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EL CAFÉ DE LAS 2:10
Las Ciencias cognitivas Primera parte Francisco Javier Varela Traducción de David Ricardo Tello
2010
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http://elcafedelasdosydiez.blogspot.com/ Las Ciencias Cognitivas (F.J. Varela)
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Las ciencias cognitivas, primera parte. Título original: the cognitive sciences Texto utilizado para la traducción: Varela, F.: “The Cognitive Sciences”, Cap. 4, sección 1, de: Depraz, Varela, Vermersch, On Becoming Aware. John Benjamins Publishing Company, Amsterdam – Philadelphia, 2002
Francisco Javier Varela García Traducción de David Ricardo Tello
EL CAFÉ DE LAS 2:10 http://elcafedelasdosydiez.blogspot.com/ Bogotá -3-
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Contenido El reciente boom de la conciencia .............................................................................................. - 5 Un boceto de tres caminos......................................................................................................... - 7 Irreductibilidad: El criterio básico ............................................................................................... - 9 Estudios sobre el asunto. ......................................................................................................... - 11 Temas extensos.................................................................................................................... - 11 La atención. ...................................................................................................................... - 12 El conocimiento del tiempo presente. .............................................................................. - 12 La imagen corporal y el movimiento voluntario. ............................................................... - 12 Temas locales....................................................................................................................... - 12 Margen y centro. .............................................................................................................. - 12 Emoción. .......................................................................................................................... - 13 La noción de los datos fenomenológicos. ................................................................................. - 13 Aclaración Mutua. .................................................................................................................... - 15 -
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Las Ciencias Cognitivas (F.J. Varela) Primera parte: El reciente boom de la conciencia En las ciencias cognitivas modernas, el tema de la experiencia humana ha experimentado repentinamente un peculiar giro, que se expresa a sí mismo como un interés repentino en la cuestión del conocimiento humano. Permítanos ser claros desde el principio: Tal interés describe la situación en un campo altamente dominado por el trasfondo filosófico anglo-americano, que es, guste o no, un ingrediente necesario para la investigación moderna en la ciencia cognitiva, como una reciente investigación científica, incorporando como se sabe, neurociencia, lingüística, inteligencia artificial, antropología y algunos aspectos de psicología experimental (Dupuy 1993; y Varela 1996a). Dentro de este documento estamos presenciando de hecho, un boom con respecto a los llamados estudios científicos de la conciencia: El número de libros, artículos y reuniones sobre el tema se ha incrementado exponencialmente en los últimos años (Hameroff et al. 1996, 1997; http://www.phil.vt.edu/ASSC/). ¿Por qué este boom actual después de tantos años de silencio, teniendo en cuenta que la conciencia es un tema descortés, incluso dentro de la ciencia cognitiva, disciplina cuya vocación es estudiar la mente? (Varela 1996b). En una popular enunciación, David Chalmers (1995: 201) señala que el estudio de la conciencia humana pone en relieve el verdadero "hard problem"1, es decir, la experiencia asociada a los eventos cognitivos o mentales. A veces términos como "conciencia fenoménica" y "qualia" también se utilizan aquí, pero encuentro más lógico hablar de "experiencia consciente" o simplemente de “experiencia”. Después de revisar algunas de las explicaciones funcionalistas populares sobre la cognición, Chalmers califica el desafío que queda como necesario; un "ingrediente extra". La elección de las condiciones ya está expuesta para Chalmers, quien parece asumir desde el principio que la única vía para construir una puente en la brecha entre mecanismos funcionales cognitivos y la experiencia es añadir un nuevo principio teórico. Según se argumenta aquí, ¡parece que otra alternativa fundamental es cambiar todo el marco dentro del cual se considera la cuestión! En cualquier caso, "la conclusión de todo esto es que no se puede explicar la experiencia consciente de una manera fácil." (Chalmers, 1995: 208; sus anotaciones). En cuanto a eso, estamos totalmente de acuerdo, pero el precio a pagar es más grande que el que la mayoría de las personas, (incluido Chalmers) estarían dispuestas a pagar. Una vez más, la dificultad central es que la experiencia "no es una postulación explicativa, sino un explanandum por derecho propio, por lo 1
El término “hard problem” podría traducirse como “problema complejo”, pero dada la multiplicidad de significados en el término inglés “hard”, se ha decidido no arriesgarse a elaborar una traducción somera, dejando el significado al criterio del lector, conforme se vaya exponiendo más a fondo el tema de la conciencia misma.
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http://elcafedelasdosydiez.blogspot.com/ que no es una candidata para la eliminación [reductiva]" (Chalmers, 1995: 209). Lo que se necesita, concluye, es una forma de explicación no-reductiva. Una vez más estamos de acuerdo, pero una de nuestras tareas será la de detallar cómo son diferentes nuestras opciones de las de la mayoría de la comunidad de la ciencia cognitiva. Sin duda, después de la cúspide de liderazgo del conductismo, tendría que haber una fase conservadora antes de que la ciencia cognitiva sintiera que había algo de terreno bajo sus pies. Más importante quizás, fue el estilo dominante de la filosofía de la mente en los EE.UU. (donde el impulso inicial de la ciencia cognitiva tuvo lugar en los años 60), que es intrínsecamente suspicaz en cuanto a la experiencia subjetiva. En este sistema, se han cumplido importantes avances en la ciencia cognitiva dentro de un computacionalismo cognitivista o una perspectiva conexionista. Especialmente bajo el conexionismo, uno puede percibir una idea verdaderamente revolucionaria de las transiciones y los puentes entre los niveles de aclaración, mejor entendida como una filosofía de la emergencia: cómo las normas locales pueden dar lugar a las propiedades globales u objetos de una causalidad recíproca. Esto dio un nuevo significado a la interfaz tradicional mente/cuerpo, la cual, en forma de procesos cognitivos como computacionalismo o sistemas conexionistas, realizó una serie de fenómenos cognitivos específicos (la visión, el movimiento y la memoria asociativa son los principales ejemplos) resolubles en principio (si no, ya resueltos). Estos acontecimientos, al mismo tiempo, crearon el fondo para el verdadero “hard problem", desde que hicieron aparecer al conocimiento, como si éste careciera de relevancia causal. Esto se ilustra claramente en el libro pionero de Ray Jackendoff, en el cual se ve la mente "fenomenológica" (es decir, la experiencia cual conocimiento) como la proyección de una mente "computacional" (es decir, los mecanismos cognitivos), donde tiene lugar toda causalidad. Así, la única conclusión a la que se puede llegar es que la conciencia "es una buena para nada" (Jackendoff, 1987: 26). Además, en investigaciones paralelas, las nuevas técnicas de análisis a gran escala de la actividad cerebral y la neuropsicología nos han permitido por primera vez, elaborar directamente preguntas experimentales sobre las complejas correlaciones cognitivas en acción, como las imágenes mentales y las emociones. (Picton y Stuss 1994; Ponner y Raichle, 1994; Gazzaniga, 1997). Los experimentos que involucran medición on-line no invasiva, son particularmente interesantes ya que han llevado a los investigadores a enfrentarse a preguntas como: ¿Puede el informe de un sujeto tomarse como un valor aparente? ¿Cuáles son las expresiones verbales de los informes? Estas son preguntas básicamente experienciales, que implican a su vez, demandas significativas en la metodología bajo la cual los asuntos referentes a la experiencia humana tienen que ser abordados en la investigación empírica. Un día la historia intelectual del peculiar tira y afloja sobre el problema de la ciencia cognitiva y el conocimiento será hecha a fondo. Pero tiene un aura de déjà vu, que nos recuerda muchas de las oscilaciones del péndulo de la historia de la ciencia entre el rechazo y la fascinación total, con la discusión científica acerca de la experiencia consciente. Difícilmente puede esto ser de otra forma, ya que toda la ciencia de la cognición y de la mente debe, tarde o temprano, enfrentarse con la situación básica de que no tenemos idea de cómo lo mental o lo cognitivo se pueden separar de nuestra propia experiencia. Como John Searle ha observado acertadamente en su propia contribución al auge, si hay una fase favoreciendo estrictamente teorías materialistas de la mente: -6-
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[El filósofo] se encuentra con dificultades. Siempre parece que está excluyendo algo... [Y] la base de las objeciones técnicas es una objeción mucho más profunda... [Que] se puede exponer simplemente: La teoría en cuestión ha excluido la mente; esto ha excluido algunos rasgos esenciales de la misma, como conocimiento, qualia o contenido semántico... [Así] si tuviéramos que pensar en la filosofía de la mente como un solo individuo diríamos de esa persona que es neurótica compulsiva y su neurosis toma la forma de repetir el mismo patrón de comportamiento una y otra vez (Searle 1992:30 -31). Estamos de acuerdo con el diagnóstico: está claro que necesitamos algunas medidas radicales para compensar este comportamiento compulsivo. Eso es en parte lo que hace este libro: sentar las bases de un método para romper el círculo vicioso de los intentos de "arreglar", con un nuevo modelo abstracto, teórico.
Un boceto de tres caminos. Con el fin de centrar nuestra posición con mayor claridad, el lector debe imaginar ahora este ámbito intelectual como si tuviese tres posiciones, de derecha a izquierda (Varela, 1996b). No tenemos la intención de trazar un mapa que abarque todos los puntos de vista, pero es una ocasión para poner nuestro trabajo en el contexto de algunos que han publicado numerosos argumentos dirigidos a la ciencia cognitiva (generalmente en forma de libro) durante los últimos años. Una advertencia: este es un cuadro2 sobre los enfoques naturalistas, es decir, las posiciones mediante las cuales cada uno utilizando sus propios métodos, han proporcionado vínculos viables para la investigación actual sobre la ciencia cognitiva. Esto excluye por lo menos dos corrientes de debate popular. En la mano derecha, las vistas que toman una postura dualista tradicional (à la J.C. Eccles). Por otra parte, en la mano izquierda tenemos a las llamadas nuevas bases de los defensores de mecánica cuántica. Estas opiniones parecen extremas y nosotros nos concentraremos en aquellas que se basan en la neurociencia actual y la ciencia cognitiva de alguna manera explícita. Comencemos con la posición de extrema derecha, donde hemos puesto la tendencia más ruidosa, mejor representada por el Sr. P. Churchland (Churchland y Sejnowski 1992), F. Crick y Ch. Koch (Crick y Koch, 1990), cerca a la filosofía espontánea de muchos colegas de la neurociencia y debidamente etiquetada como neuroreduccionismo o eliminativismo. Como es bien sabido, este punto de vista pretende resolver el difícil problema al eliminar el polo de la experiencia en favor de algún tipo de explicación neurobiológica que se encargará de generar una definición de la experiencia. O como lo expresa Crick con su franqueza característica: "No eres más que un montón de neuronas" (Crick, 1994: 2), y en otra parte: "No hay necesidad de pasar un largo tiempo [soportando] el tedio de filósofos que permanentemente discrepan el uno con el otro. La conciencia es ahora en gran parte un problema científico "(Crick, 1996: 486). En la posición media tenemos el lugar para una variedad de enfoques que pueden ser ampliamente etiquetados como funcionalistas, e identificados por Chalmers como la ecología más 2
Se refiere a la división misma que se va a exponer.
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http://elcafedelasdosydiez.blogspot.com/ popular de ideas hoy en día activas (Chalmers 1995: 204–209). El funcionalismo ha sido drásticamente preferido en la ciencia cognitiva durante los últimos 20 años, con la estrategia de sustituir la relación entre cognición y conocimiento (la más inmediata en la tradición filosófica occidental) con el enlace entre la cognición y sus estados funcionales o intencionales correspondientes. En el mejor de los casos el problema de la conciencia se asimila con el de "qualia" para algunas de las características particulares de los estados mentales. Así, la noción de experiencia se hace enérgicamente asemejada a la de comportamiento cognitivo, la actitud proposicional, o el papel funcional. Estas vistas incluyen una serie de propuestas bien desarrolladas, incluyendo las de: R. Jackendoff (1987) “projective mechanism”, B. Baars (1997) “global workspace”, D. Dennett (1991) "multiple drafts", W. Calvin “darwinian machines” (1990), o G. Edelman (1989) "neuronal darwinism"3. El movimiento básico en estas propuestas es bastante similar. En primer lugar, partir de los elementos modulares de las capacidades cognitivas (es decir, los problemas “suaves”). En segundo lugar, construir un marco teórico para ponerlos juntos de una manera tal que su unidad ascienda a una explicación de la experiencia. La estrategia para superar esta unidad emergente y la experiencia misma es variable, pero esto normalmente es impreciso ya que todo el enfoque se basa casi exclusivamente en la tercera persona o en una perspectiva externalista para obtener datos y para validar la teoría. Esta posición nos parece la más difundida en el documento presente, y representa un segmento importante de los investigadores en la ciencia cognitiva. Esta popularidad se basa, al parecer, en la aceptación de la realidad de la experiencia y la vida mental, manteniendo los métodos e ideas en el marco conocido de la ciencia empírica. Por último, a la izquierda en nuestro mapa imaginario, ponemos la tendencia que más interesa para nuestros propósitos y que puede más o menos dar parte explícita y central de los temas en primera persona y de la naturaleza irreductible de la experiencia, mientras que al mismo tiempo rechaza una concesión dualista o una rendición pesimista a la pregunta, como se da en el caso de los misterianistas. Este está de acuerdo con la identificación donde está el problema “duro”. Como en las otras orientaciones generales, el grupo se reunió aquí y hay una gran variedad, con compañeros especiales tales como G. G. Lakoff and M. Johnson (1987) “approach to cognitive semantics”, J. Searle (1994) “ideas on ontological irreducibility”, G. Globus (1995) “postmodern” brain, O. Flanagan (1992) “reflective equilibrium”, y B. Baars “theatre of consciousness”. Lo interesante de este grupo tan diverso, en el cual nos clasificamos a un grado limitado, es que a pesar de que compartimos una preocupación por la experiencia de primera mano como un hecho básico para incorporar en el futuro de la disciplina4, las diferencias son patentes en la forma en que la experiencia se tiene en cuenta. El enfoque fenomenológico se basa en un movimiento peculiar para explorar la experiencia, que es el foco de nuestro trabajo aquí.
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El nombre de los textos a los que se hace referencia, no ha sido traducido para facilitar su búsqueda. La ciencia cognitiva.
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Irreductibilidad: El criterio básico Cabe esperar que esto aclare suficientemente el contexto de nuestras ideas dentro de la escena actual de la ciencia cognitiva. Después de situarnos de lleno en el sector izquierdo, nos acercamos a la explicación de por qué el tema de este libro es de interés para un científico cognitivo. El punto principal es la necesidad de encontrar una circulación5 explícita entre los asuntos de primera y tercera persona, lo que equivale a una posición fenomenológica en diálogo fértil con la ciencia cognitiva. Una orientación fenomenológica parte de la naturaleza irreductible de la experiencia consciente. La experiencia vivida consiste en dónde comenzamos y hacia dónde debemos acoplarnos, como con una línea de guía. De un punto de vista tan fenomenológico la experiencia consciente es bastante contraria a aquella que figura en la filosofía de la mente anglo-americana, como un contenido mental. En el mejor de los casos el problema de la conciencia se asimila con el de "qualia", para algunos rasgos particulares de los estados mentales. El concepto de lo mental se asimila disimuladamente al de comportamiento cognitivo, la actitud proposicional, o papel funcional. Pero incluso filósofos cognitivistas como Ned Block (1996:456-459) han empezado a volver a introducir la distinción entre las manifestaciones cognitivas de la conciencia y la conciencia fenoménica en el sentido de la experiencia. Pero la mayoría de los autores no están dispuestos a concentrarse en establecer una distinción entre la vida mental y la experiencia, o manifestar alguna sospecha sobre su estado. La tensión entre estas dos orientaciones aparece de una manera bastante dramática en la obra de Dennett. A veces habla como si se estuviese refiriendo a "estados mentales" cuando, en realidad, se está refiriendo a "estados conscientes". Por ejemplo, en la Parte II, curiosamente titulada "Una teoría empírica de la mente", explica su acercamiento a la conciencia como tal: No hay fenómeno como realmente parece – más allá del fenómeno de juzgar de una manera u otra de que algo es así... Pero ¿qué pasa con la fenomenología real? No existe tal cosa (Dennett, 1991:364-365). ¿No es curiosa una postura en la que se acepta que hay tal cosa como los qualia, ya que busca una explicación de su apariencia, pero de hecho no los hay realmente? Pero no nos sorprende ya que Dennett ha ya concluido con muy poco esfuerzo (15 líneas en un libro de 550 páginas) que la fenomenología ha fallado. Él comenta: Como otros intentos de despojar interpretación y revelar los hechos básicos de la conciencia a la observación rigurosa, de la misma manera que el movimiento impresionista en las artes [sic] y las psicologías introspeccionistas, de Wundt, Titchener y otros, La fenomenología no ha encontrado un único método establecido en el cual todos puedan coincidir (Dennett, 1991: 44). Éste fragmento es revelador: Dennett mezcla manzanas y naranjas, poniendo el impresionismo e introspeccionismo en la misma bolsa; confunde introspeccionismo con fenomenología, algo que 5
Se refiere a una relación, un enlace con cierto grado de reciprocidad.
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http://elcafedelasdosydiez.blogspot.com/ definitivamente no es posible; y finalmente saca su conclusión de la ausencia de algún tipo de acuerdo idílico-universal que validaría el todo. Bueno, nosotros no exigimos "que todo el mundo tenga que estar de acuerdo" sobre, por ejemplo, el darwinismo, para que sea un programa de investigación muy útil. Y ciertamente algunas personas se ponen de acuerdo sobre la posibilidad de establecer un examen disciplinado de la experiencia humana. En un libro que es en muchos otros aspectos tan sabio y perspicaz, este despliegue de ignorancia acerca de la fenomenología es bastante revelador. Es un síntoma que dice mucho de las bases dominantes (y no examinadas en gran medida) en la literatura sobre conciencia actual. Volvamos a un punto relacionado clave que debe ser puesto de manifiesto, claramente formulada por Searle: (...) Gran parte de la quiebra de la mayoría del trabajo en la filosofía de la mente... durante los últimos cincuenta años... ha venido de una persistente incapacidad para reconocer y aceptar el hecho de que la ontología de lo mental es una ontología irreductiblemente en primera persona... Hay, en suma, nada para nosotros al momento de imaginar la subjetividad como parte de nuestra visión del mundo porque, por decirlo así, la subjetividad en cuestión es la imaginación (Searle 1995: 95, 98). En su mayor parte, la defensa de Searle de la irreductibilidad de la conciencia es incapaz de llegar a conclusión alguna sobre cómo resolver el problema epistemológico acerca del estudio de la conciencia (volveremos a sus argumentos más adelante). Esto no es diferente a las perspectivas del limbo en Jackendoff, quien a su manera también afirma la irreductibilidad de la conciencia, pero cuando se trata de método es reveladoramente silencioso. Él afirma que las ideas en un acto de experiencia actúan como las limitaciones de una teoría computacional de la mente, pero sigue sin recomendaciones metodológicas excepto "la esperanza de que los desacuerdos acerca de la fenomenología puedan ser resueltos en una atmósfera de confianza mutua" (Jackendoff, 1987: 275). ¡La confianza mutua de verdad! Lo que se necesita es un método riguroso y ahí es donde tanto la dificultad como el potencial revolucionario del tema se encuentran. Siguiendo esta línea de pensamiento, parece que el desarrollo de nuevas técnicas de imagen cerebral tienen un efecto paradójico sobre cómo el nivel psicofenomenológico se tiene en cuenta. La posibilidad de correlacionar finamente una actividad intelectual y los rastros de la misma en las estructuras del cerebro podría ser visto como el triunfo del nivel neurológico gracias a estos nuevos instrumentos. No obstante, es interesante relacionar la actividad cerebral no sólo con el nivel psicológico como se define por el comportamiento, sino también con la actividad cognitiva de cómo el sujeto se lo describe en términos de primera persona. De esta forma la actividad del cerebro puede estar relacionada con un nivel sutil, más funcional, que el que la aproximación del comportamiento permite.
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Estudios sobre el asunto. Parece útil en este momento de dibujar unas esferas de experiencia y vida mental para ilustrar más concretamente cómo una circulación natural aparece entre el estudio cognitivo de la capacidad cognitiva y su dimensión empírica. No es necesario decir que estos estudios de casos no constituyen pruebas de lo que estamos diciendo, ni se oponen a la exploración de otros ejemplos en los que el lector pueda estar más interesado. Por otra parte, en los últimos años ha habido una serie de estudios de diferentes casos, donde, permaneciendo bien fundado en la tradición científica de la neurociencia cognitiva, el papel jugado por la experiencia vivida se hace cada vez más importante en la medida en que comienza a entrar inevitablemente en el cuadro al margen de cualquier interés en las cuestiones de la primera persona. Los siguientes son casos ilustrativos sobre las cuestiones que involucran a los problemas más grandes en mayor forma. La evocación de este estudio de casos trata de proporcionar una base concreta para discutir más a fondo una preocupación central que motiva a tomar en cuenta la gravedad de la pragmática de la exploración de la experiencia humana en la situación actual de la ciencia cognitiva. Por un lado tenemos un proceso de aparición de atributos cognitivo-neurobiológicos bien definidos. Por otro lado, una descripción fenomenológica que se enlaza directamente con nuestras experiencias vividas.
Temas extensos. La atención puede entenderse como uno de los mecanismos básicos para la conciencia (Posner, 1994). Los estudios de los últimos años de los registros eléctricos y más concretamente de las imágenes funcionales del cerebro han llevado a la identificación de las redes y las vías que proporcionan una base útil para distinguir los acontecimientos cognitivos conscientes de los no conscientes. Tres redes atencionales pueden distinguirse, implicando la orientación a la estimulación sensorial, la activación de los patrones de la memoria y la capacidad de mantener un estado de vigilia. Estos resultados indican que los mecanismos de atención conforman un conjunto distinto al de los procesos en el cerebro, que ni se encuentran en algunas neuronas, ni tampoco es simplemente el conjunto del cerebro en funcionamiento. Al mismo tiempo, está claro que la distinción referente al fenómeno entre estas formas de atención requiere estructuras invariantes y detalladas de las variedades en las que se manifiesta la atención sobre el tema (A first step in made por Steinbock y Depraz, de próxima publicación). Un estudio sistemático de las estructuras y estrategias de atención sigue siendo una tarea ampliamente abierta. Pero, ¿cómo hacer los mecanismos neuronales relevantes frente a la conciencia, a no ser que tales contrapartes de la experiencia puedan ser lo suficientemente discutidas, reconocidas y calificadas? Conocimiento del tiempo presente. La temporalidad es inseparable de toda experiencia, y en diversos estratos de la duración desde el momento presente hasta toda una vida. Un nivel de estudio es precisamente la experiencia del tiempo inmediato, la estructura del ahora como tal, o en palabras de James, el “presente engañoso.” Este ha sido un tema tradicional para los estudios fenomenológicos, describiendo una estructura básica de tres partes del presente, con sus hilos constitutivos en los horizontes del pasado y el futuro, las llamadas protensiones y las retenciones (Husserl, 1966; McInerney, Gallagher, 1998). De hecho, estas invariantes estructurales no son - 11 -
http://elcafedelasdosydiez.blogspot.com/ compatibles con la representación de punto continuo de tiempo lineal que hemos heredado de la física. Pero, naturalmente, se vinculan a una creciente corriente de conclusiones en la neurociencia cognitiva que indica que hay un tiempo mínimo requerido para la aparición de sucesos neurales que se correlacionan con un acto cognitivo (Dennett y Kinsbourne 1992). Este marco temporal no comprimible puede analizarse como una manifestación de la integración neuronal a largo plazo en el cerebro relacionada con una sincronía generalizada (Singer, 1993; Varela 1995; Varela et al. 2001; Thompson & Varela 2001). Este enlace ilumina tanto la naturaleza fenomenológica de los invariantes a través de una reconstrucción dinámica que subyace a ellas, así como el dar al proceso de sincronía un contenido tangible de la experiencia (Varela, 1999b, y Depraz & Varela, 2002b). La imagen corporal y el movimiento voluntario. La naturaleza de la voluntad, como se expresa en el inicio de una acción voluntaria, es inseparable de la conciencia y su examen. Estudios recientes le dan un papel importante; que correlaciona los nervios que preceden y preparan una acción voluntaria, y el papel de la imaginación en la constitución de un acto voluntario (Libet 1985; Jeannerod 1994). Sin embargo, la acción voluntaria es preeminentemente una experiencia vivida como bien se ha discutido en la Fenomenología más concretamente en el papel de la corporeidad como cuerpo vivido (silla, propio cuerpo) y en la estrecha relación entre el cuerpo vivido y su mundo (Leibhaftigkeit)6. El dolor, por ejemplo, es uno de los más interesantes “qualias", que revela esta dimensión de encarnación más vívida, y las sorprendentes revelaciones en el campo del estudio fenomenológico tanto en la imagen corporal como en su relación con las conexiones neurofisiológicas. Una vez más, un análisis fenomenológico de la acción voluntaria y la encarnación es esencial, pero sólo parcialmente desarrollada hasta el momento (Leder, 1991; Rizzolatti et al. 1997: 190-191; Depraz 2001b).
Temas locales. La percepción temporal, como se entiende en la ciencia visual, consiste en la realización espontánea de una percepción de modo que la apariencia (es decir, un contorno visual) sea distinta de la correlación física (es decir, límites discontinuos, como en el caso de los populares contornos ilusorios). Las preguntas pueden ser estudiadas incluso a nivel celular, pero surgen más, en lo concerniente a la distinción empírica de la apariencia. En realidad, los datos neuronales en la temporalidad, parecen coincidir con lo que la fenomenología ha concluido hace algún tiempo: hay una diferencia importante entre el "viendo a", apariencia visual, y "viendo que" un juicio visual (Pessoa et al. 1998). Margen y centro. Es interesante para nosotros presenciar una serie de estudios que han vuelto a considerar algunas cuestiones fenomenológicas tradicionales, tales como la estructura de la segunda parte del campo de la conciencia entre un centro y una periferia o, en términos de Husserl, entre el objeto dado en carne y hueso, sus perfiles internos, y, más ampliamente, sus horizontes interiores y exteriores. Esto, en su mayoría, proviene de la influencia de William James
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Puede entenderse como “La corporalidad”.
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http://elcafedelasdosydiez.blogspot.com/ y luego de Aron Gurwitsch, pero se llevó a los protocolos de laboratorios modernos. En estos estudios, la experiencia crucial para explorar, y un objetivo de perfeccionamiento es el sentimiento de "lo correcto", esperando aquí por un resumen de la integración cognitiva que representa el grado de armonía entre el contenido de conciencia y su fondo paralelo inconsciente (Mangan, 1993). Emoción. Estos últimos años hemos presenciado avances significativos en la comprensión de cómo el cerebro se correlaciona con las emociones, la brecha existente entre razón y emoción está desapareciendo rápidamente. La evidencia apunta a la importancia de estructuras específicas, como la amígdala, la lateralización del proceso, y al papel de la excitación en la memoria emocional, tanto a partir del examen de los protocolos experimentales, como de la formación de imágenes cerebrales. Sin embargo, estos estudios están basados en su totalidad en protocolos verbales, y las cuestiones de la competencia para la distinción emocional y los patrones de las relaciones entre el estado de ánimo, la emoción y la razón, necesitan ser abordados de forma explícita en esta etapa de la investigación. (Damasio 1995; Davidson & Sutton 1994; Varela & Depraz 1999). Muchos defensores de este análisis general del estado actual de la investigación cognitiva, coinciden en que algunas cuestiones fundamentales aún necesitan una aclaración. Lo principal para ellos, es el problema de la relación de la ciencia cognitiva a los datos fenomenológicos, problema que durante los últimos años, ha generado un creciente número de publicaciones. En el núcleo del problema está la preocupación de que la ciencia cognitiva de alguna manera no tiene en cuenta estos datos, ya sea por su perspectiva explicativa, ya sea computacional o conexionista, o debido a sus compromisos metodológicos. En otras palabras, el argumento es que la ciencia cognitiva no constituye una teoría completa de la cognición, en el sentido de que sus principios más generales no se aplican a una determinada gama de los fenómenos mentales. En las célebres palabras de Thomas Nagel, la preocupación es que la ciencia cognitiva sufre de una "brecha explicativa" frente a una cierta parte de su propio campo (Nagel, 1974). Tal vez la principal contribución a la ciencia cognitiva, entendiéndola como un ámbito de investigación de este libro, es el avance de los métodos actuales de investigación fenomenológica en el sentido de la propia búsqueda, un tema totalmente ausente del debate actual en forma sistemática, un primer paso en esa dirección ha sido hecho por Varela y Shear (1999).
La noción de los datos fenomenológicos . La noción de los datos fenomenológicos en sí, merece una breve discusión aquí, dado su papel en el presente libro. En la bibliografía pertinente el argumento del vacío explicativo7 es diversamente puesto en temas de subjetividad, la conciencia, los qualia o la experiencia. Es importante separar estos diferentes conceptos y ver cómo se relacionan con el de datos fenomenológicos. A pesar de la variedad de la terminología utilizada, parece haber surgido una especie de consenso en torno a la idea de que la expresión de Thomas Nagel "lo que es ser", que logra captar lo que está esencialmente en juego. A pesar de la idoneidad de esta expresión, puede ser 7
Es la misma “brecha explicativa” de Nagel.
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http://elcafedelasdosydiez.blogspot.com/ entendida de diversas maneras, igualmente, conviene comenzar con una aclaración de lo que desea a designar. Es evidente que "lo que es ser" un murciélago o un ser humano se refiere a cómo las cosas (el todo) lucen al ser un murciélago o un ser humano. En otras palabras, es sólo otra manera de hablar de lo que los filósofos han llamado la fenomenalidad desde los presocráticos. Un fenómeno, en el sentido más original de la palabra, es una apariencia y por lo tanto algo relacional. Por definición misma, una apariencia es de hecho lo que algo es para algo más; es un ser para el ser mismo, para lo que algo es independiente de su aprehensión por otra entidad dotada de habilidades aprehensivas. La fenomenalidad es sin duda un hecho crucial para todos los seres vivos. Es, por ejemplo, plausible que un organismo con un sistema de sonar como el murciélago no perciba lo que un organismo dotado de un sistema visual como el hombre puede percibir: el mundo exterior luce diferente para ambos. Sucede lo mismo, aunque en menor medida, en el caso de dos individuos que pertenecen a una misma especie. Hay que tener en cuenta que los fenómenos se dividen en las dos categorías estándar: internos y externos. En términos generales, la noción de fenómenos internos se refiere a cómo las cosas que pasan en un sujeto contemplan aquel sujeto en sí mismo: es evidente por ejemplo que los sentimientos o los juicios no se aprehenden como situados en el espacio perceptivo en el que inmediatamente ubicamos nuestro entorno. Los fenómenos externos, en cambio, tienen una localización: cuando veo una casa, la veo fuera del "yo". Pero de acuerdo con la definición anterior, ésta todavía cuenta como subjetiva en el sentido de que son cosas aparentes externas a un sujeto. Como cuestión de hecho, los fenómenos externos por lo general son los principales ejemplos mencionados al denunciar las insuficiencias de la ciencia cognitiva con respecto a elementales como "lo que es ser"8. Por último, cuando se define de esta manera, la fenomenalidad no difiere de manera sustancial de la subjetividad si por subjetividad nos referimos al aspecto subjetivo de las cosas, el cómo son las cosas desde un punto de vista en primera persona. Por lo tanto, también es necesario añadir que lo que los defensores del argumento de la brecha explicativa, se quejan de que la ciencia cognitiva es una teoría de la mente cognitiva que abandona nada menos que la fenomenalidad o subjetividad, ya sea porque no intenta dar cuenta de ellas o porque sus intentos son fallidos. Sin embargo, estas dos nociones se encuentran en la necesidad de seguir realizando ajustes para captar realmente el punto en juego. Y aquí es donde la noción de conciencia tiene que entrar. El progreso de la psicología, así como el desarrollo del psicoanálisis han hecho común la idea de que algo puede suceder para un sujeto, y en ese sentido ser subjetivo, pero no obstante no ser accesible para este sujeto. Nosotros, naturalmente, describimos tal caso al decir que el sujeto no es consciente del fenómeno en cuestión. Una distinción puede entonces introducirse en los fenómenos conscientes e inconscientes o incluso entre la subjetividad consciente y subpersonal. La noción de la conciencia misma es la clara intención de designar en primer lugar, el hecho de que el sujeto conoce, se informa acerca de, o, en otras palabras, todavía es consciente 8
Se puede añadir “lo que es ser sujeto cognoscente”.
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http://elcafedelasdosydiez.blogspot.com/ del fenómeno. La definición de la conciencia como capacidad de percepción, encaja perfectamente con la distinción entre los fenómenos externos e internos: la división entre la conciencia interna y externa o entre la conciencia objetiva y la conciencia del sí mismo es de hecho una de las más antiguas en la filosofía. Se puede argumentar, además, que la conciencia, tanto en su forma interna y externa, es analizable en términos de capacidad de reflexión, aunque esto es un punto controversial (Zahavi 1998; Depraz 2001a). Puede ser tentador sin embargo el confundir los dos conceptos de fenómeno y subjetividad consciente. Pero la noción del fenómeno inconsciente o subpersonal es claramente necesaria: hay, por ejemplo, numerosos aspectos de las cosas externas que percibimos sin ser conscientes de ellos. El porqué de que la idea esté siendo reprochada, es su falta de explicación del por qué y cómo de los mecanismos internos de la cognición, ya que los especifica como el resultado de los fenómenos internos y externos de los que estamos conscientes. Y estos fenómenos son precisamente lo que la noción propia de datos fenomenológicos captura y en luego designa. Hay que decir que si esta noción de los datos fenomenológicos parece bastante próxima a la de la experiencia que se utiliza en este libro, es algo diferente del concepto de qualia, ya que se utiliza principalmente en los textos especializados, aunque los dos términos son frecuentemente usados de manera intercambiada (Shoemaker 1975). Al aspecto quale o cualitativo de suceso mental, psicólogos y filósofos analíticos por lo general definen una característica de lo que somos, conscientes de que es subjetivo hasta el punto de ser absolutamente único, así como inefable e incomunicable. Algunos autores encuentran el qualia tan inefable como para creer que el concepto de qualia en sí mismo no es definible y sólo puede ser aclarado por medio de algún tipo de definición ostensiva. Incluso si uno está de acuerdo en que existe una definición útil de qualia, está claro está claro que ellos no exploran toda la variedad de datos fenomenológicos: los dos conceptos se pueden considerar como sinónimos, con la condición de que el concepto de qualia sea considerablemente ampliado para cubrir la gama completa de los datos subjetivos conscientes. Flanagan (1992, capítulo IV), por ejemplo, recomienda un uso extensivo del término.
Aclaración Mutua. ¿Cuál es la motivación entonces, que la ciencia cognitiva tiene, para entrar en el terreno de una exploración rigurosa de la experiencia humana? La respuesta por ahora es clara: porque no puede avanzar al abarcar todo el ámbito de los fenómenos mentales, sin tal extensión decisiva. Afortunadamente la relevancia de la fenomenología para la ciencia cognitiva ha adquirido una considerable notoriedad recientemente, por lo que nuestros estudios llegan aquí en un momento productivo. La cuestión es imaginar lo que podría llamarse una “aclaración mutua" (Gallagher 1997) o una "neuro-fenomenología" (Varela, 1996b, 1997), es decir, una articulación explícita entre las perspectivas de primera y tercera persona. En el texto “Naturalizing Phenomenology”, Petitot, Varela, Roy y Pachoud recientemente discutieron los pros y los contras de estas cuestiones con cierto número de contribuciones (Petitot et al. 1999). En su forma más tradicional, el problema mente-cuerpo se refiere a la larga y compleja historia de los intentos de vincular lo mental-cognitivo y los dominios físicos del cerebro. Estos métodos de vincular proposiciones, - 15 -
http://elcafedelasdosydiez.blogspot.com/ pertenecen más al eliminativismo tradicional o al enfoque reduccionista disfrazado de neurocientífico. El alcance de la relación neurobiología-fenomenología abordado aquí es muy diferente. La preocupación se hace más precisa por la perspectiva de los fenómenos mentales y de la cognición vivida que crecen en la fenomenología, la cual prevé su incorporación empírica. La descripción fenomenológica sólo puede proporcionar evidencias y análisis dentro de los límites del método fenomenológico. Si uno quiere desarrollar una explicación atractiva a los niveles subpersonales, la cuestión es cómo la descripción fenomenológica figurará en las limitaciones o generará límites a esta descripción causal. Sobra decir que aquí se excluyen los extremos de la fenomenología siendo explicados distantemente, (una variante de eliminativismo), o declarándolos inconmensurables (una postura dualista). Hasta ahora, más allá de estos dos extremos parece que hay dos opciones vivas (Gallagher 1997; Varela 1996/1997). Un enfoque consiste en pensar este vínculo como uno isomórfico. En otras palabras: el neurocientífico cognitivo necesita tener en cuenta la evidencia fenomenológica con el fin de identificar correctamente los mecanismos explicativos adecuados sobre los niveles neurales y subpersonales. Esta es una opción razonable y productiva que tiene variaciones en función del grado o de la fuerza de la restricción que permite tener la fenomenología. En sentido inverso, la fenomenología se hace más comprensible debido a que recibe una explicación causal subrayando las apariencias analizadas y un vínculo natural con los fenómenos corporales. Pero esta opción isomorfa hace la suposición implícita de las fronteras nacionales: la tarea de la fenomenología es proporcionar descripciones pertinentes a los fenómenos en primera persona. El trabajo de la ciencia natural es proporcionar descripciones pertinentes de motivos en tercera persona. Ambos temas están unidos de forma lógica y epistemológica ¿Pero es esto realmente posible o incluso productivo? ¿No es ésta otra forma de teoría de la identidad psico-neural con un atuendo fenomenológico? Este libro también puede leerse como una larga discusión en contra de esta teoría de la identidad. La fenomenología es más que un atuendo: impregna la naturaleza intrínseca del fenómeno a estudiar y hay que tenerla en cuenta como tal. Los isomorfismos, incluso los sutiles, no acabarán con el estancamiento de la brecha explicativa. La segunda alternativa es lo que podemos llamar la hipótesis de la circulación mutua a través de límites generativos. Este es el espíritu con el que está escrito este libro, aun cuando no busquemos ningún dominio empírico en gran detalle. (A first step is made, de Lutz et al. 2002.) El punto aquí es que el análisis fenomenológico no sólo ofrece descripciones sino que también proporciona pruebas, y produce los datos fenomenológicos, más no sucede de otra manera. Esto depende de manera crucial en el hecho de que la experiencia puede ser, de hecho, examinada de forma disciplinada con un método que llamamos en este libro la reducción reflectiva como un acto de reflejo adecuado y elaborado en detalle en la Parte I. Ahora tenemos que considerar algunas de las otras motivaciones para hacerlo. En esta sección, nuestro enfoque ha sido más bien local: la neurociencia cognitiva de hoy. Nuestra intención era ver cómo las cuestiones relativas a la experiencia humana aparecen en la dinámica intrínseca de la propia investigación y no por un argumento puramente lógico. El auge de la conciencia en toda su variedad, da fe de ello, y en ese sentido este libro encaja perfectamente en el centro de este debate actual. En la segunda sección de este capítulo nos referiremos ahora la
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http://elcafedelasdosydiez.blogspot.com/ relacionada, pero históricamente autónoma disciplina de la psicología, cuya vocación es el estudio científico de la mente humana.
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