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MÚSICA ELECTRÓNICA Y CAMBIOS SOCIALES

La música electrónica

COMO BANDA SONORA DE CAMBIOS SOCIALES

DETROIT

Autora: Caterina Günther Como profunda amante de la música y todo lo que la envuelve, varias veces me he preguntado cuál es su verdadero valor y por qué siempre hemos estado tan ligados a ella desde tiempos ancestrales. La música como expresión artística tiene una gran influencia en nosotros: puede sanar, estimular la reflexión, educar, derribar fronteras y reconciliar. Si esto lo extrapolamos a nivel grupal, ¿puede la música ayudar a que se produzcan cambios a nivel colectivo? Ha habido muchos casos a lo largo de la historia en los que la música ha sido una herramienta de transformación social, demostrando su poder de unión entre personas, convirtiéndose en un recipiente artístico para expresar emociones cuando las palabras no son suficientes. El cambio social provocado por la música a lo largo de los siglos ha movido gobiernos e impulsado revoluciones, ya que a través de esta forma de arte se puede lanzar un mensaje profundo y propagarse de manera más fácil entre las masas.

En el caso de la música dance se vuelve más evidente cuando, desde sus orígenes, los valores que ha promovido son los del amor, la inclusión, la felicidad y la unidad. La primera escena de club que se creó gracias a los partygoers, artistas y promotores colocaron la música en el foco principal de lo que estaban construyendo, convirtiéndola en una fuerza de unión que creaba un espacio seguro para todo el mundo sin importar la raza, sexualidad, edad o género.

La música dance nunca ha estado desvinculada de la política, de hecho, los inicios del techno surgieron como una necesidad de acción contra el declive y la decadencia de Detroit y como un subproducto y forma de protesta de la lucha afroamericana. Aunque hoy en día el techno pueda parecer un fenómeno asociado con Europa y caracterizado por el hedonismo y el disfrute, sus raíces están impregnadas de protesta negra y de una complicada situación en Detroit 40 años atrás. El surgimiento del techno fue en el contexto de una ciudad postindustrial donde la industria automovilística había sido destruída, además de la fuga de Motown Records a Los Ángeles, cuya mudanza confirmó el declive cultural de la ciudad en esos años. Fue en este momento cuando los creadores del Detroit Techno, los pioneros Juan Atkins, Derrick May y Kevin Saunderson ‘The Belleville Three’, armados con cajas de ritmos y con una profunda admiración hacia las aportaciones Kraftwerk y Funkadelic, se vieron obligados a explorar nuevas vías sonoras, a la vez que utilizaron la música como herramienta de liberación.

El nacimiento del techno en Detroit y la comunidad afroamericana, 1980.

techno

Así como el actual movimiento Black Lives Matter articula una agenda de cambio para redirigir los recursos hacia políticas más constructivas, la música y la cultura creada por el techno de Detroit en los años 80 tenían como objetivo desmantelar las estructuras coloniales y empoderar a la comunidad afroamericana y latina a reivindicar sus derechos a través del clubbing, el techno y el house.

La trinidad del techno de la segunda ola de Detroit fue el colectivo musical y sello discográfico Underground Resistance, probablemente el afloramiento político más militante del techno moderno de la ciudad michiguense. Con una estética musical grunge y una estrategia musical anti-mainstream, UR –la abreviación del grupo– tuvo mucho peso en la promoción del activismo político en el 1989. Formado en sus inicios por Mike Banks, Jeff Mills y Robert Hood, Underground Resistance adaptó el empuje del techno pionero de Detroit a las circunstancias sociopolíticas del momento dando paso a una música más orientada hacia la consciencia y el cambio. La política de identidad de UR se podía entender mejor como un intento de restablecer la lealtad con las comunidades afroamericanas de los barrios marginales, a la vez que promovía identidades políticas y culturales que explícitamente iban más allá de la etnicidad.

La cultura del ballroom, la música house y el colectivo queer, 1960 — Actualidad.

Otro fenómeno impregnado de activismo y acompañado de baile y música fue la aparición de la subcultura del ballroom, un entorno en el que a través de la música house se celebraba la diversidad sexual y el empoderamiento de todas las razas señaladas dentro de una época donde el racismo y la xenofobia estaban muy presentes en la sociedad americana a los años 60 y 70. De esta manera, los ballrooms se convirtieron en un refugio para la comunidad LGTBI y ayudaban y enseñaban a las comunidades marginales a sustituir la autopercepción de culpa y vergüenza por sentimientos de orgullo, dignidad y aceptación.

El baile que crearon fue el voguing, caracterizado por pases de baile inspirados en las modelos de la revista Vogue y en el antiguo arte egipcio y africano. La música que sonaba en estas batallas queer era mayoritariamente house y disco que sonaba en las pistas de baile de clubes como Paradise Garage o The Shelter. Así pues, los voguers bailaban al ritmo de canciones con hi-hats y sintetizadores muy marcados, a la vez que se liberaban de todos los prejuicios y escapaban de sus etiquetas. Más que una simple banda sonora de acompañamiento, los tracks de house fueron una parte integral de la creación de estas elaboradas actuaciones. Mientras los participantes se reunían en los clubes nocturnos, los DJ combinaban su selección musical según la categoría de la noche, aunque todos los himnos que definen el ballroom son mucho más que hits, sus mensajes glorificaban el espíritu de la feminidad y la sensualidad. “Es más que música, es una actitud”, explica Niall Connolly, un DJ de ballroom del Reino Unido. “La sociedad dice que no vales nada, pero la música dice lo contrario, eso te hace saber que no estás solo”. Algunos de los tracks que marcaron este movimiento social fueron ‘Love is The Message’ de MFSB, ‘Love Hangover’ de Diana Ross, el clásico ‘Can You Feel It’ de Mr. Fingers, ‘Fly Life’ de Basement Jaxx o el icónico track de Fast Eddie, el primer productor de house de Chicago, ‘Let’s Go’, producida en 1989.

El papel del techno en la reunificación del pueblo alemán, 1989.

Detroit fue la ciudad donde nació este estilo, pero Berlín es ahora conocida como la capital mundial del techno, ya que tomó este estilo musical y lo incorporó en su cultura emergente en los años 90. Nos remontamos a los años 80 cuando se creía que Berlín no tenía futuro, donde la escena musical era radical y muchos artistas sentían que no encajaban en la sociedad. Durante años, los grandes edificios abandonados que fueron destruidos en la guerra permanecieron vacíos, fue allí cuando los jóvenes seguidores de la música electrónica tuvieron una oportunidad de prosperidad. En estos edificios desalmados fue donde empezaron a organizar fiestas ilegales, dando lugar a un movimiento clandestino en el que las fiestas y venues se iban difundiendo con el boca a boca.

En ese momento el ‘raving’ era ilegal. Nadie tenía derecho a reunirse para bailar y escuchar música. Parece una pesadilla, ¿verdad?... Pero es lo que aquella generación tuvo que vivir. La música techno se consideraba política, y también se decía que iba en contra del sistema, por eso la mayoría de clubes no tenían licencia ni contratos. Aun así, la gente se reunía y montaban fiestas de varios días en entornos industriales donde, básicamente, no había reglas. Los años anteriores a la caída del muro, la radio de la Alemania Oriental se censuró, obligando a los jóvenes a acercarse al muro donde allí podían -si tenían suerte-, captar señales de radio de las ondas de la Alemania Occidental. Eso creó una división durante años no solo física, sino también cultural. Con la caída del muro, los años de represión soviética dejaron una sociedad con ganas de libertad y diversión y muchos edificios administrativos vacíos, en los que la música techno jugó un papel fundamental en la unión de las dos Alemanias con movimientos como la legendaria Love Parade.

Al derrumbarse el muro, los alemanes orientales ya eran libres de asistir a las fiestas de techno, así que empezaron a transformar los edificios industriales en verdaderos clubes de baile, muchos de ellos considerados hoy en día mecas del techno. Con el tiempo, la escena clubber en Alemania empezó a regularse, dado que el Gobierno vio el potencial turístico y de ingresos para la ciudad, brindando apoyo y permitiendo que el negocio tecnológico de la ciudad creciera más rápido que en otros países. Para potenciar todavía más la escena nocturna berlinesa, el gobierno alemán eliminó los horarios de cierre –las fiestas duraban días y días–, o los dresscodes, es por eso que todavía hoy existen clubes con este concepto, como por ejemplo el mítico club KitKat.

A finales de la década se celebró en la capital alemana la primera Love Parade. Nació como una especie de movimiento político en el verano del 89, organizado por Matthias Roeingh –también conocido como Dr. Motte–, un DJ de la escena underground berlinesa que quería utilizar el lenguaje internacional de la música como un medio para difundir la paz y el amor. Este evento hizo que, a través de la música techno, se unieran Oriente y Occidente y se sintieran conectados otra vez.

No solo jugó este papel de reunificación el Love Parade, también hubo una serie de clubes que fueron muy importantes en ese momento crucial. Uno de ellos fue el Tresor, que acogía a jóvenes de la Alemania Oriental y Occidental y allí tenían su espacio de reunión para bailar y disfrutar. Allí se demostró que en las pistas de baile era el lugar donde más conectaba la gente cuando la política no podía. De esta manera, el impacto del techno y la caída del muro de Berlín fue enorme. De hecho, el techno no gozaría de esta popularidad hoy en día sin la caída del Muro. La imagen propia entre alemanes había cambiado de forma drástica, así como la percepción del país a ojos del mundo. Ese momento ayudó a que se dejara de relacionar Alemania con la Segunda Guerra Mundial y pasó a relacionarse, en gran medida, con la Love Parade.

LOVE PARADE

Second Summer Of Love, 1988

En 1967 fue cuando el Summer of Love original tuvo lugar. Dos décadas más tarde, en el verano del 88 nació un movimiento en el Reino Unido que se extendería hasta el 89, un movimiento a través del cual los jóvenes británicos se expresaron a través del sonido del acid house. Con influencias de Detroit, Chicago, Alemania e Ibiza, el movimiento rave internacional en UK lo hizo suyo redefiniendo la vida nocturna de las generaciones más jóvenes.

El Second Summer of Love apareció en un entorno económico desfavorable en el que la industria textil de Gran Bretaña se había paralizado por completo obligando a muchas fábricas y almacenes a cerrar. Estos venues se convirtieron en sitios ideales para organizar fiestas ilegales donde el foco principal se centraba en los nuevos sonidos que se estaban gestando en la era rave y el consumo de sustancias, principalmente el éxtasis. En esa época, esta nueva droga fomentaba un espíritu de amor, comunidad, respeto y euforia. Uno de los aspectos más positivos que tuvo este cambio en el comportamiento de los jóvenes respecto a la fiesta fue la unión en la sociedad; no había sentido de división por clase o raza, todos estaban unidos a través del amor por la música, el baile y la diversión. En estas reuniones ilegales en los warehouses, miles de personas se movían en sincronía como un engranaje perfecto.

"El tema de las raves era realmente importante: los punks, las pandillas de hooligans, los skinheads, los rockabilly… las raves borraron todo eso. Las raves eran una locura, había un gran nivel de libertad. Solía pararme delante de los warehouses sintiendo lástima por la gente que no estaba allí para presenciarlo o ser parte de esa revolución absoluta”, explica Gavin Watson, fotógrafo del movimiento rave. ”El rave era más punk que el punk, porque los jóvenes ni siquiera pensaban en violar la ley, solo querían bailar. El espíritu era increíble”. Las fuerzas autoritarias y leyes del Reino Unido pusieron trabas a las discotecas y clubs nocturnos, lo que favoreció la demanda de ravers que querían seguir disfrutando de la libertad y del espíritu del amor. Esta intensidad que se vivió a lo largo de esos dos veranos se rebajó en el momento en que el gobierno de ese momento empezó a tomar medidas drásticas para terminar el auge de fiestas sin licencia. A esto se le sumó un gran número de muertes relacionadas con el consumo de drogas, que dio lugar a la aparición de nuevas leyes de justicia penal en 1994.

Hoy en día todavía se puede sentir el impacto del Second Summer Of Love con el auge de la música electrónica y los grandes festivales alrededor del mundo, aunque muchos puedan pensar que el espíritu rave se haya perdido a causa de la gran comercialización de la música dance.

Y es que no hemos de olvidar que la escena electrónica nació a raíz de la necesidad de crear comunidad para un grupo de personas y colectivos marginales, con el objetivo de darles un hogar independientemente de sus orígenes y sexualidad. Así nació y así seguirá el espíritu de inclusión con el que se fundó este género musical, que seguirá brindando una oportunidad para sentirse parte de una familia en la que se respetan todas las diferencias entre iguales.

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