Fortificaciones en el alto aragon

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Fortificaciones en el Alto Aragón EXPOSICIÓN Producción Consorcio Castillo de San Pedro Diseño y montaje Fco. González Puértolas José Manuel Clúa Méndez Diego Fernández García Equipo de montaje Vicente Cervera Echeverría Constantino Carbonel Albo Eduardo Sánchez Diego Esteban Nicolay Diego Fernández García Con la colaboración José Manuel Clúa Miguel Ramón Adoración Lanaspa Revelado fotográfico EME FOTODISEÑO Rotulación e impresión QUEROCHE S.L. COLORWEB Maquetas Museo Histórico Militar de Valencia Diego Fernández Fotografías Adolfo Castán Ángel Mesado Antonio García Comarca de la Ribagorza Diego Fernández Diego Ortigas Fernando de la Fuente Francisco González Francisco J. Vázquez Francisco Peralta Francisco Villar

Gonzalo Caballero Isaac Baquero J. Manuel Clúa Javier Úbeda Joaquín Durán Jesús Monterde Jose Luis Carretero Luis Antonio Vals Mamen Ferrer Manuel Fontaneda Miguel Ramón Rodolfo Ruiz Planos y dibujos Archivo General de Simancas Centro Geográfico del Ejército Instituto Historia y Cultura Militar José María Establés Juan Carlos Moreno Videos ARCA Turismo de Aragón, D.G.A. CATÁLOGO Textos Fichas patrimonio D.G.A. ARCA Fotografías Mismos autores exposición Diseño y maquetación Diego Fernández Portada Maqueta castillo de Loarre Contraportada Plano de Jaca y sus murallas 1805 Impresión El Pirineo Aragonés

Agradecimientos: Adolfo Castán Ángel Mesado Antonio García Diego Ortigas Fernando de la Fuente Francisco J. Vázquez Francisco Peralta Francisco Villar Gonzalo Caballero Isaac Baquero J. Manuel Clúa Javier Úbeda Joaquín Durán Jose Luis Carretero José María Establés Jesús Monterde Juan Carlos Moreno Luis Antonio Vals Mamen Ferrer Manuel Fontaneda Miguel Ramón Rafael Sebastián Rodolfo Ruiz Asociación para la recuperación de los castillos de Aragón (ARCA) Comarca de la Ribagorza Museo Histórico Militar de Valencia Propiedad de la presente edición © Consorcio Castillo de San Pedro de las imágenes © sus autores de los textos © sus autores Depósito legal Hu-262-2011 Julio 2011 Con la colaboración de Caja de Ahorros de la Inmaculada ARCA Construcciones Iberco


“La conservación y restauración de monumentos tiende a salvaguardar tanto la obra de arte como el testimonio histórico”

Carta de Venecia 1964 ICOMOS


Presentación El Consorcio del Castillo de San Pedro inició el año 2010 sus exposiciones con la dedicada al monumento donde tiene su sede, la buena acogida y el interés demostrado por el público que visita el castillo, nos ha animado a trabajar en una línea acorde con el lugar donde nos encontramos, como es el del estudio de las fortificaciones. Con esta exposición queremos dar a conocer los valores históricos, arquitectónicos y culturales de algunas de las fortalezas, torres, iglesias fortificadas, palacios fortificados, etc., que a pesar del paso del tiempo se conservan en la provincia de Huesca. Al existir una gran cantidad de fortificaciones, y con fechas de construcción que van del siglo VIII al siglo XX, se ha tenido que hacer una selección para que estuvieran contemplados todos los tipos arquitectónicos, y representadas todas las comarcas. Deseamos agradecer la valiosa colaboración que nos han prestado las Instituciones, las personas que con sus fotografías nos han permitido mostrar con imágenes el estado de algunos Bienes de Interés Cultural que tenemos en la provincia de Huesca, así como a la Asociación para la Recuperación de los Castillos de Aragón que ha colaborado con su experiencia y material, y por último a la Caja de Ahorros de la Inmaculada por su patrocinio. Sabemos que al tener que elegir, hemos dejado algunas fortificaciones que para otras personas son más importantes que las que aquí hemos expuesto, pero tenemos la intención de continuar trabajando en este tema y preparar nuevas exposiciones con el apoyo de todas las personas que quieran aportarnos información. Francisco González Puértolas Director del Castillo de San Pedro 1


SITUACIร N

Mapa de localidades de Huesca de las que se muestran fortificaciones en este catรกlogo

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Castillo de San Pedro de Jaca La construcción de este importante complejo defensivo se inició en 1592 por mandato del Rey Felipe II debido a las incursiones francesas. Fue diseñado por el ingeniero italiano Tiburcio Spanocchi. Su periodo de construcción fue largo ya que en 1650 todavía no estaba finalizada. Tiene planta de pentágono regular y está emplazada en terreno llano. Los muros exteriores están construidos con la base en talud y revestidos de sillería; en cada ángulo posee un baluarte y todo su recinto se puede recorrer por un amplio camino de ronda. El foso está cruzado por un puente de tres arcos más otro levadizo que conecta con la puerta de ingreso; esta es de gran empaque y traza herreriana del s. XVII. Al entrar se accede a una gran plaza de armas,

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también pentagonal, rodeada por pabellones de dos plantas con arcadas apoyadas sobre pilares, siendo de medio punto abajo y rebajadas arriba. En un ángulo de la plaza de armas se encuentra la capilla de San Pedro, de estilo barroco. Todo el conjunto fue restaurado durante los años 1968-70. Esta considerada como la única fortificación de estilo renacentista del siglo XVI que se conserva completa y original en toda Europa.


Torre del Merino Esta torre fue construida en 1445 para residencia del Merino de la ciudad aunque poco después se utilizó como cárcel, al incendiarse la denominada cárcel eclesiástica situada al lado de la catedral. La torre fue vendida y pasó por diversos propietarios hasta que en 1559 la compró el Ayuntamiento para instalar en ella un reloj, de ahí su denominación popular. Es una torre de planta rectangular, construida con piedras irregulares y gran esbeltez. Se divide interiormente en cuatro plantas, iluminadas por ventanales góticos, algunos con tracería o geminados. La puerta de ingreso se sitúa en la cara norte a nivel del suelo y consiste en un arco de medio punto. En la restauración se eliminaron el chapitel y reloj, y se cubrió con tejado a cuatro aguas.

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Fuerte de Rapitán en Jaca La construcción de esta fortificación fue aprobada por una Real Orden en 1889, parte de cuyas obras finalizan en noviembre de 1900, otra Real Orden aprobó nuevas modificaciones que se llevaron a cabo en 1912. Este fuerte destaca sobre la cumbre de uno de los cerros situados al norte de la población, vigilando la carretera que viene de Francia. Ocupa una gran superficie, presentando una parte noble con puertas de cierta monumentalidad y otra más militar, con fosos y poternas para fusiles y cañones. Su obra es de sillería y la mayor parte de la construcción está bajo tierra para evitar la acción de la artillería enemiga.

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Murallas de Jaca

La ciudad de Jaca fue la primera capital de Aragón, y aunque no tenemos constancia de que tuviera una cerca en el siglo XI, es muy probable que tuviera una muralla formada por las traseras de las casas. El crecimiento demográfico originado por la ubicación de la corte, y por la presencia de peregrinos, comerciantes franceses y judíos, obligaría a crear calles extramuros y a un intermitente reajuste de la muralla. Para la realización de estas obras cede bienes de la corona el rey Ramiro II en el año 1135 aunque en esta fecha la lucha contra los musulmanes se desarrollaba al sur del río Ebro. Todos los reyes de Aragón, a lo largo de los siglos XIII y XIV, se ocuparon del tema de la muralla jacetana, y lo hicieron por ser Jaca una ciudad frente a dos fronteras. Dados los escasos documentos existentes no se puede afirmar cuando se completó la cerca, lo que sí se puede afirmar que la muralla que conocemos por los restos existentes corresponde a la Baja Edad Media. De las cortinas existentes en el entorno del Convento de las Benitas, se puede deducir que la muralla tenía un espesor de un metro, y estaba construida con aparejo pseudoisódomo, sillarejo con doble paramento y relleno. Los torreones eran de planta semicircular, cuadrada, e incluso hexagonal, lo que pone en evidencia que las murallas se realizaron por etapas, y de ahí la insistencia de algunos monarcas en que se terminen o reparen las defensas de la ciudad. La muralla se completó a comienzos del siglo XV.

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Iglesia fortif icada de Abós Despoblado situado en el antiguo camino entre Jaca e Ípas del que actualmente no queda más que la iglesia, hoy situada en plena ronda de circunvalación de Jaca camino de Canfranc. Esta iglesia es la antigua parroquial del lugar de Abós que fue abandonado hace tiempo por lo que esta se convirtió en ermita; en el siglo XIX se la transformó en polvorín, con lo que se la dotó de elementos defensivos. La iglesia es de estilo románico, de una sola nave, con ábside en su cabecera y tejado sostenido por ménsulas y construida toda ella con buenos sillares; en la transformación del siglo XIX se la rodeó con una pequeña muralla, con cubos semicirculares, y se le abrieron aspilleras en todos sus muros, además de dotarla de una chimenea con pararrayos en una de las fachadas laterales. Su estado de conservación es malo, pues ha perdido la techumbre y el ábside encontrándose recubierta de abundante vegetación que oculta parcialmente toda su fábrica.

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Iglesia fortif icada de Aín, en Jaca El despoblado de Aín aparece documentado desde el año 1062, pero se despobló antes de 1488, a causa de las guerras. La iglesia románica de Aín, se conoce equivocadamente como san Miguel de Larbesa. En el siglo XIX se construyó una muralla de sillarejo rodeando la iglesia, con dos garitas de acceso exterior situadas en ángulos opuestos dándole el aspecto de un pequeño fortín que sirvió de polvorín para las unidades de la ciudad de Jaca. 8


Torre fortif icada de Larbesa en Jaca El lugar o caserío de Larbesa ya existía en 958, y tuvo como tenentes a Velasco Fortuñones, Ato Galíndez en 1059, reinando Ramiro I por lo que podemos suponer que tenía un castillo. La torre existente en la actualidad data del siglo XV. Tras la desamortización pasó a propiedad de los Gabín y desde 1968 pertenece a un particular. La torre es de planta rectangular, repartida en cuatro plantas, y cubierta con tejado a dos aguas, aunque en su origen pudo ser almenada. Contaba con matacanes uno en la cara este del cual restan las ménsulas de sujeción y otro en la fachada principal (oeste) que todavía se conserva, bajo él se observa en el tercer piso una ventana adintelada y otra de mayores dimensiones también adintelada con tracerías en forma de cruz. En su cara contigua cuenta con una ventana geminada de arcos semicirculares con parteluz, así como saeteras de derrame central.

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Casa fortif icada de la Garisea, Jaca Se encuentra situada en medio de unos campos de labor, a pie del Camino de Santiago, presenta planta cuadrada aunque posteriormente se amplió y da apariencia de planta rectangular. Es la única casa fortificada que existe en Jaca, su construcción es del siglo XVI cuando toda la zona pirenaica se fortificó por miedo a posibles ataques de bandoleros, muy frecuentes en aquella época. En la fachada principal se abre la puerta a pie de calle, que da acceso al inmueble. Presenta ventanas y una tronera para pequeña arma de fuego, en otro lado de la casa-torre también presenta otra tronera.

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La Torreta de Canfranc

La Torreta es de planta rectangularovalada y esquinas redondeadas, su construcción se data en 1879. Toda la torre está repleta de aspilleras de diferente tamaño adecuado a las armas de la época. La torre está estructurada en tres niveles en torno a un patio. En el lado exterior existe una moldura entre los niveles segundo y tercero. En éste se observa una hilera de veinte saeteras y bajo él, en el segundo una arquería realizada con piedra más oscura, bajo cada arco también se encuentran saeteras. La puerta de entrada está situada en altura y se accedía a través de un puente levadizo pero hoy hay unas escaleras. En la actualidad es el Centro de Información del Camino de Santiago y sala de exposiciones temporales

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Fuerte de Coll de Ladrones en Canfranc

Quizás una antigua fortaleza fechada en 1592 fue el origen del fuerte de Coll de Ladrones, hoy visible en el flanco norte del monte, se trata de un robusto y largo muro de mampostería que cubre parte de la ladera en un punto muy escarpado, así como restos de construcciones como podría ser la base de un torreón, esta fortaleza o puesto de vigilancia funcionó hasta 1845 - 1850 que fue cuando se quedó abandonado. En 1887 fue rehecho, durante una campaña de fortificación realizada por el Arma de Ingenieros militares con el fin de proteger la carretera de comunicación con Francia por el valle del Aragón. Al modernista fuerte de Coll de Ladrones se accede mediante una pista que sale de la carretera que va de Canfranc a Candanchú, se entraba atravesando un puente levadizo hoy inexistente y una puerta realizada en 1900. Traspasado el foso, hay dos niveles de aspilleras en el muro este; una baja para cañones y otra para artillería más ligera, excavado en la roca se encuentran también diferentes almacenes, y en el lado que mira a la carretera se suceden hileras defensivas, con aspilleras. Una vez dentro en el fuerte se elevan dos edificios paralelos, donde se observan caballerizas, cocinas, excusados, construcciones conservadas en relativo buen estado.

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Torre de Boalar en Atarés

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La torre de Boalar pueden ser los restos de una fortificación medieval mandada construir por el conde Galindo y que formaba parte de una serie de fortalezas que defendían la entrada de los valles en la zona dominada por el Islam. No obstante esta torre fue construida durante los siglos XIV y XV para vigilar el camino entre Jaca y Pamplona. Se trata de una torre de obra de mampostería con piezas de sillar reforzando las esquinas y encuadrando vanos, es de planta rectangular aunque casi cuadrada, de 7 por 8 metros de lado aproximadamente, y considerable altura, está situada al borde de un espolón rocoso que la hace inaccesible por su lado norte, el resto cuenta con un foso artificial y un recinto hoy muy rebajado en altura. Cuenta con cuatro plantas, incluyendo el cadalso que pudo ser un recrecimiento por la diferencia en la obra, ha perdido su remate posiblemente a dos aguas. En todas sus caras presenta aspilleras a todos los niveles, y otros vanos aunque en la fachada norte se abre un ventanal geminado con arcos conopiales y aristas molduradas, como la puerta situada en menor altura siendo esta la planta noble de la torre. La siguiente planta presenta aspilleras y en la última se observan los mechinales del piso superior que daba acceso al cadalso por vanos de arcos rebajados.


Castillo de Biniés

El castillo primitivo se construyó a principios del siglo XI, como defensa de la entrada de la foz de Biniés. Felipe de Urriés fue tenente del castillo por el apoyo prestado al sucesor de Martín I el Humano, Fernando de Antequera en el asedio del castillo de Loarre contra el conde de Urgel. Fue en esta época cuando se reconstruyó el castillo dándole su aspecto actual. En 1610 aún continuaba en poder de los Urriés, en 1928 fue parcialmente destruido por un incendio. Está situado en la plaza de la localidad y es visible desde zonas cercanas. En la actualidad es una propiedad privada con funciones de vivienda. Se trata de una construcción de planta rectangular de tres o cuatro plantas, que cuenta con cuatro torres defensivas, una en cada lado, rematadas en almenas perforadas por saeteras. Delante de la fachada hay un patio de armas, que conserva parte de su cerca y el acceso original al recinto, una puerta de arco de medio punto en el muro que mira a la plaza, y que tiene, al igual que las torres, remate almenado. Al edificio se accede por una puerta bien protegida, defendida por matacanes desde lo alto. Se observan en las fachadas de las torres ventanas de trazos góticos, y abundantes aspilleras longitudinales, así mismo también se han abierto ventanas para iluminación. Posee patio central descubierto, poco frecuente en el Alto Aragón a cuyo alrededor se abrían los aposentos. En el s. XIX se construyó una ermita en la base de una de las torres de este castillo.

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Fuerte Ysil, en Hecho Poca información se ha podido acumular de su construcción e historia pero es de suponer que se trataba de un punto estratégico dada su altura, visibilidad y enclave inaccesible mandado construir por Felipe II al ingeniero Tiburcio Spannochi como parte de las fortificaciones pirenaicas en 1592. Se trata de una torre de grandes dimensiones y planta trapezoidal y cuerpo cuadrado, que posiblemente tuviera un recinto murado del que quedan escasos restos, su obra es de piedra irregulares reforzada con sillares en las esquinas. En sus muros se observan aspilleras, algunas enmarcadas con sillares y otras abriéndose en las esquinas. Interiormente se organizaba en 3 plantas, hoy en ruinas, con puerta de entrada situada en altura. En sus fachadas se observa un arco de refuerzo que además sostendría la segunda planta.

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Torre de Majones Se tiene conocimiento que desde 1436 perteneció a los García de Vera, familia que restauró la torre siendo propietarios hasta el siglo XVII, ya que Labaña nombra a su señor Indalecio de Vera en 1610. En la actualidad es propiedad municipal. Se trata de una torre de planta rectangular, y considerable altura, de cinco cuerpos superpuestos, aunque ha perdido los techos que se apoyaban sobre los resaltes practicados en las paredes, por lo que la torre va decreciendo según se eleva. El ingreso a la misma se realiza desde la cara sur a través de una puerta muy transformada al obrar para construir un depósito de agua en su interior. También en esta fachada sur se abren dos ventanas, una bajo un gran dintel y otra de mayor tamaño enmarcada por sillares. El resto de los muros no presentan vanos. La torre en su origen tenía remate almenado, del cual solo se conserva en el muro oeste, ya que el resto fueron suprimidas al añadirle un tejado a planto inclinado, por lo que tres de sus caras han perdido altura.

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Casa fuerte la

Torraza o Casa

Acín en Biescas

Casa fortificada en forma de torre que se estructura en cuatro plantas y se cubre con tejado a doble vertiente. La fachada principal, que da a una plazuela, queda dividida en dos por una imposta, en el centro de la cual se abre una ventana y encima de ella un pequeño frontón, con el escudo de los Acín y la fecha de construcción 1580. La puerta principal está muy transformada y en el muro, además de la ventana citada, se abren otras más, simples o geminadas, aunque todas arquitrabadas. Según descripciones, la estructura interior de todas las plantas está bien conservada consistiendo en arcos de medio punto y bóvedas.

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Fuerte de Santa Elena en Biescas

Este fuerte se construyó en tiempos de Felipe II según planos del ingeniero Spannochi como una más de las fortificaciones que debían defender los pasos fronterizos con Francia ante las guerras religiosas que ocasionaron entre 1560 y 1570 la entrada de hugonotes en Aragón y Cataluña. Sus fortificaciones se ampliaron en tiempos de Carlos III, pero se destruyeron parcialmente durante la invasión francesa de 1808. Fue reconstruido entre los años 1884 y 1889, pero las obras quedaron suspendidas y en 1905 se hace un nuevo proyecto para Santa Elena. En la carretera que conduce a Francia, en el borde mismo de ésta, al otro lado del río Gállego, se abre un pasadizo aspillerado de unos 100 metros de longitud y excavado parcialmente en la roca. A escasos metros de este pasadizo y para defender el puente que conduce al fuerte, se hallan los restos de una torre de sillería actualmente muy rebajada en altura. En la cima se encuentra la parte principal del inconcluso fuerte propiamente dicho, de planta rectangular y edificios para almacenes y cuarteles. 18


Castillo de Escuer

Fortaleza construida a partir del siglo XII por los Lanuza, documentados en la zona desde 1123, aunque lo que se conserva actualmente debe ser de los siglos XIV y XV. Fue una de las fortalezas que defendían el valle del Gállego, aunque fue perdiendo importancia con el tiempo. La población fue abandonada por los vecinos que se trasladaron al valle, al lado de la carretera que une Sabiñánigo con Biescas, al llamado Escuer bajo. Castillo situado en la parte alta de la deshabitada población, en un extremo de la misma, el opuesto a la iglesia. Consta de un recinto amurallado, de cierta altura, de planta rectangular y en el que se abren aspilleras con importante derrame y la puerta de acceso, en arco rebajado. La torre defensiva se alza en el centro de ese espacio y es de planta también rectangular; interiormente se organiza en tres plantas, la 19

inferior con acceso independiente y que serviría de almacén, cubriéndose con bóveda sostenida por arcos fajones. Las otras dos plantas serían las nobles, a las que se accede por una puerta situada en altura tras una escalera de piedra. En sus muros se abren numerosos vanos, las puertas una en arco apuntado y la otra arquitrabada, ventanas, algunas geminadas pero ya sin parteluz, y aspilleras cruciformes de gran longitud. Las plantas superiores han perdido parcialmente la bóveda de piedra que las dividía así como totalmente el tejado que remataba la torre. El remate de la torre sería almenado pero no ha llegado hasta nosotros. Por los mechinales de las fachadas la torre estaría rodeada por un cadalso de madera, hoy totalmente desaparecido. Todo el conjunto es de sillería y se conserva en un estado bastante aceptable, tanto de conservación como de integridad.


Torre del Moro en Lárrede

La torre del castillo debió construirse en los últimos años del s. XI, aunque el lugar ya existía en 992. En 1121 se cita a Galín de Lárrede como su tenente. En los últimos años del s. XV se construyó sobre la base de la primitiva torre, la fortificación que hoy podemos ver. Se trata de una torre defensiva que pudo formar parte de un castillo, desde la que se domina el valle del río Gállego, integrado en el sistema defensivo del Campo de Jaca con el también castillo de Larrés y las torres de Boalar y Escuer, en la orilla opuesta del río. Es de planta cuadrada y está rematada por almenas rectangulares salvo en el muro oeste que las ha perdido, en los muros este y oeste se abren huecos a modo de puerta aunque la original estaba situada en la cara sur y en altura, ya que se observan los sillares que la reforzaban, sobre ella hay un mirador con asientos interiores. En su muro este presenta aspilleras en la tercera y cuarta planta. Se conserva en buen estado, habiendo desaparecido únicamente sus elementos de madera: los suelos de sus plantas que apoyaban en los retranqueos, escaleras y cierre de los vanos.

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Castillo de Larrés

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El lugar ya existía en tiempos de Ramiro I siendo documentado su castillo en 1299 cuando la fortaleza solo era una torre. Aunque el castillo actual se construyó a finales del siglo XIV, principios del XV, ampliándose en el siglo XVI, en tiempos de Isabel de Urriés, señora del lugar que acababa de recibir una dote, reutilizando parte de la anterior fortaleza. El castillo es de planta rectangular y pequeñas dimensiones y está flanqueada por dos torres destacadas en planta y altura y situadas en esquinas opuestas; son también rectangulares y de distintas dimensiones, presentan ventanas adinteladas con remate a dos aguas. La puerta de ingreso, de medio punto, está blasonada

por un pequeño escudo de piedra con las barras de Aragón y protegida con una aspillera. La torre es espaciosa y de gran altura, con tres plantas superpuestas, las dos primeras comunicadas por escalera de madera; a la tercera se accede por una estrecha escalera de piedra inserta en el muro. La otra torre es esbelta, de menor tamaño y de similar fábrica que la principal. El conjunto está defendido por un pequeño recinto fortificado o parapeto que se extiende delante de la puerta principal y abarca uno de sus lados menores. En la actualidad este castillo está restaurado por la asociación “Amigos del Serrablo”, llamado Museo Nacional de Dibujo.


La “Línea P” La Línea P, oficialmente “Organización Defensiva de los Pirineos”, fue una barrera defensiva construida entre 1939 y 1948 para evitar que, dependiendo de las épocas, el maquis (si bien esta hipótesis es poco creíble), la Alemania Nazi o los Aliados penetraran en el territorio español. Se componía teóricamente de unos 10.000 búnkeres, de los que unos 6.000 fueron terminados. Hacia 1980 se abandonaron definitivamente. Muchos misterios existen alrededor de esta obra, puesto que fue totalmente un secreto militar del que ahora empezamos a desvelar y entender su realización. Los miles de asentamientos que salpican las montañas y valles del Pirineo se llevaron a cabo entre 1944 y 1957. Esta magna obra de fortificación no entró en ningún momento en servicio y realmente tampoco se llegó a concluir. Hoy en día se ha quedado totalmente obsoleta y pertenece ya a la historia reciente.

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Murallas de Huesca Dada su importancia desde la época romana, en la que era conocida como Osca, Huesca debió estar amurallada. Estas murallas debieron ser sucesivamente reforzadas y ampliadas con el paso del tiempo, en las épocas posteriores, musulmana y cristiana. Al perder su función defensiva e impedir el crecimiento de la ciudad fueron desmontadas en gran parte y sus materiales utilizados para la construcción de edificios y muros. Aunque han desaparecido en gran parte, lo que se conserva de las murallas de esta ciudad nos habla de su importancia.

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Lo más importante se sitúa en la zona denominada significativamente Trasmuro, entre el puente de San Miguel y la Plaza de Toros, y que alberga lienzos de la muralla y el único torreón conservado, de planta cuadrada y rematado por ménsulas. Lo conservado está construido con sillarejo y otros materiales. En uno de los lienzos se conserva una puerta situada en alto, adovelada y con arco de medio punto, que seguramente fuera construida en la Edad Media.


Castillo de Marcuello en Sarsamarcuello Conjunto medieval situado en la falda de la sierra de Loarre, frente a Ayerbe y Murilllo, a 8 Km. al oeste del castillo de Loarre, dominando con su vista todo el valle del Gállego, desde el estrecho de Riglos y Agüero hasta todo el llano próximo a Huesca. La primera noticia de su tenencia es del año 1074 y figura como señor Pedro Sánchez hasta 1105. Al castillo y conjunto medieval de Marcuello se accede desde la población de Sarsamarcuello tras unos Km. de pista forestal. Consta de la ermita románica de San Miguel, hoy prácticamente en ruinas, y de la antigua iglesia parroquial, hoy ermita de la Virgen de Marcuello, situada al borde de la pendiente.

Del antiguo castillo, se conserva la torre del homenaje, de planta rectangular, de la que resta el muro norte, de considerables dimensiones, parte del contiguo lado oeste, donde se observa la puerta de ingreso en arco, hoy muy deteriorada, y los cimientos de las dos paredes restantes. Pueden apreciarse los cuatro pisos que debió tener esta torre, dados los mechinales y las impostas corridas, consta de ventanales y saeteras, las cuales en su cara interior se presentan en arco semicircular. Se conserva restos del recinto fortificado que rodeaba el conjunto, actualmente muy rebajados en altura. Todo el conjunto sufrió graves daños en agosto del año 2001, en el incendio forestal

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Palacio Real de Huesca La denominada Zuda ya existía a finales del siglo VIII, durante la dominación musulmana, aunque no se debe descartar que existiera allí una posición fuerte anterior. Tras la conquista de la ciudad por los reyes cristianos, se convirtió en residencia de estos o de los tenentes nombrados por ellos; de hecho, se sabe que Pedro I fundó allí una capilla que entregó al abad del cercano castillo de Montearagón. A partir de este momento y con el traslado de la frontera hacia el sur, fue perdiendo toda su importancia defensiva por lo

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que se derribaron las murallas que protegían el palacio y las viviendas ocuparon su espacio. En 1611 Felipe III concedió el palacio a la Universidad, que derribó gran parte, construyendo un nuevo edificio que actualmente alberga el Museo de Huesca. De este antiguo palacio sólo queda como recuerdo una esbelta torre y dependencias como el Salón, que es un edificio rectangular, cuyo interior se transformó en el s. XVII suprimiendo las distintas plantas que pudo tener. En la actualidad está cubierto por dos arcadas ojivales de claro estilo gótico; en sus lados mayores presenta tres puertas en arco, algunas tapiadas. En uno de los lados menores se sitúa la denominada Torre de la Zuda; a la planta baja se llega tras descender algunos esca-

lones bajo una interesante portada. Esta se encuentra cubierta por una bóveda de crucería cuyos nervios descansan sobre una imposta que rodea la sala, mientras que sus lados este y oeste se prolongan en sendos ábsides semicirculares y posee dos pequeñas ventanas de medio punto abocinadas interiormente. En este espacio se sitúa el escenario de la legendaria “Campana de Huesca”. A la planta superior se accede por una escalera moderna; la sala es conocida como de doña Petronila, por ser donde se celebraron los esponsorios de esta con Ramón Berenguer. Es un espacio rectangular con sus paredes adornadas con arquerías ciegas semicirculares, sencillas en el ábside y dobles en los tramos rectos, apoyadas en columnas con capiteles románicos.

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Castillo de Loarre

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Este castillo, tal vez el mejor de Aragón, fue edificado a lo largo del siglo XI y posteriormente a finales del XII se le rodeó de otro recinto amurallado. El núcleo más antiguo es el realizado en tiempos de Sancho el Mayor (1020-30); Sancho Ramírez instaló aquí una comunidad de la orden de San Agustín. De este castillo, diremos simplemente que consta de un recinto amurallado, con cubos, y un cuerpo edificado que es el castillo mismo, más una torre exterior que es una torre albarrana. Del castillo mismo se conserva en buen estado la iglesia de San Pedro, con sus magníficos ábsides exteriores y la


llamada “capilla de la Reina” que era la antigua capilla del castillo; la torre del Rey, torre de la Reina y otras numerosas dependencias que han llegado a nosotros en diferente estado de conservación o que han sido restauradas, incluso construyendo los pisos de madera de las torres, como ocurre en la llamada torre de la Reina, que en realidad era un cuerpo de guardia. Guitart afirma que el recinto amurallado exterior no pertenecía al castillo sino que eran las murallas del antiguo poblamiento de Loarre, antes de trasladarse más abajo, donde se sitúa actualmente el caserío.

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Castillo de la Corona, Almudevar Se relata en la crónica de San Juan de la Peña que Pedro I, después de ocupar Huesca, persiguió a los moros hasta Almudévar, aunque volvió a poder musulmán, siendo reconquistado por Gastón de Bearn en 1118. Su toponimia árabe significa “el redondo” aludiendo a la forma ovalada del lugar en que se asienta. El conjunto conocido como La Corona de Almudévar está compuesto por construcciones de varias épocas, diferenciándose entre ellas una parte del recinto amurallado, la Torre del Homenaje, la capilla de la Virgen de la Corona y la primitiva iglesia parroquial. Todo el conjunto de “La Corona” de Almudévar se observa desde los alrededores de la población, la torre del homenaje es de planta rectangular de unos trece por cinco metros de lado y quince de altura, es de sillería con remate de ladrillo de posterior construcción, del siglo XVI. A su lado se encuentra la puerta de ingreso en arco con gran dovelaje con escudo en la clave, que en la actualidad está restaurada, así como la muralla que rodeaba la fortaleza y de la que quedan restos importantes. El conjunto lo completa la iglesia, construida de 1184 a 1231, de estilo cisterciense de la que solo quedan restos de paredones en los que se aprecian las pilastras de arcos apuntados que soportaban la bóveda. La actual iglesia, de construcción posterior se alza junto a sus restos.

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Castillo de Sen, Sta. Eulalia la Menor Según las crónicas de al-Razí en tiempos de la reconquista existían dos castillos musulmanes pertenecientes al distrito de Huesca que estaban situados sobre cada uno de los grandes peñascos llamados Sen y Men que vigilaban el desfiladero por donde corre el río Flumen. El castillo de Sen posee una dilatada historia que se inicia en los primeros años de la reconquista, no obstante los restos actualmente visibles pueden acotarse entre el siglo XI y pleno siglo XII. Está situado en el Paso de Roldán, entre dos mayos espectaculares entre los que discurre el río Flumen, y que da ac-

ceso a la sierra de Guara. Sobre la meseta del mallo mayor se asientan las ruinas del castillo de Sen, en su punto más inaccesible se han colocado unas escaleras de hierro para llegar hasta la cumbre. Junto a las escaleras se observan cisternas para la acumulación del agua de lluvia y en lo alto de la meseta se alza el torreón de piedra cortada con base en la roca que contenía la puerta de paso al recinto. Un poco más abajo subsisten las ruinas de una iglesia románica. El castillo de Men, que se situaba en el mallo menor, ya ha desaparecido por completo.

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Castillo de Santa Eulalia

Esta torre está colocada en un lugar estratégico donde se controla la sierra de Guara y el valle del río Guatizalema. El lugar fue conquistado por Sancho Ramírez en 1092 siendo su tenente Ortiz, señor de Nocito, correspondiendo esa época a la construcción de la torre, como apoyo al castillo de Montearagón, pasando a ser de su propiedad en el siglo XIII. Del antiguo castillo solo queda en pie la torre cilíndrica y está construida en mampostería sobre un basamento macizo de dos metros de alto, la rodea los vestigios del recinto murado que la protegía. La torre nace de un promontorio rocoso y es inexpugnable por tres de sus lados ya que están al borde de un precipicio. Cuenta con un piso inferior ciego y otro sobre él donde se localiza la puerta de entrada, no presenta ventanas, y se encuentra rebajada en altura. Junto a la torre se observa un aljibe excavado en la roca.

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Torre de Monf lorite Por documentos sabemos que este lugar ya existía en el siglo XIII y pertenecía a Blasco de Maza. Posteriormente, desde la segunda mitad del siglo XIV tuvo como propietarios a los López de Gurrea, duques de Villarhermosa. Del llamado castillo de Monflorite únicamente se conserva una torre, recientemente restaurada, de planta rectangular y de buena sillería. El remate actualmente es de tejado a cuatro aguas aunque pudo ser almenado. En sus muros se abren numerosos vanos, como ventanas geminadas y aspilleras; debajo del alero se abre un voladizo de madera. La puerta de ingreso se abre mediante un arco apuntado adovelado. Interiormente se estructura en dos plantas, una sostenida mediante arcos apuntados y la superior mediante bóveda. Según parece quedan restos de la muralla que rodeaba la torre. Todo el conjunto ha sido recientemente restaurado y destinado a Museo de la Trashumancia y la Vida Rural

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Castillo de Piracés Piracés está situado en la denominada Serrata y se le suele identificar con la fortaleza y población musulmana “Bitra-SlY”, mencionada en la crónica de al-Udrí. Fue conquistada hacia 1103 y bajo los nombres de Petrasels, Pieracels , etc. aparece en documentos de los tenentes Ortí Ortiz, Ato Garcés, Fortún Dat y Jimeno de Artusella. En un enorme peñasco situado en las cercanías del caserío se pueden advertir agujeros y gradas talladas en la roca, así como extrañas cavidades y restos de cimientos de muros y de una alberca en lo alto, que fueron mencionados por los hermanos Nava, y que muy recientemente han sido estudiados por Cabañero y Galtier. Se ha restituido idealmente en un dibujo lo que pudo ser un castillo defensivo construido fundamentalmente por troncos de madera, los cuales se introducían en los agujeros para formar una estructura. Esto ha servido para identificar las primitivas estructuras de los castillos de Luesia, Uncastillo, Sos, Sibirana, etc. basándose en la presencia de tales agujeros en las rocas. De hecho desde esta roca se tenía una privilegiada posición, no sólo defensiva sino también de vigilancia del cercano camino de Huesca hacia el sur.

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Recreaci贸n hipot茅tica de como pudo ser el castillo

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Castillo de Artasona Sus primeras noticias datan de 1087 cuando Sancho Ramírez encargó a Sancho Aznárez de Perarrúa y Pepino Aznárez de Alquezar construir el castillo y repoblar el lugar. Su fuero de población fue concedido por Alfonso I en 1134. En 1261 Jaime I lo incluyó en la baronía de Ayerbe, instituida para su hijo Pedro. A mediados del s. XV ya pertenecía a Miguel de Gurrea, y a su muerte pasó a integrar el patrimonio de su hermano, el barón de Gurrea. En la guerra de la Independencia fue tomado por los franceses quienes, al abandonarlo, lo dinamitaron causando su ruina. Sus restos se localizan sobre una pequeña elevación que domina una zona despoblada y dedicada a tierras de labranza. Contemplando sus ruinas aún se puede apreciar lo que era un gran edi-

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ficio fortificado de aspecto señorial, con adornos de estilo gótico, que formaba una planta triangular de unos cuarenta metros de lado, flanqueado por un gran torreón cilíndrico en cada uno de sus vértices; en la actualidad sólo quedan en pie los dos de la fachada principal, aunque ya muy deteriorados, que presentan troneras para la utilización de pequeñas piezas de artillería. Su obra es de mampostería recubierta con sillares; elemento más destacado es la puerta de ingreso, en arco apuntado adornado con molduras góticas; en su interior se conservan paredones de distintos aposentos, pero las columnas del patio interior han desaparecido y sólo queda el espacio trapezoidal en torno al cual se distribuían los salones en cuyo centro se encuentra el aljibe.


Castillo de Novales El castillo fue conquistado en el 1097 y hasta 1102 tuvo como tenente a Fortún de Garcés, nombrado por Pedro I. Años después (1451) formó parte del señorío de Luis de Santángel y posteriormente pasó a la rama oscense de los Bardají. Se trata de un castillo de planta trapezoidal, construido con grandes bloques de sillería. La entrada se realiza por el lado que mira a la población a través de un arco de medio punto

adovelado, construido mediante sillares y ladrillo. En su clave estaba el escudo de los Bardají, del que actualmente sólo queda la forma. En el interior se conservan algunas dependencias, ya muy arruinadas. El recinto amurallado se conserva regularmente y en él destaca una torre rectangular, situada a la derecha de la puerta, que presenta algunos vanos en sus muros, como ventanas y saeteras. 36


Castillo de Montearagón

Este castillo fue construido por Sancho Ramírez en el 1085 como pieza fundamental para el asedio de la musulmana Huesca. Una vez que cayó esta lo entregó a la orden de San Agustín, con lo que se convirtió en un monasterio muy influyente y protegido por la realeza aragonesa. Alfonso I lo eligió como panteón. Al producirse la desamortización, 1835, fue abandonado y un incendio diez años después lo dejó en el estado que hoy lo vemos. Desde hace más de 25 años se están realizando labores de restauración. Tiene planta de hexágono irregular de 37

grandes dimensiones, cuyo recinto exterior está flanqueado por numerosas torres, más una albarrana. El acceso se hacía en rampa y se abría, en recodo, tras el paso de la torre albarrana. A su izquierda quedan las ruinas del palacio abacial y a la derecha un tramo de muralla que lleva hasta la torre albarrana. En el norte de la muralla se abre un portillo en arco que lleva hasta la iglesia construida por Pedro I en 1099 y restaurada en los siglos XV y XVII. Debajo está la cripta románica, con ábside semicircular y bóveda de medio cañón. Aquí estuvo el sarcófago de Alfonso el Batallador.

La torre del homenaje está adosada al ábside de la capilla y resalta en altura del resto del conjunto; conserva alguna saetera y ventanas. En el lado oeste quedan tres torres, una pentagonal y las otras dos rectangulares, unidas por lienzos de muralla. En el centro del conjunto se conserva la abertura del aljibe así como ruinas de lo que debieron ser las dependencias monacales, como claustro, biblioteca, refectorio, etc. En el exterior del recinto, hacia el norte, queda la base de una torre cuadrada, que bien pudo ser una torre vigía relacionada con el castillo u otra albarrana.


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Castillo de Barbués Por documentos, sabemos que la villa existía ya en el 1071, cuando todavía bajo dominio musulmán pagaba parias a Sancho Ramírez. Ya conquistada por Alfonso I, este la dio en 1128 a Martín Galíndez para que la repoblara, aunque mucho tiempo después, en 1384, se sigue citando su mezquita aljama, por lo que contaría con una importante población musulmana. El palacio fortificado es citado en el siglo XV como perteneciente a una rama de los Alagón de Sástago, marqueses de Orístano, afincados en Cerdeña. En el siglo XVII estaba en poder de los Gurrea. Se ubica en un extremo de la población, ya sobre el campo. Está construido con sillares y en algunas partes presenta talud en su base o arranca directamente sobre la roca. Su planta es pentagonal y en la fachada que da a la población se sitúa la puerta de ingreso, en arco de medio punto con dovelas y adornada mediante molduras. A su lado se abre otra puerta que parece posterior aunque sobre ella se abren las ranuras para alojar las cadenas del puente levadizo, lo que nos abre la posibilidad de la existencia de un foso. En la esquina sureste se alza una torre y rematada por ménsulas, que servirían de apoyo a alguna buharda. Los muros presentan numerosos vanos que no son originales sino que serían abiertos posteriormente, al adaptarse interiormente el edificio para viviendas. No obstante se conservan algunas saeteras originales.

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Castillo de Alberuela del Tubo ,

Existen pocas referencias de esta villa y su castillo, de origen árabe a juzgar por el topónimo. Su primera mención data de 1104 y estaba gobernada por tenentes. Posteriormente, en 1177 Alfonso II y Jimeno de Artusella hicieron una concordia sobre el señorío del castillo estableciéndose que este tuviera la potestad de manos del rey y le prestase vasallaje. El castillo se encuentra sobre el monte que domina la población y se accede a él mediante una escalera excavada en la roca. Se conservan restos como la puerta de ingreso, en arco de medio punto y construida en sillería y también un torreón del mismo material y muy rebajado en altura además de algunos lienzos de muralla repartidos por la cima del monte. En la cima no se conservan restos ya que en la explanada tan solo se encuentra la ermita de N.S. del Castillo de estilo románico y en estado ruinoso.

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Castillo-palacio del marqués de Tamarit Venta de Ballerías

De este núcleo de población actualmente perteneciente al municipio de Huerto tenemos noticias de antes de su reconquista, de 1086, en las que se nos cuenta que era una pequeña aldea enclavada en un altozano. Fue conquistada por Pedro I en 1095 y gobernada por diversos tenentes, entre ellos el infante don Alfonso, luego conocido como el Batallador cuando fue rey. Después debió pasar por diversos propietarios, entre ellos Pedro de Foces en el siglo XVII y el marqués de Tamarit posteriormente. Se asentaba sobre la cumbre de una pequeña muela rocosa que domina el caserío. Se distinguían dos partes muy diferenciadas: una el palacio construido seguramente en el siglo XVI y otra un edificio de estilo gótico y obra de carácter fortificado.

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Este último es el que nos interesa, estaba construido con sillares y defendido por un recinto amurallado del que quedaban escasos restos; se conservaba en buen estado la gran portalada de ingreso al recinto, en arco de medio punto a extramuros y rebajado a intramuros. El edificio estaba muy transformado, pero se podían apreciar algunas aspilleras y la puerta de acceso adovelada. El edificio del XVI se encontraba en peor estado y destacaba la fachada que miraba hacia el oeste, en ladrillo y rematada por una logia. El edificio fue derribado por amenazar ruina y con él se ha perdido parte de nuestra historia.


Castillo-ermita de San Sebastián Castejón de Monegros

Existen pocas noticias históricas sobre este lugar, salvo que en 1168 figura como tenente Pedro de Alcalá. En el siglo XIII era conocida esta villa como Castejón de Sariñena y como tal figuró hasta 1591, año en que se separó de esta por compra. Según afirma Labaña, en 1610 era del rey. Este antiguo castillo se sitúa sobre una ventajosa posición, dominando toda la zona. Fue transformado en ermita pero mantiene en muchos de sus muros la apariencia de castillo. El edificio es de planta rectangular y todo él realizado en

buena sillería. La fachada que mira a la población, está defendida por dos torres y entre ellas se sitúa la puerta de acceso, en arco de medio punto y posiblemente transformada. En la fachada opuesta se abre otra puerta, hoy cegada, que posiblemente comunicaba con el patio de armas. En uno de los lados menores se puede observar restos del recinto que rodearía la fortaleza, construido mediante sillares con relleno en el centro. El interior es una gran sala cubierta con bóveda de crucería. 42


Torre de los frailes en Fraga La villa de Fraga fue fundada por los musulmanes y perteneció al distrito de Lérida. Fue asediada por Alfonso I en 1133 pero sin conseguir su conquista, que se produjo en 1149. En un principio fue de propiedad real hasta que en 1182 Alfonso II la cedió a la orden del Hospital; en 1255 Jaime I entregó la villa a Guillermo de Moncada, familia importante en toda esta zona. La torre que no parece anterior al siglo XV, pudo ser construida sobre otra anterior.

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Es de planta cuadrada de unos 8 metros de lado, con obra de buenos sillares. En sus muros se abren numerosas aspilleras alargada y varias ventanas, unas rectangulares, otras en arco apuntado y una geminada; la puerta es arco rebajado con dovelas y porta un escudo de la orden de Malta encima de ella, labrado en uno de los sillares. El remate es almenado y con terraza; presenta también una buharda para defensa de la puerta.


Castillo de Zaidín La villa mantiene su nombre árabe y su castillo sufrió todas las vicisitudes de la comarca de Fraga desde fines del siglo XI hasta la definitiva reconquista 1147. Ramón Berenguer II lo entregó a Raimundo de Eril. En 1174 lo tenía la reina Sancha. Durante la guerra civil de 1411, el conde de Urgel lo guarnecía con tropas. Poco después Zaidín formó una baronía que encabezó el compromisario Berenguer de Bardají y más tarde, en

1624, se integró en otra rama de la misma familia, los marqueses de Cañizar. Del castillo sólo subsiste un muro exterior, que reviste la ladera en la que se asentaba este. Esta muralla es de sillería, mide unos 50 metros de longitud y se articula en dos robustos cubos de forma semicircular más otro cuadrangular y los paños que los unen.

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Castillo de Monzón

Al parecer, durante la ocupación musulmana, esta fue una fortaleza muy conflictiva, ya que en ella fue hecho prisionero Ismail Banu Qasi de Zaragoza en el 872. Fue ocupada por el Cid en el 1083 y definitivamente conquistada por Sancho Ramírez y su hijo Pedro en el 1089, quienes pusieron en Monzón la cabecera del reino. Fue de propiedad real y gobernada por tenentes hasta que en 1143 Ramón Berenguer IV la cedió a la Orden del Temple para que la custodiaran; fue la encomienda más importante de esta orden en Aragón. Tras la disolución de la orden, el castillo pasó a la Orden de San Juan de Jerusalén, quien mantuvo la posesión hasta el siglo XVIII. Sufrió varios sitios pues cambió varias veces de mano durante la Guerra de la Independencia; desde este momento hasta 1892 fue cuartel de artillería. Desde su declaración como Monumento Nacional en los años 40 ha sufrido varias restauraciones, especialmente desde 1984. Este castillo es el mejor conservado de los levantados en Aragón por una orden militar, aunque posteriormente sufriera numerosas transformaciones. El acceso se realiza atravesando el foso y 45

después se pasa por numerosos baluartes y murallas realizados a partir del siglo XVII para colocar artillería y fusiles. En la parte alta, a la que se llega cruzando un par de pasadizos, se sitúan las construcciones más antiguas: -Templo, construido en el siglo XII por los templarios, en estilo románico, estando orientado hacia el este; su ábside sirve de torreón sobre la muralla exterior. -Torre del homenaje, de planta cuadrada y probablemente construida por los musulmanes entre los siglos IX y X en mampostería encadenada con sillares; fue muy modificada y actualmente se presenta restaurada. -Sala capitular y refectorio, construida por los templarios pero modificada en el siglo XVII para alojar a las tropas del cuartel. -Dormitorio, edificio también de época templaria y de aspecto muy sobrio. -Cárcel, adosada al dormitorio y de planta trapezoidal. En esta parte y hacia el oeste se abre un relativamente extenso patio de armas en el que en los años 50 se situó una imagen del Sagrado Corazón de Jesús.


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Torre de Conchel Tras su reconquista, seguramente a la vez que Monzón, Pedro I entregó a la iglesia de Santa María de esa población tanto la villa como el castillo de Conchel, en el 1098. Posteriormente, pasaron al señorío del obispado de Lérida. El único resto del castillo de esta localidad queda esta torre de planta rectangular, de 8 por 5 metros y unos 10 de altura. Ha perdido el remate, uno de sus lados mayores (el que mira a la población) y parte de los dos menores. Está construida con buena sillería y su base presenta un talud separado del resto de la torre con una moldura. En las paredes presenta algunas aspilleras. En su interior y paralelo a uno de los lados menores conserva un aljibe rectangular que se cubría con una bóveda de cañón de la que quedan los arranques.

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Palacio fortificado de los Desvalls en Baells La primera aparición de esta población en los documentos es de 1092, cuando se la cita como Badells. Fue conquistada por Gerardo de Ponce, vizconde de Ager el 1096. Hacia 1300 Jaime II hizo a esta villa feudataria de la baronía de Castro y en el siglo XVI estuvo integrada en el condado de Ribagorza. En los ss. XVI y XVII eran sus propietarios la familia Desvalls quienes posiblemente hicieron construir este castillo. Es un palacio fuerte situado en el centro de la población junto a la iglesia parroquial. Es un edificio de carácter señorial de planta rectangular de unos 24 por 15 m. en una de cuyas esquinas hay una elevada torre de 6 por 5 m. muy acusada en planta. A la obra de mampostería se añadió un cuerpo de ladrillo mudéjar culminando su fachada principal en una galería de arcos semicirculares y una buharda de piedra. En esta fachada presenta varios huecos

a media altura para iluminación de las salas interiores. Posee dos puertas, la principal en arco, se sitúa perpendicularmente bajo la buharda; la otra es más pequeña y de menor empaque. En una de las esquinas se levanta la gran torre de sillería y planta rectangular destacada por su gran altura y sobresaliendo en planta del resto del edificio, en sus caras presenta ventanas geminadas de estilo gótico y un portillo situado a cierta altura; su cuerpo superior está formado por una solana de ladrillo y una buharda. Se cubre con tejado a cuatro aguas. En la parte alta de la esquina contigua queda la base cónica que soportaría un desaparecido garitón de vigilancia. Delante de la fachada había un patio de armas del que se conservan algunos muros, ya muy caídos, y restos de una torre con el remate fortificado y con alguna saetera.

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Torre de Baldellou Este señorío y el de Sangarrén pertenecían a los López de Mendoza desde el s. XV, siendo Bernardo Pons Turell el primer conde de Robres en 1646, obtenido mediante boda con la dueña de aquellas poblaciones, aunque no hay noticias de quien construyó la torre. Esta torre de señorío es una de las más grandiosas del reino, con estructura plenamente residencial. En todos sus lados posee elegantes ventanales que iluminan sus salas, son geminados con parteluz, de claro estilo gótico, algunos están muy deteriorados y otros tapiados. En su cara posterior, tiene varias ventanas y tres ménsulas sobre las que se apoyaba una letrina cubierta situada en la planta superior. Su remate puede estar alterado, pues en la actualidad lo forma una cornisa de ladrillos bajo un tejado a cuatro vertientes. Posee dos puertas, hasta la principal se llega tras franquear un gran portalón blasonado que llevaba a un antiguo caserón, que pudo ser el palacio pero que hoy es sólo un patio. Desde éste se accede a la torre por una puerta apuntada. La otra, menor, sería la puerta de la servidumbre y está situada en un lado contiguo bajo un pasadizo que une la torre a un edificio más moderno. Interiormente se estructura en cuatro plantas superpuestas a las que se accede mediante una escalera de piedra adosada al muro; los techos eran abovedados y decorados, pero se encuentran medio caídos. En las vigas situadas en el pasadizo que discurre bajo la torre se encuentran unas curiosas huellas de hojas, de procedencia desconocida.

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Castillo palacio de Artasona La localidad y el castillo tienen historia paralela, se trataba de un recinto cerrado que ya existía en 1094 en tiempos de Sancho Ramírez, Jaime I lo incluyó en la baronía de Castro. Perteneció a los Entenzas, siendo uno de los lugares que Teresa Entenza legó a su hijo el conde de Urgel en 1327. En 1390 Artasona inició su baronía en poder de los Claramonte, y sus sucesores serían marqueses de Artasona en 1803. En la guerra de la Independencia el castillo sufrió graves daños. Se trata de un edificio de planta cuadrangular, del que destaca su torre con una altura de tres plantas presentando saeteras en sus fachadas y la puerta semicircular situada en altura, no se puede precisar cómo sería su remate ya que se haya arruinado. El acceso al recinto del castillo se realiza bajo un arco rebajado y escudo de los Claramonte en la clave. Tras ella se forma un espacio fortificado que sería el patio de armas. Salvando este espacio se llega hasta un estrecho callejón donde se encuentra la puerta de ingreso, también semicircular de estilo gótico, y el hueco donde se encontraba el escudo, hoy desaparecido. Presenta en sus fachadas ventanas de arco rebajado de corte gótico. En la actualidad conserva la solera de su historia, aunque alguno de sus muros ha sido utilizado como paramento para construcciones de tipo moderno. Este castillo palacio se complementa con un recinto amurallado que se utilizó como base para la construcción de las viviendas, con lo cual la muralla está confundida con el perímetro de la población observándose en las bases de las casas grandes piedras de sillar, destacando también el arco de entrada al castillo con el escudo de los Claramonte.

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Castillo de Alquezar Fortaleza construida por los musulmanes a principios del siglo IX para vigilar la frontera. Era un valiato independiente de la cora de Huesca pero en el 893 fue conquistada por los Banu Qasi de Tudela y posteriormente por los Banu Hud de Zaragoza. La conquista cristiana se produjo en el 1067 por Sancho Ramírez. Muy pronto, 1099, se construyó en su interior una iglesia románica, que se fue ampliando progresivamente, culminando en el siglo XVI con la colegiata en estilo gótico. En el siglo XV se amplió el recinto murado. Fortaleza de gran extensión, que comprende los restos de la

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musulmana sobre el acantilado, la colegiata del siglo XVI y el recinto murado del XV. Este último se trata de una larga muralla en línea quebrada, con almenas puntiagudas y dos torreones intermedios; se accede mediante una puerta adovelada situada en la misma muralla. Del castillo musulmán quedan los restos de una torre cuadrangular, sin aparejo externo, que se sitúa sobre el acantilado del río Vero más una torre albarrana de reducidas dimensiones. La iglesia es de estilo gótico tardío de planta trapezoidal, con claustro, y no presenta elementos de fortificación en sí misma.


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Castillo de Azara Topónimo de indudable procedencia musulmana y de hecho la primera noticia que poseemos de la población es de 1095, cuando se entregó a Pedro I tras la conquista de Naval. Pasó a ser gobernada por tenentes y años después, en 1246 se vendió a la encomienda hospitalaria de Barbastro. En manos de esta orden estuvo hasta la desamortización del siglo XIX. Los restos de este castillo están situados espectacularmente sobre una roca que emerge casi de la población. El acceso se hace mediante una escalera tallada en la roca y lo conservado son restos de la muralla, ya de muy poca altura, los restos de un pabellón cubierto con bóveda de cañón y la base de una torre de planta cuadrangular que nace directamente de la roca. En la escalera de acceso al castillo, a media altura, se encuentra el aljibe. Delante del pabellón se encuentran otros restos excavados en la roca pero de difícil identificación.

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Torre de Fernangüelo en Azlor

Esta torre se encuentra alejada de la población, más allá del cementerio, pero siguiendo el camino que lleva a este. Seguramente fue construida por los Azlor como complemento al castillo. Se trata de una torre de planta rectangular, de 6 por 4 metros y 8 metros de altura aunque ha perdido el remate, por lo que debió ser más alta; también ha perdido una de sus caras. Está construida en mampostería recubierta por sillarejo.

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Castillo palacio de Permisán Pequeña población con historia algo desconocida, pues no sabemos nada más que existía en el siglo XV y en el XVII era propiedad de Pedro de Altarriba, barón de Huerto y Almuniente, según nos indica Labaña; posteriormente perteneció al duque de Solferino por herencia. El castillo palacio o palacio fuerte, se alza en un extremo de la población, con planta cuadrangular de unos 20 por 14 metros y en una de sus esquinas se destaca una torre

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cuadrada de 6 metros de lado; la fábrica es de sillería con recrecimiento en ladrillo. Presenta numerosos vanos en sus muros, muchos de ellos alterados, pero merece la pena mencionar algunos con arco rebajado, seguramente para albergar piezas de artillería, la puerta de ingreso con dovelas y la galería de arcos, pero esta última en ladrillo. Todo el basamento se presenta en talud y una imposta abocelada recorre el edificio a bastante altura.


Castillo de Ainsa

Según nos dice la tradición, delante de las murallas de esta villa se celebró la legendaria batalla contra los musulmanes del 724, siendo incorporada a Aragón en el siglo X. En 1124 Alfonso I le concedió fuero y en poco tiempo consiguió gran prosperidad y privilegios, sobre todo en el siglo XIII. En el siglo XVI Felipe II mandó reformar y ampliar la primitiva fortaleza, según los planes del ingeniero italiano Tiburcio Spannochi, para que junto con las fortalezas de Jaca y Benasque vigilaran la cercana frontera con Francia. Según nos dice Labaña, la fortaleza ya estaba terminada en 1610. De la primitiva obra románica se conservan algunos elementos, escasos, como son alguna parte de la torre del homenaje y la parte oeste, sobre todo la zona opuesta a dicha torre. El resto fue construido en los siglos XVI y XVII, como el recinto amurallado y los baluartes de la zona este, así como se reformó lo anterior. La torre del homenaje es de planta rectangular, de cinco pisos, con saeteras y vanos, como la puerta de ingreso situada en el segundo piso; esta torre estaba rematada por un tejado similar al que presenta en la actualidad y además se completaba con un recinto fortificado que fue reformado en el XVI. En los ángulos de esta zona oeste se construyeron grandes baluartes para artillería, por lo que la obra anterior se reformó, como el antiguo foso. El resto de la fortaleza es de los siglos XVI y XVII, consistiendo en un gran recinto de planta rectangular de unos 100 por 60 metros, con muros de gran espeso y altura uniforme, contando con un paso de ronda sostenido por grandes arcos a intramuros. En el siglo XIX también se realizaron algunas obras de acondicionamiento, como las aspilleras de los antepechos. El interior de la fortaleza es un gran patio debido al estado de abandono que presentaba hasta hace pocos años, en que se restauraron las partes supervivientes. 56


Torre casa Tardán, Gistaín Villa de origen antiguo, puesto que en época visigoda ya se acuñaban en ella monedas; en aquel tiempo era conocida como Cestavui. Aparece en un documento de 1145 siendo citado uno de sus pobladores; en 1423 Alfonso V concedió a Juan de Bardají el señorío del lugar encomendándole su defensa militar. A finales de este siglo XV se vio envuelta en las frecuentes incursiones francesas por el valle. Esta casa se debió fortificar en este momento. Está situada al lado de la iglesia de San Vicente y a su lado discurre un pequeño riachuelo. Se trata de una casa con torre adosada, algo separada de la vivienda. Esta torre es de planta cuadrada, realizada con piedras irregulares con sillares en las esquinas y se cubre con tejado a cuatro vertientes. En sus caras presenta ventanas, decoradas mediante finas molduras y escudos. La vivienda presenta menor interés, siendo un cuerpo rectangular con ventanas y balcones, construido con piedras irregulares enlucidas y cubierto con tejado a cuatro vertientes.

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Torre Tardán o de Rin, Gistaín Se trata de una torre de planta cuadrada cubierta con un sencillo tejado a cuatro vertientes. Tiene seis plantas, con la torre de ingreso situada en altura; cada una de estas plantas dispone de una saetera, mientras que en la primera se abre una ventana. Está construida con piedras irregulares con sillares en las esquinas. En una de sus caras presenta mechinales, lo que parece ser indicio de que contó con un cadalso de madera. Al igual que la torre casa Tardán debió ser construida a finales del siglo XV por las frecuentes incursiones francesas al valle.

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Castillo de Abizanda Este castillo fue construido en el siglo XI por Ibn Sallam para hacer frente al de Naval, al otro lado de la frontera que dividía los territorios cristianos de los musulmanes; fue posesión de estos hasta 1017 en que fue conquistado por Sancho el Mayor de Pamplona. Años después, entre el 1023 y el 1030 se levantó la torre que actualmente vemos, cuyo primer tenente fue Ato Galíndez en tiempos de Ramiro I. A partir del siglo XV el recinto defensivo fue abandonado quedando en ruinas construyéndose la iglesia de la Asunción en el XVI, seguramente sobre una antigua de estilo románico, que tal vez fuera la capilla del castillo. En 1987 comenzó la restauración de todo el conjunto, que finalizó en 1990. En lo que se denomina castillo de Abizanda cabe distinguir tres partes bien diferenciadas: la torre del siglo

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XI como elemento más significativo; los restos del castillo propiamente dicho, de origen islámico o cristiano; y por último la iglesia de la Asunción, enclavada en el conjunto. La torre es una de las obras maestras de la arquitectura lombarda, de planta rectangular de unos 13 metros por 8 con una altura cercana a los 30. La puerta de ingreso está situada a bastante altura, en el segundo piso y se llega a ella mediante una escalera de madera, producto de la reciente restauración. En los muros también se abren vanos como aspilleras, una ventana geminada y sobre todo el espectacular cadalso corrido de madera en la última planta. El remate tal vez sería almenado, pero actualmente es con cubierta a cuatro aguas. Los restos del castillo y del recinto exterior son escasos.


Castillo de Boltaña

Boltaña tiene sus orígenes en época romana, antigua capital de “Boletania”, que los romanos llamaron “municipium Boletanum”. La villa fue conquistada para las armas cristianas a principios del siglo X y en el año 941 ya estaba en poder de García Sánchez I. El castillo está situado en lo alto de una colina que domina la población y desde él se observa todo el valle del río Ara y fue construido hacia 1020. En 1036, Ramiro I puso el castillo en manos del tenente Sancho Galíndez quien lo fortificó y lo mantuvo hasta 1080, aunque a principios del siglo XV estaba prácticamente destrozado, y don Juan de Bardají lo pidió a Alfonso V a cambio de servicios, este cambio no se aceptó y volvió en 1430 a la Corona. Se trata de una construcción de pequeño tamaño a juzgar por su recinto amurallado de forma triangular, y ya muy rebajado en altura (aprox. 6 m). Mantiene la base de una torre, la del homenaje de forma hexagonal que mira al suroeste, asentada sobre la roca. La entrada al castillo se realiza mediante un camino angosto y muy estrecho al borde del precipicio, donde está la puerta de acceso al recinto, de estilo románico lombardo ya utilizado en Loarre y Fantova, es de medio punto, adornado con dobladura de pequeñas piezas.

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Castillo de Samitier

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Este conjunto religioso-militar fue comenzado a construir por orden de Ramiro I hacia el 1030 y su terminación correspondería con la década de los 50 del mismo siglo. Su misión consistiría en vigilar la cercana frontera con los musulmanes, siempre inestable por esas fechas. Seguramente la población estaría cerca, pero al pasar los peligros descendería al llano, donde se encuentra actualmente, quedando abandonado el castillo. La iglesia se siguió utilizando y reformando, incluso hasta 1893 en que se realizaron obras. No obstante su ruina fue progresiva y en los años 90 se realizaron obras de consolidación y restauración tanto en la iglesia como en el castillo. Se compone de una torre y la iglesia de los Santos Emeterio y Celedonio. La torre es de planta hexagonal, algo irregular para adaptarse al lugar en el que se asienta, midiendo unos 56 metros cuadrados de superficie. Conserva prácticamente todos sus muros, aunque algo deteriorados; interiormente se articulaba en dos plantas, separadas por un piso de madera sostenido por vigas. Los muros presentan algunos vanos: en el piso bajo se conservan las aspilleras y lo que debió ser la puerta, muy deteriorada, y el superior una ventana de medio punto sin derrame. El remate ha desaparecido pero pudo ser almenado. Está construida con sillarejo y con mampostería. Entre la torre y la iglesia se conserva parte de la muralla que las unía, del mismo material que la torre, con un pequeño cubo en su centro, del que únicamente queda la base. La iglesia se construyó con funciones defensivas ya que cierra la parte accesible del conjunto, fortificándola. Consta interiormente de tres naves con sus correspondientes ábsides más una cripta inferior, que podría ser la parte más antigua. Exteriormente carece de decoración pero en uno de sus lados se ha recuperado el arranque de una torre que parece ser tuvo, con funciones seguramente también defensivas.


Castillo de Muro de Roda El castillo de “Muro Maiore”, debió de construirse a principios del siglo XI, cuando Sancho el Mayor entro en el Sobrarbe y la Ribagorza, realizando emplazamientos defensivos contra los musulmanes, aunque su emplazamiento fue aprovechado desde el siglo X. En 1068 Sancho Ramírez dotó a la Sede Episcopal y Capítulo de Roda de Isábena con bienes en Muro, así se dio su cambio de nombre, de Muro Mayor a Muro de Roda, continuando como dominio de Roda de Isábena hasta la desamortización de 1836. El recinto fortificado de Muro de Roda es de planta ovalada, midiendo unos 150 metros de eje Norte-Sur y 50 metros de ancho, adaptándose a la posición geográfica del terreno, como es el caso del lado oeste, donde vemos un acantilado donde la muralla está realizada a modo de mirador, el resto de sus vertientes están cercados por una muralla, de obra de mampostería y lajas alargadas de piedra caliza asentadas sin argamasa posiblemente construida por los campesinos del siglo XI que forma el llamado paseo de ronda, reforzándose más tarde, en el siglo XVI con cubos semicilíndricos, de los cuales se conservan cuatro, y el basamento de otro confundido entre los ábsides de la nueva iglesia. También en esta época se fortificó la iglesia parroquial de la Asunción con la torrecampanario de carácter defensivo, gran altura y remate almenado, y en el otro extremo le levantó la ermita de Santa Bárbara sobre un torreón rectangular de la muralla. La entrada al templo se realiza al noreste, al lado de la iglesia de la Asunción adosada a la cerca, es un arco de medio punto abierto en la muralla y protegido por la torre campanario. La muralla cuenta con aspilleras, que perforan muros y cubos son de tamaño considerable y con dinteles escalonados. El espacio interior del recinto parece que estuvo dedicado a la protección de rebaños de ganado y a partir del siglo XVII a explotaciones de cultivo.

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Castillo de Benabarre El castillo fue conquistado en 1058 por Ramiro I, siendo lugar de realengo hasta 1137 perteneciendo también a los condes de Ribagorza, en él se libraron numerosas batallas, y durante las guerras carlistas y las de Cataluña fue reconstruido para transformarlo en fuerte fusilero. Por lo tanto hoy parece más un fuerte del siglo XIX, aunque conserva muros más antiguos de cuando fue castillo-palacio de los condes de Ribagorza, por lo tanto se trata de un conjunto monumental de un solo recinto donde se integran todas las transformaciones del inmueble paralelas a los avatares históricos. El castillo está situado en lo alto de la población y es visible desde varios puntos de la zona, la entrada se realiza mediante unas escaleras protegidas por un muro. Está formado por la iglesia románica y la for-

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taleza que datan del siglo XII, y consta de dos recintos, uno superior, más antiguo y de traza musulmana, del cual quedan paredones en la base de la roca en la que se asienta, así como la base de una torre de planta cuadrangular. En el siglo XIV se realizó una reforma y se edificó la iglesia gótica, la actual Santa María de Valdeflores. De los siglos XVI, XVII y XVIII datan los lienzos exteriores, con muros en talud, siendo más adelante fuerte fusilero con garitones situados en las esquinas norte del recinto.


Castillo de Viacamp De origen musulmán, fue conquistado a estos por Ramiro I, quien mandó restaurar las fortificaciones para que sirviera de protección a la frontera meridional del condado de Ribagorza. En el siglo XIII pertenecía a Bernardo Guillén de Entenza; Jaime II lo separó del condado de Ribagorza para unirlo a la baronía de Castro. Los restos de este castillo se encumbran en la cumbre de un monte en cuyas faldas se encuentra la población y consisten en vestigios del recinto exterior, una torre de planta circular y una ermita de estilo románico, seguramente la capilla del castillo. Los vestigios del recinto exterior se encuentran algunas partes del borde de la cima del monte y consisten en restos de muros y torres construidos con sillares, pero ya muy rebajados en altura. La torre es el elemento más espectacular, es de planta circular y construida con mampostería revestida con sillarejo; presenta algunos vanos en sus muros como aspilleras, ventanas, ambas abocinadas, y la puerta situada en alto; ha perdido el remate. La ermita es de estilo románico, se encuentra abandonada y sin techo; presenta portada en arco de medio punto y una espadaña para la campana. La iglesia se encuentra a escasos metros de la torre en el recinto del castillo, por lo que posiblemente sería construida poco después de la conquista del castillo musulmán y sería la capilla del castillo.

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Castillo de Luzas Este castillo formaba parte de la línea defensiva creada por Ramiro I para defender el condado de Ribagorza, al igual que el cercano de Viacamp, aunque a diferencia de este, no se le conoce un origen musulmán. Tanto la población como el castillo fueron gobernados en un primer momento por tenentes, pero en 1136 ya pertenecían al Conde de Pallars y en 1292 fueron incorporados por Jaime II a la baronía de Castro. El castillo fue edificado sobre una plataforma con una excelente posición sobre los terrenos circundantes. Dicha plataforma estuvo rodeada por un muro que hacía la función de muralla y del que se han conservado algunos lienzos, de sillarejo, y que contienen las bases de cubos y torres cuadradas. La torre principal es de planta pentagonal aunque interiormente tiene planta cuadrangular. Mide unos 25 metros de altura y sus muros tienen casi 2’5 metros. Está construida en sillarejo aunque a veces aparecen piedras irregulares en su aparejo. Interiormente conserva los mechinales de las seis plantas en que se organizaba. En los muros inferiores aparecen aspilleras, en el tercero el vano de la puerta de entrada y en los dos últimos pisos se abren ventanas, algunas con arcos de medio punto y las laterales con un curioso esviaje hacia las esquinas exteriores, lo que les da un particular aspecto. El remate tal vez sería almenado pero ha desaparecido así como el tejado.

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Castillo de Montgay, Chiriveta Su nombre primitivo era Monte Gaudio, así figura en el fuero concedido por Sancho Ramírez a los vecinos de Estadilla en agradecimiento a su ayuda en la conquista de Monzón en 1089, figurando allí el senior López Sanz en los castillos de Buil y Montegaudio. En 1143 fue donado por Ramón Berenguer IV a la Orden del Temple, siendo más adelante un honor de los condes de Urgel, en los siglos XIII y XIV. En 1460, Zurita menciona a Francisco de Eril señor de las baronías de Girueta (Chiriveta) y Montgay. El castillo está situado cerca del despoblado de Chiriveta, perteneciente al Ayuntamiento de Viacamp, en la sierra del Mongay y con una vista excepcional del valle del Noguera Ribargorzana, allí se encontraba el antiguo pueblo de Mongay del que hoy solo queda la torre del castillo y la iglesia románica. El castillo que podría ser del siglo XI está situado sobre un tozal muy estratégico para el control de todo el valle, subsiste una torre cilíndrica con obra de sillarejo que ha perdido su remate y sus pisos en el interior. Poseía un recinto fortificado del que quedan vestigios alrededor de la misma, confundidos con los restos de la torre. La puerta de acceso mira al sur, estaba situada a cierta altura de la que todavía se observan restos del arco como de las jambas que formaban el vano de la puerta, sobre ella se sitúa el hueco muy arruinado de una ventana. El interior se organizaría en tres plantas pudiéndose observar vestigios de arranques de los mismos y mechinales. Es difícil asegurar como sería su remate, aunque en su último piso se ven los arranques de las ventanas que formarían un mirador.

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Castillo de Castarné

Esta villa es de origen musulmán y se la cita por vez primera en el 979. La reconquista de esta zona fue realizada por el conde Guillermo Isarno aunque después fue invadida por Sancho III el Mayor, siendo desde entonces territorio aragonés. Siglos más tarde fue posesión de la familia Valcabra y posteriormente de los condes de Ribagorza. Las ruinas de este castillo palacio se sitúan en la parte alta de la población, en un extremo inexpugnable por dos de sus lados, el este y el sur. Es de planta rectangular de aproximadamente 7 por 7 m, contaba con 3 plantas, con gruesos muros de mampostería con un espacio interior de 47 m2, 67

en la actualidad está bastante rebajado en altura; su fábrica es de piedras irregulares y presenta en sus esquinas torreones, en los ángulos este y oeste, circulares, defendiendo los cuatro flancos, con diámetro interior de 2,20m, y una superficie de 3.8 m2, el cubo de al lado de la puerta cuenta con un contrafuerte cuenta con dos aspilleras una hacia el norte y otra cegada al sur, así como dos ventanas superpuestas la de abajo adintelada. La fachada principal contaba con una puerta dovelada y defendida con dos aspilleras, y en las jambas todavía se conservan los agujeros intramurales para la tranca de cerradura.


Castillo de Perarrúa

El castillo data del siglo X, dados los restos encontrados en sus alrededores, aunque su referencia documental más antigua data de 1020, cuando Sancho el Mayor entró en la Ribagorza. Fue en 1049, cuando su tenente Suñer Jozfred, realizó obras de fortificación por mandato del rey. El castillo es visible desde varios km. de distancia y se alza sobre un espectacular promontorio rocoso, al borde de un precipicio en lo alto de la población de Perarrua. Consta de la torre junto a la ermita de San Clemente, y está rodeado por una muralla muy rebajada en altura en la actualidad. Al conjunto se accede por un camino empedrado que lleva a la puerta de ingreso al recinto, situada bajo un torreón de planta cuadrada cubierto por

bóveda de medio cañón del cual todavía se conserva la puerta. Un vez en el recinto nos encontramos con un pequeño patio enfrente de la iglesia, con entrada bajo arco abovedado y puerta de medio punto, sobre la que se alza la torre campanario, robusta y de considerable altura, que tuvo misiones defensivas, en este patio se conservan dos aljibes excavados en roca. La torre del castillo es de planta troncocónica con obra de sillarejo de gran espesor, de la que actualmente sólo conserva una mitad partida verticalmente en dos. Se componía de cuatro plantas interiores, la segunda y tercera planta presentan ventanas semicirculares de las que quedan importantes restos.

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Castillo de Fantova Las primeras noticias del castillo de Fantova se remontan al año 960, cuando el obispo de Roda consagró la iglesia de Santa Cecilia en el castro de Fantova. Este castillo y el desaparecido de Güel eran las avanzadas del condado frente a los castillos musulmanes de Lascuarre, Laguarres y Castigaleu, conquistados por Sancho el Mayor en 1017. El castillo está situado sobre un gran espolón rocoso al borde de un acantilado, visible desde varios km de distancia. El conjunto, lo forman la ermita de Santa Cecilia y la torre, así como un recinto murado. La torre es circular con un diámetro de 4´55 m., 2 m. de grosor y 18m. de alto, tiene un espacio hueco de 16m2. Está construida en mampostería revestida por sillarejos grises, la planta baja conserva su bóveda, de piedra en forma de arista, resolviendo el paso del círculo al cuadrado. La puerta está situada en altura y es de arco de medio punto a la cual se accede mediante una escalera con balcón de madera. Desde esta planta, de piso de madera y cubierta de bóveda de cañón se accede a lo alto de la torre por una escalera empotrada en la pared. Termina la escalera en otro zaguán que comunica con el piso siguiente, al que se accede por una trampilla. Este piso es totalmente defensivo con grandes vanos de medio punto ligeramente derramados al interior. Se observan saeteras de traza muy tosca en toda la torre. En la actualidad y tras la restauración de principios de los años 90 el remate es almenado. La ermita de Santa Cecilia es de nave única con ábside semicircular, sin decoración. A sus pies se alza un campanario de planta semicilíndrica, de piedra similar a la otra torre, concebida como segunda torre defensiva. Sobre la puerta tiene una cruz esculpida y en su interior conserva la pila bautismal. Del recinto murado destaca la entrada en recodo y se encuentra muy rebajado en altura, además la vegetación impide ver con claridad sus restos.

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Castillo de Pano Este castillo o torre es conocido desde el 1101 pero seguramente su fundación fue anterior: atribuida a Sancho el Mayor, aunque no hay documentación escrita. A mediados del siglo XI Ramiro I fundó el monasterio de San Juan de Pano, que debió tener gran importancia en el sistema defensivo. Fue lugar de realengo hasta que en el siglo XIII Jaime I vendió el castillo a los monjes de San Victorián. La superficie fortificada se asienta al borde de un espolón rocoso, del cual subsisten los restos de una torre algo rebajada en altura, aunque todavía su desarrollo vertical es importante. Su fábrica es de sillarejo bien trabajado, grande en las hiladas inferiores y menudo en las superiores, siendo un aparejo típico de los primeros baluartes

medievales cristianos de principios del XI, la torre es de planta circular de aproximadamente 8 m de altura y de 3m de diámetro interno y 2,45 de grosor mural que hacen 7,50 m2 de interior, también quedan algunos restos del recinto amurallado que lo defendía, aunque parece que la torre es de obra posterior a la muralla ya que se rompió el recinto para construir la torre, la muralla que lo protege se ciñe al borde del precipicio y se ve reforzada por cuatro cubos a modo de contrafuertes. Los muros presentan aberturas que pudieran ser desagües o bien conductos de lanzamiento ya que son demasiados para ser considerados evacuadores, se observan en Abizanda, Loarre y Fantova.

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Palacio fortif icado de los Condes de Ribagorza Benasque

Esta villa no necesitó defensa contra las invasiones islámicas debido a su situación geográfica, por lo que no contó con castillo. No obstante numerosas familias importantes se establecieron en esta localidad en su momento de mayor auge, durante los siglos XV al XVII. Estas familias construyeron importantes casas fortificadas para que les sirvieran tanto de alojamiento como de protección. Este palacio fortificado no presenta una torre para su defensa sino un importante garitón en una de las esquinas de la fachada principal, mientras que el otro, el situado en la otra esquina, fue destruido al construirse una casa adosada al palacio. La casa es de planta rectangular, estructurada en tres planta y se cubre con tejado a doble vertiente. En el primer piso se abren ventanas y la puerta, en arco de medio punto enmarcado por pilastras y frontón al más puro estilo clásico. En el segundo piso, separado del primero por un marcapisos, se encuentran ventanas adornadas con molduras y figuras, con lo que denota que era la planta noble; en el tercer y último piso estaría la buhardilla y en sus extremos se situarían los garitones de los que sólo se conserva uno, adornado con molduras, presentando un escudo en su parte baja y sin remate, por lo que se piensa que la casa tendría otra terminación distinta a la actual. Se conoce la situación del otro garitón por haberse conservado el escudo. La fachada lateral que subsiste exenta está bastante más desornamentada que la principal ya que únicamente alguna ventana está adornada con molduras; en esta parte se sitúa la puerta de servicio que era utilizada por la servidumbre. Todo el conjunto está realizado con piedras irregulares unidas con argamasa. 71


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Ciudadela de Jaca Torre del Merino (Jaca) Fuerte Rapitán (Jaca) Murallas de Jaca Iglesia forticada San Miguel de Abós Iglesia fortificada de Aín Torre fortificada de Larbesa Casa fortificada La Garisea (Jaca) La Torreta de Canfranc Fuerte de Coll de Ladrones Torre de El Boalar (Atarés) Castillo de Binies Fuerte Ysil, en Hecho Torre de Majones La Torraza o Casa Acín, Biescas Fuerte de Sta. Elena Castillo de Escuer Torre del moro, Lárrede Castillo de Larrés Línea P Murallas de Huesca Castillo de Marcuello Palacio Real de Huesca Castillo de Loarre Castillo de la Corona, Almudevar Castillo de Sen, Sta Eulalia la Menor Castillo de Sta. Eulalia Torre de Monflorite Castillo de Piracés Castillo de Artasona Castillo de Novales

37 Castillo de Montearagón 39 Castillo de Barbués 40 Castillo de Alberuela del Tubo 41 Palacio Marqués de Tamarit 42 Castillo-Ermita de San Sebastian 43 Torre de los Frailes, Fraga 44 Castillo de Zaidín 45 Castillo de Monzón 47 Torre de Conchel 48 Palacio fortificado de los Desvalls. Baells 49 Torre de Baldellou 50 Castillo palacio de Artasona 51 Castillo de Alquezar 53 Castillo de Azara 54 Torre de Fernahuelo, Azlor 55 Castillo palacio de Permisán 56 Castillo de Ainsa 57 Torre de Casa Tardan, Gistain 58 Torre de Tardan o de Rin, Gistain 59 Castillo de Abizanda 60 Castillo de Boltaña 61 Castillo de Samitier 62 Castillo de Muro de Roda 63 Castillo de Benabarre 64 Castillo de Viacamp 65 Castillo de Luzas 66 Torre de los Moros o de Mongay 67 Castillo de Castarné 68 Castillo de Perarrúa 69 Castillo de Fantova 70 Castillo de Pano 71 Palacio Fortificado C de Ribagorza, Benasque

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Edita:

Colaboran:


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