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MATRIMONIO, El diácono Marco e Irene Anes comparten su testimonio de la vida matrimonial.

Con Dios Todo Es Posible

Por Gloria Romero, Corresponsal

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Esta es la afirmación frecuente del Diacono Marco Anes y su esposa Irene, quienes fueron asignados por el Obispo recientemente a servir en la Parroquia de Nuestra Señora de San Juan Madre de la Iglesia, en sus diversos ministerios entre ellos al de los jóvenes y niños.

El Diacono Marco e Irene, han abrazado esta asignación con gran entusiasmo, pues los respaldan muchos años de entrenamiento y servicio en la Parroquia de la Sagrada Familia y en su propia familia: “Queremos hacernos cargo del Ministerio Juvenil, porque hemos crecido con los problemas de nuestras hijas y nietos y adquirimos formación y práctica, desde que empezamos a colaborar con este Ministerio.

Ellos quieren brindarles con amor, un lugar seguro a los niños y jóvenes, en su parroquia. Desean ayudarlos y guiarlos, en la fe, a conocer y llegar a un entendimiento de Dios como su Padre y de Maria como su madre. “Es una oportunidad maravillosa”. Dijeron el Diacono Marco e Irene.

Su fe y confianza en Dios ha fortalecido su matrimonio, su vida familiar y su vocación de servicio a la iglesia, pues ven a la Iglesia Católica, como el hogar que Dios les ha dado en la tierra, y como a su propia casa, deben protegerla y cuidarla lo mismo que a sus miembros, desde los más pequeños hasta los mayores, para lograr esa unidad y calor de hogar en donde todos puedan sentirse queridos y apreciados.

Su historia de amor se inicio cuando se conocieron en un centro nocturno hace 29 años; Irene cuenta que iba con una amiga y cuando vio entrar a Marco le dijo a su amiga, en complicidad -¿ves a ese muchacho que acaba de entrar?, pues con él me voy a casar.

Irene que no sabía bailar, se sintió la reina de la pista de baile y Marco a su vez estaba encantado. Esa noche fue inolvidable.

Después de tres años de conocerse, en un baile de quinceañera, Marco le pidió matrimonio. Se casaron solo por lo civil pues ella había sido casada anteriormente y tenia una hija de su primer matrimonio. Irene núnca dejo de practicar su religión pero Marco no, él empezó a ir a Misa los domingos con ella.

Después de 10 años de casados fueron con el Padre Frank Martinez y le dijeron que querían casarse por la Iglesia; el sacerdote entusiasmado los animó en por su decisión de casarse por la Iglesia-. Marco fue enviado a tomar el curso de Iniciación religiosa para adultos (RCIA) e Irene a consultar al Diacono Manuel ‘Manny’ Maldonado por su anterior matrimonio.

Después de un mes, regresaron con el Padre Martinez, pero cuando les preguntó si estaban listos para casarse, Marco dijo que no e Irene sorprendida le dijo -¡cómo que no!- a lo que Marco respondió – no todavía, estoy aprendiendo mucho-, él quiso completar el proceso del ‘RCIA’ y obtener sus otros sacramentos. El dijo: “Tengo que prepararme bien, ahora que tengo una relación con Dios, cómo podría casarme sin poder darle a Irene, lo que se merece; que es una buena relación con el Señor”. Dijo Marco.

Mientras estudiaba las Sagradas Escrituras, aprendía las oraciones y a conocer sobre la vida de la Iglesia, él gozaba mucho y quiso entender verdaderamente su religión. “Es muy diferente casarse frente a un juez de paz, que casarse frente a Dios”. Dijo Marco.

“Se siente diferente y sabes la diferencia” dijeron ambos.

La diferencia dice Irene, radica en hacer lo correcto, es sentir que estamos haciendo bien las cosas y que todo se va poniendo en su lugar, ha sido una gran bendición y hemos hecho muchos cambios en nuestras vidas.

El Diacono Marco e Irene tienen una familia de dos hijas: Amanda la mayor de 33 años e Isabel de 22 también tienen tres nietos, hijos de su hija Amanda. La familia completa está involucrada en la Iglesia y han acogido el cambio de la Sagrada Familia a Nuestra Señora de San Juan Madre de la Iglesia con mucha alegría y aceptación porque saben que están en el plan de Dios.

A partir de que se casaron por la Iglesia Católica, sus vidas empezaron a cambiar porque ahora Dios era el centro de sus vidas. La familia fue involucrándose en las actividades parroquiales y en los diferentes ministerios. Porque entendieron que la unidad familiar a la que Dios los llamaba era muy diferente a la que habían vivido anteriormente. “Es la unidad con Dios y mis semejantes que me hace sentir feliz, es la unidad que me va a dar vida eterna” dijo el Diacono Marco y añadió; “uno de los cambios más significativos, fue dejar la compañía donde trabajé 20 años. A través de la oración, la reflexión y el discernimiento he aprendido a escuchar el llamado de Dios y un día me di cuenta, de que en mi trabajo había un tipo de unidad y de crecimiento motivado solo por el dinero y no es que fuera malo, pero Dios me pedía que dejara eso y así lo hice. No tenia nigún problema con la compañía ni con nadie en ella, fue fácil, escribí mi carta de renuncia y dejé mi trabajo. Lo único que tenía, era mi confianza en Dios. La gente de la Iglesia me apoyó mi decisión. Pude ver ese amor y esa unidad que fue la bendición que me hizo más feliz”.

Irene hizo lo mismo, aunque no al mismo tiempo que su esposo. Ella cuenta que fue a un retiro y que en un momento de profunda meditación frente al Santísimo escuchó la voz de Dios que le decía: “Mira Irene aquí en este libro narras la primera parte de tu vida, ¿cómo vas a narrar, en las siguientes paginas, la segunda etapa? Yo no estaba orgullosa de esa primera parte, y le dije, pues no sé cómo voy a escribir la segunda parte de mi vida, solo sé que estoy contigo y te amo mucho y que tengo que ponerme en mi lugar”.

Después del retiro muchas personas de su trabajo le comentaban que se veía diferente, como con un halo de alegría en su rostro y empezaron a sucederle una serie de cosas extrañas con otros compañeros de trabajo que iban a confesarle sus faltas, cosas que no debía saber porque las tenía que reportar y sin embargo después se lo agradecían. El momento del cambio llegó cuando una caja de cartón vacía, empezó a aparecer en su oficina, sin sentido, hasta que una de las veces apareció con sus pertenencias personales. Fue en ese momento que entendió lo que Dios quería para ella y presentó su renuncia. Llevaba mas de 20 años trabajando para la compañía.

“Dios nos llama a todos de una manera especial, lo que pasa es que tenemos que callarnos para escucharlo. Marco me ha enseñado eso. Con Dios todo es posible”. Dijo Irene. Y añadió “ Creo que todos somos especiales a los ojos de Dios y si le permitimos entrar y escuchar el plan que tiene para nosotros va a ser mucho mejor. El estar afuera

Católica, como el hogar que Dios cido y aceptado el llamado de Dios, eso les ha dado en la tierra, y como a ha llenado su vida de su propia casa, deben protegerla felicidad porque los problemas y las ciry cuidarla lo mismo que a sus cunstancias difíciles no dejarán de aparemiembros, desde los más pequeños cer, pero el amor que hasta los mayores, para lograr esa se tienen y nutre su vida con la luz del unidad y calor de hogar en donde Espíritu Santo les ha enseñado cual es su todos puedan sentirse queridos y propósito de vida, apreciados. porque a través de la oración la reflexión y la meditación han aprendido a escucharse el uno al otro, a los demás pero sobre todo a Dios. Eso es lo que quieren transmitir a la comunidad Parroquial.

A pesar de las limitaciones que han tenido para reunirse con los jóvenes, de su nueva Parroquia, debido a la pandemia, han empezado a conocerlos y a dialogar con ellos.

El Diacono Marco dijo: “queremos guiar a esos niños y jóvenes a saber de Dios a través de una luz diferente. Les han enseñado tantas cosas negativas en nuestra sociedad que ven en el teléfono o en la televisión y de todas las cosas que pasan como efecto de Dios, que en realidad no saben del amor de Dios. Jesús vino a servir, nosotros estamos para servir, y eso les enseñamos, los llevamos a participar de las necesidades de la comunidad, para que lo que aprendieron vervalmente se convierta en una experiencia viva”.

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