RECOLECCIÓN BIBLIOGRÁFICOS
DE
DATOS
WELWITSCHIA MIRABILIS La planta está formada por un tronco grueso del que parte una potente raíz y dos únicas hojas. Estas hojas destacan porque no se caen nunca y no dejan de crecer a lo largo de toda la vida de la planta. Son consistentes, acintadas y anchas, reposan sobre el suelo y el crecimiento continuo hace que se retuerzan y curven. Los extremos finales se van Welwitschia de aproximadamente deshilachando
a
medida
que
las
hojas
van
creciendo, 1500 años, ubicada en el desierto de
desecados por el sol y el viento, y, en total, las hojas
Namibia. (Swakop, 2012)
pueden alcanzar varias decenas de metros, aunque en su hábitat natural no suelen sobrepasar los 15 metros. Este crecimiento foliar ininterrumpido es exclusivo de esta planta, no existiendo un caso similar en todo el reino vegetal. La welwitschia crece de un tronco grueso escindiendo dos únicas hojas de crecimiento continuo. Tras la germinación, los cotiledones crecen 25-35 mm y se van transformando en estas dos hojas. Después de que éstas aparezcan, los capullos de los cotiledones emergen y dentro de ellos degeneran los extremos de crecimiento causando la elongación de los capullos. Es la única especie que no presenta traqueidas en la estructura interna del eje caulinar. La especie se reproduce por semillas, que deben mantenerse húmedas las dos primeras semanas y expuestas a la luz y al calor. Adaptada al ambiente hostil del desierto Welwitschia mirabilis es una planta típica del desierto, adaptada a las duras y hostiles condiciones ambientales que reinan en el Namib. La planta crece en comunidades aisladas a lo largo de una estrecha franja de tierra que se prolonga longitudinalmente unos 1.000 km desde el `La elevada presencia de estomas en ambas caras de las hojas le permite captar el agua directamente de las nieblas.
río Kuiseb, en Namibia, hasta Mossamedes, en el sur de Angola. Su área de distribución coincide con el cinturón
de nieblas costeras que se forman gracias a la combinación de las aguas frías del mar y los vientos constantes que empujan la humedad tierra adentro. Estas nieblas permiten que W. mirabilis penetre entre 100 y 150 km hacia el interior del desierto del Namib. Una de las técnicas de supervivencia más espectaculares que la planta utiliza es la absorción del agua de la niebla a través de sus hojas. De esta manera el agua se condensa por sus hijas y “alimenta” a la
La Welwitschia mirabilis crece en el desierto entre Angola y Namiba.
planta.
Propia del árido desierto del Namib, Welwitschia mirabilis es una rara planta, de gran longevidad y hojas de crecimiento infinito. En las áridas llanuras del desierto del Namib, ubicado entre Angola y Namiba, crece una de las plantas más raras y extraordinarias del planeta: Welwitschia mirabilis. Su aspecto es el de una inmensa zanahoria prominente de la que emergen dos hojas anchas y rastreras de características únicas en el reino vegetal, pues su crecimiento es continuo a lo largo de la vida de la planta. Además, W. mirabilis destaca por su gran longevidad, que puede superar fácilmente los 1000 años. La Welwistchia Mirabilis una planta capaz de sobrevivir en una tierra donde la media de lluvia anual es de 25mm y donde la niebla que le llega de la costa es equivalente a 50mm. La mayoría de Welwitschia Mirabilis se encuentra a 50 km al este de Swakopmund y en la confluencia del río Khan y Swakop.
Por qué la Welwitschia mirabilis es única Muchos
son
los
adjetivos
que
pueden
dedicarse
a
Welwitschia mirabilis: extraordinaria, maravillosa, fascinante, rara, etc, aunque uno de los que mejor la definen es “única”, pues realmente no hay en el planeta ninguna planta que se le parezca.
La planta se encuentra altamente especializada en vivir bajo las duras condiciones del desierto. La elevada presencia de estomas en ambas caras de las hojas le permite captar el agua directamente de las nieblas. La forma especial de sus La forma especial de sus hojas hace que éstas
actúen como un embudo que dirige el agua de
hojas hace que éstas actúen como un embudo que condensación hacia sus raíces. dirige el agua de condensación hacia sus raíces. Pese
a
su
eficaz
aprovechamiento
de
la
humedad
ambiental, la planta necesita otros aportes suplementarios de agua, en un desierto donde las lluvias son escasas y erráticas.
Este
aporte
lo
suele
conseguir
de
aguas
subterráneas, gracias a su potente raíz. El tronco de la planta presenta una corteza acorchada, que ha sido interpretada por los científicos como una adaptación de W. mirabilis al fuego, tan frecuente en la sabana. Una planta muy longeva
Aunque no resulta fácil determinar la edad de los ejemplares de W. mirabilis, se estima que esta planta puede alcanzar con facilidad los 1.000 años de edad, y que hay individuos que superan los 2000. El descubrimiento de Welwitschia mirabilis Esta planta excepcional fue descubierta en 1860 en el sur de Angola por el botánico austriaco Friedrich Welwitsch. Este científico recolectó y envió muestras de la planta a Sir Joseph Dalton Hooker, director del Jardín Botánico de Kew en 1862. Hooker describió la planta y le puso su nombre en honor a Welwitsch, a pesar de que éste aconsejo llamarla Tumboa, que era su nombre nativo en Angola. El nombre de la especie “mirabilis” significa maravilloso en latín. Su nombre fue posteriormente cambiado a bainessi, en honor a Thomas Baines, artista y viajero que encontró también un ejemplar de la planta en el lecho seco del río Swakop, en Namibia, en 1861. Pese a este cambio, mirabilis sigue siendo el nombre específico reconocido hoy día. Los científicos creen que Welwitschia es una reliquia de la época jurásica, cuando las gimnospermas dominaban el mundo vegetal. Sus ancestros quedaron atrapados en un ambiente que lentamente
Ilustración de Welwitschia de Rudolf Marloth, 1913, “La Flora de Sudáfrica”
se hizo cada vez más árido y del cual fueron desapareciendo todas las especies vegetales próximas, salvo esta.
LIQUEN
EN EL DESIERTO DE
NAMIB (TELOSCHISTES
CAPENSIS) Lichens in arid areas Many species of lichen are found in the world's hot arid areas. Two other pages are also relevant to a discussion of lichens in hot, dry regions. BIOLOGICAL SOIL CRUSTS are soil-inhabiting communities composed of varying mixes of lichens, bryophytes, algae and cyanobacteria and have significant ecological roles in hot, dry habitats. Sand is both a substrate and a challenge to many terrestrial lichens which, in sandy areas may easily be covered by windblown sand grains. Yet lichens do grow on sand, even on sand dunes except those that are highly mobile. Where surfaces are unstable VAGRANT LICHENS can be found, though they are not confined to such habitats. Amongst the many lichens in Australia's arid areas are the eye-catching crustose thalli of various species of Caloplaca, from shades of brownish-orange to bright orange. Large colonies ofXanthoparmelia are also a common sight in many of the rocky arid areas of Australia but can also be found on soil. Many species of this genus are found in Australia's arid areas and there there's more distributional information on the XANTHOPARMELIA page. Many lichen species are confined to arid areas and some are known from very limited areas, whereas others are very widespread. The accompanying map shows the Australian distributions of Acarospora citrina beaugleholei
(red dots) and Heterodea
(blue dots), based on herbarium records. As you can see from the map,
they occur also in non-arid Australia and both can be found in urban Canberra. Some other examples of lichens found in arid Australia are Buellia subcoronata , Diploschistes thunbergianus , Endocarpon pusillum , Haematomma eremaeum , Heppia despreauxii and Siphula coriacea. Before going on it is necessary to state several facts. The dry thalli of many arid area species can survive high temperatures, whereas when wet those thalli would suffer considerable damage at comparable or lower temperatures. Lichens photosynthesize only when hydrated. As a dry lichen thallus rehydrates there is an initial period during which the thallus is using photosynthetic reserves but not yet photosynthesizing. Once the thallus starts photosynthesizing it will take a little while before photosynthesis has replaced the reserves consumed during rehydration and it can then start producing the resources that would allow further growth. Given this 'start-up' cost, it can be more beneficial to have one extended period of photosynthesis than numerous shorter, startstop photosynthesizing episodes - even if the photosynthesizing times of all the short episodes add up to a considerable total. In many arid areas the early morning dew allows dry thalli to rehydrate and there is then some time available for photosynthesis
but as the daytime temperature climbs the thalli would start to dry out and become dormant, to await the next hydrating opportunity. There's some more detail in the HYDRATION & PHOTOSYNTHESIS CASE STUDY. A lichen can do nothing to produce water so it is important that when water does appear its benefits are maximized. One way to do so is for lichens to grow in areas such as rock crevices, amongst boulders or on the soil below shrubs, thereby getting some protection from drying winds and the full force of the sun. In such microhabitats the time available for photosynthesis can be longer than that for a similar lichen that is just a few metres away in a fully exposed location. Some microhabitats, such as rock crevices or similar irregularities, would tend to trap reproductive propagules as well as water runoff (and hold water for longer than smooth rock), so that such areas would favour the establishment of various lichens or other cryptogams. The photo (right) shows yellow 'veins' of Acarospora citrina and brownishorange 'veins' of a Caloplacagrowing along cracks or surface irregularities on rock in semi-arid Australia. On the MICROHABITATS page there is a section about some microhabitats in hot, arid areas. Boundary layers Crustose thalli are common in arid areas. A crustose thallus is raised but little above the surface it is growing on and it is a fact of physics that close to a surface the air is slowly moving. This boundary layer of slowly moving air is a result of the friction between moving air and the surface and there's a little more in the BOUNDARY LAYERS CASE STUDY. It's well known that still or very slowly moving air is a good insulator and it is also the case that molecules (for example, those of water vapour) move slowly through the boundary layer, since diffusion rather than convection is the moving force. Thus water evaporating from a surface is retained for a while within the boundary layer and creates a slightly more humid micro-climate. The thicker the boundary layer the longer the retention time It is necessary to consider boundary layer effects when studying the physiology of organisms that live close to surfaces. Such effects are clearly significant for crustose lichens some of which would be wholly within the boundary layer of their substrate, but boundary layer effects also need to be taken into account with foliose and fruticose thalli.
Surrounding
rocks,
twigs,
bryophyte colonies or herbaceous plants modify boundary layers, since any
roughened
surface
that
increases friction with the air will slow air movement and so increase the thickness of the boundary layer. Acarospora citrina (yellow) and Caloplaca sp. (brownish) colonising crevices in arid Australian rock.
This also means that of two thalli, otherwise identical except that one is smooth and the other has numerous projections (for example, isidia), the second would have a thicker boundary layer and hence slower loss or uptake of water vapour. Of course, isidia or other projections also increase surface area which could tend to increase the rate of water loss so it is another example of a balancing act. Thalli are protected if they grow immersed in the substrate, for example bark or rock cavities, and there are various crustose species in which all you see above the surface are the spore producing apothecia. Thalli immersed in bark are termed endophloeodic (alternatively endophloeic or endophloedal) and endolithic lichens are those that grow immersed in rock. While the cavities can trap water and the overlying bark or rock provide some protection against excess heat, the surface's boundary layer also contributes to the survival of the immersed thalli. Water sources & growth forms In the world's deserts or semi-deserts one obvious challenge is water. Rainfall can be rare and unpredictable but small quantities of water can be fairly common, in either liquid form (as dew, via overnight condensation) or as vapour (via fogs, especially in some coastal deserts). Lichens make effective use of both sources - though not all lichens can exploit water vapour effectively. Many species with algal photobionts are able to utilize moisture from fog but lichens with cyanobacterial photobionts need liquid water in order to rehydrate and commence photosynthesis. Thus, where fog is common but rainfall rare lichens with algal photobionts dominate. Some growth forms or morphological variations in thallus construction can favour faster uptake of water, whether liquid or vapour. However, there is a problem here since many features which allow faster uptake also allow faster loss. For example, the greater the thallus' surface-area-to-volume ratio the easier it is to gain or lose water and a muchbranched fruticose thallus is an excellent example of a thallus with a high ratio. A thin cortex is more conducive to water transfer than a thick cortex and a loosely packed medulla is also conducive to faster transfer. It is obvious that there must be a balancing act to allow sufficiently fast water uptake, but not too easy a loss of water. One important factor that would help determine what sorts of lichens are able to survive in various areas is the form in which water is supplied: rainfall (or runoff), dew or fog. Uptake of liquid water is very fast. Air-dried thalli of many species can reach 70-100% of saturation levels within 30 seconds when rehydrated with liquid water, with full saturation often in under five minutes. Dehydration is via evaporation from the cortical layers and is always a much slower process than uptake of liquid water. This means that where rainfall or runoff is the major source of water a lichen would benefit more from features that guard against water loss than from those that promote rapid uptake. Thus lichens of compact growth form or with thick cortices would be well-adapted to rainfall or runoff.
Sure, if they had thinner cortices or a less compact growth form water uptake would be quicker, but liquid water uptake is fast enough anyway so there is very little to be gained by enhancing it - but a great benefit to be gained by slowing water loss. Crustose lichens, with their low surface-area-to-volume ratios, would be well suited to exploiting rainfall or runoff - especially if they also have thick upper cortices. Where dew is a regular source of water a large horizontal surface area would maximize water gain. Since dew is liquid water, we have another case where features that slow the rate of water loss are the more important. Crustose, foliose and some coarse fruticose thalli could all make use of dew. When compared to uptake of liquid water, water vapour is taken in very slowly - typically at a rate several hundred times slower than that for liquid water. Where fog is the predominant water source enhancement of uptake is vital and this is best done by presenting the incoming fog with a large, vertical surface area such as that of an upright, finely-branched fruticose thallus. Lichens in the open would obviously benefit from both direct rainfall and runoff from any higher areas. Runoff can drip from shrubs, be channelled down trunks or flow down angular boulders and a little way around their underside before dripping to the ground. Therefore lichens in microhabitats sheltered by vegetation or suitably shaped boulders could also make use of runoff. To use dew lichens would need to be out in the open, where the dew condenses overnight. Similarly, fog utilization requires thalli to be in the open where they can intercept the incoming fog. A number of species appear to have different rates of water uptake for upper and lower thallus surfaces, with the rates higher for the latter. Fog deserts Fogs can occur in arid inland areas but there are various coastal fog deserts where numerous fogs occur each year, are the major source of water and lower the temperature. Depending on winds and topography the effects of such coastal fogs may extend many kilometres inland and, in some locations, produce sufficient moisture to support the growth of vascular plants. An example is the Namib Desert which borders the Atlantic in south-west Africa and is one of the driest areas on earth. It extends northsouth for over 1500 kilometres and, in parts, to over 100 kilometres inland. Given the desert's latitudinal range and its varied topography it's not surprising that precipitation also varies depending on location. One general comment is that there is little rain. Average annual rainfall can be as low as seven millimetres in some coastal areas to over 60 millimetres well to the east. However there are coastal fogs with the number of foggy days per year ranging from a few to well over 200 in some parts and fog precipitation varying from very little to at least 160 millimetres per year. The greatest benefits of fog are experienced near the coast but the effects can sometimes be felt well inland. On at least one occasion a desert scorpion has been seen harvesting water from a grass
tussock at a research station 60 kilometres inland. The fog was still quite dense at the research station and extended further inland. Fog precipitates on any raised surfaces, such as grass tussocks, shrubs, rocks - and various lichens Fog precipitation allows a variety of lichens,
including
various
foliose
and fruticose species, to grow in many parts of the Namib Desert. This
photo
abundance
(right) of
shows a
an
fruticose
Teloschistes species on a Namibian coastal plain. Several Teloschistes species occur in Namibia. All of the red-brown areas in that photo are Teloschistes and here
Namibian landscape with orange Teloschistes dominant
is a closer view showing Teloschistes and various other lichens.
Upright growth coupled with a large surface area is the way to maximize moisture extraction from fog and fruticose species such as Teloschistes are therefore very effective at trapping fog moisture. A crustose thallus growing on a vertical surface facing into the fog would be well-positioned to make use of fog moisture whereas a crustose thallus on the ground would be less efficient at extracting moisture from fog. It is interesting to note that in the northern Namib Desert thalli of some crustose species showed adaptations to fog. Upturned margins were found on thalli of Caloplaca elegantissima and Caloplaca namibensis and a bunched, rather than flat, growth form of Lecidella crystallina was found. Such forms would better intercept and absorb fog moisture than would a totally flat thallus The coastal deserts of Peru and Chile are also amongst the driest areas of the world. The authors of the paper given in the next reference button described a fog-induced "lichen oasis" found along the highway from Arequipa to Camanรก, a coastal town in southern Peru. About 25 kilometres north-east of Camanรก and at an altitude of between 950 and 1000 metres there was no phanerogamic vegetation but "...clumps of lichens scattered evenly over about a kilometer of desert". Cloud edges may reach this area and the only source of moisture is what can be trapped from the moving clouds or fogs. The authors added: The lichen clumps, three decimetres or more in diameter and eight centimetres high, are easily picked up from the ground. Most are of the bright-orange dominant Teloschistes peruensis. A few are the white
and blackAnaptychia neoleucomelaena f. squarrosa (Vain.) Kurok. Only rarely are these two intermixed in the same clump. On the open clay-soil depressions (i.e. "micro-playas") between the clumps are a number of minute lichens. The most abundant are Buellia auriculata Malme and Solenospora requieni Mass. Other finds included Acarospora chilensis Magn., Caloplaca cirrochroa (Ach.) Th. Fr., a small amount of Collema (possibly C. tenax (Sw.) Ach.), fragments of a very brittle, perforate Ramalina (R. terebrata?), and one tiny thallus of an Usnea Desert types & growth forms The following table gives some information about thallus forms found in several desert areas. For each area four numbers are given: total number of species and then the percentage breakdown of that total into fruticose, foliose and crustose species. The first part of the table gives information for various inland desert areas. The three sets of numbers for the Sonoran Desert reflect surveys carried out at three different sites within that desert. The second part of the table gives information for two areas of coastal fog desert. The table clearly shows the prevalence of crustose forms in inland deserts and a significant number of fruticose species in the fog desert areas. Having said that it is necessary to add that the table is based on data published over 20 years ago so the information would of course be out of date by now. Undoubtedly additional species will have been found in some of those areas and there are likely to have been taxonomic changes. Given these two factors it would be surprising if the percentage breakdowns were not different today. Despite that, the table should still be useful today at least as a qualitative indicator. I don't have proof of this but present the following suggestive argument. It would demand large increases in the numbers of inland fruticose species before they reach significant percentages in those areas. However, fruticose and foliose lichens are more easily spotted than are the crustose species so it seems unlikely that their numbers will have increased greatly. Suppose also that another 200 crustose species had been found in each of Baja California and the Chilean area, with no other changes. Then the fruticose percentages would drop to 13 for the former area and 9 for the latter. Most likely they would still be significantly larger than any new percentages of fruticose lichens in inland deserts, given the likelihood of little change in numbers of inland fruticose species.
BAMBÚ Bambú es el nombre común, de origen indio, aplicado a todas las plantas arboriformes con tronco leñoso y forma de caña. El género de las monocotiledóneas incluye la familia de las gramíneas, la cual incluye a su vez la subfamilia de los bambúes. Desde el punto de vista sistemático de las gramíneas la tribu (subfamilia) Bambusae se divide a su vez en cinco subtribus: Dendrocalaminae, Melocanninae, Bambusinae; Arundinaceae, Puellinae. El bambu posee un cuerpo de tallo muy peculiar, segmentado por sus iconicos nudos. La literatura botánica da informaciones muy distintas sobre la cantidad de familias y especies de bambú. Lübke, 1967, señala unas 500, la American Bamboo Society unas 470 de las cuales 400 cultivadas en U.S.A. Sintetizando, podemos destacar dos grandes grupos en base al tipo de rizomas y a las características de crecimiento de las cañas: los bambúes monopodiales y los sympodiales. En los primeros los rizomas forman extensiones largas y finas de las cuales crecen las cañas a intervalos regulares. Los segundos presentan raíces bulbosas cortas y gruesas, cuyas extremidades producen las cañas. En el Viejo Mundo los bambúes crecen desde los 32° S (Sudáfrica) hasta los 46° N (Islas Kurile). En el Nuevo Mundo, se encuentran desde los 47° S (Patagonia, Argentina) hasta los 40° N (Philadelphia, U.S.A.). El 65 % de las especies conocidas se encuentran en India, Burma e Indonesia. En Europa el bambú fue introducido en 1855 en Francia, con una plantación de 6 ha en la localidad de Generargues. La asombrosa biología del bambú y su difusión. El bambú crece mejor en clima tropical o subtropical, sin embargo hay especies que toleran hasta -25° C como la Chusquea aristata crece en Ecuador hasta la línea de nieve perenne de los Andes. Las especies monopodiales se propagan horizontalmente de 1 a 6 m/año, durante unos 10 años, mientras que las sympodiales se desarrollan horizontalmente por distancias cortas, según un esquema radial del cual cada bulbo genera otros 2 o 3. Distintos sistemas de raíces pueden intersecarse, constituyendo redes de dimensiones progresivas que van de 25.000 a 187.000 km/ha y gracias a ello contrastan eficazmente la erosión del suelo en particular lugar en zonas más propensas a desmoronarse y disgregarse, como a lo largo de terraplenes y riberas fluviales. Los brotes se desarrollan desde el rizoma y pueden permanecer bajo tierra por varios años. Apenas emergen, se desarrollan con enorme velocidad: en 20 - 30 días la caña alcanza su altura máxima, para luego robustecerse. Dependiendo de la especie, la caña puede crecer no más de 30 cm de altura con un diámetro máximo de 2,5 cm o alcanzar en ciertas condiciones los 40 m de altura con diámetros de 5 a 12 cm y espesores de la pared del tronco de 1 cm. A excepción de las hierbas, ninguna otra
planta crece tan velozmente como el bambú, con un récord de 121 cm/día medido en 1956 por Nagaoka en Kyoto en un ejemplar de Phyllostachys edulis. El crecimiento habitual es de 25 cm/día y cada brote que se asoma contiene ya en miniatura todos los nudos que tendrá la caña madura. La gran velocidad de crecimiento del bambú se traduce en una gran productividad de biomasa que, en condiciones ideales, puede llegar a superar las 50 ton/ha/año. Debido a que se recolecta a los 5 años y se regenera sin tenerlo que replantar el bambú contribuye a una gestión forestal sostenible. Uno de los aspectos más misteriosos del bambú es su florecimiento. Las raices del bambu se encuentran estan conectadas unas con otras.
bajo
tierra
y
Algunas especies mueren luego de haber fructificado, mientras otras pueden florecer anualmente varias veces. Las especies pequeñas florecen a los 3 o 4 años, mientras que las gigantes lo hacen al cabo de un periodo de 20 hasta 120 años. El florecimiento puede ser esporádico o masivo, es decir, solo algunas cañas individuales o todo el cepellón, o incluso todos los bambúes que se encuentran en una nación. En 1880 fueron plantados en un invernadero de Inglaterra unos rizomas deChusquea abetifolia provenientes de las Indias Occidentales. En 1884 las cañas florecieron en invernadero al mismo tiempo que sus hermanas de la zona de origen. Parece que exista una correlación entre el florecimiento del bambú y la actividad de las manchas solares. Las flores dan origen a frutos, que en general caen a tierra antes de madurar. Las semillas tienen una baja tasa de fertilidad: en un experimento realizado por Mc Clure en 1966, solo 1% de las semillas plantadas llegó a germinar. Normalmente la planta muere junto con sus rizomas pocas semanas luego de haber fructificado. Si los aspectos biológicos del bambú son sorprendentes, sus propiedades mecánicas son una fuente de inspiración para los expertos en biomimética. Observando por ejemplo la distribución de los vasos vasculares en la pared de la caña, salta a la vista que las fibras de mayor resistencia se reagrupan más densamente en la periferia, donde los esfuerzos estáticos son mayores, en modo similar a las barras de armadura de las construcciones en hormigón armado. Según Stöckel, la resistencia a tracción de las fibras que corren paralelamente al eje de la caña alcanza los 4000 kg/cm2. Para entender el orden de magnitud de esta cifra, recordemos que la madera para construcción no supera los 500 kg/cm2, el acero de obra Fe B38K resiste hasta 3750 kg/cm2 y las fibras de vidrio alcanzan los 7000 kg/cm2. La corteza del bambú tiene un alto contenido de silicio, lo cual le confiere interesantes propiedades de resistencia al fuego. Las primeras pruebas sobre su resistencia al fuego remontan a los años 80 del siglo pasado y fueron realizadas por el Institut für leichte Flächentragwerke de la Universidad de Stuttgart – Alemania donde se certificó que el bambú es un material combustible retardante de la llama. En España cumple con las normas del nuevo CTE (Código Técnico de la Edificación) sus certificados de reacción al fuego según la norma UNE EN
13501 lo clasifican con categoría Cfl-S1 y por lo tanto como material apto incluso para edificios públicos. La versatilidad del bambú es una solución para un desarrollo sostenible. Actualmente se habla a menudo de los problemas derivados de una gestión insostenible del medioambiente, como la subida de las temperaturas y del nivel del mar con consecuentes desequilibrios en los distintos ecosistemas. La vida en las áreas metropolitanas se hace siempre más dura por la falta de calidad del aire, además técnicos medioambientales nos prospectan escenarios inquietantes en pocos años por la reducción de agua potable y de la biodiversidad. Albert Einstein decía que “Si las abejas comenzaran a desaparecer, a la humanidad le quedarían pocos años de vida”. En el inmediato futuro, las principales intervenciones, tanto de profesionales como de cualquier ser humano, deberán dirigirse a proteger la diversidad biológica, tanto de plantas como de animales. Si queremos entregar nuestro planeta en condiciones vivibles a las generaciones futuras, deberemos controlar el aumento de consumos de energías no renovables, evitando desperdicios inútiles y sistemas ineficientes. La explotación descontrolada de la madera participa directamente en el cambio climático que se refleja en una devastadora inestabilidad hidrogeológica de los suelos y en el aumento del anhídrido de carbono con serias consecuencias de calentamiento global. Personalmente, como arquitecta naturista, creo que debemos contribuir cada uno, con sus conocimientos y ética, a invertir o al menos parar esta tendencia negativa de nuestro modelo de desarrollo empezando a cambiar nuestras actitudes y estilo de vida. El bambú es la única alternativa a la madera 100% sostenible porque su cultivo ayuda a defender la biodiversidad y su proceso de industrialización es ecológico. En una hectárea en comparación con el pino el bambú puede proveer de 2 a 5 veces más materia prima para la producción de papel, paneles de fibras, tablas, carbón vegetal y hasta parquet con una densidad superior a los 1000kg/m3 por lo tanto resistentisimo a las marcas de tacones. Su densa red de raíces constituye un excelente estabilizador de pendientes contra la erosión, y sus frondas crean un hábitat ideal para la microfauna. Su rápido crecimiento lo convierte en un biofiltro ideal para la fitodepuración de aguas contaminadas y la fijación de grandes cantidades de CO2 atmosférico. Sus formas elegantes y la facilidad de su cultivo en una amplia variedad de climas y suelos hacen de él un elemento embellecedor en cualquier jardín incluso en los grises inviernos.