Discurso Europeo.
Jesús
Tomillero
14/06/2016
Parlamento
Sr. Comisario Europeo de Educación, Cultura, Juventud y Deporte de la Unión Europea, Tibor Navracsics
Buenas tardes, Antes de nada quiero agradecer al Grupo Parlamentario del PP Europeo, y en especial a D. Santiago Fisas, el haberme invitado hoy a estar ante ustedes. Llegar hasta el Parlamento Europeo, ha sido una de las buenas noticias tras la sucesión de acontecimientos que estoy viviendo como profesional del mundo del deporte, concretamente como responsable del arbitraje en campos de fútbol de categorías inferiores desde los once años, y sobre todo como persona. Como persona, porque hoy de lo que les quiero hablar es de las personas, de los ciudadanos europeos, de quienes ayudamos a construir cada día la Unión Europea. Estos últimos diez años de mi vida, desde que comencé a arbitrar partidos de fútbol, me han permitido desarrollar una situación personal y familiar no exenta de muchas dificultades. El mundo del fútbol me ha permitido alinear unos valores personales, sociales, culturales y humanos que no
hubiese conseguido enderezar en mi vida, de no ser por la gran familia del fútbol. Al fútbol le debo todo: el haber aprendido valores como el esfuerzo, la superación, la constancia y buscar siempre la excelencia. Para mí, el fútbol ha sido una gran familia, y ojalá que entre todos podamos seguir inculcando estos valores en todos aquellos niños y jóvenes que se acercan al Deporte como escuela de aprendizaje vital. Pero, como en las mejores familias, en el fútbol también me he visto arrinconado en mi propia casa. A muchos de mis “parientes” más cercanos, mi condición sexual les ha servido para catalogarme en pleno siglo XXI como una “persona no grata” en los campos que visitaba semanalmente para arbitrar partidos. ¿Cómo es posible que esto suceda en un periodo de la historia donde la homosexualidad está perfectamente asumida como una forma diferente de entender la vida? No lo sé, aunque creo que entre todos podremos darle una respuesta para evitar que casos como el mío vuelvan a suceder. Vuelvo a referirme a mi caso personal. El pasado 26 de marzo, llegó la gota que colmó el vaso. Una decisión arbitral en un partido de cadetes – jugadores de 14 y 15 años- llevó a un personaje del equipo de casa a insultarme continuamente, haciendo escarnio de mi condición sexual. El ejemplo cundió entre los seguidores e incluso jugadores que acabaron tirando piedras por las
ventanas de mi vestuario una vez terminado el encuentro. Cumplí con la que sentí que era la obligación del delegado arbitral: poner una denuncia ante las fuerzas de seguridad para que la Federación Andaluza tomara las medidas correspondientes ya que la Ley del Deporte en España, nos ampara y expresamente, tacha de falta sancionable las agresiones verbales y físicas. Más aún cuando defiende la igualdad entre los participantes en un partido de fútbol. Lamentablamente, esta denuncia quedó en nada. No fue a ningún lugar. No tuve ni un solo apoyo del Comité de Árbitros Andaluz. Ni una sola defensa de la Federación Andaluza de Fútbol y todo acabó con una… insignificante decisión que imponía una multa de 30€ y nueve partidos de sanción al utillero del equipo de cadetes. Sin duda, y permítanme la ironía, una multa “ejemplar” para evitar que estos hechos se repitan en el futuro. ¿Cómo es posible acosar, denigrar, insultar y acorralar a una persona y que la sanción sea de 30€? ¿Cuál es el precio de la Libertad de una persona? Aun así, decidí con valentía continuar en mi vocación. Porque arbitrar es mi vida y para ello me he estado preparando durante años, con la intención de poder ser un buen profesional que pitase partidos de primera división. Ese era mi sueño, no aspiraba a nada más que eso.
Es cierto que recibí apoyos en algún campo de fútbol en partidos posteriores, pero si algo he aprendido en esta vida es que el ser humano seguirá cometiendo los mismos errores a no ser que alguien le ponga freno. En mi caso, los insultos, los intentos de agresión LGTBifobicas volvieron a ocurrir. Y la cosa fue a mayores cuando los insultos y vejaciones, fueron la burla de toda la grada que se reía ante las voces de “maricón” que arrancó un individuo, al que me permitirán que califique como alguien, simplemente, carente de cualquier humanidad, para hacer la gracia del día a mi costa. Mejor dicho, a costa de todos los que hemos optado por una amor diferente. Porque señorías, querer no tiene color, signo ni sexo. Adorar a una persona de tu mismo sexo es una opción personal que debería considerarse un valor intrínseco a cada uno de nosotros, como consideramos esos valores de lealtad, respeto, amistad, equipo, generosidad, etc. Por cierto, los mismos valores que a mí me enseñó el Deporte. Una y otra vez estas vejaciones se repetían, alentadas por mi valentía de haber denunciado públicamente en los medios de comunicación estos hechos. Una vivencia muy traumática, violenta en los personal cuando no aciertas a explicarte a ti mismo el motivo de tanta agresividad, que no deseo a otros compañeros del mundo del arbitraje, jugadores de fútbol o deportistas. Algo que, coincidirán conmigo, no se merece ninguna persona sea cual sea su profesión, su afición o su condición.
La decisión de dejar el arbitraje la trasladé a la Real Federación Andaluza de Fútbol. Y ahora, he quedado relegado, apartado de mi pasión: el arbitraje. He recibido apoyos de muchas instancias, algo que agradezco enormemente, de corazón. He recibido el amparo de grandes políticos de todos los colores y niveles. La defensa en las redes sociales de compañeros del arbitraje de categorías superiores, figuras del deporte, artistas, periodistas… pero ahora sé que tengo que dar un paso más. Si mi ejemplo sirve para que en el Deporte se reflexione sobre la necesidad de erradicar la LGTBifobia, si el calvario que he sufrido y que me ha llevado a sufrir tanta tristeza, ayuda a otras personas a no padecerlo. Si puedo ser un ejemplo, si puedo ser el que ayudó a abrir la puerta para transformar la realidad, bienvenido sea todo el dolor que ha padecido. Por eso, es mi responsabilidad hacer lo imposible por lograr un cambio radical en la sociedad y aportar mi granito de arena para ayudar a que la homofobia en el deporte desaparezca, como ha ido desapareciendo en otros ámbitos de la sociedad. En Andalucía, y desde Andalucía lo extenderemos a toda España, hemos puesto ese primer grano de arena para que la montaña crezca. La pasada semana el registro autorizó la creación de la primera asociación deportiva andaluza contra la LGTBIfobia en el deporte.
La asociación “Roja Directa Andalucía LGTBI” es una realidad, nace desde la ilusión, el esfuerzo y el compromiso no conmigo, sino con el Deporte en general. Y desde ella vamos a trabajar en el ámbito deportivo. Abogados, psicólogos, profesionales de asuntos sociales… todos vamos a trabajar en la misma dirección, en la de ayudar a que la LGTBIfobia desaparezca del Deporte, porque el colectivo lo necesita, porque la sociedad la necesita, Y porque creo, sinceramente, que el mundo del Deporte lo necesita. No lo haremos por mí. Esta lucha es por el futuro, por los futuros deportistas y profesionales del Deporte, para que dentro de unos años un caso como el mío no vuelva a repetirse, para que no sea noticia que en un campo de fútbol se insulte vejatoriamente a un deportista o a un árbitro por su condición sexual. Trabajaremos de forma transversal: desarrollando actividades desde la infancia y pasando por la adolescencia, buscando puntos de encuentro y de unión que ayuden a visibilizar y normalizar a las personas LGTBI en el Deporte. Trabajaremos también con la población emigrante, también desarrollando actividades culturales que ayuden a integrar a todos los sectores de la sociedad. Y pelearemos por una mayor Libertad y por la lucha de los Derechos Humanos en todos los ámbitos. Todos debemos remar en la misma dirección porque el deporte es educación y valores. Todos a una porque hay que frenar la ola de violencia que se está
inculcando y trasladando a los más jóvenes desde el deporte base y esta circunstancia es un error. Un error que podemos y debemos evitar. Vamos a exigir a todas las asociaciones españolas que creen ley contra la LGTBIfobia. Vamos a dialogar con todas las federaciones deportivas, en todos los ámbitos. Ha quedado claro y patente que necesitamos promulgar una Ley contra ese fomento del odio por razones de orientación sexual. Necesitamos la ayuda de los Gobiernos, la ayuda de todos ustedes, la ayuda de todas las personas de buena fe que entienden en pleno Siglo XXI, que hechos como los que han sucedido con mi persona son sencillamente intolerables y deben ser erradicados en el futuro. Y estamos... estoy... seguro de que esa ayuda la tendremos. Es más, deberíamos hablar de “legitifobia” si nos centramos en la defensa de las indeseables discriminaciones por la condición sexual de lesbianas, gay, transexuales y bisexuales. Un término que podemos claramente desarrollar desde las plataformas de defensa de los derechos de LGTB-fobia, “legitifobia”. Anulemos el odio y la antipatía a los homosexuales, gays, lesbianas, transexuales y bisexuales. Y, para eso estoy aquí. Con esta finalidad llego al parlamento europeo.
Europa fue la cuna de los mayores juegos deportivos de la historia. Europa es la cuna de la sapiencia, el desarrollo, la investigación, el crecimiento y la cultura. Europa es la clave de la evolución y los derechos que se defienden, que ustedes defienden en la Unión Europea, son los derechos de cada uno de nosotros sin distinción de raza, sexo, credo ni por supuesto orientación sexual. Los derechos de los hombres y las mujeres. Los derechos de los niños, de la infancia, de los jóvenes y los mayores. Los derechos de los de arriba y los derechos de los de abajo. Los derechos de los buenos, e incluso los derechos de los malos. Los deportistas somos gente honrada. Los deportistas somos gente con valores. Los deportistas pertenecemos a todos los sectores y merecemos todos los derechos. Los deportistas, somos Europa. Y por todo ello, estoy en el foro adecuado para solicitar a este parlamento que desde su sección de Educación, Cultura, Juventud y Deporte de la Unión Europea impulsen esta petición y tomen la decisión de establecer y promulgar un marco regulatorio contra la LGTB-fobia “legitifobia” en el ámbito deportivo.
Es más, espero y deseo que ustedes como yo me apoyen a la hora de realizar esta misma solicitud ante la UEFA, para que todos unidos caminemos en esa dirección, la de erradicar la LGTBIfobia en los estadios de fútbol y en el Deporte en general. En Europa hemos sido vanguardia en muchas de las grandes etapas de la historia. Sigamos haciendo camino y consigamos un logro que nos haga avanzar a todos sin discriminación de sexo. La política es voluntad de servicio, de transformar la realidad, de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. La política busca transcender, promueve la participación ciudadana, para ejecutar el poder garantizando el bien común de la sociedad. Ayúdenme a garantizar el bien de las personas LGTB en el mundo del deporte. Ayúdenme para que todos tengamos la posibilidad de ser uno más, que no sigamos siendo el señalado por diferente. Para que los deportistas nos puedan seguir emocionando con su esfuerzo, para que nos sigan contagiando su afán de superación, para que nos hagan vibrar en cada de una de las competiciones, para que sigamos sufriendo y emocionándonos con sus éxitos y también con sus derrotas. Gracias por la magnífica oportunidad que me han ofrecido hoy. Gracias por poder demostrar que todos somos merecedores de formar parte del mundo del Deporte y que para mí no es otro que el del arbitraje futbolístico.
Muchas gracias de nuevo por escucharme y espero que esto sea una ayuda para iniciar un camino juntos que seguro que serĂĄ fructĂfero. Les invito a Sacar Tarjeta Roja Directa a la LGTBIfobia en el Deporte.