Consejo sobre riqueza, “Diciplina” Debe estar dispuesto a pagar el precio - por Stuart Goldsmith © Las personas exitosas saben que deben sacrificar algo hoy para obtener mucho más mañana. Durante años me negué a creer que éste era uno de los secretos para convertirse en millonario, o incluso para conseguir cualquier cosa que
valga la pena. Creo que la razón por la cual evitaba mencionar este secreto era que no me gusta la palabra 'disciplina'. Hay algo en esa palabra que evoca la obra de Dickens (algo más que un olorcillo a reformatorio y los fantasmas del 'trabajar duro y honestamente para lo jefes'), pero no existe una palabra que abarque mejor este concepto. 'Actitud comprometida' se le aproxima, pero ésas son dos palabras. Una sola palabra funciona mejor para este tipo de conceptos, por lo que nos quedaremos con disciplina. En el transcurso de mis conversaciones con otros multimillonarios, noté que ésta era la palabra que usaban con más frecuencia al momento de intentar explicar las razones de su éxito. Cuando por fin acepté esta realidad, realmente me entusiasmé mucho. Muchas cosas se aclararon. Éste era el concepto clave que diferenciaba a los ricos de los pobres; a los exitosos de los fracasados. Disciplina. Sin ella, usted es una más del aproximadamente 80% de las personas que fracasan en la vida. Recuerde, no estoy abriendo juicios sobre otras personas; no tengo el derecho de juzgar a nadie. Estos fracasos se desprenden de las propias confesiones y definiciones de estas personas. Si usted les preguntara si sienten que han tenido éxito en la vida, o si creen que han fracasado, en seguida admitirán lo segundo, aunque por supuesto le echarían la culpa de este fracaso a factores ajenos a ellas. Con disciplina, usted cuenta con buenas posibilidades de destacarse por sobre el resto y de retirarse a edad temprana como un hombre rico o una mujer rica. Todo lo que escribo tiene la intención de evitar que usted se jubile sin haber ahorrado nada. Si al momento de jubilarse usted es una persona pobre que depende de las organizaciones benéficas, luego de haber tenido una vida de desesperación silenciosa, que se siente frustrada, sin haber logrado nunca nada demasiado importante, sin pasarla demasiado bien (más allá de los buenos momentos ocasionales), sin haber soñado alguna vez, sin haber superado un verdadero desafío, entonces su vida es un fracaso desde cualquier perspectiva, pero ciertamente también lo es desde la suya
propia. Por supuesto, si usted es feliz con su carencia de poder y su pobreza, entonces nada de lo anterior importa. ¿Es usted una persona disciplinada en términos generales? Existen cientos de indicadores que identifican a una mente disciplinada. Considerados de forma individual ninguno resulta esencial, pero cuando se los suma comienzan a configurar un patrón. ¿Puede levantarse temprano? ¿Sus zapatos están limpios, se peina y cepilla sus dientes? ¿Su automóvil y su casa están ordenados y prolijos? ¿Sus papeles personales (facturas del gas, estados de cuenta bancaria, etc.) están archivados según un orden relativamente razonable? ¿Trabaja bien y a conciencia, incluso cuando nadie lo está mirando? ¿Se emborracha? (¡Una persona disciplinada nunca se emborracharía!)¿Consume drogas? Podría pensar en quinientos indicadores más, pero creo que ya entiende lo
que quiero expresar. Ahora depende exclusivamente de usted repasar su vida y hacer una evaluación honesta de su nivel de disciplina o de su falta de ella. Insisto, no lo estoy juzgando. Usted puede vivir de la forma que quiera, incluso si vive en un chiquero, sin bañarse y drogado la mitad del día; es su vida. Pero si anhela una vida de poder y riqueza, entonces puedo garantizarle que no lo logrará si la suya se asemeja a lo que acabo de describir. La disciplina es vital. Cuando me encuentro personalmente con los clientes que vienen a consultarme, suelo decirles algo como esto: "Yo no tengo nada de especial. Sólo soy un ingeniero electrónico que ha triunfado. Usted puede hacer lo que yo hice". Digo esto para intentar eliminar el 'factor gurú'. ¡No puedes lograr que la gente te imite si piensa que eres la encarnación de un dios del sol! Entonces les digo que soy una persona normal, lo cual es verdad. Sí, soy una persona educada y poseo una cierta dosis de sentido común. Pero también tengo disciplina. Con frecuencia, la gente que se sienta frente a mí carece de disciplina, o al menos no la ha transformado en un aspecto fundamental de su vida porque, ¡caramba, se necesita disciplina para ser disciplinado! Puedo advertir la falta de disciplina de las personas a partir de la forma en que se visten, de la forma en que se sientan y de la forma en la que hablan.