Fotografiar con mal tiempo, un buen momento "Previo"

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Fotografiar con mal tiempo Un buen momento

EDUARDO BLANCO MENDIZABAL



Fotografiar con mal tiempo


Fotografiar con mal tiempo. Un buen momento

/ © de la edición / Eduardo Blanco Mendizabal, 2016 / © del texto y de las fotografías / Eduardo Blanco Mendizabal / José Ardaiz / joseardaiz.com / páginas 34 y 35 / Urtzi Vera / urtzivera.com / página 88 superior izquierda / Novarc Images / Alamy / páginas 114-115 / Jacques Descloitres, modis Rapid Response Team, nasa / gsfc / páginas 116-117 / José Calvo / meteosojuela.es / páginas 118-119 / Víctor Gómez / machbel.com / página 152 / Fran Moreno / saleina.com / página 153 / Uri Golman / Nature Picture Library / Alamy / página 160 / © de los dibujos / PhotoPills / photopills.com / Equipo gráfico de prames / Corrección científica / José Calvo @Meteosojuela / Corrección de textos / Marián Sáenz-Diez Molina (FotoNaTour Ediciones) / Diseño y maquetación / Equipo gráfico de prames

/ ISBN / 978-84-8321-859-4 / Depósito legal / Z 1170-2016

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/ Imprime / reproducciones

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Fotografiar con mal tiempo Un buen momento

EDUARDO BLANCO MENDIZABAL


Mi nombre es Eduardo Blanco Mendizabal y soy fotógrafo profesional de naturaleza y viajes desde hace una década. Publico mi trabajo de forma habitual en las editoriales del sector y he obtenido más de 50 premios en certámenes nacionales e internacionales. En mi tarea como formador he impartido más de 160 cursos, talleres y viajes fotográficos. www.ebmfoto.com

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Índice

/ 10 / Introducción

/ 16 / Fotografiar con buen tiempo

/ 56 / Cielo despejado

/ 96 / Meteoros acuosos

/ 20 / Fotografiar en condiciones extremas

/ 80 / Nubes

/ 114 / Meteoros de viento

/ 92 / Visibilidad

/ 122 / Meteoros eléctricos / 136 / Meteoros ópticos


Índice

/ 156 / Terremotos y volcanes

/ 162 / Equipo / 168 / Planificar las salidas fotográficas

/ 172 / Galería

/ 186 / Bibliografía / 188 / Agradecimientos


El Sol se oculta en el horizonte y pone fin a una jornada primaveral. El montañero disfruta de las vistas antes de vivaquear en la cima del Moncayo (2313 m) entre Aragón y Castilla y León. Réflex digital, 24-105 mm (a 60 mm), 1/40 s, f/11, ISO 100, trípode


/ Introducciรณn /


En el inicio de los tiempos, para desarrollar su actividad, el ser humano se veía limitado por las condiciones ambientales, y su distribución geográfica estaba ligada al alimento y al clima. Encontrar emplazamientos favorables era una prioridad y aprendimos a adaptarnos para ampliar nuestra distribución por el planeta, entre otras cosas, mediante el vestido, la vivienda y el uso del fuego. Hasta el siglo xx fue imprescindible conocer la naturaleza, el tiempo atmosférico y la astronomía, pero la vida moderna en las ciudades rompió algunos de nuestros lazos con el entorno natural. De igual modo que los pastores y agricultores han seguido valiéndose de algunos de estos conocimientos para desarrollar su actividad en el campo, el fotógrafo debería recuperarlos para sacar partido al medio donde trabaja. Dado el poco material publicado sobre esta apasionante temática, tomé la decisión de escribir este libro. Para ello, he analizado cuáles son las condiciones atmosféricas y los fenómenos físicos que nos encontramos en la naturaleza y he recopilado una serie de consejos para sacarles partido fotográficamente, partiendo de mi experiencia profesional. Me he centrado especialmente en los que he considerado de mayor interés visual, desarrollando ampliamente los más fotogénicos. No soy físico ni meteorólogo, tan solo un apasionado observador de la naturaleza con mucha curiosidad. Espero que mi trabajo sea útil. Esta publicación está concebida para aquellos fotógrafos que realizan su actividad al aire libre y para todas aquellas personas interesadas en comprender un poco más el mundo que les rodea. Para profundizar adecuadamente en las recomendaciones fotográficas que aquí se exponen, se da por supuesto que el lector comprende algunos conceptos básicos como velocidad de obturación, apertura de diafragma, iso, profundidad de campo, distancia hiperfocal, sobreexposición, subexposición y reciprocidad. De no ser así, el lector podrá aprovechar mejor el material de esta publicación después de asistir a un curso de iniciación a la fotografía. En ocasiones, la ciencia utiliza tecnicismos o palabras que son difíciles de comprender para alguien neófito en este campo, por eso he tratado de usar un lenguaje lo más sencillo posible, tal y como a mí me hubiera gustado encontrarlo. Aún así, es posible que algún término mencionado en el libro requiera la consulta de un diccionario técnico para una descripción complementaria. Se podrán encontrar en la bibliografía, al final del libro. Estimado lector, has abierto este libro y una nueva ventana creativa se muestra ante ti. A partir de ahora, dará igual en qué lugar del planeta te encuentres, porque ya no tendrás excusa para fotografiar algo que encontrarás todos los días: el tiempo atmosférico.

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La niebla cubre los valles y solo los picos más altos la sobrepasan. La fotógrafa disfruta de las vistas mientras busca la situación adecuada para componer su imagen. Pirineo oscense Réflex digital, 70-200 mm (a 121 mm), 1/250 s, f/10, ISO 100


El Sol se encamina al horizonte y, en su descenso, se oculta tras una de las pocas nubes creando rayos crepusculares. Tudela (Navarra) RĂŠflex digital, 16-35 mm (a 20 mm), 1/160 s, f/20, ISO 100


Buscamos imágenes especiales, aquellas que sorprendan al espectador al observar algo bajo un prisma que no había contemplado antes. Si la mayoría de la gente prefiere salir al campo cuando hace buen tiempo, será más fácil sorprender al espectador con imágenes que se hayan realizado en condiciones ambientales que no esté acostumbrado a ver. El mal tiempo es un buen momento, no solo porque genera condiciones lumínicas diferentes, sino porque, además, los fenómenos atmosféricos que se manifiestan pueden ser por sí mismos un motivo fotográfico de primer nivel. Quizá pasemos algunos momentos incómodos a la intemperie, pero eso se olvida pronto y las imágenes conseguidas quedarán para siempre.


Silueta de un fotógrafo al amanecer junto al horreo y la ermita de La Regalina, en Cadavedo (Asturias) Réflex digital, 24-015 mm (a 60 mm), 2.5 s, f/11, ISO 100, trípode


/ Cielo despejado /


El Sol Por una casualidad astronómica, el planeta Tierra deambula durante el año a la distancia justa del astro rey. Gracias a su calor y a la existencia de nuestra atmósfera, disponemos de un espacio habitable sobre la superficie de la Tierra, que tal vez sea único en todo el universo.

Ascendí por una ladera que se encontraba frente al castillo para conseguir que la esfera solar se viera a través de las ruinas. Sin tenerlo previsto, una silueta de mujer enriqueció la imagen. Castillo de Clavijo (La Rioja) Réflex digital, 100-400 mm (a 400 mm), 1/25 s, f/16, ISO 400, trípode


Foto- = luz

-grafĂ­a = escribir


La luz del sol es necesaria para nuestro desarrollo vital, pero también es la principal fuente de iluminación para el fotógrafo de exteriores, por lo que nos interesa comprenderla muy bien para saber cómo se comporta en todas sus condiciones. Seguro que habrás leído, en algún manual sobre el uso del flash, que la luz se transmite cumpliendo la ley de la «inversa del cuadrado», es decir, que al doble de distancia nos llega una cuarta parte de la luz que emite el flash. Pues bien, debido a la gran distancia a la que tenemos el Sol como fuente de iluminación —unos 150 millones de kilómetros, nada menos—, esta variable en la superficie de la Tierra es inapreciable.

Cuando el Sol apareció por el horizonte, comenzó a encender las acacias y palmeras a contraluz. Si dejamos que el Sol ilumine la lente de nuestro objetivo, podemos conseguir un velo anaranjado que dará una atmósfera cálida a la imagen. Amanecer en Nkob (Marruecos) Réflex digital, 100-400 mm (a 227 mm), 1/50 s, f/10, ISO 100, trípode


Debido al movimiento de rotación de la Tierra sobre sí misma y al de traslación alrededor del Sol, la luz solar no incide de igual modo sobre nuestro planeta, ni durante el transcurso del día, ni a lo largo del año. Cerca del ecuador casi no hay cambios en el recorrido del sol, mientras que sobrepasando los círculos polares, al menos un día al año no se llega a poner; es lo que llamamos sol de medianoche y ocurre en las fechas cercanas al solsticio de verano. El fenómeno inverso de invierno se denomina noche polar, cuando al menos un día al año no aparece el sol por el horizonte.

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ZONAS POLARES 1 Sol de medianoche 2 Noche polar 1

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LATITUDES INTERMEDIAS 1 Solsticio de verano 2 Equinoccio de primavera y otoño 3 Solsticio de invierno

CERCA DEL ECUADOR Se producen pocos cambios en el movimiento del Sol a lo largo del año.

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Las estaciones

Réflex digital, 28-135 mm (a 28 mm), 1 s, f/16, ISO 100, trípode, filtro polarizador

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Réflex digital, 17-40 mm (a 25 mm), 1/15 s, f/13, ISO 100, trípode, filtro polarizador


En latitudes medias, podemos disfrutar de estaciones bien marcadas, y algunos lugares presentan cambios muy interesantes a lo largo del año. Foz de Arbayún (Navarra)

Réflex digital, 24-105 mm (a 35 mm), 1/5 s, f/13, ISO 100, trípode, filtro polarizador

Réflex digital, 17-40 mm (a 40 mm), 1/5 s, f/14, ISO 100, trípode, filtro polarizador

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¿Por qué el cielo es azul a mediodía? De todos los colores que hay en el espectro electromagnético, el ser humano solo es capaz de ver la luz blanca. Por encima, tenemos la luz ultravioleta y, por debajo, la luz infrarroja. Seguro que alguna vez habéis visto en un experimento cómo la luz se descompone en diferentes colores cuando pasa a través de un prisma. La luz del sol está compuesta asimismo por bandas de colores, pero la suma de todas ellas conforma una luz que nosotros vemos blanca.

A mediodía, la luz del sol atraviesa nuestra atmósfera —compuesta por minúsculas partículas— de forma casi vertical y, según lo que los físicos llaman la dispersión de Rayleigh, cuando las partículas tienen un tamaño menor que una décima de micrómetro, las bandas de color violeta y azul —con longitudes de onda menores— se dispersan más que las de otros colores, dando esa dominante a nuestro cielo. Por el funcionamiento interno de nuestro ojo, somos más sensibles al color azul que al violeta y por eso vemos el cielo azulado. En la parte alta del cielo, las partículas son más finas y el azul más oscuro, mientras que cerca del horizonte se va volviendo blanquecino, porque las partículas gruesas se encuentran en las partes bajas, atraídas por la gravedad.

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¿Por qué en algunos momentos el Sol es rojo?

Cuando el Sol está alto en el horizonte dominan los colores azul y violeta.

Cuando el Sol está bajo en el horizonte, su luz tiene que atravesar una mayor capa de atmósfera, especialmente la de la parte inferior, que es la que contiene partículas más gruesas, como polvo o contaminación. Allí las bandas con longitudes de onda menores se pierden, por lo que dominan la escena los colores naranja y rojo, que tienen una longitud de onda mayor. Por esta regla de tres, cuanto más turbia esté la atmósfera, más roja nos parecerá la luz del Sol. A la Luna —que no emite luz, pero le llega la del Sol— le ocurre igual y parece roja cuando está cerca del horizonte, porque los rayos del Sol deben atravesar nuestra atmósfera para llegar hasta ella. Por esta misma razón, también se ve roja en algunos momentos de un eclipse; a este instante algunos lo llaman luna de sangre.

Cuando el Sol está bajo en el horizonte dominan los colores naranja y rojo.

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Crepúsculo Es el momento de cambio entre el día y la noche: el crepúsculo matutino, por la mañana, y el crepúsculo vespertino, por la tarde. Así pues, en un horizonte perfectamente llano, el centro del sol se mostraría con un ángulo de cero grados al amanecer y al atardecer. Pero, para los fotógrafos, este término puede ser demasiado amplio y, si queremos aprovecharlo con mayor eficacia, nos interesa conocer las apreciaciones que sobre este periodo hacen los científicos, diferenciándolo en tres fases:

Crepúsculo civil. El Sol está a -6 grados por debajo del horizonte. Crepúsculo náutico. Se encuentra a -12 grados, el cielo está ya bastante oscuro y podemos apreciar las estrellas más luminosas. Crepúsculo astronómico. El Sol se sitúa a -18 grados; por debajo de este plano, es completamente de noche.

«Hora dorada» y «hora azul». Ya hemos explicado que cuando el Sol está cerca del horizonte dominan los colores cálidos en la escena, aportándonos, además, una luz suave y difusa que crea una atmósfera muy interesante para el fotógrafo de exteriores. Aunque, en realidad, esta percepción es subjetiva, algunos autores opinan que la llamada hora dorada suele darse cuando el Sol se encuentra en un ángulo de entre 6º y -4º con respecto al horizonte. Dependiendo del momento del año y la latitud en la que nos encontremos, este periodo dorado puede durar mucho más de una hora o bastante menos. Algo similar ocurre con la que los fotógrafos llaman hora azul, esos instantes previos al amanecer o posteriores al atardecer, cuando el Sol se encuentra entre -4º y -6º. Nuestro cielo se torna en un precioso azul ligeramente oscuro y, en las fotografías, aparece equilibrado de forma perfecta con la luz artificial de las ciudades. Ten en cuenta que algunos edificios se iluminan con luz artificial al atardecer y se apagan unas horas después en mitad de la noche, por lo que suele ser más productivo aprovechar estos momentos azules por la tarde que por la mañana.

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Vista de la Alhambra de Granada y Sierra Nevada durante la «hora dorada». La imagen se tomo a las 19:52 h. Réflex digital, 70-200 mm (a 180 mm), 0.8 s, f/13, ISO 100, trípode

Vista de la Alhambra de Granada y Sierra Nevada durante la «hora azul». La imagen se tomo a las 20:12 h. Réflex digital, 70-200 mm (a 165 mm), 6 s, f/13, ISO 100, trípode


El Sol ilumina desde atrás las cortinas de lluvia, otorgándoles un color naranja y dibujando espectaculares llamaradas en el cielo. Alfaro (La Rioja) Réflex digital, 24-105 mm (a 47 mm), 1/30 s, f/18, ISO 100, trípode


/ Nubes /


En el aire siempre hay cierta humedad, pero solo cuando tenemos la suficiente cantidad de cristales de hielo o pequeñas gotitas expuestas a cierta temperatura, podemos verla en forma de nube. Sobre nuestras cabezas se combinan en un catálogo de formas infinito y es posible que no la volvamos a observar nunca más con la misma forma y sobre el mismo lugar, así que conviene aprovechar cada oportunidad. Al contrario que las auroras, que sí pueden darse en otros planetas, las nubes son un elemento característico de la Tierra y, según un reciente mapa mundial de nubes de la nasa, hay más superficie terráquea cubierta que despejada, y es la zona de convergencia intertropical donde más nubes hay de forma constante. Su origen viene definido por complejos mecanismos asociados a los frentes atmosféricos, a la orografía del terreno y a los procesos de elevación del aire por calentamiento. La mayoría se desarrolla dentro de la troposfera —por debajo de la tropopausa— y serán en las que me centre en este apartado. Sin embargo, hay algunas que se forman en la estratosfera, como las nubes noctilucientes o las nubes nacaradas, más raras de ver o fotografiar desde la superficie de la Tierra. La Organización Meteorológica Mundial (omm) divide las nubes en los siguientes géneros: Nubes altas, de 13 a 7 km: cirros, cirrocúmulos, cirroestratos. Nubes medias, de 7 a 3 km: altocúmulos, altoestratos, nimboestratos. Nubes bajas, de 3 km hasta el nivel del mal: estratocúmulos, cúmulos, estratos. Cumulonimbos: pueden abarcar todos los niveles a la vez. En las capas altas de la atmósfera, las temperaturas son siempre bajo cero y las nubes están compuestas por cristales de hielo, mientras que en las capas bajas serán gotitas de agua. Su naturaleza determinará el efecto óptico que a veces produce la luz del sol al atravesarlas. Si el nombre científico de un gorrión es Passer domesticus, donde Passer es el género y domesticus define la especie, en las nubes estos géneros también se dividen en especies, atendiendo a su estructura y forma. Además del género y especie, existen nueve variedades y también nueve rasgos suplementarios que les dan nombre. Con esto podemos intuir que las posibilidades de combinación son muy numerosas —con más de cien tipos— y, como se aleja de la intención de este libro el profundizar más en ello, si estás realmente interesado en esta materia, te aconsejo que busques un atlas de nubes. Te esperan apasionantes momentos de observación y estudio de sus formas.

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NUBES ALTAS Cirros

Cirroestratos

Halo solar

Cirrocúmulos Altoestratos

7000 m NUBES MEDIAS

Altocúmulos Cumulonimbos

3000 m NUBES BAJAS Nimboestratos

Cúmulos Estratocúmulos

Estratos Lluvia y nieve

Niebla

Chubascos y granizo


Las nubes más fotogénicas Cualquier nube sola o acompañando a nuestro paisaje favorito puede producir una escena irrepetible, pero, si tengo que hacer una selección de las formaciones más interesantes para el fotógrafo, diría que son las siguientes:

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1 Nubes iridiscentes

3 Nubes fantasmas

5 Cirros

7 Cumulonimbo

2 AltocĂşmulos

4 CirrocĂşmulos

6 Nubes lenticulares

8 Mammatus

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Un pequeño salto de agua, durante el mediodía, nos regala sorpresas de colores iridiscentes. Parque Natural de Montseny (Barcelona) Réflex digital, 70-300 mm (a 93 mm), 1/30 s, f/11, ISO 100, trípode


/ GalerĂ­a /


La densa niebla y la forma de estas viejas encinas nos trasladan mentalmente a alguna escena de una pélicula de misterio. Carrascal de Villarroya (La Rioja) Réflex digital, 17-40 mm (a 17 mm), 0.4 s, f/13, ISO 100, trípode

La nieve se descongela a mediodía, pero al llegar la noche se forman grandes carámbanos en esta pequeña umbría del Parque Natural Urbasa-Andía (Navarra). Réflex digital, 24-105 mm (a 75 mm), 1/13 s, f/11, ISO 100, trípode




Ascendía desde el pantano de Sau por una estrecha carretera, cuando este bonito espectáculo surgió ante mí. La niebla caía como una cascada a través de la roca y se disolvía antes de llegar al valle. Desde Salt de Sallent, en Rupit (Barcelona) Réflex digital, 70-300 mm (a 108 mm), 1/1000 s, f/9, ISO 100

Realizábamos un pequeño tramo del Tour du Mont Blanc, cuando este íbice de los Alpes (Capra ibex) apareció majestuoso para posar en su hábitat. Alpes franceses Réflex digital, 100-400 mm (a 115 mm), 1/400 s, f/6.3, ISO 500


Desde hace doce años, trato de buscar la fotografía perfecta en el embalse de Lituénigo. Parque Natural del Moncayo (Zaragoza) Réflex digital, 24-105 mm (a 32 mm), 1/25 s, f/10, ISO 100, trípode, filtro polarizador

Unas gotas que, a modo de lupa, nos descubren el detalle extremo de la textura de una hoja de roble. Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido (Huesca) Réflex digital, 100 mm macro, 1/2 s, f/18, ISO 100, trípode



¿Puede haber algo más inspirador que un arroyo helado y con nieve recién caída? Siéntate, disfruta y piensa qué fotografía vas a hacer, antes de llenar de huellas las orillas. Arroyo del Morca. Parque Natural del Moncayo (Zaragoza) Réflex digital, 70-300 mm (a 84 mm), 2 s, f/11, ISO 100, trípode


Para fotografiar interesantes momentos atmosfĂŠricos, no hace falta emprender grandes viajes, pero hay que estar dispuesto a mojarse antes. Murchante (Navarra) RĂŠflex digital, 100-400 mm (a 100 mm), 1/320 s, f/10, ISO 200




Esta obra está especialmente indicada para aquellos aficionados a la fotografía que desarrollan su actividad al aire libre y para los apasionados de la meteorología que desean mejorar su técnica fotográfica. El autor analiza las diversas condiciones atmosféricas y los fenómenos físicos que se producen en la naturaleza (nubes, tormentas, eclipses, niebla, meteoros ópticos, auroras polares, volcanes, terremotos, etc.), y aporta consejos prácticos para sacarles partido. Para ello, se basa en su experiencia como fotógrafo profesional, ya que ha trabajado esta temática durante varios años visitando lugares como el desierto del Sahara, la selva del Amazonas, el macizo de los Alpes o el círculo polar ártico, sin olvidar lo que sucedía al lado de su casa. Además de valiosos recursos técnicos, en este libro encontrarás una variada galería de imágenes que inspirarán tus próximas salidas fotográficas.

www.ebmfoto.com

ISBN 978-84-8321-859-4

9 788483 218594


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