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El Toque Personal de Dios

Del Obispo El obispo JamesV. Johnston, Jr. es el séptimo obispo de la Diócesis de Kansas City- St. Joseph.

La semana pasada yo le pedí a dos grupos diferentes de personas compartir mi historia personal de fe y como fui conducido al sacerdocio. Es algo que yo disfruto compartiendo y que todavía me maravilla a medida que envejezco, como la mujer Samaritana lo hizo después de reunirse con Jesús en el pozo ese día.

Parte de lo que todavía me fascina es que Jesús me haya prestado tal atención a mí personalmente. Es fácil imaginar que Dios tiene una visión amplia más allá del borde del universo y observa el mundo en general — el planeta azul con esos miles de millones de personas, siempre ocupados con sus cosas. Sin embargo, Dios es Dios, y cada uno de nosotros es un niño, precioso e irrepetible. Dios nos conoce íntimamente; tal como conocía a la mujer Samaritana que se dio cuenta en sus palabras, “Él me dijo todo lo que he hecho”.

Uno también ve esta sorprendente realización reflejada en las cartas de San Pablo, junto con otras de los Apóstoles. En uno de sus más bellos testimonios, San Pablo escribe: “Yo he sido crucificado con Cristo, y la vida que vivo ahora no es la mía propia: Cristo está viviendo en mí. Todavía vivo mi vida humana, pero es una vida de fe en el Hijo de Dios, quien me amó y se entregó a si mismo por mí” (Gálatas 2:20). Él me amó y se entregó a si mismo por mí; Él está viviendo en mí.

Esta realización es una de las más importantes de la vida Cristiana, darse cuenta de que la Cristiandad no es solo un movimiento, o un grupo de enseñanzas, sino un encuentro personal con el Dios viviente. Algunos teólogos se refieren a esta creencia Cristiana de que Dios nos ama personalmente, y mira hacia abajo para involucrarse en nuestras pequeñas vidas, como una especie de escándalo. ¿Cómo podría Dios cuidar personalmente a cada una de sus criaturas tan íntimamente? El difunto Carl Sagan, el célebre astrónomo, estaba tan abrumado con la inmensidad del universo y su incomprensible extensión, que remarcaría lo pequeños e insignificantes que parecemos los humanos. Una pizca de una pizca, desde su perspectiva. Todavía, el amor de Dios sigue una lógica divina que es difícil de comprender por los humanos y para otros, demasiado buena para ser cierta.

Esta es una de las claves del Evangelio y de sus buenas nuevas. Dios es amor, y “Sí, Dios ama tanto al mundo que le entregó su único Hijo, para que quien creyera en Él no muriera, sino que pudiera tener la vida eterna” (Juan 3:16) Esto también suena escandaloso para algunos; que Dios todopoderoso y santo, pueda rebajarse para asumir nuestra humanidad de manera que pudiese morir y resucitar de entre los muertos por mí.

Nuestro reto como discípulos es recuperar nuestro asombro y amor por lo que Dios ha hecho por nosotros — personalmentey como la mujer Samaritana en el pozo, como Zaqueo, y muchos otros en los Evangelios, dar nuestro propio testimonio cuando se presente la oportunidad, acerca de lo que Él ha hecho por mí.

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