeres tenían derecho a participar, así como toda la casa. Si la familia era poco numerosa, podían juntarse vecinos con ellos para comer todo el cordero (Éx. 12:4). La pascua expone en tipo la ofrenda de Cristo como aquello en lo que se ha declarado la justicia de Dios con respecto al pecado. La sangre del cordero era un testimonio de muerte, esto es, de la eliminación a los ojos de Dios del hombre en su pecado contra Él. Esta eliminación tuvo lugar vicariamente en la persona del Justo, que se dio a Sí mismo como rescate por todos. Al comer el cordero asado al fuego (emblema de juicio), el pueblo se asociaba en aquello que había tenido lugar en tipo. El Señor Jesús deseó vivamente comer la última pascua con Sus discípulos, por cuanto formaban todos un singular círculo «familiar». Esta pascua estaba a punto de ser cumplida en Cristo mismo, que tomaba Su lugar de separación de la tierra hasta el advenimiento del reino de Dios (Lc. 22:15-18). Manera de comer la Pascua. Las autoridades judías señalan que la manera de comer la pascua en la época del Señor era la siguiente: (A) Cuando todos estaban en su lugar, el presidente de la fiesta daba las gracias, y todos
bebían entonces de la primera copa de vino mezclado con agua. (B) Todos se lavaban las manos. (C) Se preparaba la mesa con el cordero pascual, panes sin levadura, hierbas amargas, y un plato de salsa espesa (con la que se decía simbolizar el mortero con el que hacían los ladrillos en Egipto). (D) Todos mojaban una parte de las hierbas amargas en la salsa, y la comían. (E) Se sacaban los platos de la mesa, y los niños o prosélitos recibían instrucción acerca del significado de la fiesta. (F) Después se volvían a traer los platos, y el presidente decía: «Ésta es la pascua que comemos, porque el Señor pasó por alto las casas de nuestros padres en Egipto.» Sosteniendo en alto las hierbas amargas, decía a continuación: «Éstas son las hierbas amargas que comemos en memoria de que los egipcios amargaron la vida de nuestros padres en Egipto.» Después se refería al pan sin levadura, y repetía los salmos 113 y 114, finalizando con una oración. Todos bebían entonces la segunda copa de vino. (G) El presidente rompía uno de los panes sin levadura, y daba las gracias. (H) Todos participaban entonces del cordero pascual. (I) Para finalizar la cena, todos tomaban un trozo de pan con algo de hierbas amargas, y, habiéndolo mojado en la salsa, se lo comían. (J) Bebían entonces la tercera copa de vino, llamada «copa de bendición». (K) El presidente pronunciaba entonces los Sal. 115, 116, 117 y 118, y con otra copa de vino finalizaba la fiesta. Después de la destrucción del Templo de Jerusalén por las tropas de Tito, desapareció la posibilidad de inmolar el cordero en el Templo, por lo que el judaísmo celebra desde entonces la pascua sin la víctima, sin su componente central, que era precisamente el tipo de Aquel a quien ellos rechazaron, y a quien reconocerán cuando venga en gloria (cfr. Zac. 12:9-14 ss.; 14:1-9). Íntimamente relacionada con la pascua había la «Fiesta de los panes sin levadura». La cena pascual era el aspecto característico de esta fiesta, que se prolongaba hasta el día veintiuno del mes (Éx. 12:18; Lv. 23:5, 6; Dt. 16:6, 7). El día en que los israelitas abandonaron Egipto, Moisés les reveló que la solemnidad de la pascua duraría siete días (Éx. 12:14-20; 13:3-10). Les había dado entonces las instrucciones necesarias sólo para la primera noche (Éx. 12:21-23), informándoles que sería un estatuto perpetuo (Éx. 12:24, 25). La
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presencia de los peregrinos en el santuario central elegido por Jehová para la celebración de la fiesta era obligatoria sólo durante el tiempo de la cena pascual; al día siguiente podían dirigirse a sus propias localidades (Dt. 16:7). El primer día de la fiesta se correspondía con el día quince del mes, que adquiría el carácter de sábado, lo mismo que el día séptimo de la pascua: en estos días no se debía hacer ninguna obra servil, pues estaban marcados para convocación santa (Éx. 12:16; Lv. 23:7; Nm. 28:18, 25; Éx. 13:6; Dt. 16:8). Al siguiente día de este sábado, el segundo día de la fiesta, el sacerdote mecía delante de Jehová una gavilla de cebada, primicia de la siega: este gesto consagraba el inicio de las cosechas (Lv. 23:1014; cfr. Jos. 5:10-12; Lv. 23:7, 11 en la LXX; Ant. 3:10, 15). (Véanse FIESTAS Y PENTECOSTÉS.) Pero el día del mecimiento de la gavilla no era asimilado a sábado. El año agrícola tenía más relación con la fiesta de las semanas o de pentecostés y con la de los tabernáculos o cabañas que con la pascua. Además de los sacrificios habituales en el Templo, se debían ofrecer en holocausto cotidiano, durante los siete días de solemnidades pascuales, dos becerros, un carnero, siete corderos de un año y, como sacrificio de expiación, un macho cabrío (Lv. 23:8; Nm. 28:1923). El pan a comer durante estos siete días tenía que estar exento de levadura. La noche de la primera pascua no había levadura en la casa de los israelitas, que partieron precipitadamente, llevándose consigo masa sin levadura (Éx. 12:8, 34, 39). El pan ázimo, símbolo de pureza y verdad, recordaba esta huida precipitada de Egipto (Dt. 16:3; 1 Co. 5:8). La Biblia menciona la celebración de la pascua: en el Sinaí (Nm. 9:1-14), durante la entrada en Canaán (Jos. 5:11), bajo Ezequías (2 Cr. 30:1-27; los vv. 5, 26 hacen alusión a Salomón); bajo Josías (2 R. 23:21-23; 2 Cr. 35:1-19), en la época de Esdras (Esd. 6:19-22. Véanse también Mt. 26: 17 ss.; Mr. 14:12 ss.; Lc. 22:7 ss.; Jn. 28:28; Ant. 17:9, 3; 20:5, 3; Guerras 6:9, 3). Es evidente que el término «pascua» se aplicaba a la Fiesta de los panes sin levadura, como en Dt. 16:2, 3: «Y sacrificarás la pascua a Jehová tu Dios, de las ovejas y de las vacas... no comerás con ella pan con levadura; siete días comerás con ella pan sin levadura, pan de aflicción...» Es evidente que el término «pascua», aplicado a las vacas, se refiere a la fiesta de los panes sin levadura; además, se afirma que «comerás con ella (refiriéndose evidentemente a "la pascua") siete
días pan sin levadura». Esto explica a la perfección la mención de Juan (Jn. 18:28) de que los judíos rehusaron entrar en el pretorio «para no contaminarse, y así poder comer la pascua». Se ha pretendido en ciertos medios «críticos» que hay contradicción entre Juan y los Evangelios Sinópticos, por cuanto éstos sitúan la Última Cena en el día marcado por la Ley, en tanto que Juan indicaría que el Señor adelantó la celebración de la Pascua un día, muriendo el día en que se sacrificaba el cordero pascual. Pero esta idea es errónea, evidenciando ignorancia del hecho que en el judaísmo se conocía como pascua todo el período de siete días, y de que por «comer la pascua» se entendía en un sentido general participar de los sacrificios ofrecidos durante los siete días de la pascua (cfr. Anderson, Sir R.: «El Príncipe que ha de venir», el capítulo «La cena pascual», PP. 127-135). (b) El cordero o cabrito inmolado en la fiesta de la pascua (Éx. 12:21; Dt. 16:2; 2 Cr. 30:17). Cristo es nuestra pascua (1 Co. 5:7). Él fue sin tacha alguna, como el cordero pascual (cfr. Éx. 12:5; 1 P. 1:18, 19); ninguno de Sus huesos fue quebrantado (cfr. Éx. 12:46 con Jn. 19:36); Su sangre fue nuestra redención ante Dios (Éx. 12:13). «Nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad» (1 Co. 5:7, 8). El pan sin levadura exhibe aquel sentido de la gracia por medio de la fe, en el que, aparte de las influencias negativas que pueda sufrir por la carne y viejas asociaciones, puede el cristiano estar habitualmente en comunión con el sacrificio de Cristo, de manera que toda su vida sea coherente con todo lo que ello comporta. Bibliografía: Anderson, Sir R.: «El Príncipe que ha de venir» (Pub. Portavoz Evangélico, Barcelona, 1980), Anderson, Sir R.: «The Gospel and its Ministry» (Kregel Publications, Grand Rapids, 1978), Anderson, Sir R.: «Redemption Truths» (Kregel Publications, 1980); anónimo: «Las siete fiestas de Jehová» (Editorial «Las Buenas Nuevas», Montebello, California 1968) Darby J. N.: «The blood of the Lamb» en Bible Treasury dic 1875 (reimpres 1969 H. L. Heijkoop, Winschoten, Holanda), Edersheim A.: «The Life and Times of Jesus the Messiah» (Wm. Eerdmans, Grand Rapids, reimpr. 1981)
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Edersheim A.: « The Temple, its Ministry and Services as they were at the time of Christ» (Eerdmans, reimpr. 1983) Edersheim A.: «Old Testament Bible History (Eerdmans, reimpr., 1984); Mackintosh, C. H.: «Éxodo» (Ed. «Las Buenas Nuevas», 1960). nom, PASIÓN vet, Traducción de varios vocablos gr.: (a) «pathêma», que denota sufrimiento (cfr. Ro. 8:18), y emociones perversas, pasiones malas (cfr. Gá. 5:24) y expresa, en este caso, la naturaleza desenfrenada de los malos deseos que surgen de la carne. (b) «Pathos» es un término que en gr. clásico se aplicaba a deseos apasionados, buenos o malos; en el NT se usa exclusivamente en mal sentido (cfr. Ro. 1:26; Col. 3:5; etc.) Trench describe «pathos» como aquella condición mala de la que surge. (c) «hedonë se traduce pasiones en Stg. 4:1 en el sentido de la gratificación de los deseos naturales. Denota el hecho de contentar esos deseos. (d) «epithumia», se usa en 2 Ti. 2:22 traducido «pasiones juveniles» (e) El verbo «paschõ», que se deriva de la misma raíz que «pathos», se aplica en numerosos pasajes a los sufrimientos de Cristo. (f) El término «homoiopathês» se usa en Stg. 5:15, lit., «de sentimientos o afectos similares», y se refiere a lo semejante de la naturaleza de Elías a la nuestra. nom, PASTOR tip, OFIC LEYE TIPO ver, REDIL, IGLESIA vet, El que se cuida de un rebaño. Abel tenía un rebaño de ganado menor (Gn. 4:2). Desde Abraham a Jacob y sus hijos, los patriarcas fueron ganaderos y pastores (Gn. 13:1-6). Jabal, Abraham y los recabitas fueron nómadas; moraban en tiendas y llevaban a sus rebaños y ganados de lugar a lugar para hallar pastos (Gn. 4:20; cfr. 13:2, 3, 18 y 20:1; Jer. 35:6-10). Otros ricos propietarios de ganaderías y rebaños residían en ciudades, en tanto que sus siervos iban de pasto a pasto con los animales (1 S. 25:2, 3, 7, 15, 16; cfr. Gn. 37:12-17). Había también el pastor sedentario, que salía por la mañana con su rebaño, y lo devolvía por la noche al redil (Jn. 10:1-4). (Véase REDIL.) Con frecuencia, el rebaño era confiado:
al hijo (Gn. 37:2; 1 S. 16:11, 19), a la hija (Gn. 29:9; Éx. 2:16, 17) o a un asalariado (Gn. 30:31, 32; Zac. 11:12; Jn. 10:12). El propietario exigía del pastor el precio de todo animal desaparecido (Gn. 31:39). La Ley de Moisés libraba al asalariado de esta obligación, si podía probar que la pérdida no había sido consecuencia de una negligencia (Éx. 22:10-13). El pastor iba temprano al redil, donde se hallaban varios rebaños, y llamaba a sus ovejas. Éstas reconocían su voz, y lo seguían. Esto último es una realidad en Oriente, así como que cada oveja tiene un nombre y que conoce la voz del pastor, y constituye un hermoso tipo de la relación de Jehová con Israel (Sal. 23) y de Cristo con la Iglesia (Jn. 10:2-16). Las ovejas de otros pastores no prestaban atención a su voz (Jn. 10:2-5). El pastor conducía el rebaño a los pastos, quedándose allí todo el día, y en ocasiones incluso la noche (Gn. 31:40; Cnt. 1:7; Lc. 2:8); los defendía de las fieras y contra los merodeadores (1 S. 17:34, 35; Is. 31:4), recogía a la perdida (Ez. 34:12; Lc. 15:4). Se cuidaba de las ovejas recién paridas (Is. 40:11) y de las esparcidas (Ez. 34:4, 16; Zac. 11:9). El pastor llevaba un zurrón y un arma defensiva. Si hacía mal tiempo, se envolvía en su manto (1 S. 17:40; Jer. 43:12). Su cayado, muy parecido al usado por nuestros pastores en España, le permitía dirigir el rebaño, reunirlo y defenderlo (Sal. 23:4; Mi. 7:14; Zac. 11:7). Era ayudado por los perros, que no eran demasiado dóciles ni fieles, pero que, al ir detrás del rebaño, señalaban el peligro con sus ladridos (Jb. 30:1). En las Escrituras, Jehová es presentado como pastor de Israel, especialmente de los fieles (Gn. 49:24). Cristo es el «Buen Pastor». Él no ha entrado furtivamente en el redil, sino por la puerta. Sus ovejas responden con confianza al oír sus nombres y rehúsan seguir a otros. Al sacrificar Su vida por ellas, les ha demostrado Su amor (Jn. 10:1-18). Todos los que tenían una posición en la teocracia: profetas, sacerdotes, reyes, eran considerados por el pueblo como pastores subalternos; su infidelidad a Jehová es frecuentemente mencionada (Is. 56:11). En el NT hay el don de los pastores para la iglesia, para alimentar y pastorear las ovejas; los ancianos u obispos son asimismo exhortados a tener cuidado de la grey del Señor, siguiendo el ejemplo de Cristo, el Gran Pastor de las Ovejas, y Señor del rebaño y de los encargados de cuidarlo (cfr.
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Ef. 4:11; He. 13:7, 17, 20, 24; 1 P. 5:1-4). (Véase IGLESIA.) nom, PASTORALES (Epístolas). Véanse EPÍSTOLAS, TIMOTEO (Epístola), TITO (Epístola). nom, PASUR tip, BIOG HOMB HOAT vet, = «prosperidad». (a) Uno de los oficiales que tenían influencia con el rey Sedequías y que abiertamente se opuso al profeta Jeremías (Jer. 21:1; 38:1, 4, 21). (b) Un sacerdote que puso a Jeremías en el cepo debido a sus sombrías predicciones (Jer. 20:1-6). (c) Jefe de una familia sacerdotal quien, juntamente con otros, firmó un pacto en los días de Nehemías (Esd. 2:38). nom, PÁTARA tip, PUEM sit, a9, 398, 255 vet, Puerto importante de la provincia romana de Licia, en la costa del sur del Asia Menor y frente a la isla de Rodas. El relato del cuarto viaje de Pablo nos da una idea de su importancia (Hch. 21:1-2). Tenía un santuario dedicado a Apolo que rivalizaba con el de Delfos. nom, PATIO. Véase ATRIO. nom, PATMOS tip, ISLA sit, a9, 343, 233 vet, Isla a la que fue desterrado el apóstol Juan a causa de la palabra de Dios y del testimonio dado de Jesucristo. En Patmos el Señor dio a Juan las visiones relatadas en Apocalipsis (Ap. 1:9). Esta pequeña isla del mar de Archipel forma parte de las Esporadas, y en la actualidad recibe el nombre de Patino. Se encuentra a lo largo de la costa suroccidental de Asia Menor, a unos 48 Km. al sur de Samos, y mide poco más de 16 Km. de largo por 9 de ancho. La mayor parte de la isla está sin cultivo. nom, PATRIARCA vet,
(del gr. «patria», «raza», «país», y «archein», «comandante»). Padre y jefe de una familia, de un clan. El NT da el nombre de patriarcas a los antecesores del pueblo hebreo, de la raza judía. Este nombre es dado: a Abraham (He. 7:4), a los doce hijos de Jacob (Hch. 7:8, 9), al rey David (Hch. 2:29). En general, el título de patriarca es dado a los hombres piadosos y a los jefes de familias de los que el AT nos da un relato biográfico y que vivieron antes de Moisés, p. ej., a los patriarcas antediluvianos mencionados en Gn. 5. Bajo el régimen patriarcal, la dirección del clan pertenecía de derecho a su fundador. El hijo primogénito, o descendiente primogénito en línea directa, era el heredero de esta autoridad. El jefe de cada una de las familias que componían una tribu ejercía una autoridad análoga en el seno de su familia. El régimen patriarcal fue anterior al establecimiento de la teocracia, que fue promulgada en el monte Sinaí; bajo aquel régimen, cada jefe de familia ejercía las funciones de sacerdote y Dios se revelaba a él. Véanse los nombres de los diferentes patriarcas para un tratamiento individualizado. nom, PATROS tip, LUGA vet, (egip.: «país del mediodía»). Nombre que designa al Alto Egipto; en Is. 11:11, este nombre aparece entre Egipto y Etiopía. Los egipcios eran originarios de allí (Ez. 29:14). Herodoto informa que Menes, el primer soberano egipcio histórico, residía en el Alto Egipto; en la época de este rey, toda la llanura situada al norte del lago Meris era pantanosa (Herodoto 2:4, 15, 99). Isaías profetizó la dispersión del pueblo de Israel y su definitivo retorno de los más lejanos países, entre ellos Patros (Is. 11:11; cfr. 7:18). Cuando Nabucodonosor se apoderó de Jerusalén, hubo judíos que se refugiaron en Patros (Jer. 44:1, 2, 15). nom, PAVÉS tip, UTEN EJER ver, ESCUDO vet, Traducción de diferentes términos heb.
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El término castellano se refiere a un escudo ovalado, de gran tamaño, que permite proteger casi todo el cuerpo del combatiente (1 Cr. 12:8; 2 Cr. 9:15; Sal. 35:2; Ez. 23:24, etc.). (Véase ESCUDO.) nom, PAVO tip, FAUN AVES vet, (heb. «Tukkî»; interpretación indudablemente correcta, por cuanto Salomón importaba de Tarsis, por vía marítima, los «tukkiyyîm», pavos, además de marfil y monos: 1 R. 10:22; 2 Cr. 9:21). Los términos heb. designando el marfil y los monos son de origen indio, y la etimología de «tukkî» procede muy probablemente del malabar «tõghai», que se deriva a su vez del tamil antiguo «togei», un pavo. Este animal, el «Pavo cristatus», procede de la India, donde es muy común. Según otra interpretación, el heb. «tukkî» procedería del egip. «t. ky» (mono), siendo que la letra «t» indica el género femenino. De esta manera aparecerían designadas dos especies de monos. Este animal tendría origen africano, y habría razones para situar Ofir en África. nom, PAZ vet, Dios es un Dios de paz; esta afirmación aparece con frecuencia en las Escrituras (Ro. 15:33; 16:20; 2 Co. 13:11; 1 Ts. 5:23; He. 13:20, etc.). En cambio, en el mundo ruge la guerra: entre Satanás y Dios, entre las razas, naciones, individuos y en el corazón de cada individuo. El universo está perturbado por todo lo que ello comporta en inseguridad, angustia, insatisfacción. Ello se debe a la revuelta cósmica de ángeles y hombres caídos contra Dios; todos ellos han venido a ser «gentes rebeldes» (Ez. 2:3), «hijos de desobediencia» (Ef. 2:2; 5:6). La realidad es que también ellos sufren en su estado, y desean ardientemente gozar de la paz, aunque dentro de su desobediencia (Dt. 29:19). Es patético contemplar los esfuerzos desesperados de las naciones para alejar de sí los peligros de la guerra y de la destrucción atómica, sin que se manifieste un movimiento sincero de arrepentimiento y de fe. La Escritura declara: «No hay paz para los malos, dijo Jehová» (Is. 48: 22; 57:20-21) Frente a esta severa declaración no faltan los políticos, ni los profetas falsos que anuncian: «Paz, no habiendo paz» (Ez. 13:10; cfr. Jer. 6:14; 8:11).
Es desafortunadamente cierto que habrá, aquí en la tierra, un terrible ajuste de cuentas y que un día será quitada «de la tierra la paz (Ap. 6:4) y que el último conflicto será el más mortífero de todos (Ap. 6:8; 19:15-28) Únicamente Jesús puede resolver esta guerra continua y restablecer la paz «Él es nuestra paz» (Ef. 2:14). Él se lanzó en medio del conflicto aceptando ser golpeado por la vara de la justicia divina que nos perseguía (Ef. 2:13-17; Col. 1:20). Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo; Él mismo estableció la paz y está desde entonces proclamando la amnistía; Él hace mudar al rebelde arrepentido en una criatura de paz (2 Co. 5:17-21). Ésta es la razón de que todo creyente justificado tiene paz para con Dios (Ro. 5:1). La paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, puede desde entonces guardar su corazón y su mente en Cristo Jesús (Fil. 4:7). Conoce el gozo y la ventura; en paz se acuesta y duerme (Sal. 4:7-9). Esta paz no es el producto artificial y pasajero de un esfuerzo humano, sino el fruto del Espíritu (Gá. 5:22), dada por el mismo Dios (2 Ts. 3:16). El hijo de Dios debe ahora vivir en paz (Ro. 12:18; 1 Ts. 5:13; He. 12:14; Stg. 3:18), sin embargo habrá aquellos que le odiarán y perseguirán por cuanto Cristo vino «no para traer paz, sino espada (Mt. 10:34). Y será así en tanto que los individuos y las naciones se dejen seducir por aquel que es homicida y mentiroso desde el principio (Jn. 8:44). Pero la gloriosa certidumbre de la vuelta del Señor nos da la certeza de que pronto la paz reinará sobre toda la tierra. La paz será la característica principal, junto con la justicia, del reinado del Príncipe de Paz (Is. 2:4; 9:5-6; Sal. 27:7). «Bienaventurados los pacificadores» (Mt. 5:9). nom, PECADO tip, DOCT ver, CAÍDA, ESPÍRITU SANTO, JUSTIFICACIÓN, MAL, SANTIFICACIÓN vet, Son diversos los términos usados en el AT y en el NT para significar «pecado», «iniquidad», «maldad», etc., con varios matices de significado. (a) Es importante tener en cuenta la definición bíblica de pecado: en gr.: «anomia», desorden en el sentido de rechazo del principio mismo de la Ley o de la voluntad de Dios, iniquidad (1 Jn. 3:4, texto gr.). Es desafortunada la traducción que la mayor parte de las versiones castellanas hacen de este pasaje. Sólo la NIV traduce «el pecado es la verdadera ilegalidad», aunque sería mejor traducir «alegalidad». En efecto, el pecado «no» es la mera
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infracción de la Ley, según este pasaje, sino el rechazo de la voluntad de Dios, el vivir a espaldas de Dios, la disposición mental que lleva al pecador a hacer la propia voluntad en oposición a la de Dios. De ahí la distinción que se hace entre «pecado» y «transgresión», siendo esto último la infracción de un mandamiento conocido. Desde Adán a Moisés, los hombres «no pecaron a la manera de la transgresión de Adán», pero sí que pecaban, y murieron por ello (cfr. Ro. 5:14). A Adán se le había dado un mandamiento concreto, el cual desobedeció; pero de Adán a Moisés no fue dada ninguna ley en concreto, y por ello no había transgresión; sin embargo, sí había pecado en el sentido propio del término, tal y como se ha definido, y fue el pecado lo que provocó el diluvio. La misma distinción es la que está involucrada en Ro. 4:15: «Porque la ley produce ira; pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión.» Puede haber pecado, no obstante, y se declara que «los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán» (Ro. 2:12). Los principales términos usados para «pecado» en el NT son «hamartia», «hamartêma» y «hamartanõ», desviación de un curso recto; «transgresión» es «parabasis», «parabatês» y «parabainõ», cruzar o esquivar un límite. (b) Hay una importante distinción que hacer entre «pecado» y «pecados», distinción que debe hacerse desde la primera entrada del pecado como principio. Los «pecados» de alguien son los verdaderamente cometidos por este alguien, y la base del juicio, siendo además demostración de que el hombre es esclavo del pecado. Un cristiano es alguien cuya conciencia ha sido purificada para siempre por el/un sacrificio por los pecados; el Espíritu de Dios lo ha hecho consciente del valor de aquella/una ofrenda, y por ello sus pecados, habiendo sido llevados por Cristo en la cruz, nunca volverán a ser puestos a su cuenta por parte de Dios; si peca, Dios tratará con él en santa gracia, sobre el terreno de la propiciación de Cristo, de manera que sea conducido a confesar el pecado o pecados, y tener el gozo del perdón. «Pecado», como principio que involucra la alienación de todas las cosas en cuanto a Dios desde la caída del hombre, y visto especialmente en la naturaleza pecaminosa del hombre, ha quedado judicialmente quitado de delante de Dios en la cruz de Cristo. Dios ha condenado el pecado en la carne en el sacrificio de Cristo (Ro. 8:3), y en consecuencia el Espíritu es dado al creyente. El Señor Jesús es proclamado como «el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo» (no «los pecados», como en ocasiones se cita). Él
purificará los cielos y la tierra de pecado, y como resultado habrá nuevos cielos y nueva tierra, en los que morará la justicia. Aunque Cristo gustó la muerte por todos, no se le presenta como llevando los «pecados» de todos: Su muerte, por lo que respecta a «los pecados», queda precisada con las palabras «de muchos», «nuestros pecados», etc. (c) El origen del pecado no estuvo en el hombre, sino en el diablo (cfr. 1 Jn. 3:8). Sí fue introducido en el mundo por el hombre, entrando también la muerte como su pena (cfr. Ro. 5:12). El «pecado original» es un término teológico que puede ser usado para describir el hecho de que todos los seres humanos han heredado una naturaleza pecaminosa de Adán, que cayó en pecado por su transgresión (véase CAÍDA). (d) La universalidad del pecado es evidente. Ya de principio, el hombre posee una naturaleza heredada que lo inclina al pecado (Sal. 51:7; 58:4; Jb. 14:4). Todo nuestro ser está contaminado por el mal: nuestros pensamientos, acciones, palabras, sentimientos, voluntad (Gn. 6:5; 8:21; Mt. 15:19; Gá. 5:19-21; Ro. 7:14-23); no existe un solo ser humano que sea justo ante Dios (1 Ro. 8:46; Pr. 20:9; Ec. 7:20; Is. 53:6; Ro. 3:9-12, 23; 1 Jn. 1:8; 5:19), con la sola excepción de Aquel que apareció para quitar el pecado (He. 9:26; cfr. 1 Jn. 3:5), Aquel que «nunca hizo pecado, ni se halló engaño en su boca» (1 P. 2:22), el inmaculado Hijo de Dios. (e) La condenación del pecado es inevitable y terrible. Según la Ley, «la paga del pecado es la muerte» (Ro. 6:23). Esta muerte y juicio se extienden a todos los hombres, por cuanto todos han pecado (Ro. 5:12); El hombre está muerto en Sus delitos y pecados (Ef. 2:1). Le es necesario nacer de nuevo para entrar en comunión con Dios, pues las iniquidades del hombre hacen separación entre él y Dios (cfr. Is. 59:2). Dios juzgará pronto a todos los pecadores y todas sus acciones, incluso las más secretas (Ec. 12:1, 16; Ro. 2:16). (f) Jesús fue «hecho pecado» por nosotros (2 Co. 5:21). Una expresión así nos rebasa; significa que Cristo no sólo tomó sobre sí en la cruz todos los pecados del mundo, como nuestro Sustituto (Lv. 16:21; Is. 53:5-6, 8, 10; 1 Jn. 2:1), sino que además vino a ser, a los ojos de Dios, como la expresión misma del pecado ante Dios, hecho maldición por nosotros (Gá. 3:13). (g) El perdón de los pecados ha quedado ya adquirido por Cristo para aquel que acepte Su persona y sacrificio en el Calvario. El Cordero de Dios ha quitado el pecado del mundo (Jn. 1:29); Él abolió el pecado por Su único sacrificio (He. 9:26); Su sangre nos purifica de todo pecado (1 Jn.
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1:7). La Cena es la señal del pacto para remisión de pecados (Mt. 26:28). Todo aquel que cree en Cristo, recibe por Su nombre la remisión de los pecados (Hch. 10:43). Siendo que Dios nos ha dado Su Hijo, Dios no nos trata ya más según nuestros pecados (Sal. 103:10, 12); los pecados, rojos como la grana, vienen a ser blancos como la nieve (Is. 1:18); los ha echado tras de Sí, y los ha deshecho como una nube (Is. 38:17; 44:22); los ha arrojado al fondo del mar (Mi. 7:19). Los ha olvidado (MI. 7:18). Ya no existen más delante de Él (Jer. 50:20). La misericordia de Dios demanda toda nuestra alabanza. (Con respecto al pecado imperdonable, véase ESPÍRITU SANTO, f) (h) La convicción de pecado es una de las mayores gracias que el Señor nos puede conceder. En efecto, se trata de la llave que da acceso a todas las demás. Esta convicción sólo puede ser producida por Su Espíritu (Jn. 16:8). Para ser justificado, el hombre debe ante todo ser consciente de su necesidad. Si pretendemos no tener pecado, mentimos (1 Jn. 1:8, 10); si confesamos nuestros pecados, el Señor es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad (1 Jn. 1:9). Las personas no arrepentidas debieran prestar oído a la solemne advertencia de la palabra de Dios: «Sabed que vuestro pecado os alcanzará» (Nm. 32:23). (Véanse JUSTIFICACIÓN, MAL, SANTIFICACIÓN.) Bibliografía: Véase CAÍDA. nom, PECTORAL tip, TIPO ver, EFOD, MITRA, SUMO SACERDOTE vet, Era una prenda que llevaba el sumo sacerdote, hecha del mismo material que el efod. Tenía que ser unido al efod mediante los anillos respectivos y un cordón de azul, de manera que estuviera por encima del cinto del efod (Éx. 28:28). Sobre él debía haber doce piedras preciosas dispuestas en cuatro hileras, llevando cada una de ellas el nombre de una tribu. Se debía hacer cuadrado y doble, de un palmo de lado. En varias ocasiones recibe el nombre de «pectoral del juicio» (Éx. 28:25-21). «Y llevará siempre Aarón el juicio de los hijos de Israel sobre su corazón delante de Jehová» (Éx. 28:30). Se trata de un tipo de Cristo que sostiene a Su pueblo ante Dios conforme a los santos juicios de Dios, que Sus propias luces y perfecciones expresaban. Lleva a todo Su pueblo sobre los hombros de Su
fortaleza (Éx. 28:9-12) Y sobre Su corazón de amor (Éx. 28:29), habiendo sido aceptados por Dios (cfr. Lv. 8:8). (Véanse EFOD, MITRA, SUMO SACERDOTE, etc.). nom, PEDRO tip, BIOG APOS HOMB HONT ver, PEDRO (Epístolas) vet, (lat. «Petrus», del gr. «Petros»: un trozo de roca, un canto rodado, en contraste con «petra», una masa rocosa; cfr. «petra» en Mt. 7:24, 25; 27:51, 60; Mr. 15:46; Lc. 6:48, donde se menciona como fundamento seguro; véanse los artículos PIEDRA y ROCA en el «Diccionario Expositivo de palabras del Nuevo Testamento» de W. E. Vine). Cristo dio a Simón, el hijo de Jonás, el sobrenombre de Cefas (forma aramea, cfr. Jn. 1:42; 1 Co. 1:12, etc.) al encontrarlo por primera vez. Simón, su hermano Andrés, y el padre de ellos, Jonás, estaban asociados con Zebedeo y sus hijos, todos ellos pescadores del lago de Genesaret (Mt. 4:18; Mr. 1:16; Lc. 5:3 ss.). Simón Pedro, originario de Betsaida (Jn. 1:44) pasó a residir en Capernaum con su familia (Mt. 8:14; Lc. 4:38). Pedro, que muy probablemente era discípulo de Juan el Bautista, fue presentado a Jesús por Andrés, hermano de Pedro (Jn. 1:41, 42). Andrés era uno de los dos discípulos de Juan el Bautista que oyeron la declaración de que Jesús (que volvía de su triunfo sobre la tentación en el desierto) era el Cordero de Dios, el Mesías (Jn. 1:35-41). Jesús discernió rápidamente la naturaleza de Simón, y cambió inmediatamente su nombre por el de Cefas (gr. «Petros», ver primer párrafo más arriba). Pedro, al igual que los primeros discípulos, recibió tres llamamientos de su Maestro a que viniera a ser Su discípulo (Jn. 1:40; cfr. Jn. 2:2) a que lo acompañara constantemente (Mt. 4:19; Mr. 1:17, Lc. 5:10) a que fuera uno de los apóstoles (Mt. 10:2; Mr. 3:14, 16; Lc. 6:13, 14). Tuvo, ya desde el principio, un papel destacado entre los discípulos a causa de su fervor, de su energía e impetuosidad. Pedro se encuentra siempre encabezando las listas (Mt. 10:2; Mr. 3:16; Lc. 6:14; Hch. 1:13). Tres de los discípulos de Jesús eran amigos íntimos de Él: Pedro es nombrado en primer lugar (Mt. 17:1; Mr. 5:37; 9:2; 13:3; 14:33; Lc. 8:51; 9:28). Él es el portavoz de los apóstoles; el primero en confesar que Jesús es el Cristo de Dios (Mt. 16:16; Mr. 8:29), pero también el que intenta desviar a Su Maestro del camino del sufrimiento (Mt. 16:22; Mr. 8:33). La vida de Pedro presenta tres etapas:
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(a) En primer lugar el período de formación, expuesto en los Evangelios. En estos años de relación con el Maestro aprendieron a conocer a Cristo y a conocerse a sí mismos. La triple negación del presuntuoso apóstol puso fin a este período (Mt. 26:69 ss.; Mr. 14:66 ss.; Lc. 22:54 ss.; Jn. 18:15 ss.). Cuando Jesús se encontró con Sus discípulos en el mar de Tiberias, puso a prueba a Pedro haciéndole tres preguntas, y restableciéndolo después en el apostolado (Jn. 21:15 ss.). (b) Al comienzo de los Hechos se expone el segundo período, durante el cual Pedro condujo a la Iglesia con audacia y firmeza. Llevó a los hermanos a reemplazar a Judas por un discípulo que hubiera conocido al Señor (Hch. 1:15-26). Después del derramamiento del Espíritu Santo, en el día de Pentecostés, Pedro explicó el sentido de este milagro a la muchedumbre de judíos reunidos en Jerusalén (Hch. 2:14 ss.). Fue el principal instrumento en la curación del paralítico y se dirigió acto seguido al sanedrín (Hch. 3:4, 12; 4:8). Amonestó a Ananías y a Safira (Hch. 5:3, 8). El gran discurso que pronunció en el día de Pentecostés abrió a los judíos la puerta de la salvación (Hch. 2:10, 38). Pedro la abrió, asimismo, a los gentiles, al dirigirse a Cornelio y a los que estaban en su casa (Hch. 10), haciendo así uso de las llaves de que Cristo le había hablado (Mt. 16:19). (c) El tercer período queda marcado por un trabajo humilde y perseverante revelado en las dos epístolas de Pedro. Una vez hubo echado los cimientos de la Iglesia, abandonó el primer plano, y trabajó desde la oscuridad para la expansión del Evangelio. Desde entonces, desaparece de la historia, y es Jacobo quien aparece dirigiendo la Iglesia en Jerusalén (Hch. 12:17; 15:13; 21:18; Gá. 2:9, 12). Pablo se dirige a los gentiles (Gá. 2:7); Pedro, apóstol de la circuncisión (Gá. 2:8), anunció el Evangelio a los judíos de la dispersión; dejó Jerusalén a Jacobo, y el mundo grecorromano a Pablo. La última mención que se hace de él en Hechos (Hch. 15) lo presenta en el concilio de Jerusalén, defendiendo que los gentiles debían ser admitidos en la Iglesia, y defendiendo asimismo la libertad evangélica, postura ésta que prevaleció. Pedro es mencionado en Gá. 2:11, a propósito del incidente de Antioquía; es posible que estuviera en Corinto (1 Co. 1:12) y en la ribera del Éufrates, o en Babilonia (1 P. 5:13). Acompañado de su esposa, prosiguió, sin duda, sus viajes misioneros (1 Co. 9:5). Finalmente, glorificó a Dios en su martirio (cfr. Jn. 21:19). Pedro nos es conocido sólo por las anteriores menciones y por sus dos
epístolas, donde traslucen su humildad y tacto. Pedro respalda la autoridad de Pablo y Judas y exhorta a sus lectores a permanecer firmes en la fe que comparten con sus hermanos. Visto a lo largo de los Evangelios, de Hechos y de las Epístolas, el carácter de Pedro no se contradice nunca, este hombre de acción tiene los fallos propios de sus cualidades (Mt. 16:22; 26:69-75; Gá. 2:11), que son inmensas. El entusiasmo era consustancial a su persona. Transformado por el Espíritu de Cristo, Pedro se señala por su amor a su Maestro, por su caridad, y por su clara percepción de las verdades espirituales. La vida de este discípulo está repleta de enseñanzas. Sus escritos sondean las profundidades de la experiencia cristiana y alcanzan las más altas cumbres de la esperanza. La historia no añade mucho a lo que sabemos de Pedro por el NT. Hay buenas razones para admitir la tradición que afirma que Pedro fue crucificado en la época en que Pablo fue decapitado, hacia el año 68 d.C.. Jesús había predicho el martirio de Pedro (Jn. 21:19). No es imposible que hubiera sufrido el martirio en Roma. Su vida ha suscitado multitud de leyendas. Escritos apócrifos muy antiguos, debidos a los ebionitas (una secta herética que persistió entre el siglo I y VII d.C.), extendieron la leyenda de que Pedro había sido obispo de Roma durante 25 años. El examen atento de las fuentes de esta tradición y de su contenido no permite admitirla como historia. Por lo que respecta al papel atribuido a Pedro por la Iglesia de Roma, se debe examinar qué es lo que realmente dice el NT acerca de ello: (a) La interpretación de las palabras: «Tú eres Pedro...» (Mt. 16:18) es dada por el mismo apóstol. Hay solamente una roca fundamental: el Cristo. Los creyentes son las «piedras vivas» que vienen a ser edificadas sobre este único fundamento básico, y Pedro, el primer confesor del nombre de Jesús (Mt. 16:15-16), fue la primera de estas piedras individuales (cfr. 1 P. 2:4-6). El apóstol desarrolla el mismo pensamiento en Hch. 4:11-12. Pablo confirma esta enseñanza: Cristo es la piedra angular del templo espiritual del Señor; los apóstoles (en plural) y los profetas son su fundamento, sobre el que son edificados los creyentes (Ef. 2:20-22). (b) Pedro jugó un papel histórico capital al abrir la puerta del Evangelio a los judíos el día de Pentecostés y a los gentiles en casa de Cornelio (Hch. 2:10; cfr. 14:27). Por otra parte, el poder de atar y desatar no le fue dado sólo a él, sino también a los discípulos (Mt. 16:19; 18:15-18; Jn. 20:23). Desde entonces, los cristianos proclaman, en todos lugares, el perdón de los pecados que
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Dios concede en Jesucristo (Hch. 10:43; 8:22; Ro. 10:9-13); cumplen la función de embajadores de Cristo (2 Co. 5:18-20), aportando vida, pero también muerte (2 Co. 2:15-16), porque quien los rechaza, rechaza al mismo Señor (Lc. 10:16). (c) Pedro no vino a ser cabeza de la iglesia, ni «vicario de Cristo». Si bien juega un importante papel en primer plano en el inicio de Hechos, después desaparece. En el concilio de Jerusalén él dio su consejo, pero fue Jacobo quien intervino de manera decisiva; la resolución final fue tomada en nombre de los apóstoles, de los ancianos y de los hermanos, inspirados por el Espíritu Santo (Hch. 15:7, 13, 22, 28). En el relato de Lucas, Pablo ocupa desde entonces el primer lugar, y Pedro es simplemente una de las tres «columnas de la iglesia» mencionadas en Gá. 2:9 (siendo, el mismo Pedro citado después de Jacobo). Está claro que la doctrina del NT es que sólo el Señor Jesucristo resucitado es la cabeza de la Iglesia (Ef. 1:22; Col. 1:18), y que jamás rendirá Su sacerdocio, que es intransmisible (gr., He. 7:24). (d) Además, Pedro no fue «obispo de Roma durante veinticinco años», no pudiendo haber sido un primer papa. Su muerte tuvo lugar alrededor del año 68, por lo que hubiera debido hallarse en Roma desde el año 43, lo que es imposible en base al NT. Escribiendo a los romanos alrededor de los años 57-65, Pablo hace saludar a treinta personas de su comunidad, entre las que no figura Pedro (Ro. 16); se trata de Priscila y de Aquila, y de la iglesia que está en su casa (cfr. Ro. 16:5). Pablo no hubiera escrito de esta manera (Ro. 15:20-24) si se tratara de una iglesia fundada por Pedro. Cuando Pablo llegó a Roma en el año 60, se encontró conque los judíos de allí no sabían nada del Evangelio, y otra vez Pedro no es mencionado (Hch. 28:15 ss.). Su nombre no figura tampoco en las Epístolas de la cautividad, ni aun en la Segunda a Timoteo, escrita poco antes de su muerte hacia el año 68 (cfr. 2 Ti. 4:16, que sería impensable de Pedro). (e) Finalmente, Pedro, con todas sus cualidades y sus experiencias, ni era infalible ni tenía una autoridad superior a la de los otros apóstoles. En Antioquía, Pablo lo resistió cara a cara «porque era de condenar»; acerca de este incidente, Pablo habla de miedo a los hombres, de simulación, e incluso de hipocresía, y de un andar no recto ni conforme a la verdad del Evangelio (Gá. 2:11-14). Sin embargo, Pedro es una de las más grandes figuras, no sólo del NT, sino de toda la Biblia. Su vida entera fue consagrada al Señor desde el día de su llamamiento. Su ardor y celo por su Señor, su perseverancia, humildad, mansedumbre, su
cuidado de la grey del Señor, su afán por predicar las buenas nuevas de la salvación de Dios, todo ello ampliamente testificado en las Escrituras, nos da una bella imagen del discípulo consagrado, y constituye una vida a estudiar y un ejemplo a seguir. Bibliografía: Véase al final de PEDRO (EPÍSTOLAS DE). nom, PEDRO (1 ª Epístola) tip, LIBR LINT ver, HEBREOS (Epístola), CANON vet, El autor afirma ser el apóstol Pedro (1 P. 1:1). La autenticidad de esta carta queda demostrada por su contenido y por el testimonio de numerosos escritores del inicio de la era cristiana. La epístola va dirigida a los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia (1 P. 1:1). Hay expositores que mantienen que se trata de una carta dirigida en su mayor parte a creyentes surgidos del paganismo, apoyándose en ciertas alusiones del apóstol (1 P. 1:14; 2:9, 10; 3:6; 4:3). Otros expositores, sin embargo, argumentan incisivamente que la carta era dirigida a los judíos que habían venido a creer en el Señor Jesús. Efectivamente: (A) El ministerio de Pedro se dirigía oficialmente a «la circuncisión» (cfr. Gá. 2:7). (B) Las alusiones citadas para apoyar la postura de que los destinatarios procedían de la gentilidad son aplicables a los judíos desconocedores del Evangelio. En particular, el pasaje más citado para sostener la postura de que se trataba de gentiles, 1 P. 2:10, «vosotros que en otro tiempo no erais pueblo», es totalmente explicable con referencia a la sentencia dictada por Dios sobre el pueblo judío: «No sois mi pueblo» (Os. 1:9); sólo por su adhesión al Mesías volverían a ser pueblo de Dios, y aquellos judíos que confesaban al Señor Jesús venían a ser las primicias de aquel cumplimiento glorioso en la segunda venida del Señor cuando el pueblo judío, «lo-ammi» (no mi pueblo), vendrá a ser otra vez pueblo de Dios (cfr. Os. 2:23), e hijos del Dios viviente (cfr. 1:10). (C) Aunque es cierto que Pedro menciona que la conversión de sus destinatarios se debía a otros (1 P. 1:12, 25), no constituye prueba de que se trate de conversos del apóstol Pablo entre los gentiles; ello aparte del hecho de que Pablo también había predicado en las sinagogas de los judíos, como se ve a lo largo de Hechos. En Hch. 8:4 se afirma que «los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio», después del martirio de Esteban. Esta primera evangelización se hizo
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exclusivamente entre judíos y samaritanos, con la excepción de prosélitos, como el caso del eunuco etíope (Hch. 8:26-39). En esta epístola se mencionan las regiones de los destinatarios de este a oeste, lo que constituye una indicación de que la carta fue posiblemente redactada desde Oriente. La alusión a la iglesia en Babilonia, en los saludos, apoya esta hipótesis (1 P. 5:13). El empleo que hace el autor de la Epístola a los Efesios y la época de la muerte de Pedro permiten situar la fecha de redacción entre el año 63 y el 67; es muy probable que fuera el año 64 o 65. Un pasaje de la Segunda Epístola de Pedro (2 P. 3:1, cfr. 1:1) da testimonio de que la primera carta es de este apóstol. En cuanto a las pruebas externas de la autenticidad de esta carta, son irrefutables. Autores tan diversos como Clemente de Alejandría, Ireneo de Lyon, Tertuliano de Cartago, afirman que es de Pedro. Eusebio afirma que Papías y Policarpo la conocían y la citaban. Así, desde el principio, esta epístola ha sido confirmada por unas evidencias indiscutidas. Se ha objetado que los creyentes no habían sido perseguidos «en calidad de cristianos» (1 P. 4:16) hasta una época más tardía. Sin embargo, esta objeción carece de valor. Esteban ya había muerto por la fe (Hch. 6; 7), y se habían dado ya numerosas persecuciones locales e individuales mucho tiempo antes de que se desencadenaran las persecuciones generalizadas, ordenadas por los emperadores. Tampoco se puede objetar que Pedro desconociera el griego, teniendo a Marcos y Silvano como ayudantes (1 P. 5:12-13). El estilo de Primera Pedro es natural, patético, vehemente. Salpicada de repentinas transiciones, refleja admirablemente el carácter del autor. La forma es característica de Pedro; la doctrina es armónica con la de las epístolas de Pablo, con una insistencia particular en la gracia de Dios, y la gloriosa esperanza de la Parusía. El texto contiene numerosas reminiscencias de las epístolas a los Romanos, a los Efesios, y de la epístola de Santiago (1 P. 2:6, 8, cfr. Ro. 9:32, 33; 1 P. 2:5; 3:8, 9; 4:7-11, cfr. Ro. 12:1, 16, 17, y 3:6; 1 P. 2:18 y 3:1-7, cfr. Ef. 5:22, 23; 6:5; 1 P. 1:1, 6, 7, 23 y 5:6, cfr. Stg. 1:1, 2, 3, 18 y 1 P. 4:10). La epístola se distingue por su profundidad y por la belleza en la expresión de la enseñanza. Análisis: Saludos (1 P. 1:1 2). Introducción (1 P. 1:3-12), en la que Pedro da las gracias a Dios por las bendiciones que se desprenden de la salvación. El cuerpo de la epístola (1 P. 1:13-5:11) contiene:
(A) Exhortaciones a la santidad (1 P. 1:13-25) (B) La Iglesia, templo viviente, del que Cristo es la piedra angular (1 P. 2:1-8); la iglesia como sacerdocio regio (1 P. 2:9-10) (C) Deberes sociales del peregrino cristiano, del criado, de los cónyuges (1 P. 2:11-3:7) (D) Comunión con Cristo en la oración, el servicio, el sufrimiento, el oprobio (1 P. 3:8-4:19) (E) Deberes de los ancianos y de los jóvenes. Saludos (1 P. 5:1-14) Pedro destaca vigorosamente: los sufrimientos de Cristo y su valor expiatorio (1 P. 1:11-19; 2:21-25; 3:18; 4:1, 13; 5:1); el sufrimiento del creyente con su Señor (1 P. 1:6, 7; 2:18-21; 3:13-18; 4:1-2, 12-19; 5:9-11); la regeneración (1 P. 1:3, 23-25; 2:2); la Iglesia y el sacerdocio de todos los creyentes (1 P. 2:4-10); la resurrección y la gloriosa venida de Cristo (1 P. 1:3-5, 7-9, 11, 13, 21; 3:18, 21-22; 4:5, 13; 5:1, 4, 10-11). Todas estas doctrinas, así como las exhortaciones que las acompañan, son claras y precisas; son coherentes con el carácter práctico que tiene que rendir, como Pedro después de Pentecostés, un testimonio limpio acerca de su Salvador. PEDRO (2 ª Epístola) El autor de esta segunda epístola se nombra a sí mismo como «Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo» (2 P. 1:1); afirma haber sido testigo de la Transfiguración (2 P. 1:16), y haber recibido de Cristo la predicción de su martirio (2 P. 1:14; cfr. Jn. 21:19). Se pone en un plano de igualdad con Pablo (2 P. 3:15). El estilo presenta una cierta falta de simplicidad y de desenvoltura, lo que contrasta con el estilo fluido y natural de la primera. Desde la época de Jerónimo, esta diferencia de expresión vino a ser el argumento de los que presentan objeciones contra la autenticidad de la epístola. Jerónimo cree que estas desemejanzas son debidas a los «secretarios-intérpretes» de Pedro, y es bien posible que éste fuera el caso (cfr. MARCOS). Muchos críticos modernos atribuyen la carta a un autor anónimo del período postapostólico, que la habría escrito bajo el nombre de Pedro alrededor de un siglo después de la muerte de este último. Sin embargo, si bien hay algunas diferencias en el vocabulario, también hay semejanzas convincentes. Nada en el texto da indicación de una falsificación. Las alusiones autobiográficas son exactas; no aparecen detalles imaginarios ni anacronismos. Segunda de Pedro es totalmente diferente de las obras apócrifas como «El Evangelio de Pedro» y el «Apocalipsis de Pedro».
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Se ha llegado a afirmar que nuestra epístola había sido escrita en una época más tardía en la que se daban herejías que pretendían apoyarse en los escritos de Pablo (cfr. 2 P. 3:15-16). Sin embargo, en este pasaje se hace en realidad una alusión a la epístola que Pablo escribió a los hebreos (véase HEBREOS [EPÍSTOLA A LOS]), con una mención adicional de las otras epístolas (una traducción lit. del pasaje vendría a ser: «Según la sabiduría que le ha sido dada, Pablo os escribió, como también en todas sus epístolas») (énfasis en «en todas sus epístolas», añadido). El lenguaje menciona que Pablo les había escrito a «ellos», evidentemente los destinatarios judeocristianos de Pedro, y aprovecha para mencionar «también... todas sus epístolas» escritas ya entonces. De todas maneras, este pasaje no implica que hubiera una colección como tal de las epístolas de Pablo, sino que era notorio que las tales habían sido escritas y que eran bien conocidas y, en ciertos casos, torcidas y manipuladas en su aplicación doctrinal y práctica. En cuanto a la apostasía que Pedro combate, no se puede afirmar que sea más avanzada que la que Pablo combatía. Otras pruebas internas corroboran adicionalmente la autenticidad de la carta. Se hallan en ella rasgos característicos de Pedro y analogías con sus discursos (cfr. Hechos). Al igual que la Primera, la Segunda Epístola presenta una buena cantidad de palabras singulares y la costumbre de presentar el lado negativo y el positivo de un pensamiento (p. ej.: 1 P. 1:12, 14, 15, 18 y 2 P. 1:16, 21; 2:4, 5; 3:9, 17). Durante los dos primeros siglos, las menciones relativas al uso de la Segunda Epístola son infrecuentes y poco directas; pero al inicio del siglo III, Orígenes hace alusión a su empleo en las iglesias, y habla acerca de Pedro de las «dos trompetas de sus epístolas». Eusebio afirma que Segunda Pedro, Santiago y Judas son admitidas por la mayor parte, pero que había algunas que las consideraban «dudosas» («antilegomena»). El canon fue haciéndose poco a poco, con suma prudencia, en una época en la que había gran cantidad de escritos falsos. Si en el curso del siglo III y del IV se llegó a la unanimidad para incluir en el canon formal Segunda de Pedro, así como Santiago, Judas y Apocalipsis, podemos estar ciertos de que hubo una abrumadora prueba, desde el aspecto interno como del externo, para llevar a la dicha unanimidad (véase CANON). De hecho, las objeciones que se han hecho a la autenticidad de la Segunda Epístola no resisten el examen histórico. El autor se dirige, de manera general, «a los que habéis alcanzado... una fe igualmente preciosa que
la nuestra»; pero 2 P. 3:1 demuestra que los destinatarios eran los mismos que los de la Primera, o un grupo de entre ellos. El lugar de redacción no puede ser determinado con exactitud. Si la alusión de 2 P. 1:14 implica que Pedro estaba a punto de ser llevado a la muerte, se podría situar el lugar de redacción en Roma, y asignar la fecha de la epístola al año 68 o 67 d.C. Argumentos en favor de estas fechas: la naturaleza de las falsas doctrinas denunciadas en la Segunda Epístola; el empleo que hace esta epístola de la de Judas (o el que hace Judas de la epístola de Pedro); la mención de la Primera Epístola de Pedro. El capítulo 2 de Segunda Pedro se parece manifiestamente a la Epístola de Judas (cfr. 2 P. 2:2, 4, 6, 11, 17). A propósito de ello, se afirma en muchos sectores que Judas tomó prestado de Pedro, o viceversa. Es innegable que uno de ellos pudo haber leído la Epístola del otro, y no se puede rebatir que uno escribiera después del otro. Sin embargo, las diferencias son tan notables como las semejanzas. Pedro se refiere a maldad, y de la acción de Dios en contra de ella en Su gobierno. Judas trata de la apostasía como tal. Así, Pedro se refiere a «los ángeles que pecaron», mientras que Judas se refiere a «los ángeles que no guardaron su dignidad», abandonando el lugar que Dios les había señalado (cfr. 2 P. 2:4; Jud. 6). Otras muchas características permiten afirmar una básica independencia de Pedro y Judas bajo inspiración, cubriendo distintos objetivos (cfr. J. N. Darby, «The Similarity of the Epistle of Jude and one part of the Second Epistle of Peter», en The Collected Writings of J. N. Darby, vol. 13, PP. 216-231). Propósito de la carta, según 2 P. 3:1, 17, 18: Hacer recordar a los destinatarios las enseñanzas que habían recibido, a fin de prevenirlos contra las falsas doctrinas entonces en boga, y facilitar su crecimiento en la gracia y conocimiento de Jesucristo, el Señor y Salvador. Esta epístola fue escrita para refutar el gnosticismo que ya se estaba infiltrando en las iglesias, y para fortalecer a los cristianos en la sana doctrina y en la pureza moral. Contenido: Saludos apostólicos (2 P. 1:1, 2). Exhortaciones solemnes a crecer espiritual e intelectualmente (2 P. 1:3-11). Bases sobre las que reposa el conocimiento, y que es la base de la piedad (2 P. 1:12-21). Condena de los falsos doctores (2 P. 2:1-22). Recuerdo de las enseñanzas de Jesucristo, de los profetas y de los apóstoles en cuanto a la venida del Señor y del fin del mundo (2 P. 3:1-13).
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Exhortaciones a crecer en la santidad, prestos para recibir al Señor a Su vuelta. Alusión al valor de las Epístolas de Pablo como Escritura. Doxología final (2 P. 3:14-18). Bibliografía: Barbieri, L. A.: «Primera y Segunda Pedro» (Pub. Portavoz Evangélico, Barcelona, 1981); Bernard, T. D.: «El desarrollo doctrinal en el Nuevo Testamento» (Pub. de La Fuente, México, D.F., 1961); Dana, H. E.: «El Nuevo Testamento ante la crítica» (Casa Bautista de Publicaciones, El Paso, 1965); Darby, J. N.: «First Peter» y «Second Peter», en Synopsis of the Books of the Bible, vol. 5 (Bibles and Publications, Montreal, reimpr., 1970); Darby, J. N.: «The Similarity of the Epistle of Jude and one part of the Second Epistle of Peter», en The Collected Writings of J. N. Darby, vol. 13, CRITICAL, PP. 216-231 (Kingston Bible Trust, Lancing, Sussex, reimpr., 1964); Kelly, W.: «Lectures introductory to the New Testament», vol. 3, The Acts, The Catholic Epistles, and the Revelation (Bible Truth Publishers, Oak Park, Illinois, reimpr., 1970); Moorehead, W. G.: artículos «Peter, First Epistle» y «Peter, Second Epistle», en ISBE (Wm. Eerdmans, Grand Rapids, 1946); Paine, S, W.: «1 y 2 Pedro», en Comentado bíblico Moody - Nuevo Testamento (Ed. Moody, Chicago, 1971); Wheaton, D. H.: «1 y 2 Pedro», en Nuevo Comentario bíblico (Casa Bautista de Publicaciones, El Paso, 1977); Wolston, W. T. P.: «Simón Pedro» (Ed. «Las Buenas Nuevas», Montebello, California, 1967); Wuest, K. S.: «In These Last Days» (Wm. Eerdmans, Grand Rapids, 1954). nom, PEKA tip, BIOG REYE HOMB HOAT vet, = «(Dios) ha abierto (los ojos)». Hijo de Remalías y capitán de Pekaía, rey de Israel, a quien asesinó para apoderarse de su trono. Se entregó al culto del becerro de oro tal como lo había hecho Jeroboam I (2 R. 15:25-28). Al final del reinado de Jotam, rey de Judá, Peka se alió con Rezín, rey de Siria, para atacar Judá e imponer otro rey. Los aliados invadieron Judá en la época en que Acaz había sucedido a Jotam. Los sirios, con la intención de unirse con Peka en Jerusalén, avanzaron al este del Jordán. Incendiando y saqueándolo todo, el ejército de Peka se dirigió
hacia Jerusalén, cuyos habitantes estaban aterrorizados. El profeta Isaías aseguró al rey y al pueblo que el Señor los libraría si se confiaban plenamente a Él. Menospreciando este consejo, Acaz prefirió comprar la ayuda de Tiglat-pileser III, rey de Asiria. El ejército asirio atravesó Galilea (2 R. 15:29), llegando a Filistea en el año 734 a.C., maniobra que obligó a Peka y a Rezín a retirar sus tropas del país de Judá, a fin de proteger sus propios estados. Al retirarse, Peka deportó a gran número de habitantes de Judá, pero ciertos príncipes de Israel los vistieron, alimentaron y dejaron en libertad, gracias a la exhortación del profeta Obed (2 R. 16:5-9; 2 Cr. 28:5-15; Is. 7:113). En el año 730 a.C., Oseas, hijo de Ela, dio muerte a Peka, usurpando a su vez el trono de Israel (2 R. 15:30), actuando en complicidad con Tiglat-pileser III. El texto hebreo del AT afirma que el reinado de Peka duró veinte años (2 R. 15:27); esta cifra no puede referirse al tiempo que ocupó el trono de Samaria, por cuanto Manahem, uno de sus predecesores, ocupaba el trono hacia el año 738 a.C. cuando Tiglat-pileser III era ya rey de Asiria (2 R. 15:19). Esta aparente discrepancia tiene la siguiente explicación. La declaración de 2 R. 15:27: «En el año cincuenta y dos de Azarías rey de Judá, reinó Peka hijo de Remalías sobre Israel en Samaria; y reinó veinte años», no significa necesariamente que reinara durante 20 años en Samaria. La asociación de Peka con los gaaladitas (2 R. 15:25) podría indicar que él estableció su dominio inicial sobre el norte del país de Galaad y sobre Galilea (posiblemente en el año 749 a.C.) favorecido por los desórdenes acontecidos en la época de Jeroboam II, y que mantuviera su autoridad durante la mayor parte del reinado de Manahem. Ésta podría ser la razón del llamamiento en petición de auxilio que Manahem dirigió a Tiglat-pileser III, que invadió el norte del reino de Israel, consolidando la autoridad de Manahem sobre todo el país (2 R. 15:19). Peka habría entonces dejado de oponerse a Manahem (como Abner en la época de David), y le habría jurado fidelidad, recibiendo del rey un cargo importante en el ejército israelita. Después de la muerte de Manahem, Peka, apoyado quizá por Rezín en ausencia de Tiglat-pileser III, se apoderó del trono de Israel en el año 52 de Azarías, rey de Judá, y ejerció el dominio entonces sobre todo el territorio. Bibliografía: Thiele, E. R.: «The Mysterious Numbers of the Hebrew Kings» (Wm. Eerdmans, Grand Rapids, 1965).
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nom, PEKAÍA tip, BIOG REYE HOMB HOAT vet, = «Jehová ha abierto (los ojos)». Hijo de Manahem, lo sucedió sobre el trono de Israel hacia el año 737 a.C., reinando dos años, y adoptando el culto del becerro de oro que Jeroboam I había instituido. Pekaía fue asesinado en su palacio de Samaria por Peka, uno de los capitanes de su ejército, que usurpó el trono (2 R. 15:23-26). nom, PELEG tip, BIOG HOMB HOAT vet, = «división». Hijo o descendiente de Heber (Gn. 10:25; 11:16). La «división de la tierra» aquí mencionada es enigmática. Hay expositores que la refieren a la dispersión de los descendientes de Noé después del acontecimiento de la Torre de Babel. Otros proponen que en esta época se dio un cataclismo a escala global que provocó una deriva de continentes con una velocidad que ha ido en gradual disminución. (Véase la consideración de ambos puntos de vista en la Bibliografía). Bibliografía: Morris, H. M.: «The Genesis Record», CLP, San Diego, 1976, PP. 260-261). nom, PELETEOS vet, Ciertos miembros de la guardia real de David. Parece que eran originarios de Filistea, aunque deben ser distinguidos de los cereteos y de los de Gat, sus hermanos de armas. Los peleteos permanecieron fieles a David, luchando contra Absalón (2 S. 15:18-22). Combatieron asimismo contra Seba (2 S. 20:7). El nombre «peleteo» parece derivar de una raíz extranjera, pero, frente a la opinión de algunos comentaristas, no se trata de una contracción de «P'lishti», filisteos. nom, PELÍCANO tip, FAUN LEYE AVES vet, (heb. «Ka'ath», significaba probablemente «el que vomita») (Is. 34:11; Sof. 2:14). Según la Ley, se trata de un ave impura (Lv. 11:18; Dt. 14:17). Vivía en el desierto (Sal. 102:7), en las ruinas (Is. 34:11; Sof. 2:14).
Se trataba posiblemente del pelícano común, «Pelecanus onocrotalus», blanco, con tintas de un rosa claro, aunque frecuenta los ríos y lagos con preferencia a las ruinas, a no ser que estén rodeadas de pantanos. Ave palmípeda, tiene las patas admirablemente adecuadas para el medio acuático, aunque también puede posarse en los árboles. Posee un largo pico cuya parte inferior tiene un fondo membranoso, donde el ave transporta el pescado para alimentar a sus polluelos. La altura del pelicano varía de 1,50 a 1,80 m.; su envergadura, que sobrepasa generalmente los 3,5 m., llega en ocasiones a los 4 m. Esta ave, infrecuente en el mar de Galilea, se halla esparcida por las riberas del Nilo y por los lagos egipcios de aguas someras. nom, PELO. Véase CABELLO. nom, PENA DE MUERTE. Véanse CASTIGOS, AHORCAMIENTO, APEDREAMIENTO, CRUCIFIXIÓN. nom, PENIEL tip, LUGA sit, a2, 490, 254 vet, = «rostro de Dios». Campamento al este del Jordán. Jacob le dio este nombre después de haber luchado con el ángel, «porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma» (Gn. 32:30-31). En la época de los Jueces había una torre allí, que Gedeón destruyó, y una ciudad cuyos habitantes pasó a cuchillo (Jue. 8:8, 9, 17). Jeroboam I fortificó Peniel (1 R. 12:25). nom, PENINA tip, BIOG MUJE MUAT vet, = «coral». Una de las dos esposas de Elcana; la otra se llamaba Ana (1 S. 1:2-6). nom, PENTÁPOLIS tip, CIUD ver, MARDIKH sit, a3, 484, 453 vet, = «cinco ciudades». Con este término se designan las cinco ciudades de la llanura, Sodoma, Gomorra, Adma, Zeboim y
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Bela (Zoar). Destruidas todas a excepción de Zoar en el cataclismo relatado en Gn. 19. Véase bajo los artículos correspondientes, y MARDIKH (TELL). nom, PENTATEUCO tip, LIBR ARQU CRIT ver, INSPIRACIÓN, MARDIKH, NUZU, SUMER, MOISÉS, PEREGRINACIÓN POR EL DESIERTO, ALTAR, PENTATEUCO (II), QUMRÁN, PENTATEUCO SAMARITANO vet, (gr. «pentateuchos», «que consiste de cinco rollos»). Nombre dado al conjunto de los cinco primeros libros del AT: Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio. El término Pentateuco no se halla en las Escrituras, Los israelitas daban a este conjunto de cinco libros el nombre de: Ley (Torah) (Jos. 1:7; Mt. 5:17); le daban también el nombre de Ley de Moisés (1 R. 2:3; Esd. 7:6; Lc. 2:22); Ley de Jehová (2 Cr. 25:3, 4); libro de la Ley de Moisés (Jos. . 8:31); libro de la Ley de Dios (Jos. 24:26); libro de la Ley de Jehová (2 Cr. 17:9). Estas expresiones permiten pensar que, de hecho, estos cinco libros formaban uno solo. Se siguen presentando bajo esta forma en los mss. heb., aunque se cite cada libro por separado dando como título sus primeras palabras. Josefo habla de cinco libros (Contra Apión, 1:8). Es posible que esta división en cinco fuera una innovación introducida por la traducción griega, o que la hubiera precedido un corto espacio de tiempo. En todo caso, es de la LXX que se han recibido los nombres de Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. El contenido del primer libro del Pentateuco fue plasmado por Moisés en base a la tradición oral y escrita anterior, todo ello conducido por la inspiración del Espíritu Santo (véase INSPIRACIÓN). Moisés fue testigo ocular de los hechos consignados en los cuatro libros siguientes. La escritura era conocida ya mucho tiempo antes de Moisés. En base a la cronología convencional, en el cuarto milenio a.C. los sumerios y Babilonia se servían de caracteres cuneiformes, y los egipcios empleaban jeroglíficos. Las ruinas de Ebla han dado miles de tablillas cuneiformes anteriores a la época de Abraham (véase MARDIKH [TELL]). Las más antiguas inscripciones del Sinaí pueden situarse, probablemente, en el siglo XIX a.C. Nuzu (véase
NUZU), Sumer (véase SUMER), y otras muchas localidades dan testimonio adicional de este hecho. En vista de los resultados de las investigaciones hechas a lo largo de este siglo, no puede aducirse ya más que Moisés no hubiera podido ser capaz de escribir, como se había llegado a decir por parte de ciertos autores. La arqueología nos muestra un mundo antiguo estructurado, civilizado, con archivos, memorias, cartas, textos médicos, mágicos, religiosos, diccionarios entre diversas lenguas, listas comerciales, textos legales, tratados, etc. Así, el arte de la escritura era ya muy bien conocido y difundido siglos antes del nacimiento de Moisés (véase MOISÉS). Aunque ningún versículo concreto afirma que todo el conjunto sea de Moisés, el Pentateuco afirma expresamente que él es el autor. Dos pasajes de la sección narrativa mencionan el libro en el que Moisés consignaba lo que sucedía, particularmente la victoria sobre Amalec (Éx. 17:14) y el itinerario de los israelitas, desde Egipto hasta los campos de Moab, frente a Jericó (Nm. 33:2). Un cántico didáctico que muestra la actitud del Altísimo hacia Israel declara que fue escrito, cantado y enseñado por Moisés (Dt. 31:19, 22, 30; 32:44). Se afirma que Moisés cantó un cántico de alabanzas inmediatamente después del paso del mar Rojo (Éx. 15:1-19; cfr. v. 21). La parte legal del Pentateuco se compone de tres secciones distintas. La primera, llamada «libro del pacto», incluye el Decálogo, la ley fundamental de la nación, con algunas prescripciones complementarias (Éx. 2023). En Éx. 24:4 se afirma, de manera expresa, que fue Moisés quien escribió este código. La segunda sección de leyes trata del santuario y de su servicio (Éx. 25-31 y 35-40); contiene asimismo el Levítico y la mayor parte de Números. Se afirma, de manera insistente, que Jehová dio estas leyes a Moisés (Éx. 25:1; Lv. 1-2 y más de cincuenta veces en este mismo libro, etc.). La tercera sección especifica los discursos de Moisés a la nueva generación que iba a entrar en Canaán. Este tercer código recapitula brevemente los caminos de Dios con respecto a Israel, y presenta la Ley al pueblo destacando su espiritualidad y llamándolo a la fidelidad a Dios. Este libro, el de Deuteronomio, insiste en aquellos puntos que iban a ser de vital importancia en las nuevas circunstancias en las que se hallará el pueblo en Canaán. Se modifican ciertos detalles con el fin de adecuar las primeras ordenanzas a la vida sedentaria de Canaán, donde además las
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tribus se verían dispersadas en un territorio que involucraría ciertas distancias, en lugar de estar todos ellos concentrados en un campamento, como en el curso de la peregrinación por el desierto (véase PEREGRINACIÓN POR EL DESIERTO). Moisés escribió todo esto, confiándolo a los levitas (Dt. 31:9, 24-26). Todas estas declaraciones, diseminadas por el Pentateuco, constituyen un reconocimiento explícito de que Moisés fue su autor. El resto del AT confirma la paternidad mosaica de la Ley (Jos. 1:7, 8; Esd. 6:18; Neh. 8:1, 18). Hay abundantes referencias a la Ley de Moisés (Jos. 1:7, 8; 8:31-35; Jue. 3:4; 1 R. 2:3; 2 R. 18:6, 12; cfr. Dt. 24:16; 2 R. 21:7, 8; Dn. 9:11, 13; Esd. 3:2; 6:18; 7:6; Neh. 8:1, 18; Mal. 4:4). La ley del santuario único, que era una ordenanza característica, quedó suspendida cuando el arca fue tomada y guardada en territorio enemigo, cuando el Señor abandonó Silo (1 S. 4:11, 21, 22; 6:1; 7:2; Sal. 78:60; Jer. 7:12-15; 26:6). El pueblo, dirigido por Samuel, sacrificaba en lugares altos (1 R. 3:2-4), como lo habían hecho sus antecesores antes de la celebración del Pacto, testimoniado por la Ley y el arca. Después del cisma nacional fue desobedecida la ley del santuario único. Se impedía a los israelitas piadosos pertenecientes al reino de Israel que acudieran a adorar al Templo en Jerusalén, donde estaba el arca. Debido a ello hubo fuertes tensiones en diversas épocas, y movimientos de norte a sur por parte de los que deseaban obedecer la voz de los profetas (2 Cr. 30:1-31:3; cfr. 2 R.23:4-23). Sin embargo, en casos muy especiales, como en la implacable guerra entre el culto a Baal o a Jehová en el reino del norte, se ofrecieron sacrificios excepcionales como el de Elías en el monte Carmelo, que fue consumido por una especial manifestación de Dios (1 R. 18:2040; cfr. Éx. 20:24; véase Jue. 2:1, 5; 6:19-24; 13:15-22). (Véase ALTAR.) El reino del norte, sin embargo, reconocía formalmente la autoridad de la Ley de Moisés. Oseas y Amós, profetas para las diez tribus, no mencionan a Moisés de manera expresa, pero se refieren sin cesar a las leyes del Pentateuco. Más tarde, y especialmente durante el reinado de Manasés, el libro de la Ley, depositado en el Templo, fue desdeñado. Durante la restauración del edificio y de la reorganización del culto a Jehová, bajo el reinado del rey Josías, el libro fue redescubierto (2 R. 22:8; 23:21, 24, 25). Los hay que se preguntan si se trataba específicamente del libro de Deuteronomio, pero se hace alusión a toda la Ley de Moisés (v. 25). También se ha supuesto,
pero sin prueba alguna en concreto, que el ejemplar de la Ley descubierto por el sumo sacerdote había sido depositado dentro del muro del Templo cuando éste fue construido. Daniel, Esdras y Nehemías hacen alusión a la redacción de la Ley de Moisés. En la época de Cristo, los judíos atribuían el Pentateuco a Moisés (Mr. 12:19; Jn. 8:5; Ant. pref. 4; Contra Apión 1:8). El mismo Señor Jesucristo, así como los evangelistas, atribuyen el Pentateuco a Moisés y lo denominan «libro de Moisés» (Mr. 12:26; Lc. 16:29; 24:27, 44). Afirman que Moisés promulgó la Ley y escribió todo el Pentateuco (Mr. 10:3-5; 12:19; Jn. 1:17; 5:46, 47; 7:19). La denominada «Alta Crítica» niega que Moisés sea el autor del Pentateuco. Para apoyar esta hipótesis, se citan algunos versículos, mediante los cuales se pretende justificar que se hace alusión a una época posterior a Moisés: (a) Gn. 12:6: «Y pasó Abraham por aquella tierra hasta el lugar de Siquem, hasta el valle de More; y el cananeo estaba entonces en la tierra» (cfr. Gn. 13:7). Se quiere hacerle decir a este versículo que los cananeos ya no estaban en estos lugares en la época en que vivía el autor de Génesis; pero esta frase significa tan sólo que los cananeos se hallaban ya en tiempos de Abraham en el país que le había sido prometido. (b) En Gn. 14:14 se afirma que Abraham persiguió a los reyes aliados hasta Dan. Se objeta que en la época de los patriarcas aquel lugar se llamaba Lais, y que el nombre de Dan no le fue dado hasta en la época de los Jueces (Jue. 18:29). Refutación: No es seguro que el Dan de Génesis sea el mismo lugar que el Dan de Jueces. Aun cuando fuera así, no hay problema alguno en admitir que los copistas posteriores pudieran sustituir el nombre de Dan en lugar del de Lais por mor de la claridad. El texto hebreo presenta en ocasiones algunas alteraciones. (c) En Gn. 36:31 se afirma: «Y los reyes que reinaron en la tierra de Edom, antes que reinase rey sobre los hijos de Israel. » Se afirma que Saúl ya reinaba sobre Israel cuando fue escrito este pasaje. Pero los reyes de Edom (Gn. 36:32-43) reinaron antes que el mismo Moisés; este versículo señala este hecho en un momento en que los israelitas, a los que les había sido prometido un rey, no lo tenían aún (Gn. 17:6, 16; 35:11). (d) Se alega que el término «al otro lado del Jordán» (heb., indicando al este del río) muestra que el escritor estaba en Canaán (Dt. 1:1). Sin embargo, esta expresión no demanda tal conclusión. Canaán había sido el hogar de
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Abraham, Isaac y Jacob, y los israelitas consideraban aquel territorio como la Tierra Prometida. Fuese el que fuere el lado del que ellos se hallaran del río, daban el nombre de Abarim («que son del otro lado») a los montes que se elevaban al este del mar Muerto. Más tarde, dieron el nombre de Perea (región más allá) al territorio situado entre el Jaboc y el Arnón. (e) Se admite universalmente que Dt. 35:5-12 (que relata la muerte de Moisés y lo compara con profetas posteriores) no pudo ser escrito por él mismo; pero la presencia de este apéndice inspirado no constituye ningún argumento en contra de la mosaicidad del Pentateuco. En 1707, un teólogo llamado Vitringa, convencido de la autenticidad de Génesis, emitió la opinión de que Moisés debía haber utilizado, en parte, documentos transmitidos por los patriarcas y conservados en el seno del pueblo hebreo. En 1753, el francés Jean Astruc, médico capaz, pero de carácter inmoral, atribuyó el Génesis a dos autores principales, cuyos escritos habría utilizado Moisés. Astruc pretendía distinguir estos dos autores por la utilización de los términos Elohim y Yahweh para nombrar a Dios. Por otra parte, afirmó que podía distinguir otros diez documentos secundarios que no contenían el nombre de Dios, relacionados con pueblos paganos. Johann Eichhorn (1783) asumió esta hipótesis, y la desarrolló, afirmando que Génesis es una recopilación de Moisés, al que, por tanto, atribuía la paternidad del resto del Pentateuco. Pero pronto se llegó a la consciencia de que los principios que habían llevado al desmembramiento de Génesis podrían extrapolarse al resto del Pentateuco. Habiendo admitido este procedimiento, se vino a declarar que los documentos relativos a la época de Moisés provenían asimismo de estas fuentes más antiguas, y que no habían podido ser reunidos por él para redactar el Pentateuco tal y como lo tenemos. Con ello, se hizo un salto, de la razonable hipótesis de que Moisés hubiera, quizá, podido servirse en parte de documentos patriarcales, a una especulación documentaria de una recopilación muy posterior a Moisés, y en la cual los documentos se distinguirían por el nombre usado para Dios. Veamos a continuación los principales argumentos en favor de esta hipótesis, que lleva el nombre de Wellhausen, erudito alemán de la segunda mitad del siglo XIX. (a) Alternancia de los nombres Elohim y Yahweh para designar a Dios en sucesivas secciones. (b) Continuidad de cada pretendido documento examinado aisladamente.
(c) Diversidad de estilo, de vocabulario y de ideas en los diferentes documentos. (d) Dobletes, o pretendidos relatos contradictorios, indicadores de documentos distintos. La hipótesis en cuestión, nacida de una simple suposición, ha sufrido, de parte de los críticos mismos, numerosas modificaciones que tratan de resolver los problemas que ella misma ha suscitado. En la actualidad se pretende poder discernir los principales documentos que se mencionarán, y que hubieran sido utilizados para redactar el Pentateuco (aunque los críticos están bien lejos de concordar entre sí sobre una gran cantidad de puntos). (a) El autor que recibe el nombre de J (Jehovista o Yahwista, por dar a Dios el nombre de Yahweh) habría vivido en Judá alrededor del año 950-850 a.C. Hay críticos que dividen aún más esta «fuente», dando J' y J,. (b) El autor E (Elohísta, por dar a Dios el nombre de Elohim), se situaría hacia el año 750 a.C. (c) Después de la caída de Samaria, un «redactor» JE habría combinado J y E añadiendo de su cosecha. (d) El documento D comprendería la mayor parte de Deuteronomio. Éste sería el libro de la Ley «redescubierto» en el Templo, bajo Josías, el año 621 a.C. (2 R. 22:23). (e) U (de Holiness, inglés para santidad), es el nombre del «Código de Santidad» (Lv. 17-26), que trata de la pureza ceremonial; los críticos debaten si debe ser situado antes o después de Ezequiel. (f) P (de Priestly, inglés para sacerdotal), el llamado código sacerdotal, que habría sido redactado por los sacerdotes después del exilio, y que habría sido leído a la muchedumbre por Esdras (atribuyéndolo a Moisés) hacia el año 398 a.C. (g) Finalmente, uno o varios recopiladores habrían amalgamado todos estos heterogéneos componentes para producir el actual Pentateuco. Así, en palabras de los exponentes de esta postura: «al inicio del siglo II a.C., la ley formaba un todo completo, no suponiendo nadie, de una manera verosímil, su carácter compuesto. No nos arriesgamos si fijamos la fecha de su finalización en alrededor del s. 300 a.C.» (<£sterley y Robinson, Introduction to the Books of the Old Testament, p. 63; cfr. asimismo L. Gautier, Introduction a l'Ancien Testament; contrastar con los descubrimientos de Qumrán, cfr. QUMRÁN [MANUSCRITOS DEI, sección V, «cueva 1,
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ZQ», en el apartado Literatura bíblica, y sección VIII, Literatura bíblica, AT). Refutación. No faltan argumentos para mostrar la carencia de base e inverosimilitud de esta torre de hipótesis montada sobre hipótesis y lo alejado que está este esquema de los hechos. (a) Esta hipótesis implica la negación de la veracidad del AT en su práctica totalidad. No afecta solamente a detalles ocasionales o a ínfimas inexactitudes. El mismo Wellhausen lo reconoció así. (b) Se pretende que la Ley no llegó a constituir un todo completo hasta el inicio del siglo II a.C.; sin embargo, la versión LXX es la traducción griega del AT desde mediados del siglo III a.C., comenzando, desde luego, por el Pentateuco. Es insostenible la pretensión de que la redacción del Pentateuco hubiera estado apenas acabada sin que sus ilustres traductores conocieran este hecho. (c) El descubrimiento por parte de los «críticos» de tal multitud de «fuentes» para nuestro texto actual se remonta a 100 o 200 años como máximo (y vale la pena hacer constar que estos «descubrimientos» se han basado en un escepticismo previo de los «investigadores», y no al revés). Estos «críticos» deberían dar respuesta satisfactoria al hecho de que los judíos, tan estrictamente conservadores y tan leales a la persona y obra de Moisés, no se hubieran dado cuenta de que se le atribuía la paternidad de tantos documentos falsos, y de cómo llegaron a aceptar, sin protestar vehementemente, la imposición de todos estos diferentes cuerpos legislativos, con todas sus múltiples exigencias, y ello apelando falsamente al nombre de Moisés. En este contexto se pueden citar unos extractos del ya citado Eichhorn, que fue un célebre erudito racionalista alemán, no creyente en absoluto en la inspiración, pero que escribió lo siguiente acerca del tema de la pretendida falsificación de la historia bíblica: (A) «No surgen de la inventiva de un falsificador individual. Todo aquel que esté dotado de un conocimiento adecuado y que investigue con imparcialidad la cuestión de si los escritos del AT son genuinos tendrá que dar forzosamente una respuesta afirmativa. Ningún engañador hubiera podido falsificarlos todos. Esto es lo que proclama cada página del AT. ¡Qué variedad de lenguaje y de expresión! Isaías no escribe como Moisés, ni Jeremías como Ezequiel; y entre éstos y cada uno de los profetas menores hay puesta una gran sima que no se puede pasar. El edificio gramatical del lenguaje de Moisés presenta mucho que es
singular; en el libro de los Jueces aparecen provincialismos y barbarismos. Isaías se expresa en palabras ya formadas en una nueva forma; Jeremías y Ezequiel están repletos de arameismos. Recapitulando, cuando se pasa de escritores asignados a una época temprana a escritores de una época posterior, se halla en el lenguaje un declinar gradual, hasta que finalmente degenera en una mera forma de expresión aramea. »Vienen a continuación las discrepancias en el círculo de las ideas y de las imágenes. Los instrumentos de cuerda suenan fuerte cuando son tañidos por Moisés e Isaías; el tono es suave cuando es David quien los toca. La musa de Salomón brilla con todo el esplendor de una corte de gran lujo; pero su hermana, en hábitos sencillos, va vagando, como David, entre los arroyos y las riberas, en los campos y entre los rebaños. Hay poetas originales, como Isaías, Joel, Habacuc; otro copia, como Ezequiel. Uno se lanza al camino solitario del genio; otro se desliza por el camino que sus predecesores han dejado marcado. De uno destellan rayos de erudición, en tanto que su compañero no da evidencias de haber sido influenciado por una sola chispa de literatura. En los escritores más antiguos se transparenta claramente el colorido egipcio; en sus sucesores se van haciendo más y más pálidos, hasta que desaparecen. »Finalmente, se da, en maneras y costumbres, la más fina de las gradaciones. Al principio, todo es sencillo y natural, como lo que se puede apreciar en Homero, y entre los árabes beduinos hasta el día de hoy; pero esta noble simplicidad va perdiéndose gradualmente hacia el lujo y afeminamiento, desapareciendo al final en la espléndida corte de Salomón. »No se da en lugar alguno un salto repentino; en todo lugar el progreso es gradual. Nadie sino los ignorantes y los escépticos inconscientes pueden imaginar que el AT haya sido falsificado por un engañador. (B) »No son (los escritos del AT) el invento de muchos engañadores. »Pero alguien podría replicar: 'Quizá muchos falsificadores hicieron causa común y, en una misma época, en algún período posterior, prepararon los libros en cuestión.' Pero ¿cómo hubieran podido de una manera tan totalmente acorde con el progreso del entendimiento humano? Y, ¿cómo hubiera sido posible, en tiempos posteriores, recrear el lenguaje de Moisés? Esto va más allá de la capacidad humana. Finalmente, un escritor presupone la existencia de
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otro. No hubieran podido haber surgido al mismo tiempo; tienen que haber existido en sucesión. »Entonces se podrá aún objetar: 'Es posible que tales falsarios surgieran en tiempos distintos, y que fueran prosiguiendo hacia adelante en la introducción de libros supuestamente antiguos, desde allí donde se habían detenido sus engañosos predecesores. Es de esta manera que se podrían explicar todas las referencias a anteriores escritores; de esta manera podemos explicar la notable gradación existente en todas sus partes.' »Pero, en primer lugar, ¿cómo es posible que nadie hubiera descubierto el fraude, denunciándolo, y poniendo una marca de infamia sobre el falsificador, a fin de que la posteridad quedara libre de todo daño? ¿Cómo podía ser una nación engañada con frecuencia y en diferentes períodos? En segundo lugar, ¿qué propósito podía tener un tal engañador? ¿Acaso el de hacer una eulogias de la nación hebrea? En tal caso sus eulogias son las más duras de las sátiras porque, en base al AT, la nación hebrea ha actuado de una manera degradante. ¿Acaso quería degradarlos? En tal caso, ¿cómo consiguió imponer sus falsos libros sobre la misma nación a la que difamaba, y cuya historia de derrota y humillación bajo poderes extranjeros es relatada en palabras claras y duras?» (Johann O. Eichhorn, Introduction to the Old Testament, traducción al inglés de Stuart, citado en J. N. Darby: «The Irrationalism of Infidelity», PP. 202-203, en The Collected Writings of J. N. Darby, vol. 6, APOLOGETIC). A esto se debe añadir el capital reconocimiento que hacen todos los autores del AT y del NT, así como el mismo Señor Jesús, de la mosaicidad de los primeros libros de la Biblia. En base a las pretensiones de la llamada crítica moderna, todos estaban equivocados y sometidos a una serie de prejuicios que sólo el escepticismo moderno ha podido superar. (d) El Pentateuco Samaritano (véase PENTATEUCO SAMARITANO) representa un texto que, según se cree, fue llevado a Samaria después de la deportación de las diez tribus (722 a.C.), en la época de la construcción del templo del monte Gerizim (2 R. 17:28). Otra antigua tradición afirma incluso que se trata de una copia conservada en el reino del norte a partir del reino de Roboam. Sin embargo, el Pentateuco Samaritano (aparte de algunas diferencias textuales de muy pequeña extensión) es el mismo que el de la LXX y de los Masoretas; fue redactado mucho antes de lo que aceptan los críticos, derrumbándose con ello todas sus teorías
acerca de las fechas de redacción. Sería muy inverosímil pretender que los samaritanos, violentamente hostiles a los judíos, hubieran aceptado más adelante en su historia todo el código de leyes de manos de sus enemigos declarados. (e) Un argumento que presenta el erudito conservador Alfred Edersheim sosteniendo la antigüedad del Pentateuco es como sigue: «Los más superficialmente familiarizados con la moderna controversia teológica, son conscientes de que ciertos opositores de la Biblia han dirigido, de manera especial, sus ataques contra la antigüedad del Pentateuco, aunque no han llegado aún a un acuerdo entre ellos mismos acerca de qué partes del Pentateuco fueron escritas por diferentes autores, ni por cuántos, ni por quiénes, ni en qué épocas, ni cuándo, ni por quién fueron finalmente recogidas en un solo libro. Ahora bien, lo que nosotros alegamos en relación con ello es: que la legislación del Pentateuco presenta evidencias de su redacción antes de que el pueblo estuviera establecido en Palestina. Llegamos a esta conclusión de la siguiente manera: Supongamos que un código de leyes e instituciones sea preparado por un legislador práctico (porque es indudable que estaban en vigor en Israel): mantenemos que ningún legislador humano hubiera podido ordenar un sistema para una nación ya establecida tal y como el que hallamos en el Pentateuco. El mundo ha visto muchas constituciones especulativas de la sociedad preparadas por filósofos y teóricos, de Platón a Rousseau y Owen. Ninguna de ellas hubiera podido haberse adecuado a un estado de una sociedad ya establecida. Además, ningún filósofo hubiera jamás imaginado ni pensado leyes tales como las dadas en el Pentateuco. Seleccionando sólo unas pocas, casi al azar, hagamos que el lector piense en aplicar (a Inglaterra por ejemplo) disposiciones tales como la de que todos los varones tenían que comparecer tres veces al año en el lugar que el Señor eligiera, o las relacionadas con los años sabáticos o del Jubileo, o las que tratan de las esquinas de los campos, o las que prohiben la toma de usura, o las relacionadas con las ciudades levíticas. Entonces que cada uno medite con seriedad si tales instrucciones hubieran podido ser propuestas por vez primera en la época de David, de Ezequías o de Esdras. Cuanto más se piensa en el espíritu y en los detalles de la legislación mosaica, más crece nuestra convicción de que estas leyes e instituciones sólo hubieran podido ser introducidas antes de que el pueblo se estableciera realmente en la tierra. Hasta allí
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donde se sepa, esta línea argumental no ha sido propuesta; sin embargo, parece necesario que nuestros oponentes confronten esta dificultad preliminar y, pensamos, insuperable, que se enfrenta a su teoría, antes que se nos pida que demos respuesta a sus objeciones críticas» (A. Edersheim, «Sketches of Jewish Social Life» (Wm. Eerdmans, Grand Rapids, reimpr., 1984). Por su parte, Darby apostilla: «Raras veces se ha propuesto algo tan absurdo como que Josías o Hulda no sólo persuadieran a toda una nación a la aceptación de un sistema nuevo, como ya ha sucedido a lo largo de la Historia, sino que además les hicieran creer que ellos y sus antepasados siempre habían vivido bajo este sistema desde los tiempos inmemoriales de Moisés.» (Colleted Writings, vol. 6, APOLOGETIC, p. 204.) (f) Otro problema irresuelto por la tesis de Wellhausen es el del libro de Josué. Los críticos pretenden hallar en él, como en el Pentateuco, las «fuentes» J. E. D. P., y creen que tiene que formar parte del mismo conjunto. En tal caso, se suscita la pregunta de por qué los samaritanos no lo adoptaron con el Pentateuco. Además, las alusiones de Josué al libro de la Ley (Jos. 1:8; 8:31-32; 23:6) muestran con claridad que siempre ha formado una entidad separada. Es así que los judíos lo han considerado siempre, habiéndole dado en su canon un lugar bien diferenciado del de la «Ley». El término Pentateuco es equivalente a la expresión por la cual los judíos designaban «los cinco quintos de la Ley». (g) El profesor R. Dick Wilson presenta sólidos argumentos lingüísticos en favor de la mosaicidad del Pentateuco («Is High Criticism Scientific?» y «Scientific Investigation of the Old Testament»). En tanto que se hallan términos de origen persa en Crónicas, Esdras, Nehemías, Ester y Daniel, no se halla ninguno en el Pentateuco (a pesar de que el pretendido «Código Sacerdotal» sea atribuido a Esdras). Por otra parte, el profesor A. S. Yahuda ha señalado numerosas pruebas de la influencia egipcia en el lenguaje y forma de pensar del Pentateuco, lo que sólo se explica si el autor es Moisés. Está claro que hay en estos cinco libros diferencias de expresión, que son fácilmente explicables por los temas tratados y por los documentos utilizados. «No es científico rebuscar entre pasajes especiales, como las genealogías, los contratos solemnes, o las ordenanzas rituales, y agruparlos postulando un autor diferente, bajo el pretexto ¡de que el vocabulario utilizado es diferente!» (Manley, «Nouveau Manuel de la Bible», p. 131).
(h) A lo largo de la Biblia, la revelación es progresiva. Es cierto que los salmistas y los profetas recibieron datos más precisos acerca de la salvación, del Mesías, del porvenir y del más allá. Pero se debe observar que en el llamado «protoevangelio» de Gn. 3:15 ya había implícito todo un contenido que después se desarrolla en las siguientes revelaciones de Dios al hombre: (A) la destrucción del poder de la serpiente, (B) por la simiente de la mujer. En realidad, este pasaje es una síntesis maestra de la obra maestra de salvación que iba a llevar a cabo Dios hecho hombre y nacido de una virgen sin intervención de padre alguno. Este hecho evidente de explicitación de las doctrinas es contradictorio con la atribución de una fecha tan tardía a los pretendidos «documentos». (i) La existencia de las leyes e instituciones del Pentateuco en época temprana queda testificada por las numerosas alusiones que se hallan en los profetas más antiguos. Para no verse obligados a admitir que estas leyes e instituciones existían ya bien antes del siglo VIII a.C., se alega que estos pasajes han sido introducidos tardíamente, por interpolación en las obras proféticas auténticas; pero no se tiene ni una sola prueba genuina en favor de esta afirmación. Además, el examen de los libros de los profetas da evidencia de que estas alusiones al Pentateuco están ligadas de una manera indisoluble con su contexto, constituyendo una parte esencial del discurso de estos siervos de Dios. (j) La hipótesis del origen tardío de las instituciones judías forma parte de una falsa concepción de la civilización antigua en la época de Moisés. La teoría de la evolución, que hoy en día es muy combatida, estaba en boga hace 125 años, e influenció una gran parte de la teología. Se creía que Moisés ignoraba el arte de la escritura, y que no tuvo a su disposición nada con lo que mantener registros escritos por sí mismo; sin embargo, se ha demostrado ya que la escritura estaba bien extendida en el mundo antiguo desde muchos siglos no sólo antes de Moisés, sino antes del mismo Abraham. Se pensaba que era imposible dar a tribus semisalvajes un código de leyes y un ritual tan elaborado como el del Pentateuco; por ello, se pretendía que todo lo que estuviera desarrollado desde el punto de vista social, legal, religioso y espiritual tenía que ser forzosamente tardío. Desde entonces, las modernas investigaciones históricas y arqueológicas han demostrado que tanto los babilonios como los egipcios, y otros reinos locales o de carácter regional, poseían una
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civilización, legislación y ritual sumamente detallados antes del surgimiento de Moisés. Es innegable que los israelitas tenían una plena capacidad para recibir en Sinaí las leyes y normas dadas por Dios por medio de Moisés. Vino a recibir también una nueva revelación de un Dios que es Espíritu, santo, misericordioso, único, con el que la nación entró en una nueva relación por medio del Pacto. Así Moisés vino a ser el mediador del Pacto y el expositor de las grandes verdades de las que vino a ser depositario Israel para ser testigo de ellas a toda la humanidad. (Véanse MOISÉS, HAMMURABI, ALTAR, SACERDOTE, TABERNÁCULO, TEOCRACIA.) nom, PENTATEUCO tip, LIBR ARQU CRIT ver, INSPIRACIÓN, MARDIKH, NUZU, SUMER, MOISÉS, PEREGRINACIÓN POR EL DESIERTO, ALTAR, PENTATEUCO (II), QUMRÁN, PENTATEUCO SAMARITANO vet, ... Continua Desde el punto de vista literario, se pueden aducir todavía algunas objeciones a la «teoría documental». (a) Es imposible diferenciar los documentos basándose estrictamente en el principio de que ciertos términos característicos denuncian distintos redactores. Consideremos, por ejemplo, el empleo de diferentes nombres de Dios (idea que engendró esta hipótesis). El término Yahveh (traducido como Jehová) indicaría el documento J. Según esta teoría, este nombre, en Génesis, no debería estar en los documentos atribuidos a E y a P. Sin embargo, sí se halla (Gn. 5:29; 7:16; 14:22; 15:1, 2; 17:1; 20:18; 21:1 b, 33; 22:11, 14, 15, 16; 28:21). Por otra parte, el nombre Elohim (Dios) no debería hallarse en el pretendido documento J; sin embargo, se halla allí (Gn. 3:1-5; 4:25; 6:2, 4; 7:9; 9:26, 27; 33:5, 11; 43:14, etc.). Ello para no hablar del frecuente uso que se hace de la combinación de ambos nombres: Jehová Dios (Gn. 2:5, y en total once veces en este solo capítulo). Estos ejemplos, extraídos sólo de Génesis, y que sólo tratan de dos términos característicos, son suficientes para anular este pretendido criterio. Se intenta justificar la presencia de estos casos suponiendo que el compilador los introdujo a propósito en el texto, o que los sacó de otro documento. Se argumenta en ocasiones que el redactor de J empleó «con discernimiento» el término Elohim (Dios), argumento que en realidad
destruye la teoría de los documentos. En efecto, si el redactor se pudo servir a propósito de tal expresión, pudo haberla empleado voluntariamente cada vez. Esto es lo que afirman los defensores de la mosaicidad del Pentateuco. Se puede afirmar que estas expresiones convienen al contexto y que están allí porque éste ha sido el designio del redactor. Elohim designa a Dios como Creador y sustentador del universo y dueño de todas las criaturas. Yahveh evoca al Dios de gracia y que se revela al hombre (véase DIOS [NOMBRES DE]). Por otra parte, es insostenible la pretensión de que «El» y «Yah» fueran términos tardíos para referirse a la deidad. Hay evidencias claras del uso de estos nombres en descubrimientos arqueológicos de tabletas de arcilla escritas en cuneiforme de antes de la época de Abraham (véase MARDIKH [TELL]). (b) El argumento de la continuidad que presenta cada documento por separado no resiste el examen. Documento J: Se pretende que el relato que acaba en Gn. 4:25, 26 se reanudaría en 5:28 b, 29; 6:(14) 5-8; de allí, pasaría a 7:1-5. Así, J no daría más que unos fragmentos separados, ignorando totalmente el origen del arca. Se asigna también a J: Gn. 10:21, 25-30; 11(1-9), 28-30; 12:1-4 a. Pero, en tal caso ¿quiénes eran Taré, Harán y Abram? El relato no tiene nada de seguido. Veamos el documento P: el redactor P es el supuesto expositor de la creación (Gn. 1:1-2:4 a); así, dice en el versículo 31 del capítulo 1: «vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera». Después, una vez establecida la genealogía de Adán (Gn. 5:1-28 a), P declara de repente: «Se corrompió la tierra delante de Dios» (Gn. 6:11). ¿Cómo se corrompió, si P desconoce el episodio de la caída? El relato de los inicios de la vida de Abram queda asimismo cortado en porciones. En un texto atribuido a J, se atribuyen a P (¿por qué razones?) los siguientes versículos: Gn. 11:27, 31, 32; 12:4 b, 5; 13:6, 11 b, 12 a; 16:1 a, 3, 15, 16, 17. Los que creen en la mosaicidad del texto pueden, en cambio, demostrar la unidad del argumento, la ilación lógica de las ideas, el equilibrio de las partes, la gradación del relato. Lo que se afirma en este sentido es mucho más admisible que el inverosímil despiece en el que desemboca «el ejercicio de un ingenio mal dirigido» de los críticos (para citar una expresión del profesor Orr, «Problem of the OT», p. 237). Citando aún otro ejemplo a propósito de ello, Gn. 37 se convierte en un rompecabezas de 26 fragmentos, de los que tres
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no son más que un fragmento de versículo (¡!). Sobran los comentarios. (Véase GÉNESIS.) (c) La teoría de los relatos paralelos, de estilos y por ello de autores diferentes, se muestra falsa, precisamente en el único caso en que puede ser controlada por pruebas externas. Se pretende que en el relato del diluvio aparece dos veces la descripción del cataclismo, en tres versículos sucesivos: «.. aquel día fueron rotas todas las fuentes del grande abismo, y las cataratas de los cielos fueron abiertas» (Gn. 7:11, «documento P»); y «al séptimo día las aguas del diluvio vinieron sobre la tierra... y hubo lluvia sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches» (Gn. 7:10 y 12, «documento J»). Según se dice, habría aquí dos estilos diferentes: uno lleno de vida, de poesía; el otro árido, limitándose a informar de los hechos. Pero los babilonios y los asirios nos han transmitido un relato del diluvio; comparándolo con el de Génesis, presenta las mismas repeticiones que se han pretendido como «relatos paralelos» cuando se trataba de Génesis; se encuentran las mismas variaciones de estilo en los pasajes correspondientes de la narración asirobabilónica. Así, las diferencias de estilo no constituyen ninguna dificultad para los que aceptan la paternidad mosaica del Pentateuco: la variedad de temas tratados comporta forzosamente las diversas maneras en que se tratan. (d) Las pruebas externas anulan asimismo el argumento de las pretendidas contradicciones de los «paralelos». Según el «documento P», Dios advertiría a Noé de la inminencia de un diluvio de aguas (Gn. 6:17), pero no le revelaría sus causas: nieve, lluvia, o una ola de aguaje. En cambio, según el «documento J», Dios habría advertido a Noé que entrara en el arca, porque siete días más tarde Él haría llover sobre la tierra durante cuarenta días y cuarenta noches (Gn. 7:4). Sin embargo, el relato asirio apoya aquí la estructura del hebreo: no se trata de dos relatos diferentes, sino de acontecimientos sucesivos. En efecto, en el relato asirio, como en Génesis, el hombre es primero advertido que construya una nave para escapar a la muerte por las aguas; más tarde, en ambos casos, se precisa que el cataclismo vendrá en forma de lluvia. El relato de Génesis evidentemente no refleja una mera tradición transmitida por los hebreos, sino recogida por escrito bajo inspiración. Su sobriedad contrasta violentamente con el contenido del relato asirobabilónico. La postura que se basa sobre estas pretendidas contradicciones y diferencias de estilo, con el fin de asignar el texto a autores diversos, no resiste un examen detenido. Para una
consideración completa de toda esta cuestión véase la bibliografía que se da a continuación. (Para un análisis de los relevantes descubrimientos del mar Muerto, incluyendo fragmentos de Levítico del siglo V a. C., véase QUMRÁN [MANUSCRITOS DE.) Bibliografía: Aalders, G.: «A Short introduction to the Pentateuch» (Intervarsity, s/f); Allis, O. T.: «God Spake by Moses» (Presbyterian and Reformed, Philadelphia, 1958), Allis, O. T.: «The Five Books of Moses» (Reformed and Presbyterian, Philadelphia, 1969), Allis, O. T.: «The Old Testament, Its Claims and his Critics» (Presbyterian and Reformed, Nutley, N. J., 1972); Darby, J. N.: Escritos acerca del Pentateuco, su paternidad mosaica y antigüedad, véanse «The Collected Writings of J. N. Darby», vol. 6, PP. 201-209, 267-269; vol. 9, PP. 360-370; vol. 23, PP. 82-114; vol. 29, PP. 65-66; 69-71 (Kingston Bible Trust, Lancing, Sussex, 1964); Hocking, W. J.: «The Lord's Testimony to the Mosaic Authorship of the Pentateuch» en The Bible Treasury abril-junio 1892 (H. L. Heijkoop, Winschoten, Holanda, reimpr , 1969), Keil y Delitzsch: «Commentary on the Old Testament: The Pentateuch» (Wm. Eerdmans, Grand Rapids, reimpr 1981) Kelly W.: «The Pentateuch and its Critics» en The Bible Treasury, dic. 1912-junio 1913, Lewis, C. S.: «Modern Theology and Biblical Criticism», en Christian Reflections (Wm. Eerdmans, Grand Rapids, 1967), M'Caul, A., D. D.: «Positive Testimony to the Pentateuch», en The Bible Treasury, sept 1904 mayo 1905. McDowell J.: «Evidencia que exige un veredicto» Vol. II (Clie, Terrassa, 1988); Whitfield, E. W.: «The Vatican and the Criticism of the Pentateuch», en The Bible Treasury, sept. 1906; Wiener, H. M. y Kyle, M. G.: artículo «Pentateuch», en ISBE, vol. IV, PP. 2298-2312 y 2312A-2312D (Wm. Eerdmans, Grand Rapids, 1946); Wilson, R. D.: «A Scientific Investigation of the Old Testament» (Marshall Ltd., Londres, 1926); Young, E.: «Una introducción al Antiguo Testamento» (T.E.L.L. Grand Rapids, 1964). nom, PENTATEUCO SAMARITANO tip, LIBR ver, PENTATEUCO (II), MASORETAS
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vet, Los samaritanos poseían el Pentateuco hebreo mencionado por Jerónimo, Eusebio y otros de los llamados Padres de la Iglesia. En 1616 Pietro della Valle consiguió comprar una copia a los samaritanos de Damasco, que pasó en 1623 a la Biblioteca del Oratorio en París. A fines del siglo XVIII habían llegado a Europa otras quince copias más o menos completas, a las que posteriormente se añadirían otras. Morin (Morinus), que publicó en 1632 el Pentateuco Samaritano, estimó que el texto samaritano era muy superior al de los masoretas (Véase MASORETAS). Durante casi dos siglos hubo controversias acerca de este tema. En 1815, Gesenio, un célebre hebraísta, una vez hubo examinado minuciosamente el texto samaritano, declaró que en realidad era muy inferior al texto masorético, y de un valor crítico mediocre. La mayor parte de los rollos samaritanos, conteniendo el Pentateuco completo o ciertas partes de él, no es considerada anterior al siglo X de la era cristiana; uno o dos de ellos, que se conservan en Nablus (la antigua Siquem) son considerados más antiguos. Los diversos rollos samaritanos están escritos en caracteres análogos a los de las monedas de la época de los macabeos, que los judíos empleaban antes de la introducción del hebreo cuadrado, aunque presenta diferencias. El texto samaritano difiere frecuentemente del texto hebreo de los masoretas. En Dt. 27:4, Moisés ordena al pueblo que levante, cuando haya atravesado el Jordán, grandes piedras sobre el monte Ebal, y encalarlas, para escribir sobre ellas la Ley. Con el fin de aumentar la veneración por su montaña sagrada, los samaritanos reemplazaron en su texto el término Ebal por el de Gerizim; hay otras variantes de menor importancia. La mayor parte de ellas provienen de errores fortuitos de escribas, aunque hay algunas que tienen que ser atribuidas a alteraciones deliberadas. Hay alrededor de 2.000 pasajes en los que el texto samaritano concuerda con la LXX y no con las lecturas hebreas, lo que indica que los traductores de la LXX trabajaron con un texto hebreo muy análogo al de los samaritanos. La fecha en que los samaritanos entraron en posesión, y las circunstancias en que lo hicieron, se transforman en una asunto muy interesante y de mucho peso en la cuestión de la antigüedad del Pentateuco. Según una tradición antigua aún muy acreditada, lo copiaron de un escrito sagrado que se poseía con anterioridad al cisma del año 931 a.C. (bajo Roboam). Según otra tradición, el Pentateuco les habría venido con el sacerdote
encargado de instruir a los colonos traídos de Asiria para repoblar Samaria después de la deportación de los israelitas, hacia el año 722 a.C. (2 R. 17:28). También se piensa que el Pentateuco Samaritano hubiera podido ser llevado allí por un sacerdote renegado en la época de la construcción del templo de Gerizim (Ant. 11:7-8). Pero incluso aceptando una fecha tan tardía como la de Senballat y Manasés, esto es, la época de Nehemías (cfr. Neh. 13:28), hay importantes consecuencias con respecto a la antigüedad del Pentateuco: Este hecho no sólo certificaría que el Pentateuco ya existía íntegro entonces, sino también que no era ni podía ser una compilación de aquellos tiempos. Manasés, que era de la línea del sumo sacerdote, quedó excluido de esta función debido a que rehusó separarse de su esposa pagana tal y como la Ley lo demandaba. En lugar de protestar contra la Ley como no genuina, pasó a mantener su yugo sobre sus partidarios samaritanos. Esta conducta sólo puede ser explicada por la firme convicción de Manasés de la genuinidad del Pentateuco. Fuera como fuera, el Pentateuco existía entonces, y fue preservado en una línea de copia independiente por los samaritanos. No se debe confundir el Pentateuco Samaritano con una versión del Pentateuco al dialecto samaritano de los inicios de la era cristiana. Los samaritanos poseen asimismo una versión árabe del Pentateuco fechada en los siglos XI o XII d.C., y otros escritos bíblicos. Bibliografía: Davidson, S.: «Treatise on Biblical Criticism» (1852); Hengstenberg, E. W. (1827-69): «Authentie des Pentateuches». Thompson, J. E. H.: «Pentateuch, the Samaritan» artículo en ISBE, vol. IV PP. 2313-2318 (Wm. Eerdmans, Grand Rapids, 1946). Véase también Bibliografía en el artículo PENTATEUCO. nom, PENTECOSTÉS o FIESTA DE LAS SEMANAS. tip, CALE ver, LENGUAS, ESPÍRITU SANTO, IGLESIA, CREACIÓN (Nueva), SÁBADO vet, La segunda de las tres solemnidades anuales (Pascua, Fiesta de las Semanas y Fiesta de las Cabañas o de los Tabernáculos) en las cuales todos los varones israelitas se debían presentar en el santuario. Era la primera de las fiestas que tenía
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que ver con la cosecha (Éx. 34:22, 23; 2 Cr. 8:12, 13; 1 R. 9:25). Recibía el nombre de Fiesta de las Semanas porque su fecha estaba fijada en siete semanas después de la ofrenda de la gavilla de cebada (Lv. 23:15, 16; cfr. Dt. 16:9, 10). La gavilla era mecida al día siguiente de un sábado (Lv. 23:11). La opinión más acreditada sitúa este día en el primer día de la Fiesta de los Panes sin levadura. Así lo presenta la LXX (Lv. 23:7, 11), al igual que los organizadores de los servicios del templo de Zorobabel (Ant. 3:10, 5). Así, la Fiesta de las Semanas tomó el nombre de Pentecostés debido a que se celebraba en el día quincuagésimo a partir del mecido de la gavilla (en gr. «Pentecostés» significa «quincuagésimo»; cfr. Hch. 2:1). También recibía el nombre de fiesta de la siega, o día de las primicias, por cuanto la siega del trigo acababa casi en toda Palestina en este tiempo, y se procedía a ofrendar dos panes de trigo nuevo (Éx. 23:16; 34:22; Nm. 28:26). En este día se suspendía todo trabajo: había una solemne convocación (Lv. 23:21; Nm. 28:26; Lv. 23:17, 20; cfr. Lv. 34:22; Nm. 28:26; Dt. 16:10). Además de los dos panes simbólicos, se ofrecía un holocausto de diez animales; se inmolaba asimismo un macho cabrío en ofrenda de expiación y dos corderos en sacrificio de acción de gracias (Lv. 23:18, 19). En Israel la fiesta no duraba más que un día, pero los judíos que residían fuera del país la celebraban dos días seguidos. Durante Pentecostés, como durante las otras fiestas, los israelitas debían hacer presentes a los pobres (Dt. 16:11, 12). En una época tardía, los rabinos alegaron una relación, que no se menciona en el AT, entre la fecha de la promulgación de la Ley en el Sinaí y Pentecostés. Pero no se puede demostrar que la Ley de Moisés fuera dada exactamente cincuenta días después de la salida de Egipto. El Pentecostés más decisivo fue el que tuvo lugar después de la resurrección y ascensión de Cristo. A la hora tercia (hacia las 9 de la mañana), el Espíritu Santo descendió sobre los apóstoles y sobre alrededor de ciento veinte discípulos (Hch. 2:15-21). Así es como fue fundada la Iglesia. El Espíritu Santo fue dado, sin distinción de edad, de sexo o de condición social, a todos los que estaban reunidos en el aposento alto (Hch. 2:1-4, 14-21). (Véase LENGUAS [DON DE].) En el pasado, el Espíritu había sido otorgado con poder a los profetas y a ciertos creyentes, pero el primer Pentecostés cristiano marca el inicio de la dispensación del Espíritu. Desde aquel entonces, los dones del Espíritu Santo son dados a los
creyentes, sellados por Él, y son en consecuencia exhortados a ser llenos de Él (Hch. 1:8; 2:38-39; Ef. 1:12-13; 5:18), y ello sin la observancia de ritos particulares. Dios había suscitado en el pasado al pueblo de Israel, al que se reveló de una manera especial. En la actualidad, en esta nueva dispensación, el Señor actúa por medio de la Iglesia, de la que el Espíritu es el vínculo de unión, fortificándola, acrecentándola y edificándola sobre la tierra (Hch. 2:39; Ef. 1:22, 23; véanse ESPÍRITU SANTO, IGLESIA). Es de destacar que la misma Ley de Moisés haya situado esta fiesta tan importante al día siguiente de un sábado (en efecto, el día cincuenta caía el día después de siete sábados). De la misma manera, la resurrección de Cristo y el descenso del Espíritu, con la consiguiente fundación de la Iglesia, tuvieron lugar en el primer día de la semana, día característico de la nueva creación (véanse CREACIÓN [NUEVA] y SÁBADO). nom, PEÑA. Véase ROCA. nom, PEOR tip, MONT DIOS ver, DIVINIDADES PAGANAS sit, a3, 599, 57 vet, = «abertura, grieta». (a) Monte de Moab, frente al desierto (Nm. 23:28). Desde lo alto de esta cumbre se veía Sitim y el campamento de los israelitas (Nm. 24:2). En la época de Eusebio y de Jerónimo, se seguía llamando Peor a una montaña que se elevaba frente a Jericó, por el camino de Hesbón, por encima o al este de Livias, que en la actualidad recibe el nombre de Tell er-Rãmeh. Así, Peor debía ser uno de los picos de la cadena de los Abarim, cerca del Wadi Hesbãn. (b) Divinidad moabita, que recibía frecuentemente el nombre de Baal-peor (señor de Peor); recibía culto sobre el monte Peor (cfr. Nm. 25:18; 31:16; Jos. 22:17). (Véase DIVINIDADES PAGANAS, a.) nom, PEPINO tip, ALIM FLOR vet, (heb. «kisshu'»). Planta cucurbitácea que consumían los israelitas en Egipto y que desearon ansiosamente cuando, en la peregrinación por el desierto, se vieron privados de ella (Nm. 11:5).
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Se trata del «Cucumis chate», muy corriente en Egipto y más dulce que el pepino ordinario, el «Cucumis sativus». Se cultivaba en los huertos de la tierra de Israel (Is. 1:8; cfr. Baruc 6:69). Estas dos especies crecen en la actualidad en Israel. nom, PERDICIÓN tip, DOCT ver, CASTIGO ETERNO vet, Hay una treintena de palabras hebreas y seis griegas que se traducen «destrucción» o «perdición» (gr. «apoleia»). Algunas de ellas se aplican a pérdida o devastación experimentada en esta vida, y otras a una perdición futura y eterna. No hay sugerencia alguna en las Escrituras a ninguna aniquilación en ninguno de los pasajes, como tampoco hay aniquilación en el reino de lo material. Hay pasajes en los que se habla de la destrucción como un estado de existencia: «El Seol y el Abadón (destrucción) están delante de Jehová» (Pr. 15:11) «El Seol y el Abadón nunca se sacian» (Pr. 27:20). En el NT se habla de «la perdición de los hombres impíos» (2 P. 3:7), y «de aquellos que retroceden para perdición» (He. 10:39). Se expone que es «espacioso el camino que lleva a perdición» (Mt. 7:13). El traidor que entregó a Jesús era «hijo de perdición» (Jn. 17:12) apelativo que recibe también el Inicuo que se ha de manifestar como el Anticristo en el futuro (2 Ts. 2:3). También la bestia está «para subir del abismo e ir a perdición» (Ap. 17:8). En 2 Ts. 1:9 se expresa el carácter de esta perdición y su duración: es una eterna exclusión de la presencia del Señor. Para un examen más completo de lo que comporta esta eterna exclusión de la presencia de Dios, de lo inenarrable del sufrimiento y desesperanza de la perdición, véase CASTIGO ETERNO. nom, PERDIZ tip, FAUN AVES ALIM vet, (heb. «Kõrê», «el vocinglero»). Ave silvestre que los cazadores perseguían por los montes de Israel (1 S. 26:20). La perdiz enjaulada servía de reclamo (Eclo. 11:30). Jeremías habla de la perdiz empollando huevos no puestos por ella (Jer. 17:11). Según los exegetas, este pasaje es oscuro y de difícil traducción. Se halla en Israel la perdiz del desierto («Ammoperdrix heyii»). Es la única especie extendida por En-gadi, en el desierto donde estaba David cuando se compara con una perdiz
perseguida. Hay otra especie, la «Caccabis chukar», por las zonas montañosas de Judea y Samaria. Se trata de una variedad de la perdiz griega, «Caccabis saxatilis», de menor tamaño. nom, PERDÓN tip, DOCT ver, EXPIACIÓN vet, Hay cuatro términos heb. que se traducen perdón: (a) «kaphar», «cubrir» (Dt. 21:8; Sal. 78.38, Jer. 18.23). Este término se traduce también «expiación» (véase EXPIACIÓN). (b) «Nasa», llevar, quitar (culpa). Fue usada por los hermanos de José cuando le pidieron que les perdonara (Gn. 50:17; Dios la usa al proclamar que Él es un Dios «que perdona la iniquidad la rebelión y el pecado»: Éx. 34:7; Nm. 14:18) y al describir la bienaventuranza del hombre, «cuya transgresión ha sido perdonada, cubierto su pecado» (Sal. 32:1). (c) «Salach», «perdonar», se usa sólo del perdón que da Dios. Se emplea con referencia al perdón relacionado con los sacrificios: «obtendrán perdón (Lv. 4:20, 26), «será perdonado (Lv. 4:31, 35; 5:10, 13, 16, 18, etc.). Aparece en la oración de Salomón en la dedicación del Templo (1 R. 8:30, 34, 36, 39, 50). También en el Sal. 103; Jer. 31:34; 36:3; Dn. 9:19. En el NT se usan varios términos: (a) «aphesis», de «aphiêmi», «enviar de, liberar, remitir», que se traduce en varias ocasiones «remisión». (b) «Aphiêmi» se traduce «perdonar» que además de «despedir», «entregar», «remitir», se traduce también por el verbo «perdonar». (c) «Apoluõ», que además de significar «dejar», «despedir», etc., se traduce también «perdonar». (d) «Pheidomai», «dejar», «escatimar», se traduce también como «ser indulgente» y «perdonar». (e) «Charizomai» se traduce, en varias ocasiones, como «perdonar» (entregar, dar, conceder, dar gratuitamente). Todas estas palabras se aplican al perdón concedido por Dios, así como al dado por una persona a otra. Hay varios aspectos del perdón que nos son presentados en las Escrituras: (a) La mente y el pensamiento de Dios mismo hacia el pecador al que Él perdona. Sobre la base del sacrificio de Cristo, Dios no sólo deja de considerar culpables a aquellos que tienen fe en la sangre de Cristo, sino que además les concede Su favor. «Nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones» (He. 10:17). Así, todo sentido de imputación de pecado desaparece de la mente de
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Dios. «Dios también os perdonó a vosotros en Cristo» («echarisato», perdonado en gracia; Ef. 4:32). Igualmente en el AT: «Yo sanaré su rebelión, los amaré de pura gracia» (Os. 14:4). (b) El culpable es liberado, perdonado. «Para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados» (Hch. 26:18). «Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones» (Sal. 103:12). «Vuestros pecados os han sido perdonados por su nombre» (1 Jn. 2:12). Esto es cierto de todos los cristianos: que sus pecados les han sido perdonados. Hay otro concepto incluido en el perdón de los pecados, esto es, que al tener redención en Cristo, lo que introduce al creyente a un nuevo estado, se olvida todo el pasado de culpa, y es eliminado de él, de manera que no hay obstáculo alguno para el goce de aquello a lo que introduce la redención. El principio general en cuanto al perdón aparece en 1 Jn. 1:9: «Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad». Ello involucra honestidad de corazón, tanto si se trata de un pecador que acude por vez primera a Dios, o de uno que ya es hijo de Dios, y que ha contristado el corazón del Padre al pecar. Los dos aspectos anteriormente mencionados se dan también aquí. La fidelidad y justicia de Dios en perdonar, y nuestra purificación de toda injusticia. Dios es fiel a Su propio carácter de gracia revelado en Su Hijo, y justo por medio de la propiciación que Él ha hecho. (c) Si un cristiano es «excomunicado» de la comunión de la iglesia, y se arrepiente, es perdonado y restaurado (2 Co. 2:7, 10). Esto, naturalmente, es distinto del acto de Dios en el perdón de los pecados, y puede recibir el nombre de perdón administrativo en la iglesia; y si la actuación en disciplina es conducida por el Espíritu, queda ratificada en el cielo (cfr. Jn. 20:22, 23). Esto es totalmente diferente de cualquier pretendida «absolución» que pueda ser pronunciada pretendiendo un poder para el perdón judicial o paternal de los pecados, lo cual es competencia exclusiva de Dios, bien acogiendo al pecador arrepentido, bien perdonando al hijo extraviado. (d) Hay también el perdón «gubernamental» en relación con el gobierno de Dios aquí en la tierra en el tiempo, tanto por parte de Dios como entre los mismos creyentes, unos a otros (Is. 40:1, 2; Lc. 17:3; Stg. 5:15, 16; 1 Jn. 5:16). Somos llamados a perdonarnos unos a otros; si nos entregamos a un espíritu duro e implacable, no debemos esperar
que nuestro Padre nos perdone en Sus tratos en gobierno (Mt. 6:14, 15). nom, PEREA tip, PAIS sit, a3, 570, 25 vet, (gr.: «el país de más allá»). País entre el Jaboc y el Arnón, al otro lado del Jordán (Guerras 3:3, 3); cfr. el sentido y la situación de Abarim. El nombre de Perea servía asimismo para designar un territorio más vasto, ya que Josefo afirma que Gadara, a orillas del Yarmuk, era la capital de Perea (Guerras 4:7, 3). nom, PEREGRINACIÓN POR EL DESIERTO ver, RAMESÉS, HICSOS, EGIPTO, ÉXODO vet, Las experiencias de los israelitas en su estancia en el desierto, desde su salida de Egipto hasta su entrada en Canaán, durante cuarenta años. Los israelitas fueron siempre dirigidos por Dios en cuanto a sus viajes y cuándo y dónde plantar y levantar el campamento, haciéndolos andar errantes debido a su pecado (cfr. Nm. 32:13). (a) Límites y extensión del desierto. Este gran país desértico presenta la forma de un triángulo, cuya base está constituida por la costa sureste del Mediterráneo y por la frontera meridional con Palestina. Su límite occidental está formado por las depresiones en las que se hallan el golfo de Suez y los lagos Amargos. El lado oriental corre a lo largo del golfo de Ákaba y de la depresión del Arabá. La base del triángulo mide alrededor de 322 Km., y su superficie es de alrededor de los 57.000 km2. Este territorio podría llamarse «desierto de las peregrinaciones», en árabe Bãdiyat et-Tîh, término éste que tan sólo se aplica a la altiplanicie situada al norte del Sinaí. Los pueblos de la antigüedad evitaban estas regiones estériles. Los israelitas fijaron los limites meridionales de la Tierra Prometida en la vecindad inmediata de este territorio. Los egipcios mantenían fortificaciones hasta allí donde comenzaba esta zona de desierto. (b) Las cuatro regiones características de este territorio triangular. (A) La parte arenosa, que se extiende como una franja a lo largo del Mediterráneo, desde Filistea hasta la frontera con Egipto y más allá. Esta franja gira hacia el sur, rebasa Suez a unos 16 Km. y se corresponde con el desierto de Shur (Gn. 16:7).
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(B) Al norte y al centro, el triángulo está constituido por una altiplanicie calcárea, árida, con una altura entre los 600 y 762 m.; desciende hacia la zona arenosa de la costa mediterránea, y está cubierta de colinas al noreste. Una cadena de montes de 1.220 metros y más de altura encierra el resto del perímetro. Esta cadena recibe en la actualidad el nombre de Jebel et-Tîh. En medio de este vasto territorio desértico hay lechos de torrentes que sólo llevan agua cuando se dan lluvias. La altiplanicie calcárea, con sus ramificaciones montañosas al noreste, se llamaba desierto de Parán (Nm. 10:11, 12; 13:26; 1 S. 25:1). Los israelitas vagaron por esta región durante treinta y ocho años. A esta región, situada entre Horeb y Cades, se la llama «aquel grande y terrible desierto» (Dt. 1:19). Sin embargo, los wadis tienen algo de vegetación, especialmente después de las lluvias. En los alrededores de Cades, y a lo largo del Arabá, hay numerosas fuentes cuya agua puede ser aprovechada cavando pozos. (C) Unos estratos de arenisca cruzan la península, al sur de la cadena de Jebel et-Tîh. Esta zona, también arenosa, tiene una altura de alrededor de 457 m. Es muy rica en yacimientos minerales. (D) La cuarta región del triángulo consiste en macizos calcáreos cerca del monte Sinaí. (c) La peregrinación de cuarenta años en el desierto. El registro bíblico afirma en varias ocasiones que había entonces seiscientos mil israelitas por encima de los veinte años de edad, lo que implicaría una población de unos dos millones de personas. Esta multitud subsistió en el desierto gracias a la ayuda y milagros de Dios. Cuando el pueblo estaba a punto de entrar en Canaán, Moisés les recordó que durante todas sus peregrinaciones Dios los había traído «como trae al hombre a su hijo» (Dt. 1:31). El milagro del maná se produjo por vez primera en el desierto de Sin, renovándose cotidianamente durante cuarenta años, hasta llegar a la frontera de Canaán (Éx. 16:1, 4, 14, 15, 35). El milagro de las codornices, dado como señal, fue limitado en el tiempo (Éx. 16:12, 13). En Refidim hallaron agua (Éx. 17:3-4). En el segundo año se les volvió a dar codornices durante un mes (Nm. 10:11; 11:4-6, 31). Al final de los cuarenta años, en Cades, Dios hizo salir agua de la roca (Nm. 20:2-11). Sin embargo, el pueblo sufrió mucho en el desierto, especialmente debido a sus murmuraciones y a su resistencia a Dios (Dt. 1:19; 8:15; Éx. 17:1, 2, 3; Nm. 20:2; 10:33 y 11:1, 34, 35; 21:4, 5, 6; Dt. 8:12-18). Ello no obstante, en
último término el Señor pudo decir a Israel: «nada te ha faltado» (Dt. 2:7). El relato bíblico muestra que el maná que los israelitas desdeñaron era un alimento suficiente, y que el agua les fue siempre facilitada, aunque alguna vez fue probada su fe acerca de ella. Notas importantes acerca del agua: (A) los camelleros egipcios, en caso necesario, se abstienen de agua de la mañana hasta la tarde, cuando acompañan a viajeros a las regiones arenosas. El doctor Robinson informa que su guía árabe bebía la leche de las camellas, y que sus animales, tanto las ovejas como las cabras, pueden pasarse sin agua hasta tres y cuatro meses si pueden disponer de pasto (Researches 1.150). Es indudable que los israelitas transportaban odres llenos de agua, que llenaban en cada ocasión. En Éxodo (Éx. 15:22) se señala que al comenzar el viaje tenían agua para tres días de marcha. Los wadis secos o la llanura árida ocultan frecuentemente fuentes o corrientes de agua subterráneas que los israelitas hubieran podido aprovechar. Según el geólogo Fraas, los llamados pozos de Moisés, que se hallan en el desierto a poca distancia de Suez, son alimentados por una corriente de aguas subterráneas que provienen de los montes de er-Rahah, a una distancia de 16 a 22 Km. El wadi Gharandel, generalmente identificado con Elim, tiene una de estas corrientes subterráneas, a la que recurren los árabes cuando se seca la corriente a cielo abierto. Aunque se haya dado una sequía de dos o tres años, se encuentra agua al cavar (Robinson, Researches, 1:69, 167; Ritter, Erdkunde, 14:161, 185). Los israelitas conocían esta particularidad del desierto (Nm. 21:17, 18). Su emigración en masa no excluía la dispersión de algunos grupos, para aprovechar todos los recursos del desierto. Por otra parte, los israelitas podían actuar de diversas maneras para retener el agua. En la estación de las lluvias se dan verdaderas trombas de agua que desbordan los wadis. Al inicio de la era cristiana, los monjes del Sinaí y los nativos de los parajes de Cades elevaron diques a través de las barrancas, y cavaron cisternas en las que conservar el agua. Durante los treinta y ocho años de estancia en el desierto, los descendientes de Abraham, Isaac y Jacob pudieron hacer perfectamente lo que ya habían hecho sus antepasados: cavar trincheras y hacer depósitos para el agua de la lluvia. Hay que señalar que un examen del itinerario de los israelitas en el desierto revela que durante los 38 años de estancia estuvieron siempre en las lindes de tierra habitada,
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entre Cades y Ezión-geber (véanse los mapas correspondientes). (B) En la antigüedad, la península no estaba totalmente desprovista de árboles. Durante siglos suministró carbón vegetal procedente de las acacias, y que los árabes no se han molestado en repoblar. Son numerosos los exploradores del Sinaí que han observado sirviéndose de carbón vegetal: Bartlett en 1.874 («From Egypt to Palestine»); Burkhardt en 1812 (Erdkunde 14:274, 342). En una época muy anterior, los egipcios explotaban las minas de cobre en los montes del Oeste y seguían haciéndolo hasta bien después del éxodo de los israelitas. Se servían en ocasiones de vigas de madera de acacia para sostener los techos de las galerías. La fundición del mineral, practicada en gran escala, exigía grandes cantidades de leña (cfr. Palmer: «Desert of the Exodus» 1:205 y 26, 43, 231-235; Erkunde 14:786-787). A este respecto se debe recordar la desaparición de los grandes bosques de cedros del Líbano y de su consiguiente desertización. No se puede contemplar el éxodo de Israel y su peregrinación por el desierto desde la perspectiva de las actuales condiciones de extrema aridez. El desarbolamiento del Sinaí, que ya había empezado antes del éxodo, y que ha seguido hasta nuestros días, ha sido causa de una variación en la climatología, con la consiguiente disminución en la precipitación pluvial y el progresivo secamiento de la península. Cuando había más vegetación, las lluvias se daban en intervalos más regulares y menos apartados, como sucede con los lugares arbolados. Al llegar el agua con más regularidad y menos violencia, llenaba los wadis sin arrastrar la tierra ni la vegetación. Las fuentes eran más numerosas. Los cursos de agua no se desvanecían tan rápidamente, o quizás había algunos que fueran perennes. Bajo una dirección sabia y previsora por parte de un caudillo conocedor del desierto y de sus recursos, todo un pueblo podía vivir en esta zona si se llevaba a cabo una prudente administración del agua. (d) El itinerario de los israelitas. Lugares identificados: Sucot, en Egipto, al inicio del viaje. El Arnón, río al que el pueblo llegó al final de los cuarenta años, después de cruzar el desierto. Cades: Ain Kadis. Allí se estableció el campamento dos veces. Era el lugar desde donde los israelitas debían pasar directamente a la Tierra Prometida. Ezión-geber, donde el campamento se hallaba justo antes de la segunda marcha hacia Cades, y cerca de donde pasaron más tarde al dirigirse hacia el Arnón. El monte Sinaí es situado, unánimemente, en la península que lleva
su nombre. El campamento de Mosera se hallaba adyacente al monte Hor, en los límites de Edom. Los pozos de Bene-jaacán y del monte Gidgad se hallaban asimismo cercanos a los límites de Edom. Punón se hallaba al este de Edom y al noreste de Petra. La identificación de estos lugares permite seguir el itinerario sin dudas de ningún género. La enumeración que hace Moisés de las etapas del viaje, a partir de Ramesés y de Sucot, se halla en Nm. 33, en el que los campamentos mencionados después de Sinaí son los lugares en los que estuvo el Tabernáculo. Los israelitas se podrían dispersar, en parte, por el desierto, para hallar pastos para el ganado. Cuando el pueblo se reunía, constituía un gran campamento, extendiéndose por diversas poblaciones cuando llegaba a lugares ya colonizados. Ésta sería la razón de que en ocasiones se den nombres diferentes para el mismo campamento (cfr. Nm. 25:1; 33:49). Los textos de Éx. 12 a Nm. 25 informan de las marchas y de los incidentes de la peregrinación. En su discurso de Deuteronomio, Moisés hace frecuentes alusiones a los acontecimientos que tuvieron lugar durante las marchas, sirviéndose de estos hechos para apoyar su argumentación pero no dándolos por orden cronológico. Etapas de la peregrinación. La primera parte de su peregrinación desde Egipto fue de Ramesés al mar Rojo. Ramesés estaba al este del Nilo (véase RAMESÉS). El ramal occidental del mar Rojo se extendía indudablemente más al norte entonces, y no se puede determinar con exactitud en qué punto fue cruzado. El último campamento en que estuvieron los israelitas antes de pasar al mar Rojo fue Pihahirot. (Véase PI-HAHIROT). Las etapas de la peregrinación que se mencionan son: Éxodo Números Ramesés, 12:37 Ramesés, 33:3 Sucot, 12:37 Sucot, 33:5 Etam, 13:20 Etam, 33:6 Pi-hahirot, 14:2 Pi-hahirot, 33:7 Paso del mar Rojo, Paso del mar Rojo y tres días de y tres días de marcha por el marcha por el desierto de Shur, 15:22 desierto de Etam, 33:8 Se observará que, en Números, Etam es mencionado a ambos lados del mar Rojo. Este término ha sido interpretado como «límite del mar» (significado que Fürst cree dudoso, pero no da ningún otro); si es así, pudiera aplicarse a ambos lados. El desierto de Etam puede haber
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estado en ambos lados del golfo de Suez, como aparece en algunos mapas. La segunda parte de la peregrinación fue desde el mar Rojo al monte Sinaí, al este del golfo de Suez, como se puede ver en los mapas. El desierto de Sin, el monte Sinaí y el Horeb han sido mayormente identificados. Las etapas de esta segunda parte son: Éxodo Números Mara, 15:23 Mara, 33:8 Elim, 15:27 Elim, 33:9 Campamento del mar Rojo, 33:10 Desierto de Sin, 16:1 Desierto de Sin, 33:11 Dofca, 33:12 Alús, 33:13 Refidim, 17:1 Refidim, 33:14 Desierto de Sinaí, Desierto de Sinaí, en el tercer mes del 33:15 primer año. 19:1 Los israelitas permanecieron en el Sinaí hasta el segundo mes del segundo año, período en el cual fue promulgada la Ley (Nm. 10:11; 33:16). La tercera parte de su peregrinación fue desde Sinaí hasta Cades-barnea, unos ciento treinta kilómetros más al norte. De este viaje sólo se mencionan tres campamentos intermedios: Tabera, Nm. 11:3; Dt. 9:22 Kibrot-hataava, Nm. 11:34 Kibrot-hataava, Nm. 33:16 Hazerot, Nm. 11:35 Hazerot, 33:17 Cades en el desierto Ritma, 33:18 de Parán, Nm. 12:16; 13:1-26 En Tabera ardió el fuego del Señor entre ellos. En Kibrot-hataava el pueblo codició carne: el Señor les dio codornices, pero los castigó después con mortandad (Nm. 11:4, 31-34). En Hazerot, Miriam y Aarón hablaron contra Moisés, y María quedó leprosa (Nm. 12:10). Lo anterior demuestra que Cades está en la misma zona que Ritma, de donde los espías fueron enviados. Los espías no son mencionados en Nm. 33. Hubo una estancia prolongada en Cades o Ritma, en el desierto de Parán. Se esperó la vuelta de los espías. Se desató la rebelión en base al informe de los espías incrédulos, y Dios juró que no entrarían en la tierra, sino que andarían errantes por el desierto hasta que murieran todos los hombres que habían salido de Egipto, a excepción de Caleb y Josué. Desafiando la palabra de Dios, invadieron la tierra, y fueron atacados por los amalecitas (Nm. 14:33-45). A continuación siguió la rebelión de Coré (Nm. 16).
Aparentemente, los israelitas se pasaron treinta y siete años viajando tres veces entre Cades y Ezión-geber, sobre el golfo de Ákaba, aunque muchos de los campamentos no pueden ser identificados; algunos de ellos pueden haber estado situados más hacia el oeste. No se registra, sin embargo, cuánto tiempo estuvieron en cada lugar, y es posible también que algunos de éstos no hayan sido incluidos en las listas. Comparando Nm. 20:22-29 con Dt. 10:6 se verá que Mosera y el monte Hor son considerados como el mismo lugar, estando Mosera, o Moserot, al pie del monte Hor. Así, se considera Mosera como un lugar reconocido cuando empezó la verdadera «peregrinación». Salieron de Cades, o Ritma, a Rimón-peres, y después a otros campamentos, hasta que llegaron a Mosera, o monte Hor, por primera vez, aunque parece que se trata de una corta distancia (Nm. 33:19-30). De Mosera viajaron hacia el sur a Ezión-geber, con cuatro campamentos intermedios (Nm. 33:3135). Desde Ezión-geber se volvieron y viajaron de nuevo hacia el norte, llegando por segunda vez a Cades o Cades-barnea, sin mencionarse campamento alguno entre estos distantes lugares. María murió en Cades. El pueblo murmuró, y la roca recibió un golpe, ocasión en la cual pecaron Aarón y Moisés (Nm. 20:1-13). De Cades viajaron al monte Hor, sin que se mencione ningún campamento entre ellas, a no ser que el Beerot de Dt. 10:6 entre aquí. En el monte Hor murió y fue sepultado Aarón (Nm. 33:37, 38). Fueron atacados por el rey Arad de Canaán, que fue derrotado, y sus ciudades destruidas (Nm. 21:1-3). Habiendo rehusado permiso el rey de Edom a los israelitas para que pasasen por su tierra, se hizo necesario que viajaran de nuevo al mar Rojo a fin de rodear la tierra de Edom (quizá pasando por Gudgoda y Jotbata, Dt. 10:7, por este camino) (Nm. 20:14-21; 21:4). Desde el mar Rojo su ruta va claramente al este de Edom y del mar Salado hasta que llegaron frente a Jericó, donde acabó su peregrinación. Desde el monte Hor por Por Elat y Ezión-geber, el camino del mar Rojo, Dt. 2:8 Nm. 21:4 Zalmona, Nm. 33:41 Punón, Nm. 33:42 Obot, Nm. 21:10 Obot, Nm. 33:43 Ije-abarim, Nm. 21:11 Ije-abarim, 33:44, 45 Arroyo de Zered, Nm. 21:12; Dt. 2:13, 14 El arroyo de Arnón, Nm. 21:13; Dt. 2:24
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Dibón-gad, Nm. 31:45, 46 Almón-diblataim, Nm. 33:46 Beer, en el desierto, Nm. 21:16, 18 Matana, Nm. 21:19 Nahaliel, Nm. 21:19 Bamot, Nm. 21:19 Pisga, Nm. 21:29 (en Abarim) Montes de Abarim, Nm. 33:48 Campos de Moab, junto al Campos de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó, Jordán, frente a Jericó, Nm. 22:1 Nm. 33:48 Los múltiples fracasos y murmuraciones de los israelitas están registrados en las Escrituras, y nos han sido dados como una solemne advertencia para los cristianos (cfr. 1 Co. 10:1-14). Para el significado tipológico de los viajes de los israelitas, véase DESIERTO. Para unas tablas completas de los campamentos que se mencionan de los israelitas en el desierto, véanse en el artículo ÉXODO. Bibliografía: Véase bajo los artículos EGIPTO y ÉXODO. nom, PEREGRINO vet, En el NT se hace alusión a la condición de extranjeros y peregrinos que los cristianos tienen en su paso por esta tierra (1 P. 2:11). La ciudadanía del cristiano está en los cielos (Fil. 3:20), donde está Cristo resucitado, y donde debe tener puestos sus afectos, por cuanto el cristiano ha muerto con Cristo y su vida está escondida con Cristo en Dios (Col. 3:1-4). De esta manera participa del noble carácter de aquellos testigos de Dios que, en el pasado, iban en pos de la ciudad celestial, habiendo salido de la ciudad terrena, morando como extranjeros y peregrinos en la tierra que les había sido prometida (He. 11:8-10, 13-16). Durante este peregrinaje el Señor enseña a los Suyos a conocerle a Él y Su actividad en gracia y en gobierno, y también para que se conozcan profundamente a sí mismos (cfr. Dt. 8:2-5). Durante la peregrinación del cristiano, éste tiene asimismo el privilegio de actuar como «embajador» de Cristo ante un mundo que lo ha rechazado (cfr. 2 Co. 5:17-21). La conducta del peregrino y su meta última quedan recapituladas en Tit. 2:11-15.
nom, PERES. Véase FARES. nom, PERFECTO vet, Las principales palabras en el NT que reciben esta traducción son «teleioõ», «teleios», «pleno, completo, perfecto». El Señor Jesús fue siempre moralmente perfecto, y sin embargo en las Escrituras se nos dice que Él fue «perfeccionado», por ejemplo, como «autor de la salvación»: antitipo de Josué, caudillo en los propósitos de Dios. Todo lo que tenía relación con este oficio fue cumplido (He. 2:10). Aunque era Hijo, con todo aprendió obediencia (no «a ser obediente») por lo que padeció; y habiendo sido «perfeccionado» (esto es, glorificado) después de haber llevado a cabo la obra de la redención, vino a ser autor de salvación eterna para todos los que le obedecen (He. 5:9); éste puede ser el significado de las palabras «y al tercer día soy perfeccionado» (Lc. 13:32, gr. literal; cfr. F. Lacueva: «Nuevo Testamento interlineal», loc. cit., y la nota que da al pie). Los discípulos fueron exhortados a ser perfectos como su Padre en los cielos es perfecto, porque Él da Sus bendiciones a malos y buenos (Mt. 5:48). Mediante una ofrenda Cristo ha perfeccionado para siempre a los santificados. Su obra los consagra al sacerdocio (He. 10:14; cfr. Col. 1:12 y 1 P. 2:9). El ser «perfecto» es aplicado también a llegar a «la medida de la estatura de la plenitud de Cristo» (Ef. 4:13). Los espíritus de los justos son hechos perfectos (He. 12:23). Pablo no había sido aún perfeccionado (Fil. 3:12), sin embargo, añade en el versículo 15: «así que todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos». Son varias las aplicaciones del término que pueden ser deducidas del contexto de cada pasaje, pero en general se puede decir que hace referencia bien a la purificación de la conciencia, lo cual es indispensable para el servicio de Dios, o a la percepción de una norma verdadera (muertos y resucitados con Cristo) como una necesidad del testimonio para Cristo aquí en la tierra. nom, PERFUME tip, COSM COST TIPO ver, BÁLSAMO vet, Los israelitas hacían mucho uso de los perfumes y de los óleos perfumados, para el cuidado de los cabellos y del cuerpo (Ec. 7:1; 9:8; Est. 2:12). El áloe, la casia, la canela, la mirra, el incienso, el nardo, bien cultivados en el valle del Jordán, bien
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importados de Arabia y otros lugares, servían como base para los perfumes (Eclo. 24:15). Las plantas aromáticas se llevaban en saquitos (Cnt. 1:13); también se pulverizaban o quemaban (Cnt. 3:6). La esencia aromática, obtenida por destilación, se metía en cajitas que se colgaban de la cintura; mezclada con aceite, esta esencia se usaba en ocasiones como ungüento (Is. 3:20; Cnt. 1:3; Jn. 12:3). Los perfumes se mezclaban (Éx. 30:23, 24; Jn. 19:39). Se aplicaban al cuerpo, a los vestidos e incluso a los muebles (Sal. 45:8; Pr. 7:17; Cnt. 4:11). El bálsamo de Galaad y los colirios se empleaban en medicina (Jer. 8:22; Ap. 3:18). Jesús fue ungido con perfumes de gran precio (Lc. 7:36-50; Mt. 26:6-13). Para sepultar a un difunto se empleaban perfumes y especias aromáticas; en ocasiones, aunque más raramente, los cadáveres eran embalsamados (Lc. 23:56; Jn. 19:39-40). Los ungüentos de Palestina se hacían a base de aceite de oliva perfumado (cfr. 2 R. 20:13; Pr. 27:9; Ec. 10:1; Cnt. 4:10; Is. 57:9; Am. 6:6). (Véase BÁLSAMO.) Consideración especial merece el incienso sagrado, «un perfume según el arte del perfumador» (Éx. 30:35) para ser quemado en el Tabernáculo. Se componía de estacte, uña aromática, gálbano aromático e incienso puro a partes iguales en peso. Nadie podía prepararlo para usos privados, bajo pena de muerte (Éx. 30:34-38). Tipológicamente, representa las excelencias de Cristo, que eran un incienso de olor grato a Dios. nom, PERGAMINO tip, MANU vet, Piel de oveja o de cabra, preparado para la escritura o para otros usos. La piel, macerada primero en una lechada de cal, era a continuación despojada de toda la lana, lavada, secada, extendida y pulimentada con piedra pómez. En la época de Herodoto era corriente el uso del papiro, pero la historia relata que los antiguos jonios escribían sobre pieles de cabras y de ovejas, a causa de la escasez de papiro (Herodoto 5:58). Según la tradición, los primeros pergaminos procedieron de Pérgamo. Uno de los Ptolomeos habría prohibido la exportación de papiro, con lo que Eumeno II, rey de Pérgamo (197-160 a.C.) se sirvió de pieles para su gran biblioteca. Estas pieles se llamaban «chartae pergamenae», de donde derivó el nombre «pergamino». A pesar de esta tradición, en 1923
se halló en Dura, a la orilla del Éufrates, una cantidad de documentos redactados sobre pergamino, y que se remontaban al año 196-195 y 190-189 a.C. Este descubrimiento ha demostrado que ya en aquella época se usaban pergaminos en lugares muy alejados de Pérgamo. En la época de Josefo, y antes de él, los judíos usaban los pergaminos para sus escritos sagrados (Ant. 12:2, 11). El Talmud estipulaba que la Ley debía ser escrita sobre pieles de animales puros, domésticos o salvajes, e incluso sobre las pieles de aves puras. El papiro se empleaba corrientemente (2 Jn. 12 = «papel»); pero Pablo habla de pergaminos, que demanda y desea con sumo interés (2 Ti. 4:13). nom, PÉRGAMO tip, HIST CIUD IGLE ver, PERGAMINO sit, a9, 344, 181 vet, (también «Pergumum», o «Pergamos»). La ciudad más importante de Misia, a 5 Km. al norte del río Caicos, y a 24 Km. del mar Egeo. Había sido la capital de un opulento reino, muchos de cuyos reyes llevaron el nombre de Atalo. El primero de esta dinastía, Atalo I, accedió al trono en el año 241 a.C. Rechazó a las hordas invasoras galas, que se establecieron finalmente en el territorio que desde entonces recibe el nombre de Galacia. Eumeno, su hijo, lo sucedió en el año 197 a.C., embelleció Pérgamo, y creó una célebre biblioteca, la segunda en importancia después de la de Alejandría. Atalo III murió el año 133 a.C., después de haber legado sus bienes a los romanos y acordado la independencia de Pérgamo y de sus alrededores. Los romanos se apoderaron de la ciudad, y pasaron aquel reino a provincia de Asia (129-126 a.C.), de la que vino a ser capital la ciudad de Pérgamo. En el año 6 a.C., el procónsul, gobernador de la provincia bajo el Imperio, mudó su residencia a Éfeso. Marco Antonio donó a Cleopatra los 200.000 volúmenes de la biblioteca de Pérgamo que fueron a engrosar la de Alejandría. La acrópolis de Pérgamo se levantaba sobre una escarpada colina, a 304 m. por encima de la llanura. Cerca de la cumbre se levantaba un monumental altar que había elevado Eumeno II para conmemorar la victoria de su padre sobre los galos. Cerca de este altar se hallaba un templo dedicado a Atenea. En la época romana se edificó sobre la acrópolis un templo consagrado a Augusto. En el exterior de la ciudad se hallaba el
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célebre santuario de Asklepios (Esculapio), dios de la medicina, que atraía a las multitudes. El pergamino (lat. «pergamena»; gr. «pergamênê») recibe el nombre de esta ciudad (véase PERGAMINO). Pérgamo es la tercera de las siete iglesias de Asia. En Apocalipsis dice que allí se hallaba el «trono de Satanás». Antipas, un cristiano fiel, sufrió el martirio en esta ciudadela del paganismo (Ap. 1:11; 2:12-17). En la actualidad esta ciudad se llama Bergama. nom, PERGE tip, CIUD sit, a9, 440, 243 vet, Ciudad que los romanos elevaron a rango de capital de Panfilia, se hallaba sobre la ribera derecha del río Cestro, y a 12 Km. de su desembocadura. Pablo, acompañado de Bernabé, anunció allí el Evangelio durante su primer viaje misionero, tanto en la ida como en la vuelta (Hch. 13:13, 14; 14:25). Cerca de Perge se hallaba un célebre templo, dedicado a la Artemisa asiática. La diosa recibía el nombre de «reina de Perge»; cfr. DIANA.
nom, PERÍCOPA tip, COST CERE vet, Parte de la Biblia que se lee en determinadas ocasiones en el culto. Así ya en los servicios religiosos de los judíos, en los que, en Palestina, se acostumbraba a leer todo el Pentateuco a lo largo de tres años. Sólo las grandes festividades tenían sus propias perícopas. En la liturgia cristiana se siguió una costumbre parecida. Sin embargo, aquí la lectura continuada fue prácticamente abolida por haberse confeccionado una selección de perícopas en la Iglesia Católica Romana según las fiestas y sus tiempos o según las «estaciones» de las iglesias. Las perícopas fueron escogidas en parte sobre interpretaciones ya superadas de textos bíblicos, y frecuentemente no tomaban en consideración el sentido unitario del pasaje del que se entresacaba la perícopa. Así nacía en los oyentes la impresión de que las perícopas eran «unidades bíblicas» autónomas, con sentido pleno en sí mismas, con el
resultado de que nunca se llegaba a conocer la intención del libro como tal. La Reforma de Lutero enseñó al pueblo a leer la Biblia por sí mismo, y a leer los libros enteros, para así poder entender lo que dicen, y no solamente escuchar ciertas porciones de labios de los predicadores. nom, PERLA tip, COSM vet, Artículo de gran precio (Mt. 13:45, 46; Ap. 21:21; Jb. 28:18), se usa para adorno (1 Ti. 2:9; Ap. 17:4). Las perlas se hallan en el interior de ciertas especies de moluscos, como las ostras. Son glóbulos formados de capas de carbonato cálcico alternadas con capas de sustancia orgánica; se forman por el depósito de la sustancia nacarada alrededor de un cuerpo extraño que se ha introducido dentro; un grano de arena, por ejemplo, produce irritación y sirve de núcleo. Esta sustancia es la misma que el nácar que recubre el interior de las conchas. Las perlas grandes y bien formadas son producidas por la «ostra perlífera» («Meleagrina margaritifera») que abunda en el océano Índico, especialmente en el golfo Pérsico y en las cercanías de Ceilán (la actual Sri Lanka). nom, PERRO tip, FAUN TIPO CUAD vet, El perro palestino es análogo al perro vagabundo de la India. Al comienzo de la historia del pueblo de Israel se le ve rondando por las calles y por las afueras de las ciudades (Sal. 59:6, 14), alimentándose de lo que les echaran (Éx. 22:31), lamiendo la sangre derramada (1 R. 22:38; Sal. 68:23) y devorando los cadáveres (1 R. 14:11; 16:4; 2 R. 9:35, 36). En algunas ocasiones, los perros se reúnen para atacar a los hombres (Sal. 22:17, 21). Entrenado, desde una época remota, para ayudar al pastor, a proteger a los rebaños contra las fieras y los ladrones (Jb. 30:1). En ocasiones, ya domesticado, seguía a su dueño de lugar en lugar (Tob. 5:11; 11:4), quedándose con él en la casa, comiendo las migas que caían de la mesa (Mr. 7:28). Jesús habla de los perros lamiendo las llagas del pobre, a la puerta del rico (Lc. 16:21). Los antiguos se servían de los perros para la caza. Eran considerados como inmundos por sus hábitos
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alimentarios y por sus costumbres. Llamar a alguien perro era un grave insulto (1 S. 17:43; 2 R. 8:13). El término perro se emplea como metáfora para designar a los que son incapaces de apreciar lo grande y lo santo (Mt. 7:6), a los cínicos y a los propagadores de falsas doctrinas (Fil. 3:2). Lo mismo que un perro que vuelve a su vómito, vuelven ellos a los pecados que habían hecho profesión de abandonar para siempre (2 P. 2:22; cfr. Pr. 26:11). Se cree que «el precio de un perro» (Dt. 23:18) es una alusión a la sodomía. Los judíos de épocas posteriores llamaban «perros» a los paganos porque, según la Ley, eran impuros. El mismo Jesús utiliza este término para expresar, de una manera contrastada, su doctrina de la gracia (Mt. 15:26; Mr. 7:27). Finalmente, en Apocalipsis se denomina perros a los excluidos del cielo (Ap. 22:15). nom, PERSECUCIÓN ver, ANTÍOCO EPIFANES, MACABEOS, CAÍDA, REGENERACIÓN, PABLO vet, Desde la caída ha existido un permanente conflicto y tensión, en el interior de cada persona, y entre las personas. Se trata de una consecuencia del pecado: la alienación del hombre caído se extiende desde su separación de Dios y enemistad contra Él, a la enemistad contra los propios semejantes, traducida en envidias, celos, contiendas, odios, mentiras, afán de dominio, explotación, y muchas otras actitudes destructivas. Además, existe la mencionada dicotomía interior, que se traduce en un estado de permanente insatisfacción. Uno de los resultados es la persecución lanzada por parte del hombre caído, individual, colectiva e institucionalmente, contra toda manifestación de Dios en gracia, y contra todo testimonio fiel de parte de Dios. La persecución puede tomar diversas formas y grados: calumnias (Mt. 5:11); desprecio (Jn. 8:48); ostracismo (Lc. 6:22); encarcelamiento (Lc. 21:12); confiscación de bienes (He. 10:34); muerte (Jn. 16:2). Las causas de la persecución pueden ser individuales, como en la muerte de Abel a manos de Caín (Gn. 4), odio popular (Hch. 21:27), o acción institucional, en un intento de conseguir una uniformidad ideológica, como en los casos en
que se exige una total sumisión al Estado (cfr. los casos de los tres amigos de Daniel, arrojados al horno ardiente por rehusar adorar la estatua de Nabucodonosor, (Dn. 3), así como el lanzamiento de Daniel al foso de los leones por desobedecer la orden de no orar a Dios (Dn. 6). Elías también había sido perseguido en el intento de Jezabel y Acab de imponer el culto a Baal en el reino de Israel; también muchos profetas del Señor sufrieron la muerte a manos de estos impíos reyes (1 R. 19; cfr. 18:1-4). Durante la dominación persa se promulgó un edicto por todo el imperio de Persia, a instigación de Amán agagueo, para que se diera muerte a todos los súbditos judíos (Est. 3). El motivo aducido era el de conseguir la uniformidad de comportamiento (cfr. Est. 3:8). Pero la más cruenta de las persecuciones que sufrieron los judíos en la época del AT fue la de Antíoco Epifanes, que quiso helenizar totalmente su imperio, y ordenó la implantación de la cultura, religión y costumbres griegas también en Palestina. Habiendo profanado el Templo y dado cruel muerte a muchos judíos que persistían en permanecer fieles a la Ley de Moisés, los judíos finalmente se rebelaron y, acaudillados por Matatías y después por su hijo Judas Macabeo, se liberaron del yugo sirio (véanse ANTÍOCO EPIFANES y MACABEOS). En He. 11:36-38 se da una vívida imagen de las persecuciones sufridas por los testigos fieles del AT, «de los cuales el mundo no era digno». En el NT siguen las persecuciones contra el testimonio y los testigos de Dios. Cristo predice la persecución (Mt. 16:21; 17:22, 23; Mr. 8:31) y la sufre personalmente: en Nazaret intentaron despeñarlo (Lc. 4:16-30), y varias veces tuvo que salir de la vista pública, porque las autoridades intentaban matarlo (Jn. 7:1, 25, 32; 10:31, 39, 40; 11:7-9, 16; 47:54, 57, etc.). El Señor presentó las persecuciones a los Suyos como prueba de discipulado (Mr. 4:17), y declaró bienaventurados a los que debieran sufrir persecución por causa de Su nombre (Mt. 5:1011). Señaló que el discípulo no podía ser mayor que su Señor. Si habían perseguido al mismo Señor, ¿cómo no perseguirían también a los discípulos? (cfr. Jn. 15:20). Finalmente, el Señor fue entregado, «por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios», y prendido y muerto por manos de inicuos (cfr. Hch. 2:23). De esta manera, el Creador de todo sufrió la persecución y la muerte de manos de Sus propias criaturas, hecho éste indicador de la profundidad de la enemistad instintiva del hombre en su
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pecado contra Dios y contra Su manifestación personal en la tierra, poniendo en evidencia lo desesperado de su situación, de su necesidad de la gracia. Obsérvese también que la persecución sufrida por Cristo fue religiosa, mostrándose con ello cómo la religiosidad no es garantía alguna de llegar a la relación con Dios, por cuanto el sentido religioso del hombre está también pervertido por la caída (véase CAÍDA). El hombre no necesita «religión», sino un nuevo nacimiento (véase REGENERACIÓN). Como el Señor ya había indicado, el caminar de los cristianos estaría marcado por persecuciones. Una vez resucitado, indicó de manera personal a Pedro que él mismo daría testimonio hasta la muerte (Jn. 21:15-22). Las primeras persecuciones contra los cristianos fueron instigadas por las autoridades judías. Al principio, en medio de las presiones a que fueron sometidos los apóstoles por parte del sanedrín, se dio un toque de moderación con el prudente consejo de Gamaliel (Hch. 5:34). Sin embargo, pronto se olvidaron de aquel llamamiento a la prudencia, y se desató una encarnizada campaña, que tuvo su inicio cruento con el asesinato de Esteban (Hch. 7:1-60), al que siguió una «gran persecución» (Hch. 8:1). Saulo de Tarso se destacó en su celo contra el naciente cristianismo (véase PABLO) (cfr. Hch. 22:4). El rey Agripa hizo encarcelar y dar muerte a Jacobo, el hermano de Juan (Hch. 12:2). A continuación, hizo encarcelar a Pedro, que fue liberado por una intervención sobrenatural de Dios, que envió a Su ángel (Hch. 12:7-11). La implacable oposición de los judíos a la naciente Iglesia queda reflejada en las palabras de Pablo en 1 Ts. 2:14, 15. Los judíos trataron continuamente de eliminar a Pablo, intentando darle muerte en varias ocasiones (Hch. 14:2-6, 19-20; 17:1-9, 13; 18:12 ss.; 21:2732 ss.; 23:12-22 ss.; cfr. 2 Co. 11:24, etc.). También se dieron desde el principio persecuciones de parte de elementos paganos (Hch. 16:11-40; 19:23-41), pero se trataba de explosiones de ira por el desagrado con que ciertos elementos veían esta fe que se iba extendiendo; oficialmente, los primeros años fueron de abierta tolerancia por parte de las autoridades. Ramsay señala que la apelación de Pablo a Nerón tenía entre otros propósitos el de establecer el hecho de que el Evangelio podía ser legítimamente predicado sin prohibición alguna del Imperio, tratándose de una «religio lícita» (religión legal) («St Paul the Traveller and the Roman Citizen», p. 308). Pero ya en el NT se
advierte el gran cambio en la política oficial del Imperio en sus tratos con el cristianismo entre la absolución de Pablo y su segundo encarcelamiento, al acusar Nerón a los cristianos del incendio de Roma (julio del año 64 d.C.). Esta persecución está reflejada en los «Anales» de Tácito (15:44), en los que él mismo considera a los cristianos como la hez de la tierra, haciéndose eco de las calumnias que corrían entonces contra ellos (cfr. 1 P. 4:12 ss.; 2 Ti. 4:16). Los cristianos, en común con los judíos, se negaban a dar adoración al emperador. Después de la persecución de Nerón este hecho vino a ser importante entre las razones que el Imperio Romano tenía para perseguirlos. Las persecuciones llevaron al apóstol Juan al destierro en la isla de Patmos, y allí escribió el Apocalipsis; en este libro podemos entrever la persecución que se estaba dando en Asia. En Esmirna había sufrimiento, persecuciones de parte de los judíos, cárcel y tribulación para los creyentes, a los que les era prometida la corona de vida (Ap. 2:10); en Pérgamo se había dado muerte a Antipas, un fiel testigo del Señor (Ap. 2:13); se menciona la paciencia de los creyentes de Éfeso y de Tiatira (Ap. 2:2, 19); en Filadelfia los creyentes habían sufrido presiones para que negaran a Cristo; allí las persecuciones habían partido también del judaísmo (Ap. 3:8-9); no hay, sin embargo, mención de persecución en Sardis ni en Laodicea. Es posible que allí los cristianos se hubieran asimilado tanto a los valores y forma de vida del paganismo, que no causaran inquietud (Ap. 3:1-6, 14-22). Con sus persecuciones, Roma buscaba establecer el principio de la absoluta lealtad de los ciudadanos al estado, con todos los mecanismos posibles, incluyendo el de la adhesión religiosa con la adoración al emperador. En contraste con esta postura del Imperio, el cristianismo demanda una lealtad primaria y absoluta a Dios (cfr. Hch. 4:18-20). El cristiano es intimado a obedecer a las autoridades terrenas por causa de la conciencia, por cuanto su autoridad está derivada de la de Dios (cfr. Ro. 13:1-14). Sin embargo, este principio era subversivo para la concepción romana, que demandaba una lealtad absoluta y condicional, no derivada. El paganismo se dio cuenta instintivamente de lo radical de la oposición de conceptos, e intentó destruir el cristianismo. Los perseguidores más encarnizados de los cristianos fueron generalmente los emperadores «ilustrados»: Trajano,
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Antonino Pío, Marco Aurelio (el emperador filósofo), Septimo Severo. En particular fueron muy cruentas las persecuciones de Decio en el año 250 d.C. y la de Valeriano, su sucesor. Bajo Gallienus, que lo siguió, se dio un edicto de tolerancia, que fue revocado por Diocleciano, que lanzó una encarnizada persecución, en el año 303 d.C., con el propósito declarado de destruir de debajo del cielo el nombre de los cristianos. Especial atención tuvo la destrucción de los escritos sagrados del cristianismo, desapareciendo gran cantidad de copias del NT. Así, durante casi doscientos cincuenta años la mera profesión de cristianismo fue considerada, en el Imperio Romano, un delito merecedor de los más terribles suplicios y de la muerte. En el año 313 Constantino promulgaba el Edicto de Milán, mediante el cual se establecía la libertad de profesar y practicar el cristianismo. Sin embargo, continuaron las persecuciones, aunque tomando ahora otro carácter. La Iglesia cayó víctima del afán de poder y, pervirtiendo sus valores, se alió con el mundo, intentando establecer su dominio, identificando el Reino de Dios con el dominio de la Iglesia. Empezaron las persecuciones de los disidentes, de los judíos y de los mismos paganos por parte de la Iglesia oficial, que buscaba a su vez imponer la uniformidad, desobedeciendo las advertencias de Cristo (Mt. 13:27-28; 26:51-52). Como resultado, muchos protestaron separándose de tal estado de cosas, para ser a su vez perseguidos. La historia de la cristiandad es una triste historia de matanzas, cruzadas, intrigas y persecuciones, iluminada sólo por el actuar de minorías que han buscado ser fieles al Señor Jesucristo, minorías de cristianos fieles que han conocido y siguen conociendo la persecución en grandes extensiones de nuestro mundo actual, en manos de regímenes totalitarios que exigen una lealtad absoluta que el cristiano ni puede ni debe dar más que a Dios. Así, los creyentes han conocido, al igual que otros no creyentes, los horrores de la Inquisición, y, en la actualidad, la sospecha, la calumnia, el control y la cárcel, malos tratos, y muerte, provenientes de poderes inspirados por diversas ideologías, ateas, islámicas, paganas y neopaganas, que tienen en común su odio contra el evangelio de la gracia de Dios. Se sigue cumpliendo la declaración divina por medio de la pluma de Pablo de que «todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución» (2 Ti. 3:12). Y los
cristianos somos llamados a la mutua asistencia en el común padecimiento con aquellos que sufren, en la comunión del cuerpo de Cristo (1 Co. 12:26). La situación de persecución en la que nació la Iglesia sólo acabará sobre la tierra cuando finalice el conflicto de los siglos con el establecimiento del Reino de Dios con poder. Ahora la justicia sufre (cfr. Mt. 5:6, 10); en la venida de Cristo, la justicia reinará (cfr. Mt. 6:33; Is. 32:1; 42:1 ss., etc.); en los cielos nuevos y la tierra nueva la justicia morará (2 P. 3:13). Además de la consciencia de la victoria final, el cristiano sabe también que Cristo ya ha vencido al mundo (Jn. 16:33), y que «en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó» (Ro. 8:35-39). Bibliografía: Eusebio de Cesarea: «Historia Eclesiástica» (B.A.C., Madrid, 1973); Fisher, J. P.: «Historia de la Reforma» (Clíe, Terrassa, 1984); Forbush, W. B.: «Fox's Book of Martyrs» (Zondervan, Grand Rapids, 1975); Green, M,: «La evangelización en la iglesia primitiva» (Certeza, Buenos Aires, 1979); Llorente, J. A.: «Historia crítica de la Inquisición en España» (Ed. Hiperión, S. L., Madrid, 1980); Miller, A.: «Miller's Church History» (Pickering and Inglis, Londres, s/f); Pressensé, E. de: «Histoire des trois premiers siècles de l'Église chretienne» (Paris, 1858-1869); Soljenitsin, A.: «Archipiélago Gulag» (dos tomos, Plaza y Janés, Barcelona, 1974, 1977); Wurmbrand, R.: «The Soviet Saints» (Hodder and Stoughton, Londres, 1968). nom, PERSÉPOLIS. PERSIA tip, PAIS ARQU HIST ver, CIRO, DARÍO, ASUERO, ARTAJERJES, MAGOS, DANIEL (Libro) sit, a8, 423, 274 vet, A. El país de los antiguos persas: se extendía al sureste del Elam, y se llamaba Pârsa. En inscripciones asirias se menciona a los Persouas, nombre del que los griegos derivaron Persai, persas. Los árabes dieron el nombre de Fars al territorio de la moderna Persia (Irán), que se corresponde con mucha aproximación a la antigua Persia. La Persia propiamente dicha estaba limitada al norte por la Gran Media (Media Magna), al suroeste por el golfo Pérsico, al este por Carmania (el actual Kirmán) y al noroeste por la Susiana. La antigua Persia medía
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aproximadamente 400 Km. de longitud, 320 de largo, y una superficie inferior a los 125.000 Km2. En un sentido más general se usaba el nombre de Persia para designar la altiplanicie del Irán, la región vecina al golfo Pérsico, y los países bañados por el Tigris, el Ciro, el mar Caspio, el Oxus, el laxartes y el Indo (1 Mac. 6:1; 2 Mac. 1:19). En el momento de su máximo esplendor, el imperio persa se extendía desde la India, al este, hasta las islas del Egeo al oeste; al norte llegaba al Danubio, al mar Negro, al Cáucaso y al mar Caspio; al sur, a los desiertos de Arabia y a Nubia (Est. 1:1; 10:1). Este imperio tenía más de 4.800 Km. de longitud y una anchura variable entre los 800 y 2.400 Km. Su superficie, de 5.000.000 de Km2, era la mitad de la de Europa. Los persas propiamente dichos eran de raza aria, estrechamente relacionados con los medos. La tabla genealógica de las naciones no menciona a los persas (Gn. 10), cuyo poderío político no se manifestó hasta muchos siglos después de Moisés. Hacia el año 700 a.C., Persia estaba entre los países aliados al Elam. Teispés, caudillo tribal, de la dinastía de los aqueménidas, conquistó Elam, proclamándose rey del territorio de Anzán (en el Elam). Tuvo dos líneas de descendientes: una de ellas reinó sobre Anzán, y la otra se quedó en Persia. Ciro II, biznieto de Teispés, accedió al trono de Anzán hacia el año 558 a.C., y fue el forjador de la unidad de Persia. Hacia el año 550 Ciro conquistó Media; en el año 546, Lidia, en Asia Menor; en el año 539, Babilonia. Permitió que los exiliados judíos retornaran al país de Israel (véase CIRO). Su hijo Cambises le sucedió en el año 529. Celoso de su hermano Smerdis (Bardiya), lo hizo matar en secreto. En el año 525, Cambises conquistó Egipto, y permaneció allí durante tres años. Un mago, llamado Gaumata, consiguió hacerse pasar por Smerdis (por lo que se le da el nombre de pseudo-Smerdis), y reinó durante siete meses del año 522, año de la muerte de Cambises; se ha hecho la suposición de que se suicidó. Darío I, hijo de Histaspes, era por lo que parece, el pariente más cercano de Ciro, cuya línea directa había quedado extinguida. Darío I comenzó a reinar el año 521 a.C. Su accesión al trono provocó una revuelta general de las provincias. El soberano reprimió la insurrección y reorganizó el Imperio, que se extendía desde la India hasta las islas griegas y el Danubio; para la administración del Imperio lo dividió en veinte satrapías. Es bajo Darío I que los judíos reconstruyeron el Templo de Jerusalén. Murió en
el año 486 a.C. (véase DARÍO, b). Su hijo y sucesor, Jerjes I, es el Asuero del libro de Ester y, probablemente de Esd. 4:6. Reconquistó Egipto, e intentó invadir Grecia, pero su ejército fue aplastado (véase ASUERO, b). Jerjes I reinó 21 años y fue asesinado en el año 465 a. C. Artajerjes Longimano, su hijo y sucesor, de carácter más elevado pero voluble y débil, no fue hostil a los judíos. Permitió que Esdras llevara a numerosos judíos a Jerusalén y autorizó a Nehemías a la reconstrucción de las murallas (véase ARTAJERJES). Este soberano que murió en el año 424 a.C., reinó 40 años. Lista de sus sucesores y fechas de accesión al trono: 424 Jerjes II 424 Sogdanio 423-404 Darío II Nothus (el ilegítimo) 404-359/8 Artajerjes II Mnemón (dotado de una extraordinaria memoria) 359/8-338/7 Artajerjes III Ochus 338/7-336/5 Arsés 336/5-331 Darío III Codomano, que fue vencido por Alejandro Magno en el año 331 a.C., siendo el último soberano del decadente imperio persa. (Véase DARÍO, c). Las capitales de los reyes de Persia eran: Persépolis (2 Mac. 9:2); Susa (Neh. 1:1; Est. 1:2). Acmeta (Esd. 6:2; Ant. 10:11, 7), conocida también como Ecbatana, y Babilonia en cierta medida (Esd. 6:1). Al autorizar a los judíos a volver a su país en el año 538 a.C., Ciro el Magno no les concedió la independencia. Debían obedecer a los gobernadores designados por el rey de Persia (Neh. 3:7), y formaban parte de la satrapía de «más allá del río» (Esd. 8:36), que comprendía a Siria, Palestina, Fenicia y Chipre (Herodoto 3:91). El sometimiento de los judíos a los persas duró 207 años: desde la entrada de Ciro en Babilonia en el año 539 a.C. hasta el 339, año en el que Alejandro Magno culminó la conquista de Palestina. B. Religión: Los reyes de Persia practicaban la religión de Zaratustra (Zoroastro), que no imponían a sus súbditos. Este sistema (mazdeísmo) distingue a Dios de la naturaleza, al espíritu de la materia, y no admite ninguna representación de la divinidad. Enseña la existencia de dos principios opuestos: el bien y el mal; la luz y las tinieblas. Hay dos reinos de espíritus:
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(a) Una jerarquía de ángeles y de arcángeles, dirigidos por Ahura-Mazda (en lenguaje moderno Ormuz), dios sapientísimo, totalmente espiritual, asistido por siete espíritus santos, que ejecutan su voluntad y expresan sus atributos. Ahura-Mazda dirige asimismo a mil genios benefactores. (b) El reino de los malos espíritus, dirigidos por Ahrimán, el enemigo espiritual. La religión de Zoroastro recomendaba la lucha contra el mal, la práctica del bien, la búsqueda de la pureza de pensamientos, de palabra y de acción. La inmortalidad y el cielo serán la recompensa para las almas de los santos. Ahura-Mazda ha creado lo bueno: el fuego, el aire, la tierra, el agua, tenido todo ello como sagrado (véase MAGOS). El judaísmo tardío refleja una cierta influencia de la dominación persa. El imperio persa cayó bajo el yugo de los macedonios, y después bajo el de los partos. En el año 208 d.C., Ardaschir, fundador de la dinastía de los sasánidas, echó los cimientos de un nuevo imperio persa. En el año 224, venció y dio muerte a Artábano V, último rey de los partos. Los sasánidas se opusieron con éxito a la expansión de los romanos por Oriente. En el año 637 y 641 d.C., Yezdedjerd III, el último monarca sasánida, fue derrotado por los musulmanes, que se apoderaron de Persia. Ciertos persas, que rehusaron someterse al Islam, huyeron a los montes y a los desiertos. En el siglo VIII d.C., una gran cantidad de ellos se refugiaron en la India. Sus descendientes siguieron practicando el mazdeísmo. Reciben el nombre de «Parsis». La actual Persia recibe el nombre de Irán. C. Arqueología: Las excavaciones llevadas a cabo en Persépolis por el Instituto Oriental de la Universidad de Chicago, de 1931 a 1939, exhumaron los esplendores de la antigua capital persa. Descubrimientos notables: el palacio de Darío (el Tachara), la sala de las cien columnas, la puerta de Jerjes, el harén de Darío y de Jerjes, el palacio de Jerjes (el Hadish), e incluso el tesoro real. Se ha descubierto en Ecbatana una inscripción de Artajerjes II Mnemón recordando la construcción de un palacio. En Susa se ha sacado a la luz el magnífico palacio real iniciado por Darío I, completado después y embellecido por sus sucesores. La decoración, de gran perfección, estaba hecha con ladrillos esmaltados con relieves de animales fabulosos y de toros. El friso de los
arqueros de Susa es particularmente célebre (una parte de él está expuesta en el Museo del Louvre en París). Persia en la profecía: Véase DANIEL (LIBRO DE). nom, PÉRSIDA tip, BIOG MUJE MUNT vet, = «persa». Cristiana de Roma, que había celosamente para el Señor. Pablo la hace saludar (Ro. 16:12).
trabajado
nom, PESAS Y MEDIDAS tip, MEDI ver, RAS SHAMRA vet, Los datos que se hallan en la literatura judía y de los otros pueblos acerca de pesas y medidas no pueden ser convertidos a pesas y medidas de nuestra época con un rigor matemático. Al igual que sucede con las medidas europeas anteriores a la implantación del sistema métrico, había patrones diversos y cambiantes, que nunca habían sido rigurosamente determinados. Las mismas relaciones establecidas por los autores antiguos entre las medidas hebreas y los patrones babilonios, griegos o romanos no tienen una precisión absoluta. En cuanto al sistema judío, éste se vio influenciado sucesivamente por los sistemas de los imperios vecinos de Palestina, y los mismos eruditos israelitas no concuerdan en sus evaluaciones. I. Pesos. Los hebreos se servían de balanzas y de pesos (Lv. 19:36). El oro y la plata eran pesados, al igual que las mercancías (Jer. 32:10). Los principales pesos eran: (A) El talento (gr. «taulaton», heb. kikkãr; «redonda», «óvalo»; 1 R. 9:14). (B) La mina, o maneh (gr. «mnã», heb. «mãneh», ac. «manû»: en estas dos lenguas la raíz significa «contar»; 1 R. 10:17. (C) El siclo, o «shekel», «peso» (Éx. 30:13). (D) La gera, probablemente del ac. «geru», que valía primitivamente 1/20 de siclo (Éx. 30:13). (E) La beka, o 1/2 siclo (Gn. 24:22; Éx. 38:26). (F) La libra (gr. «litra»; Jn. 12:3; 19:39), equivalente a la libra romana de alrededor de 327 gr. Las excavaciones han dado asimismo algunas indicaciones acerca de unas equivalencias
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aproximadas de los antiguos pesos israelitas. Casi todos los pesos primitivos de los israelitas eran de piedra. En Laquis se ha encontrado un peso que llevaba la inscripción «neseph»: pesaba 10,5 g.; una decena de pesos del mismo género tienen entre 9,28 g. y 10,21 g.; dos pesos de piedra, con la inscripción «pym», es decir, 2/3 de siclo; estos dos pesos pesan 8,13 y 7,8 g.; finalmente, dos pesos con la inscripción «beka'», que pesan 6,15 y 6,09 g. La mayor parte de estos objetos de Laquis datan probablemente del final del siglo VII y del inicio del siglo VI a.C. La existencia de pesos del mismo nombre pero de peso diferente permite admitir que los patrones palestinos diferían mucho según las diferentes localidades. Por otra parte, las balanzas carecían de exactitud. En Babilonia y Asiria, 60 siclos equivalían a una mina. En estas regiones se distinguía entre los pesos ligeros (talentos, minas y siclos) y los pesos pesados de las mismas denominaciones. Estos segundos equivalían a exactamente el doble de los primeros. Había asimismo patrones locales, además de la maneh (mina) sumeria. Unas minas conservadas en el Museo Británico pesan desde 423 a 570 g., en tanto que una cierta mina babilónica, de peso mediano, no pesa más que 505 g. Se distinguen tres patrones para la mina babilónica. Según las constataciones hechas, el siclo no tenía siempre el mismo peso. En Ras Shamra (a 40 Km. al suroeste de Antioquía) se empleaba la mina de 50 siclos (véase RAS SHAMRA para una discusión acerca de las cuestiones cronológicas suscitadas). Entre los hebreos se puede establecer una tabla aproximada como sigue: gera 1/20 de siclo 0,82 g. beka 1/2 siclo 8,02 g. siclo = 16,04 g. mina 50 siclos= 820 g. talento 3.000 siclos= 49.200 g. Sin embargo, hay una gran incertidumbre acerca de los dos últimos pesos. La mina valía 15, 50, 60 o incluso pudiera ser que 100 siclos. Asimismo, las estimaciones varían entre 30 y 50 minas. II. Medidas de longitud. Como entre los pueblos antiguos, derivan de las dimensiones del cuerpo humano. El codo (del latín «cubitum», «codo») era la unidad básica; en principio, se medía desde el codo hasta el extremo de los dedos, pero era variante. Se habla de «codos de hombre» (Dt. 3:11), «codos, por la medida antigua» (2 Cr. 3:3, V.M.), «codos ordinarios», de otro codo «y palmo menor» (Ez. 40:5),
«codos largos» (Ez. 41:8). Hasta allí donde podemos saber, el codo ordinario tenía 44 cm., y el grande alrededor de 52 cm. Lo mismo sucedía en Babilonia: el codo real media tres anchos de dedo de más que el codo babilónico corriente (Herodoto 1:178). El codo egipcio ordinario, de alrededor de 45 cm., equivalía a seis palmos, es decir, a seis veces la anchura de una mano (Herodoto 2:149). El codo real egipcio, que tenía un palmo de más, medía alrededor de 52 cm., lo que queda demostrado por las cañas de medición halladas en las tumbas. Durante el período grecorromano las distancias se medían en millas y en estadios; 5.000 pies romanos equivalían a una milla romana de alrededor de 1.480 m. El estadio del NT medía alrededor de los 185 m. (Lc. 24:13); 8 estadios romanos equivalían a una milla. El estadio griego se dividía en 600 pies. Como los pies variaban, el estadio olímpico medía 192,5 m., en tanto que el estadio ático tenía sólo 147,85 m. El término gr. «stadion» designaba primeramente el emplazamiento del campo de carreras y después la distancia recorrida por un hombre vigoroso, corriendo sin tomar aliento. Comparación aproximada de longitudes: Dedo (anchura) (Jer. 52:21) 2,5 cm. Palmo menor (anchura de cuatro dedos) (Éx. 25:25) 9,2 cm. Palmo, 3 palmos menores 27,7 cm. Codo, 2 palmos 55 cm. (o algo menos (Éx. 28:16) en ocasiones) Caña de Ezequiel (Ez. 40:5), 6 codos largos 3,32m. Braza, longitud de dos brazos extendidos (medida profundidad, Hch. 27:28) 1,80m. Estadio (Lc. 24:13; Jn. 6:19) Alrededor de 185 m. Milla (Mt. 5:41), 8 estadios Alrededor de 1.480 m. Camino de un sábado, 2.000 codos 1.100 m. III. Medidas de Capacidad. Tampoco se conocen con exactitud las antiguas medidas de capacidad, que variaban frecuentemente a lo largo de las épocas, en particular durante y después de la cautividad. La unidad de medida para los sólidos era el efa; para los líquidos era el bato. Se ha identificado el contenido de dos unidades, a pesar de la diversidad de sus nombres (Ez. 45:11). Se puede establecer la siguiente tabla general: Medidas de áridos: El Cab (solamente en 2 R. 6:25) valía 1/18 de efa = 2 l. 94 cc. El choinix («libra» de Ap. 6:6) =1 cab El gomer (Éx. 16:36), 1/10 de efa = 3 l. 50 cc.
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El almud (lat. «modius», Mt. 5:15), medida romana = 8 l. 63 cc. La «medida» (seah) (Gn. 18:6; 2R. 7:16), 1/3 de efa =11 l. 70 cc. El efa es equivalente al bato = 35 l. El lethek (Os. 3:2) 1/2 homer = 175 l. El homer (Os. 3:2), 10 efas = 350 l. El cor, o «coro» (1 R. 5:11; Éx. 45:14), equivalente al homer = 350 l. Medidas de líquidos El log (Lv. 14:10, 12, 15, 24) = 486 cc. El hin (Éx. 29:40) = 12 logs = 5 l. 832 cc. El bato (1 R. 7:38; Ez. 45:10), 6 hines = 35 l. El «cántaro» de Jn. 2:6 (gr. «metretes») = 39 l. IV. Medidas de Superficie. En la mayor parte de los países, las superficies eran indicadas en base a la extensión que podía arar un par de bueyes en un día. Otra medida muy antigua se correspondía con la cantidad de grano necesario para sembrar una superficie. En la versión Reina-Valera se traduce como «yugada» el heb. «Semed», «yugo», «par de bueyes» (1 S. 14:14; Is. 5:10). El «actus» romano (surco) medía 120 pies romanos de longitud. La unidad de superficie de los romanos era el actus cuadrado. El «jugerum» (yugada) equivalía al área trabajada en una jornada por un par de bueyes. El «jugerum» tenía un doble «actus» de longitud y un «actus» de anchura, lo que daba una superficie rectangular de 28.000 pies cuadrados romanos (2.518 m2). Se supone que la yugada heb., «Semed», era análoga, pero no se pueden dar más precisiones. nom, PESCA (Véase PEZ) nom, PESEBRE tip, UTEN vet, (gr. «Phatnê», Lc. 2:7, 12; 13:15; Is. 1:3). Ya aparecen los pesebres en la Ilíada (10:568; 24:280; Herodoto 9:70). En Palestina, el establo se encuentra ordinariamente en la casa del propietario; una parte del interior está provista de pesebres en forma de cajas, hechas de piedras unidas con cemento. Este término tiene interés por su relación con el nacimiento del Señor Jesús (Lc. 2:7-16). Se han expresado dudas acerca de si significa estrictamente el comedero, o si se refiere más ampliamente al local en que se guardaba el ganado. Con esto concuerda la Vulgata, «praesepe», así como la versión Peshito-Siríaca.
El término «phatnê» aparece en la LXX en 2 Cr. 32:28; Jb. 6:5; 39:9; Pr. 14:4; Is. 1:3; Jl. 1:17; Hab. 3:17. nom, PESTE tip, MDIC vet, La peste es una enfermedad contagiosa, frecuentemente epidémica; en la India se mantiene desde hace mucho tiempo en forma endémica. La Biblia la presenta frecuentemente como un azote de Dios (Éx. 9:15; Lv. 26:25; Dt. 28:21), que Él suscita por medio de causas secundarias. La guerra, el hambre y la peste son castigos que siguen el uno al otro (Éx. 6:11). Cuando la guerra se desata sobre una región, los enemigos se apoderan de las cosechas, destruyéndolas; los campesinos dejan de cultivar las tierras. Las ciudades asediadas no pueden conseguir suministros. El hambre, la mortandad y la insalubridad favorecen la aparición de la peste. nom, PETOR tip, CIUD sit, a4, 225, 79 vet, Ciudad cercana al Éufrates (Nm. 22:5), cerca de los montes de Aram (Mesopotamia) (Nm. 23:7; Dt. 23:4). Salmansar II de Asiria arrebató Petor a los heteos, y le dio el nombre de Pitru. En la lista de Tutmose III de Egipto se halla entre las ciudades sirias. Esta ciudad se hallaba sobre la ribera occidental del Éufrates, cerca del río Sagura, que en la actualidad lleva el nombre de Sajur, a algunos Km. al sur de Carquemis. nom, PETRA tip, CIUD ver, SELA sit, a4, 198, 299 vet, Nombre gr. de Sela. Ciudad de Edom. (Véase SELA). nom, PEZ, PESCA tip, FAUN ALIM PECE ver, DRAGÓN, LEVIATÁN vet, En Egipto se pescaba en el Nilo y en los diversos brazos que forma antes de llegar al Mediterráneo (Is. 19:8). Durante su esclavitud en Egipto, los
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israelitas podían comer pescado a voluntad (Nm. 11:5). A lo largo de la costa mediterránea de la Palestina septentrional, la pesca estaba sobre todo en manos de los tirios y de los sidonios (Neh. 13:16), y al sur en poder de los filisteos. El mar de Galilea pertenecía a los israelitas, y era su principal zona de pesca. Tristram enumera veintidós especies de peces en este mar; una gran cantidad desciende al Jordán, pero todo pez que llega al mar Muerto encuentra la muerte en sus saladas aguas. Había venta de pescado en Jerusalén (2 Cr. 33:14; Neh. 13:16). La pesca se hacía mediante cañas de pescar, anzuelos, arpones, garfios (Jb. 41:1, 7; Is. 19:8; Am. 4:2; Mt. 17:27), también se echaban redes (Lc. 5:4-7). El gran pez, o monstruo marino, heb. «Tannin», denota grandes peces del mar (Gn. 1:21; Jb. 7:12). Los dos términos heb. «Dag» y «Dagah» se hallan en Jon. 2:1, 2. En Ez. 32:2 se traduce como «dragón en los mares», siguiendo la LXX y la Vulgata, «dragón». Otras versiones traducen «monstruo de los mares» o «cocodrilo en los mares». (Véanse DRAGÓN, LEVIATÁN.) El término gr. «kêtos» (Mt. 12:40) designa todo tipo de gran animal marino: grandes peces, o mamíferos marinos, como los delfines, cachalotes, orcas, ballenas, etc. En la LXX se usó el término «kêtos mega» para traducir los dos términos heb. de Jon. 2:1, que significan «gran pez». El término «ballena» no figura ni en el AT ni en el NT, por lo que no se puede presentar objeción alguna a la historia de Jonás con argumentos acerca de lo estrecha de la abertura de algún tipo de ballenas. Otro término gr. que significa pez, «ichthus», fue adoptado por los cristianos perseguidos de los primeros siglos como símbolo de Cristo, como acróstico. En efecto, se puede formar en base a las iniciales de Iesus Christos Theou Uîos Sõter, «Jesucristo Hijo de Dios, Salvador». La imagen y el nombre del pez se hallan con mucha frecuencia en las paredes de las catacumbas romanas. nom, PIEZAS DE DINERO (Véase DINERO) nom, PI-HAHIROT ver, RAMESÉS, HICSOS, EGIPTO, ÉXODO vet, Pi-hahirot y arqueología. El Monolito de el Arish, en el museo de Ismailía fue descubierto algo después de 1860; en 1890 se hizo una traducción parcial del texto (F. L. Griffith); no fue hasta 1936 que se hizo un intento serio de traducirlo
totalmente (G. Goyon «Les travaux de Chou et las tribulations de Geb d'après le Naos 2248 d'Ismailia», Kêmi, «revue de philologie et d'archéologie egyptiennes et coptes» VI, 1936, 142). En este monolito se menciona que «...su majestad de Shou fue a la batalla contra los compañeros de Apopi» (véase HICSOS, d). El rey y su ejército no volvieron: «Cuando la majestad de Ra-Harmachis luchó contra los malhechores en esta charca, los malhechores no prevalecieron contra su majestad. Su majestad saltó al llamado «Lugar del Torbellino» (Griffith: «The Antiquities of Tell el-Yahudiyeh», Londres, 1890, p. 73). La marcha de Faraón tuvo lugar en medio de una gran perturbación telúrica y una tempestad que ennegreció la tierra. El texto continúa: «Su majestad... (aquí faltan palabras) halla en este lugar llamado Pi-Kharoti.» Unas pocas líneas después se afirma que fue arrojado por una gran fuerza, y echado por los aires por el torbellino de agua alto. Fue al cielo. Esta mención, el paralelismo de los acontecimientos, la mención de «Apopi» como enemigo del soberano egipcio (véase HICSOS, d), la identificación de los hicsos con los amalecitas (véanse EGIPTO, a, c; ÉXODO, b; HICSOS), lleva a la conclusión de que en este monolito tenemos un relato paralelo al de la Biblia acerca de la huida de los hebreos de Egipto, de la muerte de Faraón en Pi-hahirot («ha» es en heb. el artículo determinado, equivaliendo así el Pi-kharoti egip. con el Pi-[ha]hirot heb. Se ha de tener en cuenta que las vocales de la traducción del egip. son una conjetura). Así, aunque no se conoce la situación de Pi-hahirot, aparece una mención independiente del lugar y circunstancias mencionados en la Biblia. Véase PEREGRINACIÓN POR EL DESIERTO. nom, PILATO tip, BIOG HOMB HONT ver, PROCURADOR vet, Su nombre entero era Poncio Pilato (Mt. 27:2). Poncio, en lat. «Pontius», indicaba su relación, por descendencia o adopción, con el «gens» de Pontii. Pilato podría derivar de «Pilatus», armado de «pilum», o jabalina; también podría provenir de «Pileatus», llevando el «pileus», gorro de fieltro, emblema de la libertad, reservado al esclavo libertado. Quinto procurador de Judea, a partir de la destitución de Arquelao por Augusto, en el año 6 d.C. (véase PROCURADOR). Por medio de la influencia de Séjano, fue designado procurador de
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Judea por Tiberio, hacia el año 26 d.C., para suceder a Valerio Grato. Llegó a Judea el mismo año de su nominación. Su esposa lo acompañó (Mt. 27:19). Durante mucho tiempo la ley romana no autorizó a que un gobernador llevara a su esposa a una provincia no pacificada, pero Augusto sí lo permitió (Tácito, Anales 3:33). En contra de la política de los procuradores precedentes, Pilato envió a Jerusalén un destacamento militar con sus enseñas. Ordenó que se entrara en la ciudad por la noche, con las enseñas provistas de águilas de plata y de pequeñas imágenes del emperador, para provocar a los judíos. Una buena cantidad de ellos acudió a Cesarea, la residencia del procurador, para exigir la retirada de las enseñas. Pilato intentó intimidarlos, pero, al ver que estaban dispuestos a dejarse matar en masa, accedió al final a su petición (Ant. 18:3, 1; Guerras 2:9, 2 y 3). Más tarde tomó del tesoro del Templo el dinero sagrado (corbán), para emplearlo en la construcción de un acueducto para llevar a Jerusalén el agua de las regiones montañosas del sur de la capital. El uso secular de un dinero consagrado a Dios provocó una sublevación. Cuando el procurador llegó a Jerusalén, los judíos asediaron su tribunal. Pilato, enterado ya de la rebelión, mezcló entre la multitud a soldados disfrazados, escondiendo garrotes y puñales. Cuando la agitación llegó a su paroxismo, Pilato dio la señal esperada por los soldados. Numerosos judíos murieron asesinados o atropellados por la multitud al huir. No parece haberse dado otra sedición. Pilato finalizó el acueducto, pero se hizo odioso a los judíos (Ant. 18:3, 2; Guerras 2:9, 4). Cuando estaba en Jerusalén, se alojaba en el palacio de Herodes. Hizo colgar después unos escudos de oro, cubiertos de inscripciones idolátricas relativas a Tiberio, aunque sin la efigie del emperador. El pueblo suplicó en vano a Pilato que los quitara. Los nobles de Jerusalén enviaron entonces una petición a Tiberio, que ordenó al procurador que llevara los escudos a Cesarea (Filón, «Legat ad Gaium», 38). Una carta de Agripa I, citada por Filón, presenta a Pilato como un hombre de carácter inflexible, tan implacable como obstinado. Agripa temía que los judíos fueran a acusar a Pilato ante el emperador de corrupción, violencia, ultrajes al pueblo, crueldad, ejecuciones continuas sin previo juicio, y atrocidades carentes de sentido. Pilato era procurador cuando Juan el Bautista y Jesús comenzaron sus ministerios (Lc. 3:1). Los procuradores de Judea acudían habitualmente a
Jerusalén con ocasión de las grandes fiestas, durante las que se reunían multitudes de judíos. Es posible que fuera durante una de estas solemnidades que Pilato derramó la sangre de algunos galileos en la zona del Templo donde se ofrecían los sacrificios (Lc. 13:1, 2). Los galileos eran propensos a exaltarse durante las fiestas (Ant. 17:10, 2 y 9). Los ejecutados por Pilato habían intentado seguramente iniciar una sublevación. Es indudable que una ejecución tan sumaria de algunos de sus súbditos enfurecería a Herodes Antipas; fuera cual fuera la causa de la enemistad entre él y Pilato, el rencor de Herodes se apaciguó cuando el procurador reconoció la jurisdicción del tetrarca en las cuestiones concernientes a galileos (Lc. 23:6-12), lo que sucedió cuando hubo el proceso al Señor Jesús. La carrera de Pilato y la forma en que trató a Jesús revelan su carácter: mundano, dispuesto a juzgar con justicia siempre y cuando ello no le implicara ningún inconveniente personal. Dispuesto a cometer un crimen que le fuera de provecho, y sin preocuparse por sus deberes, sino por sus intereses. Habiendo proclamado tres veces la inocencia de Jesús, y sabiendo que su deber era liberarlo, no lo hizo para no hacerse más impopular entre los judíos. Ordenó la flagelación de Cristo, no habiéndolo hallado culpable de nada. Dejó después que los soldados romanos, que se hubieran detenido a la menor indicación de su parte, torturaran de nuevo al preso. Cediendo al final al clamor de los judíos, Pilato accedió a la demanda de ellos, entregando a Jesús a la muerte en la cruz (Mt. 27; Lc. 23). La carrera de Pilato quedó bruscamente interrumpida. Un impostor samaritano incitó a sus compatriotas a seguirle en el monte Gerizim, para buscar unos vasos de oro escondidos por Moisés y que provendrían del Tabernáculo. Se ha de señalar que Moisés jamás había estado en el monte Gerizim, por cuanto no le fue permitido cruzar el Jordán. Los samaritanos, engañados, se reunieron al pie de la montaña, listos para la ascensión. Como los desventurados iban armados, Pilato situó caballería e infantería en todos los caminos que conducían a Gerizim. Atacaron a estos buscadores de tesoros, dando muerte a muchos de ellos, y tomando a otros como prisioneros, ejecutándolos posteriormente. Los samaritanos denunciaron la crueldad de Pilato al legado de Siria, Vitelio, de quien dependía el procurador. Éste designó a otro procurador, ordenando a Pilato que se dirigiera a Roma para justificarse ante el emperador. Tiberio murió el 16 de marzo del año 37, antes de la llegada de Pilato (Ant. 18:4, 1 y 2).
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La tradición informa que Pilato fue desterrado a las Galias, a Viena sobre el Ródano, y que se suicidó. Existen numerosos «Hechos de Pilato» (Acta Pilati), pero se contradicen entre sí y son considerados como apócrifos. nom, PIBESET tip, CIUD sit, a4, 73, 282 vet, (egip. «casa de la diosa Bast») Ciudad egipcia (Ez. 30:17). Su nombre gr. era Bubastos, Bubastis (Herodoto 59:137). Esta localidad, que en la actualidad se llama Tell Basta se encuentra en el Delta del Nilo sobre la ribera occidental de la rama Pelusíaca del Nilo a unos 72 Km al oeste-suroeste de la Zoán bíblica. Entre las ruinas de Pibeset se hallan los vestigios de lo que fuera un soberbio templo de granito rojo dedicado a Bast, la diosa con cabeza de gata. nom, PICOL tip, BIOG HOMB HOAT vet, Capitán del ejército de Abimelec, rey de Gerar, estuvo presente durante la celebración de un pacto entre Abimelec y Abraham. También asistió a la alianza de Isaac con Abimelec, o con su sucesor que llevaba su mismo título (Gn. 21:22; 26:26). nom, PIE tip, COST TIPO vet, Debido al polvo del camino, y a lo descubiertos que se llevaban los pies, sin calcetines ni medias, era preciso lavarse los pies con mucha frecuencia. A la llegada a una casa, el dueño de ella, o un siervo, lavaba los pies del visitante; como mínimo, se debía presentar agua para poderse lavar (Gn. 18:4; Lc. 7:44). Así, lavar los pies vino a ser una expresión denotando el hecho de mostrar hospitalidad (1 Ti. 5:10). La prestación de este servicio de manera voluntaria denotaba una gran devoción; Jesús dio una gran lección de humildad al lavar los pies de Sus discípulos (Jn. 13:4-15). Para indicar un trabajo muy humilde se usaba la expresión «desatar las correas de las sandalias» (Mr. 1:7; Lc. 3:16; Jn. 1:27). Para expresar condena y separación, se sacudía el polvo de la ciudad de los pies de uno de una manera pública (Mt. 10:14; Hch. 13:51). Para expresar el cuidado de Dios sobre Su pueblo durante la peregrinación en el desierto, Moisés les
dice: «Tu vestido nunca se envejeció sobre ti, ni el pie se te ha hinchado en estos cuarenta años» (Dt. 8:4; cfr. 29:5). Como expresión de dominio, se ponía el pie sobre el cuello del vencido (Jos. 10:24, etc.). Son numerosas las expresiones que se usan en la Biblia con el término «pie»: «Cubrirse los pies» se usa eufemísticamente de «hacer las necesidades» (1 S. 24:3). «Hablar con los pies» denota la gran gesticulación con que hablan los orientales, y con la que dan a sus palabras un énfasis y matiz adicionales (Pr. 5:13). «sentado a los pies», para denotar a un discípulo recibiendo enseñanza, (Dt. 33:3; heb. lit.: Lc. 10:39; Hch. 22:3). Hay frecuentes referencias a los pies en cuanto a la conducción por Dios de los Suyos (cfr. Sal. 91:12, que tiene además aplicación mesiánica; Sal. 121:3). Se hace referencia al andar moral en relación con Dios y los demás (Sal. 73:2; Jb. 23:11; 31:5). Aplicado a los que traen gratas nuevas, «los pies» son un sinónimo de «la llegada» (cfr. Is. 52:7). nom, PIEDAD tip, DOCT vet, (heb. «ghãhseed», «piadoso», Sal. 4:3; «santo», Sal. 32:6; «rahghãmeem», «piedades», Sal. 25:6; gr. «thesebeia», «adoración» o «reverencia» a Dios, «temor reverencial a Dios», 1 Ti. 2:10; «eusebeia», etim. «adorar bien», y de ahí «piedad hacia Dios»; lat. «pietas»). Es un afecto y respeto hacia Dios y los padres. Al clamar: «misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos» (Os. 6:6; «misericordia» es el término traducido en otros pasajes por piedad), el Señor demanda una respuesta de corazón, un don de todo el ser, en lugar de una religión formalista que cumpla mecánicamente los sacrificios ordenados por la Ley. Pablo, que usa en varias ocasiones este término, escribe a Timoteo: «Ejercítate para la piedad... la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera» (1 Ti. 4:7-8). La encarnación y la glorificación de Cristo constituyen el gran misterio de la piedad (1 Ti. 3:16). La sana doctrina es «conforme a la piedad», por cuanto ambas cosas son inseparables (1 Ti. 6:3). La piedad es nuestra principal fuente de ganancia aquí abajo (1 Ti. 6:6), y debemos buscarla intensamente (1 Ti. 6:11), para vivir
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verdaderamente «en toda piedad» (1 Ti. 2:2; Tit. 2:12; cfr. 2 P. 1:6). La marca de la apostasía es la de tener «apariencia de piedad, pero negar(án) la eficacia de ella» (2 Ti. 3:5). Así, debemos dar a Dios un culto que le sea agradable «con temor y reverencia» (He. 12:28). El hombre piadoso de los Salmos es objeto de la bendición y protección del Señor (Sal. 4:3; 32:6; 86:2). Los judíos y los prosélitos piadosos acogieron felices la predicación del Evangelio (Lc. 2:25; Hch. 2:5; 8:2; 10:2; 13:43). Tanto en nuestros días como entonces, «todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución» (2 Ti. 3:12). El mismo Dios da a los creyentes todo aquello que pertenece a la vida y a la piedad, y no dejará de librar de las pruebas a todos los hombres piadosos (2 P. 1:3; 2:9). La piedad se ejerce también en el seno de la familia y hacia los padres: viene a ser la piedad filial, particularmente grata a Dios. Por cuanto si uno no se cuida de los suyos, y principalmente de los de su familia, ha renegado de la fe, y es peor que un infiel (1 Ti. 5:4, 8). nom, PIEDRA tip, CONS TIPO ver, MESA, LUGARES ALTOS, PESAS Y MEDIDAS, JEROGLÍFICOS, EGIPTO vet, El suelo rocoso de Palestina exigía frecuentemente sacar las piedras de los campos antes de poderlos cultivar (Is. 5:2). En la guerra se destruían los campos y pozos de los enemigos echando piedras en ellos (2 R. 3:19, 25). Usos diversos de las piedras: (A) Construcción: en diques, muelles (Guerras 1:21, 6); fortificaciones (1 R. 15:22; Neh. 4:3); casas (Lv. 14:45; Am. 5:11); palacios (1 R. 7:1, 9); fortalezas, templos (1 R. 6:7); enlosados de patios, columnas (Est. 1:6). Bajo Herodes, y también en otras épocas, se pavimentaban las calles. De piedra se hacían los acueductos, depósitos, puentes, paredes de protección para los viñedos (Pr. 24:30, 31). Las piedras de los altares (Éx. 20:25), de los muros y de los majanos conmemorativos no debían ser talladas (Gn. 31:46). Montones de piedras brutas eran las tumbas de las personas votadas al anatema (Jos. 7:26; 8:29; 2 S. 18:17). Esta forma de sepultura sigue siendo
costumbre en Siria y Arabia, incluso si no se trata de criminales. Ciertos edificios precisaban de piedras serradas, talladas (1 P. 7:9-11), en ocasiones de gran tamaño; éste era el caso para la construcción de los muros del Templo (1 P. 7:10) y para el muelle de Cesarea, construido por Herodes (Guerras 1:21, 6). (B) Bloques aislados. Utilizados para tapar las cisternas, pozos, la entrada de las tumbas (Gn. 29:2; Mt. 27:60; Jn. 11:38), como mojones para las lindes de campos (Dt. 19:14) y, probablemente, a guisa de indicadores (Jer. 31:21). En la época romana se hallaban piedras militares a lo largo de las principales vías de comunicación; las había entre Tiro y Sidón, entre Pella y Gerasa; algunas de ellas siguen estando en su sitio. Se levantaban piedras para recordar a ciertas personas o acontecimientos (Gn. 31:45; 35:14, 20; 2 S. 18:18). Se inscribían anales en ciertos de estos monumentos (véase MESA [ESTELA DE)). Con piedras se hacían ídolos (Lv. 26:1; Dt. 29:17; 2 R. 19:18; cfr. Is. 57:6). Ciertas piedras, casi siempre aerolitos, vinieron a ser sagradas para los paganos. En gr. recibían el nombre de «baituloi» y «baitulia». Se pretendía que se podían mover, hablar, y proteger a los hombres del mal. Su nombre gr., muy probablemente de origen semita, está emparentado con el término «beth'êl» e indica, posiblemente, que se consideraba que la piedra era la morada de un poder sobrenatural, espíritu o divinidad. Los semitas empleaban este término para designar las rudimentarias estelas erigidas allí donde se celebraba un culto (Dt. 12:3). (Véase LUGARES ALTOS.) Los israelitas erigían, en ocasiones, una piedra conmemorativa en el lugar en que Dios se les había revelado (Gn. 28:18-22; 35:14; 1 S. 7:12; Is. 19:9), y le daban un nombre religioso a este lugar (Gn. 28:19; 35:7), o incluso a la piedra (1 S. 7:12). De la misma manera, daban en ocasiones a un altar uno de los nombres de Dios (Gn. 33:20; Éx. 17:15; cfr. Gn. 35:7). Sin embargo, los mismos pasajes muestran que no atribuían poder alguno ni a la piedra ni al altar, Constituían un simple recuerdo religioso; la adoración que ellos rendían a Dios era totalmente independiente de ello (Gn. 31:54; 35:1, 7; 1 S. 7:9). (C) Piedras para diversos usos: proyectiles de hondas y de catapultas (Jue. 20:16; 1 S. 17:40; 2 Cr. 26:15; Sab. 5:22; 1 Mac. 6:51); piedras que se tiraban en caso de lapidación. Se conseguían chispas a base de golpear piedras de pedernal, para encender fuego (2 Mac. 10:3).
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Unas piedras conformadas adecuadamente servían de cuchillos (Jos. 5:2). Los pesos se hacían frecuentemente de piedras talladas (Dt. 25:13). (Véase PESAS Y MEDIDAS.) Las tablas de piedra, inscritas, se usaban a guisa de documentos (Éx. 24:12). Se guardaba agua en vasos de piedra (Éx. 7:19; Jn. 2:6). Los animales destinados a los holocaustos eran degollados sobre mesas de piedra (Ez. 40:42). Para moler grano y reducirlo a harina, se hacía girar una piedra redonda de alrededor de 15 kg. de peso; también se molía el grano en medio de dos piedras superpuestas que servían de muelas (Dt. 24:6). La piedra, símbolo de dureza, de insensibilidad (1 S. 25:37; Ez. 36:26), representa asimismo la fuerza moral (Jb. 6:12; 42:15). Los discípulos de Cristo son comparados con piedras vivas que forman un templo espiritual, del que Cristo es la piedra angular (Ef. 2:20-22; 1 P. 2:4-8). nom, PIEDRA ANGULAR o piedra del ángulo. tip, TIPO CONS ver, MESA, LUGARES ALTOS, PESAS Y MEDIDAS, JEROGLÍFICOS, EGIPTO vet, Era la piedra fundamental que constituía el ángulo exterior de un edificio. Piedra situada en el ángulo donde se encuentran dos muros, manteniéndolos unidos. Toda piedra que ocupe esta posición desde la base (Jb. 38:6; Is. 28:16) hasta el tejado (Sal. 118:22; Zac. 4:7) es una piedra angular. En sentido figurado, Cristo es la principal piedra del ángulo (Ef. 2:20; 1 P. 2:6), así como la cabeza del ángulo (Mt. 21:42; 1 P. 2:7). nom, PIEDRA DE ROSETTA. Véase JEROGLÍFICOS, EGIPTO, e. nom, PIEDRAS PRECIOSAS tip, COSM TIPO vet, La Biblia menciona la mayor parte de las piedras preciosas que se conocen en la actualidad, pero es, en ocasiones, difícil hallar la correspondencia exacta entre los nombres que se hallan en las lenguas originales con los de nuestra nomenclatura actual. Se pueden destacar, en particular, tres listas de estas gemas: las doce piedras grabadas del pectoral del sumo sacerdote (Éx. 28:17-21; 39:10-13);
las nueve piedras del ornato del rey de Tiro (en tanto que en la LXX se añaden doce, Ez. 28:13), y las doce piedras de los cimientos de la Nueva Jerusalén (Ap. 21:19-20). Las piedras preciosas eran utilizadas para: confeccionar los ornamentos sacerdotales y reales (2 S. 12:30), ofrecer ricos presentes (1 R. 10:2), servir de adorno femenino (Ap. 17:4), la decoración del Templo (1 Cr. 29:2, 8; 2 Cr. 3:6), conseguir acumular un gran valor en poco volumen (2 Cr. 32:27), servir de sello (Éx. 39:14). Ciertos pasajes indican el origen de estas piedras (Gn. 2:12; 1 R. 10:11, Jb. 28:6, 16-19, Ez. 27:16). Con frecuencia se citan las piedras preciosas como símbolo: de esplendor celeste (Éx. 24:10; Is. 54:11-12; Ez. 1:26; 10:1; Ap. 4:3), de belleza resplandeciente (Lm. 4:7; Cnt. 5:14), de gran valor (Pr. 17:8; Jb. 28:16-19), de dureza extremada (Ez. 3:9; Zac. 7:12; Jer. 17:1), de duración inalterable (1 Co. 3:12), y de un color particular (Ap. 9:17). (a) Ágata. (nombre que se deriva del de un río de Sicilia, donde abundan estas piedras). Se presenta bajo diversas especies de cuarzo coloreado: amatista, calcedonia y jaspe. Sobre el pectoral del sumo sacerdote, la ágata era la piedra central de la tercera hilera de piedras preciosas (Éx. 28:19; 39:12). (Heb. «sebo».) También es mencionada en Ap. 21:19 como tercer cimiento de la Nueva Jerusalén. Ver nota al fin de este artículo. (b) Amatista. (el nombre heb., «ahlama», sugiere la idea de una piedra preciosa que hace delirar). Piedra de gran valor, la última de la tercera hilera sobre el pectoral del sumo sacerdote (Éx. 28:19; 39:12). El duodécimo cimiento de la Nueva Jerusalén es de amatista (Ap. 21:20). Se trata de una variedad transparente de cuarzo. Es límpida, púrpura o de color morado tendiendo al azul, se cree que el origen de este color es el manganeso. Los hebreos podían conseguir la amatista en el país de Edom, en Egipto, Galacia, Chipre pero los más bellos especímenes se conseguían de la India y de España. (c) Berilo. (A) Heb. «tarshish»; piedra preciosa relacionada indudablemente con el lugar de origen de la primera piedra de la cuarta hilera del pectoral (Éx. 28:20; 39:13; Cnt. 5:14; Ez. 1:16; 10:9; 28:13; Dn.
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10:6). Ninguno de los pasajes da indicación alguna del color de esta piedra. Hay algunos comentaristas que traducen el «tarshish» de Cnt. 5:14 por topacio y «tarshish» de Éx. 28:20 por calcedonia. En la LXX se traduce como crisólito en Éx. 28:20; 39:13; Ez. 28:13, y como «anthrax», que se traduce «carbunclo», en Ez. 10:9. (B) El término gr. «beryllos» de Ap. 21:20 se traduce como berilo, para designar el octavo fundamento de la Nueva Jerusalén. El berilo es un mineral de roca, formado especialmente por sílice y aluminio; por lo general es de color verde o verde azulado; aparece también en variedades azules, rosas, amarillas, o de color de aguamarina; está emparentada con la esmeralda. (d) Carbunclo. (A) Heb. «bareketh» y «bar'kath»: brillante como el rayo (Ez. 28:13); la primera piedra de la segunda hilera del pectoral (Éx. 28:18-19). En la LXX, la Vulgata y Josefo no se traduce como carbunclo, sino como esmeralda. (B) Heb. «'Ekdah», «resplandor», «chispa» (Is. 54:12). Piedra luminosa que tiene el aspecto de un carbón ardiendo. La LXX traduce «anthrax», en lat. «carbunculus». Según el naturalista y minerólogo Dana, Plinio da el nombre de carbunclo a tres piedras diferentes: al granate, al rubí y al zafiro. El granate, que Plinio clasifica entre los carbunclos, es el granate noble, llamado asimismo granate oriental, o almandino. Su transparencia y color son magníficos. Los granates más bellos vienen de Pegou, en la Baja Birmania. El rubí es el espinela, de un rojo claro o solamente translúcido. En cuanto al zafiro, ver en su apartado correspondiente. (e) Coral. heb.: «Ra'moth». Esta sustancia era clasificada entre las más preciosas (Jb. 28:18). Los mercaderes arameos llevaban el coral a los mercados de Tiro (Ez. 27:16). Se extraía del Mediterráneo y del mar Rojo, y con él se fabricaban collares y amuletos. El coral es el esqueleto calcáreo de cienos pólipos. Se trata de zoófitos provistos de una boca con tentáculos. El pólipo fijado a la roca se multiplica y forma polímeras, análogas a pequeños árboles hechos de zoófitos medio separados y medio adheridos. El carbonato de calcio que constituye el esqueleto del coral proviene del agua. Con frecuencia, el coral adopta el aspecto de un hermoso árbol ramificado, o de un arbusto, de donde viene su nombre de zoófito (animal con el aspecto de una planta). Algunas especies llegan a formar grandes arrecifes. El heb. «peninim» parece más incierto. En Lm. 4:7 la versión Reina-Valera traduce
«coral», junto con la mayor parte de las otras versiones. Algunos, sin embargo, traducen «rubíes»; la misma Reina-Valera traduce este término por «piedras preciosas» en Pr. 3:15. (f) Cornalina o cornerina. Variedad de calcedonia que los griegos llamaban sardio. Piedra preciosa (Ap. 4:3) constituyendo el sexto cimiento de la Nueva Jerusalén (Ap. 21:20). Los antiguos llamaban sardiones a dos tipos de piedras, que distinguían por su color: La variedad de un rojo transparente, que es asimismo una cornalina, pero para la que se reserva el nombre de sardio. Plinio dice que los sardios se hallaban cerca de Sardis, de donde procedía el nombre, pero que las variedades más bellas procedían de Babilonia. En la actualidad, las cornalinas más bellas proceden de la India. Algunas proceden de Arabia. Es posible que los antiguos hebreos las consiguieran de este último país. En el AT, el término sardio traduce el heb. «'õdem», piedra enrojecida; figuraba como primera piedra en la primera hilera del pectoral (Éx. 28:17). El rey de Tiro se adornaba con ella (Ez. 28:13, «cornerina»). Hay exegetas que opinan que se trata de rubíes, pero la LXX traduce «'õdem» como sardio. (g) Crisólito. gr.: «piedra de oro». Mineral constituido especialmente por silicio y magnesio; hay dos variedades de crisólitos, una noble y otra común. La piedra preciosa transparente es de un verde amarillento y claro; se halla en el Medio Oriente; se ignora si el crisólito de Plinio, el del NT, tenía color de oro, o si se trataba de un topacio. El crisólito constituye el séptimo cimiento de la Nueva Jerusalén (Ap. 21:20). (h) Crisopraso. gr.: «piedra de verde dorado». Variedad de calcedonia de tintes verde manzana, color debido a la presencia de óxido de níquel. El más conocido proviene de Silesia. El crisopraso forma el décimo cimiento de la Nueva Jerusalén (Ap. 21:20). (i) Diamante. Mineral de una dureza y brillo incomparables; es transparente y puede adquirir una pulimentación maravillosa. El diamante es carbono puro cristalizado. Se cree que no había sido conocido entre los hebreos, ni incluso por los antiguos griegos. Es mencionado por primera vez de una manera inequívoca por el poeta latino Manilius (alrededor del año 12 d.C.), y Plinio lo describe sin posibilidad de confusión en su Historia Natural, aparecida dos años antes de su muerte (79 d.C.). La piedra que los griegos y romanos conocieron con el nombre de adamas (invencible)
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era posiblemente una especie de corindón, la piedra más dura después del diamante. En la versión de Reina-Valera se traducen dos términos como diamante: (A) Heb. «Yahalom», piedra preciosa (Ez. 28:13, traducida «jaspe» en este pasaje), la tercera de la segunda hilera del pectoral del sumo sacerdote (Éx. 28:18; 39:11). La LXX traduce «ónice». (B) Heb. «shamir», piedra dura, tallada en punta, para grabar (Jer. 17:1). En otros pasajes se menciona el diamante como símbolo de dureza (Ez. 3:9; Zac. 7:12). (j) Esmeralda, (A) Heb. «nõphek». Era la tercera piedra de la primera hilera del pectoral (Éx. 28:15, 18; 39:11). Los sirios llevaban esta piedra preciosa a Tiro (Ez. 27:16); los tirios hacían ornamentos con ella (Ez. 28:13). No se sabe con exactitud de qué piedra preciosa se trata, y es con dificultad que se distingue entre esmeralda y carbunclo, sea en la LXX, en la Vulgata, o en las versiones modernas. (B) Gr. «smeragdos», piedra preciosa de un bello color verde. Es posible que designara a cualquier cristal de color verde. Se usaba como sello (Eclo. 32:8); el arco iris es comparado con ella (Ap. 4:3); es el cuarto cimiento de la Nueva Jerusalén (Ap. 21:19). La esmeralda es una variedad del berilo; se distingue por su coloración, de un verde brillante, del tipo del berilo, que la tiene de un color verde pálido al azul claro, al amarillo o al blanco. El color del berilo proviene del hierro, en tanto que el de la esmeralda le viene dado por el cromo. Las esmeraldas se hallaban en el pasado en Chipre, en Egipto y en los montes de Etiopía. (k) Jacinto. Piedra preciosa que forma el undécimo cimiento de la Nueva Jerusalén (Ap. 21:20). Se hace alusión a su color (Ap. 9:17), que es incierto. Ciertos comentaristas piensan que se trata de un zafiro de color azul. El término heb , traducido, en ocasiones, por jacinto figura asimismo en Éx. 28:19 donde designa la primera piedra de la tercera hilera del pectoral. Es posible que se trate de un ópalo o de ámbar (Véase también Ópalo en este mismo articulo). (l) Jaspe, heb. «yãsh'pheh»; gr. «iaspis» (Éx. 28:20; Ez. 28:13; Ap. 4:3). El jaspe es una variedad de cuarzo: rojo, marrón, amarillo, verde o gris, y opaco. Los antiguos daban al término jaspe un sentido más amplio. Según Plinio, este término designaba asimismo una piedra preciosa transparente o translúcida, de color verde (cfr. Ap. 21:11), por lo que se trataría de una especie de
calcedonia o de ágata. La LXX traduce el término heb. por ónice. (m) Ónice, Del gr. «onyx», «uña». Traducción del heb. «shõsham», que designa una piedra preciosa (Jb. 28:16; Ez. 28:13), que se hallaba en el país de Havila (Gn. 2:12). Dos piedras de ónice que llevaban, cada una, los nombres de las seis tribus de Israel y estaban fijadas a las hombreras del efod del sumo sacerdote (Éx. 28:9, 12). La segunda piedra de la cuarta hilera del pectoral era asimismo de ónice (Éx. 28:20). David reunió ónices para el Templo que su hijo iba a construir (1 Cr. 29:2). Esta piedra es una variedad de la ágata (de cuarzo) con rayas de diferentes tintas. (n) Ópalo. heb. «Leshem», primera piedra de la tercera hilera del pectoral (Éx. 28:19). La LXX, Josefo (Guerras 5:5, 7) y la Vulgata vierten «ligurio», piedra que no ha sido identificada. Es posible que se trate del jacinto, como lo traduce la versión Reina-Valera (véase el párrafo más arriba dedicado a la piedra jacinto). También se ha propuesto el ámbar. (o) Rubí. Para el sentido de «p'ninim» véase CORAL. Los rubíes son mencionados en Is. 54:12; Ez. 27:16. En Cnt. 5:14 algunas versiones traducen «rubíes» y Reina-Valera, «jacintos». El sentido de la expresión es incierto y es posible que designe de manera general una piedra roja que los traductores interpretan de diversas maneras (p) Sardio. Véase CORNALINA en este mismo artículo. (q) Topacio. gr. «topazion», probablemente el heb. «pit'dah». Era la segunda piedra de la primera hilera del pectoral (Éx. 28:17; cfr. LXX, Ant. 3:7, 5). Se encontraba en Etiopía (Jb. 28:19), y en una isla del mar Rojo (Diódoro de Sicilia, 3:38, 39; Plinio, Historia Natural 37:9). Los tirios la conocían (Ez. 28:13). Constituye el noveno cimiento de la Nueva Jerusalén (Ap. 21:20). El topacio de los antiguos era una variedad amarilla del corindón. (r) Zafiro. heb. «sappîr»; gr. «sappheiros». Era la piedra central de la segunda hilera del pectoral del sumo sacerdote (Éx. 28:18). Constituye también el segundo cimiento de la Nueva Jerusalén (Ap. 21:19). Los príncipes de Israel son comparados a zafiros (Lm. 4:7) El zafiro era una piedra de gran valor (Jb. 28:16; cfr. Cnt. 5:14; Is. 54:11; Lm. 4:7; Ez. 10:1; 28:13). El zafiro es una variedad de corindón cristalizado azul transparente (cfr. Éx. 24:10), siendo las otras
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dos el corindón propiamente dicho y el esmeril. La dureza de esta piedra sólo es sobrepasada por la del diamante. Procede de la India, Ceilán y Etiopía Nota: La ágata que aparece en Ap. 21:19 es una traducción de «Chalkêdõn», «Kalkêdõn», de la ciudad de Asia Menor. Se trata de una variedad de ágata que se halla en Calcedonia, en Asia Menor. Traducida en la revisión antigua de Reina-Valera como calcedonia (cfr. también F. Lacueva: «Nuevo Testamento interlineal griego-español», loc. cit.), se traduce en las modernas revisiones como «ágata». (Véase Ágata en este mismo artículo.) La calcedonia había sido considerada como una variedad distinta del sílex, pero en la actualidad es considerada como una variedad de cuarzo; es dura, estando constituida sobre todo de sílice; de color lechoso, puede también llegar a un gris pálido, marrón, azul, etc. Al no estar perfectamente cristalizada, presenta frecuentemente venas de cuarzo en nódulos semejantes a los granos de un racimo, o a estalactitas. Esta piedra no parece haber recibido el nombre de calcedonia hasta la Edad Media. Parece, así, que el apóstol Juan quiso con este nombre designar otra piedra, quizá la esmeralda de Calcedonia o el jaspe de este país, piedras mencionadas por Plinio (37:18 y 37). nom, PIEDRECITA BLANCA vet, (Ap. 2:17). Se dan diversas explicaciones: (a) Tableta de piedra que llevaba el nombre de alguien; empleada para echar suertes. (b) Piedrecita que llevaba el nombre de un candidato a las elecciones gr.; éstas se efectuaban echando suertes entre los elegibles. (c) Tésera de absolución, utilizada en los tribunales griegos. (d) Tésera presentada al vencedor de los Juegos Olímpicos. (e) En Roma, orden que el emperador hacía arrojar a los vencedores durante los juegos en las arenas. (f) La mejor explicación parece ser la que hace referencia a una pequeña piedra blanca (de uso corriente en las inscripciones); su color simboliza el carácter celeste del cristiano victorioso. El nombre inscrito es la garantía de la promoción a la gloria venidera.
nom, PINÁCULO tip, CONS vet, (gr. «pterygion»). Lleva el artículo, refiriéndose a alguna parte elevada del Templo que se desconoce en la actualidad (Mt. 4:5; Lc. 4:9). nom, PINTURAS vet, En Is. 2:16, la expresión «pinturas preciadas» puede también traducirse como «pinturas, o imágenes de deseo», con referencia a algo en lo que se pone el corazón. La mayor aproximación que se conoce en el antiguo Egipto de lo que ahora recibe el nombre de «pinturas», la constituyen las representaciones coloreadas hechas en los muros de los templos y de las tumbas. Los muros de Babilonia estaban adornados con pinturas sobre ladrillos esmaltados: parece que se hace alusión a ellas en Ez. 23:14. nom, PIOJO tip, FAUN INSE vet, (heb. «kinnãm» o «kinnim»). Pequeño insecto molesto, parásito del hombre. Fue la tercera plaga de Egipto (Éx. 8:13). Hay traductores que vierten «mosquito», pero Josefo indica que se trataba de piojos, y con toda probabilidad es él quien tiene razón. Los piojos constituyen en Oriente una plaga permanente de primera magnitud. Es difícil imaginar la angustia causada por su prodigiosa multiplicación. Para escapar a esta plaga, los musulmanes se rasuran la cabeza y se depilan todo el cuerpo; con ello siguen la antigua costumbre de los sacerdotes egipcios. nom, PIRATÓN tip, CIUD sit, a2, 293, 227 vet, Ciudad del monte de los amalecitas, en Efraín. Abdón el juez, y Benaía el héroe de David, eran piratonitas (Jue. 12:13-15; 2 S. 23:30; 1 Cr. 27:14). Báquides la fortificó (1 Mac. 9:50; Ant. 13:1, 3). Robinson da una identificación plausible: Fer'ata, sobre una colina, a unos 12 Km. al oeste-suroeste de Siquem.
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nom, PISGA tip, MONT ver, NEBO sit, a3, 516, 100 vet, = «parte, división». La parte de la cadena de los montes Abarim que se hallaba cerca del extremo noreste del mar Muerto (Dt. 34:1; 3:27; 32:49). El mar Salado (mar Muerto) bañaba el pie del Pisga (Dt. 3:17). Desde la cima se divisaba el desierto (Nm. 21:20). Balac y Balaam llegaron al campamento de Zofim, cercano a la cumbre (Nm. 23:14), que recibía el nombre de Nebo. Desde esta altura se podía ver una gran parte de Canaán, al oeste del Jordán; es desde allí que Moisés contempló la Tierra Prometida (Dt. 3:27; 34:1-4). (Véase NEBO.) El Pisga estaba sobre la frontera meridional del reino de Sehón, rey de los amorreos (Jos. 12:2, 3). En la época de Eusebio, la región montañosa vecina del monte Peor se seguía llamando Phasgo. El pico que recibe el nombre de Ras Siaghah, 31° 46' N, 35° 43' E, es probablemente el lugar. nom, PISIDIA tip, REGI sit, a9, 445, 203 vet, Región del Asia Menor. Sus límites eran: al norte, Frigia; al sur, Licia y Panfilia; al este, Licaonia; al oeste, Caria; al este, la frontera iba a lo largo de Isauria, sin estar muy precisada. Pisidia era una parte de la provincia romana de Galacia. Los montes Taurus la cruzaban. Sus habitantes eran tan belicosos que ni los persas ni los romanos pudieron nunca someterlos del todo. Pablo anunció el Evangelio en Antioquía de Pisidia, su capital (Hch. 13:14). nom, PISÓN tip, RIOS ver, EDÉN vet, Uno de los cuatro brazos en que se dividía el río que salía de Edén (Gn. 2:11). (Véase EDÉN.) nom, PITÓN tip, DIOS ARQU ver, EGIPTO, ÉXODO, FARAÓN, HICSOS, CRONOLOGÍA, RAMESÉS vet, (egip.: «casa de Atum»: «Tum», «Tem»). Se refiere al dios egip. representado por el sol en su
ocaso (copto: «Pethom», «Peithom»; gr. «Patoumos»). Junto con Ramesés, una de las dos ciudadesgranero que los esclavos israelitas construyeron en Egipto para Faraón (Éx. 1:11). Edouard Naville, encargado por el Fondo Egipcio de llevar a cabo excavaciones en Tell el-Maskhûtah, descubrió allí la antigua Pitón, sobre la ribera meridional del canal de agua dulce que llevaba de El Cairo a Suez por el Wadi Tumilat. Neville atribuyó la primera construcción de esta ciudad a Ramsés II, manteniendo la hipótesis de que él fue el faraón de la opresión. Sin embargo, la identificación de Ramsés II, bien con So (Courville) o con Necao II (Velikovsky), en la época de los reyes de Judá, y el hecho documentado de que se llevaron a cabo extensas reconstrucciones en Egipto una vez arrojados los hicsos del país, que lo habían devastado, indica que las inscripciones de Ramsés II en Pitón y Ramesés no se refieren a su primera construcción, sino a su «reconstrucción». (Véanse EGIPTO, ÉXODO, FARAÓN, HICSOS; cfr. CRONOLOGÍA.). Como algunos reconocen, este rey es conocido por atribuirse las construcciones de sus predecesores, y así es explicable que reconstruyera y embelleciera Pitón y Ramesés (Avaris-Tanis). Se hallan grandes edificios bajo tierra al noreste del templo de Tum. Los muros de estas construcciones tienen casi 2,75 m. de grosor; están hechos de ladrillos bastos, unidos con mortero. Cosa interesante, algunos ladrillos no contienen paja (cfr. Éx. 5:10-12). Estas murallas encierran un buen número de locales rectangulares que no se comunican entre sí; se tenía que acceder a ellos desde arriba. Naville cree que se trata de graneros en los que el faraón almacenaba los víveres para el avituallamiento de sus tropas, o incluso de las caravanas dispuestas a cruzar el desierto para ir a Siria. Albright, al igual que otros, mantiene, sin embargo, la postura de que Pitón debe ser identificada con Tell Retabeh, a unos 13,5 Km. de Tell el-Maskhûtah. Este último tell es identificado por él como Sucot. De todas maneras, es evidente que ambas poblaciones están relacionadas con almacenes y suministros, y con trabajo esclavo. (Véase RAMESÉS.) Bibliografía: Courville, D. A.: «The Exodus Problem and its Ramifications» (Challenge Books, Loma Linda, Calif. 1971); Free, J. P.: «Archaeology and Bible History» (Van Kampen Press, Wheaton, Illinois, 1950);
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Velikovsky, I.: «Ages in Chaos» (Doubleday, Garden City, N. Y., 1952), Velikovsky, I.: «Ramses II and his time» (Abacus, Londres, 1981).
designa una enfermedad epidémica. En Lv. 14:3454 se usa el término «plaga» de la lepra y la tiña, que son casos individuales y no epidémicos.
nom, PLAGAS ver, MANÁ, PIOJO, PASCUA, EGIPTO (Estancia israelita), HICSOS vet, Las plagas son castigos que Dios inflige al hombre. La mayor parte de las plagas mencionadas en la Biblia son epidemias o enfermedades, pero el castigo es, en ocasiones, de otro orden. No es necesario que una enfermedad tenga un carácter prodigioso para que constituya una plaga. Una infracción de la ley divina con respecto al uso del cuerpo en general, y de la sexualidad en particular, e incluso un comportamiento inconscientemente antihigiénico sin relación patente con la moral, puede comportar una plaga contra los que así atentan contra la santidad del cuerpo. Dios es quien determina el lugar y el momento de su aparición. Ciertas epidemias de peste (tifus, p. ej.) han sido, en ocasiones, juicios patentes de Dios. La primera plaga que se menciona en la Biblia cayó sobre un faraón contemporáneo de Abraham: Dios quiso proteger a Sara (Gn. 12:17). Con respecto a las diez plagas de Egipto, véase el artículo PLAGAS DE EGIPTO (LAS DIEZ). Más tarde, Dios castigó a los israelitas que se habían hecho y adorado un becerro de oro (Éx. 32:35). Castigó asimismo a los que habían murmurado en contra del maná (Nm. 11:33, 34). (Véase MANÁ.) Hizo morir a los diez espías que hablaron mal de la Tierra Prometida (Nm. 14:37). En otra ocasión, 14.700 israelitas murieron por protestar contra el castigo que había caído sobre los rebeldes Coré, Datán y Abiram (Nm. 16:4650). El pueblo que se entregó a la idolatría y a la inmoralidad consiguiente en el culto a Baal-peor fue azotado por una plaga mortal; perecieron 24.000 israelitas (Nm. 25:9; Jos. 22:17; Sal. 106:28-30). Los tumores de los filisteos fueron asimismo un castigo (1 S. 6:4). El censo ordenado por David hizo que se desencadenara una peste, y sucumbieron 70.000 personas (2 S. 24:13-25; 1 Cr. 21:12-30). Una gran plaga cayó sobre Joram, rey de Judá, y sobre su pueblo (2 Cr. 21:14, 15). El término traducido «azote» en Mr. 5:29, y que en algunas versiones se traduce como «plaga», no
nom, PLAGAS DE EGIPTO (LAS DIEZ) ver, MANÁ, PIOJO, PASCUA, EGIPTO (Estancia israelita), HICSOS vet, Fueron infligidas por Dios sobre Egipto para librar a Su pueblo de Israel, que sufría allí la esclavitud, para exhibir ante los egipcios Su gran poder de redención, y para mostrarles que todos los elementos de la creación estaban bajo Su autoridad (Éx. 7-12). 1. La plaga de sangre. El agua del Nilo y de todos sus canales y pozos se convirtió en sangre. El agua apestaba y los peces murieron, Ésta fue una plaga dura, y más por cuanto que el Nilo era adorado por los egipcios como dios. La destrucción de la pesca del Nilo fue también una gran catástrofe. Pero los magos pudieron hacer el mismo prodigio de transformar el agua en sangre. Faraón endureció por ello su corazón (Éx. 7:14-25). 2. Las ranas. La tierra se vio invadida de ellas: en sus camas, hornos y artesas. Los magos consiguieron también hacer lo mismo. Sin embargo, la presencia de las ranas era tan molesta que Faraón llamó a Moisés para rogarle que pidiera al Señor que las sacara del país: dejaría salir al pueblo de Israel de Egipto. Las ranas murieron, y fueron recogidas en grandes montones; al verse aliviado, Faraón endureció su corazón, y no permitió que el pueblo saliera de Egipto (Éx. 8:1-15). 3. Piojos (heb. «ken», «kinnam»). El polvo de la tierra se transformó en piojos sobre hombres y animales. Los hay que han supuesto que se trata de una especie pequeña de mosquitos, porque la LXX dice «skiphes», que algunos traducen como «mosquito». Pero éstos pueden quedar incluidos en la cuarta plaga. Es mucho más probable que se aluda al piojo, como afirma Josefo (ver PIOJO) o a la pulga. Se dice que estaba «tanto en los hombres como en las bestias». Los magos no pudieron imitar esto: se trataba de una comunicación de vida. Tuvieron que reconocer: «Dedo de Dios es éste.» Sin embargo, Faraón se negó a permitir la salida de los hijos de Israel (Éx. 8:16-19). 4. Moscas. El término «moscas» está añadido, diciendo el original «enjambres», que puede referirse a enjambres de insectos de diversas clases. Iban a
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llenar las casas y a corromper la tierra. Gesenio vierte «arob» como «tábano», pero en Sal. 78:45 y 105:31 este mismo término se traduce «enjambres de moscas». La Reina-Valera se aproxima mucho al sentido al traducir «toda clase de moscas». Es indudable que se incluye la mosca común en Egipto: son sumamente molestas, contaminando la comida, y atacando al cuerpo insistentemente. Una característica de esta plaga es que no se dio en la tierra de Gosén, donde moraban los israelitas. Faraón se sintió tan apremiado por esta plaga que se apresuró a llamar a Moisés, proponiéndole el permiso para ofrecer sus sacrificios, pero en Egipto. A esto se opuso Moisés, porque los israelitas iban a sacrificar unos animales que los egipcios detestaban (las ovejas) y otros que consideraban sagrados (las vacas). Finalmente, Faraón accedió, con la condición de que no debían alejarse demasiado por el desierto. Sin embargo, tan pronto esta plaga fue quitada, Faraón rehusó nuevamente dejar partir a los hijos de Israel (Éx. 8:20-32). 5. La plaga en el ganado. Cayó sobre los ganados de los egipcios. Sólo los rebaños y manadas de los israelitas quedaron exentos. Pero Faraón, a pesar de haber comprobado este hecho, persistió en su negativa a dejar partir a Israel (Éx. 9:1-7). 6. Úlceras. Esta plaga cayó sobre todos los egipcios, incluidos los hechiceros, que ya no pudieron estar ante Faraón como en las otras ocasiones. Sin embargo, Faraón persistió en su obstinada actitud (Éx. 9:812). 7. Granizo mezclado con fuego. Hay evidencias de que no se trató de un granizo normal. La antigua tradición judía (cfr. Talmud Babilónico, «Tratado Berakhoth» 54b) afirma que se trataba de piedras calientes. Es posible que el fenómeno descrito aquí estuviera relacionado con algún fenómeno de carácter cósmico, y que fuera una granizada de una grava procedente de la descomposición de un cometa (cfr. I. Velikovsky: «Worlds in Collision», p. 50). Sin embargo, la tierra de Gosén no quedó afectada. Faraón pidió la intercesión de Moisés, pero al cesar el granizo, reasumió su anterior actitud (Éx. 9:13-35). 8. Langostas. Moisés amenazó con la plaga de langostas. Los siervos de Faraón advirtieron al monarca que Egipto estaba devastado (Éx. 10:7). Sin embargo, al anunciar Moisés que todo el pueblo iba a irse, junto con todas sus posesiones en ganados y bienes, Faraón se negó nuevamente a permitir su marcha (Éx. 9:1-20).
9. Tinieblas. «Hubo densas tinieblas sobre toda la tierra de Egipto, durante tres días. Ninguno vio a su prójimo, ni nadie se levantó de su lugar en tres días; mas todos los hijos de Israel tenían luz en sus moradas» (Éx. 10:22, 23). Se trataba de unas tinieblas que se podían sentir, y Faraón llamó a Moisés, dándole autorización para que los israelitas salieran con sus esposas y sus pequeños; pero tenían que dejar tras sí sus rebaños y manadas. Moisés no estuvo de acuerdo: tenían que partir con todo: «No quedará ni una pezuña.» Así iba a ser la redención de Dios. Faraón se encolerizó, y exclamó: «Guárdate que no veas más mi rostro, porque en cualquier día que vieres mi rostro, morirás.» Moisés replicó: «Bien has dicho; no veré más tu rostro» (Éx. 10:29); en Éx. 11:4-8 se afirma claramente que Moisés advirtió a Faraón de la muerte de los primogénitos; ello hubiera podido ser en aquella misma audiencia por un mensaje directo de parte de Dios. Moisés salió encolerizado de la presencia de Faraón (Éx. 11:8). 10. Muerte de los primogénitos. «Desde el primogénito de Faraón que se sienta en su trono hasta el primogénito de la sierva que está tras el molino, y todo primogénito de las bestias.» Los israelitas habían ya preparado el cordero pascual, y untado su sangre en los postes de la puerta y en el dintel, y el heridor los pasó por alto (véase PASCUA). Esto establece un tipo de la preciosa sangre de Cristo, que constituye el testimonio de que ya ha sido ejecutado el juicio sobre el hombre, y que por ello mismo es la base de todos los tratos de Dios en gracia. Moisés y Aarón fueron convocados, y se les dio orden de que partieran, ellos y sus ganados. Los egipcios los apremiaban, exclamando: «Todos somos muertos» (Éx. 12:33). Así es como Dios lanzó Sus terribles juicios sobre Egipto, para hacer saber a Faraón que Él era el Dios omnipotente, y para redimir a Su pueblo con mano alzada y brazo extendido. Un aspecto a señalar de las diez plagas es que aunque algunas de ellas, en sí, existen en la naturaleza, presentan unas características notables: (1) Su intensidad era desconocida. (2) Fueron anunciadas de antemano. (3) Se hizo separación entre los egipcios y los israelitas. (4) Aunque los hechiceros pudieron imitar las dos primeras plagas, no pudieron librar a Egipto de ellas; de hecho ellos mismos las sufrieron. (5) Por medio de estas plagas cayó el juicio no sólo sobre Egipto, sino también sobre sus dioses: el gran dios Nilo quedó contaminado; el mismo
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Faraón, que era considerado como divino, humillado; las ranas contaminaron los templos, y finalmente, el sol, el mayor de los dioses de Egipto, se sumió en las tinieblas. Las diez plagas dejaron sumido a Egipto en la mayor de las devastaciones. La posterior persecución de los israelitas por parte de Faraón y su ejército provocó la pérdida de las fuerzas armadas egipcias y del mismo Faraón en el mar Rojo (véase EGIPTO, (Estancia israelita, f). Egipto quedó así postrado e inerme frente a la invasión de los hicsos, que se apoderaron del país en unas circunstancias totalmente favorables (véase HICSOS) después de la derrota sufrida ante los israelitas en Refidim (Éx. 17:8-16; para la identidad de Amalec con los hicsos, véase HICSOS). Bibliografía: Velikovsky, I.: «Worlds in Collision» (Doubleday, Garden City, N. Y., 1950); Merrins: «The Plagues of Egypt», Bibliotheca Sacra, jul. y oct. 1908. Para bibliografía adicional, véase bibliografía al final del artículo EGIPTO. nom, PLAÑIDERAS (véase DUELO) nom, PLATA tip, META MEDI ver, MONEDA vet, Metal precioso. El mineral se extraía del suelo (Jb. 28:1). Se fundía en un crisol para purificarlo de las escorias (Sal. 12:6; Pr. 17:3; 25:4; Ez. 22:22). La plata provenía de Arabia (2 Cr. 9:14; cfr. 1 R. 10:22, 27) y de Tarsis (Jer. 10:9; Ez. 27:12). En la literatura apócrifa también se menciona a España (Tarsis en la canónica) como fuente de suministro de plata (1 Mac. 8:3). Desde la más remota antigüedad se usaba la plata para el trueque (Gn. 23:16; 37:28). La cantidad pedida se pesaba; la unidad de peso era el siclo (Is. 7:23; Jb. 28:15; Is. 46:6), porque la acuñación no fue conocida hasta más tarde. Los judíos no empezaron a acuñar moneda hasta mucho tiempo después del cautiverio babilónico (1 Mac. 15:6). (Véase MONEDA.) La plata permitía la fabricación de diversos objetos personales (Gn. 24:53; Éx. 3:22; Cnt. 1:11); de coronas (Zac. 6:11); de instrumentos de música, como trompetas (Nm. 10:2). Los ricos poseían utensilios de plata; José bebía de una copa
de plata (Gn. 44:2). El Tabernáculo y el Templo demandaron grandes cantidades para su construcción: para las basas (Éx. 26:19), las columnas, los capiteles, las molduras (Éx. 27:10; 38:19), los platos, los jarros (Nm. 7:13; 1 Cr. 28:17), los tazones y cuchillos (Esd. 1:9, 10), los candeleros de diario y las mesas (1 Cr. 28:15, 16). La plata se usaba asimismo para hacer ídolos y reproducciones de templos paganos (Sal. 115:4; Hch. 19:24). nom, PLATERO tip, OFIC vet, Los artesanos que trabajan la plata. Las citas del AT se refieren al artesano que trabajaba en el oro (cfr. Is. 40:19) lo mismo que la plata. En el NT se hace mención sólo de Demetrio, el platero de Éfeso, que construía templecillos de Diana (Hch. 19:24-27). nom, PLAZA tip, CONS vet, La plaza era un ensanchamiento de la calle que en las ciudades antiguas se daba justo ante la muralla, detrás de una puerta de acceso a la ciudad; no se trataba de una gran área abierta como las que conocemos en la actualidad. Las ciudades estaban construidas en elevaciones, y el espacio no se podía desperdiciar. Las calles eran estrechas y serpenteantes. En la «plaza» ante la puerta se llevaban a cabo las transacciones y se celebraban mercados (2 R. 7:1). Allí también se administraba justicia (cfr. Rt. 4:2) y se sufrían los castigos públicos (cfr. Jer. 20:2). Se puede ver este mismo plan en la Jerusalén vieja actual justo tras la Puerta de Damasco. nom, PLENITUD tip, DOCT vet, (gr. «plêrõma»). Aunque se traduce generalmente como «plenitud», también se vierte como «cumplimiento», «abundancia» y «plena restauración». Derivado del verbo «pleroõ» (llenar), significa «aquello que es o ha sido llenado», y también «aquello que llena algo o con lo que se llena algo». De ahí su significado de «plenitud» o «cumplimiento». Aparte de usos más o menos literales, como el del llenado de las doce cestas con sobras (Mr. 6:43;
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8:20, lit. «la llenura, o plenitud de ... canastas»), se usa: (a) de «la plenitud de los gentiles» que indica el cumplimiento del número de los gentiles en esta dispensación de la gracia (cfr. Ro. 11:25). (b) de la «plena restauración» (o «plenitud») de Israel (Ro. 11:12), (c) del amor, que no es una mera parte a cumplir de la Ley, sino que es «la plenitud», el cumplimiento total de las demandas de la Ley (Ro. 13:10), (d) de la plenitud o cumplimiento del tiempo (A) en la primera venida del Señor (Gá. 4:4) y (B) en la segunda venida del Señor cuando Cristo venga «en la dispensación del cumplimiento» (o «la plenitud») de los tiempos, así: esta expresión denota aquel lapso de tiempo con el que culmina un periodo anterior a él. (e) Se aplica a la Iglesia, cuerpo de Cristo, «la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo» (Ef. 1:23). Así, la Iglesia es la plenitud de Cristo, aquello en lo que Cristo halla Su plenitud de propósito, el cumplimiento último de Sus deseos y propósitos. A su vez, el creyente tiene como destino ser «lleno de toda la plenitud de Dios» (Ef. 3:19), unido a Cristo por el Espíritu como miembro de Su cuerpo, y llenado de todos los dones, riquezas y poder y amor de Dios consonantes con su unión con la Cabeza celestial, gozando de Su presencia, gracia y poder. En Cristo «habita toda la plenitud de la Deidad corporalmente» (cfr. F. Lacueva, «Nuevo Testamento interlineal griego-español», loc. cit.), porque «en él tuvo a bien que toda la plenitud habitase» (Col. 1:19, cfr. F. Lacueva, op. cit, loc. cit). Esta plenitud significa la manifestación de la realidad plena de Dios en Cristo de una manera ilimitada, de Su identificación con Él, morando en Cristo en todo Su poder y atributos, en toda Su naturaleza y ser. Toda la plenitud del ser y naturaleza de Dios habita constante y permanentemente en Cristo. No se puede hacer limitación alguna a esta realidad de que Dios está en Cristo, siendo así Cristo, de una manera plena y perfecta, la manifestación de Dios, el mismo Dios manifestado en toda Su plenitud y totalmente comunicado a Cristo, Dios hecho carne. Así, Cristo es denominado «la imagen del Dios invisible». En palabras de F. F. Bruce: «Llamar a Cristo la imagen de Dios es decir que en Él el ser y la naturaleza de Dios han sido perfectamente manifestadas, que en Él lo invisible se ha hecho visible.., ahora se ha concedido una revelación insuperable de Su «eterno poder y Deidad» (en Cristo). (The «Christ Hymn» of Colossians 1:15-
20, Bibliotheca Sacra, abr.-jun. 1984, p. 101). Y esta plenitud de Cristo está en violento contraste con las doctrinas gnósticas, y otras, que pretendían que la plenitud estaba graduada en toda una serie de «eones» o de «emanaciones divinas» que cubrían la distancia entre un Dios totalmente espiritual y el hombre en su naturaleza corporal, en una secuencia cada vez más y más espiritual a través de la que tenía que ascender en una larga cadena de mediación. En contraste con todo esto, Pablo insiste en la singularidad de la mediación de Cristo, con exclusión de cualquier otro pretendido mediador (cfr. 1 Ti. 2:5), y en el hecho de que toda la plenitud habita en Él (Col. 1:19), siendo esta plenitud la de la Deidad (Col. 2:9). nom, PLÉYADES tip, ARQU ver, MARDIKH vet, El término heb. «Kimah» designa una estrella brillante, o también una constelación (Jb. 9:9; 38:31; Am. 5:8); la mayor parte de los comentaristas antiguos han creído que se hace referencia a las Pléyades, grupo de estrellas en la constelación de Tauro. Las tabletas procedentes de las excavaciones de Ebla (véase MARDIKH [TELL]) dan evidencia adicional en favor de esta identificación. M. Dahood, S. J., ha señalado la identidad del término sumerio «mul-mul» (Pléyades) con el eblaíta (lengua semita) «ga-matù» o «ka-ma-tù». Se puede identificar fácilmente este último término con el heb. «kimah». El equivalente acad. de «mul-mul» es «zappu», «Pléyades» (tablas TM.75.G1825; 2003; 3131; 3171; véase G. Pettinato: «The Archives of Ebla», p. 250, y el apéndice de M. Dahood, S. J., en la misma obra, «Ebla, Ugarit, and the Bible», PP. 302-303 [Doubleday, Garden City, N.Y., 1981]). Los antiguos contaban siete estrellas, ignorándose el porqué de ello, por cuanto sólo se pueden ver seis con el ojo desnudo. Mediante el telescopio se puede distinguir un centenar de estrellas. Josefo veía en la posición de las Pléyades una indicación de la hora (Ant. 13:8, 2), y su salida indicaba a los marinos el tiempo favorable para la navegación. nom, PLOMO tip, META vet, (heb. «ophereth»). Era un metal conocido por los antiguos. Los israelitas hallaron plomo en el botín arrebatado a los madianitas (Nm. 31:22). Los
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egipcios lo utilizaban (Contra Apión 1:34); era muy abundante en la península del Sinaí; también se hallaba en Egipto y en Tarsis (Ez. 27:12), de donde se exportaba. El plomo se empleaba para pesar (Zac. 5:7); se escribía sobre tabletas de plomo (Tácito, Anales, 2:69; Plinio, Historia Natural 13:21; Pausanias 9:31, 4). Jb. 19:24 sería una alusión a estas tabletas, pero se puede admitir que Job deseara tallar las letras en la peña para que quedaran indelebles. nom, PLUMA tip, MANU ABEC vet, (heb. «gêht»: Jb. 19:24; Sal. 45:1; Jer. 8:8; 17:1; y «ghehret»: Éx. 32:4; Is. 8:1). Traducidas variamente en la versión Reina-Valera, estos dos términos denotan cualquier instrumento utilizado bien para grabar una inscripción sobre piedra o metal, bien una caña para escribir sobre papiro o pergamino. En el NT se usa en 3 Jn. 3 (gr. «kalamos»). nom, POBRES tip, LEYE ver, JUBILEO (año del) vet, La desigual distribución de los bienes materiales no se corresponde con el ideal deseado por Dios. Al otorgar la tierra de Canaán a Su pueblo (Éx. 6:4, 8), asegura de principio una distribución equitativa de las tierras. La Ley de Moisés permitía a los israelitas vender sus bienes, pero con respecto a las tierras, exige que al cabo de cada período de 50 años, cada familia pudiera retornar libremente a la propiedad que tenía como herencia. Así, la tierra no podía ser vendida, sino sólo su usufructo hasta el final del período jubilar (véase JUBILEO; cfr. Lv. 23:13, 23). Esta ordenanza, que tenía la intención de impedir el acaparamiento de las tierras, no suprimió enteramente la pobreza, debida bien a la culpa del individuo o de sus antecesores, bien a circunstancias de las que sólo Dios sabe la razón. En la teocracia israelita queda teóricamente excluida la indigencia resultante de la pereza o de un crimen; los pobres son considerados como personas desventuradas y sufriendo pruebas, pero amadas por Dios. Todos los indigentes, especialmente las viudas, los huérfanos y los extraños, son objeto de la especial atención del Señor y de los israelitas piadosos, según las instrucciones precisas de la Ley. Toda persona que
tuviera hambre tenía derecho a satisfacerla con las uvas o espigas recogidas en la propiedad de otros, pero se le prohíbe que se las lleve (Dt. 23:24, 25). Los pobres son autorizados a espigar detrás de los segadores, a recoger las espigas dejadas en las lindes del campo y los rincones, que el propietario tenía que dejar para ellos (Lv. 19:9). Igualmente con la recolección de la vid (Lv. 19:11; cfr. 23:22; Dt. 24:19-21). La tierra no debía ser cultivada ni segada durante el año séptimo ni en el de jubileo. Lo que produjera de suyo durante aquel reposo pertenecía de derecho a la colectividad, que se alimentaba gratuitamente (Lv. 25:4-7, 11, 12). El israelita caído en la miseria puede vender su trabajo a un patrón durante un cierto número de años, pero en el año del jubileo recobraba su libertad (Lv. 25:38-42). El préstamo solicitado por una pobre le tenía que ser concedido, incluso al acercarse el año sabático que permitía al deudor cancelar su deuda (Dt. 15:7-10). Cuando se efectuaba un censo, cada israelita de veinte o más años, varón rico o pobre, tenía que pagar un rescate de su persona de medio siclo de plata destinado, al principio al Tabernáculo (Éx. 30:1116) y posteriormente para el mantenimiento del Templo (2 R. 12:4-5). En cuanto a las ofrendas presentadas en el santuario por los pobres, podían ser en algunas ocasiones inferiores a las de los ricos (Lv. 12:8; 14:21; 27:8). La Ley exhorta a los israelitas a invitar a sus mesas a los menos privilegiados, durante las solemnidades religiosas y en las ocasiones de regocijo (Dt. 16:11, 14). La Biblia muestra numerosos gestos de compasión para el pobre (Jb. 31:16-22). La Ley prohibe la opresión de los débiles (Éx. 22:21-27), sin embargo, en caso de que haya de ser juzgado, se exhorta a que se haga caso omiso a su condición de pobre, debiéndose examinar objetivamente la acusación en contra de él. La exigencia de la justicia debe prevalecer (Éx. 23:3; Lv. 19:15) Los períodos de decadencia religiosa coincidieron frecuentemente con la violación de los preceptos caritativos de la Ley, lo que constituyó motivo para las proclamaciones de los profetas en contra de la dureza y de la injusticia (Is. 1:23; 10:2; Ez. 22:7, 29; Mal. 3:5). Los que se aferran a la letra de la Ley, pero descuidan su espíritu, dan la limosna por orgullo, para ser vistos por los hombres (Mt. 6:1-2). Hay numerosas promesas de gracia y de protección a los israelitas piadosos pero pobres (1
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S. 2:8; Jb. 5:15; 34:28; 36:15; Sal. 9:18; 10:14; 12:5; 34:6; 35:10). El que tiene piedad del indigente es objeto de bendiciones divinas (Sal. 41:1; Pr. 14:21, 31; 29:7). Durante Su ministerio, el Señor Jesús dio testimonio de amor hacia los pobres (Mt. 19:21; Lc. 18:22; Jn. 13:29; etc.); es a ellos, de una manera especial, que se dirige la Buena Nueva (Mt. 11:5; Lc. 14:21-23). La Iglesia primitiva considera como uno de sus deberes más sagrados el de socorrer a sus miembros sin recursos, y de ayudar asimismo, en la medida de lo posible, a los pobres que no pertenecieran a la comunidad cristiana (Hch. 2:45; 4:32; 6:1-6; 11:27-30; 24:17; 1 Co .16:1-3; Gá. 2:10; 1 Ts. 3:6). El espíritu de pobreza, de humildad, tiene que caracterizar a los ricos así como a los pobres (Mt. 5:3). Se exhorta de una manera expresa a no hacer acepción de personas y a no menospreciar a los pobres, que Dios ha elegido para que sean ricos en fe y herederos del reino (cfr. Stg. 2:1-5). Aunque se ha de recalcar que no es la pobreza lo que lleve a nadie a la salvación, sí que es más fácil a un pobre aceptar la gracia de Dios que a los que están aferrados a abundantes riquezas (Lc. 18:24-27). El cristiano debe ser siempre consciente de que cualquier bien que tenga en su propiedad no le pertenece de una manera absoluta, sino que le ha sido dado para su fiel administración en conformidad a la voluntad de Dios (cfr. Mt. 25:1528; Lc. 19:13-25; 1 Co. 4:7 y Ef. 4:28). nom, PODER vet, Las dos principales palabras que se traducen «poder» en el NT son: (a) «dynamis» y (b) «exousia». Es importante discriminar entre ambas, porque no significan lo mismo. «Dynamis» puede ser descrita como «capacidad moral o física, poder». «Exousia» significa «autoridad delegada, derecho, privilegio». Esta última siempre supone el poder de ejercer el derecho, pero la primera no conlleva ningún concepto de derecho o autoridad. Así, «dynamis» se traduce capacidad, eficacia, fuerza, maravilla, milagro, poder, potencia, señal, valor, que ayuda más a ver el carácter de esta palabra, en contraste con «exousia», que se traduce autoridad, derecho, jurisdicción, libertad, poder, potestad. El término «poder» aparece en ambas listas, y es preciso evitar toda ambigüedad: «Exousia» se traduce frecuentemente como «poder», cuando otro término podría dar un mejor sentido. Así, se traduce correctamente «potestad» (o «autoridad»):
«el Hijo del hombre tiene potestad (o autoridad)» (Mt. 9:6; cfr. 28:18; Mr. 2:10; Lc. 4:6; Jn. 17:2; Col. 1:13, etc.). En cambio, se traduce «poder» en la versión Reina-Valera 1960 en pasajes como Lc. 12:5; Jn. 10:18; Hch. 5:4; 8:19; Ap. 9:3, 10, 19; 11:6; 14:18; 16:9; 18:1, donde estaría mejor traducida como «autoridad», «derecho» o «potestad». Recapitulando, «dynamis» significa sólo la fuerza o poder, en tanto que «exousia» denota un derecho o potestad delegados, con el poder necesario para ponerlo en vigor. nom, POESÍA tip, ABEC ver, LAMENTACIONES, CANTAR DE LOS CANTARES vet, La poesía, una de las formas más antiguas de la literatura, acompañaba frecuentemente a la danza, dándole el ritmo (Éx. 15:20, 21). Un pueblo joven expresa sus emociones mediante imágenes contrastadas, que su viva imaginación saca de la naturaleza. La poesía de los antiguos hebreos presenta estas circunstancias. Las palabras de Sara acerca de su recién nacido tienen una forma poética (Gn. 21:6, 7). Jacob, antes de morir, reúne a sus doce hijos, y pronuncia sobre cada uno de ellos una bendición, a la vez profética y poética (Gn. 49). Lleno de gratitud hacia el Señor, que había arrojado al mar a todo el ejército de Faraón, y dándose cuenta de que los cananeos se llenarían de terror, Moisés expresó sus sentimientos y los de los israelitas en un sencillo y admirable cántico (Éx. 15:1-19), al que María, su hermana, añadió el suyo (Éx. 15:20, 21). La antigua poesía hebrea no se apoya en la rima. Se hallan algunos poemas que presentan ciertas cesuras, pero ello es la excepción. La asonancia, la aliteración y la rima, aunque son frecuentes en la poesía oriental, se hallan raramente entre los hebreos. No utilizan tampoco una sucesión regular de sílabas acentuadas y átonas. Pero un intenso sentido del ritmo hizo que los poetas produjeran versos conteniendo la misma cantidad de palabras, o al menos de acentos tónicos. Los versos y el sentido terminan simultáneamente (salvo en casos excepcionales, como en el Sal. 92, donde el versículo 14 prosigue al versículo 15). El carácter esencial de la poesía hebrea es el paralelismo, de manera que el segundo verso es de una u otra manera un eco del precedente. Esta particularidad tiene la inmensa ventaja de que persiste tras la traducción, lo que no sucede con la rima. Robert Lowth fue el primero en atraer la
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atención hacia esta particularidad, en 1753, y destacó tres tipos de paralelismo: el sinónimo, el sintético y el antitético. Hay además otras variedades. (a) Paralelismo sinónimo. El pensamiento del primer verso se repite en otras palabras en el segundo verso (p. ej.: Gn. 4:23): Ada y Zila, oíd mi voz; Mujeres de Lamec, escuchad mi dicho: La estrofa: Que un varón mataré por mi herida, Y un joven por mi golpe, ofrece el mismo paralelismo sinónimo que la primera. Lamec no había dado muerte a dos personas (en el original está en pretérito) sino a una sola. El conocimiento de este paralelismo sinónimo permite aclarar ciertos pasajes ambiguos a primera vista. Por ejemplo, el Sal. 22:20: Libra de la espada mi alma, Del poder del perro mi única. La única es, en efecto, el alma del salmista, su vida (de hecho, las revisiones modernas de ReinaValera dicen «mi vida»). (b) Paralelismo por gradación ascendente. La segunda línea emite una idea nueva, más o menos estrechamente relacionada con la primera, p. ej., Jb. 3:17: Allí los impíos dejan de perturbar. Y allí descansan los de agotadas fuerzas. (c) Paralelismo sintético. La primera parte sirve de base a la idea introducida por la segunda, p. ej., Sal. 25:12: ¿Quién es el hombre que teme a Jehová? Él le enseñará el camino que ha de escoger. Pr. 26:4: Nunca respondas al necio de acuerdo con su necedad, Para que no seas tú también como él Sal. 24:9: Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, Y alzaos vosotras, puertas eternas, Y entrará el Rey de gloria. (d) Paralelismo enfático. Los términos característicos se repiten, para redondear el pensamiento, p. ej., Sal. 29:5: Voz de Jehová que quebranta los cedros; Quebrantó Jehová los cedros del Líbano. Sal. 121:3, 4: No dará tu pie al resbaladero, Ni se dormirá el que te guarda. He aquí, no se adormecerá ni dormirá
El que guarda a Israel. (e) Paralelismo antitético. El segundo pensamiento hace resurgir el primero, por antítesis; p. ej., Pr. 10:1: El hijo sabio alegra al padre, Mas el necio es tristeza de su madre. Mt. 8:20: Las zorras tienen guaridas, Y las aves del cielo nidos; Mas el Hijo del hombre no tiene dónde recostar su cabeza. (f) Paralelismo comparativo. Una similitud, tomada de un dominio familiar, aclara el pensamiento; p. ej., Sal. 42:1: Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía. El paralelismo se sirve por lo general de dísticos (dos versos que dan conjuntamente un sentido cabal), pero en ocasiones se usan trísticos (véanse los ejemplos anteriores). Se encuentran también paralelismos extendidos a las estrofas del cuarto o quinto verso (Sal. 1:3; 27:4, 9; 37:7, 14, 20, 25, 28, 34, 40). La estrofa no constituye un elemento esencial de la poesía heb., encontrándose sin embargo en los Sal. 42 y 43, que formaban originalmente un solo poema, dividido en partes iguales por un refrán. El Sal. 46 está compuesto de tres grupos de tres versos cada uno; cada uno de ellos va seguido de una pausa (Selah), y cada uno de los dos grupos va seguido de un refrán. Hay asimismo los salmos alfabéticos, en los que cada verso comienza, en heb., con una letra del alfabeto, y en los que el salmista observa, con mayor o menor rigor el orden alfabético (Sal. 25; 34; 37). Las veintidós letras sucesivas del alfabeto se hallan en las veintidós estrofas del Sal. 119; cada estrofa tiene ocho versículos y cada uno de ellos comienza por la letra atribuida a la estrofa. El libro de las Lamentaciones de Jeremías está compuesto de una manera semejante (Véase LAMENTACIONES) El arte poético es generalmente épico, dramático, lírico o didáctico, pero en la Biblia no se hallan ni epopeyas ni dramas en verso, el Libro de Job es, sin embargo, semidramático, la acción aparece solo en el prólogo y en el epílogo. El resto del libro está constituido por los discursos alternados de Job y de sus amigos. Véase asimismo CANTAR DE LOS CANTARES. La mayor parte de los poemas bíblicos son líricos. Después del éxodo, aparece el lirismo en cada período de la
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historia literaria de Israel. La liberación dada por Dios se celebró con odas triunfales: el cántico de Moisés, cantando el paso del mar Rojo; el cántico de Débora; salmos del arrepentido implorando misericordia o expresando el gozo del perdón (Sal. 32; 51), clamores de angustia, afirmaciones serenas de la fe, acciones de gracias por el socorro conseguido (Sal. 38: 3; 23; Hab. 3; 1 S. 2:1-10; Is. 38:10-20; Lc. 1:46-55), salmos que anuncian la venida del Redentor y de Su reino (Sal. 2; 45; 72), elegías como la de David por Saúl y Jonatán (2 S. 1:17-27), de los hijos de Coré sobre Judá (Sal. 44); lamentaciones (Sal. 60; 74). En el libro del profeta Habacuc (Hab. 3:17-19) se halla un sublime pasaje en el que se hace patente la fe que contempla a Dios más allá de las circunstancias de esta vida, y que expresa la confianza del creyente en el Dios soberano y Salvador, que conduce a los suyos a través de las dificultades de su peregrinación: Aunque la higuera no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, Y los labrados no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no haya vacas en los corrales; Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación. Jehová el Señor es mi fortaleza, El cual hace mis pies como de ciervas, Y en mis alturas me hace andar. nom, POLIGAMIA tip, LEYE COST TIPO ver, ANCIANO, DIÁCONO, OBISPO vet, La poligamia apareció con Lamec (Gn. 4:19), y así quedó manchada la pureza de los matrimonios, al dejarse los hombres ser dominados por impulsos carnales en la elección de sus compañeras (Gn. 6:1-2). Cuando Abraham tomó para sí una segunda mujer para conseguir el cumplimiento de la promesa, actuó insensatamente (Gn. 16:4). Isaac tuvo una sola esposa, pero Jacob fue polígamo, en parte debido al engaño de Labán (Gn. 29). Moisés reprimió los abusos, pero no los abolió de golpe. Los israelitas estaban poco crecidos espiritualmente, y encadenados a los usos y costumbres de la época, que no se correspondían en absoluto con la voluntad de Dios. El gran legislador rindió un gran servicio a la causa del matrimonio, prohibiendo las uniones entre consanguíneos y parientes políticos (Lv. 18); desalentó la poligamia (Lv. 18:18; Dt. 17:17); aseguró los
derechos de las esposas de condición inferior (Éx. 21:2-11; Dt. 21:10-17); reglamentó el divorcio (Dt. 22:19, 29; 24:1); exigió el respeto al vínculo matrimonial (Éx. 20:14, 17; Lv. 20:10; Dt. 22:22). Después de Moisés, hubo aún los que se dieron a la poligamia: Gedeón, Elcana, Saúl, David, Salomón, Roboam, y otros (Jue. 8:30; 1 S. 1:2; 2 S. 5:13; 12:8; 21:8; 1 R. 11:3). Sin embargo, la Escritura expone los males inherentes a la poligamia, las míseras rivalidades que se daban entre las esposas de Abraham, de Jacob, de Elcana (Gn. 16:6; 30; 1 S. 1:6); en cambio, se destaca la belleza de las familias felices (Sal. 128:3; Pr. 5:18; 31:10-29; Ec. 9:9; cfr. Eclo. 26:1-27). Abraham se casó con una medio hermana suya; Jacob tuvo dos esposas que eran hermanas entre sí (Gn. 20:12; 29:26). En Egipto, no era raro casarse con una hermana de padre y madre; los persas lo permitían (Herodoto 3:31). Los atenienses podían casarse con una medio hermana del mismo padre, en tanto que los espartanos podían casarse con sus medio hermanas nacidas de la misma madre. La Ley de Moisés prohibió estas uniones e incluso los matrimonios con parientes más alejados (Lv. 18:618). El estatuto matrimonial de los romanos se parecía al de los israelitas; denunciaba como incesto la unión de parientes próximos (por ejemplo, entre hermano y hermana) o entre parientes políticos (como suegro y nuera). Todos los textos del NT hablan formalmente en contra de la poligamia. Hablando a los judíos acerca del divorcio, Cristo afirmó que Moisés lo había permitido por la dureza de sus corazones y que, excepto en caso de infidelidad, un nuevo matrimonio era un adulterio (Mt. 19:8-9). Se puede llegar a la conclusión de que la poligamia había sido permitida en la época del AT por la misma razón, aunque con las restricciones señaladas; sin embargo, queda claro que no tiene lugar alguno en el Evangelio. El caso especial de los polígamos convertidos al Evangelio se trataba con la aceptación de la situación familiar de hecho; sin embargo, el polígamo quedaba excluido de la posibilidad de ejercer cargo alguno de responsabilidad en la iglesia (cfr. 1 Ti. 3:2, 12; Tit. 1:6). nom, POLÍGLOTA tip, LIBR ver, PENTATEUCO, PENTATEUCO SAMARITANO vet, Recibe este nombre toda edición de la Biblia en varias lenguas («polys» + «glotta»).
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Tiene gran utilidad en el estudio crítico del texto. Se inició su edición con la generación del interés en la Palabra de Dios en sus lenguas originales. Como precursora de las modernas políglotas, aunque no equivalente a ellas por no recoger más que el AT, es la «Hexapla» de Orígenes, que data de la primera mitad del siglo III. Como su nombre indica, presentaba seis columnas paralelas: El texto consonantal hebreo; su transcripción vocalizada al griego; y las versiones griegas de Aquila, de Symmachus; la LXX y Teodoción. Existen otros ensayos parciales, entre ellos restos de la Biblia en hebreo, griego y latín, del siglo XIV, realizada por el monje Simón Autumano. La primera verdadera políglota es la debida a la iniciativa del cardenal Francisco Jiménez de Cisneros, que daba el texto de la Biblia en hebreo, griego, latín y arameo. Fue compuesta e impresa entre los años 1514 y 1517, pero no fue publicada hasta el año 1520, año en que León X dio su autorización. Recibe el nombre de «Complutense», por haber sido publicada en Alcalá de Henares (Complutum). Entre los varios colaboradores se cuentan Pablo Coronel, Alfonso de Zamora, Alfonso de Alcalá, Diego López de Zúñiga, Hernán Núñez de Guzmán Demetrio Ducas, Antonio Nebrija, y otros. Fue presentada en seis volúmenes «in folio». Fue la primera de las cuatro Políglotas Mayores. Las otras políglotas mayores son: (a) La Regia o de Amberes, en la que participó Benito Arias Montano y varios eruditos europeos. Fue patrocinada por Felipe II, y presentaba los textos hebreo, latín, griego, arameo y siríaco. Fue publicada en Amberes entre los años 1568-72, y fue presentada en ocho volúmenes «in folio». (b) La de París, dirigida por Gabriel Sionita, fue publicada en París entre los años 1628 y 1655, siendo presentada en nueve volúmenes «in folio». Su patrocinador fue Guy-Michel Le Jay, y los textos eran en hebreo, latín, griego, arameo, siríaco y árabe. (c) La Biblia Políglota de Londres es la más rica de las clásicas. Recibe este nombre por haber sido preparada en Londres, publicada entre los años 1654 y 1669. Fue patrocinada por Oliver Cromwell, y dirigida por Brian Walton, posteriormente obispo anglicano de Chester. En esta obra colaboraron Edmund Castell, Samuel Clarke, Thomas Hyde y Alexander Huish. Fue presentada en ocho volúmenes «in folio». Da el texto en hebreo, latín, griego, siríaco, arameo y árabe, más algunas secciones en etiópico y persa. Presenta el único aparato critico existente del texto siríaco.
Entre las Biblias Políglotas menores se pueden mencionar: la de Heidelberg (1587), que da los textos en hebreo, griego y dos versiones latinas; la de Hamburgo (1596), con textos hebreo, griego, tres versiones latinas, incluyendo la de Teodoro de Beza, la traducción alemana de Martín Lutero. La de Bagster's de Londres (1831), que incorpora además el Pentateuco Samaritano (véanse PENTATEUCO y PENTATEUCO SAMARITANO), la LXX, la Vulgata, la Pesshita, el NT griego de Mill, la traducción alemana de Martín Lutero, la italiana de Diodati, la francesa de Osterwald, la castellana de Scio de San Miguel, y la Versión Autorizada inglesa. Fue reeditada en Londres en 1874. La Hexaglot, dirigida por Edward Riches de Levante, apareció en 1874-1876, dando los textos hebreo del AT y griego del NT, junto con la LXX, Siríaca (del NT), latina (Vulgata), la Versión Autorizada inglesa, la alemana de Martín Lutero, y la francesa de R. V. Olivetan. En esta Políglota, aparecida en Londres, se incorporan los estudios críticos del Deán Alford y de von Tischendorf. Levante también publicó la Políglota llamada Triglotta (Londres, 1890), incorporando, además del AT hebreo y NT griego, la LXX, la Vulgata y la Pesshita del NT. En la actualidad el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España (C.S.I.C.) está preparando la llamada Polyglotta Matritensia (Políglota de Madrid), con el siguiente plan general: I AT hebreo. II NT griego. III AT griego (LXX). IV AT arameo (Targum Palestino). V AT arameo (Targum Onkelos y Jonatán). VI AT y NT siríacos. VII Vetus Latina. VIII Vetus Hispana. IX NT copto. X Versión castellana. Un examen a los catálogos del C.S.I.C. revela que desde la última referencia bibliográfica se han hecho posteriores adiciones a este proyecto. La última obra que consta publicada con posterioridad a la fuente bibliográfica de 1971 es Díez Macho, Alejandro, «Biblia polyglotta matritensia». Series IV. Targum Palaestinense in Pentateuchum, Edición crítica al cargo de Alexandro Díez Macho ; adjuvantibus L. Díez Merino, E. Martínez Borobio, Teresa Martínez Saiz (Madrid, CSIC, 1977 - 1988). Contiene el Targum palestino del Pentateuco (Génesis a
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Deuteronomio) en arameo y su traducción al castellano. Ref. http://www.csic.es/hispano/informa.htm
Había judíos del Ponto en Jerusalén en el día de Pentecostés (Hch. 2:9). Aquila era nativo del Ponto (Hch. 18:2).
Bibliografía: Pérez Castro, F.: «Biblias Políglotas», Gran Enciclopedia Rialp (Ed. Rialp, Madrid, 1971, vol. IV, PP. 178-184); Pridham, C.: «The Hexaglot Bible», en The Bible Treasury, feb. 1875, PP. 222-224 (reimpr. H. L. Heijkoop, Winschoten, Holanda, 1969).
nom, PORTERO tip, OFIC vet, En 1 Cr. 9:19-24 y 16:38 se hace referencia a los levitas al servicio de la tienda del Tabernáculo. Había guardas para la vigilancia de las puertas de las ciudades (2 S. 18:26; 2 R. 7:10) y de las del Templo (1 Cr. 26:12); también había servidores que vigilaban las entradas de casas de alcurnia privadas (Mr. 13:34). Cuando David organizó el servicio de los levitas para la casa de Dios, asignó a cuatro mil de ellos al servicio de la guarda de las puertas. No llevaban todos a cabo esta actividad de manera simultánea: David los repartió en órdenes, que deberían turnarse en su función (1 Cr. 23:5; 26:1-19).
nom, POLILLA tip, FAUN vet, Mariposa nocturna, destructora (Jb. 13:28; Mt. 6:19; Stg. 5:2), se alimenta de lana, granos, pieles (Is. 51:8). La larva se envuelve en un forro de lana, de donde emerge la cabeza para roer. En la Biblia se hace mención de la polilla de los tejidos («tinea»); existen diversas especies de ella. nom, POLVO tip, TIPO COST vet, Pequeñas partículas de materia que componen la tierra; del polvo fue formado el hombre, y al caer en pecado le fue dicho: «Polvo eres, y al polvo volverás» (Gn. 2:7; 3:19). «El primer hombre es de la tierra, terrenal» (1 Co. 15:47). Se usa como símbolo de debilidad: «Porque él conoce nuestra condición; se acuerda de que somos polvo» (Sal. 103:14). «Lamer el polvo» es una figura de derrota (Sal. 72:9). Echar polvo sobre la cabeza era una señal de dolor (Ez. 27:30; Ap. 18:19). Sacudir el polvo de los pies, al abandonar una ciudad en la que se hubiera rechazado a los siervos de Cristo, significaba abandonarlos al juicio (Mt. 10:14; Hch. 13:51). Lanzar polvo al aire era una expresión de gran indignación (Hch. 22:23). nom, PONTO tip, LUGA sit, a9, 455, 131 vet, Distrito marítimo en el noreste de Asia Menor, bañado por las aguas del Ponto-Euxino (mar Negro). Junto con Bitinia formaba una provincia romana. Había judíos dispersados por el Ponto (1 P. 1:1).
nom, PÓRTICO tip, CONS vet, Paseo cubierto por un techo sostenido por columnas. Había mansiones que tenían pórticos de este género (1 R. 7:6, 7). Había un magnífico pórtico en la fachada oriental del Templo de Salomón (1 R. 6:3; Ez. 8:16; JI. 2:17). Había en ocasiones un patio de columnas en la terraza de los palacios (Jue. 3:23). Los pórticos de la piscina de Betesda y el pórtico de Salomón, en el segundo Templo, eran también paseos cubiertos (Jn. 5:2; 10:23; gr. «stoa»). nom, POSADA (Véase MESÓN) nom, POSTMILENIALISTAS (Véase MILENIO.) nom, POSTES tip, CONS LEYE vet, (heb. «mezuza»). Maderos a los que se aseguraban las puertas (1 R. 6:33). A veces había una columna de piedra en lugar de un madero. El esclavo hebreo que quisiera permanecer a perpetuidad con su amo al llegar el año sabático se hacía traspasar el oído contra el poste con una lezna (Éx. 21:6; Dt. 15:17).
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Los judíos ortodoxos ponían un trozo de pergamino llamado «mezuza» (montante de la puerta), donde estaban escritos, en veintidós líneas, Dt. 6:4-9 y 11:13-21. Los ponían dentro de una cajita de madera, de metal o de vidrio y la fijaban en el poste, como lo ordenan estos pasajes. nom, POSTRIBULACIONISMO tip, DOCT ESCA vet, En este punto de vista, la Iglesia pasa a través de la tribulación. Sus defensores proclaman que es la fe histórica de la Iglesia cristiana. Se afirma además que el mismo hecho de que a la Iglesia le fue prometida tribulación sostiene esta postura. Por otra parte, identifican la resurrección de los justos de Israel, evidentemente al final de la Gran Tribulación, y seguramente coincidente con la de los santos muertos durante ella (cfr. Dn. 12:1-3, 13; Ap. 20:4) con el arrebatamiento de la Iglesia (1 Ts. 4:13-18). Es evidente que esta postura destruye la doctrina de la inminencia de la venida de Cristo en relación con los creyentes y que aparece en pasajes como Jn. 14:2-3; 1 Co. 1:7; Fil. 3:20-21; 1 Ts. 1:9-10; 4:16-17; 5:5-9; Tit. 2:13; Stg. 5:8-9; Ap. 3:10; 22:17-22). Además, a pesar de la pretensión de «historicidad» de los postribulacionistas, en la iglesia primitiva sí se sostenía la inminencia de la vuelta del Señor a recoger a Su iglesia. Entre los que la sustentan se hallan Clemente de Roma, Cipriano, y la misma Didaché. Véase TRIBULACIÓN (GRAN). nom, POTESTADES tip, ANGE ver, PODER vet, (gr. «exousia»). Grado angélico mencionado en el NT en pasajes como: Ef. 1:21 («autoridad»), Ef. 3 10 («potestades»), Ef. 6.12 («potestades»), Col. 1:16 («potestades»), Col. 2:10 («potestad»), Col. 2:15 («potestades»), 1 P. 3:22 («autoridades»). Véase una consideración del significado de «exousia» en PODER.
nom, POTIFAR tip, BIOG FUNC HOMB HOAT vet, (egip.: «aquel que Ra [dios solar) ha dado»). Oficial de Faraón y jefe de la guardia. Los madianitas le vendieron José. La esposa de Potifar trató de seducir al joven esclavo pero al no conseguir sus propósitos lo acusó falsamente y lo hizo encarcelar por Potifar (Gn. 37:36; 39:1-20). nom, POTIFERA tip, SACE BIOG HOMB HOAT ver, POTIFAR vet, (misma etimología que para POTIFAR). Sacerdote de On (Heliópolis), ciudad consagrada al culto del sol. Era padre de Asenat, que Faraón dio como esposa a José (Gn. 41:45-50; 46:20). nom, POZO tip, CONS RIOS ver, CISTERNA, FUENTE vet, (heb. «b'êr»). Se halla frecuentemente formando parte de nombres compuestos (p. ej.: Beerseba, «pozo del juramento»). El pozo es una excavación en el suelo, que llega a una capa de agua en una depresión o que se filtra a través de las arenas. En ocasiones se captaba una fuente (cfr. Gn. 16:7, 14; 24:11, 13). Si se descubría agua en un terreno arenoso, se abría un pozo con toda presteza. Se abrían los lechos secos de los torrentes cuando se sospechaba que debajo de ellos corrían aguas vivas (Gn. 21:30, 31; 24:19; 26:20-25). Había numerosos pozos en la llanura marítima de Filistea, donde un inagotable curso de agua subterránea se abría camino hacia el Mediterráneo. La región montañosa de Palestina tenía pozos cavados en la roca calcárea. Exteriormente, el pozo no se diferenciaba mucho de la cisterna. El agujero estaba protegido por un brocal (Jn. 4:6), cubierto por una piedra o una plancha para que ni personas ni animales cayeran accidentalmente (Gn. 29:2, 3; Éx. 21:33; 2 S. 17:19; Ant. 4:8, 37). El interior del pozo, recubierto generalmente de obra, tenía una escalera que permitía llegar hasta el agua, si su nivel no era demasiado bajo. Se ponían pilas de madera o piedra cerca del orificio, para que abrevaran los ganados y rebaños (Gn. 24:30; Éx. 2:16).
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El agua era sacada con cántaros (Gn. 24:16). Si el pozo era muy profundo, se bajaba un cubo u otra vasija con una cuerda (Jn. 4:11). En ocasiones se usaba tracción animal para tirar de la cuerda. También se usaban tornos sujetos al pozo. (Véanse CISTERNA, FUENTE.) nom, PRADO vet, (heb. «'ãhû», «caña» o «junco»). Las siete vacas del sueño de Faraón pacían «en el prado» o, según otras traducciones, «en el pantano», al tratarse de la zona ribereña del río, cubierta de cañas. nom, PREDESTINACIÓN tip, DOCT ver, ELECCIÓN vet, (del gr. «proorizõ», «marcar de antemano, predeterminar»). En Ro. 8:29, 30 forma un enlace en la cadena que conecta el previo conocimiento de Dios en el pasado con la gloria en el futuro. La elección es el señalamiento que Dios hace de individuos; la predestinación es a bendición (cfr. Ef. 1:5, 11, donde los creyentes son predestinados a ser adoptados hijos, según el propósito de Dios). La predestinación no implica que Dios haya marcado a algunos para ira. En realidad, el deseo de Dios es «que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad» (1 Ti. 2:4). Para asegurar que algunos lo sean, Él los predestinó, llamó, justificó y glorificó en Sus consejos soberanos (cfr. Ro. 8:29, 30). (Véase ELECCIÓN para un examen más detallado de estas cuestiones, y bibliografía.) nom, PREDICACIÓN ver, ECLESIASTÉS, DESCENSO (de Cristo a los infiernos). vet, (gr.: «kerygma»). Se usa en el NT de «un anuncio», o «un dar a conocer», sin conllevar necesariamente la idea de una predicación formal como se entiende la palabra en la actualidad. Cuando la Iglesia en Jerusalén padeció persecución, todos se dispersaron, excepto los apóstoles, y fueron por todas partes «anunciando el evangelio» (Hch. 8:14). En Eclesiastés, Salomón se denomina a sí mismo «el predicador» (Ec. 1:1; véase ECLESIASTÉS). De Noé se afirma que fue «pregonero de justicia» (2 P. 2:5). Pablo fue designado como predicador
(heraldo) (1 Ti. 2:7; 2 Ti. 1:11; cfr. 1 Co. 9:27). A Dios le plació «salvar a los creyentes por la locura de la predicación» (1 Co. 1:21). Dios se sirve de la predicación, del anuncio de las buenas nuevas, para dar a conocer Su amor y la obra del Señor Jesucristo. «¿Cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quién les predique?... ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!» (Ro. 10:14-15). La importancia de la predicación viene subrayada con las siguientes palabras: «La fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios» (Ro. 10:17). El objeto central de la predicación o proclamación cristiana es la persona y la obra del Señor Jesucristo, Dios manifestado en carne, muerto por nuestros pecados, y resucitado para nuestra justificación (Jn. 1:1, 14; 1 Ti. 3:16; Ro. 4:25) ,y que volverá para juzgar al mundo con justicia (Hch. 17:31; 24:25); estrechamente relacionada con esta proclamación está la instrucción dada al cristiano de la promesa de su recogimiento por Cristo (Jn. 14:1-4; 1 Ts. 4:13-18; Ap. 22:20), lo que constituye la esperanza presente del cristiano y su móvil para agradar al gran Dios y Salvador Jesucristo, que se dio a Sí mismo para rescatamos y purificarnos (Tit. 2:11-14). Acerca de la predicación «a los espíritus encarcelados», véase DESCENSO (DE CRISTO A LOS INFIERNOS). nom, PREGONERO tip, OFIC vet, El que hacia anuncios a viva voz, tanto oficiales como meramente públicos. En Dn. 3:4 se menciona a un pregonero voceando un anuncio oficial del rey de Babilonia. Los predicadores del Evangelio son pregoneros de Dios (cfr. 2 P. 3:5). nom, PREMILENIALISTAS (Véase MILENIO) nom, PREMIO (Véase RECOMPENSA) nom, PRENDA (Véase PRÉSTAMOS) nom, PREPARACIÓN tip, CALE LEYE vet, Recibía este nombre el día anterior al sábado, en el que se hacían los preparativos para todo lo
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necesario para el día de reposo (Mr. 15:42; Jn. 19:31; Ant. 16:6, 2; cfr. Jdt. 8:6). El sábado de la Pascua era de una gran solemnidad (Jn. 19:14, 31). nom, PREPUCIO (Véase CIRCUNCISIÓN) nom, PRESCIENCIA tip, DOCT vet, (gr.: «prognõsis»). Un conocimiento de personas y circunstancias antes de que existan. Es uno de los atributos divinos de Dios por el cual le son conocidas las personas y determinados los eventos por adelantado. Se trata de un poder totalmente más allá de la capacidad de comprensión de la mente humana. El nombre «prognõsis» se traduce «anticipado conocimiento» (Hch. 2:23) y «presciencia» (1 P. 1:2). El verbo relacionado, «proginõskõ», se traduce variamente: «antes conoció» (Ro. 8:29); «desde antes conoció» (Ro. 11:2); «ya destinado» (1 P. 1:20); «sabiéndolo de antemano» (2 P. 3:17). Se ha de señalar que la presciencia de Dios no elimina en absoluto la capacidad del hombre como agente moral responsable (Ro. 1:18-2:6). nom, PRESENTE, DON tip, LEYE ver, CARISMAS, ESPÍRITU SANTO, LENGUAS (Don de), MILAGROS, SANIDAD (Don de) vet, (En el AT se usa muy frecuentemente el término «presente», aunque también se usa «don», que es utilizado con mayor frecuencia en el NT.) Los padres daban presentes a sus hijos (Gn. 25:6), daban dote a su hija al casarse (Jue. 1:15); el prometido daba un presente al padre de la novia (Gn. 34:12); los invitados a las bodas llevaban presentes (Sal. 45:12). Los hombres de buena voluntad intercambiaban presentes, y hacían dádivas a los pobres (Est. 9:22); se ofrecían a los grandes con el fin de conseguir su favor (Pr. 18:16). Estaba prohibido comprar a los jueces mediante presentes (Éx. 23:8; Dt. 16:19; Pr. 29:4). Los soberanos recompensaban a los que les habían hecho un servicio (Dn. 2:48), y mostraban largueza hacia sus súbditos para alegrarlos (Est. 2:18). Los reyes recibían los tributos de sus súbditos (2 S. 8:2, 6; 2 Cr. 26:8; Sal. 45:12; 72:10; Mt. 2:11).
El desempeño del culto público generaba unos gastos que tenían que ser mantenidos con ofrendas (Mt. 5:23, 24; 8:4; Lc. 21:5). En Oriente siguen dándose estos hábitos de liberalidad. El «don de Dios» es la vida eterna en Jesucristo (Jn. 4:10; Ro. 6:23). Cristo ha dado dones a los hombres (Ef. 4:8). No sólo ha abierto un camino que conduce a Dios, permitiendo que los hombres se presenten ante Él, el Santo y Justo, sino que ha conseguido para ellos los dones del Espíritu Santo (Jn. 14:16; 16:6; Hch. 2:38), que se manifiestan en el corazón y en la vida de los creyentes en el arrepentimiento (Hch. 5:31), la fe (Ef. 2:8), el amor (Ro. 5:5), el gozo, la paz, la paciencia, la benignidad, la bondad, la mansedumbre y la templanza (Gá. 5:22-23). Así, todas las virtudes cristianas son el fruto del Espíritu, un don de Su parte. Dios da asimismo diferentes dones a Su Iglesia, calificando a hombres que puedan contribuir a su edificación (Ro. 12:6; 1 Co. 7:7; 12:4-9; Ef. 4:7-16). (Véanse CARISMAS, ESPÍRITU SANTO, LENGUAS [DON DE), MILAGROS, SANIDAD [DON DE].) nom, PRÉSTAMOS tip, LEYE ver, BANCO vet, Un adelanto de fondos o de alguna otra cosa. Al principio, los israelitas que solicitaban un préstamo no pedían dinero sino objetos de primera necesidad. La Ley ordenaba socorrer al menesteroso (Dt. 15:7-11) sin exigir interés alguno (Éx. 22:25; Lv. 25:35-37). Sí se podía demandar interés de los extranjeros (Dt. 23:20). El israelita pobre podía venderse como siervo (Lv. 25:39-40; 2 R. 4:1). En caso de que el acreedor exigiera una prenda no podía ir a casa de su deudor, sino que tenía que esperar que éste se la trajera (Dt. 24:10-13). Si el objeto era un vestido, el acreedor se lo tenía que devolver antes de que se pusiera el sol, porque este vestido servía de cubierta (Éx. 22:26, 27). Estaba prohibido tomar en prenda las dos muelas de un molino, o la piedra de debajo, lo que impediría al pobre moler el grano necesario para su comida cotidiana (Dt. 24:6). Tampoco se podía tomar en prenda la ropa de la viuda (Dt. 24:17). Todos los séptimos años se debían perdonar los préstamos (Dt. 15: 1-11). Desafortunadamente, se implantó de manera generalizada la práctica de tomar prendas (Pr. 6:1); en época más tardía los prestamistas, en ocasiones pedían incluso interés, a pesar de la oposición de los profetas (Jer. 15:10; Ez. 18:13). Después del exilio, se descuidó muy extensamente
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este aspecto de la Ley, como tantos otros, y Nehemías reprimió enérgicamente los abusos, en este y otros aspectos (Neh. 5:1-13; cfr. Neh. 13). La legislación romana era de gran dureza para el deudor, en contraste con las normas de la Ley de Moisés. La Ley de las Doce Tablas permitía al acreedor encarcelar al deudor insolvente y a su familia. Es a este hecho que alude el Señor Jesús en la parábola del siervo implacable (Mt. 18:25, 34). En tiempos de Jesús estaba organizado el comercio de dinero en forma de bancos (Mt. 25:27; Lc. 19:23). En Jerusalén había un edificio público en el que se depositaban los documentos relativos a los préstamos, tanto si eran con interés como si no (Guerras 2:17, 6) (Véase BANCO).
del trigo (en la Fiesta de las Semanas) y en la vendimia (la Fiestas de las Cabañas) (Éx. 23:16, 19; 34:22, 26; Dt. 18:4; 26:10; Ez. 58:14). (b) De los cristianos se afirma que tienen las primicias del Espíritu: tienen la prenda de una bendición futura aún más grande (Ro. 8:23; 2 Co. 5:5; Ef. 1:14). (c) Los reunidos a Dios en cualquier dispensación reciben el nombre de primicias (Ro. 11:16; 16:5; 1 Co. 16:15; Stg. 1:18; Ap. 14:4). (d) Cristo, al haber resucitado de entre los muertos, es las primicias de los que durmieron (1 Co. 15:20, 23). «Primicias» implica necesariamente que ha de haber más a su semejanza que sigan después.
nom, PRETORIO tip, CONS vet, (lat. «que pertenece a un pretor») Sentido primitivo: espacio alrededor de la tienda del general; después la residencia oficial del gobernador de una provincia; palacio. En el NT este término designa: (a) El palacio ocupado por Poncio Pilato en Jerusalén y ante el que se constituyó su tribunal (Mr. 15:16; Mt. 27:27; Jn. 18:28, 33; 19:9, cfr. 19:13). Ciertos arqueólogos lo sitúan en la torre Antonia, pero los procuradores de Judea solían residir en el palacio de Herodes el Grande (Filón, Legat ad Gaium 38, 39). (b) Palacio de Herodes en Cesarea. Allí estuvo Pablo encarcelado (Hch. 23:35). (c) Guardia pretoriana de Roma, encargada de la vigilancia del palacio imperial (Fil. 1:13). Parece que en Fil. 1:13 y 4:22 pretorio y casa del César son sinónimos.
nom, PRIMOGÉNITO tip, LEYE ver, PASCUA, LEVITAS, PRIMOGENITURA vet, Los primogénitos de los hombres y de las bestias son declarados pertenecientes a Dios, que no sólo los ha dado (cfr. Gn. 4:4), sino que los ha rescatado en Egipto de la esclavitud y del juicio. Durante la décima y última plaga, los primogénitos de Egipto fueron muertos, en tanto que los primogénitos de los israelitas eran salvados gracias a la sangre puesta sobre el dintel y los postes de las puertas de sus casas (Éx. 12:12, 13, 23, 29; véase PASCUA). Los primogénitos, objetos de tal redención, pertenecían así por partida doble a Jehová. Todo varón primogénito de hombre o de animal era puesto aparte para el Señor (Éx. 13:2; 34:19); el hombre no tenía derecho alguno sobre ellos. El primogénito de los animales estaba destinado al sacrificio, pero el primogénito de hombre era rescatado (Éx. 13:13, 15; 34:20, cfr. Lv. 27:6). Por esta razón era llevado al santuario y presentado a Jehová (Lc. 2:22; cfr. Nm. 18:15). Más tarde, los levitas tomaron el lugar de los primogénitos de los israelitas (Nm. 3:12, 41, 46; 8:13-19; cfr. Éx. 32:26-29) y fueron asignados al servicio del culto (véase LEVITAS). Entre los primogénitos de los animales igualmente consagrados al Señor se hacían distinciones. El primogénito de los animales puros era sacrificado. Los animales impuros, de los que se cita el asno como espécimen típico, podían ser desnucados, o ser redimidos con un cordero (Éx. 13:13, 15; 22:29, 30; 34:20). La grasa del animal debía ser consumida con fuego, y la carne entregada al sacerdote. El animal impuro era rescatado o vendido (Lv. 27:27; Nm. 18:15-18). Más tarde, debido a las nuevas circunstancias que se podían
nom, PRETRIBULACIONISMO (Véase TRIBULACIÓN, GRAN) nom, PRIMICIAS tip, CALE LEYE vet, (a) Así como Dios afirmaba Su propiedad de los primogénitos de hombre y animales, igualmente demandaba los primeros frutos de las labores en el campo (Éx. 23:16, 19), como reconocimiento de Dios como el dador de ellos y en muestra de agradecimiento por Sus dones. Todos los varones tenían que presentarse tres veces al año ante Dios, y eran en el tiempo: de la cosecha de la cebada (en la Fiesta de los Panes sin Levadura);
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prever del establecimiento del pueblo en la tierra de Canaán, y debido a que el desplazamiento al único santuario central podía ser difícil y costoso, se dio la norma de retrasar la presentación del primogénito. Se permitió que transcurrieran más de los ocho días inicialmente prescritos al inicio, y esperar a una de las fiestas anuales. La carne, en lugar de ser entregada al sacerdote, quedaba para el peregrino que había llevado el animal al santuario. El israelita y su familia lo consumían allí (Dt. 15:19, 20). Los animales con tachas no eran llevados al santuario. Eran comidos en casa, sin ceremonia cultual alguna (Dt. 15:21-23). Con respecto a los privilegios legales del primogénito, véase PRIMOGENITURA. nom, PRIMOGENITURA tip, COST DOCT ver, NUZU, PLENITUD, CREACIÓN (Nueva) vet, El derecho de primogenitura era considerado como propiedad exclusiva del primer nacido de una familia. Por lo general, el primogénito heredaba el rango, la situación y las prerrogativas de su padre; venía a ser jefe de la familia o de la tribu; heredaba asimismo una porción doble de los bienes paternos, derecho garantizado al hijo primogénito, incluso si había una segunda esposa preferida a la madre del primogénito (Dt. 21:17; cfr. 2 R. 2:9). El derecho de primogenitura podía ser vendido a un hermano menor, como lo hizo Esaú a Jacob (Gn. 25:29, 34; He. 12:1; en el artículo NUZU se puede constatar el registro de un caso semejante). La primogenitura se podía también perder por una mala conducta (1 Cr. 5:1). El título de Primogénito es dado al Señor Jesucristo en varios sentidos: (a) En su lugar en su familia terrena, como primogénito de María (Mt. 1:25; Lc. 2:7). (b) El primogénito de toda creación (Col. 1:15). Aquí tiene el sentido de la preeminencia y dignidad, de derecho, que recibía el primogénito de parte de su padre. No es por lo tanto una identificación con la Creación, como si Él fuera la parte más preeminente de ella, sino que es presentado como primogénito sobre la creación, cabeza de ella. Así, este título denota Su posición y carácter, no Su origen. Es por ello que se menciona este carácter de primogenitura sobre toda la creación en relación con el hecho de que Él es la imagen del Dios invisible (véase PLENITUD). (c) Él es el primogénito de entre los muertos (Col. 1:18; Ap. 1:5).
(d) Además de ser cabeza de la creación, pues «todo fue creado por medio de él y para él» (Col. 1:16; cfr. v. 17), (e) es también la cabeza de toda la nueva creación (véase CREACIÓN [LA NUEVA]) más allá de la muerte, sobre el terreno de resurrección. Un ejemplo de que el título de primogénito es de dignidad y autoridad se ve en el Sal. 89:27, donde Salomón, décimo hijo de David (1 Cr. 3), recibe junto con el título de «primogénito» el derecho al trono de su padre. Y el Hijo eterno, al venir a ser hombre, recibe, tras Su obra de Redención y posterior exaltación, este puesto de preeminencia adicional a Su eterna dignidad: el de «Primogénito de los muertos», que se corresponde con el de «Primicia de los que durmieron» (1 Co. 15:20, 23), si bien el primer título tiene más que ver con Su dignidad y el segundo con Su prioridad en el tiempo y Su carácter de precursor en poder. Así, el título de Primogénito denota que Él es Señor Soberano sobre todas las esferas, temporales y eternas. nom, PRINCIPADOS tip, ANGE ver, ÁNGEL vet, (gr. «archai»: «principios»). Se usa de la posición de aquellos que tienen el primer lugar como gobernantes entre los hombres (Tit. 3:1, «gobernantes»). Sin embargo, este término se emplea de modo especial para denotar a los poderes espirituales del mundo invisible, sean buenos o malos (véase ÁNGEL). Fueron creados por el Señor, y Él es la cabeza de todos ellos (Col. 1:16; 2:10). Algunos cayeron de la posición de confianza que les había sido asignada: no guardaron su primer estado o principalidad (Jud. 6). Otros luchan en contra de la posición celestial de los santos (Ef. 6:12). El Señor «despojó» a los principados en la cruz (Col. 2:16), y en Su resurrección fue exaltado por Dios infinitamente por encima de todos estos poderes creados (Ef. 1:21; 3:10). nom, PRÍNCIPE tip, FUNC vet, Son dieciséis los términos heb. que se pueden traducir de esta manera. Los principales son: (a) «nasi», «uno exaltado», que también se traduce como «gobernante, capitán, jefe». Se aplica a los «príncipes de la congregación» (Jos. 9:15-21):
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éstos serían los cabezas de familia en las varias tribus; (b) «sar», «llevar regla», aplicado así a los cabezas de las tribus, «jefes de familias», que tiene asimismo varias traducciones; se aplica como príncipes a los sátrapas del imperio persa (Est. 1:3-21). En Daniel estos mismos dignatarios reciben el nombre de «achashdarpenayya», «sátrapas» (Dn. 3:2, 3, 27; 6:1-7). El término «sar» se emplea también para el Príncipe de paz en Is. 9:6, y para el arcángel Miguel y el príncipe de Persia que se le opuso, así como para el príncipe de Grecia (Dn. 10:13-21). En el NT el término «príncipe» es traducción de: (a) «archêgos», «autor», «Príncipe», referido al Señor Jesús (Hch. 5:31); (b) «archipoimên», «Príncipe de los pastores», también referido al Señor Jesús (1 P. 5:4); (c) «archõn», «príncipe» de los demonios (Mt. 12:24), «príncipe» de este mundo (Jn. 12:31; 14:30; 16:11), referido a Satanás, también traducido como «gobernante», «magistrado» y, referido al Señor Jesucristo, en Ap. 1:5: el «soberano» de los reyes de la tierra. nom, PRINCIPIO tip, DOCT ver, TIEMPO vet, (heb. «rê'shîth»; gr. «archê»). El significado propio de este término es con referencia al tiempo. Así, se usa: (a) para indicar un punto de comienzo en el pasado en que se inaugura un evento concreto, como la inauguración del año litúrgico judío (Éx. 12:2), el comienzo del cristianismo (Jn. 15:27; 16:4; 1 Jn. 1:1; 3:11; 2 Jn. 5, 6), etc. (b) En Gn. 1:1 la referencia es a un principio absoluto de la creación, lo mismo que en Jn. 1:1. Así, aunque «principio» no puede ser separado de su relación con el tiempo, se afirma que cuando el tiempo empezó el Verbo ya existía con Dios y era Dios, siendo por lo tanto eterno. (c) En un sentido moral se usa para denotar un fundamento o fuente (Pr. 1:7), el preeminente en dignidad (Col. 1:18); el Autor o agente activo (Ap. 3:14). Un ejemplo extrabíblico del uso del término «archê», «principio», no en relación temporal sino como causa u origen, es el que da Josefo en Contra Apión (2:23), donde afirma que Dios es el principio de todas las cosas. (Véase TIEMPO.)
nom, PRISCILA tip, BIOG MUJE MUNT ver, AQUILA vet, (lat., «ancianita»). Esposa de Aquila, viajaba con él. El celo de ella en difundir el Evangelio la hizo destacar al lado de su marido (Hch. 18:1-3, 18, 26; Ro. 16:3; 2 Ti. 4:19). Muy apreciada por el apóstol Pablo, es en algunas ocasiones mencionada antes que Aquila. (Véase AQUILA.) nom, PRISIÓN (Véase CÁRCEL) nom, PRISIONEROS DE GUERRA tip, LEYE EJER ver, GUERRA vet, Desde la antigüedad, y aún en nuestros días, a pesar de todas las convenciones y tratados internacionales, los prisioneros de guerra son objeto de crueles tratos. Los asirios sacaban los ojos a sus prisioneros, lo mismo que los filisteos (Jue. 16:21) y los babilonios (2 R. 25:7). Los sometían a duros trabajos forzados en estado de esclavitud (Jue. 16:21; Jos. 9:1-27; 2 S. 8:2). Muchos de ellos eran ejecutados (Nm. 31:7; Dt. 20:13 ss.; 2 S. 8:2; Jer. 52:10). Otros eran mutilados (Jue. 1:6). Las mujeres e hijos de los vencidos formaban parte del botín de los vencedores. Sin embargo, la Ley de Moisés regulaba el trato a dar a las mujeres cautivas, para que no fueran tratadas arbitrariamente (Dt. 21:10-14). Alejandro Magno trató durísimamente a los habitantes de Tiro después de su valiente resistencia, dando muerte a ocho mil de ellos, dos mil por crucifixión, y vendiendo a treinta mil como esclavos. Los romanos hacían también terribles matanzas cuando tomaban ciudades que les habían hecho frente. Los casos podrían multiplicarse, llegando hasta nuestro siglo XX, con sus crueles guerras y matanzas masivas. (Véase GUERRA.) nom, PROCÓNSUL tip, OFIC vet, (lat. «vicecónsul»). Era un gobernador de una provincia romana bajo la jurisdicción del Senado (Hch. 13:7; 18:12; 19:38). Ejercía el cargo durante un año, y administraba la provincia con la autoridad de un
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cónsul. Era ayudado por cuestores, que recaudaban los impuestos y lo depositaban en el tesoro administrado por el Senado. nom, PRÓCORO tip, BIOG HOMB HONT vet, (gr.: «que dirige el coro de los danzantes»). Uno de los siete que fueron elegidos para socorrer a las viudas judías de lengua griega, y probablemente también a los cristianos necesitados de Jerusalén (Hch. 6:5). nom, PROCURADOR tip, HIST OFIC vet, Cargo de la administración romana. En las provincias imperiales, esto es, las administradas directamente por el emperador, había un procurador, que era a la vez gobernador civil y militar. En Judea lo fueron, entre otros, Poncio Pilato (Mt. 28:14), Félix (Hch. 23:24), Festo (Hch. 24:27; 26:30). Fue después de la destitución de Arquelao, el año 6 d.C., que Roma decretó la fusión de Judea, Samaria e Idumea, bajo el nombre de «provincia de Judea», como división de Siria, y para ser administrada por procuradores (Ant. 17:11, 4; 13:5; Tácito, Anales 12:23; Historia 5:9). Los procuradores de Judea fueron, sucesivamente: Coponio (Ant. 18:1, 1; 2:2; Guerras 2:8, 1); Marco Ambivio; Annio Rufo, en la época de la muerte de César Augusto; Valerio Grato, que ejerció el cargo durante once años (Ant. 18:2, 2); Poncio Pilato, designado por Tiberio, y por quien fue destituido diez años más tarde. Pilato llegó a Roma justo después de la muerte de Tiberio, en marzo del año 37 (Ant. 18:2, 2; 4, 2; 6, 5; Guerras 2:9, 2; Tácito, Anales 15:44; Lc. 3:1); Marcelo (Ant. 18:6, 10-11), designado por Calígula. A la accesión del emperador Claudio, el año 41, Herodes Agripa I recibió de él la corona de Judea, reinando tres años, hasta su muerte (Hch. 12:123). Cuspio Fado fue nombrado procurador de Judea por Claudio en el año 44. A renglón seguido se nombró a Tiberio Alejandro (Ant. 19:9, 2; 20:1, 2; 5, 2; Guerras 2:11, 6). Después de la muerte de Herodes rey de Calcis, Claudio nombró a
Cumano procurador de Judea; más tarde, el emperador lo volvió a llamar (Ant. 20:5, 2; 6, 2 y 3; Guerras 2:12, 1 y 6), poniendo a Félix en su lugar (Ant. 20:7, 1; Guerras 2:12, 8; Tácito, Historia 5:9; Anales 12); Nerón designó procurador a Porcio Festo (Ant. 20:8, 9; Guerras 2:14, 1; Hch. 24:27); lo sucedió Albino (Ant 20:9, 1); el último de ellos fue Gesio Floro, nombrado por Nerón en el año 64 (Ant. 20:11, 1; Guerras 2:14, 2; Tácito, Historia 5:10). Los procuradores de Judea estaban, en cierta medida, sujetos al legado de Siria, pero en la práctica su autoridad sobre Judea era soberana. Ellos tenían el mando supremo de la guarnición romana, juzgaban todas las causas importantes, tenían la atribución de aplicar la pena de muerte (Guerras 2:8, 1), que era ejecutada por sus soldados. Residían generalmente en Cesarea, ciudad en la costa del Mediterráneo, pero subían a Jerusalén para las fiestas importantes, y en ocasiones pasaban allí el invierno (Ant. 18:3, 1). Visitaban las ciudades sometidas a su jurisdicción. Cuando residían en Jerusalén, se instalaban en el antiguo palacio de Herodes el Grande. nom,PRODIGIOS (Véase SEÑALES, MILAGRO) nom, PROFANAR tip, LEYE vet, (heb. «halal», gr. «koinoõ»). Estos términos significan primariamente «hacer común». Otro término gr. también traducido «profanar» es «bebeloõ», que primariamente es «atravesar el umbral». Estos términos se aplican al hecho de traspasar algo sagrado a un uso común, y queda contrapuesto al concepto de la santidad, que se refiere a algo «separado», consagrado para el Señor y Su servicio. De esta manera, la profanación del día de reposo era su utilización como un día común (cfr. Éx. 31:14). El nombre de Dios era profanado si no era pronunciado con la debida reverencia, o si era usado en falsos juramentos o en prácticas que lo deshonraran (cfr. Lv. 19:8, 12, etc.). Los sacerdotes debían tener gran cuidado en tomar esposa virgen, por cuanto el sacerdocio no podía vivir según el común de la vida del pueblo, sino estar separado para el Señor (cfr. Lv. 21:14), entre otros deberes que tenía para mantener su
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apartamiento para Dios (cfr. todo el cap. de Lv. 21). Como juicio contra la casa de Israel, que había profanado el nombre de Dios quebrantando su vocación de vivir santos para Él, el Señor entregó Su santuario en manos enemigas, a la profanación y destrucción (cfr. Ez. 5:11; 7:22; ver también Ez. 39:1-7 y 43:7). nom, PROFECÍA tip, DOCT ver, PROFETA, APOCALIPSIS, TRIBULACIÓN (Gran), DÍA DE JEHOVÁ vet, En el sentido restringido de predicción inspirada del porvenir (para un examen de los diversos sentidos de este término, véase PROFETA), tiene un lugar singular en las Escrituras. La Biblia es esencialmente una palabra profética. Dios trasciende el tiempo y el espacio, y puede hablar a la vez del pasado, del presente y del porvenir. De los treinta y nueve libros del AT, diecisiete de ellos son «proféticos» (los judíos consideran a otros más con este carácter), y en el NT hay varios pasajes de los Evangelios, muchos de las Epístolas, y el libro de Apocalipsis, que presentan este carácter. Sólo la Biblia contiene verdaderas profecías, por cuanto es la Palabra de Dios eterno y omnisciente. Él sólo es el que anuncia «lo por venir desde el principio» (Is. 46:10). (a) CARACTERÍSTICAS. Las características de la profecía bíblica son magistralmente descritas por Pedro (1 P. 1:10-12; 2 P. 1:16, 19-21). (A) El gran tema tratado por todos los profetas es Jesucristo: Su persona, Su venida, Sus sufrimientos expiatorios, Su retorno, gloria y reino (1 P. 1:11). (B) A ellos les fueron reveladas por adelantado la época y las circunstancias de las dos apariciones de Cristo (1 P. 1:11). (C) Hay una perfecta armonía entre los profetas del AT y los del NT (1 P. 1:12). (D) El Espíritu Santo es el único autor de la profecía (1 P. 1:11, 12; 2 P. 1:21). (E) Los mismos profetas, sobrepasados por sus mensajes intentaron escudriñarlos (1 P. 1:10-12; cfr. 1 P. 1:5). (F) Los mismos ángeles desean también mirar en estas cosas (1 P. 1:12). (G) Consideramos segura la palabra profética, y es deseable prestarle atención (2 P. 1:19). Los que la descuidan cometen una insensatez. (H) La profecía es «como una antorcha que alumbra en lugar oscuro», en espera del despuntar
del gran día del Señor. No lo dice todo, no muestra toda la escena; pero es plenamente suficiente para mostrar el camino a través de los precipicios. (I) Ninguna profecía puede ser objeto de una interpretación particular, o sea, separada del contexto de toda la Escritura. En la Biblia tiene el creyente todo lo que le es preciso saber hasta su recogimiento con el Señor para andar de manera perfecta (2 Ti. 3:16-17). No precisa, por ello, de nada para conocer la mente de Dios que no esté contenido en las Sagradas Escrituras. Hay el hecho cierto de que en el pasado no tuvo lugar ningún acontecimiento de importancia que Dios no revelara antes mediante Sus siervos los profetas (cfr. Am. 3:7). Dios siempre quiso preparar al mundo, y, de manera especial a los creyentes. Como ejemplos se pueden citar: el Diluvio (Gn. 6-7), la destrucción de Sodoma (Gn. 18-19), Nínive (Jon. 3), Babilonia (Dn. 4-5), Samaria, Jerusalén e Israel (2 Cr. 36:15-16), la segunda destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C. (Lc. 19:41-44; 21:20-24). Por otra parte, la primera venida de Cristo había sido anunciada con una extraordinaria precisión de detalles. De la misma manera, la Biblia predice los acontecimientos del fin: las señales del retomo de Cristo (Mt. 24:3-15), el arrebatamiento de la Iglesia (1 Ts. 4:13-18), la aparición del Anticristo (2 Ts. 2:1-12; Ap. 13), el retorno de Israel a Palestina, sus sufrimientos y conversión (Zac. 12-14), la gran tribulación (Mt. 24:21-30; Dn. 12:1, 7), la batalla de Armagedón (Ap. 16:14-16; 19:1-21), la aparición gloriosa del Señor con todos Sus santos (Zac. 14:3-5; Ap. 19:11-14), el reinado de mil años (Ap. 20:1-10), el juicio final ante el Gran Trono Blanco (Ap. 20:11-15), la eternidad de bendición y de maldición (Ap. 2122). (Véanse los artículos correspondientes) Después de haber dado conclusión al registro de sus visiones en Apocalipsis, que recapitula y completa todo el mensaje de los anteriores profetas, Juan afirma solemnemente que nadie tiene derecho alguno a añadir ni a quitar nada (Ap. 22:18-19). Los estudiosos reverentes y obedientes a las revelaciones divinas deben asumir la actitud de no menospreciar las profecías (cfr. 1 Ts. 5:20).
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nom, PROFECÍA (b) INTERPRETACIÓN DE LA PROFECÍA. En el sentido restringido de predicción inspirada del porvenir (para un examen de los diversos sentidos de este término, véase PROFETA), tiene un lugar singular en las Escrituras. Se ha planteado con frecuencia la cuestión de si a las predicciones (y a la misma Escritura) se le debe dar un sentido literal o simbólico. Con mucha frecuencia, bajo un sentido primario real y literal se esconde un significado figurado o espiritual. Muchos de los hechos de la historia de Israel tenían al mismo tiempo un significado profético: la peña golpeada en Horeb representaba a Cristo golpeado en el Calvario (Éx. 17:1-6; 1 Co. 10:4); el maná era el tipo y preanuncio de Cristo, el pan vivo venido del cielo (Éx. 16; Jn. 6:31 ss.); el cordero de la pascua representaba al Cordero de Dios inmolado para nuestra redención (Éx. 12; 1 Co. 5:7); las dos esposas de Abraham, Agar y Sara, simbolizaban los dos pactos, el de la ley y el de la gracia (Gá. 4:22-26), etc. También se da que en el mismo pasaje profético haya una yuxtaposición o superposición de sentidos literales y figurados. Por ejemplo, en el salmo 22 hay ciertos detalles expresados en términos ordinarios acerca de lo que literalmente aconteció a Cristo sobre la cruz (abandonado de Dios, menospreciado por el pueblo, sus manos y pies traspasados, sus vestidos repartidos y su túnica sorteada); sin embargo, en otros versículos se da un lenguaje figurado, cuyo sentido no es por ello menos real (los toros, los perros rodeándole, su alma amenazada por la espada, su liberación de la boca del león y de los cuernos de los búfalos). Lo mismo sucede en el célebre pasaje de Is. 53, Así, se pueden considerar dos principios esenciales a respetar en la interpretación de las profecías aún sin cumplir: (A) Establecer ante todo el significado literal normal, con un cuidadoso examen del contexto, la aplicación más sencilla y, en el AT, el sentido más relacionado con Israel. (B) Sobre esta base, investigar a continuación si se puede hallar algún significado simbólico, algún posible sentido espiritual; se debe dejar que el mismo texto dé su guía acerca de ello, y, si es oscuro, comparar con otros pasajes claros con respecto al mismo texto. Sería absurdo interpretar literalmente evidentes figuras de lenguaje, y asimismo sería falso interpretar sólo simbólicamente aquellas afirmaciones que admiten un sentido llano y natural.
Para un examen de las diferentes escuelas de interpretación de Apocalipsis, véase APOCALIPSIS. Para una comprensión adecuada de ciertas profecías, hace falta darse cuenta de que comportan un cumplimiento progresivo, o varios cumplimientos progresivos y sucesivos. Por ejemplo, en Mt. 24 y Lc. 21, Jesús contempla en una misma panorámica dos acontecimientos semejantes, pero muy alejados en el tiempo; por una parte el sitio de Jerusalén en el año 70 d.C. y los sufrimientos padecidos por los judíos. Por otra parte el último asedio de Jerusalén por parte del Anticristo y la gran tribulación de Israel (véase TRIBULACIÓN [GRAN]). Ello no tiene nada de sorprendente: si vemos a distancia un macizo montañoso, dos de sus cadenas pueden parecernos una sola; en realidad, podemos constatar al acercamos que un profundo valle las separa. Es evidente que ciertas afirmaciones proféticas nos parecen oscuras, y sobre todo que su síntesis es difícil (los judíos se encontraban con fuertes dificultades, no comprendiendo el hecho de dos venidas separadas del Mesías, una primera en humillación, la segunda en gloria; particularmente, el pasaje de Is. 61:1-6 presenta este efecto de síntesis de eventos muy separados en el tiempo: los vv. 1-2a tratan de la primera venida del Señor, como lo prueba la cita que el Señor hace de esta subsección en Lc. 4:18-19, cfr. v. 21, en tanto que Is. 61:2b-6 se refiere «al día de venganza del Dios nuestro», el Día del Señor [véase DÍA DE JEHOVÁ]). La luz total no la tendremos hasta el cumplimiento integral del plan de Dios. Mientras tanto, sin pretender dogmatizar acerca de detalles, pero siguiendo con atención las grandes líneas de los propósitos de Dios, el creyente fiel se dejará conducir y corregir por el Señor en su escudriñamiento de las Escrituras, sin olvidar que «el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía» (Ap. 19:10). Bibliografía: Véase al final del artículo PROFETA. nom, PROFETA tip, PROF ver, PROFETAS, CANON vet, Aquel a quien Dios reviste de Su autoridad para que comunique Su voluntad a los hombres y los instruya. (a) Institución del profetismo: Dios prometió que Él suscitaría de entre el pueblo elegido a hombres inspirados, capaces de decir
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con autoridad la totalidad de lo que Él les ordenaría exponer (Dt. 18:18, 19). Moisés es el modelo de todos los profetas que lo siguieron, en cuanto a la unción, doctrina, actitud en cuanto a la Ley y la enseñanza. Sobre varios puntos hay unas analogías notables entre Moisés y Cristo (v. 18; Hch. 3:22, 23). Zacarías habla asimismo de esta autoridad característica: el Espíritu de Dios ha inspirado a los profetas aquello que debían decir al pueblo; los acontecimientos preanunciados han sido cumplidos (Zac. 1:6; 7:12; Neh. 9:30). Es Dios sólo quien ha elegido, preparado y llamado a los profetas; la vocación de ellos no es hereditaria, sino que con frecuencia encuentra al principio una resistencia interna (Éx. 3:1-4:17; 1 S. 3:1-20; Jer. 1:4-10; Ez. 1:1-3:15). La Palabra del Señor, transmitida a los profetas de diversas maneras, queda confirmada mediante señales, por el cumplimiento de las predicciones, y por la conformidad con las enseñanzas de la Ley. Dios pedirá cuentas al hombre por su obediencia o desobediencia con respecto a la Palabra transmitida por Sus siervos (Dt. 18:18-19, cfr. v. 20 y Dt. 13:1-5). (b) Falsos profetas. Además de los que hablan en nombre de un dios falso (Dt. 18:20; 1 R. 18:19; Jer. 2:8; 23:13), hay los que mienten invocando el nombre de Jehová (Jer. 23:16-32). Estos últimos son de dos clases: (A) Impostores, conscientes de su engaño; seducidos por su deseo de ser objeto de la consideración dada a los verdaderos profetas, son populares a causa de sus palabras suaves (1 R. 22:5-28; Ez. 13:17, 19; Mi. 3:11; Zac. 13:4). (B) Personas sinceras e incluso piadosas, fundándose en ocasiones incluso sobre la Ley, pero persuadiéndose a sí mismas de haber sido llamadas por Dios al ministerio profético, cuando no es así. A pesar de su sinceridad, éstos son falsos guías. (c) Características del profeta auténtico. (A) Las señales (Éx. 4:8; Is. 7:11, 14); pero las señales no son por sí mismas suficientes; algunas de ellas podrían ser de origen fortuito, e incluso engañosas (Dt. 13:1, 2; cfr. Éx. 7:11, 22; 2 Ts. 2:9). (B) El cumplimiento de las predicciones (Dt. 18:21, 22). El valor de este medio de comprobación aumenta cuando los acontecimientos vienen a demostrar, sobre un plano histórico, las profecías proclamadas mucho tiempo antes. (C) El mensaje espiritual (Dt. 13:1-5; Is. 8:20). Si la doctrina del pretendido profeta se desvía del
Decálogo, el que la profesa no es, evidentemente, un hombre de Dios. La enseñanza del verdadero profeta tiene que ser acorde con la de la Ley, tanto en lo que respecta a Dios como al culto y a las demandas de la moral. No se trata de que deba dar meras imitaciones del texto sagrado. Basados en los mandamientos divinos, los profetas enseñan cómo se exponen en la vida cotidiana y revelan la voluntad y la mente de Dios. Por su integridad, valor moral y calidad de sus enseñanzas, los profetas israelitas auténticos sobrepasan con creces a los sabios de las otras naciones. La profecía incluye la predicción de acontecimientos (Is. 5:11-13; 38:5, 6; 39:6, 7; Jer. 20:5, 6; 25:11; 28:16; Am. .1:5; 7:9, 17; Mi. 4:10). La predicción constituye un aspecto importante del ministerio del profeta, y contribuye a acreditarlo, pero el hombre de Dios se ocupa aún más intensamente del presente y del pasado, para procurar convertir al pueblo a Dios (Is. 41:26; 42:9; 46:9). (d) Etimología del término «profeta». En gr. el profeta es: (A) El que habla en lugar de otro: intérprete, heraldo. (B) Aquel que declara los acontecimientos futuros. Esta doble acepción deriva del hecho de que la preposición «pro» significa «en lugar de» y «antes». El término heb. «nabi'», traducido «profeta», significa «aquel que anuncia». Esta expresión parece haber tenido al principio un sentido muy amplio. El participio activo se emplea en otra lengua semítica, el asirio, para designar a un heraldo. Los textos hebreos dan a Abraham el título de profeta (Gn. 20:7). Dios se comunica directamente con él, se revela a él (Gn. 15:1-18; 18:17). Abraham transmite a sus descendientes el conocimiento del verdadero Dios (Gn. 18:19), y su intercesión es eficaz (vv. 22-32). Miriam es llamada profetisa (Éx. 15:20; Nm. 12:2, 6); Aarón, el portavoz de Moisés, recibe el nombre de su «profeta» (Éx. 7:1; cfr. 4:16). La idea fundamental del término «nabi'», «profeta» (que, p. ej., figura en Dt. 18:18) es que Dios reviste a este heraldo de unos dones particulares, entre otros el de ser vidente (1 S. 3:1). Ésta es la razón de que el profeta reciba en ocasiones este nombre de vidente (1 S. 9:9, heb. «ro'eh»; Is. 3:10, heb. «hõzeh»). Como el pueblo consideraba que esta cualidad era la más importante, el término «vidente» fue el usado corrientemente para designar al profeta durante largos períodos de la historia antigua de Israel. Samuel, Gad e Iddo recibían este título. Pero Samuel es más que el vidente al que uno se
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dirige para conocer la voluntad de Dios, o para recibir instrucciones acerca de los temas públicos o privados. Es el maestro enviado por Dios para instruir al pueblo, que reconoce en este ministerio público la característica esencial del profetismo (1 S. 10:10-13; 19:20). La enseñanza viene a ser la función primaria del profeta, como en los tiempos de Moisés. A partir de Samuel y de sus sucesores inmediatos (y algunos siglos más tarde con una presencia con renovado vigor) el profeta estará siempre presente en el seno de la nación. Embajador de Dios ante el reino de Israel, no deja de ordenar que se practique la justicia. Interpretando la historia a la luz de la moral, el profeta advierte de los juicios de Dios sobre el pecado, y alienta al pueblo a la fidelidad hacia el Señor. El profeta está encargado de revelar los designios divinos (como Natán, que impide a David edificar el Templo, pero que profetiza la perennidad de su dinastía); ello no obstante, este anuncio de lo por venir dista de ocupar el lugar central dentro de su ministerio. Los grandes sucesores de Samuel ya no son llamados «videntes», sino «profetas». Sin eliminar del vocabulario el título de vidente, se emplea de nuevo el de profeta, que no había desaparecido nunca del todo (Jue. 4:4; 1 S. 3:20; 9:9; 10:10-13; 19:20). Amós, que tuvo visiones, es llamado «vidente» por el sacerdote de Bet-el (1 S. 7:12); pero Dios lo llama a un ministerio profético completo (1 S. 7:15). Del profeta revestido del poder del Altísimo se dice que es «el varón de espíritu» (Os. 9:7), el inspirado. Como sucede con otros hombres que cumplen un ministerio público o privado, es el hombre de Dios, su instrumento, su mensajero; es un pastor del rebaño, un centinela, un intérprete de los pensamientos divinos. Aunque todos los profetas hayan surgido de Israel, Dios, para el cumplimiento de Sus propósitos soberanos, ha concedido en ocasiones un sueño o una visión a un filisteo, a un egipcio, a un madianita, a un babilonio o a un romano (Gn. 20:6; 41:4; Jue. 7:13; Dn. 2:1; Mt. 27:19). El Señor se sirvió incluso de Balaam, el adivino, a quien el rey de Moab le había pedido que maldijera a Israel (Nm. 22-24). Estos paganos entraron momentáneamente en contacto con el plan de Dios. Para asegurar su realización, el Señor les otorgó un atisbo de revelación, pero nunca los incluyó entre Sus profetas. La aparición del ángel a Agar, a Manoa y a su esposa, y a otros, no les confirió este ministerio, reservado a hombres sometidos a la disciplina del Espíritu, y en comunión con Dios.
El Espíritu del Señor enseñaba a los profetas (1 R. 22:24; 2 Cr. 15:1; 24:20; Neh. 9:30; Ez. 11:5; Jl. 2:28; Mi. 3:8; Zac. 7:12; Mt. 22:43; 1 P. 1:10-11). La acción divina no está en conflicto con la psicología humana. En ocasiones Dios se servía de una voz audible o de un ángel (Nm. 7:89; 1 S. 3:4; Dn. 9:21); pero por lo general daba Sus instrucciones mediante sueños, visiones y sugestiones que los profetas reconocían como de origen divino, externo a ellos mismos. Estos hombres no estaban continuamente bajo la inspiración del Espíritu, sino que esperaban la revelación del Señor (Lv. 24:12). Su mente no puede identificarse con la de Dios (1 S. 16:6, 7). Natán mismo estuvo de acuerdo con David en sus deseos de construir el Templo; pero tuvo que decirle después que Dios se oponía a este proyecto (2 S. 7:3). Los profetas sólo reciben las revelaciones en el momento elegido por el Señor. Desde la época de Samuel, Dios fue dando profetas a Israel de una manera regular: varios de ellos son anónimos (1 R. 18:4; 2 R. 2:7-16). Este ministerio parece que no cesó hasta la época de Malaquías. Al acercarse el tiempo de la primera venida de Cristo, se dejó oír de nuevo la Palabra profética (Lc. 1:67; 2:26-38). Había profetas en la Iglesia en la época de Pablo (1 Co. 12:28). En contraste con los apóstoles y ancianos, no constituyen un grupo definido. Hombres y mujeres (Hch. 21:9) comunicaban lo que Dios les había revelado por el Espíritu, anunciando ocasionalmente lo que había de suceder (Hch. 11:27-28; 21:10-11); especialmente, exhortaban y edificaban a la Iglesia (1 Co. 14:3, 4, 24). Pablo aplica irónicamente el calificativo de profeta a un autor pagano que describió de manera magistral y verídica el inmoral carácter de los cretenses (Tit. 1:12). (e) Llamamiento. Es el mismo Dios el que llama al profeta (Am. 7:15), el cual conoce el momento preciso de esta revelación. Moisés estaba ante una zarza ardiendo cuando le vino el llamamiento (Éx. 3:1-4:17). El niño Samuel recibió revelaciones particulares (1 S. 3:1-15) que lo prepararon para la carrera profética (1 S. 3:19-4:1). Eliseo sabía de cuándo databa su llamamiento, y no ignoraba que había recibido una doble porción del Espíritu (1 R. 19:19, 20; 2 R. 2:13, 14). Por lo general se cree que la vocación de Isaías coincide con su visión, en el año de la muerte del rey Uzías (Is. 6); pero es posible que recibiera su comisión mucho tiempo antes. Esta visión marcaba el inicio de una etapa nueva y más importante de su ministerio; cfr. la visión del
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apóstol Juan mucho tiempo después de su primer llamamiento (Ap. 1:10); la de Pedro en Jope (Hch. 1:10); la de Pablo en Jerusalén(Hch. 22:17). Igualmente, Ezequiel recibió mensajes (Ez. 33:122) años después de haber sido investido con el ministerio profético (Ez. 1:1, 4). No sabemos nada del primer llamamiento recibido por Elías, pero lo vemos un tiempo más tarde (1 R. 19) recibiendo en Horeb un mandato particular. Jeremías, consciente de su llamamiento, se resiste desde su mismo inicio (Jer. 1:4-10). Oseas hace alusión a la Palabra que el Señor le dirigió por primera vez (Os. 1:1). Por lo que se refiere al llamamiento, sólo se registra un caso de instrumentalidad humana, en el de Eliseo (1 R. 19:19). En base al Sal. 105:15 se ha lanzado la sugerencia de que los profetas eran ungidos con aceite al comenzar su ministerio. Pero el salmista se refiere, en este texto, a los patriarcas, a los que él denomina «profetas» según el uso entonces corriente (cfr. Gn. 20:7; 23:6). En Is. 61:1, que también se cita a propósito de la unción del aceite, la referencia es a la unción del Espíritu. En 1 R. 19:16 se habla de la unción de Eliseo como profeta y de Jehú como rey. Este último fue, efectivamente, ungido con aceite (2 R. 9:1-6). Por lo que respecta a Eliseo, su unción no es descrita; lo que Eliseo sí hace es tirar sobre él su manto como señal de su llamamiento al ministerio profético (2 R. 1:8; 2:9, 13-15). (f) Forma de vida. La Biblia se refiere sólo de manera incidental a la forma de vida de los profetas, que no difería demasiado de la de los demás israelitas. El vestirse con pelo no era como asceta, sino de penitente, llorando por los pecados del pueblo (2 R. 1:8; Zac. 13:4; cfr. Mt. 3:4). En ocasiones, los hombres de Dios llevaban un cilicio sobre los riñones, con el mismo propósito simbólico (Is. 20:2). La vestimenta de pelo no se ponía directamente sobre la piel, sino como manto sin mangas, sobre el cuerpo. Los profetas se alimentaban de frutos y de legumbres silvestres (2 R. 4:39; cfr. Mt. 3:4). Recibían presentes en especie (1 S. 9:8; 1 R. 14:2, 3; 2 R. 4:42), o se les ofrecía hospitalidad (1 R. 17:9; 18:4; 2 R. 4:8, 10). Ciertos profetas, los que eran de la tribu de Leví, tenían derecho al diezmo. Algunos de ellos, como Eliseo y Jeremías, eran de familias acomodadas (1 R. 19:21; Jer. 32:8-10). Gad, el vidente, así como otros hombres de Dios que también llevaban este título, fueron, posiblemente, receptores del apoyo real (2 S. 24:11; 1 Cr. 25:5; 2 Cr. 35:15). Los profetas tenían por lo general una casa, al igual que sus contemporáneos (1 S. 7:17; 2 S. 12:15; 1
R. 14:4; 2 R. 4:1, 2; 5:9; 22:14; Ez. 8:1). (Véase PROFETAS [COMPAÑÍA DE LOS]) (g) Escritos. A los profetas les tocó, asimismo, una tarea literaria: debían consignar por escrito la historia en que se habían movido, y sus mensajes proféticos. Samuel, el vidente, Natán el profeta, y Gad el vidente, fueron los historiadores de los reinos de David y de Salomón. Ahías, de Silo, escribió una profecía (1 Cr. 29:29; 2 Cr. 9:29). El profeta Semaías y el vidente Iddo (2 Cr. 12:15) referían los acontecimientos del reinado de Roboam. Iddo, el vidente, consignó los referentes al reinado de Jeroboam (1 Cr. 9:29). Las memorias del profeta Iddo relataban el reinado de Abías (1 Cr. 13:22). Jehú, el hijo de Hanani refirió la historia de Josafat (1 Cr. 20:34; 19:2). Isaías describió el comienzo y fin de Uzías y registró la historia de Ezequías (1 Cr. 26:22; 32:32). El canon hebreo clasifica entre los profetas anteriores a cuatro libros históricos: Josué, Jueces, los libros de Samuel, y Reyes. Es evidente que sus autores fueron «los videntes». En la época de Isaías y de Oseas, ciertos profetas vinieron a ser grandes escritores, redactaron sus mensajes bien de una manera condensada, o bien de una manera muy detallada; en otras ocasiones nos han dado selecciones de sus discursos. Estos hombres rendidos a Dios en comunión con Él mediante la constante oración eran aptos para recibir las revelaciones divinas (1 S. 7:5; 8:6; 12:23; 15:11). Se aislaban periódicamente para poder percibir mejor las instrucciones de lo Alto (Is. 21:8; Hab. 2:1). Ezequiel y Daniel recibieron revelaciones a la orilla de un río, donde posiblemente la apacibilidad favorecería la meditación espiritual (Ez. 1:3; Dn. 10:4). asimismo, fue durante la noche que Samuel oyó la palabra del Señor (1 S. 3:2-10). El alma del profeta quedaba incesantemente abierta a la acción del Espíritu, que, sin embargo, no violentaba la personalidad del espíritu humano. Ciertos hombres que poseyeron el espíritu de profecía no fueron oficialmente clasificados entre los profetas. Los Salmos de David no fueron puestos entre los escritos proféticos, aun cuando había anunciado a Cristo. Daniel, designado por el mismo Cristo como profeta (Mt. 24:15) era oficialmente un alto funcionario de los reyes de Caldea y de Persia, y no tuvo una función profética en el seno de la nación de Israel; es por esto que el canon heb. situó su libro entre los Hagiógrafos (escritos sagrados). (Véase CANON.)
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El canon hebreo da el nombre de «profetas anteriores» a los libros históricos: Josué, Jueces, 1 y 2 Samuel, 1 y 2 Reyes. Los escritos estrictamente proféticos a partir de Isaías reciben el nombre de «profetas posteriores». Esta designación no se relaciona con la época de redacción, sino con el puesto que ocupan estos dos grupos de libros dentro del canon hebreo. Los libros de los Reyes, por ejemplo, escritos después de Isaías, pertenecen al grupo de los «profetas anteriores». Hubo grandes profetas, como Elías y Eliseo, que no escribieron sus discursos. En los comentarios modernos reciben el nombre de profetas oradores. Aquí y allá en la Biblia se hace alusión a las obras literarias de otros profetas que registraron sus predicaciones por escrito. Se dan citas en los «profetas anteriores» u otros libros del AT. Entre los «profetas posteriores», Oseas, Amós y Jonás predicaron en el reino del norte e incluso en Nínive (cfr. 2 R. 14:25). Los otros ejercieron su ministerio en el seno de las tribus de Judá y de Benjamín, en tierra de Canaán, o en la tierra de su exilio. Incluyendo a Daniel, la clasificación cronológica es como sigue: (A) Durante el período asirio, precediendo en poco la accesión de Tiglat-pileser (745 a.C.), y extendiéndose hasta la decadencia del poder de Nínive (hacia el año 625 a.C.): Oseas, Amós, Jonás, en el reino del norte; Joel, Abdías e Isaías, Miqueas, Nahum, en Judá. (B) Durante el período babilónico, en Judá, del año 625 a.C., y hasta la caída de Jerusalén, el año 586 a.C.: Jeremías, Habacuc, Sofonías. (C) Durante el exilio en Babilonia: Ezequiel, Daniel. (D) Después del retorno del exilio: Hageo, Zacarías, Malaquías. Bibliografía: Además de la bibliografía citada bajo los artículos correspondientes a cada libro y profeta, se puede citar la siguiente literatura: Kelly, W.: «Nature of Prophecy», Bible Treasury (H. L. Heijkoop, 58, Blijhamsterstraat, Winschoten, Holanda, reimpr., 1969); Kelly, W.: «Object of Prophecy», Bible Treasury, enero 1920; Kelly, W.: «Occasion of Prophecy», Bible Treasury; «Sphere of Prophecy», Bible Treasury, marzo 1920; Kelly, W.: «Language of Prophecy», Bible Treasury, abril 1920; Payne, J. B.: «Encyclopaedia of Biblical Prophecy» (Harper and Row, New York, 1973);
Schultz, S. J.: «Habla el Antiguo Testamento» (Pub. Portavoz Evangélico, Barcelona, 1976); Tan, P. L.: «The Interpretation of Prophecy» (BMH Books, Winona Lake, Indiana, 1974); Unger, M. F.: «El mensaje de la Biblia» (Ed. Moody, Chicago, 1976); Wood, L. J.: «Los profetas de Israel» (Outreach, Grand Rapids, 1983); Young, E. J.: «Una introducción al Antiguo Testamento» (T.E.L.L., Grand Rapids, 1977). nom, PROFETAS, Escuelas de los (Véase Compañía de los) nom, PROFETAS MAYORES tip, PROF ver, NAIOT, PROFETA, PROFECÍA vet, Designación por la que se conocen los libros de Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel, y que se refiere primariamente a la extensión de ellos. En el canon judío Daniel está situado, no en los Profetas, sino en los Escritos, debido a que no ejerció el oficio de profeta en el seno de la nación, aunque sí fue receptor de revelaciones proféticas procedentes de Dios. Bibliografía: Véase también bajo los artículos correspondientes a cada libro. nom, PROFETAS MENORES tip, PROF ver, NAIOT, PROFETA, PROFECÍA vet, Reciben este nombre, en contraste con los llamados profetas mayores, los escritos de menor extensión, de los siguientes doce profetas: Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías y Malaquías. A pesar de su nombre y, en ciertos casos, muy corta extensión, dan valiosas enseñanzas, y merecen un atento examen, tanto por la luz que arrojan de una manera directa sobre los planes de Dios, como por los principios y aplicaciones al caminar del creyente en todo tiempo y lugar. (Véanse también PROFECÍA, PROFETA.) Bibliografía: Dennett, E.: «Zachariah and Malachi» (Bible Truth Publishers, Oak Park, Illinois, reimpr. s/f de la edición de Londres, 1888); Freeman, H.: «Nahum, Sofonías, Habacuc» (Pub. Portavoz Evangélico, Barcelona, 1980);
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Kelly, W.: «The Minor Prophets» (C. A. Hammond, Londres, reimpr. s/f de la edición de 1874); Morgan, G. C.: «Los Profetas Menores» (Clíe, Terrassa, 1984); Rossier, H.: «El profeta Oseas» (Ed. «Las Buenas Nuevas», Montebello, Calif., 1971) y Rossier, H.: «El profeta Jonás» («Las Buenas Nuevas», 1969); Tatford, E. A.: «Hageo, el profeta de la Restauración» (Pub. Portavoz Evangélico, Barcelona, 1974); Wolf, H.: «Hageo y Malaquías, rededicación y renovación» (Pub. Portavoz Evangélico, 1980). Véase también bajo los artículos correspondientes a cada libro. nom, PROFETISA tip, PROF vet, (a) Mujer llamada por Dios al ministerio profético. María, la hermana de Aarón y de Moisés, era profetisa (Éx. 15:20, 21; Nm. 12:2; Mi. 6:4); Débora fue otra profetisa (Jue. 4:4). Los israelitas recurrían a las instrucciones de Débora; el Señor se sirvió de ella para anunciar Su voluntad al pueblo (Jue. 4:5, 6, 14). Hulda ejerció también el ministerio profético. El rey Josías ordenó al sumo sacerdote que consultara con ella acerca del libro de la Ley hallado en el Templo; ella le reveló entonces los propósitos de Dios (2 R. 22:11-20). El evangelista Felipe tenía cuatro hijas vírgenes que profetizaban (Hch. 21:9). (b) Esposa de un profeta: ésta es la interpretación más plausible de Is. 8:3. nom, PRÓJIMO tip, LEYE vet, (heb. «rea», «amigo», «compañero», «vecino», Éx. 2:13; 21:14, etc.; «'amith», «vecino», «igual», «compañero», Lv. 6:2; 18:20; 19:15, etc.; «karob», «cercano», Sal. 15:3; gr. «hoplêsion», «uno cercano», Mt. 5:43; 19:19; Lc. 10:27, 29, 36, etc.). En Lv. 19:18 se define «prójimo» como «los hijos de tu pueblo». La Ley del AT, así como la concepción de los judíos, obligaba a una serie de deberes hacia aquellos que le eran cercanos, no físicamente, sino en virtud de la común descendencia en el seno del pueblo elegido, obligaciones éstas que no eran vinculantes hacia
los que se hallaban fuera de la alianza. Por ejemplo, un israelita no podía exigir interés a otro por un préstamo (cfr. Dt. 23:19, 20). Se prohibía asimismo el falso testimonio contra el prójimo (Éx. 20:16; Dt. 5:20; Pr. 25:18). También se prohibía codiciar cualquier cosa que él poseyera (Éx. 20:17); robarle o calumniarle (Lv. 6:2), oprimirlo (Lv. 19:13), atentar contra su vida (Lv. 19:16), cometer adulterio con su mujer (Lv. 20:10), defraudarlo de cualquier manera (Lv. 25:14, 15) o engañarlo en forma alguna (Lv. 25:17). Todos estos preceptos quedaban expresados de una manera positiva en el que ordenaba «amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Lv. 19:18). En el NT el Señor Jesucristo amplió el concepto de prójimo. A la pregunta de un intérprete de la Ley: «¿Y quién es mi prójimo?», el Señor respondió con la parábola del buen samaritano. En ella el Señor muestra cómo sus discípulos deben buscar hacer el bien a todos aquellos a los que pueda prestar su ayuda (Lc. 10:25-37). El apóstol Pablo expresa sucintamente este principio para los cristianos: «Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe» (Gá. 6:10). De esta forma se amplía el circulo del «prójimo». Para el cristiano hay dos círculos concéntricos. No debe pasar por alto la oportunidad de dar su ayuda a todo aquel a quien pueda prestársela. Sí es cierto, sin embargo, que tiene que concentrar sus energías en la mutua ayuda a los miembros de la familia de Dios (He. 13:16). nom, PROLOGOS MARCIONITAS tip, MANU ver, CANON, GNOSTICISMO vet, En varios de los antiguos códices de la Vulgata aparecen unos prólogos que preceden a las epístolas del apóstol Pablo, y se cree que tuvieron origen en círculos marcionitas, seguidores del hereje Marción. Éste favorecía un intenso dualismo en el que afirmaba la contraposición del Dios del AT con Cristo, el Dios del NT, pretendiendo que el primero era un Dios de una justicia implacable e inmisericorde y sin bondad, en tanto que Cristo había aparecido en el mundo para revelarse como el Dios del amor y de la misericordia. Consiguió ejercer una gran influencia en Roma. Procedente del Ponto, llegó a la capital del imperio en el año 140, y, debido a sus falsas enseñanzas, fue excomulgado en el año 144; sin embargo, consiguió reunir a su alrededor a numerosos adeptos, y fundó agrupaciones
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marcionitas, gobernadas por obispos apóstatas apoyados por presbíteros asimismo apóstatas. Marción adoptó un canon concorde con sus convicciones, aceptando como libros canónicos sólo las epístolas del apóstol Pablo, a excepción de la Epístola a los Hebreos y las Pastorales, y el Evangelio de Lucas, sin los capítulos de la infancia de Jesús (véase CANON). Marción negaba también la encarnación, sosteniendo la maldad intrínseca de la materia, y por ello la imposibilidad de que Cristo se hubiera encarnado, en oposición frontal a las enseñanzas de los apóstoles (cfr. 1 P. 3:15-17). Vino a ser el más grave de los peligros para la fe cristiana en el siglo II, y su influencia se dejó sentir hasta finales del siglo III. Tanto él como su escuela de pensamiento fueron firmemente resistidos por Justino, Teófilo de Antioquía, Rodón, Tertuliano, etc. Policarpo llamó a Marción «el primogénito de Satanás» (cfr. Ireneo, Contra Herejías, 3:4). Una de las más importantes obras refutando sus enseñanzas es la de Tertuliano, «Contra Marción». Aunque no se le puede calificar propiamente de gnóstico (véase GNOSTICISMO), sí que presentaba varios elementos comunes con este sistema de pensamiento. Puede ser considerado como un gnóstico singular. En su sistema, evidencia, de una manera patente, las fuertes influencias que había recibido de este movimiento, debido, especialmente, a sus estrechos tratos con el gnóstico Cerdón. Es debido a su gran influencia en Roma, donde por vez primera se tradujeron las epístolas del apóstol Pablo al latín, que se sostiene generalmente el origen marcionita de estos prólogos. nom, PROMESA tip, DOCT vet, (heb. «omer», dicho, «promesa», Sal. 77:8; «dabar», palabra, «promesa», 1 R. 8:56; gr.: «epangelia», «promesa», Lc. 24:49; «epangelma», «promesa», 2 P. 1:4; hay asimismo varios términos derivados y compuestos). En la Biblia hallamos una gran cantidad de «preciosas y grandísimas promesas» (1 P. 1:4). «Dios, que no miente, prometió» (Tit. 1:2). Dios, que anuncia lo por venir desde el principio (Is. 46:10), mantiene siempre la palabra que ha salido de Él (cfr. Is. 46:11; 58:14). La primera promesa que se halla en la Biblia después de la caída es la de la venida del Libertador (Gn. 3:15). Empezando con este núcleo
primario a partir del que Dios va revelando Su plan de redención, se pueden citar las siguientes promesas de Dios: (a) La promesa a Abraham de bendecir en él a todas las familias de la tierra, y de darle a él y a su descendencia la tierra de Canaán (Gn. 12:2, 7, etc.). De esta promesa se hace eco frecuentemente el AT (cfr. Éx. 12:25; Dt. 1:8, 11; etc.). Esta promesa es también mencionada por Pablo (Ro. 4:13-25), exponiendo cómo la Ley dada más tarde no constituye la base de la recepción de lo prometido (cfr. también Gá. 3:15-18). Así, la promesa se mantiene, en tanto que la Ley tuvo un propósito temporal (cfr. Gá. 3:19). (b) A David le fue dada la promesa de que su descendencia tendría a perpetuidad el trono de Israel (2 S. 7:12, 13, 16, cfr. 2 S. 7:28). Esta promesa fue reafirmada en los tiempos más oscuros de la historia de Judá (Jer. 23:5 8; 30:9; 33:15-17, 20-22, 25-26; Zac. 12:7-13:1; cfr. Mt. 1:1 ss; Lc. 1:32, 69; 3:32; Ap. 5:5; etc.) (c) La promesa del Nuevo Pacto (Jer. 31:31-40); de la restauración de la nación de Israel en la tierra y unida en un solo reino (Ez. 36-37), la promesa del derramamiento del Espíritu (Ez. 36:25-27) Todas las promesas se cumplen en la persona y mediante la obra del Señor Jesucristo (Hch. 13:23, 29-39). Por Su muerte efectuó la reconciliación (Ro. 5:10) y los suyos recibieron en Pentecostés «la promesa del Padre» (Lc. 24:49; Hch. 1:4). La promesa dada a Abraham es, conforme le fue dicho a él, de bendición para todas las familias de la tierra; se apropian de ella todos los que por la fe vienen a ser hijos de Abraham (Ro. 4:9-16; cfr. Gá. 3:14, 29). La promesa de la vida eterna (1 Jn. 2:25) que es en Cristo (2 Ti. 1:1) será manifestada de una manera plena cuando seamos recogidos por Él, cuando vuelva para tomar a los creyentes consigo (cfr. Jn. 14:1-4). «Porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén» (2 Co. 1:20). El último libro de la Biblia cierra con una promesa que debe llenar de esperanza y expectativa el corazón del creyente: «El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús» (Ap. 22:20; cfr. Tit. 2:11-14). nom, PROPICIACIÓN tip, DOCT ver, EXPIACIÓN vet, (gr. «hilasmos», del verbo «ser propicio»). La propiciación denota, en las Escrituras, aquel aspecto de la muerte de Cristo en el que vindicó el
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carácter santo y recto de Dios, y en virtud del cual Él puede ser propicio, o misericordioso, a todo el mundo (1 Jn. 2:2; 4:10). En He. 2:17 se usa una palabra relacionada (el verbo), «expiar los pecados del pueblo», en la versión Reina-Valera, revisión antigua y 1960, o «hacer propiciación» (rev. 77; V. M.; cfr. «Nuevo Testamento interlineal griego-español» de F. Lacueva, loc. cit.). En Ro. 3:25 el término no debería ser «propiciación», sino «propiciatorio», tal y como se traduce correctamente en He. 9:5. Véase EXPIACIÓN y la bibliografía correspondiente. nom, PROPICIATORIO tip, UTEN LEYE ANGE ver, EXPIACIÓN vet, Cubierta del arca (heb. «kapporeth», «cubierta»; gr. «hilasterion» (Éx. 26:34; He. 9:5). Este término no designaba sólo la cubierta del arca, sino que evocaba a la vez el lugar y el acto mediante el que el sacrificio expiatorio hacía que Dios fuera propicio al pecador. El propiciatorio era de oro puro; medía 2,5 codos de longitud por 1,5 de anchura. Formando parte integral de una sola pieza con esta cubierta, había un querubín en cada uno de sus extremos. Ambos querubines estaban frente a frente, con las alas extendidas, inclinados hacia el propiciatorio. Una de sus alas descendía hacia el propiciatorio, en tanto que la otra se unía con la del otro querubín. La gloria del Señor se manifestaba entre los querubines. Aquél era el punto de encuentro de Jehová con Su pueblo, y desde allí hablaba con él (Éx. 25:17-22; 30:6; Nm. 7:89). En el Templo de Salomón había la misma disposición (1 R. 6:2328; 8:6-11; 1 Cr. 28:11). Una sola vez al año entraba el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo, y ello sólo después de haber ofrecido un sacrificio por su propio pecado, para quemar allí incienso en presencia de Jehová. Una nube de perfume se elevaba allí, símbolo de la intercesión aceptada (cfr. Ap. 8:4). La nube de incienso cubría el propiciatorio. A continuación, el sumo sacerdote rociaba el propiciatorio y delante de él con la sangre del toro sacrificado. A continuación inmolaba un macho cabrío por el pecado de la nación, llevando asimismo esta sangre derramada detrás del velo, al Lugar Santísimo. Volvía a rociar el propiciatorio, y delante de él. El sumo sacerdote hacía expiación por sus propios pecados y los del pueblo por encima de la Ley divina, escrita sobre las dos
tablas de piedra depositadas dentro del arca. Los querubines, armados de una espada de fuego, habían mantenido al hombre caído lejos del árbol de la vida y del paraíso (Gn. 3:24). De derecho, deberían atravesar al pecador temerario que se introdujera en la misma presencia de Dios, dentro del Lugar Santísimo. Pero aquí estaban sin arma, con la mirada dirigida hacia el propiciatorio, donde la sangre mostraba que la muerte de la víctima había dado satisfacción plena a la Ley y a la justicia de Dios (cfr. Lv. 16:1-16; véase EXPIACIÓN [DÍA DE LA]). nom, PROSÉLITO ver, NOÉ vet, (gr.: «que ha venido a unirse»). Persona de origen pagano, pero convertida al judaísmo. Los fariseos recorrían mar y tierra para hacer un prosélito (Mt. 23:15). El poeta latino Horacio considera el proselitismo como una característica del judaísmo (Sat. 1:4, 142, 143). Había prosélitos en Jerusalén en el día de Pentecostés (Hch. 2:10). Nicolás, uno de los siete diáconos de la iglesia apostólica, era prosélito de Antioquía (Hch. 6:5), ciudad en la que había numerosos adeptos al judaísmo (Hch. 8:27). La familia real de Adiabena, al este del Éufrates, adoptó la religión judía (Ant. 20:2, 4). En Antioquía de Pisidia, un gran número de prosélitos siguió a Pablo y a Bernabé (Hch. 13:43). En el rabinismo se distinguían dos categorías de prosélitos: (a) Los prosélitos de la justicia: se adherían a la circuncisión, al bautismo, ofrecían sacrificios, y practicaban el judaísmo integral. (b) Los prosélitos de la puerta, menos avanzados, seguían los «siete preceptos de Noé» (véase NOÉ), pero no se sometían ni a la circuncisión ni al conjunto de las ordenanzas judías. Nótese también que el NT emplea las expresiones «prosélito» y «temeroso de Dios» (Hch. 10:2; 13:43; 16:14; 18:7). Los prosélitos, así, eran gentiles que habían dado su adhesión al judaísmo, en tanto que los «temerosos de Dios» eran los que, sin haber llegado a dar este paso, frecuentaban fielmente la sinagoga. nom, PROSTITUCIÓN. tip, TIPO LEYE vet,
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Prohibida en Israel (Lv. 19:29; 21:9; Dt. 23:17), fue sin embargo practicada debido a la relajación de las costumbres y por la influencia corruptora del paganismo que había alrededor (Gn. 38:21; Jos. 2:1; Jue. 11:1; 16:1). El culto de los lugares altos y de los templos cananeos, babilónicos, griegos, etc., comportaba una clase de «prostitutas sagradas» (gr. «hieródulas»). También había prostitución masculina «sagrada» (gr.: «hieródulos»): los cultos de Baal, Astarté y Dionisos de Biblos eran licenciosos en extremo (1 R. 14:23-24; Os. 4:1314). En la época de Salomón y de sus sucesores, la prostitución se extendió entre los mismos israelitas, principalmente por medio de mujeres extranjeras (1 R. 3:16; 11:1; 22:38; Pr. 5:3-8, 20; 6:24-26; 7:5-27; 23:27). Llegaron a existir «casas de placer» (Ez. 16:24, 31; 2 R. 23:7). Se decía asimismo que alguien «se prostituía» cuando mantenía relaciones ilícitas, aun cuando fuera con una sola persona (Gn. 38:24; Dt. 22:21). Los profetas y los reyes fieles reaccionaron vivamente contra este estado de cosas. Los apóstoles se enfrentaron en el mundo grecorromano con una gran relajación de las costumbres. Pablo da una vívida descripción de la situación en Ro. 1:23-28, entre otros pasajes, y en sus epístolas no deja de exhortar a los cristianos a la pureza y al dominio propio (1 Co. 6:9-20; Gá. 5:19, 23; Ef. 4:17-24; 5:3-5; Col. 3-5; 1 Ts. 4:3-7; 1 P. 4:3; Ap. 2:20, etc.). En sentido figurado, los términos prostitución y adulterio expresan el abandono de Jehová por parte de su pueblo y la infidelidad espiritual. Jerusalén, la ciudad que hubiera debido ser santa, es comparada a una ramera (Is. 1:21; Jer. 2:20; cfr. 3:1; Ez. 16:15, 17, 20; 23:1-21; Ap. 17:1, 5, 15; 19:2). Sin embargo, Dios está dispuesto a perdonar a Su pueblo en su arrepentimiento, y a hacer de la nación, una vez purificada, una esposa casta y fiel (Os. 2-3). nom, PROVERBIOS (Libro) tip, LIBR LIAT vet, Libro poético que trata de la moral y de la piedad aplicada a la vida diaria. Tanto en el canon hebreo como en las versiones griegas, latinas y castellanas, etc., sigue al libro de los Salmos. El término heb. «mãshãl», traducido proverbios, denota también una máxima, enigma, sátira, parábola (Nm. 23:7; Is. 14:4; Ez. 17:2). A. Esquema del libro:
(A) Título e introducción (Pr. 1:1-16), que recapitula el contenido de la obra, cuyo objetivo es el de dar sabiduría y discernimiento. La atribución de la paternidad de Proverbios a Salomón, hijo de David y rey de Israel, no significa que todo el libro sea de Salomón (cfr. Pr. 30-31). (B) Cuerpo del libro: (1) Elogio de la sabiduría (Pr. 1:7-9:18). Se trata de un poema didáctico, bajo la forma de un discurso de un padre a su hijo. (2) Proverbios específicamente asignados a Salomón (Pr. 10:1-22:16). Se trata de unas máximas sin un orden riguroso, y presentadas principalmente bajo una forma de antítesis. (3) Sección de Pr. 22:17-24:22. La comparación de Pr. 22:17 con Pr. 24:23 permite titular esta sección como «Las palabras de los sabios»: incorpora un poema en el que se ataca la intemperancia (Pr. 23:29-35). A esta sección se añaden otras palabras de los sabios (Pr. 24:23-34), que contienen la oda al perezoso. (4) Otros proverbios de Salomón, transcritos por «los varones de Ezequías» (Pr. 25-29). Estos pensamientos, con el propósito de enseñar sabiduría al pueblo, se presentan bajo la forma de paralelos en 2, 3, 4 y hasta 5 miembros. (C) Tercera parte, compuesta de tres apéndices: (1) Palabras de Agur (Pr. 30), en ocasiones enigmáticas, y entre las que los proverbios numéricos ocupan un lugar importante. (2) Consejos dados al rey Lemuel por su madre (Pr. 31:1-9). (3) Elogio de la mujer virtuosa (Pr. 31:10-31). Se trata de un poema acróstico, en el que cada uno de sus doce versículos comienza con una de las letras del alefato hebreo, siguiendo su orden habitual. B. Autor: El libro es atribuido sólo en parte a Salomón: el hecho es que no lo escribió íntegramente. La sección de los caps. 25 a 29 lleva el encabezamiento: «También éstos son proverbios de Salomón, los cuales copiaron los varones de Ezequías, rey de Judá», lo que da prueba de que este libro no tuvo su forma actual hasta la época de Ezequías. La introducción (Pr. 1:1-6) da la recapitulación; el elogio a la sabiduría (Pr. 1:79:18) constituye una especie de prefacio a los proverbios específicamente atribuidos a Salomón; sin embargo, no se puede descartar que estas primeras páginas no le pertenezcan a él (cfr. 1 R. 4:32). Los capítulos de Pr. 10:1-22:16 y 25-29, esto es, casi 2/3 del libro, son atribuidos de manera expresa a Salomón. Los ataques contra la idolatría no figuran en esta sección, por lo que se ha querido deducir que estos proverbios fueron
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compuestos o reunidos después de la gran lucha de los profetas contra la influencia del paganismo en su época. Sin embargo, este razonamiento carece de base, por cuanto no es menos lógico que provengan de antes de esta lucha. El lenguaje de los capítulos 10 a 22:16 y de 25 a 29 está en un heb. notablemente puro, lo que apoya la postura de que Salomón fue su autor. Las obras escritas inmediatamente antes del exilio, o las posteriores, dan evidencia de influencias extranjeras en el lenguaje, que nunca se ve en la ortografía ni estilo de las secciones tratadas. Además, los argumentos lingüísticos han llevado a los críticos a unas opiniones tan contrapuestas que se anulan mutuamente. Así, Eicchorn fecha este libro en el siglo X a.C., Hitzig en el IX, y Ewald en el VI. El uso literario de los proverbios apareció muy tempranamente entre los hebreos, así como entre otras naciones (1 S. 24:14; 2 S. 12:1; Jue. 9:7). Textos muy antiguos dan testimonio de que Salomón redactó y recopiló tres mil máximas y proverbios (Pr. 25:1; 1 R. 4:32; 10:1; Eclo. 47:1217). Los dos encabezamientos que atribuyen estas secciones al rey Salomón deben ser considerados como auténticos, sin descartar por ello que él fuera el autor de otras secciones, como ya se ha mencionado anteriormente. En el NT se dan citas de varios pasajes importantes de Proverbios (cfr. Ro. 3:15; 12:16, 20; Stg. 4:6; 1 P. 4:18; 2 P. 2:22). Este libro contiene una gran cantidad de observaciones prácticas acerca de la conducta y de la educación. Bajo términos simbólicos tales como «el impío» y «la mujer extraña», las grandes formas del mal en el mundo, el voluntarismo violento y la necedad corruptora son reveladas en cuanto a su curso y fin. De manera detallada, este libro se refiere al mundo, mostrando las cosas a evitar y a seguir, poniendo en evidencia el gobierno de Dios, en el que cada uno recoge lo que sembró, con independencia de las bendiciones de Dios dadas en gracia más allá y por encima de este mundo. Sostiene la integridad en las relaciones terrenas, que no pueden ser violadas con impunidad. Es verdaderamente la sabiduría de Dios para el caminar diario de la vida humana. Si bien las sentencias se suceden sin orden aparente, es muy provechoso intentar agrupar las que tratan de un mismo tema: el temor de Jehová, fuente de la verdadera sabiduría y del recto proceder; la sabiduría y la necedad; el rico y el pobre; el diligente, el perezoso, el borracho; los padres y los hijos, los jóvenes; la mujer corrompida y la virtuosa, el matrimonio; la lengua; la cólera, las pendencias, la bondad, la
humildad, el carácter, el corazón, la salud, la oración, el testimonio, el gobierno, etc. El capítulo 8 presenta una impresionante personificación de la sabiduría eterna, que presenta las mismas características que la Palabra divina mencionada en Jn. 1:1-18; 17:5; Col. 1:15-17; 2:2-3. Bibliografía: Darby, J. N.: «Proverbs», en Synopsis of the books of the Bible (Bibles and Publications, Montreal, 1970); Feliz, G.: «¿Qué es lo mejor?» (Clíe, Terrassa, 1977); Kidner, D.: «Proverbios» (Ed. Certeza, Buenos Aires, 1975); Walls, A. F.: «Proverbios», en Nuevo Comentario Bíblico (Casa Bautista de Publicaciones, El Paso, 1977). nom, PROVIDENCIA tip, DOCT vet, Cuidado amoroso y previsor que Dios tiene para con sus criaturas. La providencia de Dios sostiene y gobierna todo lo creado. Su operación es tan extensa como el Universo y tan incesante como el curso del tiempo. Todos sus atributos toman parte en ella. Provee al cuervo su alimento y satisface las necesidades de todo ser viviente. La Biblia nos muestra que toda la Naturaleza le dirige su mirada, y depende de Él (Jb. 38:41; Sal. 104; 145:15, 16; 147:8, 9), y constantemente declara que todo acontecimiento, así como todo ser, están enteramente subordinados a Él. No hay nada en el Universo que pueda llamarse casual: «La suerte se echa en el seno; mas de Jehová es todo su juicio» (Pr. 16:33). Ni un gorrión ni un pelo de la cabeza caen al suelo sin su conocimiento (Is. 14:26, 27; Mt. 10:29, 30; Hch. 17:24-29). Cualquier cosa no fue demasiado pequeña para que Dios la crease, ni demasiado pequeña para que Él deje de conservarla y gobernarla. La historia de cada hombre, la organización y la caída de las naciones, y el progreso de la Iglesia de Cristo revelan a cada momento la mano de Aquel que «obra todas las cosas según el consejo de su propia voluntad». nom, PROVINCIA tip, REGI FUNC ver, SÁTRAPA vet,
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(heb. y aram. «m'dinah», jurisdicción; gr. «eparcheia», gobierno). Los jóvenes «siervos de los príncipes de las provincias», que combatían bajo las órdenes de Acab contra Ben-adad (1 R. 20:14, 15) no eran israelitas. Indudablemente, estaban al servicio de los reyezuelos de diversas regiones de Galaad y Haurán, y se unieron a Israel para resistir el embate de los sirios sobre el territorio situado al sur de Damasco. Las provincias constituían divisiones administrativas de los imperios de Babilonia y Persia (Dn. 2:49; 3:3). Darío el Grande, rey de Persia, que reinó desde la India hasta Etiopía (Herodoto 3:90-94), dividió sus dominios en veinte gobiernos, llamados satrapías (1:192; 3:89). (Véase SÁTRAPA.) Estas circunscripciones se subdividían en jurisdicciones más pequeñas, que los judíos denominaban provincias (Est. 3:12; 8:9; cfr. Herodoto 3:120, 128; 6:42 con 3:127; 5:11, 27, 30). En la época de Asuero, la cantidad de estas provincias más pequeñas era de ciento veintisiete (Est. 1:1). Durante el período persa, el país de Judá fue puesto bajo la jurisdicción del «gobernador del otro lado del río» (Esd. 5:3, 6); posteriormente, un decreto real hizo de ella una provincia propia con su propio gobernador (Esd. 2:63; 5:8). Bajo el Imperio Romano había dos tipos de provincias: las imperiales y las senatoriales. Las imperiales dependían directamente del emperador. Tenían este carácter todas las provincias fronterizas que precisaran de la presencia permanente de un ejército para prevenir insurrecciones. Estas provincias eran administradas por un legado, delegado militar, nombrado por el emperador. Los procuradores, magistrados imperiales, percibían los impuestos y los entregaban al tesoro privado del soberano. Las provincias imperiales más pequeñas, y ciertas partes de las mayores (como Judea), eran administradas sólo por un procurador, no juzgándose necesaria la presencia de un legado. Cilicia (Hch. 23:34), Galacia y Siria (de la que Judea era una subprovincia), eran provincias imperiales. Las provincias senatoriales dependían del Senado romano; no era precisa su ocupación militar. Su gobernador tenía el título de procónsul, y era ayudado por cuestores, que percibían los impuestos y los entregaban al tesoro público, que era administrado por el Senado. La isla de Chipre (Hch. 13:4, 7), Macedonia (Hch. 16:12), Acaya (Hch. 18:12) y Asia (Hch. 19:10) eran provincias senatoriales.
nom, PRUEBA (Véase TENTACIÓN) nom, PSEUDOEPÍGRAFOS tip, MANU ver, CANON, APÓCRIFOS, POESÍA, QUMRÁN vet, Reciben este nombre los escritos judíos aparecidos, en su mayor parte, entre los años 150 a.C. y 100 d.C., que no fueron admitidos en el canon del AT (véase CANON). Su nombre se debe a que dan un nombre falso de autor. Hay otros libros, entre los apócrifos, que son atribuidos a autores ficticios (véase APÓCRIFOS). A continuación se da una relación de los escritos pseudoepigráficos que aparecen en la traducción de ellos publicada por Kautzsch (Tübingen, 1900). Ciertos escritos clasificados como apócrifos figuran asimismo como pseudoepígrafos, y no son tratados aquí (véase APÓCRIFOS). Se pasan por alto asimismo las obras carentes de valor religioso. Lista: (a) Leyendas: La carta de Aristeas, el Libro de los Jubileos, el Martirio de Isaías. (b) Poesía: Los Salmos de Salomón. (c) Libros didácticos: el cuarto libro de Macabeos. (d) Apócrifos: Los Oráculos Sibilinos, el libro de Enoc, la Asunción de Moisés, el cuarto libro de Esdras, los apócrifos de Baruc (uno Sirio y otro griego), los Testamentos de los Doce Patriarcas, la Vida de Adán y de Eva. La carta de Aristeas. El autor se presenta como un alto dignatario de la corte de Egipto, y como un gentil. Escribe a un amigo (Filócrates) para relatarle el origen de la versión griega de la Biblia (LXX): «El rey Ptolomeo II Filadelfo escribió al sumo sacerdote Eleazar para conseguir una traducción de la Ley de los judíos. Eleazar envió a Ptolomeo setenta y dos doctores (seis de cada tribu). Después de haber cautivado al rey con su sabiduría durante un banquete en la corte, los doctores fueron instalados en la isla de Faros, y se pusieron a trabajar. Dedicaban ocho horas diarias a ello, mientras que Demetrio de Falero, curador de la célebre biblioteca de Alejandría, consignaba por escrito la traducción de la Biblia en la que los setenta y dos doctores mostraron una total unanimidad. La tarea quedó finalizada en setenta y dos días.» Este relato es legendario. No puede
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provenir de un pagano, por cuanto la Ley queda muy glorificada. Es evidente que no fue redactada a principios del siglo III a.C., porque el autor comete graves errores acerca de la cronología de Ptolomeo II. Los detalles que da acerca de Palestina permiten llegar a la conjetura de que volvió alrededor del año 100 a.C., aunque ciertamente antes de Filón y Josefo, por cuanto estos últimos se hicieron eco de esta leyenda. Los Salmos de Salomón. Son dieciocho. Están redactados según las reglas del paralelismo hebreo (véase POESÍA HEBREA). Parece que deben ser atribuidos a un mismo poeta. Su celo por la Ley, y su hostil actitud hacia la dinastía de los Asmoneos, así como sus esperanzas mesiánicas, permiten ver en él a un miembro de los hasidim, un grupo fervorosamente religioso anterior a los fariseos y con semejanzas a ellos. La evidencia interna muestra que el autor no tenía la intención de hacer pasar sus poemas como de Salomón. Es evidente que este nombre fue añadido posteriormente. El motivo que le movió a escribir fue la brutal profanación del Templo por parte del impío Pompeyo en el año 63 a.C. A esta obra se le ha asignado una fecha más antigua al ver en el hombre maldito que el poeta señala no a Pompeyo, sino a Antíoco Epifanes. Entonces, los reyes malvados no serían los asmoneos, sino los seléucidas. Pero esta hipótesis hace violencia a la evidencia interna de la obra, y provoca más problemas de los que pretende resolver. La opinión más verosímil es la que sitúa su redacción poco después del año 63, o incluso después de la muerte de Pompeyo, sobrevenida el año 48 a.C. Estos dieciocho salmos, a excepción del primero, llevan, como ya se ha señalado, un encabezamiento con el nombre de Salomón. Escritas en griego, dan evidencia de su original redacción en hebreo. Su época de redacción es suficiente para descartar cualquier origen salomónico. Esta obra había desaparecido totalmente hasta que se descubrió un ms. en el siglo XVII, siendo entonces publicado. Recientemente se ha hecho un descubrimiento análogo, aunque de fecha indudablemente más tardía, las Odas de Salomón. Es una recopilación de cánticos y oraciones: catorce fragmentos (siete de ellos procedentes del AT, tres de los apócrifos, dos del NT, y un último fragmento de aire novotestamentario, aunque de redacción independiente: se trata de una acción de gracias y oración a Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo). Se halla en algunos mss. (Alejandrino) y en ediciones de la LXX (Swete).
Cuarto libro de los Macabeos. Se trata de una obra didáctica, especie de disertación filosófica destinada a mostrar la superioridad de la razón sobre las pasiones. La argumentación se basa sobre la historia judía. El autor amplía considerablemente el relato de 2 Mac. 6-7 (el martirio de Eleazar y el de la madre con sus siete hijos). 5/6 de la extensión del libro están dedicadas a este relato. De ahí su nombre de 4 Mac. Esta obra fue redactada en gr., pero se dirige a los judíos. Su autor predica la obediencia a la Ley. Cree en la supervivencia del alma. Parece anterior al año 70 d.C. Se señalan diversos lugares de redacción, siendo los más favorecidos Egipto y Antioquía de Siria, donde se hallaban las tumbas de los mártires macabeos. La atribución que se hace de esta obra a Josefo, sostenida por Eusebio de Cesarea, carece de fundamento. (Véanse APÓCRIFOS, QUMRÁN.) Bibliografía: Charles, R. H.: «The Apocrypha and Pseudepigrapha of the Old Testament in English» (Oxford, 1913); Kautzsch, E.: «Die Apocryphen und Pseudoepigraphen des Alten Testaments» (Tübingen, 1900); véase también: Delcor, M.: «Apócrifos Bíblicos, Libros apócrifos del Antiguo Testamento» (artículo que, al ser escrito por un autor catolicorromano, trata sólo de los pseudoepigráficos en lo que respecta al AT), en Gran Enciclopedia Rialp, Vol. II PP. 473-477; «Biblical Literature - the Pseudoepigraphical Writings», en Encyclopaedia Britannica, Macropaedia, Vol. II, PP. 935-938. nom, PTOLOMEOS tip, TRIB ver, VERSIONES DE LA BIBLIA, DANIEL (Libro), PROFECÍA vet, Nombre de la dinastía que reinó en Egipto, del año 305 al 31 a.C. Fundada por Ptolomeo Sóter, uno de los generales de Alejandro Magno, duró hasta la muerte de Cleopatra, que tuvo lugar tras la victoria de Augusto en la batalla de Accio. Los primeros Ptolomeos fueron príncipes prudentes y capaces, dando a Egipto un alto grado de poder e influencia. Poseían numerosos territorios, entre los que destacaban Fenicia, Coelosiria, Chipre, Cirenaica y, durante un tiempo, Palestina. Protegieron las artes, las letras y las ciencias. Alejandría vino a ser su capital, y un centro irradiador de cultura. Mostraron buena
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disposición para con los judíos, que gozaron bajo ellos de especiales privilegios y recibieron buenos cargos en la administración civil y en la milicia. Los posteriores miembros de la dinastía fueron, en cambio, incapaces y corrompidos. Se dejaron arrastrar a guerras intestinas e internacionales. Por otra parte, su vida privada estaba manchada con incestos y asesinatos en el mismo palacio. Fueron perdiendo todas sus posesiones extraterritoriales, lo que marcó el principio del fin de la independencia del país. La traducción del AT al gr. fue emprendida bajo el reinado de Ptolomeo Filadelfo (284-247 a.C.) en Egipto (véase VERSIONES DE LA BIBLIA). En Dn. 11:17 se cree ver una alusión al matrimonio de Ptolomeo V (que reinó del año 204 al 182) con Cleopatra, hija de Antíoco el Grande, de la dinastía de los Seléucidas. En Dn. 11:25-30 se cree que se trata más en particular de Ptolomeo VI y de su hermano Fiscón, Ptolomeo VII (u VIII) Evergetes, que reinaron conjuntamente a partir del año 170 a.C. Aunque, ciertamente, puede haber aquí un cumplimiento germinal de la profecía, es evidente que Daniel mira más allá, al fin de los tiempos (véanse DANIEL (LIBRO DE) y PROFECÍA). Hay menciones a diversos soberanos de los Ptolomeos en los libros apócrifos de los Macabeos. nom, PUBLICANOS tip, OFIC vet, En el sistema recaudador romano eran los subalternos que, bajo la dirección de un funcionario romano, se encargaban de cobrar los impuestos y los derechos de paso de las mercancías que se transportaban de un territorio a otro. El funcionario romano tenía que pagarse a sí mismo, por lo que exigían a los contribuyentes sumas superiores a las que en realidad tenían que ir al tesoro público. El estado autorizaba esta práctica, y ninguna ley protegía a los contribuyentes contra las exacciones. Con excepción de algunos muy contados hombres honrados, los publicanos cobraban sumas abusivas a su vez (cfr. Lc. 3:12, 13; 19:8). En las provincias, todas las clases sociales los detestaban, con la posible excepción de los gobernadores romanos, que con frecuencia se entendían con ellos para sacar dinero a los contribuyentes. El encargado de un territorio reducido era, en ocasiones, originario de aquel mismo territorio. El judío Zaqueo era el perceptor jefe en Jericó (Lc. 19:1, 2). Mateo (Leví),
asimismo judío, era sin duda el subalterno directo del funcionario romano, designado por éste para cobrar los impuestos en Capernaum (Mt. 9:9; Mr. 2:14; Lc. 5:27). Los judíos no podían admitir que uno de los suyos actuara como agente de los romanos cobrando impuestos para un gobierno gentil. Condenaban asimismo a cualquier judío que se hiciera cobrador general por cuenta de una ciudad particular. El publicano judío quedaba excluido de la sociedad de sus compatriotas; sus amigos corrían la misma suerte. Jesús fue acusado de comer con publicanos y pecadores (Mt. 9:10-13; 11:19). El Señor hizo a uno de ellos el honor de llamarlo al apostolado (Mt. 9:9; 10:3). Jesús reconoció, no obstante, la falta de valor moral del publicano como tal (Mt. 5:46, 47; 18:17). Sin embargo, los invitó a entrar en el Reino de Dios. La bondad del Señor tocó a muchos de ellos, y los hubo que se hicieron bautizar (Mt. 21:31, 32; Lc. 3:12; 7:29; 15:1; 18:13, 14). La parábola del fariseo y del publicano muestra el arrepentimiento y salvación de este último (Lc. 9:14). nom, PUBLIO tip, BIOG HOMB HONT vet, A la llegada de Pablo a la isla de Malta, Publio era el hombre principal. Brindó su hospitalidad al apóstol y a sus compañeros durante tres días. Pablo sanó al padre de Publio de su enfermedad (Hch. 28:7, 8). Unas inscripciones relativas a Malta confirman el título de «hombre principal de la isla», que parece haber sido dado al gobernador. nom, PUDENTE tip, BIOG HOMB HONT vet, = «tímido, modesto». Cristiano de Roma que manda saludos a Timoteo a través de la carta escrita por Pablo (2 Ti. 4:21). nom, PUERCO (Véase CERDO) nom, PUERRO tip, FLOR ALIM vet, (heb. «hasir», significa ordinariamente «hierba»; sentido probable: «puerro», ya que figura entre las cebollas y ajos consumidos en Egipto. El Targum Onkelos, la LXX, la Vulgata y la Versión Siríaca
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traducen «puerros»; además, en arameo se llaman «k'sir»). Se cultiva en abundancia en Palestina. Sólo se cita en Nm. 11:5 en toda la Biblia. nom, PUERTA tip, CONS TIPO ver, JERUSALÉN vet, (a) Las ciudades fortificadas y los palacios tenían una o varias puertas que permitían la entrada y salida de sus habitantes y que impedían, en caso necesario, la entrada al enemigo. Con frecuencia tenían poderosas torres que las protegían (2 Cr. 26:9). A menudo, la puerta era una entrada monumental, embovedada, que atravesaba la torre. Se cruzaban grandes barras contra las puertas para hacerlas impenetrables (Dt. 3:5; 1 R. 4:13; 2 Cr. 8:5; 14:7). El término «puerta» significa asimismo el lugar más público de la ciudad, donde se trataban los asuntos (1 R. 22:10; 2 R. 7:1; Ez. 11:1), donde se llevaban a cabo las transacciones legales ante testigos (Gn. 23:10, 18; Rt. 4:1-11). Era el lugar en el que se examinaban y juzgaban los litigios (Dt. 21:19; 22:15; 25:7-9; Jb. 29:7; Am. 5:15). Las moradas aristocráticas tenían portales (Lc. 16:20) que permitían una exhibición de lujo (Pr. 17:19). El término heb. «deleth» designa el conjunto de la puerta que gira sobre sus goznes, así como la hoja móvil (Gn. 19:6; Jue. 3:23). El término «tsela» se emplea a propósito de los paneles móviles de un batiente (1 R. 6:34). En el Templo de Salomón, la puerta del santuario ocupaba, según parece, 1/4 del muro (1 R. 6:33). En el estado actual de nuestros conocimientos, la interpretación de este pasaje no es muy segura. La LXX y la Vulgata traducen «puerta cuadrangular». Para la Puerta de las Ovejas, del Pescado, de la Fuente, véase JERUSALÉN b, C. (b) «Puerta» se usa metafóricamente del medio de entrada a bendición. El Señor Jesucristo dijo: «Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo.» La salvación es sólo por medio de Él (Jn. 10:9). También dijo que, como Pastor verdadero, Él había entrado en el redil por la puerta; esto es, que aunque era el Hijo de Dios, entró obedientemente a través de lo que Dios había ordenado, siendo circuncidado, presentado en el Templo, y entrando además a formar parte del residuo mediante el bautismo (Jn. 10:1-9; cfr. Lc. 2:21-22; 3:21-22). Dios abrió «la puerta de la fe» a los gentiles mediante el ministerio de Pablo y Bernabé (Hch. 14:27). Las oportunidades para el servicio reciben
el nombre de «puertas abiertas» (cfr. 1 Co. 16:9; 2 Co. 2:12; Col. 4:3; Ap. 3:8). En la Iglesia en su estado laodicense el Señor es presentado fuera de ella, pidiendo admisión, a fin de que algunos le oigan individualmente, con promesa de bendición a aquellos que le abran (Ap. 3:20). nom, PUERTO tip, PUEM ver, JOPE, TOLEMAIDA, ASDOD, CESAREA, DOR, GAZA, SIDÓN, TIRO vet, (heb. «hõph»: Gn. 49:13; «machoz», «refugio»: Sal. 107:30; gr. «limên», «puerto»: Hch. 27:12. El término gr. se usaba para designar un puerto. En cambio, el significado primario de «hõph» es «orilla» o «costa»; cfr. Dt. 1:7; Jos. 9:1; Jue. 5:17; Jer. 47:7; Ez. 25:16). No hay, en todo lo largo de la costa de Siria y Palestina, un solo puerto natural de buenas características. La práctica era, en mal tiempo, varar las embarcaciones durante las tempestades. En tiempos bíblicos, Israel no llegó a poseer ningún puerto; en época de Salomón se usó el puerto de Jope, en manos fenicias, para el desembarque de los cedros del Líbano y posterior transporte por tierra hasta Jerusalén (2 Cr. 2:16), como también se hizo para la reconstrucción del Templo (Esd. 3:7). Jonás fue a este puerto para intentar la huida a Tarsis (Jon. 1:3). En la época intertestamentaria Jope fue temporalmente dominada por los israelitas durante la época de los Macabeos (cfr. 1 Mac. 12:36 ss.; 13:11; 14:5-34). (Véanse JOPE, y también TOLEMAIDA, ASDOD, CESAREA, DOR, GAZA, SIDÓN, TIRO.) nom, PUL tip, BIOG REYE HOMB HOAT ver, TIGLAT-PILESER vet, Rey de Asiria que invadió Israel durante el reinado de Manahem, que le entregó mil talentos para que le confirmara en el reino (2 R. 15:19; 1 Cr. 5:26). Pul ha sido identificado entre los reyes de Asiria como Tiglat-pileser II, 745-727 a.C. Después de la conquista de Babilonia (729 a.C.) se hizo inscribir en la lista de sus reyes con el nombre de Pûlû. Entre los reyes que pagaron un tributo alrededor del año 738 a.C., mencionado en los archivos de Tiglat-pileser, se halla Manahem de Samaria. (Véase TIGLAT-PILESER.)
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nom, PULGA tip, FAUN INSE vet, Insecto díptero, heb. «parosh» (1 S. 24:15; 26:20). En Palestina constituyen un tal azote que un proverbio afirma que el rey de ellas vive en Tiberias con su corte. nom, CARDINALES, Puntos (Véase ORIENTE) nom, PURIFICACIÓN, PUREZA tip, LEYE ver, LEVÍTICO vet, En la Ley mosaica se indicaban cuatro maneras de purificarse de contaminaciones: (a) Purificación de la contaminación contraída al tocar un muerto (Nm. 19; cfr. Nm. 5:2, 3), (b) Purificación de la impureza debida a emisiones corporales (Lv. 15; cfr. Nm. 5:2, 3). (c) Purificación de la parturienta (Lv. 12:1-8; Lc. 2:21-24). (d) Purificación del leproso (Lv. 14). A esto, los escribas y fariseos añadieron muchas otras purificaciones, como el lavamiento de manos antes de comer, lavamiento de vasijas y platos, mostrando gran celo en estas cosas, en tanto que por dentro estaban llenos de extorsión e iniquidad (Mr. 7:2-8). En el cristianismo la purificación necesaria se extiende: al corazón (Hch. 15:9; Stg. 4:8), al alma (1 P. 1:22), y a la conciencia por medio de la sangre de Cristo (He. 9:14). (Véase LEVÍTICO [LIBRO DE]). nom, PURIM tip, CALE vet, (heb., plural de «suerte»). Amán echó suertes para determinar un día de buen augurio para la destrucción de los judíos. Al quedar deshechos los designios de Amán, la liberación de los judíos quedó marcada por una fiesta anual (Est. 3:7; 9:24-32) los días catorce y quince del mes de Adar. Esta fiesta no es mencionada por nombre en el NT, aunque hay exegetas que suponen que es la aludida en Jn. 5:1. Esta fiesta sigue siendo celebrada en el seno del judaísmo: se lee el libro de Ester, y se pronuncian maldiciones sobre Amán y su esposa,
pronunciándose bendiciones sobre Mardoqueo y el eunuco Harbona (Est. 1:10; 7:9). nom, PÚRPURA tip, COLO ver, UGARIT, ESCARLATA vet, Una sustancia colorante que se extrae de diversas especies de moluscos, Los antiguos tirios usaban dos tipos de ellos: el «Murex trunculus», del que se extraía la púrpura azulada, y el «Murex brandaris», que daba la roja. La tinta de su materia colorante varía de color según la región en la que se pesca. Se han descubierto montones de conchas de murex, abiertas artificialmente, en Minet elBeida, puerto de la antigua Ugarit (Ras Shamra), lo que da evidencia de la gran antigüedad de la utilización de este tinte de púrpura (véase UGARIT). Debido a lo elevado de su precio, sólo los ricos y magistrados vestían de púrpura (Est. 8:15, cfr. la exaltación de Mardoqueo, v. 2, Pr. 31:22; Dn. 5:7; 1 Mac. 10:20, 62, 64; 2 Mac. 4:38; cfr. v 31; Lc. 16:19; Ap. 17:4). Los soberanos se adornaban de púrpura, incluso los de Madián (Jue. 8:26). Jesús fue escarnecido con un manto de púrpura (Mr. 15:17). Se había hecho gran uso de tejidos teñidos de púrpura para el Tabernáculo (Éx. 25:4; 26:1, 31, 36) y para las vestiduras del sumo sacerdote (Éx. 28:5, 6, 15, 33; 39:29). Los judíos daban un valor simbólico a la púrpura (Guerras 5:5, 4). (Véase ESCARLATA.) nom, PUT tip, PAIS vet, Nombre de una nación emparentada con los egipcios y vecinos de su país (Gn. 10:6). Put es mencionado con Egipto y otros países africanos, especialmente Libia (Nah. 3:9) y Lud (Ez. 27:10; Is. 66:19 en la LXX. Put figura entre Cus y Lud en Jer. 46:9; Ez. 30:5). En la LXX se traduce como libios en Jeremías y Ezequiel. Josefo lo identifica también con Libia (Ant. 1:6, 2), pero en Nah. 3.9 es distinguida de los libios. La opinión actual se divide entre Somalia, Arabia oriental y Arabia meridional (Costa de los perfumes). nom, PUTEOLI tip, CIUD sit, a9, 69, 130 vet, (lat.: «fuentes pequeñas»).
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Dos días después de haber llegado a Regio, la nave que llevaba a Pablo llegó a Puteoli, que era entonces una importante ciudad marítima. El apóstol encontró cristianos allí, y gozó de la hospitalidad de ellos (Hch. 28:13). Se hallaba sobre la costa septentrional del golfo de Nápoles, cerca del emplazamiento de la actual Pouzzoles. Toda la región circundante es volcánica, y el cráter del Solfatare se eleva detrás de la ciudad. ***
Q nom, QUEBAR tip, RIOS sit, a4, 488, 237 vet, Río de Caldea, a orillas del cual residían algunos judíos exiliados, junto con el profeta Ezequiel. Es allí que el profeta tuvo varias visiones (Ez. 1:1, 3; 3:15, 23; 10:15, 20). El Quebar ha sido identificado con el nãru (río) kabaru, el moderno shatt en-Nîl, al este de Nippur. nom, QUEBRANTAHUESOS tip, LEYE FAUN AVES vet, (heb. «Peres», «quebrantador»). Ave impura (Lv. 11:13; Dt. 14:12). Se ha identificado con el gipaeto o quebrantahuesos (águila barbada). Tiene una envergadura de 2,70 metros; lanza a sus presas desde gran altura para destrozarlas. Es una ave espantadiza, y en Palestina se halla sobre todo en las barrancas del Arnón, al este del mar Muerto. nom, QUEDORLAOMER tip, BIOG REYE HOMB HOAT ver, SODOMA, GOMORRA, ADMA, ZEBOIM, ZOAR, ABRAHAM, AMRAFEL vet, (elam.: «servidor del dios Lagamar»). Rey de Elam, e indudablemente soberano de Babilonia. Los reyes de la Pentápolis de la llanura (véanse SODOMA, GOMORRA, ADMA, ZEBOIM y ZOAR) habían estado sometidos durante doce años a Quedorlaomer, y después se rebelaron. Éste, entonces, aliado con Amrafel rey de Sinar, y otros tres, hizo una expedición de castigo.
Habiendo conseguido la victoria, hizo cautivo, entre otros, a Lot, que residía en Sodoma, lo que llevó a Abraham, al mando de su numeroso clan, junto con sus aliados amorreos Aner, Escol y Mamre, a emprender su persecución. Alcanzándolos en Dan, cayó sobre ellos de noche, poniéndolos en fuga, rescatando a Lot, al resto de los cautivos, y el botín (Gn. 14:1-16). (Véanse ABRAHAM, AMRAFEL, etc.). nom, QUEMÓS tip, DIOS ver, MESA, LOT, LUGARES ALTOS, DIVINIDADES PAGANAS, MOLOC, TOFET vet, (De etimología incierta.) El dios de los moabitas (Nm. 21:29; Jer. 48:46; cfr. MESA [ESTELA DE], c). Era adorado de la misma manera que Moloc, sacrificándosele niños pequeños que eran quemados vivos (2 R. 3:27). Su identidad con Moloc se desprende de Jue. 11:24, donde el dios de los amonitas (una nación estrechamente emparentada con Moab, cfr. LOT), Moloc, es llamado Quemós. Salomón le erigió un lugar alto (véase LUGARES ALTOS) cerca de Jerusalén, que más tarde fue profanado por el rey Josías (2 R. 23:13). (Véase DIVINIDADES PAGANAS; para mayor información sobre el sacrificio de niños, MOLOC y TOFET.) nom, QUENAANA tip, BIOG HOMB HOAT vet, (a) Benjamita, de la familia de Jediael (1 Cr. 7:10). (b) Padre del falso profeta Sedequías, que engañó a Acab (1 R. 22:11; 2 Cr. 18:10). nom, QUERIT tip, RIOS vet, = «cortadura», «garganta». Arroyo de Galaad, al este del Jordán, a sus orillas estuvo el profeta Elías escondido un tiempo (1 R. 17:3-5). El arroyo corre por el fondo de una profunda y escabrosa garganta. nom, QUERUBÍN tip, ANGE ver, PROPICIATORIO, ÁNGEL, DIABLO
TABERNÁCULO,
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vet, Guardianes puestos al este del Edén para impedir que Adán y Eva pudieran llegar al árbol de la vida después de su caída y expulsión del paraíso (Gn. 3:24). Cuando se construyó el arca del Tabernáculo, se pusieron dos querubines formando una sola pieza con la cubierta o propiciatorio, dispuestos cara a cara, uno a cada extremo, y cubriéndolo con sus alas (Éx. 25:18-20; 37:7-9; véase PROPICIATORIO). Eran un símbolo de la presencia del Señor y de la distancia que lo separa del pecador; su gloria se manifestaba entre los querubines (Lv. 16:2). Dios moraba así en medio de Su pueblo; Jehová estaba presente en el Tabernáculo para recibir la adoración (Éx. 25:22; Lv. 1:1; véase TABERNÁCULO). Son numerosos los pasajes que hacen alusión a la presencia de Jehová entre los querubines (Nm. 7:89; 1 S. 4:4; 2 S. 6:2; 2 R. 19:15; Sal. 80:2; 99:1; Is. 37:16). Había figuras de querubines bordadas sobre los tapices del Tabernáculo (Éx. 26:1). El Templo de Salomón, mucho más espléndido, tenía dos gigantescos querubines. Su altura era de 10 codos, o casi 5 m., y la envergadura del arco formado por las dos alas era de 10 m. Estos querubines, de madera de olivo, estaban cubiertos de oro (1 R. 6:23-28; 8:7; 2 Cr. 3:10-13; 5:7, 8; He. 9:5). Había querubines, además de palmeras y flores abiertas, esculpidos alrededor de los muros del Templo (1 R. 6:29). A orillas del Quebar, Ezequiel tuvo una visión de querubines. Cada uno de ellos tenía cuatro rostros y cuatro alas (Ez. 10:1-22; cfr. 9:3). Estos querubines parecen idénticos a los cuatro seres vivientes que el profeta había visto anteriormente; los cuatro rostros eran: de hombre, de león, de buey y de águila (cfr. Ez. 1:5-12 y 10:20-21). Los querubines eran portadores del trono de Jehová (Ez. 1:26-28; 9:3). El apóstol Juan da, en Apocalipsis, la descripción de cuatro seres vivientes con rostros semejantes a los de estos cuatro querubines (Ap, 4:6, 9). Los asirios y otros pueblos semíticos hacían representaciones de criaturas aladas simbólicas, especialmente de leones y toros alados que guardaban las entradas de sus templos y palacios. Los egipcios ponían también seres alados en algunos de sus santuarios. De los hititas se han descubierto animales fabulosos, como esfinges de cuerpo de león y cabeza de águila. Un trono del rey Hiram de Biblos estaba soportado por dos criaturas de rostro humano, cuerpo de león y grandes alas. Estas representaciones híbridas aparecen centenares de veces en la iconografía del
Asia occidental desde remotas épocas. Así, la arqueología documenta la transmisión de una tradición que indudablemente tuvo su origen en los albores de la humanidad, y cuyo verdadero sentido ha quedado registrado en las Escrituras. (Véanse también ÁNGEL, DIABLO, PROPICIATORIO.) nom, QUESO tip, ALIM vet, Se prepara a base de leche cuajada, que se separa del suero y se madura (Jb. 10:10; cfr. 1 S. 17:18; 2 S. 17:29). Un valle de Jerusalén se llamaba Tiropeón (Guerras 5:4, 1), término gr. que significa «los queseros». nom, QUICIOS tip, UTEN vet, En el Oriente antiguo, las puertas pesadas giraban sobre pivotes dispuestos en los ángulos superior e inferior de uno de los lados, y situados dentro de una quicialera (Pr. 26:14; cfr. 1 R. 7:50). nom, QUIJADA tip, LEYE ver, NOMBRES GEOGRÁFICOS, SANSÓN vet, (heb. «lehi»). El sacerdote recibía la espaldilla, el cuajar y las quijadas de los sacrificios de buey o cordero (Dt. 18:3). En un enfrentamiento con los filisteos, Sansón, blandiendo una quijada de asno que encontró, fresca aún, dio muerte a mil de ellos. Al lugar de su gesta le puso por nombre Ramat-lehi (Colina de la Quijada; Jue. 15:9-17). En el relato se usa el nombre Lehi de manera retrospectiva. (Véanse NOMBRES GEOGRÁFICOS, SANSÓN.) nom, QUÍO tip, ISLA vet, Isla del mar de Archipel, a la entrada del golfo de Esmirna. Se halla entre la isla de Lesbos al norte y la de Samos al sur. La nave que llevaba a Pablo al acudir por última vez a Palestina pasó delante de Quío (Hch. 20:15). nom, QIRIAT vet,
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= «ciudad». Aparece mencionada en Josué (Jos. 18:28) como una ciudad de Benjamín. Ha sido identificada con Quriet el Enab, «ciudad de uvas», entre Jerusalén y Jaffa. Otros, sin embargo, la identifican con Quiriat-jearim. nom, QUIRIATAIM tip, CIUD ver, MESA sit, a3, 518,212 vet, (a) Ciudad de los semitas, que fueron derrotados por Quedorlaomer (Gn. 14:5). Los rubenitas la reconstruyeron (Nm. 32:37; Jos. 13:19) y, posteriormente, los moabitas se apoderaron de ella (MESA [ESTELA DE], 10; Jer. 48:1, 23; Éx. 25:9). Sus ruinas ocupan dos colinas a unos 11 Km. al este del mar Muerto y otros tantos al norte del Arnón. (b) Otro nombre para la ciudad de Cartán (Jos. 21:34; cfr. 1 Cr. 6:76). nom, QUIRIAT-ARBA tip, CIUD ver, HEBRÓN sit, a3, 280, 224 vet, = «ciudad cuádruple» Antiguo nombre de la ciudad de Hebrón. (Véase HEBRÓN.) nom, QUIRIAT-JEARIM tip, CIUD sit, a3, 307, 37 vet, = «ciudad de bosques». Originalmente una ciudad gabaonita (Jos. 9:17). Situada en los límites de Judá y Benjamín (Jos. 15:9; 18:14, 15), vino a pertenecer a Judá (Jos. 15:48-60; Jue. 18:12). El arca, restituida a los israelitas por los filisteos, fue depositada en Quiriat-jearim, donde estuvo veinte años, hasta la segunda batalla de Eben-ezer, y quizá más tiempo (1 S. 6:19-7:2). Una parte de los habitantes de Quiriat-jearim volvió del cautiverio babilónico (Neh. 7:29). Esta misma ciudad recibe también el nombre de Quiriat (Jos. 18.28), Quiriat-baal (Jos. 15:60; 18:14). Eusebio la sitúa a unos 15 Km. de Jerusalén, en el camino de Lida.
nom, QUISLEU. Noveno mes del año judío (Neh. 1:1; Zac. 7:1; 1 Mac. 1:54). (Véase TIEMPO.) nom, QUITIM tip, BIOG CIUD HOMB HOAT ver, CHIPRE sit, a9, 484, 303 vet, Hijo de Javán y nieto de Jafet. Sus descendientes poblaron Chipre y otras islas y costas del Mediterráneo oriental (Gn. 10:4; Nm. 24:24; 1 Cr. 1:7; Is. 23:1, 12; Jer. 2:9-10; Ez. 27:6; Dn. 11:30; Ant. 1:6, 1). Quitim deriva de Kitión (Cittium), antigua ciudad de la costa meridional de la isla. (Véase CHIPRE.) nom, QUIÚN tip, ESPA DIOS ver, RENFÁN vet, Nombre que figura sólo una vez en la Biblia heb. (Am. 5:26); es posible que se refiera al planeta Saturno, al que los asirios denominaban Kewan o Kaivan, y al que consideraban como nefasto. En el NT recibe el nombre de Renfán (véase RENFÁN) en el discurso de Esteban (cfr. Hch. 7:43). nom, QUMRÁN tip, MANU ARQU CRIT fot, dib00342, fot00013, fot00014, fot00015, fot00016, fot00017, dib00406 ver, TELL, PAPIRO, ESENIOS, QUMRÁN (Cuevas 1 a 6), QUMRÁN (Cuevas 7 a 11), QUMRÁN (Identificación), QUMRÁN (Jesucristo) sit, a3, 443, 97 vet, Uno de los descubrimientos de importancia más trascendental para el estudio de la Biblia, de su transmisión, y también para el estudio de ciertos aspectos de la vida y estado del judaísmo en la época de Cristo, es el que tuvo lugar en la zona de la desembocadura del Wadi Qumrán en el mar Muerto. Los primeros descubrimientos tuvieron lugar en 1946/47; y desde entonces se fueron sucediendo los acontecimientos, gracias a un intenso esfuerzo de exploración y excavación. Plan del artículo I. Khirbet Qumrán II. Descubrimientos III. Excavaciones en 1Q IV. Arqueología de Khirbet Qumrán V. Catálogo de cuevas y mss. VI. Identificación de los qumranitas
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VII. Jesucristo y los esenios VIII. Literatura bíblica: AT IX. Literatura bíblica: NT I. Khirbet Qumrán Situación: Khirbet Qumrán (o ruinas de Qumrán) es un tell (véase TELL) que se halla á 13 Km. al sur de Jericó y a 2 Km. de la costa occidental del mar Muerto, sobre los acantilados que se hallan tras la estrecha franja costera, cerca del oasis de Ayin Feshja. II. Descubrimientos. En varias publicaciones se halla la historia de un muchacho beduino que, a fines de mayo de 1947, se internó solo por los agrestes parajes cercanos a Ayin Feshja en persecución de una cabra que se le había escapado, y cómo, cansado, se sentó, y descubrió un orificio en la ladera. Esta historia sigue afirmando que el joven marchó aprisa de allí atemorizado, y que volvió al día siguiente con un amigo suyo para investigar más a fondo. Habiendo descubierto varios recipientes que contenían rollos, los vendieron a un comerciante de Belén. La realidad es algo distinta. El hallazgo tuvo lugar a fines de 1946. Tres pastores que se hallaban por los alrededores del oasis de Ayin Feshja, no lejos de las ruinas de Qumrán, fueron los descubridores. Yuma Mohamed Jalil tenía la obsesión de que si exploraba las cuevas suficientes hallaría un tesoro de gran valor. Acompañado de otros dos amigos, de la tribu beduina seminómada ta'amireh, llamados Jalil Musa y Mohamed Ahmed elHamed, guardaban los rebaños en aquella región. Yuma se dio cuenta de dos a modo de agujeros que se abrían sobre una de las paredes del acantilado. Subieron hasta allí y pudieron constatar que el agujero superior permitía el paso de una persona delgada. Al arrojar una piedra adentro, oyeron un ruido como si hubiera tocado un recipiente de barro. Llenos de curiosidad, pero impedidos de seguir explorando porque estaba cayendo la noche, él y sus amigos tuvieron que dejar la búsqueda para un día más oportuno. Dos días después, Mohamed Ahmed el-Hamed se dirigió allí a solas. Una vez dentro de la cueva, descubrió diez jarras de pie a lo largo de la pared de la cueva, algunas con su cubierta. Había muchos cascos de jarras rotas. Sólo en una de las jarras tapadas encontró dos paquetes, envueltos en telas, y empapados de algo negro. Al enterarse los otros dos de este hallazgo, y enfurecidos por la escapada del primero, llevaron los rollos a un carpintero dedicado también a las antigüedades en Belén. No llevando éste ninguna gestión a cabo, se pusieron por fin en contacto con Jalil Iskandar
Shalim, un zapatero/anticuario también de Belén. Esto sucedía a principios de abril del mismo año. Finalmente, después de varias incidencias, Su Gracia Mar Atanasio José Samuel, arzobispo sirio de San Marcos de Jerusalén, se hizo con los tres rollos descubiertos en la primera incursión de los beduinos en la cueva, que resultaron ser el famoso «Rollo de Isaías», con el texto completo (1QIs'), el «Comentario de Habacuc» (1QpHab), y la «Regla de la Comunidad» (1QS), además de un cuarto rollo procedente de una segunda incursión de los beduinos en la cueva, que resultaría ser el «Génesis Apócrifo» (1QApGen). En la segunda incursión se consiguieron otros tres rollos, además de dos jarras, que finalmente fueron a parar a manos del doctor E. L. Sukenik, que era a la sazón rector de la Universidad Hebrea de Jerusalén. Éstos resultaron ser: una colección de «Himnos» o Salmos (1QH); la «Regla de la Guerra» (1QM), y un rollo incompleto de «Isaías» (1QIs'), que pasaron a la Universidad Hebrea de Jerusalén. Por medio de un bibliotecario sirio, el doctor Sukenik pudo llegar a ver los rollos del arzobispo Atanasio, pero no consiguió adquirirlos. Después de la primera guerra árabe-israelí, el arzobispado de Mar Atanasio precisaba de dinero para hacer frente a ayudas a personas necesitadas, y recurrió a su venta en Estados Unidos. Finalmente, después de varias peripecias y negociaciones, los cuatro rollos quedaron en posesión de Israel, que los adquirió por medio de personas interpuestas para que los vendedores no conocieran el destino final de los rollos, y fueron depositados en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Yigael Yadin, el hijo del doctor Sukenik, fue quien dirigió la operación de la compra por medio de un abogado. La operación de compra tuvo lugar a mediados de 1954. III. Excavaciones en la Cueva 1 (1Q) Al llegar a conocimiento de las autoridades de Jordania lo referente a los hallazgos del mar Muerto, se preparó una expedición formal que excavó la cueva 1 de Qumrán, desde el 15 de febrero hasta el 5 de marzo. Esta excavación fue emprendida conjuntamente por el Departamento Jordano de Antigüedades y por la Escuela Bíblica de Jerusalén, bajo la dirección de G. L. Harding y del P. Roland de Vaux. Se hallaron muchos cascos de cerámica rota, provenientes de al menos cincuenta jarras; numerosos trozos de tejido semejantes a los que habían envuelto los mss. descubiertos, y 900 fragmentos de mss., casi todos ellos de piel, más unos pocos fragmentos de
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papiro. Era evidente que los siete rollos que habían sido descubiertos constituían una fracción de los que habían sido originalmente depositados en la cueva. Esta cueva es la que en la actualidad recibe el nombre de 1Q. IV. Arqueología de Khirbet Qumrán Intrigados y deseosos de hallar alguna luz acerca de la procedencia de estos textos, se emprendió una expedición para explorar el tell de Khirbet Qumrán y dilucidar una posible relación entre los textos y las ruinas adyacentes. Así, el Departamento de Antigüedades de Amán, el Museo Arqueológico de Palestina, y la Escuela Bíblica de Jerusalén, llevaron a cabo cinco campañas entre los años 1951-56, dirigidas por los mismos G. L. Harding y el P. R. de Vaux. Descubrieron unas ruinas de una extensión aprox. de 80 x 80 m. de lado, de forma aproximadamente rectangular y de apariencia imponente. Había una torre junto a la puerta de entrada, varias salas para diversos propósitos, y una serie de estanques unidos entre sí mediante una red de acequias, y que recibían el agua de una cisterna. Una gran grieta atraviesa todo el conjunto de norte a sur, y pasa por dos estanques. Esta grieta pertenece al terremoto del que informa Josefo (Ant. 15:5, 2), y que tuvo lugar en el año 31 a.C. En las excavaciones se apreciaron distintos niveles. La evidencia de campo revela que ha habido una ocupación desde los siglos VIII a VII a.C. Una cisterna circular procede de esta época. Es posible que fuera Uzías quien construyera una fortaleza en este lugar (cfr. 2 Cr. 26:10). Sin embargo, la ocupación principal es la de la época de Hircano I (134-104 a.C.). La ocupación siguió ininterrumpidamente hasta el terremoto del año 31 a.C. Posteriormente, volvió a ser ocupada desde los alrededores del año 3 d.C. hasta el 68 d.C., en que debió ser tomada por los romanos en sus operaciones de limpieza conjunta a la toma de Jericó. Los restos arqueológicos indican un final violento de esta fase. Los muros fueron derribados, y hay una capa de ceniza que cubre la extensión de la localidad. Asimismo, se encontró una buena cantidad de cabezas de flecha. Se discute la posibilidad de que los mismos ocupantes de Qumrán se defendieran, o que el emplazamiento fuera tomado, a raíz de la sublevación contra Roma, por los rebeldes judíos. Hay adicional evidencia de ocupación romana hasta el año 86 d.C. Es evidente que allí quedó una guarnición hasta la total pacificación del país. La siguiente fase fue su ocupación por los fieles de Bar Koqueba (132-135 d.C.). Esta última
ocupación está relacionada con los hallazgos del Wadi Murabba'at y Nahal Hever (véase sección V, al final). Al reanudarse la ocupación de Qumrán, se evidencia una nueva etapa de construcciones. En el curso de las excavaciones se identificaron las siguientes instalaciones: (a) Salones de reunión; (b) scriptorium, o local donde se llevaba a cabo la copia de mss.; (c) cocina; (d) lavadero; (e) talleres de alfarería; (f) molinos de harina; (g) hornos; (h) diversos talleres de trabajo (véase plano de los edificios de Qumrán). La datación de estos hallazgos se hizo mediante diversos métodos: paleografía, datación radiocarbónica, determinación de la naturaleza histórica de los principales niveles arqueológicos de Qumrán (helenístico y romano) y el examen de varios cientos de monedas halladas en las excavaciones, que limitan el período principal de ocupación entre las fechas de 135 a.C. a 68 d.C. La datación de los mss. de la primera cueva (1Q) se hizo mediante análisis paleográficos, como ya se ha indicado. Albright asignó a los mss., en base a su comparación con el papiro Nash (véase PAPIRO), la edad de fines del período macabeo, alrededor del año 100 a.C. La prueba del radiocarbón dio la edad de 33 d.C. ±200 años (fecha posteriormente asignada a 20 a.C.). No lejos de las ruinas se descubrió un cementerio con más de mil sepulturas, bien alineadas. Aunque la mayor parte de los enterramientos son de varones, había también algunos de mujeres y niños. Quedaba en pie la cuestión de si había relación entre los mss. de las cuevas y las ruinas de Qumrán. El hallazgo de varios tinteros y de una mesa y banquetas en la estancia que había sido utilizada como «scriptorium» ya indicaba una relación entre ambos lugares. La fecha de los mss. se correspondía con la de ocupación de Khirbet Qumrán. Se halló finalmente una gran cantidad de piezas de cerámica idéntica a la descubierta en la primera cueva, e incluso una jarra idéntica a la usada para depositar los rollos. De manera que queda bien establecido el enlace entre ambas localidades. ¿Quiénes eran los ocupantes de Qumrán? Se barajaron muchas posibilidades en aquellos primeros años de las excavaciones. Unos (Wieder, Szyszman y Zeitlin) sugirieron que eran caraítas;
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otra hipotética identificación fue la emitida por Teicher, según quien se trataría de ebionitas; otros (Roth, Driver) han propuesto su identificación con los zelotas; incluso se ha querido identificarlos con los saduceos (Habermann) y con los fariseos (Rabin). La mayor parte de los autores se inclina en la actualidad por la postura de que los qumranitas eran una comunidad esenia (véase ESENIOS). En la sección VI (Identificación de los qumranitas) se tratará esta cuestión con una cierta extensión. Se debe señalar, sin embargo, que la séptima cueva de Qumrán (7Q) es independiente de Khirbet Qumrán, por las razones que se exponen en la sección IX (Literatura Bíblica: NT). V. Catálogo de cuevas y manuscritos Se hallaron en Qumrán mss. bíblicos y no bíblicos en las lenguas hebrea, aramea y también en griego. La riqueza, antigüedad y relevancia de estos hallazgos hicieron que Albright afirmara: «Éste es el mayor descubrimiento de los tiempos modernos.» El total de cuevas exploradas es de once. A cada una de ellas se le ha asignado una notación. Así, las cuevas son 1Q (primera cueva de Qumrán), 2Q... 11Q. Para denominar a los mss., se usa la procedencia de la cueva, y unos símbolos concretos. Por ejemplo, el «Comentario de Habacuc», hallado en la primera cueva, tiene la designación de 1QpHab (la letra «p» designa que el escrito es un comentario). La cantidad aproximada de materiales es de 40.000 fragmentos, que representan a 500 libros; de ellos, sólo unos pocos se han recuperado íntegros; la mayor parte son fragmentarios. Las cuevas que dieron mayor cantidad de mss. fueron 1Q, 4Q y 11Q. Aquí, evidentemente, sólo se podrá mencionar un cierto número de ellos, y tratar con una cierta extensión sólo acerca de algunos particularmente importantes en las secciones VI, VII, VIII y IX en las consideraciones correspondientes. Cueva 1 (1Q). Situada a medio kilómetro al nor-noroeste de las ruinas de Qumrán y descubierta a fines de 1946 en las circunstancias ya expuestas en la sección II. Fue explorada meticulosamente del 5 al 15 de marzo de 1949. A. Hallazgos: (1) Literatura extrabíblica (incluyendo comentarios al texto bíblico): Génesis Apócrifo (1QApGen ar), en arameo. Se trata de una ampliación y embellecimiento legendario de ciertos relatos de Génesis acerca de las vidas de algunos patriarcas. Fue desenrollado
en 1956. Su texto existe en inglés en la edición de Geza Vermes: «The Dead Sea Scrolls in English» (Los Rollos del Mar Muerto, Pelican Books A551, Londres, reimpr. 1968; en adelante: Vermes, PP. 215-224). Los Himnos. Se conservan veinticinco de ellos (Vermes, p. 149; treinta según E. Sen Montero, «Qumrán», Gran Enciclopedia Rialp; la diferencia en el cómputo se debe a la dificultad en determinar dónde termina uno y empieza otro, Vermes, ibid.). Se trata de una excelente muestra de la poesía heb., de composición impecable. Son himnos de acción de gracias, y de oraciones individuales. Se descubrieron siete copias, y el texto inglés está dado en Vermes, PP. 149-201. Rollo de la Guerra (1QM). Este rollo lo compró el doctor Sukenik a los beduinos en 1947. Su título actual es «La Regla de la Guerra». Da normas para una guerra escatológica de la comunidad contra los kittim y las naciones. Muestra la ordenación de las batallas a luchar, la disposición táctica del ejército, las edades de los asignados a cada servicio; da normas acerca del ministerio sacerdotal asociado con la marcha de la guerra, las descripciones de las armas a utilizar; da los textos de las arengas a lanzar, y del himno de acción de gracias a cantar después de la victoria, así como la descripción de la última batalla escatológica, con una relación de las siete fases de que se compone. El planteamiento es el de la guerra de «los hijos de la luz» en contra de «los hijos de las tinieblas». (Véase más abajo, sección VI, apartado Escatología.) El texto en inglés aparece en Vermes, PP. 122-148. La Regla de la Comunidad (1QS), en la que hay las diversas normas de comportamiento en el seno de la comunidad, los requisitos y forma de ingreso en ella, y las penas disciplinarias por quebrantamiento de las reglas. Para el texto en inglés, véase Vermes, PP. 72-94. Había dos anexos a él: «La Regla de la Congregación», con normas de comportamiento de la congregación durante los días del conflicto final y la era del Mesías, designado 1QSa (Vermes, PP. 118-121), incluyendo normas acerca del matrimonio, y «El Libro de las Bendiciones», designado 1QSb (Vermes, PP. 206-209), parece que usados en la liturgia de la comunidad en anticipación de la instauración de la era del Mesías. Comentario de Habacuc (1QpHab; texto inglés en Vermes, PP. 235-243). Se aplica el mensaje de Hab. 1-2 a las circunstancias históricas del período. El comentario incluye el texto heb. de los capítulos 1 y 2, que presenta una estrecha relación
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con el Texto Masorético (TM). En él se hace una forzada identificación de «los caldeos» con los «kittim»; una postura que ha alcanzado mucha difusión es que por «kittim» se entiende a los romanos; parece ser muy coherente con el contexto histórico. Fueron ellos los que apuntalaron a la dinastía hasmonea, aborrecida por la comunidad de Qumrán por haberse apoderado del sacerdocio en perjuicio de la rama de Sadoc, a la que se mantuvieron leales. Este aspecto volverá a ser tratado en la sección VII, en el apartado «Bosquejo histórico de los qumranitas». Otro comentario es el de Miqueas (1QpMi), que comenta Mi. 1:5-6 (Vermes, PP. 230-231). (2) Literatura bíblica: Libro del profeta Isaías. Se hallaron dos rollos en la primera cueva. El primero (1QIsa) presenta el texto completo. Aunque exhibe un buen número de cambios en escritura, en formas gramaticales, y otras variantes, es notablemente idéntico al libro de Isaías en el TM (más consideraciones se dan en la sección VIII). El segundo rollo de Isaías (1QIsb), aunque incompleto, presenta una caligrafía mucho más bella, y un texto casi idéntico al masorético. Se conservan parte de los caps. 41 y 43 a 66, junto con algunos fragmentos de los capítulos anteriores. Fragmentos del Libro de Daniel (1Q71, 1Q72). En estos fragmentos se halla precisamente el pasaje en el que se da el cambio de lenguas de heb. a aram. (Dn. 2:4). También se hallaron en 1Q cinco pequeños fragmentos del libro de Levítico, pertenecientes al «Código de Santidad» (Lv. 17-26); estos fragmentos han sido fechados por A. Parrot como anteriores al siglo V a.C. Cueva 2 (2Q). En febrero de 1952 los beduinos hallaron otra cueva, a poca distancia al sur de la primera. De esta incursión consiguieron fragmentos de los libros de Éxodo, Rut, Salmos, Jeremías, del Libro de los Jubileos, y otros diversos, adquiridos por la Escuela Francesa de Arqueología y por el Museo Palestino de Jerusalén. A la vista de estos hallazgos, se llevó a cabo una expedición en toda regla, efectuándose la exploración de todo el acantilado en el que se hallaba la cueva, con toda la región circundante, en 8 Km. de extensión. Se descubrieron unas 170 cuevas, en 25 de las cuales se hallaron restos de cerámica, y en bastantes de ellas rollos y fragmentos de mss. En la cueva 2Q se halló un rollo de Levítico (2QLev). Cueva 3 (3Q).
Se hallaron restos de diversos libros canónicos, así como de literatura no bíblica. (1) Literatura extrabíblica: Rollo de cobre (3Q15). Descubierto por el conde de Contenson en 1952 estaba dividido en dos porciones. Se hallaba sumamente oxidado, y no era posible desenrollarlo, por lo que tuvo que ser cuidadosamente cortado en tiras Se pudo leer bien. Da una relación de sesenta lugares de Palestina en los que se habían escondido oro, plata, perfumes, rollos de mss., etc. La cantidad total de metales preciosos relacionada es aproximadamente como sigue: unas sesenta y cinco toneladas de plata y veintiséis de oro. Ha habido autores que han considerado que estas cifras son fabulosas y que se trata de una obra de ficción (J. T. Milik). Otros creen que se trata de un tesoro real, ya desaparecido (K. G. Kuhn, C. Rabin y J, M. Allegro). La hipótesis más plausible es esta última. Con Qumrán en manos zelotas alrededor del año 68, d.C., no hubiera habido problemas para depositar tanto el rollo como el tesoro en los parajes del desierto. El estilo del rollo no es el que corresponde a una antigua leyenda sino que está dado en un lenguaje árido de catálogo. El mismo hecho de que este catálogo fuera inscrito en un rollo de material sumamente duradero y costoso le da carácter oficial (cfr. Vermes, PP. 250-252). En realidad, no hay nada implausible en estas cantidades de oro y plata (véase ORO). (2) Literatura bíblica: Entre varios fragmentos, destacan los que contienen el Salmo 2 (3QPs 2). Presenta un lenguaje «mishnaico», y fue publicado en 1960 por J. Allegro. Cross lo fecha en el año 75 d.C. Cueva 4 (4Q). Explorada entre el 22 y 29 de septiembre de 1952, resultó ser muy abundante en mss. Hay más de trescientos ochenta libros procedentes de esta cueva, de los que hay cien copias de los libros canónicos, viéndose representado todo el AT con excepción de Ester. También está representada la LXX. Para mencionar una pequeña cantidad de los que han sido estudiados: (1) Literatura bíblica: Libro del Éxodo (4QEx'). Este texto está fechado alrededor del año 250 a.C. Esta fecha ha quedado confirmada paleográficamente gracias a su comparación con unos fragmentos de Wadi Daliyeh de carácter jurídico-administrativo y que, por ello, están fechados (F. M. Cross, cfr. González Lamadrid: «Los Descubrimientos del Mar Muerto» BAC, Madrid, 1973, pp. 77-78)
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Libro de Samuel. Dos fragmentos (4QSam a y 4QSam b). Este último presenta el más antiguo texto conocido en escritura cuadrada, y se le ha asignado la fecha de 225 a.C. (F. M. Cross, cfr. párrafo anterior). Contiene 1 S. 16:19-21:23, y afirman los especialistas que se trata de un texto superior al del TM y LXX. En cambio, el fragmento de «Sam a» presenta un texto más cercano a la LXX que al TM, además de presentar fuertes analogías con el pasaje paralelo en Crónicas. El fragmento de Eclesiastés (4Q Qoh [Qoh = Eclesiastés]) presenta un interesante problema para los adherentes a la escuela racionalista. Fechado entre 175 y 150 a.C., y no siendo evidentemente el texto original, destruye la opinión extendida que situaba su fecha de redacción en el siglo II o I a.C. El libro de Jeremías está representado por dos fragmentos (4QJera y 4QJerb). El primero, al que Cross ha asignado una fecha de 175 a.C. y de carácter protomasorético, y otro, también heb., pero del mismo tipo que la traducción gr. LXX. Entre los diversos fragmentos del Libro de Daniel destaca 4Dna, fechado alrededor del año 120 a.C. Ahora bien, según la crítica racionalista, la fecha de redacción original era de alrededor del año 168 a.C. (Véase DANIEL [LIBRO DE]) Este fragmento de Daniel de tanta antigüedad muestra que su aceptación se había generalizado en el seno de las diversas ramas del judaísmo, haciendo totalmente insostenible la idea de que hubiera sido escrito sólo alrededor de unos 50 años antes de la preparación de esta copia. Otros escritos bíblicos de Qumrán lo son varios fragmentos gr. de la versión LXX, entre los que se hallan 4QLXX Lva, que es un fragmento de pergamino con parte de Lv. 26; 4QLXX Lvb, cuatro fragmentos de papiro con partes de Lv. 2-5; 4QLXX Nm, una membrana con partes de Nm. 34. (2) Literatura extrabíblica: Florilegio (4QFlor). Se trata de una combinación de pasajes de las Escrituras con comentario para identificar a la comunidad de Qumrán con el Templo. El texto en inglés se da en Vermes, PP. 245-247. Comentario al Salmo 37 (4QpPs 37), de carácter escatológico (Vermes, Pp. 243-245). Testimonio (4QTest). Se trata de un texto de carácter mesiánico, con textos de Deuteronomio., Números., y un breve comentario sobre Jos. 6:26 (Vermes, PP. 247-249). Comentario de Isaías. Hay cuatro fragmentos, 4QpIs a, b, c, d. Los fragmentos a y d son de
particular interés. El primero trata del famoso pasaje mesiánico de Is. 11:1-3 (Vermes, PP. 226229 para el texto de los cuatro fragmentos). Otros interesantes comentarios son el de Oseas (4QpHos, Vermes, p. 231); de Nahum (4QpNah, Vermes, pp. 231-234). Hay también otros fragmentos, como las Bendiciones Patriarcales (4QPB, Vermes, p. 224); Leyes bíblicas (4QOrdenanzas, Vermes, p. 249); cuatro textos aram. y uno en heb. de Tobías, cuya redacción se asignaba antes a los siglos II o I a.C., y que ahora tiene que proyectarse hacia atrás, a los siglos V o IV a.C.; finalmente, se puede mencionar la Oración de Nabónido, fragmento en arameo (Vermes, p. 229), de gran interés, porque demuestra que este personaje, padre de Belsasar, era conocido de los judíos en la época intertestamentaria. (Cfr. DANIEL [LIBRO DE].) Cuevas 5 y 6 (5Q y 6Q) En ellas no se ha descubierto gran abundancia de material. Sí se deben mencionar un ms. de Isaías (5QIs) y un ejemplar del Documento de Damasco (6QDD), cuyo texto da Vermes, PP. 97-117. Cueva 7 (7Q) Fue descubierta y excavada del 16 al 19 de febrero de 1955, dentro de un plan sistemático de excavaciones, bajo la dirección de Hassan Awad. Se hallaron los restos de dos jarras grandes y fragmentos de otras, además de varios fragmentos de literatura en gr., que fueron provisionalmente atribuidos a la LXX. Se trataba de fragmentos de papiro escritos por una sola cara, lo que indicaba que habían pertenecido no a códices, sino a rollos. Esto constituyó ya una indicación inicial de antigüedad. No se halló ningún otro tipo de mss. que éstos. En la edición «princeps» publicada para poner estos fragmentos al alcance de los especialistas (editores: M. Baillet, J. T. Milik y P. R. de Vaux: «Discovertes in the Judaean Desert III», Oxford University Press, 1962) ya se había logrado la identificación de los fragmentos 7Q1 y 7Q2, con Éx. 28:4-7 y Jer. 5:43-44 respectivamente. Se insinuaba que 7Q3 a 7Q5 pudieran corresponderse asimismo con pasajes bíblicos, y los 13 restantes quedaban totalmente indeterminados. Después de penosos estudios, sin embargo, José O'Callaghan, S. I., conseguía identificar varios de los fragmentos con pasajes del Nuevo Testamento. La relación es la siguiente: 7Q4, 1 Ti. 3:16; 4:1, 3; 7Q5, Mr. 6:52-53; 7Q6-1, Mr. 4:28;
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7Q6-2, Hch. 27:38; 7Q7, Mr. 12:7; 7Q8, Stg. 1:23, 24; 7Q9, Ro. 5:11, 12; 7Q10, 2 P. 1:15; 7Q15, Mr. 6:48. Datación de los fragmentos. Como podrá comprenderse, ésta es una cuestión de inmensa importancia, porque los resultados inciden directamente sobre toda la discusión de la transmisión de los textos del NT y de su formación. Los resultados quedan fuertemente condicionados por las siguientes observaciones: antes de la identificación de los fragmentos se había fechado arqueológicamente el cierre de la Cueva 7 en el año 70 d.C. Por otra parte, M. Baillet afirma en un artículo («Les manuscrits de la grotte 7 de Qumrân et le Nouveau Testament», en Biblica 53 [1972], p. 515): «7Q4-18: entre el 50 antes y el 50 después de Cristo», confirmando la anterior datación al mismo efecto dada por el prestigioso experto C. H. Roberts. En base a los criterios paleográficos (la comparación de la escritura con escritos de edad fijada previamente), la situación es: 7Q4: fecha asignada de alrededor de fines del siglo I d.C. (O'Callaghan: «Los papiros griegos de la Cueva 7 de Qumrán», BAC, Madrid, 1974, en adelante O'Callaghan, PP. 35-36); 7Q5, fecha asignada de mediados del siglo I (ibid., p. 45); 7Q6-1 y 7Q6-2, fecha asignada de mediados del siglo I (ibid., PP. 62, 63); 7Q7, de primera mitad o mediados del siglo I (ibid. p. 68); 7Q8 igual a 7Q6, cfr. O'Calaghan, p. 72; 7Q9, mediados del siglo I, ibid, p. 73; 7Q10, mediados del siglo I, ibid., p. 75; 7Q15, primera mitad del siglo I, ibid, p. 76. Estos mss. son evidentemente copias, como lo demuestra el uso del estilo ornado «zierstil» utilizado, con las líneas dispuestas de una manera profesional y con las columnas justificadas. Aunque O'Callaghan indica una fecha algo tardía para 7Q4, no debe tomarse como mínimo, sino más bien como máximo. La sutil diferencia en el trazo bien puede haberse debido a otra mano, y él mismo está dispuesto a aceptar una edad más cercana al tercer cuarto del siglo I. La fiabilidad de este hallazgo y sus implicaciones en las teorías acerca de la formación del canon del NT se tratarán en la sección IX de este artículo. Cuevas 8, 9 y 10 (8Q, 9Q y 10Q). Estas cuevas, exploradas durante el año 1955, no rindieron demasiado material. Merece destacarse
una filacteria (8QFiI). Los textos de los pergaminos fueron publicados por Yigael Yadín en 1969 (cfr. «Biblical Archaeology Review», sept./oct. 1984, p. 26), dando evidencia de cómo se doblaban los textos y cómo se ataban. Cueva 11 (11Q). Esta última cueva, la tercera en importancia por la cantidad de material recuperado, fue descubierta y explorada en enero/febrero de 1956. Se citan los siguientes hallazgos importantes: (1) Literatura extrabíblica: El Rollo del Templo (11QTs). Consta de 66 columnas, con una longitud total de 8,20 m. Su datación paleográfica lleva a asignarle una fecha de la época herodiana tardía, de mediados del siglo I d.C. Y. Yadín, su editor actual, observa que se trata de la fecha de la copia, no del original; en opinión de Yadín, la evidencia interna del ms. conduce a asignar una fecha de redacción de entre el 150 y 125 a.C. Ello queda confirmado por la existencia de fragmentos de copias adicionales, y más antiguas, de este documento, en 4Q, con una escritura hasmonea de alrededor del año 125/100 a.C., lo que, como mínimo, lo sitúa entre 150/125 a.C. Toda la evidencia apunta a que este texto constituía la ley básica de los qumranitas, junto con la Ley de Moisés. El rollo contiene largos pasajes que proceden del Pentateuco, incluso capítulos enteros. Un aspecto muy característico, sin embargo, de 11QTs, es que en muchos pasajes es Dios quien habla directamente en lugar de Moisés. Yadín señala que, evidentemente, el autor quería presentar la ley como dada directamente por Dios, sin intermediario. El contenido de 11QTs es el siguiente: (a) Planos del Templo a construir en el futuro mesiánico, (b) sacrificios del Templo (c) estatutos del rey: (A) acerca del matrimonio del rey (B) movilización durante la guerra (C) derechos limitados del rey al botín en la guerra (el diez por ciento), (D) constitución del consejo (compuesto por doce sacerdotes, doce levitas y doce israelitas del pueblo), (E) puestos de autoridad subalternos; (d) leyes de la comunidad para el presente y para el futuro escatológico, en el que los herederos del sacerdocio de Sadoc reinen en Jerusalén; (e) leyes de las fiestas, muchas de las cuales no son ordenadas en la Biblia,
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(f) leyes sobre la idolatría, votos y juramentos, animales limpios e inmundos, impurezas rituales, leyes de testimonio, etc. A diferencia de la Ley de Moisés, que presenta una ordenación histórica, esta Ley del Templo esta ordenada temáticamente. En esta Ley hay un gran rigor en las demandas. Por ejemplo, se prohíbe tener relaciones sexuales en la ciudad de Jerusalén, así como hacer en ella las necesidades. Todas las reglas de la purificación son de un fariseísmo llevado a extremos de exacerbación. También se halló en 11Q un targum arameo del libro de Job, entre otra mucha cantidad de literatura, cuya publicación se ha ido acelerando durante la década de 1990 en adelante, debido a las presiones del grupo editorial de Biblical Archaeology Review. (2) Literatura bíblica: Libro de los Salmos (11QPs). Fue desenrollado en noviembre de 1961. Se habían hallado también fragmentos aparentemente pertenecientes al mismo rollo, y otros materiales fragmentarios. De todo el conjunto de 150 salmos sólo se han conservado treinta y seis, dispuestos en un orden distinto al canónico. También aparecen ocho composiciones no canónicas en este rollo, de las que cinco eran ya conocidas. Este texto concuerda, a todos los efectos, con el TM. Otras cuevas. A dieciocho kilómetros al sur de Qumrán, en las cercanías del Wadi Murabba'at, los beduinos hallaron unas cuevas con diversos mss. Este hallazgo tuvo lugar en el año 1951. Después de una búsqueda sistemática gracias a las pistas dadas por los beduinos, De Vaux descubrió una buena cantidad de restos: de estas cuevas salió el más antiguo ms. heb. conocido, un papiro fechado en el siglo VII a.C., anterior al exilio babilónico (cfr. González Lamadrid: «Los Descubrimientos del Mar Muerto», BAC, Madrid, 1973, PP. 5051). También se encontraron muchos mss. bíblicos fragmentarios, todos ellos con escritura protomasorética, una copia fragmentaria de la versión gr. de los Profetas Menores (de alrededor del año 150 d.C.); otro texto de los profetas menores, entregado por los beduinos, y que afirmaban proceder de Murabba'at, fechado también por el siglo II d.C., pero en lengua heb. de tipo premasorético, y conteniendo desde la mitad de Joel hasta el comienzo de Zacarías; cartas escritas de puño y letra del caudillo de la segunda insurrección judía contra Roma (132-135 d.C.), a quien el Rabí Akiva había dado el nombre de «Bar
Coqueba» (hijo de la Estrella), en una blasfema alusión a la profecía mesiánica de Nm. 24:17. También se descubrieron dos cartas dirigidas a él. En base a los mss. de Murabba'at, que están bien fechados, ya que algunos de ellos llevan inscrita su fecha de una manera expresa, y otros se pueden datar por su marco arqueológico y monedas asociadas, se puede establecer una base realmente fiable para los estudios paleográficos, y asignar con toda confianza a los escritos heb. de Qumrán la fecha del siglo I d.C. y anterior a él. En Masada, y entre otros varios materiales pertenecientes a la época de la última resistencia de esta fortaleza contra los romanos (73 d.C.), se han hallado, en excavaciones paralelas a las de Qumrán, unos pocos fragmentos bíblicos del AT, veintiséis fragmentos (algunos grandes) del texto heb. del libro apócrifo de Eclesiástico, y una copia de «La Liturgia de los Ángeles», o «Cánticos del sacrificio del sábado», como otros llaman a esta obra. Además de esta copia en Masada, se habían hallado otras en Qumrán. Ello sugiere que quizás algunos de los qumranitas se unieran en la última resistencia a ultranza contra los romanos (Vermes, PP. 211-213). Otros hallazgos dignos de mención son los de Nahal Hever, a seis kilómetros al sur de En-gadi, donde en 1960 arqueólogos israelitas hallaron quince cartas remitidas por o a Bar-Coqueba; nueve de ellas escritas en aram., cuatro en heb. y dos en gr. En 1961 se descubrieron sesenta y cinco papiros adicionales y algunos documentos en pergamino, entre ellos algunos contratos legales. En Khirbet Mird se hallaron restos de mss. en ár., gr. y aram., de los siglos V a VII d.C., incluyendo el más antiguo fragmento gr. conocido de Eurípides, 1.000 años más antiguo que los conocidos hasta la fecha. Pero fue en el Wadi Daliyeh, a catorce kilómetros al norte de Jericó y once al oeste del Jordán, que se hizo un espectacular hallazgo. En la exploración de 1963 dirigida por P. Lapp se descubrían, en la cueva «Mugharet Abu Shinjeb», cuarenta papiros arameos procedentes de los años 375-335 a.C. Los mss. estaban sepultados en una cueva junto a los cadáveres de quizá doscientos fugitivos samaritanos que, evidentemente, habían intentado escapar a la cruel acción de las tropas de Alejandro Magno en el año 331 a.C. Estos mss., de edad conocida, sirven a su vez como pauta paleográfica para datar los mss. más antiguos de Qumrán (cfr. González Lamadrid, op. cit, p. 86).
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nom, QUMRÁN tip, MANU ARQU CRIT ver, ORO, DANIEL, RESTO (De Israel), QUMRÁN (Cuevas 1 a 6), QUMRÁN (Identificación) sit, vet, VI. Identificación de los qumranitas En el párrafo final de la sección IV, «Arqueología de Khirbet Qumrán», se presentaban las distintas posibles identificaciones sugeridas al inicio de las excavaciones. Es evidente que las identificaciones con fariseos y saduceos deben descartarse de entrada, por cuanto éstos no se constituyeron en comunidad aparte ni se separaron del culto del Templo, así como tampoco rechazaron los sacrificios en él. Tampoco puede tratarse de ebionitas, ya que éstos surgieron mucho más tardíamente. Los documentos de Qumrán están fechados entre 150 a.C. y 68 d.C., mientras que en la tesis ebionita los escritos hubieran sido redactados mucho después del año 70 d.C., y guardados en las cuevas alrededor del año 303 d.C. Esta postura se enfrenta de una manera patente a los datos arqueológicos y paleográficos. La tesis de los caraítas es atractiva, por cuanto hay ciertas importantes semejanzas. Pero los caraítas fueron fundados en el siglo VIII d.C. por Anán. Es muy posible que recibieran su inspiración de los escritos de Qumrán. Eran poseedores de copias del llamado «Documento de Damasco», del que se han descubierto copias qumranitas muy anteriores en 4Q y 6Q. Su identificación con los zelotas tampoco es satisfactoria. Para establecer una identificación sobre una base algo sólida, se deben estudiar los antecedentes de la comunidad. Bosquejo histórico del qumranismo En base a las alusiones dadas en el «Documento de Damasco», los fundadores fueron elegidos en la «era de la ira» (cfr. 1 Mac. 1:66; 2:49), 390 años después de la destrucción del Templo de Salomón por los babilonios. En el estudio de Vermes (p. 62), se hacen unas correcciones cronológicas en base a unos errores detectados en la literatura judía paralela acerca de la dominación del imperio persa. Ello llevaría entonces al año 175 a.C. Ésta es la época de Antíoco Epifanes, en la que surgieron los hasidim, o «piadosos», que se opusieron totalmente a la helenización que Jasón y Menelao querían introducir en Judea; siguiendo este proceso, Antíoco impuso la prohibición de practicar el judaísmo. Muchos de los hasidim huyeron al desierto (cfr. 1 Mac. 2:29-30), uniéndose sólo a desgana con los macabeos (1 Mac. 2:42). Sin embargo, cuando Demetrio, hijo
de Seleuco, se apoderó del trono, nombró a Alcimo, de la casa de Aarón, como sumo sacerdote de Israel. Los hasidim abandonaron entonces la lucha, dispuestos a reconocerlo (1 Mac. 7:13-16), Sin embargo, sus esperanzas quedaron defraudadas ante los turbios manejos de Alcimo, que hizo ejecutar a sesenta de ellos. Huyeron entonces al desierto, desorientados. Fue entonces que surgió la figura del «Maestro de Justicia», alrededor del año 155 a.C. Impregnado de un intenso ideal sadoquita (la restauración de un orden teocrático en Israel bajo el linaje sumosacerdotal de Sadoc), asumió la dirección de los que rechazaban la helenización, por una parte, y la asunción del sumo sacerdocio por personas ajenas a su línea, por otra. En efecto, muerto Alcimo en el año 159 a.C., el pontificado había quedado vacante. Jonatán Macabeo estaba entonces acaudillando la nación, y eliminando la cultura helénica (1 Mac. 9:73). En el año 152 Alejandro Balas lo designó sumo sacerdote. Sin embargo, Jonatán no era de la descendencia de Aarón, ni de la casa de Sadoc. El «Maestro de Justicia» rechazó de plano tal asunción al sumo sacerdocio (cfr. 1QpHab col. VIII, Vermes, p. 240). Jonatán, junto con Simón, el otro «instrumento de violencia» (cfr. 4QTest, Vermes, p. 248), se dedicó a reforzar las defensas de Jerusalén y de las ciudades de Judea (cfr. 1 Mac. 12:35-38). Perseguido, el «Maestro de Justicia» tuvo que retirarse al exilio (1QpHab col. XI, Vermes, p. 241). Como muestra Vermes de una manera rigurosa, el «Documento de Damasco» (6QDD) así como los comentarios de Habacuc (1QpHab) y de Nahum (4QpNah) concuerdan con las condiciones históricas del establecimiento y decadencia de la dinastía hasmonea, aborrecida por los qumranitas por su asunción del sumo sacerdocio. Qumrán y los esenios. Un examen de la vida de los qumranitas en base a los escritos descubiertos muestra su identidad, prácticamente cierta, con los esenios. Son múltiples los puntos de identidad entre lo que se afirma de los esenios en Josefo, Filón de Alejandría y Plinio, y la descripción de la comunidad de Qumrán por parte de los propios libros de ellos. Así, se pueden mencionar, entre otros, los siguientes puntos comunes: (1) Vida y posesiones en común: cfr. Regla de la Comunidad (1QS, cols. i, v, vi, Vermes, pp. 72, 78, 82) con Guerras 2:8, 3. Había dos niveles de comunidad, la cerrada o «monástica», como la de
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Qumrán, y la de ciudad, o «abierta» en lo que respecta a la comunidad de bienes. Sin embargo, en esta última se ordenaba una solidaridad ilimitada (cfr. Vermes, p. 29, y Documento de Damasco, 6QD, col. XIII, Vermes, p. 115). (2) Comida en común, que tenía carácter sacrificial, dándose al comedor el carácter de santuario, RC, 1QS vi, Vermes 81; cfr. Guerras 2:8, 5. (3) Oraciones en común, RC, 1QS vi, Vermes 81; Guerras 2:8, 5. (4) Baños rituales, RC, 1QS III y V, Vermes 75 y 79; cfr. Guerras 2:8, 5. (5) Norma de silencio en el sentido de no decir nada por hablar, RC, 1QS v, Vermes 81; cfr. Guerras 2:8, 5. (6) Orden estricto para hablar, debiéndose pedir permiso, RC, 1QS vi, Vermes 81; cfr. Guerras 2:8, 5. (7) Obras de caridad, RC, 1QS iv, v, Vermes 76, 82; DD, 6QD vi, xiv, Vermes 103, 116; cfr. Guerras 2:8, 3-4. (8) Reglas de admisión, con diversas pruebas escalonadas, al cabo de las cuales se era admitido tras terribles juramentos con bendiciones y maldiciones, RC, 1QS i, v, vi, Vermes 72, 73, 79, 82; cfr. Guerras 2:8, 7. (9) El sábado: normas sumamente estrictas: ¡No se podía siquiera sacar un animal de un hoyo en el que hubiera caído! Si se trataba de hombres en peligro, sí se podía actuar, DD, 6QD xi, Vermes 133, cfr. párrafos 3 y 5; cfr. Guerras 2:8, 9. (10) Estaba prohibido tener relaciones sexuales en la ciudad del santuario (DD xii, Vermes 113, cfr. 11QTs, el «Rollo del Templo», del que informa Yigael Yadin que también tiene esta prohibición. (11) Secreto total acerca de las doctrinas propias y de los libros exclusivos de la secta, RC 1QS ix, Vermes 88; DD, 6QD xi, Vermes 108; cfr. Guerras 2:8, 7. (12) Medidas de disciplina: Eran draconianas, RC, 1QS vi, vii, viii y ix; cfr. Guerras 2:8, 8. Efectivamente, los libros de la secta no imponían un celibato absoluto, pero sí que imponían normas de pureza ritual que hacía mucho más conveniente este estado. El mismo Josefo reconoce que había esenios casados (Guerras 2:8, 13). Para las normas acerca del matrimonio, de estricta monogamia, véanse DD, 6QD iv, vii, Vermes 101, 104; «Regla de la Congregación», 1QSa, i, Vermes 119. Con respecto al tema de la identificación de los qumranitas con los esenios, es de sumo interés un pasaje de Plinio el Viejo en su obra Historia Natural. En un pasaje afirma él que los esenios tenían un centro en la costa occidental del mar
Muerto, al norte de En-gadi (Hist. Nat. 5:17), lo que coincide con la situación de Qumrán. En relación con la identificación de los qumranitas con los esenios, llama la atención el estudio de Morton Smith (Biblical Archaeology Review, sept./ oct. 1984, vol. X, nº. 5: «The case of the gilded staircase»). En base a su estudio de la columna 30 del «Rollo del Templo» (11QTs xxx) afirma, con un vigoroso aporte de datos, que posiblemente una de las prácticas secretas de la secta de Qumrán fuera la adoración del sol, como representante visible de Dios. Para ello se apoya en el hecho de que en este pasaje se halla el proyecto de una escalera toda recubierta de oro, con un diseño muy especial, planeada para el futuro templo a construir después de la victoria final. Morton argumenta que la fantasiosa exégesis del AT de que dan evidencia los qumranitas hubiera posibilitado esta práctica. Los judíos eran, en efecto, maestros de la casuística. En el «Talmud de Babilonia» («Tratado Sanedrín», 17a, final), se preserva un dicho del Rabí Judá: «Nadie puede sentarse en el sanedrín a no ser que sepa cómo demostrar, en base a las Escrituras, que un reptil es un animal limpio» (¡!). Esta práctica tendría mucho que ver con el nombre que tenían de «hijos de la luz». Posiblemente explicaran su adoración al sol «como representación de la divinidad», en forma parecida a como el catolicismo romano y otras confesiones ritualistas intentan justificar el culto a las imágenes, aduciendo que «se da culto a lo que la imagen representa, no a la misma imagen». Pero lo realmente interesante en relación con estas afirmaciones es que A. Edersheim, ya en 1883, apuntaba a esta misma posibilidad respecto a los esenios (cfr. A. Edersheim: «The Life and Times of Jesus the Messiah», vol. I, p. 327). Del estudio de Edersheim, que dedica varias páginas a los esenios, se desprende además que el judaísmo oficial consideraba perniciosos los escritos secretos externos («Sepharim haChitsonim»), hasta el punto de negar la vida eterna a los que los estudiaran (Edersheim, op. cit., vol. I, p. 333). Recapitulación: Los qumranitas eran, por todo lo que antecede, un grupo muy riguroso que se convirtió en secta inicialmente debido a su rechazo al servicio del Templo, al creerlo contaminado por la accesión al sumo sacerdocio de aquellos que no tenían derecho para ello, manteniéndose fieles a la casa de Sadoc (cfr. Ez. 44:15). La forma final de su doctrina vino gradualmente de su fe en sus propias y extremas interpretaciones, del liderazgo
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carismático del Maestro de Justicia, de influencias persas de la época de la cautividad, que también se dejaron sentir en el rabinismo, y de la manipulación y ampliación de la Ley para hacerla concordar con sus propios prejuicios. Eran hiperlegalistas, especialmente en lo que se refiere a la práctica del sábado y a las leyes de la purificación. Hay evidencias de que muchos de los qumranitas procedían de familias sacerdotales. Eran los campeones de la imposición del dominio sacerdotal sobre el Templo y todo Israel. Como se aprecia en los diversos mss., no constituían un bloque monolítico, de la misma manera que de las descripciones de los autores antiguos se ve que los esenios no constituían un bloque, sino que, dispersos por toda Judea, incluyendo Jerusalén, había comunidades cerradas a las que se unían otras formadas de miembros con una vida más arraigada en lo cotidiano. Sin embargo, Josefo sitúa su número en cuatro mil miembros. La concepción escatológica de los qumranitas era que los últimos sacerdotes infieles de Jerusalén verían su dominio roto por el invencible kittim (Roma; cfr. 1QpHAb, i). Una vez caído todo el mundo bajo el poder de los kittim (1QpHab, ii), se lanzaría la proclamación de guerra contra ellos por parte de los «hijos de la luz». Los detalles de esta guerra para el establecimiento final del Reino de Dios y de la supremacía del resto de Israel (con el que ellos se identificaban; cfr. RESTO [DE ISRAEL]) se dan en el libro «Reglas de la Guerra» (1QM). (Véase sección V de este artículo, Cueva 1 [1Q].) En esta guerra tendrían el apoyo de los ejércitos celestiales contra los hijos de las tinieblas, que a su vez serían apoyados por Belial con su ejército de demonios. Destruidos éstos, sería establecido el Reino de Dios. Estaban también previstas en otros escritos las normas para gobernar la vida del mundo en los tiempos mesiánicos. En el tiempo de Su visitación Dios establecerá la verdad para siempre, poniendo fin a la falsedad, enseñando a cada hombre el conocimiento del Altísimo para que camine en su conocimiento perfecto. Como se puede ver, una gran parte de la imaginería escatológica de Qumrán está tomada del AT. Es evidente que todo lo anterior lleva a la identificación de Khirbet Qumrán con las ruinas de un núcleo esenio, y que varios de los libros hallados en las cuevas, como el Rollo del Templo (11QTs), la Regla de la Comunidad (1QS) con sus apéndices (la Regla de la Congregación, 1QSa, y El Libro de las Bendiciones, 1QSb), El Documento de Damasco (6QD), Las reglas de la
Guerra (1QM), y varios más de los mss. extrabíblicos, constituyen los «libros secretos» que sólo los iniciados en el esenismo podían conocer. VII. Jesucristo, el cristianismo, y los esenios. Varios autores se sorprenden de que en el NT no se haga mención de los esenios. Se debe recordar, sin embargo, que los esenios eran una comunidad totalmente encerrada en sí misma, viviendo al margen del judaísmo en su aspecto religioso y social. También se debe recordar que Josefo cuenta cuatro mil esenios en Judea. Por ello, no es de sorprender que no jueguen ningún papel patente en los Evangelios. Hecha esta salvedad, se deben hacer unas observaciones. Hay unas alusiones en los Evangelios que se entienden bien como alusión expresa a las prácticas de los esenios. Un ejemplo lo constituye el mandato del Señor Jesús en el Sermón del Monte. Ordena El amar a los enemigos, en contra de la orden dada de aborrecerlos (cfr. Mt. 5:43-44). Sin embargo, en los textos hebreos del AT no existe tal enseñanza, ni en los rabínicos, como señala Yigael Yadín. Esta enseñanza sí se daba entre los esenios, sin embargo. En la «Regla de la Comunidad» (1QS) se da la orden de aborrecer para toda la eternidad a los Hijos de las Tinieblas (1QS, I, IX). La mención de este mismo hecho acerca de los esenios por parte de Josefo (Guerras 2:8, 7) da evidencia de que este rasgo era de dominio público. Yadín observa asimismo que el pasaje de Mr. 8:14-21 es una expresión a la vez antifarisaica y antiesenia de Jesús. Hace mención de las doce cestas recogidas con posterioridad a la multiplicación de cinco panes entre cinco mil, y a las siete que sobraron después de repartir siete panes entre cuatro mil. Los fariseos estaban asociados con los sacrificios del Templo, donde estaban los doce panes de la proposición. En cambio, en el «Rollo del Templo» de los qumranitas se disponen siete panes para la ceremonia anual de ordenación de sus sacerdotes. Así, Yadín razona que esta alusión sería doble, a fariseos y esenios. Evidentemente, Jesús menciona realmente a los herodianos, no a los esenios. Pero Yadín señala la afirmación de Josefo del gran favor en que los tenía Herodes, que los protegía (Ant. 15:10, 5). No es la primera vez que se propone la identificación de los herodianos con los esenios. A los herodianos, en realidad, no se les conoce en absoluto, más que por ésta y otras alusiones en el NT, y su perfil no está nada
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definido. Incluso un historiador de la vida del Señor de la talla de Alfred Edersheim tiene que decir, del partido de los herodianos, «pudiera haber sido...», refiriéndose a la teoría que haría de ellos un partido gentilizante. Este apelativo pudiera haber sido popular, denotando a los objetos del favor especial de Herodes, como lo eran los esenios. Por otra parte, hay autores que pretenden que el cristianismo surgió del esenismo, y que Juan el Bautista era esenio. Sin embargo, la familia de Juan estaba conectada con el Templo, y él nunca predicó en contra de esta institución. Es evidente que hay una gran cantidad de elementos comunes en la imaginería cristiana y la esenia. Después de todo, es patente que ambas corrientes tienen un gran fondo común de contenido veterotestamentario. Pero el contenido y desarrollo doctrinal del cristianismo son tan diferentes del esenismo, y el cristianismo estaba tan lejos de ser una sociedad hermética y legalista, que es inconcebible mantener que éste se derive del esenismo. Yadín, por su parte, cree que Pablo fue el elemento clave en la liberación de los cristianos con respecto a la Ley ¡inspirado en el esenismo! Aunque es cierto que Pablo tuvo un importante papel en la proclamación del evangelio de la gracia a los gentiles, y en la exposición de la relación de la gracia con la Ley y de la abolición de ésta para aquel que ha muerto en Cristo (véanse LEY, PABLO, etc.), fue Pedro quien recibió la visión que lo llevó a predicar el Evangelio a casa de un gentil, y fue Jacobo, el presidente de la iglesia en Jerusalén, quien dio la palabra decisoria sobre la libertad de los cristianos procedentes de la gentilidad acerca de la Ley (véanse CONCILIO DE JERUSALÉN, e HISTORIA BÍBLICA, d, C). Además, todo el planteamiento de la cuestión era diferente en ambos casos. El esenismo no liberaba a nadie del yugo de la Ley, sino que insistía aún más que el rabinismo en sus preceptos. Sólo se mantenían apartados del Templo de Jerusalén debido a la existencia de una línea de sacerdocio no sadoquita. El cristianismo, bien al contrario, basa la abolición del sistema sacrificial judaico en que las sombras, una vez cumplidas, dan paso a la realidad (cfr. HEBREOS [EPÍSTOLA A LOS]). Vermes (op. cit.) sostiene en su libro (p. 46), una semejanza entre el concepto esenio de sacrificio de uno mismo y el que da Pablo en Ro. 12:1: «Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.» Pero Vermes pasa por alto que el
concepto esenio no puede ser análogo al paulino porque, en sus propias palabras, «la comunidad atribuía un valor sacrificial al ejercicio de la virtud y al sufrimiento... enseñaba (la comunidad) que una vida santa tenía un valor expiatorio y santificante... era el verdadero remedio contra la enfermedad del pecado y de la culpa... el vehículo de la sanidad y de la vida» (Vermes, p. 46). El sacrificio paulino (Ro. 12:1) es el de una vida agradecida, un sacrificio de acción de gracias, NO EXPIATORIO (cfr. asimismo 1 P. 2:5). Para Pablo, el sacrificio expiatorio ya fue ofrecido: Cristo. El remedio contra el pecado y la culpa es la muerte de Cristo aplicada al que cree, purificándolo (He. 1:3). El vehículo de la salvación, en el NT, es la fe (Ro. 5:1, etc.). En lugar de analogía o derivación, tenemos aquí el más total de los contrastes entre un legalismo encadenante y la gracia liberadora. VIII. Literatura bíblica: AT La tradición afirma que el Texto Masorético (TM) se originó como síntesis de los rabinos judíos en Tiberias; los rabinos eligieron un texto entre los varios de que disponían, y lo copiaron con sumo cuidado, añadiendo los signos de vocalización y entonación, para preservar y fijar el texto (véase MASORETAS). Esta tradición se ve apoyada por los hallazgos de Qumrán. En efecto, el TM se ve allí reflejado por textos más antiguos, de texto prácticamente correspondiente, y que reciben el nombre de protomasoréticos. La mayor parte de los textos de Qumrán son de este tipo. Pero también aparecen textos heb. paralelos a la LXX; este hallazgo, de gran importancia, indica que la LXX no fue traducida, como se pensaba, de un texto común al TM y LXX, dándose los rabinos ciertas libertades en la traducción de algunos de los libros. En lugar de ello, la evidencia indica que la LXX fue traducción fiel de escritos hebreos con una tradición de transmisión anterior a sus espaldas, que divergían en algunos respectos de los protomasoréticos. Este hecho es de suma importancia por sus consecuencias respecto a teorías acerca de la formación de estos libros. El caso del libro de Isaías es un ejemplo. Las dieciocho copias existentes apoyan, en mayor o menor grado, el TM. Sin embargo, el rollo completo (1QIsa) presenta ciertas divergencias con respecto al TM que sólo pueden explicarse como debido a su proveniencia de otras copias anteriores de una tradición textual distinta. Las diferencias no son grandes, pero evidentemente se precisó de tiempo para su establecimiento. Aparecen «matres
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lectionis» (consonantes que sirven de vocales), algunas interpolaciones (poco numerosas), y una decena de variantes en los pasajes mesiánicos, que dejan entender que el escriba pertenecía a una escuela de pensamiento que daba poco énfasis a este aspecto. El segundo rollo, de considerable extensión, aunque incompleto (véase sección V), es prácticamente idéntico al masorético. Ello nos lleva a las siguientes consideraciones con respecto al libro de Isaías: (a) La gran fidelidad de la transmisión del TM, elegido con unos criterios ciertamente rigurosos, y que ha confirmado la fiabilidad de todo el texto del AT. (b) La necesaria considerable antigüedad anterior del texto entero de Isaías supuesta por: (1) el hecho de que se trata de copias procedentes evidentemente de originales distintos, y por ello anteriores en el tiempo, y (2) por el tiempo necesario para que se desarrollaran las diferencias entre las anteriores líneas de documentos divergentes. Se debe tener en cuenta que estos rollos están fechados a fines del siglo II a.C. o principios del I. Y es preciso tener presente que todas las teorías acerca de tres autores para Isaías (véase ISAÍAS) se basan en un prejuicio antisobrenaturalista, sin ninguna base factual real. El libro de Daniel está representado por ocho mss., que dan evidencia de la existencia, ya entonces, del paso del hebreo al arameo, y viceversa, en Dn. 2:4 y 7:28, respectivamente. La antigüedad de estos mss. (4QDna está fechado en el año 120 a.C.) evidencia asimismo la insostenibilidad de los argumentos modernistas que mantienen una fecha de redacción para Daniel de alrededor del año 168 a.C. Esta obra, aparte de las evidencias internas que apoyan su genuinidad, no hubiera podido ser aceptada por comunidades tan diversas y enfrentadas entre sí como los qumranitas y la escuela rabínica oficial, ni haber sido traducida y aceptada como genuina, en fecha tan temprana como antes del 120 a.C., si no hubiera habido una difundida consciencia de su autenticidad. La postura «liberal» se halla aquí ante una dificultad insuperable. (Véase DANIEL [LIBRO DE].) Los cinco fragmentos de Levítico (procedentes de 1Q), de pergamino, escritos en caracteres muy arcaicos, y fechados en el siglo V a.C. (A. Parrot), dan también un golpe a los presupuestos «liberales» de la teoría de «las fuentes»; pertenecen al llamado Código de Santidad (Lv. 17-26); según la «Alta Crítica», el 300 a.C. sería la fecha límite. Es evidente que estas copias
apuntan a una antigüedad mucho mayor del original del Pentateuco (véase PENTATEUCO). IX. Literatura bíblica: NT Aunque los hallazgos ya mencionados de la Cueva 7 de Qumrán no son precisamente espectaculares en cuanto a cantidad, sí son de una inmensa importancia. Si las identificaciones de O'Callaghan son ciertas, se puede afirmar que hay prueba de la existencia no sólo del Evangelio de Marcos, Hechos, Romanos, 1 Timoteo y 2 Pedro a mediados del siglo I de nuestra era, sino de colecciones de estos escritos (cfr. 2 P. 3:16). En realidad, la única razón para rechazar las identificaciones de O'Callaghan parece ser el deseo de sustentar algunas teorías previamente admitidas acerca del origen y transmisión de estos textos. Este hallazgo destruye las modernas teorías de la transmisión oral y acreción de los relatos evangélicos en el seno de una comunidad cristiana, que hubiera «evolucionado» los conceptos acerca de Cristo en su «reflexión teológica» (particularmente las especulaciones de Bultmann y otros). Quizás ésta sea la razón de que los hallazgos de O'Callaghan hayan sido tan combatidos. Es curioso que las identificaciones de 7Q1 y 7Q2 con pasajes de la LXX (Éx. 28:4-7; Ep. Jer. 43-44), y que tienen el mismo grado de práctica certeza, no han merecido otra cosa que la general aceptación... ¿debido a que no afectaban a cómodas teorías que arrojan dudas sobre la Palabra de Dios? ¿A qué se debe la presencia de estos escritos del NT en una cueva de Qumrán? Evidentemente, se debe descartar toda relación con las otras cuevas. La Cueva 7 se halla más accesible que las otras desde la región de Jericó. Es más que plausible que un grupo de cristianos de la región pusieran allí sus mss. a buen recaudo ante la inminente acción romana contra Jericó, por el año 68 d.C. Ante estos hallazgos, se puede hacer una reflexión. Las teorías de Wellhausen sobre el AT y de Bultmann sobre el Nuevo surgieron como especulaciones de biblioteca, sin datos de campo que las apoyaran. Basadas en conceptos sumamente subjetivos y endebles, lograron sin embargo arrastrar la imaginación de muchos por su aparente «academicidad». Detrás de todo ello, sin embargo, se hallaba un fundamento totalmente humanista y esencialmente ateo. Se rechazó así el testimonio de la historia y de la tradición, aparte ya de la misma evidencia interna de los documentos. Los datos de campo,
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penosamente exhumados y estudiados, sin embargo arrojan su peso confirmatorio acerca de la antigüedad y transmisión de las Escrituras tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento. (Véase EVANGELIOS, etc.). Bibliografía: Bar: «Yigael Yadín», en Biblical Archaeology Review, vol. X, n. 5, sept./ oct. 1984, PP. 24-29; Broshi, M.: «Beware the Wiles of the Wanton Woman», Bib. Arch. Rey., vol. IX, n. 4, jul./ag. 1983; Estrada, D., y White, W.: «The First New Testament» (Thomas Nelson, New York, 1978); González Lamadrid, A.: «Los descubrimientos del mar Muerto» (BAC, Madrid, 1973); Milgrom, J.: «The Temple Scroll», en Biblical Archaeologist, sept. 1978, PP. 105-120; O'Callaghan, S. I, J.: «Los papiros griegos de la Cueva 7 de Qumrán» (BAC, Madrid, 1974); Sen Montero, F.: «Qumrán», en Gran Enciclopedia Rialp (Madrid, 1974); Smith, M.: «The Case of the Gilded Staircase», en Bib. Arch. Rev., vol. X, nº 5, sept./oct. 1984; Vermes, G.: «The Dead Sea Scrolls in English» (Penguin Books, Londres, 1968); Vermes, G.: «The Dead Sea Scrolls: Qumran in Perspective» (Fortress Press); Whiston, W. (editor): «Josephus - Complete Works» (Kregel Pub., Grand Rapids, reimpr. 1980 edición 1737); Yadín, Y.: «The Temple Scroll», en Bib. Arch. Rev., vol. X, n. 5, sept./oct. 1984, PP. 33-49. ***
R nom, RAAMA tip, TRIB vet, Nombre colectivo de un pueblo descendiente de Cus y asociado con Seba (Gn. 10:7; 1 Cr. 1:9). Hombres de estas dos tribus vendían piedras preciosas y oro en los mercados de Tiro (Ez. 27:22). nom, RABÁ tip, CIUD sit, a2, 593, 448 vet, = «grande».
Ciudad principal de los amonitas situada en el valle, como a 35 Km. al este del Jordán, 22 Km. y medio al nordeste de Hesbón y 30 y medio al sudeste de Ramot de Galaad. Hoy Es-Salt. Habiendo sido conquistada por David, los amonitas consiguieron su independencia y en varias ocasiones usurparon las legítimas posesiones de Israel, se gloriaron de la desolación de ambos reinos y maltrataron a los que cayeron en su poder. Por eso se predijeron juicios severos contra Rabá (Am. 1:13-15; Jer. 49:1-3; Ez. 25:15). Los escritores griegos y romanos hablan de ella con el nombre de Filadelfia. Allí se abastecían las caravanas de agua antes de cruzar el desierto de Arabia. En los tiempos del Nuevo Testamento era una ciudad de Decápolis y conservó su importancia hasta el siglo IV, en que fue el asiento de una iglesia cristiana. En la conquista musulmana de Siria ya estaba en ruinas, habiendo sufrido mucho con los temblores. nom, RABÍ tip, FUNC vet, Doctor, maestro (el que enseña): título de respeto que los judíos dan a sus jefes espirituales (Mt. 23:7; Jn. 1:38). En la época de Jesús, los judíos distinguían entre tres títulos honoríficos; a partir del título inferior eran: «rab», maestro; «rabbi», mi maestro; «rabboni», mi señor. En la época del apóstol Juan, el sufijo genitivo de la primera persona (-i) había perdido su sentido particular de pronombre posesivo, porque Juan traduce los términos rabí y raboni como significando sólo «maestro» (Jn. 1:38; 20:16). nom, RABMAG tip, EJER FUNC vet, Título que tenía Nergal-sarezer, uno de los jefes militares del ejército de Nabucodonosor (Jer. 39:3). El sentido exacto de este título no se conoce a ciencia cierta. Es probable que se derive del ac. «rab-mugi», «gran príncipe». nom, RABSACES tip, EJER FUNC vet,
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(del ac. «rab», «jefe» y «sakú», «ser grande»: jefe de los oficiales, general). Título de un jefe militar, asociado con el Tartán y con el Rabsaris del ejército de Senaquerib; estos tres oficiales tenían el mando de la expedición contra Jerusalén (2 R. 18:17). El Rabsaces fue entonces el portavoz de Senaquerib ante los representantes de Ezequías (2 R. 18:19, 26, 27, 37). Es posible que fuera el comandante en jefe del ejército.
esconderlos, y facilitándoles la huida por una ventana que tenía abierta sobre la muralla; así, ellos pudieron llegar al campamento israelita (Jos. 2:1-24) Cuando Jericó cayó, a Rahab y su familia se les perdonó la vida, y fueron incorporados al pueblo de Dios (Jos. 6:22-25; He. 11:31; Stg. 2:25). Vino a ser la esposa de Salmón y madre de Booz, figurando así como antepasada del rey David y del Señor Jesús (Mt. 1:5). (Véase JERICÓ.)
nom, RABSARIS tip, FUNC EJER vet, Expresión que según algunos lingüistas se deriva del ac. «rab sha rêshu», «el que está a la cabeza». La modificación del segundo y tercer términos habría dado el heb. «sãrîs», «eunuco». Título oficial. El Rabsaris aparece en los ejércitos de Senaquerib y de Nabucodonosor (2 R. 18:17; Jer. 39:3). En heb. se da el nombre de «rab sãrîsîm» al funcionario de la corte de Nabucodonosor (Dn. 1:3) al que las vers. castellanas denominan «jefe de los eunucos»; es posible que «rabsaris» y «rab sãrîsîm» designen el mismo cargo.
nom, RAM tip, BIOG HOMB HOAT vet, = «alto». (a) De la tribu de Judá, hijo de Hezrón, antepasado de David (Rt. 4:19; 1 Cr. 2:9). Llamado Aram en el NT (Mt. 1:1, 3; Lc. 3:33). (b) Descendiente de Buz, fundador de un clan, y antepasado de Eliú (Jb. 32:2).
nom, RACA vet, Aram. «rêkã», «vacío», «indigno», se puede parafrasear como «imbécil». Expresión de menosprecio (Mt. 5:22). nom, RACIONAL o PECTORAL tip, UTEN ver, PECTORAL vet, Era una parte del atavío ceremonial del sumo sacerdote. Se sujetaba al pecho, y tenía doce piedras dispuestas en cuatro hileras, que representaban las doce tribus de Israel (Éx. 28:1530). (Véase PECTORAL.) nom, RAHAB tip, BIOG MUJE MUAT ver, JERICÓ vet, (a) «insolencia», «violencia»; nombre poético aplicado a Egipto (Sal. 87:4; 89:10; Is. 30:7; 51:9). (b) (Heb. «rahab», «ancha»). Mujer ramera cuya casa se hallaba en la misma muralla de Jericó; dio hospitalidad a los espías enviados por Josué, salvándoles la vida al
nom, RAMÁ tip, CIUD ver, MIZPA sit, a2, 344, 423 vet, (heb.: «altura»). (a) Ciudad de Benjamín (Jos. 18:25), cercana a Gabaa, a Geba y a Bet-el (Jue. 4:5; 19:13, 14; Is. 10:29). Baasa, rey de Israel, la fortificó para impedir que los reyes de Judá emprendieran expediciones guerreras contra el norte (1 R. 15:17, 21, 22; 2 Cr. 16:1-6). Aparentemente se hallaba al sur de Bet-el. Allí es donde parece que fueron reunidos los cautivos de Judá antes de deportarlos a Babilonia (Jer. 40:1). Al terminar el cautiverio, volvió a ser habitada por judíos (Esd. 2:26; Neh. 11:33). Según Josefo, Ramá estaba a cuarenta estadios de Jerusalén (Ant. 8:12, 3). Robinson la sitúa en er-Rãm, sobre una altura, a 8 Km. al norte de Jerusalén. (b) Ciudad de los padres de Samuel (1 S. 1:19; 2:11; cfr. 1:1); ciudad natal y residencia del profeta (1 S. 7:17; 8:4; 15:34; 16:13; 19:18, 19, 22, 23; 20:1); allí fue sepultado (1 S. 25:1; 28:3). Para distinguir a esta localidad de sus homónimas se la llamaba Ramataim de Zofim (cfr. 1:1 con v. 19, etc.). Es un lugar de incierta identificación: (A) Hay exegetas que la asimilan con Ramá de Benjamín; sin embargo, esta identificación es implausible, a decir de Robinson, porque esta última no se hallaba en el país montañoso de Efraín (1 S. 1:1), ni se corresponde con la ciudad
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anónima del país de Zuf donde Saúl se encontró por primera vez con Samuel (1 S. 9:5). (B) La ciudad se encontraba al sur de Benjamín, porque: (I) 1 S. 1:1 no sitúa claramente a Ramataim en medio de las colinas de Efraín, sino que habla de un hombre de la familia de Zuf, habitante de Ramataim, ciudad de los zufitas, rama de los levitas coatitas. Se llamaban efrainitas porque se les había asignado el monte Efraín, de donde habrían emigrado (cfr. Jos. 21:5; 1 Cr. 6:22-26, 35, 66 ss.). (II) Si esta interpretación es correcta, la ciudad anónima en la que Saúl encontró a Samuel es ciertamente Ramataim de Zofim, ya que esta localidad estaba situada en el país de Zuf, territorio exterior a los límites de Benjamin (1 S. 9:4-6), y al sur. Los que se dirigieran desde una ciudad próxima de este territorio, o que le perteneciera, y que fueran a Gabaa de Benjamín, pasarían delante del sepulcro de Raquel, en los confines de Benjamín (1 S. 10:2), entre Bet-el y Belén (Gn. 35:16, 19). (III) Se comprende así por qué Saúl no había nunca conocido a Samuel, lo que no hubiera sido el caso si el profeta hubiera vivido en Ramá de Benjamín, a 4 Km. solamente de la casa de Saúl (cfr. asimismo 1 S. 8:1, 2). (C) Otra identificación posible de Ramataim pudiera buscarse dentro del territorio de Efraín (Ant. 5:10, 2), donde vivían los zufitas. La identificación propuesta es Beit Rima, a 21 Km. al noroeste de Lida (cfr. RAMATAIM), pero no de una manera concluyente. (c) Ciudad sobre la frontera de Aser (Jos. 19:29); no se trata de la Ramá de Neftalí (Jos. 19:36). Se cree que se encontraba en en-Rameh, a unos 8 Km, al suroeste de Safed y a 27 Km. al este de Akkõ (o Acco). (d) Ramot de Galaad (2 R. 8:28; cfr. v. 29; y 2 Cr. 22:5, cfr. v. 6; véase MIZPA, b). (e) Ciudad de Simeón (Jos. 19:8); llamada en ocasiones Ramat. Indudablemente es la misma que Ramat del Neguev (1 S. 30:27); conocida asimismo bajo el nombre de Baalat-Beer. nom, RAMATAIM DE ZOFIM ver, RAMÁ vet, «alturas gemelas de los zufitas», (Véase RAMÁ, b.)
nom, RAMERA (Véase PROSTITUCIÓN) nom, RAMESÉS tip, CIUD ver, HICSOS, PITÓN, FARAÓN, EGIPTO, CRONOLOGÍA sit, a4, 63, 275 vet, (egip. «R'-ms-sw»: «Ra [el dios solar] es quien lo ha engendrado»). Ciudad de la parte más fértil de Egipto (Gn. 47:11), del distrito de Gosén (Gn. 47:6). Faraón ordenó a José que instalara a Jacob y a sus hijos en esta región. Construida por los israelitas bajo el faraón opresor (Éx. 1:11); los hicsos (véase HICSOS) hicieron de ella su capital (AvarisTanis). Ramsés II la reconstruyó e inscribió su nombre en ella (véanse PITÓN, FARAÓN, b y c, EGIPTO, (a) [historia], CRONOLOGÍA). Identificada con San el-Hagar. La cronología convencional sitúa a Ramsés II alrededor del año 1299 y 1232 a.C. Esta cronología, sin embargo, basada en datos muy fragmentarios e identificaciones inseguras, se ha asentado sólo por inercia. Velikovsky lo sitúa, en base a cruciales evidencias, en la época de los reyes de Judá y de la caída de Jerusalén (609-569 a.C.), identificándolo con el faraón Necao II; así, su detallado estudio confirma el estudio general de Courville (véase bibliografía), a pesar de que este último estudio necesite afinar más los detalles de la cronología. Bibliografía: Courville, D.: «The Exodus Problem and its Ramifications» (Challenge Books, Loma Linda, Calif., 1971); Velikovsky, I.: «Ages in Chaos» (Doubleday, Garden City, N.Y., 1952); Velikovsky, I.: «Ramses II and bis time» (Abacus, Londres, 1980). nom, RAMOT tip, CIUD vet, Ciudad de Isacar, asignada a los descendientes de Gersón (1 Cr. 6:73); recibe el nombre de Jarmut (Jos. Identificación incierta. Albright propone el-Hawã.
levitas también 21:29). Kaukak
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nom, RAMOT DE GALAAD (Véase MIZPA, b) nom, RAMSÉS II (Véase RAMESÉS) nom, RANA tip, FAUN LEYE vet, Anfibio impuro (Éx. 8:3; Lv. 11:10; Ap. 16:13). La rana del AT es posiblemente la «Rana punctata», rana con manchas de Egipto. Una de las plagas de Egipto fue una invasión de ranas (Éx. 7:26; 8:11; Sal. 78:45; 105:30). nom, RAQUEL tip, BIOG MUJE MUAT vet, = «oveja». Hija menor de Labán. Era muy hermosa; Jacob la conoció en el pozo a donde ella iba a abrevar sus rebaños, cerca de Harán, en Mesopotamia. Jacob se enamoró de ella aquel mismo momento. Sin embargo, Jacob, desprovisto de bienes, no podía pagar la dote que todo pretendiente daba a los padres de una joven. Por esta razón, sirvió a Labán durante siete años para obtener a Raquel. Al mismo tiempo, Jacob, solitario y fugitivo, fue providencialmente cuidado, al poderse unir a un grupo patriarcal. Se comprometió en un contrato, y Labán le dio una mujer del clan. Desde entonces, no podía partir ni llevarse su propia mujer e hijos sin pedir autorización para ello, incluso al acabar su contrato. Al final de los siete años de trabajo, Labán engañó a Jacob, que a la mañana siguiente de la noche de bodas se encontró conque la mujer que tenía era la hermana mayor de Raquel, Lea, según parece mucho menos atractiva. El hijo de Isaac sirvió siete años más para pagar el precio de la menor, la única que él amaba. Raquel vino a ser su mujer (Gn. 29:1-30), madre de José (Gn. 30:22-25) y de Benjamín; murió de parto al dar a luz a este último (Gn. 35:16-20; 48:7). Jacob la sepultó en un lugar situado algo al norte de Efrata, más conocida bajo el nombre de Belén, a lo largo del camino de este último lugar a Bet-el. Jacob erigió sobre el sepulcro un monumento que permaneció durante mucho tiempo (Gn. 35:19-20), cerca de Selsa (1 S. 10:2). Jerónimo, y el peregrino de Burdeos (siglo IV d.C.) mencionan este famoso lugar, del que dan testimonio tanto judíos como cristianos y musulmanes. Allí se levanta, en la actualidad, un pequeño edificio, llamado Kubbat Rahil (la Cúpula de
Raquel), a unos 6,5 Km. al sur de Jerusalén y a 1,5 al norte de Belén. Jeremías muestra a Raquel llorando por sus hijos, los descendientes de José, Efraín y Manasés, deportados por los asirios (Jer. 31:15; cfr. v. 9, 18). El profeta habla de Ramá porque desde el territorio de Benjamín, donde se hallaba Ramá, había una altura desde la que se podía contemplar el devastado territorio de Efraín. La predicción evocada por los lloros de Raquel se cumplió en la masacre de los inocentes de Belén, en Judá (Mt. 2:18). Desde la división de Israel en dos reinos, Judá, en cuyo territorio se hallaba Belén, y Benjamín habían estado estrechamente asociados. Raquel, contemplando la desolación de Efraín, y llorando por sus hijos, muertos o deportados, atestigua que el juicio no se detendrá. Los extranjeros ocuparán el país y un edomita ocupará el trono, haciendo dar muerte a los hijos de Lea, a fin de suprimir al rey legítimo predestinado a salvar a Efraín, a Benjamín, a Judá y a todo Israel. La imagen de Raquel esperando el retomo de sus hijos a Dios y a su rey mesiánico (Jer. 30:9) se asocia con la de Lea implorando la venida del Hijo de David, que liberará a Judá y dará la paz a Israel (Jer. 23:6). El clamor de Raquel es un preludio de las lamentaciones de las madres judías a través de los siglos. nom, RAS-SHAMRA (Véase UGARIT) nom, RATÓN tip, FAUN LEYE ver, FAUNA vet, Mamífero rumiante, «Mus musculus». La familia de los «Muridae» cuenta con muchas especies de ratón. Animal impuro (Lv. 11:29); en la época de Isaías, los israelitas dados al paganismo lo consumían, a pesar de que estaba prohibido por la Ley de Moisés (Is. 66:17). El ratón de campo («Arvicola arvaris») destruía las cosechas (1 S. 6:5). El heb. «'akbãr» es un término colectivo que engloba no sólo las diversas especies de género «Mus», sino también la mayor parte de los «Muridae» y a muchos animales de otras familias, de características similares al ratón. (Véase FAUNA DE LA BIBLIA) nom, REBECA tip, BIOG MUJE MUAT vet,
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= «una cuerda con nudo corredizo», es decir, una mujer joven de belleza hechizadora. Hija de Betuel. Acudía a buscar agua a una fuente cercana a la ciudad de Nacor (Harán) en Mesopotamia. El siervo enviado por Abraham en busca de una esposa para su hijo Isaac pidió a Rebeca que le permitiera beber de su vasija. La joven le dio agua; abrevando además sus camellos. El siervo se dio cuenta así de que Dios le daba la señal que había pedido: la joven era bella y generosa. De inmediato le hizo magníficos presentes, preguntándole su nombre, y si su padre lo albergaría. Labán, hermano de Rebeca, ofreció hospitalidad al siervo de Abraham, que expuso a Betuel el objeto de su viaje a Mesopotamia. A continuación pidió la mano de Rebeca para Isaac; Betuel y Labán aceptaron. Rebeca, acompañada de su nodriza, partió con el siervo y sus acompañantes; fue la mujer de Isaac, y dio a luz a los gemelos Esaú y Jacob (Gn. 24:1-27). Rebeca cometió el error de preferir Jacob a Esaú. A pesar de la profecía acerca de la preeminencia futura de su favorito, no dejó que Dios moviera el curso de la historia, sino que empujó a Jacob a obtener la bendición paterna usando de engaños (Gn. 25:28; 27:1; 28:5). Rebeca murió, seguramente, durante la estancia de Jacob en Mesopotamia, y fue sepultada en la cueva de Macpela (Gn. 49:31).
más generalmente de algo que se da en reconocimiento de una conducta satisfactoria para quien la da. En el NT se habla con frecuencia de las futuras recompensas para los cristianos. Dirigiéndose a los Suyos, el Señor anuncia: «He aquí, yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según su obra» (Ap. 22:12). El que se dedica al servicio del Señor, si su obra permanece, recibirá recompensa (1 Co. 3:8, 14; cfr. 2 Jn. 8). La recompensa, aunque un aliento, no debiera ser el motivo de la actuación del cristiano, que debe poder decir de corazón: «Porque el amor de Cristo nos constriñe» (2 Co. 5:14). El creyente es exhortado a no ser privado de su premio (Col. 2:18; cfr. 3:23, 24; Ap. 3:11). No se debe confundir, sin embargo, la salvación eterna con las recompensas. La salvación no es una recompensa, sino un don de pura gracia (cfr. Ef. 2:8, 9). La recompensa se da a cada creyente en base a las obras que haya hecho en fidelidad al Señor (Ef. 2:10). En el tribunal de Cristo (2 Co. 5:10) serán evaluadas, y se dará la recompensa por la construcción que cada uno haya llevado a cabo (1 Co. 3:10-14). Si la obra de un creyente es indigna de recompensa, la perderá, pero sin embargo él será salvo, sobre el terreno de la obra de Cristo, de pura gracia (1 Co. 3:14-15). (Véase JUICIO, c.)
nom, REBUSCO (Véase ESPIGAR)
nom, RECONCILIACIÓN tip, DOCT ver, PROPICIATORIO vet, Habiéndose alejado el hombre de Dios, su Creador, al desobedecerlo, la justicia y santidad de Dios debían ser vindicadas. El Señor rompió la comunión con el pecador (Gn. 3:23-24), juzgando un mundo lleno de violencia por el pecado en el Diluvio (Gn. 6:5-7) y dejando tras Babel que las naciones siguieran sus propios caminos (Gn. 11:89). Para Israel, es en la expiación que se muestra la posibilidad de la reconciliación. Se trata de una propiciación: una vez que se había hecho expiación por el pecado, y la sangre de la víctima estaba sobre el propiciatorio, la Ley quedaba cumplida, la justicia satisfecha y vindicada, y Dios podía libremente exhibir Su misericordia y amor. El propiciatorio (véase PROPICIATORIO) es el único lugar dado en el que Dios se puede encontrar con Aarón, que representa a todo el pueblo (Éx. 25:22). El gran Día de la Expiación expresaba así de una manera simbólica y profética la gran amnistía que se proclamaría un día con la venida del Mesías (Lv. 16).
nom, RECABITAS tip, TRIB vet, Rama de los ceneos que vivía entre los israelitas. Jonadab, el jefe de ellos, les ordenó que se abstuvieran de vino y de toda bebida fermentada; que no vivieran en casas, y que no cultivaran viñas ni campos, sino que vivieran en tiendas. Estas normas tenían por objeto lograr preservar la simplicidad de la vida nómada. Mucho tiempo después, el profeta Jeremías puso a prueba a los recabitas, constatando que eran fieles al mandato recibido. El Señor prometió a los recabitas que su linaje no se extinguirla (Jer. 35:1-19). Sigue habiéndolos en la actualidad en Mesopotamia y en el Yemen. nom, RECOMPENSA tip, DOCT ver, JUICIO vet, Término que, aunque en ocasiones usado de retribución para el mal (Sal. 91:8; Abd. 15), se usa
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«Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo» (2 Co. 5:19). Por la cruz, Cristo quitó el pecado, destruyó la enemistad, estableció la paz y reconcilió a los hombres (judíos y paganos), no sólo con Dios, sino también entre ellos (Ef. 2:16). La reconciliación operada en el Calvario tuvo efectos hasta en el cielo (Col. 1:20-22; Ef. 1:10). Es el mismo Jesucristo que pagó el precio de nuestra reconciliación, la paga del pecado que demandaba la vindicación de la justicia divina para mantener Su santidad. Desde entonces puede tomar la mano del pecador arrepentido, y ponerla en la del Dios de santidad y de amor con toda justicia (cfr. Ro. 3:23-25). Sin embargo, es de todo punto necesario que el rebelde reconozca su culpa y que acepte «ser reconciliado con Dios». En efecto, ¿cómo podrán reconciliarse con Dios los que pretenden «no haber hecho nunca nada malo»? El corazón de Israel era «falso y rebelde» (Jer. 5:23), y somos todos por naturaleza «hijos de desobediencia» (Ef. 2:2-3). Es una gracia suprema saber que «siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo» (Ro. 5:10). Y este acto no pertenece sólo al pasado: el que cree de corazón en Jesucristo, obtiene la reconciliación de una manera actual y presente (Ro. 5:10-11). Además, Dios confía a los creyentes «el ministerio de la reconciliación». Hace de ellos embajadores de Cristo, que suplican a los hombres en todo lugar que se reconcilien con Él (2 Co. 5:18-20). No se trata de una simple proclamación de una salvación universal que todos los hombres ya posean. La reconciliación es para todos aquellos que no rechacen la provisión de Dios para su salvación. El hecho trágico es que son muchos los que no dan la respuesta de obediencia de fe a Dios en Cristo, y de los que, por tanto, se puede decir que permanece la ira de Dios sobre ellos (cfr. Jn. 3:36 y Mt. 23:37). nom, RECTITUD (Véase JUSTICIA) nom, RED tip, TIPO UTEN ver, LAZO vet, Traducción de varios términos. Algunos se refieren a redes grandes, otros a redes de arrastre. Metafóricamente, «red» denota artimañas secretas, que de otra forma serían evitadas, de la misma manera que un ave evita toda red puesta a la vista (Pr. 1:17).
El reino de los cielos es asemejado a una red arrojada al mar, que recoge bueno y malo; al final de la edad, los «malos» serán apartados de los «justos» (Mt. 13:47-49). Satanás y los suyos preparan también sus redes y lazos (Sal. 141:10; 1 Ti. 3:7). (Véase LAZO.) nom, REDENTOR, REDENCIÓN tip, DOCT ver, GOEL, PASCUA, ÉXODO vet, El término redención significa «liberado, devuelto mediante el pago de un rescate». Dios, habiendo pasado juicio sobre los primogénitos de los egipcios, reclamó los primogénitos de los israelitas para Su servicio (Éx. 13:2). Después del episodio del becerro de oro, Dios eligió a los levitas en lugar de a los primogénitos (Nm. 3:5-8, 12, 44-51; cfr. Éx. 32:26-29). Los primogénitos de más que no podían ser sustituidos por los levitas fueron rescatados por precio; así quedaron libres (Dt. 3:46-51). De la misma manera, se podía redimir la tierra enajenada o a alguien que se hubiera vendido por deudas (Lv. 25:23, 24, 47, 54; véase GOEL). Los israelitas fueron redimidos de Egipto por el gran poder de Dios (Éx. 15:3; véanse PASCUA, ÉXODO). De ahí, el tema pasa a la redención del alma o de la vida, perdida a causa del pecado. El hombre no puede dar a Dios rescate por su hermano: porque la redención del alma es de gran precio, y no se logrará jamás: esto es, se tiene que abandonar toda esperanza de dar uno mismo el rescate. El precio es imposiblemente alto para el hombre (cfr. Sal. 49:7-8). En el NT hay dos términos que se traducen «redención»: (a) «lutrosis», y sus derivados, «apolutrosis» y el verbo «Iutroõ», «desatamiento, liberación, desatar», indicándose la liberación mediante el pago de un rescate, redención, redimir. (b) «Exagorazõ», «comprar en un mercado». Cristo ha redimido a los creyentes de la maldición de la Ley (Gá. 3:13; 4:5). Los cristianos son exhortados a que rediman el tiempo, esto es, a que compren o se aseguren cada oportunidad que les sea posible (Ef. 5:16; Col. 4:5). Un término relacionado con éste, «agorazõ», se traduce «comprar» en todos los pasajes de la versión Reina-Valera, a excepción de en 2 P. 2:1, «rescató»; Ap. 5:9, «redimido» (y Ap. 14:3, 4 en la revisión 1960, «redimido»). En realidad, debiera traducirse con el verbo «comprar». La diferencia de concepto se aprecia mejor en pasajes como el de 2 P. 2:1, donde no se puede decir «redimido», porque los mencionados son los que
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niegan los derechos de Cristo, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina, aunque sí habían sido «comprados». Cristo compró todo, pero sólo los creyentes son «redimidos». Los cristianos hablan, en ocasiones, de la «redención de alcance universal» sin realmente significar este concepto, no distinguiendo apropiadamente entre «comprar» y «redimir». En Ef. 1:14 se hallan ambos conceptos: «la redención de la posesión adquirida». «Redención» se usa en ocasiones en el sentido del derecho o título a redimir (Sal. 130:7; Ro. 3:24); este derecho Dios lo ha adquirido con toda justicia en Cristo, y en virtud de él se presenta al hombre como Aquel que justifica. Así, Dios se aseguró la redención antes de que el hombre entrara en su esfera. Los creyentes disfrutan ahora de ella por la fe, en el sentido del perdón de los pecados, en Cristo, donde se halla la posición del creyente (Ef. 1:7). Así, el creyente es puesto en Cristo, en quien tiene redención por Su sangre. Como resultado de ello, la redención se extiende al cuerpo (Ro. 8:23; Ef. 4:30) y a la misma creación (cfr. Ef. 8:19-21 ss.). En su aplicación, el término redención denota el poder en el cual es hecha efectiva, así como la base o condición sobre la que se basa. nom, REDIL tip, CONS vet, Lugar cerrado donde se guarda el ganado menor durante la noche (Jer. 50:6; Ez. 34:14). Había numerosos rediles fijos, rodeados de un muro de piedra (cfr. Nm. 32:16), a los que se entraba por una puerta (Jn. 10:1). A menudo se protegía la parte alta del muro con ramas de arbustos espinosos. Los rebaños descansaban en el interior del recinto, al aire libre, pero indudablemente había también en la antigüedad, como en nuestros días, unas construcciones bajas situadas en una zona abrigada del lugar, y destinadas a resguardar a los rebaños del frío de la noche. Ciertos rebaños se pasaban las noches en una dehesa, bajo la vigilancia de un pastor subalterno, que guardaba la entrada. Al llegar la mañana, los pastores volvían al recinto, abriéndoles la puerta el portero. Cada pastor llamaba a sus ovejas, que reconocían su voz (Jn. 10:2-5). Se preparaban también rediles provisionales, en los pastos alejados, hechos con ramas espinosas entrelazadas. Las cuevas y otros abrigos naturales servían también de protección a los animales durante la noche. Los pastores acampaban con sus rebaños. Sobre los pastos altos, expuestos a incursiones de ladrones o de clanes enemigos, se erigían torres, en cuya proximidad pastaban los animales. Los ganados
mayores y menores pasaban las noches dentro de estas torres (2 Cr. 26:10; Mi. 4:8). nom, REDOMA tip, UTEN vet, Pequeño recipiente provisto de un cierre. En la antigüedad se usaba para guardar aceite, perfumes y ungüentos (2 R. 9:1). nom, REFAÍTA, REFAÍM tip, TRIB vet, 1. Pueblo de elevada estatura; existentes ya antes de Abraham, los refaítas moraban en Palestina y en las regiones más al este del Jordán (Gn. 14:5; 15:20; Dt. 2:11, 20; 3:11; Jos. 17:15). Cuando los heb. entraron en Canaán, los supervivientes de los refaítas se refugiaron, por lo que parece, entre los filisteos (2 S. 21:16, 18, 20, 21). 2. Valle cercano a Jerusalén y a Belén (Ant. 7:4, 1; 2 S. 23:13, 14). El valle de Refaím se extiende al suroeste de Jerusalén y del valle de Hinom (Jos. 15:8; 18:16); era muy fértil (Is. 17:5); es indudable que los refaítas lo habían ocupado en la antigüedad. David venció dos veces a los filisteos en este lugar (2 S. 5:18-25; 23:13; 1 Cr. 11:15; 14:9). Es probable que se trate del valle de Bakã', que mide unos 5 Km. de longitud. Situado al suroeste de Jerusalén, comienza más allá de la depresión que bordea la ciudad al sur y al oeste, y se extiende hasta mitad de camino de Belén, inclinándose bruscamente al oeste. Es un lugar muy rocoso, pero feraz. (Véase GIGANTES, c.) nom, REFIDIM tip, LUGA ver, AMALEC, HICSOS vet, = «grandes espacios». Campamento de los israelitas en el desierto, entre el desierto de Sin y el Sinaí (Éx. 17:1; 19:2; Nm. 33:12-15). Al no haber agua, el pueblo altercó con Moisés. Dios le ordenó entonces que se dirigiera a Horeb con los ancianos del pueblo, y que golpeara la roca. Moisés obedeció, y salió agua de la roca inmediatamente (Éx. 17:5, 6). Descendiendo por el wadi, llegó al campamento, apagando la sed de los israelitas durante su estancia en la región del Sinaí. Amalec atacó a Israel en Refidim. Moisés intercedió ante Dios, con los brazos levantados hasta ponerse el sol, y levantó después en este lugar un altar a Jehová, que había otorgado la victoria a Israel, y que había sido su estandarte
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(Éx. 17:8-16). Identificación incierta. (Véanse AMALEC, HICSOS.) nom, REFINADOR tip, OFIC TIPO vet, El que hace pasar varias veces el oro o la plata por el fuego, hasta la desaparición de las escorias del metal precioso (Zac. 13:9; cfr. Sal. 12:6). Se dice que la operación ha llegado a buen fin cuando el metal refinado refleja la imagen del refinador. Dios es comparado con un refinador de plata: echa a Su pueblo en el horno de aflicción, y lo retira de él cuando puede reflejar en su conducta la imagen divina (Mal. 3:2, 3). nom, REFUGIO (Véase CIUDADES DE REFUGIO) nom, REGENERACIÓN tip, DOCT ver, CONVERSIÓN, AGUA, BAUTISMO, LAVAMIENTO vet, (gr. «palingenesia»). La regeneración o nuevo nacimiento es el cambio de naturaleza producido por el Espíritu Santo en el hombre, al que le comunica una vida nueva. La justificación cambia la situación del hombre ante Dios: es declarado justo, y no más considerado como pecador; la regeneración transforma su ser moral y espiritual. Lo primero es necesario a causa de su culpabilidad; lo segundo, a causa de su corrupción. El hombre natural está muerto en sus delitos y pecados (Ef. 2:1). No puede recibir ni conocer las cosas del Espíritu de Dios (1 Co. 2:14). No puede ni ver el Reino de Dios ni entrar en él (Jn. 3:3, 5). Para ello, es necesario que nazca de nuevo, no ya de la carne, sino de Dios (Jn. 3:68). Juan insiste en el hecho de que «todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios» (1 Jn. 5:1); aún más, ya no es un hijo del diablo, sino de Dios (1 Jn. 3:8-10); habiendo pasado de muerte a vida, puede amar a sus hermanos (1 Jn. 3:14; 4:7). El Señor crea en él un hombre nuevo (Ef. 4:22-24; Col. 3:9-10); hace de él una nueva criatura (2 Co. 5:17), comunicándole una nueva naturaleza. El creyente resucita así espiritualmente con Cristo, que vive en Él por el Espíritu, permitiéndole vivir para Su gloria (Ro. 6:4-11; 8:9; Gá. 5:16, 22-25). Los factores de la regeneración, tales como son dados en las Escrituras, son los siguientes:
(a) La Palabra viva y permanente de Dios actúa en muchos como una semilla de vida (1 P. 1:23; cfr. Ro. 10:17). (b) La obra milagrosa del Espíritu Santo nos resucita espiritualmente (Tit. 3:5; Jn. 3:5-8). Esta obra es instantánea, como el nacimiento físico, incluso si la conversión (que es su resultado) lo es menos (véase CONVERSIÓN). (c) Habiendo recibido la Palabra de Dios y aceptado la obra de convicción del Espíritu Santo, la fe es puesta de corazón en Jesucristo. A partir de ahí, «tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida» (Jn. 5:24). La regeneración bautismal es la enseñanza de la iglesia de Roma y de aquellas confesiones que participan en su concepción ritualista-sacramental. Según esta enseñanza, el bautismo es la causa eficaz de la regeneración de una manera milagrosa, y los niños que mueren sin bautismo no pueden entrar en el Paraíso. Es de esta manera que se malinterpreta el pasaje de Jn. 3:3-5. Sin embargo, todo lo que se ha expuesto acerca del papel de la Palabra de Dios, del Espíritu Santo, y de la fe, muestra lo erróneo de tal interpretación. En realidad no es el bautismo de agua lo que regenera al que oye con fe; el bautismo de agua es el símbolo y testimonio de esta realidad, y la incorporación al testimonio corporado de la Iglesia en su aspecto externo. (Véanse AGUA, BAUTISMO, LAVAMIENTO, LAVAMIENTO DE LA REGENERACIÓN.) Bibliografía: Billy Graham: «Paz con Dios», Ed. Moody, 1965; Lewis Sperry Chafer: «Camino de la Salvación» Ed. Portavoz Evangélico 1975. Lewis Sperry Chafer y John F. Walwoord: «Grandes Temas Bíblicos» Ed. Portavoz Evangélico 1976. Juan Bunyan: «El progreso del Peregrino» (reedición) Ed. Clíe 1980, esta alegoría de la vida cristiana es un clásico del pensamiento evangélico sobre el tema de la vida cristiana. Ernesto Trenchard: «Estudios de Doctrina Fundamental», Ed. Literatura Bíblica, 1969; John R. W. Stott: «Cristianismo básico», Ed. Certeza, 1965; Juan Wesley: «Sermones escogidos», Casa Nazarena de Publicaciones, 1975; Francisco Lacueva: «Doctrinas de la Gracia», Ed. Clíe, 1976. nom, REGIO tip, CIUD
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sit, a9, 103, 206 vet, Ciudad marítima de origen griego al suroeste de Italia, frente a Sicilia. La nave que llevaba a Pablo a Roma tocó este puerto (Hch. 28:13). Su nombre moderno es Reggio de Calabria. nom, REHOB tip, CIUD BIOG HOMB HOAT SACE sit, a1, 329, 264 vet, = «espacio abierto», «calle grande». (a) Ciudad de Palestina septentrional, cerca del valle del alto Jordán (Nm. 13:21) y que recibe también el nombre de Bet-rehob (Jue. 18:28). Allí habitaban sirios que se aliaron con los amonitas para luchar contra David (2 S. 10:6). Probablemente en el lugar de Bãniyas. (b) Ciudad en los confines de Aser (Jos. 19:28). Identificación probable con Khirbet el-'Amri. En cuanto a la Rehob que era parte del territorio de Aser (Jos. 19:30), se identifica sin duda con Tell Berweh. Aser no arrojó a los cananeos de Rehob (Jue. 1:31); esta ciudad fue asignada a los levitas (Jos. 21:31; 1 Cr. 6:75). (c) Padre de Hadad-ezer, rey de Soba (2 S. 8:3, 12). (d) Levita que se unió al pacto de Nehemías (Neh. 10:11). nom, REHOBOT tip, CONS CIUD RIOS ver, NÍNIVE sit, a2, 159, 406 vet, = «espacios anchos». (a) Pozo cavado por Isaac en el valle de Gerar. Los filisteos no reclamaron éste, como había sucedido con los precedentes (Gn. 26:22). Robinson identifica este valle con el wadi Ruhaibeh, a más de 30 Km. al suroeste de Beerseba. (b) Una de las ciudades satélite de Nínive (Gn. 10:11). (Véase NÍNIVE.) (c) Rehobot «junto al Éufrates» (Gn. 36:37; 1 Cr. 1:48). El término «Éufrates» es «río». Significa de ordinario el Éufrates, pero aquí designa otro curso de agua, porque el pasaje se refiere claramente al país de Edom. Este «río» es probablemente el Sail el-Kerahi, que desemboca en el mar Muerto cerca de su extremo suroccidental. A unos 5 Km. al Oeste, sobre el Jebel Rihãb, se halla Khirbet
Musrab, que indudablemente debe identificarse con Rehobot. nom, REHUM tip, BIOG SACE HOMB HOAT vet, = «que tiene compasión». (a) Gobernador persa de Samaria; él y otros persas escribieron al rey Artajerjes para quejarse de la reconstrucción del Templo por parte de los judíos (Esd. 4:8, 9). (b) Uno de los principales judíos que volvieron de Babilonia con Zorobabel (Esd. 2:2); recibe el nombre de Nahum en Neh. 7:7, probablemente debido a un error de copia. (c) Uno de los principales sacerdotes; acompañó a Zorobabel cuando éste abandonó Babilonia (Neh. 12:1-7). (d) Uno de los que firmaron el pacto de Nehemías (Neh. 10:25). (e) Levita, hijo de Bani; reparó una parte de las murallas de Jerusalén (Neh. 3:17). nom, REINA DEL CIELO tip, DIOS ver, EJÉRCITO DEL CIELO, LUNA, DIVINIDADES PAGANAS, IDOLATRÍA, ÍDOLO vet, Esta expresión, que aparece en Jer. 7:22; 44:1725, parece hacer referencia a la luna, adorada bajo la forma de Astarté, a la que se le ofrecía un culto sumamente inmoral y degradante. En todo caso, es evidente que se trataba de ritos relacionados con la adoración a los astros (véanse EJÉRCITO DEL CIELO, LUNA, DIVINIDADES PAGANAS, IDOLATRÍA, ÍDOLO, etc.). nom, REINO DE DIOS o REINO DE LOS CIELOS. tip, DOCT ver, MILENIO vet, Se trata de la esfera en la que Dios reina, en la que Su voluntad es respetada y cumplida. De principio a fin de la Biblia se presenta el Reino de Dios en siete fases sucesivas. (a) El paraíso. Creador del universo, Dios es asimismo su Rey glorioso (Sal. 10:16; 24:1-2, 9-10; 29:10; 47:7-8; 93:1; Dt. 16:14). Él es el Rey de las naciones, el Soberano del mundo entero. El paraíso era una teocracia donde Adán había sido llamado a dominar sobre los animales y a dominar la tierra,
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en estrecha dependencia de Dios (Gn. 1:28; 2:1517). Por el pecado, el hombre se apartó voluntariamente de su sometimiento al Señor, poniéndose bajo el imperio del diablo. Es por usurpación que Satanás vino a ser el príncipe de este mundo, llegando a poseer todos sus reinos y la gloria de ellos (cfr. Lc. 4:5-6). Desde aquel momento, toda la obra de Dios a través de la historia tiende a la restauración del reino perdido, y a la vindicación de Su justicia, sobre bases perfectas e inamovibles. (b) La teocracia en Israel. Dejando de lado, provisionalmente, a las naciones después de Babel, Dios se suscita un pueblo escogido, que sea para él «un reino de sacerdotes» (Éx. 19:4-6). El mismo Señor es el juez, legislador, Rey y salvador de Israel (Is. 33:22; 44:6). Rige por medio de Moisés y de los jueces, sus sucesores. Llega después el momento en que el pueblo reclama a Samuel un soberano humano falible, prefiriéndolo al Rey divino, santo, temible y formidable (1 S. 8:4-9, 17-20). (c) El Reino de Dios, anunciado por los profetas. En el momento en que desaparece la teocracia estricta, el Señor anuncia su restablecimiento de una manera mucho más gloriosa. Un día, el Hijo de David ocupará el trono eternamente (2 S. 7:1516). Nacerá de una virgen, en Belén, sufrirá para expiar los pecados, y establecerá el reino universal de justicia y de paz sobre la tierra, y después en los nuevos cielos y en la nueva tierra (Is. 7:14; Mi. 5:1; Is. 53; 2:1-4; 11:1-10; 65:17-25; Sal. 2:6-9; 72:8, 11). (d) El Reino, ofrecido y rechazado en la primera venida de Cristo. Desde Su nacimiento, Jesús es presentado como rey (Mt. 2:1-6; Lc. 1:32, 33). Juan el Bautista y Él mismo anunciaron a los judíos que el reino de los cielos se había acercado (Mt. 3:2; 4:17; 12:28; Lc. 10:9), que estaba «en medio de ellos» (Lc. 17:2021). Es como Rey que Jesús se presenta en Jerusalén (Mt. 21:4-9; Lc. 19:38); también es rechazado en su carácter de rey por Su propio pueblo (Lc. 19:11-14; Jn. 18:37; 19:15, 19-22). (e) El Reino de Dios, escondido en los corazones. Su carácter en la actualidad lo describe Juan con estas palabras: «El reino y... paciencia de Jesucristo» (Ap. 1:9). Habiendo sido rechazado, el reino, en su aspecto visible y glorioso, es retirado por ahora. Cristo ha partido «para recibir un reino y volver» (Lc. 19:12). En Su ausencia se desarrolla el período de la Iglesia, caracterizada por «los misterios del reino de los cielos» (Mt. 13:11). En efecto, el período de la Iglesia, y su misma existencia, presentan aspectos
desconcertantes, que precisan de una revelación especial. Tiene su comienzo en Pentecostés, y la entrada en este reino espiritual es por el nuevo nacimiento (Mt. 16:28; 11:11-12; Jn. 3:3, 5; Col. 1:12-13; Hch. 20:24-25). Las parábolas «del reino» ilustran la mezcla de bien y mal que caracteriza a la presente dispensación. Como ejemplo se puede tomar la parábola de la cizaña (Mt. 13:24-30, 36-43): Cristo hace una siembra en el mundo, poniendo en él a «los hijos del reino»; por su parte, el diablo pone entre ellos a «los hijos del maligno». En Su paciencia, el Señor los deja subsistir juntos hasta el momento de la siega; se debe enfatizar, sin embargo, que la presencia de los «hijos del maligno» tiene lugar en «el campo», que es el mundo (Mt. 13:38), no en la Iglesia. Esta tiene que ejercer una estricta disciplina (Mt. 18:15-17; 1 Co. 5:11-13). Este periodo acabará en un juicio. Un gran error frecuentemente cometido ha sido el de confundir el presente periodo con el del glorioso reino venidero. Con frecuencia, las Iglesias poderosas y establecidas en el mundo han querido identificar su período de dominio con el del Reino de Dios, que sólo podrá ser establecido de una manera autoritaria y visible por el retorno personal y en gloria del Señor Jesucristo. Debido a la identificación del Reino con la Iglesia, se ha intentado poner fin a las «herejías», reales o supuestas, mediante el hierro y el fuego. Se ha querido imponer la autoridad de la Iglesia mediante medios mundanos y carnales, como la alianza del trono y el altar, las maniobras políticas, el poder temporal y la riqueza eclesiástica. En nuestro tiempo presente se está desarrollando a su vez una «teología de la liberación» que pretende poner a la Iglesia al servicio de los pobres, apoyando las revoluciones guerrilleras y campesinas, asumiendo muchos postulados del llamado «liberalismo teológico», en lugar de tener en cuenta el llamado del apóstol Santiago a la paciencia frente a todas las injusticias, esperando la venida del Señor, el único con derecho y capacidad personales para juzgar y establecer la justicia en la tierra (cfr. Stg. 5:7 y vv, anteriores). En suma, todas estas tendencias olvidan el carácter de gracia y de paciencia de Dios, no de juicio y poder, de esta presente era. Se olvida que en la ausencia del Rey divino, la Iglesia, Su esposa, comparte Su humillación y rechazo por parte del mundo. Y por ello es asimismo la pequeña manada a la que el Padre le ha placido dar el Reino (Lc. 12:32; cfr. 2 Ti. 2:12). Será a la venida del Señor, pero no antes, que se sentará con Él en Su trono.
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(f) El Reino glorioso, establecido sobre la tierra durante mil años (Ap. 20:1-10). (Véase MILENIO.) Entonces se cumplirán las promesas de los profetas. Esta era finalizará con la destrucción de la tierra y de los cielos y con el Juicio Final (Ap. 20:11-15). (g) El Reino eterno. Después del triunfo final y definitivo del Señor, se establecerá el estado eterno en el que Cristo entregará el Reino al Dios y Padre, después de haber suprimido, durante Su reinado y victoria final, todo poder hostil (cfr. 1 Co. 15:24-26), para que «Dios sea todo en todos» en unos nuevos cielos y nueva tierra en los que morará la justicia (cfr. 2 P. 3:13) (Cfr. asimismo Dn. 7:14, 27; Ap. 22:3-5; 2 Ti. 4:18). Bibliografía: Chafer, L. S.: «Teología Sistemática» (Publicaciones Españolas, Dalton, 1974); Peters, G. N. H.: «The Theocratic Kingdom» (Kregel Publications, Grand Rapids, reimpr. 1978 de edición 1884); Trotter, W.: «Kingdom of God», en Bible Treasury, oct./ dic. 1899; ene./jul. 1900 (reimpr. 1969: H. L. Heijkoop, 58 Blijhamsterstraat, Winschoten, Holanda); Walvoord, J. F.: «The Millenial Kingdom» (Zondervan, Grand Rapids, 1959). (Véase también Bibliografía bajo MILENIO.) nom, REJA tip, UTEN AGRI ver, ARADO vet, Dispositivo de hierro que forma parte del arado, y que se aplica sobre la tierra para romperla y darle la vuelta (véase ARADO). Los israelitas de la época de los jueces desconocían la metalurgia del hierro, de la que los filisteos eran celosos guardadores, por cuanto su monopolio les daba el dominio militar. Por ello, dependían de los filisteos para el suministro y afilado de las rejas de sus arados (Jue. 13:20, 21). En los tiempos mesiánicos, los instrumentos de guerra serán tornados en aperos de paz, lo que se expresa en Is. 2:4: «volverán sus espadas en rejas de arado». nom, RELÁMPAGO tip, TIPO ELEM ver, LLUVIA vet, En Siria y Palestina son frecuentes las tormentas durante la estación de las lluvias en primavera y
otoño (véase LLUVIA). Los relámpagos y rayos van frecuentemente acompañados de una fuerte lluvia o en ocasiones de granizo. En sentido figurado, los relámpagos son símbolo de la majestad terrible de Dios (Ap. 4:5; 11:19; cfr. Éx. 19:16); representan asimismo los juicios que se abatirán sobre Sus enemigos (Sal. 18:14; 144:6; Zac. 9:14). La venida rápida e inesperada de Cristo en Su gloria se compara con el relámpago (Mt. 24:27). El poder de Dios se manifiesta por la manera en que ha dado camino al relámpago y al trueno (Jb. 28:26), que lanza según Su voluntad (Jb. 38:35). nom, RELOJ DE SOL tip, UTEN MILA vet, Instrumento que consiste en una superficie dividida por líneas que representan las horas. Sobre ellas se proyecta la sombra de una varilla, siguiendo el movimiento del sol en su curso diario. El reloj de sol de Acaz (2 R. 20:11; Is. 38:8) era posiblemente un instrumento análogo, con una superficie plana o cóncava, y con lineas graduadas (llamadas grados o escalones). Es posible que Acaz copiara este instrumento de Babilonia, país en el que ya se empleaba desde antes de los tiempos de Herodoto (Herodoto 2:109), desde, como mínimo, el siglo VIII a.C. Es posible, sin embargo, que se tratara de una escalinata (Ant. 10:2, 1) del palacio de Acaz, construida y dispuesta de manera que la sombra de un obelisco cayera sobre los escalones, indicando la hora del día. El término heb. «ma'aloth» es el término traducido «grados» en seis ocasiones en 2 R. 20:911 y tres veces en Is. 38:7-8. El retroceso de la sombra sobre el reloj de sol de Acaz es considerado como un milagro (cfr. Delitzsch: «Commentary on Isaiah» en Is. 38:7-8). Se han intentado muchas explicaciones a este fenómeno. Una de las ofrecidas es la refracción de los rayos solares u otros mecanismos. Sin embargo, Velikovsky documenta en su obra «Worlds in Collision» la universalidad de este fenómeno, atestiguado por memorias y leyendas de diversas y apartadas naciones y tribus por toda la circunferencia del Globo (PP. 233-241, etc.). Además, da evidencia de que los relojes de sol y las clepsidras de Egipto estaban programados para días de diferente longitud para la latitud en la que se hallaban, lo que denuncia un movimiento del eje terrestre debido a una catástrofe cósmica (op. cit, PP. 317-324).
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Bibliografía: Velikovsky, I.: «Worlds in Collision» (Doubleday, Garden City, N. Y., 1950); Velikovsky, I.: «Mankind in Amnesia» (Abacus, Londres, 1980). nom, REMANENTE (Véase RESTO [DE ISRAEL]) nom, RENFÁN tip, DIOS ver, QUIÚN vet, Falso dios cuyo emblema era una estrella; en el desierto, los israelitas adoraban a este ídolo (Hch. 7:43; cfr. Am. 5:25-27). Renfán se corresponde con Raiphan, que es una transcripción alterada por la LXX de «Kaiwãn» («Kewãn»), equivalente al ac. «Kaimãnu», sobrenombre asirio de Saturno, asimilado al dios Quiún (Am. 5:26). (Véase QUIÚN.) nom, RENUEVO tip, FUNC vet, (heb. «Tsemach», «brote», «renuevo»). Título aplicado al Mesías como descendiente de David (Is. 4:2; Jer. 23:5; 33:15; Zac. 3:8; 6:12). Cfr. el término análogo «Shoresh», «raíz», «renuevo», usado, p. ej., en Is. 11:1; 53:2. nom, REPOSO (Véase SÁBADO) nom, REPTILES tip, FAUN LEYE REPT ver, FAUNA vet, En la clasificación mosaica se refiere a todo tipo de animal reptante (Gn. 1:24, 25) sobre la tierra, o anfibio (Gn. 6:7; Sal. 104:25), sea que se arrastre directamente sobre el vientre, o que se impulse con cuatro patas o más (Lv. 11:41, 42). Por lo general, son considerados animales impuros. (Véase FAUNA DE LA BIBLIA.) nom, RESCATE tip, DOCT ver, GOEL, REDENCIÓN vet, En el AT es principalmente traducción del término «kopher», Iit. «una cubierta», palabra relacionada con «kaphar», frecuentemente traducida «expiación». «Ninguno... podrá en manera alguna redimir al hermano, ni dar a Dios su rescate» (Sal.
49:7). Pero Dios sí puede decir: «Dios tuvo de él misericordia, que lo libró de descender al sepulcro, que halló redención (esto es: «rescate», Jb. 33:24). Este término aparece asimismo en Éx. 30:12; Jb. 36:18; Pr. 6:35; 13:8; 21:18; Is. 43:3). En el NT los términos son «lutron» o «antilutron», de «soltar», «liberar». Cristo se dio a Sí mismo, Su vida, en rescate de muchos. La preciosa sangre de Cristo da testimonio de que toda demanda de la justicia de Dios contra los creyentes ha quedado totalmente satisfecha (Mt. 20:28; Mr. 10:45; 1 Ti. 2:6). (Véanse GOEL, REDENCIÓN.) nom, RESEF tip, BIOG LUGA HOMB HOAT vet, (a) (heb. «resheph», «llama»). Descendiente de Efraín, de la familia de Beria, posiblemente hijo directo de este último (1 Cr. 7:25). (b) (Heb. «rezeph», «carbón ardiente».) Lugar que el Rabsaces se gloriaba de haber destruido (2 R. 19:12; Is. 37:12). Se trata, seguramente, de la antigua Rasappa, que fue el centro de un gobernador asirio. Identificación probable: la Rusãfah actual, que se halla a pocos kilómetros al oeste del Éufrates, en el camino de Palmira. nom, RESÉN tip, CIUD ver, NÍNIVE sit, a4, 392, 67 vet, Una de las ciudades de la conglomeración metropolitana de Nínive. Se hallaba entre Nínive y Cala (Gn. 10:11, 12). (Véase NÍNIVE.) nom, RESINA (Véanse BÁLSAMO, ESTACTE) nom, RESTITUCIÓN (Véase HURTO) nom, RESTO (de Israel) tip, ESCA vet, Este término, o su sinónimo «remanente», aparece constantemente en el AT en el sentido de «el residuo del pueblo». En cada crisis de la historia de Israel ha quedado un remanente. Esto se ve en el tiempo de Acab (1 R. 19:18), e igualmente en el tiempo de la primera venida del Mesías (Lc. 2:38); que así será en el futuro, queda abundantemente claro del testimonio de los profetas (p. ej., Mi.
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2:12; 5:3; Zac. 14:2). Habrá gran prosperidad en la tierra, y Dios hará que el remanente de Su pueblo la posea (Zac. 8:12; cfr. Ap. 12:17). Al haber caído el pueblo de Dios en la infidelidad a Su llamada, Él hace firmes Sus propios propósitos en un remanente. El lenguaje profético que se halla en los Salmos no es expresión de la masa de Israel, sino del residuo, en cuyos corazones habla el Espíritu de Cristo; y es en los Salmos donde se ve por primera vez al remanente distinguido de la nación impía. Hay también una correspondencia con ello por lo que respecta a la Iglesia. En las palabras dirigidas a la iglesia en Tiatira se halla este término: «a vosotros y a los demás (o «resto»)... os digo: ... lo que tenéis, retenedlo hasta que yo venga» (Ap. 2:24, 25). Representan a los fieles en un contexto de apostasía e idolatría en el seno de la iglesia profesante. Un resto, o residuo, representa moralmente al todo original, y no implica una porción residual inferior. Es por la gracia de Dios que el remanente de cada época recibe la capacidad de mantenerse firme en la verdad y llamamiento dado durante una apostasía general. Bibliografía: Darby, J. N.: «Rapture of the saints and the character of the Jewish Remnant», en Bible Treasury, ene./ago. 1919; Kelly, W.: «The Remnant in Jerusalem», en Bible Treasury, nov. 1894/dic. 1895; Thomas, E. J.: «The Spirit of Christ in the Remnant», en Bible Treasury, feb. 1859; «The returned remnant», en BT, ene./oct. 1984; «The Jewish Remnant», BT, ene. 1909. (The Bible Treasury, reimpr. 1969, H. L. Heijkoop, 58, Blijhamsterstraat, Winschoten, Holanda). nom, RESURRECCIÓN tip, DOCT ESCA ver, MILENIO, JESUCRISTO, MUERTE vet, Es el principio fundamental de los tratos de Dios en gracia hacia el hombre, por cuanto el hombre está bajo sentencia de muerte, y en la muerte misma, debido al pecado (cfr. Ef. 2:1, 4-6; Col. 3:1-4, etc.). La expresión «la resurrección general» se halla en obras de teología, y hay una creencia general de que todos los muertos serán levantados simultáneamente. Sin embargo, esta idea no se halla en las Escrituras. El Señor habla de «resurrección para vida» (Jn. 5:29). El orden de la resurrección definitiva, dejando a un lado las resurrecciones «temporales» con que Dios
manifestó su poder, es: «Cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida. Luego el fin...» (1 Co. 15:2324). Este «fin» es evidentemente el levantamiento de los malvados a juicio, o, en otras palabras, «a resurrección de condenación» (Jn. 5:29). En Ap. 20:4-5 se ve una estrecha correspondencia con el pasaje de 1 Co. 15:23-24; en ambos se aprecia, con la frase clave «cada uno en su debido orden», cómo se interpone el reinado milenial de Cristo (véase MILENIO) entre la resurrección de los Suyos y la resurrección de condenación, o «el fin». Así, siguiendo el orden de resurrecciones establecido en las Escrituras, se pueden considerar, sucesivamente: (a) La resurrección del Señor Jesucristo. El retomo de Cristo a una vida corporal glorificada, tres días después de su muerte, constituye, junto con la cruz, la base misma del Evangelio (1 Co. 15:3-4). Sin este hecho glorioso, la fe del cristiano sería totalmente vana (1 CO. 14:14-19). La resurrección del Mesías está ya anunciada en el AT (Lc. 24:44-46; Gn. 22:2-5; cfr. He. 11:19; Nm. 17:1-11; cfr. Ro. 1:4; Is. 53:10-12; Mt. 12:39-40; Sal. 16:9-10; 110:1; cfr. Hch. 2:29-36). El mismo Jesús había advertido a sus discípulos de ello (Mt. 16:21; 17:22-23; 20:19; Jn. 2:18-22; Mr. 9:9-10). Después de que Su muerte hubiera sido debidamente constatada y que las autoridades hubieran tomado todas las precauciones para evitar toda superchería, el hecho de la resurrección ha quedado demostrado con pruebas indudables. Los testimonios son numerosos y concordantes: las mujeres, María Magdalena; los discípulos, Pedro, Juan, Santiago, Tomás; los guardias, los ancianos, los discípulos de Emaús, los quinientos hermanos mencionados en 1 Co. 15:6, los once apóstoles, Saulo de Tarso (cfr. los Evangelios, Hch. 10:40-41; 1 Co. 15:5-8). Los discípulos, bien lejos de inventarse apariciones imaginarias, fueron difícilmente persuadidos de un hecho tan extraordinario. El Señor Jesús tuvo que reprocharles vivamente su incredulidad y dureza de corazón (Mr. 16:13-14; Lc. 24:22-25, 37-39), y les dio unas pruebas tales que finalmente quedaron totalmente persuadidos. Su fe consiguiente los transformó y los capacitó para ir hasta el mismo martirio por su Señor resucitado. Por otra parte, el sepulcro había quedado vacío, y los mismos enemigos de la naciente Iglesia, que tenían en sus manos todos los resortes del poder, no pudieron jamás presentar el cadáver del Crucificado. Después de los cuarenta días transcurridos con Sus
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apóstoles, el Señor los dejó, y glorificado en las alturas les envió el Espíritu Santo (Hch. 1:3-9). Desde entonces, los discípulos vinieron a ser, en todo lugar, testigos de la resurrección (Hch. 1:22; 2:32; 3:15; 4:10, 33; 5:31-32; 10:40-42; 13:30-37; 25:19, etc.). Consecuencias de la resurrección: (A) Para el mismo Jesucristo: Él ha sido declarado Hijo de Dios con poder (Ro. 1:4); le ha sido dado todo poder en los cielos y en la tierra (Mt. 28:18); desde entonces está sentado a la diestra de Dios, coronado de gloria y de honra (Hch. 2:32-34; He. 2:9), esperando el momento de Su venida para establecer Su reino (Hch. 17:31). (B) Para los creyentes: la resurrección hace posible nuestra salvación (Ro. 4:25). El Cristo viviente intercede por nosotros y nos da plena salvación (He. 7:23-25; 1 P. 3:21). Cristo, el último Adán, crea una nueva humanidad, de la que el creyente viene a formar parte (1 Co. 15:45-49). Él es las primicias de los muertos, y Su resurrección es la firme garantía de la del creyente. Él es la resurrección y la vida; ciertamente, ha resucitado (1 Co. 15:20-23; Jn. 11:25-26). (Véase JESUCRISTO.) (b) La resurrección de los creyentes. Éste es un artículo fundamental de la fe cristiana, y la Biblia la muestra de una manera multiforme. Aunque se afirma con frecuencia que en el AT no se halla mencionada de una manera explícita, contiene, sin embargo, alusiones directas a ella, y claras profecías. Hay los relatos de tres resurrecciones que demuestran que el poder de Dios triunfa sobre la muerte (1 R. 17:21; 2 R. 4:34; 13:21). Dos arrebatamientos demuestran que los amados del Señor pueden escapar a la tumba (Gn. 5:24; 2 R. 2:11). Tres tipos de la resurrección ya han sido mencionados en el apartado (a) anterior acerca de Jesucristo (Gn. 22:5, cfr. He. 11:19; Nm. 17:8; Mt. 12:39-40). Ezequiel da una visión imponente de una resurrección nacional. Aunque se trate de la resurrección de Israel como nación (Ez. 37:1-10, cfr. Ez. 37:11-14), no deja de ser notable que la imagen usada para ello es la de la resurrección. Job proclama, en uno de los libros más antiguos de la Biblia, si no el que más, su fe en la resurrección basada en la vida de su Redentor (Jb. 19:23-27). El salmista sabe que Dios lo sacará de la morada de los muertos (Sal. 49:15). Isaías anuncia la victoria definitiva sobre la muerte (Is. 25:7-8). Si bien Is. 26:19 es entendido por algunos como refiriéndose a la resurrección nacional de Israel, otra vez se aplica la observación referente a Ezequiel: el hecho
mismo de que se use la imagen de la resurrección es sumamente significativo. Daniel habla claramente de dos tipos de resurrección (Dn. 12:2), y él recibe personalmente la certeza de que se levantará para recibir su heredad (Dn. 12:13). (Para una exégesis detallada de Dn. 12:2, véase apéndice al final de este artículo.) Finalmente, Oseas canta el triunfo sobre el sepulcro. Jesús mismo ve en Éx. 3:6, 15-16 una afirmación de la resurrección (Lc. 20:37-38). En realidad, la idea de la resurrección subyace en todas las enseñanzas del AT. En el judaísmo del tiempo del Señor era aceptada como un artículo de la fe ortodoxa (cfr. Jn. 11:24), y el hecho de que los saduceos no creyeran en ella se presenta como una anomalía (Mt. 22:23; Hch. 23:6-8). En el NT se hallan otros seis casos de resurrección (Lc. 7:13-16; 8:55; Jn. 11:44; Mt. 27:52-53; Hch . 9:40; 20:9-10). Pero es evidente que cada una de estas personas devueltas a la vida volvió a morir, con la posible excepción de los mencionados en Mt. 27:52-53. Sólo Cristo ha resucitado definitivamente, con la posible excepción de un puñado, después de Su resurrección, para prenda de Su obra futura. En cuanto a nosotros, esperamos «una mejor resurrección» (He. 11:35). Todos estos ejemplos y promesas constituyen una base para la revelación más plena de Pablo acerca de esta enseñanza. Manera en que operará la resurrección. (A) Siguiendo la analogía de la naturaleza. En efecto, en ella podemos observar cómo a partir de la muerte surge la vida (cfr. Jn. 12:24), cómo la pequeña semilla es mucho más pequeña que la futura planta, cómo el Creador tiene la capacidad de suscitar una infinidad de diversos cuerpos (1 Co. 15:35-41). (B) Según 1 Co. 15:42-44 el cuerpo nuevo será incorruptible, glorioso, lleno de poder, espiritual. (C) De hecho, será a semejanza del de Cristo resucitado (1 Co. 15:45-49; Fil. 3:20-21). Así como en el cuerpo terrenal la adecuación tenía su énfasis en el alma, siendo un cuerpo «animal», psíquico, en el cuerpo nuevo el acento se pone en su adecuación al espíritu (1 Co. 15:44-45). Tiempo de la resurrección. Tendrá lugar a la venida de Cristo (1 Co. 15:23), en «el día postrero» (Jn. 6:39, 40, 44, 54), en el momento del arrebatamiento de la iglesia (1 Co. 15:51-53; 1 Ts. 4:13-18). Los creyentes que en aquel momento vivan sobre la tierra no morirán: transformados en un abrir y cerrar de ojos, serán arrebatados a los aires al encuentro del Señor junto con los creyentes antes muertos y ahora resucitados. Ésta será la gloriosa primera
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resurrección, en la que tendrán parte los mártires de la Gran Tribulación que serán llamados a la vida al comienzo de los mil años, junto con los santos del AT (ver apéndice a este artículo; cfr. Ap. 2:4-6). Ya ahora el creyente ya tiene vida de resurrección, habiendo resucitado espiritualmente en su nuevo nacimiento (Jn. 5:24; Ro. 6:1, 4; Ef. 2:4-6; Col. 1:3-4); pero todavía tiene pendiente la adopción, la resurrección del cuerpo (Ro. 8:23). Los que tendrán parte en esta resurrección son «los de Cristo» (1 Co. 15:22-23), aquellos que el Padre le ha dado (Jn. 6:39-44). Pero no todos participarán de ella, porque no lo tienen a Él. Esta es la razón de que se hable de una «resurrección de entre los muertos» (Fil. 3:11; Mr. 9:9-10). Esta doctrina es notable no sólo por su plenitud y espiritualidad, sino también por lo alejada que está de las concepciones filosóficas surgidas al margen de la Revelación. En efecto, es absolutamente distinta de la concepción griega que pretende que el alma es preexistente al cuerpo e inmortal para vivir eternamente independiente del cuerpo; la salvación, en estos sistemas, consiste en la liberación definitiva, desligada del cuerpo. Los maniqueos (herejes de los primeros siglos d.C.) establecían un antagonismo irreductible entre el cuerpo y el espíritu, siendo que el cuerpo material representaba al mal, y que el alma quedaba degradada por su unión con el cuerpo. Frente a ello, las Escrituras enseñan que el cuerpo y el alma, creados ambos por Dios, son buenos en sí mismos, y destinados el uno para la otra, y para la inmortalidad (cfr. 1 Co. 6:15, 19). (c) La resurrección de los impíos. En las Escrituras se enseña claramente que habrá dos resurrecciones: la de los creyentes, para vida eterna, y la de aquellos que no se han acogido al Salvador, para juicio y confusión eterna (Dn. 12:2; Jn. 5:28-29; Hch. 24:15; Ap. 20:4-5). La primera resurrección tiene lugar antes del comienzo del Milenio, y la otra inmediatamente después, par a dar lugar al Juicio Final (Ap. 20:5, 12-13). De estos textos se desprende que en este momento resucitarán los injustos, los que han vivido el mal, los que no pertenecen a Cristo, y que no han sido tenidos por dignos de tomar parte en la primera resurrección; los que, al no haber sido salvos por la fe en la obra redentora de Cristo, serán juzgados por sus obras. ¡Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección! (Ap. 20:6). (d) Apéndice: exégesis de Dn. 12:2. Es preciso señalar que la traducción comúnmente dada en diversas versiones no es correcta. En la
Reina-Valera se traduce así: «Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua». De este pasaje se puede sacar la impresión de que habrá una resurrección simultánea de ambos grupos. Pero en esta traducción el lenguaje es incoherente. Se afirma que «muchos» serán despertados, y parece que se refiere a «muchos» de dos grupos, pero evidentemente no todos. En realidad, como muestra N. West en su obra «The Thousand Years in Both Testaments», la traducción correcta del pasaje, en relación con el contexto, es: «Y (en aquel tiempo) muchos (de tu pueblo) despertarán (o, serán separados) de entre los que duermen en el polvo de la tierra. Éstos (que se despiertan) serán para vida eterna, pero aquéllos (los que no despiertan en este tiempo) serán para vergüenza y confusión eterna». Así, en realidad, en Daniel se enseña la resurrección de una de las dos clases a que pertenece el pueblo de Israel en aquel tiempo (Dn. 12:1). Para una consideración plena de la redacción de este pasaje y de su relación con el marco escatológico del AT y del NT, cfr. N. West, op. cit., PP. 265-268. (Véase MUERTE.) Bibliografía: Chafer, L. S.: «Teología Sistemática» (Publicaciones Españolas, Dalton, 1974); Green, M.: «¡Jesucristo vive hoy!» (Ed. Certeza, Buenos Aires, 1976); Lacueva, F.: «Escatología II» (Clíe, Terrassa, 1983); Ladd, E.: «Creo en la resurrección de Jesús» (Caribe, Miami, 1977); McDowell, J.: «Evidencia que exige un veredicto» (Vida, Miami, 1982); Morris, H. M.: «Many Infallible Proofs» (CLP, San Diego, Calif., 1974); Morrison, F.: «¿Quién movió la piedra?» (Ed. Caribe, Miami, 1977); Pentecost, J. D.: «Eventos del Porvenir» (Ed. Libertador, Maracaibo, 1977); Sherlock, T.: «Proceso a la resurrección de Cristo» (Clíe, Terrassa, 1981); Stott, J. R. W.: «Cristianismo básico» (Ed. Certeza, Buenos Aires, 1977); West, N.: «The Thousand Years in Both Testaments» (Kregel Pub., Grand Rapids, reimpr. s/f edición 1889). nom, RETAMA tip, FLOR ARBU vet, (heb. «'ro'er»; Jer. 48:6).
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La retama es un arbusto de hojas pequeñas, estrechas y rígidas. La especie «Erica verticillata» es un arbusto enano, con flores rosas y un perfume suave. Crece en las laderas occidentales del Líbano. En heb., este término implica la idea de desnudez, de manera que la mayor parte de los exegetas lo traducen como «miserable», «abandonado» (cfr. Sal. 102:17, «desvalido»). nom, RETRIBUCIÓN tip, DOCT ver, CASTIGO ETERNO vet, Dios, como Juez justo de la tierra, «pagará a cada uno conforme a sus obras» (Ro. 2:6). El hombre pecador recibe en sí mismo «la retribución debida a su extravío» en esta misma vida (Ro. 1:27). Todos los que rechazan el Evangelio de la gracia de Dios recibirán retribución de parte del Señor Jesús, cuando se manifieste desde el cielo con los ángeles de Su poder (1 Ts. 1:8). Esta retribución será «pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder» (1 Ts. 1:9), cumpliéndose de una manera angustiosamente total la sentencia de que «la paga del pecado es muerte» (Ro. 6:23 a) para todos aquellos que no han ido antes a Cristo para recibir la dádiva de Dios, que «es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro» (Ro. 6:23 b). (Véase CASTIGO ETERNO.) nom, REVELACIÓN (Véanse DIOS, INSPIRACIÓN, JESUCRISTO, PROFECÍA, PROFETA, APOCALIPSIS.) nom, REY tip, OFIC ver, TEOCRACIA, GUARDIA, MUNDO, REINO DE DIOS vet, Soberano investido de la autoridad suprema, generalmente de por vida y por derecho de sucesión. El fervor religioso caracterizaba a los reyes de Babilonia y de Asiria. La institución del rey-pontífice se remonta a la época de Sumer. La obediencia a los dioses, la práctica de la virtud, la defensa de la justicia, el castigo de los culpables, eran deberes que incumbían a los reyes. En Sumer el rey era divinizado. La Biblia cita a: Nimrod como rey de varias ciudades de Babilonia (Gn. 10:9-10).
Quedorlaomer, rey de Elam, era jefe de una liga de reyes (Gn. 14:1, 5). Nabucodonosor, de Babilonia, y Artajerjes, de Persia, se daban a sí mismos el titulo de «rey de reyes» (Esd. 7:12; Dn. 2:37; cfr. 2 R. 24:17). En la época de Abraham, los monarcas cananeos eran frecuentemente reyes sólo sobre una ciudad (Gn. 14:2, 18; 20:2); al principio de la era sumeria había asimismo estados-ciudades. Algunos siglos más tarde, Josué enumera a más de treinta y un monarcas cananeos vencidos (Jos. 12:7-24). La incredulidad y el deseo de imitar a sus vecinos empujó a los israelitas a pedir un rey. (Véase TEOCRACIA.) Moisés lo había previsto (Dt. 17:14-20). La institución de la monarquía no implicaba por sí misma la abolición de la teocracia. La monarquía, en apariencia absoluta, tenía que estar sometida a Jehová, que tan sólo le había delegado Su poder. Por haber querido sustraerse a la autoridad del Señor, Saúl fue reemplazado por otro, y sus descendientes perdieron el derecho al trono. Los reyes sucesores de David sufrieron la misma suerte: cuando abandonaron al Señor, perdieron la corona (1 R. 11:31-36). Para la lista de los reyes de Judá e Israel, véase el cuadro adjunto. La designación del soberano era hecha por un profeta o por un personaje investido de autoridad (1 S. 9:16; 16:1, 13; 2 R. 23:33, 34; 24:17); por el pueblo (1 S. 18:8; 2 S. 5:1-3; 1 R. 12:20; 2 R. 23:30). Ciertas personas usurpaban la realeza (1 R. 15:27, 28; 2 R. 11:1-3 ss., etc.); la mayor parte obtenían la corona por derecho de sucesión (2 R. 11:36). La entronización implicaba, para los israelitas, la coronación, la unción con aceite, la proclamación (2 R. 11:12; cfr. 1 S. 10:24; 2 S. 2:4; 5:3; 1 R. 1:34; 2 R. 23:30), sacrificio y, en ocasiones, un solemne cortejo (1 S. 16:2, 5; 1 R. 1:25, 43-46). El rey cumplía también con frecuencia con el cometido de general en jefe (Gn. 14:5; Nm. 21:23; 1 S. 8:20; 14:20), concluía tratados (Gn. 21:22-32; 1 R. 15:19), promulgaba las leyes y las hacía cumplir (Est. 3:12, 13; 8:7-12; Dn. 3:1-6, 29; 6:6-9), impartía justicia (2 S. 15:2; Is. 33:22), tenía derecho de vida y muerte (2 S. 14:1-11; 1 R. 1:51, 52; 2:24-34; Est. 4:11; 7:9, 10). El temor de Dios y del hombre podían regular esta autoridad, que en ocasiones tenía que tener en cuenta la voluntad popular (1 S. 14:45; 15:24), por cuanto era peligroso oprimir al pueblo (1 R. 12:4). Los sacerdotes y los profetas, independientes de la esfera religiosa, no dudaban en reprender a los reyes (1 S. 13:10-44; 15:10-31; 2 S. 12:1-15; 1 R. 18:17, 18; 21:17-22; 2 Cr. 26:16-21). El ejercicio
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del poder supremo exigía unas cualidades física, mentales y morales de orden superior. La presencia de Saúl atrajo al pueblo (1 S. 10:23, 24 cfr. 16:7). Era necesario que el rey estuviera dotado de discernimiento y de un juicio certero. Salomón cumplió estas condiciones en tal alto grado que obtuvo desde el principio el favor de sus súbditos (1 R. 3:28). Igual de necesarias que la perspicacia eran la fuerza de carácter y la imparcialidad. El rey contaba, para su protección y asistencia, con una guardia, cuyo capitán ejecutaba sus órdenes (2 S. 15:18; 20:23; cfr. 1 R. 1:43, 44; 2:25, 29). (Véase GUARDIA) Ciertos soberanos se rodeaban de un lujo inaudito (1 R. 10). Las Escrituras presentan a Dios como Rey que usa de Su infinito poder para el bien de Sus súbditos (Sal. 5:3; 10:16). Recibe el nombre de «Rey de reyes» (1 Ti. 6:15). Cristo, que se declara cabeza de un reino «no de este mundo» (Jn. 18:33-37), lleva asimismo el título de «Rey de reyes» (Ap. 19:16). (Véanse MUNDO, REINO DE DIOS.) nom, REYES (Libro) tip, LIBR LIAT vet, Estos dos libros no formaban al principio más que uno; su división procede de la LXX. En el canon hebreo figuran entre los escritos llamados «Profetas anteriores», cuyos relatos llevan desde la muerte de Moisés hasta la cautividad. Los libros de los Reyes tienen como objeto exponer las lecciones espirituales que emanan de la historia de la monarquía a partir de la accesión de Salomón. Este redactor, sumamente influenciado por el libro de Deuteronomio destaca las causas morales y espirituales de la expansión y de la ruina del reino (cfr. 2 R. 17). Da a cada reinado una valoración desde el punto de vista religioso. Los reyes buenos son aquellos que obedecen la Ley, siendo fieles al pacto con su Dios combatiendo la idolatría y siguiendo el ejemplo de David; los reyes malvados (especialmente los de Israel) son los infieles al pacto, «andando en el camino de Jeroboam» (cfr. 1 R. 15:11; con 1 R. 15:26, 34, etc.). Son pocos los soberanos que, apareciendo en la historia profana y la arqueología, ocupen algo de espacio en el texto sagrado: Omri, 6 vers. (1 R. 16:23-28), Jeroboam II, siete vers. (2 R. 14:2329). Los caracteres importantes desde el punto de vista espiritual son descritos minuciosamente. Hay dos dramáticas crisis que marcan un punto de inflexión en este período: la victoria de Elías sobre los profetas de Baal en el reino del norte, y la intervención de Joiada en Jerusalén, salvando al
rey Joás y eliminando a la usurpadora Atalía, precisamente en el momento en que ella estaba tratando de lograr la victoria para el paganismo fenicio. Los libros de los Reyes nos dan a conocer la época de los grandes profetas hasta Jeremías. Completan de una manera indispensable los mensajes de estos grandes hombres de Dios. Una parte de sus relatos se retoma en 1 y 2 Crónicas, desde otra perspectiva. Las enseñanzas que se consiguen por estas perspectivas complementarias tienen un gran valor. En lo que respecta a la redacción, el relato de 1 y 2 Reyes, que abarca más de 400 años, se basa en los de historiadores y cronistas precedentes. Los libros de Reyes se diferencian de los libros históricos anteriores por el empleo de las siguientes fuentes: (a) Para el reinado de Salomón, de «Los Hechos de Salomón» (1 R. 11:41). (b) Para el reino del norte, y hasta la muerte de Peka, de «las Historias de los reyes de Israel», mencionadas diecisiete veces (1 R. 14:19). (c) Para el reino del sur, hasta la muerte de Joacim, «las Crónicas de los reyes de Judá», citadas quince veces (1 R. 14:29). Según sus títulos, estas crónicas e historias formaban ya desde el principio dos obras separadas. Indudablemente acabaron reunidos en un solo libro, que el cronista llama «el libro de los reyes de Judá y de Israel» (2 Cr. 16:11). Estas dos recopilaciones de anales contenían muchos más detalles que nuestros libros de Reyes (cfr. 1 R. 14:19, 29). El cronista cita pasajes que el recopilador de Reyes omite (2 Cr. 27:7; 33:18). Se admite en general que estas dos recopilaciones de anales no eran recopilaciones originales, sino dos recopilaciones de textos primitivos, a los que se habían añadido los escritos de diversos profetas (2 Cr. 20:34; cfr. 32:32). Fecha de redacción. Comenzada antes de la destrucción de Jerusalén, la redacción de nuestros actuales libros de los Reyes no fue finalizada hasta terminar la segunda mitad del cautiverio de Babilonia (2 R. 25:27). Pero puede que los versículos de la conclusión hayan sido añadidos por otra mano. El autor se ocupa especialmente de la historia de la monarquía davídica; menciona en dos ocasiones un acontecimiento común a los reinos del norte y del sur (cfr. 1 R. 15, 16, cfr. v. 32; 2 R. 17:5, 6, cfr. 18:9). La obra se compone de tres partes: (a) El reinado de Salomón (1 R. 1-11).
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(b) La historia sincrónica de los reinos de Judá e Israel hasta la cautividad de Israel (1 R. 12 hasta 2 R. 17). (c) La historia del reino de Judá hasta la cautividad en Babilonia (2 R. 18-25). Bibliografía: Bruce F. F.: «Israel y las naciones» (Literatura Bíblica, Madrid, 1981) Edersheim A.: «Bible History: Old Testament» (Wm. Eerdmans, Grand Rapids, 1982, reimpr. ed. 1890) Free, J.: «Archaeology and Bible History» (Van Kampen press., Wheaton, 1950); Thiele, E. J.: «The Mysterous Numbers of the Hebrew Kings» (Wm. Eerdmans, Grand Rapids, 1965); Whitcomb, J. C.: «Solomon to the Exile» (BMH Books, Winona Lake, 1975). nom, REZÍN tip, BIOG HOMB REYE HOAT vet, (a) Rey de Damasco. Hacia el año 738 a.C. pagó tributo a Tiglat-pileser, rey de Asiria. Cuatro años más tarde, se alió con Peka, rey de Israel, para atacar a Acaz, rey de Judá, y subió contra Jerusalén. Rezín y Peka querían poner a uno de los suyos sobre el trono de David. Isaías pronunció una célebre predicción relativa a este designio destinado a torcerse (Is. 7:1-9:12). Durante esta expedición, antes de unir sus tropas con las de Peka, Rezín arrebató a Judá la ciudad de Elat en el golfo de Ákaba (2 R. 16:6). El rey Acaz compró la ayuda de Tiglat-pileser, rey de Asiria, que, después de haber castigado a los filisteos, que eran hostiles a Judá, puso sitio a Damasco en el año 733 y 732 a.C., apoderándose de ella y dando muerte a Rezín (2 R. 16:7-9; cfr. las inscripciones asirias). (b) Fundador de una familia de netineos, de la que algunos miembros volvieron de la cautividad (Esd. 2:48; Neh. 7:50). nom, REZÓN tip, BIOG HOMB HOAT vet, Hijo de Eliada, era súbdito de Hadad-ezer, rey de Soba. Encabezando un ejército, tomó la corona de Damasco, y hostigó continuamente a Israel en los tiempos de Salomón (1 R. 11:23-25). nom, RIBLA tip, CIUD
sit, a4, 209, 119 vet, = «fertilidad». Ciudad de la región de Hamat (2 R. 23:33; 25:21). Los egipcios ocupaban Ribla cuando Joacaz, rey de Judá, fue llevado prisionero a esta ciudad (2 R. 23:33). Sedequías, el último rey de Judá, cayó en manos de los caldeos al intentar huir de Jerusalén, y fue entregado a Nabucodonosor, que se hallaba en Ribla. El rey de Babilonia hizo dar muerte a los hijos de Sedequías en presencia de su propio padre, a los príncipes de Judá, y después hizo que sacaran los ojos al propio Sedequías y lo mandó llevar cargado de cadenas a Babilonia (2 R. 25:6, 7, 21; Jer. 39:5-7; 52:9-11, 27). En 1816, Buckingham descubrió ruinas en un lugar que él llamó Rubla, pero que en la actualidad es generalmente conocida como Ribleh. Este lugar se encuentra sobre el río Orontes, a 58 Km al nor-noroeste de Baalbeck, en medio de la gran llanura de la Celesiria, que se presta muy bien a la instalación de un gran campamento militar, de fácil evacuación hacia el norte o al sur en caso de ataque. Las ruinas están constituidas por unas lomas poco elevadas que cubren unos vestigios de antiguas construcciones. No es muy probable que este lugar pueda ser identificado con otra Ribla, que se hallaba en la frontera septentrional de Palestina, al este de Aîn (Nm. 34:11), y cuya identificación sigue siendo incierta. nom, RICINO tip, FLOR ALIM ver, CALABACERA vet, Posible traducción de «kîkãyon», la planta que en la versión Reina-Valera se traduce como «calabacera». (Véase CALABACERA.) nom, RICO (Véase RIQUEZA) nom, RICO Y LÁZARO vet, El rico y Lázaro (Lc. 16:19-31). Más que una parábola, es una historia. Nada se dice expresamente del carácter moral de estos dos hombres, aunque se deduce una gran insensibilidad y egoísmo por parte del rico (cfr. Lc. 16:20, 21). En el AT se había enseñado que la marca del recto debería ser la prosperidad externa (Sal. 112:2, 3). En el reino en su nueva fase, y en consecuencia al rechazamiento de Cristo, la posesión de las riquezas deja de ser señal del favor divino. Ésta era una necesaria lección para el
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judío. Es muy difícil que se salve un rico, pero a los pobres se les anunciaba el Evangelio (Mt. 11:5; Lc. 11:22). El pobre Lázaro fue llevado al seno de Abraham, y el rico fue a la perdición. En el otro mundo se invierten las condiciones del mundo presente. Aquí prosigue la enseñanza de la parábola del mayordomo injusto: el rico no estaba sacrificando el presente por el futuro. Se da también una vívida imagen de la inalterable condición de los perdidos. Véase PARÁBOLA, LÁZARO (HISTORIA DEL RICO Y). nom, RIMÓN tip, BIOG CIUD HOMB HOAT MONT ver, DIVINIDADES PAGANAS sit, a3, 175, 335 vet, (heb.: «granada»). (A) Benjamita, padre de los dos asesinos de Isboset (2 S. 4:2). (B) Ciudad al sur de Judá, cerca de Ain (Jos. 15:32; 1 Cr. 4:32; Zac. 14:10). Parece que Rimón y Ain formaban una sola conurbación (Neh. 11:29), que fue asignada desde el principio a Simeón, junto con otras ciudades (Jos. 19:7). Identificado con las ruinas de Um er-Rumãmîn, a unos 14 Km. de Beerseba. (C) Ciudad sobre la frontera de Zabulón, asignada a los levitas (Jos. 19:13; 1 Cr. 6:77). En Jos. 21:35 se da la forma Dimna, que indudablemente proviene de un error de lectura, habiendo el copista confundido «resh» con «daleth». El nombre Rimón ha sido preservado en el de Rummãneh, pueblo a unos 9 Km. al norte y ligeramente al este de Nazaret. (D) Peña próxima a Gabaa; seiscientos benjamitas vencidos se refugiaron allí, permaneciendo en este lugar durante meses (Jue. 20:45-47; 21:13). Se trata probablemente de una eminencia aislada, de roca calcárea, a poco menos de 6 Km. al noreste de Bet-el. Unas barrancas cortan el acceso a esta peña por el sur, norte y oeste. Los fugitivos pudieron hallar asilo en sus grutas. El nombre de Rimón subsiste bajo la forma de Rammûn, un pueblo que se halla en la cumbre de la peña. nom, RIMÓN (divinidad) tip, DIOS ver, DIVINIDADES PAGANAS vet, (ac.: «fulminador»). Divinidad siria, que tenía un santuario en Damasco. Naamán y su rey tenían la costumbre de
prosternarse en su templo (2 R. 5:18). En Asiria, donde recibía el nombre de Rimón, o Ramán, se hallaba entre los doce dioses principales, y era el que estaba sobre las tormentas, la lluvia, los relámpagos y el trueno. Bajo los rasgos de destructor de las cosechas, suscitaba el terror; como dios de la fecundidad, recibía adoración. Era el mismo que Hadad, dios supremo de los sirios, llamado Hadad-rimón. (Véase DIVINIDADES PAGANAS.) nom, RIÑONES vet, Los hebreos, y otros pueblos de la antigüedad, hablaban de los riñones como asiento del deseo (Sal. 7:10; 16:7; 26:2; 73:21; Pr. 23:16; Jer. 12:2). En vista del contexto, este término es traducido en ocasiones en las versiones castellanas como corazón o entrañas. nom, RÍO tip, RIOS TIPO fot, dib00229, fot00026, fot00027, fot00028, fot00176, fot00231, fot00268, fot00235 ver, ABANA, ÉUFRATES, FARFAR, JORDÁN, NILO, TORRENTE vet, De los diversos términos heb. que se corresponden con río, hay tres que requieren una especial atención: (A) «Nãhãr», curso de agua; gr. «potamos»: designa los ríos conocidos por los hebreos en la antigüedad, como: el Tigris, el Éufrates (Gn. 2:14; Ap. 9:14), el Abana, el Farfar (2 R. 5:12), el Jordán (Mr. 1:5), y los afluentes del Nilo Superior (Sof. 3:10). Las expresiones «el río» o «el gran río» son por lo general sinónimos del Éufrates (Gn. 15:18; 31:21). (Véanse ABANA, ÉUFRATES, FARFAR, JORDÁN, NILO.) (B) «Nahal» designa, en ocasiones, un curso de agua que corre todo el año, como el Jaboc (Dt. 2:37), pero por lo general significa un torrente invernal, un wadi, cuyo lecho está seco durante el verano. (Véase TORRENTE.) (C) «Y'or», río, que se emplea casi exclusivamente del Nilo y de los brazos de su delta. El término heb. tiene casi la misma resonancia que el nombre egipcio de este curso de agua (Gn. 41:1; 2 R. 19:24; Ez. 29:3). Este término sólo designa al Tigris en Dn. 12:5-7; cfr. 10:4. En sentido figurado, Dios dará a Su pueblo que beba «del torrente de sus delicias» (Sal. 36:8). Al
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creyente en medio de las pruebas Él le promete que: «Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán» (Is. 43:2). Puede ser símbolo de ira en juicio, como el «río de fuego» (Dn. 7:10), o de bendición y vida (Ez. 47; Ap 22:1, 2). «Del río sus corrientes alegran la ciudad de Dios, el santuario de las moradas del Altísimo» (Sal. 46:4). Y este río jamás se secará. nom, RÍO DE EGIPTO tip, RIOS TIPO ver, ABANA, ÉUFRATES, FARFAR, JORDÁN, NILO, TORRENTE sit, a4, 149, 275 vet, Bajo esta traducción se hallan dos corrientes de agua distintas: (A) El Nilo. «Y'or Mizraim» se refiere siempre al Nilo mismo (cfr. Is. 7:18; Am. 8:8). (B) «Nahal Mizraim», lit. «torrente de Egipto», y que constituía el límite entre Israel y Egipto durante la época de máxima extensión de Israel, durante la monarquía unida bajo Salomón (1 R. 8:65; 2 Cr. 7:8). Es asimismo mencionado como el límite meridional de la heredad de los hijos de Israel en Jos. 15:4, «arroyo», Jos. 15:47, «río». (C) En Gn. 15:18, sin embargo, en la promesa de Dios a Abraham, se hace mención de que la tierra que poseería su descendencia se extendería desde «el río (nahar) de Egipto hasta el río grande, el río Éufrates». En Éx. 23:31, por otra parte, se establecen los límites de Israel «desde el mar Rojo hasta el mar de los filisteos, y desde el desierto hasta el Éufrates». El examen de estos pasajes conduce a pensar que si bien la frontera histórica de Israel con Egipto era el «torrente de Egipto», actualmente conocido como Wadi el-Arish, los límites proféticamente prometidos se extienden desde el nahar de Egipto, que muy probablemente es el brazo pelusíaco del Delta del Nilo, y que desemboca frente a la Península del Sinaí; de esta manera, los pasajes de Gn. 15:18 y Éx. 23:31, que establecen los límites de Israel en el Nilo y en el mar Rojo. respectivamente, se corresponden, dando a Israel toda la Península del Sinaí. Véase TORRENTE DE EGIPTO. nom, RIQUEZA vet, En la Biblia, las riquezas son una bendición, y un bien confiado por Dios al hombre (Dt. 19:18; 1 5. 2:17; 1 Cr. 29:12; Ec. 5:19); Abraham era «riquísimo» (Gn. 13:2); sin embargo, el hombre es
considerado como administrador, no dueño de ellas. De esta manera el Señor, como dueño de todo (cfr. Sal. 24:1) da instrucciones a los que tienen para que den liberalmente a los necesitados (Dt. 15:7-11; cfr. Dt. 15:1-6; 15:12-18). En las Escrituras se denuncia el peligro del perverso corazón humano de confiarse en las riquezas, en vez de fiarse de Dios (Jer. 9:23-24). El poseedor de riquezas puede ensoberbecerse por ello (Pr. 18:23; 28:11), hasta el punto que el Señor Jesús señala la dificultad de la salvación de los ricos (Mt. 19:23, 24; Mr. 10:25; Lc. 18:25; cfr. 18:18-23). Denuncia el inmenso peligro de caer en la esclavitud de las riquezas (Mt. 6:24; cfr. Ec. 4:8; 5:12). Refiriéndose a los creyentes ricos, el apóstol Pablo da la instrucción a Timoteo: «A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, que son inciertas, sino en el Dios vivo... Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos...» (1 Ti. 6:18, 19). El Señor Jesús es puesto como ejemplo: «Ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico» (2 Co. 8:9). No se condena en absoluto la posesión de las riquezas, pero sí el mal uso de ellas, como de cualquier otro don que el Señor haya otorgado al creyente. También se condena su mala adquisición, por avaricia (Pr. 28:22); engaño (Jer. 5:27); rapiña (Mi. 6:12); opresión (Stg. 2:6); impago de los salarios debidos (Stg. 5:1-4), junto con un dominio violento de la sociedad (Stg. 5:5-6). En un nivel trascendental, Dios hace partícipe al creyente de Sus riquezas en gloria en Cristo Jesús (Fil. 4:19). En Cristo, Dios nos ha dado a conocer las riquezas de Su gracia (Ef. 1:7), de Su benignidad (Ro. 2:4), de Su gloria (Ro. 9:23), de Su sabiduría y conocimiento (Ro. 11:33), y de pleno entendimiento (Col. 2:2). La iglesia profesante, vendida al mundo y envanecida por sus pretendidos logros, poder y riquezas, es denunciada por el Señor Jesús como absolutamente miserable, andando en total desventura, pobreza, ceguera y desnudez. Estas terribles carencias sólo pueden ser suplidas con las riquezas de Cristo, y Su provisión (Ap. 3:14-18). En este pasaje el Señor, que aconseja el reconocimiento de esta necesidad y la aceptación del don que Él ofrece, hace un conmovedor llamamiento al arrepentimiento, «para que seas rico» (Ap. 3:19-22). Este Salvador que quiere enriquecer con las verdaderas riquezas al que confía en Él (cfr. Mt. 6:19-21) es «digno de tomar... las riquezas...» (Ap. 5:12).
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nom, RIZPA tip, BIOG MUJE MUAT vet, = «carbón encendido». Concubina de Saúl, causa de un extrañamiento entre Is-boset y el ambiciosos Abner. Dos de sus hijos fueron ahorcados y sus cuerpos expuestos a la intemperie para vengar los males que Saúl había hecho a los gabaonitas. Rizpa vigiló los cadáveres de día y de noche, según parece, desde abril hasta octubre (2 S. 3:7-11; 21:1-14). nom, ROBO (Véase HURTO) nom, ROBOAM tip, BIOG REYE HOMB HOAT ver, HISTORIA BÍBLICA, JOSUÉ, FARAÓN vet, = «el pueblo se ha engrandecido» o «el que ha hecho engrandecer al pueblo». Hijo del rey Salomón y de Naama, mujer amonita, una de sus esposas (1 R. 14:31). Roboam, hijo de un padre sabio, era poco sagaz. A la muerte de Salomón, en el año 931 a.C., los representantes de las doce tribus se reunieron en Siquem, en el centro del país, para proclamar rey a Roboam, el legítimo heredero del trono. La rivalidad, debida a causas más o menos antiguas, tendía a alejar a Judá de las tribus del norte y del este. (Véanse HISTORIA BÍBLICA c, C y JOSUÉ.) El pueblo, que sufría los excesivos impuestos exigidos por Salomón, solicitó un alivio con ocasión de la accesión del nuevo monarca. Jeroboam, el portavoz del pueblo, había tenido un importante cargo en el reinado anterior, y el profeta Ahías le había anunciado que él reinaría sobre diez tribus (1 R. 11:28-40). Roboam hizo que el pueblo esperara durante tres días para conocer su respuesta, y pidió consejo de los ancianos consejeros de Salomón. Ellos le recomendaron que accediera a la demanda del pueblo, que no dejaría de mostrarle su gratitud. Pero Roboam siguió los consejos de los de su propia generación, sus amigos de la infancia, y dio una dura respuesta al pueblo: «Mi padre agravó vuestro yugo, pero yo añadiré a vuestro yugo; mi padre os castigó con azotes, mas yo os castigará con escorpiones» (látigos armados con puntas metálicas). Estas palabras revelan la presunción e insensatez de Roboam. Al separarse entonces del joven rey, diez de las doce tribus renunciaron desde aquel momento a sostener la casa de David. El pueblo lapidó a Adoram, que había sido encargado de recaudar los tributos. Roboam, temiendo sufrir la
misma suerte, se volvió apresuradamente a Jerusalén (1 R. 12:1-20; 2 Cr. 10:1-19). Judá, una gran parte de Benjamín, y los de Simeón, permanecieron fieles al soberano. Reunió entonces Roboam a sus tropas escogidas para combatir contra las tribus rebeldes, pero el profeta Semaías consiguió disuadirlo de ello (1 R. 12:2124; 2 Cr. 11:1-4). Roboam se dedicó entonces a fortificar las ciudades de Judá y de Benjamín, y a proveerlas de víveres (2 Cr. 11:5-12). Al erigir su rival becerros de oro en Bet-el y en Dan, los sacerdotes y levitas se refugiaron, casi en su totalidad, en Judá, y contribuyeron a afirmar el trono de Roboam; sin embargo, tres años después el mismo Roboam se entregó a la idolatría (1 R. 14:21-24; 2 Cr. 11:13-17; 12:1). En el quinto año del reinado de Roboam, Sisac (véase FARAÓN, c) invadió Judá, tomó ciudades fortificadas, se apoderó de Jerusalén y saqueó el Templo y el palacio real (1 R. 14:25-28; 2 Cr. 12:2-12). Roboam tuvo dieciocho esposas, sesenta concubinas, veintiocho hijos y sesenta hijas (2 Cr. 11:21). Abías, su hijo, pretendía que el fallo inicial de Roboam había residido en su juventud y falta de experiencia (2 Cr. 13:1-12). Sin embargo, Roboam tenía 41 años cuando empezó a reinar. Ocupó el trono durante 17 años, y murió alrededor del año 915 a.C., sucediéndole su hijo Abiam o Abías (1 R. 14:21, 31; 2 Cr. 12:13, 16). nom, PEÑA ROCA tip, TIPO MONT TITU vet, Casi todas las regiones accidentadas y montañosas de Palestina tienen peñas; entre ellas se pueden contar la de Oreb (Jue. 7:25), de Etam (Jue. 15:8), etc. Las peñas de Horeb y de Meriba son famosas por ser las que Moisés golpeó para dar agua a Israel (Dt. 8:15). Dios es llamado: «la Roca» de Su pueblo (Dt. 32:4, 18, 37; 1 S. 2:2; Sal. 18:3, 32, 47; 19:15; 28:1; 42:10; 62:3; 73:26; 78:35; 92:16; Is. 17:10; 44:8), la Roca de Israel (2 S. 23:3; Is. 30:29), la Roca de los siglos (Is. 26:4, RV Rev. 77). Cristo era la «roca espiritual» de donde surgía el agua viva para los israelitas en el desierto (1 Co. 10:4). Con ello, Pablo indica que la peña de Horeb era un tipo del Señor golpeado por nosotros (Éx. 17:6). Más tarde; y en una circunstancia similar, Moisés debía hablar a la peña en Meriba, no golpearla (Nm. 20:8-12), lo que es una imagen del hecho de que Cristo no debe ser inmolado una
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segunda vez. Su sacrificio es totalmente eficaz, habiendo sido hecho una vez para siempre (He. 7:27; 9:28; 10:10, 12, 14). La desobediencia de Moisés fue tan grave a los ojos de Dios que quedó privado, junto con Aarón, de entrar en la Tierra Prometida. nom, ROCIAMIENTO (Véase ASPERSIÓN)
nom, ROCÍO tip, TIPO vet, En Palestina, los vientos marítimos del oeste traen consigo, después de la puesta del sol, tan considerable humedad, que por la noche, señaladamente en primavera y otoño, llega a caer abundante rocío, el cual humedece las telas de las tiendas y gotea de los tejados (Cnt. 5:2; Jb. 29:19). Este rocío, en aquel verano tan seco, es de gran importancia para la tierra (Gn. 27:28; Dt. 33:28; Os. 14:6). Según la concepción israelita, el rocío es producido por Jehová (Mi. 5:6). Los vientos del sur impiden la caída del rocío (1 R. 17:1; Hag. 1:1). En 2 S. 17:12 y Sal. 110:3 el rocío es imagen de una muchedumbre extraordinaria. nom, RODAS tip, ISLA sit, a9, 371, 257 vet, = «rosal». Isla del Mediterráneo; Rodas se halla frente a la costa de Caria, al suroeste de Asia Menor. Mide 72 Km. de largo y 32 de ancho. Hay abundancia de naranjos y limoneros. Hallándose en una encrucijada marítima, la isla vino a ser un importante centro comercial, tan importante como Alejandría y Cartago. Allí se encontraba la famosa estatua de «el Coloso de Rodas», que servía de faro, con 32 m. de altura, y erigida entre los años 300 y 288 a.C., y que cayó abatida por un terremoto. Pablo tocó el puerto de Rodas durante su último retorno a Palestina (Hch. 21:1). nom, RODE tip, BIOG MUJE MUNT vet, «rosa». Sierva de María, la madre de Juan Marcos. Pedro, después de haber sido liberado milagrosamente, fue a casa de María y llamó a la puerta. Rode fue a
ver de qué se trataba; al oír la voz de Pedro, aturdida de tanto gozo, olvidó abrir la puerta, y fue corriendo a anunciar a los que estaban orando por la libertad del apóstol que estaba allí. Pedro tuvo que insistir para que le abrieran (Hch. 12:13-16). nom, RODILLA ver, NUZU vet, La articulación entre el muslo y la pierna. En las Escrituras se menciona en numerosas expresiones gráficas: Dar a luz sobre las rodillas de otra mujer significaba entregarle el hijo como si fuera de ella (Gn. 30:3; véase NUZU); criar a los hijos sobre las rodillas denota una atención especial y llena de afecto y cuidado (Gn. 50:23); las rodillas vacilantes o endebles (Jb. 4:4; Sal. 109:24; Ez. 7:17; 21:7; Dn. 5:6; Nah. 2:10; He. 12:12) denotan el debilitamiento causado por la angustia y el espanto. Doblar la rodilla indica sometimiento y reconocimiento de autoridad (Gn. 41:43; 1 R. 19:18; 2 R. 1:13; Is. 45:23; Mr. 1:40). Toda rodilla se doblará ante Dios (Ro. 14:11), ante Dios manifestado en carne, el Señor Jesús, cuando se manifieste en gloria (Fil. 2:10). De rodillas ora el cristiano en súplica y acción de gracias (Hch. 9:40; 20:36; 21:5; Ef. 3:14). nom, ROGEL tip, RIOS vet, (prob. «fuente del batanero»). Fuente en las cercanías de Jerusalén (2 S. 17:17), cerca del valle de Ben-Hinom, en los confines de Judá y Benjamín (Jos. 15:1, 7; 18:11, 16). Según Josefo, era el jardín del rey (Ant. 7:14, 4). Durante la revuelta de Absalón, Jonatán y Ahimaas se instalaron en este lugar con el fin de recoger las informaciones que ellos, a su vez, transmitían a David (2 S. 17:17). Cerca de Rogel se hallaba la peña de Zohelet, junto a la que Adonías organizó un banquete cuando conspiraba para apoderarse del trono (1 R. 1:9). Según una tradición generalmente admitida, esta fuente se halla en Bîr Eyyub (pozo de Job), debajo de la unión de los valles de Ben-Hinom y del Cedrón, al sur de Jerusalén. De los treinta y ocho metros de profundidad de este pozo, la mitad están recubiertos con ladrillos, y el resto están tallados en roca viva. El hecho de que sea un pozo y no
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una fuente constituye un serio obstáculo a esta tradicional identificación (Gn. 16:7; cfr. v. 14). nom, ROLLO (Véanse CÓDICE, LIBRO, MANUSCRITOS BÍBLICOS) nom, ROLLOS DEL MAR MUERTO (Véase QUMRÁN [MANUSCRITOS DE]) nom, ROMA tip, HIST CIUD ver, JUDEA, HISTORIA BÍBLICA, HERODES, JESUCRISTO, CÉSAR, DANIEL, ESTEBAN, PERSECUCIONES, ROMA (Derecho) sit, a9, 13, 95 vet, (a) Historia. Según la tradición, Roma fue fundada en el año 753 a.C. por Rómulo, que vino a ser su primer rey. La primera fase de su existencia fue la de una monarquía. Hubo siete reyes sucesivos hasta la proclamación de la república en el año 510 a.C., provocada por la tiranía de Tarquino el soberbio. Sin embargo, hasta la instauración de la república, la historia de Roma se mueve en un marco de leyenda mezclada con un fondo histórico en el que es difícil desentrañar la ficción de la realidad. La historia de los dos primeros siglos de la república es asimismo oscura. El gobierno estaba dirigido por los patricios. Para entonces, la población de Roma estaba compuesta por una mezcla de latinos, sabinos y etruscos. La clase patricia, que detentaba el poder, era ganadera y terrateniente, en tanto que la plebe estaba compuesta de granjeros, artesanos y comerciantes. Se crearon tensiones, en las que los plebeyos demandaban una igualdad jurídica; de estas tensiones se llegó a una serie de reformas, en las que los plebeyos contaban con un tribuno propio. Más tarde, hacia el año 450-420 a.C., se logró la codificación de las leyes romanas con la promulgación de las Doce Tablas. A partir de entonces se crea una estratificación social no basada en el linaje, sino en la posesión de medios económicos. Se llegó así lentamente a la situación en que todo ciudadano (una minoría de la población, formada en su mayor parte por esclavos) tenía derecho a voto. Fue bajo la república que Roma extendió su dominio por toda Italia (entre los años 496 a 270 a.C.). Posteriormente, la república se vio enfrentada con Cartago, que antes había sido fiel aliada en la defensa de sus intereses comunes. El enfrentamiento contra Cartago recibe el nombre de las (tres) Guerras Púnicas. En el intervalo
correspondiente a las dos primeras guerras púnicas, Roma conoció un período de paulatina expansión, marcada por algunos reveses (las victorias de Aníbal, escenario de la guerra en la misma Italia, Roma misma amenazada). Sin embargo, el final de la segunda guerra púnica vio a Roma dueña de unos territorios muy amplios, que comprendían, por el año 201, Sicilia, Córcega, Cerdeña, y toda la España mediterránea. A partir del año 200 a.C. empezó a intervenir intensamente en los asuntos de oriente. En el año 190 a.C. Antíoco el Grande, rey de Siria y padre del infame Antíoco Epifanes, fue derrotado por los romanos en Magnesia. A partir de ello, Roma asumía el protectorado de varias ciudades de Asia Menor (cfr. 1 Mac. 8:1-10). Hacia el año 100 a.C. poseían ya casi toda España, el sur de Francia, toda la península de Italia incluyendo la parte alpina, Dalmacia, Grecia, la zona occidental de Asia Menor, y Creta. En el año 63 a.C., Pompeyo se apoderó de Judea, después de haber eliminado el poder de los Seléucidas, reduciendo a Siria a la condición de provincia romana. Judea, aunque hecha tributaria, conservó durante un cierto tiempo un gobierno autónomo. (Véanse JUDEA, HISTORIA BÍBLICA, c, d(I) y HERODES.) En Roma, las rivalidades políticas abocaron a una serie de luchas intestinas que, sin embargo, no detuvieron sus campañas exteriores. El enfrentamiento entre Mario y Sila no detuvo las victoriosas campañas contra Mitrídates IV, rey del Ponto Euxino, ni el comienzo de la ocupación de las Galias, del archipiélago Balear, y muchas otras campañas. Después de la derrota de Mario, Sila fue nombrado dictador (82 a. C.), pero se vio forzado a abandonar el poder ante la ineptitud del sistema de gobierno que él propugnaba (79 a.C.). Al cabo de varios años de disturbios y luchas intestinas de las que no se libraban ni provincias tan apartadas como España, en el año 60 a.C. se formaba el triunvirato de César, Pompeyo y Craso. Deshecho éste por mutuas suspicacias, César destrozaba el ejército de Pompeyo en Lérida, en España. Habiendo muerto Craso en su lucha contra los partos, César consiguió un poder incontestado. Sin embargo, caía asesinado el año 44 a.C. en pleno Senado. Se desencadenó una nueva guerra civil. Antonio, Octavio y Lépido formaron un nuevo triunvirato, que acabó con la imposición de la supremacía de Octavio en el año 31 a.C. El nuevo dueño de la situación se hizo proclamar emperador y asumió el título de Augusto. El Señor Jesucristo nació durante su reinado, y fue crucificado bajo el
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de Tiberio (véase JESUCRISTO). El martirio de Jacobo, hermano de Juan, tuvo lugar bajo Claudio (Hch. 11:28; 12:1, 2). Por lo que respecta a Pablo, apeló a Nerón (Hch. 25:11). La destrucción de Jerusalén profetizada por el Señor (Mt. 24; Mr. 13; Lc. 19:41-44; 21:5-36) tuvo lugar en el año 70 d.C. bajo el reinado de Vespasiano y bajo el mando del general Tito, que sería el siguiente emperador (véase CÉSAR) Los limites del imperio en la época de Augusto eran el Rin, el Danubio, el Éufrates, el desierto de África, el Atlántico, y el mar del Norte. Bajo Claudio se conquistó una parte de Gran Bretaña. Trajano llevó el poderío romano más allá del Éufrates; el imperio romano llegó a englobar la práctica totalidad del mundo civilizado conocido. Posteriormente, con el paso de los siglos, el imperio romano empezó a mostrar señales de decadencia. Los excesos y la corrupción interior, así como los ataques constantes de los enemigos del exterior, fueron fraguando su ruina. El último soberano del imperio en su integridad fue Teodosio (379-395 d.C.). Sus dos hijos reinaron cada uno sobre una parte del imperio, que quedó dividido en el Imperio de Occidente y el Imperio de Oriente, y que ya jamás volvieron a reunirse. El Imperio de Occidente se desintegró, y Roma cayó bajo los embates de los bárbaros germánicos en el año 476. Uno de sus caudillos, Odoacro, se proclamó rey de Italia. El Imperio de Oriente, o Bizancio, resistió aún mucho tiempo, hasta la toma de Constantinopla por los turcos en el año 1453. (b) La religión de Roma. En la época de la república se marca ya una distinción entre la religión de los campesinos en las zonas rurales y la religión del Estado. Los primeros mantenían el culto a los espíritus de los antiguos agricultores, dando su adoración a los dioses de la naturaleza, de los campos y de los bosques, protectores de sus ganados y también de la vida familiar y guardianes de la casa y de sus ocupantes (Lares y Penates). Era una especie de animismo que concebía la presencia de un espíritu para cada cosa o actividad, pero que no les daba ninguna apariencia antropomórfica (numina). Las fiestas estaban íntimamente relacionadas con los diferentes hitos del año agrícola. Nada conducente a una exaltación poética, bien al contrario de Grecia, la religión autóctona de los romanos era la de un toma y daca con los espíritus, que a cambio de quedar satisfechos por el reconocimiento de sus poderes en cada campo concreto, protegían a la familia, sus actividades y posesiones.
Por otra parte, la religión del Estado giraba alrededor de deidades tutelares y protectoras, como Júpiter, Marte y muchos otros dioses y diosas. Gradualmente se fue estableciendo la religión estatal. Al principio los cultos eran dirigidos por el cabeza de familia; el Estado asumió el culto, utilizándolo para sus propios propósitos. El templo erigido en la colina Capitolina, en el mismo centro de Roma, vino a ser el centro oficial de la adoración de una tríada divina que simbolizaba la majestad religiosa del Estado. El sacerdocio, electivo en lugar de hereditario como en Grecia, estaba compuesto de una jerarquía de «flamines» para los dioses más importantes; por otra parte, el colegio de «pontífices», que estaba presidido por el «pontifex maximus», vino a ser el guardián de la ley sagrada, manteniendo el secreto del calendario de fiestas. Éste era notificado al pueblo de mes en mes. El orden de pontífice proviene del puente construido sobre el Tíber por Ancus Martius, y que fue entregado al cuidado de los sacerdotes. Casi todas las fiestas romanas estaban consagradas a su historia, Las «Lemurias» eran solemnes expiaciones por el asesinato cometido por el primer rey; las «Quirinales» eternizaban su entronización. Las danzas sabinas se celebraban en honor del escudo que los dioses habían lanzado a los romanos desde el cielo. Así, cada acto y función del Estado vino a revestirse de significado religioso. Los generales ascendían la colina del Capitolio para consagrar en el templo de Júpiter el botín conseguido. Las mismas asambleas para elecciones o para la discusión de legislación no podían ser convocadas hasta que los augurios no fueran favorables, de la misma manera que el general en el campo de batalla no debía iniciar el combate hasta haber recibido las bendiciones de los auspicios. De esta manera, los «Augures» vinieron a ser una institución oficial en Roma. La conquista de Grecia llevó a la admirada Roma a la imitación del derrotado adversario. El arte, la literatura, filosofía y religión de Grecia asumieron carta de naturaleza en Roma; en religión, Roma pasó de los antiguos «numina», que en manos del Estado habían ido adquiriendo una concepción más y más antropomorfa, a la identificación de ellos, uno por uno, con los dioses de la jerarquía del Olimpo. Sin embargo, la clase intelectual, aun asumiendo las formas del politeísmo, pasó mayormente a favorecer distintas escuelas de pensamiento filosófico griego, con todas sus concepciones de la «nueva academia» que, con
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Carneade, enseñó a Roma el menosprecio por lo sagrado, y que empezó, con un corrosivo cinismo, a minar las bases morales de aquella sociedad en sus clases dirigentes. La religión, en Roma, vino más y más a centrarse en el culto al Estado, encarnado posteriormente en la persona del emperador. Ya establecido el Imperio bajo Augusto, Virgilio, en su obra Eneida, conecta la familia Julia, a la que pertenece el emperador, con Eneas de Troya. Según el mito, Eneas era hijo de Afrodita / Venus, que era a su vez hija de Zeus / Júpiter. Así, en esta obra se glorifica a la familia Julia, y por ende a Augusto y a los demás emperadores julianos, como descendencia directa de Júpiter y, por tanto, divinos. (c) Roma y el cristianismo. Roma hizo su aparición en época tardía en el Oriente bíblico. En el AT es entrevista proféticamente en el libro de Daniel (el cuarto imperio en los caps. 2 y 7 del libro de Daniel; véase DANIEL). En cambio, su poderío se deja ver de continuo en todo el NT. Los judíos soportaban a regañadientes la ocupación romana, con todas las vejaciones que ella implicaba, los pesados impuestos, las profanaciones del Templo. El nacionalismo de los judíos, exacerbado por la implacabilidad de la administración romana, se manifestaba en motines y revueltas ocasionales. Sin embargo, la religión judía había sido reconocida por Roma, de manera oficial, como «religio licita» (religión legal). Josefo (Ant. 14:10, 8, 17) recoge el decreto que permitía explícitamente a los judíos el ejercicio de su religión como de origen demostrable. Así, el judaísmo como tal no podía ser perseguido en Roma. Este hecho fue de gran importancia al principio de la difusión del cristianismo, que era considerado oficialmente como una corriente del judaísmo (cfr. Hch. 18:15). Por otra parte, el sometimiento total de los judíos a Roma quedó patente en el hecho de que la sentencia de muerte contra el Señor Jesucristo tuvo que ser confirmada por un juez romano, y ejecutada por romanos siguiendo sus métodos para los que no eran ciudadanos romanos (esto es, la crucifixión). Naturalmente, se daban casos de linchamientos al margen de la legalidad establecida, como lo fue el martirio de Esteban por la turba judía (véase ESTEBAN), y como se intentó con Pablo, cosa que impidió la autoridad romana a tiempo (cfr. Hch. 21:30-32 ss.). (A) Difusión del Evangelio. Al principio, la existencia del Imperio Romano fue muy favorable para la difusión del Evangelio.
Durante más de dos siglos, el orden estable y enérgico establecido por Roma aseguró la paz y la prosperidad. Las excelentes carreteras romanas, la supresión de la piratería y bandidaje, y el desarrollo consiguiente del tráfico marítimo y terrestre, el conocimiento generalizado del griego en Oriente y del latín en Occidente, la unidad exterior del imperio todo ello ofrecía unas posibilidades que hasta entonces nunca se habían dado para la proclamación universal de la Palabra de Dios. Por otra parte, el dominio romano, que había quebrantado las barreras entre las razas y religiones particulares, consiguió, por una parte, familiarizar a personas de distintas procedencias entre sí; al mismo tiempo, sin embargo, existía una tal corrupción moral y un tal abandono de las antiguas creencias paganas, que las almas estaban ávidas de una vida nueva y de una verdad liberadora. La gran difusión de las religiones de misterios provenientes de Oriente constituye una prueba de ello. Cuando surgió el Evangelio, también evocó una respuesta en muchos corazones. En la época de Hechos y de las Epístolas, los funcionarios romanos evidencian en general una actitud de indulgencia hacia los cristianos, y la calidad de ciudadano romano que Pablo ostentaba le fue útil en más de una ocasión. Pero las persecuciones comenzaron ya bajo Nerón, que acusó a los cristianos del incendio de Roma. Empezaron a ser considerados como traidores y peligrosos para la estabilidad del Estado, porque rehusaban participar en la religión pagana, que constituía un verdadero sostén de lealtad de la plebe al orden establecido. Al ser conscientes las autoridades del hecho de que grandes masas de la población que no eran judíos habían asumido la nueva fe, separaron tajantemente su trato hacia los cristianos del que daban a los judíos. Así, se lanzaron grandes persecuciones contra los no judíos que rehusaran participar en el culto al emperador. Al final del siglo I d.C., el emperador Domiciano hizo encarcelar y dar muerte a multitudes de cristianos. Las persecuciones se fueron sucediendo, con algunos períodos de calma, durante dos siglos y medio (véase PERSECUCIONES). Estas persecuciones ayudaron a refrenar el proceso de corrupción que había invadido a la iglesia cristiana en muchos de sus estamentos, como se puede comprobar de los escritos de los «Padres de la Iglesia», en triste cumplimiento de la advertencia profética del apóstol Pablo (Hch. 20:28-31 ss.). Por otra parte, la firmeza de muchos cristianos ante las persecuciones, a pesar del también crecido número de muchos meros profesantes que recaían en el
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paganismo, contribuyó a que muchos más se interesaran en el Evangelio. El cristianismo llegó finalmente a tener tanta influencia social que el emperador Constantino, cuya madre profesaba el cristianismo, promulgó en el año 313 el Edicto de Milán, por el que los cristianos recibían las mismas libertades y derechos que los paganos, como medida de prudencia política. No fue hasta el reinado de Teodosio (346-395) que el cristianismo fue proclamado la religión oficial de todo el imperio. (d) El Derecho Romano. El desarrollo del Derecho por Roma es de una importancia fundamental. Moldeó el destino de Occidente, y ha sido el modelo en el que se han inspirado los más diversos códigos del mundo. La Lex Romana es, ciertamente, la gran aportación de Roma a la historia de la humanidad. El Derecho Romano tenía dos divisiones principales: el Privado y el Público. (A) El Derecho Privado trataba de las relaciones contractuales entre individuos capaces; por ejemplo, contratos en los que las partes se obligaban a determinados compromisos en negocios, etc. Los compromisos solemnizados tenían pleno valor jurídico, aunque limitado a las partes que se obligaban. (B) El Derecho Público regulaba las relaciones de los individuos con el Estado. Se subdividía en: (1) Derecho de Gentes, con las normas a aplicar a los individuos carentes de la ciudadanía romana y que ha venido a ser el fundamento del actual Derecho Internacional, y (2) Derecho Civil, que tenía que ver con las relaciones de los miembros de la civitas con el Estado y que normatizaban el comportamiento de la ciudadanía en temas de interés público. En Roma, las leyes, que debían ser preparadas y propuestas por magistrados, debían ser, sin embargo, refrendadas por el voto de los ciudadanos. En la época del Imperio, las leyes dictadas por el mismo emperador no requerían de este requisito. Cuando una propuesta de ley de un magistrado era refrendada por el voto de los ciudadanos, se establecía por ello mismo una vinculación de ellos con la ley, que incluía en sus efectos a sus descendientes. Estas leyes, sin embargo, no eran vinculantes para los extranjeros que estuvieran en Roma o fueran a sus territorios, siendo súbditos de otras naciones no sometidas al Imperio (comerciantes y mercaderes, etc.). Antes de la votación había una vista pública en la que se discutía la ley propuesta. En esta reunión
pública podían participar todos, ciudadanos o no, para expresar sus opiniones; de esta manera, aunque el voto estaba estrictamente reservado a los ciudadanos, se daba oportunidad para ser oídos a amplios sectores que pudieran tener intereses afectados por la propuesta de ley. En todo caso, las propuestas de ley no podían ir en contra de las llamadas «leyes sacratae». Estas leyes eran una especie de constitución básica, que reflejaba el compromiso a que habían llegado patricios y plebeyos en la época de tensiones y luchas entre ellos, para lograr el establecimiento de una estabilidad político-social, compromiso que ambas partes sociales se habían juramentado solemnemente respetar, ellos y sus descendientes. Las nuevas leyes, por tanto, sólo podían ser puestas en vigor en tanto que armonizaran con la tradición y usos sociales aceptados. (e) La ciudadanía romana. Originalmente, sólo los romanos residentes en la capital gozaban de los privilegios reservados a los ciudadanos. Posteriormente, estos derechos fueron conferidos a ciertas partes de Italia, y después, para alentar el asentamiento de romanos en otras zonas despobladas de la península, a toda Italia. Fue Caracalla quien otorgó el título de ciudadano romano a todos los habitantes libres del Imperio (211-217 d.C.). Antes sólo se otorgaba este título, fuera de sus poseedores estrictos, a los que habían rendido servicios al Estado. También podía ser comprada, especialmente si se trataba de habitantes de localidades o regiones que no habían recibido exenciones. Había ciudades que sí habían recibido derecho a la ciudadanía romana. Ello explica que Pablo, de ascendencia judía (Fil. 3:5) fuera, sin embargo, ciudadano romano. Claudio Lisias había pagado bien caro este título (Hch. 22.28). Al saber que el apóstol era ciudadano romano, Lisias dio la orden de suspender los preparativos de la flagelación a que se iba a someter a Pablo (Hch. 22:25-29). Las autoridades de Filipos hicieron azotar a Pablo y a Silas con varas sin previo juicio: cuando los pretores supieron que los presos eran ciudadanos romanos, les presentaron excusas y los liberaron (Hch. 16:36-38). Al apelar al emperador, Pablo usó de su derecho (Hch. 25:11). Las leyes que regulaban estas cuestiones eran la «Lex Valeria» y la «Lex Porcia», que decretaban que ningún magistrado podía ordenar el encadenamiento, flagelación ni muerte de un ciudadano romano. Este sólo podía ser ejecutado con el asentimiento del pueblo, reunido en una asamblea plenaria, y votando por centurias. Si, a
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pesar de las leyes mencionadas, un magistrado o autoridad ordenaba la flagelación de un individuo, éste sólo tenía que, decir: «Soy ciudadano romano.» La acción judicial se suspendía de inmediato, hasta que la ciudadanía se pronunciara. Cuando el emperador vino a ejercitar el poder supremo en lugar del pueblo, el recurso se dirigía al soberano. Bibliografía: Eusebio de Cesarea: «Historia Eclesiástica» (BAC, Madrid, 1973); Green, M.: «La evangelización en la Iglesia primitiva» (Certeza, Buenos Aires, 1976); Hyma, A., y Stanton, M.: «Streams of Civilization» (CLP, San Diego, California, 1976); Pirenne, J.: «Historia Universal - Las grandes corrientes de la Historia» (vol. 1; Ed. Éxito, Barcelona, 1974); Pressensé, E. de: «Histoire des trois premiers siècles de l'Église chrétienne» (Lib. de Ch. Neyrueis, París, 1868); Tenney, M.: «Nuestro Nuevo Testamento» (Ed. Moody, Chicago, 1973). nom, ROMANOS (Epístola) tip, LIBR DOCT LINT ver, LEY, ELECCIÓN sit, vet, La primera de las epístolas de Pablo en el NT, es cronológicamente la sexta, habiendo sido redactada en Corinto. Ello se desprende de los saludos (Ro. 16:23, cfr. 1 Co. 1:14; 2 Ti. 4:20) y de que la epístola fue muy probablemente llevada a Roma por Febe, diaconisa de la iglesia en Cencrea (Ro. 16:1), uno de los puertos de Corinto (Hch. 18:18). Si es así, el apóstol redactó esta epístola en la época de su paso por Grecia (Hch. 20:2, 3) en el invierno del año 57-58 d.C. Pablo hacía tiempo que anhelaba ir a Roma (Ro. 1:1012; 15:23). Habiendo acabado su misión en Oriente (v. 23), deseaba detenerse en Roma en su proyectado viaje a España (Ro. 15:28). Pero el apóstol deseaba ir antes a Jerusalén para llevar los dones de las iglesias de los gentiles (Ro. 15:25, 26). No sabiendo lo que sería de él en el curso de este peligroso viaje (Ro. 15:30-32; Hch. 20:22), Pablo enviaba esta carta a Roma, donde tenía muchos amigos (cfr. Ro. 16). Apóstol a los gentiles, se consideró responsable de la iglesia en Roma (Ro. 15:15, 16), aun cuando todavía no la había podido visitar. El tema de esta epístola, una de las más sistemáticas de las escritas por Pablo, le fue
inspirado por las controversias que había tenido que sustentar, y por la necesidad de definir el Evangelio que predicaba entre los gentiles. Esta carta, de una gran importancia, trata de una manera detallada la cuestión de la salvación. ¿Por qué esta exposición tan detallada se dirige precisamente a los cristianos de Roma? Indudablemente debido a que el apóstol, consciente de la importancia del testimonio dado en la capital del Imperio, quiere fortalecer la fe de los cristianos, y prevenirlos contra el error. En tanto que la Epístola a los Gálatas constituye la carta magna de la libertad cristiana, la Epístola a los Romanos expone los principios fundamentales de la fe. A. Análisis: Después de la mención de los destinatarios y de los saludos (Ro. 1:1-7), y de la expresión de su gran interés por los cristianos en Roma (Ro. 1:815), el apóstol indica cuál es la esencia de su Evangelio y el tema de la epístola: «El evangelio... es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree... en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe» (Ro. 1:16, 17). Pablo expone acto seguido la universalidad del pecado y la necesidad de la gracia para la justificación (Ro. 1:18-3:20). Declara, de entrada, que los gentiles se hallan bajo el imperio del pecado, y bajo condenación (Ro. 1:18-32). Los judíos son igualmente culpables ante Dios (Ro. 2). Después Pablo refuta la objeción de que ello equivale a la pérdida de los privilegios de Israel. A ello responde que el privilegio de los judíos consiste en ser depositarios de la revelación, pero que sus propias Escrituras los declaran pecadores (Ro. 3:1-19). Lo que hace la Ley es dar pie a la transgresión, por cuanto el hombre es pecador, y no se sujeta a la Ley de Dios (véase LEY); la culpa de pecado es universal (Ro. 3:20). Sin embargo, Dios justifica a todo creyente, a causa de la obra redentora llevada a cabo por Cristo (Ro. 3:21-30). El apóstol demuestra este extremo apoyándose en el AT (Ro. 3:31-4:25) y demuestra que la salvación por medio de la fe es la base de la experiencia cristiana (Ro. 5:1-11). Haciendo un paralelo entre Adán y Cristo, establece que Dios ha actuado en base a los mismos principios, tanto en lo que respecta a la vieja como a la nueva humanidad (Ro. 5:12-21). Pablo refuta acto seguido tres objeciones relativas a la doctrina de la salvación recibida exclusivamente por la fe, en virtud del sacrificio de Cristo por nosotros. (a) La doctrina de la salvación por la fe no incita a los creyentes a pecar, por cuanto la fe en Cristo
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implica la unión con el Salvador, lo que eleva al creyente a una nueva vida con una nueva naturaleza moral (Ro. 6:1-14). (b) La doctrina de la liberación del yugo de la Ley no dispensa al creyente de una actuación moral; lo que sucede es que la Ley ya no es más el principio de su actuación. Sus motivos derivan del hecho de que se ha consagrado totalmente a Dios para hacer Su voluntad en el contexto de una vida nueva (Ro. 6:15-7:6). (c) Se pretendía también que Pablo implicaba que la Ley era algo malo. A esto el apóstol replica que de lo que se trata es que la Ley no puede salvar, no que sea mala. El hombre es pecador e incapaz de observarla; de ahí precisamente su necesidad de salvación, por cuanto la Ley, ejerciendo su ministerio, lo condena y mata (Ro. 7:7-25). Habiendo refutado estas objeciones, Pablo demuestra (Ro. 8) que la obra redentora de Cristo provee a la renovación espiritual, a la santificación completa, y al definitivo triunfo de aquellos que están en Cristo y que, escogidos y llamados por Dios, tienen parte en la manifestación total de Su amor. Habiendo definido la doctrina evangélica de la salvación, el apóstol la aplica al caso de Israel, el pueblo elegido, que en tanto que nación no la ha aceptado. El apóstol explica que la promesa de salvación nunca había sido dada de una manera global a todo el pueblo judío, sino solamente a los «escogidos», la verdadera descendencia de Abraham, escogida por Dios (Ro. 9:1-13). Pablo cita el AT para apoyar la doctrina de la elección soberana del Señor (Ro. 9:14-29; véase ELECCIÓN). Añade que el rechazamiento de parte de los judíos proviene de que rechazan sus propias Escrituras con respecto a la salvación (Ro. 9:30-10:21). Sin embargo, Israel no está totalmente rechazado, porque el «resto» prometido, los judíos elegidos, sí han creído (Ro. 11:1-10). Llegará finalmente el momento en que la nación judía como tal se convertirá y aceptará al Redentor, su Mesías, como lo hacen los creyentes surgidos de la gentilidad (Ro. 11:11-36). El final de la epístola contiene exhortaciones a poner en práctica los principios cristianos (Ro. 12), a cumplir los deberes cívicos y sociales (Ro. 13), a vivir en el amor y la unidad (Ro. 13:115:13). La epístola concluye con mensajes personales y saludos (Ro. 15:14-16:27). B. Estructura de la epístola a los romanos. Hay dos hipótesis principales acerca de su composición original, pero que tienen un mero interés literario, careciendo de toda importancia doctrinal.
(a) Siendo que la epístola tenía que circular, habría sido abreviada con la omisión de referencias locales (p. ej., los términos «en Roma», Ro. 1:7), y suprimiendo los capítulos. 15 y 16, pero sin tocar las secciones doctrinales y exhortatorias prácticas. En apoyo de esta hipótesis se aduce que la doxología de Ro. 16:25-27 figura en algunos mss. al final del cap. 14, o simultáneamente al final del cap. 14 y del 16. Se argumenta también que Tertuliano, Ireneo y Cipriano no citan ningún pasaje de los caps. 15 y 16, de los que Marción tampoco hace mención alguna. Sin embargo, el carácter circunstancial de estos capítulos explica de sobra estas omisiones. La teoría de la abreviación solamente se basa, entonces, en la presencia de la doxología al final del cap. 14 en algunos mss. Éste es un argumento muy débil, y tanto más cuanto que ninguno de los mss. que existen en la actualidad presenta la epístola abreviada en modo alguno. (b) La segunda hipótesis supone que el cap. 16 no formaba parte de la epístola en un principio, sino que se trataba de una carta separada para recomendar a Febe a la iglesia en Éfeso. Se aduce, y con razón, que el cap. 15 forma una unidad con el 14, siendo su secuela acerca del espíritu de sacrificio de que tienen que hacer gala los fuertes en bien de los débiles. Por otra parte, el cap. 15 acaba en su v. 33 con alguna bendición análoga a la que presentan algunas de las otras epístolas de Pablo (2 Co. 13:11; 1 Ts; 5:23; 2 Ts. 3:16; Fil. 4:9), formando una conclusión natural. Entonces, el cap. 16 sería un suplemento. A ello se puede responder que: (A) Hay ocasiones en que los saludos siguen a una doxología, o una bendición, e incluso un amén (Fil. 4:20; 2 Ts. 3:16; cfr. 2 Ti. 4:18). (B) El cap. 16 forma parte de la epístola en todos los mss. conocidos. (C) La presencia de Priscila y Aquila en Roma se explica fácilmente. Viajaban mucho; se hallaban en Roma cuando los judíos fueron echados de la ciudad por un decreto imperial. La pareja estuvo alrededor de un año y medio en Corinto, y acompañó a Pablo a Éfeso. Este matrimonio se dedicó a expandir el cristianismo en esta ciudad, en la que estuvieron, al menos, hasta que Pablo volvió de Jerusalén. Es posible que fueran a Roma para preparar la llegada de Pablo (Hch. 19:21). (D) Es posible que Epeneto, «las primicias de Asia» (Ro. 16:5), convertidas en la provincia de Asia, hubiera ido a Roma. En efecto, cristianos, judíos y gentiles acudían desde todos los lugares a la ciudad imperial. Epafras de Colosa, Aquila del
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Ponto, y Herodes el tetrarca, todos ellos acudieron a la capital. (E) Está demostrado que los cristianos saludados en el cap. 16 tenían nombres que eran corrientes en Roma. (F) El hecho de que los saludos son dirigidos a numerosas personas no implica que todas ellas, sin excepción, fueran conocidas personalmente del apóstol. Es indudable que Aquila, Priscila y otros corresponsales le habían mencionado en sus cartas a estos cristianos firmes y celosos. C. AUTENTICIDAD. La autenticidad de esta epístola jamás ha sido seriamente cuestionada. Se reconoce en ella el carácter y genio de Pablo, que le calificaban para redactar la exposición más completa y sistemática de las verdades de la salvación. Se encuentran alusiones o citas de esta carta en los escritos de Clemente de Roma, Ignacio, Justino Mártir, Policarpo, Hipólito, Marción, en el Canon de Muratori, las versiones Vetus Latina y Siríaca. Desde la época de Ireneo, la epístola está reconocida universalmente como paulina y canónica. Las pruebas internas son igualmente poderosas. El autor afirma ser Pablo (Ro. 1:1); lo que afirma de sí mismo sólo se puede aplicar al gran apóstol de los gentiles (Ro. 11:13; 15:15-20). El estilo, la argumentación y la doctrina son patentemente de Pablo. No es sorprendente que la Epístola a los Romanos haya jugado un papel tan importante en la historia de la Iglesia. Su influencia fue inmensa en Agustín de Hipona, en los Reformadores, y cada vez que ha habido un despertamiento genuinamente bíblico esta epístola ha sido un centro pivotal. Bibliografía: Brockhaus, R.: «Romanos» (Ed. «Las Buenas Nuevas», Montebello, Calif., 1970); Juan Calvino: «Epístola a los Romanos» (S. L. C., Grand Rapids, 1977); Ironside, H. A.: «Exposición de Romanos» (Ed. Buenas Nuevas, St. Louis, 1979); Kelly, W.: «Romans», en Lectures Introductory to the Epistles of Paul the Apostle (Bible Truth Publishers, Oak Park, Illinois, 1970; reimpr. ed. 1869); Martín Lutero: «Commentary on Romans» (Kregel Pub., Grand Rapids, 1982); Moule, H. C. G.: «Studies in Romans» (Kregel Pub., Grand Rapids, 1977, reimpr. ed. 1892); Pettingill, W. L.: «Estudios sencillos sobre Romanos» (Clíe, Terrassa, 1984);
Stanley, C.: «Vida a través de la muerte» Un estudio sobre la Epístola a los Romanos (Alturas, Barcelona, 1974); Trenchard, E.: «Una exposición de la Epístola a los Romanos» (Literatura Bíblica, Madrid, 1976). nom, ROSA tip, FLOR TIPO vet, (heb. «jabatstseleth»). La esposa en Cantares se llama a sí misma una «rosa de Sarón» (Cnt. 2:1); cuando Dios vuelve a introducir a los judíos en bendición, «el yermo se gozará y florecerá como la rosa» (Is. 35:1). Las rosas crecen en Palestina, pero existe el general acuerdo de que el término en heb. no se refiere a la rosa, sino que implica a una planta bulbosa, y pudiera tratarse del narciso o del lirio. La V. M. traduce «azucena». nom, ROSETTA (Piedra de). Véanse JEROGLÍFICOS y EGIPTO e. nom, RUBÉN tip, BIOG HOMB HOAT ver, PEREGRINACIÓN POR EL DESIERTO, EZEQUIEL, MILENIO vet, = «he aquí un hijo». 1. Hijo primogénito. Hijo primogénito de Jacob y de Lea (Gn. 29:31, 32; 35:23; 46:8; 1 Cr, 2:1; 5:1). Rubén cometió un grave pecado de incesto (Gn. 35:22). Pero cuando sus hermanos hablaron de dar muerte a José, Rubén, con la secreta intención de liberarlo, y para ganar tiempo, les propuso echarlo en una cisterna. No estaba presente cuando sus hermanos lo vendieron a los ismaelitas de la caravana madianita. La desaparición de su joven hermano lo afectó profundamente (Gn. 37:21-29). Veinte años más tarde, en Egipto, Rubén recordó a sus hermanos que él no había tenido parte en el intento de ellos de eliminar a José (Gn. 42:22-24). Cuando Jacob dudaba acerca de permitir que Benjamín fuera con ellos a Egipto, Rubén ofreció a dos de sus hijos como rehenes en prenda del retorno de Benjamín (Gn. 42:37). Rubén tuvo cuatro hijos: Hanoc, Falú, Hezrón y Carmi (Gn. 46:8, 9; Éx. 6:14; 1 Cr. 5:3). Jacob, al morir, privó a Rubén de su derecho de primogenitura, a causa del pecado cometido con Bilha (Gn. 49:3, 4). 2. Tribu.
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Tribu formada por descendientes de Rubén. Territorio en el que se establecieron. La tribu se dividía en cuatro clanes, surgidos de los cuatro hijos de Rubén (Nm. 26:5-11). Al comienzo de la peregrinación por el desierto (véase PEREGRINACIÓN POR EL DESIERTO) el príncipe de la tribu era Elisur (Nm. 1:5; 2:10; 7:30-35; 10:18). En esta época, la tribu contaba con 46.500 hombres de veinte años y más capaces de llevar armas (Nm. 1:20, 21). Cuando se hizo el segundo censo, 38 años después, el número de ellos era de 43.730 (Nm. 26:7). El príncipe de los rubenitas encabezaba el campamento constituido por las tres tribus de Rubén, Simeón y Gad, compuestas de 151.450 hombres capaces de portar armas (Nm. 2:10, 16). El rubenita elegido para ir a explorar el país de Canaán fue Samúa hijo de Zacur (Nm. 13:4). Los rubenitas Datán, Abiram y On se unieron a Coré el levita, que fomentó la rebelión contra Moisés y Aarón (Nm. 16:11-50; 26:9; Dt. 11:6). Después de las victorias contra Sehón y Og, los gaditas, rubenitas y media tribu de Manasés pidieron a Moisés permiso para establecerse al este del Jordán, región de pastos que convenía a sus numerosos ganados y rebaños. Moisés accedió, imponiendo una condición: que enviaría a la mayor parte de sus guerreros a ayudar a los israelitas en su campaña de conquista de la tierra (Nm. 32:1-42; Jos. 18:7). Los rubenitas, gaditas y la media tribu de Manasés participaron así en todas las expediciones de Josué (Jos. 4:12). Volvieron como triunfadores a sus dominios, y erigieron a continuación un altar conmemorativo, lo que provocó la indignación de las tribus al oeste del Jordán. Sin embargo, renunciaron a usar de la fuerza contra ellos cuando supieron que aquel altar no estaba destinado ni a holocaustos ni a sacrificios (Nm. 22:1-34). Los rubenitas no participaron en la lucha contra Sísara, lo que les atrajo los reproches de Débora (Jue. 5:15, 16). Hicieron la guerra a los agarenos, exterminándolos y apoderándose del país de ellos, que ocuparon hasta que ellos fueron llevados al cautiverio por Tiglat-pileser (1 Cr. 5:18-26). El profeta Ezequiel, al proceder al reparto escatológico de la tierra de Israel, tal como será distribuida en el Milenio (véanse EZEQUIEL, MILENIO), indica el territorio de Rubén, y da su nombre a una de las doce puertas de la Jerusalén milenial (Ez. 48:6-7, 31). En la época de la primera división del territorio, Rubén limitaba al este con los amonitas, al sur con el torrente Arnón (Nm. 21:24), al oeste con el mar Muerto y el Jordán (Jos. 13:23). La frontera septentrional partía del Jordán al sur de Betnimra,
y llegaba a Hesbón (Jos. 13:17, 26; 21:37; Nm. 32:36; Jos. 13:27). En el interior de estos límites se hallaban: Aroer, sobre el valle del Arnón; la ciudad en medio del valle; toda la llanura de Medeba; Hesbón y las ciudades que dependían de ella, Dibón, Bamot-baal, Bet-baal-meón, Jahaza, Cademot, Mefaat, Quiriataim, Sibma, Zaret-sahar en el monte del valle, Bet-peor, las laderas del Pisga, Bet-jesimot; en suma, la parte meridional del reino amonita donde había reinado Sehón (Jos. 13:15-23). Las cuatro ciudades de Beser, Jaza, Cademot y Mefaat, junto con sus ejidos, fueron asignadas a los levitas descendientes de Merari (Jos. 21:7, 36, 37; 1 Cr. 6:63, 78, 79). Beser, la primera de estas ciudades, era además una ciudad de refugio (Jos. 20:8; 1 Cr. 6:78). Los rubenitas estaban expuestos a los ataques de los moabitas, sus vecinos inmediatos, y a los de los nómadas que se dedicaban al pillaje y que provenían del desierto, que podían penetrar en el territorio de Rubén por el este y el sur. Al comparar la lista dada aquí de las ciudades rubenitas con las que se nombran en Is. 15; 16; Jer. 48, y en la Piedra de Moab, se puede constatar que en la época de Mesa, y de los profetas Isaías y Jeremías, el territorio de Rubén había quedado muy disminuido por las conquistas de los moabitas. Este país está situado sobre una fértil meseta. nom, RUBÍ (Véase PIEDRAS PRECIOSAS) nom, RUDA tip, FLOR LEYE MDIC vet, (gr. «pêganon»). Planta medicinal, de gusto acre y amargo. Los fariseos, por exceso de celo, la sometían al diezmo (Lc. 11:42), aunque la Ley no lo demandaba. Esta planta herbácea, «Ruta graveolens», llega a una altura de 60 a 90 cm. Presenta hojas alternadas, de un gris azulado, y posee unas cavidades que tienen un aceite volátil, con un olor muy penetrante. Las flores, amarillentas, agrupadas en corimbos, presentan generalmente ocho estambres. Originaria de las regiones mediterráneas, la ruda se cultivaba en Palestina y se empleaba como medicina; es posible que sirviera también de condimento. Si esta planta no hubiese sido cultivada no hubiera podido someterse al diezmo. nom, RUDIMENTOS vet,
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«Elementos» o «principios». El cristiano es advertido en contra de los rudimentos de este mundo, a los cuales ha muerto con Cristo (Col. 2:8, 20). Entre ellos se cuentan la «filosofía»; las concepciones gnósticas del mundo; las religiones gentiles, y la permanencia en los rudimentos primeros de la revelación de Dios, a lo que se hace referencia en He. 5:12; 6:1. nom, RUFO tip, BIOG HOMB HONT vet, = «rojo». Hijo de Simón, el cireneo que fue obligado a llevar la cruz de Cristo (Mr. 15:21). Es posible que éste sea el cristiano a quien Pablo manda saludos (Ro. 16:13). nom, RUMA tip, LUGA vet, = «lugar elevado». Lugar en el que vivía el abuelo del rey Joacim (2 R. 23:36). Es posible que se trate de Aruma, cerca de Siquem (Ant. 10:5, 2); o quizá de Ruma en Galilea (Guerras 3:7, 21), identificada con Khirbet Rumeh, a algo más de 9 Km. al norte de Nazaret. nom, RUT tip, BIOG MUJE MUAT vet, Joven moabita que se casó al principio con Mahlón de Belén, hijo de Elimelec y de Noemí. Mahlón había ido a vivir a Moab con sus padres, a causa del hambre que se sufría en Judá. Después de la muerte de Elimelec y de sus dos hijos, Rut abandonó Moab, acompañando a Noemí, su suegra, a Belén. La muchacha moabita se dedicó a espigar en los campos de Booz, pariente de Elimelec, que la acogió con benevolencia. Según la costumbre, un pariente de Mahlón tenía que casarse con la joven viuda. Booz la tomó como mujer una vez que un pariente más próximo de Noemí hubo renunciado al derecho de redención. El matrimonio entre Booz y Rut no tuvo lugar, estrictamente, en base a la ley del levirato expuesta en Dt. 25:7-10 (cfr. Rt. 1:11-13), ya que Booz no era hermano de Mahlón. Cuando la viuda de un hombre que hubiera muerto sin hijos y sin hermano quería vender su tierra, la costumbre exigía que el pariente más próximo o heredero del difunto rescatara el dominio de la viuda. La tierra quedaba así dentro de la familia. Pero la costumbre exigía asimismo que el pariente,
siguiendo el principio del levirato, se casara con la viuda para no comprometer su propia heredad (Rt. 3:9; 4:5, 6). La asunción de estos deberes era considerada como un acto de generosidad y de lealtad hacia la familia. El primer hijo nacido de esta unión era considerado legalmente como hijo del difunto (Rt. 4:5, 10, 14, 17), y heredaba finalmente su propiedad en seguimiento de los derechos del primogénito. nom, RUT (Libro) tip, LIBR CRIT LIAT vet, El rollo del libro de Rut formaba parte de los Escritos hebreos que se leían en público con ocasión de ciertas celebraciones. Como describe la siega, se leía en Pentecostés, fiesta de las primicias. En la LXX y en la enumeración que hace Josefo de los libros canónicos, Rut figura inmediatamente después de Jueces, lo mismo que en nuestras versiones de la Biblia. El relato se sitúa en la época de los Jueces (Rt. 1:1) sesenta años o menos antes del nacimiento de David (Rt. 4:21-22). El libro relata el casamiento de un israelita piadoso con una moabita que adora a Jehová y que viene a ser bisabuela del rey David. Después del exilio, un matrimonio así hubiera sido considerado como deshonroso y no hubiera sido inventado. Hechos confirmatorios de la autenticidad del relato: En la época de Rut, Israel mantenía relaciones amistosas con Moab (1 S. 22:3, 4). El redactor no hace ningún comentario peyorativo acerca de este casamiento, y no se excusa por relatarlo, lo que indica una redacción anterior al exilio en Babilonia. El lenguaje, muy puro, indica asimismo una gran antigüedad, tanto como la del cap. 5 de Jueces. Pruebas de que el libro de Rut no recibió su forma definitiva hasta un largo tiempo después del acontecimiento relatado: el descalzamiento, en señal de testimonio, es presentado como una costumbre ya suprimida (Rt. 4:7). El libro acaba con la genealogía de David, lo cual puede ser el objeto mismo del relato; el designio del autor es señalar que su accesión al trono se debe a la intervención providencial de Aquel que quiere salvar no sólo a Israel, sino también a las naciones. Bibliografía: Baldwin, J. G.: «Rut», en Nuevo Comentario Bíblico (Casa Bautista de Publicaciones, El Paso, 1977);
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Pfeiffer, C. F.: «Rut», en Comentario Bíblico Noody (Ed. Portavoz, Grand Rapids, 1993); Young, E.: «Una Introducción al Antiguo Testamento» (T.E.L.L., Grand Rapids, 1977). nom, RYLANDS (Fragmento) Véase JUAN [EVANGELIO DE], b, MANUSCRITOS BÍBLICOS (NT), PAPIRO. ***
S nom, SAALABÍN tip, CIUD sit, a2, 274, 379 vet, = «zorros». Ciudad amorrea, en el territorio de Dan (Jos. 19:42); los amorreos resistieron durante tiempo, y sólo fueron hechos tributarios (Jue. 1:35). Fue la sede de uno de los gobernadores de Salomón (1 R. 4:9). Identificación plausible: Selbit, a unos 5 Km. al noroeste de Ajalón. nom, SAARAIM tip, CIUD ver, SARUHÉN vet, = «dos puertas». (a) Ciudad de la llanura de Judá (Jos. 15:36); parece que al oeste de Soco y de Azeca (cfr. 1 S. 17:52 con v. 1). Identificación plausible: En los alrededores del Tell es-Sãfi. (b) Ciudad de Simeón (1 Cr. 4:31) (véase SARUHÉN). nom, SABÁ tip, PAIS sit, a8, 334, 473 vet, Pueblo surgido de Cus (Gn. 10:7), y que se instaló en el sur de Arabia. Sabá es una variedad dialectal de los términos «Seba» y «Sheba». Según las inscripciones asirias, esta nación se hallaba, en el siglo VIII a.C., en el noroeste de Arabia. En el Sal. 72:10, Sabá asociado con Seba designa una región meridional alejada. La alusión a Sabá asociada con la mención de Egipto y de Etiopía parece indicar una tierra africana a la que habían emigrado numerosos descendientes de Cus
(Is. 43:3; 45:14). Josefo identifica Sabá con la isla de Meroé (Ant 2:10, 2), gran extensión de terreno entre el Nilo y el Atbara, su afluente. Según Estrabón (16:4, 8-10), el puerto de Sabá y la ciudad de Sabai se hallaban en la costa occidental del mar Rojo. nom, SABAOT tip, TITU ver, EJÉRCITO, DIOS (Nombres) vet, El término heb. «Sabaot», «ejércitos», se añade al nombre de Dios, p. ej., en 1 S. 1:3; Is. 1:9, etc. Es una expresión que significa: Señor de las huestes de ángeles y de todas las fuerzas de la naturaleza (cfr. Gn. 2:1). (Véanse EJÉRCITO DE LOS CIELOS y DIOS [NOMBRES DE], c.) nom, SÁBADO tip, CALE LEYE ver, QUMRÁN, JUBILEO, DOMINGO vet, = «reposo», «cesación de actividad». Día de reposo instituido divinamente para todos los hombres. (A) Origen. Según el relato de la creación, Dios reposó en el día séptimo de toda Su obra, y lo bendijo y santificó (Gn. 2:2-3). El término «Sabattu» se halla en cuneiforme sobre las tabletas babilónicas; parece designar un día nefasto, y se aplica también a los días 14, 19, 21 y 28 del mes lunar, además de al séptimo. Durante estos días, el rey se debía abstener de ciertas actividades. Se puede ver cómo una tal concepción estaba bien alejada del sábado israelita, que no dependía en absoluto de las fases de la luna. (B) Institución y objeto: La primera mención de la institución para Israel de un séptimo día de reposo, consagrado a Jehová, se halla en Éx. 16:23-30. Esta ordenanza fue después incluida en el cuarto mandamiento del Decálogo, estableciéndose allí de manera directa su relación con el cese de la actividad creadora en el séptimo día (Éx. 20:8-11, 31:13-17). Dios cesó Su obra contemplándola y bendiciéndola; el hombre es llamado a participar de esta bendición, y a cesar también en sus obras, en este día santificado. El reposo del sábado queda así ligado al cumplimiento entero de la obra del hombre: «Seis días trabajarás, y harás toda tu obra.» Por otra parte, según Dt. 5:15, el sábado recuerda la liberación de la esclavitud de Egipto: el pueblo
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se puede gozar de la libertad que le ha otorgado la poderosa mano de Dios. Todos deben participar de este reposo: padres, hijos, siervos, extranjeros, e incluso las bestias de carga y tiro (Dt. 5:14). El sábado vino a ser un signo peculiar del pacto perpetuo celebrado por el Señor con Israel (Éx. 31:13, 16-17). (C) Observancia del sábado. (I) El Decálogo prohibía de manera general llevar a cabo ninguna obra durante este día (Éx. 20:10). La Ley especifica que no se debe encender fuego en las casas, porque las comidas deben ser preparadas el día anterior (Éx. 35:2-3). El hecho de recoger leña queda considerado como una violación del sábado, y los transgresores son castigados con la muerte (Nm. 15:32-36); de la misma manera, está prohibido llevar cargas (Jer. 17:21-22). Se consideró que viajar durante el sábado era contrario a Éx. 16:29, y que tampoco estaba permitido comerciar (Neh. 10:10-31; 13:15-21; Am. 8:5). (II) El sábado era el día consagrado al Señor (Éx. 16:23; 35:2). Se debían inmolar, en el santuario, dos corderos, además del holocausto perpetuo de los días ordinarios (Nm. 28:9-10, 13). Los dos panes de la proposición eran renovados cada sábado (Lv. 24:5-8; 1 Cr. 9:32). El sábado era asimismo contado entre los días de gozo de Israel (Nm. 10:10; cfr. Os. 2:13). El pueblo tenía que hacer de él su delicia, para tratar de manera particular en este día hacer la voluntad del Señor, santificándolo y honrándolo; el hombre piadoso se cuidaba en aquel día de no hacer su propia voluntad ni decir lo que le salía de sí (Is. 58:13). Era bendecido, santificado por su búsqueda de Dios, y proclamado feliz (Is. 56:2, 4-6; Ez. 20:12, 21). Es especialmente después del cautiverio que la observancia del sábado cayó en un legalismo extremado. Antíoco Epifanes, el rey perseguidor de Siria, intentó prohibir su celebración (1 Mac. 1:45, 52; 2 Mac. 6:6), pero los israelitas que permanecieron fieles se rebelaron bajo el caudillaje de los Macabeos, manteniéndose estrictos observantes de esta ordenanza. Al principio de la guerra, los judíos creían que no tenían derecho a defenderse durante el sábado. Las hostilidades comenzaron con la matanza de 1.000 patriotas judíos y de sus familias. Los supervivientes, resolvieron defenderse si el enemigo los atacaba en día de sábado, pero no pasar a la ofensiva en este día (1 Mac. 2:31-41), incluso si tal actitud favorecía el avance de los paganos. Más tarde, durante el asedio de Jerusalén, Pompeyo erigió, durante un sábado,
arietes y torres. Los judíos no respondieron a la amenaza. Apenas si el sábado había ya acabado, los romanos abrieron una brecha en las murallas (Ant. 14:4, 2 y 3). En la época de Cristo, los fariseos habían dispuesto normas ridículas acerca del sábado, prohibiendo incluso los gestos de misericordia, y combatían a Jesús porque efectuaba curaciones en sábado. Sin embargo, los fariseos no consideraban contra la Ley salvar un buey, un asno o una oveja en día de sábado, ni se privaban de abrevar a sus animales (Mt. 12:9-13; Lc. 13:10-17). Los fariseos no se opusieron sólo a las curaciones, sino también a la recogida fortuita de algunas espigas por parte de los discípulos de Jesús en sábado. El Señor declaró entonces: «El día de reposo fue hecho a causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo» (Mr. 2:2328). Por lo que respecta a los esenios, su postura era exacerbada. No podían socorrer a un animal que cayera en un hoyo; ni siquiera podían aliviar las necesidades fisiológicas, por cuanto sus normas les prohibían hacerlo en Jerusalén, y la distancia a que tenían que ir fuera de la ciudad era superior a la de un día de sábado (véase QUMRÁN [ROLLOS DE], VI, Qumrán y los esenios). (D) Ciclos sabáticos. Además del séptimo día, había períodos regulares consagrados al reposo, a la adoración de Jehová, a la proclamación de la libertad. Había: el primer día del mes séptimo (Lv. 23:24-25); en este mismo mes, el día décimo (Lv. 23:27, 32), y a partir del día 15, se pasaba una semana bajo los tabernáculos (Lv. 23:39-41); cada siete años se celebraba un año sabático (Éx. 23:10-11; Lv. 25:27, 20-22; Dt. 15:1-4; 31:10), durante el cual la tierra misma debía reposar, y los acreedores liberar a sus deudores de sus deudas; todo israelita reducido a la condición de esclavo recuperaba su libertad. Finalmente, el jubileo tenía lugar en el año cincuenta, después de siete ciclos de años sabáticos. Al final del año sabático se tocaba la trompeta para proclamar el año de gracia (Lv. 25:8-16). (Véase JUBILEO.) Hay algunos testimonios históricos acerca de la observancia del año sabático: el pacto concertado en la época de Nehemías (Neh. 10:31); el año 150 de la era de los Seléucidas, esto es, el año 164-163 a.C. (1 Mac. 6:49, 53; cfr. Ant. 12:9, 5); el año 178 de los Seléucidas, el año 136-135 a.C. (Ant. 13:8, 1; Guerras 1:2, 4);
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el decreto de César librando a los judíos de pagar el tributo durante el año sabático (Ant. 14:10, 6; cfr. Tácito, Historias 5:4); el año 38-37 a.C. (Ant. 14:16, 2; 15:1, 2); y el año anterior a la caída de Jerusalén, 68-69 d.C. (Talmud). Cfr. asimismo Ant. 11:8, 5 para la época de Alejandro Magno. El cautiverio había sido predicho entre las maldiciones; durante este tiempo la tierra de Israel disfrutaría de los sábados que no habían sido cumplidos (Lv. 26:34-43). Jeremías profetizó que Dios castigaría la idolatría del pueblo mediante la devastación del país y la servidumbre de Israel en Babilonia durante 70 años (Jer. 25:7-11). El autor de Crónicas confirma que la violación de la Ley y la profanación del Templo hicieron sobrevenir sobre los judíos, como Jeremías lo había predicho, el exilio de 70 años, y que durante este período la tierra de Israel disfrutó de sus sábados y reposó (2 Cr. 36:14, 16, 20, 21). (E) El sábado y el cristianismo. En los Evangelios y Hechos, el sábado es frecuentemente mencionado en relación con los judíos. En el resto del NT es citado sólo en dos ocasiones (Col. 2:16; He. 4:4) para indicar su significado espiritual y tipológico. En estos dos pasajes no se afirma en absoluto que debamos observarlo, sino que en la institución sabática del AT podemos ver una imagen del reposo que espera al pueblo de Dios. Al haber sido comprados con la sangre preciosa de Cristo, todo nuestro tiempo y ser pertenece a Dios. Nadie debe ser juzgado por la observancia de una fiesta, de una luna nueva ni de sábados (Col. 2:16). En los primeros años de la Iglesia cristiana, había creyentes que seguían haciendo distinción entre días, en tanto que otros los estimaban todos iguales (Ro. 14:5); Pablo no desea que estas divergencias provoquen un quebrantamiento en el espíritu fraternal. Pero era también normal que la observancia legal del día séptimo dejara paso al reposo constante en Cristo, del que el reposo hebdomadario era sólo una sombra (Col. 2:17). Los que creen, entrarán en este reposo, en el que en principio ya están por la fe (cfr. He. 4:3), pero cuyo cumplimiento definitivo está aún en el futuro (cfr. He. 4:9). Es deseable que, a fin de tener el tiempo libre deseado para poder frecuentar el culto (He. 10:25) y en vista de un buen equilibrio físico, los cristianos tomen el domingo como festivo, el día del Señor. Sin embargo, no se trata de un cumplimiento legal del cuarto mandamiento, que es de carácter ceremonial y no correspondiente a
la dispensación de la gracia. La verdadera obediencia a Dios por parte del cristiano consiste en vivir todos los días en el reposo espiritual descrito en Hebreos caps. 3 y 4, permitiendo que el Señor sea quien obre en ellos y por medio de ellos. (Véase DOMINGO.) Bibliografía: Chafer, L. S.: «Teología Sistemática» (Publicaciones Españolas, Dalton, Ga., 1974, esp. tomo II, PP. 104-126 y 710-718); Darby, J. N.: «The Sabbath», en The Collected Writings of J. N. Darby, vol, 10, PP. 270-303 (Stow Hill Bible and Tract Depot, Kingston-onThames, reimpr. 1964); cfr. también op. cit., vol. 14, PP. 349-357; Pressensé, E. de: «Histoire des trois premiers siècles de l'Église chrétienne »(Ch. Meyrueis, París, 1870, vol. II, esp. PP. 362 ss.). nom, SÁBADO (CAMINO DE) tip, CALE LEYE ver, QUMRÁN, JUBILEO, DOMINGO vet, Distancia limitada que los escribas permitían recorrer en un día de sábado. En Hch. 1:12, la expresión designa el trayecto entre el monte de los Olivos y Jerusalén, o extendiéndose desde Jerusalén a un punto del monte desde donde se divisaba Betania (Lc. 24:50). Si se mide desde la puerta oriental de Jerusalén (siguiendo el método judío) hasta la iglesia de la Ascensión en la cumbre del monte de los Olivos, la distancia es de 690 m. a vuelo de pájaro; recorrida a pie, sería más larga. Según Josefo, había de 5 a 6 estadios de Jerusalén al monte de los Olivos (Ant. 20:8, 6; Guerras 5:2, 3). La ordenanza del camino de sábado se remonta a la prohibición de abandonar el campamento durante el séptimo día (Éx. 16:29). El origen de la evaluación de un camino de sábado es: (A) Una interpretación de Nm. 35:5, que atribuye a cada ciudad levítica un territorio de dos mil codos a partir de las murallas. (B) La idea, basada en Jos. 3:4, de que el campamento de Israel estaba a dos mil codos del arca y del Tabernáculo, y a donde, evidentemente, podían acudir los israelitas en día de sábado. Los ciudadanos tenían permiso para desplazarse por el interior de su ciudad, si no era grande. La casuística rabínica inventó una escapatoria a esta estricta ordenanza: se podía establecer una residencia ficticia, para el depósito de alimentos correspondientes a dos comidas, dentro del límite de dos mil codos. Entonces, se permitía recorrer
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dos mil codos más allá de este segundo lugar en día de sábado. nom, SABACTANI (Véase ELÍ, ELÍ, ¿LAMA SABACTANI?) nom, SABEOS tip, TRIB ver, SABÁ, SEBA vet, Pueblo de Sabá (Is. 45:14), nación lejana (Jl. 3:8; cfr. Ez. 23:42). (Véanse SABÁ y SEBA.) nom, SABIDURÍA tip, DOCT ver, APÓCRIFOS, PROVERBIOS La Ley expone los mandamientos y exigencias del Señor. La profecía juzga el comportamiento de los hombres a la luz de la voluntad de Dios, y revela el desarrollo de Su plan eterno. Por lo que respecta a la sabiduría, ella se esfuerza, mediante la observación, experiencia y reflexión, en llegar a conocer a los hombres y a Dios. La Ley y la profecía, que provienen directamente de Jehová, expresan Su misma Palabra. La sabiduría, expresión del buen sentido humano, es asimismo un don de Dios. Implica la reverencia hacia el Señor y la obediencia a Sus mandamientos (Sal. 111:10; Pr. 9:10; Ec. 12:13). La sabiduría es personificada en los primeros capítulos de Proverbios y en el libro de Job (véase PROVERBIOS [LIBRO DE LOS]). A lo largo de toda la historia de Israel se dieron sabios consejeros (Jer. 18:18); entre otros, la astuta mujer de Tecoa (2 S. 14:2); la mujer sabia de Abel-bet-maaca (2 S. 20:18); los cuatro renombrados sabios: Etán, Hemán, Calcol y Darda (1 R. 4:31). Se servían de parábolas (2 S. 14:4-11); preceptos (Pr. 24:27-29); proverbios (Pr. 24:23-26); enigmas (Pr. 1:6); lecciones de la vida (Pr. 24:30-34). Muestras de este género: La parábola de Jotam (Jue. 9:7-20); la adivinanza de Sansón (Jue. 14:14); las parábolas de Natán (2 S. 12:1-7), de la mujer de Tecoa (2 S. 14:4-17), y por un profeta desconocido (1 R. 20:35-43); la fábula del rey Joás (2 R. 14:9, 10). Los máximos exponentes de la sabiduría hebrea son Job,
Proverbios y Eclesiastés. Entre los libros apócrifos se pueden señalar Eclesiástico, y Sabiduría de Salomón. nom, SABIDURÍA (LIBRO DE LA). Véase APÓCRIFOS. nom, SACERDOTE tip, SACE OFIC ver, QUMRÁN, CARISMAS, AARÓN, ALTAR, EXPIACIÓN, LEVITAS, LEVÍTICO, OBLACIÓN, OFRENDAS, TABERNÁCULO, TEMPLO, IGLESIA vet, Ministro especialmente designado para el culto, oficiando ante el altar, y ejecutor de ciertos ritos en nombre de la comunidad. Siendo mediadores entre el hombre y la divinidad, los sacerdotes constituían por lo general una casta entre los egipcios, madianitas, filisteos y griegos (Gn. 47:22; Éx. 2:16; 1 S. 6:2; Hch. 14:13). En los albores de la humanidad eran los mismos individuos los que ejercían ciertas funciones religiosas antes de la organización del sacerdocio. Los patriarcas asumieron estas funciones para sus familias, como se observa en los casos de Noé, Abraham, Isaac, Jacob, Job, etc. El caudillo de un pueblo estaba asimismo revestido del cargo sacerdotal. En la época del éxodo había ciertos israelitas que poseían esta prerrogativa por derecho natural. El crecimiento de la cantidad de hebreos que recurrían a sus servicios parece haber llevado a los israelitas investidos de funciones sagradas a dedicarse a ello a tiempo completo (Éx. 19:22). Al establecerse el código levítico, sin embargo, el sacerdocio quedó limitado a la casa de Aarón. En épocas de desconcierto nacional y de apostasía, cuando Dios se manifestaba directamente a un hombre, éste reconocía de inmediato su derecho a sacrificar sin pasar por los mediadores oficiales (Jue. 6:18, 24, 26; 13:16). Después del cisma, los israelitas piadosos del reino del norte no pudieron ya recurrir al sacerdocio oficial, que tenía su centro en Jerusalén, capital del reino de Judá; para poder ofrecer los sacrificios prescritos, muchos de los piadosos emigraron al reino del sur (cfr. 2 Cr. 15:9; 30:5-11 ss.; 35:16-19). Como en la época de apostasía de los Jueces, Elías preparó un holocausto excepcional, bajo la autoridad de Dios, en la guerra de Jehová contra Baal. Sin embargo, para evidenciar, además del poder de Dios, el
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hecho de que no había autorización para que los hombres asumieran una posición de independencia frente al santuario de Jerusalén en tanto que el Señor lo reconocía, fue Jehová mismo quien lanzó fuego desde el cielo para consumir el sacrificio dispuesto por Elías (cfr. 1 R. 18:20-40). Así, no se puede presentar este sacrificio de Elías como «un ejemplo de ofrecimiento de sacrificios de israelitas piadosos en el reino del norte» con independencia del sacerdocio aarónico centrado en Jerusalén. Los israelitas verdaderamente piadosos debían ofrecer sus sacrificios no por sí mismos, sino en Jerusalén. El pueblo de los hijos de Israel, llamado en el Sinaí a formar una nación organizada, recibió al mismo tiempo un santuario y un cuerpo sacerdotal dignos de Jehová. Aarón y sus hijos fueron los designados para el sacerdocio, declarado hereditario, y reservado a la familia de Aarón (Éx. 28:1; 40:12-15; Nm. 16:40; 17; 18:1-8; cfr. Dt. 10:6; 1 R. 8:4; Esd. 2:36 ss.). Todos los hijos de Aarón que no adolecieran de defectos corporales eran sacerdotes (Lv. 21:16 ss.). Cuando se menciona su clase, se trata de los «sacerdotes» o de los «sacerdotes hijos de Aarón», alusión a su ascendencia (Lv. 1:5; 2 Cr. 26:18; 29:21; 35:14; cfr. Nm. 3:3; 10:8; Jos. 21:19; Neh. 10:38); también se los nombra como «los sacerdotes levitas», haciendo referencia a su tribu (Dt. 17:9, 18; 18:1; Jos. 3:3; 8:33; 2 Cr. 23:18; 30:27; Jer. 33:18, 21; cfr. Éx. 38:21). Más tarde, se dijo: «los sacerdotes levitas hijos de Sadoc», que es designación de una rama de la familia de Aarón (Ez. 44:15; cfr. 43:19). Esta manera de designar a los siervos del culto era corriente, al mantenerse la distinción entre los simples levitas, ayudantes en el acto del sacrificio (Nm. 1:47-54), y los sacerdotes propiamente dichos (Éx. 28:1). El sacrificio sobre el altar del Tabernáculo y el uso del Urim y del Tumim estaban estrictamente reservados a la familia de Aarón, como lo demuestra la historia. Los sacerdotes tenían tres deberes esenciales: (1) el servicio del Señor en el santuario; (2) la enseñanza de la Ley al pueblo; (3) consultar a Jehová por el pueblo, mediante el Urim y el Tumim (Éx. 28:30; Esd. 2:63; Nm. 16:40; 18:5; 2 Cr. 15:3; Jer. 18:18; Éx. 7:26; Mi. 3:11). Los sacerdotes estaban sometidos a unas normas particulares (Lv. 10:8 ss.). Les estaba prohibido casarse con una mujer deshonrada o repudiada. Tenían que casarse con una israelita que fuera, o bien virgen, o viuda, y cuya genealogía estuviera comprobada (Lv. 21:7; Esd. 10:18, 19; Contra Apión 1:7). En el ejercicio de sus funciones
llevaba vestiduras sagradas, cuyo uso estaba prohibido fuera del Templo: (a) Los calzones, que iban de la cintura a los muslos. (b) La túnica, ajustada al cuerpo, de una sola pieza, sin costura, que llegaba (por lo menos en época tardía) a los tobillos, y ceñida sobre los riñones con un cinto bordado con colores simbólicos. (c) Un turbante. Todas estas piezas eran de lino fino (Éx. 28:39-42; Ant. 3:7, 1-3). En las ceremonias religiosas, tanto los sacerdotes como los levitas llevaban un sencillo efod de lino; no era obligatorio llevar estas vestiduras, que no tenían comparación posible con el lujoso efod del sumo sacerdote (1 S. 2:18; 22:18; 2 S. 6:14). Los sacerdotes descendientes de Aarón (sin duda, la tercera generación) recibieron, en conformidad con la regla mosaica, trece ciudades con sus pastos y tierras, suficientes asimismo para sus descendientes (Jos. 21:10-19), cuyo número aumentó considerablemente con el transcurso de los siglos. Es por ello que los sacerdotes fueron divididos por David en veinticuatro órdenes. Durante las semanas de grandes solemnidades, los veinticuatro órdenes oficiaban simultáneamente, pero por lo general sólo un orden efectuaba su servicio cada semana; el cambio tenía lugar durante el sábado, antes del sacrificio de la tarde (1 Cr. 24:1-19; 2 R. 11:5, 9; Ant 7:14, 7). Del exilio babilónico sólo volvieron cuatro órdenes sacerdotales con Zorobabel (Esd. 2:36-38); sin embargo, más tarde fueron reconstituidos los veinticuatro órdenes (cfr. Lc. 1:5, 9). Los sacerdotes estaban constituidos en una jerarquía encabezada por el sumo sacerdote. Inmediatamente por debajo de él se hallaba un sacerdote (2 R. 25:18) que posiblemente pueda ser identificado como el «príncipe de la casa de Dios» (2 Cr. 31:13; Neh. 11:11) y con el «jefe de la guardia del Templo» (Hch. 4:1; 5:24). Los principales sacerdotes mencionados en el NT eran el sumo sacerdote reinante, los sumos sacerdotes precedentes aún vivos, y los miembros de sus familias. La confusión política reinante y la dominación extranjera habían invalidado de facto las provisiones de la Ley en cuanto a la sucesión del sumo sacerdote. Ya desde los tiempos de los Seléucidas, y como también sucedía con los romanos, el cargo del sumo sacerdocio estaba sometido a los avatares políticos. Los romanos designaban y destituían a su placer a los hombres investidos de este importantísimo cargo (véase
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QUMRÁN [MANUSCRITOS DE], VI, apartado Bosquejo histórico del qumranismo). El sacerdocio en la dispensación de la gracia. En el AT la jerarquía religiosa se presentaba de la siguiente manera: (a) Aarón (o su sucesor), el sumo sacerdote, que tenía acceso una vez al año al Lugar Santísimo en el día de la expiación. (b) Los sacerdotes y sus ayudantes los levitas, que ejercían el servicio del santuario. (c) El pueblo, que podía presentar sus ofrendas en el lugar ante el altar de los holocaustos. En el NT, Cristo es nuestro único y perfecto Sumo Sacerdote (He. 7:24-28). Los creyentes constituyen, todos ellos, un regio sacerdocio (1 P. 2:5, 9; cfr. Ap. 1:6; He. 10:19-22); la multitud que debe ser evangelizada y llevada ante la cruz del sacrificio expiatorio, la clave del camino que conduce a Dios. Así es que, admitiendo plenamente los dones y ministerios particulares (véase CARISMAS), el cristianismo no reconoce ningún tipo de clero, ninguna casta separada de sacerdotes; en el Nuevo Testamento la Iglesia entera es un reino de sacerdotes. (Véanse AARÓN, ALTAR, EXPIACIÓN [DÍA DE LA], LEVITAS, LEVÍTICO, OBLACIÓN, OFRENDAS, TABERNÁCULO, TEMPLO, etc.). Bibliografía: Chafer, L. S.: «Teología Sistemática» (Publicaciones Españolas, Dalton, Ga., 1974, tomo II, PP. 66-70); Keil, C. F. y Delitzsch, F.: «Commentary on the Old Testament, The Pentateuch» (Wm. B. Eerdmans, Grand Rapids, reimpr. 1981); Kelly, W.: «Priesthood», serie de artículos en The Bible Treasury, feb. 1899 a nov. 1903 (H. L. Heijkoop, 58 Blijhamsterstraat, Winschoten, Holanda, reimpres. 1969). (Véase también Bibliografía bajo IGLESIA.) nom, SACO tip, UTEN COST TEJI ver, CILICIO vet, Un tejido basto hecho de pelo, con el que se fabricaban sacos y vestidos burdos. Cuando alguien se vestía con saco como símbolo de dolor o de arrepentimiento, se llevaba en contacto directo con la piel, y no se sacaba por la noche; en estos casos las cenizas eran un frecuente acompañamiento (1 R. 21:27; 2 R. 6:30; Jb. 16:15; JI. 1:13; Ap. 6:12, etc.). (Véase CILICIO.) nom, SACRAMENTO. Véase MISTERIO, esp. último párrafo.
nom, SACRIFICIO tip, LEYE TIPO ver, TIPO, TIPOLOGÍA, PASCUA, EXPIACIÓN (Día de la), ESCATOLOGÍA, MILENIO, REINO sit, vet, Como término técnico religioso, «sacrificio» designa todo aquello que, habiendo sido dedicado a un objeto religioso, no puede ser reclamado. En la generalidad de los sacrificios ofrecidos a Dios bajo la Ley se supone en el ofrendante la consciencia de que la muerte, como juicio de Dios, estaba sobre él. Por ello, se había de dar muerte al sacrificio para que le fuera aceptado de parte de Dios. De hecho, el término «sacrificio» se usa en muchas ocasiones para denotar el acto de dar muerte. El primer sacrificio mencionado en la Biblia de una manera expresa es el efectuado por Abel, aunque hay una indicación claramente implícita de la muerte de unas víctimas en el hecho de que Adán y Eva fueron vestidos por Dios con túnicas de pieles después del pecado de ellos (Gn. 4:4; cfr. 3:21). Es indudable que Dios dio instrucción al hombre acerca del hecho de que, siendo que la pena por la caída y por su propio pecado, es la muerte, sólo podría allegarse a Dios de una manera apropiada con la muerte de un sustituto limpio de ofensa; en las Escrituras se dice claramente que fue por la fe que Abel ofreció un sacrificio más excelente que el de Caín (He. 11:4). Dios tuvo que decir a Caín que si no hacía bien, el pecado, o una ofrenda por el pecado, estaba a la puerta (Gn. 4:7). En los albores de la humanidad hallamos a los piadosos ofreciendo sacrificios al Señor: Noé (Gn. 8:20-21), Abraham (Gn. 12:7, 8), Isaac (Gn. 26:25), Jacob (Gn. 33:20). Asimismo, las investigaciones arqueológicas han revelado que las antiguas civilizaciones de Babilonia, Egipto, etc., tenían elaborados rituales de sacrificios en sus religiones. Los sacrificios del AT muestran la base y los medios de allegarse a Dios. Todos ellos son tipos (véanse TIPO, TIPOLOGÍA), careciendo de valor intrínseco, pero constituyendo sombras, o figuras, de Cristo, que, como Antitipo, las cumplió todas. Los principales sacrificios son cuatro: el holocausto, la ofrenda, la ofrenda de paz y la ofrenda por el pecado, a la que se puede asociar la ofrenda de expiación por yerro. Éste es el orden en que aparecen en los capítulos iniciales de Levítico, donde tenemos su significado presentado desde el punto de vista de Dios, empezando,
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tipológicamente, desde la devoción de Cristo a la gloria de Dios hasta la muerte, y llegando hasta el significado de su provisión para la necesidad del hombre culpable. Si se trata del pecador allegándose a Dios, la ofrenda por el pecado tiene que ser necesariamente la primera: La cuestión del pecado tiene que quedar solucionada antes de que el que se allega a Dios pueda estar en la posición de adorador. Las ofrendas, en un aspecto, se dividen en dos clases: las ofrendas de olor grato, presentadas por los adoradores, y las ofrendas por el pecado, presentadas por aquellos que, habiendo pecado, tienen que ser restaurados a la posición de adoradores. Se debe tener muy presente que en estos sacrificios en Levítico no se tipifica la redención. Estos sacrificios fueron dados a un pueblo ya redimido. La imagen de la redención se halla en la Pascua (véase PASCUA). En estos sacrificios tenemos una provisión para un pueblo ya redimido. Incluso en la ofrenda por el pecado la grasa debía ser quemada sobre el altar de bronce, y en una ocasión se dice que es para olor grato (Lv. 4:31), constituyendo esto un enlace con el holocausto. Las ofrendas de olor grato representan la perfecta ofrenda que Cristo hizo de Sí mismo a Dios, más bien que la imposición de los pecados sobre el sustituto por parte de Jehová. Los varios tipos y el sexo de los animales presentados en la ofrenda por el pecado eran proporcionales a la medida de responsabilidad en Lv. 4, y a la capacidad del ofrendante en el cap. 5. Así, el sacerdote o toda la congregación tenían que llevar un becerro, pero una cabra o un cordero eran suficientes si se trataba de una persona. En las ofrendas de olor grato el ofrendante tenía libertad para escoger la víctima, y el diferente valor de los animales ofrecidos daba evidencia de la medida de apreciación del sacrificio. Así, si un hombre rico ofrecía un cordero en lugar de un becerro, ello mismo sería evidencia de que subvaloraba los privilegios que tenía a su alcance. La sangre se rociaba y derramaba. No se podía comer; era la vida, y Dios la reclamaba (cfr. Lv. 17:11). La grasa de las ofrendas tenía que ser siempre quemada, porque representaba tipológicamente la acción espontánea y enérgica de Cristo hacia Dios (Sal. 40:7, 8). La levadura, que siempre significa lo que es humano y, por ende, malo (porque si se introduce el elemento humano en las obras de Dios, obrando en su seno, el mal resulta de ello), no se podía quemar nunca en el altar a Dios, ni estar en ninguna de las ofrendas, a excepción de una forma especial de la ofrenda de primicias (Lv. 23:16-21) y en el pan
que acompañaba al sacrificio de acción de gracias (Lv. 7:13). También estaba prohibida la miel en la ofrenda, denotando típicamente la mera dulzura humana. Se tenía que añadir sal a la ofrenda, y se debía usar en toda ofrenda: recibe el nombre de la sal del pacto de tu Dios (Lv. 2:13; cfr. Ez. 43:24). La sal impide la corrupción y da sabor (Nm. 18:19; 2 Cr. 13:5; Col. 4:6). El pecho de la víctima puede ser tomado como emblema de amor, y la espaldilla, de la fuerza. Los principales términos heb. utilizados con referencia a las ofrendas son: (a) «Olah», «Alah», de «hacer ascender», y que se traduce como «holocausto». (b) «Minchah», de «presente, don, oblación», y que se traduce como «oblación». La V.M. traduce «oblación de ofrenda vegetal». (c) «Shelem», de «estar completo», estar en paz, en amistad con alguien. Se traduce «sacrificio de paz». La forma ordinaria está en plural, y podría traducirse como «ofrenda de prosperidades». (d) «Chattath», de «pecar», traducido constantemente como «expiación» y «expiación por el pecado». (e) «Asham», de «ser culpable». Traducido «sacrificio por la culpa». (f) «Tenuphah», de «levantar arriba y abajar, mecer», traducido «ofrenda mecida». (g) «Terumah», de «ser levantado», traducido «ofrenda elevada». En cuanto al acto de quemar los sacrificios, se emplean diferentes términos heb. Además del término «Alah» mencionado en el párrafo anterior, se emplea comúnmente el término «katar» de quemar sobre el altar: significa «quemar incienso». Pero cuando se trata de quemar el cadáver de la ofrenda por el pecado, el término usado es «saraph», que significa «quemar, consumir». Así, lo que asciende como olor grato se distingue de lo que es consumido bajo el juicio de Dios. (a) El holocausto. Tipológicamente, representa a Cristo presentándose a Sí mismo de acuerdo con la voluntad divina para el cumplimiento del propósito y mantenimiento de la gloria de Dios allí donde se advertía pecado. En el tipo, la víctima y el ofrendante eran esencialmente distintos, pero en Cristo los dos estaban necesariamente combinados. La ofrenda ofrecida en holocausto, cuando no estaba obligatoriamente prescrita, era ofrecida para la aceptación de
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alguien. La expresión «de su voluntad» en Lv. 1:3 tiene una mejor traducción como «la ofrecerá para su aceptación». La víctima podía ser macho de las manadas, o de las ovejas o cabras de los rebaños, o bien una tórtola o un palomino, según la capacidad económica del ofrendante, o el aprecio que tuviera de la ofrenda. Estas ofrendas eran diferentes en grado, pero del mismo tipo. El macho es el tipo más elevado de ofrenda; no se menciona ninguna hembra en la ofrenda de holocausto. Después que el ofrendante hubiera puesto sus manos sobre la víctima, le daba muerte (excepto en el caso de las aves, que eran muertas por el sacerdote). De Lv. 1 parecería que también era el ofrendante quien la desollaba, descuartizaba y lavaba sus intestinos y patas en agua; pero las expresiones usadas pueden tomarse en un sentido impersonal: «el holocausto será desollado, y será dividido en sus piezas», etc. (v. 6). Estas funciones pueden haber sido llevadas a cabo por los sacerdotes o por los levitas. (Los levitas desollaban los sacrificios cuando había pocos sacerdotes; cfr. 2 Cr. 29:34). El sacerdote rociaba la sangre alrededor del altar y, excepto la piel, que quedaba para el sacerdote, todo el animal era quemado como olor grato sobre el altar. Hacía expiación por el ofrendante, que hallaba aceptación en base a su valor. Tipológicamente, es figura de Cristo en su perfecta ofrenda de Sí mismo, siendo probado en lo más hondo de su ser por el fuego escudriñador del juicio divino (Lv. 1). (Este aspecto de la cruz se ve en pasajes como Hch. 2:8; 3n. 10:14-17; 13:31; 17:4; Ro. 5:18, etc.). En Lv. 6 se da la ley del holocausto: «El holocausto estará sobre el fuego encendido sobre el altar... no se apagará» (Lv. 6:9, 13). Esto se refiere a los corderos de la mañana y de la tarde; constituían un holocausto continuo (Éx. 29:3841). Se debe señalar que era «toda la noche, hasta la mañana» (aunque era perpetuo), indudablemente para señalar que Cristo es para Israel siempre olor grato a Jehová, incluso durante el presente periodo de tinieblas y olvido de Israel. Aarón tenía que ponerse sus vestiduras de lino para quitar las cenizas del altar y ponerlas «junto al altar». Después se cambiaba los vestidos de lino por otras ropas, y llevaba las cenizas fuera del campamento. Las cenizas constituían la prueba de que el sacrificio había sido totalmente aceptado (Sal. 20:3, lit.: «encenice tu holocausto»; cfr. la versión de Reina 1569). Por «la mañana» Israel conocerá que su aceptación y bendición es mediante la obra de su Mesías en la cruz. El
sacrificio diario era ofrecido por el sacerdote actuando por toda la nación, y presenta tipológicamente la base de sus bendiciones y privilegios. De ahí que la fe le diera un gran valor (cfr. Esd. 3:3; Dn. 8:11, 13, 26; 9:27). (b) La oblación. En Lv. 2 se da el carácter intrínseco de esta ofrenda, aunque al ofrecer el holocausto se añadía una oblación. En la oblación no había derramamiento de sangre y, por ello, no había expiación. El holocausto era tipo del Señor Jesús en Su devoción hasta la misma muerte; la oblación de ofrenda vegetal (Y. M.) lo representa en Su vida, la inmaculada humanidad de Cristo en el poder y energía del Espíritu Santo. Consistía de flor de harina, sin levadura alguna, amasada con aceite, y untado todo ello con aceite e incienso. En su forma más sencilla, se tomaba un puñado de harina con algo de aceite, que se quemaba en el altar; también se hacía en forma de tortas, cocido en un horno, o en una sartén o cazuela. Sólo una parte de la harina y del aceite, pero todo el incienso, se quemaban sobre el altar, como olor grato a Jehová. El resto quedaba como alimento para el sacerdote y sus hijos, aunque no para las hijas. La excelencia de Cristo como hombre, en quien cada uno de sus actos, incluso al dirigirse a la muerte, fueron para Dios, sólo puede ser disfrutada en una intimidad sacerdotal. Es una ofrenda que correspondía esencialmente al santuario. Todo el sabor de la vida del Señor fue hacia Dios. No vivió para los hombres ni buscando la alabanza de ellos. Por ello, el tipo del incienso debía ascender íntegramente del altar. La flor de harina es un tipo de la uniformidad del carácter del Señor: en él ninguna característica descollaba de las demás como sucede generalmente con los hombres. En el Señor todo era perfección, y todo ello de manera uniforme y todo para la gloria de Dios. Fue engendrado por el poder del Espíritu Santo (cuyo tipo es el aceite), y fue ungido por el mismo Espíritu en Su bautismo; Sus gracias y gloria moral se corresponden con el incienso. En una hermosa relación con el holocausto continuo cada mañana y cada tarde, habla asimismo una oblación de ofrenda vegetal perpetua. Era «cosa santísima». No se podían quemar ni levadura ni miel con la oblación de ofrenda vegetal, pero debía ir acompañada de sal. Las características aquí simbolizadas fueron claramente evidentes en la vida del Señor (Lv. 2; 6:14-18; Éx. 29:40, 41). En Lv. 23:17 hay levadura con la ofrenda vegetal allí representada porque es un sacrificio de
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primicias que constituye una sombra de la Iglesia, la primicia de las criaturas de Dios, presentada en Pentecostés en la santificación del Espíritu. (c) Ofrendas de paz. Éstas son distintas tanto del holocausto como de la oblación de ofrenda vegetal, aunque está basada en ambas. Su objeto no era enseñar cómo un pecador podía conseguir la paz ni tampoco hacer expiación: se trata más bien del resultado de haber recibido bendición, de la respuesta del corazón a esta bendición. El alma entra en la consagración de Cristo a Dios, el amor y poder de Cristo como bendición de la familia sacerdotal, y su propio sustento en la vida allí donde la muerte se ha introducido. La ofrenda de paces podía ser de las manadas o de los rebaños, macho o hembra. El ofrendante imponía las manos sobre la cabeza de la ofrenda, y le daba muerte. La sangre era rociada alrededor del altar. Toda la grasa, los dos riñones y la grasa de encima del hígado se debían quemar sobre el altar, como ofrenda de olor grato a Jehová. Esto era la parte de Dios, lit. Su pan. El pecho de la ofrenda era mecido como ofrenda mecida y a continuación era usado como alimento para Aarón, y sus hijos e hijas. La espaldilla derecha era una ofrenda elevada, y quedaba para el sacerdote que la ofrecía. Por su parte, el ofrendante y sus amigos comían también de la ofrenda aquel mismo día; si era un voto o una ofrenda voluntaria, podía ser comida al día siguiente. Lo que quedara de ella tenía que ser quemado con fuego: ello indica que para que la comunión sea real tiene que ser directa, no demasiado separada de la obra del altar. La ofrenda de paz iba acompañada de una oblación de ofrenda vegetal, constituida por tortas sin levadura y hojaldres sin levadura untados con aceite; junto a ello se añadían tortas de pan leudado. Esto último reconocía la existencia de pecado en el adorador (cfr. 1 Jn. 1:8) que, si era mantenido inactivo, no lo descalificaba como adorador. Todo lo que tipifica a Cristo era sin levadura. Que la ofrenda de paz tipifica comunión queda patente de las instrucciones acerca de su uso: parte de ello era aceptado sobre el altar, recibiendo el nombre de «el alimento de la ofrenda»; otra parte era alimento para el sacerdote (tipo de Cristo) y de los hijos del sacerdote (los cristianos); y otra parte era comida por el ofrendante y sus amigos (el pueblo, y quizá también los gentiles, que en el Reino «se gozarán con su pueblo»). Este pensamiento de la comunión halla su expresión en la mesa del Señor, en la comunión de la sangre y del cuerpo del Señor (1
Co. 10:16). Se dice que la ofrenda de paz «pertenece a Jehová»; del mismo modo toda la adoración pertenece a Dios: es el fruto y expresión de Cristo en los creyentes (Lv. 3; 7:11-21, 28-34). (d) La ofrenda por el pecado. Ésta y la ofrenda por yerro forman un caso aparte de las ofrendas. En la ofrenda del holocausto y la de paz el ofrendante viene como adorador, y por la imposición de manos se identifica con la aceptabilidad y aceptación de la víctima; en cambio, en la ofrenda por el pecado la víctima se identificaba con el pecado del ofrendante. La ofrenda por el pecado era la provisión para cuando algún miembro del pueblo redimido hubiera pecado, a fin de evitar que el juicio cayera sobre el ofrendante. Esta característica general es siempre constante, aunque los detalles difieran, como se puede observar en la siguiente tabla: El Día de la Expiación se mantiene aparte: la sangre de la ofrenda por el pecado era llevada al Lugar Santísimo, y rociada sobre y delante del Propiciatorio. Se tenía que hacer la expiación conforme a las demandas de la naturaleza y majestad del trono de Dios. Este tipo era repetido cada año para mantener la relación del pueblo con Dios, debido a que el Tabernáculo de Jehová permanecía entre ellos en medio de las impurezas del pueblo. También se hacía expiación por el lugar santo y el altar; todo ello era reconciliado mediante la sangre de la ofrenda por el pecado, y sobre la base de la misma sangre, los pecados del pueblo eran administrativamente llevados lejos, a una tierra desierta (Lv. 16). En caso de pecado por parte del sacerdote o de toda la congregación, la comunión quedaba interrumpida: por ello, la sangre tenía que ser llevada al lugar santo, rociada allí siete veces, y puesta sobre los cuernos del altar del incienso (el lugar de allegamiento sacerdotal) para el restablecimiento de la comunión. (Véase EXPIACIÓN [DÍA DE LA].) En caso de que se tratara del pecado de un jefe del pueblo o de alguno de los miembros del pueblo, la sangre era untada sobre el altar de bronce, el lugar donde el pueblo se allegaba. Con ello se restauraba también la comunión de los individuos del pueblo. De la ofrenda por el pecado no se dice que sea, como un todo, olor grato: el pecado es el concepto dominante en esta ofrenda, pero la grosura sí se quemaba sobre el altar como olor grato (Lv. 4:31). Cristo fue, en todo momento (tanto en la cruz como en vida), un deleite para Dios. La ofrenda por el pecado que era consumida por el sacerdote es declarada «cosa santísima» (Lv. 6:29). Todo
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ello es tipo de Cristo, sacerdote y víctima, con nuestra causa en Su corazón. En los casos que se prevén en el cap. 5, vv. 1 - 13, donde se trata específicamente de infracciones de normas u ordenanzas, se considera la capacidad económica del ofrendante. Si alguien no podía llevar una cordera o una cabra, se le permitía que llevara dos tórtolas; y si incluso no podía costear éstas, ni dos palominos, podía entonces llevar la décima parte de un efa de flor de harina. Esto no parece concordar con la necesidad de derramamiento de sangre para remisión, pero el memorial quemado sobre el altar tipificaba el juicio de Dios sobre el pecado. Hacía que la ofrenda pudiera estar al alcance de todos, de manera que la más pobre de las almas tuviera manera de encontrarse con Dios con respecto a su pecado. La pobreza representa poca luz o ignorancia, no rechazo ni indiferencia hacia Cristo. Y al llegar la harina al fuego del juicio del altar, la muerte de Cristo por el pecado no quedaba fuera en esta forma de ofrenda por el pecado, la más sencilla de todas. (e) La ofrenda por la culpa. Ésta se diferencia de la ofrenda por el pecado en que tiene a la vista el gobierno de Dios, en tanto que la ofrenda por el pecado tiene a la vista la naturaleza santa de Dios, y por ello su necesaria acción contra el pecado en juicio. El Señor es también la verdadera ofrenda por la culpa, como se ve en Is. 53:10-12 y Sal. 69. Él restaura más a Dios que el daño hecho a Él por el pecado del hombre, y los efectos de la ofrenda por la culpa se manifestarán en el Reino (véanse ESCATOLOGÍA, MILENIO, REINO). La ofrenda por la culpa se halla por primera vez en Lv. 5-6, y tiene que ver con faltas cometidas contra el Señor o contra el prójimo. En estos casos, se tenía que ofrecer una ofrenda expiatoria por la culpa, porque una falta cometida contra un semejante violaba los derechos de Dios, y se debía hacer restitución también, con la adición de un quinto del perjuicio. En Lv. 5:6-9 la misma ofrenda recibe el nombre de «expiación por su pecado»; en Lv. 14, para la purificación del leproso se establece el ofrecimiento de un sacrificio por el pecado, y otro por la culpa; las mismas que tenían que ser hechas cuando un nazareo quedaba contaminado (Nm. 6:10-12). Así, es evidente que la ofrenda por la culpa es una variedad de la ofrenda por el pecado. (f) La vaca alazana
Ésta era también una ofrenda por el pecado, y tiene un carácter singular. La vaca alazana era muerta fuera del campamento, y su sangre era rociada por el sacerdote siete veces directamente ante el Tabernáculo. Después se quemaba el animal entero, y el sacerdote echaba madera de cedro, hisopo y escarlata en la pira donde se quemaba la vaca. Se recogían las cenizas, y eran puestas en un lugar limpio fuera del campamento. Cuando se usaban las cenizas, una persona limpia mezclaba las cenizas en una vasija con agua corriente, mojando después un hisopo con ella, y rociaba con esta mezcla la persona, tienda, etc., que estuviera contaminada. Era el agua de la separación, una purificación del pecado. La ordenanza de la vaca alazana era una forma excepcional de la ofrenda por el pecado. No considera la expiación, sino la purificación mediante el agua de aquellos que, teniendo su morada y lugar en el campamento, donde estaba el santuario de Jehová, se hubieran contaminado por el camino (cfr. Nm. 5:1-4). Se corresponde con Jn 1:9 sobre la base de que el pecado fue condenado en la cruz. El lavamiento de pies de los que ya están limpios, tal como el Señor lo enseñó en Jn. 13, tiene este carácter de limpieza con agua. El Espíritu Santo aplica, por la Palabra, la verdad de la condenación del pecado en la cruz de Cristo al corazón y a la conciencia, para purificar al creyente, sin aplicar de nuevo la sangre (Nm. 19:1-22; Ro. 9:13). Pero Juan 13 va más allá. El Señor aplica la verdad de Su partida de este mundo al Padre al mismo caminar de Sus discípulos. (g) Ofrenda de libación. Por lo general no se ofrecía sola (pero cfr Gn. 35:14). Se ofrecía con el sacrificio de la mañana y de la tarde, que era un holocausto, e iba acompañada de una oblación de ofrenda vegetal. Consistía de vino, y la cantidad era variable, en relación con el animal ofrendado (Nm. 28:14). «Derramarás libación de vino superior ante Jehová en el santuario» (Nm. 28:7). En la tierra de Canaán se debería ofrecer una libación a las oblaciones de olor grato. La cantidad de vino y aceite debían ser iguales, y en proporción a la importancia de la víctima (Nm. 15:1-11). La libación puede ser un tipo del gozo en el Espíritu en la consciencia del valor de la obra de Cristo hecha a la gloria de Dios (cfr. Fil. 2:17, que puede ser una alusión a la ofrenda de libación). (h) Las ofrendas mecidas y elevadas.
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No eran ofrendas separadas, sino que en ocasiones ciertas porciones de una ofrenda eran mecidas o elevadas ante el Señor. Así, en la consagración de Aarón y de sus hijos, la grosura, el rabo con su grasa, el sebo, los riñones con su grosura, y la espaldilla derecha del carnero, junto con una torta de pan y otra de pan amasado en aceite y un hojaldre, todo ello fue mecido por Aarón y sus hijos delante del Señor, y fue después quemado en holocausto en el altar (Lv. 8). El pecho del carnero fue también mecido como ofrenda mecida delante del Señor, y la espaldilla fue levantada como ofrenda elevada; todo ello fue comido por Aarón y sus hijos (Éx. 29:23-28). De las ofrendas de paces, el pecho era siempre una ofrenda mecida, y el hombro derecho una ofrenda elevada, y eran para los sacerdotes (Lv. 7:30-34). Los rabís explican que la espaldilla elevada era movida hacia arriba y hacia abajo, y el pecho mecido lo era de lado a lado. Estas acciones eran hechas «delante de Jehová», y parecen simbolizar que aquellos que movían las ofrendas estaban realmente en Su presencia, con las manos llenas de Cristo. Cristo es así el Antitipo de todos los sacrificios: en ellos se prefigura Su consagración hasta la muerte; la perfección y pureza de Su vida de consagración a Dios; la base y el sujeto de comunión de Su pueblo y, por último, la eliminación del pecado por el sacrificio. En la Epístola a los Hebreos se expone en detalle el contraste entre la posición del judío, para el que todos los sacrificios tenían que ser repetidos (existiendo el sistema tipológico mediante la repetición), y la posición del cristiano, que mediante el único sacrificio de Cristo (que no admite repetición) quedan perfectos para siempre, y tienen asimismo acceso al Lugar Santísimo, porque el gran Sumo Sacerdote ha entrado en él. Así, habiendo aparecido Cristo «en la consumación de los siglos» para «por el sacrificio de sí mismo quitar de en medio el pecado», no queda ya más sacrificio por los pecados (Ef. 5:2; He. 9:26; 10:4, 12, 26). Sin fe en la muerte sacrificial de Cristo no hay salvación, como queda claro en Ro. 3:25; 4:24, 25; 1 Co. 15:1-4. El cristiano es exhortado a presentar su cuerpo como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, lo cual constituye su culto racional (Ro. 12:1; cfr. 2 Co. 8:5; Fil. 4:18). Con ello ofrece a Cristo el sacrificio de alabanzas a Dios, y los actos de bondad y de comunicar de lo propio a los demás son sacrificios agradables a Dios (He. 13:15, 16; cfr. 1 P. 2:5). (i) Los profetas y los sacrificios.
Ciertas declaraciones de los profetas han servido de pretexto a los críticos para emitir la afirmación de que no tenían conocimiento de la ley de los sacrificios dada por Moisés en el Sinaí. Es cierto que, dirigiéndose a una época de decadencia espiritual, donde las ceremonias y sacrificios se habían convertido en una rutina meramente legalista, los profetas se expresan con vehemencia contra este género de piedad hipócrita. Porque «obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros» (1 S. 15:22), y Dios aborrece la multiplicación de los holocaustos cuando las manos de sus ofrendantes están manchadas de crímenes (Is, 1:11-15). Sin embargo, en este mismo pasaje, el Señor rechaza toda otra forma de religiosidad desprovista de sinceridad: las asambleas santas, las ofrendas, el incienso, las fiestas solemnes, los días de reposo, las oraciones. No hay duda que es en este sentido que Oseas afirma: «Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocausto» (Os. 6:6). Miqueas (Mi. 6:6-8) y David (Sal. 51:18-19) dan a entender con una claridad meridiana que antes que todo otro sacrificio Dios desea lo que es condición previa indispensable: un corazón contrito y humillado; ello no impide en absoluto a David desear ser purificado con hisopo (Sal. 51:9), que servía para la purificación por la aspersión del agua de la vaca alazana y de la sangre de la expiación (cfr. Nm. 19:18; Lv. 14:4-7; cfr. Éx. 12:22); asimismo, promete al Señor holocaustos dignos de ser aceptados (Sal. 51:21; cfr. el mismo pensamiento expresado en Mal. 2:13-14 y 3:3-4). En Am. 5:2526 Dios demanda si el pueblo le había ofrecido sacrificios y ofrendas durante los cuarenta años en el desierto. Oesterley afirma en su libro «Sacrifices in Ancient Israel» que la respuesta es positiva. Sin embargo, el v. 26 indica que no fue a Dios a quien ofrecieron sus sacrificios, sino que lo dejaron a un lado para sacrificar privadamente a sus ídolos (cfr. Am. 17:7; Dt. 12:14). Este extremo parece estar confirmado en Hch. 7:41-43. Otros han creído que a causa de la falta de ganado los sacrificios privados hubieran sido casi imposibles en el desierto. El pasaje de Jer. 7:21-23 parece a primera vista más difícil de explicar: Dios no habría dado a los israelitas ninguna orden acerca del tema de los holocaustos y de los sacrificios a su salida de Egipto, sino que les habría demandado que andaran en Sus caminos. Pero los hebraístas han demostrado que la expresión traducida en el v, 22 como «ni nada les mandé acerca de holocaustos» significa con frecuencia «a causa de» o «en vista de» (cfr. Dt. 4:21; cfr. W. R.
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Harper, «International Critical Commentary», y Binns, «Westminster Commentary»). El sentido se hace entonces claro: Dios no habló a los primeros israelitas con vistas a los sacrificios, sino con vistas a su obediencia (Manley, «Nouveau Manuel de la Bible», p. 148). Los sacrificios no eran el fin que Dios tenía en mente, sino la obediencia de corazón de ellos. Esta interpretación está apoyada en todas las confirmaciones que da Jeremías de la revelación transmitida al pueblo por Moisés. Menciona la salida de Egipto con sus portentos, la ley, el sacerdocio, el arca del pacto, el pacto mismo, la persona de Moisés, la ordenanza del sábado, el año sabático, etc. Todo ello proviene directamente del Pentateuco, que el profeta evidentemente conocía a la perfección. ¿Cómo hubiera podido ignorar la existencia de los sacrificios? De hecho, tan poco los ignora que desea ver al pueblo vuelva a la fidelidad a la Ley del Señor, para entonces llevar a Su casa «holocausto y sacrificio, y ofrenda e incienso», las ofrendas ordenadas en Lv. 1-7 (Jer. 17:22, 26). Bibliografía: Anderson, Sir R.: «The Gospel and its Ministry» (Kregel Pub., Grand Rapids, reimpr. 1978); Anderson, Sir R.: «Types in Hebrews» (Kregel Pub., Grand Rapids, reimpr. 1978); Darby, J. N.: «Hints to the Sacrifices in Leviticus», en The Bible Treasury, ene.-mar. 1873 (58 Blijhamsterstraat, Winschoten, Holanda, reimpr. 1969); Keil, C. F. y Delitzsch, F.: «Commentary on the Old Testament, The Pentateuch» (Wm. Eerdmans, Grand Rapids, reimpr. 1981); Mackintosh, C. H.: «Estudios sobre el libro de Levítico» (Ed. «Las Buenas Nuevas», Montebello, Calif., 1960); Saphir, A.: «Epistle to the Hebrews» (Kregel Pub., Grand Rapids, reimpr. 1983); Seiss, J.: «Gospel in Leviticus» (Kregel Pub., Grand Rapids, 1981); Wilson, W. L.: «Wilson's Dictionary of Bible Types» (Wm. Eerdmans, Grand Rapids, 1957). nom, SACRIFICIOS HUMANOS (Véanse MOLOC, QUEMÓS, TOFET)
nom, SADOC tip, BIOG SACE HOMB HOAT ver, SUMO SACERDOTE vet, = «justo», «recto».
(a) Descendiente de Eleazar, el hijo de Aarón (1 Cr. 24:3). Hijo de Ahitob (2 S. 8:17). Era indudablemente el hombre valeroso que acompañó a los jefes de las tribus a Hebrón para transferir la corona de Saúl a David (1 Cr. 12:27, 28). Al comienzo del reinado de David, Sadoc fue sumo sacerdote al mismo tiempo que Abiatar (2 S. 8:17). Cuando la revuelta de Absalón, Sadoc y Abiatar permanecieron fieles a David siguiéndole en su huida. El rey les ordenó que volvieran a Jerusalén para observar cómo se desarrollaban los acontecimientos (2 S. 15:24-29). Después de la muerte de Absalón, David envió a decir a Sadoc y a Abiatar que convenía sugerir a los ancianos que volvieran a llamar al rey (2 S. 19:11). Cuando Adonías intentó usurpar el trono del anciano rey, Sadoc permaneció fiel a David, en tanto que Abiatar tomó el partido del rebelde Adonías contra Salomón (1 R. 1:7, 8). El monarca se enteró del complot; dio orden a Sadoc y al profeta Natán que confirieran a Salomón la unción real (1 R. 1:3245). Salomón despojó a Abiatar del sumo sacerdocio, cargo que entonces ostentó Sadoc en solitario hasta su muerte (1 R. 2:26, 27; cfr. 4:4). Así, esta alta función pasó a la línea de Eleazar. (Véase SUMO SACERDOTE.) (b) Sacerdote de la línea de los sumos sacerdotes, padre de Salum (1 Cr. 6:12). Descendía del segundo Ahitob (1 Cr. 6:12; Esd. 7:2) y del segundo Meraiot (1 Cr. 9:11; Neh. 11:11). (c) Padre de Jerusa, que fue esposa del rey Uzías y madre del rey Jotam (2 R. 15:33; 2 Cr. 27:1). (d) Hijo de Baana, restauró una parte de las fortificaciones de Jerusalén (Neh. 3:4). Es posible que sea el mismo que se adhirió al pacto (Neh. 10:21). (e) Sacerdote, hijo de Imer. Restauró la fortificación en la zona enfrente de su casa (Neh. 3:29). Éste es probablemente el escriba a quien Nehemías hizo uno de los principales tesoreros del Templo (Neh. 13:13). (f) Antecesor del Señor Jesús (Mt. 1:14). nom, SADRAC tip, BIOG HOMB HOAT vet, Nombre que le dio el jefe de los eunucos a Ananías, uno de los tres amigos de Daniel que se mantuvieron fieles al Señor y que fueron más tarde salvados milagrosamente del horno ardiente (Dn. 1:7; 3:12-30). nom, SADUCEOS tip, RELI ANGE ver, QUMRÁN, SEOL vet,
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(lat. «Sadducaei»; gr. «Saddoukaioi»). Partido judío opuesto a los fariseos (Ant. 113:10, 6). Los saduceos eran relativamente poco numerosos, pero eran personas de elevada instrucción y en su mayor parte ricas, influyentes y poseedoras de altas funciones públicas (Ant. 18:1, 4). A juzgar por la etimología, este nombre deriva del nombre propio Sadoc, frecuentemente escrito Saddouk en gr. Según los rabinos, el partido provenía de un hombre llamado Sadoc, que vivió alrededor del año 300 a.C., y que hubiera sido su fundador. Sin embargo, como es evidente que los miembros de la más elevada aristocracia sacerdotal formaban parte de este partido, se piensa generalmente que su origen se remonta a otro Sadoc (2 S. 8:17), sumo sacerdote en la época de David. El sumo sacerdocio fue ostentado por los descendientes de Sadoc hasta la turbulenta época de los Macabeos (véase QUMRÁN [MANUSCRITOS DE], VI, Bosquejo histórico del qumranismo). Sus descendientes y partisanos se llamaron sadoquitas. Parece que se dividieron en dos ramas, la radical, que desembocaría en el qumranismo (véase ref. anterior), y la acomodaticia, de la que surgieron los saduceos. En contra de los fariseos, que daban una gran importancia a la tradición de los antiguos, y a los qumranitas, que se aislaron y tuvieron un desarrollo propio, más exacerbado que los fariseos, los saduceos se limitaban a los escritos de la Torah, de la Ley de Moisés. Para ellos, sólo la Ley escrita era determinante (Ant. 13:10, 6), pero pretendían el derecho a interpretarla a su manera (Ant. 18:1, 4). Se mantenían aferrados a la letra de las Escrituras, incluso con el resultado de un gran rigor en el ejercicio de la justicia (Ant. 20:9, 1). Opuestos a los fariseos, los saduceos negaban: (A) la resurrección y la retribución en el más allá, afirmando que el alma muere juntamente con el cuerpo (Mt. 22:23-33; Hch. 23:8; Ant. 18:1, 4; Guerras 2:8,14). (B) La existencia de los ángeles y de los demonios (Hch. 23:8). (C) La predestinación, a la que oponían el libre albedrío. Enseñaban que sufrimos las consecuencias directas de nuestros actos, buenos o malos, y que aparte de esto Dios no se ocupa de nuestra conducta (Ant. 13:5, 9; Guerras 2:8,14). Su negación de la inmortalidad y de la resurrección se basaba, según ellos, en el hecho de que la Ley de Moisés no contiene textos explícitos acerca de estas doctrinas. Los saduceos no tenían en cuenta la creencia de los patriarcas en el más allá ni en la morada de los muertos (véase SEOL).
Sin embargo, esta creencia contenía el germen de las posteriores revelaciones bíblicas acerca de la resurrección del cuerpo y del juicio venidero. En efecto, es indiscutible que los patriarcas creían en la supervivencia del alma. Al negar la existencia de ángeles y demonios los saduceos reaccionaban contra la compleja angeleología del judaísmo de su época, lleno de fantasiosas concepciones; sin embargo, oscilaban al otro extremo, negando a su vez la clara enseñanza de la Ley (Éx. 3:2; 14:19). Al principio, esta secta probablemente enseñaba que Dios confiere los castigos y las recompensas en la tierra, según el comportamiento de los hombres. Pero si es cierto que pretendían, como lo afirma Josefo, que Dios se desinteresa de nuestra conducta, se enfrentaban abiertamente con la Ley de Moisés, que ellos decían querer seguir (Gn. 3:17; 4:7; 6:5-7). Es indudable que empezaron negando lo que no estuviera expresamente revelado en la letra de la Escritura. Después, influenciados por las concepciones helenísticas, acabaron por asumir la filosofía de Aristóteles, descartando toda doctrina que no pudiera ser demostrada racionalmente. Origen y desarrollo del partido de los saduceos. Sobre este punto, se sigue la reconstrucción de Schürer: La casa sacerdotal de Sadoc estaba a la cabeza del judaísmo en los siglos IV y III a.C., bajo la dominación persa y griega. Esta aristocracia sacerdotal se apoyó más en los manejos políticos que en sus funciones religiosas, posiblemente cediendo a las condiciones históricas. En la época de Esdras y de Nehemías, la familia del sumo sacerdote se inclinaba hacia el mundo pagano. En la época de Antíoco Epifanes (175-163 a.C.), numerosos sacerdotes se arrojaron en brazos del helenismo (2 Mac. 4:14-16); los sumos sacerdotes Jasón, Menelao y Alcimo se mostraron partidarios de la cultura griega. Bajo los Macabeos, el pueblo se declaró resueltamente partidario de la religión de Israel y en contra de los usos y costumbres del paganismo. Cuando los Macabeos accedieron al sumo sacerdocio, los partidarios de la casa de Sadoc se dividieron en dos bandos. Los puristas se encerraron en sí mismos (véase QUMRÁN [MANUSCRITOS DE], VI, Bosquejo histórico del qumranismo), mientras que los seguidores de las tendencias helenizantes de los sadoquitas tardíos se daban a la política y descuidaban más y más las costumbres y las tradiciones de los antiguos, a fin de cultivar la cultura griega. Juan Hircano, Aristóbulo y Alejandro Janneo (135-78 a.C.) favorecieron a los saduceos. Bajo el dominio de los romanos y de Herodes, la política dependía en
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gran parte de los saduceos; los sumos sacerdotes de este periodo pertenecían a este partido (Hch. 5:17; Ant. 20:9, 1). Tanto saduceos como fariseos acudieron a Juan el Bautista en el desierto. El profeta los llamó «generación de víboras» (Mt. 3:7). Se unieron para demandar una señal del cielo a Jesús (Mt. 16:1-4). El Señor puso en guardia a Sus discípulos contra uno y otro partido (Mt. 16:6-12). Los saduceos intentaron ponerlo en una posición apurada con una pregunta insidiosa acerca de la resurrección, pero Él refutó sus argumentos, y no supieron qué responderle (Mt. 22:23-33). Se unieron a los sacerdotes y al jefe de la guardia del Templo para perseguir a Pedro y a Juan (Hch. 4:122). El apóstol Pablo compareció ante el sanedrín, constituido por saduceos y fariseos, y usó las diferencias entre ellos acerca de la resurrección para salvar su vida (Hch. 23:6-10). Bibliografía: Edersheim, A.: «Sketches of Jewish, Social Life in the Days of Christ» (Wm. Eerdmans, Grand Rapids, reimpr. 1984); Edersheim, A.: «The Life and Times of Jesus the Messiah» (Wm. Eerdmans, reimpr. 1981); Schürer, E.: «History of the Jewish People» (1886-1890); Whiston, W.: «The Complete Works of Flavius Josephus» (Kregel Pub., Grand Rapids, reimpr. 1978). nom, SAFÁN tip, BIOG HOMB HOAT vet, = «damán», «tejón de las rocas». Escriba y secretario del rey Josías. El sumo sacerdote Hilcías redescubrió el libro de la Ley y lo hizo entregar a Safán, que lo leyó primero por sí mismo, y después lo leyó al rey. Éste envió a Safán, junto con otros israelitas, a consultar a la profetisa Hulda acerca de las maldiciones consignadas en el libro (2 R. 22:8-14). Safán fue padre de Ahicam (Jer. 26:24; 39:14), de Elasa (Jer. 29:3), de Gemarías (Jer. 36:10), de Jaazanías (Ez. 8:11) y abuelo de Gedalías (2 R. 25:22). nom, SAFIRA tip, BIOG MUJE MUNT vet, = «hermosa». Esposa de Ananías, que murió por haber mentido a Dios. Safira corrió idéntica suerte por haber participado en el mismo engaño (Hch. 5:1-10).
nom, SAL tip, ALIM TIPO ver, PACTO vet, En las costas del mar Muerto se conseguía una sal de una calidad mediocre, después de la evaporación del agua salada. También se conseguía sal de la que se adhería a los acantilados. Los moradores de Canaán y de las regiones circundantes se servían de la sal para sazonar sus alimentos y para conservarlos (Jb. 6:6; Eclo. 39:26). La Ley ordenaba poner sal en todas las ofrendas (Lv. 2:13; Ez. 43:24; Ant. 3:9, 1). Las tierras impregnadas de sal quedan estériles (Jb. 39:9). Las ciudades condenadas a la total destrucción eran sembradas con sal. Abimelec devastó Siquem y la cubrió de sal (Jue. 9:45). Durante el cataclismo que destruyó las ciudades de la llanura del Arabá, la mujer de Lot se demoró en la región maldita y fue transformada en una columna de sal (Gn. 19:26; Ant. 1:11, 4). La impura sal de Siria, expuesta a la lluvia, al sol, o depositada en casas húmedas, perdía su sabor. No valiendo para nada, era tirada (cfr. Mt. 5:13; Lc. 14:35). La sal, que da sabor agradable a los alimentos, es el símbolo de los hijos de Dios, cuya vida y testimonio deben ser llenos de sabor y atractivo. Todas las ofrendas de Levítico, imágenes de la ofrenda de Cristo, debían ser presentadas con sal, que era señal del pacto con Dios (Lv. 2:13; cfr. Ez. 43:24). El perfume sagrado que era quemado sobre el altar de oro debía ser salado (Éx. 30:35). El Señor Jesús dijo a los creyentes que ellos, a su vez, eran la sal de la tierra (Mt. 5:13); deben tener sal en sí mismos (Mr. 9:51); su palabra debe estar siempre sazonada con sal (Col. 4:6). En efecto, no hay nada más llano, insípido, incluso mortífero, que los cristianos sin influencia, las vidas sin relieve, las palabras vacías de sentido: son cosas totalmente inútiles. Se han hecho otras aplicaciones a este símbolo: así como la sal detiene la corrupción, los creyentes son un freno a la corrupción del mundo; si la sal provoca la sed, los cristianos auténticos deberían provocar sed de Dios en los que tienen a su alrededor. nom, SAL (Ciudad de la) tip, CIUD ver, PACTO vet,
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Ciudad asignada a Judá, en el desierto; se hallaba entre Nisbán y En-gadi (Jos. 15:62). Algunos autores la han identificado con Tell el-Milh, «loma de la sal», 31° 13' N, 35° 1' E. nom, SAL (PACTO DE). Véase PACTO. nom, SAL (VALLE DE LA) tip, VALL ver, PACTO sit, a3, 428, 466 vet, Lugar en el que David y Amasías entablaron batallas contra sus respectivos enemigos (2 S. 8:13; 2 R. 14:7; 1 Cr. 18:12; 2 Cr. 25:11; Sal. 60, título). Se cree que se halla en la zona norte del Arabá, al sur del mar Muerto.
nom, SALADO (Mar). Véase MAR MUERTO. nom, SALAMINA tip, CIUD sit, a9, 507, 281 vet, Ciudad marítima, al este o sureste de la isla de Chipre. Según la tradición, su fundador fue Teucer, llegado de la isla griega de Salamina, situada frente a la Ática. La Salamina de Chipre tenía sinagogas en las que Pablo predicó durante su primer viaje misionero (Hch. 13:4, 5). Su nombre moderno es Famagusta. nom, SALARIO tip, LEYE COST vet, En la antigüedad, los salarios se pagaban frecuentemente en especie (Gn. 29:15, 20; 30:2834), y también con plata (Éx. 2:9). La Ley de Moisés ordenaba el pago de cada trabajador al declinar el día (Lv. 19:13; Dt. 24:14, 15). Los profetas denunciaban a los que retenían el dinero debido a sus trabajadores (Jer. 22:13; Mal. 3:5; Stg. 5:4). En la época de Cristo, el salario por el trabajo de un día ascendía a un denario (Mt. 20:2). El poder de compra de esta suma era elevado, aunque no lo conocemos con exactitud (cfr. Lc. 10:35).
nom, SALATIEL tip, BIOG HOMB HOAT ver, GENEALOGÍA DE JESÚS vet, = «yo he pedido a Dios». Uno de los hijos del rey Jeconías (1 Cr. 3:17; Mt. 1:12). En Lc. 3:27 figura como hijo de Neri; en Esd. 3:2, etc., es mencionado como padre de Zorobabel; parece que era tío de Zorobabel, o quizá su abuelo (1 Cr. 3:17-19). Una solución verosímil parece ser que, aunque Salatiel no era hijo directo de Jeconías, ni padre de Zorobabel según la carne, sí era heredero legítimo del trono de Jeconías. A la muerte de Salatiel, el derecho a la corona pasó a Zorobabel. Salatiel es entonces el enlace entre Jeconías y Zorobabel. (Véase GENEALOGÍA DE JESÚS.) nom, SALCA tip, CIUD sit, a2, 613, 51 vet, Ciudad de Basán, cercana a Edrei (Dt. 3:10; Jos. 12:5; 13:11); se hallaba sobre la frontera del reino de Og, y señaló más tarde el límite septentrional de Gad (1 Cr. 5:11). Su nombre moderno es Salkhad, una ligera modificación del nombre antiguo. Estaba situada a 56 Km. al este de Edrei y a 100 Km. al este del Jordán, 32° 32' N, 36° 40' E. nom, SALEM tip, CIUD TIPO ver, MARDIKH sit, a9, 536, 377 vet, = «paz». (a) Nombre simbólico dado a Jerusalén (Sal. 76:2). (b) Quizás el título de Melquisedec como rey de paz (Gn. 14:18; He. 7:1, 2). Sin embargo, se han sugerido varias ciudades. Los hay que creen que reinaba sobre Jerusalén; Jerónimo estaba convencido de que el verdadero lugar era una ciudad cerca de Escitópolis, llamada Salem. Con respecto a esta cuestión, se debe tener en cuenta la mención, en las tabletas de Ebla (véase MARDIKH, [TELL]), de Salim y Urusalim. En tal caso, Melquisedec puede haber sido rey de la primera ciudad, probablemente la indicada por Jerónimo, y no de Jerusalén.
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nom, SALIM. Lugar cercano a las aguas de Enón (Jn. 3:23). (Véase ENÓN.) nom, SALISA tip, LUGA vet, = «una tercera parte». Distrito del país montañoso de Efraín. Saúl, buscando las asnas de su padre, lo atravesó (1 S. 9:4). Su situación probable es al noreste de Lida, sobre la ladera occidental de la cadena. No parece que se pueda identificar con Baal-Salisa (cfr. 2 R. 4:42). nom, SALMANSAR tip, BIOG REYE ARQU HIST HOMB HOAT ver, ACAB, SARGÓN vet, (as. «Shulmanu-asharidu»: «el dios Shulman es principal»). Nombre de varios reyes de Asiria: (a) Salmansar I, que construyó, o restauró, la ciudad de Cala. Reinó entre el año 1280-1260 a.C. (cronología convencional) o 1272-1243 (cronología revisada). (b) Salmansar III, hijo de Assurbanipal. Reinó aproximadamente entre 860-825 a.C. (858-824 a.C. - Courville). Enérgico y perseverante, fue el primero de los soberanos asirios en entrar en conflicto con los israelitas. Desde el primer año de su reinado, se lanzó a la campaña, atravesando el Éufrates, devastando el país de los hititas hasta el Mediterráneo. Además de las expediciones que emprendió al norte, este y sur de Nínive, cruzó en varias ocasiones el Éufrates. Para cerrarle el camino hacia occidente, los sirios formaron una liga englobando a Damasco, Hamat y doce reyes de la costa. En algunas ocasiones hubo refuerzos de tropas de naciones vecinas para hacer más sólida la coalición. En Karkar, en el año 853 a.C., el ejército de Acab, rey de Israel, se unió a los soldados de Damasco para combatir contra los asirios (véase ACAB, a). Salmansar pretende haber ganado la batalla de Karkar. Si éste fue el caso, no sacó de esta victoria ningún provecho, porque de inmediato retiró su ejército a Nínive. El rey de Asiria volvió a aparecer en el oeste tres años más tarde, pero la coalición volvió a detenerlo. En el año siguiente, el undécimo de su reinado, cruzó el Éufrates, saqueó numerosas ciudades del reino de Hamat, pero fue detenido. En su decimocuarto año consiguió aplastar la coalición. En el año decimoctavo, 842 a.C., derrotó a Hazael de Damasco sobre el monte Hermón. Los reyes de Tiro, de Sidón y de Israel
(Jehú) se apresuraron a someterse y a pagar tributo. Se han descubierto numerosos monumentos del reinado de Salmansar III, muchos de ellos bien preservados. El más bello de ellos es el obelisco negro conservado en el Museo Británico. Se trata de un gran bloque de basalto de más de 1,80 m. de altura descubierto en Balawat, cerca de Nimrod, en 1845. Sus cuatro caras están cubiertas de inscripciones y de bajorrelieves que representan a los reyes tributarios que rinden homenaje al rey, seguidos de sus numerosos presentes. De manera particular se ve a Jehú, rey de Israel, prosternándose para besar el pie de Salmansar; la inscripción reza: «El tributo de Jehú, hijo de Omri: plata, oro, etc...» En realidad, Omri había sido el rey anterior a Jehú, y no fue padre de este último; pero durante mucho tiempo los asirios conocieron a Israel como «el país de Omri». Acerca de la batalla de Karkar, Salmansar dijo en su crónica que, entre otros, destruyó a «diez mil hombres de Acab, el israelita». Es notable cómo los descubrimientos arqueológicos concuerdan una y otra vez con los detalles del texto bíblico, en este caso el libro de Reyes. (c) Salmansar V fue sucesor de Tiglat-pileser III, y reinó entre los años 727-722 a.C. Inició sus campañas en el año 725 a.C. Según los Anales sirios, citados por Josefo, invadió Fenicia. Al aproximarse los asirios, Sidón, Aco y la parte de Tiro situada sobre el litoral, sacudiéndose el yugo de la Tiro marítima (construida sobre una isla), reconocieron la soberanía del rey de Asiria; éste se retiró, y después volvió para atacar a los tirios en su isla. Éstos dispersaron las naves asirias, tripuladas por fenicios. Salmansar se retiró, pero dejó sobre el litoral un numeroso ejército que bloqueó la isla de Tiro durante cinco años (Ant. 9:14, 2); este bloqueo finalizó con el sometimiento de Tiro a Sargón. Oseas, rey de Israel y tributario de Salmansar como lo había sido de su predecesor, se apoyó sobre So, rey de Egipto, y rehusó pagar el tributo al rey de Asiria. Es posible que se hubiera sentido alentado por la resistencia de Tiro. Salmansar hizo llevar a Oseas a Arbela (en Galilea), poniendo sitio a Samaria después de ello; esta capital resistió durante tres años antes de rendirse a los asirios (2 R. 17:1-6; 18:9, 10). (Véase SARGÓN.) nom, SALMÓN tip, BIOG MONT HOMB HOAT vet, (a) (o SALMA).
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Padre de Booz. Miembro de la tribu de Judá, del clan de Fares, descendiente de Hezrón y Ram (Rt. 4:18-21; Mt. 1:4; Lc. 3:32). La forma Salma figura en el texto heb. de Rt. 4:20. Salma es la ortografía que se halla también en el texto heb. de 1 Cr. 2:11. Hay expositores que consideran que el Salma de Rt. 4:20 es el antecesor de los belenitas que se menciona en 1 Cr. 2:51, 54, pero esta genealogía se remonta a Caleb, no a Ram. La diferencia de linaje indica con probabilidad a otro personaje, aunque es posible que pueda haber en este hombre una unión de ambas genealogías. (b) Monte mencionado en Jue. 9:48; posiblemente el mismo que se menciona en el Sal. 68:14. Se hallaba cerca de Siquem. (c) El cabo más oriental de Creta (Hch. 27:7). Su nombre actual es cabo Salmone, o Plaka. Algunos autores proponen el cabo Sidero, 24 Km. más al norte. nom, SALMA. Véanse SALMÓN. nom, SALOMÉ tip, BIOG MUJE MUNT vet, (forma femenina de Salomón). (a) Esposa de Zebedeo y madre de los apóstoles Jacobo y Juan (Mt. 27:56; cfr. Mr. 15:40; 16:1). Una de las mujeres que asistieron de lejos a la crucifixión (Mt. 27:56) y que, por la mañana del día de la resurrección, llevaron especias aromáticas al sepulcro de Jesús (Mr. 16:1). (b) Hija de Herodías y de Herodes Felipe; danzó ante Herodes el Tetrarca y, habiéndole éste prometido con juramento que le daría lo que quisiera, bajo instigación de su madre Herodías pidió la cabeza de Juan el Bautista (Mt. 14:3-11; Mr. 6:17-28. Para el nombre de Salomé, cfr. Ant. 18:5, 4). Se casó con su tío Felipe el Tetrarca. nom, SALOMÓN tip, ARQU BIOG REYE HOMB HOAT ver, PROVERBIOS, ECLESIASTÉS, CANTAR DE LOS CANTARES, ROBOAM, EGIPTO, HICSOS, ASIRIA, BABILONIA, HITITAS, PÓRTICO vet, = «pacífico». Hijo de David con Betsabé (2 S. 12:24; 1 Cr. 3:5; Ant. 7:14, 2); nacido en Jerusalén. David, advertido que bajo su sucesor habría un reinado de paz, le dio el nombre de Salomón, «pacífico» (1 Cr. 22:9). El profeta Natán le dio el nombre de
Jedidías, «amado de Jehová» (2 S. 12:25). Cuando David envejeció y se debilitó, Adonías, uno de sus hijos nacidos en Hebrón, y probablemente el mayor después de la muerte de Amón y de Absalón, intentó usurpar el trono. El profeta Natán, ayudado por el sumo sacerdote Sadoc y por Benaía, el jefe de la guardia, y con el apoyo de la guardia personal de David, desarticularon esta conspiración, y Salomón fue proclamado rey (1 R. 1:5-40), poco después de lo cual murió David. Salomón inició su reinado alrededor del año 970 a. C. Tendría entonces unos 20 años. Obedeciendo las últimas recomendaciones de su padre, depuso a Abiatar del sumo sacerdocio, e hizo ejecutar a Simei por desobedecer la orden de permanecer en Jerusalén. Ante una nueva pretensión de Adonías, Salomón lo hizo ejecutar, lo mismo que a Joab, también implicado en este asunto (1 R. 2:1-46). Salomón contrajo matrimonio con la hija del rey de Egipto, y la llevó a Jerusalén (1 R. 3:1). Después que el Señor hubiera abandonado Silo, el culto no había sido restaurado. El Tabernáculo se hallaba en Gabaón, y el arca del pacto en Jerusalén. Menospreciando la orden de la Ley, el pueblo había erigido altares en los lugares altos. Salomón acudió a Gabaón para ofrecer sacrificios. Aquella noche, el Señor se le apareció en sueños y le preguntó qué era lo que él deseaba. Salomón imploró la gracia de la sabiduría y de la inteligencia, a fin de poder administrar justicia. En aquella época la administración de la justicia incumbía al rey. Dios dio respuesta a esta oración. Poco después, Salomón emitió un juicio que se ha hecho célebre porque con ello descubrió quién era la verdadera madre de un recién nacido reclamado vehementemente por dos mujeres como propio (1 R. 3:2-28; 2 Cr. 1:3-12). Unos veinte años después, durante una nueva aparición, Dios prometió a Salomón, de forma condicional, conservar el trono para su dinastía, y le hizo solemnes advertencias (1 R. 9:1-10; 2 Cr. 7:1222). David había sometido a las naciones vecinas. Según los textos, Salomón sólo emprendió una campaña bélica, contra Hamat. La posesión de esta ciudad le permitió mantener la paz en el noreste de sus estados. Hadad, príncipe edomita, y Rezón, de Damasco, se opusieron a Salomón. Éste fortificó la ciudad de Hazor, sobre el alto Jordán, y edificó una fortaleza en el Líbano para pacificar a Damasco; también logró mantener seguro el camino que llevaba a Ezión-geber atravesando Edom. El rey Salomón mantuvo relaciones amistosas con numerosos soberanos; organizó su reino, y protegió las artes. David había amasado
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una gran cantidad de materiales con vistas a la construcción del Templo. Salomón construyó el edificio en siete años. Hiram, rey de Tiro, le consiguió materiales y artesanos (1 R. 5:6). Salomón llevó a cabo una solemne dedicación del Templo (1 R. 7:13-8:66; 2 Cr. 2-7). Después se hizo edificar un palacio, cuya construcción duró trece años (1 R. 7:1-12). Fortificó numerosas ciudades y construyó otras en diversos puntos del país (1 R. 9:17-19; 2 Cr. 8:4-6). Salomón administró sus estados con mucha sabiduría. Se rodeó de funcionarios competentes, con el nieto del sumo sacerdote como jefe de ellos (1 R. 4:2-6). Mantuvo un ejército poderoso; dividió el reino en doce distritos. Independientemente de los antiguos límites de las tribus, lo que facilitó su administración (1 R. 4:719). El soberano se cuidó asimismo del mantenimiento del culto a Jehová, pronunciando la oración de dedicación del Templo e invocando la bendición divina sobre el pueblo. La expansión comercial enriqueció al reino (1 R. 10:14-29; 2 Cr. 9:13-27). Venían mercancías de Ofir y de la India, de donde las traían los siervos de Salomón (1 R. 10:22, 23; 2 Cr. 9:10-22). El rey hizo construir ciudades de almacenamiento, entre otras Palmira, en el desierto, a mitad de camino entre Damasco y el Éufrates. Salomón se interesó por las letras y por las ciencias, y «disertó sobre los árboles, desde el cedro del Líbano hasta el hisopo que nace en la pared. Asimismo disertó sobre los animales, sobre las aves, sobre los reptiles y sobre los peces» (1 R. 4:33). Además, recogió y compuso numerosos proverbios (véase PROVERBIOS). Los Sal. 72 y 127 le son atribuidos en el encabezamiento (véanse también ECLESIASTÉS y CANTAR DE LOS CANTARES). La magnificencia de su corte, de su mesa, del lujo del que se rodeaba en sus desplazamientos, se correspondía con sus ingresos e importancia política (1 R. 10:4, 5, 21). Acudían muchos de lejos para oír sus dichos llenos de sabiduría (1 R. 4:34; 10:23-25). La misma reina de Sabá acudió a Jerusalén para plantear al rey difíciles cuestiones (1 R. 10:1-13). Pero Salomón no fue obediente a las instrucciones divinas. Tuvo un harén de algo más de mil mujeres. Muchas de ellas eran princesas, entregadas al rey de Israel como prendas de pactos políticos. Salomón se dejó persuadir por estas extranjeras idólatras para erigir santuarios a sus dioses (1 R. 11:1-8). El Señor castigó la apostasía del soberano no dejando a su dinastía más que una pequeña fracción del reino (1 R. 11:9-13). El
profeta Ahías, de Silo, anunció a Jeroboam, funcionario de Salomón, que Dios le daría diez tribus (1 R. 11:28-29), pero no las obtendría antes de la accesión de Roboam. Salomón pecó también por su lujo y ostentación, que costeó imponiendo pesadas cargas fiscales sobre sus súbditos. Estas exacciones quebrantaron la confianza de los israelitas en su rey y vinieron a ser posteriormente causa de rebeliones (véase ROBOAM). Salomón reinó 40 años, muriendo alrededor del año 931 a.C. Los acontecimientos de este periodo fueron consignados en las siguientes obras: Libro de los hechos de Salomón, Libro del profeta Natán, Profecía de Ahías silonita y Profecía del vidente Iddo (1 R. 11:41-43; 2 Cr. 9:29-31) Arqueología Los descubrimientos arqueológicos muestran una estrecha concordancia y arrojan buena luz sobre una multitud de detalles referentes a los textos bíblicos acerca de Salomón, en tanto que las teorías meramente especulativas del pasado, sin ninguna base en evidencias independientes, sino basadas en una serie de «a prioris» de «evolución histórica», tenían una fuerte tendencia a restar crédito a la descripción del poder y de la gloria de este rey que aparecen en 1 R. 3 a 11 (cfr. además Mt. 6:29; 12:42; Lc. 11:31). Entre otros aspectos tocados por los descubrimientos arqueológicos se pueden considerar: (a) El reino de Salomón. Frente a las posturas que afirmaban que los reinos de David y Salomón se limitaban estrictamente a Palestina, debido a que no hubiera podido existir un reino con las extensas fronteras que se le afirman ante los poderes mundiales de Egipto, Asiria y Babilonia, se puede constatar que estos imperios no ejercían poder en aquella época. (A) Egipto se había sacudido hacía poco del dominio de los hicsos, y se estaba recuperando (véanse EGIPTO, a, Historia, HICSOS y, para más detalle, las correspondientes Bibliografías). Asiria estuvo carente de un caudillaje capaz entre Tiglat-pileser I (muerto alrededor del año 1076 a.C.) y la accesión de Assurbanipal II (alrededor del año 880 a.C.). Babilonia vegetaba entonces, y el imperio hitita había sido aplastado por Asiria en el año 1110 a.C., habiendo quedado sólo algunas ciudades libres. (Véanse ASIRIA, BABILONIA, HITITAS.) (b) La gran prosperidad de Salomón había sido también puesta en tela de juicio. Sin embargo, se reconoce en la actualidad que en la época de
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Salomón se daban todas las condiciones comerciales y políticas necesarias para ello. Se ha podido constatar por medios arqueológicos que en la época de Salomón había un intenso tráfico de caravanas entre el sur de Arabia y Mesopotamia. De esta manera, Salomón, que dominaba el estratégico enlace palestinense, y sin ningún poder que le pudiera disputar el dominio, pudo ejercer un monopolio sobre las caravanas que circulaban por esta vía de comunicación. Con el control de las rutas que canalizaban el comercio entre los diversos puntos del mundo antiguo, el soberano israelita no podía dejar de tener abundantes ingresos en base a los impuestos sobre «los mercaderes, y lo de la contratación de las especias, y lo de todos los reyes de Arabia, y de los principales de la tierra», con la gran cantidad de productos que atravesaban sus territorios (1 R. 10:15). (c) Las minas de cobre descubrieron el puerto de Ezión-geber y una gran fundición de cobre. Nelson Glueck afirma de ello que Salomón fue «el primero en hacer de la industria minera del Wadi Arabah una empresa verdaderamente nacional» («The Other Side of the Jordan», 1951, p. 98). (d) Las fortificaciones, los caballos y los carros. Además de mantener un activo intercambio comercial con las naciones vecinas (1 R. 10:2829), Salomón invirtió grandes recursos en el mantenimiento de un ejército poderoso (1 R. 4:26). Ciudades militares importantes fueron Hazor, Meguido y Gezer, que estaban provistas de las necesarias instalaciones logísticas para resistir y detener potentes ataques, así como para almacenar provisiones y acantonar tropas de caballería (cfr. «The Sad Case of Tell Gezer», en Biblical Archaeological Review, jul./ago. 1983, PP, 30-42; también «How Water Tunnels Worked», Bib. Arch. Rev., mar./abr., PP. 9-29, y «Five Ways to defend an Ancient City», Bib. Arch. Rev., mar./abr. 1983, PP. 73-76). (e) La visita de la reina de Sabá (1 R. 10:1-13) ha sido considerada por algunos críticos como una mera ficción. Se mantiene que no existe ninguna prueba de la existencia personal de la reina. No obstante, Velikovsky («Ages in Chaos», Doubleday, 1952) demuestra, sin dejar lugar a ninguna duda: (A) que la ausencia de identificación se debe a un desfase en la cronología convencional de Egipto de 600 años, debido a unas identificaciones erróneas en el inicio de la egiptología; (B) señala Velikovsky que Josefo (Ant. 8:6, 5) afirma que esta mujer era «reina de Egipto y Etiopía»;
(C) en base a la cronología revisada, llevando a una estrecha correspondencia los relatos de los monumentos y la Biblia, la reina Hatsepsut fue contemporánea de Salomón; (D) Hatsepsut afirma en sus crónicas que visitó la tierra «de Punt»; (E) Punt se hallaba, según las inscripciones egipcias, al este de Egipto, y allí había un río que corría hacia el sur (evidentemente el Jordán); además, «Punt» recibe también el nombre de «tierra de Dios». Éstas y muchas otras razones, basadas en el estudio de los hallazgos arqueológicos de Egipto referentes a la reina Hatsepsut y a su viaje a la tierra de Punt, y una cuidada consideración de la estructura cronológica de la historia de Egipto, llevan a la identificación de «la reina de Sabá» con «la reina de Egipto y Etiopía» mencionada por Josefo, no otra que la célebre Hatsepsut. En la ya citada obra de Velikovsky se da una copiosa documentación y un tratamiento exhaustivo de todo este tema. nom, SALOMÓN (PORTICO DE). Véase Portico. nom, SALTERIO tip, MUSI ver, MÚSICA vet, (heb. «nebel»; gr. «psalterion», designa una lira; Is. 5:12; 14:11; Am. 5:23; 6:5). En gr., el término «nebel» vino a ser «nabla». En la LXX se encuentra ordinariamente la transcripción «nabla» (1 S. 10:5; 2 S. 6:5; 1 Cr. 13:8; 15:16, 20). El cuerpo de este instrumento, que al principio fue de madera (2 S. 6:5; 2 Cr. 9:11) se hizo más tarde metálico (Ant. 8:3, 8). Se desconoce el número de cuerdas; eran de tripa; se mencionan diez cuerdas para un tipo de salterio concreto (el decacordio; Sal. 33:2; 92:4). Acompañaba a la voz de soprano (1 Cr. 15:20), y era portátil (1 S. 10:5). Josefo dice que la «kinnura» (heb. «kinnõr», lira, arpa) tenía diez cuerdas, y que se tañía con el plectro, en tanto que la nabla tenía doce notas y se pulsaba con los dedos (Ant. 7:12, 3). Según Eusebio, el salterio recibía en Israel el nombre de nabla y tenía la tabla de resonancia arriba. Agustín de Hipona, comentando el Sal. 42, dice que el salterio tiene la tabla de resonancia por encima de las cuerdas, al revés de la cítara, que la tiene debajo. Saúl se encontró con un grupo de profetas tocando el salterio (1 S. 10:5), instrumento que fue
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también usado cuando el arca fue devuelta a Jerusalén (2 S. 6:5). Cuando David organizó el servicio musical del santuario, designó a ciertos levitas para tocar el salterio (1 Cr. 15:16, 20, 28; 16:5; 25:1, 6), perpetuándose así su uso para el culto público (2 Cr. 5:12). También se tocaba en las fiestas (Is. 5:12; Am. 6:5). Este instrumento acompañaba frecuentemente al arpa (1 S. 10:5; 2 S. 6:5; 2 Cr. 9:11; Sal. 81:3; 108:3). (Véase MÚSICA.) nom, SALUD. (Véanse ENFERMEDAD, SANIDAD) nom, SALUDO tip, COST vet, Al encontrarse, los israelitas pronunciaban fórmulas expresando mejores votos y bendiciones. Los más corrientes eran: (a) «¡Bendito seas de Jehová!»; «¡Dios tenga misericordia de ti!», o una fórmula equivalente (Gn. 43:29; Rt. 3:10; 1 S. 15:13). (b) «Jehová sea con vosotros», a lo que se respondía con «Jehová te bendiga» (Rt. 2:4) (c) «¡Paz a vosotros!» o «¡Paz a ti!» (prosperidad) Éste era el saludo más frecuente (Lc. 24:36), todavía usado en nuestros días entre los judíos, evocando la respuesta «¡Paz a ti!» o « ¡Paz a ti y paz a tu familia!» (1 S. 25:6; Lc. 10:5) (d) «¡Salud!» era una forma corriente durante el periodo gr. (Mt. 26:49; 27:29; 28:8; Lc. 1:28; en la versión Reina-Valera se traduce como «¡Salve!»). (e) «¡Viva el rey para siempre!» era el saludo de los israelitas a sus soberanos (cfr. 1 R. 1:31); esta fórmula era empleada también por los judíos para dirigirse a los reyes de Babilonia y de Persia (Neh. 2:3; Dn. 2:4; 3:9; 5:10; 6:6, 11). Al despedirse se pronunciaban bendiciones (Gn. 24:60; 28:1; 47:10; Jos. 22:6), que acabaron tomando la forma convencional de «¡Ve en paz!» (1 S. 1:17; 20:42; 2 S. 15:9; Mr. 5:34; Hch. 16:36), lo que evocaba la respuesta «Halle tu siervo/a gracia delante de tus ojos», si se dirigía a un superior (1 S. 1:18). Abraham y Lot se levantaron para acoger a extraños, y se postraron delante de ellos, apremiándolos a aceptar su hospitalidad (Gn. 18:2; 19:1). Booz intercambiaba saludos con sus segadores (Rt. 2:4). Los caminantes saludaban a los trabajadores de los campos (Sal. 129:8). Se dejaba de saludar a los adeptos a otra religión (Mt. 5:47), a fin de no entablar relaciones espirituales con ellos (2 Jn. 11). Los mensajeros encargados de apresurarse en su comisión no debían saludar a
nadie por el camino (2 R. 4:29; Lc. 10:4), porque el saludo oriental tomaba mucho tiempo. No implicaba una simple inclinación de cabeza o un ademán, sino una detención en la que se intercambiaban profundas reverencias y preguntas acerca de la salud de la familia y de los propios interesados, con intercambio de buenos deseos y bendiciones. Si alguien iba montado, debía descender de su montura o de su carro (1 S. 25:23; 2 R. 5:21). Durante el periodo grecorromano en Palestina, los saludos epistolares eran de un estilo más directo y breve. El nombre del autor va en el encabezamiento «El rey Alejandro a su hermano Jonatán, salud» (1 Mac. 10:18) «El rey Demetrio al pueblo de los judíos, salud (1 Mac. 10:25; cfr. Hch. 15:23; 23:26; Stg. 1:1). La conclusión de la carta era, a menudo, una fórmula derivada del latín «Adiós» o más exactamente «¡pásalo bien!» (cfr. Hch. 15:29). Los judíos añadían un voto de paz (2 Mac. 1:1). Sus saludos eran frecuentemente detallados (2 Mac. 1:1-5) y siguiendo la antigua fórmula (2 Mac. 9:19, 20). De la misma manera, Pablo comienza sus cartas mediante saludos llenos de contenido (Ro. 1:1-7). En la Epístola a Timoteo, desea gracia, misericordia y paz a su hijo en la fe; pero el deseo ordinario es: «Gracia y paz a vosotros». El apóstol añade al final de sus cartas sus propios saludos y los de otros cristianos (1 Ts. 1:1; 5:26-28). nom, SALUM tip, BIOG REYE SACE HOMB HOAT ver, JOACAZ vet, = «recompensa». (a) Decimosexto rey de Israel, hijo de Jabes. Dio muerte al rey Zacarías para reinar en su lugar sobre las diez tribus, pero sólo reinó un mes, muriendo a manos de Manahem (2 R. 15:8-15). (b) Hijo de Ticva y esposo de la profetisa Hulda. Era el guarda de las vestiduras sacerdotales, depositadas en el Templo, o bien de los ropajes reales (2 R. 22:14; 2 Cr. 34:22). (c) Jefe de los porteros del Templo (1 Cr. 9:17, 18). Parece que sus descendientes volvieron del cautiverio (Esd. 2:42; 10:24; Neh. 7:45). Se puede identificar este Salum con Meselemías (Selemías) en 1 Cr. 26:1, 2, 9, 14. (d) Miembro de la familia del sumo sacerdote Sadoc, y antepasado de Esdras. Vivió varias generaciones antes de la toma de Jerusalén por Nabucodonosor (1 Cr. 6:12-15; Esd. 7:2); aparece en 1 Cr. 9:11 bajo el nombre de Mesulam.
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(e) Tío del profeta Jeremías y padre de Hanameel (Jer. 32:7, 8). En contra de la opinión de ciertos comentaristas, no pertenecía a la familia del sumo sacerdote. El hijo de este Salum vivía en Anatot, localidad donde residían los descendientes de la línea de Itamar, que había representado Abiatar (1 R. 2:26). Pero en la época de Salum, los sumos sacerdotes pertenecían a la línea de Eleazar. (f) Otro nombre de Joacaz, hijo de Josías, rey de Judá (2 R. 23:30; Jer. 22:11). (Véase JOACAZ, c.) nom, SALVACIÓN tip, DOCT vet, (SALVADOR). Tanto el AT como el NT están centrados en la concepción de la «salvación», basada sobre el hecho de que el hombre, totalmente arruinado por la caída, y por ello mismo destinado a la muerte y a la perdición eternas, tiene necesidad de ser rescatado y salvado mediante la intervención de un Salvador divino. Así, el mensaje bíblico se distingue claramente de una mera moral religiosa que dé al hombre consejos de buena conducta o que preconice la mejora del hombre mediante sus propios esfuerzos. También se halla a una inmensa distancia de un frío deísmo, en el que la lejana divinidad se mantenga indiferente a la suerte de sus criaturas. En el Antiguo Testamento: En el AT el Señor se revela como el Dios Salvador. Éste es, entre una multitud de otros, Su más entrañable título en relación con nosotros, el más bello de ellos (2 S. 22:2-3). Él es el redentor, el único Salvador de Israel (Is. 25:9; 41:14; 43:3, 11; 49:26), y ello de toda la eternidad (Is. 63:8, 16). Ya en Egipto empezó a manifestarse en este carácter, al decir: «Yo soy JEHOVÁ... yo os libraré» (Éx. 6:6). Él liberó a Su pueblo del horno de aflicción, del ángel exterminador, del amenazador mar Rojo, y Moisés exclama, ante todo ello: «Bienaventurado tú, oh Israel. ¿Quién como tú, pueblo salvo por Jehová, escudo de tu socorro, y espada de tu triunfo?» (Dt. 33:29). No se trata de los miles de medios que emplea Dios, sino que es el mismo Dios, Su presencia, Su intervención victoriosa, lo que salva (1 S. 14:6; 17:47). David exclama: «Dios mío... el fuerte de mi salvación» (2 S. 22:3). ¿Quién es el que puede resistir, cuando Dios se levanta para salvar a todos los mansos de la tierra? (cfr. Sal. 76:8-10). Él salva a Sus hijos, frecuentemente rebeldes, a causa de Su nombre, para manifestar Su poder (Sal. 106:8). El profeta puede decir a Sion: «Jehová está
en medio de fi, poderoso, él salvará» (Sof. 3:17), y el salmista no deja de ensalzar la salvación de Dios (Sal. 3:8; 18:46; 37:39; 40:17; 42:5; 62:7; 71:15; 98:2-3, etc.). Esta salvación comporta además todas las liberaciones, tanto terrenas como espirituales. El Señor salva de la angustia y de las asechanzas de los malvados (Sal. 37:39; 59:2); Él salva otorgando el perdón de los pecados, dando respuesta a la oración, impartiendo gozo y paz (Sal. 79:9; 51:12; 60:6; 18:27; 34:6, 18). Sin embargo, el Dios Salvador, en el Antiguo Pacto, no se manifiesta aún de una manera plena; se halla incluso escondido (Is. 45:15). El Señor responde a la humanidad sufriente que le pide romper los cielos y descender en su socorro: «Esforzáos... he aquí que vuestro Dios viene... Dios mismo vendrá, y os salvará» (Is. 35:4). En el Nuevo Testamento: Cristo es ya de entrada presentado como el Salvador, y no sólo como un Maestro, amigo o modelo de conducta. El ángel dice a José: «Llamarás su nombre Jesús (Jehová salva), porque Él salvará a su pueblo de sus pecados.» Zacarías bendijo al Señor por haber levantado «un poderoso Salvador» (Lc. 1:69). No hay salvación en nadie más (Hch. 4:12). Jesús es el autor de nuestra salvación (He. 2:10; 5:9). Dios envió a Su Hijo como salvador del mundo (1 Jn. 4:14), no para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él (Jn. 3:17; 12:47). El Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido (Lc. 19:10); vino, no para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas (Lc. 9:56). La verdadera dicha es la alcanzada por aquellos que pueden exclamar: «Sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo» (Lc. 4:42). En el Nuevo Pacto, el término de la salvación se aplica casi exclusivamente a la redención y a la salvación eterna. La salvación viene de los judíos (Jn. 4:22). El Evangelio es la palabra de la salvación predicada en todo lugar (Hch. 13:26; 16:17; 28:28; Ef. 1:13); es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree (Ro. 1:16). La gracia de Dios es la fuente de la salvación (Tit. 2:11), que está en Jesucristo (2 Ti. 2:10). Dios nos llama a que recibamos la salvación (1 Ts. 5:9; 2 Ts. 2:13). Es confesando con la boca que llegamos a la salvación (Ro. 10:10); tenemos que ocuparnos en nuestra salvación con temor y temblor (Fil. 2:12). Somos guardados por el poder de Dios mediante la fe para alcanzar la salvación (1 P. 1:5, 9). Mientras tanto, esperamos al Salvador, al
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Señor Jesucristo (Fil. 3:20), por cuanto se acerca el momento en que se revelará plenamente la salvación conseguida en el Calvario (Ro. 13:11; Ap. 12:10). No escapará el que menosprecie una salvación tan grande (He. 2:3). Al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos (Jud. 25). Bibliografía: Anderson, Sir R.: «El Evangelio y su ministerio» (Pub. Portavoz Evangélico, Grand Rapids, en prep.); Blanchard, J.: «Aceptado por Dios» (El Estandarte de la Verdad, Edimburgo, 1974); Chafer, L. S: «El camino de la salvación» (Pub. Portavoz Evangélico, Barcelona, 1972); Chafer, L. S: «Grandes temas bíblicos» (Pub. Portavoz Evangélico, 1976); Finney, C. G.: «El amor de Dios por un mundo pecador» (Clíe, Terrassa, 1984); Ironside, H. A.: «Grandes palabras del Evangelio» (Ed. Moody, Chicago, S/f); Lacueva, F.: «La Persona y la Obra de Jesucristo» (Ed. Clíe, Terrassa, 1979); Lacueva, F.: «Doctrinas de la gracia» (Clíe, Terrassa, 1975); Lacueva, F.: «El hombre: su grandeza y su miseria» (Clíe, Terrassa, 1976); Moody, D. L.: «El camino hacia Dios» (Ed. Moody, Chicago, s/f); Ryrie, C. C.: «La gracia de Dios» (Pub. Portavoz Evangélico, Barcelona, 1979); Spurgeon, C. H.: «No hay otro Evangelio» (Estandarte de la Verdad, Barcelona, 1966); Spurgeon, C. H.: «Ganadores de hombres» (Clíe, Terrassa, 1984); Stott, J. W. R.: «Las controversias de Jesús» (Certeza, Buenos Aires, 1975); Warfield, B. B.: «El plan de la salvación» (Confraternidad Calvinista Americana, México D. F., 1966); Wolston, W. T. P.: «En pos de la luz» (Verdades Bíblicas, Apdo. 1469, Lima 100, Perú, 1982). nom, SALVADOR (Véase SALVACIÓN) nom, SAMA tip, BIOG HOMB HOAT vet, = «desolación». (a) Hijo de Zofa, y de la tribu de Aser (1 Cr. 7:37).
(b) Descendiente de Esaú y asimismo de Ismael (Gn. 36:3, 4, 13, 17), llegó a ser uno de los jefes de Edom (v. 17). (c) El tercer hijo de Isaí, hermano de David (1 S. 16:9; 17:13), llamado también Simea. (d) Uno de los tres primeros héroes de David, hijo de Age ararita (2 S. 23:11). En el versículo 33 se menciona este Sama; 1 Cr. 11:34 y el examen del texto permiten identificarlo con el padre de Jonatán. Estos pasajes de Samuel y Crónicas deben leerse: «Jonatán, hijo de Sama, de Harar.» (e) Guerrero de Harod; uno de los héroes de David (2 S. 23:25). nom, SALMOS (Libro) tip, LIBR CRIT LIAT fot, dib00064, dib00071 ver, SALTERIO, DAVID, MARDIKH, UGARIT, PASCUA, ASAF, MONOTEÍSMO, RESTO (de Israel), CANON, GRACIA, LEY, ESCATOLOGÍA, ISRAEL, MILENIO, TRIBULACIÓN vet, Colección de poemas religiosos, de los que una gran cantidad se cantaba en el Templo. Los israelitas los llamaban «Himnos de Alabanza». La expresión «libro de los Salmos» (cfr. Lc. 20:42) proviene de la traducción griega. Hay setenta y tres salmos cuyos títulos heb. los atribuyen formalmente a David. De ahí proviene la designación general de «Salmos de David» (cfr. He. 4:7). Hay 150 salmos repartidos en cinco libros, siguiendo, según se cree, el modelo del Pentateuco. El texto heb. marca con rúbricas esta antiquísima división, señalada en la LXX. La comparación de 1 Cr. 16:34-36 con Sal. 106:47, 48 no permite llegar a la conclusión de Delitzsch de que la división en cinco libros existía ya durante la redacción de Crónicas, porque este pasaje de Sal. 106 podría proceder de 1 Cr. 16:3436. Las cinco divisiones comienzan en los Sal. 1, 42, 73, 90 y 107. Cada división finaliza con una doxología. (a) Primer Libro. Con excepción de los Sal. 1, 2, 10 y 33, llamados anónimos, los salmos de este libro pueden ser atribuidos a David. En la LXX se considera que el Sal. 1 es una contribución anónima, y no se atribuye el Sal. 2 a David, a quien se considera como autor del resto. En la LXX se unen los Salmos 9 y 10 en uno solo, y el Sal. 33 recibe la rúbrica de «para David». Este libro emplea por lo general el nombre divino de Yahweh para Dios. (b) Segundo Libro.
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Los ocho primeros de los treinta y un salmos son una serie de cánticos de los hijos de Coré; siete de los ocho primeros son expresamente atribuidos a estos autores. Con respecto al Sal. 43, que posiblemente sea de ellos, constituye la conclusión del Sal. 42, con el que primitivamente formaba un todo. El Sal. 50, de Asaf, forma una transición con un grupo de veinte salmos atribuidos a David, excepto los Sal. 66 y 67. Sin embargo, en la LXX el Sal. 77 sí es atribuido a David. El Segundo Libro finaliza con un salmo anónimo y un cántico de Salomón (Sal. 71 y 72). En esta colección, Dios recibe frecuentemente el nombre de Elohim. El Sal. 53 es una reproducción casi idéntica del Sal. 14 del Libro Primero, y el Sal. 70 es una repetición del Sal. 40:14-18. Pero estas repeticiones presentan unas diferencias significativas, que alteran su carácter y oportunidad, así como la relación que se tiene con Dios, expresada en el uso de los nombres. (c) Tercer Libro. Éste contiene diecisiete salmos. Los once primeros son atribuidos a Asaf; cuatro a los hijos de Coré, uno a David y uno a Etán. Estos salmos fueron recogidos después de la destrucción de Jerusalén y del incendio del Templo en el año 587 a.C. (Sal. 74:3-8; 79:1). (d) Cuarto Libro. También tiene diecisiete salmos. El primero de ellos es atribuido a Moisés, los 101 a 103 a David; los catorce restantes son anónimos. En la LXX se atribuyen a David once de estos salmos, y se dan sólo cinco como anónimos: los Sal. 92; 100; 102; 105; 106. (e) Quinto Libro. Contiene veintiocho salmos anónimos, quince de David y uno de Salomón. Esta quinta colección fue reunida tardíamente, ya que algunos de estos salmos se refieren al cautiverio: Sal. 126; 137. Los salmos más antiguos son muy anteriores a David (p. ej., la oración de Moisés, Sal. 90), en tanto que otros son posteriores al exilio. Así, la composición de este libro abarca un prolongado período. (f) Parte de David en la redacción del libro de los Salmos. Son numerosos los testimonios, directos e indirectos, acerca de que David redactó salmos (véase DAVID). Los mismos títulos de los salmos, que son de gran antigüedad; los traductores de la LXX los tomaron del original heb., junto con expresiones musicales y otros términos que no siempre pudieron comprender. En ocasiones, los títulos son ambiguos: el Sal. 88 tiene dos; en total, se atribuyen setenta y tres salmos a David. Los críticos extremistas (p. ej.,
Duhm) pretenden que David no escribió nada, y que toda la colección de salmos procede del período post-exílico. Sin embargo, hay multitud de argumentos en favor de la antigüedad de la mayoría de los salmos: (A) La poesía religiosa existía ya mucho tiempo antes de David. En Ebla (véase MARDIKH [TELL]) se han descubierto tabletas con composiciones hímnicas, entre otros escritos de estilos diversos, anteriores a la época de los patriarcas. Hay, además, himnos en la literatura de civilizaciones circundantes, aproximadamente contemporáneas a la israelita, habiéndose descubierto semejanzas en la forma de expresión entre ciertos salmos y la poesía épica de RasSamra (véase UGARIT). Además, la Biblia misma contiene cánticos de gran antigüedad, como: «el cántico del pozo» (Nm. 21:17-18), el cántico de Moisés (Éx. 15), el de Débora (Jue. 5), los oráculos de Balaam (Nm. 24), aparte del notable «cántico de la espada» de Gn. 4:23-24. No hay ninguna base racional, histórica ni arqueológica para mantener, como lo mantienen algunos críticos, que «la mayor parte de los salmos habría sido compuesta sobre el AÑO 400 y 100 a.C.». (B) David estaba excepcionalmente dotado para la poesía y la música, y su nombre va unido a todo lo que se hizo en su época en este campo (cfr. 1 S. 16:15-23; 2 S. 1:17-27; 3:33, 34; 6:5-15; 22:123:7; 1 Cr. 16:4-37; 2 Cr. 7:6; 29:30; cfr. Am. 6:5; Mr. 12:36; Hch. 2:25-31; 4:25-26). David fue llamado muy justamente «el dulce cantor de Israel» (2 S. 23:1). (C) El establecimiento de la monarquía tuvo lugar en una época de renovación nacional caracterizada por la victoria sobre los enemigos exteriores, la paz y la estabilidad política, la prosperidad, y los preparativos para la construcción del Templo. ¿Por qué razones se puede pretender que la actividad literaria fuera a ser descuidada? (D) Muchas pruebas internas señalan a David como el autor de numerosos salmos. La mayor parte de los que le son atribuidos reflejan uno u otro de los períodos de su vida (cfr. Sal. 13:18; 23; 32; 34; 51; 52; 57, etc.). (E) La expresión «de David» puede significar, en heb., no sólo que él fuera el autor de aquel salmo (lo que sin embargo es su sentido más natural), sino también «tratando de» o «dedicado a» David. (F) Cristo y los apóstoles atribuyen a David diversos salmos (Hch. 4:25-26; Sal. 2; Hch. 2:2528; Sal. 16; Ro. 4:6-8; Sal. 32; Hch. 1:16-20; Ro.
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11:8-10; Sal. 69; Hch. 1:20; Sal. 109; Mt. 24:44; Mr. 12:36-37; Lc. 20:42-44; Hch. 2:34; Sal. 110). (g) El salterio. El Salterio. bajo su forma actual, era la colección de himnos para el culto del Templo restaurado después del cautiverio. Su riqueza espiritual lo hacía adecuado asimismo para las celebraciones religiosas particulares (Mt. 26:30; véase PASCUA). La colección se compone, como sucede con nuestros modernos himnarios, de obras datando de diversas épocas. El título de los salmos indica con frecuencia su origen. De ello se desprende que hubo Salterios anteriores a los del Templo de Zorobabel. Se pueden distinguir: (A) La colección de David. En base a los títulos del texto heb., son setenta y tres los salmos que pertenecían primitivamente a esta primera colección de alabanzas: 3 a 9; 11 a 32; 34 a 41; 51a 65; 68 a 70; 86; 101; 103, 108 a 110; 122, 124; 131; 133; 138 a 145. En la versión griega no hay encabezamiento para los Sal. 122 y 124; en cambio, los Sal. 33; 43; 67; 71; 91; 93 a 99; 104 y 137 sí llevan encabezamiento, además de los salmos que lo llevan en el texto heb., siendo atribuidos a David. Además, en esta «colección de David», trece salmos tienen una introducción en prosa: Sal. 3; 7; 18; 34; 51; 52; 54; 56; 57; 59; 60; 63; 142 (solamente los salmos titulados «de David» presentan esta introducción). Por otra parte, no se puede descartar que algunos salmos «anónimos» sean de David. Concretamente, el Sal. 2, formalmente anónimo en el actual texto heb., es atribuido de manera clara a David en el NT (Hch. 4:25-26). Más tarde, se irían añadiendo himnos al Salterio, y serían empleados por numerosas generaciones en los servicios, tanto públicos como privados. No hay nada implausible en este desarrollo. Sin embargo, el Salterio mantuvo su titulo primitivo: «Las oraciones de David, hijo de Isaí» (Sal. 72:20), aunque contuviera incluso poemas compuestos después de la destrucción de Jerusalén por los babilonios. Cuando la colección de David se unió a las otras colecciones, cada uno de los salmos recibió una anotación que indicara su origen. Hubo escritos de profetas, sacerdotes y poetas anteriores al exilio que sobrevivieron a la catástrofe nacional; no es sorprendente que una importante serie de himnos también fuera preservada, y que fuera incorporada a la nueva colección. (B) La colección empleada por los hijos de Coré, familia de la que algunos miembros tenían el puesto oficial de cantores. Son once los salmos
que llevan un encabezamiento indicando este origen: 42; 44 a 49; 84; 85; 87; 88. (C) La colección de Asaf o de miembros de su familia, que eran músicos y cantores del Templo (véase ASAF). Doce salmos, 50 y 73 a 83, constituían esta colección. Además de estas tres colecciones, numerosos poemas, sencillos y breves, fueron también admitidos para el culto público. Pero las tres colecciones primitivas constituyen las dos terceras partes de todo el Salterio. Posteriormente, después de unir estas tres colecciones, aparecieron grupos secundarios. (A) Se reunió una serie de salmos elegidos de entre las tres colecciones primitivas. La idea esencial en estos himnos es Dios en la plenitud de Sus atributos, Sal. 42 a 83. Este grupo incluía: la colección de Asaf, posiblemente el conjunto de los doce salmos; siete salmos de los coreítas; unos veinte himnos adicionales del Salterio de David; un salmo sacado de los libros de Salomón. Esta colección, que tenía por objeto suplir las necesidades del culto, comprendía salmos que expresaban adoración y contemplación. (B) Un grupo de quince salmos que provenían de diversas fuentes, especialmente poemas cortos y sencillos. Título: «Cánticos graduales» (Sal. 120134). Este grupo figura íntegramente en el Salterio definitivo. (C) Elección de los salmos, extraídos especialmente de las tres colecciones primitivas por parte del músico principal. Este grupo contiene cincuenta y cinco salmos que figuran en el Salterio definitivo: 39 de la colección de David, 9 de la de los hijos de Coré, 5 de la de Asaf, y una o dos composiciones que no llevan nombre: 66 y 67 (a menos que este último sea de David, conforme lo indica la LXX). La LXX añade a estos 55 otro de la colección de David: el Sal. 30. Incorporan también la Oración de Habacuc (Hab. 3:1-19). En nuestro Salterio actual, todos los salmos que llevan indicaciones musicales son los que habían figurado en este grupo; insertado en el Salterio definitivo no se compone, sin embargo, sólo de salmos con anotaciones musicales. Esta última constatación confirma asimismo que se trata de una colección. Las anotaciones podrían referirse sólo al músico principal, lo que explicaría que se le mencione. Los salmos que formaban parte de la colección del músico principal quedan indicados como tales en el Salterio definitivo. (h) Fecha de redacción de un salmo en base a las diversas pruebas internas. (A) Estilo y sintaxis.
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El empleo de estos criterios exige una gran prudencia, por las siguientes razones: la poca cantidad y brevedad de las obras literarias para permitir su comparación; el hecho de que el compositor se viera obligado a recurrir a vocablos de otros dialectos semíticos, por cuanto el paralelismo de la poesía heb. demanda el uso de sinónimos (cfr. Sal. 19:3-5); utilización de un vocabulario poético, caracterizado por términos y construcciones inhabituales; diferencias de vocabulario y de formas exhibidas por los diversos dialectos heb. de la nación israelita (cfr. Jue. 5; 1 R. 17 a 2 R. 8; Oseas, Jonás). (B) Acontecimientos históricos y de otro tipo mencionados en los Salmos. A menos que no se cite una fecha conocida de manera expresa (Sal. 137), estas alusiones no permiten muchas precisiones. Las circunstancias que evoca el salmo en el espíritu de un lector moderno (p. ej., el Sal. 46 hace pensar en la victoria sobre Senaquerib, cfr. Is. 36-37), pueden no ser en absoluto aquellas a las que se refiere el salmista. Efectivamente, la cuestión que se plantea es si los acontecimientos descritos lo son de tal manera que se excluye todo otro hecho análogo. (C) El estadio religioso que revela el salmo. Este argumento suscita hipótesis acerca de la espiritualidad del salmista y sobre el valor y profundidad de la experiencia religiosa de los fieles que vivieron al inicio del período monárquico. Las evidencias arqueológicas concuerdan plenamente con la expresión dada por los salmistas primitivos. (Véanse MONOTEÍSMO, etc.). (D) El empleo de la primera persona del singular o del plural revela que el redactor representa con frecuencia a la comunidad, no expresando únicamente sus propios sentimientos. Israel es personificado de comienzo a fin de su historia. Ello se advierte, p. ej., en el Decálogo y en su prefacio. Los profetas se sirven constantemente de este proceder; su empleo en un salmo no permite la determinación de la fecha de redacción (cfr. la primera persona del sing.: Dt. 7:17; 8:17; 9:4; Is. 12:1, 2; Jer. 3:4; 10:19, 20; 31:18, 19; Os. 8:2; 12:9; 13:10; Mi. 2:4). El examen atento de numerosos casos lleva al siguiente resultado: no existe razón alguna que conduzca a rechazar la autenticidad de ninguno de los encabezamientos. En otras palabras: el contenido de los salmos se corresponde con lo indicado en el encabezamiento. (i) Expresiones técnicas.
«Neguinah» y su forma pl. «Neguinot»: instrumentos de cuerdas. «Nehilot» instrumentos de viento (Sal. 4; 5; 61). Términos que probablemente tengan relación con la música: «Alamot» (voz de): muchachas, o sopranos (Sal. 46; 1 Cr. 15:20). «Guitit»: prob. cántico de vendimias; quizás: arpa de Gat, o marcha de la guardia de Gat (Sal. 8; 81; 84). «Selah»: intermedio musical, o paso de piano a fuerte (Sal. 3:3). «Seminit»: instrumento de ocho cuerdas; otra trad.: octava de bajo (Sal. 6; 12; 1 Cr. 15:21). Términos que caracterizan el salmo: «Masquil»: Poema didáctico o contemplativo (Sal. 32 y otros doce salmos). «Mictam»: posiblemente sea un epigrama o himno (Sal. 16; 56 a 60). «Mizmor»: poema lírico; término traducido como «salmo» (Sal. 3 y muchos otros salmos). «Sigaion»: prob. poema lírico para alabanza de Dios (Sal. 7; Hab. 3:1). Expresiones que indudablemente indican melodías conocidas: «Ajelet-sahar»: cierva de la aurora (Sal. 22). «Jonat-Elem-Rekhokim»: la paloma silenciosa en paraje muy distante o, cambiando la pronunciación del segundo término: paloma de los lejanos terebintos (Sal. 56). «Mahalat»: flauta; o con un modo triste (Sal. 53; 88). «Mut-labén»: pos.: muerte del hijo (Sal. 9). «Shoshannim» (Sal. 45). «Shoshannim Eduth» y «Shushan Eduth»: lirios (Sal. 45; 60; 80). Los cánticos graduales (Sal. 120-134) fueron probablemente escritos para los peregrinos que subían a Jerusalén. (j) Contenido espiritual Este libro ha sido muy justamente llamado el corazón de la Biblia. Expresa sentimientos producidos por el Espíritu de Cristo, sea en oración, confesión o alabanza, en los corazones del pueblo de Dios, en los que se desarrollan los caminos de Dios, y vienen a ser conocidos, con sus consecuencias de bendición, por los fieles. Se trata de un libro de un carácter distintivamente profético. El período que cubre el lenguaje de los Salmos se extiende desde el rechazamiento del Mesías (Sal. 2; Hch. 4:25-28) hasta los Aleluyas consiguientes al establecimiento del Reino. Los escritores no relatan meramente lo que otros hicieron y sintieron, sino que expresan lo que
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sucedía en sus propias almas. Sin embargo, su lenguaje no expresa lo que ellos sentían, sino el lenguaje del Espíritu de Cristo que habló en ellos, como tomando parte en las aflicciones, el dolor y los gozos del pueblo de Dios en cada fase de su experiencia. Esto explica el hecho de que la figura de Cristo se halle a través de los Salmos: algunos se refieren a Él de una manera exclusiva, como el Sal. 22; en otros (aunque el lenguaje sea el del remanente de Su pueblo), Cristo toma Su lugar con ellos, haciendo de los sufrimientos de ellos Sus propios sufrimientos, y de sus aflicciones Sus propias aflicciones (cfr. Is. 63:9; véase RESTO [DE ISRAEL]). En ningún otro lugar de las Escrituras se revela la vida interna del Señor Jesús como en el libro de los Salmos. El libro de los Salmos puede ser llamado «el manual del coro terreno». Abre con las palabras «Bienaventurado el varón», y cierra con «Aleluya» (o: «Alabad a Jehová»). El hombre recibe bendición en la tierra, y Jehová es alabado desde la tierra. En 1 Cr. 16 y 2 S. 22 tenemos ejemplos de ocasiones que llevaron a la composición de salmos; en los encabezamientos se mencionan otros casos; sin embargo, por el Espíritu de Dios el redactor fue más allá de las circunstancias inmediatas, y fue conducido a proclamar cosas que serían cumplidas sólo por Cristo. Así, David puede decir: «El Espíritu de Jehová ha hablado por mí, y su palabra ha estado en mi lengua» (2 S. 23:1, 2). Con respecto al orden en que se hallan los salmos, se ha intentado por parte de algunos autores disponerlos en un supuesto orden cronológico. Sin embargo, su ordenación sigue un criterio fijado con un propósito concreto (véase más adelante), y evidentemente la fijación de este orden, para el culto del Templo de Zorobabel, fue guiada por Dios y goza de la sanción profética, además de la del mismo Señor Jesucristo (véase CANON). No se debe olvidar que los profetas del AT no llegaron a alcanzar qué «indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos» (1 P. 1:11). La experiencia propia de David no le hubiera llevado a poner por escrito el contenido del Sal. 22. Pero, siendo profeta, es evidentemente el Espíritu de Cristo en él que le dio las palabras que serían pronunciadas por Cristo desde la cruz. Tenemos aquí un claro ejemplo de un salmo profético. Es indudable que el espíritu profético se hace presente en todos ellos. Siendo que la principal característica de los Salmos es la profética, presentan por ello un aspecto enteramente diferente del que muchos le atribuyen como libro de experiencia cristiana. La
piedad que se respira en los Salmos es siempre edificante, y la profunda confianza en Dios que en ellos se expresa bajo pruebas y dolores ha alentado el corazón de los santos de Dios en todo tiempo. Estas experiencias santas han de ser preservadas y abrigadas. Sin embargo, un hecho que ha provocado no pocas perplejidades y problemas para muchos es la presencia de los salmos o pasajes imprecatorios, en los que se pide a Dios la destrucción de los propios enemigos. La presencia de frases como «dichoso el que tomare y estrellare tus niños contra la peña» (Sal. 137:9), imprecación dirigida contra Babilonia, la destructora de Jerusalén, no concuerda con el carácter del cristianismo. El cristiano es embajador de Dios en «gracia». La solución no reside tampoco en «espiritualizar» este tipo de expresiones, porque queda en pie que el espíritu en que fueron proclamadas era el de venganza. Sin embargo, estas imprecaciones sí son inteligibles con respecto al futuro, cuando el Día de la Gracia habrá llegado a su fin, y cuando el Señor, en medio de juicios, frente a una apostasía universal y ante una oposición total, obrará mediante la destrucción de Sus enemigos la liberación de Su pueblo terrenal (véanse ESCATOLOGÍA, ISRAEL [EL PUEBLO DE], MILENIO, TRIBULACIÓN [LA GRAN]). A no ser que se reconozca la diferencia de carácter entre los Salmos, con su perspectiva de retribución, y el cristianismo, que se enmarca en la presente era de gracia y que debe reflejar este mismo carácter de gracia, no se podrá apreciar la luz plena de la redención y del puesto del cristiano en Cristo; el lector de los Salmos puede, en tal caso, ser presa de un espíritu legalista. Con ello, el progreso del cristiano en el camino y actitud de la gracia puede quedar frenado, y se puede dejar de comprender el verdadero mensaje de los Salmos, con los sentimientos de Cristo en su verdadera aplicación. Cuando se tienen en cuenta la actitud de los judíos contra el Señor, y su tenaz oposición al Mesías de ellos, que persiste hasta el día de hoy, los Salmos dan una relación de los sentimientos de ellos cuando, bajo tribulación, sus ojos serán abiertos para ver que fue ciertamente su propio Mesías a quien ellos crucificaron (cfr. Zac. 12:10; 13:5-6; Dn. 9:26). Grande será también la persecución que sufrirán desde fuera, pero Dios preservará un remanente y lo introducirá a la bendición. Cristo entra en todas sus angustias, y sufre en simpatía con ellos. Todas estas cosas, y las experiencias por las que pasarán, son expuestas en los Salmos. Pero estas experiencias no son, propiamente hablando, del mismo carácter que las
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de los cristianos, aunque los cristianos sí pueden sacar grandes enseñanzas y aplicaciones prácticas de los Salmos (cfr. Ro. 15:4). Los Salmos constituyen parte integral de las Sagradas Escrituras, y se tiene que dilucidar su verdadero puesto y pertinencia antes de que puedan ser interpretados de una manera correcta. Los escritores no eran cristianos, y no podían expresar la experiencia cristiana, centrada en la gracia, no en la Ley (véanse GRACIA, LEY). Sin embargo, su confianza en Dios y el espíritu de alabanza allí expresado pueden frecuentemente ser los de un cristiano, e incluso avergonzar a muchos cristianos. Cristo se halla por todas partes, ya en aquello por lo que Él pasó personalmente, ya en Sus simpatías hacia Su pueblo Israel, que tendrá su culminación en el acto por el cual Él los introducirá a una bendición plena en la tierra, en aquel día en que será abiertamente reconocido como «Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz». (k) Distribución. Ya se ha visto anteriormente que el libro de los Salmos está distribuido en cinco libros. Cada uno de ellos tiene sus propias características proféticas. Cuanto mejor se adviertan, tanto mejor se verá cómo el orden en que se hallan ha sido dirigido divinamente. (A) Primer libro. El Primer Libro finaliza con el Sal. 41; trata del estado del remanente judío del futuro (Judá) antes de que sea expulsado de Jerusalén (cfr. Mt. 24:16). Cristo se halla muy identificado con ello. El libro preanuncia mucha de la historia personal del Señor en Su andar en la tierra, aunque su aplicación sea futura. La luz de la resurrección resplandece en este libro para los fieles, habiendo pasado Cristo a través de la muerte a una plenitud de gozo a la diestra de Dios (Sal. 16; cfr. Ap. 6:11). En el Sal. 2 (el 1 y el 2 pueden ser considerados como introductorios a la totalidad del libro) tenemos a Cristo rechazado por judíos y gentiles, pero establecido como Rey en Sion, y declarado Hijo de Dios, teniendo la tierra como Su posesión, y juzgando a Sus enemigos, las naciones. En un sentido más amplio, los Sal. 1 a 8 exponen Su exaltación como Hijo del hombre, finalizando con «¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán grande es tu nombre en toda la tierra!» (Sal. 8:9). El Sal. 16 expone la excelencia personal de Cristo y Su asociación con «los santos que están en la tierra, y... los íntegros» (Sal. 16:3).
Hay lugares en que lo apropiado de la secuencia de los salmos, que ya se ha mencionado, es muy evidente, como p. ej., los Sal. 22, 23, 24. En el Sal. 22 representa los sufrimientos de Cristo en la consecución de la redención. En el Sal. 23, como consecuencia de la redención efectuada, el Señor asume Su papel de Pastor, y toma cuidado de las ovejas. En el Sal. 24 se celebra la entrada del Rey de la gloria a través de las puertas eternas. En el Sal. 40 viene de Dios Uno que es divinamente perfecto, la verdadera arca del pacto, que podía llevar a cabo la voluntad de Dios en todo punto, y al mismo tiempo capaz (mediante la ofrenda de Sí mismo), de quitar todo el sistema sacrificial, en el que Dios no había hallado verdadera complacencia (cfr. esp. Sal. 40:6-8). (B) Segundo libro. El Segundo Libro abarca del Sal. 42 hasta el final del 72. El remanente es aquí contemplado fuera de Jerusalén, y la ciudad entregada en maldad. En el Primer Libro se usa el nombre Yahweh (o Jehová) constantemente, pero en éste Dios es invocado como tal: los fieles se apoyan más enteramente en lo que Dios es en Su propia naturaleza y carácter, cuando ya no pueden dirigirse al lugar en el que Jehová ha puesto Su nombre: el Anticristo prevalece allí. En el Sal. 45 se introduce al Mesías, y el remanente celebra alegremente lo que Dios es para Su pueblo. Aunque la resurrección sólo pueda ser vista oscuramente por los fieles a través de las circunstancias de este libro, se halla ante ellos la restauración de Sion (Sal. 45-48 y 69:35). Dios resplandece desde Sion (Sal. 50:2). Los Sal. 69, 70 y 71 exponen la humillación del remanente, y de Cristo con ellos: algunos de los pasajes señalan directamente a Cristo, como en la referencia a la hiel y al vinagre (Sal. 69:21). Al final de este libro, el salmista proclama, en la doxología: «Toda la tierra sea llena de su gloria. Amén y Amén.» A ello se añade: «Aquí terminan las oraciones de David, hijo de Isaí.» El Sal. 68 muestra que el poder y la magnificencia de Dios sobre Israel estaban de antiguo en los cielos. Los cielos son el asiento de bendición (Sal. 68:9, 18) y de gobierno (Sal. 68:4, 32-35). Así, Cristo es presentado ascendido en las alturas. (C) Tercer libro. El Tercer Libro contiene los Sal. 73 a 89. La perspectiva llega hasta la restauración de Israel como nación, y están a la vista sus intereses generales. El santuario es un tema destacado. El pensamiento no queda tan limitado, como en los libros anteriores, al remanente judío, aunque se mencionan los fieles. En este libro sólo aparece un
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salmo con la autoría de David. La mayor parte son «para, o de» Asaf y los hijos de Coré: levitas. En el Sal. 88 se oye el amargo clamor de un alma que sufre la ira de Dios debido a la Ley quebrantada; en el Sal. 89 se da alabanza por el inmutable pacto de Jehová con David, extendida al Santo de Israel, Rey de ellos. Celebra las misericordias fieles a David, aunque la casa de David hubiera fracasado totalmente y estaba caída. (D) Cuarto libro. El Cuarto Libro abarca desde el Sal. 90 hasta el 106. Comienza con un salmo de Moisés. En esta sección se contempla la eternidad de Elohim, el Adonai de Israel, como habiendo constituido siempre el refugio de ellos, como se afirma en el v. 1. Es una respuesta al final del Sal. 89; cfr. también Sal. 102:23-28 con 89:44, 45. En el Sal. 91 el Mesías toma Su lugar con Israel; y en Sal. 94-100 es Jehová quien viene a este mundo para establecer Su reino en gloria y orden divino. Es la introducción del Primogénito en la tierra, anunciada por el clamor del remanente. (E) Quinto libro. El Quinto Libro incluye Sal. 107 hasta el final del 150. Este libro da los resultados generales del gobierno de Dios. Se alude a la restauración de Israel en medio de peligros y dificultades; la exaltación del Mesías a la diestra de Dios hasta que Sus enemigos sean puestos por estrado de Sus pies; los caminos de Dios con Israel; toda la condición de la nación, y los principios sobre los cuales están en relación con Dios, estando Su ley escrita en Sus corazones; el libro finaliza con alabanza plena y continua después de la destrucción de sus enemigos, en lo que toman parte juntamente con Dios. Bibliografía: Darby, J. N.: «Psalms», en Synopsis of the Books of the Bible (Bibles and Publications, Montreal, reimpr. 1970); Darby, J. N.:«The Psalms» en Notes and Comments on Scripture vol. 3 (Kingston Bible Trust Lancing Sussex reimpr. s/f) Darby, J. N.:«Practical Reflections on the Psalms» en The Collected Writings of J. N. Darby (Kingston Bible Trust, reimpr. 1963) Keil, C. F. y Delitzsch, F.; «Commentary on the Old Testament», vol. The Psalms (Wm. Eerdmans, Grand Rapids, reimpr. 1981). Wigram, G. V.: «A Study of the Psalms» (Bible Truth Publishers, Oak Park, Illinois, reimpr. s/f); Young, E. J.: «Una introducción al Antiguo Testamento» (T.E.L.L., Grand Rapids, 1977).
nom, SAMARIA tip, REGI CIUD ARQU ver, SARGÓN, SAMARITANO, ÓSTRACA, ISRAEL, TOLEMAIDA sit, a2, 299, 185 vet, (lat.: «Samaria»; gr. «Samar[e]ia», del aram. «Shãmerayin»; para el nombre heb., véase más abajo). (a) La capital de las diez tribus durante la mayor parte de la historia del reino del norte; fue edificada por Omri sobre una colina que adquirió por dos talentos de plata de un hombre llamado Semer, que significa «montar guardia». Omri llamó Shõm'rõn a la ciudad, derivando su nombre del de Semer (1 R. 16:24). Al suroeste de la ciudad se levantaba una torre de vigilancia. La capital, que coronaba una altura llamada en ocasiones monte de Samaria (Am. 4:1; 6:1), dominaba un fértil valle (Is. 28:1). Esta ciudad fuerte estaba tan bien situada que permaneció como capital del reino del norte hasta el cautiverio de las diez tribus. Allí residieron y fueron sepultados los sucesivos soberanos (1 R. 16:28, 29; 20:43; 22:10, 37, etc.). Apenas estaba terminada de construir Samaria que se desató la guerra entre Ben-adad I rey de Siria y Omri. Benadad, a decir de su hijo, consiguió la victoria. Omri tuvo que abrir ciertas rutas de Samaria a los mercaderes sirios (1 R. 20:34). Bajo el reinado de Acab, hijo y sucesor de Omri, Ben-adad II se vio detenido por los muros de Samaria (1 R. 20:1-21). Al norte de la ciudad se hallaba un estanque artificial, tallado en la roca y cementado. Allí los siervos de Acab lavaron su ensangrentado carro, sobre el que el rey había expirado después de la batalla de Ramot de Galaad (1 R. 23:38). Samaria fue asediada por los sirios una segunda vez, y librada milagrosamente (2 R. 6:8-7:20). Los ancianos de Samaria, temiendo incurrir en el desagrado de Jehú, dieron muerte, por orden suya, a setenta hijos de Acab (2 R. 10:1-10). Desde el mismo comienzo de su historia, Samaria fue una ciudad llena de idolatría. Acab abrió el camino a los cultos paganos al erigir un templo y un altar a Baal (1 R. 16:32). Cuatrocientos profetas de Astarté comían a la mesa de Jezabel (1 R. 18:19), y es probable que el monolito sagrado, emblema de esta divinidad, subsistiera hasta el reinado de Jehú (2 R. 13:6). Los falsos cultos, combatidos por Elías, comportaban embriaguez e inmoralidad (Os. 7:1-8; Am. 4:1; 8:14; cfr. 1 R. 18). Eliseo vivía en Samaria (2 R. 5:3-9), donde vivía asimismo el profeta Oseas. Fueron numerosos los hombres de Dios que predijeron el
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castigo del reino del norte y de su capital (Is. 7:9; 8:4; Jer. 31:5; Ez. 16:46, 51, 53, 55; 23:33; Os. 8:5, 6; 13:16; Am. 3:12; Mi. 1:5-9). La ciudad cayó bajo un juicio catastrófico. Los asirios, bajo el reinado de Salmansar V, asediaron la ciudad el año 724 a.C.; finalmente, el año 722, o a inicios del año 721, cayó en manos del rey de Asiria (2 R. 17:3-6). Sargón, sucesor de Salmansar V, accedió al trono en el año 721. Él se atribuye la toma de la ciudad (véase SARGÓN). El conquistador deportó a los israelitas de Samaria, y puso en lugar de ellos a babilonios y otros extranjeros (2 R. 17:24). (Véase SAMARITANO.) En el año 332 o 331 a.C., Alejandro Magno tomó la ciudad, los echó a Siquem, y puso en lugar de ellos a siro-macedonios. Hacia el año 108 a.C., Juan Hircano la asedió y la rodeó de un vallado de 80 estadios (algo más de 14,5 Km.). La ciudad resistió durante un año, pero finalmente se tuvo que rendir por hambre. El vencedor la arrasó, e intentó suprimir todo vestigio de sus fortificaciones (cfr. Mi. 1:6; Ant. 13:10, 2 y 3; Guerras 1:2, 7 y 8). En la época de Alejandro Janneo, la ciudad volvió a ser habitada de nuevo. Pompeyo la incluyó en la provincia romana de Siria. Gabinio la volvió a fortificar (Ant. 14:4, 4; 5, 3). Herodes el Grande la reconstruyó, la fortificó y le dio el nombre de Sebasté (fem. de Sebastos, forma gr. del lat. «Augustus»), en honor del emperador, protector de Herodes (Ant. 15:8, 5). Felipe el Evangelista predicó a Cristo en Samaria, con mucho fruto. Simón el Mago y muchos otros creyeron y fueron bautizados (Hch. 8:5-13). Pedro y Juan fueron de Jerusalén a Samaria para apoyar a Felipe en la obra (Hch. 8:14-25). Identificación: a más de 8 Km. al noroeste de Siquem, en el emplazamiento del pueblo de Sebastiyeh, sobre una colina de escarpadas laderas, cuya cumbre en meseta mide poco más de 1,5 Km. de este a oeste. Arqueología. Samaria ha sido excavada de 1908 a 1910 por una expedición dirigida por la Universidad de Harvard, y en el período 1931-1935 por varios grupos (Harvard Excavations at Samaria 19081910, 2 vols., 1924, y Crowfoot, K. Kenyon y E. Sukenik: «The buildings at Samaria», 1942). Estas excavaciones desvelaron tres períodos principales de la vida de la ciudad: (A) El de Omri-Acab (880-853 a.C.). (B) El periodo de Jehú (841-840 a.C.). (C) El siglo VIII a.C., que vio el reinado de Jeroboam II y el apogeo de su esplendor. En el nivel de la época Omri-Acab se hallan unas murallas de gran grosor. Con ellas pudo Samaria
resistir eficazmente el embate de los sirios (2 R. 6:24-30) y del imperio asirio (2 R. 17:5). El aprovisionamiento de agua se llevaba a cabo mediante un gran número de cisternas. Samaria carecía de manantiales al estilo de los Gezer, Meguido o Hazor. Véase ÓSTRACA, b, para las cerámicas con inscripciones halladas en Samaria. El descubrimiento de numerosos fragmentos de marfil e incrustaciones de marfil en fragmentos de mobiliario, con tallas de papiros, lotos, toros, esfinges y dioses egipcios como Isis y Horus, que evidencian un gran esmero en su ejecución, concuerda con la mención bíblica de «la casa de marfil» (1 R. 22:39; cfr. Am. 3:15). (b) El territorio de las diez tribus, esto es, el reino de Israel (1 R. 21:1; 2 R. 17:24; Is. 7:9; Jer. 31:5; Ez. 16:46). (Véase ISRAEL.) (c) El distrito de Samaria formado por la Palestina central, entre Galilea al norte y Judea al sur (1 Mac. 10:30). Josefo no da una descripción clara de los límites (Guerras 3:3, 4 y 5), pero sí dice que la frontera septentrional atraviesa un pueblo que se halla en la gran llanura llamada «Ginea», que, evidentemente, es En Gannim (Jos. 19:21; 21:29), en el ángulo meridional de la llanura de Esdraelón. La frontera meridional se hallaba en el distrito de Acrabatena, a poco más de 10 Km. al sur de Siquem. Samaria se extendía al este del Jordán, pero al oeste no alcanzaba el Mediterráneo. Aco pertenecía a Judea (véase TOLEMAIDA). Según el Talmud, el límite occidental era Antípatris. El distrito de Samaria comprendía los antiguos territorios de Manasés al oeste del Jordán, y de Efraín, con una parte de Isacar y de Benjamín. En el año 63 a.C., Pompeyo anexionó Samaria a la provincia de Siria (Ant. 14:4, 4). En el año 6 d.C., Augusto hizo de Judea, Samaria e Idumea una división de la prefectura de Siria, y le dio el nombre de provincia de Judea, designando procuradores para su gobierno (Ant. 17:13, 5; cfr. 11:4); ésta era la división administrativa que regía en la época del Señor Jesucristo. nom, SAMARITANO ver, SANBALAT, PENTATEUCO SAMARITANO vet, En el único pasaje del AT donde se halla este término, designa a un habitante del antiguo reino de Israel (2 R. 17:29). El NT denomina samaritanos a los habitantes del distrito de Samaria, en el centro de Palestina (Lc. 17:11-19). Sargón afirma haber deportado a 27.280 israelitas cuando se apoderó de esta región. Sin embargo, el conquistador dejó allí a judíos,
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que se sublevaron. Sargón decidió actuar para que perdieran su propia identidad introduciendo en el país a colonos procedentes de Hamat, Babilonia y Arabia (cfr. 2 R. 17:24). Estos pueblos introdujeron sus propios cultos idolátricos en Samaria. La población estaba entonces muy esparcida, y el suelo, devastado por las guerras, había quedado sin cultivar. Abundaban los animales salvajes, leones incluidos, como azote de Dios. Los nuevos colonos hicieron saber al rey de Asiria que ellos atribuían estos males a Jehová, Dios del país, cuyo culto no conocían. El monarca ordenó a uno de los sacerdotes de Israel que habían sido deportados que se estableciera en Betel, y que enseñara a estas gentes la religión de Jehová. El sacerdote no pudo persuadirlos a que abandonaran sus ancestrales ídolos. Levantando los emblemas de sus dioses sobre los lugares altos de los israelitas, mezclaron su falsa religión con la de Jehová (2 R. 17:25-33) y mantuvieron este culto híbrido con posterioridad a la caída de Jerusalén (2 R. 17:34-41). Esar-hadón mantuvo la política de su abuelo Sargón (Esd. 4:2). Asnapar (Assurbanipal) acabó de colonizar el territorio añadiendo a su población gentes de Elam y de más allá (Esd. 4:9, 10). La nueva provincia del imperio asirio careció de todo poder. El rey Josías y sus fieles recorrieron toda Samaria destruyendo los ídolos de los lugares altos (2 Cr. 34:6, 7), apoyando así la influencia de los israelitas que quedaban en Samaria y de sus sacerdotes. Mucho tiempo después había aún samaritanos que iban a Jerusalén para asistir al culto en el Templo (Jer. 41:5). Cuando Zorobabel encabezó una expedición de israelitas de vuelta de Babilonia a Jerusalén, los samaritanos pidieron permiso para participar en la restauración del Templo; afirmaban haber adorado al Dios de Israel desde la época de Esar-hadón. Zorobabel y los jefes rechazaron la colaboración de ellos (Esd. 4:2). La mayor parte de los judíos rehusaron desde el principio participar con los samaritanos tanto a nivel social como religioso. Esta separación degeneró en una intensa antipatía (Esd. 4:3; Eclo. 50:25, 26; Lc. 9:52, 53; Jn. 4:9). Los samaritanos no eran de pura raza judía y practicaban una religión mixta. Josefo (Ant. 9:14, 3) dice que afirmaban su parentesco con los judíos cuando la condición de estos últimos era próspera, pero que afirmaban ser de origen asirio si los judíos eran presa de la adversidad. Habiendo rehusado Zorobabel, Josué y los principales israelitas la ayuda de los samaritanos para reconstruir el Templo, se unieron entonces a los adversarios de
esta reconstrucción (Esd. 4:1-10). También se manifestaron opuestos a que Nehemías restaurara las murallas de Jerusalén (Neh. 4:1-23). El caudillo de los samaritanos era entonces Sanbalat, el horonita, cuyo yerno fue excluido del sacerdocio por Nehemías. Sanbalat fue probablemente quien erigió el templo samaritano sobre el monte Gerizim (véase SANBALAT). Desde entonces, los judíos echados de Jerusalén por causas disciplinarias solían dirigirse a Gerizim, donde eran acogidos favorablemente por los samaritanos (Ant. 11:8, 7). Durante las persecuciones de Antíoco Epifanes, los samaritanos renegaron de su parentesco con la raza judía y, para adular al tirano, declararon que querían consagrar su templo de Gerizim a Júpiter, defensor de los extranjeros (2 Mac. 6:2). Hacia el año 128 a.C. Juan Hircano se apoderó de Siquem y del monte Gerizim, destruyendo el templo de los samaritanos (Ant. 13:9, 1), que posteriormente siguieron celebrando su culto sobre su antiguo emplazamiento. Así lo seguían haciendo en la época del Señor Jesucristo (Jn. 4:20, 21). Sus doctrinas eran entonces muy análogas a las de los saduceos. Como ellos, esperaban un Mesías. Del AT sólo aceptaban el Pentateuco. Recibieron bien dispuestos el Evangelio que les fue anunciado por Felipe, con el testimonio de las señales y milagros efectuados por él (Hch. 8:5, 6). Además, el cristianismo, en contraste con el judaísmo, acogía a samaritanos y gentiles sobre el mismo terreno que a los judíos. El Cristo rechazado por el judaísmo derrumbaba así la pared intermedia de separación, y por la incredulidad nacional de los judíos, Dios abría la puerta de Su misericordia a todos (Ef. 2:11-22; cfr. Ro. 11:25-36). En Naplusa, la antigua Siquem, y en sus alrededores, sigue existiendo una pequeña comunidad samaritana. (Véase PENTATEUCO SAMARITANO.) nom, SAMGAR tip, BIOG HOMB HOAT vet, Hijo de Anat (Jue. 3:31). Poco antes de la época de Débora, los israelitas evitaban los caminos por temor a los filisteos, y se deslizaban por senderos escondidos (Jue. 5:6). Samgar, atacando a los opresores, mató a seiscientos de ellos con una aguijada de bueyes, y contribuyó con ello a la liberación de Israel (Jue. 3:31). No lleva el título de juez, y la cronología no indica ningún período asociado con su nombre.
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nom, SAMOS tip, ISLA sit, a9, 342, 219 vet, = «colina cerca del río». Isla que mide alrededor de 128 Km. de perímetro; se halla ante la costa de Asia Menor, al sursuroeste de Éfeso y casi frente al promontorio de Trogilio. Después de la derrota de Antíoco el Grande ante los romanos en Magnesia, en el año 190 a.C., Samos se hizo independiente (1 Mac. 15:23); cayó en poder de los romanos en el año 133 a.C. junto con Pérgamo, quedando en la esfera de influencia de esta última. Cuando Pablo llegó a la isla (Hch. 20:15), Samos seguía gozando de la autonomía que le habían otorgado los romanos en el año 17 a.C. Los habitantes de Samos eran famosos por su capacidad mercantil. nom, SAMOTRACIA tip, ISLA vet, = «Samos de Tracia». Isla en el mar Egeo, a lo largo de Tracia, y frente a la desembocadura del río Hebros. Tiene una superficie de alrededor de 80 Km2 y su punto culminante se eleva hasta los 1.524 m. De Troas, en Asia Menor, el navío de Pablo emprendió rumbo directo hacia Samotracia (Hch. 16:11). nom, SAMUEL tip, BIOG PROF JUEZ HOMB HOAT ver, FILISTEOS, SAMUEL (Libros), ALTAR vet, = «pedido a Dios». Profeta de Israel (1 Cr. 6:33), fue el primer gran profeta posterior a Moisés, y el último de los Jueces. Su padre, Elcana, era un levita de la familia de Coat, de la casa de Izhar, que descendía de Zuf (1 S. 1:1; 1 Cr. 6:26, 35). Esta familia había recibido su heredad en el monte de Efraín (Jos. 21:5; 1 Cr. 6:26, 35). Elcana vivía en Ramá (1 S. 1:1, 19; 2:11). Elcana tenía dos esposas: Penina y Ana. Esta última, que era estéril, suplicó al Señor que le concediera un hijo, e hizo el voto de consagrárselo toda la vida, aparentemente como nazareo, ya que ella dijo: «Y no pasará navaja sobre su cabeza» (1 S. 1:11; cfr. Nm. 6:15). Dios otorgó esta petición. Ana llamó al recién nacido Samuel. Cuando lo hubo destetado, lo llevó al Tabernáculo, en Silo, confiándolo a Elí, el sumo sacerdote, a fin de que lo formara para el
servicio del Señor (1 S. 1; 2:1-17). El niño Samuel llevaba a cabo su tarea en presencia del Señor; vestía un simple efod de lino, vestidura de los sacerdotes cuando oficiaban, y también de los levitas (1 S. 2:18). El niño dormía en una estancia contigua al Tabernáculo, y por la mañana abría las puertas de la casa de Jehová, y ayudaba a Elí (1 S. 3:1, 3, 15). Samuel era sólo un joven cuando el Señor le reveló el juicio que caería sobre la casa de Elí, a causa de la insensata indulgencia del padre hacia sus indignos hijos (1 S. 3:1-18). Josefo dice que Samuel tenía entonces doce años (Ant. 5:10, 14), estimación probablemente correcta, pero de la que se desconoce la fuente. Cuando Samuel llegó a ser un hombre joven, todo Israel, de Dan a Beerseba, reconocía que era un profeta, porque el Señor se le reveló en Silo (1 S. 3:20, 21). Poco después caía el juicio predicho sobre la casa de Elí y sobre Israel: los dos hijos de Elí murieron sobre el campo de batalla, los filisteos se apoderaron del arca, y Elí murió al saber esto (1 S. 4:1-22). Los filisteos tuvieron que devolver el arca a los israelitas, sin embargo, ante las plagas de Dios, y quedó depositada en Quiriatjearim, en casa de Abinadab. El nivel espiritual del pueblo era entonces sumamente bajo. Después de la muerte de Elí, Samuel ejerció la autoridad, y se esforzó en rectificar las costumbres; veinte años después de la restitución del arca, había llegado a conseguirlo en cierta medida. Convocó entonces a los israelitas a Mizpa, cerca del lugar en el que había sido arrebatada el arca del pacto. El profeta les ordenó confesar sus pecados, ayunar delante de Jehová e implorar Su misericordia. Al saber esto, los filisteos atacaron a los israelitas, que pidieron a Samuel que suplicara el socorro divino. El Señor otorgó la ayuda pedida mandando sobre los filisteos una terrible tormenta, bajo la que sufrieron una tremenda derrota. Mientras Samuel estuvo al frente de los israelitas, los filisteos renunciaron a atacar (1 S. 7:3-14). (Véanse FILISTEOS, SAMUEL [LIBROS DE].). Samuel fue a la vez juez y profeta. En el ejercicio de estas funciones, iba cada año a Bet-el, Gilgal y Mizpa. Su residencia era Ramá, donde se hallaba una comunidad de profetas que lo ayudaban en su obra de reforma (1 S. 7:15-17; 19:18-20). En Ramá erigió un altar, por cuanto Dios había abandonado Silo. El arca no estaba a disposición del culto público, el pacto con Dios había quedado suspendido por la idolatría y los sacrilegios de los israelitas. Samuel era considerado como el representante de Jehová (véase ALTAR). Bajo su enérgica dirección, el país fue preservado de la
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dominación extranjera. A su vejez, Samuel estableció en Beerseba a sus dos hijos como jueces sobre Israel. Sin embargo, éstos se mostraron indignos de tan alto cargo, dejándose sobornar y pisoteando la justicia. A causa de la malvada gestión de ellos y de la amenazadora actitud de las naciones paganas a su alrededor, los ancianos y el pueblo pidieron la instauración de la monarquía. Dios ordenó al profeta que ungiera a Saúl como rey, y después a David, tras de que Saúl hubiera sido rechazado (véase SAMUEL [LIBROS DE]). Samuel murió mientras David, huido de Saúl, se hallaba en el desierto de Engadi. Fue sepultado en Ramá; todo Israel lo lloró (1 S. 25:1). La noche antes de la batalla de Gilboa, Saúl pidió a una adivina que evocara a Samuel del Seol (1 S. 28:3-25). (Véase SAÚL, b.). Hemán, uno de los cantores de David, era nieto de Samuel (1 Cr. 6:33; cfr. v. 28). Samuel figura entre los héroes de la fe del AT (He. 11:32). nom, SAMUEL (Libros) tip, LIBR LIAT ver, DAVID, PENTATEUCO, QUMRÁN vet, (a) Nombre y subdivisión. Estos dos libros constituían al principio un solo volumen, como lo atestigua una nota masorética en 1 S. 28:24, afirmando que este versículo es el central de la obra. Hay mss. hebreos, y la enumeración que hace Josefo de los libros del AT presentan esta obra como un todo. Bomberg introdujo esta división en la Biblia rabínica que hizo aparecer en Venecia, de 1516 a 1517, división procedente de la LXX y de la Vulgata. Esta obra lleva muy justamente el nombre de Samuel: este juez es el personaje más importante durante la primera mitad del período de que se trata. Él fue además uno de los más grandes profetas de Israel, que organizó el reino, y fue el instrumento de Dios en la elección de Saúl y de David, ayudando asimismo a Saúl durante todo el tiempo en que este rey permaneció fiel a la voluntad de Dios. Como la obra contiene la historia de los dos primeros reyes, en la LXX se divide en dos partes, que allí reciben el nombre de Primer y Segundo Libro de los Reinos. En cuanto a los dos libros históricos siguientes (1 y 2 Reyes en nuestras versiones), la LXX les da el nombre de 3 y 4 de los Reinos. Jerónimo, en la Vulgata, cambia el título «Libro de los Reinos» por el de «Libro de los Reyes». En el canon hebreo, 1 y 2 Samuel quedan encuadrados dentro de los Profetas anteriores. (b) Contenido.
Se pueden distinguir tres secciones. (A) Samuel, profeta y juez (1 S. 1-7): su nacimiento, infancia, llamamiento al ministerio profético (1 S. 3:20); su autoridad indiscutida, después de la muerte de Elí (cap. 4); su obra de reforma y el triunfo de su intervención espiritual, en el momento en que los filisteos atacan a Israel, lo que le otorga el papel de juez liberador (1 S. 7: 1-12). Sumario de los resultados de su administración (1 S. 7:13-17). (B) Reinado de Saúl (1 S. 8-31). (I) El pueblo pide al anciano Samuel que establezca un rey sobre Israel. El profeta accede, bien a su pesar (cap. 8). Samuel conoce a Saúl; le da, privadamente, la unción real (1 S. 9:1-10:16). Samuel convoca al pueblo en Mizpa, donde Saúl es elegido rey por suertes (1 S. 10:17-26), y es menospreciado por algunos malcontentos (1 S. 10:27). La victoria de Saúl sobre los amonitas confirma su condición de rey (1 S. 11). Samuel dirige un discurso al pueblo, y se retira a continuación de la vida pública (1 S. 12). (II) Los filisteos son derrotados, pero Saúl desobedece la orden de Jehová con respecto al sacrificio (1 S. 13). Jonatán ataca una guarnición filistea y pone a los enemigos en fuga (1 S. 14:146). Recapitulación de las guerras de Saúl (1 S. 14:47, 48). Su familia (1 S. 14:49-51). Relato detallado de la guerra contra los amalecitas; Saúl desobedece por segunda vez las órdenes de Dios (1 S. 15). (III) Últimos años del reinado de Saúl; su actitud con respecto a David (1 S. 16-31). Dios rechaza a Saúl, y ordena a Samuel que unja a David (1 S. 16:1-13). Saúl, atormentado por un espíritu maligno, invita a David, tañedor de arpa, a la corte (1 S. 16:14-23). David mata a Goliat y se queda desde entonces con el rey (1 S. 17:1-18 5). Celos de Saúl; atenta contra la vida de David (1 S. 18:619:17). Huida y vida errante de David (1 S. 19:1827:12). Invasión filistea; Saúl consulta a la adivina de Endor (1 S. 28). Batalla de Gilboa, muerte de Saúl (1 S. 31). El rey David (2 S. 1-24). David se entera de la muerte de Saúl (2 S. 1). Rivalidad de David apoyado por los hombres de Judá con Isboset sostenido por todas las otras tribus (2 S. 24). David proclamado rey por todas las tribus de Israel (2 S. 5:1-3). Su reinado (2 S. 5:4-24:25) (Véase DAVID) (c) La institución de la monarquía marca un importante punto de inflexión en la historia de Israel. A la teocracia de Moisés y de Josué había sucedido la anarquía de los tiempos de los Jueces. Samuel rectificó la situación, pero el pueblo no estaba dispuesto para depender de una manera
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directa del Dios santo. Por otra parte, la falta de fe que tenían los hacía temblar ante sus enemigos, y les hizo abrigar el deseo de tener un rey «como tienen todas las naciones» (1 S. 8:5). Samuel expresó su vivo desagrado (1 S. 8:6, 12, 17-19), y el Señor le señaló que era a Él mismo y Su autoridad que el pueblo rechazaba (1 S. 8:7-9). Saúl fue entonces elegido con todas las advertencias previas en cuanto a la gravedad de su decisión (1 S. 8:10-10:27; 11:12-25); con todo, en Su condescendencia, Dios no abandonó a Su pueblo. Sostuvo a Saúl en tanto que éste permaneció fiel (1 S. 10:24-26; 11:6-13; 12:22; 14:23), pero lo rechazó a causa de sus desobediencias (1 S. 13:13-14; 15:22-23). A continuación David fue elegido, «el varón elegido según el corazón de Dios» (1 S. 16:1-13), que anduvo verdaderamente en los caminos de Jehová (excepto en el asunto de Urías, 1 R. 15:5). El Señor le prometió que de su línea surgiría el Mesías (2 S. 7:8-16), el rey divino, único capaz de cumplir el plan de Dios y de establecer la teocracia sobre bases justas y eternas. «Esta superposición de los dos designios, uno divino y espiritual, y otro humano y carnal, se manifiesta en la historia de Saúl y de David a través de todo el libro (Manley, «Nouveau Manuel de la Bible», p. 176; cfr. E. Robertson, «Samuel and Saul»). (d) Redacción, fecha, autenticidad. Samuel escribió en un libro «las leyes del reino», y lo depositó delante de Jehová (1 S. 10:25). Las acciones destacadas de David fueron consignadas en los «libros» de Samuel el vidente y de los profetas Natán y Gad, obras conocidas por el redactor del libro de Crónicas (1 Cr. 29:29). El mismo Samuel murió antes del final del reinado de Saúl (1 S. 25:1); pero en la corte de David se hallaban Josafat, cronista, y Seraías, el escriba (2 S. 8:16-17). Por otra parte, está claro que un pasaje como 2 S. 5:4-5 tuvo que ser escrito después de la muerte de David. Se ha preguntado si la alusión a los reyes de Judá en 1 S. 27:6 significa que este libro fue acabado después del cisma. Sin embargo, la distinción entre Judá e Israel ya existía en la época de David (1 S. 11:8; 17:52; 2 S. 3:10; 24:1). Se puede citar también del libro apócrifo 2 Mac. 2:13: «Nehemías... había reunido una biblioteca y puesto en ella los libros de los reyes, los de los profetas y los de David.» Es indudable que nuestros dos libros de Samuel debían hallarse en esta colección, y por consiguiente formarían parte del canon desde antes de la época de los Macabeos. La redacción de 1 y 2 Samuel parece haber sido hecha al inicio de la monarquía, sobre la base de los documentos
de primera mano ya mencionados. Kirkpatrick admite como básicamente cierta la tradición que atribuye al mismo Samuel la sección de 1 S. 1-24 y el resto a Natán y a Gad. Añade además que si este libro fue redactado por medio de las crónicas de Samuel, de Natán y de Gad, y completado gracias a documentos provenientes de las escuelas de los profetas, procede entonces de los mejores documentos posibles (Cambridge Bible). En efecto, «el autor de estos vivaces y detallados relatos, sencillos y carentes de artificio, vivió indudablemente no mucho después de los sucesos relatados. Los detalles geográficos son escrupulosamente exactos, y la ausencia de nombres compuestos con el de Baal, señala el profesor Hommel, se explica por la influencia de Samuel» (Manley, op. cit., p. 175, y Hommel, «Ancient Hebrew Tradition»). La presentación de Elí sin comentarios de ningún tipo en 1 S. 1:3 lleva a pensar que era todavía recordado con claridad. Además, se puede constatar en 1 y 2 Samuel una unidad de plan y de objetivo que muestra que los documentos históricos anteriores han sido manejados por un solo autor. A pesar de todo lo anterior, hay algunos críticos que insisten en ver en esta obra una amalgama de dos (o tres) fuentes divergentes, semejantes a las pretendidas para el Pentateuco (véase PENTATEUCO). En esta especulación, para el «autor J», en el siglo X a.C., Samuel sería un vidente desconocido; para E, en el siglo VIII a.C., se trataría de un gran héroe nacional. Más tarde se habrían dado añadiduras, durante el siglo VI, por parte de un autor «deuteronónico», que habría modificado ciertos pasajes según sus convicciones. En realidad, hay sólo unos pocos puntos oscuros, lo cual no es de sorprender en un libro tan antiguo. (A) La doble presentación de David a Saúl (1 S. 16:17-23 y 17:55-58). Sin embargo, se trata de una aparente dificultad con una explicación satisfactoria: en el primer pasaje el rey tenía suficiente conque el joven tañedor de arpa le distrajera; sin embargo, para dar su hija al vencedor de Goliat, deseaba saber con toda precisión posible quién era el padre y la familia de David. (B) El doble relato de la muerte de Saúl parece contradictorio a primera vista (1 S. 31:4-5; 2 S. 1:6-10). No obstante, es evidente que el extranjero amalecita, conociendo la persecución de que había sido objeto David por parte de Saúl, le mintió para conseguir un beneficio propio; para amarga sorpresa suya, se encontró conque se había acusado de un crimen a los ojos de David,
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muriendo a causa de su embuste. La aparente contradicción no es tal, sino que deriva de un falso relato de un amalecita frente al genuino anterior. (C) El proverbio «¿Saúl también entre los profetas?» se cita dos veces (1 S. 10:11; 19:24); pero no hay ninguna razón para que no haya podido recibir su origen de dos circunstancias repetidas. (D) Otros críticos ven «dobletes» en las dos ocasiones en que David perdonó la vida a Saúl (1 S. 24:7; 26:9), pero no hay nada en contra de que David repitiera su acto magnánimo; se debe tener en cuenta que las persecuciones de Saúl contra David duraron más de diez años (2 S. 5:4). Además de las plausibles soluciones que tienen estas aparentes dificultades, el libro presenta una sólida homogeneidad argumental, estilística y de plan. Se puede afirmar que el libro de Samuel es una de las mejores obras en prosa de la literatura hebrea. Con respecto a los antiguos mss. de Samuel hallados en Qumrán, véase QUMRÁN (MANUSCRITOS DE), V, Cueva 4 (4Q). Bibliografía: Darby, J. N.: «1 & 2 Samuel», en Synopsis of the Books of the Bible (Bibles & Publications, Montreal, 1970); Keil, C. F. y Delitzsch, F.: «Commentary on the Old Testament - The Books of Samuel» (Wm. Eerdmans, Grand Rapids, reimpr. 1981); Mackintosh, C. H.: «Life and Times of David» (Miscellaneous Writings of C.H.M., vol. VI, Loizeaux Bro., New York, 1951); Payne, D. F.: «1 y 2 Samuel», en Nuevo Comentado Bíblico (Casa Bautista de Publicaciones, El Paso, 1977); Young, E. J.: «Una introducción al Antiguo Testamento» (T.E.L.L., Grand Rapids, 1977); Young, F. E.: «1 y 2 Samuel», en Comentario Moody del Antiguo Testamento (Ed. Portavoz, Grand Rapids, 1993). nom, SANBALAT tip, BIOG HOMB HOAT vet, (ac.: «Sin [dios lunar] ha dado la vida»). Influyente samaritano (Neh. 2:10), llamado horonita, lo que no parece significar que procediera de Horonaim, ciudad de Moab, sino de Bet-horón (cfr. Neh. 4:2; 6:2). Se opuso a que Nehemías reconstruyera los muros de Jerusalén, pero no consiguió sus propósitos (Neh. 4:7, 8). Sanbalat y sus cómplices solicitaron una entrevista con Nehemías, a quien querían asesinar (Neh. 6:1-
4). Habiendo rehusado Nehemías entrevistarse con ellos, intentaron en vano intimidarlo, acusándolo de sedición (Neh. 6:5-14). Sanbalat el horonita fue contemporáneo del sumo sacerdote Eliasib, que fue bisabuelo de Jadúa. Sanbalat se asoció con Tobías el amonita y se opuso a Nehemías en el año vigésimo de Artajerjes (Neh. 3:1; 4:7). Fue gobernador de Samaria poco antes del año 407 a.C., en el año decimoséptimo de Darío Noto (Papiros de Elefantina). Un hijo de Joiada (que era hijo del sumo sacerdote Eliasib) se casó con una hija de Sanbalat. Nehemías lo castigó excluyéndolo del sacerdocio (Neh. 13:4, 28). Josefo menciona a un Sanbalat, nativo de Cuta, que Darío, último rey de Persia (336 / 5 - 331 a.C.), envió a Samaria como gobernador Cuando Darío cayó, este Sanbalat dio su apoyo a Alejandro Magno en el año 331 a.C. Su hija Nicaso fue dada como esposa a Manasés, hermano del sumo sacerdote Jadúa. Este matrimonio con una mujer extranjera fue mal visto por las autoridades judías que expulsaron a Manasés del Templo de Jerusalén. Sanbalat, con el consentimiento de Alejandro, erigió entonces un templo sobre el monte Gerizim, e hizo de su yerno el sumo sacerdote de este santuario (Ant. 11:7, 2; 8:2 y 4). Estas declaraciones de Josefo no concuerdan bien con los datos bíblicos acerca de Sanbalat. Los antiguos comentaristas pensaban que Josefo hablaba de algún Sanbalat posterior. Pero Josefo enlaza el Sanbalat horonita con el casamiento de Neh. 13:28. Es muy probable que el historiador judío situara a Sanbalat 100 años más tarde para hacer ajustar los hechos con su opinión de que el yerno de Sanbalat no sólo había fundado o desarrollado la religión de los samaritanos, sino que también había fundado el templo de Gerizim. Josefo creía que este templo había sido erigido tras la conquista de Alejandro (Ant. 13:9, 1), unos dos siglos antes del año 128 a.C., y que el sumo sacerdote Jadúa y Alejandro Magno habían sido contemporáneos (Ant. 11:8, 5). Josefo comete un error de fecha (que desde luego no es el único) situando la misión de Nehemías en el año 25 de Jerjes (que sólo reinó 21 años, Ant. 11:5, 7), en lugar de situarla en el año 20 de Artajerjes, su sucesor (Neh. 2:1). Y a la llegada de Esdras a Jerusalén le asigna la fecha del año 7 de Jerjes (Ant. 11:5, 2), en lugar de situar esta fecha 21 años más tarde, en el año 7 de Artajerjes (Esd. 7:1, 8). Por último, confunde a Onías I con Onías III, que vivió un siglo más tarde (1 Mac. 12:7, 20; Ant. 12:4, 10).
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nom, SANDALIAS (Véase ZAPATOS) nom, SÁNDALO tip, FLOR ARBO vet, (heb. «almuggim» o «algummim»). Se trata de una madera de construcción traída de Ofir por vía marítima, en grandes cantidades, durante el reinado de Salomón. De ella se hacían columnas, balaustradas, y los marcos de las arpas y de las liras (1 R. 10:11, 12; 2 Cr. 9:10, 11). Según Josefo, esta madera se parecía a la de la higuera, pero era más clara y vistosa (Ant. 8:7, 1). Se cree generalmente que ésta es la madera de sándalo, «santalum album», de la familia de las santaláceas. El árbol es originario de la India y de las islas orientales; es de pequeño tamaño, frondoso, y algo semejante al mirto. Si lo había en el Líbano (2 Cr. 2:8), es porque había sido introducido. Esta madera odorífera sirve de incienso en los templos y hogares de India y China. Era muy adecuada para los fines de Salomón. nom, SANEDRÍN tip, CONS vet, (heb. «talmúdico», derivado del gr. «synedrion»: consejo, tribunal). Cuerpo gubernamental judío. Los persas otorgaron a los judíos el derecho a juzgar sus propios litigios (Esd. 7:25, 26; 10:14). La caída del imperio persa no significó la pérdida de este privilegio. Había un consejo gubernamental denominado «gerousia», o senado (Ant. 12:3, 3), una especie de asamblea nacional (1 Mac. 12:6); estaba constituido por ancianos (cfr. 1 Mac. 14:20). Este consejo representaba a la nación judía (1 Mac. 12:3) y se unió a Jonatán, sumo sacerdote, a fin de concertar una alianza ofensiva con Esparta. Jonatán convocó a los ancianos para considerar con ellos la construcción de fortalezas en Judea y el reforzamiento de los muros de Jerusalén (1 Mac. 12:35; cfr. 13:36; 14:20, 28 y 47). Bajo Gabino, procónsul de Siria (57-55 a.C.), Judea fue dividida en 5 distritos, dependiendo cada uno de ellos de un «synedrion» o «synodos», es decir, un consejo o sanedrín (Ant. 14:5, 4; Guerras 1:8, 5). Desde entonces, la más alta autoridad de Jerusalén vino a ser el sunedrion, lo que sin embargo no eliminó la gerousia. No obstante, ese arreglo no duró mucho tiempo. El año 47 a.C., César extendió otra vez la jurisdicción del sanedrín de Jerusalén a toda Judea (cfr. Ant. 14:9, 3-5). Al comienzo de su reinado,
Herodes hizo dar muerte a 45 miembros del sanedrín (Ant. 14:9, 4; 15:1, 2), pero no suprimió el consejo (Ant. 15:6, 2). Bajo los procuradores romanos, del año 6 al 66 d.C., los poderes del sanedrín fueron ampliados. Según las fuentes judías, esta asamblea se componía de 71 miembros (cfr. el simulacro de sanedrín, Guerras 4:5, 4). Sólo podían ser elegidos israelitas de linaje indiscutible. El número de 70 se correspondía, probablemente, con los setenta ancianos designados para colaborar con Moisés. El miembro adicional era el sumo sacerdote, que ejercía las funciones de presidente. El sanedrín era el tribunal supremo, teniendo poderes de vida y muerte (Ant. 14:9, 3 y 4; Mt. 26:3, 57; Hch. 4:5, 6, 15; 5:21, 27, 34, 41; 6:12, 15; 7:1; 23:2); pero es evidente que bajo el imperio romano la sentencia capital no debía ser ejecutada excepto con el asentimiento de las autoridades romanas. El sanedrín se ocupaba de una forma general de lo que atañía al gobierno y a la justicia, en la medida en que no tenían que recurrir a los procuradores o a sus subordinados (cfr. Hch. 22:30). En la época de Floro, los dirigentes y los consejeros se dirigían personalmente a los pueblos para percibir los impuestos (Guerras 2:17, 1). El sanedrín tenía una fuerza propia de policía y el derecho de arrestar a personas (Mt. 26:47; Mr. 14:43). El Señor Jesús fue juzgado por el sanedrín (Mt. 26:59; Mr. 14:55; 15:1; Lc. 22:66; Jn. 11:47). Pedro, Juan y los otros apóstoles tuvieron que comparecer ante este consejo (Hch. 4:5, 6, 15; 5:21, 27, 34, 41). Esteban fue llevado ante el sanedrín (Hch. 6:12), lo mismo que Pablo (Hch. 22:30; 23:15; 24:20). El sanedrín dejó de existir cuando la destrucción de Jerusalén. Los miembros del sanedrín eran los sumos sacerdotes (en funciones o que hubieran ostentado el cargo, junto con los miembros de sus privilegiadas familias), ancianos (jefes de tribu, de familias, de órdenes sacerdotales), escribas (asesores jurídicos o doctores de la Ley),fariseos y saduceos (Hch. 4:1 ss.; 5:17, 34; 23:5, 6). Había, además, alguaciles (Mr. 14:65; Jn. 18:22). El sanedrín parece que se reunía en el edificio llamado «casa del consejo», situado al oeste del Templo, cerca del gimnasio (Guerras 5:4, 2). Al menos así era, según Josefo, en los últimos años del estado judío. Según la Misná, al principio las asambleas se celebraban en una de las salas que miraban al patio interior del Templo. Parece asimismo que en casos urgentes el consejo se reunía en la casa del sumo sacerdote (Mt. 26:3, 57; Mr. 14:53).
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nom, SANGRE tip, LEYE ver, SACRIFICIO, AHOGADO, CONCILIO DE JERUSALÉN, HISTORIA BÍBLICA vet, Líquido vital que circula por el cuerpo, tan indispensable para su existencia que se puede decir: «Porque la vida de la carne en la sangre está» (Lv. 17:11, 14), o: «La sangre es la vida» (Dt. 12:23); este hecho no impide que el salmista atribuya igualmente al soplo de Jehová la vida de los animales (Sal. 104:30). La sangre representa la vida, tan sagrada para Dios que la sangre del Abel asesinado es descrita como clamando venganza desde la tierra (Gn. 4:10). Inmediatamente después del Diluvio, al dar Dios permiso para comer la carne de los animales, se prohibió sin embargo comer su sangre (Gn. 9:3, 4; Hch. 15:20, 29). Esta ley, dada a Noé, rige por tanto no sólo para el judaísmo, sino para toda la raza humana, todas las naciones que surgieron de Noé. También se dio la siguiente orden: «El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada» (Gn. 9:6). Según la Ley, la muerte es la paga del pecado. Para obtener el perdón era indispensable sacrificar la vida de un sustituto, prefigurando el sacrificio del Calvario (He. 9:22; véase SACRIFICIO). La sangre de los animales sacrificados servía para hacer la expiación sobre el altar (Lv. 17:1-14; Dt. 12:15-16), o en el interior del santuario, sobre el propiciatorio (Lv. 8:23, 30; Éx. 24:8; He. 9:18-22). Mediante este símbolo, el sacerdote venía a decir al Señor: «El hombre (o el pueblo) a quien yo represento hubiera debido morir a causa de su pecado. Pero la sangre aquí presentada demuestra que una víctima ha sido ofrecida en su lugar. Tu ley queda satisfecha. otorga tu perdón según tu promesa.» En el NT, las expresiones: sangre de Jesús, sangre de Cristo, sangre del Cordero, sangre del pacto, sangre rociada, son metáforas que representan la muerte expiatoria del Señor Jesús; fue por el derramamiento de Su sangre que pudo haber salvación (1 Co. 10:16; Ef. 2:13; He. 9:14; 10:19; 1 P. 1:2, 19; 1 Jn. 1:7; Ap. 7:14; 12:11; Mt. 26:28; He. 12:24). Para un tratamiento más completo de la prohibición de comer sangre, véanse AHOGADO, CONCILIO DE JERUSALÉN, HISTORIA BÍBLICA IV, c. Bibliografía: Darby, J. N.: «The Blood of the Lamb», en The Bible Treasury, dic. 1875 (reimpr., 1969, H. L. Heijkoop, Winschoten, Holanda);
Darby, J. N.: «Purged with blood», en Bible Treasury, ene. 1869; Fereday, W. W.: «The Precious Blood», en The Bible Treasury, nov. 1894; Kelly, W.: «Eating blood prohibited», en The Bible Treasury, sept., 1902; véase también Chafer, L. S.: «Teología Sistemática» (Publicaciones Españolas, Dalton, 1974). nom, SANGUIJUELA tip, FAUN MDIC vet, (heb. «'ãlûkãh»). Mencionada en Pr. 30:15, se trata de una especie de grandes dimensiones, común en Israel («Haemopsis sanguisuga»). Los árabes le dan el nombre de «'alakah» porque se adhiere a la carne. Es bien conocida su avidez insaciable; una sanguijuela de tamaño medio consume unos 16 g. de sangre. En Oriente hay diversas especies de estos animales que infestan las charcas y las aguas tranquilas. Cuando aún son pequeñas, penetran por la boca de las personas y animales que beben de esta agua; fijándose en la garganta, provocan hemorragias en ocasiones muy peligrosas. nom, SANIDAD (Don). Véanse ENFERMEDAD, SANIDAD.
nom, SANSANA tip, CIUD sit, a3, 82, 331 vet, = «hoja de palmera». Ciudad en el extremo meridional de Judá (Jos. 15:31). Identificada con Khirbet esh-Samsãniyãt a unos 16 Km. al nor-noreste de Beerseba. nom, SANSÓN tip, BIOG JUEZ HOMB HOAT vet, = «pequeño sol». Uno de los jueces israelitas más destacados. Hijo de un danita llamado Manoa, nació en Zora, localidad del territorio meridional de Dan. El ángel de Jehová predijo el nacimiento de Sansón, y anunció que libraría a Israel del yugo filisteo. Nazareo desde su nacimiento, Sansón no debía beber ni vino ni cualquier otro tipo de bebida fermentada, y no debía pasar navaja sobre su cabeza. En tanto que observó el voto de nazareato, Sansón fue victorioso sobre los filisteos (Jue.
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13:1-24). Judá y Dan, separados de las otras tribus por dificultades geográficas, especialmente por el hecho de que los jebuseos dominaban la ciudad de Jebus (Jerusalén), estaban expuestas a los ataques de los filisteos. Judá, aislada, sólo podía responder con contragolpes guerrilleros. El Espíritu de Dios empezó a manifestarse pronto en Sansón en los campos de Dan (Jue. 13:25). Sansón, enamorado de una filistea de Timnat, se desposó con ella, pero pronto fue entregada por su padre a otro hombre. Entonces, el hijo de Manoa se apoderó de trescientas zorras, y las ató dos a dos por la cola, atando asimismo una tea encendida entre cada dos colas, soltándolas a continuación por las mieses de los filisteos (Jue. 14:1-15:5). Éstos invadieron la tierra de Judá, y exigieron que Sansón les fuera entregado; él se dejó atar por los hombres de Judá, que no sabían que estaban atando a su futuro libertador. Animado repentinamente del Espíritu del Señor, el nazareo rompió las cuerdas en el momento en que iba a ser entregado a los incircuncisos. Asiendo una quijada de asno, persiguió a los filisteos, dando muerte a mil de ellos. Sansón, ardiendo de sed, proclamó que esta liberación procedía de Jehová, a quien suplicó que le diera agua. Dios hizo entonces brotar agua de la cavidad de una roca. Los hombres de Judá consideraron desde entonces a Sansón como su liberador (Jue. 15:620). Se dirigió a Gaza, y cayó allí en pecado. La gente de la ciudad cerró las puertas para apoderarse de Sansón. A medianoche salió de la ciudad, habiendo arrancado de quicio las puertas de la muralla, con sus dos pilares y cerrojo, dejando todo en la cumbre del monte que se halla frente a Hebrón (Jue. 16:1-3). Su relación con Dalila, mujer filistea de Sorec, lo perdió. Instigada por los príncipes filisteos, apremió a Sansón a que le revelara el secreto de su fuerza. Al principio él le respondió con mentiras, pero finalmente le reveló que si se le cortaba la cabellera, perdería su vigor y sería como todos los otros hombres. Dalila vendió su secreto a los filisteos. Éstos le cortaron el cabello mientras dormía y lo prendieron con facilidad. Sacándole los ojos, lo llevaron a la cárcel de Gaza para que hiciera girar una rueda de molino. Durante una gran fiesta en el templo de Dagón, dios de los filisteos, llevaron allí a Sansón para mostrarlo como espectáculo a la muchedumbre. Sus cabellos habían vuelto a crecer. El interior del gran edificio estaba lleno de filisteos, y había unas tres mil personas en su terraza. Habiendo estado en Gaza antes de haber perdido la vista, Sansón conocía el edificio. Pidió entonces al joven lazarillo que le
conducía que le dejara apoyar sobre las dos columnas centrales que sostenían el techo. Oró entonces a Jehová, y, empujando violentamente las dos columnas, una con cada mano, las hizo caer, derrumbándose toda la casa. Sansón murió junto con un gran número de filisteos (Jue. 16:131). A pesar de sus debilidades morales, figura entre los héroes de la fe (He. 11:32). Sansón estaba dotado de una fuerza sobrenatural. Cuando el Espíritu del Señor lo impulsó, llevó a cabo grandes hazañas. Su fuerza no residía en sus cabellos, sino en su consagración al Señor, de lo que ellos eran el símbolo. Cuando Sansón hubo violado su consagración al Señor, no tuvo la fuerza moral para mantener su cabellera. Al perder su testimonio, el Señor lo abandonó. La fuerza le fue restaurada en respuesta a la oración que pronunció. Este poder sobrenatural dio testimonio a los hombres de Judá que Dios había llamado a este nazareo a que fuera su libertador de los filisteos, que sintieron en sus carnes la superioridad del siervo de Jehová. Hay críticos que han querido ver en este relato una de las leyendas que pretenden descubrir en la Biblia. Pero es cosa cierta que los antiguos hebreos consideraban a Sansón como una persona real, perteneciente a la historia anterior a Samuel y a Saúl. El relato bíblico da detalles precisos acerca de la situación de su pueblo natal, de su familia, de sus hazañas, del lugar donde fue sepultado. Toda la vida de Sansón es una gran historia espiritual, como ejemplo que no se debe seguir de un hombre extraordinariamente dotado y que sin embargo juega con el pecado y con la paciencia de Dios. En el momento en que se imagina, lleno de presunción: «Esta vez saldré como las otras y me escaparé», «no sabía que Jehová ya se había apartado de él» (Jue. 16:20). De esclavo de sus pasiones vino a ser esclavo de sus enemigos hasta su muerte; perdió aquellos ojos que no habían sabido ver con claridad. En el último momento, sin embargo, volvió al favor de Dios, que dio respuesta a su oración. No obstante, su oración delata que no estaba en plena comunión con Dios, porque estaba más deseoso de venganza por haber perdido sus ojos que por desear vindicar el nombre de Jehová frente a Dagón (Jue. 16:28). ¡Qué advertencia tan solemne! Se tiene que señalar que otros hombres del AT recibieron en circunstancias excepcionales la fuerza de llevar a cabo hazañas análogas a las de Sansón: Jonatán y su escudero, el joven pastor David dando muerte a un león y a un oso, Eleazar, Sama y Abisai (1 S. 14:1-17; 17:34; 2 S. 23:9-12, 18).
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nom, SANTIAGO tip, BIOG APOS HOMB HONT ver, SANTIAGO (Epístola), HERMANOS DE JESÚS, ANCIANO vet, Bajo este epígrafe se tratan varios personajes llamados Jacobo en el NT. En nuestras versiones, el libro escrito por Jacobo, e identificado como el hermano del Señor, recibe el nombre de Epístola Universal de Santiago (véase SANTIAGO [EPÍSTOLA DE]). En castellano, la forma Santiago es una contracción de Santo y del heb. Yacob. (a) Jacobo, hijo de Zebedeo (Mt. 4:21; 10:2; Mr. 1:19; 3:17) y hermano del apóstol Juan (Mt. 17:1; Mr. 3:17; 5:37; Hch. 12:2). Fue uno de los primeros discípulos (Mt. 4:21; Mr. 1:19, 29; cfr. Jn. 1:40, 41), y uno en los que el Señor tenía una mayor confianza (Mt. 17:1; Mr. 5:37; 9:2; 13:3; 14:33; Lc. 8:51; 9:28). No sabemos ni dónde nació ni dónde transcurrió su adolescencia. Asociado con Pedro y Andrés, se dedicaba a la pesca en el lago de Galilea (Lc. 5:10), lo que pudiera ser indicación de que procedía de algún lugar cercano. El derecho a la pesca libre en el lago de Galilea estaba formalmente reservado a cada israelita. Zebedeo tenía trabajadores asalariados, por lo que parece que debía existir una diferencia social entre sus hijos y los de Jonás (Mr. 1:20). Juan, por ejemplo, era conocido del sumo sacerdote (Jn. 18:16), y posiblemente su familia, o él mismo, poseían una casa en Jerusalén (Jn. 19:27). El padre, Zebedeo, aparece sólo una vez en el relato evangélico (Mt. 4:21; Mr. 1:19); no se opone a que sus hijos sigan a Jesús. La comparación de Mt. 27:56 con Mr. 15:40; 16:1 y Jn. 19:25 permite suponer que la madre de Jacobo se llamaba Salomé, y que era hermana de la madre de Jesús. En tal caso, Jacobo hubiera sido pariente cercano del Señor, y, como Él, descendiente de David. El nombre de Jacobo sólo aparece en los Evangelios sinópticos y en Hechos, pero en el Evangelio de Juan se alude a él en dos ocasiones (Jn. 1:40, 41; 21:2). Jacobo es siempre mencionado junto con Juan, y, por lo general, su nombre precede al de Juan (Mt. 4:21; 10:2; 17:1; Mr. 1:19, 29; 3:17; 5:37; 9:2; 10:35, 41; 13:3; 14:33; Lc. 5:10; 6:14; 9:54), en tanto que Juan es designado como hermano de Jacobo (Mt. 4:21; 10:2; 17:1; Mr. 1:19; 3:17; 5:37). Se cree por todo esto que Jacobo era el hermano mayor. En Lc. 8:51; 9:28, Juan es nombrado antes que Jacobo. Esta inversión (que también aparece en Hch. 1:13, pero no en Hch. 12:2) puede provenir de que Juan tuviera un papel más activo dentro del colegio apostólico. Cristo
dio a ambos hermanos el sobrenombre de «Boanerges», hijos del trueno (Mr. 3:17). Jacobo, al igual que Juan, se mereció una reprensión del Señor, al haber ambos manifestado una intensa cólera contra el pueblo samaritano que no quiso recibir al Señor Jesús (Lc. 9:55). Su ambición atrajo hacia él, como hacia su hermano Juan, la indignación de los demás apóstoles (Mt. 10:41). Después de la crucifixión, Jacobo fue a Galilea, con los apóstoles (Jn. 21:2) y después a Jerusalén (Hch. 1:13). Fue probablemente en el año 44 d.C. que Herodes Agripa I lo hizo morir a espada Hch. 12:2). Jacobo fue el primero de los apóstoles en sellar su testimonio con su sangre. (b) Jacobo hijo de Alfeo; uno de los doce apóstoles (Mt. 10:3; Mr. 3:18; Lc. 6:15; Hch. 1:13). No sabemos nada de él que sea absolutamente cierto; pero por lo general se admite que es el Jacobo mencionado en Mt. 27:56; Mr. 15:40; 16:1; Lc. 24:10. Recibe el sobrenombre de «el Menor», indudablemente debido a su pequeña estatura (Mr. 15:40); su madre, llamada María, era una de las mujeres que acompañaban al Señor; tenía un hermano llamado José (Mt. 27:56). Leví, llamado también Mateo, era otro hijo de Alfeo (Mr. 2:14). Es posible que fuera hermano de Jacobo, pero parece más probable que se trate de otro Alfeo. La elipsis de los pasajes de Lc. 6:16; Hch. 1:13 puede interpretarse de manera que el apóstol Judas, no el Iscariote, sea el hermano de Jacobo. Por otra parte, es posible identificar a María, mujer de Cleofas (Jn. 19:25) como hermana de la madre del Señor. En tal caso, Jacobo, hijo de Alfeo, sería primo hermano de Jesús. Pero ello sólo son conjeturas. (c) Jacobo, el hermano del Señor (Mt. 13:55; Mr. 6:3; Gá. 1:19); estaba a la cabeza de la Iglesia en Jerusalén en la época apostólica (Hch. 12:17; 15:13; 21:18; Gá. 1:19; 2:7, 12). Los Evangelios no mencionan más que dos veces el nombre de este Jacobo (Mt. 13:55; Mr. 6:3), pero se halla comprendido entre los «hermanos del Señor», que no creían en Él durante Su vida (Jn. 7:5), pero que vinieron a ser discípulos de Él tras Su resurrección (Hch. 1:14). La cuestión del parentesco que unía al Señor con estos «hermanos» ha sido siempre causa de controversias. Ciertos exegetas quieren ver en ellos a los hijos de Alfeo, y los declaran primos de Jesús. Otros piensan que se trata de los hijos de un primer matrimonio de José. Pero siempre se les halla acompañando a María, participando de la vida de ella, de sus viajes, y comportándose hacia ella como sus hijos (Mt. 12:46, 47; Lc. 8:19; Jn. 2:12); no puede rechazarse
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en manera alguna que fueran verdaderamente los hermanos del Señor, hijos de María tenidos con José después del nacimiento del Señor (cfr. Mt. 1:24, 25: «Y... José... recibió a su mujer. Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito...»). (Véase HERMANOS DE JESÚS.) Jacobo figura a la cabeza de la lista (Mt. 13:55; Mr. 6:3), probablemente porque era el mayor de los otros hijos de María. Es indudable que participó en la incredulidad de ellos (Jn. 7:5) y en las aprensiones que mostraron hacia el comportamiento del Señor (Mr. 3:21, 31). El Evangelio no dice ni cuándo ni cómo Jacobo vino a ser un servidor de Cristo (Hch. 1:13, 14; Stg. 1:1). Es posible que su conversión se produjera como con Pablo, gracias a una aparición especial del Resucitado (1 Co. 15:7). Desde que la Iglesia se organiza en Jerusalén, Jacobo la preside (Hch. 12:17; 15:13; 21:18; Gá. 1:19; 2:7, 12). Ya hacia el año 37 de nuestra era, Pablo, acudiendo por primera vez a Jerusalén tras su conversión, considera necesario visitar a Jacobo (en el año 44 d.C.) como el más destacado entre los hermanos; en la visita de Hch. 21:18 (58 d.C.) ve en él, por lo que parece, a uno de los jefes de la iglesia (cfr. Gá. 2:12) (Véase ANCIANO) Los hermanos que acudían a Jerusalén se daban a conocer primero a Jacobo para exponerle a él el motivo de su visita (Hch. 12:17; 21:18; Gá. 1:19; 2:7-9). Su misión consistía en facilitar a los judíos su paso al cristianismo. Jacobo tenía la misma concepción que Pablo de la salvación por la fe: ello se desprende no sólo de la declaración de Pablo en Gá. 2:7-9, sino también del discurso de Jacobo en Jerusalén (Hch. 15:13-21); de todas maneras, Jacobo representa también la posición de los cristianos de origen judío. Así se explica que los ardorosos judaizantes se cobijaran bajo el nombre de Jacobo (Gá. 2:12); también por ello se comprende que los mismos judíos tuvieran admiración hacia aquel que ellos mismos llamaban «el justo» (Eusebio, «Historia Eclesiástica» 2:23). Según Hch. 21:18 (en el año 58 d.C.), el NT no menciona más a este Jacobo. La historia profana informa que sufrió el martirio en un motín del populacho de Jerusalén, entre la muerte de Festo y la designación de su sucesor, en el año 62 d.C. (Ant. 20:9, 1). (d) Jacobo, padre del apóstol Judas (Lc. 6:16; Hch. 1:13). No se sabe nada acerca de él. nom, SANTIAGO (Epístola) tip, LIBR LINT ver, RESTO (de Israel), JUSTIFICACIÓN, QUMRÁN, CANON.
vet, El autor de esta epístola no se presenta como apóstol, sino que se denomina simplemente como Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo (Stg. 1:1). Se supone que se trata de Jacobo, el hermano del Señor, lo que queda corroborado con las peculiaridades de esta epístola. (a) Fecha. Los siguientes hechos dan testimonio de su antigüedad: El plan de reunión de los cristianos lleva aún el nombre de sinagoga (Stg. 2:2, texto gr. y V.M.); los cristianos no son tajantemente distinguidos de los judíos (Stg. 1:1); los pecados atacados y los errores corregidos evocan una comunidad judía; no se hace alusión alguna a la conferencia de Hch. 15 ni a la caída de Jerusalén; no se ve ninguna traza de las controversias que, ya a partir del año 60 d.C., ocuparon la atención de la Iglesia. Así, es lógico situar esta epístola hacia el año 45 d.C., y considerarla como el escrito más antiguo del NT. (b) Destinatarios. Esta epístola es dirigida a las doce tribus que están en la dispersión (gr.: «Diáspora», Stg. 1:1), lo que no significa ni el conjunto de la dispersión judía ni el conjunto de la iglesia cristiana vista como un «Israel espiritual», sino que se refiere a los cristianos (Stg. 2:1, 5, 7; 5:7) que constituían el residuo creyente en el Señor entre los judíos de la «Dispersión» fuera de la tierra de Israel (cfr. Jn. 7:35; 2 Mac. 1:27; véase RESTO [DE ISRAEL]). (c) Contenido. Esta epístola se propone corregir de sus pecados y errores a los cristianos procedentes del judaísmo y alentarlos a soportar valientemente las duras pruebas que les amenazaban. Inmediatamente después de la mención de los destinatarios y del saludo, Santiago consuela a sus lectores expuestos a la adversidad; los exhorta a mantenerse con firmeza, y les muestra de dónde proviene la tentación a apostatar (Stg. 1:2-21). A continuación Santiago pone en guardia a los cristianos contra la superficialidad, que se contenta con palabras; explica a los hermanos en qué consiste la auténtica fe (Stg. 1:22-27), y qué frutos dará con respecto a la acepción de personas, pecado muy extendido (Stg. 2:1-13). Expone cómo se manifiesta la verdadera fe, que está muerta en sí misma sin el fruto de las obras (Stg. 2:14-26). Reprende la presunción de los que, careciendo de cualidades para ello, asumen un ministerio de enseñanza religiosa, y desvela las raíces de los celos (Stg. 3).
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Reprende a los envidiosos y a otros con un espíritu mezquino (Stg. 4:1-12) y arroja un baldón sobre la confianza puesta en el dinero (Stg. 4:135:6). La epístola acaba con exhortaciones a la paciencia en las pruebas (Stg. 5:7-12), y a la oración, recurso suficiente en toda circunstancia triste (Stg. 5:13-18). Finalmente, el autor expresa el gozo del cristiano que lleva a la fe al pecador extraviado (Stg. 5:19-20). Esta epístola, cuyo lenguaje y redacción son destacables, está escrita en un excelente griego. Su estilo exaltado, pintoresco, se asemeja al de los profetas hebreos. Esta epístola contiene más imágenes sacadas de la naturaleza que todas las epístolas de Pablo (p. ej., Stg. 1:6, 23-24; 3:3-4, 10-12; 4:14; 5:7); estas comparaciones recuerdan los discursos del Señor en los Evangelios sinópticos. Hay numerosos pasajes de la epístola que son análogos a pasajes evangélicos. Abunda el paralelismo (desarrollo del pensamiento en frases paralelas que van emparejadas). El tono y objeto didáctico de esta obra permiten situarla muy tempranamente, y es patente que sus destinatarios acababan de abrazar el cristianismo procedentes de un origen judaico. El pasaje acerca de la fe y las obras (Stg. 2:14-25) ha sido frecuentemente mal interpretado. Se ha querido ver en él una polémica contra la doctrina enseñada por Pablo de la justificación por la fe, o al menos un correctivo a conclusiones abusivas que algunos sacaban de las enseñanzas de Pablo. Sin embargo, este pasaje es, en realidad, la refutación de una idea muy extendida en el seno del judaísmo de aquella época, que pretendía que la mera adhesión intelectual a las enseñanzas divinas era suficiente para la salvación. Santiago proclama que el testimonio externo (cfr. Stg. 2:14, «si uno dice que tiene fe») debe ir justificado por una vida correspondiente; una profesión de fe sin unas obras que sean fruto de esta fe está carente de fundamento. De ahí la conclusión de Santiago: «la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma» (Stg. 2:17); en otras palabras, la pretensión de tener fe sin unos frutos en la vida que lo pongan en evidencia es una pretensión totalmente vacía. Con esto concuerda Pablo, que afirma enérgicamente que la salvación es por la fe, sin méritos de obras; pero que igual de enérgicamente afirma que el caminar del creyente evidenciará de una manera externa su fe salvadora y transformadora por medio de unos frutos acordes a la salvación recibida (cfr. Ef. 2:8-10; Gá. 5:6; Tit. 2:14; 3:1, 5, 8, 14, etc.). Santiago, así, no afirma que las obras sean necesarias para la salvación, como algunos han concluido, atribuyendo a Santiago una postura
opuesta a la de Pablo. Lo que sí afirma es que la fe que salva llega a su plena madurez, a su plenitud, con aquellos frutos que la adornan y que hacen patente su existencia ante el mundo exterior (cfr. Stg. 2:22, etc.). Pero sigue siendo importante mantener la distinción entre el fruto externo de las obras, que perfeccionan la fe, o le dan su plenitud, y la fuente de las buenas obras, que es la nueva naturaleza del creyente ya salvado. Esto es, las buenas obras son el resultado necesario de la salvación, no su medio, y justifican al creyente dando testimonio de su fe al mundo, adornando su testimonio y dando plenitud a su fe (cfr. Tit. 3:4-8; véase JUSTIFICACIÓN). Esta epístola refleja el ambiente palestino: su autor, alimentado con las enseñanzas evangélicas y con las palabras del Señor Jesús, nos ha dado un documento de origen netamente cristiano, en el que son evidentes las analogías literarias. Son muy interesantes las siguientes comparaciones: Stg. 1:2 con Mt. 5:10-12; Stg. 1:4; Mt. 5:48; Stg. 1:5, 17; Mt. 7:7-11; Stg. 1:22; Mt. 7:21-27; Stg. 2:10; Mt. 5:19; Stg. 3:18; Mt. 5:9; Stg. 4:4; Mt. 6:24; Stg. 4:12; Mt. 7:1 y 10:28; Stg. 5:1 ss.; Mt. 6:19 y Lc. 6:24; Stg. 5:10; Mt. 5:12; Stg. 5:12; Mt. 5:34-37; Stg. 1:6; Mr. 11:23 ss.; cfr. Stg. 1:9 ss.; 2:5 ss.; 4:4 ss.; 1:3 ss.; 5:1 ss. con Lc. 1:46 ss.; 6:20 ss., 24; 12:16 ss.; 16:19 ss. Se hacen patentes la fuerte personalidad y las firmes convicciones del autor por su menosprecio de una profesión de fe no seguida de una vida honesta (Stg. 1:22-23); sus opiniones precisas sobre los peligros del mal uso de la lengua (Stg. 1:26; 3:2-12); su desconfianza hacia los ricos egoístas (Stg. 1:10-11; 2:2, 6; 5:1-6); su profunda simpatía para con los pobres (Stg. 2:5-6, 15-16; 5:4); su determinación a sufrir gozosamente por Cristo (Stg. 1:2; 5:10-11); su fe en la oración (Stg. 5:16) y su esperanza en la venida del Señor (Stg. 5:7-8). (d) Hay algunas declaraciones de Santiago que merecen ser destacadas: «El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos» (Stg. 1:8); «la ira del hombre no obra la justicia de Dios» (Stg. 1:20); «la amistad con el mundo es enemistad contra Dios» (Stg. 4:4); «resistid al diablo, y huirá de vosotros» (Stg. 4:7); «La oración eficaz del justo puede mucho» (Stg. 5:16). Se tienen pruebas de que la Epístola de Santiago fue usada muy tempranamente por la Iglesia primitiva. Clemente de Roma cita frases suyas a fines del siglo I, y otros autores del siglo II hacen
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lo mismo. A principios del siglo III Orígenes la nombra de una manera explícita. Durante un cierto tiempo, los Padres latinos no parecen haberla usado; escrita para cristianos de origen judío, parece no haber calado mucho en los cristianos procedentes del paganismo. No figura en el fragmento (incompleto) de Muratori, pero Hermas la usa, y figura en la Vetus Siríaca. Un fragmento del libro de Santiago, correspondiente a Stg. 1:23, se halló en la Cueva 7 de Qumrán (7Q). Ello es de gran importancia, porque indica una fecha forzosamente anterior al año 70 a.C. (Véase QUMRÁN, V, Cueva 7 [7Q].) Este fragmento tiene la denominación 7Q8. (Véase también CANON.) Bibliografía: Darby, J. N.: «James», en Synopsis of the Books of ¡he Bible (Bibles and Publications, Montreal, 1970); Darby, J. N.: «Brief Exposition of the Epistle of James», en The Collected Writings of J. N. Darby, vol. 28, PP. 108-151 (Stow Hill Bible and Tract Depot, Kingston-on-Thames, 1967); Darby, J. N. y Kelly, W.: «The Epistle of James», en The Bible Treasury, ene. 1896/dic. 1899 (H. L. Heijkoop, Winschoten, Holanda reimpr., 1969) Kelly, W.: «Lectures Introductory ¡n the Study of the Acts the Catholic Epistles and the Revelation» (Bible Truth Publishers, Oak Park, Illinois, reimpr. 1970) O'Callaghan, J.: «Los papiros de la Cueva 7 de Qumrán (Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1974) Wessel, W. W.: «Santiago» en Comentario Bíblico Moody - Nuevo Testamento (Ed. Moody, Chicago, 1965). nom, SANTIDAD, SANTO tip, DOCT ver, SANTIFICACIÓN vet, A. Según la revelación bíblica, la santidad es: (a) Una cualidad fundamental de Dios y de Su Espíritu; (b) una virtud indispensable de todo verdadero creyente; y (c) un atributo de ciertos lugares, objetos, días, fechas, acciones, etc. B. El término heb. «kadosh» significa puro, física, ritual y, especialmente, moral y espiritualmente. En ocasiones se debe traducir «separado», puesto aparte, consagrado (cfr. Lc. 2:23, citando a Éx. 13:2). Ciertos autores presentan con demasiada exclusividad el concepto de separación, pero sí es
cierto que la pureza consiste en estar separado de toda contaminación de todo pecado (cfr. Lv. 19-22 donde se repite en varias ocasiones la orden de ser santo) Cuando Isaías oyó a los serafines proclamar: «¡Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos!», Isaías clamó: «¡Ay de mí!, que soy muerto, porque siendo hombre de labios inmundos, han visto mis ojos al Rey...» Entonces fue su iniquidad quitada y expiado su pecado (Is. 6:2-7). Aquí tenemos expresada la purificación para ser santo. Según 2 Cr. 29:15 los levitas se santifican a fin de poder purificar la casa de Jehová. Ser santo es lo opuesto a estar contaminado (Hag. 2:12, 13; cfr. Lv. 11:43, 44). C. El NT emplea el término «hagios» que también en ocasiones significa separado, consagrado, puesto aparte (Lc. 2:23), pero con mayor frecuencia «puro». Ser santo es ser sin «mancha, ni arruga ni cosa semejante» (Ef. 5:26-27). Y en 2 Co. 7:1 se lee: «Limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.» Si en ocasiones se trata, en el AT, de cuestiones de santidad esencialmente ritual, tenemos en ello sombras que se desarrollan en enseñanzas de unos principios de santidad profundamente espiritual y moral. En la santidad ritual del AT se hallan objetos santos: lugares, moradas, ciudades, vestiduras, pero, de una manera muy especial, el Tabernáculo y el Templo con todo lo que servía para el culto. Había además santas convocaciones, una nación y pueblo santos, etc. (Éx. 20:8; 30:31; 31:10; Lv. 21:7; 23:4; Nm. 5:17). D. Nuestra santidad está estrechamente relacionada con la de Dios. «Habéis, pues, de serme santos, porque yo Jehová soy santo, y os he apartado de los pueblos para que seáis míos» (Lv. 20:26). Si este pasaje menciona la separación, también todo el capítulo habla de pureza de conducta. E. Acerca de la santidad de Dios, la Biblia declara lo siguiente: La santidad de Dios es Su cualidad absoluta y fundamental. Su pureza absoluta, inmaculada, manifiesta Su gloria deslumbrante y eterna. «Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria» (Is. 6:3; 57:15). Esta santidad nos impulsa a la adoración: «¡Exaltad a Jehová nuestro Dios, y postraos ante el estrado de sus pies; él es santo!» (Sal. 99:5; 103:1). «Alegraos, justos, en Jehová, y alabad la memoria de su santidad» (Sal. 97:12; cfr. Éx. 15:11; Is. 12:6).
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La santidad de Dios se manifiesta a la vez en Su justicia y en Su amor. Su justicia lo obliga a castigar al pecador; pero es inseparable de Su amor, que desea salvarlo. «No ejecutaré el ardor de mi ira, ni volveré para destruir... Dios soy... el Santo...» (Os. 11:9). Una justicia sin amor no sería santa; no lo es la justicia implacable de un tribunal. Pero un amor sin justicia tampoco es santo; no lo es el amor sin severidad de una madre débil. El arca del pacto ilustra muy bien esto: el propiciatorio, la cubierta de oro en la que se hacía la aspersión de sangre expiatoria, simboliza la gracia y amor de Dios; pero debajo de este propiciatorio se conservaba el rollo de la Ley, que representaba la justicia del Dios que perdona. Porque el objetivo de Dios al perdonar es el restablecimiento del orden moral. Ésta es la esencia de la santidad, sobre la que velaban simbólicamente los dos querubines de oro. Son numerosos los pasajes bíblicos que asocian estrechamente la justicia y el amor de Dios, estando siempre sobreentendida la noción de la santidad, al menos en el contexto. Los términos utilizados son, en ocasiones, «fidelidad y bondad», «ira y misericordia», «castigo y gracia». El Decálogo afirma que Dios castiga la iniquidad, pero también que muestra misericordia (Éx. 20:56). Se puede citar también el Sal. 78:38; Is. 54:58; 57:15-18; 60:9-10; Sal. 98:1-3. El Señor reprocha a los fariseos que descuiden «la justicia y el amor de Dios» (Lc. 11:42). Pablo afirma que la gracia reina por la justicia, y que «El cumplimiento de la ley es el amor» (Ro. 5:21; 11:22; 13:10). La santidad de Dios, de la que depende la nuestra, es así en realidad una combinación de una justicia o pureza absoluta con un infinito amor. Ello nos lleva a constatar que la suprema manifestación de la santidad de Dios viene a ser la muerte expiatoria de Su Hijo. La cruz del Calvario es la sublime expresión de la unidad manifestada entre Su severa justicia y Su amor redentor. En cuanto a la importancia de la santidad del creyente, es menester recordar que Cristo volverá «para ser glorificado en sus santos» (1 Ts. 1:10). (Véase SANTIFICACIÓN.) nom, SANTIFICAR, SANTIFICACIÓN. tip, DOCT ver, SÁBADO, INTERCESIÓN vet, (a) Hacer santo, purificar, poner aparte para Dios, consagrarle personas, objetos, días, etc., ritual y sobre todo moral y espiritualmente. Los sacerdotes eran santificados para su servido con
una unción de aceite santo, siendo revestidos de hábitos consagrados, y mediante sacrificios y la sangre de la expiación (Éx. 29:1, 5-7 y 20; 30:30; 1 Cr. 23:13). El Tabernáculo, sus utensilios y el altar eran santificados de una manera análoga (Éx. 29:36-37; 30:26-29). El Señor participaba en esta santificación manifestando Su gloria y viniendo a morar en el santuario (Éx. 29:42-45). El Señor mismo santificó el sábado, ordenando a Su pueblo que lo pusiera aparte y lo santificara (Gn. 2:3; Éx. 20:8; véase SÁBADO). Se afirma en varias ocasiones que el sábado es una señal de que Dios quiere santificar a Su pueblo (Éx. 31:13; Ez. 20:12; cfr. Ez. 37:28). En cuanto a nosotros, los cristianos, somos exhortados a santificarnos separándonos moralmente del mundo y de sus contaminadores (2 Co. 6:14-7:1). Ritualmente, el contacto con cosas o personas santas puede santificar (Éx. 29:37; 30:29; 1 Co. 7:14; pero cfr. Hag. 2:12). (b) Honrar y glorificar a Dios, Su nombre, o a Cristo (Lv. 10:3; Is. 8:13; 29:23; 58:13). «Santificado sea tu nombre» (Mt. 6:9). En Mara, Moisés y Aarón no creyeron, para santificar a Jehová a los ojos del pueblo; entonces Jehová se santificó en ellos, castigándolos (Nm. 20:12-13). Jehová será «exaltado en juicio, y el Dios Santo será santificado con justicia» (Is. 5:16). Un día, la reunión de Israel y su arrepentimiento santificará a Jehová a los ojos de las naciones (Ez. 20:41-43). El Padre ha santificado a su Hijo, y nosotros debemos santificar a Cristo en nuestros corazones (Jn. 10:36; 1 P. 3:15). (c) Santificarse significa purificarse, separarse de toda contaminación, de todo mal. En especial, este significado lo tiene el sustantivo «santificación». Es un mandato: «Seréis santos, porque yo soy santo» (Lv. 11:44-45; 19:2; 20:7). «Pues la voluntad de Dios es vuestra santificación... Nos ha llamado Dios... a santificación» (1 Ts. 4:3, 7; cfr. Ro. 1:7). «Nos escogió... para que fuésemos santos y sin mancha delante de él» (Ef. 1:4). «Sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir» (1 P. 1:15, 16). Es preciso santificarse, purificarse, antes de presentarse a Dios para ciertos actos religiosos (Éx. 19:22; Jos. 3:5; 7:13; 1 S. 16:5; 2 Cr. 29:5; etc.). La santificación es la obra del Espíritu Santo en nosotros, para purificarnos, separarnos del mal y hacemos conforme a la imagen de Cristo y aceptos a Dios. De la misma manera que no podemos merecer nuestra salvación, tampoco podemos santificarnos mediante nuestros propios esfuerzos. Es Dios quien purifica nuestros corazones por la
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fe (Hch. 15:9), en respuesta a nuestra fe. Es Él que nos santifica (Éx. 31:13; Lv. 20:7-8). «Y el mismo Dios de paz os santifique por completo... el cual también lo hará» (1 Ts. 5:23-24). Los gentiles deben serle «ofrenda agradable, santificada por el Espíritu Santo» (Ro. 15:16). «Ya habéis sido santificados... por el Espíritu de nuestro Dios» (1 Co. 6:11; 1 P. 1:2; 2 Ts. 2:13). Para santificarnos, el Espíritu Santo se sirve sobre todo de la Palabra de verdad, que Él inspiró, y de la oración, que Él también nos inspira (Jn. 17:17; 15:3; Ef. 5:26; 1 Ti. 4:5; cfr. 1 P. 1:2). El Espíritu Santo glorifica a Cristo, que nos ha sido hecho santificación (1 Co. 1:30). Hemos sido santificados en Él, y Él se ha santificado por nosotros (1 Co. 1:2; Jn. 17:19). El Espíritu nos revela sobre todo la verdad capital de que «somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre» (He. 10:10). Es Su sangre la que purifica de todo pecado, después de habernos procurado el perdón (1 Jn. 1:7, 9). Ro. 6:3-4 nos muestra que después de haber muerto, en Cristo, al pecado, podemos resucitar con Él y andar en novedad de vida, teniendo «por fruto la santidad» (Ro. 6:22). Todo el cap. 8 de Romanos, sin emplear el término «santificación», nos revela su secreto: «La ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús» (Ro. 8:2) debe actuar en nosotros y transformar nuestra vida. Entonces no viviremos ya más bajo el dominio de la carne, sino bajo la disciplina del Espíritu, que hará morir en nosotros las acciones del cuerpo (Ro. 8:13). Pablo habla del gran misterio de la morada del Señor en nosotros, que quiere así volvernos «perfectos en Cristo» (Col. 1:26-28). Se han formulado muchas teorías contradictorias acerca de la santificación. Siguiendo a Wesley, ciertos intérpretes ven en ella una «segunda bendición» que debe seguir a la conversión y que debemos recibir instantáneamente por la fe. Afirman ellos que Dios purifica entonces de inmediato nuestro corazón de su pecado original, «de todo aquello que nos impulsaba al mal». Esta doctrina se acerca peligrosamente al perfeccionismo. En el opuesto extremo se hallan aquellos cristianos que enseñan que nunca nos desembarazaremos aquí abajo del hombre viejo, y que nos encontraremos siempre en el lastimoso estado de Ro. 7. Estos autores no han comprendido la gloriosa solución expuesta en el cap. 8, como ya se ha descrito brevemente en los párrafos anteriores. El salvo queda liberado al entrar en la consciencia y en el disfrute de la provisión del Espíritu en él. Esta presencia es el privilegio de todo hijo de Dios, que debe vivir entonces según el Espíritu (Ro. 8:9; 1 Co. 6:19).
Así, aunque verdaderamente la erradicación del «hombre viejo» sólo tendrá lugar para el cristiano bien por la muerte, bien por la transformación en el arrebatamiento (cfr. 1 Co. 15:51-54; 1 Ts. 4:1417), el creyente tiene el privilegio de andar en el poder de la nueva vida en resurrección en Cristo, y por tanto de considerarse en la práctica tal como está ya posicionalmente: muerto al pecado (cfr. Ro. 6: Col. 3). De esta manera, el creyente puede vivir una vida victoriosa; no obstante, se debe tener en cuenta en todo caso que el andar del cristiano está continuamente sostenido por el oficio intercesor de Cristo en el Cielo (véase INTERCESIÓN) Hay también provisión «si alguno pecare», en Cristo como Abogado (1 Jn. 1:9-2:2). Guardados por el poder de Dios para salvación (1 P. 1:5), y con el Espíritu Santo, que puede santificarnos por completo, y guardar nuestro espíritu, alma y cuerpo irreprensibles para la venida de nuestro Señor Jesucristo, el cristiano puede así vivir una vida grata a Dios. Y tiene un poderoso motivo para ello, porque el Señor Jesucristo vendrá «para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron» (2 Ts. 1:10). Bibliografía Campbell-Morgan G.: «El discipulado cristiano» (Clíe, Terrassa, 1984) Chafer, L. S.: «El hombre espiritual» (Pub. Portavoz Evangélico, Barcelona 1973) Darby, J. N.: «Santification» en The Bible Treasury sept /oct 1909 (H. L. Heijkoop Winschoten, Holanda, reimpr. 1969) Kelly, W.: «Santification» en The Bible Treasury jun./sept 1917, Maxwell, L. E.: «Born Crucified» (Moody Press, Chicago, 1945/1973) Nee, T. S.: «La cruz en la vida cristiana normal» (Hebrón, San Ignacio, Argentina, 1963) Nee, T. S.: «La vida cristiana normal» (Hebrón, 1965), Nee, T. S.: «¿Que haré, Señor?» (Hebrón 1965) Stanford, M. J.: «El principio de la posición» (Clíe, Terrassa, 1979) Simpson, A. B.: «Andando en el Espíritu» (Clíe, Terrassa, 1984).
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nom, SANTÍSIMO (Véanse TABERNÁCULO, TEMPLO) nom, SANTO. a) Véase SANTIDAD. b) SANTO, LUGAR. (Véanse TABERNÁCULO, TEMPLO.) nom, SANTO DE ISRAEL (El) tip, DOCT CRIT ver, DIVINIDADES PAGANAS, PENTATEUCO, EJÉRCITO DE LOS CIELOS vet, En el libro de Isaías, Dios es frecuentemente llamado el Santo de Israel, o solamente el Santo, para denotar el Dios de Israel, o el Verdadero Dios (Is. 1:4; 5:19, 24:6; 40:25, etc.). En Ezequiel, Dios se hace conocer como Jehová, como el Dios poderoso y verdadero, al manifestar Su santidad (Ez. 20:41 ss; 28:22; 36:23 etc.). Es preciso señalar que Dios jura por Su santidad, como jura por Sí mismo (Am. 4:2; Sal. 89:36; Gn. 22:16; Éx. 32:13; Is. 45:23; Jer. 22:5). La santidad parece ser sinónima con la divinidad. La lectura de un libro como Levítico deja al lector convencido de ello. La santidad, considerada en Dios, no resulta ser tanto uno de Sus atributos como Su mismo carácter. A través del AT, los textos en los que se trata la santidad divina expresan a la vez Su inefable pureza, Su horror al mal, Su aborrecimiento contra el pecado, al igual que Su gloria, majestad, elevación y Su grandeza supremas. La santidad de Dios está en estrecha relación con Sus celos, Su ira y Su venganza. Su naturaleza celosa (Éx. 20:15) no es nada más que Su santidad en acción (Oehler). En Ez. 38:18, 23 leemos que en Sus celos e ira Jehová ejercerá Sus juicios sobre Israel y que así Él se glorificará y santificará. La venganza de Dios es una consecuencia de Sus celos y de Su ira (Nah. 1:2; Ez. 25:14, 17). Los celos, la ira, y la venganza estallan cada vez que la voluntad de Dios se enfrenta a la oposición de los hombres, cada vez que es menospreciada y desobedecida. Al revelarse como «santo», Dios intimaba a Israel que ellos debían ser también santos (Lv. 11:44; 19:2; 20:7, 27; cp. 1 P. 1:16). Esta orden queda, como vemos en la cita de 1ª Pedro, reafirmada para los creyentes del Nuevo Pacto. (Véase DIOS (Nombres)). nom, SANTUARIO tip, CONS ver, TABERNÁCULO, TEMPLO vet,
Significa «[lugar] santo», y se usa en el AT para designar tanto el Tabernáculo como el Templo como un todo, y el «lugar santo» y el «santísimo» en contraposición a las otras partes. El santuario era el lugar en el que, fuera de la presencia del hombre y del mundo, se podía contemplar la gloria de Dios y comprender Sus propósitos (cfr. Sal. 73:17). Era el lugar en el que se ofrecían los sacrificios y donde se adoraba a Dios. En el NT, este término se aplica también a las partes santas del Tabernáculo (He. 9:1; 13:11). En He. 9:1 recibe la calificación de «terreno» («kosmikos»), en contraste con el verdadero Tabernáculo «que levantó el Señor y no el hombre» (He. 8:2). El término «santuario» en este último pasaje es lit., «santos» (lugares o cosas). De ello, Cristo es el ministro. El santuario del cristiano consiste en la luz de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. Dios se revela sin velo interpuesto. No tiene templo terreno, como tampoco lo habrá en la celestial Nueva Jerusalén, porque «el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero» (Ap. 21:22). (Véanse TABERNÁCULO, TEMPLO.) nom, SAPIENCIAL (Literatura). Véanse ECLESIASTÉS, JOB, PROVERBIOS; véase también SABIDURÍA. nom, SARA tip, BIOG ver, NUZU, HEBRÓN, MACPELA vet, = «princesa». Esposa de Abraham, unos diez años más joven que él; se habían casado en Ur de los caldeos (Gn. 11:29-31; 17:17). Era medio hermana de Abraham, hija del mismo padre, pero no de la madre de Abraham (Gn. 20:1). Su primer nombre fue Sarai. Cuando partió de Harán para dirigirse con Abraham a Canaán tenía 65 años (Gn. 12:4). Continuando hacia Egipto, Abraham temió que lo mataran a causa de la belleza de su esposa y la hizo pasar por hermana suya (Gn. 12:10-20). Muchos años después, Abraham volvería a usar este recurso en el país de Abimelec, rey de Gerar (Gn. 20:1-8). Sarai era estéril, por lo que persuadió a su marido que tomara a su esclava Agar como segunda esposa (Ismael nació de esta unión, Gn. 16:1-16; véase NUZU para una ilustración arqueológica de esta costumbre).
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Ya de 89 años, Sarai recibió la promesa de que ella misma tendría un hijo (cfr. He. 11:11, 12; Ro. 4:17-22), lo que sucedió mediante un verdadero milagro en el tiempo anunciado. Fue entonces que le fue cambiado el nombre de Sarai por el de Sara, princesa (Gn. 17:15-22; 18:9-15; 21:1-5). Durante el festín para celebrar el destete de Isaac, Sara vio que Ismael se burlaba de Isaac, por lo que apremió a Abraham a que expulsara a Agar e Ismael (Gn. 21:9-21). Sara murió en Quiriat-arba (Hebrón), a los 127 años (véase HEBRÓN) y fue sepultada en la cueva de Macpela (véase MACPELA). nom, SARAI. Véase SARA. nom, SARDIO. Véase PIEDRAS PRECIOSAS. nom, SARDIS tip, CIUD IGLE sit, a9, 368, 192 vet, Antigua capital del reino de Lidia, a unos 80 Km. al este de Esmirna, al pie del monte Tmolos. En el año 546 a.C. Ciro derrotó a Creso, apoderándose de su capital, que vino a ser un centro de la administración persa. Después del paso de griegos y romanos, y bajo el dominio de estos últimos, Sardis fue destruida por un temblor de tierra en el año 17 d.C. El emperador Tiberio la eximió de impuestos para facilitar su reconstrucción; tenía un barrio judío (Ant. 14:10, 24), y bien pronto tuvo una comunidad cristiana (Ap. 1:11; 3:1, 4). En la actualidad es un pueblo; allí se hallan las ruinas de un gran templo dedicado a Artemisa, del siglo IV a.C., y vestigios de un templo de Zeus, y los muros de una iglesia cristiana del siglo IV. Su nombre actual es Sart. nom, SAREPTA tip, CIUD sit, a1, 346, 52 vet, Ciudad dependiente de Sidón (1 R. 17:9; Lc. 4:26; Ant. 8:13, 2). Habiéndose secado el arroyo de Querit, Elías se dirigió a Sarepta, siguiendo la orden de Dios. A pesar del hambre reinante, una viuda de Sarepta dio hospitalidad al profeta. Esta mujer fue recompensada, por cuanto no faltó la harina ni el aceite, y su hijo fue vuelto a la vida (1 R. 17:824).
Abdías predijo que Sarepta caería en poder de Israel (Abd. 20). El nombre de la ciudad se ha perpetuado en el de Surafend, pueblo sobre una colina, cerca del mar, a unos 22 Km. al norte de Tiro y a 13 de Sidón. La ciudad antigua está al pie de la colina, a la orilla del río, y sus ruinas se extienden por más de 1,5 Km. nom, SARETÁN tip, LUGA vet, Lugar del valle del Jordán, aparentemente cerca de Sucot. Cerca de este lugar se hallaban las fundiciones de Salomón (1 R. 7:46; 2 Cr. 4:17 [Seredata], cfr. Jos. 3:16. No identificado. nom, SAREZER tip, BIOG HOMB HOAT vet, (ac.: «protege al rey»). (a) Hijo de Senaquerib. En combinación con uno de sus hermanos (Adramelec) asesinó a su padre (2 R. 19:37; Is. 37:38). (b) Personaje enviado de Bet-el a los sacerdotes de Jerusalén para preguntar si debían mantenerse los ayunos recordando la destrucción del Templo y la toma de Jerusalén, siendo que ya había empezado la restauración (Zac. 7:2). nom, SARGÓN tip, BIOG REYE HOMB HOAT ver, SAMARIA, HITITAS, ASIRIA, BABILONIA, NÍNIVE vet, (heb derivado del ac. «Sharrukinu» «el rey afirmado») Rey de Asiría y sucesor de Salmansar V, es considerado un usurpador. Su general, el Tartán, capturó Asdod (Is. 20:1). Reinó desde el año 722 al 705 a.C. Aunque su nombre sólo aparece en las Escrituras en el anterior pasaje, hay evidencia documental y monumental de que él acabó la toma de Samaria iniciada por Salmansar. (Véase SAMARIA.) Emprendió diversas campañas contra el rey de Gaza y de Egipto; se apoderó de Carquemis, capital de los hititas, en el año 717 a.C. Esto marcó el final del imperio hitita que, debilitado, no pudo resistir posteriores ataques desde otras direcciones (véase HITITAS).
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En el año 710, Sargón tomó Babilonia, de la que se proclamó rey (véanse ASIRIA, BABILONIA, NÍNIVE, etc.). nom, SARMIENTO (Véase VID) nom, SARÓN tip, VALL ver, LIRIO, ROSA sit, a2, 182, 256 vet, = «llanura». (a) Llanura del litoral, entre Jope y el Carmelo; hacia el interior, llega hasta las colinas de Samaria. El Sarón, que había sido muy fértil (Is. 35:2), y donde pastoreaban los rebaños (1 Cr. 27:29; Is. 65:10), quedó transformado en desierto debido a las invasiones (Is. 33:9). Los lirios, los narcisos, las anémonas de Sarón eran destacables. (Véase LIRIO, ROSA.) Mide alrededor de 80 Km. de longitud y entre 14 y 16 de anchura; ondulante, y salpicada de encinares, poseía excelentes pastos, a excepción de algunos lugares en los que abundaban las espinas y cardos. En la actualidad hay plantaciones de agrios. (b) Pastos al este del Jordán (1 Cr. 5:16). Una posible explicación de este nombre es que sea una corrupción de Sirión (Hermón), lo que designaría las praderas a los pies del Hermón; otra, que sea sinónimo de «mîshõr», una altiplanicie de Galaad, entre el Arnón y Hesbón (cfr. Dt. 3:10). nom, SARPULLIDO (Véase ÚLCERA) nom, SARUHÉN tip, CIUD sit, a3, 20, 375 vet, Ciudad del territorio de Simeón (Jos. 19:6). Parece ser la Saaraim de 1 Cr. 4:31 y la Silhim de Jos. 15:32. Identificado con Tell el-Fãr'ah, a 25 Km. al sursureste de Gaza. nom, SARVIA tip, BIOG MUJE MUAT vet, Hermana de David (1 Cr. 2:16). Abigail y Sarvia no eran hijas de Isaí, sino de un primer matrimonio de la madre de David con Nahas (2 S. 17:25). Sarvia fue madre de Joab, Abisai y Asael (2 S. 2:18; 1 Cr. 2:16).
nom, SATÁN, SATANÁS (Véase DIABLO) nom, SÁTRAPA tip, FUNC vet, (gr.: del viejo persa «xshathrapãvan»: «protector del país»). Título oficial del virrey designado por el rey de Persia para ejercer la autoridad civil y militar sobre varias provincias pequeñas que formaban una gobernaduría. Cada una de estas provincias pequeñas tenía su propio gobernador (Esd. 8:36; Est. 3:12). El título de sátrapa aparece en documentos históricos en arameo redactados después de la conquista persa; designa a altos funcionarios del imperio babilónico y del reino de Darío de Media (Dn. 3:2; 6:1). nom, SAUCE tip, FLOR ARBO vet, (a) Heb. «saph'phah» (Ez. 17:5). Se trata de un árbol del género «salix», del que se conocen varias especies en Israel. (b) Heb. «'arabãh», que figura en la Biblia en la forma pl. «'arabîm». Era con ramas de éste y otros árboles que se debían hacer los tabernáculos durante la Fiesta de los Tabernáculos (Lv. 23:40). Crecía junto a cursos de agua (Is. 44:4). El hipopótamo se refugiaba bajo sus ramas (Jb. 40:17). Los exiliados en Babilonia colgaban sus arpas de este árbol (Sal. 137:2). En la LXX y la Vulgata se traduce como sauce. Es posible que se trate del sauce llorón («Salix babylonica» que abunda a lo largo del Éufrates. nom, SAUCES (Torrente) tip, RIOS vet, Torrente que transcurre por el país de Moab (Is. 15:7). Una identificación plausible es wadi el-Hesa, que marcaba el límite entre Moab y Edom. nom, SAÚL tip, BIOG REYE HOMB HOAT ver, ADIVINACIÓN, DAVID, SAMUEL, SAMUEL (Libros) vet, = «pedido a Dios». (a) Rey de Edom, originario de Rehobot sobre el Éufrates (Gn. 36:37; 1 Cr. 1:48).
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(b) Hijo de Simeón y de una cananea (Gn. 46:10; Éx. 6:15); fue fundador de un clan (Nm. 26:13). (c) Hijo de Cis, de la tribu de Benjamín, y primer rey de Israel. Fue ungido por Samuel por orden de Dios cuando los israelitas pidieron un rey. Como rey elegido y deseado por ellos, le fue dado un comienzo propicio para su reinado; sin embargo, desobedeció señaladamente a Dios. Fue rechazado, y David fue ungido en su lugar. Saúl persiguió implacablemente a David durante años. Abandonado por Dios, y carente de fe y conciencia, recurrió a una adivina en Endor, de cuyos labios oyó su sentencia. (Véase ADIVINACIÓN.) Fue derrotado por los filisteos, la misma nación a la que hubiera vencido si se hubiera mantenido fiel. Saúl constituye un ejemplo señalado de desobediencia y naufragio espiritual (1 S. 9-31). Para más detalles, véanse DAVID, SAMUEL y SAMUEL (LIBROS DE). nom, SAULO. Nombre heb. helenizado del apóstol Pablo (Hch. 7:58; 13:9). (Véase PABLO.) nom, SAVE (VALLE DE). tip, VALL vet, Lugar más tarde denominado Valle del Rey. Después de la derrota de Quedorlaomer, Abraham se encontró con el rey de Sodoma en el valle de Save (Gn. 14:17, 18). Allí hizo Absalón erigir un monumento conmemorativo (2 S. 18:18). Según Josefo, esta columna se levantaba a unos 400 m. de Jerusalén (Ant. 7:10, 13). nom, SEAH. (Véase PESAS Y MEDIDAS) nom, SEBA tip, CIUD BIOG HOMB HOAT ver, ARABIA sit, a3, 147, 377 vet, (a) = «juramento». Nombre de varias personas y lugares. Entre ellos: (A) Ciudad simeonita, mencionada después de Beerseba (Jos. 19:13). Hay tres opiniones en cuanto a su identificación: (I) El emplazamiento podría ser el de Tell esSeb'a, a 5 Km. al este de Beerseba. (II) Este nombre sería una alteración de Sema (cfr. LXX y Jos. 15:26).
(III) Siendo que Seba no figura en 1 Cr. 4:28, que se corresponde con la enumeración de Jos. 19:2-6, hay los que suponen que Seba sería una forma abreviada de Beerseba, o un término copiado dos veces por error. (B) Benjamita, hijo de Bicri, que, después de haber sido suprimida la usurpación de Absalón, convocó a las diez tribus contra David y Judá. Seba fue asediado en Abel-bet-maaca. Los habitantes de esta ciudad, que corría peligro de ser destruida por el ejército de Joab por su causa, lo prendieron y decapitaron, arrojando su cabeza sobre la muralla (2 S. 20:1-22), levantándose así el sitio. (C) Gadita que vivía en Galaad, en el país de Basán (1 Cr. 5:13, 16). (b) Heb.: «hombre». (A) Pueblo descendiente de Cus por Raama y estrechamente emparentado con Dedán (Gn. 10:7). Sin embargo, es también considerado como pueblo semítico surgido de Joctán (Gn. 10:26-29), y descendientes de Abraham a través de Jocsán, lo mismo que Dedán (Gn. 25:3). La parte de esta nación emparentada con Abraham se dirigió hacia oriente (Gn. 25:6; cfr. Jb. 1:15; 6:19). (Véase ARABIA.) Estos pueblos moraban al sur (Mt. 12:42), y comerciaban con oro, incienso y piedras preciosas (1 R. 10:1; Sal. 72:10; Is. 60:6; Jer. 6:20; Ez. 27:22; 38:13) (B) Las inscripciones de Seba y el testimonio de geógrafos de la antigüedad nos ofrecen abundante información sobre este pueblo, que ocupaba el suroeste de Arabia. Marib, capital de Seba, tenía un célebre dique, que se rompió totalmente entre el año 542 y 570 a.C., después de haber sido reparado en varias ocasiones. Seba tenía un intenso tráfico comercial con la India y Etiopía. Fue un pueblo que recorrió vastos espacios. En la época asiria (siglo VIII a.C.) se hallaba al noroeste de Arabia y en el desierto septentrional, con los nabateos. Su lenguaje era el árabe meridional. En el curso de sus migraciones, Seba fue incorporando otras tribus, mediante matrimonios o la concertación de pactos políticos. Por ello es que su genealogía incluye ascendientes de diversas líneas. nom, SEBAM. (Véase SIBMA) nom, SEBANÍAS tip, BIOG FUNC SACE HOMB HOAT vet, (a) Bajo el reinado de David, levita encargado de hacer sonar la trompeta (1 Cr. 15:24).
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(b) Casa patriarcal y sacerdotal, en la generación posterior al exilio (Neh. 12:14). Su representante puso su sello al pacto de Nehemías (Neh. 10:4; 12:14). (c) En la época de Esdras, levita que tomó parte en la Fiesta de los Tabernáculos (Neh. 9:4, 5) y selló el pacto en nombre de su casa (Neh. 10:10). (d) Otro levita que selló el pacto (Neh. 10:12, 13).
nom, SEBARIM = «ruinas». Localidad cercana a Hai (Jos. 7:5). No identificada. nom, SEBAT tip, CALE ver, TIEMPO vet, (heb. «sh'bãt», del ac. «shãbãtu»). El mes undécimo del año litúrgico judío (Zac. 1:7). (Véase TIEMPO.) nom, SEBO. (Véase GROSURA) nom, SEBUEL tip, BIOG FUNC HOMB HOAT vet, (a) Descendiente de Moisés que fue tesorero de David (1 Cr. 23:16; 26:24); se le llama Subael en 1 Cr. 24:20. (b) Hijo de Hemán (1 Cr. 25:4), llamado Subael en 1 Cr. 25:20. nom, SECANÍAS tip, BIOG SACE HOMB HOAT vet, (a) Cabeza de la décima suerte de sacerdotes en días de David (1 Cr. 24:11). (b) Levita que ayudaba en la recolección de las ofrendas en tiempos del rey Ezequías (2 Cr. 31:15). (c) Descendiente de David (1 Cr. 3:21, 22). (d) Hombre que propuso a Esdras que se despidieran las mujeres extranjeras (Esd. 10:2-4). (e) Guarda de la puerta oriental de Jerusalén en los días de Nehemías (Neh. 3:29). (f) Suegro de Tobías, el enemigo de Nehemías (Neh. 6:18). (g) Sacerdote que volvió con Zorobabel (Neh. 12:3). nom, SECTA tip, RELI
vet, (a) Grupo de personas que profesan la misma doctrina, y que se ponen aparte (Hch. 5:17; 15:5); espíritu de partido, susceptible de manifestarse aun sin el abandono de la sana doctrina (1 Co. 11:19; Gá. 5:20). (b) Conjunto de opiniones de aquellos que se han apartado de la verdadera fe; grupo de aquellos que profesan esta doctrina divergente (2 P. 2:1). Pedro habla en este pasaje de «herejías» (o sectas) destructoras», y es el sentido que se le da más frecuentemente a este término en la actualidad. El término gr. «hairesis» se traduce indistintamente «secta» o «herejía». nom, SEDA vet, En el AT se traduce «seda» en Ez. 16:10, 13 (heb. «meshi»). En realidad, se refiere a alguna fibra fina como cabello o, quizá, seda. Sólo hay seguridad en la única mención en el NT (Ap. 18:12, gr. «sêrikon»). Es producida por diversas especies de orugas del género «bombyx». Llegó a ser conocido en occidente después de las campañas de Alejandro Magno. «Sêrikon», su nombre gr., significa «de Seres», un pueblo que generalmente ha sido identificado con los chinos. Los emperadores de Roma vestían de seda (Guerras 7:5, 4). nom, SEDEQUÍAS tip, BIOG PROF REYE HOMB HOAT vet, = «justicia de Jehová». (a) Hijo de Quenaana. Junto con otros falsos profetas, alentó a Acab a que atacara Ramot de Galaad. Sedequías abofeteó a Miqueas que, en nombre de Jehová, había profetizado la derrota de Acab. Miqueas anunció el castigo que caería sobre Sedequías (1 R. 22:11-25). (b) Profeta mentiroso e inmoral, hijo de Maasías. Jeremías predijo que Nabucodonosor haría asarlo vivo (Jer. 29:21-23). (c) Nombre dado por Nabucodonosor a Matanías, hijo de Josías, a quien puso sobre el trono de Judá. Reinó once años (598-587 a.C.), y fue el último rey de Judá. Su reinado estuvo marcado por el mal. No se humilló ante la palabra de Dios por medio del profeta Jeremías, y profanó el nombre de Jehová al quebrantar el juramento dado al rey de Babilonia. Los principales sacerdotes y el
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pueblo vivían también en gran impiedad. Al rebelarse Sedequías contra Nabucodonosor, se alió con Egipto (cfr. Ez. 17:3-20). Egipto fue derrotado, y Nabucodonosor puso sitio a Jerusalén. Sedequías fue advertido muchas veces por Jeremías en contra del curso de acción que había adoptado; debía someterse a Babilonia. Por esta razón, Jeremías fue duramente perseguido por los príncipes de Judá. Cuando finalmente la ciudad fue tomada, Sedequías intentó escapar con sus esposas e hijos, pero fue capturado. Se habían dado dos notables profecías acerca de él: una, que Sedequías hablaría con el rey de Babilonia, y «sus ojos verán sus ojos» (Jer. 32:4), y la otra: «Haré llevarlo a Babilonia, a tierra de caldeos, pero no la verá, y allá morirá» (Ez. 12:13). Su cumplimiento fue que Sedequías fue llevado ante Nabucodonosor en Ribla, donde sus hijos fueron muertos ante su presencia; después le sacaron a él los ojos; a continuación fue llevado a Babilonia cargado de cadenas, y encarcelado hasta su muerte (2 R. 24:17, 20; 25:2, 7; 1 Cr. 3:15; 2 Cr. 36:10, 11; Jer. 1:3; 21:1-7; 24:8; 27:3, 12; 28:1; 29:3; 32:1-5; 34:2-21; 37-39; 44:30; 49:34; 51:59; 52:111). nom, SEDIMENTOS tip, ALIM vet, El vino nuevo precipita unos sedimentos que se asientan en el fondo del barril o tinaja en el que está depositado. De ahí que beber «hasta los sedimentos» significa apurar totalmente, usado de la ira de Dios (Is. 51:17, 22). La frase «sobre su sedimento ha estado reposado» es una imagen del vino no movido (Jer. 48:11), usada de la tranquilidad carnal en que había estado Moab hasta el día de su angustia (cfr. Sof. 1:12). nom, SEFAR tip, LUGA vet, Territorio que limitaba en una de sus fronteras la región ocupada por Joctán (Gn. 10:30). Sefar se halla prob. al sur de Arabia. nom, SEFARAD tip, LUGA vet, Lugar de cautiverio de los judíos, pero de donde vendrían a poseer «las ciudades del Neguev [o del sur]» (Abd. 20).
Se han hecho identificaciones con Sardis o Sparda, y con la Shaparda de Media mencionada en los documentos de Sargón. Él deportó a israelitas a ciudades de Media (2 R. 17:6). No hay relación conocida entre esta Sefarad y España, a la que los judíos denominan con el mismo nombre. nom, SEFARVAIM tip, LUGA vet, Lugar del que el rey de Asiria llevó colonos a Samaria para repoblarla (2 R. 17:24, 31). Es posible que sea la ciudad mencionada en 2 R. 18:34; 19:13. Fue identificada al principio con Sippar, sobre la orilla oriental del Éufrates, más arriba de Babilonia. Pero es más plausible su identificación con Sebarim, ciudad de Asiria (cfr. Sibraim; Ez. 47:16) destruida por Salmansar V en el año 727 a.C. nom, SEFELA tip, REGI ver, LLANURA, PALESTINA sit, a3, 193, 192 vet, = «país bajo». Nombre de la geografía de Palestina. Designa el país bajo y ondulado entre la llanura marítima y los montes de Judea, entre Jafa y Gaza. (Véanse LLANURA, PALESTINA, d.) nom, SÉFORA tip, BIOG MUJE MUAT vet, = «pajarillo». Hija de Reuel o Jetro, y esposa de Moisés (Éx. 2:21, 22). Evidentemente, se opuso a la circuncisión de su hijo, hasta que se vio obligada a llevarla a cabo para salvar la vida de Moisés, amenazado de muerte por Dios por el incumplimiento del rito. Entonces aplicó a su esposo el calificativo de «esposo de sangre» (Éx. 4:24-26). Fue enviada de nuevo a Jetro, no pasando por la tribulación y liberación consiguiente de Israel, y fue devuelta con sus dos hijos a su marido Moisés una vez en Refidim (Éx. 8:1-12).
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nom, SEGUNDA VENIDA. (Véase VENIDA [SEGUNDA].) nom, SEGUNDO tip, BIOG HOMB HONT vet, (lat.: «segundo»). Tesalonicense que acompañó a Pablo Macedonia a Asia Menor (Hch. 20:4).
de
nom, SEHÓN tip, BIOG REYE HOMB HOAT vet, Rey de los amorreos. Después de su victoria sobre los moabitas fue derrotado y muerto por los israelitas, y su ejército aniquilado. Su territorio se hallaba al este del Jordán, desde el Arnón hasta el Jaboc, y los israelitas se posesionaron de él. La victoria es conmemorada en dos salmos (Nm. 21:21-35; 32:33; Dt. 1:4; 2:24-36; 3:2-6; Jos. 12:2; Jue. 11:19-22; Sal. 135:11; 135:19; Jer. 48:45). Las tribus de Rubén y Gad se repartieron más tarde estas tierras como su heredad (Nm. 32:1-4, 33-38). nom, SEIR tip, MONT PAIS ver, HOREOS sit, a4, 206, 304 vet, = «velludo». Seir era la cadena de montes que vino a ser el país de Edom (Gn. 36:21; Nm. 24:18; Ez. 35:15). En tiempos de Abraham esta región estaba ocupada por los horeos (cfr. Gn. 14:6, véase HOREOS). En Ez. 25:8, Seir designa a una nación. Esaú se estableció en el monte de Seir (Gn. 32:3); sus descendientes despojaron a los horeos (Dt. 2:12; Jos. 24:4). Se refugiaron amalecitas en estos montes, pero fueron finalmente exterminados por los simeonitas (1 Cr. 4:42, 43). nom, SELA tip, CIUD BIOG HOMB HOAT ver, NABATEOS sit, a4, 198, 299 vet, (a) (Heb.: «roca».) Ciudad de Edom. Amasías, rey de Judá, se apoderó de ella y le dio el nombre de Jocteel (2 R. 14:7). Es probablemente la mencionada en 2 Cr. 25:12; Is. 16:1; 42:11; Abd. 3.
Los moradores de Sela vivían «en las hendiduras de las peñas» (Abd. 3), expresión que evoca la ciudad rocosa que los griegos llamaron Petra, traducción del heb. «Sela». Hacia el año 300 a.C., Petra pasó de los edomitas a los árabes nabateos. En la dinastía que reinó desde entonces sobre Petra figuraron varios reyes con el nombre de Aretas; en 2 Co. 11:32 se menciona a uno de ellos. La monarquía nabatea desapareció en el año 105 d.C. cuando la Arabia Pétrea pasó a ser una provincia romana (véase NABATEOS). Petra fue redescubierta por Burckhardt en 1812. Se halla en el fondo de un profundo circo, excavado por la acción del agua, sobre el flanco noreste, del monte de Hor. El circo y sus ramificaciones miden alrededor de 1.400 m. de longitud, y la anchura varía entre 225 y 450 m. Está cerrado por unos escarpados acantilados de arenisca. La garganta principal se llama Wadi Mûsa, valle de Moisés, aunque no se conoce indicación alguna de que haya estado allí. Un arroyo atraviesa este lugar en sentido longitudinal. Las rocas presentan coloraciones diversas, del rojo al pardo, púrpura y amarillo, lo que añade a la belleza del lugar. Allí se ven sepulcros, templos en ruinas, un anfiteatro, un arco de triunfo. La mayor parte de estos monumentos datan de la época romana. Se hallan muchos edificios, algunos de ellos posiblemente anteriores a la época romana, sepulcros, casas, etc., tallados en las rocas cercanas a la ciudad. Sobre la cumbre del monte que domina la ciudad antigua se hallan vestigios del «lugar alto» en el que se celebraba el culto, y se ven ruinas de altares levantándose sobre las formaciones rocosas vecinas. (b) (Heb.: «oración».) Tercer hijo de Judá y de una cananea: fundador de un clan (Gn. 38:2, 5, 11, 14, 26; Nm. 26:20). nom, SELAH tip, MUSI vet, Término que figura 71 veces en los salmos; se halla asimismo en Hab. 3:3, 9, 13. Se trata de un término musical o litúrgico, del que se desconoce el sentido preciso. (a) La LXX lo traduce como «diapsalma», lo que podría significar un intermedio musical a intercalar en este lugar. En este caso los cantores se mantendrían en silencio mientras que los instrumentistas estarían tocando un forte o fortissimo. (b) Los Targumes, Aquila y Jerónimo traducen por «Ie-olam», «de eternidad a eternidad», como
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si se introdujera una doxología semejante a la del Sal. 41:14 durante la interrupción. (c) Jacobo de Edesa (640-708) ve aquí una analogía con el Amén cristiano, cantado por los fieles después del Gloria. Entonces, «Selah» significaría: «levantad vuestros ojos y bendecid», y designaría una doxología, cantada después de cada salmo o de fragmento de salmo, que quedaría separado de la siguiente sección por una intermisión litúrgica. Este término fue probablemente introducido hacia el final del período persa, y tiene relación con el uso litúrgico de los Salmos; es indudable que indica el momento de las bendiciones en el culto. nom, SELEUCIA tip, CIUD sit, a9, 544, 270 vet, Ciudad marítima de Siria (1 Mac. 11:8), a 8 Km. al norte de la desembocadura del Orontes. Seleuco Nicator, fundador de la monarquía siria, edificó esta ciudad sobre el emplazamiento de una antigua ciudad. Era el puerto de Antioquía, que se hallaba a 25 Km. río arriba del Orontes. Allí se embarcaron Pablo y Bernabé para dirigirse a Chipre (Hch. 13:4).
nom, SELLO tip, UTEN COSM ver, ESPÍRITU SANTO vet, Sortija u objeto cilíndrico que llevaba el nombre de su propietario, o un diseño, y a veces ambos, grabados en el metal o en la piedra preciosa (Éx. 28:11; Est. 8:8). Los sellos babilónicos en forma de cilindro se remontan a una gran antigüedad, y los del tercer cuarto del siglo IV a.C. indican un desarrollo artístico destacable. Los sellos rectangulares y ovales desplazaron totalmente a los cilíndricos en Palestina a partir de la edad de hierro. El anillo de sello se llevaba en la mano derecha, o suspendido del cuello mediante un cordón (Gn. 38:18; Jer. 22:24). Las cartas y otros documentos se formalizaban mediante un sello (1 R. 21:8; Neh. 9:38; Est. 8:8; Jer. 32:10, 44; Jn. 6:27). La huella se marcaba por lo general en arcilla (Jb. 38:14). En Palestina se ha descubierto una cantidad considerable de sellos y de documentos llevando el nombre de sus propietarios, y datando de un
período comprendido entre los siglos VIII y V a.C. Los cofres, jarras, sepulcros y lugares donde no se debía penetrar, recibían el sello de la autoridad correspondiente (Jb. 14:17; 41:6; Dn, 6:17; Mt. 27:66; Ap. 5:1). Nehemías y los suyos sellaron un pacto (Neh. 10:1). El creyente, al dar crédito a lo que Dios dice acerca del hombre y de la salvación que Él ha provisto, virtualmente pone su sello (asiente al hecho) de que Dios es veraz (Jn. 3:33). «El fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos (la parte de Dios); y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo (la parte del hombre)» (2 Ti. 2:19). Ésta es una ilustración del doble sello girando sobre un pivote, del que se podían usar ambos lados. El rollo en Ap. 5 tenía siete sellos, dispuestos de manera que al romper un sello se podía desenrollar una parte del rollo; así, se van abriendo sucesivamente los sellos hasta que todo queda revelado. El hecho de sellar constituía un proceso legal mediante el que se confirmaba un acto de entrega o prohibición o reserva (cfr. Jer. 32:7-11). También se empleaban con frecuencia como testimonio y prueba de genuinidad. Esto puede ser de ayuda para comprender el concepto de sellamiento cuando se aplica a Cristo y a los cristianos. (a) El Señor Jesús habló de Sí mismo como habiendo sido sellado por Dios el Padre (Jn. 6:27), refiriéndose indudablemente al descenso del Espíritu Santo sobre Él en Su bautismo. Así, se dio testimonio de que Él era el Hijo de Dios. (b) Los creyentes son sellados por el Espíritu para el día de la redención, y el Espíritu es también las arras de la herencia (2 Co. 1:22; Ef. 4:30). El don del Espíritu es el sello. Ello no pudo ser así hasta que se llevó a cabo la obra de la redención, consiguiéndose así la justicia para los hombres. Pero el sello es ahora la marca distintiva de los que son de Dios. El concepto de sellado es distinto del de ser nacidos del Espíritu, así como del de ser conducidos por el Espíritu después de haberlo recibido. Sólo los creyentes reciben el sello, en virtud de su fe en el Salvador, que murió por ellos y que resucitó para su justificación. El sellado, basado en el perdón de los pecados, da la consciencia del beneficio conseguido por la fe. Hay varios incidentes en el libro de Hechos que arrojan luz sobre esto. En el día de Pentecostés, después que Pedro hubiera proclamado la muerte, resurrección y exaltación de Cristo, los oyentes,
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compungidos de corazón, dijeron: «¿Qué haremos?» (Hch. 2:37). Pedro les contestó: «Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo, para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo» (Hch. 2:38). Así, cuando Pedro predicaba a Cornelio y a los que se habían reunido en su casa, mientras él estaba diciendo: «Todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre... el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso» (Hch. 10:43, 44). En Ef. 1:13 se afirma que los gentiles, al creer en el evangelio de su salvación, fueron sellados con el Espíritu Santo de la promesa. (Véase ESPÍRITU SANTO.) (c) Los ciento cuarenta y cuatro mil de las doce tribus de Israel mencionados en Ap. 7:3-8 serán sellados en sus frentes. Esta cantidad tipifica la integridad del remanente que quedará preservada para bendición a través de la gran tribulación, y quedan patentes como portadores del testimonio y de la marca del Dios viviente. nom, SEM tip, BIOG HOMB HOAT ver, NOÉ, SEMITAS vet, = «renombrado». Uno de los dos hijos mayores de Noé (Gn. 10:21; cfr. 9:24), y probablemente el primogénito (Gn. 5:32). Sem y sus descendientes figuran los últimos en la lista de Gn. 10, en base a la manera de actuar del autor de Génesis: sitúa las genealogías secundarias antes de la línea principal del pueblo de Dios. Sem nació hacia el año 500 de la vida de Noé (véase NOÉ). En la época del Diluvio estaba ya casado, pero no había tenido aún ningún hijo (Gn. 7:7; 1 P. 3:20). Después del cataclismo, Sem testimonió respeto filial hacia su padre, que se había embriagado. Noé dio a este hijo una bendición que implicaba que los descendientes de Sem perpetuarían el culto al verdadero Dios (Gn. 9:23, 27). Sem fue el antecesor de los pueblos que ocuparon Elam, Asur, Arfaxad, Lud, Aram (Gn. 10:21, 22). (Véase SEMITAS.) nom, SEMANA tip, LEYE CALE ver, TIEMPO, JUBILEO vet, (a) SEMANA. La división del tiempo en períodos de siete días es extremadamente antigua. La cifra
de «siete días» se halla en el relato de la creación (Gn. 2:1-3) y vuelve a aparecer en el del Diluvio (Gn. 7:4,10; 8:10, 12). En la época de Labán y Jacob, entre los sirios de Mesopotamia, se celebraban fiestas nupciales de siete días (Gn. 29:27, 28); lo mismo sucedía en Filistea en la época de Sansón (Jue. 14:12, 17). También los funerales duraban siete días (Gn. 50:10; 1 S. 31:13). Sin embargo, la semana propiamente dicha no fue establecida por Dios hasta el éxodo. Se menciona a propósito de la institución de la Pascua y de la fiesta de los panes sin levadura (Éx. 12:15; 13:6-17); con todo, el momento en que queda solemnemente instituida es en la promulgación del Decálogo: «Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios» (Éx. 20:9-10). (Véase SÁBADO.) Desde aquel entonces figura con frecuencia el ciclo de siete días en las ordenanzas de la Ley (cfr. Éx. 22:30; 29:30, 35, 37; Lv. 12:2, 5; 13:5; 14:8; 15:28; 23:15, 42; Nm. 19:11; Dt. 16:9-10, 13, etc.). No obstante, se puede decir que se contaba más por días que por semanas, como entre los griegos y romanos (cfr. Lv. 12:4-5). La semana y los nombres de los días hicieron una aparición tardía en Roma, que seguía un ciclo de ocho días; en cambio, los griegos dividían el mes en tres partes. En la época de la construcción de las pirámides, los egipcios practicaban la división del tiempo en períodos de diez días. Cada uno de ellos comenzaba al levantarse cada una de las 36 constelaciones. El año egipcio contaba con 360 días. En el siglo II d.C., Dion Casio, célebre historiador, declara que el uso de la semana de siete días, de reciente introducción, se expandía por todo el imperio romano. Los cristianos consagraban en domingo, primer día de la semana. Los paganos dieron a los siete días de la semana hebrea los nombres de los planetas, siguiendo la usanza babilónica. Los cristianos no pudieron evitar el uso de estos nombres, pero dieron al primer día de la semana el nombre de «día del Señor» (domingo) en lugar del pagano «día del Sol» (cfr. el nombre inglés «Sunday» y el alemán «Sonntag»). El término hebreo «shabua'», división septenaria, semana, no designaba solamente siete días, sino también un ciclo de siete años (cfr. el empleo del término «docena»). La celebración del año sabático tendía a expandir esta designación a los años. Se admite de
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manera general que Daniel emplea «shabuã» (semana) para indicar «período de siete años» (Dn. 9:24-27; cfr. Lv. 25:8). Las setenta semanas de Dn. 9:24 son semanas de años, sumando 490 años (véase DANIEL [LIBRO DE]). Véase TIEMPO. (b) SEMANA DE AÑOS. Período de siete años, el último de los cuales era el año sabático, en el que se debía dejar reposar la tierra (Éx. 23:10, 11), en patente paralelismo con la semana de días (Éx. 23:12). El ciclo de siete semanas de años culminaba con el año quincuagésimo, o jubileo (véase JUBILEO). La ordenanza sabática no fue observada en Israel, por lo que Dios cumplió la maldición de Lv. 26:31-35 ss. (Cfr. 2 Cr. 25:21). nom, SEMÍAS tip, BIOG SACE PROF HOMB HOAT vet, = «Jehová ha oído». (a) Levita jefe de doscientos descendientes de Elizafán, que participaron en las solemnidades del transporte del arca de casa de Obed-edom al monte Sion (1 Cr. 15:8-11). (b) Profeta que vivió en época de Roboam y que le impidió que se lanzara en campaña contra las diez tribus durante la división nacional (1 R. 12:22-24; 2 Cr. 11:2-4). Cinco años más tarde Sisac atacó Jerusalén. Semaías anunció que Dios permitía esta invasión a fin de castigar la impiedad de Judá y de todo Israel. Al humillarse Roboam y los príncipes, Dios no los entregó a la muerte, pero los sometió al faraón durante un cierto tiempo (2 Cr. 12:5-8). Semaías escribió la historia del reinado de Roboam (2 Cr. 12:15). (c) Falso profeta que dio esperanzas a los judíos deportados en Babilonia de que el exilio duraría poco tiempo (Jer. 29:24-32). (d) Otro falso profeta, hijo de Delaía y nieto de Mehetabel. Tobías y Sanbalat lo convencieron para que atemorizara a Nehemías y lo incitara a esconderse en el Templo, sin conseguir su propósito (Neh. 6:10-13). (e) Es también el nombre de otras veinticuatro personas mencionadas en el AT. nom, SEMILLA tip, TIPO CALE LEYE ver, TIEMPO vet, La siembra comenzaba en la época de las lluvias de octubre (véase TIEMPO). La Ley exigía la pureza de las semillas (Lv. 11:37, 38). En
ocasiones, cuando el terreno lo permitía, el sembrador lanzaba el grano delante de la yunta que tiraba del arado, que actuaba a continuación cubriendo las semillas. Se estimaba que la mejor manera de sembrar el trigo era en hilera (Is. 28:25). Estaba prohibido sembrar semillas de especies mezcladas (Lv. 19:19; Dt. 22:9), pero sí se permitía cultivar diversas especies de plantas en el mismo campo, siempre que se agruparan por especies. También estaba prohibida la mezcla de animales por hibridación, lo mismo que la mezcla de Israel con las razas idólatras (Dt. 7:3; cfr. 2 Co. 6:14-18). La figura de la semilla se usa en varias ocasiones: (a) de la Palabra de Dios (Lc. 8:11); (b) del cuerpo del creyente, que es plantado como semilla en la muerte con vistas a la resurrección (1 Co. 15:35-49); (c) de Cristo en Su muerte y sepultura como grano de trigo sembrado con mucho fruto en Su resurrección (Jn. 12:24) y (d) también de Cristo como descendencia de la mujer que había de destruir el poder de la serpiente (Gn. 3:15) y descendencia de Abraham en quien serán benditas todas las naciones (Gn. 22:18; 26:4) y familias de la tierra (Gn. 28:14) nom, SEMITAS tip, TRIB ver, SEM vet, Descendientes de Sem (véase SEM), que recibió una especial bendición (cfr. Gn. 9:26, 27). Por esta bendición, Dios se reveló por medio de los descendientes de Sem, a través de Abraham; los hijos de Jafet (los gentiles) reciben la bendición por medio de Sem. Las tierras ocupadas por los descendientes de Sem se extienden desde el Mediterráneo al océano Índico. Sem tuvo cinco hijos: Elam: cuyos descendientes se asentaron originalmente en la provincia de Persia, cuya capital era Susa. Asur, estrictamente Asiria, pero en cuyo sentido extendido puede haber incluido Babilonia y la tierra de los caldeos. Arfaxad es reconocido por Josefo y otros autores como padre de los caldeos. Se supone que su nombre se halla preservado en la provincia Arrapachitis en el norte de Asiria. Lud, que según Josefo fue padre de los lidios de Asia Menor (son distintos de los Lud y Ludim de África).
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Aram, el nombre de Siria, pero refiriéndose más especialmente a las tierras altas del Líbano (Gn. 5:32; 9:18-27; 10:21-31; 11:10, 11; 1 Cr. 17:24). Bibliografía: Custance, A. C.: «Primitive Cultures: Their Historical Origins» (Doorway Papers, Ottawa, 1960); Custance, A. C.: «Noah's Three Sons» (Zondervan, Grand Rapids, 1975); Keil-Delitzsch: «The Pentateuch» (Wm. Eerdmans, Grand Rapids, reimpr., 1981); Morris, H. M.: «The Genesis Record» (CLP, San Diego, Calif., 1976). nom, SENAQUERIB tip, BIOG REYE HOMB HOAT vet, (ac.: «Sin [el dios de la luna] ha multiplicado los hermanos»). Hijo y sucesor de Sargón, rey de Asiria. Invadió Siria y Palestina en el año decimocuarto del reinado de Ezequías. Ezequías reconoció que era culpable, y le pagó un tributo de trescientos talentos de plata y treinta talentos de oro. Senaquerib dejó un registro de ello en una tableta de arcilla. Afirma que capturó cuarenta y seis ciudades fortificadas y las fortalezas y pueblos a su alrededor que pertenecían a Ezequías el judío, llevándose cautivas a 200.150 almas, y caballos, mulas, asnos, camellos, bueyes y ovejas sin cuenta, etc. Encerró a Ezequías en su casa en Jerusalén como a un pájaro en su jaula (cfr. 2 R. 18:13-16; 2 Cr. 32:1-8). Durante su segunda invasión, Senaquerib envió insultantes e impíos mensajes a Ezequías, que evidentemente estaba otra vez apoyándose en Egipto. Pero un ángel de Dios destruyó el ejército asirio. Naturalmente, los monumentos asirios silencian este hecho. El rey volvió a Asiria, y no se aventuró a invadir Palestina otra vez. Finalmente, fue asesinado por dos de sus hijos, y fue sucedido por Esar-hadón, otro de ellos (2 R. 18:17-37; 19:1-37; 2 Cr. 32:9-22; Is. 36; 37). Es evidente que Senaquerib estaba en corregencia con Sargón en el año 714 a.C. cuando invadió Judea por primera vez; reinó en solitario desde el año 705 hasta el año 681 a.C. nom, SENE tip, MONT vet, = «espinoso».
Peña en el paso de Micmas(1 S. 14:4), donde los filisteos tenían una guarnición en la época de Saúl; se hallaba por encima del wadi Surveinit, a unos 6,5 Km. al sur-sureste de Micmas. nom, SENO tip, TIPO vet, Término que se usa simbólicamente del asiento de un gran afecto. Juan habla del Señor Jesús como el Unigénito Hijo «en el seno del Padre» (Jn. 1:18). La tierna y sagrada relación entre marido y mujer recibe también el nombre de «seno» (Dt. 28:54, 56). En Oriente se llevan cosas en el seno mediante una vestimenta suelta y un cinto, incluso corderos (Is. 40:11; cfr. Lc. 6:38). nom, SENO DE ABRAHAM tip, TIPO vet, Expresión empleada por el mismo Señor Jesús en Lc. 16:22, designando la morada de las almas rescatadas después de la muerte, es decir, el Paraíso. Los judíos pensaban en la felicidad de la acogida que les harían Abraham, Isaac y Jacob en este Paraíso (cfr. 4 Mac. 13:17). Se regocijaban ante la perspectiva de entrar en comunión con él y se veían, por así decirlo, reposando sobre su seno. En el lenguaje rabínico del siglo III d.C., la expresión «estar en el seno de Abraham» significa: «haber entrado en el Paraíso». El concepto de «reposar sobre el seno» viene, a su vez, de la costumbre oriental de comer reclinados hacia la mesa. De esta manera, la cabeza de la siguiente persona estaba muy cerca del seno de la antecedente. Los puestos eran asignados de manera que el que recibía más honor era el que quedaba más cerca del anfitrión. Es en este sentido de cercanía y comunión que se entiende la expresión. nom, SEÑALES tip, DOCT vet, Actos de potencia, prodigios y señales. El NT designa los milagros con los términos de: (A) «dunameis», «poderes», (B) «terata», «prodigios, hechos asombrosos», (C) «semeia», «señales» (Hch. 2:22). En efecto, el milagro es: (A) Una obra de poder. Los milagros en Egipto tuvieron como objeto mostrar a Faraón el poder de Dios (Éx. 9:16), lo
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mismo que los ejecutados en la conquista de Canaán continuaron manifestándolo ante los israelitas (Sal. 111:6). De la misma manera, la curación de Hch. 3:6, 12, 16 demostró el poder infinito del nombre de Jesús. (B) Un prodigio que suscita el asombro. Toda la naturaleza está repleta de manifestaciones inexplicables del poder y de la sabiduría de Dios (Ro. 1:19-20), y nuestro propio cuerpo es un verdadero «milagro ambulante» (pensemos sólo en el funcionamiento de nuestro cerebro). Pero estamos tan habituados a ello que ya no nos causa asombro. Dios suscita en ocasiones prodigios inusitados para forzar al hombre a detenerse y a decir, junto con los magos de Egipto: «Dedo de Dios es éste» (Éx. 8:15; Mr. 2:12; 5:42; 6:51; 7:37; Hch. 3:10). (C) Una señal. El milagro no es un fin en sí mismo; dirige nuestra mirada hacia más lejos, para revelamos la presencia inmediata de Dios. Demuestra que el instrumento milagroso está en relación directa con el mundo espiritual, y viene a ser el sello de su autoridad como mensajero de Dios (Jn. 2:18; 3:2; 5:36; Hch. 14:3; 2 Co. 12:12). Por tanto, los milagros forman parte de la revelación. Los milagros de Cristo han sido el Acto, en tanto que el Evangelio ha sido la Palabra. El Salvador no se limitó a enseñar, sino que actuó sobre el medio, y libró a los hombres de sus dolencias, físicas o morales. Hay una estrecha relación entre las declaraciones de Jesús y sus acciones. Inmediatamente después de haber dicho «Yo soy la luz del mundo» dio la vista al ciego de nacimiento (Jn. 8:12; 9:5-7). Habiendo declarado: «Yo soy la resurrección y la vida», hizo salir a Lázaro de la tumba (Jn. 11:25, 43). Todo su discurso sobre el pan de vida es un comentario a la multiplicación de los panes (Jn. 6:11, 26-58). Es después de haber sanado a un hombre que había estado enfermo durante treinta y ocho años que Jesús dijo: «Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo» (Jn. 5:5-19). Los milagros efectuados por Moisés son asimismo señales de la soberanía de Dios, que tiene tanta autoridad sobre Faraón como sobre Israel (Éx. 4:5, 8-9). Cada una de las diez plagas debía producir este efecto: «Y sabrán los egipcios que yo soy Jehová» (Éx. 7:5). La muerte de los primogénitos en particular es un juicio sobre todos los impotentes ídolos del país (Éx. 12:12). El milagro de las codornices demostró a Israel que el suyo era un Dios capaz de proveer a sus necesidades (Éx. 16:12). Así, se puede decir que los milagros tienen siempre un objeto espiritual; por ejemplo, Cristo
rehusó deliberadamente llevar a cabo prodigios si no cumplían esta condición (Mt. 4:3-7; 12:38-40; 16:1, 4). Véase MILAGRO. nom, SEÑOR tip, TITU ver, DIOS, DIOS (Nombres) vet, (a) Heb. «adon»; gr. «kyrios». Estas palabras se traducen como «Señor». Se usan como término de deferencia entre hombre y hombre, como se ve en el trato de los hijos de Het a Abraham (Gn. 23:6); de siervos a dueños y, en una ocasión, de una esposa a su marido (Gn. 23:6; Lc. 16:3, 5; 1 P. 3:6). El título «Señor» es aplicado a Dios (Sal. 90:1, «Adonai»), y en el NT al Señor Jesús, no sólo como término de deferencia, sino también en reconocimiento de Su Señorío oficial (Hch. 2:36; Fil. 2:11). Él es enfáticamente el Señor, sobrepujando a todo otro para los cristianos, que se deleitan en considerarlo de una manera personal como «mi Señor» (Lc. 1:43; Jn. 20:13; Fil. 3:8). Para los creyentes colectivamente Él es «Nuestro Señor Jesucristo». En este título hay también la idea de administración que es de gran importancia observar. Como Hombre, el Señor Jesús es mediador entre Dios y los hombres, y recibe bendiciones para ellos que son administradas por Él como Señor. «Para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para Él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de Él» (1 Co. 8:6). (Cfr. Ro. 5:1, 2, 11, 17, 21, etc.). El mismo término gr. se emplea con frecuencia en la LXX traduciendo el nombre heb. «Yahweh» (transcrito en la Reina-Valera como Jehová), y pasa al NT como nombre propio en el sentido de Yahweh, como en Mt. 1:20, 22, 24, etc., aunque en castellano sea preciso traducirlo como «el Señor». (Véanse DIOS, y DIOS [NOMBRES DE].) (b) Gr. «despotês», significa «dueño, señor», en el sentido de un hombre propietario de esclavos. Se aplica a Dios y al Señor Jesús (Lc. 2:29; Hch. 4:24; 2 P. 2:1; Jud. 4; Ap. 6:10; 2 Ti. 2:21. (Véase DIOS [NOMBRES DE].) nom, SEOL tip, DOCT ESCA ver, CASTIGO ETERNO vet,
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(HADES) (heb. «Sh'õl»; gr. «Hades»: Sal. 16:10; Hch. 2:27). La etimología de los dos términos es dudosa. «Sh'õl» puede significar «insaciable» (Pr. 27:20; 30:15-16). «Hades» podría significar «invisible». Los judíos llamaban Seol al lugar a donde se dirigían todos los muertos, bienaventurados o no (Ec. 9:3, 10). El patriarca que moría era «unido a su pueblo» (Gn. 25:8, etc.). Samuel afirma a Saúl y a sus hijos que al día siguiente ellos estarían donde él se encontraba (1 S. 28:19). David, llorando a su hijo, dijo que él se reuniría con su pequeño (2 S. 12:23); al morir, el rey «durmió con sus padres» (1 R. 2:10). Se hablaba de «descender al Seol», como si estuviera cerca de la tumba o como si los cuerpos fueran depositados allí (Nm. 16:30-33; Ez. 31:17; Am. 9:2; cfr. Ef. 4:9). El Seol era considerado en el AT como lugar de olvido y de reposo para el creyente (Jb. 3:13-19). En Eclesiastés, donde se contempla todo desde la perspectiva de «debajo del sol», todo vuelve al polvo, tanto el hombre como la bestia (Ec. 3:1921); los muertos nada saben, nada poseen ni ninguna obra hacen, y no tienen ya parte en nada de lo que se hace bajo el sol (Ec. 5:14). Sin embargo, en otros pasajes del mismo libro se admite claramente que, aunque los muertos ya no tienen relación con la actividad de esta tierra, siguen existiendo (Ec. 11:9; 12:7, 14). En muchos otros pasajes del AT también se hallan alusiones a la existencia de las almas en el Seol; cfr. Samuel (1 S. 28:15). Los impíos mantienen su personalidad en el Seol (Is. 14:9-10; Éx. 32:2131). El Seol está abierto y expuesto a la mirada de Dios (Jb. 26:6; Pr. 15:1), y su misma presencia se hace sentir a los suyos (Sal. 139:8). Los creyentes del AT tenían además la certidumbre de la gloria futura y de la resurrección del cuerpo (Jb. 19:2527; Sal. 16:8-11; 17:15; 49:14-16; 73:24-26; Dn. 12:2-3). El arrebatamiento de Enoc y de Elías (Gn. 5:24; 2 R. 2:11) confirma esta idea. En el NT, además, el Señor presenta unos incidentes del AT que muestran la fe de los antiguos en el más allá (Mt. 22:31-32; Lc. 20:38). En el período precedente a la primera venida de Cristo, los judíos distinguían entre dos partes del Seol: una, reservada a los impíos, atormentados desde el momento de su partida de este mundo; la otra, reservada a los bienaventurados, y llamada «paraíso» o «seno de Abraham». El mismo Jesús empleó estas expresiones y dio notables precisiones acerca de la morada de los muertos (Lc. 16:19-31). Desde su partida de este mundo, el creyente gozaba de consuelo y reposo.
Éste era el «paraíso» prometido al ladrón en la cruz el mismo día de su muerte (Lc. 23:43). En cambio, el impío, en plena posesión de sus facultades y memoria, sufre en un lugar del que no puede salir. Este lugar de tormento es un encarcelamiento previo: espera allí la resurrección de los impíos, el Juicio Final y la reclusión eterna que tendrá lugar en el infierno. (Véase CASTIGO ETERNO.) Se produjo un gran cambio en la morada de los muertos bienaventurados al descender allí Cristo. Según la profecía, el Señor no fue dejado allí (Sal. 16:8-11) por cuanto era imposible que Él fuera retenido por los lazos de la muerte (Hch. 2:24). Salido de la tumba, «subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres» (Ef. 4:8-10). Los comentaristas creen que, en Su glorificación, Cristo liberó del Seol a los muertos creyentes, y los llevó con Él al cielo mismo. El hecho es que desde entonces todos los que mueren en la fe, en lugar de descender a la morada de los muertos, van directamente a la presencia del Señor. Así, Pablo prefiere partir, y estar con Cristo, lo cual es mucho mejor (Fil. 1:21-24; cfr. 2 Co. 5:6-8). La muerte viene a ser para nosotros «ganancia»; de hecho, deja de ser muerte como tal (Jn. 11:25). Siendo que el Seol, o morada de los muertos, no es nada más que una cosa provisional, dejará de existir en el momento del Juicio Final. Entonces será echado «en el lago de fuego». Junto con aquellos muertos impíos en su seno, es, por así decirlo, derramado en el infierno eterno que tendrá entonces su comienzo (Ap. 20:13-14). (Véase CASTIGO ETERNO.) nom, SEPTUAGINTA tip, LIBR vet, Es la traducción más célebre y la más antigua del AT, al gr. popular (koiné). Según la leyenda, Ptolomeo Filadelfo (285-247 a.C.) habría encargado a 72 eruditos judíos llevar a cabo esta obra. La versión de los LXX, comenzada en Alejandría, recibe su nombre de esta tradición. Parece establecido que verdaderamente la traducción del Pentateuco fue acabada bajo Ptolomeo Filadelfo. Los otros libros del AT fueron siguiendo paulatinamente, y todo el AT quedó traducido hacia el año 150 a.C. El estilo y la forma de proceder dan evidencia de muchos traductores. Filón, convencido de su conformidad al texto hebreo, dice: «Cuando los hebreos que han aprendido griego, o los griegos que han aprendido hebreo, leen los dos textos, se quedan
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admirados ante estas dos ediciones, y las veneran como dos hermanas, o incluso como una sola persona» («Vida de Moisés», por Filón). A la luz de los mencionados descubrimientos de Qumrán, y de la existencia de mss. heb. emparentados con la LXX, ya no se puede sostener la creencia de que la LXX es en muchos pasajes una mala traducción del texto heb. En todo caso, las divergencias que pueda mostrar provienen de una tradición de copia hebrea divergente anterior. La LXX fue adoptada por la iglesia cristiana como texto del AT, y la mayor parte de las citas bíblicas del AT en el NT son de esta versión (véase CITAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO EN EL NUEVO). Parece que hubo tres recensiones principales de la LXX. Una apareció hacia el año 245 d.C. y las otras dos son anteriores al año 311 d.C. La primera es de Orígenes (Palestina), la segunda es de Luciano (Asia Menor), La tercera de Hesiquio (Egipto). Estos tres hombres sufrieron el martirio. El Codex Vaticanus contiene el AT gr. casi entero; el Codex Alexandrinus y el Codex Sinaiticus incluyen una gran parte de esta versión. El Codex de Ephrem y otros mss. contienen también porciones del AT gr. (Véase MANUSCRITOS BÍBLICOS.) Véase TEXTO Y VERSIONES CLÁSICAS DE LA BIBLIA. nom, SEPULCRO tip, CONS ver, TUMBA vet, Cavidad del suelo donde reposa un despojo mortal. Los judíos eran en ocasiones sepultados en tumbas cavadas en tierra (Tob. 8:11, 18), pero con mayor frecuencia en cuevas artificiales o naturales (Gn. 23:9; Mt. 27:60; Jn. 11:38). (Véase TUMBA.) nom, SEPULTURA ver, TUMBA vet, Inhumación, puesta en tierra de un cadáver, honras fúnebres. Al darse una defunción, los amigos se precipitaban en la casa mortuoria, lanzando grandes gritos, especialmente las mujeres (Mr. 5:38); incluso se alquilaban plañideras (Jer. 9:17). Se lavaba el cuerpo (Hch. 9:37), que era después envuelto en un lienzo o atado con vendas (Mt. 27:59; Jn. 11 :44). Los ricos añadían perfumes y especias (Jn. 12:7; 19:39) que en ocasiones se
quemaban (Jer. 34:5). El cuerpo era depositado en una cueva o en un sepulcro cavado horizontalmente en la roca (Gn. 25:9, 10; Mt. 27:60; 2 S. 3:31; Lc. 7:14). (Véase TUMBA.) nom, SERAFÍN tip, ANGE ver, QUERUBÍN, SERES VIVIENTES vet, Ser celestial visto por Isaías ante el Señor en Su trono. Cada uno de ellos tenía tres pares de alas: con un par cubría su cara, en muestra de reverencia; con otro cubría sus pies, en muestra de humildad; con el otro par volaba para cumplir su misión. Gesenius y Fürst dan al término «saraf» el significado de «quemar» y «ser exaltado». Dan a los serafines el último significado como «exaltados». Este término aparece sólo en Nm. 21:6; Dt. 8:15, traducido «ardiente»; en Nm. 21:8 se traduce como «serpiente ardiente», mientras que en otros dos pasajes Is. 14:29 y 30:6, se traduce «serpiente voladora». En Is. 6:2-7 (en forma plural), los «seraphim» son seres exaltados, pero las únicas acciones que se registran son que uno de ellos sacó un carbón ardiendo del altar y, tocando con él la boca del profeta, dijo: «es quitada tu culpa, y limpio tu pecado». Clamaban uno a otro: «Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria.» La distinción entre querubín y serafín parece ser que, en tanto que éstos dan testimonio de la santidad de Dios (esto es, de Su naturaleza), aquellos exhiben los principios de Su justo gobierno sobre la tierra. Los «seres vivientes» de Ap. 4 combinan las características de querubín y serafín. (Véanse QUERUBÍN, SERES VIVIENTES.) nom, SERAÍAS tip, BIOG SACE HOMB HOAT vet, = «soldado de Jehová». (a) Hijo de Cenaz (1 Cr. 4:13). (b) Secretario bajo David (2 S. 8:17); llamado Savsa 1 Cr. 18:16. (c) Uno de los que recibieron orden de arrestar a Baruc, secretario del profeta Jeremías (Jer. 36:26). (d) Sumo sacerdote en el momento de la toma de Jerusalén por Nabucodonosor. Murió ejecutado en Ribla por orden del rey de Babilonia (2 R. 25:1821; Jer. 52:24-27). Fue padre de Josadac, que fue deportado, y abuelo del sumo sacerdote Josué, que ejerció esta alta función al retorno del cautiverio.
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Fue asimismo antecesor de Esdras (1 Cr. 6:14, 15; Esd. 3:2; 7:1). (e) Hijo de Nerías, y principal camarero de la corte (Jer. 51:59-64). (f) Uno de los que acompañaron a Zorobabel a su retorno de Babilonia (Esd. 2:2); recibe el nombre de Azarías en Neh. 7:7. (g) Uno de los jefes de los sacerdotes que volvieron de Babilonia con Zorobabel (Neh. 12:1, 7). Una casa patriarcal llevaba su nombre en la generación siguiente (Neh. 12:12). Pudiera ser el mismo que el anterior. (h) Sacerdote, indudablemente jefe de una casa patriarcal, probablemente la mencionada en el apartado anterior. Puso su sello al pacto de Nehemías, estipulando la separación entre los gentiles y los israelitas fieles a la Ley de Dios (Neh. 10:2). Este sacerdote es quizás el mismo que el del apartado siguiente. (i) Sacerdote, hijo de Hilcías; jefe de la casa de Dios después del cautiverio (Neh. 11:11). nom, SERES VIVIENTES tip, ANGE ver, QUERUBÍN, SERAFÍN vet, Los mencionados en Ezequiel (Ez. 1:5-25; 3:13; 10:15-22) señalan de manera simbólica a los atributos de Dios en relación con Su trono, y Su actuación sobre la tierra en Su gobierno y providencia judiciales. Había ruedas sobre la tierra, y rueda dentro de rueda. Estas ruedas actuaban en concierto con los seres vivientes, porque el espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas. Los rostros de estos seres vivientes se corresponden con los de los cuatro «seres vivientes» en Ap. 4, etc. (gr.: «zõon»). Cada ser viviente tenía cuatro rostros: el primero era rostro de hombre, que habla de «inteligencia»; el segundo, de león, que simboliza «poder»; el tercero, de buey, que representa «paciencia»; el cuarto, de águila, que habla de «celeridad en ejecución». Todo ello presenta una organización perfecta para llevar a cabo el gobierno de Dios según Sus justos juicios (Ez. 1:5-25; 3:13; 10:1522). (Véanse QUERUBÍN, SERAFÍN.) nom, SERGIO PAULO tip, BIOG FUNC HOMB HONT OFIC ver, CHIPRE vet, Procónsul de Chipre, isla que pasó a ser provincia senatorial en la época del apóstol Pablo (Hch. 13:5-12). (Véase CHIPRE.)
Una moneda, descubierta bajo el emplazamiento de la antigua Soli, sobre la costa septentrional de la isla, lleva la siguiente inscripción: «Paulos antypatos» (Paulo procónsul). nom, SERMÓN DEL MONTE tip, DOCT vet, Recibe este nombre el magno discurso pronunciado por el Señor Jesús ante los suyos y ante todo el pueblo que se había congregado. Está registrado en Mt. 5-7 y en Lc. 6:20-49. De la comparación de ambos relatos surgen unas evidentes diferencias que en modo alguno pueden atribuirse a discrepancias de relato, sino que en el Sermón del Monte cada Evangelista fue dirigido, en base al objeto de Dios para revelar en cada Evangelio una faceta prominente del Señor Jesús, a destacar y exponer del Sermón aquello que correspondía con la verdad concreta. También, de la mención que se hace en Mateo de que el Sermón fue dado en un «monte» (Mt. 5:1), mientras que en Lucas se afirma que fue en «un lugar llano», ha llevado a algunos expositores a la posición de que se trata de dos predicaciones distintas en lugares distintos, aunque con contenidos análogos. Pese a que no se puede descartar en absoluto el hecho de que el Señor predicara en muchos lugares el mismo mensaje básico, adecuándolo a los oyentes y a sus necesidades o circunstancias, la comparación de ambos relatos señala que, a pesar de las divergencias en la forma de relatarlo, se trata de un mismo suceso. La explicación reside en que el «lugar llano» no se refiere a una llanura en oposición a un monte, sino que se debería traducir «lugar anivelado»; evidentemente se trata de un monte, porque la traducción literal del gr. es «Y bajando con ellos, se detuvo en un lugar anivelado» (Lc. 6 17). Se puede observar, en primer lugar, que Mateo no registra aquí la designación de los apóstoles, que Lucas sí da, así como Marcos (Mr. 3:13-19), que en cambio no registra el Sermón estando más interesado en registrar las obras que las palabras del Señor. Con Mateo cuadra relacionar este llamamiento con la misión a Israel, que se corresponde con el comienzo de Lc. 9. El Reino no tiene en Lucas la prominencia que tiene en Mateo. En Lucas son los que se unen a Cristo y lo siguen verdaderamente los que reciben bendición. El contraste de lo que el Mesías dice con Su autoridad, con lo que dijeron los antiguos, es peculiar de Mateo. Lucas da de una manera plena la gran y nueva moralidad de amar a
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nuestros enemigos, siendo misericordiosos como también lo es nuestro Padre, no juzgando ni condenando, sino perdonando conforme a la pauta divina; Mateo da una enseñanza directa acerca de la justicia práctica en hechos y palabras, oración y ayuno, dirigida específicamente contra la hipocresía. En el Sermón se da instrucción acerca de la justicia ajustada a todos los que entran en el Reino de los cielos. Sólo los nacidos del Espíritu pueden llegar al estado de alma bienaventurado a los ojos del Señor. No se trata de una exigencia, como en el Sinaí, sino de la descripción que hace Cristo de aquellos que son aptos para el Reino. No se trata de un mensaje de gracia a los pecadores; no es el evangelio de la gracia de Dios a los perdidos, sino Sus palabras para Sus discípulos; y lo que se espera de ellos es la obediencia personal. Bosquejo. Mt. 5 no da sólo una imagen de lo que son los bienaventurados, sino que se da con toda la autoridad de la Ley y de los profetas cumplida, no debilitada, quedando la más alta conducta adecuada para el Reino, en contraste con lo que Dios permitió antiguamente, y no ahora que es revelado en Su nombre de Padre y la nueva relación del creyente con Él. Mt. 6 habla de la vida interna o de los caminos del hombre vistos por el Padre, y de las ansiedades que pudieran llegar a condicionar al creyente. Mt. 7 trata de la conducta debida hacia los demás, creyentes o no, se alienta a la dependencia en Dios, y se exhorta a la evitación de los falsos profetas (por muchos que sean sus dones), y al sometimiento práctico de las palabras de Cristo. Bibliografía: Kelly, W.: «Lectures on the Gospel of Matthew» (Bible Truth Publishers, reimpr. 1971 de ed. 1868, Oak Park, Illinois); Pentccost, D.: «El Sermón del Monte» (Pub. Portavoz Evangélico, Barcelona, 1981). nom, SERPIENTE tip, FAUN REPT ver, DIABLO vet, Reptil (Gn. 3:1, 14) provisto de cabeza, cola y cuerpo (Gn. 3:15; Éx. 4:4), pero sin miembros. Su nombre genérico heb. es «nãhãsh», en gr. «ophis» (Gn. 3:13, cfr. 2 Co. 11:3; Nm. 21:9; cfr. Jn. 3:14). Al reptar, se arrastra frecuentemente por el polvo (Mi. 7:17; cfr. Gn. 3:14; Is. 65:25). La mordedura de ciertas serpientes inyecta en la herida un
veneno mortal (Nm. 21:6; Sal. 58:5; Pr. 23:32). Hay encantadores de serpientes (Ec. 10:11). La serpiente se halla en los desiertos, en los lugares habitados, cerca de los caminos, en las peñas, en los muros (Gn. 49:17; Nm. 21:6; Pr. 30:19; Ec. 10:8; Am. 5:19). La especie de serpientes ardientes que se menciona en Nm. 21:6 está extendida por Arabia y otros países. (Véase SERPIENTE DE BRONCE más abajo.) En heb. hay ocho términos diferentes que designan a serpientes, y no es posible precisar en cada caso la especie de que se trata. Las serpientes son numerosas en Egipto y en la península del Sinaí. En Palestina hay 33 variedades conocidas. La mayor parte de ellas son inofensivas, pero algunas son muy peligrosas, como la terrible cobra egipcia («naja haje»), la víbora amarilla («daboia xanthina»), la «echis arenicola», la «vipera euphratica» y la «vipera ammodystes», el cerastes o víbora de África («Cerastes Hasselquistii»). La víbora que mordió a Pablo en Chipre es generalmente identificada con la «vipera aspis». Al haber sido la serpiente el instrumento de la tentación, fue maldita entre todos los animales (Gn. 3:1, 14). De la misma manera que hay posesión demoníaca en hombres y animales (Lc. 22:3; Mr. 5:13), el mismo Satanás se sirvió de la serpiente para seducir a Eva (2 Co. 11:3; Ap. 12:9; Ro. 16:20; Sab. 2:24). (Véase DIABLO.) La maldición de Gn. 3:14-15 es doble: recae sobre la serpiente, animal que viene a ser objeto de honor particular para la mujer y para el hombre; recae también en el diablo, la «serpiente antigua» cuya cabeza será aplastada por la posteridad prometida a la mujer, Cristo (Col. 2:15; He. 2:14). La adoración a la serpiente se da en multitud de religiones paganas en el mundo. De esta manera ha conseguido Satanás la adoración de multitudes de este mundo caído. El Señor recomendó a Sus discípulos que fueran «prudentes como serpientes» (Mt. 10:16), probablemente una alusión a Gn. 3, donde el término «astuta» se traduce en la LXX con el mismo término gr. que en este pasaje se traduce «prudente». nom, SERPIENTE DE BRONCE tip, FAUN REPT ver, DIABLO vet, Serpiente de metal que Moisés fijó sobre una asta en el desierto. Los israelitas que eran mordidos por serpientes ardientes eran invitados a volverse hacia esta figura y a mirarla, en base a la Palabra dada por Dios de que el que esto hiciera viviría
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(Nm. 21:8, 9). Más tarde, los israelitas hicieron de ella un ídolo, que Ezequías rompió y deshizo; había recibido el nombre de «N'hushtan» (bronce) (2 R. 18:4). Jesús explicó el sentido espiritual de la crucifixión que iba a sufrir comparándose con la serpiente de bronce levantada por Moisés (Jn. 3:14-15). Cristo, hecho pecado por nosotros, fue levantado sobre el madero de la Cruz y llevó la maldición en nuestro lugar. Todos aquellos que por el veneno del pecado debían morir son salvos si dirigen a Él su mirada de fe (2 Co. 5:21; 1 P. 2:24; Ez. 45:22).
nom, SERUG tip, BIOG CIUD HOMB HOAT vet, = «vástago». (a) Hijo de Reu y padre de Nacor. Antecesor de Abraham (Gn. 11:20, 23; 1 Cr. 1:26; Lc. 3:35). (b) Cerca de Harán había una ciudad que llevaba este nombre. nom, SESBASAR tip, BIOG HOMB HOAT vet, Príncipe de Judá; Ciro lo hizo gobernador y le entregó los vasos sagrados que Nabucodonosor había sacado de Jerusalén. Sesbasar volvió a Jerusalén, y echó los cimientos del Templo al iniciar su reconstrucción (Esd. 1:8, 11; 5:14, 16). Sesbasar podría ser el nombre babilonio de Zorobabel, de la misma manera que el de Daniel era Beltsasar. nom, SET tip, BIOG HOMB HOAT vet, (a) El tercer hijo de Adán y Eva, que lo llamaron Set («puesto en lugar de»), porque Dios lo dio en lugar de Abel, asesinado por Caín (Gn. 4:25; 5:3; 1 Cr. 1:1). Set fue padre de Enós, y murió con 912 años de edad (Gn. 5:6-8; Lc. 3:38). (b) Designación de los moabitas, autores de guerras (Nm. 24:17). nom, SETENTA (Véase NÚMERO) nom, SETENTA SEMANAS tip, ESCA ver, NÚMERO, DANIEL (Libro), TEXTO Y VERSIONES DE LA BIBLIA
vet, SETENTA SEMANAS. Período profético de setenta setenas de años (ó 490) de 360 días cada uno. Reciben el nombre de años proféticos. Esta denominación se refiere a la profecía de Daniel (Dn. 9:24-27). Para un examen de las cuestiones que tratan del punto inicial y final de las semanas primera y sexagesimonona, del intervalo entre esta última y la septuagésima, y las cuestiones cronológicas, véase DANIEL (LIBRO DE). Bibliografía: Sir Robert Anderson: «El Príncipe que ha de venir» (Pub. Portavoz Evangélico, Barcelona, 1980); Carballosa, E. L.: «Daniel y el Reino Mesiánico» (Pub. Portavoz Evangélico); A. C. Gaebelein: «Clave de las visiones y profecías del libro de Daniel» (Clíe, Terrassa, 1982); F. Lacueva: «Escatología II» (Clíe, Terrassa, 1983). nom, SETENTA (Versión). Véase TEXTO Y VERSIONES DE LA BIBLIA. nom, SEVENE tip, CIUD sit, a8, 161, 464 vet, Ciudad en el límite extremo de Egipto (Ez. 29:10; 30:6). Esta ciudad, al sur de Egipto, en los confines de Etiopía, existía aún en la época romana. Se encuentran vestigios de Sevene en las cercanías de Asuán, en la ribera egipcia de la primera catarata, frente a Elefantina. Allí es, o en la isla vecina, donde se hallaba la guarnición que vigilaba la frontera (Herodoto 2:30). Ya en la época en que los persas ocupaban Egipto, una colonia de judíos mantenía en la isla un templo cismático (Papiros de Elefantina). nom, SHIBOLET tip, ABEC vet, = «espiga»; o «río», «curso de agua». En el dialecto local de los efrainitas, el fonema lingual sibilante «s» tomó el lugar de fonema palatal sibilante «sh» al comienzo de las palabras. Cuando Jefté, caudillo de los galaaditas, deshizo a los efrainitas y tomó los vados del Jordán, numerosos fugitivos querían atravesar el río. El
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término «shibolet» que los vencedores hacían pronunciar a los fugitivos se volvía «sibolet» en boca de los efrainitas, traicionándolos. Así descubiertos, eran ejecutados sobre el terreno (Jue. 12:5, 6). Es posible también que los galaaditas conservaran una pronunciación arcaica del fonema «sh» parecida a la de una z suave, y que los efrainitas no pudieran llegar a imitar correctamente. nom, SHUR. Véase SUR. nom, SIBA tip, BIOG HOMB HOAT vet, Siervo o esclavo de Saúl. Fue liberado (Ant. 7:5, 5), y vino a ser padre de una numerosa familia, teniendo sus propios servidores (2 S. 9:10). Por orden de David, Siba, sus hijos y sus servidores debieron servir a Mefi-boset, nieto de Saúl, y cultivar sus tierras (2 S. 9:9-12). Cuando la revuelta de Absalón empujó a David a abandonar Jerusalén, Siba fue a su encuentro con dos asnos cargados de víveres para el rey. Dijo a David que Mefi-boset se había quedado en Jerusalén con la esperanza de recobrar el reino de Saúl. David declaró entonces que los bienes de Mefi-boset pasarían a Siba (2 S. 16:1-4). Después de la muerte de Absalón, cuando David iba a cruzar el Jordán para volver a Jerusalén, Siba y su casa fueron a dar la bienvenida al rey (2 S. 19:17). Mefi-boset, en señal de duelo, había descuidado su persona durante todo el tiempo de la ausencia del rey. Fue ante él, quejándose de haber sido víctima de las calumnias de Siba. David le dio la mitad de las tierras, dejando el resto a Siba (2 S. 24-30). nom, SIBMA tip, CIUD sit, a3, 578, 75 vet, = «frescor». Ciudad asignada a Rubén (Nm. 32:38; Jos. 13:19); vuelta a tomar acto seguido por los moabitas. Los viñedos de Sibma eran famosos (Is. 16:89; Jer. 48:32). La forma masc. del nombre es Sebam (Nm. 32:3). Según Jerónimo, la ciudad se encontraba a menos de 1 Km. de Hesbón. nom, SIBRAIM tip, LUGA ver, SEFARVAIM vet,
Lugar que Ezequiel sitúa en la frontera septentrional de Canaán (Ez. 47:16). Una posible identificación: Shomeriyeh, al este del lago de Homs. (Véase SEFARVAIM.) nom, SICAR tip, CIUD sit, a2, 332, 179 vet, Ciudad de Samaria, cerca del terreno que Jacob dio a su hijo José, no lejos del pozo de Jacob (Jn. 4:5; cfr. Gn. 48:22). Los antiguos comentaristas habían supuesto que Sicar era una alteración gr. de Siquem. La antigua versión siríaca lleva igualmente el nombre de Siquem. En la actualidad, se cree que Sicar estaba sobre el emplazamiento del pueblo de Askar, sobre la ladera oriental del monte Ebal, a unos 3 Km. al este-noreste de Naplusa (la antigua Siquem) y a 1 Km. al norte del pozo de Jacob. nom, SICARIOS tip, RELI ver, ZELOTAS vet, Grupo de fanáticos irreductibles judíos que no vacilaban en asesinar a traición, mezclados entre la multitud, con dagas cortas («sicae»). Cuatro mil de ellos fueron ejecutados bajo el procurador Félix. (Véase ZELOTAS.) nom, SICLAG tip, CIUD sit, a3, 158, 315 vet, Ciudad en el extremo sur de Judá (Jos. 15:31), asignada a la tribu de Simeón (Jos. 19:5; 1 Cr. 4:30). En la época de Saúl, Siclag pertenecía a los filisteos. Aquis, rey de Gat, la entregó a David, que era entonces vasallo suyo (1 S. 27:5, 6; 1 Cr. 12:1-22). Los amalecitas se apoderaron de Siclag, saqueándola e incendiándola. David los persiguió, recuperando todo el botín, y enviando una parte de él a diversas ciudades (1 S. 30:1-31; 2 S. 1:1; 4:10). Siclag quedó separada de Filistea, gracias a David, y pasó a formar parte del territorio de los reyes de Judá (1 S. 27:6). A su vuelta del cautiverio, los israelitas la volvieron a ocupar (Neh. 11:28). Ident. probable: Tell el-Khuweilfeh, a unos 16 Km. al este de Tell esh-Sherî'a.
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nom, SICLO. Véanse DINERO, MONEDA, PESAS Y MEDIDAS. nom, SICÓMORO tip, FLOR ARBO vet, (heb. «shikmah»; gr. «sykomoros», «sykomorea»). Este árbol, del género de las higueras, abundaba en la llanura de Judea (1 R. 10:27; 1 Cr. 27:28; 2 Cr. 1:15; 9:27); también se hallaba en el valle del Jordán (Lc. 19:4). Los egipcios lo cultivaban (Sal. 78:47). El sicómoro, de menor calidad que el cedro, servía sin embargo de madera para carpintería (Is. 9:9). Es el «Ficus sycomorus», parecido a la higuera. Mide de 7 a 15 m. de altura y unos 18 m. de diámetro de copa. Las hojas son cordiformes y vellosas por su parte inferior. Se planta con frecuencia a lo largo de los caminos, donde da una agradable sombra (cfr. Lc. 19:4). Los frutos crecen en racimos sobre pequeñas ramas que salen directamente del tronco, y sobre las ramas gruesas. No se debe confundir este árbol con el sicómoro pseudoplátano, una especie de arce («Acer pseudoplatanus»). nom, SIDIM tip, VALL vet, Valle lleno de pozos de betún, en la región del mar Muerto. Quedorlaomer venció en este lugar al rey de Sodoma y a sus aliados (Gn. 14:3, 8, 10). nom, SIDÓN tip, CIUD fot, dib00175 sit, a9, 539, 325 vet, Antigua ciudad cananea (Gn. 10:15, 19), sobre el litoral, a unos 35 Km. al norte de Tiro. En el siglo XV a.C. Sidón estaba sujeta a Egipto. Homero da testimonio de la importancia de Sidón, cuyo nombre cita con frecuencia, en tanto que nunca menciona a Tiro. El poeta emplea los términos Sidón, sidonios, como sinónimos de Fenicia, fenicios. En un sentido riguroso, Sidón constituía el límite septentrional de los cananeos (Gn. 10:19). Su territorio se hallaba cercano a Zabulón (Gn. 49:13) y estaba limitado al sur por Aser. En Jos. 11:8 y 19:28 recibe el nombre de «la gran Sidón». La tribu de Aser no desposeyó a los cananeos de Sidón (Jue. 1:31). En la época de los Jueces, los sidonios oprimieron a los israelitas (Jue. 10:12); el v. 6 acusa a estos últimos de haber
adorado a los dioses de Sidón, de los que Baal era el principal (1 R. 16:31). El culto más extendido era sin embargo el de Astarté, diosa de la fertilidad (1 R. 11:5, 33; 2 R. 23:13). Et-baal, rey de Sidón, fue padre de Jezabel (1 R. 16:31). El profeta Isaías anunció que el juicio caería sobre Sidón, cuyos moradores se verían obligados a huir a Quitim (Chipre) (Is. 23:12). Sidón estuvo un tiempo sometida a Tiro (Ant. 9:14, 2). En el año 701 a.C. se sometió a Senaquerib, rey de Asiria. Esar-hadón la destruyó en el año 677 a.C. Jeremías predijo que Sidón caería en poder de Nabucodonosor rey de Babilonia (Jer. 27:3, 6). Ezequiel profetiza contra Sidón porque ha sido «espina desgarradora» para la casa de Israel (Ez. 28:20-24). Joel dice que los sidonios y otros pueblos han saqueado Jerusalén, arrebatado su plata y su oro, y vendido sus habitantes como esclavos (Jl. 3:4-6). Hacia el año 526 a.C., Sidón se rindió ante Cambises, hijo de Ciro, rey de Persia. Los sidonios vendieron madera de cedro del Líbano a los judíos para la reconstrucción del Templo emprendida por Zorobabel (Esd. 3:7). Sidón se rebeló contra Artajerjes III Oxus, rey de Persia (hacia el año 351 a.C.), pero fue vuelta a tomar y destruida en el año 345. En el año 333, para librarse de los persas, abrió las puertas a Alejandro Magno. La ciudad pasó a continuación a los sucesores de Alejandro y, en el año 64 a.C., a los romanos. Hubo sidonios que se dirigieron a Galilea para escuchar la predicación de Jesús y ver Sus milagros (Mr. 3:8; Lc. 6:17, etc.). El Señor se dirigió al territorio de Sidón, y es probable que entrara en la misma ciudad (Mt. 15:21; Mr. 7:24, 31). Herodes Agripa I, hostil a los tirios y sidonios, recibió una solicitud de paz de parte de ellos, «porque su territorio era abastecido por el del rey» (Hch. 12:20). Durante su viaje a Roma, Pablo recibió permiso para recalar en Sidón y visitar a los cristianos allí (Hch. 27:3). La moderna Sidón, llamada Saïda, se halla en el moderno Estado del Líbano; está situada sobre la ladera noroccidental de un pequeño promontorio que se adentra en el mar. Unas rocas paralelas a la costa formaban el antiguo puerto. En el siglo XVII, Fakhr ed-Din, jefe de los drusos, la terraplenó parcialmente con piedras y escombros. Sidón, protegida por una muralla en el lado de tierra, está dominada por una ciudadela al este. En el interior de la ciudad y a sus alrededores hay algunas columnas de granito agrietadas. Se han exhumado varios sarcófagos, entre ellos el muy
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famoso de Esmunazar, de los sepulcros de los alrededores, y llevados a Sidón. nom, SIEGA. Véanse AGRICULTURA, COSECHA, ESPIGAR, TRIGO. nom, SIEMBRA tip, AGRI TIPO ver, AGRICULTURA, ESTACIONES DEL AÑO vet, Además de la común referencia a este acto agrícola (véanse AGRICULTURA, ESTACIONES [DEL AÑO]), la siembra se usa de manera figurada de la dispersión del Evangelio, como en la parábola del sembrador, explicada por el mismo Señor. Cuando Él llegó a Israel, no encontró fruto, y Él mismo vino a ser el Sembrador, sembrando la buena semilla, que cayó bajo distintos tipos de tierra, y con varios resultados. A pesar de la influencia de Satanás, tratando de impedir que las semillas arraigasen, algunas cayeron sobre buena tierra (no buena por naturaleza, sino preparada por Dios), dando fruto como resultado (Mt. 13:3-43). Siempre que se predique el Evangelio, se está sembrando la semilla, e indudablemente, como en la parábola, cae sobre diferentes tipos de terreno. Los siervos de Dios segarán a su debido tiempo, si no se desalientan. La siembra es también una hermosa figura acerca de poner el cuerpo en la tierra. El cristiano que duerme en el Señor es sembrado cuerpo natural, en corrupción, deshonra y debilidad; pero resucitará un cuerpo espiritual, en incorrupción, en gloria y poder (1 Co. 15:36-44). nom, SIERRA tip, UTEN vet, Útil de dientes aguzados, usado para cortar madera y piedra (1 R. 7:9; Is. 10:15). Hubo perseguidores que aserraron sus víctimas (He. 11:37). El rey David sometió a servidumbre a los amonitas de Rabá y de otras ciudades vencidas, y los puso a trabajar con sierras y otros instrumentos (2 S. 12:31; 1 Cr. 20:3). La lectura alternativa de este texto, que le haría decir que David los aserró, los cortó a hachazos, etc., además de no ser demandada por el texto mismo, iría en contra de todo lo que se conoce del carácter de este rey. Hasta allí donde podemos saber, los antiguos egipcios tenían sierras de un solo mango. La hoja, generalmente de bronce, se insertaba en el mango, quedando unido a él mediante tiras de cuero. Los
dientes se inclinaban hacia el mango. El trozo de madera a cortar se ponía perpendicular a un cuadro, y se serraba de arriba abajo. No se tienen pruebas de que los egipcios serraran también la piedra, lo que habría sido difícil con una sierra de un mango. Los asirios empleaban una sierra de doble mango, provista de hoja de hierro. nom, SIERVO. Véase MINISTERIO. nom, SIERVO DE JEHOVÁ ver, MINISTERIO, ISAÍAS vet, (A) Aquel que reconoce a Jehová como su Dios y que cumple fielmente Su voluntad, como Abraham (Sal. 105:6); Moisés (v. 6); David (132:10); Isaías (Is. 20:3). (B) El Siervo de Jehová es el tema de los caps. 40 a 66 de Isaías (cfr. especialmente Is. 42:1-7; 49:16; 50:4-9; 52:13-53:12). Sobre ello, el profeta tiene una doble visión: (I) Israel, en tanto que pueblo elegido, es el siervo elegido por Jehová para glorificarle entre las naciones (Is. 44:1-2, 21; 45:4; 48:20; 49:3); pero la profecía anuncia que Israel sería infiel y que caería bajo los juicios de Dios. Por esta razón: (II) el Mesías será el verdadero servidor de Jehová; aportará la luz y la salvación no sólo a Israel, sino también a las más lejanas naciones (Is. 49:5-7; 52:13-53:12). Los Targumes mismos asimilan el Siervo sufriente de Is. 15:53 al Mesías. Este siervo, sin pecado, se identifica con Israel para representarlo ante Dios. Como sustituto de los pecadores, y habiendo sido golpeado en lugar de ellos, los justificará plenamente (cfr. en particular Is. 53:4, 5, 6, 8, 10, 11, 12). Para llevar a cabo una obra tal, el Siervo de Jehová debe participar de la naturaleza divina (Jer. 23:5-6; Zac. 3:8-10). (Véase ISAÍAS). Para un examen más a fondo de este tema, se recomienda la siguiente bibliografía. Bibliografía: Archer, G.: «Isaías», en Comentario Moody del Antiguo Testamento (Ed. Portavoz Grand Rapids, 1993); Kinder, D.: «Isaías», en Nuevo Comentario Bíblico (Casa Bautista de Publicaciones, El Paso, 1977); Martin, A.: «Isaías, la Salvación del Señor» (Pub. Portavoz Evangélico, Barcelona, 1979).
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nom, SIETE. Números simbólicos. Véase NÚMERO. nom, SIGLO. Véase TIEMPO.
nom, SIGLO PRESENTE vet, En ciertas versiones se traduce asimismo como mundo el término gr. «aïôn», que significa «era, período de tiempo, siglo» (cfr. la expresión «por los siglos de los siglos» en Ap. 1:1-18). El «fin del mundo» (Mt. 13:39; 24:3 en la versión RV antigua) no significa el fin del cosmos que vendrá más tarde, sino el fin de la era presente. Un cierto pecado no será perdonado en este mundo («siglo», RVR) ni en el venidero (Mt. 12:32). Los cuidados de este siglo impiden que la semilla dé fruto (Mt. 13:22). La misma expresión siglo nos muestra el carácter breve y pasajero de nuestro mundo actual. Véase MUNDO. nom, SIHOR tip, RIOS ver, RÍO DE EGIPTO vet, (la raíz egip. de este término evocaba el heb. «shãhõr», «negro» o «fangoso», «cenagoso»). El Nilo (Is. 23:3; Jer. 2:18). Su brazo oriental, llamado Pelusíaco, se encontraba en la frontera de Egipto, en dirección a Canaán (Jos. 13:3; 1 Cr. 13:5). (Véase RÍO DE EGIPTO.) Numerosos comentaristas consideran que el Sihor de estos dos últimos pasajes es el torrente de Egipto, el wadi el-'Arish. Según Brugsch, Sihor designaba en primer lugar un canal en la frontera oriental de Egipto; su curso era paralelo al del brazo Pelusíaco. nom, SIHOR-LIBNAT tip, RIOS vet, Nombre de una corriente de agua que formaba parte del límite meridional de la tribu de Aser (Jos. 19:26). Identificado con Nahr es-Zerka, que muere en el Mediterráneo a unos 8 Km. al sur de Dor. nom, SILAS, SILVANO. tip, BIOG HOMB HONT vet, Silas es la forma gr. del aram. Sh'ila (Saúl); se cree que este hermano tomó, al igual que Pablo,
un sobrenombre romano, Silvano, que se asemejaba fonéticamente a su nombre de origen semítico. Miembro distinguido de la iglesia en Jerusalén, fue encargado de transmitir a los cristianos de Antioquía las decisiones tomadas en el concilio de Jerusalén (Hch. 15:22, 27, 32). Durante el segundo viaje misionero, Silas acompañó a Pablo, tomando el lugar de Juan Marcos y de Bernabé (Hch. 15:40). Pablo y Silas fueron encarcelados en Filipos (Hch. 16:19, 25, 29). La asonada popular de Tesalónica obligó a Pablo y a Silas a dirigirse hacia Berea, donde Silas permaneció con Timoteo después de la partida de Pablo (Hch. 17:1-14). Los dos recibieron pronto la orden de reunirse con el apóstol en Atenas (Hch. 17:15), pero parece que no pudieron encontrarse con él hasta llegar a Corinto (Hch. 18:5). Pablo mostró un gran aprecio hacia la labor de Silas (2 Co. 1:19). El mismo que en Hechos se llama Silas lleva en las epístolas el nombre de Silvano. Se une a Pablo y Timoteo para saludar a los creyentes de Tesalónica en las dos cartas (1 Ts. 1:1; 2 Ts. 1:1). La primera epístola de Pedro fue confiada a un hombre llamado Silvano, que posiblemente sea el mismo Silas (1 P. 5:12). nom, SILVANO. Ver SILAS. nom, SILO tip, CIUD sit, a2, 307, 276 vet, Ciudad al norte de Bet-el, al sur de Lebona, al este de la ruta principal, comunicando Bet-el con Siquem (Jue. 21:19), hallándose en Efraín. Se identifica con Seilûn, a unos 16 Km. al nornoreste de Bet-el. Bajo el mando de Josué, los israelitas erigieron el Tabernáculo en Silo (Jos. 18:1) y procedieron a echar suertes sobre las partes de Canaán que aún no habían sido asignadas (Jos. 18:8-10; 19:51; 22:9). Las tribus del oeste del Jordán se reunieron en Silo para convocar a sus hermanos establecidos al este del río para que explicaran la erección de su altar (Jos. 22:12). En la época de los Jueces, los israelitas celebraban una fiesta anual en Silo en honor de Jehová (Jue. 21:19; 1 S. 1:3). En una de estas ocasiones, los benjamitas se apoderaron de jóvenes muchachas de Silo (Jue. 21:16-23). En la época de Elí, y durante la infancia de Samuel, el tabernáculo y el arca se seguían hallando en esta localidad (Jue. 18:31; 1 S. 1:9, 24; 2:14, 22; 3:3, 21; 4:3, 4; 14:3). La toma del
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arca por parte de los filisteos significa que Dios había abandonado a Silo (Sal. 78:60; Jer. 7:12, 14; 26:6, 9), dándose una suspensión del pacto concertado en Sinaí, simbolizado en el arca y el ritual. Cuando los filisteos devolvieron el arca, no fue devuelta a Silo (1 S. 6:21; 7:1, 2; 2 S. 6:2, 11, 17). Samuel echó las bases de la reforma que llevaría a que los israelitas vieran restituidos sus privilegios del pacto. Ahías, el profeta de Silo, había predicho la realeza futura de Jeroboam. La esposa de este soberano, cuyo hijo estaba gravemente enfermo, fue a Silo a preguntar al profeta si su hijo sanaría (1 R. 14:2, 4). La ciudad seguía estando habitada en tiempos de Jeremías (Jer. 41:5) y siguió existiendo durante los imperios griego, romano y bizantino. nom, SILOÉ tip, RIOS CONS ver, JERUSALÉN vet, Piscina de Jerusalén (Jn. 9:7); Isaías habla de sus lentas aguas (Is. 8:6); se encontraba en las proximidades del huerto real (Neh. 3:15). Josefo la sitúa en la extremidad del valle de Tiropeón, cerca de una curva de la muralla antigua, bajo la colina de Ofel (Guerras 5:4, 1-2). Este nombre se conserva en el de Birket Silouãn, el emplazamiento de la antigua piscina. Se trata de una cavidad rectangular, midiendo 17 m. de longitud y 5,5 m. de anchura, y casi 6 m. de profundidad. El lado occidental de esta obra de mampostería está muy desgastado. El agua brotaba dentro de una pequeña cavidad, excavada en lo alto de la roca; es la llegada del canal que conduce el agua de la Fuente de la Virgen (Gihón). En la parte inferior del estanque, el agua sale por un pequeño canal que lleva las aguas a irrigar los huertos del valle de Cedrón. En 1880, un muchacho entró en la conducción que lleva el agua de Gihón a la piscina, descubriendo en sus paredes una inscripción de seis líneas, en heb. muy puro; se supone que la fecha de esta inscripción es de la época de Acaz o de Ezequías. Siendo que la erosión había borrado una parte de las tres primeras líneas, es difícil determinar algunos caracteres, pero el sentido es evidente. Se trata de la descripción de la perforación del túnel desde ambos extremos, y del encuentro, en su punto central, de los obreros, cuyos picos chocaron entre sí. La cumbre de la roca estaba a 100 codos por encima de la cabeza de los mineros. Los caracteres dan evidencia de que los escribas
de Jerusalén estaban ya habituados a escribir sobre papiro o pergamino. La torre de Siloé, mencionada en Lc. 13:4, debía hallarse sobre la cresta del Ofel, cerca de Siloé. (Véase JERUSALÉN, b, B.) nom, SILOH tip, TITU vet, = «descanso». Título del Mesías como Príncipe de Paz (Gn. 49:10; cfr. Is. 9:6). nom, SIMA vet, Término usado para expresar lo infranqueable de la separación entre el Seno de Abraham, donde reposaban los muertos bienaventurados, y el lugar de tormento en el que se hallan los muertos impíos (Lc. 16:26). Este término (gr.: «chasma») se usa una vez en el NT. En la LXX se usa para describir lo profundo del gran hoyo en el que fue arrojado el cuerpo sin vida de Absalón (2 S. 18:17). nom, SIMEI tip, BIOG FUNC HOMB HOAT vet, = «Ha oído». Entre varios otros del mismo nombre: (a) Hijo de Gera, de la familia del rey Saúl. Siendo Absalón dueño de Jerusalén, Simei insultó gravemente a David que, con su séquito, descendía por la ladera oriental del monte de los Olivos. A la vuelta de David le hizo protestas de sumisión, y no fue entonces castigado. A su muerte David recordó a Salomón la maldad de Simei, por cuanto había maldecido al rey ungido del Señor. Salomón prometió a Simei perdonarle la vida bajo la condición de que no saliera de Jerusalén, pero quebrantó este mandamiento, y por ello fue ejecutado (2 S. 16:5-13; 19:18-23; 1 R. 2:8-46). (b) Funcionario del rey David que no se implicó en la usurpación de Adonías (1 R. 1:8). Probablemente el hijo de Ela que más tarde vino a ser intendente de Salomón en Benjamín (1 R. 4:18). nom, SIMEÓN tip, BIOG HOMB HOAT PROF HONT ver, DINA vet, = «que ha sido oído».
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(a) Segundo hijo de Jacob y Lea (Gn. 29:33). Junto con Leví, su hermano, masacró a los cananeos que moraban en Siquem, a causa del ultraje infligido a Dina, la hermana de ellos, por un príncipe de esta ciudad (Gn. 34:24-31). (Véase DINA.) Simeón fue el que tuvo que quedar como rehén en una cárcel de Egipto (Gn. 42:24). Jacob, al morir, predijo el papel futuro de Simeón, y le recordó la matanza de los siquemitas, anunciándole que, lo mismo que Leví, sus descendientes quedarían dispersados en Israel (Gn. 49:5-7). (b) Antecesor de Cristo que vivió entre David y Zorobabel (Lc. 3:30). (c) Hijo de Harim. Esdras lo persuadió a que despidiera a su mujer extranjera (Esd. 10:31). (d) Hombre recto y piadoso a quien el Espíritu Santo reveló que no moriría antes de haber visto al Cristo del Señor. Llegando al Templo en el momento en que José y María presentaban al niño Jesús, Simeón reconoció en Él al Mesías prometido, y dijo que ya podía morir en paz. El anciano anunció a María que ella sufriría mucho a causa de la suerte reservada a su hijo (Lc. 2:2535). (e) Profeta o doctor de la iglesia de Antioquía; tenía como sobrenombre Níger, «el Negro»; es posible que fuera de raza africana (Hch. 13:1). nom, SIMEÓN (Tribu) tip, TRIB TR12 ver, DINA sit, a6, 169, 461 vet, = «que ha sido oído». Surgió del hijo de Jacob. Simeón tuvo seis hijos. Excepto uno, todos fueron cabezas de clanes (Gn. 46:10; Nm. 26:12-14; 1 Cr. 4:24). Al comenzar las peregrinaciones por el desierto, el príncipe de la tribu era Selumiel, hijo de Zuridasai (Nm. 1:6; 2:12; 7:36, 41; 10:19); para la época de la entrada en Canaán era Semuel hijo de Amiud (Nm. 34:20). Al efectuarse el primer censo, Simeón contaba con 59.300 guerreros (Nm. 1:23; 2:13); en cambio, en el segundo no tenía más que 22.200 (Nm. 26:12-14). La tribu envió a Safat hijo de Horí a explorar el país de Canaán (Nm. 13:5). Moisés, bendiciendo a las tribus antes de abandonarlas, no menciona a Simeón (Dt. 33). No obstante, la omisión de esta tribu puede explicarse por el hecho de que debía quedar dispersada en Israel (Gn. 49:5-7). Jacob pronunció la misma sanción contra Leví, pero la acción fiel de esta tribu le valió el servicio religioso, con lo que su dispersión vino a tornarse en bendición. Después
de la muerte de Moisés, en el reparto de Canaán, Simeón no recibió territorio independiente, sino dentro del asignado a Judá. Aunque no son mencionados explícitamente, los simeonitas no quedaron por ello excluidos de las bendiciones invocadas sobre las tribus. Quedan comprendidos en la bendición colectiva del inicio y del fin del poema. La tribu de Simeón formó, con otras, al pie del monte Gerizim para dar bendición al pueblo (Dt. 27:12). Cuando se llevó a cabo en Silo el reparto del país de Canaán, la segunda suerte cayó para Simeón; esta tribu recibió el extremo sur de Canaán, que le fue dado del territorio asignado a Judá (Jos. 9:1-9). Judá y Simeón se aliaron para combatir a los cananeos (Jue. 1:1, 3, 17). Entre las ciudades simeonitas se hallaban Beerseba, Siclag y Horma (Jos. 19:1-9), en el Neguev. Bajo Ezequías, los simeonitas se apoderaron del valle de Gedor y se introdujeron en el monte de Seir, destruyendo a los amalecitas que vivían allí (1 Cr. 4:42-43). Según algunos comentaristas, una gran parte de esta tribu llegó a desaparecer. Sin embargo, figura en el futuro escatológico, en la profecía de Ezequiel acerca del futuro reparto del país de Canaán (Ez. 48:24, 25, 33) y en la visión apocalíptica de 12.000 simeonitas marcados por el sello divino (Ap. 7:7). nom, SIMIENTE. Véase SEMILLA. nom, SIMÓN tip, BIOG HOMB HONT APOS ver, PEDRO, HERMANOS DE JESÚS, MARTA vet, (forma helenizada del nombre heb. «shim'õn», Simeón). (a) Simón Pedro (véase PEDRO). (b) Padre de Judas Iscariote (Jn. 6:71; 13:26). (c) Simón el Zelote. Miembro de un partido de patriotas, recibió este nombre para distinguirlo de Simón Pedro (Mt. 10:4; cfr. Lc. 6:15). (d) Uno de los hermanos del Señor. (Véase HERMANOS DE JESÚS.) (e) Fariseo que invitó al Señor a una comida en su casa. En esta ocasión una mujer pecadora ungió los pies del Señor Jesús (Lc. 7:36-50). (f) Habitante de Betania; propietario de una casa en esta localidad. Había sido leproso, y es seguramente el Señor quien lo sanó. María, hermana de Lázaro, ungió los pies de Jesús con un perfume de gran precio mientras el Señor estaba a la mesa en casa de Simón (Mt. 26:6-13; Mr. 14:3-
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9; Jn. 12:1-8). La presencia de Lázaro y de las dos hermanas, la parte que asumieron en la organización de la comida, el hecho de que la casa de Simón el leproso se hallaba en Betania, todo ello hace pensar que el ex-leproso estaba emparentado con Lázaro y sus hermanas, o que era al menos amigo de la familia. Incluso podría tratarse del propio marido de Marta. (Véase MARTA.) (g) Padre de Alejandro y de Rufo (Mt. 27:32), era oriundo de Cirene; fue obligado a llevar la cruz de Jesús. (h) Hechicero, conocido como Simón el mago. Sus artificios habían fascinado de tal manera a los samaritanos, que decían de él que era el gran poder de Dios. Simón recibió aparentemente el Evangelio predicado por Felipe, y fue bautizado. Habiendo querido comprar con dinero el privilegio de otorgar el Espíritu Santo a quien quisiera mediante la imposición de manos, el mago sufrió una severa reprensión. Pedro le reprochó el estar falto de rectitud y de hallarse atado por la iniquidad; le exhortó a arrepentirse y a orar directamente al Señor para obtener su perdón. Simón no se revolvió contra las palabras del apóstol, sino que le suplicó que intercediera en su favor (Hch. 8:9-24). A pesar de ello, no sabemos si se arrepintió de una manera genuina. De su nombre se ha derivado el término de «simonía», esto es, el tráfico en cosas santas por intereses lucrativos. (i) Curtidor de Jope. Pedro vivió un tiempo en su casa (Hch. 9:43; 10:6, 7, 32). nom, SIMRÓN tip, BIOG CIUD HOMB HOAT sit, a1, 347, 341 vet, = «vigía». (a) Hijo de Isacar y fundador de un clan (Gn. 46:13; Nm. 26:24; 1 Cr. 7:1). (b) Ciudad cananea, cuyo nombre completo era Simrón-merón. Allí venció Josué a su rey y le dio muerte (Jos. 12:20). Parece ser la misma mencionada en Jos. 11:1; 19:15 y asignada a Zabulón. nom, SIN tip, LUGA CIUD sit, a4, 127, 349 vet, (a) Desierto que cruzaron los israelitas al dirigirse de Elim y del mar Rojo a Refidim y al monte Sinaí (Éx. 16:1; 17:1; Nm. 33:11, 12). Es posible
que se trate de Debbet er-Ramleh, extensión arenosa en el interior de la península, al pie del Jebel et-Tih; pero se ha pensado asimismo en la llanura desértica de el-Markhah, sobre la costa. Si esta segunda hipótesis se corresponde con la realidad, los israelitas, al abandonar esta llanura, siguieron a lo largo de la costa, y después se dirigieron tierra adentro desde el wadi Feirãn. (b) Ciudad fortificada de Egipto (Ez. 30:15, 16). En el v. 15, la LXX da la lectura de Sais, que sin embargo nunca fue una fortaleza importante. En la Vulgata aparece Pelusa: llave de Egipto, y fuertemente fortificada, esta posición tenía que ser conquistada en primer lugar cuando se invadía Egipto desde el noreste. En el v. 16, la LXX da la lectura de Sevene, la moderna Asuán, cerca de la primera catarata. Las ciudades egipcias de los vv. 16-18 son enumeradas de sur a norte, lo que parece confirmar la identificación de Sin con Sevene. nom, SINAGOGA tip, CONS vet, (gr. «asamblea», «lugar de reunión»). Edificio destinado especialmente a la lectura y enseñanza públicas de la Ley de Moisés y que servía asimismo de tribunal y escuela. Antes del cautiverio, el culto, en su forma más elevada, sólo se celebraba en el Templo de Jerusalén; pero la lectura pública de las Escrituras se hacía también en otros lugares (Jer. 36:6, 10, 12-15), y las gentes se podían reunir en cualquier lugar alrededor de los profetas a fin de recibir sus enseñanzas. Estas reuniones no eran para ofrecer sacrificios, sino para el estudio de las Escrituras y la oración comunitaria. El término «sinagoga» no se encuentra en el AT. No obstante, en el Sal. 74:8 se menciona la destrucción del santuario y de «todos los lugares santos» o, más lit., «todos los lugares asignados (para el servicio) de Dios». En la Reina-Valera se traduce injustificadamente por «sinagogas». En el siglo I de la era cristiana se encuentran sinagogas en todos los lugares donde se hallaban los judíos. Incluso las comunidades israelitas de ciudades poco importantes fuera de Israel las tenían. Por ejemplo, Salamina, en Chipre (Hch. 13:5), Antioquía de Pisidia (Hch. 13:14), Iconio (Hch. 14:1), Berea (Hch. 17:10). Las sinagogas eran frecuentemente numerosas en las grandes ciudades, como Jerusalén (Hch. 6:9) y Alejandría. Estas comunidades vivían con independencia del Estado, y administraban sus asuntos religiosos y civiles por sí mismas, sometiéndose sin embargo a
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la legislación del país (Ant. 19:5, 3). Un consejo de ancianos dirigía la sinagoga y la asociación religiosa que ella representaba (Lc. 7:3-5). La dirección del culto, el mantenimiento del orden y el cuidado de las cuestiones materiales incumbían a varias personas que eran: (a) El principal de la sinagoga (Hch. 18:8). Ciertas sinagogas tenían varios principales (Mr. 5:22). El principal presidía sobre el servicio, autorizaba o designaba a aquellos que debían orar, leer las Escrituras, exhortar (Hch. 13:15), velaba por la observancia de las prescripciones judaicas (Lc. 13:14). Los servicios no estaban asegurados por la presencia de ministros permanentes, sino por simples particulares calificados para ello. Jesús leyó las Escrituras en la sinagoga de Nazaret (Lc. 4:16), y enseñaba con frecuencia en estos lugares de reunión (Mt. 4:23). En Antioquía de Pisidia, los principales de la sinagoga invitaron a Pablo y a Bernabé a dirigir unas palabras de exhortación a los fieles (Hch. 13:15). (b) Uno o más siervos se ocupaban de las tareas materiales. Llevaban el rollo sagrado al lector, y después lo volvían a poner en su lugar (Lc. 4:20). Cuando el consejo de ancianos debía decretar un castigo corporal contra alguno de los miembros de la comunidad, los siervos lo infligían. (c) Había también limosneros (cfr. Mt. 6:2), encargados de distribuir ayudas a los necesitados. (d) Se demandaba la presencia de diez varones, o más si era posible, que debían asistir a cada reunión de la sinagoga. Se reunían todos los sábados para el culto (Hch. 15:21), y también los días segundo y quinto de la semana, para oír la lectura de una sección de la Ley. En el servicio del sábado, un miembro de la congregación estaba encargado de recitar las oraciones. La lectura de Dt. 6:4-9; 11:13-21; Nm. 15:37-41, y la recitación de 18 oraciones y bendiciones, o sólo de algunas de ellas, tomaba la mayor parte del servicio. Mientras se ofrecía la oración, los asistentes se ponían en pie (Mt. 6:5; Mr. 11:25), y se unían finalmente a ella con un «amén» colectivo. Varios miembros de la congregación leían a turnos un corto pasaje de la Ley (Hch. 15:21). Esta lectura era precedida y seguida por acciones de gracias. A continuación, el mismo que al inicio del servicio había ofrecido oración leía ahora una sección de los profetas. Esta misma persona, u otra, desarrollaba el pasaje acabado de leer, y daba exhortaciones en base a lo leído (Lc. 4:16-22; Hch. 13:15). El servicio concluía con la bendición, que era pronunciada por un sacerdote, si lo había entre los asistentes. La congregación pronunciaba el amén final.
Los judíos daban a las sinagogas el nombre de «casa de reunión». Todavía existen ruinas de estos edificios en Galilea: en Tell Hum, que pudiera ser el emplazamiento de Capernaum; en Irbid, en Kefr Bîr'im, en Nebartein, y en algunos otros lugares. Estos edificios, de forma rectangular, estaban orientados de sur a norte. La fachada meridional presentaba una gran puerta, flanqueada por dos puertas más pequeñas; cuatro hileras de columnas dividían el interior en cinco naves. En Tell Hum hay capiteles corintios. En Irbid las columnas son de estilo mixto, entre corintio y jónico. Los dinteles de los pórticos están frecuentemente adornados con hojas de vid y con racimos de uvas. En Nabartein hay un motivo esculpido que representa el candelabro de siete brazos, acompañado de una inscripción. En Kefr Bîr'im se adivina el cordero y la vasija de maná. En 1934, en el curso de unas excavaciones, se descubrió la sinagoga de Dura-Europus, en la ribera derecha del Éufrates, junto a la carretera de Alepo a Bagdad. Una inscripción indica una fecha del año 245 d.C. Esta sinagoga presenta unos frescos notables que ilustran escenas bíblicas; allí se puede ver una de las fuentes de inspiración del arte cristiano primitivo. Mobiliario de las sinagogas: El púlpito del lector; un cofre o armario para los rollos sagrados; asientos, al menos para los ancianos y los ricos (Mt. 23:6; Stg. 2:2, 3). Los lugares de honor se encontraban cerca del armario que contenía los rollos de las Escrituras, frente a la asamblea, donde los hombres estaban a un lado, y las mujeres a otro. Las sanciones decretadas por los principales de la sinagoga eran infligidas en el interior del edificio, posiblemente en una estancia separada (Mt. 10:17; Hch. 22:19). Recibe el nombre de «Gran Sinagoga» un consejo de 120 miembros, organizado, según se dice, por Nehemías, hacia el año 410 a.C. (Megilloth 17, 18). Esdras dirigió este consejo. Los profetas transmitieron la Ley de Moisés a esta Gran Sinagoga (Pirke Aboth 1:1). Simón el Justo, que murió alrededor del año 275 a.C., fue uno de sus últimos miembros. El sanedrín tomó el lugar de este consejo (Aboth 10:1). Después del retorno del cautiverio, el sanedrín reorganizó el culto, y reunió los libros canónicos. Esto es lo que afirma la tradición judía. Ni los apócrifos, ni Josefo, ni Filón mencionan la Gran Sinagoga. Tampoco las Escrituras. Por esta razón se ha objetado su existencia. Pero esta tradición no debe ser rechazada enteramente. Es bien posible que la Gran Sinagoga fuera una asamblea de escribas que decidiera tocante a cuestiones teológicas. Durante
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su existencia, que duró poco más de siglo y medio, el número total de sus miembros más eminentes llegó probablemente a 120. Los principales escribas, desde Esdras a Simón el Justo, formaron parte de este consejo. nom, SINAÍ tip, MONT sit, a4, 150, 353 vet, Monte que recibe también el nombre de Horeb. Los israelitas llegaron a este lugar en el tercer mes después de su salida de Egipto, cuando hubieron pasado por Mara, Elim, y seguido un trecho de la costa del mar Rojo (Éx. 19:1). Pasando por el monte Seir había once días de marcha desde Horeb a Cades-barnea (Dt. 1:2). Al pie del Sinaí se extendía una región desértica, donde el pueblo levantó sus tiendas (Éx. 19:2). El monte estaba tan cerca que se podía tocar (Éx. 19:12), y su cima se levantaba sobre el campamento (Éx. 19:16, 18, 20). El Decálogo fue promulgado sobre este monte, a cuyo pie fue ratificado el pacto que hacía de Israel una nación de la que Jehová sería el Rey (Éx. 20:1-24:8). Se declara una y otra vez (Éx. 24:12; 31:18; 34:2; Lv. 1:1; 16:1; 25:1; 26:46; 27:34; Nm. 1:1; 9:1) que toda la legislación que figura entre Éx. 20:1 y Nm. 10 fue decretada sobre el Sinaí, o al pie del monte. La única mención bíblica posterior de alguien que subiera a esta cima se refiere a Elías, que huía de la ira de Jezabel (1 R. 19:8). Según un reducido número de autores, el monte Sinaí estaría en la región de Seir, pero la postura prevalente lo sitúa entre las eminencias de la península del Sinaí. Una tradición que se remonta a la época de Eusebio de Cesarea, asimila el Sinaí al Serbal, sobre el wadi Feirãn. La que lo sitúa en el Jebel Musa data sólo de la época de Justiniano. Sin embargo, ello no prueba que la tradición no existiera antes. Las dos opiniones siguen siendo objeto de debate. El Serbal es el más imponente de los dos. Visible de lejos, se eleva solitario, majestuoso, hasta una altura de 2.050 m., pero no tiene en la base una extensión de desierto que se corresponda con el que recibe el nombre de Sinaí. El Jebel Musa forma parte de una cresta de granito que mide algo más de 3 Km. de noroeste a sureste. Esta cresta presenta dos cimas: Rãs es-Sûfsãfeh (pico de sauces), en el extremo norte, tiene una altitud de alrededor de 2.000 m. El Jebel Musa, el Sinaí tradicional, en el extremo sur, alcanza los 2.314 m. Ciertos eruditos, Tischendorf entre ellos, consideran que la meseta del extremo superior del wadi es-Sadad, casi al este del Jebel Musa, fue el
emplazamiento del campamento de los israelitas. Pero éste es un espacio demasiado reducido para haber contenido a todo el pueblo. La parte inferior de Rãs es-Sûfsãfeh consiste, en su parte noroccidental, en un escarpado muro. Más abajo de esta pared se extiende la llanura de er-Rãha, con una superficie ligeramente inferior a 3 km2. Esta llanura, cercana a los wadis esh-Sheikh y edDeir, sería muy apropiada para un campamento. nom, SINAÍTICO (Códice). Véanse MANUSCRITOS BÍBLICOS y TEXTO Y VERSIONES CLÁSICAS DE LA BIBLIA. nom, SINAR tip, PAIS sit, a4, 480, 280 vet, País donde se levantaban las ciudades de Babel, Erec, Acad, Calne (Gn. 10:10; 11:2; Dn. 1:2). Este término denota la llanura aluvial de Babilonia. La antigua Sumer se hallaba río abajo en esta región. En la época de Abraham, Amrafel reinaba sobre todo este país, o al menos sobre una gran parte de él (Gn. 14:1, 9). Mucho tiempo después los judíos fueron llevados cautivos allí (Is. 11:11; Zac. 5:11). nom, SINEOS tip, TRIB vet, Tribu cananea, citada entre los araceos y los arvadeos (Gn. 10:17). Jerónimo menciona Sini, ciudad al pie del Líbano, no lejos de Arka en Fenicia. Estrabón menciona la fortaleza de Sinna, en el Líbano. nom, SINÓPTICOS. Véase EVANGELIOS. nom, SÍNTIQUE tip, BIOG MUJE MUNT vet, (gr.: «que tiene ocasión»). Cristiana de la iglesia en Filipos. El apóstol Pablo le dirige exhortaciones (Fil. 4:2). nom, SION tip, MONT CIUD ver, JERUSALÉN sit, a4, 177, 246 vet, (a) Una de las colinas sobre las que se eleva la ciudad de Jerusalén. El nombre de Sión (Zi'un) figura por vez primera en el AT para designar una
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fortaleza jebusea situada sobre esta eminencia. David se apoderó de ella, y le dio el nombre de «ciudad de David» (2 S. 5:7; 1 Cr. 11:5). Allí llevó el arca. Desde entonces, el monte fue considerado santo (2 S. 6:10-12). Salomón puso el arca en el Templo que hizo construir sobre el monte Moria (1 R. 8:1; 2 Cr. 3:1; 5:2). Estos dos pasajes demuestran que Sion y Moria eran dos colinas diferentes. (Para la localización de Sión, véase JERUSALÉN b, A.) (b) Después de la construcción del Templo de Salomón sobre el monte Moria y el transporte del arca a este lugar, el nombre de Sion vino también a designar el Templo (Is. 8:18; 18:7; 24:23; Jl. 3:17; Mi. 4:7). Ésta es la razón de que el AT mencione Sion un gran número de veces, en tanto que Moria sólo aparece dos veces (Gn. 22:2; 2 Cr. 3:1). (c) El nombre de Sion se usa frecuentemente para designar el conjunto de Jerusalén (2 R. 19:21; Sal. 48; 69:35; 133:3; Is. 1:8; 3:16; 4:3; 10:24; 52:1; 60:14). (d) Los israelitas piadosos y la nación judía (Sal. 126:1; 129:5; Is. 33:14; 34:8; 49:14; 52:8). (e) La Jerusalén de arriba (He. 12:22; cfr. Ap. 14:1). (f) Heb. «Si'um», «elevado». Es uno de los nombres de la cadena del Hermón, o de una de sus cumbres (Dt. 4:48). nom, SIQUEM tip, CIUD sit, a2, 337, 189 vet, = «hombro». Importante ciudad fortificada (Gn. 33:18; cfr. Gn. 34:20) cerca del monte Gerizim (Jue. 9:7) en la región accidentada de Efraín (Jos. 20:7). Abraham acampó cerca de Siquem (Gn. 12:6). Los cananeos ocupaban entonces el país, pero el Señor reveló a Abraham que aquélla era la tierra prometida a él y a su descendencia. Jacob, al volver a Canaán, encontró una tribu de heveos instalada en Siquem (Gn. 34:2). Compró un terreno de esta tribu (Gn. 33:18, 19), donde más tarde serían sepultados los restos mortales de José (Jos. 24:32). El texto actual de Hch. 7:16 atribuye esta compra a Abraham, cuando adquirió la cueva de Macpela. Simeón y Leví, para vengar el ultraje hecho a Dina, hermana de ellos, quebrantaron el pacto concertado con los moradores de Siquem, e hicieron una matanza, saqueando la ciudad a continuación (Gn. 34:25-29; 48:22). Su padre desaprobó enérgicamente este proceder (Gn. 34:30; 49:5-7). Los hijos de Jacob hacían pastar
sus rebaños cerca de Siquem (Gn. 37:12, 13). Las tribus de Israel se reunieron solemnemente en el valle de Siquem para escuchar la lectura de la Ley de Jehová (Jos. 8:30). Los confines de Efraín y de Manasés se hallaban cercanos a Siquem (Jos. 17:7), que vino a ser una ciudad de refugio, asignada a los levitas (Jos. 20:7; 21:21). En Siquem convocó Josué a todo Israel para dirigirles las últimas exhortaciones (Jos. 24:1). En la época de los Jueces, un templo erigido en Siquem perpetuó el culto de Baal-berit (Jue. 8:33; 9:4). Abimelec, hijo de Gedeón y de su concubina de Siquem, dominó tres años sobre Israel, gracias al apoyo de los habitantes de Siquem (Jue. 9:1, 3, 6), que pronto, sin embargo, se levantaron contra él (Jue. 9:23). Abimelec destruyó entonces la ciudad, arrasándola (Jue. 9:45). En Siquem las diez tribus rechazaron a Roboam y proclamaron a Jeroboam como rey sobre Israel (1 R. 12:1-19). Este soberano fortificó Siquem, que fue su capital durante un cierto tiempo (1 R. 12:25). Sobrevivió a la caída del reino del norte (Jer. 41:5), y vino a ser la principal ciudad de los samaritanos (Ec. 50:26; Ant. 11:8, 6). Juan Hircano se apoderó de ella (Ant. 13:9, 1). Siquem, que en la actualidad se llama Naplusa, se halla a alrededor de 50 Km. al norte de Jerusalén, y a 9 al sureste de Samaria, en un valle limitado al norte por el monte Ebal y al sur por el monte Gerizim. El valle se llamaba Mabatha, desfile. Se trata de una garganta que comunica el litoral con la cuenca del Jordán. Vespasiano acampó una noche en Siquem, mientras conducía su ejército de Emaús a Jericó (Guerras 4:8, 1). Reconstruida después de la guerra contra los judíos, Siquem recibió el nombre de Flavia Neápolis, en honor de Flavio Vespasiano, entonces emperador. El nombre de Neápolis subsiste bajo la forma de Naplusa. La colonia primitiva se hallaba probablemente en el extremo oriental del valle, en Tell Balãta, donde hay unas sólidas y gruesas murallas. La moderna localidad se halla en el extremo occidental de la garganta, a 570 m. por encima del nivel del mar. Naplusa ocupa el fondo del valle, en su punto más angosto, donde hay sólo 91 m. entre ambas montañas. La ciudad sube por la ladera del Gerizim hasta la base del rocoso muro. En Naplusa y en sus alrededores sigue viviendo una pequeña comunidad samaritana. nom, SIRA tip, RIOS vet, Cisterna o pozo a unos veinte estadios de Hebrón (Ant. 7:1, 5).
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Abner fue traicioneramente llevado por Joab de Sira a Hebrón (2 S. 3:26). Identific. plausible: 'Ayin Sârah, a unos 2,5 Km. al noroeste de Hebrón. nom, SIRAC (Libro). Véase APÓCRIFOS. nom, SIRACUSA tip, CIUD sit, a9, 85, 239 vet, Célebre ciudad sobre la costa oriental de Sicilia. Fundada hacia el año 735 a.C. por gentes procedentes de Corinto y por dorios, acaudillados por Archias de Corinto. Pronto se hizo rica y poderosa. Hacia el año 413 a.C., destruyó una flota ateniense de doscientas naves. En el año 212 a.C., los romanos se apoderaron de Siracusa. La nave en la que viajaba el apóstol Pablo prisionero se detuvo tres días en esta ciudad (Hch. 28:12). nom, SIRIA tip, PAIS ver, MARDIKH sit, a9, 580, 283 vet, (heb. «'Aram», gr. «Syria»). País de Asia. Sus límites han variado según las diferentes circunstancias históricas. En la época del AT Siria comprendía la mayor parte de las regiones que en la antigüedad llevaban el nombre de Aram y Canaán. El nombre de Siria se da en ocasiones como sinónimo del antiguo término Aram, lo cual es inexacto, porque Siria tiene un sentido más extenso. Abreviación del término Asiria, el término Siria se hizo común después de las conquistas de Alejandro Magno. Herodoto confunde Asiria con Siria, en tanto que para los hebreos, Siria parecía comenzar en el límite norte de Palestina, llegando por el norte a los contrafuertes del Taurus, por el oeste al Mediterráneo, y al este probablemente al Khabur, un afluente del Éufrates, Se distinguía: (a) La Siria de Damasco (2 S. 8:5-6). (b) La Siria de Soba. (c) La de Bet-rehob (2 S. 10:6-8). (d) Aram-naharaim, o «Mesopotamia» (Gn. 24:10). Se mencionan sirios de más allá del Éufrates (2 S. 10:16-19). Los autores gr. empleaban el término Siria de una manera aún más extensa de la que los hebreos usaban el término Aram. En la LXX y en el NT se distingue entre Siria y Fenicia por una
parte, y Samaria, Judea e Idumea por la otra. En un sentido restringido, que es el que se emplea en este artículo, el territorio de Siria medía unos 500 Km. de norte a sur, y oscilaba entre 80 y 240 Km. de anchura. El país es montañoso en general. Al oeste, dos cadenas de montañas, cercanas entre sí, corren paralelas a la costa desde la región de Tiro hasta Antioquía. Son el Líbano y el Antilíbano, que se unen cerca de Antioquía a la cadena del Amanus, que a su vez conecta con los montes Taurus. Con la región de Damasco, la zona más fértil de Siria es el largo valle de 360 Km. situado entre el Líbano y el Antilíbano, la Celesiria (o Siria cóncava). La zona montañosa del norte es asimismo feraz, pero el suelo de las llanuras alrededor de Alepo es pobre. Al este, el desierto de Siria forma una meseta difícil de cruzar, y que no ha sido explorada de manera exhaustiva por el hombre. Su oasis más destacado es el de Palmira. Los principales cursos de agua son el Orontes, el Litani, el Barada, que pasa por Damasco, el Koweik, por Alepo, y el Sakhur, afluente del Éufrates. Historia. Los primeros ocupantes del país parecen haber sido de origen camita (Gn. 10:6, 15-18); siendo aún en gran parte nómadas, afluyeron allí semitas provenientes del sureste. Por aquella época, la única ciudad mencionada en la Biblia es Damasco (Gn. 14:15; 15:2); a continuación aparece el nombre de Hamat (Nm. 13:21; 34:8). Sin embargo, las excavaciones arqueológicas recientes arrojan mucha luz sobre este período de la historia de Siria, con el establecimiento de la existencia de un imperio comercial y político centrado en Ebla, y ya floreciente siglos antes de Abraham (véase MARDIKH [TELL]). En base a estos descubrimientos, se ha podido documentar la existencia, ya entonces, de Biblos, Asdod, Jafa, Aco, Sidón, Beirut, Alalakh y Homs, entre otras. Israel entró por primera vez en conflicto con los sirios en la época de David, que venció a Hadadezer, rey de Soba, a los sirios de Damasco (2 S. 8:3-13), los de Bet-rehob (2 S. 10:6), así como los venidos de allende del Éufrates (2 S. 10:16-19). Salomón mantuvo este dominio de Israel hasta el Éufrates (1 R. 4:21; cfr. Gn. 15:18), a excepción de Damasco, estado independiente regido por Rezón (1 R. 11:23-25). Después de la separación de Israel y de Judá, los reyes de Siria establecidos en Damasco (Ben-adad, Hazael, Ben-adad II, Rezín) guerrearon frecuentemente contra los soberanos del reino del norte (Acab, Joram, Jehú,
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Joacaz, Joás, Jeroboam II). En la época de Acaz, rey de Judá, el rey de Siria Rezín le arrebató Elat y atacó Jerusalén, aliado con Peka, rey de Israel. Acaz llamó en su ayuda a Tiglat-pileser, rey de Asiria; éste atacó Damasco, tomándola, dando muerte a Rezín, y llevando a sus moradores al cautiverio (2 R. 16:5-9). Siria quedó desde entonces anexionada al imperio asirio; pasó después a manos de los babilonios, y después de los persas. En el año 333 a.C. se sometió sin lucha a Alejandro. A la muerte de este último, Siria se vio por primera vez encabezando un gran reino. Entre los generales de Alejandro que se repartieron el imperio en el año 321 a.C., Seleuco Nicátor recibió Mesopotamia y Siria. Desde el punto de vista comercial y militar, Siria resultaba la provincia más importante del nuevo Estado, cuya capital era Babilonia. Pronto se hizo evidente que el Asia occidental debería tener su propio gobierno, más conforme con la mentalidad helénica que el sistema político de los orientales. Hacia el año 300 a.C., Seleuco Nicátor I construyó Antioquía, de la que hizo su capital (cfr. 1 Mac. 3:37). Su reinado fue brillante; pero después de él, los adversarios del reinado de los Seléucidas fueron cercenando poco a poco sus territorios. Al final del siglo II a.C., todo este reino estaba limitado a la Siria propiamente dicha. La conquista romana, en el año 64 a.C., transformó este Estado en provincia de Siria, que administró un gobernador romano residente en Antioquía. El nombre de Siria sólo se aplicaba entonces a esta provincia, que englobaba la región situada al oeste del Éufrates, los montes Taurus, y hasta los confines de Egipto. Desde la época de Augusto, Siria fue gobernada por un legado nombrado por el emperador. En el año 70 d.C., los romanos separaron Siria de Judea, que vino a ser una provincia distinta, administrada por un legado imperial. Poco antes, en el año 47 d.C., empezó la penetración del Evangelio en Siria, al principio por medio de aquellos que habían sido dispersados por la persecución sobrevenida tras la muerte de Esteban (Hch. 11:19-24), y después por los esfuerzos del apóstol Pablo (Gá. 1:21). Antioquía, la capital de Siria, vino a ser pronto la sede de un obispado, que pasó pronto a ser reconocido como uno de los patriarcas de la Iglesia de Oriente.
nom, SIRÍACAS (Versiones). Véase TEXTO Y VERSIONES CLÁSICAS DE LA BIBLIA. nom, SIRIÓN tip, MONT sit, a1, 575, 48 vet, = «coraza», «cota de mallas». Nombre que los sidonios daban al Hermón (Dt. 3:9; Sal. 29:6). nom, SIROFENICIA vet, Se distinguía entre los fenicios de Siria y los fenicios de Libia, estos últimos originarios de África del norte (Mr. 7:26; cfr. Mt. 15:22, donde la mujer recibe el apelativo de cananea). Hacia el fin del siglo II d.C., la provincia de Siria fue dividida entre la Gran Siria y la Siria fenicia. nom, SIRTE vet, Se trata de la Grande y Pequeña Sirte, dos bancos de arena que se desplazan, muy temidos por la tripulación de la nave de Pablo (Hch. 27:17) y por los navegantes de la antigüedad. La Gran Sirte recibe en nuestros días el nombre de golfo de Sidra, y ocupa el sureste de la hendidura africana frente a Sicilia. La Pequeña Sirte, actualmente el golfo de Gabes, forma el suroeste de esta hendidura. La Gran Sirte penetra más de 200 Km. al interior de África. Su golfo mide 425 Km. entre el cabo de Misrata y la meseta de Barka (Cirenaica); es poco profundo y lleno de arenas en movimiento. La Pequeña Sirte no se adentra tanto al interior. De norte a sur, del archipiélago de Kerkenna a la isla de Yerba, el golfo tiene 110 Km. Las ráfagas de viento y sus olas de aguas someras hacen de este golfo un lugar peligroso para la navegación. nom, SIS vet, = «objeto brillante». Subida que siguieron los moabitas y amonitas para llegar de En-gadi a los desiertos de Jeruel y de Tecoa (2 Cr. 20:16; cfr. vv. 2, 20). Identificada en general con el wadi Hasãsa, que va desde la ribera occidental del mar Muerto, al norte de En-gadi, hasta la meseta de Judá.
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nom, SISAC. Véase FARAÓN, c. nom, SÍSARA tip, BIOG HOMB HOAT ver, JAEL vet, General de un ejército cananeo, que ocupó el norte de Israel. Vencido en el río Cisón, Sísara huyó más hacia el norte, probablemente a fin de reunirse con el caudillo de la coalición cananea. Intentó refugiarse en el campamento de Heber el ceneo, que no estaba en guerra con los cananeos. Jael, esposa de Heber, invitó a Sísara a entrar en su tienda, y le dio muerte mientras dormía (Jue. 4:5; 1 S. 12:9; Sal. 83:10). (Véase JAEL.) Los netineos, llamados «hijos de Sísara», descendían probablemente de prisioneros capturados entonces (Esd. 2:53; Neh. 7:55). nom, SITIM tip, LUGA ver, CAMPAMENTO, DEUTERONOMIO vet, = «acacias». (a) Importante campamento israelita en los campos de Moab, al este del Jordán, frente a Jericó (Nm. 22:1; 25:1). Después de la derrota de Sehón y de Og, los israelitas transportaron el campamento del Pisga a los montes Abarim. Levantaron sus tiendas en Sitim (Nm. 21:20; 22:1; 33:47, 48), sobre una meseta, entre los bosques de acacias, en el lugar más elevado de las tres terrazas que en este lugar bordean el valle del Jordán. El campamento se extendía desde Betjesimot hasta Abel-sitim (Nm. 33:49; cfr. 23:28), sobre más de 5 Km. Estaba dispuesto de una manera ordenada, siguiendo el plan establecido para cada tribu (Nm. 24:2, 5, 6). (Véase CAMPAMENTO.) Sucedieron importantes acontecimientos durante la estancia en Sitim. Balaam intentó maldecir al pueblo, sin conseguirlo (Nm. 22-24). Sin embargo, consiguió que el pueblo pecara lanzándose al desenfreno con las hijas de Moab y de Madián en Baal-peor. Una plaga cayó sobre los culpables (Nm. 25). Allí tuvo lugar el segundo censo (Nm. 26). Allí promulgó Moisés las leyes acerca de la herencia de las hijas (Nm. 27:1-11). Fue también en Sitim que designó públicamente a Josué como su sucesor (Nm. 27:12-23) y promulgó las normas relativas a los sacrificios y a los votos (Nm. 28-30). En este lugar, Dios ordenó a los israelitas que atacaran a las cinco tribus madianitas vecinas que habían seducido al pueblo
a orgías idolátricas, en Baal-peor (Nm. 31). Rubén y Gad recibieron en Sitim el territorio que deseaban poseer al este del Jordán (Nm. 32). Allí fue donde Moisés exhortó nuevamente a los israelitas a que echaran de la tierra a los cananeos, a que derribaran sus altares y sus ídolos. Determinó las fronteras, y designó a los jefes encargados de repartir el país entre las tribus. Ordenó asignar ciudades a los levitas y elegir entre ellas seis ciudades de refugio para los homicidas involuntarios (Nm. 33:50-35). Además, Moisés estipuló que las herederas debían casarse con un hombre de su propia tribu (Nm. 36). El gran legislador se despidió aquí del pueblo (véase DEUTERONOMIO). Josué fue solemnemente investido para sus funciones, y después Moisés ascendió al monte Nebo, donde murió. Después de la muerte del caudillo, Josué hizo salir de Sitim a dos espías para que exploraran la situación en Jericó (Jos. 2). Una vez finalizada la misión de ellos, ordenó levantar el campamento y dirigió el cruce del Jordán (Jos. 3) (b) Valle árido donde sólo crecen acacias (shittim, Jl. 3:18). Si el profeta tiene a la vista un valle concreto podría ser el wadi Cedrón Bajo el nombre de wadi el-Jõz, comienza ligeramente al noroeste de Jerusalén, gira hacia el este de la ciudad, al separarlo del monte de los Olivos, constituyendo a continuación una profunda garganta rocosa (wadi en-Nãr), dirigiéndose al sureste hacia el mar Muerto, donde desemboca a unos 16 Km. de su extremo septentrional. Si no es el wadi Cedrón, el Sitim de Jl. 3:18 sería una alusión al Arabá de los alrededores del mar Muerto (cfr. Ez. 47:1-12). nom, SIVÁN tip, CALE ver, TIEMPO vet, (heb. «sîwãn», del ac. «sîmãnu»). El tercer mes del año babilónico y judío (Est. 8:9); iba desde la luna nueva de mayo hasta la de junio (véase TIEMPO). nom, SO. Véase FARAÓN, d. nom, SOBA tip, LUGA ARQU ver, SALOMÓN sit, a4, 231, 114 vet, Principado situado entre el Éufrates y el Orontes, en el Antilíbano.
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Sus reyes fueron vencidos por Saúl y David (2 S. 10:6, 8). Los descubrimientos arqueológicos han permitido situar Soba al norte de Damasco, comprobándose además la historicidad de 1 R. 3-11, que relatan el poderío y la gloria de Salomón. (Véase SALOMÓN.) nom, SOBAC tip, BIOG HOMB HOAT vet, = «el que vierte». General del ejército de Hadad-ezer, rey de Soba (2 S. 10:16). En 1 Cr. 19:16, 18 recibe el nombre de Sofac. nom, SOBERBIA ver, HUMILDAD vet, (Iat. «superbia»). Un deseo y pretensión de superioridad sobre los demás, junto con un rechazo de sometimiento a Dios; pretensión de autosuficiencia y autoexaltación. Es un estado opuesto al de la humildad (véase HUMILDAD). El soberbio no reconoce su dependencia como criatura de su Creador, ni la mutua dependencia con sus semejantes. Fue el pecado de Satanás (Ez. 28; cfr. Is. 14:1-23). Fue el móvil que llevó al pecado de desobediencia en Edén (Gn. 3:1-6). Es el móvil en el hombre caído, llevándolo a una constante lucha de emulación para alcanzar la superioridad y dominio sobre sus semejantes. El cristiano no deja de ser susceptible a este pecado (1 Ti. 3:6) y es exhortado contra tan perverso estado de mente (2 Co. 12:20; Tit. 1:7; Stg. 4:6, 16; 1 P. 5:5). La soberbia es el ideal del hombre pagano, que marcha en busca del superhombre, idealizando la fuerza, la agresividad y la mutua competencia, desdeñando la compasión y la ayuda a los débiles como contraproducente para lo que considera como el avance hacia su «hombre nuevo». La soberbia es un estado peculiarmente aborrecido por Dios (Lv. 26:19; Nm. 15:30; Sal. 31:23; Pr. 16:18; Is. 2:11, 17; Ez. 7:24; Dn. 4:37; etc.) y conduce al más desastroso de los fines (Pr. 15:25; Mal. 4:1). nom, SOBI tip, BIOG HOMB HOAT vet,
Amonita hijo de Nahas; habitante de Rabá. Sobi llevó provisiones a David cuando estaba huyendo de Absalón (2 S. 17:27-29). nom, SOCO tip, CIUD sit, a2, 248, 183 vet, = «espina», «seto espinoso». (a) Ciudad de la Sefela (país bajo) de Judá (Jos. 15:35). Soco se hallaba en la linde accidentada del valle de Ela; aislado del resto de la cresta, era de fácil defensa. Los filisteos plantaron sus reales entre Soco y Azeca, justo antes que Goliat se presentara como campeón de ellos (1 S. 17:1). Roboam reconstruyó Soco, fortaleciendo sus defensas (2 Cr. 11:7). En la época de Acaz, los filisteos se apoderaron de la ciudad y de los pueblos que dependían de ella (2 Cr. 28:18). Robinson ha identificado Soco con Khirbet Shuweikeh, a 21 Km. al oeste-suroeste de Belén. (b) Ciudad del territorio accidentado de Judá (Jos. 15:48). Se ha identificado con otro lugar también denominado Khirbet Shuweikeh, a 16 Km. al sursuroeste de Hebrón. Un problema irresuelto es cuál de estas dos es la que figura en 1 R. 4:10 y 1 Cr. 4:18. nom, SODOMA tip, CIUD TIPO ARQU ver, MARDIKH sit, a3, 433, 436 vet, Una de las cinco ciudades de la llanura del Jordán (Gn. 13:10). Lot, separándose de Abraham, decidió establecerse en Sodoma, a pesar de la pésima reputación de esta ciudad (Gn. 13:11-13). Quedorlaomer saqueó Sodoma (Gn. 14:11), llevándose cautivo a Lot junto con los suyos. Abraham los libró y recuperó sus bienes (Gn. 14:21-24). Más tarde, Dios destruyó Sodoma y al menos otras tres ciudades de la llanura, a causa de su perversidad. El juicio divino consumió a Sodoma bajo una lluvia de azufre y fuego que indudablemente inflamaron los muchos pozos de asfalto de aquel valle. Lot y sus dos hijas escaparon al cataclismo (Gn. 19:1-29; Dt. 29:23; Is. 1:9, 10; 3:9; 13:19; Jer. 49:18; 50:40; Lm. 4:6; Ez. 16:46-56; Am. 4:11; Sof. 2:9; Mt. 10:15; 11:24; Lc. 10:12; 17:29; Ro. 9:29; 2 P. 2:6; Jud. 7). En Apocalipsis se designa alegóricamente a la gran ciudad pecadora por los nombres de Sodoma y Egipto.
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El emplazamiento preciso de Sodoma no ha podido ser determinando. Hay dos argumentos que pueden hacer suponer que esta ciudad estaba en el extremo septentrional de la llanura: (a) Desde un lugar cercano a Bet-el, Abraham y Lot pudieron contemplar toda la llanura del Jordán (Gn. 13:3, cfr. v. 10). Sin embargo, se debe tener precaución con el término «toda» en este pasaje. (b) Quedorlaomer, que provenía del sur, venció a los amorreos de Hazezón-tamar, esto es, En-gadi, antes de enfrentarse con el rey de Sodoma y sus aliados (Gn. 14:7, 8), lo que parecería indicar que se encontraron entre En-gadi y el extremo septentrional del mar. Pero hay sólidos argumentos que llevan a suponer más bien que Sodoma se hallaba al sur del mar Muerto. Por una parte, el betún o asfalto sólo abunda en el extremo sur del mar (cfr. Gn. 14:10). Además, hay la mención que hace Josefo de que una de las ciudades, Zoar, se hallaba en el extremo meridional del mar (Guerras 4:8, 4). W. F. Albright, junto con otros brillantes eruditos, ha difundido la tesis de que las cinco ciudades podrían estar sepultadas bajo las aguas del golfo meridional, que tenían una profundidad de entre 60 cm. y 6 m. Sin embargo, debido a las desviaciones de agua del Jordán con propósitos agrícolas, y a la disminución del aporte al mar Muerto, una gran parte de la cuenca meridional quedó a descubierto en 1979, lo que posibilitó su exploración. El resultado negativo del examen de esta zona se une, sin embargo, con el positivo de las exploraciones de Bab edh-Dhra, Numeira, Safi, Feifa y Khanazir, que se hallan en la linde oriental de la llanura de Lisán y del Ghor. Aunque sólo se han hecho excavaciones de los dos primeros yacimientos (1975-1979), de ellas, y de los exámenes de los tres últimos lugares, los arqueólogos Rast y Schaub han llegado a conseguir datos fiables y sólidos para su identificación con las cinco ciudades de la llanura (cfr. «Have Sodom and Gomorrah been found», en Biblical Archaeology Review, sept./oct. 1980, vol. VI, nº 5, PP. 26-36). Todas estas ciudades presentan evidencias de haber acabado en una fiera conflagración. Toda la evidencia excavada y de campo concuerda con el relato bíblico, confirmando de manera independiente que hacia la mitad del siglo XXI a.C. un gran cataclismo asoló todo el país (Gn. 19:28). Todo el valle se halla sobre la gran falla que sigue el curso del Jordán, el mar Muerto y el Arabá. En esta región, siempre sometida a temblores de tierra, es indudable que los fenómenos geológicos contribuyeron a la destrucción de las ciudades,
aunque la Biblia sólo menciona la acción divina desencadenante. La sal y el azufre, abundantes en estado libre, aparentemente mezcladas en el curso de una gran convulsión de la tierra, provocaron una violenta explosión; proyectadas incandescentes al aire, llovieron literalmente sobre la llanura en una lluvia de fuego y de azufre (Gn. 19:24, 28). El relato de la mujer de Lot transformada en estatua de sal ha sido frecuentemente relacionado con una gran colina de sal de una longitud de 8 Km. que va de norte a sur por el extremo suroeste del mar Muerto. En la época del NT todavía se podían ver ruinas de ciudades destruidas (Tácito, Historia, 5:7; Josefo, Guerras 4:4). Recientemente se han hallado menciones de las cinco ciudades de la llanura en antiguos registros comerciales guardados en los archivos del imperio de Ebla (véase MARDIKH [TELL]). En estas tabletas comerciales, los nombres de las ciudades de la llanura se hallan en el mismo orden que en Gn. 14:2. Sodoma es considerada como ciudad símbolo de iniquidad, culpable de un desenfreno en repugnantes pecados contra natura (Jud. 7). Isaías llama a los príncipes de Judá «príncipes de Sodoma» (Is. 1:10; cfr. Ez. 16:46-56; Ap. 11:8). El Señor, para mostrar la inmensa maldad de rechazarle a Él después de haber oído Sus palabras llenas de gracia y de haber visto Sus poderosas obras, declaró que sería más tolerable en el día del Juicio el castigo aplicado a Sodoma que el de las ciudades que le habían rechazado (Lc. 10:12). La destrucción de Sodoma y Gomorra, tanto en lo repentino del acontecimiento como en su globalidad, es expuesta como advertencia a los pecadores de los juicios venideros (Lc. 17:29; Jud. 7). nom, SOFONÍAS tip, BIOG SACE PROF HOMB HOAT vet, (heb. «Sephania»: «Jehová ha escondido, protegido»). (a) Levita coatita, de la casa de Izhar (1 Cr. 6:36, 38). (b) Sacerdote hijo de Maasías. Uno de los que transmitieron mensajes de Sedequías a Jeremías (Jer. 21:1; 37:3). Sofonías mostró a Jeremías las cartas de Semaías, falso profeta que residía en Babilonia, esforzándose en procurar el castigo de Jeremías, porque éste recomendaba el sometimiento a los caldeos (Jer. 29:2-32). Sofonías, encargado de la guardia del Templo, era el segundo en eminencia después del sumo
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sacerdote Seraías. Sofonías fue ejecutado en Ribla después de la caída de Jerusalén (2 R. 25:18-21; Jer. 52:24-27). (c) Israelita cuyo hijo, llamado Josías, vivió en la época de Zorobabel y del profeta Zacarías (Zac. 6:10, 14) (d) El profeta Sofonías. Su linaje es indicado hasta Ezequías, de quien es la cuarta generación (Sof. 1:1). Se trata probablemente del rey Ezequías, rey de Judá. Los argumentos que apoyan esta suposición son: (A) En contraste con los otros profetas, que no mencionan más que a su padre, Sofonías se remonta hasta la cuarta generación. (B) La tradición rabínica afirma que Sofonías descendía efectivamente del rey Ezequías. (C) La evidencia interna del libro de Sofonías muestra que el profeta conocía bien la corte y la aristocracia judías. Sofonías vivió bajo el reinado de Josías, con quien estaba asimismo emparentado, y a quien ayudó durante la reforma que tenía como propósito la restauración del culto a Jehová (2 Cr. 34:3-8; Sof. 1:1). nom, SOFONÍAS (Libro) tip, LIBR LIAT vet, El noveno de los Profetas Menores. La época indicada por Sof. 1:1 está confirmada por los siguientes hechos: Gat no figura en la lista de las ciudades filisteas enumeradas (Sof. 2:4). Nínive no ha sido aún destruida (Sof. 2:13). No se hace alusión a los caldeos. (a) Mensaje esencial del libro: Dios juzgará el mundo entero. Divisiones: (A) El castigo universal será tan terrible como el Diluvio (Sof. 1:2, 3). La idolatría y apostasía desaparecerán de Jerusalén (Sof. 1:4, 6). El juicio de Jehová azotará el país de Judá (Sof. 1:7-13). En aquel gran día Jehová castigará a todos los hombres inicuos (Sof. 14-18). Este último pasaje es el que inspiró el célebre himno latino «Dies, irae, dies illa», usado para el canto en misa de difuntos. (B) Llamamiento al arrepentimiento, único camino a la salvación (Sof. 2:1, 2). Los humildes, los que temen a Dios, son exhortados a buscar la liberación en Jehová (Sof. 2:3). Él castigará la iniquidad de las otras naciones (Sof. 2:4-15). Jerusalén rehúsa arrepentirse, por lo que no escapará, el Señor, que mora en ella, es justo (Sof. 3:1-8).
(C) Bendiciones después de los juicios. Las naciones invocarán a Jehová (Sof. 3:9-10). El residuo de Israel pondrá en Él su confianza y será santo (Sof. 3:11-13). El Señor reinará, dará abundante bendición a Su pueblo (Sof. 3:14-18) entonces reunido y hecho objeto de alabanza en medio de las naciones (Sof. 3:19, 20). (b) Fecha. El profeta ejerció su ministerio durante la primera parte del reinado de Josías (640-608 a.C.), indudablemente antes de la gran reforma del año 621 a.C. (2 Cr. 34:8; 35:19). Esto queda confirmado por las alusiones a la presencia de culto idolátrico (Sof. 1:4) y a Asiria (Sof. 2:13). El enemigo del que habla Sofonías pudieran ser los escitas, que, según Herodoto, invadieron en esta época parte de Asia y de la costa del Mediterráneo, a no ser que el profeta tuviera ante sí la futura conquista devastadora de Nabucodonosor. Su libro puede situarse entre el año 626 y 621 a.C. nom, SOHM tip, LUGA vet, = «centinelas». Campo en la cumbre del Pisga, de donde Balaam pudo ver una parte del campamento de los israelitas en Sitim (Nm. 23:14). Conder sitúa este lugar en Tal'at es-Sufa, en el valle que separa de Luhith el punto suroriental del Pisga. nom, SOL tip, ELEM ARQU fot, dib00036, dib00283 ver, DIVINIDADES PAGANAS, EGIPTO, QUMRÁN, JOSUÉ (Libro), RELOJ DE SOL vet, Astro del día. Dios lo creó (Gn. 1:16; Sal. 74:16; 136:8), lo mantiene y lo dirige (Jer. 31:35; Mt. 5:45; Sal. 104:19). La vegetación crece, pero también se deseca bajo el calor del sol (Dt. 33:14; 2 S. 23:4; Jon. 4:8). La Biblia dice que el sol se levanta, se pone, recorre el camino en su curso en los cielos (Sal. 19:4-6). Estas expresiones siguen siendo usadas en la actualidad. Se ha querido mostrar como argumento en contra de las Escrituras, que presenten al sol como moviéndose en relación con la tierra. Sin embargo, esta postura es, desde el terreno de la misma cosmología, insostenible. En base a la mecánica, todos los movimientos del universo son mutuamente relativos, y el punto de referencia que se tome como fijo para medir los movimientos de todos los demás objetos con respecto a este punto es totalmente arbitrario
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desde el punto de vista de la física. Ello se debe al fracaso en el intento de llegar a probar un espacio newtoniano absoluto y, por ende, un movimiento absoluto con respecto a este espacio. Las modernas concepciones de la Relatividad también asumen la arbitrariedad de la elección del punto de reposo, con respecto al cual se pueden derivar entonces las ecuaciones de los movimientos de los demás objetos. Así, se puede tomar la tierra, como el sol, como la luna, como cualquier objeto celeste, desde un punto de vista físicocosmológico, como centro de movimientos de todo el universo, siendo cada uno de estos puntos, en palabras de Sir Fred Hoyle, «ni mejor ni peor que los demás». Las Escrituras comparan la muerte prematura, la repentina pérdida de los bienes, con el ponerse del sol a mediodía (Jer. 15:9; Am. 8:9; Mi. 3:6). Los pueblos paganos contemporáneos de los hebreos adoraban al sol, en particular los babilonios en Sippar y en Larsa (o Samas) y los egipcios bajo la advocación de Ra, en On (cfr. Bet-semes, «casa del sol», o Heliópolis, «ciudad del sol», otros nombres dados a On, Jer. 43:13; Gn. 41:45). (Véanse DIVINIDADES PAGANAS, EGIPTO, d.) Los profetas pusieron a los israelitas en guardia contra todas estas formas de paganismo, pero el culto solar ganó, sin embargo, adeptos entre ellos (cfr. QUMRÁN [MANUSCRITOS DE], f). Los israelitas apóstatas erigieron altares al ejército de los cielos (2 R. 21:5), ofrecían sahumerios al sol, le dedicaban caballos (2 R. 23:5, 11; cfr. el culto persa, Herodoto 1:189; 7:54). Los idólatras enviaban besos a los astros, lanzándolos con la mano (Jb. 31:26-27). Para la detención del sol sobre Gabaón, véase JOSUÉ (LIBRO DE); véase también RELOJ DE SOL. El término heb. «hammãnîm» ha sido traducido «imágenes» (o columnas, estelas) consagradas al sol (Lv. 26:30; 2 Cr. 14:5; 34:4; 7; Is. 17:8; 27:9; Ez. 6:4, 6). Pero en Palmira se ha descubierto un altar que llevaba un nombre relacionado con el heb. «hammãnîm». Así, las «imágenes» o «columnas» dedicadas al sol pudieron más bien ser altares donde se le quemaba incienso (cfr. Os. 4:13). En Meguido se hallaron altares similares, anteriores al siglo X a.C., y que se usaban para el culto a Baal.
vet, (a) Descendiente de Aser e hija de Heber (1 Cr. 7:32). (b) Moabita, madre de uno de los asesinos del rey Joás (2 R. 12:21), y que recibe el nombre de Simrit en 2 Cr. 24:25, 26. nom, SOMORMUJO tip, FAUN LEYE AVES vet, (heb. «Shalak», «zambullidor») Ave inmunda (Lv. 11:17; Dt. 14:17). Se trata probablemente del cormorán común, «Phalcacrocorax carbo», gran ave de la familia de los pelicánidos, pero sin la bolsa de membrana bajo la mandíbula inferior. El cormorán común está muy extendido: vive en Palestina, en la costa del Mediterráneo, y en el mar de Galilea. Su apetito es proverbial. Tristram describe al cormorán emboscado sobre un tronco junto a la desembocadura del Jordán: esta ave atrapa el pez que queda paralizado por las aguas extremadamente saladas del mar Muerto. Otra especie, el «phalcacrocorax pigmaens», cormorán pigmeo, se halla en poca cantidad a lo largo de los ríos palestinos que corren hacia el Mediterráneo. nom, SÓPATER tip, BIOG HOMB HONT vet, Abrev. de SOSÍPATER = «salvador de su padre». Cristiano de Berea, que con otros discípulos acompañó a Pablo desde Grecia hasta Asia, cuando el apóstol volvía de su tercer viaje misionero (Hch. 20:6). Hijo de Pirro.
nom, SOLANO. Véase VIENTO.
nom, SOREC tip, VALL sit, a3, 178, 103 vet, = «vid escogida». Valle en el que vivía Dalila (Jue. 16:4). Es el actual wadi es-Sarãr. Empieza a unos 21 Km. al Oeste de Jerusalén, ligeramente al sur, y sigue un curso sinuoso hacia el noroeste. Su río desemboca en el Mediterráneo a unos 13 Km. al sur de Jafa. Unas ruinas, que siguen llevando el nombre de Sûrîk, se hallan al norte del valle, a poco más de 3 Km. de Zora, el pueblo natal de Sansón.
nom, SOMER tip, BIOG MUJE MUAT
nom, SORTILEGIO tip, LEYE DIAB DOCT ver, ADIVINACIÓN
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vet, Sortilegio, «nachash», «un murmurador». Esto parece referirse a los cánticos o a los encantamientos murmurados como un preliminar para obtener la respuesta de los espíritus que deseaban consultar. Ésta es una de las formas a las que recurrió Manasés (2 R. 21:6). Ver ADIVINACIÓN. nom, SOSÍPATER. Véase SÓPATER. nom, SÓSTENES tip, BIOG HOMB HONT vet, = «de toda fuerza». Principal de la sinagoga de Corinto durante la estancia de Pablo en aquella ciudad. Habiéndose desencadenado una algarada a causa de la predicación del apóstol Pablo, el populacho golpeó a Sóstenes ante el tribunal de Galión. El encabezamiento de 1 Co. 1:1 asocia a Pablo a uno llamado Sóstenes, que podría ser la misma persona, convertido en cristiano. nom, SÚA tip, BIOG MUJE MUAT HOMB HOAT vet, = «depresión». (a) Hijo de Abraham y de Cetura (Gn. 25:2). La tribu llamada Súa, surgida de él, es indudablemente la que se estableció cerca del país de Uz (cfr. Bildad suhita, Jb. 2:11). Identificación probable: Un distrito llamado Súa, as. «Suhu», al oeste del Éufrates y cerca de las desembocaduras del Balikh y del Khabur. (b) Cananeo cuya hija tomó Judá por mujer; ella fue madre de Er, Onán y Sela (Gn. 38:2, 12; 1 Cr. 2:3). (c) Descendiente de Aser, hija de Heber (1 Cr. 7:32). nom, SUAL tip, LUGA vet, Distrito cercano a Ofra (1 S. 13:17), al norte de Micmas. nom, SUCOT tip, LUGA ver, PITÓN, PEREGRINACIÓN DESIERTO, RAMESÉS vet, = «cabañas» o «tabernáculos».
POR
EL
(a) Lugar al este del Jordán (Jue. 8:4, 5). Al volver de Mesopotamia, Jacob, una vez pasado el Jaboc (Gn. 32:22), construyó una casa en este lugar, y cabañas para sus ganados. Por esta razón dio a este sitio el nombre de Sucot (cabañas) (Gn. 33:17). A continuación, Jacob se dirigió a Siquem (Gn. 33:18). Sucot se hallaba en el valle del Jordán, cerca de Saretán (1 R. 7:46; Sal. 60:6; 108:7). Fue asignado a la tribu de Gad (Jos. 13:27). En tiempos de Gedeón era una ciudad importante, gobernada por setenta y siete ancianos, que rehusaron dar pan a Gedeón y a sus hombres cuando perseguían a Zeba y a Zalmuna, reyes de Madián. Cuando Gedeón hubo conseguido la victoria, castigó a estos ancianos de Sucot (Jue. 8:5-16). Su emplazamiento está en Tell Ahsãs, a unos 2 Km. al norte del Nahr ez-Zerkã (el Jaboc) y a 14 Km. al noreste de Dãmiyeh. Éste es el lugar que el Talmud identifica con Sucot. (b) El primer campamento de los israelitas después de Ramesés (Éx. 12:37; 13:20; Nm. 33:5, 6). Identificado en ocasiones con Thuku, ciudad abierta que rodeaba los edificios sagrados de Pitón; más recientemente se identifica con Tell elMaskhûtah. (Véanse PITÓN, PEREGRINACIÓN POR EL DESIERTO, RAMESÉS.) nom, SUDARIO tip, COST vet, Es traducción del gr. «soudarion», y denota un lienzo ligero que se anudaba en la cabeza para recoger el sudor; también se usaba para cubrir los rostros de los muertos (Jn. 11:44; 20:7). Se traduce también «pañuelo» en Lc. 19:20, y «paño» (Hch. 19:12). nom, SUDOR vet, El sudor aparece sobre el cuerpo como reacción para eliminar exceso de calor o de una energía consumida en un esfuerzo penoso, restableciendo su equilibrio térmico gracias al calor consumido en la evaporación del sudor. En medicina se conoce una forma especial de sudor, el sudor de sangre (hematidrosa, o diapedesis), en el que, a consecuencia de una emoción violenta o una gran excitación mental, los corpúsculos sanguíneos escapan de los vasos sanguíneos sin romperlos, y atraviesan los poros de la piel. Durante la agonía en Getsemaní, el sudor de Cristo caía a tierra en grandes gotas de sangre (Lc. 22:44). Ello ilustra Su honda ansiedad ante la terrible prueba que Él,
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santo y sin mancha, iba a sufrir, al ser hecho pecado y maldición por nosotros en la Cruz (2 Co. 5:21; Gá. 3:13). nom, SUEÑO ver, VISIONES vet, Ideas que se presentan mientras una persona está dormida; pueden clasificarse de la siguiente manera: (a) sueños carentes de importancia espiritual (Jb. 20:8; Sal. 73:20; Is. 29:8). (b) Sueños que Dios emplea para Sus propósitos. Al suscitarlos, Dios obra mediante las leyes de la mente, y puede usar causas secundarias. Estos sueños pueden influir en la vida espiritual de las personas. El sueño de un madianita desmoralizó al enemigo y alentó a Gedeón, que lo llegó a conocer de una manera providencial (Jue. 7:13). También fue muy notable el sueño de la mujer de Pilato (Mt. 27:19). En la época moderna se han concedido también sueños providenciales. John Newton, inquieto por la salud de su alma, tuvo un sueño que le mostró el camino de la salvación. Cuando la revelación no era aún completa Dios dio, en ocasiones, mediante sueños, instrucciones o mensajes proféticos a los suyos e incluso a personas que no lo conocían. Estos sueños parecen haber llevado consigo las marcas de su origen divino. Dios habló de esta manera: a Abimelec (Gn. 20:3); a Jacob (Gn. 28:12; 31:10); a Labán (Gn. 31:24); a José (Gn. 37:5, 9, 10, 20); al copero y al panadero de Faraón (Gn. 40:5); al mismo Faraón (Gn. 41:7, 15, 25, 26); a Salomón (1 R. 3:5); a Nabucodonosor (Dn. 2:1, 4, 36; 4:1, 2); a Daniel (Dn. 7:1); a José, el prometido de María (Mt. 1:20); a los magos (Mt. 2:12). El poder de interpretar de manera precisa los sueños proféticos fue otorgado a ciertos privilegiados: A José (Gn. 41:16), a Daniel (Dn. 2:25-28, 47). Los sueños que contenían revelaciones eran sometidos a criterios que desvelaban su naturaleza. Si eran sueños inmorales, eran declarados falsos; el que, mediante sueños, tratara de apartar a Israel del culto a Jehová, debía ser muerto (Dt. 13:1-5; cfr. Jer. 23:25-32; 29:8; Zac. 10:2).
Los egipcios, asirlos y babilonios atribuían a los sueños una gran importancia, y había entre ellos profesionales dedicados a su interpretación (Gn. 41:8; Dn. 2:2, 7). Se conocen antiguos manuales que daban claves para el descifrado de los sueños. (Véase VISIONES.) nom, SUERTES ver, CANAÁN vet, Los antiguos, cuando se hallaban ante una incertidumbre, solían echar suertes para determinar una respuesta (Est. 3:7; Jon. 1:7; Mt. 27:35). Se ponían piedras, o tabletas grabadas, u objetos análogos, en un recipiente, que era a continuación movido, antes de retirar o echar los objetos de allí. Primero se ofrecía una oración, pidiéndose a Dios que revelara Su voluntad (Hch. 1:23-26; cfr. Ilíada 3:316, 325; 7:174-181). Al comienzo de la historia del pueblo judío, a Dios le plugo manifestarse de esta manera. Hay en las Escrituras la importante declaración: «La suerte se echa en el regazo; mas de Jehová es la decisión de ella» (Pr. 16:33). El empleo de las suertes fue ordenado por Dios para la partición de Canaán entre las doce tribus (Nm. 26:56; Jos. 14:2; 18:6). (Véase CANAÁN.) Saúl descubrió, echando la suerte, lo que Jonatán había hecho (1 S. 14:40-45). La distribución de los sacerdotes, etc., se hizo por suertes (1 Cr. 24:5). Los apóstoles echaron suertes para saber si José (de sobrenombre «el Justo») debía suceder a Judas Iscariote, o bien si debía ser Matías (Hch. 1:1526). Cuando los apóstoles recibieron el Espíritu Santo, dejaron de usar este método. nom, SULAMITA vet, Joven mujer mencionada en el Cantar de los Cantares (Cnt. 6:13). Este término parece derivarse del nombre de la ciudad de Sunem. En la LXX se traduce sounameitis, o sunamita. En la época de Eusebio, Sunem se llamaba Sulem; en nuestros días recibe el nombre de Sõlem o Sûlam. Es posible que la forma de sulamita haya sido preferida a la de sunamita a causa de su asonancia con Salomón, en heb. «Sh'lomoh». En tal caso, sería una especie de título, forma femenina de Salomón, más que un nombre propio.
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nom, SUMER. Véanse BABILONIA, UR DE LOS CALDEOS. nom, SUMERIO (Idioma) tip, ABEC vet, Es de carácter aglutinativo, y totalmente diferente de la lengua semita de los babilonios en el norte de Mesopotamia. Este idioma, sin relación conocida con ningún otro, ha sido asignado al grupo inclasificable de lenguas turanias. Su vocabulario ha sido, sin embargo, descifrado en gran parte mediante los silabarios y listas de nombres. En la actualidad se está preparando un diccionario sumerio, del que han ido saliendo diversos volúmenes, permaneciendo inconcluso hasta la fecha (1998). En la actualidad es Profesor Emérito y Conservador del Museo de Arqueología de la Universidad de Pennsylvania.Ref.: http://www.upenn.edu/museum/WhosWho/section s.html Los sumerios son la primera civilización conocida en emplear el sistema de escritura cuneiforme, que sería más adelante adaptado por babilonios y asirlos a sus propios idiomas. En lengua sumeria se han descubierto multitud de tabletas, de Erec, Ur y otras ciudades, entre las que se hallan fragmentos de diccionarios bilingües, vocabularios e incluso ejercicios de estudiantes. También se halla entre estos textos el código legislativo más antiguo, el del rey Ur-Nammu, que fue el primer monarca de la tercera dinastía de Ur. También se hallan tabletas con fórmulas de ungüentos y jarabes para el tratamiento de enfermedades, un almanaque de agricultura y las primeras fábulas conocidas con intervención de animales, antiquísimas precursoras de las de Esopo. Bibliografía: «Sumer», en Biblical Archaeology Review, vol, X, n.0 5, sept./oct. 1984); Kramer, S. N.: «History Begins at Sumer» (Doubleday, Garden City, N.Y., 1959). nom, SUMO SACERDOTE tip, SACE LEYE TIPO ver, EXPIACIÓN, PROPICIATORIO, URIM, CAMPANILLAS, MITRA, HEBREOS, SACERDOTE, LEVÍTICO vet, SUMO SACERDOCIO. El sumo sacerdote era el más alto dignatario religioso, representante de la nación ante el Señor.
Aarón fue designado para este cargo después de la proclamación del pacto en el Sinaí y de la orden de construir el Tabernáculo (Éx. 27:21; 28). Al principio, Aarón había sido sólo el portavoz, el «profeta» de Moisés (Éx. 4:14-16; 7:1); cumplió la orden acerca del vaso de maná seguramente más tarde (Éx. 16:33-34); subió al Sinaí con sus hijos y los ancianos de Israel (Éx. 24:1, 9). Moisés, en este momento, era el único admitido ante la misma presencia de Dios, bien en el monte, bien en el tabernáculo de testimonio (Éx. 19:3, 19; 20:21; 24:12-18; 33:7-11; 40:35). Pero una vez que estuvo el tabernáculo levantado y listo para recibir los sacrificios se hizo necesario un sacerdocio permanente. Entonces fue consagrado Aarón, junto con sus hijos, purificado, ungido y revestido de las vestiduras sacerdotales (Lv. 8). Habiendo ofrecido los primeros sacrificios por sí mismo, por su casa y por Israel, Aarón bendijo solemnemente al pueblo (Lv. 9). El Señor expresó su aprobación manifestando Su gloria y consumiendo las ofrendas mediante fuego del cielo (Lv. 9:23-24). El hecho de la asociación de los hijos de Aarón con su padre hacía prever que el cargo de este último se haría hereditario (Éx. 28:43). Eleazar, hijo de Aarón, vino efectivamente a sucederle (Nm. 20:25-26). A partir de entonces, el jefe legal de la casa de Aarón quedaba investido del sumo sacerdocio. En la casa de Aarón es posible que el derecho de sucesión fuera dado por el derecho de primogenitura, excepto si el derechohabiente quedaba descartado por una enfermedad o mutilación previstas por la Ley (Lv. 21:16-23). También, con frecuencia, las consideraciones teocrático-políticas tuvieron una gran influencia en la elección (1 R. 2:26, 27, 35). La tradición había fijado la edad del inicio de funciones en los 20 años; sin embargo, Aristóbulo accedió al sumo sacerdocio a los 17 años (Ant. 15:3, 3). Había leyes especiales que determinaban cuál había de ser la conducta del sumo sacerdote (Lv. 21:1-15). (a) Función. La función más importante del sumo sacerdote era hacer una vez al año expiación de todos los pecados del pueblo (véanse EXPIACIÓN, EXPIACIÓN [DÍA DE LA]). Portando la sangre expiatoria, protegido por la nube de perfume alrededor de él, atravesaba el velo que separaba el lugar Santo del Santísimo, y se ponía ante el propiciatorio (véase PROPICIATORIO). Hacía la expiación por sí mismo, por su casa, por el santuario y por todo el pueblo (Lv. 16:11-19). Después salía y confesaba sobre la cabeza del macho cabrío de escape todas las iniquidades de Israel, y el animal era conducido al desierto,
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llevando los pecados lejos de la presencia de Jehová (Lv. 16:20-22). En todo esto, Aarón actuaba como tipo de Cristo (véase al final de este artículo). A cargo del sumo sacerdote estaba también la supervisión general del santuario, de los que ejercían el servicio, y del tesoro (2 R. 12:7 ss.; 22:4). Era él quien debía consultar a Dios por medio del Urim y del Tumim (Éx. 28:30; Nm. 27:21; Dt. 33:8). Además de ello, tenía el derecho de ejercer cualquier función sacerdotal. Solía ofrecer los sacrificios en día de sábado, de luna nueva y en las fiestas anuales (Guerras 5:5, 7). Presidía el sanedrín cuando este consejo debía debatir cuestiones religiosas (Mt. 26:57; Hch. 5:21). (b) Sus vestiduras. Además de la túnica de lino fino blanco, vestidura de todos los sacerdotes, tenía una vestimenta oficial formada por: (A) El pectoral; cuadrado, hecho de oro, de hilo azul, púrpura, carmesí, y de lino fino retorcido; tenía cuatro hileras de tres piedras preciosas cada una, grabadas, llevando el nombre de cada tribu. El Urim y el Tumim se hallaban en el interior del pectoral (véase URIM). (B) El efod, vestidura bordada con hilos de colores, y hecha del mismo tejido precioso que el pectoral. Sus dos piezas, que cubrían la espalda y el pecho, se unían en los hombros mediante dos piedras de ónice, llevando cada una de ellas los nombres de seis tribus. El efod, que llevaba el pectoral delante, se ceñía a la cintura con un cinto tejido con los mismos materiales. (C) El manto del efod era más largo que el efod, y se llevaba debajo, todo azul, sin mangas, adornado en su orilla inferior con granadas de azul, púrpura, carmesí y lino torcido que alternaban con campanillas de oro puro (véase CAMPANILLAS). (D) La mitra era un turbante de lino fino. En una época tardía había otro tocado blanco encima de este último, coronado todo ello por una triple corona de oro. Con un cordón azul se fijaba la placa de oro en la que iba grabada: SANTIDAD A JEHOVÁ (Éx. 28; cfr. Eclo. 45:8-13; Ant. 3:7, 16; 1 Mac. 10:20). (Véase MITRA). El sumo sacerdote se revestía de esta vestimenta oficial para el cumplimiento de sus obligaciones particulares. (c) Consagración. Para la consagración del sumo sacerdote, entre otras ceremonias se echaba el aceite de la unción sobre su cabeza (Éx. 29:7; Lv. 8:12; Sal. 133:2); para caracterizarlo, se le llama «sacerdote ungido»
(Lv. 4:3, 4, 16; 21:10; Nm. 35:25). La diferencia entre la consagración de los sumos sacerdotes y la de los sacerdotes ordinarios no está totalmente precisada (Éx. 29:21; Lv. 8:30); pero la tradición de los rabinos hace residir esta distinción en la cantidad de aceite que se empleaba. En tanto que se vertía abundantemente sobre la cabeza del sumo sacerdote, era vertido con moderación sobre la de un sacerdote ordinario. Al principio, la función del sumo sacerdote era vitalicia, pero Herodes, y después de él los romanos, celosos de la autoridad que podía otorgar un cargo de por vida, los designaban y destituían a voluntad. (d) Tipología. Aarón era el tipo de Jesús en su oficio como sumo sacerdote de la fe que profesamos (He. 3:1-3). Aarón, y sus sucesores, eran hombres pecadores, y se veían obligados a hacer primero expiación por sus propios pecados. Además, sólo podían ofrecer sacrificios de animales, incapaces de borrar los pecados. Finalmente, eran mortales, y su sacerdocio se veía constantemente interrumpido. En intenso contraste, Cristo es eterno a la manera de Melquisedec; absolutamente sin tacha, ofreció un solo sacrificio eficaz, viviendo desde entonces eternamente, de manera que Su sacerdocio intransmisible nos es suficiente para salvarnos perfectamente (He. 4:14-5:6; 7:21-8:6; 9:11-14; 10:11-14). Jesús, habiendo traspasado el velo y entrado en el mismo cielo con Su propia sangre, intercede ahora por nosotros ante el Padre. De allí volverá para darnos la bendición eterna (He. 9:2428). (Véase HEBREOS (EPÍSTOLA A LOS].) Para la expresión «principales sacerdotes», véase al final del artículo SACERDOTE. Bibliografía: Véanse las bibliografías bajo LEVÍTICO, HEBREOS, SACERDOCIO. Véase también: Saphir, A.: «Epistle to the Hebrews» (Kregel Pub., Grand Rapids, 1983); Soltau, H. W.: «The Tabernacle, the Priesthood, and the Offerings» (Bible Truth Publishers, Oak Park, Illinois). nom, SUNEM tip, CIUD sit, a2, 380, 55 vet, Ciudad de Taanac Canaán, del territorio de Isacar (Jos. 19:18). Se hallaba frente a Gilboa (1 S. 28:4). Los filisteos acamparon en Sunem antes de librar batalla contra Saúl. Su emplazamiento es Sõlem (que también recibe el nombre de Sûlam), sobre la
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ladera occidental de una colina, y a 5 Km. al nornoreste del extremo occidental del monte Gilboa, a unos 26 Km. del Carmelo, a donde se dirigió la sunamita para encontrar a Eliseo (2 R. 4:25). nom, SUPERSTICIÓN ver, ADIVINACIÓN, IDOLATRÍA vet, (gr. «deisidaimonia»: «temer, o reverenciar a demonios», esto es, dioses paganos). En la revisión 1909 aparece como adjetivo, «supersticioso» (Hch. 17:22), en la calificación que Pablo da a los atenienses; efectivamente, ellos aceptarían que eran adoradores de demonios en el sentido que ellos daban al término, en tanto que Pablo usa la palabra «daimõn» en el sentido peyorativo, desde la perspectiva monoteísta. En otro pasaje lo usa Festo, refiriéndose al judaísmo (Hch. 25:19). Se puede aplicar propiamente el término de superstición a todo sistema de creencias que no se relaciona directamente con el Dios Trino y Uno, sino que sitúa seres intermedios en una falsa cadena mediadora y con influencias sobre diferentes aspectos de la vida y del medio en que se desenvuelven las personas. Así, la magia, la adivinación, los sortilegios, la evocación a los muertos, y una multitud de prácticas paganas entran dentro de lo que se puede designar como superstición. (Véanse ADIVINACIÓN, IDOLATRÍA.) nom, SUQUIENOS tip, TRIB vet, Los hebreos dieron a este nombre el significado de nómadas. Eran unas gentes que suministraron soldados a Sisac, rey de Egipto, para invadir Palestina. Eran de raza africana (2 Cr. 12:3). nom, SUR tip, LUGA SHUR = «muro», «fortificación». Localidad del desierto, al sur de Palestina, más exactamente al sur de Beer-Lahai-Roi, y al este de Egipto (Gn. 16:7; 25:18). Sur, o Shur, que no ha sido identificada, se hallaba seguramente en relación con las fortalezas de la frontera egipcia. La localidad dio su nombre al desierto que los israelitas recorrieron durante tres días, inmediatamente después de cruzar el mar Rojo (Éx. 15:22). Este páramo recibe en ocasiones el nombre de desierto de Etam (Nm. 33:8).
exc, SHUR. Véase SUR. nom, SUSA tip, CIUD ARQU sit, a4, 598, 263 vet, Este nombre sugeriría a los hebreos la gran cantidad de lirios que crecen en la región. Importante ciudad residencial de los reyes de Persia (Neh. 1:1; Est. 1:2), en la provincia de Elam, sobre el río Ulai (Dn. 8:2). Allí tenía el rey almacenes. Assurbanipal se apoderó de esta ciudad durante una campaña alrededor de los años 642-639 a.C. Más tarde, quedó sometida a los reyes de Caldea. La familia real, a la que pertenecía Ciro, el conquistador de Babilonia, reinaba sobre Ansán, que parece haber sido un distrito al este de Elam. Cuando Ciro hubo fundado el imperio persa, elevó Susa al rango de capital, honor que compartió con Ecbatana y Babilonia. Al entrar Alejandro Magno en Susa (el año 331 a.C.) se apoderó de los grandes tesoros que se guardaban en la ciudad. El año 317 a.C., Antígono la volvió a tomar. Susa comenzó entonces su decadencia, pero más tarde resistió la invasión musulmana. Esta ciudad está situada sobre el Karkeh, a unos 240 Km. del golfo Pérsico. Sus ruinas más importantes se encuentran dentro de un espacio de unos 2 Km. de largo por casi 1,5 de ancho. El perímetro mide unos 5 Km. Si se engloban las ruinas diseminadas algo más lejos, el perímetro alcanza entonces entre los 9 y 11 Km. El conjunto está formado por una serie de tells, el principal de los cuales ha sido explorado desde que en el periodo de 1884-1886 una expedición francesa inició unas excavaciones. Jacques de Morgan descubrió en este tell el Código de Hammurabi en el año 1901. También ha sido excavado el palacio real, decorado maravillosamente con ladrillos esmaltados en colores, y con numerosos motivos en relieve. Es muy posible que éste fuera el palacio en el que se dieron las fiestas y banquetes del Asuero del libro de Ester (Est. 1:2, 3, 9; 2:18; etc.). nom, SUSANA tip, BIOG MUJE MUNT vet, = «lirio». Una de las mujeres que servían al Señor Jesús con sus bienes (Lc. 8:3).
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nom, SUTELA tip, BIOG HOMB HOAT vet, (a) Hijo de Efraín y fundador de un clan (Nm. 26:35, 36; 1 Cr. 7:20). (b) Otro descendiente de Efraín, en la misma línea (1 Cr. 7:21). ***
T nom, TAANAC tip, CIUD ver, AMARNA, FARAÓN sit, a2, 322, 106 vet, Ciudad cananea. Durante la conquista, Josué venció a su rey y lo pasó a cuchillo (Jos. 12:21). La ciudad se hallaba en territorio perteneciente a Isacar, pero fue asignada a la tribu de Manasés (Jos. 17:11; 1 Cr. 7:29); después fue entregada a los levitas de la familia de Coat (Jos. 21:25). La tribu de Manasés no echó a los cananeos de Taanac, sino que los sometió a tributo (Jue. 1:28). La gran batalla entre Barac y Sísara tuvo lugar cerca de allí (1 R. 4:19). En la época de Salomón era una ciudad importante (1 R. 4:12). Es mencionada en las cartas de Tell el-Amarna a propósito del avance de Tutmose III contra Meguido. (Véanse AMARNA, FARAÓN, c.) Tell Ta'annak, sobre el emplazamiento de la antigua ciudad, se halla en medio de colinas de poca altitud, en la linde de la llanura de Jezreel, a 8 Km. al sureste de la antigua Meguido. Este estratégico lugar, marcado por los vestigios de una antigua fortaleza, fue periódicamente ocupado por los egipcios y los babilonios. Expediciones alemanas y austríacas efectuaron excavaciones allí en 19011904. nom, TÁBANO tip, FAUN ver, AMARNA, EGIPTO, FARAÓN vet, Nombre con el que se traduce erróneamente en Jos. 24:12, en la revisión 1960 de la versión Reina-Valera, el término heb. «Sir'ãh». Se trata de una avispa («Vespa crabo») de mayor tamaño que la conocida en Europa. Es muy común en Palestina. Estas avispas fueron lanzadas en grandes cantidades para hostigar a los cananeos,
desmoralizándolos (Éx. 23:28; Dt. 7:20; Jos. 24:12; cfr. Sab. 12:8). La hipótesis que vería en estas avispas una alusión a una invasión egipcia de Canaán, dirigida por Tutmose III, y que habría facilitado la conquista de Canaán a Josué, no tiene ninguna lógica interna. Un Egipto destruido por las diez plagas no hubiera podido lanzarse a la destrucción de Canaán, ni hubiera hecho nada para facilitar la campaña de Josué en caso que hubiera podido. Además, esta hipótesis se basa en la cronología convencional de Egipto, que sitúa a Tutmose III alrededor de la fecha del éxodo, y las cartas de Amarna en el período de la conquista; sin embargo, esta postura no puede mantenerse frente a un riguroso examen (véanse AMARNA, EGIPTO, a; FARAÓN, c, y las respectivas bibliografías). nom, TABAT tip, LUGA vet, Lugar cercano a Abel-mehola (Jue. 7:22). Identificado con Ras Abû Tãbãt.
nom, TABEEL tip, BIOG FUNC HOMB HOAT vet, (a) Funcionario persa que, con otros, escribió a Artajerjes contra los judíos que reconstruían Jerusalén (Esd. 4:7). (b) Padre de un hombre a quien Rezín de Damasco y Peka rey de Israel querían imponer sobre el trono de Judá (Is. 7:6). nom, TABERA tip, LUGA vet, = «ardiente». Lugar en el que los israelitas suscitaron la cólera de Dios por sus quejas. Fueron castigados con un incendio en el extremo del campamento. El incendio se detuvo gracias a la intercesión de Moisés. Es posible que el fuego no se desatara dentro del campamento mismo, sino en su límite extremo, en Kibrot-hataava (Nm. 11:1-3, 35; Dt. 9:22). nom, TABERNÁCULO tip, CONS TIPO ver, TABERNÁCULO DE REUNIÓN, TEJÓN, ALTAR, ARCA DEL PACTO, PROPICIATORIO, SACERDOTE, SACRIFICIO,
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SUMO SACERDOTE, TEOFANÍA, TEMPLO, ÉXODO, LEVÍTICO, HEBREOS vet, (a) Templo portátil provisional, donde el Señor se encontraba con Su pueblo (Éx. 33:7-10). (Véase TABERNÁCULO DE REUNIÓN.) (b) Santuario portátil, cuya construcción Dios ordenó en Sinaí a Moisés, y que acompañó a los israelitas en su peregrinación por el desierto, y quedó después en pie en la Tierra Prometida hasta el establecimiento del reino en paz bajo Salomón. La importancia del Tabernáculo queda marcada por la cantidad de capítulos que se le dedican en el libro del Éxodo: 25 a 31, constituyendo una tercera parte del libro. Su objeto era permitir que el Señor morara en medio de Su pueblo (Éx. 25:8) y procurar a los hombres pecadores un medio de comunión constante con el Dios santo (Éx. 25:22; 29:42-46). Efectivamente, hay una inmensa diferencia entre el descenso del Señor, rodeado de fuego devorador, con todas las amenazas del Sinaí (Éx. 19:10-22) y por otra parte su morada permanente en medio del campamento (Éx. 40:34-38). Este cambio se hizo posible gracias al Tabernáculo y el sistema sacrificial y el sacerdocio que éste conllevaba. En el Tabernáculo se reproducían la imagen y la sombra del santuario celestial. Moisés lo construyó según el modelo que Dios le había dado en el monte (Éx. 25:9, 40; 26:30; 27:8). Su ejecución fue conforme a todo lo que el Señor había ordenado (esto se afirma 18 veces; cfr. Éx. 39:32, 42:43, etc.). No se dejó nada en absoluto a la inventiva o iniciativa humanas. Cada uno de los detalles tenía su importancia y significado espiritual. La epístola a los Hebreos confirma que el santuario hecho de mano del hombre era «imitación del verdadero», establecido por el Señor en el cielo (He. 8:2, 4-5; 9:11, 23-24). El ritual, culto, los sacrificios, el sacerdocio de Aarón, son todos tipos y profecías de la persona, sacrificio y sacerdocio de Cristo, nuestro sumo sacerdote. Por definición, estos tipos y ordenanzas eran temporales: las vestiduras, utensilios, divisiones del santuario, velo, sacrificios, abluciones, etc., todo esto ha cedido su puesto al culto rendido en espíritu y en verdad, habiendo todo ello sido cumplido por la venida de Cristo (He. 8:5; 9:1-10; Jn. 4:23-24). Introducir estas cosas en el culto cristiano, como lo hacen la Iglesia de Roma y sus imitadoras, es confundir los pactos, y volver al Antiguo Pacto, que ya ha quedado abrogado en favor del Nuevo.
Materiales del Tabernáculo. Los materiales del Tabernáculo fueron los que se hallaban a disposición. El Sinaí proveía la madera de acacia; los rebaños proveyeron pelos y pieles; el tejón (véase TEJÓN) dio su piel. Los israelitas se habían llevado de Egipto grandes cantidades de oro, plata y bronce, de telas y de lino fino (Éx. 12:35). De todo esto dieron abundantes ofrendas voluntarias (Éx. 25:18; 35:5, 21, 22, 26, 29), hasta tal punto que se les tuvo que prohibir que dieran más (Éx. 36:5-6). Dios suscitó artesanos calificados y artistas a los que llenó de Su espíritu para llevar a buen fin la tarea (Éx. 35:30-35). Los colores y los materiales elegidos son susceptibles de una interpretación simbólica. Según He. 10:20, el velo representaba la carne de Cristo, abierta en la Cruz para darnos acceso al Lugar Santísimo. En este velo, el azul podría referirse al cielo, el púrpura a la realeza, el carmesí a la sangre, y el lino fino a la santidad (Éx. 26:31; Ap. 19:8). Todo el santuario reposaba sobre basas de plata, que provenían del precio de redención de cada israelita (Éx. 26:19; 30:12-15); esto debía constituir un recuerdo constante del precio pagado por la redención del pueblo, y que la adoración debía levantarse sobre la base de la redención (Éx. 30:16; 1 P. 1:18-19; 1 Co. 6:19-20). El arca, el más completo tipo de Cristo, era de madera de acacia recubierta de oro. En esta madera se puede ver una imagen de la humanidad de Cristo (una débil planta creciendo en una tierra seca, cfr. Is. 53:2, pero también totalmente incorruptible, cfr. Is. 53:9 b); el oro inalterable y precioso puede ser tomado como símbolo de Su divinidad, o de la justicia divina de Cristo. El plan del santuario se da a continuación. En él se pueden trazar gráficamente dos temas: (a) El desarrollo del ministerio del sacerdote, mediador encargado de establecer el contacto entre el pueblo y Dios; (b) el camino del hombre pecador que, aprovechando el camino abierto por Cristo, el gran sumo sacerdote, entra hasta la misma presencia del Señor. He aquí algunas etapas: (A) El atrio. Dios se rodea de una barrera de lino fino e inmaculado, de una altura de 2,5 m.; Su santidad mantiene la distancia con los pecadores. El lienzo es sostenido por columnas de bronce, montadas sobre basas de bronce, a cinco codos de distancia entre sí. El patio así formado tenía 100 codos de longitud por 50 de anchura (Éx. 27:9-18). (B) La puerta.
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La puerta era el único medio de acceso a este cercado de lino fino y bronce (santidad y juicio). La puerta era una cortina que se podía levantar fácilmente, y que era sin embargo suficiente para señalar una separación neta entre el interior y el exterior (Éx. 27:16). Llevaba los cuatro colores simbólicos que se van encontrando hasta el velo (Éx. 26:31). Jesús dijo: «Yo soy la puerta... el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y salteador» (Jn. 10:9,1; cfr. 14:6). (C) El altar de los holocaustos. El altar de los holocaustos. Justo al entrar, el pecador se encuentra ante el altar, donde degüella y ofrece sus víctimas; la sangre derramada hacía la expiación por sus pecados, porque «sin derramamiento de sangre no se hace remisión» (Éx. 27:1-2; Lv. 4:4-12; He. 9:22). De todas maneras, la sangre de un animal no borra realmente el pecado: sirve de tipo y de profecía al solo sacrificio eficaz, el del Hijo de Dios (He. 10:1-4, 11-14). (Véase ALTAR.) (D) La fuente de bronce. La fuente de bronce, entre el altar de los holocaustos y la tienda, servía para la indispensable purificación de los sacerdotes llamados al servicio del santuario (Éx. 30:17-21). En el Nuevo Pacto, el creyente, salvado por el sacrificio de la Cruz, entra también en el regio sacerdocio al que pertenecen todos los miembros de la Iglesia (1 P. 2:5, 9; Ap. 1:5-6). Para servir a Dios en lo sucesivo, tiene necesidad de ser purificado cada día, si quiere estar en comunión con Él (cfr. Jn. 13:5, 8, 10); ésta es la santificación sin la cual nadie verá al Señor (He. 12:14). La fuente había sido hecha con el bronce de los espejos de las mujeres (Éx. 38:8), hecho que a veces ha sido relacionado con Stg. 1:23-25 y Jn. 17:17. (E) La tienda (Éx. 26:1-30) La tienda medía 30 codos de longitud por 10 de anchura. La entrada se hallaba al este; los dos lados estaban hechos de veinte tablas verticales, de 10 codos de altura; el fondo estaba hecho por ocho tablas. Cada una de ellas estaba recubierta de oro, y medía 1,5 codos de anchura. Cada pared quedaba montada mediante cinco barras transversales, sostenidas por anillos de oro; sólo la central iba de un lado al otro. Debajo de cada plancha había dos espigas que se acoplaban a una basa de plata. El lado oriental entero servía de entrada. Las tres paredes y las cinco columnas de la entrada (Éx. 26:37) sostenían las cuatro cubiertas del Tabernáculo:
(I) La más bella, con los cuatro colores simbólicos y bordada con figuras de querubines, estaba en el interior. Cumplía la función de cielo raso y pared interior del Tabernáculo. Esta cubierta estaba compuesta de diez piezas, midiendo cada una de ellas 28 por 4 codos. Estas piezas estaban cosidas cinco y cinco, y después cuidadosamente montadas. De estos dos conjuntos, uno de ellos constituía el cielo raso y los tres lados del Lugar Santísimo, y el otro formaba el cielo raso y dos lados del lugar santo (Éx. 26:1-6). (II) Una segunda cubierta, de pelo de cabras, recubría la primera; se componía de once piezas, cada una de las cuales medía 30 por 4 codos, dos codos más, por tanto, que la primera cubierta interior (Éx. 26:13). Esta segunda cubierta se componía de un conjunto de cinco bandas que recubría la parte superior y los tres lados del Lugar Santísimo, y un conjunto de seis bandas para la parte superior y los lados del lugar santo. Esta parte más grande tenía un codo de más, que colgaba por encima de la entrada del Tabernáculo (Éx. 26:7-13). (III) A continuación venía una cubierta de pieles de carneros teñidas de rojo y, finalmente: (IV) Una cubierta de pieles de tejones («tahash»: véase TEJONES) que protegía las otras tres cubiertas (Éx. 26:14). El Tabernáculo estaba dividido en dos partes: del lado oriental, el lugar santo formaba un rectángulo de 20 codos de largo por 10 de ancho y 10 de alto (cfr. Éx. 26:16, 18, 22-24; Ant. 3:6, 4). Los sacerdotes entraban en este lugar cada día (He. 9:6). El Lugar Santísimo, más allá del velo, tenía forma cúbica, de 10 codos de lado. Sólo entraba allí el sumo sacerdote una vez al año (v. 7). Es fácil ver las correspondencias de este santuario con la casa espiritual de la que forma parte el creyente: fundamentados sobre Cristo, el redentor, los creyentes son piedras vivas que se levantan para formar la morada de Dios en el Espíritu. Todo el edificio es sólidamente edificado por el Señor mismo, y ligado por Él. Es en este santo templo que El es glorificado (Ef. 2:20-22; 3:2021; 1 P. 2:4-5). (F) La cortina. La cortina a la entrada del lugar santo estaba hecha del mismo tejido que la puerta y el velo (Éx. 26:36-37). De hecho, Cristo no es sólo la puerta, sino el camino entero que lleva a Dios; nos abre el acceso al santuario, por el camino nuevo y vivo que Él ha abierto para nosotros (Jn. 14:6; He. 10:19-20). (G) La mesa de los panes
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La mesa de los panes de la proposición, hecha de madera de acacia recubierta de oro, situada al lado norte del lugar santo. Sobre ella estaban continuamente expuestos los doce panes de la proposición. Eran renovados cada sábado, y los sacerdotes participaban de ellos cuando eran retirados (Éx. 25:23-30; 26:35; Lv. 24:5-9). Cristo, el pan vivo que bajó del cielo, viene a ser el alimento de nuestras almas, y nos comunica la vida eterna (Jn. 6:51). (H) El candelero de oro estaba situado en el lado sur del lugar santo; portaba siete lámparas de aceite puro que ardían continuamente; ellas daban la única iluminación que tenía el santuario (Éx. 25:31-40; 26:35; 27:20-21; Lv. 24:1-4). Cristo es la luz del mundo (Jn. 8:12). La plenitud de Sus perfecciones ilumina a la Iglesia, conduciéndola en su caminar. En cuanto a la Nueva Jerusalén, «la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera» (Ap. 21:22-23). (I) El altar de perfume. El altar de perfume, delante del velo, servía para quemar sobre él, mañana y tarde, el perfume sagrado delante de Jehová (Éx. 30:1-8, 34-38). El símbolo del humo del incienso subiendo al cielo es aplicado por Juan a la oración de adoración e intercesión (Ap. 5:8; 8:3-4; cfr. Sal. 141:2). Así es Cristo presentado en Su ministerio de intercesión perpetua y todopoderosa, de grato olor al Señor (Ro. 8:34; He. 7:25; cfr. 2 Co. 2:15). Siguiendo Sus pasos, el creyente, purificado de sus pecados, ofrece a Dios sus oraciones y alabanza en el santuario. (Véase ALTAR.) (J) El velo, también del mismo tejido de cuatro colores, sostenido por cuatro columnas, separaba el lugar santo del Santísimo (Éx. 26:31-33); a diferencia de la cortina, estaba bordado con querubines, símbolo de la presencia inaccesible de Jehová, «dando el Espíritu Santo a entender con esto que aún no se había manifestado el camino al Lugar Santísimo» (He. 9:8). Al expirar Cristo en la cruz, el velo del Templo se partió de arriba abajo (Mt. 27:51); era la imagen de la carne desgarrada del Señor Jesús, a través de la cual tenemos desde entonces libre acceso al Lugar Santísimo, en la presencia inmediata de Dios (He. 10:20). (K) El arca era el principal objeto del Tabernáculo (véase ARCA DEL PACTO), y el más completo tipo de la salvación. Era el único objeto en el Lugar Santísimo, con la sola excepción de un incensario de oro (cfr. He. 9:4); era un cofre de madera de acacia recubierto de oro, que medía 2,5
codos de longitud, 1,5 de anchura y 1,5 de altura (Éx. 25:10-15). Contenía las dos tablas de la ley (Éx. 25:16; He. 9:4), que condenaban a muerte al pecador, sin excepción alguna, y lo excluían de la presencia de Dios. La cubierta del arca, de oro puro, se llamaba propiciatorio (véase PROPICIATORIO). El sumo sacerdote depositaba allí, una vez al año, la sangre de la expiación, ofrecida por los pecados de todo el pueblo (Éx. 25:17; Lv. 16:14-15). Así, esta sangre se ponía por encima de la ley, como diciéndole a Jehová: «Señor, tu ley santa ha sido cumplida; una víctima ha muerto en lugar de los pecadores. ¡Perdona ahora a causa de esta sangre derramada! » Sobre el arca, a los dos extremos del propiciatorio, se levantaban dos querubines de oro. En lugar de traspasar al pecador que se aventuraba delante de Dios (cfr. Gn. 3:24), estaban desarmados, con el rostro vuelto hacia el propiciatorio (Éx. 25:18-20). En cuanto al mismo Señor, Él había declarado al mediador de Su pueblo: «Allí me declararé a ti, y hablaré contigo de sobre el propiciatorio» (Éx. 25:22). En efecto, el único lugar de reencuentro entre Dios y el pecador es en la Cruz, donde la sangre de Cristo expía los pecados, al haber sufrido en nuestro lugar todo el rigor de la ley. Si no se comprende esta gran verdad, no se puede comprender nada del culto del Antiguo Pacto ni de la salvación del Nuevo. El arca contenía además un vaso de maná y la vara de Aarón que había florecido (He. 9:4; Éx. 16:33; Nm. 17:3), que eran otros tipos de Cristo, el pan de vida (Jn. 6:32-33, 51) y el Viviente, «declarado Hijo de Dios con poder... por la resurrección de entre los muertos» (Ro. 1:4). Para el sacerdocio y los sacrificios en relación con el Tabernáculo, véanse SACERDOTE, SACRIFICIO, SUMO SACERDOTE. (L) La nube. Desde que el Tabernáculo fue levantado, el primer día del año segundo después del éxodo, quedó cubierto por una nube y lleno de la gloria de Jehová (Éx. 40:17, 34-35). Era la Shekiná, la presencia del Señor establecida entre Su pueblo (véase TEOFANÍA). Durante la peregrinación en el desierto la nube reposó continuamente sobre el Tabernáculo, teniendo de noche la apariencia de un fuego. Se levantaba para conducir al pueblo en sus itinerarios, y se detenía cuando debía acampar de nuevo (Nm. 9:15-17). Los levitas eran los encargados de desmontar y volver a montar el Tabernáculo, estando las diversas tareas divididas entre los coatitas (Nm. 4:4-20), los gersonitas (Nm. 4:24-28) y los meraritas (Nm. 4:31-33). Durante la conquista de Canaán, el arca se quedó en el campamento de
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Gilgal. Más tarde, Josué erigió el Tabernáculo en Silo, donde estuvo durante el tiempo de los Jueces (Jos. 18:1; 1 S. 1:3, 7). Poco a poco se fueron añadiendo cámaras para los sacerdotes y para el tesoro de los dones (1 S. 3:3; cfr. el campamento de los levitas, Nm. 3:23, 29, 35). El Tabernáculo es designado con diversas expresiones: Tabernáculo de Reunión (Éx. 40:34-35); Tabernáculo del Testimonio (Nm. 1:50); Santuario (Éx. 25:8; 38:27); Tienda (2 S. 7:6); Casa de Jehová (Jue. 19:18; 1 S. 1:24; 3:15); Templo de Jehová (1 S. 1:9; 3:3). La gloria desapareció del Tabernáculo cuando los filisteos tomaron el arca (Sal. 78:60). Bajo Saúl la tienda estaba en Nob (1 S. 21:1; cfr. Mr. 2:26). Durante la mayor parte del reinado de David, y bajo el de Salomón hasta la construcción del Templo, el Tabernáculo estuvo en el lugar alto de Gabaón (1 Cr. 16:39; 21:29). Salomón transportó la tienda al Templo (1 R. 8:4; 2 Cr. 5:5), construido bajo el mismo modelo, pero de dimensiones dobles (véase TEMPLO). El Tabernáculo puede ser considerado tipológicamente como imagen de la casa de Dios actual, los creyentes, en su andar hacia el cielo (He. 3:6; 1 P. 2:5), en contraste con el Templo, que tenía que ver con el Reino ya establecido y organizado. En Ap. 21, después de aludirse al Reino y al estado eterno, el Espíritu vuelve al tema del Tabernáculo. Bibliografía: Además de las obras relacionadas a continuación, véanse las bibliografías de ÉXODO, LEVÍTICO y HEBREOS (EPÍSTOLAS A LOS). Anónimo: «El significado espiritual del Tabernáculo, del sacerdocio levítico, y de las ofrendas del pueblo de Israel» (Ed. «Las Buenas Nuevas», Montebello, Calif. s/f); Anónimo: «La casa de oro» (Ed. Buena Semilla, Bogotá s/f); Pressland, E. C.: «Foreshadows» (Christian Book Room, Singapur, 1956); Ritchie, J.: «El tabernáculo en el desierto» (L.E.C., Lanus, Argentina, 1950); Soltau, H. W.: «The Tabernacle, the Priesthood, and the Offerings y The Holy Vessels and Furniture (B.T.P., Oak Park, Illinois). nom, TABERNÁCULO DE REUNIÓN tip, CONS ver, TABERNÁCULO vet, = «lugar de encuentro de Jehová con Su pueblo».
Se trata de una tienda provisional en la que el Señor se encontraba con Sus siervos (Éx. 33:7-11; 34:34, 35). Después de la erección del becerro de oro, Jehová se alejó del pueblo. Moisés levantó entonces, al menos por un tiempo, el Tabernáculo de Reunión fuera del campamento, para simbolizar esta excomunión (Éx. 33:7; 34:9). Se desconoce de qué tienda se trataba, pero parece haber sido el centro de administración del campamento. Allí, según parece, administraba justicia Moisés (Éx. 18:13) y trataba los casos más graves (Éx. 18:21-26). El libro del pacto fue, según parece, depositado allí provisionalmente (Éx. 20-23; 18:16; 33:7). Los temas bajo litigio eran presentados ante el Señor (2 S. 21:1; Éx. 18:15; 21:6; 22:9; Nm. 27:5; Dt. 19:17). Jehová se encontraba allí con Su pueblo en la persona del mediador, Moisés cuando la columna de nube descendía a la entrada de la tienda (Éx. 33:9). Esta tienda no era el Tabernáculo descrito en el Sinaí; no estaba en él el arca ni era servido por sacerdotes. Josué se cuidaba de esta tienda (Éx. 33:11), y no Aarón, como sí fue el caso para el Tabernáculo propio (Dt. 10:6). La nube descendía sobre esta tienda cuando Moisés entraba para consultar a Jehová. En cambio, la nube permanecía sobre el Tabernáculo, y la gloria del Señor lo llenaba, y el mismo Moisés no podía entrar en él (Éx. 40:34, 35, 38). (Véase TABERNÁCULO.) Es posible una cierta confusión por parte del lector, por cuanto tanto el Tabernáculo propio como el anterior reciben el nombre de «Tabernáculo de la Congregación», o «de Reunión», y es preciso ejercer cuidado en la lectura para distinguir entre ambos. nom, TABERNÁCULOS (Fiesta de los) tip, CALE vet, La última de las tres grandes fiestas anuales a las que tenían que asistir todos los israelitas, en el lugar que Dios hubiera elegido, y la segunda fiesta de la cosecha (Dt. 16:16; 2 Cr. 8:12, 13; cfr. 1 R. 9:25; 12:32, 33; Zac. 14:16). Esta fiesta recibió su nombre de la costumbre de morar en cabañas de enramadas durante su celebración (Lv. 23:40-42). Cuando el Templo fue construido, estas enramadas se erigían en las plazas de Jerusalén, sobre los techos, terrazas, dentro de los patios de las casas, en los recintos del Templo (Neh. 8:16), y fuera de los muros de la ciudad. Esta fiesta, que cerraba el ciclo de solemnidades (Lv. 23:39, 43), se celebraba en el mes séptimo del año religioso, cuando finalizaban las cosechas y la vendimia. Es por esta razón que al principio se le dio el nombre
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de «fiesta de la cosecha»; pero al mismo tiempo tenía que recordar la peregrinación en el desierto, pasada bajo las tiendas (Éx. 23:16; 34:22; Lv. 23:39; Dt. 16:13-15). La fiesta comenzaba el día decimoquinto del mes y duraba siete días. El holocausto incluía el sacrificio de setenta becerros; trece el primer día, y después uno menos cada uno de los días siguientes; además, se sacrificaban dos carneros y catorce corderos cada día junto con los becerros. También se ofrecía cada día un macho cabrío en sacrificio de expiación (Nm. 29:12-34; cfr. Lv. 23:36; Esd. 3:4). Las cabañas de enramadas y las tiendas debían recordar la vendimia, pero más aún la vida nómada a través del desierto (Lv. 23:43; cfr. Os. 12:10). Cada siete años, el año sabático, no había cosechas; entonces se debía leer en público la Ley de Moisés con ocasión de la fiesta de los tabernáculos (Dt. 31:9-13), que se celebraba cinco días después del gran día de la expiación. El pueblo, purificado de sus pecados, cantaba las alabanzas de Dios. Los indigentes no debían ser olvidados (Dt. 16:14). En el octavo día se celebraba una asamblea solemne, distinta de la fiesta: no se estaba obligado a morar en tiendas; los sacrificios de este día de reposo eran independientes de los de la fiesta de los Tabernáculos (Lv. 23:36, 39; Nm. 29:35-38; Ant. 3:10, 4). Este octavo día no marcaba el fin de la fiesta de los Tabernáculos, sino que cerraba el ciclo anual de las fiestas. En una época posterior, la fiesta fue prolongada a ocho días (2 Mac. 10:6; Ant. 3:10, 4). Es evidente que Jn. 7:37 se refiere al último día de la fiesta en general; la expresión «el gran día» se refiere al día de la solemne convocación, el octavo, que no pertenecía a la fiesta de los Tabernáculos propiamente dicha. nom, TABITA. Véase DORCAS. nom, TABLA DE LAS NACIONES ver, CAM, JAFET, SEM, ESCRITURA vet, Recibe este nombre la lista de Gn. 10 en la que se da la relación de la descendencia de los tres hijos de Noé. En primer lugar se da la descendencia de Jafet (Gn. 10:2-5), después la de Cam (Gn. 10:619), y por último la de Sem (Gn. 10:22-29). (Véanse CAM, JAFET, SEM, etc.). nom, TABLA, TABLILLA tip, ABEC ver, CAM, JAFET, SEM, ESCRITURA vet,
Se usaban para escribir. Las había de piedra (2 Co. 3:3) y de madera recubierta con cera, sobre las que se escribía con un estilo (prob. la mencionada en Lc. 1:63). (Véase ESCRITURA.) nom, TABLETAS DE ARCILLA. Véase ESCRITURA. nom, TABOR tip, MONT CIUD ARBO FLOR ver, HERMÓN, TRANSFIGURACIÓN sit, a1, 432, 365 vet, (a) Monte en los confines de Isacar y Zabulón (Ant. 5:1, 22 y pos. Jos. 19:22). El Tabor, aunque menos considerable que el Hermón, tiene sin embargo su importancia (Jer. 46:18; Sal. 89:13). Los hombres de Isacar y de Zabulón se reunieron sobre el Tabor antes de atacar a Sísara (Jue. 4:6, 12, 14). Este monte calcáreo, que en la actualidad recibe el nombre de Jebel et-Tur, se levanta a 562 m. de altitud sobre la llanura de Jezreel, a 19 Km. al norte del monte Gilboa, y a 9 Km. al oestesuroeste de la ribera meridional del lago de Genesaret. El flanco septentrional del Tabor está cubierto de encinas y terebintos. La plataforma de la cumbre tiene una forma elíptica. Según una tradición que data del siglo II, la Transfiguración tuvo lugar sobre el Tabor, y por esta razón se han elevado allí edificios religiosos conmemorativos. Sin embargo, se trata de una tradición espuria. En primer lugar, la transfiguración tuvo lugar en las cercanías de Cesarea de Filipos, con toda probabilidad en el monte Hermón (véanse HERMÓN, TRANSFIGURACIÓN), y, en segundo lugar, en los tiempos de Cristo había una ciudad fortificada en la cumbre del Tabor. (b) Ciudad de Zabulón, entregada a los levitas de la familia de Merari (1 Cr. 6:77). Es posible que fuera el lugar en el límite de Isacar mencionado en Jos. 19:22. Una identificación plausible es Khirbet Dabûra, sobre la cresta que une el Tabor con la colina de Nazaret. (c) Encina o terebinto de Tabor (1 S. 10:3), aparentemente en el territorio de Benjamín. nom, TADEO tip, BIOG APOS HOMB HONT ver, JUDAS vet, Sobrenombre de Judas, no el Iscariote; uno de los doce apóstoles (Mt. 10:3). (Véase JUDAS, b.)
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nom, TADMOR tip, CIUD ver, TAMAR sit, a4, 264, 134 vet, Ciudad construida en el desierto por Salomón (2 Cr. 8:4). Josefo afirma que era la misma que los griegos llamaban Palmira (Ant. 8:6, 1), y que había sido construida tan lejos porque era allí donde había fuentes de agua, totalmente ausente en el resto de la región. Se hallaba situada a mitad de camino entre Damasco y Tifsa o Tapsacus sobre el Éufrates. Sigue recibiendo el nombre de Tadmur, y está situada a 34º 40' N, 38º 15' E. En los tiempos de los romanos era una ciudad grande y espléndida, de la que se mantienen en pie columnas y notables ruinas. En las versiones anteriores de la Reina-Valera aparece Tadmor en 1 R. 9:18, pero el texto hebreo dice Tamar (Tadmor es la lectura del Keri). Aunque es cierto que fue construida por Salomón en el desierto, se añade «en la tierra», en tanto que Tadmor se hallaba fuera de la tierra propia. Además, las otras ciudades mencionadas en este pasaje se hallan en el sur, por lo que se trata evidentemente de una ciudad distinta, y puede ser la misma que la Tamar de Ez. 47:19; 48:28. En la Revisión 1977 de la Reina-Valera esta deficiencia se halla corregida. (Véase TAMAR.) nom, TAFNES tip, CIUD vet, Ciudad egipcia (Ez. 30:18). Después del asesinato de Gedalías, los judíos se refugiaron allí para escapar a las represalias de los babilonios. El profeta Jeremías, llevado allí contra su voluntad, profetizó que el rey de Babilonia pondría su trono en aquella ciudad y azotaría la tierra de Egipto (Jer. 43:7-9; 44:1; 46:14). Ha sido identificada con Tell Defenneh, al este del Delta del Nilo, 30º 52' N, 32º 7' E, la Dafne de los griegos. nom, TAHAT tip, LUGA BIOG HOMB HOAT vet, (a) Campamento de los israelitas en el desierto (Nm. 33:26, 27). (b) Hijo de Asir, de la familia de Coat (1 Cr. 6:24, 37). (c) (d) Hijos de Bered y de Elada, descendientes de Efraín (1 Cr. 7:20).
nom, TALENTO. Véanse PESAS Y MEDIDAS, (a); MONEDA.) nom, TALMAI tip, BIOG REYE HOMB HOAT vet, = «que tiene que ver con los surcos», «labrador». (a) Hijo de Anac, probablemente fundador de una familia de anaceos (Nm. 13:22). Caleb lo echó de Hebrón (Jos. 15:14; Jue. 1:10). (b) Rey de Gesur; su hija Maaca, una de las esposas de David, fue madre de Absalón (2 S. 3:3; 13:37). nom, TALMUD fot, dib00359 ver, MIDRÁS, MISNÁ vet, (del heb. «lamad», enseñar, significa «enseñanza», «doctrina»). Vasta recopilación de tradiciones judías relativas al AT, y a todas las ramas de la vida civil, moral, filosófica, jurídica y médica, así como religiosa, del judaísmo. Su antigüedad se remonta al siglo IV d.C. Bajo el pretexto de preservar la Ley, base religiosa y jurídica de la comunidad judía, los rabinos la rodearon, después del cautiverio, de una sutil exégesis llamada Midrás (véase MIDRÁS). Esta interpretación, en ocasiones muy original y libre, de la Ley de Moisés, da nuevas prescripciones, normas de conducta que se debían seguir para el culto y el derecho (los «haIâkoth»). La interpretación de las secciones históricas del Pentateuco dio relatos y leyendas (la «Haggada»). Sin embargo, por respeto a la ley mosaica, estos «midrashim» no debían ser transmitidos de generación en generación más que oralmente, aunque su autoridad llegaría finalmente a ser equiparada a la de la Ley. Entre los autores reputados de estas tradiciones midrásicas se pueden citar Hillel, Shammai y Gamaliel, este último maestro de Saulo de Tarso (Hch. 22:3). Sus sucesores («tannaim») crearon las Escuelas talmúdicas de Palestina, de las que Jamnia fue la más célebre. A comienzos del siglo III d.C., Yehuda Hanâsî, un rabí, fijó por escrito las numerosas tradiciones que ciertos doctores judíos, como Akiva y R. Meier, habían ya redactado en escritos clandestinos. Esta obra recibió el nombre de Misná (enseñanza). (Véase MISNÁ.) Más tarde, cuando ya florecían, junto con las Escuelas palestinas, las célebres Escuelas rabínicas de Babilonia, los doctores de estas
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diversas academias («amoraim») resolvieron escribir comentarios de la Misná. Estos comentarios recibieron el nombre de «Gemaras» (estudio definitivo). Redactados en arameo, estos Gemaras, el de Palestina y el de Babilonia, permanecen inacabados. El Talmud está compuesto por la Misná y los Gemaras. En realidad, hay dos Talmuds: un Talmud palestino, llamado Talmud de Jerusalén, que fue acabado en el siglo V, y un Talmud babilonio, llamado Talmud Babli. Este último, que es el que tiene la mayor autoridad entre los judíos, fue acabado definitivamente hacia el año 500. El Talmud de Jerusalén fue impreso por primera vez en Venecia en 1523. El Talmud babilonio fue asimismo impreso en Venecia por primera vez por Daniel Bomberg, entre 1520 y 1523. El primero está traducido al francés (trad. de Moisés Schwab, 1ª ed. en 12 vols., París, 1871-1890), mientras que el segundo está traducido al alemán (trad. Lazarus Goldschmidt, 1ª ed. en 8 vols., Berlín y Leipzig, 1899-1921; reed. en 12 vols., 1930-1936). Si bien los Talmuds no interesan de una manera directa a los cristianos, por el hecho de que se trata nada más que de una inmensa recopilación de normas y doctrinas judías, de las que además una gran cantidad son totalmente ajenas a la letra y al espíritu del AT, tienen sin embargo un gran interés de orden histórico para todos los que conocen y aman la Biblia. Mediante los Talmuds se conocen las seculares costumbres judías, que de otra manera ignoraríamos. Sus comentarios, que tienen que ver con todos los campos del conocimiento a lo largo de los cinco primeros siglos de nuestra era, son de gran valor para los estudios arqueológicos e históricos del pueblo judío. Es lamentable que el antisemitismo de la Edad Media haya mutilado o suprimido una gran cantidad de pasajes relacionados con Jesús. Sin embargo, a pesar de estas lagunas, el historiador cristiano y el exegeta reconocen al Talmud una verdadera importancia para la interpretación, no sólo del AT, sino también del NT. La Misná encierra tradiciones que se remontan al siglo I a.C., y numerosos pasajes iluminan la época del Señor Jesús y las costumbres de sus contemporáneos (cfr. por ejemplo las prescripciones pascuales y la Cena del Señor). También hay muchos otros pasajes que, por su oposición a las enseñanzas del Señor y por su estricto legalismo, nos llevan a comprender claramente las censuras de Jesús a los fariseos de Su época, y la distancia que separa al judaísmo ortodoxo de todos los siglos del Evangelio de Jesucristo.
Bibliografía: «Talmud», en Jewish Encyclopaedia (reed., New York, 1960); Enciclopedia Judaica-Castellana (México, 19481952); Ginzburg, I.: «El Talmud» (Buenos Aires, 1943). nom, TAMAR tip, BIOG LUGA CIUD MUJE MUAT ver, TADMOR vet, = «palma». (a) Mujer de Er, hijo de Judá. Durante su viudez, y por su unión con su suegro, vino a ser la madre de Fares y Zara, hijos de Judá (Gn. 38:6-30). Fue antepasada de varios clanes (Nm. 26:20, 21), y se halla en la línea genealógica del rey David y del Señor Jesús (Rt. 4:12, 18-22; Mt. 1:3; cfr. Lc. 3:33). (b) Hermana de Absalón y medio hermana de Amnón, que abusó de ella (2 S. 13; 1 Cr. 3:9). (c) Hija de Absalón; le dio el nombre de su hermana (2 S. 14:27). (d) Lugar en el extremo oriental de la frontera meridional de Palestina, en la división profética de Ez. 47:19; 48:28. Tamar se halla así al sur del mar Muerto. Fue una de las ciudades construidas por Salomón (1 R. 9:18). En anteriores versiones de Reina-Valera había sido erróneamente vertido por Tadmor, lo que ha sido corregido en la Revisión de 1977 (véase TADMOR). Posiblemente se pueda identificar con el pueblo de Thamara, que había tenido una guarnición romana, y que se halla en la carretera de Hebrón a Elat. nom, TAMARISCO tip, FLOR ARBO ver, MANÁ vet, (ár. «'athl»; aram. «'athlã»; el término heb. relacionado, «êshel», designa seguramente el tamarisco: «Tamarix articulata»). Abraham plantó de ellos en Beerseba (Gn. 21:33). En Gabaa, Saúl estuvo sentado bajo uno de ellos (1 S. 22:6). Los huesos de este rey y los de sus hijos fueron enterrados bajo un tamarisco, en Jabes de Galaad (1 S. 31:13). Es un árbol de resistente madera, con ramas delgadas y de hojas pequeñas y escasas. Hay nueve especies de tamarisco en Palestina, siendo la más extendida el «Tamaris pallasii», con una altura entre los 3 y 6 m. La más grande, «Tamarix articulata», llega de 4,5 a 9 m. La especie
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«Tamarix manifera» (3 a 4,5 m.) se encuentra en las regiones anteriormente conocidas como Moab, Edom y en la península del Sinaí. Al ser picado por una cochinilla, exuda una resina comestible. (Véase MANÁ.)
(b) Ciudad de Efraín, al oeste de Siquem y sobre la frontera de Efraín (Jos. 16:8; 17:7, 8); identif. probable: Sheik Abu Zarad, a unos 13 Km. al sur de Siquem. (c) Hijo de Hebrón (1 Cr. 2:43).
nom, TAMBORIL. Generalmente traducido pandero. (Véanse MÚSICA, PANDERO.)
nom, TARDE. Véanse DÍA, TIEMPO.
nom, TAMO tip, TIPO ALIM vet, El residuo del grano trillado y aventado, la cáscara del trigo. Se usa para expresar simbólicamente aquello que es fácilmente consumido por el fuego o llevado por el viento, de personas indignas (Sal. 1:4; 35:5; Is. 17:13; Jer. 13:24). nom, TAMUZ tip, DIOS AGRI CALE ver, TIEMPO, DIVINIDADES PAGANAS vet, Divinidad babilónica. Las antiguas tradiciones orales acerca de Tamuz fueron consignadas en sumerio. Era adorado en Babilonia, Asiria, Fenicia y Palestina. Su nombre vino a ser el del cuarto mes del año semítico (véase TIEMPO). Era considerado el protector de la agricultura y de los rebaños. Tamuz era representado como muriendo cada año, renaciendo a la vida en la primavera, durante las crecidas que vivificaban la vegetación. El profeta Ezequiel tuvo una visión acerca de los judíos que practicaban el culto a Tamuz: unas mujeres, sentadas a la puerta septentrional del Templo, lloraban la muerte de este dios (Ez. 8:14). Cirilo de Alejandría y Jerónimo asimilaron Tamuz al Adonis fenicio y sirio. En junio, época calurosa que seca los cultivos, las mujeres lloraban la desaparición de Adonis, y se lanzaban a su búsqueda. Este culto comportaba ritos inmorales. (Véase DIVINIDADES PAGANAS, b.) nom, TAPÚA tip, CIUD BIOG HOMB HOAT sit, a2, 333, 248 vet, (signif. incierto, «manzana», «membrillo», «albaricoque»). (a) Ciudad de la llanura de Judá (Jos. 15:34). Ident. plausible: Beit-Nettif, antes llamada Bethletepha, alteración de Beth el-Taphua.
nom, TARÉ tip, BIOG HOMB HOAT vet, = «rebeco». Hijo de Nacor; tuvo tres hijos: Harán, Nacor y Abram (Gn. 11:24-27), y vivía en Ur de los caldeos, donde estaba dado a la idolatría (Jos. 24:2). Siguió a Abram y Lot en su peregrinación hacia Canaán, y murió en Harán a la edad de 205 años (Gn. 11:28-32). nom, TARGUM tip, MANU ver, TEXTO Y VERSIONES CLÁSICAS DE LA BIBLIA vet, (as.: «hablar»). En la literatura judía recibe el nombre de targum la versión del AT en arameo. A excepción de Daniel y Esdras-Nehemías, que ya estaban escritos en parte en arameo, estas versiones de libros del AT, parafraseados, y con cortas explicaciones intercalares, tuvieron su origen en las necesidades del culto de la sinagoga. Después del cautiverio, el pueblo judío de Palestina hablaba en arameo. Era necesario traducir oralmente la Torá al arameo, dando además explicaciones a los lectores o a los oyentes ignorantes de la geografía, de la historia y de ciertas costumbres judías de la antigüedad. La traducción al arameo no representaba ningún problema grave, habiendo sido la lengua de los patriarcas antes de su entrada en Canaán, y hallándose empleada aquí y allá en el Pentateuco (Gn. 31:47: dos palabras), los Profetas (Jer. 10:11), en Esdras (Esd. 4:7-6:18; 7:12-26) y en Daniel (Dn. 2:4b-7:28). Más tarde, estas traducciones orales y explicaciones quedarían cristalizadas por escrito, junto con ampliaciones legendarias en muchos casos. Los targumes. Se cuentan once: (a) El de Onquelos, que pudiera ser el más antiguo, sobre el Pentateuco. Es una versión muy fiel del texto de la Torá, con paráfrasis sólo de algunos pasajes poéticos, como Gn. 49; Nm. 24; Dt. 32; 33. Los términos tradicionales reciben traducción moderna (Ismaelita se transforma en
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árabe, etc.). Se plantea la cuestión de si Onquelos fue una persona real. Ciertos indicios parecen militar en favor de una paternidad colectiva, en particular las afirmaciones contradictorias del Talmud babilónico y del de Jerusalén. Según Schiller-Szinessy, Onquelos sería sin embargo un personaje histórico que habría vivido a comienzos del siglo II d.C. El problema sigue en pie. Escrito en arameo palestino, esta obra parece haber recibido su forma definitiva en Babilonia alrededor del siglo IV. Su autoridad fue grande entre los judíos, si se juzga por las frecuentes citas que se hallan en el Talmud. Publicado en Bolonia por primera vez en 1482; A. Berliner publicó una edición crítica (Berlín, 1884). (b) El de Jonatán ben Uziel, que incluye los profetas y los libros históricos; es probablemente más antiguo que el de Onquelos y se atribuye al mejor de los ochenta discípulos de Hillel (Talmud). Sin embargo, su autenticidad es dudosa. Del hecho que utiliza el Targum de Onquelos para las citas del Pentateuco, se puede estimar que recibió su forma definitiva en Babilonia a mediados del siglo IV. Este targum ha gozado de gran autoridad en el seno del judaísmo. Fue impreso en 1517 en la Biblia del Rabinato. (c) Un targum samaritano del Pentateuco, en dialecto arameo samaritano, con términos bárbaros, y del que faltan muchos capítulos (siglo VI). (d) El Pseudo-Jonatán, sobre el Pentateuco, que tiene dos recensiones: el targum yerusalmi I (con el Pentateuco completo), probablemente del siglo VII, y el targum yerusalmi II, muy incompleto. Impreso en Venecia en 1591. (e) El targum de José el Ciego (o el Tuerto), sobre los Hagiógrafos (Job, Salmos, Proverbios). Probablemente una manipulación del texto siríaco de la Peschitto para Proverbios, una trad. del heb. para ciertos salmos, y una paráfrasis para otros. De origen relativamente reciente. (f) El targum de los Cinco Megilloth (rollos), comprendiendo Rut, Ester, Eclesiastés, Cantar de los Cantares y Lamentaciones. Se poseen varias copias diferentes. Estos targumes no tienen demasiado valor. El de Ester incluye muchas adiciones legendarias. Fecha: de los siglos XII a XIV. Impreso por primera vez en la Biblia del Rabinato en 1517. (g) El targum de las Crónicas, descubierto sólo en el siglo XVII en la biblioteca de Erfurt, donde había quedado dentro de un ms. Impreso en el año 1680 y editado por Wilkins, en Cambridge, en 1715. (h), (I), (J) Tres targumes sobre Ester.
(l) Un targum de Jerusalén sobre los profetas, conocido sólo por una nota marginal del ms. 154 de Kennicot. Un descubrimiento bastante reciente (1956) ha sido el del targum Neofiti, sobre el Pentateuco, una versión mayormente literal, aunque presenta numerosas paráfrasis al texto original. Su gran importancia radica en el hecho de que procede del siglo I o II d.C., y que su arameo es el de Galilea de tiempos del Señor. El valor de la literatura targúmica. A pesar de la gran libertad de interpretación, los targumes, especialmente los de mayor antigüedad, y muy especialmente el Neofiti, tienen un gran interés en cuanto al conocimiento de los problemas teológicos de los judíos desde el siglo I a.C. al siglo II d.C.: la preexistencia de la Torá, la Angeología, el juicio, la resurrección y cuestiones mesiánicas. El targum de Jonatán ben Uziel, indudablemente el más mesiánico de todos, no presenta a Moisés sólo bajo el aspecto de un caudillo militar y victorioso, sino que también lo concibe bajo el aspecto del hombre de dolores que deberá pasar por la muerte, y precursor del hijo glorioso de David. Basados en una tradición oral que, según los targumes, se remonta a un período variable entre el siglo II a.C. y el II d.C., no parecen poder aportar nada de utilidad a la crítica del texto masorético. Se trata de versiones arameas frecuentemente defectuosas en las que el texto no se presenta más que en raras ocasiones como una transcripción en el sentido clásico del término. Por lo general, los targumes son paráfrasis, a excepción de la mayor parte del de Onquelos y de buena parte del Neofiti. Así, no son de gran valor como testigos de la exactitud del texto heb. del AT. (Véase TEXTO Y VERSIONES CLÁSICAS DE LA BIBLIA.) Bibliografía: Thomson, J. E. H.: «Targum», en ISBE, vol. V, PP. 2910-2914 (Wm. Eerdmans, Grand Rapids, 1946); Díez Macho, A.: «Biblia vi, 4», en GER, vol. 4, PP. 174-176 (Rialp, Madrid, 1971). nom, TARRITO DE AFEITES. Véase PERFUMES. nom, TARSIS tip, PAIS BIOG HOMB HOAT vet,
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Término fenicio derivado del acádico; pos. «refinería». (a) Pueblo surgido de Javán (Gn. 10:4) y de su territorio. Jonás (Jon. 1:3) se embarcó en Jope para llegar a Tarsis, en el punto más opuesto a Nínive, y por tanto en occidente (cfr. Is. 66:19). De Tarsis se importaba plata batida a hojas y láminas (Jer. 10:9), hierro, estaño, plomo (Éx. 27:12). Identificación plausible: Tartesos, en el sur de España, no lejos de Gibraltar (Herodoto 4:152). Los fenicios, atraídos por las riquezas mineras de la región, fundaron allí una colonia. El término «naves de Tarsis» designaba al principio las naves que hacían la travesía entre este lugar y los países lejanos. Después se usó la misma expresión para designar a las naves de mayor tonelaje, fuera cual fuera su destino (Sal. 48:7; Is. 2:16; 23:1, 14; 60:9; Ez. 27:25). Josafat construyó naves de esta clase para enviarlas a Ofir, pero se rompieron en la rada de Ezión-geber (1 a. 22:49). La expresión «naves de Tarsis» ha sido interpretada como «naves que van a Tarsis» (2 Cr. 9:21; cfr. 1 R. 10:22) o «naves destinadas a ir a Tarsis» (2 Cr. 20:36). Sin embargo, es posible que el significado original del término «Tarsis», aplicado a estas naves, haya sido «naves de refinerías», nombre de naves similares que comunicaban las minas y las refinerías de Cerdeña y Fenicia. Más tarde mantuvieron la comunicación con las refinerías del sur de España. Una inscripción fenicia del siglo IX a.C. descubierta en Nora, en Cerdeña, habla de un «tarsis» (o refinería) en esta isla. (b) Benjamita, hijo de Bilhán (1 Cr. 7:10). (c) Uno de los siete príncipes de Persia (Est. 1:14). nom, TARSO tip, CIUD sit, a9, 514, 243 vet, Capital de Cilicia, en Asia oriental, sobre las dos orillas del río Cnido, a 19 Km. del Mediterráneo. Hacia el año 833 a.C., Salmansar, rey de Asiria, menciona esta ciudad. En el año 64 a.C. vino a ser la residencia del gobernador romano de la nueva provincia de Cilicia. Marco Antonio otorgó a Tarso los privilegios de ciudad libre y la eximió de impuestos. Las Escuelas de Tarso rivalizaban con las de Atenas y Alejandría. Ciudad natal del apóstol Pablo (Hch. 21:39; 22:3). Volvió a visitarla después de su conversión (Hch. 9:30; 11:25).
nom, TARTAC tip, DIOS vet, = «tinieblas». Divinidad pagana que los colonos aveos erigieron en Samaria (2 R. 17:31). nom, TARTÁN tip, TITU vet, As.: «general en jefe». Título del oficial asirio enviado a Ezequías (2 R. 18:17). Otra persona, o quizá la misma, enviada a Asdod (Is. 20:1). nom, TATNAI tip, BIOG HOMB HOAT vet, ar. «Tatenai»: «don». Gobernador persa de un territorio al oeste del Éufrates, y que se opuso a la reconstrucción del Templo (Esd. 5:3; 6:6); tuvo que ceder en su actitud por orden de Darío (Esd. 6:13). nom, TEATRO tip, CONS ver, ÉFESO vet, Entre los griegos, este edificio tenía sus gradas en semicírculo, generalmente adosadas a una ladera de una colina. Debajo del hemiciclo se hallaba la orquesta, y este espacio era cubierto por un tablero sobre el que evolucionaba el coro. El escenario se hallaba sobre una plataforma ante las gradas. Los juegos, las representaciones dramáticas o cómicas, las arengas al pueblo, tenían lugar al aire libre, en el recinto del teatro. El de Éfeso tenía un aforo de 24.500 plazas (Hch. 19:29-40; cfr. Hch. 12:21) (véase ÉFESO). En cuanto a los romanos, además de los teatros cubiertos, tenían inmensos circos para las carreras de caballos y de carros, y también anfiteatros donde el pueblo presenciaba combates entre gladiadores. Durante las persecuciones, los cristianos sufrieron frecuentemente el martirio público en teatros. En Roma, el Coliseo podía contener 80.000 espectadores (cfr. 1 Co. 9:24-27; 2 Ti. 4:7). nom, TEBAS tip, CIUD dib00386 sit, a4, 103, 450 vet,
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Llamada No y No-amón en las Escrituras (Jer. 46:25; Nah. 3:8, RV y V.M.; en las revisiones 1960 y 1977 de la versión de Reina-Valera se vierte por su nombre posterior de Tebas). No y No-amón es asimismo el nombre que se halla con frecuencia en los monumentos. Herodoto dice que llegó a ella nueve días después de haber salido de On, remontando el Nilo (Herodoto 2:9). Ahmose I arrojó a los hicsos de Egipto, reorganizando y desarrollando a continuación el imperio. Hizo entonces de Tebas su capital, agrandándola y embelleciéndola. Homero habla de sus cien puertas (Ilíada 9:381). Amón era la divinidad tutelar de esta ciudad; el sumo sacerdote de Amón era el segundo después del rey. Tebas vino a ser el centro de la civilización egipcia hasta el momento en que dos invasiones azotaron la ciudad. Primero Esar-hadón, rey de Asiria, se apoderó de Egipto el año 671 a.C. Después Assurbanipal, su hijo y sucesor, se puso otra vez en marcha el año 667, y los asirios llegaron a Tebas. Durante otra expedición en el año 663 a.C., Assurbanipal saqueó la ciudad (Nah. 3:8). A pesar de este desastre, la ciudad retuvo durante mucho tiempo su importancia (Herodoto 2:3; 3:10; Jer. 46:25; Ez. 30:14-16). Cornelio Galo destruyó Tebas porque se había unido al Alto Egipto, entre el año 30 y el 29 a.C., para rebelarse contra las exacciones romanas. Subsisten vestigios espléndidos en Luxor y Karnak, sobre la orilla derecha del Nilo: templos, obeliscos, esfinge, etc. También hay monumentos en Kurna y en Medinet-Habu, sobre la ribera derecha. En una garganta al oeste de la ciudad antigua se han hallado, talladas en la roca calcárea, los sepulcros de sus reyes. Las ruinas de Tebas se hallan, innegablemente, entre las más notables del valle del Nilo. El templo de Karnak es una maravilla, y su arquitectura representa un prodigio de capacidad mecánica. Su gran sala hipostilo tiene 134 columnas, las mayores de las cuales tienen 23 m. de altura y 3,65 m. de diámetro. La sala misma mide 100 m. de longitud y 54 de anchura. Las inscripciones son tan numerosas que corre el dicho de que «cada piedra es un libro, y cada columna una biblioteca». nom, TEBES tip, CIUD sit, a2, 404, 208 vet, = «esplendor».
Ciudad cercana a Siquem. Abimelec murió allí al atacar su torre (Jue. 9:50-55; 2 S. 11:21). Identif.: el gran pueblo de Tûbãs, a 16 Km. al noreste de Siquem, sobre el camino de Bet-seán. nom, TECOA tip, CIUD sit, a3, 388, 145 vet, Ciudad de Judá (1 Cr. 2:24; 4:5) en el desierto, no lejos de En-gadi (2 Cr. 20:20; cfr. vv. 16, 22). Roboam la fortificó (2 Cr. 11:6). Patria del profeta Amós (Am. 1:1). En la época de Nehemías, los pobres de esta ciudad ayudaron a reconstruir las murallas de Jerusalén, en tanto que los más importantes moradores de Tecoa se mostraron indiferentes (Neh. 3:5, 27). El nombre ha persistido en el de Takû'a, pueblo que se halla a unos 9 Km. al sur de Belén, en la cumbre de una colina. nom, TEJADO. Véase CASA. nom, TEJIDO vet, En Egipto este arte era ya ejercido por hombres y mujeres desde antes de la llegada de los hebreos (Herodoto 2:35; Gn. 41:42). En la época del éxodo, los israelitas hacían tejidos simples y complicados (Éx. 35:35). Los lienzos bastos de pelo de cabra y de camello servían para hacer tiendas y vestidos ordinarios (Éx. 26:7; cfr. Mt. 3:4); también se fabricaban tejidos de lino fino, de lana, con colores y diseños variables (Herodoto 3:47; Éx. 26:1; cfr. Éx. 28:39); con los tejidos se podían incluir hilos de oro (Éx. 39:3) que eran en ocasiones bordados (Éx. 27:16; 38:23). Entre los hebreos eran por lo general las mujeres las que hilaban y tejían (2 R. 23:7; cfr. 1 S. 2:19; Pr. 31:22, 24; Hch. 9:39). Los mantos y las túnicas sin costura se hacían con telar. Los sacerdotes llevaban estas túnicas (Éx. 28:6; Ant. 3:7, 4). El Señor Jesús también tenía una (Jn. 19:23). El telar se componía de un marco de madera sobre el que se ponían, arriba y abajo, dos corrones con la urdimbre. En Egipto, a veces se ponían horizontalmente. Por medio de una lanzadera se hacía pasar otro hilo cruzado con el de la urdimbre (1 S. 17:7; 2 S. 21:19; Jb. 7:6; Jue. 16:13, 14; Is. 38:12). nom, TEJÓN tip, FAUN vet,
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El término «tahash» ha sido modernamente atribuido a varios animales, principalmente a la foca y al dugong, así como también al delfín. Sin embargo, la antigua traducción de tejón, apoyada por las versiones antiguas y por la literatura talmúdica, no se enfrenta con ninguna dificultad lingüística. Además, hay una posible relación etimológica con el lat. «taxus» y el alemán «Dachs». Las pieles de tejón («Meles taxus») parecen ser totalmente adecuadas para el propósito para el que fueron usadas. Son una buena protección para las inclemencias del tiempo, y el «tahash» se usaba como cubierta exterior del Tabernáculo, y como protección para el arca cuando ésta era transportada. En un pasaje se menciona como material para zapatos o sandalias de mujeres delicadas, y en Éxodo se incluye entre los artículos de gran precio, por lo que concuerda con el hecho de que no era un material abundante (Éx. 25:5; 26:14; 35:7, 23; 36:19; 39:34; Nm. 4:625; Ez. 16:10). nom, TEKEL. Véanse MENE, TEKEL, UPARSIN. nom, TEL-ABIB tip, LUGA vet, heb.: «colina de espigas». Lugar de Babilonia, no lejos del río Quebar, donde vivían judíos deportados (Ez. 3:15). nom, TELASAR tip, LUGA vet, Prob. «colina de Assur». Lugar donde moraban los hijos de Edén (2 R. 19:12; Is. 37:12). Identif. plausible: una de las ciudades de Bit-Adini, pequeño reino del Alto Éufrates. nom, TEL-HARSA tip, LUGA vet, Heb. y as: «cerro del encantamiento». Lugar de Babilonia de donde un número de cautivos que pretendían ser israelitas acompañaron a Zorobabel para volver a Jerusalén (Esd. 2:59; Neh. 7:61). nom, TELL tip, ARQU ver, ARQUEOLOGÍA, AMARNA, MARDIKH vet,
Término árabe que designa los montículos formados de estratos de ruinas superpuestos uno sobre el otro, que se hallan en el Medio Oriente. Son el producto de repetidas destrucciones y reconstrucciones de ciudades a lo largo de la atormentada historia de la zona. Las ruinas visibles y sin mucha profundidad reciben, en cambio, el nombre de Khirbet. (Véase ARQUEOLOGÍA.) (a) TELL EL-AMARNA. (Véase EL-AMARNA.) (b) TELL MARDIKH. (Véase MARDIKH.) nom, TEL-MELA tip, LUGA vet, = «colina de la sal». Lugar de Babilonia del que salió un número que, diciendo ser israelitas, partieron con Zorobabel para volver a Jerusalén (Esd. 2:59; Neh. 7:61). nom, TEMA tip, TRIB vet, Tribu ismaelita y su territorio (Gn. 25:15; Is. 21:14); sus caravanas (Jb. 6:19). Tema se corresponde con Teyma en árabe, a mitad de camino entre Damasco y La Meca. nom, TEMÁN tip, TRIB vet, Tribu surgida de Esaú y el territorio que ocupaba en Edom (Gn. 36:11, 15, 34; Jer. 49:20; Am. 1:12), aparentemente hacia el norte (Ez. 25:13). Esta tribu tenía reputación de sabiduría (Jer. 49:7). Elifaz, el amigo de Job, pertenecía a esta tribu (Jb. 2:11). nom, TEMBLOR DE TIERRA. Véase TERREMOTO. nom, TEMEROSOS DE DIOS. Véase PROSÉLITOS. nom, TEMPLO tip, CONS TIPO ver, SALOMÓN, CANDELERO, PAN DE LA PROPOSICIÓN, ALTAR, BRONCE (Mar de), EZEQUIEL (Libro) vet, Significa, en un sentido general, todo edificio destinado a un culto (Jl. 3:5; Esd. 1:7; 5:14; Hch. 19:27). Sinónimo de Tabernáculo en 1 S. 1:9; 3:3; 2 S. 22:7; cfr. Ap. 15:5). Sin embargo, este
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término se aplica con mayor frecuencia al Templo de Jerusalén, en sus sucesivas construcciones, erigido para el culto al Señor. (a) El Templo de Salomón. David se propuso reemplazar el tabernáculo portátil por un edificio permanente, y reunió la mayor parte de los materiales necesarios para este fin (2 S. 7; 1 R. 5:3-5; 8:17; 1 Cr. 22; 28:11-29:9). Reunió cien mil talentos de oro, un millón de talentos de plata (1 Cr. 22:14), y a ello añadió tres mil talentos de oro y siete mil de plata de su propia fortuna. Los príncipes aportaron cinco mil talentos de oro, diez mil dáricos de oro, y diez mil talentos de plata (1 Cr. 29:4, 7). El total vino a ser de ciento ocho mil talentos de oro, diez mil dáricos de oro, y un millón diecisiete mil talentos de plata. David se había enriquecido mediante sus conquistas, y los pueblos que le estaban sometidos le pagaban tributo; de esta manera, pudo poner a disposición de Salomón metales de gran precio que le serían más que suficientes para la construcción del Templo (1 R. 7:51; 2 Cr. 5:1). Para la extraordinaria riqueza de este rey, véase SALOMÓN. El edificio comenzó a ser edificado en el año cuarto de Salomón, y fue acabado en siete años y seis meses (1 R. 6:1, 38). La alianza de Salomón con Hirán, rey de Tiro, facilitó al rey de Israel las maderas del Líbano y artesanos fenicios. Salomón hizo una leva de treinta mil israelitas, que iban a trabajar al Líbano, a turnos de diez mil cada mes (1 R. 5:13). Entre los descendientes de los cananeos del país de Israel, Salomón hizo una leva forzosa de ciento cincuenta mil hombres (1 R. 5:15; 9:20, 21; 2 Cr. 2:2, 17, 18). Había quinientos cincuenta jefes de obra y tres mil trescientos capataces (1 R. 5:16; 9:23); de ellos, tres mil seiscientos eran cananeos y doscientos cincuenta israelitas (2 Cr. 2:18; 8:10). El Templo fue erigido sobre la colina de Moria, sobre el emplazamiento de la era de Ornán el jebuseo (2 Cr. 3:1). El plan del Templo reproducía el del Tabernáculo, pero sus dimensiones eran dobles y la decoración más suntuosa. El interior medía sesenta codos de longitud por veinte de anchura y treinta de altura (1 R. 6:2); la altura difería así en proporción a la del Tabernáculo. Los muros estaban hechos de piedras totalmente talladas en la cantera (1 R. 6:7); la techumbre era de cedro (1 R. 6:9). El suelo estaba hecho con planchas de madera de ciprés, y las paredes fueron recubiertas de cedro, del suelo al techo (1 R. 6:15; 2 Cr. 3:5). Todo el interior estaba recubierto de oro (1 R. 6:20, 22, 30; 2 Cr. 3:7, etc.). Sobre las paredes se esculpieron querubines, palmeras y flores. El Lugar Santísimo («debir») era un cubo
de veinte codos de arista (1 R. 6:16, 20). El espacio de diez codos de altura entre el cielo raso y el techo estaba probablemente ocupado por cámaras recubiertas de oro (1 Cr. 28:11; 2 Cr. 3:9). El arca se hallaba en el Lugar Santísimo (1 R. 8:6), bajo las alas de dos gigantescos querubines hechos de madera de olivo y recubiertos de oro. Cada uno de ellos medía diez codos de altura (alrededor de cinco metros y cuarto), y la longitud de cada una de sus alas medía cinco codos. Las alas exteriores de los querubines tocaban los muros, y las otras dos se unían. En el centro, por encima del propiciatorio, los dos querubines contemplaban el arca (1 R. 6:23-28; 2 Cr. 3:10-13). Un tabique de madera de cedro, recubierto de oro por los dos lados, separaba el lugar santo («hekal») del Lugar Santísimo («debir»). Había una puerta de dos hojas de madera de olivo, adornada de palmeras, flores y querubines, y recubierta de oro, que permitía el paso, y un velo análogo al del Tabernáculo la recubría (1 R. 6:16, 21, 31, 32; 2 Cr. 3:14; cfr. Ant. 8:3, 3 y 7). El lugar santo media cuarenta codos de largo, veinte de ancho y treinta de alto. Los muros tenían ventanas anchas en su interior, y estrechas en su exterior, probablemente cerca del techo (1 R. 6:4). El altar de incienso no era de acacia, como en el Tabernáculo, sino de cedro recubierto de oro (1 R. 6:20, 22; 7:48). Este altar estaba relacionado con el Lugar Santísimo (1 R. 6:22; cfr. He. 9:3, 4), pero se hallaba en el lugar santo, delante del velo de separación, por cuanto el sumo sacerdote debía ofrecer el incienso cada día, en tanto que sólo entraba una vez al año en el Lugar Santísimo. Había no sólo un candelero, como en el Tabernáculo, sino diez candeleros de oro; de la misma manera, en lugar de una, había diez mesas; es indudable, sin embargo, que los panes de la proposición sólo se ponían sobre una mesa, de la misma manera que sólo se usaba un candelero cada vez (cfr. 2 Cr. 13:11; véanse CANDELERO, PAN DE LA PROPOSICIÓN). Las puertas que daban acceso al lugar santo desde el exterior eran de ciprés (1 R. 6:33, 34). Un edificio de tres pisos se apoyaba contra la parte trasera del Templo y sus dos laterales (1 R. 6:510). El pórtico delante de la entrada principal medía diez codos de ancho, veinte de largo y ciento veinte de alto (1 R. 6:3; 2 Cr. 3:4). A cada lado del pórtico se levantaban dos columnas de bronce: Boaz y Jaquín midiendo cada una de ellas dieciocho codos de altura, ricamente decoradas (1 R. 7:15-22; 2 Cr. 3:15-17). El Templo tenía dos atrios, el interior elevado, reservado a los
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sacerdotes y el gran patio exterior (2 R. 23:12; 2 Cr. 4:9; Jer. 36:10). Los dos atrios estaban separados por la misma diferencia de nivel entre ellos, y por un muro bajo, hecho de tres hileras de piedras labradas y de una hilera de vigas de cedro (1 R. 6:36; 7:12). El altar de bronce, para los holocaustos, se hallaba en el atrio de los sacerdotes (1 R. 8:64; 2 R. 16:14; 2 Cr. 15:8); era unas cuatro veces mayor que el del Tabernáculo (2 Cr. 4:1). También en este atrio interior estaba el mar de bronce (gran cuba de bronce), y había además diez fuentes de bronce (1 R. 7:23-39). La gran cuba servía para las abluciones de los sacerdotes, las fuentes estaban destinadas para lavar los objetos empleados en los sacrificios (2 Cr. 4:6, véanse: ALTAR, BRONCE [MAR DE]). El pueblo se quedaba en el gran atrio exterior (cfr. 1 R. 8:14), pavimentado (2 Cr. 7:3) y rodeado de un muro con numerosas puertas (2 Cr. 4:9, cfr. Ez. 40:5). En el año 587 a.C., los babilonios se apoderaron de Jerusalén; saquearon este templo, incendiándolo (2 R. 25:8-17). nom, TEMPLO, DE ZOROBABEL tip, CONS TIPO ver, SALOMÓN, CANDELERO, PAN DE LA PROPOSICIÓN, ALTAR, BRONCE (Mar de), EZEQUIEL (Libro) vet, (b) El Templo de Zorobabel. Ciro permitió a los israelitas que construyeran un templo de sesenta codos de anchura y sesenta codos de altura (Esd. 6:3; cfr. Ant. 11:4, 6). No se hace mención de la longitud. Comenzado en el año 537 a.C., el segundo año después del retorno del exilio, fue acabado en el año 515, en el año sexto de Darío, a pesar de la oposición de los samaritanos (Esd. 3:8; 6:15; Contra Apión 1:21). Las dimensiones de las panes del templo no se indican. El nuevo edificio seguía las líneas básicas del Templo de Salomón, pero sin su esplendor (Esd. 3:12). Sin embargo, tendría un destino aún más glorioso, a causa de la venida, ya más cercana entonces, de Jesucristo (Hag. 2:3, 9). Se usaron cedros del Líbano (Esd. 3:7) y metales preciosos ofrecidos voluntariamente como durante la peregrinación por el desierto (Esd. 1:6; 2:68, 69). Se habían recuperado numerosos utensilios del Templo de Salomón (Esd. 1:7-11). Las paredes interiores se recubrieron de oro. El Templo, como en el pasado, se dividía en Lugar Santísimo y lugar santo, indudablemente separados por un velo (1 Mac. 1:21, 22; 4:48, 51). Sin embargo, el Lugar Santísimo estaba vacío, por cuanto el arca había desaparecido (Cicerón, pro Flac. 28; Tácito,
Historias 5:9). En el lugar santo se hallaba el altar del incienso y, al igual que en la época del Tabernáculo, sólo un candelero de oro y una sola mesa para los panes de la proposición (1 Mac. 1:21, 22; 4:49). Las cámaras exteriores eran contiguas al edificio (Neh. 10:37-39; 12:44; 13:4; 1 Mac. 4:38), que rodeaban los atrios (Neh. 8:16; 13:7; Ant. 14:16, 2); había también un mar de bronce (Eclo. 1:3) y un altar para los holocaustos (Esd. 7:17), hecho de piedra (1 Mac. 4:44-47). Una balaustrada de madera separaba el atrio de los sacerdotes del atrio exterior (Ant. 13:13, 5). Había unas puertas para cerrar el templo y sus atrios (Neh. 6:10; 1 Mac. 4:38). (c) El Templo de Herodes. El Templo de Herodes sobrepasó la belleza del anterior. Josefo, que lo conocía bien, lo describe detalladamente (Ant. 15:11; Guerras 5:5); también se dan datos en la Misná (Middoth). Antes de derribar el santuario antiguo, Herodes hizo preparar los materiales necesarios. Los trabajos comenzaron el año decimoctavo del reinado de Herodes, en el año 20-19 a.C. Herodes asignó a los sacerdotes la tarea de construir la parte en la que sólo ellos tenían el derecho a entrar. Un año y medio más tarde habían finalizado la tarea. Otros obreros tardaron ocho años para construir los pórticos. El edificio no fue acabado hasta la época del procurador Albino (62-64 d.C.; Ant. 15:11, 56; 20:9, 7; cfr. Jn. 2:20). El conjunto ocupaba dos veces más espacio que el templo anterior (Guerras 1:21, 1). La parte principal, hecha de bloques de piedra blanca, tenía la misma longitud y anchura que en la época de Salomón, pero la altura era de cuarenta codos, en lugar de treinta, sin contar una sala superior. El edificio contenía un Lugar Santísimo y un Lugar santo, análogo a las etapas anteriores. Un velo separaba el Lugar santo del Santísimo, que estaba vacío (Guerras 5:5, 5). Cuando Cristo expiró, este velo se rasgó por medio, de arriba abajo, significando que toda alma redimida puede, desde entonces, entrar en la misma presencia de Dios (Mt. 27:51; He. 6:19; 10:20). En el Lugar santo había un altar de oro para el incienso, una mesa de oro para los panes de la proposición, y un candelero de oro. Un gran pórtico al este llevaba a la puerta del Lugar santo. Esta puerta era de madera dorada y tenía cuatro hojas; delante de ella había un velo de lino fino, mezclado de azul, púrpura y carmesí. Una enorme vid con grandes uvas decoraba el interior del pórtico. La parte trasera del templo y los dos laterales estaban rodeados de un edificio suplementario de una altura de cuarenta codos,
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albergando cuarenta y ocho cámaras (Guerras 6:4, 7). Este anexo tenía asimismo dos alas. Una de ellas tenía una escalera de caracol. La longitud exterior de este anexo era de cien codos, y su anchura de cincuenta y cuatro. Con las dos alas laterales, la anchura llegaba a los setenta codos. Encima del Lugar santo y del Santísimo había estancias. Delante de la fachada había un pórtico de cien codos de largo y veinte de ancho. Herodes hizo poner encima de él un águila de oro (Ant. 17:6, 2-3; Guerras 1:33, 23). Una escalera de doce peldaños descendía del pórtico del Lugar santo al atrio de los sacerdotes, que rodeaba al edificio sagrado. En este patio se hallaba el altar para los holocaustos, con una altura de quince codos; su base era un cuadrado de cincuenta codos de lado. Este altar estaba provisto de una rampa de acceso. Había una fuente en lugar del mar de bronce. Un muro de alrededor de un codo de espesor cerraba el atrio de los sacerdotes. Había un gran atrio que rodeaba a éste, dos veces más grande que el del antiguo templo, y rodeado por un muro de veinticinco codos. Contra este muro se alineaban las cámaras de almacenamiento (Guerras 6:5, 2). Delante de estas cámaras se levantaba un pórtico cubierto que miraba a los lados del templo. La parte occidental de este gran atrio, que estaba separado por un muro de la parte oriental, constituía el atrio de Israel, donde sólo podían entrar los varones. La parte oriental, el atrio de las mujeres, ocupaba un plano inferior. Del atrio de los hombres se abría una gran puerta en el centro del muro, y quince escalones llevaban al atrio de las mujeres, totalmente prohibido a los extranjeros. Unas murallas separaban este atrio del atrio exterior, llamado también atrio de los gentiles, que estaba rodeado de magníficos pórticos. La Torre Antonia ocupaba el ángulo noroeste del atrio exterior, cortando sus pórticos. Desde lo alto de sus torres se podían vigilar los edificios sagrados. Había inscripciones mediante las que se prohibía a los gentiles, bajo pena de muerte, entrar en los otros atrios. El triple muro de separación (cfr. Ef. 2:14) estaba atravesado por nueve puertas, recubiertas de oro y plata, y semejantes a torres (Hch. 3:2, 10). La diferencia de niveles era de quince codos entre el vestíbulo del Lugar santo y el atrio de los gentiles. De aquel vestíbulo se descendían doce peldaños al atrio de los sacerdotes, quince peldaños más llevaban del atrio de Israel al de las mujeres; de allí, cinco peldaños más llevaban a la explanada, donde catorce gradas más llevaban al atrio de los gentiles. Este atrio de los gentiles rodeaba totalmente el recinto sagrado
y tenía la forma de un cuadrado (Guerras 6:5, 4). Según Josefo, el perímetro era de seis estadios (1.110 m.) (Guerras 5:5, 2). Estaba enlosado y sus pórticos estaban cubiertos de cedro tallado (Ant. 17:10, 2; cfr. Guerras 6:3, 2). El pórtico meridional contaba con ciento sesenta y dos columnas repartidas en cuatro hileras que formaban una triple avenida. Cada columna, tallada de un solo bloque de piedra blanca, tenía una altura de veinticinco codos. El pórtico que iba a lo largo del muro oriental era considerado un resto del primer templo, y llevaba el nombre de pórtico de Salomón (Jn. 10:23; Hch. 3:11; Ant. 20:9, 7; Guerras 5:5,1). Es en el atrio de los gentiles que había cambistas y vendedores con permiso de comerciar (Mt. 21:12; Jn. 2:14). Unas imponentes murallas rodeaban todo el recinto. Al oeste había cuatro puertas que rodeaban estas murallas: dos en su zona norte, que llevaban a los suburbios; la tercera, que llevaba hacia el valle de Tiropeón, en el lugar del arco de Wilson; la cuarta, más al sur, se dirigía al valle (Ant. 15:11, 5). La muralla meridional tenía dos puertas, llamadas Hulda. En la muralla oriental se hallaba la puerta llamada Susa. Además, Josefo menciona otra puerta de la muralla septentrional (Guerras 6:4, 1). Durante el asedio de Jerusalén por parte de los romanos, en el año 70 d.C., los judíos incendiaron una parte del pórtico que comunicaba con la Torre Antonia. A pesar de la prohibición de Tito, que quería salvar el Templo, un soldado romano le prendió fuego entonces (Guerras 6:3,1; 4:5; cfr. 5:1; 9:2). Los romanos derribaron las murallas (7:1, 1). En el año 136 d.C., o algo antes, el emperador Adriano erigió un santuario a Júpiter Capitolino sobre la explanada del Templo. Juliano el Apóstata intentó, el año 363, reconstruir el Templo, a fin de refutar la profecía de Cristo (Mt. 24:1, 2). Los obreros, sin embargo, afirmaron después que llamaradas que surgían repetidas veces del suelo les impidieron echar los cimientos. En el año 691, 'Abdal-Malik construyó, sobre la explanada del Templo, la «Cúpula de la Roca», que recibe erróneamente el nombre de «Mezquita de Omar». (d) El Templo mesiánico futuro. El profeta Ezequiel describe en su libro el Templo mesiánico (Ez. 40-48), que se hará realidad durante el Milenio (Véase EZEQUIEL [LIBRO DE]). (e) Situación del Templo. De manera general se acepta que el edificio principal del Templo se levantaba donde en la
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actualidad se levanta la «Cúpula de la Roca», en la explanada del Templo. Asher S. Kaufman, en un prolijo estudio de campo y de fuentes históricas, documenta sin embargo que el cuerpo del santuario, orientado de oeste a este, tenía el Lugar Santísimo centrado en la pequeña cúpula Qubbat el-Arwah (ár.: «Cúpula de los Espíritus»), también llamada Qubbat el-Alouah (ár.: «Cúpula de las Tablas»). Según M. de Vogüé, este último nombre se debía a que esta cúpula estaba dedicada a la memoria de las Tablas de la Ley. Esto coincide con el hecho de que en el Santísimo estaba el arca, conteniendo las Tablas de la Ley (Vogüé, «Le Temple de Jerusalem», París, 1864, p. 105). Kaufman da en su artículo una interesante reconstrucción doble del Templo de Salomón y de Zorobabel superpuestos a la explanada del monte del Templo. El resultado es que en ambos casos el Templo, con el santuario, el atrio de los sacerdotes y altar del holocausto, así como el atrio exterior, ocupa el espacio libre de la explanada al norte, quedando su muro meridional a unos veintidós metros de la Cúpula de la Roca (véase Kaufman: «Where the Ancient Temple of Jerusalem Stood», en Biblical Archaeology Review, vol. IX, n.0 2, marzo/abril 1983, PP. 40-59). (f) Sentido espiritual. En sentido espiritual, Cristo habla de Su cuerpo como templo (Jn. 2:19); los cristianos son ahora el templo de Dios, en quienes mora el Espíritu de Dios. También el cuerpo de cada creyente en el Señor Jesús es un templo del Espíritu Santo (1 Co. 6:19). nom, TENTACIÓN tip, DOCT ver, TENTACIONES DEL SEÑOR vet, heb. «massah», gr. «peirasmos»). En las Escrituras se presentan tres caracteres diferentes de tentación: (a) «Dios tentó a Abraham» cuando le ordenó que le ofreciera Isaac (Gn. 22:1). Con ello, puso su fe a prueba. Las revisiones 1960 y 1977 de ReinaValera traducen «probó» y «puso a prueba», respectivamente. Pablo habla de su aguijón en la carne como su «tentación» («prueba» en las ya citadas revisiones). (b) Los israelitas tentaron a Dios. «Tentaron a Dios en su corazón, pidiendo comida a su gusto» (Sal. 78:18). Pusieron en duda que Dios pudiera poner mesa para ellos en el desierto. Hubo otras ocasiones en que dijeron: «¿Está, pues, Jehová entre nosotros, o no?» (Éx. 17:7). Se tiene que
señalar que cuando Israel ponía a Dios a prueba era en realidad que ellos estaban siendo probados por Él: cfr. Sal. 95:9 con Dt. 8:2 y 33:8 (donde el «piadoso» es Israel). El Señor Jesucristo rehusó poner a Dios a prueba cuando fue tentado por Satanás para que se arrojara al vacío a fin de que los ángeles lo preservaran (Mt. 4:5-7, etc.). El pecado de Ananías y Safira fue tentar al Espíritu del Señor (Hch. 5:9). (c) Tentación al mal. Esta tentación asalta al hombre, de una parte, del exterior. Satanás, el Tentador, busca constantemente empujarnos al mal (Mt. 4:3; 1 Co. 7:5; 2 Co. 11:3; 1 Ts. 3:5); el mundo también despliega sus atracciones, intentando alejar al creyente de Dios (1 Jn. 2:1517). La fuente más poderosa de tentación, sin embargo, es nuestra propia carne: «Cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido» (Stg. 1:14). Así, la tentación al mal halla en el hombre caído una adecuada caja de resonancia, aparte de todos los apetitos pecaminosos que surgen de la naturaleza caída del hombre. No es Dios quien nos tienta a pecar (Stg. 1:13). Mediante la tentación, Adán y Eva tuvieron la facultad de elegir entre la dependencia de Dios o actuar siguiendo una voluntad independiente y opuesta a la de Dios (Gn. 3). Cristo mismo, en tanto que Hijo del Hombre, se vio ante la tentación, aunque, como en el caso de Adán antes de pecar, puramente externa, «sin pecado» (He. 4:15); también los súbditos del Milenio serán tentados, habiendo estado hasta el final de aquel período al abrigo de las astucias del Tentador (Ap. 20:3, 8). Sin embargo, el Señor es fiel, y no permite que seamos tentados más allá de nuestra capacidad, dándonos junto con el hecho de la tentación la salida, a fin de que podamos aguantar (1 Co. 10:13). Ante el gran período de tentación que viene sobre el mundo, da a los creyentes una especial promesa (Ap. 3:10). En todo caso, el creyente debe velar en oración, para no caer en tentación (Mt. 26:41; cfr. Lc. 8:13), sabiendo que el Señor pasó por amargas pruebas y tentaciones en Su encarnación, pudiendo socorrernos, y que se compadece de nuestras debilidades (He. 2:18; 4:15). nom, TENTACIONES DEL SEÑOR vet, Además de las tentaciones generales a las que se alude en Hebreos (He. 4:15), hubo tres tentaciones especiales y tipológicas a las que el Señor Jesús se vio sometido (Mt. 4:1-11; Mr. 1:12-13; Lc. 4:113). Las afrontó como hombre dependiente de
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Dios, apoyado en Su palabra, y ante ello Satanás no tuvo respuesta. El hecho de que el Señor confrontó a Satanás en la relación que tenía como hombre con Israel y con los otros hombres, queda confirmado efectivamente porque las tentaciones se omiten en el Evangelio de Juan, donde el Señor es contemplado de una manera primordial en su carácter de Hijo de Dios: Dios no puede ser tentado del mal (Stg. 1:13). A. La primera tentación tenía como objeto intentar que abandonara el camino de dependencia. Hacer pan de las piedras para satisfacer Su hambre hubiera significado que dejaba de esperar en Dios; el verdadero camino del hombre es vivir de toda palabra de Dios, depender de Él en todas las circunstancias. La primera tentación es notable al hacerse patente que Satanás sabía a quién se estaba dirigiendo (cfr. Mt. 4:3). B. La segunda tentación fue la de poner a prueba la fidelidad de Dios a Su palabra pretendiendo que Cristo se arrojara desde una gran altura, apelando a la promesa de que los ángeles lo sostendrían. Satanás citó este pasaje, pero omitiendo la importante sección de que los ángeles le guardarían «en todos Sus caminos» (Sal. 91:11, 12). La tentación era a que abandonara Su camino, lo que hubiera sido poner a Dios a prueba, tentarlo (Mt. 4:7). C. La tercera tentación fue ofrecer al Señor toda la gloria de este mundo, si adoraba a Satanás. En ello mismo se descubrió como el Adversario. Cristo le respondió que sólo Dios debe ser adorado, y ordena a Satanás que se vaya. Todos los reinos de este mundo serán de Cristo en el tiempo que Dios ha señalado, y Cristo espera hasta entonces. Sin embargo, ¡cuántos hombres han dado su adoración a Satanás, de una manera u otra, para conseguir migajas de gloria o posesiones mundanas! Se debe señalar que el Señor, al responder a Satanás, cita en cada ocasión del libro de Deuteronomio, en el que Israel es contemplado como a punto de entrar en la Tierra Prometida. Esta misma arma está a disposición del cristiano. La Palabra de Dios recibe el nombre de «Espada del Espíritu» (Ef. 6:17). También se ordena: «Resistid al diablo, y huirá de vosotros» (Stg. 4:7). En el Evangelio de Lucas las tentaciones están dispuestas en orden moral, siendo la segunda tentación de Mateo la última en Lucas. Bibliografía: Chafer, L. S.: «Teología Sistemática» (Publicaciones Españolas, Dalton, Georgia, 1974);
Kelly, W.: «Christ tempted and sympathizing», en The Bible Treasury, oct. 1894/feb. 1895 (H. L. Heijkoop, Winschoten, Holanda, reimpr. 1969); Kelly, W.: «Lectures on the Gospels» (Bible Truth Publishers, Oak Park, Illinois, reimpr. 1970); Lacueva, F.: «La Persona y la Obra de Jesucristo» (Clíe, Terrassa, 1979). nom, TEOCRACIA ver, URIM Y TUMIM, JUECES (Libro), PACTO, MOISÉS, DEUTERONOMIO, MILENIO, REINO DE DIOS vet, Josefo acuñó este término para definir el gobierno instituido en el Sinaí: «Nuestro legislador... ordenó que nuestro gobierno fuera lo que designaré por el expresivo término de teocracia: Dios ejerciendo la autoridad» (Contra Apión 2:17). Jehová, el cabeza de la nación, se sentaba entre los querubines (Éx. 25:22). Detentaba la autoridad legislativa, ejecutiva y judicial. Había dado a conocer al pueblo la Ley fundamental del Estado, y suscitado hombres capaces de gobernar en Su nombre. Había jueces que cumplían la mayor parte de las funciones judiciales, y sólo se presentaban directamente ante el Señor los problemas de más difícil resolución (Éx. 18:19). (Véase URIM Y TUMIM.) Dios ejercitaba mediante Moisés y por los profetas la autoridad legislativa (Dt. 18:15-19), pero la Ley dada raramente precisó modificaciones o adiciones. En cuanto a las funciones ejecutivas, fueron confiadas a caudillos llamados Jueces. Suscitados cuando se hacía sentir su necesidad, estos hombres se mostraban dignos de la confianza del pueblo, y asumían la dirección de los asuntos (véase JUECES). Dios hizo de la obediencia la base del régimen teocrático que propuso a Israel en el Sinaí (Éx. 19:4-9). Los ancianos aceptaron esta condición (Éx. 19:7, 8). Jehová hizo resonar el Decálogo, la base misma del Pacto, en los oídos de los israelitas (Éx. 20:1, 19, 22; Dt. 4:12, 33, 36; 5:4, 22; Éx. 19:9). El pueblo, embargado de temor, pidió que no le fueran dadas directamente las normas que se desprendían de los Diez Mandamientos, sino por medio de Moisés (Éx. 20:18-21). El pacto fue ratificado. Moisés escribió en un libro todas las palabras de Jehová, erigió un altar y doce columnas, ordenó ofrecer un sacrificio, y esparció la mitad de la sangre de los animales inmolados sobre el altar. Leyó el libro del pacto al pueblo, y todos se comprometieron a obedecer a Jehová. Moisés roció entonces al pueblo con el resto de la sangre, diciendo: «He aquí la sangre del pacto que
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Jehová ha hecho con vosotros sobre todas estas cosas» (Éx. 24:3-11; véase PACTO). El pacto había quedado establecido. El Decálogo, ley fundamental del Estado, recibiría en nuestros días el nombre de «constitución». Era un convenio pasado entre Dios y la comunidad de Israel. Los principios básicos estaban grabados sobre dos tablas de piedra depositadas en el arca. Esta constitución recibía el nombre de «Tablas del Pacto» (Dt. 4:13; 9:9, 11; 1 R. 9:9-21; cfr. Nm. 10:33; Jue. 20:27; 1 S.4:3), o del «testimonio» (Éx. 31:18; 32:15, etc.). Las normas que se derivan del Decálogo no son nunca contrarias a ellas. Son su aplicación a la vida cotidiana. Estos estatutos, agrupados ordenadamente, especialmente de diez en diez o de cinco en cinco, forman un código en el que el término «Si» marca frecuentemente el comienzo de las subdivisiones. Secciones esenciales: (a) Leyes relativas al altar y al culto (Éx. 20:2326). (b) Leyes salvaguardando los derechos de los hombres: la libertad (Éx. 21:2-11); homicidio voluntario y accidental (Éx. 21:12-32); daños causados a la propiedad (Éx. 21:3-22:15). (c) Estatutos relacionados con la conducta individual (Éx. 22: 1-23:9). (d) Ordenanzas concernientes: al año y día sabáticos, a las fiestas, los sacrificios (Éx. 23:10-19). (e) Promesas (Éx. 23:20-33). En cuanto a la fecha, carácter y codificación de estas ordenanzas, véase MOISÉS. En cuanto a las modificaciones y adiciones posteriores, con vistas a la vida sedentaria en la Tierra Prometida, que precisaba de modificaciones en algunas de las leyes promulgadas para la peregrinación en el desierto, véase DEUTERONOMIO. Desde la institución de la teocracia en el Sinaí, el pueblo supo que Dios lo gobernaba por medio de Moisés, encargado por Él para ejercitar los poderes legislativo, judicial y ejecutivo. Ya había jueces subalternos que ayudaban a Moisés (Éx. 18:21-26). Al final de la peregrinación en el desierto, los israelitas recibieron la promesa de que Dios seguiría revelándoles Su voluntad (Dt. 18:15-19). Moisés les anunció que Dios proveería para su sucesión, pero que llegaría un día en que el pueblo mismo pediría tener un rey como todas las demás naciones (Dt. 17:14-20). El mantenimiento de la teocracia dependía, en efecto, de la actitud de Israel hacia Dios y hacia el pacto. Los israelitas formaban doce tribus ligadas por lazos de sangre,
lengua e historia común, y la esperanza de disfrutar de la libertad en su propio territorio; todo ello contribuía a unirlos; pero es indiscutible que el hecho de estar agrupados bajo la misma autoridad teocrática, representaba para ellos el más poderoso de los vínculos. Fue a partir de que Jehová dejó de reinar sobre ellos de una manera inmediata que se manifestaron las tendencias al cisma (1 S. 10:27; 2 S. 2:8-10; 3:1; 15:10; 17:24; 19:9-10, 41-20:22; 1 R. 12:16-19). En el momento en el que la nación reclamó un soberano de entre los suyos, el Señor dijo de una manera expresa a Samuel: «No te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos» (1 S. 8:7 cfr. 1 S. 10:19; 12:12). Así acabó la verdadera teocracia en Israel. Sin embargo, Dios no abandonó al pueblo elegido ni Sus planes con respecto a ellos. Por pura condescendencia, Dios les constituyó a Saúl (1 S. 9:15-17; 10:22-24; 12:13, 22), después a David (1 S. 16:1, 12-13), el hombre según su corazón (1 S. 13:14). Hubo a continuación, al menos bajo los mejores reyes, una especie de régimen semiteocrático. Pero no se trataba de nada más que un estado poco satisfactorio y provisional. Mediante sus profetas (incluyendo al mismo David), el Señor anunció la venida del MesíasRey, que establecería la perfecta teocracia, en conformidad a su plan eterno (1 S. 25:7, 12-13, 16; Sal. 2; 45:7-8; 72:1-11; Is. 9:5-6; 11:1-10, etc.). El reinado glorioso del Milenio será la última palabra del Señor sobre la tierra (Ap. 20:1-10) conduciendo a la manifestación de su reino eterno en el cielo. (Véanse MILENIO, REINO DE DIOS.) nom, TEODOCIÓN (Versión de). Véase TEXTO Y VERSIONES CLÁSICAS DE LA BIBLIA. nom, TEOFANÍA tip, DOCT ver, ÁNGEL DE JEHOVÁ vet, Reciben este nombre las apariciones de la Deidad. Dios el Padre es invisible (Jn. 1:18; 1 Ti. 6:16). Se manifestó a los hombres en la persona del Ángel de Jehová (Gn. 16:7; Éx. 32:34; 33:14), el Ángel del Pacto (Mal. 3:1), y Cristo. Se distingue: (a) Las teofanías del AT, que preparaban la venida de Cristo.
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(b) La encarnación de Cristo, Dios manifestado en carne. (c) El retorno de Cristo. En el AT, Dios se manifestaba a los patriarcas de una manera intermitente (véase ÁNGEL DE JEHOVÁ). Desde el éxodo, estas manifestaciones pasajeras fueron reemplazadas principalmente por la presencia permanente de Dios, la «Shekiná» que residía entre los querubines, primero en el Tabernáculo y después en el Templo. Cuando tuvo lugar la salida de Egipto, Jehová iba delante de los israelitas en una columna de nube; de noche, aquella columna tomaba apariencia de fuego (Éx. 13:21, 22). Sobre el Sinaí se pudo contemplar una espesa nube, y después humo, porque el Señor descendió en medio de fuego (Éx. 19:16, 18). Más tarde, la nube de la gloria del Señor reposó sobre el Sinaí durante seis días, y al séptimo día el Señor llamó a Moisés. El aspecto de esta gloria era como de un fuego devorador (Éx. 24:16, 17). Cuando Moisés entraba en el primer Tabernáculo del Testimonio, la nube descendía y se detenía a la entrada de la tienda, donde Jehová hablaba con él (Éx. 33:9-11; cfr. Dt. 5:4). Cuando fue erigido el Tabernáculo, Jehová tomó posesión de él. Su gloria lo llenó, y la nube reposó sobre él de día y de noche (Éx. 40:34, 35; Nm. 9:15, 16). Moisés oía la voz del Señor dirigiéndose a él desde lo alto del propiciatorio (Nm. 7:89; cfr. Éx. 25:22; Lv. 16:2; Éx. 16:7, 10; Lv. 9:6, 23; Nm. 14:10; 16:19, 42; 20:6). Durante la dedicación del Templo de Salomón, la gloria del Señor llenó igualmente el edificio (1 R. 8:10, 11); fue retirada definitivamente durante la destrucción del Templo y de Jerusalén (Ez. 9:3, 6; 10:4, 18-19; 11:22-23). Las apariciones pasajeras a los patriarcas habían dado paso a la presencia constante de Dios en el santuario; el paso siguiente fue la encarnación del Señor, que vino a morar en medio de los hombres. Y los hombres vieron Su gloria, gloria mucho mayor que la de la primera morada del Señor (Hag. 2:9), porque el cuerpo físico del Señor Jesucristo era un verdadero templo (Jn. 2:21), destinado a manifestar mucho mejor todavía la presencia divina entre los hombres. En la última etapa seremos introducidos ante el trono mismo del Dios totalmente revelado. Entonces no habrá más necesidad de teofanías: el Señor será todo en todos, nos veremos cara a cara, y conoceremos como somos conocidos (1 Co. 13:12; Ap. 22:3). nom, TEÓFILO tip, BIOG HOMB HONT ver, HECHOS DE LOS APÓSTOLES vet,
= «amado de Dios». El cristiano a quien Lucas dirigió su Evangelio (Lc. 1:3) y los Hechos (Hch. 1:1). (Véase HECHOS DE LOS APÓSTOLES.) nom, TEPE tip, ARQU ver, TELL vet, Nombre que reciben en Turquía los montículos formados por restos superpuestos de ruinas de ciudades antiguas. (Véase TELL.) nom, TERAFÍN tip, DIOS fot, dib00389 ver, IDOLATRÍA vet, Estatuillas de dioses domésticos y que no representaban una deidad particular. Eran de diferentes tamaños (Gn. 31:19, 30, 34; 1 S. 19:13), y es probable que fueran considerados como amuletos de buena suerte; se les hacían preguntas (Ez. 21:26; Zac. 10:2). El nombre está en plural, pero tiene en ocasiones el significado de un singular (1 S. 19:13). Los babilonios tenían terafines (Ez. 21:26). Raquel se llevó los de Labán (Gn. 31:19, 34) sin saberlo Jacob (Gn. 31:32). Después de la matanza de Siquem, el patriarca hizo eliminar todos los dioses extraños que tenían los miembros de su clan, y los enterró (Gn. 35:2-4). En la época de los Jueces, un hombre llamado Micaía poseía un santuario privado con sacerdote, efod, terafín (Jue. 17:5) y también ídolos de metal (Jue. 17:4; 18:14). Unos hombres de la tribu de Dan los tomaron para su propio uso (Jue. 17:20). Samuel asimiló el culto a los terafines con la hechicería (1 S. 15:23). Mical, esposa de David, parece que lo practicaba (1 S. 19:13). También lo practicaban los israelitas del reino del norte (Os. 3:4). El rey Josías destruyó los terafines y los otros ídolos (2 R. 23:24). Después del exilio, había israelitas que aún consultaban a los terafines (Zac. 10:2). (Véase IDOLATRÍA.) nom, TERCIO tip, BIOG HOMB HONT vet, = «tercero». Cristiano a quien Pablo dictó la Epístola a los Romanos (Ro. 16:22).
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nom, TERREMOTO vet, Temblor de tierra. Durante los grandes seísmos, en los lugares donde las sacudidas son más violentas, las colinas tiemblan (Jer. 4:24); se conmueven los mismos cimientos de la tierra (Sal. 18:7); aparecen grietas en la corteza de la tierra (Zac. 14:4, 5); se abren y cierran hendiduras en las que uno puede caer (Nm. 16:31-33); las casas se agrietan y derrumban sobre sus moradores; si el mar está cercano, abandona en ocasiones su lecho, precipitándose sobre la tierra en una enorme ola de aguaje que abate y destruye todo lo que halla a su paso. En la época de Uzías y de Jeroboam II, Judea sufrió un terrible terremoto (Am. 1:1; Zac. 14:5; Ant. 9:10, 4). En el año séptimo de Herodes el Grande hubo otro gran seísmo que causó la muerte de más de diez mil personas y de muchísimo ganado (Ant. 15:5, 2). Un terremoto, acompañado de tinieblas, marcó la muerte de Cristo (Mt. 27:45, 51:54), y otra sacudida similar señaló Su resurrección (Mt. 28:2). Un terremoto tuvo lugar en Macedonia mientras Pablo y Silas estaban en la cárcel de Filipos (Hch. 16:26). Se anuncia un recrudecimiento de terremotos entra las señales del retorno de Cristo (Mt. 24:7; Lc. 21:11; cfr. Ap. 6:12; 11:13; 16:18). nom, TÉRTULO tip, BIOG HOMB HONT vet, Orador romano contratado por los judíos para acusar a Pablo ante el tribunal de Félix, el procurador romano (Hch. 24:1-8). nom, TESALÓNICA tip, CIUD ver, MAGISTRADO sit, a9, 250, 142 vet, Ciudad situada sobre el golfo que en la antigüedad se llamaba Termaico, y en la actualidad golfo de Salónica. Al principio, la ciudad se llamaba Therme o Therma, fuente caliente. Cesandro, uno de los sucesores de Alejandro Magno, hizo de ella su capital, y la llamó Tesalónica, en honor de Thessalonike, su mujer, hermana de Alejandro. Los romanos dividieron Macedonia en cuatro distritos, e hicieron a Tesalónica la capital del segundo. La ciudad, que vino a ser ciudad libre en el año 42 a.C., era un centro militar y comercial en la vía Ignaciana. Sus magistrados recibían en gr. el nombre de politarcas (jefes de la ciudad); este
término gr. de Hch. 17:6 queda confirmado por una inscripción sobre el arco de Tesalónica (véase MAGISTRADO). Pablo predicó en la sinagoga. Sus convertidos formaron una iglesia (Hch. 17:113; cfr. Fil. 4:16) a la que el apóstol dirigió dos cartas. Aristarco y Segundo, compañeros de Pablo eran tesalonicenses (Hch. 20:4; 27:2). En la actualidad la ciudad se llama Salónica aunque oficialmente se le ha devuelto el nombre de Tesalónica. nom, TESALONICENSES (1 ª Epístola) tip, LIBR LINT ver, PABLO, ARREBATAMIENTO, TRIBULACIÓN (Gran), ANTICRISTO vet, Es la más antigua de las epístolas del apóstol Pablo, que estaba con Silvano (Silas) y Timoteo cuando la dirigió a la iglesia en Tesalónica. Pablo había fundado esta iglesia en el curso de su viaje misionero. Los judíos, irritados, echaron al apóstol de Tesalónica; entonces, él se dirigió desde allí a Berea, y a continuación a Atenas (véase PABLO). La epístola contiene alusiones a los incidentes en Tesalónica (1 Ts. 2). Afirma también que Timoteo fue enviado por Pablo desde Atenas a Tesalónica para alentar a los cristianos perseguidos (1 Ts. 3:13). Timoteo dio noticias a Pablo de la firmeza que tenían. En Hch. 18:5 se nos dice que Silas y Timoteo se reunieron con el apóstol en Corinto, desde donde escribió la primera a los Tesalonicenses, probablemente en el año 50 ó 51 d.C. Las alusiones de la epístola a las experiencias de Pablo en Tesalónica, la preocupación de los tesalonicenses acerca de sus hermanos que habían muerto, así como el carácter práctico de la epístola, confirman esta fecha. (A) Circunstancias motivadoras de la epístola: (1) Tendencia de los tesalonicenses a descuidar el trabajo cotidiano, posiblemente con el argumento de que, si el Señor iba a venir pronto, no valía la pena llevar a cabo los deberes habituales para la subsistencia. Debilidad en el plano moral. (2) Perplejidad acerca de los que habían muerto. Los tesalonicenses temían que éstos no tuvieran parte ya en el glorioso reinado que Cristo iba a establecer en Su venida. (3) Problemas en el ejercicio de los dones espirituales, particularmente la profecía. (B) Análisis de la epístola. (1) El apóstol rinde homenaje al fervor, paciencia e influencia de los cristianos en Tesalónica (1 Ts. 1).
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(2) Les recuerda que él ha actuado con perfecta rectitud con respecto a ellos y que no ha sido carga para nadie. Alaba la valentía de ellos en medio de las persecuciones (1 Ts. 2). (3) Gozo de Pablo al saber las buenas nuevas que Timoteo le trae de Tesalónica (1 Ts. 3). (4) Instrucciones particulares (1 Ts. 4:1-5:24): (a) Necesidad de la pureza (1 Ts. 4:3-8). (b) Exhortación al amor fraternal y al trabajo (1 Ts. 4:9-12). (c) Cuando el Señor venga, los creyentes ya muertos resucitarán en primer lugar; los creyentes vivientes serán luego transformados, y todos juntos serán arrebatados al encuentro del Señor en el aire (1 Ts. 4:13, 18; cfr. 1 Co. 15:51-53). (d) Necesidad de velar y ser sobrios (1 Ts. 5:111). (e) El apóstol recomienda el respeto hacia los hermanos conductores de la grey, el bien hacer, el ejercicio de los dones espirituales, la práctica de todas las virtudes cristianas (1 Ts. 5:12-24). (5) Despedida (1 Ts. 5:25-28). Esta epístola revela de una manera notable los problemas afrontados por una iglesia formada de recientes conversos, surgidos, en su mayor parte, del paganismo; muestra asimismo la grandeza y sabiduría del apóstol. (Véase ARREBATAMIENTO.) 2 ª Epístola (B) Origen. Pablo la escribió en Corinto, al igual que la primera, y pocos meses después de ella, probablemente en el año 51. El apóstol estaba nuevamente acompañado por Silvano (Silas) y Timoteo (2 Ts. 1:1). Esta carta es, especialmente, una advertencia en contra de ideas erróneas en cuanto a la Segunda Venida del Señor (2 Ts. 2). Nuevamente, Pablo les recomienda reprender y señalar a los holgazanes (2 Ts. 3:6-12). En la primera epístola se expone la relación de la Segunda Venida con los creyentes; la segunda revela lo que les sucederá a los pecadores (2 Ts. 1:5-10). Después Pablo ruega a los tesalonicenses que no se dejen llevar por el pensamiento de que «el día del Señor ha llegado» (2 Ts. 2:2). A este respecto, se debe señalar la desafortunada y errónea traducción que ha exhibido la ReinaValera en este pasaje, incluyendo la revisión 1960, y que ha sido felizmente corregida en la revisión 1977. En efecto, la errónea traducción, «no os dejéis mover fácilmente... en el sentido de que el día del Señor está cerca»: (A) hace injusticia al texto gr., por cuanto lo que se intima aquí es a resistir las erróneas enseñanzas de que «el día del Señor ha llegado». Tales enseñanzas angustiaban a los cristianos, que
pensaban por ello que estaban viviendo los días de la retribución divina sobre la tierra (véase TRIBULACIÓN [GRAN]). (B) Hace injusticia a la enseñanza del NT de la inminencia de la venida del Señor, que debe ser la esperanza real y constante de cada generación de cristianos. (cfr. W. E. Vine: «Diccionario Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento», Clíe, Terrassa, 1984, vol. 1, p. 32, bajo artículo ACERCAR, CERCA, CERCANO, b, 3, nota [21). Se debe recordar, y Pablo lo recuerda a los tesalonicenses, que la Parusía debe ir precedida por la apostasía, predicha por el mismo Señor (cfr. Mt. 24:9-12) y por Pablo (Hch. 20:29, 30; Ro. 16:17-20; 2 Co. 11:13-45; 1 Ti. 4:1), y por la manifestación del Inicuo (2 Ts. 2:3, 4; Dn. 7:25; 11:36; 1 Jn. 2:18). (Véase ANTICRISTO.) El Señor lo destruirá cuando vuelva en gloria. Pablo recuerda a los tesalonicenses que él ya les decía todas estas cosas cuando estaba con ellos (2 Ts. 2:5). La posición de que la visión escatológica de Segunda Tesalonicenses es incompatible con la Primera Epístola carece de base. Se asume para ello que, así como en la primera el creyente es exhortado a esperar la venida del Señor velando, porque el día del Señor vendrá de improviso, en la segunda se afirma una secuencia de eventos (cfr. 2 Ts. 2:12 con 1 Ts. 5:1-11). Pero no hay contradicción alguna. Es evidente que el arrebatamiento de los creyentes (1 Ts. 4:17) es anterior a la venida del Señor (véase discusión de los diversos puntos de vista en TRIBULACIÓN [GRAN].) El encuentro de los creyentes con el Señor tiene lugar en el aire (1 Ts. 4:17). Cuando el Señor viene para juzgar, lo hace acompañado de Sus santos (1 Ts. 3:13). Entre el arrebatamiento de los santos en 1 Ts. 4:13-18 para encontrarse con el Señor en el aire hasta la Segunda Venida del Señor a la tierra hay el intervalo en el que se manifiestan la apostasía y el hombre de pecado (2 Ts. 2:1-12). Es por ello que los cristianos no debían pensar que el día del Señor había llegado ya. Este día no tomará a los cristianos de improviso (1 Ts. 4:8), sino que estarán con Cristo en el día de Su glorificación (1 Ts. 4:9-10; 2 Ts. 1:10; 2:13-17). (b) Plan de Segunda Tesalonicenses. (1) Acción de gracias por la entereza de la fe de estos nuevos convertidos. El Señor, en Su Segunda Venida, dará a todos una justa retribución (2 Ts. 1:1-12). (2) Exhortación a no dejarse inducir a error en cuanto a la fecha de la venida del Señor a la tierra.
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Descripción de la apostasía y del hombre de pecado que precederán la venida del Señor (2 Ts. 2:1-12). (3) Pablo se regocija de la elección y de la fidelidad de los tesalonicenses (2 Ts. 2:13-17). (4) Últimas exhortaciones: la intercesión; necesidad de alejarse de aquellos que viven desordenadamente; el trabajo cotidiano; la autoridad del apóstol (2 Ts. 3). El apóstol había puesto a los tesalonicenses en guardia (2 Ts. 2:2) contra una carta pretendidamente suya; añade, al concluir, que todas sus cartas van provistas de su firma personal (2 Ts. 3:17). Se puede constatar que desde el origen de la Iglesia, las cartas de Pablo y sus enseñanzas orales tenían la misma autoridad. Sus declaraciones en cuanto a la apostasía y al hombre de pecado han suscitado diversas interpretaciones. Sin embargo, de la misma naturaleza del concepto apostasía es evidente que tendrá lugar en el seno de la cristiandad profesante; su punto culminante será la aparición de un Anticristo personal, el hombre de pecado. «Quien al presente lo detiene» (2 Ts. 2 7) en masculino se refiere a una agencia personal; en el v. 6, en cambio, el artículo es neutro, lo que por tanto es una agencia impersonal. Sin embargo es evidente que ambos versículos 6 y 7 tienen una estrecha relación. Se ha sugerido que esta agencia retenedora impersonal es el poder civil, el gobierno humano, pero es una solución que dista mucho de ser satisfactoria. En realidad muchos gobiernos humanos, más que impedir este estado de cosas, lo han prefigurado (cfr. Nabucodonosor, Dn. 3; Darío, Dn. 6; los honores divinos dados a los emperadores romanos, etc.). Es evidente que se trata: (a) de la acción anticorruptora del conjunto de los creyentes en la tierra, que, mientras están aquí, actúan como sal, impidiendo que la corrupción se manifieste plenamente (cfr. Mt. 5:13); (b) por la residencia del Espíritu Santo en ellos (cfr. Jn. 14:16-17, etc.). Así se explica esta doble mención, impersonal (2 Ts. 2:6) y personal (2 Ts. 2:7); la acción retenedora es: (i) la de la Iglesia creyente, (ii) energizada y dirigida en su testimonio por el Espíritu Santo. Cuando la Iglesia sea arrebatada (1 Ts. 4:13-18) será «quitado de en medio» (2 Ts. 2:8) aquello y Aquel que impide la manifestación del Inicuo (v.8). (C) Autenticidad. Las pruebas externas e internas son muy fuertes.
La Primera Epístola está incluida en la Vetus Latina. Figura en el fragmento de Muratori. Ireneo la cita, atribuyéndola a Pablo y designándola como la primera epístola dirigida a la iglesia en Tesalónica. Clemente de Alejandría la cita igualmente y la atribuye a Pablo. Tertuliano la llama Epístola a los Tesalonicenses. «Las pruebas internas son igualmente convincentes. Las menciones personales son inexplicables si no son de Pablo. Las diferencias con el relato de Hechos indican la dualidad de autores, pero no pueden llevar a dudar de la autenticidad de la epístola. Por ella y por los testimonios de primera mano podemos llegar a conocer qué clase de hombre era Pablo y qué género de cartas escribía» (Manley: «Nouveau Manuel de la Bible», p. 377). Con respecto a la Segunda Epístola, es mencionada por Marción, el fragmento de Muratori e Ireneo; además, parece que había sido conocida por Policarpo, Ignacio y Justino. Estaba ya universalmente aceptada en el año 200. Bibliografía: Hubbard, D.: «1 y 2 Tesalonicenses», en Comentario Bíblico Moody-Nuevo Testamento (Ed. Moody, Chicago, 1965); Kelly, W.: «Lectures introductory to the study of the Epistles of Paul the Apostle» (Bible Truth Publishers, Oak Park, Illinois, reimpr. 1970); Morris, L.: «Las cartas a los Tesalonicenses» (Ed. Certeza, Buenos Aires, 1976); Ryrie, C. C.: «Primera y Segunda Tesalonicenses» (Pub. Portavoz Evangélico, Barcelona, 1980). nom, TESORERÍA vet, Lugar en el que se guardaban los objetos valiosos y las ofrendas y diezmos del pueblo. En Jos. 6:19, 24 se menciona «el tesoro de Jehová», en el que se incluyó el botín de Jericó. En el Templo de Salomón había ya lugar para la tesorería desde el mismo momento de su inauguración (1 R. 7:51; cfr. 1 Cr. 28:11). En cada invasión se menciona el saqueo de los tesoros (1 R. 14:25, 26; 2 R. 24:13). También había tesorería en el Templo de Zorobabel, para guardar las ofrendas y los diezmos (Neh. 13:4 ss.; cfr. Mal. 3:10). En el Templo de Herodes había trece cepillos de ofrendas con forma de trompetas para recoger las ofrendas de los adoradores, que se hallaban en el patio de las mujeres. Allí estaba la tesorería (cfr. Jn. 8:20).
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nom, TESORO vet, Son varios los términos usados que se traducen «tesoro»: «Genaz» (aram.) significa «las cosas guardadas» (Esd. 6:1). «Matmõn» significa, lit., «un almacén secreto», y por ende un bien, p. ej., dinero, grano, etc., escondido en lugar seguro (cfr. Gn. 43:23: «Tesoro en vuestros costales»; Pr. 2:4: «si... escudriñares como tesoros»; Jer. 41:8: «tenemos en el campo tesoros», etc.). «Mikhman» (Dn. 11:43). «Sãphan» (Dt. 33:19). «Hosên (Pr. 15:6). «'Aãthûdh» (Is. 10:13). En el NT se hallan varios términos. Uno, de origen persa, «Gaza», se usa sólo de los tesoros de la reina Candace (Hch. 8:27; cfr. el término compuesto «gazophulakion», «guarda del tesoro» o «tesorería», Mr. 12:41, 43; Lc. 21:1, «aren de las ofrendas»). «Korbanas» se traduce «tesoro de las ofrendas»; más lit. sería «tesorería», lo consagrado. «Thêsauros» significa, lit., «un depósito», y se usa de una manera general en el NT de tesoros, tanto en sentido literal (Mt. 2:11; He. 11:26) como en sentido figurado (Mt. 6:19, 20, 21; 12:35; 13:44, 52; 19:21). Pasajes notables usando este término en sentido figurado son además 2 Co. 4:7, donde la vida de Dios, el mismo Dios morando en el creyente, es designado como «tesoro en vaso de barro», contrastando la riqueza que Dios da al creyente con la debilidad inherente del portador, «para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de uno de nosotros»; Col. 2:3, donde se afirma que en Cristo «están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento». nom, TESTAMENTO ver, HERENCIA, PACTO vet, Gr. «diadrêkê»; lat. «testamentum»: Últimas voluntades; cfr. He. 9:16, 17). En He. 8:6-10, 13 y 9:1, 4, se usa en el sentido de pacto. Las expresiones «Viejo Pacto» y «Nuevo Pacto» expresan mejor las dos divisiones de la Biblia que los términos AT y NT. Para el sentido de testamento, véase HERENCIA. Para el sentido de «Pacto», véase PACTO. nom, TESTIGO, TESTIMONIO ver, APEDREAMIENTO vet,
Un testimonio, o prueba cierta de un hecho, podía ser: (a) Una señal visible, en ocasiones un montón de piedras, de un convenio cuyo recuerdo se quería perpetuar (Gn. 31:46-52). (b) El testimonio de personas a las que se pide que presencien una transacción (Gn. 23: 10-18). (c) La carta que servía de documento, como, p. ej., en el acto de repudio (Dt. 24:1, 3; Jer. 32:10). También reciben el nombre de «testimonio» los preceptos del Señor (Dt. 4:45; 2 R. 11:12), y también ciertos objetos que dan testimonio de Su presencia, como el arca (Éx. 25:22). Isaías da el nombre de testimonio (oráculo) a su enseñanza (Is. 8:16), al altar erigido en Egipto por orden de Dios (Is. 19:20), y al libro que tiene relación con el porvenir (Is. 30:8). Jesús hablaba frecuentemente del testimonio que Él daba y da a la verdad, confirmada por el Padre y por las Escrituras (Jn. 3:11, 33; 5:31-39; 7:7; 8:13-18; 18:37). El Espíritu Santo da testimonio de Jesús (Jn. 15:26). Al dar el Espíritu Santo a los gentiles, Dios dio testimonio de que los admitía en la Iglesia (Hch. 15:8). Mucho tiempo antes, Dios había dado testimonio a ciertas personas, al revelarse a ellas y bendecirlas (He. 11:2-39). La Ley de Moisés estipulaba que la deposición de un solo testimonio no era suficiente para poder aplicar la pena capital (Nm. 35:30; Dt. 17:6; He. 10:28; cfr. 1 R. 21:10, 13; Mt. 26:60). Este principio regía toda la jurisprudencia hebrea (Dt. 19:15). La Ley de Moisés excluía la tortura, que los paganos practicaban para provocar confesiones. Antes de interrogar a un testigo, se le conjuraba a decir toda la verdad; si escondía algo, quedaba con la carga de su pecado (Lv. 5:1; Pr. 29:4). El Decálogo condenaba el falso testimonio (Éx. 20:16). los testigos falsos debían sufrir la pena que querían infligir a la persona injustamente acusada (Dt. 19:16, 19). Los testigos tomaban parte en la ejecución (véase APEDREAMIENTO). Josefo afirma que la Ley de Moisés no autorizaba a las mujeres ni a los niños a testificar. La Ley no contiene ninguna orden formal a este respecto, pero la declaración de Josefo parece plausible, ya que los testigos tenían que asistir a la ejecución. La obligación de tener dos testigos es un excelente principio, susceptible de numerosas aplicaciones (Is. 8:2; Mt. 17:1, 2; 18:16; Jn. 8, 17, 18; 1 Ti. 5:19). Se puede señalar el múltiple testimonio en el establecimiento de nuestra certidumbre espiritual (cfr. Jn. 5:31-39). Los que, a pesar de peligros y angustias, dan testimonio de que la Palabra de Dios es veraz son testigos en el más
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elevado sentido del término (He. caps. 10, 11; 12:1). El término gr. «martyr» (testigo) designaba a los confesores de la fe que derramaban su sangre como sello a su testimonio, como Esteban y Antipas (Hch. 22:20; Ap. 2:13). nom, TETRAGRAMATÓN tip, ABEC ver, DIOS (NOMBRES DE) vet, Gr.: «cuatro letras». Término técnico por el que se designa el nombre inefable de la Deidad en heb.: YHWH. La pronunciación de este término es Yahvéh, con las «haches» aspiradas. El término «Jehová» procede de la fusión de las consonantes del tetragramatón con las vocales de «Adonai» (heb.: «mi Señor»), que se leía cuando en el texto heb. aparecía YHWH. (Véase DIOS [NOMBRES DE], b.) nom, TETRARCA tip, OFIC vet, Gr.: «príncipe sobre un cuarto». Este término designaba al principio a una persona que gobernaba un cuarto de un estado o de una provincia. Filipo de Macedonia dividió Tesalia en cuatro tetrarquías. Después el título fue aplicado a príncipes subalternos, aunque el territorio no estuviera dividido entre cuatro príncipes. Los romanos llamaban tetrarcas a un rango de príncipes inferior a los reyes y etnarcas. El NT menciona tres: Herodes tetrarca de Galilea, Felipe tetrarca de Iturea y de Traconítide, y Lisanias, tetrarca de Abilinia (Lc. 3:1). Augusto dio el título de etnarca y la mitad del reino de Herodes el Grande a Arquelao. La otra mitad la dividió en dos tetrarquías, que asignó a Herodes Antipas y a Felipe (Ant. 17:11, 4; Guerras 2:6, 3). En ocasiones se daba a los tetrarcas el título de rey, como fórmula de cortesía (Mt. 14:1, cfr. v. 9; Mr. 6:14). nom, TEUDAS tip, BIOG HOMB HONT vet, Gamaliel, al dirigirse al sanedrín (hacia el año 32 d.C.), mencionó a un hombre llamado Teudas, que reunió a cuatrocientos hombres a fin de mantener sus pretensiones, y que fue muerto. El gran doctor fariseo mencionó a continuación a otro caudillo rebelde, Judas el galileo, que murió miserablemente (Hch. 5:36, 37). Este Judas ha
sido identificado indiscutiblemente con Judas de Gamala en Gaulanitis, y a quien Josefo llama Juliano el Gaulonita y también el Galileo (Ant. 18:1, 1; Guerras 2:8, 1). El Teudas del que habla Gamaliel surgió hacia el año 6 d.C. Sin embargo, Josefo relata la historia de un mago llamado Teudas que, durante el gobierno del procurador Fado en Judea (44-46 d.C.), se hizo pasar por profeta, persuadiendo a muchos para que le siguieran, muriendo con ellos por orden del procurador (Ant. 20:5, 1). Es evidente que se trata de dos personajes distintos llamados Teudas, que vivieron a unos cuarenta años el uno del otro. El mencionado por Gamaliel fue uno de los caudillos que provocaron sediciones en la época de Herodes el Grande. nom, TEXTO Y VERSIONES CLÁSICAS DE LA BIBLIA tip, LIBR ver, QUMRÁN, PENTATEUCO SAMARITANO, MANUSCRITOS BÍBLICOS, MASORETAS, CANON, INSPIRACIÓN, TARGUM, CITAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO EN EL NUEVO, TEXTO Y VERSIONES CLÁSICAS DE LA BIBLIA (NT) vet, I. El texto del Antiguo Testamento. Los estudios textuales buscan establecer por diversos métodos de comparación entre diversas familias de copias de las Escrituras, allí donde sus textos puedan divergir, cuál sea la variante correcta y acorde con los originales perdidos. Este trabajo resultaba poco menos que imposible con el texto del Antiguo Testamento, que, en contraste con la abundancia de mss. griegos del NT, sólo presentaba una línea muy homogénea de transcripción en hebreo: el «texto masorético». Sin embargo, la antigua versión griega de los LXX daba indicios de que en la antigüedad debía haber existido un grupo de textos hebreos que divergían del texto masorético. En la actualidad, el panorama ha cambiado grandemente tras los descubrimientos de los manuscritos bíblicos de Qumrán (véase QUMRÁN [MANUSCRITOS DE]). El texto masorético cristalizó totalmente alrededor del año 99 d.C. Constituye un imbricado sistema de acentos, signos vocálicos y notas marginales, que indican cómo ha de proceder la lectura del texto consonantal. Sin embargo, la fecha realmente importante para el establecimiento del texto masorético básico es la de principios del siglo II d.C., cuando el rabí Akiva y sus colegas, después de un detenido examen de todos los mss.
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disponibles, junto con las tradiciones rabínicas directoras de la lectura, eligieron un texto consonantal hebreo que quedó desde entonces fijado. Este texto puede recibir el nombre de protomasorético. Hasta hace pocas décadas, pues, se planteaba la cuestión, debido a la falta de copias más antiguas que la existente del año 1008 d.C. (Códice B 19A de Leningrado), y de las incompletas de la Geniza de El Cairo, descubiertas en la segunda mitad del siglo XIX, de con cuánta exactitud se había transmitido el texto del AT. En la actualidad la situación es totalmente diferente. Los citados descubrimientos de Qumrán, así como los de Wadi Murabba'at y de la zona de En-gadi, han dado evidencias que arrojan una intensa luz sobre el período que abarca desde el año 200 a.C. hasta la cristalización del texto masorético (TM). Efectivamente, los descubrimientos de la Geniza de El Cairo, con sus numerosas porciones del texto del AT que antedatan la fijación definitiva de la tradición masorética en cuanto a la vocalización, acentuación y entonación, constituyen un puente que cubre el espacio entre los descubrimientos de Qumrán, con mss. entre el año 200 a.C. y el 70 d.C., wadi Murabba'at, con mss. de alrededor del año 135 d.C., y el citado códice B 19A de Leningrado. Los descubrimientos de Qumrán han aportado evidencia textual de tres líneas de transcripción independiente del texto hebreo identificables, a decir de F. F. Bruce, además de otras que pueden pertenecer a tradiciones textuales aún no identificadas (cfr. «The Books and the Parchments», p. 123). La evidencia que aportan los mss. de Isaías hallados en Qumrán es de gran interés. El rollo completo (1QIsa), aunque presenta un buen número de divergencias en ortografía y gramática, no demanda cambios sustanciales. A pesar de que muestra semejanzas con el texto de la LXX, se halla más cerca del TM que de la LXX. El rollo incompleto de Isaías (1QIsb), por otra parte, presenta una caligrafía mucho más bella y un texto casi idéntico al masorético. Además del gran número de otros mss. que pueden apellidarse, como éstos, protomasoréticos, hay una línea emparentada con la LXX y otra que presenta una estrecha afinidad con el Pentateuco Samaritano (véase PENTATEUCO SAMARITANO), aunque afín a la tradición judía en los pasajes divergentes acerca del centro cultural. El peso de la evidencia es que el rabí Akiva y sus contemporáneos tuvieron gran cantidad de materiales y una fiable tradición de la transmisión
del texto sobre la que trabajar. El texto masorético reposa además sobre una sólida tradición textual de gran antigüedad, atestiguada por los restos de Qumrán. Como afirma F. F. Bruce, «es instructivo contrastar la variedad de tipos representados en Qumrán (pertenecientes a las generaciones anteriores al año 70 d.C.) con la situación en otras cuevas en el Wadi Murabba'at y en la región de En-gadi, más al sur por la costa occidental del mar Muerto. Estas cuevas han dado manuscritos del período del año 132-135 d.C.; fueron usadas como escondites de las fuerzas insurgentes judías en la segunda revuelta contra Roma. A semejanza de los manuscritos de Qumrán, aparecen secciones de textos bíblicos, pero a diferencia de los manuscritos bíblicos de Qumrán, éstos exhiben un tipo uniforme de texto hebreo bíblico: el tipo recientemente establecido por Akiva y sus seguidores» («The Books and the Parchments», PP. 123-124). Así, los recientes descubrimientos conducen a descartar la idea de que el texto antiguo divergía del masorético. Esta idea, sostenida por varios autores en base a las divergencias textuales con la LXX, ha dejado paso al conocimiento de diversas tradiciones de transcripción; el texto masorético representa muy fielmente una de estas corrientes; su fijación a principios del siglo II d.C., junto con la masa de evidencia en favor de la corriente protomasorética, así como las evidencias internas, ofrece en la actualidad poderosas garantías de que el TM es un fiel representante de los originales del texto. Por otra parte, el establecimiento de estas antiguas tradiciones independientes de copia llevan también a establecer una antigüedad mucho mayor para los originales de lo que las modernas especulaciones estaban dispuestas a aceptar. A pesar de que estas divergencias no afectan al contenido sustancial del texto, lo cierto es que unas líneas de copia independiente a partir de unos mss. originales no surgen en poco tiempo. El cuidado extremo que los escribas (una de las más altas clases sociales en el judaísmo, y una de las labores de mayor responsabilidad) ejercían en el desempeño de sus funciones es indicado en diversos lugares en las Escrituras. Esdras es llamado «escriba diligente en la ley de Moisés» (Esd. 7:6; cfr. Esd. 7:11, 12). El Señor dio Su sanción a los escribas en su función de transmisores de la Ley de Moisés, aunque condenó su hipocresía personal: «En la cátedra de Moisés están sentados los escribas y los fariseos. Así que todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen ...» (Mt. 23:2,
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3). Por su parte, Pablo, sumamente versado en estas cuestiones (había sido discípulo de Gamaliel, cfr. Hch. 22:3), afirma que el judaísmo había recibido la custodia de la Palabra de Dios (refiriéndose al AT), y no tiene nada que decir en contra de ellos (Ro. 3:1-2). Para un examen más detallado de las técnicas de copia, transmisión del texto, etc., véanse MANUSCRITOS BÍBLICOS, MASORETAS. Véanse también CANON, INSPIRACIÓN, PENTATEUCO SAMARITANO, QUMRÁN (MANUSCRITOS DE). Para una relación de las ediciones hechas del texto del AT heb., véase asimismo MANUSCRITOS BÍBLICOS.
del AT en el NT son de esta versión (véase CITAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO EN EL NUEVO). Parece que hubo tres recensiones principales de la LXX. Una apareció hacia el año 245 d.C. y las otras dos son anteriores al año 311 d.C. La primera es de Orígenes (Palestina), la segunda es de Luciano (Asia Menor), La tercera de Hesiquio (Egipto). Estos tres hombres sufrieron el martirio. El Codex Vaticanus contiene el AT gr. casi entero; el Codex Alexandrinus y el Codex Sinaiticus incluyen una gran parte de esta versión. El Codex de Ephrem y otros mss. contienen también porciones del AT gr. (Véase MANUSCRITOS BÍBLICOS.)
II. Versiones del AT. El estudio de las varias versiones antiguas del AT es también de suma importancia para la determinación de la historia del texto; hay antiguas versiones arameas, como los Targumen (véase TARGUM, aunque aquí se darán unas consideraciones suplementarias al citado artículo), la Septuaginta (LXX), las otras versiones griegas, como las de Aquila, Teodoción y Símaco. Otras son la Vetus Latina, la Itala y la Vulgata. 1. La Septuaginta (LXX). Es la traducción más célebre y la más antigua del AT, al gr. popular (koiné). Según la leyenda, Ptolomeo Filadelfo (285-247 a.C.) habría encargado a 72 eruditos judíos llevar a cabo esta obra. La versión de los LXX, comenzada en Alejandría, recibe su nombre de esta tradición. Parece establecido que verdaderamente la traducción del Pentateuco fue acabada bajo Ptolomeo Filadelfo. Los otros libros del AT fueron siguiendo paulatinamente, y todo el AT quedó traducido hacia el año 150 a.C. El estilo y la forma de proceder dan evidencia de muchos traductores. Filón, convencido de su conformidad al texto hebreo, dice: «Cuando los hebreos que han aprendido griego, o los griegos que han aprendido hebreo, leen los dos textos, se quedan admirados ante estas dos ediciones, y las veneran como dos hermanas, o incluso como una sola persona» («Vida de Moisés», por Filón). A la luz de los mencionados descubrimientos de Qumrán, y de la existencia de mss. heb. emparentados con la LXX, ya no se puede sostener la creencia de que la LXX es en muchos pasajes una mala traducción del texto heb. En todo caso, las divergencias que pueda mostrar provienen de una tradición de copia hebrea divergente anterior. La LXX fue adoptada por la iglesia cristiana como texto del AT, y la mayor parte de las citas bíblicas
2. Versiones griegas posteriores. Después de la toma de Jerusalén (70 d.C.), la versión LXX perdió su popularidad entre los judíos, debido al uso que hacían de ella los cristianos como texto del AT, y como base para demostrar que Jesús era el Mesías. Por esta razón los judíos hicieron en el siglo II tres nuevas versiones del canon heb. Sólo se conocen fragmentos o citas, con la excepción del libro de Daniel de Teodoción, que se conserva íntegro. (1) La traducción de Aquila, prosélito judío (hacia el año 128 d.C.). Contemporáneo del emperador Adriano; su traducción es excesivamente literal, y casi ininteligible para los lectores no versados a la vez en heb. y gr. Aquila quería combatir las doctrinas cristianas y detener el uso de la versión LXX. (2) Revisión de la LXX por Teodoción, que puede ser situada dentro del primer tercio del siglo II d.C. Ireneo dice que era un prosélito judío de Éfeso; Eusebio afirma que era un judío ebionita. Su traducción se basa en la de Aquila y en el original heb. (3) La versión elegante pero parafraseada de Símaco, cristiano judaizante, hacia el final del siglo II d.C. Orígenes conoció además tres versiones gr. anónimas. Orígenes (hacia el año 185-254 d.C.) preparó el texto heb, y cuatro versiones en seis columnas paralelas para su comparación. La disposición era así: Primera columna: el texto hebreo; segunda: el texto hebreo transcrito a caracteres griegos; tercera: la versión de Aquila; cuarta: la de Símaco; quinta: la LXX; sexta: la revisión de Teodoción. El nombre de Hexapla que recibe esta obra proviene de su disposición en seis columnas; fue acabada hacia el año 245 d.C., y seguida de una edición desprovista de las columnas en hebreo. En el siglo IV, Jerónimo consultó estas dos obras,
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depositadas en la biblioteca de Cesarea, en Palestina. Todavía existían en el siglo VI. Fueron indudablemente destruidas cuando los árabes se apoderaron de esta ciudad en el año 638 d.C. Aparecen citas de la obra de Orígenes en las obras de los Padres. 3. Los targumes. Al volver del exilio babilónico, los israelitas no hablaban el hebreo, sino el arameo, llamado erróneamente caldeo. Cuando Esdras y sus ayudantes leían la Ley al pueblo, la tenían que traducir (Neh. 8:8). Al principio, esta interpretación era sólo una paráfrasis oral en arameo judaico. Finalmente, se fijó esta tradición por escrito. Hasta recientemente, los únicos targumes conocidos eran los clásicos (véase TARGUM); sin embargo, en Qumrán se han hallado partes de un targum de Job (Cueva 11), y fragmentos de un targum de Levítico (Cueva 4); en la Cueva 1 se halló un rollo de Génesis que, aunque no es propiamente un targum, tiene varias de sus características. Los de particular interés son los «oficiales», que plasman por escrito la tradición oral en la sinagoga, y que permiten descubrir el sentido que se le daba en el judaísmo ortodoxo a los pasajes difíciles. Entre ellos, destacan el targum de Onquelos sobre el Pentateuco. En ocasiones, Onquelos ha sido identificado con el traductor Aquila anteriormente mencionado; sin embargo, la evidencia apunta a que este targum recibió su forma actual en el siglo III d.C., tratándose de una traducción muy fiel al original. Jonatán ben Uziel redactó un targum sobre los profetas, que es posterior al de Onquelos, y parafraseado. Hay otros targumes, como el Neofiti (véase TARGUM). Otras versiones antiguas del AT se dan en una sección posterior que trata de las versiones a toda la Biblia, o secciones de ella, destinadas al uso de la iglesia cristiana. III. El texto del Nuevo Testamento. Existe para el Nuevo Testamento una gran masa de mss. Debido a las persecuciones, especialmente la de Diocleciano (véase PERSECUClÓN), desaparecieron las copias anteriores al siglo IV d.C., con pocas excepciones, como los papiros de Chester Beatty, de comienzos del siglo III d.C., y otros, como el Fragmento de Rylands, de la primera mitad del siglo II d.C., conteniendo un pasaje del Evangelio de Juan (véanse EVANGELIOS, RYLANDS [FRAGMENTO DE]), y los famosos fragmentos griegos de la
Cueva 7 de Qumrán, anteriores al año 70 d.C., identificados como pertenecientes a Marcos, Hechos, Romanos, 1 Timoteo, 2 Pedro, Santiago (véase QUMRÁN [MANUSCRITOS DE]), entre otros. Estos fragmentos, debido a su pequeñez, no pueden ser usados para el estudio del texto; sin embargo, son de utilidad como evidencia de la antigüedad de los textos del NT, y como prueba de que la fijación del texto del NT no tuvo que esperar a un largo período de «reelaboración» en las comunidades cristianas, como han pretendido los modernos teorizadores, que pretenden ver en los Evangelios, por ejemplo, no un relato factual de la persona, dichos y obras de Cristo, sino una manipulación mítica acumulada en torno a un núcleo «histórico» que dejaría poco o nada de los Evangelios tal como nos han sido transmitidos. Así, acerca de la antigüedad del texto, el presente panorama arqueológico concuerda con la evidencia interna del NT y con los antiguos testimonios de los Padres de la iglesia acerca de su redacción y transmisión (véanse CANON, MANUSCRITOS BÍBLICOS, y los artículos correspondientes a cada libro del NT). Con respecto al contenido del NT, hay en la actualidad muy poca incertidumbre acerca del texto original. De hecho, no se ha dado nunca ninguna variación textual que afectase de manera sustancial al texto ni ninguna doctrina de tipo fundamental. Los descubrimientos de mss. antiguos, junto con el ímprobo trabajo de clasificación de la gran masa de mss. antiguos en líneas de transmisión de texto, y su comparación, han permitido afinar y llegar en muchos pasajes a una certidumbre acerca de la fraseología y texto exacto del original, lo que es de gran importancia para restablecer el texto a la pureza. Pero, felizmente, no se trataba de salir de una situación mala en cuanto al texto conocido, sino mejorar una situación textual más que satisfactoria. Los mss. del NT se dividen en unciales y cursivos. Uncial procede del latín «uncia», «pulgada». Se refiere a los mss. escritos en letras mayúsculas, sin espacio en las palabras, y pocos puntos o ninguno. Las palabras se dividían al final de las líneas sin que este hecho se señalara con ninguna marca, y sin poner ningún cuidado en preservar las sílabas. También se hacían contracciones, añadiéndose una raya horizontal encima de la misma para indicar el hecho. Los principales mss. unciales son: (a) El Sinaiticus, del siglo IV, que contiene todo el NT; (b) el Vaticanus, también del siglo IV, que contiene de Mateo a Hebreos 9:14, incluyendo las
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Epístolas Universales, insertadas, como en otros mss., después de Hechos. Se han perdido Timoteo, Tito, Filemón y Apocalipsis; (c) el Alexandrinus, del siglo V, con todo el texto del NT; (d) el Ephræmi, del siglo V, con alrededor de dos terceras partes del texto del NT; (e) el Bezæ, del siglo VI, con casi todo el texto de los Evangelios y Hechos, en gr. y lat.; (f) el Claromontanus, del siglo VI, con las epístolas de Pablo, en gr. y lat.; (g) el Laudianus, del siglo VI, con la mayor parte de Hechos, en gr. y lat.; (h) el Basilianus, del siglo VIII; también es llamado Vaticanus 2066; contiene el Apocalipsis; (i) el Porphyrianus, del siglo IX, que contiene Hechos, las Epístolas, y Apocalipsis. Mientras que los mss. unciales se extienden desde el siglo cuarto al décimo, los mss. cursivos, así llamados por estar escritos en cursiva, son de fecha posterior, y ocupan el periodo entre el siglo décimo y el decimosexto. Los cursivos están numerados. Los más importantes entre ellos son: (a) El 1, del siglo X, con todo el NT excepto Apocalipsis; (b) el 33, del siglo XI, conteniendo todo el NT excepto Apocalipsis. Se le asigna el nº 33 para los Evangelios, el 13 para Hechos y Epístolas Universales, y el 17 para las Epístolas de Pablo; (c) el 69, del siglo XIV, conteniendo todo el NT. Se le asigna el 69 para los Evangelios, el 31 para Hechos y las Epístolas Universales, el 37 para las Epístolas de Pablo, y el 14 para Apocalipsis; (d) el 47, del siglo XI, que contiene las Epístolas de Pablo, y (e) el 61, del siglo XVI, que contiene todo el NT, aunque se atribuye a varios copistas. Se le asigna el 61 para los Evangelios, el 34 para Hechos y las Epístolas Universales, el 40 para las Epístolas de Pablo, y el 92 para Apocalipsis. Hay muchos otros mss., que han sido clasificados en familias de copias. Debido a su gran número y posibilidad de agrupación en familias, se ha podido llegar a tener una idea bastante bien fundada de la transmisión del texto. Para dar cifras totales, existen en la actualidad más de 250 códices unciales, 2.500 códices cursivos, además de los restos anteriores de «papiros»; a esto se pueden añadir unos 2.000 «Evangelistiarios» que se usaban como leccionarios en los servicios del culto, y que contenían partes de los Evangelios. Otras ayudas para el estudio comparativo y la crítica textual del texto griego original lo constituyen las citas de los Padres, griegos y latinos. Las citas de los Padres inmediatamente
posteriores a los apóstoles son de gran interés, porque reflejan el texto durante el siglo II, del que no se conservan mss. Divergencias en los textos del NT. Para juzgar acertadamente entre las divergencias de las diversas familias de textos del NT, el crítico textual tiene que apreciar los errores intencionales y los involuntarios de los copistas. Entre los intencionales, se pueden contar: (1) las correcciones lingüísticas y retóricas; aquí el copista actuaba de buena fe, intentando corregir lo que a su juicio pudiera ser mala gramática; (2) correcciones históricas; (3) armonísticas, en las que el copista uniformiza pasajes paralelos; son frecuentes en los Evangelios; (4) correcciones doctrinales, como la famosa de Ro. 8:1 b; o los varios pasajes en los que se une el ayuno a la oración (Mt. 17:21; Mr. 9:29, etc.); (5) correcciones litúrgicas, especialmente en los leccionarios, para dar un inicio no abrupto a la lectura. Entre los errores involuntarios se pueden contar: (1) deslices de la pluma, como confusión entre letras similares; (2) errores idiomáticos, debido a un diferente hábito dialectal por parte del copista; (3) errores de la vista, en los que se da un fallo de percepción de letras similares; (4) errores de la memoria, en los que se puede dar un mal registro en el lapso entre que el copista lee la sección a transcribir y la transcribe sobre el papel; (5) errores de juicio, entre los que se encuentran las incorporaciones de glosas marginales al texto (véase INTERPOLACIÓN). Para hacer frente a estas divergencias entre las diversas familias de textos, el crítico textual, en su intento de lograr una aproximación lo más estrecha posible al texto original, ha desarrollado los siguientes criterios: (a) En principio, es una variación más antigua que otra más reciente. Se supone que la antigua está más cercana al texto original. Sin embargo, se debe usar gran precaución con este criterio, por cuanto en copias más modernas de alguna de las líneas de transmisión del texto pudieran hallarse las lecturas genuinas. Por ejemplo, puede darse el caso de comparar un ms. antiguo, descartado por defectuoso, y por ello no desgastado, con una variante incluida en un ms. más reciente, habiendo desaparecido mss. mucho más antiguos con estas variantes debido a su uso continuo y desgaste consiguiente. En tal caso, la lectura genuina no
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estaría en el ms. antiguo, sino en el relativamente reciente. (b) En caso de una variante fácil y otra difícil, se debe tomar la difícil, por cuanto la tendencia de los copistas es a simplificar. Ello, naturalmente, cuando haya evidencia suficiente en favor de la dicha variante. Los copistas, con la mejor de las intenciones, solían simplificar las oraciones gramaticales complicadas, creyendo así aclarar el sentido a los lectores. (c) Las variantes más cortas son preferibles; los copistas tendían a añadir e interpolar, a amplificar el texto más que a reducirlo. (d) A decir de Scrivener, es preferible aquella variante «más apropiada al estilo propio, manera y hábitos mentales del autor; los copistas tendían a pasar por alto las idiosincrasias del escritor...». (e) Se debe aceptar como indudablemente original toda lectura que tenga un gran apoyo de los mss. más antiguos junto con las versiones y las citas patrísticas. (f) La existencia de desacuerdo entre las autoridades antiguas indica que el pasaje en cuestión quedó distorsionado con anterioridad. (g) Se debe dar un gran valor a la existencia de testimonio concordante procedente de documentos de localidades y/o épocas muy apartadas. A todo ello se añade la evidencia del método de estudiar las líneas de transmisión de los mss. agrupando en familias aquellos que evidencian una mayor cantidad de variantes comunes. De esta manera se ha llegado a establecer una clasificación de cuatro grupos de textos: (a) el llamado antioqueño, sirio, o bizantino, que es el más popular; constituye la base del Textus Receptus y de la versión Reina-Valera; (b) el grupo egipcio; (c) el alejandrino y (d) el occidental. De todos estos grupos, el más aceptado en la actualidad es el (b), aunque en la controversia el grupo (a) tiene capaces defensores y poderosos argumentos. Para un estudio detenido de la cuestión textual, ver Hills, E. F.: «The Magnificent Burgon, Doughty Champion and Defender of the Byzantine Text», en Which Biblie?, ed. D. O. Fuller (Grand Rapids International Publications, 1970/1984); Martin, A.: «A Critical Examination of the Westcott-Hort Textual Theory», en Which Bible? (ibid.); Mauro, P.: «Which Version», en True or False? (Grand Rapids International Publications, 1973/1983); Burgon, J. W.: «The Revision Revised», en True or False?, ed. D. O. Fuller; mismo autor: «The Last Twelve verses of the Gospel according to St.
Mark», en Counterfeit or Genuine?, ed. por D. O. Fuller (Grand Rapids International Publications, 1975/1984). En el estudio de las diferentes evidencias han tenido un importante papel las llamadas Biblias Políglotas, que han facilitado el estudio simultáneo de varios textos (véase POLÍGLOTA). Estos métodos fueron aplicándose gradualmente. Orígenes es el primero que puede recibir el nombre de crítico textual. La invención de la imprenta hizo más clara la necesidad de llegar a un texto normativo y fidedigno. El primer paso fue dado por Erasmo, cuya primera edición del texto griego (con una traducción latina) vio la luz en el año 1516; la cuarta edición, en 1537, daba el texto definitivo de Erasmo; para el trabajo crítico ya había podido usar la Políglota de Cisneros, publicada el año 1522. Robert Estienne publicó en 1546 la primera edición del gr., basada en Erasmo y en Cisneros. En la tercera edición daba lecturas marginales de quince mss. gr. nuevamente descubiertos. En 1551 publicó su famosa edición dividida en versículos. Siguieron las diez ediciones de Beza, pero sin hacer ningún gran adelanto. Las ediciones de Elzevir, en Leiden y Amsterdam, fueron publicadas en 1624 y 1633, con reimpresiones hasta 1678. La de 1633 es la que recibió el nombre de «textum ergo habes nunc ab omnibus receptum», o textus receptus, y que sólo tiene 287 variantes respecto al ya mencionado texto de Robert Estienne. John Mill marcó un punto de inflexión en 1707 cuando, después de treinta años de trabajos, publicó una nueva edición. Se trataba de la edición de Estienne de 1550, pero con numerosas notas y apéndices, fruto de su investigación sobre 78 manuscritos, numerosas versiones antiguas, incluyendo la Peschitto, Vetus Latina y Vulgata. En su Prolegomena exponía sus ideas acerca de la manera de llevar a cabo la crítica textual, y que imprimieron un nuevo rigor a esta disciplina. Siguieron los trabajos de Bengel (1737); Wetstein (1751-2); Griesbach (1796-1806), que fue el verdadero iniciador de la clasificación de los mss. en lineas de descendencia; Lachmann (1842-50); Tischendorf, el gran explorador, erudito y aventurero bíblico (su octava edición, publicada en 1856-72, fue un nuevo punto de inflexión para los estudios bíblicos), fue indudablemente el más destacado de los críticos textuales, aunque paradójicamente también el más cambiante y menos coherente; S. P. Tregelles (1857-72); Westcott y Hort (1881). En el Cambridge Greek Testament de 1887 se dan todas las lecturas de Lachmann, Tischendorf, Tregelles, Westcott y
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Hort y del Comité de Revisión de la Versión Autorizada de 1881 como notas marginales. En la actualidad tiene gran aceptación el texto del Dr. Bruce Metzger, que es una revisión del texto de Nestlé de 1960. El Dr. E. Abbott solía señalar que «alrededor de diecinueve de cada veinte variaciones tienen tan poco apoyo que, aunque haya varias lecturas, nadie las consideraría como lecturas rivales, y diecinueve de cada veinte de las restantes tienen tan poca importancia que su aceptación o rechazo no sería causa de ninguna diferencia apreciable en el sentido de los pasajes en los que tienen lugar». El punto de vista del Dr. Hort era que «en una palabra de cada ocho existen varias lecturas apoyadas por suficiente evidencia como para hacernos parar y examinarla; alrededor de una palabra por cada sesenta tiene varias lecturas apoyadas por tanta evidencia como para hacer que nuestra decisión no sea tomada a la ligera, pero son tantas las variaciones triviales que sólo se da una palabra por cada mil en la que haya una variación sustancial que justifique los esfuerzos del crítico para decidir entre las lecturas variantes». Sigue siendo válida la frase de Bentley: «El texto real de los escritos sagrados es competentemente exacto, y no se pervierte ni pierde ni un artículo de fe ni de moral, por muy singularmente que se pudiera elegir, incluso si a propósito se tomaran las peores variantes de toda la masa de lecturas alternativas.» Sin embargo, el erudito creyente tiene el mayor de los motivos en discernir el texto hasta allí donde le sea posible, porque está buscando llegar a la más estrecha correspondencia con el texto original tal como Dios lo dio por inspiración a Sus siervos. Bibliografía: Bruce, F. F.: «The Books and the Parchments» (Pickering and Inglis, Londres, 1975); Kenyon, F. G.: «Recent developments in the Textual Criticism of the Greek Bible» (Londres, 1933); Burrows, M.: «Burrows on the Dead Sea Scrolls» (Baker Book House, Grand Rapids, 1978) (véase más bibliografía sobre los mss. del mar Muerto bajo QUMRÁN [MANUSCRITOS DE]); Fuller, D. O., ed.: «Which Bible?» Grand Rapids International Publications, 1970/1984); «True or false» (G.R.I.P., 1973/ 1983); «Counterfeit or Genuine?» (G.R.I.P., 1975/1984): Son tres recopilaciones de artículos de autores como J. W. Burgon, P. Mauro, E. F. Hills, S. Zwemer, T. H. Brown, W. N. Pickering, Z. C. Hodges, H. C. Hoskier, A. Martin y B. C. Wikinson con una
vigorosa defensa del texto bizantino, o Textus Receptus, como el más aproximado al texto original del NT; Lacueva, F.: «Nuevo Testamento Interlineal Griego-Español» (Clíe, Terrassa, 1984); Sitterly, C. F.: «Text and Manuscripts of the New Testament», en ISBE (Wm. Eerdmans, Grand Rapids, 1946); Weir, T. H.: «Text of the Old Testament», en ISBE. Varios: «Biblia», en «Gran Enciclopedia Rialp» (Rialp, Madrid, 1971). nom, TEXTUS RECEPTUS. Véase TEXTO Y VERSIONES CLÁSICAS DE LA BIBLIA, (III. El Texto del NT) nom, TIARA tip, UTEN ver, SUMO SACERDOTE, TURBANTE vet, Tocado (heb. «misnepheth») del sumo sacerdote. Esta tiara, de la que no se indica la forma en las Escrituras, incluía una lámina de oro en la que estaban grabadas las palabras «Santidad a Jehová». Un cordón azul unía esta lámina a la parte frontal de la tiara (Éx. 28:4, 36-39; Lv. 16:4; Ez. 21:31). (Véanse SUMO SACERDOTE, TURBANTE.) nom, TIATIRA tip, CIUD IGLE sit, a9, 355, 184 vet, Ciudad de Asia Menor, en, Lidia, cerca del límite con Misia, en el camino de Pérgamo a Sardis. Entre el año 301 y 281 a.C., Seleuco Nicátor estableció allí una colonia de macedonios, y la llamó Tiatira. La ciudad existía anteriormente con el nombre de Pelopia y de Eutipia (Plinio, Historia Natural 5:31). Sus habitantes sobresalían en el arte de teñir las telas de púrpura. Lidia, la comerciante de púrpura, era originaria de Tiatira (Hch. 16:14). Una de las siete iglesias de Asia, estaba situada en esta ciudad (Ap. 1:11; 2:18-29). En la localidad de Ak Hissar, sobre el emplazamiento de la antigua Tiatira, se hallan fragmentos de columna que datan de la ciudad antigua. nom, TIBERIAS tip, CIUD
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ver, MANUSCRITOS DE LA BIBLIA, MASORETAS, TEXTO Y VERSIONES CLÁSICAS DE LA BIBLIA (AT), TEXTO Y VERSIONES CLÁSICAS DE LA BIBLIA (NT) sit, a1, 472, 324 vet, Ciudad construida sobre la costa del mar de Galilea por Herodes el tetrarca (Jn. 6:23), dándole el nombre de Tiberio, el emperador romano entonces reinante (Ant. 18:2, 3; Guerras 2:9, 1). Josefo la fortificó durante la guerra contra Roma (Vida 8; Guerras 2:20, 6 y 3:10, 1-10). Después de la destrucción de Jerusalén, hubo judíos que recibieron permiso para establecerse en Tiberias. A mediados del siglo II d.C., el gran sanedrín se estableció en esta ciudad, que vino a ser la residencia de célebres rabinos. La escuela rabínica de Tiberias produjo, entre el año 190 y 220 d.C., la Misná, colección de comentarios sobre los textos bíblicos. Su complemento, la Guemara, fue codificada en Tiberias hacia el siglo IV. La Masora, texto definitivo del AT, fue elaborado en gran parte en Tiberias. (Véanse MANUSCRITOS DE LA BIBLIA, MASORETAS, TEXTO Y VERSIONES CLÁSICAS DE LA BIBLIA.) Los Evangelios no informan de que Jesús hubiera visitado esta ciudad. Antes de la destrucción de Jerusalén, los judíos observantes consideraban a esta ciudad como impura; era la residencia de Herodes, el asesino de Juan el Bautista (Jn. 6:1, 23; 21:1; cfr. Lc. 23:6-8). nom, TIBERÍADES. Véase TIBERIAS. nom, TIBERIO tip, BIOG REYE HOMB HONT vet, Segundo emperador de Roma (Mt. 22:17; Mr. 12:14; Lc. 3:1; 20:21, 22; Jn. 19:12). Nació en el año 42 a.C. Era yerno de Augusto. De carácter sombrío y desconfiado, se exilió voluntariamente en la isla de Capri, donde pasó la mayor parte de su reinado. Judea estaba entonces gobernada por Valerio Grato y por Poncio Pilato. Tiberio expulsó a los judíos de Roma, y después revocó este edicto, y rectificó los males que les habían causado los procuradores romanos. Herodes Antipas construyó Tiberias sobre el mar de Galilea, dándole este nombre en honor del soberano. Tiberio se manifestó como un tirano sanguinario en los últimos años de su reinado. Sus temores y sospechas le llevaron a ordenar la muerte de muchos de sus más allegados. Según Suetonio, se
entregaba desenfrenadamente a una sensualidad irracional. Después de haber sembrado el terror en sus últimos años, habiendo caído enfermo, fue asesinado en el año 37. nom, TIDAL tip, BIOG REYE HOMB HOAT vet, Rey de Goim y aliado de Quedorlaomer (Gn. 14:1, 9) en la expedición de castigo contra las ciudades de la llanura. Este nombre parece tener correspondencia con el de varios reyes hititas. nom, TIEMPO tip, CALE ver, SÁBADO, DANIEL (Libro), RELOJ DE SOL, VIDA ETERNA, DÍA, MES, SEMANA, NOCHE, AÑO vet, El tiempo puede ser descrito como «la medida del movimiento»; su medición se efectúa en principio por los movimientos de los cuerpos celestes (Gn. 1:14). Las divisiones de tiempo constituyen el marco en el que se insertan los acontecimientos y circunstancias de la Biblia, que es un libro eminentemente histórico, cuya acción se desarrolla en un marco claramente cronológico, firmemente relacionado con el tiempo y el espacio. Las principales divisiones del tiempo, en la Biblia, son: (a) Día. Ver DÍA. (b) Noche. Período de oscuridad (Gn. 1:5), dividido en tres vigilias de cuatro horas cada una: desde la puesta del sol hasta medianoche; desde la medianoche hasta el canto del gallo; desde el canto del gallo hasta la salida del sol (Éx. 14:24; Jue. 7:19; Lm. 2:19). En la época del NT se distinguían cuatro vigilias, según la usanza griega y romana (Mr. 6:48; Lc. 12:38); los romanos contaban 12 horas nocturnas, desde la puesta hasta la salida del sol (cfr. Hch. 23:23). (Véase NOCHE). (c) Semana. Véase SEMANA. (d) Mes. Véase MES. (e) Año. El año hebreo se componía de doce meses lunares (1 R. 4:7; 1 Cr. 27:1-15); consiguientemente, con la duración actual del mes lunar, debía contar probablemente 354 días, 8 horas, 48 minutos y 34
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segundos. Las fiestas anuales estaban en relación estrecha con los trabajos agrícolas y con las estaciones. Un año basado estrictamente en el sistema lunar habría causado un retraso constante de estas fiestas al no sincronizar de manera exacta un número de meses lunares con el año. Al hacerse necesario coordinar el año lunar con el solar de 365 días se estableció un mes intercalar, que se añadía cada dos o tres años después del duodécimo mes; se le daba el nombre de «Ve'adar» y constaba de 29 días. En la Biblia no se menciona esta costumbre. Así, el ciclo lunar posterior a las perturbaciones cósmicas de Josué y Ezequías (véase apartado anterior (d), Mes) constaba de diecinueve años; los años 3º, 6º, 8º, 11º, 14º, 17º y 19º tenían un mes intercalar. El año religioso comenzaba con el mes de Abib, llamado también Nisán (Éx. 12:2; 23:15; Est. 3:7). Comenzaba con la luna nueva, inmediatamente antes o después del equinoccio de primavera, cuando el sol se hallaba en la constelación de Aries (Ant. 3:8, 4; 10:5). Pero desde la época más remota, los hebreos observaban también el año civil, basado en los trabajos agrícolas, y que comenzaba en otoño (cfr. Éx. 23:16; 34:22; Lv. 25:4, 9 ss.). Esta nación de agricultores estaba evidentemente interesada en hacer coincidir el inicio del año civil con la labranza y la siembra, y su fin con la siega. Indicaban frecuentemente las fechas por los trabajos agrícolas entonces en curso, en lugar de por el número del mes (cfr. Nm. 13:20; Rt. 1:22). Un cierto tiempo después del retorno del cautiverio de Babilonia, empezaron a celebrar el Año Nuevo en la luna nueva del mes séptimo, Tisri. Esta costumbre seguramente no proviene de los acontecimientos registrados en Esd. 3:6 y Neh. 2, aunque hayan contribuido a su establecimiento. (f) El tiempo y la eternidad. Anterior y rebasando de una manera infinita el tiempo humano y sus divisiones, la eternidad bíblica es presentada como un atributo propio de Dios. «Jehová es Rey eternamente y para siempre» (Sal. 10:16). «Desde la eternidad hasta la eternidad, tú eres Dios» (Sal. 90:2, V.M.). «¡Tú eres desde la eternidad!» (Sal. 93:2, V.M.). Es por ello que para Él mil años son como un día, y un día como mil años (2 P. 3:8). De la misma manera, Dios domina el tiempo con Su omnisciencia. El pasado, presente y futuro no existen realmente para el Eterno; conoce todo antes de que llegue a ser (Éx. 3:14; Jn. 8:58; Is. 48:5-7). Al hablar de Israel emplea constantemente «el pasado profético», esto es, considera ya cumplidos los acontecimientos que para los hombres se hallan
todavía escondidos en el, para ellos, impenetrable manto del futuro. Los tiempos verbales hebreos se prestan admirablemente a la expresión de estas nociones. Al hablar del Dios eterno, Alfa y Omega, creador y consumador de todas las cosas, la Biblia nos presenta tres edades: (A) la eternidad anterior a la creación, «antes de los siglos» (1 Co. 2:7; cfr. Ef. 3:11; 1 P. 1:20; Col. 1:26; Hch. 15:18); (B) el «presente siglo» (o edad, gr. «aiõn»), que va desde la creación hasta la gloriosa venida del Señor (Gá. 1:4; Ef. 1:21; Tit. 2:12). La primera venida de Cristo tuvo lugar en el centro de este periodo y por consiguiente en el centro de todos los tiempos. (C) el «siglo venidero», esto es, la eternidad que tenemos delante de nosotros (Ef. 1:21, 2:7; He. 6:5; Mt. 12:32; Mr. 10:30, etc.). Para el AT, lo mismo que para el NT, la diferencia entre el tiempo y la eternidad no tiene que ver con su naturaleza, sino en la duración; la eternidad es un tiempo sin límites, cuya línea infinita coincide por un breve período con la historia que constituye el horizonte temporal humano. Esta noción es totalmente opuesta al especulativo concepto griego que representaba el tiempo como un círculo en el que se daba un eterno retorno (cfr. con la inexorable rueda de reencarnaciones hindúes). «La expresión simbólica del tiempo bíblico se expresa con una línea ascendente, porque la línea que parte de la creación tiene su fin... en Dios» (A. Lamorte, «Le Problème du Temps dans le Prophétisme Biblique», Beatenberg, 1960, p. 108 ss.). Este fin «imprime al conjunto de la historia, que se desarrolla a todo lo largo de esta línea, un movimiento de elevación hacia Él» (O. Cullmann, «Christ et le Temps, Delachaux» 1947) El Dios eterno, el «Rey de los siglos» (1 Ti. 1:17; Sal. 145:13) al crear al hombre a Su imagen «ha puesto eternidad en el corazón de ellos» (Ec. 3:11). Por la encarnación, Él se humilló hasta nosotros en el tiempo, para llevarnos a participar con Él por toda la eternidad (Sal. 133:3). (Véase VIDA ETERNA.). La oración del creyente es que el Señor lo conduzca en el camino eterno (Sal. 139:24). El Señor acogerá a los Suyos en Su gracia en Su reino eterno (2 P. 1:11). nom, TIENDA tip, CONS vet, El término más comúnmente traducido «tienda» es «ohel», que se traduce muchas veces «tabernáculo». Otros términos son «sukkah» (2 S.
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11:11) y «kubbah», que sólo aparece en Nm. 25:8. Era un abrigo portátil empleado por los nómadas, los pastores, los soldados (Gn. 4:20; 25:27; Jue. 8:11). Con frecuencia, la tienda era de un tejido negro hecho de pelo de cabra (Cnt. 1:5). Eran fijadas al suelo mediante cuerdas unidas a estacas (Éx. 35:18; Is. 54:2). La tienda, redonda o alargada, se podía dividir en varias estancias mediante cortinas. El término tienda tiene, en algunas ocasiones, el sentido general de morada (Gn. 9:27; 1 R. 8:66; 2 R. 13:5; Jb. 8:22; Sal. 84:10 (lit. «tiendas de maldad»); Jer. 30:18; Lm. 2:4; Zac. 12:7; Mal. 2:12). Nuestro mismo cuerpo es comparado a una tienda (2 Co. 5:1-8). Las tiendas se hacían de muy diversos materiales, desde pieles y cabello hasta lino para las pequeñas. Pablo y Aquila eran fabricantes de tiendas (Hch. 18:3). Tarso, la ciudad natal del apóstol Pablo, era conocida por la manufactura de tiendas, que se hacían comúnmente de cilicio, un fuerte tejido de largo pelo de cabras de la provincia de Cilicia, y con el que se hacían también sacos. nom, TIERRA tip, ELEM ver, CANAÁN, ISRAEL, JUDÁ, PALESTINA vet, (a) TIERRA SANTA. (Véanse CANAÁN, ISRAEL, JUDÁ y, especialmente, PALESTINA.) (b) TIERRA. Son varios los términos hebreos que se traducen «tierra», pero no se emplean para distinguir la tierra como esfera de la superficie de la tierra, o suelo; tampoco para discriminar entre la superficie general de la tierra y cualquier parte de ella, o territorio, o el material que la constituye. Así, «adamah» se refiere generalmente a la tierra como material o suelo: la lluvia cae sobre «la tierra» (Gn. 7:4); «un altar de tierra» (Éx. 20:24); el hombre «vuelve a la tierra» (Sal. 146:4); sin embargo, se refiere con frecuencia a «la tierra» de Israel: «no prolongaréis vuestros días sobre la tierra» (Dt. 30:18); «a fin de que habites sobre la tierra» (Dt. 30:20); «los días que viviereis sobre la tierra» (Dt. 31:13); «la tierra que juré a sus padres» (Dt. 31:20). Otro término, «erets», tiene un significado más amplio: en algunas ocasiones la tierra como esfera, el globo terrestre (Gn. 1:1; Is. 40:22; Jb. 26:7, en particular, afirma: «Cuelga la tierra sobre nada»; también en Is. 40:15, 25-26 se afirma la
pequeñez de la tierra en comparación con el ejército de los cielos). En otros lugares, este mismo término se usa de distritos (cfr. Gn. 10:11, 20). En el NT, el término «gê» se emplea para todos los anteriores significados. Se usa simbólicamente como una característica del hombre en su estado natural. «El que es de la tierra es terreno, y cosas terrenales habla» (Jn. 3:31). En cada caso, debido a lo amplio de cada término utilizado, la verdadera extensión deberá ser determinada por el contexto. nom, TIERRA HABITADA tip, HIST vet, «Oíd esto, pueblos todos, escuchad, habitantes todos del mundo» (Sal. 49:1). El evangelio será predicado «en todo el mundo... a todas las naciones» (Mt. 24:14). Por lo general se ha supuesto que el conocimiento que se tenía del mundo en los tiempos antiguos era muy limitado (Gn. 10). Esto parece ser cierto en cuanto al conocimiento que la población en general tenía de su mundo, pero hay evidencias de que había círculos que preservaban y explotaban comercialmente un conocimiento mucho mayor que el tenido por el común de la gente, e incluso de los mismos comerciantes (cfr. Hapgood, «Maps of the Ancient Sea Kings»). La tierra comúnmente conocida en tiempos de los patriarcas y de Moisés parecía extenderse del golfo Pérsico hasta Libia, y desde el mar Caspio hasta el Alto Egipto. Es posible que se conocieran las tierras de Italia e incluso de España (Tarsis). También se llega hasta el sur de Arabia, aunque se ha argumentado que en realidad las flotas de Salomón llegaban hasta la India por una parte, y hasta las Canarias por otra. Así, el marco y eje de la historia del mundo antiguo estuvo en el Oriente Medio. En el curso del desarrollo de la historia del AT los limites de este «mundo» no cambiaron demasiado, a pesar del ligero agrandamiento del horizonte geográfico. Antes del final de esta época, Media y Persia ascendieron a naciones de primera importancia. El Indo vino a ser el limite de la tierra conocida (Est. 1:1). Se conocía la existencia de Sinim (Is. 49:12). Al oeste, y bajo el reinado del faraón Necao, hubo navegantes que dieron la vuelta a África, sin por ello darse cuenta de la importancia de su expedición, que duró dos años. Lo que les pareció muy extraño fue ver que el sol se levantaba a su derecha (Herodoto 4:42). En Italia y en África del norte iba aumentando la población y se iba desarrollando lentamente la
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organización de la sociedad. Los mercaderes eran los que iban dando alguna noticia de los diversos pueblos. Ya hacia el final del período del AT Grecia, resistiendo a los persas, emergió a la luz de la historia. Alejandro Magno contribuyó enormemente a incrementar los conocimientos geográficos de sus contemporáneos. Al este, sus ejércitos cruzaron el río Oxus (en nuestros tiempos el Amu Daria), llegando a Afganistán y al sur de la India septentrional. Los romanos siguieron sus huellas. En la época de Cristo, el mundo conocido se extendía desde las Islas Británicas y España hasta el Irán y el Indo; de las Canarias y el Sahara hasta los bosques de Alemania y las estepas rusas y Siberia. Se sabía que más allá de estos límites había regiones habitadas, pero no había demasiado interés, por la falta de medios de comunicación. Cuando César Augusto ordenó el censo «de todo el mundo», quería decir con esto todo el imperio romano (Lc. 2:1). No obstante, a pesar de la ignorancia humana, la Biblia nunca ha dejado de considerar todo el conjunto de la tierra. Dios la ha dado entera, en don, a la humanidad (Gn. 1:28); asegura al Mesías «los confines de la tierra» (Sal. 2:8), de la misma manera que promete al creyente «la herencia del mundo» (Ro. 4:13). De la misma manera los discípulos de Cristo son llamados a ir «por todo el mundo y predicar el evangelio a toda criatura» (Mr. 16:15). Véase MUNDO. nom, TIFSA tip, CIUD sit, a2, 333, 248 vet, = «paso», «vado». (a) Ciudad en el limite extremo de los estados de Salomón, cerca del Éufrates (1 R. 4:24). Por lo general se identifica con Thapsacus, en la ribera derecha del Éufrates. Fue por esta ciudad que cruzaron el Éufrates Ciro, Darío Codomano y Alejandro Magno. Su situación es 35º 54' N, 38º 48' E. (b) Ciudad en la que Manahem hizo una matanza (2 R. 15:16). Conder la identifica con las ruinas del pueblo de Tafsach, a unos 10 Km. al suroeste de Siquem. Numerosos exegetas adoptan la forma gr. de Luciano, identificando la localidad con Tapúa. nom, TIGLAT-PILESER tip, BIOG HOMB HOAT ver, PEKA, ASIRIA, MENAHEM, PUL
vet, (as.: «mi fuerza es el dios Ninib»). Nombre de varios reyes de Asiria. Tiglat-pileser III, que también se llamaba Pul, (posiblemente su nombre primitivo antes de usurpar el poder), reinó entre los años 746/5 y 728/7 a.C. Los israelitas lo conocieron al principio por el nombre de Pul. Desde el año 743 al 740 estableció su centro de mando en Arpad, en la Siria septentrional, desde donde dirigió campañas devastadoras. Fue en esta época, o algo más tarde, que invadió Israel. El rey Menahem se apresuró a pagarle tributo, por lo que Tiglat-pileser lo confirmó en el reino (2 R. 15:19, 20; véase PEKA). Entre los reyes que figuran en los archivos de Tiglat-pileser como habiendo pagado un tributo en el año 738 se halla Menahem de Samaria. El rey de Asiria dirigió a continuación expediciones hacia el este, norte y noroeste de Nínive. En el año 734 se volvió hacia el oeste. Acaz, rey de Judá, amenazado por Rezín, rey de Siria, y por Peka, rey de Israel, compró a muy elevado precio la ayuda de Tiglat-pileser, y en contra de las exhortaciones del profeta Isaías (2 R. 16:7, 8). Tiglat-pileser marchó contra los filisteos, apoderándose de Gaza en el año 734 (2 Cr. 28:18). Durante su avance hacia el sur y su retorno hacia el norte, tomó varias ciudades, Galilea, todo el país de Neftalí, y deportó a sus habitantes (2 R. 15:29). El rey de Asiria se llevó asimismo a los rubenitas, gaditas y la media tribu de Manasés (1 Cr. 5:26). Así, ya antes de la caída de Samaria (722-721 a.C.), hubo una deportación en masa de israelitas del reino del norte. Las tabletas asirias informan que Tiglat-pileser recibía el tributo de numerosos soberanos, entre ellos los de Amón, Moab, Edom y Judá. Estos datos están en la misma línea que los datos bíblicos (2 R. 16:10). En el año 732, Tiglat-pileser se apoderó de Damasco y después pacificó Babilonia, que había sido invadida por los caldeos. En el año 730 a.C., Oseas, hijo de Ela, dio muerte a Peka, rey de Israel (2 R. 15:30), con el apoyo de Tiglat-pileser. Este último, más que sus predecesores, precedió a un sistemático trasvase de poblaciones. Las tierras abandonadas por los deportados eran a su vez pobladas por colonos asirios. Su propósito era aniquilar el sentimiento nacional de los vencidos, dispersándolos y aislándolos. Murió en el año 728 (o 727) a.C., después de un reinado de dieciocho años, y habiendo llevado a Asiria a la cúspide del poder. (Véanse ASIRIA, MENAHEM, PUL.)
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nom, TIGRIS. Véase HIDEKEL. nom, TILDE. Véase JOTA Y TILDE. nom, TIMNA, TIMNAT tip, CIUD sit, a3, 242, 70 vet, = «porción asignada». (a) Ciudad de la frontera de Judá, no lejos de Betsemes (Jos. 15:10). Atribuida seguidamente a Dan (Jos. 19:43). En la época de Sansón estaba ocupada por los filisteos (Jue. 14:2). La perdieron, pero la volvieron a recuperar en la época de Acaz (2 Cr. 28:18). Identificada con Tibnah, a 5 Km. al oeste-suroeste de Bet-semes, a 25 Km. de Jerusalén, en la misma dirección, y a 26 Km. al este de Asdod. (b) Ciudad de la región montañosa de Judá (Jos. 15:57); probablemente el lugar mencionado en Gn. 38:12-14; cercana a un lugar llamado Gabaa, y citado con Adulam y Enaim. A 6,5 Km. al este de Beit Netiff se halla una localidad llamada Tibnah, sobre una ladera que se eleva en dirección a el-Khader; cerca de allí, al sureste, se halla Jeba', lo que confirma los datos bíblicos. nom, TIMNAT-SERA tip, CIUD sit, a2, 271, 307 vet, = «porción suplementaria». Ciudad en la región montañosa de Efraín, sobre la ladera norte del monte Gaas. Fue asignada personalmente a Josué, y allí fue enterrado el gran caudillo de Israel (Jos. 19:50; 24:30; Jue. 2:9). Identificación plausible: Tibnah, a unos 9 Km. al noreste de Lidda y a 13 Km. al sur-suroeste de Kefr Hãris, donde la tradición samaritana sitúa los sepulcros de Josué y de Caleb. nom, TIMÓN tip, BIOG HOMB HONT vet, = «digno». Uno de los siete elegidos para servir las mesas (Hch. 6:5). nom, TIMOTEO tip, BIOG HOMB HONT ver, HEBREOS vet, = «que adora a Dios».
El apóstol Pablo llama a Timoteo «mi hijo amado y fiel en el Señor» (1 Co. 4:17) y «verdadero hijo en la fe» (1 Ti. 1:2), lo que indica que Pablo fue el instrumento en la conversión de Timoteo. Durante su primer viaje misionero, Pablo pasó a Listra, en Licaonia, donde llevó a Cristo a Eunice y a Loida, respectivamente la madre y la abuela de Timoteo. Éste fue también ganado a la fe cristiana en esta época. Su madre era judía, y su padre griego (Hch. 16:1). Timoteo, que había llegado a ser un cristiano activo, fue recomendado a Pablo por los hermanos de Listra y de Iconio, cuando el apóstol volvió a visitar Listra en el curso de su segundo viaje misionero (Hch. 16:2). Aunque ya en su infancia había recibido las enseñanzas del AT (2 Ti. 3:15), Timoteo no estaba circuncidado (Hch. 16:3). Unas profecías revelaron que estaba destinado a un servicio particular (1 Ti. 1:18; 4:14). Pablo y los ancianos le impusieron las manos y lo consagraron a la evangelización (1 Ti. 4:14; 2 Ti. 1:6). Para no ofender a los judíos, Pablo circuncidó a Timoteo. Ello fue una concesión a las ideas judías tradicionales, a causa de las circunstancias, por cuanto se podía alegar la ascendencia judía de Timoteo, pero no se implicaba con ello el abandono del principio de la libertad cristiana. Timoteo acompañó a Pablo por Galacia, y después a Troas, Filipos, Tesalónica y Berea. En este último lugar se quedó con Silas mientras Pablo se dirigía a Atenas (Hch. 17:14). Timoteo llegó después a esta ciudad. En 1 Ts. 3:1-2 se ve que Pablo lo volvió a enviar de Atenas a Tesalónica. No parece que Silas llegara a Atenas. Finalmente, él y Timoteo se reunieron con Pablo en Corinto (Hch. 18:5; 1 Ts. 3:6), donde Timoteo se quedó a continuación durante un tiempo con Pablo (1 Ts. 1:1; 2 Ts. 1:1). Aunque el texto no lo dice, es probable que fuera con el apóstol en su viaje de vuelta. Timoteo es mencionado después en relación con el ministerio de Pablo en Éfeso. En 1 Co. 4:17, el autor nos confirma que, antes de escribir esta carta, había enviado a Timoteo a Corinto para reprimir abusos. Sin embargo, no sabemos si Timoteo ya había llegado en el momento de enviar la carta (1 Co. 16:10); en todo caso, parece que había llegado a Éfeso, porque, poco antes de abandonar esta ciudad, Pablo envió a Timoteo y Erasto a Macedonia (Hch. 19:22), donde el apóstol se reunió poco más tarde con su joven amigo (2 Co. 1:1). Se dirigieron los dos juntos a Corinto (Ro. 16:21). Timoteo figura entre los acompañantes de Pablo en su viaje de vuelta a Jerusalén, al término de su tercer viaje (Hch. 20:4). El texto no dice si Pablo subió a Jerusalén
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con su hijo espiritual. Tampoco se le menciona en relación con el encarcelamiento de Pablo en Cesarea ni con el viaje de Pablo a Roma. Pero su nombre es citado en las epístolas redactadas desde Roma (Fil. 1:1; 2:19-22; Col. 1:1; Flm. 1). Timoteo había seguido al apóstol hasta la misma capital, y compartía sus trabajos. Cuando Pablo fue liberado, confió importantes misiones al joven Timoteo. La primera carta dirigida a él revela que el discípulo supervisaba la iglesia en Éfeso (1 Ti. 4:12). Allí tenía que refutar la falsa ciencia de ciertos doctores, nombrar cargos, organizar y disciplinar la iglesia como delegado de Pablo, que poco antes de morir le escribió una segunda epístola, considerada como su testamento espiritual. Faltándole poco para sufrir el martirio, Pablo esperaba la visita de su hijo espiritual (1 Ti. 4:9, 21). No sabemos si esta visita se llevó a cabo. La única otra mención a Timoteo se halla en He. 13.23, donde se lee que Timoteo había sido encarcelado y liberado. Aceptando la paternidad paulina de Hebreos (véase HEBREOS [EPÍSTOLA A LOS]), este encarcelamiento de Timoteo debió producirse entre la liberación de Pablo y su segundo encarcelamiento. No se sabe nada de los años posteriores de Timoteo. Una antigua tradición afirma que siguió dirigiendo la iglesia en Éfeso, y que sufrió el martirio bajo Domiciano o Nerva. nom, TIMOTEO (Epístolas) tip, LIBR LINT ver, PABLO, ANCIANOS, DIÁCONOS, OBISPOS vet, (a) Primera Epístola. Fue escrita probablemente cuando Pablo hubo recobrado su libertad, después de su primer cautiverio en Roma (véase PABLO). El apóstol, que deseaba dirigirse a Macedonia, había encargado a Timoteo la dirección de la iglesia en Éfeso (1 Ti. 1:3). Numerosos exegetas suponen que Pablo redactó esta carta en Macedonia. Su fecha de redacción se sitúa probablemente en el año 64 o 65 d.C. La epístola trata de los problemas prácticos que Timoteo iba a afrontar en el ministerio, y le da instrucciones concretas de Pablo. Muestra el interés personal de Pablo por la marcha de la iglesia y por la misma persona de Timoteo. (A) Análisis. (I) Instrucciones acerca de la Iglesia, caps. 1 a 3: Puesta en guardia contra los falsos doctores (1 Ti. 1), la oración, el papel de la mujer en la Iglesia (1
Ti. 2), deberes de los obispos y diáconos (véanse ANCIANOS, DIÁCONOS, OBISPOS). Grandeza de la misión de la Iglesia, y profundidad del «misterio de la piedad» (1 Ti. 3). (II) Consejos a Timoteo (1 Ti. 4-6): errores doctrinales y prácticas que debe evitar (1 Ti. 4); actitud de la Iglesia (1 Ti. 5:1-6:2). Exhortaciones finales, en particular bajo la forma de mensaje personal a Timoteo (1 Ti. 6:3-21). (b) Segunda Epístola. Data del segundo cautiverio de Pablo en Roma, poco antes de su muerte, que probablemente tuvo lugar en el año 66 o 67 d.C. Ésta es la última epístola escrita por el apóstol. Dice que está preso (2 Ti. 1:8, 16) y tratado como malhechor (2 Ti. 2:9). Está esperando sufrir el martirio (2 Ti. 4:6). Sus amigos lo habían abandonado (2 Ti. 1:15; 4:10-12) y sólo Lucas estaba con él (2 Ti. 4:11). Con todo, algunos cristianos romanos visitaban al preso (2 Ti. 4:21). En una primera comparecencia no había sido condenado (2 Ti. 4:16, 17), pero seguía detenido en un calabozo. Pablo presiente el fin de su carrera sobre la tierra, y escribe a Timoteo para exhortarle a perseverar en el ministerio, y le pide que acuda pronto a Roma. (A) Análisis. (1) Breve introducción: el preso expresa su deseo de volver a ver a Timoteo (2 Ti. 1:1-5). Lo exhorta a que se muestre valeroso en medio de las pruebas y penalidades (2 Ti. 1:6-12); a ser fiel en la fe a pesar de la oposición (2 Ti. 1:13-18). (2) Timoteo debe defender con fuerza las verdades fundamentales del Evangelio, cuidar su vida espiritual, ser sufrido y puro, manteniéndose apartado de todo aquello que deshonre al Señor y de los vasos de deshonra, a fin de ser «instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra» (2 Ti. 2:19-22). (3) Revelación acerca de la futura apostasía en el seno de la Iglesia (cfr. 2 Ti. 3:5). El apóstol recomienda a Timoteo que siga el ejemplo que él le ha dado, y que ponga en práctica en su vida la palabra de Dios, sabiendo que toda la Escritura es inspirada de Dios (2 Ti. 3). (4) Última exhortación a predicar la palabra de Dios (2 Ti. 4:1-5). Ya inminente el martirio, Pablo expresa su gozo de haber cumplido con fidelidad su ministerio evangélico (2 Ti. 4:6-8). La epístola finaliza con unas instrucciones personales (2 Ti. 4:9-22). (c) Autenticidad. Las epístolas a Timoteo y la dirigida a Tito reciben el nombre de Epístolas Pastorales por
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tratar de una manera especial de la iglesia apostólica y del cuidado pastoral bajo la autoridad apostólica. En el curso de los últimos cien años han surgido críticos que han atacado la autenticidad de las Epístolas Pastorales. Algunos de ellos las han querido atribuir a algún autor desconocido del siglo II. Esta opinión ha sido refutada por eminentes biblistas. Las pruebas externas de la autenticidad de estas epístolas son muy numerosas. La iglesia primitiva y los Padres nunca las pusieron en tela de juicio. Son citadas o mencionadas en el siglo II por Ignacio, Policarpo, Ireneo, Tertuliano y Clemente de Alejandría. Ellos ya tenían conocimiento de la anterior circulación de estas epístolas, y no se les hubiera podido imponer una falsificación de su mismo siglo. Los argumentos que entran en la controversia son como sigue: 1. Desde el punto de vista cronológico, se ha planteado la cuestión de si se pueden hacer cuadrar los viajes mencionados aquí por Pablo con el relato de Hechos. Es precisamente a este propósito que las Epístolas Pastorales parecen dar apoyo a la opinión tradicional de que Pablo fue liberado después de su primer encarcelamiento en Roma (Hch. 28:30-31). Todavía debió ejercer la actividad misionera durante tres o cuatro años, lo que le pudo permitir ir a Creta con Tito (Tit. 1:5) y confiar a Timoteo el cuidado de la iglesia en Éfeso (1 Ti. 1:3). Es evidente que Pablo mismo no volvió personalmente a esta ciudad (cfr. Hch. 20:25). La penosa despedida mencionada en 2 Ti. 1:4 pudo tener lugar en Mileto (cfr. 2 Ti. 4:20). De allí el apóstol pasó por Troas (2 Ti. 4:13) para dirigirse a Macedonia, desde donde probablemente escribió 1ª Timoteo. Parece que también en este momento escribió su epístola a Tito, anunciándole su proyecto de pasar el invierno en Nicópolis (Tit. 3:12). Sin embargo, no pudo llevar a cabo su plan. Arrestado otra vez y llevado a Roma, escribió su segunda epístola a Timoteo desde su calabozo y poco antes de su muerte, pidiéndole que fuera a verlo con presteza (2 Ti. 4:9). 2. Desde el punto de vista lingüístico, se ha pretendido que el vocabulario de las Epístolas Pastorales difiere del de Pablo. Es un hecho que hay 96 términos nuevos en 1 Timoteo, 60 en 2 Timoteo, y 43 en Tito, o sea, dos veces más que en las otras epístolas de este apóstol. Pero ese argumento no puede ser en absoluto concluyente, ya que Pablo estaba escribiendo aquí acerca de temas particulares distintos en muchos aspectos de los de sus otras epístolas, y que demandaban un vocabulario parcialmente diferente; además, no se
puede poner coto a una gran amplitud de variedad de estilo y expresión en diversas circunstancias de la vida de una persona, especialmente de la intensidad y del genio de Pablo. Además, ninguno de los términos empleados en estas epístolas demanda una fecha más tardía, y alrededor de la mitad de ellos se halla en la LXX. Finalmente, un imitador hubiera puesto cuidado en evitar estas divergencias. 3. La situación de la Iglesia que se describe en estas tres epístolas cuadraría mejor, dicen los críticos, con la del siglo II. Por ejemplo, los ministerios estarían demasiado estructurados para concordar con la época de Pablo. Sin embargo, esto es lo contrario a lo que hallamos en estos escritos. En el momento de la redacción de 1 Ti. 3:1-7 y de Tit. 1:5-9, los términos de obispo y anciano eran sinónimos (véanse ANCIANO, OBISPO), en tanto que en el siglo II los dos términos designaban cargos distintos (cfr. las cartas de Ignacio, hacia el año 110, véase OBISPO). Por otra parte, Pablo y Bernabé habían designado ancianos en cada iglesia durante el primer viaje misionero (Hch. 14:23), y en la iglesia en Filipos a la que Pablo dirigió su epístola había asimismo obispos y diáconos constituidos como tales (Fil. 1:1). Así, en las Pastorales no se halla rasgo alguno del «sacerdotalismo del siglo II». Es perfectamente natural que el apóstol, a punto de ir al martirio, se cuidara de dar instrucciones detalladas a Timoteo acerca de los problemas que debía afrontar, y que nos provee de inestimables principios en nuestra conducta en el seno de la Iglesia de Dios. Bibliografía: Calvino, J.: «Comentario a las Epístolas Pastorales de San Pablo» (T.E.L.L., Grand Rapids, 1968); Dana, H. E.: «El Nuevo Testamento ante la Crítica» (Casa Bautista de Publicaciones, El Paso, 1965); Darby, J. N.: «1st. & 2nd. Timothy» en Synopsis of the Books of the Bible, vol. 5 (Bible & Publications, Montreal, 1970); Kelly, W.: «Lectures introductory to the Study of the Epistles of Paul the Apostle (Bible Truth Publishers, Oak Park, Illinois, 1970); Rossier, H.: «Estudios sobre la Primera Epístola a Timoteo» (Ed. «Las Buenas Nuevas», Montebello, Calif. s/f); Wallis, W. B.: «1 y 2 Timoteo», en El Comentario Bíblico Moody - Nuevo Testamento (Ed. Moody, Chicago, 1971).
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nom, TINAJA. Véase CÁNTARO. nom, TINIEBLAS vet, En las Escrituras, este término se usa con diversos sentidos: (a) Estado de la tierra antes de que Dios dijera: «Sea la luz» (Gn. 1:2). (b) Ausencia temporal de luz en la noche (Gn. 1:5). (c) Oscuridad extraordinaria traída por Dios (Éx. 10:21; 14:20; Mt. 27:45). (d) Las tinieblas en cuyo seno Dios envolvía Su gloria (Éx. 20:21; Sal. 18:9, 11; 97:2; He. 12:18). (e) Estado de la muerte comparado con la vida natural (Jb. 10:21, 22). (f) Tinieblas morales. el estado del hombre como consecuencia de la caída (Sal. 82:5; Is. 9:2; Mt. 4:16; Jn. 1:5; 3:19; 2 Co. 6:14; 1 P. 2:9; Jud. 6, 13). Dios es luz, y Cristo vino al mundo como la luz verdadera; todo lo que es excluido de Dios, u opuesto a Él, participa de las tinieblas morales. nom, TINTA, TINTERO. tip, UTEN vet, De los hallazgos de los rollos de papiro en Egipto se conoce que la escritura con plumas o cañas se practicaba ya muy antiguamente. Jeremías dictó a Baruc para que él escribiera en un rollo con tinta las denuncias contra Israel y Judá (Jer. 36:18). El «tintero» mencionado en Ez. 9:2, 3, 11, era un cuerno que se llevaba en el cinto. nom, TIPO, TIPOLOGÍA tip, TIPO ver, TABERNÁCULO, SÁBADO, EZEQUIEL (Libro), POZO, ESPÍRITU SANTO vet, La Biblia, rica en parábolas y comparaciones, emplea con mucha frecuencia los tipos, símbolos y alegorías para ilustrar verdades abstractas o todavía lejanas cuando fueron dadas en forma de tipos. El término gr. es «typos», que en la versión de Reina-Valera no se traduce nunca como «tipo» las dieciséis veces que aparece, y sí «señal» (Jn. 20:25); «figura» (Hch. 7:43; Ro. 5:14); «modelo» (Hch. 7:44; He. 8:5); «en estos términos» (Hch. 23:25); «forma» (Ro. 6:17); «ejemplo» (1 Co. 10:6, 11; Fil. 3:17; 1 Ts. 1:7; 2 Ts. 3:9; 1 Ti. 4:12; Tit. 2:7; 1 P. 5:3).
Éstas traducciones son las de la revisión de 1960. En la de 1977 se cambia en algunos pasajes «ejemplo» por «modelo». Pablo ve una alegoría en las dos mujeres de Abraham: Agar y Sara. Agar representa el Antiguo Pacto, la Jerusalén judaica, cuyos hijos siguen estando bajo servidumbre. Sara, al contrario, es el tipo del Nuevo Pacto, de la «Jerusalén celestial, de la que los creyentes en Cristo son los hijos libres, nacidos según el Espíritu» (Gá. 4:22-31). El Tabernáculo, el culto y el sacerdocio levíticos estaban destinados a representar mediante símbolos todo lo que Cristo, nuestro sumo sacerdote, consiguió para nuestra salvación ante Dios (véase TABERNÁCULO). Así, el ritual instituido por Moisés es «figura y sombra de las cosas celestiales» (He. 8:4-5). El santuario terrestre era, en realidad, «figura del verdadero», copiado del modelo mostrado por Dios a Moisés en el monte Sinaí (He. 9:11, 24; Éx. 25:40); nos ofrece «figuras de las cosas celestiales» (He. 9:23). Mediante la disposición detallada del Tabernáculo, la descripción de sus utensilios y el aislamiento del Lugar Santísimo, el Espíritu Santo daba a entender (cfr. He. 9:8) que Dios no podía aún admitir a los pecadores ante Su presencia; era todo ello una «figura» para todo el tiempo de observancia del ritual judío (He. 9:9). Las ordenanzas acerca de los alimentos, fiestas, sábados, eran asimismo «sombra de lo que ha de venir», siendo el cuerpo el de Cristo (Col. 2:1617). Así, es perfectamente lícito buscar comprender, si hay lugar, el sentido simbólico de las Escrituras. Sin embargo, para evitar caer en nefastas exageraciones y ser conocidos por un mero subjetivismo guiado por la imaginación, es prudente observar los puntos siguientes: (a) No se puede dar dogmáticamente un sentido de un tipo que no esté expresamente indicado por el NT. (b) Si falta la confirmación del NT, tal tipo sólo puede ser utilizado como analogía o ilustración. (c) Es bueno recordar asimismo que si un tipo del AT halla su cumplimiento en su antitipo en el NT, no tiene razón de subsistir por sí mismo, ni ser introducido así como así en el Nuevo Pacto. Por ejemplo, el sábado judío era la sombra del reposo de Cristo (Col. 2:16-17; He. 4:9-11; véase SÁBADO). Habiéndonos sido dada la realidad en el Evangelio, no hay ya más necesidad de «la sombra», que era la obligación legal. De la misma manera, las vestiduras sacerdotales, las abluciones
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del mar de bronce, los sacrificios de animales, el pan de la proposición consumido por los sacerdotes, todas estas «figuras» que hallaron su cumplimiento en Cristo, han cumplido su papel, y no tienen lugar en la presente era de la gracia (He. 9:9-10). Con respecto a los sacrificios y ritual presentado en el libro de Ezequiel para tener lugar en el templo milenial (Ez. 40-48), véase EZEQUIEL (LIBRO DE); Alexander, R.: «Ezequiel» (Pub. Portavoz Evangélico, Barcelona, 1979); Ryrie, C. C.: «Las Bases de la Fe Premilenial» (Pub. Portavoz Evangélico, Barcelona, 1984). Se pueden añadir unos pocos ejemplos de tipos. Los estudiosos de las Escrituras tendrán gran provecho en el estudio de los tipos del AT con sus antitipos en el NT. Los tipos se clasifican bajo cuatro encabezamientos: (a) personas; (b) lugares; (c) cosas y animales; (d) sucesos. 1. PERSONAS. Adán, como primer hombre, bajo quien se pusieron todas las cosas creadas, tipo de Cristo, el último Adán, que es cabeza sobre todas las cosas, el segundo hombre (Gn. 1:28; Ro. 5:14; He. 2:7). Eva, formada de una costilla de Adán, y declarada hueso de sus huesos y carne de su carne, es tipo de la Iglesia, de aquéllos que en su relación con Cristo son miembros de Su cuerpo, de Su carne y de Sus huesos (Gn. 2:22, 23; Ef. 4:16; 5:30). Caín, haciendo caso omiso de la caída del hombre, y allegándose a Dios con una ofrenda que era el fruto de la tierra por Él maldita, y dando muerte después a su hermano, vino a ser tipo del mal en el hombre natural al ofrecer al santo Dios aquello que Él no puede aceptar con justicia, y tipo también de su rechazo de Cristo (Gn. 4:3; Hch. 17:23, 25; He. 11:4; 1 Jn. 3:12). Isaac, ofrecido y recibido como de entre los muertos, tipo de Cristo en Su muerte y resurrección (Gn. 22:1-18; He. 11:17-19; Ro. 4:25; Gá. 3:15, 16). Otros que se pueden considerar son Enoc, Melquisedec, José, Moisés, Aarón, Josué, Booz, David, Salomón, Zorobabel, Ciro, Agar, Ahitofel, etc. 2. LUGARES. Egipto, como lugar en el que los israelitas estuvieron sometidos a dura servidumbre por los egipcios. Es tipo del mundo en el que la humanidad está esclavizada por Satanás, el dios de este mundo (Éx. 2:23; 2 Co. 4:4; Gá. 1:4; 1 Jn. 5:19).
Sion, como lugar donde David erigió una tienda para el arca, y donde estableció su trono, rigiendo sobre el pueblo escogido por Dios. Es tipo de la gracia liberadora establecida en poder y bendición en Cristo. Sion ha de ser aún la sede del poder del Mesías sobre la tierra en bendición milenial (Sal. 2:6; 78:68-72; Ro. 5:21; He. 12:22; Ap. 14:1). Babilonia, como centro de idolatría y apostasía pagana, dando la espalda a Dios, y siendo morada de corrupción en todo su poder. Tipo de Roma, núcleo de la cristiandad apóstata y terrena (Gn. 11:1-9; Is. 14:4-23; Dn. 4:30; Ap. 17; 18). Otros que se pueden considerar son Sodoma y Gomorra, Jericó, Gilgal, Asiria, Tiro. 3 COSAS Y ANIMALES. El maná dado por Dios del cielo y los israelitas. Es tipo de la gracia celestial para los que se hallan en el desierto, siendo Cristo el verdadero Pan que descendió del cielo (Éx. 16:15; Jn. 6:31-33). La serpiente de bronce que fue levantada por Moisés, mirando a la cual se conseguía la vida. Es tipo de la condenación del pecado en la carne en la muerte de Cristo, levantado en la Cruz, que vino así a ser la puerta de la vida eterna (Nm. 21:8, 9; Jn. 3:14; Ro, 8:3). El pozo de agua como provisión de Dios, cavado en el desierto, y ante el que Israel cantó: «Sube, oh pozo». Es tipo del Espíritu Santo, comparado con «una fuente (gr.: "un pozo") de agua que salte para vida eterna» (Nm. 21:17, 18; Jn. 4:14). (Véase POZO.) La víctima expiatoria quemada fuera del campamento es tipo de Cristo, sufriendo por nosotros «fuera de la puerta»; el creyente debe, a su vez, seguirle «fuera del campamento, llevando su vituperio» (Lv. 4:11-12; He. 13:11-13). El cordero de la Pascua, sin tacha, es tipo del verdadero y santo Cordero de Dios inmolado para nuestra redención (Éx. 12:5-7; 1 Co. 5:7; 1 P. 1:19-20; cfr. Jn. 1:29; Ap. 5:6-14, etcétera). Los dos machos cabríos (que constituían una sola ofrenda por el pecado, cfr. Lv, 16:5), uno de los cuales era sacrificado y el otro llevado al desierto. Eran un tipo del doble efecto de la muerte de Cristo, que satisface todas las demandas de un Dios santo, de forma que no recuerda ya más los pecados de Su pueblo, y quita de ellos toda imputación de pecado (Lv. 16:8, 9, 21; He. 10:12, 17; 1 Jn. 1:7). Otros que se pueden considerar son las varias ofrendas, el Tabernáculo y sus objetos, la roca golpeada, los cedros, la vid, etc. 4. SUCESOS.
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El Diluvio (Gn. 7:11-24). Es tipo de la destrucción repentina que se abatirá sobre un mundo culpable (Lc. 17:26-27). El éxodo y el paso del mar Rojo (Éx .12:14). Constituyen un tipo de la redención (Col. 1:13; He. 2:14-15). Otros que se pueden considerar son los incidentes acaecidos a Israel en el desierto (cfr. 1 Co. 10:11), el paso del Jordán, el retorno del remanente de Babilonia, etc.
Habershon, A.: «The Study of the Types» (Kregel Pub., Grand Rapids, reimpr. 1981); Habershon, A.: «Hidden Pictures in the Old Testament» (Kregel Pub., reimpr. 1982); Kelly, W.: «Types of Scripture», en Bible Treasury, diciembre 1856/junio 1857); Wilson, W. L.: «Wilson's Dictionary of Bible Types» (Wm. E. Eerdmans, Grand Rapids, 1957).
Si bien la mayor parte de los tipos presentados en los párrafos anteriores procede del Pentateuco es fácil encontrar en el resto de la Biblia otros ejemplos de simbolismo: el cinturón de Jeremías (Jer. 13:1-11), la vasija del alfarero (Jer. 18:2-10), las acciones simbólicas de Ezequiel que prefiguran de una manera tan dolorosa los sufrimientos de Israel (Ez. 2:2-3:3; Ez. 3:24-27; 4:1-17; 5:1-5, 12; 24:16-24). Cada uno de estos símbolos es interpretado en el mismo texto. Para los símbolos del Espíritu Santo, véase ESPÍRITU SANTO. En Apocalipsis, una buena parte del lenguaje es simbólico. Felizmente, la mayor parte de las imágenes son explicadas en el texto. Así, los siete candeleros de Ap. 1:12 «son las siete iglesias» de Asia (Ap. 1:20), la aguzada espada de dos filos que sale de la boca de Cristo es Su palabra de juicio (Ap. 1:16; 19:15, 21; Is. 11:4; 2 Ts. 2:8), el humo de los perfumes quemados sobre el altar de oro representa las oraciones de los santos que suben a Dios (Ap. 5:8; 8:4); el lino fino del que la iglesia se reviste «es las acciones justas de los santos» (Ap. 19:8). Hay muchos más símbolos y tipos que se podrían añadir. Hay un gran campo para desarrollar las ricas enseñanzas y la multitud de imágenes de los tipos y símbolos bíblicos, manteniéndose bajo la conducción de la analogía de las Escrituras, y en sujeción al ministerio iluminador del Espíritu. Se debe recordar, sin embargo, el mantenerse dentro de los límites bíblicos, no dejando volar la imaginación «alegorizando», como lo hacían algunos de los Padres de la iglesia, y vaciando con ello de su sentido real y definitivo los hechos más concretos de la historia de la salvación y del mundo venidero.
nom, TÍQUICO tip, BIOG HOMB HONT vet, = «fortuito». Cristiano de la provincia de Asia. Él y otros se adelantaron a Pablo para esperarlo en Troas (Hch. 20:4). El apóstol encargó a Tíquico, discípulo amado, que fuera el portador de las epístolas a los Efesios y a los Colosenses (Ef. 6:21; Col. 4:7). Se reunió probablemente con Tito en Creta (Tit. 3:12). Pablo, preso en Roma por segunda vez, escribe a Timoteo diciéndole que había enviado a Tíquico a Éfeso (2 Ti. 4:12).
Bibliografía: Bayley, J. C.: «Scripture Imaginery», en Bible Treasury, enero 1884/diciembre 1892 (H. L. Heijkoop, Winschoten, Holanda, reimpr. 1969); Bayley, J. C.: «Scripture Sketches», en Bible Treasury, enero 1893/abril 1895;
nom, TIPOLOGÍA. Ver TIPO.
nom, TIRANNO tip, BIOG HOMB HONT vet, = «tirano». Probablemente un retórico griego; poseía una escuela, en la cual Pablo pudo predicar el evangelio durante dos años (Hch. 19:9-10). nom, TIRAS tip, PAIS TRIB vet, Territorio y sus habitantes, descendientes de Jafet (Gn. 10:2). Los antiguos lo identificaban con Tracia (Ant. 1:6, 1). También se ha propuesto el río Tiras y el pueblo de los tiritas (Herodoto 4:51). No obstante, la identificación más plausible parece ser con los Tyrsenoi (tirrenos), que vivían en las islas y costas del mar Egeo (Herodoto 1:57, 94). nom, TIRHACA. Véase FARAÓN, (e). nom, TIRO tip, CIUD ver, BAAL, DIVINIDADES PAGANAS sit, a1, 335, 109 vet, = «roca». Ciudad fenicia cuyo origen se pierde en la más remota antigüedad (Is. 23:5-18; Ant. 8:3, 1).
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Según los datos bíblicos, la fundación de Tiro es posterior a la de Sidón, aunque la sobrepasó en importancia. Un texto de Herodoto permite situar la fundación de Tiro alrededor del año 2750 a.C. (Herodoto 2:44). Los historiadores y geógrafos de la antigüedad afirman que la ciudad antigua se hallaba sobre el continente. Para protegerse contra los invasores, fue trasladada a una isla rocosa separada de la ciudad antigua por un brazo de mar. De ahí proviene el nombre de Tiro: roca. Los autores antiguos hacen frecuentemente alusión a su posición en medio de las aguas (Éx. 26:17; 27:32). La ciudad continental recibió entonces el nombre de Palaetyrus: la antigua Tiro. Los textos sagrados que mencionan simultáneamente a Tiro y a Sidón sitúan a Tiro antes que a su rival; Israel se hallaba más cercana a Tiro que a Sidón, y Tiro no dejaba de cobrar más y más importancia. Era ya una ciudad fuerte en tiempos de Josué (Jos. 19:29), situada en la frontera con Aser. No fue asignada a ninguna tribu de Israel. Hiram, también llamado Huram, rey de Tiro, mantuvo relaciones amistosas con David y Salomón. Suministró materiales para la construcción del palacio de David (2 S. 5:11; 1 R. 5:1; 1 Cr. 14:1); también para la construcción del Templo de Salomón y otros edificios (1 R. 9:10-14; 2 Cr. 2:3-16). Un artesano fundidor muy diestro, también llamado Hiram, hijo de madre israelita y de padre tirio, llevó a cabo los trabajos de arte del Templo (1 R. 7:13, 14, 40, 45). Los tirios, nación pacífica, fabricaban tinturas de púrpura, objetos de metal y de vidrio, y se enriquecían con el comercio marítimo con los pueblos más alejados (cfr. 1 R. 9:28). Los mercaderes tirios eran comparables a príncipes (Is. 23:8). En el siglo IX a.C., una colonia de tirios fundó Cartago, que durante mucho tiempo rivalizó con Roma. A pesar de su pacífico espíritu, Tiro sufrió los rigores de la guerra. Hacia el año 724 a.C., Salmansar V, rey de Asiria, recibió la sumisión de la ciudad continental y asedió la marítima. Murió en el año 722 sin haber podido apoderarse de ella (Ant. 9:14, 2). Su sucesor, Sargón, logró tomarla. En esta época ya no había relaciones amistosas entre Tiro e Israel. La impía Jezabel, mujer de Etbaal, rey de Tiro, se había casado con Acab, rey de Israel. Hizo todo lo que estaba en su mano para introducir en Israel el corrompido paganismo de su patria (1 R. 16:31-33; 18:4, 19, véanse BAAL, DIVINIDADES PAGANAS), y fue muerta por orden de Jehú, que hizo además exterminar a toda su descendencia (2 R. 9:30-37, 14-26; 10:1-14 ss.). Por otra parte, los profetas acusan a Tiro de
haber entregado israelitas a los edomitas (Am. 1:9), haber robado sus bienes, y vendido a israelitas como esclavos a los griegos (Jl. 3:5, 6). Esar-hadón asedió Tiro, y la hizo tributaria. En el año 664 a.C. se sometió a Assurbanipal. Un siglo más tarde, los prósperos mercaderes tirios comerciaban con todas las regiones del mundo conocido (Éx. 27). Jeremías profetizó que Nabucodonosor, rey de Babilonia, se apoderaría de Tiro (Jer. 27:1-11). El profeta Ezequiel lanzó una célebre profecía contra Tiro (Ez. 26:1-28:19; 29:18-20). Estas predicciones de Jeremías y de Ezequiel tienen que ver especialmente con el asedio de Tiro por parte de Nabucodonosor, que duró trece años, del 585 al 573 a.C. (Contra Apión 1:21). Se desconoce si Nabucodonosor se apoderó realmente de las dos ciudades. Posiblemente sí logró apoderarse de la marítima (cfr. Is. 26), pero sólo después que los tirios hubieran puesto a salvo sus riquezas por mar (cfr. Ez. 29:18-20). En el año 332 a.C., después de un asedio de siete meses, la ciudad insular cayó en poder de Alejandro Magno, que construyó un dique uniendo la ciudad con tierra. La ciudad continental desapareció totalmente, por cuanto todas sus ruinas fueron usadas para la construcción de este dique. La ciudad insular se recuperó después de esta conquista, y es mencionada posteriormente como «ciudad libre» en diversas obras de tiempos posteriores. El Señor Jesús fue una vez a los territorios de Tiro y Sidón (Mt. 15:21-28; Mr. 7:24-31), cuyos habitantes buscaron beneficiarse varias veces de Su ministerio (Mr. 3:8; Lc. 6:17). Jesús afirmó que las ciudades paganas eran menos culpables que las localidades galileas, que habían tenido tantas ocasiones de oír Su predicación y de ver Sus milagros (Mt. 11:21, 22; Lc. 10:13, 14). En Tiro surgió una comunidad cristiana, que fue visitada por Pablo (Hch. 21:3-6). El célebre Orígenes, que murió hacia el año 254 d.C., fue sepultado en la basílica cristiana de Tiro. En el año 323, Eusebio, historiador de la iglesia y obispo de Cesarea, pronunció el sermón de consagración de la nueva gran basílica erigida por el obispo Paulino. Los musulmanes se apoderaron de Tiro en el año 638; los Cruzados, en 1124. El emperador Barbarroja fue sepultado allí. Cuando los Cruzados perdieron la ciudad, apenas si quedó otra cosa que piedras sueltas, que sirvieron para las construcciones de Beirut, Acre y Jafa. Tiro poseía dos puertos: uno al noreste de la isla, llamado sidonio porque miraba hacia Sidón; el otro, al sur, se llamaba puerto egipcio. El espigón
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construido por Alejandro continúa existiendo. Mide alrededor de 800 m. La mayor parte de las ruinas, incluyendo las de la catedral, datan de la época de las Cruzadas. Un acueducto llevaba agua del continente a la Tiro insular, procedente de las fuentes de Ras-el-Aîn. Las profecías de Jeremías y de Ezequiel acerca de Tiro se cumplieron. El emplazamiento de la antigua ciudad está deshabitado. El espigón de Alejandro y la acumulación de arenas han transformado la primitiva isla en una península. Hay una pequeña localidad que lleva el nombre árabe de Sour, que se levanta en la unión de la isla con el istmo. Palaetyrus, la ciudad continental, ha desaparecido casi enteramente. Apenas si quedan algunos hipogeos. El monumento que lleva el nombre de Hiram, aunque es muy antiguo, no es, seguramente, el sepulcro del soberano contemporáneo de Salomón. nom, TIRSA tip, BIOG CIUD MUJE MUAT sit, a2, 349, 172 vet, = «gracia», «encanto». (a) La menor de las cinco hijas de Zelofehad (Nm. 26:33; 27:1; 36:11; Jos. 17:3). (b) Ciudad renombrada por su hermosura (Cnt. 6:4). Josué la arrebató a los cananeos (Jos. 12:24). Jeroboam I hizo de ella su residencia (1 R. 14:17) y vino a ser la capital del reino del norte (1 R. 15:21, 33; 16:6, 8, 9, 15, 17), pero dejó de serlo cuando Omri hubo construido Samaria para establecer allí su residencia (1 R. 16:23, 24; 2 R. 15:14, 16). Identificación plausible: la gran colina de Tell el-Fãr'ah, a unos 11 Km. al noreste de Naplusa (Siquem). nom, TISBE, O TISBI. tip, LUGA vet, Nombre del lugar de origen del profeta Elías, situado en Galaad (1 R. 17:1). Josefo confirma que el adjetivo Tisbita se refiere a un lugar situado al este del Jordán (Ant. 8:13, 2), pero se desconoce su situación. nom, TISBITA ver, ELÍAS, TISBE vet, Apelativo de Elías. No parece ser nombre de familia, sino designando su procedencia (véanse ELÍAS, TISBE).
nom, TISRI. Séptimo mes del calendario hebreo. (Véase TIEMPO). nom, TITO tip, BIOG HOMB HONT ver, PABLO vet, Discípulo del apóstol Pablo; su nombre no figura en Hechos, pero sí con frecuencia en las epístolas de Pablo. Tito, de origen pagano, formó parte de la delegación enviada por los cristianos de Antioquía a Jerusalén acompañando a Pablo y a Bernabé (Hch. 15:2; Gá. 2:3). Es posible que fuera originario de Antioquía e hijo espiritual de Pablo (Tit. 1:4). En Jerusalén, los judaizantes reclamaron que Tito fuera circuncidado, pero Pablo no cedió en este punto, al no ser Tito de origen judío, y la iglesia se pronunció asimismo por el principio de la libertad en cuanto a la circuncisión de los cristianos salidos de la gentilidad (Gá. 2:3-5). De varios pasajes (2 Co. 2:13; 7:6, 13; 8:6, 16; 12:18) se sabe que Tito fue enviado por Pablo a Corinto para que reprimiera abusos que se daban allí. Hay exegetas que han supuesto que estuvo entre los que llevaron la primera epístola de Pablo a los cristianos de la iglesia en Corinto (1 Co. 16:12). Sin embargo, lo que parece que sucedió es que Tito fue enviado allí con otro hermano (2 Co. 12:18) después del envío de la primera epístola a causa de noticias posteriores recibidas acerca de los cristianos de Corinto. Se trataba de una tarea delicada, y Pablo esperó anhelantemente el retorno de Tito (2 Co. 2:13). Al salir de Éfeso, el apóstol esperaba encontrar a Tito en Troas (2 Co. 2:12, 13). Decepcionado al no encontrarlo allí, se dirigió a Macedonia, a donde por fin llegó Tito con buenas nuevas de Corinto (2 Co. 7:6, 13, 14). Pablo le encargó que volviera de inmediato a Corinto para llevar la segunda epístola (2 Co. 8:6, 18, 23). No se sabe nada más de Tito hasta después del primer encarcelamiento de Pablo en Roma (véase PABLO). La epístola a Tito desvela que recibió el encargo del apóstol para organizar las iglesias en Creta y que después fue llamado a reunirse con Pablo en Nicópolis (Tit. 3:12). La última mención de Tito se da en 2 Ti. 4:10 con objeto de su viaje a Dalmacia. nom, TITO (Epístola) tip, LIBR LINT ver, ANCIANOS, OBISPOS, (Epístolas)
TIMOTEO
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vet, Fecha: Probablemente redactada en el año 65, después de la primera cautividad de Pablo en Roma y de su puesta en libertad. Tema de esta carta: instrucciones análogas a las de la primera epístola a Timoteo, de carácter personal, con respecto a los problemas de la iglesia en Creta. Estructura: (a) Dirección, saludos, alusión a la grandeza del apostolado (Tit. 1:1-4). (b) Instrucciones acerca de la elección de obispos (llamados asimismo ancianos o «presbíteros»; véanse ANCIANOS, OBISPOS). Conducta a seguir acerca de los falsos doctores (Tit. 1:5-16). (c) Enseñanzas que Tito debía dar a diferentes clases de personas (Tit. 2). (d) Deberes de los cristianos hacia las autoridades y la sociedad (Tit. 3:1-8). (e) Puesta en guardia contra las falsas doctrinas (Tit. 3:9-11). (f) Últimas recomendaciones. Bendición (Tit. 3:12-15). Pensamiento central: Los que se llaman cristianos tienen que demostrar la realidad de su fe con buenas obras (Tit. 2:10-14). Esta carta forma parte de las llamadas Epístolas Pastorales. Con respecto a la cuestión de la autenticidad, véase TIMOTEO (EPÍSTOLAS A).
(c) Levita que, por orden del rey Josafat, enseñaba la Ley por las ciudades de Judá (2 Cr. 17:8). (d) Judío que llevó al profeta Zacarías, de parte de los judíos en el exilio, el oro y la plata destinados a las coronas de Josué, el sumo sacerdote (Zac. 6:10, 11, 14).
nom, TOB tip, REGI vet, = «bueno». Región al este del Jordán, a donde huyó Jefté al ser echado de casa por sus hermanos (Jue. 11:3-5). Hanún, rey de Amón, provocó a David a ira, y consiguió soldados de Tob (2 S. 10:6). Es probablemente la región de Galaad que en gr. recibe el nombre de Toubias (1 Mac. 5:13; cfr. 2 Mac. 12:17). Identificación plausible: et-Taiyibeh, a 26 Km. al sur de Gadara (Mukeis, o Umm Keis).
nom, TOFET tip, LUGA DIOS ver, BAAL, MOLOC, QUEMÓS vet, Nombre de etimología incierta. Un lugar alto construido en el valle de Hinom. En tiempos de Isaías y Jeremías había muchos habitantes de Jerusalén que inmolaban a sus propios hijos, quemándolos vivos (Jer. 7:31) en honor de Moloc (2 R. 23:10). Para impedir el retomo de estas abominables prácticas, el rey Josías profanó Tofet. Jeremías profetizó enérgicamente con estas palabras: «Porque los hijos de Judá han hecho lo malo ante mis ojos, dice Jehová; pusieron sus abominaciones en la casa sobre la cual fue invocado mi nombre, amancillándola. Y han edificado los lugares altos de Tofet, que está en el valle del hijo de Hinom, para quemar al fuego a sus hijos y a sus hijas, cosa que yo no les mandé, ni subió en mi corazón» (Jer. 7:30-31). Profetizó a continuación que multitudes, azotadas por el Señor, perecerían en este lugar (Jer. 7:32, 33; 19:6; 32:35); un lugar similar sería dispuesto para el rey de Asiria (Is. 30:33).
nom, TOBÍAS tip, BIOG SACE HOMB HOAT vet, = «Jehová es bueno». (a) Fundador de una familia que volvió del cautiverio babilónico, pero que no pudo demostrar su origen israelita (Esd. 2:60; Neh. 7:62). (b) Amonita que se opuso a la restauración de las murallas de Jerusalén y ridiculizó a los que se dedicaban a esta tarea (Neh. 2:10; 4:3, 7).
nom, TOBÍAS (Libro) tip, LIBR ver, APÓCRIFOS vet, Libro no perteneciente al canon de las Sagradas Escrituras, e integrante del grupo de los apócrifos (véase APÓCRIFOS). nom, TOCADO. Prenda para cubrirse la cabeza. Se usaban de diversas formas. (Véase TURBANTE.) nom, TODOPODEROSO. Véase DIOS, (d), (D). nom, TOFEL tip, LUGA vet, Posiblemente uno de los campamentos de los israelitas en el desierto (Dt. 1:1). Robinson y otros arqueólogos lo identifican con Tafileh, a 22 Km. al sureste del extremo suroriental del mar Muerto.
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Esta costumbre desapareció completamente de entre los judíos, que quedaron liberados del pecado nacional de idolatrías después del cautiverio babilónico. Sin embargo, no desapareció de la civilización fenicia hasta muy tarde en la historia. Tertuliano (aprox. 160-225 d.C.) afirma que en sus propios días se seguían celebrando estos sacrificios en Cartago y en África en general, siguiendo el culto pagano a Baal. Las recientes excavaciones del Tofet de Cartago dan una sobrecogedora ilustración de esta degeneración del espíritu humano (cfr. «Child Sacrifice at Carthage», Biblical Archaeology Review, vol. X, n. 1, ene./feb. 1984, PP. 31-35). (Véanse BAAL, MOLOC, QUEMÓS.) nom, TOGARMA tip, PAIS sit, a9, 604, 156 vet, País en el límite septentrional (Ez. 38:6), habitado por un pueblo descendiente de Jafet y de Gomer (Gn. 10:3). Comerciaban con caballos y mulos (Ez. 27:14). Corrientemente se identifica con Armenia. Delitzsch, no obstante, cree reconocer Togarma en el nombre de Ti-garimmu, ciudad en la frontera occidental de Capadocia y que figura en las inscripciones asirias. Los asirios la destruyeron el año 695 a.C. nom, TOI tip, BIOG REYE HOMB HOAT vet, Rey de Hamat, sobre el río Orontes, que envió presentes de gran precio a David, felicitándolo por su victoria sobre Hadad-ezer (2 S. 8:9, 10; 1 Cr. 18:9, 10). nom, TOLA tip, BIOG HOMB HOAT vet, = «gusano». (a) Hijo de Isacar. Fundador de un clan (Gn. 46:13; Nm. 26:23; 1 Cr. 7:1). (b) Hijo de Fúa, de la tribu de Isacar; juzgó a Israel durante veintitrés años. Vivía en Samir, en el monte de Efraín (Jue. 10:1, 2). nom, TOLEMAIDA tip, CIUD sit, a1, 280, 255 vet, Ciudad así llamada en honor de Ptolomeo Filadelfo (285-246 a.C.). Éste era el nombre que
tenía en los tiempos de Pablo. En la actualidad se llama Akkõ, como con anterioridad a este cambio de nombre. Los Cruzados le dieron el nombre de San Juan de Acre. Su nombre antiguo, Akkõ, significa «arenas ardientes». En ocasiones, los hebreos le daban el nombre de Acasaf (Jos. 11:1; 12:20; 19:25). Se halla situada sobre un pequeño promontorio de la costa palestina, a poco más de 40 Km. al sur de Tiro. La ciudad está frente al monte Carmelo, desde el otro lado de la bahía de Acre. Fue asignada a la tribu de Aser, que no la ocupó (Jue. 1:31). En los tiempos de Oseas se rindió a Salmansar, rey de Asiria (Ant. 9:14, 2). Durante el reinado de Assurbanipal sufrió hostigamientos asirios. El nombre de Tolemaida le fue dado casi un siglo a.C. Ciudad clave para la entrada de la Galilea, puerto marítimo y terminal de las rutas comerciales de Decápolis y de Arabia, adquirió suma importancia política (1 Mac. 5:15, 21, 55; 10:1; Ant. 13:12, 2 ss.). Es en esta ciudad que Jonatán Macabeo fue pérfidamente asesinado (1 Mac. 12:48; Ant. 13:6, 2). Un gran número de judíos halló refugio dentro de sus murallas (Guerras 2:18, 5). En esta ciudad surgió pronto una comunidad cristiana. Pablo pasó allí un día con los hermanos durante su último viaje a Jerusalén (Hch. 21:7). Tolemaida vino a ser después la sede de un episcopado cristiano. Los árabes le restituyeron su antiguo nombre de Akkõ, que los Cruzados franceses corrompieron a Acre. En el año 1191, Felipe Augusto, rey de Francia, y Ricardo I, rey de Inglaterra, la conquistaron. Desde el año 1229 pasó a ser propiedad de los Caballeros de San Juan, por lo que fue frecuentemente conocida como San Juan de Acre. Más tarde cayó en manos de los turcos otomanos. Jazzar Pachá fue un notable gobernante por su ferocidad, mereciendo el titulo de «el matarife», y reforzó sus defensas en 1799. Aquel mismo año Napoleón la asaltó, pero fue vencido y se retiró rápidamente a Siria. Una flota británica contribuyó decisivamente a la derrota de Napoleón al acudir en auxilio de Jazzar. En 1832, San Juan de Acre fue arrebatada al sultán de Turquía por uno de sus súbditos, Ibrahim Pachá, hijo de Mohamed Alí, gobernador de Egipto. En 1840 una intervención anglo-austríaca devolvió la ciudad a Turquía. Durante la Primera Guerra Mundial, en 1917, los ingleses se apoderaron de la ciudad, pasando a formar parte de su administración de Palestina. Finalmente, en la guerra de la Independencia de Israel, en 1948, Akkõ, que había sido entregada por los ingleses a los árabes antes de retirarse de Palestina, fue
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tomada por las fuerzas del naciente Estado de Israel. nom, TOLOMEOS Véase PTOLOMEOS. nom, TOMÁS tip, BIOG APOS HOMB HONT ver, APÓCRIFOS, CANON vet, (del arameo «t'õmã, «mellizo»). Uno de los doce apóstoles (Mt. 10:3), que también era conocido por el nombre gr. de Dídimo, «mellizo». Al saber que Jesús quería volver a Judea, donde lo habían querido apedrear (Jn. 11:7, 8), Tomás exclamó: «Vamos también nosotros, para que muramos con él» (Jn. 11:16). Respondiendo a una pregunta de este discípulo, Jesús le dijo: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida» (Jn. 14:1-6). Cuando Cristo apareció a los discípulos, Tomás estaba ausente, y no creyó en la resurrección hasta que vio con sus propios ojos al Señor (Jn. 20:24-29). En su obstinación había afirmado que no creería hasta que no pusiera sus dedos en las llagas del Señor, y su mano en Su costado traspasado. Su confesión fue sin embargo sublime. Al ver al Señor, Tomás se postró ante Él, y clamó, diciéndole: «¡Señor mío y Dios mío!» Junto con otros seis discípulos, fue testigo y actor de una pesca milagrosa en el lago de Galilea, en una aparición del Señor resucitado (Jn. 21:1-8). Después de la ascensión, Tomás y los otros apóstoles se retiraron al aposento alto (Hch. 1:13). Según una tradición de gran antigüedad (siglo IV), anunció el evangelio a los partos y a los persas. Tomás habría muerto en Persia, según esta tradición. Otras tradiciones lo hacen el apóstol de la India, donde habría sufrido el martirio. Circuló una diversidad de obras apócrifas a partir del siglo II en las que Tomás tiene un papel destacado. Varias de ellas son de carácter gnóstico y fantástico. Entre ellas se pueden destacar: Los Hechos de Tomás, El Apocalipsis de Tomás y El Evangelio de Tomas. Estas obras sin embargo dan evidencia de su falsedad, contrastando intensamente con las enseñanzas y el carácter de los escritos canónicos (véanse APÓCRIFOS, CANON). nom, TOPACIO. Véase PIEDRAS PRECIOSAS. nom, TOPO tip, FAUN
vet, El término heb. «hãpharphãrõth», «cavador de agujeros». En Palestina se encuentra el topo-rata («Spalax typhlus»), que seguramente es el mencionado en Is. 2:20. Muy extendido, vive subterráneamente, en pequeños grupos. El «spalax», roedor que se alimenta de vegetales, especialmente de bulbos, se parece al topo, pero no es del mismo orden, porque el topo es insectívoro. Más grande que el topo, mide entre 20 y 25 cm. Es de color gris plateado. Carece de cola, y tiene unos ojos minúsculos, degenerados. nom, TORÁ ver, LEY, PENTATEUCO vet, (heb.: «instruir»). Se refiere a la instrucción en la voluntad del Señor. En el judaísmo vino a significar específicamente la Ley de Moisés, pero se podía referir, también, a las enseñanzas de los profetas, como se utiliza en el judaísmo rabínico posterior y en el NT (cfr. 1 Co. 14:21, donde aparece una cita de Isaías, apostillando: «en la ley (gr. «nomos», trad. del heb. «torá») está escrito». (Véanse LEY, PENTATEUCO.) nom, TORBELLINO tip, TIPO CALE vet, Movimiento circular del aire causado cuando entran en contacto dos corrientes de aire procedentes de direcciones opuestas. En la zona de Oriente Medio son frecuentes al aproximarse la estación de las lluvias, y aparecen preferentemente no muy lejos de la costa. Son enormemente destructivos. Es mencionado con frecuencia en el AT como uno de los medios en que Dios se manifiesta en juicio (Sal. 83:15; Nah. 1:3; Zac. 7:14). También se emplea figuradamente del castigo retributivo que recibirán los que han sembrado el mal (Os. 8:7). En dos ocasiones es relacionado con el sur (Jb. 37:9; Zac. 9:14). Elías fue arrebatado en un carro de fuego en el seno de un torbellino (2 R. 2:1, 11). nom, TORO tip, FAUN CUAD ver, BUEY, APIS, BECERRO DE ORO vet, Macho de la especie «Bos Taurus» (Jb. 21:10; Sal. 68:31; Is. 34:7; Jer. 52:20) (Véase BUEY) En
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Basán se criaban toros particularmente fuertes y bravos (Sal. 22:13). Hay un término heb. distinto para designar al toro joven (Jue. 6:25). Sometidos al yugo, los novillos servían de animales de tiro; también se ofrecían como sacrificio (Éx. 29:1; 1 Cr. 29:21). Para la adoración pagana del toro, véanse APIS, BECERRO DE ORO. nom, TORRE (a) El guardián de las viñas tenía sólo una cabaña (Is. 1:8), pero el propietario consideraba con frecuencia que era necesario edificar una torre para defender su posesión contra los merodeadores (Is. 5:2; Mt. 21:33; Mr. 12:1). Había torres que llegaban a ser verdaderas fortalezas, para la protección de los pastores en los confines de los desiertos (2 R. 17:9; 2 Cr. 26:10). Las fortificaciones de las ciudades las incluían (2 Cr. 14:6; Neh. 3:1), flanqueando las puertas de la ciudad (2 Cr. 26:9). En ellas se situaban centinelas, máquinas de guerra (2 R. 9:17; 2 Cr. 26:15) y, al acercarse el enemigo, los pobladores se refugiaban en las torres (Jue. 9:51, 52; Sal. 61:3, 4), desde donde podían lanzar proyectiles con facilidad. (b) TORRE ANTONIA. (Véase ANTONIA.) (c) TORRE DE BABEL. (Véase BABEL.) nom, TORRENTE tip, RIOS vet, Por lo general, pequeño curso de agua que no se seca, como el Cisón (1 R. 18:40) y el Jaboc (traducido «arroyo», Gn. 32:23). Sin embargo, se designan también por este nombre avenidas impetuosas de agua en la estación de las lluvias, en invierno, pero que se secan en verano. Entre ellos están el torrente de Egipto (Nm. 34:5; véase TORRENTE DE EGIPTO); de Zered (Dt. 2:13), y el Cedrón (2 S. 15:23; Jn. 18:1). nom, TORRENTE DE EGIPTO tip, RIOS sit, a4, 149, 275 vet, Gran wadi (heb. «nahal») que constituía el límite suroccidental de Canaán (Nm. 34:5; 1 R. 8:65; 2 R. 24:7) y el de Judá (Jos. 15:4, 47). Los asirios y hebreos le dieron el mismo nombre y lo identificaron como la frontera. Se conoce actualmente como Wadi el-Arish; por lo general
está seco, pero cuando caen las fuertes lluvias del desierto es alimentado por muchos afluentes y adquiere gran caudal. Uno de estos afluentes atraviesa Cades-barnea. El torrente de Egipto desemboca en el Mediterráneo, a 80 Km. al sur de Gaza. Véase RÍO DE EGIPTO. nom, TÓRTOLA tip, FAUN LEYE TIPO AVES vet, Ave migratoria que simboliza la dulzura y la debilidad (Sal. 74:19; Jer. 8:7); su llegada anuncia la primavera (Cnt. 2:12). Abraham sacrificó una tórtola, entre otros animales, al concertar pacto con el Señor (Gn. 15:9). La Ley de Moisés permitía a los pobres la ofrenda de tórtolas, en lugar de animales mayores (Lv. 1:14; 5:7; 12:6, 8; 15:14, 29, 30; Nm. 6:10, 11). Eran abundantes. Tristram describió tres especies palestinas. La más extendida es la tórtola común, «Turtur vulgaris». En segundo lugar está la tórtola de collar, «Turtur risorius». Por último, una especie no migratoria, la tórtola de las palmas, «Turtur senegalensis», hace su morada en la zona del mar Muerto, de clima tropical. nom, TRABAJO tip, LEYE ver, FIESTAS, PABLO vet, El trabajo ha sido desde el principio un propósito de Dios para el hombre (cfr. Gn. 1:28; 2:15). Dios mismo enseñó al hombre la actividad de la labranza (cfr. Is. 28:26-29). La misma creación trabaja (cfr. Pr. 6:6-8). El ejemplo más elevado de trabajo lo tenemos en Dios, tanto en Creación (cfr. Gn. 1 y 2) como en Redención (Jn. 5:17). Fue por la caída y la consiguiente maldición que el trabajo pasó de ser un gozo a constituir un agotador esfuerzo para asegurar la subsistencia (Gn. 3: 1619). Por ello, el trabajo, en lugar de fuente de placer y creación, es, para la gran masa de la humanidad, una enojosa actividad esclavizadora, angustiosa, y sin certidumbre de conseguir una adecuada compensación. Ha llegado, en muchos casos, a ser un instrumento de explotación y opresión (cfr. Éx. 1:11-14; 2:23; Stg. 5:4). Sin embargo, Dios muestra el trabajo y la diligencia en él como una virtud (Pr. 22:29). Se denuncia, sin embargo, el trabajo como un medio para conseguir más de lo necesario para la vida, al añadir ello un agobio innecesario (Ec. 4:6). La mujer diligente en el cuidado de la familia y en la
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dirección de la casa es cantada con gran alabanza (Pr. 31:10-31). En la Ley se ordenan los períodos de trabajo y de descanso, con todo el ciclo de fiestas anuales, en las que, al igual que en los sábados, se debía dejar a un lado toda labor y dedicarla al descanso, oración, adoración, y fiesta, bien de gozo o de humillación (cfr. Dt. 16:11, 14, etc.; Lv. 23:27-32; véase FIESTAS). El creyente es considerado colaborador de Dios (1 Co. 3:9). No estando bajo la maldición, sino gozando de la bendición de Dios, es exhortado a trabajar con fidelidad, «no sirviendo al ojo... sino con corazón sincero, temiendo a Dios» (Col. 3:22). La exhortación sigue así: «Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres» (Col. 3:23). El cristiano fiel puede sentirse alentado, pues su trabajo «en el Señor no es en vano» (1 Co. 15:58). Los creyentes deben ocuparse en buenas obras (Tit. 3:8), viviendo en este siglo sobria, justa y piadosamente (Tit. 2:12) mientras espera la venida de su Señor (Tit. 2:13). Su trabajo debe tener un triple propósito: glorificar a Dios (1 Co. 6:20), subvenir a sus propias necesidades, para no ser carga a nadie (1 Ts. 4:11-12) y poder ayudar a los que padecen necesidad (Ef. 4:28). Este trabajo debe ser llevado a cabo sosegadamente (2 Ts. 3:12), sin ansiedad (1 P. 5:7) ni avaricia (He. 13:5), por cuanto el Señor ha prometido Su cuidado a todos los Suyos (cfr. Fil. 4:19). Por otra parte, hay la taxativa instrucción de que, por una parte, «si alguno no quiere trabajar, tampoco coma» (2 Ts. 3:10); por la otra: «El obrero es digno de su salario» (Lc. 10:7; 1 Co. 9:14; 1 Ti. 5:18). El mismo Dios encarnado asumió una profesión: la de carpintero (Mr. 6:3), santificando así el trabajo común. Pablo mismo fue ejemplo de los creyentes, trabajando en su actividad para su sustento (véase PABLO). Son numerosísimas las actividades mencionadas en la Biblia. La primera de ellas, dada al hombre para ejercerla en su estado paradisíaco, fue la labranza y cuidado de Edén (Gn. 2:15). En el estado eterno, en un contexto de reposo moral, los redimidos de Dios ejercerán su servicio ante Él (Ap. 22:4). Así, el reposo en el que el creyente entrará no será la cesación de la actividad, sino de la lucha, de la confrontación contra el enemigo en un sistema hostil, en un estado de cosas anormal desde la entrada del pecado en el mundo. En los cielos nuevos y tierra nueva donde morará la justicia (2 P. 3:13) no habrá inactividad, sino una armoniosa labor en una atmósfera de comunión y
en plenitud de goce de la hermosura de la santidad del Señor. nom, TRACONITE tip, REGI sit, a1, 614, 258 vet, = «rocosa». Al comienzo del ministerio de Juan el Bautista, la Traconite formaba, con Iturea, la tetrarquía de Felipe, hermano de Herodes Antipas, el tetrarca de Galilea (Lc. 3:1). Se extendía al sur de Damasco (Estrabón 16:2, 20), comprendiendo las rocas volcánicas que en nuestros días reciben el nombre de al-Laja'; al oeste incluía Ulatha y Paneas; al sur, los confines de Batanea y de Jebel Haurán (Ant. 15:10, 3; 17:2, 1 y 2). nom, TRADICIÓN tip, DOCT ver, JUSTIFICACIÓN, LEY, OBRAS, SALVACIÓN vet, Gr. «paradosis», un «transmitir», ya sea oralmente, ya por escrito; una enseñanza transmitida de una a otra persona. Se usa en el NT en sentido positivo y negativo. En el negativo, es usado en la disputa entre el Señor y los fariseos acerca de «la tradición de los ancianos» (Mt. 15:1-9; Mr. 7:1-13). La tradición oral judía parece haber sido de tres clases: (a) Pretendidas leyes dadas por Moisés oralmente a los setenta ancianos, además de la Ley escrita, y que los fariseos consideraban tan vinculantes como ella; (b) decisiones de jueces, que vinieron a sentar precedentes directores de futuras decisiones; (c) interpretaciones de las Escrituras dadas por grandes rabinos, y que finalmente llegaron a ser consideradas con la misma reverencia que las Escrituras del AT. De la comparación de los pasajes de Mateo y Marcos es evidente que el Señor Jesús atacó la pretensión de revelación adicional (esto es, «de los ancianos»). Al añadir a la Palabra de Dios se habían hecho culpables: (a) Habían dejado los mandamientos de Dios (Mr. 7:8); (b) habían desechado el mandamiento de Dios (Mr. 7:9, V.M.); (c) habían quebrantado, o transgredido, el mandamiento de Dios (Mt. 15:3); (d) habían invalidado el mandamiento de Dios (Mt. 15:6; Mr. 7:13).
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Así, por la pretensión de una tradición oral suplementaria de la escrita, el mandamiento de Dios quedaba: (a) echado a un lado o ignorado; (b) desatendido en sus demandas; (c) manipulado y violado; por último, (d) quedaba invalidado, vaciado de todo contenido, al ser sustituido por una norma humana. Otra mención de tradición en sentido negativo es en Col. 2:8. En este pasaje hay exegetas que ven las enseñanzas judaicas de los falsos maestros. Aunque puede haber algo de verdad en ello, es evidente que aquí el término se usa con mayor amplitud que en lo que respecta a la tradición judía. El término «tradiciones de los hombres» parece referirse al origen meramente humano, en contraste con el divino, de las falsas enseñanzas de Colosas, que parecen haber tenido características gnósticas, una mezcla de filosofía griega mezclada con conceptos populares del judaísmo de entonces. El sentido positivo, se usa de la instrucción dada antes de que la revelación del NT hubiera finalizado (1 Co. 11:2, trad. «instrucciones»; 2 Ts. 2:15, «doctrina»; 2 Ts. 3:6, «enseñanza»). Aquí se refiere a la transmisión oral, al ministerio de enseñanza, mediante el cual transmitía el cuerpo de doctrina cristiana (2 Ts. 3:6) y las instrucciones concretas dadas a las iglesias de Corinto y de Tesalónica (2 Ts. 2:15; 1 Co. 11:2). En todo caso, esta «tradición», esta enseñanza, es la dada por los apóstoles, y quedaría cristalizada en sus escritos. En las Escrituras no se contempla la transmisión oral de la revelación divina. La enseñanza, evidentemente, debe ser oral en muchos casos, pero debe sujetarse en todo a las Escrituras (1 Co. 4:6). El apóstol Pablo, en su despedida, encomienda a los fieles, no a las jerarquías de la iglesia y a sus enseñanzas y tradiciones, sino «a Dios, y a la palabra de su gracia» (Hch. 20:28-32). Los apóstoles eran los depositarios y transmisores de la enseñanza divina, y este depósito que ellos dejaron, la palabra apostólica, es lo que la Iglesia tiene que conservar, proclamar y vivir (cfr. Lc. 1:2; He. 2:34; 2 P. 1:12-20; 3:15-16; 1 Jn. 1:1-4; Jud. 3, 17. En amplios sectores de la cristiandad actual se da un intenso paralelo con la situación del judaísmo oficial de la época del Señor. Apelando a una «tradición» que es transmitida por su «magisterio», por ejemplo, la Iglesia de Roma mantiene doctrinas como las del culto a María, «mediadora de todas las gracias», invalidando la clara declaración de que «hay un solo Dios, y un
solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre» (1 Ti. 2:5); de la misa como repetición del sacrificio de Cristo en la cruz, por la cual Cristo es ofrecido, y los méritos de este sacrificio son aplicados «a los vivos y a los muertos», invalidando las claras declaraciones de las Escrituras acerca de la singularidad, irrepetibilidad y eficacia absoluta y eterna de la obra consumada de Cristo en la cruz (He. 7:24-28; 9:11-12; 24:28; 10:1-18), y muchas otras que no se pueden mencionar por falta de espacio (véanse JUSTIFICACIÓN, LEY, OBRAS, SALVACIÓN, etc.). Bibliografía: Gonzaga, J.: «Concilios» (International Publications, Grand Rapids, 1965); Grau, J.: «El fundamento apostólico» (Ediciones Evangélicas Europeas, Barcelona, 1973); Edersheim, A.: «The Live and Time of Jesus the Messiah» (Wm. Eerdmans, Grand Rapids, reimpr. 1981); Lacueva, F.: «Catolicismo Romano» (Clíe, Terrassa, 1972); Stott, J. R. W.: «Las controversias de Jesús» (Certeza, Buenos Aires, 1975). nom, TRADUCCIONES DE LA BIBLIA. Véase VERSIONES DE LA BIBLIA. nom, TRANSFIGURACIÓN ver, HERMÓN, TABOR. vet, (gr. metamorfosis). Este término indica el cambio que tuvo lugar en la apariencia de Jesús en la visión en el monte santo. El Señor, rechazado ya de manera oficial por las autoridades del judaísmo, se dirigió con Sus discípulos hacia el extremo norte del país, a la zona de Cesarea de Filipos (Mt. 16:13). Allí, en contraste con la ceguera de Israel con respecto a Su persona (Mt. 16:13-14), recibió la confesión de Pedro de que Él era el Cristo, el Hijo del Dios viviente (Mt. 16:15-16). El Señor empezó entonces a anunciar a Sus discípulos la muerte que Él iba a sufrir en Jerusalén de manos de las autoridades judías (Mt. 16:21). Fue en el contexto de esta crisis en el ministerio del Señor, cuando afrontaba la última etapa de Su humillación (cfr. Fil. 2:8), que tuvo lugar esta manifestación visible de la gloria del Señor que se ha de manifestar públicamente en el futuro (Fil. 2:9). El Señor, dirigiéndose a Sus discípulos antes de la transfiguración, les anunció que algunos de
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ellos verían «al Hijo del Hombre viniendo en su reino» (Mt. 16:28). Esta promesa no tardó en ser cumplida. Acompañado de Pedro, Jacobo y Juan, el Señor se dirigió al monte a orar. «Y en tanto que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente» (Lc. 9:29); «resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz» (Mt. 17:2). Pedro afirma que vieron con sus propios ojos la majestad del Señor (2 P. 16). Fue así un breve atisbo del Señor Jesús investido de gloria, tal como ahora lo está en las alturas, y como se manifestará en Su reino. La Ley y los profetas estuvieron presentes en esta escena, representados por Moisés y Elías; cuando Pedro propuso hacer tres tabernáculos fue acallado por una voz del cielo diciendo: «Éste es mi hijo amado en quien tengo complacencia a él oíd» (Mt. 17: 5; Mr. 9:7; Lc. 9:35). El evento de la transfiguración marca un punto de inflexión de suma importancia en el ministerio del Señor. Ya el tema de conversación del Señor con Moisés y Elías fue «su partida que iba Jesús a cumplir en Jerusalén» (Lc. 9:31). Desde entonces, la Cruz, el cumplí miento de su obra expiatoria, fue el centro de sus pensamientos: «Afirmó su rostro para ir a Jerusalén (Lc. 9:51). Éste fue un camino emprendido en gracia salvadora: «El Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino a salvarlas» (Lc. 9:56), y con una dolorida consciencia del rechazo que lo rodeaba (Lc. 9: 57-58). Del monte de Su glorificación, el Señor descendía así al valle de Su humillación, dirigiéndose a la Cruz. La transformación del cristiano, por la renovación de su entendimiento (Ro. 12:2), y en la misma imagen del Señor, por Su Espíritu, al contemplar por la fe la gloria de Cristo (2 Co. 3:8), es expresada con el mismo término que el de la transfiguración del Señor (cfr. 1 Jn. 3:2). Con respecto a la situación del monte de la Transfiguración, véanse HERMÓN, TABOR. nom, TRANSGRESIÓN. Véase PECADO. nom, TRES TABERNAS tip, CIUD sit, a9, 19, 101 vet, Estación de posta sobre la Vía Apia, a unos 16 Km. del Foro de Apio, y a 43 Km. de Roma. Al dirigirse de Puteoli a Roma, Pablo fue recibido por cristianos en Tres Tabernas (Hch. 28:15).
nom, TRIBU tip, TRIB ver, ISRAEL, JUDÁ vet, La división en tribus se halla en numerosos pueblos antiguos, como entre los edomitas, ismaelitas, árabes, etc. (cfr. Gn. 36:15, 19, 40). Las doce tribus de Israel fueron fundadas por los doce hijos de Jacob, con la excepción de José, de quien surgieron dos tribus, al adoptar Jacob como hijos a sus nietos (Gn. 48:5). Así, hubo en realidad trece tribus, quedando doce en el reparto de la tierra al quedar considerada la de Leví como tribu dedicada al sacerdocio, y sin territorio propio, quedando esparcida por todo Israel. En la misma época de Jacob, la expresión «las doce tribus de Israel» incluía aún a Leví, en tanto que Efraín y Manasés eran consideradas como una sola tribu, bajo el nombre de José (Gn. 49:5, 22, 28; Nm. 26:28, cfr. v. 57). Al hacerse la división de la tierra, los hijos de José recibieron territorios distintos (Jos. 17:14, 17), en tanto que Leví recibía al mismo Señor como herencia (Jos. 13:14, 33). Desde el punto de vista material, Leví recibió su parte con la entrega de una porción de los sacrificios y de los diezmos (Nm. 18:20-21, 24; Dt. 18:1-5), y, por otra parte, recibió 48 ciudades con sus aldeas, repartidas entre todas las tribus (Jos. 21:1-2, 41). La organización tribal estaba tan profundamente arraigada, que resistió todo el turbulento período de los Jueces (cfr. Jue. 20:2; 21:3, 17), y sobrevivió al establecimiento de la monarquía. Los ancianos y los príncipes de las tribus ejercieron una gran influencia en la elección de ciertos reyes (1 S. 8:4; 10:20; 2 S. 3:17; 5:1); los soberanos los consultaban para los asuntos de importancia (1 R. 8:1; 20:7; 2 R. 23:1). El cisma nacional tuvo como marco la estructura tribal, y fue dirigido tanto contra la prepotencia de Judá como contra un rey impopular (1 R. 12:20-21). Cuando tuvo lugar la caída de Israel, y durante el exilio, los ancianos siguieron desempeñando un importante papel (Jer. 19:1; Ez. 8:1; 14:1; 20:1), si bien la misma organización tribal había quedado quebrantada debido a la destrucción de ambos reinos (véanse ISRAEL, JUDÁ). Las tribus de Israel son mencionadas en las visiones proféticas de Ez. 48 y de Ap. 7:1-8; 21:12. Jesús dijo a Sus apóstoles que en la renovación de todas las cosas ellos se sentarán en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel (Mt. 19:28). Bibliografía:
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Edersheim, A.: «Bible History Old Testament» (Wm. Eerdmans, Grand Rapids, reimpr. 1982); Keil-Delitzsch: «Commentary in the Old Testament - The Pentateuch» (Wm. Eerdmans, Grand Rapids, reimpr. 1981); Leupold, H. C.: «Exposition of Genesis» (Baker Book House, Grand Rapids, reimpr. 1981); Schultz, S. J.: «Habla el Antiguo Testamento» (Pub. Portavoz Evangélico, Barcelona, 1976). nom, TRIBULACIÓN tip, DOCT ESCA vet, (gr. «thlipsis», «apretura», «opresión», también traducido «aflicción», «persecución» y «angustia»). La tribulación es la experiencia general de los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús (cfr. 2 Ti. 3:12). Los primeros cristianos fueron esparcidos a causa de la persecución (gr.: «thlipsis», «tribulación», Hch. 11:19); viene a ser un medio por el que Dios produce en el creyente un más excelente peso de gloria (2 Co. 4:17), y es un medio de comunión con Cristo (Col. 1:24). El Señor mismo auxilia a los suyos en todas sus tribulaciones (Sal. 46:1), y serán finalmente librados de ellas (Pr. 12:13). La tribulación y la angustia serán la parte de los impíos (Ro. 2:9; 2 Ts. 1:6; Ap. 2:22). Para el período escatológico de la gran tribulación, véase TRIBULACIÓN (GRAN). nom, TRIBULACIÓN (GRAN) tip, DOCT ESCA ver, ARMAGEDÓN, VENIDA (Segunda), MILENIO, JUICIO, TESALONICENSES (Epístolas), APOCALIPSIS, ARREBATAMIENTO, DANIEL (Libro), ESCATOLOGÍA, IGLESIA, ISRAEL, RESURRECCIÓN vet, Breve período de terribles juicios, y que precederá inmediatamente a la gloriosa venida del Señor y coincidirá con el reinado del Anticristo. La expresión «gran tribulación» proviene de Ap. 7:14, pero las profecías hablan frecuentemente de la época de inusitada angustia por la que pasará el mundo al final de los tiempos (Dn. 12:1; Is. 26:20), el día terrible de Jehová (Is. 2:12, 17-19; 13:6, 9-13; Ez. 30:2-3; Jl. 1:15; 2:1-2, 11; Am. 5:18, 20; Sof. 1:14-18). Jesús, hablando no sólo de los sufrimientos de Jerusalén en el año 70, sino especialmente en el tiempo que precederá a Su retomo, dijo: «Porque habrá entonces gran
tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá» (Mt. 24:21). Daniel y el Señor Jesús relacionan el Anticristo y la abominación desoladora con la gran tribulación (Dn. 7:25; 9:27; 12:1, 7; Mt. 24:15, 21). El Apocalipsis precisa que el reinado de este personaje estará caracterizado por terribles persecuciones (Ap. 13:7, 15-17) y por castigos de una terrible gravedad. La Gran Tribulación será, por una parte, «tiempo de angustia para Jacob» (Jer. 30:7); por otra, tribulación para la cristiandad apóstata (Ap. 2:22) y sobre toda la tierra (Ap. 16, etc.). La tribulación provendrá de la ira de Dios contra una humanidad rebelde y apóstata (Ef. 5:6; Ap. 6:15-17; 8:6-13; 9; 15; 16, etc.), y de la gran ira del diablo, arrojado del cielo, perseguidor de los testigos de Dios (Ap. 12:12-17) y enemigo y destructor de la humanidad. En su carácter de dragón, Satanás se hará adorar de los hombres (Ap. 13:4) y, junto con la Bestia y el falso profeta, ejercerá dominio sobre toda la humanidad (Ap. 13:7), dando muerte a los fieles testigos de Dios (Ap. 13:7; cfr. 7:14). Ocho veces, y usando cuatro expresiones diferentes, Daniel (Dn. 7:25; 9:27; 12:7) y Juan (Ap. 11:2, 3; 12:6, 14; 13:5) anuncian que este sombrío período durará tres años y medio. Dios no quedará sin testimonio; en medio de esta turbulencia se reservará un número señalado de israelitas (Ap. 7:3-8; cfr. Ez. 9:4-6) y salvará a través de ellos a una multitud que sufrirá el martirio por la fe (Ap. 7:9-14); suscitará además a dos testigos poderosos, con cuyo ministerio azotará a los habitantes de Jerusalén, donde el Señor fue crucificado (Ap. 11:1-12). La Gran Tribulación alcanzará su clímax de violencia en la batalla de Armagedón (véase ARMAGEDÓN), que tendrá su fin con la gloriosa aparición del mismo Señor Jesucristo (véase VENIDA [SEGUNDA]). La iglesia y la tribulación. Entre los expositores de convicción premilenial, esto es, los que sostienen que la Segunda Venida del Señor será anterior al Milenio (véase MILENIO), hay cuatro posturas principales: (1) Postribulacionismo. En este punto de vista, la Iglesia pasa a través de la tribulación. Sus defensores proclaman que es la fe histórica de la Iglesia cristiana. Se afirma además que el mismo hecho de que a la Iglesia le fue prometida tribulación sostiene esta postura. Por otra parte, identifican la resurrección de los justos de Israel, evidentemente al final de la Gran Tribulación, y seguramente coincidente con la de los santos muertos durante ella (cfr. Dn. 12:1-3, 13; Ap. 20:4) con el arrebatamiento de la Iglesia
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(1 Ts. 4:13-18). Es evidente que esta postura destruye la doctrina de la inminencia de la venida de Cristo en relación con los creyentes y que aparece en pasajes como Jn. 14:2-3; 1 Co. 1:7; Fil. 3:20-21; 1 Ts. 1:9-10; 4:16-17; 5:5-9; Tit. 2:13; Stg. 5:8-9; Ap. 3:10; 22:17-22). Además, a pesar de la pretensión de «historicidad» de los postribulacionistas, en la iglesia primitiva sí se sostenía la inminencia de la vuelta del Señor a recoger a Su iglesia. Entre los que la sustentan se hallan Clemente de Roma, Cipriano, y la misma Didaché. (2) Mid-tribulacionismo. En esta postura, la Iglesia es arrebatada a la mitad de la tribulación. Se asumen varios de los supuestos del postribulacionismo, pero se considera que el arrebatamiento está marcado en Ap. 11:12, 15, identificando a los dos testigos como un símbolo de los dos grupos de cristianos, los vivos y los muertos. Se asume también que la «última trompeta» de 1 Co. 15:52 es la misma que la séptima trompeta de Ap. 11:15, que suena en medio de la tribulación. (3) Arrebatamiento parcial. Los proponentes de esta postura defienden que sólo los creyentes que estén velando serán arrebatados antes de la tribulación, mientras que los creyentes tibios serán dejados para pasar por la tribulación. Sin embargo, la promesa del arrebatamiento es para todos los creyentes, con independencia de su estado (1 Co. 15:51-54; 1 Ts. 1:9-10; 2:19; 4:13-18; 5:4-11; Ap. 22:12). El estado del cristiano sí que tendrá que ver con las recompensas ante el tribunal de Cristo (véase JUICIO). (4) Pretribulacionismo. La postura de que la Iglesia será arrebatada antes de la Gran Tribulación se basa en los siguientes puntos: (A) La doctrina de la inminencia. Antes de la venida del Señor en gloria a la tierra se darán muchas señales; sin embargo, la Iglesia es llamada a vivir en la espera del inminente retomo de Cristo a recogerla a Sí mismo (Jn. 14:2-3; 1 Co. 15:5152; Fil. 3:20; Col. 3:4; 1 Ts. 1:10; 1 Ti. 6:14; Tit. 2:13; Stg. 5:8; 1 P. 3:3-4; Ap. 3:3). (B) Las promesas dadas a la Iglesia. En Ap. 3:10 se afirma: «Yo te guardaré de la hora de la prueba» No se dice «durante» o «en me dio de», sino que se usa la preposición gr. «ek», «fuera de»; por otra parte, en 1 Ts. 1:9-10 se afirma que estamos para «esperar de los cielos a su Hijo, ... a Jesús, quien nos libra de la ira venidera»; en 1 Ts.
5:9 se insiste: «Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo». En 1 Ts. 5:10 se da una intimación de que la realidad de esta salvación de la ira no es condicional al estado de vela del creyente; reposa enteramente en los méritos de Cristo. Siendo la Gran Tribulación el desencadenamiento de la ira de Dios sobre un mundo culpable, y para los «moradores de la tierra» (Ap. 11:10; 12:12, etc.), y siendo que la Iglesia no es moradora, sino peregrina y extranjera en este mundo (cfr. Fil. 2:10), es evidente que todas estas indicaciones acumulativas pueden dar seguridad al creyente de que la Iglesia no estará en la tierra durante la Gran Tribulación. Cierto es que le han sido prometidas tribulaciones, pero no las que se desprenden de los juicios que el Dios vengador arrojará sobre la tierra antes del establecimiento del reinado milenial, sino las que resultan de vivir en un medio hostil, blanco de las persecuciones del Enemigo. Para una consideración adicional, véase TESALONICENSES (EPÍSTOLAS A LOS). Por otra parte, es evidente que los 144.000 señalados son el remanente israelita, que Dios suscitará previamente al establecimiento del reinado mesiánico sobre la tierra (Ap. 7). La multitud procedente de la Gran Tribulación es un fruto evidente de las labores del testimonio de los 144.000 (Ap. 7:9-17). Éste será el núcleo del remanente de Israel que recibirá la gracia del arrepentimiento nacional ante la manifestación de Aquel «a quien traspasaron» (Zac. 12:10 ss.). (Véanse APOCALIPSIS, ARREBATAMIENTO, DANIEL [LIBRO DE], ESCATOLOGÍA, IGLESIA, ISRAEL, RESURRECCIÓN, VENIDA [SEGUNDA].) Bibliografía: Este tema, apenas bosquejado aquí, puede ser estudiado a fondo en la excelente y extensa obra «Eventos del Porvenir» (Libertador, Maracaibo, 1977). Obras adicionales: Beechick, A.: «The Pretribulation Rapture» (Accent Books, Denver 1980); Darby, J. N.: «The Hopes of the Church of God», en The Collected Writings of J. N. Darby, vol. 2, PP. 278-383 (Kingston Bible Trust, Lancing, Sussex, reimpr. 1974); Darby, J. N.: «What saints will be in the Tribulation?», en The Bible Treasury, ago. 1857 (H. L. Heijkoop, Winschoten, Holanda, reimpr. 1969);
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Hamilton, G.: «El discurso del monte Olivete» (Clíe, Terrassa, 1974); Lacueva, F.: «Escatología II» (Clíe, Terrassa, 1983); Lindsell, H.: «The Gathering Storm» (Tyndale, Wheaton, 1980); Ryrie, C. C.: «Las Bases de la Fe Premilenial» (Pub. Portavoz Evangélico, Barna., 1984); Ryrie, C. C.: «What You Should Know About the Rapture» (Moody Press, Chicago, 1981); Trotter, W.: «Plain Papers on Prophetic and Other Subjects» (Bible Truth Publishers, Oak Park, Illinois, reimpr., s/f); Walvoord, J. F.: «The Rapture Question» (Zondervan, Grand Rapids, 1979). nom, TRIBUNAL. a) Véase PRETORIO. b) TRIBUNAL DE CRISTO. Véase JUICIO, (c) nom, TRIBUNO tip, FUNC ver, CLAUDIO vet, Graduación militar romana. Estaba al mando de una cohorte. Es traducción del gr. «chiliarchos», lit. «capitán de mil». (Hch. 21:31-37; 22:24-29; 23:10-22; 24:7, 22; 25:23). (Véase CLAUDIO LISIAS.) nom, TRIBUTO tip, LEYE ver, PUBLICANO vet, (a) ÉPOCA de los JUECES. Bajo los Jueces no había ejército ni corte. Se entregaban los diezmos y las ofrendas para el mantenimiento del Tabernáculo y del sacerdocio. Los levitas disfrutaban de las tierras que les habían sido entregadas. (b) ÉPOCA de la MONARQUÍA. Bajo la Monarquía los recursos del Estado provenían de diversas fuentes: (A) Impuestos en especie (1 R. 4:7-28; cfr. Am. 7:1). (B) Contribuciones especiales a la accesión de un soberano (1 S. 10:27) o en tiempos de guerra (1 S. 16:20; 17:18). (C) Tributos de los pueblos vencidos (2 S. 8:6, 14; 1 R. 10:15; 2 R. 3:4; Jue. 1:28, 30), y levas (1 R. 9:20, 21). Cuando los israelitas quedaron sometidos a un príncipe extranjero, se vieron obligados a pagar un tributo y a subvenir además los gastos de su propio gobierno.
(D) Impuestos sobre las operaciones comerciales (1 R. 10:15). David no impuso exacciones, ni en especie. Repartió a los hombres capaces de llevar armas en doce divisiones de veinticuatro mil hombres cada una. Cada uno de ellos debía dar un mes al año de servicio militar (1 Cr. 27:1). Salomón cargó al pueblo con muchos impuestos (1 R. 12:4). Ésta fue la causa externa del cisma nacional. La exención de impuestos era una recompensa (1 S. 17:25; Ant. 17:2, 1). (b) ÉPOCA PERSA. En la época persa, Darío Histaspes obligó a los sátrapas de cada provincia a que pagaran una suma fija al tesoro real (Herodoto 3:89). El pueblo tenía que mantener la casa del gobernador. Judá le entregaba los víveres diarios y cuarenta siclos de plata (Neh. 5:14, 15; Esd. 4:13, 20). Los sacerdotes, levitas y netineos estaban exentos de estos impuestos, mientras que, a fin de pagarlos, muchos israelitas se vieron obligados a hipotecar sus campos y viñas (Neh. 5:4; 9:37). En la época helenística, los soberanos egipcios y sirios sometieron a los judíos a fuertes cargas, y llegaron a apropiarse de una parte de los diezmos pagados al Templo de Jerusalén (Ant. 12:3, 3; 12:4, 1-5; 1 Mac. 10:29-31; 11:34, 35; 13:37, 39). (c) ÉPOCA ROMANA. En el año 63 a.C., los romanos impusieron a los judíos un tributo que pronto quedó fijado en más de diez mil talentos (Ant. 14:4, 4 y 5). Julio César lo aumentó (Ant. 10:5 y 6). Herodes el Grande gravó las mercancías (Ant. 15:9, 1; 17:8, 4). Bajo los procuradores, la recaudación se hacía por arrendamiento (véase PUBLICANO). Los judíos pagaban a los romanos las siguientes exacciones: (A) Impuesto sobre el suelo: se podía pagar en especie o con dinero. (B) Capitación (Mt. 22:17), que incluía además un impuesto sobre el patrimonio. (C) Gravámenes sobre la exportación y la importación, que se percibían en las ciudades marítimas y en las puertas de las ciudades. Los habitantes de Jerusalén pagaban un impuesto de radicación (Ant. 19:6, 3). Al volver del exilio, todo israelita mayor de veinte años se vio obligado a pagar anualmente medio siclo para el servicio del Templo (Mt. 17:24). Los recaudadores recorrían las ciudades en fechas determinadas. Los judíos de la diáspora hacían efectivo este pago en lugares determinados. Después de la destrucción de Jerusalén, Vespasiano ordenó que todos los judíos dispersados por el imperio romano enviaran a Roma, a Júpiter Capitolino, el medio siclo (dos
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dracmas) que habían pagado hasta entonces al Templo (Guerras 7:6, 6). nom, TRIFENA tip, BIOG MUJE MUNT vet, = «refinada». Cristiana de Roma; había trabajado mucho por el Señor. Pablo la hace saludar (Ro. 16:12). nom, TRIFOSA tip, BIOG MUJE MUNT vet, = «delicada». El nombre de esta cristiana romana acompaña al de Trifena. Es posible que fueran parientes, o compañeras diaconisas. Pablo aprecia su trabajo, y la saluda (Ro. 16:12). nom, TRIGO tip, ALIM FLOR TIPO ver, TIEMPO vet, Esta planta era cultivada: en Babilonia (Herodoto 1:193), en Mesopotamia (Gn. 30:14), en Egipto (Éx. 9:32), en Palestina (Éx. 34:22; Dt. 8:8; Jue. 6:11) y otros lugares desde la más remota antigüedad. En Palestina se sembraba el trigo después de las primeras lluvias, en noviembre o diciembre. Se segaba en abril, mayo o junio; ello dependía de las regiones, del estado del sol, y del clima (véase TIEMPO). El pan ordinario de los hebreos era de flor de harina (Gn. 18:6; Éx. 29:2). Se comía también el grano tostado (Lv. 2:14, 16; Rt. 2:14). También se consumían las espigas frescas trituradas (Lv. 23:14; 2 R. 4:42). Egipto era el granero del Mediterráneo, y su trigo, embarcado en Alejandría, llegaba a Roma (Hch. 27:6, 38). Según Plinio (His. Nat. 18:47), el mejor trigo era el proveniente del Alto Egipto (Tebas). Se distinguía por sus espigas barbadas y muy voluminosas («Triticum compositum»). Esta especie, que se menciona en Gn. 41:22 y se halla representada en los antiguos monumentos, sigue siendo cultivada en nuestros días. El trigo ordinario de Palestina era el «Triticum vulgare», de espiga recta. El trigo es utilizado por el Señor como representante de los hijos del reino, el fruto de la buena semilla que Él estaba sembrando en la tierra, en contraste con la cizaña que Satanás
sembró secretamente junto con la buena semilla (Mt. 13:25-30). Por otra parte, el mismo Señor, el segundo Hombre, «del cielo», se compara al grano de trigo que hubiera debido quedar solo a no ser que muriera, pero que al morir llevaría mucho fruto. Esto muestra claramente que no puede haber unión de Cristo y el hombre natural por Su encarnación solamente, y que por la muerte de Cristo el fruto producido por Su resurrección es del mismo orden que el mismo Cristo (Jn. 12:24; 1 Co. 15:48, 49). nom, TRILLAR tip, LEYE AGRI vet, Esta operación se llevaba a cabo mediante bueyes que pisaban las espigas, como se ve de la disposición que prohíbe poner bozal al buey que trilla (Dt. 25:4). Había también instrumentos para trillar, con los que se golpeaba el grano. También se llevaba a cabo la trilla arrastrando sobre el grano una especie de trillo dentado con el conductor encima, con lo que la paja también quedaba aplastada (2 S. 24:22; Is. 41:15, etc.). El incidente de Gedeón sacudiendo el trigo en el lagar muestra hasta dónde había llegado la opresión de los madianitas sobre los israelitas, que se veían obligados a los más penosos extremos para arrancar una mísera subsistencia bajo el yugo extranjero (Jue. 6:11). nom, TRINIDAD tip, DOCT ver, ÁNGEL, VIRGEN, ESPÍRITU SANTO vet, Este término, empleado por primera vez por Tertuliano (siglo II d.C.), expresa una magna verdad bíblica. El Dios único se revela a nosotros en las tres Personas del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Hay dos facetas a considerar en base a los textos: (a) la deidad esencial del Hijo y del Espíritu Santo, siendo innecesario tratar la del Padre; (b) el hecho de que las tres Personas son un único y mismo Dios. (a) Deidad de Cristo. Véase DEIDAD DE CRISTO. (b) Deidad del Espíritu Santo. Véase DEIDAD DEL ESPÍRITU SANTO. (c) La unidad de esencia de las tres Personas divinas.
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Ya al revelar constantemente al Dios único, el AT hace presentir la pluralidad en el seno de la Deidad. En Gn. 1:1 se dice, lit.: «En el principio creó los Dioses» («Elohim», forma plural, con el verbo en singular), y Gn. 1:2 ya menciona al Espíritu de Dios presente en el acto creacional. En Gn. 1:26 dice: «Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza». Después de la caída, Dios dice: «He aquí el hombre es como uno de nosotros ...» (Gn. 3:22). El NT presenta constantemente a las Tres Personas unidas en la obra de la salvación de la misma manera en que se han manifestado unidas en la de la creación. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo se manifestaron en el bautismo de Jesús (Mt. 3:1617). Cristo ordenó que los discípulos sean bautizados en el nombre (singular) del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo (Mt. 28:19). El nuevo nacimiento es posible por la regeneración obrada por el Espíritu Santo, el amor del Padre, y el don del Hijo, que murió en la cruz por nuestros pecados (Jn. 3:5-6, 14-16). El Padre, el Hijo y el Espíritu vienen a hacer Su morada en el corazón del creyente (Jn. 14:17, 23; cfr. 1 Co. 3:16-17; 6:19; Col. 1:27); comunican juntos la plenitud de la vida divina (Ef. 3:14, 16-19). La bendición apostólica se da en el triple nombre de la Deidad (2 Co. 13:13). La resurrección de Cristo es atribuida al Padre, al mismo Jesús, y al Espíritu (Hch. 2:24; Jn. 2:19; 10:17-18; Ro. 8:11); así será con la resurrección de los creyentes (Jn. 5:21; 6:40; Ro. 8:11; cfr. otros pasajes trinitarios: Hch. 2:33; 1 Co. 12:4-6; Ef. 4:4-6; 1 P. 1:2; Ap. 1:6, etc.). Las Tres Personas de la sola Deidad están unidas de tal manera que manifiestan la plenitud del solo Dios viviente: Cada persona cumple las mismas obras y recibe la misma adoración; participan del único Ser indiviso de la Deidad, manteniendo al mismo tiempo una relación tripersonal de amor y comunicación en el seno de la Deidad, con una perfección y armonía infinitas, con una total unidad, un amor infinito, una sumisión perfecta al Padre, de quien proceden eternamente el Hijo y el Espíritu Santo, que procede del Padre y del Hijo (Jn. 15:26; Ro. 8:9; Gá. 4:6). El estricto monoteísmo del AT no queda afectado en absoluto. Simplemente, al revelarse plenamente en la persona de Cristo, Dios nos ha dado a conocer más realidades acerca de la inefable naturaleza del Dios único y verdadero. En el AT, tenemos ante todo la revelación del Creador y Señor soberano, «Dios por nosotros»; en los Evangelios, el Señor se encarnó, llegando a ser «Dios con nosotros», Emanuel. Una vez obrada la redención, en
Pentecostés vino a ser «Dios en nosotros» por el Espíritu Santo. El dogma de la Trinidad ha suscitado numerosas controversias y ensayos de explicación. Sin embargo, el creyente debe aceptar que un ser finito no puede abarcar al Infinito. ¿Quién puede sondear tal hondura? Acerca de nuestro mismo ser, Pablo menciona el espíritu, el alma y el cuerpo (1 Ts. 5:23), y no nos es posible determinar cómo están unidos y cómo tres esencias llegan a formar una sola persona. El hecho revelado de Tres Personas en el único ser de la Deidad, manteniendo, en el contexto de este único ser, una relación interpersonal de amor y comunión mutuas, no puede ser rechazado como contrario a la razón. No hay ninguna contradicción. No se afirma que Dios sea «una persona en tres personas», sino «Tres Personas en un solo Ser». Esto no es contradictorio. Supera la razón humana, pero no milita contra ella. La negación de esta verdad no proviene de una imposibilidad lógica; nuestra incapacidad de comprenderlo se debe a nuestra limitación. Es una doctrina que debe ser aceptada aunque no pueda ser comprendida. Como tampoco puede ser comprendida la existencia eterna de Dios, la maravilla de Su creación; como el hombre no puede comprender su propia naturaleza. La misma realidad, ignorada por nuestra familiaridad con ella, es incomprensible. ¡Cuánto más las riquezas del Ser de Dios, que Él se ha placido en comunicarnos en cierta medida! La respuesta ante este misterio revelado en la Biblia es la adoración al Dios único y verdadero, Padre, e Hijo, y Espíritu Santo. Bibliografía: Bellet, J. G.: «The Son of God» (Bible Truth Publishers, Oak Park, Illinois, reimpr. S/f); Carballosa, E. L.: «La Deidad de Cristo» (Pub. Portavoz Evangélico, Barcelona, 1982); Chafer, L. S.: «Teología Sistemática» (Publicaciones Españolas, Dalton, 1974); Chafer, L. S.: «Grandes Temas Bíblicos» (Pub. Portavoz Evangélico, Barcelona, 1976); Flores, J.: «El Hijo Eterno» (Clíe, Terrassa, 1983); Kelly, W.: «Lectures on the Doctrine of the Holy Spirit» (Bible Truth Publishers, Oak Park s/f); Lacueva, F.: «Un Dios en Tres Personas» (Clíe, Terrassa, 1974); Lacueva, F.: «Espiritualidad Trinitaria» (Clíe, 1983); Lacueva, F.: «La Persona y la Obra de Jesucristo» (Clíe, 1979); Ryrie, C. C.: «Síntesis de Doctrina Bíblica» (Pub. Portavoz Evangélico, Barcelona, 1979);
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Pache, R.: «La Persona y la Obra del Espíritu Santo» (Clíe, Terrassa, 1982); Palmer, E.: «El Espíritu Santo» (El Estandarte de la Verdad, Edimburgo s/f). nom, TROAS tip, PUEM sit, a9, 329, 158 vet, (gr. «Troade», la región vecina de Troya). Puerto de Asia Menor, en la costa noroccidental de Misia. Pablo tuvo allí la visión de un varón macedonio que le pedía ayuda (Hch. 16:8-11; 2 Co. 2:12). Al volver de su tercer viaje misionero, el apóstol se quedó siete días en Troas (Hch. 20:6). Durante una de sus estancias, dejó un capote y pergaminos en casa de Carpo (2 Ti. 4:13). Troas, próspera ciudad marítima, centro de comunicaciones entre Macedonia y Asia Menor, se hallaba a 24 Km. al suroeste de la antigua Ilión (Troya). Las ruinas de Troas se hallan en Esquistambul. nom, TRÓFIMO tip, BIOG HOMB HONT vet, = «que alimenta». Efesio convertido a Cristo, procedente de la gentilidad. Acompañó a Pablo de Grecia a Jerusalén (Hch. 20:4), donde los judíos de Asia acusaron falsamente a Pablo de haberlo introducido en el Templo, violando la Ley (Hch. 20:4; 21:29). En su última epístola, Pablo dice que había dejado a Trófimo enfermo en Mileto (2 Ti. 4:20). nom, TROGILIO tip, CIUD MONT sit, a9, 353, 221 vet, Ciudad y colina de la costa occidental de Asia Menor, frente a la isla de Samos. Al volver de su tercer viaje, Pablo, dirigiéndose a Jerusalén, se detuvo en Trogilio (Hch. 20:15). No lejos del promontorio hay un ancladero llamado «Puerto de San Pablo». nom, TROMPETA tip, UTEN MUSI ESCA ver, TRIBULACIÓN, APOCALIPSIS vet, Se hacían con cuernos de carnero y, quizá, con los de otros animales. Se usaban en ocasiones de gozo
y en las guerras. Había dos trompetas de plata para uso de los sacerdotes, dándose instrucciones para emitir diferentes llamadas para convocar a los príncipes, a toda la congregación, o para dar la alarma para la batalla (Nm. 10:1-10; cfr. 1 Co. 14:8). Más tarde, durante la dedicación del Templo, Salomón dispuso a ciento veinte sacerdotes tocando trompetas (2 Cr. 5:12). Al ser promulgada la Ley en el Sinaí, se oyó el fuerte sonido de una trompeta que venía del monte; tan intenso que todo el pueblo se atemorizó (Éx. 19:16, 19; He. 12:19). Cuando el Señor venga en busca de Sus santos lo hará con voz de arcángel y con la trompeta de Dios (1 Ts. 4:16). En la resurrección de los santos sonará «la última trompeta (1 Co. 15:52). En el ejército romano, cuando tenían que emprender la marcha, las trompetas tocaban tres veces: al oír la primera, desmontaban las tiendas, al oír la segunda, formaban para disponerse a marchar, cuando sonaba la tercera, emprendían la salida. En los juicios que caerán sobre la tierra (véase TRIBULACIÓN [GRAN]), los siete sellos introducen la serie de las siete trompetas (Ap. 8:29:14). (Véase APOCALIPSIS.) nom, TROMPETAS (Fiesta) tip, CALE ver, FIESTAS vet, Tenía lugar en el primer día del mes séptimo. Debía ser «día de reposo, una conmemoración al son de trompetas, y una santa convocación». No debían hacer aquel día trabajo servil alguno, y debían ofrecer ofrenda encendida a Jehová (Lv. 23:23-25). Indicaba una renovación de bendición, y era seguida por el día de la expiación y la fiesta de los tabernáculos aquel mismo mes. Constituye un tipo del futuro día del despertamiento de Israel, cuando será inminente el derramamiento de bendiciones sobre la nación. (Véase FIESTAS.) nom, TRONO tip, UTEN TIPO vet, (heb. «kissê»; gr. «thronos»). Aparatoso asiento, muchas veces con dosel, desde donde los grandes personajes, como el sumo sacerdote, jueces, generales, gobernadores, reyes, ejercían su autoridad (Gn. 41:40; 2 S. 3:10; Neh. 3:7; Sal. 122:5; Jer. 1:15; Mt. 19:28). Los monarcas tenían asimismo tronos portables (1 R. 22:10). El trono de Salomón, sobre seis gradas, era de marfil, y estaba recubierto de oro (1 R. 10:18-
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20; 2 Cr. 9:17-19). Su magnificencia sobrepasaba a la de los otros soberanos. El rey, con gran pompa, se sentaba en el trono para las audiencias, para juzgar, para promulgar los decretos (1 R. 2:19; 7:7; 22:10; 2 R. 11:19; Jon. 3:6). Con frecuencia, el término «trono» simboliza la omnipotencia y el gobierno de Dios (Sal. 9:5, 8; Ez. 1:26; He. 1:8; Ap. 1:4). nom, TRONOS. Nombre de un rango angélico (Col. 1:16). (Véase ÁNGEL.) nom, TROPIEZO (Piedra de) tip, LEYE vet, (Heb. «mikshol»; gr. «proskomma».) Todo aquello que, puesto en el camino de otro, pueda hacerlo tropezar y caer. Estaba prohibido por la Ley, y tales cosas tenían que ser eliminadas de Israel (Lv. 19:14; Is. 57:14). Sin embargo, su propia iniquidad vino a serles piedra de tropiezo (Ez. 7:19; 14:3-7). En la Iglesia se debe ejercer cuidado, para que nada haga que otro tropiece (Ro. 14:13; 1 Co. 8:9). Jehová de los ejércitos iba a ser un santuario para el residuo creyente, pero sería piedra para tropezar, y por tropezadero para caer, a las dos casas de Israel (Is. 8:14; aquí el término usado es «negeph», que define el acto del tropiezo). Cuando el Señor estuvo sobre la tierra vino a ser esta piedra de tropiezo a los judíos, y sigue siéndolo, debido a su rebelde incredulidad (Ro. 9:32, 33; 1 P. 2:8). De entre ellos, los que reciben el evangelio vienen a ser cristianos, y quedan incorporados en la Iglesia. En relación con ello, el término empleado es «skandalon», lit.: «el cepo de una trampa» que, siendo tocado, atrapa (Ro. 9:33; 11:9; 1 Co. 1:23; 1 P. 2:8). Este mismo término se usa del tropiezo que Balaam enseñó a Balac a poner a los israelitas (Ap. 2:14); de los «escándalos», o lazos, que por la misma naturaleza de las cosas en este mundo caído, amenazan a los santos en su andar (Mt. 18:7; Lc. 17:1). Se debe mencionar la ocasión en que el Señor dijo a Pedro que le era «tropiezo», cuando Pedro intentó desviar al Señor de Su camino de obediencia que debía llevarlo a la cruz (Mt. 16:23). nom, TRUENO tip, TIPO vet,
Intensificó el horror de la séptima plaga de Egipto (Ex. 9:23). El trueno era muy infrecuente en Palestina durante la estación seca; el que se oyó después de la oración de Samuel fue una señal (1 S. 12:17). En heb. es «kol», «voz», «sonido». Los profetas hacen de él en ocasiones el símbolo de la voz de Jehová (Jb. 37:2-5; 40:4; Sal. 29:3-9; Jb. 28:26). Acompañó a la manifestación aterradora de la presencia de Dios en Sinaí (Éx. 19:16; cfr. Ap. 4:5); simboliza también el juicio divino (1 S. 2:10; 2 S. 22:14,15; Sal. 77:18). nom, TUBAL tip, TRIB ver, MESEC vet, Tribu surgida de Jafet (Gn. 10:2), y mencionada junto con Javán (Is. 66:19) y Mesec (Is. 32:26); comerciaba con esclavos y metales en los mercados de Tiro (Is. 27:13). Gog era príncipe de Ros, de Mesec y de Tubal (Is. 38:2, 3; 39:1). Los Tibareni o Tibarenoi, descendientes de Tubal, trabajaban el hierro; son citados por los autores antiguos. (Véase MESEC.)
nom, TUBAL-CAÍN tip, BIOG HOMB HOAT vet, Caín significa «artesano», o también forjador. Hijo de Lamec (descendiente de Caín), fue el iniciador de la metalurgia del cobre y del hierro (Gn. 4:22). Según ciertos mitologistas, fue en torno a esta figura histórica que creció el mito de Vulcano. nom, TUMBA vet, Los hebreos sepultaban a sus muertos bien en fosas cubiertas de losas, bien en cuevas naturales o artificiales, cuando las condiciones locales favorecían este tipo de sepultura (Gn. 23:9; Is. 22:16; Mt. 27:60; Jn. 11:38). Las cavernas y grutas naturales eran prolongadas excavándolas más profundamente (Gn. 50:5). Las formaciones rocosas de los alrededores de Jerusalén están llenas de estas tumbas. La entrada de la cueva o de sus cámaras sepulcrales se cerraba con una gran piedra redonda que se hacía descender rodando hasta encajar en su sitio (Mt. 27:60), impidiendo así la entrada de chacales u otros animales.
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Por lo general, las tumbas se hallaban lejos de las viviendas; aunque algunas de ellas se hallaban en los jardines de algunas casas (2 R. 21:18, 26) o dentro de los muros de la ciudad (1 R. 2:10), por lo general estaban fuera de las ciudades, en ocasiones en recintos rodeados de árboles y de huertos (Jn. 19:41). También era frecuente que las cámaras funerarias, excavadas bien a lo alto de una escarpada pared rocosa, se abrieran muy por encima del suelo. Cada año, en el mes de Adar, se blanqueaba el exterior de los sepulcros, encalándolos (Mt. 23:27), no sólo para adornarlos, sino para advertir a los que pasaran por allí, a fin de que no los tocaran, lo que entrañaba una impureza legal. La tumba individual era cavada en el suelo de la cueva, y recubierta con una losa, o bien tallada como un nicho en la pared rocosa. El interior de algunos sepulcros presentaba un banco circular, tallado en la pared para recibir los despojos mortales, que se ponían en ocasiones en dos pisos de nichos o cavidades. Las tumbas grandes podían contener ocho y hasta trece cuerpos. Por lo general, no se usaban féretros. Ocasionalmente, las tumbas de los ricos contenían sarcófagos de piedra. La entrada a la cueva era en ocasiones muy elaborada, o se erigía un monumento, como una sencilla columna (2 R. 23:17) o un mausoleo (1 Mac. 13:27). Los hebreos y las naciones vecinas poseían sepulcros familiares (Gn. 49:29-31; 2 S. 2:31; 1 R. 13:22; 1 Mac. 9:19; 13:25). Había un cementerio público para los pobres, y un lugar donde sepultar a los extranjeros (2 R. 23:6; Jer. 26:23; Mt. 27:7). nom, TÚNEL DE SILOÉ o de GIHÓN. Véase SILOÉ. nom, TURBANTE tip, UTEN TEJI ver, DIADEMA, TIARA vet, Es muy difícil distinguir entre los tres términos: turbante, tiara, diadema (véanse DIADEMA, TIARA). El hecho es que estos tocados estaban hechos por lo general de una banda de lienzo arrollada alrededor de la cabeza. El término «mitsnepheth» (Ez. 21:31) significa «arrollado todo alrededor». En el Talmud se afirma que el turbante del sacerdote estaba hecho de una larga banda de lino fino de dieciséis codos de longitud (cfr. Éx. 28:39). Se menciona el atado o arrollado del turbante (Ez. 24:17), y de tener uno de varios
colores (Ez. 23:15). Era también un tocado femenino (Is. 3:20). ***
U nom, UCAL tip, BIOG HOMB HOAT vet, Uno de los dos personajes, hijos, discípulos o contemporáneos, a los que dirige Agur las palabras del capítulo 30 de Proverbios (Pr. 30:1, 4). Esta interpretación corresponde a la puntuación heb. tradicional y se apoya sobre el v. 4, en el que se hacen unas preguntas. Otra interpretación ve en el heb. «oukal» un verbo, y en este caso se traduce: «Estoy consumido, estoy en una extremidad.» nom, UEL tip, BIOG HOMB HOAT vet, = «voluntad de Dios». Hijo de Bani; Esdras lo persuadió para que despidiera a su esposa extranjera (Esd. 10:34). nom, UFAZ tip, PAIS vet, País productor de oro (Jer. 10:9; Dn. 10:5). Entre otras hipótesis acerca de la localización de este lugar desconocido se hallan: (a) Ufaz sería Ofir, nombre de una región aurífera. (b) Ufaz no sería un nombre propio, sino que significaría «oro fino» (Jer. 10:9; Dn. 10:5). nom, UGARIT tip, CIUD ARQU ver, HURRITAS, HOREOS, AMARNA, CRONOLOGÍA, EGIPTO, ÉXODO TOFET sit, a4, 193, 98 vet, Este lugar, conocido en la actualidad como Ras Shamra, se halla en la costa mediterránea de Siria, a unos 16 Km. al norte de Lataquia y a 40 Km. al suroeste de Antioquía, y frente a la extremidad oriental de Chipre. I. El descubrimiento. Como tantos otros descubrimientos, éste también fue accidental. En la primavera de 1928 un labrador alauita descubrió una losa mientras araba en Minet el-Beida (el «Puerto Blanco»), cerca de
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la actual Ras Shamra. Levantada, resultó ser una cámara sepulcral. Una investigación posterior y el examen de cerámica hallada en la tumba, así como de la misma estructura de la tumba, llevaron a los investigadores a establecer significativos paralelismos con la cerámica micénica y las tumbas cretenses. Estos indicios arqueológicos llevaron allí a una expedición arqueológica francesa, dirigida por Claude Schaeffer. Después de pocos días de excavaciones en la necrópolis de Minet el-Beida hallaron una imagen de una diosa de la fertilidad. La consciencia de que estaban excavando una necrópolis llevó a Schaeffer a plantear la cuestión de dónde había estado su ciudad correspondiente. No lejos de allí, a unos pocos cientos de metros al este, se hallaba un promontorio cubierto de hinojo, y que era conocido localmente como «la colina del hinojo», Ras Shamra. Schaeffer decidió que era el lugar más lógico para albergar las ruinas de una ciudad desaparecida. Pronto empezaron a aparecer restos. El 14 de mayo de 1929 se descubrió una gran cantidad de tabletas escritas en cuneiforme. Entre ellas resultó haber tabletas grandes con tratados gubernamentales, otras pequeñas, con correspondencia personal de reyes. De gran importancia, sin embargo, fue el descubrimiento de que la mayoría de aquellas tabletas estaban escritas con unos símbolos cuneiformes evidentemente no silábicos, sino alfabéticos, al aparecer sólo 27 caracteres distintos (más tarde se apreciaría que en realidad eran 30). Tras arduas investigaciones estadísticas y criptoanalíticas, Hans Bauer logró asignar su valor fonético a 20 de los símbolos cuneiformes; otros investigadores acabaron de ajustar este trabajo, que fue coronado por Édouard Dhorme y Charles Virolleaud. El lenguaje de estas tabletas resultó estar estrechamente emparentado con el hebreo bíblico, tanto en su gramática como en sus figuras literarias, estructura poética y otros aspectos que se tratarán más adelante. Los lenguajes de las otras tabletas eran el sumerio, el acádico y el khar, convencionalmente identificado con el «hurrita», pero que debe identificarse con el cario (véanse HURRITAS, HOREOS.) La identificación de Ras Shamra con Ugarit fue ya propuesta en 1932 por E. Forrer, identificación que quedó confirmada por el descubrimiento, pocos años después, de unas tabletas que llevaban el nombre de la ciudad. Otros objetos que se descubrieron en el curso de las excavaciones fueron herramientas, joyas, restos de cerámica, objetos cúlticos, etc.
En 1956 se descubrió otra colección de tabletas; sin embargo, cuando se desencadenó la crisis de Suez en 1956, con la invasión de Egipto por parte de los franceses, británicos e israelíes, los investigadores franceses fueron invitados a abandonar Siria. Las tabletas pasaron al mercado negro, pudiendo ser localizadas muchos años después por Schaeffer en las cámaras de seguridad de un banco suizo. Finalmente fueron adquiridas por el Institute of Antiquity and Christianity en Claremont. Esta colección fue publicada por el Pontificio Instituto Bíblico. En 1973 hubo un nuevo descubrimiento accidental de tabletas, esta vez como resultado de unas construcciones militares sirias en la zona. Muchas de ellas quedaron ilegibles debido a una errónea manipulación. Las que se pudieron preservar fueron publicadas por Schaeffer en «Ugarítica VII» en 1978 (la serie Ugarítica, grandes volúmenes de estudios, fue iniciada en 1939; su último volumen, el VIII, fue finalizado por Schaeffer poco antes de su muerte, y trata de los sellos cilíndricos). II. Cronología. En base a la aplicación de la cronología convencional, las tabletas han sido asignadas a los siglos XIV / XIII a.C. El yacimiento está formado por cinco capas, desde la más superficial (capa I) hasta la más profunda (capa V). La capa II rindió unos pocos objetos de origen egipcio de la época del Imperio Medio. En aquellos tiempos la influencia egipcia llegaba hasta la costa norte de Siria. A mayores profundidades se hallan restos de anteriores civilizaciones. La capa de mayor interés es, sin embargo, la superior. Tanto en la necrópolis de Minet el-Beida como en la acrópolis de Ras Shamra, se descubrieron en ellas cerámica de origen chipriota y micénico, lo que llevó a asignar esta capa y las tabletas a los siglos XV, XIV y parte del XIII a.C. El descubrimiento de algunos objetos egipcios hallados en esta capa, de las dinastías XVIII y XIX, fue considerado como confirmatorio de la determinación cronológica hecha en base a la cerámica; así, Schaeffer y otros investigadores situaron el período próspero de Ugarit en el siglo XV, en tanto que situaban en el XIV la rápida decadencia de la ciudad. III. La cronología revisada. En base a la cronología revisada, Velikovsky e Isaacson sitúan los restos de Ugarit I, junto con las tabletas, en los siglos X, IX y VIII a.C. Para ello se apoyan en las siguientes evidencias:
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(A) Las cámaras sepulcrales de Ugarit tienen una forma idéntica y siguen el mismo desarrollo a lo largo del tiempo que una numerosa serie de tumbas en Chipre, con una fecha asignada de a partir del año 950 a.C. en adelante. Otras tumbas del mismo estilo se hallan en Urartu, Jerusalén y Asia Menor, datadas también entre los siglos IX y VII a.C. (B) El hallazgo de un cuenco y un plato de oro que pertenecen estratigráficamente al período de la destrucción de Ugarit durante el período de elAmarna (y por ello fechados convencionalmente entre 1450-1365 a.C.; véase AMARNA). Tienen escenas sugerentes de finales de la dinastía XVIII de Egipto, pero también intensas afinidades con la artesanía fenicia de los siglos IX a VII a.C. Estas afinidades son tales que sólo se explican por la revisión de la cronología egipcia (véanse CRONOLOGÍA, EGIPTO, ÉXODO, etc.), y por la consiguiente asignación de la dinastía XVIII a los siglos X. IX y VIII. (C) Elementos lingüísticos griegos hallados en tabletas acádicas, incluyendo evidentes alusiones a los jonios, y a una divinidad griega, Apolos Didimeo, así como el nombre del rey Nikmed, evidentemente la transcripción acádica de Nicomedes, un nombre jónico; ello es también indicador de una fecha situada en el siglo VIII a.C. (D) Señales de lectura en las tabletas, que indican el final de cada palabra, en exacto paralelo con la práctica chipriota del siglo VI a.C. (E) El sincronismo histórico que se aprecia en base al poema de Keret, uno de los poemas épicos hallados en Ras Shamra, con el relato bíblico de 2 Cr. 14 de la invasión de Zera el etíope y la estela de Menfis que revela la derrota de Amenhotep (Amenofis) II. En el poema de Keret se mencionan a Terah el invasor (evidentemente Zerah), las tribus de Aser y Zabulón (vecinas de Sidón), Edom y algunas de sus ciudades. La traducción de Virolleaud fue posteriormente rechazada y modificada por otros eruditos, que transformaron la épica guerrera en un romance de amor de una manera muy ingeniosa, pero no convincente. Evidencia circunstancial que apoya también la contemporaneidad del poema de Keret con 2 Crónicas es la campaña posterior contra Edom, por el apoyo prestado a Zera, en tanto que la estela de Menfis revela que Amenhotep II se había instalado en Shamash Edom; la común descripción de las armas de Terah (Zera) en el poema de Keret con las propias armas de Amenhotep II en la estela de Menfis es también otro punto de gran valor en esta identificación.
(F) No se puede aducir que la cronología convencional esté apoyada en Ugarit por dos sincronismos independientes, el micénico y el egipcio; en efecto, toda la serie arqueológica micénica depende de su correlación con la egipcia, y es precisamente la cronología convencional de Egipto la que ha sido desafiada por la esmerada reconstrucción de Velikovsky y otros. IV. El final de Ugarit. Ugarit era una gran ciudad. Las excavaciones han revelado dos grandes templos, uno dedicado a Baal y el otro a Dagón. Muchas casas han salido a la luz, desde las humildes a las lujosas, así como el plan general de la ciudad, con sus grandes edificios y sus casas particulares, callejuelas y avenidas, fortificaciones y puertas. En Minet elBeida se han hallado santuarios, cercanos a la necrópolis, y que parece que eran usados en ritos de fertilidad. La evidencia arqueológica señala que la destrucción de esta gran ciudad tuvo lugar en los últimos días de Amenhotep III o en los primeros de Akenatón, durante la era de el-Amarna (véase AMARNA), en la época del rey Nikmed. Velikovsky identifica al destructor de Ugarit como el temible Salmansar III. V. Consecuencias de la revisión cronológica Antes de los descubrimientos de Ras Shamra se sostenía que los israelitas no podían tener documentos escritos anteriores a la época de los Reyes, esto es, antes del año 1000 a.C., y que grandes porciones de las Escrituras habían sido redactadas mucho más tarde de lo que había sido aceptado en la tradición judeo-cristiana. La situación cambió drásticamente al exhumarse las tabletas de Ugarit y al aplicárseles la cronología convencional de Egipto. Entonces se popularizó la noción de que el hebreo ya se escribía en el siglo XV a.C. en forma alfabética, y que las formas literarias, los modismos, y mucho vocabulario, así como los nombres de los sacrificios, formas de adoración y poesía religiosa, existían ya en la civilización cananea. Ahora parecía que todo era al revés de lo supuesto anteriormente por los profesores de la llamada «alta crítica». Ahora se aceptaba la idea de que prácticamente todo el lenguaje de los hebreos, incluyendo términos técnicos, vocabulario religioso, formas poéticas, etc., había sido copiado de la civilización cananea. Al asignar una fecha tan temprana a la civilización de Ugarit, se llegó a tener una base para afirmar, entre otras cosas, que «el salmo 29 era un himno fenicio que había llegado a ser incluido en el
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Salterio», y que simplemente se había cambiado el nombre del dios Baal por el de Yahweh.» Éste y muchos otros aspectos cambian radicalmente con la adopción de la cronología revisada. La verdadera situación viene a ser que Ugarit fue contemporánea de la Monarquía israelita; como es de esperar, en lugar de haber evidencia de copia por parte de los hebreos de la anterior civilización cananea, aparece una fuerte influencia mutua. No se puede negar la originalidad hebrea de la peculiar concepción sacrificial; los términos técnicos fueron registrados por Moisés en una época bien anterior a Ugarit I, y el fuerte influjo cultural de Salomón pudo llevar a muchos países vecinos a adoptar algunas formas del culto salomónico. Es bien posible asimismo que el camino que siguiera el salmo 29 fuera al revés del propuesto por los defensores del «pan-ugaritismo», y que más bien fuera sacado del Salterio para adaptarlo a la adoración de Baal. De hecho, hay un caso bien demostrado, posterior, de ello: la adaptación del salmo 20 para su uso en el seno del paganismo (Biblical Archeaelogical Review, ene./feb. 1985, PP. 20-23). Otro de los poemas hallados en Ugarit parece referirse a la gran hazaña de El de partir el mar de Jam-Suf. Los defensores de la cronología convencional ven en este poema una leyenda precursora del relato del cruce del mar Rojo por los israelitas; en la cronología revisada, sin embargo, queda como un eco del paso del mar Rojo; el relato de Moisés es anterior a éste. Todo ello evidentemente no quita valor al uso de los materiales de Ugarit, con toda su riqueza lingüística, para arrojar una esclarecedora luz sobre pasajes oscuros de la Biblia hebrea. Pero precisamente por su contemporaneidad con la época de la Monarquía y de los reinos de Israel y Judá, no por haber supuestamente precedido a la redacción de los escritos de los Salmos o de los profetas en 500 / 600 años. Esta reducción de 500-600 años de la cronología revisada a la convencional tampoco resta valor al testimonio de Ugarit con respecto a la antigüedad del uso del alfabeto cananeo / fenicio / hebreo en la lengua. En palabras de Schaeffer: «El alfabeto de Ras Shamra está ya tan avanzado que implica la existencia de un alfabeto aún anterior todavía por descubrir» («Cuneiform Texts», p. 36). Ello evidentemente nos retrotrae a la época de Moisés y bien posiblemente algo anterior a él. La literatura de Ras Shamra también arroja una intensa luz sobre las costumbres cananeas. A este respecto, es evidente que muchos mandatos bíblicos fueron dirigidos contra sus abominables
prácticas rituales, entre las que se contaban los sacrificios de recién nacidos e incluso de hijos crecidos (véase TOFET, etc.), el ayuntamiento carnal con toros y vacas, y otras prácticas similarmente degradantes que atrajeron sobre ellos la condena y la ira de Dios, y que dan muestra de la extraordinaria depravación en que habían caído las naciones cananeas, y por lo cual Dios las desposeyó de su tierra frente a los conquistadores israelitas (cp. Lv. 18, especialmente Lv. 18:2430). Bibliografía: BAR: «Bible's Psalm 20 Adapted for Pagan Use», Biblical Archaeology Review, ene./feb. 1985; Craigie, P. C., Robinson, J. M. y Schaeffer, C. F. A.: «Remembering Ugarit», Biblical Archaeology Review, PP. 54-57; Isaacson, I. M.: «Applying the Revised Chronology - Mycenae, Tiryns, Troy, Ugarit, Alalakh», Pensée, vol. 4, nº. 4, otoño 1974, PP. 520, 33; Velikovsky, I.: «Astronomy and Chronology», Pensée, vol. 3, n 2, primavera/ verano 1973; Velikovsky, I.: «The Scandal of Enkomi», Pensée, vol. 4, n. 5, invierno 1974/ 75, PP. 21-23; Velikovsky, I.: «The Lion Gate at Mycenae», Pensée, vol. 3, n. 1, invierno 1973, p. 31; Velikovsky, I.: «Metallurgy and Chronology», Pensée, vol. 3, n. 3, otoño 1973, PP. 5-9; Velikovsky, I.: «Ages in Chaos» (Doubleday, Garden City, N.Y., 1950); Velikovsky, I.: «Oedipus and Akhnaton» (Abacus, Londres, 1982). nom, ULAI tip, RIOS sit, a4, 594, 249 vet, Río de Persia llamado Eulaeus y Pasitigris por los autores de la antigüedad. Plinio (Historia Natural 6:27) dice que rodeaba la ciudad de Susa. En la actualidad recibe el nombre de Kerkha. Allí tuvo Daniel una visión (Dn. 8:2, 3, 16). nom, ÚLCERA tip, MDIC vet, Úlcera inflamatoria derivando en pústulas; constituyeron la sexta plaga de Egipto (Éx. 9:8-11; cfr. Dt. 28:27, 35). La lepra producía ulceraciones (Lv. 13:18-20). La enfermedad de Ezequías estuvo caracterizada por úlceras (2 R. 20:7; Is. 38:21).
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Satanás atacó a Job de una úlcera maligna de la cabeza a los pies (Jb. 2:7). Los forúnculos ordinarios son habituales en las regiones cálidas de Oriente durante la época de las lluvias; son repulsivas y dolorosas, pero no ponen la vida en peligro. La úlcera de Ezequías era probablemente un ántrax, una úlcera más grave que puede producir una septicemia. La aplicación de una masa de higos a la llaga fue el instrumento del que se sirvió Dios para obrar una maravillosa curación. nom, UNCIÓN. UNGIR tip, LEYE TIPO ver, UNGIDO (El) vet, Son varios los términos así traducidos, pero algunos de ellos aparecen sólo una vez, como: (a) En el Sal. 23:5, «unges mi cabeza con aceite», que significa hecho grueso, siendo el aceite usado profusamente. (b) Sal. 92:10, «seré ungido con aceite fresco», de «derramar», «rebosar con» aceite. (c) Is. 10:27, «el yugo se pudrirá a causa de la unción» (texto oscuro). (d) Zac. 4:14, «son los dos ungidos que están delante del Señor» (lit.: «hijos del aceite», cfr. Ap. 11:4). (e) Heb. «suk», «ungir el cuerpo después del aseo», similar al gr. «aleiphõ» en el NT, se usa comúnmente de la práctica entre los orientales de ungir el cuerpo, o sus partes, para comodidad, presencia, amistad, medicación u honras funerarias. Para el aseo ordinario, cfr. Rt. 3:3; 2 S. 12:20; 2 Cr. 28:15; Mt. 6:17. Su descuido era señal de duelo (2 S. 14:2; Dn. 10:3). Como acto de cortesía (cfr. Lc. 7:46; Jn. 12:3); también se ungía a los enfermos (Mr. 6:13; Stg. 5:14) y a los cadáveres (Mr. 14:8; 16:1). Uno de los castigos de Israel iba a ser que los olivos no darían aceite para la unción (Dt. 28:40; Mi. 6:15). (f) Heb. «mashach», gr. «chrinõ», «extender, ungir» para un cargo. Se ungían los reyes: Saúl, David, Salomón, Joás, Jehú y Hazael son ejemplos de ello. También eran ungidos los profetas (cfr. Sal. 105:15; 1 R. 19:16). Para la unción de los sacerdotes se empleaba un aceite especial preparado según las instrucciones divinas (Éx. 30:30; 40:13). Con este mismo aceite fueron ungidos el tabernáculo y sus utensilios (Éx. 40:9, 10). La ofrenda de flor de harina era amasada con aceite (Lv. 2:1, 4), tipo de la humanidad pura del Señor Jesús y de su sellamiento por el Espíritu Santo. El leproso sanado era ungido con aceite (Lv. 14:17, 18).
Tanto si esta última unción se refiere a personas o a cosas, y tanto si el aceite es el especialmente preparado como si es común, lo que tipifica es invariablemente la santificación y el poder del Espíritu Santo. No se ordena la unción con aceite para la consagración a ningún cargo a los creyentes en la dispensación cristiana, porque han sido ya ungidos con el Espíritu Santo y ya son sacerdotes para Dios. Juan recuerda incluso a los «hijitos» o bebés en Cristo que tienen una unción del Santo, y que la unción (el mismo término, «chrisma») permanece en ellos (1 Jn. 2:20, 27). Así, de la misma manera en que en el AT los reyes, profetas y sacerdotes eran ungidos como consagrados para Dios, así el Cristiano es santificado para Dios por el Espíritu Santo, tanto en cuanto a su posición como con respecto a su servicio. (Véase UNGIDO [EL].) nom, UNGIDO (El) ver, CRISTO vet, Heb. «Mashiach», el ungido, es un título oficial en el AT, aplicado a aquellos que debían ejercer el gobierno de parte de Dios (1 S. 12:3, 5; 26:9, 11, 16; 2 Cr. 6:42; Is. 45:1). En el NT el título queda restringido al Señor Jesús, «ho christos», el Cristo, como Aquel que fue ungido no con aceite, sino con el Espíritu Santo por Dios el Padre. Esto había sido preanunciado en el Sal. 45:7, de lo que Juan el Bautista fue testigo (Mr. 1:10; Jn. 1:32-34; cfr. también Hch. 10:38). Fue llamado el ungido de Dios por Ana (1 S. 2:10 y por David Sal. 2:2). Daniel habló del Mesías Príncipe y que sería cortado y no tendría nada (Dn. 9:25-26). Los samaritanos, al igual que los judíos, esperaban a este Ungido, el Cristo, y cuando apareció hubo almas que entraron en una relación viva con Él, reconociéndolo como el que había sido prometido (Jn. 1:41; 4:25). En estos dos pasajes, el Señor recibe el nombre de «Mesías», la transliteración gr. del término heb. «mashiach». En otros pasajes se usa la traducción gr. «ho christos», el Cristo, el Ungido. (Véase CRISTO.) nom, UNGÜENTO tip, MDIC vet, Excepto en Éx. 30:25 (donde los términos heb. son «mishchah» y «roqach», y pueden traducirse «un aceite de unción santa, un perfume») y en 1 Cr. 9:30; Jb. 41:31 (donde las palabras son derivados de «roqach»), el término heb. es «shemen», que se traduce constantemente como
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«aceite». Se usa como «aceite» o «aceite perfumado» y, por ende, «ungüento», con el que en ocasiones festivas se ungían la cabeza (Sal. 133:2). En otros pasajes recibe el nombre de «óleo de alegría» (Sal. 45:7; cfr. Pr. 27:9, 16; Ec. 7:1; 9:8; Am. 6:6). En el NT, el término gr. es «muron», «aceite mezclado con especias fragantes». Con este aceite María ungió al Señor, y su perfume llenó la casa (Jn. 12:3, 5); también fue usado por la mujer «pecadora» (Lc. 7:37, 38). El coste del ungüento dependería de los ingredientes. nom, UNICORNIO tip, FAUN CUAD vet, El término heb. es «reem», traducido en la LXX como «adros» y «monokerõs». De este último término se introdujo en la versión Reina-Valera antigua el término «unicornio». No hay nada en las Escrituras que sugiera que el «reem» tuviera un solo cuerno. Al contrario, en Dt. 33:17 se habla de «sus astas, como las astas de un reem». Debe de haber sido un animal con el que estaban familiarizados los israelitas. Su gran fuerza y su naturaleza indómita eran sus principales características; no podía ser usado como un buey doméstico para propósitos agrícolas (Nm. 23:22; 24:8; Dt. 33:17; Jb. 39:9, 10; Sal. 29:6; 92:10; Is. 34:7). El Señor pidió ser salvado de la boca del león, porque Jehová lo había oído desde los cuernos de los unicornios (RV) o de los búfalos (RVR, RVR77) (Sal. 22:21), con los que son comparados Sus implacables enemigos. Es más que probable que se haga referencia a una especie de buey salvaje, el «Bos primigenius». Pueden haber existido en Palestina, lo mismo como el león, aunque en la actualidad hayan quedado extinguidos. Esta identificación queda confirmada por la existencia de bueyes salvajes en bajorrelieves asirios, con el nombre «reem» o «rim» sobre ellos. nom, UNIGÉNITO ver, HIJO vet, (gr. «monogenês»). Se usa en sentido literal, significando «hijo único» (Lc. 7:12); «hija única» (Lc. 8:42); «el único que tengo» (Lc. 9:38). En otros pasajes del NT se refiere a Jesucristo como «el unigénito Hijo de Dios» (Jn. 1:14, 18; 3:16, 18; 1 Jn. 4:9). Aquí el énfasis recae sobre Su singularidad más que en Su naturaleza de Hijo, aunque ambas ideas están
ciertamente presentes. Él es el Hijo de Dios de una manera que nadie más es. «Monogenês describe la relación absolutamente singular del Hijo con el Padre en Su naturaleza divina; prõtotokos describe la relación del Cristo Resucitado en Su humanidad glorificada con el hombre» (Westcott acerca de He. 1:6). La singularidad de Cristo tal como es expuesta en los anteriores pasajes es ambivalente: (a) Revela al Padre (Jn. 1:14, 18). (b) Es el mediador de la salvación (1 Jn. 4:9; Jn. 3:16). El término «monogenês» es también indicador de un intenso afecto derivado de una íntima relación paterno-filial (cfr. He. 11:17). La lectura de «Dios unigénito» que se halla en una cantidad de mss. griegos, aunque tiene considerable apoyo textual, es poco probable, y puede explicarse como originada por el celo del partido «ortodoxo» contra las tesis «adopcionistas» (cfr. Grimm-Thayer, «Lexicon»; Westcott, loc. cit.). (Véase HIJO DE DIOS, (d)) nom, UNIVERSO Es el mundo entero creado por Dios, «los cielos y la tierra» surgidos de sus manos (Gn. 1:1), que el NT designa con el nombre «kosmos». Dios ha creado, por su poder, todos los elementos constitutivos del polvo del mundo (Pr. 8:26; Jer. 10:12). Lo hizo con su divino Hijo (He. 1:2), que existía juntamente con Él desde antes de la fundación del mundo (Jn. 17:5). Dio ser al mundo por su Palabra (He. 11:3; Jn. 1:10). Este mundo pertenece a su Creador (Sal. 24:1; 50:12). El mundo no se moverá en tanto que el Señor reine (Sal. 93:1; 96:10; 1 Cr. 16:30). Constituye a los ojos de todos los hombres una demostración de las perfecciones invisibles de Dios, y es suficiente para establecer la responsabilidad de ellos (Ro. 1:20). Véase MUNDO. nom, UÑA AROMÁTICA tip, PERF vet, (heb. «sh'heleth», Éx. 30:34). Ingrediente que formaba parte de la composición del perfume sagrado. Se trata indudablemente del opérculo de la concha de un molusco, el estrombo. Este opérculo es parecido a una uña, y despide perfume al ser quemado.
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nom, UPARSÍN. Véase MENE, TEKEL, UPARSÍN. nom, UR tip, BIOG HOMB HOAT vet, Padre de uno de los valientes de David, llamado Elifal (1 Cr. 11:35). nom, URBANO tip, BIOG HOMB HONT vet, = «cortés». Cristiano romano al que Pablo envía saludos (Ro. 16:9). nom, UR DE LOS CALDEOS tip, CIUD ARQU PUEM sit, a4, 511, 297 vet, Ciudad natal de Abraham (Gn. 11:28, 31; 15:7; Neh. 9:7), situada en Sumer, país más tarde llamado Babilonia, que finalmente sería dominado por los caldeos, En la actualidad recibe el nombre de Tell al Muqayyar (ár.: «colina de betún»), en la Baja Babilonia, sobre la ribera occidental del Éufrates. Al noreste, a no mucha distancia, se hallaba Uruk, y al suroeste Eridu. En 1854 se iniciaron las excavaciones, dirigidas por J. E. Taylor, que fue el primero en identificar aquellas ruinas como Ur. Patrocinado por el Museo Británico, las investigaciones fueron reemprendidas en 1918 por H. R. Hall. Sir Leonard Woolley siguió las exploraciones a partir de 1922, hasta 1934, encabezando una expedición conjunta del Museo Británico y del Museo de la Universidad de Filadelfia. Cuando Abraham partió de ella (Gn. 11:28; Hch. 7:2) era una ciudad grande y próspera, gran centro comercial y puerto de mar sobre el golfo Pérsico. Desde entonces, la deposición de materiales en el golfo ha hecho avanzar la línea costera, dejando la situación de Ur muy tierra adentro. Las famosas tumbas reales (de alrededor del año 2500 a.C.) contenían admirables tesoros de orfebrería y de joyas, armas laboriosamente adornadas con piedras preciosas, arpas con diversas ornamentaciones de metales preciosos. El tocado que adornaba la cabeza de la reina Shubad es particularmente célebre. Otros hallazgos fueron más tétricos: los restos de muchos siervos y siervas en actitud de servicio, que habían sido asesinados ritualmente para que acompañaran a
sus señores al otro mundo, entre ellos nueve damas de la corte, soldados de la guardia, criados, músicos, etc. Esto da una indicación del penoso estado en que estaba sumido el mundo idólatra de Ur, y que Abraham fue llamado a abandonar. Ur ha llegado a ser uno de los lugares más conocidos de la parte meridional de Babilonia. Woolley da una descripción detallada del culto de Nannar, el dios lunar patrón de la ciudad, y de Ningal («Abraham», 1949; «Ur of the Chaldees», 1952). Las excavaciones han documentado asimismo el elevado grado de cultura en aquella civilización, en la época de Abraham, con una estructura socio-religiosa muy compleja, una escritura desarrollada, y una matemática avanzada; se hallaron, además de tablas de multiplicar y dividir, ejercicios de raíces cuadradas y cúbicas y de geometría práctica. En base a la cronología del texto masorético, la vida de Abraham transcurrió, al menos en parte, en la época del Nuevo Imperio sumero-acádico de Ur-Nammu, el fundador de la poderosa dinastía III de Ur (alrededor del 2070-1960 a.C.). Estos famosos reyes asumieron el nuevo título de «Reyes de Sumer y de Acad». La obra más considerable de Ur-Nammu fue la erección del gran zigurat de Ur que Abraham seguramente conoció, lo mismo que José más tarde las pirámides de Egipto. Este zigurat es el ejemplar mejor conservado de este tipo de arquitectura de la primitiva Babilonia. A la luz de estos descubrimientos se puede comprender mejor lo que significó para Abraham dejar una civilización tan sofisticada y lujosa, con sus seguridades y medios materiales, para lanzarse, humanamente hablando, a la ventura, a dar el paso de fe siguiendo el llamamiento de Dios, que lo separaba de aquel lugar religiosa y moralmente depravado, para hacer de él el depositario de Su revelación y de las promesas de la redención. Bibliografía: Cram, C. W.: «Dioses, tumbas y sabios» (Ed. Orbis, Barcelona, 1985); Free, J. P.: «Archaeology and Bible History» (Van Kampen Press, Wheaton, 1950); Frymer-Kensky, T., McPherson, W., y Zettler, R. L.: «Sumer», Biblical Archaeology Review, vol. X, n.º 5, sept./oct. 1984, PP. 56-64; Vos, H. F.: «Genesis and Archaeology» (Moody Press, Chicago, 1963). nom, URÍAS tip, BIOG SACE PROF HOMB HOAT
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vet, = «luz de Jehová». (a) Heteo al servicio de David, y uno de sus valientes (2 S. 23:39; 1 Cr. 11:41). David cometió adulterio con la esposa de Urías, y después hizo que le dieran muerte por mano de los amonitas (2 S. 11:1-27; Mt. 1:6). Aunque era extranjero, Urías había adoptado la religión de Israel. (b) Sacerdote. Uno de los dos testigos elegidos por Isaías para constatar la fecha en que escribió una profecía en una tabla (Is. 8:2). Probablemente el mismo Urías que en 2 R. 16:10-16. (c) Profeta, hijo de Semaías. Predijo la ruina del reino de Judá. Huyó a Egipto para escapar de la ira de Joacim, pero el rey hizo que fuera hallado y traído a Jerusalén, donde fue asesinado (Jer. 26:20-23). (d) Sacerdote, padre de Meremot (Esd. 8:33; Neh. 3:4, 21). (e) Uno de los israelitas piadosos que ayudaron a Esdras cuando se dirigió al pueblo (Neh. 8:3, 4). Probablemente fuera un sacerdote. nom, URIEL tip, SACE BIOG HOMB HOAT vet, = «Él [Dios] es luz.» (a) Levita coatita, descendiente de Coré (1 Cr. 6:24). El jefe de los coatitas es probablemente el mismo Uriel (1 Cr. 15:5, 11). (b) Hombre de Gabaa; su hija fue la madre de Abías, rey de Judá (2 Cr. 13:2). nom, URIM y TUMIM tip, UTEN ver, SUMO SACERDOTE vet, = «luces y perfecciones». Estos dos términos aparecen frecuentemente en orden inverso (Dt. 33:8); Urim aparece dos veces aislado (Nm. 27:21; 1 S. 28:6). Estos misteriosos términos designan uno o varios objetos de naturaleza desconocida incluidos en el efod del sumo sacerdote, y situados en el pectoral, una pieza de tejido doblada que formaba un cuadrado de 24 cm. de lado, y que se llevaba encima del pecho (Éx. 28:30; Lv. 8:8). En el exterior, el pectoral del juicio llevaba los nombres de las doce tribus, grabados sobre 12 piedras preciosas diferentes, dispuestas en cuatro hileras de tres piedras cada una. En el interior del pectoral se colocaba el urim y el tumim, de los que se servía el sumo sacerdote para descubrir la voluntad divina en los casos dudosos que concernieran a la
suerte de la nación. Nunca eran empleados para consultar acerca de individuos (Nm. 27:21; cfr. Jos. 9:14; Jue. 1:1; 20:18, 23, 27, 28; 1 S. 10:22; 14:36-42; 22:10, 13; 23:9-12; 28:6; 30:7, 8; 2 S. 2:1; 5:19, 23, 24). A condición de estar revestido del efod, el sumo sacerdote podía servirse del urim y del tumim en otros lugares que aquel donde se hallaba el arca (Jue. 20:27, 28; 1 S. 22:10). La respuesta era por lo general muy simple, aunque no siempre era éste el caso (1 S. 10:22; 2 S. 5:23, 24). La interdicción impedía obtener una respuesta (1 S. 14:37; 28:6). Con posterioridad a David, los textos sagrados dejan de mencionar el empleo del urim y el tumim. Al retorno del exilio no los poseía ningún sacerdote (Esd. 2:63; Neh. 7:65). Josefo pretende que su uso no había cesado más que 200 años antes de su época (Ant. 3:8, 9), pero los rabinos afirman que en el Templo de Zorobabel no hubo ni urim ni tumim. Su utilización era una prerrogativa del sumo sacerdote, lo que añadía a la importancia de la tribu de Leví (Dt. 33:8). (Véase SUMO SACERDOTE.) Ciertos comentaristas han buscado una analogía entre la insignia que llevaba el sumo sacerdote egipcio, cuando aplicaba justicia, y el urim y el tumim del sumo sacerdote israelita. Pero esta insignia egipcia no tiene relación con el urim y el tumim, que servían para determinar la voluntad de Dios. Otros confunden el urim, el tumim y el pectoral, imaginando que el destello intermitente de las piedras preciosas, iluminando las piedras grabadas, habría permitido al sumo sacerdote formular la respuesta. Hay sólo dos interpretaciones probables: (a) El urim y el tumim habrían sido objetos extraibles del pectoral, que se habrían podido echar para consultar al Señor. Esta opinión se apoya sobre dos menciones de echar algo a suertes, en relación con la búsqueda de la voluntad de Dios mediante el urim y el tumim (1 S. 10:1922; 14:37-42); el texto de la LXX favorece esta interpretación. (b) Según otras autoridades, el urim y el tumim sólo tenían un valor simbólico. Revestido del efod, portando el urim y el tumim, emblemas de luz y de verdad (como su nombre indica), el sumo sacerdote buscaba saber la voluntad de Dios, tal como el Señor se lo había ordenado. Presentaba el problema a Dios en oración, y la respuesta le era revelada a su espíritu. El sumo sacerdote la estimaba justa, por cuanto la petición había sido presentada siguiendo los requisitos dados por el Señor (Éx. 28:30; Lv. 8:8). Sus promesas garantizaban una luz y verdad perfectas. La fe
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contaba con el cumplimiento de estas promesas. Más tarde, serían los profetas los que dieran a conocer al pueblo la voluntad del Señor. Sus revelaciones tomarían el lugar del urim y el tumim. nom, USURA. Véase PRÉSTAMOS. nom, UVA. Véase VID. nom, UZ tip, BIOG LUGA HOMB HOAT vet, (a) Hijo de Aram, un hijo de Sem (Gn. 10:23; 1 Cr. 1:17). (b) Hijo de Disán, hijo de Seir (Gn. 36:28; 1 Cr. 1:42). (c) La tierra natal de Job, posiblemente el distrito poblado por descendientes de uno de los anteriores, o de Uz el hijo de Nacor (Jb. 1:1; Jer. 25:20; Lm. 4:21). Se supone que se hallaba en el sureste de Palestina, hacia la Arabia Desierta, situación ésta que la dejaría expuesta a los ataques de sabeos y caldeos nómadas (Jb. 1:15, 17). nom, UZA tip, BIOG HOMB HOAT vet, = «fuerza». (a) Benjamita, hijo de Aod (1 Cr. 8:7). (b) Fundador de una familia de netineos, algunos de cuyos miembros volvieron de la cautividad (Esd. 2:49; Neh. 7:51). (c) Propietario de un huerto adquirido por Manasés, rey de Judá. Manasés y su hijo Amón fueron sepultados en este huerto, cercano al palacio real (2 R. 21:18, 26; cfr. 2 Cr. 33:20). Se desconoce su emplazamiento preciso. (d) Hijo de Aminadab, de tribu desconocida. Durante el transporte del arca a Jerusalén sobre un carro tirado por bueyes, Uza tocó el arca para evitar que cayera. El arca hubiera debido ser llevada a hombros de levitas (Nm. 4:15). La muerte de Uza fue para dar evidencia a todo el pueblo de la santidad del arca (2 S. 6:3-11; 1 Cr. 13:7-14). (e) Hijo de Merari (1 Cr. 6:29). nom, UZAL tip, TRIB vet, Pueblo de Arabia, descendiente del sexto hijo de Joctán (Gn. 10:27; 1 Cr. 1:21; Ez. 27:19). Según los autores árabes, éste era también el antiguo
nombre de San'ã, la capital de la República Árabe del Yemen, llamada Azal en la antigüedad. nom, UZEN-SEERA tip, CIUD vet, Población edificada por Seera, hija de Efraín y hermana de Beria, o nieta de Efraín e hija de Beria (1 Cr. 7:24). Es mencionada junto con Bet-horón. Identificación plausible con Beit Sîrã, a 5 Km. al oeste-suroeste de Bet-horón la baja, y a 21 Km. al oeste-noroeste de Jerusalén. nom, UZI tip, BIOG SACE HOMB HOAT vet, = «Jehová es fortaleza». (a) Hijo de Buqui, un descendiente de Finees (1 Cr. 6:5, 6, 51; Esd. 7:4). (b) Hijo de Tola, descendiente de Isacar (1 Cr. 7:2, 3). (c) Hijo de Bela, hijo de Benjamín (1 Cr. 7:7). (d) Hijo de Micri, un benjamita (1 Cr. 9:8). (e) Hijo de Bani y supervisor de los levitas en Jerusalén (Neh. 11:22). (f) y (g) Dos sacerdotes que volvieron del exilio (Neh. 12:19, 42). nom, UZÍAS tip, BIOG REYE SACE HOMB HOAT vet, =«Jehová es fortaleza». (a) Rey de Judá (2 R. 15:13, 30-34; 2 Cr. 26; 27:2; Is. 1:1; 6:1; 7:1; Os. 1:1; Am. 1:1; Zac. 14:5; Mt. 1:9). El rey Uzías es llamado Azarías en 2 R. 14:21; 15:1-8, 17-27; 1 Cr. 3:12. Sucedió a su padre Amasías hacia el año 785, unos años después de la gran derrota que sufriera a manos del rey de Israel. Uzías reinó ya en vida de su padre, y reconstruyó Elat (2 R. 14:22). Accedió al trono a la edad de 16 años (2 R. 14:21). Reforzó la potencia y la independencia del reino de Judá; reorganizó el ejército, restauró las fortificaciones de Jerusalén, venció a filisteos y árabes, destruyó los muros de Gat, de Jabnia, de Asdod, sometió a los amonitas y otras naciones (2 Cr. 26:6-8). Uzías desarrolló la agricultura, edificó torres en el desierto, excavó pozos. Dio su adoración a Jehová, pero dejó subsistir los lugares altos donde el pueblo ofrecía sacrificios a los ídolos. Los éxitos lo ensoberbecieron. Habiendo intentado usurpar las funciones sacerdotales, fue inmediatamente atacado de lepra, de la que no
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sanó nunca. Jotam, su hijo, vino a ser el regente. En esta época tuvo lugar un gran terremoto (Am. 1:1; Zac. 14:5). El pueblo relacionó este cataclismo con el gesto sacrílego de Uzías (Ant. 9:10, 4). Su reinado duró 52 años, y murió alrededor del año 734 a.C. (2 R. 15:1-7; 2 Cr. 26). Los profetas Isaías, Oseas y Amós comenzaron sus ministerios antes de su muerte (Is. 1:1; 6:1; Os. 1:1; Am. 1:1). (b) Hijo de Uriel, un coatita (1 Cr. 6:24). (c) Padre de Jonatán, uno de los supervisores de David (1 Cr. 27:25). (d) Sacerdote que se había casado con una mujer extranjera, y que la despidió posteriormente (Esd. 10:21). (e) Padre de Ataías, que volvió del exilio (Neh. 11:4). nom, UZIEL tip, BIOG SACE HOMB HOAT vet, = «poder de Dios». (a) Levita, hijo de Coat; fundó un clan (Éx. 6:18, 22; Nm. 3:19, 27, 30). (b) Benjamita hijo de Bela (1 Cr. 7:7). (c) Levita designado por David para el servicio musical en el santuario (1 Cr. 25:4). (d) Levita hijo de Jedutún; ayudó al rey Ezequías en su reforma (2 Cr. 29:14). (e) Uno de los jefes simeonitas que dirigieron una victoriosa expedición contra los amalecitas del monte Seir (1 Cr. 4:41-43). (f) Orfebre, hijo de Harhaía. Participó en la reconstrucción de las murallas de Jerusalén (Neh. 3:8).
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