Revista 3

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REVISTA

EDICION ESPECIAL DE LA MODA.


INDICE EL ESTILO DE CHANEL

PAG: 3-5

EL LAGARTO DE LA MODA

PAG: 6-7

20 AÑOS DE ÉXITO

PAG: 8

EL LADO OSCURO DE BOSS

PAG: 9


AL ESTILO DE COCO CHANEL Por Hugo Santos Grabielle Chanel, diseñadora muy adelantada a su tiempo, creó un 'look' que transcendió su época. "Una chaqueta de 'tweed', un bolso acolchado y un vestidito negro son los signos de la marca Chanel, no importa si son auténticos o no", cuenta Gautier, periodista francés en 'Chanel, las claves de un estilo'. Coco Chanel creó su propia moda. Guiada por el deseo de comodidad, lanzó un estilo atrevido, moderno e informal con el que eclipsó a los recargados vestidos de fiesta. Trajes que presentaban a la mujer como una muñeca engalanada, asfixiada por los cortes de tela y entumecida por los desagradables corsés. En 1913, Coco Chanel abrió su primera tienda en Deauville, donde

presentó prendas deportivas de algodón ligero. "Les he dado auténticos brazos, auténticas piernas, movimientos sinceros y la capacidad de reír y de comer sin sentirse mal por ello", decía Chanel, que aprendió en un internado regido por religiosas. En Biarriz, ante una adinerada sociedad, Chanel presentó su primera colección de alta costura bañada con un halo de libertad. "Recorto, aligero y suprimo todo lo que molesta al cuerpo y lo que frena el gesto", contaba la diseñadora. Su primer éxito fue un vestido de punto sin cuello. Después, llegó la blusa y el traje marinero. A partir de ese momento, ya nadie ignoraba a “Mademoiselle” Chanel, pionera en que una modista fuera recibida por sus exquisitas clientas. Orgullosa de sus éxitos, Chanel se empeña en depurar aún más las prendas y en 1926 sale a la calle el modelo número 817, se trata del famoso vestido negro.


Bajo un aspecto insignificante, ese modelo, sin embargo, resultó muy atrevido porque exhibía más de la cuenta las piernas de la mujer y además era de color negro, tono, que representaba el poder y estaba reservado para la monarquía.

"Antes que yo, nadie se habría atrevido a vestirse de negro. Prefiero el negro riguroso con el que se visten las monjas de Aubazine al abigarramiento en tonos pastel", decía Chanel, que se crió en un orfanato tras la muerte de su madre. De ese universo monástico es de donde Coco Chanel toma la idea de su belleza espartana. "No hay nada que más envejezca a una mujer que lo que la hace rica", afirmaba la diseñadora, que convierte al negro en su seña de identidad. Muchas son sus clientas y muchas son también las que, fuera de los círculos de la riqueza, reclaman la moda de Chanel. Y ella, en lugar de meterse en una cruzada contra los que la copian, se alegra de ello. "Es cierto que a menudo copian mis diseños, pero no me preocupa, al contrario es una gran fuente de publicidad para mí", decía.

A partir de los años 30, y tras un viaje a Venecia, Chanel exhibe su gusto por el lujo, lujo que refleja en los nuevos vestidos de noche, algunos en simulan lingotes de oro. Se inspira en el estilo persa y bizantina para crear flamantes trajes de chaqueta de día y soberbios trajes de noche que no pasan desapercibidos. Además de contar con talento para crear un nuevo vestuario para la mujer, Coco Chanel se convirtió en la mejor embajadora de sus colecciones. Era la modelo perfecta muy delgada, con el cabello a lo 'garçonne" y sin pecho ni cintura cambia las reglas de la seducción y pone de moda la esbeltez, tendencia que fascina a hombres y mujeres". Así, la joven encarna la antimoda y llama la atención con esa gracia de niña salvaje. Usa ropa de sus amantes y amigos y aparece en público con una corbata, una gabardina y unos zapatos planos. Luego llegarán los jerseys, la pijama y las chaquetas de 'tweed' con chalina, prendas que dieron lugar al estilo andrógino, "una elegancia basada en la confusión de géneros. Fue una minimalista adelantada.


"Las mujeres estรกn siempre demasiado vestidas y nunca bastante elegantes", afirmaba Coco Chanel.


El Lagarto de la moda René Lacoste, el primer deportista fashion victim de la historia. Corrían los años 20 cuando René jugaba al tenis y, era tal el empeño esteta de este mosquetero apodado El Cocodrilo, que no paró hasta crear la prenda de deporte perfecta para jugar al tenis y parecer un pincelillo al mismo tiempo... el polo. Ajustado, flexible y unisex esta prenda se convirtió, desde su creación en 1929, en un imprescindible de la estética sport. Nunca me había planteado la complejidad que puede encerrar la elección de uno u otro polo, ni siquiera había reparado en la manera de llevarlo, parece sencillo ¿verdad? Pero no, nada más lejos de la realidad, el polo como cualquier básico que se precie, encierra dentro de sí un mundo de lo más complejo. De hecho, y para empezar con esta historia, existe un código estricto, un secreto a voces, que se ha de cumplir a la hora de ponerse un polo shirt. En primer lugar un polo debe tener siempre dos botones, ni uno más ni uno menos... ¡expulsad del paraíso al diseñador que se le ocurra profanar esta ley no escrita!, es más, esos dos botones, si van desabrochados,

mucho mejor. En segundo lugar, el cuello siempre bajado, si se sube corremos el riesgo de echar a volar o, lo que es peor, el cuello del polo podría chocar con las perlas de nuestras orejas. En tercer lugar, la manga siempre por encima del codo. Y por último, nunca un oversize, el polo debe ir discretamente ajustado y por fuera del pantalón. Ni muy largo ni muy corto, en el punto medio está la virtud. Pero el polo es algo más que unas cuantas normas del buen vestir y la comodidad. Con su manguita corta y su cara de niño bueno, el polo ha ido madurando a lo largo de los años y escribiendo la historia de su propio guión. Lacoste siempre ha sido el protagonista por derecho histórico. Lacoste es elegante y clásico. Discreto, siempre a tono, en cualquier cuerpo o situación. Lacoste siempre queda bien, da igual que lo lleve Juan Echanove o Gwyneth Paltrow, él nunca desentona. Fred Perry es el antagonista. La lucha entre Lacoste y Fred Perry es eterna. El cocodrilo quiere comerse al laurel, y el laurel pretende reposar sobre el cráneo del cocodrilo. Es Francia vs Inglaterra. La nouvelle vague frente a los Mods. Ponerse un Fred Perry y empezar a sentir el Imperio británico por nuestras venas es todo uno. Fred pone la banda sonora a la película. El


brit pop empieza a mover nuestros pies y dan ganas, incluso, de hacerse un corte de pelo a navaja. ¡Aquí llegan los malotes!, a elegir, Liam Gallagher o Amy Winehouse. Ralph Lauren protagoniza la subtrama. Siempre existen vidas paralela, siempre hay personajes que viven al margen de las líneas principales de la historia, y no por eso, tienen menos fuerza. Ese es Polo Ralph Lauren. Él no inventó la prenda, pero le puso el nombre. Ralph nunca ha jugado al tenis, él es más refinado, juega al polo y su big pony en el pecho lo deja más que claro. Vive una vida bohemia en un mundo lleno de glamour y es que, vestir al Gran Gatsby, marca. El polo arrasa esta primavera, ha conquistado el corazón de los hipster y, eso, hoy en día, es sinónimo de éxito. Ver a Ben Affleck con su aire de intelectual o a Adam Levine y sus tatuajes luciendo polos como si tal cosa, aseguran el final feliz de la peli que tanto nos gusta a las chicas ¡Larga vida al polo!


Karl Lagerfeld, 20 años de éxitos. Su inconfundible y desconcertante look se basa en una melena blanca recogida en una coleta, unas gafas de voluminosa montura con lentes ahumadas que ocultan sus ojos y un abanico con el que se airea; aunque en su último desfile en París ha sorprendido la ausencia del abanico, su hasta ahora inevitable complemento, así como la extrema delgadez del diseñador, que ha perdido 24 kilos en cuestión de meses. Este año, Lagerfeld celebra sus veinte años como diseñador para la emblemática casa Chanel, a la que llegó en 1983 siendo artífice de la solidez que demuestra la casa de Madame a través del tiempo, insuflándola de modernidad sin que haya perdido su incuestionable clasicismo y su inconfundible sello. Algunas de las mejores revistas del mundo han publicado reportajes fotográficos firmados por Lagerfeld, para cuya cámara han posado, además de las modelos más cotizadas, personalidades como Carolina de Mónaco, gran amiga del diseñador.


El lado oscuro de Boss La casa alemana Hugo Boss ha reconocido que su fundador Hugo Ferdinand Boss apoyó a Adolf Hitler durante la Segunda Guerra Mundial para intentar salvaguardar su empresa. El libro Hugo boss, 192445 del historiador Roman Köster, docente de la Universidad de Historia Militar de Munich, que ha sido autorizado por la firma de ropa, revela que el jefe de la marca de ropa no sólo fue un ferviente nazi sino que durante la Segunda Guerra Mundial mantuvo esclavizados en su fábrica de Metzingen, en el estado de BadenWurttemberg a 180 prisioneros de guerra (140 franceses y 40 polacos). Sesenta años después, la compañía ha publicado un comunicado en su página web pidiendo perdón y señalando su “más profundo pesar hacia aquellos que sufrieron daños durante sus trabajos forzados en la empresa de Hugo Ferdinand Boss bajo el régimen nacionalsocialista”. El libro, que recorre la vida del fundador de la compañía, recuerda que en 1933 Hugo Boss fue la productora y distribuidora oficial de los uniformes militares del partido nacionalsocialista alemán y desde

1938 comenzó a producir también los tarjes de las Waffen SS. Los prisioneros, según el sitio web alemán The Local, fueron «empleados» por Hugo Boss y vivían en pésimas condiciones en un campo de trabajo cercano a la fábrica. La higiene y los alimentos eran escasos y el ritmo de trabajo sangrante. El profesor Koester señala que los documentos investigados demuestran que el fundador de Hugo Boss era un nazi convencido: “No sólo apoyó el partido ya que obtuvo diversos contratos para la produccción de uniformes militares, sino que estaba totalmente integrado en el movimiento político”. El historiador afirma que la ideología del Tercer Reich fue asimilada profundamente por el propietario de la empresa tanto que las condiciones de trabajo de los propios trabajadores fueron muy trágicas. Después del final de la Segunda Guerra Mundial, Hugo Ferdinand Boss fue procesado y multado por su participación en la estructura nazi. Murió en 1948 y desde ese momento empezó la producción de trajes para hombre, sector en el que se ha convertido en el líder nacional, además de ser una marca internacional de prestigio.



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