Unas ideas para gente inquieta

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Prólogo, de Juan Royo Economista y dilvulgador de cómic Doc Pastor se denomina así mismo como inquieto. Le voy a robar esa etiqueta y la voy a utilizar como sinécdoque de otra: emprendedor (aunque Doc Pastor diga que él no lo es. No tiene razón. Sí que lo es). Los emprendedores son inquietos por definición. Inquietos por naturaleza. Son de índole bulliciosa. Los emprendedores son propensos a promover o efectuar cambios. Se podría decir que son culo de mal asiento pero no haríamos honor a la verdad ya que sí están a gusto haciendo todo lo que hacen pero necesitan cambiar constantemente. Necesitan acometer retos diferentes pasado un cierto tiempo. El emprendedor que no sea inquieto ya puede ir olvidándose de emprender a pesar de poder tener otras muchas cualidades. Seguramente muy provechosas para proyectos… de otros emprendedores. En el mundo actual, la especialización es uno de los mantras más repetidos. Cultivar o practicar una rama determinada de un arte, una ciencia o una técnica es necesario para que éstas puedan seguir avanzando y creando salud, comodidad, conocimiento, seguridad o riqueza. Pero también es importante su democratización. Que el conocimiento transmitido sea accesible, sencillo, claro y diáfano. Más allá de gurús, expertos, élites y tecnócratas. Elaborar algo así como un resumen ejecutivo puede llamar la atención a los interesados (profanos o no) y de esta manera profundizar en aquellos temas que más interés le despierten. Eso sí, la principal regla del divulgador debe ser la honradez. La segunda la transparencia. El marketing se diferencia de la comunicación y la divulgación de la venta. Es un error mezclar conceptos. Tampoco reputación y marca es lo mismo. Por eso ser honrado y transparente es importante. El divulgador debe alabar, entusiasmar, atraer e incluso hacer proselitismo. Nunca manipular. Por supuesto, es imprescindible la calidad del mensaje, tanto en su forma como su fondo. El uso de las Redes Sociales permiten amplificarlo, más cuanto más notorio sea el mensajero (otra cosa es la influencia real, pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión). Pero si hay algo de lo que el inquieto­emprendedor­divulgador no puede adolecer es de empatía. La identificación mental y afectiva con el estado de ánimo de nuestro interlocutor es esencial. ¿Por qué nos comunicamos, nos entendemos, nos sentimos más queridos por unas personas que por otras? Aunque según los teóricos de la Inteligencia Emocional la empatía se pueda canalizar concienzudamente, creo sinceramente que se trata de algo instintivo. Algo que, más allá de su don, no otorga ningún mérito a aquellos que son empáticos. Un texto que se precie no puede acabar con una frase magnífica de un pensador magnífico. Ahí va la mía: Todo lo que soy se lo debo a mi bisabuelo, el viejo Cyrus Tecumseh Flywheel. Si aún viviera, el mundo entero hablaría de él. ¿Que por qué? Porque si estuviera vivo tendría ciento cuarenta años. Lo dijo el más grande de todos: Groucho Marx. Y es que de biennacidos es ser agradecido.

Juan Royo @juanroyoabenia http://juanroyo.blogspot.com.es/


El porqué de este escrito Si dijera que todo lo que vuelco aquí es producto de mis reflexiones y de mi propia experiencia, estaría mintiendo y además no muy bien. El principal motivo de todo lo que vas (o en plural) a leer es por una frase de Sergio Fernández en su curso #Vivirsinjefe, que decía que si tenemos un conocimiento hay que compartirlo con los demás. Y así llegamos a esto. Aquí van algunas ideas que Sergio Fernández, Nestor Guerra, Raimon Samson y Amel Fernández, compartieron con las personas que nos dimos cita durante dos intensos días en un hotel de Madrid. Pero también está ampliado con reflexiones que salen de mi, otras lecturas que he podido hacer o sencillamente los comentarios de algunas personas a las que respeto y admiro. Personalmente nunca me he considerado un emprendedor, al menos no en el sentido estricto de haberme sentado y decidir serlo. Nunca me he parado a pensarlo, no es algo que haya pretendido y si he de ser sincero prefiero el término “inquieto”. Como hace poco me decía un amigo, Lander Arteaga, con el que he tenido la suerte de trabajar por años organizando eventos, “lo que pasa es que no sabes estarte quieto, por eso no paras nunca”, y la verdad es que tenía toda la razón (supongo, de nuevo he de decir que nunca me he parado a pensarlo). Pero quería dejar este punto claro y que así no haya malentendidos con lo que he ido escribiendo, no son consejos de un emprendedor a otro, son sencillamente ideas que creo que está bien recopilar, algunos pensamientos que pueden servir y sencillamente algunas cosas que quería compartir. Pero siempre hay que tener un punto muy claro, y es que esto no es para nada una Biblia y tampoco lo pretende. Lo que está aquí escrito puede servirte o no, puedes estar conforme con ello o considerar que son tonterías y obviedades. Estos planteamientos siempre son algo muy personal, pero siempre que leemos algo nuestra mente crece un poco más. Así que si dedicas unos minutos de tu vida, espero que te lleves alguna enseñanza. “En la vida hay éxito o aprendizaje” ­ Sergio Fernández


Un mundo con demasiadas distracciones Vivimos en un mundo que es caótico, esto es algo que nadie puede negar. Nos levantamos por la mañana, abrimos el mail y ya estamos bombardeados, no digamos ya si nos ponemos con nuestras redes sociales (tema en el que se entrará más tarde). Eventos, fotos, respuestas, recomendaciones y un sinfín más de cosas que nos pueden hacer perdernos. Esto es muy fácil, pinchas en un sitio, te lleva a otro, respondes a un amigos y de pronto son las 12:08 de la mañana y te preguntas qué ha pasado desde que saliste de la ducha hace algo más de cuatro horas.

Foco Esa es la solución más sencilla y rápida, aunque no sea ni lo uno ni lo otro. Tenemos que crearnos un foco, un interés concreto, un objetivo conformado que sea el que haga que nos centremos en ello. Qué queremos, cuándo lo queremos y cómo lo queremos. Un ejemplo práctico es este escrito y el que vosotros estéis dedicando parte de vuestro tiempo a leerlo. Hace poco volví de viaje y después de colocar un poco, comer algo y descansar (soy una de esas personas que mueren un poco cada vez que se mueven a otra ciudad), me senté en mi escritorio, abrí mis cuadernos de notas y me puse a transcribir ideas, consejos y propuestas que había lanzado Sergio Fernández en su curso “Vivir sin jefe”. Mi foco era ese, traspasar las líneas generales que tenía en las libretas y terminarlo. Unas tres horas y pico después estaba hecho, aunque faltaba todo el trabajo de revisar, ampliar con mis propias ideas y conocimientos (en algún punto, en otros me rindo totalmente a su experiencia), además de maquetarlo que es el punto final. Foco, es así. Y por supuesto si estás leyendo esto tú también, quizá sin darte cuenta, has focalizado ya que te has apartado de otras situaciones para dedicar un rato a este documento. Has centrado tu interés en estas letras y ha pasado a ser tu foco. Ahora esto tenemos que extrapolarlo a qué queremo, cuándo lo queremos y cómo lo queremos. No es solo una idea, es una tarea que nos ponemos a nosotros mismos. Coge un papel y un bolígrafo y responde a estas tres cuestiones, al qué, al cuándo y al cómo. Déjalo por escrito, esto es importante ya que las ideas se van con el viento y se borran con la lluvia, pero todo lo que escribes permanece. Como periodista no puedo más que insistir en la importancia que tiene este hecho pero también un peligro, y es que al escribirlo siempre estará delante de ti para que te acuerdes, y si no lo cumples o no lo llevas a cabo serás totalmente consciente de ello. Es todo cuestión de decisión personal. Ya sabe que todo camino comienza con un simple paso, pero si no avanzas un pie solo será una fantasía.


¿Y qué quiero? “Pero el problema es que yo no sé qué quiero”. Eso es una mentira, siempre lo sabemos aunque en alguna ocasión solo sea de forma superficial. Siéntate por un momento, cierra los ojos, ponte una música relajante y reflexiona por unos minutos. ¿Mejor? Otra forma es hacer lo contrario, piensa en qué no quieres, eso es algo que todos tenemos a flor de piel. Es lo que tenemos que evitar y dejar de lado todo lo que no quieres es un camino para alcanzar lo que quieres. Esto es complicado, llevamos demasiado tiempo acostumbrados a ir con la marea, en concreto desde el colegio ya que si no eres uno más te dejan de lado, claro que en vista del sistema obsoleto, mediocre y poco cercano (desde la infancia hasta la universidad) que tenemos bien puede ser que no sea precisamente malo ser el rarito, el que no es igual y el que cada noche en su casa se sienta a leer en vez de verse “Gran Hermano”. No estás solo si eres así, hay un montón de gente igual que tú. Rodéate de ellos, siente sus causas, ayuda en sus proyectos, deja que te inspiren y que cada charla, cada caña y cada copa te haga aprender algo nuevo. Todas las personas de nuestro alrededor nos dan algo, conscientes o no de ello, hazlo tuyo y siempre que puedes devuélvelo con creces. ¿No te encantan esas chicas que sonríen y abrazan a sus amigos? ¿O los conocidos que entran en un bar y saludan al dueño como si fuera un hermano? Lo único que te diferencia de ellos es la decisión de no ser así, si ves algo que admiras y que te inspira haz lo posible por asumirlo y ponerlo en práctica. Esto conlleva un compromiso, por eso la importancia de dejarlo por escrito. Pasamos de una idea, a una promesa profesional y un crecimiento personal como consecuencia de ello. Ten bien claro qué quieres y lánzate, aunque te digan que es una locura o que no va a funcionar. “¿Y si es así? ¿Y si fracaso?”, una duda muy razonable y que nos asalta a todos, si es así será por un simple motivo, que lo has intentado. El que no lo intenta ni siquiera puede fracasar, y de cada fracaso se aprende.


Pero céntrate, focaliza, ponte un Objetivo Estrella al año. Dispersar es perderse en el camino. Esto no quiere decir que no puedas hacer varias cosas, pero no pierdas de vista aquello por lo que luchas, que todo lo que hagas fortalezca el resultado, tu proyecto y que sea un beneficio para ti. Una enseñanza que puedas aplicar en tu Objetivo Estrella ya es una ganancia. Un punto muy importante en el quiénes somos y en nuestra marca personal es qué decimos. Hay que ser impecable en nuestras palabras, si no dices algo que no quieras decir te evitarás muchas confusiones. Una de las normas más básicas en el periodismo son que se deben cumplir las tres C: Claridad, Concreción y Concisión, una pauta que es aconsejable llevar hasta nuestro día a día y que sin duda será de agradecer. Que seas claro hará que todos te entiendan. Que seas concreto te hará ahorrar tiempo. Que seas Conciso hará que no te desvíes. Vale la pena probarlo.

Buscando un Objetivo Estrella ¿Y qué Objetivo Estrella tengo? El que te hace palpitar el corazón, ese que tienes siempre en la cabeza y que hace que todo tu mundo vibre. Por ahí tienes que explorar y buscar. Por supuesto que puedes no hacerlo, no pensarlo y olvidar todo esto, como ya se ha dicho antes es una cuestión de elección. Parte indispensable de esta focalización es eliminar aquellas cosas que nos hagan perder el tiempo. No es que se deje de tener ocio y de disfrutar de la compañía de amigos, pero si sabemos qué queremos hay que tener claro qué nos ayuda en ese camino. En algún momento alguno dirá que entonces dejará de hacer favores si no recibe nada a cambio, lo sé bien ya que yo tuve ese erróneo pensamiento. Un momento para una anécdota. Hace tiempo yo tuve una circunstancia personal y profesional complicada con una persona, esto conllevo a que en esa etapa yo tomara la decisión que se expuesto arriba y sinceramente no sirvió para nada. Miento, sirvió para que yo fuera más infeliz y que el flujo de energía (de buenrrollismo, algo que os recomiendo practicar) que tenía a mi alrededor desapareciera. Por fortuna esto duró poco, y gracias a un colega profesional que me dijo “Haz favores si quieres, pero no dejes de hacerlos por estar dolido, no lleva a nada” esto cambió. Tenía toda la razón del mundo. No hagas algo esperando que te sea devuelto o que estén en deuda contigo. Hazlo si quieres, y si no quieres no lo hagas, pero no seas un fenicio. Lo que sí debes hacer es dejar de gastar el tiempo en cosas que no conllevan a nada, por ejemplo el ir a correos a llevar paquetes o llevar un escrito al ayuntamiento de turno. Estos, y otros, son trámites que nos tocará hacer día a día, por ejemplo si alguien está coordinando una


web es imposible que escriba, fotografíe, revise, actualice y toda esta línea, lo sé por mi propia experiencia. Sí, puedes hacerlo pero muy probablemente quitando tiempo de otras cosas que son realmente importantes como descansar o aprender gracias a un libro nuevo. Tenemos que aprender a delegar, dejar de hacer algo para mejorar en otros aspectos. A muchos les pasará que teman que si hacen esto las cosas sean distintas, o se hagan de otra forma, ¿y eso es malo? Miremos las ventajas que conlleva delegar: 1) Ganas tiempo 2) Te quitas preocupaciones de encima 3) Podrás hacerte cargo de otros temas. Y no es solo las ventajas que conlleva para uno, ya que delegar conlleva apostar por una o varias personas, darles una muestra de confianza y darles la oportunidad de explorar otras capacidades que quizá no sabían que tenían. Con mucho temor y dudas yo he puesto esto en práctica. Ruta 42 ha sido durante mucho tiempo mi proyecto, aunque casi desde el principio se alejó de lo que yo quería, finalmente tomé la decisión de dejarlo en manos de su actual directora, Miriam Badiola, y es verdad que hace las cosas de otra forma, que tiene una línea distinta a la mía ¿y? Hace poco hablé con ella para decir que era todo suyo, que yo seguiría en la retaguardia, que ayudaría y me ocuparía de ciertos temas, y su respuesta fue la siguiente: “Cada vez estoy más cómoda, me gusta lo que hago y creo que lo estoy haciendo bien, y quizás es por ello que cada vez tengo más confianza en mí misma para hacer más cosas, así que supondrás que para mí sigue siendo un honor que confíes en mí”. Pero lo cierto es que el honor y el agradecimiento es mío. Delegar es confiar, confiar es aprender y aprender es crecer.

Y cuando creas que no puedes, haz diez flexiones más, lee otro capítulo del libro o corre una calle más. Siempre podemos hacer más de lo que nos creemos capaces.


Entrar y salir de nuestra Zona de Confort Nuestra vida es bastante confortable, eso es algo bueno pero conlleva algo malo, y es que podemos no querer salir nunca de lo que conocemos, de nuestra Zona de confort. Hay tres zonas: a) Confort b) Estrés c) Pánico. La primera es en la que estamos normalmente, un lugar conocido con gente que nos quiere y en la que estamos cómodos. La segunda es el círculo siguiente, un sitio en el que no estamos de todo tranquilos, que no manejamos o que directamente no conocemos. Pasamos al tercer puesto que es donde entramos en pánico, que todos sabemos bien a qué nos referimos, y que debemos evitar (perder el control no sirve de nada a nadie). Pero en la zona de estrés hay que intentar meterse cada día, no quiere decir que busques el ponerte nervioso o necesariamente hacer algo que no te guste, solamente que no sea habitual en tu día a día. El ejemplo más claro y directo es una reunión con alguien que desconocemos. Puede ser una persona que nunca hayamos visto, aunque sí hemos hablado con ella, pero el acudir a un despacho y exponer nuestras a ideas a alguien es algo que a todos nos provoca, en mayor o menos medida una cierta cantidad de estrés. En otros casos puede ser el asistir a una presentación o un encuentro en el que no conocemos a nadie, pero que por obligación tenemos que ir. Estas pequeñas “aventuras” nos irán fortaleciendo como personas y profesionales, haciendo además que tengamos más confianza en nosotros mismos y que cada vez nos desenvolvamos mejor. O más sencillo todavía, cambiar un hábito que tengamos en nuestra rutina y hacerlo de otra forma. Es menos osado, pero igualmente es dejar de lado algo que nos resulta confortable por una manera que es distinta. Todo lo que postergas no existe.

Parte de nuestra zona de confort, aunque irónicamente se termina relacionando con la de estrés, es el empeño que siempre tenemos por tener la razón. ¿Para qué? ¿De verdad la tenemos siempre? Si somos sinceros todos levantaríamos la mano para decir que no, que muchas veces nos enfrentamos a otros por eso de “es que yo tengo razón”, aunque no sea así.


Una pregunta ¿esa pelea nos ha hecho la vida más sencilla? ¿Y después hemos estado más tranquilos o el enfado se ha extendido en el tiempo? No intentes tener razón, intenta ser feliz que es mejor. El que quiera pelearse por tener razón que lo haga, tú dedica tu tiempo a ser feliz que resulta bastante más productivo. Piensa por ejemplo en esas personas que tienen problemas con todo el mundo, que siempre son las víctimas y que expresan en todo momento que la culpa es de los demás y no de ellas. Ellas siempre tienen razón, pero desde fuera lo que siempre tienen son enfrentamientos y muy pocas reconciliaciones. Falla algo en esta ecuación. De nuevo os cuento una anécdota personal. Hace tiempo tuve varias discusiones con personas muy cercanas a mí. Durante un momento culpé a otra persona, y si bien era cierto que el detonante fue ese sujeto la decisión de querer “tener razón” y de enfrentarme fue solamente mía. Por supuesto lejos de ser feliz lo que tuve fue incomodidad, tensiones y dejar de lado a gente realmente maravillosa. Un día me cansé, no hay otra forma de decirlo, pedí perdón por algo que era solo responsabilidad mía y para mi sorpresa lo que recibí fueron abrazos, besos y una gran cantidad de perdón. Repasemos: tener razón me hizo estar enfadado, perder amigos y dejar de lado cosas que eran realmente buenas, pero querer ser feliz me hizo disculparme, recibir abrazos y recuperar a esas personas que quería. Merece la pena, siempre.

Cinco puntos sobre nosotros mismos Como persona y profesional, en el campo que sea o que aspiremos a tener (esto es algo siempre muy personal, sujeto a muchas ideas y decisiones de cada uno) hay cinco puntos que debemos tenemos claros. 1) Objetivos personales: quién queremos ser. Igual que sucede antes esto es algo que quizá sea complejo de responder, pero no tanto el pensar quién no queremos ser, con esto claro


podemos empezar a trabajar. Todos tenemos conocimientos, ideas y enseñanzas, tanto por aprender como para compartir. 2) Objetivos provisionales: parte del problema que existe en nuestra vida, fomentado desde el colegio y no solucionado en el resto de educación generalista que recibimos, es que tenemos objetivo marcados de los que no podemos alejarnos. Siempre se nos ha enseñado que debe ser así y que cambiarlos es rendirse. Esto no es, ni debería, ser así, tenemos que acostumbrarnos a vivir con objetivos provisionales, podemos cambiar y que sean otros, no pasa nada en absoluto. Ser conscientes de que cambiar de idea no es perder nada, es ya una victoria en sí mismo. 3) Vivir en fase beta: seamos sinceros, nadie tiene jamás la vida hecha por completo, cuando eso pasa se llama “morir” (y pasar a otro estado de consciencia, pero eso ya depende de las creencias de cada uno. La mía es esa). Un beta es un producto que no está acabado, que tiene que mejorarse y ir creciendo. Todos habremos tenido un programa o dos en el ordenador que estaba en beta, con fallos que se van solucionando poco a poco. Lanzar algo, nuestra idea, vida, producto (o lo que sea), conlleva dos ventajas - El hecho mismo de lanzarlo, ya estamos haciendo que se vea y que la gente lo conozca - Poder conocer los errores, fallos y mejoras que se pueden hacer desde la misma experiencia de su uso

4) Puntualidad: esta es imprescindible. No pierdas el tiempo y no se lo hagas perder a los demás. Puestos a elegir es mejor convertirse en ese tipo insoportable que siempre llega antes a sus citas, que en el que llega tarde por defecto. De la primera forma nunca perderemos una cita y la otra persona sabe que si va ajustada de tiempo puede contar con nosotros. De la segunda forma corremos el riesgo de no llegar a una reunión importante (o inventar una buena excusa, que lleva tiempo y no asegura que tengamos otra reunión), y que se asuma que no eres responsable, ¿si no eres capaz de llegar a la hora a tomar un café, cómo puede confiarse en que lo seas puntual al entregar un trabajo? 5) Buena imagen: esta idea es totalmente relativa y depende en gran medida del círculo de cada uno, pero es innegable que vivimos en un momento en que la imagen prevalece por encima de todo. No tienes que dejar de ser quién eres y cambiar tu forma de vestir para que sea del gusto de otros, nada hay peor que ese tipo de mentiras a plena cara, pero si que te permitas algunas pequeñas concesiones a fin de evitar ciertas malas impresiones desde un primer momento. La regla es el sentido común, sencillamente te miras al espejo y te imaginas en la situación que tengas por delante, si todo encaja bien no lo dudes y adelante, si algo se pone en estado de alarma mejor vuelve a revisar tu armario.


Nosotros y nuestras ideas Una parte importante de quiénes somos son las ideas que tenemos. Realmente es la más importante, ya que todo lo que hacemos es consecuencia de haber existido previamente en el plano de las ideas, pero por desgracia venimos de un mundo que nos ha dado muchos prediseñadas, con una concepción de ser correctas “porque sí” o “porque yo lo digo”. Esto ha demostrado ser un error en un gran número de veces, como la de no seguir impulsos artísticos en busca de un “trabajo de verdad”, pero luego todos queremos ser George Clooney o Johnny Cash. Una idea puede ser el centro de toda tu vida, la que haga que avance, que se estanque o que retroceda. No tiene que ser necesariamente esa idea genial que va a revolucionar el universo, con que sea capaz de hacerte pensar a ti, de que reflexiones y empieces a considerar las cosas desde otro punto de vista ya es suficiente. Si no somos capaces de cambiar nosotros, ¿cómo vamos a cambiar el mundo? Una transformación realmente de base, por todo lo que conllevaría, es que seamos conscientes del don que tenemos y que tras esto hagamos que vaya a más. Todos tenemos un don, no en plan libro de autoayuda de “todos somos únicos y especiales” (que por una sencilla cuestión de genética es así, nadie es igual a nadie), es verdad que siempre hay algo que se nos da mejor que a otros, un tema o una actividad en la que estamos cómodos sin darnos cuenta. Algunas personas juegan bien al fútbol, otras escriben poesía y algunas ven el mundo a través de la geometría. Puede que este don no sea el que nos haga ganarnos la vida, puede que este don sea el que nos hace ser mejor personas y hace que podamos ayudar a otros. Solo por eso ya merece la pena compartirlo, ¿no os parece? No hay desarrollo profesional sin desarrollo personal.

Cambiando el paradigma


Un planteamiento a tener en cuenta es que nunca jamás ha habido tantas oportunidades. A pesar de lo que políticos, medios, gurús varios y demás nos digan. Lo que es igual de cierto es que los paradigmas de los que venimos ya no van a tener validez, y ese mundo con el que muchos hemos nacido y crecido (este es el problema) ha llegado ya a su fin. No queda más remedio que adaptarnos y cambiar nuestras ideas. Un concepto que hay que tener claro es que cada vez más las máquinas irán haciendo todo el trabajo que requiera automatización, la tecnología no deja de evolucionar, y que cada vez más estamos destinados a solucionar problemas, a llenar necesidades y huecos que otras personas necesitan y no saben el cómo hacerlo. Tres consejos que pueden ayudar en este proceso 1) Entiende a tu entorno 2) Usa la creatividad 3) El éxito está en el camino

Y si estás perdido, haz un Visual thinking (consejo número 4), para dejar tus ideas en el papel y además dibujadas lo que ayudará a que sean más comprensibles. Siempre reflexionando, claro. En este punto conviene hablar del modelo Canvas, un plan que nos hará ver las cosas de una manera clara, directa y que podemos compartir con compañeros, clientes o simples curiosos. No es realmente el sustituto de un plan de empresa desarrollado, a través de decenas de páginas, pero hace las veces para el trabajo diario y conlleva una gran labor de síntesis, compresión y exposición (y ahora el tiempo de tener que leer decenas de páginas que en ocasiones se muestran incomprensibles).


Tres características imprescindibles Se ha insistido mucho en el tema de la comprensión y de la exposición, volviendo al punto de que estamos en un mundo lleno de imágenes y totalmente interrelacionado hay que citar tres características que son indispensables en estos tiempos 1) Narración Queramos o no estamos en un momento en el que nunca dejamos de hablar. Por Facebook, Twitter, SMS, llamadas telefónicas, conferencias on­line,... Todos podríamos hacer un largo listado de esto sin que nos llevara mucho esfuerzo, por ello debemos ser capaces de contar quiénes somos y qué hacemos de una forma rápida y dinámica. Aburrir al que tenemos enfrente es todo un error, solo tardará un minuto en coger su teléfono y entrar en alguna red social. 2) Creatividad Por supuesto que no todos tenemos el mismo grado de creatividad, aunque sí más de lo que nos pensamos, lo que sucede es que solemos dejar esas ideas dentro de nuestra cabeza en lugar de sacarlas a pasear. Ser creativo no conlleva, como quizá alguno esté pensando, hacer algo exagerado, ridículo o fuera de tono, pero sí requiere dar un par de vueltas a las cosas e intentar buscar una forma de comunicar que sea adecuada para lo que queremos contar, y que haga que nos escuchen. 3) Empatía Si nos dirigimos a otra persona tenemos que saber escuchar, pero no solo por una pura


cuestión de educación social (que también), hay que hacerlo para comprender qué siente o qué preocupaciones tiene. La escucha activa conlleva una capacidad de respuesta, algunos afortunados la tienen de manera innata, que por suerte puede adquirirse pero siempre desde la base de escuchar e interesarse por aquello que nos cuentan. No somos nosotros los que importamos, son los demás. Y otra característica que vamos a tener que desarrollar es la del liderazgo. Mientras nos dirigimos a un mundo interconectado, de pequeñas empresas conformadas por pocas personas, micronichos que requieren una dedicación especializada (tres tendencias que solo han ido en aumento en los últimos años), tenemos que ser capaces de ponernos al frente de nuestros proyectos y desarrollarlos. No nos engañemos, si la idea es nuestra y la propuesta es nuestra, la responsabilidad de sacarla adelante también lo es. Ya no podemos refugiarnos en el nombre de una gran compañía, lo que por otro lado conlleva que nuestros éxitos son nuestros. Por supuesto que siempre con ayuda, estar rodeado de buenos profesionales, soñadores igual que nosotros, es algo clave para que cualquier proyecto llegue a buen puerto (aunque no es necesariamente el puerto en el que nosotros habíamos pensado, hay que saber adaptarse a las circunstancias inesperadas). En palabras de Nestor Guerra “vales tanto como vale tu último proyecto”.

Proyectos y personas Un momento para aclarar un punto. Se está hablando de proyecto, o proyectos sería más correcto, ya que una tendencia que está cada vez más en aumento es que pasamos de un proyecto a otro (aunque en muchas ocasiones siempre bajo el amparo de una principal). En este recorrido trabajaremos que diversas personas, con algunas mejor y las tendremos en cuenta para el futuro (y ellas a nosotros), con otras peor y que será una experiencia más. Cambiar no es fracasar, cambiar es cambiar. Parte de este cambio es el proceso a convertirnos en expertos, algo que muy posiblemente ya seamos si habernos dado cuenta. Ser un experto no conlleva ser el que más sabe del mundo sobre algo (siempre hay alguien que sabe más), o que lo sepamos todo (es imposible), menos todavía que no podamos equivocarnos o que no tengamos que consultar. Ser un experto es saber más de un tema de lo que saben la mayoría de las personas, pero también el tener claro dónde consultar y preguntar. No es solo la experiencia que tengamos a base de leer, también la que hayamos cosechado a base de nuestra propia vida, charlas y conversaciones. Un ejemplo personal es la entrevista que tuve la suerte de hacer a Carlos Pacheco, dibujante de español que ha destacado por su trabajo en la americana Marvel Cómics. Yo ya conocía a este hombre de antes, habíamos hablado alguna vez y tenía su trayectoria clara en mi cabeza. Había leído artículos sobre él, tengo varios monográficos y sabía quién era, pero por supuesto mi conocimiento sobre él se vio acrecentado tras charlar tranquilamente, tanto antes como durante


la entrevista (y por supuesto después). La experiencia personal y directa es la mejor, claro que en ocasiones el tema en concreto puede hacer que no tengamos la oportunidad de hablar cara a cara, mi ídolo Johnny Cash está muerto, pero siempre podemos tomar la decisión de escuchar más material, buscar declaraciones o ver qué cuentan otros sobre él. Ser un experto tiene mucho de escuchar a las demás y otro tanto de decidir nosotros que queremos saber más.

Siempre hay algo más por saber. Claro que saber más de algo que otros puede hacer que a otros no les caigas bien. O que directamente no les caigas bien por tus ideas, tu forma de ver la vida, que tengan envidia a tus logros o que no haya simpatía entre ambos. Entra aquí el concepto de la tribu, tenemos que buscar a nuestra tribu (o la encontraremos al cabo del tiempo). Ese grupo de personas con intereses comunes a los nuestros, aunque no tienen porqué coincidir en nuestros puntos de vista, con los que compartir y crecer. Algunos pasarán a ser compañeros, otros amigos, otros clientes y otros sencillamente personas que nos darán una forma distinta de ver las cosas. No podemos permitirnos el lujo de caer bien a todos en el proceso de globalización que estamos viviendo (o que ya hemos vivido, ahora es solo la inercia de un estallido). Hacer esto conllevará que no estaremos siendo sinceros con todos, y por tanto tampoco estamos siendo las personas que en realidad somos. Que nadie se confunda y piense que hay que buscarse problemas o ser antipáticos con los que no compartan nuestras ideas, eso nunca, pero no podemos sacrificar quiénes somos en busca de ser quiénes otros desean que seamos. Se tú mismo, pero siempre desde el respeto y la empatía.

Somos nuestra propia marca Ser uno mismo hace que entremos en crear nuestra marca personal. Lo pensemos o no todos somos una marca personal, si esto es así conviene sin duda que por un momento al día nos detengamos y pensemos en qué dirección va o si es lo que queremos ser. Hace poco un amigo que está en la radio me preguntaba, otra vez, por temas de cómic en Castilla y León, y un completo desconocido por bloggers de moda en la misma zona en vista a un evento que quería organizar una tienda. Sin pretenderlo me convertí para ellos en alguien que les podía recomendar y aclarar nombres para lo que les hacía falta. Mi marca personal en ese momento iba por ahí como consecuencia de todo lo que he escrito y hecho, por supuesto les comenté varias ideas y espero que les fueran de ayuda. He dado valor y además he sentido un poco de orgullo profesional. Merece la pena. Existen varias maneras de sacar partido a nuestros conocimientos (van cuatro ideas, que cada uno aumente que hay muchas más) 1) Producto 2) Asesoría 3) Consultoría 4) Formación / Que nadie se confunda, este orden no es


de importancia ni nada así, sencillamente es una numeración que bien podría ser a la inversa. Que cada uno lo considere según sean sus intereses. Tú eres tu mejor marca, tu mejor vendedor, tu mejor amigo y tu mejor cliente. Hazte un story telling, cuenta tu historia y conmueve. Nunca aburras, piensa que la primera obligación de un conferenciante es no aburrir. ¿Te gustan esas personas que llevan sus rancios papeles amarillos y solamente los van diciendo? Apóyate en tus notas, pero haz una charla en la que todos disfruten. No seas un #RancioFacts de los de Pedro Vera.

Leer, estudiar y crecer Con todo esto presente hay que tener claro que tenemos que estudiar, conocer, consultar y aprender siempre. Coge un libro de relaciones públicas, otros de markéting y haz tuyas sus enseñanzas, las que te ayuden. Ser una marca conlleva también explotarla, y por otro lado conlleva tener cuidado sobre qué decimos y a quién se lo decimos (esto lo detallaré más en el apartado de Twitter y la imagen pública en esa red). Nunca esperes que alguien te rescate, igual te pasas la vida encerrada en la torre peinando tu dorada melena. Mientras esperas a que ese príncipe azul llega, puede que otros tantos caballeros pasen de largo o dejes que se vayan. Tampoco es que te marches con todos, piensa que a más proyectos en los que estés menos energía podrás dedicar a ellos. Claro que siempre está bien colaborar y apoyar, pero que tus energías estén centrado en lo que es principal para ti. Si tú estás bien, podrás hacer que otros también lo estén. Si gastas tiempo y energía que te hace falta, no logras hacer que avance lo que quieres y muy probablemente tampoco puedas ayudar todo lo que quisieras. Dar valor es algo muy importante, pero no caigas en los desperdicios (waste, en inglés). No regales un valor que no hace bien a nadie, entregar aquello que nos sobra (como hasta no hace tanto han hecho muchas grandes corporaciones) no es ayudar, ni ser solidario, es intentar quitarnos de encima algo que nos sobra. Los desperdicios no se regalan, se tiran. Los puentes se cruzan cuando se llega a ellos.


PAIN GAIN CLAIM Tres conceptos básicos, muy entendibles y asumibles, que tenemos que incorporar a nuestro día a día. 1) Pain se refiere al dolor del otro, no al concepto básico del dolor físico, más a la necesidad que tiene, a ese hueco que se puede llenar y a la necesidad. 2) Gain es la ganancia que podemos tener y el valor que nuestras acciones nos aportan. La ganancia puede ser económica, espiritual, humana... Otro concepto que debemos cambiar es el considerar solamente ganancia a un valor económico. 3) Claim es el cebo, es la llamada a la acción que tendemos a los demás. Por ejemplo desde La Encuadre ofrecemos cultura para todos, de tú a tú, monográficos que todos pueden consumir (desde el que sabe al que no sabe). El hecho de ser una revista es la base para hacer y dar todo esto. No es el hecho o el objeto, es el beneficio y la experiencia. En resumen TRES PUNTOS CLAVE 1) Vende el beneficio, no el producto 2) Todos somos publicistas, tienes 30 segundos 3) Da una propuesta única de valor, se tú y no los demás.


7 cosas a evitar 1) No ser experto 2) No invertir en calidad 3) No usar Internet 4) No estar en el negocio del marketing 5) No vender productos y solo servicios 6) No saber inglés 7) No tener nada que vender

7 cosas a hacer 1) Actuar, ahora, ya (no cometer errores es altamente contraproducente, no aprendes) 2) Da a la gente más de lo que quiere y menos de lo que no quiere 3) Saber qué problema resuelves en el mundo 4) Educación no convencional, sal de la línea. Fórmate por tu cuenta 5) Rodéate de gente ganadora, que lucha y que aprende. Nuestro futuro depende de la gente con la que nos relacionemos hoy 6) Entrega valor masivo (+ valor a + personas) 7) Uso de Internet masivo (usa las plataformas, pero evita el Spam).

Vivimos en Internet Que Internet es una presencia constante en nuestra vida es un hecho, y no hay discusión posible. Para algunos desde hace casi la mitad de nuestra vida, para otros unos pocos años y para un sector cada vez más grande es desde que nacieron. Hay un vídeo por Youtube en el que un niño está jugando con una tablet, pasando las imágenes y viendo fotos, cuando se lo cambian por una revista algo falla, no se mueven las cosas y para él está roto. Si esto no demuestra el total cambio de paradigma en el que nos encontramos inmersos, nada va hacer que nos demos cuenta de ello. Repasemos tres imprescindibles en nuestras relaciones en este campo: a) Blog b) Facebook 3) Twitter. a) Blog El más recomendable es Wordpress. Accesible y usable para todos, con conocimientos o sin ellos, tiene una gran de plantillas disponibles (y modificables) al servicio del usuario, entre otras muchas ventajas. Por detrás estaría blogger, más sencillo en su uso y quizá más intuitivo, pero con menos posibilidades en su manejo. Pero que cada uno use la plataforma que considere más adecuada para sus necesidades. Realmente tener un blog no sirve de nada, es un error pensar eso, sirve tener un blog y usarlo. Muchos mueren, o no se actualizan y si hay que ser sinceros entrar en un blog y ver que lleva desde el año anterior sin material es una muy mala carta de presentación. Es mejor no tener nada, que algo que nos haga quedar mal.


¿Y qué cuento? Independientemente del tema elegido y de las inquietudes de cada uno, estas son unas pautas generales que todo el mundo puede usar 1) Material ya hecho. Artículos que ya tengas escritos, trabajos que hayas presentado... Todo puede ser de utilidad. 2) Lecturas y recomendaciones. Un libro que te hayas comprado y te guste por algún motivo, una película y hacer listas, esto último siempre es bien recibido (10 películas sobre el periodismo, por ejemplo). 3) Brainstorming. Una buena lluvia de ideas siempre es interesante. 4) Buscar sobre tu tema. Si te atascas entra en Google, o en Amazon (recomendable), y busca ideas relacionadas, cosas que te puedan dar a ti y a los demás más conocimientos. 5) Artículos de otros, citados o intercambiados. Esto además de hacer que publiques tiene el valor añadido de crear sinergias y hacer que tu trabajo (y el del otro) lleguen a un público más amplio. 6) Google Alerts. Entre las muchas herramientas que nos da Google tenemos esta que nos avisa de noticias y novedades, solamente tenemos que indicar sobre qué queremos estar informados y nos lo mandará a nuestro correo cada vez que se publique algo sobre ello. Intenta actualizar de forma regular, una o dos veces a la semana, claro que esto no siempre es posible. En mi caso actualizo cuando puedo, mi blog personal quiero decir, pero escribo regularmente en otros sitios que es lo que me aporta la visibilidad. El uso de vídeo y audio es también atrayente, por supuesto siempre apuesta por las imágenes y destaca palabras (en negrita). Un detalle, no uses materiales (vídeo, audio, imágenes, artículos) sin tener el permiso para ello y sin citar claramente la autoría. Que algo esté en Google, o en cualquier otro motor de búsqueda, no quiere decir que sea de libre uso (una leyenda muy extendida que no es cierta) y confiar en eso nos puede conllevar problemas. Ante la duda siempre es mejor escribir al autor y que nos dé su permiso. b) Facebook Hay muchas maneras de usar Facebook, empezando por la que hacemos de nuestro perfil personal que por otro lado solo responde a nuestros intereses y no necesariamente al producto,


para este fin están las páginas que tienen una forma de funcionar distinta. En una página de Facebook lo que tenemos es la marca, el producto, los servicios y no a nosotros (o a nosotros pero convertidos en marca), aquí hay que tener bien claro que aunque alguien le dé al “Me Gusta” no quiere que le estemos mareando cada día, hay que buscar algo que le pueda interesar (como mandarle recetas) e intentar llegar hasta él. 1) Genera emociones. Pueden ser buenas, malas o tristes, pero genera algún tipo de emoción. Piensa también que decir solo lo que se tiene de bueno es un error, a nadie le gusta que Coca­Cola nos recuerde siempre lo rica que está, pero en cambio todos sabemos que “es la chispa de la vida”. 2) Escucha. Las redes sociales funcionan en dos direcciones (bueno, realmente en más, sería algo circular y de cada punto al resto), por tanto además de hablar tenemos que escuchar. Esto es aplicable y recomendable para medios, empresas, usuarios... A nadie le causa buena impresión alguien que solo emite y no atiende. 3) Lo importante no es el número de fans. Cierto, más gente atenta a qué se dice o se hace es más público potencial con predisposición a aquello que damos, pero si somos sinceros todos sabemos que muchas personas dan a “Me gusta” por compromiso o quedar bien. Interesan las personas que quieran lo que ofrecemos, no que lo hagan solo por cumplir, por tanto debemos cumplir con ellos y hacer que la experiencia merezca la pena. Lo no importante no es el número de fans, son ellos mismos. 4) La esencia de compartir. ¿Qué esencia? El ego y el orgullo, por eso se ponen gran cantidad de cosas en las redes sociales, no es ni bueno ni malo, siempre que no sea para hacer daño a nadie, claro. A todos nos alegra compartir unos minutos con un cantante al que admiramos, o disfrutar de una buena cena, el límite de qué es correcto o no contar es muy difuso, pero lo mejor es guiarse por qué nos aburre a nosotros, eso es lo que debemos evitar. 5) El poder de la imagen. Si uno lo piensa fríamente el motivo de la creación de Facebook era el ver chicas, no es algo muy puro pero gracias a ello empezó una de las herramientas que usamos todos los días. Esta motivación sigue estando vigente en este momento, y se puede resumir que Facebook funciona por una sencilla sentencia: somos cotillas. c) Twitter La presencia y el poder de Twitter es cada vez mayor. De verdad, mi madre ya está pensando en hacerse una cuenta (en Facebook ya tiene), y es solo una de tantas miles personas que en el plazo de un año entrarán en esta red. Ha llegado a tal grado que el que algo sea TT (Trending Topic, el tema de relevancia en el momento), puede convertirse en noticia mediática lo que hace que muchas personas


consideren que Twitter es un reflejo de las preocupaciones del mundo. Esta enunciación es como poco precipitada, ya que cuando Justin Bieber es el tema de moda nadie expresa esto (y pasa muy a menudo). 1) #Descubre. Usando este sencillo símbolo “#” seguido de alguna palabra podremos rastrear todo lo que se ha dicho sobre el tema. Si tenemos interés en algo podemos encontrar todo lo que se está diciendo (y se ha dicho) sobre ello en Twitter, la información está (más que nunca) al alcance literal de nuestra mano. 2) Relaciónate. No tiene ningún sentido usar las redes sociales de una manera unidireccional, pero menos todavía el hacerlo en Twitter, allí es directamente un suicidio comunicacional y la mejor manera de hacer que nadie nos siga. Tómate al menos unos minutos al día, hay gente que lo hace en media hora, para responder a la gente. 3) Haz que te encuentren. En opinión de muchas personas (yo me temo que me sumo) el concepto del currículum en papel ha muerto, hay que aceptarlo pero en un momento en que alguien solo tiene que poner nuestro nombre en Google para ver quiénes somos y qué hacemos, lo que hay que cuidar es que se nos encuentre. Si alguien dice que es asesor cultural, yo busco, no aparece, no encuentro su web o no logro saber si es cierto, por mucho que lo ponga por escrito no me fiaré. Vamos, ni yo ni nadie. 4) Impulsa tu marca personal. Sin duda alguna esta es una de las mayores posibilidades que Twitter otorga y de la que todo el mundo puede hacer uso. Estás directamente en contacto con tu tribu, con gente que comparte tus ideas (o no) y que puede ayudarte a crecer. No dudes en compartir tus conocimientos e ideas, siempre que ayudes a alguien será bienvenido por la otra persona. 5) Utiliza hashtags. Por ejemplo, desde La Encuadre cuando hablamos de “¡Paren Las Rotativas!” usamos #RotativasE4E. Con esto todo el que entre podrá encontrar lo que hemos ido anunciando al respecto. Es solo una muestra, si hacéis lo mismo #DoctorWho será igual, pero con esta gran serie. Finalmente ten mucho cuidado con la imagen que estés dando de cara al exterior. Twitter es un canal abierto (aunque puedes elegir que tu cuenta no lo sea, pero va totalmente en contra de la idea de esta red) y por tanto todo el mundo te puede ver. Cuida desde la foto de perfil, busca que te represente, hasta la forma en que te expresas. Nadie se fía de personas que no tienen su propia foto de avatar o que solo se dedican a insultar. d) Linkedin (esta de regalo) Linkedin es una red destinada solo a temas profesionales, lo que tampoco quiere decir mucho pero lo suficiente para saber que nadie va a poner fotos de gatitos, vídeos de sus vacaciones y


que hay una cierta seriedad reinante. 1) Resume tus logros. Aunque esto puede sonar lógico es algo que no hacemos, yo el primero que falla en esto. Tendemos a contar nuestros méritos, algo que realmente no quiere decir nada más que en un papel pone algo, pero ¿qué hemos conseguido? Tú puedes poner que has estado un lustro estudiando Bellas Artes, ¿y? Igual que otras decenas de personas. Pero si hablas de una exposición, de portadas o presentaciones estás dando algo mucho mayor. 2) Se Sencillo. Ser claro es un acierto, y más todavía cuando la gente está acostumbrándose a ver las cosas de un vistazo. Si puedes ponerlo en dos palabras no lo hagas en tres. Jordi Bayarri, un buen amigo del mundillo del cómic, es todo un emprendedor y uno de los innovadores en el tema digital, pero si le preguntas a él te dirá que es “ilustrador”, sencillo y muy entendible. 3) Sé honesto. Por muy #RancioFacts que sea, es cierto que “se pilla antes a un mentiroso que a un cojo”. En Internet siempre te van a pillar, es muy fácil ver si lo que alguien dice es o no cierto. Claro que por otro lado es muy sencillo construir toda una mentira, pero la moral y ética de cada uno debería impedir eso. 4) Personaliza los mensajes. Al igual que en otras redes tienes la posibilidad de mandar mensajes a la gente, a grupos numerosos, por eso mismo hay que evitar hacerlo. Si no tienes 10 segundos para poner mi nombre y dirigirte a mí, ¿porqué voy a gastarlos yo en leerte? 5) No hagas Spam. Esto bien puede relacionarse con el punto justo anterior. No escribas a desconocidos para hablar de tu proyecto, menos para pedir favores. Primero preséntate, y después deja que fluya la energía.No puedes pedir lo que no das. Un par de consejos sobre el e­mail Todos tenemos correo electrónico (o deberíamos, hoy en día es inconcebible estar sin uno. Vivir desconectado no es una solución, dejar que el mundo fluya a nuestro alrededor sí), pero hay que estar pendiente.. También hay que evitar que nos sepulte, muchas veces empezamos el día nos dedicamos a revisar el mail y se nos va la mañana, esto no ayuda a nuestro proyecto y tenemos que focalizar. Sí hay que intentar revisarlo de forma regular y responder a la gente. Si tardas una semana en responder, ¿qué imagen das ante la otra persona? ¿Contará contigo de forma profesional? Y de paso aprovecha la información que te llega para crear sinergias y mover la información. A todos nos llegan notas o materiales que en ese momento no son de nuestro interés, algo quizá más frecuente para los que somos informadores, pero podemos hacérselos llegar a personas que sí puedan sacar partido de ello. Es una forma de dar valor, sin coste alguno y que además


igual ayuda a la persona que nos hizo llegar la información en un primer momento. La cuestión de la foto de perfil ¿Qué foto de perfil poner? Esta es una cuestión que siempre requiere cuidado y al menos un par de minutos para reflexionar. Hay que tener en cuenta que la foto que estamos poniendo es nuestro rostro en cualquier red que usemos, lo que decidamos poner es lo que todo el mundo podrá ver, y hoy ya no sirve pensar que en Facebook solo nos ven nuestros amigos ya que antes o después (y siempre es antes) todo cae en manos del todopoderoso Google. Una foto en la que se vea claramente quién eres, que sea frontal (o algo de lado, ya depende de cómo salgas mejor), que no haya elementos que distraigan y, quizá esto sea lo más importante, que no te haga quedar mal. Hace tiempo un conocido que empezaba en el periodismo tenía de foto en Twitter una en la que salía poniendo morritos, yo le recomendé que mejor no lo hiciera ya que no era una buena imagen la que daba, al par de semanas me daba la razón y cambiaba su imagen por una más adecuada. No nos confundamos y pensemos que esto quiere decir que todo debe ser medido, reglado y serio. Todos tenemos derecho a poner una foto con algún amigo, de una sesión que nos hayan hecho o una ilustración que nos hayan hecho. Las redes están concebidas para disfrutar y esa es su base, pero si hoy piensas que alguien te está observando ya no es paranoia. Estamos inmersos en un momento en que todo se puede rastrear y encontrar, mejor que sea algo con lo que estemos conformes.

10 claves para nuestras relaciones digitales Aunque hoy bien podría decirse que las relaciones digitales son parte de nuestra vida y no están diferenciadas de esta. Pero sí es cierto que al igual que ir a una fiesta tiene sus normas, aquí pasa lo mismo. 1) En un momento en que todo se sube la intimidad desaparece. Esto hay que tenerlo claro y asumir que es así. Cada vez tenemos secretos y una intimidad que va desapareciendo. Hoy alguien que va a colaborar contigo en un proyecto puede ver si el fin de semana te has ido de fiesta y has perdido los papeles. 2) Pon a funcionar la información. A más valor que generes más valor te llegará. Mails, notas, comentarios... Hay una ingente cantidad de material a nuestro alrededor, no dejemos que se estropeé. 3) Organiza una fiesta. El término fiesta es muy relativo, bien puede ser el concepto básico que todos tenemos, un encuentro, una presentación o un café para intercambiar ideas. Una interesante posibilidad es hacer un Master Mind, una reunión con otras personas que están en


una situación similar a la nuestra e ir planteando posibles soluciones. 4) No lleves la cuenta. Esto deberíamos hacerlo también en nuestro día a día, en todo momento. No llevemos la cuenta de los favores, hay que hacerlos si queremos, no esperando nada a cambio. Y por supuesto no para exigir una devolución en el futuro. 5) No hables mal de nadie si no está delante. Nadie puede decir que no haya hecho esto, todos somos humanos y en ocasiones los actos de una persona nos duelen. Pero ahora que sabemos esto, tenemos que poder mantener la compostura y no atacar a nadie si no se puede defender ¿Te fiarías de alguien así? Pues no seas esa persona de desconfianza. 6) Haz los deberes. Nunca acudas a una reunión sin saber con quién es, qué hace y qué intereses tenéis en común. Beatriz de Orleans cuenta en “El arte de hacer las relaciones públicas (bien)” que cuando asiste a una gala de compromiso intenta saber a quién tendrá sentado al lado (en el caso de ser una cena) para informarse al respecto. 7) Nunca tenses la relación. Escribir a un total desconocido para pedirle algo, sin que siquiera sepa quién eres o qué haces no es algo educado y menos todavía pones a la otra persona en una situación cómoda. Siempre es mejor y más sencillo todo cuando existe un conocido en común. 8) Identifícate. Que la persona del otro lado sepa quién eres. Nunca llames por teléfono y digas “Hola, ¿me conoces?” o “¿Sabes quién soy?”, puede que la otra persona lo sepa pero en un gran número de ocasiones tendrás un directo “NO” por respuesta, y esa primera impresión ya estará perdida. 9) Comodidad + Urgencia: Hazlo bien y hazlo pronto. Si además de hacer las cosas sencillas las haces rápidas, ganarás puntos. Pero rápido no quiere decir que llegues a una cita con exceso de tiempo por delante, la puntualidad es de agradecer y aunque unos minutos previos siempre son recomendables, tampoco hay que pasarse. Ajusta la agenda pero dejando opciones. 10) Busca superconductores. Hay personas que tienen una capacidad innata para tener contactos y hacerlos, como los periodistas (en mi caso tengo la fortuna de ser periodista y que me resulte fácil establecer contactos. Pero no me preguntéis el cómo, nunca lo he sabido). Rodearte de personas que conocen a personas es la mejor forma de conocer a más personas. Y lo más importante de todo (y sería un punto número once): Busca siempre tener, y atesora, momentos de calidad.

La importancia de todos los demás


Normalmente la atención y la retención funcionan de una forma muy curiosa, y es que lo primero y último que vemos es lo que más permanece en nuestra cabeza. Por eso mismo quería dejar para el final este punto en el que quiero meterme por un momento en los demás, en la gente que nos rodea y que realmente es lo más importante de todo. A lo largo de mi vida he tenido la inmensa suerte de trabajar al lado de grandísimos profesionales, gente que ayuda, enseña y te hacer ser mejor persona por el simple hecho de estar a su lado. Desde mi paso por Televisión Popular en Valencia hasta mi retorno a Valladolid, pasando por Madrid (ciudad a la que voy regularmente) y viajando a Barcelona una o dos veces al año. Siempre me he cruzado con personas que me han ayudado, me han apoyado y otras muchas que han hecho que vea los errores que cometía, en palabras de mi buen amigo (y periodista) Borja Pino "Las cagadas secas son útiles para modelar al maestro... Que meter la gamba es imprescindible para alcanzar la perfección”. Ahora mismo estoy metido de lleno en La Encuadre, pero en absoluto sería posible que de forma unitaria fuera capaz de llevarlo yo solo (y además una locura). Comparto el frente con Dafne Calvo, auténtica imaginauta con los pies en tierra, alguien que junta dos de las cosas más importantes para mí: una amistad capaz de decir todo lo que hago mal (sinceridad) y una profesionalidad que llega hasta las cuatro de la madruga si hace falta (perseverancia), y esto último es cierto ya que el primer número que lanzamos nos hizo estar una semana despiertos hasta esas horas (y al poco en pie). Pero claro, esta es solo la punta del iceberg y otras muchas personas están dando el callo para que cada mes se publique, estén las ilustraciones, la web, los reportajes y otro gran montón de cuestiones que se requieren para que todo sea posible. Como dijo Jack Kerouac “Las únicas personas que me agradan son las que están locas: locas por vivir, locas por hablar, locas por ser salvadas”. Nunca olvidéis algo muy sencillo: por bueno que uno sea, no es nada si no tiene a nadie a su lado. Y es que ya lo decía Joe Cocker (y The Beatles), la mejor forma de hacer las cosas es “With A Little Help From My Friends”.

Sed felices.


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Mi perrito se llama Loki.



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