Noviembre 2013
© COLEGIO DE ARMAS DE LA SOCIEDAD HERÁLDICA ESPAÑOLA (Boletín Interno de la Imperial Orden Hispánica de Carlos V y del Capítulo de Caballeros Balistarios de Santa Bárbara) Madrid, Noviembre de 2013, nº 24 Serrano, 114. Esc. Segunda. 2º Derecha 28006 Madrid Tel. 91 561 40 73 Edita la Sociedad Heráldica Española Nuestra Portada: Capitán de los Tercios, lienzo de la autoría del caballero de la Orden, Don Augusto Ferrer Dalmau.
Boletín I nterno - Noviembre 2013
LA CAPILLA DEL ALCÁZAR DE SEGOVIA: ALGO SOBRE SU ORNATO, SUS CAPELLANES Y SU FUERO PERSONAL Dr. Alfonso de Ceballos-Escalera y Gila, Vizconde de Ayala Cronista de Castilla y León
omo corresponde a un edificio que fue durante siglos unos de los más importantes palacios reales de Castilla1, tuvo desde antiguo el alcázar segoviano una capilla, que no era otra que la propiamente regia, pero cuya ubicación, disposición y ornato desconocemos por ahora, aunque nos hayan llegado de ella algunas noticias. Así, por ejemplo, sabemos que en agosto de 1485, estando en Córdoba, la Reina Doña Isabel mandó a sus contadores que pasasen en cuenta a Rodrigo de Tordesillas, su tesorero de las cosas de los alcázares de Segovia, diferentes ornamentos de la capilla, que le mandó entregar a Martín Cuello, y de ellos hay una relación de dos páginas2. Pocos años después, por el 1493, el secretario Gaspar de Gricio, por mandato de la Reina, formó un gran inventario del tesoro conservado en el Alcázar, y en él incluyó los muebles, ornamentos y paramentos que había en la capilla, y que eran verdaderamente riquísimos y muy
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Imponente vista de la fortaleza en invierno
lucidos, como de quien era el templo, y para Quien era3. A partir del siglo XV, convertidos ya estos alcázares en la sede del Tesoro Real de Castilla, la capilla, aunque siempre regia, tuvo además un desempeño más local, puesto que a ella acudían el alcaide y sus soldados y dependientes y los presos de Estado-, y el tesorero y los suyos; y además, ya a partir del siglo XVI, también los jefes y dependientes de la delegación segoviana de la Junta de Obras y Bosques, que desde la fortaleza se ocupaban de la administración
1. Sobre la historia centenaria del Alcázar de Segovia, pueden consultarse los escritos de José Losáñez, El Alcázar de Segovia (Segovia, 1861), del coronel Eduardo de Oliver-Copóns, El Alcázar de Segovia (Valladolid, 1916), y de Francisco Ignacio de Cáceres y Blanco, El Alcázar de Segovia. Vida y aventura de un castillo famoso (Santander, 1970). 2. Madrid, Archivo de los Marqueses de San Felices (descendientes de los Tordesillas, tesoreros del Alcázar a título hereditario), caja 86/3-54, referencia 22. 3. Archivo General de Simancas, Patronato Real, caja 30 (copia de 1503). 3 .,
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Vista general de EL Alcázar
de esta, y también de las dos Reales capilla. Ya he dicho que el Alcázar, como Casas de la Moneda que hubo en Sego- Casa Real, tuvo siempre, desde muy anvia hasta el siglo XIX (la Casa Vieja, y tiguo, una capilla rica y bien dotada. el Ingenio), de los montes y pinares de Mientras los Reyes lo habitaron, es seValsaín, y los Reales Sitios de San Ilde- guro que fueron sus numerosos capellafonso y de Riofrío4. Y no digamos a par- nes quienes sirvieron el culto divino; tir de 1764, cuando en el Alcázar se pero luego que dejaron de frecuentar la establezca, por orden de Carlos III, el fortaleza, hubo de nombrarse un capeReal Colegio de Artillería, que allí per- llán privativo que se ocupase de tan immaneció casi un siglo, hasta el famoso portante menester y de la asistencia incendio del 6 de marzo de 1862. espiritual de los ocupantes y depenYa de ese periodo histórico, que es el de dientes del Alcázar. Es posible que el tal la Edad Moderna o Antiguo Régimen, sí capellán estuviera relacionado con la Caque tenemos noticias más precisas de la tedral, es decir con su Cabildo y clérigos 4. Alfonso de Ceballos-Escalera Gila, Marqués de la Floresta, Alcaides, tesoreros y oficiales de los Reales Alcázares de Segovia (Valladolid, Universidad de Valladolid, 1995, prologado por Faustino Menéndez Pidal de Navascués, de la Real Academia de la Historia, y Gustavo Villapalos Salas, Rector de la Universidad Complutense de Madrid). 4 .,
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Plano de El Alcázar
beneficiados, de la cual dependía el Alcázar en lo tocante a la parroquialidad5, como luego diré. En todo caso, al menos así aparece en los documentos, era la Corona, a través de la Junta de Obras y Bosques, la que proveía su nombramiento. En 1724, el capellán recibía un estipendio de cuatro reales diarios6. En 1730, percibía un sueldo anual de 1460 reales7; que se mantenía constante en 1761, según la escritura de venta y cesión del Condado de Chinchón8. Son las únicas referencias que he hallado sobre este aspecto remunerativo. Del ornato de la capilla, apenas nada sabemos en las épocas remotas. En el siglo XVII estaba en ella la pintura de
La adoración de los Reyes, de Bartolomé Carducho, que es lo único que pudo salvarse del incendio de 1862, como al fin diré. Y en el inventario del Alcázar formado en septiembre de 1681 por la viuda del teniente de alcaide don Pedro de Haro y Agüero, por ante el escribano Diego de Campos Naharro9, se mencionan en un oratorio de la torre, un santo Jesucristo grande, viexo; una caxa con dos puertas y dentro de ella un retrato de Nuestra Señora con su hijo en los brazos; una mesa de pino con su caxón, que está por altar; quatro pesas de piedra redondas, con sus yerros enbutidos, la una de quatro arrovas, otra de dos, y las otras dos de a una; más dos faroles de yerro grandes; y
5. Alfonso de Ceballos-Escalera Gila, Marqués de la Floresta, “Fuero territorial y fuero personal en la parroquia de la Catedral de Segovia”, en El Adelantado de Segovia del 8 de noviembre de 1990, suplemento. 6. Archivo General de Palacio, Reales Cédulas, libro XIX, fol. 293 vuelto. Idem, caja 73/21. 7. Archivo Histórico Nacional, Estado, legajo 2528, documento 167. 8. En Madrid, ante José de Estúñiga (protocolizada por Manuel Machuca). Copia autorizada en Archivo General de Palacio, sección Administrativa, legajo 22. 9. Archivo General de Simancas, Contaduría del Sueldo, 2ª serie, legajo 380. 5 .,
Colegio de Armas de la Sociedad H eráldica Española declara que otro farol de los imventariados en el Ymbentario del dicho Don Pedro está en la Sala del Thesoro cuia llave tiene Don Gerónimo de Tordesillas, que se entró en él al tiempo que hubo otro ynzendio, juntamente con un San Antonio de bulto, y un San Francisco de lo mismo, que estavan en la Capilla del Oratorio; y más un caxón de nogal de dicha Capilla, para los ornamentos. Por la redacción pudiera deducirse que se habla, no de la Capilla Real, sino de un oratorio que pudo haber en la torre de Juan II, que era en la que servía de cárcel a los presos de Estado. Y es que ciertamente, poco más adelante pero por separado, el mismo inventario recoge una pintura grande de Nuestra Señora y Nuestro Señor, y la adorazión de los Reyes; y otra pequeña con que rematava el retablo del dicho altar del Padre Eterno, ambas de lienzo, que estavan en la Capilla; más una cruz de madera mediana, con su peana, para el altar; más un atril de pino, quebrado; más una ara
La Torre del Homenaje
de el altar de dicha Capilla; más siete piedras pequeñas que están sobre el altar, que pareze son para poner sobre ellos candeleros. La separación entre la capilla y el oratorio para los presos de Estado nos la confirma el inventario de armas, pertrechos, enseres y papeles existentes en el Alcázar, hecho por el corregidor ante el escribano Juan Gil de Villodas en abril de 170810, al expresar: Yten, en la capilla un retablo con dos colunas y un quadro de la Adoración de los Reyes, y en su remate dos echuras de San Francisco y San Antonio de Pádua, y una cruz de madera; seis piedras blancas; dos caxones de nogal con aldabones de yerro, y el uno con zerradura. Y algo más adelante: En el castillo fuerte se alló un oratorio, y en él un Cristo cruzificado de bulto, en una urna con dos puertas doradas, en la una pintura de un Cristo cruzificado y en la otra San ¿Bador? y San Joseph. Cuando en 1727 se hizo cargo de la tenencia de alcaidía el teniente coronel don Lorenzo de Serantes y Sandoval, caballero de la Orden de Santiago, encontró la capilla en un estado tan lamentable que solamente había en ella un retablo con la famosa pintura de la Adoración de los Reyes; hasta el altar faltaba. Hizo entonces instancia al Rey para que se dotase convenientemente esta importante dependencia, y accedió enseguida Su Majestad. Muy luego
10. Archivo Histórico Provincial de Segovia, protocolo 1950, folio 278 y siguientes. 6 .,
Boletín I nterno - Noviembre 2013 en Madrid, por el casullero Félix del Valle, albas, cíngulos, casulla, estola, manípulo, frontal con su bastidor, manteles, toallas, corporales, hostiario y sacra11. La relación de capellanes identificados es limitadísima: en 1522, el capellán Alonso Jiménez entregó al Cabildo y autoridades civiles las reliquias de la Catedral, acogidas a la capilla del Alcázar con motivo de la ocupación del templo mayor durante las luchas contra los comuneros12. En diciembre de 1723, no habiendo capellán, se nombró interinamente a don Pedro Álvarez Aguirre, que obtuvo la plaza en propiedad en 1726; y aún servía el cargo en 1739, aunque residía ya entonces en Madrid13; parece que seguía a la Corte como clérigo aventurero, y que falleció allí, en casa de don Juan de Sesma, por el año de 1752: esto explica La capilla en 1915 con el lienzo de Carducho el mal estado de la capilla del Alcázar, se adquirieron cáliz, patena, vinajeras, que acabo de comentar14. En 3 de abril misal con su atril, cruz, candeleros y de 1762 falleció el capellán don Macampanilla; haciéndose l propio tiempo nuel Ruiz15. Y en 1772 el clérigo don
11. Archivo General de Palacio, Patrimonios (San Ildefonso), caja 13.548. 12. Juan de Pantigoso, Memorial histórico de Segovia (publicado por el P. Fidel Fita en el Boletín de la Real Academia de la Historia, XIV, páginas 212 a 226). Garci Ruiz de Castro, Comentario sobre la primera y segunda población de Segovia, 1551, edición de J.A. Ruiz Hernando (Segovia, 1988), capítulo 9, página 17. Eduardo de Oliver-Copóns, op. cit., página 199. 13. Archivo General de Palacio, Reales Cédulas, libro XIX, fol. 293 vuelto. Idem, caja 73/21. Archivo Histórico Nacional, Estado, legajo 2528, documento 167. En 16 de agosto de 1728 fue testigo de las bodas del teniente de alcaide don Lorenzo Serantes, celebradas en el propio Alcázar. Archivo Histórico Provincial de Segovia, protocolo 3060, folio 142 vuelto.. 14. Archivo General de Palacio, Patrimonios (San Ildefonso), caja 13561. 15. Dejó un poder para testar ante Juan de Sierras, el 27 de marzo (que está en Archivo Histórico Provincial de Segovia, protocolo 2877, folio 40), en el cual se titula capellán del Real Alcázar; el testamento fue otorgado el 17 de mayo, pero ante otro escribano. Se enterró en la Catedral (libro 2º de difuntos). 7 .,
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La capilla en la actualidad
Felipe Ruiz de Almedina aparece nombrado expresamente como tal capellán; murió en 179316. Sabemos también que en aquella capilla tenía lugar la solemne ceremonia del juramento y pleito homenaje que cada nuevo alcaide hacía a la Real Persona al tomar posesión del oficio, o cuando se proclamaba a un nuevo monarca17. Creo imprescindible hacer notar una circunstancia excepcional, que es la atinente al fuero de la capilla. Es bien sabido que el fuero parroquial es en principio territorial, es decir que se alcanza según el barrio o calle en que se habita o reside.
Esta regla general tiene pocas excepciones, aquellas en las que rige el fuero personal: la más conocida de ellas es la parroquialidad mozárabe toledana, cuyos feligreses lo son de las tituladas de Santa Eulalia y de San Marcos, sin embargo de residir lejos de ellas, incluso fuera de Toledo, o en el extranjero. En la ciudad de Segovia, esta excepción solamente se dio en la parroquia de la Catedral (llamada más tarde de Santa Bárbara), en la cual, junto a algunos feligreses territoriales, los hallamos también personales. Ciertamente, la parroquia catedralicia tenía un territorio,
16. Se le cita en el testamento hecho en 1762 por el teniente alcaide don Horacio Cosentino: Archivo Histórico Provincial de Segovia, protocolo 3092, folios 344 y siguientes. Murió en 1793 en la parroquial de San Román, con poder para testar hecho el 25 de mayo ante Frutos González Trabadelo (Archivo Histórico Provincial de Segovia, protocolo 3248, folio 178); pero dejó más deudas que bienes. 17. Este especial juramento, que también habían de prestar luego al alcaide todos y cada uno de los criados del Alcázar, se verificó, por ejemplo, en 1556, luego de la proclamación de Don Felipe II. Tuvo lugar en la capilla del Alcázar, y el escribano levantó testimonio. Eduardo de Oliver-Copóns, op. cit., págs. 207-208. 8 .,
Boletín I nterno - Noviembre 2013 pero estaba disperso: abarcaba el propio templo catedralicio -donde residía gente: por ejemplo el campanero y su familia-, los palacios del Obispo y su familia, la cárcel de Corona (prisión reservada a los eclesiásticos), el barrio de las Canongías vieja y nueva (residencia de los canónigos), la Refitolería (donde se acogía a los niños expósitos18), el Seminario Conciliar, y además el Alcázar Real. Pero la particularidad de la parroquia catedralicia reside en que, junto a los feligreses territoriales, los tenía también personales: el Obispo y sus familiares, por un lado; el Cabildo en pleno y los suyos, por otro; y el alcaide y demás oficiales de los Reales Alcázares, por otro. Todo ello con independencia de su lugar de habitación, que incluso podía estar fuera de la ciudad. Las dignidades eclesiásticas -Obispo, canónigos, beneficiados, clérigos a su servicio-, y las autoridades del Alcázar, gozaban de esta parroquialidad en razón de sus oficios, lo mismo que sus dependientes; mientras que el criterio seguido para la adscripción parroquial de sus familiares e invitados parece estar originado en el Derecho Romano, ya que se derivaba de su dependencia profesional y económica del eclesiástico o autoridad a cuyo servicio estaban. Así, por ejem-
plo, en algunos asientos se señaló la circunstancia de algunos feligreses de ser comensales de determinado canónigo o del alcaide, porque comían de su mesa en el sentido jurídico del término: comer de las rentas de su principal19.
Alfarjes, frisos y vitrales de la capilla en la actualidad
Como, naturalmente, en los siglos pasados las disputas y roces entre parroquias solían ser frecuentes, todas estas adscripciones se limitaron y regularon mediante una concordia ya a finales del siglo XVIII, quedando como feligreses de la Catedral el Obispo y sus criados eclesiásticos y seglares que tienen ración de Su Ilustrísima; los capellanes del número y de coro; dos altareros; todos los canónigos residentes en las Canongías, con sus familiares y criados -y los que no vivieren en las Canongías, siempre que comieren de las rentas de aquellos
18. En los libros de bautismos catedralicios aparecen los niños expósitos desde 1602. Recuerdo como curioso el bautismo de uno de ellos, llamado Bernardo del Carpio, nada menos, porque al margen de su partida de bautismo alguien escribió estos versos: “Como está España perdida / algún pícaro bellaco / hizo para restaurarla / otro Bernardo del Capio”. Estos asientos cesaron en 1841, cuando la Casa de la Refitolería se pasó al Hospital de la Misericordia. 19. Por ejemplo, en 1637 se bautizó en la Catedral a Luis de Villarreal “por ser su padre comensal de don Juan Conejero de Aguilar, criado de la Catedral”. 9 .,
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Retablo actual de la capilla
capitulares-; y además, como dependientes del Cabildo catedralicio, el secretario, el mayordomo, el contador, el solicitador, el pertiguero, el sobrestante, dos maceros, el campanero, el entonador, el perrero, el barrendero, la lamparera y la refitolera. Y además, todos los dependientes del Alcázar y su Real capilla. Un repaso de algunas noticias curiosas, extraídas de los libros sacramentales, confirman lo que he dicho. Las referencias al teniente de alcaide, al veedor y al portero del Alcázar, son abundantes. También hay muchos asientos tocantes a los que allí servían: armeros y arcabuce-
ros (1597), artilleros (1640), soldados varios (1681). Con ocasión de las guerras de Sucesión y de la Independencia, aparecen muchas noticias de soldados alemanes, portugueses y franceses. Por cierto que estos últimos fusilaron allí, en la plazuela, en los años de 1810 y 1811, a varios patriotas y guerrilleros, cuyas partidas están asentadas en estos libros porque, aunque fuese in articulo mortis, gozaron del fuero personal antedicho. En ellos aparecen también las defunciones de algunos personajes cortesanos alojados en los Reales Alcázares, como las dos Duquesas de Nájera muertas allí en 1709 y 1710, y sepultadas en San Francisco; las de algunos personajes presos entre sus fuertes muros (1735); o las de soldados de la Compañía de Inválidos que se alojó en el edificio desde 1729 a 1764. En 1786 se celebró en esta parroquia el segundo matrimonio del dramaturgo don Nicolás Fernández de Moratín -pues la contrayente era sobrina de canónigo-. En 1798 hemos hallado el matrimonio del célebre químico Louis Proust, profesor del Real Colegio; mientras que otro de los profesores, el de esgrima monsieur Orange, fallecía allí en 1842. A partir de 1814, fueron ya los capellanes del Real Cuerpo de Artillería o los del Colegio General Militar quienes pasaron a ocuparse de la capilla, sustituidos ocasionalmente por otros capellanes castrenses. El Concordato entre la Iglesia y el Estado, suscrito en 1852, causó la reorganización parroquial en toda España, y
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Boletín I nterno - Noviembre 2013 desde entonces el fuero personal de los habitantes del Alcázar segoviano desapareció. Diez años después, el pavoroso incendio del Alcázar, ocurrido el 6 de marzo de 1862, dio al traste con casi todo el edificio, y allí pereció la antigua Capilla Real con casi todo su contenido. El Alcázar no volvió a tener capilla hasta que se verificó la primera restauración, hacia el 1900. Entonces se dispuso por los artilleros, en la antigua capilla, un sencillo altar con el cuadro de La adoración de los Reyes, de Bartolomé Carducho, pintado en 1600, que antes he mencionado porque es una de las pocas obras de arte que se pudieron salvar del incendio -se cuenta que los cadetes del Real Colegio cortaron el lienzo con un cortaplumas y lo salvaron de las llamas; en aquel momento formaba parte del retablo principal de la capilla-. El altar fue alhajado por el crucifijo y candelabros de plata que el Real Colegio había adquirido en 1816 cuando se restauró toda la capilla, tras la Francesada-, también salvados del incendio20. A partir de 1951, la definitiva restauración del edificio por iniciativa del Patronato creado al efecto, y las gestiones del gran Marqués de Lozoya, director
general de Bellas Artes, y de su sobrino el Vizconde de Altamira de Vivero, conservador del castillo, lograron que se reinstalase el pequeño templo de un modo hasta lujoso. Probablemente ocupa el mismo lugar en que estuvo durante siglos, aunque hasta el día del incendio la cubrían tres pequeñas bóvedas góticas de crucería, y hoy está cubierta por una armadura de madera tallada y pintada, de fines del siglo XV, que se trajo pieza a pieza de la iglesia del pueblo segoviano de Cedillo de la Torre. En la pared de la derecha cuelgan dos cuadros: a la derecha, El descendimiento de Cristo, de Gerard Shegers, un discípulo de Rubens; y a la izquierda, La adoración de los Reyes, de Carducho. El retablo actual procede de la iglesia vallisoletana de Viana de Cega, es de estilo plateresco de principios del siglo XVI, y en las diecisiete tablas que lo componen se narra la vida de Cristo -en el centro del retablo se expone una Santa Bárbara de origen alemán-. El pequeño retablo bajo el crucificado de la izquierda representa también una crucifixión. Y más a la izquierda un retablo de la escuela castellana con representación de varios santos. Entre ellos, San Esteban y Santiago Apóstol.
20. Eduardo de Oliver-Copóns, op. cit., página 388. 11 .,
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LA REAL MAESTRANZA DE SEVILLA Y SU COLECCIÓN DE RETRATOS REALES Por José María de Montells
uando mi buen amigo Alfredo Escudero y yo preparamos un libro sobre las instituciones caballerescas españolas, quise ilustrarlo con diversas estampas de SM el Rey con los uniformes de las Reales Maestranzas de Caballería, pero no fue posible, porque las distintas entidades nobiliarias pusieron todas las trabas posibles, escudándose en el carácter privado de dichos retratos. Al cabo del tiempo, me encuentro en internet con una buena muestra de los tesoros artísticos de la Maestranza sevillana, en lo relativo a los últimos Hermanos Mayores de la Corporación. Como es sabido, entre 1729 y 1733, en el período en el que Felipe V se instala en Sevilla, pasa la Real Maestranza por una etapa de engrandecimiento y consolidación. El soberano agradecido por apoyo material y moral que siempre le mostró la Maestranza sevillana en la guerra de sucesión concedió significativas e indiscutibles prerrogativas a la Corporación, que desde ese momento recibirá el tratamiento de “Real”. Desde aquella el cargo de Hermano Mayor del Real Cuerpo sería desempeñado por un Infante. A partir del reinado de Fernando VII sería el propio Rey, quien ejercería de Hermano Mayor de esta Real Corporación. Las Reales Maestranzas se constituyeron
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Insignia de la Real Maestranza
bajo la advocación de un santo patrón y se organizaban internamente de la misma forma que las cofradías religiosas. En Sevilla se había creado una cofradía bajo el patrocinio de San Hermenegildo, santo protector de la Monarquía hispana, la cual entraría en decadencia rápidamente. En 1671 una junta de nobles redacta las ordenanzas de la Maestranza que pasaría a ser Real por Cédula de Felipe V de 2 de junio de 1730, recibiendo el privilegio de usar uniforme propio en
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SAR Don Juan de Borbón, Conde de Barcelona
Su Majestad el Rey don Juan Carlos
cualquier función, como si de las tropas de los ejércitos reales se tratase. Así, las Maestranzas son instituciones creadas para que la nobleza se ejercitase en el arte ecuestre y la práctica y manejo de las armas. Gracias a estas corporaciones nobiliarias se disponía de una caballería sostenida directamente por los mismos maestrantes. El adiestramiento de los nobles en el buen gobierno del caballo, mediante el arte de la jineta era de gran utilidad para la formación de oficiales para el ejército y su entrenamiento para la guerra, siempre contó con el apoyo e interés de los monarcas. Desde un primer momento, la Maestranza de Caballería de Sevilla organizó funciones públicas en las prin-
cipales plazas de la ciudad, Fiestas de Toros y Cañas, Alcancías, Manejos y Picaderos por diferentes motivos: estancias reales, efemérides y fiestas religiosas. Durante los siglos XVIII y XIX, la Real Maestranza criaba yeguas y potros para el buen fin de su principal dedicación, con caballerizas que se contaban entre las mejores de Andalucía. Según consta en la Real Cédula de 24 de Junio de 1729, el uniforme privativo de la Corporación se podía vestir, no sólo en las funciones propias de la institución, sino en cualquier día, como se sirven del suyo los Oficiales Militares de mis tropas. El uniforme que sufriría a lo largo del tiempo algunas ligeras variaciones, sería de grana con galones, chupas y vueltas
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Colegio de Armas de la Sociedad H eráldica Española de glasé de plata. Y de esa guisa se han retratado sus Hermanos Mayores1 y otros miembros de la Casa Real española. Al fabuloso retrato del Rey del pintor sevillano Antonio Agudo, que preside una de las estancias de la sede social de la Maestranza, habría que añadir los de SAR don Juan de Borbón, Conde de Barcelona y el de Rey Alfonso XIII de Gonzalo Bilbao que se conserva en el Museo de Bellas Artes de Sevilla. En el Museo de la Real Maestranza figura el uniforme corporativo del Infante don Carlos, Duque de Calabria, que llevó a la boda de su primo el Rey. Interesantes desde el punto de vista iconográfico son las fotos (innumerables) que se conservan de los actos de la Maestranza sevillana con asistencia de sus integrantes con el uniforme de gala. No he logrado ver una con Alfonso XIII de uniforme de maestrante, aunque hay imágenes pictóricas del soberano con el Uniforme del duque de Calabria dicho atuendo. Tampoco he conseguido fotografía alguna del Rey con dicha vestimenta, aunque me ha impactado su re- gusta de tales ropajes por su pretendida trato. Desmiente una vez más el aversión a vestir otra cosa que no sea el extendido rumor de que el soberano no de Capitán General de los Ejércitos. 1. Desde el Infante don Felipe, Duque de Parma (1730-1765) se han sucedido los siguientes Hermanos Mayores: SAR el Infante Don Luis Antonio (1765-1785) SAR el Infante Don Fernando (1786-1808) SM el Rey Don Fernando VII (1808-1834) SM la Reina Doña Isabel II (1834-1874) SM el Rey Don Alfonso XII (1875-1885) SM la Reina Gobernadora Doña María Cristina (1885-1889) SM el Rey Don Alfonso XIII (1889-1941) SAR Don Juan de Borbón, Conde de Barcelona (1941-1993) SM el Rey Don Juan Carlos I (1993- hasta nuestros días) 14 .,
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XXXI INVESTIDURA DE LA IMPERIAL ORDEN HISPANICA DE CARLOS V, DE LA SOCIEDAD HERALDICA ESPAÑOLA. 17 DE NOVIEMBRE DE 2012, EN EL ALCAZAR DE SEGOVIA.
PLACA DE LA MAR OCEANA. ILMO. SEÑOR DON IGNACIO HERRERO Y MALLOL, ACOMPAÑADO POR EL ILMO. SEÑOR DON ULISSES ROLIM, CON DE ROLIM E RAIDADA, EXCMO. SEÑOR DON LUIS MARTIN Y ARCOS GRAN COLLAR DE LA ORDEN, EXCMO. SEÑOR DON JAN CANROBERT HARTZELL, GRAN COLLAR DE LA ORDEN Y BAYLIO EN LOS PAISES NORDICOS Y EL EXCMO. SEÑOR DON JULIO MEJORADA Y CEJUDO GRAN COLLAR DE LA ORDEN. CABALLEROS
1. ILMO. SEÑOR CORONEL DON JOSE MIGUEL DE LOS SANTOS Y GRANADOS. APADRINADO POR EL EXCMO. SEÑOR GENERAL DON ALFREDO SANZ Y CALABRIA, CABALLERO GRAN PLACA DE LA ORDEN. 2. ILMO. SEÑOR DON ALBERTO CEBRIAN Y OLLEROS. APADRINADO POR EL EXCMO. SEÑOR GENERAL DON PRIMITIVO SEIVANE Y GARCÍA. CABALLERO GRAN PLACA DE LA ORDEN. 3. EXCMO. SEÑOR DON AUGUSTO FERRERDALMAU Y NIETO. APADRINADO POR EL EXCMO. Y RVDMO. PADRE CORONEL CASTRENSE DON JOSE FRANCISCO NISTAL Y MARTINEZ, CABALLERO GRAN PLACA, Y CAPELLAN MAYOR DE LA ORDEN. 4. SEÑOR DON JUAN ANTONIO GIL Y SÁNCHEZ. APADRINADO POR EL EXCMO. SEÑOR DON MIGUEL DE ANGULO Y RODRÍGUEZ, CABALLERO GRAN PLACA DE LA ORDEN.
5. EXCMO. SEÑOR CORONEL DON RICARDO JOSE LONGARELA Y NEIRA. APADRINADO POR EL EXCMO. Y RVDMO. PADRE DON CORONEL CASTRENSE DON JOSE FRANCISCO NISTAL Y MARTÍNEZ, CABALLERO GRAN PLACA Y CAPELLAN MAYOR DE LA ORDEN. 6. EXCMO. SEÑOR DON ALBERTO LÓPEZ Y DUQUE. APADRINADO POR EL EXCMO. SEÑOR DON GUILLERMO TORRES-MUÑOZ Y OSÁCAR, BAYLIO GRAN PLACA Y CANCILLER DE LA ORDEN. 7. ILMO. SEÑOR DON RAMÓN ESCOBAR Y SANTIAGO. APADRINADO POR EL EXCMO. SEÑOR DON JESUS SAGET Y GARCIA LÓBEZ, CABALLERO GRAN PLACA DE LA ORDEN. 8. ILMO. SEÑOR DON JAIME SÁNCHEZ-LLORENTE E ILLESCAS. APADRINADO POR EL EXCMO. SEÑOR DOCTOR DON JOSE MANUEL ORTIZ Y URDIAIN, CABALLERO GRAN OLACA DE LA ORDEN.
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Entrega de la Placa de la Mar Oceána al Ilmo. Sr. Don Ignacio Herrero Mayol
Los nuevos caballeros y damas junto al Gran Maestre
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Boletín I nterno - Noviembre 2013 9. EXCMO. SEÑOR DON AGUSTIN LÓPEZ-QUESADA Y FERNÁNDEZ. APADRINADO POR EL EXCMO. SEÑOR DON JOSE LUIS SERRANO Y ARMENTEROS, CABALLERO GRAN PLACA Y BAYLIO EN LOS ANTIGUOS REINOS DE JAEN Y GRANADA. 10. ILMO. SEÑOR DON JAN ERIC FRYDMAN. APADRINADO POR EL EXCMO. SEÑOR DON JAN KNUT CANROBERT HARTZELL, MARQUES DE KODOR, CABALLERO GRAN COLLAR DE LA ORDEN Y BAILIO EN LOS PAISES NORDICOS. 11. SEÑOR DON NIKOLAOS GIANNOUSOPOULOS. APADRINADO POR EL EXCMO. SEÑOR BARON DON TONIS BREIDEL ADJIDEMETRIOUS, CABALLERO GRAN PLACA DE LA ORDEN. 12. SEÑOR DON ANTONIO FRANCISCO HERNÁNDEZ Y RODRÍGUEZ. APADRINADO POR EL ILMO. SEÑOR DON LUIS MARTIN Y MORENO, CABALLERO GRAN PLACA DE LA ORDEN. 13. ILMO. SEÑOR DON JOSE LUIS BENAVENTE Y MOLINA APADRINADO POR EL EXCMO. SEÑOR DOCTOR DON JOSE MANUEL ORTIZ Y URDIAIN, CABALLERO GRAN PLACA DE LA ORDEN. 14. SEÑOR DON ENRIQUE BOBIS Y GONZÁLEZ. APADRINADO POR EL EXCMO. SEÑOR DON ANTONIO LENDINEZ Y RIVERO, CABALLERO GRAN PLACA DE LA ORDEN. 15. SEÑOR DON JORIS CORNELIS BUIJS. APADRINADO POR EL EXCMO. SEÑOR DON JESÚS SAGET Y GARCIA LÓBEZ. CABALLERO GRAN PLACA DE LA ORDEN. 16. EXCMO. SEÑOR DON JUAN JOSE FERNÁNDEZ Y SOBRINO. APADRINADO POR EL EXCMO. SEÑOR DON GUILLERMO TORRES-MUÑOZ Y OSÁCAR, CANCILLER Y BAYLIO GRAN PLACA DE LA ORDEN.
17. EXCMO. SEÑOR DON JAIME GONZÁLEZ Y RODRÍGUEZ. APADRINADO POR EL SEÑOR CORONEL DON ÁNGEL CARLOS DILLA Y AÑIBARRO, CABALLERO GRAN PLACA DE LA ORDEN. 18. ILMO. SEÑOR DON JOAN AMARGANT DE EMILI-BUSQUETS. APADRINADO POR EL ILMO. SEÑOR DON SALVADOR CERVILLA Y MONTIEL, CABALLERO COMENDADOR DE NUMERO DE LA ORDEN. 19. ILMO. SEÑOR TTE. CORONEL DON MARIANO MARTINEZ Y LUNA. APADRINADO POR EL ILMO SEÑOR DON SALVADOR CERVILLA Y MONTIEL, CABALLERO COMENDADOR DE NUMERO DE LA ORDEN. 20. SEÑOR DON CARLOS IGLESIAS Y ARAÚZO. APADRINADO POR EL EXCMO. SEÑOR DON LEONARDO BLAS GONZÁLEZ Y RODRIGUEZ, CABALLERO GRAN PLACA DE LA ORDEN. 21. ILMO. SEÑOR DON JUAN MANUEL SALGADO Y FERNÁNDEZ. APADRINADO POR EL EXCMO. SEÑOR DON DIEGO DE GUILLAMON Y RODRIGUEZ DE REQUENA, CONDE DE GUILLAMON, CABALLERO GRAN PLACA DE LA ORDEN. 22. SEÑOR DON JUAN MIGUEL CASTRO Y VELARDE. APADRINADO POR EL EXCMO. SEÑOR DON GERARDO RAMOS Y GARRIDO, CABALLERO GRAN PLACA DE LA ORDEN. 23. SEÑOR DON WALTER BURGA Y SANCHEZ. APADRINADO POR EL EXCMO. SEÑOR DON DIEGO DE GUILLAMON Y RODRIGUEZ DE REQUENA, CONDE DE GUILLAMON, CABALLERO GRAN PLACA DE LA ORDEN. 24. SEÑOR DON EDUARDO M. OCAMPO Y SANTIAGO. APADRINADO POR EL EXCMO. SEÑOR DON JESUS SAGET Y GARCIA LOBEZ, CABALLERO GRAN PLACA DE LA ORDEN.
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Colegio de Armas de la Sociedad H eráldica Española 25. SEÑOR DON CÉSAR SÁNCHEZ Y LÓPEZ. APADRINADO POR EL ECXCMO. SEÑOR DON PEDRO SERRANO Y ARMENTEROS, CABALLERO GRAN PLACA DE LA ORDEN. 26. SEÑOR DON JULIO CESAR MARTIN Y PUERTA APADRINADO POR EL EXCMO. SEÑOR DON ANTONIO LENDINEZ Y RIVERA, CABALLERO GRAN PLACA DE LA ORDEN. 27. SEÑOR DON JOSE MANUEL LÓPEZ Y REGLERO. APADRINADO POR EL SEÑOR DON JOSE MARIA FRANCISCO ROIG Y REVERTÉ, CABALLERO COMENDADOR DE LA ORDEN. 28. SEÑOR DON LUIS VILLAFUERTES Y GARCIA. APADRINADO POR EL EXCMO. SEÑOR DON DIEGO DE GUILLAMON Y RODRIGUEZ DE REQUENA, CONDE DE GULLAMON, CABALLERO GRAN PLACA DE LA ORDEN.
30. SEÑOR DON JOSE MARIA PAVON Y GAMEZ. APADRINADO POR EL SEÑOR DON ANGEL GARCIA Y CAÑEDO, CABALLERO GRAN PLACA DE LA ORDEN. 31. SEÑOR EMILIO ANTONIO CASTRO Y ARROYO. APADRINADO POR EL ILMO. SEÑOR DON FRANCISCO QUESADA Y BLANCO, COMENDADOR DE NUMERO DE LA ORDEN. 32. SEÑOR DON MNUEL NAHARRO Y BENITEZ. APADRINADO POR EL SEÑOR DON JOSE MARIA FRANCISCO ROIG Y REVERTÉ, COMENDADOR DE LA ORDEN. 33. SEÑOR DON FELIX JODRÁ Y ABUELO. APADRINADO POR EL EXCMO. SEÑOR DON DIEGO DE GUILLAMON Y RODRIGUEZ DE REQUENA, CONDE DE GUILLAMON, CABALLERO GRAN PLACA DE LA ORDEN
29. SEÑOR DON FERNANDO RODRIGUEZ Y HERNANDEZ. APADRINADO POR EL EXCMO. SEÑOR DON JOSE LUIS SERRANO Y ARMENTEROS, BAYLIO EN LOS ANTIGUOS REINOS DE JAEN Y GRANADA, CABALLERO GRAN PLACA DE LA ORDEN.
34. SEÑOR DON MANUEL PRADAS Y FLOR. APADRINADO POR EL EXCMO. SEÑOR DON DIEGO DE GUILLAMON Y RODRIGUEZ DE REQUENA, CONDE DE GUILLAMON, CABALLERO GEAN PLACA DE LA ORDEN.
Cándido y los sres. Hartzell y Hadjidemetriou en el tradicional corte del cochinillo
Mesa de Don Enrique de Borbón 18 .,
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Juramento del eximio pintor Augusto Ferrer Dalmau
Investidura de la Excma. Sra. Doña Emilia Riol.
DAMAS 1. ILMA. SEÑORA DOÑA EMILIA EUDOXIA RIOL Y ESCRIBANO. AMADRINADA POR LA EXCMA SEÑORA DOÑA Mª DE LOS ANGELES BENITO PUERTOLES, DAMA DE LA ORDEN. 2. ILMA. SEÑORA DOÑA VIRGINIA EUGENIA DILLA Y DE LA LASTRA. AMADRINADA POR LA ILMA, SEÑORA DOÑA CRISTINA BEATRIZ DILLA Y DE LA LASTRA, DAMA DE LA ORDEN. 3. SEÑORA DOÑA GRAZIELLA MARETTI FRIEDMAN. AMADRINADA POR LA ILMA. SEÑORA DOÑA AURELIA VALENZUELA Y CASADO, DAMA DE LA ORDEN. 4. SEÑORA DOÑA DIANE CAROLINA MARIA SCCHREINER. AMADRINADA POR LA EXCMA. SEÑORA
DOÑA MARGARITA GALAN Y PEÑA, DAMA DE LA ORDEN. 5. SEÑORA DOÑA RAQUEL GALLEGO Y HERRANZ. AMADRINADA POR LA EXCMA. SEÑORA DOÑA ELVIRA ESPINOSA Y SARMIENTO, DAMA DE LA ORDEN. 6. SEÑORA DOÑA SUSANA SACRISTAN Y FERNÁNDEZ. AMADRINADA POR LA ILMA. SEÑORA DOÑA SOFIA DE BORBON Y MATEOS, DAMA DE LA ORDEN. 7. SEÑORA DOÑA PALOMA FERNANDEZ Y LÓPEZ. AMADRINADA POR LA ILMA SEÑORA DOÑA MARTA MARIA MERINO Y MEGIA, DAMA DE LA ORDEN.
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ACTIVIDADES DE LA SOCIEDAD HERÁLDICA ESPAÑOLA Y DE SU IMPERIAL ORDEN HISPÁNICA DE CARLOS V. PRESENTACIÓN DE LA OBRA DE DANIEL GARCÍA RIOL l pasado día 12 de Febrero, tuvo lugar en el Aula Marqués de Ciadoncha del Colegio Heráldico de España y de las Indias, el acto de presentación del libro El Sultanato de Sulú y la Real y Hachemita Orden de la Perla, de la autoría del el Profesor don Daniel García Riol, redactor como es sabido del blog Salón del Trono, que ha sido editado por la benemérita Sociedad Heráldica Española. La sesión que iba a ser presidida por SAIR el Príncipe Osman Rifat Ibrahim, se realizó sin su presencia, ya que Su Alteza se encontraba en Turquía como consecuencia de un viaje imprevisto, por lo que se pidieron disculpas al público asistente que llenaba la sala. Entre el auditorio, es de destacar una numerosa representación de la Orden de San Lázaro, encabezada por su Gran Maestre, el Marqués de Almazán. También debe subrayarse, la de otros distinguidos intelectuales como la del poeta don Alfonso López Gradolí, la de redactor del blog Cruz de Sinople, don Manuel Alvarez de Ron y la del redactor del blog Heraldistas, don Fernando Martínez Larrañaga. En primer lugar intervino el Rey de Armas de la Orden don José María de Montells, prologuista de la obra, que ensalzó la figura del autor en una sem-
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Presentación del libro de García Riol
blanza de su personalidad y comentó diversos aspectos del libro que se presentaba, desde una perspectiva monárquica, con especial referencia a la vigencia de la Institución como forma de gobierno. El Marqués de la Floresta, habló largo y tendido de la presencia española en Asia, del interés que despiertan las nuevas caballerías como la Orden de la Perla y del sultanato de Joló, tan próximo a la Historia de España. Cerró el acto el propio autor, en una intervención llena de amenidad e interés sobre la Casa Real de Sulú. Es de destacar el éxito de ventas que acompañó a este evento que consagra al profesor García Riol como un autor sólido, riguroso y exigente. Desde estas páginas le enviamos nuestra más cordial felicitación.
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DON EMILIO MONTERO HERRERO, CORESPONDIENTE DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA uestro hermano en la Orden, el coronel de Artillería don Emilio Montero Herrero ha sido elegido académico correspondiente de la Real Academia de la Historia, por unanimidad de todos los presentes, en una asamblea ordinaria presidida por su director, Gonzalo Anes y Álvarez de Castrillón. La propuesta de Montero Herrero partió de los académicos numerarios Hugo O’Donnell y Duque de Estrada, Miguel Ángel Ladero Quesada y Faustino Menéndez Pidal de Navascués. Con este nombramiento se hace un reconocimiento a las numerosas colaboraciones del coronel Montero con la Real Academia de la Historia, muy especialmente en la confección del Diccionario Biográfico Español, así como por sus trabajos como gestor cultural en el ámbito de los museos, bibliotecas y archivos y eventos como la organización de del programa conmemorativo del Bicentenario de la Guerra de la Independencia en Segovia o el Festival Internacional de Bandas Militares. Este ilustre segoviano, actualmente director del Archivo General Militar de Segovia, ha visto como desde la Real Academia se le hace el honor de pasar a formar parte de sus académicos corres-
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Don Emilio Montero, nuevo académico.
pondientes, poniendo en valor su condición de estudioso amante de la historia por vocación y mantenedor de nuestras tradiciones. En este sentido, Emilio Montero ha declarado su “gran satisfacción personal por los destacados académicos de España que han tenido a bien elegirme como correspondiente, y un especial estímulo para seguir en esa constante línea que me ha hecho acreedor a este reconocimiento”. Nuestra más sincera felicitación por todo ello.
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CENA BENÉFICA a tradicional cena benéfica organizada por la Sociedad Heráldica Española en ayuda de las monjas Jerónimas de clausura del Real Monasterio de San Jerónimo de Granada, tuvo lugar el 19 de abril en los salones de la Residencia Militar Alcázar, en Madrid, bajo la presidencia del Gran Maestre de la Imperial Orden Hispánica de Carlos V, Serenísimo Señor Don Enrique de Borbón. A los postres, con nutrida y animada participación se inició la rifa y subasta de los diferentes regalos aportados generosamente para tal fin.
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Don Guillermo Torres-Muñoz organizando la subasta
Don Enrique y el Sr. Zurita
La velada se cerró con un baile como suele ser habitual. La ayuda entregada este año a la Comunidad de Monjas Jerónimas del Real Monasterio de San Jerónimo ha sido de tres mil euros. Agradecemos la acostumbrada implicación y desprendimiento de las Damas y Caballeros de la I.O.H. de Carlos V y a todos aquellos que tuvieron a bien acompañarnos gentilmente y compartir tan noble fin.
UNA TEMPORADA ACIAGA Por José María de Montells
a sido un mazazo. Hacía solo tres días que me había llamado desde Calpe, donde pasaba largas temporadas, para interesarse por mi salud. Aparentemente estaba bien. Mucho
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mejor que yo, pobre de mí, tan vapuleado por la radioterapia. A los fallecimientos de amigos entrañables: Roberto Soravilla, un artista excepcional; Medardo Fraile, mi maestro y maestro del
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Boletín I nterno - Noviembre 2013 relato; Juan Cascales, modelo de generosidad; Juan Arcadio Láscaris, gran señor, sabio y bueno; Francisco Manuel de las Heras, un caballero de los pies a la cabeza, se une ahora el de mi querido Eduardo Rodríguez Augustin, un hermano y un ejemplo. Se me ha muerto un amigo del alma. Un hombre de múltiples saberes que ejercía el arte de la conversación con suma naturalidad y señorío. Un hombre de bien, un jefe militar adorado por sus subordinados y alumnos, cariñoso, imaginativo, leal. Jovial y vitalista, a él se debe en gran parte la fundación de la Sociedad Heráldica Española y de su Imperial Orden, cumpliendo así su vocación caballeresca que se traducía cotidianamente en una conducta bondadosa y apasionada. Rodríguez Augustin fue un portento de liberalidad y sencillez. Era, desde luego, de la raza de los tenaces, esa gente superior con la que uno se encuentra rara vez, incapaz de dejarte en la estacada, siempre atento, con delicadeza y dedicación extrema. Voy a echarle mucho de menos. Para mí siempre fue un referente, un espejo en el que mirarme. Lo cierto es que ha sido una temporada negra para la Orden, primero fue Soravilla, luego Medardo, Cascales y Láscaris, tres enormes figuras, caballeros sin tacha y sin miedo, que la muerte se llevó esta primavera. En verano murió de Las Heras y Jarrens y en septiembre, el fallecimiento impensable, imprevisible de Eduardo. Se van los mejores. La orden,
Eduardo Rodríguez Augustin
lo digo con conocimiento de causa, se enorgullece de haber contado con ellos. Han sido motores de muchas de las iniciativas de nuestra corporación. A mí, la muerte de todos ellos me ha entristecido mucho. El colmo ha sido el fallecimiento de Rodríguez Augustin, a los setenta y cuatro años, tan inesperado. Solo Dios sabe el día de nuestra muerte. Seguramente, si supiéramos de antemano cuándo vamos a morir, enloqueceríamos. Tengo para mí que Dios se lleva a los nuestros en el momento justo. Descansen en paz y que el Señor, por intercesión de Santa Bárbara, les conceda la vida eterna.
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XXXII INVESTIDURA DE LA IMPERIAL ORDEN HISPÁNICA DE CARLOS V, DE LA SOCIEDAD HERALDICA ESPAÑOLA. GRANADA 25 DE MAYO DE 2013 omo exige nuestra tradición, dedicaremos estas palabras de introducción a la trigésimo segunda edición de esta ceremonia a glosar la figura de un gran español, lamentable e injustamente olvidado, salvo por nuestra Armada, que mantiene permanente su recuerdo y las gloriosas hazañas por él protagonizadas Don Blas de Lezo y Olavarrieta, Teniente General de la Armada Española y uno de los mejores estrategas de nuestra historia naval, nació en Pasajes, Guipúzcoa, en 1687. Siendo todavía un niño se enroló como guardiamarina en la escuadra francesa del conde de Toulouse, tío de nuestro rey Felipe V, participando muy pronto en el primero de sus combates navales, en el que, como consecuencia de las heridas recibidas, le amputaron la pierna izquierda. Entre 1704 y 1715, Blas de Lezo participó en numerosas acciones navales, en el contexto de la Guerra de Sucesión a la Corona de España, que enfrentó a nuestro país, aliado de Francia, principal valedor de Felipe V, contra ingleses y holandeses partidarios del archiduque Carlos de Austria. Los mares próximos Vélez-Málaga, Peñiscola, Palermo, Tolón, Barcelona y Mallorca, son los lugares en los que combate Blas de Lezo y
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Homenaje al Gran Capitán
en los que logra una rápida progresión en su carrera naval, a costa de perder el ojo izquierdo y la inmovilidad permanente del brazo derecho, además de otras heridas. Finalizada la Guerra de Sucesión y asentado en el trono de España Felipe V, Blas de Lezo, con tan solo veinticinco años, pero con el rango de Capitán de Navío, se embarca por primera vez con destino a América, donde en los quince años siguientes de dedicará con notable éxito a combatir la piratería en las costas del virreinato del Perú. En su capital, Lima, contrae matrimonio en 1725 con Dª Josefa Pacheco y en 1730, cumpliendo una orden real, regresa a España y es ascendido a Jefe de Escuadra. En los siete años que Blas de Lezo permanece en la Península, lleva acabo dos
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Vista General del Monasterio
nuevas y brillantes acciones de guerra, frente a la República de Génova y como segundo jefe de la expedición para la conquista de Orán. El Rey lo asciende a Teniente General de la Armada y le ofrece un puesto en la corte. Pero Don Blas decía “que tan maltrecho cuerpo no era una buena figura para permanecer entre tanto lujo y que su lugar estaba en la cubierta de un buque de guerra”. Así pues, en 1737, con el permiso real, regresa a América como comandante General de Cartagena de Indias, en la actual República de Colombia, ciudad en la que rendirá su último servicio a España y en el que perderá la vida. Una nueva guerra entre España e Inglaterra, conocida con el curioso titulo de la “Guerra de la oreja de Jenkins”, enfrenta a los dos países por el control del comercio americano que, desde el siglo XVI, los ingleses trataban de arre-
batar a España. Sin embargo en 1741 Inglaterra está dispuesta a dar el golpe definitivo a la presencia de España en América y, para ello, reúne una inmensa flota, la agrupación de buques de guerra más grande de la Historia, solo superada por la que participó en el desembarco de Normandía en 1944. 186 barcos de todo tipo y cerca de 30.000 hombres al mando del almirante inglés Edward Vernon se dirigieron a Cartagena de Indias, donde les esperaba Don Blas de Lezo con seis navíos y 3000 hombres. La suerte parecía echada, y así lo entendieron los ingleses que mandaron acuñar moneda con la victoria de Vernon y la humillación de Don Blas. Pero fue no así, ya que los barcos españoles y las tropas de tierra, perfectamente dirigidos por el marino español lograron una gran victoria, plena de acciones de inusitado heroísmo, que ase-
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Don Enrique felicita tras su investidura al Coronel Pérez Blanca
Don Tomás Sanz Hoyos recibe el diploma de manos del Gran Maestre
guró el dominio español en los mares durante medio siglo y la continuidad de nuestra presencia en América. Don Blas de Lezo murió ese mismo año en Cartagena de Indias. Su sacrificio final, tras una vida dedicada al servicio
de España, es un luminoso ejemplo de valentía, de honor y de lealtad, que con orgullo incorporamos hoy a nuestra ceremonia. Manuel Tourón y Yebra.
CABALLEROS 1. ILMO. SEÑOR CORONEL DON CARLOS PÉREZ Y BLANCA. APADRINADO POR EL EXCMO. SEÑOR DON DIEGO DE GUILLAMON Y RODRIGUEZ DE REQUENA, CABALLERO GRAN PLACA DE LA ORDEN.
3. EXCMO. SEÑOR DON LUIS ENRIQUE MESAS Y RODRIGUEZ-ALMONACID. APADRINADO POR EL EXCMO. SEÑOR CORONEL DON CANDIDO ACEDO Y PÉREZ, CABALLERO GRAN PLACA DE LA ORDEN.
2. EXCMO. SEÑOR DON JUAN JOSÉ HERNANDEZ Y TORRES. APADRINADO POR EL EXCMO. SEÑOR DON JOSÉ FRANCISCO NISTAL Y MARTÍNEZ, CABALLERO GRAN PLACA DE LA ORDEN.
4. EXCMO. SEÑOR DON MIGUEL PEDRAZA Y VELÁZQUEZ. APADRINADO POR EL EXCMO. SEÑOR DON LUIS MARTIN Y ARCOS, GRAN COLLAR DE LA ORDEN.
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Los nuevos Caballeros y Damas de la orden
5. ILMO. SEÑOR DR. DON ANGEL AMY Y MORENO, MARQUES DE ARECIBO. APADRINADO POR EL ILMO. SEÑOR DR. DON BERNARDO PÉREZ-RAMÍREZ Y RAMIREZ, CONDE DE MONTE ALEA DEL SELLA (GEORGIA), CABALLERO COMENDADOR DE LA ORDEN. 6. ILMO. SEÑOR DON TOMAS SANZ Y HOYOS. APADRINADO POR EL EXCMO. SEÑOR DON ANTONIO SÁNCHEZ DE LEÓN Y COTONER, CABALLERO GRAN PLACA DE LA ORDEN. 7. EXCMO. SEÑOR DON JOSÉ PEDRAZA Y VELÁZQUEZ. APADRINADO POR EL ILMO. SEÑOR DON LUIS MARTIN Y MORENO, CABALLERO GRAN PLACA DE LA ORDEN.
8. SEÑOR DON FRANCISCO MANUEL PÉREZ Y FERNÁNDEZ APADRINADO POR EL ILMO. SEÑOR DON FAUSTINO DÍEZ Y MARTÍNEZ, CABALLERO COMENDADOR DE LA ORDEN. 9. SEÑOR DON PEDRO MARTÍNEZ Y MORAL. APADRINADO POR EL ILMO. SEÑOR DON DOMINGO PÉREZ Y CASTAÑO, CABALLERO GRAN PLACA DE LA ORDEN. 10. SEÑOR DR. DON JULIAN MANUEL DOMÍNGUEZ Y FERNÁNDEZ. APADRINADO POR EL SEÑOR DON FRANCISCO JAVIER RODRIGUEZ Y LUENGO, CABALLERO COMENDAOR DE LA ORDEN.
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Inicio de la ceremonia en Granada
11. SEÑOR DON CRISTOBAL LADRÓN DE GUEVARA Y CABALLERO. APADRINADO POR EL EXCMO. SEÑOR DON ANTONIO LENDINEZ Y RIVERA, CABALLERO GRAN PLACA DE LA ORDEN.
13. ILMO. SEÑOR DON IGNACIO DE JACOB Y GÓMEZ. APADRINADO POR EL SEÑOR DON JUAN CARLOS MARTIN Y VALTUEÑA, CABALLERO COMENDADOR DE LA ORDEN.
12. SEÑOR DR. DON EDUARDO MIGUEL PÉREZ Y GÓMEZ-PASTRANA. APADRINADO POR EL EXCMO. SEÑOR DON DIEGO DE GUILLAMON Y RODRIGUEZ DE REQUENA, CABALLERO GRAN PLACA DE LA ORDEN.
14. SEÑOR DON FRANCISCO JAVIER INGELMO Y SÁNCHEZ. APADRINADO POR EL ILMO. SEÑOR DON JAIME JOSÉ JIMÉNEZ Y PASSOLAS, CABALLERO COMENDADOR DE NÚMERO DE LA ORDEN.
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Boletín I nterno - Noviembre 2013 15. SEÑOR DON FRANCISCO EDUARDO FERNÁNDEZ Y ALIOD. APADRINADO POR EL EXCMO. SEÑOR DON DIEGO DE GUILLAMON Y RODRIGUEZ DE REQUENA, CABALLERO GRAN PLACA DE LA ORDEN.
17. ILMO. SEÑOR DON LUIS LOREN Y RODRIGUEZ. APADRINADO POR EL EXCMO. SEÑOR DON RODOLFO MERINO Y TELLO DE MENESES., CABALLERO GRAN PLACA DE LA ORDEN.
16. SEÑOR DON EMILIO GALLARDO Y ÚBEDA. APADRINADO POR EL EXCMO. SEÑOR DON ANTONIO LENDINEZ Y RIVERA, CABALLERO GRAN PLACA DE LA ORDEN.
18. SEÑOR DON EDUARDO C. RODRIGUEZ-CANO Y GIMÉNEZ-LA CHICA. APADRINADO POR EL SEÑOR DON ANTONIO CARRERA Y GIRALDEZ, CABALLERO COMENDADOR DE LA ORDEN.
DAMAS 1 -ILMA. SEÑORA DOÑA MARÍA ESTHER VAQUERO Y DEL CASTILLO. AMADRINADA POR LA EXCMA. SEÑORA DOÑA RITA MERCEDES MARTÍNEZ Y SOLER, DAMA DE LA ORDEN.
2 -SEÑORA DOÑA MARÍA DE LA ENCARNACIÓN XIMÉNEZ DE CISNEROS Y REBOLLO. AMADRINADA POR LA SEÑORA DOÑA MARÍA MARTÍN Y MORENO, DAMA DE LA ORDEN.
Entrega del diploma de la medalla del V Centenario al Barón Okabe
Mesa del Capellán Mayor, Coronel don Francisco José Nistal 29 .,
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LAS BODAS DESIGUALES DE S. A. R. DON ALFONSO DE BORBÓN PRINCIPE DE ASTURIAS Por Rafael Portell Pasamonte Caballero de la Orden l día 3 de Abril de 1907 el rey don Alfonso XIII firmó un decreto por el que se establecían las reglas a que debía de sujetarse el ceremonial del próximo alumbramiento de S. M. la Reina (Publicado en la Gaceta de Madrid número 94 del 4 de Abril de 1907). “Artículo 1º.- Asistirán a la presentación del Príncipe de Asturias o de la Infanta que nazca los Ministros de la Corona, los Jefes de Palacio, los Presidentes de cada uno de los Cuerpos Colegisladores, los comisionados de Asturias, una Comisión de dos individuos nombrados por la Diputación de la Grandeza, los Capitanes Generales del Ejército, los Caballeros de la insigne Orden del Toisón de Oro, etc”. El día 10 de Mayo, a las dos de la madrugada, en el Palacio Real de Madrid, doña Victoria Eugenia comenzó a sentir los primeros dolores del parto. Fue avisada la Familia Real, que estaba descansando en sus habitaciones. El Rey, la reina doña María Cristina y la princesa Beatriz de Batemberg, permanecieron en la cámara de la reina. De inmediato se avisó a todos los personajes que, según la etiqueta, tenían derecho a asistir a la presentación del recién nacido. En la capilla de Palacio se expuso el Santísimo y el Obispo de Sión, asistido de todos los capellanes de honor, entonó
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Boda del Príncipe de Asturias con Edelmira Sampedro
las preces de rigor para que la Providencia favoreciese a la Soberana en aquellos momentos. Cerca de las once de la maña llegaron las infantas doña Isabel y doña Eulalia. No pudieron asistir los infantes don Fernando y doña María Teresa por padecer en aquellos momentos el sarampión. Doña Victoria Eugenia fue atendida en el parto por el doctor Eugenio Gutiérrez, que fue acompañado por el médico inglés Bryden Glandinnig, siendo en paro muy doloroso pesando el recién nacido cuatro kilos y algunos gramos. A continuación, a las doce y cuarenta minutos, fue presentado el recién nacido por el presidente del Consejo de Ministros, Don Antonio Maura y Mon-
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Don Alfonso y Doña Edelmira de gala
taner, a los Ministros y a la corte, desnudo y en la misma bandeja de plata que el mismo Alfonso XIII, había sido exhibido al nacer. A continuación se izó la bandera mientras sonaban los cañonazos reglamentarios. Apenas vino al mundo el recién nacido, por orden expresa de Alfonso XIII, se transmitieron telegramas al rey de Inglaterra y a los príncipes de Battemberg. Seguidamente, se transmitió por el telégrafo oficial a todos los representantes de España en el extranjero. El mismo día del nacimiento el Rey firmó un
decreto que publico la Gaceta en estos términos: “Vengo en disponer que el Príncipe que, con el auxilio del Todopoderoso, ha dado a luz mi muy amada esposa, sea condecorado con el Collar de la insigne Orden del Toisón de Oro y el de la Real y distinguida Orden de Carlos III y con la Gran Cruz de la de Isabel la Católica; cuyas insignias le serán impuestas por mí tan luego como haya recibido el Santo Sacramento del Bautismo. Dado en Palacio, a diez de Mayo de mil novecientos siete. ALFONSO.- El Ministro de Estado, Manuel Allendesalazar”. 31 .,
Dos días después del nacimiento se celebró en Palacio el acto de declaración e inscripción en el Registro especial de la Casa Real. La ceremonia se celebró en la cámara y por deseo del Rey fue conducido el neófito en brazos de su aya, la condesa viuda de los Llanos. En el acta del Registro Real, se anotó: “En el Real palacio de Madrid, a las once horas del día 12 de Mayo de 1907, don Juan Armada Losada, marqués de Figueroa, Licenciado en Derecho, ex Ministro de Agricultura, Industria y Comercio, ex Diputado a Cortes, Ministro de Gracia y Justicia y, como tal, encargado del Registro del estado civil de la Real familia, acompañado del infrascrito don Carlos González Rothwos, ex Gobernador civil de Barcelona, ex Diputado a Cortes, Director general de los Registros civil y de la propiedad y del Notariado, desempeñando en este concepto las funciones de Secretario, nos constituimos en el Real palacio,
Colegio de Armas de la Sociedad H eráldica Española previa la venia de S. M. el Rey, para practicar la inscripción de nacimiento de S A. R. el Sermo. Señor Príncipe de Asturias; lo que se verificó en la forma siguiente: - Su Majestad el Rey don Alfonso XIII de Borbón y Austria, nacido en Madrid el 17 de mayo de 1886, se dignó manifestar: - Que el augusto Príncipe nació en esta real residencia el día 10 del corriente, a las doce horas y treinta minutos. - Que es hijo legítimo del declarante y de su cara y amada esposa S. M. la Reina doña Victoria Eugenia de Battemberg, nacida en Balmoral (Escocia) el día 24 de octubre de 1887. - Que es nieto, por línea paterna, de S. M. el Rey don Alfonso XII de Borbón, difunto, natural de Madrid, y de S. M. la Reina doña María Cristina Reniero de Austria Habsbourg-Lorraine, natural de Gros-Scelowitz, en Moravia. - Que es nieto, por línea materna, de S. A. R. el serenísimo señor Príncipe don Enrique Mauricio de Battemberg, difunto, natural de Milán (Italia), y de S. A. R. la serenísima señora doña Beatriz María Victoria, Princesa de Battemberg, nacida en el real palacio de Buckingham, en Londres. - Y que al expresado Príncipe se le han de poner los nombres de Alfonso, Pío, Cristino, Eduardo, Francisco, Guillermo, Carlos, Enrique, Eugenio, Fernando, Antonio y Venancio. -Fueron testigos en esta inscripción S. A. R. el serenísimo señor don Carlos de Borbón y Borbón, Infante de España; el Excmo. Sr. D. Antonio Maura y Montaner, Diputado a Cortes, Presidente del Consejo
de Ministros; el Excmo. Sr. D. Marcelo Azcárraga y Palermo, Teniente General del Ejército, Presidente del Senado; el Excmo. Sr. D. José Canalejas y Méndez, Presidente del Congreso de los Diputados, y el Excmo. Sr. Don Carlos Martínez de Irujo y del Alcázar, duque de Sotomayor, marqués de Los Arcos, Grande de España, Sumiller de Corps, Jefe superior de Palacio y Guardasellos de S. M. -Concurriendo también al acto S. M. la Reina doña María Cristina, SS. AA. RR. las serenísimas señoras Princesa doña Beatriz de Battemberg e Infantas doña María Isabel Francisca y doña María Eulalia y los serenísimos señores Infante don Alfonso de Orleáns y Príncipe don Raniero de Borbón. -Leída íntegramente este acta, e invitadas, con la venia de S. M., las personas que deben suscribirla a que la leyesen por sí mismas, y no habiendo hecho uso de esta facultad, la firmaron con S. M. el Rey, estampándose en ella el sello del Ministerio de Gracia y Justicia; de todo lo cual, como Secretario, certifico”. La ceremonia del bautizo se celebró el día 18 del mismo mes, con una gran pompa. En ese momento se procedió en la cámara regia a la imposición del Toisón de Oro a S. A. R. el Infante don Alfonso de Orleáns. El día 12 de Junio se celebró en Palacio la recepción general para solemnizar el natalicio, en la cual la Mesa del Senado con la Comisión de senadores fue recibida por los Reyes. Fue proclamado Príncipe de Asturias.
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Boletín I nterno - Noviembre 2013 Esta dignidad estaba vacante desde el fallecimiento de la hermana mayor de Alfonso XIII, doña Mercedes de Borbón. El día 23 de Mayo, Alfonso XIII recibió a los comisionados del principado de Asturias, para imponer la Cruz de la Victoria al príncipe de Asturias y hacerle entrega de mil doblas de oro que destinaba la tradición a mantilla del hijo primogénito de los monarcas. Sin embargo, no todo fueros dichas y felicidad en la Real Familia. El recién nacido Príncipe de Asturias, había heredado de su madre la terrible enfermedad de la hemofilia. Esta enfermedad se le detectó al hacerle la circuncisión, en el mismo año 1907 que había sido ordenada por los médicos siguiendo la costumbre de la corte española de circuncidar a los príncipes e infantes a los pocos días de haber nacido. A causa de la hemofilia al príncipe Alfonso se le llamó en el ambiente familiar como “el intocable”. Al enterarse Alfonso XIII
de la enfermedad con que había nacido su primogénito, le hizo pronunciar: “No puedo resignarme a un heredero que haya contraído una enfermedad que traía la familia de ella, no la mía. Se que soy injusto, lo reconozco, pero no puedo pensar de otra manera”. Doña Victoria inició la lactancia de Alfonso, que sorprendió gratamente a las clases populares no así a la clase alta que veía en ello un cambio en las costumbres de la realeza. No obstante, sin duda por las presiones ejercidas por la nobleza, y con la excusa del estado de salud de doña Victoria, se decidió que la nutrición del recién nacido se encomendase a un ama de cría. Al cumplir el año de edad se le afilió como soldado en el regimiento de infantería Inmemorial del Rey número 1. El 14 de Junio de 1920 siguiendo la tradición juró bandera como soldado en el regimiento de infantería Inmemorial del Rey número 1. Con fecha 4 de Junio de 1926, fue nombrado te33 .,
Marta Rocafort
niente de Infantería. Ya en la década de los años veinte, vivía normalmente alejado de la Corte, en la propiedad real denominada “La Quinta”, en los montes de El Pardo y que no se utilizaba desde los tiempos de Fernando VII. Por estas fechas empezó a interesarse por la avicultura y la cría de cerdos. A fin de que sintiera que tenía algo propiamente suyo, su padre, mandó habilitarle una especie de granja contigua al palacete. Alfonso a partir de este momento no residió ya en el citado palacete, sino que se trasladó a este anexo, que era muy sencillo contando con tres habitaciones blan-
Colegio de Armas de la Sociedad H eráldica Española
Don Alfonso con Marta, modelo de alta costura.
queadas y un baño, cuidado por el encargado de la finca. Sus estanterías estaban atestadas de revistas agrícolas y de sus propios dibujos para nuevos gallineros y corrales. En sus cumpleaños, comenta la infanta Eulalia, tía suya, siempre había alguien de la familia real que le regalaba un cerdo de purísima raza, adornado con un gran lazo. Asimismo era frecuente verlo arreando una piara de cerdos por los caminos de El Pardo. Estos años fueron, según confesión suya, los más felices de su vida. Con el paso del tiempo, las crisis de hemofilia que padecía, se agravaron, así cuenta el general Mola una visita que le realizó: “Cuando visité a Su Alteza, comprendí en su verdadera dimensión la tragedia interna de la familia real. Me recibió de pie y quiso tener la deferencia de hacerme
sentar. Luego intentó levantarse para despedirme y no le fue posible. Una ráfaga mezclada de angustia y resignación pasó entonces por su semblante”. También de esta época se le conocen únicamente dos verdaderos amigos: el doctor Carlos Elósegui y el perro de raza setter llamado “Peluzón“, que lo seguía a todas partes. Cuando se proclamó la II República partió hacia el exilio junto con el resto de la familia real, pero en brazos de su médico, pues acababa de sufrir una de sus terribles hemorragias. Ya en Francia, don Alfonso, tuvo que ser internado en una clínica, donde fue tratado por el doctor Terriet y meses después, se trasladó a un sanatorio de Leysin, llamado “La Pensée“, cerca de Lausana, en Suiza. Estando en este sanatorio conoció a Edelmira Ignacia Adriana Sampedro-Ocejo y Robato, cubana de origen. Edelmira había nacido en Sagua la Grande (Cuba) el 5 de Marzo de 1906; hija de Luciano Pablo Sampedro y Ocejo y de Edelmira Robato y Turro. Su padre era natural de Matienzo (Cantabria) que había emigrado muy joven, alrededor de 1880, a Cuba donde se convirtió en rico propietario de una plantación de caña de azúcar. Su madre, Edelmira Robato y Turro, era originaria de Cuba, aunque de raíces también asturianas. Era prima del catedrático y escritor Jorge Mañach y Robato. En ambientes familiares se la conocía como la “La Puchunga”. Apelativo intraducible de origen americano que
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Boletín I nterno - Noviembre 2013 tiene un significado cariñoso, como nenita, amorcito etc.) Fue un amor a primera vista. Se vieron una noche en un cinematógrafo de la ciudad suiza de Lausana y se enamoraron. Otro encuentro fortuito los reuniría de nuevo 15 días más tarde. Él no había dejado de buscar a Edelmira por toda la ciudad, y ella, por su parte, había comentado con el Duque de Almodóvar la impresión que le causara el joven alto, rubio y de ojos azules que viera durante un momento en el vestíbulo de aquella sala cinematográfica. Rápidamente intimidaron hasta tal punto que se enamoraron y decidieron casarse, pero un gran obstáculo lo impedía. Alfonso, era por aquel entonces Príncipe de Asturias, y Edelmira no pertenecía a ninguna familia real, requisito obligatorio que debía cumplirse para no perder los derechos de sucesión al trono. Consultado don Alfonso XIII por su hijo primogénito sobre esta cuestión, aquel le contestó que debía renunciar a sus derechos sucesorios para él y su posible descendencia si contraía este enlace. El Príncipe de Asturias, que siempre había estado prisionero del protocolo de la Corte y de las decisiones de su padre, el Rey, encontró de esta manera de librarse de todo ello y comenzar una vida sin aquellas ataduras que tanto odiaba. Así, el 11 de Junio de 1933, en Lausana (Suiza) y por escrito, renunció a todos sus derechos reales. Desde ese momento comenzó a usar el título de conde de Covadonga.
“Señor. Vuestra Majestad conoce que mi elección de esposa se ha fijado en persona dotada de todas las cualidades para hacerme dichoso, pero no perteneciente a aquella condición que las antiguas leyes españolas y las conveniencias de la causa monárquica, que tanto importan para el bien de España, requerirían en quien estaría llamada a compartir la sucesión el trono, si se restableciese por voluntad nacional. Decidido a seguir los impulsos de mi corazón, más fuertes incluso que el deseo que siempre he tenido de conformarme con el parecer de Vuestra Majestad, considero mi deber renunciar previamente a los derechos de sucesión a la Corona que, eventualmente por la Constitución de 1876, o por cualquier otro título, nos pudieran asistir a mí y a los descendientes que Dios me otorgara. Al poner esta renuncia, formal y explícita, en las augustas manos de Vuestra Majestad, y, por ellas en las del país, le reitero los sentimientos de fidelidad y de amor con que soy, Señor, su respetuoso hijo. Alfonso de Borbón. Lausana, 11 de Julio de 1933”. Se casaron en la Iglesia del Sagrado Corazón de Ouchy, junto a Lausana, el 21 de junio de 1933 en una mañana clara y luminosa. A la boda asistieron solamente la reina Victoria Eugenia y las infantas Beatriz y Cristina. Ningún otro miembro de la Casa Real asistió al enlace. Las numerosas invitaciones que el Príncipe cursó a sus amigos y conocidos fueron devueltas “Con sentimiento”, salvo el Duque de Almodóvar, Grande de España.
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Colegio de Armas de la Sociedad H eráldica Española A partir del momento de su boda las relaciones con el Rey, su padre, se fueron haciendo tirantes, hasta tal punto que le redujo la asignación mensual a menos de la mitad y con ello comenzaron las penurias económicas. Bien pronto comenzaron las quejas de Edelmira. Quería una vida social más activa y se horrorizaba cada vez que Alfonso hablaba de su intención de buscar empleo. Sus celos, irracionales, erosionaban la relación. Y algo peor: pese a haber sido advertida de antemano, temía a la enfermedad de su marido. Las peleas se hacían cada vez más frecuentes, pero cuando la tormenta pasaba, el amor volvía, apasionado. Alfonso trató de reconciliarse con el Rey, pero fue inútil. La reina Victoria Eugenia, que sirvió de intermediaria, le comunicó que Alfonso XIII no podía reconciliarse con él ni aceptar a Edelmira. Cuando esta supo la respuesta, estalló en cólera, marchándose sola a La Habana. Desde allí, sin embargo, escribió al Príncipe, arrepentida. Decidieron encontrarse en Nueva York y desde allí viajaron a Cuba. Pero ya el matrimonio estaba virtualmente ya muerto. En Nueva York, Alfonso pidió la anulación del matrimonio, y ella, en La Habana, a su vez, solicitó el divorcio. La familia real trató de impedir la separación y la reina Victoria Eugenia se trasladó a Nueva York, donde, en el Hospital Presbiteriano, el Príncipe convalecía (una vez más) de su enfermedad, y le pidió que no se divorciara, en caso
contrario se le suprimiría el poco dinero que recibía de su padre. Se divorciaron el 8 de Mayo de 1937, en La Habana (Cuba), sin haber tenido sucesión. Fue la única mujer que la familia real reconoció como esposa del Príncipe. Tras la muerte de éste, las relaciones con su familia política mejoraron (por lo que se le concedió una pensión de viudedad e incluso le dieron algunas joyas tras la muerte de su antigua suegra, Victoria Eugenia). No volvió a contraer matrimonio y jamás concedió ninguna entrevista. Muchos años después de la muerte de Alfonso, en 1985, restaurada la monarquía en España, don Juan Carlos I dispuso que se trasladaran sus restos a España, para ser inhumados en el Monasterio de El Escorial. Edelmira asistió de rodillas, en el aeropuerto de Miami, a la repatriación a España de los restos de su ex marido. Doña Edelmira falleció en Coral Gables, Miami (Florida), el 23 de mayo de 1994 a los 88 años de edad. Apenas dos meses de haberse firmado el divorcio volvió a casarse con otra cubana: Marta Esther Rocafort y Altuzarra Esta era una modelo de alta costura, sumamente bella, con grandes ojos oscuros, nacida en La Habana el 18 de Septiembre de 1913, hija de Blas Rocafort y González, de profesión dentista y de Rogelia Altuzarray Carbonell. Se conocieron en un a fiesta en Nueva York, antes del divorcio de Alfonso, y cuando este lo obtuvo se casaron el 3 de Junio de 1937, en la ciudad de La Ha-
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Boletín I nterno - Noviembre 2013
Tumba de doña Edelmira
bana. Fue una boda majestuosa y llena de lujo, a la que asistió el mismo Presidente de la Republica de Cuba, don Federico Laredo Bru, en calidad de padrino. Nada hacia presagiar que los nuevos recién casados se separarían, solamente dos meses más tarde, y que se divorciarían en Nueva York el 8 de Enero de 1938. Después del divorcio, Marta, se casó nuevamente con Thomás E. H. Atkins, un millonario americano, en Miami el 19 de Marzo de 1938 y después contrajo una tercera boda con Rodolfo Caballero. Falleció en Miami el 4 de Febrero de 1993. Cuando se separó de su segunda mujer, don Alfonso de Borbón, a quien la vida alegre y mundana le había cautivado desde que dejó España, se lanzó a una carrera loca por vivir y disfrutar, tuvo
diversos amoríos sin que llegara a fructificar ninguno de ellos en una boda. El último fue con una americana que trabajaba como cigarrera en un club nocturno o cabaret, como por aquel entonces se decía, llamada Mildred Gaydon, apodada “La Alegre“. El 6 de Septiembre de 1938 por la noche, Alfonso, acompañado por Mildred, circulando en automóvil por Biscayne Boulevard, en Miami y conduciendo ella, dió un brusco giro con el fin de evitar el choque con un camión que hizo que el coche en que viajan se impactara contra un poste del telégrafo. Mildred salió ilesa, pero el Príncipe tenía una pierna hecha añicos produciéndose una imparable hemorragia interna. Trasladado al Hospital General de Miami, murió tranquilo, llamando con insisten-
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Colegio de Armas de la Sociedad H eráldica Española cia a su madre y a su padre. Era el 8 de Septiembre y contaba con 31 años. Fue enterrado en el Graceland Memorial Park, de Miami, asistiendo al sepelio solamente tres personas. La Reina doña Victoria Eugenia no llegó a tiempo de verle con vida, pese a que lo intentó; al contrario que Alfonso XIII, que permaneció impasible en Roma. En su tumba solo hubo una corona de flores, la de Edelmira. El secretario del príncipe hizo inscribir en su nicho el siguiente epitafio: “Su Alteza Real el Príncipe Alfonso de Borbón y Battemberg. 10 de Mayo de 1907 - 6 de Septiembre de 1938. Descanse en Paz”.
De vez en cuando alguien depositaba flores secas sobre la lápida del nicho. Al cabo del tiempo se supo que las mandaba, desde el otro lado del Atlántico, la reina Victoria Eugenia. Alfonso pasó más de la mitad de su corta vida en cama, internado en hospitales, con operaciones y dolores terribles, Por otra parte, a lo largo de su vida había tenido que soportar tal cantidad de transfusiones sanguíneas, que muy poco de sangre real debía quedar ya en sus venas. Además era incapaz de tener descendencia, pues tras una operación urológica se quedó impotente, unos años antes de contraer su primer matrimonio.
MEMORIA DE UN CASO EXTRAORDINARIO EN LOS EJÉRCITOS DE ESPAÑA: EL MARINO DON PEDRO PÉREZ DE GUZMÁN Y URZÁIZ (1901-1979) Y SUS CUATRO MEDALLAS MILITARES INDIVIDUALES Por el Dr. D. Alfonso de Ceballos-Escalera y Gila, Vizconde de Ayala En el actual sistema premial militar español, dejando aparte las dos grandes y únicas Órdenes, que son las de San Fernando (premio al valor heroico en combate) y de San Hermenegildo (premio a la constancia militar), existen la Medalla Militar individual y colectiva, la Cruz de Guerra, las Medallas del Ejército, Naval y Aérea, las cruces del Mérito Militar, Naval y Aeronáutico (de centenaria historia),según su jerarquía premial,
a más de algunas otras condecoraciones de campaña y de menor rango. La Medalla Militar, creada en 1918 en sustitución desacertada de las cruces de primera y de tercera clase de la Real Y Militar Orden de San Fernando, aunque reunida a ella a partir de 2001, actualmente se destina a recompensar el valor muy distinguido: virtud que, sin llegar a tener la consideración de valor heroico, sobresale muy significativamente del
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Boletín I nterno - Noviembre 2013 valor exigible a cualquier militar en el desarrollo de operaciones armadas, llevando a acometer acciones, hechos o servicios militares, individuales o colectivos, de carácter extraordinario que impliquen notables cambios favorables y ventajas tácticas para las fuerzas propias o para la misión encomendada. Este premio militar se rige por el reglamento de la Real y Militar Orden de San Fernando promulgado en 2001. Aunque su concesión no ha sido nunca excesiva ni abusiva, el gran número de hechos de armas en que se ha notado un valor muy distinguido ha sido, en las campañas de Marruecos, en la última guerra civil, en Rusia y en Ifni, la causa de que se hayan otorgado hasta la fecha unas mil quinientas Medallas Militares individuales (incluyendo en este número las desaparecidas Medalla Naval individual y Medalla Aérea individual, que fungieron entre 1918 y 1937). De ellas, muy pocas han co-
Pedro Pérez de Guzmán
rrespondido a los marinos: 32 de ellos han merecido la Medalla Naval individual (y doce de sus unidades la Medalla Naval colectiva), 58 han recibido la Medalla Militar individual (y 8 Medallas Militares colectivas), y 4 la Medalla Aérea individual. De todos estos agraciados a título individual solamente sobrevive el contralmirante don Manuel Colorado Guitián, que ganó la Medalla Militar individual luchando en el frente de la Ciudad Universitaria madrileña, y que a sus noventa y dos años es hoy el único marino que pertenece a la Real y Militar Orden e San Fernando. 39 .,
Pero en los fastos de la Armada debe ocupar un lugar destacado otro de sus miembros, que fue quizá el único militar español que ha merecido hasta la fecha nada menos que dos Medallas Navales individuales y dos Medallas Militares individuales. Un caso ciertamente extraordinario, al que los historiadores navales no hemos prestado hasta ahora la atención que merece. Y por eso, a trazar su semblanza y a recordar su interesante trayectoria personal y militar se dirigen las páginas que siguen. Don Pedro Pérez de Guzmán y Urzáiz nació en Huelva el 16 de junio de 1901, siendo vástago de nobles linajes, como el último de los ocho hijos del jerezano don Manuel Pérez de Guzmán Lasarte (de la Casa de los Duques de T’Serclaes) y de doña María Teresa de Urzáiz y Cavero (descendiente de los Condes de Sobradiel y de los Barones de Letosa). Ingresó en la Escuela Naval Militar como aspi-
Colegio de Armas de la Sociedad H eráldica Española rante el 1º de enero de 1916, y en ella ascendió a guardiamarina en enero de 1918, y a alférez de fragata en enero de 1920, haciendo entretanto sus prácticas de navegación a bordo de varios buques. Promovido a alférez de navío en enero de 1921, fue destinado al cañonero Laya, mostrando tal valor durante el desembarco y operaciones en la playa de Sidi Dris, en los días 1 y 2 de junio de 1921, que mereció casi simultáneamente la Medalla Militar individual y la Medalla Naval individual, que el Rey le concedió el 30 de julio y el 30 de agosto, respectivamente. En aquella acción, el alférez de navío Pérez de Guzmán desembarcó en la playa al mando de un trozo de desembarco compuesto de un contramaestre y catorce marineros con dos ametralladoras, y pudo subir y entrar en la posición, duramente atacada por una harka rifeña. Durante los combates hubo de tomar el mando de la batería de artillería, por haber sido herido su oficial jefe, dirigiendo los fuegos de sus cuatro piezas de pequeño calibre con precisión, al ordenar fuego rápido con las espoletas a cero, debido a la proximidad de los atacantes -veinticinco metros-, que sufrieron enseguida muchas bajas y quedaron desconcertados y forzados a retirarse en medio de las continuas descargas. Y tan solo un mes después mereció una segunda Medalla Naval individual, otorgada por el Rey el 25 de abril de 1923, por su valor en el socorro y evacuación de la misma posición de Sidi Dris, el 25
Posición de Sididris
de julio de 1921. En esta acción mandó, junto al alférez de navío Lazaga, los dos botes del cañonero Laya que, bajo un intensísimo fuego rifeño, lograron rescatar en la playa a muchos de los soldados que se retiraban sin orden, en cuya acción resultó herido Pérez de Guzmán -y muertos Lazaga, un motorista y cuatro marineros-. Al día siguiente se repitió la operación en la evacuación de Afrau, en cuyo lance volvió a distinguirse Pérez de Guzmán, que perdió allí a varios de sus marineros. Desde junio de 1922 fue segundo comandante del guardacostas Uad Lucus, hizo un curso aquel mismo año en la Aeronáutica Naval, y desde marzo de 1923 fue comandante de la lancha M-3, trasbordando al cañonero Lauria en junio de 1923, y al crucero Reina Regente en febrero de 1924. Teniente de navío en junio de 1924, pasó entonces, por su mala salud, a la escala de tierra, con destino a la Comandancia de Marina de Huelva, de la que en 1925 pasó a la de Ayamonte, para retornar a la de Huelva en febrero de 1931. En septiembre de 1931 ascendió a capitán de
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Boletín I nterno - Noviembre 2013 corbeta, y fue nombrado ayudante de la Comandancia de Marina de Huelva, cargo que desempeñó hasta que en noviembre de 1932 el Gobierno decidió su baja en la Armada. En aquellos años don Pedro Pérez de Guzmán se afilió a la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) de Gil Robles, y realizó una activa campaña política que en las elecciones de febrero de 1936, habiendo obtenido sesenta y seis mil votos, le hicieron diputado a Cortes por Huelva en aquella breve y malograda legislatura. En 1935 había sido elegido hermano mayor de la Hermandad de Nuestra Señora del Rocío onubense, destacándose mucho en la mejora de su celebérrima romería. También por entonces se manifestó la gran afición taurina de Pérez de Guzmán, cuya participación como torero aficionado en diversos festejos, estoqueando a las reses, recogió la prensa andaluza de la época. Uno de estos fastos fue memorable: el ofrecido en el cortijo onubense de la Luz, propiedad de sus padres, en honor de los Infantes Don Carlos y Doña Luisa, en junio de 1925. El alzamiento militar de 18 de julio de 1936 le halló en Huelva, y en sus primeras horas fue encarcelado por orden del gobernador civil, a pesar de ser diputado a Cortes, en el buque Ramón. Pero la entrada de tropas sublevadas procedentes de Cádiz le dio la libertad y se adhirió al movimiento, siendo nombrado aquel mismo día comandante de Marina de Huelva, y jefe del recién cre-
Pedro Pérez de Guzmán
ado Tercio de Requetés de la Virgen del Rocío:, con cuya bisoña fuerza tomó Gibraleón, Lepe, Cartaya, Ayamonte e isla Cristina, y enseguida la cuenca minera, tras duros combates. Tras un corto periodo de descanso y reorganización en Huelva, el 5 de octubre retomó el mando de un Tercio del Rocío, al frente del cual combatió en el frente cordobés hasta junio de 1937, integrado en la Columna Redondo, al mando de una brigada compuesta de tres Tercios de requetés andaluces: el del Rocío, el de San Rafael de Córdoba, y el de la Merced de Jerez de la Frontera. Con esta aguerrida tropa tomó Bujalance, Pedro Abad, Lopera -allí hubo combates nocturnos al arma blanca-, Porcuna, Villanueva del Duque y Peñarroya. Por su valor en la acción del cerro de los Castillejos (Peñarroya, Córdoba), el 27-28 de
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Colegio de Armas de la Sociedad H eráldica Española diciembre de 1936, Pérez de Guzmán obtuvo una segunda Medalla Militar individual, que le fue concedida el 22 de marzo de 1939. Además, su Tercio del Rocío ganó en la campaña cordobesa dos Medallas Militares colectivas. No fueron sus únicos servicios en aquella campaña: desde junio de 1937 fue comandante de la Flotilla de Lanchas Torpederas -Badajoz, Oviedo, Falange, Requeté-, con bases en Palma de Mallorca e Ibiza. Y con esos buques peligrosos, tan dados a las averías y a los incendios, minó en dos peligrosas y oscuras noches (las del 5 y el 15 de noviembre de 1937) los puertos de Valencia y de Castellón, y desde abril de 1938 realizó una buena campaña en las costas de Vinaroz batiendo las carreteras costeras, acciones por las que fue reiteradamente felicitado. Sin embargo, no lo fue tanto cuando en julio de aquel año tuvo un error de apreciación visual durante una peligrosa travesía hacia Barcelona: al parecer confundió entre las sombras de la noche a tres destructores nacionales con otros rojos, lo que a punto estuvo de causar un desastre. En septiembre de 1938 trasbordó como segundo comandante al crucero auxiliar Mar Cantábrico, fuertemente artillado y a bordo del cual estaba embarcado el Estado Mayor de las Fuerzas de Tierra, Mar y Aire del Bloqueo del Mediterráneo. En el Mar Cantábrico concluyó la guerra, siendo uno de los oficiales que a finales de marzo de 1939 fueron hasta el puerto argelino de Bizerta para ha-
cerse cargo de los buques de la flota roja allí internados, volviendo a Cádiz al mando del destructor Gravina. En octubre de 1939 ascendió a capitán de fragata, y entonces fue destinado al Estado Mayor del Departamento Marítimo de Cádiz, y en junio de 1940 pasó a mandar la Comandancia de Marina de Algeciras. Por motivos de salud se retiró del servicio activo en enero de 1942, aunque aún vivió otros treinta y siete años más, dedicado a su familia y asuntos particulares, sin olvidar su vocación de servicio público. Fue consejero nacional del Movimiento desde 1946; alcalde de Huelva desde 5 de febrero de 1949 al 22 de agosto de 1951, en que presentó su dimisión, y fue nombrado Hijo Predilecto de su ciudad natal. Durante su mandato se inauguraron las nuevas casas consistoriales. Y, como tal alcalde, fue procurador en las Cortes Españolas en la legislatura de 1949 a 1952. También fue empresario muy activo y miembro de los consejos de administración de varias empresas ganaderas, de alimentación y mineras. Por último, en 1949 fue don Pedro Pérez de Guzmán y Urzáiz uno de los fundadores y primer presidente del Real Club Marítimo y Tenis de Punta Umbría (Huelva), donando los terrenos en que se asientan sus edificios sociales. Se había casado en Vigo el 20 de agosto de 1925 con doña Carmen San Román Malagarriga, nacida en Barcelona el 5 de octubre de 1905 y finada en Sevilla el
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Boletín I nterno - Noviembre 2013 tenía legalmente derecho a un ascenso honorífico al empleo inmediatamente superior por cada una de ellas: y así se le concedieron, tras detenido examen del insólito caso por el propio Jefe del Estado, cuatro ascensos honoríficos sucesivos en el momento de alcanzar la edad de retiro reglamentaria, lo que ocurrió en El Requeté en Ronda junio de 1972: por la primera Medalla, a capitán 13 de mayo de 1999; hija llamados don Pedro, doña de navío; por la segunda de don Manuel San Carmen y don Gonzalo Medalla, a contralmiRomán Ceballos y de Pérez de Guzmán y San rante; por la tercera Medoña Antonia Malaga- Román, y de los tres hay dalla, a vicealmirante; y rriga Fabra. Esta señora, mucha prole. por la cuarta Medalla, a que durante los años re- En consideración a ser el almirante honorífico de la publicanos desarrolló una poseedor de cuatro Meda- Armada Española. intensa actividad política llas Militares individua- El almirante (h) don junto a su esposo en favor les -caso único en la Pedro Pérez de Guzmán y de la CEDA de Gil Robles historia militar y naval Urzáiz murió en Sevilla el en tierras onubenses y española-, y en aplicación 21 de junio de 1979, y fue sevillanas. De cuyo matri- de sus respectivos regla- sepultado en el cementemonio nacieron tres hijos mentos, Pérez de Guzmán rio de San Fernando1.
1. Todo cuanto antecede consta en AGCGC, Lepanto, legajo 1. Diario Oficial de Marina nº 170 (1921). Diario Oficial del Ejército nº 196 (1921), nº 99 (1923) y nº 16 (1924). IHCM, Galería Militar Contemporánea, caja 6738. Bernabé COPADO s.j., Con la columna Redondo. Combates y conquistas (Sevilla, 1937). Galería Militar Contemporánea (Madrid, Servicio Histórico Militar, 1973), III (Medalla Militar), págs. 165-166. Fernando y Salvador MORENO DE ALBORÁN REYNA, La guerra silenciosa y silenciada. Historia de la campaña naval durante la guerra de 1936-1939 (Madrid, Gráficas Lormo, 1998, 4 vols.), en los tomos I, III y IV. Alfonso de CEBALLOS-ESCALERA GILA, Marqués de la FLORESTA “Pedro Pérez de Guzmán y Urzáiz”, en el Diccionario Biográfico Español, de la Real Academia de la Historia. 43 .,
Nuestra contraportada, Insignias de la Maestranza de CaballerĂa de Castilla