Arte Sacro

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Arte Sacro

450 años

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años

Arquidiócesis de Bogotá

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La Arquidiócesis de Bogotá, conjuntamente con la firma Consuelo Mendoza Ediciones, está preparando la publicación del libro Arte Sacro, conmemorativo de los 450 años de la Arquidiócesis y los 50 años del Palacio Arzobispal. Será una obra con un contenido fotográfico y periodístico que se constituirá en una gran revelación artística y en una joya editorial. Se trata de un libro de lujo que presentará más de 250 obras de arte colonial, la mayoría inéditas, que han sido preservadas por la institución eclesiástica en una labor paciente y callada de varios siglos. Además tendrá el valor histórico de ser el primer catálogo de la mayor colección colombiana de arte religioso antiguo, editado con todo el esplendor que merecen estos cuadros de inestimable significado.



Arte Sacro

450 Años

Arquidiócesis de Bogotá


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Colección de Arte de La Arquidiócesis de Bogotá Jaime Humberto Borja Gómez*

La cultura barroca se caracterizó por la fuerza que proporcionó a la piedad, virtud que debía inspirar amor a Dios y devoción a las cosas santas. A partir del discurso de la piedad se pretendía formar los comportamientos y las actitudes de los creyentes, que se manifestaban en actos de abnegación y compasión y sobre los cuales se ensamblaba el cuerpo social. Para lograr la necesaria devoción, la cultura católica postridentina incentivó y reglamentó el empleo de la imagen. Entonces las historias relatadas por las imágenes se sometieron a un mayor control y recibieron dos funciones: una pedagógica, que pretendía colaborar con el proceso de evangelización incentivando el culto; y en segundo lugar, mover los sentimientos. Esta retórica de la imagen se convirtió en todo un plan de actividad visual y narrativa que abarcó los dos siguientes siglos. En el Nuevo Reino de Granada el impacto del discurso de las imágenes se reflejó en la formación de representaciones particulares, no sólo religiosas sino también culturales. Es esta la importancia de la colección de obras coloniales de la Arquidiócesis de Bogotá: es una muestra representativa de lo que se pintó y para qué se pintó. A partir de estas obras se puede reconstruir una parte de los discursos coloniales. La importancia de estudiar una muestra de la producción de la pintura neogranadina, parte del principio de que ésta era uno de los principales mecanismos de cristianización y que por tanto es reflejo de la sociedad que la producía. Si la pintura se entendía como “libro abierto e historia muda”, expresión del tratadista Vicente Carducho, las obras revelan aspectos de esa cultura colonial y permiten un acercamiento al acto de pintar en el barroco y la manera como estaba regulado por una complejidad de normas, así como sus contenidos controlados por las instituciones, entre ellas la monarquía y la Iglesia. la cultura católica postridentina incentivó y reglamentó el empleo de la imagen. Entonces las historias relatadas por las imágenes se sometieron a un mayor control y recibieron dos funciones: una pedagógica, que pretendía colaborar con el proceso de evangelización incentivando el culto; idad visual y narrativa que abarcó los dos siguientes siglos. En el Nuevo Reino de Granada el impacto del discurso de las imágenes se reflejó en la formación de representaciones particulares, no sólo religiosas sino también culturales. Es esta la importancia de la colección de obras coloniales de la Arquidiócesis de Bogotá: es una muestra representativa de lo que se pintó y para qué se pintó. A partir de estas obras se puede reconstruir una parte de los discursos coloniales. La importancia de estudiar una muestra de la producción de la pintura neogranadina, parte

670 a 700 caracteres con espacio. Quizás fuera el primero en alternar en el obrador maestro Gaspar. Dueño, al poco, de los contados secretos del mariquiteño, colaborador en varias obras suyas, los temas místicos que formaron el ambiente en sus años mozos, convirtieron a Carvallo hacia la carrera eclesiástica. Se hizo sacerdote, rigió curatos de indios; en todos debió dejar el fruto de sus ocios y de su amor por el arte máximo y, en años postrimeros tornó a Santa Fe, al estudio de su ya caducoarrera eclesiástica. Se hizo sacerdote, rigió curatos de indios; en todos debió dejar el fruto de sus ocios y de su amor por el arte máximo y, en años postrimeros tornó a Santa Fe, al estudio de su ya caduco maestro. maestro.

*Jaime Humberto Borja. Profesor, investigador, Maestro en Estudios Humanísticos., Doctor en Historia de la Universidad Iberoamericana de Ciudad de México.

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Mayor en años es Gregorio Carvallo de la Parra. Quizás fuera el primero en alternar en el obrador maestro Gaspar. Dueño, al poco, de los contados secretos del mariquiteño, colaborador en varias obras suyas, los temas místicos que formaron el ambiente en sus años mozos, convirtieron a Carvallo hacia la carrera eclesiástica. Se hizo sacerdote, rigió curatos de indios; en todos debió dejar el fruto de sus ocios y de su amor por el arte máximo y, en años postrimeros tornó a Santa Fe, al estudio de su ya caducoarrera eclesiástica. Se hizo sacerdote, rigió curatos de indios; en todos debió dejar el fruto de sus ocios y de su amor por el arte máximo y, en años postrimeros tornó a Santa Fe, al estudio de su ya caduco maestro. maestro.

La Virgen María El arte de la Colonia fue predominantemente religioso. Con la conquista del territorio indígena por parte de los españoles sobrevino la conversión al cristianismo y el uso de imágenes como una forma de evangelización. Las comunidades religiosas trajeron obras de artistas flamencos y los pintores locales se abastecieron de grabados europeos para reproducirlos y atender la demanda de iglesias y conventos. En esta sala se encuentran obras de autores anónimos de los siglos XVII y XVIII. En este período la pintura es enseñada como un oficio familiar. El Taller más conocido fue el de los Figueroa iniciado por Baltasar de Figueroa y continuado por su hijo Gaspar de Figueroa y su nieto Baltasar Vargas de Figueroa. Imágenes milagrosas como la de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá o apócrifas como el Cristo atormentado son una muestra de los alcances de la evangelización, la cual encuentra su punto culminante en la obra de Gregorio Vázquez de Arce y Ceballos, quien asimiló las influencias del arte flamenco y desarrolló un lenguaje propio. El arte de la Colonia fue predominantemente religioso. Con la conquista del territorio indígena por parte de los españoles sobrevino la conversión al cristianismo y el uso de imágenes como una forma de evangelización. Las comunidades religiosas trajeron obras de artistas flamencos y los pintores locales se abastecieron de grabados europeos para reproducirlos y atender la demanda de iglesias y conventos. En esta sala se encuentran obras de autores anónimos de los siglos XVII y XVIII. En este período la pintura es enseñada como un oficio familiar. El Taller más conocido fue el de los Figueroa iniciado por Baltasar de Figueroa y continuado por su hijo Gaspar de Figueroa y su nieto Baltasar Vargas de Figueroa.

Mayor en años es Gregorio Carvallo de la Parra. Quizás fuera el primero en alternar en el obrador maestro Gaspar. Dueño, al poco, de los contados secretos del mariquiteño, colaborador en varias obras suyas, los temas místicos que formaron el ambiente en sus años mozos, convirtieron a Carvallo hacia la carrera eclesiástica. Se hizo sacerdote, rigió curatos de indios; en todos debió dejar el fruto de sus ocios y de su amor por el arte máximo y, en años postrimeros tornó a Santa Fe, al estudio de su ya caducoarrera eclesiástica. Se hizo sacerdote, rigió curatos de indios; en todos debió dejar el fruto de sus ocios y de su amor por el arte máximo y, en años postrimeros tornó a Santa Fe, al estudio de su ya caduco maestro. maestro.

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Mayor en años es Gregorio Carvallo de la Parra. Quizás fuera el primero en alternar en el obrador maestro Gaspar. Dueño, al poco, de los contados secretos del mariquiteño, colaborador en varias obras suyas, los temas místicos que formaron el ambiente en sus años mozos, convirtieron a Carvallo hacia la carrera eclesiástica. Se hizo sacerdote, rigió curatos de indios; en todos debió dejar el fruto de sus ocios y de su amor por el arte máximo y, en años postrimeros tornó a Santa Fe, al estudio de su ya caducoarrera eclesiástica. Se hizo sacerdote, rigió curatos de indios; en todos debió dejar el fruto de sus ocios y de su amor por el arte máximo y, en años postrimeros tornó a Santa Fe, al estudio de su ya caduco maestro. maestro.

Mayor en años es Gregorio Carvallo de la Parra. Quizás fuera el primero en alternar en el obrador maestro Gaspar. Dueño, al poco, de los contados secretos del mariquiteño, colaborador en varias obras suyas, los temas místicos que formaron el ambiente en sus años mozos, convirtieron a Carvallo hacia la carrera eclesiástica. Se hizo sacerdote, rigió curatos de indios; en todos debió dejar el fruto de sus ocios y de su amor por el arte máximo y, en años postrimeros tornó a Santa Fe, al estudio de su ya caducoarrera eclesiástica. Se hizo sacerdote, rigió

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El arte de la Colonia fue predominantemente religioso. Con la conquista del territorio indígena por parte de los españoles sobrevino la conversión al cristianismo y el uso de imágenes como una forma de evangelización. Las comunidades religiosas trajeron obras de artistas flamencos y los pintores locales se abastecieron de grabados europeos para reproducirlos y atender la demanda de iglesias y conventos. En esta sala se encuentran obras de autores anónimos de los siglos XVII y XVIII. En este período la pintura es enseñada como un oficio familiar. El Taller más conocido fue el de los Figueroa iniciado por Baltasar de Figueroa y continuado por su hijo Gaspar de Figueroa y su nieto Baltasar Vargas de Figueroa. Imágenes milagrosas como la de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá o apócrifas como el Cristo atormentado son una muestra de los alcances de la evangelización, la cual encuentra su punto culminante en la obra de Gregorio Vázquez de Arce y Ceballos, quien asimiló las influencias del arte flamenco y desarrolló un lenguaje propio. El arte de la Colonia fue predominantemente religioso. Con la conquista del territorio indígena por parte de los españoles sobrevino la conversión al cristianismo y el uso


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Mayor en años es Gregorio Carvallo de la Parra. Quizás fuera el primero en alternar en el obrador maestro Gaspar. Dueño, al poco, de los contados secretos del mariquiteño, colaborador en varias obras suyas, los temas místicos que formaron el ambiente en sus años mozos, convirtieron a Carvallo hacia la carrera eclesiástica. Se hizo sacerdote, rigió curatos de indios; en todos debió dejar el fruto de sus ocios y de su amor por el arte máximo y, en años postrimeros tornó a Santa Fe, al estudio de su ya caducoarrera eclesiástica. Se hizo sacerdote, rigió curatos de indios; en todos debió dejar el fruto de sus ocios y de su amor por el arte máximo y, en años postrimeros tornó a Santa Fe, al estudio de su ya caduco maestro. maestro.

Mayor en años es Gregorio Carvallo de la Parra. Quizás fuera el primero en alternar en el obrador maestro Gaspar. Dueño, al poco, de los contados secretos del mariquiteño, colaborador en varias obras suyas, los temas místicos que formaron el ambiente en sus años mozos, convirtieron a Carvallo hacia la carrera eclesiástica. Se hizo sacerdote, rigió curatos de indios; en todos debió dejar el fruto de sus ocios y de su amor por el arte máximo y, en años postrimeros tornó a Santa Fe, al estudio de su ya caducoarrera eclesiástica. Se hizo sacerdote, rigió curatos de indios; en todos debió dejar el fruto de sus ocios y de su amor por

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Fue el último representante de la tradición del obrador de los Figueroas. Le tocó enterrar al viejo maestro, a Antonio, el esclavo peritísimo en el arte, al presbítero Carvallo de la Parra y al condiscípulo de sus afectos Baltasar de Vargas Figueroa. Cuando los viejos compañeros de labor le fueron dejando amanecía la gloria para su hermano menor Gregorio Vásquez, mientras para él anochecía, artística y económicamente. La paleta de Vásquez hubo de enriquecerse extraordinariamente; el concepto sólo místico de los primitivos santafereños, trocóse por el naturalismo enseñado por Roelas a fines del siglo XVI, continuado por los Herreras, en cuyas manos el claro oscuro cobra amplitud de escuela, para demorarse gloriosos en manos de Zurbarán, el incomparable, cuya influencia llega hasta nosotros en las manos oscuras de Juan Bautista Vásquez. Los últimos planos apaisados, de que tanto gustara el sevillano, aparecen en los lienzos de entrambos hermanos Vásquez, para personificarse en el pincel inconfundible del menor que logra trasladar la augusta sabana a sus más importantes países, por otra parte de tanto sabor italiano. Arbustos del segundo plano, salvios y sauces, el árido chite, el cristalino regato los trigales al momento siega: todo lo copió magistral Gregorio Vásquez. Aquí de quienes, sin demorarse en los temas que el artistas criollo pintara con tanto amor, cuando pudo salirse del encargo de pie forzado, afirman que nada de criollo


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Mayor en años es Gregorio Carvallo de la Parra. Quizás fuera el primero en alternar en el obrador maestro Gaspar. Dueño, al poco, de los contados secretos del mariquiteño, colaborador en varias obras suyas, los temas místicos que formaron el ambiente en sus años mozos, convirtieron a Carvallo hacia la carrera eclesiástica. Se hizo sacerdote, rigió curatos de indios; en todos debió dejar el fruto de sus ocios y de su amor por el arte máximo y, en años postrimeros tornó a Santa Fe, al estudio de su ya caducoarrera eclesiástica. Se hizo sacerdote, rigió curatos de indios; en todos debió dejar el fruto de sus ocios y de su amor por el arte máximo y, en años postrimeros tornó a Santa Fe, al estudio de su ya caduco maestro. maestro.

Jesucristo Fue el último representante de la tradición del obrador de los Figueroas. Le tocó enterrar al viejo maestro, a Antonio, el esclavo peritísimo en el arte, al presbítero Carvallo de la Parra y al condiscípulo de sus afectos Baltasar de Vargas Figueroa. Cuando los viejos compañeros de labor le fueron dejando amanecía la gloria para su hermano menor Gregorio Vásquez, mientras para él anochecía, artística y económicamente. La paleta de Vásquez hubo de enriquecerse extraordinariamente; el concepto sólo místico de los primitivos santafereños, trocóse por el naturalismo enseñado por Roelas a fines del siglo XVI, continuado por los Herreras, en cuyas manos el claro oscuro cobra amplitud de escuela, para demorarse gloriosos en manos de Zurbarán, el incomparable, cuya influencia llega hasta nosotros en las manos oscuras de Juan Bautista Vásquez. Los últimos planos apaisados, de que tanto gustara el sevillano, aparecen en los lienzos de entrambos hermanos Vásquez, para personificarse en el

Mayor en años es Gregorio Carvallo de la Parra. Quizás fuera el primero en alternar en el obrador maestro Gaspar. Dueño, al poco, de los contados secretos del mariquiteño, colaborador en varias obras suyas, los temas místicos que formaron el ambiente en sus años mozos, convirtieron a Carvallo hacia la carrera eclesiástica. Se hizo sacerdote, rigió curatos de indios; en todos debió dejar el fruto de sus ocios y de su amor por el arte máximo y, en años postrimeros

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Mayor en años es Gregorio Carvallo de la Parra. Quizás fuera el primero en alternar en el obrador maestro Gaspar. Dueño, al poco, de los contados secretos del mariquiteño, colaborador en varias obras suyas, los temas místicos que formaron el ambiente en sus años mozos, convirtieron a Carvallo hacia la carrera eclesiástica. Se hizo sacerdote, rigió curatos de indios; en todos debió dejar el fruto de sus ocios y de su amor por el arte máximo y, en años postrimeros tornó a Santa Fe, al estudio de su ya caducoarrera eclesiástica. Se hizo sacerdote, rigió curatos de indios; en todos debió dejar el fruto de sus ocios y de su amor por el arte máximo y, en años postrimeros tornó a Santa Fe, al estudio de su ya caduco maestro. maestro.

Un ejemplo ilustrativo de tratamiento y resultados estéticos diferentes a partir de un modelo común, es el referente al grabado de Schelte de Bolswert, hecho en Amberes, inspirado en un cuadro de Rubens, titulado originalmente El retorno de Jerusalén, conocido también como La Sagrada Familia o Las dos Trinidades, ya que representa a la Divina, conformada por Dios Padre, el Espíritu Santo y el Hijo, en el eje vertical, y la Terrenal, o sea, la que conforman la Virgen María, el Niño Jesús y san José, en el eje horizontal

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Fue el último representante de la tradición del obrador de los Figueroas. Le tocó enterrar al viejo maestro, a Antonio, el esclavo peritísimo en el arte, al presbítero Carvallo de la Parra y al condiscípulo de sus afectos Baltasar de Vargas Figueroa. Cuando los viejos compañeros de labor le fueron dejando amanecía la gloria para su hermano menor Gregorio Vásquez, mientras para él anochecía, artística y económicamente. La paleta de Vásquez hubo de enriquecerse extraordinariamente; el concepto sólo místico de los primitivos santafereños, trocóse por el naturalismo enseñado por Roelas a fines del siglo XVI, continuado por los Herreras, en cuyas manos el claro oscuro cobra amplitud de escuela, para demorarse gloriosos en manos de Zurbarán, el incomparable, cuya influencia llega hasta nosotros en las manos oscuras de Juan Bautista Vásquez. Los últimos planos apaisados, de que tanto gustara el sevillano, aparecen en los lienzos de entrambos hermanos Vásquez, para personificarse en el pincel inconfundible del menor que logra trasladar la augusta sabana a sus más importantes países, por otra parte de tanto sabor italiano. Arbustos del segundo plano, salvios y sauces, el árido chite, el cristalino regato los trigales al momento siega: todo lo copió magistral Gregorio Vásquez. Aquí de quienes, sin demorarse en los temas que el artistas criollo pintara con tanto amor, cuando pudo salirse del encargo de pie forzado, afirman que nada de criollo


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700 caracteres con espacio.Mayor en años es Gregorio Carvallo de la Parra. Quizás fuera el primero en alternar en el obrador maestro Gaspar. Dueño, al poco, de los contados secretos del mariquiteño, colaborador en varias obras suyas, los temas místicos que formaron el ambiente en sus años mozos, convirtieron a Carvallo hacia la carrera eclesiástica. Se hizo sacerdote, rigió curatos de indios; en todos debió dejar el fruto de sus ocios y de su amor por el arte máximo y, en años postrimeros tornó a Santa Fe, al estudio de su ya caducoarrera eclesiástica. Se hizo sacerdote, rigió curatos de indios; en todos debió dejar el fruto de sus ocios y de su amor por el arte máximo y, en años postrimeros tornó a Santa Fe, al estudio de su ya caduco

Esta estampa, como muchas, debió circular ampliamente por toda la América española, a juzgar por las numerosas versiones que de ella se registran. Las escenas de la vida de Cristo, de las diversas advocaciones de María y las imágenes de los santos patronos de comunidades, templos y parroquias, fueron los temas que recibieron la preferencia de esta vasta y extendida clientela.

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pincel inconfundible del menor que logra trasladar la augusta sabana a sus más importantes países, por otra parte de tanto sabor italiano. Arbustos del segundo plano, salvios y sauces, el árido chite, el cristalino regato los trigales al momento siega: todo lo copió magistral Gregorio Vásquez. Aquí de quienes, sin demorarse en los temas que el artistas criollo pintara con tanto amor, cuando pudo salirse del encargo de pie forzado, afirman que nada de criollo tiene su pintura; que el artista no pasa de ser uno de tantos universalistas, que lo mismo produjera aquí, que en el Indostán, o en Sevilla o en Valencia: Luces de atardecer, panorama todo sabanero; modelos arrancados del trashumar santafereño, las rosas de Castilla y el gozque celoso, el hidalgüelo sonreído y la dama aristocrática, el pordiosero callejero y el fraile encapuchado, tipos son que viven en Santa Fe y, para la perennidad en los lienzos del bogotano insigne. Hablábamos de Juan Bautista, guárdese en la iglesia de Las Nieves un cuadro suyo fechado y firmado en Sevilla: es el Martirio de San Lorenzo. Obra interesante donde


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Esta estampa, como muchas, debió circular ampliamente por toda la América española, a juzgar por las numerosas versiones que de ella se registran. Las escenas de la vida de Cristo, de las diversas advocaciones de María y las imágenes de los santos patronos de comunidades, templos y parroquias, fueron los temas que recibieron la preferencia de esta vasta y extendida clientela.

los colores cobran entonación agradable y cálida; hay carnaciones acertadas; la figura del mancebo está trazada con dulzura paro sobremanera afeminada; la composición tiene equilibrio, sin embargo de las muchas figuras que se dan cita en el lienzo y de sensibles efectos de perspectiva. La figura principal tiene expresión y movimiento; la composición toda se resiente del manierismo italiano. Esta obra autentica de Juan Bautista permite colocarlo en lugar destacado entre los demás colegas coloniales. Sabía de los colores; trataba el claro oscuro y no ignoraba la composición. Hablábamos de Juan Bautista, guárdese en la iglesia de Las Nieves un cuadro suyo fechado y firmado en Sevilla: es el Martirio de San Lorenzo. Obra interesante donde los colores cobran entonación agradable y cálida; hay carnaciones acertadas; la figura del mancebo está trazada con dulzura paro sobremanera afeminada; la composición tiene equilibrio, sin embargo de las muchas figuras que se dan cita en el lienzo y de sensibles efectos de perspectiva. La figura principal tiene expresión y movimiento; la composición toda se resiente del manierismo italiano. Esta obra autentica de Juan Bautista permite colocarlo en lugar destacado entre los demás colegas coloniales. Sabía de los colores; trataba el claro oscuro y no ignoraba la composición. Hablábamos de Juan Bautista, guárdese en la iglesia de Las Nieves un cuadro suyo fechado y firmado en Sevilla: es el Martirio de San Lorenzo. Obra interesante donde los colores cobran entonación agradable y cálida; hay carnaciones acertadas; la figura del mancebo está trazada con dulzura paro sobremanera afeminada; la composición tiene equilibrio, sin embargo de las muchas figuras que se dan cita en el lienzo y de sensibles efectos de perspectiva. La figura principal tiene expresión y movimiento; la

700 caracteres con espacio.Mayor en años es Gregorio Carvallo de la Parra. Quizás fuera el primero en alternar en el obrador maestro Gaspar. Dueño, al poco, de los contados secretos del mariquiteño, colaborador en varias obras suyas, los temas místicos que formaron el ambiente en sus años mozos, convirtieron a Carvallo hacia la carrera eclesiástica. Se hizo sacerdote, rigió curatos de indios; en todos debió dejar el fruto de sus ocios y de su amor por el arte máximo y, en años postrimeros tornó a Santa Fe, al estudio de su ya caducoarrera eclesiástica. Se hizo sacerdote, rigió curatos de indios; en todos debió dejar el fruto de sus ocios y de su amor por el arte máximo y, en años postrimeros tornó a Santa Fe, al estudio de su ya caduco

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700 caracteres con espacio. Mayor en años es Gregorio Carvallo de la Parra. Quizás fuera el primero en alternar en el obrador maestro Gaspar. Dueño, al poco, de los contados secretos del mariquiteño, colaborador en varias obras suyas, los temas místicos que formaron el ambiente en sus años mozos, convirtieron a Carvallo hacia la carrera eclesiástica. Se hizo sacerdote, rigió curatos de indios; en todos debió dejar el fruto de sus ocios y de su amor por el arte máximo y, en años postrimeros tornó a Santa Fe, al estudio de su ya caducoarrera eclesiástica. Se hizo sacerdote, rigió curatos de indios; en todos debió dejar el fruto de sus ocios y de su amor por el arte máximo y, en años postrimeros tornó a Santa Fe, al estudio de su ya caduco

Esta estampa, como muchas, debió circular ampliamente por toda la América española, a juzgar por las numerosas versiones que de ella se registran. Las escenas de la vida de Cristo, de las diversas advocaciones de María y las imágenes de los santos patronos de comunidades, templos y parroquias, fueron los temas que recibieron la preferencia de esta vasta y extendida clientela.

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Apostoles Fue el último representante de la tradición del obrador de los Figueroas. Le tocó enterrar al viejo maestro, a Antonio, el esclavo peritísimo en el arte, al presbítero Carvallo de la Parra y al condiscípulo de sus afectos Baltasar de Vargas Figueroa. Cuando los viejos compañeros de labor le fueron dejando amanecía la gloria para su hermano menor Gregorio Vásquez, mientras para él anochecía, artística y económicamente. La paleta de Vásquez hubo de enriquecerse extraordinariamente; el concepto sólo místico de los primitivos santafereños, trocóse por el naturalismo enseñado por Roelas a fines del siglo XVI, continuado por los Herreras, en cuyas manos el claro oscuro cobra amplitud de escuela, para demorarse gloriosos en manos de Zurbarán, el incomparable, cuya influencia llega hasta nosotros en las manos oscuras de Juan Bautista Vásquez. Los últimos planos apaisados, de que tanto gustara el sevillano, aparecen en los lienzos de entrambos hermanos Vásquez, para personificarse en el


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700 caracteres con espacio.Mayor en años es Gregorio Carvallo de la Parra. Quizás fuera el primero en alternar en el obrador maestro Gaspar. Dueño, al poco, de los contados secretos del mariquiteño, colaborador en varias obras suyas, los temas místicos que formaron el ambiente en sus años mozos, convirtieron a Carvallo hacia la carrera eclesiástica. Se hizo sacerdote, rigió curatos de indios; en todos debió dejar el fruto de sus ocios y de su amor por el arte máximo y, en años postrimeros tornó a Santa Fe, al estudio de su ya caducoarrera eclesiástica. Se hizo sacerdote, rigió curatos de indios; en todos debió dejar el fruto de sus ocios y de su amor por el arte máximo y, en años postrimeros tornó a Santa Fe, al estudio de su ya caduco

Angeles Esta estampa, como muchas, debió circular ampliamente por toda la América española, a juzgar por las numerosas versiones que de ella se registran. Las escenas de la vida de Cristo, de las diversas advocaciones de María y las imágenes de los santos patronos de comunidades, templos y parroquias, fueron los temas que recibieron la preferencia de esta vasta y extendida clientela.

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Fue el último representante de la tradición del obrador de los Figueroas. Le tocó enterrar al viejo maestro, a Antonio, el esclavo peritísimo en el arte, al presbítero Carvallo de la Parra y al condiscípulo de sus afectos Baltasar de Vargas Figueroa. Cuando los viejos compañeros de labor le fueron dejando amanecía la gloria para su hermano menor Gregorio Vásquez, mientras para él anochecía, artística y económicamente. La paleta de Vásquez hubo de enriquecerse extraordinariamente; el concepto sólo místico de los primitivos santafereños, trocóse por el naturalismo enseñado por Roelas a fines del siglo XVI, continuado por los Herreras, en cuyas manos el claro oscuro cobra amplitud de escuela, para demorarse gloriosos en manos de Zurbarán, el incomparable, cuya influencia llega hasta nosotros en las manos oscuras de Juan Bautista Vásquez. Los últimos planos apaisados, de que tanto gustara el sevillano, aparecen en los lienzos de entrambos hermanos Vásquez, para personificarse en el


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700 caracteres con espacio. Mayor en años es Gregorio Carvallo de la Parra. Quizás fuera el primero en alternar en el obrador maestro Gaspar. Dueño, al poco, de los contados secretos del mariquiteño, colaborador en varias obras suyas, los temas místicos que formaron el ambiente en sus años mozos, convirtieron a Carvallo hacia la carrera eclesiástica. Se hizo sacerdote, rigió curatos de indios; en todos debió dejar el fruto de sus ocios y de su amor por el arte máximo y, en años postrimeros tornó a Santa Fe, al estudio de su ya caducoarrera eclesiástica. Se hizo sacerdote, rigió curatos de indios; en todos debió dejar el fruto de sus ocios y de su amor por el arte máximo y, en años postrimeros tornó a Santa Fe, al estudio de su ya caduco

Santos Fue el último representante de la tradición del obrador de los Figueroas. Le tocó enterrar al viejo maestro, a Antonio, el esclavo peritísimo en el arte, al presbítero Carvallo de la Parra y al condiscípulo de sus afectos Baltasar de Vargas Figueroa. Cuando los viejos compañeros de labor le fueron dejando amanecía la gloria para su hermano menor Gregorio Vásquez, mientras para él anochecía, artística y económicamente. La paleta de Vásquez hubo de enriquecerse extraordinariamente; el concepto sólo místico de los primitivos santafereños, trocóse por el naturalismo enseñado por Roelas a fines del siglo XVI, continuado por los Herreras, en cuyas manos el claro oscuro cobra amplitud de escuela, para demorarse gloriosos en manos de Zurbarán, el incomparable, cuya influencia llega hasta nosotros en las manos oscuras de Juan Bautista Vásquez. Los últimos planos apaisados, de que tanto gustara el sevillano, aparecen en los lienzos de entrambos hermanos Vásquez, para personificarse en el

700 caracteres con espacio. Mayor en años es Gregorio Carvallo de la Parra. Quizás fuera el primero en alternar en el obrador maestro Gaspar. Dueño, al poco, de los contados secretos del mariquiteño, colaborador en varias obras suyas, los temas místicos que formaron el ambiente en sus años mozos, convirtieron a Carvallo hacia la carrera eclesiástica. Se hizo

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nueva colección 450 años arquidiócisis de bogotá

Ilustración. Alonso de Narváes. Virgen del Rosario de Chiquinquirá. Tela sobre algodón 1556. Basílica de Chiquinquirá (Boyacá). María Cecilia Alvarez. Chiquinquirá Arte y Milagro

Ilustración. Alonso de Narváes. Virgen del Rosario de Chiquinquirá. Tela sobre algodón 1556. Basílica de Chiquinquirá (Boyacá). María Cecilia Alvarez. Chiquinquirá Arte y Milagro

Ilustración. Alonso de Narváes. Virgen del Rosario de Chiquinquirá. Tela sobre algodón 1556. Basílica de Chiquinquirá (Boyacá). María Cecilia Alvarez. Chiquinquirá Arte y Milagro

Ilustración. Alonso de Narváes. Virgen del Rosario de Chiquinquirá. Tela sobre algodón 1556. Basílica de Chiquinquirá (Boyacá). María Cecilia Alvarez. Chiquinquirá Arte y Milagro

Ilustración. Alonso de Narváes. Virgen del Rosario de Chiquinquirá. Tela sobre algodón 1556. Basílica de Chiquinquirá (Boyacá). María Cecilia Alvarez. Chiquinquirá Arte y Milagro

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Ilustración. Alonso de Narváes. Virgen del Rosario de Chiquinquirá. Tela sobre algodón 1556. Basílica de Chiquinquirá (Boyacá). María Cecilia Alvarez. Chiquinquirá Arte y Milagro

Ilustración. Alonso de Narváes. Virgen del Rosario de Chiquinquirá. Tela sobre algodón 1556. Basílica de Chiquinquirá (Boyacá). María Cecilia Alvarez. Chiquinquirá Arte y Milagro

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Ilustración. Alonso de Narváes. Virgen del Rosario de Chiquinquirá. Tela sobre algodón 1556. Basílica de Chiquinquirá (Boyacá). María Cecilia Alvarez. Chiquinquirá Arte y Milagro

Ilustración. Alonso de Narváes. Virgen del Rosario de Chiquinquirá. Tela sobre algodón 1556. Basílica de Chiquinquirá (Boyacá). María Cecilia Alvarez. Chiquinquirá Arte y Milagro

Ilustración. Alonso de Narváes. Virgen del Rosario de Chiquinquirá. Tela sobre algodón 1556. Basílica de Chiquinquirá (Boyacá). María Cecilia Alvarez. Chiquinquirá Arte y Milagro

Ilustración. Alonso de Narváes. Virgen del Rosario de Chiquinquirá. Tela sobre algodón 1556. Basílica de Chiquinquirá (Boyacá). María Cecilia Alvarez. Chiquinquirá Arte y Milagro

Ilustración. Alonso de Narváes. Virgen del Rosario de Chiquinquirá. Tela sobre algodón 1556. Basílica de Chiquinquirá (Boyacá). María Cecilia Alvarez. Chiquinquirá Arte y Milagro

Ilustración. Alonso de Narváes. Virgen del Rosario de Chiquinquirá. Tela sobre algodón 1556. Basílica de Chiquinquirá (Boyacá). María Cecilia Alvarez. Chiquinquirá Arte y Milagro

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Ilustración. Alonso de Narváes. Virgen del Rosario de Chiquinquirá. Tela sobre algodón 1556. Basílica de Chiquinquirá (Boyacá). María Cecilia Alvarez. Chiquinquirá Arte y Milagro

Ilustración. Alonso de Narváes. Virgen del Rosario de Chiquinquirá. Tela sobre algodón 1556. Basílica de Chiquinquirá (Boyacá). María Cecilia Alvarez. Chiquinquirá Arte y Milagro

Ilustración. Alonso de Narváes. Virgen del Rosario de Chiquinquirá. Tela sobre algodón 1556. Basílica de Chiquinquirá (Boyacá). María Cecilia Alvarez. Chiquinquirá Arte y Milagro

Ilustración. Alonso de Narváes. Virgen del Rosario de Chiquinquirá. Tela sobre algodón 1556. Basílica de Chiquinquirá (Boyacá). María Cecilia Alvarez. Chiquinquirá Arte y Milagro

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450

años Arquidiócesis de Bogotá

Consuelo mendoza ediciones

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