Retrato de Paz Soldán con Bolivia al fondo

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Retrato de Paz SoldĂĄn con Bolivia al fondo

EL ESCRITOR BOLIVIANO, MIEMBRO DE LA LLAMADA GENERACIÓN MCONDO, ACABA DE PUBLICAR IRIS, SU NUEVA NOVELA, Y HABLA AQU� DE LA RELACIÓN CON SU PA�S Y DE SU VIDA EN ESTADOS UNIDOS. PAZ SOLDà N TAMBIÉN EVOCA SUS FANTASMAS Y SUS GUSTOS.

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Cochabamba

En un cuaderno escribe cuentos, remedos de sus lecturas infantiles: Agatha Christie, Raymond Chandler, DasKLHOO +DPPHW (Q OD WDSD WUDVHUD ÂżJXUDQ los nombres de sus compaĂąeros del Don Bosco, de Cochabamba, en Bolivia; apuntan sus nombres en la lista y esperan turno para leer. El cuaderno circula, todos ignoran que aquello dista de ser original, que son resĂşmenes de las novelas de otros, pero a ĂŠl le sirve para practicar. Y ademĂĄs lo hace porque le gusta. TambiĂŠn copia poemas de RubĂŠn Dario y Mario Benedetti y los venGH D VXV DPLJRV SDUD TXH DÂżDQFHQ HO DPRU de sus cortejos. Pasea. Todos los dĂ­as cruza el puente sobre el rĂ­o Rocha para ir al Don Bosco y aĂąos despuĂŠs se acordarĂĄ. LeerĂĄ un verso de Quevedo (“solamente lo fugitivo permanece y duraâ€?) y volverĂĄ a ese rĂ­o sucio, a ese puente, al Don Bosco, a su profesor de Literatura que abriĂł para ĂŠl los textos de Borges, de Vargas Llosa, de Kafka. “Si esto es posible, entonces todo es posibleâ€?, piensa la primera vez que lee La metamorfosis. Todo cambia menos el rĂ­o, que nunca deja de cambiar. Con los aĂąos, Edmundo Paz SoldĂĄn (Cochabamba, 1967) convertirĂ­a su ciudad en RĂ­o fugitivo, una de sus primeras novelas, quizĂĄ OD PiV DXWRELRJUiÂżFD TXH UHFRUUH HO ~OWLPR aĂąo de escuela en el Don Bosco. Y ahĂ­ aparece el joven Roberto ensayando un futuro de escritor, plagiando cuentos como quien practica gambetas, devorando novelas de Agatha Christie, escuchando a su padre despotricar FRQWUD OD LQĂ€DFLyQ GH ORV DxRV RFKHQWD \ FRQWUD el presidente Siles, el primero que saliĂł de las urnas tras varios aĂąos de esquizofrenia golpista. En la novela su papĂĄ hospeda incluso reuniones de militares ultraderechistas que planean derrocar a Siles; en la realidad... Ă­7HQJR XQ WtR TXH WLHQH HQWUH VXV KHFKRV gloriosos conspirar contra el Gobierno. En esa GLFWDGXUD GHO QDUFRWUiÂżFR D SULQFLSLRV GH ORV RFKHQWD VH UHÂżHUH D OD GLFWDGXUD GH *DUFtD Meza, posterior al Gobierno de Siles), la primera sublevaciĂłn corriĂł a cargo de Emilio Lanza y mi tĂ­o, Eduardo Galindo. Eran del PLVPR JUXSR GH RÂżFLDOHV FRPSURPHWLGRV

Por PABLO FERRI Periodista integrante del Colectivo DromĂłmanos de periodismo itinerante, colabora con medios espaĂąoles como El PaĂ­s, Tiempo o InterviĂş y con publicaciones americanas como Vice y El Universal.

con la patria, digamos, que se enfrentaron a los excesos de la dictadura y que terminaron en el exilio. Pero esa fue como la mecha que encendiĂł un mayor descontento entre los miOLWDUHV TXH SURYRFy ÂżQDOPHQWH OD FDtGD GHO rĂŠgimen de GarcĂ­a Meza. Paz SoldĂĄn vive en Estados Unidos desde sus aĂąos en la Universidad. El pasado mes de febrero viajĂł a Bolivia para promocionar su Ăşltima novela, Iris, editada por Alfaguara, XQ UHODWR GH FLHQFLD ÂżFFLyQ XQD GLVWRStD 'H paso por La Paz, el autor reparte su tiempo visitando a una hermana, guitarreando con DPLJRV HQ OD ÂżHVWD GH /D &DQGHODULD \ SURPRcionando el libro. La Paz ofrece estos dĂ­as un caos acentuado: llueve sin parar. Decenas de vagonetas colapsan las callejuelas del centro ladera arriba y abajo. Se oyen motores y gritos, vendedores de empanadas salteĂąas, cacahuetes, libretas. Las vagonetas abren sus puertas en cualquier parte porque los pasajeros suben y bajan en cualquier parte -asĂ­ funciona llueva o no-. Y aparecen riachuelos por todos lados, riachuelos sucios color de nĂ­quel y perro mojado y trozos de diario, colillas, botellas de refresco. Entonces llega Paz SoldĂĄn, salva las aguas y empieza a hablar: “(...) quĂŠ se yo, por ejemplo en el colegio me interesaba mucho escribir, pero ni se me ocurrĂ­a tomĂĄrmelo en serio, era un pasatiempoâ€?. Luego descubriĂł que los pasatiempos son un asunto muy serio.

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La olla en el cuarto de baĂąo

Paz SoldĂĄn emplea el tono didĂĄctico propio del profesor que es. Usa suĂŠter a rayas y vaqueros azul oscuro. Apoya la mano izquierda, es zurdo, en el muslo izquierdo. Luego echa el cuerpo hacia delante. Se rĂ­e a menudo. Cree que no es tan sociable como la gente dice, que cuando viene a Bolivia, claro, viene de vacaciones, de promociĂłn; cuenta que en Ithaca, en Estados Unidos, donde vive y da clases de literatura en la Universidad, todo es distinto, mas solitario. El autor dejĂł Cochabamba cuando tenĂ­a 17 aĂąos. Fue a estudiar relaciones internacionales a Buenos Aires y luego, gracias al aviso de un amigo, consiguiĂł una beca deportiva en Estados Unidos: se fue a jugar a fĂştbol a

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la Universidad de Huntsville, en Alabama. EmpezĂł a escribir en serio por entonces. En todos estos aĂąos ha recibido tantas crĂ­ticas, (“no es un verdadero autor bolivianoâ€?) como alabanzas. En la contraportada de Iris se leen las opiniones de autores y crĂ­ticos sobre su obra: “En la literatura boliviana, el boom es Edmundoâ€?, Fernando Iwasaki. “Entre los nuevos autores latinoamericanos, la voz de Edmundo Paz SoldĂĄn es una de las mĂĄs creativasâ€?, Mario Vargas Llosa. Fuera de la contraportada son decenas quienes describen su trayectoria. El escritor colombiano Juan Gabriel VĂĄsquez da con un punto interesante: “Paz SoldĂĄn (...) ha dedicado buena parte de su obra literaria a buscar fĂłrmulas de diĂĄlogo con la mejor tradiciĂłn latinoamericana a partir de Borgesâ€?. Aunque de pequeĂąo resumiera novelas del gĂŠnero negro, en realidad dialogaba. SĂłlo que sus contertulios estaban todos muertos y ese plagio inocente parecĂ­a un buen mĂŠtodo. Y se apoyaba en el diĂĄlogo para paliar su soledad. TenĂ­a apenas 20 aĂąos y llegaba al sur de Estados Unidos, sin apenas saber inglĂŠs, con una beca que era una excusa -jugar al fĂştbol no le importaba demasiado- y cuatro compaĂąeros de piso con los que se comunicaba a duras penas: un choque cultural. Ă­5HFXHUGR TXH D YHFHV PH HQFHUUDED HQ el baĂąo a llorar. Claro, estaba comiendo solo y me venĂ­a asĂ­ como, â€œÂżquĂŠ demonios hago aquĂ­ con gente con la que apenas puedo comunicarme?â€? Y me querĂ­a volver. Me cocinaba yo entonces, una cosa asĂ­ muy patĂŠtica. Me acuerdo una vez metiĂŠndome al baĂąo con mi olla de comida para que no me vieran mis... Eran chorizos con arroz, una cosa DVt PX\ EiVLFD ÂżGHRV PDFDUURQHV Ă­/D VROHGDG HV XQ FXDUWR GH EDxR \ XQD olla de macarrones... Ă­-DMD DOJR DVt Y luego Huntsville, hogar del enorme arsenal estadounidense Redstone, casa de muchos PLOLWDUHV \ FLHQWtÂżFRV (O DOHPiQ 9RQ %UDXQ refugiado de los nazis, ideĂł allĂ­ los cohetes V2. Paz SoldĂĄn dice que parte del diseĂąo de la bomba atĂłmica saliĂł de Hunstville. Pero todo eso aĂşn lo tiene que escribir.


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Iris

Ă­+DFH XQ WLHPSR HQWUHYLVWy D XQ escritor, E.L. Doctorow, que decĂ­a que XQ SRHPD QR GHEHUtD VLJQLÂżFDU VROR VHU \ HVR lo aplicaba tambiĂŠn al cuento. ÂżQuĂŠ piensa usted de esto? Ă­(V XQR GH ORV LGHDOHV EXVFDU OD DXWRnomĂ­a del arte, que el arte funcione bajo sus propias reglas. Borges hablaba de un poema de un poeta boliviano, Ricardo Jaimes Freyre, modernista, un poema que empieza “peregrina paloma imaginariaâ€?, un poema que Borges decĂ­a que sĂłlo era sonido. El poeta iba consWUX\HQGR D EDVH GH VRQLGRV \ QR VLJQLÂżFD QDGD HVWH SRHPD SHUR D OD YH] VLJQLÂżFD WRGR En Iris, su nueva novela, hay pasajes que QR VLJQLÂżFDQ QDGD SDUHFH TXH QR VLJQLÂżFDQ QDGD SHUR D OD YH] VLJQLÂżFDQ WRGR 6RQ FLQFR novelas en una, puntos de vista distintos de una hiperrealidad futurista. Iris es un planeta extraĂąo colonizado por terrĂ­colas, usado para probar armas nucleares y posteriormente explotado por sus riquezas minerales. SantRei es el ente concesionario de las minas y los shanz son policĂ­as que protegen las instalaciones de SantRei -entre ellas la ciudad de los terrĂ­colas- y maltratan a los irisinos, humanoides sin pigmento por culpa de las lluvias ĂĄcidas. Los shanz se drogan y drogarse estĂĄ bien si no exageras demasiado. Los shanz sufren. Algunos se borran la memoria, otros se implantan recuerdos de gente que muriĂł; todos llegaron allĂ­ porque casi no tenĂ­an otra opciĂłn en la Tierra. Son asesinos, viudos... Los irisinos tambiĂŠn sufren: viven en su carne la etapa primaria de la colonizaciĂłn, la mĂĄs salvaje. AquĂ­ habla de Xavier, un shan. Acaban de acusarle de traiciĂłn. Han puesto una bomba en la ciudad de los terrĂ­colas y acusan a su novia, simpatizante de los irisinos: “Lo desnudaron y no tardĂł en perder el sentido. Cuando despertĂł quiso con todas sus fuerzas que todo no fuera mĂĄs que un sueĂąo. Pero lo recibiĂł la noche y se sumiĂł en la desolaciĂłnâ€?. Y aquĂ­ habla de Gibson, un shan que aĂşn no perdiĂł los escrĂşpulos. O la cabeza. Muestra una foto de su madre, pero obvia a su padre: “Gibson no lo menciona en ningĂşn momento. Como si hubiera sido creado por obra y gracia de un milagro (‌) Mas no debĂ­amos burlarnos,

fantasmas. No necesitas que una persona se muera para que se convierta en un fantasma. Quemarse. Uno se quema y renace, aunque nada es nuevo otra vez. Paz SoldĂĄn escribiĂł Los vivos y los muertos, luego Norte y ahora Iris. Si alguna vez pensĂł en tejer una trilogĂ­a sobre Estados Unidos -y lo hizo-, ĂŠsta se desbaratĂł porque cada texto se exiliĂł del teclado del autor. En Los vivos y los muertos acabĂł hablando de sus fantasmas, en Norte trataba la mente del psicĂłpata, Iris es una fĂĄbula negra baĂąada de violencia; baĂąada, como dice ĂŠl mismo, de “soledad cĂłsmica, el paso siguiente al desarraigoâ€?. Ă­8VWHG HVFULELy ÂłHO PXQGR HV XQ OXJDU FRQ PDWHULDOHV DOWDPHQWH LQĂ€DPDEOHV < \R PH quemabaâ€?. ÂżSe ha quemado usted alguna vez? Ă­9DULDV YHFHV &UHR TXH HQ ODV ~OWLPDV tres novelas. Edmundo Paz SoldĂĄn, con la ciudad de La Paz al fondo. / PABLO FERRI

porque a todos nos ocurrĂ­a lo mismo (‌): el KHFKR GH TXH HQ OD GLVWDQFLD VH SXULÂżFDUD HO ruido y quedara sĂłlo lo importante. DesaparecĂ­an hermanos, novias-amigos, trabajos, pasatiempos, aĂąos enteros. Iris era un gran limpiador de esa vida que vivĂ­amos todos, esa vida de acumulaciones inservibles, esa vida contaminadaâ€?. í¢6X REMHWLYR HV VHU QR VLJQLÂżFDU" -No... Lo ideal es que una obra funcione por sĂ­ misma. Yo siempre digo que a mĂ­ me interesa que un texto tenga varios niveles. Me interesa a nivel primitivo, visceral, que simplemente te guste escuchar una historia y que WH SLHUGDV HQ HVH PXQGR GH OD ÂżFFLyQ 3HUR OXHJR VLHQWR TXH OD ÂżFFLyQ WH SHUPLWH MXJDU FRQ GLIHUHQWHV QLYHOHV GH VLJQLÂżFDFLyQ \ DKt sĂ­, quizĂĄ para mĂ­... El texto siempre tiene una carga metafĂłrica y ahĂ­ depende de lo que el lector haga con el texto.

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Quemarse

“En Bolivia hay ciertas cosas que nos unen, no son muchas, pero hay tres que nos unen a todos: el mar, el fĂştbol y OD ÂżHVWD´ comenta el escritor

Una tarde en Ithaca, con la tele encendida, Paz SoldĂĄn escuchĂł la voz de su hijo detrĂĄs del sofĂĄ. Aquello resultaba extraĂąo. No podĂ­a ser su hijo porque estaba con la madre a miles de kilĂłmetros de allĂ­. Le dio miedo. El autor acababa de divorciarse, era el aĂąo 2008. Su mujer y su hijo se habĂ­an mudado a California y el apartamento, ruidoso en la tarde, acumulaba un extraĂąo silencio. Entonces ocurriĂł lo del sofĂĄ. Ă­&XDQGR RFXUULy PL VHSDUDFLyQ \R HVWDED escribiendo una novela basada en un hecho real, Los vivos y los muertos, sobre una serie de asesinatos ocurrida en un high school a 20 minutos de donde yo vivo, en Ithaca. Era una novela que supuestamente estaba alejada de mi experiencia personal, Âżno? Me interesaba indagar acerca de la violencia en los Estados Unidos. Entonces, de pronto, algo conectĂł con lo que yo estaba escribiendo, se me volviĂł algo muy personal, eran adolescentes que estaban lidiando con la muerte de sus compaĂąeros. Me di cuenta de que esa historia era muy personal porque estaba escribiendo sobre mi relaciĂłn con ciertas personas importantes en mi vida que, simplemente porque ya no estaban cerca mĂ­o, se habĂ­an convertido en alguna forma en

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En su libro de cuentos Amores perfectos, en el relato TiburĂłn, Paz SoldĂĄn recuerda a un amigo de la infancia obsesionado con la muerte. El alter ego del autor va y viene de Cochabamba a Estados Unidos. Se pregunta quĂŠ harĂ­a ĂŠl en Bolivia, quĂŠ harĂ­a ĂŠl, un antropĂłlogo, “en un paĂ­s de polĂ­ticos y comerciantesâ€?. í¢%ROLYLD HV XQ SDtV GH SROtWLFRV \ FRPHUciantes? Ă­0H DFXHUGR FXDQGR QRV KDFtDQ WHVW YRcacionales en el colegio. BĂĄsicamente tenĂ­as cuatro alternativas si eras un chico de clase media: economista, ingeniero, abogado o administrador de empresas, por decirlo, Âżno? Tener una vocaciĂłn artĂ­stica, ser arqueĂłlogo o antropĂłlogo se veĂ­a como un bicho raro. Bolivia celebra elecciones en octubre prĂłximo y Evo Morales parece que volverĂĄ a ganar. Paz SoldĂĄn reconoce el intento del polĂ­tico indigenista por acabar con el “racismo cotidianoâ€?. Le reconoce poco mĂĄs, pero teme el futuro sin ĂŠl: Morales no le encanta, pero XQ YDFtR GH OLGHUD]JR VHUtD FDWDVWUyÂżFR /R que estĂĄ claro, aĂąade, es que se ha avanzado bastante estos aĂąos y lo que estĂĄ claro, tambiĂŠn, es que hay cierta esencia que permanece. Ă­-XDQ 9LOORUR HVFULELy XQD FUyQLFD VREUH la mexicanidad y se preguntaba si realmente los mexicanos tienen un alma en comĂşn y mĂĄs aĂşn, si valĂ­a la pena conocerla. ÂżQuĂŠ hay de Bolivia? Ă­<R FUHR TXH HQ %ROLYLD KD\ FLHUWDV FRVDV que nos unen, no son muchas, pero hay tres que nos unen a todos: el mar, el fĂştbol y la ÂżHVWD $TXt OD ÂżHVWD VLHPSUH HVWi LPEXLGD GH un ritual que puede estar a medio camino entre lo religioso y lo pagano. AdemĂĄs el boliviano es muy pudoroso, nos cuesta mucho revelar QXHVWUD LQWLPLGDG 3HUR HQ OD ÂżHVWD SRGHPRV como que necesitamos cierta escenografĂ­a para poder contar nuestras cosas. Y ahĂ­ creo que la ÂżHVWD RFXSD XQ OXJDU IXQGDPHQWDO HQ OD VRFLDlizaciĂłn del boliviano. Es parte fundamental de la identidad. El mar, dice, “es un tema irreductible de la bolivianidadâ€? y el fĂştbol, bueno. El fĂştbol es el fĂştbol.


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