“Sin unción no hay resultados”
Génesis 21:8-21 Introducción En ocasiones, la iglesia absorbe tanto tiempo, que nuestra vida se convierte en iglesia– casa–trabajo. Esto no digo que sea malo, sin embargo, puede convertirse en un estorbo pesado cuando nuestra participación en la sociedad es nula. ¿Por qué? Porque si no estamos en la sociedad no podemos ser luz, y si no podemos ser luz, para que estamos en este mundo. No podemos olvidar que la forma de predicar el evangelio es estar en el mundo. Debemos aprender a diferenciar entre los pecadores y el pecado, porque tendemos a creer que es una misma cosa y podemos no cumplir con la voluntad de Dios…. Tenemos una tremenda obligación con esta generación. La sociedad de hoy: violación sexual, robo, asaltos, incendios, bombardeos, asesinatos, suicidios, vandalismo, extorsión, tráfico de drogas, guerra entre pandillas….esta es la sociedad que Dios quiere rescatar. La desesperación de los hijos de Dios intensifica el espíritu en el cual uno ora. Salmo 5:16 Necesitamos la unción de Dios. Sin unción somos como un boli sin tinta. Sin unción no alcanzamos almas para Jesucristo. Cuando uno tiene unción, esto produce verdadero arrepentimiento en los oyentes y entregar su corazón a Jesucristo. Lo que causa esa reacción inexplicable a los oyentes no son las palabras del creyente, sino la unción de Dios. Esto es lo que hacemos antes de predicar los sábados, orar pidiendo unción. No se predica de cualquier forma el evangelio. Hay un libro titulado “65 maneras de hacer una invitación evangélica”. Nº 49: ofrezca regalos a los que pasan adelante. Nº 61: exhiba una película, mantenga el ambiente oscuro mientras hace la invitación. Algunas personas pasarán adelante con más facilidad a media luz. Todo es posible en una invitación. ¿Dónde está mencionada la unción? Un pastor le dijo a otro pastor: “tienes la fe que se van a producir muchas decisiones este fin de semana”. El otro pastor contestó: ¿cuántas deseas, 10, 20, 30? Las decisiones son fáciles de lograr, pero la salvación procede del Señor y no de nosotros. La unción del creyente no depende de las técnicas, sino de la oración. ¡Mejor dicho! De la mucha oración. Para edificar la iglesia necesitamos la unción de Dios. Sin unción no hay resultados duraderos. Juan 4:1-34. Jesús pasó por Samaria porque obedeció a Dios, tenía la unción porque Él era la unción.