Peregrinación Trujillo

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PEREGRINACIÓN

EN TRUJILLO POR LAS VÍCTIMAS DE LA VIOLENCIA

Foto: Juan David Padilla

Este 25 de agosto se llevará a cabo una peregrinación en Trujillo, Valle, organizada por AFAVIT –Asociación de Familiares de Víctimas de Trujillo– y apoyada por el Ministerio de Cultura en conmemoración de las víctimas de la violencia en este municipio.


Foto: Milton Ramírez

CAMINO DE MEMORIA EN RESISTENCIA Y DIGNIDAD



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El Ministerio de Cultura apoya esta iniciativa como acción relacionada con las medidas de satisfacción desde un enfoque cultural contempladas en la ley 1448 del 2010. Al igual que para darle cumplimiento a la Directiva 0019 expedida por Procuraduría general de la Nación en el año 2008. Foto: Gisela Zárate

Trujillo, Valle del Cauca Entre los años 1986 y 1994 fueron cometidos en los municipios de Trujillo, Bolívar y Río Frio (Valle del Cauca) más de 340 crímenes entre torturas, desapariciones forzadas y asesinatos. Estos hechos victimizantes fueron conocidos como “la Masacre de Trujillo” y se constituyeron en un hito de la degradación a la que había llegado el conflicto armado interno en Colombia.

ción, se llevó a cabo el reconocimiento público del entonces presidente de la republica, Ernesto Samper Pizano, aceptando la responsabilidad del Estado colombiano por la acción y omisión de servidores públicos en la ocurrencia de los hechos violentos de Trujillo. Más adelante, en septiembre de 2008, la Procuraduría General de la Nación expidió la Directiva 0019, fijando compromisos para el cumplimiento de las recomendaciones de la CIDH.

La crueldad y la fría violencia que aconteció durante estos años hizo que la comunidad internacional pusiera su atención sobre Colombia, lo cual resultó en un informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) con 12 conclusiones y 10 recomendaciones al Estado para reparar integralmente a esta población. Entre algunos logros relacionados con la repara-

La comunidad de Trujillo, apoyados por las organizaciones legales, sociales, religiosas de derechos humanos, la cooperación internacional y algunas instituciones estatales, inició el proceso la reconstrucción de la memoria histórica del conflicto armado en esta zona del norte del Valle, constituyéndose como símbolo más representativo el Parque Monumento a las Víctimas, una obra que ha


5 servido para aportar a que la comunidad se reconozca en su proceso de reconstrucción de memoria histórica y reconstruya el tejido social que fue afectado por el conflicto armado. El trabajo de la comunidad de Trujillo, y en particular de la Asociación de Familiares de las Víctimas de Trujillo AFAVIT, es un ejemplo de cómo una comunidad encuentra una alternativa al conflicto dentro de un trabajo comunitario basado en la dignidad y la reconstrucción de la memoria. Y por lo tanto nos muestra la importancia de apoyar los procesos colectivos de reparación, que surgen de la voz de las víctimas. Con el nombre “Trujillo: renaciendo en la esperanza, crea espacios de formación y creatividad cultural en torno a la memoria histórica” la asociación AFAVIT ha desarrollado un interesante proyecto apoyado por el Ministerio de Cultura, el cual busca trabajar

con la comunidad de Trujillo para revigorizar la memoria histórica en torno al Parque Monumento y Galería de la Memoria a las Víctimas. Esta experiencia nos ha mostrado un panorama de cambio fundamentado en las medidas de satisfacción, las cuales son desarrolladas por las comunidades con el apoyo de las instituciones estatales y que aportan a la reconstrucción del tejido social. Mediante una serie de talleres artísticos, el proyecto adelantado por AFAVIT logró que más de 200 niños, niñas y jóvenes de la comunidad se sensibilizaran sobre la importancia de las medidas de satisfacción y la memoria histórica. En esta misma línea, se formaron a 20 mujeres de la asociación como guías del Parque Monumento y Galería de la Memoria a las Víctimas de Trujillo, buscando así vincular aún más a la comunidad con este

Foto: Rodrigo Grajales


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“No es lugar de muertos, es jardín de vivos, olor a resistencia, es memoria histórica, denuncia subversiva,es duelo doloroso de llanto y sufrimiento, es sueño y utopía de una nueva sociedad.” Matritor.

Foto: Gisela Zárate

monumento y apoyar una actividad productiva relacionada con las medidas de satisfacción y la reconstrucción de memoria histórica. Paralelo a estos procesos de formación, se elaboró un mural de la memoria, el cual muestra cómo la población de Trujillo concibe el pasado, el presente y el futuro de su comunidad. Este mural fue apoyado por artistas locales que han participado en otros procesos de reparación simbólica con esta comunidad, consolidando así una idea interesante sobre la memoria y el proyecto colectivo de la comunidad. Este proyecto también permitió la construcción de una cartilla y unos folletos, los cuales sirvieron como material de apoyo para el proceso de reconstrucción de la memoria histórica que está llevando a cabo

la población de Trujillo. Esta suma de actividades, consolidan un proyecto integral que nos ha permitido ver un panorama ampliado de los retos que suponen las medidas de satisfacción y la reparación colectiva en nuestro país. El marco legal y la voluntad política contenida en la Ley de víctimas ( Ley 1448 de 2011) y la legislación que de esta se desprende, ha permitido que el trabajo de las instituciones se enfoque acertadamente y se articule de tal forma que responda a las necesidades de la población y a su vez contribuya a restablecer la dignidad de las víctimas y a difundir la verdad sobre lo sucedido en la sociedad en general.


7 XI PEREGRINACIÓN TRUJILLO, CAMINO DE MEMORIA EN RESISTENCIA Y DIGNIDAD 6:00-8:45 am: Llegada a Trujillo y Acogida 9:00 am: Bienvenida de AFAVIT y Ministerio de Cultura. Un peregrinar por el Parque Monumento, Grupo artístico Entre Comillas de Trujillo. Video Beatriz González, ¿Por qué llora si ya reí? de Diego García - Teatro Municipal 10:15 am: Memoria de las Marchas de protesta de 1989 en el Parque Santander por Nelson Fernández. Placa de Memoria al Padre Tiberio Fernández. Performance La Llorona de la artista Yorlady Ruiz

Foto: Archvio Centro de Memoria Histórica

10:45 am: Memoria de los Ebanistas asesinados. Placa Calle de los Ebanistas. Intervención musical Artistas de Cali Red Ecuménica.

1:00 pm: Receso, almuerzo.

11:15 am: Memoria de los Motoristas asesinados. Placa Calle de Motoristas. Rito de bendición de los Willies y otros transportadores.

Inauguración Salón Documental Huellas de Vida e instalación de placa.

Intervención poética. 12.45 pm: Ritual de duelo en el Muro internacional del Amor, Plaza Nunca Más.

2:45 pm: Inauguración Mural de la Memoria, Ayer, Hoy y Mañana.

11.30 am: Memoria al Padre Tiberio Fernández en el Atrio de la Iglesia, por Nelson Fernández.

3:00 pm: Foro: Memoria- Resistencia y Lenguajes culturales. Participan: Padre Javier Giraldo; Adriana Lalinde, Artista escultora del Parque Monumento; Claudia Girón, Fundación Manuel Cepeda.

Danza Resguardo indígena de Trujillo y danza infantil.

Intervención Tema Jurídico: Dr. Eduardo Carreño CAJAR.

12:00 m: Subida al Parque Monumento. Placa Calle Víctimas de Trujillo 1988-2012.

4:30 pm: Ritual simbólico, estudiantes Universidad Santo Tomás de Bogotá.


8 Enlaces de Interés

• Entrevista Hermana Martize Trigoshttp://www.youtube.com/playlist?list=PL19BC2DA39874E920&feature=plcp

• Consultoría del Ministerio de Culturaa sobre las víctimas del conflicto armado colombiano http://www.mincultura.gov.co/?idcategoria=49502

• Primer Informe de Memoria Histórica de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación. Trujillo una tragedia que no cesa http://www.centrodememoriahistorica.gov.co/index.php/informes-gmh/informes-2008

• Documental Trujillo: Una tragedia que no cesa (Contravía) http://www.centrodememoriahistorica.gov.co/index.php/multimedia/videos/84-documental-trujillo-una-tragedia-que-no-cesa-contravia

• Exposición Destino del fotógrafo Jesús Abad Colorado http://www.centrodememoriahistorica.gov.co/index.php/multimedia/galerias/79-exposicion-destino-memoria-

• Galería Fotográfica de Rodrigo Grajales http://pinterest.com/redesmincultura/

¿Quién eres río Cauca? ¿Por qué cuando estoy en las riveras me palpita Fuerte el corazón?Por qué tiemblan mis manos cuando te toco? ¿Qué nada junto a los peces? ¿Qué corre por las aguas? ¿Qué se oculta bajo tus piedras y en tus oscuras grietas? ¿Acaso la tranquilidad de tu superficie es vacía?

Foto: Rodrigo Grajales

Soy destino, pueblo hermano y soy testigo, soy humano como tú, Porque en humano me han convertido, en mí hay carne, huesos, sangre, Lágrimas, odio y dolor, pero también hay amor, buenos recuerdos, soy igual a ti! Junto a mis peces nadan almas, con mis aguas corre sangre y lágrimas, Y bajo mis piedras y entre mis grietas, se esconden oscuros secretos. Mi superficie devela esperanza, una esperanza más allá del horror, Más allá de la muerte y de la crueldad de los verdugos. Fragmento poema Al Río Cauca, Valle. 2009 Archivo AFAVIT


Foto: Rodrigo Grajales

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Crónica: Los Muertos que Nacen del Barro Autor: Gustavo Bueno Rojas Grupo de Prensa y Divulgación Mincultura

El municipio de Trujillo, en el norte del Valle del Cauca, ha sufrido una de las olas de violencia más grandes de la historia de Colombia. Sus habitantes han encontrado en la cultura una manera de reparar todo el daño sufrido por el conflicto. La Hermana Maritze Trigos ha sido una de las líderes de este proceso. Ahora Franklyn Echeverry Vanegas nace del barro, como si fuera el hombre que hizo Dios en el principio del tiempo. Unas manos delgadas, de uñas cortas y dedos largos, lo moldean: la boca fina empieza a esbozar una sonrisa. Las manos pasan de la comisura de los labios a las mejillas. Unos cachetes, que empiezan a ser redondos, dan forma a su rostro. Los ojos no parpadean. Las manos se detienen en ellos para tocarlos. Luego, sin

prisa, pasan a la nariz. Las manos no están conformes con el tamaño, entonces retiran el barro sobrante hasta quedar a gusto. Es una nariz chata, no muy grande. Las manos se mueven, con cariño, hasta la cabeza e intentan darle la redondez adecuada. Pasan despacio, sintiendo cada uno de los rizos de barro, midiendo el largo del cabello. En el suelo hay un balde que contiene el material en el que Franklyn espera volver de nuevo a la vida. El material que de ahora en adelante se convertirá en su piel. Las manos van y vuelven perennes al balde. Recorren una y otra vez el rostro joven, eternamente joven de Franklyn. Las manos no descansan. No se detienen hasta no quedar a gusto con cada detalle. Han pasado días enteros pero todavía el barro no da la


10 forma necesaria y aún Franklyn, no es Franklyn. La dueña de esas manos, de dedos largos y uñas cortas, se llama Ludivia Vanegas, y en este instante quiere traer de la muerte a su hijo. Junto a ella otros niños, hombres y mujeres, hacen lo mismo, sobre una de las siete paredes blancas del Parque monumento a las víctimas de la masacre de Trujillo.

hasta arriba. La altura es más o menos de un metro con ochenta centímetros por piso. Allí reposan los restos que se pudieron encontrar de las víctimas de la masacre. Hay otros osarios en los que no hay huesos, pues los cadáveres no fueron hallados. En ellos, hay algún objeto que recuerda al desaparecido como un martillo, una camisa, un libro, una foto. Algo que el ausente valoraba mucho cuando estaba entre los suyos.

Cada mañana, animados por las palabras de la Hermana Maritze Trigos, que llegó al pueblo para acompañarlos en el proceso de restauración de víctimas, suben en grupo a una de las colinas del pueblo, listos para enfrentarse al recuerdo que llevan encima. Dispuestos a no perder la batalla contra la violencia que inició en 1986, dispuestos a no dejar que la muerte aparezca de nuevo y arrase con todo. Después de tomar café y de compartir un pan, que es el símbolo de la unión en la Asociación de familiares de las víctimas de Trujillo (Afavit) y de hacer una oración de gracias por el nuevo día, encabezados por la Hermana Maritze Trigos, salen del salón principal del museo de la memoria y se dirigen a los osarios. El museo es la manera que han encontrado los integrantes de Afavit, para recordar lo ocurrido en Trujillo y para cerciorarse de que no ocurra de nuevo. En ese lugar de paredes blancas, está contada paso por paso, con documentos, fotografías y recortes de prensa los hechos sucedidos entre 1986 y 1994. Allí cada rostro colgado en la pared es una historia. El camino que lleva a los osarios se hace largo, no porque la distancia sea mucha, sino porque los pasos se hacen pesados. Son siete bloques escalonados, tan largos como una cuadra, con osarios que van desde el suelo,

“si mi sangre contribuye para que en Trujillo amanezca la paz que tanto hemos anhelado, gustosamente la derramaré”.

Mientras se sube por los escalones, se puede ver el Mausoleo del Padre Tiberio, que está en la parte más alta del Parque. Allí están los restos del sacerdote, que es el principal estandarte de resistencia y convivencia en Trujillo. A la entrada del mausoleo, se alcanza a leer la frase que dijo en el último sermón que dio en la iglesia del pueblo, antes de ser asesinado, y que para los familiares de Afavit, se ha convertido en el lema de la perseverancia: “si mi sangre contribuye para que en Trujillo amanezca la paz que tanto hemos anhelado, gustosamente la derramaré”.


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Foto: Juan David Padilla Vega

El lugar de Ludivia es el mismo de Franklyn. Está en el tercer módulo. En el osario en el que reposan los restos del joven, que fue asesinado a los 18 años de edad, el 19 de agosto de 1992. Su cuerpo fue encontrado en Barragán, corregimiento de Tuluá, después de tres meses de una incesante búsqueda. Al igual que ella, cada hombre, niño, mujer o anciano se para en frente a una de las 342 lápidas que tiene el nombre de su ser querido y en el se que recuerda la fecha

“Con las armas no se consigue nada, con la cultura se puede conseguir todo.”

de su deceso o desaparición. Es una placa por cada víctima. Allí toman el barro que está en el balde, ubicado a sus pies y empiezan a esculpir. Es un proceso largo, no sólo porque no son expertos escultores, sino porque cada trazo de barro, duele tanto como la ausencia. Hay que parar, respirar, oler, palpar para luego continuar con el trabajo. Las jornadas son arduas pero reconfortantes, pues de alguna manera, frente a la lápida, con ese proceso artístico sienten que algo se cura por dentro, que a través de ese ejercicio diario recuperan su vida, un recuerdo y calman el dolor. El barro se convierte en piel y esa forma que va naciendo al lado de la placa,

que antes era un nombre, empieza a tener vida. Mientras esculpen, la hermana Maritze canta las canciones de la iglesia o las que aprendió en Paris mientras cursaba sus estudios y los anima a continuar con el trabajo. Les recuerda las palabras del Padre Tiberio como tratando de inyectarles fuerza. —Con las armas no se consigue nada, con la cultura se puede conseguir todo. Los felicita por las esculturas, los escucha, como lo ha hecho desde que llegó a Trujillo en 2002, se para junto a ellos para secar las lágrimas o para brindarles un vaso de agua y limpiar el sudor producido por el inclemente calor que hace. Maritze los levanta del suelo cuando el recuerdo, el dolor y la ausencia los vence. Maritze se llena las manos de barro y acaricia las caras de esa gente que está naciendo sobre esas paredes inmaculadas, las pasa lenta y fraternalmente por la piel que aún es maleable. Maritze abraza a los familiares cuando se detienen a pensar en el pasado y sienten la rabia de la injusticia. Los abrazos de Maritze les traen algo de calma y mucha fuerza, no solo para continuar esculpiendo, sino para levantarse de nuevo y seguir con la vida. Con ella se sienten protegidos del pasado. Es un abrazo que parece darles vida en medio de tanta muerte. Maritze los envuelve con sus manos, las mismas que han abierto fosas para encontrar los restos de los familiares que ahora esculpen. Las mismas manos con las que escribe poesía o les da la bendición. Un rumor de voces llega del otro lado de la montaña arrastradas por el viento. Maritze les pide que no las escuchen. Palabras que son como puñales que atraviesan la memo-


12 ria y revuelven el dolor del pasado. Les ruega que no desvíen la mirada de la escultura, que no atiendan a los hombres que gritan, les pide que no teman, les dice que resistan, les implora que vuelvan al día siguiente. —Ceder es más terrible que la misma muerte—, es la primera frase que se le viene a la memoria a la Hermana Maritze Trigos cuando se refiere al proceso que ha llevado con los familiares de las víctimas de la Masacre de Trujillo. Cuando habla de las acciones y de los progresos que ha tenido la gente a través de los talleres de arte, de los avances del Parque Monumento y de Afavit, su voz fluye con una alegría infinita. Pero cuando recuerda los momentos difíciles en Trujillo, se quiebra y es como si todo ocurriera de nuevo. La hermanita, como la llaman en el pueblo, estudió en el colegio de La Presentación de Bucaramanga. Fue allí en donde despertó su

interés por ayudar a los demás. El colegio realizaba misiones en los barrios más pobres de la ciudad y las estudiantes debían acompañar a las religiosas y autoridades escolares. Para Maritze tener contacto con ese otro mundo, darse cuenta, desde muy joven, que había gente que sufría de hambre o no tenía un lugar en donde dormir, despertó en ella una pulsión, que aún hoy, casi después de cuarenta años no puede definir. Cuando se graduó del colegio, se embarcó a Francia para unirse a las Hermanas Dominicas de la Presentación. Fue un viaje que duró 19 días. Maritze apenas cumplía los 18 años y ya estaba segura de su compromiso espiritual. Cruzó el atlántico junto con setenta exiliados de la Revolución Cubana, que viajaban a España como refugiados. Llegó a Paris a finales 1961. Allí estudió teología en el Instituto Católico, pero también se interesó por la filosofía. Bebió del existencialismo y también de la literatura francesa: Paul Claudel, Albert Camus la influenciaron enormemente. Todo eso la preparó para el camino que recorrería de ahí en adelante. En 1968 fue testigo, como pudo, de ese mayo inolvidable para la historia universitaria. Se trepó a las paredes del convento con otras compañeras, para ver pasar las marchas de estudiantes, que se tomaron las calles de la capital francesa, pues por su condición de religiosa, no le permitían participar. —Si no podía caminar, tenía que verlo— dice— pero lo importante era estar ahí, con el pueblo.

Foto: Pablo Bohorquez

“Ceder es más terrible que la misma muerte.”

Regresó a Colombia en 1972, después de once años. Encontró un país álgido a nivel político, un país en un momento interesante, dice ella, pues el ELN tomaba fuerza y en las universidades seguía vivo el aliento del mayo de París. Ingresó a la Universidad


Foto: Rodrigo Grajales

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“La llorona nunca callará, es centinela junto al río, su llanto es lenguaje que devela al enemigo, su llanto es lucha, es resistencia y dignidad!” Fragamento poema La Llorona. 2011, Matritor. Santo Tomás en Bogotá, para estudiar filosofía y después de terminar su carrera, volvió a Bucaramanga en donde se vinculó a la Universidad Industrial de Santander como participante de algunos grupos de reflexión y luego como docente. Por problemas políticos con su congregación, fue expulsada y después de cuatro años se volvió a unir a las Hermanas Dominicas de la Presentación. En ese tiempo, Maritze nunca renunció a sus votos ni a la idea de seguir trabajando por el pueblo. Dio clases de literatura en el Inem de Bucaramanga, estuvo en la selva del Cacarica hasta que sus pasos la llevaron a Trujillo, en donde lleva más de diez años acompañando y asesorando en el sentido político, cultural y espiritual a los familiares de las víctimas de la masacre. —Para qué hacen eso, por qué entierran la plata allí— les gritaron desde la montaña

del frente, unos hombres que aparecieron de la nada, como si brotaran de la tierra-, si siguen en eso, les va a pasar lo mismo que a Tiberio. Las palabras, que viajan más rápido que las balas, entraron directo a la memoria de las personas que esculpían los bustos de su familiares y removieron las imágenes del terror que habían vivido años antes: cuerpos hundidos en el Cauca, cuerpos mutilados por moto sierra, cabezas sin cuerpos. Cuerpos tirados a la vera del camino con disparos de gracia, cuerpos que no aparecieron más. Cuadros del pasado, volvieron al presente. Y el miedo de nuevo en la escena de los crímenes. Los ruegos de la hermana Maritze, no pudieron evitar que al día siguiente, los aprendices a escultores volvieran a terminar su trabajo.


14 la paz que tanto hemos anhelado, gustosaEs inevitable pelear contra los recuerdos del horror. Es difícil luchar con un pasado marcado por la angustia. El miedo aparece siempre convertido en un ruido lejano de una motocicleta que rompe el silencio nocturno o a plena luz del día cuando un carro sin matrícula y de vidrios oscuros atraviesa el pueblo. El miedo que aparece simplemente al cerrar los ojos e imaginarse el dolor de las torturas, convertido en la angustia de una espera interminable. Las palabras que bajaron de la cordillera no atemorizaron a la Hermana Maritze Trigos ni a sus dos acompañantes, la Hermana Carmen Cecilia Ávila y a la artista antioqueña Adriana Lalinde, que al otro día como si no hubieran escuchado nada, dirigieron sus pasos hacia el Parque Monumento. De las casas salían voces escondidas, rumores en sordina pidiéndoles que no subieran, voces implorando para que no se repitiera la historia del Padre Tiberio. El cuerpo del padre Tiberio Fernández Mafla fue encontrado en la carretera que de Trujillo lleva a Tuluá. Estaba decapitado, castrado, con seis disparos de arma de fuego en el costado izquierdo y no tenía ni manos ni pies. La cabeza fue encontrada unos metros después de donde se encontró el cuerpo. Tiberio viajaba de noche hacia Trujillo, desde el municipio de Tuluá, y fue interceptado por una caravana de hombres armados. Junto a él viajaban su sobrina Alba Isabel y su asistente Norbey Galeano de 22 años, cuyos cuerpos no volvieron a aparecer. Tiberio se convirtió en uno de los líderes comunitarios más importantes del pueblo. Velaba por el bienestar de los campesinos y los había organizado para que exigieran sus derechos, asunto que le bastó para que lo tildaran como colaborador de la guerrilla. Su muerte fue un trofeo para los violentos y agudizó el miedo en el pueblo, pues se enfrentó en más

de una ocasión a ellos, y casi siempre salió vencedor. En una oportunidad les dijo a los guerrilleros que se querían tomar a Trujillo: con armas no se consigue nada y es mejor que se vayan porque aquí queremos la paz. Pero la guerrilla le respondió: está bien padre, no nos tomamos el pueblo, pero tampoco nos vamos.

“Los muertos aparecen vivos en cuerpos esculpidos, son los huesos secos que se unen en grito de justicia, los muertos se levantan, nos miran y nos hablan, la siembra de semillas convertida en esperanza. ” Matritor

Trujillo está clavado en la montaña. Cuando se llega por la entrada sur, hay que bordear la cordillera y el pueblo se ve abajo. Desde lo alto, se ven los techos de las casas, que en la mayoría son blancas. Se ve también la iglesia, que es la estructura más grande que tiene el pueblo. A medida que se desciende por la carretera, a veces pavimentada, a veces no, las casas aparecen a lado y lado del camino. De repente, en una de las aceras, un letrero oxidado, muy pequeño, en letras borrosas que algún día fueron blancas, se


15 alcanza a leer una inscripción: “Bienvenidos a Trujillo, jardín del Valle”.

Foto: Archivo Afavit

El municipio está ubicado al norte del Valle del Cauca, es un pueblo que hierve, como si lo hubieran construido sobre las brazas de la tierra.

Sería una proeza caminar descalzo por sus calles, aunque algunos niños, sin zapatos juguegan en las aceras. Aunque, para balancear el horno en que puede convertirse el pueblo, existe una brisa permanente que baja de la cordillera y se mezcla con el rumor del río Cauca, que bordea al municipio. La gente es amable, aunque silenciosa. Cuando hablan, lo hacen en voz baja, como temiendo que alguien pueda escucharlos. Hablan como contando secretos. Parecen

tímidos, pero más bien es el peso de la historia que cargan encima, que los hace sentirse paranoicos, perseguidos. Aún después de veinte años de la masacre, en Trujillo se siente un extraño sentimiento, que puede parecerse al miedo o a la tristeza. En los ojos de los habitantes se nota una ausencia que parece superada, pero que cada vez que recuerdan los hechos, los ojos se entristecen y reflejan las heridas que ha dejado la historia en estas calles, en las veredas aledañas, en lo profundo del río. Después de darse cuenta de que nadie subiría a terminar las esculturas, porque las voces de la montaña los habían amedrentado, Maritze decidió ir a buscar a los familiares de las víctimas a sus casas, junto con la hermana Carmen Cecilia y Adriana para convencerlos de que hacer el taller de escultura era una forma de combatir a los violentes, a los armados, de derrotar a las voces. De que ese sería su arma más potente, no solo para vencer a aquellos hombres, sino al miedo. También, tocó a sus puertas para decirles que el arte era una forma, no sólo de recordar a sus muertos, sino de demostrar resistencia. Maritze es una convencida de que la cultura es la forma más efectiva de combatir la guerra. Por eso escribe poesía, para desahogarse, por eso, gran parte de su obra poética narra los sucesos de Trujillo. En ellos, de alguna manera, hace justicia con el pueblo. Por eso apoya, desde que llegó, iniciativas que se plantean desde el arte. Es la precursora de los talleres de poesía y literatura en Afavit, no escatima esfuerzos en conseguir recursos para los talleres de pintura, danza o música. Por esta razón, caminó por el pueblo caluroso, convenciendo a la gente, en la época en


16 que estaban haciendo las esculturas, de que esa era la manera de taparle la boca y demostrarle a los violentos y a los temerosos que había una forma de ganar la batalla sin hacer un solo disparo. Y hoy al recordar ese capítulo en la historia de Trujillo, una sonrisa de media luna aparece en su rostro, como un trofeo de victoria. Los ruegos de Maritze no fueron escuchados por la gente del pueblo. Así que acompañada de Adriana y Carmen Cecilia, subió al Parque Monumento para terminar de esculpir los rostros de las víctimas. No hizo caso a las voces amenazantes, ni tampoco a los ruegos que salían de las casas. Se untó las manos de barro y empezó a darle vida otra vez a los muertos y desaparecidos. No sabe cuánto tiempo pasó ni cuántas veces subieron las tres por el camino que lleva al parque. Tampoco se dio cuenta en qué momento los hombres dejaron de gritar desde la montaña. Aún no se explica, a qué hora, sus manos, las de Adriana y Carmen Cecilia estaban acompañadas de las manos de los familiares de las víctimas que retornaron al convencerse, que resistiendo era la única manera de acabar con el miedo y la violencia. Que el arte era un camino para hacerlo. La Hermana recuerda el taller de las esculturas de 2006, como una de las acciones de resistencia más importantes que ha tenido la gente de Afavit, al no dejarse amedrentar de nuevo. Demostraron que estaban unidos y que seguirían adelante, rindiéndole homenaje a sus familiares desaparecidos. Lo recuerda también, porque la gente se dio cuenta de que a través del arte se pueden curar las heridas y demostrarle a los violentos que hay más caminos que las armas. Hoy los talleres de poesía, pintura y escultura son una constante en Afavit y el Parque Monu-

mento se ve desde lo lejos, antes de entrar a Trujillo. Las galerías de los osarios resplandecen y el museo de la memoria mantiene las puertas abiertas para que los lugareños o visitantes, conozcan la historia. Es una enseñanza que va de generación en generación, dice Ludivia, para que los niños no vuelvan a sufrir lo que nosotros sufrimos. Desde lejos, se ve también y en la parte más alta del parque, el Mausoleo en donde reposan los restos del Padre Tiberio, que desde arriba, sigue mirando el pueblo y cuidando a su gente, y también para recordarles que con las armas no se consigue nada, que con la cultura se puede conseguir todo. “ Y la luna llora, llora tristemente, Sólo las estrellas alumbran en silencio, Y la luna llora y consuela a los humildes! Hoy bajo la luna y estrellas brillantes, Se escribe Memoria, contextos de injusticia, Y los peces hablan y las piedras gritan, Y el agua, se vuelve transparente, ¿Dónde está la justicia? No más Impunidad! Y la luna sonríe, la luna hace memoria, Las estrellas escriben, la historia del ayer, Y la luna alumbra con luces de esperanza! En resistencia activa, familias se unen, Se unen a las piedras, se unen a los peces, El agua transparente con la luz de luna, Mantiene la esperanza en dignidad de vida. Y la luna sonríe, la luna hace memoria, Las estrellas escriben, la historia del ayer, Y la luna alumbra con luces de esperanza” Frafmento Poema Bajo la Luna Maritze Trigos Torres, Trujillo Diciembre 2009


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MINISTERIO DE CULTURA REPÚBLICA DE COLOMBIA

www.mincultura.gov.co Mayores informes Dirección de Poblaciones Ministerio de Cultura poblaciones@mincultura.gov.co Cra. 8 No 8 - 43 Tel: (1) 3424100 ext. 1445 Bogotá D.C Agosto 2012


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