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El camino del Padre Thomas Swierc hacia el sacerdocio
POR SUSANNE JANSSEN
Después de ocho años de preparación, el Padre. Thomas Swierc está entusiasmado porque finalmente se pondrá a trabajar. “La escuela no es mi cosa favorita”, compartió.Predicar tampoco-, pero está convencido de que Dios le dará todo lo que necesita para su ministerio. Ha encontrado en el trabajo parroquial algo muy gratificante; “Me siento bien” dijo. Hace unas semanas el Padre Swierc se sentía emocionado al mismo tiempo que un poco nervioso porque se aproximaba su ordenación. -“Es un gran cambio lo que sucederá”, dijo.
Nació en San Antonio pero se crió en College Station junto a su hermana mayor. “Nuestra familia era activa en la parroquia”, dijo. Su padre estaba en el coro, su madre enseñaba educación religiosa y su hermana era monaguillo.
Hace unos 20 años, su parroquia inició el ministerio de Adoración perpetua y su padre eligió el turno de los lunes por la mañana de 4 a 5 am. Cuando Thomas no tenía escuela, lo acompañaba. “No puedo decir que era mi cosa favorita, pero si comencé a desarrollar una relación con Jesús.”
Después de dos años en la universidad Texas A&M Kingsville, tuvo un momento de discernimiento serio: “Estaba teniendo dificultades para hacer mi tarea y un pensamiento cruzó por mi mente: tal vez sea este es el momento en que Dios me llama para que sea sacerdote”.
Compartió sus pensamientos con un director de vocaciones que le aconsejó - esperar un poco y orar mucho -. Continuó sus estudios y se involucró en el Newman Center. “Empecé a ser monaguillo nuevamente, y ese verano inauguramos una capilla nueva”, recuerda. Tal vez su deseo estaba escrito en su rostro, ya que después de la misa, un sacerdote que lo vio balanceando el incensario le preguntó: “Estás discerniendo, ¿verdad?”.
Después, mientras asistía a un retiro vocacional, todo encajó. “Hablé con un sacerdote en la sacristía durante casi una hora. Me faltaba un año para terminar la carrera de informática, pero me dijo que el seminario era un buen lugar para un discernimiento intenso”. Acordaron que se tomaría dos semanas para pensar y orar al respecto, pero después de unos días, sintió que le ardía el corazón, en ese momento supo que se uniría al seminario de inmediato.
Si bien nació en San Antonio y se crió en la Diócesis de Galveston-Houston, quería ser ordenado en Corpus Christi porque “Se siente como en casa. Siento que estoy en el lugar correcto cada vez que cruzo los lίmites de la ciudad”.
Está muy agradecido con el Centro Newman de Kingsville, donde ambos sacerdotes recién ordenados vivieron momentos importantes en su camino de fe.
Sus padres querían que terminara la carrera, pero “cuando vieron lo emocionado que estaba, me apoyaron”. Una tía abuela no estaba sorprendida, “recordó que le mencioné algo acerca de convertirme en sacerdote cuando tenía 12 años”.
Después de ingresar al seminario, recuerda dos momentos decisivos. “Durante un retiro en mi primer año, quería salirme”, dijo. “No me gustaba estudiar, y no me agradaba ni esto ni aquello, pero luego reconocí que eran distracciones del Maligno”. Su felicidad volvió.
Otro año, no recibió la evaluación estelar que esperaba. “Me sentí demasiado cómodo, no valoré los tiempos de oración, pero tampoco puse mucho empeño”. Esa fue una llamada de atención “Tengo que concentrarme en mis metas, y la oración es esencial para mi vida como sacerdote”.
Aunque está nervioso con respecto a dar homilías, espera trabajar en una parroquia, especialmente enseñando y preparando a los niños para la Primera Comunión.
-¿Qué les diría a los jóvenes que están discerniendo una vocación? -“Les dir ί a: habla con el Señor; pasa tiempo con Jesús”.
Y después de eso, estarás listo para dar un paso hacia lo desconocido, lo cual, también es necesario para una vida matrimonial”.
El Padre Thomas Swierc da las gracias a todos en la diócesis, por sus oraciones: “Estoy agradecido por su amor y su apoyo, gracias”.