1
DOCUMENTO ORIENTATIVO sobre los Diversos Temas Morales del Nuevo Código Civil “Ante algunas de las propuestas en el nuevo Código Civil, quisiera recordarles cuáles son los principios y valores que, como cristianos, estamos llamados a defender. No nos queda más que recordar la Verdad, una vez más, como el letrero que sobre la cruz de Jesús anunciaba a todos que ése era el Rey de los Judíos”. + Daniel Fernández Torres, Obispo de Arecibo
A raíz de la Declaración del Obispo de Arecibo, Monseñor Daniel Fernández Torres, sobre el nuevo Código Civil del 18 de mayo de 2020, publicamos el siguiente Documento Orientativo sobre los Diversos temas Morales del nuevo Código Civil. Con él, se pretende dar algunas herramientas que sirvan para anunciar al mundo de hoy la belleza del plan de Dios y “siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que os pida razón de vuestra esperanza” (1Pe 3, 15).
1. El MATRIMONIO sólo existe cuando ocurre entre un hombre y una mujer. Ni los tribunales humanos ni las leyes de los hombres podrán cambiar esta verdad inscrita en la misma naturaleza del ser humano. EXPLICACIÓN Dios creó al ser humano varón y mujer, dejando inscrito el matrimonio en su misma naturaleza humana. El matrimonio es el designio del creador. La unión del hombre y la mujer en el matrimonio refleja la imagen de Dios, trino y uno. El matrimonio no fue creado por la sociedad, por lo tanto, las leyes humanas no pueden cambiar su esencia, porque la dualidad hombre-mujer del matrimonio pertenece a su propia naturaleza como seres humanos.
El Catecismo de la Iglesia Católica lo expresa del siguiente modo: 1603 “La íntima comunidad de vida y amor conyugal, está fundada por el Creador y provista de leyes propias. [...] El mismo Dios [...] es el autor del matrimonio” (GS 48,1). La vocación al matrimonio se inscribe en la naturaleza misma del hombre y de la mujer, según salieron de la mano del Creador. El matrimonio no es una institución puramente humana a pesar de las numerosas variaciones que ha podido sufrir a lo largo de los siglos en las diferentes culturas, estructuras sociales y actitudes espirituales. Estas diversidades no deben hacer olvidar sus rasgos comunes y permanente. A pesar de que la dignidad de esta institución no se trasluzca siempre con la misma claridad (cf GS 47,2), existe en todas las culturas un cierto sentido de la grandeza de la unión matrimonial. “La salvación de la persona y de la sociedad humana y cristiana está estrechamente ligada a la prosperidad de la comunidad conyugal y familiar” (GS 47,1).
3
2. Por ley natural, todo NIÑO tiene derecho a un padre y una madre. EXPLICACIÓN
El hombre y la mujer participan con Dios en la obra creadora mediante la procreación y educación de los hijos. Aunque Dios no es ni hombre ni mujer, las perfecciones del hombre como padre y de la mujer como madre le reflejan al niño la imagen del Dios que lo creó.
El Catecismo de la Iglesia Católica lo expresa del siguiente modo: 370 Dios no es, en modo alguno, a imagen del hombre. No es ni hombre ni mujer. Dios es espíritu puro, en el cual no hay lugar para la diferencia de sexos. Pero las “perfecciones” del hombre y de la mujer reflejan algo de la infinita perfección de Dios: las de una madre (cf. Is 49,14-15; 66,13; Sal 131,2-3) y las de un padre y esposo (cf. Os 11,1-4; Jr 3,4-19). 372 El hombre y la mujer están hechos “el uno para el otro”: no que Dios los haya hecho “a medias” e “incompletos”; los ha creado para una comunión de personas, en la que cada uno puede ser “ayuda” para el otro porque son a la vez iguales en cuanto personas (“hueso de mis huesos...”) y complementarios en cuanto masculino y femenino (cf. Mulieris dignitatem, 7). En el matrimonio, Dios los une de manera que, formando “una sola carne” (Gn 2,24), puedan transmitir la vida humana: “Sed fecundos y multiplicaos y llenad la tierra” (Gn 1,28). Al trasmitir a sus descendientes la vida humana, el hombre y la mujer, como esposos y padres, cooperan de una manera única en la obra del Creador (cf. GS 50,1).
4
Por otro lado, el Papa Francisco relaciona la lucha contra el maltrato de menores, con la defensa del derecho natural de los niños a tener un padre y una madre: En nuestros días, es importante llevar adelante los proyectos contra el trabajo esclavo, contra el reclutamiento de niños soldados y cualquier tipo de violencia sobre los menores. Dicho en positivo, es preciso reafirmar el derecho de los niños a crecer en una familia, con un padre y una madre capaces de crear un ambiente idóneo para su desarrollo y su madurez afectiva. Seguir madurando en relación, en confrontación, con lo que es la masculinidad y la feminidad de un padre y una madre, y así armando su madurez afectiva. 1
DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO A LA DELEGACIÓN DE LA OFICINA INTERNACIONAL CATÓLICA DE LA INFANCIA (BICE) Viernes 11 de abril de 2014. 1
3. La FAMILIA, fundada en el matrimonio, va en el mejor bienestar del menor, pues sólo con el compromiso de amor indisoluble de los esposos los hijos pueden encontrar el reflejo del amor eterno e incondicional de Dios por la humanidad. Lamentamos que se pretenda obviar esta verdad entre los requisitos para adoptar conjuntamente.
EXPLICACIÓN El sufrimiento de los niños en los ambientes de inestabilidad familiar no corresponde a lo que Dios ha querido para la familia. Es importante comprender lo que el Catecismo de la Iglesia Católica llama “La familia en el plan de Dios”.
El Catecismo de la Iglesia Católica lo expresa del siguiente modo: 2202 Un hombre y una mujer unidos en matrimonio forman con sus hijos una familia. Esta disposición es anterior a todo reconocimiento por la autoridad pública; se impone a ella. Se la considerará como la referencia normal en función de la cual deben ser apreciadas las diversas formas de parentesco. 2203 Al crear al hombre y a la mujer, Dios instituyó la familia humana y la dotó de su constitución fundamental. Sus miembros son personas iguales en dignidad. Para el bien común de sus miembros y de la sociedad, la familia implica una diversidad de responsabilidades, de derechos y de deberes.
5
4. El DIVORCIO, cada vez más fácil y accesible, nunca será un bien para nuestra sociedad. No podemos intentar construir una sociedad si derrumbamos todos los cimientos de la familia. EXPLICACIÓN La indisolubilidad del matrimonio no la “inventó” la Iglesia, sino que salió de la misma boca de Jesús, al ser directamente cuestionado por sus discípulos por el divorcio. Se trata de el designio del Creador que así lo quiso “desde el principio”, para que en el amor indisoluble del hombre y la mujer en el matrimonio, los hijos pudieran ver el reflejo del amor infinito de Dios por ellos. Dios no se divorcia del ser humano.
El Catecismo de la Iglesia Católica lo expresa del siguiente modo: 1614 En su predicación, Jesús enseñó sin ambigüedad el sentido original de la unión del hombre y la mujer, tal como el Creador la quiso al comienzo: la autorización, dada por Moisés, de repudiar a su mujer era una concesión a la dureza del corazón (cf Mt 19,8); la unión matrimonial del hombre y la mujer es indisoluble: Dios mismo la estableció: “lo que Dios unió, que no lo separe el hombre” (Mt 19,6).
6
1615 Esta insistencia, inequívoca, en la indisolubilidad del vínculo matrimonial pudo causar perplejidad y aparecer como una exigencia irrealizable (cf Mt 19,10). Sin embargo, Jesús no impuso a los esposos una carga imposible de llevar y demasiado pesada (cf Mt 11,29-30), más pesada que la Ley de Moisés. Viniendo para restablecer el orden inicial de la creación perturbado por el pecado, da la fuerza y la gracia para vivir el matrimonio en la dimensión nueva del Reino de Dios. Siguiendo a Cristo, renunciando a sí mismos, tomando sobre sí sus cruces (cf Mt 8,34), los esposos podrán “comprender” (cf Mt 19,11) el sentido original del matrimonio y vivirlo con la ayuda de Cristo. Esta gracia del Matrimonio cristiano es un fruto de la Cruz de Cristo, fuente de toda la vida cristiana.
5. Agradecemos el reconocimiento del NASCITURUS. La vida humana debe ser respetada desde el momento de la concepción hasta su muerte natural. Por ello, rechazamos con todas nuestras fuerzas cualquier legislación que favorezca el aborto, incluyendo toda enmienda que intente borrar los derechos del nasciturus, y favorecemos toda aquella que esté dirigida a proteger la vida humana.
EXPLICACIÓN La defensa de la Iglesia a la vida se basa en el quinto mandamiento: “No matarás” (Ex 20, 13).
El Catecismo de la Iglesia Católica lo expresa del siguiente modo: 2258 “La vida humana ha de ser tenida como sagrada, porque desde su inicio es fruto de la acción creadora de Dios y permanece siempre en una especial relación con el Creador, su único fin. Sólo Dios es Señor de la vida desde su comienzo hasta su término; nadie, en ninguna circunstancia, puede atribuirse el derecho de matar de modo directo a un ser humano inocente” (Congregación para la Doctrina de la Fe, Instr. Donum vitae, intr. 5). 2270 La vida humana debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde el momento de la concepción. Desde el primer momento de su existencia, el ser humano debe ver reconocidos sus derechos de persona, entre los cuales está el derecho inviolable de todo ser inocente a la vida (cf Congregación para la Doctrina de la Fe, Instr. Donum vitae, 1, 1).
«Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y antes que nacieses te tenía consagrado» (Jr 1, 5). «Y mis huesos no se te ocultaban, cuando era yo hecho en lo secreto, tejido en las honduras de la tierra» (Sal 139, 15). 2271 Desde el siglo primero, la Iglesia ha afirmado la malicia moral de todo aborto provocado. Esta enseñanza no ha cambiado; permanece invariable. El aborto directo, es decir, querido como un fin o como un medio, es gravemente contrario a la ley moral.
7
6. Sin embargo, recordamos que un ser humano NUNCA es objeto de compra venta. El destino de un niño nunca puede ser regido por transacciones de compra venta. Resulta contradictorio una sociedad que prohíbe la adopción de niños a cambio de dinero y lo repudia con firmeza como “trata humana”, mientras permite la compra y venta de seres humanos mediante la procreación asistida y el alquiler de vientres. Parece que hace falta recordar que de la unión de un óvulo y un espermatozoide humano nace un niño humano, igual de digno que un niño concebido de otro modo, a pesar de haber sido procreado de un modo que hiere su dignidad. Es lamentable la cantidad de embriones que mueren en los intentos por lograr un solo nacimiento a través de estas prácticas, además de aquellos
que son destinados al congelador o tratados como “excedentes” destinados a morir cuando ya las personas que encargaron su “fabricación”, obtuvieron la cantidad de niños que deseaban “adquirir”. Ante las injusticias contra los seres humanos más indefensos, los niños concebidos, resuena la voz de San Pablo en las conciencias: “Todo está permitido, pero no todo me hace bien” (1ra Cor 10,23). La sabiduría de nuestros antepasados añadía que “el fin no justifica los medios”.
EXPLICACIÓN Sobre este punto, añade el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia: 235 El deseo de maternidad y paternidad no justifica ningún « derecho al hijo », en cambio, son evidentes los derechos de quien aún no ha nacido, al que se deben garantizar las mejores condiciones de existencia, mediante la estabilidad de la familia fundada sobre el matrimonio y la complementariedad de las dos figuras, paterna y materna.530 El acelerado desarrollo de la investigación y de sus aplicaciones técnicas en el campo de la reproducción, plantea nuevas y delicadas cuestiones que exigen la intervención de la sociedad y la existencia de normas que regulen este ámbito de la convivencia humana. Es necesario reafirmar que no son moralmente aceptables todas aquellas técnicas de reproducción —como la donación de esperma o de óvulos; la maternidad sustitutiva; la fecundación artificial
8
heteróloga— en las que se recurre al útero o a los gametos de personas extrañas a los cónyuges. Estas prácticas dañan el derecho del hijo a nacer de un padre y de una madre que lo sean tanto desde el punto de vista biológico como jurídico. También son reprobables las prácticas que separan el acto unitivo del procreativo mediante técnicas de laboratorio, como la inseminación y la fecundación artificial homóloga, de forma que el hijo aparece más como el resultado de un acto técnico, que como el fruto natural del acto humano de donación plena y total de los esposos.531 Evitar el recurso a las diversas formas de la llamada procreación asistida, la cual sustituye el acto conyugal, significa respetar —tanto en los mismos padres como en los hijos que pretenden generar— la dignidad integral de la persona humana.532 Son lícitos, en cambio, los medios que se configuran como ayuda al acto conyugal o en orden a lograr sus efectos.
7. Sobre el “CAMBIO DE SEXO” en el certificado del registro demográfico, queremos recordar que se nace hombre o mujer. Ningún cambio o anotación en lo que diga un papel ni ninguna mutilación química o quirúrgica puede cambiar eso. EXPLICACIÓN Cuando el ser humano se rebela contra su propia naturaleza, la manera como fue Creado y que Dios lo hizo “bueno”, se rebela en última instancia contra el Creador.
En palabras del Papa Emérito Benedicto XVI 2: Al ir contra su Creador, en realidad el hombre va contra sí mismo, reniega de su origen y por lo tanto de su verdad; y el mal entra en el mundo, con su penosa cadena de dolor y de muerte. Cuanto Dios había creado era bueno, es más, muy bueno; después de esta libre decisión del hombre a favor de la mentira contra la verdad, el mal entra en el mundo. (…) Queridos hermanos y hermanas, vivir de fe quiere decir reconocer la grandeza de Dios y aceptar nuestra pequeñez, nuestra condición de creaturas dejando que el Señor la colme con su amor y crezca así nuestra verdadera grandeza. El mal, con su carga de dolor y de sufrimiento, es un misterio que la luz de la fe ilumina, que nos da la certeza de poder ser liberados de él: la certeza de que es bueno ser hombre”. Por ello, amplía el Catecismo de la Iglesia Católica: 2332 La sexualidad abraza todos los aspectos de la persona humana, en la unidad de su cuerpo y de su alma. Concierne particularmente a la afectividad, a la capacidad de amar y de procrear y, de manera 2
más general, a la aptitud para establecer vínculos de comunión con otro. 2333 Corresponde a cada uno, hombre y mujer, reconocer y aceptar su identidad sexual. La diferencia y la complementariedad físicas, morales y espirituales, están orientadas a los bienes del matrimonio y al desarrollo de la vida familiar. La armonía de la pareja humana y de la sociedad depende en parte de la manera en que son vividas entre los sexos la complementariedad, la necesidad y el apoyo mutuos.
BENEDICTO XVI AUDIENCIA GENERAL Sala Pablo VI Miércoles 6 de febrero de 2013.
9
Unidos en oración al Obispo: “Pido a Dios que esta Pandemia sea un momento de conversión y reflexión del rumbo que como sociedad, familias y personas deseamos continuar”.
Amén.
10
ht tp s :// w ww. d io cesisd earec ib o .co m