Análisis del texto patologías general de la evaluación educativa del académico español Miguel Ángel Santos Guerra Esp. Aura María Marín Vera1 Esp. Duvan Augusto Quiroga Beltrán2
RESUMEN: Los aportes al conocimiento del académico español de amplia trayectoria Miguel Ángel Santos Guerra, en su artículo Patología general de la evaluación educativa (1988), están enfocados a los errores que este proceso evaluativo presenta a la hora de su práctica. Las describe en forma reflexiva, acerca de los síntomas que la han llevado a ser vista como una enfermedad y propone un cambio no solo de técnicas e instrumentos, sino de actitud y formación docente, aspecto determinante, que podría generar una mejora en la calidad del proceso de enseñanza aprendizaje. Una forma de lograrlo es tener en cuenta las dificultades con que el docente se encuentra en su práctica y las exigencias que lo tensionan, cuando los resultados del proceso educativo clasifican a los estudiantes entre buenos o malos. La forma en que el autor se expresa, denota claramente que se está realizando un proceso inadecuado
que conlleva a que la evaluación educativa, requiera urgentemente un
tratamiento por parte expertos y de la comunidad que intervienen en ella. Se plantean como enfermedades que afectan la salud educativa: 22 errores o debilidades que no permiten la mejora en la calidad educativa en general. Estos aspectos han servido de aporte en el proceso de investigación que como estudiantes de la Maestría en Educación estamos desarrollando. Palabras clave: Patología Social, Evaluación educativa, Proceso enseñanza aprendizaje, Calidad educativa.
Docente IETI Simón Bolívar del Guamo – Tolima, Estudiante de la Maestría en la línea de evaluación Educativa Universidad del Tolima. aumapac@gmail.com 1
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Docente IED Nicolás de Federmann Guataqui-Cundinamarca, Estudiante de la Maestría en la línea de evaluación Educativa Universidad del Tolima. duvanquiroga@hotmail.com
Introducción La exposición que a continuación se presenta es fruto de uno de los avances del proyecto de investigación que se encuentra en desarrollo,
titulado Evaluación formativa como
estrategia pedagógica para mejorar el desarrollo de la competencia comunicativa en los estudiantes del grado 2° de la IE Técnica Industrial Simón Bolívar Sede Santa Ana del Guamo-Tolima. Por lo tanto no se presentara metodología ni resultados, pero si unos aportes para la discusión en el sentido de la evaluación educativa en Colombia. El presente análisis surge a partir de la necesidad de conceptualizar, concretar y reflexionar acerca del término Evaluación educativa, el cual resulta ser ambiguo y desconocido para los protagonistas de la educación, quienes deben, por su responsabilidad social, ser los mayores conocedores de este concepto. En este orden de ideas, esta reflexión resulta de la propuesta del proyecto de investigación mencionado anteriormente. Evaluar para medir, examinar, calificar, excluir: no puede ser el principio de la evaluación en la escuela, porque en la escuela participan unos sujetos: los que están en formación y los que están formado, es aquí donde la evaluación debe ser llamada con nombre y apellido: Evaluación Educativa y debe ser tratada y aplicada con la rigurosidad que requiere para lograr su verdadera pretensión: Valorar el proceso de enseñanza aprendizaje, detectando en la marcha las debilidades y fortalezas para lograr generar los ajustes en los momentos y tiempos precisos. La evaluación educativa es un fenómeno habitualmente circunscrito al aula, referido a los alumnos y limitado al control de los conocimientos adquiridos a través de pruebas de diverso tipo. En otro lugar (Santos Guerra, 1988) planteé algunas cuestiones sobre la patología de la evaluación educativa, haciendo patentes los problemas de las limitaciones, las desviaciones y las manipulaciones de las que puede ser objeto. Planteada de forma negativa, realizada en malas condiciones y utilizada de forma jerárquica, la evaluación permite saber pocas cosas de cómo se produce el aprendizaje y pocas veces sirve para mejorar la práctica de los profesores y, desde luego, el contexto y el funcionamiento de las escuelas. (Guerra M. Á., 1999, pág. 4)
Al aplicarse la evaluación educativa se sigue cometiendo los mismos errores que tradicionalmente afectan los procesos previos a toda evaluación. Cuando el docente enseña a su estudiante una serie de conceptos y posteriormente evalúa que tanto aprendió,
realizando una prueba que le indica la capacidad que tiene de memorizarlos y no la capacidad que tiene de aplicarlos a su propio entorno. Como lo menciona (Guerra M. A., 1988, pág. 144) la evaluación educativa ha generado una problemática en cuanto a procesos se refiere, encasilla a los estudiantes y a las instituciones educativas en buenos, regulares y malos, ya que está basada en el desarrollo curricular y en los parámetros establecidos por el sistema educativo, excluyendo aspectos importantes como: cuando evaluar, cómo evaluar, porqué evaluar, para qué evaluar, entre otros. Desde lo anterior, es importante reflexionar acerca de los síntomas que han llevado a la evaluación educativa a ser vista como una enfermedad, evidenciando unas patologías o debilidades en el proceso de evaluación que no permiten mejorar y los plantea como enfermedades que afectan la salud educativa. Por lo anterior en la presente ponencia se realiza un acercamiento reflexivo acerca de algunos de los síntomas que han llevado a la evaluación a transformarse en una patología social, (termino introducido por la escuela organicista) y que Santos Guerra, toma para su análisis. De ahí, que en palabras del autor este concepto trata de desórdenes de procesos que afectan a colectivos y relaciones entre individuos. Así pues, surge la necesidad de implementar una evaluación educativa más inmersa en el proceso de enseñanza aprendizaje, que cumpla con unas características de continuidad, participación, negociación, afecto, dialogo, que tenga un interés en el estudiante por aprender del proceso de evaluación y no por superar la prueba aplicada. Para esto se iniciar un proceso de identificación y análisis de cada una de las patologías que presenta la evaluación educativa, con el fin de reconocerlas y poder intervenir de forma transformadora. Desde lo anterior, es necesario analizar algunos de los síntomas que el autor identifica como patología social y los errores presentados en las instituciones educativas, en el actual sistema de evaluación nacional (decreto 1290 de 2009), que son muy comunes y han llevado a la evaluación a transformarse en una enfermedad. Se intenta pues, avanzar y modificar conceptos sobre la evaluación y su incidencia en la escolarización, pretendiendo
no sólo el formar futuros profesionales sino formar integralmente futuros ciudadanos de bien y útiles a la sociedad. Discusión documental Evaluación educativa y Proceso enseñanza aprendizaje: Para iniciar, este análisis documental parte de la conceptualización que algunos académicos de gran reconocimiento y trascendencia, hacen sobre el término evaluación educativa, protagonista de implicaciones en el sistema educativo y determinante en la transformación curricular, didáctica y a su vez evaluativa. Los aportes de autores que se dedicaron a estudiar este concepto, como lo son: Ralph Tyler, considerado padre de la evaluación educativa, donde su modelo parte de los objetivos y no de las actividades. Michael Scriven, filósofo científico y gran colaborador de la profesión evaluativa, que enfatizo sus aportes a la evaluación basado en las necesidades teniendo en cuenta conceptos y métodos. John Biggs que aprovecha los constructos de Tyler y Scriven, para plantear otra perspectiva de evaluación mediante una alineación constructiva como estrategia para que el estudiante aprenda, da relevancia a una evaluación formativa, siendo esta en un contexto diferente a la evaluación formativa que se entiende en este tiempo. Un pedagogo más reciente y vigente como es Miguel Ángel santos Guerra que plantea una evaluación como proceso de aprendizaje, constante, continuo, pensado en la comprensión el dialogo y la mejora de la educación, características que reúne la evaluación formativa, en su concepción actual.
¿Para qué se realiza la evaluación? Considero que la respuesta a esta pregunta ha de situarse en la producción de conocimiento relevante que permita mejorar la bondad del programa. No se evalúa por el mero hecho de evaluar, de ser así estaríamos ante un fenómeno de inequívoca inmoralidad. (Olivos, 2004, pág. 925)
Así mismo y de acuerdo con la doctora (Carrillo, 2011, pág. 208), la evaluación educativa es un proceso multidimensional, complejo,
polisémico y componente de la cultura
académica, lo que le da gran relevancia en todo proceso de enseñanza aprendizaje, si lo que se pretende es alcanzar altos niveles en calidad educativa. La evaluación educativa es un terreno difuso y pantanoso. Se habla mucho del deber ser o lo que se considera lo ideal frente a la evaluación, pero otras situaciones se presentan en las practicas evaluativas cotidianas en un contexto particular. Cada estudiante y profesor tiene su propia
construcción teórica respecto de la evaluación educativa, por ello, cuando hablamos de evaluación, aunque aparente mente hablamos de lo mismo, no siempre tenemos los mismos referentes, intereses y finalidades, lo que la convierte en un campo altamente problemático. (Carrillo, 2011, pág. 211).
De acuerdo a esto se entiende que la evaluación no es un tema nuevo ni poco tratado. la evaluación ha venido tomando importancia en la actualidad, convirtiéndose en una de las mayores preocupaciones en el sistema educativo, desde los docentes hasta los altos directivos del ministerio de educación, buscando nuevos e innovadores modelos de evaluación, que favorezcan el desarrollo educativo del país.
La evaluación se torna como un indicador que permite determinar el progreso de los procesos de enseñanza aprendizaje y la formación de los estudiantes, así mismo le permite al docente valorar su propia labor y reflexionar frente a ella, con el fin de reorientar y corregir las debilidades que se presentan de manera que contribuya, significativamente, a mejorar el aprendizaje.
La calidad educativa: Para el Ministerio de Educación Nacional, la búsqueda de la mejora educativa es una pretensión constante, por lo que continuamente genera cambios curriculares que van desde evaluación por contenidos hasta estándares de competencias, donde un desfile de conceptos vagan por el sistema educativo, sin ser aprehendidos con la connotación que realmente merecen, pero cabe resaltar que en la actualidad se le está apuntando a unificar estos conceptos y entrelazarlos con la evaluación, creando una unidad totalizadora que permita la calidad tan necesaria en el sistema educativo actual. Esto se puede observar en la creación de líneas de investigación educativa, para los posgrados en educación, los congresos y simposios donde se le da gran relevancia a este término, con nombre y apellido “evaluación educativa”.
Patología Social: Termino introducido por la escuela organicista, para la cual la sociedad es un organismo que trasciende a los individuos, es decir que la patología social de la evaluación educativa
se trata de un desorden de procesos que afectar a todo un colectivo y sus relaciones. (Guerra M. A., 1988, pág. 144).
En efecto la educación es un colectivo que hace parte fundamental en la sociedad, que tiene gran influencia en la infancia, la juventud, en los futuros profesionales, en la economía y en general en todos los aspectos que hacen que dicha sociedad funcione de manera adecuada y pueda aportar al desarrollo de un país, por lo tanto se le referencia con este término “enfermedad”, puesto que si en el sistema educativo se presentan debilidades o errores esto conllevara a que se genere un desorden social, una desorganización o desajuste que requiere una revisión de las causas, consecuencias y tratamientos de los factores que impiden la mejora, en este caso la mejora de la calidad educativa. Con este término se hace un paralelismo entre el organismo del hombre y la persona colectiva que conforman la humanidad.
Perspectivas de la evaluación educativa En el decreto 1290 de 2009, del Ministerio de Educación Nacional cuyo fin es reglamentar la evaluación del aprendizaje de los estudiantes, denotando una relación muy estrecha entre las 22 patologías planteadas por el autor, relación que se hace evidente en cuanto a la falla que este decreto podría presentar. Análisis de las 22 patologías que expresa el autor Patología 1. Solo se evalúa al alumno, 2. Se evalúa únicamente resultados, 3. Se evalúa solo los conocimientos y 4. Solo se evalúan los resultados directos, pretendidos. Estas patologías que tienen cierta relación, muestran un desenfoque de lo que realmente debería pretender la evaluación educativa, por desconocimiento o falta de atención se comenten múltiples errores a la hora de realizarla generando un daño a la escuela. En la practica la evaluación es focalizada únicamente a los conocimientos académicos que obtiene el estudiante, dejando de lado el proceso de enseñanza aprendizaje, donde reposa otros aspectos importantes como: los esfuerzos, las actitudes, la dedicación y el avance de cada estudiante, desde su particularidad presenta; desde que inicia el año escolar, el
periodo o el curso, hasta que este culmina.
Así mismo toda la responsabilidad del
resultado decae sobre él, si tener en cuenta la posición del docente, sus pretensiones, su didáctica y pedagogía, así mismo las tensiones que lo cohíben o liberan como puede ser el afán de promocionar estudiantes para mantener la cobertura necesaria para su permanecía en la institución, sin que hayan logrado propósitos exigidos. Estas son las presiones que le impone el mismo sistema educativo que impiden que la evaluación tenga un toque de justicia, igualdad y honestidad. No se puede omitir el aprendizaje de conceptos o contenidos, pues esto hace parte del desarrollo del pensamiento y la articulación que se hace de ellos con la realidad, pero se cae en un error cuando el estudiante que recita de memoria logra superar en calificación a los compañeros que aunque no memorizaron si lograron asociar ese concepto con el contexto, y lograron hacer uso de el para resolver los problemas o acertijos que la vida misma impone. Los procesos mentales que realiza un estudiante tienen un grado de complejidad y se van fortaleciendo de acuerdo a su práctica y a las mismas pretensiones del docente. El autor las expone así: memorizar, aprender algoritmos, comprender, estructurar, comparar, analizar y argumentar. ….. deseo advertir que la forma de practicar la evaluación potencia o debilita un tipo de operaciones intelectuales u otro según los criterios que fija el evaluador. Si se pide que se jerarquicen por orden de complejidad intelectual las siguientes tareas (todas importantes, todas necesarias) está claro que el orden tendrá carácter descendente. La de menor potencia será memorizar y la de mayor potencia, crear. (Guerra M. Á., 2003, pág. 72).
La pretensión de que el estudiante alcance un nivel elevado de conocimiento, ejercida de manera autoritaria y absolutista, puede surgir un efecto contrario al que pretende la educación. El estudio o la formación del individuo debe ser un ritual agradable donde el desarrollo curricular tenga en cuenta tanto los resultados finales como los efectos laterales, secundarios e imprevistos que el mismo proceso haya provocado. Patología 5. Solo se evalúan los efectos observables, 6. Se evalúa principalmente la vertiente negativa, 7. Solo se evalúa a las personas, 8. Se evalúa descontextualizadamente. Durante el proceso evaluativo generalmente no se tiene en cuenta los efectos que no son directamente observables, ya que hay algo que va más allá de lo que simplemente se mira, es decir, se deja a un lado lo que está inmerso en el proceso y sus efectos secundarios.
Santos Guerra lo plantea en el sentido que, los efectos no observables, si existen, son como un iceberg en el cual lo observable a simple vista puede ser poco en comparación a lo que se encuentra encubierto. Si se relaciona esto con el currículo oculto se puede entender que detrás de un proceso macro se generan varios microprocesos que en la mayoría de los casos tienen más valor que el mismo resultado final. La evaluación que se da en la escuela se ha quedado encasillada por tener en cuenta solo los aspectos negativos, ejemplo de esto es, señalar el error, quedarse en las correcciones y marcar la falencias de las pruebas realizadas, dejando a un lado la importancia de los elementos positivos que se logran en la evaluación como proceso y no como resultado, excluyendo el análisis de valores, avances, progresos y logros. De ahí que la rigurosidad de un proceso evaluativo debe ser holística, valorar todos los aspectos que a ella la componen, permitiéndole al estudiante no solo señalar sus debilidades si no enaltecer sus fortalezas. Cuando en esta ponencia se refiere a las tensiones que un docente debe enfrentar en su práctica pedagógica, se refiere a las condiciones en que este debe desenvolverse, el mismo currículo ata los procedimientos, el sistema educativo no le permite al docente tomar decisiones propias, que siendo él, conocedor directo del contexto de sus estudiantes, podría dar juicios más precisos y de mayor contribución para el verdadero proceso de enseñanza aprendizaje de sus estudiantes. Así mismo estas tensiones no son exclusivas de los docentes, los estudiantes también se tensionan, el miedo generado ante la evaluación, no le permite demostrar sus capacidades con espontaneidad, lo que muy seguramente puede alterar los resultados. Las condiciones, los medios, los tiempos, las pretensiones son factores que también deben ser evaluados e identificar hasta qué punto estos aspectos pueden transfigurar los resultados finales, La evaluación no debe dejar a un lado el contexto en que se realice, ni en el que se encuentren inmersos los participantes de ese proceso, se debe partir de la premisa de que cada sujeto es un mundo diferente y así mismo debe ser tratado, analizando las necesidades, actitudes y posturas de él, dentro de sus entorno y como hace parte activa de sus contexto.
Patología 9. Se evalúa cuantitativamente. Las consecuencias de una evaluación cuantitativamente medida, no es solamente la imprecisión sino su apariencia de rigor. (Guerra M. A., 1988, pág. 149) Logrando que los números sirvan para comparar o para generar una división entre los buenos y los malos estudiantes, genera mayor arraigo a las patologías antes mencionadas y es un acto aún más arbitrario ya que es dificultoso lograr objetividad. Así mismo esta postura cuantitativa no permite detectar como aprende el estudiante, como relaciona lo aprendido con su contexto y para que le sirve, como complementa los conocimientos previos con los nuevos, si se sintió cómodo y feliz en su clase, entre otras. Patología 10. Se utilizan instrumentos inadecuados. Tradicionalmente en la mayoría de las instituciones educativas, se han utilizado los mismos instrumentos y elementos mara medir o mal llamado evaluar, sin tener en cuenta los aspectos que inciden en la evaluación como proceso. Los docentes desconocen el contexto, las actitudes, los factores económicos, materiales y afectivos con que cuentan sus estudiantes a la hora de aplicar una prueba. De ahí que (Guerra M. A., 1988, pág. 150) plantea que “… un instrumentos de valoración el cual es objetivo, no puede estar más cargado de subjetividad y arbitrariedad”. El autor habla de la ética de la evaluación como proceso ético que requiere justicia al tratar a todos por igual, pero en la evaluación esta igualdad no tiene en cuenta que algunos estudiantes están en situaciones poco favorables y otros de situaciones privilegiadas. De lo observado en la figura, se nota la intensión de mostrar al docente como responsable directo de una evaluación injusta, donde no se tienen en cuenta los contextos, las necesidades y motivaciones de los estudiantes, sino que son medidos con la misma vara. Los estudiantes aprenden a diferentes ritmos, manejan procesos diversos de formación y presentan necesidades propias de sus contextos familiares, sociales, culturales, lo cual no es tenido en cuenta por parte de los docentes. Patología 11. Se evalúa de forma incoherente con el proceso de enseñanza aprendizaje
“El camino es circular, no rectilíneo y unidireccional. Se evalúa como se enseña y se enseña cómo se evalúa” (MarcadorDePosición2pág. 151). El estudiante generalmente trata de acomodarse a las expectativas de su docente, con el fin de satisfacer las necesidades él como evaluador y no las propias como evaluado. El docente debe ser consecuente y coherente a la hora de realizar la evaluación, pues si se realiza un aprendizaje por comprensión, la evaluación debe ser una exposición clara de lo que el estudiante logro crear mentalmente, saber expresarlo en su sentido profundo e interpretarlo de forma consiente para así lograr reproducirlo y complementarlo con nuevos o previos conocimientos. Patología 12. Se evalúa competitivamente. Es claro que la evaluación que se diseña en la escuela, tiene un carácter competitivo, principalmente de comparación y específicamente hacia la observación de que lora un resultado primero y quien después, desviando a la atención del proceso que lleva a cabo cada individuo lo que conlleva a un ejercicio en el que cada estudiante asume una actitud de trabajo bajo presión, ya que se prepara en consecuencia para la competencia del momento, bloqueando y dejando a un lado el proceso. Este fenómeno se evidencia en la actualidad con el concepto de competencia, que al igual que el término de evaluación ha sido tergiversado y mal utilizado, enfocándolo únicamente en la medición de estándares previamente establecidos. Patología 15 y 16. Se evalúa para controlar y conservar. La evaluación se ha convertido en la herramienta más eficaz, practica y sencilla para rotular a un estudiante bueno o malo, así pues se categoriza en cuanto al control que ejerce el docente sobre el conocimiento utilizándolo como mecanismo de control y poder disciplinar hacia sus estudiantes. Adicional a esto se evalúa constantemente pero poco se tiene en cuenta los resultados para buscar mejores formas de evaluar. Se repiten los mismos errores y se generan pocos cambios. Patología 17 y 18. Se avalúa unidireccionalmente y no se evalúa desde fuera. Es claro que la evaluación que se practica en las IE, es unidireccional, se le da más relevancia a lo que los docentes evalúan y no a lo que el estudiante puede opinar acerca del
proceso evaluativo y académico que lleva su docente. Adicionalmente la evaluación se hace únicamente desde las prácticas que ejerce el docente y no por otros agentes que gozan de puntos de vista diferentes que no necesariamente se ven permeados pro la subjetividad. Patología 19 y 20. No se hace autoevaluación y se evalúa distemporalmente. Generalmente en la escuela el concepto de autoevaluación presenta una distorsión ya que solo se focaliza al estudiante para que se califique de acuerdo a la tabla de valoración numérica de la institución, sin embargo este término es algo más profundo, pues busca la autocrítica y la reflexión de todos y cada uno de los factores que pueden intervenir en el proceso evaluativo y no solo la dicha tabla numérica. De forma similar se evidencia que se evalúa fuera de los tiempos respecto al proceso de enseñanza aprendizaje, determinantes en un proceso de evaluación satisfactorio. Patología 21 y 22. No se hace meta evaluación ni paraevalación. En la evaluación que se lleva a cabo en la escuela es casi utópico ver que se dé una para evaluación y una meta evaluación es decir, que se ejerza una evaluación de la evaluación en la que se analicen los factores positivos y negativos, alcances y debilidades de la misma para así llegar a conclusiones más amplias sobre la restructuración de los procesos venideros y otros procesos evaluativos que se manejen a la par. En la escuela se desarrolla, a mi juicio, un fenómeno curioso y sorprendente: es el lugar donde se evalúa con más frecuencia y se cambia con menos rapidez. Esto hace dudar de la eficacia y rigor de la evaluación como un proceso conducente a la comprensión y a la mejora de la actividad educativa. El profesor repite un año tras otro sus usos y costumbres acerca de la evaluación, sin que la reflexión sobre la práctica le haga interrogarse sobre los mismos. No los pone en cuestión. Así, los alumnos saben al comenzar cada curso qué es lo que suele hacer cada profesor respecto a la evaluación, qué tipo de pruebas utiliza, con cuánta frecuencia las aplica, qué espera de los alumnos en ellas, etc. Los alumnos van adquiriendo capacidad adaptativa a las exigencias y expectativas de cada profesor. (Guerra M. Á., pág. 5)
Reflexiones Finales Una vez que se enuncian las patologías de la evaluación educativa según Santos Guerra (1988) se llega a una primera reflexión, la cual radica en que la evaluación que se orienta en
las instituciones educativas del país conlleva a un proceso contrario de lo que realmente se pretende con la misma. Es decir, el ideal de la evaluación según el decreto 1290 es lograr Identificar en los estudiantes las características personales, intereses, ritmos de desarrollo y estilos de aprendizaje para valorar sus avances. Proporcionar información básica para consolidar o reorientar los procesos educativos relacionados con el desarrollo integral del estudiante. Suministrar
información
que
permita
implementar
estrategias
pedagógicas
para apoyar a los estudiantes que presenten debilidades y desempeños superiores en su proceso formativo.
Determinar la promoción de estudiantes. Aportar información
para el ajuste e implementación del plan de mejoramiento institucional (MEN, 2009). Es decir, la evaluación es vista de manera unidireccional focalizando al estudiante como único agente que participa de ella, dejando a un lado otras características que deben ser señaladas al momento de llevar a cabo una evaluación educativa rigurosa. Así mismo se revela que la evaluación en la escuela no se da como un proceso sino como una herramienta de poder para que los estudiantes adquieran conductas deseadas por el docente como hacer o no hacer y medir resultados en cuanto al saber o no saber y así encasillar en buenos o malos, promovidos o no promovidos basados en una escala que el propio MEN establece. Este trabajo dio lugar a la reflexión de la evaluación como proceso pedagógico, que implica una ética profesional, donde el docente debe ser investigador para poder aplicarla y lograr obtener los resultados esperados. Además, con las reflexiones del texto, se reafirma que la evaluación educativa esta mediada por las concepciones que tienen los docentes acerca de la educación, a su vez, la concepción de evaluación determina la forma
cómo se
desarrollan los procesos formativos.
Es importante dejar por sentado que las ideas expuestas por el autor, presentan claridad y están de acuerdo a las preconcepciones previas acerca de la evaluación educativa, por lo tanto se comparten sus opiniones, ya que son aplicables al quehacer educativo, donde la evaluación educativa bien encaminada, promoverá la transformación de esta praxis tan determinante y necesaria en la educación nacional.
Según los aportes de Santos Guerra se llegan a unas conclusiones sobre lo que debe ser la evaluación en la escuela, tomando como base las anteriores patologías desde su discusión. La evaluación no puede seguir siendo vista como resultado o culminación de la aprehensión de unos conocimientos, por el contrario esta debe ser vista desde el proceso que conlleva la adquisición, aprehensión y utilización de algún concepto en particular en donde se desarrollen otros procesos cognoscitivos que van más allá de lo que a simple vista el estudiante puede obtener como resultado. Por otro lado el docente debe entrar a jugar un papel mucho más activo e importante en el proceso de evaluación dejando a un lado la concepción de la evaluación como herramienta de medición académica y ejercicio de poder; convirtiendo está en el análisis de diferentes aspectos que propician un adecuado desarrollo del proceso de enseñanza aprendizaje. Sin embargo cabe resaltar que toda la responsabilidad del proceso no debe recaer en el estudiante ni mucho menos en el docente, allí deben participar de igual manera y con la misma responsabilidad toda la comunidad educativa, otros pares académicos, pares externos, y padres de familia donde se lleguen a acuerdos y particularidades de ¿Dónde?, ¿cómo?, ¿por qué?, y ¿para quién? es la evaluación y lo que se quiere realmente lograr con ella. Bibliografía Carrillo, L. S. (2011). La Evaluación como posibilidad para el aprendizaje: mirada desde los acuerdos pedagógicos. Perspectivas educativas, 208. Guerra, M. A. (1988). Patologias Generales de la Evaluación. Infancia y aprendizaje, 143-158. Guerra, M. Á. (1999). Evaluacion Educativa 1 Un proceso de diálogo, comprensión y mejora. Buenos aires: Magisterio del Rio de la plata. Guerra, M. Á. (2003). Dime cómo evalúas y te diré qué tipo de profesional y de persona eres. . Enfoques Educacionales 5, 69-80. Guerra, M. Á. (s.f.). Evaluación Educativa 2 Un enfoque práctico de la evaluación de alumnos, profesores, centros educativos y materiales didácticos. Buenos aires: Magisterio Rios de la plata. MEN. (2009). Decreto 1290.
Olivos, M. Á. (2004). ¿El momentos de la metaevaluación educativa? Consideraciones sobre epistemología, método, control y finalidad. Revista Mexicana de evaluación educativa, 913-931.