LOS PERROS DEL COLOQUIO
ANTOLOGÍA 2013
漏 De la presente edici贸n: Los Perros del Coloquio. Queda prohibida la reproducci贸n total o parcial de las obras incluidas, con objeto comercial, sin la autorizaci贸n expresa de los propietarios de los derechos de autor.
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Tiempos de crisis, tiempos literarios. Castilla es tierra de hombres y mujeres de letras en periodos donde no había nada que perder y quizá, dado a este hecho y de la falta de una exuberante orografía, que no de naturaleza, es también muy propicia a fábulas y juglerías. Como un nuevo Mester, este ramillete de autores castellanos dan de sí mismos sus mejores imaginarios, tanto en verso como en prosa, intentando sacar a la vida todo aquello que estos tiempos les sugieren. Disfrútenlos.
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Caminante, son tus huellas el camino y nada mรกs; Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrรกs se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar. Antonio Machado
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JORGE DAVID ALONSO CURIEL - VALLADOLID - 1975 Licenciado en Filosofía y Letras y de profesión y vocación escritor. Autor de poemarios, libros de cuentos, novela, artículos en diferentes revistas y autor de dietarios. También cinéfilo, traductor, crítico cinematográfico y literario. Publicó su primer libro en 2007, el poemario Es Mejor el Sueño, en la editorial madrileña Ópera Prima. Después le han seguido en 2011 la novela breve Las Guerras han Terminado; en 2012 el libro de relatos eróticos Tu Mejor Pecado, y el libro de microcuentos Yo Conocí a un Hombre Satisfecho. Los tres libros publicados en la editorial neoyorkina Babel Books Inc. También participó en 2011 con varios cuentos en un libro de relatos conjunto titulado Mujeres, de Babel Books Inc. En 2012 participó en el libro Yo a la Crisis la guiso y me la como, otro libro escrito por distintos autores, y en el que se reflexiona y se dan consejos para pasar de la mejor manera posible esta Crisis terrible que nos aprieta. Publicado también en Babel Books Inc. En 2013 ha publicado en la misma editorial una edición del clásico de la literatura española El Lazarillo de Tormes, inaugurando su colección de clásicos. Y actualmente prepara un libro de literatura infantil, un nuevo poemario y otro libro de relatos.
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Del Libro Tu Mejor Pecado, colección de relatos y poemas eróticos y amorosos, Babel Books Inc., 2011. No hay remedio Nos había costado mucho ahorrar para venir hasta aquí. Todo era maravilloso en Machu Pichu. Una guía atractivísima nos iba instruyendo. Era de privilegiados porque además las visitas están restringidas. Y yo, debo confesar, sólo miraba el culo de la guía. Sus pechos más que apetecibles, sus curvas sabrosas. Estaba en el centro del mundo y un servidor sólo miraba lo que miraba. Sus nalgas me tenían muerto, su manera de moverse me estaba enfermando. Pensaba que muchos darían sus manos por estar aquí. Y yo, en Machu Pichu, gran privilegiado, y no tengo remedio.
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Del Libro Es Mejor el Sueño, Editorial Ópera Prima, 2007. Viaje de Retorno Una vez muerto (morí una noche de tormenta) hace ya más de una década, los mismos hombres oscuros que me trajeron a esta otra parte me visitaron y me enviaron de nuevo a la vida. Así, otra noche de tormenta, una semana después de mi retorno a la vida, los mismos hombres me vieron tras los cristales de mi casa y comprendieron que debían hacerme volver. Antes de cogerme por los brazos me miraron a la cara y no hice ningún gesto recriminatorio. “Yo nunca pedí volver”, les dije. Les dije que nunca.
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Miguel de Cervantes Saavedra En el aテアo 1602, en lo que se llamaba Acera del Rastro se empezテウ la construcciテウn de cinco pares de casas, una de ellas fue habitada por Cervantes en 1605 a poco de llegar a la ciudad de Valladolid. Actualmente tiene por la calle del Rastro su entrada, aunque los jardines que se extienden por delante terminan en una verja que da a la calle de Miguel テ行car, a la que se accede por el Pasaje de Dulcinea.
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DIONI ARROYO MERINO - VALLADOLID - 1971 Licenciado en Antropología por la Facultad de Filosofía de la UNED y diplomado en Educación Social, trabaja como funcionario de carrera para la Admón. del Estado. Ha publicado Los Ángeles Caídos de la Eternidad, novela negra y de suspense ambientada en Valladolid, y Metanoia, una intriga de ciencia ficción y aventuras. Ambos libros han sido los ganadores de la V Edición del PREMIO LITERARIO ÉRIDE EDICIONES, y ya están por su segunda edición. Próximamente, publicará El Sabor de tu Sangre, novela gótica sobre la porfiria, y ha empezado a trabajar en un nuevo proyecto de novela erótica, con la que intentará evitar ser encasillado en un determinado género. Por su profesión, ha vivido en múltiples ciudades, entre las que recuerda con más cariño, Sta. Cruz de Tenerife, Algeciras, Jerez, Pontevedra o Santander. Desde finales del 2012, reside nuevamente en Valladolid, y forma parte del Colectivo de escritores, “Los Perros del Coloquio”.
E-mail: dimonportu@hotmail.com Blog: http://dioniarroyomerino.blogspot.com
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Fragmento de Los Ángeles Caídos de la Eternidad Ambientada en el Valladolid de los años ´80, relata la historia de un asesinato desde la visión de los asesinos. Estamos ante una novela negra de jóvenes, de amor y de muerte, con la necesaria carga erótica y la ambientación macabra y pasional. La protagonista, trabaja en una funeraria maquillando cadáveres, y página a página, nos desvelará sus misterios: (…) Al abrir los ojos, un extraño mutismo envolvía toda la sala, y no podría saber cuál era su procedencia, cuál el origen de aquel instantáneo resplandor. Comprendí que había sido producto de mi recalcitrante imaginación. Pero fue entonces, cuando me llegó aquel indescifrable mensaje a la mente. Simplemente, lo acepté sin saber de dónde provenía, sin preguntarlo, pero mentalmente, psíquicamente, se me comunicó que a partir de aquel día, aquella funeraria estaría ligada fatalmente a mi existencia. De repente acabó todo otra vez, me sequé el sudor del cuello y de la frente, y rebosé salud, fuerza y vitalidad, sin pensar en lo acaecido durante el breve espacio de tiempo que llevaba en ese lugar. Nos condujeron a otra sala que nos dejó estupefactos. El intenso perfume bañaba el ambiente, cubriendo toda la atmósfera de un maravilloso frescor, que psicológicamente, nos produjo a todos una sensación de amor y felicidad. Las fragancias se mezclaban con el aromático incienso, que invadió nuestros pulmones. La reacción fue inmediata, pues nos miramos unos a otros pensativos y silenciosos, pero comunicativos. (…)
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Fragmento de Metanoia Dentro de quince años, el mundo vivirá inmerso en el peor de los escenarios posibles. La decadencia económica, social y la crisis de valores, mostrará una sociedad peligrosa e individualista. En este dantesco escenario, un funcionario de prisiones vivirá el mayor acontecimiento de su vida: una romántica historia de amor con una interna, y a partir de ese momento, la esperanza renacerá para el mundo. Paradojas temporales, sexo y aventuras, en una novela de suspense y ambientación futurista: (…) Por fin, después de varios segundos de difícil silencio, ella levantó los ojos bañados en lágrimas, intentando hablar entre sollozos, por lo que no me pude contener y me dirigí a ella, abrazándola, sintiéndome obligado a pedirle perdón, pero sin saber realmente por qué. Cuando se hubo tranquilizado, volví a mi silla, esperanzado en escuchar las respuestas que pensaba que me merecía.
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-Asur, voy a irme. Me alojo en un hostal, y será así hasta que se solucione mi asunto judicial, del que te aseguro que no tengo nada que ver. Cuando todo haya terminado volveré de nuevo a mi hogar, que está muy lejos de aquí y de ti. Siento que esto haya durado tan poco. No paraba de mirarme, y su determinación parecía tan firme que me hundió en la silla en la que me hallaba, por lo que volví suplicante a su lado pidiéndole que no se marchara. Volvimos a besarnos, y entre susurros y lamentaciones, me sorprendí a mí mismo diciéndole al oído: -No te vayas, Domnita, porque te creo y sé que puedo confiar en ti. (…)
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MAYRA ESTÉVEZ GARCÍA - MADRID - 1975 Con siete años sus padres se trasladan a Valladolid donde se forma académicamente. Reside desde hace aproximadamente una década en Tudela de Duero, un municipio vallisoletano. Aunque tiene una formación universitaria que no tiene absolutamente nada que ver con el mundo de la literatura, Ingeniería Técnica Agrícola, siempre le ha encantado inventar historias. Desde bien pequeña ha sido su gran pasión. Un buen día, llegó el momento en que no pudo evitarlo, y una de esas historias empezó a tomar fuerza en su cabeza haciéndose imposible evitar trascribirla al papel. Entonces, empezó por lo más básico. Cogió su ordenador, abrió una hoja de Word, y comenzó a transcribir lo que terminó siendo una trilogía de 1300 páginas: La Vida de Carla. Aprovechando una desdichada situación de desempleo, y sin tener nada que perder, decidió ponerse en serio a encontrar la mejor manera de publicar su trabajo. Esta no fue otra que la auto-publicación, de la que es absolutamente responsable, desde el texto, a el diseño de las portadas. Todo un reto de coraje y valentía, digno de la protagonista de su historia: Carla, una mujer que tiene mucho que contar y superar, en la España de Posguerra.
Facebook: La vida de Carla. E-mail: mayraestevezgarcia@gmail.com Blog: mayraestevezgarcia.blogspot.com
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El primer libro “LA VIDA DE CARLA: La obediencia” se inicia cuando Carla hija de una familia humilde sin padre reconocido, se traslada con ocho años a Yenco, un pueblo ficticio de la provincia de Valladolid situado a orillas del río Duero, en el año 1941. Allí asienta su vida junto a su madre, trascurriendo el tiempo y sus personajes hasta la llegada de dos en concreto que conseguirán acercarlas hasta el infierno, haciéndolas sobrepasar sus propios límites. Conoceréis a una Carla niña y después a una joven que vive aprisionada en un mundo en el que no quiere estar, pero en el que habita por obligación y obediencia, al igual que les ocurrió a muchas mujeres durante varias décadas en España. A la par que se cuentan las vivencias de Carla van apareciendo pequeñas pinceladas de “Los Fernández”, una familia adinerada afincada en los terrenos de Yenco cuya existencia irá rozando la de Carla. En la segunda parte “LA VIDA DE CARLA: La lucha”, Carla empieza a despegarse las etiquetas que otros le han impuesto, a soltar las cadenas que le atan a un mundo donde no quiere estar, y a convertirse en la mujer que realmente quiere ser. Conoceréis los pasos que dará para
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esquivar las consecuencias de sus actos, para cerrar las puertas de su pasado, y por último introducirse en un proyecto impensable para su condición apareciendo el mundo del viñedo a su alrededor. Los “Fernández” se acercarán cada vez más al nombre de Carla. Por último, en “LA VIDA DE CARLA: El control”, Carla viaja a Francia, concretamente a Burdeos, conociendo interesantes personajes que le ayudarán en su futuro profesional. Mientras que en Yenco continuará construyendo los cimientos de su gran proyecto (viñedos y vino a su alrededor) encontrando dificultades y nuevos enemigos. “Los Fernández” proseguirán adentrándose en su vida hasta límites insospechados. Y en conclusión, la trilogía “LA VIDA DE CARLA” es la historia de superación de una mujer que vivió durante la dictadura española, y mi historia, la autora de este libro, es la de superación de una mujer del siglo XXI que decidió sacar adelante su sueño por sus propios medios. Os revelaré la última frase de mi novela. ¡Todos podemos ser Carla! ¡Lucha por tus sueños! Y eso es lo que yo intento.
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La Vida de Carla: La Obediencia. Aquella noche Carla salió de casa deseando no volver. Cuando cruzó la puerta y la cerró a su espalda, entendió el destino que a partir de aquel instante se forjaba ante ella. El temor que durante tanto tiempo le había impedido salir del infierno estaba ahora en él. Su verdugo, maltratador y carcelero yacía muerto en el suelo del sótano con la cabeza abierta rodeada de un charco de sangre. No tenía miedo, realmente no sentía nada: ni pena ni remordimiento ni dolor. ¡Nada! Ni siquiera felicidad o tranquilidad. Simplemente estaba perdida, ausente, ida, ¡quizá loca! Era de noche, hacía frío. Vagaba por la calle sin rumbo con la mirada perdida sin sentir el gélido viento que la azotaba. Parecía un ser sin identidad perdido en el mar de la confusión. Solo tenía dieciocho años, pero la unión de todos los hechos soportados en su corta vida se asemejaba más a los contados por una mujer a mitad de su existencia que por una joven como ella. Ni en sus peores pesadillas habría llegado a imaginar que a su escasa edad, hubiera tenido que sobrepasar tantos sucesos, tristezas y vivencias en su aún inmaduro cuerpo. Mientras que Carla caminaba por la noche oculta por la oscuridad, empezaron a resurgir en su memoria imágenes de su vida. Cuando uno está perdido dentro de su propio caos, sus recuerdos afloran de lo inconsciente acercándose a la parte consciente. Aquellos pensamientos no eran nada agradables. Durante largo tiempo había intentado olvidarlos, pero estaban tan aferrados a su cerebro que toda la intención puesta en expulsarlos de su ser había fracasado. Sin embargo, en esa aturdida situación, tales reflexiones eran lo mejor que podría sucederla y, aunque fueran desagradables, probablemente devolverían la razón a la locura
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transitoria que estaba viviendo. La primera figura que apareció en su memoria fue la de su madre. ¡Cuánto había vivido con ella, tantos hechos, experiencias, dolor...! Ana, la madre de Carla, se quedó embarazada con sólo quince años; del padre nunca se supo. Lo único que Carla escuchó fueron habladurías de las viejas cotillas del pueblo. Según ellas su padre llegó de fuera, preñó a Ana y huyó sin volver a aparecer nunca más. Directamente Carla lo único que recordaba que le comentaran sobre su progenitor era la frase: “¡Tú no tienes padre y no me vuelvas a preguntar!”. Esta respuesta tan cerrada y exenta de explicación dañaba a Carla. No entendía cómo el resto de niñas tenían figura paterna y ella no. Comprendía que el padre de una hubiera muerto, y que el de otra estuviera en la cárcel, pero Carla simplemente no tenía. ¿Cómo lo aceptaba? Lo único que le salvaba era su imaginación, magnífica defensa que le sostenía en la vida real a base de vivir ocultamente una subsistencia imaginaria. Así su forma de aceptar la horrible frase de “tú no tienes”, fue imaginando que su padre era un Dios que la había dejado en su madre para que pudiera prevalecer en la tierra. Locuras de niña que salvaban a Carla de peores razonamientos. ¿Por qué no imaginar algo bueno de la frase tan tristemente empleada por su madre para explicar la inexistencia de su antecesor? Ana era estrictamente católica y crió a su hija bajo los reglamentos de esta religión. Carla aprendió en la iglesia que Jesús vino al mundo por medio de la concepción de María, bajo el deseo del Supremo. De esta forma pensó que su padre debía de ser esa divinidad, a la que todos adoraban. La conclusión resultó lógica: ella no tenía progenitor, y sin embargo su madre, después de estar embarazada, había dado a luz a una niña. Tal historia se asemejaba a la contada por el cura durante las Navidades, fecha apropiada para explicar la historia del nacimiento de Jesús, quedando Carla fascinada y concretando, por tanto, que era
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hija de aquel mismo Dios. Los pensamientos que de niña creó desaparecieron con el tiempo. Los duros sucesos que vivió, le hicieron romper la coraza imaginativa que forjó durante su niñez, gran error que le devolvió a la dura realidad del mundo. Debía de haber seguido creyendo en la historia mágica que explicaba la falta de una figura paterna, mas los surcos de los años fueron demostrando poco a poco la inexistencia de los sueños.
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Ciro García Jiménez La inusitada biografía de Ciro García Jiménez: Nací. Si no consigo evitarlo- y estoy en ello-, moriré. Entre tanto, a pesar de malas compañías y peores hábitos, me las he arreglado para sobrevivir un periodo de tiempo bastante decente, parte del cual -20 años- lo he dedicado a la crítica literaria en el Norte de Castilla. También he escrito varias novelas, de las cuales sólo una -de momento- es digna de ser publicada. Y lo está, se llama “No tan ardiente”, y está firmada por Ciro G. Jiménez. Nada de complejos de Edipo, no crean, aunque sí un poco de snobismo. Si quieren saber de que va, lo mejor es que la lean, sólo diré que es muy intrigante, con unas gotas de delirio, y algunos devaneos muy sexys. Escribo ahora otra novela, (título provisional: Tres), y en breve saldrá un libro de cuentos: Cartas de amor de la perdida Atlántida. Regento, además, una librería, Little Dream, dedicada a la fantasía adulta; es decir, que vendo novelas de ciencia-ficción, de fantasía, y eróticas, así como algunos comics, y libros de fotografía erótica, así como ensayos sobre estos y otros temas afines. También nos gusta la poesía, si es local, más. Para rematar, he fundado junto con Rafa, otro escritor estupendo, la editorial Mukei.
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De Cartas de Amor de la Perdida Atlántida Desde la Niebla La súbita aparición de Elisa, seis años después de una separación menos dulce que amarga, me ha removido tristemente, como mueve al temblor el aullido alejado de un perro. Ella quería más de lo que yo necesitaba. Entonces ella era casi cuanto yo necesitaba. Fue concisa, clara, cruel: - Si me vuelves a ver es que estoy muerta. Sonreí, creo, y encogí los hombros. La deseé una suerte que ella despreció con un desdén de sus dedos. Dio la vuelta y caminó calle abajo hasta mezclarse con la niebla, sin dedicarme una última sonrisa. Vino un tiempo de imprecisiones: Mis recuerdos, de un día para otro, fluían como arena alegre, de cuarzo, triturados en un potaje alquímico de extraños nombres amistosos: No León rojo, sino Johnnie Walker, no Leche de virgen, sino Jack Daniels. Mi miseria no era diferente a otras miserias. Ni siquiera sentí que era miseria hasta que prendí un cigarro bajo el techo constelado de mapas celestes fosforescentes del cuarto de aquella estudiante forastera. El cuerpo súbito, nacido inopinadamente en la misma noche en que moría el invierno, me devolvió la memoria del cuerpo de Elisa. - ¿Qué piensas? Me limito a exhalar humo. Mi estudiante se revuelve y cierra los ojos. No voy a decirle que no la veo en las hebras grises que se elevan hacia sus estrellas de papel y fósforo; que veo las formas sutiles de Elisa. No sería educado. Más grosero que preguntar por sus pensamientos. Elisa está ahí: en el humo. Y muy adentro: mucho más allá de los párpados, de la corteza cerebral, en lo más diminuto
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de las moléculas de la sangre. Si respondiera, si fuera sincero, tendría que comparar. Y cómo comparar a Elisa que había borrado de mi memoria -que tiende a melancólica y sentimental- a mis escasas amantes anteriores y que imponía su recuerdo al contacto de la nueva. Cómo decirle que a veces... Mejor es que cierre los ojos, dejarla dormir.- A pesar de que vuelvo a estar cachondo, mucho más cachondo que cuando, hace unas horas, su lengüecita jugaba salaz con mi polla-. No me creería, de todos modos. Me tomaría por lunático, me arrojaría de la cama y ya es tarde y hace frío para pensar en caminar. Mejor que duerma. Tratar yo de dormir, de olvidar aquellas veces en que Elisa me ofrecía su desnudez, simple, una sonrisa de cuerpo entero. Eran las primeras horas de la mañana y ella había despertado primero. Salía del cuarto y me arrancaba del sueño al volver a entrar, haciendo chirriar la puerta que necesitaba un buen engrasado. No decía nada. Apenas se le curvaban los labios cuando yo abría los ojos. Venía con parsimonia, como avanzando de muy lejos. Recién despierto me parecía un espejismo difuso, de pezones rojos y pubis nocturno. El cuarto era pequeño, pero tardaba una eternidad. No hablaba. No quería besarme, apenas que la tocara. Levantaba las sábanas y contemplaba mi verga, menos dormida que yo. Dejaba caer sobre el glande una gota de saliva. Y entonces, antes de que me diera cuenta, estaba sobre mí, empalada, silenciosa, lujuriosa; chorreando como una fuente. Yo cerraba los ojos involuntariamente. Y ocurría. En la retina persistía su rostro, como un borrón rojo. La oscuridad tras de mis párpados era roja. Me parecía ver con las manos. Una abarcaba un pecho, la otra aferraba la cadera. Noté el pezón oscuro enderezarse. Y al tiempo lo veía, en mi tiniebla roja, creciendo, afianzándose con un reptar suave y estático de anémona. No era capaz de abrir los ojos. Creo haberlo intentado. A lo mejor no quería. La veía entera, y mezclada. Porque la percibía con
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todo mi cuerpo. Un rompecabezas delirante, lúbrico como no hay cosa en la tierra: ¿quién ha visto con su lengua la lengua y los dientes de su amante? ¿Quién con su falo ha escrutado la vorágine roja de la vagina en su más extremado delirio; quién con su dedo atisbó a través de las oscuridades del ano? ¿Y quién lo creería si le contara esto? Y durante meses no lo había recordado. Hasta que el cuerpo moreno, aromático como el cedro, de la estudiante me llevó al cuerpo perdido de Elisa. Durante cierto tiempo me regodeé en la añoranza. No mucho. Acabé por acostumbrarme a caricias que no son más que caricias, deliciosas como caricias. Y, otra vez, olvidé. Hasta que, esta tarde, como si tras años la devolviera la niebla, choqué con Elisa. No la reconozco al principio. Es ella la que me llama por mi nombre. “No has cambiado”, me dice. Ella sí. Me cuesta conciliar el recuerdo de aquellas mañanas, con esta figura que tengo delante. Absurdamente, quizás, me viene a la memoria la última frase que quiso decirme: “Si me vuelves a ver es que estoy muerta”. ¿No afirman algunos- aunque siempre he pensado que no son más que estupideces, esperanzas vanas- que la muerte no es sino cambio? De todos modos, decido, entregarse al recuerdo es ya una forma de necrofilia
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RODRIGO GARRIDO PANIAGUA - VALLADOLID - 1978 Licenciado en Historia del Arte. Profesor de educación secundaria. Dos obras auto-editadas: La identidad mordida y Trayecto ambas en 2012. Colaborador del colectivo de poesía “Elefante Rosa” en sus festivales y fanzines. Participante del I Congreso de la Nueva Literatura Vallisoletana, celebrado el día 16 de Febrero de 2013 en Valladolid. Miembro del colectivo “Los perros del coloquio”.
Blog: lallamaenlapalabra.wordpress.com E-mail: rodribeat@yahoo.es Facebook: facebook.com/rodrigo.garridopaniagua
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Encender la Palabra alrededor del Fuego Exploré las profundidades de las minas en busca de un diamante embarrado. Rastreé las siluetas caprichosas que el agua nos permite, continentes siempre en silencio. Imaginé tus magnitudes moldeadas en arcilla y tuve la necesidad de hablarte aún sin estar cara a cara: le murmuro a un rostro inventado, discuto en mayúsculas con el horizonte sobre los caminos del amor, me miran como a un loco. De tus labios nacerán palabras piadosas, tus manos serán la lumbre que me convoque alrededor. Créeme, créeme cuerpo nómada cuando te digo que voy a encontrarte, porque los tesoros que auguro me animan a seguir. (De La identidad mordida)
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Asamblea de Locos Quien no haya pensado nunca que los besos suenan cóncavos como piedras lanzadas al río, quien jamás haya llamado sueño dorado al vientre de su amante, quien no vea en un cuerpo desnudo una réplica exacta de la belleza antigua, quien no se haya extraviado en un archipiélago de sudor, quien no descubra en una boca la cueva donde guarecerse y en su lengua al animal que merodea sus heridas, quien no entienda que un tren que parte es una bandera que ondea a media asta, quien desconozca que en la lluvia se encuentran todas las lágrimas y en cada lágrima una pena de muerte; aquel que niega que de la espera nace una esperanza de pétalos infinitos o que la luna llena es una ventana abierta; aquel que no crea ver en cada rostro el rostro de él o de ella, aquel que no pronuncia la palabra amor en las vísperas de la muerte, ese no tendrá voz en esta asamblea de locos. (De Trayecto)
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Francisco Gómez de Quevedo Villegas y Santibáñez Cevallos El año 1601, un año después de morir su madre, Quevedo llegaba a Valladolid para proseguir con sus estudios de teleología en la Universidad. Es durante esta estancia en la ciudad castellana cuando comienzan a circular sus primeros poemas bajo el seudónimo de Miguel de Musa y sus primeras escaramuzas con Góngora del que terminaría adquiriendo su casa una vez este se arruinara. También realizaría la redacción de su famosa obra El Buscón.
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JUAN MARTÍN SALAMANCA - VALLADOLID - 1988 Juan Martín Salamanca nació en Valladolid el 17 de Abril de 1988, aunque con apenas tres años tuvo que marcharse a Lagunilla, un pequeño pueblo de la sierra de Béjar (Salamanca), al que su madre fue destinada como maestra. A los siete años regresó a su ciudad natal, lugar de residencia que alterna con frecuentes visitas a la localidad de sus padres, Pedrajas de San Esteban (Valladolid). Licenciado en Periodismo por la Universidad de Valladolid, durante el periodo 2009-2010 cursó una beca Erasmus en la Universidad de Turín (Italia), empapándose de la cultura transalpina, de la que es un enamorado. Actualmente trabaja en la agencia de noticias Europa Press. Gran amante de la Historia y de la vela, ha plasmado estas dos pasiones en su primera novela, En busca del hogar, en la que también ha querido transmitir el embrujo que le causó Estambul, ciudad que visitó en 2007. Con un segundo libro en ciernes, ha publicado diversos relatos en ‘La revista de todos’ y en su blog personal, juanmsalamanca.blogspot.com.
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Los dos Patitos El pato Guanajuato abrió los ojos como todos los días, bastante tarde. Era una ave perezosa a la que no le gustaba madrugar. Vivía, como otros patos similares, en una casa de piedra levantada sobre una pequeña isla, donde no se acercaban los humanos, lo que le permitía seguir durmiendo sin que lo molestaran hasta bien entrada la mañana. Cuando sus compañeros de habitación comenzaban la jornada, los alrededores estaban desiertos, y todos los ánades podían moverse a sus anchas para buscar alimento, tanto dentro como fuera del agua de aquel estanque. Sin embargo, el menú a base de plantas, semillas y algún que otro caracol no terminaba de gustar a Guanajuato, que se pirraba por las galletas y los barquillos que le daban los niños y mayores que visitaban el lago. Otros eran esquivos y rehuían a los hombres, pero Guanajuato era un pato doméstico y se sentía cómodo con aquellos extraños seres sin plumas. Así que dormía hasta que el parque se encontraba lleno de personas dispuestas a alimentarlo. Salía de su escondite, estiraba las patas y las alas para desentumecerse, y se lanzaba al agua, lo que le provocaba un refrescante cosquilleo en el vientre que terminaba de despertarlo. Con sus portentosos pies, que eran propiamente unas aletas, nadaba veloz y alegre rumbo a la orilla donde solían colocarse los humanos, tras un pequeño muro de piedra que evitaba que estas criaturas tan raras, que ni podían volar ni se desenvolvían del todo bien en el agua, se cayeran y terminasen empapadas. Cuando ya se había saciado, cruzaba el lago y se internaba una playa resguardada de la
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presencia del hombre, donde se pasaba el resto del día descansando, hasta que al caer la tarde regresaba a su casita de piedra. Aunque en el parque nunca faltaba gente, determinados días de la semana, casi siempre los últimos, eran los que ofrecían mayores visitantes, por lo que era cuando Guanajuato se pegaba un gran festín, a pesar de los engreídos cisnes que se entrometían con su fascinante y largo cuello para dejar a dos velas a los pobres patos. De todos modos, era en verano cuando mejor le iban las cosas. La cantidad de niños se multiplicaba, los días eran más largos y tenía más tiempo para retozar con esos pequeños que, además, tenían la costumbre de recorrer el estanque en una barca llamada ‘La Paloma’, comandada por un señor dicharachero tocado siempre con una blanca gorra de capitán. Disfrutaba de una vida tranquila, y por nada del mundo renunciaría a ella. No obstante, aquel no era un día de verano, sino de finales de otoño y, como otras veces, había llegado un grupo de patos frisos que huían de las bajas temperaturas de donde vivían. En una época en la que el alimento era menos abundante, esos intrusos venían siempre a molestar, y a Guanajuato no le hacía ninguna gracia. Después de cumplir con su ritual mañanero, se marchó hacia su querida playa, pero en su sitio preferido, se topó con una impertinente pata frisa que, por lo visto, no era consciente de que invadía un territorio ajeno. Maragata, la pata, era una hermosa hembra de plumaje pardo, con espejuelo rosado en las alas, cuello y abdomen blancuzcos, cabeza grisácea y un sugerente pico negro. Lo único que tenía en común con Guanajuato, cuyas plumas
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poseían una monótona tonalidad blanca en todo su cuerpo, eran sus pies, del color de las naranjas. La amabilidad no era una característica destacable en Guanajuato y, como era de esperar, echó a la pobre ave fuera de la playa. Sin embargo, pronto empezó a sentir remordimientos por su actitud, y se ofreció a enseñarle el estanque y a acompañarla a la hora de visitar a los humanos que tan ricos barquillos regalaban. Transcurrieron las semanas, las nieblas dieron lugar al hielo, el hielo a la nieve, la nieve a la lluvia, la lluvia al buen tiempo y, al final, Guanajuato y Maragata se hicieron amigos. Entonces, el pato Guanajuato se dio cuenta de que nunca más podría respirar sin la pata Maragata y de que su anterior vida carecía ya de sentido. Ahora, todos los días salían juntos a explorar aquel vergel, a mezclarse entre la gente por las aceras, a subirse con los niños en los columpios, a picotear las pintorescas estatuas y bustos diseminados en inhóspitos rincones, a espantar a los gatos que acechaban a los indefensos polluelos o a parpar junto a los esmerados jardineros para hacer más agradable su faena. Pero también esa peligrosa curiosidad de la pata le daba más de un susto, como cuando se adentraba por el pequeño canal que salía del lago y que no se sabía muy bien adónde conducía. A pesar de todo, ahora sí Guanajuato se sentía completo. Lamentablemente, el invierno pasó, y Maragata regresó con los suyos a casa, al estanque de un lugar llamado Hyde Park, situado en una gran isla más allá del mar. Aquella primavera, Guanajuato se la pasó cual alma en pena, recorriendo los lugares donde habían estado juntos, como el canal, los caminos en los que se burlaban de los
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pavos reales y de las insulsas palomas, las fuentes sobre las que paseaban cuando el frío helaba sus aguas… Su mejor amigo, el pato Macchiato, lo trató de convencer de que ella volvería al invierno siguiente, pero nada lo consolaba. ¿Y si no volvía? Tal vez su familia eligiera otro parque para pasar los meses más gélidos. Podía ocurrir que nunca la volviese a ver, que ella conociese a otro pato más divertido y menos perezoso, y que lo olvidase para siempre. La sola idea era insoportable, mas estaba atado al estanque, pues no conocía otro lugar del mundo, que para él se acababa en ese jardín bautizado con razón Campo Grande. Entonces vio sus alas, y comprendió que, a diferencia de los bizarros humanos, podía volar y desprenderse de cualquier atadura. No estaba enjaulado como otras aves que había visto en las pajareras del parque. Él era libre. Habló con otros patos más viejos y sabios, y se informó de cómo podía llegar hasta Hyde Park. Finalmente, cuando ya lo tenía todo preparado, se impulsó con sus aletas por el agua a gran velocidad y, en el momento preciso, esténdió sus alas, comenzó a batirlas, realizó un último esfuerzo, y su cuerpo salió del agua, volando hacia la felicidad.
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Félix Lope de Vega y Carpio Procedente de una familia humilde natural del valle de Carriedo, en la montaña cántabra, fue hijo de Félix de Vega, bordador de profesión, y de Francisca Fernández Flórez. No hay datos precisos sobre su madre. Se sabe, en cambio, que tras una breve estancia en Valladolid, su padre se mudó a Madrid en 1561, atraído quizá por las posibilidades de la recién estrenada capitalidad de la Villa y Corte. Sin embargo, Lope de Vega afirmaría más tarde que su padre llegó a Madrid por una aventura amorosa de la que le rescataría su futura madre. Así, el escritor sería fruto de la reconciliación, y debería su existencia a los mismos celos que tanto analizaría en su obra dramática.
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RAFAEL MIGUEL GONZÁLEZ - VALLADOLID - 1975 Escritor, ilustrador, crítico cinematográfico, empresario, investigador de lo oculto y viajero incansable. Aunque cursa estudios de Ingeniería y Ciencias Económicas, su innata pasión por la literatura y en concreto por todo lo mágico y fantástico, pronto le hará interesarse en el género de la ciencia ficción, en donde cosechará el éxito con la editorial madrileña Megara de mano de La Venganza de la Diosa Graya en el año 1995. Tras ello, dado su espíritu emprendedor y organizativo, decidirá fundar 33 Ediciones y posteriormente, junto a Ciro García, Ediciones Mukei, hogares actuales de su amplia narrativa. Hombre de los mil nombres, pues sus historias son narradas por voces distintas, firma principalmente como Rafael Heka sus epopeyas cómicas de ciencia ficción, y como Arturo Viesca, su novelas de terror fantástico menos amables u otros textos de sci-fi. Para Rafael Miguel González deja los libros infantiles, los textos históricos, o los de carácter menos fantástico, y para Rafatrek, sus incursiones cibernéticas. En definitiva, un autor de imaginario desbordante y raíces autodidactas, cuyo objetivo es fusionar la introspección y el divertimento, aportando historias útiles, sorprendentes, lenitivas, ampliamente positivas, y llenas de fuerza vital. www.33ediciones.com www.edicionesmukei.com
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Las Lágrimas Tardías Finalista I Premio TWININGS de historias de té Incluida en la obra: Cardumen de Cristal Acabada la cruenta subasta, entró una joven y depositó sobre la ovalada mesa de ceremonias una pequeña caja metálica. El opulento anciano, la recogió ante la mirada de envidia del resto y abandonó la estancia camino de sus aposentos sin poder levantarse de su eléctrica silla. Ya en ellos, sacó la bolsita de té que en ella albergaba y la introdujo en un humeante vaso de agua sobre un solitario poyete. El anciano accionó la persiana y mientras disfrutaba de su sabor contempló, muy a lo lejos y alejándose, un inundado planeta al que nunca volvería. Y lloró…
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Anónimo Incluida en la Obra: Sorbos Año 3245 después de Cristo Museo de Antropología Primario. Esperanza, Capital Terrestre. La cola daba vueltas al edificio. Miles de seres autóctonos y foráneos procesionaban impacientes mientras serpenteaban por una infinita cola contemplando multitud de vestigios. Todos, esperaban llegar hasta un pequeño trozo de papel. Un diminuto manuscrito sin autor ni procedencia. “El inicio de la Lucidez”, rezaba en la brillante placa digital. El muchacho, al llegar, lo miró mientras su padre contemplaba expectante sus reacciones. “Hoy he descubierto quién soy... comenzaba. Hoy sé, qué soy. Y he llegado a esa conclusión pensando algo muy sencillo. He imaginado el mundo, ese lugar plagado de galimatías legales, atiborrado de normas, de ciegos, de manipuladores, de destructores de la naturaleza... SOLO. VACIO. Sin más alma humana en él, que YO. Y entonces, todo se aclaró. Vi con claridad, La Tierra. Y mire al cielo, y vi las estrellas. Y descubrí el paraíso. Un lugar en el que vivir libre de la contaminación del hombre. Allí, con la ayuda de algún que otro animal, y la maña de la agricultura, uno puede sentirse libre de verdad. Libre, y capaz de subsistir de la forma más sencilla llegando a esa paz de espíritu que sólo se conquista con la auténtica independencia que otorga la autosuficiencia. Porque la realidad de todo esto es muy sencilla: Tan sólo somos unos seres que necesitan un poco de agua, y algo de alimento para el cuerpo y el alma. Todo lo que añadamos después, son complicaciones, manipulaciones, in-
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tentos de ingresar al individuo en estructuras mentales alejadas de su auténtica naturaleza simple. El mundo y yo sólo... Ahora sí, sé quién soy...” Los ojos del muchacho habían cambiado de expresión. Entró siendo niño, se fue como hombre.
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CLEMENTE DE PABLOS MIGUEL - SEGOVIA - 1970 Aunque nace en Segovia en 1970, reside desde niño en popular barrio de Las Delicias. Profesor, historiador y periodista. Autor de diversos libros sobre cine y artes plásticas: Un lugar de cine (Rodajes cinematográficos en Segovia 1898-1999), 100 años de cine en Castilla y León, Las fijaciones de Stanley Kubrick, El carro rojo, Sierra: Pintura, Los 100 años de la vida y la obra de Alfred Hitchcock, Guías de Segovia y Zamora de la colección “Castilla y León es Vida”,… Colaborador en El Mundo de Castilla y León, Revista Cultural ARGAYA, Revista de Folklore, El Adelantado de Segovia, Alerta, Cuadernos cinematográficos, Estudios Segovianos,... Crítico literario de El Norte de Castilla entre 1992 y 2007. Miembro del equipo de lectores durante varios años del Premio de Novela “Ciudad de Valladolid”. Presidente del Jurado, en tres ediciones, del PREMIO DE POESÍA JOVEN ATENEO DE VALLADOLID. Ha recibido los premios: PRIMER CONCURSO DE CUENTOS "UDEMIF" 1994; RACIMO 99 DE LAS ARTES Categoría Cine Fundación Serrada (Valladolid) a su trayectoria como investigador (galardón que comparte con profesionales de la talla de Lola Herrera, José Luis Borau o Montxo Armendáriz); Premios ARTE JOVEN 2.000 de la Junta de Castilla y León, (queda en primer lugar por una investigación histórica sobre “Cinematógrafo en Segovia”); Finalista en el I Premio POESIA JOVEN ATENEO DE VALLADOLID 2.001 por el poema “La bella Helena”; Accésit “Premio RINCÓN POÉTICO 2.001” ATENEO DE SANLÚCAR DE BARRAMEDA
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por el poemario Cuba (que fue publicado); 3º PREMIO DE POESÍA PALADAR CUBANO 2002 por el poema “Las tres princesas”. Publicó en diciembre de 2009 Las cartas a Lesbia, presentada en Madrid y Valladolid con gran éxito en las Ferias de Valladolid, Frankfurt y Guadalajara (Méjico). También fue objeto de estudio, por el profesor de la Complutense Juan Luis Arcaz Pozo, en el
Congreso Internacional de Pervivencia del mundo clásico (Alcañiz 2010). En 2010 publica Metamorphos una caja con poemas y grabados en colaboración con los artistas Concha Gay y Javier Redondo. En diciembre de 2012 ha presentado el libro de sentencias poéticas Teoremas, que trata de la relación del sexo y las matemáticas, con dibujos e ideogramas de Julio Sendino también ilustrador de Las cartas a Lesbia.
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Las Cartas a Lesbia (2009) El hombre levantaba la cabeza de vez en cuando y preguntaba qué había de comida, ella arrastraba las zapatillas para decirle que lentejas y pollo por tercera vez. Él la miró y se preguntó dónde estaba la mujer a la que quiso, con la que soñó, a la que hizo el amor. Ahora vivía con una vieja, y también con un horrible viejo, lo había visto en el espejo alguna mañana. Afortunadamente una mujer, todas las mujeres; Lesbia, la amante, la puta, seguían en su cabeza igual que entonces. *** Sólo la vi una vez, en una fiesta punk. Sus ojos brillaban más allá del artificial intercambio de cuerpos y sustancias. Nadie me cree, pero su cabeza rapada era bella y armoniosa. Allí clavó su amiga afiladas uñas, ella disfrutaba y se relamía, y yo me quedé a mirar. Mientras la música me devoraba y me arrastraba al no hay futuro del fin del milenio. *** Panero vivía en un manicomio y soñaba con Catulo como yo. Lesbia me susurró: ”tu también deberías vivir en un lugar así”. Miré a mi alrededor y comprendí que eso ya estaba sucediendo. Callé lo que sabía y dije: “¡mis tratamientos me los doy yo solo, so puta!”.
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Clío musa de la Historia. No olvides. No calles. No acates. Que tu punzón no se deba ni al mismo Apolo. Y jamás temas decir lo que ves y no te place.
Teoremas (2012) El placer es un estado euforizante que nos lleva a la plenitud y que nos permite caminar en el filo de la navaja de la vida y la muerte. *** El límite del deseo tiende a infinito. El límite del amor tiende a cero. El límite de la pasión entre dos elementos tiende a uno. *** La erección es en realidad una integral de sumandos infinitamente pequeños que tienden al mismo límite infinito, superando su propia realidad y dimensiones.
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Mª AMPARO PANIAGUA MUÑOZ - LEÓN - 1967 Mª Amparo Paniagua Muñoz es una ferviente amante de la palabra y entusiasta de la literatura desde muy joven. Coordinadora de la publicación CLAMOR, de creación literaria y fomento de la lectura, en colaboración con la Concejalía de Participación Ciudadana del Ayuntamiento de Valladolid. Se ha presentado a numerosos certámenes literarios en los últimos años. Autora de los poemarios Desde que tú apareciste… y El hilo que nos une. Ambas publicaciones van por su 2ª edición. En preparación, una recopilación de microrrelatos ilustrados, el libro de poemas “Los ojos del mar, (silencio)” y otro titulado “Versos de ceniza y sal”. Como bloguera dice llamarse Sortilegios y Memorias. Participa asiduamente en recitales poéticos en distintos ámbitos y espacios culturales y algunas de sus creaciones han sido elegidas para publicaciones colectivas. Recientemente ha participado en el I Congreso de la Nueva Literatura Vallisoletana y es una de las integrantes del colectivo “Los perros del coloquio”.
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De El Hilo Que Nos Une
Y AHORA... El pasado a veces se presenta de forma impecable, como un enjambre de serpientes danzantes aferradas a las venas. Hay puertas que se entreabren y, si te asomas, te engullen. Antes, tragos de ron insaciables. Ahora, pausadas infusiones de afecto. Antes, lujuriosa inocencia en los cristales. Ahora, templar las armas por un rato y dejar de perfilar suspicacias. Yo era de las que cosĂa mariposas en tiempos injustificables, en idĂlicos regazos, una vez inaugurado el amor. Y, ahora, por mi parte, callar. Guardar silencio en los parĂĄmetros de esta espesura.
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INTERCAMBIO Le regalé un anillo de compromiso, sin compromiso. Le desbaraté el corazón. No le regalé flores, mas sí un nexo de unión, acordes y letras. Le reclamé sus dudas y sus miedos, algunas complicidades esquivas e infinitas concesiones. No sé si alguna vez supo que no se puede elegir la verdad, que estamos inmersos en laberintos inescrutables sembrados de espejismos. A cambio me enseñó a manejar mis alas, a sobrevivir despedidas, a salpicar de tristeza cada imposible… Aprendí confidencias, intensidades, sublimaciones. Supe de templos, cercanías y descalabros, de hilos que no se rompen, de metáforas con prisa, de trámites imaginarios. Quise perderme en su isla y me encontré una piedra en la que, hasta la extenuación, inevitablemente, tropezar…
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MICRORRELATOS Son las seis... ...salen de inglés. La abuela se esconde tras la columna en ademán juguetón. Gira alrededor de ella con cierto afán perseguidor, asomando la cabeza a derecha e izquierda, acompañando grititos de corre que te pillo o que te acabo de encontrar… Sólo que……………. no hay niño. Venganza El comandante de la Guardia Nacional nunca llegó a cruzar el umbral del acuartelamiento. Yo, Mauro Gastón, se lo impedí. Llegado desde Ginebra dos años antes, con ínfulas de grandeza, alardeaba constantemente de su apostura y displicencia. Apuesto a la par que pendenciero, nunca supo que era una marioneta, el protagonista de mi guión. Yo le dictaba el tiempo, la postura, cuándo debía dormir o cuándo despachar. Tan disciplinado como dado a vicios ocultos, me lo encontré no por casualidad. Planifiqué cada inspiración, cada proyecto, cada sueño, cada ges de cada uno de sus días. Yo no pude entrar en el Cuerpo por un centímetro. Encima soy feo. Por eso le disparé. Justo en la página ciento noventa y seis.
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Él no quería... Yo nunca quise tocar el arpa, ni calzarme sandalias hechas con piel de cordero y cáñamo. Hasta bien entrada la adolescencia no supe lo que significaba el Imperio. Mis ensoñaciones eran otras. Licenciarme en el arte de la discreción y la elocuencia tal como me indicaba en mis sueños la musa que apoya su codo en la columna. No me placía atiborrarme de manjares cada día, ni practicar sexo con jóvenes de mi edad. La violencia no era de mi agrado y la conquista territorial no satisfacía mi ego ni mis aspiraciones. Pero nada salió como estaba previsto y tuvieron que nombrarme emperador. Para al fin y al cabo morir asesinado por mis mejores amigos antes de cumplir los treinta.
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Pedro Calderón de la Barca Empezó a ir al colegio en 1605 en Valladolid, porque allí estaba la Corte, pero como destacó en los estudios, su padre decidió destinarlo a ocupar una capellanía que estaba reservada por la abuela a alguien de la familia que fuese sacerdote. Con ese propósito pasó al Colegio Imperial de los jesuitas de Madrid en 1608 y allí permaneció hasta 1613 estudiando gramática, latín, griego, y teología. Continuó en la Universidad de Alcalá, donde estudió lógica y retórica. En 1615 pasó a la Universidad de Salamanca, donde se graduó de bachiller en derecho canónico y civil. En 1621 participó en el certamen poético habido con motivo de la beatificación de San Isidro y posteriormente en el de su canonización, en 1622, y ganó un premio tercero.
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MERCEDES PARADA DEU - BARCELONA - 1974 Mercedes Parada Deu nacida el 3 de enero de 1974 en Barcelona, llega a Valladolid en el año 1982. Hace Bellas Artes en la Universidad de Salamanca y el Master de Arteterapia en Barcelona. Participación en el libro Wondering on the Border, del artista taiwanés Yuan-Sheng Tsai, con los poemas “La última ventana” y “El mundo percibe como flota la vida”, año 1999. En el año 2003 gana el primer premio de poesía, Jóvenes Creadores de la Academia Castellano Leonesa. Fundación Jorge Guillén de Valladolid. Edición del libro: Hay en el aire un cúmulo de cosas, 2003. En 2012 publica con la editorial Tansonville, El amor es y doce poemas rezagados.
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Cuando corro sin querer por las grandes venas del bienestar, mi sangre soy yo, y mi pelo soy yo. Mi lengua soy yo, y mi ropa soy yo. Es posible descubrirme por el verde y no por el rojo, saltĂĄndome las reglas, viviĂŠndome desnuda e inusual.
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La última luz El amor se cubre la cara con el blanco asfixiante que te da un beso. Los arrullos de los pájaros comienzan, y a anidan en las asilas, entre el pelo castaño, y todo el pubis que se ilumina. Se queda escondido a la espera de una palabra, hablando un idioma de mirada incrédula. Se relame todo el cuerpo. No soy, y doy vueltas alrededor de mi casa, hasta que se ha apaga la última luz, y entonces, entro.
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DOC PASTOR - VALLADOLID - 1984 Doc Pastor es periodista y divulgador de cómic, que es su auténtica pasión aunque lo compagina con escribir sobre cine y la fotografía. Lleva desde los 12 años de evento en evento cuando comenzó en Fuerza Rebelde, Asociación de Fans de Star Wars de Valladolid, de la que poco a poco fue tomando más responsabilidad y siendo su relaciones públicas durante años, además de director de la 3ª Convención Nacional de Star Wars junto a Lander Arteaga. Ha colaborado en diversas publicaciones como Dentro de la Viñeta, Zona Negativa, Blood Crime Syndicate, Ocio Joven, el Periódico de Catalunya o el mensual AQUÍ en Valladolid, entre otros además de haber pasado también por la Televisión Popular de Mediterráneo en Valencia. También ha prestado su apoyo en los libros Papel y Plástico (volumen 2 y 3. Editorial Astiberri) de Óscar Lombana o en Que la Fuerza te acompañe: Guía completa de La Guerra de las Galaxias publicado por Dolmen Editorial. En los últimos años ha dedicado gran parte de su tiempo a la creación del Grupo 42 que actualmente está conformado por la gaceta on-line Ruta 42 (http://ruta42.es) y la revista mensual La Encuadre (http://laencuadre), que apareció hace unos meses y se presentó en la Fnac de Callao en Madrid en septiembre de 2012. Sin dejar de lado el festival Cortos con Ñ del que forma parte de la organización junto a los hermanos José Luis y Sonia Mora. Les gusta el whisky y las corbatas. Y su perrito se llama Loki.
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Palabras imaginarias Si solo pudiera amarte una vez, sería suficiente. Una primera vez, una vez eterna y que nunca terminase. Que durara hasta que ese beso con dudas, con miedo y pasión llegara a su fin. Que respirásemos entre momentos, en los parpadeos de todos los demás, en un tiempo infinito en el que las paredes sólo serían de papel y las personas de alrededor bocetos dibujados en ellas. No haría falta nada más. Solo ese espacio, más pequeño que la habitación más pequeña pero un universo más grande que el nuestro, solo dos, dos personas son necesarias para lograrlo. Creo que te veo en la sonrisa de otras personas, pero no son la tuya. Tus labios cambian cada vez que me hablas, no son los mismos que hablan a otras personas, no lo son. A ellos les dicen palabras, sueltas que juntas lograrían formar una frase. No. A mi me cuentan historias, lugares que se ocultan junto a un árbol, en una madriguera o a la sombra que proyecta una vieja casa. Allí podremos soñar, abrazarnos y dejar que el tiempo que dura un segundo se torne infinito. Escribo estas palabras solo. Sé que nunca llegarás a leerlas, pero quizá, solamente quizá, los viajeros de las estrellas decidan otra cosa y el día que no ha empezado, uno que solo imagino, lo termine entre tus brazos. Pero mientras Morfeo quiera que ese sueño llegue, escribo estas palabras solo.
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La chica del vestido blanco La escena venía de antes y por supuesto seguiría cuando ellos ya no estuvieran allí. El marco era un parque, no podía ser de otro modo. Todos los tópicos estaban allí, casi parecía que un director de serie B hubiera orquestado su ópera prima. Igual lo que sucedía en realidad es que estaban grabando un corto, puede que solo fueran actores y que no se conocieran. Igual nada de esto era cierto y la historia era algo totalmente distinto. Nunca lo sabremos. Ella llevaba un sencillo vestido de color blanco, una sonrisa que jamás desaparecería y una mirada que atrapaba a todos los corazones. En el caso de él era una camisa de color azul claro, unos tejanos gastados y una vieja cámara de fotos en la mano. Caminaban juntos, se cogían de la mano, reían. Y de pronto todo se detuvo. - “Clic” Un momento, un instante, un segundo, el parpadeo de un ojo, el latir de un corazón, el principio de una frase, el aleteo de un pájaro, el caer de una hoja. Todo se detuvo. Todo pasó a formar parte de algo eterno. Lo eterno y lo imposible pasa ahora.
A Valladolid. A sus calles. A su gente. A sus recuerdos. A su niebla. A todo lo que no ha sucedido. Cuando me marché nunca pensé que volvería. Escapé, aunque un antiguo amor me dijo que no lo hiciera, que no huyera y que si ese era el motivo me quedara. No lo hice. Mi alma y mi corazón me gritaban algo que no podía es-
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cuchar, no lo entendía pero algo estaba claro y es que tampoco iba a saberlo si me quedaba. Hice una bolsa, metí ropa, libretas, lápices y dejé fuera todos los recuerdos. Demasiadas losas estaban sobre mi espalda, las dejé en el camino, fue lo mejor. Volé y corrí lejos, a otra ciudad, otras calles y otros montes por conquistar. Un lugar al que hacía años que no había vuelto, allí amé y besé, tuve la calma que había perdido hacía mucho y me reencontré conmigo mismo. Allí el sol brillaba mucho más, los colores eran más fuertes y la gente mucho más abierta. Curiosamente mi corazón palpitaba con tristeza por esas mañanas con niebla, las calles grises y esas personas que si bien son frías no cuando te abrazan. De nuevo me marché. Recorrí más carreteras y más besos que estaban por venir. Fue un tiempo de viajar, de ver lugares nuevos, hacer amigos que ya eran viejos y otros que nunca había visto. Planear, reír y quizá llorar con unas despedidas. Todo se lleno de deseos de volver, de ir de nuevo con ellos, pero igual que pasa con los sueños solo era algo real por un instante, un instante que duró más que muchos pero que igualmente debía terminar. Algo seguía sin encajar, nunca supe realmente el qué si he decir la verdad, simplemente es igual que una piedra en el zapato: sabes que está ahí aunque no puedas verla. Lo notas. Llegué a otro ciudad y otra vez levanté nuevos pilares para edificar sobre ellos. En esta ocasión allí donde estaba el sol brillaba algo menos, los colores eran más fríos y la gente vivía en su propio infierno. Es curioso, pero de nuevo extrañé tus mañanas de invierno con sol y frío, esas calles que a veces
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se llenan del color del teatro y a esas personas que te abrazan cuando lo necesitas. Iba y volvía. Incertidumbre, dudas, miedo y al final el destino. No fue otra cosa, fue así, sucedió y volví. Regresé a ti. Todo había cambiado, nada seguía siendo como cuando yo me marché de tu lado. Ahora amabas a otros, tu lecho nunca había estado vacío, algunos se marcharon después de irme yo y otros volvieron antes. Eres infiel, igual que todas las ciudades, incapaz de amar solo a un hombre o a una mujer, pero ¿cómo podrías hacerlo? Sería igual que pedir a un padre que eligiera entre sus hijos. Puede que me marche de nuevo y otra vez me lleve un pedacito de ti en mis viajes. Hablaré de ti, es inevitable, será así sin duda, de todo lo bueno y lo malo que tienes, de los soleados días y las oscuras noches, de tus museos y tus cafeterías, de los amigos y los enemigos. Hablaré de ti, Valladolid, y cuando vuelva sé que no tendré un beso de tus labios, pero en el fondo tu corazón es imposible de olvidar.
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DAVID RAMIRO RUEDA - VALLADOLID - 1981 Aunque estudió Relaciones Laborales, siempre le apasionó la lectura, la escritura y la psicología; combinando estas tres materias, escribe narrativa de diversas temáticas, y crea personajes ricos en personalidades varias. Ha ganado algún certamen de cuentos en su ciudad natal, y ha sido miembro jurado de varios concursos de escritura infantil y juvenil; también ha participado activamente en diversas secciones literarias en Valladolid. Con Editorial Círculo Rojo ® presentó en diciembre de 2011 Sombras en la Luna, una novela de lectura ágil, con personajes creíbles, escrita con un estilo muy propio y cercano, y que ha arrastrado a un público ecuménico que ha catapultado la novela hasta la 3ª edición en poco más de un año. David Ramiro Rueda colabora actualmente con la revista FirstF Magazine en la sección literaria Titiritero de Palabras, y prepara como director y guionista los cortometrajes Sólo hay un paso y El Secreto del Actor, que verán la luz a lo largo del presente año 2013. Fragmentos de su relato Playa de Invierno han sido llevados a un cortometraje homónimo, (se puede ver en http://vimeo.com/60076084), y su filosofía de vida, su carácter inquieto, y su pasión por viajar, hace que siempre tenga nuevos argumentos en la cabeza que se verán reflejados de alguna manera en los próximos proyectos novelísticos y audiovisuales. Puedes seguirle en Twitter: @Dramirorueda, y en Facebook: David Ramiro Rueda - Autor www.davidramirorueda.com
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Sombras en la Luna Sombras en la Luna es una historia que podría ser la tuya…, ¿o acaso pondrías la mano en el fuego por la gente que te rodea sobre posibles actos ocurridos antes de que los conocieras? Ahora que formas parte de sus vidas, podrías verte salpicado. Sombras en la Luna es el título metafórico de lo que nos vamos a encontrar en las páginas de esta novela de intriga, el preludio de una historia con un inicio tan relevante como lo es la vida de cualquier persona en su día a día, pero que va tomando un cariz oscuro, inquieto y perturbador hasta la última de sus páginas. De ritmo vertiginoso, intrigante, con diálogos verosímiles, y un argumento que te atrapa. Hay personajes que se graban en la memoria; Hugo y Claudia ya forman parte de la vida de muchos lectores en toda España.
Sinopsis: Cuando dos personas formalizan una relación parece que ambos se fusionan y se convierten en un solo ser. A pesar de la magia y del tono idílico que durante los primeros meses prevalece en la pareja formada por Hugo y Claudia, la armonía se ve truncada cuando empiezan a surgir ciertos aspectos del pasado de ella que, irremediablemente, ahora también le incumben a él y le arrastran hasta situaciones insospechadas.
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Ambientada en Madrid y en Par铆s, Sombras en la Luna nos desvela la cara oculta de la perfecci贸n, y nos sumerge en una realidad de falsas apariencias, verdades a medias, y fachadas que se despintan con el paso del tiempo.
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José Zorrilla y Moral José Zorrilla nace en Valladolid el 21 de Febrero de 1817 en la única casa que había por entonces en la calle Fray Luis de Granada (antes llamada calle de la Ceniza). Desde su nacimiento, sus padres quisieron que se dedicara a las leyes y trataron de apartarle del arte de los versos. En esa casa, ahora museo, vivió Zorrilla durante los siete primeros años de su vida y, brevemente, a su vuelta a Valladolid en 1866 tras su regreso de México. En ella, él mismo aseguraría que veía fantasmas...
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GLORIA RIVAS MURIEL - SALAMANCA - 1957 Gloria Rivas Muriel nació en La Fuente de San Esteban (Salamanca) en 1957 y vive en Valladolid desde 1975. Licenciada en Filología Hispánica se dedica a la docencia desde el año 1983. Publicó en abril de 2012 el libro A la sombra de un tilo, una selección de artículos que habían ido saliendo a lo largo de dieciocho años en la revista “Reflejos”. Además del artículo de opinión le interesan la lírica y el microrrelato. Especialmente si abordan los asuntos que la literatura de compromiso sabe y debe exponer cuando es necesario. Y, según ella, estos son tiempos que necesitan literatura crítica y comprometida. Algunos de sus reconocimientos son, el primer premio del IV Concurso Literario Hiperbreves MoviStar (Madrid) por “los caracoles” o el local Justas Poéticas de Laguna de Duero en 2009 por el poema “Vivo por las palabras”. Ha sido finalista en el XIII Concurso Literario La Voz del Aula, organizado por la Diputación de Valladolid con el relato “Aeropuerto Internacional Libertad” y con el microrrelato “la ceguera” en el II Concurso de microrrelatos ACEN. Tiene pendiente de publicar el libro “100 haikus de la escuela primaria y otros del cuarto creciente y del amor” y “Yo me llamo Ying”. En proyecto terminar el de poesía “La mano del mortero es de madera.”
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Tres Historias de Niñas Afganas
Niña afgana con peine No me ha llevado mi mamá al mercado porque yo no me quería peinar esta mañana. Tenía tantos enredos en la cabeza que me daba miedo del peine. He ido al pozo a por agua y he lavado los vestidos de las muñecas y también sus cabecitas. Las he peinado y les he atado lazos en las trenzas. Luego las he puesto a secar a la puerta para que las vea mi mamá cuando venga. Pero mi mamá tarda.
Niña afgana con reloj Son las doce horas, un minuto y quince segundos y todavía no ha llegado mi mamá del mercado. Ayer llegó a las once y cinco, igual que anteayer. Aunque mi mamá siempre dice que aquí en Kunduz el tiempo sólo sirve para morirse una y que mejor no saber cuando, a mí me gusta mucho mirar este reloj que me regaló un voluntario de Acnur, porque así sé cuando va a llegar ella a casa. He oído otra explosión y llevo asomada a la ventana cincuenta y siete minutos. Ahí viene. El voluntario que me regaló el reloj, con mi mamá en brazos, desplomada. Voy al pozo, a tirarlo.
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La joven esposa afgana. Soraya salió por fin de la casa de su padre para casarse con Khaled, su primo del alma, su alma gemela, en quien tenía puestas todas sus esperanzas de libertad. Los invitados no podían ver tras la ventana del burka la sonrisa tranquila y confiada, la melena negra y brillante de puntas rizadas ni el vestido rosa ribeteado de cristalitos azules y manga hasta el codo. Su padre llegó con ella hasta Khaled y se la entregó. -Trátala como se merece, es terca como lo era su madre. -Así se hará, señor. La fiesta duró hasta las once de la noche y los novios despidieron a su familia en el zaguán. Kaled se volvió hacia su joven esposa, le quitó el burka y lo tiró al pozo. Sonó como una mariposa azul en Abril. Después cerró la puerta por dentro y le dio la llave. -Toma, la llave de nuestra casa, para que entres y salgas cuando quieras. Larga vida para nosotros, Soraya. -Larga vida, amor mío.
(Gloria Rivas Muriel. Del libro de microrrelatos “Yo me llamo Ying”)
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Rosa Chacel Arimón Nace en Valladolid en 1898, se traslada a Madrid a la edad de nueve años y pese a una azarosa vida cargada de lucha literaria, exilios, y residencias lejanas, sus restos descansan tranquilos en el Panteón de los Ilustres de su ciudad natal, en el Cementerio del Carmen, acompañada por José Zorrilla y Miguel Delibes.
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BORIS ROZAS - BUENOS AIRES - 1972 Universidad de Valladolid. Sus libros de poesía son hasta la fecha: Bagajes del alma (2004), Lleno del mar (2005), Hemisferio Sur (2007), Huyendo de este jardín, me encontré con el viento (2009) y Ragtime (2012). Su obra aparece ya en varias Antologías, entre las que podemos destacar: “Poesía Española. Una Pro-puesta. De la Generación del 68 a la del 2000” (2008),“La Hora Sagrada. XIII Encuentro de Poetas Iberoamericanos” (2010) y “Corazón de Cinco Esquinas. Junta de Castilla y León” (2010). Ha obtenido, entre otros muchos, el Premio Sarmiento de Poesía 2007, Primer Premio del XXXIII Cer-tamen de Poesía Manuel Garrido Chamorro (2012), Accésit del Premio de Poesía Ángel Miguel Pozanco (2007), Finalista del XXII Premio de Poesía Jaime Gil de Biedma (2012), Primer Premio de Poesía del XVI Certamen Poético “Villa de Ermua” (2010), en dos ocasiones Accésit del Pre-mio Nacional Hernán Esquío de Poesía (2011 y 2012), “Botijo de Plata” en las XLVI Justas Poéticas de Dueñas (2012), Primer Premio XV Certamen Poético del Barrio de Torrero, Zaragoza (2012), etc. http://www.borisrozas.com
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“Bagajes del Alma” Editorial Visión, Febrero de 2004 “De todos los rincones del hombre, el menos visitado es aquél donde se guardan las provisiones de la vida. Encontrar el tiempo es lo importante.”
“Lleno del mar” Editorial CELYA, Marzo de 2005 “Hacerse entender y respetar en una larga huida junto a unos versos tristes no es profesión lustrosa, sino más bien ataque de necesidad. Y, claro está, compromiso para con uno mismo y sus palabras.”
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“Hemisferio Sur” Biblioteca CyH, Septiembre de 2007 “En la ola del instante absoluto, pugnamos por dejar nuestra huella en la ribera de lo efímero.”
“Huyendo de este jardín, me encontré con el viento” Editorial Poesía Eres Tú, Noviembre de 2009 “En agosto de 1989 huía entre jardines y aristas, envuelto en frágiles alas de Ícaros infantiles, sólo para encontrarme de bruces con los vientos de la poesía en enfermas mañanas sin principio. Todo amor y carcoma. Es agosto de 2009 y la mañana es perfecta. Náufrago del rocío del verso, camino bien acompañado en este bosque de cristal de la mano de mi otro yo.”
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“Ragtime” Editorial CELYA, Octubre de 2012. 2ª Edición, Marzo de 2013. Finalista del XXII Premio de Poesía ‘Jaime Gil de Biedma’ Ganador del XXXIII Certamen de Poesía ‘Manuel Garrido Chamorro’ –Martos– Primer Premio del XVI Certamen de Poesía ‘Villa de Ermua’ Finalista del X Certamen Internacional de Poesía ‘La Lectora impaciente’ Finalista del II Internacional de Poesía ‘El Mundo lleva alas’ –Miami-EE.UU.– “Dicen que se escucha por las noches el blues frío de la Radio Tristeza, mientras sacude las viejas gárgolas del Top of the Rock. Más otoño que se le viene encima. El corazón salió hace tiempo del reconocimiento, en limo en blanco marfil, dejando para siempre el alma por el viejo Nueva York. Was my idea, me sueles decir siempre. Más otoño que se le viene encima.”
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ROBERTO RUÍZ ANTÚNEZ - VALLADOLID - 1976 Roberto R. Antúnez nació en Valladolid en 1976. Desde pequeño los libros se convirtieron en el lugar perfecto para asomarse al mundo. Unos años después, la literatura de Roberto Bolaño fue el detonante para comenzar la búsqueda de la madre de la poesía. Las palabras se convirtieron en las compañeras perfectas de viaje. Ha colaborado en publicaciones literarias y culturales como Alkaid, Artículo 20, o Disidencias. En 2003 fue finalista de la Justa Poética “Gatos en Relieve”, y en 2006 ganó el VII Certamen Poético Juvenil “Ateneo de Valladolid”. En 2011 edita junto a Benigno Bollo En la ciudad un proyecto fotográfico y poético que reflexiona sobre el espacio urbano contemporáneo. En 2012 fue seleccionado para formar parte del Catálogo del Primer Premio Internacional de Poesía Visual “Juan Carlos Eguillor” (Bilbao). Desde hace tiempo, su rincón virtual “El verso clandestino” (www.elversoclandestino.blogspot.com) constituye un espacio libre de comunicación poética que aglutina algunos de sus textos y poemas. En 2013 publica La Habitación Trashumante con Éride Ediciones.
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De Poemas Sueltos Variaciones a la muerte de Robert Lowell Morirte en el asiento de atrás de un taxi entre la calle 48 con la 55 es un acto de puro terrorismo poético. El taxista no tiene nada que decirte, no se ha dado cuenta que tus ojos en blanco ya no miran la ciudad a medio hacer. El taxímetro discrepa de la realidad y le va mordiendo los tobillos a las hienas que sueñan las cuatro de la tarde, el coche se va comiendo la locura rupestre del asfalto y todos esos vados metropolitanos tan hostiles. Morirte en Nueva York un día de primavera. Morirte en una ciudad donde los ejecutivos hacen sopas de letras con las cartas de amor de los vagabundos, tiene su cierta gracia. Calles y más calles. Y al taxímetro le importa una mierda tu viaje astral. No podías morirte en otro sitio. El tráfico está imposible y un tal Dylan (sentado en el futuro) suena displicente en la radio, sin apenas fuerzas para llamar a esas puertas del cielo tan concurridas. Robert Lowell tengo un epitafio para ti, incesante el amarillo del poema un segundo antes de cesar…
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De Poemas Sueltos
mi fuga sabe de cisnes que se miran la locura en los caminos de la lluvia mi lucha entiende de gigantes verdes que dan la espalda al sol muerto /soldado raso caído para nada y para nadie/ hasta aquí mis criaturas… mi noche y su piolet negro mi palabras ahogadas en un bidé mi traje a rayas de fieltro mi directorio de sarpullidos mi comadrona que me lanzó a las estrellas mi aura inverosímil el hombre invisible embalsamado en el pan de mi carestía mi revuelta mi poema a la deriva mi tela de araña donde se quedan atrapadas las bicicletas que sirven para frecuentar abismos…
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Miguel Delibes Setién Miguel Delibes nace en Valladolid el 17 de Octubre de 1920 y fallece en su ciudad natal el 12 de Marzo de 2010. Se licenció en Comercio, y comenzó su carrera como columnista y posterior periodista en el diario vallisoletano El Norte de Castilla, periódico que llegó a dirigir, para pasar de forma gradual a dedicarse enteramente a la novela. Fue miembro de la Real Academia Española desde 1975 hasta su muerte, ocupando el sillón "e". Gran conocedor de la fauna y flora de su entorno geográfico, apasionado de la caza y del mundo rural, supo plasmar en sus obras todo lo relativo a la Tierra de Campos y a la caza.
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SANTIAGO ZURITA MANRIQUE - PALENCIA - 1960 Santiago Zurita Manrique nació en Astudillo (Palencia) en 1960. Hijo de médico, su familia se traslada a Valladolid en 1973. Estudia Medicina pero lo abandona por el mundo de las Letras y acaba en la Universidad de Filosofía y Letras. Casado y con dos hijos, ejerce actualmente como profesor en el IES Núnez de Arce. Su primera novela es 1588. No tengo más que darte que supone su entrada en el mundo de la novela histórica. En breve saldrá su segunda novela Todas las Manos de Dios. Ambas novelas tienen como escenario la España de mediados del siglo XVI y esta última será en la villa de Valladolid cuando Felipe II era aún príncipe.
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De Todas las Manos de Dios Villa de Valladolid 1530 Charles Prevost, vestido a la usanza flamenca, salió del único palacio situado en la calle de los Olleros. Cruzó y se arrimó a la tapia del convento de San Francisco. Giró a la izquierda hasta dar con la Plaza del Mercado. La cruzó y se dirigió al norte en mitad de una noche desapacible: las calles estaban desiertas y la visibilidad resultaba escasa. La niebla lo llenaba todo y el frío se metía por los huesos. Oyó campanas y el ladrar de varios perros. No muy lejos se encontraba el Monasterio de San Benito El Real. Llevaba entre sus brazos un recién nacido repudiado por la mujer de su mejor amigo, Don Rodrigo “El Comunero”. Se acercó con sigilo tras cruzar el puente sobre el ramal norte del río Esgueva. Miró al niño que dormía plácidamente. Se alegró y siguió observando el suelo que pisaba. La lluvia del día anterior había convertido las calles en barrizales y tenía miedo a resbalarse. Un hacha pendía junto a la entrada de la portería. Se quitó el barro de las botas antes de entrar. Subió un par de peldaños y se adentró en el vestíbulo. Vislumbró la aldaba y llamó varias veces. Oyó a un monje al rato detrás del torno. “Aquí les dejo un paquete. Cuídenlo y recibirían por ello cuantiosas cantidades de dinero anualmente”. El niño comenzó a llorar y el beato le rogó que no lo abandonara y que lo llevara al Hospital San José, lugar para expósitos. El joven lo dejó en el suelo de terrazo saliendo raudo y perdiéndose entre la niebla. Oyó varios maullidos y se abotonó el abrigo. Atrás, a su izquierda, se encontraba la casa—palacio de su amigo, el escultor Berruguete. Se imaginó que a esas horas estaría descansando, o tal vez en alguna taberna celebrando una nueva escultura para ese gran retablo solicitado por Don Alonso de Toro, el abad
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que regía los destinos del monasterio benedictino más influyente de los reinos de España. Mientas se alejaba hacia la hospedería del Convento de San Francisco, Charles Prevost maldijo a la esposa de Rodrigo por deshacerse de aquel niño tan precioso por el mero hecho de nacer con seis dedos. No entendía la superstición. Se dijo que era el último favor que realizaría a esa familia y que a partir de ese instante no volvería a tener demasiado contacto con ellos. Lo lamentaba pues a Rodrigo le debía los mejores momentos de su vida en la villa de Valladolid: fiestas semanales donde la diversión estaba asegurada gracias a las mujeres conseguidas a buen precio y al vino de su bodega.
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Mercedes Pastor Segovia - Valladolid - Siglo XX Me llaman Mercedes. Como no pude elegir mi nombre, ni mi fecha de nacimiento, mi edad la decido yo. He acumulado años como para perder la cuenta con frecuencia y caer en ella con asombro. Tengo aún edad para seguir aprendiendo, disfrutando y asombrándome cada día. Los años justos para mantener intacta mi rebeldía y los necesarios para haber adquirido cierta “madurez”. Mi relación con las letras comenzó a los cuatro años, cuando aprendí a jugar con ellas y descubrí que al juntarlas podía ver el nombre de las cosas del mismo modo que veía las cosas. Esa relación se convirtió en pasión a los cinco años, cuando me pasaron de la cartilla al “Parvulito”, donde los nombres de las cosas se enredaban entre sí para contar historias. Historias que en mi cabeza cobraban vida y donde comenzaron a forjarse nuevas historias. Mi primera relación completa con un papel en blanco fue a los once años. Fue sincera, intensa, dolorosa... y mágica... Desde entonces, se ha mantenido intacta, constante, y aunque variable en intensidad, siempre apasionada y sin sufrir el desgaste del tiempo excepto en el color del papel. Escribo... porque no puedo ni quiero evitarlo... aunque tampoco está en mi mano la decisión. Escribo por pura rebeldía. Escribir es un enfrentamiento a cara descubierta conmigo misma para vencerme. Escribir es ponerme frente al espejo para dejar de verme. Escribo conmigo, pero sin mi... para nadie... y para todos. Escribir es fabricar historias plagadas de historias que desconozco. Es hacer que las letras bailen al ritmo de mi música cuando escribo poemas, en un parto continuo de emociones rimadas. Crear versos es para mí entrar en estado de shock.
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Mis amigos dicen que llevo la rima en la sangre. Mi hijo, que le riño en verso. Lo cierto es que la poesía y yo formamos un brebaje indisoluble. Ella es la droga dura que corre por mis venas y no pienso dejar de inyectarme. Escribir es descubrir y descubrirme en cada texto o poema para olvidarme. Es desvelarme ocultándome. Es ser “yo” para dejar de serlo. Escribir es vivir otras vidas en las palabras. Es... ser palabra, verbo... es crear, sentir, soñar, inventar, pensar, imaginar, gozar y sufrir... Escribir es ser. Es respirar. Escribir es estar viva. Escribir es una forma de vivir. Vivir es escribir.
A VECES A veces no siento nada. Vacía, sola y hastiada, triste, estéril, desolada, rota, inútil y cansada. A veces soy alegría, ilusión, pasión, caricia, fe, esperanza y fantasía, luchadora, eterna, viva. ¿A veces noto la muerte? ¡A veces yo soy la vida!
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SÍGUEME QUERIENDO NIÑO ¡Sígueme queriendo niño! Con esa sonrisa fresca, con el calor de tus manos, con tu esencia y con tu fuerza. ¡Mírame siempre a los ojos! Atraviesa mi mirada con tu luz tintineando para colgarla del alma. ¡Atrápame entre tus brazos! Enrédate entre mis ramas; que quiero ser yo tu árbol, y tú en mis venas la savia. ¡Cúbreme toda de besos! No dejes crecer mis canas; que yo bañaré tu cuerpo con agua de mi esperanza. ¡Susúrramelo al oído! Dímelo con tus palabras, grítalo a los cuatro vientos para las musas y hadas. ¡Sígueme queriendo niño! El hada nos dio su gracia; el día que tú naciste unió tu alma y mi alma.
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GUITARRA Déjame ser la cuerda vibrante de tu guitarra estremeciéndome al ritmo de los dedos de tu alma. Déjame ser la boca en tu armónica tabla para beberme los besos de tus negras y tus blancas. Déjame ser clavija para afinar tu amalgama, tensar silencios sonoros y cromáticas escalas. Déjame ser un traste que armonice tu pisada, tu alteración o cadencia, tus musicales palabras. Déjame ser acorde, trino, arpegio o tonada, pequeño matiz del aire, melodía o balada. Déjame ser… la funda a tu forma modulada, para articular las notas con el compás de tu magia. Déjame ser el puente, la caja de resonancia, cejuela, mástil, madera… ¡Déjame ser tu guitarra!
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