Conquistadora

Page 1

1

Conquistadora de Sue単os


2

¿Por qué decidí crear un blog?

Cuando en septiembre del 2014, decidí dar ese gran paso de saltar al vacío e ir en busca de mis sueños; además, de cumplir el sueño de viajar como mochilera, también había detrás una búsqueda personal.

tengo la capacidad y creo en mi. Y ahí está el secreto, en CREER en uno. Permitánme hacer una cita al respecto: “Todo es cuestión de creer en uno, de eso depende el éxito de un emprendimiento.”

Estaba en un momento de mi vida, en el que no me sentía conforme con nada, no sabía bien que quería para mi vida. Tenía un buen trabajo, pero no era lo que me hacía feliz, no lo disfrutaba. Algo no estaba del todo bien y lo sabía. Necesitaba redescubrirme.

Durante el viaje hice muchas cosas para solventarme. Era la idea en un principio. Pero con el pasar del tiempo, me daba cuenta que todo lo que hacía lo disfrutaba sólo por un momento, y después sentía que no era lo mío. Sabía que había algo más, algo que estaba buscando, estaba tan claro y no lo podía ver.

El viaje cumplió un papel esencial en esa búsqueda interna. Fue durante el viaje, en ese encuentro conmigo que aprendí a conocerme, a escucharme. Aprendí a estar en soledad, sin que eso me generara angustia; sino más bien, poder disfrutar de esos momentos. Me redescubrí sin dudas. Renació la Noelia que siempre fui, pero que estaba guardada, escondida, perdida en la rutina. Ese nuevo renacer me mostró que soy capaz de muchas cosas, que puedo llegar a donde quiero, que puedo hacer todo lo que me proponga, porque

Conquistadora de Sueños

“Todo es cuestión de creer en uno, de eso depende el éxito de un emprendimiento.” Algunas de las cosas que hice, que jamás me hubiese imaginado que podía llegar a hacer, u aprender, fue vender mis propias postales; vender trufas y sándwiches. Pero lo que más me sorprendió, fue aprender a hacer swing y pararme frente a un semáforo a mostrar lo que hacía. Me pareció una locura, me divertí al principio porque era algo nuevo, como un juego para mi. Sentí que superé un miedo, dejé la


3

vergüenza de lado y me animé. ¡Eso fue fantástico! ¡Animarme! De eso también se trata, de animarse. En este “conocerme”, también, descubrí que soy buena para motivar a las personas; y entre tanto descubrir, encontré mi verdadera pasión ESCRIBIR. Y, haciendo memoria, desde muy chica sabía a lo que me quería dedicar, siempre supe que amaba escribir. Pero, en algún momento, perdí la conexión conmigo y con mis sueños.

Recuerdo, que cuando todavía estaba en la escuela secundaria, había un programa de televisión que me encantaba, porque era de viajes. Y admiraba, a la conductora porque su trabajo era viajar y mostrar los lugares turísticos del país. Fue cuando le pregunté a mi mamá, que tenía que estudiar para hacer eso, y ella me dijo: Periodismo.

nes escritos, abandoné en el último año, por un bloqueo emocional que no me dejaba rendir los exámenes orales. Era un miedo más fuerte que yo, pero que siento que he logrado superar.

En fin, después de tanto buscar, logré encontrar mi pasión oculta (tal vez entre mis miedos), viajando la encontré, y logré conectar las dos cosas Aunque me inicié en la ca- que amo y me apasiorrera de Comunicación So- nan: VIAJAR Y ESCRIBIR. cial, en la cual siempre me fue bien en las materias de Así fue, que decidí dejar de escritura, y en los exáme- hacer cosas que no disfru-

Conquistadora de Sueños


4 to, y abocarme de lleno a lo que realmente amo hacer. Y creo que es ahí, donde está la clave del éxito, en hacer las cosas que uno ama; porque se hace con pasión, convicción, y con toda la energía que uno puede poner en algo, por el simple motivo, de que uno está dedicando su tiempo, a lo que ama hacer.

Acá les dejo el enlace: https://www.facebook.com/ Conquistadora-De-Sue%C3%34531511423/?ref=bookmark El segundo, darle vida a mi propio Blog, que lleva el mismo nombre; y tercero de los pasos, llegará a su debido tiempo, con convicción, perseverancia y paciencia…..el libro.

Sueños, tengo muchos. Pero el mayor de mis sue- Los invito a leer, relatos, ños, es escribir un libro. De- historias, aventuras…. cidí dar el segundo paso. El primero, fue crear la página en Facebook (Fan Page) Conquistadora de Sueños.

Conquistadora de Sueños

¿Me acompañan a soñar?


5

El comienzo del viaje y mi primer autostop

U

no de mis objetivos durante el viaje era hacer dedo. Era una opción que estaba dentro de mis planes de viaje, si es que tenía un plan… Si bien de Córdoba a Tucumán viajé en colectivo, sabía que en algún momento lo iba a hacer. Sólo tenía que saber cuál sería ese momento. Hasta que llegó el día, y me animé. Mi ruta recién comenzaba, me encontraba en Tafi del Valle. Esa fue una de mis primeras caminatas cuesta arriba con la mochila puesta. Pero logré llegar a la ruta, recuerdo que estuve 6 minutos esperando hasta que se detuvo un camión de combustible. El chofer se llamaba Franco, se portó amablemente conmigo, charlamos bastante; para ser mi primera experiencia haciendo autostop, me fue muy bien. Llegamos a Amaicha del Valle, donde me despido

de Franco y me bajo en la estación de servicio. Estaba entusiasmada por esa aventura y fascinada con el paisaje. Todavía no sé por qué elegí ese destino. Sólo sé, que allí

do, llegué hasta un hospedaje, la habitación me costó algo de $40 pesos, aunque era compartida, otra vez estaba sola, pero con más fuerza. Esa tarde me dediqué a ca-

decidí quedarme; en aquel pueblito de los Valles Calchaquies, de tan sólo 5000 habitantes. Ahí estaba, con una sonrisa y mi mochila de acompañantes. Comencé a caminar buscando un lugar para quedarme. No sé cuantos grados hacían, pero el sol era abrasador. Preguntan-

minar por el pueblo, juntas mi soledad y yo. No había mucho movimiento. Recordé, que la hora de la siesta es sagrada en el norte. Recorrí sus calles, me crucé con una procesión (no todos dormían). El calor me agobiaba. Encontré un negocio donde sentarme a tomar una cerveza, y

Conquistadora de Sueños


6 simplemente disfrutar del momento. Me senté en una mesa afuera del negocio, en la vereda; desde allí podía observar que todos los lugareños se conocían, se saludaban y hablaban de una vereda a otra; ese encanto de pueblo, distinto al de la ciudad. Fue ahí, donde tuve mi primer encuentro con otro viajero. Un artesano, de procedencia uruguaya, que se acercó a ofrecerme su trabajo. Nos pusimos a charlar, lo invité a sentarse conmigo y a compartir la cerveza. El encuentro, duró poco; pero lo suficiente para entablar una conversación y entender que encontraría a más viajaros en el camino. El día transcurrió muy tranquilo, solo me dedique a caminar, observar, a sentir, charlé con algún que otro local. Todos muy amables, se notaba que no era del lugar. Al día siguiente me despedí de la tranquilidad de Amaicha, y salí a la ruta, con destino a Las Ruinas de los Quilmes. Nuevamente, no tuve que esperar mucho. Se detuvo un vehículo en el que viajaba una familia, que sólo me preguntó hacia donde me dirigía. Después, dejé de existir en aquel vehículo. Me despedí y bajé en la entrada a las Ruinas. Para sorpresa mía, el único puesto que había allí, para guardar la mochila, estaba cerrado. Solo atiné a caminar, con las dos mochilas. Eran 5 km de camino totalmente árido. Otra vez la temperatura era sofocante. Me desesperaba caminar, sin encontrar siquiera, una un árbol que me diera algo de sombra y donde pudie-

Conquistadora de Sueños

ra descansar. Todo era tierra, arbustos y pequeños árboles secos. Los vehículos que pasaban por allí, iban con turistas que supuse, pagaban el servicio para llegar hasta Las Ruinas; por lo cual ninguno se detuvo. Seguí caminando, sin saber cuánto faltaba para llegar. Por momentos, dudaba si seguir o volverme. El hecho de no saber cuántos kilómetros había caminado y cuantos más me faltaban por hacer me desesperaban. Faltando, supongo que algo de 500 metros para llegar a la entrada, se detuvo un auto. Esta vez, los turistas se apiadaron de mi….. aunque ya no tenía mucho sentido. Luego de pagar la entrada para ingresar, lo primero que hice fue dejar las mochilas en un puesto, y comprar agua para hidratarme. Casi no podía hablar de lo agotada que estaba. Una vez que recuperé las fuerzas, comencé a disfrutar del lugar. Seguí caminando y subí hasta arriba de Las Ruinas, desde allí obtuve una buena vista panorámica del lugar, y sobre todo, del camino que había recorrido a pie. A la vuelta, sabía que nadie me iba a alzar, así que estaba preparada mentalmente, ya conocía el camino. No sé si era ese el motivo, pero el regreso fue menos duro. Cuando llegué a la ruta, dejé me mochila debajo de un árbol y me sentí allí un rato. No podía creer todo lo que había caminado, con las mochilas y la alta temperatura que hacía. Pero el camino desolador, ya había terminado. Comencé a hacer dedo a los autos que pasaban, muy esporádicamente. Mientras esperaba que se acercara algún vehículo,


7

veo a una chica en las mismas condiciones que yo. Venía caminando de Las Ruinas con su mochila. Al principio, me costó entablar una conversación, ya que ella, sólo respondía lo justo y necesario a mis preguntas. Pero todo cambió cuando se detuvo el auto que nos llevó hasta el siguiente destino: Cafayate, Salta. Matilde, de procedencia francesa, fue mi primera compañera de viaje. Compartimos varios tramos juntas, hasta San Salvador de Jujuy. Todo comenzaba a fluir. no de mis objetivos durante el viaje era hacer dedo. Era una opción que estaba dentro de mis planes de viaje, si es que tenía un plan… Si bien de Córdoba a Tucumán viajé en colectivo, sabía que en algún momento lo iba a hacer. Sólo tenía que saber cuál sería ese momento. Hasta que llegó el día, y me animé. Mi ruta recién comenzaba, me encontraba en Tafi del Valle. Esa fue una de mis primeras caminatas cuesta arriba con la mochila puesta. Pero logré llegar a la ruta, recuerdo que estuve 6 minutos esperando hasta que se detuvo un camión de combustible. El chofer se llamaba Franco, se portó amablemente conmigo, charlamos bastante; para ser mi primera experiencia haciendo autostop, me fue muy bien. Llegamos a Amaicha del Valle, donde me despido de Franco y me bajo en la estación de servicio. Estaba entusiasmada por esa aventura y fascinada con el paisaje. Todavía no sé por qué elegí ese destino. Sólo sé, que allí decidí quedarme; en aquel pueblito de los Valles Calchaquies, de tan sólo 5000 habitantes. Ahí estaba, con una sonrisa y mi mochila de acompañantes. Comencé a caminar buscando un lugar para quedarme.

No sé cuantos grados hacían, pero el sol era abrasador. Preguntando, llegué hasta un hospedaje, la habitación me costó algo de $40 pesos, aunque era compartida, otra vez estaba sola, pero con más fuerza. Esa tarde me dediqué a caminar por el pueblo, juntas mi soledad y yo. No había mucho movimiento. Recordé, que la hora de la siesta es sagrada en el norte. Recorrí sus calles, me crucé con una procesión (no todos dormían). El calor me agobiaba. Encontré un negocio donde sentarme a tomar una cerveza, y simplemente disfrutar del momento. Me senté en una mesa afuera del negocio, en la vereda; desde allí podía observar que todos los lugareños se conocían, se saludaban y hablaban de una vereda a otra; ese encanto de pueblo, distinto al de la ciudad. Fue ahí, donde tuve mi primer encuentro con otro viajero. Un artesano, de procedencia uruguaya, que se acercó a ofrecerme su trabajo. Nos pusimos a charlar, lo invité a sentarse conmigo y a compartir la cerveza. El encuentro, duró poco; pero lo suficiente para entablar una conversación y entender que encontraría a más viajaros en el camino. El día transcurrió muy tranquilo, solo me dedique a caminar, observar, a sentir, charlé con algún que otro local. Todos muy amables, se notaba que no era del lugar. Al día siguiente me despedí de la tranquilidad de Amaicha, y salí a la ruta, conv destino a Las Ruinas de los Quilmes. Nuevamente, no tuve que esperar mucho. Se detuvo un vehículo en el que viajaba

Conquistadora de Sueños


8 una familia, que sólo me preguntó hacia donde me dirigía. Después, dejé de existir en aquel vehículo. Me despedí y bajé en la entrada a las Ruinas. Para sorpresa mía, el único puesto que había allí, para guardar la mochila, estaba cerrado.

se apiadaron de mi…..aunque ya no tenía mucho sentido. Luego de pagar la entrada para ingresar, lo primero que hice fue dejar las mochilas en un puesto, y comprar agua para hidratarme. Casi no podía hablar de lo agotada que estaba.

Solo atiné a caminar, con las dos mochilas. Eran 5 km de camino totalmente árido. Otra vez la temperatura era sofocante. Me desesperaba caminar, sin encontrar siquiera, una un árbol que me diera algo de sombra y donde pudiera descansar. Todo era tierra, arbustos y pequeños árboles secos. Los vehículos que pasaban por allí, iban con turistas que supuse, pagaban el servicio para llegar hasta Las Ruinas; por lo cual ninguno se detuvo. Seguí caminando, sin saber cuánto faltaba para llegar. Por momentos, dudaba si seguir o volverme. El hecho de no saber cuántos kilómetros había caminado y cuantos más me faltaban por hacer me desesperaban. Faltando, supongo que algo de 500 metros para llegar a la entrada, se detuvo un auto. Esta vez, los turistas

Una vez que recuperé las fuerzas, comencé a disfrutar del lugar. Seguí caminando y subí hasta arriba de Las Ruinas, desde allí obtuve una buena vista panorámica del lugar, y sobre todo, del camino que había recorrido a pie.

Conquistadora de Sueños

A la vuelta, sabía que nadie me iba a alzar, así que estaba preparada mentalmente, ya conocía el camino. No sé si era ese el motivo, pero el regreso fue menos duro. Cuando llegué a la ruta, dejé me mochila debajo de un árbol y me sentí allí un rato. No podía creer todo lo que había caminado, con las mochilas y la alta temperatura que hacía. Pero el camino desolador, ya había terminado.


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.