Madrugar siempre es un estorbo, y si encima es en fin de semana, ya ni te cuento. Yo, que me levanto cada día de lunes a domingo a las 7 y pico de la mañana, ya lo tengo por costumbre, aunque sábados y domingos me cuesta más de lo habitual.
nes relacionadas con el Salón del Automóvil.
Así que a las ocho y poco cogíamos a turbotín mi chica y yo, y nos íbamos hacia el bonito pueblo de montaña que acoge el manantial de Font Vella. Aunque mi idea era lavar el coche antes de llegar a Pero el 21 de Mayo no me costó nada. Y es la concentración, entre desayunar y echar que era un día especial, el día de la primera gasolina me di cuenta de que no me iba rodada y concentración del ClubAbarth de a dar tiempo, así que lo pasaba por alto. España. La cita era en Sant Hilari Sacalm, Girona, claramente lejos de mi vivienda habi- Al llegar a la plaza del pueblo donde habíatual en Logroño, aunque ayudaba, y mucho, mos quedado me encontraba un espectáel hecho de estar en Barcelona por otras razo- culo repartido a partes iguales entre Abarth
modernos (500, 695 Tributo y Puntos) y modelo clásicos (124 Rally, 131 Abarth Stradale y varios 1000TC y 850TC). El único coche con “manchas de guerra” era turbotín, que yo creo que en el fondo se estaba acordando de toda mi familia por no llevarlo a la ducha antes de ir a reencontrarse con “su familia”. Y mientras los coches compartían espacio y asfalto, los asistentes, casi cincuenta (para 25 coches) también comenzábamos a entablar lazos más allá de conocernos vía internet o por algún evento previo.
Para las 10 de la mañana ya estábamos todos los que teníamos que estar, y Salvador Espinal, como maestro de ceremonias, nos organizaba antes de dar la palabra a ACF para que nos repartieran y explicaran el Road Book. Mientras me afanaba a tomar imágenes con la cámara de vídeo, mi chica escuchaba el briefing con el pequeño cambio de ruta que había que hacer, debido a las fiestas de un pueblo... Tema que luego nos iba a costar un despiste de media hora...
Sea como fuere, dábamos comienzo a la ruta, pegados a la trasera del 124 Abarth que conducía Manel Juncosa. Nada más salir del pueblo ya nos encontrábamos inmersos en un precioso tramo perteneciente al Costa Brava, plagado de curvas recubiertas con buen asfalto, y rodeadas por una especie de túnel formado por la vegetación, frondosa y verde como debe ser en primavera.
que teníamos delante mientras veíamos a Manel disfrutar de las trazadas, cortando cunetas y divirtiéndose sin un ritmo excesivo ni peligroso o ilegal.
Con una sonrisa en la cara por el placer de poder enlazar curvas de segunda y tercera, jugar con el acelerador y el sonido del motor con nuestro Abarth 500, ejecutar puntas tacón de libro, y trazar y destrazar curvas, Con el techo de turbotín abierto disfru- íbamos gozando y tomando imágenes para tábamos del tronar del escape del 124 montar el vídeo del evento, hasta decidir
adelantar a Manel y correr un poquito más para coger tomas de los coches pasando por algunas de las partes del trazado. Pero claro, después de dejar pasar a los coches, nos poníamos en cola del pelotón, y tras alcanzar a los que llevábamos delante, llegábamos al pueblo en fiestas, y con el lío de indicaciones, por ir a cazar a un Abarth rojo que llevábamos delante, acabábamos los dos perdidos durante media hora sin saber muy bien volver a los tramos.
Pero bueno, tras una rápida introspección, volvíamos a unirnos al grupo, y disfrutábamos de la segunda sesión de curvas. Enlazar curva tras curva, acelerar a la salida después de hacer vértice escuchando el bronco bramido característico de los escapes Abarth, apurar la siguiente frenada, trazar la curva sintiendo el roce del asfalto en los neumáticos delanteros, y el cambio de adherencia, cambiar el reparto de pesos... Todo te sumerge en el universo de la conducción deportiva hasta llevarte a un estado “límite” mental, la “zona”, donde todos los problemas quedan a un lado para simplemente pasar a disfrutar mientras tu hipotálamo manda endorfinas para colocarte una sonrisa que llega a ambos costados de tu cara, y te hace feliz, simple y llanamente feliz.
Es algo que no se puede explicar con palabras, y poder hacerlo en comunidad, en familia, con otras personas que comparten tu pasión te hace dejar de sentirte un bicho raro, y poder disfrutar más si cabe de toda la experiencia, sin tener que rebasar los límites de velocidad necesariamente para pasarlo bien. Simplemente hay que saber elegir bien las carreteras, y el ACF lo hizo mejor que nunca. Sacados del mundillo de la carretera, volvíamos a la plaza de Sant Hilari para aparcar los coches en comitiva y dar lugar a una de las fotos más bonitas del fin de semana, con todos los coches juntos mostrando sus escorpiones, mientras charlábamos entre todos sobre la bondad de los tramos
y lo bien que nos lo habíamos pasado.
Salvador Espinal y Jaume Juncosa nos daban unas breves charlas con grandes planes para el futuro del club, y hacían entrega de unos detalles preparados para la ocasión por Abarth España, a la que hay que darle las gracias desde aquí por acordarse de nosotros.
Quien más y quien menos había aprendido algo, una nueva carretera, una nueva trazada, o algún secretillo Abarth. Con hambre ya formada, nos íbamos cual boda o comunión todos juntos a comer al Hostal Torrás que nos servía una comida típica de la cocina catalana de montaña, Y ya con el café tomado, y un poco la moque por copiosa no sería, pues no hubo dorra típica de haberte llenado el estóquien se pudiera quedar con hambre! mago a conciencia, salíamos a la plaza para hacer las últimas fotos, entrevistas, Durante la misma nos comenzábamos y despedidas, y charlar de nuevos planes. todos a conocer un poco más, y disfrutábamos con charlas centradas en los Yo ya me muero de ganas de la próximodelos de la marca, en sus varian- ma, así que ánimo, y ¡a por ella! tes, en planes de futuro, en nuevas concentraciones, slaloms, eventos, viajes...