UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SINALOA FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN DOCTORADO EN EDUCACIÓN
LA ACTITUD EMPRENDEDORA DE LOS JÓVENES UNIVERSITARIOS ANTE SU REALIZACIÓN PROFESIONAL TESIS:
QUE PARA OBTENER EL GRADO DE DOCTORA EN EDUCACIÓN PRESENTA:
ARACELI CUADRAS URTUZUASTEGUI DIRECTOR DE TESIS:
DR. AMBROCIO MOJARDÍN HERÁLDEZ
CULIACÁN ROSALES, SINALOA, MARZO DE 2013
AGRADECIMIENTOS Esta tesis doctoral, si bien ha requerido de esfuerzo y dedicación por parte de la sustentante y su director, no hubiese sido posible sin la colaboración desinteresada de todas y cada una de las personas que a continuación anotó: A los jóvenes, fuente inagotable de belleza e inspiración para la indagación, estás coplas son en su honor: Enemigo de la guerra y su reverso, la medalla no propuse otra batalla que librar al corazón de ponerse cuerpo a tierra bajo el paso de una historia que iba a alzar hasta la gloria el poder de la razón y ahora que ya no hay trincheras el combate es la escalera y el que trepe a lo más alto pondrá a salvo su cabeza Aunque se hunda en el asfalto la belleza...
Míralos, como reptiles, al acecho de la presa, negociando en cada mesa maquillajes de ocasión; siguen todos los raíles que conduzcan a la cumbre, locos por que nos deslumbre su parásita ambición. Antes iban de profetas y ahora el éxito es su meta; mercaderes, traficantes, mas que nausea dan tristeza, no rozaron ni un instante la belleza...
Y me hablaron de futuros fraternales, solidarios, donde todo lo falsario acabaría en el pilón. Y ahora que se cae el muro ya no somos tan iguales, tanto vendes, tanto vales, ¡viva la revolución! Reivindico el espejismo de intentar ser uno mismo, ese viaje hacia la nada que consiste en la certeza de encontrar en tu mirada la belleza... Aute, Luis Eduardo (2003), La belleza, Autorretratos, vol. 1.
Al ser espiritual donde encuentro remanso en las horas de angustia, por sentir que estás conmigo en cada paso que doy, por sintonizarnos en mente y corazón y por haber puesto en mi camino a todas las personas que han sido soporte y compañía durante esta etapa de estudio.
Al Dr. Ambrocio Mojardín, por volver a coincidir en el camino de la formación académica; como mi mentor por su atinada instrucción en la investigación; como mi amigo por su agradable compañía, por hacer gala de su inteligencia que se demuestra por la sencillez en el trato y una asesoría llena de alegría. Todo un caballero mi querido asesor. A la Dra Beatriz Yazuco Arita Watanabe y al Dr. Luis Enrique Alcantar Valenzuela, por compartir conmigo el nacimiento, desarrollo y conclusión de la tesis. Por integrar un comité evaluador propositivo; que marcó diálogos intencionados. Al compartir con ellos, mis inquietudes los afanes de la investigación se volvían una motivación. A mi estimado amigo, Dr. Felipe de Jesús Peraza Garay por su valiosa asesoría estadística en la investigación. Al Dr. Carlos Zavala Sánchez por su importante colaboración en la prueba de jueces aplicada a la escala de actitud emprendedora, como lector crítico externo y miembro del comité de examen de grado A la fuente natural de inspiración en mi superación personal y profesional, mis hijos: Yael, José y mi nieta Avril. A Héctor, por nuestro amor, que nos ha permitido compartir juntos esta nueva etapa. Por tú capacidad de escuchar y compartir opiniones interesadas e inteligentes para la investigación. A Aarón Eduardo Díaz S, por su ilimitado apoyo en el diseño del modelo teórico de la actitud emprendedora. Gracias querido yerno. A Irina Chaides, por su incondicional colaboración en el soporte técnico en las diferentes etapas de la investigación. Mi apreciada lazarillo. A mis queridas amigas y compañeras de trabajo Carmen, Lucy y Eus, siempre amables, amenas y solidarias con mis proyectos de formación. A Daniel Navidad por su insistencia en fotocopiar esta tesis antes de jubilarse; hombre sencillo, atento, trabajador ejemplar.
A la FACE, al personal directivo, docente y administrativo del doctorado por estar siempre atentos al llamado cada vez que se requería en el proceso de mi formación y en especial a Araceli Navidad, Fedrita, Eneyda Rocha y Francisco Álvarez. A CONACYT, por tener la fortuna de pertenecer a un programa de calidad; por brindarme una beca económica que permitió cumplir sin contratiempos las diferentes etapas de la investigación. A mis compañeros de generación, por los momentos gratos que compartimos como alumnos del doctorado, por la construcción de amistades que aún perduran. A mis familiares y amigos, por el contacto humano donde encuentro el alimento esencial para mi ánimo. Para concluir quiero incluir a Violeta Parra para decir gracias a la vida que me ha dado tanto.
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN……………………………………………………………………….. 9 CAPÍTULO I. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA………………………………… 19 1.1. Los jóvenes universitarios, vicisitudes y retos……………………………… 20 1.2. El papel de la institución educativa, UAS………………………………….. 29 1.3. Objetivos……………………………………………………………………… 36 CAPÍTULO II. CONSTRUCCIÓN TEÓRICA DEL PROBLEMA…………………….. 37 2.1. Las actitudes…………………………………………………………………. 37 2.2. Modelo teórico para comprender y explicar las actitudes………………… 47 2.3. La actitud emprendedora……………………………………………………. 52 2.4. Factores que integran la actitud emprendedora…………………………….64 2.5. Modelo de la actitud emprendedora………………………………………….81 2.6. Antecedentes teóricos……………………………………………………….. 87 CAPÍTULO III. MÉTODO…………………………………………………………………119 3.1. Escala de actitudes emprendedoras…………………………………………119 3.2. El estudio empírico…………………………………………………………… 130 3.3. Hipótesis de la investigación………………………………………………. 133 CAPITULO IV. RESULTADOS………………………………………………………… 134 CAPÍTULO V. ANÁLISIS DE RESULTADOS Y CONCLUSIONES………………… 158 5.1. Análisis de resultados………………………………………………………. 159 5.2. Conclusiones…………………………………………………………………. 180
ÍNDICE DE TABLAS
CAPITULO II Tabla 1. Concepciones de Emprendedor ......................................................... 54 Tabla 2. Perfil del Emprendedor...................................................................... 62 CAPITULO III Tabla 3. Organiza reactivo por factor y componente de la actitud emprendedora ...................................................................................................................... 121 Tabla 4. Orden final de los reactivos por factor y componente de la actitud emprendedora. .............................................................................................. 123 Tabla 5. Total de reactivos por factor y componente de la actitud emprendedora ...................................................................................................................... 126 Tabla 6. Estadísticos totales de elementos de la escala de actitudes emprendedoras .............................................................................................. 129 Tabla 7. Distribución de la muestra por escuela, facultad y grado ................. 131 Tabla 8. Distribución de la muestra por género .............................................. 131 CAPITULO IV Tabla 9. Estadísticos descriptivos por factor .................................................. 134 Tabla 10. Estadísticos de los factores por grado ............................................ 135 Tabla 11. Estadísticos de los factores por género .......................................... 137 Tabla12. Estadísticos de factores por género en la Escuela de Biología ....... 138 Tabla 13. Estadísticos de factores por grado en la Escuela de Biología ........ 139 Tabla14. Estadísticos de factores por género en Facultad de Ingeniería ....... 140 Tabla 15. Estadísticos de factores por grado en Facultad de Ingeniería ........ 141 Tabla 16. Estadísticos de factores por género en Facultad de Psicología...... 142
Tabla 17. Estadísticos de factores por grado en Facultad de Psicología........ 143 Tabla 18. Estadísticos de factores por género en Facultad de Ciencias Químico Biológicas ...................................................................................................... 144 Tabla 19. Estadísticos de factores por grado en Facultad de Ciencias Químico Biológicas ...................................................................................................... 145 Tabla 20. Estadísticos de factores por género en Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia .................................................................................. 146 Tabla 21. Estadísticos de factores por grado en Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia .................................................................................. 147 Tabla 22. Estadísticos de factores por género en Facultad de Contaduría y Administración ............................................................................................... 148 Tabla 23. Estadísticos de factores por grado en Facultad de Contaduría y Administración ............................................................................................... 149 Tabla 24. Estadísticos de factores por género en Facultad de Arquitectura ... 150 Tabla 25. Estadísticos de factores por grado en Facultad de Arquitectura ..... 151 Tabla 26. Estadísticos de factores por género en Facultad de Odontología ... 152 Tabla 27. Estadísticos de factores por grado en Facultad de Odontología ..... 153 Tabla 28. Estadísticos de factores por género en Facultad de Medicina ........ 154 Tabla 29. Estadísticos de factores por grado en Facultad de Medicina .......... 154 Tabla 30. Estadísticos de factores por género en Facultad de Estudios Internacionales y Políticas Públicas ............................................................... 156 Tabla 31. Estadísticos de factores por grado en Facultad de Estudios Internacionales y Políticas Públicas ............................................................... 157 CAPITULO V Tabla 32. Medias de los factores de la actitud emprendedora por género ..... 167 Tabla 33. Medias de los factores de la actitud emprendedora por grado ....... 174
ÍNDICE DE FIGURAS
CAPITULO I Figura 1. Modelo de la Actitud Emprendedora…………………………………………84 Figura 2. Escala de Actitud Emprendedora…………………………………………….127 CAPITULO III Figura 3. Medias por factor………………………………………………………………135 Figura 4. Medias de los factores por grado…………………………………………….136 Figura 5. Medias de los factores por género………………………………………….. 137 Figura 6. Medias de factores en Escuela de Biología…………………………………139 Figura 7. Medias de factores en Facultad de Ingeniería……………………………….141 CAPITULO IV Figura 8. Medias de factores en Facultad de Psicología………………………………143 Figura 9. Medias de factores en Facultad de Ciencias Químico Biológicas…………145 Figura 10. Medias de factores en Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia…. 147 Figura 11. Medias de factores en Facultad de Contaduría y Administración………. 149 Figura 12. Medias de factores en Facultad de Arquitectura…………………………..151 Figura 13. Medias de factores en Facultad de Odontología…………………………..153 Figura 14. Medias de factores en Facultad de Medicina…………………………….. 155 Figura 15. Medias de factores en Facultad de Estudios Internacionales y Políticas Públicas 157
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
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INTRODUCCIÓN
“…Nacemos emprendedores, pero la educación puede facilitarnos el proceso de
materializar nuestras buenas ideas en todos los campos de nuestras actividades
intelectuales, en tanto “nos hace” mejorar nuestras actitudes y aptitudes para emprender.”
Dether, 2001
En las últimas décadas se ha hecho palpable la importancia del fenómeno emprendedor, emprender, emprendedores, etc., El término se utiliza asociándolo regularmente a las posturas economistas de costos, ganancias, gerenciales, de empresas, pymes, entre otras. Poco se asocia el emprendimiento al sujeto psicológico, social y cultural, tal vez esto se deba (Veciana, 1999; Urbano, 2007 en Sánchez, 2003) a que el emprendimiento, estudiado desde el ámbito académico, está en una fase inicial o emergente por lo que se puede decir que aún es un campo que no está suficientemente explorado.
Es posible que exista cierto prejuicio intelectual sobre el término en la comunidad de investigadores académicos que limite tal vez insistir en la indagación, y es entendible la resistencia al termino si lo observamos como eslogan mediático que trata de maquillar una realidad social. Ejemplo cuando escuchamos la frase “México emprende” de inmediato lo asociamos a programas o políticas de gobierno, de monopolios televisivos. Estando ausente en el contenido práctico del término una orientación hacia la equidad, justicia o simplemente humanidad para los mexicanos.
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Se reafirma tal situación al observar a una de las capas de la población mexicana como son los jóvenes y sus expectativas laborales en el país. Son más de treinta millones de jóvenes en el país (que varían las cifras según los rasgos de edad) señala el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI, 2011); además la Encuetas Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE, 2011) indica que 58.7% de la población de catorce años y más en el país se encuentra económicamente activa. Lo que implica un bono demográfico muy importante en la actualidad sobre todo de capital humano inigualable en los tiempos. Estas cifras no son equiparables con las políticas, campañas y presupuestos para mejorar la calidad de vida de los jóvenes, la problemática diaria que viven los jóvenes está relacionada con el limitado acceso a un empleo digno y bien remunerado, educación, salud, vivienda, oportunidades de desarrollo y participación en la vida pública.
La Organización Internacional del trabajo (OIT) advierte el Estado mexicano desaprovecha social y económicamente la cuarta parte de su población (OIT, 2010). En consecuencia tenemos que de los más de treinta millones de jóvenes, siete millones no trabajan ni estudian (Ninis) y, al menos, doscientos cincuenta mil habrían probado alguna droga, setenta y cinco mil jóvenes forman el brazo armado del narco sostienen las ONG (Jornada, 2012).
Estos son algunos indicadores, que muestran la complejidad del fenómeno al estudiar a los jóvenes y sobre todo al incorporar el estudio de lo emprendedor como condición natural de desarrollo al egresar de las universidades.
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Se plantea como condición natural del egresado de la universidad, para insistir en que la universidad debe ser entre tantas cosas; un espacio educativo donde se ensaye, modele las expectativas laborales de los jóvenes como escenario social y cultural del emprendedurismo. Donde conocimientos, valores y actitudes de la realidad laboral se desplieguen de forma natural en las capacidades, habilidades, intenciones, motivaciones, etc., de los estudiantes hacia su proyecto de realización profesional. Entonces, emprendedor no es esperar una iniciativa universitaria de visita de empresas o creación de empresas. Es formar desde las aulas un espíritu crítico analítico de la realidad con capacidad para detectar oportunidades de desarrollo profesional aún en las condiciones más adversar, ensayar propuestas con capacidad de riesgo desde la universidad. Alumno emprendedor será aquel que desde la universidad desarrolla un proyecto organizacional, ya sea económico, educativo, profesional, de consultoría, de servicio de salud, de cátedra universitaria, de institución artística, cultural, etc.
Es por ello, que aun con lo polémico del término en la actualidad es importante considerar su pertinencia académica en la universidad, con la intención de explorar dimensiones diferentes de actuación de lo emprendedor en los universitarios, como una de las vías para contrarrestar con explicación científica el espejismo en el uso del término.
Como iniciar un camino hacia un emprendedurismo más humanizador desde la trinchera de la investigación que por sus propias características limita campos de
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acción. En este sentido, la motivación para la investigación fue conocer, explorar a los jóvenes estudiantes en uno de los aspectos de su formación profesional como son las actitudes, que en gran medida dirigen y orientan nuestro actuar en la vida. De ahí que se decide tomar de la psicología el termino actitud y del contexto social reconceptualizar el termino emprendedor, de esta manera se construye la categoría de análisis, la actitud emprendedora. Jóvenes y actitud emprendedora son las categorías centrales de la investigación que se delimita en el problema: la actitud emprendedora de los jóvenes universitarios ante su realización profesional.
Conocer la actitud para emprender del joven de la Universidad Autónoma de Sinaloa remite considerar que el estudiante que egresa tendrá dentro sus prioridades personales su realización profesional. Realización que coincide con la incorporación de los jóvenes a la vida activa que suponen una búsqueda de la propia identidad vocacional en el mundo del trabajo. Será entonces, que el estudiante a través de diversas experiencias y acciones se propondrá emprender.
Emprender sin preparación en la actualidad ante un contexto de crisis de empleo, llevará tal vez a los jóvenes universitarios a enfrentarse a oportunidades muy limitadas de desarrollo profesional o a formar parte de manera muy temprana del ejercito de desempleados o subempleados, por lo que se requiere preparar al joven desde las aulas universitarias para que desarrolle sus potencialidades, capacidades y competencias emprendedoras.
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Es en la institución educativa en donde los estudiantes deben encontrar un espacio formativo a sus inquietudes laborales en donde la información y asesoría que recibe en el aula y ambiente universitario le permitan materializar proyectos en la vida social-laboral. En este sentido, uno de los roles que debe cumplir la UAS es orientar a sus alumnos en el aprendizaje social del emprendimiento.
El aprendizaje social (Bandura, 2004) aplicado al emprendimiento está centrado en el proceso más que en los resultados de la formación profesional, describe las tareas que los individuos negocian en el desarrollo de su identidad vocacional, examinando el mundo laboral, adoptando decisiones sobre futuros puestos de trabajo, iniciando una ocupación, cambiando de campos laborales, la madurez o la efectividad con que los jóvenes manejan las tareas de desarrollo profesional a las que se han de enfrentar una vez que egresan. Esta perspectiva teórica realza la importancia de la toma de decisiones profesionales, como destreza fundamental para enfrentar el mundo laboral.
Entendemos entonces al emprendimiento como categoría de responsabilidad social, por lo que emprender es una razón de ser del proceso humano. Es decir, el emprendimiento se vuelve un dispositivo central en la educación; donde educación y acción se vinculan íntimamente en una estrategia de cambio social basada en el desarrollo integral de los seres humanos, con participación activa y consciente no solo en la resolución de los problemas del entorno, sino en aras de la construcción de una nueva realidad, de una mejor calidad de vida (Orrego, 2008).
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Mejor calidad de vida para los jóvenes sinaloenses implica en parte la emergencia de enseñar a emprender a los estudiantes de la universidad sobre todo si consideramos el compromiso que tiene la UAS en la demanda de Educación Superior en Sinaloa. De la población total atendida en el nivel superior (VISIÓN, 2013, 2009), la UAS atiende el 60 % de la matrícula estatal, de acuerdo a los datos de la Comisión Estatal para la Planeación de la Educación Superior en Sinaloa (COEPES). En este sentido, es imperante fortalecer la relación aprendizaje de conocimientos disciplinares con desarrollo de capacidades, habilidades, talentos, hábitos es decir saber personal, con saber social que implica conocer el contexto laboral al que se enfrentarán como egresados.
Una manera de acercarnos a esta emergencia del aprendizaje social del emprendimiento en la UAS, desde la investigación fue explorando a los jóvenes universitarios en su actitud para emprender. En donde actitud emprendedora es la disposición que tienen los jóvenes universitarios de ser autoeficaces en la toma de decisiones, con capacidad de riesgo para enfrentar los retos, con hábitos emprendedores que le faciliten organizar el rol que quiere desempeñar para lograr ciertos fines, con afirmaciones que norman subjetivamente su desempeño emprendedor, con creencias internas y externas (locus de control) sobre logro de su expectativas de emprender como una de las vías de su realización profesional.
El estudio de la actitud emprendedora en los jóvenes universitarios nos acerca al conocimiento de lo que piensa, siente y a la intención de actuar del estudiante en
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relación a emprender en la vida laboral, a sus expectativas de realizarse profesionalmente que como consecuencia impactan e impactaran en su calidad de vida personal y social.
Los objetivos seguidos en la investigación para explorar la actitud emprendedora en los jóvenes universitarios fueron: En lo general, conocer la actitud emprendedora de los jóvenes universitarios de la UAS. En lo específico, desarrollar
una
escala,
bajo
rigor
metodológico
para
medir
la
actitud
emprendedora de los estudiantes de educación superior de la UAS, conocer las tendencias de los factores que integran la actitud emprendedora autoeficacia, capacidad de riesgo, hábitos emprendedores, norma subjetiva y locus de control con relación a emprender o no emprender; verificar si hay relación significativa entre las variables género, grado académico, escuela y facultad, con relación a la actitud emprendedora.
La escala de actitud emprendedora está conformada por los factores de Autoeficacia (AE), Hábito Emprendedor (HE), Capacidad de Riesgo (CR), Locus de Control (CL) y Norma Subjetiva (NS).
Los factores integran componentes
Cognitivos (CG), Afectivos (AF) y Conductuales (CO). Factores y componentes miden la tendencia de la actitud emprendedora en los estudiantes de la UAS.
La escala se sometió a procedimientos de juicio de expertos para el análisis de contenido de los reactivos, que permitió apreciar la representatividad semántica.
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Así como análisis factorial para contrastar empíricamente la organización teórica de los factores que la integran. La consistencia interna de los factores en sus dimensiones teóricas es satisfactoria con un coeficiente de alfa de .752. La escala midió tendencias significativas de emprendimiento con relación a la variable género, grado académico, escuela y facultad. Se aplicó a mil estudiantes de diez escuelas y facultades de la UAS.
Las tradiciones teóricas que dan sustento a la investigación son; teoría del aprendizaje social de Bandura, Rotter; teoría de la acción razonada Fishbein y Ajzen; los aportes psicológicos del pragmatismo de Dewey. Todas ellas aportaron conceptos y categorías que permitieron estudiar los rasgos de la personalidad emprendedora desde lo psicológico. Desde lo social, las teorías del modelaje social y el aprendizaje social, fuero fuentes teóricas que permitieron la construcción del modelo teórico de la actitud emprendedora, que es uno de los aportes de esta investigación. El lector podrá profundizar más sobre el modelo y teorías descritas en el cuerpo del trabajo, (ver capítulo II).
El cuerpo del trabajo se encuentra estructurado de la siguiente manera:
Capítulo I, Planteamiento del
problema. Los jóvenes universitarios son el eje
central donde se desenvolvió el problema de investigación. Los apartados dan cuenta de la importancia de investigar a los jóvenes en la actualidad. Se integra
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por los apartados: Los jóvenes universitarios, vicisitudes y retos; el papel de la institución educativa, UAS; los objetivos de la investigación.
Capítulo II, Construcción teórica del problema. Se integra por seis apartados que dan explicación teórica al estudio de la actitud emprendedora. El primer subcapítulo inicia con un breve recorrido histórico de lo que ha representado el estudio de las actitudes, seguido de un modelo teórico para comprender y explicar actitudes. El tercer subcapítulo da cuenta de la actitud emprendedora. Dan continuidad los factores que integran la actitud emprendedora. El cuarto subcapítulo muestra la construcción del modelo teórico que explica a la actitud emprendedora. Se finaliza el capítulo con los antecedentes teóricos.
Capítulo III,
Método. Se integra por tres apartados. La escala de actitudes
emprendedoras, describe la elaboración del instrumento de medida de la actitud, de los factores y componentes de la actitud emprendedora, del pilotaje y del coeficiente de alfa de consistencia interna de la escala. El estudio empírico explica lo referente a la muestra, a la aplicación de la escala de actitudes y la recogida de los datos. Las hipótesis de la investigación finalizan este capítulo.
Capítulo IV. Resultados. En resultados se describen los estadísticos descriptivos, se presentan las tablas y figuras que explican el fenómeno estudiado.
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Capítulo V. Análisis de Resultados y Conclusiones. Se presentan los hallazgos de la investigación. En primer lugar, se analizan los resultados de los descriptivos estadísticos generales indicando las tendencias significativas de los factores de la actitud emprendedora. Como también, los resultados significativos de los factores de la actitud emprendedora con relación a las variables de género y grado académico. En segundo lugar, se analizan las manifestaciones de la actitud emprendedora con relación a las variables grado académico y género en las escuelas y facultades de la UAS participantes, que no presentaron resultados significativos, pero que indican elementos de análisis para la investigación.
En un tercer momento se aclara que tanto los resultados obtenidos guardan relación con las interrogantes del problema y las hipótesis. La contrastación de los resultados obtenidos se apoya en las teorías descritas en el cuerpo teórico de la investigación y en el modelo de la actitud emprendedora. Se cierra el capítulo con las conclusiones, donde se señala puntualmente lo más relevante de los aspectos indagados.
Se finaliza la exposición de la investigación, con las referencias bibliográficas.
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CAPÍTULO I PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA En la escena mundial, nacional y regional se aprecia a los jóvenes como protagonistas. En el ámbito nacional, la jornada reconocida revista encabeza en los últimos tiempos titulares sobre jóvenes: mayor desempleo entre jóvenes con más altos estudios, bastante precario el empleo de jóvenes mexicanos, difícil panorama laboral enfrentarán los jóvenes en 2012 advierten especialistas, jóvenes profesionistas batallan para conseguir empleo en su área, aunque los jóvenes tienen expectativas en la democracia, desconfían de ella, unos 75 mil jóvenes forman el brazo armado del narco sostiene ONG, unos 10 millones de jóvenes truncan sus estudios por carencias económicas (Jornada, 2011, 2012).
La situación laboral para los jóvenes universitarios del 2013 y los próximos años se aprecia sumamente difícil. Es del uso común comentar a diario que el desempleo esta fuerte en la nación mexicana y que los jóvenes sufren para encontrar trabajo una vez que terminan sus estudios, que los empleos que encuentran son precarios con ausencia de seguridad social y no se vislumbra que esta situación pueda cambiar en mediano plazo.
Esta crisis de desempleo llevará a los jóvenes universitarios a enfrentarse a oportunidades muy limitadas de desarrollo profesional, por lo que se requiere pensar en los estudiantes en la calidad de vida que le espera si no se les prepara para saber enfrentar la adversidad del panorama laboral.
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Saber pensar y sentir a los jóvenes universitarios es una emergencia, es colocarlo en el centro de las prioridades académicas institucionales y dentro de ellas las de indagación, investigación. En estas circunstancias se sitúo la pertinencia del estudio de las actitudes emprendedoras en los jóvenes universitarios como estrategia indagatoria para conocer sus juicios, capacidades, creencias, hábitos, normas, expectativas de desarrollo profesional.
De acuerdo a lo anterior, este capítulo está dedicado a los jóvenes y en especial a los universitarios. Los jóvenes universitarios son el eje central donde se desenvolvió el problema de investigación. Se integra por los apartados, los jóvenes universitarios, vicisitudes y retos, el papel de la institución educativa, UAS y los objetivos de la investigación.
1.1.
Los jóvenes universitarios, vicisitudes y retos
Colocar el estudio de los jóvenes universitarios es sin duda colocar un problema de importancia en la agenda de las discusiones del debate actual. En primer lugar, porque implica reconocer que los jóvenes se han ido transformando en la capa de población en aumento más importante en los últimos años. Diversas organizaciones, institutos y expertos así conciben.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reporta que de los más de 112 millones de mexicanos, 30 millones son jóvenes es decir una de cada cuatro personas en el país es joven (sobre el rango de 12-24 años, las cifra aumenta si el
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conteo incluye hasta los 30 años). Para mayo de 2011 esta institución a través de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), indica que el 58.7% de la población de 14 años y más en el país se encuentra económicamente activa y está disponible para producir bienes o servicios (INEGI, 2011).
La tendencia de la pirámide de población económicamente activa está dibujando cada vez más una realidad complicada para los estudiantes de Educación Superior en oportunidades para realizarse profesionalmente. Se advierte de acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que durante la crisis económica de 2009 los jóvenes fueron los más afectados por la desocupación la cual sigue en aumento. El organismo internacional en materia laboral prevé que esta situación continué los próximos años e incluso alerta sobre la posibilidad de que ello derive en una “generación perdida” de jóvenes, sin esperanza de encontrar un trabajo decente. Indica que los principales afectados por el desempleo en México son los jóvenes. Las cifras oficiales muestran que la mayoría de quienes no encuentran trabajo son personas de entre 14 y 29 años de edad. A pesar del problema, el país no cuenta con políticas públicas efectivas para incorporar a la juventud al ámbito laboral formal. El Estado mexicano desaprovecha social y económicamente la cuarta parte de su población (OIT, 2011).
Bajo un panorama desalentador para los futuros profesionistas el Banco Mundial (BM), advierte en el marco de la Conferencia Mundial de la Juventud (2010) que espera renovar el foco de atención regional en los desafíos que enfrentan unos
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100 millones de jóvenes en América Latina y el Caribe a medida que luchan por encontrar su lugar en una economía mundial cada vez más competitiva que suma problemas graves como salud precaria, baja calidad educativa, falta de habilidades comercializables, y una alta tasa de desempleo; situación que empuja a los gobiernos cada vez más a buscar asesoramiento en materia de políticas para aprovechar el enorme potencial de los jóvenes (BM, 2010).
Invertir en la juventud afirma el BM es una prioridad actual, este capital humano y social son la base del desarrollo económico y bienestar social. La educación y la experiencia laboral, así como las redes sociales, aumentan la capacidad productiva, el ingreso, y el bienestar general de una persona. Las políticas que mejoren estas capacidades humanas se traducen en una mayor productividad para el individuo y la sociedad.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE, 2010) une también su opinión como organismo internacional a los ya señalados, es urgente poner atención a las oportunidades profesionales de los jóvenes, como de mercado de trabajo en condiciones de prosperidad.
Dentro de este grupo de jóvenes la OCDE identifica un 35% de jóvenes llamados “ninis” es decir “que no estudian ni trabajan”. Esto significa que tres de cada diez no han encontrado oportunidades de trabajo o estudio. Mientras que 12.5 millones de jóvenes tienen un empleo, aunque éste no les genere una situación de
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bienestar. En su estudio “Mejorar las escuelas. Estrategias para la acción en México” la OCDE enfatizó es imprescindible mejorar los resultados de los estudiantes, reducir las tasas de deserción y evitar desigualdades (OCDE, 2010).
Por otra parte, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) describe en el documento “La Juventud en Iberoamérica. Tendencias y Urgencias” que en las condiciones actuales de vida para los jóvenes se aprecian situaciones contradictorias y paradójicas, tal es el caso que hoy vemos, como los jóvenes tienen más años de escolaridad formal que las generaciones precedentes, pero al mismo tiempo duplican o triplican el índice de desempleo con respecto a esas generaciones. En otras palabras, están más incorporados en los procesos consagrados de adquisición de conocimientos y formación de capital humano, pero más excluidos de los espacios en que dicho capital humano puede realizarse, a saber, el mundo laboral y la fuente de ingresos para el bienestar propio. En parte, porque el progreso técnico exige más años de educación para acceder a empleos modernos, y por tanto enfrentamos una dinámica de devaluación educativa (la misma cantidad de años de escolaridad “valen menos” hoy que hace dos décadas); y en parte, porque la nueva organización laboral restringe puestos de trabajo y hace más inestable el empleo (CEPAL, 2007).
Se vislumbra un desencanto cada vez mayor de los jóvenes, de ver frustradas sus expectativas como futuros profesionistas, cuando el proyecto de formación profesional no garantiza la posibilidad de entrar con éxito al mercado laboral, que se ha vuelto cada vez más competitivo, en medio de una crisis global en donde el
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factor del desempleo es un rasgo de la época. Un alto porcentaje de los jóvenes están segregados de la educación y el empleo, es imposible que esto no tenga repercusiones en los diversos órdenes de la vida social: en materia de desigualdad, bienestar, desarrollo humano, salud pública y por supuesto seguridad. Los jóvenes han formado parte de los discursos en la política de nuestros gobernantes, de nuestros funcionarios, de nuestros legisladores, ahí han sido colocados en el centro; sin embargo los espacios para su realización en nuestro país siguen siendo muy reducidos y en ello creemos que sigue pesando una concepción y valoración en la práctica de minusvalía sobre el joven, en una visión muy adultocéntrica.
Paradójicamente en los hechos han sido colocados en la periferia. Así tenemos como los jóvenes gozan de más acceso a información y menos acceso a poder. Por una parte, la juventud tiene proporcionalmente mayor participación en redes informáticas que otros grupos etarios, y también más acceso a información y de consumo de los medios de comunicación. Pero por otra parte, participan menos de espacios decisorios de la sociedad, sobre todo en la esfera del Estado (CAPAL, 2007). Aquí también existe una a sincronía entre mayor inclusión juvenil en cuanto a acceso a información y redes, y mayor exclusión en lo referente a la ciudadanía política. Si bien los jóvenes manejan e intercambian más información que otros grupos sociales, no es menos cierto que se sienten poco representados por el
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sistema político, y estigmatizados como disruptores por los adultos y las figuras de autoridad.
Un aspecto más de tensión y malestar en la vida de los jóvenes; es que hoy cuentan con más expectativas de autonomía y menos opciones para materializarla (CEPAL,
2007).
Los jóvenes cuentan con
más habilidades,
destrezas,
capacidades que los adultos no tienen para insertarse en los nuevos desafíos de la sociedad de la comunicación, tales como, mayor fluidez en la “convergencia digital”, y un uso más familiarizado con la comunicación interactiva a distancia. Sin embargo, chocan con factores concretos que les postergan la realización de esa misma autonomía: mayor demora en la independencia económica, porque hoy existen mayores requerimientos formativos y más dificultades para obtener una primera fuente de ingresos; así como mayores obstáculos para acceder a una vivienda e independizarse, debido a problemas de suelos urbanos y acceso a créditos. En consecuencia, están más socializados en nuevos valores y destrezas, pero más excluidos de los canales para traducirlas en vidas autónomas y realización de proyectos propios. Las posibilidades de emprender proyectos de realización profesional se han complicado para las jóvenes y su futuro laboral.
Ante esté difícil panorama, es un reto para las instituciones mejorar las condiciones de atención a la juventud. Las Instituciones de Educación Superior (IES), deberán transformarse en verdaderas comunidades de conocimiento y aprendizaje a las que se acceda a través de diversas formas y que faciliten la
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interacción entre estudiantes, comunidad, académicos y administración. Es decir, las IES se verán comprometidas a responder a las necesidades de su contexto, para ir mitigando ese futuro tan incierto, paradójico, contradictorio y amenazante para el bienestar en la realización profesional de los jóvenes universitarios.
Es importante entonces, que las instituciones educativas y en este caso la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), facilite las condiciones a los jóvenes universitarios para que descubra sus capacidades, habilidades, talentos y los sepa utilizar para enfrentar el complejo panorama laboral. Mejorar entonces las condiciones en la vida académica de los estudiantes universitarios para saber enfrentar los retos de futuro, implica que la UAS, se incorpore a las recomendaciones de la UNESCO para la educación: aprender a conocer, aprender hacer, aprender a vivir juntos, aprender a ser (Delors, 1996).
Se aprenderá a vivir con los demás en la medida que los jóvenes aprendan a ser. Para aprender a ser, necesariamente tendrá que saber apreciar, descubrir su talento, su capacidad de desempeño, de ser autoeficaz, tener hábitos que arraiguen su sentido profesional, saber apreciar las normas con las que rige sus actos y le den sentido a su vida. Aprender a conocer es conocerse y en esa medida sabrá conocer a los demás, si sabe conocer a los demás, respetará los talentos, capacidades e iniciativas de los otros en sus empeños profesionales dejando de lado creencias que limitan el desarrollo profesional, desarrollando la solidaridad, el trabajo en colectivo para emprender proyectos comunes en función
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del bien social. Será entonces que sabrá vivir junto a los demás y no solo estar con los demás, mejorando las condiciones para su futuro profesional y por ende la calidad de vida.
El joven que piensa en relación con el otro y en su complementariedad; en el caso del emprendimiento se apoya en dimensiones como, la autonomía y la libertad para formular sus propias ideas y pensamientos. Usando datos del Reino Unido, Alemania, y Suiza, (Frey y Benz, 2003, en Orrego, 2008) argumentan que “la mayor independencia y autonomía de las personas que crean su propio empleo, es el trabajo satisfactorio y responsable”.
La satisfacción y la responsabilidad los estudiantes la lograran donde ellos mismos la construyan, aprendiendo a poner un orden en sus acciones, de tal forma que le generen mayores certidumbres. Sin embargo, esta realidad tan necesaria e imperante en lo social, hoy se vuelve difícil de concretar para los jóvenes que asisten a la UAS, ya que la formación escolarizada mantiene como finalidad a la vista de los demás la producción y la competitividad y esto impide una vivencia humana, pues hemos visto como en los recintos universitarios se amalgaman las fuerzas de poder que expulsa la razón y el corazón para emprender juntos.
Frente a las relaciones de poder, en la historia hay dos grandes posiciones teóricas, la solidaridad y la lucha (Orrego, 2008). Así las cosas, el camino que se compadece con la concepción humana del emprendimiento es la solidaridad; desde la cual se propone la igualdad en la búsqueda de oportunidades y se
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rechaza toda posición de poder que ostente inclinaciones por actos de acumulación de riqueza. Una manera de hacer válida esta solidaridad es la puesta en marcha de emprendimientos sociales, los cuales buscan dar soluciones a las necesidades humanas en donde subsisten problemas derivados de la pobreza y la desigualdad social. De esta forma, el sujeto trata de encontrar soluciones a su insatisfacción a través de su inventiva y en la participación responsable con otros en los actos sociales
En este sentido conocer a los jóvenes universitarios en su actitud para emprender es abrir camino institucional para sentir al otro. Este otro, es el estudiante que se enfrenta a un futuro incierto en lo laboral, que requiere acompañamiento durante el transcurso de los grados escolares que lo fortalezca para saber enfrentar ese adversidad social laboral. Al acompañarlo la UAS, en la formación humana para saber emprender estará contribuyendo realmente con un desarrollo sustentable donde el bienestar profesional de los jóvenes sinaloenses arraiga por naturaleza un bienestar social y mejora de la calidad de vida de los mexicanos.
Esto es sin duda, una emergencia a atender por la UAS, que marco la iniciativa de la investigación, la cual la llevó a dar respuesta a las interrogantes que exploraron la actitud emprendedora en los jóvenes universitarios: ¿Cuáles son las tendencias de los factores de autoeficacia, capacidad de riesgo, hábitos emprendedores, norma subjetiva y locus de control en relación con una actitud emprendedora o no
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emprendedora?, ¿Cómo se manifiesta la actitud emprendedora en relación con las variables de género y grado académico?
1.2.
El papel de la institución educativa, UAS
Las instituciones educativas están cada vez más comprometidas a formar alumnos emprendedores, sobre todo las Instituciones de Educación Superior (IES), ante el difícil y complejo panorama al que se enfrentan sus egresados en oportunidades laborales.
Son las propias IES (VISIÓN 2013, 2009), las que plantean que ya no pueden mantenerse en los mismos esquemas de funcionamiento. Para ello, es fundamental explorar nuevas formas de trabajo y esquemas organizacionales que aseguren la mejora de la calidad de su operación. Es decir, es indispensable que las IES se integren a los procesos de globalización que caracterizan a los tiempos actuales y mantengan en un primer plano la obligación moral que tiene la educación superior pública de contribuir a la construcción de una sociedad más productiva, justa y equitativa. Pensemos globalmente, pero actuemos localmente; y al hacerlo nos daremos cuenta de que la contribución que puede hacer la universidad en la vida de miles y miles de personas, estudiantes y no estudiantes es enorme. Es preciso entonces, que la universidad adopte un papel activo en el proceso de generación de nuevos emprendedores, siendo corresponsable junto al resto de instituciones y agentes sociales del fomento de este colectivo. Este papel no debe
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limitares a la mera formación académica, sino que debe ir más allá, sobre todo hacia un objetivo central que es desarrollar en los estudiantes la capacidad de empleo a través de la adquisición de competencias necesarias para promover, a lo largo de toda la vida, la creatividad, la flexibilidad, la capacidad de adaptación y la habilidad para aprender a aprender y para resolver problemas (Benavides et al., 2004).
En este sentido, la UAS está emplazada al cumplimiento de lo declarado en su Plan de Desarrollo Institucional Visión 2013 (VISIÓN 2013), mejorar la calidad de atención a la demanda de sus estudiantes de Educación Superior a través del incremento de su flexibilidad y capacidad para configurar perfiles profesionales emergentes, así como atender los requerimientos de educación derivados de las necesidades de adaptación a las condiciones cambiantes de los mercados laborales (VISIÓN 2013, 2009).
Configurar perfiles profesionales emergentes, es formar alumnos con una actitud emprendedora, donde el joven universitario sea autoeficaz para saber pensar diversos escenarios laborales, con el sentimiento firme para desarrollar capacidad de riesgo, es decir tener voluntad para arriesgarse a vivir nuevas experiencias aún frente a un futuro incierto. Que el ambiente en la institución modele conductas de emprendimiento, se transforme en un contexto natural que estimules los hábitos emprendedores de los jóvenes desde el ingreso a las aulas, los cuales se vayan reforzando conforme avanza en los grados escolares. Alumnos que sepan
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cuestionar sus normas internas, desactivando creencias limitadoras de desarrollo profesional, así como tener conciencia del control interno y externo con el cual dirige sus metas de realización profesional.
El emprendimiento como emergencia en la UAS, se traduciría en una (De la Herrán y Arita, 2003), universidad donde sus profesores enseñen a aprender para la vida, para que cada estudiante desarrolle capacidades que lo posibiliten y lo lleven a planear su propio desarrollo. Para ello, una de las condiciones se relaciona con la consideración de los procesos educativos en la vida misma teniendo en cuenta el contexto social como situación de aprendizaje, convertir el medio en un ambiente de aprendizaje en donde el estudiante le dé significado a los aprendizajes institucionales. He allí la importancia de la vinculación de la universidad con espacios de formación y aplicación de los conocimientos y habilidades en la propia sociedad, en sus empresas, organizaciones, instituciones, comunidades, que permitan generar las potencialidades, es decir capacidades que posibiliten hacer y ser.
Es la institución educativa en donde los estudiantes deben encontrar un espacio formativo donde sus inquietudes se traduzcan en proyectos con información asesoría y el establecimiento de relaciones que les permitan materializar esos proyectos en la vida social-laboral. El rol de la UAS en este sentido es orientar al a sus alumnos en el aprendizaje social de organizaciones y relaciones para emprender.
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La emergencia de enseñar a emprender a los jóvenes universitarios se arraiga en el compromiso que tiene la UAS en la demanda de Educación Superior en Sinaloa. De la población total atendida en el nivel superior (VISIÓN, 2013, 2009), la UAS atiende el 60 % de la matrícula estatal, de acuerdo a los datos de la Comisión Estatal para la Planeación de la Educación Superior en Sinaloa (COEPES). En este sentido, es imperante fortalecer la relación aprendizaje de conocimientos disciplinares con desarrollo de capacidades, habilidades, talentos, hábitos es decir saber personal, con saber social que implica conocer la vida laboral a la que se enfrentarán como egresados y como saberla vivir sin caer en el desanimo, la frustración, con una actitud positiva, emprendedora.
La UAS, debe tener cuidado de no solo buscar alternativas para el emprendimiento en la enseñanza de creación de empresas ni de vínculos empresariales, ya que muchas de estas experiencias se han quedado en esquemas funcionalistas y operativos. Cuando el emprendimiento se ve solo en un afán de responder al sistema de competividad y garantizar su inclusión en el mercado globalizado, se conduce a un exceso de racionalizar el trabajo lo que conduce a nuevas formas de alienación que puede llevar a la pérdida del sentido del trabajo en los jóvenes universitarios que como lo plantea (Aktouf en Orrego, 2008) genera consecuencias adversas en términos humanos por que es necesario que la creatividad y la innovación estén en función directa de la variedad, la riqueza del conocimiento y significado que se le dé al trabajo.
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El emprendimiento en los jóvenes universitarios es entonces, saber pensar, saber sentir y saber hacer un proyecto de vida estudiantil que se traduzca en estrategias claras para enfrentar las circunstancias azarosas del mundo laboral. Es conducirse con una actitud emprendedora. Lo que implica que en los escenarios escolares de la universidad en la relación de los alumnos con docentes, directivos y administrativos los estudiantes tengan la oportunidad de observar el modelaje de conductas de autoeficacia, de hábitos, de capacidad para arriesgarse a experimentar lo nuevo, cuestionando normas subjetivas como del control interno y externo que ejercen esas personas en el desempeño de sus actividades. Es crear un contexto de aprendizaje social.
Si la UAS, se compromete en la creación de un ambiente de aprendizaje social donde se abone positivamente en el fortalecimiento de una actitud emprendedora estará en condiciones de arribar al cumplimiento de su misión cuando sostiene formar
profesionales
de
calidad,
con
prestigio
social
y reconocimiento
internacional, comprometidos con la promoción de un desarrollo humano sustentable, capacitados para contribuir en la definición de políticas y formulación de estrategias que permitan disminuir las desigualdades económicas, sociales y culturales del estado de Sinaloa, en el marco del fortalecimiento de la nación (VISIÓN 2013, 2009: 37).
Las instituciones educativas entonces se ven ante la necesidad de formar y fortalecer una actitud emprendedora. Actitud que en uno de sus componentes
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como es la autoeficacia, desarrolle en los estudiantes estrategias para la búsqueda de empleo, que vaya amarrado al sentimiento del joven de sentirse autoeficaz para emprender que favorezca la motivación del alumno en la transición al mundo laboral y su realización profesional. En donde la autoeficacia (Beas et al., 2000), se convierte en un indicador del proceso formativo, ya que se debe lograr el incremento de la autoeficacia a través de la experimentación del logro en contextos protegidos. La UAS como contexto protegido debe crear un ambiente de aprendizaje social donde el profesor sea un continuo refuerzo de motivación hacia un desarrollo de intención emprendedora en sus alumnos.
Para crear un contexto protegido en la institución educativa sobre el emprendimiento como condición humana en los jóvenes, implica que la UAS seleccione modelos de actuación estimulantes y llevar al aula estos modelos, la interdisciplinariedad en proyectos emprendedores en todas las áreas y asignaturas de la universidad, evaluación de actitudes (escalas, observación de conductas, indicadores que permitan analizar reacciones personales y develar las actitudes que las mueven y examinar las actividades que los alumnos emprenden más allá de lo programado en clase). Es un esfuerzo para educar actitudes a través de métodos de enseñanza (Ibáñez, 2008).
La transformación de la UAS, en un contexto protegido para la formación de actitudes emprendedoras en los jóvenes, que mejore las condiciones humanas de los egresados para saber enfrentar las dificultades que le plantean los retos de
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futuro. Llevará a la institución a la altura de alcanzar una de las metas del Plan de Desarrollo Institucional como es que los procesos de formación, los nuevos modelos curriculares de los programas educativos deberán caracterizarse por atributos de alto valor social como pertinencia, calidad y flexibilidad, centrados en la formación de competencias específicas y generales, así como en el aprendizaje del estudiante; internacionalización, interdisciplinariedad y otras modalidades de organización
del
conocimiento;
polivalencia,
integralidad,
innovación,
adaptabilidad, transferibilidad, énfasis en valores, movilidad y vinculación con diversos sectores mediante variados procesos y actividades de aprendizaje (VISIÓN 2013, 2009).
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1.3.
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Objetivos
General:
Conocer la actitud emprendedora de los jóvenes universitarios de la UAS.
Específicos:
Desarrollar una escala, bajo rigor metodológico para medir la actitud emprendedora de los estudiantes de educación superior de la UAS.
Conocer las tendencias
de los
factores que integran la
actitud
emprendedora autoeficacia, capacidad de riesgo, hábitos emprendedores, norma subjetiva y locus de control con relación a emprender o no emprender.
Verificar si hay relación significativa entre las variables género, grado académico, escuela y facultad, con relación a la actitud emprendedora.
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CAPÍTULO II CONSTRUCCIÓN TEÓRICA DEL PROBLEMA
El estudio de la actitud emprendedora en los jóvenes universitarios coloca al problema prácticamente en los estudios de actitudes en el ámbito de la Psicología Social. El capítulo se integra por los subcapítulos las actitudes y la actitud emprendedora. El primero, inicia con un breve recorrido histórico de lo que ha representado el estudio de las actitudes, del concepto, de sus componentes, de sus funciones y de la relación entre actitud y conducta. Se concluye el apartado con un modelo teórico para comprender y explicar actitudes. El apartado de la actitud emprendedora da cuenta de la relación directa entre actitud emprendedora y el término emprendedor, del perfil del emprendedor; de los factores que integran la actitud emprendedora y el modelo de la actitud emprendedora. Se concluye el capitulo con el estado de arte de la actitud emprendedora.
2.1. Las actitudes De acuerdo con McGuire (1969 en Pastor, 2000:448) el estudio de las actitudes se divide en tres grandes etapas históricas: La primera etapa corresponde a los años treinta del siglo pasado, donde predominan las investigaciones empíricas, desde una perspectiva pragmática de aplicación a problemas sociales relevantes en educación, referidas a creación, eliminación de actitudes, en política social y de relaciones intergrupales. En esta primera etapa tal vez por razones metodológicas, se cuantificaba lo observable, la medición y evaluación de opiniones y creencias,
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quedando limitado el estudio de la conducta manifiesta dependiente de la actitud. La etapa se caracterizó por el gran interés de los investigadores por construir herramientas de medida de las actitudes, es este periodo es cuando se construyen las escalas de Thurstone, Likert, y Guttman.
Una segunda etapa corresponde de 1945 a 1965, este periodo coincide con el término de la Segunda Guerra Mundial, la influencia de la propaganda hace que aumente el interés por el estudio y cambio de actitudes. Aparecen los estudios de Hovlan, Lumsdaine y Sheffied sobre los efectos de la comunicación de masas. En 1953 Hovland, Janis y Kelley publican Communication and persuasion. El contenido aborda el análisis de la comunicación basada en la clásica formulación de quién habla, qué dice, a quién y con qué efectos. La fuente es el término utilizado para designar “quien habla”, el receptor es “a quien” se habla, el mensaje es lo que se dice (el qué) y el canal es el medio por el que se trasmite el mensaje (el cómo). Para este grupo de estudiosos todas las opiniones como las actitudes son respuestas implícitas; las primeras designan una amplia clase de anticipaciones y expectativas y las actitudes son respuestas implícitas dirigidas a evitar o a aproximarse a un objeto, persona, grupo o símbolos determinados
McGuire subdividió este periodo en dos momentos claramente definidos: el primero que comprende de 1945 a 1955. En este sub-periodo, los psicólogos sociales se centran prioritariamente en la persuasión y cambio de actitudes a través de los medios de comunicación de masas. Se realizan estudios con
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muestras masivas estudiándose simultáneamente la influencia de múltiples variables independientes (ejemplo, la fuente, el mensaje, el receptor y el destino) sobre variables dependientes como cambio de actitud.
El segundo subperiodo, se ubica de 1955 a 1965. En la década de los 60s ejercieron una influencia decisiva los trabajos de Festinger y Festinger y Carlsmith sobre la Disonancia Cognitiva. El postulado básico de la Teoría de la Disonancia Cognitiva es que en todo ser humano existe una tendencia a mantener una congruencia entre lo que piensa y lo que hace, entre sus actitudes y conducta. Cuando esto no sucede se produce incongruencia entre lo que se piensa y lo que se hace, se produce un estado de disonancia y por consiguiente de tensión que lleva al sujeto a buscar el equilibrio. La forma de restablecerlo es modificando las actitudes previas en la dirección de la conducta realizada. En este subperiodo se estudiaron las actitudes como estructuras cognitivas analizándose las condiciones de equilibrio de dichas estructuras.
La tercera etapa comienza hacia 1965. La cognición se convierte en el punto de aglutinamiento de la Psicología Social, este campo se refiere a los procesos mentales mediante los cuales las personas conocen el mundo social, a los otros, a las relaciones interpersonales, a los grupos sociales etc. La cognición social supone que existen estructuras mentales que representan al mundo social y postula una serie de constructos representacionales como esquemas, prototipos y escenarios entre otros.
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En la década de 1970-1980 la principal preocupación será la redefinición teórica de los conceptos básicos para la comprensión de la relación sobre todo de actitudes y conducta. Los autores de la época como Rokeach, Ajzen se cuestionaban acerca de establecer una relación directa entre actitud y conducta, afirmaban que se trataba de dos tipos de conducta: una verbal (reacción verbal ante estímulos verbales) y otra no verbal ante el objeto. Siguiendo a Ajzen (1989, en Escamez, 1988), la actitud en sí mismo no es una variable observable, sino una variable latente que ha de ser inferida de ciertas respuestas mensurables y que refleja en última instancia una evaluación positiva o negativa del objeto de la actitud. En sentido estricto conocer una actitud implica conocer con detalle cada uno de sus tres componente: cognitivo, afectivo y conativo-conductual
Como se aprecia, el campo del estudio de las actitudes es sumamente basto, donde abundan diferentes definiciones al respecto, distintas corrientes o enfoques que realizan acentuaciones diversas sobre este campo. Las actitudes tienen sus propiedades, sus componentes y su propia definición conceptual. Las podemos encontrar por ejemplo, como un estado de disposición psicológica adquirida y organizada a través de la propia experiencia que incita al individuo a reaccionar, de una manera característica frente a determinadas personas, objetos o situaciones. La actitud tiene un fundamento evaluativo de las situaciones, por ello si la persona hace una evaluación positiva de tal situación u objeto la actitud por tanto será positiva, en cambio si la evaluación resulta negativa esto llevará a que se
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manifieste una actitud negativa ante tal acontecimiento u objeto. Para ilustrar con ejemplo esta situación podemos decir, que los estudiantes desde el primer día de clase evalúan a sus profesores, en su persona, en su forma de comunicarse, en el dominio de los saberes, hasta en su presentación física y a partir de ahí asumen determinadas actitudes para con ellos, convirtiéndose esta situación en muchos de los casos a favor o bien en contra de la enseñanza y la motivación del alumno para realizar acciones a favor de su formación disciplinar.
Otro aspecto importante de la actitud que es pertinente comentar es la dirección o grado de profundidad de ésta, es decir la actitud no es tan solo positiva o negativa, favorable o desfavorable, sino que tiene puntuaciones intermedias entre los dos polos formando una especie de un continuo actitudinal. Así también las actitudes tienen diferentes grados de expresión.
Si bien es cierto la información genética es trasmitida a los descendientes de la familia congénita, en el caso de las actitudes, éstas no son innatas, sino que se forman a lo largo de la vida; tampoco son directamente observables, sino que han de ser inferidas a partir de ciertas respuestas verbales o no verbales de los sujetos, como por su comportamiento. Por tanto las actitudes no son por siempre sino que pueden ser cambiadas, transformadas, modificadas en la misma experiencia de los sujetos.
En la Psicología Social, las actitudes constituyen valiosos elementos para la predicción de conductas. La actitud se refiere a un sentimiento a favor o en contra
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de un objeto social, el cual puede ser una persona, un hecho social, o cualquier producto de la actividad humana.
Basándose en diversas definiciones de actitudes, Rodríguez (1991) definió la actitud como una organización duradera de creencias y cogniciones en general, dotada de una carga afectiva a favor o en contra de un objeto definido, que predispone a una acción coherente con las cogniciones y afectos relativos a dicho objeto. Las actitudes son consideradas variables intercurrentes, al no ser observables pero directamente sujetas a inferencias observables.
Históricamente la noción de actitud ha tenido innumerables formulaciones, casi tantas como especialista se ocuparon del tema, haciendo verdad la frase de Allport (1935 en González, 1981): "Actualmente se pueden medir las actitudes mejor de lo que se las puede definir".
Las actitudes están integradas por componentes. Rodríguez (1991) distingue tres componentes de las actitudes:
Componente cognoscitivo: para que exista una actitud, es necesario que exista también una representación cognoscitiva del objeto. Está formado por las percepciones y creencias hacia un objeto, así como por la información que tenemos sobre el objeto. Los objetos no conocidos o sobre los que no se posee información no pueden generar actitudes. La representación cognoscitiva puede ser vaga o errónea, en el primer caso el afecto relacionado con el objeto tenderá a
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ser poco intenso; cuando sea errónea no afectará para nada a la intensidad del afecto.
Componente afectivo: es el sentimiento en favor o en contra de un objeto social. Es el componente más característico de las actitudes. Aquí radica la diferencia principal con las creencias y las opiniones - que se caracterizan por su componente cognoscitivo-.
Componente conductual: es la tendencia a reaccionar hacia los objetos de una determinada manera. Es el componente activo de la actitud.
En el componente afectivo se encuentra lo que el joven universitario siente para expresar tal actitud, en sus emociones y la intensidad de los mismos expresado en las sensaciones que le produce tal situación. En el componente cognoscitivo están las ideas, creencias de los estudiantes con relación al objeto de actitud. En el componente conductual se observan los comportamientos del universitario con relación a objeto de actitud.
En general, los componentes cognitivos, afectivos y de comportamiento son compatibles, de aquí que podamos, conociendo los estímulos (individuos, interacciones, asuntos sociales o cualquier objeto de actitud), medirlos por las variables dependientes o respuestas fisiológicas, declaraciones verbales, de afecto, de creencia o respecto al comportamiento. Respuestas perceptuales o acciones abiertas que sugieren la existencia de una actitud y caracterizan las actitudes sociales como variables intencionales.
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Si aplicamos la lógica funcional al estudio de las actitudes la pregunta seria ¿para qué sirven las actitudes? Morales (1999:204) explica algunas funciones importantes:
1) Evaluativa. Sirve a la persona para alcanzar objetivos que le reportan beneficios tangibles, ejemplo de esta función la proporcionan las actitudes favorables a la dirección de la empresa de aquellos trabajadores que esperan un ascenso, de apoyo a un partido político donde
se tiene la
expectativa de obtener algún cargo, o las actitudes en la práctica del deporte de alta competencia donde se obtienen beneficios económicos importantes. 2) Instrumental. También se le llama adaptativa o utilitaria, se basa en el principio de utilidad medios – fines. 3) La función expresiva de valores se refiere al hecho de manifestar a la persona lo que realmente piensa y siente, que los demás sepan acerca de ella por ejemplo la manifestación de actitudes a favor de un partido político cuando a través de ella se comunica a los demás la propia posición personal, otro ejemplo lo encontramos al adoptar un determinado modo de vestir que permita a los demás identificarnos como pertenecientes a un grupo o movimiento social concreto.
La diferencia entre la función instrumental y la expresiva de valor consiste en que mientras la primera habla de una racionalidad utilitaria o instrumental que permite
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alcanzar objetivos de corte individualista, en la segunda se trata más bien de proyectar una determinada imagen social y, por tanto, la racionalidad es más bien de corte cultural (Pastor, 2000).
Una nueva función de las actitudes es la de separación que se refiere al caso de aquellas actitudes que consisten en atribuir a un grupo dominado, sin poder, o de status inferior características plenamente negativas, en virtud de las cuales resulta posible despreciar y negar reconocimiento social a quienes pertenecen a ese grupo. Ejemplo de ello, son las actitudes racistas, de discriminación, hacia grupos étnicos, minorías, tribus urbanas, sexuales, otras (Morales, 1999).
Otra de las características de las actitudes, es la relación actitud y conducta. Esta relación ha sido objeto de debate continuo hasta nuestros días, polémico y controvertido en el estudio de las actitudes. Se ha señalado que la actitud es un estado psicológico interno que orienta la acción hacia un objeto por medio de su evaluación. Por ello, todos los estudiosos de las actitudes han trabajado desde el supuesto de que el conocimiento de la actitud de una persona servirá para conocer, cuando menos, el marco general de su actuación en relación con el objeto actitudinal. Así, cuando Thurstone publica en 1927 su conocido trabajo “las actitudes pueden medirse” (Morales, 1999:208), el autor deja claro que la medición de la actitud encierra importancia porque nos permite ubicar la posición de las personas en asuntos sociales de importancia.
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Por su parte Ben (1970 en Pastor, 2000:471), le da un giro copernicano en la relación entre actitud y conducta proponiendo la osada teoría de que no son las actitudes las que causan la conducta, sino al revés: la conducta es la crea las actitudes. De tal manera, que las actitudes se forman mediante la observación directa de las conductas, en una dirección de afuera hacia adentro.
Surge la interrogante ¿Cómo resolver tal antinomia de opiniones? Una primera consideración sería la de tener en cuenta que en la conducta humana influyen muchas variables independientes y no solo factores actitudinales. En efecto, se puede prever teóricamente que la persona controla sus actos por: A) determinantes profundos tales como motivaciones, necesidades, carácter, personalidad y otros rasgos innatos del individuo; B) por determinantes socioculturales tales como los modelos de conducta aprobados y sancionados normativamente en una sociedad; C) por determinantes circunstanciales del momento, imprevisibles, ya que dependen de los múltiples detalles y contingencias en que se desarrolla la conducta. Estos detalles circunstanciales pueden servir de escusa atenuante o agravante, para que el sujeto se decida a mantener o incumplir el dictamen de sus actitudes o intenciones de conducta (Pastor, 2000: 472).
Fishbein y Ajzen (1975 en Escamez, 1988) trataron de especificar algunas de las variables más importantes que, además de las actitudes, pueden influir en la conducta real de la gente, dando especial peso a las normas sociales y personales
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prescritas para la conducta en cuestión y a las motivaciones de la persona para cumplir esas normas. Es decir, los autores comparten la idea de que las escalas miden actitudes puras de las personas no las circunstancias o situaciones muy diversas en que ésta se puede encontrar y que diversifican su conducta. Es por ello, que la utilización de instrumentos de medida de las actitudes puede ser un fuerte predictor de conducta.
Otro de los factores que incide en la relación entre actitud y conducta son los rasgos de personalidad. Ajzen (1975 en Morales, 1999) con su teoría sobre la conducta planificada ha aportado una notable mejoría a la predicción de conducta futura desde las actitudes previas: la percepción del control conductual de las intenciones de conducta, de su personalidad, aumenta bastante la correlación entre actitud y comportamiento sobre todo en actitudes hacia las bebidas alcohólicas, diversiones, dietas, delitos, ejercicio físico, uso de preservativos, búsqueda de trabajo entre otras.
2.2. Modelo teórico para comprender y explicar las actitudes
Un modelo de explicación de actitudes tiene que contemplar las siguientes características: a) una explicación de la imagen antropológica que lo sustente; b) una clarificación precisa de los términos del área actitudinal; c) cierta independencia de las rigideces escolares de las corrientes psicológicas; d) resistencia a los intentos de falsación desde las investigaciones de campo; e) que sea operativo, en el sentido de poder orientar tanto la explicación de la formación
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de actitudes, sus relaciones con los restantes conceptos del área, su incidencia en la conducta, como las estrategias técnicamente controladas para poder generar nuevas actitudes deseables como patrones educativos; y, por último, como consecuencia de su operatividad, f) que sea apto para poder ser expuesto en práctica (Escamez,1988: 32).
Uno de los modelos teóricos sobre actitudes con más influencia en las investigaciones empíricas de los últimos años, es el de la acción razonada de Fishben y Ajzen. Uno de los elementos que le dan fundamentación al modelo es la concepción del hombre como un organismo esencialmente racional, quien usa la información puesta a su disposición para hacer juicios, evaluaciones y tomar decisiones. La conducta social humana no está determinada por motivos inconscientes, deseos irracionales, creencias caprichosas o irracionales, sino que, por el contrario, el individuo considera las implicaciones de su acción antes de decidirse en el desempeño de determinada conducta, de allí que a este modelo lo llamen una teoría de la acción razonada. Para estos autores en el modelo, el sujeto controla su propia conducta sirviéndose de la información que es la base de su decisión ( Fishben y Ajzen en Pastor:2002.).
En este modelo se reconocen los tres componentes de la actitud: el cognoscitivo, el afectivo y el conductual. El componente afectivo se refiere a los sentimientos o evaluación de la persona sobre algún objeto, persona, resultado o proceso; el cognoscitivo denota conocimiento, opinión, idea, creencias o pensamiento en
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torno al objeto, persona, resultado o suceso; en el conductual aparece el comportamiento en presencia del objeto, persona resultado o sucesos. Estos tres componentes están interrelacionados y sugieren cuando aparece la actitud.
Siguiendo el modelo se distinguen tres tipos de consistencia. La primera, consistirá que ante la presencia de un determinado estímulo, el sujeto daría siempre la misma respuesta o el mismo conjunto de respuestas. La consistencia por tanto se establecería entre estimulo y respuesta. La segunda, el tipo de consistencia podría establecerse a través del grado de coherencia entre diferentes respuestas en relación al mismo objeto social. Citando un ejemplo de los jóvenes universitarios si el estimulo es encontrar empleo y el joven tiene una actitud favorable hacia las empresas trasnacionales y llena la solicitud en Coca Cola por considerarla una empresa de cobertura mundial, pero a su vez llena también la solicitud de General Motors por serle más atractiva en los sueldos que los que le ofrece Coca Cola, nos encontramos ante dos respuestas dispares que en su consistencia son coherentes (compañías trasnacionales).
La tercera, consistirá en la permanencia evaluativa, es decir cuando la favorabilidad hacia un determinado patrón de conductas, en relación a un objeto social dado, permanece relativamente constante. Aquí la favorabilidad permanece constante aunque no podamos predecir su conducta concreta que puede cambiar según las circunstancias personales y el momento temporal. Si continuamos con el ejemplo de la búsqueda de empleo del joven, él tiene una actitud favorable
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hacia empresas que
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pagan un mejor sueldo. Sin embargo, a la hora de la
entrevista de trabajo ve mejores posibilidades de superación profesional a corto plazo en Coca Cola y su conducta es entrar a trabajar en esta última, aunque le paguen un salario más bajo, pero las posibilidades de realización profesional son mayores, lo cual le favorece más en estos momentos en que empieza a trabajar. Esto no indica que haya abandonado la favorabilidad hacia las empresas que paguen mejor, sino que en esa circunstancia específica le favorece más su realización como profesionista (realiza una acción razonada). La consistencia entre actitud y conducta aquí es mediante una evaluación afectiva general por tanto no hay una relación directa con una conducta especifica que pudiera ser predecible. Así las actitudes no son observables directamente sino que son inferidas desde la consistencia afectiva.
La consistencia evaluativa es la consistencia que asume el modelo del que hemos hecho mención. La característica central de la actitud es, por tanto la favorabilidad o desfavorabilidad en torno a los patrones conductuales hacia un objeto social.
Un elemento que es necesario precisar es el hecho de que aunque las actitudes no pueden ser observadas, ni predicen, por ellas mismas, directamente el comportamiento, si predispone para actuar. Aquí vale distinguir entre intensión conductual y conducta actual, de ahí que se sugiera en el modelo una clasificación en cuatro grandes categorías: a) la de afecto que haría referencia a los sentimientos o evaluaciones; b) la cognoscitiva, que englobaría las opiniones,
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ideas y creencias; c) la conativa o intención; d) la conductual con los que se denominarían los actos observables.
La intensión, en el modelo teórico de la acción razonada, es un elemento novedoso y de importancia. Su especial significación se debe a que tanto las actitudes como las normas subjetivas no se relacionan directamente con las conductas, sino a través de ella, es decir, solo la intensión en unas circunstancias dadas es predictiva de conductas (Ivey y Rollin,en Escamez,1986:42). La intensión individual como lo que puede generar conductas alternativas en una situación real o puede abordar un problema desde diferentes puntos de partida y diversas perspectivas teóricas. El individuo que actúa intencionalmente no está obligado a un curso de acción, sino que puede responder en cada momento según las circunstancias cambiantes de las situaciones de la vida. La intención es un elemento coherente con el modelo de la acción razonada, ya que juega una acción mediadora respecto a la conducta. Conlleva la noción que las intenciones, planes, expectativas del sujeto pueden potencialmente establecer una diferenciación de sus subsiguientes acciones.
En conclusión se puede decir, que el modelo de la acción razonada permite tener un acercamiento más intencionado en los estudios de las actitudes sobre todo porque la teoría toma como un aspecto relevante la predicción en la actitud y a las técnicas de medida sobre la validez de esa predicción. Además, nos sirvió de
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base para considerar los elementos a integrar en la construcción del modelo teórico de la actitud emprendedora.
2.3. La actitud emprendedora El apartado capitular da cuenta de conceptos en relación a emprender, emprendedor, perfil del emprendedor marco conceptual donde se sitúa la construcción del concepto de actitud emprendedora. También se hace referencia al concepto de actitud emprendedora que guía a la investigación. El concepto de actitud emprendedora incluye la descripción y análisis de los factores y componentes que la integran. Finalmente, se
describe el modelo teórico que
explica y analiza las actitudes emprendedoras en los jóvenes universitarios
El estudio de la actitud emprendora nos remite al vocablo emprendedor. El término se ha utilizado desde tiempos lejanos, pudiéndose encontrar incluso en las sagradas escrituras: “Saúl dijo a David: bendito eres tú, hijo mío David; sin duda tú emprenderás cosas grandes, y prevalecerás…” (Aristizabal en Sarmiento, 2010:16)
Hisrich y Peters (1995 en Benavides et al., 2004) recogen las principales acepciones atribuidas al termino entrepreneur a lo largo del tiempo. Se trata de un término de origen francés que ha sido interpretado de formas diversas en las distintas épocas y, aún hoy, no se ha llegado a un consenso sobre su definición.
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Este término fue introducido en la bibliografía económica por Cantillon en la primera mitad del siglo XVII para identificar a quienes tomaban la responsabilidad de poner en marcha y llevar a término un proyecto.
La palabra entrepreneur en inglés, se refiere a empresario o “persona que toma a su cargo una empresa”. Sin embargo, el emprendedor no sólo tiene que ver con la creación de empresas, también se encuentran emprendedores que trabajan dentro de una corporación, en una ONG, en el gobierno, en un hospital, en forma individual, abordando el día a día, con una mezcla de innovación, transformación, creatividad y optimismo (Sarmiento, 2010:17).
Benavides et al. (2004:35) indica que los siguientes autores son de obligada mención cuando se habla emprender: Schumpeter (1946), que enfatiza el rol innovador como rasgo distintivo de los emprendedores. McClelland (1961), por su parte, se centra en los rasgos psicológicos del emprendedor (ímpetu, propensión moderada al riesgo). Asimismo, Shapero (1975) que considera que un emprendedor
posee
iniciativa,
organiza
ciertos
mecanismos
sociales
y
económicos y acepta el riesgo de fracasar.
Para mejor comprensión del concepto de emprendedor, incluimos la siguiente tabla que muestra la evolución histórica del vocablo. La tabla que recoge diversas aportaciones de distintos autores sobre la figura del emprendedor. La posición teórica de los autores no es excluyente sino que se complementan, y expanden la
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naturaleza del término del emprendedor. La autoría de la tabla es de Ibáñez (2002:22-26), retomando las fuentes: Schumpeter (1982), Ronstadt (1984), Casson (1991), Chell, Haworth & Brearley (1991), Aranzadi (1992), Hatten (1993), Herron (1994), Hisrich & Peters (1995), Dollinger (1995), Cuervo (1997) y Moore & Buttner (1997). Tabla 1. Concepciones de Emprendedor Autor Cantillon
Año/s 1755
Baudeau
1730-1792
Turgot
1727-1781
Smith
1723-1790
A. Walker
1799-1875
Say
1800
Ricardo
1772-1823
Marx
1818-1883
Sombart
1863-1941
Ely y Hess
1893
Aportación Centrado en la incertidumbre. El emprendedor tiene la previsión y el deseo necesario para asumir riesgos y llevar a cabo la acción requerida para obtener beneficio. El emprendedor no es sólo una persona que asume riesgo, sino un innovador que reduce reduce éste gracias a la invención.| Emprendedor: rico comerciante o industrial que adelanta capital a la empresa y que planea y supervisa el trabajo para acumular más capital. Considera al emprendedor como un capitalista que actúa racionalmente para maximizar beneficios. Separa al emprendedor del capitalista, siendo la función del emprendedor la creación de la riqueza. Su hijo F.A. Walker (1840-1897) sigue sus pasos y destaca que el emprendedor de éxito tiene el poder de prever, la facilidad de organizar y administrar, una energía inusual y cualidades de líder. Emprendedor: gestor-administrador, catalizador de la organización, persona que inicia una empresa y hace el cambio de recursos desde una zona de bajos rendimientos a una de alta productividad y rendimiento mayor. Presenta, al igual que Mill (1806-1873), las funciones de dueño del capital y ejercicio del papel de emprendedor como inseparables. No distingue entre el emprendedor y el capitalista que invierte su capital en la empresa para retirar las plusvalías obtenidas por los trabajadores, hecho que le hace ser considerado pernicioso para la sociedad y candidato para la desaparición. Describe 3 tipos de emprendedores concretos: el comerciante que mira al mercado (Ford), el técnico o capitán de industria (Siemens, Krupp), y el financiero que mira el mercado de capitales (Rockfeller). Emprendedor: propietario de empresa que toma la decisión final y asume el riesgo que implica tal decisión, el capitán de la industria, la persona que sume la tarea y responsabilidad de combinar factores de producción en una
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Menger
1840-1921
Hawley
1843-1929
Clark
1847-1938
Keynes
1883-1946
Knight
1855-1972
Von Mises
1881-1972
Lavington
1922
Schumpeter
1944
1
55
organización y mantenerla activa, quien organiza y hace funcionar una empresa en beneficio propio. Los bienes son el medio emprendedor. Según esta visión, la función del emprendedor en el proceso de producción es transformar unos bienes en otros. Visión sobre el emprendedor inherente al riesgo, pero separando claramente la función del emprendedor de la del capitalista. Soportar el riesgo no es una actividad propia del emprendedor sino del capitalista. El emprendedor es un coordinador, un decisor, no es un mero administrador sino la fuerza que mueve la economía hacía el equilibrio después del caos. Al igual que Marshall (1842-1924) y Pigou (1877-1959) avanza muy poco en el concepto, y no fue más allá del emprendedor como decisor racional. Un administrador de empresa solo se convierte en emprendedor cuando asume la responsabilidad de pronunciarse con el riesgo de errar. El único riesgo que conduce al beneficio del emprendedor es la incertidumbre, resultado del ejercicio de la responsabilidad última. Emprendedor = hombre que actúa. Hace hincapié en el aspecto de la incertidumbre inherente a toda acción. El emprendedor puede asumir distintas formas, desde ser un hombre de negocios sólo hasta formar parte de una cooperativa. Uno de los autores de obligada referencia al tratar el tema del emprendedor por ser uno de los primeros que lo identifica como figura importante dentro del desarrollo económico. Distingue al empresario del capitalista y elimina el concepto de empresario como persona que soporta riesgos, no incluye en el concepto de empresario a todos los gerentes, consejeros o industriales que se limiten a explotar negocios establecidos sino sólo aquellos que realizan la función de establecer nuevas combinaciones. Introduce el concepto de innovación1 como la función primordial del emprendedor. Sólo se sería emprendedor si se pusieran en práctica nuevas combinaciones, y se perdería el carácter de emprendedor en cuanto, una vez puesto en marcha el negocio, se empezase a explotar éste al igual que los demás explotan el suyo. No es el inventor que hace el descubrimiento sino el realizador que sabe introducirlo a la industria.
Aceptando como innovación la introducción de un nuevo bien, o método de producción, la apertura de un nuevo mercado, el hallazgo de nuevas fuentes de materias primas y el desempeño de una nueva organización de cualquier sector. Jackson (1976) define al individuo altamente innovador como aquel que es creativo e inventivo, capaz de pensar con originalidad, motivado para desarrollar soluciones novedosas a problemas, que valora las nuevas ideas, y le gusta improvisar (Ibáñez, 2008, 23)
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Hayek
1949
Hoselitz
1952
Cole
1959
Chandler
1962
Aitken
1963
Draheim Mc Clelland
1966 1968
Baumol
1968
Collins Moore Palmer
& 1970
2
1971
56
Asocia la asunción del emprendedor en la teoría económica neoclásica a la asunción del equilibrio de mercado. En el mundo hay un proceso continuo de descubrimientos, no de grandes descubrimientos sino de pequeños descubrimientos relacionados con los deseos de los individuos en determinados lugares y momentos. Tolerancia de la ambigüedad…coordinación de los recursos productivos…introducción de innovaciones y provisión de capital. El emprendedor actúa con el propósito de iniciar, mantener y desarrollar un negocio orientado a la obtención de beneficio. La clave en el proceso de creación de empresa es la toma de decisiones. Emprendedor es quien asigna los recursos disponibles frente al directivo que es quien coordina, evalúa y planifica esos medios asignados. Las características tradicionalmente asociadas al emprendedor –liderazgo, innovación, asunción de riesgo, etc.,- son factores esenciales en una organización eficiente. Emprendedor: el iniciador activo de una empresa. Para que se dé el desarrollo económico no basta con recursos externos (mercado, minerales, rutas comerciales o fábricas) sino que se requiere la existencia del espíritu empresarial que los explote. La necesidad de logró 2 es un elemento fundamental de la mentalidad emprendedora. La tarea del emprendedor es dar con nuevas ideas y hacerlas realidad, debe liderar, incluso inspirar, no puede dejar que las cosas caigan en la rutina, y para él las prácticas de hoy nunca son suficientes para el mañana. Emprendedor: quien crea de la nada una empresa que funciona. La función del emprendedor es determinar la clase de negocio en el que operar, siendo las decisiones a tomar aquellas que tienen que ver con la naturaleza de los bienes y servicios a ofertar, el tamaño de la empresa y los consumidores a los que dirigirse. Una vez que estas decisiones están tomadas por el emprendedor, todo el resto
Fuerte deseo de logro que hace comportarse de un modo especialmente enérgico. Necesidad de realización, de hacer algo bien, de hacer mejor, necesidad de éxito, espíritu de superación. Deseo de hacer las cosas bien en situaciones de competencia, donde los resultados del esfuerzo de uno mismo pueden ser medidos objetivamente. Desea tener la responsabilidad de sus decisiones, prefiere que éstas supongan un grado de riesgo moderado, está interesado en conocer concretamente los resultados de estas decisiones y no le gusta el trabajo repetitivo mi rutinario. Le gustan las situaciones en las que puede asumir responsabilidad, y encontrar soluciones a los problemas, prefiriendo ganar como fruto del esfuerzo personal. Tiende a fijar moderados objetivos de realización y tomar riesgos calculados, busca un punto intermedio entre tareas fáciles y que no le motivan y tareas muy difíciles donde no vaya a triunfar. Desea un feedback de lo que está haciendo bien para obtener satisfacción de lo realizado (Mc Clelland en Ibáñez, 2008, 24).
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Hornaday Aboud
& 1971
Longenecker & Schoen
1975
Shapero
1975
Leibenstein
1978
Schultz
1980
Vesper
1980
Stacey
1980
Schollhammer 1980 Baty
1981
Casson
1982
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de decisiones son gestión, y el rol del gestor puede ser delegado, el del emprendedor no. El emprendedor tiene alta necesidad de logro, de independencia y un liderazgo eficaz y baja necesidad de apoyo. El emprendedor debe tener autonomía para determinar objetivos, tiempo para analizar el entorno y la empresa en busca de oportunidades, diseña e inicia proyectos, debe ser capaz de ganarse la confianza de los principales componentes, comprometer recursos, valorar y decidir, trabajar fuera de los canales habituales, y controlar y supervisar los recursos después de haber sido asignados. Emprendedor incluye tomar la iniciativa, organizar mecanismos para sacar provecho a los recursos y situaciones, y acepta el riesgo al fracaso. El mayor recurso que utiliza el emprendedor es él mismo. Identifica dos funciones principales del emprendedor: mejorar el flujo de información entre el mercado de capitales y el de habilidades directivas para proveer de los recursos necesarios que mejoren la eficacia de los métodos de producción o faciliten la introducción de nuevos métodos. La habilidad del emprendedor está en reasignar sus servicios en respuesta a los cambios en el valor del trabajo que realizan, no siendo el riesgo un atributo distintivo entre los emprendedores y quienes no lo son, la recompensa del emprendedor es resultado de su habilidad, no de su asunción al riesgo. El papel del emprendedor puede ser entendido de muy diversas maneras y tiende a ser distintivo desde diversas perspectivas (economistas, psicólogos, políticos, filósofos comunistas, filósofos capitalistas,…). La mayor aportación del emprendedor es su habilidad para explorar numerosos parajes para asegurar el éxito sin desanimarse por el fracaso. Otra de sus aportaciones es que reduce sus pérdidas rápidamente, y otra que se levanta del suelo, se sacude y vuelve a intentarlo. Distingue cinco clases de empresarios: el administrativo, el oportunista, el imitador, el comprador, y el incubador. El emprendedor es terco, confía en sus facultades intuitivas y racionales, tiene la capacidad de pensar tácticamente y planificar estratégicamente, y básicamente actúa, aunque tenga que basarse en la información incompleta. No viene a jugar, viene a ganar. El emprendedor es alguien que se especializa en tomar decisiones juiciosas sobre la coordinación de recursos escasos, se puede optar por decisiones distintas porque se tiene percepciones diferentes resultado de poseer desigualdad información o de interpretarla de otra forma,
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Kirzner
1982
Pinchot
1983
Gartner Hisrich
1985 1985
Drucker
1986
Stevenson 1989 Roberts & Grous-beck
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por tanto, el emprendedor es una persona cuyo juicio difiere de los demás. El emprendedor debe dominar todo los aspectos de la toma de decisiones y, poseer cualidades escasas como la imaginación o la previsión, confieren ventaja. Define el proceso emprendedor como un estado de alerta hacia las oportunidades basado en las diferencias en las percepciones individuales, y explica que el valor del emprendedor está en el aprovechamiento de oportunidades de beneficio sin explotar procedentes de una mala asignación de recursos. Introduce el término Intrapreneur: emprendedor dentro de una empresa. Creación de nuevas empresas. Entrepreneurship = Proceso de creación de algo diferente con valor dedicándole el suficiente tiempo y esfuerzo, asumiendo el riesgo financiero, psíquico y social inherente, y recibiendo la recompensa monetaria y de satisfacción personal resultante. Se apoya en la definición de Say como persona que inicia una empresa y hace cambio de recursos desde una zona de bajo rendimiento a otra de alta productividad y de rendimiento mayor. Requiere que el emprendedor sea capaz de tomar decisiones. Conducta siempre en busca del cambio, respondiendo de él y explotándolo como una oportunidad. Tarea del emprendedor es la destrucción creativa formulada por Schumpeter. El emprendedor es un innovador que crea algo nuevo, algo diferente, cambia. Búsqueda de oportunidades sin importar los actuales recursos controlados.
Podemos concluir, que cuando hablamos de un emprendedor no se refiere necesariamente a un creador de empresas, a un hombre o mujer exitosos, o a un gran empresario. Se refiere
a alguien capaz de transformar cada desafío en
oportunidades y, por lo tanto el emprendimiento se puede aplicar en cualquier disciplina o actividad desarrollada por el hombre y las mujeres.
En este sentido, el emprendedor se ha caracterizado por la fuerza que lo hace realizar cosas por la humanidad. Desde pequeñas acciones hasta las más
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extraordinarias e increíbles. El emprendedor reúne la perseverancia de hacer realidad los sueños. No es solo crear ideas o planes de negocio, es lograr que todas las piezas (ideas, sentimientos, habilidades, capacidades, etc.) del rompecabezas del éxito se unan y formen un proyecto sostenible. Así el emprendimiento es pensamiento creativo puesto en acción por el emprendedor, son las actividades, los procedimientos, los esfuerzos de un proyecto personal, colectivo, social, cultural. Es una propuesta de intervención en el mundo para generar utilidad y bienestar social para la colectividad, es un fenómeno cultural porque incluye los comportamientos, los sentimientos, valores y las creencias sociales, las formas de ver el mundo.
La cultura emprendedora también forma parte del lenguaje de emprender. Se dice que la cultura emprendedora surge cuando un sistema grupal (familia, entidad educativa, empresa, ciudad, país, etc.) apoya y realiza acciones para educar a las personas como emprendedores y fomenta el emprendimiento. En otras palabras, cuando el sistema global comparte una actitud positiva hacia el emprendimiento, (Sarmiento, 2010: 24).
De acuerdo a las características revisadas del término emprendedor se puede agregar que la persona emprendedora debe ser: audaz, apasionado, responsable, quiere ser su propio jefe, huir de la estructura empresarial en la que se sienten prisioneros, poner en práctica sus ideas creativas, poder ser útiles a los demás, ponerse a prueba a sí misma. Tiene confianza, iniciativa, voluntad, perciben el
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cambio como una oportunidad y no como un problema, es innovadora, asume riesgos objetivamente calculados, puede tener una empresa propia, pero también es empleador, acepta la incertidumbre que implica cualquier cambio, es muy trabajador, gente muy dinámica, bastante agresivo (agresividad defensiva). No se queja, buscador de oportunidades, persistente, con sentido común, inteligente, constante, con rápida capacidad de respuesta, tenaz, busca su autonomía, y libertad, no le gusta estar atado o atenido a lo que hace la demás gente. Transmite mensajes consistentes, cumple sus objetivos tal y como los planteó. Actúa de manera rápida, pero sin precipitarse. Siempre está listo para actuar, pero sabe medir riesgos, así como respetar a su entorno y a las personas que lo rodean. Toma soluciones prácticas y sencillas, elimina lo complejo.
Un emprendedor
siempre prioriza sus actividades. Está dispuesto a correr riesgos, es apasionado de la incertidumbre y la aventura, pero siempre calcula las consecuencias de sus actos. Es sumamente optimista y ve siempre hacia delante.
El término emprendedor desde sus diferentes acepciones como lo hemos visto, ya sea desde un enfoque económico, psicológico, social cultural o gerencial, indica en gran medida las características personales, atributos y habilidades del sujeto.
Para conocer mejor las características, atributos y habilidades de las personas emprendedoras, aparecen los estudios sobre el perfil del emprendedor. Es a partir de los años cincuenta del siglo pasado (McClelland, 1961, Collins et al., 1964 en Espíritu, 2011), que el emprendedurismo encuentra también explicación a partir de
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las teorías de los rasgos de la personalidad. Donde se parte del supuesto de que un emprendedor tiene características identificables, que contrastan con la práctica, que trazan un perfil o tipo de personalidad, que a su vez es motivador de su comportamiento emprendedor. Esto quiere decir que los rasgos de la personalidad han puesto de manifiesto que existe una relación significativa de los mismos con el comportamiento emprendedor. Señalan que la gente más emprendedora difiere en características o rasgos de aquellos con un comportamiento menos emprendedor.
Es innegable la cantidad de características que pueden surgir cuando se examinan las investigaciones sobre los rasgos de personalidad atribuidos a los emprendedores. Por ejemplo, Hornaday (en Sánchez, 2009) llegó a listar 42 características de la personalidad emprendedora. Son tantos que en algún momento podría dudarse si existe una persona con tales rasgos. Pero es necesario considerar que sólo aquellos rasgos que han tenido fuertes argumentos científicos pueden ser considerados como integrantes de la personalidad emprendedora.
Christensen (1994 en Ibáñez, 2002) también realiza una recopilación de rasgos de personalidad que se le han atribuido al emprendedor en diversos estudios entre los cuales destaca: determinación y energía, auto-confianza, sentimientos sobre el dinero, necesidad de feedback, aceptación de responsabilidades personales, asunción de riesgos moderados, habilidad de resolver problemas, manipulación de
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personas, o destreza en construir redes de contacto. El autor recoge un esquema elaborado por Carland en 1984, en donde lista toda una serie de rasgos junto con los autores que los estudiaron y la fecha en que lo hicieron. Rasgos que a continuación presentamos en la siguiente tabla. Tabla 2. Perfil del Emprendedor Fecha
Autor
1848 1917 1934 1954 1959 1961 1963 1971 1973 1974 1974 1977 1978 1980 1981
Mill Weber Schumpeter Sutton Hartman McClelland Davids Palmer Winter Borland Liles Gasse Timmons Sexton Welsh &White
1982 1986 1987
Características
Tolerancia al riesgo Fuente de autoridad formal Innovación, iniciativa Deseo de responsabilidad Fuente de autoridad formal Asunción de riesgo, necesidad de logro Ambición, afán de independencia, responsabilidad, auto-confianza Control de riesgo Necesidad de poder Control percibido interno Necesidad de logro Orientación por valores personales Auto-confianza, orientación hacia objetivos, innovación Reacción enérgica/ambiciosa positiva hacia los contratiempos Necesidad de logro, búsqueda de responsabilidad, aceptación de retos, asunción moderada de riesgos Dunkelberg & Orientación al crecimiento, orientación a la independencia, Cooper orientación al artesano Fernal Valores del emprendedor &Solomon Winslow & Ligeramente sociopático Solomon
Fuente: Ibáñez, 2002:46 con base en Christensen (1994).
Como se aprecia en la tabla 2, los atributos de personalidad del emprendedor referidos por los autores son diversos; sin embargo resaltan algunos por su parecido como son control percibido interno, fuente de autoridad formal, tolerancia al riesgo o asunción al riesgo, necesidad de logro y búsqueda de responsabilidad o deseo de responsabilidad.
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
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Dentro de la teoría de los rasgos de la personalidad que caracteriza a los emprendedores de éxito (Aldrich y Zimmer, 1986 en Benavides et al., 2004) destacan la necesidad de logro, la necesidad de poder y el control interno.
Por fortuna, la literatura ha empezado a converger en un grupo determinado de rasgos y en el que, en mayor o menor medida, están de acuerdo los investigadores. Considerando los trabajos de diferentes autores (Covin & Slevin, 1989; Cromie, 2000; Filion, 2003; Vecchio, 2003 en Sánchez, 2009) los rasgos comunes que aparecen en estos trabajos podemos decir que los principales rasgos de la personalidad emprendedora son: locus de control, autoeficacia y propensión al riesgo.
Así también encontramos como rasgo de la personalidad del emprendedor lo relacionado a sus hábitos, considerados éstos como el coeficiente o la capacidad emprendedora de la persona (Portocarrero et al., 2010). El autor y sus colaboradores precian la capacidad del emprendedor en sus hábitos para apreciar sus propios talentos, para usar sus recursos, y valorar sus acciones para emprender.
Los atributos o rasgos de la personalidad que más se acercan a nuestro objeto de estudio son: autoeficacia, norma subjetiva, locus de control, capacidad de riesgo y hábito emprendedor. Se decide en ellos, sobre la base de las evidencias encontradas en la literatura revisada que indican su eficacia para explorar la
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actitud emprendedora. Los rasgos de la personalidad elegidos pasaron a ser factores de la actitud emprendedora en la investigación los cuales se describen a continuación.
2.4. Factores que integran la actitud emprendedora
Las características personales tienen influencia sobre la iniciativa de emprender o no emprender de los jóvenes universitarios. Esto nos remite a considerar que desde el punto de vista psicológico, se pretende responder a la pregunta de ¿quiénes tienen iniciativa a ser emprendedores, que tipo de rasgos de personalidad caracterizan a esos jóvenes de la UAS? Es decir, la teoría de los rasgos de la personalidad no trata de decir quién es y cómo definir al emprendedor, sino que investiga al joven universitario en su persona y sus atributos para emprender.
En nuestro estudio, siguiendo la lógica de la teoría de los rasgos de la personalidad; para que la actitud se aprecie en los jóvenes universitarios como emprendedora tendrá que cumplir con los siguientes rasgos de personalidad como son: Autoeficacia, Hábito Emprendedor, Capacidad de Riesgo, Norma Subjetiva y Locus de Control. Dichos rasgos se integran como factores en la actitud emprendedora por lo que sus cualidades tendrán componentes cognitivos, afectivos y conductuales. Factores que se analizan a continuación.
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
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Autoeficacia
Cuando nos referimos al término Autoeficacia (AE, en adelante) aparece innegablemente Bandura y la Teoría del Aprendizaje Social. Es el exponente por excelencia del concepto y sus implicaciones en las capacidades de las personas para ejercer cierto control sobre el rumbo que adoptan en sus vidas.
Las personas luchan por ejercer control sobre los sucesos que afectan a sus vidas. Al ejercer influencia en esferas sobre las que pueden imponer cierto control, son más capaces de hacer realidad los futuros deseados y de evitar los indeseables. La lucha por el control de las circunstancias vitales permea casi todas las cosas que hacen las personas porque puede garantizarles unos beneficios personales y sociales innumerables. La capacidad para influir sobre resultados los convierte en predictibles. La posibilidad de predecir fomenta la preparación (Bandura, 2004:20)
La AE se refiere a la convicción de que uno puede organizar y ejecutar efectivamente acciones para producir unos resultados requeridos (Bandura en Sánchez, 2009). Esto es, la autoeficacia es una atribución de competencia personal y control en una situación dada y refleja la percepción de una capacidad personal para realizar un trabajo o tarea concreta. La autoeficacia afecta a la elección de la acción y la cantidad de esfuerzo ejercido siendo el principal predictor individual.
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La base primordial de esta teoría son las creencias de eficacia que tienen las personas. Estas creencias de eficacia plantea Bandura (2004: 21-23) se desarrollan a través de cuatro formas fundamentales de influencia: Las experiencias de dominio que aportan la prueba más autentica si uno puede reunir o no todo lo que requiere para lograr el éxito. Las experiencias de dominio no es cuestión de adoptar hábitos preparados, conlleva a la adquisición de instrumentos cognitivos, conductuales y auto-reguladores para crear y ejecutar los apropiados cursos de acción necesarios para manejar las circunstancias continuamente cambiantes de la vida.
Las experiencias vicarias que se refiere a observar a personas similares alcanzar el éxito tras esfuerzos perseverantes aumentan las creencias del observador a que él también posee las capacidades necesarias para dominar actividades comparables. Por el mismo principio, observando el fracaso ajeno a pesar de los esfuerzos, reduce los juicios de los observadores sobre su propia eficacia y mina su nivel de motivación.
La persuasión social fortalece la creencia de la persona en relación a su capacidad para alcanzar el éxito. Las personas a las que se persuade verbalmente de que poseen las capacidades para dominar determinadas actividades tienden a movilizar más esfuerzo y a sostenerlo durante más tiempo que cuando dudan de sí mismas y cuando piensan en sus deficiencias personales ante los problemas. Las personas que construyen una creencia satisfactoria de eficacia no se limitan a
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transmitir una estimación positiva. Además de potenciar la confianza de las demás personas en sus capacidades, estructura situaciones que favorecen el éxito y evitan colocarse prematuramente en situaciones donde la probabilidad de fracaso sea grande.
Los estados psicológicos y emocionales de la personas también influyen al momento de juzgar sus capacidades. El estado de ánimo también influye sobre los juicios que las personas hacen de su eficacia personal. El estado de ánimo positivo fomenta la AE y el estado de ánimo negativo la reduce. La intensidad de las reacciones emocionales consiste en alterar las creencias de eficacia que significa favorecer el estado físico, reducir el estrés y las proclividades emocionales negativas y corregir las falsas interpretaciones de los estados orgánicos. La intensidad absoluta de las reacciones emocionales o físicas no es tan importante como el modo en que son percibidas e interpretadas.
La relación entre AE y emprendimiento está justificada por diferentes motivos. En primer lugar, porque la gente evita carreras y ambientes que creen que exceden sus capacidades y emprenden vocaciones para las que se juzgan capaces. En segundo lugar, porque la iniciativa de emprender en lo profesional conlleva importantes riesgos y dificultades, por lo que parece claro que los emprendedores necesiten altos niveles de AE. En tercer lugar, dado que la AE predice los intereses ocupacionales, la perseverancia ante dificultades y la efectividad personal, también ha de estar relacionada con la actividad emprendedora.
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
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Finalmente, puesto que el incentivo para actuar es mayor cuando los emprendedores creen que sus acciones tendrán resultados alcanzables, la auto eficacia es un importante determinante de los comportamientos emprendedores (Krueger & Dickson en Sánchez, 2009: 43).
Como se advierte la AE se vuelve indispensable al momento de explorar las creencias de las personas sobre sus capacidades para organizar y ejecutar los cursos de acción requeridos para manejar situaciones futuras. En el caso de las actitudes emprendedoras la AE es de gran utilidad como factor ya que nos permitió predecir la tendencia hacia la conducta a emprender de los jóvenes universitarios, toda vez que la actitud emprendedora evalúo aspectos de AE en el joven sobre sus capacidades para emprender o no emprender.
La AE permitió conocer en los jóvenes universitarios las creencias de eficacia para emprender con relación a su realización profesional. Es importante ya que los estudiantes al egresar de su escuela o facultad hacia perspectivas laborales o de desarrollo profesional se enfrentaran a la presencia de obstáculos y fracasos, de ahí que aquellos estudiantes que desconfíen de sus capacidades reducirán esfuerzos o abandonaran rápidamente las iniciativas de emprender.
Aquellos
jóvenes que creen firmemente en sus capacidades ejecutaran ante el fracaso mayor esfuerzo para dominar el desafío.
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
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Además si los estudiantes universitarios creen positivamente en sus capacidades para emprender reducirán la angustia, el estrés que produce experimentar situaciones amenazadoras o difíciles. En el caso de la UAS, los jóvenes egresados enfrentaran situaciones difíciles, de falta de oportunidades para emplearse, encontrar trabajo y desarrollarse profesionalmente.
Norma subjetiva
La Norma Subjetiva (NS, en lo adelante) la encontramos con frecuencia explicada en la Teoría de la Acción Razonada Fishbein y Ajzen como la percepción del individuo de que otras personas, importantes para él, piensan que realizará o no la conducta. Su percepción sobre lo que esperan de él se convierte en la norma que rige su conducta, cuando las personas a las que atribuye esa creencia son referentes subjetivamente importantes y con los que se siente obligado a cumplir (Escames, 1998).
Con insistencia se ha pensado que la NS se podría asimilar al concepto de actitud, porque al crear la ejecución de una conducta, por referencia a otros humanos o instituciones importantes para la persona, enlazaría una evaluación afectiva de ese sujeto y de los resultados premios o castigos, que se adquirirían en relación a la conducta esperada por ellos.
La NS resume la presión social que recibe la persona de su contexto social más próximo. Esta NS descansa en dos pilares. Uno lo constituyen las “creencias
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normativas” que mantiene la persona. Éstas expresan la probabilidad de que la conducta a realizar resulte o no aceptable para las personas cuya opinión cuenta mucho y debe ser tenida en cuenta: padres, hermanos, amigos, compañeros de trabajo y similares. El otro pilar es la “motivación para acomodarse”. Indica la disposición de la persona a seguir o conformarse a esas opiniones (Morales, 1999).
La NS tiene una importancia esencial son referentes específicos, personas o instituciones importantes para el sujeto. Es absolutamente necesario determinar cuáles son esos referentes específicos.
La NS tiene relación directa con la intención de los jóvenes para emprender. Es en la actitud emprendedora un elemento importante en la predisposición de la intención a emprender o no emprender. La percepción sobre lo que se espera de el como profesionista, al egresar de la licenciatura, de lo que él cree que esas personas importantes en su vida (padres, amigos, novia/o, directivos, etc.) esperan que haga para su realización profesional. La NS se convierte en gran medida en un predictor de la conducta a emprender o no emprender.
Por lo tanto la NS rige la conducta, cuando las personas a las que atribuye esa creencia son referentes subjetivamente importantes y con los que se siente obligado a cumplir. Son las presiones sociales para realizar la conducta e incluye, tanto la percepción de las creencias conductuales que las personas relevantes
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poseen acerca de si se debe o no realizar una acción, como la motivación del individuo en satisfacer dichas expectativas. Los referentes pueden ser desde un individuo que resulte relevante para la persona, como un grupo social, una comunidad, etc. (Escames, 1998).
Un ejemplo de NS lo encontramos en la siguiente afirmación: “al terminar la carrera mis padres esperan que trabaje”. El joven universitario que estudia una carrera tiene la percepción de sus padres, de que él, debe buscar y encontrar trabajo una vez que se gradué de la universidad. Esta NS puede influir en la actitud del joven respecto a la búsqueda de empleo o bien puede haber un enfrentamiento entre la actitud del sujeto (favorabilidad) y la norma subjetiva, el joven considera más favorable continuar estudiando una especialidad o un posgrado y posponer por lo pronto la búsqueda de trabajo.
Locus de control
Locus de Control (LC, en adelante) procede de la teoría del aprendizaje social que se apoya en cinco hipótesis básicas. Primero, supone que los humanos interactúan con su entorno cercano, es decir que la reacción de las personas a los estímulos del entorno depende del significado o la importancia que le atribuyan a un hecho. La segunda, que la personalidad humana es aprendida, siempre podemos cambiar a través de nuevas experiencias. Tercera, que la personalidad forma una unidad fundamental es decir que poseen cierta estabilidad. Cuarta, la motivación está orientada hacia un objetivo en donde el comportamiento reside en
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las expectativas de las personas de sus conductas más cercanas a sus objetivos. Quinto, las personas son capaces de prever los hechos, utiliza su percepción del avance del hecho previsto para evaluar los esfuerzos (Feist & Feist, 2007:497).
Para esta teoría los refuerzos no dependen sólo de estímulos, sino que adquieren significados gracias a la capacidad cognitiva del individuo. Las características personales como las necesidades o los rasgos no pueden, por si solos, generar conductas. El comportamiento humano surge de la interacción entre los factores personales y el entorno.
Rotter, en su formulación de 1966 describe y utiliza cuatro tipos de variables que intervienen en la teoría del aprendizaje social: a) el potencial para realizar una conducta, b) las expectativas de reforzamiento, c) el valor del reforzamiento y d) la situación psicológica. Dentro de la teoría las expectativas juegan un papel importante y se distinguen los siguientes tipos: las expectativas generalizadas para el éxito, las expectativas generalizadas de confianza interpersonal y las expectativas generalizadas de control del refuerzo, interno versus externo (Rotter 1966, en Oros, 2005).
La tesis básica de la teoría, consiste en que el potencial para que una persona realice una conducta determinada en una situación específica depende: a) de su expectativa sobre las consecuencias que tendrá la conducta en aquella situación determinada; b). y del valor que tienen esas consecuencias para la persona en
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esa situación particular. De acuerdo con esta teoría, la conducta de las personas podría predecirse a partir del conocimiento de sus expectativas sobre su propia conducta y los resultados consecuentes de ella (Rotter, 1966 en Brenlla y Vázquez, 2010).
El LC, hace referencia (Rotter, 1966 en Oros, 2005), a una expectativa generalizada de control sobre los refuerzos, pudiéndose clasificar los sujetos, en función de ésta, en internos o externos. Los primeros tendrían la expectativa de que los resultados que obtienen son contingentes o causados por sus conductas o por sus propias características personales, percibiéndose como capaces de influir en su propio destino, de transformar una situación adversa, o de aumentar su probabilidad de éxito. La percepción de control sobre la situación incrementa la motivación para afrontar la misma, por lo que es esperable que los sujetos con un LC interno se sientan más implicados, comportándose ante la situación de forma más activa. Los segundos percibirían que las consecuencias de sus conductas dependen de factores ajenos a su control, como la suerte, el destino o la participación de otras personas, no reconociendo en ellos mismos la capacidad de alterar el curso de los eventos y de influir con sus acciones en el control de las contingencias de refuerzo que seguirán a su comportamiento.
Como se aprecia LC, está relacionado con la creencia de que las acciones que uno realiza determinan los resultados que uno obtiene. Las personas con un LC interno alto piensan que ellos son capaces de controlar los resultados, por lo que
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dedicarán más esfuerzo y persistencia hacia los resultados deseados. Por el contrario, las personas con LC externo pueden ser más pasivas.
En este sentido, LC es un constructo teórico que aporta interesantes evidencias de la función de las creencias internas y externas que pueden tener las personas sobre emprender en su desarrollo profesional, ya que la mayoría de los jóvenes universitarios tienen el objetivo de terminar su carrera y están dispuestos a soportar el estrés, la tensión y el trabajo para conseguir ese objetivo. La perspectiva de varios años difíciles de universidad, más que reducirlas, promete aumentar las tensiones. Sin embargo el refuerzo hacia graduarse los hace avanzar hacia los objetivos previstos. Estos estudiantes son capaces de prever los hechos y dadas las experiencias modificar su personalidad.
De acuerdo a los aportes teóricos revisados estamos de acuerdo en que los jóvenes universitarios actuaron guiados por sus creencias de LC tanto internos como externos, que su capacidad para potenciar una conducta a emprender o no emprender se vio determinada en gran parte por las expectativas internas y externas que son el valor del refuerzo especifico hacia el objetivo a perseguir en su realización profesional.
Queda de manifestado entonces, que LC es un rasgo de la personalidad frecuentemente atribuido a los emprendedores, sobre todo en aquellos aspectos de control sobre los demás, de influir con sus ideas y acciones en las perspectivas
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para emprender en algún proyecto. Este aspecto del reconocimiento que busca en los demás lo llevo a desarrollar expectativas internas sobre su desempeño emprendedor, en busca del prestigio personal, socioeconómico y social.
Capacidad de riesgo
Se retoma el término riesgo desde la psicología social, donde se define como elección de una alternativa entre dos o más posibles, a cada una de las cuales están asociados resultados positivos y negativos. En el riesgo desempeñan una función decisiva las probabilidades por parte de quien debe asumir la decisión. En esta evaluación intervienen la función desempeñada por los argumentos persuasivos, la fuerza de la motivación y la capacidad de realizar comparaciones correctas, el índice de responsabilidad que cada uno siente que debe asumir (Galimberti, 2002:971).
Dado que el riesgo desempeña una función decisiva en las toma de decisiones de las personas, lo que lo relaciona directamente con la capacidad que tienen los sujetos para realizar una serie de operaciones que se requieren para la evaluación y previsión de sus rendimientos sobre diferentes aspectos al mismo tiempo, es que optamos unir los términos Capacidad de Riesgo (CR, en adelante), para dar cuenta de este rasgo de personalidad de los jóvenes universitarios sobre sus tendencias y disposiciones para asumir riesgos a emprender. En este sentido el criterio del CR se basará en la racionalidad del estudiante universitario para elegir
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la opción de riesgo que considera puede mejorar la utilidad que se espera alcanzar con la elección de alguna actividad a emprender.
El CR, en los jóvenes universitarios lo indujo a tomar decisiones con respecto a sus condiciones para emprender. En esta situación son determinantes los ambientes sociales de éxito o fracaso emprendedor. El ambiente institucional, tal vez está influyendo en la formación de experiencias que fomenten o limiten la CR en los estudiantes de Educación Superior de la UAS. Es de consideración entonces, brindar espacios de formación de experiencias emprendedoras donde se ejercite la iniciativa de los alumnos para emprender diversas acciones como parte de su formación. Esto llevaría tal vez, a disminuir la actitud pesimista que posee el joven sobre su CR, ya que ha aprendido por los condicionamientos sociales; a tender a pensar que arriesgarse tiene una alta probabilidad de fracasar y, por lo tanto, es mejor dejar “lo malo por conocido a lo nuevo por conocer”.
La CR se ve influenciada también por las condiciones de laborales a las que se enfrentarán los jóvenes universitarios al egresar de su carrera; sobre todo en el sentido de su falta de experiencia y conocimiento como una carencia que impediría el sentirse suficientemente preparado para competir y, por consiguiente, esto obstaculiza su intención de arriesgarse a emprender.
Das y Teng (en Sánchez, 2009) han encontrado que los sujetos con puntuaciones altas en esta dimensión, estarán inclinados a comportamientos de alto riesgo; es
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decir, considerarán las alternativas cuyas consecuencias finales puedan alejarse de su marco de expectativas de resultados. Por su parte, los sujetos con baja propensión al riesgo, tenderán a comportamientos de bajo riesgo, y evitarán las alternativas que puedan causar resultados que varíen mucho de sus expectativas.
Hábito emprendedor El hábito es el “gigantesco volante de la sociedad”, su más preciosa fuerza conservadora” que permite a los individuos orientarse en el mundo social, adquirir niveles y modos aceptables de conducta y poder prever las conductas de los demás (James en Galimberti, 2002:549).
Cuando nos referimos al término hábito, aparece en la escena Dewey como uno de los teóricos que más ha explicado la función de este concepto en la vida de las personas. El hábito es una forma de interacción entre el ser natural y el ambiente que lo contiene y lleva esta tesitura hasta el extremo cuando advierte que entre las funciones biológicas (como respirar y digerir) y el hábito conductual hay más similitudes que diferencias (Dewey en Sandrone, 2011). . Siguiendo el pensamiento del autor, el eje central de la teoría puede resumirse en la afirmación de que el conocimiento está signado por la interacción del organismo con el entorno. En este sentido, Una diferencia, por ejemplo, consistiría en que las funciones biológicas son innatas mientras que los hábitos son adquiridos; no obstante, para Dewey esta disimilitud pasa a un segundo plano frente a la
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semejanza fundamental: ambas requieren de la cooperación del organismo y del medio ambiente (Dewey, 1964:25). Pensar que la respiración es algo que se circunscribe a elementos exclusivos del organismo denominados pulmones, sin tener en cuenta las condiciones ambientales en que se respira, es como pensar que formar un hábito depende exclusivamente de un elemento propio del organismo denominado razón o voluntad.
En este sentido, para Dewey la noción de hábito implica la transacción entre un ser natural y su ambiente, lo que supone la búsqueda de la satisfacción de algún fin práctico a través de ciertos medios. Son medios únicamente cuando se organizan de forma que, de manera independiente, logran resultados definidos. Estas organizaciones son los hábitos (Dewey, 1964:34-35).
El hábito no es algo que se pueda lograr disciplinando conscientemente la voluntad o la razón; pensar eso sería caer en un dualismo que supone un mundo material sobre el que se actúa y un mundo mental en el que se establecen las normas de acción. Sería confundir los hábitos con materiales y con herramientas y no con medios. Los medios son organizaciones, es decir, una especie de sistema de relaciones y de transacciones tendientes satisfacer ciertos fines (Sandrone, 2011).
Por lo tanto, un hábito no es solo un elemento mental como una creencia, sino que es un sistema de transacciones, una especie de avenencias entre elementos
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mentales, orgánicos y energías externas que no pueden definirse individual y aisladamente sino en una organización que los define en función del rol que desempeñan. Sólo así se puede hablar de los hábitos como medios para obtener ciertos fines.
Para Dewey los hábitos no son meras herramientas, sino que traspasan la esfera de lo pensado conscientemente por el sujeto, sino veamos la siguiente reflexión del autor; la mera referencia a la tendencia a la imitación, propia de la naturaleza humana, basta para sugerir la profundidad con que los hábitos mentales ajenos afectan la actitud del sujeto en fase de formación. El ejemplo más poderoso que el precepto, y los mejores esfuerzos conscientes de un maestro pueden verse más que contrarrestados por la influencia de rasgos personales de los que no se ha dado cuenta o que no considera importantes. A la inversa, métodos de enseñanza y de disciplina técnicamente defectuosos pueden llegar a ser prácticamente inocuos gracias a la inspiración del método personal que los apoye (Dewey, 1989:65).
Los hábitos son un modo de sentir, de percibir, de actuar, de pensar, adquirido relativamente estable. Existen hábitos de la inteligencia y del corazón que condicionan el modo de percibir y de juzgar, por lo que “mis ideas son costumbres de mi espíritu” (Ricoeur; 1975 en Galimberti, 2002:549)
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De acuerdo a los planteamientos señalados se optó por tomar el hábito como un constructo teórico que explica al Hábito Emprendedor (HE, en adelante) en los jóvenes universitarios como factor inherente de la actitud emprendedora. El HE será un medio únicamente cuando se organiza de tal manera que, de modo independiente, logre resultados definidos. Los medios serán organizaciones, es decir, una especie de sistema de relaciones y de transacciones tendientes satisfacer ciertos fines.
En este sentido, las organizaciones que guarda el HE están directamente influidas por el medio circundante en donde se desenvuelven los jóvenes, la universidad, el ambiente familiar, social y cultural; de ahí dependen las relaciones y transacciones que establece para aprender o fortalecer la actitud emprendedora.
Es decir, los HE lograran resultados definidos por los jóvenes universitarios con respecto a su actitud emprendedora, si el ambiente emprendedor se vuelve un elemento natural donde la búsqueda de la satisfacción en los estudiantes se vuelve un fin práctico a través de ciertos medios.
En resumen, podemos decir que los rasgos de personalidad que distinguen a los jóvenes universitarios para emprender son, sus creencias de ser autoeficaz (EA), su capacidad para arriesgarse (CR), los hábitos que organizan su información para desempeñarse de forma natural a emprender (HE), la reflexión de sus creencias
sobre
lo
que
los
demás
esperan
de
él,
para
emprender
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profesionalmente (NS), las creencias de control interno y externo que el joven universitario tiene en su intención a emprender.
Todas las características psicológicas, no son sólo una situación interna del estudiante universitario sino están formadas en el transcurso de su desarrollo personal y tienen la gran influencia de los ambientes donde él se desenvuelve cotidianamente, lo familiar, cultural, social, y educativo. Para dar explicación a la relación de interacción entre los rasgos de la personalidad o factores, componentes emprendedores con relación a variables implicadas y ambientes donde se desenvuelve los estudiantes de la UAS, se aborda la construcción del modelo de la actitud emprendedora.
2.5. Modelo de la actitud emprendedora Para la construcción del modelo de la actitud emprendedora de los jóvenes universitario, se parte de los siguientes elementos: la concepción de sujeto, en este caso del joven universitario, el concepto de actitud emprendedora. Estos elementos se construyen a partir de las diferentes teorías ya expuestas como son; de la personalidad, de la acción razonada y del aprendizaje social. De estas contribuciones se extraen para el modelo solo aquellos aspectos explicativos sintetizados que faciliten la comprensión de las actitudes emprendedoras en los jóvenes universitarios. A continuación se describen las partes del modelo de la actitud emprendedora.
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En el concepto de sujeto se considera que el joven universitario es una persona completa que tiene ideas, sentimientos y conductas que le permiten crear su propio estilo de vida. Que vive en un entorno familiar, social y cultural que influye en la organización de sus ideas en la elaboración de sus juicios y la toma decisiones. Que es un ser en aprendizaje permanente y que tiene la capacidad de vivir experiencias que le permitan reorientar su personalidad toda vez que le sea necesario con el objetivo de llegar a las metas y fines que se proponga para alcanzar su realización profesional.
El sujeto, en este caso el estudiante de la UAS orienta su actitud emprendedora a partir de sus creencias, ideas, sentimientos y en la información que recibe del medio social, sus valoraciones las razona conscientemente (no necesariamente correctas o razonables) serán las que determinen sus intenciones a emprender o no emprender.
El concepto de actitud emprendedora hace referencia a la disposición que tienen los jóvenes universitarios de ser autoeficaces en la toma de decisiones, con capacidad de riesgo para enfrentar los retos, con hábitos emprendedores que le faciliten organizar el rol que quiere desempeñar para lograr ciertos fines, con afirmaciones que norman subjetivamente su desempeño emprendedor, con creencias internas y externas sobre logro de su expectativa de emprender.
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El modelo de la actitud de la emprendedora se integra por los siguientes elementos: los factores de la actitud emprendedora. En los factores encontramos creencias, juicios, organizaciones e intenciones para que se dé la conducta a emprender o no emprender. Los factores se integran a su vez por el componente cognitivo, afectivo y conductual. En la dinámica del modelo intervienen las variables de género, grado académico y escuela, son las condiciones que inciden para la presencia de la actitud emprendedora en los jóvenes universitarios. Para ilustrar los elementos señalados se presenta esquema del modelo de la actitud emprendedora en la figura 1 de la siguiente página.
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El modelo tiene la dinámica de integrar flujos de interacción entre los rasgos de la personalidad emprendedora y las variables género, grado académico, escuela y facultad. La interacción de estos elementos tiene como objetivo observar si la intención para emprender predice la conducta emprendedora para la realización profesional del joven universitario. El modelo emprendedor considera que las ideas, creencias, juicios, de los estudiantes universitarios no está determinada por motivos inconscientes, deseos irresistibles, creencias caprichosas o irracionales, sino que por el contrario, el joven universitario considera las implicaciones de su acción. Los jóvenes universitarios realizan acciones razonadas (Fishbein & Ajzen, 1975 en Escamez, 1988), a partir de la información que recibe del medio social, educativo y cultural sobre emprender. A partir de la información que recibe del medio donde se desenvuelve, elabora juicios razonados que es la base de sus decisiones. Ahora bien, al hablar de decisiones razonadas no significa que sean necesariamente razonables o acertadas por el estudiante, que en muchos de los casos estará tal vez, limitado por su capacidad de razonamiento, como por la influencia limitada de la información que recibe sobre emprender. Los juicios razonados de los estudiantes están impregnados por sus rasgos de personalidad que se caracterizan en el modelo como factores de la actitud emprendedora: Autoeficacia (EA), Norma Subjetiva (NS), Locus de Control (LC), Capacidad de Riesgo (CR), y Hábito Emprendedor (HE): Estos factores tienen una naturaleza Cognitiva (CG), Afectiva (AF) y Conductual (CO). En la figura del modelo se aprecia la relación entre ellos y, como factores y componentes forman
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un flujo que da como resultado factores de tipo cognitivo, afectivo y conductual. Por ejemplo se aprecian en la imagen del modelo con las siguientes abreviaturas como AEAF (Autoeficacia Afectiva), CRCG (Capacidad de Riesgo Cognitivo) LCCO (Locus de Control Conductual) y así en sucesivo para cada factor con sus componentes.
En la dinámica del modelo, factores y componentes de la actitud mantienen un flujo directo de interacción con las variables género, grado y escuela que son las condiciones donde los jóvenes universitarios ven reflejado su sentido de organización para emprender. Ahora bien, la relación entre factores de la actitud emprendedora y variables se sitúa en un medio social, cultural, escolar universitario que abona a la interacción entre los factores de la personalidad y las variables y que por consecuencia influyen en la intención de que se dé o no una actitud emprendedora.
La búsqueda de realización profesional del joven universitario como lo ilustra el modelo de la actitud emprendedora es la culminación de esa relación entre factores personales del estudiante con flujos de interacción con las características de ser alumno de licenciatura de la UAS, y el medio social circundante, que lo lleva aprender socialmente (Bandura, 2004) la búsqueda de la satisfacción de algún fin práctico de realización profesional.
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En conclusión, el modelo de la actitud emprendedora nos permite suponer que si el joven universitario manifiesta una interacción positiva entre los factores de personalidad de autoeficacia, hábito emprendedor y capacidad de riesgo existirá una mayor predicción de la intención a emprender. También será mayor la predicción de la intención emprender si los factores personales de locus de control y norma subjetiva, se presentan con una interacción negativa o de baja tendencia.
2.6. Antecedentes teóricos
El estudio de las actitudes emprendedoras compendia investigaciones que guardan relación con nuestro objeto de estudio. En las búsquedas intencionadas de información sobre estudios de la actitud emprendedora, nos encontramos con la limitante que la mayoría de las investigaciones se centran en estudios de la actitud con relación a la creación de empresas. Tal situación nos llevo a seleccionar todos aquellos estudios que aún cuando la orientación fuera hacia la creación de empresas tuvieran como objetivos, explorar rasgos de personalidad emprendedora o bien factores y componentes de la actitud emprendedora en jóvenes, estudiantes de universidades. Así como variables demográficas utilizadas para explorar jóvenes en situación escolar. También se hace referencia a publicaciones que tratan el fenómeno de los emprendedores como situación emergente en la actualidad y la función de la educación como y su papel formador en la vida de los emprendedores. Por lo que a continuación se describen las investigaciones encontradas que anceden en gran medida el objeto de investigación que nos ocupa.
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La investigación Evaluación de Personalidad Emprendedora: Validez Factorial del Cuestionario de Orientación Emprendedora (COE), se elige como uno de los antecedentes cercanos a la investigación, nos sirvió como referente al momento de elaborar la escala de actitudes emprendedoras, en los aspectos de los rasgos de personalidad del emprendedor, a lo que nosotros llamamos factores de la actitud emprendedora. Detectar el estudio, motivó para la elaboración de la escala de actitudes emprendedoras en las primeras etapas de la investigación. Sobre porque el COE no fue posible conseguir, pese agotar mecanismos para el logro del fin, por ello basamos nuestra intención de elaborar la escala y retomar algunos de los rasgos de personalidad de esté estudio, que a continuación se detallan.
La investigación sostiene que las relaciones entre rasgos de personalidad y comportamiento emprendedor son frecuentemente analizadas en la investigación sobre emprender (Sánchez, 2009). No obstante, existe un cierto escepticismo en la literatura sobre la intensidad de esta relación. Aunque algunas revisiones al respecto concluyen que existe una relación positiva (Chell, Haworth, & Brearley, 1991; Rauch & Frese, 2000), otras revisiones concluyen que no existe tal relación (Brockhaus & Horwitz, 1986; Gartner, 1989; Low & MacMillan, 1988). A este respecto, hay que indicar que los meta-análisis recientes proporcionan evidencia de la validez predictiva de los rasgos de personalidad (Collins, Hanges, & Locke, 2004; Rauch & Frese, 2007; Stewart & Roth, 2001, 2004, Zhao & Seibert, 2006) y
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sugieren el análisis de contingencias que puedan impactar en el tamaño de esta relación.
Una vez aclarada la relación entre rasgos de personalidad y comportamiento emprendedor, el siguiente paso es preguntar cuáles son estos rasgos de personalidad. Es innegable la cantidad de rasgos que pueden surgir cuando se examinan las investigaciones sobre los rasgos de personalidad atribuidos a los emprendedores. Por ejemplo, Hornaday (1982) llegó a listar 42 características de la personalidad emprendedora. Son tantos que en algún momento podría dudarse si existe una persona con tales rasgos. Pero es necesario considerar que sólo aquellos rasgos que han tenido fuertes argumentos científicos pueden ser considerados como integrantes de la personalidad emprendedora. Por fortuna, la literatura ha empezado a converger en un grupo determinado de rasgos y en el que, en mayor o menor medida, están de acuerdo los investigadores.
Considerando los trabajos de diferentes autores (Covin & Slevin, 1989; Cromie, 2000; Filion, 2003; Vecchio, 2003) y los rasgos comunes que aparecen en estos trabajos podemos decir que los principales rasgos de la personalidad emprendedora son: Locus de Control, Autoeficacia, Riesgo y Proactividad.
Locus de control. Está relacionado con la creencia de que las acciones que uno realiza determinan los resultados que uno obtiene (Rotter, 1966 en Sánchez, 2009). Las personas con un locus de control interno alto piensan que ellos son
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capaces de controlar los resultados, por lo que dedicarán más esfuerzo y persistencia hacia los resultados deseados, lo que, a su vez, debería ayudar a iniciar una aventura emprendedora y a mantenerla exitosamente. Por el contrario, las personas con locus de control externo pueden ser más pasivas. Si uno piensa que no es capaz de controlar los resultados, no tiene razones para cambiar activamente su entorno y comenzar un negocio.
Korunka, Frank, Lueger y Mugler (2003 en Sánchez, 2009), encontraron en una muestra de emprendedores nacientes que el locus de control se relacionaba con otros aspectos de la personalidad, como necesidad de logro e iniciativa personal. Filion (2003 en Sánchez, 2009), afirma que el locus de control interno es una característica frecuentemente atribuida a los emprendedores, si bien no en exclusiva, dado que también esta característica se encuentra en personas que triunfan, sean o no emprendedores. Por último, hay que indicar que esta característica puede ser aprendida.
Autoeficacia. La autoeficacia se refiere a la convicción de que uno puede organizar y ejecutar efectivamente acciones para producir unos resultados requeridos (Bandura, 1997; Chen, Greene, & Crick, 1998 en Sánchez, 2009). Esto es, la autoeficacia es una atribución de competencia personal y control en una situación dada y refleja la percepción de una capacidad personal para realizar un trabajo o tarea concreta. La autoeficacia afecta a la elección de la acción y a la cantidad de esfuerzo ejercido siendo el principal predictor individual de la elección de carrera
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La relación entre autoeficacia y emprendimiento está justificada por diferentes motivos. En primer lugar, porque la gente evita carreras y ambientes que creen exceden sus capacidades y emprenden vocaciones para las que se juzgan capaces (Krueger & Dickson, 1994). En segundo lugar, porque la iniciativa emprendedora conlleva importantes riesgos y dificultades, por lo que parece claro que los emprendedores necesiten altos niveles de autoeficacia. En tercer lugar, dado que la autoeficacia predice la elección de carrera, los intereses ocupacionales, la perseverancia ante dificultades y la efectividad personal (Bandura, 1986; Krueger & Dickson, 1994; Waung, 1995), también ha de estar relacionada con la actividad emprendedora. Finalmente, puesto que el incentivo para actuar es mayor cuando los emprendedores creen que sus acciones tendrán resultados alcanzables, la autoeficacia es un importante determinante de los comportamientos emprendedores exitosos (Lanero, & Yurrebaso, 2005 en Sánchez, 2009).
Propensión al riesgo. Esta se define como el rasgo de personalidad que determina la tendencia y disposición del individuo para asumir riesgos. Los individuos con puntuaciones altas en esta dimensión, estarán inclinados a comportamientos de alto riesgo; es decir, considerarán las alternativas cuyas consecuencias finales puedan alejarse de su marco de expectativas de resultados. Por su parte, los sujetos con baja propensión al riesgo, tenderán a comportamientos de bajo riesgo, y evitarán las alternativas que puedan causar resultados que varíen mucho de sus expectativas (Das & Teng, 1997 en Sánchez, 2009).
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El concepto de propensión al riesgo se ha relacionado con el emprendimiento. Es obvio que la actividad emprendedora implica, por definición, asumir riesgos de algún tipo. La propensión al riesgo es, junto con la proactividad y la innovación, una de las tres dimensiones de la llamada orientación emprendedora. En este marco, la propensión al riesgo se refiere a la disposición del sujeto a comprometerse con oportunidades bajo posibilidades de fracaso (Covin y Slevin, 1989 en Sánchez, 2009).
Algunos estudios recientes han encontrado que la tolerancia y actitudes positivas hacia el riesgo predicen la formación de intenciones emprendedoras (Segal, Borgia, & Schoenfeld, 2005; Shepherd & Douglas, 1997). Igualmente, se ha encontrado que la propensión al riesgo está positivamente asociada con las intenciones de autoempleo a través de su influencia sobre ciertos predictores de éstas como son la autoeficacia (Zhao, Seibert, & Hills, 2005 en Sánchez, 2009) y la actitud positiva hacia el comportamiento emprendedor.
Personalidad proactiva. Esta se refiere a la tendencia a iniciar y mantener acciones que directamente alteran el ambiente circundante (Bateman & Crant, 1993). Las personalidades proactivas identifican oportunidades y actúan sobre ellas, muestran iniciativa, realizan acciones directas y perseveran hasta que consiguen un cambio significativo. En contraste, las no proactivas fracasan en identificar y actuar sobre las oportunidades para cambiar cosas. La proactividad implica un énfasis en anticipar y prevenir problemas antes de que ocurran y una
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orientación a la acción que incluye una interpretación creativa de las normas y un alto nivel de persistencia y paciencia para operar el cambio.
La proactividad es otra de las dimensiones indispensables que Covin y Slevin (1989 en Sánchez, 2009) incluyen en la denominada orientación emprendedora, en referencia a la implementación de lo necesario para la realización emprendedora, lo que supone perseverancia, adaptabilidad y disposición para asumir la responsabilidad ante el fracaso.
Estos rasgos de la personalidad son los que integran en escalas en el COE y miden el comportamiento emprendedor. El Cuestionario, en su versión preliminar, comprende 60 ítems, y el individuo debe responder a cada uno de ellos utilizando una escala Likert. La justificación de esta investigación se fundamenta en que no existen instrumentos en español, según conocimientos del autor, que evalúen estos rasgos y que aparezcan recogidos en un único instrumento de evaluación. A esto hay que añadir el interés despertado en la literatura por contar con instrumentos de este tipo para predecir futuros emprendedores, dada la importancia que éstos tienen en el desarrollo económico de un país. Para probar la consistencia interna de las escala se administró a una muestra de 1.810 estudiantes universitarios de España, Portugal, México, Brasil y Argentina obteniéndose un Alfa de Cronbach de .70. Se realizaron los estudios psicométricos para analizar la estructura factorial (a través del análisis factorial exploratorio
y
confirmatorio).
Los
índices
de
ajuste
mostraron
valores
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significativos. Los resultados del análisis factorial confirmatorio demostraron que el modelo de ocho factores demostró un ajuste aceptable.
En función de estos resultados se indica el COE posee propiedades psicométricas adecuadas de consistencia interna, estructura factorial y validez predictiva respecto a metas de elección profesional. Investigaciones ulteriores deberán verificar las propiedades de estabilidad de las escalas del COE, así como obtener evidencia de su utilidad predictiva. Los resultados de esta investigación parecen confirmar que esta versión del COE es potencialmente útil tanto para el asesoramiento de universitarios que deben elegir su futuro profesional, para autoempleados o como para trabajadores por cuenta ajena. Por otra parte, obtener un perfil de las fortalezas y debilidades en estos rasgos puede servir como punto de partida para programas de intervención psicoeducativos que ayuden al desarrollo de sus potencialidades.
Un artículo que favoreció al momento de razonar ideas sobre la pertinencia en la elaboración de la escala para medir actitudes emprendedoras es Métodos e Instrumentos de Evaluación Psicológica de Jóvenes emprendedores. Se justifica la elaboración de instrumentos de medida para emprendedores toda vez, que cuando el crecimiento económico del país y las instituciones impulsan a los jóvenes hacia el autoempleo y la creación su propia empresa, la psicología debería profundizar en el estudio de los comportamientos económicos de los empresarios, así como en los motivos, cogniciones, actitudes, valores y todas
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aquellas características psicológicas que subyacen para que en una población determinada, dadas una mismas condiciones objetivas, se decida a trabajar por cuenta propia, asumiendo altos riesgos económicos a la hora de ponerse al frente de una organización (Uriarte y González, 2007).
El artículo nos presenta un resumen de los instrumentos psicológicos utilizados en el estudio de las diferencias psicológicas de los emprendedores. Ello nos da idea de las limitaciones metodológicas existentes en este campo, así como de la evolución de los modelos psicológicos subyacentes en los últimos treinta años.
Hornaday (1970 en Uriarte y González, 2007), afirma que la investigación sobre las características del individuo emprendedor gira en torno a tres preguntas principales: 1. ¿Hay características (psicológicas, sociológicas, hereditarias, ambientales, educacionales, o experimentales) que distinguen al emprendedor con éxito de otros grupos humanos? 2. De ser así, ¿están estas características presentes anteriormente a la experiencia emprendedora y, por consiguiente, la determinan? 3. Si hay características distintivas y éstas están presentes antes de la actividad emprendedora, ¿cómo pueden ser evaluadas de forma fiable anteriormente a la creación de una nueva empresa?
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Los emprendedores poseen una serie de características específicas que los distinguen del resto de las personas. Pero aún no está claro si las características propias de los emprendedores que han conseguido el éxito son la causa de esa actividad emprendedora o si, por el contrario, es la propia experiencia emprendedora la que las provoca. Para aclarar esta cuestión son necesarios estudios longitudinales en los que se evalúen las variables psicológicas antes de que aparezca la actividad emprendedora, y estudios experimentales en los que se manipulen esas variables para observar el efecto de ese cambio en la conducta.
En opinión de Hornaday (1970 en Uriarte y González, 2007), se necesita un estudio definitivo, longitudinal, sobre los efectos de la educación. Una investigación bien diseñada, con técnicas de pre y post-medición y un grupo de control cuidadosamente seleccionado podría analizar los efectos medibles y percibidos de la educación emprendedora. Debido a la dificultad que conlleva este tipo de estudios, la mayoría de los que se han llevado a cabo han sido de comparación de grupos, en los que se comparan las características de sujetos emprendedores y sujetos no emprendedores.
Se plantea que uno de los métodos de investigación más importante de la psicología económica es la encuesta con entrevistas a grupos representativos (Katona, 1965:416 en Uriarte y González, 2007), en este caso a individuos emprendedores. Pero, además de las encuestas, en el estudio de las características de personalidad de estos sujetos se han utilizado con frecuencia
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tests psicológicos, de uso común en otros colectivos. Dos tipos de pruebas que se han utilizado son los tests proyectivos y los tests de lápiz y papel. Los primeros son menos directivos y más subjetivos y se asume que en las respuestas el sujeto proyecta sus sentimientos, creencias, motivaciones, actitudes, etc. En los tests de lápiz y papel, el sujeto normalmente sólo tiene que dar una respuesta si-no o posicionarse a sí mismo en una escala con respecto a una afirmación determinada (por ejemplo, la escala de Likert).
En cuanto a las pruebas proyectivas, una de las más conocidas en la investigación sobre emprendedores es la utilizada por McClelland (1968, en Uriarte y González, 2007) que desarrolló un método para evaluar la motivación de logro por medio del Test de Apercepción Temática (TAT) de Murray. En esta prueba se presenta un dibujo al sujeto y éste debe escribir una historia sobre el mismo. Para la interpretación de las respuestas, el evaluador debe buscar en las historias de los sujetos temas relacionados con el logro, indicado por la mención de alguno de los siguientes incidentes: 1) Definir un problema; 2) querer resolverlo; 3) pensar en modos para solucionarlo; 4) pensar en las dificultades que se presenten en la solución; 5) pensar en gente que podría ayudarle a solucionarlo y, 6) anticipar qué pasaría si tuviera éxito o si fracasara. Por cada una de estas ideas el sujeto recibe una puntuación de +1 y si no aparece ninguna recibe un -1. Esta técnica ha recibido numerosas críticas debido a su falta de objetividad y consistencia y, en consecuencia, se han creado diversos cuestionarios para evaluar la motivación de logro (Lynn, 1969; Smith, 1973; Tziner y Elicur, 1985; citados en Cromie y
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O´Donaghue, 1986 en Uriarte y González, 2007). Sin embargo, tampoco se ha llegado a un acuerdo sobre cuál es el más apropiado.
Entre los tests de lápiz y papel el más utilizado en el estudio de los emprendedores probablemente sea la Escala I-E de Rotter (1966 en Uriarte y González, 2007), desarrollada para evaluar el Locus de control. Esta escala está compuesta por 29 ítems de elección forzada, entre los cuales se encuentran seis creados para ocultar el objetivo de la prueba. Cada ítem consiste en un par de afirmaciones alternativas que expresan creencias opuestas sobre el control interno o externo que uno ejerce sobre el ambiente. La puntuación en la escala es el número total de ítems en los que se ha elegido la opción externa. Ejemplos de ítems de la prueba son los siguientes: Tener éxito es cuestión de trabajo duro; la suerte tiene poco o nada que ver con ello, obtener un buen trabajo depende principalmente de estar en el lugar adecuado en el momento apropiado.
Hornaday y Aboud (1971 en Uriarte y González, 2007) estaban interesados en identificar y medir las características personales de los emprendedores exitosos, aparte de la bien conocida “necesidad de logro” de McClelland. Pensaban que sería de gran valor un sistema de selección de emprendedores basado en pruebas objetivas y estructuradas de modo que pudieran ser administradas por distintos profesionales, no sólo por los psicólogos.
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Las entrevistas personales también se presentan como instrumentos importantes las que pueden ser de diferentes tipos, dependiendo del grado de estructuración y directividad. En las mismas se puede pedir a los sujetos que hablen libremente sobre sus experiencias y sus creencias. Un claro ejemplo de esta técnica se encuentra en el trabajo de Collins y Moore (1970 en Uriarte y González, 2007), en el cual entrevistaron a emprendedores que habían conseguido el éxito en sus negocios. Estas personas hablaban largamente sobre su infancia, sus familias, su educación, sus trabajos anteriores y, especialmente, sobre la experiencia de fundar su propia empresa: cómo surgió la idea, problemas que tuvieron que enfrentar, obtención de recursos, etc., y sobre el desarrollo posterior de la misma. Los datos recogidos con técnicas de este tipo permiten realizar análisis cualitativos y generalidades de las características de estas personas, pero no se pueden obtener datos más objetivos sobre la significatividad de las diferencias entre este grupo de personas y la población general y mucho menos establecer inferencias de tipo causa-efecto. Para ello se requiere la utilización de análisis estadísticos sobre datos cuantitativos. Un problema adicional es el sesgo introducido por el entrevistador, el cual, debido a su libertad en la formulación de las preguntas y su conocimiento de los objetivos del estudio, puede influir enormemente en la valoración de las respuestas. Para poder solventar estas limitaciones se han utilizado entrevistas altamente estructuradas en las que los individuos tienen que contestar a una serie de preguntas con respuestas del tipo SI-NO, o con escalas como las elaboradas por Likert, en las que el sujeto tiene que elegir su grado de conformidad con una
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afirmación determinada. La tarea del entrevistador en estos casos es muy sencilla, tanto en la recolección de datos como en la distribución y análisis de los mismos y los resultados obtenidos pueden ser altamente fiables. Actualmente es posible lograr una confluencia entre el estudio de casos y el análisis estadístico. Cuando se pretende profundizar, detallar y comprender una realidad no evidente, compleja y no se tiene suficiente capacidad como para establecer hipótesis, el estudio de casos puede ser una metodología útil en las primeras etapas de investigación (Stake, 1981. Cepeda, 2003 en Uriarte y González, 2007).
Una de las conclusiones que se pueden extraer de los estudios psicológicos de los emprendedores es la comunidad de ciertas características psicológicas, como el deseo de independencia, la disposición a asumir riesgos, las aptitudes comunicativas, la determinación o el pensamiento divergente, así como la diversidad de tipos de personalidad (Ibáñez, 2003 Uriarte y González, 2007). Una vez descritas las características diferenciales lo importante ahora es determinar cuáles son las que tendrían un papel de impulsoras de la decisión a emprender en correcta dirección.
Desde
la
perspectiva
de
los
organismos
y
entidades
que
favorecen
económicamente los proyectos y apoyan a los nuevos empresarios con asesoramiento y formación especializada es importante evaluar en qué grado se poseen las cualidades idóneas de los emprendedores de éxito y cuáles requieren
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ser potenciadas. Sin embargo, todavía no hay un instrumento de medida suficientemente contrastado para conocer las características psicológicas y predecir las potencialidades de éxito de los emprendedores, aunque ciertamente, tanto a nivel internacional, se observan avances importantes a tenor de las investigaciones publicada en últimos años (Uriarte y González, 2007).
Una más de las investigaciones que fue de utilidad para decidir elegir al hábito emprendedor como uno de los cinco factores que integran actitud emprendedora es Capacidades emprendedoras y Coeficiente Empresarial en Estudiantes de Administración y de Psicología de la Universidad Federico Villareal en Lima Perú. En el cuerpo teórico del trabajo se destaca la importancia al contexto universitario. Al respecto, Montilla (1977 en Portocarrero et al., 2010) refiere que desde el contexto universitario hay que enseñarle al futuro profesional que con el conocimiento adquirido en la universidad no necesita ejercer para tener un empleo porque él puede proporcionarse ese empleo. Señala, a si mismo, que la universidad no debe formar estudiantes con mentalidad de empleados sino con mentalidad de empresarios.
Desde la propia Asamblea Nacional de Rectores en este país celebrada en 2001 se destaca que si bien cada universidad es distinta y busca su propia imagen debe considerar que su producto o futuro egresado logre, entre otras características, desarrollar la capacidad creativa-emprendedora para resolver problemas y competitividad para generar actividades productivas que contribuyan al desarrollo.
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Las
universidades,
consecuentemente,
deben
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ser
consideradas
como
instrumentos estratégicos de la nación para promover el desarrollo integral del futuro profesional mediante el fomento e incubación de la grande, mediana y pequeña empresa productoras de bienes o de servicios. Evitando de este modo que egresen de las universidades jóvenes que saben todo y pueden hacer muy poco en beneficio de sí mismos y de la nación.
Linares, Dino y cols. (2002 en Portocarrero et al., 2010) al sistematizar las experiencias del Programa “Haz realidad tu negocio 1996-2000” señalan que los concursantes que suelen guiar sus proyectos por la formación universitaria se inician en los negocios más tarde que los de menor instrucción y ven esta actividad como un ingreso complementario; incluso prevalece en ellos la idea de hallar un empleo y trabajar de manera dependiente.
Por otro lado, los universitarios en gran medida manifiestan resistencias a enfocar de una manera más práctica y menos teórica el ingreso al mercado. Suelen concentrarse en las bondades intrínsecas del producto, con mucha mayor razón si éste se aproxima a la invención, y descuidan o menosprecian cuestiones elementales y prácticas de mercado. Finalmente, refieren que los jóvenes universitarios aún arrastran el pesado lastre de una formación, que si bien paulatinamente viene cambiando, aún esta desvinculada de la realidad y es opuesta a los mecanismos del mercado.
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Espinoza (2004 en Portocarrero et al., 2010)) en una investigación relacionada a las aptitudes y actitudes empresariales de los estudiantes de administración en las universidades públicas de Lima - Callao concluye que en ese entonces, como hace décadas atrás, se dan las mismas estrategias orientadas a formar profesionales en administración para ocupar cargos gerenciales en las grandes empresas lo que genera que los egresados continúen conformando un gran contingente de administradores sin empleo.
Los investigadores al relacionar la formación de los estudiantes de administración de universidades públicas de Lima Metropolitana y los hábitos emprendedores de negocios establecieron que estas variables se asocian de manera débil significativamente. Determinó, asimismo, que los currículos de las facultades de administración de las universidades públicas estudiadas tienen carencias que dificultan el desarrollo de habilidades emprendedoras de negocios en sus futuros egresados y que no se ajustan a las actuales exigencias formativas que demanda el mercado nacional y el mercado globalizado (Portocarrero et al., 2010).
Finalmente, Bonifaz (2004 en Portocarrero et al., 2010) al analizar el espíritu empresarial en estudiantes de post grado de una universidad pública en nuestro medio encontró que los estudiantes de administración denotan mayor espíritu empresarial que los estudiantes de administración de servicios de salud. Vincula este hallazgo al hecho que los estudiantes de post-grado en administración de servicios de salud en contraste con aquellos de administración provienen, en su
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mayoría, de carreras de índole más humanista (Medicina, rehabilitación física, la enfermería,
la asistencia social, la tecnología médica y psicología) que son
profesiones con una clara orientación al servicio social cuya formación no va del todo acorde con los nuevos requerimientos empresariales a diferencia de los alumnos de post grado en administración que en su mayoría provienen de esta especialidad y que por lo general han llevado cursos que favorecen, en cierta medida, la adquisición de los conocimientos necesarios para formar profesionales más emprendedores.
Desde esta óptica surge el interés de analizar variables como el coeficiente empresarial y la capacidad emprendedora en estudiantes de administración y de psicología. El análisis de la información obtenida podría significar un relevante aporte y contribución al mejor entendimiento de la presente temática y, asimismo, ser una contribución para que las instituciones y organismos estatales pertinentes tomen medidas correctivas pertinentes.
La población que participo en el estudio estuvo integrada por estudiantes de los últimos ciclos del pre grado de las Facultades de Psicología y de Administración de la Universidad Nacional Federico Villarreal. La muestra fue de 177 estudiantes hombres y mujeres de psicología (99) y de administración (78), con edades comprendidas entre los 20 y 30 años y se eligió a partir del muestreo no probabilístico – intencional (Sánchez y Reyes, 2007 en Portocarrero et al., 2010).
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La confiabilidad de la Escala de Coeficiente Empresarial, obtenida a través del Coeficiente Alpha de Cronbach, fue de 0.65. Este índice es considerado cualitativamente como moderadamente fuerte e indica una adecuada precisión de la escala para discriminar la variable propuesta.
La Capacidad Emprendedora fue evaluada a través de la Escala de Hábitos Emprendedores de Flores (2001 Portocarrero et al., 2010). Esta es una escala tipo Likert onformada por 20 ítems los que se agrupan en cinco subescalas (conocimiento de sí mismo y autoconfianza, visión de futuro, motivación de logro, planificación y, persuasión). Cada ítem tiene dos posibilidades de respuesta siendo estas sí o no. El proceso de calificación implica asignar 2 puntos a las respuestas que se ubiquen en la categoría SI y 1 punto a las respuestas de la categoría NO.
La validez de la Escala de Hábitos Emprendedores, a partir del Análisis de Constucto (Alarcón, 1991 Portocarrero et al., 2010), permitió aceptar los 20 ítems de la Escala. Por otro lado, se determino la confiabilidad de la escala través del Coeficiente Alpha de Cronbach. La correlación obtenida fue de 0.69, índice que cualitativamente es considerado como moderadamente fuerte e indica una aceptable consistencia interna.
En las escalas referidas los puntajes altos que logra el respondiente se asocian a destacar en la variable evaluada y, por el contrario, el puntaje bajo implica tener un
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déficit en ellas. Seleccionada la muestra, se procedió a la administración de la ficha de datos personales y de las dos escalas. La aplicación fue anónima y colectiva; previa motivación de los participantes en el estudio.
Después del proceso de asignación de puntuación a las respectivas respuestas se realizó el análisis de datos mediante el Software del SPSS (Pérez, 2001 Portocarrero et al., 2010). Se aplicó la Prueba “t” de Student para grupos independientes para comparar las diferencias de medias entre los grupos en estudio. Adicionalmente se uso estadística descriptiva (Promedios y desviación estándar).
Dentro del análisis de los resultados se encontró mayor interés en el grupo femenino de administración por la generación de sus propios negocios o empresas con relación al de psicología, diferencias que no se dan en el grupo masculino parecería fundamentarse en el hecho que las mujeres que estudian administración estarían más centradas a la generación de sus propias fuentes de trabajo debido a las características personales que las llevan a elegir dicha profesión, la formación recibida durante sus estudios que está muy vinculada al entorno empresarial y como lo señala Vicuña (1998 Portocarrero et al., 2010), la autopercepción de mayor capacidad de las jóvenes mujeres por un quehacer laboralmente en actividades productivo ocupacionales en las que puedan actuar con mayor independencia.
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El deseo de desempeño laboral de los futuros profesionales evaluados en actividades con mayor independencia lo que no necesariamente implica que sea así, parecería ser una constante en los jóvenes de evaluados puesto que el 95% de ellos manifestó que desearía ser un trabajador independiente en el futuro. A esto habría que sumar el hecho de que en Perú laboralmente en los últimos tiempos se han dado una serie de cambios que han condicionado una menor oportunidad laboral tanto en el sistema público como privado (especialmente se aprecia en la modalidad de prestación de servicios que viene variando del trabajo dependiente a la de servicios no profesionales). Por otro lado, se viene promoviendo la generación de los pequeños y medianos negocios y la innovación de los servicios. A estos sucesos habría que agregar que las mujeres en nuestro contexto aún están sujetas a menores oportunidades laborales.
Condiciones que podrían estar contribuyendo a que las mujeres estudiantes de administración vean en la generación de su fuente de trabajo una importante alternativa laboral. Por otro lado, cabe destacar que en los estudiantes de psicología y, particularmente en el grupo femenino existiría un mayor espíritu emprendedor que los de administración, lo cual implica una mayor disposición de éstos hacia el logro de determinados objetivos. Parecería ser que la propia formación en psicología promueve un mayor desarrollo de la capacidad para discriminar y percibir oportunidades relacionadas al quehacer futuro profesional. La psicología se tornaría, en este sentido, en una disciplina que brinda una visión más amplia de oportunidades al ser una carrera mucho más flexible que la
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administración. Cabe, sin embargo, señalar que el disponer de un mayor espíritu emprendedor no implica necesariamente llegar a ser empresario o generar la propia fuente de trabajo.
Los investigadores llegan a la conclusión que la universidad no viene contribuyendo en el desarrollo de competencias emprendedoras. Los resultados permiten
establecer
que la formación
recibida por los estudiantes de
administración contribuiría a su interés particularmente en el grupo femenino por la generación de sus propias fuentes laborales. En los estudiantes de psicología contribuiría mayormente el desarrollo de su espíritu emprendedor. Corrobora, además, que las variables coeficiente empresarial y capacidad emprendedora (hábito emprendedor) no necesariamente guardan un estrecho vínculo entre sí.
En la variable capacidad emprendedora encontramos que para la medición de éstas en los estudiantes fue importante utilizar una escala de hábitos emprendedores. Tomamos como ejemplo los reactivos de escala, para elaborar los ítems del factor hábito emprendedor de nuestra investigación. Los reactivos afirman las siguientes cosas: actúa por iniciativa propia usando sus recursos, identifica, calcula y controla los riesgos al emprender las acciones, busca perfeccionarse o superar como persona, atribuye a sí mismo las causas y consecuencias de sus acciones, visualiza anticipadamente el resultado de sus acciones, da soluciones fluidas y/o flexible frente a los problemas, propone nueva alternativas para alcanzar sus propósitos, busca oportunidades para resolver sus
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demandas o exigencias,
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mantiene vitalidad para desarrollar las actividades,
cumple con los compromisos adquiridos, aplica controles de calidad (hace bien las cosas), define metas o propósitos concretos en su desempeño, investiga, explora, curiosea, pregunta, administra racionalmente los recursos, evalúa y corrige las acciones, comprende y satisface las necesidades del interlocutor, trabaja cooperativamente en equipo, Influye en los demás, construye redes de apoyo.
Una investigación que nos permitió reafirmar la pertinencia de la autoeficacia como factor integrante de la actitud emprendedora la encontramos en Autoeficacia para la Búsqueda de Empleo en los estudiantes de la UJI y su relación con el Proceso de Búsqueda (Beas et al., 2000).
El objetivo del estudio fue describir la autoeficacia para la búsqueda de empleo en jóvenes universitarios, retomando el concepto de Bandura (1995 en Beas et al., 2000), la autoeficiencia se refiere a las creencias en las propias capacidades para planificar y ejecutar cursos de acción requeridos para determinados logros y resultados. La muestra estuvo compuesta por 107 estudiantes del último curso de carrera de la Universitat Jaume de Castellón en España, recién titulados que habían recibido asesoramiento e información en la búsqueda de empleo. El rango de edad oscila entre 20 y 32 años, hombres y mujeres. El instrumento utilizado fue el cuestionario de Actitudes hacia la Búsqueda de Empleo (ABE). Las variables del estudio fueron: sociodemográficas, autoeficacia para la búsqueda de empleo, control
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conductual, intensidad en la búsqueda de empleo y satisfacción con la búsqueda de empleo.
Los resultados de este trabajo tuvieron un nivel medio de autoeficacia, el cual es más elevado en el caso de los estudiantes de mayor edad; este hallazgo es consistente con otros estudios como el de Vega (1995 en Beas et al., 2000:6) donde no se encontraron diferencias de autoeficacia por género.
Otro elemento relevante es que los jóvenes que presentaron mayor autoeficacia para la búsqueda de empleo fueron aquellos que diversificaron el proceso de búsqueda utilizando más variedad de técnicas, fueron estos mismos los que mostraron mayor satisfacción en los procesos de búsqueda.
Los resultados del trabajo indican que es recomendable la formación integral en estrategias de búsqueda de empleo, como también la generación de un sentimiento de autoeficacia para emprender que favorezca la motivación del joven en la transición al mundo laboral y su éxito en este proceso. La autoeficacia pues, se convierte en un indicador del proceso formativo, ya que se debe lograr el incremento de la autoeficacia a través de la experimentación del logro en contextos protegidos (institucionales) a través del continuo refuerzo del profesor, compañeros (persuasión verbal) y el modelado entre iguales (Beas et al., 2000).
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Se observa para los fines de nuestra investigación, que la autoeficacia juega un papel importante como estrategia para emprender hacia varios caminos, que bien pueden ser la búsqueda de empleo, el autoempleo, la creación de alternativas de formación en los jóvenes universitarios que los lleve a su realización profesional. Además el hecho demostrado que la autoeficacia puede ser educada (Beas et al., 2000), desarrollada a través del refuerzo en contextos protegidos. Que para el caso nuestro la UAS sería un contexto protegido.
Otro de los estudios que se relaciona con un factor más de la actitud emprendedora de los jóvenes de la UAS, es Locus de control: Evolución de su concepto y operacionalización. El estudio realiza un recorrido por las primeras conceptualizaciones respecto del
concepto locus de control,
delineando
cronológicamente, y de manera sintética, algunos de los hallazgos que posibilitaron entender el concepto desde una perspectiva multidimensional.
El locus de control se refiere a la posibilidad de dominar un acontecimiento según se localice el control dentro o fuera de uno mismo (Bandura 1999; Richaud de Minzi 1990 en Oros, 2005). Cuando una situación se percibe como contingente con la conducta de uno, se habla de locus de control interno. En este caso, el individuo siente que tiene la
capacidad de dominar el acontecimiento. Si en
cambio esta situación no es contingente con la conducta del sujeto, se denomina locus de control externo, donde, no importa los esfuerzos que el individuo haga, el resultado será consecuencia del azar o del poder de los demás.
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La investigación ha demostrado que quienes tienen locus de control interno son mejores alumnos, menos dependientes, menos ansiosos, se manejan mejor frente a las diferentes tensiones y problemas de la vida, tienen mayor autoeficacia y presentan mejor
ajuste social (Day 1999; Pelletier, Alfano y Fink 1994;
Rimmerman 1991; Valle, Gonzalez, Nuñez, Vieiro, Gómez, y Rodriguez, 1999 en Oros, 2005).
El objetivo de este trabajo ha sido describir sintéticamente la evolución del concepto de locus de control y mencionar algunos de los primeros intentos para medirlo. En la evolución histórica de concepto la teoría fue perfeccionándose al punto de reemplazar el enfoque primitivo unidimensional por el multidimensional. El surgimiento de este último enfoque ha sido lento y paulatino, sin embargo permiten concluir que el locus de control es un constructo que abarca, al mismo tiempo, diferentes dimensiones que deben ser tomadas en cuenta para poder elaborar una interpretación precisa de la percepción de control que tiene un individuo.
A pesar de las dificultades que se suscitan a la hora de operacionalizar la multidimensionalidad del locus de control, los avances hechos hasta el momento han permitido hacer una aproximación empírica y teórica mucho más rica de lo que originariamente se pensó. Actualmente se dispone de una gran cantidad de material bibliográfico que posibilita acceder a valiosa información acerca de las diferentes dimensiones que entreteje el concepto y de cómo se relacionan éstas
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con la salud y el bienestar de las personas. Aunque aún se utilizan cuestionarios unidimensionales, nadie duda de que la teoría actual resulte mucho más explicativa y cercana a la realidad psicológica de las personas que la anterior. Sobre todo, porque al evaluar diferentes modalidades es posible obtener perfiles de creencias de control y no sólo puntajes aislados para cada dimensión (Oros, 2005).
Al visitar la Feria Internacional del Libro (FIL) Guadalajara, México en 2010, aparece en la escena de las ventas, un libro titulado Actitudes Emprendedoras de los Universitarios, de la investigadora Asunción Ibáñez de la Universidad de Deusto España. El parecido en nombre con nuestra investigación se torna un dato curioso, y se volvió un documento importante como antecedente.
La estructura del libro describe el concepto del emprendedor, el perfil del emprendedor y selección de las características emprendedoras como: innovación, necesidad de logro, control percibido interno, la autoestima y la asunción al riesgo. A pesar de que solo coincidimos con la investigación en las características de asunción al riesgo y control percibido interno, el documento fue útil para la investigación en fortalecer el apartado de la actitud emprendedora recogiendo aportes relacionados al concepto de emprender, perfil del emprendedor.
La investigación está orientada hacia la creación de empresas, para medir las actitudes emprendedoras elaboraron una escala integrada por cinco factores
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innovación, necesidad de logro, control percibido interno, la autoestima y la asunción al riesgo y está formada por los tres componentes de la actitud, cognitivo, afectivo y conductual. Para tener una actitud emprendedora significa obtener altas puntuaciones en estos cinco factores. La escala se sometió a análisis de consistencia interna obteniendo un Alpha de Cronbach de 0.82. El cuestionario se aplico a alumnos de primer grado (96/97) como del segundo (97/98) tanto a hombres como mujeres de las de diferentes escuelas y facultades de la Universidad de Deusto en España. Se procesaron 3.577 encuestas de las cuales 47% fueron de centros de estudios empresariales, 52.9% son escuelas y facultades no empresariales.
En los hallazgos interesa resaltar solamente lo relacionado al comportamiento de los rasgos de la personalidad como variables sometidas a medición como base de comprensión de dos de los factores de la actitud emprendedora de nuestra investigación.
En relación a los factores los estudiantes muestran una actitud más positiva hacia el control percibido interno, negativa hacia la innovación. En cuanto a la percepción del riesgo se apreció que en cuanto más capaz de crear una empresa se siente menos riesgo percibe, es decir a más capacidad como emprendedor más positiva aparece la actitud emprendedora sea cual sea el nivel de riesgo (Ibáñez, 2008).
A su vez,
se descubre que tras un año de estancia en la
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universidad los jóvenes muestran una actitud negativa hacia la innovación y hacia la motivación de logro.
El estudio concluye con una propuesta de actuación que incluye seleccionar modelos de actuación estimulantes y llevar al aula estos modelos, la interdisciplinariedad en proyectos emprendedores en todas las áreas y asignaturas de la universidad, evaluación de actitudes (escalas, observación de conductas, indicadores que permitan analizar reacciones personales y develar las actitudes que las mueven y examinar las actividades que los alumnos emprenden más allá de lo programado en clase). Es un esfuerzo para educar actitudes a través de métodos de enseñanza (Ibáñez, 2008).
Un estudio que permitió ampliar la mirada hacia la comprensión de lo emprendedor es La Dimensión Humana del Emprendimiento (Orrego, 2008). La autora parte de describir la emergencia y complejidad de este nuevo concepto de conocimiento y establecer los vínculos epistemológicos entre textos, autores y temáticas de algunas de las ciencias sociales con el emprendimiento y el campo de la administración en el cual se inscribe. De esta manera, desde la sociología se reconoce la cultura como el lugar de estructuración de las relaciones de trabajo de estas nuevas organizaciones; la administración y la innovación, desde donde se concibe la razón de ser
del
emprendedor, la sostenibilidad y la
responsabilidad social para configurar su dimensión ética y finalmente, la
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educación
como
dispositivo
de
perfeccionamiento
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necesario
en
todo
emprendimiento, el cual demanda una visión interdisciplinaria y contextualizada.
La estudiosa indica, en la visión ontológica, el emprendimiento es inherente a la esencia del ser, está presente en cada una de las acciones que desarrolla para la búsqueda de la transformación y mejoramiento de sus condiciones de vida, pero como muchos de los atributos humanos, es necesario afianzarlos mediante la educación. Dether (2001 en Orrego, 2008) lo afirma: “…Nacemos emprendedores pero la educación puede facilitarnos el proceso de materializar nuestras buenas ideas en todos los campos de nuestras actividades intelectuales y profesionales, en tanto nos hace mejorar nuestras actitudes y aptitudes para emprender”.
Los aportes de las investigaciones permitieron recoger como reforzar ideas necesarias en relación a la actitud emprendedora de los jóvenes universitarios. Con respecto a la elaboración del instrumento, la pertinencia de los factores y componentes de la actitud emprendedora, la validez de las variables género, grado académico, como escuela y facultad. Estos aportes favorecieron claridad al plantearnos los objetivos de la investigación. Una variable inevitable para avanzar en la construcción del marco teórico del emprendimiento, es comprender la multidimensionalidad e interdependencia de este campo con otras áreas del conocimiento, para lo cual, es prioritario adoptar la integración con el contexto y su dimensión temporal. Sobre todo, al (Busenitz, 2003 en Orrego, 2008), reconocer la adolescencia en este campo del
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conocimiento, justificada en una variedad de definiciones y la multiplicidad de instrumentos de medición así como la escasa investigación.
Por otro lado es indispensable que el emprendimiento realice una ruptura con la perspectiva economicista. El emprendimiento ostenta esta debilidad; en las Universidades e Instituciones dedicadas a formar emprendedores, la visión racionalista se identifica en el proceso de formación, en la estructuración de los cursos, en las metodologías empleadas
y en el énfasis en la sostenibilidad
económica de los nuevos emprendimientos. Se reconoce que la sostenibilidad económica es una variable importante, sin embargo se dejan de lado las razones culturales y humanas, relacionadas con el fortalecimiento del tejido social y la construcción de la sociedad (Orrego, 2008).
Por otro lado, el emprendimiento en su afán de responder al sistema de competitividad y garantizar su inclusión en un mercado globalizado, se ha empeñado en racionalizar el trabajo, y ha caído en nuevas formas de alienación, que conducen a la pérdida del sentido del trabajo, que genera consecuencias adversas en términos humanos. Aktouf (1998:587 en Orrego, 2008) manifiesta en este sentido, que…“la creatividad y la innovación están en función directa de la variedad, la riqueza del conocimiento y significado que se le dé al trabajo”.
El estudio destaca la importancia del sujeto como portador de la voluntad para emprender como una responsabilidad social, por lo que el emprendimiento es una
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razón de ser del proceso de humano. Esta dinámica del emprendimiento se vuelve un dispositivo central en la educación; donde educación y acción se vinculan íntimamente en una estrategia de cambio social basada en el desarrollo integral de los seres humanos, con participación activa y consciente no sólo en la resolución de los problemas del entorno, sino en aras de la construcción de una nueva realidad, de una mejor calidad de vida (Orrego, 2008).
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CAPÍTULO III MÉTODO
La tradición en el estudio de las actitudes la encontramos en los paradigmas de la psicología social. Ellos, nos indicaron que la ruta metodológica a seguir para explorar
pensamientos,
sentimientos
y comportamientos
de
los
jóvenes
universitarios sobre su condición para emprender o no emprender. Es por ello, que este capítulo dará cuenta de la construcción del instrumento de medida de la actitud emprendedora, de su diseño y pilotaje.
3.1. Escala de actitudes emprendedoras
Se partió de la idea de elaborar una escala de actitudes emprendedoras ya que en la literatura revisada no encontramos ningún instrumento que contemplará los cinco factores que integran el concepto de actitud emprendedora de la investigación.
La escala de actitudes emprendedoras fue elaborada a partir de cinco factores: Autoeficacia (AE), Norma Subjetiva (NS), Locus de Control (LC), Capacidad de Riesgo (CR) y Hábitos Emprendedores (HE). Cada uno de los factores se compone de nueve reactivos. Los nueve reactivos de cada factor integran los componentes de la actitud: Cognitivo (CG), Afectivo (AF), Conductual (CO). Son entonces tres reactivos por factor de tipo cognitivo, tres de afectivos y tres conductuales. Al unirse factor y componente se identifican con las nomenclaturas
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120
siguientes: AECG (Auteoeficacia Cognitiva); AEAF (Autoeficacia Afectica); AECO (Autoeficacia Conductual); NSCG (Norma Subjetiva Cognitiva) NSAF (Norma Subjetiva Afectiva), NSCO (Norma Subjetiva Conductual); LCCG (Locus de Control Cognitivo); LCAF (Locus de Control Afectivo); LCCO (Locus de Control Conductual); CRCG (Capacidad de Riesgo Cognitiva); CRAF (Capacidad de Riesgo Afectiva); CRCO (Capacidad de Riesgo Conductual); HECG (Hábito Emprendedor Cognitivo); HEAF (Hábito Emprendedor Afectivo); HECO (Hábito Emprendedor Conductual).
Definidos los factores y componentes de la actitud emprendedora se elaboraron reactivos por cada factor. Para seleccionar los reactivos que configuran la escala de actitud emprendedora se utilizó el procedimiento de juicio de expertos o prueba de jueces. Un total de cinco profesionales dedicados al área de investigación que entienden el tema de elaboración de escalas de actitudes sirvieron a ese propósito. El procedimiento consistió en un análisis de contenido de los reactivos, que permitiera apreciar el grado de representatividad semántica y de contenido de cada uno de ellos. La prueba de jueces sirvió para corregir el contenido semántico de los reactivos y definir la cantidad, quedando elegidos cuarenta y cinco (45) reactivos. Una vez discriminados los reactivos de acuerdo a la prueba de jueces, se elaboró
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
121
tabla que organiza reactivo por categoría y componente de la actitud emprendedora que facilitó
revisar la estrategia para dar el orden final a los
reactivos. La cual se presenta a continuación. Tabla 3. Organiza reactivo por factor y componente de la actitud emprendedora REACTIVOS
Identifico oportunidades personales y se cuales son factibles Me siento feliz al realizar cosas nuevas Soy capaz de buscar y encontrar trabajo. Se como generar nuevas ideas y ponerlas en práctica Me comunico con entusiasmo con personas que tienen éxito Busco realizar mis actividades de una forma original Soy capaz de solucionar problemas que otros no consiguen. Tengo la suficiente motivación para crear mi propio negocio Evito las actividades rutinarias y las dejo para que otros las hagan Lo que esperan mis padres, es que termine mi carrera Me da tristeza que la gente mire a los jóvenes con poca seriedad para el trabajo Para los padres lo más importante es que su hijo encuentre trabajo al término de su carrera Mi familia desea que salga preparado para ser empleado y vivir bien Me molesta sentir la presión de mi familia, de que tengo que trabajar al terminar la carrera Mis padres y amigos me ven capaz de emprender mi propio negocio o empresa. La sociedad espera que los jóvenes al terminar la carrera sigan estudiando. Me desanima que la gente diga que los jóvenes no estudiamos ni trabajamos Para mis amigos emprender implica trabajar un tiempo Sé que las oportunidades de negocio o de autoempleo dependen de mi iniciativa y capacidades. Me molesta cuando alguien quiere aprovecharse de mis capacidades y habilidades. Encontrar un trabajo es cuestión de suerte Estoy seguro de que puedo con la dedicación que reclaman las actividades empresariales Me molesta reconocer que se necesitan “palancas” para
FACTOR
COMPONENTE
A.E
cognitivo
AE
afectivo
AE
conductual
AE
Cognitivo
A.E
afectivo
AE
conductual
AE
cognitivo
AE
afectivo
A.E
conductual
N. S
cognitivo
NS
afectivo
NS
conductual
NS
Cognitivo
N. S
Afectivo
NS
conductual
NS
Cognitivo
NS
Afectivo
N. S
Conductual
L.C
Cognitivo
LC
Afectivo
LC
conductual
LC
Cognitivo
L.C
Afectivo
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
emprender un negocio o empresa. Es de mala suerte planear un negocio, es mejor esperar una oportunidad La crisis económica del país limita las posibilidades de empleo y autompleo Me da coraje que las oportunidades de buen empleo y apoyo para negocios sea más fáciles para los que tienen dinero y relaciones Hago las cosas con mucha fe, y eso me ayuda a conseguir lo que me propongo. Es preferible intentar cosas nuevas que prometen, aunque no se tenga seguridad del éxito en ellas Me siento seguro en lugares y tareas predecibles y sin riesgo Buscar empleo es preferible que arriesgar tiempo y esfuerzo en un autoempleo Autoemplearme implica esfuerzo y riesgos que no me gustaría correr Me molesta la incertidumbre y el riesgo que provoca lo desconocido Hago las cosas que veo prometedoras, aunque tenga en ellas riesgo de perder tiempo y esfuerzo Es mejor emprender una actividad que asegura grandes resultados, aunque tenga riesgos No me siento seguro de emprender algo si no cuento con la ayuda de alguien más Llevo a cabo actividades que me sacan de la rutina diaria Conozco mis talentos y los aplico para lograr lo que quiero Me gusta conocer cosas nuevas y positivas que me hacen crecer Actúo por iniciativa propia usando mis habilidades y recursos Veo anticipadamente los riesgos y logros de lo que hago Me emociona coordinar esfuerzos de distintas personas en una sola dirección Cambio las acciones cuando no están resultando en lo esperado Sé cómo definir mis metas y compromisos claramente Siento seguridad contar con evaluaciones continuas de lo que hago Identifico, calculo y controlo los riesgos de lo que hago
122
LC
conductual
LC
Cognitivo
LC
Afectivo
LC
conductual
CR
Cognitivo
CR
Afectivo
CR
Conductal
CR
Cognitivo
C. R
Afectivo
CR
conductual
CR
Cognitivo
CR
Afectivo
C. R
conductual
HE
Cognitivo
HE
Afectivo
HE
conductual
HE
Cognitivo
HE
Afectivo
HE
conductual
HE
Cognitivo
HE
Afectivo
HE
conductual
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
123
Acto seguido se procedió a realizar la estrategia de ordenamiento final de los reactivos de actitud emprendedora. La cual consistió en someter a una rifa de azar cada uno de los reactivos para su ordenamiento. Para apreciar el orden final de los reactivos por factor y componente de la actitud emprendedora se elaboro tabla, la cual se presenta.
Tabla 4. Orden final de los reactivos por factor y componente de la actitud emprendedora. No
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12
REACTIVOS
FACTOR
COMPONENTE
Hago las cosas con mucha fe, y eso me ayuda a conseguir lo que me propongo.
LC
conductual
HE
Afectivo
HE
conductual
AE
conductual
HE
Afectivo
NS
afectivo
AE
afectivo
N. S
cognitivo
NS
conductual
HE
Afectivo
HE
Cognitivo
CR
Cognitivo
Me gusta conocer cosas nuevas y positivas que me hacen crecer Actúo por iniciativa propia usando mis habilidades y recursos Soy capaz de buscar y encontrar trabajo. Siento seguridad contar con evaluaciones continuas de lo que hago Me da tristeza que la gente mire a los jóvenes con poca seriedad para el trabajo Tengo la suficiente motivación para crear mi propio negocio Lo que esperan mis padres, es que termine mi carrera Mis padres y amigos me ven capaz de emprender mi propio negocio o empresa. Me emociona coordinar esfuerzos de distintas personas en una sola dirección Sé cómo definir mis metas y compromisos claramente Es preferible intentar cosas nuevas que prometen, aunque no se tenga seguridad del
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
124
éxito en ellas
13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30
Para los padres lo más importante es que su hijo encuentre trabajo al término de su carrera Veo anticipadamente los riesgos y logros de lo que hago Autoemplearme implica esfuerzo y riesgos que no me gustaría correr No me siento seguro de emprender algo si no cuento con la ayuda de alguien más Evito las actividades rutinarias y las dejo para que otros las hagan Hago las cosas que veo prometedoras, aunque tenga en ellas riesgo de perder tiempo y esfuerzo Me molesta la incertidumbre y el riesgo que provoca lo desconocido Estoy seguro de que puedo con la dedicación que reclaman las actividades empresariales La sociedad espera que los jóvenes al terminar la carrera sigan estudiando. Llevo a cabo actividades que me sacan de la rutina diaria Me siento feliz al realizar cosas nuevas Me da coraje que las oportunidades de buen empleo y apoyo para negocios sea más fáciles para los que tienen dinero y relaciones Busco realizar mis actividades de una forma original Es mejor emprender una actividad que asegura grandes resultados, aunque tenga riesgos Me desanima que la gente diga que los jóvenes no estudiamos ni trabajamos Me siento seguro en lugares y tareas predecibles y sin riesgo Soy capaz de solucionar problemas que otros no consiguen. Me molesta cuando alguien quiere aprovecharse de mis capacidades y habilidades.
NS
conductual
HE
Cognitivo
CR
Cognitivo
CR
Afectivo
A.E
conductual
CR
conductual
C. R
Afectivo
LC
Cognitivo
NS
Cognitivo
C. R
conductual
AE
afectivo
LC
Afectivo
AE
conductual
CR
Cognitivo
NS
Afectivo
CR
Afectivo
AE
cognitivo
LC
Afectivo
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
31 32 33 34 35 36 37 38 39 40 41 42 43 44 45
Conozco mis talentos y los aplico para lograr lo que quiero Se como generar nuevas ideas y ponerlas en práctica Cambio las acciones cuando no están resultando en lo esperado Encontrar un trabajo es cuestión de suerte Me comunico con entusiasmo con personas que tienen éxito Es de mala suerte planear un negocio, es mejor esperar una oportunidad Mi familia desea que salga preparado para ser empleado y vivir bien Para mis amigos emprender implica trabajar un tiempo Identifico, calculo y controlo los riesgos de lo que hago Sé que las oportunidades de negocio o de autoempleo dependen de mi iniciativa y capacidades. Identifico oportunidades personales y se cuales son factibles La crisis económica del país limita las posibilidades de empleo y autompleo Buscar empleo es preferible que arriesgar tiempo y esfuerzo en un autoempleo Me molesta reconocer que se necesitan “palancas” para emprender un negocio o empresa. Me molesta sentir la presión de mi familia, de que tengo que trabajar al terminar la carrera
125
HE
Cognitivo
AE
Cognitivo
HE
conductual
LC
conductual
A.E
afectivo
LC
conductual
NS
Cognitivo
N. S
Conductual
HE
conductual
L.C
Cognitivo
A.E
cognitivo
LC
Cognitivo
CR
Conductal
L.C
Afectivo
N. S
Afectivo
Posteriormente se elabora tabla con total de reactivos por factor y componente de la actitud emprendedora para ubicar el número de reactivo de acuerdo al componente, así como la suma total. Ver a continuación.
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
126
Tabla 5. Total de reactivos por factor y componente de la actitud emprendedora COMPONENTES Afectivos Conductuales por Factor
Cognitivos
FACTOR
Total
Autoeficacia
29
32
41
7
23
35
4
17
25
9
Norma subjetiva
8
21
37
6
27
45
9
13
38
9
Locus de Control
20
40
42
24
30
44
1
34
36
9
Capacidad de Riesgo
12
15
26
16
19
28
18
22
43
9
Hábitos Emprendedores
11
14
31
2
5
10
3
33
39
9
Total por componente
5
5
5
5
5
5
5
5
5
45
Una vez desarrollados los procedimientos señalados se le da formato de escala a cada uno de los reactivos. La escala elegida pertenece a la técnica de Likert, y está compuesta por ítems a valorar en un continuo de cuatro puntos que va desde “en desacuerdo” “medianamente en desacuerdo” “medianamente de acuerdo” “de acuerdo”. Retoma características demográficas de sexo, grado, edad, escuela y facultad. Su formato de presentación para la aplicación a los estudiantes universitarios fue en una sola hoja tamaño oficio que facilitó una mejor disposición de colaboración para responder la escala.
Para ilustrar el caso, se presenta a continuación el diseño de la escala de la actitud emprendedora en la figura 2 de la siguiente página.
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
Escuela o Facultad Edad
Sexo
M
127
F
Fecha:
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 38 39 40 41 42 43 44 45
Hago las cosas con mucha fe, y eso me ayuda a conseguir lo que me propongo. Me gusta conocer cosas nuevas y positivas que me hacen crecer Actúo por iniciativa propia usando mis habilidades y recursos Soy capaz de buscar y encontrar trabajo. Siento seguridad contar con evaluaciones continuas de lo que hago Me da tristeza que la gente mire a los jóvenes con poca seriedad para el trabajo Tengo la suficiente motivación para crear mi propio negocio Lo que esperan mis padres, es que termine mi carrera Mis padres y amigos me ven capaz de emprender mi propio negocio o empresa Me emociona coordinar esfuerzos de distintas personas en una sola dirección Sé cómo definir mis metas y compromisos claramente Es preferible intentar cosas nuevas que prometen, aunque no se tenga seguridad del éxito en ellas Para los padres lo más importante es que su hijo encuentre trabajo al término de su carrera Veo anticipadamente los riesgos y logros de lo que hago Autoemplearme implica esfuerzo y riesgos que no me gustaría correr No me siento seguro de emprender algo si no cuento con la ayuda de alguien más Evito las actividades rutinarias y las dejo para que otros las hagan Hago las cosas que veo prometedoras, aunque tenga en ellas riesgo de perder tiempo y esfuerzo Me molesta la incertidumbre y el riesgo que provoca lo desconocido Estoy seguro de que puedo con la dedicación que reclaman las actividades empresariales La sociedad espera que los jóvenes al terminar la carrera sigan estudiando. Llevo a cabo actividades que me sacan de la rutina diaria Me siento feliz al realizar cosas nuevas Me da coraje que las oportunidades de buen empleo y apoyo para negocios sea más fáciles para los que tienen dinero y relaciones Busco realizar mis actividades de una forma original Es mejor emprender una actividad que asegura grandes resultados, aunque tenga riesgos Me desanima que la gente diga que los jóvenes no estudiamos ni trabajamos Me siento seguro en lugares y tareas predecibles y sin riesgo Soy capaz de solucionar problemas que otros no consiguen. Me molesta cuando alguien quiere aprovecharse de mis capacidades y habilidades. Conozco mis talentos y los aplico para lograr lo que quiero Se como generar nuevas ideas y ponerlas en práctica Cambio las acciones cuando no están resultando en lo esperado Encontrar un trabajo es cuestión de suerte Me comunico con entusiasmo con personas que tienen éxito Es de mala suerte planear un negocio, es mejor esperar una oportunidad Mi familia desea que salga preparado para ser empleado y vivir bien Para mis amigos emprender implica trabajar un tiempo Identifico, calculo y controlo los riesgos de lo que hago Sé que las oportunidades de negocio o de autoempleo dependen de mi iniciativa y capacidades. Identifico oportunidades personales y se cuales son factibles La crisis económica del país limita las posibilidades de empleo y autompleo Buscar empleo es preferible que arriesgar tiempo y esfuerzo en un autoempleo Me molesta reconocer que se necesitan “palancas” para emprender un negocio o empresa. Me molesta sentir la presión de mi familia, de que tengo que trabajar al terminar la carrera
EN DESACUERDO
MEDIANAMENTE EN DESACUERDO
MEDIANAMENTE DE ACUERDO
ÍTEMS / Opciones de Respuesta
DE ACUERDO
INSTRUCIONES: A continuación leerás una serie de reactivos en los que se exponen hechos y circunstancias comunes. Por favor indica con una “X” que tanto coincides con lo que se afirma en cada uno de ellos. El propósito es conocer un poco más de lo que los estudiantes piensan, hacen y planean de su vida profesional. Muchas gracias por tu colaboración.
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
128
Como parte de los procedimientos requeridos para analizar la consistencia interna del instrumento se procedió a realizar un pilotaje de la escala de actitud emprendedora. La muestra utilizada para pilotaje de la escala de actitudes emprendedoras fue de doscientos cuatro (204) estudiantes de la UAS. Cuarenta y cuatro (44) de la Escuela de Biología y siento sesenta (160) de la Facultad de Ciencias Químico Biológicas. 50.4% son femeninas y 49.5% son masculinos. Los alumnos se encontraban cursando el segundo, tercero y cuarto grado. Sus edades fluctuaron entre diecinueve y veinticinco años, con una media de 20.66. A los resultados fueron organizados y sistematizados en hoja de cálculo del programa excel. Se aplicó el análisis factorial para contrastar empíricamente la organización teórica de los cinco factores. Se utilizó el programa SPSS 15.0 y se extrajeron los factores mediante el método Análisis de Componentes principales, aplicando la rotación de normalización Varimax con Kaiser por tratarse de dimensiones relacionadas. Se obtuvieron los estadísticos de confiabilidad (Alfa de Cronbach). Se confirma satisfactoriamente las dimensiones teóricas, el coeficiente de alfa de consistencia interna es de .752. Para corroborar se presenta tabla de estadísticos completos.
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
129
Tabla 6. Estadísticos totales de elementos de la escala de actitudes emprendedoras ALFA DE CRONBACH .752
NÚMERO DE ELEMENTOS 45 Media de la escala si se elimina el elemento
Varianza de la escala si se elimina el elemento
Correlación elemento-total corregida
Alfa de Cronbach si se eleimina el elemento
Item1 LCCO
97.02
96.713
.365
.724
Item2 HEAF
96.51
102.349
.054
.735
Item3 HECO
96.83
100.325
.186
.732
Item4 AECO
96.78
99.931
.205
.731
Item5 HEAF
97.14
99.950
.175
.732
Item6 NSAF
96.84
96.231
.370
.723
Item7 AEAF
97.10
99.271
.183
.732
Item8 NSCG
96.89
98.159
.230
.730
Item9 NSCO
96.90
101.783
.046
.737
Item10 HEAF
97.04
98.633
.228
.730
Item11 HECG
96.94
98.911
.244
.729
Item12 CRCG
96.99
99.823
.177
.732
Item13 NSCO
96.92
97.737
.280
.727
Item14 HECG
97.01
99.622
.207
.731
Item15 CRCG
98.09
99.132
.130
.736
Item16 CRAF
98.10
98.661
.160
.734
Item17 AECO
98.22
99.464
.120
.736
Item18 CRCO
97.18
99.198
.189
.732
Item19 CRAF
97.92
96.927
.226
.730
Item20 LCCG
96.81
101.048
.112
.734
Item21 NSCG
97.35
97.508
.234
.729
Item22 CRCO
97.28
99.351
.139
.734
Item23 AEAF
96.54
101.299
.181
.733
Item24 LCAF
96.75
99.481
.182
.732
Item25 AECO
96.80
98.222
.383
.725
Item26 CRCG
97.05
100.363
.144
.733
Item27 NSAF
97.01
96.018
.315
.725
Item28 CRAF
97.28
98.034
.222
.730
Item29 AECG
97.01
98.622
.250
.729
Item30 LCAF
96.87
98.555
.246
.729
Item31 HECG
96.75
99.386
.244
.730
Item32 AECG
97.07
98.458
.263
.728
Item33 HECO
96.95
97.149
.344
.725
Item34 LCCO
98.49
99.544
.124
.735
Item35 AEAF
97.00
98.098
.254
.728
Item36 LCCO
98.69
99.264
.151
.734
Item37 NSCG
97.04
98.029
.227
.730
Item38 NSCO
97.44
97.589
.224
.730
Item39 HECO
97.05
99.759
.196
.731
Item40 LCCG
96.64
100.879
.145
.733
Item41 AECG
96.87
99.051
.245
.729
Item42 LCCG
97.05
98.412
.201
.731
Item43 CRCO
97.95
97.442
.244
.729
Item44 LCAF
96.95
100.437
.088
.737
Item45 NSAF
97.98
95.012
.288
.726
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
130
Confirmada la consistencia interna de la escala de actitudes emprendedoras nos dimos a la tarea de planear el estudio empírico.
3.2. El estudio empírico
En la parte empírica de nuestra investigación trabajamos con una población compuesta por alumnos matriculados en primero y último grado. Se anota último grado para incluir tanto alumnos de cuarto como de quinto grado ya que las escuelas y facultades elegidas tienen esas características. El desarrollo del trabajo empírico se realizó durante el año académico 2011/2012, en la Unidad Regional Centro en las siguientes Unidades Académicas de Nivel Licenciatura: Escuela de Biología, Facultad de Arquitectura, Facultad de Ciencias Químico Biológicas, Facultad de Contaduría y Administración, Facultad de Estudios Internacionales y Políticas Públicas, Facultad de Ingeniería, Facultad de Medicina, Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, Facultad de Odontología y Facultad de Psicología. Siendo un total de diez Unidades Académicas de Nivel Licenciatura.
Se eligieron cincuenta alumnos tanto para el primero como para el último grado, con un total de cien estudiantes por escuela o facultad, sumando quinientos para cada grado. El total de la muestra es mil estudiantes. La selección de los mil jóvenes universitarios por los grados escolares descritos fue aleatoria quedando una distribución de 530 (53%) Mujeres y 470 (47%) hombres, con una edad promedio de 20.9 (2.8) años para primer grado y de 22.7 (2.2%) para el último grado. Se elaboro tabla de distribución de la muestra por escuela, facultad y
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
131
grado.
Tabla 7. Distribución de la muestra por escuela, facultad y grado Escuelas y Facultades
Grado Primero
Total Último
Primero
Biología
50
50
100
Ingeniería
50
50
100
Psicología
50
50
100
Química
50
50
100
Veterinaria
50
50
100
Contaduría
50
50
100
Arquitectura
50
50
100
Odontología
50
50
100
Medicina
50
50
100
Est. Intls.
50
50
100
500
500
1000
Total
Para apreciar la distribución de la muestra por género se elaboró tabla para el caso.
Tabla 8. Distribución de la muestra por género
Válidos
F
Frecuencia
Porcentaje
Porcentaje válido
Porcentaje acumulado
530
53.0
53.0
53.0 100.0
M
470
47.0
47.0
Total
1000
100.0
100.0
A los mil estudiantes de la muestra se les aplicó una escala para medir las actitudes emprendedoras. Para la aplicación del instrumento por escuela o facultad se realizaron procedimientos como, visita a cada una de las escuelas y facultades, calendarización con las autoridades de los días de aplicación del instrumento en los grupos de primero y último grado.
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
132
En la visita a los grupos para la aplicación de la escala, se especificó a los estudiantes el objetivo de la investigación de manera concisa, se dieron instrucciones sobre el llenado del instrumento y se corroboro que estuvieran en condiciones ambientales adecuadas. La disposición de los jóvenes para responder el instrumento de medición fue buena, mostrando interés por conocer los resultados sobre todo en lo personal sobre su actitud para emprender.
Los resultados obtenidos se capturaron en hoja de cálculo del programa excel y se procedió aplicar metodología estadística para conocer el comportamiento de las variables género, grado, escuela y facultad con relación a la actitud para emprender o no emprender.
Los métodos estadísticos describen las variables categóricas, se detallan en frecuencias (porcentajes) y las numéricas con medias (desviación estándar) y se presentan en tablas y figuras que se aprecian en el capítulo de resultados. Para comparar los factores en relación al género y grado, se utilizó la prueba t-Student.
Los datos fueron analizados en SPSS v15, un valor de probabilidad menor a 0.05 se consideró estadísticamente significativo.
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
133
3.3. Hipótesis de la investigación
H1. Si los factores de autoeficacia, hábitos emprendedores y capacidad de riesgo se presentan con tendencia de media a alta la actitud emprendedora será positiva.
H2. Si los factores de locus de control y norma subjetiva se presentan con tendencias bajas la actitud emprendedora será positiva.
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
134
CAPITULO IV RESULTADOS
La organización de los resultados tiene la siguiente lógica, se presenta en primer lugar, los descriptivos generales o totales de cada uno de los factores que integran la actitud emprendedora de los jóvenes universitarios. En segundo lugar, se comparan cada uno de los factores de la actitud emprendedora por las variables género y gradado académico. En tercer lugar se exponen los estadísticos descriptivos por escuela y facultad, analizando las medias por grado y género.
Los estadísticos descriptivos para cada uno de los factores de la actitud emprendedora de los jóvenes universitarios, se muestran en la Tabla 9 y figura 1. La media para Autoeficacia fue 1.44 (.29); Norma Subjetiva 1.70 (.36); Locus de Control 2.03 (.39); Capacidad de riesgo 2.03 (.38) y Hábito emprendedor 1.44 (.31).
Tabla 9. Estadísticos descriptivos por factor
Autoeficacia
N 1000
Mínimo 1.00
Máximo 2.89
Media 1.44
Desv. típ. .29
Norma Subjetiva
1000
1.00
3.33
1.70
.36
Locus de Control
1000
1.00
3.44
2.03
.39
Capacidad de Riesgo
999
1.00
3.22
2.03
.38
Hábito Emprendedor
1000
1.00
3.56
1.44
.31
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
135
Figura 3. Medias por factor
Comparando los factores por grado, se observó que la medias para primero y último grado respectivamente en: Autoeficacia fueron de 1.46 (.31) y 1.43 (.28), esta diferencia es no significativa (p=.167); norma subjetiva, la media fueron de 1.69 (.34) y 1.72 (.39), p=.202; en Locus de Control la media fue de 2.02 (.37), 2.03 (.41), p=.589; en Capacidad de Riesgo en Primer año se observó una media de 2.03 (.37) y 2.03 (.39), p=.932. En hábito emprendedor, se observaron diferencias significativas (p=.026) entre los grados la media para primero fue de 1.47 (.33) y las de último de 1.42 (1.42). Ver Tabla 10 y figura 2. Tabla 10. Estadísticos de los factores por grado
Autoeficacia Norma Subjetiva Locus de Control Capacidad de Riesgo Hábito Emprendedor
Grado Primero
N
Media
Desviación típ.
500
1.46
.31
Último
500
1.43
.28
Primero
500
1.69
.34
Último
500
1.72
.39
Primero
500
2.02
.37
Último
500
2.03
.41
Primero
500
2.03
.37
Último
499
2.03
.39
Primero
500
1.47
.33
Último
500
1.42
.29
Sig. .167 .202 .589 .932 .026
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
136
Figura 4. Medias de los factores por grado
En la comparación de los factores por Género; las medias para mujeres y hombres en: Autoeficacia fueron de 1.44 (.29) y 1.45 (.30), esta diferencia es no significativa (p=.523); en Norma Subjetiva, las medias fueron de 1.67 (.34) y 1.73 (.39), p=.013, significativa; en Locus de control la media fue de 1.99 (.38), 2.07 (.40), p=.001, significativa; en Capacidad de Riesgo en primer año se observó una media de 2.03 (.38) y de 2.03 (.38), p=.887. En Hábito Emprendedor, se observaron diferencias significativas (p=.627) entre los grados la media para primero fue de 1.45 (.32) y las de último de 1.44 (.31). Ver Tabla 11 y figura 5.
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
137
Tabla 11. Estadísticos de los factores por género Género F
Autoeficacia Norma Subjetiva Locus de Control Capacidad de Riesgo Hábito Emprendedor
N
Desviación típ. .29
530
Media 1.44
M
470
1.45
.30
F
530
1.67
.34
M
470
1.73
.38
F
530
1.99
.38
M
470
2.07
.40
F
529
2.03
.38
M
470
2.03
.38
F
530
1.45
.32
M
470
1.44
.31
Sig.
.523 .013 .001 .887 .627
Figura 5. Medias de los factores por género
Escuela de Biología Comparando los promedios de los factores por género, no se observaron diferencias significativas en la Escuela de Biología. La media para mujeres y hombres, respectivamente y por factor, fueron las siguientes: Autoeficacia 1.53
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
138
(.29) y 1.51 (.33), p=.708; Norma Subjetiva, 1.65 (.37) y 1.71 (.36), p=.409; en Locus de control la media fue de 1.99 (.44), 2.03 (.33), p=.558; en Capacidad de Riesgo en Mujeres se observó una media de 2.01 (.41) y de 1.97 (.39) en Hombres, p=.596. En Hábito emprendedor, la media para Mujeres fue de 1.51 (.31) y las de Hombres de 1.44 (.35), p=.269. Ver Tabla 12 y Figura 6.
Tabla12. Estadísticos de factores por género en la Escuela de Biología
Autoeficacia Norma Subjetiva Locus de Control Capacidad de Riesgo Hábito Emprendedor
Género F
N
Media
Desviación típ.
46
1.53
.29
M
54
1.51
.33
F
46
1.65
.37
M
54
1.71
.36
F
46
1.99
.44
M
54
2.03
.33
F
46
2.01
.41
M
54
1.97
.39
F
46
1.51
.31
M
54
1.44
.35
Sig. .708 .409 .558 .596 .269
Mientras que por Grado, se observó que la medias para primero y último grado respectivamente en: Autoeficacia fueron de 1.52 (.31) y 1.53 (.32), esta diferencia es no significativa (p=.859); Norma Subjetiva, 1.71 (.38) y 1.65 (.34), p=.361; en Locus de Control la media fue de 2.02 (.40), 2.00 (.37), p=.709; en Capacidad de Riesgo en primer año se observó una media de 1.99 (.38) y 1.98 (.41), p=.911. En Hábito Emprendedor, media para primero de 1.48 (.31) y último de 1.47 (.36), p=.817. Ver Tabla 13 y Figura 6.
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
139
Tabla 13. Estadísticos de factores por grado en la Escuela de Biología
50
Último
50
1.53
.32
Norma Subjetiva
Primero
50
1.71
.38
Último
50
1.65
.34
Locus de Control
Primero
50
2.02
.40
Último
50
2.00
.37
Primero
50
1.99
.38
Último
50
1.98
.41
Primero
50
1.48
.31
Último
50
1.47
.36
Capacidad de Riesgo Hábito Emprendedor
N
Desviación típ. .31
Media 1.52
Autoeficacia
Grado Primero
Error típ. de la media .859 .361 .709 .911 .817
Figura 6. Medias de factores en Escuela de Biología
Facultad de Ingeniería No se observaron diferencias significativas en la Facultad de Ingeniería en los factores por Género. La media para mujeres y hombres, respectivamente y por factor, fueron las siguientes: Autoeficacia 1.40 (.25) y 1.48 (.30), p=.271; Norma Subjetiva, 1.71 (.31) y 1.76 (.37), p=.518; en Locus de Control la media fue de 2.04
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
140
(.42), 2.12 (.38), p=.395; en Capacidad de Riesgo una media de 2.07 (.29) y de 2.09 (.40) en Hombres, p=.811; y en Hábito Emprendedor, la media para mujeres fue de 1.56 (.57) y las de hombres de 1.43 (.32), p=.198. Ver Tabla 14 y Figura 7.
Tabla14. Estadísticos de factores por género en Facultad de Ingeniería
Autoeficacia Norma Subjetiva Locus de Control Capacidad de Riesgo Hábito Emprendedor
Género F
N
Media
Desviación típ.
22
1.40
.25
M
78
1.48
.30
F
22
1.71
.31
M
78
1.76
.37
F
22
2.04
.42
M
78
2.12
.38
F
22
2.07
.29
M
78
2.09
.40
F
22
1.56
.57
M
78
1.43
.32
Error típ. de la media .271 .518 .395 .811 .198
Comparando los factores por Grado, se observó una diferencia significativa (p=.022) entre las medias por Grado en Autoeficacia con 1.53 (.31) para primero y 1.39 (.26) para último; en Norma Subjetiva, la media fueron de 1.76 (.32) y 1.75 (.40), p=.902; en Locus de Control la media fue de 2.11 (.36), 2.08 (.42), p=.733; en Capacidad de Riesgo en primer año se observó una media de 2.09 (.35) y 2.08 (.41), p=.884. En Hábito Emprendedor, la media para primero fue de 1.53 (.44) y las de último de 1.39 (.31). Ver Tabla 15 y Figura 7.
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
141
Tabla 15. Estadísticos de factores por grado en Facultad de Ingeniería
50
Último
50
1.39
.26
Primero
50
1.76
.32
Último
50
1.75
.40
Locus de Control
Primero
50
2.11
.36
Último
50
2.08
.42
Capacidad de Riesgo
Primero
50
2.09
.35
Último
50
2.08
.41
Primero
50
1.53
.44
Último
50
1.39
.31
Norma Subjetiva
Hábito Emprendedor
N
Desviación típ. .31
Media 1.53
Autoeficacia
Grado Primero
Error típ. de la media .022 .902 .733 .884 .081
Figura 7. Medias de factores en Facultad de Ingeniería
Facultad de Psicología En Psicología no se observaron diferencias significativas en los factores por Género. La media para mujeres y hombres, respectivamente y por factor, fueron las siguientes: Autoeficacia 1.52 (.31) y 1.60 (.39), p=.338; Norma Subjetiva, 1.72 (.31) y 1.73 (.28), p=.884; en Locus de Control la media fue de 2.17 (.34), 2.16
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
142
(.33), p=.869; en Capacidad de Riesgo una media de 2.05 (.39) y de 2.16 (.34) en Hombres, p=.225; y en Hábito Emprendedor, la media para mujeres fue de 1.57 (.33) y las de hombres de 1.65 (.32), p=.340. Ver Tabla 16 y Figura 8.
Tabla 16. Estadísticos de factores por género en Facultad de Psicología
Autoeficacia Norma Subjetiva Locus de Control Capacidad de Riesgo Hábito Emprendedor
Género F
N
Media
Desviación típ.
80
1.52
.31
M
20
1.60
.39
F
80
1.72
.31
M
20
1.73
.28
F
80
2.17
.34
M
20
2.16
.33
F
80
2.05
.39
M
20
2.16
.34
F
80
1.57
.33
M
20
1.65
.32
Error típ. de la media .338 .884 .869 .225 .340
Comparando los factores por Grado, se observó que la media en Autoeficacia para primero fue de 1.64 (.36) mayor significativamente (p=.002) a último grado 1.44 (.24); Norma Subjetiva, la media fueron de 1.75 (.29) y 1.770 (.32), p=.422; en Locus de Control la media fue de 2.15 (.34), 2.19 (.33), p=.553; en Capacidad de Riesgo en primer año se observó una media de 2.05 (.36) y 2.08 (.40), p=.684. En Hábito Emprendedor, se observaron diferencias significativas (p=.003) entre los grados la media para primero fue de 1.68 (.34) la cual es mayor que la de último 1.49 (.29). Ver Tabla 17 y Figura 8.
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
143
Tabla 17. Estadísticos de factores por grado en Facultad de Psicología Grado Primero
Desviación típ. .36
50
Media 1.64
Último
50
1.44
.24
Primero
50
1.75
.29
Último
50
1.70
.32
Locus de Control
Primero
50
2.15
.34
Último
50
2.19
.33
Capacidad de Riesgo
Primero
50
2.05
.36
Último
50
2.08
.40
Primero
50
1.68
.34
Último
50
1.49
.29
Autoeficacia Norma Subjetiva
Hábito Emprendedor
N
Error típ. de la media .002 .422 .553 .684 .003
Figura 8. Medias de factores en Facultad de Psicología
Facultad de Ciencias Químico Biológicas En la Facultad de Ciencias Químico Biológicas no se observaron diferencias significativas en los factores por Género. La media para mujeres y hombres, respectivamente y por factor, fueron las siguientes: Autoeficacia 1.47 (.31) y 1.47 (.32), p=.943; Norma Subjetiva, 1.77 (.39) y 1.88 (.40), p=.171; en Locus de
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
144
Control la media fue de 2.05 (.32), 2.18 (.41), p=.078; en Capacidad de Riesgo una media de 2.10 (.37) y de 2.10 (.35) en Hombres, p=.975; y en Hábito Emprendedor, la media para mujeres fue de 1.50 (.29) y las de hombres de 1.51 (.32), p=.827. Ver Tabla 18 y Figura 9.
Tabla 18. Estadísticos de factores por género en Facultad de Ciencias Químico Biológicas
Autoeficacia Norma Subjetiva Locus de Control Capacidad de Riesgo Hábito Emprendedor
Género F
N
Media
Desviación típ.
50
1.47
.31
M
50
1.47
.32
F
50
1.77
.39
M
50
1.88
.40
F
50
2.05
.32
M
50
2.18
.41
F
50
2.10
.37
M
50
2.10
.35
F
50
1.50
.29
M
50
1.51
.32
Error típ. de la media .943 .171 .078 .975 .827
Comparando los factores por Grado, se observó que la medias para primero y último grado respectivamente en: Autoeficacia fueron de 1.45 (.28) y 1.48 (.34), esta diferencia es no significativa (p=.619); en Norma Subjetiva, la media para Primero fue de 1.74 (.34) la cual es menor significativamente (p=.040) que la de último con 1.91 (.43); en Locus de Control la media fue de 2.08(.29), 2.14 (.44), p=.423; en Capacidad de Riesgo en primer año se observó una media de 2.03 (.37) menor significativamente a 2.17 (.33), promediada por el último grado. En Hábito Emprendedor, no se observaron diferencias significativas (p=.165) entre los
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
145
grados la media para Primero fue de 1.46 (.30) y las de último de 1.55 (.30). Ver Tabla 19 y Figura 9. Tabla 19. Estadísticos de factores por grado en Facultad de Ciencias Químico Biológicas
Autoeficacia Norma Subjetiva Locus de Control Capacidad de Riesgo Hábito Emprendedor
Grado Primero
N
Desviación típ. .28
50
Media 1.45
Último
50
1.48
.34
Primero
50
1.74
.34
Último
50
1.91
.43
Primero
50
2.08
.29
Último
50
2.14
.44
Primero
50
2.03
.37
Último
50
2.17
.33
Primero
50
1.46
.30
Último
50
1.55
.30
Error típ. de la media .619 .040 .423 .043 .165
Figura 9. Medias de factores en Facultad de Ciencias Químico Biológicas
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
146
Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia En la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, la media para mujeres y hombres, respectivamente y por factor, fueron las siguientes: Autoeficacia 1.42 (.27) y 1.42 (.28), p=.966; Norma Subjetiva, 1.68 (.34) y 1.74 (.44), p=.503; en Locus de control la media fue de 2.02 (.34), 2.12 (.45), p=.235; las mujeres tienen una Capacidad de Riesgo promedio de 2.15 (.36) la cual es significativamente (p=.026) mayor a las de los hombres que promediaron 1.98 (.36); en Hábito Emprendedor, la media para Mujeres fue de 1.39 (.30) y las de Hombres de 1.40 (.28). Se observaron diferencias significativas entre hombres y mujeres en Hábito Emprendedor p=.954. Ver Tabla 20 y Figura 10.
Tabla 20. Estadísticos de factores por género en Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia
Autoeficacia Norma Subjetiva Locus de Control Capacidad de Riesgo Hábito Emprendedor
34
Media 1.42
Desviación típ. .27
M
66
1.42
.28
F
34
1.68
.34
M
66
1.74
.44
F
34
2.02
.34
M
66
2.12
.45
F
34
2.15
.36
M
66
1.98
.36
F
34
1.39
.30
M
66
1.40
.28
Género F
N
Sig. .966 .503 .235 .026 .954
Comparando los factores por Grado no se observaron diferencias significativas, la medias para primero y último grado respectivamente en: Autoeficacia fueron de 1.40 (.27) y 1.44 (.28), (p=.497); Norma Subjetiva, 1.70 (.34) y 1.75 (.46), p=.532;
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
147
en Locus de control la media fue de 2.07(.42), 2.10 (.41), p=.652; en Capacidad de Riesgo 2.06 (.40) y 2.02 (.32), p=.649; en Hábito emprendedor la media para Primero fue de 1.40 (.31) y las de Último de 1.39 (.25), (p=.846). Ver Tabla 21 y Figura 10.
Tabla 21. Estadísticos de factores por grado en Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia
Autoeficacia
Grado Primero
N
Media
Desviación típ.
50
1.40
.27
Último
50
1.44
.28
Primero
50
1.70
.34
Último
50
1.75
.46
Primero
50
2.07
.42
Último
50
2.10
.41
Capacidad de Riesgo
Primero
50
2.06
.40
Último
50
2.02
.32
Hábito Emprendedor
Primero
50
1.40
.31
Último
50
1.39
.25
Norma Subjetiva Locus de Control
Sig. .497 .532 .652 .649 .846
Figura 10. Medias de factores en Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
148
Facultad de Contaduría y Administración En la Facultad de Contaduría y Administración los estadísticos por factor, para mujeres y hombres de manera respectiva son: Autoeficacia 1.41 (.25) y 1.46 (.30), esta diferencia es no significativa (p=.411); Norma Subjetiva, 1.57 (.27) y 1.67 (.32), p=.109; en Locus de Control la media fue de 1.76 (.38), 1.93 (.42), p=.068; en Capacidad de Riesgo en primer año se observó una media de 1.93 (.37) y 2.00 (.40), p=.411. En Hábito Emprendedor, se observaron diferencias significativas (p=.002) entre los grados la media para mujeres fue de 1.38 (.26) menor a los hombres con media de 1.57 (.32). Al comparar por Género, se observaron diferencias significativas en Hábito Emprendedor. Ver Tabla 22 y Figura 11.
Tabla 22. Estadísticos de factores por género en Facultad de Contaduría y Administración
Autoeficacia Norma Subjetiva Locus de Control Capacidad de Riesgo Hábito Emprendedor
Género F
N
Media
Desviación típ.
73
1.41
.25
M
27
1.46
.30
F
73
1.57
.27
M
27
1.67
.32
F
73
1.76
.38
M
27
1.93
.42
F
72
1.93
.37
M
27
2.00
.40
F
73
1.38
.26
M
27
1.57
.32
Sig. .411 .109 .068 .411 .002
Comparando los factores por Grado no se observaron diferencias significativas, las medias para primero y último grado respectivamente en: Autoeficacia fueron de 1.45 (.26) y 1.39 (.26), (p=.221); Norma Subjetiva, la media fueron de 1.56 (.27) y
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
149
1.64 (.31), p=.205; en Locus de Control la media fue de 1.80(.35), 1.81 (.44), p=.933; en Capacidad de Riesgo en primer año se observó una media de 1.95 (.36) y 1.94 (.41), p=.897. En Hábito Emprendedor, (p=.288) la media para primero fue de 1.46 (.32) y las de último de 1.40 (.26). Ver Tabla 23 y Figura 11. Tabla 23. Estadísticos de factores por grado en Facultad de Contaduría y Administración
50
Media 1.45
Desviación típ. .26
Autoeficacia
Grado Primero Último
50
1.39
.26
Norma Subjetiva
Primero
50
1.56
.27
Último
50
1.64
.31
Primero
50
1.80
.35
Último
50
1.81
.44
Primero
50
1.95
.36
Último
49
1.94
.41
Primero
50
1.46
.32
Último
50
1.40
.26
Locus de Control Capacidad de Riesgo Hábito Emprendedor
N
Sig. .221 .205 .933 .897 .288
Figura 11. Medias de factores en Facultad de Contaduría y Administración
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
150
Facultad de Arquitectura No se observaron diferencias significativas en la Facultad de Arquitectura por Género. La medias para mujeres y hombres respectivamente en: Autoeficacia fueron de 1.34 (.24) y 1.41 (.30), (p=.201); Norma Subjetiva, la media fueron de 1.69 (.38) y 1.67 (.36), p=.742; en Locus de Control la media fue de 1.89 (.38), 2.02 (.43), p=.108; en Capacidad de Riesgo en primer año se observó una media de 1.96 (.41) y 2.05 (.38), p=.269; en Hábito Emprendedor, 1.42 (.32) y 1.41 (.29). Ver Tabla 24 y Figura 12.
Tabla 24. Estadísticos de factores por género en Facultad de Arquitectura
Autoeficacia Norma Subjetiva Locus de Control Capacidad de Riesgo Hábito Emprendedor
Género F
N
Media
Desviación típ.
57
1.34
.24
M
43
1.41
.30
F
57
1.69
.38
M
43
1.67
.36
F
57
1.89
.38
M
43
2.02
.43
F
57
1.96
.41
M
43
2.05
.38
F
57
1.42
.24
M
43
1.41
.29
Sig. .201 .742 .108 .269 .818
Comparando los factores por Grado, en esta facultad no se observaron diferencias significativas. La media para primero y último grado respectivamente en: Autoeficacia fueron de 1.33 (.25) y 1.41 (.28), (p=.114); Norma Subjetiva, la media fueron de 1.64 (.36) y 1.72 (.37), p=.294; en Locus de Control 1.93 (.36) y 1.96 (.44), p=.681; en Capacidad de Riesgo en primer año se observó una media de
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
151
1.96 (.38) y 2.04 (.42) en segundo año, p=.321; en Hábito Emprendedor, 1.41 (.26) y 1.42 (.26). (p=.685). Ver Tabla 25 y Figura 12.
Tabla 25. Estadísticos de factores por grado en Facultad de Arquitectura
Autoeficacia Norma Subjetiva Locus de Control Capacidad de Riesgo Hábito Emprendedor
Grado Primero
N
Media
Desviación típ.
50
1.33
.25
Último
50
1.41
.28
Primero
50
1.64
.36
Último
50
1.72
.37
Primero
50
1.93
.36
Último
50
1.96
.44
Primero
50
1.96
.38
Último
50
2.04
.42
Primero
50
1.41
.26
Último
50
1.42
.26
Figura 12. Medias de factores en Facultad de Arquitectura
Sig. .114 .294 .681 .321 .685
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
152
Facultad de Odontología No se observaron diferencias significativas en la Facultad de Odontología a por Género. Las medias para mujeres y hombres respectivamente en: Autoeficacia fueron de 1.40 (.31) y 1.48 (.29), (p=.206); Norma Subjetiva, las medias fueron de 1.62 (.35) y 1.62 (.38), p=.989; en Locus de Control la media fue de 1.94 (.36), 1.93 (.35), p=.841; en Capacidad de Riesgo en Primer año se observó una media de 2.01 (.33) y 1.95 (.35), p=.383; en Hábito Emprendedor, (p=.483) la media para mujeres 1.36 (.28) y las de hombres de 1.40 (.32). Ver Tabla 26 y Figura 13. Tabla 26. Estadísticos de factores por género en Facultad de Odontología
Autoeficacia Norma Subjetiva Locus de Control Capacidad de Riesgo Hábito Emprendedor
57
Media 1.40
Desviación típ. .31
M
43
1.48
.29
F
57
1.62
.35
M
43
1.62
.38
F
57
1.94
.36
M
43
1.93
.35
F
57
2.01
.33
M
43
1.95
.35
F
57
1.36
.28
M
43
1.40
.32
Género F
N
Sig. .206 .989 .841 .383 .483
Comparando los factores por Grado no se observaron diferencias significativas, se observó que la medias para primero y último grado respectivamente en: Autoeficacia fueron de 1.44 (.30) y 1.42 (.31), (p=.827); Norma Subjetiva 1.58 (.29) y 1.67 (.41), p=.187; Locus de control la media fue de 1.93(.35), 1.94 (.36), p=.950; en Capacidad de Riesgo en primer año se observó una media de 1.98 (.34) y 1.98 (.34), p=.948. En Hábito Emprendedor, la media para primero fue de 1.38 (.27) y las de último de 1.38 (.32). p=.911. Ver Tabla 27, y Figura 13.
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
153
Tabla 27. Estadísticos de factores por grado en Facultad de Odontología
50
Media 1.44
Desviación típ. .30
Último
50
1.42
.31
Norma Subjetiva
Primero
50
1.58
.29
Último
50
1.67
.41
Locus de Control
Primero
50
1.93
.35
Último
50
1.94
.36
Primero
50
1.98
.34
Último
50
1.98
.34
Primero
50
1.38
.27
Último
50
1.38
.32
Autoeficacia
Capacidad de Riesgo Hábito Emprendedor
Grado Primero
N
Sig. .827 .187 .950 .948 .911
Figura 13. Medias de factores en Facultad de Odontología
Facultad de Medicina No se observaron diferencias significativas en la Facultad de Medicina por Género. Las medias para mujeres y hombres respectivamente en: Autoeficacia fueron de 1.38 (.27) y 1.37 (.27), (p=.833); Norma Subjetiva, las medias fueron de 1.65 (.31) y 1.77 (.40), p=.096; en Locus de Control 2.02 (.33) y 2.08 (.42), p=.414; Capacidad de Riesgo en 2.07 (.38) y 2.02 (.43), p=.528; Hábito Emprendedor, 1.46
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
154
(.32) y 1.40 (.26), p=.885. Ver Tabla 28 y Figura 14. Tabla 28. Estadísticos de factores por género en Facultad de Medicina
Autoeficacia Norma Subjetiva Locus de Control Capacidad de Riesgo Hábito Emprendedor
46
Media 1.38
Desviación típ. .27
M
54
1.37
.27
F
46
1.65
.31
M
54
1.77
.40
F
46
2.02
.33
M
54
2.08
.42
F
46
2.07
.38
M
54
2.02
.43
F
46
1.34
.23
M
54
1.33
.25
Género F
N
Sig. .833 .096 .414 .528 .885
Comparando los factores por Grado, no se observaron diferencias significativas en esta facultad; la medias para primero y último grado respectivamente en: Autoeficacia fueron de 1.37 (.28) y 1.38 (.26), (p=.871); Norma Subjetiva 1.73 (.34) y 1.70 (.39), p=.672; Locus de control 2.03(.39) y 2.08 (.38), p=.488; en Capacidad de Riesgo e 2.09 (.40) y 2.00 (.41), p=.274; Hábito Emprendedor, 1.36 (.26) y 1.31 (.21), p=.241. Ver Tabla 29 y Figura 14.
Tabla 29. Estadísticos de factores por grado en Facultad de Medicina
Autoeficacia
Grado Primero
N
Media
Desviación típ.
50
1.37
.28
Último
50
1.38
.26
Primero
50
1.73
.34
Último
50
1.70
.39
Primero
50
2.03
.39
Último
50
2.08
.38
Capacidad de Riesgo
Primero
50
2.09
.40
Último
50
2.00
.41
Hábito Emprendedor
Primero
50
1.36
.26
Último
50
1.31
.21
Norma Subjetiva Locus de Control
Error típ. de la media .871 .672 .488 .274 .241
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
155
Figura 14. Medias de factores en Facultad de Medicina
Facultad de Estudios Internacionales y Políticas Públicas No se observaron diferencias significativas en la Facultad de Estudios Internacionales y Políticas Públicas por Género. las medias para mujeres y hombres respectivamente en: Autoeficacia fueron de 1.46 (.30) y 1.38 (.27), (p=.169); Norma Subjetiva, las medias fueron de 1.71 (.37) y 1.66 (.37), p=.530; Locus de control la media fue de 2.06 (.35), 2.06 (.36), p=.976; Capacidad de Riesgo mujeres se observó una media de 2.02 (.37) y 2.01 (.36), p=.854; en Hábito Emprendedor, (p=.755) la media para mujeres 1.46 (.35) y las de hombres de 1.44 (.30). Ver Tabla 30 y Figura 15.
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
156
Tabla 30. Estadísticos de factores por género en Facultad de Estudios Internacionales y Políticas Públicas
Autoeficacia Norma Subjetiva Locus de Control Capacidad de Riesgo Hábito Emprendedor
Género F
N
Desviación típ. .30
65
Media 1.46
M
35
1.38
.27
F
65
1.71
.37
M
35
1.66
.37
F
65
2.06
.35
M
35
2.06
.36
F
65
2.02
.37
M
35
2.01
.36
F
65
1.46
.35
M
35
1.44
.30
Sig. .169 .530 .976 .854 .755
Comparando los factores por Grado sin diferencias significativas, se observó que la medias para primero y último grado respectivamente en: Autoeficacia fueron de 1.44 (.32) y 1.42 (.25), cativa (p=.732); Norma Subjetiva, 1.70 (.36) y 1.69 (.38), p=.882; Locus de Control la media fue de 2.08(.34), 2.04 (.36), p=.508; Capacidad de Riesgo en primer año se observó una media de 2.06 (.34) y 1.98 (.39), p=.273; Hábito Emprendedor, se observaron media para primero de 1.48 (.38) y del último de 1.43 (.27), p=.389. Ver Tabla 31 y Figura 15.
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
157
Tabla 31. Estadísticos de factores por grado en Facultad de Estudios Internacionales y Políticas Públicas
Autoeficacia Norma Subjetiva Locus de Control Capacidad de Riesgo Hábito Emprendedor
Grado Primero
N
Desviación típ. .32
50
Media 1.44
Último
50
1.42
.25
Primero
50
1.70
.36
Último
50
1.69
.38
Primero
50
2.08
.34
Último
50
2.04
.36
Primero
50
2.06
.34
Último
50
1.98
.39
Primero
50
1.48
.39
Último
50
1.43
.27
Error típ. de la media .732 .882 .508 .273 .389
Figura 15. Medias de factores en Facultad de Estudios Internacionales y Políticas Públicas
Realizada la descripción de los estadísticos de la actitud emprendedora con relación a las variables género y grado académico por escuela y facultad. Así como los descriptivos totales de los factores de la actitud en general se procede a analizar los resultados, resaltando las cualidades del fenómeno estudiado.
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
158
CAPÍTULO V ANÁLISIS DE RESULTADOS Y CONCLUSIONES
Los hallazgos encontrados permiten realizar un análisis en varios aspectos del problema investigado. Por lo que se presentan de la siguiente manera. En primer lugar, se analizan los resultados de los descriptivos estadísticos generales indicando las tendencias significativas de los factores de la actitud emprendedora. Como también, los resultados significativos de los factores de la actitud emprendedora con relación a las variables de género y grado académico.
En segundo lugar, se analizan las manifestaciones de la actitud emprendedora con relación a las variables grado académico y género en las escuelas y facultades de la UAS participantes, que no presentaron resultados significativos, pero que indican elementos de análisis para la investigación.
En tercer lugar, es objetivo del capítulo declarar que tanto guardan relación los resultados obtenidos con las interrogantes del problema y las hipótesis.
La
contrastación de los resultados obtenidos se apoya en las teorías descritas en el cuerpo teórico de la investigación y en el modelo de la actitud emprendedora.
En cuarto lugar, se cierra con el apartado de conclusiones donde se señala puntualmente lo más relevante de los aspectos indagados.
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
159
5.1. Análisis de Resultados De acuerdo a los descriptivos estadísticos generales del problema los factores de la actitud emprendedora que obtuvieron las medias más bajas son: Autoeficacia (AE) y Hábito Emprendedor (HE). Tanto AE y HE tiene una media 1.44. Son una media con tendencia baja en relación a los tres restantes factores de la actitud emprendedora. Lo que significa de manera general es que los estudiantes universitarios manifiestan una tendencia baja de AE y de HE que por lógica impacta en la intención de la actitud emprendedora. Esto es relevante destacar sobre todo si consideramos que los dos factores AE y HE son rasgos de la personalidad de los universitarios que les permiten el logró especifico de ciertos fines para realizarse profesionalmente. Para el caso AE, indica que el estudiante de la UAS tiene poca capacidad para organizar y ejecutar efectivamente acciones para producir unos resultados requeridos (Bandura en Sánchez, 2009). Esto es, la AE como competencia personal y de control del joven universitario lo limita en el desarrollo de sus capacidades y habilidades en relación a un trabajo o tarea concreta de emprendimiento.
De igual manera, los jóvenes universitarios manifiestan baja tendencia HE, lo que implica que el estudiante aprecia disminuidos sus propios talentos para usar sus recursos y valorar sus acciones para emprender (Portocarrero et al., 2010).
Ahora bien, la situación se vuelve aún más compleja al apreciar que dos de los cinco factores de la actitud emprendedora tienen una media baja. Esto marca la
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
160
complejidad de la actitud emprendedora sobre todo si se considera que para que surja la actitud emprendedora se requiere una intensión que sustente la posibilidad de una conducta a emprender. Como podrían impulsar su intención los jóvenes universitarios si sus creencias y juicios sobre sus capacidades y habilidades se observan tan disminuidos. Es decir, se piensa, se siente incapaz y por lo tanto la motivación a la conducta será a no emprender.
En los descriptivos estadísticos generales se aprecia al factor de la actitud emprendedora de la Norma Subjetiva (NS) con puntuaciones significativas con relación a la variable género. Las mujeres tienen una media 1.67, mientras los hombres 1.73. En los datos se aprecia a los jóvenes universitarios con más creencias limitadores que sus compañeras de clase, sobre su desarrollo profesional. Sobre todo si consideramos que la NS nos sitúa frente a las presiones sociales para realizar la conducta e incluye, tanto la percepción de las creencias conductuales que las personas relevantes poseen acerca de si se debe o no realizar una acción, como la motivación del individuo en satisfacer dichas expectativas. Los referentes pueden ser desde un individuo que resulte relevante para la persona, como un grupo social, una comunidad, etc. (Escames, 1998).
Tendremos en este caso, que son los estudiantes universitarios varones los que mayormente orientan su actuar a partir de las opiniones de otros. Estas creencias de los alumnos los hicieron identificarse al responder la escala, con afirmaciones tales como: “para los padres lo más importante es que su hijo encuentre trabajo”, “lo que esperan mis padres es que termine mi carrera”, “mi familia desea que
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
161
salga preparado para ser empleado y vivir bien”, “para mis amigos emprender implica trabajar un tiempo” entre otras. La elección de estas respuestas expresan la probabilidad de que la conducta a realizar por los jóvenes universitarios resulte o no aceptable para las personas cuya opinión cuenta mucho para ellos. Esto es un pilar (Morales, 1999), de la NS que ínsita la “motivación para acomodarse”. Indica la disposición de los estudiantes a seguir conformándose con esas opiniones.
En los descriptivos estadísticos totales de los cinco factores de la actitud emprendedora, dos de ellos resultaron con tendencia alta: Locus de Control (LC) y Capacidad de Riesgo (CR). Tanto el LC como CR tienen una media de 2.03. Los resultados en el caso del factor LC nos indican por una parte que los jóvenes universitarios con LC interno se sienten más implicados a comportarse ante la situación de emprender de manera más activa comprometiendo más su talento y capacidad, apostándole solo a su persona. Al mismo tiempo, sienten que su capacidad para emprender depende de factores ajenos a su control, como la suerte, el destino o la participación de otras personas, no reconociendo en ellos mismos la capacidad de alterar el curso de los eventos y de influir con sus acciones en el control de las contingencias de refuerzo que seguirán a su comportamiento (Rotter, 1966 en Oros, 2005).
Estos alumnos con LC de tendencia ascendente, se identifican con afirmaciones de la escala de actitud emprendedora como: “encontrar trabajo es cuestión suerte”
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
162
“se requieren palancas para emprender un negocio”, “las oportunidades son para la gente que tiene dinero”, “estoy seguro de poder con las dedicaciones que reclama la actividad emprendedora”, “hago las cosas con mucha fe eso me ayuda a conseguir lo que me propongo”, entre otras. Este factor o rasgo de la personalidad de los jóvenes universitarios nos invita a reflexionar sobre el papel que está jugando la UAS como institución formadora de creencias y valores sobre los mecanismos que optarían los estudiantes para realizarse profesionalmente.
Con relación a la CR, los resultados indican que los jóvenes universitarios tienden hacia la iniciativa de arriesgarse. Toda vez que (Das & Teng en Sánchez, 2009) los sujetos con puntuaciones altas en esta dimensión, estarán inclinados a comportamientos de alto riesgo; es decir, considerarán las alternativas cuyas consecuencias finales puedan alejarse de su marco de expectativas de resultados. Por su parte, los sujetos con baja propensión al riesgo, tenderán a comportamientos de bajo riesgo, y evitarán las alternativas que puedan causar resultados que varíen mucho de sus expectativas.
Como podemos observar los estudiantes de las escuelas y facultades de la UAS se aprecían con capacidad para arriesgarse, lo cual desempeña una función decisiva (Galimberti, 2002), en las probabilidades por parte de los jóvenes universitarios para saber asumir una decisión a emprender. En esta evaluación intervienen la función desempeñada por los argumentos persuasivos, la fuerza de la motivación y la capacidad de realizar comparaciones correctas, el índice de responsabilidad que cada uno siente que debe asumir. Es importante apreciar
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
163
entonces, qué fuerza de motivación está interviniendo para que los alumnos decidan arriesgarse a emprender. Sobre todo si apreciamos que el factor de HE como AE se encuentran con tendencias tan bajas.
Consideramos
entonces,
que
la
tendencia
de
iniciativas
de
riesgo
al
emprendimiento que presentan los jóvenes universitarios se ve influida en gran medida, por las medias altas de NS y LC. Esta influencia ejercida por la norma subjetiva como por el locus de control en la capacidad de riesgo implican que la conducta a arriesgarse no necesariamente lo llevarán a una actitud emprendedora de éxito en su formación profesional, ya que el joven universitario basará sus expectativas de riesgo en el azar, las palancas, en una sobre valoración de sus capacidades individuales, como en las opiniones sobre lo que creen los demás de él.
Dando continuidad al análisis de los resultados, nos encontramos que de las diez escuela y facultad de la UAS, sólo en tres de ellas se encontraron diferencias significativas en los factores de la actitud emprendedora AE y HE relación a las variables de grado y género. La Facultad de Ingeniería, la Facultad de Medicina Veterinaria de Zootecnia y la Facultad de Contaduría y Administración.
En la Facultad de Ingeniería existen diferencias significativas en el factor de la actitud emprendedora AE con relación a la variable grado académico. Los alumnos presentan en primer grado una media 1.53 y llegan al último grado con
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
164
una media de AE de 1.39. Es un resultado que contradice la lógica atribuida, que a más grados académicos, más preparación en las capacidades de los alumnos para enfrentar los retos de futuro profesional.
La situación nos invita a reflexionar en el papel que está jugando la institución en este caso la UAS como formadora de capacidades e iniciativas de emprendimiento en los alumnos. Sobre todo al observar que los alumnos de Ingeniería tal vez, estén más informados y formados en la disciplina que estudian, pero no necesariamente con capacidades para ser autoeficaces y esto los afectará en los logros profesionales ya que la AE (Bandura, 2004:20) es una capacidad para influir sobre resultados y convertirlos en predictibles. La posibilidad de predecir fomente la preparación. El papel de la UAS estaría en la intención de formar alumnos con AE, capaces de predecir situaciones futuras para emprender, ensayar desde los primeros grados sus capacidades e ir aumentando por grado con la intención de que los estudiantes del último grado tengan predicciones de realización profesional más intencionadas.
En el caso de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia se encontraron diferencias significativa en el factor de la actitud emprendedora HE en la variable género. Las mujeres con una media de 1.39 y los hombres con una media de 1.40. Lo que indica que los estudiantes varones cuentan con más hábito emprendedor que sus compañeras de clase. Se podría pensar para el caso de esta facultad que los varones que estudian en ella, traen condicionamientos sociales más
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
165
significativos que las alumnas para ejercer probabilidades de emprendimiento profesional. Sobre todo si recordamos que el hábito implica la transacción entre un ser natural y su ambiente, lo que supone la búsqueda de la satisfacción de algún fin práctico a través de ciertos medios. Son medios únicamente cuando se organizan de forma que, de manera independiente, logran resultados definidos (Dewey, 1964:36).
Es decir, inferimos que los varones que se inscriben y transitan por la facultad como alumnos reafirman sus hábitos que traen de su ambiente natural, contexto social cultural de donde aprendieron en un primer momento a adquirir los medios, las herramientas y conocimientos del ser veterinario, más que las alumnas. Además es más usual observar a hombres como veterinarios que a mujeres y esto tal vez, influyó para que las estudiantes se autopercibieran en la escala de actitudes emprendedoras con menos hábitos emprendedores. A pesar de que los varones tienen más condiciones de HE que las mujeres, el factor se presenta con una tendencia baja para que influya en la intención de emprender.
La Facultad de Contaduría y Administración, también presenta diferencias significativas en el factor del HE relación la variable género. Las mujeres con una media de 1.38 y hombres 1.57. Los resultados obtenidos son hasta cierto punto esperables sobre la lógica de que socialmente se aprecia a los varones como los contadores y administradores de los ámbitos laborales. Es cierto que la facultad ha tenido una tendencia fuerte en la feminización de su matrícula, sin embargo ello,
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
166
no implica que las estudiantes se perciban con más hábitos emprendedores que los varones, sobre todo si atendemos a que el ambiente emprendedor se vuelve más natural para los varones que para las mujeres en el contexto social, cultural. Cabe resaltar también que las diferencias significativas encontradas en este factor no implican que los alumnos estén preparados en HE que influyan en la posibilidad de una actitud emprendedora ya que los puntajes se aprecian con una tendencia baja.
En las restantes siete escuelas y facultades de la UAS, los resultados se aprecian con cierta tendencia estable sin mostrar diferencias significativas en los factores de la actitud emprendedora con relación a las variables de grado académico y género. Sin embargo, se aprecian manifestaciones muy particulares en algunas escuelas y facultades que ameritan ser consideradas en el análisis de la investigación.
Para apoyar el análisis de los resultados de estas siete escuelas se elaboraron tablas que organizan la información de acuerdo a los factores de la actitud emprendedora con relación a las variables género y grado académico. La tabla que se presenta a continuación organiza medias de los factores de la actitud emprendedora con relación a la variable género.
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
167
Tabla 32. Medias de los factores de la actitud emprendedora por género ESCUELAS Y FACULTADES
FACTORERS DE LA ACTITUD EMPRENDEDORA
BIOLOGÍA PSICOLOGÍA FCQB ARQUITECTURA ODONTOLOGÍA MEDICINA EST INTERNA
EA F M 1.53 1.51 1.52 1.60 1.47 1.47 1.34 1.41 1.40 1.48 1.38 1.37 1.46 1.38
HE F 1.51 1.57 1.50 1.42 1.36 1.34 1.46
M 1.44 1.65 1.51 1.41 1.40 1.33 1.44
CR F M 2.01 1.97 2.05 2.16 2.10 2.10 1.96 2.05 2.01 1.95 2.07 2.02 2.02 2.01
NS F M 1.65 1.71 1.72 1.73 1.77 1.88 1.69 1.67 1.62 1.62 1.65 1.77 1.71 1.66
LC F M 1.99 2.03 2.17 2.16 2.05 2.18 1.89 2.02 1.94 1.93 2.02 2.08 2.06 2.06
En el factor de la actitud emprendedora AE por género se aprecia una tendencia de la actitud emprendedora baja en todas las escuelas y facultades investigadas como lo muestran los datos de la tabla, no alcanzando ninguna de estas escuelas y facultades llegar a una media de 2.00, en hombres y mujeres. Las femeninas universitarias que ocupan la tendencia más baja en este factor son de la Facultad de Arquitectura, seguidas en orden ascendente de la tendencia por medias la Facultad
de
Medicina,
Facultad
de
Odontología,
Facultad
de
Estudios
Internacionales, Facultad de Ciencias Químico Biológicas, Facultad de Psicología y la Escuela de Biología, siendo esta última la que tiene mayor puntuación en la media en mujeres por el factor señalado.
Para el caso de los hombres la Facultad de Medicina ocupa el lugar más bajo en la puntuación de las medias, seguido en orden ascendente por la Facultad de Estudios Internacionales, Facultad de Arquitectura, Facultad de Ciencias Químico Biológicas, Facultad de Odontología, Escuela de Biología y Facultad de Psicología. Siendo está última la de mayor puntuación en la media por este factor
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
168
de la actitud emprendedora.
En la comparación entre hombres y mujeres en el factor de AE por escuela y facultad de la UAS, nos encontramos que son los jóvenes universitarios varones los que tienen la puntuación más alta de las medias con relación a sus compañeras de clase, con excepción de la Escuela de Biología y la Facultad de Estudios Internacionales, donde las mujeres obtuvieron una media más alta en el factor de AE. Cabe destacar que la Facultad de Ciencias Químico Biológicas presenta una media igual en puntuación en hombre y mujeres.
Aún cuando no se encontraron como lo hemos mencionado, diferencias significativas en la variable género por estas escuelas y facultades, en relación al factor AE de la actitud emprendedora, hemos presentado el comportamiento del factor AE, para reafirmar, que los estudiantes de Educación Suprior de la UAS, tienen dificultades para apreciar sus talentos y capacidades. Es decir, siendo la AE una atribución de competencia personal (Bandura, 2004), muestra que los jóvenes universitarios tiene serias dificultades para el control de situaciones de emprendimiento que se refleja en la percepción que ellos hacen de sí mismos, en una incapacidad personal para realizar un trabajo o tarea concreta. Por lo que las puntuaciones bajas en las medias de AE tenderán a afectar a los estudiantes universitarios al momento de tener que tomar decisiones con iniciativas para emprender profesionalmente.
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
169
El factor de la actitud emprendedora HE también presenta puntuaciones bajas del factor con relación a la variable género, no alcanzando ninguna de estas escuelas y facultades llegar a una media de 2.00, en hombres y mujeres. En el caso de las mujeres universitarias, son las estudiantes de la Facultad de Medicina las que ocupan el lugar más bajo de la puntuación de las medias, seguidas en orden ascendente por las alumnas de la Facultad de Odontología, Facultad de Arquitectura, Facultad de Estudios Internacionales, Facultad de Ciencias Químico Biológicas, Escuela de Biología, y Facultad de Psicología. Esta última con la puntuación más alta en la medias.
Para el caso de los varones. Son los alumnos de la Facultad de Medicina los que tienen la puntuación más baja de las medias en el factor HE de la actitud emprendedora, seguidos en orden ascendente por los estudiantes de la Facultad de Odontología, Facultad de Arquitectura, Facultad de Estudios Internacionales, Escuela de Biología, Facultad de Ciencias Químico Biológicas y Facultad de Psicología. Esta última con la puntuación más alta en la media por el factor.
Comparando hombres y mujeres en el factor HE, resultan ser las jovencitas universitarias las de las puntuaciones más altas en las medias con relación a sus compañeros estudiantes, con excepción de la Facultad de Psicología y la Facultad de Ciencias Químico Biológicas. Cabe anotar que la Escuela de Biología y la Facultad de Estudios Internacionales tienen el mismo puntaje de media en HE hombres.
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
170
Al presentarse HE, con puntuaciones bajas en las medias por género, nos refleja que los jóvenes tienen hábitos poco desarrollados que les favorezcan en la posibilidad acciones de emprendimiento. Es decir, cuando un alumno tiene dificultades para apreciar sus propios talentos (Portocarrero et al., 2010), para usar sus recursos y valorar sus acciones, se aprecia una fuerte debilidad en sus HE que tienden a inhabilitarlo en el desarrollo de estrategias de emprendimiento profesional.
El factor de la actitud emprendedora CR con relación a la variable género se aprecia con puntuaciones mayores a 2.00 en las escuelas y facultades investigadas. Las puntuaciones más altas en las medias de CR que presentan las mujeres, las ocupan las jóvenes universitarias de la Facultad de Ciencias Químico Biológicas le siguen en orden descendente las alumnas de la Facultad de medicina, la Facultad de Psicología, Facultad de Estudios Internacionales, Facultad de Odontología, Escuela de Biología y Facultad de Arquitectura. Siendo esta última la que presenta la puntuación más baja.
En el caso de los hombres, las puntuaciones más altas en las medias del factor CR, las presentan los estudiantes de la Facultad de Psicología le siguen en orden descendente los alumnos de las Facultad de Ciencias Químico Biológicas, la Facultad
de
Arquitectura,
Facultad
de
medicina,
Facultad
de
Estudios
Internacionales, Escuela de Biología y Facultad de Odontología. Siendo esta última la que tiene la puntuación más baja. Comparando a hombres y mujeres con
La Actitud Emprendedora de los Jóvenes Universitarios
171
relación al factor de la CR, encontramos que en ambos se manifiesta la misma tendencia a arriesgarse a emprender.
Descubrir que el factor de la actitud emprendedora CR con relación a la variable género tiene una tendencia positiva hacia emprender ya que sus medias son mayores que 2.00, significa que los jóvenes universitarios tienen una propensión al riesgo. Los estudiantes tanto hombres como mujeres se sienten con capacidad para evaluar (Galimberti, 2002) las probabilidades de las acciones a realizar para emprender.
El factor de la actitud emprendedora NS se muestra en la tabla con puntuaciones de medias cercanas a 2.00 con relación a la variable género. En el caso de las mujeres, son las estudiantes de la Facultad de Ciencias Químico Biológicas, la que obtienen la media más alta de NS, le siguen en orden descendente las alumnas de la Facultad de Psicología, Facultad de Estudios Internacionales, Facultad de Arquitectura, Facultad de Medicina; Escuela de Biología y Facultad de Odontología. Esta última con la media más baja.
En los hombres, son los alumnos de la Facultad de Ciencias Químico Biológicas los que tienen las medias más altas con relación al factor NS, le siguen en orden descendente los estudiantes de la Facultad de Medicina, Facultad de Psicología, Escuela
de
Biología,
Facultad
de
Arquitectura,
Facultad
de
estudios
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Internacionales y Facultad de Odontología. Siendo los varones de la Facultad de Odontología los que tienen la media más baja.
Comparando a hombres y a mujeres en el factor de NS, nos encontramos que son los varones los que presentan las medias más altas de NS en relación a sus compañeras de estudio. Los datos muestran que la tendencia (ascendente) del factor NS va en detrimento de la intención de la actitud emprendedora más con los hombres que con las mujeres. Aún así afectará a ambos, ya que las puntuaciones de las medias no son significativas. Esto llevará a los jóvenes universitarios a basar sus razonamientos emprendedores en función de lo que esperan los demás de él. Estas creencias sobre lo que esperan de él se convierte en la norma que rige su conducta, cuando las personas a las que atribuye esa creencia son referentes subjetivamente importantes y con los que se siente obligado a cumplir (Fishbein y Ajzen e Escames, 1998).
El factor de la actitud emprendedora LC con relación a la variable género nos muestra que las mujeres de la Facultad de Psicología tienen la media más alta en este factor, siguiéndolas en orden descendente las alumnas de la Facultad de Estudios Internacionales, Facultad de Ciencias Químico Biológicas, Facultad de Medicina, Escuela de Biología, Facultad de Odontología y Facultad de Arquitectura. Siendo esta última la de la puntuación más baja.
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Los estudiantes varones que presentan la media más alta en el factor LC son los de la Facultad de Ciencias Químico Biológicas, le siguen en orden descendente los alumnos de la Facultad de Psicología, Facultad de Medicina, Facultad de Estudios Internacionales, Escuela de Biología, Facultad de Arquitectura y Facultad de Odontología. Siendo esta última la que tiene la media más baja.
Comparando a los estudiantes hombres con las mujeres con respecto al factor LC, nos encontramos que son los alumnos varones los que presentan las medias más altas en del factor. Lo que nos indica que los estudiantes se basarán para analizar las consecuencias de sus conductas a emprender en factores ajenos a su control, como la suerte, el destino o la participación de otras personas, no reconociendo en ellos mismos la capacidad de alterar el curso de los eventos y de influir con sus acciones en el control de las contingencias de refuerzo que seguirán a su comportamiento (Rotter, 1966 en Oros, 2005).
Situación que es preocupante toda vez, que indica que los jóvenes universitarios poseen creencias limitadoras sobre sus capacidades para emprender. Lo que quiere decir, que las acciones que planee a futuro en relación a su proyecto de realización profesional estarán en función de personas o eventos externos a él.
Para analizar los resultados de la actitud emprendedora en las escuelas y facultades con relación a grado académico se elaboró tabla de medias obtenidas
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en el primero y último grado por factor de la actitud emprendedora. En la siguiente tabla P representa primer grado y U representa el último grado.
Tabla 33. Medias de los factores de la actitud emprendedora por grado ESCUELAS Y FACULTADES
BIOLOGÍA PSICOLOGÍA FCQB ARQUITECTURA ODONTOLOGÍA MEDICINA EST INTERNA
FACTORERS DE LA ACTITUD EMPRENDEDORA EA P U 1.52 1.53 1.64 1.44 1.45 1.48 1.33 1.41 1.44 1.42 1.37 1.38 1.44 1.42
HE P 1.48 1.68 1.46 1.41 1.38 1.36 1.48
U 1.47 1.49 1.55 1.42 1.38 1.31 1.43
CR P U 1.99 1.98 2.15 2.19 2.03 2.17 1.96 2.04 1.98 1.98 2.09 2.00 2.06 1.98
NS P U 1.71 1.65 1.75 1.70 1.74 1.91 1.64 1.72 1.58 1.67 1.73 1.70 1.70 1.69
LC P U 2.02 2.00 2.15 2.19 2.08 2.14 1.93 1.96 1.93 1.94 2.03 2.08 2.08 2.04
Como se observa en la tabla la tendencia de los factores AE, HE, NS es baja menos de 2.00, mientras que CR y LC la tendencia es hacia la alta 2.00. En El factor de AE las escuelas y facultades que su tendencia sube de primero al último grado son: Bilogía, Ciencias Químico Biológicas, Arquitectura, y Medicina. Mientras que Psicología, Odontología y Estudios Internacionales la tendencia baja para el último grado.
En el factor de HE las escuelas y facultades de Biología, Psicología, Medicina, Estudios Internacionales, bajan para el último grado en las medias. Mientras que las Facultades de Ciencias Químico Biológicas y Arquitectura suben las medias para el último grado. En la Facultad de Odontología mantiene una media igual para primero y último grado.
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En el factor de NS las tendencias que suben para el último grado las presentan las escuelas y facultades de Ciencias Químico Biológicas, Arquitectura y Odontología. Mientras Estudios Internacionales, Medicina, Psicología y Biología baja la tendencia para el último grado.
En el factor de CR son las escuelas y facultades de Ciencias Químico Biológicas, Arquitectura, Psicología y Biología que suben sus medias para el último grado. Mientras que la Facultad de Medicina y Estudios Internacionales baja la tendencia para el último grado. La facultad de Odontología presenta la misma tendencia en primero y último grado de CR.
En el factor de LC nos encontramos que las escuelas y facultades que tienden a subir su tendencia de primer al último grado son: Arquitectura, Psicología, Medicina, Ciencias Químico Biológicas, Odontología. Mientras que Biología y Estudios Internacionales baja su tendencia para el último grado.
Los datos analizados hasta el momento nos indican que los factores de la actitud emprendedora con relación a las variables género y grado académico por escuela presentan algunas regularidades del fenómeno. Una primer regularidad la encontramos en los factores de AE y HE, ambos se presentan con tendencias bajas en las medias, tanto para alumnos de primero como de último grado en hombre y mujeres en todas las escuelas y facultades indagadas.
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Esto nos indica que los alumnos de la UAS independientemente del género y el grado académico presentan dificultades para apreciar sus talentos, capacidades para emprender. A esto se suma que el ambiente académico en la institución, como el social y cultural no está propiciando condiciones donde los jóvenes universitarios aprecien situaciones de modelaje para emprender.
Es de consideración para la investigación observar que los alumnos explorados presenten una percepción tan limitada para ser autoeficaces y tener hábitos emprendedores, la situación se torna compleja ya que la percepción se mantuvo en todos los jóvenes universitarios. Situación que implica cuestionar el papel que está jugando la institución en aportar condiciones para el desarrollo de estas capacidades y talentos. Independientemente si la UAS debe impulsar el emprendimiento o no, la autoeficacia y los hábitos son importantes para el desarrollo de los alumnos como rasgos de la personalidad indispensables en la búsqueda de sus fines profesionales.
Quiere decir entonces que la UAS no está ejerciendo la
persuasión social
(Bandura, 2004), que fortalece la creencia de la persona en relación a su capacidad para alcanzar el éxito. Las personas a las que se persuade verbalmente de que poseen las capacidades para dominar determinadas actividades tienden a movilizar más esfuerzo y a sostenerlo durante más tiempo que cuando dudan de sí mismas y cuando piensan en sus deficiencias personales ante los problemas. La institución entonces, no está influyendo en fortalecer creencias satisfactorias de
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eficacia y de hábitos en los jóvenes universitarios. Al contrario vemos como los estudiantes en vez aumentar su eficacia, sus talentos conforma avanza en los grados académicos, disminuye conforme se acerca su egreso de la universidad.
Ahora bien, si la situación es preocupante ante una AE y un HE que se aprecian limitados para el logro de los fines profesionales de los estudiantes; la complejidad del fenómeno aumenta al observar la regularidad que presentan los factores de NS, LC y CR. Los tres factores tienen tendencias en las medias relativamente altas, tanto por género como por grado académico. Los cual significa que los jóvenes universitarios están apoyando sus juicios, creencias sobre su perspectiva de desarrollo profesional en las opiniones de otras personas, en aspectos relacionados con la suerte, la fe, en el tráfico de influencias o en aspectos muy personales de autosuficiencia solamente. Con estas condiciones es entendible que le parezca fácil arriesgarse a emprender, pues espera tener éxito en sus fines profesionales, toda vez que lo conseguirá a través de personas importantes que le facilitarán las condiciones, que con un golpe de suerte lo conseguirá, que si se empeña en ser muy responsable logrará sus objetivos. O bien se arriesgará si las personas importantes para él, consideran que lo debe hacer.
Ante estas condiciones se aprecia que los alumnos de las escuelas y facultades de la UAS, tienden hacia una capacidad riesgo al emprendimiento, sin embargo está no impactará para que se dé una actitud emprendedora en los jóvenes universitarios, ya que la debilidad con que se presentan los factores de AE, HE en
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los estudiantes no contribuye a fortalecer la intención de la conducta emprendedora y mucho menos se concretará la actitud si el estudiante espera resolver sus emprendimientos por condiciones externas a él.
Finalmente diremos que los datos analizados en el capítulo permiten dar respuesta a las preguntas de investigación como a las hipótesis.
Ante las
interrogantes ¿Cuáles son las tendencias de los factores de autoeficacia, hábito emprendedor, capacidad de riesgo, norma subjetiva y locus de control en relación con una actitud emprendedora o no emprendedora? ¿Cómo se manifiesta la actitud emprendedora con relación a la variables género y grado académico por escuela y facultad? Los resultados son indicativos que la tendencia de los factores es hacia una actitud no emprendedora. Mostrando una AE y un HE con puntuaciones en las medias bajas y a una NS, LC, CR con tendencias altas que limitan la intención de una actitud emprendedora.
Con relación a como se manifiesta la actitud emprendedora con relación a las variables género y grado académico, pudimos apreciar que de las diez escuelas y facultades participantes sólo en tres de ellas se apreciaron diferencias significativas con respecto a estas variables. La mayoría de las escuelas y facultades el comportamiento de las medias es muy similar entre hombres y mujeres, como en grado académico. Lo que nos hace suponer que las variables no son de gran impacto para que se dé la intención en la actitud emprendedora.
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Con respecto a las hipótesis de la investigación, los resultados analizados nos permiten afirmar que la hipótesis respecto: a si los factores autoeficacia, hábitos emprendedores y capacidad de riesgo se presentan en los jóvenes universitarios la tendencia hacia la actitud emprendedora será positiva. Los factores señalados se presentaron con una tendencia negativa hacia la actitud emprendedora.
Mientras que con la hipótesis: Si los factores norma subjetiva y locus de control están presentes en los jóvenes universitarios la tendencia hacia la actitud emprendedora será negativa. Los factores señalados se presentaron con tendencia positiva hacia la actitud emprendedora.
La declaración de las hipótesis nos permite afirmar que no existe una tendencia de actitud emprendedora en los jóvenes universitarios.
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5.2. Conclusiones
Primera. La escala de la actitud emprendedora, tiene una consistencia interna que mide los factores o rasgos de la personalidad que integran la actitud emprendedora como son: AE, HE, NS, CR, LC. Con ello, se cumple con el objetivo general de la investigación que fue conocer la actitud emprendedora de los jóvenes universitarios. También con un objetivo específico, desarrollar una escala, bajo rigor metodológico para medir las actitudes emprendedoras de los estudiantes de Educación Superior de la UAS.
Segunda. Los factores de la actitud emprendedora AE y HE formaron un dúo dinámico al mostrar unidad en los resultados de medias hacia la tendencia negativa de la actitud emprendedora. Tanto en las variables de género como grado académico por escuela. Así como en todas las escuelas estudiadas.
Tercera. Los factores de la actitud emprendedora LC, NS en los resultados obtenidos aparecen como una pareja dinámica con tendencias negativas hacia la actitud emprendedora tanto para las variables de género, grado académico por escuela. Así como en todas las escuelas exploradas.
Cuarta. Un hallazgo en esta investigación fue encontrar que el factor CR de la actitud emprendedora tiene una doble tendencia. Puede ser motivado por los factores de AE y HE de manera positiva hacia la intención de emprender. También; puede ser decido el riesgo a partir de la influencia de LC y NS que
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juegan en contra de la actitud emprendedora.
Quinta. En los resultados con relación a la variable grado académico, se encontró que a más grados académicos menos tendencia hacia una actitud emprendedora.
Sexta. De las variables analizadas género, grado académico y escuela. La variable de género y grado académico resultaron con diferencia significativa sólo para un factor de la actitud emprendedora. La variable género fue significativa solo para el factor de la actitud emprendedora de NS, con una media de 1.67 en mujeres y 1.73 en hombres, con una significancia de p=.013 mayor que .05. En la variable de grado académico esta fue significativa sólo en relación al factor de la actitud emprendedora HE con una media 1.47 en primer grado y 1.42 en el último grado, con una significancia de p=.026 mayor que .05.
Séptima. En relación a las hipótesis se afirma que no existe una tendencia de actitud emprendedora en los jóvenes universitarios.
Octava. Se confirma la validez del modelo, para el estudio de la actitud emprendedora.
Novena. La variable escuela no resulto significativa en relación a ningún factor de la actitud emprendedora.
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