ACTAS DEL 1 CONGRESO SOBRE HISTORIA DE ECIJA EXCMO. A YUNTAMIENTO
DE ECIJA
ACTAS DEL I CONGRESO SOBRE HISTORIA DE ECIJA Celebrado en Ecija (Sevilla) entre los días 26 y 29 de Noviembre de 1986, actuando como coordinador el Dr. Genaro Chic García, de la Universidad de Sevilla.
TOMO II
EXCMO. AYUNTAMIENTO ECUA 1988
DE ECIJA
I.S.BN.: 84·87165·05·2 obra completa 84·87165·07·9 tomo 11 Dep. Legal: SE·1383/88 Fotocomposicíón e irnpresrón: Gráficas Sol, S.A.
Bellidos, 28
La Delegación de Cultura de este Excmo. Ayuntamiento place gratamente al ofrecer al pueblo de Ecija la publicación Actas de su Primer Congreso de Historia.
se comde las
Es nuestro propósito, de esta forma, esclarecer y legar el testimonto de un pasado nlstonco brittente, a las sucesivas qenerectones. Al tnicter esta empresa estamos seguros de contribuir al enriquecimiento del acervo cultural de cuantos estén interesados en el estudio de nuestras propias retces. Por último agradecemos smceramente el esfuerzo realizado por todas aquellas personas que, desde cualquier campo, han hecho posible la epencián de esta Obra Eci¡a, tnctembre de 1989
Francisco Martmez Calle Delegado de Cultura
IN DICE
LA INQUISICION EN ECUA (María Palacios Alcalde) . . . . . . .. . . ... . . . . .. . . ... .. . . . . ... .
7
EClJA A FINES DEL SIGLO xvu. EL CONTROL DE UNA SOCIEDAD POR LA IGLESIA DEL ANTIGUO REGIMEN (María Luisa Candau Chacón)
21
MENTALlDAD y VIDA DE LA ECUA DEL SIGLO XVll REFLEJADAS EN LAS PREDICACIONES (Miguel Angel Núñez Beltrán) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
61
LA GUERRA DE SUCESION EN ECUA (José Calvo Poyato) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
73
LAS ORDENANZAS DEL GREl\flO DE PLATEROS DE ECUA (Gerardo García León)....
95
ESQUEMA POLlTICO-ADMINISTRATIVO DE ECUA EN EL ANTIGUO REGII\IEN: UNA PERSPECTIVA A TRA VES DE LA ENAJENACION y EL ARRENDAMIENTO DE LOS OFICIOS PUBLlCOS (Manuel Cuesta Martínez)
105
EL CABILDO ECIJANO DURANTE 1772. SU COMPOSICION y GESTION MUNICIPAL (Inmaculada Garcia Torres).. . .. . .. . . . . . . . . . . ... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . .
127
ELITE DE PODER Y POLITICA ADMINISTRATIVA EN ECIJA DURANTE 1795 (Clemente Manuel López Jirnénez) . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . ... .. .. . . .
]49
LA POLlTlCA MUNICIPAL DEL CABILDO ECIJANO RESPECTO A OBRAS y URBANISMO A FINALES DEL SIGLO XVIII (Clemente Manuel López Jiménez)
171
ECUA EN LOS INFORMES DE 1824 (Rafael Sánchez Mantero) . . . . . . .... . . . . . . . . . .. . .. . .
195
JOAQUIN FRANCISCO PACHECO EN LOS ARCHIVOS ECIJANOS: NUEVOS DATOS BIOGRAFICOS (Inmaculada García Torres).. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . .
203
LA REVOLUCION DE 1868 EN ECUA (Juan Francisco Femández Diaz) . . . . . .. . . . . ... . . ..
225
ECIJA (1868-1874). DE LA REVOLUCION A LA I REPUBLICA: ASPECTOS DE LA VIDA POLITICA (Eloy Arias Castañón) ,. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
239
VIDA CULTURAL y OCIO EN ECIJA A MEDIADOS DEL SIGLO XIX (José Dominguez León)
277
ECUA: ASPECTOS DE LA VIDA MUNICIPAL EN LA CRISIS DE LA RESTAURACION (1916-1921) (Maria Rosa del Pino Jiménez y José Luis Chicharro Chamarra)
295
ECUA EN EL SIGLO XX: ELECCIONES y PARTIDOS POLITICOS (1898-1936) (Leandro Alvarcz Rey) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
327
LA
INQUISICION
EN
ECIJA
MARIA PALACIOS ALCALDE
El Tribunal de la Inquisición fue creado por los Papas en la Edad Media y actuó en el conjunto de la Cristiandad con una excepción: el Reino de Castilla. En éste no se introdujo hasta el a~o 1478, cuando, a petición de los Reyes Católicos, lo estableció el Papa Sixto IV. En 1482 se erigió un Tribunal inquisitorial en la ciudad de Córdoba, al que se seBaló, como ámbito de jurisdicción, un amplio territorio en el que estaba incluído el arcedianato de Ecija l. En sus primeros tiempos, la Inquisición actuó principalmente en la persecución de los judeoconversos, quienes, como se sabe, eran los judíos que se habían convertido al cristianismo, de grado o por fuerza, así como sus descendientes directos. De la misma forma que las riquezas y el poder de los jUdlOS habían estimulado el odio de los cristianos viejos, hubo un momento en que los conversos suscitaron una animosidad semejante, que se expresó en brotes de violencia y en horrorosas masacres. Ya a finales del siglo XIV, Ferrán Martínez, arcediano de Ecija, había movido con sus soflamas toda una tormenta persecutoria que cubrió de sangre judía todo el Reino d~ Castilla y provocó masivas conversiones
de
judíos2•
l. H.Ch. Lea, Histon» de 1.1 InQuisiciJn espalfold, l. 1, Itadrtd, FundaC16n IJniverslhria Espaftola, 1983, p. 790, rellte a S Itatute I Luquin, toleccion de los Autos 6enerales y psrtuulsres de fe celebrados por el tribunal de Id !nquJ5Jcir!n de C¡SrdobJ,Córdoba, s.f .. PP. 1 Y 75. Para la geografía Inquisitorial, v~anse los tr abaros de J.P. Dedleu y J. Contreras, 'Geografía de la lnquis ictén españo la: la forlacl6n de los distritos (1470-1820)', Brspsm», 144, 19BO, pp. SS-56; R. Sarda, 'La eslructura territorial: pr iasta del imt ac ién", en J. Pérez I B. Escandell, Historia de Id lnquisul~n en fspalfa y AII¿ricd, t. 1, Pladrid, BAC,pp. 411-412; It. Avil~s, "ltodlficaClones territoriales'; 10., lbiáe" PP. 609-612. 2. Cfr. J. Amador de los RIOS, Histeria social, pol ittcs y rel tqtoss de los Judíos en fspalfa y Portugal, Buenos Aires, 1943, Libro Segundo, capítulo VII.
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Esto había ocurrido a partir de 1391, fecha en que la persecución se centró, cada vez más, contra los conversos. Como sus antepasados judíos, también los conversos acumularon riqueza y poder suficiente e incluso ganaron el favor de la nobleza; pero esto no impidió que, en el siglo XV, volvieran a repetirse las matanzas que habían menudeado a finales del siglo anterior. En Córdoba se desencadenó una gran masacre el 14 de marzo de 1473. Un incidente ocurrido durante una procesión desencadenó un motín. Entre don Alonso de Aguilar y su hermano, el futuro Gran Capitán, lograron sofocarlo momentáneamente, pero los cristianos viejos, favorecidos por el Conde de Cabra y el Obispo de Córdoba, volvieron a la carga. Después de una auténtica batalla que duró dos días, los Fernández de Córdoba se refugiaron en el Alcázar, llevando consigo a los conversos y judíos que pudieron. Los demás quedaron a merced de las turbas. Cuando se calmaron los ánimos, don Alonso logró un acuerdo con las autoridades de la ciudad, por el que se perdonó la vida a los supervivientes, con la condición de que se desterraran perpetuamente de la ciudad. No les valió gran cosa, pues, mientras se alejaban de Córdoba, fueron robados y asesinados por los caminos impunemente. En aquellas trágicas jornadas intervinieron también gentes de los pueblos cercanos a Córdoba, labradores cristianos viejos. La noticia de lo ocurrido en Córdoba fue llevada por estos tales a sus pueblos de origen. En algunos de ellos, la nobleza logró disuadir al populacho, como ocurrió en ECija, donde don Fadrique Manrique impidió los borrares de una matanza. No ocurriría lo mismo en otros lugares, como en Jaén, donde los cristiunos viejos asesinaron
a la primera au toridad de la Ciudad, el Condestable don
Miguel Lucas de Iranzo y se lanzaron a una orgia de sangre que inundó la ciudad y los pueblos circunvecinos3. Al parecer, el deseo de los Reyes Católicos de impedir esta "justicia popular" debió contar entre los motivos que les llevaron a crear un tribunal, como el de la Inquisición. De ahí que la Inquisición se cebara, en sus primeros affos, en la persecución de los judeoconversos. De creer es, igualmente, que en esfa misma etapa de su andadura, la Inquisición habría rastri-
3, H,Ch, Lea, op.t it., ~, 1, p, 150.
8
llado Ecija,
COIOCl
desgraciadamente,
espulgó todo el país, en busca de judeoconversos. Pero, no nos han quedado referencias a lo ocurrido en Ecija en
estas circunstancias. Como es bien sabido, los documentos originales, que debieron conservarse en el archivo de la Inquisición de Córdoba, desaparecieron en el siglo XIX4, Así, cuanto hoy sabemos de lo actuado por la Inquisición cordobesa, lo hemos conoc do por otros archivos, concretamente, el í
del Consejo de la Suprema y General Inquisición, conservado actualmente en el Arcb i va Histórico
Nacional,
Allí quedaron numerosas noticias en la co-
rrespondecia que mantuvo el Tribunal de Córdoba con su central, que lo era el Consejo, pero todas ellas son posteriores a las fechas que marcan la andadura inicial de la Inquisición, aquélla, precisamente, en que se reprimió especialmente a los conversoss. Nuestro recorrido por la historia de la acción inquisitorial del Tribunal de Córdoba sobre las gentes de Ecija no se inicia sino en la segunda mita del siglo XVI, cuando ya reina en la Monarquía Católica el Rey Felipe 11, Así, entre 1558 y 1730, fecha de nuestras últimas referencias documentale~, hemos logrado identificar basta un total de ciento catorce personas, relacionadas todas ellas con Ecija, que fueron sentenciadas por la Inquisic í.ó n cor-dobeaa por las más diversas causas, Si consideramos que el períoda estudiado abarca 173 aftas, a cada año habrla correspondido una media matemática de O'65 sentenciados por año. Al nivel en que se encuentran nuestros estudios sobre la actividad de la Inquisición en el distrito cordobés, podemos decir que el índice hallado parR Ecija es muy parecido al de Jaén <0'68 anual, con 113 procesados), pero se encuentra por encima de los
índices
de
4, A excepción del ArchiVO Inquisitorial de Cuenca, que aún se encuentra in 5111/, los de.As corrieron la su~rle lAs diversa, desde la destrucción a la fragmentación y dispersión de sus fondos, Sobre el parl:cula-, cfr, L,A, Tejada, Ocasode la JnquIsici~n, Algorla, 1979; J, Pinto, 'Los fondos .anuscrit~s· en J, Pérez , op.t it, pp, 58 Y ss 5, R, Gracia Boir ha publiCad,) '1anuscrilos relac ionados con la Inquisición cordobesa en su ColeccNn de docusentos Inéditos pal'a la Hlst.orIa de la InquisjcNn de C~rdl)ba,Córdoba, 1982, y en Al/tos de fe y causas de la Inquisu is» de C¡fl'doba,Córdoba, 1983, Los dotuaentcs que sirven de base a nuestra mvest iqar ién proceden de los fondos del A,~,N, Ta bién existen fondos relacionados con la InquisICión cordobesa en el 8riLlsh MuseulI de Londres, sobre los que hay datos en 11. Avlles "Les fond95 extr anieros" en J Pérez op.c it., pp, 83-89, Y E, Llamas, OOCfJflenlaw)ninquisilorisl, lfanus(f/to'S espalfo/es del siqlo IV! eastentes en ellfuseo Britlolco l1adnd, 1975,
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un Priego de Córdoba (0'24,
con 40 procesados) o una IJbeda (con O'42 Y 67
procesados) 6. Si alendemos a los procesados en cada siglo, hallamos que el siglo XVI fue el más denso, pues se registran 101 procesados en los cuarenta y dos años que se ban estudiado en este siglo, en claro contraste con el siglo XVII, en el qu~ no baIlamos más que siete, o con el XVIII, en que la Inquisición sólo sentenció a seis astigitanos No nos detendremos, sin embargo, en esta ocasión, a presentar los cuadras estadísticos en que podría recogerse, con todos sus matices, la acción inquisitorial sobre Ecija. Hemos preferido acercarnos a un nivel más humano, el de las personas concretas que padecieron en su carne la presión de aquellos tiempos que ya santa Teresa dió en llamar "tiempos recias", las tiempos de la Inquisición. En nuestra opinión, creemos que pueden diferenciarse tres grandes fases en la historia que presentamos. La primera de ellas se sitúa entre 1558 y 1592,
Ninguna de las veintidós personas de cuyas casas tenemos noticia, fue-
ron procesadas por causa que tuviera que ver con el judaísmo y esta circunstancia es la que caracteriza esta primera fase
En la segunda, por el con-
trario, la inmensa mayoría fueron procesados por el delito de judaizar. Los conversos aparecen tanto en las autos de fe del resto del siglo XVI, como en los del XVII y el XVIII, dando un carácter claramente antijudaico a toda a esta larga fase. La tercera, mucho más breve, se registra a partir de 1726. Ya no hdy
IMS rastro de conversos. Las pocas sentencias que a esas alturas
registramos, se deben a otras razones distintas de las que predominaron en la etapa central de nuestra clasificación.
PRIJlERA ETAPA: LA VIGILABCIA SOBRE LOS CRISTIAIOS
VIEJOS
En la primera.de las etapas que hemos distiguido, la acción inquisitorial viene a incidir, coma dijimos, de forma predominante, sobre
la
pobla-
6, Cfr, H. AVlles, Istud!» sot ia-estedtstico de la represis» }de¡JUgJCaen un JI/nto Iocel, La inquisictsn en (lbeda: Códice (Jaén), 1 (1985), p, 11,
10
ción de cristianos viejos de Ecija. Es algo semejante a lo que ocurrió en el resto de la Monarquía. Pasada la primera racha de persecución al converso, la Inquisición se volcó sobre la población de cristianos de toda la vida, los cristianos
vi ej oe
o cristianos
lindos,
como se les llamaba. La aparición
del peligro protestante y la aplicación de las normas establecidas par el Concilio de Trento, condicionan un esfuerzo de la Iglesia y del Estado por controlar a sus súbditos, del que es consecuencia la actividad procesal que aquí se muestra. ¿De qué crímenes podían ser acusados los cristianas ante la Inquisición? No esperemos espectaculares actos de delincuencia ideológica. La que llevó a los ecijanos de la época a las cárceles inquisitoriales fueran actos por los que hoy nadie se escandilizaría. Veamos algunos ejemplos. El curtidor Francisco Poley fue condenado a 01r una misa y a pagar una multa, por haber dicho "palabras desatacadas"¡ otro tanto ocurrió a Juan Vidal, hortelano, por haber dicho "palabras contra el poder de Dios". Otros tres compadres de los susodichos, el sastre Luis Tostado, el tinajero Bartolomé y el tratante Pedro de Aguayo, fueron acusados de haber dicho palabras heréticas, erróneas o sospechosas, pero no debieron ser mucho más graves que las de los primeros, porque las penas que se les impusieron fueron muy parecidas a las de aquéllos. Peor suerte corrió el ciego Benito Sánchez, azotado por embaucador, o un lego car~lita,
llamado fray Juan, a quien, por haber
dicho misa sin estar ordenado, lo condenaron a azotes y a ser encarcelado en su monasterio?'. Las primeras referencias explícitas a la presencia de ecijanos en los Autos
de fe corresponden a 1563. Se celebró uno en la Catedral de Córdoba el
24 de octubre. De los seis sentenciados, uno era de Ecija, el arriero Luis Jiménez, a quien se le hizo abjurar como levemente sospechosa de herejía y se le expuso a la vergüenza pública con una soga atada al cuello. Su delito fue el de haber afirmado "que no era pecado mortal tener acceso carnal a una mujer estando fuera de su tierra, pagándoselo". Se trataba del delito conocido como "proposiciones sobre simple fornicación". La Inquisición y, por su
7. AHN, Seco lnq., lego 2392-1. Cfr. R. 6racia, Autos ••• , pp. 22, 23 Y 25,
11
medio, la Iglesia, trató de inculcar en sus fieles el mayor respeto al matrimonio y creyó contribuir a conseguirla castigando de esta forma na a quienes cometían fornicación, pecada que se lavaba en el confesionario, sino a quienes afirmaban que no era pecada mortal el realizarlas. En los a~os siguientes, hay noticias de diversos ecijanos penitenciadas par delitos similares. Nas abstendremos de ennumerarlos en detalle. Destacaremos
casos
tales
coma
el de Alonso
de Carmona,
penitenciado
"porque,
queriéndose uno ir a confesar sólo, se tornó diciéndole que se hincase de rodillas en el campo, que también le oirían allí de penitencia como un clér go">. í
Wuevamente encontramos la atención inquisitorial a la buena doctrina sobre los sacramentos, cuya naturaleza había sido definida por el Concilia de Trento. No sólo se protege el matrimonio, como vimos en el caso anterior¡ aquí vemos cómo se defiende la confesión. Todo ello se encaminaba a contrarrestrar la doctrina protestante, para la cual los sacramentos, como todo lo que pudiera mediar entre el hombre y Dios, más que una ayuda, se consideraban un obstáculo. En la década de los setenta del siglo XVI aparecen también, por primera vez, por lo que a Ecija se refiere, datos acerca de gentes penitenciadas por haber adoptado creencias o prácticas propias del islamismo. En general se trata de moriscos esclavizados o deportados como consecuencia de la victoria del Estado sobre los rebeldes de las Alpujarras. El primer caso de que tenemos constancia fue el de Diego Hernández, herrero morisco, de 35 aBas, vecino de Ecija. Estaba rezando un día ante una imagen de la Virgen cuando alguien se le acercó a persuadirle para que se pusiera de rodillas. El morisco, indignado, tiró su sombrero al suelo y prorrumpió en palabras, dichas en algarabía. De lo poco que se le debió entender se dedujo que "había dicha que no se le daba dos maravedís" , entre otros exabruptos semejantes. Se le condenó a tres a~os de galeras, con lo que el Rey pudo disponer de un remero más para su ~lota de Levante, encargada de contener la amenaza del turco'O.
8, Cfr, R, Gracla, 9, AHN, Sec, lnq,
12
~utos"
'1 p, 28, lego 1856-1, exp. 13, fol, Sv; R, Gracia,
Autos... , pp, 151-152.
Junto a estas
ruti nas del ictivas no faltan tampoco penitenciados
a
quienes se castiga por haber abusado del poder que, por aquel entonces, ya ha concentrado en sí la Inquisición. Tal fue el caso de un abogado de Ecija, el doctor Francisco de Villacreces a quien se acusó de que un día, cuando iba a prender a un hombre, acompañado de su hijo el licenciado Antonio de Villacreces, con un mandamiento de la justicia civil, tuvo la ocurrencia de ~onvencer a su hombre para que se diese preso dándole a entender que venía a prenderlo en nombre de la Inquisición. No era la primera vez que abusaba de su condición de familiar de la Inquisición. Se dijo que, en otra ocasión, yendo en una procesión, se había enfrentado con quienes la presenciaban, ordenándoles que se hincasen de rodillas porque lo mandaba su hijo, que era consultor del Santo Oficio. Probablemente no se trataba más que de un pobre diablo presuntuoso; pero tanto él como su hijo fueron condenados a destierro temporal y a unas multas más bien cargadas". La mayor parte de los sentenciados en esta primera fase son varones. En la siguiente etapa, por el contrario, las mujeres constituyen una abrumadora mayoría. Si atendemos a las profesiones de los reos, encont ranoa un claro predominio de gentes dedicadas a lo que hoy denomí namcs sector secundario. Hallamos entre ellos curtidores, sastres, tinajeros, herreros y cocineros. En lo que llamaríamos el sector terciario o de servicios, aparecen arrieros o sguadores. La proporción en que figura el sector primario es, sin embargo, notable. Menudean los labradores, hortelanos y trabajadores en una proporción que destaca sobre lo que hemos detectado en otras poblaciones del mismo distrito inquisitorial cordobés'2.
SEGURDAETAPA: LA REPRESIOll DE LOS JUDAIZAITES
Por estos cauces de relativa tranquilidad discurría la acción inquisitorial sobre Ecija, cuando se desencadenó la psicosis anticonversa, a la al-
~utos•. " pp. 167-168. p. 205. 12. Cfr. 11. Aviles, EstudIO sacio-esísdtstico ... , p. 11.
10. R. Gracta, 11. fbide"
13
tura de 1593. Por estas fechas, Ecija contaba con unos 6.000 vecinos. El control i nquisitorial lo ejercía un equipo formado por dos comisarios, un notario y diez familiares'3. Los comisarios babían recibido, ya con anterioridad, algunas denuncias contra presuntos judaizantes, que no babían logrado concretarse en procesos. Mas, en esta ocasión, se produjo un hecho que provocó una lluvia de delaciones: la visita realizada a Ecija por el doctor don Alonso Jiménez de Reinoso, inquisidor de Córdoba.
De las vicisitudes de esta visita nos ha dado noticia J. Aranda'•. Pero de la complejidad de cuanto ocurrió en aquellas fechas, con sus intrincadas ramificaciones y consecuencias, es poco lo que sabemos, debiendo constatar que ni siquiera en una reciente Historia de la Inquisición rica
en España y Amé-
se haya dedicado una sola página a unos acontecimientos verdaderamente
significativos, dentro de la historia del criptojudaísmo hispano's. Por lo que el propio inquisidor nos cuenta, Reinoso realizó su visita en dos etapas. La primera duró "cuatro meses y algunos días más", pero todo este tiempo no le bastó para completar su cometido. Sin contar con él, su colegas, los otros inquisidores cordobeses, ordenaron la prisión de los encartados por judaizantes, con lo que no se pudo dar un rápido carpetazo al asunto. La propia ciudad de Ecija, interesada en que todo se resolviera con sigilo y rapidez, suplicó al Inquisidor General pidiéndole que enviara allí n
quien lo acabase". Desde Madrid dieron orden de volver al propio Reínaso.
"Detúveme de esta segunda ida a la dicha ciudad -contaría después Reinosocasi cuarenta días y, en ellos, a lo que se pudo entender, quedaron acabados todos los negocios que de presente se ofrecían y se trajeron formadas setenta y dos causas, que todas ellas han de ser de Auto público" lS. En-realidad, no fueron tantos los encausados que, en los afias siguien-
13, AHN, Sec, lnq, leg, 2402 (Carta del Tribunal al Consejo de 24 NOV, 1610), En este oocu.enlo se envía una 'Particular' relación",· en la que, junto al nOlbre de cada pueblo, se hace referencia al n~.ero de vecinos y al de (olisarios, nolarios y faliliares que a cada uno de ellos les corresponde, de acuerdo con la Carta Acordada de 24 de larzo de 1604, U, J, Aranda Doncel. 'La Inquisici6n de C6rdoba: Ylsita a Ecija en 1593 y actuacl6n contra los judaizantes·, Boj, de la Real AcadeMIa de CÓfd~bd",. LIII, 104. 1983. pp, 5-18, 15, Cfr, H,Ch, Lea, op.t it, l. 111, p, 22; A. OOlínguez Dr~i!, Las Iudeotonversos en Espalfa y 4.hjc~ "adrld, 1971, p, 58,
14
les, aparecerían en los Autos públicos de fe, como pronosticara el inquisidor Reinoso. En mayo de 1595, veintinueve ecijanos estuvieron presentes en el solemne auto que se celebró en la Plaza de la Corredera de Córdoba. En marzo de 1597, otro Auto de fe, celebrado igualmente en la Corredera, presentó al público veintidós judaizantes de Ecija. Todavía en 1598, aparecen otros dos en el Auto que se celebró entre los dos coros de la Catedral. En total, no llegaron a los sesenta'?
¿Qué había ocurrido entre 1593 y 1598?
Momento hubo, en el proceso, en que los encartados superaron los cuatrocientos individuos,e. ¿Cómo es que las sentencias que resultaron de lo que el comisario de Ecija denominó "la complicidad de los judaizantes", fueron, relativamente, tan escasas? Es imposible profundizar, en el corto espacio de tiempo de que disponemos, en los complicados entresij os de este proceso masivo de judaizantes que, en cierto momento, llegó a convertirse en un verdadero proceso a la ciudad entera. Así lo entendieron los propios ecijanos, que llegaron a deputar a uno de sus regidores para que fuera a Madrid a gestionar ante el propio Felipe 11 un indu1to general. Es más, el propio rey llegó a pedir y a conseguir del Papa que expidiera un breve, en 1597, en que absolvía a los judaizantes de sus delitos, perdonaba a cuantos estaban a la espera de juicio, los 11braba de toda infamia a ellos y a sus descendientes e incluso concedía un "período de gracia" de cuatro ai'Ios,durante los cuales, cuantos acudieran a la Inquisición arrepentidos de haber judaizado, podrían gozar de todos estos privilegios'9• No sabemos qué fue lo que movió a los poderes públicos, civiles y eclesiásticos, a tratar con tan inesperada benevolencia a los judaizantes ecijanos. Cierto es que en aquella "complicidad" estaban implicados en persona o por familiares cercanos los prohombres de Ecija, regidores, jurados, escribanos, etc. Se encontraron ramificaciones en Madrid y en numerosos pueblos y
16. AHN, Seco Inq., lego 2396 (Carla del Inquisidor Reinoso al ConseJo 1e 10 SEPT. 159'. Cfr Ap~ndlce Doculenh 1, 1). 17. AHN, Seco Inq., leg, 1856-1, exp, 41, fol, 6v y 55. En R, Gracia, Avtos., ,, p, 345. 18, AHN, Seco Inq" leg, 2396 (CarLa del Inq. Reinoso al Consejo), 19. H,Ch, Lea, op.t ü., L. m, p. 22,
15
ciudades de Andalucía. La influencia de los poderosos debió incidir, indudablemente, en la relativa suavidad de las sentencias que se les aplicaron2o. Pero, al mismo tiempo. también hay que tener en cuenta el temor que sacudió a toda la ciudad de Ecija de quedar infamada colectivamente,
por lo que se
hizo todo lo posible por aplacar el escándalo, buscando soluciones rápidas y sigilosas antes de que estallara el polvorín cuya mecha habían encendido los testimonios recibidos por el inquisidor Reinoso, en su visita de 1593. Hay varios aspectos en esta "complicidad" que nos parecen especialmente dignos de destacarse
por cuanto que difieren
notablemente
de otros casos
similares que se registraron a lo largo de la historia inquisitorial.
Sor-
prendente es el que, entre las mujeres acusadas y condenadas por haber judaizado, aparezcan numerosas "beatas", algunas de ellas tenidas incluso por santas21•
En 1590 había tenido lugar, en Córdoba, un célebre Auto de fe en
el que se sacaron al público las extravagancias de otras beatas, condenadas por al umbradaS22.
Solamente en Ecija hemos encontrado esta singu lar mezcla
de beatas judaizantes. Sorprende,
igualmente, encontrar judaizantes entre los labradores. Ex-
cepcionales son los casos de judíos dedicados a actividades propias del sector primario. Aquí, en Ecija, los encontramos. Al parecer, los indujeron a judaizar los conversos ecijanos y este es otro aspecto singular. pues bien sabido es que los j udios -y debemos creer que también los judaizantes- no hacían ni hacen proselitismo religios023. Estos detalles, unidos a los que hemos enumerado sobre el carácter masivo de este movimiento, sus ramificaciones
en otras áreas geográficas y su
vigencia entre la oligarquía rectora de la ciudad de Eeija, bacen de estos hechos un aconteeindento
único, merecedor de un estudio más profundo, al que
nos hemos comprometido y en el que nos hallamos enpeftados.
20, Cfr, A, Ooaínguez Ortiz, op.cit., Pp. 59-60. 21. Véase nuesLro trabaJO 'Las Beatas ante la Inqulsici6n' (Leccl6n presentada al Curso de Verano de la Universidad de C6rdoba, en prensa), 22, AHN, Sec, lnq. leg, 1856-1, exp, 33. R. Gracia, A/J/os"., p, 224, A, Huerga, Historia d~ los alUMbrados. t, 11, "adrid. 1978. pp, 617-623, 23, Cfr, J,L, Ruiz Vera. "El lundo rural ante la Inquisicl6n" (Lecci6n presentada al Curso de Verano de la UniverSidad de C6rdoba en prensa),
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Nuevamente hallaremos criptojudíos en el siglo XVII. En 1655, un nuevo Auto de fe, celebrado también en la Plaza de la Corredera, llevó ante el Tribunal a cinco varones y dos hembras por judaizantes. En este caso se trató, predominantemente, de criptojudíos portugueses, omnipresentes en todos los tribunales
inquisitoriales desde su penetración masiva en Espafia en
tiempos del Conde Duque de Olivares24. La última andanada contra los conversos se registra en el siglo XVIII. Portugueses o descendientes de portugueses, pero nacidos ya en Espa~a, son casi todos los encausados que aparecen en los autos de fe de 1723 y 1724. Como en otros lugares de Espafia y, sobre todo, en Andalucía, también entre los judaizantes de Bcija se descubre, en esta ocasión, que son gentes dedicadas, principalmente, al comercio de productos coloniales (azúcar, chocolate, especias) o a la administración del monopolio de tabacos25. En el de 1723 fue relajado Miguel de Soto y Herrera, nacido en Burdeos y establecido en Ecija como mercader. Su caso no parece ser el de un hombre aislado. Se le relaciona con un estanquero de tabaco, de Bafiosde la Encina, en la provincia de Jaén, condenado en otro Auto de fe en 1721. Se le relaciona, también, con el matrimonio formado por Manuel de Villarreal y Ana de Soto y Herrera, estanqueros de Aguilar, condenados también en 1721. A su vez, estos conectan con otro matrimonio de judaizantes, Diego de Herrera y Leonor de Varillas, botoneros en Córdoba, que fueron condenados, junto con sus tres hijas, en el Auto de fe' de 1722. Pero las ramificaciones de esta pequeña tribu de judaizantes no acaba aquí. Todavía se les puede relacionar con otra familia de estanqueros cordobeses, a la que pertenecía Catalina de Reina y Medina, natural también de Burdeos, condenada y reconciliada ya a finales del siglo XVII, que, en 1722, fue relajada a la justicia seglar por el Tribunal de Córdoba. La crónica de este Auto nos cuenta cómo Catalina "fue relajada a la justicia seglar por judaizante, convicta, negativa, y antes confesó y dio sefiales de contrición y arrepentimiento"25.
2A, Cfr, J, Pérez, op.cit,
t, 1, p, 897, 25, Cfr, Auto de 1723: Biblioteca Nacional de "adrid, sign, R, 2725, Aulo de 1724, iblde., R, 8560-3. 26, Auto de 1726 en BN de "adrid, R, 2825-32; R. Gracia, 4utos, .., p. 518; Auto de 1730, BN de "adrid, V.C" 294-39; R, Gracia, Aulos, ." p, 521,
17
Los dos últimos casos de judaizantes ecijanos corresponden, como hemos adelantado, al auto de 1724. En este caso se trató de dos hermanas, Catalina María de Ribera, aguardentera de Ecija, y Serafina de Ribera. De esta última sabemos que era estanquera de tabaco en Bcija, soltera de cincuenta y dos arios. Estando
presa en las cárceles de la Inquisici6n, enferr06 y murió;
arrepentida de haber judaizado, se le permitió recibir los últimos sacramentos. No pudo acudir
en persona
al
Auto de
fe, pero
la representó
una
estatua, colocada sobre una pértiga. Sus bienes fueron confiscados por la Inquisición27•
LOS ULTlXOS EKCAUSADOS Desde la última fecha indicada hasta la extinción de la Inquisición, ya no se procesaría en Ecija a ningún otro judaizante. En esta etapa final de la Historia de la Inquisición, coincidente con el auge de las ideas ilustradas en España, los procesados por cualquier tipo de delito son cada vez más escasos. Nosotros no hemos hallado más que dos, uno en 1726 y otro en 1730. En el Auto de fe de 1726 compareció un tal José Sánchez de Ribera, natural de Málaga, que se dedicaba en Ecija al oficio de tonelero. Se le encausó por haber intentado contraer segundo matrimonio cuando aún vivía su primera mujer. Se le condenó entre otras penas a la de destierro de Ecija, Málaga y Madrid durante ocho años; los cinco primeros, además, debía curoprirlos como remero de las galeras reales, sin cobrar por ello sueldo alguno. Además, al día siguiente del Auto, tuvo que pasar por la vergüenza de recibir doscientos azotes, que el verdugo le propinó mientras lo paseaban por las principales calles de Córdoba2S• Finalnente, en 1730, salió al Auto de fe María Inés Guerrero de Gálvez, natural de Aguilar y vecina de Ecija, donde trabajaba como costurera. Se le acusó de poligamia; su pena, sin embargo, fue mucho más suave que la aplicada al tonelero de que hemos hablado: se le
27. R, 6racia, Autos .. , p, 515. 28. R, 6racia, Autos, " p, 608,
18
reprendió
públicamente;
se
le
paseó con una vela en la mano, vestida de penitente; se le desterró, durante seis afias, de Córdoba, Ecija, Aguilar, Baena y Madrid. Pero su condición femenina le sirvió para librarse de lo que no se pudo librar el tonelero: batir el remo de una galera al servicio de su Majestad eatólica29.
En nuestro rápido recorrido por la historia de la acción inquisitorial sobre la ciudad de Ecija, es obvio que hemos tenido que dejar a un lado otros muchos aspectos
importantes, al
fijarnos, preferentemente,
en los
aspectos procesales. Podríamos atender, igualmente, a las estructuras organizativas permanentes, es decir, al personal afecto a la Inquisición que residió permanentemente en la ciudad y se encargó de vigilar a sus convecinos y a delatarlos,
llegado el momento. Dejamos,
igualmente, para mejor
ocasión, el estudio de las relaciones entre la realidad social de la ciudad y el apoyo prestado a la Inquisición. Pasamos, igualmente, por alto el estudio de las inspecciones o visitas que, con carácter extraordinario, realizó la Inquisición sobre Ecija, a lo largo de su historia. La documentación que podria ilustrarnos sobre todos estos aspectos, aún mutilada y lacunar, es abundante; de su estudio esperamos sacar respuestas a éstos y a otros muchos de los interrogantes que nos sugiere la problemática de la historia de las ideas y la historia de la represión que ejerció la Inquisición sobre las mismas, a lo largo de más de trescientos anos.
APEIDICE 1XJC[JJ:EJ IAL
CARTA DE AlONSO Jr~ENEZ DE REINOSO, INQUISIDOR EN CaRDaBA, AL CONSEJO DE LA INQUISICION IO-SEPT-1594 "El año pasado de noventa y tres, para cumplir con la obligación ordinaria de la visita, salí a la ciudad de Ecija, donde por el Tribunal se habla acordado que se hiciese la primera sesión.
29, R, Gracia, Autos""
p,
Y
como
los
negocios
de
526,
19
aquella ciudad se fueron extendiendo, tuve necesidad de detenerme all í los cuatro meses y algunos días más y aún si no se divirtiera el negocio con las prisiones que en aquel mismo tiempo, contra mi parecer, mandaron hacer mis colegas, procurara acabar de todo punto lo que babía que hacer antes que de allí saliera, porque, por no quedar acabado, la misma ciudad, en principio de este afio, suplicó a V.S. mandasen enviar allí quien lo acabase y fueron servidas de mandarme a mí que fuese a ello. Detúveme, de esta segunda ida a la dicha ciudad, casi cuarenta días y en ellos a lo que se pudo entender quedaron acabados todos los negocios que de presente se ofrecían y se trajeron formadas setenta y dos causas que todas ellas ban de ser de Auto Público, como lo habrán visto V. S. por la relación que de ellas se envió los finales del mes de junio pasado. Y, sin esto, se leyeron edictos y se hicieron otras diligencias, con las cuales en alguna manera se cumplió por hogafio con la vis!ta ordinaria y afirmo a V.S. que en el trabajar no se perdonó aldea, mala noche, ni ahora se hace menos, porque es todo bien menester. Púsome aquella jornada en ocasión de gastar más de lo que ordinariamente gastara en mi casa y, como no soy rico, oblígame la necesidad a suplicar a V.S. manden en esta contemplación hacerme la merced que fueren servidos. Dios guarde a V.S. muchos afias,etc. De Córdoba 10 de setiembre 1594". (AHN, Seco Inq., lego 2396 <10.9.1594).
20
ECIJA
A FINES
SOCIEDAD
POR
DEL LA
SIGLO
XVII:
IGLESIA
EL
DEL
MARIA LUISA CANDAU
CONTROL
ANTIGUO
DE
UNA
REGIMEN
CHACON
IJITRODUCCI01f Varias palabras son claves en el título y planteamiento de esta ponencia: Ecija, sociedad, control e Iglesia. Pretendo con ellas presentar los aspectos
vigilados
por esta institución en la sociedad astigi tana de los
Tiempos Modernos. La elección de la materia que posibilita este título vino dada hace algunos afias cuando accedí al archivo del palacio arzobispal sevillana; en él los fondos "hablaban" por sí solos. Expedientes matrimoniales libras de órdenes de eclesiásticos,
y
di vorcios,
autos ejecutivas y pleitos. partidas de
bautismo y defunción, hermandades, beneficios, ermitas, aratorias, testamentos, capellanías ... y un larga etcétera completado por una correspondencia ingente mantenida con Secretaría de Cámara desde cualquier pueblo, villa o ciudad perteneciente a la jurisdicción eclesiástica de la diócesis. Todos ellos reflejaban, al menos, la existencia de un interés por parte de las jerarquías eclesiásticas
por conocer aquellos aspectos que incidían
en la situación material y moral de su territorio. Pera, ¿qué materias se incluían en aquel amplin deseo?
LA IGLESIA QUIERE SABER Allá en el palacio arzobispal preocupaba el cumplimiento de las normas tridentinas, cuya espíritu, producto de un catolicismo batallador e imperante, recogerían aftas más tarde las Sinodales Hispalenses.
21
A fines del siglo XVII, continuaban vigentes las realizadas durante el pontificado de Hiffo de Guevara, elaboradas en el sínodo de 1604 y redactadas, tras su muerte, en período de Sede Vacante. Ellas recogen la normativa que regirá el funcionamiento de nuestra archidiócesis,
perviviendo,
incluso,
finalizado
ya el Antiguo
Régimen.
En
efecto, la Iglesia Sevillana contemporánea seguirá dependiendo, a mediados del siglo XIX, de conclusiones obtenidas hacía más de doscientos cincuenta años: ¿es que no había variado el espír tu -la í
desde
entonces?;
evidentemente
sí;
otros
situación- de la Iglesia
medios
de
reforma -sermones,
pastorales, catecismos e instrucciones- salvarían aquel vacío en la normativa sinodal. Pero, en el fondo, aquello que preocupaba a las jerarquías -lo que la Iglesia quería saber y sus feligreses deberían asimilar- parecía mantenerse inalterable. Esta
Iglesia
institucional
secular,
organizada
territorialmente
en
nuestro siglo y en nuestro espacio en diócesis, vicarías y parroquias, aspiraba a conocer el funcionamiento de cada una de estas circunscripciones. Y cada una de ellas se componía, obviamente, de hombres y mujeres bautizados en la fe católica J, por lo mismo, muchos de ellos apartadores de ingresos necesarios para el engranaje de las bases de la Iglesia. El individuo, entonces, el católico, interesaba a la institución como cristiano seguidor de la doctrina de la Iglesia y como su colaborador y sostén económico. Pero ambas facetas del católico se encontraban normalmente asimiladas; J en la vida del Antiguo Régimen, muchos centros religiosos de doble signi-
ficación acogían a los fieles y a las "almas" de la Iglesia. Casi todos ellos presentaban en sus orígenes una explicación puramente espiritual, pero el tiempo y las necesidades eclesiásticas
orientaban su
funcionamiento interno. y
entre ellos destacaba la parroquia; parcela de la Iglesia local, se
babía constituido en sus inicios como un edificio de reunión espiritual J de administración de sacramentos, pero, al organizar, incluso geográficamente, la división de la villa o ciudad por collaciones-barrios-, 1itar de una manera ordenada
la recogida de
a fin de posibi-
los diezmos,
se conve rt , a,
igualmente, en un centro religioso de función no tan sólo espiritual.
22
Afianzaba, además, la unión total del individuo con la Iglesia, identificando al feligrés con su comunidad parroquial, pues incluso la última categoría de católicos, aquéllos que limitaban la asistencia a los templos a los momentos solemnes de la vida, vinculaba estos actos con la iglesia principal de su distrito: la parroquia. Así, el nacimiento, el matrimonio o la muerte, amén de imágenes veneradas o famosas hermandades sitas en su edificio y los inevitables diezmo y primicia enlazaban al feligrés con su parroquia. Lazos, pues, espirituales, sentimentales ... y económicos también. La parroquia, sus hombres y sus rentas se instituían en célula primaria de la fuerza de la Iglesia¡ en ella se plasmaban, sobre todo, las fidelidades locales de los pueblos. Su funcionamiento interno se erigía, pues, en el objetivo principal de 10 que la Iglesia "quería saber". Era preciso, entonces, que los fieles ejerciesen su función de parroquianos, asociando en todo las manifestaciones de religiosidad a su edificio parroquial. Sin embargo, el privilegio del Antiguo Régimen afectaba también a la posibilidad de la privatización del culto divino y, así, ciertas instituciones y algunas
familias principales accedían, mediante la posesión de
bulas y licencias de la Santa Sede, a la propiedad de capillas y oratorios en el término de su marco o de su hacienda. Frente a la resistencia que hacia ello mantenía, la Iglesia sevillana sólo poseía la facultad de controlar licencias y "decencia" en la celebración del culto y, sobre todo, el consuelo de "saber". Pero en el marco de los pueblos y ciudades-Ecija,
por ejemplo-, el in-
terés de las jerarquías episcopales por conocer superaba el ámbito de las parroquias y oratorios. La religiosidad del individuo-el
alma- se dispersa-
ba hacia otras instituciones eclesiásticas, aunque algunas escapasen al control de la Iglesia secular: son los centros religiosos que absorbían gran número de personas, extrayéndolas del siglo, otorgándoles reglas de comportamiento-población
regular-, enclaustrándolas tras los muros de un convento
y canalizando su religiosidad fuera de las posibilidades de los mandos eclesiásticos seculares. Por mucho que en el palacio arzobispal se pretendiese "conocer", sus indagaciones acerca de la vida de monjes, frailes, religiosas y regulares
23
topaban necesariamente con extra~os y diferentes fueros, privilegios y jurisdicciones, tan extendidos, por otra parte, en la vida del Antiguo Régimen. Serán otras instituciones y otros cauces en la Iglesia regular quienes cumplan aquel vasto deseo de "conocer". Saber, también, qué ocurría en las afueras, extramuros de las villas y ciudades, donde, situadas de manera estratégica, se levantaban las ermitas, avisando al viajero, en el camino, de la presencia y cercanía de la ciudad antigua, sirviendo de estación en los vía crucis y posibilitando los rosarios en la aurora. Al margen del casco urbano, muchas ermitas atendían las necesidades espirituales de la población menesterosa de los arrabales, cuando, en las iglesias céntricas, la falta de "manto y necesario ornato" impedía a los de condición miserable la asistencia a los oficios religiosos. Así, del cuidado de estas "almas" se encargaban "situados" de hermandades y ermitafíos. De vuelta a la ciudad,
el nombre de algunas calles habla de la pre-
sencia antigua de comunidades femeninas agrupadas en
régimen
de
beaterios
-calle de las beatas-_ Retiradas de la vida social, estas mujeres parecían y pretendían asimilarse a las congregaciones conventuales femeninas pero, al no poseer regla canónica ni profesión de votos, su espiritualidad, comportamientos y formas de vida entraban de lleno en el conocimiento de la Iglesia secular. Como ellas, los centros hospítalarios, conocidos comúnmente bajo el término de "casas de Dios", dependían directamente del obispo¡ ante
la
inexistencia de criterio asistencial público, su origen se encontraba ligado al ejercicio de la caridad cristiana y sobre ella justamente ejercí an su control grupos y poderes eclesiásticos. Nada simbolizaba mejor la unión de los criterios de la Iglesia: caridad, asistencia social y servicio espiritual. Caridad del feligrés, que redimía su alma y acogía al necesitado; asistencia al huérfano, al caminante, al enfermo y al mendigo; y beneficio espiritual, pues a ello se afiadía,según el caso, la educación cristiana desde el comienzo de la vida o el servicio religioso asegurado en los umbrales de la muerte. Por todo ello su existencia y funcionalidad merecían ser objeto de aquel deseo de la Iglesia.
24
A fines del siglo XVII, la vida de la Iglesia en la ciudad se desarrollaba imperativamente en torno a estos núcleos mencionados: la parroquia, el convento, la ermita, el oratorio, el beaterio y el hospital. Desde ellos se ofrecía
y se posibilitaba
el ejercicio
de la religiosidad
barroca o una
asistencia social, cuyos orígenes, a fin de cuentas, procedían de las mismas raíces de la caridad cristiana. Todos se convierten, pues, en parcelas de la historia de la Iglesia y de sus hombres.
LA IGLESIA lIVESTIGA,
En el amplio camino del "saber", la Iglesia aportaba una burocracia especializada.
Su conocimiento
nacía y revertí a en las capas eclesiásticas,
pero la necesidad de investigar también a ellas hacía inevitable el establecimiento de un organigrama válido que permitiese un gobierno y control eficaz. A ello respondía, en la Iglesia secular, y en los Tiempos Xodernos, la existencia
de las vicarí as. Pequeñas subdi visiones diocesanas,
la vicaría
reproducí a en su interior el esquema de actuación y funcionamiento
de la
diócesis. Agrupaba un número variable de parroquias y su origen se conectaba con la necesidad de una mejor recogida de los diezmos procedentes de las collaciones.
Comprendía,
gener-almenbe , un núcleo de población
principal, en
torno a cuya capitalidad se concentraban otras comunidades de menor entidad demográfica. Algunas ciudades
componí an por sí mismas demarcaciones
vicariales. Y
Ecija era una de ellas. En su cúspide, la Iglesia establecía una alargación de su poder: el vicario foráneo; así, al igual que los corregidores, en el ámbito civil, representaban
la autoridad de los reyes, los vicarios se eri-
gían en receptores, por delegación de los arzobispos, de la máxima potestad eclesiástica. Ellos se convertían, entonces, en las primeras piezas qu~ las jerarquías episcopales movilizaban al inicio de las indagaciones necesarias. Contaban
para su labor con la supuesta colaboración
de un entramado
clerical adscrito a las parroquias y en el que el espíritu jerárquico fortalecía el ánimo corporativo. Precisaban para ello del vigor que les aportaba
25
una obligada obediencia de los clérigos, lealtad que se hacía imprescindible cuando se trataba de algún asunto concerniente a las almas no eclesiásticas. Las investigaciones del arzobispado pasaban necesariamente por el mantenimiento de una correspondencia continuada con las autoridades vicariales; pero en el amplio panorama de supervisores eclesiásticos ya existían ciertas figuras especialmente preparadas y destinadas a tal función. Son los "hombres del obispo", los visitadores generales del arzobispado, quienes indirectamente reciben las consecuencias del fortalecimiento del poder de los titulares diocesanos. En ellos recae, principalmente, la fuerza y el mensaje de Trento. Ellos llevarán a efecto la misión del patriarca -"Obligados
son los
prelados a visitar cada un afro su diócesis" 1_, aunque su labor no exima al arzobispo del acercamiento necesario del "pastor a sus ovejas". "Tnrped.í.merrtos legítimos" y "otras ocupaciones lejanas"::Zexcusan al pontí fice de sus responsabilidades en las inspecciones diocesanas. El visitador se convierte, así, en uno de los artífices de la tarea inquisitorial de la Iglesia secular. Es un personaje ambulante, a quien se le encarga un recorrido que com-
prende alguna de las tres o cuatro bandas o veredas vigentes en el territorio diocesano a lo largo del Barroco. En 1611, Ecija y la Sierra de Cazalla conformaban una de ellas. A fines del siglo XVII, los caminos aumentan, también las paradas del visitador; y,
de este modo, Ecija será asignada a los
senderos de la Campiffa Sevillana. En su itinerario, se acompaffa de hombres y papeles; el Santo Concilio de Trento, las Constituciones Sinodales, las Instrucciones de Visitadores y de Colecturía, el Edicto de los pecados públicos, algunas noticias particulares de los pueblos de su vereda y un libro "de bastante folio" en donde anotar sus impresiones componen su guía en el oficio. Un notario contador, dos criados, un oficial y algún paje constituían "su familia" y, ya en la ciudad, dos mujeres para el servicio de la casa encarecian la estancia y los gastos de visita.
l. ConstItuciones SlnodiJes HlspiJenses, 160Jr9J, Libro Y, t it , "InsLruccl6n de visltadores·. 2. Instrucci6n de viSitadores del cardenal Arias, 1707, A.P.A., Seccl6n JustiCia, C/2923.
26
Su misión, establecer el espiritu católico de Trento y su reforma: "desarraigar vicios, plantar y ensefiar sana y católica doctrina, defender, fomentar y ayudar la virtud para que crezca más y más para bonra y gloria de su bien y aprovechamiento
de las almas,
obrando en todo con mucha prudencia, con vigilante celo, con oficiosa solicitud y con ardiente caridad ..."3, según le instaban sus instrucciones, reproduciendo en ocasiones literalmente las palabras del concil io: "eenem orthodoxamque doct.r i nem"I "ut paterna ritate
cba-
clir i et i anoque eel o omnee ampleatuurt ur:':", Otras materias ampl iaban la misión del visitador. Aquella empresa de
raíz eminentemente moral y pastoral se alarga en los afias del Barroco. Crecia el número de fieles, las parroquias, su religiosidad y sus ingresos, y los centros religiosos dependientes de la Iglesia secular proliferaban. De su funcionamiento
interno y administración de rentas era preciso investigar¡
también de las prebendas y beneficios eclesiásticos disfrutados por los olérigos de las parroquí aSí de las capellaní as, novenarios y memorias. cuya renta, asignada a aquellos templos por donaciones o legados de los fieles. posibilitaba la supervivencia
o el "oficio" de un sector de los hombres de
la Iglesia. Aquel "hombre del obispo", se asienta y permanece en la ciudad, conviviendo con la cima de los clérigos, obteniendo información de su materia y actuando, dado el caso, según conductas verdaderamente novelescas. Perseguía a los sospechosos de "comunicaciones indebidas" y se apostaba. ya de noche. en las cercanías de las viviendas, donde, presumiblemente, llegada del amante. Sólo así comprobaba personal~nte
se esperaba la
la materia y los cau-
santes del delito y evitaba que rencillas personales levantasen el rumor y la calunmia. En efecto, gran parte de estas informaciones le llegaba de manera sigilosa, escrita en trazos poco firmes y en cuartillas muy dobladas, dejadas junto a sus enseres, en su ausencia y en su casa. Otras veces el rumor y. en
3. Instruccl6n general de visitadores, Arias". 4, Concilii Iridentini, CaptJt. 111, Sessto alV, ·qua retiene vtsitstio per prseletos
(anemia·,
27
ocasiones, personajes principales -ya seglares o eclesiásticos- le avisaban del culpable y el pecado. No siempre habían de informar de actitudes "descarriadas". Al menos, la normativa sinodal,
ampliada
en
instrucciones
posteriores,
les recordaba
ciertas funciones de carácter social¡ entre ellas, la inspección a las cárceles o la visita a los pobres y menesterosos de la localidad. A finales del siglo XVII, sin embargo, ninguno de los visitadores mencionó haber cumplido tal misión¡ olvidaron aquella disposición recogida en las Sinodales
Hispa-
lenses: "Informarse han y sabrán muy en particular qué personas necesitadas y pobres vergonzantes hay en los lugares que visitaren, y traernos han memoria y relación de ellas ... en lo cual les encargrunos la conciencia que las hagan con mucha rectitud, para que nos, conforme a nuestra posibilidad les demos limosna y procuremos remediar (como estamos obligados) sus necesidades"l5. Lo que la Iglesia quería saber quedó en este punto sin investigar y tan sólo alguna anotación de carácter general _" los más, pobres arrieros" o "muy necesitados"- salvaba el silencio casi continuo de los vis!tadores de aquel tiempo. "Desarraigar vicios, plantar y enseftar sana y católica doctrina ..."¡ nada mejor para ello que la infancia y la adolescencia, en cuyos años la educación verdaderamente cristiana debería establecer los cimientos para el "fomento y desarrollo de la virtud" que, cen tanto empeno, pretendía Trente y la archidiócesis. La Iglesia y,
en su nombre el visitador, investigaba pa-
ra ello a los maestros. En Ecija, como en el resto de la archidióce~is, otras profesiones, según veremos, también serían vigiladas. La labor de indagación y vigilancia de la Iglesia se completaba en lo~ casos de culpa extraordinaria con la actuación del Santo Oficio. El Tribunal de la Inquisición se extendía en las comunidades en la dores (en las visitas del
S, e.S.H" op.cit,
28
partido),
delatores,
Lib. 'J, LIt, "lnstrucr ién de visiLadores',
personas de inquisi-
comisarios
y
familiares¡
ellos eran los vigilantes e investigadores en cierto tipo de del1tos de "costumbres" -hechicerías,
blasfemias, bigamias ...-, heréticos o de sol1ci-
tación6. Ellos representan la radicalización de aquel control ejercido, desde el seno de la Iglesia, por una de sus instituciones más temidas y al mismo tiempo perdurables en la Sociedad del Antiguo Régimen. Sus objetivos se centraban teóricamente en aquellos elementos "enfermos" de esa sociedad; pero no en la totalidad de sus miembros. Constituían el siguiente paso en la actuación de la justicia eclesiástica. Pero su acción quedaba al margen de la jurisdicción ordinaria de la Iglesia diocesana y su prelado; no es por ello intención nuestra incluirles en este trabajo. En la vida normal de una comunidad, la Iglesia diocesana se bastaba en su tarea de vigilanGia con ~dios
más simples. El visitador, el vicario, los
curas y los clérigos y, ya en la vecindad, ciertas personas, elegidas, que actuaban de confidentes.
LA IGLESIA CORRIGE
Conocidas la culpa y el delito, y en función de la naturaleza del pecado, actuaban unos u otros tribunales eclesiásticos. Pero aquellas faltas que no rozaban la herejía formal, la hechicería, la blasfemia, la solicitación o la bigamia no requerían la presencia inquisitorial. En principio, la palabra y los edictos de la Iglesia se erigían como fuerzas correctoras. Pláticas y
sermones, en las homilías y en los días próximos al adviento y la cuaresma, recordaban a los fieles la elección del buen sendero. En los casos particulares, o cuando los matices de la falta precisaban mayor secreto, primaba la acción directa. La visita, entonces, no solía hacerse esperar y, así, sobre todo en las comunidades reducidas, el cura o el vicario se presentaban en la vivienda del refractario y el omiso. verle", "corregile"
1
n
Fui a
"quedó en enmendarse" son palabras repetidas en las
cartas enviadas al arzobispo o anotadas por su visitador en su inspección. Y
6, A, OOllínquez Ortiz, 1984, pp, 191 Y ss,
la Sevilla del siglo Jl/lI, en Historia de Sevilla, Universidad
de Sevílla,
29
el confesonario y los cambios públicos de conducta comprobaban la veracidad de los propósitos. La palabra, en efecto, obtenía a veces fruto... a veces; cuando los mandatos del visitador o la lista de pecados públicos, presente en las puertas de los templos, no hacían mella en el ánimo del feligrés, ni bastaba para su arrepentimiento el deshonor de ser nombrado en el púlpito, la Iglesia actuaba con edictos. Las penas de excomunión no se hacían esperar. En algunos pecados de omisión -el incumplimiento de los deberes dominicales o el precepto pascual- actuaba la fuerza de la Iglesia a través de un "funcionario": el alguacil de vara, personaje seglar que se contaba entre los ministros de la Iglesia. Y en las faltas mayores que ascendían al nivel de "escandalosas" se recurría al "auxilio del brazo secular": "En cuanto a las costumbres, no tengo cosa especial que representar a Vuestra Eminencia, pues se tiene gran cuidado, así por el vicario como por el corregidor, remediando instantáneamente cualquier escándalo que se origine ..."7. En las comunidades, la actuación conjunta del vicario y el corregidor traducían aquella alianza barroca del Trono y el Altar, aquella confusión entre la falta delictiva y el pecado; y, así, las autoridades del ámbito civil ayudaban a la Iglesia a "corregir".
ECIJA, UN EJEXPLO No era Ecija un caso aparte en los caminos de control de la Iglesia. Reproducía en su comunidad los motivos de preocupación que la mitra evidenciaba en cualquiera de los pueblos de su ámbito jurisdiccional. Pero se particularizaba
en su marco
un pasado eclesiástico
de mayor relevancia
histórica. Antigua sede episcopal, la conquista cristiana y la posterior organización del territorio, vinculado a la Corona de Castilla, originaron su confi-
7, Visita pastoral realIzada a la vicaría de ECija, 1717, A,P.A" lib, n~ 27,
30
guración como uno de los cinco arcedianatos que compusieron la archidiócesis hispalense. De este modo pervivió hasta el inicio de la Modernidad, siguiendo un destino
semejante
Ilipla -Niebla-,
al de otras demarcaciones
episcopales
antiguas:
por ejemplo.
La veterana Astigi se alargaba, entonces, por los términos de Ecija, Osuna,
Marchena
eclesiásticos
y
Puebla
de
Cazalla¡
como arcedianato.
tales
fueron
sus
El siglo XV la presenta
nuevos
límites
reducida a unos
marcos vicariales. En efecto, en el Libro Blanco, fechado en 1411, Ecija no era sino una de las veintitrés vicarías que componían la diócesis metropolitana hispalense. Los Tiempos Modernos precisaban una mayor subdivisión en el seno de la Iglesia y los arcedianatos -extensiones territoriales sumamente amplias-no
correspondían al crecimiento de feligreses y parroquias.
Desde entonces hasta fines del siglo XVII, no e~contramos variaciones en su jurisdicción eclesiástica.
Las asambleas provinciales de 1512 y 1572
ata~en a la creación de nuevas vicarías, pero no afectan a la demarcación de la Ecija Moderna. Obispado, arcedianato, vicaría ... el tiempo fue limitando las amplitudes de su demarcación¡
pero aquel pasado ilustre y la conexión,
que la
leyenda conformaba, con el apóstol Pablo, a quien se atribuía desde la antigüedad la predicación del Evangelio en la ciudad, le originaban cierta peculiaridad a los ojos de las jerarquías arzobispales. Algunos sucesos referidos a apariciones milagrosas del santo a un muchacho de la collación de Santiago reforzaban su adopción como patrono desde mediados del sigla XV. De este modo se fundían tradición y religiosidad astigitana. A finales del Barroco, aquel~os "hombres del obispo" penetraron en una Ecija reducida "al recinto y término de su ciudad"8 .
.BCIJ A, LOS VEerlOS,
LAS AL1lAS
Al llegar a Ecija, una importante población esperaba al
visit~dor.
Su
8. Inforae que se remite al Excelentísilo señor don Luis Salcedo y Azcona ... arzcbrspo de Sevilla ... por su vIcarIo de la ciudad de EClja ... 1723, A.P.A., Secci6n JusticIa, C/2965.
31
marco urbano, el número de parroquias, conventos u hospitales lo atestigua. Su constitución -ella
sola- como v car a lo confirma j í
í
por consiguiente su
población debió componerse de un elevado número de habitantes. Determinar con exactitud cuántos se presenta como tarea difícil, tanto más cuanto que Bcija, como gran parte de las comunidades de su entorno, padece de un vac o general en el estudio demográfico. Tan sólo un censo, í
realizado a mediados de siglo, nos aporta cifras concretas acerca de su vecindad; 5.443 vecinos componían la BCija de entonces~. ¿Cuántos la constituyeron en nuestro tiempo? También esta cuestión afectaba e interesaba a los hombres de la Iglesia, aunque, evidentemente, sus criterios y objetivos variaban. No se exigía en el palacio arzobispal un recuento detallado del número de pobladores, al menos a través del informe de los visitadores y, por ello. el enviado del obispo presentaba, en sus "resultas", una aproximación generalizada de vecinos que servía como marco introductorio acerca del cual habría de ofrecer información. No precisaba cuantificar, pues los objetivos de la Iglesia en este caso se apartaban de intereses fiscales o de empadronamiento. Por esta razón en algunas fuentes eclesiásticas nos encontramos con cifras verdaderamente ingenuas. Un visitador, a fines de siglo, escribía, refiriéndose a Ecija. la siguiente anotación: "esta ciudad se compone de dieciséis mil vecinos" 10. Vecinos, un dad fiscal, cuyo índice multiplicador. por mínimo que fuese, í
otorgaría a la nueva Astigi una población desorbitada, dado que, cincuenta años antes, aquel censo nos otorgaba una comunidad reducida a la tercera parte, y en la que un siglo demográficamente catastrófico haría imposible este crecimiento acelerado. Ecija ... vecinos; normalmente la Iglesia adoptaba, para la totalidad de sus feligreses, términos más en consonancia con los cr terios fiscales de í
recuento de otras instituciones del Antiguo Régimen, y. posiblemente en este
~. J. Gil 8er.ejo, '[Clja en el siglo XYIlI. Aspectos soclo-delllográrlCos y econ6lICos·, palense, n~ 183 1~77. pp. 137 Y ss 10. YISlla pastoral realizada a la VIcaría de tCIJa, 1697, A P.A .• lib. nZ 10.
32
Arcturo His-
caso el visitador apuntó la palabra "vecinos" cuando debió anotar "habitantes" o "almas". Vecinos y casas; pocos años después de nuestras fechas, las anotaciones enviadas a palacio recogen el número que de ellas'existía en cada "distrito" parroquial. Tomemos un ejemplo: comienzos del siglo XVIII, collación de Santa Cruz: "Que todas componen 1.271 casas, en las que se incluirán hasta dos mil quinientos vecinos, por razón de que en los arrabales viven multiplicados"
11•
El interés por conocer el casco urbano no era, evidentemente, estético. En ello residí a una preocupación
por averiguar las condiciones de vida de
sus feligreses, o bien por explicar las vías de cuantificación del informante. Revisando las funciones de la Iglesia local, pocas veces se descuida la crianza de las almas y ello precisaba contabilidad. Incorporadas pocos días después del nacimiento -partidas de bautismo-, habían sido educadas en la fe católica en su casa y en su parroquia, pues entre las obligaciones del sacristán mayor se encontraba la de aleccionar muchachos de su co11ación una bora a la semana, los sábados al mediodia, reunidos al toque de campanas de cualquiera de las torres de las iglesias de Ecija. Al llegar a la edad de sie.te u ocho años, se convertí an en "almas de razón". Hasta entonces simplemente
"almas". Accedían, en consecuencia,
al
sacramento de la Penitencia, años más tarde al de la Eucaristía y sus nombres quedaban recogidos en los llamados "padrones de confesión y comunión". Ellos comprobaban, año tras afio, el cumplimiento de aquellos preceptos de la Iglesia: "Confesar, a 10 menos, una vez dentro de un año, o antes, si espera peligro de muerte o ha de comulgar" y "comulgar por Pascua Florida" 12:
11, fnforlle que se remi le al Excelentísilo senor ... , A,P A,¡ leq.c il. oo.cit, Lib. 1, lll, ·O~ SUlla Irimlsle e! Fide CaltJ//(a'.
12, e,S,N"
33
Eran elaborados por los curas de las parroquias,
quienes se repartían sus
feligreses por distritos en una misma collación y, así, aminoraban el trabaja de recorrer las calles y las casas. Asentaban las personas cuya edad poseía la "discreción" necesaria para la recepción de ambos sacramentas obligatorios y la lista se completaba anualmente, especificándose en ella las que hubieren muerto, o añad endo nuevas almas a la tarea pastoral. Estas í
procedían de mudanzas de vecinos o del acceso a la edad obligatoria establecida al cumplir las siete ai'los. Se trataba de una de las tareas que más concienzudamente inspeccionaba el visitador arzobispal y que mayor control exigía de los beneficiadas curados en su parroquia. Ella otorgaba a las jerarquías eclesiásticas una visión particularmente exacta de la feligresía "con uso de razón", en la que tan sólo se excluían las "almas infantiles" -las párvulos- y aquella población cuya Jurisdicción escapaba a la vigilancia de la Iglesia secular: monjes, frailes, regulares y religiosas ... A fines del siglo XVII, Ecija contaba con un total de 18.276 almas de confesión, incluidas en ellas el clero secular. Si ai'ladimoslos porcentajes normalmente utilizados en el cálculo de la población infantil menor de siete aftos-entre
un doce y un catorce por ciento- y la regular de aquellas fe-
chas, las cifras obtenidas alcanzarían, aproximadamente, unas 21.845 personas; de ellas, casi todas dependían del palacio arzobispal y una evidente y abrumadora mayoría se nas muestra cumplidora del precepto. Todo en sus vidas les disponía para ello. La obediencia en este mandato de la Iglesia se verificaba en la obtención de las cédulas de confesión y comunión, que el cura o el presbítero les otorgaba, una vez realizada su deber coma católica; y las habrían de conservar por algún tiempo, pues les serían exigidas por el párroco a la hora de confeccionar aquellas listas. Por ella los pastores de la Iglesia acentuaban su cela con los nuevos vecinas, can los que se habían mudada de una a otra collación, can los procedentes de las próximas Osuna, Palroa, Carmona a Santaella a can aquellos otros que, residentes en Ecija, habían viajado en tiempos de Semana Santa a Pascua.
34
Ha
escapaban a su cuidado los presos -"cumplió
en la cárcel"-, los es-
clavos cristianizados, aunque fuesen berberiscos, los forasteros, incluyendo los sospechosos
portugueses, o los enfermos: impedidos, paralíticos o "cie-
gos de la vista corporal":
y las mujeres en trance de parir. En ellas la
obligación era mayor pues también mayor era el peligro al que habrían de exponerse. Por ello, términos como "parida" o "va a parir" aparecen en estos padrones, obedeciendo así las obligaciones recogidas en las Sinodales Hispalenses. Más difícil resultaba la atencion de los vagabundos, pícaros y pobres mendicantes, sobre cuyas trabas la misma normativa prevenía: "Tengan mucho cuidado que los pobres mendicantes, que en la Cuaresma se hallaren en sus parroquias, confiesen y comulguen: y para que esto se cumpla, mandamos a los curas que acudan a los lugares donde de noche se suelen albergar para pedirles la cédula de como han confesado y comulgado y apremiar a los que no lo hubieren hecho a que lo hagan; y la misma diligencia hagan con los pícaros y vagabundos"
13.
No era fácil el cumplimiento de este punto por los curas de aquel tiempo, aunque existía un remedio eficaz para estos marginados: dado que la limosna y la mendicidad sustento
constituí a -en
los "decentes"- los unicos medios de
y éstas babr-í an de solicitarse con licencia escrita del provisor
del arzobispado,
la mitra ordenaba su negación para aquéllos que no presen-
tasen las cédulas correspondientes,
testimonios de su condición de católicos
practicantes: "También mandamos que no se consienta pedir ningún pobre por las calles, sin licencia del provisor, in scriptis; la cual se las dará gratis mostrándole primero el pobre (a quien la hubiere de dar) cédula de haberse confesado, siquiera una vez en aquel afta, contándolo para este efecto de Pascua a Pascua de Resurrección"!4.
13. e.S.H., op.rit., Lib. 1, Lit. ·Oeotttt io rectoris", cap.!. 14, Ibidel,
35
Ecija, a fines del seiscientos: ¿cuántas almas cumplieron aquellos mandatos de la Iglesia?
Algunas muestras obtenidas de los padrones realizados
en 1697 presentaban al margen de los nombres se~alizaciones repetidas a lo largo de sus listas que bien podrían indicar que dichas personas habían obedecido el precepto pascual. En este caso, el cumplimiento sería casi absoluto. Otros padrones no presentan señales algunas. No obstante algunos matices referidos a ciertas almas, cuya personal idad o circunstancias podrían dificultar esta observancia y la inexistencia de éstas en las restantes -la gran mayoría- podrían sugerir, de igual modo, lo abrumador en la práctica de estos mandamientos. Son matices como "se fue", "ausent e", "acarreador", "está en Santiago" (se refiere a la collación de este nombre), "se mudaron". "se vendió" (una esclava), "preso", "vagabundo", "cumplió después", "cumplió en Córdoba donde se fue, antes del precepto, en la parroquia del señor san Lorenzo", "pensadar", "soldado ausente", "cumplió en Pruna", "dementado", "murió" o "no quiso dar su nombre. se llama Pedro López", que manifiestan de manera particularizada circunstancias que parecen excepciones a la regla, tanto más claras en aquellos
casos en los que se especi fica que recibió los sacramentos
después del limite se~alado por la Iglesia. Por otra parte, a los omisos les esperaba ser mencionados en los púlpitos y. ya rebeldes, ser incluidos en la "tablilla de los excomulgados", visible en las puertas de su iglesia. Almas y vecinos de nuevo. Realizada la inspección por los barrios de Ecija y confeccionadas las listas de feligreses siones, la Iglesia aprovechaba
ti
en uso de razón". en oca-
para recordar al parroquiano aquella otra
obligación -pagar diezmos y primicias- recogida en el último mandamiento de la Iglesia. Así pues, dado que "quien sirve al altar ha de comer del altar", no es extraño encontrar, en los mismos padrones de confesión, anotaciones al margen de los cabezas de familia de este tipo: "trigo y cebada", aun sin especificar cantidades. Las especies mencionadas. sin embargo, hacen pensar que en esta ocasión se trata del deber de la primicia y,
teniendo en cuenta
que en Ecija sus destinatarios eran los curas de las parroquias, los mismos
36
que confeccionaban
los padrones, no es exagerado suponer que en su celo
pastoral por la vigilancia de aquel precepto de la Iglesia, se incluyese, ya de paso, la lista de los que obligatoria)~nte habrían de aportar en su sustento. Almas católicas. En su crianza, otros sacramentos eran administrados por los hombres de la Iglesia: Confirmación, Matrimonio y Extrema Unción. No eran imprescindibIes, puesto que ni siquiera del primero ni del último se precisaba que fuesen necesarios para sal varse; se procuraba, si n embargo, que ambos fuesen administrados. De la recepción habría de constar testimonio escrito, según había prescrito el Concilio de Trento y las Ordenanzas Sinodales. Salvo la Extrema Unción, puesto que, caso de fallecer el moribundo, los objetivos derivaban a la obligación de asentar al parroquiano fallecido y comprobar si, como era recordado, había otorgado testamento: "en sabiendo que algún parroquiano suyo está enfermo, le visiten y amonesten que confiese y reciba los Santos Sacramentos y haga testamento" 1 S. Ya difunto
el
feligrés,
los cuidados
pastorales
se
orientaban
al
cumpl imiento de su voluntad última: la celebración de misas por su alma o las mandas pias que dejara establecidas.
Normalmen le era conveniente el
otorgar testamento, pues de los bienes de aquéllos que IIlOrí an sin testar -abintestatos- se destinaba un quJnto a memorias y encomiendas por su ánima, a la fábrica de la parroquia y a los presbíteros, en definitiva. Así, salvo casos en los que voluntariamente el otorgante instituyera su alma como heredera universal, mediante fundación de capellanías o dotación en exclusiva de memorias, testando se aseguraba el respeto por las cantidades destinadas a servicios religiosos. Vecinos y almas. Son vocablos que reflejan parte de la historia del Antiguo Régimen.
15. C.S.H., IJp. cit.. Lib. 1, tito
·Oe ott it io rectoris", cap. l.
37
FELIGRESES
Y PARROQUIAS
En el ámbito de la vicaría de Ecija, seis parroquias atendían aquellas aproximadamente 22.000 almas. Su ubicación denota la evolución de la ciudad medieval y moderna; cinco incluidas en el interior de las murallas y una escapando del recinto: la iglesia del apóstol Santiago, antigua ermita, elevada a la condición de parroquia a inicios de la Edad Moderna, consecuencia lógica de la ampliación del número de vecinos y arrabales; pero su función primera le había dejado emplazada extramuros. Otra parroquia había sido igualmente de reciente fundación: San Gil, en las proximidades del río, no podía remont.arse más allá del siglo XV, pero, construida desde sus orígenes como iglesia parroquial, no habría por ello de ubicarse más allá de las murallas. Hacia el norte, las restantes parroquias arrastraban un pasado más remoto: Santa Cruz, la iglesia mayor de la ciudad, en donde habían celebrado los obispos de su antigua sede, próxima a la puerta de la Palma; y las céntricas de Santa Maria de la Asunción, Santa Bárbara y San Juan, menos espaciosas que aquéllas. Cada una de ellas se erigía como cabeza de una collación o distrito parroquial, cuya extensión se encontraba limitada, en algunos casos, por las características geográficas en las que la ciudad se hallaba asentada: por levante el rio Genil y por poniente las colinas; por esta razón, pOSiblemente, Santa Cruz y Santiago-norte
y sur- agrupaban en torno a sí un mayor nú-
mero de feligreses; tras ellas, Santa María, al oeste y, en la parte oriental de la ciudad, las parroquias de Santa Bárbara, San Juan y San Gil habían perdido con el tiempo feligresía; quizás huyendo de las avenidas del Gen11. Pero volvamos a las cifras. A finales del siglo XVII, Santa Cruz agrupaba, aproximadamente, a un tercio de todas las almas "de razón" de la vicaría; asimismo otro tanto del casco urbano. Santiago repetía el modelo de la antigua iglesia metropolitana y casi alcanzaba sus mismas proporciones. Dos terceras partes en el norte y sur de la ciudad. El tercio sobrante -en almas y en casas- se repartía en las restantes collaciones. Santa María acogía en
torno a una sexta parte del casco urbano en el centro de la ciudad y, de
38
igual moda, un sexta de las personas de confesión. Santa Bárbara, San Juan y San Gil el 20 % de las almas de "discreción" y asimismo una quinta parte del total edificada. Un hecha extendida en aquel tiempo en las collaciones de la ciudad de Ecija es la presencia de un alta índice de agrupación de personas par cada casa contabilizada. La media general se elevaba a más de cinca almas de razón par cada una de ellas. Teniendo en cuenta que aquella fiscalización excluía la población infantil, es evidente que a bien proliferaban las familias na nucleares o bien existía un elevada número de familias numerosas; y, dependiendo del nivel social de las distritos,
la presencia de criadas y
servidores domésticas. El fenómeno era mayar en San Juan y San Gil y en estas distritos parecía originada par la concentración de más de un vecina par casa en la población de las arrabales. A continuación, Santiago y Santa Cruz y, en menor medida, Santa María y Santa Bárbara. Seis iglesias parroquiales, seis paradas principales en el recorrida de las visitadores de anta~o. Desde ellas se ejercía el cuidada de las almas, pero al misma tiempo también desde ellas partía el control de su ejercicio en las prácticas de la fe. Su importancia cama institución eclesiástica urbana había sida fortalecida en las sesiones de Trento. Su funcionamiento interna y organización económica habría de constar en las informes enviados al obispo, tanta más cuanta que de sus ingresas y su ajustada destina dependían el normal funcionamiento de las servicias religiosos. La Iglesia, en este casa, se investiga a sí misma y convierte la visita pastoral en una inspección de carácter económica. Su interés se centraba en conocer las entradas y los gastas de las fábricas parroquiales, mientras que otros capítulas -misas y memorias encargadas, a fundaciones- se inspeccionaban aparte, configurando hay una vasta documentación baja el rótula de "colecturía y capellanías". En las fábricas de las parroquias los ingresas principales procedían del diezma. En Ecija, se mantenía su primitiva distribución, perdurando las proporciones establecidas desde el Medievo. Le favorecía, sin duda, el pertenecer a la jurisdicción de la Carona, pues con ello se evitaban, en prin-
39
cipio, desviaciones que hubieran favorecido a sefiores y Ordenes Militares o primado la participación del arzobispo. Se respetaba en su término la división de lo diezmado en tres partes, destinándose una al arzobispo y cabildo catedralicio, otra a los clérigos beneficiados y prestameras de cada iglesia parroquial, y la restante, sacados los dos tercios pertenecientes a la Corona, correspondía a la fábrica. Afectaba a la décima parte de lo criado y cosechado y, en la inspección de los visitadores, el noveno tocante a la parroquia se denominaba "pontifical", "pan" o "maravedís" , según procediese del diezmo del grano -trigo y cebada- o de otras aportaciones. En Ecija diezmaban corderos, potros, becerros, seda, cochinos, semillas, huertas, vino y aceite. No hacía falta en nuestro tiempo recordar directamente esta obligación al cabeza de familia. Abundaban las normas sobre ello; la Iglesia misma le había destinado el último de sus mandamientos, convirtiéndolo, así, en deber moral, porque: "no sólo la Iglesia, sino también Dios, antiguamente, mandó que para sus ministros, de los frutos de la tierra, todos pagasen para su sustento la décima parte. Y no es mucho que si los ministros, puestos para ensefiar, les enseffan el camino del cielo y les curan las almas, les den algo para su sustento corporal ... Cristo, Nuestro Señcr , dijo. hablando de sus ministros, que bien merece el jornalero que le paguen su jornal"16. Y, desde luego, era obligación moral cumplida. El 80 % de las rentas de las fábricas procedía de las entradas decimales; el 20 % restante tenía su origen en los llamados "ingresos de sepulturas". "recados de capellanías" -limosnas
aportadas
obligatoriamente
por
los capellanes
en concepto
de
utilización de los altares, ornamentos o manteles en la celebración de las misas de su fundación-, y "números de tributos" o réditos anuales procedentes de la posesión de censos impuestos sobre bienes raíces.
16. C.S. H.I op, t it.. lib.
1I tI t. 'Oe
Blentos de la SanLa Madre IgleSIa",
40
StJIJl1a
Tritu tete el fjd~ Cato} irs", "Expllcac 160 de los .anda-
Entre todas las parroquias destacaba en la anualidad de sus ingresos Santa Cruz. Le seguían Santa María, Santiago y Santa Bárbara¡ más alejadas San Juan y San G11. En Santa Cruz y Santiago, la mayor fuerza
económica
procedía del número y no de la "calidad" de sus feligreses. De ello nos informan las aportaciones dependiente
en los diezmos,
en proporción con la feligresía
de cada parroquia. Santa Bárbara y Santa Maria poseían parro-
quianos de mayor nivel económico y social, mientras que San Juan y San Gil habrían de ser situadas, en el escalafón, con una feligresí a de condición media. Eran más populares, en consecuencia,
las partes norte y sur de la
ciudad. Quizás por eso en ellas se hacía mayor hincapié en la vigilancia del cumplindento dominical, en ocasiones difícil de observar en población de labradores y arrieros, "acarreadores" como apuntaban los padrones. El control de la Iglesia en las parroquias se alargaba en conocer con minuciosidad los gastos ordinarios en los que se empleaban las rentas de las fábricas. Sin embargo, en ocasiones, escapaban de los "tanteos" y de las cuentas gran parte de ellos, mencionados bajo el rótulo de "gastos sin regulación fija", extraordinarios, en suma. Entre uno y dos tercios de los gastos de las fábricas responden a este tipo de desembolsos -carpintería,
alba~ilería, ornamentos, imágenes, etc.-.
El resto, comprobado por visitadores y notarios contadores, se destinaba a salarios de ministros17,
dotació.n de fiestas, gastos de mantenimiento del
cuto, inspección (visitas y rondas del vicario>, contribuciones
(subsidio y
excusado> y tributos. Las parroquias de Ecija tení~n la obligación de mantener, por otra parte, en la entrada de sus rentas decimales, la lectura de una cátedra de Moral en el colegio jesuita de San Fulgencio¡ para ello aportaban, forzosamente, la veinteava parte del grano y maravedís procedente del diezmo.
17, Se consideraban Ministros eclesiásticos aquellas personas -seglares o eclesláslicas- que dese.penaban una funci6n en su templo o en su fábrica, tales como 105 sacristanes, el organista, el campanero, los mozos de coro, el pertiguero o la lavandera,
41
CLERlGOS Tocaba ahora vigilar a los hombres de la Iglesia y sus ministros. En Ecija su representación
era numerosa, como correspondía a una ciudad en la
que los servicios religiosos se ofertaban desde seis parroquias y diecinueve comunidades religiosas, amén de ermitas y oratorios. A fines del siglo XVII, la mayoría de las ordenes mendicantes, los regulares jesuitas y alguna comunidad monacal poseían convento, casa o monasterio en la circunscripción
eclesiástica astigitana.
Era lógico, además, en
un centro principal de la diócesis. Sus veintidós mil almas, algunas de condición nobiliaria, y los caudales de la zona atraían la fundación de mendicantes y regulares, habida cuenta que la mayor parte de sus ingresos procedía de legados, donaciones y limosnas. Ecija
participaba
proliferación
de aquel
fenómeno
común
de la época
barroca -la
de conventos y su dispar distribución- causante, ya entonces,
de la oposición de ciertas corrientes de opinión, incluida la de algún rey de la dinastía
Austríacal8•
agustinos, carmelitas, tre los masculinos;
Jesuitas,
jerónimos,
dominicos,
franciscanos,
mercedarios y mínimos de San Francisco de Paula, en-
clarisas,
dominicas,
carmelitas
y mercedarias
casas femeninas. Y algunos, como los franciscanos, carmelitas,
en las
mercedarios,
dominicas y clarisas, con variación de calzados y descalzos19• Entre las mendicantes,
la mayoría de las comunidades
llaba sujeta a la jurisdicción
femeninas se ha-
de los regulares masculinos de su orden. En
Ecija, tan sólo una de ellas escapaba de sus homónimos y dependía directamente del ordinario de la diócesis: la clarisas de la Concepción; su inspección más detallada, aparece en las "resultas" de visitas. 18, J, Deleito y Pinuela, la rids religiosa espalo/a búo el aurto Felipe, Espasa-Calpe, !ladrid, 1963, p, 57, 19, Los conventos de la ciudad de Ecija son los Siguientes: Nuestra Senora del Valle (jer6nimos), San Pablo (dcarmcos}, San Antonio (franciscanos observantes), La Anunciaci6n de Nuestra Senora (capuchinos), Santa Ana (terceros de San Francisco), !ladre de Dios (agustinos), Nuestra Senora del Carien (carlelihs calzados), Nuestra Senora de la Concepci6n (carlelltas descalzos), Nuestra Senora de las !lercedes (Iercedarios calzadOS), La Concepcl6n de Nuestra Senora (Iercedarios descalzos), La Victoria (.íni~os de San FranCISCO de Paula l, San Fulqenr io (Jesuitas), Las !larroquíes (clarisas), Santa Inés del Valle (franciscanas observantes), Santa FlorentIna (dolinicas), Espíritu Santo (dollnlcas), Los Reledios (carlelilas calzadas), Las Teresas (carlelltas descalzas), La Encarnación (Iercedarlas descalzas),
42
Frailes, monjes y jesuitas dependían de autoridades regulares y vicarios generales de sus órdenes, al margen de los mandos de la Iglesia secular, si bien la renta de sus comunidades constaba entre los libros de la Iglesia catedralicia, pues su conocimiento era necesario para el pago de los tributos al Estado. A finales del siglo XVII, la población regular masculina ascendía, según los informes de las visitas, a 482 personas. Ello suponía, en la relación integrante de comunidades masculinas-habitante,
una proporción de uno
de cada cuarenta y cinco; no hemos de olvidar que nuestro acercamiento se basa en cifras aproximativas. En los conventos femeninos, la aglomeración era mayor; en tan sólo siete casas se albergaba una población religiosa semejante a la masculina: 466 almas, incluyendo en ellas profesas, novicias, pupilas y sirvientas. Un número bastante inferior de clérigos seculares realizaba su servicio adscrito a las parroquias: ciento dos, en 1699. En ellos, la vigilancia del arzobispado era superior; a fin de cuentas, ellos vivían en "el siglo". No había muros ni comunidad que les defendiesen de un comportamiento irregular. En los tiempos de visita pastoral se entrevistaban con el emisario del obispo; se particularizaba, entonces, el cuidado y la atención de la Iglesia y, en su "escrutinio", deberían quedar reflejados edad, estudios, orden recibida, renta eclesiástica que percibiera, licencias y comportamientos. En el orden de los entrevistados se respetaban las normas que establecía la jerarquía. De hecho, diversidad y jerarquías eran las características que mejor definían al estamento eclesiástico; así, el vicario, los curas, beneficiados presbíteros y clérigos de arden sacro precedían en la inspección a los ordenados "de menores" y a los tonsurados. El control de la Iglesia sobre sí misma se centraba en el cumplimiento de su deber coma eclesiásticos; la correcta administración de las sacramentos, el deber de repidencia, la visita a los enfermos, la elaboración de los padrones, o la explicación de la doctrina cristiana, así como la formación de los clérigos era tarea asignada a las curas y al vicario; la celebración de memorias particulares y misas de tercia por el pueblo, al beneficiado simple; mientras que el resto de los eclesiásticos debería asegurar su asis-
43
tencia al coro, a las conferencias morales, el rezo de los divinos oficios o el servicio de sus capellanías. Esta vigilancia ejercida sobre sus miembros comenzaba antes de la ordenación y,
por consiguiente, de la pertenencia al estamento eclesiástico. Al
margen de criterios típicos de la época, tales como ser hijo de legítimo matrimonio y descendiente de cristianos viejos, la Iglesia y los expedientes necesarios afiadían otros no menos fundamentales para su misión futura: gozar de libertad en su estado -de
deudas o de promesas de matrimonio-, estar
exento de vicios o deformidades
físicas que impidiesen "la celebración de
misa sin escándalo"20, ser ejemplo de santidad de espíritu y virtud y hallarse más inclinado a las cosas eclesiásticas: "si saben que es más inclinado a las cosas eclesiásticas que a las seglares y profanas y por lo cual se quiere ordenar y no por fin, ni respeto humano ni por eximirse de justicia secular"2'. Con ello, la Iglesia pretendía erradicar un mal conocido y extendido en nuestro tiempo: el acceso a las órdenes eclesiásticas para servirse de su fuero y,
sobre todo, para gozar del servicio de capellanías y beneficios.
Esto era más evidente si se trataba de capellaní as de sangre y cuando, una vez obtenida la tonsura o algunas de las primeras órdenes, el ordenado no proseguía su carrera eclesiástica: "y
ha de haber esperanza de que podrá ir adelante, ascendiendo a
mayores órdenes" 22. Admi tido el expediente, un examen demostrarí a si el solicitante poseía la ciencia necesaria; era preciso, al mismo tiempo -imposición de los criterios de la época-, que en su parroquia existiese necesidad de clérigos de su orden. Si accedían a las órdenes menores, continuando hasta las sagradas,
20, Escrutinio sor envía al vicario, 21, Es una de cualquier seglar para
para ser ordenado de corona de don Felipe NieLo, Carlona, 1716, lnforse que el proviA.P,A" Asuntos Despachados, Secretaría de Cá.ara, las cuestiones que los testigos han de responder en el interrogatorio que servirá a ser ordenado de corona.
22, e,S,H., op.cit,
44
ha-
Lib, 1, t it , ·o~ eetete el quelitst» ordinendorta',
brían de demostrar la posesión de unas rentas eclesiásticas suficientes para su mantenimiento futuro. Era la congrua, fijada en nuestro tiempo en torno a los setenta u ochenta ducados de vellón. Existían también los que se ordenaban a título de patrimonio¡ en ellos la posesión de hacienda o rentas familiares suplía el vacío de capellanías o beneficios eclesiásticos23• Ya ordenados, las principales preocupaciones de la Iglesia -vías de su futuro control- se orientaban hacia el cumplimiento de las obligaciones que, según la orden recibida, a cada uno correspondía, y a las cuestiones relacionadas con la vida y la honestidad de los clérigos. Los amancebamientos y comunicaciones "ilícitas", la usura, el trato de mercancías, el portar armas de noche, el andar en bailes y en músicas, los juegos de cartas y de azar, la asistencia a tabernas ... contaban entre los delitos más perseguidos. Otras faltas eran más inocentes, pero no por ello menos refiidas por la Iglesia -la inmodestia en la vestimenta, el uso del hábito seglar, la presencencia de adornos y medias de seda y color, las melenas ...- pues, en el criterio de muchos, la decencia en la imagen exterior era una muestra de la honestidad
interior de
las costumbres.
Los clérigos
ordenados
sin
las
debidas 1icencias -de "manera subrepticia" - y los forasteros completaban su abanico de materias controladas. En Ecija, a fin de siglo, los mandatos de los visitadores recuerdan las faltas principales de los curas en las parroquias: la omisión en la explicación de la doctrina cristiana, la inasistencia casi continuada a los confesonarios,
el abandono
del ritual exigido
en ceremonias
principales -la
conducción del Viático a los enfermos- y una correcta conservación de los libros de bautismos. Particularizaban, además, que no celaban con el rigor necesario dos cuestiones relativas a los fieles: la observancia de las fiestas -"que el alguacil mayor reconozca el campo"- y la obligada incomunicación que los novios -"capitulados para casarse"- deberían observar.
23, En los ordenados de lenores, algunos lo son "a título de suficiencia"; son norlallente clérigos pobres que suplían, con sus conocilientos y virtud, la carencia de congrua para ordenarse, No los he encontrado en los que pasan a layores,
45
En los informes particulares no todos contaron con el visto bueno del enviado arzobispa124• En realidad, tan sólo una minoría -cuatro- refleja un buen cumplimiento en el curato, mientras que los seis curas restantes no son considerados a propósito para tal servicio. Las faltas no suelen ser graves y normalmente tienen que ver con el carácter o la ignorancia del curado. "No sabe mucho y es algo confuso", "no es muy celoso porque tiene gran contemplación", "su parte prudencial es corta", "su genio es desigual y por ello trae mortificados a los eclesiásticos" ... son juicios emitidos por el visitador de entonces. En dos casos reflejan comportamientos actuales o pasados menos dignos de la función desempefiada: "corto de jUicio y nada a propósito para cura ... es amigo de andar en meriendas y fiestas y de beber algo más de vino" y "comunicó ilícitamente a María de Miranda por espacio de dos afias,sobre que le hice causa que remití a Vuestra Ilustrísima, pero no se le probó actualidad. Hombre pesado y de corta razón y no muy celoso en lo que toca a su ejercicio". Incomprensiblemente ambas conductas, aunque controladas y presumi blemente corregidas de palabra,
no sufrieron la retirada en el servicio del
curato. En los servidores de beneficios simples, la Iglesia reprende la falta de cumplimiento en la celebración de memorias y, en el mejor de los casos, el hecbo de que éstas no respeten la voluntad de los fundadores en los capítulos
relacionados
con altares,
capillas
y ornamentación
exigida en las
cláusulas de la fundación. Y tanto en ellos, como en los curas y vicario, el exceso en las obvenciones de los entierros. Por lo demás, la mayoría de los presbíteros de las parroquias podría ser definida con dos rasgos casi generalizados en la Ecija de 1697: buenas personas, pero ignorantes. Se repiten aquí casi continuadamente
aquellos
juicios del visi tador relativos a la "ciencia" del examinado: "sabe poco", "sabe muy poco",
"no sabe",
"cortísimo en latinidad y en ceremonias porque
2~. Son las ·resultas· correspondientes a la visita de 1697, A.P.A., Leg. n~ 10. En el escrutiniO del clero el visitador tan sólo elite juicios en los presbíteros, curas y VICario. Rara vez lo realiza en un cl~rigo de aenores, ni en los subdiáconos y diáconos.
46
escogió el estado a la vejez", "de corta capacidad"... son opiniones a las que generalmente acompaña el ser "mozo de bondad", "recogido y virtuoso"
O
"de buenas costumbres". Sólo en contadas ocasiones encontramos faltas y delitos mayores entre los sacerdotes seculares. Uno, suspenso por acusación de simonía, "producto más de su simpleza que de su malicia", ya corregidoj otro, tachado de entradas ilícitas en casa de "mujeres de obligación", acompafiado en el delito por su padre, clérigo de menores, ambos reprendidosj dos ambiciosos y pegados al dinero y su interés, mientras que uno, excesivamente
alejado de él, había
ocasionado por su descuido la pérdida de su capellanía. En los de menores órdenes, la comprobación de las fechas de ordenación demuestra que existía el fenómeno de los que, escogiendo el camino de la Iglesia, no llegaban a ordenarse ni finalizaban su carrera eclesiástica. Algunos argüían la falta de congrua necesaria para el acceso a las órdenes mayores. El control de la Iglesia, en estos casos, se presentaba inútil. Una vez ordenado de tonsura o de menores, no podía corregir ni remediar los metivos que, en ocasiones poco eclesiásticos, habían llevado a parte de la futura clerecía a elegir los trabajos de la Iglesia. Continuaría así de todas formas, entretanto perviviesen privilegios en la Iglesia y sus jerarquías considerasen que la pobreza o la necesidad del "ordenando" podría evitarse si se le concedía la licencia: "pero tendremos cuenta con los que estuvieron necesitados de ser ordenados por algún beneficio o capellanía ... para que conforme a derecho se cumpla con su necesidad" 25. Entre l.osclérigos regulares, preocupaba a la Iglesia secular la competencia
que en
el servicio -trabajo-
espiritual
podían
suponer
para los
sacerdotes de las parroquias. Ya era bastante -se decía- que desviasen donaciones y limosnas y que sus conventos sirviesen de marco en la fundación de capellanías y
memo~ias o que en ellos se asentasen numerosas hermandades y
cofradías, lo
que, evidentemente, las jerarquías no podían evitar. Pero con
25, e.S.N"
op.cit..
Lib. 1,
ut.
·Oe ietiJe ... ', cap, 1,
47
todo celo se intentaba que quedasen excluidos en la celebración de misas o en la administración de sacramentos en las parroquias y, de este modo, a f ín de siglo, particularmente
se recuerda a curas y presbíteros la prohibición
de ceder las misas y sus pitanzas a los conventuales. Por otro lado, la presencia de religiosos fuera de sus comunidades, ya de manera voluntaria -desfratradores
o apóstatas- ya forzada mente -expulsos-
originaba la intervención de la jurisdicción eclesiástica secular. A fin de cuentas no contaban entonces con la protección de su comunidad.
No existe
constancia de tal caso en nuestras fechas, pero años más tarde, a comienzos del siglo XVI II, tres profesos
11
incorregi bIes" habían sido expulsados del
Carmelo. En relación
con las monjas y futuras profesas,
seguía
incidiéndose,
desde la mitra, en la observancia de las normas de clausura. A través de las visitas pastorales no aparecen recogidas "notas de escándalos" referentes a aquel delito denominado
"devociones y galanteos de monjas". Lo afirman los
mismos visitadores. Tan sólo un caso de "devoción escandalosa" queda recogido en 1697; en él se culpaba a una monja profesa del convento de Nuestra Señor-a
de los Remedios
y a un tal don Ventura Ochoa. Pero no se mencionan
otros nombres e ignoro si tales conductas escapaban del control del arzobispo o no llegaban a oldos del visitador. De todos modos, sus mandatos no incumben a la mayona
de las regulares de Ecija; por ello solamente informa,
en su apartado de "escándalos", de algunas conductas que, por ser conocidas, habrían de ser merecedoras de aquel rótulo.
PODEROSOS
y
PROFESIOIES VIGILADAS
Ciertas personas y oficios merecían una mayor atención por parte de la Iglesia. Eran las" personas públicas", aquéllas que desempeñaban una misión importante en el seno de la sociedad, quienes atraían en primer lugar el trabajo y la vigilancia del palacio arzobispal. Entre ellas destacaban las autoridades,
representantes
del brazo civil y normalmente tan útiles en la
corrección de pecados publicos.
48
Del conj unto de cargos y representantes
del poder ciudadano
pertene-
cientes al cabildo secular y a su Ayuntamiento, la inspecc.1ón de las visitas se limitaba a informar del nombre y comportamiento corregidor
de los principales:
el
y su alcalde mayor. A fines de siglo, lo eran don Francisco de
Pifiel y Monroy, natural de Madrid, y don Juan Fernández Bafios. No parece que, entonces,
la primera autoridad
cumpliese
totalmente su
misión, al menos desde el punto de vista de la Iglesia, pues su oficio, consistente en: "que no haya pecados públicos,
como amancebamientos
y para ello
de visi tar los mesones y lugares donde se acogen mujeres de
han
mal vivir y echar los vagabundos del pueblo ..."26, requería de un mayor rigor, inexistente en el desempefio del cargo mencionado. Era acusado de "ser demasiado blando" y ello originaba consecuencias nefastas en el comportamiento
de los vecinos pues "están enseBados a vivir con
alguna libertad harto dañosa a sus conciencias", porque aquél "cargaba poco en la consideración
de lo que toca a los pecados públicos" 27.
Falta de colaboración
con las autoridades eclesiásticas en los asuntos
de moral: éste suele ser el principal defecto achacado a los corregidores de entonces. Los reales,
otros por
asuntos
ejemplo-
de su competencia parecí an ejecutarse
-la
recaudación
con mayor
de
cuidado
las rentas y prontitud,
porque -en el decir irónico del visitador de aquel tiempo- "como esto deja utilidad, debe ir vestido el celo, que en ello pone, del interés". El alcalde
mayor
merecí a mej ores consideraciones
y era juzgado como
"mozo más arrazonado y no mal abogado". No siempre el control ejercido por la Iglesia sobre las autoridades era realizado por las vías de las visitas pastorales. En ocasiones requería noticias de corregidores
y alcaldes
mayores para, a su vez, enviar informes
pedidos en Madrid para futuros nombramientos de
autoridades
civiles.
Ello
Trat, V, cap, V, 1697, A.P.A., llb. n~ 10.
26, SU'lIa de RellJssio. "anUal de confesores,
27, Visita pastoral."
49
prueba que la vigilancia mantenida por el arzobispado podía responder al interés de otras instituciones. Así pues, el Estado se fiaba de los cauces de la Iglesia. En estos casos el arzobispo obtenía información directa de alguno de sus representantes en la ciudad y recibía sus anotaciones en la Secretaría de Cámara29• Pero poderosos
no eran solamente
las autoridades.
Otros
poseían la
fuerza que les brindaba la tenencia de un patrimonio o unas rentas superiores al resto de la ciudad. Son "los caudales principales"¡ bajo este rótulo aparecen recogidos en los informes que los visitadores enviaban al palacio arzobispal.
De este modo¡ en listas que incluían familias nobiliarias -marqueses de Peñaflor,
de
las Cuevas,
de
Alcántara,
condes
de
Va1dehermoso,
de
las
Torres- y apellidos ilustres -Anaya, Cárdenas, Aguilar, Galindo o Quiñones-, la Iglesia conservaba los nombres y la cuantía de los caudales de la zona. No interesaba, de momento, información sobre sus conductas, tan sólo conocer quiénes eran y a cuántp ascendían su patrimonio y bienes libres. Ello constituía el reverso social de una ciudad construida, en su mayoría, sobre una masa de jornaleros y, a lo sumo, pequeños propietarios de un pegujal. .. "todos los mas, labradores", al decir de los visitadores de antaffo. Potentados y mandatarios conformaban la cima de la sociedad seglar; a ello respondía su vigilancia¡ otras profesiones, sin embargo, aumentaban el cuidado y la atención de la Iglesia: aquéllas cuyo oficio incidía directamente en los campos de la educación, religiosidad y administración de sacramentos. Son los maestros de primeras letras, ayos y preceptores de gramática, matronas y médicos. En otros países de la órpita católica -Francia, por ejemplo-, aparecen incluidos los taberneros. Jftaestros,ayos y preceptores eran examinados por el visitador en su inspección. Se les exigía un correcto conocimiento de la doctrina
cristiana
28. Tal fue el caso de los iníorses pedidos por el arzobispo del coapor taaiento de corregidores y alcaldes de EClja, en 1690. Las respuest.as se refieren a la actuación de las autoridades en~re 1680-1690 y son rotundamente desoladoras. Se encuentran recogidas en 1I libro Iglesia y Sociedad en la CalpiHa Sevjllana: la vicaría de [cjJa (/697-/12,1), Exaa , OiputacI6n de SeVilla, 1985.
50
y preceptos de la Iglesia, la utilización de libros "honestos" y la separación de escuelas masculinas y femeninas¡ lo que se entendía, en suma, como la base para una adecuada educación cristiana, iniciada ya en los primeros años .
Ha preocupaban datos que corroborasen la marcha del proceso educativo, ni el nivel de "escolarización"
o alfabetización de los n ños de entonces. í
Lo que interesaba, allá en el palacio arzobispal, era asegurar que la ensefianza, caso de existir, se ajustaba a los planes de la Iglesia. En Ec
í
ja,
a comienzos del siglo XVI II, doce maestros poseían "casa de
ensefianza" referida a las primeras letras. Nociones de ari tmética, lectura, escri tura y rezos principales
componí an una materia en la que primaba el
aprendizaje de la doctrina cristiana, a través de catecismos establecidos por el arzobispado. Lo principal seguía siendo la vida del maestro. Sobre sus costumbres y comportamiento se indagaba y su cumplimiento en las doctrinas de la Iglesia se atestiguaba en la presentación de las partidas de bautismo, matrimonio o cédulas
de confesión
y comunión.
Era el control
espi ritual, pues de su
"ciencia" y conocimientos ya se encargaba el municipio al otorgarle la licencia. En la Ecija de antai'lo,los ayos y preceptores particulares eran abrumadoramente eclesiásticos. Frailes y clérigos seculares desempeftaban este oficio y, entre éstos, algunos había desplazados desde otros lugares y otras diócesis con la finalidad de instruir a los hijos de caballeros y principales de la ciudad. En los seculares la atención se acentuaba. pues muchos presentaban su labor como eximente de sus obligaciones como eclesiásticos. Y los regulares escapaban de la jurisdicción ordinaria¡ es por ello que las otras esferas culturales -escuelas de gramática y estudios superiores-, al estar vinculadas, respectivamente,
a jesuitas y conventos, se libraban de la vigilancia
del arzobispado. La inquietud de las instituciones eclesiásticas crecía en ciertas etapas de la vida del feligrés, en las que una correcta disposición espiritual se consideraba perentoria. Cuando la muerte se aproximaba, la ciencia y la
51
religión habrían de hallarse en las cercanías del moribundo: el médico y el cura. La vida y la disposición para la muerte, la buena muerte. A los enfermos incurables el médico debía recordar el asunto de "los negocios del alma"; se convertía, así, en el intermediario de la asistencia espiritual que aquéllos tendrían que recibir; en emisario y recadero de la muerte ante la Iglesia. Por ello, cuando la enfermedad bacía previsible la extinción de la vida, la labor de los médicos entraba de lleno en las materias vigiladas por aquélla, tanto más cuanto que de sus posibles negligencias podría originarse el perjuicio de las almas. Por otra parte, la primacía de las materias del espíritu había quedado establecida, cien afias antes, en las Sinodales Hispalenses. La normativa preveía la urgencia en la amonestación de los enfermos para la "curación de las almas", con antelación, incluso, a la aplicación del remedio necesario en el cuidado de su enfermedad, de manera que "el celo católico" habría de prevalecer sobre la ciencia médica. Mas su competencia traspasaba la puramente amonestatoria, pues, si pasado el tercer día, el enfermo no hubiese accedido al sacramento de la Penitencia, por su propia voluntad, era obligación de los médicos retirarle sus servicios:
..
que los médicos, cuando fueren llamados por los enfermos, an-
tes de tomarles el pulso, les amonesten, que llamen a los médicos de las almas, para que después que se baya proveído a su salud espiritual, se procure el remedio de la corporal, y que no se habiendo los dichos enfermos confesado el primero y el segundo día, y no les constando esto a los dichos médicos, no les visiten pasa-
do el tercer día, si los dichos confesores no les han prorrogado :mástiempo por alguna justa causa" 29. De
este modo se pretendía sellar
la al ianza entre la ciencia y el
altar, y, con la imposición de penas, castigos y excomuniones, en caso de omisión del deber, se confirmaba la obediencia de los médicos. A comienzos del siglo XVIII -pocos a~os después de nuestro tiempo29. e,S,H"
52
op.cit.. t rb. V, til,
·Oepoemtentiis el re,issionibus·, cap, 1,
en
ECija sólo eran de "crédito" ocho médicos, lo cual parece dar a entender la existencia de curanderos y otras personas sin titulación; y entre ellos, la valoración emitida por el delegado arzobispal
fue siempre posi tiva. Todos
cumplieron con su deber espiritual. También el oficio de matrona -comadres parteras- exigía del cuidado de la Iglesia. Su ministerio precisaba un conocimiento perfecto en la administración del sacramento del Bautismo para los casos en los que hubiere necesidad. Solían ser adultas y ancianas -el valor de la experiencia- y, en ellas. los visitadores comprobaban el rigor y corrección empleados en el ritual y las palabras del Bautismo. Habrían de evitar, seguramente, errores lógicos en una población escasamente latina y. por ello. dichas palabras eran pronunciadas en lengua romance. En Ecija. tan sólo tres practicaban este oficio a fines de siglo y ninguna era objeto de malos informes. Habían sido examinadas, como prescribían las sinodales. por el vicario o cura más antiguo de su parroquia, cosa que no siempre ocurría en otras comunidades de la Campifia Sevillana. Aquí. al decir de los visitadores de entonces • ..todas se baIlaban con suficiencia de lo que babrían de bacer si llegare el caso de administrar el santo sacramento del Bautismo por necesidadJl30• Una doble necesidad... la ocasionada por la proximidad de la muerte del recién nacido y por la ausencia de clérigos e incluso la derivada de la inexistencia de hombres capaces que supiesen administrar el sacramento. A pesar de ello, el papel espiritual de las matronas resultaba necesario: "si llegare el caso ......
VICIOS DB LA CQIUIIDAD y PBCADOS PUBLlCOS En la inspección de los visitadores que llegaron a
Ecija
en
aquellos
30. Visita pastoral ... 1691, A,P.A" Lib, n~ 10.
53
días, el conocimiento de las conductas de la comunidad tenía un claro obJetivo: la erradicación de los pecados públicos. Eran faltas que transcendían a la sociedad, que por su carácter o por su conocimiento se transformaban en "escándalos" y por sus repercusiones dafiabanal resto de la vecindad. A veces procedían de pequeftas culpas ocasionadas por las circunstancias de los pueblos -el descuido del precepto dominical entre los labradores y arrieros, por ejemplo- pero, si no eran corregidas, su práctica a través del tiempo las hacía transformarse en costumbre; se convertían, pues, en uno de los vicios de la comunidad. Pero, por encima de estas faltas de omisión, normalmente comprendidas por la Iglesia, en la mentalidad de entonces, los pecados públicos se asimilaban a delitos de amancebamientos,
"comunicaciones ilícitas" y algún caso
de devociones de monjas. Tales son los referidos en la Ecija de nuestro tiempo. Se olvidaron, o no existieron, usuras, renuevos, sortilegios y fraudes en la entrega de los diezmos. En 1697 aparecen recogidas como "culpas y escándalos más notables de la comunidad" dos casos de amancebamientos, tres de "comunicaciones ilícitas" y uno de devociones de monjas. De los dos primeros. uno pasó a la jurisdicción del obispado de Córdoba. al huir los amantes a la villa de Palma, ocasionando con ello gran sentimiento del visitador, quien escribe: "a ella no pude prenderla, aunque lo deseé mucho. porque ha sido mujer muy escandalosa; dícenme que está en Palma ... ya remití cartas de Vuestra Eminencia, por si se puede lograr la prisión de esta mujer ...". El segundo de los amancebamientos finalizó felizmente para las autoridades eclesiásticas, pues, a pesar de que "hacía tres afiasque ambos estaban en este mal estado y con hijos", sin embargo, "allanase él a contraer matrimonio, como en efecto se contrajo, con que cesó la culpa". Sin llegar a alcanzar la situación continuada de amancebamiento y. por tanto, de manera intermitente, ciertas personas alteraban la "paz pública" en la moralidad ciudadana. En la terminología de aquel tiempo se denominaban "comunicaciones ilícitas" o "entradas escandalosas", pues hacían referencia
54
a las que se producían en las casas y moradas de algunas de las "comunicadas" . Na todas las relaciones indebidas se producían par igual causa ni, par ella, merecían castiga semejante. En Ecija, las tres casas mencionados podrían dar origen a tres tipas de culpas diversas, parque distinta había sida la intencionalidad o el carácter de las comunicadas. En el primera de ellas, se trataba de "mujeres escandalosas" que, por haber contado can la amistad de ciertos principales de la ciudad, "vivían tan sin temor que les parecía que no podría llegar el casa. con la sombra de estos ciegas mozos, de suceder les la que les sucedió". y Antonia- y,
Ellas eran las hermanas Duarte -María
las mozas, daD Ignacio
Galindo y dan Juan de Guzmán. Fueran castigadas a recluirse en la casa de las recogidas, seguramente en el beaterio de Santa Isabel, en donde existían "cuartas separadas" para mujeres de "mala nota". El segundo casa se refería a la relación existente entre un seffor mayor -dan Antonia de Góngora- y una mujer de edad -doffa Teresa de Fuentes-, comunicación que perduraba desde hacía tiempo. No existía, entonces, peligro de trato "indebido" pues -referí a el
ví
s tador- "de presente se creía, par la í
anciano del dicha don Antonio, que no había comunicación actual". Preocupaba, sin embargo, el recuerdo de tiempos pasados y la nata que esta memoria causaba en la comunidad¡ no el hecho en sí, sino "el tener presente, a todas horas, aquel objeto de la culpa, lo que no podía ocasionar cosa buena, además del escándalo que daban". La falta consistía en impedir el olvido de la culpa, ya pasada. Que la mujer no pertenecía al grupa de "las escandalosas", lo prueba la enmienda utilizada: el ingreso en el convento de los Remedios, primera opción ofrecida a las "descarriadas".
Tan sólo en la desobediencia
de este
mandato se producía el uso de la casa de las recogidas, pero el reconocimiento social de "escandalosas" para las que ocupaban aquellos cuartos separados obligaba a muchas de ellas, más "frágiles" que merecedoras de aquel título, a solicitar la entrada en una comunidad religiosa. Y en Ecija, como
55
veremos, esta salida era aportada, casi en exclusividad, por el convento de Los Remedios. En su advocación ofrecía a estas mujeres el olvido del pasado. El tercero de los casos de "comunicación ilícita" vuelve a poner de manifiesto la relación. socialmente indebida, entre un hombre de buena familia con una moza soltera de condición más humilde. En esta ocasión, "de la dicha comunicación resultaba el estar prefiada la referida". No había lugar para el matrimonio, debido a las diferencias sociales mencionadas y a la resistencia del futuro padre; tampoco se planteaban correcciones más duras, como las de la cárcel o las recogidas, "por no haber sido esta mujer escandalosa". De nuevo, la tercera opción, la vía "de las frágiles y deecar-rí.adaa'":
el convento de los Remedios. Allí ingresaría esta
mujer. después de dar a luz, y una vez convenidas las entradas, dote y propinas que aportaría su antiguo "comunicado". Con ello termina la actuación del visitador, al "ofrecerse ella voluntariamente a entrar en religión, con lo que se remedia su cu lpa, sin hacerse notoria su fragilidad" 31. "Sin hacerse notorio". sin causar nota, sin escándalo. En todos los casos se observa que, una vez descartada la vía del matrimonio, la acción de la Iglesia y del brazo secular que le apoyaba se manifestaba principalmente en el castigo a la mujer. Así, en la historia de los amancebados que huyeron a Palma se mencionan los intentos de prisión para ella, pero no afiade el visitador qué remedios aplicaría contra él. En esta ocasión, sin embargo, la trayectoria escandalosa en la mujer parecía más fulminante, pues unos afias atrás había ocasionado bastante alboroto al "comunicarse ilícitamente" con uno de los curas de la comunidad. La pasión y el empeño del visitador se hallaban plenamente justificados. En las restantes historias, la acción de las autoridades encaminada a corregir se plasmaba en remedios dirigidos bacia la mujer¡ el convento o los cuartos separados enmendaban su culpa, mientras que en ningún caso
se esta-
blece
las hice
la pena del amante.
Las mismas palabras del visitador
_tI
causa", "se remedió con haberla entrado en un convento", "entrarán a la
31, Todos estos casos proceden de la visita pastoral realizada en 1697,
56
re-
ferida en un convento, monja, por cuya razón no pasé a prender a la susodicha"- prueban desde donde se consideraba que partía la causa del pecado. El castigo en los hombres se limitaba al pago de dotes y propi nas, a prescindir de aquella comunicación ilícita o, en algún caso, a "pasar por la vicaria". Y todos ellos, al decir del visitante, "se allanaron". Las historias normalmente terminaban. Así, salvo en el caso en el que los amancebados fuesen pertinaces y fugitivos y la justicia no pudiese actuar "con su brazo secular", su duración no pasaba de tres afias, los mismos que transcurrían entre una y otra visita pastoral. Cada tres afias, pues, algunas parej as regularizaban
su situación reconcil iándose con la Iglesia y
algunos mozos vol vian al buen caJD.ino.También, cada tres afias, habr an de í
abrirse los cuartos separados y las puertas de un convento. Fuera de estos sucesos considerados como escándalos públicos, las "culpas más notables" de la ciudad de Ecija referían una historia de galanteos de monjas, ya referida en otro lugar. Tan sólo una y, de nuevo, en el convento de los Remedios,
en donde -parece
ser- que la voluntad de 1ngresar
pa:ecia más forzada por la vida que en ninguna otra comunidad. Las enmiendas de la Iglesia, en esta ocasión, se basaron en el empleo y la persuasión de la palabra. El "devoto y galán de monjas" fue llamado por el arzobispo, de cuya charla procedió la rectificación. Comunicaciones, amancebamientos, pecados públicos
galanteos... éstos eran algunos de los
que persistí an en la comunidad seglar, calificados
como
escándalos más notables de la sociedad. Eran también los más graves, porque atentaban contra la moralidad pública. Al margen de ellos, en Ecija parecen repetirse los mandatos relativos a dos cuestiones: la observancia de las fiestas, no Sólo entre los trabajadores del campo y arrieros sino también entre los tendercs de la ciudad, y la conmunicación entre "los capitulados para casarse". No se trataba, entonces, de un trato escandaloso, pues estas entradas en las CásaS de las novias contaban con la presencia familiar, pero aún así no de~ían proliferar. En ocasiones los visitadores mencionan haber administrado el sacramento del Matrimonio entre muchos "capitulados" al tiempo de la visita pastoral¡ eran ceremonias que ellos mismos
instigaban,
sobre todo entre las parejas que se
57
demoraban en exceso, tanto más en Ecija donde, según el visitador, los genios eran "poco prudentes y algo licenciosos". Además de estos pecados y faltas, existían ciertos abusos de tono menor, bastante extendidos en la Ecija de fin de siglo y relacionados con costumbres y comportamientos en el interior de los templos públicos. Los visitadores escribían: "que de ningún modo se consientan". Se referían, en primer lugar, a excesos de ostentación de ciertos grupos sociales -"algunos
caballeros de esta ciudad"- y al uso de privilegios,
no reconocidos, durante
la celebración de los divinos oficios o en las
fiestas solemnes de la Iglesia¡ así, disponían cerca del altar asientos para los hombres y alfombras y tapetes para las mujeres. Esta "relajación en orden a los asientos", según palabras del visitador, se hallaba extendida en las parroquias de Santa Cruz y San Gil, curiosamente en collaciones donde no existía entonces, según los padrones, nobleza principal¡ por ello
mismo no poseían títulos legítimos. En 1699, el
cardenal Palafox volvía a encontrar aquel exceso y su colocación "en parte sospechosa, junto a los asientos de las mujeres". Más grave parecía ser la falta de "compostura" de los feligreses en la celebración de la Misa los domingos y días festivos. Otros abusos se referían a cuestiones de entradas en los templos; pero ello solía ocasionarse más por la configuración de las iglesisas que por otras intencionalidades. Así, menciona, en Santa Bárbara, el visitador de aquel afio: "Hallo un abuso en esta iglesia y es que por una puerta de la sacristía que cae al patio de los naranjos se entraban las mujeres por ella para ir a la iglesia y todo el día, cuando había alguna fiesta, no paraban de entrar y salir mujeres, pasando por medio de los eclesiásticos que estaban en la sacristía¡ esto me pareció muy indecente¡ luego que lo vi, corregilo y prohibilo". "Luego que lo vi I prohibilo ..... ¡ de este modo, la Iglesia solucionaba los desvíos y los abusos ... los vicios de la comunidad.
58
RECAPITULACIO.
FI.AL
A través de estas páginas he intentado presentar los aspectos que, en la sociedad de los Ti~mpos Modernos, y en la comunidad astigitana, merecían del cuidado y el control de la Iglesia secular. En ellos entraban todas aquellas materias relacionadas con la práctica-u
omisión- de la fe católica
y el trabajo de sus ministros. Pero la pertenencia a la Iglesia era el rasgo esencial de aquella sociedad. Ella definía sus vidas y habría de regir sus comportamientos. Recibía los bienes que sus fieles, voluntaria o forzosamente, le entregaban, pero a cambio ofrecía sus servicios religiosos y mantenía con su trabajo a un sector -los eclesiásticos- no precisamente escaso entre su vecindad. Y en su tarea de "curar", asistía doblemente: en el cuidado de las almas y en la atención y recogida de sus cuerpos en los centros hospitalarios pues, también, de ella dependían. Controlaba la vida de los hombres sobre todo en sus últimas fronteras; en la enfermedad -médicos
u hospitales- y en la disposición del alma en su
despedida, para volverla a servir, producida la muerte, con sus oficios y memorias. Más que nunca, entonces, se fundían en su labor la vigilancia y el servicio. Su presencia se visualizaba en todo tiempo y lugar, aun sin necesidad de traspasar los portones de los templos; en las torres de las iglesias y conventos, en los hábitos -cuando este precepto se cumplía- de los eclesiásticos, en los vía crucis y rosarios callejeros, en las procesiones, en las salidas del Viático a los enfermos anunciadas por los toques de campanas, en los funerales y en los entierros. Se sentía en el incienso y en la cera y en los aromas de juncia y romero de las fiestas principales. Se prolongaba allí donde no parecía manifestarse su presencia: en las tierras que rentaban diezmos y primicias y en los campos que pertenecían a capellanías y patronatos. En los ancianos, caminantes, vagabundos y mendigos que pernoctarían en sus casas hospitalarias y, más allá de la ciudad, en las ermitas. Su presencia se alargaba en las palabras del maestro y la partera y
en
59
los trabajas del roédico¡ en las citas que luego serían escandalosas que no se produjeron¡
en el ánimo y en las voluntades.
Porque la Iglesia era la Sociedad.
60
y en las
MENTALIDAD
Y VIDA
REFLEJADAS
DE EN
LA LAS
ECIJA
DEL
SIGLO
XVII
PREDICACIONES
MIGUEL ANGEL NU~EZ BELTRAN
l. llTRODUCCIOI En un manual de predicación,
utilizado hasta hace poco tiempo en los
seminarios, se escribe: "Toda la predicación debe ser persuasiva. La predicación no es una mera instrucción. Al mismo tiempo que se ensefta, se ha de inducir, con más o menos ahínco, según el género de predicación, a la práctica de la vida cristiana ... La predicación, por lo tanto, no ha de ser nunca una mera instrucción teórica, sin eficacia en el sentimiento y en la voluntad"l•
Has sirve esta cita, explicativa y justificativa
a la vez, para
comenzar esta exposición basada fundamentalmente en la importancia que tiene la predicación
para conocer la sociedad del siglo XVII. Una sociedad en la
que no existe
una diferenciació'n clara entre lo civil y lo eclesiástico,
entre lo espiritual y lo temporal y en la que la religión abarca todos los aspectos de la vida2• "El templo era el hogar colectivo donde sublimar el sacrificio de la vida cotidiana, distraer el ocio y hallar consuelo en las aflicciones.
Además, el púlpito era la escuela gratuita del pueblo llano,
que no conocía más horizonte cultural que el constituí do por las verdades religiosas. La importancia de la predicación en el pasado espaftol es de tal magnitud que sin ella no se puede entender nuestra historia"3•
Se
nos
hará
1, J, Rey C¡brera, 'lerbul Dei. Ifanual técnito-prtctico de f'redicaci6n, Ed, 'Sal Terrae', Santander, 1952, 4! ed, au.entada, p. 31, 2, Vid, A, OOlínguez Ortiz, Historia de sevill«, Ld serill« del siglo JVlI, Ed, Universidad de Sevilla, 1984, 2! ed" pp, 215-216, 3, F, Aguilar Pinal, Hislorid de seriit«, Siglo JI/fll, Ed, Universidad de Sevilla, 1982, 2! ed, auaentada y corregida, p, 306,
61
necesario, por ende, desempolvar los viejos sermones editados para conocer y comprender mejor el estilo de vida de una sociedad que no tiene otra óptica que la religiosa
siendo
la religión,
y quienes
la sustentaban,
maestros
intelectuales y directores morales del comportamiento del pueblo. La presente comunicación, en el ámbito de este 1 Congreso sobre Historia de ECija, intenta ser una pequeaa muestra de la aludida importancia de los sermones para la historia espaaola y una llamada a un estudio en profundidad, no existente, sobre los predicados y publicados en este siglo en la provincia de Sevilla. Vamos a analizar seis sermones pero no en su totalidad sino sólo en los aspectos que llevan consigo alguna implicaci6n en la :mentalidad y en la vida de Ecija. Puede parecer una presuntuosidad el titulo de este trabajo debido al corto número de sermones (ignoramos los que en este siglo fueron publicados de los predicados en Ecija) que hemos estudiado. Tal atisbo de presuntuosidad desaparece s1, como hemos reseffado, no deja de ser una muestra de la importancia qu~ tienen las predicaciones en el estudio histórico. Los sermones analizados son de temática diversa. Dos dedicados a la Inmaculada Concepción
de Xaria, indicadores
de la devoción
mariana y de la
explosión concepcionista del siglo XVII presente también en Ecija. Otros dos son sermones
fúnebres, ambos predicados con ocasión de las honras de dos
personajes fallecidos sobresalientes de la época: uno politico, el rey Felipe III¡ otro religioso, el joven cardenal Enrique de Guzmán. Los dos sermones nos anuncian la referencia continua a la muerte que tiene la vida de la sociedad de este tiempo. Otro sermón con ocasión de una fiesta en desagravio del Santísimo
Sacramento,
otra de las devociones
predilectas
de la Bspaña
del siglo XVII. El último sermón, con motivo de la festividad de San. Ignacio de Loyola, de peculiar devoción
en Ecija debido a la vinculación
que con
ella tenía la Compafiía de Jesús. Respecto a los predicadores, todos tienen una relación directa con esta ciudad. Dos son sacerdotes seculares y naturales de Ecija: Francisco Núffez Navarro
(en este momento Vicario y Juez eclesiástico
de la ciudad) y Fran-
cisco Ximénez de Santiago. Otros dos son jesuítas: Miguel de las Navas, catedrático del Colegio de la Compafiía de Jesús de ECija, y Francisco de Soto.
62
El quinto predicador es el dominico Alonso de Guzmán, prior a la sazón del convento que los dominicos tenían en la ciudad. Referimos, a continuación, los sermones que han sido tema de estudi04: 1. "Sermon de la Purissima Concepcion de la Virgen Maria Seí'ioraN. predicado
por el Doctor Francisco Nufiez Navarro, Catedratico de Theologia de S. Buenaventura, en propiedad en la insigne Universidad de Ossuna, y hijo de la Ciudad de Ecija. En dos dias del mes de Iulio. de 1615. en el Octavario de Fiestas que se celebró en la Iglesia Parochial de Santa Maria, de la misma Ciudad de Ecija. Dirigido al Ilustrissimo, y Reverendissimo Sefior Don Pedro de Castro y Quifiones Ar~obispo de Sevilla, del Consejo de su Magestad. Con licencia. En Sevillaj Por Gabriel Ramos Vejarano, En la Calle de Genova; Afio de 1615." 2. "Sermon de la Inmaculada Concepcion
de la Virgen Maria Nuestra Señora.
Predicado por el Licenciado Francisco Ximenez de Santiago natural de Ecija, en una insigne fiesta votiva que en la Iglesia Parochial de Santa Maria, de la misma ciudad se hizo Domingo 21. de Iulio de 1619. deste Ministerio. Dirigido al Licenciado Don Gon~alo de Campo Arcediano de Niebla, Canonigo de la Santa Iglesia de Sevilla, Provisor y Vicario general de su Arcobt spedo. fundador del Colegio de la Concepcion de la misma ciudad. Con 1icencia en Sevilla por Francisco de Lyra. Año 1619." 4. "Sermon, que predico el Maestro Fr. Alonso de Guzman, Prior del Convento de San Pablo y Santo Domingo de Ecija, en las Honras, que la dicha Ciudad hizo a nuestro Señor el Serenissimo y Catolico Rey Don Philippe Tercero, que estA en el Cielo. A diez de Mayo deste Afiode 1621. Dedicado a Don Fernando de Villa Señor, del Consejo de Su Magestad, y su Oydor en el Real de Indias. Afio 1621. Con licencia, en Cordova. Por Salvador de Cea Tesa."
4. Dada la alplllud del título de cada serl6n, para cllar valos a lener presente el n~.ero asignado en esta referencia seguldo directa.ente de la página o folio del 11SIO, Por eJelplo, $,1,24 correspondería al Serlón enunc iade con el nallero1 rSerl6n de la Purissifla toncept ion de Id Virgen Ifdfia SeHora N, predi(ado por el Do(tor Franc/sco NuHez Navarro",J, perteneclendo la cita al follO 24,
63
5. "Sermon del Santissimo Sacramento. En la famosa fiesta de sus desagravios. Que celebró el insigne Clero, y Hermandad de la Ciudad de Ecija, en la Iglesia de Sancta Cruz su Matriz. Predicado por el Doctor Francisco Nufiez Navarro, bija de la mesma Ciudad, Vicario y juez Ecclesiastico
en ella.
Cathedratico en propiedad de la Cathedra Theologa de San buenaventura en la Universidad
de Ossuna.
A Don Fabrique Portocarrero,
Manrique, Corda va, y
Montemayor, Cavallero de el Habito de Santiago. y en consuelo y edificacion de todos los fieles. Con Licencia, Impreso en Ecija, por Luis Estupifian, en la calle de la Cinteria. Afiode 1635." 6. "Sermon del Patriarca San Ignacio de Loyola, Que predico en la Iglesia de la Compaffia de Jesus de la Ciudad de Ezija, dia treinta y uno de Julio deste afiode 1677. El M.R.P. Miguel de las Navas, de la Compaffia de iesus, Catbedratico de Prima deste Colegio. Ciudad, concurriendo
Haze la fiesta, y assiste la Nobil issima
las Religiones.
Dale a la estampa el Lic. Francisco
Diaz de Burgos, Cura Decano, y Beneficiado de la Iglesia Parroquial de Santa Barbara,
de
dicha
Ciudad.
Con
licencia.
Impresso
en
Sevilla
por Juan
Cabec:;as.
11. LA VIDA BI COITlIUA REFEREICIA A LA JlUERTE Dos polos animan la ideología, o mejor la filosofía de vivir, en la sociedad de este tiempo: la vida y la muerte. Ambos como un existencialismo negativo en el que la vida, para ser auténtica, queda enclavada en un dinamismo que conduce inexorablemente a la muerte y ésta no es sino el recuerdo galvanizador
que,
funestamente,
tiene como
misión despertar
la vida del
hombre en este mundo, preparación para la muerte. Comprenderemos
así las
palabras de Alonso de Guzmán en el sermón fúnebre en las honras del rey Felipe 111: "A Ecija patria mia, y con cuanta razon te puedo llamar la Ciudad de los sueffos, por los muchos que en ti duermen, olvidados de su fin y postrimerias: donde unos se suefian desfavorecidos de la fortuna, llenos de merecimientos sin premio: otros nobles, ricos, macros, fuertes incontrastables y todos poderosos ... Que aprecyas y desseays los bienes de esta vida,
64
como si fuerades inIOOrtales. Pues dessengafiese todo hombre... Que no somos sino un sueño sin consistencia.
No passemos christianos en sueflos nuestra
vida. liS Pero pasemos ahora a analizar el sentido de los dos polos que animan la ideología predominante. Antes conviene observar el concepto mismo de hombre, la naturaleza humana llena de "tempestades y borrascas de apetitos encontrados, cier~os, y huracanes de pecado original"6. Bada, pues, más negativo que la concepción de la naturaleza humana, llena desde el principio, de tensiones que impiden la propia felicidad,
o mejor, que le hacen al hombre ya
renunciar a la felicidad de este mundo mortal porque se contrapone a la del otro mundo, el t nmor-te l.". Es fácil comprender de este modo, la actitud de tensión de la vida del hombre esperando lo irreparable y viviendo en este mundo como si en él no viviese. Al contrario, tratando de esfumarse de su trama y realidad. "Separar lo precioso de lo vil; esto es su alma (su vida) de todo lo terreno"8, La vida, pues, sólo es vanidad debido a su suefio y brevedad. Sólo los locos y soberbios se atreven a valolarla por sí mismaS. Unida a esta negativa actitud ante la vida, está concebida la idea del mundo como
11
theatro de
mortales tragedias ... Los personajes de esta inevitable, y lastimosa tragedia, somos todos los presentes; el author, la muerte; el theatro, el lecho; los vestidos, dolores, angustias, y temores; los que miran, Dios, Angeles, Sanctas, y Demonios, .. Donde avemos de recitar uno de dos papeles, o de un justo, que se salva, o de un pecador que se condena"10• pasividad la virtud a desarrollar muy determinada,
No es, por ello, la
en este mundo (theatro) sino una misión
el empleo divino que cada uno tiene encomendado y con la
finalidad, como anteriormente
se ha dicho, de desasirse de este mundo para
alcanzar el mundo de Dios11•
5. $.3,12 6. $.2,11
7. Yld. 5 ••,2-4. 8. 5.6,10. El paréntesls (su vlda) es del autor del presente trabajO 9. Vid, 5 .• ,3-5.
10. 5.4,1-2.
65
Son diversas apostólico.
las funciones
instruir,
regir,
(misiones> que hay en esta vida: empleo
etc. aunque
"passare a ser espíritu en sus propiedades"
todas ellas tengan 12
por término
porque se ha de ser consciente
de que Dios es "mi Rey, y mi Seí'ior¡y yo soi un humilde gusano"
13.
En defi-
nitiva, Dios es quien gobierna el mundo y la vida entera del hombre. Es una existencia teocéntrica la que pulula en todo este engranaje ideológico. Llevar a feliz término cada cual su misión, ocupa toda la existencia humana y todos sus esfuerzos. Ha será tarea fácil porque cuenta con enemigos. pudiéndose éstos resumir en los "riesgos del mundo" y el Demonio. Obligación del hombre es derrotarlos. Para lo cual cuenta con unas determinadas armas: Dios, la oración y el retiro. la penitencia corporal y la misma muerte'4. La vida está abocada a la muerte que es la "llave de una eternidad, y la importancia de su memoria depende de saber a que mano avemos de torcer aquesta llave¡ porque si la torcemos a la siniestra, abrimos con ella una eternidad de infierno. de pena. y de condenación¡ eternidad de cielo, de gloria y bienaventuranza"
y si a la derecha, una
16.
Siendo la muerte paso
tan importante. el aprender a morir se convierte en el mayor "negocio" del hombre. Para ello nada mejor que tener los ojos puestos continuamente en la contemplación de la muerte que es el punto donde todos los humanos, sea cual sea su oficio, se igualan. porque a todos llega. De ahl que se califique de "cruel, indomita, aspera, villana. insufrible. inhumana, traidora, hija de padres traidores"
16.
pues. mandada por Dios, no respeta a nadie y supone el
fin de todos los placeres y bienvivir de este mundo'7.
11. Cf. ", .. dichosos los que viven alortaxados, y lIuer~os al aundo , y sus vanidades, y después aueren en Oios" (5.4,6); "Tour ahora de lel~ria el papel del Christiano prevenido, y sancto, y no el de olvidado del cielo" (S.4,2). 12. 5.4,2. 13. S.3,18. U. Cf. ". .. pero aligo verdadero, es Christo crucificado, el cual no desalpara a los suyos, y poniendose a su lado los libra y corona" (5.4,12); "Antes cuando se retiro A essa cueva, te~la los riesgos del lundo: ya ha llegado en essos retiros, por essas asperezas, y luzes divinas A tanta elevacion y seguridad, que no tiene que temer' (5.6,4); "AqUl sueltas las riendas al rigor, y penitencia rasga con azeros su cuerpo" (5,6,4)' 'Con las arias del polvo, de la tierra y ceniza, en que se aVla de convertir" (5,3,33). IS. 5.3 S, 16. 5.3,17.
66
Dos caminos posibles existen tras la muerte. "Cada uno ha de salir de aqueste mundo, como huviere andado en el"l8. El primero lo siguen los justos para quienes la muerte no es dolor y tristeza, aunque sea a temprana edad, sino todo lo contrario, alegría y dicha por la esperanza que en ella han depositado, llenándose en esta vida de virtudes y méritos. El segundo lo siguen
los pecadores,
condenación
que mueren
llenos de maldades
y con la tristeza
de
et er-na'". Para evitar ésta la muerta ajena sirve de remedio a
todos los vivientes. "Alli ay remedio para los ricos y poderosos del mundo, que engafiosamente piensan que para aquella hora aprovecha algo la hazienda. .. Alli ay remedio para los ambiciosos de la tierra, que solo por mas valor sirve de rodillas y adora a sus superiores. .. Alli ay remedio para la hermosura, y gentileza mal empleada... Alli ay remedio para los que no perdonan. .. Alli ay remedio para los Maestros, y Doctores de las Escuelas, para los predicadores, y los Doctores de las Iglesias ... Alli también ay remdio para los Reyes, Principes, y Monarchas de la tierra, para las Coronas, y Cetros, para las Mytras. para los Capelos, para las Tyaras ... la muerte inexorable marchita toda aquesta hermosura, allana por tierra aquesas torres excelsas como si fueran de viento, desgaja aquesas fuertes enzinas, da a fondo con esas naves de alto bordo, tala, y corta por entre las tierras aquesos cedros levantados desde el suelo hasta el cielo. Allí finalmente ay remedio para todos los hijos de Adam, que reponen sus esperanzas en los bienes, y contentos deste mundo desengafiandoles":Zo. La memoria de la muerte aporta un estremecimiento continuo, un cambio de actitud ante la brevedad y vanidad de la vida pensando en la desgracia posible en el Más-Allá. La muerte, como remedio y más como temor, obra en la existencia humana la gran labor de transformar los contravalores en auténticos valores, dignos a los
ojos de Dios y
meritorios para la vida de felicidad del cielo.
17. Vid. S 3 5-9; S.4,12. 18. 5.3,34. 19.5.3,3-4.15; 5.4,11, 2~, S. 3, 10-11.
67
III.
VALORES Y COITRAVALORES EH UWA SOCIEDAD REGEJITADAPOR LA RELIGIOJ'
Quedó dicho anteriormente que sólo hay una manera ejemplar y digna de vivir en este mundo y granjearse mérito ante Dios: el ejercicio de las virtudes. La virtud más elogiada es la caridad. Esta virtud aparece en la sociedad astigitana del siglo XVII como "bien estragada en todos"21. Es la virtud que debe florecer y resplandecer en la Iglesia. No es algo abstracto sino concretizado
en
el
vivir
diario
de
servicio
y
consuelo
a
enfermos
y
desvalidos, gran ejemplo de ello son los santos22. Esta virtud, llevada a su más alto grado "no atiende a si, no busca nada para el sugeto propio"23 sino que es entrega a los demás. Unida a la caridad y complementándose
mutuaEente está la justicia, que
se presenta como obligación en este mundo para que no venga sobre todos la ira y justicia de Dios. Quienes principalmente
han de ejercer la justicia
son los que detentan el gobierno que nunca deben permitir que paguen "justos por pecadores" 24. Enfasis especial merece en los predicadores la virtud de la cast idad. Es la lucha contra la carne una obsesión continua de un pueblo reprimido. El Demonio, el mundo y la carne son los clásicos enemigos del alma, siendo la carne la concretización más visible de este tiple peligro. El goce y los deleites que la carne produce son vanos y entorpecedores en el camino hacia la consecución de la felicidad eterna2S. Una gran serie de virtudes y valores son mencionados
a lo largo de
todos estos sermones. Además de las citadas se subrayan la fe, la esperanza, el respeto a los mayores, la cortesía, lealtad a Dios y a la Iglesia,
fide-
21, S ,1,4, 22, Cf, "Solia Ignacio ir 105 sabados a servir
y consolar los enteraos del Hospital de Santa Luzia" "El que sera en el Cielo, la liberalidad, y franqueza que tenia con los pobres layor que la posibilidad de sus tesoros y compasiones de sus penas" (5,4,13), (5,6,1);
23, 5,6,11. 24, 5,5,12, 25, Cf, ",,,
por donde en el Silencio de la noche iva un aancebo a lograr torpes deleytes· (5.6,12); la lIuger lasciva y desonesta luerta a lo espiritual en sus deleytes y passatieapcs , los adora y reverencia" (5,6,8>,
68
lidad, prudencia, sagacidad de ingenio, etc. Todos los cuales se recomiendan guardarse "para dar cuenta a Dios, porque si no está bien acicalada y limpia (el alma) antes que se rebuelva le daran un golpe del qual muera eternamente"26. Nótese cómo es una exhortación con una finalidad atemorizante y negativa: evitar el castigo divino. Estas virtudes no se presentan como algo fácil de guardar. Sin embargo "
dame animo el saber que nada es imposible a la gracia, que esta la po-
demos elcancar- de la Madre della" (María)27. Así pues, la gracia de Dios y la intercesión de los santos (en especial de María) son una ayuda imprescindible para adquirir los dones divinos y las virtudes cristianas. Frente a este campo de valores, se encuentra otro de contravalores y pecados en que está inserta la sociedad. Soberbia, ira, vanidad, codicia, envidia, avaricia, gula, pasión sensual, etc. son pecados que impiden la espiritualidad del hombre. Todos estos hay que evitarlos por el bien personal y comunitario, para hacer desaparecer el castigo divino sobre todos28.
IV. ROL DE LOS ESTAJlEI1'OS SOCIALES
En todo este engranaje ideológico y moral son, consciente y enganosamente, ensalzadas las figuras que detentan los poderes políticos y religiosos en contraposición al pueblo.
No se reprocha a los poderosos. Por el hecho de detentar un privilegio social, econóEico, político o religioso, se presentan como baluartes de las virtudes y llenos de Las bendiciones de Dios. Se manipula con descaro su vida convirtiendo su comportamiento
en una conducta "virtuosa y modélica".
Los sermones manifiestan un espejismo de virtudes cristianas de las clases dirigentes. El rey29 de Espana aparece como columna de la Iglesia. Su misión primordial será la conducción de la nación por los caminos de la religión cató-
26. 27. 28. 29.
S.4,7. El parénlesis es del autor del trabajo. S.2,5. Vid. 5.5,18-19. Los aspectos relativos al rey están tOlados del Serl6n 3.
69
lica. Se sobreentiende que es un dechado de virtudes y que su única voluntad es el buen gobierno del pueblo y la recta administración de la justicia. Estas son sus únicas preocupaciones. de virtudes.
Se presenta, pues, como modelo e imagen
Humildad y mansedumbre,
templanza y castidad; cari tati va con
los necesitados, socorredor de iglesias y monasterios, lleno de fe y amor a Dios, etc., son, entre otras, sus cualidades. La exposición de éstas no es una mera enumeración sino que se pretende llamar la atención al pueblo para que copie en este modelo y sea fiel a quien posee un espíritu tan noble y a quien tanto debe30• Se afirma para sublimar aún más la figura del rey como modelo que Felipe 111 no cometió en toda su vida un solo pecado morta131• Los mismos calificativos,
aunque en grado roenor, son referidos a los
nobles que son también un espejo en el que debe mirarse el puebl032• Es, empero, el estamento eclesiástico al que se le encomienda la misión de dirigir por buen camino al pueblo. Son los encargados de transmitir la ideología que será la base del comportamiento
y aceptación social de lo es-
tablecido. Juegan un papel imprescindible. Este estamento es el representante de la Iglesia cuya doctrina transmiten. He aquí la necesidad de que su vida se ajuste a las virtudes cristianas porque el sacerdocio, núcleo de este estamento, no es algo humano sino un don con el que Dios honra a pocos. De ahí su dignidad e importancia, el ser instrumentos de Dios para la Iglesia33• De acuerdo a esto es necesario también marginar los aspectos negativos y sublimar los positivos, e incluso inventarlos si no existen, para mantener su prestigio y. más importante, para que sirvan de modelo intachable al pueblo, a quien orientan. La dignidad de que goza este estamento le compromete, pues, a ser reflej o de la soci edad que la ideologí a predominante quiere formar. Ellos. en su doble condición de representantes de Dios y súbditos del rey son modelo de vida y fe cristiana y lealtad y fidelidad al rey, a quien también sirven.
30. Cf 'No qUlslera parecer descortes con el Rey a quien tanto devo' (5,1,13>. 31. Yid. 5.3,29. 32. Cf •... un ynger~o de Haro y de 6uzlan noblllsslmas fa.ilias de nuestra Espafta,flores la·avillosas de la IgleSia Sancta de ROla, rosas y liriOS de nuestra Patria que llenaron de fragancla el .u~do y de esperan~as a las gentes•..• (5.4,9>. 33. Yld. 5.2,4 5.3,36' 5.S,4 y 19.
70
Citamos a continuación das párrafos en que aparecen primera las nobles y después las eclesiásticas cama ejemplo de vida: "Pero veis aqui pueblo Christiano en aqueste illustre Cabildo la figurado. Veys aqui una viva imagen de fieles vassallos amadores de su Rey, zelosos de su honra, que aviendolo perdido otras muchas ciudades del Reyno, su seftoria siempre ha conservado indemne, e intacto el glorioso, y honroso titulo de leal". "Religioso Clero, Sanctas y observantes Religiones que con la luz de vuestra doctrina, y con el exemplo de vuestras buenas obras, como antorchas puras, claras y resplandecientes puestas sobre el candelera de la Iglesia alumbrays y encaminays a los que ciegos y errados precipitadamente se van despreciando
par el camina de la maldad y la perdí-
ción"34. Como los textos indican, han de ser modelos y ejemplos de las valores terrenales y cristianos, aunque de distinta forma. Los nobles principalmente de los primeros
(v.gr. la lealtad al rey) y los eclesiásticos los segundas
(doctrina eclesiástica). Hay que repetir que ambos estamentos son presentados como modelos de todas las actitudes de la vida, aunque prevalezca alguna de ellas. Es fácil deducir
el papel que, en este mecanismo
ideológico, se le
atribuye al pueblo. Su función de laboriosa vasallo está unida a la fidelidad a los gobernantes, políticos y religiosas, de quienes tiene que copiar en su comportamiento
pues se les ofrecen cama modelas de vida en su doble
aspecto de hijas de la Iglesia y servidores de un reino. Sólo así recibirá la bendición de Dios3s.
3¿. S.3,36. 35. Cf. 'Seays Benditos de la lano de Oios: pues ~an Ilsericordiosos aveys andado con vuestro Seno, y Rey. Y pues todos lo avelos sido con nuestro Rey difunclo; razon es lo sealos ta.bien con nuestro Rey vivo' (S 3,37); 'Estos son los fieles hiJOS de la IgleSIa ROlana ..." (5.5,6).
71
V. COI'CLUSIOI'ES
Terminamos este trabajo con algunas deducciones que, pese a su brevedad, podemos sacar del análisis de los seis sermones estudiados. 1. Este mundo aparece como
"valle de lágrimas" en el cual el hombre está
condenado a vivir mas no a gozar. Se vislumbra un sentimiento trágico de la vida. 2. La vida sólo encuentra explicación enclavada en su fin, la muerte. Y ésta como paso a otra vida de eternidad en la cual se gozará o se penará de acuerdo al comportamiento en este mundo. La vida se convierte en mera preparación para la muerte. 3. La muerte, fin de esta vida y paso a la otra, actúa con su presencia como remedio para evitar todo comportamiento negativo. 4. El hombre es un ser, desde su nacimiento, en tensión continua. 5. La presencia de Dios en el mundo convierte la vida en un existencialismo teocéntrico . .6. El Demonio, presente también en la vida, se disputa con Dios el alma. Cada cual utiliza sus armas para conseguirla. 7. Las virtudes más elogiadas son la caridad y la castidad. 8. Los poderosos,
tanto del ámbito religioso como político, son descarada-
mente presentados al pueblo como modelos de una vida "virtuosa". Es una de las razones de la espiritualidad hipócrita fomentada por la predicación. 9. Existe una conjunción, responsabilidad
derivada de la concepción de la religión, entre
individual y culpabilidad y castigo colectivo. Dios aparece
como padre pero también como vengador de los pecados de la población. 10. El fin último de la predicación es marcar pautas para la tan señalada "reformación de costumbres" En estas conclusiones
36.
podemos resumir la mentalidad y el estilo de vi-
da, que aquella lleva consigo, de la sociedad según manifiestan las predicaciones en Ecija del siglo XVII.
35, S.3 38,
72
LA
GUERRA
DE
SUCESION
EN
ECIJA
JaSE CALVO POYATa
El 3 de octubre del a~o 1700 en el cabildo municipal ecijano se tomaba un acuerdo que por aquellas fechas era moneda común en todas partes: efectuar una serie de rogativas públicas por la salud del epígono de los austrias espafloles, Carlos
1I, a quien el pueblo llamaba el Hechizado.
Para
tratar de remediar lo irremediable las autoridades astigitanas decidían que las preces se hiciesen a Ntra. Sra. del Valle y a Ntra. Sra. de la Soledad, a Santa Teresa -la santa hispana por excelencia- y,
cómo no, a San Pablo,
patrón de la ciudad. Sin embargo, poca convicción debía haber a estas alturas en los remedios que se invocaban para mejorar la salud del agonizante monarca¡ por el contrario, la atención se concentraba, al menos entre las autoridades y grupos de poder, en el testamento real por las implicaciones que
el
mismo
podía
tener.
Según
quien
fuese
designado
heredero
podía
significar la guerra o la paz, aunque para los más avispados todo apuntaba, al haberse entrado en una especie de callejón sin salida, a que las armas acabarían
tomando
la
palabra
antes
o
después
como
consecuencia
de
la
cuestion sucesoria espa~ola'. La muerte del último austria español se producía el último año del siglo XVII y por su voluntad testamentaria se nominaba al trono español a Felipe, prlncipe de Anjou, nieto del poderoso Luis XIV de Francia. Un día después de conocido el testamento del rey difunto, fray Manuel Arias, arzobispo de Sevilla y presidente del Consejo de Castilla, eecr-í bi a a Ecija dando a conocer las cláusulas del mismo, la carta se veía en el cabildo municipal celebrado el 7 de aquel mes2•
l. No vamos a entrar aqul en el problela sucesorio que planteaba la descendencia de Carlos :1; sobre esta cuestl6n pueden verse los datos necesarios en cualqUier .anual que haga alUSión al perIodo.
73
La decisión de los capitulares fue que se celebrasen una serie de misas en las parroquias y conventos por el alma de Carlos 11 y declarar luto oficial con la prohibición al vecindario de todo tipo de bailes y regocijos, tanto dentro como fuera de sus casas. El luto, según se contenla en el pregón público que para tal efecto se dió, consistía en ponerse "los hombres c~pas largas y f~ldas caídas basta los pies, que an de durar en esta forma hasta el día de las honras y las mujeres monjíles de baieta con tocas y mantos delgados que no sean de seda, 10 qual tanbíen a de dur~r basta el dia de las honrras y despues se pondran el alivio de luto correspondiente"
3.
A los
vasallos no se les exigiría, pues bastaba con el de sus dueffos. Así mismo, se acordó "para mantener la tranquilidad" que ocho regidores y cuatro jurados asistiesen al corregidor en este menester. Dicho acuerdo no debe hacernos pensar en posibles focos de inquietud por parte de teóricos grupos de austracistas4• La fecha es muy temprana para prevenir tales situaciones y, además, a lo largo de toda la contienda Ecija no manifestó ningún tipo de agitación en pro del archiduque. Si éste tuvo partidarios, no lo manifestaron de forma pública. Mas bien las medidas tomadas para mantener el
.
orden parecen destinadas al cumplimiento de las indicaciones dadas para el luto decretado. Las honras fúnebres se celebraron el día 226 y en ellas predicó el carmelita descalzo fray Fernando de San Antonio. Antes de que finalizase noviembre se recibió una nueva misiva del presidente del Consejo de Castilla comunicando la aceptación de la corona por Felipe V6; ante esta noticia el cabildo acordó que el día de San Andrés se efectuase la proclamación del nuevo monarca. Con toda solemnidad propia de las grandes ciudades de la monarquía hispánica, entre las que Ecija se encontraba por su importancia histórica y volumen poblacional,
el 30 de noviembre se levantaba el pendón real por el
primer Barbón espaftol, con lo que quedaba establecido un vínculo de
lealtad
2. ArchiVO HunlCipal de EciJa (en adelante A.H, de Ec iia), Actas Capitulares del ano 1700, cabildo del 7 de novielbre, 3, Ioide», 4, Partidarios del Archiduque desconlentos con el testa.ento de Carlos 11, 5. A.H. de EciJa, Actas Capitulares del ano 1700, cabildo del 8 de novle.bre, 6. lb/de., cabildo del 28 de novlelbre.
74
entre los astigitanos
y el nuevo nonarca". De esta manera se producía el
paso de la monarquía austriaca a la borbónica en Ecija. Ya en 1701 se tuvo noticia en la ciudad de la entrada de Felipe V, por [rún, en territorio peninsular, lo que fue motivo de regocijos oficiales con las manifestaciones
habituales de estos casos: alguna celebración
religiosa
y la puesta de luminarias por parte de los vecinos. Con la llegada del nuevo rey a la corte, el ayuntamiento
se planteó la posibilidad de enviar un re-
presentante a besar su mano: dicha circunstancia en contacto
con una situación
nos ha permitido ponernos
que, por estas fechas y desde hacía mucho
tiempo, era una triste realidad en la prác~ica totalidad de los ayuntandentos: la ruina de la hacienda municipal. Antes de tomar una decisión al respecto se acordó comprobar
el estado de los fondos ante los gastos que el
viaje suponías. Hasta finales de marzo no se resolvió nada, entonces se optó por el envio de un representante,
recayendo la designación en el regidor don
Juan José Fernández de Hinestrosa. La misma se consideraba un notable beneficio para el individuo que la recibía por lo que, a propuesta del marqués de Pefiaflor, uno de los más influyentes
miembros del ayuntamiento
fecha, se votó sólo sobre los regidores castigar
las ausencias
presentesj
ésta era una forma de
a las sesiones del cabildo, circunstancia
cuente entre los capitulares
por esta
muy fre-
al menos en estos a~os de comienzos del siglo
XVIU. Antes de finalizar este año inicial del reinado que comenzaba, llegó a Ecija una petición que. en nombre del rey, firmaba don Antonio de Ub111a, secretario
del Despacho
Universal,
pidiendo
caballos
para la remonta del
ejército. Comenzaba así el largo rosario de peticiones que iban a tener lugar durante mas de una década con motivo del desarrollo de la llamada Guerra de Sucesión espafiola. Ante esta solicitud
los capitulares
respondieron
con
una generosidad poco común y, tal vez, explicable por tratarse de la primera
7, En el Acta Capltular correspondiente al 30 de nOVlelbre está recogido el testllonlo COMpleto de la proclamacl6n real de Fellpe V COlO lonarca, en EClJa, El acto consistl6 en el levantallento del pend6n real por el alf~rez layar de la CIudad, Marqués de Peftaflor. y la publicación de la fórlula proclautoria; la DlSla se hiZO desde las casas del ayuntalien\o y las torres de las puertas de Palla, del Puente y Cerrada, 8, A,". de ECija, Actas Capitulares del afto1701 cabildo del 11 de enero
75
vez que esto se producí a. Cada uno de los dieciocho
munícipes presentes
ofreció un caba llo'". Dos días más tarde, aunque a cambio de una compensación, don Miguel de Franco Montemayor ofrecía servir al rey con cincuenta caballos ensillados -ciertamente se trataba de un donativo regio- si el monarca nombraba a un sujeto de su elección capitán de una compaffía de caballosj don Miguel pedía al cabildo que patrocinase su ofrecimiento. Ha deja de ser curioso el hecho de que el Ayuntamiento, antes de dar el visto bueno a su patrocinio, quisiese conocer las calidades de la persona que se proponía para el nombramiento. Se trataba del hijo de un antiguo capitular ecijano, don Diego de Estepa o, si el mismo no pudiese hacerse efectivo, de su yerno don Alonso de Ostos Tamarit. Para ninguno de los dos candidatos hubo obstáculo por parte del elitista cabildo ecijano, muy puntilloso en cuestiones de honra y privilegios sociales. Esta actitud continuó cuando la dinámica del conflicto bélico apretó y los regidores se opusieron a la pretensión del corregidor de nombrar capitanes de las compaftías del regimiento de infantería de la ciudad entre elementos provenientes del comun. En este sentido el conde de las Torres se dirigía a don José Grimaldo, por carta fechada el 3 de septiembre de 1710, comunicándole que los regidores de Ecija -también él era ecijano- le habían escrito al haberse opuesto en pleno a la mencionada pretensión del corregidor, que era apoyado por el marqués de Villadarias, capitán general de Andalucía. Los regidores
ecijanos
manifestaban
el gran desconsuelo
que este
asunto había producido entre las familias nobles de la ciudad. En su escrito a Grimaldo el conde de las Torres pedía los nombramientos para los nobles, a la vez que solicitaba que cada vez que se presentasen casos de este tipo "se aga una información secreta de la que justificadamente
bienen probeydos pues
no es razon se cargue S.N. de oficiales ynutiles y no de los que son capazes o por su sangre o mer i tos"
10
El número total de caballos que Ecija ofreció en esta ocasión al monarca fue de ciento nueve, bajo la condición de que se le autorizase la
9. A.". de EC1Ja, Actas Capitulares del ano 1701, cabildo del 21 de novlelbre. 10. A.H,N. Secc. Estado, lego 301.
76
utili-
zación de arbitrios para su paga 11, los mismos fueron concedidos sobre el vino y el vinagre. Con la llegada de 1702 Ecija estrenaba nuevo corregidor al haber dejado el cargo don Manuel de Mieses y Arias a causa de su nombramiento corregimiento
para el
de Jaén; se trataba de don Diego Bartolomé Bravo de Anaya,
quien también ostentaba el título de "Capitán a Guerra", cuya utilización sería una constante, La guerra ya era efectiva en Nápoles adonde había marchado Felipe V para ponerse al frente de sus tropas12• Esto significaba entrar en una dinámica guerrera con su secuela de peticiones de hombres, de dinero y de toda clase de medios necesarios para la lucha. La frecuencia de las peticiones, verdadero agobio en múltiples ocasiones, drenó una cantidad importante de recursos que colaboró a sumir aún más en un pozo sin fondo la grave penuria en que ya se debatían las haciendas municipales en general y la ecijana en particular.
LOS PRlXEROS COXPASES DE LA GUERRA Desde fecha muy temprana para el conjunto del reinado hemos detectado un cambio de actitud por parte de las autoridades en lo referente a la entrega de hombres y medios. Como ya hemos indicado, ECija contribuyó con una generosa aportación a la primera petición de caballos formulada para la remonta del ejército: ciento nueve caballos ensillados a los que hay que aftadir un donativo de mil escudos de plata. Aquel verano de 1702 el ayuntamiento recibía una carta de agradecimiento del Consejo de Castilla, que a la vez servía como requerimiento para la contribución de nuevas ayudas por causa de "las invasiones
con
que nuestros
enemigos nos [jl1Jljgany muy prinzipal.mente
[j
11, A.". de Ecija, Actas Capitulares del ano 1701, cabildo del 28 de novieabre: La aportación total fue de 109 caballos (40 que d16 la ciudad y 69 de particulares). El gasto que tuvo que efectuarse por la cOlpra de los 40 de su donativo, lás la lanutenci6n de los 109 en los lesones de la ciudad y 3.000 reales de costa para su viaJe, se elev6 a 32,811 reales y S laravedises. Para su paga se tOlaron a censo 18.000 reales del Hospital de San Sebaslían, 10,000 se sacaron de las arcas del allacén del aceite y 4.812 se abonaron con fondos de lo producido por los arbitrios del vino. 12. Se conserva en el A.II, una copia de la carta que, con aotivo de la salida del rey de Nápoles, escribi6 a las principales ciudades espanolas Luis XIV.
77
esas costas de Andaluzia"
13.
En la misma fecha el capitán general de Anda-
lucía, marqués de Villadarias, y el corregidor de Jerez comunicaban que para el mantenimiento de la caballería a la que estaba encomendada la defensa de las costas, se había efectuado un repartimiento de paja y que a Ecija le correspondía contribuir con mil quinientas arrobas mensuales. A la petición del Consejo de Castilla se respondió con un donativo de sesenta mil reales de vellón que saldrían de lo producido por el arbitrio del vino y del vinagre. Por el contrario, al repartimiento de paja se oponían serios reparos, no sólo por el volumen adjudicado a la ciudad, sino por los grandes costos que su transporte ocasionaba, y cuyo valor cifraban en cuarenta lIIilreales. Las autoridades ecijanas ofrecieron ocho mil arrobas, aunque se insitía en las dificultades que había para su conducción por la falta de bagajes y dinero. La solución final aceptada por Villadarias fue remitir el importe de la paja -que se compraría en Cádiz- con lo que se evitaba el gravamen del transporte14• Pese a las prevenciones que estas peticiones parecen indicar respecto a la defensa de la costa gaditana, la realidad es que se había hecho muy poco. Cuando la flota angloholandesa desembarcó en la bahía saqueó a placer varias poblaciones, siendo la más castigada el Puerto de Santa María16• Este ataqup. conmocionó
a Ecija al igual que al resto de las poblaciones andaluzas16•
Llegaron peticiones -de Villadarias y del asistente de Sevilla- de hombres y medios. En concreto el capitán general de Andalucía solicitaba el envio de las milicias municipales, acordando el cabildo mandar doscientos hombres de infantería dirigidos por el marqués de Pe~aflor, a los que se socorrería con tres reales diarios durante el tránsito. A este contingente también se sumaron algunos caballeros y como muchos de ellos eran pobres también se acordó su socorro, para su sustento y el de su caballo, con cinco
reales
diarios.
13, A.", de Ecija, Actas Capitulares del ano 1702, cabildo del 3 de junio, Es uno de los lestilonios nás telpranos sobre el que selanas después sería el ataque angloholandés a las poblaciones de la bahía de Cádiz, 14. Ibide" cabIldo del 4 de agosto, 15, Vid. Francisco Ponce Cordones, Hota, /l02, fin episodio olvidado de la 6uerriJ de sucesis», CádlZ, 1979, 16. José Calvo Poyato, 6uerriJ de Sucesi6nen Anddlucía, Córdoba, 1982,
78
Otro acuerdo municipal fue alistar a todo el vecindario y tomar algunas prevenciones defensivas, la más importante de las cuales fue reclutar diez coropafiías de infantería, para cuyo efecto se designaron los lugares correspondientes para que se arbolasen las banderas de enganche; éstos eran: la Puerta de Palma, la Plaza del Ayuntamiento, la Plazuela del Puente, la Puerta de Osuna, el Alcázar, la Puerta Cerrada, la Puerta de Estepa, la Plazuela del Carmen, la Puerta Nueva y el Barrio de la Victoria. Cada compañí a estaría integrada por cincuenta hombres y para su armamento surgieron graves dificu Lt.adess "?'.
En parte, este problema quedó solucionado con el envio desde
Granada de cien arcabuces y cien mosquetes en calidad de préstamo, así como de seis arrobas de cuerda mecha y cincuenta de pólvora que se pagaron a cinco escudos la arroba. En realidad, de todo el movimiento que generó en Ecija el desembarco de los aliados en la bahía de Cádiz lo único efectivo fueron las dos compafiías de caballerí a que, mandadas por el marqués de Pefiaflor y don Juan Antonio Aguilar Ponce de León, colaboraron a la vigilancia de la costa. Las milicias municipales, con la lentitud que caracterizaba su movilización, no llegaron a salir de la ciudad y los aprestos defensivos no sirvieron para mayor cosa al reembarcar los angloholandeses en su flota. La escasez de armas con que prevenir las necesidades de defensa fue otra de las real idades puestas de manifiesto con motiva de este suceso, y ello pese a que en la Real Cédula dada en noviembre de 1693 sobre la reorganización de las milicias municipales se ordenaba instalar unos almacenes de pertrechos militares, de los que en Andalucía se ubicarían varios: Córdoba, Jaén, Ecija, Jerez, Osuna, Arcos, Lucena, Baena y Montilla. En ellos se depositarían
por cuartas partes iguales picas, mosquetes, arcabuces y zeli-
nes1e• Nada al respecto se había realizado como hemos tenido ocasión de comprobar. El ayuntamiento ecijano, en un intento de conseguir armas, aludió a la mencionada Real Cédula y formulaba al Consejo de
Castilla
una
petición
17. A.H. de Ecija, Ac~as Capitulares del afto1702, cabildos del 30 y 31 de agoslo. 18. He ulilizado una de las copias i.presas que de la Real Cédula lencionada difundió el corregidor cordobés don tucas YAftezpor las poblaciones del reino de C6rdoba. Archivo lIunicipalde OoftalIencía.Sin catatalogar. El nQlero de armas es dos .il en C6rdoba y .il en todos los de.As lugares.
79
para que se le autorizase a tomar de los arbitrios del vino y del vinagre el dinero necesario para la compra de las mil armas que le correspondían
(250
arcabuces, 250 mosquetes, 250 picas y 250 ze l nea) : sin embargo, como en í
aquel momento no había fondos de estos arbitrios, se solicitaba pedir el dinero a censol9•
Un mes más tarde se tenía autorización real para todo; por
lo que respecta a la compra de las armas se descartó adquirirlas en Vizcaya (lugar donde estaban ubicadas las
fábricas más importantes del reino) por
las dificultades que ello suponía y se barajó la posibilidad de hacerlo en Madrid, donde el costo era de sesenta y seis reales cada pieza. Con este armamento se pretendía dotar de medios suficientes a las milicias locales que se estaba intentado organizar.
ECIJA
y
LA REFORMA DE LAS XILICIAS DE 1704
Si graves dificultades supuso el no disponer de medios con que afrontar las necesidades que de la guerra se derivaban, mayores aún se produjeron con motivo de la recluta de hombres para la misma. Llegados a este punto es necesario establecer una distinción entre la movilización de las milicias y la recluta de hombres para incorporarlos a los regimientos
regulares que de
caballería e infantería mantenía el ejército borbónico. Por lo que respecta a las milicias, cuya inoperancia era proverbial, recordemos que se trataba de compaKías integradas por vecinos sobre la base numérica de un diez por ciento del total de la vecindad, según las normas dadas por su creador Felipe 11. Sus miembros gozaban de una serie de privilegios2° y sólo podrían ser llamados a la lucha "si intentasen los enemigos entrar por las Fronteras o Marinas ... sin que por ningún otro accidente me aya de valer de ellas para guerra fuera de las Fronteras o Marinas de cada uno o sus contiguas". Su falta de efectividad y la más completa desorganización fue la nota dominante, pese a los diferentes intentos de reorganización que se llevaron a cabo. Uno de ellos fue el aludido de 1693, reiterado
19, A.K de EC1Ja, Aclas Capilulares del afto 1703, (abildo del 30 de Julio, 20. Ver la Real Cédula lenclonada,
80
tres
aftas más tarde. Ahora, con motivo de la Guerra de Sucesión, se intentó una nueva reorganización de las mismas con tan escaso éxito como en las ocasiones precedentes. A Ecija, en función de su vecindario, le correspondía formar dos compaftías de ciento veinte hombres cada una21• Sobre su organización, desde fecha muy temprana de 1703, el corregidor había dado diferentes autos convocando a los milicianos de Ecija, pero a mediados de junio sólo habían comparecido veintiseis hombres de los doscientos cuarenta que las integraban. Para poder completar su número, aunque más correcto sed a decir que para poder llevar a cabo su formación, se decidió efectuar un sorteo entre los miembros de todos los gremios existentes en la ciudad~
"exepto en el de la 1avor del canpo, assi por 10 prefiso que es pa-
ra el cultivo de las baziendas, como porque no tienen donúci1io zierto y que en llegando el caso de aver de salir a marchar se ausentan sin aver forma de prezisarlos"
23.
Las dificultades
existentes en Ecija para hacer efectivo
el cupo de
soldados milicianos que se le asignaban no significa una excepción, sino que era la tónica usual, pese a que las cifras que se exigían no suponían, ni por aproximación,
el diez por ciento del vecindario. Si tal porcentaje se
hubiese llevado a cabo de forma estricta, el número de hombres pedidos a la ciudad hubiese sido muy superior, sin ningún género de dudas, a los quinientos24. A pesar de todo las autoridades astigitanas protestaron de esta cifra de doscientos
cuarenta hombres, aeñe Lando las dificultades
que había para
reunirlos, dado el lamentable estado en que se encontraba el vecindario. Por ello suplicaban que para poder hacer efectivo este cupo se incluyesen en el mismo a las villas de Fuentes y la Campana. La nueva planta que el reformismo borbónico introdujo en el ejército
a
21, A,M, de Ecija, Actas Capitulares del ano 1703, cabildo del 9 de julio, 22, Sobre esta cues~ión de los grelios y referido a ledlados del siglo XVII puede verse el trabajo de Juana 6il-BerleJo 6arcía 'EciJa a ledlados del siglo XVII, Notas de ográflco econóllcas', Actas del 1 Congreso de Bistor u de Andaluci'a. Andalucía ñoaern« tstqlo« ,rV/-IVU), tOlO 11, Córdoba, 1978, pp, 51-68, 23. A.M. de Ecija, Actas Capitulares del ano 1703 cabildo del 23 de JuliO. 2A, Juana 611-Berlejo 6arcía da para EciJa, a partir de un padrón de 1640, cInco 111 cuatrocientos cuarenta y tres vecinos y para repartlllentos efectuados en la Guerra de Sucesión se le aSignan cinco lil ciento treinta y tres (febrero de 1709),
81
partir de 1704, supuso la aparición de los regimientos como unidades operativas de infantería. En este cambio se crearon los denominados regimientos provinciales
que vendrían a sustituir a las inoperantes milicias. De estos
regimientos, cuyas plantillas estaban integradas por quinientos hombres, se adjudicaron diez al reino de Sevilla y a Ecija se le encargó la formación de uno de ellos. Su estructura orgánica era la siguiente: un coronel, un teniente coronel, un sargento mayor, un capellán, diez capitanes, doce tenientes, doce alféreces, veintidós sargentos, ciento veinte cadetes y trescientos ochenta soldados. Para su formación se pla.ntearongraves dificultades desde el primer momento por el elevado número de hombres que era necesario reclutar. Ello nos explica que, pese a estar dadas desde febrero de 1704 instrucciones en este sentid026,
a primeros de agosto no se había logrado casi nada positivo, sal-
vo el nombramiento
de su coronel,
que sed a el marqués de Alcántara del
Cuervo. Por estas fechas, la caída de Gibraltar en manos inglesas significó la llegada de urgentes peticiones para que el regimiento ecijano saliera con destino al Pefión y colaborase
en el asedio que el marqués de Vil1adarias
iniciaba sobre la plaza. Las autoridades
municipales acordaron que para el
alistamiento se pusiesen cuatro cuerpos de guardia, donde acudirían a enrolarse los oficiales de los gremios y los trabajadores en general, a quienes se socorrería con un real diario y tres reales el día de su salida26•
La pa-
ga del armamento -que Villadarias ya tenía dispuesto en Cádiz- se efectuaría con los fondos de un nuevo arbitrio que para ello se solicitaba: cuatro maravedises en cada libra de carne27. A pesar de todas las diligencias que se efectuaban, en la segunda quincena de noviembre el regimiento no se había puesto en marcha. Por una parte aún faltaban doscientos hombres para completar su plantilla y, por otra, había problemas con el nombramiento
de los oficiales del mismo28• Sólo pudo
ponerse en movimiento a finales de dicho mes.
25. A,H. de Ecija, Actas Capitulares del ano 1704, cabildo del 18 de febrero. 26, Ibidel, cabIldo del 11 de agosto, 27. Ibide., cabi Ido del 23 de agosto.
82
Este nuevo ataque aliado a las costas andaluzas
-1702 en Rota y el
Purto de Santa María y 1704 en Gibraltar- supuso un nuevo aluvión de peticiones entre las que destacan las formuladas por el capitán general de Andalucía y el asistente de Sevilla referentes a carretas y yuntas de bueyes con que transportar el tren de artillería para el sitio del Pefión. A Ecija se le pidieron
ochenta yuntas de bueyes y cuarenta carretas, pero la respuesta
estuvo plagada de dificultades: la flaqueza en que se encontraban los animales, el mal tiempo reinante, la aspereza de los caminos, etc.~.
Con este
moti va se celebró una reunión el día 10 de diciembre con los carreteros y cosarios de la ciudad, cuyo número se elevaba a ciento cuatro. A los mismos se les planteó
la necesidad
que moti vaba la reunión y su respuesta
exponer las mismas dificultades
fue
que ya habían alegado las autoridades. Se
acordó celebrar una nueva reunión para buscar una solución, pero de los carreteros nunca más se supo. A partir de este momento, que podemos situar en el último trimestre de 1704 y los comienzos de 1705, la guerra entró en una nueva dinámica y sus repercusiones en Ecija se dejaron notar. Hasta ahora es cierto que se habían pedido medios y recursos que con mayor o menor dificultad la ciudad había aportado. A partir de aquí, tras la pérdida de Gibraltar y la sublevación de Catalufla y Valencia por el archiduque,
las peticiones de hombres, dinero,
caballos y bastimentas desbordaron por completo las posibilidades del cabildo municipal. Un cabildo que mantuvo una estricta e inquebrantable lealtad a r
la causa de Felipe V, pero que se vió anegado por la avalancha de peticio-
¡
nes. Hemos visto cómo con grandes dificultades el regimiento de infantería de Ecija se reunió y acudió al asedio de Gi braltar. A partir de ahora las reclutas continuas, para reponer las bajas y deserciones que en el mismo se producian, así como para responder a otras peticiones de hombres
..,
¡
que
desde
28. Hasta el 28 de novlelbre no Ileg6 el regillento de EciJa al SitiO de 6ibraltar; arribaron siete cOlpanías: tres de ellas con selenta y dos soldados, dos con cincuenta y uno procedentes de Estepa y otras dos con sesenta y uno procedentes de Fuentes; el 2 de enero de 1705 llegaban otras dos cOlpanías de ECIJa con setenta y seis hombres. Entre las nueve su.aban dOSCIentos sesenta hOlbres sin contar la oficialidad. 29. A.M. de Ecija, Actas Capitulares del ano 170', cabIldo del 2 de dlclelbre.
{
83
las instancias superiores se formulaban, fueron moneda corriente. Por otra parte, las peticiones de dinero, caballos, paja, etc. también llegaron con una gran frecuencia y como señalaba el corregidor ecijano en una fecha tan temprana como junio de 1706, las autoridades hacían lo que pod i an pero la voluntad de los vecinos era muy escasa.
LA APORTACIOB DE RECURSOS Por lo que se refiere a peticiones de recursos de la más variada índole, en 1705 se solicitaron quinientas carretas de paja para el mantenimiento de la caballería que había en el campo de Gibraltar. En Ecija se consideró exhorbitante alegándose, entre otras cosas, que la cosecha de aquel año había sido muy corta, por lo que se acordó escribir al capitán general de Andalucía pidiendo una rebaja30• El asunto no concluyó que se abonaron
hasta abril de 1706 en
ocho mil reales que fueron los ofrecidos a cambio de las
quinientas carretadas. Pocos meses después, en noviembre, se pagaban los gastos que ocasionó el paso del regimiento de caballería de Sevilla que marchaba al frente de Aragón, con cuatrocientos
treinta y ocho jinetes. Se abonaron trescientos
setenta reales de plata y doscientas diecinueve arrobas de paja para los caballos. Aunque se trataba de cantidades relativamente pequeñas, ante la frecuencia con que se producían estos tránsitos de tropas como consecuencia del fárrago y trasiego de soldados que la guerra llevaba de un sitio para otro, se acabó solicitando la aprobación de algunos arbitrios que permitiesen obtener fondos para la paga de los utensilios31•
A la postre era, como siem-
pre, el sufrido vecino el que pechaba con el gasto por una u otra vía. A pesar de todo, los ingresos no eran suficientes por lo que puede deducirse de un memorial que los mesoneros elevaban pidiendo que se les abonaren los gastos que les adeudaba el ayuntamiento de los alojamientos32•
30. A.H. de ECIJa, Acias Capitulares del afto 1705, cabildo del 31 de agosto. del año 1706, cabildo del 8 de febrero. del afto 1708, cabildo del 18 de uyo.
31. Ibide., Achs Capitulares 32. Ibide., Actas Capitulares
84
I
En julio de 1706 se tomó el acuerdo de que los diputados de guerra del cabildo municipal
elaborasen
una lista de labradores que tuviesen más de
cuatro arados y que cada uno pagase los gastos de un montado durante cuatro meses, a razón de dos reales diarios. El destino de los jinetes sería reforzar las defensas de Cádiz sobre las que se temía un ataque inglés33• Aunque, una vez más, el trámite fue muy lento, en septiembre se consiguieron enviar por esta vía cincuenta y seis soldados de caballería pagados por cuatro meseSj sin embargo, no fueron a engrosar las defensas gaditanas, sino que ante el curso que habían tomado los acontecimientos,
tras el fracaso del asedio
borbónico a Barcelona, se remitieron a Castilla, donde los urgía el ejército de Felipe V34. A finales de 1707 el agotamiento de recursos era tal que ante una nueva petición de caballos, la respuesta fue sefialar que no se "discurría" de donde poder sacarl os3s , a pesar de todo a los pocos dias se acordaba enviar veinte caballos a cambio de autorización para sacar dinero de los arbitrios que se estaban usando para el mantenimiento del regimiento de infantería y para la paga de los cuarenta caballos que la ciudad aportó a los ciento nueve del afio 170436. En numerosas ocasiones a lo largo de la contienda Ecija alojó importantes contingentes
de tropas en sus mesones -siempre se evitó el alojamiento
en casas particulares para obviar los problemas que solían derivarse- no ya en tránsito, sino en temporadas mayores. Así, mantuvo a su costa un escuadrón de ciento veinte caballos del regimiento de Osuna desde el 11 de marZD hasta el 8 de abril de 1709. En julio de este mismo afta también alojó durante varias semanas a seis compafiías de caballería del regimiento mandado por don Vicente Raya con las que hubo fuertes enfrentamientos
por causa de los
utensilios. Las peticiones de todo tipo de medios en 1709 fueron continuas. En
fe-
33. A.M. de [cija, Actas Capitulares del ano 1706, cabildo del 1 de julio. 34. lóide" cabildo del 27 de septielbre. En el lisNo se vi6 una carla de don José 6rilaldo agradecreado el envio. 3S. Ibide., Actas Capitulares del ano 1707, cabildo del 9 de dirieabre. 36. lóide., Actas Capitulares del ano 1708, cabi ldo del 9 enero.
85
brero, para hacer frente a los gastos de acuartelamiento
en Andalucía de
diez batallones y dieciocho escuadrones, se impuso por el Consejo de Castilla una contribución
por vecino y día de 3'5 maravedises durante cuatro me-
ses, lo que suponí a un montante total de doce reales y ocho maravedí s por vecinoj a Ecija se le asignaron 5.133 vecinos, lo que elevaba su aportación a 63.437 reales y 2 maravedises que se pagarían por mesadas:!t7.Unos meses más tarde una Real Provisión pedía un donativo, verdadero impuesto de capitación, de doce reales por vecino y vez38, así como 20.167 arrobas de paja de las 116.616 arrobas que se repartieron al reino de Sevilla39•
En esta
ocasión se inició su remesa sin las dificultades de otras veces, como pone de manifiesto que pocas semanas después ya se habían mandado ocho mil arrobas, aunque el envio total se demoró luego mucho, ya que en junio de 1710 aún se remitían partidas y no se había concluido cuando se recibió la noticia de un nuevo reparto de paja de 144.000 arrobas de las que se le adjudicaban a Ecija 36.416, a las que se afiadían 12.180 de la asignación anterior. Ante esta situación las protestas del concejo astigitano fueron generales40• Antes de que finalizase el afio, el 15 de diciembre, se veía en el ayuntamiento una nueva petición de caballos, acordándose celebrar cabildo general el día 17 para tratar el asunto. En el mismo se aeña l
é
que todos los
propios y arbitrios de la ciudad estaban empefiados y que en tales circunstancias nadie adelantaba dineroj pese a todo, se acordó la aprobación de un servicio de mil doblones de a dos escudos de oro para la compra de caballos.
LAS APORTACIOI'BS
lIU1lUAS
Por lo que se refiere a las aportaciones humanas hay que distinguir la base de reclutamiento que supuso el regimiento de Ecija, formado a partir de la reorganización de las milicias municipales, y
37. 38. 39. 40.
86
A.M. de Ibide" Ibide" Ibide"
las
levas
Ecija, Actas Capitulares del ano 1709, cabildo del 12 de febrero. cabildo del 12 de febrero. cabildo del 27 de agosto. Actas Capitulares del ano 1710, cabildo del 1 de sept ieabre ,
efectuadas
en
función de otras necesidades. Sigamos los jalones más importantes vividos en este aspecto de la contienda. Como hemos se~alado. la aportación de la ciudad al asedio de Gibraltar fue el envio de su regimiento. aunque incompleto
(nueve compa~ías con dos-
cientos sesenta hombres>. En junio de 1705. cuando el asedio había fracasado, el marqués de Villadarlas reclamaba esta unidad para que formase parte de las tropas que guarnecían Cádiz. Para ello las autoridades acordaron hacer un padrón de vecinos que permitiera completar las faltas existentes en su p lant í.Ll.a+".Unas faltas que hay que conectar
con el problema de las
deserciones, a las que el propio rey se refería en una carta enviada a Ecija en 170542. La recluta de hombres fue una necesidad perentoria por todas partes, lo que llevó a que fuesen muchos los reclutados y pocos los que estaban dispuestos a ser reclutados. En octubre de 1705 se pretendió llevar a cabo una leva de ecijanos para el regimiento de don Antonio de Figueroa; la ciudad negó esta posibilidad alegando que tenía su propio regimiento y dicho permiso aumentaría
las dificultades
que de por sí toda recluta llevaba implíci-
taA3• En 1706 con motivo del reemplazo de los diez regimientos veteranos que presidiaban
Cádiz se pidieron cincuenta hombresj la cifra era muy reducida
y, tal vez. ello nos explique por qué no hubo ningún tipo de protestas. Si comparamos la aportación de Ecija con la de algunas de las poblaciones cordobesas para este mismo reemplazo y teniendo en cuenta sus vecindarios, estos cincuenta hombres resultaban poco gravosos44: Aguilar .........
30 soldados
Baena ...........
54
Cabra ...........
39
JI
..
Lucena .......... 105
"
Montilla ........
11
63
41. A.". de Ecija, Actas Capitulares del afto1705, cabildo del 26 de junio. 42. Ibide., cabildo del 10 de julio. 43. Ibide., cabiIdo del 3 de octubre.
44. José Calvo Poyato, op.(it., p. 127.
87
Igual número se reclamaba en agosto para renovar a otros tantos ecijanos que se encontraban en el bloqueo del Peftón45• También este afta se planteó en el cabildo la necesidad de reemplazar el regimiento de la ciudad, siguiendo las instrucciones que se dieron en el momento de su formación; sin embargo, no había sido posible efectuarlo porque "luego que se bacia publico la formación del dicbo regimiento y se enarbolava vandera todos los vezlnos capazes de poderse alistar se bacian al canpo o se retiravan a los lugares circunbezinos y a la Sierra Horena por la ynmediazion, quedando solo los ezeptuados por quatro hijos, o por edad, o por achaques y aunque se prozedia
contra los padres o bermanos de los que los
tenian no se adelantava el fin por que los mas se dejavan estar presos y vejados y otros sin vienes para asegurar ni afianzar"
45.
He aquí un testimo-
nio cargado de fuerza sobre la actitud del pueblo llano ante el conflicto y la situación en que quedaban las autoridades. Ahora bien, estas actitudes no eran exclusivas de las clases populares. También la nobleza ecijana en su conjunto y los capitulares -que se deshacían en manifestaciones
verbales de lealtad al rey- cuando les llegó la hora
de enrolarse bajo las banderas de Felipe V se mostraron reticentes. En febrero de 1706 el monarca, ante la campafta que se avecinaba, pidió la movilización de toda la nobleza castellana; a finales de abril los caballeros de ECija aún no se habían decidido a ponerse en campafta, por lo que el Capitán General de Andalucía les conminaba a dirigirse hacia el condado de Niebla y la frontera portuguesa donde se habían desatado las hostilidades47• La actitud de los capitulares cuando, en un cabildo celebrado el 18 de marzo, se planteó la posibilidad de acudir personalmente
al servicio -sólo quedarían
en Ecija cinco para el gobierno
de la ciudad- fue que de los diecisiete
miembros
que asistían
sesión
caballos
(dos de ellos
a aquella
resultó un ofrecimiento
montados y equipados),
quinientos
ducados,
cincuenta fanegas de cebada, dos pistolas y dos bolsas, así como la
45. A.K de EC1Ja, Actas Cap1tulares del ano 1706, cabildo del 6 de agosto del 31 de layo. 47. lb/di', cabildo del 29 de abril.
'6. Ibld~., cabildo
88
de siete ciento promesa
de poner en campa~a a dos hijos y un sobrino. De los diecisiete capitulares sólo dos manifestaron estar dispuestos -si no les ocurría nada- a ir personalmente a servir al reYi los quince restantes alegaron mucha edad, enfermedad, falta de medios y "achaques" muy variados para excusarse, a la vez que expresaban la "sartii ticeci án" que les producía el no poder acudir personalmente. Resulta evidente que si los miembros del concejo municipal y la nobleza adoptaban esta actitud, poco podían esperar de las clases populares, de las que ellos en el esquema social de la época eran el espejo y a las que estimulaban verbalmente a la defensa de la patria y de los valores sagrados de la monarquía. Por ello no nos extr-aña que para enrolarles en el engranaje militar hubiera que apresarles como a malhechores y remitirlos detenidos a las plazas de armas de destino. Así, cuando el encargado de llevar cuarenta soldados a Cádiz de un cupo de cincuenta que se le había asignado a Ecija a comienzos de 1708, escribí a al cabildo desde Otrera comunicando que se le habían escapado dieciseis4e o que en alguna ocasión el corregidor informase al cabildo de que tenía algunos presos para remitirlos como soldados a cuenta de la leva que se hacía para el regimiento de Dos Hermanas·9, se nos está poniendo de manifiesto una realidad casi cotidiana por aquellas fechas. Aclaremos que estas actitudes
no fueron, en absoluto, pri vativas de
Ecija, sino que aparecen generalizadas por todas partes. Una de las mayores peticiones de hombres que se le hicieron a la ciudad llegó en el verano de 1709 al exigírsele un contingente de ciento cincuenta hombres con vistas a aumentar las unidades de infanterí a espafiola, con lo que se pretendía cubrir el hueco que habían dejado las tropas francesas que Luis XIV ordenó sacar de la Península. En la orden de recluta se indicaba que el número se asignaba en proporción al vecindario sobre la base del 1'5 por ciento. Con esta proporción la adjudicación de ciento cincuenta hombres presuponía a Ecija una población de diez mil vecinos, 10 que era notoriamente excesivo. Las dificultades de toda recluta y el exagerado volumen que
en
48. A.n, de EClja, Actas Capitulares del afto 1708, cabildo del 9 de julIO, 49, IbJde., cabildo del 7 de layo,
89
esta ocasión se le reclamaba nos explican las ruidosas protestas que el cabildo manifestó5O•
En las poblaciones del sur cordobés los contingentes pe-
didos para esta misma recluta fueron51 : Aguilar .........
12 soldados
Baena ...........
16
11
Cabra ...........
21
"
Lucena ..........
52
11
Montilla ........
32
11
Cuando a finales de 1709 se ordenaba una nueva leva de hombres para preparar los regimientos con vistas a la campaBa de 1710, a Ecija se le adjudicaron ciento setenta y ocho hombres, la respuesta fue sencillamente que no había posibilidad de reclutar. Sin embargo, ahora, los ciento setenta y ocho soldados pedidos sí estaban en consonancia con su volumen vecinal. Comparemos la aportación ecijana con las mismas poblaciones que nos han servido de referencia anteriormente; Aguilar .........
30 soldados
Baena ...........
53
..
Cabra ...........
38
..
Lucena .......... 100 Montilla ........
86
11
..
EL DIFICIL XOIEITO DE 1710 Tampoco la llegada del momento de grave dificultad que para la causa del Barbón supuso el otoBa de 1710 permite detectar a través de la documentación una entrega mayor, aunque la lealtad a Felipe V se mantuvo intacta en la penosa coyuntura que supuso la segunda entrada de los austriacos en Madrid, con lo que el porvenir del nieto de Luis XIV se presentaba con
UD
ho-
rizonte más que sombrío. A lo más que llegamos es a entrever una grave preo-
50. A.". de [CiJa, Ac\as Capi~ulares del ano 1709, cabildo del 1 de jUliO. 51. José Calvo Poyato, op.t it., p. 199.
90
cupación en las autoridades y una importante actividad emanada de las urgentes medidas que ante una posible invasión de Andalucía se tomaron. Desde primeros
de septiembre
se tenía conocimiento
oficial, por una
carta del capitán general de Andalucía -ahora lo era el duque de Osuna- de las graves derrotas sufridas en Almenara y Zaragoza. Las autoridades de Ecija manifestaron su lealtad más decidida a Felipe V en aquel delicado moment062; no quedando esta vez la cosa en manifestaciones más o menos pomposas, al día siguiente se acordó gastar todo el dinero que babía depositado de las cobranzas efectuadas por el impuesto de utensilios. P
A la par que las noticias fueron confirmando la gravedad de la situa-
ción, la lealtad y apoyo del cabildo municipal al rey se hace cada vez más patente. Cuando el domingo 14 de septiembre se recibía una carta del propio monarca comunicando la triste noticia de que la corte se babía visto obligada a evacuar Madrid, el ayuntamiento decidió que de forma permanente los capitulares asistirían
al
Fernández de Córdoba-
corregidor
-por
para mantener
estas
fechas
lo era don Alonso
la quietud de la población
y evitar
cualquier tipo de "novedad". Si bien, se recogía en el acuerdo, la confianza del cabildo en la fidelidad de los vecinos. En esta línea de actuación a los pocos días se decidía hacer efectivo un donativo de mil ducados que con anterioridad se había ofrecido y, tras la estancia del duque de Osuna en la ciudad el día 2363, se aprobó sacar dinero de donde lo hubiese sin mirar la posible ilegalidad que se derivase de estas actuaciones. Tal vez, a partir de esta decisión se explique que a los mil ducados señalados se añadieran
quinientos
más y que se tomaran también trece mil
quinientos reales que babía del dinero recaudado por la rotura de mil fanegas de tierra. En total se trataba de incrementar el donativo en treinta mil realesS4 y para hacerlos efectivos se sacarían de:
52. 53. CasLllla y 54.
A.H. de EClja, Actas Capitulares del afto1710, cabildo del 4 de septleabre. Se celebr6 una reunl6n en casa del corregidor en la que Osuna Inf~rl6 estar Invadidos Arag6n y que se Leaía la ·infeuión- de Andalucía por Cádiz, Glbraltar, el Condado y Extreladura. Oieciseis .il quinientos reales de los .il qUinientos ducados, lás trece .il quinientos reales.
91
998 reales ~ de particulares. 4.654
11
~ de los arbitrios que se cobraban para
el
mantenimiento
del regimiento de infantería. 2.690
11
~ de las aldehalas de las mil fanegas de tierra rotas.
3.140
11
~ que sobraron de la compra de una partida de trigo en Almagro.
2.018
11
~ que se tomarían prestados del trigo del pósito.
Creo que merece la pena resaltar las graves dificultades con que se encontraba una ciudad como Ecija a estas alturas de la guerra para reunir una cifra de dieciseis mil quinientos reales. Ya en octubre se decidió formar las milicias de la ciudad con la gente que se pudiera para defenderla en caso necesario y se reiteraba, una vez más, la lealtad a Felipe V ante una carta de éste pidiendo a las ciudades andaluzas que resistiesen ante una posible invasión aliada. Se ha afirmado que en estos difíciles momentos para la causa del joven monarca la lealtad de los castellanos salvó la corona del primer Borbón66. Creemos conveniente affadir ahora que también en ello jugó un papel de primer orden la lealtad de las ciudades andaluzas que. además de permanecer al lado de su rey, aportaron los medios que les fue posible para una eventual defensa66, lo que supuso una baza no desdeffable para explicar el final de la contienda. Una prueba palpable del reconocimiento de Felipe V ante esta actuación y por lo que a Ec j a se refiere. aun antes de que tras las batallas de í
Brihuega y Villcviciosc en diciembre de aquel afioasegurase su trono. fue la concesión de un conjunto de mercedes a repartir entre vecinos de la ciudad67•
Se trataba nada menos que de un título de Castilla,
una llave de
gentilhombre de su cámara, dos plazas de gentilhombre, dos plazas de caballerizos, dos hábitos de las órdenes militares y tres títulos de secretarios
55. Antonio OOlínguez Ortiz, Socjedddy estado en el siglo ¡VIII espa601,Barcelona, 1976. 56. He expuesto en "Sierra ~orena COlO gozne entre La Mancha y Andalucía durante la Guerra de Sucesión, en el afto1710·, ceaunicacién presentada al I Congresode Hisloria de Castilla-La Ifdnc!1d,Ciudad Real, diriesbre de 1985, el esfuerzo de las autoridades andaluzas para fortifICar, y en su caso defender, los pasos de Sierra Morena en esta coyuntura crítica del afto1710. 57. A.M. de Ecija, Aclas Capitulares del afto1710, cabildo del 17 de novie.bre.
92
para jurados; la distribución de este importante conjunto de mercedes debía hacerla el propio cabildo. Indudablemente el reparto de este goloso pastel hubiese acarreado graves tensiones y dificultades entre los capitulares, por ello el concejo astigitano en un verdadero acto de cordura política decidió, a propuesta del marqués de Pefiaflor, solicitar al rey que conmutase la concesión de estas mercedes por la restitución a la ciudad de su antiguo privilegio de tener voto en Cortes.
HACIA EL FI~AL DE LA GUERRA Y CO.CLUSIO~S Tras los descalabros aliados de aquel otoño -luego consumados en las jornadas de Bribuega y Villaviciosa- la difícil situación anterior entraba en una fase de franca mejoría. En Ecija se celebró con una corrida de toros la noticia de que las tropas del archiduque evacuaban Madrid, lo que nos indica una vez más hacia qué lado estaban las simpatías de las autoridades. Desde 1711 la guerra caminaba de forma decidida hacia su final, acelerado al proclamarse el archiduque Carlos emperador de Alemania, tras la muerte de su hermano José. hasta 1714 fecha en que se rendía en Barcelona la última resistencia a Felipe V, Ecija continuó con el agobio de las aportaciones humanas y económicas, cada vez más onerosas al producirse sobre unos ayuntamientos y vecindarios progresivamente más arruinados. A duras penas sus autoridades
lograron cumplir,
arriba , las gravosas
con las mismas dificultades
peticiones
que continuaron
que hemos visto más
formulándose le. De entre
ellas una de las más penosas en estos últimos compases de la guerra fueron los alojamientos, como consecuencia de la situación militar existente: una importante cantidad de tropas movilizadas para hacer frente a unas operaciones cada vez más reducidas, pero que la tenaz resistencia de los catalanes prolongó por espacio de casi tres afias. En Ecija, como en otras ciudades andaluzas, los largos inviernos de 1711, 1712 Y 1713 estuvieron determinados por la presencia de numerosos contingentes de tropas alojadas, lo cual era motivo de una permanente fuente de conflictos entre los vecinos y las autoridades por un lado y los soldados por otro.
93
Para concluir recojamos a modo de resumen las aspectos más destacados que se nos han ofrecida en este recorrido por la ECija de comienzos del sigla XVIII en función de la dinámica que desató la llamada Guerra de Sucesión. a)
En
primer
lugar,
la profunda
incidencia
que el
desarrollo
del
conflicto supuso para la ciudad, la cual sin verse afectada directamente por hecho de armas alguno, contribuyó largamente con hombres y dinero a la defensa de los intereses de Felipe V. b) La decidida vinculación de las autoridades al bando de los barbones, manifestando una lealtad total y absoluta hasta en las momentos de mayores dificultades como los que se vivieran en 1706 y 1710. c) La actitud pasiva del vecindario que. sin mostrar ningún tipa de veleidades por el archiduque, tampoco podemos decir que estuviese entusiasmado can la idea de defender el trono para el príncipe de Anjou. Todo nos indica que el común de los vecinas andaba mucho más preocupado por sus afanes cotidianos y el sustenta diario que por enrolarse en una guerra, que con toda probabilidad no era entendida por ellos. d) La actitud de la nobleza y capitulares cuando tuvieron la orden de acudir can las armas en la mano a la defensa del reina, la cual na refrendó en absoluto las continuadas manifestaciones verbales que de su lealtad y disposición hacia el rey hacían en las cabildos municipales. e) El importante drenaje de recursos que la guerra supuso, ante la continua petición de las más variadas medias que se necesitaban para la lucha, así como de dinero cantante y sonante. f) La continua recluta de hombres que el enfrentamiento trajo consigo y las dificultades que la misma generó a las autoridades.
94
LAS
ORDENANZAS
DEL
GREMIO
DE
PLATEROS
DE
ECIJA
GERARDO GARCIA LEON
Ecija fue cabeza de partido desde la Edad Media¡ bajo su jurisdicción se encontraban numerosas poblaciones. Por ello servía como núcleo de abastecimiento
y
aprovisionamiento
funciones administrativas
de artículos
muy
variados¡
también ejercía
y judiciales notables. Todo lo cual, unido a su
enorme riqueza agrícola y ganadera, hacía de ella una ciudad próspera e industriosa en la que tenían cabida actividades suntuarias como la platería. El Arte de la Platería ha venido cultivándose en Ecija desde muy antiguo. Los primeros datos acerca de su existencia se encuentran en un documento real fechado en Valladolid en 1351', por el que Pedro I regulaba los salarios que los menestrales
de Ecija habrían de percibir en sus trabajos.
Entre el casi medio centenar de gremios citados, aparece el de los "orebses" o plateros. A partir del siglo XVI podemos conocer los nombres de algunos de estos artífices, los cargos que ostentaban dentro de la organización gremial, sus lugares de residencia, etc. Las Actas Capitulares del Archivo Municipal de Ecija constituyen la serie documental que más noticias suministra al respectO¡ particularmente en lo que se refiere a cargos de gobierno, pleitos y peticione~ en general. Los cargos que tradicionalmente nombraba el Cabildo eran el "Alcalde de plateros" y el "Fiel Contraste de oro y plata". El primero se encargaba de realizar un examen o prueba de aptitud a todo aquel que pretendiese
l. A.".E., legajo n2 18, doruaento n2 2. Véase ta.bién de f(J'jd (en prensa).
"ª Josefa Sanz Fuentes,
obtener
Colección OiploNJticd
95
el título gundo
de maestro
velaba
platero,
indispensable
por el cumplimiento
para ejercer
de las normas
el oficio.
vigentes
sobre
El se-
la ley de me-
tales preciosos. El nú me ro de plateros lati vamente
pequeño.
formar
ordenanzas
unas
redactadas
por causas
Era el Cabildo terí a; Gremio aprecia
Debido
posiblemente de Plateros también
fes, tintoreros
que integraron a ello,
particulares. ajenas
Las ordenanzas
el encargado
fuente
de Córdoba.
de
nunca
fue siempre tuvo
del siglo
de regular
inspiración
La influencia
en las ordenanzas de seda,
la corporación
ecijano
poder XVIII
repara
fueron
al gremio.
de la ciudad su
el gremio
en materia
fueron cordobesa
de zapateros,
las
ordenanzas
es notable,
molineros
de pla-
de harina,
del
pues se alari-
etc.2
Aunque no poseemos noticias sobre unas posibles ordenanzas anteriores a 1786, sabemos que en Ecija la platerí a estaba perfectamente
reglamentada.
Ello se desplende del estudio de las numerosas peticiones del gremio, y de las legulaciones que sobre el particular emitió el Cabildo en algunas situaciones imprevistas. En el siglo XVIII aumentó considerablemente bree ecijanos.
la actividad de los orfe-
El gremio de plateros, que tradicionalmente
se componía de
una medid de seis a ocho plateros, creció en este siglo hasta albergar a diecisiete miembros, con sus respectivos oficiales y aprendices. Lo comunidad de artí fices de Ecija debió regirse por un conj unto de principios consuetudinarios
de raiz medieval, garantizados por el fuerte po-
der municipal; al menos hasta la formación del Colegio de Plateros en 1786. Para ilustrar nuestras afirmaciones tomaremos como ejemplo la protesta presentada el día 11 de Diciembre de 1714 por Gabriel Hernández Colmenares (el viejO), como Fiel Contraste de oro y plata de la ciudad, y representante del Gremio de Plateros de Ecija. En ella, los plateros pretendían que el Cabildo í.rapd er a el establecimiento í
í
de un platero forastero, apelando a la
Ley del Reíno, -amo pr ncipal instrumento juríd co=. í
2. Info~.aci6n que agradece.Qs a la Srta. "arlln OJeda. 3. A.".E , lib o n~ 131, lols. 278-278v.
96
í
Basándonos en esta alusión, deducimos que en el 1714 el Gremio de Plateros de Ecija aún se regía por la Ley del Reino. Era éste un compendio de las pri ncipales normas que sobre platerí a estaban vigentes en Espafla desde el siglo XVI. La mayoría de ellas provenía del reinado de los Reyes CatóliGOS,
pero en 1598 Juan de Arfe las había recopi lado en su 1ibro El Quilata-
dar de oro, plata y piedras, ai'ladiéndolealgunos comentarios
de interés ....
Ello contribuyó notablemente a su difusión. Aún citaremos otra petición formulada al Ayuntamiento
en 1765 por el
Fiel Contraste Francisco Sánchez del Aguila, relativa a la compra y venta de alhajas
por personas
ajenas al Gremios.
apoyaba sus pretensiones
En este documento,
el demandante
en el contenido de varios capítulos de unas orde-
nanzas que exhibió ante el Corregidor de la ciudad. Desconocemos
la naturaleza y origen de estas "ordenanzas", pero sospe-
chamos que debe tratarse de un conj unto de normas de carácter nacional j o, al menos, de las ordenanzas
de plateros de algún núcleo importante, cuya
aplicación pudiera tener efecto en todo el territorio hispano. En cambio, tenemos la certeza de que las ordenanzas alegadas nunca fueron creadas para la ciudad de Ecija, pues no existen pruebas que así lo demuestren. Las únicas ordenanzas formadas expresamente para el control y gobierno de la platería ecijana son las de 1786. En 1781 se inició un proceso que culminaría con la creación del Colegio de Plateros de san Eloy de la ciudad de Ecija, y con la aprobación de unas ordenanzas específicas para su gobierno. Dichas ordenanzas habían sido acordadas por los propios plateros el día 20 de Julio de 1782, en una reunión celebrada bajo la presidencia del Corregidor, pero hasta 1786 no recibieron la aprobación real6. Se solucionaba
así el conflicto originado por una denuncia presentada
contra algunos plateros ecijanos, por falta de ley y marcas en sus alhajas. La Real Junta de Comercio y Moneda tomó cartas en el asunto
4, 11! Jesús Sanz Serrano,
la Orfebrería Sertl letu del Barro(o,
TOlO
I, Sevilla.
inmediatamente,
1976. p 62,
S, A,M,E" legajo n~ 217 A-B, 6, A,M,E" legajo n~ 231 A,
97
y tras varias indagaciones, ordenó que los artífices existentes en la ciudad de Ecija formasen Colegio oficialmente y que acordasen unas ordenanzas para su funcionamiento. Si estas instrucciones no eran cumplidas, en breve plazo habrían de incorporarse al Colegio de plateros de Sevilla de forma inexcusable. Las ordenanzas de 1786 constan de quince capítulos y un breve preámbu107, en el que se revisa todo el proceso que motivó la formación del Colegio
de Plateros y de sus ordenanzas, desde la denuncia y ocupación de los Títulos de Maestría a varios plateros, en 1781, hasta la creación del Colegio, un año más tarde. Estas ordenanzas están basadas en una real provisión titulada Real Despacho de Ordenanzas aprobadas por su Magestad a consulta de la Junta General ae Comercio y Honeda, para todas las platerias
de estos reynos, y particu-
larmente para el Colegio de San Eloy de Nadríd, que fue promulgada en :Madrid, el día 10 de Marzo de 1771. Tras la denuncia, la Real Junta de Comercio y Moneda envió al Corregidor de Ecija veinte ejemplares de estas ordenanzas para que fuesen entregados a los plateros de la ciudad, y en su virtud acordasen unas reglas particulares para su gobierno. En particular,
fueron principalmente
inspiradas
por el Título Cuarto, dedicado al gobierno del Colegio y Comunidad de Artífices Plaieros de Madrid. Si
00mparamos
las
ordenanzas
ecijanas
con
las madrilefias de
1771,
encontramos grandes paralelismos. En el Capítulo r se establece que el Colegio de Plateros de la Ciudad de Ecija se compondría de los Artífices aprobados, establecidos y con tienda abierta que hubiesen en la ciudad, indicando también que de ellos se había de formar matrícula exacta, así como de los Oficiales y Aprendices. Este Capi tulo se corresponde
fielmente
con el Apartado Primero
del
Capi tulo 1, dentro del Tí tulo IV de las ordenanzas madrileñas de 1771. El Capítulo Ir trata de la composición de la Junta Particular de Oficios y de la duración de sus cargos. Su correspondencia con
7, A.H.E., legajO n~ 32, doculenLo n~ 50.
98
las
ordenanzas
de Madrid se halla en los Apartados Segundo y Cuarto del Capítulo l. Debido al escaso número de plateros que integraban el Colegio de Ecija, l~ Junta Particular de Oficios estaría compuesta de un Diputado, dos Aprobadores y un Secretario -que
ejercería también las funciones del Tesorero y
del Contador-. La duración de los cargos sería de un año para el Diputado, dos para los Aprobadores, y tres afias para el Tesorero¡ pudiendo ser reelegidos cuantas veces fuera necesario por la Junta General. Sobre los Capítulos
111 y IV de las ordenanzas de Ecija, no hemos ha-
llado referencias concretas en las madrile~as, tal vez debido a la naturaleza del asunto regulado. En ellos se describe la organización administrativa interna que debía tener el Colegio; organización que estaría reglamentada desde mucho antes en la Congregación madrile~a. En primer lugar se crearía un Archivo con tres llaves para guardar los Libros de Matrículas, Acuerdos, Exámenes y Gobierno de Oficiales y Aprendices. También se crearía un Arca con tres llaves para custodiar todos los fondos que, en cuestión de cuotas, multas, o derechos de examen, constituyeran los ingresos con que el Colegio atendería a los cultos de su Patrón y demás gastos que pudieran presentarse. Estos ingresos habrían de registrarse en un libro de entradas y salidas. En ambos casos, las tres llaves que abrían el Archivo y el Arca, debían estar en poder, una de ellas del Diputado, y las otras dos, de cada uno de los Aprobadores. En el Capí tulo IV se fija la cuota anual con que cada Artí fice debía contribuir al fondo de la Congregaci6n. Esta cuota era de quince reales de vellón. También se describe el sistema de revisión de cuentas ante la Junta General. El Capítulo VI
trata de las juntas que se celebrarían todos los a!'ios.
La Junta General tenía lugar una vez al año y a ella debían asistir todos los Artífices aprobados, presididos por el Corregidor de Subdelegado Particular
<que hacía las veces
de la Real Junta de Comercio y Moneda en Ec j a) í
La Junta
era más frecuente, pues se realizaba todos los meses en casa del
Diputado; a ella sólo asistirían los plateros que tenían oficio o cargos de gobierno. La Junta General debía celebrarse en la sacristí a de la iglesia
99
donde estuviese establecida la Congregación, dentro de los ocho días anteriores a la fiesta de San Juan. En este Capítulo se han resumido los cuatro primeros apartados del Capítulo 11 de las ordenanzas de Madrid, a que ya aludimos. Sobre estas juntas tenemos escasos datos, pero sabemos que se realizaron algunas. Desconocemos el lugar donde pudieron llevarse a cabo estas reuniones, pues en ningún momento se indicó en qué iglesia se baIlaba establecida la Congregación. La Junta General tenia como misión fundamental la renovación de los cargos que gobernaban el Colegio. En el Capítulo VII se explica el proceso: el Diputado saliente proponía a dos candidatos para el puesto de Aprobador. Estos candidatos debían ser aceptados por la Junta Particular; después, entre todos los plateros se elegía al nuevo Aprobador. El aprobador más antiguo pasaba a ser Diputado, y su lugar era ocupado por el nuevo Aprobador elegido -de esta forma quedaba como el más reciente-. Para la elección de Tesorero-Secretaria-Contador, Ir,
las ordenanzas ecijanas remiten al Capítulo
Título IV de las citadas ordenanzas de 1771. El Capí t ulo VII 1 regulaba el sistema de exámenes para el acceso a la
Congregación y se corresponde con el Capítulo V de las ordenanzas madrileñas. Los exámenes se harían en casa del Diputado, con presencia de los miembros que integrasen la Junta Particular, y del Fiel Contraste de oro y plata de Ecija. Previamente, el aspirante habría presentado, por conducto del Secretario, una solicitud de examen acompafiada de certificación jurada del Artífice con quien aprendió y trabaj ó los afias que mandaban las ordenanzas (seis de aprendiz, y cuatro de oficial). Admi tida la solici tud, la Junta Particular sefialaría una alhaja y un obrador donde realizarla. Conviene señalar en este punto que no se alude'a ningún Libro de Dibujos para
exámenes, por lo que la pieza a ejecutar ven-
dría impuesta por los Aprobadores, de una forma arbitraria. Tras ser finalizada, se presentaría ante la misma Junta, acompañada
de
una declaración jurada del Artífice afirmando que el candidato no había recibido ayuda alguna. Aprobada la alhaja, se efectuarían las correspondientes preguntas teóricas, con lo que finalizaba el examen. En el caso de que el examinado fuese forastero, era preciso tomar informes de su vida, costumbres
100
y limpieza de origen. El Capítulo IX ordena que tras superar las pruebas anteriores, el nuevo Maestro sería inscrito en el Libro de la Congregación y recibiría certificación sellada a modo de Título. En el Capítulo X se especifican los derechos de examen: veintidós reales de vellón para cada Aprobador, y veinte ducados para el fondo del Colegio. Si el candidato era hijo de algún Artífice del propio Colegio, sólo estaba obligado a pagar diez ducados para el fondo. En este apartado apreciamos un fuerte sentido endogámico del Colegio ecijano, obstaculizando la incorporación de elementos ajenos al Gremio tradicional. Los Capítulos XI y XII tratan sobre los Aprendices. Todo Artífice debía presentar a la Junta Particular los correspondientes informes de limpieza de sangre sobre el Aprendiz que deseaba acoger. Una vez adndtido, se le inscribía en el Libro que para este menester debía tener la Congregación. La cuota para esta admisión era de sesenta reales de vellón para el fondo de la Comunidad. En el caso de que el Aprendiz fuese hijo de algún Congregante, se le eximía del pago de la cuota y de la presentación de los informes. El tiempo mínimo para el aprendizaje era de seis afias. Se habían preví
st.o las posibles
desavenencias
que pudieran surgir entre discípulas y
maestros, y por ello se procuraba siempre que, ante semejante eventualidad, el Apre~diz nunca quedase abandonado. El Capítulo XIII tiene un curioso contenido. Se prohibía terminantemente a los Artífices forasteros, que no estuvieran avecindados en Ecija y con tienda abierta, la práctica de su oficio, salvo en la feria anual que celebraba la ciudad desde el veintiuno de Septiembre, hasta el cuatro de Octubre. En esta disposición puede observarse el afán proteccionista del Gremio, tantas veces puesto de relieve en épocas anteriores. En el Capítulo XIV se habla del Fiel Contraste y Marcador. Para la renovación de este cargo, el Colegio propondría al Ayuntamiento a tres de sus miembros más idóneos, con un mes de antelación al cumplimiento de los seis años reglamentarios. La elección correspondería en último término al Cabildo. Directamente relacionado con este Capítulo, citaremos el nombramiento en 1800 del Fiel Contraste José Franco y Barreda, que había sido propuesto por
101
el Colegio de Plateros junto
a otros dos Artífices (Manuel Franco Velasco y
José Gallegos)8. El Capítulo XV y final remite para cualquier otro asunto sobre gobierno del Colegio a las ordenanzas de 1771, que fueron las auténticas inspiradoras de los capítulos precedentes. Las ordenanzas de 1786 hubieron de estar vigentes mientras se mantuvo en pie la organización del Colegio de Plateros ecijano. El período de su aplicación es difícil de concretar. Aprobadas en 1786, las ordenanzas se cumplían aún en la citada elección del Fiel Contraste en 1800.
Después de esta fecha carecemos absolutamente
de noticias sobre el
particular. Puesto que no han llegado a nosotros los Libros de Actas del Colegio, no sabemos con precisión hasta cuando se mantuvo su actividad¡ pero pensamos que no debió prolongarse más allá del primer decenio del siglo XIX, pues la progresiva disminución del número de Artífices en esta nueva centuria, y los acontecimientos
desencadenados
a partir de 1808,
debieron hacer inservi ble
la Organización creada en 1782.
8, A,",E , libro n2 216, sesiones (api~ulares de los días 16 y 20 de Agos~o, s/f,
102
>I<
REALCEDULA DE SU MAGESTAD, DE c. DE ABRIL DE 1786.
CONFIRMANDO LA 'FORMACION del Colegio de Plateros, que han hecho los Maestros de la Ciudad de Ecija , bajo el Título y advocacion de San Eloy, y aprobando al mismo tiempo las Ordenanzas, que se han de observar para su régimen y gobierno.
1
EN
7 86.
MADRID:
En la Oficina de BLAS ROMAN, Impresor de la Real Academia de Derecho. Español y Públlco, 1(\~
ESQUEMA
POLITICO-ADMINISTRATIVO
ANTIGUO DE
LA
REGIMEN:
UNA
ENAJENACION DE
LOS
DE
PERSPECTIVA y EL
OFICIOS
ECIJA
EN
EL
A TRAVES
ARRENDAMIENTO
PUBLICaS
MANUEL CUESTA MARTHIEZ
1BTRODUCC 1 01J
En los siglos bajomedievales el profesor F. Tomás y Valiente 1,
"con esfuerzo y con errores" como indica se va configurando un nuevo concepto de
gobierno soberano basado en el reconocimiento de una autoridad suprema. Superándose relaciones feudales, surgen al servicia de la Administración los oficiales, a quienes se les asignan actuaciones específicas en los distintos ramas de la gerencia publica a cambio no ya de una recompensa beneficial sino de unas emolumentos a salarias previamente estipulados. Quizás la cuestión más relevante radique en que éstas, los oficiales, sean instituidos o confirmadas por el monarca cama sí mbolo de su potestad. Sin embargo, tal proyecto, el de articular burocráticamente
la administración del Estada, se
vio claramente afectado por las enormes contradicciones
que emergen en la
práctica a la hora de realizar el plan trazado. ~a clara antinomia entre las exigencias teóricas en pro de establecer instituciones organizadas estables y
los imperativos de la política cotidiana propició la venalidad de muchas
oficios, de incantables empleos que por entonces se pretendía representarlas como traslacion inequlvoca de un Estado fuerte. Comenzaba aSl el procesa in-
l. Franc isro Tomás y Valiente,
ld venid de ot iaos en Indias 0492-1606), Madrid, 1982, p. 35
105
frenable de las enajenaciones de la Corona a favor de particulares, proceso que, impulsado fundamentalmente por un móvil económico y justificado por las necesidades financieras de la roonarquía, no analizó jamás la multiplicidad de incidencias que afectaron a todo el cuerpo socia12. El fenómeno no tiene unos orígenes claros ni desde luego nació catapultado por
una sola
causa.
A la cuestión
de
índole
económico-financiera,
A. Domínguez Ortiz a5ade dos supuestos más que coadyuvan al desarrollo de la compra-venta de oficios: uno, la ausencia de una clarificación política observable en los conceptos antitéticos y vacilantes del Estado Moderno; otro, importantísimo porque refleja el sentir de una sociedad, por la disposición de colectivos enteros dispuestos a acaparar los oficios3• En mi opinión, más que de tres causas impulsoras, resulta más factible hablar de circunstancias que se complementan:
oferta económica, debil idad polí tica y demanda social
son factores que conj ugan perfectamente el hecbo histórico de la venta de oficios que, como digo, tuvo un efecto multiplicador en los -económico y político-administrativo
órdenes
socio-
del Antiguo Régimen.
Desde el punto de vista cronológico se aprecian varias fases en el devenir de las enaj enaciones. A una etapa de inicio, siglos XIV Y XV, en la que monarcas como Enrique II o Enrique IV utilizan la donación de oficios como pago a particulares
por servicios prestados, prosigue otra en la que
los Reyes Católicos intentan consumir o al menos paralizar la progresión de tan lamentable
polí tica regia que nada facili taría la implantacion de las
modernas ideas centralizadoras.
Pero el período culminante estaba en el fu-
turo: los Austrias, y de manera muy especial Felipe IV, acuciados por los gastos bélicos, vendieron todo lo vendible (cargos, oficios, mercedes y jurisdicciones), creándose en ocasiones
determinados
empleos
exclusivamente
2. La formación de mst i tuc renes políticas I.personales peraanenl.es, continuas en espar io y llellpo, es signoJ requerido por los tstados en íoraac ién, VI.j, Joseph Sl.rayer, Sobre los oriqenes eedievele« del Estado Hoderno, Barcelona, 1981, pp, 9 y ss, 3. Antonio OOlínguez Ortiz, "La venta de cargos y of i(loS públ icos en CastIlla y sus consecuenc las econéarcas y sociales'. en An/Jario de Historu [con6,ua , Social 3, UOIV, de Madrid, 197Q, pp 105-137, El nlSlO autor en su obra tes clases pnvilel}udas en el AnIJI}/Jt'ff~gJ,en, l1a·jrld 1979, p. 121, ins rste lAs en esta cuestión al afiraar que la nobleza castellana "lIanlfest6 IUy pronto su vocaCIón CIudadana y callbr6 exactaoente las ventajas que le reportaría la absorcl~n de sus órganos de ando,
106
para su venta4• El siglo XVIII es un período de consolidación en el que además ya se aprecian algunos intentos de reforma cOJUO, por ejemplo, los del marqués de Santa Cruz de Mercenado o los del propio Campomaness. nea remodeladora,
En esta lí-
desde el propio vértice del poder monárquico se dictaron
diferentes disposiciones
reformistas como la introducción de representantes
populares en el gobierno urbano a través de los diputados del común y del síndico personero, si bien ante la oposición de la tradicional clase dirigente y la indiferencia del pueblos. Tan largo período de tiempo posibilitó que el sistema y sus derivaciones
impregnaran profundamente a la sociedad y
se impusieran en todas las ciudades, villas y lugares de Espaffa. Ecija no fue una excepción y sus estructuras políticas y administrativas,
como vere-
mos, quedaron invadidas por la venalidad en forna y hondura considerables7•
4, Antonio DOlínguez Ortiz,
'Yentas y exenciones
de lugares durante el reinado de Felipe
IY', en
AHOE, (l'Iadrid>, XXXIV, 1964, pp, 167 Y ss. De la s ituac ién econ611ca en el reinado de Felipe IY y sus repercusiones en Ec iia, encontrnos nohClas en Juana 611-BerleJo 6arcía, 'Ecija en la pr iaera litad del siglo XYII: notas delográfico-econ6Nicas', Actas I Congreso de Historia di Andalucía, Andalucía Hoderna, JI, pp, 51-61, 5, En el transcruso del siglo XYIII, an~es y después de 1766, se generaliz6 una corriente de opini6n contraria a la perpetuidad de los oficios luniclpales, A 1723 se relonta la exposlcl6n del larqués de Santa Cruz de l'Iercenado de los Inconvenientes de di cha prácti ca: el uyor dafto en la prác t i ca de regidores perpetuos consiste en que los lás de éstos sirven los ofiCIOS por sustitutos pobres, que no tienen que perder, en castigo de la albici6n con que inJushlente sol n i tan a veces ganar, El proyecto de reforu nUOlcipal conSistía en COlbinar el ideal nobi liario y el burgués a base de 1/3 de regidores nobles con un capital superior a 20,000 reales en tierras, 1/3 de labradores con capital superior a 10,000 reales y 1/3 de nercaderes con un capi tal superior a 15,000 reales, esto es, todo un sistela no deaocrHico y purallente oligárquico. vid, Antonio DOJlínguez Ortiz, La sociedad espetal« del siglo /'1111, l'Iadrid, 1955, p, 346, Por su parte, Pedro Rodríguez de Calpolanes, Ap~ndice a la EducacI6n Popular de Jos artesanos y su talenlo, 11, l'Iadrid, 1775-1777, pp, 244-5, atribuía a la venta de los regi.ientos el origen de la falta de actividad de los ayuntalientos, José Agustín Ibáftez de Renteria, "Oiscurso sobre el gobierno luniclpal', en l'Iariano Baena de Alcázar, Los estudios sobre Ad,inislra(J¡Jnen la EspaHa del siglo lVll1, !ladrid, 1968, pp, 115-149, dice en tal sent ido que los ayuntallientos debían de redilir los regidores perpetuos, debiéndose huir tanto de aculular requIsitos COlO de facilitar la entrada a todos los veCinos, 6, Vid los trabajos de Antonia Fernández Hernández, "Alcance y signiflcaci6n de la reforma lunicipal de Carlos 111 en Córdoba: diputados del cOI~n y síndico personero', III Curso de Verano El 8~rroco en AndalUCId (en prensa), o Javier 6uillaD6n Alvarez, Las reforRds de la Ad'lnlstraClón local durante el rettudo de Carlos I/~ l'Iadrid, 1980, 7, En el afta 1584, [cija ya tenía enajenadas las regldurías, juradurías y escribanías, Vid, "argarlta Cuartas Rlvero, "La venta de OfICIOS públ ícos en Castllla-Le6n en el siglo XYI', H/spania, (l'Iadrid), 158, 1984, pp, 497-99,
107
Me
propongo
presentar
en
esta
distintos órganos que constituyen
comunicación
hasta
qué
punto
los
el poder municipal se encontraban o no
privatizados en manos de particularesj si los distintos cargos provinciales de la administración
de la Hacienda Real estaban enajenados, arrendados o
gestionados directamente por la Coronaj si los empleos de justicia se vieron o no afectados por la venalidad o qué profesiones del número se enajenaron o cuáles se cedían graciosamente o en arrendamiento temporal. En suma, se trata de averiguar basta qué grado la administración ecijana conserva resquicios autonómicos en lo referente a los empleos y, como contrapartida, cuánto poder o cuánta influencia subsiste en el municipio o en los apellidos o grupos de presión que lo controlan, no respecto al resto de la sociedad ecijana -lo que se evidencia palmariamente- sino respecto al Estado centralizador y absol utista8• Las fuentes documentales manejadas para desarrollar los objetivos propuestos han sido varias pero fundamentalmente
el Catastro
de Ensenada,
que
nos brinda datos y nombres sobre los oficios administrativos y políticos de la ciudad
(regidores, jurados,
escribanos,
contadores,
alguaci les, etc.),
así como matizaciones básicas respecto a la enajenación, arrendamiento o secuestro de los mismos por parte de la Corona. También, en ocasiones,
la
fuente aclara cuáles y cuántos están en ejerCicio, cuáles en desuso o cuántos abandonados, que lógicamente traducirá el nivel de interés en la gestión urbana por parte de sus propietarios. A veces se indica si el origen de la enajenación fue una aportación pecuniaria o una concesión graciosa. Por último, un dato importante que con frecuencia se encuentra es la situación del ejerCicio de los oficios perpétuos, esto es, si los sirven sus propios dueños o si éstos los tienen arrendados. Como fuen~e complementaria be utiliza-
8, TOlO 105 conceptos de a()tono,¡'ay de poder e intluenci» de Lazare Pozas Poveda, "Aulonoaia polítIca y poder personal en el lunlciplo de C6rdoba en el siglo XVIII- // C()rsode Verano é/ Barroco en Anda/ucía (en prensa), para Quien un pueblo tiene auLonolía polítIca cuando, dentro de unos parAlelros espeCIfIcados en una ley larco Que afecta al conjunto del Estado, puede dotarse de norias JurídIcas para su autogoblerno y tiene, adelAs, la facultad de ad.inistrar sus propIos recursos laLeriales sIn control del ente central, En el supuesto de la ausenc ia auLon611ica -que parece evidente en el siglo XVIII- a los regidores y otros grupos dirigentes les quedaba la influencia socioecon61ica que podía obtenerse en el desarrollo de su labor adlllnlslrativa Es lo que el autor califica COlO 'poder personal',
108
do las Actas Capitulares
ante todo para conocer cómo funcionaba el cabildo
municipal y quienes realmente participaban en el gobierno de forma activa. Otras fuentes consultadas han sido aquellas de índole jurídica como las Actas de las
de Castilla,
Cortes
pues, se trata de esquematizar
la Nueva o la Novísima Recopi l eci on. Así, el estrato político-administrativa
de Ecija
en el Antiguo Régimen a partir del estado de la cuestión a mediados del siglo XVIII
(tengamos presente que el Antiguo Régimen aún tratándose de un pe-
ríoda muy largo presenta
pocos cambios en la concepción del mundo urbano
respecto a sus estructuras administrativas). Queda, por tanto, para otro momento el estudio de las repercusiones de la enajenación de oficios en el panorama socio-económico
que habrá que esclarecer no en fuentes municipales o
jurídicas sino en los fondos riquísimos de los protocolos notariales. Vaya
estructurar el contenido del trabajo en cuatro apartados:
12.
En qué consiste la enajenación de oficios públicos.
22.
Análisis de los dos aspectos claves de todo oficio enajenado: propiedad o utilización patrimonial y ejercicio
32.
Calificación
o gestión pública.
de la trascendencia que la venalidad de oficios y cargos
alcanzó en Ecija y cómo afectó a sus estructuras institucionales. 42.
Conclusión, valorando globalmente los puntos anteriores.
1. EBAJEJ'ACIO.! DE OFICIOS PUBLICOS
Las enajenaciones de la Corona consistieron en transferir bienes o derechos por parte de la monarquía a favor de particulares o, en determinados casos, a favor de los ayuntamientos. ron vitaliciamente
En principio las cesiones se estipula-
para operarse como paso siguiente como transmisibles por
una o varias vidas a través de la fórmula de la renuncia vorem)
in
fa-
en beneficio de herederos o de cualquier otra persona, en este caso,
sin duda, a cambio de precio perpetuación i nter
(resignatio
vi vos
(venta simulada).
El proceso culminó con la
de los oficios y, por tanto, con la calidad de traspasarlos o mortis
causa.
La Corona utilizó dos procedimientos para enajenar oficios publicas (o
109
bienes territoriales, o prerrogativas y mercedes y todo cuanto objetivamente era enajenable): la donación o cesion gratuita del oficio (no he encontrado aún caso de donación onerosa en la que el cesionario aceptara la imposición de rargas) , normalmente como premio a servicios prestados. Es el caso de las dos regidurías concedidas al conde-duque de Olivares en todas las ciudades de voto en Cortes. Mucho más frecuente fue la venta o enajenación
a título
oneroso (o servicio pecuniario como apunta la documentación eCijana), modalidad por la cual el propio ayuntamiento obtuvo de la Corona oficios tales como las corredurías o el almotacenazRo, si bien éstos fueron reintegrados posteriormente9. Por el sistema de venta, la Corona enajenó cuantos tí tulos consideró necesarios para incrementar su tesorería, incumpliendo permanentemente
las
promesas expresadas a los procuradores de las ciudades en las Cortes en el sentido de no adicionar oficios sobre los ya existentes. Grupos como los regidores
(o veinticuatros
como se les conoce en otras ciudades andaluzas),
como los jurados o como los escri banas se sintieron desprotegidos ante la ampliación del número fijo o cupo establecido hasta alcanzar cifras verdaderamente alarmantes. En Ecija se enajenaron 39 oficios de regidores que, unidos a los de alférez mayor y alcalde mayor honorífico, supusieron un total de 41 oficios que potencialmente podrían gobernar el municipio en un momento determinado.
También se enajenaron
24 oficios de jurados, representantes
teóricos de la comunidad integrados en el municipio (digo teóricos porque si en origen esa fue su misión como cargos electi vos, al enajenarse es obvio que como bien privati va de sus propietarios éstos defenderi an sus propios intereses) 10.
Otro sector, en este caso profesional, que se vio desbordado
por los acrecentamientos de oficios fue el de los escribanos. probablemente el más perjudicado porque como el ejercicio de sus cargos se remuneraba según arancel resultaba evidente que, ante idéntica clientela. a más escribanos menos ingresos11•
9 (Alrchlvo ("lunlClpal ,je E>clJa trust-o de Ensenada ser , 2ª. llbro 1122, s r 10. El lo queda de"os~rado PO" Ameba Vargas Es(oba~ 'los Jurados de C6;doba en el AnLI'luo R~9lRen·. lIt Curso de Verdno [J Barroco en ~ndaJucla (en prensal,
110
Sea como fuere, el desmedido acrecentamiento
de los oficios públicos
perjudicó profundamente no sólo a las organizaciones profesionales que veían cómo el aumento de miembros repercutía negativamente en sus ingresos sino de forma trascendente a la institución municipal ya que a través de tales vías de ingreso perdía la auténtica significación de gobierno local para convertirse, en unos casos, en medio utilizado por sus capitulares para escalar a más altas cotas en la organización del Estado, en otros -sobre todo por la nueva clase política- por el uso del oficio público como mero instrumento de prelación social'2. Este grave deterioro propicia continuos intentos promovidos por las Cortes encaminados a revertir los oficios acrecentados y restituir su número al estado anterior. La Corona aceptó como crítica en muchas sesiones la problemática que constantemente se le planteaba y, a veces, dictó medidas correctoras. Sin embargo, frente a la reducción de oficios (siempre incierta por cúal debería ser el sistema de amortización), las acuciantes y crecientes
necesidades de numerario por parte del Tesoro impulsaron
con más fuerza las ventas de oficios'3. En realidad, los únicos cargos que escaparon -y no todos- a la venalidad fueron los de jurisdicción'•. Corregidores, alcaldes
mayores, alcaldes
ordinarios ... jamas fueron mercancia de
almoneda. La excepción (me refiero a EspaHa porque en otros países sí que se lesionó la escala judicial) se confirma en la figura del fiscal que aparece enajenada en algunas ciudades. En Ecija, el oficio había sido secuestrado por la Corona y se cedía en arrendamiento'5•
11. VId. Lázaro Pozas Poveda, 'Aproxilaci6n al estudio del ot ir io de escribano p6blico del nÚlero de la CIudad de C6rdoba en la pr r era lIlítad del siglo XVIiI", Axerq(J¡a, Revista de Estudios tordobese«, 14, 1985, pp. 93 Y ss. 12. En cuanto a la utilizaci6n del cargo para acceder a instancias de poder de .ás relieve en la erqamzac ién del Estado, "anuel Cuesta lIartínez, la ctudsd de Ci$rdobaen e! siglo IVIII, C6rdoba, 1ge5 p. S6 13 Novzs/,.1 Recoplla(J()n libro VII, Título VII Leyes 1, XIII XIV, XVIII,' XX, entre las de Ilás relieve dICtadas para consuai r OfICIOS Vid. F"ancisco TQQás y Valiente, Dos casos de incorporar ion de OflC lOS públICOS a la Corona en 1793 y 1800·, en Actas 11 SY.P¡JSIUI de Histl)f1a de la AdllinlslracUn, 1971, pp. '365 Y ss. 14, Las cortes de l'alladl)lid ya obluv!ero~ de Carlos 1 el que no se vendieran estos oí rr ios petiCl6n 22. 15. A,H,E., CJtastrü de Ensenada, seco 2ª. LIbro 1122, s/f.
111
2.
NATURALEZA DE LOS OFICIOS
EBAJEBADOS
En todo oficio enajenado se impone diferenciar dos aspectos claves que determinan su funcionamiento:
la propiedad o derecho a poseerlo y a disponer
libremente de él, y el ejercicio o la práctica de los actos propios dimanantes del cargo16• Una vez el oficio en circulación, es decir, una vez enajenado por la Corona, como cualquier otro bien patrimonial entra en el libre juego del mercado secundario y se comercia con él privadamente. En el marco del mercado secundario, se accede a la propiedad por acuerdo entre dos partes ante notarioj se trata de un acto privado y las consecuencias dimanantes del mismo habrán de dilucidarse en la esfera del Derecho público. Queda al margén, pues, la voluntad del monarca que quedó anulada una vez consumada la enajenación en lo que venimos catalogando como primer mercado o venta directa monarca-particulares.
El rey conserva. eso sí, la potestad de ratificar
mediante cédula o provisión los cambios de titularidad. Por tanto, cualquier persona física o jurldica puede adquirir un oficia por medios de varios procedimientos
(donación, renuncia, permuta, etc.), si bien cabe destacar que
dos son los más usuales: la herencia, par la que se legan los oficios a los herederos
(sistema por el cual determi nadas famil ias se perpetúan en los
cargos de más relevancia de la administración pública), en ocasiones incluso sin otra opción porque no siempre la herencia es un acto de liberalidad al quedar gran parte de las oficios vinculados a mayorazgos, patronatos o capellanías hallándose,
por ella. predestinados
los sucesores. Se trata de una
translllisióncerrada que, con intención o sin ella, actúa coma medida profiláctica al evitar la ascensión de categorías sociales inferiores. Asistimos a una petrificación quedó
polí tica a nivel urbana ya que la organización
social
atenazada en el inmovilismo. El otro medio de transmisión utilizada
con relativa frecuencia es el de compraventa, al que se acogieron colectivos con mentalidad crematística pero que favoreció, ténuemente,
la
circulación
16. Este lismo aspecto de la diferenclaci6n Jurídica entre propiedad y eJerCICIO lo traté .ás alPllanente en 'Los oficios enajenados y su repercusl6n socio-política en la Epoca I1oderna·, 1/1 Curso de vereno E/ Barroco en Anda/ucla (en prensa) y lo expongo aqJi suclnta~ente porQue conSIdero IndIspensable su Inclu-
sión para el desarrollo analítiCO del tema.
112
de los títulos de oficios y la movilidad social en los órganos dirigentes, si bien este reemplazamiento social, lejos de potenciar los gobiernos locales, se limitó a imitar caducas costumbres de la clase dirigente tradicional. Montados en el mismo barco, se abatieron abocados al mismo fracaso. Como acertó a exponer Michel Crozier: "no es el poder en sí lo malo ni el mal se halla localizado en las personas ni en las categorías sino en los modos de relación y la configuración de los sistemas que lo mantienen"
17.
Una vez analizado el oficio desde el punto de vista patrimonial conviene que enfoquemos realmente
el segundo
contenido
interesa si nos atenemos
de su naturaleza,
que es el que
a la función publica: el ejerCicio.
A
diferencia del acceso a la propiedad, la toma de posesión del empleo es restringida en virtud de algunas condiciones.
Por obvio que parezca, diré en
primer lugar que para ejercer es necesario ser persona física. Digo por obvio que parezca porque ya indiqué que el propietario podría ser una persona jurídica; en este caso, tendna
que nombrar teniente o arrendatario
todo caso, si se tratara de un patronato, ejercería el patrono18• de esta elemental restricción,
o, en
Al margen
no podían ejercer los empleos públicos aque-
llas personas que padecieran defectos fí sicos (sordera, mudez, locura), ni la mujer, ni el menor de edad, ni el clérigo, a quienes, repito, nada les impedla ser propietarios, pero que quedaban excluidos de la gestión pública por las leyes del Reino. Por último, para desempe~ar
determinados
oficios
-aquellos más preeminentes como el de alferazgo mayor, regidurías, etc.- se requerlan poseer y demostrar calidades como la nobleza, cultura y rentas19• En el cabildo ecijano se observa el elitismo de sus componentes a través de sus apellidos, de las órdenes militares a las que pertenecen
(Luis Tomás de
Valdés, orden de Alcántara; Fernando de Cárdenas, orden de San Juan), o de los títulos de Castilla que poseen <marqués de las Cuevas, de Alcántara,
de
17. l1ichelCrozier No SI! ca,b13 la socieded p"r decreto, Madrtd, 1984, p. 45 18. Al pat~onato 'Jndado por Ana y FranCISco Albornoz se tenía VInculado un ofICIO de regIdor perpe-
tuo. El Doseedor del ~IS o, And~és de Torres y Anaya, vecino de Jerez de la Frontera podía ejercerlo él o no brar teniente o cederlo en arrenda lento, A.tIE., tsustro de [nsenddd, seco 2ª, LIbro llAl f.9290, 19. VId. I.A.A, Ihoapscn, "Neo-noble NobJ1ity: tcncepts of hldalgula In Early Hodern Castile\ en [uropedn HistQr}' f)uartuly
1985 pp. 387-391.
113
la Garantía. de Quintana. de Pefiaflor). Otros oficios de importancia también eran propiedad de nombres relevantes: la escri banía de millones y cientos pertenecía al marqués de Algarinejo. el oficio de tasador de costas al marqués de Culleras-conde
de las Torres. e igualmente ocurría con determinados
derechos enajenados. que pertenecían al conde de Montijo <alcabala vieja. de cargas. almojarifazgo. pontazgo)20.
3. OFICIOS EBAJEHADOS y ENAJEBABLES EW EL SIGLO XVIII: ESTRUCTURA POLITICA y ADIIIBISTRATIVA. La situación jurídica de los oficios públicos de la administración ecijana en el siglo XVIII es muy parecida a la del resto de las ciudades castellanas, si bien con peculiaridades propias derivadas de la evolución que en su seno engendró el sistema de enajenaciones. Un buen número de oficios se encuentran privatizados perpetuamente, otros se encuentran cedidos en arrendamiento por parte de la administración cedidos
graciosamente
de la Comisión monárquica. algunos
y otros se administran
directamente
por la Corona.
Anallcémoslos a continuación de acuerdo con las funciones que les competían.
3. 1. OfICIOS POLITICOS OE LA AOHINISTRACION MUNICIPAL El concejo, como personalidad jurídica, estuvo gobernado por distintos órganos políticos que, como hemos anticipado, merced a la enajenación de los oficios públicos fueron monopolizados por la clase económicamente dominante. La mayor parte de los municipios espaffoles -Ecija no fue una excepción- se transformaron por este procedimiento en ayuntamientos perpetuos. El cabildo municipal ecijano quedó integrado en base al "aiuntamiento" de distintos niveles de poder, a saber; 3.1.1. Presidencia. Ocupada por el corregidor,
figura impuesta y nombrada por la Corona,
renovable cada tres o más afias. Se trata de un control directo
20. A.~.E., CdlJstro de Ensenddd,
114
sec
2ª, LIbro 1122, s/f
de
los
go-
biernos urbanos por parte del poder central que comenzó a tomar cuerpo de gestión ordinaria con los Reyes Católicos. 3.1.2. Regimiento. Instit uc
í
ó
n cuyos miembros gozaban de voz y voto; es. por tanto, la
parte más vital del entramado concejil porque cuenta con capacidad de decisión. Todos los oficios que lo conforman, un alférez mayor. un alcaide de los reales alcázares, un alcaide mayor honorífico y treinta y nueve regidores, se alinean en el status de plenamente patrimonial izados. Sólo existe una
excepcion,
la
del
alguacil
mayor
honon fico,
que
se
cede
por
nombramiento gracioso, y la de su suplente, la del teniente de alguacil mayor, que se cedía en arrendaraí.ent o=". Esta estructura de p,obierno urbano privatizado en manos de la aristocracia potenció el que el ejercicio del poder se manifestara
continuamente
en dos horí.zont.asa veces contrapuestos:
por una parte, merced a una respetuosa
fidel idad a la monarqul a -que no
siempre al poder absoluto entendido como doctrina polltica- se gestionó el municipio en pro ce la ciudad a fin de resolver los interminables problemas que toda población de cierto relieve plantea día a día; por otra, los regidores no desaprovechan la utilización del poder ~omo defensa de sus propios y particulares intereses, a veces de forma encubierta, a veces abiertamente como, por ejemplo, la postura que adopto el marqués de PeBaflor en 1769 al permutar unas tierras que le favoreclan y aDoyando, por ello. la colonización de las nuevas poblaciones en franco enfrentamiento con el sentir general del cabildo que defendía las zonas comunales de su términc que se intentaban ocupar22. 3.1.3
Los jurados.
El tercer grupo que formaba parte del cabildo era el de los jurados, si bien éstos contaban sólo con voz. la que necesitaban para exponer las quejas 21. B~slca.ente. esia estructura del regiliento ~s cOI~cldente con las de los luniclplos se~l!!ano cordobés conír , r-anClSco AgUIJar PlllaJ, siston« de S~I:!Ja SIt]h1 JVIlI $evIl!a 1982, Pp. !_--77 , ; ~anuel Cuesta lIartinez, La cU/dad ., ¡¡P. ~3-87 22. El larqués de Penaf!JP ob~endr¡a la S"andeza de Esoana par~ su titulo, VId. Fernando :alder6n l1a:-tín, Ola postura del cabildo er uano ante la ce lom rac rén Go¡~tln de la H~a! II(Jd~'JJ Je C<Sr(MJa, ~f 19~8, pp 223-227 Vease la actitud de; cabildo ante el problcla en naría Isabel Sarcia Cano La colonu:st ián de tsrlos 111 en Andalucía. Fu~nf~ Pslsere 1768-/SJ5 C6r1oba, 1geZ, PP. e3-87.
115
del vecindario y velar por sus intereses. Al igual que los regidores, los veinticuatro oficios de jurados eran de absoluta propiedad particular. Valga como sugerencia
que para el caso concreto de Ecija convendría
indagar sobre el fundamento del poder político, ésto es, si como en otras ciudades,
v. gr. Sevilla o Córdoba, la clase económicamente dominante es la
que desde la plataforma de su riqueza <generalmente bienes raíces. caso de los regidores, y comercio, caso de los jurados) se identifica como "clase política", realidad que se hace patente de forma concreta en el acaparamiento y control de los cargos político-administrativos.
Este estado de cosas se
intuye como realidad en la Ecija del Antiguo Régimen pero no es dable el afirmarlo por generalización de situaciones de otros centros urbanos. Desde luego, es cuestión irrefutable en aquella sociedad que la riqueza se elevaba como factor clave y que sin ella jamás se lograría ejercer, directamente o a través de influencias, el ministerio del poder23. 3.1.4. Diputados del común y síndico personero En 1766, desde la órbita del E~tado, se crean los cargos de diputados del común y del síndico personero, cuya actuación consistirí a en defender los intereses públicos en el ayuntamiento. Como podemos observar, su misión es similar a la de los jurados pero si la de éstos se distorsionó durante siglos, la de los nuevos magistrados no alcanzó más frontera que la de una innovación ilustrada sin el sustento de las bases sociales necesario para toda empresa que persiga el éxito. Fueron cargos electivos y,
desde una
perspectiva amplia -la de la duración del Antiguo Régimen- apenas alcanzaron significación en la política municipal. Sin embargo, este croquis esbozado que podríamos representar como la composición ideal de un cabildo, en la práctica resultaba extraordinaria~nte difícil que se diera. Al margen de las ausencias que puedan
considerarse
23, Confr. Rut Pike, Aristócratas y Co.erciantes. Ld sociedad serilletu en el siglo 1'11, Barcelona, 1978, pp, 32 Y 55, Para un estudio de las teorías de las élites políticas, vid, Nicos Poulanhas, Poder político y cltlses socitlles en el Esttldo ctlpittllistiJ,1978, pp, 425 Y ss, Vid, talbién John K. Halbrait, Ld iJntlto.íadel poder, Barcelona, 1984, pp, 181-211, para quien las fuentes del poder son un lodo de enfocar el estudio de la historia, Contrapone la organizaci6n, COIlO fuente del poder del Estado, frente a la tierra, fuente de poder de la nobleza,
116
normales
<intereses privados, viajes, enfermedades,
...), algunos de los
oficios se encontraban abandonados. En el affos 1751, de 39 regidores, sólo 24 se habían recibido en sus oficios, y de 24 jurados, sólo 18. Además el oficio de alcaide de los reales alcázares, que pertenecía al marqués de la Cueva, se hallaba en litigio y no era ejercido. No obstante, el número de personas que tiene abandonada la gestión pública no es, en mi opinión, muy elevado, sobre todo si lo comparamos con la situación de la ciudad de Córdoba en la misma época, donde sólo ejercían diez o doce veinticuatros cuando en potencia podían ejercer sesenta y nueve, o como la ciudad de Salamanca donde el absentismo era similar24•
Estas ausencias a los cabildos o los
abandonos de la gestión pública obedecerían a múltiples causas aunque no creo que la principal de ellas se debiera a los salarios verdaderamente reducidos que percibían los munícipes: 147 reales y 2 maravedís el alférez mayor, 88 reales los regidores y 20 reales y 14 maravedís los jurados2s, sino en los aires integradores de la monarquía borbónica que captaba para más altas instancias de la administración a oficiales surgidos del municipio o, por el contrario, hacía desistir con el abandono a quienes pensaran de forma involucionista en reminiscencias de pasados autogobiernos locales. que en el siglo XVIII se habían reducido a meros poderes intermedios en la organización del Estad026.
2A. "anuel tuesta Plartínez,Ls ciudtld... , p. 55, Y Javier Infante Pliguel-ltoUa,El .unuipio
de Stlltl-
titules del Antiguo Rlgi.en. Conlribuci6n sl estudio de su orgtlniZt1ci6n instituciotul, Salaaanca, 198', pp. 33-34 y 55-56. Para el caso de Ecija vid. Inlaculada 6arcía Torres, "El cabildo eCijano durante 1772. Su cOlposici6n y gestión lunicipal· (en prensa). COlputando las asistencias de regidores y jurados du-
'inCtl tl
rante el priler seaestre de 1771 de A.PI.E., Acttls Ctlpitultlres, hesos obtenido los siguientes nolbres de quienes en layor o aener grado participan en el gobierno local: lielbros del regiQiento Juan de Aguilar Zaldaa, Ignacio Alalis, Crist6bal de Albornoz, Juan de Ariza y Yander (teniente de alférez layor), Fernando de Cárdenas, Gregario Coello de Llala, Fernando Cortés, Diego troquer, José Antonio Delgado, Pedro de Figueroa, Pedro de Gálvez, Vicente Guillalas y Drozco. Alvaro L6pez de Carrisosa, larqués de Alcántara. larqués de la Garantía, larqués de Quintana (alcalde layor honorífico). Fernando de Plureiay C6rdoba, Pedro Pareja y Vargas. Andrés de los Reyes, Torres, José de Rojas. Fernando Iaaar iz ~artel, Garci Tello de 80vadilla y Eslava, LU1S TOlás de Valdés, Juan de Yegel , G6ngora, y Antonio Vicioso Pleléndez,Por parte de los jurados asisten Juan AguDar Delqadc, Juan Alonso de Carlona. Gregorlo Avi lés, Juan de BOOllta, lqnacio Caracena, Antonio de Caracena, TolAs de Céspedes, Francisco Colorado. Crlst6bal Delgado Dstos, Juan de Plonteherloso. Francisco Orejuela. Lope Pareja Andrés Pérez Serrano, Juan Pérez, Bartololé Pole" Juan Rodríguez de Prado, "anuel Ruiz y Fernando Tapia Guerrero. Por tanto, un total de vemt iseis regidores, dreciocho Jurados, cl(ras que se aproxiMan a las que el Ctlltls[.ro de EnsentldtlfiJa COlO oficios recibidos, que denota que quienes realQente no están dispuestos a eJercer las funciones de gobierno no tralltan la expedic16n del título.
117
3.2.
OFICIOS ADMINISTRATIVOS
AL SERVICIO DEL MUNICIPIO
El municipio, ante la vorágine de la venta de oficios por parte de la Corona, reaccionó de la única forma que le fue posible: acudiendo a la compra de cuantos cargos su economí a eventualmente
le permitiera -sobre todo
los propiamente municipales- que en su primera oferta se otorgaban al mejor postor a fin de incorporarlos
a su patrimonio.
Por este procedimiento
se
evitaba de un lado que competencias claramente municipales se transfieran a manos privadas y ajenas a la gestión de gobierno
(lo contrario supondría y
supuso en su caso hipotecar las tomas de decisión), y de otro, los gobernantes (cuyos cargos ya hemos comprobado que se hallaban patrimonializados>,
en
virtud de sus facultades, respecto a la provisión de los empleos y destino de los beneficios que producían, podrían desarrollar
una política de clase
de espaldas al bien general, lo que motivó a la postre no pocos conflictos entre el poder urbano y el Estado, cuando éste convino en reforzar su intervención centralizadora27• Por la forma de enajenaciones jano había adquirido
(servicio pecuniario>, el municipio eci-
los oficios de las corredurías de aceite, lonja, bes-
tias, de frutas y entradas y la de algodón, así como el almotacenazgo si bien posteriormente
...,
fueron reintegrados por la Real Hacienda posiblemente
por no satisfacer el precio de egresión. Por el contrario, se consiguió retener como integrantes de propios -o al menos no se vendieron a particulares- oficios como la alcaldía del estado general, las contadurlas de propios y arbitrios
y del pósito, la alcaidía del matadero y el fiel contador del
pósito y de panadería, amén de otros oficios de menor importancia. Los oficios enajenados en el siglo XVIII se encontraban en la situación siguiente: 25. A.M.E., Catastro de Ensenada,seco 2~, Libro 1122, s/f. 26. Sobre un plan~eallen~o in~egrador del Es~ado, José M. de Bernardo Ares, "Los poderes inter.edios en la 'Republica' de Jean Bodín', Revista de EstudioS Pol üuo« (~ueva Epoca), 42 198', pp. 227-237 La lonarquía borbónica personallz6 de torla lAs definida que la de los Aus~rlas la torla de gobierno absoluto, si bien con retraso respecto al Estado paradlgla de tal cornente la Franc ia de Luis IIV, Vid Hubert "ethlvler, l 'AnClenR¿gl.e, Parls, 1983, pp. 35-60 27. Apud el eJetolo de C6rdoba en José H. de Bernardo Ares, ·Confl ieto entre los regIdores ~ el corregidor de Córdoba a pr inc ipics del siglo XVIII", ReVista de EstudJOSde la l/ida Local, (Hadrld), 202, 1979, PP. 289 y ss
118
3.2.1. Oficios enajenados a favor del ayuntannento. Fieldad
de
las reales
carnicerí as,
para cuyo ejercicio
se nombraba
persona que lo sirviera graciosamente. 3.2.2. Oficios enajenados a favor de particulares. Las dos escribanías
del cabildo, que pertenecían a José del Castillo y
Francisco Alfara, quienes las servían por
Si
mismos.
3.2.3. Oficios arrendados. El almotacenazgo
y la alcaidía de la cárcelz8.
3.3. OFICIOS DE JURISOICCION El único oficio de justicia que la Corona enajenó en diversas ciudades ya hemos apuntado que se trata del fiscal, funcionario que ejercía el ministerio público ante los tribunales ostentando la representación
del bien ge-
neral. En Ecija también ocurrió así, si bien en el siglo XVIII se halla secuestrado
por la Corona. Concretamente
Armenta por nombramiento gracioso
en 1751 estaba cedido a Antonio de
29
3.4. OFICIOS DE LA ADHINISTRACION DE LA HACIENDA REAL Por la misma complejidad de la administración hacendlstica en la Espaffa del Antiguo Régimen, las instancias de recaudación establecidas en los distintos distritos,
analizadas
desde el ordenamiento
actual, se hallaban in-
mersas en el más aparente desorden: oficios relacionados con una misma figura imposi tiva se pr vati zaron a favor de personas í
diferentes,
unas veces
vendidos, otras cedidos, en ocasiones arrendados y en algún caso administrado temporalmente de forma directa por la Corona. 3.4.1. Oficios enajenados. La escri baní a mayor de mi llones pertenecí a al marqués de Algarinej o, veinticuatro de Granada; la de alcabalas pertenecía
en
copropiedad
a
fr.
Juan de Megías, Pedro, Juana y Petronila Mesía de la Cerda; el oficio de re-
28. A." E., Catastro de Ensenada seco 2ª, Libro 1122, s/f. 29, [bid.
119
1
gistrador de censos e hipotecas a José Martas Valenzuela y el de tasador de costas al marqués de Cullera. Todos estos oficios se encontraban arrendados por sus propietarios a distintos arrendatarios, en otras ciudades,
otros por conveniencias
unos porque se avecindaban
económicas
y en algún caso por
imposición jurídica como, por ejemplo, el de la aludida copropiedad que impide a todos los duefios ejercer a la vez. El único oficio enajenado que se servía directamente por su propietario era la contaduría de tutelas y particiones, propiedad de Agapito de Castro y Falabán30. 3.4.2. Oficios cedidos en arrendamiento. Cedidos en arrendamiento temporal se encuentran los oficios dp.cobrador del rastro
y de la romana de frutas, el de fiel contador
de las reales
carnicerías y los de alguacil mayor de entregas y el de rentas31. 3.4.3. Oficios administrados directamente por la Corona. La Corona administraba
directamente
los oficios de pagador, el de al-
guacil mayor de millones y alcabalas y el de alguacil de vagabundos, si bien éste estaba sin uso a mediados del siglo XVIII32. Los tres modelos de administración
hacendística -enajenación, arrenda-
miento o gerencia directa- contribuyen a complicar aún más el sistema impositivo espa~ol en la época moderna. En ocasiones surge la incógnita del por qué no un modelo único ya que, por ejemplo, el sistema de enajenación de oficios se encontraba en el ámbito de la recaudacion de impuestos, un campo más abonado de donde extraer beneficios 51 bien sus propietarios rían el poder político que privatizaban
no logra-
los regidores. O, por la misma ra-
zón, surge la pregunta de por qué no se cedieron todos los oficios por parte de la Corona en arrendamiento si con dicha fórmula se obtendrían mejores resultados. O, por último. por qué no UDa gestión integramente directa para evitar gastos. Sea como fuere, lo cierto es que a los oficios relacionados con la administración
hacendística se les reconocen unos ingresos
30. A.14 E., ceustro d~ El1s~ndda,sec. 2!, Ltbro 1122, s/f 31. Ibíd 32 Ibid
120
importan-
tes y atrayentes:
v.gr., el propietario de la escribanía de millones y cien-
tos obtenía 4.400 reales anuales,
el de la escribanía de alcabalas 5.500
reales y el contador de tutelas y particiones 2.200 reales. El resto de los oficiales contaban con ingresos inferiores33•
Algunos arrendatarios
se em-
bolsaban igualmente cantidades elevadas: 770 reales el alguacil mayor de entregas, y, del mismo modo aunque administrado directamente
por la Comisión
de Hacienda, al oficio de cobrador del rastro y de la romana de frutas se le estimaban unos ingresos de 7.900 reales. Tales ingresos medios anuales, devengados no como salarios sino como derechos detraídos por cada una de sus actuaciones en el caso de propietarios y arrendatarios, serían incetivo suficiente para atraer a la clase administrativa
que no era otra, como hemos
comprobado por títulos y nombres, que la económica y políticamente dominante34•
3.5. OFICIOS DE PROFESIONES DEL NUMERO DE LA CIUDAD Determinadas profesiones se encontraban enmarcadas en un numero fijo de oficios a fin de atender las distintas competencias
públicas para las que
habían sido creadas. Es el caso de escribanos, procuradores y corredores de comercio. 3.5.1. Procuradores. Entienden
en todos los pleitos, causas y asuntos tanto civiles coreo
criminales que se plantearan en la jurisdicción ce Ecija, actuando por poder o por comisión de otro. Existen ocho procuradurías: cinco están enajenadas y las sirven directamente
sus propietarios, y tres. que en su momento fueron
enajenadas y posteriormente
secuestradas por la Corona, se arriendan por és-
ta al mejor postor. La diferencia más apreciable entre los oficios que son ejercidos directamente por sus propietarios y los que son gestionados por arrendatarios radica en la renta fiscal que se les estima: 2.200 reales
a
los
primeros
y
33 A.H,E" Catastro de EQsenada sec, 2!, libro 1122, 3A, lbíd.
121
1.279 reales y 17 marevedís a los segundos. Quizás la distinción obedezca en una apreciación neta, esto es, en rebajar a los ingresos de los arrendatarios el precio que habrían de abonar por el arrendamiento. No olvidemos, no obstante, que estamos barajando rentas fiscales ya que los ingresos reales variarían según el número de actuaciones de cada procurador3s. 3.5.2. Escribanos. Los diez oficios de escribanos consignados al número de Ecija se hallaban plenamente patrimonializados. Nueve de ellos están ejercidos directamente por sus propietarios y uno cedido en arrendamiento. En uno u otro caso, la tramitación del título requería idénticos pasos; a través del corregidor se envía la documentación del solicitante a la Cámara de Castilla, organismo que, si el aspirante
reúne los requisitos exigidos, expedirá la licencia
real para ejercer la escribania. Repito en este caso como en los demás cuando me refiero a oficios enajenados que la Cámara de Castilla -la Corona- no interviene en la transmisión de la propiedad, que es un acto libre y privado, sino en la concesión de licencia para ejercer el oficio que ampara el titulo a través de una real cédula. Ha de ratificar el nombramiento siempre que el sol icitante -propietario o teniente- reúna los requisitos
legales
exigidos como edad, formación, estado social, etc. La misión del escri bano es equiparable a la de los actuales notarios: actúa como fedatario publico. Ante él se han de otorgar las cartas de poderes, contratos, ventas, obligaciones, testamentos. censos, autos judiciales y cualquier escritura pública. Como se ha apuntado respecto a los ingresos de los procuradores, cabe repetir la misma idea en relación con los escribanos, aunque a éstos se les estima una renta anual más alta: 3.972 reales para los propietarios y 2.420 reales para el único arrendatario que existe a mediados del siglo XVIII. Obsérvese que en ambos casos, tanto en procuradores como en escribanos, la baja en la estimación fiscal con que se prima al arrendatario gira en ~orno al 40 %36.
35. A." E., Cdl1stro de Ensenadd se(. 2~, Libro 112~ s/f 36 Ibid
122
3.5.3. CorredDr de comercio. Con una misión netamente mercantil puesto que intervienen, cada cual en los distintos ramos de su competencia, en todas las operaciones de compraventa, las corredurías, oficios que pertenecían a la Corona a la que habían revertido, se encuentran arrendadas sin excepción. El matiz que distingue a unas de otras surge en la comparación de las rentas que se les aprecian, rentas que de alguna forma nos traducen qué productos o mercanc i as eran aquellos con los que mas o menos se traficaba: 20.000 reales se le estiman al corredor de aceite, 4.400 al de lonja, 1. 200 al de bestias, 400 al de frutas y entradas, y 100 al de algodón37. 3. 6.
DERECHOSEt~A']ENADOS
Es obvio que un "derecho", entendido como tasa que se recauda por un concepto impositivo, no es un oficio público. Sin embargo, resulta igualmente manifiesto que tras su enajenación siempre existirá un recaudador o un funcionario que, bien directamente
o bien como empleado por cuenta ajena,
realiza una función publica. Esto es, detras de todo servicio surge un oficio que lo ha de desempe~ar. Por esta razón, incluimos los derechos enajenados de la Corona en este estudio dedicado a los oficios y más concretamente a la administracion. Los derechos a los que estamos haciendo referencia son los siguientes: 3.6.1. Derecho de alcabala
vieja en las carnes que se pesan en carnice-
rías. Consiste en la percepción de una libra en cada res menor y cinco libras en la mayor. Es propiedad del conde de Montijo y se le estima una renta fiscal de 1.753 reales (una vez reducida la apreciación inicial de 4.908 reales y 7 maravedí s).
3.6.2. Derecho de cargas. Consiste en seis maravedís
que se cobran de cada carga mayor y cuatro
maravedís de la menor, de cada una de las de aceite que se extrae
fuera
de
37. A" E , Cdtdstr~de [ns~nadd seco 2~, Libro 1122, 5'f.
123
la ciudad y su término. Es propiedad del conde de Montijo y se le verifica una renta fiscal anual de 3.072 reales y 33 maravedís. 3.6.3. Derecho del almojarifazgo de veintena y cuarentena. Se cobra, según arancel, de los géneros que se introducen en la ciudad
para su venta o, por el contrario, de los excedentes que se sacan para el comercio exterior. También pertenece al conde de Montijo y se le considera una renta fiscal de 6.878 reales y 18 maravedís. 3.6.4. Derecho de pontazgo. Derecho que grava los productos que se transportan por el puente, según arancel, tanto
105
que se introducen como los que se envían fuera de la ciu-
dad. También pertenece al conde de Montijo, al que se le estima por este concepto una renta fiscal de 2.301 reales y 4 maravedís. 3.6.5. La medida de pan de grano. La documentación
no describe
en
qué consiste
este
derecho.
Podría
tratarse de una medida pública, básica para contrastar las que se usaran en el mercado para medir el pan de grano, las cuales tendrí an que revisarse periódicamente.
Es propiedad de Francisco de Orozco, vecino de Sevi lla, al
que se le estima una renta fiscal de 15 000 reales, cantidad que denota la importancia del tráfico de granos. 3.6.6. Derecho de corretaje del aceite. Al igual que el anterior, la documentación consultada no matiza cuál es el concepto impositivo. No se debe de tratar de una correduría de aceite <ya que se trata de un oficio distinto que pertenece a la Corona) sino una tasa que grave
las transacciones
de aceite. El derecho pertenece al patronato
real de legos, cuya patrona es Manuela Pajares Gonzáles Benltez, vecina de Villanueva de la Serena. Estaba cedido en arrendamiento por su propietario a Gregorio Coello a quien se le estima una renta fiscal de 2.320 reales3s.
38. A,N.E., Cltlstro de Ensenada, seco 2ª, LIbro 1122 s/f ~ lIbro 11~1,
124
f,
9 469,
COHCLUSI01f
La configuración
de la estructura político-administrativa
de Ecija en
el Antiguo Régimen evolucionó mediatizada por el fenómeno de las enajenaciones de oficios
publicas
por parte de la Corona. Este episodio histórico,
largo en el tiempo y penetrante en el espacio urbano, influyó en todas las actividades hasta el punto de dise~ar un modelo de comportamiento
en el rol
de los distintos niveles sociales. Al amparo del tráfico de las magistraturas de gobierno, de los cargos de hacienda, de las profesiones del número ... se desarrolló todo un sistema social pero también mercantil y jurídico a fin de regular el enorme volumen de transacciones. En el caso concreto de Ecija la incidencia es muy parecida a la del resto de las ciudades andaluzas de alguna entidad: enajenación de oficios a favor del ayuntamiento que los incorpora a su patrimonio como bienes propios y enajenación de oficios a favor de particulares, quienes, como propietarios en pleno dominio de los mismos, los utilizarán como vía de gobierno y de administración o como mera mercancia que se transmite con la única limitación del capricho de sus dueños. Sin embargo, el efecto derivado de una administración basada en la venalidad se agravó en EClja aún más que en otras ciudades porque con frecuencia
la Corona, probablemente por impago de los ad-
quirientes, tuvo que secuestrar alguno de los oficios vendidos, de tal forma que en el siglo XVIII se perfila un panorama burocrático ciertamente desmoralizador
y
desajustado.
profesionales
Las
instituciones
e incluso, en algún caso,
j
-políticas,
administrativas,
urisdiccionales-
en parte se en-
cuentran enajenadas, en parte cedidas por parte de la Corona en arrendamiento, en parte gestionadas directamente y, en algún caso, cedidas graciosamente a determinados particulares. Esta situación contribuye a confundir más si cabe el ya de por sí anárquico orden organizativo ecijano. El esquema global que se ha apuntado al analizar los oficios públicos enajenados,
lógicamente, necesita algunas matizaciones.
No a todos los em-
pleos les incumbe la misma gestión y es ésta, la función pública, la que definirá su jerarquización.
Los oficios de poder -las regidurias- fueron ad-
quiridos por la aristocracia
ecijana que realizo una polí tica de clase al
125
utilizar el gobierno municipal. Encontraron sumisos colaboradores en los jurados quienes, intuyo, pertenecían a la clase comerciante con ansias de progresión social. Los procuradores y escribanos necesitaban de unos bienes de fortuna mínimos para la preparación y ejercicio de sus profesiones. También se ha podido comprobar que las elites urbanas se arrogaron los principales cargos de la hacienda real en el término de la ciudad así como de importantes derechos que gravaban determinados
conceptos impositivos, lo cual, les
proporciona saneados ingresos. En una palabra, como conclusión última podría afirmarse que las clases sociales con sostén económico, basado en la tierra como la aristocracia y en los negocios como los grandes comerciantes locales, son las que compran oficios en el primer mercado entre particulares>,
{al monarca> o en el mercado secundario
(tráfico
y a las que favorece no ya solo el controlar el gobier-
no urbano -con ser éste un aspecto fundamental- sino toda una legislación creada al efecto para defensa y mantenimiento de su status.
126
EL SU
CABILDO
ECIJANO
COMPOSICION
y
DURANTE
GESTION
1772,
MUNICIPAL
INMACULADA GARCIA TORRES
l. EL CABILDO ECIJANO El Cabildo municipal de Ecija fue el órgano administrador de las ordenanzas establecidas por los capitulares, atendiendo en todo momento a la generalidad de las leyes del reino. Sus funciones y competencias se extendían a todos los temas emanados de la administración pública. Como veremos a continuación, las autoridades municipales participantes en los cabildos se encargaban de examinar a los aspirantes a cargos públicos, e incluso a aquellos ajenos a éstos,
administración
de justicia,
local y real,
hacienda
obras públicas, asuntos relacionados con guerra, etc. 1.
1. 1. NIVEL
DE CONVOCATORIA
A continuación vamos a realizar un análisis que tiene como fin estudiar la composición de la élite de poder a nivel político que, de manera directa, gobernaba la ciudad en el afio 1772. Para ello, nos basamos en la construcción de un cuadro (estadístico) donde quedan reflejados el número de cabildos celebrados durante dicho año, y las asistencias a los mismos. El número total de cabildos celebrados en 1772 fue de 37. Sin embargo, debemos tener en cuenta que el número total establecido debió de ser más elevado, probablemente dos por semana, cifra que no es nada
representativa,
l. H.C. 8el.onte l6pez-Hulcl, H. Cuesla Hartínez y otros, "Las Actas Capitulares HIstoria Urbana', en ~:t'erq(Jíd, lO, C6rdoba, 198., p. 177,
COlO
ruenle para la
127
pues hay meses con cinco
cabildos
-enero y junio- y
otros
con
sólo uno
-agosto y noviembre-. GRAFIeO A
E
F
M
A
M
J
J
MESES DEL
A
S
o
N
o
AÑO
Podemos observar como hay dos núcleos fundamentales donde el número de cabildos se incrementa: 1) Enero: cinco cabildos. La mayor celebración de éstos puede deberse a que es el primer mes del año, tratándose en él. por tanto, temas inaplazables como es el caso de los nombramientos. 2) Mayo y Junio: siete y cinco cabildos respectivamente. Esta elevada cantidad puede entenderse, si tenemos en cuenta que Ecija se movía dentro de una economía de subsistencia y por tanto el sector agrícola era fundamental; así. en estos dos meses era cuando la actividad del pósito se incrementa, repercutiendo en un mayor número de reuniones para decidir la actuación de éste.
128
1.2. COHPOSICION y OR6ANIZACION El Cabildo estaba formado por cuatro grupos de poder: La Presidencia, con el corregidor al frente, que además era superintendente de rentas reales y capitán a guerra. Dicho cargo lo ocupó Joaquín de Pareja y Obregón que asistió a un 97 % de los cabildos. El corregidor era el representante de la autoridad real en el municipio castellano, su nombramiento ocupaba un período máximo de tres a50s. En casos excepcionales
este
perí odo podía ampl iarse tras petición directa al rey y por aprobación
del
concejo municipa12•
Entre sus atribuciones se pueden distinguir las privati-
vas como delegado del poder real, atendiendo en los asuntos civiles y criminales. Era además jefe de policia, debiendo velar por el orden y seguridad pública en su distrito, y defender la jurisdicción extrafia3•Como jefe de la administración
municipal
le corresponde
hacer las convocatorias
a cabildo,
presidir las sesiones y dirigir las votaciones en caso de empate. La continuidad del corregidor al frente del cabildo equivaldrá a un afianzamiento de la institución
paralelo al desenvolvimiento
del absolutismo"'. Intentará el
control del gobierno de los asuntos urbanos a fin de restar autonomía a los municipios y fiscalizar en lo posible la dirección del regimiento. Como sustituto del corregidor a nivel administrativo, tro de la presidencia mayor, asistiendo
se encuentranden-
los alféreces. Juan de Ariza fue teniente de alférez
a 28 de los cabildos celebrados.
El teniente de alférez
mayor perpetuo y corregidor interino era el marqués de Pe5aflor, que se caracterizó por su escasa asistencia. Para concluir
con este grupo de poder destacaremos
varios hechos. En
primer lugar resalta la figura de Joaquín Pareja con su continua asistencia, así como por ser presidente del Cabildo. En segundo lugar sefialar la es'trecha relación entre las presencias en Cabildo del alférez mayor y el alférez mayor perpetuo, no asistiendo éste cuando lo hace el primero. Igualmente en ausencia del corregidor, el alférez mayor lo sustituye en la presidencia.
2, Archivo Plunicipal de EClja CA,PI,E,), Actas Capitulares, Lib, 189, Cabildo 7-Y-I772, s/f, 3, 8, 60nzález Alonso, El (orregJdOr castellano (/31$-/808), Pladrid, 1976, p, 203, 4, Ibid" p, 146,
129
• El Regintiento era el órgano más importante de la administración local por cuanto componí a el único elemento con capacidad de decisión. Sólo en caso de empate en sus votaciones, la cuestión se dirimía por el corregidor6• El número de regidores que formaban el cabildo variaba según los municipios y la época. En Ecija eran diez las personas que lo componían. El nombramiento de regidor provenía directamente del rey, que antes de conceder cada título por medio de una Real Cédula, ordenaba al corregidor de la ciudad que hiciera
las diligencias
oportunas
para justificar si en la
persona aspirante concurrí an las cualidades que se requerí an para obtener dicho título. Enviado el informe al rey y conocido por éste, extendí a el nombramientos.
Una vez aceptado debía jurar el cargo ante los oficiales del
Ayuntamiento. Cumplido todos los requisitos, el nuevo caballero formaba parte del Cabildo con derecho a voz y voto. Durante 1772, el Concejo de Ecija pide al rey que se le conceda a la ciudad el estatuto de nobleza, estatuto por el cual el regidor aspirante debería presentar pruebas de pertenecer al estado noble, aunque al menos fuese la de ser hijodalgo. Para tal fin se nombran como comisarios al marqués de Peftaflor y al marqués de Quintana?
Esta medida muestra el intento de cerra-
miento de este órgano, que poco a poco va a llegar a constituir una verdadera oligarquía a nivel local. La cohesión que intentó mantener este estamento se debió en gran medida al inmenso poder que con el cargo se adquiría. El regimiento fue el medio por el que se controlaba el poder municipal, plasmado
concretamente
en los cabildos,
aunque supervisados
éstos por el
corregidor como presidente, y por los jurados como fiscales al margen de las competencias administrativas,
económicas y judiciales8• Tenían en sus manos
la elección de oficiales concejiles, las diputaciones y
las
suertes~, como
S. K.C. 8ellonte L6pez-Huici, K. Cuesta flarlínez y otros, 'Las Actas Capitulares COlO fuente para la historia urbana', en Axerquil, n2 10, C6rdoba, 198., P. 173. 6. L. 6arcía de Yaldeavellano, Curso de Historil de las Instituciones espaHolas, Kadrid, 1977, p. 549. 7. A.K.E., Aclas Capitulares, Lib. 189, Cabildo 28-IX-1772, s/f. 8. K. Cuesh flartínez, ·E1ites de poder en la C6rdoba de la prilera liiad del siglo XYIII', en El Barroco en Andalucía, T. 11, C6rdoba, 1984, p. 103. 9. tst«, pp. 103-10'.
130
fieles ejecutores inspeccionaban el comercio y la industria haciendo cumplir las ordenanzas. Elegían los alcaldes y veedores de los gremios'O, examinaban a quienes pretendí an acceder a la titulación de oficiales cualificados
no
gremiales, y constituían como regimiento el tribunal de apelación de segunda instancia de causas menores' 1 •
Igualmente los regidores podían desempeHar
cargos de diputados, así Pedro Bermudo lo era de la diputación del pósito'2• Según
las asistencias
de los regidores,
podemos sefialar dos grupos.
Aquellos cuyas asistencias superaron el 50 % Y aquellos otros que se hayan por debajo de este porcentaje. Entre los primeros se encuentran: Cristóbal de Albornoz, con un 83'7 %; Vicente Guillamas, con el 81 %; Pedro de Figueroa, con el 72'9 %; Y Juan de Flores, con un 56'7 %. En el segundo grupo se inscriben: Alfonso Carrasco, García de Eslava, Juan Gómez de Flores, Pedro Bermudo, Juan Ranúrez, y Juan Aguilar . • El grupo de los jurados también se componía de diez miembros y formaba un órgano colegiado independiente que desarrollaba una cuestión específica dentro de la política concej l">. í
Periódicamente
se reunían celebrando
sus propios cabildos para llevar la marcha administrativa
del municipio'''.
Aunque no tenían el poder de votar, gozaban del derecho de asistir a los cabildos
municipales,
exponiendo
lo que consideraban
útil a los intereses
comunales y de servicio real'6• Los jurados accedí an al cargo a través de su poderí o económico, como parte de la élite económica a nivel local. No lo hacen en defensa de la política del pechero, sino para alcanzar los beneficios que conllevaba el cargo, y sobre todo para desarrollar toda una gestión a favor de un sector determinado Por lo que respecta a la asistencia de sus integrantes, es inferior
al
Actas Capitulares, Lib. 189, Cabildo 22-XII-1772, s/f, Cabildo 13-1-1772, s/f. tu« Cabildo l1-VII-I772, slf, M. CuesLa "arlínez, "Elítes de poder en C6rdoba,.,·, p, 103. J, Cerda Ruiz-Funas, Ho.bres buenos, jurados y regidores en los ,unicipios castellanos en la Búa "adrid, 1970, p, 273, K.C, Bellonte L6pez-Huici, K. Cuesta "arUnez, y ctros , "las Aüas Capitulares COlO fuente .... ,
lO, A,",E., JI,
12,
13. U, Edad lIedia, 15, p, 174,
m«
131
50
7.,
excepto Juan de Truj i110 y Andrés Pérez Serrano que asistió en el
94'5 7. de las ocasiones. siendo probablemente la causa su condición de síndico personero. Estos porcentajes los podemos apreciar en el siguiente gráfico:
6RAFICO B
1: 2: 3: 4: 5:
Juan de Carmona Juan de Prada Luis 6611ez Salvador 6611ez F. Guerrero
6: 7: 8: 9: 10:
A. Hurtado F. Urihuela A. Pérez Serrano Juan Pérez Soler Juan Truji110
El último grupo que configuraba el Cabildo era el de los diputados; cargo que junto al de personero del común
fueron
16, N~r¡sj.d Recoplldcj6n, Ley 11, Título XVIII, LIbro VII.
132
creados
en
176616•
Sus
atribuciones abarcaban en un primer plano el ramo de abastos, uno de los fines primordiales del Municipio. Aunque no era usual, en ciertas juntas municipales tenían voz y voto. Tanto el cargo de diputado como el de personero no necesitaban ningún tipo de distinción, pudiendo recaer tanto en los nobles como en el pueblo llano. Los diputados servían en sus diputaciones dos affos consecutivos, en cada uno de los cuales se elegían uno o dos para el siguiente, ya que cesaban respectivamente al diputado más antiguo. Este grupo se componía de cinco caballeros, número relativamente bajo si lo comparamos con los dos anteriores. También son inferiores las asistencias, ya que tan sólo uno de ellos llega al 40 ~. Estos dos hechos muestran el escaso interés y la mínima participación en la solución de los problemas del Municipio y de su gestión. I.3.
ELITE DE PODER
Para estudiar la éli te que compone el Cabildo, hallaremos primero el porcentaje medio de las asistencias de los grupos que componen el Concejo: Presidencia
21'75 %
Regidores
17'30 %
Jurados
9'80 %
Diputados
8'00 %
De estas cifras se desprende como dato significativo el distanciamiento de los grupos de la presidencia y regimiento respecto al de jurados y diputados, siendo los primeros los que parecen estar más interesados por la resolución de los problemas de la ciudad. Sin embargo hay que hacer notar que la media diaria general de asistencias es menor del 50 % del total de capitulares -29 individuos-, siendo 11 la media por día. A continuación nombraremos a aquellos capitulares que marcan la pauta de la política municipal de Ecija durante 1772, participando para ello en más del 50 % de las sesiones celebradas. Configuran, por tanto, la élite del poder político local, alzándose en los mayores puestos de la jerarquía municipal:
133
II.
Joaquín de Pareja y Obregón
Corregidor
Juan de Ariza
Teniente de alférez mayor
Cristobal de Albornoz
Regidor
Pedro de Figueroa
Regidor
Juan de Flores
Regidor
Vicente Guillamas
Regidor
Andrés Pérez
Jurado y síndico personero
Juan Trujillo
Jurado
PRINCIPALES COIPETEICIAS DEL CABILDO
11. 1.
SISTEMA FISCAL
En este apartado trataremos aquellos asuntos que competen a la Hacienda Real y lo que depende de la hacienda local. La mayor parte de los ingresos tributarios de la monarquía se obtenían de las provincias de la corona de Castilla. En ella regía un sistema de impuestos que era el resultado de la acumulación no sistematizada de tributos creados a lo largo de muchos siglos. Existían tres grandes ramas de rentas que proporcionaban
en conjunto un 90 % del total de la recaudación¡
éstas
eran las rentas provinciales, rentas estancadas y aduanas'? Las rentas provinciales estaban formadas por unos quince impuestos mayores, algunos de los cuales se subdividían basta llegar a unas 46 denominac ones 'e. Su recaudación supuso un gran problema para Ecija durante í
1772.
Con motivo de buscarle solución. se convocó Cabildo extraordinario con asistencia de los capitulares,
cabezas de grenúo y hacendados19•
Dicho Cabildo
no se celebró por no existir número proporcionado entre los asistentes, prorrogándose
para
una próxima
sesión20•
Una vez constituida
ésta se trató
sobre la necesidad de que las rentas provinciales fueran recaudadas a tercio
17. J, Fontana, Hacienda en la Historia de Espa6d, /700-/93/, Hadrld, 1980, p, IS. 18,
tn«,
p, 46.
19. A.H.E., Actas Capitulares, Lib. 189, Cabildo 2S-Y¡-1772, s/f. 20. ¡bId., Cabildo 2S-YI-1772, s/f.
134
cumplido y no anticipado. Acuerdo que nos revela el esfuerzo y dificultad que suponía para el Municipio abonar dichas rentas. Este problema fue solucionado a través de un préstamo concedido por un particular a la ciudad, pero ello empeoró aún más la situación, ya que se acumularon las rentas provinciales de varios aftas más la adición de los intereses de los préstamos. Así encontramos que a José Tamariz se le debía aún del préstamo que hizo en 1111, 25.000 reales, fijándose para su pago los aftos 1113 y 117421• Dentro de las rentas provinciales estaban las alcabalas. En el afta 1772 Ecija paga 4.131 reales y 8 maravedís por dicho impuest022• La recaudación se efectuó a través del agente de la Corte que envió dos cartas al procurador mayor de Ecija informando sobre el inicio del cobro de este impuest023• El Cabildo acordó unánimamente el envio inmediato de la cantidad requerida al agente de Madrid2A• La importancia
de la hacienda
local -propios
y arbi trios- para los
municipios fue siempre capital, ya que obtenían de ella los recursos para cubrir las necesidades públicas. Por un Real Decreto de 30 de julio inserto en Cédula del Consejo de 19 de agosto de 1160, se creó la Contaduría General de Propios y Arbitrios del rein026. Los propios son los caudales patrimonio del municipio. El caudal de propios de Ecija poseía en el afta 1712 diversas fuentes de ingreso, como por ejemplo la propiedad de la Casa de Comedias, que se arrendaba durante tres aftas por la cantidad anual de 5.000 reales, prorrogables
por otros tres
más26• Otros ingresos importantes recibidos durante este afta se debieron a
la venta de una casa del propio, por la que se recibió la cantidad de 1.500 reales27• Esta recaudación sólo debía servir para el provecho común de los vecinos. Utilizandolos así para la reparación de obras
públicas
-empedrado
21. A.".E., Actds CdpitvJdres, lib. 189, Cabildo ll-YIII-1772, s/f. 22. tu«, Cabildo U-X-I772, s/f. 23. nu., Cabildo 16-111-1772, slf. U. ¡bid., Cabildo 21-111-1772, s/f. 25. Novísi.d Recopildci6n, ley XII, Título YI, libro YII 26. A.".E., ActdS CdpituJdres, lib. 189, Cabildo 5-XII-I772, s/f. 27. Ibid., Cabildo 17-IX-1772, s/f.
135
de la calle principal y Puerta Osuna28_, pago de salarios29, celebraciones de fiestas o procesiones, o incluso el pago de los servicios ordinarios, como es el caso de la subvención de 100 ducados anuales para una imprenta3o• Respecto a los arbitrios existentes en Ecija, se constatan durante 1772 el del aceite3', del vin032, del aguardiente y demás licores33• El arriendo de los arbitrios se realizaba a través del cabildo, que decidía la fecha en que se debía sacar a pregón para anunciar dichos arrendarolentos34• Posteriormente se le concedía al postor que aportara mayor preci03s.
Con este
sistema se lograba un suficiente abastecimiento y además una importante cantidad de ingresos para la hacienda municipal. Ecija recibió del Consejo de Castilla en 1772 la cantidad de 30.000 reales3s.
Esta cifra resultó insuficiente para sus gastos, llegando a tal
extremo que se acordó pedir al Consejo de Castilla una dotación anual extra para satisfacerlos37.
El descubierto sufrido en 1772 no fue una excepción,
ya que las cuentas de 1769, 1770 Y 1771 reflejaron también el mismo problema38•
Así, de estos tres años la ciudad debe al Consejo la cantidad de
63.479 reales y 17 maravedís, debido a que en cada uno de ellos se sobrepasó la cantidad recibida anualmente. Por lo tanto, se puede afirmar que Ecija no poseía una hacienda solvente, presentando un aspecto completamente deficitario. Sin embargo, la vida municipal continuó, incluso con gastos excesivos como fue el realizado en la Casa de Comedias39.
28. A.".E., Actas Capitulares, Lib. 189, Cabildo 17-IX-1772, s/f. 29. [bid., Cabildo 25-IX-1772, s/f. 30, tu«, Cabildo 17-IV-1772, slf. 31. [bid., Cabildo 7-11-1772, s/f. 32. [bid., Cabildo 3-IY-1772, slf, 33. Este arbitrio fue concedido durante un aftopor la cantidad de 28 reales, adelás se fijaban los precios de venta de los siguientes licores: - cada cuartilla de aguardiente común.•...216 cuartos - ni s 1e te . - per la y rosol i, I I • I ,
I I I • t
I I I
20 ,24
•••••
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I , I
•
••
34. A.".E., Actas Capitulares, Lib, 189, Cabildo 17-IY-1772, s/f. tu«, Cabildo 17-IV-1772, s/f, 36. tst«, Cabildo 23-VII-I772, s/f. 37. [bid" Cabildo 23-VII-I772, sIL 38. tst«, Cabildo 23-VII-I772, sIL 39. tst«, Cabildo 12-H772, s/f. 35.
136
1 1 . 2 . EL POSITO
Los pósitos eran almacenes de granos cuya base fundamental consistía en la posesión de una cantidad de cereales propios del Concej o, sostenida y acrecentada por la renovación anual y el cobro de un crédito módico sobre los adelantos hechos a los vecinos. El pósito era una institución fundamentalmente de crédit040•
"Su origen, aún no está muy claro, se cree que ya
existía en la Edad Media. Comienza a tener verdadera importancia durante el reinado de Felipe 11,
que es cuando el gobierno se ocupa de legislar la con-
servación, aumento y distribución de los mismos"41. En el siglo XVIII evolucionaron
dejando
de ser
.meros graneros
públicos
y
pasando
a tener
una
función subsidiaria de las necesidades públicas. Sus fondos en trigo y en dinero eran considerados por la corona como "auxiliares más necesarios para la conservación
y aumento de la población que es el nervio principal del
Estado" 42. Más interesante es la atención prestada a los pósitos en el reinado de Carlos 111,
período en el que se reforman, reglamentan y fomentan.
En consecuencia su aumento en la segunda mitad del siglo XVIII fue considerable, debido a que solamente el buen funcionamiento de éstos podía asegurar el abastecimiento
de los municipios, especialmente en las épocas de esca-
sez43. Como veremos a continuación, realizó un papel fundamental
i
durante el año 1772 el pósito en Ecija
prueba de ello es la gran cantidad de veces
que sobre él se trata en los cabildos celebrados, y la gran cantidad de datos que las Actas Capitulares nos ofrecen respecto a su administración. 11.2.1. Funciones - Almacén de grano para la sementera. Los pósitos realizaban préstamos de granos para la siembra, ofreciendo a los necesitados los auxilios que impidieran que la actuación combinada de la naturaleza -factores climáticos adversos- y de los privilegiados -táctica de
venta
para
obtener
ingresos
40. 6. Anes, Econo.ía e iiustraci4n en id EspdHa del siglo lVf/~ Barcelona, 1981, p. 74. 41. !'l. Cuesta l'Iar~ínez, ld ci/Jdad de Córdoba en el siglo lV1J1 C6rdoba, 1985, p. 143. 42. A.I'I.E.,ActdS Capit/Jlares, llb. 189, Cablldo 16-Y-1772, s/f. 43.1'1. Cuesta l'Iar\ín&l, ld ci/Jddd de Córdoba ..., p. IA3.
137
mayores- provocaran la mortalidad masiva de los menesterosos en los a~os de escasez4"'. Los préstamos de grano se reintegraban de las cantidades prestadas en el momento de las cosechas, incrementadas por las denominadas "creces", un interés que sol í a consistir
en medio celemí n por fanega. Con los ingresos
percibidos por el cobro de este interés, atendían los pósitos a los gastos administrativos
y al riesgo que ocasionaban
los préstamos, ya que algunos
deudores no podían pagar en el tiempo y forma establecidos4s. - Abastecimiento de harina para el panadeo. También efectuaban una función estabilizadora
y atenuadora de las malas cosechas. Con frecuencia dedi-
caban los granos a la fabricación de pan para abastecer
la demanda local,
beneficiando con ello a los consumidores4s. 11.2.2. Control y gobierno a) Administración central. El Consejo de Castilla reglamentaba el funcionamiento y dirección de los pósitos, siendo la dirección centralizada un logro del siglo XVIII, a consecuencia de un decreto del 16 de marzo de 1751, que según Anes es fundamental para el desarrollo de los mismos47. El secretario de Estado y del despacho universal de Gracia y Justicia era el superintendente
general
de todos los pósitos del reino. Los corregidores
y
justicias de los pueblos tenían obligación de dar cuenta a éste de todos los problemas. El control del pósito estaba además regulado por la llamada Real Instrucción de Pósitos, que determinaba su funcionamiento y que prevenía en el capítulo treinta y nueve la intervención de la ciudad en la subida o bajada del precio del pan4S• b) Administración local. Los ayuntamientos
también participaban direc-
tamente en el régimen de administración de estos organismos, a través de los
.J
diputados encargados de ellos. La primera obligación que se les imponía
44. 6. Anes, El Antiguo R~gI.en: los Borbones, "adrtd, 45. tst«, p. 280. 46. ts.«, p. 281. 41. 6. Anes, [rono"d e IlustririJn ... , p. 76. 48. Ibt d., p. 281.
138
1915, p. 280.
era
el vigilar su adecuado abastecimiento,
presentando
las cuentas al Consejo,
decidiendo éste la compra o venta del gran049. El nombramiento de diputado del pósito durante 1772 le fue concedido a Pedro Bermudo. Dicho nombramiento se le otorgó por petición de Pedro Ostos, depositario del pósito, previa presentación de un memorial en que pedia la diputación interina para Pedro Bermudo, en tanto que Juan Díaz, titular de la misma se restableciera de la enfermedad que padecía60, La función del depositario consistía en custodiar y conservar
íntegramente el caudal del pósito y sus acrecentamientos51•
Los
cereales pertenecientes al pósito se encontraban almacenados en una casa designada por el Ayuntamiento,
de los cuales se hacía cargo el deposi t.ar o ,
estando además obligado a entregar
í
los granos o dinero que llegasen a su
poder en el término de tres días, incurriendo sino lo verificaba en la pena de inhabilitación para todo cargo público por espacio de diez aftas y a una multa del cuadruple de la suma&2. La deposi taría fue ostentada por Pedro Ostos, que además del cumplimiento de las funciones expuestas, debía informar al cabildo sobre el estado de la cosecha venidera83• Durante este período resultó fundamental la actuación del síndico personero Andrés Pérez Serrano, cuya actividad fue encomendada por la Junta del pósito y aprobada por el Concejo. Consistía en el recuento diario del trigo que se vendía a las panaderías y del pan que hacían, para de esta forma controlar la venta de trigo y evitar la especula1iónSA• El Concejo acuerda remunerarlo
otorgándole
seis reales diarios a pagar de lo que produjera el
tráfico que se tenía con las panaderías6s, 11.2.3. Actuación del pósito durante 1772 La situación agrícola durante este afta fue bastante pésima. La razón de ello debe buscarse en las malas cosechas
que
produjeron
una
insuficiente
49. A.",E" Actas tepitotsre«, Lib. IS9, Cabi Ido 16-V-I772, slf. 50. Ibid., Cabildo 16-111-1772, s/f.
51. 52. 53. 54.
¡bid., Cabildo ¡bid., Cabildo ¡bid., Cabildo ¡bid., Cabildo 55. ¡bid., Cabildo
16-111-1772, s/f. lS-V-1772, s/f. 18-V-1772, s/f. IS-V-1772, s/f. l-IX-I772, s/f.
139
cantidad de cereal para el abastecimiento del municipio y para el consumo y sementera de los propios labradores. Esto quedó expresado de la siguiente forma en el cabildo celebrado el 18 de mayo: "don Pedro de Figueroa requiriendo hizo presente a la ciudad que respecto a la escasísima cosecha que se experimenta en este afio en tiempos tan adelantados y que los individuos labradores se considera muy corta cantidad de granos, respecto a la carestía de los afios anteriores y que lo poco que tuvieran puedan necesitarlo para el consumo y siembra en sus labores, por no ser suficiente la de este año, para este fin considera no ser conveniente y desfasado el corto número de fanegas que hay existentes en el día en el pósito ..."66. Las pesimistas
previsiones
repercutirán
en la desaparición
del trigo,
no tanto por la falta que hubiese de él sino por la ambición de las que lo poseían y acaparaban con la esperanza de lograr sustanciosos
beneficios en
su venta, a precios muy elevados y en claro perjuiciO de las economías más precariass7. a) Compra de trigo. Dentro de esta coyuntura agrícola desfavorable, el papel desempeñado permanente celebración
será de enorme interés para mantener
de trigo al municipio.
Para conseguir
de un cabildo extraordinario
el abastecimiento
este fin se convocó
la
a mediados de mayo, donde quedó
~efinido el procedimiento que debía seguir el pósito ante la escasez de trigo, durante los meses que restaban hasta la próxima cosecha. Esta actuación se basó en la compra de todo el trigo que saliese a la ventaSe, medida que puede considerarse como lógica si tenemos en cuenta el bajo depósito de trigo existente, unas 3.227 fanegas, cifra preocupante, ya que el panadeo diario era de 50 ó 60 fanegas. Solamente pues, quedaban existencias aproximadamente hasta mediados de julio, y como la nueva cosecha se preveía escasa se intentó
solucionar
el
problema
adquiriendo
las siguientes
cantidades
de
trig059:
56. A.I1.E., Actas Capit/Jlares, lib. 189, Cabildo 18-Y-1772, s/f. 57. J. Sarcia Rodríguez, ·Crisis de subsis~encia y pés itos, La coyuntura de 1737 en Cartona·, Actas 11 toioquio de Historia de Andalu(ía, T. 1, C6rdoba, 1980, PP. 265-273. 58. A.I1.E., A(tas Capit/Jlares, Lib. 189, Cabildo 18-Y-1712, s/f. 59. Ibid., Cabildo IS-Y-1772, s/f.; Cabildo 11-YII-I712, s/f.; Cabildo I-IX-1712, s/f.; Cabildo 5XIt-I772, s/f.
140
Fecha
Cantidad
18-V-1772
3.227
fanegas
l1-VII-1772
3.201'5
..
1-IX-1772 5-XII-1772
Ho especificada 11
Precio
11
. •••••••••••••••••••
1.310 f. a 36 { 1.917 f. a 28 a 31'5 a 36 a 41
r. r. r. r. r.
b) Abasto de harina. El papel de abastecedor que realizaba el pósito quedaba completado por la venta de harina a las panaderos. La venta era controlada por Andrés Pérez Serrano, encargado de regular la correspondencia entre la cantidad de harina vendida por el pósito a los panaderos y la expendida por éstos. Dicho control era llevado a cabo diariamente primordial
era evitar el acaparamiento.
y su fin
El pan fabricado era de das tipos
diferentes: el pan blanco y el denominado bajo de pobres60• c) Política de precios. La evolución experimentada por el pósito respecto a compras y ventas se refiere, queda reflejada en la política de precios que podemos apreciar interrelacionados, claramente
en el trigo, harina y pan. Estos precios están
dependiendo
directamente
uno de otro, lo cual quedaba
regulado por un acuerdo en el que se decía que se le diera el
valor que corresponda a la hogaza de pan con respecto al precio que se de al trigo de la panadería61• El importe del trigo comprado entre los meses de mayo y diciembre de 1772, experimentó una progresiva y alarmante subida, pasando de 28 a 41 reales por fanega (ver Gráfico C>. BQ de días
Subida del trigo.
54 (del 18-V al 11- VIl) 51 (del ll-VII al 1-IX) 94 (del 1-IX al 5-XII>
3'5 % 4'5 % 5 %
Subida diaria ".
O'07 % 0'08 % 0'05 %
• en reales por fanega Como observamos, el 5 de diciembre fue la fecha en la que el trigo se adquirió a mayor precio. Sin embargo. proporcionalmente
al número de días
transcurridos, el mayor aumento de precio estaría entre el día 11 de Julio y
60. A.K.E., Actas Capitulares, Lib. 189, Cabildo l-IX-1772, s/f. 61. ¡bid•• Cabildo l-IX-I772. s/f.
141
GRAFICO C
~O~------------------------------------------------------¡
!lA
~
J ~ A t.1ESES DEL AÑO M
s
o
N
o
el 1 de septiembre. Por tanto el precio aunque aumentó progresivamente durante 1772, tendió a experimentar un ritmo de subida más lento durante los últimos meses del ano. A pesar de ello, hay que afirmar que el trigo comprado por el pósito llegó a alcanzar unas cotas tan altas que supuso un 63'4 ~ más respecto al primero. La harina vendida a las panaderías tuvo un aumento en su valor paralelo al precio de compra del trigo, coincidiendo en todas las ocasiones el de ambos, excepto en la compra realizada el día 11 de julio en la que su precio es de 31'5 reales, y la venta a las panaderías es de 32. La razón de esta diferencia deriva de la necesidad de crear un fondo en el pósito para beneficio del trigo que se compre. La medida sería aceptada por los panaderos, ya que ellos gravaban a su vez el pan que vendían al municipio y por tanto no les suponía ninguna pérdida. El precio de la hogaza de pan aumento por tanto considerablemente rante 1772.
142
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Como se aprecia, el precio de la hogaza de pan se mantiene paralelo al precio del trigo, no obstante hay que se~alar que la subida del pan es mayor, calculándose en un 70 ~. La causa de ello se encuentra en el incremento que supone el introducir el medio real de diferencia entre el coste de compra del trigo por el pósito y su venta a las panaderí as. Por tanto serían los consumidores
los que cargasen con el déficit que supone para el pósito
la adquisición de trigo a tan elevado precio.
11,3, OBRAS Y URBANIS"O Respecto a esta competencia el cabildo delegaba en una diputación compuesta por dos regidores y un jurado o síndico personero; se trataba de la diputación de obras. En el a~o que nos ocupa, tal diputación la componían el marqués de Pe~aflor, marqués de Quintana de las Torres, regidores, y el jurado Luis GÓmez62•
143
La ejecuci6n de cualquier tipo de obra en el municipio conllevaba un trámite. Para las que dependí an del cabildo, primeramente había de presentarse una petición donde se sol icitara o propusiese la real í.zac n de las í
é
obras, especificando el lugar y las razones. Este memorial podía provenir de los encargados del mantenimiento y funcionamiento de edificios pertenecientes al municipio, como alcaldes63 o arrendatarios64. Igualmente podían estar dirigidos por uno de los regidores que lo notificasen6s. Con posterioridad a la presentación del expediente, el maestro mayor y alarife, por encargo del cabildo, reconocían las obras e informaban del presupuesto al Concejo. Una vez aprobada la obra según la cantidad a que ascendiera el presupuesto, éste era pagado del caudal de propios, o en su defecto se presentaba al Consejo de Castilla para que decidiese al respecto. Durante 1772, las obras van a atender sobre todo a la reconstrucción de edificaciones anteriores,
siendo nula las construcciones
de nueva planta.
Las más importantes fueron las relacionadas con la casa de comedias y oficina del matadero, ambas realizadas con el caudal otorgado por el Consejo de Castilla66. En la casa de comedias las obras comprendieron el cerramiento del tecb067 y la construcción de un nuevo foro y vestuari068• Las del matadero no comenzarán basta febrero de 1773. Las obras de menor importancia fueron numerosas por su cantidad, pero insignificantes en cuanto al presupuesto asignado para las mismas. En este apartado podemos incluir las siguientes: - Derribo de la muralla de la calle Sinoga. El informe aportado por el maestro mayor de obras, puso en conocimiento del cabildo el mal estado de estas murallas. Se intentó su reparación, pero al ser mayor el coste de éste que su derribo, el cabildo unánimamente acordó lo últiE069.
62. A.H.E., Actas Capitulares, Lib. 189, Cabildo 5-XII-1772, s/f.; Cabildo 16-[11-1772, s/f. 63. tu«, Cabildo 16-[I!-1772, s/f. 6•. Ibid., Cabildo 17-XI-1772, s/f. 65. H. Cuesta Hartínez, La ciudad de C6rdoba ..., p. 193. 66. A.H.E., Actas Capitulares, Lib. 189, Cabildo 16-111-1772, s/f. 67. tst«, Cabildo 16-111-1772, s/f. 68. tst«, Cabildo 17-IY-1772, s/f. 69. tu«, Cabildo 16-[11-1772, s/f.; Cabildo 17-11-1772, s/f.
144
- Reparación
del mesón de la Romana. El arrendatario
de éste mesón, cuya
propiedad ostentaba el municipio, presentó un memorial expresando la necesidad de reformar el interior del mis:mo70• Recibido el dictamen del maestro mayor se aprobaron las obras. - Reparación de la cárcel. Tuvo un triple objetivo: primeramente se atendieron las reformas de algunas celdas7', después la remodelación de la oficina, y por último el fortalecimiento de bóvedas, arcos y corredores72• - Compostura del ladrón situado después de la segunda acefta del puente73, Para las obras particulares, cuando éstas afectaban directa o indirectamente al patrimonio
común, se tenía que cursar solicitud de permiso al
Ayuntandento74• Eran autorizadas o denegadas previa inspección realizada por el síndico personero y un regidor, acompaftados del maestro mayor de obras y alarifes75•
De esta manera, se tramitaron dos memoriales, uno por parte de
José Delgado76
y otro por Andrés Rodrí guez77,
ambos con la finalidad de
abrir varias puertas en casas particulares.
70. A.I1.E., Actas Capitulares, Lib, 189, Cabildo 3-IV-1772, s/f, 71, tu«, í.abildo 18-Y-1772, s/f. 72. Ibid., Cabildo 25-XI-1772, s/f.; Cabildo 17-YI-I772, s/f,; Cabildo 23-YIH772, 73. tu«, Cabildo 21-YIII-1772, slf, 74.11, Cuesta l1ariínez, la ciudad de C6rdoba.,., p. 405, 75. A,M.E" Actas Capitulares, Lib. 189, Cabildo 22-XIl-1772, slf, 76. Ibid., Cabildo 22-XII-1772, slf. 77. Ibid., Cabi Ido 22-X-I772, slf,
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145
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Protocolares..
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2'037.
147
ELITE
DE
PODER EN
Y POLITICA
ECIJA
DURANTE
ADMINISTRATIVA 1795
CLEMENTE MANUEL LOPEZ JIMENEZ
1. EL CABILDO JlUIICIPAL
A la hora de hablar del Xunicipio hemos de tener presente que se trata de una sociedad necesaria, orgánica y total, establecida en un determinado territorio, tendiendo a la realización de aquellos fines públicos que convengan a la población. Busca la convivencia social de los residentes en el mismo y procura que su desarrollo humano quede garantizado y representado1• El Cabildo es el organismo encargado de dirimir en las cuestiones de política y administración
económica y judicial que afectan al municipio. Es-
tas actividades corren a cargo de los grupos que lo constituyen, ejerciendo su poder en ello. Serán por tanto la presidencia -que agrupa al corregidor, alcalde honorífico y alférez mayor-, regimiento, jurados y diputados del común, los que configurarán la denominada élite de poder.
1.1,
ESTRUCTURACIONDEL CABILDO Veremos a continuación
cada una de estas figuras,
incidiendo en sus
respectivas atribuciones. 1.1.1. Presidencia El corregidor es el principal componente de la presidencia, acrecentando con su presencia el espíritu de autoridad.
Durante 1795 existían dos co-
1. 11. Retegul 8ensusan, El siglo lVIII gaditano, Cádiz, 1982, p. 98.
149
rregidores, Vicente de Saura y Saravia y Andrés Vicente Carpintero y Esguebao El primero era el presidente, ostentando además los cargos de alcalde mayor, justicia mayor y capitán a guerra. Se alzaba en la cúspide de la élite municipal, siendo pieza esencial para la política de la ciudad. El segundo era el corregidor interino y alcalde mayor, que actuaba de sustituto en el corregimiento en ausencia de su titular. La eficaz actuación de Vicente de Saura debió satisfacer a los restantes grupos componentes del cabildo, ya que se produjo por parte del jurado decano y síndico personero del común, la petición al rey por la que se solicitaba la continuación
en su cargo por otros seis afios2• Esta demanda fue
bien recibida, y no sólo el rey concedió otros seis afios de corregimiento, sino que "atendiendo a los méritos y circunstancias" de Vicente de Saura, le otorgó el privilegio de continuar en su puesto de por vida3. Entre las principales y numerosas atribuciones del corregidor, cabe resaltar la de convocar los cabildos generales y presidirlos, presentar asuntos que afecten al bien común o al real, sancionar a los capitulares que no asisten, defender jurídicamente al municipio, dirimir en las votaciones y en casi todas las funciones relacionadas con el abasto, levas y demás asuntos del Municipio. La alcaldí a honorí fica era ocupada por Arias de Saavedra, marqués de Quintana de las Torres. Este cargo, como especifica su propio nombre,era de carácter simbólico,
aunque en ciertas ocasiones
hacía esencialmente necesariaA•
la presencia del mismo se
No sabemos si ello se debía a que lo conlle-
vaba el cargo o porque éste era detentado por un aristócrata fluencia socio-económica
de gran in-
en el Municipio.
Ignacio Barradas, marqués de Pefiaflor, mantenía a perpetuidad el puesto de alférez mayor. Su función más importante llegaba cuando se realizaban los reemplazos de quintos, problemas relacionados con
prófugos,
y
en
general
2. El alcalde honorífiCO y el alférez layor se consideran dentro de la presidencia debido a sus atribuciones adlinlstratlvas. 3. ArchiVO "unicipal de EClja (A.ft.E.), Aclas Capitulares, Lib. 211, Cabildo I1-IY-1795, s/f. 4. A.ft.E., ActdS Cdpilulares, Lib. 211, Cabildo 26-IX-1795, s/f.
150
con todos los demás asuntos referentes a la guerra. También actuaba como juez consistorial en pleitos presentados ante el cabild06. 1.1.2. ReginUento Ocho eran los regidores que componían el cabildo municipal, uno de los cuales era regidor decano, recibiendo todos el tratamiento de sefiorías. Su nombramiento provenía directamente del rey, y se concedía por medio de real cédula. Antes de concederse,
se debía comprobar
si la persona aspirante
poseía las cualidades requeridas para obtenerlo, teniendo que enviar la Corporación informes al Consejo de Castilla. Una vez alcanzado, el elegido había de jurarlo, accediendo inmediatamente al cabildo con facultad de voz y voto. Sin embargo las peticiones para acceder al regimiento usualmente requerían una lenta tramitación, caso de la efectuada por Miguel de Vida y Gamboa, que pidió la concesión del título de regidor en lugar de Alvaro de Albasora a principios de enero, no recibiendo contestación en todo el afio. Ante esta situación, se produce por parte de Alvaro de Albasora una renuncia de su cargo en favor de Miguel de Vida, defendiendo de esta forma una vía más de acceso al carg06• Los puestos de regidores eran muy codiciados entre la jerarquía aristocrática, surgida de la nobleza urbana no cortesana, con privilegios de dominio socio-económicos
y políticos?
El poder conseguir un puesto con capaci-
dad decisoria hacía muy atractivo el cargo, ya que desde esta plataforma se podía controlar la vida municipal o al menos influir grandemente en ella. No obstante, los regidores habían de actuar con gran habilidad, a fin de equilibrar los intereses del poder local, al que administraban, y el poder real al que debían el cargos. Las funciones que desempefiaban eran variadas, así elegían a los oficiales conceji1es, dirigían las diputaciones, actuaban como fieles
S. A.".E., Actas Cdpituldre~ LIb. 211, CabIldo 7-X-1795, s/f. 6. Ibld., Cabildo 23-11-1195, s/f. 7. [bId" Cabildo 11-1-1195, s/f. 8. H.C. Bellonte L6pez-Hulcl, H. Cuesta "artínez y otros, 'Las Actas CapItulares hIstoria urbana', en AXifqtJ{d, 10, Córdoba, 1984, pp. 113-174.
ejecutores,
COlO
fuente para la
151
haciendo cumplir las ordenanzas e inspeccionando el comercio y la industria¡ elegían a los alcaldes y veedores de los gremios, comisarios y comisionados de la ciudad en asuntos de naturaleza económica, política y administrativa. Podían ejercer también los oficios de alféreces mayores, alguacil mayor, alcaldía de los reales alcázares, etc. 1. 1. 3. Jurados
Durante 1725 eran diez los jurados que se integraban en el cabildo. Existía entre ellos el jurado decano, puesto ostentado por Agustín Hurtado y Rodríguez, también era síndico provincial general cuando estaba ausente el propietario del cargo, el también jurado Francisco de Vera. Francisco Franco Colmenares era a la vez que jurado, síndico personero del común. El título de jurado era concedido por el rey a perpetuidad, otorgándose también el derecho a dejarlo por el propietario en heredad9. El Ayuntamiento había de enviar informes favorables del peticionario al Consejo de Castilla, para que el rey concediese el título. En 1795 se adj udicaron en Ecij a dos títulos de jurado a favor de Francisco Angelina10 y otro a Cristobal Carmona y Camacho11• Con la tenencia de este título se obtenían "francas libertades, excenciones y preheminencias, prerrogativas e inmunidades", además de recibir un salario anexo12.
Los jurados formaban parte de la élite económica lo-
cal, siendo por ello por lo que podían acceder sin cortapisas por parte de la presidencia y regimiento, a los cargos municipales. Este grupo capitular tenía voz en las sesiones, pero carecía de voto, así que para poder llevar a cabo su misión de defender y salvaguardar los intereses del común,
sólo podía expresar sus opiniones de conformidad
o
disconformidad con los acuerdos tomados, según si los consideraba o no para la comunidad. Serví an por tanto de cauce para hacer llegar al Ayuntamiento los problemas de los habitantes del Municipio.
9. ". Cuesta "artínez,
"Elites de poder en la C6rdoba de la prilera
Barro(o en Andalucía, T, 11, C6rdoba, 1984, pp. 97-98. 10. A.".E., Actas Capitulare~ Lib. 211, Cabildo 3-X-1795, s/f. 11. tu« Cabildo 1-1-1795, s/f. 12, ¡bid" Cabildo 13-XI-I795, slf,
152
litad del siglo XVIIP, en
[J
Los jurados eran los encargados de realizar el empadronamiento vecinos, fiscalizar
de los
las cuentas" formaban parte junto con los regidores de
las comisiones y diputaciones que designaba el cabildo, ejercían también diputaciones electas, actuando igualmente de fieles ejecutores. 1.1.4. Diputados del común El cargo de diputado fue creado por auto acordado de 1766. Su aparición fue muy importante ya que significó un reforzamiento en la defensa de los intereses de los ciudadanos. Se accedía al cargo mediante elección entre el vecindario, el cual nombraba a doce compromisarios
por cada parroquia, que
en consejo cerrado elegían los diputados del común y también al personero. Los primeros eran cuatro debido al gran número de vecinos con los que contaba Ecija. El tiempo de duración del cargo comenzó siendo de un afio, pero el cabildo se vió en la necesidad
de aumentarlo .-
a dos'3. Tenían
las mismas
facultades de voz y voto que los regidores y entre sus asignaciones estaban las de favorecer la libertad de comercio de los abastos y regular las imposiciones y arbitrios a los vendedores. Asistían entre otras a las juntas de abastos, de propios y arbitrios,
vigilancia, quintos, etc. Las ocupaciones
que tenían que realizar eran tan extensas que habían de pedir en cabildo colaboración de los regidores y jurados'4.
1.2. CELE8RACION DE LOS CABILDOS Por ser
Ecija
un
municipio
de realengo
y
con bastante
importancia
socio-económica dentro de su comarca, podemos pensar que se establecerían el número de dos o tres cabildos a celebrar por semana; ya que suponemos que en un municipio de tal importancia los asuntos a tratar serían numerosos y exigirían, por tanto, una asiduidad constante en la reunión de los capitulares. Teniendo en cuenta esto, podemos ver en el gráfico A el resultado que se obtiene de comparar el número de cabildos celebrados y los que
realmente
13. A.".E., A(t~s CapjtuJ~res, Lib. 211, Cabildo 1-1-1795, s/f, l•. F,J. 6uillaaón Alvarez, 'Ca'po,anes y las reforaas del régllen local: diputados y personeros del (016n", Cuadernosde lnvestig.u Un bistsrtc« 1, Madrid, 1977,
153
deberían haberlo hecho, de acuerdo con nuestra hipótesis de dos o tres cabildos semanales:
Gráfico A No celebrcdes
Celebrados Celebrados
A. Caso de dos cabildos semanales
B. Caso de tres cabildos semanales
Interesa resaltar que siendo el número de cabildos a celebrar dos o tres a la semana, el resultado que obtenemos es negativo, ya que se celebran en ambos casos menos de la mitad de los cabildos que se deberían al afta. Esto nos lleva a pensar en una cierta relajación del corregidor a la hora de convocar a los capitulares a las sesiones de cabildo. Las reuniones se celebraban en la sala capitular, comenzando a las nueve o diez de la mafiana. Esta sala ocupaba un amplio espacio del piso superior del Ayuntamiento,
sin embargo
no permanecían
siempre
fijas en tal
lugar, ya que a finales de mayo, cuando el calor comienza a hacer acto de presencia, el cabildo de común acuerdo decidía trasladar la reunión a la planta baja, en la cual había una sala espaciosa reservada para tal menester'S.
1.3.
ASISTENCIA DE LOS CAPITULARES En cuanto al número de asistentes a los cabildos el resultado que se
obtiene de analizar sus comparesencias es variado.
IS. A.".E., ActdS Cdpltuldre~ lib. 211, Cabildo 22-Y-179S, s/f.
154
De
26
capitulares,
la
por sesión, siendo 5 el mínimo y 15 el máximo, como se pue-
media es de 8'8
de apreciar en el gráfico B:
Gráfico B: Asistencia diaria de capitulares a los cabildos
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+ Diputados del común
Hay que advertir que las asistencias de los regidores y diputados del común son más importantes que las de los jurados, puesto que de un número mínimo de asistentes de los primeros -quorum- depende la celebración o no de los cabildos. El índice de absentismo es bastante grande, 772 faltas en el
155
a50, lo que supone un 65'9 % de los capitulares en total. Se deduce después de obtener estos datos, que los grupos que más asisten a los cabildos son el de la presidencia y el de los regidores, aunque sus porcentajes de no asistencias son altos, 56'7 % Y 52'3 % respectivamente.
Por el contrario los
diputados del común y los jurados arrojan unas cifras muy altas de ausencias, 78'9 % para los primeros y 65'5 % para los segundos.
NQ de capitulares
Grupos Presidencia Regidores Jurados Diputados del común
» » » »
Media anual de asistencias
%
Medio
4
1'73
43'27
8
3'75
47'72
10
3'02
34
4
0'42
21
Antes de comenzar con el anál isis individual de asistencias, hemos de dejar claro que en la valoración antes dada referente a los grupos no se han incluido las nos asistencias por motivos mayores, como pueden ser el viaje del corregidor a Madrid, o el de urrregidor a Sevilla, ni el hecho de que en algunos cabildos el jurado decano asuma el puesto de regidor. En todo caso esto no cambiaría en gran medida los datos obtenidos, ya que representan una parte muy pequeña del total general. Sin embargo, todas estas apreciaciones se reflejarán en el examen individual de los capltulares'6 • • En la presidencia
destaca Vicente de Saura y Saravia, corregidor,
justicia mayor, presidente y capitán a guerra, que asiste a un 64'40 % de los cabildos, no siendo su comparecencia del cien por cien por el hecho de que a mitad de mayo tuvo que partir a Madrid para resolver asuntos del Municipio, ausentándose hasta el 25 de septiembre; además en el cabildo de 17 de abril no pudo estar, ya que se trataba un asunto relacionado con su persona. El corregidor
interino, Andrés Vicente Carpintero, actúa de sustituto del
anterior, con un índice del 37'7 % de asistencias. No debía interesarle mucho al marqués de Pefiaflor, Ignacio Barradas, la política municipal, ya que como alférez mayor sólo concurre al 26'6 % de los
16. H.C. Bellonte l6pez-Huici, H, Cuesta Hartinez y otrQs, OLas AcLas Capitulares pp, 167-168,
156
COlO
fuente",',
cabildos. El marqués de Quintana de las Torres, alcalde honorífico, por el contrario asiste algo más que el anterior, con un índice del 44'4 ~ de las sesiones . • En el grupo de los regidores destacan Juan A. de Limón, Francisco de Murcia -regidor decano- y Francisco Martínez del Castillo. Este último sobre todo, ya que asiste al 93'3 % de los cabildos -a los tres que falta, en dos de ellos es por estar resolviendo asuntos del Municipio fuera de la ciudad-. Por el contrario, resaltan por sus ausencias Pedro Bermudo Granados con tal sólo el 6'6 % de asistencias, Francisco Mantilla Ríos con un 11'1 ~ Y Luis Navallas con un 28'8 %. Esto trajo en algunas ocasiones problemas a la hora de dilucidar sobre temas concretos. Es el caso de la elección de medidores de tierra el que mejor refleja este hecho. El regidor decano propuso a un medidor, aunque la votación se celebró, fue impugnada por el también regidor Francisco
Mantilla
debido a la no comparecencia
necesarios para la e Lecc
í
ó
n"?'.
del número de regidores
Igualmente a veces hacía retrasar las cues-
tiones a tratar. Esto se observa con ocasión de deliberar una petición al subdelegado interino de rentas sobre lo que debía el Ayuntamiento a la Hacienda Real. El asunto no se pudo llevar a efecto, ya que sólo asistieron tres regidores, siendo necesaria la concurrencia de un número mayor. Ante este hecho el corregidor se apresuró a advertir que si esto ocurriese de nuevo, les impondría una multa a los absentistas'8 • • Con respecto a los jurados las diferencias entres éstos son las más acusadas de todos los grupos. Cabría destacar un conjunto de tres jurados: Juan Rodríguez de Prada (93'3 %), Juan García Silbán (77'7 %) Y Francisco de Vera (68'6 ~), que sobresalen por su número de asistencias respecto a los demás, siendo la de los restantes muy baja. Debido a que estos tres jurados poseen los dos tercios de asistencias a cabi Idos, son nombrados j unto con los regidores que también los tienen, para ejercer las diputaciones y funcionalidades de la ciudad'9• En el gráfico C se puede apreciar la gran diferencia entre las asistencias de los jurados:
17. A.M.E, Actas Capitulares, Lib. 211, Cabildo 31-VII-1795, 18. tu«, Cabildo 7-VIII-179S, sil. 19. ¡bid., Cabildo 22-XII-179S, s/f,
s/f.
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A:
Francisco Angelina B: Fernando Bonilla C: Cristobal Carlona
o:
Francisr.o Franco E: Juan 6arcia F: Salvador 66mez
6: Agustín Hurtado H: Juan Rodríguez 1: Francisco de Vera
• Por último, de los cuatro diputados del común tan sólo das asisten a cabildos. Destaca el 40 ~ de Juan de Maleza, frente al 2'2 % de su compañero Jasé Rodríguez y Oterrera. Na hay una participación asidua de ambas, siendo la de este última casi nula. Luis Castellano y José Joaquín Díaz no concurren a ningún cabildo. Estos datos resultan muy significativos, ya que como representantes directas del común, eran ellos los que tenían el deber de defender los intereses de la vecindad, utilizando el voto que poseían. La necesidad de su presencia para evitar la visión económica y política unilateral de los regidores, se veía con ello incumplida20•
20. F.J, Guillaaón Alvarez, 'Calpomanes y las refortas", ",
158
1.4. CONFIGURACION DE LA ELITE DE PODER La élite de poder en Ecija durante 1795 queda reflejada en su participación en la política municipal. Por tanto, seffalaremos aquellos capitulares que asisten a los dos tercios o más de los cabildos celebrados: Vicente de Saura y Saravia
Corregidor
Juan A. de Limón y Escobar
Regidor
Francisco Martínez del Castillo
Regidor
Juan García Silván
Jurado
Juan Rodríguez de Prada
Jurado
Francisco de Vera
Jurado y Síndico Provincial general
Tras esto quedaría por tanto configurada la éli te de poder ecijana a finales del setecientos. Teniendo en cuenta que los jurados no poseen voto, la toma de decisiones recae en los regidores Juan A. de Limón y Francisco Xartinez, estando el control de las mismas en manos del corregidor, los cuales conforman el vértice de la pirámide del poder político. En un segundo estrato estarían situados los jurados.
2. GESTIOW IUWICIPAL: POLITICA ADKIWISTRATIVA La administraci6n traba confiada
municipal, en todos los pueblos del reino, se encon-
a los ayuntamientos
costumbres establecldas21.
con sujeción a las leyes generales y
Para poder llevar a cabo todos los asuntos rela-
cionados con la administración
local, la Corporación contaba con un cuerpo
de oficiales y subalternos, que realizaban diversas y variadas funciones. La presencia de un buen cuerpo
de oficiales resultaba de vital importancia
para la marcha del municipio. Este cuerpo integrado por una gran diversidad de puestos de diferente importancia, y por tanto con disti ntas categorí as, será el encargado de hacer funcionar el Ayuntamiento y de hacer ejecutar las ordenes que reciba del cabildo.
21. A. Sacristán y nartínez,
lfunuipdJidades de csstitt» y león, nadrld,
1981, p, ~S3,
159
2.1.
DIPUTACIONES
El Ayuntamiento disponía de una serie de diputaciones ordinarias y extraordinarias, cuyo control era detentado por regidores y jurados. Los regidores eran designados para todas las diputaciones y comisiones de la ciudad, junto con los jurados que tuviesen los dos tercios de cabildog22. Por tanto, la decisión de qué personas debían acceder a esas diputaciones corría a cargo del cabildo, el cual a final de afio nombraba a los diputados.
Durante
1795, en Ecija se dispusieron las diputaciones siguienteg23: - Diputado
del clero: era el encargado por el Ayuntamiento
asuntos que se establecieran
para los
con la Iglesia. Esta diputación era detentada
por el cura más antiguo de la ciudad, que en este caso era Cristobal de Amayo y Carmona. - Diputados del rastro: la diputación del rastro recaía en las personas del regidor Francisco Kartínez del Castillo y del jurado Francisco de Vera. Ejercían una importante
misión en cuanto a lo concerniente
a mercados
y
compra-ventas de todo tipo. Habían de asistir semanalmente al rastro los sábados por la mafiana, para ver su estado y controlar los precios. A este respecto, el síndico personero denunció en cabildo el incumplimiento de dichas funciones, por el perjuicio que causaban al común24. - Diputados de propios: los encargados de controlar los recursos principales del Municipio, es decir, sus bienes de propio, eran dos regidores y un jurado: Francisco Martíne~ del Castillo, Juan A. Limón y Juan de Prada respectivamente.
Es significativo que uno de estos diputados lo sea a la vez
del rastro; esto nos induce a pensar que otros intereses que no eran los del común, movían a este regidor a la hora de conseguir o ejercer ambas diputaciones. - Diputado del pósito: el diputado del pósito era Pedro Bermudo Granados, aunque no tenía los dos tercios de cabildos. Ya llevaba varios afias en esta diputación cuando fue reelegido "mediante el excelente celo
22. A,n.E., A(tdS Cdpituldres, Lib. 211, Cabildo 22-XII-1795, s/f. 23. Al lenos éstas son las que aparecen en las Actas Capitulares. 24. A.".E., A(tdS Cdpituldres, Cabildo 22-11-1795, slt.
160
y
esmero"
, que había demostrado para que la ejerciera en este afto de 1795; igualmente fue elegido para 1796. Sus funciones eran las de rubricar la contabilidad del pósito, que era llevada por el depositario. Los administradores encargados -diputado y depositario- daban cuenta al Ayuntamiento de cuándo era necesario invertir dinero en granos, informando de su estad02s. - Diputados obreros mayores: aunque las fuentes utilizadas no mencionan a ningún diputado, sabemos que eran destinados a esta diputación dos regidores y un jurado. Sus funciones se centraban en la denuncia de edificaciones en mal estado, acampanar al maestro de obras en el reconocimiento de obras, y dar cuenta en general de los temas relacionados con las obras del municipio. - Diputados de paseos y cafierías: un regidor y el jurado Francisco Franco Colmenares eran los encargados responsables de la denuncia de desperfectos en los paseos públicos, cafterías, atarjeas y fuentes de la ciudad.
2.2. OFICIALIDAD DEL AYUNTAHIENTO Los empleos municipales se adquirí an mediante elección. Esta se bacía todos los aftas, verificándose así, a~o por afto, todos los oficios del Ayuntamiento. Para poder desempe~ar cualquier género de oficios municipales, era preciso que el que optara a conseguirlo reuniese las siguientes condiciones26: Ser vecino del municipio. Tener dieciocho o más aftas. No estar impedido físicamente. No estar acusado de delito público. No ser clérigo o esclavo. No ser arrendatario
de rentas, bienes concej iles y deudores del
municipio.
25. A. Sa(rlstán y"artínez, HvnJcipalJdades de Castilla. '0, p. 473. 26. Ibid., pp 456-457. o
161
Temporalmente se prohibe ejercer oficios a los que hubiesen hecho contrabando, pudiendo hacerlo cuando pasaran al menos tres
afias.
En Ecija estas elecciones se celebraban el veinticinco de diciembre. 2.2.1.
Oficios
- Alcalde de la Santa Herraandad: la Santa Hermandad fue una milicia rural destinada a la represión del bandolerismo27. El Ayuntamiento nombraba a dos alcaldes, uno entre los hijosdalgo y otro entre el estado llano. Esto se hacía en los pueblos donde, por privilegio o costumbre, los cargos concejiles se hallaban repartidos entre los dos órdenes28. El sorteo se realizaba cada afio en una collación del Kunicipio. En 1795 correspondió el turno a la collación de Santa María. Para la del estado noble se presentaron cinco candidatos, que tuvieron que .. formar cinco cedulas escritas en ellas sus nombres y otras cinco en blanco y escrito en una de ellas"29. Las cinco primeras cédulas se introducían en una cántara y las otras cinco en otra. cántara en la que se encontraban
De la
las cédulas con nombre, se extraía una.
Hecho esto, correspondió la suerte y vara de la Santa Hermandad para el estado noble al conde de Villáverde, que sustituyó a Antonio Ayona. Por el estado llano fueron cuatro los candidatos. Se realizó el mismo sistema de sorteo, tocando la suerte y vara de la Santa Hermandad a Juan de los Santos, sustituyendo a Francisco Jiménez30• Como apuntamos al principio, los alcaldes de la Santa Hermandad constituían una especie de milicia urbana, cuya misión era vigilar y evitar el bandolerismo, siendo el jefe de los cuadrilleros el juez de delitos especiales, considerando en el grupo de estos últimos a los cometidos en despoblados, en poblado con fuga del autor al campo, violación y
11
quebr amí.ento" de
casa y resistencia a la justicia31• Habían de salir por los caminos y campos
21. l. Sarcia de Valdeavellano, Curso de Historia de las Instituciones
espaffolas, "adrid, 1977,
p. 625. 28. A. SacristAn y "artinez, Hunicipalidades de Caslilla •.. , p. 458. 29. A.".E., ActaS Capitulares, lib. 211, Cabildo 22-X11-1795, s/f. 30. tst«, Cabildo 22-X11-1195, sIL 31. A. Herrera Sarcia, Juicios de residencia y ot iciele« conceiiles en el Aljarafe sevillano (segunda ,itad del IVIIJ, Sevilla, 1980, P. 55.
162
para buscar a los ladrones y delincuentes. En caso de que consiguieran capturarlos, habían de ponerlos a disposición de la justicia, si no era delito que pudieran juzgar. - Alcaldes de la real cárcel: este oficio estaba ocupado por José Díaz y Francisco Tortoleffo que lo tenía en perpetuidad, seguramente concedido por
Real Cédula. De ellos dependían una serie de alguaciles que eran los encargados directos del mantenimiento de la misma. Los alcaldes debían tener cuidado en no cometer las siguientes acciones: meter o sacar presos sin autorización del juez, no admitir sobornos de los presos para redimir sus culpas, no admitir tablas de juego, ni dejar entrar a la cárcel muj eres de la vida que ofreciesen "sus servicios" a los presos, vigilar para que no se cometan delitos en el interior32. Evidentemente los alcaldes
no podían permitir el que se produjesen
ocasionó serios problemas
fugas, lo que
a los alcaldes de la cárcel de Ecija. Debido a
varias fugas se vieron en la obligación de pagar unas cuantiosas fianzas por el incumplimiento de sus responsabilidades.
Por ser la primera vez que ocu-
rría, no se les castigó más duramente -entendiéndose
con esto la pérdida o
cese de su empleo-, pero se les previno para "que en lo sucesivo mirasen con más cuidado los encargos de su obligación"33. - Alcalde del matadero: durante este afta lo ejerció Juan López, siendo reelegido para 1796. A su cargo tenía toda una serie de cabos subalternos que debían de obedecer las órdenes que éste dictaba, a su vez emanadas del cabildo. - Alcalde de los reales alcázares:
no existía tal cargo en Ecija por
haber ~ido incorporado a la Corona. En abril de 1795 esta alcaldía fue solicitada por Juan Bautista Castrillo. El cabildo informó a la Real Cámara que debido a "que todos los muros reales de esta ciudad, sus torres y alcázar, están derribados, ruinosos, ya no existen y su terreno está cercado en parte, y su planitud interior sirve de picadero
de
caballos"3A,
por
lo
que
32. A. 6arcía Herrera, Ju/c/os de res/dencla..., p. 56. 33 A.I1.E., Actas Capitulares, LIb. 211, Cabi Ido 30-1-1795, sl! 34. lb id, , Cabildo 20-IV-1795, s/f.
163
cualquier título de alcaldía o tenencia estaría fuera de lugar y contra lo dispuesto por las leyes, especialmente por la ley doce, título quinto, libro sexto de la Novisima Recopilación36• - Alguacil mayor de entregas: era un agente subalterno de la administración. Fernando
Domí nguez, que estuvo en este oficio durante
1795, fue
reemplazado por Fernando Cabello, que ejerció esta función en 1796. Debido a ciertas irregularidades
cometidas,
este oficio salió a elección junto con
los de alguacil mayor de vagos y teniente de alguacil mayor. Causa de ello fue la propuesta emanada del regidor y provincial mayor, cuyos poderes hicieron que éstos se retirasen de los oficios que tenían36• - Alguacil mayor de vagos: como subalterno ejecutivo, estaba encargado de los asuntos relacionados
con gitanos y vagabundos. Fernando Sampol fue
elegido en lugar de José Domingo de Lara. - Teniente de alguacil mayor: Juan de Vera es sustituido por Francisco Guerrero de Pareja. - Porteros de DaZa: sus funciones subalternas no revestían la mayor importancia,
aunque
eran
necesarios
para
el
funcionamiento
del
Municipio.
Durante 1795 se produjo en el Ayuntamiento la renuncia voluntaria de un portero de maza reemplazado por otro. Juan de Marchena, por su vejez, pidió ser relevado en su puesto por Antonio Ruiz. El Cabildo aceptó dicha proposición, llevando a cabo las medidas oportunas, es decir, el nuevo portero de maza recibiría el mismo sueldo que el anterior, y no se le asignaría a este último remuneración alguna por haber llevado y presentado a su relevo. Tras esto hubo de entrar en la sala capitular y prestar juramento37• - Agente: era el encargado
de tramitar toda la documentación
que el
AyuntaDdento necesitaba para su defensa en los asuntos tratados en la Corte, ante los tribunales superiores, etc.3B• Ecija se veía representada en Madrid por Valentín González Rojo.
35. A.".E., Actas Capitulares¡ lib. 211, Cabildo 20-¡Y-1795, s/f. 36. tu« Cabildo 9-XlI-1795, s/f.
37. tst«, Cabildo 11-{x-179S, s/f, 38, ". Cuesta "artínez, la ciudad de C6rdoba en ~J siglo IVIII, Córdoba, 1985, p. 90.
164
- Abogados: asesoraban al Cabildo en la defensa del Ayuntamiento y daban consejo a los regidores como jueces consistoriales que imparten justicia en segunda instancia. Tres eran los letrados a disposición del Cabildo: Pedro J. Mu~oz y Gil, Antonio García Padilla, y Francisco de Paula Vargas y Machuca. Los dos últimos fueron reelegidos para 1796. - Fiscal: su misión era juzgar a los detenidos por la justicia y mandar instancia correspondiente al Cabildo. Francisco Guerrero Cordobés fue reelegido para 1796. - Contador
de propios: Francisco Guerrero, que actuó de contador de
propios, tenía el deber de llevar la contabilidad anual de los gastos e ingresos del Municipio.
Prestaba
conformidad
a los pagos y certificaba
la
cuantía de las deudas, cobraba también los tercios extraordinarios39• - Fiel contador de la real carnicería: se ocupaba de la contabilidad de la real carnicería, de las entradas y salidas de los productos y del dinero que ello suponí a para el Ayuntamiento. Juan del Sacramento Mantilla ocupó este oficio, siendo reelegido para 1796. - Depositario
del pósito: Ambrosio Salazar ejerció como tal en 1795,
continuando en 1796. Su principal misión era la contabilización de la entrada y salida del grano. - Padre general de menores: el licenciado Antonio García Padilla, que a su vez era letrado del Ayuntamiento, ejercía este oficio. - l'aestro mayor de obras: el maestro mayor de obras, Francisco de Aguilar, daba cuentas al Ayuntamiento de las obras y reformas que querían realizar los vecinos, previo envio de un memorial por parte del que quisiese hacer alguna.o&o¡también inspeccionaba las obras en curso, y denunciaba el estado de aquellos edificios, murallas o puentes que necesitasen una restauración, confeccionando los presupuestos y comunicándolo al Ayuntamiento. - Jraestro de primeras letras: los maestros habían de examinarse ante un regidor para ocupar sus puestos. Los maestros debían ser honrados, de buena vida y costumbres, y cristianos viejos·'. Diego de Aguilar Jiménez tenía
la
39. A.H.E., ActiS CipitvJires, Lib. 211, Cabildo 7-VIII- 1795, s/f. 40. Ibid., Cabildo 1I-IX-I795, s/f.
41, H, Cuesta Har~ínez,
li ciudad de C6rdobi.. " p,
95,
165
interinidad en la clase de escribanía en el real colegio, al cual se le debía su sueld042• Juan Ballesteros Barrio fue maestro y obtuvo la jubilación, quedándole un sueldo de 7 reales y medio diarios. - Depositario de bulas: continúa en el cargo Diego Bonilla. - Escribanos: la escribanía del Cabildo estaba ocupada por un escribano mayor, José Franco y un escribano ordinario, José de Payba y Saravia. Sus funciones eran escribir en el libro capitular los acuerdos y medidas que se tomaban en el Cabildo, además de copiar los títulos que se recibían por Real Cédula, refrendando al final de cada sesión. Habían de ce~irse a lo que oían siendo objetivos, sin divulgar lo que allí se decía·3. Estaban al servicio del presidente,
regidores
y demás componentes
del Cabildo para cualquier
cuestión en que éstos los necesitasen. Otra de sus obligaciones era la de llevar con orden y regularidad dos libros, uno de los cuales se destinaba a contener el inventario
del archivo municipal,
incluyéndose
aquí todos los
documentos pertenecientes al Ayuntamiento. El otro era para copiar las cartas, ordenanzas y cédulas reales que se dirigían al Municipio y que fuesen presentadas
en él. El incumplimiento
de estas obligaciones
llevaba a los
magistrados a imponerles una multa de 50.000 maravedies44• 2.2.2. Oficios varios Introducimos aquí aquellos oficios que no perciben salario del Ayuntamiento. - Xedidores de tierras: estas personas eran las encargadas de medir las tierras y baldíos del municipio, siendo remuneradas por los propietarios de las tierras. El medidor de tierras era Francisco Benítez y tenía la titularidad de este oficio tras votación celebrada por muerte de su antecesor Miguel Jurado46. La elección de un nuevo medidor llevó a un ligero y diplomático enfrentamiento entre los regidores. El hecho se debió a la propuesta
42. 43. U. 45.
166
A.".E., Ac/dS C3pitvldres, lib. 211, CabIldo ll-IX-119S, s/f A. Herrera Sarcia Jutt ios de restdent i« ., pp 17 y ss. A. SacrlsLán y HarLínez IfvnicipdJ¡dddes de test üt» p. 460. A,~.E., ACtdS ClpJtvJares, lIb. 211, Cabildo 31-VII-179S, s/f,
del
regidor
decano para que se nombrase también a Antonio González Farfán como medidor titular de tierras. La explicación de esta propuesta se dió por la necesidad que tenía un municipio tan extenso como el ecijano de contar con otro medidor para así aligerar el trabajo. Sin embargo el regidor Francisco Mantilla tuvo algunas reticencias
para que se diese este nombramiento, haciendo re-
trasar la votación alegando falta de capitulares·s. sanada con el nombramiento
La situación quedó sub-
mediante votación -muy apretada en cuanto a su
diferencia- de Antonio González Farfán como medidor titular. La opinión del regidor decano logró imponerse. - Kédicos: ejercían de médicos José Matamoros, José Jiménez y Cristobal Rivas. - Cirujano: Francisco García ostentaba la interinidad en el puesto de cirujano del Municipio. - Escribanos: en Ecija el número de escribanías era excesivo, y así lo ratifica una carta del Real Consejo en la que se dice que se debería reducir al menos a la mitad las existentes, para evitar de esta forma perjuicios al público·?
Había trece escribanías reales, de las cuales dos eran principa-
les, cinco numerarias
y tres numerarias vacantes, las demás eran ordina-
rias·e. En las actas capitulares encontramos los siguientes escribanos, aunque no se especifica de qué clase era la escribanía que ostentaba cada uno: Fernando de Armijo y Mena, Antonio Vilar y 1(oyano, José de Encinas y Copete, Francisco de Paula Galán, Francisco de Reina, y José Armenta Díaz. 2.3.
FIELES EJECUTORES
De la junta de caballeros fieles ejecutores49 formaban parte Juan Antonio de Limón y Escobar, regidor, y Fernando Bonilla, jurado. Estos son nombrados como fieles ejecutores para el mes de
ener050
46, A,".E" Actas Capitulares, Lib, 211, Cabildo 7-VIII-179S, 47, ¡bid" Cabildo 4-V-1795 , slf, 48, tit« Cabildo 4-V-1795, slf, 49, Cabi Ido 3-X-1795, s/f. 50, ¡bid" Cabildo 26-1-1795, s/f.
aunque
se
mantienen
s/f,
tn«
167
hasta diciembre. Realizaban informes para el Ayuntamiento sobre el abasto de carnes51, precios del menudo y despojos52, y se preocupaban de que éste mandase instancias a la administración de rentasS3• Poseían unas hojas semanales donde tenían apuntadas
las tareas que debían de hacer diariamentes4.
Efectuaban el registro y bajas de carne en el mercado, se encargaban de buscar a los vendedores cuando éstos faltaban al mercado y de llamar a los ganaderos para que abasteciesen. Pedían explicaciones a los abastecedores si el precio al que vendían los productos era excesivo, poniéndolo en conocimiento del cabildo. Si el tema era más complicado, se dejaba en manos de los diputados y síndico personeross. Por último, la junta de fieles ejecutores tenía la misión de aprobar o rechazar a los vendedores de los gremios designadosS6• 2. 4.
S 1NO1CO PERSONERODEL COHUN
El empleo de síndico personero del común recaía en el jurado Francisco Franco Colmenares. Era éste un empleo honorífico, cuyo desempeffo se consideraba como acto positivos7, y no cobraba salario alguno. Como procurador del común tenía voz pero carecía de voto en los asuntos en los que interveníase. Su misión primera era instar en pos de su comunidad, recriminando en cabildo el incumplimiento de los diputados a la hora de ejercer sus oficioSS9•
Vigilaba la limpieza de las calles, su ornato y seguridad de los
edificios60.
A.K.E., Actas Capitulares, Lib. 211, Cabildo 8-X-1795, s/f tit«, Cabildo 4-XIl-1795, s/t: tu«, Cabildo 4-XII-1795, s/f. Ibid,, Cabildo 3-1-1795, s/f. 55, Ibid., Cabildo 3-X-1795, s/f, 56, ¡bid" Cabildo 3-X-1795, s/f 57, F.J. 6uillalón Alvarez, lJS Refor'as en li Id,inistrJci6n lOCal durlnte el reinldo de Cirios 111, "adrid, 1980, P. 231. 58, F.J, 6uillalón Alvarez, ·Calponanes y las reforlas",', 59. A.If,E" Actis ClpilullrES, l ib. 211, Cabildo 22-V-1795, s/f, 60, F.J, 6uillaaón Alvarez, laS Refor'Js ..., p, 257, SI. 52, 53, 54,
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oc/)
169
LA
POLITICA
MUNICIPAL
RESPECTO
DEL
A OBRAS
A FINALES
DEL
CABILDO
ECIJANO
Y URBANISMO SIGLO
XVIII
CLEMENTE MANUEL LOPEZ JIMENEZ
El desarrollo urbanístico de una ciudad se va consolidando a través de los afias, perviviendo siempre las características configuradoras de cada núcleo de población. En el conjunto urbano se van introduciendo plazas, paseos y alamedas, que intentan conjugar, junto con calles y edificios, el entorno definidor de la ciudad. Pocos son los cambios que se producen en Ecija a este respecto, debido a que tales espacios definidores se mantienen inalterados desde la Edad Media. Ecija a finales del siglo XVIII, se encontraba enriquecida estéticamente con las aportaciones arquitectónicas
que el Barroco
le proporcionó. Pero esta presencia se limitaría a embellecer y monumentalizar sus vetustas calles y plazas, sin cambiar ni regularizar la estructura del casco urbano', que subsistirá sin variaciones basta los prolegómenos del siglo XX.
1. EL XUBICIPIO y LAS OBRAS PUBLICAS El
poder
municipal
concretó
su
actuación
fundamentalmente
en
el
mantenimiento del ornato, en la construcción o reformas de obras de interés público,
e inspección
de las particulares.
Para tales fines, la política
concerniente a obras y urbanismo estaba dirigida por dos diputaciones encar-
1, J, Sanz Salpelayo, Granada en el siglo IYIII, Granada, 1980, p, 26,
171
gadas de
velar de esos asuntos. Estas eran la de Paseos y Cafierías, y la de
obreros mayores. La primera se componía de un regidor y un jurado, o de dos regidores en el caso de que no hubiese ningún jurado que alcanzase los dos tercios de cabildos necesarios para acceder a las diputaciones2.
Los obreros
mayores eran dos regidores y un jurado. En ambas, los diputados estaban encomendados para la denuncia de los edificios en mal estado, acompafiar a los maestros mayores de obras en los reconocimientos, y dar cuenta en cabildo de los temas que les competía a cada uno, como veremos posteriormente. asuntos extraordi narios y de carácter especial.
la diputación
Para
de obreros
mayores se veía auxiliada por comisiones o juntas creadas en cabildo y compuestas por capitulares,
con el fin de que éstas tratasen exclusi vamente
temas concretos y de urgente resolución. Ejemplo de ello es la comisión nombrada para reconocer y supervisar las obras a ejecutar en el río Geni13¡ o la formada con motivo del paso de Carlos IV por Bc j a , encargándose í
para
ello a tres regidores que cuidarían de la iluminación, pintura y adorno de la ciudadA.. El Ayuntamiento dispone de los servicios de un maestro mayor de obras, elegido por los regidores. Su permanencia en el cargo dependía por tanto de cómo atendiera los servicios que se le encomendasen. y a las funciones a que estaba obligado a realizars. Entre éstas se encontraban las de notificar las obras a realizar por los vecinos -previo envio de memorial-, inspeccionar y denunciar las edificaciones
para su reconstrucción o demolición en el caso
de que se hallasen ruinoaas=, y la de proyectar las obras de nueva planta encargadas por el Municipio. Desde 1771. este cargo fue ostentado por Francisco Aguilar. Su
nombra-
2. Archivo Municipal d~ Ecija (A.".E.>, Actas Capitulares, Lib. 211, Cabildo 22-XII-179S, s/f. 3. A.".E., Acias Capitulares, Lib. 202, Cabildo 12-1-1785, s/f. 4. Ibid., Lib. 212, Cabildo 19-11-1796, s/f. Vid. L.M. Raaírez y de las Casas Oeza, Anales de la Cilldadde CJrdoba02J'6-/85Q), Córdoba, 1948, p. 267. El paso de Carlos IY y su esposa Luisa por Ec ia se debió al viaje que hicieron los reyes a Sevilla, (on el 'ln de cumplir una pro.esa que habían hecho a San Fernando yendo por Badajoz. S. ". Cuesta l'Iartine:,La ciudsd de Cdrdobaen el siglo IV/I1. AnJlisis de la estructure del poder sunit ip«! y su interdependenciacon la proble.Jticd socio-econéstce, Córdoba, 1985. p. 89. 6. A.I'I.E.,Obras y Vrbanis'tl, Leg. 834, "ExpedÍi!Ole sobre delloler la "uralla del Arco del Agua·. 1787.
"ª
172
í
miento es renovado ano tras año, hasta que el Ayuntamiento recibió en 1787 una Real Orden por la cual y atendiendo al estatuto trigésimo tercero de las Reales Academias
de San Fernando y San Carlos "no pueda ningún Tribunal,
ciudad, villa, ni Cuerpo alguno eclesiástico
ó secular conceder título de
Arquitecto ni de Maestro de obras, ni nombrar para dirigirlas al que no se haya sujetado al riguroso exámen de la Academia de San Fernando, ó de la de San Carlas en el Reyno de Valencia¡ ",
"'7,
Par tanto, apercibiéndose de tal
ley, Francisco Aguilar fue sustituida par José Díaz y Acebedo, arquitecto de profesión, con la aprobación de la Real Academia de San Fernand09, Este cambio provocó un conflicto de intereses entre ambos, viéndose el Ayuntamiento inmerso en el mismo, Francisca Aguilar pidió que se le mantuviera en su enr pleo, y en consecuencia se suspendiera o reformara el nombramiento hecho en la persona de José Díaz, La Corporación, desobedeciendo la Real Orden, decidió reintegrar a Francisco Aguilar, alegando no haber tenido causa legítima para despojarlo
de su cargo, notificando a continuación al arquitec~o Díaz
Acebedo que debía abandonar su ocupación de maestro mayor de obras de EcijaS, Sin embargo, en diciembre de 1791, el corregidor será advertido de su incorrecta
actuación
por
el
conde
de
Floridablanca,
quien
le envió
el
mandato de su majestad por el cual José Díaz y Acebedo debía continuar como Arquitecto Mayor de ECija'O, Una vez solucionado el conflicto, José Díaz se mantendría en el cargo hasta 1795, dejándolo sin especificar las razones de su baja'1,
siendo sucedido por el polémico Francisco
-seguramente
Aguilar,
que seguiría
tras haber conseguido el titulo oficial- como maestro mayor de
obras de la ciudad, hasta bien entrado el siglo XIX, La financiación de las obras públicas era gestionada con los fondos del común si era para uso y beneficio del mismo, La Junta de Propios era la
en-
7, Novísi.a Recopilaci6n, Ley VII, Título XXII, Libro VIII, En Cabildo 3-XI-1791 se dió lectura a
dicha ley, emitida el 28-11-1787, 8, A,II,E" Obras y Urbanis,o, Leg, 834, "Expediente y certir icacrén de los gastos efectuados en la construcción de un pozo y choza en la Dehesa de los Potros·, 1790, 9, A,tI,E" Actas Capitulares, Llb, 207, Cabildo IS-IV-1790, r. 36, lO, Ibid, Lib. 208, Cabildo 3-XI-179I, r. 124-125, 11, José Diaz y Acebedo sería el óltilo arquitecto titulado que tendría Ecija hasta que en la década de 1910 ocupara de nuevo el cargo de arquitecto luniclpal uno titulado,
173
cargada de realizar los trámites necesarios para que la Corte concediera
el
permiso para la utilización de tales fondos'2. Como recurso extraordinario con el que atenderlas, el Ayuntamiento acudía a la celebración de corridas de toros -solución común de la mayoría de los municipios en la época- previa petición al Consejo de Castilla'3. Si la obra era realizada por particulares para su beneficio exclusivo, eran éstos quienes debían sufragar los gastos originados. Una vez vistos los instrumentos con que contaba el Municipio para ejercer su polí tica respecto a obras y urbanismo, examinaremos a continuación los particulares de cada materia.
2.
ASUJiTOS QUE COJIIPETEi A LA DIPUTACIOIl
2. 1.
DE OBREROS UYORES
ARCOS y MURALLAS
Las murallas de la ciudad fueron perdiendo su funcionalidad defensiva,
y por tanto su escasa utilidad hizo que se descuidara su mantenimiento. Sin embargo, el estado ruinoso que presentaban
los muros y barbacanas en 1784
provocó que la Corporación emplazara a los maestros de obras y obrero mayor para que llevaran a cabo un reconocimiento general de los mismos
1 4.
Como re-
sultado, en el informe presentado dan cuenta de las murallas y torreones deteriorados1s.
Debido al excesivo número de éstos, el Municipio mandó a los
maestros mayores que declarasen bajo juramento qué murallas y barbacanas de las examinadas
se encontraban
en verdadero estado de ruina, cuáles podían
seguir en pie reedificándolas,
y las que se mantendrían firmes sin necesidad
de reparo'G. De esta forma las murallas a derribar necesariamente serían;
12, I1ª C. Escudero S~nchez, Organiucj,Jn lfunicipal y Politit« Urbanística en la C",daba del $1910 IV/!J, l'feloria de licenciatura inédita, Córdoba, 1986, p. 124, 13. A.I1.E., Actas Capitulares, lib. 211, Cabildo 28-VII-1795. s/f. Id. Ibid., Lib. 201, Cabildo 3-X!-178¿, s/f.
15. A.l'f.E, , Obras y Urbanislo, Leg. 834, "Expediente sobre reconcc íarentc de I1urallas y Barbarenas", 1784. 16. /bid.
174
- La que se hallaba a la bajada del Arco del Agua. - Lienzo que lindaba con el solar del convento de Santa Ana. - Lienzo de cortina que se hallaba a la izquierda de la cuesta
de
en-
casa
del
- Muralla del solar de Diego de Alaba en la calle Gavilla, lindero
con
trada de la Plazuela del Picadero. - Muralla de la calle Peso de la harina, que lindaba con una convento de la Merced. la cortina que desde ella seguía a otras casas de la calle Marquesa. - Torreón junto al Arco de Sevilla. - Lienzo de cortina que seguía desde el torreón junto al Arco de lla basta otra muralla que estaba en el solar del convento
Sevi-
de
Santa
Florentina. - Muralla entre las casas de Francisco Albornoz y Diego
Ribero
en
la
calle Merinos. - Torreón de la calle Merinos. y
- Trozo de cortina que estaba en solar del convento de Santo Domingo muralla que le sigue en calle Merinos. Sólo necesitaban reedificarse: - Las cuatro murallas de la Plazuela del Picadero, tres para
recalzar-
las, y la que daba a las atarazanas sólo rebajarla. - La Torre Albarrana debía ser rebajada y recalzada. El pedazo de cortina que seguía hasta la atarazana de la calle
Mesón'
de San Pablo también necesitaba recalzarse. - Muralla que estaba en las casas de Pedro Martín en calle Arquillo
de
San Juan, que lindaban con otras de calle Bodegas para recalzarlas. Finalmente, las que se encontraban en buen estado como: - El lienzo de muralla que partía de un solar del convento de Santa Ana hasta otras casas del convento del Espíritu Santo. - y
una muralla que se hallaba en la torre o
rastrillo
del
Arco
del
Agua. Para sufragar estas obras, el Municipio apercibió a los vecinos y comunidades religiosas
que tenían casas contiguas
a las murallas denunciadas,
para que las reparasen en breve financiando ellos los gastos. Si esto no se
175
efectuaba serían derribadas por el Ayuntamiento, sin hacer pago de los perjuicios que se causasen17•
Las demás que no lindaran con casas, se hundirían
a cuenta del Municipio. A pesar de ello, éste no contaba con los fondos para realizar las obras, teniendo que acudir para sufragarlas
a la persona del
corregidor que, como Presidente de la Real Junta de dirección de la Casa de Misericordia,
podría adquirir
los materiales del derribo para la construc-
ción de dicha casa, aportando con ello algún caudal18. Con esta decisión de paliar el mal estado de murallas y barbacanas, se perseguía la mejora del ornato y seguridad pública. Aunque ésta será una labor, que mantenida tanto por particulares como por el propio Municipio a lo largo de los años, más que conservar, eliminará los restos del recinto amurallado que rodeaba la ciudad. Un ejemplo de ello será el derribo del Arco del Agua, situado en la muralla inmediata a San Gil, hundido en 178719•
Este
tipo de actuaciones culminarán con las demoliciones efectuadas en la segunda mitad del siglo XIX.
2.2.
REMODELACION DE EDIFICIOS PUBLICOS La imagen que el Municipio ofrecía, se patentizaba materialmente en el
aspecto y estado de los edificios públicos cuya propiedad ostentaba. De esta forma, las tareas de conservación y reparación d:bían ser constante preocupación para la Corporación, que de manos de los obreros mayores, se encargaría de estar atenta ante cualquier situación anómala que presentaran dichos edificios. 2.2.1. Casas Capitulares. Camo primera y más representati Va,
se encontraba
la sede del Ayunta-
miento, configurada por la unión de varias casas situadas en la manzana oeste de la Plaza Mayar. Se componían de dos pisos, estando el bajo conformado al exterior por una arcada soportada por columnas,
en
consonancia
con
el
17. A.M E., A(t~5 C~pllul~r~5 Lib. 201, Cabildo 22-XI-178~, s/f. 18. Itn d, 19. A.M.E'I
1787.
176
Obrt1s
y (Irb~nI5Io,
Leg. 834, 'Expediente
sobre deacler
la l1uralla del Arco del Agua·,
resto de los edificios del entorno. Las estancias principales eran las salas capitulares, ubicadas una en el piso bajo y otra en el alto. Durante mayo de 1790, se denunció el mal estado que presentaba la cubierta y trabazones de madera de la sala baja20• Su arreglo se comenzó con prontitud, aunque duraría más de lo previsto, circunstancia que movió al diputado del común, Juan de Malleza, a advertir la ineficacia. y sobre todo la falta de asistencia a las obras de José Díaz y Antonio del Pozo, arquitecto y alarife mayor respecti vamente,
siendo
ambos
relevados
de la dirección
y ejecución
de las
obras por el también maestro Francisco Aguilar21. No obstante,
el aspecto exterior de las Casas Capitulares
durante la
década de 1790 dejó mucho que desear, presentando las fachadas tal estado de ruina, que el maestro mayor informó -con motivo de los preparativos para el recibimiento
a sus majestades
éstas "se estaban
durante el paso por la ciudad en 1796- que
viniendo abajo", necesitando
una urgente reparación.
El
presupuesto para el arreglo se elevó a 30.000 reales, cantidad que confirma el mal estado de las fachadas22• 2.2.2.
Real Cárcel.
La Real Cárcel también dependía del Municipio. La construcción del primer edificio destinado a tal fin se remonta al siglo XV23. En la época estudiada, se situaba en la calleja de Mandoble, conocida entonces como calleja de la cárcel,
y las obras
estancias, entresuelos
realizadas en ella fueron contí nuas. Fachadas,
y calabozos,
necesitaban tan urgente reparación, que
será denunciado por el alcalde de la misma, indicando el peligro de hundimiento y las grandes posibilidades
de fuga que ofrecían24• Durante 1792 se
invirtieron en obras de reparo la cantidad de 4.547 reales y 33 maravedís2s, siendo cinco a~os después de 6.249 reales2G• Pero no sólo eran obras de
Act~s C~pitvl~res, Lib, 207, Cabildo t-V-1790, f, 42, f, 54-SS, tu«, L1b, 212, Cabildo 5-11-1796, s/f. J, HernAndez Oíaz / A. Sancho Corbacho / F. tollantes de Ierán, Sevilla, 1951, p. 194. A.n.E., Act~s Capitvlares, Lib. 213, Cabildo 23-YI-1797, s/f. 25. Ibid., lib. 209, Cabildo I-XII-1792, slf. 26. Ibid., lib. 213, Cabildo 5-YII-1797, s/f.
20, 21, 22, 23. Artístico, 24,
re-
A.n,E.,
¡bid., Cabildo 5-YI-1790,
fCIJ~,
CdUJOgOArqveol6gico
r
177
paración las que necesitaba el edificio carcelario; con el paso del tiempo se necesitó que tuviera una mayor capacidad. Para solucionarlo, se propuso la construcción al edificio,
de seis calabozos en la parte alta de la calleja inmediata
y cuya propiedad
había sol c tado un vecino. La Corporación, í
í
aprovechando esta solicitud, propuso al vecino la construcción por su cuenta de lo seis calabozos, si quería obtener la propiedad de la calleja. El vecino accediendo a la propuesta, se encargó de la construcción, ampliando con ello la capacidad del edifici027• 2.2.3. Real Carnicería y Natadero. Por lo que respecta a la Real Carnicería y al Matadero son construcciones que nacen en el último tercio del siglo XVI29, permaneciendo invariables de lugar y función durante finales del siglo XVIII. Ambas presentaban un lamentable estado de conservación. Durante febrero de 1798, Cristobal de Rivas, diputado del común, pidió en cabildo la reedificación de estos edificios por encontrarse en deporable estado de ruina29• Aunque la Corporación acordó dedicar para tal fin los fondos del derecho de tajones, en junio del afio siguiente, sería el marqués de Quintana de las Torres, alcalde honorífico, el que de nuevo denunciaría el abandono de la Carnicería, encontrándose desplomarse3o.
uno de sus principales arcos y cubierta a punto de
Sin embargo, y por mucho que se acordó la reparación de di-
chos desperfectos,
el siglo XIX se iniciaría con una Real Carnicería y un
Matadero que ofrecían al público un desolador estado de abandono y decrepitud31• 2.2.4. Casa de Comedias. Por último, la Casa de Comedias que data de 162032 sólo exigirá durante el resto de la centuria algunas reparaciones,
y no será hasta mediados del
setecientos cuando necesite una urgente obra de consolidación33.
27. A.H.E., Actas Capitulares, Lib. 214, Cabildo 14-111-1798, s/f. 28. J. HernAndez Díaz I A. Sancho Corbacho I f. CQIlantes de Terán, [cija, Catálago.,. p, 194, 29. A.H.E" Actas Capitulares, lib. 214, Cabildo 9-11-1798. s/f. 30. tbid. Lib. 215, Cabildo 21-VI-1799, s/f, 31. ¡bId., lib, 21B, Cabildo 29-1-1802, s/f. 32. J. HernAndez Díaz I A. Sancho Corbacho / f. Collantes ,je Ierán, tci¡«, Caf.Jlago... , p, 194, I
178
•
En el a~o 1772 la Casa de Comedias carecía de techumbre, escenario y decorados, por lo que la representación teatral se hacía imposible en su interior34• Para aliviar tal circunstancia, la ciudad libró 50.000 reales del caudal de propios, aunque dicha cantidad se gastarí a en vano, ya que ocho afias después
esta casa se cerra ré
por su avanzado
estado
de deterioro.
Igualmente el Real Decreto emitido en 1781. por el que se probiblan las representaciones arreglo3S,
de comedias, cercenó toda posibilidad de ejecutar obras de
induciendo a la Corporación a la demolición de dicha casa para
subastar el terreno y dedicar los materiales obtenidos a la construcción de un cuarte13s. Esto no se realizó, quedando el tema en suspenso, hasta que en julio de 1786 el corregidor recibió una orden del contador principal de la Intendencia de Sevi lla, mandando la conservación y reparación de la CasaTeatr037•
Dada la carencia de recursos económicos, tan sólo se dedicaron
8.000 reales para tal menester durante un período de doce afias, por lo que a mediados de 1798 y debido a la ruina que presentaba, se llegó en cabildo a la determinación de enajenar la finca en pública subasta38•
La salvación de
la Casa-Teatro de Comedias, vendría de cuatro afias después por mano de Diego Millán y Alvarez. director de una compa~ía de comedias, que a comienzos de 1802 solicitaría permiso para que su compafiía trabajara en esta Casa-Teatro, obligándose a cambio a efectuar
la reedificación
de la misma a su costa,
poniéndola en el estado que tenía la última vez que se usó. La Corporación, viendo así solucionado el problema sin efectuar desenvolso alguno, le otorgó a Diego MillAn la correspondiente
escritura que certificaba el traspaso de
la Casa-Teatro a su compafiía por un período de veinte afios39. De esta manera la Casa de Comedias se salvó de la destrucción y enajenación del solar que la albergaba.
• 33. A.".E., 34,
Actas Capitulares, Lib. 157, Cabildo 12-11-1740, 189, Cabildo 26-11-1772, s/f. Lib. 198 Cabildo 10-X11-I781, s/f. Lib. 200, Cabildo 13-VIII-1783, slf. LIb. 209 Cablldo 13-YI 1-1 792, s/f. Lib. 214, Cabi Ido 19-Y-1798, s/f. lib. 218, Cabildo 13-111-1802, slf.
tu«, Lib.
35. lbid., 36. Ibtd), 37. Ibid.,
38. Ibia., 39. Itud.,
f. 33.
179
2.2.5. Empiedro, limpieza y composición de calles, husillos y
alcanta-
rillas. Tanto el empiedro como 1impieza de calles y lugares públ icos fueron problemas constantes
para la ciudad durante todo el siglo XVI II. En los
últimos diez afias de la centuria, las calles ecijanas presentaban un deplorable estado, encontrándose la mayoría sin empiedro. Aunque las más principales sí lo estaban, uno de los factores que repercutí an gravemente en su conservación era el contínuo tránsito de carros y carruajes, circunstancia que provocaba el levantamiento del referido empedrad040. Igual efecto producían las repetidas funciones de toros celebradas en estas calles, perjudiNo obstante, existió úna gran preocupación por
cando el estado del suel041• parte de
la Corporación
por resolver este
problema,
que sumado al del
arreglo y aseo general de husillos y alcantarillas exigirán unas cantidades a invertir bastantes elevadas. 1793 será el primer afio en que se solicite por parte del corregidor la celebración de nueve corridas de toros en plaza cerrada durante un período de cuatro o seis afias, para con las ganancias acometer los reparos42• Al afio siguiente se procurará para el mismo fin la celebración de ocho corridas, efectuándose antes de enviar sol icitud, los presupuestos de las posibles ganancias, especificando los particulares en qué se invertirán43. La orden concediendo
la
licencia
no
llegará
hasta
finales
de
1795,
fecha
que
coincidirá con el envio de un oficio dirigido por los directores de correos, postas y caminos, en el que se instaba para la ejecución del arreglo y aseo calles y entradas de los caminos a la ciudad, debido al paso que por Ecija realizarían
sus majestades
al dirigirse
a Sev Ll a+". Este último motivo í
pareció dar mayor presteza al Ayuntamiento para el pronto arreglo de sus calles y lugares públicos, nombrándose incluso una junta extraordinaria para la observancia de las obras a realizar4S•
40. A.".E.,
Actas Capi tvla res, Lib. 215, Cabildo 3-VI-1799, s/f.
41. Ibid., Lib. 210, Cabildo 24-VIl-1793, 42. tu«, Cabildo 24-X-1793, s/f. 43. Ibid., Lib. 211, Cabildo 20-IV-1795, 44, Ibid., Cabildo 23-XII-1795, 5/1. 45, Ibid., Lib. 212, Cabildo 19-tl-1796,
180
s/f. s/f.
stt;
El arquitecto
mayor y maestros alarifes llevarán a cabo un reconoci-
miento parcial de la ciudad para evaluar el costo aproximado de un arreglo. resultando éste de 322.400 reales. Según ellos el presupuesto para la composición. empiedro y aseo de toda la ciudad, se elevaría a 1.400.000 reales, siendo esta cantidad
el presupuesto
más elevado dedicado a obras durante
todo el siglo XVIII. Para conseguir esta enorme suma la Corporación habrá de acudir a la imposición de
arbitrio especial de 1 ó 2 cuartos por cuarti-
UD
llo de aguardiente, rosoli u otros licores, además de cobrar una peseta mensual a cada vecino que poseyera perro, y de las ya mencionadas corridas de toros46• Sin embargo este enorme esfuerzo no serviría sino para realizar un mero ar-reglo superficial,
evitando
de alguna manera la verdadera imagen de la
ciudad a sus majestades. Hecho que queda confirmado con la denuncia presentada tres afias después, durante junio de 1799,
por el alcalde honorífico
Juan Meléndez de Valdés, en el que bacía constar "el mal estado en que se hallan las calles del pueblo, las más de ellas sin empedrar"47. Nuevamente se acuerda el arreglo de las calles, así como la imposición de una multa de 50 ducados a todos aquellos carruajes que viniendo de paso sean conducidos intramuros
de
la ciudad4El•
Para
la financiación,
el Municipio
intentará
acogerse a la Real Provisión del Real y Supremo Consejo de Castilla, por la que se permitirá tomar el arbitrio de dos mil fanegas de tierras valdías para el reparo de empedrados y cafierías. Estas tierras serían repartidas a los braceros de Ecija bajo el canon de 22 reales la fanega, resultando el producto obtenido suficiente como para emprender las obras requeridasÁ9. Como se puede observar, toda una década de trámites sin ningún resultado positivo, como en los asuntos vistos anteriormente; habrá que esperar el transcurso de los afias para llegar a fines del siglo XIX y ver terminado tanto proyecto inconcluso.
46. A.".E., Act~s C~pitvJare5,lib. 212, Cabildo 27-1-1796, 47. ¡bid" lib. 215, Cabildo 3-YI-1799, s/f. 48. ¡bid., Cabildo 3-VI-1799, s/f, 49. [bid., Cabildo 7-Vl-1799, s/f,
s/f.
181
2.2.6. Puentes. Las reparaciones
efectuadas en los puentes de la ciudad y su término
era otro de los objetivos de la diputación de obreros mayores. El que los puentes estuviesen en buen estado venía dado tanto por la necesidad de ofrecer seguridad a quienes pasasen por ellos, como por salvaguardar el tránsito de las mercancias objeto de comercio y obtener los beneficios del pontazgo. Durante
1758 se llevaron
a cabo importantes
obras que afectaron
al
puente de ECija, al de Gilena y al de Mojabardillas, con el fin de favorecer el comercio,
por lo que el costo de 22.000 reales a que ascendieron
las
obras, se repartió entre las cincuenta y seis villas situadas en un radio de 20 leguas, por ser las más beneficiadas de su ~ránsitoso. Un arreglo general de este tipo no se volverá a repetir hasta 1799, afio en el que se repararán todos los puentes con vistas a satisfacer las razones anteriormente expuestas, aunque esta vez el costo de las mismas saldría del caudal de propioss1. 2.2.7. Permiso municipal para obras particulares. En el caso de que algún vecino decidiese efectuar algún tipo de obra en lugares de su propiedad, el permiso para llavarla a cabo habla de ser solicitado al Ayuntamiento,
quien 10 concedía o denegaba tras oir los informes
de los diputados y maestro mayor de obras. Durante la década final del setecientos son nulas las peticiones para llevar a cabo construcciones
de nueva planta, y escasas las solicitudes de
obras de reforma dirigidas a la Corporación.
A modo de ejemplo señalaremos
dos realidades en 1794 y 1795 respectivamente. La primera de especial importancia por la ubicación población. Consistió
y beneficio que reportó al tráfico general por la
en la desaparición
de la estrechez que presentaba la
calle del Conde en su primer tramo. Esta venía causada por la disposición de las casas de José Pérez de Aguilar inoedia~as al convento de Carmeli~as Descalzas, que presentaban una pronunciada esquina que obstaculizaba el tránsito por la carrera principal del por entonces camino de Madrid a Sevilla y PuertosS2•
50. M C Escude~o Sánchez, Organi:.1f1M /funulpal " Pol it u« (/rbanzstud •.. , P. 129. 51 A.rI.E, ActJS Cap/tillares Llb 215 Cabildo 29-YII-1799, 5/1 52. A.rI.E Obras y Urban/s.o lego 7~6, Expediente de soliCitud de ~bra', 1794.
182
En la segunda se pide licencia para realizar una obra en las casas propiedad de Antonio Rami rez en la calle Merinos, así como para rebajar una muralla contigua a ellas y abrir un postigo a la calle del Truco&3. Solicitud que será concedida tras el reconocimiento efectuado por el maestro mayor de obras. Incluiremos en este apartado, un aspecto de singular trascendencia por la influencia directa que ejercerá en la transformación urbana de Ecija. Se trata de la cesión de callejas y espacios públicos que se donarán o venderán tras la petición realizada por particulares. Las razones que se exponían para la entrega de estos terrenos, eran usualmente la inmundicia que presentaban los mismos, así como su utilización
para efectuar
actos deshonestos.
Igualmente advertían los interesados que esos lugares, una vez cedidos, hermosearían el aspecto público y ornato de la ciudad&4. En 1791 se le cederá gratui tamente a la parroquial de Santa Bárbara parte de la calleja de Baña les , para introducirla en la obra que se construía en esta iglesia&s. Dos solicitudes se tramitarán durante 1798. En la primera, Francisco de Paula Mufioz, pidió un trozo de terreno situado en una calleja sin salida
lindante
con la barrera de San Alberto y contigua al
arroyo de Puerta Osuna. Este terreno que tenía una extensión de 70 varas superficiales,
fue concedido tasándose por valor de 280 reales&&. La segunda
corresponde a la petición que Teresa Fernández hace de parte del terreno de 32 varas y media de la barrera de la Iglesia parroquial de Santa Cruz, contiguo al cementerio de ésta y a unas casas de su propiedad. El terreno, tasado en 478 reales, dio origen a una disputa entre la peticionaria presbí tero administrador
y el
de fábrica de la iglesia, que alegaba el peligro
que supondría a la construcción de la iglesia dicha concesión. El conflicto fue zanjado gracias a la opinión emitida por el diputado del común, en la que sefialaba el mayor perjuicio que causaba al vecindario
el
mantenimiento
53. A.".E., Actas cepitoteres, lib. 211, Cabildo 9-IX-1795, s/f. S•. [bid., Cabildo 9-1I-I795, s/f. 55. tu«, lIb. 208, Cabildo 17-YI-1791, f. 66-67-68. 56. tu«, lib. 214, Cabildo 9-11-1798, s/f.
183
en aquel lugar de un cementerio. La Corporación finalmente, acordó la concesión del terreno a la solicitante a censo enfiteútico por el valor antes mencionados7.
3. ASUNTOS QUE COKPETEN A LA DIPUTACION DE PASEOS Y CAlERIAS La diputación de Paseos y Cañerías estaba encargada del mantenimiento y arreglo de los paseos públicos, así como del cuidado de las cañerías, fuentes y atarjeas. La construcción y mantenimiento de las cañerías eran aspectos primordiales para el abastecimiento del agua procedente de los manantiales. Por ello serán objeto de una férrea vigilancia municipal, que inspeccionará esta red de conducción, denunciando los desperfectos ocasionados en tal útil infraestructurase.
El arreglo de las cañerías, fue uno de los asun-
tos más usuales a los que se enfrentaban diariamente los alarifes y maestro mayor. A finales del siglo XVIII son muy numerosos los casos denunciados por los diputados y maestro mayor en los que se apreciaban deterioros en la red de conducción del agua, averías que ocasionaban el corte del vital fluido en las fuentes públicas y privadas. La llamada Fuente de los Cristianos era el manantial de donde procedían la mayor parte de las aguas que fluían por Ecija. Este lugar era uno de los más cuidados por la Corporación, ya que de él dependía el abastecimiento
de
agua, y el mal estado del mismo acarreaba una drástica reducción del caudal conducido por las cañeríass9. Además de éste se encontraban
los veneros de
Malabrigo y Casilla de los Cabriteros, que surtían a la ciudad ya en el siglo XV. Será en el último cuarto del siglo XVI, cuando sea acometida la gran empresa de la traída de aguas a la ciudad60, renovándose desde entonces los ramales de cañerías y atarjeas dirigidas hasta el Arca Real del Agua, así como los desde aquí diseminados por la ciudad hacia las fuentes. Un
ejemplo
57. A.".E., ActaS Capitulares, Lib, 214, Cabildo 9-11-1798, slf,
se. M. Cuesta ~artínez, La ciudad de Cdrdoóa ~n el siglo lY!!I,." p. 196. 59, A.".E., Actas Capltvlare~ Lib. 211, Cabildo 3-VII-179S, slf, 60. J. Hernández Díaz I A. Sancho Corbacho I f. Collantes de Terán, [cija. CatJJogo... p. 192, I
184
de esta renovación será el reparo realizado en mayo de 1797, en la ca5erí~ que iba desde Puerta Cerrada hasta el Arca Real, que se encontraba rehundida y taponada, afectando a los ramales que de ella salían para el abastecimiento
de
particulares61•
Igualmente
se
comenzarán
a componer
mediados de 1799 todas las atarjeas de la ciudad62,
y sanear
a
corriendo ambas obras
por cuenta del caudal de propios. Por lo que se refiere a los paseos, Ecija contaba desde el siglo XVI con un largo y recto paseo arbolado que contrastaba con el intrincado trazado del casco urbano. Situado al sureste de la ciudad, en la margen izquierda del Genil y aledafio al camino de Madrid a Sevilla, el Paseo de la Alameda, era por excelencia
el lugar de esparcimiento
que la ciudad ofrecí a a sus
vecinos, disfrutando en él de un bello espacio ajardinado. El Municipio realizaba continuamente
las pertinentes labores de mante-
nimieno, así como las de recuperación cuando el caso lo requería. Lo cierto es que esta última tarea había de ser frecuentemente realizada ya que, dada la ubicación del paseo, las repetidas riadas del Genil le afectaban grandemente. Especialmente dafiinas resultaron las ocurridas en los afias 1784, 1785 Y 1786, así como unos fuertes vendavales acompafiados de abundante acaecidos durante 1791, que destrozaron todas las replantaciones
lluvia
efectuadas
tras las inundaciones antes mencionadas63.
4.
OTROS ASUIiOS
Trataremos a continuación
aquellos asuntos en los que no tenía compe-
tencia ninguna diputación específica, sino que era la totalidad del cabildo con el corregidor al frente, el que se hacía cargo de la obra o gestiones a realizar. Generalmente eran proyectos que revestían una especial importancia para el municipio, siendo debatidos por el conjunto de la Corporación. esta circunstancia
En
están los proyectos de obras realizados en el río Genil,
61. A.I'I.E., Actas Capitv),ues, Llb. 213, Cabildo 16-Y-1797, slf. 62. Ibid., Lib. 215, Cabildo 29-YI1-I799, s/f. 63. ¡bid., Llb. 208, Cabi Ido l-XII-1791, r. 130.
185
la adquisición de terrenos para la construcción de la Casa de Misericordia, y las mejoras realizadas en la Dehesa de los Potros.
4. 1.
OBRAS EN EL RIO SENIL Los problemas originados por el río Genil a su paso por Ecija han veni-
do provocados de siempre por las inundaciones producidas durante el oto~o e invierno; así el Padre Martín de Roa, al tratar este hecho referido a los a~os finales del siglo XVI y primeros del XVII, nos dice: "Las iras del Genil no son frecuentes, más son terroríficas cuando se enoja; no le enfrenan sus riberas, huella sobre ellas, húrtase á sus corrientes antiguas, rompe otras nuevas, inunda los campos vecinos, embiste la ciudad y hace estrago en los edificios; vacia las bodegas del vino y aceite. con no pequeña pérdida de sus moradores"64.
Particularmente devastadora resultó la producida en el
invierno de 1784 debida al rompimiento de la cortina defensiva aledaña a la calle Merinos. El efecto producido fue la anegación de la casi tercera parte de la población66•
Los hechos acaecidos dieron lugar a que el municipio to-
mara conciencia de la urgente necesidad de efectuar importantes obras que llevaran a la resolución del problema. Sin embargo, la persistente falta de caudales, llevó a remediar provisionalmente la situación reparando la cortina quebrantada y abriendo los vigornios existentes. La comisión encargada del reconocimiento de la zona afectada y abras a efectuar, se componía de los regidores Pedro Cantoral y Estrada. Luis Bavallas Salafranca, y el jurado Andrés Pérez Serran066, que acompañados por el maestra mayor de abras y otras autoridades se apercibieron de los gravísimos daños ocasionados.
Daños que volverán a repetirse durante el invierno si-
guiente. Tan grave y repetido problema llevó al Ayuntamiento a tomar la resolución de enviar un recurso al Conseja de Castilla so11ci tanda permiso para las reparaciones, aSl como para la realización de las obras que acabaran con
64. "arltn de Roa, foja, sus santos v su anlJgüedad etlestssttc« 65. A." E., Aclas CapItulares, Lib. 202, Cabildo 13-1-1785, s/f. 66. Ibtd., Cabildo 13-1-1785, s/f.
186
y seglar, ECIJa, 1890, Op. 305-306.
el problema. Con tal objetivo, fue enviado a Ecija el arquitecto sevillano Manuel Bernardo Mateo, pasando éste a reconocer el estado de las huertas inundadas y de los humildes barrios perjudicados. Estos agrupaban aproximadamente unas quinientas casas, la mayor parte de ellas de construcción modesta, y por tanto de poca consistencia67• El peligro de la destrucción total de las mismas era inminente si no se realizaba con prontitud la proyectada cortina de 300 varas de longitud. Según Bernardo Mateo, el cauce del río tenia la cabida suficiente como para soportar el aumento de caudal producido en invierno, además de disponer de una ancha vega por donde esparcirse el agua antes de tomar altura e inundar las calles de la población68. Sin embargo esto no sucedía así debido a que aproximadamente
cada mil varas de distancia se hallaba construida una
presa, perjudicando
especialmente
110,
las llamadas del Puente, del Chirrionci-
del molino de Palma y del Valle69•
La primera, situada 68 varas más
abajo del puente hacía retroceder el caudal del río inundando las calles de todo el arrabal y plaza de San Cristobal, con los cuarteles y Paseo de la Alameda. De igual manera, estancaba el agua del arroyo del matadero, haciendo retroceder las aguas e inundando el barrio por donde bajaban hasta llegar
67. A.".E., Obris y IJrbilnis,o, Leg. 832, 'Inforle del ArqUitecto O. Manuel Bernardo lIatheo, sobre contener los estragos que causa el Rio Senil con sus inundaciones, en la Ciudad de ECIJa', 1787, t. Iv 68. tst«, f 2. 69. Talbién ~sta fue una de las causas que acabaron con la navegación del río. En el Intor.e, "anuel Bernardo "ateo explica, (llando al Padre "arlín de Roa, lo siguiente: 'Según Pl mio y Strabon nos refieren sabeAos que el rio Guadalquivir siempre fue nabegable; hasta Sevilla de elbarcaciones de alguna (onsideraci6n; de otras de lenor porte, hasta Penaflor; y hasta Cordova y las arriba, de canoas, y BarqUillos; y que a aas, le entraban otros Rlos que igual_ente heran nabegables, cala el Genil hasta Ecija. Y haviendose interruQpido por la ¡Iprudencla de algunas Personas, y COlunidades, que alrabesaban dichos Ríos, con Presas, y otras; El Rey Don Enrique 111 land6, que ninguno elbargase los Rios, y canales por donde deblan pasar las Habes (Hueva Recopil,uión, L. 7, Ii t . 10, Ley 2ª de los nabí os). Ta_bién el Rey Don Pedro a Instancia de los Barqueros de Sevilla, land6 que los üueñes de las Presas, abrieran las bocas de los canales, por donde subían, y bajaban con sus barcos Con lo qual se restauro la nabega(lon flublal, y dur6 en estos rios, hasta que se abandono despues por los continuos robos que haclan los loros de Granada; y qued6 solo en el GuadalQuivir hasta poco lás arriba del Puente de esta Ciudad; Por donde se Infiere precisalente que las presas del Genil entonces tendrían las bocas o Ladrones que ahora se pretenden, quando calaban barcos, y servlan a la navegaci')n desde el Guadalquivir hasta la Ciudad de ECIJa, y de conSiguiente teniendo el agua layar salida por ellas, no causarlan las abePldas los perJUICIOS que ahora ve_os (on tanta frequencla o _as propia_ente hablando, en esto consiste que no tenganos noticia de alguna abenlda grande en aquellos t1upos' (SIC.> f. (y-S.
187
al de la Victoria70•
La del Chirrioncillo, situada cauce arriba del puente,
provocaba la anegación de las tierras adyacentes. Bernardo Mateo atribuye a esta presa ser la causa de la variación del cauce del río, haciendo fluir la corriente con más fuerza hacia los arcos del puente más cercanos a la población, y dejando en seco los opuestos71• El Municipio
para intentar corregir
de algún modo esta situación, pensó en la construcción de la
anteriormente
citada cortina a la altura del Paseo de la Alameda; no obstante, el arquitecto Bernardo se opuso contundentemente a esta solución alegando la falta de consistencia que ofrecía el terreno en el que se construirí a, y a los efectos negativos que una corriente excesiva produciría en ella72.
Por últi-
mo, la presa del molino de Palma situada algo más abajo de la del Puente, fue la causante de la formación de una isla de más de 300 varas de largo y 150 de ancho, que servía de obstáculo al desagüe de las inundaciones, res-
tando velocidad a la corriente73• La solución propuesta por el arquitecto, consistió en la desaparición de algunas de estas presas, y en la apertura de vigornios en las restantes, además de la construcción de uno o varios espigones que hicieran posible dirigir las aguas al margen opuesto a la población, con el fin de que todos los arcos del puente recibiesen el mismo cauda174• 4.1.1. Financiación de la obra Las obras se costearían con los caudales de Propios e importarían unos 300.000 reales. No obstante, debido a lo desorbitado de la suma presupuestada, el Ayuntamiento pedirá ayuda a los hacendados y vecinos más pudientes, aunque éstos no contribuirán en modo algun07s.
La Corporación recurrirá a
pedir a la Corona la concesión para celebrar oc~o corridas de toros anuales durante diez años. Pero, haciendo gala de la conocida animadversión que demostraron los Barbones hacia la fiesta de los toros, esta petición
70. A.H.E., Obras sobre,,,·, f. 2v-3. 71. tu«, f. 72. Ibtd., f. 73. lbid, , f. 74. Ibid. f,
75.
188
tu«
3. 7 3v.
7v-8.
f, 17,
y
lIrbanisllo,
lego
832,
"Intorse
del
Arqul~ecto
fue
ta-
O. Manuel Bernardo l1atheo,
jantemente
denegada?6.
La ciudad como último recurso, en julio de 1787,
solicitará al Consejo de Castilla licencia para tomar a censo redimible la cantidad de 300.000 reales al 2'5 ó 3 %,
pagando sus réditos de los sobran-
tes de caudales públicos y destinándose una cuota de los mismos para depositarla, con el fin de pagarlo luego una vez reunida la cantidad que se percibiera??
Esta petición sí fue aceptada, encontrándose por tanto la ciudad en
condiciones de ejecutar la obra. La construcción que se comenzaría interpretó de una manera muy sui generis los informes del arquitecto Bernardo Mateo. Por la falta de medios, se comenzó a levantar una cortina o pared de 155 varas de longitud en el lado de la Alameda, con una altura de 3'5 varas. El costo de esta obra ascendió a 44.108 reales, muy lejos de los 300.000 reales presupuestados, y de igual forma muy
lejos del proyecto
constructi va de Bernardo.
Ha obstante,
el
maestro mayor de obras y el alarife alcalde del gremio pasaron a reconocer la cortina. informando muy positivamente sobre los resultados y utilidad de la misma, recalcando la fortaleza de la obra?8. Cuatro afias después, la obra se encontraba arruinada y durante esas fechas, se volvieron a repetir las inundaciones tal y como sucediera en los aftas anteriores?9. De nada sirvieron los informes del arquitecto sevillano, resultando los casi 45.000 reales invertidos desperdiciados por la ineptitud y negligencia de las autoridades ecijanas. 4.2.
TERRENOS PARA LA CASA DE MISERICORDIA Con anterioridad a 1784, se había recibido por Real Decreto la orden de
realizar la construcción de una Casa de Misericordia para Ecija. Posteriormente y gracias a la labor acometida por el regidor Pedro Joaquín de Murcia. se decidió en cabildo 12 de agosto de 1784, iniciar las obras para la edificación de dicha casa. El objetivo de la misma era reunir en ella los
sobre",·,
76, A,",E" ObraS y Urbanis.o, Leg, 832, "¡nforle del r, 17, 77, lbid, , r. 16v-2Iv-22, 78, lbid" r. 24, 79, A,",E" A(t~s CapittJJ.ues, Lib, 208, Cabildo 29-X-1791,
Arqui tecLo O, "anuel
r.
Bernardo
Patro-
"atheo,
122,
189
natos y Obras pias existentes en Ecija. reduciéndolos a una sola administración, evitando de esta forma gastos excesivos e innecesarios, así como la dispersión por la ciudad de este tipo de centros. El solar elegido para su ubicación se localizaba en los terrenos situados frente al Hospital Real de San Sebastiano Estos terrenos se componían de parcelas pertenecientes al municipio, a la corona y otras propiedad de particulares. Tanto las parcelas de la corona como las particulares ocupaban peque~as superficies, estando la Corporación dispuesta a comprarlas o enagenarlas por otras de su pertenenciaso. De esta manera, ofrecerá a los particulares las suertes de su propiedad situadas en la inmediación de la Ermita del Humilladero, las aledañas a la Ermita de Nuestra Se~ora de los Angeles en las Peñuelas y la huerta de la Alameda. Tras estos primeros pasos, se iniciaron las labores de construcción, labores que por la escasez del caudal de propios, se prolongarán a través de los años, sobrepasando con demasía el marco del setecientos. 4. 3.
MEJORAS EN LA DEHESA DE LOS POTROS
La Junta de caballería decidió a principios de octubre de 1789, renovar el pozo existente en la Dehesa de los Potros; para ello, el maestro mayor de obras Díaz y Acebedo, dise~ó un nuevo pozo además de una choza para el resguardo de los materiales y abrigo de los trabajadores, quedando después para cobijo de potreros y yegueros que acudieran al lugar81• los mismos, ascendió a un total de 4.004
La construcción de
reales 12 mrs., explicitándose en
el presupuesto el jornal diario de todos los trabajadores. Esto nos muestra el salario percibido por los integrantes del gremio de albañilería; así el oficial alarife cobraba 8 reales diarios, el peón oscilaba entre 4 reales y medio y 5 reales y medio, el aprendiz recibía 3 reales y medio. y por último el maestro mayor de obras por el reconocimiento diario de la obra cobraba 6 reales diarios82•
80, A.",E" Actas CapiívlJre~ Llb, 201, Cabildo 12-VIII-1784, slf 81. A.".E., Obras y UrÓaflJS'O, Leg. 834, 'Expediente y certificaCión de construcción de un pozo y cho!a en la Dehesa de los Potr~s·. 1790 82. {bid,
190
105
gastos efe(~uados en la
COiSIDERACIOIES FliALES La Corporación
municipal de Ecija se encontraba
inmersa dentro de la
crisis financiera que el Estado presentaba a finales del siglo XVIII. Igualmente, el periodo de carestía que se inicia en 1789, prolongAndose 1812, afecta considerablemente rrespondientes
basta
al Municipio, con las malas cosechas y co-
subidas de precios83•
Esta coyuntura llevará al Ayuntamiento
a evi tar lo más posible la salida de caudales del Propio para el mantenimiento, cuidado y embellecimiento
de los lugares públicos y de recreo exis-
tentes desde antafio, aunque demostrará una preocupación por éstos. Sin embargo, será característico
el deplorable estado que presentaron a fines del
setecientos las edificaciones públicas. Si bien el gran promotor de las obras públicas durante el siglo XVIII fue la Corona84, no hay que olvidar el esfuerzo realizado por las Corporaciones locales, que en el caso de Ecija se refleja en el intento de remediar bajO presupuesto municipal los terribles problemas ocasionados por las inundaciones. Para la financiación de las obras públicas realizadas, se intentará por todos los medios emplear el menor presupuesto posible. Igualmente las escasas inversiones particulares efectuadas en obras de construcción, son buena muestra de la decrepitud económica que en general padecían los vecinos. Este con]unto de circunstancias, hicieron
esfuerzos
-tanto
ayudan a comprender particulares
el porqué en Ecija no se
como municipales-
para renovar la
fisonomía urbana durante el último cuarto del siglo XVIII.
83. A. Ellas Roe!, "Probleus delográflcos del siglo XVIII· EspalJaa finales del siglo 11,111/, PO 13-30 84. J .H. "orales Folguera, 'Las obras p(¡blicas agentes del caabio estético en la "Haga del siglo XVIII", El 8drroco en Andalucía, T. 111, p. 120.
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193
ECIJA
EN
LOS
INFORMES
DE
1824
RAFAEL SANCHEZ MANTERO
Los informes que las autoridades
de los municipios por los que pasó
Fernando VII a su regreso a Madrid desde Cádiz en 1824 presentaron al monarca, constituyen una fuente de información de primera mano de extraordinaria importancia. En su conjunto, forman una documentación cuya evaluación general llevó a cabo José Luis Camellas en una comunicación presentada al I Congreso de Historia de Andalucia'. Dicha documentaciÓn se halla depositada en el Archivo del Palacio Rea12 y contiene una descripción de la población, la economía y de otras cuestiones que permiten conocer, a veces con un lujo de detalles difícil de encontrar en otro tipo de fuentes, la situación de estos municipios en las fechas iniciales del siglo XIX. Ecija fue uno de estos pueblos por los que pasó el monarca de vuelta a la Corte, después de haber sido liberado de manos de los constitucionales por el ejército francés de los Cien Mil Hijos de San Luis. El entusiasmo de los astigi tanos en favor de su rey se manifestó con tal fuerza en aquella ocasión, que desde el lugar conocido por la Virgen del Camino hasta el palacio de los Condes de Valverde, su carruaje fue tirado por gente de la población mientras era calurosamente aclamado y vitoreado por la multitud3. El informe que elaboró este municipio, y que forma parte de la mencionada documentación, no es muy extenso, pero en él destaca una
nota
que
no
1, J,L, Co.ellas, ·Andalucía Occidental en los informes de 182A·, en ~ndalue¡a Conte,porJnea 1 (Actas 1 CongresoHistorÍD de ~ndaluc¡a), C6rdoba, 1979, pp. 39-Ae. 2. Archivo de Palacio, fapeles Reservadosde FernandoV/~ t. 69. 3. Cfr. ti. Yarela y Escobar, Bosquejo HisttJrieo de la ,uy noble y 'lIy leal Ciuddd de [cija, (cija, 1892, pp. 165-166.
195
aparece en el de las restantes poblaciones: la de las reflexiones morales·. A pesar de su brevedad, creemos que es de notable interés, ya que no son muchos los datos que poseemos sobre la his\oria astigitana durante la crisis del Antiguo Régimen. Se divide en tres partes: la primera tiene por título Fábricas¡
la segunda está dedicada a la Agricultura,
y la tercera a la Po-
blación. Para su glosa y comentario, seguiremos el mismo orden que aparece en el documento. En cuanto a la parte dedicada a las fábricas, el informe comienza citando las de Sal, que eran tres: la Torre, Valvaceda y Barregueros. Ninguna de ellas, según el autor del documento, se hallaba en buenas condiciones, sin embargo
la primera era la de mayor importancia por la sol idez de su
construcción y porque en ella se podían elaborar en un solo día hasta 7.000 arrobas de sal. Esta cantidad era, no obstante, muy reducida si se tiene en cuenta lo que podría obtenerse con las instalaciones de dicha fábrica en pleno rendimiento, que podría ascender hasta 24.000 ó 26.000 arrobas, con lo cual podría, ella sola, abastecer a toda Andalucía. Respecto a otro tipo de fábricas, el autor del informe se lamenta del traslado de una grande de sombreros, llamada de Oliva, al Puerto de Santa María. Sólo quedaban algunas pequefias de sombreros de pafios y de lienzos para uso doméstico. La decadencia de las industrias textiles parece evidente, no sólo en Ecija para la que contamos con este claro testimonio, sino en toda la Baja Andalucía, como se pone claramente de manifiesto en los informes referentes a otros municipios y comentados por Comellass. alegarse
Sin duda, pueden
muchas expl icaciones al fenómeno, todas ellas conectadas
con la
crisis económica general de la posguerra de la Independencia, agravada con el proceso de la emancipación americana. Pero tampoco hay que descartar la importancia que cobró por toda esta zona la circulación de productos textiles de contrabando procedentes de Gibraltar, lo cual contribuyó a la ruina de muchas de estas industrias 10cales6• 4, J ,L, COllellas, op, ci i, p. 40, 5, fbide., p. 46, 6. Cfr •• i ar t ículo: "El conlrabando n~ 157, "adrid, 1981.
196
de 6ibrallar
en la pr raer a lilad
d7l XIX", en Ifonedd }' C,Mito,
A pesar de la importancia que habían llegado a alcanzar las fábricas de seda, hasta el punto de que en un determinado momento habían rivalizado con las de Córdoba, se hallaban en 1824 en un estado de decadencia y de postración. Sólo producían cintas, cordones y peque~os artículos de esta índole. En este capítulo se incluye curiosamente un proyecto del gobierno consistente en la creación de un Hospicio general para toda Andalucía. A ese efecto se compraron casas y solares, e incluso se construyeron los cimientos y parte de los muros. La falta de fondos y el desinterés de las autoridades que sucedieron a aquellas que habían proyectado la obra, acabaron por frustrar el intento. El tono de lamento y las reflexiones que se advierten en todo el documento, tienen su expresión en este caso en las quejas de su autor acerca de la pérdida que ello ha supuesto para el Erario Público, que había invertido mucho dinero en una obra que no se vería concluida y que por lo tanto podía considerarse como desperdiciado. La segunda parte del informe está dedicada a la agricultura e incluye también a la ganaderí a, siendo la más extensa de las t.res. La agricultura era, sin duda, la mayor y la más importante fuente de riqueza de este municipio. En ninguna otra parte de España podrían encontrarse extensiones tan grandes de tierras de labor como en esta zona de la Baja Andalucía. Merece la pena seffalar la reflexión que se plantea el autor del informe acerca de ·si todo este grandioso terreno, que sólo está en algunas manos particulares, estaría mejor y produciría más, reducido a muchas porciones pequef'ias, repartido en más propt etar-tos"". La cuestión queda sin responder, pero es interesante constatar su simple exposición. Descendiendo al terreno
de los datos, el informe incluye una breve re-
lación de los distintos tipos de cultivo y de la extensión que ocupaba cada uno de ellos: Fanegas De De De De De De
Estadales
campiffa de todas clases 93.159 olivares 41.447 viffas........................ 491 huertas...... ................ 860 dehesas 18.609 islas y sotos. ............... 2.780............
649 371 176 324 11
75
197
También f ac í.Lí ta los datos siguientes: grandes casas de cortijos, 35; molinos de aceite, 257; peque~as casas de cortijos, 204; lagares, 56; molinos harineros, 8; bueyes y vacas domadas para labor, 8.700. Esta última cifra referente al ganado está calculada prudencialmente, ya que este tipo de cabezas no se registraba, según advierte el autor del informe. De todas formas ello nos proporciona una muestra de su honestidad y otorga una mayor credibilidad a los datos que ofrece. Si comparamos estas últimas clfras con las que incluye Madoz en su Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico, y que están a su vez recogidas de un informe elaborado el 27 de noviembre de 17738, podremos constatar una sensible disminución, desde esa fecha hasta aquella en que se redactó el informe, en el número de molinos de aceite (261 entonces), de lagares (86) y de molinos de pan (32). Tan interesantes como estos datos son los comentarios que aparecen en este documento acerca del deterioro que ha sufrido el ganado en los últimos años, y especialmente el ganado yeguar. Se denuncia la casi desaparición de tres razas muy conocidas de Ecija: la de Martel, la de Peñaflor y la de D. Fernando Agustín, y se expone la necesidad de conceder exenciones o prerrogativas a los dueños de estos caballos para estimular su crianza. Al mismo tiempo se señala una de las Causas que han conducido a esta situación: la guerra de la Independencia y la presencia de las tropas francesas. En efecto, la incidencia negativa que la ocupación napoleónica tuvo en la ciudad de Ecija ha sido puesta de manifiesto en la obra de Garay y Conde9•
Recordemos
lo que dice este autor: "Desde principios del año de mil ochocientos doce era ya general la miseria en nuestra ciudad y en toda la provincia; habiánse agotado cuasi todas las existencias de los artículos de primera necesidad ... Se extrañará por alguno que siendo Ecija una ciudad rica, y habiendo precedido dos pingües cosechas a la invasión estrangera, se viniese a este estado
7. AP" doc, e I t., p, 15. 8. p, Hadoz, Oluú1nario 6eogrJfic,'-[s{.adi'slico-HisUricl), Madrid, 1847, L. VII, p. 437. 9, Juan liaría 6aray y Conde, Breves AplJntesnistencos descriptivos de la cjudad de [(jja, 1851, pp. 304-317,
198
Er ia , í
miserable con tanta pronti tud". A continuación sefiala Garay y Conde una serie de detalles sobre el despilfarra de la administración
francesa y hasta
de su rapacidad y capacidad de destrucción. Sin embargo, no habían sido los franceses los únicos que habían provocado este estado de cosas. En lo que se refiere a la desaparición del ganado caballar, " ... las partidas, los constitucionales,
los ladrones les han qui-
tada a mano armada piaras enteras de yeguas y potros"'o. La agricultura, además de las calamidades sufridas durante la época de la ocupación francesa, comenzó a partir del año 17 -siempre
según el autor
del informe- a padecer los efectos de la única contribución. Las consecuencias fueron las siguientes:
"
las mayores cortij os se cerraron y otras
muchas pequeftas labores, y los olivareros quedaron sin cultivo, lo mismo que muchas viñas ..."".
La situación alcanzó la máxima gravedad durante el Trie-
nio Constitucional
en virtud de una maniobra que pusieron en marcha los li-
berales. Dicha maniobra venía impulsada por la pretensión de nombrar un jefe político para Ecija. Coma ello requería que la población alcanzase un determinado número de vecinos, se infló el padrón de forma caprichosa, provocó inmediatamente que se cargasen las contribuciones
lo cual
de acuerdo con el
supuesto número de habitantes en una cantidad que oscilaba entre el 22 y el 25 por ciento. Los efectos fueron los siguientes: " ... los que sembraban en tierras arrendadas
las dejaban y emigraban a otros Pueblos, y los propieta-
rios levantaban las labores"'2. El último de los apartados del informe relativo a Ecija se refiere a la población. En realidad se incluye solamente en él la cifra estimada de vecinos, que se elevaba a 7.600. El resto se dedica a otras consideraciones que poco o nada tienen que ver con cuestiones demográficas. Esa cifra de vecinos resulta notablemente alta si la comparamos con la de 4.663 que nos da Pascual de Madoz en su Diccionario'3 para un par de décadas
más
tarde.
Puede
doc. ei t, p. 17 , 11, Ibide" p. 18, 12, Ibide" pp, 18-19,
10, AP"
13, p. Hadoz, op.cit., p, 440,
199
ocurrir que en el informe se incluya también la población de los ayuntamientos de Fuentes y Luisiana, pertenecientes al mismo partido, pues nada se especifica en este sentido. En ese caso, la semejanza en número de vecinos con respecto
a
1847 sería
bastante
razonable
<7.777 vecinos,
equivalente
a
32.578 almas), pues entre esos afiasse habría experimentado un ligero crecimiento poblacional muy de acuerdo con el comportamiento demográfico de otros municipios de la zona. El resto del informe está dedicado a la realización de una serie de consideraciones acerca de la necesidad de crear un Seminario para la educación de la juventud. Se propone para ello la utilización de un antiguo colegio de los j esuitas, en un momento que la Compañ a de Jesús había sido í
restituida en España. Con toda seguridad, se trata del colegio de San Fulgencio, el cual, según los datos que nos proporciona Mª Luisa Candau, había sido creado hacia 1591 gracias a los legados y mandas de la familia cordobesa de los Monsalve14• Las reflexiones morales en torno a la conveniencia de esta medida, cierran el documento en lo que se refiere a Ecija: "Abran el seminario para inspirarles aquellos principios tan indispensables, y que forman los hombres útiles a la Religión, al Estado y a la Patria. A la Religión enseñandoles la Sana doctrina y máximas de la moral religiosa desde sus primeros afias, para que imbuidos en las ideas santas, se formen buenos cristianos. Al Estado, para que corregidos en la edad temprana los desórdenes de la naturaleza viciada, se eviten para lo
sucesivo los es-
cándalos y vicios que arruinan los pueblos. Y a la Patria para que se le proporcionen jóvenes de uno y otro sexo que desempeñen con honor los destinos de las letras de las armas y de las artes, y sobre todos el de buenos padres de familia. Esto es lo que hace más falta en Ecija"15•
14, ti! Luisa Candau Chacón, 1723), Sevilla, 1986, p. 322. 1S. AP., dar, t i t" p, 20.
200
Iglesia y sociedad en la ca'pilfa sevil lsne: la vicaría de Ecija (/697-
El tono quejumbroso,
y hasta de derrotismo que se advierte en todo el
documento, no debe extra~ar si se tiene en cuenta que estos informes estaban destinados a recabar ayuda para remediar todos estos males ante el Gobierno, yeso
hace que se carguen las tintas en los aspectos negativos de la situa-
ciĂłn por la que atravesaba
ECija en aquellos momentos. Lo mismo ocurre en
los informes de las restantes poblaciones del Itinerario de Fernando VII. No obstante, esa circunstancia no resta valor a esta fuente, que constituye una importante muestra del estado de AndalucĂa occidental en estos afias de la dĂŠcada de 1820.
201
JOAQUIN
FRANCISCO
ECIJANOS;
PACHECO
NUEVOS
DATOS
EN
LOS
ARCHIVOS
BIOGRAFICOS
INMACULADA GARCIA TORRES
l. VIDA Y OBRA "En la ciudad de Ecija lunes. veinte y dos de Febrero de mil ochocientos y ocho Don Juan Felipe Pereyra cura propia beneficio de esta parroquia de San Juan Baptista baptiza solemnemente
a Joaquin Francisco de Asis Josef
Pasacio Maria de los Dolores de todos los Santos que dixeron nació en este mismo dia, hijo de Don Francisco Pacheco y de Do~a Maria de la Merced Gutierrez Calderon su legitima mujer: fue su madrina su abuela materna D05a Maria Dolores Galan, a la que adverti el parentesco y obligacion que contrajo y lo firme. Juan Felipe Pereyra" IniciAndose
1.
en 1808 transcurrirAn,
hasta 1865, cincuenta
y siete aftos
de la vida de un ecijano. cuya actuación como eminente abogado. bábil POlitico y orador notable, llegó a encumbrarlo en lo más alto de la vida pública espafiola. Pacheco comenzó sus estudios en Córdoba a los quince aftos. Hacia 1823. pasó a Sevilla como alumno de la Universidad plinas correspondientes
Li~eraria, y curSó las disci-
a la carrera de leyes2.
A fines del afio 1833 se
trasladó a Madrid. donde planteó su vida profesional de un modo tópico en muchos políticos del siglo XIX. Compatibilizo y aún complementó cuatro
sec-
1, Ar(hivo Parroqaial de San Sil de EClJa. seccion d~ B~ullS(J05, libro XVIII, foliO 362 2, A. Sarrorena ~orale5, El Ateneo de Hadrld y I~ t~orJa de I~ .onarquía liberal. 18J6-/841 nadrld,
197¿, p. 210.
203
tares de actividades
público-profesionales
tiempo:
la jurídica,
la política,
claves
la periodística
en la vida madrilefia de su y la literaria,
Seguidamente trataremos de esbozar cada uno de estos aspectos, Respecto a su actividad política, según Campoamor, fue un hombre ecléctico, "una encarnación del eclecticismo"3, De esta forma fue liberal moderado al elegir entre absolutismo carlista y afianzamiento del régimen liberal; cuando cayó Espartero y subieron los moderados, Pacheco buscó el centro con el Partido Puritano, junto con Istúriz y Pastor Díaz4, Este Partido Puritano fue la convergencia
de dos actitudes vividas profundamente en Pacheco: el
esteticismo ecléctico -gusto por el equilibrio, por la serenidad estéticamente apreciable del justo medio-, y el esteticismo moral -arrogancia y pose de honorabilidad incorruptible-s. Durante 1836 y 1837, fue diputado en el Congresoj no sería hasta 1847 cuando se hiciera cargo de la formación del gobierno, ocupando la cartera de EstadoS, Estos meses de gobierno de Pacheco sirvieron de transición y puente hasta que de nuevo Narváez ocupara el poder, además de hacer extensivo a todos los ámbitos de la administración estatal el avance desamortizador?, Por segunda vez, deseropeñaría la cartera de Estado, en esta ocasión en 1864, presidido el gobierno por Mon y formando parte por primera vez Cánovas del CastilloS. Se encontraba Joaquín Francisco Pacheco en los prolegomenos de su muerte. Su dedicación como jurista
le llevó a alcanzar
las máximas cotas de
prestigio. Díez del Gorral nos dice de él cómo "es el político que representa de manera más pura y consecuente el punto de jurisprudencia,
La
vía
de
3, R, Caapoamor, "Historia critica de las Cort.es reformadoras', Obras cospleles de Calpoalor, Madrid, 1901, p, 41, 4, F, de Asís Pacheco, "O, Joaquín Francisco Pacheco Cl808-1865)·, ReVIsta de LegislaCJ6n Jurisorudenci», LXXXVI, lIadrid, 1895 pp, 226-227, 5, A, 6arrorena ñora les , El Ateneo de Ifadrid .. " pp, 220-221. 6, M, lIéndez eeJarano, üiccioturio de escritores, seestros y oradores neturste« de Sevrtle y su sc: iiul provincia, Sevi 11a, 1923, p, 186, Vld, también J, R:co y Alat, Rtstori« política y psrlseentsr)« de EspaHa, lIadrid, 1861, pp, 514-517, 7, AA,VV" 'Pacheto y 6uLlérrez Calder6n· 6ran Entu lopedie de Andalucía, VII, Sevilla, 1979, pp, 2628-2629, 8, F, de Asís Pacheco, ·0, Joaquín FranCISco, "., p 227,
r
204
acceso resul ta, desde luego, frecuentada como peculiar que es de la época liberal concretamente de la sociedad espanola. Pero pocos políticos la siguieron en su tiempo de manera más representativa" 9.
La obra de Pacheco fue
amplísima y dilatada a casi todos los campos de la ciencia jurídica, desde el derecho público hasta el derecho privado. sin olvidar su extensa atención a la legislación histórica. Desde la fundación del Boletln de Jurisprudencia y Legislación,
primera revista jurídica espaf'iola,hasta las lecciones del
Ateneo Madrilefio, Pacheco desarrolló
la actividad
que con más brillantez
trató a lo largo de su vida. Su labor periodística dió lugar a que demostrara sus excepcionales cualidades 11terarias. Aprovechó las oportunidades
que le ofrecía
la prensa
escrita para reivindicar una política clara. El entendía que colaborar con un
periodismo serio y capacitado, era cooperar en el afianzamiento y solidez
del régimen liberal'o. Fundó y dirigió La Abeja, que después continuaría como La Ley¡ posteriormente
sacarí a El Correo Nacional. Otro diario fundado
por Pacheco fue La Patria, que se mantuvo desde enero de 1849 a febrero de 1851". En cuanto a la producción literaria de este insigne ecijano, sorprende su polifacética dedicación a la poesía lírica y dramática, al ensayo historico y a la crítica de arte y literatura. Obras como Alfredo (1835)¡ Los Infantes de Lara (1836)¡ Juicio crítico del Fuero JuzgO¡ Italia, ensayo descriptivo, artístico y político, dan buena muestra de ello'2. Por último, cabe destacar
la oratoria de don Joaquín,
exaltada
por
Cánovas del Castillo en el discurso pronunciado por éste, en la apertura del Ateneo en 1884, en el que decía: "No era Pacheco elocuente a la manera de Donoso Cortés o Don Joaquín María López¡ ni era su palabra tal que pudiera en ningún caso excitar la sensibilidad, el temor o la cólera de sus auditorios solevantando o exasperando sus buenas o malas pasiones.
"adrid,
9. l, Díez del Corral, ·EI pensaaiento político de Joaquín Francisco Pacheco·, 1956, p, 285, lO, A, 6arrorena "orales, fl Ateneo de lfadfJd"" p, 215 11, P, 661lez ApariCIO, Historü del perlodtss» espaHoJ,lIadrid, 1967, p, 201, 12, 11, lI~ndez Bejarano, Diccionario de escritores"" p, 186,
Nunca
hubiera
Historia y
rotütc«,
205
sido capaz de las Filípicas de Demostenes; ni aunque se le asemejase a otras cosas habría podido brotar de sus labios la magnífica explosión de cólera de las Catilinaris, con que nos conmueve todavía el príncipe de los oradores latinos. Pero si la oratoria fuera sólo el arte de persuadir, convencer, seducir y atraer, la inteligencia sacando siempre triunfante la idea, no creería yo que nadie en este mundo hubiese merecido mas el título de orador que Pacheco. De mí he de decir que no he conocido hombre tan poderoso en la tribuna, sin duda no tenía siempre razón, pero nadie sospechaba que pudiera no tenerla escuchandolo, si no estaba enteramente sostenido por imperioso interés adverso. La estructura de sus discursos era perfecta, elegantisi:no su estilo, las frases fluidas y correctas; sonora sin exceso, clara y simpática su voz. Lo que por raro; entre los oradores espontáneos como él"13•
II. JOAQUIH FRAJrCISCO PACREGO EH LOS ARCHIVOS ECIJ AlfOS Una vez realizado este suscinto perfil biográfico, trataremos a continuación diversos puntos elaborados con los datos obtenidos de los fondos documentales de algunos archivos existentes en ECija. Dada su variada naturaleza, los estructuraremos
en dos grandes apartados: uno que engloba a los
archivos eclesiásticos y otro que comprende al archivo municipal. 1 I. 1. ARCHIVOS PARROQIJIALES El archivo parroquial de San Juan Bautista se encuentra incorporado al parroquial de San Gil. En él hallamos Francisco Pacheco14•
la partida de bautismo de Joaquí n
Sus padres Francisco Pacheco y María de la Xerced Gu-
tiérrez Calderón. lo bautizaron el mismo día en que nació, es decir, el 22 de febrero de 1808, actuando como madrina su abuela mater-na Maria Dolores Galán. En este mismo archivo están iguaLmente registradas las partidas de nacimiento
de
los
nueve
hermanos
15
de
Pacheco : Agustín,
Miguel, Felipe, Mariano, José, Manuela y María del Valle.
13. f. de ASiS Pacheco, "D. Joaquín Francisco...• pp, 237-239. 14. ArchiVO Parrl)qula! de San Juan de Eciia, libro de 8dut/5l1tl5, XVII, r. 362. I
206
Francisco,
Juan,
En el archivo parroquial de Santa Bárbara -integrado en el archiva de la iglesia parroquial de Santa María- en relación a Pacheco sólo apareció el acta de matrimonio de sus padres, fechada el 27 de mayo de 1806. En ésta no sólo se recogen los nombres de las padres de Joaquín Francisco, sino también las de sus abuelas paternas, Juan Pacheco y María Carvajal, y los maternas, Felipe Calderón y María Galán'6. Nos llamaron especialmente la atención los apellidos de sus abuelos maternos, pues en ninguno aparece el apellida Gutiérrez. Esto que en un principia se pudo atribuir a un error del párroco, quisimos constatarlo documentalmente. partida de nacimiento
Para ello revisamos hasta descubrir la
de María de la Merced -madre de Pacheco-, hecho que
lejos de afirmar nuestra primera hipótesis, la ha negada, ya que se vuelve a afirmar que María de la Merced era hija de Felipe Calderón y María Galán, no apareciendo
el apellido
Gutiérrez17•
Sin embargo, con motivo de la fe de
bautismo de Joaquín Francisco, María de la Merced, su madre, aparece por vez primera con el apellido
Gutiérrez,
anteponiéndose
al de Calderón;
lo que
suscita la pregunta de por qué el apellido Gutiérrez ahora una vez casada y con hijo, y no antes, cuando era soltera.
Ignoramos de donde procede este
apellido, ya que por línea materna nas hemos remontado hasta cinca generaciones antes, no apareciendo el mismo. Otro dato interesante para profundizar
en el status social en que se
desenvolvió Pacheco es el aportado por el tomo XIX de la sección de Bautismos de Santa Bárbara.
En él se sefiala que su bisabuela materno, Fernando
Calderón y Agudelo, ostentaba los cargos de regidor perpetuo de la ciudad de Daroca y corregidor interino de la ciudad de Ecija en el afio 1768. II. 2.
ARCHIVO I1IJNICIPAL Seguidamente iniciamos la investigación en el Archivo
Municipal,
tra-
15. En el Archivo Parroquial de San Juan encon\ralos la fe de bautislo de cada hermano: Agustín: libro XVIII, f. 362; Francisco: libro XIX, f. 12; Juan: libro XIX, f. 88; "iguel: l1bro XIX, f. 106; Felipe: libro XIX, f 144; Mariano: libro XIX, f. 166; José: libro XIX, 1. 206; l'Ianuela: libro XIX, f. 6.; del Valle: libro XIX, f. 193. 16. Archivo Parroquial de Santa Bárbara de Ecija, Libro de Ifatri,anios o 78S-/833), XIV, f. IU. 17. Archivo Parroquial de Santa Bárbara de EcUa, libro XXI, f. 17.
"ª
I
207
tando entre otras la documentación referente a los Padrones Municipales, Libros de Manifiestos y Bandos, y Actas Capitulares. Ir. 2.1.
Padrones Municipales.
Estos padrones nos proporcionan datos sobre la familia Pacheco, que de nuevo muestran el status
socio-económico
en el que Joaquin Francisco vivió
durante su infancia y buena parte de su adolescencia. Según consta en el Padrón de San Juan del afio 181418,
la familia de Pa-
checo vivía en la casa nº 2 de la calle Cárcel Vieja, de seis habitaciones sin cuadra. Francisco Pacheco Carvajal ejercía como escribano pública, percibiendo un sueldo de 75 ducados. El Padrón de Santa Bárbara de 1814, recoge que en la casa nº 13 de Los Portales del Salón, propiedad del convento de la Merced, estaba situada la escribanía pública de Francisco Pacheco, pagando por su arrendamiento 20 ducados' ".
En el afio de 1816. el Padrón de San Juan.20 sei'ialaque el sueldo de Francisco Pacheco en esa fecha era de 100 ducadas. cantidad con la que sostiene a la familia. En la misma casa vivía una tía de Joaquín Francisco, Josefa
Pacheco , que poseí a 12 aranzadas
y media de 011 var en el pago de
Cafiada-Caballar. Igualmente se anota lo siguiente: "Francisco Pacheco Carvajal. escribano público de este número, de 47 afias, casado con María de la Merced Gutierrez Calderón. de 35 afios. diez hijos, Joaquín de 16 años, clérigo de menores estudiando en la Universidad de Sevilla ...". Se nos muestra, por tanto. una nueva faceta del joven Joaquín Francisco hasta ahora silenciada. la de clérigo de menares. En estos afias pues. se traslada a Sevilla debido a sus estudios en la Universidad Hispalense. Pacheco, procedente de una familia media, sin grandes recursos, probablemente ingresará como clérigo de menores, lo cual
seria un medio para poder sufragar los gastos que le
ocasionaban sus estudios en la capital.
18. Archivo ~uPlcipal de ECIJa CA." E,l, Padr~n Hun¡:/pal de San Juan, ano lel~, Ilb 19. lb/de •. 20. A.".E., Padrr$/l/funujpal de San Juan, ano 1816, leg. 1034,
208
289
11.2.2. Libro de Nanifiestos y Bandos. Tanto en el Libro de Manifiestos como en las Actas Capitulares, tenemos constancia de que Pacheco se presentó a diputado a Cortes varias veces por el distrito de Ecija. 1850 fue el primer afio en que intentó conseguir la diputación a Cortes por Ecija. El singular ecijano, deseó ganarse al electorado manifiesto
publicando un
fechado el 30 de agosto de 1850. dirigido a los electores del
distrito. Reduce en este panfleto la cuestión electoral a dos ideas y a dos individuos: "Entre la actual situación y una reforma liberal, estais llamados a escoger en este día, entre el seHor Valverde y el que os habla, teneis que elegir
a vuestro
representante".
Seguidamente
expone
irónicamente
lo
que, según su opinión, obtendrá el electorado si sale elegido el seffor Valverde, candidato ministerial: les, provinciales
"La continuación de los presupuestos genera-
y municipales como están; del actual diluvio de empleos,
como lo sufriis; del progreso que presencias en la nación ..."21. En oposición a esto ofrece él: "Reformas legales y pacíficas en un sentido liberal y justo; la descentralización;
la economía,
la tolerancia,
la libertad; una
tendencia contraria a la que nos arrastra y nos pierde ..."22. Fechado el 30 de agosto de 1850 hay una especie de réplica al manifiesto anterior, refrendado por un "elector desengafiado", donde se atacan duramente las ideas y promesas hechas por Pacheco,
negando la posibilidad de su
cumpl1miento23• Las durísimas opiniones que encajó junto a otros motivos, dieron lugar a su retirada de las elecciones, lo que anunció públicamente el 31 de agosto. Las causas que le hicieron tomar esta decisión fueron expresadas por él mismo de la siguiente forma:
n
Los hechos que he presenciado ayer y hoy, me
obligan a apartarme de esta elección... me bastará indicaros que en el día de ayer se ha impedido durante muchas horas sin denunciarlo, la circulación de un manifiesto mío y que otra elocución dirigida contra mí ha sido firmada
21. A,11,E. I libro de Ifanif les tos y Bandos,1ib, 438. 22, Ibides, 23, Ibide.,
209
como autor o persona responsable de ella, por el sefiarAlcalde Corregidor de esta ciudad"24•
La alusión hecha hacia la persona del Alcalde Corregidor,
hizo que el conde de Atarés y de Albarreal emitiera un breve pero claro manifiesto en defensa de aquel, reservando la aclaración del conflicto al dictamen de la Ley, tras el informe presentado por el propio Alcalde2s. Por segunda vez, en el afio 1851, el egregio ecijano presentó su candidatura al Congreso por el distrito de Ecija. Será ahora cuando salga elegido como diputado, aunque no por Ecija, distrito al que renunciaría para poder presentarse por el de Lucena. Referente a estas elecciones, quedan una serie de manifiestos en pro y en contra de la candidatura de Pacheco. El primero es el firmado por un elector anónimo el 23 de abril de 1851, que recoge las virtudes políticas y diplomáticas, así como su calidad como orador y profesor del Ateneo, además de sef'lalarlas ventajas logradas por Ecija y su distrito gracias a la influencia de Pacheco en el Gobierno26. Otro manifiesto es el fechado el 7 de mayo; su autor, Domingo García, se opone y lo critica, aludiendo a que sus promesas nunca son cumplidas27• Esta .. ofensa" tuvo su respuesta a cargo de los amigos y compatricios
del
candidato, los cuales copiaron textualmente el artículo publicado en el periódico madrilef'ioLa Nación del 7 de septiembre de 1850, escrito donde el propio político se defiende de las acusaciones hechas por El Heraldo, aclarando su actuación en el Gobiern028. Finalmente, con fecha 13 de mayo de 1851 y desde Madrid, Pacheco envía una carta en la que agradece al distrito de Ecija que se le baya elegido como diputado a Cortes, a la vez que promete seguir interesándose por su ciudad natal y bien de sus conciudadanos29• 11.2.3. Actas Capitulares. Completando y reafirmando los datos recogidos en el Libro de
24. A.H.E., Libro de Hanifiestos y Bandos, llb, 438, 25, Ibide«, 26, ttuae«,
27, Ibide«, 28, Itude«, 29, Ibide«.
210
Manifies-
tos y Bandos, debemos añadir los aportados por los Libros de Actas Capitulares, y concretamente en las tres sesiones que a continuación se verán. En la sesión del 17 de mayo de 1851 se leyó una carta de Pacheco en la que daba las gracias a la ciudad por haber sido elegido diputado a Cortes. Se ofrecí a para hacer todo lo posible por la ciudad y sus habitantes, en consecuencia el Alcalde Presidente contestó dándole las más expresivas gracias y manifestando encomendarían
que en obsequio a los intereses de esta ciudad, se le
los asuntos que beneficiasen a la misma30. De nuevo, el 24 de
junio, se recibió otra carta de don Joaquín, en la que se comunicaba a la Corporación
"que debido a los grandes obstáculos que se le han presentado,
no puede dejar de admitir la diputación a Cortes por el distrito de Lucena", aunque sin olvidar sus obligaciones para con Ecija31, Es significativo apreciar el reconocimiento de la ciudad de Ecija hacia la figura de Joaquín Francisco Pacheco, hecho que queda reflejado en la sesión celebrada el día 25 de octubre de 1865, fecha en la se dió a conocer la inesperada muerte del polifacético ecijano. Por ello y debido a la categoría profesional y humana de su persona, se determinó en su memoria lo siguiente32:
1) Que se celebraran unas exequias solemnísimas cuando permitieran las circunstancias de esta localidad en la Iglesia Mayor por el alma de tan benemérito espa~ol, en el día precisamente vigésimo de haberse sabido aqui la noticia de esta desgracia. 2> Que no siendo posible, al menos por ahora, levantarle una estatua en la Plaza Mayor que a la vez que simbolizar el justo aprecio al público de la ciudad de Ecija, representara
los grandes mereci~ientos de éste su hijo; se
encarge a un disti nguido artista de la Corte el retrato al óleo de medio cuerpo del respetable se~or Pacheco, el cual se colgará en la Sala Capitular de esta ilustrísima Corporación.
30. A.".E"
Actas tspituleres, lib. 272, CabIldo 31, Ibide., Cabl Ido U-YI-1eSI, 32, Iblde., lib, 286 Cabildo 25-1-1865,
I7-Y-lBSl.
211
3> Que en lo sucesivo se cambie el nombre de la calle en que nació por el de Calle de Pacheco. 4> Que en la casa en que naciera, obtenido el permiso de su propietario, se coloque una lápida de mármol bien consistente con esta inscripción: 11
Aqu í nació y vivió el excelent í si mo aeñor
don Joaqu n Francisco Pacheco í
honra y gloria de nuestra Patria". 5> Que para realizar esta propuesta se nombre una comisión de dos o tres individuos, facultándoles para llevar a cabo y que puedan gastar lo necesario del fondo de precios de cobranza de contribuciones de que está interinamente encargado el Municipio, y del que pueden disponer como exclusivamente suyo dando
cuenta justificada
de las inversiones
que hicieran con
semejantes objetos. Los puntos aquí expuestos fueron aprobados por la Corporación Municipal, nombrándose a tales efectos los sefiores Cabrera y Avila, encargados de efectuar tal proyecto.
APElIDICE DOCUlIENTAL.
r. 1788, Noviembre 7. ECija. Partida de bautismo de Kª Mercedes Calderón Galán A.P.S.B.E. Libro de Bautismos. 1788 a 1802. Tomo XXI. Fol. 17v. En la ciudad de Ecija siete días de el mes de Noviembre de mil setecientos ochenta y ocho años yo don Antonio de Salazar cura de esta Iglesia de Santa Barbara de dicha ciudad. Bau~ize solemnemente a Maria de las Mercedes Josefa de todos los santos, que nacio el día primero de dicho mes, hija de Felipe Calderon y de doña Maria Galan su tia vecina de esta collacion, avise la cognacion espiritual que contrajo y obligacíon de ensenñar la doctrina cristiana y lo firme. Antonio de Salazar.
212
1806, Mayo 27, Ecija.
11.
Acta de matrimonio de los padres de Joaquín Francisco Pacheco A.P.S.B.E. Libro de Matrimonios. 1785 a 1833. Tomo XIV. Fol. 144. En la ciudad de Ecija en veinte y siete de Mayo de mil ochocientos seis yo el infraescri to cura propio y beneficiario
de la Iglesia parroquial de
Santa Maria de esta ciudad de licentia parochi en esta de Santa Barbara de la misma ciudad en virtud de cédula del sei'!orvicario eclesiastico
de la
misma dada en ella en veinte y dos del mes y afio de la fecha ante Francisco de Paula Diaz y Aguilar, N. offic. m. verificadas las tres moniciones arriba expresadas,
y quanto
prescribe
el Santo Concilio
de Trento, sinodales
y
pragmatica de S.M. despose por palabras de presente que hacen verdadero y legitimo matrimonio a D. Francisco Pacheco, hijo de D. Juan Pacheco y Doña Maria Carvajal natural de esta ciudad de la parroquia de San Juan, con Doffa Maria Merced Calderon hija de Felipe, difunto y de D. Maria Galan natural de esta dicha ciudad y vecina de esta collacion:
fueron testigos Don Antonio
Gonzalez y Ruiz, Don Antonio Olivencia presbitero, Don Josef de Alba, y Don Joaquin de la Puerta, Don Felix Carvajal, Don Josef Davila, Don Luis Garcia, D. Eduardo Spinola y otros, y en fe lo firmamos, Fha. ur supra. Francisco Aleja
Pedro Spinola 1814. Ecija.
III.
A.M.E. Padrón Municipal de San Juan. Libro 298. Casa nQ 2 de la Calle Cárcel Vieja. Francisco
Pacheco Carvajal,
escribano
publico de este numero, casado
tres hijos: Joaquín de 5 afias, Agustín de 4 y Francisco de 2 afias. En dicha Dª María Antonia Carvajal, viuda sin hijos. Casas propias que pueden ganar 75 ducados. Con seis habitaciones. 1814 . Bc i j a.
IV.
A.M.E. Padrón Municipal de Santa Bárbara. Libro 298. Casa nQ 13 de los portales del Salón. Escribanía pública de Don Francisco Pacheco, la propiedad del convento de la Merced¡ gana 20 ducados.
213
1816. Ecija,
V.
A,M,E, Padrón Municipal de San Juan, Libro 1034, Casa nQ 2. Gana 75 ducados propias de Francisco Pacheco quien las vive, su edad 38 affos, casado a Maria de las Mercedes Calderon, su edad 28 afias, hijos Joaquín de 7 affos, Agustín de 5, Francisco de 4 y Manuela de 10 meses, tiene en su compafiia a Josefa Pacheco su tía de edad 78 afias soltera, el dicho Francisco es escribano del numero de esta ciudad y la propiedad del oficio es de S.M. y los disfruta por los dias de su vida y produce 100 ducados al afioque es con lo que se sostiene esta familia, En la misma casa su tía Josefa Pacheco, de la que se habla anteriormente tiene 12 1/2 aranzadas de olivar en el pago Cañada-Caballar
arrendadas a José Pacbeco, pertiguero de Santa Ma-
ria, a 15 reales cada una al año. VI.
1824. Ecija. A.M.E. Padrón Municipal de San Juan. Libro 136. Calle Dáv la. í
Casa nQ 5. Francisco
Pacheco Carvaj al, escri bano pública de este número, de 47
afias, casado con María de las Mercedes Gutiérrez Calderón, de 35 años , diez hijos, Joaquín de 16 años, clérigo de menores estudiando en la Universidad de Sevilla, Agustín de 15 años, Francisco de 13 afias, Juan de 8 años, Miguel de 7 años, Felipe de 5 años, Mariano de 2 años, José del pecho, Manuela de 10 años y María del Valle de 1 año. Lagar a renta nombrado de Arauja que gana 900 reales casas propias pueden ganar 57 ducados, 6 habitaciones sin cuadra.
VII.
1851, Mayo 17. Ecija. Carta de Joaquín Francisco Pacheco dirigida a la Corporación del Excelentísimo Ayuntamiento de Ecija. A.K.E. Actas Capitulares. Libro 272. C. 17-V-1851, Presentada por el sefior Presidente una carta que con fecha 14 del co-
rriente dirige a esta corporación el Excelenttsimo seBor Joaquín Francisco
214
Pacheco dando gracias a la misma por lo que ha hecho en su obsequio nombrándole con los electores de este distrito, su representante en las próximas cortes y ofreciéndose para hacer en cuanto esté a su alcance en beneficio de esta población y sus vecinos el Ayuntamiento acordó que se le conteste por el seffor presidente dándole por dicho ofrecimiento
las más expresivas gra-
cias y manifestándole que en obsequio a los intereses de esta ciudad, desde luego se acepte y se quede en recomendarle
los asuntos cuyo logro sea bene-
ficioso a las mismas. VIII.
1851, Junio 24. Ecija. Carta de Joaquín Francisco Pacheco dirigida a la Corporación del Excelentísimo Ayuntamiento de Ecija. A.K.E. Actas Capitulares. Libro 272. C. 24-VI-1851. Dada cuenta de la carta del Excelentísimo
Seffor Joaquín Francisco Pa-
checo dirige con fecha de 18 del corriente en la cual expresa que no habiendo podido salvar los graves obstáculos que se le han presentado para dejar de admitir la diputación a Cortes por el distrito de Lucena, tiene el sentimiento de poner en conocimiento
de esta corporación no serIe posible optar
por la de este distrito a pesar de las razones de afecto que tiene para haberlo hecho y ofreciendose
por último a cuanto pueda ocurrirsele
a esta
corporación, la misma acordó que por el seffor y presidente se conteste a dicho seffor haciendole ver el sentimiento que por ello tiene esta municipalidad y acepta sus efectos de los cuales usará como necesario. 1850, Agosto 30. Ecija.
IX.
Manifiesto a los electores del distrito de Ecija A.M.E. Libro de Manifiestos y Bandos. Libro 438. El patriótico desistimiento del seffor López Banal y la espontánea aceptación
de sus amigos
políticos,
deja reducida para nosotros
la cuestión
electoral a dos ideas y a dos individuos. Entre la actual situación
y una
reforma liberal estais llamados a escoger en este día; entre el sefior Valverde y el que os habla teneis que elegir vuestro representante. Aparte toda comparación personal, innecesaria y odiosa, vosotros debeis
215
verlo que polí ticamente significamos,
para optar por aquello que sea más
conforme con vuestras doctrinas y con vuestros verdaderos intereses, salvas siempre las opiniones esenciales que podais tener en cualquier otro punto. ¿Quereis la continuación de los presupuestos generales provinciales y municipales como están; del actual diluvio de empleos, como lo sufriis, del progreso que presencias en la nación? - Votad al candidato ministerial: sancionad la conducta del gobierno. ¿Quereis la centralización administrativa como existe; el sistema municipal convertido en una sombra; la organización provincial anulada; el antiguo espíritu de la nacionalidad española ahogado bajo el peso de exageradas imitaciones francesas? - Votad al candidato .ministerial: sancionad la conducta del gobierno. ¿Quereis el sistema de estados de sitio, de las prisiones y deportaciones gubernativas, de la libertad de imprenta que disfrutamos? - Votad al candidato ministerial: sancionad la conducta del gobierno. ¿Quereis en suma mantener y afirmar esta política materialista, que cada día invade nuestra Espa~a, y que comprendereis facilmente fijando vuestros ojos en la cadena de hechos que comienza en las aldeas, y va a terminar en la Corte? - Votad os he dicho antes: escribid un nombre que significa en esta lucha su aprobación. Si no quereis eso; si quereis reformas legales y pacíficas, en un sentido liberal y justo; la descentralización; la economía; la tolerancia; la libertad; una tendencia contraria a la que nos arrastra y nos pierde; votad al que os habla, que es el que significa hoy tales propósitos, tales pensamientos. ELECTORES: la votación es secreta: en el secreto esta su garantía: la ley lo ha dispuesto así,' porque ha querido que seais libres. Si a pesar de ello votais contra vuestras convicciones, no os quejeis despues sino de la debilidad que habreis manifestado. Ecija 30 de Agosto de 1850. Joaquín Francisco Pacheeo.
216
x.
1850, Agosto 30. Ecija. Manifiesto a los electores del distrito de Ecija A.M.E. Libro de Manifiestos y Bandos. Libro 438. Una diplomacia del electoral de brocha gorda ha osado reunir dos frac-
ciones que rabian de verse juntas; merced a esta coalición estáis llamados a escoger entre dos ideas: la de utilizar
la representación
en favor de su
pueblo o la de hostilizar al gobierno por sistema y por encono; ved lo que políticamente significan los dos nombres que hoy nos ocupa y optad. ¿Esperáis del seBor Pacheco la rebaja de los presupuestos, la reducción del actual diluvio de empleados
(del que forman parte sus hermanos), la dis-
criminación de las cargas públicas?
Esperáis en vano; sentáos a descansar.
¿Esperáis del seBor Pacheco que la centralización
y la organización
mu-
nicipal y provincial no sean imitaciones francesas, cuando el sistema francés ha sido su cartilla política? ¿Esperáis
Esperáis en vano, sentáos a descansar.
del eeñor Pacheco una polí tica muy espiritualista?
lO
Rissum
teneatis". Electores: consultemos nuestros intereses de localidad y votemos en favor del hombre que para aliviar las cargas del distrito ofrezca más garantías. ECija 30 de agosto de 1850. Un elector desengafiado.
XI.
1850, Agosto 31. Ecija. Manifiesto a los electores del distrito de Ecija A.M.E. Libro de Manifiestos y Bandos. Libro 438. La elocución que acaba de publicar D. Joaquín Francisco Pacheco, apar-
tándose de la elección que actualmente se verifica, hiere demasiado el recto proceder del alcalde corregidor
de esta ciudad. El desapasionado
examen de
los hechos manifestará donde está la verdad y si no pudiendo contrarrestarse vuestra general opinión intenta inculpar a dicho sefior el que os habla puede asegularlo que éste está pronto a responder de su conducta ante el gobierno, sometiéndose a sus leyes. Ecija 31 de agosto de 1850. El Conde de Atarés y de Albarreal.
217
1850, Agosto 31. Ecija.
XII.
Manifiesto a los electores A.M.E. Libro de Manifiestos y Bandos. Libro 438. Los hechos que he presenciado
ayer y hoy, me obligan a apartarme de
esta elección, dandoos las gracias por los favores que me habeis dispensado y esperando que no continuareis en ella. No necesito deciros cuales son todos estos hechos. Me bastará indicaros dos: que en el día de ayer se ha impedido durante muchas horas, sin denunciarlo la circulación
de un manifiesto mio; y que otra alocución dirigida
contra mí ha sido firmada como de autor o persona responsable de ella, por el Seffor Alcalde Corregidor de esta ciudad. Ecija 31 de Agosto de 1850. Joaquín Francisco Pacheco. 1851, Mayo 7. Ecija.
XIII.
Manifiesto a los electores del distrito de Ecija A.M.E. Libro de Manifiestos y Bandos. Libro 438. Al acercarse el momento supremo en que vais a ejercer el sagrado derecho electoral, os dirige su voz un paisano y compaftero vuestro, no para recordaros vuestro deber, sino para advertiros de las acechanzas, torpes redes y miserables ardiles con que se quiere sorprender
vuestra voluntad y libre
voto. Los manejos que en otras partes se confían s610 a la violencia han tomado aquí también la forma de la intriga, de las más solapadas hipocresías, por cuyos medios pretende exigir de vosotros lo que de vuestro patriotismo y vuestra dignidad rehusarían a las más descaradas coacciones del poder, como los rebusásteis en ocasiones sucesivas, muchos años atrás; como lo rehusásteis luchando denodadamente
y venciendo al cabo, en 1846; como lo rehusaréis
en las presentes circunstancias. ¡Electores! Se os promete ventajas privadas, se os brindan por el favor del gobierno;
se os halaga
con mej oras materiales
para poner en tortura
vuestra opinión; se emplean con vosotros todos los recursos de esta política bastarda "verdadera zurcidora de voluntades", que ya por mucho tiempo viene
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corrompiendo y desmoralizando el país. Poneos en guardia, electores de Ecija, contra esas insidiosas maniobras, y cerrad cautelosos
los oídos a esas lisonjeras promesas que nunca o
raras veces se cumplen, después de conseguido el fin que se proponen los especuladores políticos, los traficantes de conciencias. ¿Yen
favor de quién se os piden ahora vuestros votos a costa de vues-
tra convicción política y de la gloriosa ense~a con que habeis vencido, adquiriendo el bello inmerecido renombre de eminentemente liberales? ¿En nombre de quién se os brindan ahora tantas felicidades y esperanzas? En nombre de un personaje tan largo de entrometer, como avaro en cumplir, según debéis ya saber por experiencia, en nombre del Exmo. Sr. D. JoaguínF.P. El mismo que en 1845 hacía ante los electores de Córdoba las más galanas protestas de liberalismo, moralidad, decoro ante el gobierno de política expansiva, llegando hasta el punto, en un arranque de ternura electoral, de prometer la milicia ciudadana. EL SE~OR PACHECO, EL RIGIDO HOMBRE DE ESTADO QUE POCOS MESES DESPUES ASALTABA EL PODER "torpe y libianamente", según la expresión de un periódico amigo suyo (El Tiempo). EL SE~OR PACHECO, el austero puritano que inauguró su carrera atropellando arbitrariamente a dos ciudadanos con menosprecio y ultraje de las leyes del país. EL SE~OR PACHECO, el parlamentario
por excelencia, que no pudo gobernar
quince días con el parlamento. EL SEÑOR FACHECO, el hombre de la legalidad que dio el escándalo entre todos los escándalos pasados y presentes, de usurpar las atribuciones de las Cortes, legislando por medio de decretos los asuntos más graves. EL SE~OR PACHECO, el de la politica expansiva,
el grave diplomático,
que empleó las armas espafiolas para ahogar la independencia y la libertad de un pueblo noble, amigo y hermano. EL SE~OR FACHECO,
el severo patricio, que prodigó insensatamente
los
empleos y condecoraciones entre amigos, parientes y paniaguados.
219
EL SEROR PACHECO, el desinteresado estadista que tuvo la sublime abnegación de adjudicarse la embajada de Roma al resignar el poder, y el delicado tacto político de llamar a Harváez, legándonos cuatro a~os de un régimen violento y opresor. EL SE~OR PACHECO, por último JIW:!morable SE~OR PACHECO, que alcanzó la gloria póstuma de verse censurado en las cortes por el voto unánime de todos los partidos. ¡ELECTORES! Pedir a la comunión liberal sus sufragios para el sefior Pacheco es un insulto: concederlos sera una apostasía. Ecija 7 de mayo de 1851. Domingo García. XIV.
1851, Mayo 8. Ecija. Manifiesto a los electores de Ecija A.M.E. Libro de Manifiestos y Bandos. Libro 438. Acabais de leer el manifiesto que se ha publicado el día de ayer contra
nuestro digní sima candidato
Excmo. Sr. D. Joaquí n Francisco
Pacheco: esa
acusación terrible y acalorada por su vida pública, como hombre de gobierno, como parlamentario y hombre de las mayores influenciasj esa repetición estéril de lo que en días más desgraciados para él la prodigaron algunos periódicos de la corte con tanta acritud como injusticia. Sus amigos políticos pues, se encuentran en el deber de recordaros, si es que lo necesitáis, lo que en aquellas circunstancias y concluyente
le contestó a aquel de la manera más decidida
hasta el punto de imponerles silencio profundo para siempre,
leedlos y meditadlos y comparando entre ambos documentos depositados, vuestros votos por la libertad, con la independencia y patriotismo que os distingue. "Sr. director de LA NACION: Muy apreciable seffor mio: al llegar en el día de ayer a esta corte, he encontrado el artículo que El Heraldo del 4 del corriente ha tenido a bien dedicarme, con aquel espíritu de justicia, y con el propio atecismo que de algún tiempo acostumbrado
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a acá caracteriza
sus producciones
hace algunos afias a semejantes
con este género.
Aunque
injurias y teniendo por hábito
el despreciarlo, no debo ni puedo hoy continuar en el mismo sistema, siquiera por respeto al público que tiene el derecho de exigirnos que defendamos nuestra honra, y cuando el resultado de las elecciones me cierra ahora otro palanque, en el cual habría podido encontrarme y me habría encontrado de hecho con los inspiradores y redactores de aquella publicación. Me veo, pues, en la necesidad de molestar a la prensa, aunque sea por breves instantes, a fin de desmentir los hechos que se me imputan, y tengo bastante confianza en la caballerosidad de Vd., para creer que no niegue las calumnias de su estimable periódico, a quien reclamé con tal motivo un espacio en ellas. Debo ante todo una ligera explicación sobre la causa que impide acudir al propio Heraldo. No ignoro que tengo el derecho de hacerlo, y con la ley en la mano puedo obligarle a que inserte mis contestaciones.
Pero sépase de
una vez por todas que sobre los hechos ocurridos durante el ministerio y sobre el fallo que corresponda
acerca de aquella época, ni he disputado ni
disputaré con el Heraldo mismo ni con los que se hallen en su caso. Tengo el bastante conocimiento
de mi dignidad
para no trabar discusión al cabo de
tres aftas, con quienes durante cinco meses que fuí ministro, escribieron todos los días, y no encontraron para censurarme ni una razón en su inteligencia, ni un estímulo en su corazón. Si hoy por lo que todo el mundo ve, caen en lo que entonces no vieron en su conducta para despreciar sus tardías y desautorizadas
palabras. Yo puedo tener cuestiones
en cualquier época con
los hombres del Foro sobre los sucesos de 1847, porque entonces ya las tuvimos; puedo apreciarlas y estimarlas sin deshonra en un terreno neutral porque fueron mis declarados
y leales enemigos cuando podía haber mérito en
ocupar esta situación, pero rebajarme a entrar en disputas, acerca de hechos con el Heraldo, que me lisonjeaba siendo poder, y que me insulta cuando no he salido diputado, eso es, señor director 10 que no haré nunca, y lo que expreso bien terminantemente
en estas palabras, para que todo el mundo lo
tenga por dicho, y lo sepa de hoy en adelante. Asentado así que no entro en cuestión con el periódico al que acabd de referirme,
voy sólo a desmentir
los hechos que cita, para que nadie pueda
figurarse que hay en ello algo de verdad. Es FALSO que durante el ministerio se hayan aumentado dos plazas a casa
221
gobierno polí t co , para dar entrada a "cincuenta y dos parientes y ahijados í
mios". Sépalo el público que lee El Heraldo: que es FALSO y que es MENTIROSO lo que este periódico me atribuye. Diré más, es hasta ridículo y absurdo. Yo no he sido ministro de la Gobernación y no he podido aumentar en los gobiernos polí ticos ni pocas ni muchas plazas. El sefior Benavides, mi compañer-o, hacía en su rama lo que juzgaba conveniente; lo que El Heraldo no censuraba entonces, y nadie que sepa lo que es un gobierno se persuadirá de que haya un ministerio que pida a otro la creación de las plazas que se indican ni de ningunas otras. Lo que un ministro puede pedir a sus colegas es un destino para tal o cual persona, como los piden también los que no lo son; como me los han pedido y los han aceptado de mí algunos que se conducen hoy con tal consecuencia.
Pero suponer otra cosa, decir lo que se dice, escribir lo que
se ha escrito y lo que aquí voy desmintiendo, es un absurdo tal, que basta considerarlo friamente para darles la calificación oportuna. Afiadiré más, sobre este particular de "mis parientes", acabar con la calumnia, desenmascarándoles.
porque quiero
No he tenido más que TRES em-
pleados en todos los gobiernos de Espafia. TRES, sefior director, y no más que este numero. Dos de ellos lo eran antes de ser ministro. Dos lo son todavía, el otro ha muerto. Después de haber dejado esa carrera desafío a todo el mundo a que encuentre la menor inexactitud de estas observaciones. Supuesto que son exactas, como lo son. Dejo también a todo el mundo que califique de manera debida lo que El Heraldo ha tenido la ligereza de escribir y de indicar en el párrafo de que me he ocupado hasta ahora. Es FALSO igualmente que yo haya hecho ni influido para que se hiciera, a ningún n ño de quince afias oficial de ninguna dependencia. í
Es FALSO que
haya influido para hacer secretarios ni empleados de las jefaturas políticas a quien no mereciese ni tuviese posición para hacerlo. Es FALSO, en fin, que haya cometido ni dado lugar a los escándalos que con tanta audacia como sinrazón se me atribuyen, ora clara, ora encubiertamente.
No soy yo el que ha
colocado un pariente en el propio ministerio que despacha; no soy yo el que ha colocado otros parientes en las mejores administraciones
de correos del
reino; no soy yo el que encontró a un hermano suyo de oficial subaltern le ve hoy de coronel
222
y
Esos sucesos que no califico, que na culpo, que refte-
ro porque se me pone el caso de referirlos, que supongo lícitos y motivados, no soy yo sin embargo, el que los ha puesto por obra. Yo tenía un hermano subteniente, y llegó a teniente. Tenía otro oficial primero de gobierno político, y llegó a secretario, tenía otro en fín, redactor segundo del diario del Congreso, y de redactor segundo del diario del Congreso lo dejé. Como éstas, han sido todas las concesiones de empleos hechos u obtenidos por mi en beneficio de mi familia. Quien de esa suerte obraba, paréceme que no debía ser injuriado
por el periódico
por el actual gabinete,
cuando habló
sobre todo en su manifiesto electoral de empleos, y no de sosas, y no de personas. Rechazados
estos ca:rgos calumniosos,
acerca de los cuales me importa
mucho que se conozca la verdad, sólo afiadiré dos palabras respectivamente al juicio que emite El Heraldo sobre mi administración. Aquella administración, es cierto, ha sido condenada, pero no ha sido defendida. El día que yo pueda ocupar la tribuna, diré desde ella lo que sólo desde ella se debe decir y no se ha dicho. Los hombres imparciales me harán entonces justicia. Los Que estuvieron apasionados, se arrepentirán de su pasión, en cuanto a otros, a los que me celebran en el poder y me injurian o dejan de injuriarme cuando caído, hace mucho tiempo que me había ensefiado Tácito lo que de ellos debo esperar "Odisse quem loeseris". Si puedo decir desde hoy una cosa: que en cinco meses que duró el ministerio percibido por mí, no tuve necesidad para mantener el orden de declarar en estado de sitio ninguna provincia; que no hice denunciar no recogí ningún periódico; que solamente fueron desterrados de la nación dos personas, de ello se dió cuenta en las Cortes al siguiente día; que aconsejé a S.M. el nombramiento de veinte senadores progresistas, que sólo infringí la Constitución
una vez consintiendo
el decreto de moneda, único acto del que
estoy arrepentido; que llevé las banderas espafiolas en un país extraño, con más provecho de nuestro interés nacional que en ninguna otra expedición de este siglo; y que después de haber ensayado la tolerancia, camino necesario para la 11bertad, y de haber indicado a la corona para que me surgiese al que era entonces por progresista, nuestro embajador en París, de quien esperaba la continuación del mismo análogo del sistema político, vivo en el día
223
honrado y molesto como antes, sin títulos ni condecoraciones,
en el ejerci-
cio de mi profesión y rodeado de simpatías que no cambio ni por el aprecio de El Heraldo ni por unas alabanzas cuyo valor conozco. Es de Vd. señor director, atento y S.S.Q.S.M.B. Madrid 7 de septiembre de 1850. J. F. Pacheco.
11
Ecija 8 de mayo de 1851. Sus amigos y compatrioios. 1851, Mayo 13. Ecija.
IV.
Manifiesto a los electores del distrito de Ecija A.M.E. Libro de Manifiestos y Bandos. Libro 438. PAISANOS Y AMIGOS KIOS: A la virulenta diatriba con que ha querido herirme el despecho de una persona a quien nunca falté, habeis contestado
eligiendome
por unanimidad
vuestro representante. ¡OS doy gracias por toda la efusión de mi espíritu!. Me conocisteis
hasta ahora hombre de bien liberal, interesado por el
bello país que fue mi cuna. Yo os prometo no desertar de ese camino, y concluir mi vida pública adorando la virtud, defendiendo la libertad y procurando honrosamente
el bien de mis conciudadanos.
Estad seguros de que no
desmereceré de vuestros votos ni os haré avergonzar de una elección que me llena de legitimo orgu 110. Madrid, 13 de Hayo de 1851. J. F. Pacheco.
224
LA
REVOLUCION
DE
1868
EN
ECIJA
JUAN FRANCISCO FERNANDEZ DIAZ
El motiva del presente
trabaj o es el estudio de la actuación de la
Junta de Gobierno establecida en Ecija durante la Revolución de 1868. A través de ella hago un recorrido por lo que significaron dichos acontecimientos en nuestra ciudad, e intento hacer una valoración de los mismos. No entro para nada en las consecuencias
inmediatas de estos hechos, ya que ello es
motivo de la siguiente comunicación a cargo de D. Eloy Arias Castaaón. Para elaborar el trabajo me apoyé en una curiosidad que siempre me ha atraido:
¿tuvieron
los acontecimientos
de 1868 carácter
revolucionario
en
Ecija? Partiendo de ello estructuré el trabajo en dos líneas: una descriptiva de los hechos, y otra crí tica en la que recoj o mis concl usiones sobre los mismos. Los hechos son estos: Aunque los acontecimientos
de la Bahía de Cádiz comenzaron el día 19,
en Ecija no se ~eciben noticias de los mismos hasta el 22 de Septiembre de 1868. La ciudad estaba celebrando su tradicional Feria de San Mateo; por lo que se hallaba bastante concurrida de forasteros, campesinos y gente desarraigada en general. Rápidamente se movilizaron los políticos más progresistas, que bien entrada la noche se reunen en uno de los salones de descanso del teatro. Estos, en vista de los hechos, y de la dimisión del Alcalde, D. Eulalia Navallas, presentada a dos de los alll reunidos: Sres. Verdeja y Rodrlguez Torres, deciden crear una Junta de Gobierno.
225
Esta Junta quedó compuesta por nueve miembros. Estos fueron: - Presidente: D
Francisco Fernández Golfín, que se encontraba
en
Se-
villa. - Vicepresidente: D. Manuel Rodríguez de Torres. - Secretario: D. Pedro Henestrosa. - Vocales: D. Pedro Verdeja, D. Rafael González Aguilar, D. Manuel Galbán, D. Francisco Custodio, D. José María Aguilar,
D. Enrique
María
Ballesteros. Tras tomar posesión de sus cargos todos, excepto el Sr. Golfín, comunicaron los hechos a la Junta Revolucionaria de Sevilla. Mientras tanto, el pueblo reunido en el Salón mostraba su entusiasmo con manifestaciones
y pequeffas algaradas, que hacían temer por el orden pú-
blico. Esto que, en cierto modo, era propio de aquellos momentos, si se unla a la ya mencionada
masiva presencia de campesi nos, forasteros
y mendigos
configuraba una situación bastante comprometida. Por otra parte la Guardia Civil se retiró a Sevilla en el momento en que se iniciaron los acontecimientos;
y las fuerzas dependientes del Cabildo
se esfumaron con la dimisión del Alcalde. Los componentes de la Junta, vitoreados y aclamados, intentaron disminuir la tensión exhortando, desde el balcon del Cabildo, a los allí presentes a que se respetase el orden y no se cometieran escesos de ningún tipo. Después y en previsión de posibles alteraciones se procedió al alistamiento de voluntarios para formar patrullas que velasen por el orden, a pesar de carecer de armamento con que dotarlas. Pero ya a altas horas de la noche la situación se hizo insostenible. Fue asa 1tada y quemada la casa de D. Manuel Cabrera y Tapia, persona que figuró mucho en la ciudad durante el período moderado. Acometieron contra el Casino ecijano o Casino de los sefiores, al que intentaron quemar. También intentaron hacer lo propio con la casa del que había sido abogado de este Juzgado, D. Manuel de Avila y Langlera. Por ultimo fue puesto en llamas un Puesto de agua situado en el ángulo del Salón frente a la calle Zapateria, ac tua l .Mas y Prat, propiedad de un
226
sefiar que habia ejercido oficios subalternos del Municipio antes del movimiento revolucionario. Todo ello unido a un sin fin de asaltos, riñas, abucheos, y otras alteraciones que se producían tanto en la ciudad como en las zonas rurales, hizo que la Junta enviase una circular a todas las personas pudientes de la ciudad para que a la mafiana siguiente enviase cada cual uno o dos hombres a caballo y armados, al tiempo que se les convocaba para una reunión que tendría lugar a las doce del día siguiente. A la reunión mencionada acudieron todas las personas citadas y muchas otras que no lo habían sido, pero que ofrecían igualmente su colaboración a la Junta de Gobierno. nobleza, destacando
Entre los presentes se encontraban varios títulos de
por su rango y riqueza el Marqués de Pefiaflor, el cual
se puso a disposición de la Junta para cuanto necesitase. En vista de la situación,
los allí presentes
decidieron
elaborar una
serie de medidas que se concretaron en el siguiente Bando: 1Q. Desde el anochecer de este día procurarán los vecinos tener iluminadas según el medio de que puedan disponer las fachadas de sus casas hasta el amanecer, y lo mismo en las noches sucesivas mientras duren las actuales circunstancias. 2Q. Se prohibe que desde la misma hora puedan formarse grupos de más de dos personas,
ni transite después de las doce de la noche, a menos que se
alegue justa causa¡ debiendo permanecer las tabernas, cafés y demás establecimientos públicos, cerrados desde las ocho de la noche. 3Q. Se prohibe el uso de toda clase de armas en personas que no se encuentren competentemente
autorizadas para sostenimiento u otro menester. Las
patrullas de vecinos honrados establecidas a tal efecto arrestarán y entregarán a los contraventores
para ser juzgados y castigados con el mayor rigor
y sin contemplación alguna. 42. Los extranjeros
que bajo el pretexto de implorar la caridad pública
han inundado las callesde que se encuentren
esta ciudad, las desalojarán
inmediatamente.
Los
en ellas a las tres boras de publicado este Bando, seran
arrestados como infractores de esta disposiCión.
227
El mismo día por la tarde t omé posesión de su cargo el nuevo alcalde D. José María Romero Torija, nombrado por la Junta Revolucionaria de Sevilla. Esa misma tarde se le dió forma defi nitiva a la fuerza armada, que quedó compuesta
por cuarenta
hombres divididos en dos secciones
mandadas
respectivamente por D. José Alvarez Bermudo y D. Antonio Crepi, con el título de Alfereces de Infantería. Continuando con la labor constitutiva de los poderes ciudadanos, el día 24 por la noche se nombraron los restantes cargos del Ayuntamiento, que quedaron como sigue: - Alcaldes: 22. D. José Morales González; 3Q, 1). Francisco Fernández Tudela; 42. D. Manuel Armesto; 52. D. José astas Martínez; 62 D. Manuel Do~amayor y Cobas. - Regidores: D. Victoriano Sanz y Casas; D. Francisco Morales González; D. Pedro Ramos Colorado; D. Manuel Casaubón;
D. Francisco Martín Ar-
mesto; D. Antonio Sotillos y astas; D. Francisco
de
Paula
Camacho;
D. Francisco Zayas Rosas; D. Agustín Martínez y Gómez¡
D. José María
Gabarros Barras;
de
D. Ramón Mas y Prat;
D. José
MuBoz
D. José María Paros y Alvarez; D. Manuel Parejo y Bécqer; López y López;
D. Manuel Martínez y Pérez;
nez; D. Cayetano Herrera Diana¡
la
Vega;
D. Enrique
D. Manuel astas y Martí-
D. Mateo Leyba Moreno;
D. Francisco
Fernández Estevez; D. Manuel de Góngora y Salgado; D. Simón Barroso y Lópezj D. Antonio Martín y Mufioz¡ D. Gerónimo Aguilar y Rodríguez. Estableciéndose la toma de posesión para las doce de la mañana del día 25, y dándose a conocer mediante un Bando. También se pasó comunicación a la Junta de Sevi lla y al Alcalde que se encargad a de presidir la mencionada toma de posesión. El día 25 se le planteó a la Junta de Gobierno la segunda cuestión en importancia que tuvo que abordar, ya que recibió comunicación telegráfica de D. Francisco Serrano, Duque de la Torre. el cual. como Capitán General de los Ejércitos Revolucionarios, se dirigía al encuentro del enemigo; y en'dicba comunicación
recordaba la necesidad de mantener expeditas las v as de
comunicación tanto terrestres como telegraficas.
228
í
También recibió noticias de ataques por parte de partidas armadas a algunas de las fábricas de sales, pero de momento la Junta carecía de medios para ocuparse de ello. Junto a esto se tomaron algunas decisiones de carácter gubernativo. como fue el autorizar al Alcalde para que diera ocupación a las personas más menesterosas¡ o el instar al Juez de Primera Instancia para que investigase los incendios que tuvieron lugar en los primeros momentos. Bien entrada la noche del día 25 y teniendo en cuenta los múltiples problemas que se seguían planteando a la Junta con los continuos asaltos a las salinas. se publicó un Bando en el que se anunciaban severas penas para los contraventores del orden en tal sentido. Este decía así: 12. El que robase o intentase robar dichas salinas y no se retirase a la primera intimación de la fuerza que las custodia. será reducido a prisión y entregado a los tribunales
para que sea juzgado con todo el rigor de la
Ley.
22. En el mismo caso estará cualquier otro atentado contra la propiedad. 3Q. Esta Junta se reserva dictar medidas más enérgicas
acerca de di-
chos abusos, si la gravedad del caso lo exigiere. Pero dentro de este estado de cosas que parecían superar las propias fuerzas de la Junta, el día 26 fué un día de regocijo general con la llegada a primeras horas de la ma5ana de una columna de voluntarios de la provincia al mando de D. Rafael Pérez del Alama, procedente de Carmana. Los cincuenta componentes de la misma fueron recibidos con aclamaciones y entusiasmo de todos hasta el punto de que numerosos ecijanos se alistaron en ella. A instancias del Sr. del Alama fueron puestos en libertad varios presos de la Prisión Municipal que cumpl í an penas de
corta duración. También se
publicó un Bando para la adquisición de armas y municiones de aquellos particulares que deseasen venderlas o donarlas. Entre el pueblo y el Ayuntamiento entregaron a la Columna: 10 arrobas y 16 libras de balas¡ numerosas armas de fuego¡ 200 raciones de pan. carne y vino¡ 25 raciones de cebada y paja¡ y 200 escudos para socorro de la tropa.
229
La vida en la ciudad se fue normalizando en la medida en que los acuerdos extraordinarios
de los primeros momentos fueron obteniendo sus resulta-
dos con la vuelta del pueblo a sus actividades normales. A pesar de ello. el día 29 regresó de Sevilla el Sr. Fernández Golfín incorporándose a la Junta en su calidad de Presidente; y,el 30 se recibe la que se podía considerar como noticia defi nitiva de cara al triunfo de la Revolución.
Esta fué el
triunfo de las tropas revolucionarias al mando del Duque de la Torre frente al Ejército Real al mando del Marqués de Novaliches, junto al puente sobre el Guadalquivir de la ciudad cordobesa de Alcolea. El día 1 de octubre se recibe un telegrama anunciando
la huida de la
Reina Isabel a Francia; y el día seis otro anunciando la formación de un Gobierno Provisional con D. Francisco Serrano, Duque de la Torre, al frente. El día lO. y a imitación de lo que había ocurrido en Madrid, propusieron la dimisión de la actual Junta de Gobierno, para nombrar una nueva por Sufragio Universal. Se acordó que la dimitida permanecería en sus funciones en tanto se produjese dicha elección. Para ello se solicitó al Ayuntamiento el Padrón para elaborar la lista de votantes y establecer las bases de las elecciones. El día 11 se publicaron dichas Bases, sobresaliendo entre las condiciones establecidas: - el derecho a votar para todos los mayores de 25 affos. y menores casados. con excepción de transeuntes, extranjeros y procesados. - división de la ciudad por parroquias, votando cada
UDO
en aquella de
la que era feligrés. - y la publicación de los resultados a los dos días de su celebración.
El día 15 se recibe comunicación de la Junta Provincial en la que se acepta la dimisión del Alcalde D. José Maria Romero Torija, y se le insta para que proceda al nombramiento de uno nuevo. Dicho nombramiento tiene lugar el día 19 y recae en la persona de D. Francisco Fernández Golfín y Mendaza. El día 20 se recibe un teleRrama de la Junta Central. en el que comunica que superados los primeros momentos de incertidumbre y desgobierno. y dada la presencia de un rabi nete con miembros competentes
230
que se ocupan de
•
todos los asuntos de la Nación, se hace innecesaria su presencia, por lo que se autodisuelve; al tiempo que exhortaba a las demás Juntas a que la imiten. La Junta, tras la lectura y consideración del telegrama, decidió secundar la actitud de la Central, acordando dar por terminada su actuación. Dentro de las medidas tomadas por la Junta de Gobierno. falta por citar un paquete encaminado a mejorar la sanidad y ~l hornato de la ciudad, y se propugnó la demolición de una serie de vestigios arquite~tónicos de tiempos pasados, cargados de historia y significación pero que en la actualidad estaban en mal estado de conservación y se carecía de los medios, y yo pienso que de la conciencia, necesarios para restaurarlos. Así ~
ordena el desman-
telamiento de: un trozo de muralla de Puerta Osuna; el mármol denominado "Mesa del Rey";
el Obelisco de San Cristobal; el arco de la calle Capuchi-
nos; el arco de la Puerta de Estepa; el arco de la calle Moreria; el arco de la Oliva; el Triunfo de la Virgen d~l Valle¡ e} arco de Santa Ana <aprobado por la corporación anterior). Estos desmantelamientos
se realizaron a principios de 1869, con excep-
ción del Triunfo de la Virgen del Valle que ha llegado a nuestros días. También, y con ánimo de mejorar el trazado del Salón, y en vista del mal aspecto que parecían ofrecer las casas adosadas al Convento de San Francisco, desidieron su demolición, así como la de una p~rte de la capilla de la Vera Cruz, ya que con ello se mejoraba el trazado rectangular de la Plaza, y el aspecto de la Iglesia del Convento, haciendo posible su futura habilitación como parroquia en lugar de otra que lo es y no está tan bien situada <posiblemente se referlan a San Juan), Como complemento a esta medida, se autorizó al Marqués de Peftaflor para que avanzase la fachada de sus casas basta formar una línea con la fachada del mencionado
convento, ya que las demoliciones
no eran suficientes
para
eliminar los 8'8 metros que sobresalian del mismo respecto de la otra esquina de la calle San Francisco. Esta medida quedó en suspenso por carecer el Ayuntamiento de fondos para proceder a las expropiaciones
necesarias y posterior demolición de las
mencionadas casas.
231
COJlCLUS1 O:IES Dentro del concepto Revolución, "Cambio violento en las instituciones políticas de una Nación", se han dado históricamente dos interpretaciones, segun la naturaleza de los hechos a los que se refería: revolución de contenido puramente economico, y revoluci6n de contenido socio-político. La primera es aquella en que se cambia la relación entre trabajo -produccion - consumo a todos los niveles, cambiando, por ende, todos los aspectos de la vida del hombre. De este tipo se han dado dos grandes revoluciones: la revolución neolítica que llevó al hombre del nomadismo recolector al sedentarismo agropecuario, y que hizo posible la aparición de las ciudades y de la división del trabajo¡ y la revolución industrial que a partir de la invención de la máquina de vapor, trajo un nuevo concepto de trabaja que marcaría definitivamente la vida del hombre. Revolución de contenido socio-político es aquella que cambia la organización de un pals a todos los niveles. incluyendo tanto la forma de estado, como la naturaleza y relación entre los diferentes grupos sociales. De este tipo de revolución se han dado muchas, si bien, por sus repercusiones a nivel mundial resultan más conocidas: la Revolución Francesa (1789), la Revolución rusa (1917), y la revolución cultural china (1927-1949). Junto a estos dos tipos reciben el apelativo de revolución todos los cambios en la cúpula del poder con cierto apoyo popular, los cuales, por sus consecuencias futuras, no dejan de ser puros y simples pucherazos o golpes militares. Así nos encontramos con que durante el siglo XIX se habla de revolución en EspaBa en 1820, en 1854 y en 1868¡ y sin embargo, la Constitución de Cádiz de 1812 no fue superada en algunos de sus aspectos hasta la promulgación de la de 1869. ¿Qué pasa aquí? ¿Qué tipo de revoluciones son estas que en nada transforman o rompen las estructuras anteriores?
Para mí se ha produ-
cido una progresiva devaluación de la palabra Revolución, y a pesar de su carácter burgués, en ningun caso existe un deseo de acabar con las estructuras sociales y económicas establecidas, que son las que realmente establecen la línea política de una Nación. En Ecija en 1868 ocurre pues lo mismo. Y par-a ello no hay mej or- argu-
232
mento que uno de los datos recogidos en la primera parte del trabaj o: el Marqués de Pe~aflor se muestra como uno de los mejores colaboradores de la Junta Revolucionaria,
cuando él era el 21 contribuyente
más importante de
todo el país en aquellos momentos. En Andalucía, tan sólo en Cádiz y Málaga se puede afirmar que existe un auténtico movimiento revolucionario.
y
no es que quiera identificar Revolu-
ción con violencia, sino que si no existe una voluntad de cambio de sistema, de contenidos,
realmente no hay actitud revolucionaria.
Y aquí en Ecija se
secundaron los hechos a nivel nacional con el desarrollo del movimiento juntero tan extendido durante nuestro siglo XIX, pero, a parte de una serie de actitudes, más vengativas o personales que revolucionarias en sí, no ocurre nada. Así, tan sólo se registra una muerte violenta y esta fue la del sereno D. Juan Sanz, y fue como consecuencia de un asalto o saqueo. Pero ¿dónde se dan medidas sobre la propiedad agraria? ¿o se pone en duda ésta?
De eso, nada de nada.
Por lo dicho, para mí los hechos que se dan en Ecija durante 1868 no tienen carácter revolucionario.
Existe como es lógico una fuerte preocupa-
ción por mantener el orden, yo diría que desmesurada¡ se intenta por ~odos los medios mantener las vías de comunicacion abiertas; y sobre todo se sustituye la administración
depuesta por una nueva, se sustituyen hombres por
hombres, pero se dejan las mismas estructuras, las mismas formas: no se rompen las estructuras de la propiedad agraria. no se forman ~ribunales populares, no se piden responsabilidades
a los anteriores gobernantesi es mas, no
se discuten ninguna de las medidas tomadas a instancias superiores, y sobre todo, no se cambia el orden a mantener. Ese orden del que tanto se ocuparon era el mismo orden que defendían las fuerzas de Isabel 11. Parece como si la Junta Revolucionaria de Ecija careciese de iniciativa propia, y ello es síntoma de la falta de una línea a seguir. No se puede hablar de libertades sin medidas sociales y económicas que las amparen y hagan posibles. A partir del 19 de Septiembre legalmente puede que el Marqués de Pe~aflor tuviese los mismos derechos que los jornaleros que gritaban en el Salón, pero uno podía ofrecer hombres armados a caballo, avanzar la fachada de
233
sus propiedades
urbanas, y los otros se las verían y desearían para comer al
día siguiente.
Los derechos del primero son reales, su libertad es patente,
pero la de los demás no bay quien la vea por ninguna parte. No, no se me olvida que estas revoluciones son burguesas, y al no existir en Ecija una burguesía fuerte no podían emprender mayores empresas. Pero es evidente
que tampoco lo deseaban.
del poder, pero manteniéndolo
El fin primordial
fue la suplantación
en su misma naturaleza, porque el peso del po-
der molesta mientras se soporta, pero cuando lo ostentamos es nuestro propio peso, y entonces lo consideramos
legítimo.
AlElO
l. CRONOlOGIA DE lOS GOLPES MILITARES DEL SIGLO XIX HASTA 1868 1808. Motín de Aranjuez y abdicación de Carlos IV en favor de su
hijo
Fer-
nando VII. 1814. Regreso de Fernando VII, y abolición en Valencia de la Constitución de Cádiz (no se trata de un golpe militar, pero Fernando VII llevó a cabo la abolición gracias al apoyo incondicional del Ejército). 1820. Pronunciamiento
del General Riego en las Cabezas de San Juan.
ración y juramento por Fernando VII de la Constitución
Restau-
de Cádiz.
1823. Invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis y derogación de la
Consti-
tución de Cádiz. 1836. Motín de la Granja o de los "Sargentos" y restauración de la Constitución de Cádiz. 1840. Levantamientos
11ber-a les en Madrid y Barcelona, y abdicación de
1(aría
Cristina. 1843. Sublevación de varios generales con Francisco Serrano al frente y
di-
misión de Espartero como Regente, exiliándose en Inglaterra. 1854. Vicalvarada,
pronunciamiento
progresista del General
O'Donnell,
ini-
ciándose el Bienio Progresista. 1856. Motines populares en varias reriones, comenzando beral. 1868. Levantamiento
234
liberal y caída de Isabel 11.
la época de Unión Li-
11. DECLARACION DE DERECHOS DE LA JI)NTA REVOUJCIONARIA DE MADRID La Junta Superior
Revolucionaria,
fiel a su elevado origen, hace las si-
guiente declaración de derechos: Sufragio Universal. Libertad de cultos. Libertad de enseftanza. Libertad de reunión y asociación pacíficas. Libertad de imprenta sin legislación especial. Decentralización
administrativa
que devuelva
la autorización
a los .Munici-
pios y a las Provincias. Juicios por Jurados en materia criminal. Unidad de fueros en todos los ramos de la administración
de justicia.
Inamovilidad judicial. Madrid 8 de Octubre de 1868.
111. LA BATALLA OE ALCOLEA Don Francisco
Serrano, Duque de la Torre, jefe de las fuerzas revolu-
cionarias; una vez reunidas estas en Andalucía, decidió esperar al ejército isabelino en las inmediaciones de Alcolea, junto al puente sobre el Guadalquivir que existe en esta localidad cordobesa. Una vez acampado, deseoso de evitar el inminente enfrentamiento
y el lógico derramamiento de sangre, en-
vió una misiva al Marqués de Novaliches, jefe del ejército isabelino, en la que le ponía al corriente de los últimos acontecimientos tilidad del enfrentamiento
y el lógico derramamiento
así como de la inu-
de sangre en un momento
en que la situación del País era ya irreversible, fuese cual fuese el resultado de la refriega. La mencionada carta fue enviada por mano de D. Benj amin Fernández
Va-
llín, el cual al intentar eludir su encuentro con el General Escalera cerca de Montoro, por ser de su conocimiento.
fue detenido y muerto por orden del
mencionado General en las afueras de la ciudad. Esa misma suerte sufrió el voluntario Ayala, que se ofreció para llegar hasta el ejército isabelino,con
235
el requerimiento de Faz del General Serrano, y su gestión resultó igualmente desatendida. Estaba muy clara la intención de llegar a las armas por parte de los responsables del ejército isabelino, ya que en ello cifraban todas las posibilidades de permanencia de la Reina en el poder; y, como no era intención del General Serrano retroceder en el campo de Batalla, el enfrentamiento tuvo lugar el día 28 de Septiembre de 1868 en las inmediaciones del mencionado puente de Alcolea. La batalla, una más de las muchas escaramuzas y enfrentamientos civiles de nuestro siglo XIX, terminó con el triunfo del ejército revolucionario y cerca de un millar de víctimas entre uno y otro bando.
IV, LISTA DE CONTRIBUYENTES MAS IMPORTANTES DE ESPARA Contribuyente Duque de Osuna Duque de Medinaceli Duque de Frias Duque de Alba Duque de Fernán Núñez Duque de Hijar Conde de Altamira Marqués de Gaviria Mar~ués de Valmediano Conde de Villanueva Marqués de Guadalcazar Gerónimo Martínez Bnrile Condesa de Montijo Marqués de Perales Mateo Murga Conde de Sastago Duque de Abrantes Conde de Luque Duque de Villahermosa Conde de Torre-Arias Marqués de Peñaflor Marqués de Bpnamejí
NQ de Prov. 20 20 17 18 11
12 11
5 8 4
6 1
14 6 4
7
10 8 5 5
2 3
Importe
Provincia más importante
831.450 rs. 786.288 268.959 234.515 217.466 211.089 191.206 175.483 164.367 160.012 153.259 150.419 131.176 130.024 128.158 127.584 125.361 121.517 109.917 103.941 103.744 100.541
Sevi lla Córdoba Toledo Córdoba Córdoba Sevilla Jaén Sevi lla Córdoba Córdoba Córdoba Sevilla Badajoz Badajoz Madrid Zaragoza Cáceres Córdoba Zaragoza Cáceres Sevilla Córdoba
Subrayados los que tenían propiedades en el Municipio de Ecija.
236
245.000 rs. 270.000 120.000 71. 000 47.000 107.000 54.000 62.000 66.000 139.000 100.000 150.419 17.000 83.000 104.000 37.000 37.000 54.000 62.000 88.000 98.000 61.000
V NUEVA JUNTA MUNICIPAL DE BENEFICENCIA DE ECIJA Presidente: El Alcalde primero de la Ciudad, D. José María Romero Torija. Patronos: El Sefior Vicario de la Ciudad, D. Fernando Tamarit Martel Villavicencio. Vocal medio: D. José de Pefias Meléndez. Vocales de la clase de curas párrocos:
D. José María
de
Ostos
y
Espada;
D. Juan Santos Henares. Vocales de la clase de vecinos: D. Pedro Pérez
de
Mena
Barros;
D. Manuel
Aguilar Tamarit Martel. Vocales de la clase de Concejales:
D. Ramón Kas y Prat;
D. Manuel Parejo y
Bécquer.
FUE.TES El QUE SE APOYA EL PRESE.TE ESTUDIO
- Actas de la Junta revolucionaria - Taller de Documentos, - Historia de Andalucía, - Miguel Artola,
de Ecija, Archivo Municipal de ECija.
Editorial Adara. Editorial Cupsa-Planeta,
Historia de Espafla Alfaguara,
Barcelona, 1980. Tomo V,
Editorial
Alianza
Universidad, Madrid, 1983. - Tamarit Martel y otros. Bosquejo Histórico
de la Ciudad Astigitana,
Edita-
do por el Ayuntamiento de Ecija, Ecija, 1890. - J. Hernández Díaz I A. Sancho Corbacho I F. Collantes de
Arqueológico y Artlstico
de la Provincia
TerAn,
de Sevilla, Tomo 111,
Catálogo Editado
por la Diputación de Sevilla, Sevilla, 1951. - J. Vicens Vives, Historia
de Espafia y América econónrrca y social,
Tomo V.
Editorial Vicens Vives, Barcelona, 1982. - Josepb Rarrison, Historia Econónlica de la Espaffa Contemporánea,
Editorial
Vlcens Vives, Barcelona, 1983. - Antonio Siria González, Pequeña Historia de la Sociedad Casino de
Artesa-
nos de Ecija, Ecija, 1982.
237
ECIJA DE
LA
(1868-1874>,
REVOLUCION
ASPECTOS
A LA
DE LA VIOA
1 REPUBLICA:
POLITICA
ELOY ARIAS CASTA~ON
Sin que por ello pretendamos
realizar una caracterización
global, no
puede menos que destacarse que por población (en torno a los 27.000 habitantes) y por renta imponible, la Ecija del momento se situaba como la segunda población de la provincia de Sevilla, y la primera en cuanto a extensión territorial de su término municipal. Con la agricultura como principal actividad económica, Ecija constituía, además, un importante centro administrativo, jurídica y electoralmente, dentro del espacio provincial. Desde la perspectiva
del comportamiento
politico, en la que aquí nos
centramos, la Ecija del Sexenio Democrático presenta una homogeneidad y unas peculiaridades que contrastan con el de Sevilla capitall•
Sintetizando toda
una serie de hipótesis de trabajo, podemos decir que la Ecija de la Revolución de 1868 presenta unas características que también 10 son, salvando las distancias y los contextos, del proceso cantonal de 1873. Ambos movimientos se presentaron como subordinados a un centro en coyunturas revolucionarias y con presencia de conflictividad social, de tal modo que la aparición de los poderes revolucionarios
locales partió o se justificó a partir de un impulso
desde fuera al que se incorpora una aceleración desde dentro ya para aplicar un programa, ya para controlar la conflictividad social.
La
disolución
de
1. El proceso polítiCO de la Sevilla del Sexenio De.ocráLico ha sido analizado en nuestra He.oria de Licenciatura, dirigida por el profesor Rafael Sánchez lIantero, sobre Republicanis,o Federal r vida pol itic« en sevill« (/868-1811), Universidad de Sevilla, 1986 (Inédita).
239
aquéllos seguía un proceso similar: a partir de una petición del centro <de los poderes centrales
establecidos>
y
coincidiendo
con una problemática
social y de orden público se daba marcha atrás. Puede decirse que ante la amenaza del extremismo social se procedía a una subordinación al centro, entendido fundamentalmente como Sevilla movilizadora del hecho revolucionario, para controlar el orden¡ y que en un segundo momento, aprovechando las órdenes del centro <poderes gubernamentales y sus representantes) y con problemas de conservar el orden, se procedía a la disolución. Ante la amenaza social presente o potencial no se fomentaba, pues, el extremismo anticentralista. En los afias centrales del períoda se descubren características parecidas¡ se observa una tendencia a la subordinación polí tica e incluso a la subordinación de la política a la administración, y una utilización de mecanismos de identidad
política y de relaciones personales para solucionar
problemas administrativos. No excluye esto la existencia de enfrentamientos, dando lugar a localismos administrativos y políticos, precedentes, al fin y al cabo, de un cantonalismo administrativo y político.
r. LA REVOLUCIO~ DE 1868: XECAHICA DEL HECHO REVOLUCIONARIO Producidos los acontecimientos de Cádiz (17 de septiembre) y de Sevilla <19 de septiembre>, Ecija se sumaba al movimiento el día 22. Este día al menos quedaba constituida oficialmente una Junta de Gobierno y se iniciaba un proceso que se puede definir como subordinado. Ecija secundaba un movimiento en marcha y lanzado desde otros centros¡ su Junta Revolucionaria así lo interpretaba. En efecto, la justificación de su toma de poder partía de una triple reflexión: - El triunfo de la revolución en otras partes. - La necesidad de asegurar un movimiento y contribuir al establecimiento de un orden de cosas conforme con sus ideas. - La necesidad de llenar un vacío de poder tras el abandono por el Alcalde de su cargo al ser presionado por "el giro que tomaban los asuntos públicos":2.
240
El proceso revolucionario ecijano sigue desde luego de cerca el de Sevilla capital. Aquí, ya el día 19 de septiembre habían quedado constituidas sus autoridades revolucionarias
(Junta Revolucionaria, Gobernador Civil, Ca-
pitán General, ...) e inmediatamente se procedía a la difusión del movimiento por una parte y a su control por otra¡ así, mientras la Junta lanzaba su programa, el Gobernador Civil daba el mismo día 19 una circular comunicando a los habitantes de la provincia el alzamiento
realizado e invitándolos a
que lo apoyaran: "La libertad y el orden, son ... -decia-, los dos objetivos que recomiendo eficazmente a las autoridades locales y habitantes de los pueblos, para que al secundar
el movimiento
en ellos, lo hagan con la
cordura y sensatez que lo han ejecutado los sevillanos, respetando las personas, los derechos y hasta las consideraciones sociales ..."3• Así pues, si la Junta Revolucionaria lanzaba por una parte un programa revolucionario, por otra el Gobernador Civil establecía los límites de esa movilización. El día 21 el hecho sevillano
recibía una especie de visto bueno de
parte de los promotores militares de Cádiz. Ese día llegaban a Sevilla los generales Serrano y Caballero de Rodas entrevistándose con las autoridades y dirigiéndose al pueblo, mientras que el general Prim hacia acto de presencia mediante telegrama
al Presidente
de la Junta Revolucionaria.
Desconocemos
los temas tratados, pero los efectos parecen ser inmediatos: 12. Por una parte control: la Junta Revolucionaria en sesión
de 22 de septiembre
conceder
al Capitán
sevillana acordaba
General
del Distrito
(R. Izquierdo): 11
las más amplias facultades para defender el alzamiento
nacional,
interin establecido el gobierno provisional que bajo la presidencia del Duque de la Torre se está organizando en Cádiz, se consolide el régimen
2, Archivo Kunicipal de [cija, libro de ActlS de Ji /untl NevoJucionuil de Edil, acta 22-IX-1868 (en adelante A"E, lA/NEl, 3, Circular de 19-1X-1868 del 6obernador Civil de la Provincia, J, Peralta, en fJ Porvenir, supl , 20-IX-1868,
241
liberal y puedan las juntas provisionales cumplir sus encargos en todas las esferas" 4.. Control también desde el Gobierno de la Provincia. El Gobernador habia resuelto "autorizado por el Capitán General ... y de completa conformidad de la Junta", dictar las disposiciones siguientes: "_ Toda
manifestación
sediciosa,
de
cualquier
género
que sea será
reprimida severamente. - Queda terminantemente prohibido cuanto pueda tener tendencia a atacar las creencias religiosas, la moral pública, la propiedad. la seguridad de las personas o su reputación"s. 22, Por otra. difusión: el día 22 de septiembre la Junta enviaba una columna revolucionaria al mando de Rafael Pérez del Alama a la parte este de la provincia. y el dia 23 dictaba normas para la extensión del movimiento revolucionario a los pueblos de la provincia; eran las siguientes: 11 -
Quedan destituidos todos los ayuntamientos de los pueblos de esta
provincia que existían antes de la fecha del Glorioso Alzamiento Nacional. - En los pueblos donde las Juntas Revolucionarias hayan constituido Ayuntamientos provisionales continuarán éstos, siempre que no se compongan de las mismas personas de los Ayuntamientos destituidos. - Donde no se haya constituido Junta Revolucionaria se constituirá inmediatamente y nombrará el Ayuntamiento. remitiendo el Acta y la lista de los nombrados al Presidente de esta Junta Provincial"6, Difusión y control desde el día 19 y especialmente desde el 22-23, bien puede situarse el acontecimiento ecijano en ese contexto (Junta constituida el 22 con un presidente que se encontraba en Sevilla, Ayuntamiento el 25), máxime cuando en fechas anteriores al 23 el Gobernador Civil había destitui-
4, la Anda/vcla, 23-IX-1868.
S, 8ando de 22-IX-1868 del 6obernador Civil de la Provincia, J. Peral ta, en Boletín tltic u! de Id 24-IX- 1868 (en adelante 80PSJ. 6, Bando de 23-IX-1B68 de la Junta Revolucionaria de SeVilla, en 80PS, 24-IX-1868.
Provinci« de Sevilla,
242
do al Alcalde del Ayuntamiento
isabelino y nombrado a José María Romero y
Torija7, No era sólo dependencia en el lanzamiento de la revolución, Esa misma actitud se observa en el desarrollo y disolución del proceso, La subordinación a algunas medidas de la Junta Revolucionaria
de Sevilla primero, y a
las indicaciones de la Junta Revolucionaria de Madrid y del Gobierno Provisional después fue una constante. La adopción de medidas como el nombramiento del Ayuntamiento,
declaración
de empleados cesantes, abolición del im-
puesto de consumo, elección por sufragio de la Junta, realización de un inventario de los bienes de hermandades, patronatos, capellanías, hospitales y demás,
por citar só lo algunas medidas, sigue muy de cerca acuerdos o
indicaciones de la Junta sevillanaS, Y la adhesión a las autoridades constituidas en Madrid está a la orden del dí a: el 7 de octubre el Ayuntamiento ecijano ratificaba su adhesión expresamente al "glorioso alzamiento revolucionario" ante la petición del Gobernador¡ la Junta Revolucionaria de Ecija se presentaba
el día 10 como "perfectamente
identificada" con el Gobierno
Provisional ofreciéndole su adhesión y apoyo, y el día 19 apoyaba a la Junta Superior Revolucionaria de Madrid en la petición de que el Gobierno declarase que corresponde
a las Cortes Constituyentes
determi nar la forma de go-
biernoj el día 21 de octubre la Junta ecijana, siguiendo a la de Madrid, se disol vía9,
Ahora bien, esta subordinación ni con una simple dependencia, lógica derivada
Se trata en gran parte de una subordinación
de la permanencia
organización socioterritorial
no puede confundirse con una identidad
durante el tiempo revolucionario
de una
que situa a una localidad dentro de una pro-
vincia y dentro de un Estado, pero se trata también de subordinaciones complejas, a las que coadyuvan circunstancias y peculiaridades
locales. As-
pectos tan importantes como la existencia de un movimiento popular
7, A"E, LAJRE, a, 23-IX-1868 y 5-1-1868, 8, A"E, LAJRE, a, 24 29,30-IX-1868; 7,10,14-1-1868 9, A"E, LAJHE, a, 10,19,21-X-1868; libro de ActdS tspitutere«,
5,
más
agresivo
7-X-1868 (en adelante LAD,
243
y la orientación conservadora de las instituciones revolucionarias locales aceleraron sin duda la subordinación a otros poderes revolucionarios; y la conjunción de todos estos factores determinaron la evolución del mes de octubre. Veamos estos aspectos: 12. Perspectiva social: la amenaza de la revolución social. Al igual que en otros municipios andaluces' o, en Ecija se descubre una participación popular importante que llegó en algún momento a comprometer el orden y la propiedad. El inicio del acontecimiento fue acompañado de toda una serie de actos en ese sentido: el asalto de la casa de Manuel Cabrera Tapia, uno de los grandes propietarios de ECija, líder del partida moderado y concejal entre 1865 y 1868, es un ejemplo; la entrada en el Casino Ecijano (el Casino de los señores) y el intento de hacerlo en la casa del abogado Manuel de Avila y Laglera, juez del Distrito en otro tiempo, son otros. Similares agresiones se cometieron sobre otro tipo de propiedades: las salinas fueron atacadas par grupos armados, el telégrafo cortado y los hurtos en los campos fueron denunciados repetidamente". 22. Perspectiva institucional.
Si la respuesta más popular al anuncio de la revolución se prodUjO en la línea indicada, la actitud de la élite dirigente dio el contrapunta instaurando rápidamente un orden revolucionario. Se creó una Junta Revolucionaria dominada por propietarios y labradores, grandes contribuyentes, en la que se descubre la presencia de unionistas, progresistas y demócratas, muchos de ellos miembros del Ayuntamiento en afias anteriores al 1865. La presidencia de Franc.isco Fernández Golfín, diputado unionista en 1865, resumía buena parte de las características citadas. 10. Vid. A.It. Bernal, 'Burguesía agraria y proletariado catpesino en Andalucía durante la crisis de 1868", en La propiedad de la tierra y las luchas agrarias andaluus, Ed. Ariel, Barcelona, 1974, pp. 110-111. 11. AI1E, LA/R[, a, 22-24,25,26- IX-1868; 3,5 ,6-X-1868. 11, Varela y Escobar t «, T, Itarlel y Torres, Bosquejotüsurita de la , .. ciudad de Etil«; hp, Juan de los Reyes, (cija, 1892, p. 204, l1eses .~s tarde, el diario carlista de Sevilla El Orit:nte, I-VI-187e, recordaba la situación de la forfta siguiente: aNo es fAcil que se haya caido en el olvido lo que en Ecija pas6 en los prileros días de la revolución gloriosísi~a de setielbre; allí se dio el espectáculo de un pue~lo en el que las turbas se lanzaron a loda clase de excesos, saqueando algunas casas principales, y penetrando en otras a tiros, ni lás ni lenas que si fueran falanges de beduinos, si bien cOlandados por gentes que vestían la aesocrática levita caraclerística del ilustrado siglo decilonónico',
244
La preocupación por el mantenimiento del orden público fue la tarea más importante
de los primeros
días; la adopción
de medidas extraordinarias,
solicitud y obtención del apoyo de los grupos pudientes, renovación del personal de la Administración
de Justicia, creación de un cuerpo de volunta-
rios, nombramiento de un Ayuntamiento por la Junta, organización de la Guardia Municipal,
del Cuerpo de Serenos y de la Partida Rural, etc"
fueron
algunas de las directrices en ese sentido y todo para proteger el orden y la propiedad'2, El programa resultante no podía menos que estar en consonancia con las características citadas y adoptó por tanto un tono de contención y de ambigüedad que lo situan en una línea más próxima a los programas de los generales que al de la Junta de Sevilla
(vid, Apéndice
1),
En efecto, se puede
observar en él como entre el primer y el último párrafo (Nación espa~ola I glorioso alzamiento) se descubre una estructura circular (el pueblo que primero organiza interinamente un poder tiene que después mostrarse digno de la libertad) en la que actua como eje y columna vertebral un poder organizado con un programa que no va más allá de las generalidades
(conquista de la re-
volución, progreso, adelantos de la humanidad, prosperidad del país, la clase más numerosa, ",), Días más tarde, el 29 de septiembre, cuando el proceso revolucionario parecía más asentado
y el orden controlado,
hubo un intento de lanzar un
programa más revolucionario; así, Rafael González Aguilar proponía a la Junta que se estableciera "un programa concebido en los mismos términos que el de la Junta de Sevilla, afiadiéndole algunos principios más para precisar mejor las grandes aspiraciones de la revolución". El ponente no encontró, sin embargo, el apoyo suficiente y optó por retirar su propuesta'3, La Junta Re-
12. A"E, LAJRE, a. 22-24,25,26,27-IX-1868. LAC, s, 26-IX-1868 y l-X-1868, El nivel de contribución se estableció a partir de una lista electoral para cargos .unicipales (1868): de los 39 .iembros que coaponen la Junta (9) y el Ayuntaliento (30), todos excepto cuatro están en dicho censo (765 electores de 7,985 vecinos) y 30 de ellos figuran ade.ás COlO elegibles (191 de 7.985 vecinos) (A"E, Leg. 4108 provisional Lista de electores y elegibles pira los cargos Iunicipales, Ecija, 1868). Para la profesión he.os consultado: A.6. y ".C., Ifanualo émurio eciuno, lap, de A. Pereyra, EciJa, 1865. La profesión que se obtiene es la siguiente: 16 propietarios y labradores, 4 propietarios y abogados, 3 propietarios, 1 abogado, 1 agente de negocios, 2 co.erciantes, 1 fabricante de harInas y el resto (11) nos resulta desconocido.
245
volucionaria de Ecija ya había dado su programa, pero el problema quedaba latente para aflorar en el momento en que llegara el reparto del poder. Desde la perspectiva conservadurizante,
institucional encontramos
por tanto una actitud
derivada tanto de la propia composición de las institu-
ciones locales cuanto de la agresividad popular, y el proceso quedó plasmado en un programa que difiere sustancialmente del dado en Sevilla. Podría pensarse en un distanciamiento
de ambos procesos revolucionarios,
sin embargo
no hemos encontrado datos que permitan descubrir la existencia de un enfrentamiento entre las Juntas
Revolucionarias
de Sevilla
y de Ecija. Por el
contrario, estas peculiaridades locales no parecen sino confirmar la subordinación lógica de una ciudad de provincia a su capital: el conservadurismo debió influir en no adoptar una actitud rebelde y el peligro de una revolución social a~adió el resto. La subordinación conveniente
al momento,
las diferencias
era, pues, el resultado más
políticas se subordinaban
por el
momento a la efectividad administrativa. 3Q. Perspectiva política: la crisis del mes de octubre. La segunda semana de octubre de 1868 y en torno al 8-9 de dicho mes presenta una concentracion de medidas que hacen pensar en una agudización de la problemática. En efecto, parecía reproducirse de nuevo una cuestión popular si atendemos a que el día 7 se reafirmaba la supresión del impuesto de consumos, que el 8 daba un bando el Alcalde ofreciendo trabajo a los jornaleros mediante reparto entre los labradores y que el día 10 M. Galván, miembro de la Junta, presentaba a ésta una proposición, tomada en consideración y puesta en estudio, para formar un registro personal de los trabajadores y establecer cartillas de servicio. Por esos mismos días ratificaba el Ayuntamiento su adhesión al movimiento revolucionario
(7 de octubre) ante el Go-
bernador Civil, lo mismo hacía el Comandante de la fuerza voluntaria ante la Junta Revolucionaria y ésta mostraba su adhesión y apoyo al Gobierno (10 de octubre>, En esta misma fecha, la Junta mostraba su deseo de convocar elecciones para elegir una nueva Junta Revolucionaria¡ y su deseo coincidía
con
la presencia de dos posturas: una, mas conservadora, representada por el pu-
13. AnE, LAJRE, a. 29-IX-1868.
246
blicista José Sepúlveda
(8 de octubre) dando por "consumada la revolución" y
ensalzando la necesidad de estar unidos¡ otra, en el otro extremo, el republicano Mariano de los Reyes Varrones exigía
(9 de octubre), invocando el
programa revolucionario y la soberanía popular, la elección de una Junta Revolucionaria mediante sufragio universal14, El proceso que se observa durante esos días es pues triple: - Presencia y preocupación por una problemática social. - Adhesión al Gobierno Provisional y a sus delegados, - Apertura de un mercado político con el planteamiento de unas elecciones, La evolución de los días siguientes muestra ese proceso desarrollado: - Por una parte, la adhesión a los
poderes
gubernamentales
se
hasta la disolución de los poderes revolucionarios, es decir,
llevó de
la
Junta. Por otra, las elecciones no se celebraron, pero se pusieron en marcha unos mecanismos electorales que enfrentaron opciones políticas más
o
menos claras. En efecto, bajo la denominación reunión que pretendí a aglutinar
de Partido Liberal se anunciaba
a todos los que estuvieran
conformes
una con
"los principios proclamados por la revolución y declarados como derechos por la Junta Revolucionaria de Madrid" ¡ esta opción retomaba por tanto una propuesta muy similar a la presentada por Rafael González Aguilar para que se diera un programa ampliando los principios de la Junta Revolucionaria de Se~illa,
Por el contrario,
desde otra opción, promovida por el ex-presidente
de la Junta ecijana Francisco Fernández Golfin, convertido desde el 26 de octubre en Alcalde gracias al nombramiento
de la propia Junta tras desoir
las indicaciones de la Diputación Provincial de que ese cargo debía elegirlo el Ayuntamiento, se proclamaba un programa de "Unidad Nacional", similar al defendido por la Junta Revolucionaria ecijana1s.
14, A"E, LAJRE, a, 7,10-X-1868, LAC, 5, 7-X-1868; libro de Bandos y Ifaniflestos (437 brs ptcvrs íonal); Bando de la Alcaldía de 8-X-1868, "anifiesto de 8-X-1868 de José Sep~IYeda y "aniflesto de 9-X-1868 de "arlano de los Reyes Yarrones (en adelante L8Jn,
247
La interrelación de los factores descritos pareceD, pues, destacar varias líneas de comportamiento: - Que el proceso revolucionario fue acompaf1ado de una amenaza social, ante la cual se limitarían o se evitarían enfrentamientos de cualquier tipo dentro del campo revolucionario para impedir que rebeliones anticentralistas o enfrentamientos internos dieran alas a una revolución social potencial. - Que las diferencias entre instituciones revolucionarias y las diferencias dentro de ellas surgirían con su disolución o con el proceso que llevaría a la disolución de esas instituciones, lo cual era la
simple com-
probación de que la desunión era la inefectividad, de que concebido el poder revolucionario
como unión, la desunión conllevaba cualquier cosa menos un
poder revolucionario.
El 'surgimiento de las diferencias sería por tanto el
inicio de un camino cuyo final era la disolución de las Juntas Revolucionarias. - Que entre la amenaza social y el proceso de disolución de los poderes revolucionarios, la competencia y el enfrentamiento sólo se aceptaban en una sociedad normalizada, es decir, sin presencia de Juntas Revolucionarias.
11. LA DIVISIOH DE LOS LIBERALES: EL (OCTUBRE l868-OCTUBRE
TRlUIFO
DEL PROGRESISRD
DEIDCRATICO
1869)
La dualidad de programas presentados con la disolución de la Junta Revolucionaria era todo un síntoma de la fragmentación del campo revolucionario y ésta no hace sino confirmarse con la tremenda movilidad que se observa durante los meses de octubre a diciembre de 1868 en el cargo de Alcalde. En los primeros días de la revolución, el Gobernador Civil, el unionista Joaquí n Peralta, había nombrado para ocupar dicho cargo a José Marí a Romero y Torija. Poco después, el 12 de octubre, la Diputación Provincial, dominada por progresistas y demócratas republicanos, establecía que el cargo de Alcalde debía elegirlo el Ayuntamiento. La Junta Revolucionaria de
15. AltE, lB/f, "aniflesto FranCISco Fernández Golfín.
248
de 17-X-1868 de Rafael Díaz de "endoza y otros.
"anlflesto
Ecija
de 20-X-1868 de
aplazó, sin embargo, la aplicación de esa medida y poco antes de disolverse nombraba a su presidente Francisco Fernández Golfí n para desempeí'iarlo;' éste
,
tomaba posesión el 26 de octubre. Poco tiempo duró el nuevo Alcalde; el 7 de
(noviembre presentaba su dimisión ante el oficio de 5 de noviembre del Gobernador Civil, ahora el demócrata Luis de Molini, insistiendo en el acuerdo de la Diputación Provincial de 12 de octubre. Los acontecimientos posteriores revelan una tremenda dificultad para llegar a un acuerdo: el 7 de noviembre lfue elegido Pedro Verdeja y Lastra <progresista democrático) en competencia jcon Pedro Henestrosa y Rosso <también progresista pero quizá más conservaJdor)¡
el día 12 de noviembre, ante la dimisión de aquél, se procedía a nueva
elección de Alcalde siendo nombrado el progresista José M~ Aguilar y Aguilar. Poco permaneció en el cargo, el 21 de noviembre dinitía y desde entonces hasta fines de diciembre la Alcaldía fue desempefiada interinamente por el Alcalde 2Q José Morales y González'6. De una tendencia unionista se pasaba, pues, a una competencia progresista para dejar al fin el puesto vacante. Las elecciones municipales de diciembre de 1868 dieron el triunfo a la tendencia progresista democrática 1
con presencia de republicanos federales. Se producía, por tanto, la marginación-retraimiento de las tendencias más conservadoras dándose una evolución radicalizadora que coincide con lo sef'ialadopor A.M. Bernal' 7. El triunfo progresista democrático no había surgido, sin embargo, de la nada. Desde mediados de noviembre se había organizado una "Milicia Ciudadana Voluntaria" ~l frente de la cual encontramos a destacados progresistas democráticos <Antonio de Torres Gómez de la Bonilla, Rafael de Mérida y García, Pedro Verdeja y Lastra, ...) y al republicano José Eslaba. Y la práctica administrativa revelaba, además, la tendencia a solicitar favores del Gobierno utilizando intermediarios; así, para procurar trabajo a las clases jornaleras se proponía la continuación de la carretera a Palma del Río y se pedía ayuda al Gobierno a través del Gobernador Civil, el demócrata Luis de Malioi ¡ parecido comportamiento se observa ante la petición de que se relevase
a
ECija
del
16. A~E, LA/RE, a, 15,19-X-1868. lile, 5. 26-X-1868; 7,12,21-XI-1868. 17. A.~. Bernal, art.cit., 1974, PP. 131-132.
249
impuesto personal o al menos se redujese el cupo que le correspondia's, aunque quizá el intermediario aquí fuese Nicolás María Rivera, demócrata muy ligado a Ecija. La práctica adDdnistrativa primaría pues tendencias democráticas porque de esta tendencia eran los apoyos con que podía contar Ecija para presionar sobre el Gobierno. Fuese por una causa o por otra, la progresiva implantación del progresismo democrático
en Ecija hasta lograr el triunfo en las municipales de
1868 no reflejaba sino otro proceso paralelo cual es el fracaso de la coalición monárquica de unionistas, progresistas y demócratas en Sevilla. Contra el enfrentamiento monárquico I republicano que cabrra deducir de la aplicación de tal coalición, el proceso electoral de diputados a Cortes a principios de 1869 en la circunscripción de Ecija revela no sólo un enfrentandento con
los
republicanos
sino
taEbién
entre
monárquicos.
El
enfrentamiento
favoreció sin duda el triunfo republicano (2 diputados) y democrático (1 diputado) (vid. Apéndice 111).
A comienzos de 1869 Ecija contaba por tanto con un Ayuntamiento y una Milicia dominada
por el progresismo
democrático
y con presencia
también,
aunque minoritaria del republicanismo federal. Demócratas y federales ocupaban
además
la
representación
de
la circunscripción
en
las
Cortes.
La
actuación de ambos grupos y su interrelación dieron al afio de 1869 unas características peculiares. El progresismo democrático se mostró lo suficientemente activo y conciliador en su gestión municipal que pudo conservar organizada y armada la Milicia Ciudadana en unos momentos en los que en otros
lugares habia queda-
do disuelta, y superó sin dificultad la otra gran prueba que fue la insurrección
republicana
federal
de octubre de
1869. Claro que no fue todo
mérito propio, también contribuyó la fragmentación dentro del campo republicano. En la gestión progresista democrática del Ayuntamiento se descubre en efecto una actitud conciliadora que se observa en la
18, A"E, LAC,
250
5,
14,ló,18,21-Xl-l868;
I-XII-1868.
moderación
anticleri-
cal19; se encuentran además ciertos matices populistas en la concesión del trabajo20
y en
la redención
de la quinta
respecto a los poderes centrales,
de este af'l021.Y su posición
especialmente
en materia económica,
fue
ambigua: acatamiento de una parte, negociación por otra y declaraciones anticentralistas sin llegar a la rebeldía, mostraron al menos su deseo de no dejarse avasallar; reiteradamente
ante la implantación del impuesto personal, solicitaron
la reducción del cupo o su susti tución22 y utilizaron como
intermediarios a sus diputados Antonio Ramos Calderón y Nicolás María Rivera, a quien nombrarían hijo adoptivo de la ciudad¡ y protestaron ante las amenazas de envío o contra el envío de comisiones de apremio por parte de la Administración Económica de la Provincia y ante la censura de sus repartimientos23. Fueron todas estas actitudes las que dieron, sin duda, prestigio a dicha Corporación por una parte y las que evitaron por otra que la conflictividad fuese mayor. Por si fuera poco, contaban además con una Milicia adicta que cubría las posibles fisuras y descontentos, Si de una parte se descubre la presencia de una autoridad local previsora y garantizadora
del orden, por otra, algunos dirigentes
republicanos
federales parecen mostrarse con una moderación que contribuyó sin duda al mantenimiento de aquél. Ese fue al menos el comportamiento de José Eslaba
19, AlfE, lAC, a, 23-1; 13,17-11; 13-111; 4-IX-1869
(f,
y
25v, S4v-55, 56v-60, 94, 228v, respect ivaaen-
te) ,
20, AlfE, lAC, s, 30-1; 6,13-11; 3-IV; 26,28-VI; II-IX-1869 «. 36-36v, 46v-H, 53 y ss. 123-123v, 172 y ss. 230v), Correspondencia (leg, 57>, donde se puede consultar bando del Alcalde popular Rafael de Itérlda y Sarda de fecha 12-IX-1869 procediendo al reparto de jornaleros entre labradores y estableciendo nonas pata que se lleve a efecto; es inLeresanle constatar (ó;O se pretende imponer un control estableciendo lislas de los ocupados para formar 'un registro general de braceros por el cual pueda venirse en conociliento no tan sólo de que el co.prendido en él es legítilamente bracero de ca.po sino lambién el punlo en donde debe estar colocado', 21, El logro de la redención fue sin eabargo lremendatlenle cOlplicado, Vid, AlfE, l81f, Bando del Alcalde de 31-111-1869, LAe, s, 6,20,27-111; 3,17-IV; 1,22-V; 5,19,21-VI; 10,IS,17,24,31-VII; 4-IX; 16-X-1869 «. 84, 105-IOSv, 116v, 122, 128v, 133v, 147-147v, 161v-162, 166-167 167v-168v, 18Sv-186, 188v-189v, 193, 196, 197v, 201v, 230-232v 243-2~3v), 22, AlfE, lAC, s, 2-1' 6-11; 7,22,26-V; 28-VlII; 4-1X-1869 (f, -, 49, -, 149, IS3v-IS4v 218,-) 23, AlfE, lAC, s, 30-1; 2024-11; 10,17-VII; 1I-1I-1869 u. 33v y ss. 6Sv-66, 69v-70, 180v-181, 193194, 230v-231l,
251
Bobadilla, presidente del Comité Republicano Federal de Ecija en 1869 y 1870, Y representante del distrito de Ecija en el Comité Republicano Federal de la Provincia de Sevilla¡ tras su colaboración con el progresismo democrático en las municipales del 68. siendo elegido concejal. iniciaba con las elecciones de diputados a Cortes una vía propia que quedaba plasmada en la organización de un Comité a principios de febrero de 1869. Comité que fue renovado tras la Asamblea Federal de Córdoba, mostrándose en julio de dicho año como un entusiasta defensor del republicanismo de orden. No era ésto óbice para que otros sectores del partido se mostraran más agresivos24. Entre unas y otras condiciones, entre la postura del Ayuntamiento y de la Milicia, y la moderación de algunos sectores del republicanismo federal con la fragmentación del partido, el levantamiento federal de octubre de 18~9 resultó un fracaso. Se produjO el día 6 un conato de insurrección republicana, posiblemente alentado por Vicente Alcalde Espejo y Vicente Turne 11, vecinos de Sevilla que habian participado en los sucesos de Carmana y que habían salido de ésa con destino a Ecija para extender el movimiento, que fue rápidamente controlado2s.
111. EL PROGRESISKO DEIDCRATlCO El LA POST-REVOLUCIOH (1870-1871) A) LA VIDA ADMINISTRATIVA:
EL AYUNTAMIENTO
El aborto del intento insurreccional supuso algo más que el mero control del republicanismo federal. Sirvió por una parte para destituir muchos ayuntamientos dominados por los republicanos y,
por otra, para permitir un
mayor control sobre el resto¡ era, por así decir, el acta de defunción de la Revolución de 1868. El Ayuntamiento progresista democrático ecijano pudo seguir al frente de la administración municipal, mientras que otras corporaciones de la provincia dominadas por los republicanos eran destituidas, pero
24, la Anddluci'a¡ 18-1-1870, AME, LB/'!: los aam írestcs republicanos de las fechas Siguientes: 15-1; 11-11; 20-VIl; 2-IX; 21-XII; 29-XII-1869; IO-V-1873. 25, El Porvenir, 13-X-1869, BOPS, 9-X{-1869, la /lndaltJcla, 18-11-1870. AME, Lile, s, 16-X-1869 (f, 245v-246),
252
su gestión tuvo que cambiar de rumbo; la presión centralista no dejó resquicio para cualquier veleidad localista. La Administración
Económica de la Provincia requirió bajo amenaza de
apremio a la Corporación ecijana los débitos derivados del impuesto personal
y del 20 % de propios, y si las cosas no quedaban claras, era la propia autoridad militar la que recordaba a Ayuntamientos y a contribuyentes la necesidad de que remediaran
sus descubiertos
extremas26. El centralismo
sin necesidad de adoptar medidas
económico se reafirmaba a principios de 1870 al
quedar reservado para el Estado los recargos sobre contribuciones directas. La medida provocó las protestas subsiguientes y la Corporación ecijana amenazó con dindtir si no obtenía ayuda. Protestó además contra el establecimiento en Sevilla de un impuesto módico sobre diversos productos; no sólo no pudo redimir la quinta de 1870 sino que recibió la visita de un delegado del Gobernador para que todo se realizase con normalidad y desestimé por falta de fondos una instancia para dar trabajo a los artesanos27• No fue, sin embargo, el enfrentamiento
la técnica seguida por el Ayun-
tamiento ecijano. Pasado el temporal volvía la calma y la Corporación progresista
democrática
era muy consciente
de su situación.
Con Nicolás Mª
Rivera como Ministro de la Gobernación y con otro progresista democrático, Antonio Machado y Rúfiez, al frente del Gobierno de la Provincia, aquélla se mostró sumisa. El 15 de enero, los concejales y jefes de Milicia felicitaban a Rivera y el 26 de marzo al Gobierno por su actitud patriótica y liberal¡ no menos cordiales
fueron sus relaciones con las autoridades provinciales:
se solventó la mayor parte del descubierto por el impuesto personal de 1868-1869 Y su proyecto de presupuesto municipal fue propuesto como modelo a las demás municipalidades28. La identidad política parecía flexibilizar las relaciones con el poder central.
26, A"E, LAC, s. 23-X; 4-111-1869 (f, 247, 260-26Iv), 27, A"E, L81f, 8ando de 8-IV-1870 de la Alcaldía. LAC, s, 26-11; 8-IV; 7-V-1870 (f. 23v-U, 40-40v, SO-SOy). 28, A"E, LA~ s. 15-1; 12,26-11; 26-IJI; 2-IV-1870 (f, IOv-ll, 19v-20, 23, 32-32v, 3S-35v). Sobre el ¡apuesto personal de 1868-1869 vid.: LAC, s. 26-111, 2,6,30-IY; 9,2S-YI-1870 (f. 31-3Iv, 3Sv-36, 38 y ss. 47v, S7v, 68v).
253
La coyuntura política favorable al progresismo democrático durante 1870 consolidó esa tendencia en Ecija. El Ayuntamiento progresista democrático de 1869 siguió al frente de la admi nistración munlci pal hasta las elecciones municipales de fines de 1871, en las que esa tendencia obtenía otro triunfo, y la Milicia Ciudadana estuvo organizada hasta abril de 1872 bajo la dirección de Antonio de Torres Gómez de la Boni 11a <propietario labrador, gran contribuyente) y de otros destacados miembros del progresismo democrátic029• Durante 1871 la cuestión más importante siguió siendo la económica: las amenazas
y el envio de comisiones
de apremio se sucedieron
y al final un
tema como el pago del impuesto personal de 1869-1870 quedaba plantead030• La formación del Gobierno Ruiz Zorrilla en julio de 1871 y el triunfo del progresismo administrativa
radical hizo despertar al Ayuntamiento
de la problemática
para entrar en la política. La Corporación felicitaba y ofre-
cía su decidido apoyo al nuevo Ministerio, y aprovechaba la coyuntura de la identidad pol í tica para solicitar a través de su diputado en Cortes N. Mª Rivera fondos para la continuación de las obras de la carretera a Palma, el establecimiento
de un Tribunal de Partido en Ecija y comenzaba a plantearse
la creación de un Instituto de Segunda EnseBanza en la 10calidad3'. Se seguían utilizando mecanismos político-personales
para solventar problemas ad-
ministrativos.
8) LA VIDA POLITICA Desde el punto de vista del análisis institucional local (Ayuntamiento y ltilicia) el período 1869-1871 fue para Ecija muy estable y bajo dominio progresista democrático; y ello en unos momentos en que en otros municipios, como era el caso de Sevilla capital tuvieron la Milicia desarmada o desorganizada y el Ayuntamiento electo destituido
(vid. Apéndice II).
29, Entre ellos José de Ostos y Hartínez, El RddJedl (de E(lla), 28-IY; 23-YI-1872. 30. Sobre aptearos vid.: AIIE, LAC, s N-IX-1870 «. 85-85v); 16-111; lS-IV; I-VII-I87' u. 29v-30-32, 36-36v, 58), Sobre falta de recursos: AME, lAC, s, 22-X-1570 (f, 101); 4-11; 29-111; 17-~I; 30-1X-1871 (f, 13, 34, 57, 85-85v), Sobre pago del iapuesto personal de 1869 a 1870 vid.: AHE, lAC, s, 10-1; 16-IlI; 29-VII; 26-YII; 7-X-le71 (r 4v-5, 29v-30, 68v-69, 77, B8v), 31, A"E, LAC, s. 29-YII; S,19,26-YIIl-1871 (f, 69-10, 73 15v, 78).
254
Se descubre además una tendencia a solucionar problemas administrativos con mecanismos de simpatía política (coincidencia de tendencia política entre poderes centrales y locales) y personal (a través de determinadas personas, los diputados
provinciales
y nacionales
principalmente).
Desde esta
perspectiva, el análisis del comportamiento político, es decir, qué tendencias y qué políticos representaron a Ecija. resulta fundamental. Hay que comenzar
diciendo
que las modificaciones
de las divisiones
territoriales para la elección de diputados provinciales y a Cortes establecidas en 1870 y aplicadas desde 1871 marcan dos etapas diferentes. En efecto. desde el punto de vista de las elecciones de diputados provinciales el distrito de Ecija pasaba de elegir un diputado y un suplente a elegir 4 diputados; en las elecciones
a Cortes, Ecija pasaba de ser circunscripción
(compuesta por los distritos de Carmona, Cazalla, Ecija. Estepa y Lora del Río) a distrito <distrito judicial de Ecija más La Campana) y de elegir tres diputados a elegir uno. Los resultados electorales y el comportamiento político son diferentes. Desde la panorámica provincial. el periodo 1868-1870 se caracteriza por la existencia de dos representaciones: Manuel Rodríguez de Torres
octubre de 1868 a octubre de 1869 con
(progresista democrático)
y José Sierra Payba
<republicano federal); desde octubre de 1869 Federico García de Leániz (progresista) y Fernando Llera. El período 1871-1873 resulta más variado: Fernando Llera Lastra
(unionista o progresista conservador),
<progresista denocr-át
í
José Antonio Verdeja y
co i , Manuel García Peña
(republicano federal
benévolo) y Juan Carreró y Taulet (republicano federal intransigente), excepto en el período diciembre 1871-julio 1872 en que los diputados 2Q y 4º. destituidos. fuero reemplazados por Juan Fernando Gil y Agustín Díaz Armero. Desde la perspectiva de la representación de diputados a Cortes (vid. Apéndice 111) el período 1869-1870 se caracteriza por: 12. La dificultad de fijar su representación con la existencia de tres elecciones parciales. 22. La presencia democrática
(1 diputado de 3) en una provincia como la
de Sevilla en la que en esos momentos dominaba el republicanismo federal. y una evolución a que éste fuese disminuyendo.
255
32 Predominio federal
corregido
- en 1869.
de un enfrentamiento por la interferencia
fracaso
frentamiento
de sectores
de la coalición
de unionistas,
progresista
monárquica
democrático/republicano más conservadores: con el
consiguiente
en-
y demócratas; enfrentamiento
progresistas
del que todavía quedan reminiscencias en abril. - en 1870 (1!!>, presencia de un candidato carlista apoyado por
grandes
contribuyentes de la ciudad32. en 1870 (2!!>,triunfo unionista ante la división del progresismo. 42. Tendencia a que cada uno de los candidatos se imponga en alguno de los distritos de la circunscripción y no obtenga votos en otros. 52. La candidatura triunfadora está más o menos en relacién con las tendencias dominantes en las instituciones directrices salvo cuando se producen enfrentamientos
internos: en
1869
el fracaso de la coalición
e1ª)
facilita el triunfo republ icano; en 18'10 <2ª > la división del progresismo provoca el triunfo unionista33. Es decir, bajo unos ciertos requisitos unión significa triunfo; desunión, fracaso. La conclusión que se deduce es pues la de alta competitividad política, con presencia de comportamientos políticos diferentes según distritos, derivados posiblemente de simpatías políticas y personales según su implantación o dominio de los mismos. En el período de 18'11-18'13 parece haberse corregido ese comportamiento. Se observa así: 12. Una mayor aglutinación de tendencias y candidatos en torno a un dualismo: '11 (dem./rep. >, 72 (conservadores contra coalición en torno a Rivero), 72 (dem./rep. >, 73 (entre rep.).
32, Era sobre todo una or íentac ién neocatólica, El lanifiesto de la Junta Calólico-HonárQuica de la provincia de Sevilla y el de la Jlmla Católico-Honárquica de Er ia enarbolaban especiahente la bandera de la Religión y de la Patria, y aparecían IUy preocupados por los derroteros que estaba tOllando la cuestión social. la Junta ecijana estaba presidida por el t1arqués de Penaflor y aglutinaba a otros títulos nobiliarios (Conde de Vallenoso, Conde de Valverde, "arqués de Casa Henestrosal y a grandes propietarios y labradores (José l. Villavicencio y Angula, José Castrillo y Bernuy, Ildefonso de Vida y Fernández de 80badi 11a, Joaquín Agulrre Cisneros, José Angulo y Vals, ... l (vid.: esos laníf iestos de 14 y 23 de uyo de 1870 en El Oriente, 17,25,26-V-1870l, 33, El enfrentamiento fue ilportante, A AntoniO Aristegul, antiguo líder del progresisto sevillano, lo cOlbatió la plana layor del progresisllo de.ocrátlco de la capital y fue acusado de lontpensierlslo, í
"ª
256
22. En la medida en que puedan ser fiables los datos expuestos,
parece
darse un contraste entre Ecija ciudad y el resta del distrito; en los casos conocidos el triunfador
obtiene en este ultimo una diferencia abrumadora
de
votas, lo que le permite ganar. 32. El candidato
triunfador
siempre está en consonancia
trices del centra, independientemente
con las direc-
de los métodos utilizados para lograr-
la. Es decir,
la reducción
menor competitividad
de Ecija a distrito electoral
política
diferencia ciudad/campa)
y conflictividad
fue unido a una
territorial
y a una mayor ductilidad
(reducida a la
a las directrices
centra-
les. Dominio, en resumen,
del progresismo
democrático
y del republ icanismo
federal; y por lo que se refiere al distrito de Ecija, predominio gresismo democrático.
Un progresismo
determinados, Nicolás
María
Rivera
democrático y
Antonio
que utilizó unas políticas Ramos Calderón,
entre sí y en relación con ECija (vid. Apéndice mento
del pro-
IV),
muy ligados
que dominó el Ayunta-
y la Milicia Ciudadana durante la mayar parte del Sexenio y que tenía
una organización
política.
de 1870, precisamente
Las primeras noticias que tenemos de ésta parten
en unos momentos en que se
había organizado
provincial (en Sevilla se había creada una Tertulia progresista
a nivel
democrática
en enero), en que esa tendencia tenía presencia en el Gobierna, donde Rivera ocupaba el Ministerio de Gobernación,
y en el Gobierno Civil con Antonio Ma-
chado y Núffez ocupando
En efecto, a iniciativa
dicho carga.
Torres Gómez de la Bonilla
de Antonio de
<propietario labrador. gran contribuyente
y co-
mandante de la Milicia Ciudadana de Ecija) y con las elecciones parciales de un diputado a Cortes ral progresista
(mayo 1870) a la vista, se organizaba un Comité electo-
democrático
en el que el personaje citado ocupaba la presi-
dencia y 7 de los 8 cargos
restantes
estaban
desempeñados
por el Alcalde
Presidente (Rafael de Mérida y García), tres alcaldes más <entre ellos Pedro Verdeja y Lastra} y 3 regidores. rroquiales.
Y en agosto
progresista democrática.
Se pretendí a además organizar
completaban
la organización
creando
comités pauna Tertulia
Desde estos centros dirigieron
las elecciones suce-
de 1870 y las generales
de 1871, apoyaron y
sivas y así, en las parciales
257
ensalzaron a sus candidatos Antonio Ramos Calderón, Pedro Verdeja y Lastra, y Nicolás M~ River034,
En el oto~o de 1871, al producirse la fragmentación del progresismo nacional entre los conservadores de Sagasta y los radicales de Ruiz Zorrilla, el progresismo democrático ecijano se inclinó en esta última dirección, al igual que sus colegas de Sevilla, y se reorganizó lanzando un proyecto de "regeneración" de Ecija del que forman a parte su triunía en las elecciones municipales de diciembre de 1871 y la creación de un periódico titulado precisamente El Radica135,
Un programa del que no estaba excluida la colabora-
ción con otros grupos como podía ser el republicanismo federal benévolo, tal como aucedi a en Sevilla donde se produc i a un acercamiento
de ambos grupos
con motivo del tercer aniversario de la Revolución de 1868 y de las elecciones municipales, La confluencia en Ecija si no entonces, sí sería clara en las elecciones de diputados a Cortes de la primavera de 1872 y se daba desde luego una colaboración dentro de la Diputacion Provincial, donde el diputado por Ecija José Verdeja y Lastra, progresista democrático, apoyaba al republicanismo federal.
IV. • REGEIERACIOlHSJ(()" y AD1HB'ISTRACIOB: PROGRESISl(()DEROCRATlCO y
REPtJBLI-
CAB'ISJIO FEDERAL
A) CENTRALISMO Y ANTICENTRALISHO Hubiera colaboración o no entre los grupos citados, las elecciones municipales de diciembre de 1871 fueron ganadas por la candidatura progresista democrática, dando paso a un Ayuntamiento dominado por esta tendencia y bajo la presidencia de Pedro Verdeja y Lastra
La permanencia en este nuevo Ayun-
tamiento del 43'2 ~ de los miembros del anterior mostraba toda una :lnea
de
3., A~E l8H ~anlflestos p·ogreslstas de.o~ráticos de las rechas sIguIentes: IO,21,25-Y-1870 24-(-1870; 30-(-1871; 3-111-1871 El l?adlCaJ (de ECIJa U-H872 ( El Nuevo lIunlCIPlo·). 35, la Anda/ur/a, 5 8-X-1811 M1E, lB/f, IIanlfleslos proqreaistas democrátICOS de 12-JI-'871 y 5-111-1871. Por eslas fechas, AntoniO de "orres 66.e: de la 80nllla había pasado a ser pres idente honorarIo Pedro Verdeja y Lastra prasrdente efectIVO, y En!'lque L~Dez y L6pez vICepresIdente ¡jel COIIIté Progresista Deaocrátlco de ECIJa,
258
continuidad en torno al progresismo democrático, y ésta se reafirmaba con la aparición el 14 de enero de 1872 del semanario El Radical,
periódico políti-
co, literario y de intereses materiales, que tenía entre sus redactores a buena parte de la Corporación municipal y que se presentaba con unos principios y un programa bien claros: 12.
Definía, por una parte, su línea política con el título, El Radical,
es
decir, se presentaba como progresista democrático radical y monárquico de Amadeo l. 22.
Aparecía, por otra, como defensor de los intereses de la localidad, y desde esta perspectiva importaba más la administración que la política, o sea, la IIregeneración" de Ecija era una tarea de todos los grupos políticos y de todas las clases sociales36. Estas
directrices
quedaron
plasmadas
en las columnas
del perí od co , í
aunque la evolución propia y la de las circunstancias hizo que se fueran medificando. Se pueden se~alar así varias líneas: 1Q. La promoción de los intereses de la localidad, y en especial 10 referente a vías de comunicación meras elucubraciones
teóricas.
y establecimiento
de ferrocarri 1. Ha eran
La promoción co nc d a con la aparición de í
í
í
algunos intentos por ampliar la red de ferrocarriles en la provincia. Tras diversos editoriales sobre el tema, desde el 25 de febrero el períodico ecijano aceptaba la colaboración
del republicano federal Juan José Pérez Pardo
para "mejorar los intereses materiales" de la localidad, dando paso a toda una serie de artículos sobre el tema citado u otros (agricultura, regadíos, educación, arte, ...) siempre bajo la directriz de la "regeneraciónll
de Eci-
ja37• 2Q. Era además una promoción en la que correspondía a los Ayuntamientos un papel importante. Esta era la opinión de Pérez Pardo. Y también
36, El NadiraJ Prospecto
(sin fecha),
14-1-1872 ("Profesi6n
de fe"),
del
pe-
18-11-1872 (·Vías de COlunlCa-
c ién, 1¡"), 37, El HaduaJ, 28-H872
('Vías de COlunlCacl6na), 18-11-1872 ('Yías de COlunicaci6n, Il "), y de J,J, Pérez Pardo los artículos sIguIentes: 25-11-1872, 10-111-1872 ('lrrlgaClones, Una acequia siquiera " 24-111-1872 ("El 6enllH), 31-111-1872 ('Abderral~n y la ladre de Hixel'), lA-IV-1872 ('Colunlcaciones'l, 21-IV-1872 ('"onulentos"l, 19-IY-1872 ("Reglón InferIor·), 26-Y- 872 ("01s1inucI6n de los rIegos'),
259
riódico, máxime existiendo la coincidencia política y personal en torno al progresismo democrático radical: la Corporación financió a El Radical
con
720 pts. anuales, y éste se mostró acérrimo defensor de aquélla, comprendiendo que el Ayuntamiento estaba "sometido a una vida de privaciones y escaceses que le impedían emprender ninguna de las muchas reformas que esta ciudad necesita" 38. 32.
La propuesta tenía sin embargo derroteros más generales. Se inte-
graba dentro de unos esquemas políticos. Así, el semanario ecijano comenzó defendiendo la agrupación y organización de "todos los buenos liberales conservadores que admitan lealmente la Constitución democrática de 1869 y la dinastí a de Amadeo 1" para que junto al partido progresista democrático radical formen dos partidos (el conservador liberal y el progresista democrático radicaD,
"que deben Y.. pueden vivir dentro de la legalidad existente",
"que tan necesarios son para la marcha ordenada y pacífica de las instituciones democráticas"
y así, se sucederán en "el poder sin trastornos ni
convu lsiones po l ticas de ninguna especie". Las consecuencias í
que según el
periódico se derivaban de esta competencia política ordenada permitirían no sólo que "Ecija entrara en el camino de la regeneración política y administrativa, de su engrandecimiento, de su legítima influencia, de su prosperidad en fin", sino que también se resolviesen "todas las cuestiones políticas, económicas y ultramarinas que tanto interesan al país en general"39. La proposición
no encontraba,
sin embargo,
eco y a fines de marzo,
lanzaba un artículo titulado "Lo de 'siempre": "Frente a la propuesta -decia- de dos grandes partidos constitucionales que pacífica y ordenadamente deben turnarse en la gobernación del Estado, el uno para plantar las útiles y necesarias reformas que le sugiere su afán de progreso,
el otro para consolidarlas
sirviendo
al mismo
tiempo con su natural prudencia de provechoso contrapeso a las exigencias inmoderadas de los revolucionarios".
38, El /(Jdic.~/, 21-H872, 25-11-1872, A"E, uc, s , 17-11-1872 u, 27), 39, El Radi(al, 21-H872 ('Consejo a los conservadores'), 28-1-1872 ('Consejo
Conelusi6n"),
260
a los conservadores,
Frente a ese comportamiento,
lo que aparecía según el citado semanario era
la política de siempre40• La evolución de los acontecimientos
hizo que esas ideas terminaran por
abandonarse. La manipulación de las elecciones a Cortes en abril de 1872 por el Gobierno sagastiano, ejemplificado en ECija con la suspensión del Alcalde, cuatro tenientes de alcalde y 4 concejales, el envía de un delegada por el Gobernador de la ProvinciaA1
y el subsiguiente triunfa del candidato mi-
nisterial (Leonardo García de Leániz) frente al propuesto por el progresismo democrático radical y el resto de fuerzas de la oposición (Nicolás Xª Rivero), provocó
la reacción
indignada
contra el avasallamiento
centralista,
reivindicando la propia personalidad: "Queremos levantar del polvo -se decía- ... el nombre querido de nuestro pueblo,
de esta Ecija,
tan mal comprendida
y apreciada
por los
extraffos, sin exceptuar a las residentes de la capital de nuestra provincia, de cuyo centro administrativo se reciben continuamente comunicaciones en que se la trata como al más despreciable villorrio ... Es precisa que sepa Sevilla y toda Espaffa que Ecija teniendo criterio propio y levantado, una voluntad enérgica y un espíritu de rectitud y justicia, capaz de protestar contra toda ilegalidad, no puede ser nunca pupila de comerciantes politicos '" Tras la experiencia
electoral,
"42.
difí cilmente podía darse la colabora-
ción, y la situación se fue complicando en meses posteriores. Ecija siguió baja la supervisión de un delegada del Gobernador, la Milicia Ciudadana fue disuelta y el intenta de las concejales suspendidos para volver a ocupar sus cargos no fue aceptado par la Diputación Provincial. Las editoriales de El Radical se orientaron pues hacia la revalorización de su propia opción radicalo
a la colaboración con el republicanismo federal43•
40. El Radical, 24-111-1872 (-Lo de sie.pre"),
41. La destituci6n se funda.ent6 en que el Ayunta.iento había aplicado indebidalente un arbitrio de derecho de .atadero sobre cerdos destinados al abasto p~blico, Vid,: AHE, LA~ s. 26-111-1872 (f, 48 Y ss,>. El Radical, 17-111-1872, 31-111-1872, 7-IV-1872, 42, El Radical, 31-111-1872 (-¡Viva Ecija'·).
261
El cambio de Gobierno en junio de 1872 con la subida de Ruiz Zorrilla y los radicales
al poder cambió el panorama para el progresismo
radical ecijano:
el Alcalde, tenientes
democrático
de alcalde y regidores suspendidos
volvieron a ocupar sus cargos¡ la Milicia Ciudadana se reorganizó bajo la dirección de acreditados dirigentes radicales, el partido renovó sus juntas y Nicolás Mª Rivera era elegido diputado a Cortes en agosto"u.
directivas
Hasta la cuestión de los intereses materiales recibía un nuevo impulso¡ la Junta Municipal
creaba una "comisión permanente de ferrocarrilll
de hombres ilustrados representantes
"co.mpuesta
de todas las clases sociales y de todas
las ideas políticas conocidas" bajo la presidencia del Alcalde Pedro Verdeja y Lastra, y vicepresidencia de Juan José Pérez Pardo; su objetivo consistía en estudiar "todo lo relativo a la construcción de vías férreas que pongan a esta ciudad en comunicación con las líneas generales"4s. No era nueva la idea. Contaba con antecedentes en los aftos sesenta y en la primavera
de 1872 habi a sido recordada en los artí culos de Pérez Parda
desde El Radical.
Volví a pues a retomarse la idea en unos momentos en que
tomaba actualidad el fomento de las vías de comunicación. coincidencia aprovechó
política entre administración
la oportunidad
y acordó,
Y volvía bajo una
local y central. El Ayuntamiento
a propuesta de la citada Comisión, que
una subcomisión compuesta por Pedro Verdeja y Lastra, José Angulo y Wals, y Fernando Martel y Villavicencio,
y dirigida por el primero, pasase a Madrid
a gestionar con el Gobierno la terminación de la carretera a Palma del Río y
43. A"E, uc, s. 17-Y-1872 (f. S7-58v), 5-VI-1872 (f. 62y-63v), El Radical, 10,17-111-1872 ("la Coalici6n Na(i~nalfl), S-V-1872 ('Jugar con fuego'), 12-V-1872 ('los Partidos Radicales en Ecija"), 23-YI-1872 (ala libertad es el orden'), 14-YII-1872 ("No hay lal que por bien no venga"), 28-Yll-le72 ("Ni se arrepienten ni se enmiendan·), 4-YIII-1872 ('NuesLra conducta"), 44, A"E, LAC, s. 27,29-YI-1872 (f, 67v-68, 70v), El Radical, 23-VI-1872, 21-YJI-1872, 4-YIII-1872, 45, El Radical, 21-YIl-1872, 2e-YII-len, 4-VI1l-1872, la fornaci6n de la COlisión Perraanente de ferrocarril se antiCipaba a la creaci6n de una sociedad que bajo el título de 'Colpaftíade los ferrocarriles de Sevilla a Alcalá y Carlona' se creaba el 14 de agosto de 1872. la cOlponían José "aría l6pez y del Pino, quien ya había obtenido autorización para cons~ruir un ferrocarril SeVIlla-Alcalá (R,O, 17-1-1872) y ta~bién de Alcalá a Carlona (R,O, 18-111-1872). cobrando así sentldo la propaganda de [J Radical, FranClsco l6pez y del Pino y el republicano federal José Caso y Ardana. Este Qltilo conseguía del Gobierno el 30-XI-1872 una nueva autorizaci6n en favor de la cilada cOlpaftíapara construir un ferrocarril que par~iendo de Carlona ( elpallando con la línea C6rdoba-"álaga pasase por "archena, Fuentes, EciJa y oLros pueblos (vid: BOf~ 24-111-1872. 20-(11-1873, 27.28-YI-1874).
262
el establecimiento
de un puente sobre el Guadalquivir.
La subcomisión
tuvo,
al parecer, éxito y en él colaboró Nicolás M! River046• Las amistades políticas y personales habían de servir para algo.
B) LA PRIMERA REPUBLICA Con el inicio de la República, gU1a al frente del Ayuntamiento;
el progresismo
democrático
de un Ayuntamiento
radical se-
con muchos problemas;
eso es al menos lo que parece deducirse de la dificultad para fijar el cargo de Alcalde desde finales de 1872 y de la existencia de 9 vacantes a principios de febrero de 1873. El republicanismo
federal, por el contrario, seguía
al margen del poder local, aunque contaba con un Centro Republicano y con un Comité de cierta orientación cidencia en el mantenimiento
Federal
intransigente47• Tras una cierta coin-
del orden público y en la proclamación
de la
república en Ecijaa8, las relaciones entre radicales y republicanos se deterioran. La Diputación nombraba con fecha 15 de febrero 9 concejales para cubrir las vacantes del Ayuntamiento la Corporación.
y con ello entraban los republicanos en
Se abrio así una dualidad radical/republicana
primeros fueron abandonando
en la que los
sus cargos: en marzo dimitían 8 concejales
y en
abril el resto (9). La Diputación Provincial nombró, a propuesta de los concejales designados en febrero, sustitutos para cubrir las vacantes yas1,
a
46, AME, LAt, s, 14-1II-1872 u. 122-122v), Ld AnddJucld, 19-I-1873, 47, Eso es lo que hay que pensar si se tiene en cuenta que el COllté Republicano Federal organizado en Julio de 1872 bajo la presidencia de Miguel Diana Pedrosa y la vicepresidencia de José Laguna Martín cara a las elecciones de diputados a Cortes, daba paso a una postura crít rca de cuatro de sus lielbros (José BorJa, Antonio Ralos Garrido, Vicente Ubeda Mateo y Antonio Rebollar NOftez),Estos, dirigiéndose al Partido Republicano Federal Puro denunciaron la política COlO una farsa, reclaaaron la elección de un nuevo coailé y tenian COlO lela una RepObllca DelocráLlca Federal Social En febrero de 1873 el partido aparecía dirigido por una Junta directiva en la que tres de los personajes ciLados deselpeftabancargos destacados Ubeda "ateo el de presidente, Rebollar N(¡ftezel de vicepresidente y Antonio RalOS vocal Estos Ilt!lbrosdeselpeftaron adelás un papel ImportanLe en el cantonalisto, Por el contrario, oLra parte de los cOlponentes del COlllé de 1872 quedaban al largen de la polltlca para reaparecer tras el proceso cantonal, for.ando parLe del AyuntalIientonOlbrado por el Gobernador en agosto de 1873, Vid,: El RidicdJ, U-YII-1872, AME, LB/f, "Al Partido Republicano Delocrático Federal Puro de esta localidad' (Ecija, 6-IX-1872); 'Colité Republicano Federal de ECIJi' (EcIJa, 11-11-1873), 48, AME, LAt, s, 12 15-11-1873 «. 12-12v, 13v-14), LBIf, 'CotiLé Republicano Federal de Ecija" (EciJa 11-11-1873), Ld AnddJucld, 25-11-1873,
263
principios de mayo quedaba constituido un Ayuntamiento homogéneo, dominado por el republicanismo federal, por un republicanismo federal autodefinido en julio por la mayoría como
puro" 49.
11
Proceso similar se dio en la Milicia Ciudadana. A principios de marzo, bajo el influjo de los concejales nombrados por la Diputación, el Ayuntamiento acordaba ampliar la Milicia y ello provocó la dimisión de los jefes y oficiales de ese cuerpo, alegando que con la ampliación sus cargos no eran representativos60• Si con el inicio de la República las instituciones locales estaban dominadas por el progresismo democrático radical, a principios de mayo, cara a las elecciones
de diputados
a Cortes,
el dominio
republicano
federal de
aquéllas era claro. El diputado elegido fue pues Juan José Pérez Pardo, republicano federal benévolo propuesto por la Asamblea de representantes republicanos federales del Distrito y apoyado por el Comité republicano federal ecijan061•
Las diferencias políticas quedaban subordinadas a la efectividad
administrativa
y a la defensa de los intereses locales. En efecto, Juan José
Pérez Pardo, colaborador a principios de 1872 de El Radical defendiendo los intereses materiales de la población, vicepresidente
de la Comisión Per-ma-
nente de Ferrocarril y posible presidente del Centro Republicano Federal a fines de 1872, era lanzado como diputado con el apoyo de sectores más o menos intransigentes
como eran los que estaban al frente del Ayuntamiento y
del Comité local. No tenemos muchas pruebas de su actuación explícita en favor de Ecija, pero bien pudo actuar a través de mecanismos de amistad política o personal.
49, El 65'3 S de los componentes del Ayunialiento de mayo forlarían parte en las elecciones lunicipales de julio de 1873 de una candidatura que se presentaba como republicana federal pura (vid, A~E, L8~ "A los electores del Partido Republicano Federal de Ecija· (Ecija, 13-YII-1873», Hay adelás otros datos que confirlarían esta visión; se trata del hecho destacado por T, lIartellde que 'la parte más ilustrada del republicanismo federal se hallaba retraida de la vida activa y que la dirección del partido se encontraba en ~anos de hombres rudos, en cuanto a su instrucción, por pertenecer a la clase jornalera' (vid, H, Yarela y Escobar / A,T, Martel y Torres, Bosquejobisurico.¿ op.t ii., p, 211>, 50, AIIE, LA~ s, 13-11; 1,8,12,22-111; 2&-IY; l-Y-1873 (f, 15-15v, 19v-20v, 23-23v, -, 27-27v, 39 y ss" 41v y ss,>, LBt.r, 'Ayuntamiento Republicano de la Ciudad de Ecija" (Ecija, 2-Y-1873), 51, AIIE, LeH, vid, los aaniliestos republicanos federales de las fechas siguientes 30-IY 7-Y, lO-Y,
264
ASÍ,
mientras que Pérez Pardo defendía en sesión de las Cortes de 6 de agos-
to una autorización
para que el Poder Ejecutivo pudiera nombrar delegados
para las provincias, el también diputado sevillano Luis del Río y Ramos, republicano federal benévolo y futuro Ministro de Gracia y Justicia con Castelar, presentaba
una proposición
aduana para todo el material
solicitando
necesario
la franquicia
de derechos
para la construcción
de
de la lí nea
férrea de Alcalá, objetivo de gran interés para Ecija. La proposición terminaría siendo aprobada en septiembreS2• De modo similar actuó la Diputación Provincial, dominada por el republicanismo federal benévolo¡ a petición primero del pueblo de Ecija y después del director de la línea de ferrocarril citada, el republicano federal José Caso y Ardana concedía una subvención de 2.000 duros por km. El Ayuntamiento ecijano no se quedó al margen¡ informó favorablemente
sobre dicha
línea al Gobernador Civil para la declaración de utilidad pública, dirigió la inauguración de las obras en el Municipio y acordó, junto con los Ayuntamientos de Fuentes y La Luisiana, conceder una subvención de 4.000 duros por
km. 53. Lo que se descubre desde luego es la subordinación de diferencias políticas a la defensa de los intereses locales; el diario La Andalucía de Sevilla así lo interpretaba: "En Ecija se ha creado -decía- una comisión permanente de ferrocarril compuesta de personas de ilustración y arraigo, de todos los partidos, que no cesa de entenderse ya con la empresa, ya con los ayuntamientos y es verdad que no puede encomiarse bastante el acierto de los
ecijanos,
que comprendiendo sus verdaderos intereses han sabido dejar toda
cues-
52. Didrio de Sesiones de Cortes Constituyentes de 1d Repúb1icd Espalfoid, Iap. J,A, 6arcía, Ifadrid, 1874, sesiones 6-VIII-1873 y 13-IX-1873, t, 11, pp, 1184, 1187-1190 y apéndice n~ 4 al 59; y t, IV, p. 2287
apéndice nº 2 al 92, Pérez Pardo sí conseguiría al menos laterial para crear una biblioteca popular (AME, lAe, s. 17-X-1873 (f. 133v) y seg6n T. Kartel realiz6 "su aisi6n de representante de Ec Ia , defendiendo sus intereses y procurándole, en su lodesta esfera de acci6n, cuantos beneficios le fueron posible" (H. Varela y Escobar I A,T, Hartel y Torres, op.cit, p, 245). 53. BOPS,27-V-1873. K. 66aez Zarzuela, 6UÍd de sevitt» .. , para 1811, IIp. la Andaluc íd, Sevilla, 1874, pp. 295-296, AHE, lAC, s, 26-Y; 27-YI-1873 (f. SS-56, 70v-71). lBI1, Bando de 26-YI-1873. ld Opinión públicd y id Prensa de Sevilla, rap. El Porvenir, Sevilla, 1873/ p. 76, Y
í
265
tión política de un lado para no ver en este asunto más que el bien de la localidad, y nombrar personas cuyo saber y posición son una garantía de que los esfuerzos no serán vanos y de que en breve se verán arbitradas todas las medidas" 54.
Fue también bajo la defensa de los intereses de la localicad, pero desde otras perspectivas,
desde determinadas
posiciones
poli ticas, donde se
descubre la presencia de actitudes cantonalistas; y decimos actitudes porque junto al cantonalismo típico, el cantonalismo político que intenta construir un nuevo Estado con la autonomía como eje fundamental, se encuentran unos comportamientos precantonalistas de defensa de la localidad frente a los poderes centrales que llevan o a desconocer la ley o a realizar interpretaciones amplias de ella; sería lo que se ha denominado como "cantonalismo administrativo"ss. Así, el Ayuntamiento más o menos intransigente, desamortizados;
ecijano, dominado
por un republicanismo
federal
reclamó con insistencia muchos de los edificios
no es que la petición fuese ilegal, pero mostraba una acti-
tud de reivindicación
localista que contrasta con la respuesta dada por el
Poder Central: esos edificios debían solicitarse separadamente en la forma y con los trámites que indicaba la ley, y justificando su uso. Comportamientos similares se descubren en la reivindicación de los terrenos comunales, cuestión en la que el Ayuntamiento pretendía intervenir por su cuenta basándose en los artículos 67 y 68 de la Ley Municipal de 1870; en la negación a la Diputación Provincial de autoridad para revisar las cuentas de pósitos o en los conflictos con la Administración Económica de la Provincia sobre el nombramiento del Administrador de Rentas Estancadas en la localidadss. Estas actitudes dieron paso a otras más propiamente
cantonalistas.
El
S" La Andalucld, 27-111-1873, 55, Vid, Vicente
Palacio
Alard,
La Espalfa del slg10 111, /808-/898, Espasa Calpe,
l1adrid,
1978,
p,440,
LAC, s. 22-111; 13-'1111; 3-X-1873 (f, 29v-30, 99-99v, 126) 129-111; 26-'1; 30-'11-1873 (f, 32v-33, 56v-58, 72 y ss,) / 9-'11-1873 (f, 65-65v) I 6-'11; 9-'11' 9-'111-1873 (f, 63v, 65v, 7&v y ss,>, 56, AI1E,
266
día 19 de julio, el Ayuntamiento Cantón Andaluz proclamado
y otras autoridades decidían secundar el
en Sevilla y enviaban al Alcalde Antonio Ramos
Garrido como delegado. Lo que revela el proceso cantonal ecijano desde la interpretación
de
las fuentes que han podido ser utilizadas67 es 10 siguiente: 1º. Adhesión de autoridades
ecijanas, y especialmente el Ayuntamiento,
a la proclamación del Cantón Andaluz¡ una adhesión puesta en marcha y justificada en función de un telegrama enviado por el Gobernador de la Provincia. 2º. Envío de un delegado a la capital sevillana, el Alcalde Antonio Ramos Garrido, quien no encuentra en ella otra autoridad que un Comité de Salud Pública¡ éste le recomienda que se constituya uno en Ecija. 3º. El Ayuntamiento de Ecija decide disolverse creando interinamente un Comité de Salud Pública compuesto de miembros del Comité Republicano Federal de la localidad y de concejales,
hasta que por medio de sufragio universal
se nombre el que represente legalmente a la población. 4º. El Comité de Salud Pública interino se constituye y da un manifiesto explicando todo lo sucedido y convocando para la elección de uno definitivo. 5º. El día 22 de jul o, a Oficio del Comandante Militar de la ciudad í
transmi tiendo un telegrama
del Capi t án
General del Distrito
y General en
Jefe del Ejército de operaciones del mismo exigiendo la reposición del Ayuntamiento, el Ca mité de Salud Pública se disuelve
y el Ayuntamiento
queda
constituido nuevamente. 62. El día 24, el proceso es doble. Por una parte, el Ayuntamiento daba
un mani~iesto distanciándose de la realización del Cantón Andaluz de Sevilla ("Estamos conformes con la proclamación del Cantón Andaluz verificada en la capital pero no lo estamos en el modo y forma en que allí se realizaN). Por otra, se solicitaba a la Junta Municipal recursos para el sostenimiento del orden.
57, Son las siguientes; A"E, LAC, s. 19,21,22,24-VII-1873 (f. 86-93), Libro de Actas de la Asa"bled de Asociados y Juntd /f/)niC/pdl, acta de 27-YII-1873 (Caja n2 15), LS/f. "aniflesto del COlité de Salud Públ ica (Ecija, 21-VII-1873), 'Al Part1do Oel6crata Federal Social de Ecija" (Ec1Ja, 24-YII-1873) y 'Al pueblo de EC1Ja" (Ec1ja, 2S-YI1-1873. de Antonio RalOS),
267
7Q. La cuestión del orden se presentó como cuestión crucial se y la acción de las autoridades se centró en élj aparece presente en cada uno de los pasos citados y la consigna "muerte al ladrón, asesino e incendiario" fue el lema del Comité de Salud Pública. El control no parece, sin embargo, que fuera absoluto. El Alcalde decía el día 24 que sentía que sus esfuerzos no hubieran bastado para conjurar los males que trae el desorden e incluso las propias autoridades cometieron -según la interpretación de la autoridad provincial- "excesos como el de empezar a derribar edificios, hacer concesiones ilegales y otros". Un manifiesto de 25 de julio del Alcalde Antonio Ramos revelaba además la existencia de una conflictividad aguda capaz de sobrepasar al propio Ayuntamiento; eso es al menos lo que cabe deducir de su llamamiento al pueblo trabajador ofreciéndole la defensa y consolidación de la República y la apertura de reformas sociales, a las clases conservadoras indicando que la República no es exclusivista, y a los revoltosos combatiendo lila actitud de esa pequeña fracción". Las diferentes perspectivas quedaban resumidas en la despedida: "¡Viva la República
Democrática
Federal Social!
¡Viva el pueblo de
Ecija! ¡Viva la honradez y el trabajo! ¡Viva la justicia y el derecho! ¡Viva el orden! ¡Viva el cantón andaluz legítimamente constituido!.
58, Desde leses a~rAs la cuestión parece Irse agravando, A comienzos de 1872, la desocupación obrera por culpa del exceso de lluvias llegó a tal grado que el Ayuntaliento declaró calalldad pública arbitrando recursos por una par~e y poniendo en larcha la reorganización de las escuadras de ca~po, que conlarían con reglalento propio a principios de 1873, Resulta adellás IUy indicativo las preocupaciones del periódiCO fI Rddicdl por el problela obrero y su interés en lovilizar un asoclacionlslo obrero dentro de una óptica burguesa (vid.: A"E, LAC, s. U,IS,24-I1; 9-111-1872 (f, 22v y ss. 24v y ss. 30, 39), Hegld.ento de lss [scuadras de Ca.po de la Ciudad de [cijd, IIp, P, Olledo, Ecija, 1873 (en A"E, Caja n2 46), El Rddicdl, 28-11; 19-Y; 16-YI ('Asociación Protectora de Trabajadores'); 23-YI-1872 ("Asociación de Artesanos" y "Asociación Protectora de Trabajadores', En 1873, el Ayuntaliento tOló sedidas extraordinarias COlO el increlento del nÚlero de ccapcnentes de la partida rural para (olbatir el bandolerislo, y aUlento de la fuerza de la guardia urbana para el sos~enilienio del orden público en la ciudad, En layo-junio se produjeron varIas huelgas (esqUIladores, hortelanos, 10zos de serVIcio, segadores, ",), Y se descubre adelás CÓIO, aunque parte de es~os sectores se encuentran todavía defendIendo una República ("una República verdad' que decían los trabajadores agrícolas), elpezaban a lanzarse críticas conlra los directivos republIcanos proceden~es de la clase obrera acusándolos de hacer transacciones y de venderse a las clases conservadoras (vid.: A"E, LAC, s. S-Y; 9-YI; 18-YII-1873 (f, 4848v, 66v, 84-84v), L81f, "A los labradores" (Ecí Ia, 30-Y-1873) y "Al partido republ icano delocrático federal y a los trabajadores de Ecija' (Ecija, 23-Y(Y¡)-1873, de An~onio RalOS), La Andalucíd, I-YI-la73,
268
Reforma social pero cantonalismo legítimamente constituido. ¿Habría que pensar en un cantonalismo aplicado desde el poder? 8Q. Vista la evolución, la Junta Municipal acordaba el día 27 conceder una ayuda extraordinaria para la conservación del orden. El proceso cantonal se presentó, pues, en Ecija como el seguimiento de unas directrices centrales o al menos con una justificación en base a ellas: primero de las autoridades cantonales de Sevilla, después de las autoridades gubernamentales,
y todo en una coyuntura socialmente conflictiva.
La cues-
tión del orden público parece resultar crucial y desde ella ha de entenderse sin duda la sucesión de directrices en las autoridades hasta terminar
cantonales
locales
por echarse en manos de la Junta Municipal. Es tanto como
plantearse si el cantonalismo
no fue abandonado para evitar la revolución
social y habría que preguntarse incluso si no fue creado para lo mismo. La evolución de los meses siguientes marca una inclinación del poder en una línea cada vez más conservadurizante.
El Ayuntamiento republicano fede-
ral "cantonalista" siguió al frente del Municipio hasta fines de agosto. Entonces fue destituido, alegando
junto con la Milicia,
la participación
directa
por la autoridad
o indirecta en los sucesos
provincial cantonales.
Otras cuestiones pudieron influir en esa toma de decisión, por ejemplo, 10 que parece reticencia a la entrega de los mozos de la reserva o la dificultad de las autoridades
municipales
para controlar a sus subordinados,
tal
como revela la asonada e intento de asalto a las Casas Capitulares el día 12 de agostoS9• La toma de posesión del Ayuntamiento nombrado para sustituirlo no pudo realizarse por incomparecencia del delegado del Gobernador
de los designados
y sólo ante la presencia
<Pedro Verdeja y Lastra) quedaba constituido a
principios de septiembre un Ayuntamiento dominado por radicales y republicanos federales
no comprometidos
en la insurrección
cantonal.
Ayuntamiento se presentó además conflictivo pues se produjo
59, A"E, LA~ s, 13,25-VIII-1873
(f,
IOOv y
ss"
un
El cambio de intento
de
I06-I06v), La Anda/urJa, 23,2A-YIII-1873,
269
asalto a las Casas Capitulares,protagonizado
por algunos de los concejales
destituidos,el día 9 de septiembre60• El nuevo Ayuntamiento logró salvar el escollo del golpe militar de enero de 1874 con el cambio de gobierno subsiguiente, subida de los conservadores
constitucionales
pero en junio, trás la
al Poder, el Ayuntamiento era
destituido, nombrándose uno adicto. No evitó esto los problemasj con la Hacienda municipal en un estado catastrófico, con la necesidad de dar trabajo a una abundante mano de obra en paro y de proteger el orden público, las dimisiones se sucedieron de 26 concejales,
ininterrumpidamente.
el Gobernador
Aparte del nombramiento inicial
tuvo que realizar hasta 19 nombr-amí.ent.os
para cubrir otras tantas vacantes en un periodo de poco más de cinco meses. La actitud de la Corporación quedó perfectamente reflejada en esa solicitud a la Diputación de un delegado para la inspección de toda la gestión municipal desde el afio económico de 1868-1869 al de 1873-187461• La "vuelta atrás" se redondeaba a principios de 1875, ya en La Restauración, al nombrarse un Ayuntamiento con el Marqués de la Garantía como Alcalde y presencia en él de cerca del 40 % de los miembros del Ayuntamiento isabelino de 1867-1868.
60, A"E, lAC, s 26,28-YIII; 3,19-IX-1873 (f, 107v-108, 108v-ll0, 110 y ss" 119v-120), U Andalu(ía, ll-IX-1873, ft, Yarela y Escobar I A,T, "artel y Torres, op.t it., p. 214, Pudo Influn en ese intento de asalto el que el nuevo Ayunhlliento ordenara un arqueo general de los fondos aunit ipales (s S-IX-l873, f, 118v). El intento de asalto retras6 ese arqueo (s. 19-]X-1873, f ,1l9v-120) y lAs tarde se descubre que debiendo existIr en caja 109.602 pts. 98 cts. había sin elbargo "doculentos InterInos o sIn forlalizar que cubren esa SUla con un exceso de 3,071 pts 99 cts. .' (s 3-X-1873, f. 128v). 61. ME lAC, s. S,12,18,20-YI; 9,23-YII; 926-YIII 16-IX; U-X; 21-XI-18H «. .6v y SS., SI-Slv, SS-S7v S8-S8v, 70, 71v 7Sv 79-80 83v, 92-95, 10óv y ss l, " Yarela y Escobar f A,T "artel y Torres, op.CJI., p, 21S
270
APEIDICE
OOCOJlEJlAL
l. MANIFIESTO DE LA JUNTA REVOLUCIONARIA DE ECIJA (1868>. Análisis esquemático,
Ec iianos: es anola no podía soportar por lás tielpo el yugo y la ignominia 1 que gobiernos ínaor es y opreso . onían, y con varoni 1 entereza se levant6 contra la tiranía o teniendo riunfo instant y decisivo, Reunido en sta alidad el Pueblo para or izar interinaaente un poder, que poniéndose al fr te 1 levantamiento sostenga el arde y asegure el triunfo con salu2 dables medidas, er cieron los que suscriben la honra de er designados al efecto y en su consecuencia n s helos constituido bajo el titulo de 'u ta rovisional de obierno, sólo mientras s stablece definitivalente la administración 1 país. Entre lo deberes que este cargo nos impone, es uno de 1 s principales el de hacer púb liras nuest as tendencias y deseos: ardientes par t idar íos e las conqurstas de la 3 revolución, en US1astas del progreso y de los adelantos de la .anidad; alantes sinceros de la pro peridad del país y de que tejore la condición d la clase lás nuaercsa, trabajareMos e la esfera que nos corresponde con tesón y en rgía para conseguIr tan importantes ob tos. Se neces a sin elbargo, si este (llt1110esfuerzo del pa tido reformador no ha de 2' ser estéril e i ructuoso, que el libertad que tanto anhe1 ste lagnánllo y generoso; que no lanche s trlunfo con excesos ni de-
l'
o, con el apoyo y la cooperaconsolide el orden de cosas ue se inaugura, estando dispuestos a no consentir que se slumbre tan loriaso zalllento, ni se den pretextos a la reacción para forja (OliO en , cadenas con que volver a aprisionarnos, porque la lIbertad s o echa raíces profundas cuando se usa con sensatez y moderación, cuando está sostenida p r la virtud de los ciudadanos, Ecija 23 de septiembre de 1868, Pedro Henestrosa, Pedro Verdeja, Manuel Rodríguez de Torres, Rafael 60nzález Aguilar, Manuel 6alván, Francisco Custodio, José María Aguilar, Enrique Maria Ballesteros, Francisco Fernández 601fín. (Fuente: ArchIVO l1uniClpal de Ecija, libro de tundo« y ssnit iestos; esquena y sublayado nuestro) .
271
11.
INSTITUCIONES
LOCALES
( 1868-1874) •
....,. .. ",
1874
ECIJA
s::c=c::cs::===
Der.
-
Izq.
-
Evoluci6n del Ayuntamiento [leccion de Ayuntamiento Intervenci6n del poder central sobre Ayuntamiento (destituciones, suspensiones, nombramientos •••) Evoluci6n de la rilicia Ciudadana Disoluci6n de la Milicia Ciudadana Intervención sobre la Pilicia Ciudadana
272
rrr. e:ux;CIOIIESDS
DIPI1fll)()S .l CORTESEIi :D;UA (1869-181.).
l} ClRCU:;SCIUPCI~ DE ECIJA (1869-1810).
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273
IV, DATOS SOBRE ALGUNOS PDLITICOS
1~.
Nicolas María Rivero, naci6 hacia 1814-1815 en Sevilla, de familia humilde. Curs6, a finales de los anos treinta y principios de los cuarenta, estudios de medicina y
abogacía en Sevilla hasta su licenciatura en ambas, Su actividad durante esos anos le puso en contacto con la juventud revolucionaria e inquieta filosóficamente, lo que motiv6 en Rivera un inter~s por la filosofía alemana, anos IDás tarde tan influyente en Espana. Casado ventajosamente, qued6 ligado a una rica e influyente familia de Ec iia, los Custodio, lo que le perlliti6, junto con el apoyo de Manuel Cantero, líd8r del progresismo sevillano, el inicio en Madrid de una carrera de periodista (redactor en El 61obo> y de político, Elegido diputado a Cortes en 1847 por Ecija, fue uno de los cofundadores del Partido DeMócrata en 1849, quedando ligado en adelante a esa tendencia COl1l0 periodista (Director del periódico demócrata L~ Discusi,5n) y COlO político (Gobernador Civil de Valladolid con la Revolución de 1854, diputado nacional en 1854 y 1859>, Y teniendo una presencia destacada dentro de las polémicas internas del Partido Dem6crata. Denócrata monárquico con la Revolución del 68, tuvo una importante actuaci6n en la política del Sexenio: Presidente de las Cortes Constituyentes de 1869, Ministro de la Gobernación en 1870, Presidente del Congreso de los Diputados a fines de 1872-principios de 1873, Con la República, sin embargo, se eclipsó su estrella y fallecía en los primeros anos de la Restauraci6n, el 5 de dicieMbre de 1878, El influjo de Rivera sobre las tendencias políticas avanzadas de la provincia de Sevilla fue una constante a lo largo del Sexenio. Elegido diputado a Cortes por Ecija en 1869, 1871 Y 1872 (2ª>, fue aapliamente criticado por los republicanos federales intransigentes, pero sirvió, en cambio, de catalizador para el progresismo democrático (nonbraaiento de Antonio l1achado y Núnez como Gobernador de la Provincia en 1870, relación con otros políticos sevillanos como Antonio Ramos Calderón, diputado a Cortes por Ec'ijaen 1869 y 1870, Y por Estepa en 1871 y 1872 (2ª>, etc.) y del republicanislo federal más benévolo, al que algunos denominaban "riveristaa, (fuentes: La 4ndalucia, 4-11-1869, Los diputados pintados por sus hechos, l1adrid, 18691870, t , 1, pp. 9-11. f, Canall\aque,Los oradores de /86.9, Madrid, 1887, PP. 277-294, C. de Castro, Estudi,' biogrJfito del EXCI}/O,Sr. D. NicCJ1Js Haría Rivero, ñadr íd, 1915, 11. l1~ndez Bejarano, Diccionario de escritores, maestros y oredores naturales de Sevilla y su actual provincia, Sevilla, 1922, t , 11, PP. 289-294). 2~.
274
Antonio Ramos Calder6n, nació en Morón (31-X-1835) en una familia acomodada de clase media, Estudió Filosofía, Leyes y Ad.inistraci6n en la Universidad de Sevilla; titulado Bachiller y Licenciado, se traslad6 a l1adrid entrando en la órbita de Rivero y colaborando en los diarios demócratas La DisClJsirJn y La IJemocracia. Activl) partícipe de la Revolución de 1868, fue elegido diputado a Cortes varias veces (en 1869 y 1870 por Er iia, en 1871 y 1872 (2ª) por Estepa). Ya en la
Restauraci6n ejerci6 la abogacía y ligado al posibilismo de Castelar, escribi6 en fI siot». Falleció en l'1adriden diciembre de 1904. (Fuentes: 1'1. l'1endezBejarano, Ihccionsrio... , op.c it ), t. IJ, p. 266. F. Canallaque, los oradores..., op,cit" p. 398. los OJputados.." op,cit" t. 1, pp. 445-449>. 3~.
Juan José Pérez Pardo, nacl6 en 1813 en una familia hUlilde. Estudi6 filosofía en Ec iia yen el ColegIO de Santo Tomás de Sevilla, y derecho en la Universidad hispalense hasta conseguir el título de abogado en 1836, Establecido en Ecija, lleg6 a ser uno de los personajes lAs iapor tantes de la ciudad. Propietario, abogado y gran contribuyente en los anos sesenta, fue conceJal, alcalde, socio de mérito de la Real Sociedad Econ61ica de Aligos del País de Ecija, intervino en diversas comiSiones para asuntos de la localidad, desempen6 la presidencia de la Sociedad 'Casino de Artesanos" de Ecija en los anos 1866-1867, 1868-1869 Y 1874, Y la vicepresidencia de la "Comisi6n Permanente de Ferrocarril" nombrada en Ecija en 1872.
Liberal antes de 1868, se afilió desde la Revolución a la tendencia de.ocrAta y en 1873 resultaba elegido diputado a Cortes por el partido republicano federal. Aprovechó su estancia en Madrid para defender los intereses de EClja y ya en ésta, fallecía el 14 de septielbre de 1875, (Fuentes: 1'1. Varela y Escobar / A.T. Martel y Torres, Bosquejo histórico de la ,., ciudad de Et ii«, Imp. Juan de los Reyes, Ec Ja, 1892, PP. 243-245. A, Siria GonzAlez, PequeHt1historIa de 1t1SocJedad Casino de Artesanos de [cija, S.e., 5.1, 1982. Hanuall) Anuario ec i ieno, Inp , de A.Pereyra, Ecija, 1865. ArchiVO Municipal de ECiJa, Lista de electores y elegibles para los cargos Municipales, /868 (leg. 4108». í
275
VIDA
CULTURAL
A MEDIADOS
Y OCIO DEL
EN
SIGLO
ECIJA XIX
JOSE DOMINGUEZ LEON
EL TEKA Y LAS FUliITES El oficio de escribir la historia diversifica durante los últimos afias numerosas tendencias. Entre ellas hay grandes lí neas de indagación que se reparten entre lo que sería la típica historia política y la reciente historia social. La primera abandonó en su estudio muchos de los rasgos definidores de lo humano, centrándose en aspecps que, en la mayor parte de las ocasiones, sólo constituían una mera concatenación de sucesos, de tal suerte que todo se reducía a una historia evenencial. Por el contrario, la segunda cometía a veces el error de desligar totalmente los hechos sociales del momento y de las estructuras. El tema que trato no se enmarca en estas divisiones clásicas de la historiografí a, es de por sí autónomo y denota una serie de aspectos que son en realidad hechos naturales. La cultura y el ocio forman parte fundamental de las sociedades avanzadas, y como tal tendríamos que situar y definir a aquellas que son capaces de generar un cierto grado de consumo y desarrollo cultural, entendiendo que las diversiones son un apartado sin el cual no se puede entender la completa dimensión de las civilizaciones. Habría que destacar el interés, cada vez más creciente, por estudiar en el sentido más amplio las diversiones, dentro del marco de lo cultural. Situándonos a mediados del siglo XIX, es preciso plantearse previamente cuál sería el sistema de transmisión de la cultura, como primera fase para comprender el significado de los medios de difusión, entre los que las publica-
277
ciones mente
y los espectáculos los periódicos
debieron
y revistas
jugar un papel de primer orden, especial-
y el teatro,
considerado
este ú 1timo en su
acepción más amplia y sin una clara diferenciación de géneros ni especialidades'. Todo ello forma parte de la mentalidad de cada momento, es decir, no son únicamente concreciones materiales sino que se relacionan í ntimamente con la forma de pensar y actuar, conforman actitudes -personales y colectivas- específicas ante cuestiones determinadas. Este sería uno de los ámbitos del hombre y su cultura que más claramente definirían un período, aunque, de momento, no hay un reflejo proporcional en la lnvestigación2• En cuanto al ocio, considerado desde una perspectiva no estrictamente historiográfica, estamos delante de la meta más perseguida desde siempre por el hombre. Se pone de manifiesto durante el siglo XIX en toda la literatura social y moral, siendo, en líneas muy generales, un distintivo de grupos o clases acomodados cuando menos. Supone un tipo de consumo que acerca a las capas sociales menos favorecidas a los usos y hábitos de los pudientes. La "gente poco importante" se quiere parecer a la minoría dirigente y la emula, de manera que a mediados de esa centuria existe toda una categorización social a través del ocio y en general de las diversiones
públicas3• El
caso
1, No conozco estudios relativos al periodislo eCIJano de esta época, ni La.poco sobre el teatro o las diversiones, Por aproxioa(ión, son delosLrativos de la diná.ica (itada, aunque salvando las diferencias espaciales, Haría Cruz Seoane, Historia del periodis'l' en Espaffa, 11, El siglo lU, Alianza Edilorial, "adrid, 1983, espec ialsente el capíf,ulo IX, pp, 195-219, para un enfoque global sobre el periodislo español durante la década scderada. Sobre el per ícdiseo sevi l lano , vid, Hanuel Chaves, Hislorú y bibliografía de la prensa sevillana, E, Rasco, Sevilla, 1896, XLII, 375 pp, En cuanto al teatro, el único estudio sobre el teatro andaluz considerado a lo largo de todo el siglo XIX es el de Enrique del Pino, Historia del Teatro en HJlaga durantE el siglo IU, ed, Arguval, l1á1aga, 1985, 2 vo l., 642 pp, 2, El espacio que ocuparían las diversiones y los espectáculos en la vida del período que se estudia fue illportante, Laboriosidad y relaja.ienlo se confunden a veces y ello supone una especie de espejislo para el investigador, por lo que se ha ido abandonando progresivaaenie el estudio de las diversiones COlO parte de la es~ructura eental y .a~erial de un IWlent,) histórico, S610 la antropología ha dedicado una lerilísiu atenci6n a estos factores, propiciando una literatura casi sielpre ensayística pero desprovista de la .ás Díni~a aetodología científica, Desde esta perspectiva se han abordado telas COlO el .undo del carnaval o las festividades rel igiosas, a pesar de lo cual sigue sin tratarse la lental idad ante las diversiones en general, 3, Sobre estos particulares, vid, Marie-Fran90ise Lanfant, $o(jologíJ del ocio, ed, Península, 8arcelona, 1978, especialaente el capítulo priMero, dedicado a los autores del siglo XIXprecursores de la socioIcgía del ocio, pp, 23-68, Para una visión de conjunto elaborada a finales del siglo XIX (publicada er 1899) sobre la leoría del ocio en una SOCiedad desarrollada, en concreto la burguesa aaer it ana de ese Ilollento, vid, ThorsLein Veblen, Ieorte de la clase ocios», ed, Fondo de CuHura Econéaí ca, Mxico, 1966,
278
E::djdno, como
vereroos, no se aparta
aunque habría
que des tace r lo que en él hubiese
.:apari~llciapueblerina
de la tendencia
enormemente
de deseos
extendida,
superadores
de la
y el illlentode asimilarse a una gran capital -en este
Cb~O a Sevjlla- viviendo como ella un ambiente urbano y culturalmente avanzddo. No es un demérito el Iecibir los modelos de comportamiento de una ciudad ilDportante, sino todo lo cont.rario. Si Ecija se asemeja a Sevilla, esta a su vez lo hace
-J
al menos lo intenta- a las grandes estrellas del urba-
nismo español de su momento: Madl-idy Barcelona; pero sobre todo, los cáno!lesque se imitan eon los franceses. La cultura y el ocio tienen mucho que ver con la recepción de libros, espectáculos, costumbres, etc. del país vecino. El influjO es fortísimo, y
sólo teniéndolo en cuenta se puede
comprender el acontecer cultural del enclave sevi llano y por afíadidura del ecí j ano=.
En cuanto a las fuente&, he utilizado fundamentalmente las hemerográficas, dada la naturaleza del telM esludiado. Por desgracia, no se ban conservado culecciones comple las de las publicaciones
periódicas ecijanas del
periodo estudiado. Es más, para las consultadas se ha tenido que recurrir a los fondos de la Hemeroteca Municipal de Madrid, ya que en la de Sevilla, y en el propio Ayuntamiento de Ecija apenas se encuentra nada significativo. Contamos, además, con unas descripciones eruditas de la Ecija decimonónica, que nos aproximan a la realidad global de la temática, aunque sin entrar en ningún tipo de pormenoress. Sería necesario contrastar estas fuentes
4, la influencia de la cultura franc~sa sobre la espaftola de este período es un hecho capital que no se debe soslayar, Actual.ente estudio la sociedad sevillana de l~ época isabelina, y puedo adelantar que los nodelos constalados obedecen y re ¡Len conLinua.ente a lo francés, Es la cultura religiosa e intelectual el priler gran ámbito de recepción si bien en el urbanisao, las diversiones, la lada, ele, talbién se vislunbra la ¡apronta del ser y el pensar del país vecino, Demasiadas veces se ha esgri.ido todo esto CODO un nuevo ~6pico, cuando en realidad conslit.uye una de las principales bases de la cultura uterial española 4ecinon6nica, El caso sevillano no está al ~argen y paralelamente ta.poco el ecijano, Cabria incluso preguntarse si el ¡Ipa(to que prOdujo la cultura francesa sobre la espaftola es un síntOMa del atraso socioecon6raico, La respuesla es co~pleja, ya que los grupos sociales y colectividades más alplía y pronta.ente asi~ilados son los más evolucionados, Si la cultura iaperante o dominante es la que se exporta y se extiende -en este caso la 'rancesa- y la dominada es la que recibe y hace suyos los presupuestos de aquella, nos encontraríallos ante un (aSI) líplCI) de lo expuesto, Sin ellbargo, hay que valorar el factor de elulaci6n y la capacidad de i.itación de una cultura i.pactada,
279
con la documentación municipal, y en su caso con la que sobre el tema de espectáculos pudiera existir en otros archivos.
NIVEL CULTURAL y VIDA ACADEKICA Según
los datos del censo de 1860, tenía Ecija en esta fecha una
población de 27.216 habitantes6. En 1865 asistían a las escuelas de instrucción primaria del partido judiCial de Ecija 1.638 alumnos7, lo que salvando la distancia cronológica, y por aproximación a los afiasque se estudian, nos da una idea del nivel de escolarización. Se encontraban totalmente separados los niftos de las niñas en las escuelas. De las últimas había a mediados de siglo cuatro gratuitas, es decir, del estado, en las que eran educadas doscientas, recibiendo enseñanzas de lo que se entendía eran "las labores propias de su sexo" y también principios de religión, lectura, escritura, aritmética y gramática castellanaS. Por lo que respecta a los niftos, se encontraban ubicadas en el antiguo convento del Carmen Descalzo cuatro clases o escuelas, cada una con su maestro y ayudante, a expensas del presupuesto municipal. Tres eran elementales y una superior. En las primeras se enseñaba religión y moral, lectura, escritura, aritmetica, gramática castellana, ortografía y geografía e historia. En la superior, se enseftaba además una aritmética más ampliada, geometr
í
a y sus apl icaciones, dibujo lineal, historia natural "acomodada a las
necesidades de la vida", álgebra elemental y una geografía e historia
rela-
5. Vid. Juan flaria Guay Conde, Breves apuntes hisl6rico-descriptivQs de la Ciudadde tciie por , .. , IlprenLa de la eonsLI~uci6n, Ecija, 1851, IX, 489 pp. Y Itanuel Varela y Escobar, sosque]» bisurico le la ciudad de [cija , .. por "" F, Oíaz, Sevilla, 1898,298 pp. 6. ef. ti. 661ez Zarzuela, Guía de Sevilla r su prov mtie, 1866, p. 49. los datos que publica tanto en este ano COlO en los slguienles son los lislOS, y teniendo (ODO base el ~ererido censo de 1860. 7. er. ibide«, 1865, p. 232. En la Ec iia de 1865 se contaba con las escuelas reqentadas por los siguientes profesores AntoniO Alonso, Jaccbo üre l lana, FranC1S!·) de P H.)f er.) Pedro ti Bravo, loaquina Hornero, Sabina 6arcla, Elotsa Ala'cón, Teresa de J V!I))slada Rafael Orlega, Juan Narváez F-ancisco de p. Itorales, FrancIsco Velos!l lo, Joaquín Fe''lández José liaría lIéndez, Anl')nlo l1ulloz, Rosario) Ra l-e: y FranCisca de p. Ballesteros 8. Vid. J,M, Sa ay y ~onde, op (jI., P 437,
280
tiva
a EspaBa. El número de nifios asistentes a cada una de las cuatro es-
cuelas era de ciento lreinta y seis, lo que daba un total de 544 alumnos9. Posiblemente,
este tipo de ensefianza no llenase las aspiraciones
sector de ecijanos acomodados
o pertenecientes
de un
a las distintas profesiones
liberales, entre los que se contaban ocho abogados, siete escribanos públicos, cinco procuradores, cinco médicos y ocho farmacéuticos'
0.
Sería muy dificil deducir de estos datos cualquier especie de inquietud cultural o lectora;
lo que sí podemos evaluar es la difusión que tuvieron
algunas publicaciones
ecijanas
del momento.
Entre ellas existieron
dos de
las que contamos con el número y nombre de los suscriptos: los Breves apuntes histórico-descriptivos
de la Ciudad de Ecija de Juan María Garay y Con-
de, publicado en 1851, y la Revista de salinas de 1853. La primera obra resefiaba la lista nominal de sus ciento cuarenta y seis suscriptores,
entre
los que se pueden seguir las líneas de difusión, siendo los nobles, funcionarios, clérigos, propietarios
y profesionales
pos más importantes de destinatarios".
El grupo de 25 suscriptores
que DO se menciona situación socio-profesiona~ nas sin títulos académicos,
quienes constituían
los grude los
sería probablemente de perso-
propiedad, ni pertenecientes al funcionariado,es
decir, se pueden identificar con los sectores populares. Si tenemos en cuenta que sólo representan
un 17'12 por ciento, y en la sociedad ocuparían un
lugar proporcionalmente
mucho más numeroso, estamos ante una muestra eviden-
te de que este sector se hallaba muy alejado de los hábitos lectores característicos de los grupos sociales medios y altos. Si a esto afiadimos que la publicación era una especie de historia y descripción de la Ecija del momento,ello debería suponer un tema del máximo atractivo literario para los ecijanos, o dicho de otra forrna,la obra debió alcanzar unas cotas de proyección
J.".
9, Vid. Garay y Conde, QP.cit., p. 383-384. 10, Vid, Ibtde», p, 463. 11. Vid ibide., PP. 476-482. Del total de 146 suscripciones, 10 correspondían a personas de fuera de teiía, siendo los sectores socIo-profesionales a que pertenecían los siguIentes 11 I¡elbros de la nobleza hLulada, 18 clérigos, 6 ai l tares , 11 profesionales del de-eche abogados, Jueces, fiscales y procurado:es), 12 tuncronancs. 7 lédicos, 2 farBac{!ulicos, 3 escribanos póbl icos, 26 hacendados, 11 propretar ios , 6 ·tel COlerClO, 3 laesLros, 1 veter inar ro , 1 agriaensor, 1 sangrador, el alcalde, el Ayunlalienlo y 2S sin espec if icar . í
281
y
difusión muy por encima de cualquier otra. A pesar de todo, las sucrip-
ciones fueron relativamente
escasas. De la Revista
de Salinas sabemos que
tuvo un ámbito de distribución nacional, ya que en principio envió sus ejemplares -hasta un total de 766- a todas las autoridades provinciales, a algunas nacionales
y a todos los funcionarios
y propietarios
relacionados con
las salinasj de los cuales sólo admitieron la suscripción 42, contando con algunos ecijanos, vecinos de la provincia y un número escasísimo de personas de otras involucrados en tal negocio12• También constituye una muestra del nivel cultural la vida académica. En Ecija se acostumbró, igual que en las grandes capitales, hacer convocatorias públicas de éxamenes en las escuelas. Era una forma de mostrar el nivel alcanzado en la ensefianza, el prestigio de un profesar y el legítima orgullo de las discí pulas y sus padres. Así, las cuatro escuelas dotadas de n ños í
presentaban
a tales pruebas a sus alumnos;
particulares, especialmente
la mí smo harían las academias
las de niftas de las profesoras Gertrudis Gutie-
rrez Calderón y Dolares Hornero. La primera mantenía además en su colegio un grupo de nifias gratuitamente, cuyos padres -seguramente no acudí an a los exámenes. despreocupación -o
La diferencia
imposibilidad-
pobres trabajadores-
social, al parecer, matizaba la
en el seguimiento de los estudios de los
hijos. Algunas nifias asisten a la escuela con interrupciones y los padres de otras descuidan
el estudio al que deben consagrarse
en sus caaas '". Pero
donde se refleja con toda intensidad el ambiente de la ensei'ianzaecijana es en las ceremonias de entrega de premios. Se celebran en el Teatro de la ciudad y a ellas acuden casi todas las notabilidades
de la aristocracia
alta,
el clero, la clase media y parte del pueblo, presididos por el Ayuntamientoj se imponen a los nifios galardonados medallas y cintas; se pronuncia un discurso par un miembro de la comisión de ensei'ianzay se
ofrece
una
audición
12. Cfr, Revista de Salinas, 19-XI-1853, n2 S, 13, Cfr, f1 FUI} del Genil, 20-XII-1851, nQ 7, El 17 de diciellbrede 1851 se exaainaron p6blicalente los aluanos del Sr, Navas, entre los que destacaron los niños Reyes y Pérez Torres, El 18 sufrieron la
prueba los del Sr, Rodríguez, entre los que sobresalieron 6~lvez Padilla y 6iuli, Parece deducirse una cierla falta de interés en la educación de las ninas, que son consideradas COlO pertenecientes a un débil sexo, provocando tal lentalidad un alraso en la educación ecijana.
282
musical y un recital de composiciones
poéticas. Todo un conjunto de rasgos
denotativos del nivel cultural y, sobre todo, de la importancia que se concede a éste dentro del pequefio universo de la sociedad ecijana1A• guran con estos actos unas costumbres
perfectamente
Se confi-
identificables
con lo
que sería la mentalidad capitalina en estos mismos rasgos¡ es más, no cabe comparar con el caso de la capital sevillana, son una misma cosa.
AJlBlTOS CULTURALES Y OCIO • No cabe duda de que uno de los aspectos materiales que definen con más claridad la .mentalidad social es el del ocio. Las diversiones y los espectáculos públicos junto con las costumbres de esparcimiento configuran en cierto modo una actitud ante la vida¡ en ellos se deja ver el esplendor o la postración. El caso ecij ano sigue los modelos que imperaban en la Sevi lla isabelina, que seguramente debían ser similares a los de las grandes capitales espaBolas: predominio en los espectáculos de los distintos géneros teatrales -en esos momentos no muy bien diferenciados-,
la música, los toros,
la diversión en casinos y cafés y los paseos. Contaba Ecija con un teatro, dos cafés, un casino, un refiidero de gallos y un juego de billar, entre los locales destinados diversiones1s•
a espectáculos
y
También existía una plaza de toros, inaugurada el 25 de julio
de 1846, con capacidad para ocho mil personas, aunque su explotación resultaba ruinosa dado lo costoso de las corridas
y la enorme competencia
de
otras plazas de la provincia'6•
lA, Cfr, El Faro del 6enil, 24-111-1851, n~ 8, Se hace una convocatoria p~blica que encuentra un eco en la prensa local; todos saben que en 105 días siguientes y coincidiendo con las fiestas de Navidad se efectuará la entrega de prelios en el Teatro. Para una descripción cOlpletísiaa de una de ellas, cf ibide., 27-111-1851, n~ 9, El 26 de dicieabre se realizó la sesión de ese ano, con asistencia de un lasivo auditorio en el que destacaban la aristocracia, clase ledia y el clero, A.enizaron el acto el pianista Isidoro Blanco aco.panado por el violinista José Guadalupe y Cuevas y el bandurrista "iguel de Echevarría, célebre concertista que entonces se encontraba en la ciudad. Pronunció un discurso un lielbro de la COMisión municipal de instrucción pri.aria, alentado en los escolares, realizándose a continuación la entrega de pre.ios. El aconteci.iento finalizó con una leclura poética a cargo de los seftores"endoza, Berludo, Auset y lon; y con un discurso del senor Alcalde que daba las gracias a los laestros y alentaba a los padres, 15. Cfr, J.I1,Garay y Conde, op.cit., p, 437,
283
A) EL TEATRO La vida del teatro en Ecija durante el meridiano del siglo XIX se puede reconstruir a través de la prensa. Las crónicas nos indican que tuvo importancia dado que era la más genuina manifestación de los espectáculos públicos, si bien debió pasar por momentos de verdaderos apuros. La afición al teatro guardaba
una estrecha relación con la que se
profesaba a la música, siendo a veces la Sociedad Filarmónica Ecijana impulsora de actividades en este sentido. El 25 de diciembre de 1847 ofrecía la sección dramÁtica de la Sociedad una función en su teatro compuesta por la pieza Quiero ser cóntico, interpretada por las sefioritas Rosario Henestrosa y Alarcón de Bécquer y los sefiores León, Bernasquet, y Fernández de Córdoba; se cantaron varias piezas por la sefiorita Rebolledo y el sefforRamosj el juguete cómico Un cuarto con dos cama~
por los sefiaresGarcía y Ramosj fina-
lizando con la zarzuela improvisada El Xúsico Galán, por las sefioritas Concepción Henestrosa y García y el sefiorRamos, quien a la vez era el autor17• Como se puede ver, debían ser entretenidas estas funciones. La singladura teatral ecijana que comienza en los inicios de 1852 es una buena muestra de esta dinámica, protagonizada por una compaffía contratada por el empresario Rihelles, que debutó en Ecija el domingo 4 de enero procedente de Jaén. Se pusieron en escena las obras Flor de Vn día y Trapisondas por
bondad, aparte de un baile. Las cr ticas se centraron en la í
orquesta que no estaba a la altura de las circunstancias, por lo que el empresario tuvo que traer a la ciudad nuevos músicos para reforzarla. En principio es favorable la acogida a la compafiía por parte del público y de la escasa crítica periodística18• Pero no debió mantenerse la buena disposición ante la compafiía ya que a pesar de ser elogiados sus actores, el crítico
de
El
Faro
del
Geníl
se
16, Cfr, J,", Garay y Conde, op,cjt., pp, 390-391 Ta~bl~n se realizaron en la plaza de toros sesiones gi.nh~icas, En este sentido vid, El Faro del 6enil, 7-1-1852, n2 12, refirténdose a la del día anterior, 17, Vid, El Orfeo Andaluz, 1848, n2 14, arlícu)o 'Sociedad Fílar.6nlca ECIJana', 18, Cfr, El tero del 6enJI, 7-1-1852, n2 12, artículo 'Teatro' Es una cr6nica teatral f iruda por ftasderrey, qUien segUirá dese.peftando tal co.elido en los nómeros sucesivos,
284
expresaba
U( •••
]
lamentando
la poca afición de nuestro pueblo ( ...]u.
Los
miembros más destacados de la compafiía comienzan a ser conocidos y entran en liza, sobresaliendo entre los actores las señoras Zafrané, Fontanellas y López, los señores Miguel, González, Garrilero y Lago. Los primeros bailarines eran la señora Ribelles y el señor Palma. La función del domingo 11 de enero ya fue menos atractiva aún cuando se representaban dos comedias: Valentona
y El qué dirán19.
ron en escena
Valentina
En la función del domingo 18 de enero se pusie-
varias obras, algunas de las cuales tuvo un gran éxito como
la zarzuela El Duende, en la que destacaron
los coros y la orquesta, para
ese día ya seguramente rehecha¡ además se bailó la famosa Redowa y se interpretó Las Gracias
de Jedeon,
pasando esta última sin pena ni gloria20•
La
disparidad en el nivel de las actuaciones sería la nota predominante; muchas obras para ofrecer un variado repertorio convertían a un reducido grupo de actores en improvisados sorteantes. La tarde del domingo ocho de febrero dió bastante trabajo al apuntador del teatro, quien tuvo que llevar el peso de la representación
ante los olvidos del actor Miguel, el cual también decep-
cionó al público al oírsele cantar entre los bastidores. ¿Falta de profesionalidad?
Esta debió ser la faz que ofrecían las pequeñas compañías de gira
por ciudad~s y pueblos poco importantes. Las críticas se extendieron al mismo tiempo al señor Zafrané y nuevamente a la orquesta, a la que prácticamente no escuchaba nadie porque todos se salían a fumar en los intermedios21• En otras ocasiones se agradaba a la concurrencia probablemente
por el' tipo
de obras puestas en escena. No cabe duda de que aquellas que eran precursoras de lo que se llamó el género andaluz fueron de la predilección del público ecijano, coincidiendo en ésto con el del resto de Andalucía. El jueves 19 de febrero se representó
El
Tío
Caniyitas,
zarzuela de este género que
obtuvo un gran éxito, al que se sumaron la comedia Llueven
bofetones
y
UD
vito bailado por la señora Ribelles. Este último sería una muestra de lo que ya era un género bastante diferenciado y querido por los
andaluces,
aunque
19, Cfr. El Faro del 6enil, 14-1-1852, n~ 14, artículo "Ieatro". 20, Cfr. ibide., 21-1-1852, n~ 16, artículo ·Folletín-Teatro·, 21, Cfr, ibide., 11-11-1852, n~ 22, artículo "Folletín-Teatro',
285
no se puede hablar de bailarines muy especializados; la seffora Ribelles interpretaba
lo mismo "bailes de alta escuela" que los denoroinadas entonces
"aires nacionales"=.
La definición de lo andaluz en los espectáculos era ya
algo consuetudinario para los espectadores. A veces las producciones no lograban ni siquiera entretener, eran malas traducciones o adaptaciones de obras concebidas para otros auditorios. Tal fue el caso de No ha de tocarse
a la reina,
ga- al igual que su interpretación,
criticada como una obra
ti
de pe-
lo que contrasta con los elogios a la
comedia No ganamos para sustos y sobre todo a la repetición durante varios días de El
Tí Q Caniyi
taSZ3• Pero a pesar de una cierta recuperación en la
cal idad teatral y de la buena acogida de algunas obras - El castigo Madre, Un Quinto y un
de Una
párvu10-, el empresario baraja la cuestión de marchar-
se de Ecija ante la falta de respuesta del públic024. Donde da la impresión de una clara aceptación por parte de los espectadores es ante el drama histórico. Se representó con un gran impacto el drama Isabel
de
La Católica
Rubí, logrando alcanzar acaloradas ovaciones, cosa que no era de extrafiar, puesto que se producirí a en este tipo de obras históricas sobre el pasado espafiol una especie de identificación del público con la temática26• La atracción hacia el espectáculo teatral dependía de múltiples facto-
,
res, no sólo de la temática de las obras, sino también de lo variado del programa, del precio, e incluso de los horarios. Las funciones Que se presumían más concurridas eran las de los domingos por la tarde, al menos la compaffía proponía una extensa combinación de géneros del agrado del público, aunque también podía ofrecer un programa compuesto de un drama acompaffado de alguna pieza corta. El programa para el domingo 22 de febrero lo componían una sinfonía -especie de obertura por la orquesta común a todos los espectáculos del momento-, la zarzuela en dos actos de género andaluz El Tío Caniyitas,
un intermedio de baile y la comedia en dos actos El preceptor
mujer;
la función comenzaría a las siete de la
22, 23, 24, 25.
286
Cfr. Cfr, Cfr, Cfr,
tarde
El FdrO del 6enil, 21-1(-1852, 022', artículo 'Tea~ro', ibide" 25-11-1852, 02 25, arlículo 'Teatro , ibide" &-III-1852, n2 29, artículo 'Teatro', tbide«, 10-111-1852, 02 30, artículo Teatro',
y
el
precio
y
de
su la
entrada era de 2 reales26• Muy similar fue el programa para el domingo 8 de febrero, compuesto por una sinfonía, la zarzuela El Duende, un baile a seis, la comedia El Poeta y La Beneficiada, tres
ramilletes¡
un baile nacional y la comedia Los
empezando a la seis y media y también a 2 reales la entra-
da27• En cambio las funciones entre semana se caracterizaban por una programación ruenos varlada, como la del jueves 12 de febrero, en la que tras la sinfonía de rigor se representó el drama en cuatro actos de los sei'iores Asquerino, Españoles sobre todo, seguido de un baile y un fín de fiesta28• No obstante, y ante la falta de una compai'iíaestable, buba quien amenizara a los ecijanos. Se trataba de aficionados o estudiantes que bajo los auspicios del Ayuntamiento ejercían coma artistas. El domingo 30 de noviembre de 1851 tuvo lugar una función en el teatro municipal gracias al interés del alcalde .,[ ...] que procura con un celo laudable llenar un vacío que no se advierte en ninguna ciudad del orden de la Tl'uestra[...J".
Ocho escolares
interpretan ese día canciones andaluzas y varias piezas musicales, componiendo el programa una gran introducción escolar coreada, la canción andaluza Pescaero e Csi interpretada por Juan Salces, variaciones de flauta por N. Jimeno "[ ...] con acompauamiento de guitarra sobre un bonito aire inglés [...)", el duo de Los Na carenas,
la pieza en un acto Up cuarto
con
dos ca-
.mas,una escena mí mica con panderetas y el duo jocaso Los ciegos en Nadrid. Les acompafíó una pequeña orquesta dirigida por José Guadalupe. Tenían además preparada para futuras actuaciones la zarzuela Jero~
la
Castañera29.
B) LA HUSICA La música sobresale
en lo que sería la participación directa en la
actividad cultural de numerosos grupos sociales. No sólo proliferan las sociedades musicales en tanto que representan una expresión cultural socialmente aceptada, sino también porque no se cuenta con
26. Cfr, El Faro del 6enil, 21-11-1852, n2 27, Cfr, ibJdil/, 7-11-1852, n2 21, anuncio 28, Cfr, tbide», ll-Il-18S2, n2 22, anuncio 29. Vid, la Prosperidad, 4-XII-18S1, n2 1,
otras
modalidades
de
24, anuncio "Teatro', "Teatro·, 'Teatro·, ar t ículo 'Cr6nica Teatral".
287
diversión. En la mentalidad de la época nos encontramos con una forma de esparcimiento propia de grupos dominantes en lo económicoj estaba bien visto lo que se podría denominar consumo musical, lo mismo el que suponía la asistencia a espectáculos de música culta como el que implicaba el conocimiento y dominio del arte y las técnicas de composición e interpretación30. Así van surgiendo sociedades musicales, como la Sociedad
Filarmónica
ECijana,
que
aparece en 1847 como la transformación del antiguo y desaparecido Liceo de la ciudad, bajo la dirección de Santiago Ramos, músico procedente de la Corte. La Sociedad presentó su primer concierto a las siete de la noche del viernes 29 de octubre de dicho afio,dividido en dos partes. La primera constó de la sinfonía del Oteloj el coro de introducción de Elixir d'amore; el acto final de Anna Bolena, interpretado por la señorita Rebolledo; fantasía a dos guítarras por los sefiares Bermudo y Laborda; cavatina de Ana Bolena, por la señorita Henestrosa; tercero de La Prigione d'Edimburgo,
por la sefio-
rita Rosario Henestrosa y los señores Ramos y Matessans; y el himno de Rossini a Pí o IX cantado por dieciocho voces y acompañado instrumentos,
por veinticinco
que hubo de ser repetido ante los aplausos del público. En la
segunda parte se ejecutaron el vals Jerez y Borgoffa; el duo de tiples de 1 Capuletti, por las sefioritas Rebolledo y Henestrosa; la sinfonía de Guillermo Tell, arreglada para piano a cuatro manos por Santiago Ramos, e interpretada por él mismo y la sef'iori ta Follo; cavatina de bajo de Ge11l11Ja de Vergi por el señor Mantilla; duo de la zarzuela de Santiago Ramos El Músico Galán, por las sefioritas Valle Henestrosa y Laglera; terminando con la escena y quinteto final del acto primero de 1 Capuletti, por las sefioritas Rebolledo
y Henestrosa, los señores Mantilla, García, Estrella, Matessans, los coros y la orquesta31•
No debemos pensar que la estructura de este programa fuese
especial debido a ser el inaugural de una serie de ellos; la gran cantidad de piezas cortas es una de las características que se repite a lo
largo
de
30. Son la SOCiedad culta f consecuente.ente las clases edias y altas las que consumen la actlyidad Auslcal, Se generaliza entre ellas el conocihlenlo de la ~s¡ca COlO un sínLola de cultura y sobre lodo de clase, ya que cuando los úllllos estratos SOCIales acceden al saber ~usícal es sl.ple.ente COII) •ma for a de buscar un ledlo de Vida, 31, ero El Orteo AnddlYI, 1847, n2 4, artículo 'Socledad ~llar.onica EciJana',
288
los conciertas de la Saciedad. Se intenta entretener, pera a la vez se ofrece la que se puede, a sea, fragmentas de abras que na requieran una excesiva pleparación par parte de las aficionadas que las interpretan. En la misma dinámica que el anterior, se enmarcan las siguientes conciertas de la Sociedad, coma las de los días 21 y 25 de diciembre del mismo año. En el primero se estrenó una sinfonía compuesta par Santiago Ramosj se interpretó el aria de Sceremucoi a, par la señorita Henestrosaj la cavatina de Belisario, por la señorita Rebolledoj la pieza Goces y Padecimientos,
por
la señorita García; la fantasía al piano sobre motivos de Ana Bolena, por la señorita Rebolledo; cerrando la primera parte la escena y quinteto del acto primero de 1 Capuletti,
por los mismos artistas y de la misma forma que en
el concierto inaugural. En la segunda parte se cantó el quinteto de 1 Puri-
tani, por la señorita Rebolledo y las señores Ramos, Laborda, Matessans y el caro; el duo de tiple y bajo de Il Ritorno di Cal ume lLe,
por la sei'iorita
Henestrosa y el señor Ramosj la cavatina de Linda, par la señorita Rebolledo; la canción andaluza Curro, por la señorita Valle Henestrosa y concluyendo con el himno a Pío IX al igual también que en el primer conciert032•
Las
piezas y los intérpretes se repiten; parecen ser de lo más escogida de la sociedad ecijana. Estamos ante el fenómeno de una de las principales diversiones de las capas altas de las fuerzas vivas de Ecija, y, sobre todo delante de uno de los ámbitos que debió caracterizar la adquisición de elementos culturales por esas clases. En este orden se había inscrito la Sociedad Filarmónica Ecijana que educaba InÚsicalmente a diecLocho jóvenes33 y seguía brindando a su selecto público buenas muestras de sus 10gros34. Algunos aficionados la habían formado para propiciar la enseñanza y divulgación de la música. Organizados bajo la inspección de nueve personas "de las más acomodadas de la población"
32, Cfr. El Orf~o Andaluz, 1848, n2 14, artículo 'Sociedad Filarlónica Ecijana', 33, Cfr, ibide», 1847, n2 7, artículo 'Sociedad FilarlQcSnica Ecijana", 34, Cfr, jbjd~fI, 18.8, n2 20, artículo 'Sociedad Filar.ónica e Instituto ecijano', y n2 36, artículo con el liSIO título, A~bos son cr6nicas de conciertos de la Sociedad que siguen la liSia tónica y prograIlación que los descritos, El segundo tuvo lugar a fines de junio de ese ano, lo que habla de una intensa y prolongada le.porada a cargo de la sociedad,
289
1
que integraban la junta de gobierno, establecieron varias cátedras gratuitas. A la vez erigieron un Teatro donde representar óperas para lo cual habían reunido una orquesta con treinta músicos, algunos de ellos contratados por la Sociedad. En el mismo edificio albergaron otros medios de diverPor otro lado, es difícil precisar si hasta Ecija llegaron solistas o artistas de cierta fama. Lo más probable es que no fuera así ya que estos debían contar con
UD
auditorio más amplio que el que la ciudad podía propor-
cionarles. Músicos de una relativa poca importancia, como el bandurrista ciego Echevarría, darían en Ecija algunos recitales convirtiéndose este hecho en un auténtico acontecimiento de excepción dado el ritmo de monotonía y el círculo restringido de artistas 10cales36.
C) LA ACTIVIDAD LITERARIA Otro ámbito de desarrollo del mundo cultural ecijano era el de la literatura. Los periódicos locales insertaban asiduamente versos de los aficionados que con poca ventura los componían
En esto es significativo el papel
desempeftado por la difusión a partir de El F~ro del Genll, que en casi todos sus números
incluía composiciones
poéticas o pequeftas narraciones, casi
siempre de escritores aficionados ecijanos. Incluso surgió alguna empresa periodística de corte satírico que definiría con más precisión el ambiente de la producción literaria3? Ciertos acontecimientos daban pie a certámenes literarios de poca envergadura, como el parto de la reina, que origina una convocatoria en 1852 auspiciada por el alcalde y el Ayuntamiento. Se brindan premios a la mejor obra en prosa y en verso sobre el tema, y el miércoles 4 de febrero se entregan en el salón de sesiones del Ayuntamiento, con una
animadísima
asis-
3S, Vid, El Orreo AnJdluz, 1848, n~ 15, artículo ·Socledad Fllar.6nlca e Instituto Ecijano', 36, Cfr, fl Fero del 6enil, 24-XII-I8SI, Aparece este bandurrish dando un conc íertc aco.paftado del artista "lírico dra.átlco del género andaluz" FranCISco Anlonio de Vega, 37, Vid, El SoniMbullJ, n~ 1, 5610 he localizado este n~.ero por lo que no puedo indicar si tuvo continUidad, Aunque no está fechado, probabie.ente date de .ediados de siglo, Su prosa y su verso satírico son co.unes a los de otros fen611eMs periodístic,)s sevillanos de este .o.en~o.
290
tencia -aunque
con pocas mujeres- y la lectura de las composiciones. En la
de prosa obtuvo el galardón Ramón Lon39•
En el mismo sentido se celebró el
domingo 22 del citado mes, en el Ayuntamiento, una sesión para oir composiciones en verso y en prosa a propósito del atentado sufrido por la reina el día 2. Asisten numerosas personas, incluyendo bastantes mujeres que perciben el marcado carácter local en este tipo de reuniones sociales al calor d~ acontecimiento político. Tras la lectura de una composición en verso y otra en prosa, se interpretó el aria de 1 lombardl por el senor Durán acampanado al piano por Santiago Ramos, les siguieron otras poesías y a éstas unas variaciones al piano por el sefiar Blanco, unas piezas de canto por el sefior Durán, y se finalizó con el himno estrenado días antes en el teatro con motiva del nacimiento de la Princesa cuya música era de Ramos y la letra de varios poetas ecijanos~. La actividad literaria tiene también un reflejo en la prensa, en lo que se refiere a la publicación de algunas poesías y narraciones. Desde la obra por entrega, se encontraría sin duda un público lector. Bajo esta modalidad se publicaron en Ecija los trabajos de escritores locales, apareciendo en la mayoría de los casos como anónimos, o escondidos bajo unas iniciales40• Aquí ocupa la poesía el primer plano, no sólo en cuanto a la cantidad de materia publicada sino también por la atención que se le presta41•
Sobresale algún
poeta al que se alaban sus composiciones, como Emilio Arjona, de doce anos, aunque esto debió consti tuir só lo una excepción42.
Lo normal era que los
propios críticos, como Masderrey, tuvieran cabida como escritores en las columnas periodísticas43• El ambiente localista impregnaba cornose ve la acti-
38, Cfr, [1 Faro del 6enil, 11-11-1852, n~ 22, ar~ículo "Prelios literarios', 39 Cfr, ibíde., 25-11-1852, n~ 25, artículo "Sloria a las ciencias y a las arles', 40, Cfr, ibide., 20-111-1851, n~ 7 y 14-1-1852, n~ 14. En el pr6xilo se incluye parte de una especie de novela por entrega, de la que no he podido cons~atarla por entero al no contar con la serIe cOlplela del periódico, En el segundo, y de la lis~a forla, se insertan las poesías "A las ninas Francisca y Seorgina en el aclo de recibir el bautlslo' y ·Oeliclas de la vida', 41, Hay varios ejeaplos que Iluslran esta dinálica, Vid, id frosperiddd, 18-XII-1851, n~ 3, insertaba la poesía MA DIOS', Cfr, [1 Faro del sent], 6-11-1852, n~ 29, publicaba una poesía 'Al lérilo de Dona Encarnaci6n Rlbelles·; iblde., 10-111-1852, n~ 30, el soneto ·El l1endlgo·, 42, Cfr, [1 Faro del sem], 21-1-1852, n~ 16, Aparte de una reseña sobre los 1~f1tOS y el futuro literario del aulor, insertaba su poela "En el crepOsculo IlUSiones·,
291
vidad literaria¡ los autores que sabemos tenían cierto eco eran ecijanos, de los demás apenas sabemos nada. Sería interesante en este apartado estudiar en profundidad
los fondos bibliográ.ficos ecijanos, tanto de particulares
como de entidades, par~ ver el tipo de apetencias literarias y analizar la difusión de las obras.
D) OTROS RASGOS SOBRE LA CULTURA Y EL OCIO Hasta aquí las manifestaciones culturales más selectas, que no tendrían mucho que ver con las netamente populares, mucho más masivas y ante las cuales el Ayuntamiento se veía obligado a prevenir alteraciones del orden, como en el caso de las nochebuenas y del jolgorio que se producía en torno a la misa del gall044. La diversión individual y colectiva llevó a los ecijanos a los mismos planteamientos que a los habitantes de núcleos medianos. Paseos y salones eran los elementos indispensables para el esparcimiento según la mentalidad de la época. La Sociedad Filarmónica contaba con dos salones de columnas adurnados con bastante profusión, en cuyas dependecias se hallaban mesas de billar, tresillo y un "gabinete de lectura de los principales periódicos" en los que sólo tenían entrada los socios4s. Los ecijanos eran igualmente aficionados a los paseos que se veían con-
43. Cfr, ibideM, 20-XlI-1861, n~ 7, ·EI lIás rico de los pr ínc ipes". 44, Cfr, ibídeM, 24, XII, 1851, n~ 8, Insertaba el bando del Alcalde Ral6n liaría de San Juan, fechado el 22 de Diciembre, Transcribo lo fundalental del liSIO: .(",J Para evitar los escándalos y abusos que en aftas anteriores se han cOJletido en la noche buena particular.ente en las Iglesias donde se celebra la "isa Ilatada del gallo, he dispuesto lo siguiente, Pri.ero. Se prohibe severalente el que persona alguna entre en las Iglesias con panderas, zamboIbas y demás instruaentos propios de estos días, Segundo, No se perJlitirá pararse a nadie en las puertas de los Telplos, obstruyendo el paso que sielpre debe quedar libre. Tercero, Todo exceso COMetido en los Templos, por leve que sea, será castigado por mi autoridad con el aás severo rigor sin perjuicios de entregar a los tribunales cOlpetentes la persona que 109 profane, De esperar es que los cat61 icos vecinos de esta poblaci6n no darán lugar a que se adopten ledidas rigurosas que reprilan semejantes excesos, en la inteligenCia de que será inflexible sí se llegan a cOleter, Al lisl') tielpo creo deben recordar en estos días de f iesh y alegría las drspcstc iones de ti bando de 31 de Octubre ~Itito respecto a navajas y elbriaguez (" )", 45, Vid, () Orreo ~ndaJuz, 1848, n~ 15, artículo 'SOCiedad Fllarlonlca e Instituto Ecijano',
292
curridos
particularmente
los domingos
Alameda con su salón de trescientas corridos,
y festivos.
treinta
Destacaba
el paseo de la
varas de longitud,
con asientos
tres fuentes de piedra y próximo a una vegetación propia de un lu-
gar de recre046. En este orden, el Ayuntamiento se pr~ocuparía constantemente por la mejora de las condiciones urbanísticas y de ornato, empedrando y arreglando calles, paseos y salones, especialmente los más visitados·7• Como a veces se confunden el ocio con el vicio, entre los eCijanos tuvieron amplia difusión el juego de la lotería y el consumo de tabaco. En diciembre de 1851 aparece en Ecija el periódico La Prosperidad, que se define como "de comercio, artes y anuncios y empresa para jugar a ~s
loterías
nacionale~', lo que puede dar una idea de 10 difundido de este juego. Aunque en principio intentó aparecer dos veces por semana, sólo pudo hacerlo una, en atención al número escaso -relativamente- de suscriptores. Antes de publicarse el primer número, tenía 184 suscriptores, y esto considerando la competencia que le hacía el ya existente El Faro del Gen1l. Aparte de ser un periódico como éste, unía el intento de canalizar la inversión en loterías para lo que aparentemente garantizaba a quienes la hicieran una ganancia anual del cincuenta por cient048• La dirección del mismo nombró una comisión recaudadora para los premios obtenidos en la lotería y evltar reuniones a los suscriptores; debiendo hacerse el primer dividendo al final de enero de 1852, es decir, tras dos meses de jugadas. La componían Ramón María de San Juan, Cándido Elías, Pablo Hidalgo, Segismundo Prat y Pont, Manuel Monet y José López Segovia49. La recaudación que tuvieron en el mes de diciembre de 1851 fue de 1.656 reales, a razón de 9 cada uno de los 184 suscriptores; de ellos invirtieron 614'16 en la jugada de la Lotería primitiva del día 9 y 1.040 en la de la Lotería moderna del día 24. Como se aprecia, tuvo aceptación el sistemaso.
46, Vid, J.". Garay y Conde, op,(il" p, 358, sobre los paseos los dODingos y festivos, p, 356 sobre los Jardines; p, 355 sobre el salón de la Alaeeda, 47, Cfr. fl fUI) del 6eniJ, 21-IH852, n~ 2&, arLículo "lIejoras lateriales", Trata del e.pedrado de las calles y del anejo del sal6n de Buenavisla para que ofrezca unas buenas condiciones de ornato de cara a ser visilado durante la pri.avera siguiente, 48, Vid, la Pr,'speridad, 4-111-1851, n~ 1, editor ial y artículo "lotería", 49, cr" ibIde., nota sin titular que Insertaba sobre este par t rrular ,
293
El consumo del tabaco también debía estar muy difundido, aunque apenas se constata alguna referencia. El nivel social que en otros aspectos se percibe, permitiría un consumo incluso de tabacos habanos61• Consumo y nivel social se reflejarí an al mismo tiempo en la forma de vestir. No escapó Ecija a los influjos de la moda, que se difundía rápidamente a través de la insersión en los periódicos locales de gacetillas procedentes de publicaciones especializadas en el tema, o bien de la prensa de diferentes capitales. De todas formas, el que aparezcan en Ecija estas reproducciones nos aproxima a los modos de vestir de los grupos privilegiados cuando menOSj por otro lado demuestra que su sociedad no fue nada estática en este aspecto, uno de los más notables en atención a la recepción de rasgos culturaless2.
50. Cfr, ibide., 18-XlH851, n~ 3, 51, Cfr, El Fero del 6enil, 21-1-1852, n~ 16, anuncio "Aviso a los fuaadores', indicando haberse
recibido el surtido que se esperaba de cigarros habanos de larca regular, 52, Cfr, ibide., 27-XIJ-185I, n~ 9, 'Variedades', gacetilla dedicada a las suscriptoras copiada de un periódico de lodas, Transcribo su contenido ya que en él se encuentra una breve aunque cOlpleta descripci6n de los lodislos en el vestir: "[" ,1 El chaleco está actuallente a la orden del día en las loilettes feleninas, y las elegantes llevan chupa IUy parecida al frac del tielpo de la Regencia, y su corbatita anudada al cuello con tantas pretensiones COlO pudiera hacerlo un tsshiotuble, Oichosallente para la lada, los chalecos que lAs se llevan son abiertos y de hechura de chal, cala los de los hOlbres: este corte, que deja lucir una fina pechera, juega leja~ con el traje de seftara y la predispone a volver a él, sin transición larcada, con la satisfacción de haber usado alg6n t ieapo los bolsillitos en el pecho, y alojado en ellos un lindo reloj pendiente de una rica cadena, En punto a trajes de calle y soirée apenas hay novedad: para casa se usan de fular de la china o luselina de lana, de hechura de bata; un solo pliegue en la cintura larca el talle: la nanga es abierta hasta la sangría, en donde se coloca un lazo de colores fuertes, que guarnece tatlbién la abertura del vestido de alto a bajo, Talbién se llevan estos lazos en los zapatos para casa, que sirven de chinelas; sin elbargo, las lás elegantes son las llamadas cendrillons, de terciopelo de todos colores, bordados de azabache abalorio o perlas, El gusto es{océs sigue predolinando para vestidos de confianza, y es de suy buen gusto para los adornos de sombreros; la piUla es el ~ás a propósito para los de calle y paseo; cediéndoles el t.urno las fl~res, que triunfarán, COlO sielpre, en los bailes y teatros, los trajes de niños siguen el iapulso del lujo y del capricho, Las niñas aprenden desde IUy telprano a conocer el valor de la seda y el terciopelo. Las pequeñas llevan ccrpiños con aldetas, talaas con capuchas, paletós bordadcs, del aiSlO lodo que sus lalás, A los ninos, cuando son pequenos, se les viste como querubines, es decir de blanco: después una blusa oriental con ga16n de oro, o lejor de terciopelo guarnecido de azabache a lo María Esluardo, con un pantaloncito bordado o de bolín de fieltro, Cuando son Itayorcitos se les ponen Lrajes a 10 luis XIII. A los siele u ocho aftas un nino se perliLe cualquiera traje: lleva ya pantalón ceniza y un palet6 IlUyforla l' ,
294
ECIJA: LA
ASPECTOS
CRISIS
DE
LA
DE
LA
VIDA
MUNICIPAL
RESTAURACION
EN
(1916-1921)
MARIA ROSA DEL PINO JIMENEZ JaSE LUIS CHICHARRO
CHAMaRRa
l. JUSTIFICACIOI" Uno de los problemas a que se enfrenta el estudioso de la Historia es la falta de trabajos monográficos locales sobre la época contemporánea y, de especial manera, sobre el siglo XX. No obstante, en los últimos quince afios, se está realizando un esfuerzo considerable que ya ha dado frutos de indudable importancia
en Andalucía.
Este ha sido uno de los rootivos que nos ha
llevado a estudiar una parte pequefia, pero significativa, de esta centuria. En segundo lugar, queríamos conocer el devenir histórico de Ecija en un lapso de tiempo en el que, primero, el sistema politico canovista se debilita profundamente;
segundo,
primera conflagración
nuestra economía acusa no sólo los efectos de la
mundial, sino el fin de las hostilidades; y tercero,
la sociedad se ve envuelta en una conflictividad obrera tan aguda que, Juan Díaz del Moral 1 , llamó al período 1918-1920 "Trienio Bolchevista". Nuestra intención primera fue la de abarcar los años que iban entre 1917 y 1923, pero como a principios de 1916 comenzaba su andadura una nueva Cor-por-ac.í.én Municipal, decidimos adelantar la fecha y finalizarlo en 1921, toda vez que las Actas Capitulares de los afios 1922 y 1923 están perdidas y no se encuentran en el Archivo Histórico Municipa12•
l. Juan üíaz del IIoral,
Bistor u de las Agitaciones Calpesinas Andalvzas, Córdoba, lIadrid,
Alianza,
1967,
295
Aparte de la bi bliografí
a específica
han servido de base para redactar Ayuntamiento,
el periódico
sobre este momento histórico, nos
la presente comunicación
las Actas del
local, fundado en 1890, La Opinión
Este en sus inicios fue de inspiración monárquica conservadora,
Astigi
tana.
pero en el
período en el que lo utilizamos tiene una trayectoria progresista, dirigido por D. Juan de los Reyes Sotomayor. Por último, también hemos utilizado como documento base los distintos pasquines de la época.
11. BREVES IOTAS DEIDGRAFICAS La población total de Ecija oscila en el período estudiado entre 26.500 y 27.000 habitantes, siendo la tasa de natalidad de un 37 por mil en 1917 y de un 36'4 por mil en 1921 y la tasa de mortalidad de un 32'9 por mil y de un 26'4 por mil, respectivamente. Observamos, pues, que el aumento del crecimiento vegetativo en el afio 21 se debe más bien al descenso de muertes que al aumento de nacidos y es que en el 1917 afectó a nuestro país una epidemia de gripe que procedía de fuera y que, a pesar de ello, se le llaIDÓ "gripe espaftola"i esta enfermedad, j unto a otras de carácter infeccioso, como las tifoideas, afectaron a la población, siendo el crecimiento vegetativo débil.
111. LA VIDA POLITICA XUIICIPAL La vida política local se regía básicamente por la Ley Municipal de 2 de octubre de 1877 i esta ley hacía que no hubiera una autonomí a municipal, todo lo contrario, permitía al Gobierno del país un amplio margen de maniobra en los asuntos locales, como más adelante veremos, fundamentalmente
en
los períodos electorales. Tanto es así, que en el artículo 179 figura el Ministro de la Gobernación como el "Jefe de los Ayuntamiento del ~íS"3.
2. Después de redactar
esta (OIUOlCaClón han aparecido en el Archivo lIunicipal
las Aclas de 1922 y
1923. 3. Javier Tusell,
296
Oligarquia
y Caciquislo en Andalu(ia. (/SJO-IJ2J), Barcelona, Planeta,
1976, p. 81,
Bases de funcionamiento: La Corporación
estaba
formada
por 24 concejales
que permanecían
en el
cargo cuatro afios y se renovaban por mitades cada dos aftosen elecciones mu-
nicipales. El Pleno había de reunirse preceptivamente una vez a la semana, fijándose el día y la hora para cada bienio en la reunión constitutiva del mismo¡ si no había una mayoría absoluta de munícipes, cosa que era lo habitual en esta ciudad, se les convocaba nuevamente con citación y orden del día, pudiendo entonces tomar acuerdos, fuera el número de asistentes el que fuera. - El Ayuntamiento se organizaba en 13 comisiones: l. Presupuestos 2. Hacienda, Administración y Contabilidad 3. Beneficiencia y Cementerios 4. Instrucción Pública 5. Impuestos y Arbitrios 6·
Obras Públicas, Cafterías y Ornato, y Policía
7. Alumbrado Público, Paseos y Jardines 8. Matadero, Abastos y Subsistencias 9. Gracias y Pensiones, Régimen Interior 10. Administración del Pósito 11. Ferias y Fiestas 12. Asuntos Jurídicos 13. Caffadasy Veredas - Las Corporaciones
que se sucedieron en este período fueron las si-
guientes·: lª) De mayoría liberal (del 1-1-1916 al 31-12-1917). Estuvo compuesta por: 13 liberales, 5 conservadores, 3 republicanos, 2 demócratas, 1 independiente. Alcalde: D. Eduardo Garcia de Castro y Bernasqué. 2ª>
También de mayoría liberal (del 1-1-1918 al 4-4-1920>. Con el mismo Alcalde hasta el 22-3-1920 y compuesta por: 14 liberales, 5 cansevadores, 2 republicanos, 2 demócratas, 1 independiente.
4. Véase Apéndice docuJental.
297
3ª)
Predominó
la minoría
republicano-socialista
1920) por retraimiento los liberales
(del 4-4-1920
de la unión monárquica
albistas
(8), aunque
al 27-10-
<conservadores 8) y de
el Alcalde
fue el joven
D. Francisco Díaz Custodio. Los republicanos socialistas
liberal
tenían 8 con-
cejales. 4ª)
Mayoría de Unión Monárquica
(conservadores)
(del 27-10-1920 hasta fina-
les de 1921, en que se interrumpen los libros de actas). La formaban: 10 de Unión Monárquica, 8 liberales albistas, 5 republicanos socialistas. Ha hay referencia correspondientes,
al concejal
que queda para completar
los 24
ni en el Libro de Actas, ni en el periódico local La
Opinión Astigitana, ya que éste no se publicó en el período 12 de julio de 1920 a 26 de febrero de 1921. El Alcalde fue D. Plácido Ostos Angelinao
12. FUNCIONAHIENTO Veamos el funcionamiento
de estos ayuntamientos
unificando el período
liberal. a) Corporaciones
1ª y 2ª de mayoría liberal (1-1-1916 al 4-4-1920).
Las elecciones se celebraron el 7 de noviembre de 1915, bajo un gobierno liberal en el paísj el triunfo de éstos en Ecija es recibido por el periódico local La Opinión Astigitana como un desastre para las esperanzas y aspiraciones
del pueblo.
Indicaba en un editorial
otras cosas,
lo siguiente:
imperando el convencionalismo
"Manden unos o gobiernen
(del 19-11-1915)
I
entre
los otros, continuará
políticoj predominará el interés de partido, y
a veces el personal ante las necesidades del pueblo, y todo continuará tal cual va sucediendo y repitiéndose
con unos y con otros municipios llámense
liberales o llámense conservadores". rales de amañar- las elecciones,
Sigue más adelante acusando a los libe-
cosa normal en la época, pues desde que se
implantó el sufragio universal en 1890, el sistema político llamado de oligarquí a y caciquismo
se basa en el amaflamiento permanente
de todo proceso
electoral como ha estudiado Javier Tusel16 de manera sistemática para Andalucía. A este respecto, el articulista seguía. " ... En la pasada rectifica-
298
ción del censo electoral se habían cuidado (los liberales) no sólo de rectificar muchos de los errores que contiene aquel documento, si que también de reforzar su hueste electoral consiguiendo la inclusión de no pocos centenares de adeptos cuyo derecho a votar no había sido reconocido oportunamente por la junta municipal, haciendo la debida y oficial inclusión". Haciendo un balance de la elección sefialaba que los liberales "aspiran a la hegemonía absoluta no sólo en la localidad, sino en la provincia, dirigidos por un político. "
que siempre va a lo suyo". Se refiere, sin lugar a dudas, a D. Pe-
dro Rodríguez de la Borbolla. Estas citas vienen a reforzar lo que ya sabemos que ocurría a nivel nacional: desencanto y frustación por el turnismo. - Temas tratados en las sesiones: En este período de mayoría liberal las sesiones son, salvo contados casos, bastantes anodinas, tratando de manera preferente los siguientes temas: Lectura del acta anterior Relación de variaciones de amillaramiento Ingresos por consumos y arbitrios Situación de fondos Relación exhaustiva de facturas Instancias para la realización de obras y resoluciones En algunas ocasiones, el problema de las subsistencias - Oposición: La oposición la hacen los conservadores centrándose en las relaciones de facturas,
pidiendo
estudio; denuncian,
sistemáticamente
que queden sobre la mesa para su
incluso ante el juez, al alcalde y concej ales de la
mayoría por haber contratado en el bienio anterior a un oficial del Ayuntamiento, que seguía cobrando sin prestar servicios, por encontrarse fuera de la ciudad;
no participan
en las comisiones.
En alguna ocasión,
presentan
mociones tales como: dar todo el capítulo de imprevistos a los pobres, o poner diariamente al público una relación de ingresos y gastos. En otra ocasión piden se declare nulo el nombramiento
del administrador
de consumos,
que no es otra cosa que un contrato en arriendo simulado 10 que tiene.
5, Op,cit,
299
El Periódico
<15-1-1918)
resefiaba sobre
el Ayuntamiento:
"Divididos
unos de los otros, los ediles, más por disentimientos personales y partidistas, que por diferencias de apreciación en ideas ...", apuntando segu idamente: " ... se afirmará aún más el divorcio que existe entre esta entidad y sus administrados" . Hay una cosa en la que coinciden ellos son administradores
11berales y conservadores
y es que
y no han de hacerse distingos entre unos y otros,
porque lo que a todos les mueve es el interés por el pueblo. - Asistencia: La media de asistencia a estas sesiones, que se' celebraban es baja, yeso
los lunes,
es criticado en diferentes números de La Opinión Astigítana y
sistemáticamente
por un concejal conservador. En 1916 y 1917 la media era de
diez asistentes,
siempre
en segunda convocatoria,
aumentando
en los afias
1918 y 1919 a dieciseis. - Intervención del Gobernador Civil: Quizá uno de los hechos más significativos de la realidad política de la Andalucí a de aquellos
afias fue el intervencionismo
de las autoridades
provinciales en la vida política local. Cuando se acercaban unas elecciones y se quería colocar en posición ventajosa a los amigos de una localidad que fueran afectos al partido gobernante, se hacían inspecciones administrativas que daban
COIOO
resultado el cese del alcalde del partido contrario por su
solici tud de procesamiento,
o bien, se nombraba por real orden un alcalde
nuevo. Bien, pues estos dos casos van a ocurrir aquí, aunque separados por unos meses. Veamos: en septiembre de 1919, se personó un delegado del Gobernador Civil en el Ayuntamiento para pasar una inspección administrativa
(hay
que decir que las elecciones municipales se convocaron para el 8 de febrero de 1920). El delegado gubernativo, una vez realizada la inspección, presentó dieciocho cargos contra el Ayuntamiento, algunos, desde luego, con poco fundamento.
El periódico
local los publicó refutándolos
y lamentándose
así:
"Fundamentar suspensiones de concejales ... que antes era resorte seguro para imponer dirección acomodada a unas elecciones. .. pasó ya de moda y no surte efecto la mayoría de las veces que se ejecuta" de los cargos se referían
300
a
asuntos
económicos
<lO-X-1919). La mayor parte y
el
periódico
anotaba
(31-X-1919) que si los suspendía, "habría que decretar la suspensión de todos los municipios de la nación, porque todos ellos padecen del mismo loa 1 : la falta de recursos ...". El resultado práctico de la inspección fue el procesamiento por malversac ón y, í
como consecuencia,
el cese del alcalde, así como de diecisiete
concejales (4-IV-1920). a los que se les nombró sustitutos. Sobre estos, el articulista de La Opinión Astlgitana ral, el desequilibrio, el rosamiento
escribía (20-IV-1920): "En el orden mo(sic), las rencillas y odiosidades, que
en las relaciones sociales engendran los procedimientos políticos que vemos poner en la práctica, $on muchos y profundos y suelen tener transcendentales resultados". Meses más tarde, el 14-VIII-1920, llegó un escrito del Gobernador Civil en el que informaba del levantamiento del procesamiento del ex-alcalde y de los diecisiete concejales, debiendo reintegrarse a sus puestos de nuevo. b) Predominio de la minoría republicano-socialista~-4-1920
al 27-10-1920).
Las elecciones se celebraron el 8 de febrero de 1920, con una participación del 43 %, a pesar de los llamamientos hechos por los candidatos en la campaffa previa. La mayor parte de los pasquines fueron lanzados por la Casa del Pueblo o la unión de los republicano-social istas, siendo ésto común a otras localidades de Andalucía. De los pasquines de la unión de las izquierdas se deduce un programa; estos son algunos de los elementos: 1. Salud pública, mejorando la infame situación de las calles. 2. Desaparición del impuesto de consumos. 3. Elevación de la labor docente de las escuelas. 4. Dotación conveniente a los centros de beneficiencia. 5. Mejorar los artículos de primera necesidad y luchar para reducir
el
excesivo precio existente. 6. Escrupuloso cumplimiento de la función pública. 7. Potenciar la instalación de instituciones que favorezcan la
prospe-
ridad. 8. Y, por último. indicaba el representante del comité federal, Barrios, "transformar en generosas y fecundas unas fuerzas
Manuel que, ce-
301
rrados todos los caminos del optimismo, pudieran derivar por tortuosos senderos de desesperación con menoscabo de la paz y
prosperidad
públicas". En definitiva, se trata de un programa mínimo que permitiera elevar las condiciones de vida generales en la ciudad. También se manifiesta la necesidad apremiante de la incorporación de estas fuerzas sociales a la vida polltica. Frente a esto se publica (31-1-1920) un escrito de la Unión Monárquica, que por primera vez se presenta como tal, aunque era una unión de antiguos conservadores;
en el texto citadol
ofrecen paraisos irrealizables,
después de criticar otras opciones que
hacen unas indicaciones sobre los fines de
dicha agrupación monárquica. Básicamente son dos: 1>
Los candidatos,
caso de ser elegidos, desempeiiarán sus funciones,
"dirigiendo sus ideales al engrandecimiento de su patria chica, en el sentido social y administrativo a que debemos aspirar los verdaderos ecijanos". 2) Quieren prescindir de ideas políticas "que a nada conducen, sino al caciquismo que tan perjudicial es", formando el Ayuntamiento con personas de buen sentido, voluntad y armonía para hacer desaparecer las mayorías de partido que forman los caciques para su provecho. El texto citado no presenta un programa, ni siquiera una aproximación. El periódico del 25-Vl Il-1919 indicaba: "... es llevar al Ayuntamiento hombres sin ideas, sin opiniones, sin iniciativas ...". Los liberales no debieron publicar ningún escrito, o, al menos, en el archivo no se encuentra. En cuanto al día de la celebración electoral hay contradicción según se maneje el periódico o la in~ormación de las actas municipales riódico
ti •••
Para el pe-
la elección se verificó con el mayor orden posible y las protes-
tas que se formularon carecen de valor para que se llegue a la invalidación de un distrito .. Esto, no obstante, si a los mangoneadores del cotarro caciquil, conviene la invalidación, se hará y, mucho más, si fuese necesario". La elección en el distrito 2º, que había sido ganada por los republicano-socialistas,
fue anulada,
provocando
esto
la protesta del público
de
mayoría proletaria, que había en la sala del Ayuntamiento; la anu ac í.c n la í
302
fcndamentaoan en atropellos cometidos por grupos de electores contra los recurrentes de la elecclón. La seSlOn suspenderse
constItutiva,
4-4-1920,
debió
ser
difícil,
pues
hubo de
hasta el dia 6 por un gri terío del público cuando un concejal
InterIno de los que hablan sustituido a los procesados de la Corporación liDeral, fue citado para depositar su voto en la elección de alcalde, y es que este concejal procedía de la elección del año 1905 y contravenía
una Real
Orden de 1917, babiendo postergado a dos ex-concejales de 1909. A partir de aquí los concejales conservadores
y la práctica totalidad
de los liberales iniciaron un retraimiento del Ayuntamiento, que, al decir de La Oplni ón Astigi tana, "no dieron ni una sola razón y dan la sensación de que continúan
impertérritos en su doctrinarismo
polí tico, sin propósito de
atemperarse ni someterse a nuevas prácticas, a nuevas orientaciones". El presidente de los republicano-socialistas, cándalo del día 4, pero
j usti ficaba
el día 6 lamentaba el es-
la actitud del público, que demuestra
"bien a las claras la voluntad del pueblo, de impedir a todo trance continúe por más tiempo la corrupción política ambiente". A partir de este momento
los monárquicos
no asisten a las sesiones,
salvo en algún caso, como por ejemplo para sacar adelante la celebración de la fiesta religiosa del Corpus Christi; si se incorporan el 27 de octubre de 1920, en que se nombra alcalde por Real Orden a un conservador; por lo tanto el Ayuntamiento
se queda en una minorí a y la media de asistentes es de 5
concejales. Esto provoca la queja continuada de los republicano-socialistas, que llegan a pedir que se les multe y se le notifique al Gobernador Civil. - Temas: La temática de las sesiones de este periodo de predominio de minoría republ icano-socialista
es más variada que la de la Corporación
pues aparte de los temas administrativos
anterior,
babituales (variación de amillara-
miento, relación de cuentas facturas, estado económico, etc.) se introducen aspectos sociales y económicos que afectan a las clases más débiles; también algunos cambios
de nombres de calles ocuparon gran parte de los debates.
siendo, por lo tanto, las actas de las sesiones redactadas por don Antonio Figueroa mucho más extensas.
303
c) Ayuntamiento de mayoría de Unión Monárquica (27-10-1920
hasta
finales
de 1921, en que se interrumpen las actas). El intervencionismo del Ministerio de la Gobernación en los ayuntamientos es evidente en todo el período de la Restauración.Se busca con esto unos puntos de apoyo fundamentales dentro de la localidad para hacer efectivo el mecanismo político del encasillado en las convocatorias de elecciones generales; éstas, en este caso, estaban convocadas para noviembre del mismo a50. Se convocó la sesión para el 27 de octubre de 1920, leyéndose una comunicación del Gobierno Civil en la que se indica el nombramiento de alcalde por Real Orden en la persona de un conservador, D. Plácido Ostos Angelina, que ocupaba el cargo por tercera vez. Este reconoce que no es un cargo envidiable en esos momentos "si se tiene en cuenta el mal estado del erario
mu-
nicipal y las complicaciones que constantemente produce la cuestión social". Ante la protesta, en nombre de la minoría de la Casa del Pueblo sobre el nombramiento del alcalde, éste le indicó que allí no había minorías, sino administradores. En la misma sesión se leyó otra Real Orden del Kinisterio de la Gobernación en la que se anulaba todo lo actuado a partir del 4 de abril de 1920. Los concejales republicano-socialistas seftalaron que aquello era "un atropello con vistas a las próximas elecciones generales". otro de los puntos conflictivos de esta nueva reconducción del proceso político municipal fue el de la fijación del día y la hora de las sesiones del pleno. Desde 1916 hasta 1920 éstas se realizaban
los sábados o los
lunes, a las 8 ó 9 de la noche, según fuera la estación del afta. El alcalde propuso y consiguió que éstas se celebraran a partir de las 3 de la tarde por el mal estado de la luz, a lo que protestaron los republicano-socialistas que, siendo la mayor parte trabajadores, tendrían que perder el salario del día si querían cumplir con sus electores. Otro concejal de la misma minoría seftaló, de manera precisa, y esto nos indica
la fuerza que, en
aquellos aftas, tuvo la Casa del Pueblo, que "recabarán todos sus derechos y lo pondrán en conocimiento del pueblo, pues aquí lo que hay es mucho pánico, sin tener en cuenta que de ocurrir algo no será en la sala capitular, sino en la calle". (Se le llamó al orden).
304
Las relaciones se fueron haciendo cada día más tensas, siendo reflej o de esto algunos ejemplos:
1) el día 1 de noviembre de 1920 el teniente de
alcalde que presidía accidentalmente palabras: orden, moralidad,
dió un breve discurso destacando cuatro
evolución
y justicia
(ésta iría de arriba aba-
jo), a lo que contestó el cabeza de la minoría izquierdista que ciertos casos no correspondían
al discurso, entre otros, "el haber sido cacheados sus
amigos al entrar en la casa consistorial para presenciar la sesión extraordinaria del 27, no habiéndose seguido igual procedimiento con otras personas •••
" j
2) otro reflejo,
y éste
más grave,
fue el enfrentamiento,
incluso
físico (3-1-1921), entre el alcalde y un concejal de la minoría republicano-SOCialista. En este caso, el secretario
de la Corporación
transcri be los
hechos con toda suerte de detalles, puesto que el incidente se produjo en la sesión del pleno. Leyendo este acta uno puede incluso sonreirse ante ciertas frases pronunciadas,
sin embargo analizando
la sesión en su contexto y te-
niendo en cuenta las tensiones que se habían producido por el nombramiento a dedo del alcalde,
no puede uno pensar sino en ese momento de impotencia y
crispación ante una realidad política que viene de arriba abajo. El concejal que inició el hecho y otro más de la misma minoría, fueron procesados por el juez de instrucción de la ciudad, y, como consecuencia, cesados, hasta que el 17-10-1921 procesamiento, reintegrándose
la Audiencia
Provincial
revocó el auto de
a sus puestos de concejales.
- Temas: La temática de las sesiones es la clásica de los administradores: Variación de amillaramiento Relación de facturas, citándose una a una Estado de la recaudación de impuestos de consumos y arbitrios Solicitudes A veces hay repercusión de algún hecho nacional, como por ejemplo desastre militar de Annual, y los textos de las actas son
mucho
el más
sucintos que en el anterior período. - Periodicidad: En cuanto a la periodicidad
de las sesiones, éstas se hacen cada dos
semanas, otras veces cada tres, siendo preceptiva una reunión semanal, esto
305
hace que la oposición no monárquica lo critique. La asistencia al principio era de una media de 15 concejales; más adelante, en pleno 1921. baja en un 30 ~.
22. ELECCIONES GENERALES EN EL DISTRITO DE ECIJA El mecanismo político propio del sistema canovista está arruinándose poco a poco, de tal manera que los partidos dinásticos sufren una crisis política de la que ya no saldrán nunca. A partir de 1917 comienzan los gobiernos de concentración con diferentes evoluciones hasta el golpe de Primo de Rivera. Ecija es un distrito por el que ha de salir elegido un diputado en cada contienda electoral. A su vez, estaba dividido en cinco distritos en la misma Ecija con tres secciones cada uno, salvo el quinto que tenía dos, comprendiendo, asimismo, La Luisiana (dos distritos), Fuentes y La Campana. Tenemos que detenernos a estudiar las elecciones que se producen en estos momentos, porque si bien normalmente no se presenta el alcalde o concejales a las generales, es muy cierto que tenía una incidencia grande en la vida política del distrito y, especialmente, en los concejales. aunque esto no se refleja sistemáticamente en las actas. El estudio es tan necesario como que algunas mayorías en el Ayuntamiento lo son para preparar las elecciones en favor de la persona designada por el jefe político provincial. Este distrito fue a lo largo de la Restauración uno de los más dóciles de Andalucía, es decir, salía elegido diputado habitualmente el candidato que era en ese momento afecto al Gobierno o situado en el encasillado; según Tuee ll" entre 1890 y 1923, en quince ocasiones, salió elegido el candidato del Gobierno. En el período estudiado no se tuvo que aplicar el famoso artículo 29. Veamos el proceso. a) Proceso • Elecciones de abril de 1916: por este distrito se presentan dos candidatos que pertenecen a dos sectores del descompuesto partido liberal:
6. J. Tusell, o,p,cit,
306
1. D. Pedro Rodríguez de la Borbolla Serrano, hijo del cacique liberal sevillano por excelencia.
Es el candidato del Gobierno, el encasillado. Salió
elegido. 2. D. José Centeno González, liberal demócrata independiente, afecto a García Prieto y natural de la ciudad. Vamos a citar dos pasquines anónimos de este momento que son muy significativos: - El primero lleva por título "Electores" y está firmado por "un neutral" (Ecija, 8-IV-1916>. Se deduce de él la práctica de la compra del voto: "Dinero. El que vende su conciencia procede mal ... si las necesidades de la vida le obligan a ello, debe tomar cuanto dinero le den, pero no
contrariar su voluntad y deseo ... tratándose de ecijanos, honr
bres listos como buenos meridionales, se toma el dinero, pero dando el cambiaso no la
(sic), esto es, echando en la urna la candidatura del amigo, y del tratante, que como la paga, cree que es cara y nada tiene
que agradecerl1• "¡Ecijanos, a votar con entusiasno, que votos son triunfos!, pero teniendo en cuenta que un hijo de Ecija aspira a desterrar el caciquismo en este distrito". Como se deduce, el autor está en favor del seftor Centeno. - El segundo pasquín relata, en forma irónica, la visita de D. Pedro Rodríguez de la Borbolla a Fuentes, con el título "El recibimiento verdad, hecho en Fuentes de Andalucía a D. Pedro Rodríguez de la Borbolla", y, entre otras cosas, dice: " ... nos dijeron: ¿Quereis venir a Fuentes?, pero allí ¿Qué reparten?, nada, nos pagan el viaje de ida y vuelta ... Pero ¿de qué se trata?
De
hacer ver a los ojos de los obreros del pueblo de Fuentes, que la Borbolla tiene en Ecija muchos hombres adictos a él. Pero la Borbolla ... la Borbolla llega hoy en automóvil y espera cierta cencerrada ... y por eso salen sus defensores, o los PACOS de aquí (como quieras llamarle> para hacer ver lo que no es, porque el gato escardado ... entonces dijimos nosotros: aunque somos hombres antipolíticos
no perdemos nada con
ir a Fuentes, porque el que no se embarca ...
307
Al poco rato vimos la polvareda del auto donde venía Borbolla, que al vernos desde lejos, creo que se descompuso él y el auto, porque paró y hasta que no vio agitarse algunos pa~uelos no salió andando, haciendo la entrada a pie en el pueblo, entre algunos vivas y no pocos mueras. A la entrada del pueblo le esperaban las autoridades de Ecija y Fuentes y algunas parejas de la Guardia Civil, sin que éstos pudieran impedir que le tiraran al paso canastas viejas y otros enseres por el mismo estilo ... Así fue la entrada triunfal en el casino liberal, en donde habló Borbolla por un balcón, recogiendo como éxito un aluvión de vivas y mueras. Entonces se rompieron dentro del casino las cataratas del vino, y a salir explosiones de alcohol a la calle, en donde se oían más vivas
que mueras, pero aquello no era voluntad del pueblo, sino la voluntad del vino ..." . • Elecciones de 24 de febrero de 1918 (53'1 % de participación)7: esta consulta electoral, también tiene un reflejo apreciable en la vida política de los concejales: Los candidatos que más incidencias provocan en la vida municipal son: 1. Un conservador
(no hemos localizado el nombre>, apoyado por conceja-
les conservadores. 2. José Centeno González, ecijano,
liberal,
demócrata
independiente.
Será el ganador. 3. Sr. Castillo Baquero, apoyado por
los
liberales
del
Ayuntamiento
(Borbollista) . En los pasquines se reflejan acusaciones concretas de la actuación de los concejales amigos de los candidatos, acusándoles
de caciques. Aparece,
asimismo, parte de la terminología de los procesos electorales; así, al candidato Sr. Castillo se le llama "cunero". Hay un texto del Sr. Centeno en el que acusa al alcalde liberal de utilizar el mecanismo municipal en favor del candidato Borbollista:
7. J. Tusell, op.cit ..
308
"Es un hecho público y notorio, que el alcalde de Ecija, algunos tenientes de alcalde, el jefe de policía y otros empleados públicos, van visitando a los comerciantes e industriales, exigiéndoles el voto para el candidato
borbollista y deslizando
la amenaza de imponer multas y
causarles maftana toda clase de perjuicios en sus intereses, a los que no les entreguen a discreción, sus derechos ciudadanos". En este escrito, el Sr. Centeno se ofrece con otros abogados y procuradores, a denunciar al alcalde en nombre del amenazado en forma gratuita. La compra
del voto, que es un sistema tardío en toda la época canovis-
ta, se da aquí reiteradamente,
como se deduce de un pasquín anónimo en que
se llama "cobardes, rastreros, miserables... los que por unas monedas, venden su voto ..." <Parece que se ofrecían 15 ptas. por el mismo) . • Otro falseam1ento de los resultados electorales se dio en las elecciones de Junio de 1919. La disputa se estableció entre: 1. El Conde del Aguila,
católico-agrario.
como él mismo dice
(mayo
1919). Fue el candidato elegido, afecto al gobierno. 2. Manuel Barrios Jiménez. de los republicano-socialistas
o de la Unión
de las izquierdas nacionales. presidente de la Casa del Pueblo de Ecija. La campaña dio posibilidad a la publicación de numerosos pasquines, la mayoría de los cuales eran a favor de Barrios. El periódico
local,
se preguntaba
(24-V-1919) sobre quién
sería el
vencedor. y escribía: "Para
nosotros,
si
la
elección
se
celebra,
cosa
que
estilllamDS
improbable, dado que el actual gobierno tiene que realizar la ficción de que cuenta con la opinión y con la voluntad del país, sin estos precedentes. es claro que el triunfo en el distrito. sería del candidato izquierdista.
el triunfo aquí, en nuestra ciudad, será ese mismo
porque no habrá posibilidad de evitarlo; pero para los demás para eso están los demás pueblos del distrito, en donde impunemente, ya la experiencia lo tiene demostrado, se han proveído del acta en favor de quién ha dispuesto el gobierno; esa ha sido siempre. y será ahora la justicia que manda hacer .....
309
y efectivamente, como había predicho el periódico, así se dió. El candidato de los izquierdistas, ganó en todos los distritos de Ecija, salvo en dos secciones del dlstri to cuarto, venciendo en la Lu s ana , La Campana y í
í
Fuentes el candidato del gobierno. En esta última población sacó 1.434 votos el Conde del Aguila, frente a 22 el Sr. Barrios . • Las elecciones de 19 de Diciembre de 1920, fueron anuladas a pesar de la victoria conservadora, pues se cometieron excesos que alteraron la legalidad de manera decisiva. Recoge TuseLl ":
"Se impidió a los notarios entrar en
todas las secciones del pueblo de Fuentes de Andalucí a a pesar de que en algunas lo intentaron hasta cuatro veces". Como hemos podido comprobar,
se da una al teración de los resultados
electorales a pesar de existir una lucha entre candidatos. Podemos destacar cómo las izquierdas intervienen en la vieja política, pero se les niega sistemáticamente por el enga~o contínuo. Para terminar este apartado vamos a citar unas palabras de La Opinión Astigitana en las que reflexiona sobre todo esto (20 de Junio de 1919): "La ficción del procedimiento electoral tal cómo se realiza en nuestro país, no dará otro resultado que el de que el pueblo se aleje cada vez más de los comicios y que un día, cuando menos se espere, concluya trágicamente la burla que se hace del país".
IV. ASPECTOS ECOIOXICOS 12.
PRESUPUESTOS
La situación económica del Ayuntamiento en éstos años es muy difícil. Pesa sobre él un déficit importante que se venía arrastrando
desde afios
atrás: las deudas con diferentes proveedores son evidentes a través de las actas, pues cada acreedor, presentaba una solicitud para que el Ayuntamiento le reconociera la deuda y pudiera incluirse en el presupuesto correspondiente, llegándose a dividir el importe de la misma para su pago hasta en ocho a~os (sesión de 28-10-1918), 8, J, Tusell, op.cit., p, 200.
310
Vamos a presentar los presupuestos aprobados para 1918 y para 1919' . • Presupuesto ordinario para 1918: los datos exactos los incorporamos en el apéndice documental. Los capítulos de ingresos eran: l. Propios 2. Montes 3. Impuestos 4. Beneficencia 5. Instrucción pública 6. Corrección pública
7. Extraordinarios 8. Resultas 9. Recursos legales para cubrir el déficit El total por ingresos
para 1918 era de 579.288' 16 ptas. teniendo en
cuenta que el capí tulo 9Q, "Recursos legales para cubrir el déficit" era de 439.450'50 ptas. Los capítulos de gastos eran: 1. Gastos de Ayuntamiento 2. Policía de seguridad 3. Policía urbana y rural 4. Instrucción pública 5. Beneficencia municipal 6. Obras públicas 7. Corrección pública 8. Xontes 9. Cargas 10. Obras de nueva construcción 11. Imprevistos 12. Resultas El total,
igual
que
los
ingresos.
El capí tulo 92, "Cargas",
305.913'24 ptas. y el 102, "Obras de nueva construcción",
tení a
no tenía consigna-
ción alguna.
9. V~ase ap~ndlce doculental,
311
Veamos el informe, la memoria, de la comisión municipal correspondiente que preparó el presupuesto. Ya desde el comienzo se deduce que el problema que agobia a este Ayuntamiento es bastante general¡ así se recoge: "Problema es el de las Haciendas locales, que preocupa grandemente a los gobiernos, sin que á la presente hayan obtenido la fórmula redentora". Más adelante indican que las necesidades del Ayuntamiento son mayores pero, escriben, "el estudio de las cifras que aquí se computan, demuestra bién claramente que sin aumentar considerablemente el déficit que ya resulta como en a50s anteriores, era imposible dar realidad a las aspiraciones de mejoramiento de la ciudad que todos sentimos". Seguían: "Así, pués, hemos preferido sacrificar anhelos justísimos de todos, a cambio de no contraer la responsabilidad de agrandar el déficit". Por lo tanto, lo que hacen es atender las necesidades más perentorias. Así, Obras Públicas, para mejorar el estado de las calles, paseos y cementerios tras la última inundación. También sueldos del personal de las oficinas municipales, con una peque5a subida por el encarecimiento
importante de la
vida. Estos dos conceptos y el aumento de la cuota por Contingente provincial son los que explican el aumento de 14.945'32 ptas. con respecto a los gastos de 1917. Un ejemplo nos indica la penuria económica: con la supresión de una plaza de Oficial 1~ en la secretaria, por jubilación, y la de un escribiente que se incorpora al servicio militar. se costea el incremento salarial del resto de los empleados. Los salarios anuales de los empleados en el Ayuntamiento
oscilan, desde 5.000 ptas del Secretario a 912'50 que
cobraba un ordenanza. Los guardias municipales cobraban, incluso menos que los jornaleros . • Presupuesto ordinario para 1919: los conceptos por capítulos tienen los mismos títulos ya citados. Total de ingresos......
637.747'61 ptas.
Total de gastos........
637.747'61 ptas.
Hay una diferencia, con respecto al de 1918, de 57.479'45 pesetas. Este presupuesto se realizó con la colaboración de la oposición conservadora en la Comisión
correspondiente,
por
lo que
se
denota
satisfacción
en
la
memoria: "hombres que militan en opuestas facciones políticas integran esta
312
Comisión, y por esta vez, permítasenos exteriorizar esta satisfacción, hemos sabido prescindir de personalismos
estériles y perniciosos, anteponiendo
interés general a aquellas diferencias
el
polí ticas". El presente presupuesto
cambia en sustancia con respecto al anterior, pues a su juicio no es un presupuesto para ir tirando un afio más, sino que es un proyecto para ir "acometiendo
la obra de rec:onstitución
municipal",
ya que por "causas a nadie
imputables, y seguramente por culpa de todos" los servicios del Ayuntamiento casi son ineficaces. Abordan el proyecto
no introduciendo
nuevos impuestos, sino "haciendo
una revisión durísima de los gastos". Vamos a ver algunos ejemplos de recortes para hacer que las calles se pavimenten y que las escuelas lo parezcan, en lugar de parecer "viviendas de conejos y luciérnagas": Supresión del abogado consultor Reducción de asignación para material de oficina Supresión de gastos de representación del Alcalde Reducción del seguro de incendios (8 pesetas) Supresión de veladas musicales de la Banda en la Plaza Mayor en verano (510 ptas.).
2Q.
OPOSICION
La oposición, en aspectos económicos, se hace en parte en la aprobación de los dlfe~entes
presupuestos,
cuando se van leyendo punto por punto; por
ejemplo, un conservador solicita, y no se aprueba, se les bajen los sueldos al secretario
y oficiales. Sin embargo, cuando se observa mayormente es en
la relación de facturas que se van presentando a las diferentes sesiones, de ellas las más importantes eran las referentes al Hospital de San Sebastian. Esta labor no tenía demasiada
efectividad,
puesto que las facturas se pre-
sentaban realizados ya los gastos. Otros de los temas que provocaban algunos roces eran los referentes a obras; éstas se solían hacer por encargo directo de la alcaldía superaban
si no superaban
habí a de convocarse
una determinada
cantidad,
pero cuando
la
una subasta y para eso tenían que publicarse
313
en el Boletín Oficial de la Provincia, dándose el caso reiteradas veces de que, tras varios meses, no
salía la publicación de la convocatoria, deci-
diendo entonces la mayoría y la oposición que, por la urgencia de lo previsto, se hicieran las obras directamente, presentando, eso sí, el importe en varias facturas para no superar la cantidad tope. Un tema que se abordó en muchas sesiones del concej o fue el del impuesto de consumos. La oposición conservadora, a lo largo de todo 1918, pidió que se sustituyera al recaudador de impuestos, pues, según ellos, constituía más un arrendatario que un empleado administrador. Ha lo consiguió En la etapa de predominio republicano-socialista, se solicitó del Presidente del Gobierno
que lo sustituyera
por otro que gravara
los pesos,
medidas, alcoholes y carnes. Otro tema económico que provocó debates fue el de las asignaciones para instituciones religiosas o fiestas de este tipo. Estos debates se dieron en la etapa de predominio republicano-socialista,
en las demás hay un acuerdo
mayoritario; los concejales izquierdistas proclaman su respeto a las creencias de los demás, pero se oponen tenazmente a subvencionar cualquier gasto de este tipo. Vemos ya a través de las actas un cierto sentimiento contra la Iglesia; así, el 26 de abril de 1926, un concejal de la citada minoría daba su voto afirmativo para una serie de facturas, pero no las que se refieren a los oficios de la Semana Santa, indicaba que estos gastos deben ser sufragados
.. por
los que
profesan
aquellas
ideas;
y que
al
confeccionarse
el
presupuesto venidero combatirí a a sangre y fuego todas esas partidas". En otra ocasión
(31-5-1920) indica que no ha encontrado en la ley municipal
precepto alguno que lo obligue a costear fiestas religiosas, "pero en cambio tienen
el
deber
de
atender
al
abastecimiento
de
aguas,
pavimentación,
higiene y sepultura, todo lo cual se encuentra en esta en el mayor abandono". En la sesión del 23-8-1920, se pasa el presupuesto previsto para la fiesta de la patrona, no celebrándola, a arreglo de calles y ayuda a los hijos de los obreros de Río Tinto, que estaban en huelga. Ante esto hubo algún sacerdote que, bajo seudónimo, publicó varios pasquines muy cáusticos
314
contra los republicano-socialistas,
centrándose en el concejal y presidente
de la Casa del Pueblo.
3Q.
PROBLEMA OEL POSITO
Dentro de las deudas y problemas económicas del Ayuntamiento, hay que hacer mención aparte de la cuestión del Pósito, cuestión esta que se planteo en la sesión del 31 de mayo de 1920 y en otras, sin que se resolviera en el período que estudiamos. Este asunto, que comienza en 1868, se pone de manifiesto por la remisión de una nota al alcalde par parte del jefe de la Sección Provincial de Pósitos, en la que le presenta una cédula de notificación de débito y requerimiento de paga. El problema en cuestión era así: el Ayuntamiento debía al Pósito de Ecija 87.442'37 ptas. en 1908. En mayo de ese afta el Ayuntamiento la reconoció y pidió 20 afios para pagarla, en lugar de los 15 que le proponían. Se le contestó 8 afios después (1916> afirmativamente, dría un interés del 4 ~. Las obligaciones
pera se le pon-
venían de 1868, 1880 Y 1905. La
cantidad resultante a pagar producto del capital e intereses era en 1920 de 140.051'53 ptas. más las apremias, dando un total de 161.059'60 ptas. Se facultó al alcalde para la gestión ante el jefe provincial de pósitos a fin de que suspendiera
el procedimiento de apremio y determinar las intereses co-
rrespondientes, pues sólo el de 1880 se especifico al 3 ~. A los créditos de 1868 y 1905, según el Ayuntamiento, na se les podla exigir porque no se hicieron pr éat areos verdaderos
Fueron las alcaldes y algunos concejales
las
que tomaran el dinero y lo destinaron a las fines que tuvieran por conveniente
v
deberlan responder ellas personalmente. En la seSión del 14 de ju-
lio de 1920 I se da cuenta de la devolución del escri 1:0 del alcalde por el jefe provincial de pósitos par unas calificativas que aparecían, como eran los de omisión y negligencia de esa jefatura. Este problema dio oportunidad a la minoria izquierdista para expresar su disgusto por la falta de asistencia de conservadores y liberales, siendo el problema "la consecuencia, entre otras, de sus desastrosas admlnistraciones" .
315
V. ASPECTOS SOCIALES La cruda realidad económica de aquellos afiosderiva de la estructura de la propiedad agraria, de la no industrialización de nuestra región y, como no, de las influencias de la Primera Guerra Mundial y de la finalización de las hostilidades. Existe un gran problema social que se canaliza a través de un movimiento obrero de gran vigor en Ecija en torno, sobre todo, a la Casa del Pueblo. La coyuntura económica, la ideología y otros motivos, hacen que en Ecija se produzcan numerosas huelgas, manifestaciones, mítines, publicación de pasquines, que merecen un estudio aparte y en el que estamos empefiados. En este apartado sólo vamos a referirnos al problema social en tanto y en cuanto repercuta en alguna de sus Íormas en la Corporación Municipal. El gran problema social se refleja en las actas de las sesiones plenarias desde 1916 en adelante, aunque no siempre de la misma forma. Hay una evidente evolución en el tratamiento de la cuestión desde la corporación liberal, pasando por la de predominio de los republicano-socialistas,
hasta
llegar a la corporación de mayoría conservadora. Hay, en una primera fase, una cierta actitud paternalista que intenta solucionar
la dramática situación con medidas puntuales de beneficiencia:
elaboración de listas de familias pobres con derecho -farmacéutica
(Real Orden del Ministerio
a
asistencia
de la Gobernación);
médico-
socorros
a
braceros a causa de la lluvia, incorporándose al capítulo de imprevistos (683 ptas., a una peseta cada uno, sesión 27-5-1916); conducción de enfermos transeuntes al hospital; reparto de obreros entre los labradores, etc. A medida que pasan los meses hay un incre:mento fuerte en las organizaciones obreras, que van planteando reivindicaciones ante la constante subida de los precios y por la acción de los llamados agiotistas, es decir, especuladores, acaparadores. Ante esta cuestión (5-3-1916, 1-5-1918, 20-2-1919,
se
producen
importantes
manifestaciones
1-5-1919), que repercuten de alguna manera
en la corporación, por ejemplo, ciertos gastos de la Guardia Civil; también se entregan escritos al alcalde con las peticiones. Se
316
producen también huelgas. Son de destacar las del afio 1918, precisa-
mente coincidiendo autoridades
con la mayor elevación de los precios'o. Ante éstas, las
locales van a tener un importante papel, pues en varias ocasio-
nes se formaron comisiones
mixtas de patronos-obreros
presididos por la au-
toridad municipal para llegar a un acuerdo sobre las condiciones de trabajo y los salarios;
así hemos constatado
3 importantes en este período. Se pu-
blicaron, refrendados por el alcalde, el representante patronal de la Cámara agrícola y el Presidente de la Casa del pueblo. Citémoslos": l. Acuerdo de 6-7-1918, que puso fin a la huelga. Regía toda la temporada de recolección
(firmado el 5-7-1918 por el alcalde, el representante de
la Cámara agrícola y el de la Casa del Pueblo). 2. Acuerdo para el período 1 de Junio de 1919 a 30 de Septiembre de 1919. 3. Acuerdo para el período 10 de Mayo de 1920 a 21 de Septiembre de 1920.
En estos acuerdos no sólo se sefialan los salarios y la duración de la jornada, sino que se estipulaban
las condiciones de trabajo, como por ejemplo: se
da preferencia a los obreros Ecijanos frente a los forasteros, etc.
APEID 1CE DOCUJmIT AL
l. CORPORACION MUNICIPAL (1-1-1916 al 31-12-1917) D. Eduardo García de Castro y Bernasqu~, liberal Alcalde: Concejales: D. Cayetano del Real Benítez, liberal O, Juan García del Corral Fernández de Córdoba, liberal O, Juan GOeto Urbano, liberal O, Juan Ji.énez Guerrero Estrella, liberal O, José Vega G6mez, liberal O, Enrique Elías ~unoz, liberal O. José Elías Munoz, liberal O, José Martín Cortés, liberal O, Francisco Jiménez Cabello, liberal O, Rafael Osuna Riego, liberal O, Manuel 60nzález Fernández, liberal
lO, Véase apéndicedoculental, 11. Véase apéndicedoculental.
317
O, O, O, O, O, O, O, O, O, O,
José González Pérez, liberal Manuel Castellano Real, conservador Baldomero Ostos Angellna, conservador Plácido Ostos Angelina, conservador Victoriano Valpuesta Bernáldez, conservador Antonio Sorla Blanco, conservador José J, Rosa Rebollar, republicano José Relesal Sanz, republicano bloqulsta José Lagunas Martin, republicano bloquista José LUIS Armesto y Garcia de Castro, del6crata O, Ricardo Armesto y Garcia de Castro, delócrata
O, Miguel Osuna Riego, Independiente
11, CORPORACION MUNICIPAL (1-1-1918 al 4-4-1920)
O, Eduardo 6arcia de Castro y Bernasqué liberal Alcalde: Concejales: D. Rafael Osuna Riego liberal O, Juan Jllénez Guerrero Estrella, liberal O, Enrique Elías Munoz, llberal O, Francisco Díaz Custodio liberal D. José Martín Cortés, liberal O. José González Pérez, liberal D. Juan Gueto Urbano liberal O. FranCISco Jrnénez Cabello, liberal O, Manuel Grande Munoz, liberal O, Manuel González Fernández, liberal D. José Elías Munoz, liberal O, Bartololé Rojo Guerrero liberal O. Luis Rodrlguez Chacón, liberal O. Victoriano Valpuesta Bernáldez, conservador O. PláCido Ostos Angelína conservador O, Manuel Castellano Real. conservador O, Manuel Fernández Munoz, conservador O, Fernando Valverde JlIlénez,conservador D. José Lagunas Martln, republicano O, José Remesal Sanz repunl cano O, An·.onioCenteno González, dellócrata O, Ant~nio Soria Blanco, delócrala O. Miguel Osuna Riego, independiente í
111. CORPORACION UNICIPAL (4-4-1920 al 27-10-1920)
Alcalde: O. Franclsco Oiaz Custodio, llberal alols~a ConceJales: O PláCido Ostos Angelina, conser ador - Unión MonárqUica r An )nio Centeno González, Un16, Man rqulca
318
•
O, O, O O, O O O,
Manuel Castellano Real, 1)016n MonárqUICa Fernando Valverde Jiménez, Uni6n Monárquica Miguel Osuna Riego, Unl6n Monárquica Anlonlo Sorla Blanco, ~nl6n MonárqUica Manuel Fernández Hunoz Unl6n MonárqUica Juan Caslrlllo Oiaz, Unl6n MonárqUica Eduardo García de Castro y Bernasqué, Ilberal alblsta
O, Rafael Osuna Riego, lIberal albisla O, Juan Gueto Urbano, liberal albista O, Bartolomé ROJO Guerrero, lIberal alblsta O, Manuel Grande Munoz, llberal alblsta O. Franc rsco Jraénez Cabello, liberal albista O, Luis Rodríguez Chac6n, liberal albista O, Manuel BarriOS Jllénez, republicano-soclalista O. José Mª Caldero Mohedano, republicano-socialista O. Ricardo Crespo Romero, republicanO-SOCIalista D, Manuel Losada Gallsteo, republicano-socialista O. José Delgado Pérez republicano-socialista O. Rafael L6pez Lucena, republicano-soclallsta O, Manuel Martín Vega, republicano-socialista O, Manuel Castellano Escobar, republicano-socialista
IV, CORPORACION MUNICIPAL (27-10-1920 a finales de 1921) Alcalde: O, PláCido Ostos Angellna, conservador Concejales: D. Juan Castrlllo y Díaz, I)nl6nMonárquica O. Miguel Osuna Riego, Unión Monárquica O. AntonJo Sorla Blanco, Unl6n Monárquica O Manuel Fernández Munoz, Unl6n MonárqUica O, AntoniO Centeno 60nzález Unl6n MonárqUica O. Manuel Castellano Real, Vnl6n MonárqUIca O. Fernando Valverde Jiménez, Unión MonárqUICa O. Juan Jlménez Guerrero-Estrella, liberal O. LUIS Rodríguez Chac6n Rubalcava, Ilberal alblsta O, Rafael Osuna Riego liberal albisla O. Eduardo Garcia de Castro y Bernasqué, liberal albista O, Manuel Grande l1un6z, lIberal albista D Juan Gueto Urbano, libera) albista O. Bartolomé ROJO Guerrero, liberal albista O. FranCISco Oiaz Custodlo lIberal alblsta O. Rlcardo Crespo Ro ero, republIcanO-SOCIalIsta O. Rafael L6pez Lucena republlcano-soclallsta O. Manuel BarrlQs Jlnénez, republIcanO-SOCIalista O. Manuel Losada Gallsteo, republIcanO-SOCialista O. Manuel Martln Vega, republicanO-SOCialista
319
V. PRESUPUESTO MUNICIPAL ORDINARIO PARA 1918
Gastos por capítulos:
Ingresos por capítulos:
Pesetas
Pesetas I~. Propios
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••
t
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2~. Montes. , . , ... , .. , •. 3~. Impuestos.. ., l"" 4~. Beneflcencla ......... 5~. Instrucción púb l ca.. 62. Corrección P('¡bl ica... 7~. Extraordinar lOS...... 8~. Resultas ............. 9~. Recursos legales para cubrir déficit ....... f
,
t.
7.898'25 7.898'25 86.413'60 16.365'06
í
To ta 1 ,
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I
21.803'78 7.337'18
12. Gastos de AyuntaDlento ...." .• 22. Policía de segurldad .......,.. 32. Policía urbana y rural........ 42. Instrucc ién púb lica........... 5~. Beneficiencla munlcipal ....... 6~. Obras púb l ieas, .. 7~. Corrección púb lica...,........ 82. Montes. 92. Cargas. , 102. Obras de nueva construccIón". 11~. 1I'IIprev istos..,....,.,,,.....,. 122. Resu 1las. , . I
I
439.450'50
579.288' 16
T o ta 1 ,
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74.426'25 19.164'20 61.427'75 19.127'52 56.591'15 21.500'00 15.652'00 305.913'24 5.466'05 579.288'16
VI. PRESUPUESTO MUNICIPAL ORDINARIO PARA 1919 Gastos por capítulos:
Ingresos por capítulos: Pesetas 12. Prcp ios ... , ... " ... ,. 22. Montes .. I
3~. 4~. 5~. 6~. 7~. 82. 92.
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1epues tos . Beneflcencia .., . Instrucción pública., Corrección púb l ca.., Extraordinarios ...." Resul tas,,...,,,,..,. Recursos legales para cubrir déficit" ...,. í
Pesetas
7.898'25 "
11
93.304'00 16.365'06 23,000'90 2.671'68 55.378'13 439,129'59
12. Gastos de Ayunta.lento ,. 22. PolIcía de segurIdad . 32. Pol c ía urbana y rural ..•..". 42. Instrucci6n púb lica, ,.. 52. Benef i cencia municipal ,.. 62. Obras públicas. ,.,...." ,..,.. 72. Corrección públICa .." .....". í
82, Montes, 92, Cargas., ... "" I
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67.826'25 21.481'20 72.631'25 19.653'63 61.049'70 63,000'00 15,652'00 309.107'80 • 7.345'78
122, Resu1tas . ..",., ..." ....". T o ta 1 , ..
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637.747'61
Tf\RIFf\ de los precios que han de regir desde ellO de mayo, al 21 de sepliembre prcnmo, como remuneración de los trabajos que se expresarán, y bases para la regulacion de las condiciones de los mismos, hecha de comun acuerdo por las represenlaciones de la Cámara Agrlcola y de la Casa del Pueblo, en sesion celebrada el dla 7 de mayo de 1920.
TARIFA
DE
PRECIOS.
Precios desde ellO de mayo al 15 de junio, y desde l.' de septiembre al 21 del mismo. Peselas
Gañanes de bueyes, ereros y srmilares. 4,Il5 4,J~5 Gañanes de mulos Ereros en máquina. 4,375 Alimentadores de maquina 5,J75 Carreteros con yeguas en barrina 5,50 Carreteros con maquina 5.75 Carreteros en carral . 4,375 Precios desde 15 de junio al 31 de agoslo. Gañanes de bueyes, erer IS y Similares 6.50 Gañanes de mulos., 6.75 Ereros de máquina G.75
Eases
reguladoras
SIN
COMIDA Pesela.s.
Alimentadores de maquina. Caneteros con yeguas en barcina Carreteros ton maquilla Carreteros en rarrrl
7,75
¡,SO 7,75 6,75
.
Segado. es en sem Jlas Segadorss en cereales, i\ tadorcs
9,:25 11,50 12,25 14,25
Guadañeros en semtllas y cereales . Conductores de segadoras .
8.00
Sabaneros en ma urna 11.00 Carreros fuera del acarreo. 4.50 G,OO Carreros en acarreo . l[ <¡t~ ultimo cornera por cuenta del patrono).
de las. condiciones
del trabajo:
}'flmera,--Ln, Iral. ,.,,,. ""gn I ,.la ¡lIIlr "") lo.. er t nr e bn'm~ '1', ern I~ IIb" n~ que despen rt!ahzar. 103, Ilara ,ielt'rrl' ne r "I nüm ..ro du j"rnal ..s 'llltl riel .in m vur trr s« en ~,' l. l"n"HA de ,i~" ..dt'1 ms rvo rie'
r "ad. onv er rdn entr» arn¡'~1 pilLo!, ,,1 lI,ill..·rll d.· Il\'un~s qu-. ·ft!bolrnn echarse en cad" lan"g&. do l,erra I liS obreros no podrán "\'¡;Ir ma vur uumern, IIPru:;' ",sto" porsu ·..10 y estimulo, m vrrtresen m ..nor núm ..r • ti" p"'HlI'~, "J"I-ULlllltill 111'11I.'n" "n b,"'nlls 11I,ndll'.nnr •• rllhrnran dr-l I'''lrolll' ,,1 total el" PI nos QUt! "'SU l-n eun arr"glo al III"\I,"UI' 'luU I obll!~.·n Ii¡IIdn "IIHI"',n rt'~IIi'I'LI\ II! tl'rrnll'''t.lo "11 11\ tHlfu 1\, tes ,hch", quo h..mu~ Ilflrnn d,) C...rcera.-CuulI,to h"hi"(l" , Id" r sp"cttt ti. 1.\ "lnl"I",1 d,) t,,,rr,, "o!fi"J4, pan. J~I~rrnlOllrl.\, 'Iu, ..ltu"n anlb'l~ pllrh·:j ..n hbtllt ..d dl' d"1h~nH ,,1 Peruo '1" .. 1.. convrmer e. y c,,~o d .. no h .. h"r Ilcu ..rdo ~,' "HII"lcrlÍll tÍ lo qu« ,1..l\,'InIO" 1I0n l!!rC,·r.1 p~r:lolll\ d.. ('.H~t:tI'r l'·CIII"". CClarl<1,-;-Torloi los t,nbaJ'h $" rellh¡n'dll "01" rnrma y m~nllrll '1'"' lo~ ohr. ro. I',ICI••n con los !,'ltn'nl", pUes ".¡:;tin ,,' ..n IIlH (on IU'i,',nc ~U,' M"""'pn, r"lóllhOlrlin rn.lyu, ,i m sn .. 1 II,in,,-!o de peou ... 11"" deh"n ln\t!nlr".~ "11 ".ipl ut a i los. Quinfa- La hh¡trllld ¡Jol troblljo y la "I)ntralll'iljl1 del rmsm«, 'i..nin r "j),'lll i l~ por ',mlll'$ pnrl,I •. pudienJo ..mplexrs •• IIIl'g In m4lJ O flUt· ~"8 t"OIBrOrlO á lo IIUt! 1111I"\é~ .l. cIIOIIII'O Sé.ctJ,-l'tlnl dar mayor hhdez &. eonrrato del trabajo. I'n lo que IltI\Ó" ñ la ""gil,~" ext end ..ráo ':slo~ por escrito y por dupl cado e JII~.. r vando <'adR uno ,1.. los ,nl"!l'""dos IIn "J':mplnr Sr!pllma.-LfI ('.¡mllr" Agr .Ia aMi OCUI'''CIOOoí los obrPIM eC'Jlino~, coo prefa,'oC'H\.i lu:; font'ltoro, o>n igualdnti de carcl! ~tllllelll". Oclava,-LI\ jornad.\ d" tr ..baju, lOn 18 ~I"~II, ~o!r;i do~" 1,' ltoraq, y 1>" os d..m'\s Imb'los. oUI'\'e hO'I\~, I')(("p, cICln hlWI," clll In.., \Trl'l 'rl)~ lo~ (u.\llls d,tr~1I b~ \'141'" d~ cu,tllltlbr,' Lllo h"n\~ ,1.. tr<lhll¡'l ~.' h~lr,· bui"il\ ,'n IR furma 'lIJO nv ..ng.lI1 IlInh&.s pBrte~ J(o\l~na-S~ cunCi'Jú 111111 .. ~lld" 'n lo, di", próx,m\m"l\l~ 1I11I1t'." .. r h vllr"oi" qu .. "'OIl'il~lIr< ..n IR'I dos úl· tlmllS hmfts <1" la Ur 1" y la~ dos prlmo:ru~ ti,· la mllñ'l!IlI ~lgUI"ntl! El pl\I'"rS"'¡o d .. la filie" ~,·ñalarli .,1 t"-I""'ro dA (lhr .. ru~ que 1t.\1I 1.. H!nlr, ;lln O:¡UP.PU"¡II' ~.'r l,) I(>~ Junl"., I'~r. no .lterRr ,,1.,!;T\I-
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• 321
EClJA
VII.
EVOLUCION DE LOS PRECIOS DE ALGUNOS PRODUCTOS DASICOS (1916-1921).
focino
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Ced:> Aceite
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Garbanzos bIandos--.Garbanzos duros Trigo nuevo
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1916
1916
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19t7
1918
1918
1919
1919
'920
1920
1921
1921
SEMESTRE
Aテ前
.. 323
C""dcIO"
VIII.
uurn 111,' 1'1 acnrreu.
Este último comerá por e icntn patrono).
!,'Oll
del
B~5fS REGUllIDORIiS be I~s (on~jcion~~ bel trabajo
TARIFA de los precios que han de regir desde el día 1: do Junio bttsla. el ~O de Sepllembr.o proxlmo, como remuneración. de 1(1$trabajos que se expresarán, J bases para la regulacl6n de las condiciones de los mismos, hechas de ecmún acuerdo por las ropresenlncloDO$ de la Cámara AlllÍcola "1 de la Casa del .Pueblo, en seslón celebrad& el dí, t7 de MaJO de 1919.
TARIfA DE PRECIOS,SIN COMIDA. Gañanes
de bueyes. desde el
15 de Junio al
re
de Agosto.
6'60
Galiahes Id. lucra de recolección. , 8'76 Gañanes dé mulos, desde el 15 de Junio all¡; dp. Agosto. 6'S5 (loñan,.s (ti. tuera de recoIecclén. . 4'00 Segadores de cereales .. 10'01) Segadores de habas. S'SO Segadores de semillas.
Oarreteros Carreteros Carreteros Faenas de
en máquinas, con Jrp.:uas. en carril. ero
Sabaneros en máquinas. Atadores con máquinas. Conductores de máquinas.
Conductores de cultivadoras Cogida y pel¿¡de UI.1i! de se c:lno ..
Gaudañeros de cereales. Gl1lldlliiuos de habas. . Guarlni\cro!\ d(' semillas. Cnrr('lcr\'s luel3 del nrarreo.
7'50 ;'00 6·í5 4'00 S'GO
9'50 11'00 ;'50 6'00 5'(;0 • , l~'OO
JO'50 !l'SO 4'12
Prirtrra -1.1'$ tr:lb~J(lS do .'eg.\ cnda p:llrooo I(I~ ("">neNlarA. llbremente, ('on I(la (ll,¡rtros que dt~cl'o rcftll7.H.rlo, liArA d,l ..rllllollr el numero de jornnlrs quo dcbtr;in In vertlrse en calln Illoroll de Ilerrll del m~rcn de esta ciudad. Srgunda -Uoa '1'7. con"enldo cntre .mb~~ partes el número de peones qUtl lIeherlin echarse en C8tllt I"negll d. tlNrA, lu'l ollren'tI no potlr'" c~lglr ",lIynr número; rero ~I e~to~, 1")( FU cele y est lmulc, Invlrrteseu menor número de peone:!, eJecutnndo "" 1,lenllll en bueuas cendlcloues, cobrarlln del patrono el tOIIl! de (leones que resulten coc arreSlo al máxlmun que hublesen nJado. al preclo respecuvo, dClrrmlolÍdo en In turHa antes dlch~, que humoa Il'rObAdo. Ttrctl'lJ.-Clltlndo hubiese duda respecto 1\ la cantldad de tierra segAd", para determlnarlit qll~darl cad" unk de Iu partes en IIberlnrl de desl¡;nar el Perno qno 1. convlnlerc. 'S enso de no I..,ber acuerde 80 .0melerAn' lo que delermlne UDa tcrcora pereonl, de carAeler técnico. Cuarta.-TodIlS lus Irab..,Jos.e reallurh en la lorma 'S maDera que lo~ obreros pa.:teo coo lo. palrono~; I'uea St¡;un Bean 1:\11condlclones que BClulJllu. r~~ull"r' mnlor o mennr ,1 número ~. pt.onadas que deban IlIvcrllrao "" ~Iecut~rlo •. Quinla ,-La IIb1'rtlld del trablJo )' '" cootrlltllclún del mismo .0rAn rU¡ltlArlu por ambaa pArtes, 00 pudiendo emplearl' ningún medio que ua atentatorio' lo que 1.. 14)es doltermiDan. Se.dO.-P.,1I dar mltyor "Illl~et al con troto ,Ie1 trabl\jo, en lo quo "tI.ne ~ la ,le!>II.,se exren. der'u hto! por escrito y por dll(lllcallo, conwr •• "do cada uno dt h"rrpS;oc!os UDejemplar, fA rudgccl6n de elotor.ontrato la hará la Ccmlslún coacllíadoru. S{pli17l4.-La C.imllrn A¡;rlcoln dar~ ocupación A los obl ero. eciJanos, coo prd(rqpclli • los lora5teros, con arreglo 1\ la tllrlrll )'0 determhi.d:t eorrleodo '" cargo de la representaclén obrera facilitar It dlchn eotldad parronal IIstR de lus obreros desocnpadcs. eomI'romelléodo:.e la misma .. que dlc!los "lementes sean trab8.1adQre~ aptc.s para las fatnna quo se designen, y. cumplido este requlslto. serilo InmeJlataruentb coll)C4do~. Oda~G.- La Joro_"a d. Illlbajo, en 'Ia siega serl\ do alele horu y mMlo, '1 en las la~n.. de laa trlll, Duo.e hums; lila cu ..lu Scl dlstrlbulrie eO 1.1 I(lrmll. que conHng'D amb~s parles
1".
Juan Juuénez G. Estrella EL rat"Pr.~n:
Dt LACA'I\ .. ,\oafe 'LA.
Juan Cas(rillo. EL utSlor,;tr:
'
DroLO.CAoSA oaL rCrDLO
,Manuel Barrios.
325
ECIJA ELECCIONES
y
EN
PARTIDOS
EL
SIGLO
XX:
POLITICOS
(1898-1936)
LEANDRO ALVAREZ REY
Como su título indica, el tema de la Ponencia que a continuación intentaré desarrollar y que amablemente me fue solicitada por los organizadores de estas Jornadas, no pretende ser sino una primera aproximación al estudio de la vida política en Ecija a través de los diferentes procesos electorales celebrados entre 1898 y 1936. No obstante, previamente desearía hacer algunas consideraciones que, por lo demás, estimo obligadas. En primer lugar, quisiera llamar la atención sobre la dificultad que un estudio de esta naturaleza plantea. Escribir sobre acontecimientos que tuvieron lugar hace poco más de cincuenta afias, en un ámbito local relativamente reducido y sobre algo siempre tan polémico como el desenvolvimiento de la actividad política, pudiera parecer a primera vista una temeridad. Sin embargo, a nadie puede haber pasado inadvertida la existencia de unos a~os a esta parte de un interés creciente por conocer y comprender nuestro pasado histórico más reciente. Ciertamente, si la historia parece ser, entre otras cosas, un instrumento de comprensión del presente, que duda cabe que el conocimiento riguroso y científico del pasado más inmediato posee para nosotros una utilidad que supera a la de la simple erudición. En cualquier caso, quiero hacer constar desde este momento que todas y cada una de las afirmaciones que haré a continuación sobre personas o acontecimientos se encuentran justificadas documentalmente en función de unas fuentes que cito ·a pie de página. Ello, lógicamente, no quiere decir que la interpretación y conclusiones que extraigo de las mismas no puedan ser matizadas, confirmadas o rectificadas en función de otros datos, fuentes o estudios diferentes al
..
327
mío. Ha obstante, fiel a una honestidad que considero obligada, he de insistir en que mis conocimientos sobre el tema que nos ocupa son simplemente los primeros resultados de un trabajo de investigación más amplio y que se encuentra actualmente en fase de realización. Sentadas estas premisas,
la Ponencia que pasaré a exponerles ha sido
estructurada en cuatro apartados. En el primero de ellos y a modo de introducción me referiré a una serie de fuentes que pueden ser de interés a la hora de realizar un estudio sobre Ecija en el siglo XX. Finalmente, el análisis de las elecciones y partidos políticos ha sido agrupado en tres periodos cronológicos: las elecciones durante la segunda etapa de la Restauración (1898-1923), la Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) y la Segunda República (1931-1936). períodos que, considero, poseen en sí mismos una entidad específica.
1. FUEITES PARA UWA HISTORIA DB BeIJ! B~ BL SIGLO XX Nunca se insistirá bastante en la importancia de los archivos municipales como fuente indispensable para reconstruir la historia local. Lamentablemente, no siempre estos fondos han sido valorados, custodiados y conservados con el celo que merecen. Por las noticias que poseemos, no parece ser éste el caso de Ecija, cuyo Archivo Municipal, por un grupo
de
licenciados
dirigidos
inventariado
por Dª Antonia
recientemente
Heredia,
encierra
documentación de una riqueza inestimable. Dicho inventario sera publicado en breve por la Excma. Diputación Provincial de Sevilla, lo cual nos exime de hacer una descripción de los fondos correspondientes al siglo XX. Pero junto a los archivos la Prensa constituye, y más para la historia de Ecija, una fuente de consulta ineludible. Y conste que no me refiero tan sólo a la información que es posible localizar en los diarios editados en Sevilla capital, periódicos como EL PORVENIR, A B C, EL LIBERAL, EL NOTICIERO SEVILLANO, EL CORREO DE ANDALUCIA o LA UNION, que puntualmen~e y a través de sus corresponsales
informaban a sus lectores de los acontecimientos
más
sobresalientes que tenían lugar en la ciudad astigitana. Este tipa de información es de gran utilidad y en ella nos hemos basado primord~ülmente para •
328
elaborar esta Ponencia. Pero además, no hay duda de que en este aspecto Ecija constituye
una ciudad afortunada:
nada menos que diecisiete
periódicos
nos consta que se editaron en Ecija capital entre 1900 y 1940, lo cual constituye
una
fuente
valiosísima
a
la hora
de analizar,
en sus
múltiples
facetas, la historia de Ecija en el siglo XX. En 1890 se fundó el "bisemanario poli tico 11beral" LA OPINIOll ASTIGITA-
HA, publicación quincenal que continuó editándose hasta 1930. Con un formato de 44 x 32 cm. y 4 páginas, su tirada declarada rondaba los 300 ejemplares1• A comienzos de siglo sabemos también que se editaba en Ecija otro semanario, titulado EL DEMOCRATA, del cual sólo conocemos el nombre de su director, el senor López Domínguez. En 1906-1907 aparece una nueva publicación, EL COMERCIO ECIJANO, Y en 1911 se funda NUEVA ECIJA, que duraría hasta 1914. En esa fecha aparece
el primer
número del bo1etí n religioso
mensual
ESCUELAS DE
NUESTRA SEgaRA DEL CARMEN, de 4 páginas y un formato de 20 x 14 cm. De 1915 conocemos
dos nuevas publicaciones,
CIVITAS
SOLIS
(1915-1917), también de
carácter religioso, y EL ANUllCIO, de corta vida. A fines de la segunda década del siglo y durante los aftas veinte se van a fundar otros periódicos:
ECOS DE ECIJA (1918-1927), religioso, de periodi-
cidad quincenal, 8 páginas y formato 32 x 22 cm. ¡ EL ECO DE ECIJA¡ el BOLETIH DEL SIllDICATO CATOLICO AGRARIO de Ecija, fundado en 1919¡ el semanario independiente
SOL ECIJANO, dirigido por el senor Jiménez Andrade y fundado
en 1929, y el también semanario LA VOZ DE ECIJA, dirigido por D. Rafael Gomis y cuya publicación se desarrolla entre 1927 y 1937. Finalmente,
durante los anos de la Segunda República y la Guerra Civil
se van a editar en Bcija seis nuevas publicaciones:
ECIJ A GRAFICA
(1932) ¡
LA RAZON, fundado en 1933 y órgano local de Acción Popular y la C.E.D. A. ¡ VIDA GRAFICA
(1934-1935)¡ y los semanarios,
órganos de Falange Espaftola de
la J.O.N.S., ARRIBA (1936-1937> y ECOS (1937-1940>, éste último dirigido por D. Rafael Roldán. 1, La ¡nfor.ación sobre la Prensa editada en ECIJa la heDOS obtenIdo de: "Inlsleno de Ir abaic y PreVIsión, Estadistica de /a prensa pertsdic», anos 1913, 1920 Y 1927; y, 6ólez Zarzuela, 6uía Oficial de sertll» y su provim u, S!vIlla anos 1900 a 19AO.seccI6n "ECIJa"; A BraoJos 6arndo, 'La prensa andaluza en la HeleroLeca "uniClpal de "adnd', en 11/ Coloquios de HIstoru de Anda/u(ia, Córdoba, 1985, pp 233255,
329
Al filo de lo expuesto
y para
finalizar esta suscinta
introducción,
quisiera llamar la atención de los organismos competentes sobre la necesidad de localizar y completar esos fondos hemerográficos,
bien en instituciones
oficiales -caso de la Hemeroteca Municipal de Madrid, donde se conservan varios ejemplares de al menos cinco de las
publicaciones citadas con anterio-
ridad-,
lo cual
o en colecciones
particulares,
supondría
indudablemente
acrecentar de forma considerable el patrimonio histórico de Ecija, además de constituir una fuente de primer orden a la hora de analizar su trayectoria en el siglo XX. Pasaré pues, sin más dilaciones, a examinar lo que constituye propiamente el tema de esta Ponencia.
2. OLIGARQUIA y CACIQUISID (1898-1923) Los aftas que transcurren entre 1874, fecha en que se produce la restauración de la monarquía borbónica en la persona de Alfonso XII, y 1923, punto de partida de la Dictadura del general Primo de Rivera, delimitan cronológicamente una de las etapas mejor diferenciadas de la Historia de EspaHa contemporánea:
la época de la Restauración. No es este el lugar adecuado para
intentar sintetizar,
siquiera a grandes rasgos, algunos de los caracteres
que confieren a la EspaHa de la Restauración una entidad histórica peculiar y específica2•
No obstante, creo que resulta obligado referirnos someramente
a lo que significó la Restauración desde el punto de vista político y a los principios, tanto teóricos como prácticos, en que se basaba el funclonandento del sistema.
2, La Restauración ha sido recienteaente el tela de debate en los dos ColoqUIOS de Segovia sobre Historia Contelporánea de Espafta:vid. J,L, García Delgado (edición de), La fspa6a de Id Gestduraci4n. Política, econosi«, leqtslsclsn y cul turs y La crisis de la Restaurdci4n. fspa6a entre la Pri'í!rJ6uerra /fundial
y la SegundaRepúblIca, En estos trabajos, publicados por Siglo XXI en 1985 y 1986 respectivalente, se reco-
gen la layor parte de las co.unlcaciones presentadas a los mencionados Coloquios, "As recientelente a~n, en Iul ie de 1986, se celebró en Gijón un Selinario sobre Elecciones y loviliuci6n potttirs en la fspa6a de la Resta(Jrac¡¿n,1811-/923, organizado por la FundaCión Ortega y 6asset. A ellos relihllos para un estudio lb porlenorizado del período,
..
330
Lo que se ha dado en denominar el slste~
político de la Rest~uraclón
fue obra de un gran estadista, Antonio Cánovas del Castillo, sin duda una de las principales figuras del Liberalismo espafto13•Cánovas concibió la existencia de dos grandes partidos, conservadores y liberales, que agruparían en su seno a los distintos sectores del espectro político de la época. Dos partidos que, tácitamente, renunciarían a lo que hasta entonces había sido norma en la práctica política del siglo XIX espaftol: imponerse por la fuerza al adver-sar-í o:
dos fuerzas que, por contra, se turnarían pacíficamente
uso del Poder. En suma, sustituir el enfrentamiento
en el
por el diálogo, lograr
un mínimo consensus que hiciera posible la gobernabilidad del Estado, y poner en pie los cimientos de un sistema pol tico estable, eran los grandes í
objetivos de lo que, con razón, se define historiográficamente
como el sis-
tema canovista. Una serie de principios teóricos y de reglas de juego, condensadas
posteriormente
en la Constitución
de
1876, hicieron
posible
la
viabilidad del proyecto político alumbrado por Cánovas del Castillo. La puesta en marcha del nuevo sistema y el turno entre conservadores y 11berales
-representados
por Cánovas
y Sagasta,
sus máximos dirigentes-,
confirió su sello peculiar a la monarquía liberal y constitucional de Alfonso XII, y,
en general,
a aquella
"belle époque",
amable y apacible,
del
último cuarto del siglo XIX espaHol. A fines de siglo y merced a la introducción de una serie de reformas
<sufragio universal,
juicio por jurado,
etc.) EspaHa era un país de apariencia democrática, con unos sistemas orgánicos que hacían de él uno de- los paises más avanzados polí ticamente del mundo. Sin embargo, esa apariencia democrática muy poco tenía que ver con la realidad, y, de hecho, era en el tema de las elecciones donde existía un mayor distanciamiento entre la teoría y la praxis del sistema. La periódica renovación de la cámara legislativa mediante las elecciones era sistemáticamente
ama Hada , falseada y manipulada en
función
de
los
3. Una interesante reflexión sobre el significado de la Restauraci6n en C. Seco Serrano, 'La Restauración: anverso y reverso de una experIencia histórica', en En torno a F~,Jn, Oiputacl6n PrOVIncia de CádlZ, 191'. Dos trabajos clásicos sobre el funciona.ienlo práctico del sisleu en: J. Varela Orteja, los a,it¡os políticos, Putidos, elecciones y cdcJquis.o ~n Id ReslauracI6n (/875-/900), l'Iadrid,1977; J. Tusell 6ólez, OligdrqlJid y cdciqlJIS'O en Andalucia, /890-/923, 8ar(elona~ 1976.
331
intereses de los partidos dinásticos. Los gobiernos, lejos de ser el fruto de la voluntad popular libremente expresada, eran el resultado de la actuación de una amplia red caciquil y oligárquica extendida a lo largo y ancho del país. Un dato puede ilustrar mejor que mil palabras esta realidad: siempre, durante toda la Restauración, el partido que convoca las elecciones es quien las gana,
indefectiblemente.
Para ello era necesario pactar con el
otro partido del turno, con las oposiciones y con la realidad misma sobre la que se actua4• Todo ello, como veremos refiriéndonos al caso de Ecija. cristaliza en el encasillado,
es decir, en la confección, semanas antes de la
fecha designada para las elecciones, de una lista de candidatos pactada que serán los finalmente elegidos, ya que contarán en el momento adecuado con el apoyo del Gobierno y de los partidos del turno en el distrito por el que se presenten. No creemos necesario detenernos más en el análisis del funcionamiento práctico del sistema político de la Restauración. Seffaladas las coordenadas en que nos movemos, pasemos pues a examinar el desarrollo de las elecciones en el marco que nos ocupa, el distrito de Ecija. durante los afias que Joaquín Costa definiera como los de la "oligarqula
*
*
y caciquismo".
*
A lo largo del primer tercio del siglo XX. Ecija, el principal núcleo de población de la provincia de Sevilla después de la capital, experimentó un crecimiento
demográfico notable, pasando de 23.210 habitantes, según el
censo de 1900. a 29.884 en 1935. Una ciudad definida por Vicente Gómez Zarzuela en su Guía Oficial
de Sevilla
y su provincia
como "rica por su agri-
cultura, industria y comercio". que contaba con "buenos edificios, alhóndiga, teatro y plaza de toros", bien comunicada por ferrocarril con Córdoba, Sevilla y Cádiz y que, acorde con su importancia. tenía "te léfonos urbano e interurbano" s. Indudablemente,
la agricultura constituía la actividad económica prin-
cipal, siendo los labradores, propietarios y cosecheros de aceites y
4, Vid. J, Tusell 66aez, O/igdfqufi... , op.clt, capí~ulo 1~.
S, Cfr. Y, 66aez Zarzuela. 6ufi Ofi(jil ... , "Ecija', afto 1920.
332
cerea-
les el sector obstante,
preeminente
a lo largo
considerable
fenómeno
asimismo
éste
mercantiles, al que
(abogados,
yente también
en la vida política
provocará dad social
estaba
médicos,
formada
en determinadas no muy inferior
de comienzos
referiremos
importante
notarios,
de siglo.
se va producir
merced al desarrollo
nos
con una relativamente
les liberales
la población
ecijana
perí odo que examinamos
de los sectores
dad comercial, contaba
del
en la sociedad
en su
No
un ascenso
de la activimomento.
Ecija
clase media de profeSiona-
procuradores,
etc.),
muy influ-
local. A pesar de todo, la mayor parte de
por asalariados,
coyunturas
obreros
y jornaleros,
un grado de polarización
al descrito
por José Manuel Macarro
lo cual
y conílictiviVera para Se-
villa capita16•
Desde el punto de vista electoral, Ecija formaba una circunscripción con los municipios de La Campana, Fuentes de Andalucía y La Luisiana, y elegía un diputado a Cortes. Ecija capital, cabeza de la circunscripción y lugar donde se concentraba el mayor número de votantes, se dividía a su vez en cinco distritos con un total de catorce colegios o secciones eledorales7• Con respecto a la significación política del distrito, Javier Tusell, en su estudio sobre el funcionamiento de la vida política andaluza durante la Restauración, califica al distrito de Ecija como de "tendencia conservadora"e. Sin embargo, el rasgo más sobresaliente del comportamiento electoral de Ecija en este período es su extrema docilidad a las indicaciones del Gobierno. En efecto, de las dieciséis elecciones generales celebradas entre 1890 y 1923, en quinoe ocasiones el diputado elegido por Ecija pertenecía al mismo partido político que el presidente del Gobierno que convocaba la consulta. Tal grado de docilidad y acatamiento a los deseos del Gobierno sólo fue superado, en toda Andalucía, por el distrito también sevillano de Utreras,
6, Véase J.", "acarro Vera, OLas contlictcs obreros en la ciudad de Sevilla: 1918-1920', .en Seis estudios sobre el proteterisdo dnddluz, C6rdoba, 1984, y Ld Ulopíd !reyolucionaria, sevitt» en la IU Repdblica, Sevilla, 1985. 7, La localizaci6n de dichos colegios en BOLETIN OFICIAL OE LA PROVINCIA DE SEVILLA, 2 Enero 1914, n2 2, pp. 2-3, 8, Cfr. J, Tusell 661ez, Oligarqllía, op,cit" p. ~40, 9, lbide" p, 231,
333
Profundizando en lo expuesto hasta el momento, las fuentes consultadas nos permiten afirmar que hasta 1909-1910 Ecija constituía lo que técnicamente se define como un cacicato conservador'
0.
Al igual que ocurría en el dis-
trito de Carmona con la familia Domínguez Pascual, o en Cazalla de la Sierra con los MerchAn Silva, en Ecija el poder político local aparece monopolizado en las primeras décadas del siglo XX por un número muy reducido de familias: fundamentalmente
los Ostos, Osuna, Vega y Centeno. Los principales integran-
tes de dichas familias, apenas dos docenas de personas, copaban en gran parte las representaciones
y cargos públicos. Así, por citar algunos ejemplos,
entre 1904 y 1906 la alcaldía de Ecija estuvo desempe5ada por un miembro de la familia Vega, Francisco de Asís Vega y GÓmez. Entre 1907 y 1909 la alcaldía pasó a Manuel Ostos Ange li na , y en 1909, 1915-1916 Y 1921-1923, dicho cargo fue desempeftado por Plácido Ostos Angelina. En los Ayuntamientos
de
1907 y 1909 figuran cuatro miembros de la misma familia, los hermanos Manuel, José, Plácido y Arturo Ostos Angelina, además de los hermanos Francisco y José Vega Gó reez, Entre 1907 y 1914 aparece como secretario municipal José Ostos y Ostos. José Centeno González,
vinculado
al partido
liberal,
sería diputado provincial (1906-1909) y posteriormente diputado a Cortes por Ecija en 1918 y 1923. Su hermano, como concejal ininterrumpidamente
Antonio Centeno González,
permanecería
desde 1907 a 1923, al igual que los herma-
nos Rafael y Miguel Osuna Riego, concejales en 1918-1919 y 1923. Por su parte Luis Vega y Ostos permanecería
como diputado
provincial
desde
1916 a
1921". Si comparamos estos nombres y apellidos con los que aparecen anualmente en las listas de mayores
contribuyentes
de
Ecija
-es
decir,
aquellos a
lO, Véase ·A los electores del distrito de ECija', en LA AHDALUCIA HODERNA, de Sevilla (·Oiario independiente, literario y lercantil'), 21 Abril 1910, y ·Sobre la elección de Ecija', en EL LIBERAL, de SeVilla ("Diario liberal de infor.acIón general·), 11 Hayo 1910, Deseo aclarar que cuando utilizo el térlino ·cacique' o 'cacicato' no estoy haciendo nlng6n juicio de valor, ni le doy al térlino un carácter peyorativo, He estoy refiriendo silplelente a un lodo de relación política característica de la Espafta de la Restauración y suficientemente definida en los trabajos de Yarela Ortega, Tusell, etc" ya citados. 11, La Inforlaci6n sobre los cargos p6blicos deselpeftados por los lielbros de estas falllias la he obtenido sustanciallente de Y, 661ez Zarzuela, 6uid Ofi(jdJ,." aftos 1900 a 19'0, secciones 'Adlinistracl6n provincial', 'Política y adllnistrativa', listas de diputados a Cortes, etc,
334
quienes, junto con los concej ales, se les reservaba el derecho de elegir compromisarios
para las elecciones
de senadores-,
nos encont.r-ar-erecs , por
ejemplo, con que en 1909 de los quince mayores contribuyentes de Ecija, seis pertenecen a las familias Ostos-Osuna. En 1923, en el censo formado por los cincuenta mayores contri buyentes, aparecen catorce miembros de estas familias: Miguel Osuna Riego <que pagaba anualmente 26.122'77 ptas., siendo el primer contribuyente de ECija)¡ Antonio Osuna Riego (9.032'27 ptas.)¡ Francisco
Vega
ptas.)¡
y Ostos
Lorenzo
(2.651'06 ptas.}j
Ostos
Martín
(6.601'97
Francisco ptas.)¡
Ostos
Martín
Ricardo
Ostos
(8.754'89 Angelina
(2.232'48 ptas.)¡ Baldomero Ostos Angelina <1.712'44 ptas.), etc., lo cual, creemos,
viene
a
confirmar
suficientemente
la aseveración
anterior:
la
monopolización del poder político y de los cargos públicos por un grupo muy reducido
de
personas,
vinculadas
familiarmente,
y que
poseen,
al miS1IXJ
tiempo, el poder económdco12• Hacia 1909 y coincidiendo con la conversión de don Pedro Rodríguez de la Borbolla y el partido liberal en la fuerza política hegemónica de la provincia de Sevilla, los conservadores
fueron desplazados momentáneamente de
sus posiciones en el distrito de Ecija. En efecto, cara a las elecciones municipales celebradas el 2 de mayo de 1909, liberales, republicanos e independientes formaron una coalición que logró imponerse a los conservadores. La alcadia de Ecija fue ocupada por el liberal Felipe Encinas y Jordán, quedando constituido el Ayuntamiento con 14 concejales liberales, 8 republicanos y 1 católico independiente13• Lo mismo ocurrió en La Campana y Fuentes de Andalucía, donde los liberales Francisco Asencio y Fernando Llera sustituyeron a los anteriores alcaldes conservadores. Finalmente, en las elecciones generales celebradas en 1910 y 1916, uno de los vástagos de Borbolla, Pedro Rodríguez de la Borbolla y Serrano, sería elegido diputado a Cortes por el distrito de Ecija. A pesar de todo, los conservadores no tardarían en volver a ocupar
sus
12. Cfr, BOLETIN OFICIAL DE LA PROVINCIA DE SEVILLA, 'Eclja, listas de senores concejales y layares conhibuyentes', 8 Febrero 1909, n61, 33, p. 6; 12 "arIO 19U, n61. 61, p. 6; 20 Febrero 1918, nóJ. 44, p. '; 25 Enero 1923, nól. 22, p. '. 13. Véase 'Sobre la elecci6n de EClja', en Et LIBERAL, 17 "ayo 1910.
335
posiciones en la política ecijana. Ello fue debido, como veremos en su momento, a la rápida ruptura de la coalición liberal-republicana,
pues éstos
últimos acusaron a los amigos de Borbolla de haber suplantado el antiguo cacicato conservador, que "el pueblo odia por sus muchos atropellos a la razón y el derecho", por otro, "más escandaloso", de corte liberal' ....Desde 1910 y hasta la llegada de la Dictadura en 1923, liberales y conservadores compartieron amigablemente el poder político en el distrito de Ecija. Una vez examinado, siquiera en líneas generales, el cuadro en el cual se inscribe la actividad política local en estos a~os, pasaremos a examinar lo que constituye propiamente
el objeto principal de este estudio: el desa-
rrollo de las elecciones en el distrito de ECija entre 1898 y 1923.
*
La existencia de ese ambiente eminentemente caracterizaba
oligárquico y caciquil que
a lo que suele denominarse "vieja política", no era algo des-
conocido por los propios contemporáneos.
Ello fue denunciado en infinidad de
ocasiones, y antes incluso que el Desastre colonial del 98 pusiera en marcha la crítica generalizada contra el sistema, impulsada por Joaquín Costa y los regeneracionistas.
Así, en marzo de 1898, por ejemplo, podía leerse en un
periódico sevillano, EL CRISOL, esta poco velada descalificación
del sistema
político vigente, y, en concreto, de la forma en que se realizaban las elecciones: "Está en la conciencia de todo el mundo, que el sistema electoral se halla completamente
desprestigiado
en Espafia, y que las luchas en
los comicios resultan verdaderas comedias o meras fórmulas para llenar los requisitos de la ley"'6. Ahora bien, cabría
preguntarse
el porqué de esta situación.
¿Por qué
los ecijanos de comienzos de siglo se plegaban tan dócilmente a los deseos y mandatos de tal o cual cacique, o a las órdenes procedentes de Madrid y que exigían el voto a éste o el otro candidato?
La respuesta es, sin duda, har-
14. Vid. 'Oesde Ecija', en EL~IBERAL, 30 AbrIl 1910. 15. Véase 'DesprestigIO del sufragio', en El CRISOL, de Sevilla ('Biselanario politico'), 17 "arzo 1898.
336
~o compleja, aunque ya hemos aludido a algún aspecto que puede ayudarnos a comprender
la si tuación:
me refiero a la profunda
polí tico y poder económico.
simbiosis
entre poder
En otras palabras, quien ordenaba votar a tal
candidato era la misma persona que daba, o quitaba, el jornal necesario para la propia subsistencia.
Sin embargo y desde mi punto de vista, la raiz del
problema habr a que buscarla en la profunda apatía e i ndi tereuci s política í
de que hacía gala la mayor parte de la población en la época que estamos estudiando. Apatía e indiferencia motivadas, por supuesto, por causas socio-culturales, es decir, falta de conocimientos, ese espíritu cívico que los regeneracionistas
de educación ciudadana, de
pedirían insistentemente para
"despertar" a las masas e incorporarlas a la vida política del país. Causas, también, de carácter económico, que impedían el acceso a esa cultura y esa educación a la mayor parte de la población. En cualquier caso, esa apatía e indiferencia se traducían en la práctica en algo sustancial: la existencia de una profunda desmovilización
política. Este fenómeno, por supuesto mucho
más complejo de lo que acabamos de exponer, tampoco era desconocido para los propios contemporáneos.
En un diario republicano
de Sevilla, EL BALUARTE,
podía leerse en 1907 esta durísima crítica del comportamiento político usual entre los ecijanos de comienzos de siglo. Bajo el epígrafe "La política sevillana", se decía lo siguiente: "Ciudades como Ecija, de verdadera importancia, permanecen mudas, quietas, pasivas, sin voz ni voto, aguardando las órdenes del cacique. Dicen los ecijanos: - No nos perturbeis, políticos de Sevilla, en nuestra santa quietud y en nuestro marasmo tradicional. Dej adnos convivir buenamente percibiendo las rentas comunales y gastándolas en aquello que mejor nos parezca. Cuando haya que nombrar diputado, nos dicen ustedes: Fernando de Checa y Sánchez... y Fernando de Checa y Sánchez saldrá.
Posible será
-siguen diciendo los ecijanos- que el seftor Checa no conozca a Ecija ni por el forro, ni aquí cuente con amistades, ni intereses, ni simpatías, pero ... eso no hace al caso. En el mismo caso se encontraba el sefiar don Prudencia Kudarra y nos representó ... Precisamente los ecijanos lo que deseamos es que los diputados no aparezcan por aquí ..." H>.
337
Claro está que el comportamiento político de los ecijanos no se correspondió siempre con estos cánones.
Pero, cuando en contadas
ocasiones "la
opinión" se mostró dispuesta a manifestarse libremente, chocó contra un sistema que disponía de un nutrido conjunto de procedimientos para impedirselo. A ello nos referiremos a continuaci6n. Las primeras elecciones generales que vamos a examinar son las celebradas el 27 de marzo de 1898, meses antes de que se produjera la derrota militar ante
Estados
Unidos
y la pérdida de Cuba, Puerto
Rico y Filipinas,
últimos jirones del imperio colonial espaftol. En la provincia de Sevilla el pacto electoral entre el jefe provincial del partido liberal-fusionista,
Gaspar Atienza y Tello, marqués de Paradas,
y Tomás de Ibarra y Sánchez-Bedoya,
jefe de los conservadores
sil velistas ,
funcionó a la perfección. La candidatura oficial -el encasillado- fue elaborado en Madrid de acuerdo con el presidente del Gobierno, Sagasta, dos semanas antes de que se celebraran
las elecciones17•
Por Ecija resultó elegido
don Mariano Atienza y Tello, liberal adicto y hermano del jefe provincial del partido liberal. En realidad, el carácter de simple trámite de las elecciones celebradas en 1898 en Ecija se refuerza si tenemos en cuenta que sólo se presentó un candidato, que resultó elegido sin oposici6n18• Si las elecciones
generales
no parece que provocaran
una alteración
considerable en la vida política ecijana, no podemos decir lo mismo con respecto a otros acontecimientos efecto,
en septiembre
que tuvieron lugar a fines del mismo afta. En
de 1898 la conducta
del Ayuntamiento
de Ecija fue
duramente criticada por la Prensa madrilefta, acusándose a la corporación astigitana de haberse negado a socorrer a los soldados heridos y repatriados de Cuba mientras subvencionaba, con 5.000 pesetas, las corridas de
toros19•
16, Cfr, 'La política sevillana', en EL BALUARTE, de Sevilla ('Oiario polítiCO lercantil"), 24 "arzo 1907, 17, Véase 'Política local' y 'Oe elecciones', en EL CRISOL, 9 Febrero 1898 y 18 "arzo 1898, Iguallente: 'El COIHé liberal, La proctauci6n de candidatos', en EL PORYENIR, de Sevilla ('Oiario político independiente: diario de aVIsos y noticias'), 18 "arzo 1898, 18, En 'Las elecciones', EL PORYENIR, 28 "arzo 1898, 19, Cfr, 'Autonolía lunicipal, El caso de ECIJa', en EL PORYENIR, 27 Septielbre 1898,
338
El alcalde negó la veracidad de tal información, calificándola de "manejos puestos en juego por los adversarios del elemento oficial 10cal"20. Las dos elecciones siguientes, celebradas el 16 de abril de 1899 y el 19 de mayo de 1901, durante los aftas que el profesor Seco definiera como los de la "renovación interna" del sistema21, no parece que sirvieran, al menos en el distrito de Ecija, para renovar nada, ni interior ni exteriormente. Tal vez fuera, como afirmaba EL PORVENIR, que "la avasalladora fuerza de la costumbre" era capaz por sí sola de frustrar las esperanzas de sinceridad e independencia electoral, de cambio de procedimientos alentada por el Gobierno Silvela22. En 1899 el candidato encasillado por Ecija, don Juan Pérez de Guzmán y Boza, duque de T'Serclaer, jefe provincial de los conservadores polaviejistas, se impuso sin dificultad
a Ricardo Iribarren, liberal sagastino, por
2.300 votos de diferencia23• Con respecto a las elecciones de 1901, Ecija conoció el insólito espectáculo de que tres candidatos se disputaran el acta de diputado. Claro que los tres pertenecían fracciones
diferentes.
al partido
liberal, aunque
El candidato
encasillado,
militaran en familias o marqués de Campo Ameno,
liberal vinculado a Romero Robledo, tuvo que hacer frente a los 11berales sagastinos "independientes"
Francisco Valera García y José María López y Ló-
pez, éste último hacendado del distrito y ex-diputado y ex-senador por el mismo. Las coacciones y abusos contra las candidaturas no oficiales, las detenciones de interventores y apoderados contrarios, fueron denunciadas puntualmente por el director del semanario local EL DEMOCRATA y por el propio José María López y López24. La situación no llegó a más porque, según comen-
20. Véase °Por telégrafo. Servicio especial para El Porvenir, Feria en EOJao, en EL PORVENIR, 24 Septlelbre 1898, 21, Vid, C, Seco Serrano, Alfonso 1111 y Jti crisis de lti HesttiUrd(Un, "adrid, 1979, pp. 77 y 55, 22, Véase OLas eleccioneso, en EL PORVENIR, 17 Abril 1899, 23, Vid, "De polí~lcao, en jL PORVENIR, 31 "ano y 6 Abril 1899; J, Tusell 6ólez, Oligdrquiti"" op,(it" p, 353; OLas elecciones, "As datos, En Sevillao, en EL PORVENIR, 17 Abril 1899, 2', °Oesde Ecija, De nuestro redactor O, "anuel Canaveralo, en EL NOTICIEROSEVILLANO(OOiario independiente de not ic ras, avisos y anunr íes"), 11 "ayo 1901; "las elecciones' y °Por telégrafo, En EciJao, en EL NOTICIEROSEVILLANO, 19 "ayo 1901,
339
taba el redactor político de EL BALUARTE, "el alcalde de Ecija es hombre convencido de que allí se hace lo que a él le da la gana, y no quiso tomarse el trabajo de mandar fusilar a nadie"2&.
El marqués de Campo Ameno, "que
andaba ayer preguntando por la calle Sierpes hacia qué sitio caía Ecija"26, resultó elegido diputado con una brillantísima votación27• Cuatro elecciones generales más se celebraron entre 1903 y 1910, elecciones que, como rasgo distintivo, se caracterizaron en el distrito de Ecija por el aumento paulatino de la competitividad, proceso que culminaría en las celebradas el 8 de mayo de 1910. En 1903 la diferencia
entre el candidato encasillado,
el conservador
silvelista Fernando de Soto y Aguilar, conde de Puerto Hermoso, y su contrincante, el liberal canalejista José Serrano Carmona, fue sólo de 623 votos, siendo de destacar el bajísimo nivel de participación, votando en Ecija capital sólo 1.654 electores2B. La lúcida votación del candidato liberal fue tomada en consideración, y en las elecciones siguientes, celebradas ellO
de septiembre de 1905, Juan
José Serrano Carmona, abogado y redactor de LA IBERIA, fue encasillado por Ecija y elegido diputado a Cortes sin oposición2~. Sin embargo, las elecciones celebradas el 21 de abril de 1907 provocaron mayores dificultades. La actitud del marqués de las Cuevas, vicepresidente del Comité provincial del partido conservador, como candidato
obstinado en imponer
por el distri to de Ecija a su protegido
Francisco Armero
Casti 110, j oven que no tenía ni la edad que la ley determinaba proclamado
candidato,
provocó
enfrentamientos
entre
los
para ser
conservadores
sevillanos y el propio Antonio Maura, presidente del Gobiern030. Además, los liberales borbollistas comenzaban a organizarse para dar la
batalla
a
los
25, Véase '"urluraciones', en EL BALUARTE, 20 "ayo 1901, 26, Loc,(1t,
27, De 'Las elecciones', en EL PR06RESO, de Sevilla ("Diario liberal'), 21 "ayo 1901, 28, Vid, 'Las elecciones', en EL NOTICIERO SEVILLANO Y EL PORVENIR, 27 "ayo 1903, 29, Cfr, 'Las elecciones de ayer", en EL LIBERAL, 11 Septielbre 1905, y "Las elecciones", en EL PR06RESO, 12 Septielbre 1905, 30, Sobre esta cuesti6n véase ·Políti(a sevillana", en EL LIBERAL, 15 "arzo 1907, 18 Y 23 "arzo 1907,
340
conservadores del distrit031•
Finalmente, tras algún pucherazo en La Luisia-
na, el conservador maurista Gonzalo Segovia y Ardizone, conde de Casa Segoví
a,
logró imponerse al conservador
disidente
Francisco Armero, quien a
pesar de todo obtuvo 2.234 votos32• Sin embargo,
como afirmAbamos
anteriormente,
fue en
las elecciones
celebradas en 1910 cuando el grado de competitividad aumentó considerablemente en el distrito de Ecija. Para comprender el porqué bay que tener en cuenta los cambios operados en la política local unos meses antes: me refiero a la derrota liberal-republicana
del tradicional
cacicato
conservador
ante
la coalición
formada cara a las elecciones municipales de 1909, y a
la ruptura de dicha coalición tras los intentas de formación, par parte de los borbollistas, de un cacicato liberal en Ecija. Ante esta situación las elementos conservadores, aliados circunstancialmente a las liberales canal ej istas y
a las republicanas,
intentaran dar la batalla a las borbollistas.
Los republicanos del distrito, dirigidos par Juan Tamarit-Xartel, Jasé María Caldera y Jasé Casanova, entre otros, proclamaran candidato a don José Gilés y Rubio, melquiadista, bijo de Ecija, catedrática de Literatura en la Uni-
versidad Central y persona que gozaba de gran prestigio en el distrito: baste decir que en el mítin de presentación del candidato republicano, acto celebrada en el Teatro Principal de Bc f a , se dieron cita aproximadamente í
4.000 personas, según informó la Prensa33. Tanto las republicanas como el candidato encasillado, el liberal Pedro Rodríguez de la Borbolla y Serrano, desarrollaron en las semanas anteriores a la fecha designada para las elecciones una intensa actividad propagandística, publicando Manifiestos y celebrando diversos mítines y actos públicos no sólo en Ecija, sino en el resto de las pueblas del distrito34•
31, Vid, 'El Partido liberal en el distrito de Ecija', en EL LIBERAL, 31 "arzo 1901, 32, Véase 'Las elecciones en Sevilla', en EL NOTICIERO SEVILLANO, 22 Abril 1901; 'Corolar.iode la seaana. Las elecciones', en EL BALUARTE, 28 Abril 1907; y BDLETlN DFlCIAL DE LA PROVINCIA DE SEVILLA, 2A Abril 1907, nó., 97, y 2S Abril 1907, n61, 98, 33, Cfr, 'De Ecija, "Hin de propaganda electoral', en EL LIBERAL, 23 Abril 1910, Vhse ta.bién 'Nolas polilicas" y "Salería elecloral, José Silés y Rubio', en EL LIBERAL, 19, 22 Y 27 Abril 1910, 3A, Véase, por ejelplo, 'La calpaftaelectoral, "itin de propaganda en La Ca.pana·, "Notas políticas', 'La calpaftaelectoral, En Fuentes de Andalucía', en EL LIBERAL, 2S y 27 Abril 1910; "A los @leclores del
341
Los abusos, atropellos revistieron
y coacciones
contra la candidatura
no oficial
en esta ocasión una especial gravedad: el 23 de abril dos te-
nientes de alcalde, acompafiados de varios empleados y guardias municipales, ebrios y armados con sables y pistolones,
impidieron la celebración
de un
mitin republicano en Fuentes de Andalucía3&. El 2 de mayo de 1910 a los jefes del partido conservador en La Campana y Fuentes de Andalucí a, Benj umea Cardefias y Escalera, se les ordenó por el jefe provincial, Ibarra, abstenerse de prestar su apoyo al candidato republicano, lo cual inclinaba la balanza bacia Borbolla pues, como apuntó EL LIBERAL, rtGilés sólo cuenta ya con las masas obreras repu blicanas y ciertos elementos
independientes" 3&. Los
atropellos se intensificaron a medida que se acercaba la fecha de las elecciones y el 8 de mayo, día designado
para la votación,
seis republicanos
procedentes de Sevilla fueron detenidos en Fuentes de Andalucía. El resto de los apoderados e interventores de Gilés en Fuentes fueron cercados en un Casin037. Posteriormente
los republicanos denunciarían
que en La Campana fue-
ron agredidos por "monterillas locales", y en Ecija apaleados y encarcelados los principales correligionarios
republicanos3e•
Los resultados de las elecciones dieron la victoria al candidato encasillado, quien obtuvo 101 votos más que su contrincante Gilés, 2.645). De nada sirvieron
(Borbolla, 2.746¡
las protestas de los republicanos ante lo
que don Pedro Rodríguez de la Borbolla definió como una elección "modelo de neutralidad política"39. Vistos los precedentes de la elección anterior, no es de
extraftar que
dislrito de Etija·, en LA AHDALUCIA 110DERNA, 27 Abril 1910; ·Desde Ecí ia", en EL LI8ERAL, 29 Y 30 Abril 1910; ·De Ecija", en El ULTI110,de Sevilla (·8iselanario independienle·), n~l. 275,30 Abril 1910. 35. ·Hotas políticas·, en EL LI8ERAL, 2A Abril 1910. El 28 de Abril, talbién en Fuentes de Andalucía, fue detenido Julio Alcaide, presidenle de la Juventud Republicana de Sevilla (Vid. ·Una protesta", en EL LIBERAL, 29 Abdl 1910). 36. "Notas políticas", en EL LI8ERAL, 3 l1ayo 1910. 37. Vid. "Las elecclones", en EL LIBERAL, 9 l1ayo 1910. 38. Véase, prinripalaente, "Las elecciones en EciJa. Un roaunicado", y "Junta de ascrutinio", en EL CORREO DE ANDALUCIA, de Sevilla (·Dlario católico de notiCias·), 11 y 13 l1ayo 1910; "Los republicanos. "itin en el Teatro del Duque', y ·Sobre la elección de Eci¡a', en EL LIBERAL, 16, 17 Y 19 "ayo 1910' 'Del Iltin republicano', en EL ULTIMO, n61. 279, 18 "ayo 1910' ·Sobre la elección de La luislana. Una (arta-, en EL LIBERAL 27 "ayo 1910 etc.
342
en los a50s siguientes las elecciones celebradas en Ecija se caracterizaran por su prácticamente nula competitividad. Ello era fruto de la existencia de un electorado escéptico y desenga5ado, que consideraba imposible enfrentarse a un sistema que no dudaba en recurrir a cualquier procedimiento -incluida la falsificaci6n de los resultados electorales- para sacar adelante la candidatura que mejor conviniera a sus intereses. Así, en 1914, el conservador datista José Benjumea Carde5as, candidato encasillado, no tuvo ninguna dificultad en imponerse al liberal independiente José María L6pez y L6pez, venciéndole por una diferencia teórica de 4.870 votos. El comentario del diario FIGARO no tenía desperdicio:
"no puede darse farsa más ridícula que la que
ayer pasó en medio de la indiferencia general"40. Algo parecido ocurri6 en 1916, resultando vencido por unos dos mil votos de diferencia el candidato liberal garciprietista, José Centeno, por el encasillado Pedro Rodríguez de la Borbolla y Serrano. De hecho en 1916 prácticamente no hubo elecciones en la provincia de Sevilla, pues en Cazalla, Utrera, Carmona, Sanlúcar, Estepa, Morón y Marchena los candidatos presentados, pertenecientes
a los partidos dinásticos, fueron proclamados diputados
una semana antes de la fecha designada para las votaciones, en aplicaci6n del artículo 29 de la Ley Electoral, que preveía que en caso de existir un sólo candidato por cada puesto en lucha, la elección no tenía lugar y el puesto se cubría automáticamente41• En cualquier caso, la actualidad local rápidamente quedó eclipsada por la visita que a finales de abril de 1916 realizaron
los Reyes D. Alfonso
XIII y Dª Victoria a la ciudad astigitana. Rodeados por un
inmenso
gentío,
39, "No~as políticas", en EL LIBERAL, 10 "ayo 1910, "ese~ después fueron expulsados del Centro Fede-
ral varios concejales republicanos que se habían prestado a colaborar en la candidatura de Borbolla, Véase "Ecija, La opinión reivindicada",'en EL PUEBLO, de Sevilla ("Periódico republicano"), n~I, 25, 23 Noviembre 1910, 40, Véase "Las elecciones generales' y "Las elecciones de ayer', en EL LIBERAL Y EL CORREO DE ANOALUCIA, 9 "arzo 1914; "El resultado de las elecciones", en SEVILLA, ('Diano político de la .allana'), 10 "arzo 1914; y 'Para las fuerzas vivas·, en FI6ARO, de Sevilla ('Oiario gráfico independiente"), n~I, 354, 10 "arzo 1914, Las protestas de José "aría López anLe los abusos y coactiones perpetrados con~ra su candida~ura en "Oe Ecija, Protesta del sellorLópez' y "Notas políticas', en EL LIBERAL, 9 Y 11 "arzo 1914, 41, "Las elecciones de ayer", en EL NOTICIERO SEVILLANO y EL LIBERAL, 10 Abril 1916; "Noticias de Ecija·, en EL LIBERAL, 7 Abril 1916; "La junta del censo", en SEVILLA, 4 Abrtl 1916, Sobre la legislación
eledoral véase
J,
Tusell 661ez¡
OJ¡gUqU{l.. " op.cit,
pp, 26 y ss,
343
los Reyes
pasearon
a pie por la localidad
visitando
el Ayuntamiento,
la Re-
y la capilla del convento de las Teresas. Después fueron obsequiados
monta
con un té en el palacio del marqués de Pe~aflor, viéndose obligados a salir al balcón y saludar al público. El acontecimiento despertó, a no dudarlo, una expectación mucho mayor que las elecciones celebradas unas semanas antes42• Este ambiente de atonía e indiferencia que acompañé
a las elecciones
celebradas en 1914 y 1916 en el distrito de Ecija, fue desapareciendo a partir de 1917. Como es sabido, en esta fecha se produce una conjunción entre los diferentes grupos reformistas o regeneradores, una situación de crisis económica y una oleada revolucionaria protagonizada por las centrales sindicales proletarias. Los a~os que transcurren entre 1917 y 1923 son, como los ha descrito Javier Tusell, "años en que se vive en una situación de crisis sin solución que no satisface a nadie"43. Son, también, los años en que se va a ir produciendo el total fraccionamiento de los partidos del turno y la descomposición del sistema pseudo-representativo de la Restauración44. Esta situación se tradujo en una mayor efervescencia y afán de participación y renovación política, aunque, por lo que a Ecija se refiere, ese afán fue incapaz de romper el círculo de la vieja política.
Es ahora, también, cuando van a registrarse en el distrito de Bcija los incidentes más graves y numerosos con motivo de las elecciones. En 1918 el candidato liberal borbollista Francisco Castillo Vaquero, que luchaba contra el encasillado garciprietista José Centeno, estuvo a punto de ser asesinado en Fuentes de Andalucía por un guardia municipal. En dicha localidad el alcalde interino, al mando de una "partida de la porra" formada por cuarenta individuos armados con palos y revólveres, detuvo y encarceló el día de las
•
elecciones a los interventores y apoderados del candidato no oficial. En represalia, el alcalde borbollista de Ecija ordenó la detención de los
apode-
42, En "Los Reyes en Ecija·, EL LIBERAL, 30 Abril 1916, 43, Cfr, J, Tusell 661ez, Oligarquía"" op,cit" p, 548, U, Véase J ,L, 6arcia Delgado, la crisis d~1 5ist~,a d~ la R~slauraci6n,Espa6a desde la Priser« GuerraHundidl d la S~gunda~púbJica, nadrid, 1986,
344
rados de Centeno. Días antes los vendedores del mercado y plaza de abastos habían denunciado
al gobernador
les amenazaba con cerrarles Finalmente,
civil que el inspector municipal de Ecija
los puestos si no votaban a Castillo Vaquero.
en una visita a Eclja don Pedro Rodríguez de la Borbolla fue
apedreado por un grupo de manifestantes46. Estos y otros incidentes no impidieron que José Centeno
fuera proclamado
diputado a Cortes por Ecija, a
pesar de las protestas de Castillo Vaquero y de las coacciones e irregularidades de todo tipo que se produjeron en el distrito46• En 1919 el enemigo a batir por el encasillado de turno, el maurista Francisco González de Aguilar Villavicencio,
conde del Aguila, era Manuel
Barrios Jiménez, socialista, presidente de la Casa del Pueblo de Ecija y futuro diputado a Cortes por la provincia de Sevilla en las elecciones del Frente Popular, en 1936. En esta ocasión las elecciones adquirieron un cariz particular, ya que, como comentaba EL LIBERAL, las clases conservadoras de Ecija, "como un sólo hombre, se aprestan a poner dique al avance de las clases proletarias"47• El tono apocalíptico que puso en boga la Prensa conservadora en estas elecciones, se vio reflejado también en el Manifiesto que a finales de mayo de 1919 hizo público el conde del Aguila, y del cual entresacamos el siguiente párrafo: "O la sociedad ha de seguir sobre sus fundamentos eternos de Religión, Familia, Orden y Propiedad, o ha de desaparecer entre ruinas y miserias al faltarle sus cimientos¡ eso es 10 que debatimos"48, •
45, Y~ase sobre estos incidentes ·Las elecciones generales, En fuentes de Andalucia, Atentado cri.inal contra Castillo Yaquero', en EL LIBERAL, 25 Y 26 febrero 1918; "La política', en LA GACETA DEL SUR, de Sevilla ('Diario de inforuci6n general'), n~ls, 146 y 147, 27 Y 28 febrero 1918; 'la poHtica en los pueblos, lo de Ec iia", en El LIBERAL, 16 Y 21 febrero 1918; 'Las elecciones en Sevilla, En Ecija', en LA GACETA DEL SUR, n61, 144, 15 Febrero 1918, Las elecciones en fuentes de Andalucía fueron aplazadas hasta el 3 de "arzo, 46, Seg~n los datos oficiales, Centeno obtuvo 3,242 votos y Castillo Vaquero 1,776, No obstante, la clave de la elecci6n estuvo en fuentes de Andalucía, donde a Centeno se le adjudicaron 808 votos y a Castillo Vaquero,.. 16, Véase BOlETIN OfICIAL DE LA PROVINCIA DE SEYILLA, 1 "arzo 1918, n61, 52, pp, 1 y 2, Y S "arzo 1918, n61, 55, p, 3, las protestas de Castillo Vaquero en 'Junta ProvinCIal del censo, El acta de Eci¡a', en EL lIBERAL, 8 "arzo 1918, 47. Vid, "El acta de [cija', en El lIBERAL, 13 Hayo 1919,
345
Nuevamente se pusieron en marcha los resortes del Poder y días antes de la fecha designada para la votación Manuel Barrios y la junta directiva de la Casa del Pueblo de Ecija fue detenida y encarcelada. El Centro Obrero de Cafiada del Rosal fue clausurado y el Ayuntamiento de Fuentes de Andalucía, presidido por un alcalde conservador
pero hermano del jefe local de los
republicanos, Kufioz Conde, fue destituido. El día de la elección se impidió a los apoderados e interventores de Barrios la entrada en Fuentes de Andalucía, y el propio candidato socialista fue amenazado por un lndividuo que portaba una pistola, a pesar de ir acompa~ado por un notario. Los republicanos y socialistas denunciaron también la puesta en práctica por parte de los conservadores y liberales del distrito de procedimientos análogos en La Can: pana y La Luisiana, así como el hecho de que al entrar en los colegios los electores republicanos
fueran insultados y cacheados, y esto en presencia
incluso de la Guardia Civi14s. A pesar de todo Manuel Barrios logró obtener en Ecija capital 1.100 votos de diferencia a su favor sobre el encasillado conde del Aguila, votos que quedaron ahogados ante los pucherazos cometidos en Fuentes de Andalucía y La Campana, tal y como puede verse en el cuadro que insertamos a conti-
nuación150:
DISTRITO DE ECIJA
NUMERO DE
1WXERO DE
CANDIDATOS/NUMERO DE VOTOS
(LOCALIDADES)
ELECTORES
VOTANTES
M. BARRIOS
6.423 1.733 1.154 850
2.653 1.468 1.120 689
1.863 22 39 195
762 1.425 981 494
10.160
5.930
2.119
3.662
Ecija Fuentes de Andalucia La Campana La Luisiana TOTAL
C. AGUILA
48. 'Oesde Ecija', en EL CORREO DE ANOALUCIA, 28 "ayo 1919. 49. Véase 'El IOlento político' y 'Política sevillana ¡Todos contra Barrios", en EL LIBERAL, 27, 28 Y 29 "ayo 1919; 'Oespués de la slecc rén. Un telegrala de [cija", en LA UNJON, de Sevilla ('Diario independiente·), 2 Junio 1919; "Las elecciones generales. La lasa electoral indiferente', en EL LIBERAL, 2 Junio 1919; ·la Junta del Escrutinio. El acta de Ecija', en LA UNION, 6 Junio 1919, etc. SO. Fuente: BOLETIN OFICIAL DE LA PROYINCIA DE SEYILLA, S Junio 1919, n61. 133, pp. 4 Y 5.
346
En conclusión,
podemos decir que las elecciones
celebradas
en Ecija
hasta el 1 de junio de 1919 mostraron bien a las claras la impotencia de las oposiciones ante el sistema oligárquico y caciquil, pero pusieron también de manifiesto
la incapacidad
de dicho sistema para subsistir sin recurrir a
procedimientos que hoy calificaríamos como de dudosa moralidad. Las elecciones generales de 1919 fueron también, propiamente dichas, las últimas que se celebraron en el distrito de Ecija antes de la implantación de la Dictadura de Primo de Rivera. No obstante, aún en diciembre de 1920 tuvo lugar otro proceso electoral. El conservador datista José Benjumea Cardeftas, encasillado por Ecija dos meses antes de que las elecciones se celebraran&l, no tuvo ninguna dificultad para salir elegido diputado, a pesar de las denuncias y protestas de su contrincante, el liberal José Centen062. En las elecciones siguientes, convocadas para el 29 de abril de 1923 por el Gobierno de Concentración Liberal, José Centeno sería proclamado diputado a Cortes por el distrito de Ecija sin necesidad de recurrir a las urnas, en aplicación del denostado artículo 29 de la Ley Electoral. Unos meses más tarde, el 13 de septiembre de 1923, don Miguel Primo de Rivera y Orbaneja, Capitán General de Catalufta, protagonizaba un golpe de estado y suspendía "provisionalmente" el régimen constitucional.
Durante los próximos siete afias ECija y España
entera vivirían "bajo el Fuero Militar".
3. LA DICTADURA DE PRIXD DE RIVERA (1923-1930) La Dictadura implantada a raiz del golpe de estado de "Primo de Rivera constituye una de las etapas menos estudiadas de nuestra historia reciente. Presentada tradicionalmente constitucional,una
por la historiografía como un simple"paréntesis"
salida fácil a la crisis del sistema de la
lo cierto es que hay indicios suficientes para considerar que
Restauración, la
Dictadura
SI. Yld. 'La política tal cual es, El encasrlladc para las prÓXllaS alecriones", en LA UNIOH, 29 Octubre 1920, 52. Véase 'Reunión de la Junta proVinCial del Censo. Graves protestas y denunCias·, en LA UHION, 25 DI(ielbre 1920.
347
primorriverista
encierra más interrogantes de lo que a primera vista pudiera
parecer63• Durante los aftas que transcurren entre 1923 y 1930 Bspafta experimentó un crecimiento económico notable, fruto por una parte de los esfuerzos desplegados por el nuevo régimen y de la existencia de una favorable coyuntura internacional. El paro obrero, uno de los graves problemas del período inmediatamente anterior, desapareció prácticamente gracias a la puesta en marcha de ambiciosos
planes de obras públicas. La conflictividad
apreciablemente,
social disminuyó
debido a la mejora de la situación económica, la represión
contra los sindicatos anarquistas y la colaboración prestada al nuevo régimen por los socialistas. nero desde comienzos
El problema de Marruecos, sangría de hombres y di-
de siglo, fue solucionado
satisfactoriamente
tras el
desembarco de Alhucemas y la ocupación definitiva del Riff. El orden público volvió a ser lo cotidiano, y, fuera necesario
lo que es más importante, sin que para ello
utilizar de forma excesiva los instrumentos
represivos en
poder del Estado. La Dictadura de Primo de Rivera fue, en cierto modo, un remanso de paz y progreso económico, una etapa que sería recordada con aftoranza por muchos espa~oles durante los turbulentos aftas de la Segunda.República y la Guerra Civil. Pero, junto a sus aciertos indudables, la Dictadura de Primo de Rivera presenta también sus sombras.
Posiblemente
el principal error de Pr-ímo de
Rivera fue el no haber sabido, o podido, enfrentarse a problemas históricos estructurales, como, por ejemplo, el tema de la-distribución de la propiedad de la tierra. Asimismo,
Primo de Rivera y sus colaboradores
se mostraron
incapaces de diseftar un sistema político estable que sustituyera al caduco sistema canovista. La provisionalidad
del régimen implantado el 13 de sep-
tiembre de 1923 fue una constante durante todo el período, y ello a pesar de
53, La bibliografía reciente sobre la Dictadura de Prilo de Rivera no es excesivalente abundante, "e lilitar~ pues a citar varios trabajOS que, en líneas generales, abordan este período y ofrecen una bibliografía pr~cticalente exhaushva: Sh, Ben-Ali, la Dictadura de fri.o de Rivera, /923-/930, Barcelona, 198.; J, Tusell 661ez, la crisis del caclquislo andaluz (/923-/93/), Barcelona, 1977; Varios Autores, la poI/tira econésit« durante la Dictadura de frilo de Rivera, n(¡lero10nogrAfico de la revista Cuadernosfcon6.icos de InfoflacUn Co,ercial Espalfoll, n(¡l, lO, 1979,
348
sus repetidos
intentos
de institucionalización.
Por todo ello, cuando en
1928-1929 y debido a varios factores (oposición de intelectuales y estudiantes¡ malestar en sectores del Ejército¡ comienzo de las dificultades económicas,
etc.),
comienza
a quebrarse
la marcha ascendente
de la Dictadura,
Primo de Rivera se vio obligado, en enero de 1930, a renunciar sus poderes y presentar su dimisión a Alfonso XIII.
*
La caída del régimen pseudo-representativo
de la Restauración,
víctima
del golpe de estado de Primo de Rivera, no parece que provocara en Ecija ninguna repercusión importante. Como afirmaba el corresponsal de LA URION, a comienzos de octubre de 1923, el pueblo de Ecija estaba, textualmente, "harto de polí tica y escaso de pan" 64. En consonancia con lo sucedido en el resto de Espafta, en las semanas posteriores a la implantación de la Dictadura el Ayuntamiento
de Ecija, presidido por el conservador Plácido Ostos Angeli-
na, fue sustituido
automáticamente
por una corporación
integrada
con los
miembros de la Junta Municipal de Asociados, organismo encargado teóricamente durante el régimen anterior de fiscalizar la actuación municipal. Alcalde de Ecija fue designado don Antonio Benítez Fernández, médico, presidente del Casino de Artesanos y uno de los principales
contribuyentes
de la 10ca11-
dad66.
Unas semanas más tarde, el 8 de diciembre de 1923, era conocido el
nombre
del futuro
delegado
gubernativo
de Ecija,
el teniente
coronel
de
caballería don José María Salís lbáftez&6. La creación de las delegaciones gubernativas, posiciones
una de las primeras dis-
del régimen primorri verista, tení a como finalidad
básica la de
erradicar lo que entonces se consideraba el principal enemigo del país y la causa de todos sus males: el caciquismo. A tal fin, Primo de Rivera diseminó a lo largo y ancho de la geografía espaftola un número considerable ciales del Ejército nombrados delegados del Gobierno. A cada
partido
de ofijudi-
SA. Véase "Ecija. Subsis~ncias", en LA UNJON, 4 Octubre 1923. 55. Cfr. Y. GÓlez Zarzuela, 6uíd üticis! ... , op.t ii., "Ecija', 19U, pp. 46A a 467; BOLETIN OFICIAL OE LA PROVINCIA OE SEVILLA, 25 Enero 1923, nÓI. 22, p. , (Listas de concejales y layores contribuyent~s). 56. Vid. LA GACETA, de "adrid, 6 Oicielbre 1923.
349
cial correspondería un delegado gubernativo, pequeños "cirujanos de hierro" que, a semejanza de Primo de Rivera, tendrían la misión de llevar a cabo la regeneración política, moral y ciudadana en sus respectivas zonas de actuación. Esto es 10 que venía a decir, en enero de 1924, el delegado gubernativo de Ecija, cuando en el bando en el que se presentaba a la población, afirmaba lo siguiente: "Tengan la absoluta seguridad cuantos a mí recurran que he de basar todos mis actos en un elevado espíritu de moralidad y estricta justicia, tan necesaria para que satisfecho cada cual contribuyamos entre todos al engrandecimiento de nuestra querida Patria"S7'. Sin embargo, antes de la llegada a la ciudad astigitana del delegado gubernativo, ya se habían recibido en la Presidencia del Gobierno varias denuncias procedentes del distrito de Ecija. Ello lo atestiguan varias cartas que hemos podido
localizar
y consultar
en el Arcbiva Histórico Nacional de
Madrid. La primera de estas cartas, dirigida al propio Presidente del Directorio, lleva por fecha 29 de septiembre de 1923. En ella el ex-diputado José María López y López denunciaba graves irregularidades en la gestión del nuevo Ayuntamiento
ecijano.
La comprobación
de los cargos se encomendó al
comandante del Puesto de la Guardia Civil de ECija, quien remitió al Gobernador civil y ndlitar de Sevilla, general Perales, la siguiente respuesta: "que hecho un estudio de aquello ... no encuentro cargos contra la Corporación Municipal de esta localidad ni contra persona alguna ..."S9. Con posterioridad, el 6 de diciembre de 1923, un funcionario del Ayuntamiento de Ecija, don José Hurtado Rueda, denunció a Primo de Rivera el haber sido dejado cesante "sin baber dado motivo alguno para ello". El cese obedecía, según el denunciante, a que el nuevo alcalde, Antonio Benítez, quería poner en su puesto Aa uno de los suyos". Pero más curiosa aún que la denuncia propiamente dicha, era una de las razones que aducía
57, Y~ase "La vlda en 105 pueblos, Ecija', 58, Archivo Hist6rico Nacional ("adrid), 54, Expediente 1,162, 29 Sep\lelbre 1923,
350
el
en LA UNION, 11 Enero 1924, Presidencia del 60bierno (Oicladura
empleado
"ilitar),
para
Legajo n~.,
ser repuesto en su cargo: "Debiendo advertir a V.E. que el empleo en cuestión lo han benido (sic) desempeftando mis antesesores (sic) durante ciento cuarenta affos que yo recuerde de sus nombres, y un servidor desde el fallecimiento de mi señor padre ..."69. Según informó el Gobernador Civil de la provincia, la cesantía en cuestión se debía a "reiteradas faltas en el cumplimiento de su misión y a las órdenes recibidas de sus superiores"so. La actuación de las nuevas autoridades surgidas tras el golpe de estado de septiembre de 1923 estuvo dirigida, en un primer momento, a intentar controlar el precio de las subsistencias y a solucionar el problema del paro forzoso, agudizado por las grandes lluvias que azotaron la comarca de Ecija a comienzos de 192461• En otro orden de cosas, pronto se pusieron en marcha las visitas de inspección del delegado gubernativo a los pueblos del distrito. Si bien todo parece indicar que estas visitas no dieron lugar, como en otras localidades de la provincia, a sanciones ejemplares, sabemos también que en La Luisiana cinco antiguos miembros del Ayuntamiento fueron detenidos y encarcelados62• A partir de mediados de 1924 la actuación de los delegados gubernativos estuvo orientada en dos direcciones: una, constituir los Ayuntamientos con aquellas personas que se hubieran mostrado más dispuestas a colaborar con el nuevo régimen¡ dos, coordinar la organización en sus respectivos distritos de una serie de agrupaciones impulsadas por el Directorio y que tenían como finalidad encuadrar a sus partidarios. Estas agrupaciones eran, fundamentalmente, el Somatén y la Unión Patriótica63•
59, Archivo Hist6rico Nacional (ltadrid), Presidencia del 60bIerno (Dictadura "ilitar), Legajo nOl, 56, Expediente 2,165, 6 Dicielbre 1923, 60, Loc,cit, 61, Cfr, 'Ecija, Sube la carne' y "Oel paro forzoso, ECIja", en LA UNION,15 Hovielbre 1923 y 7 lIarzo 192A,
62, Sobre la aduaci6n del delegado gubernativo de Ecija en estos prileros VIda en los pueblos, ECIJa", "fuentes de Andalucía, VISIta de inspecci6n", 'Ecija', 6 y 29 Febrero, y 7 y 12 lIarzo 1924,
seses puede verse: "la en LA UNIDN, 11 Enero,
351
El 8 de marzo de 1924 la corporación municipal de Ecija fue renovada, dándose entrada en ella a una serie de seBores que a partir de entonces controlarí an la marcha del Ayuntamiento. La alcaldí a fue encomendada en abril del mismo afio a don Luis de Saavedra y Manglano. uno de los mayores contribuyentes de la localidad,
rico fabricante y propietario
y presidente del
Casino Ecijano. Las tenencias de alcaldía fueron ocupadas por Antonio Osuna Riego, José Martín Jiménez. Carlos del Harmal Herrera, Lorenzo García de la Mata. Carlos Fraile Jiménez, Juan Martínez Mufioz, Antonio de la Rosa Tellez, Facundo Martínez de Pablo y Alejandro Martínez Valpuesta, en su mayor parte miembros de la burguesía agrícola y mercantil ecijana: propietarios, cosecheros, comerciantes,
libreros, etc. Dicha corporación municipal permanece-
ría prácticamente inalterable hasta septiembre de 192964. Con respecto al Somatén. uno de los mejores conocedores de la Dictadura ha sefialado recientemente que dicha institución fue concebida por Primo de Rivera como la respuesta de su régimen al ex~remismo social contra el cual se había pronunciado el 13 de septiembre de 192366. La creación del Somatén fue una de las primeras medidas adoptadas por el Directorio Militar, instituyéndose en toda Espaf1a mediante Real Decreto publicado en LA GACETA de Madrid el 18 de septiembre de 1923. La función del Somatén sería la de constituir una milicia encargada de auxiliar
en situaciones
excepcionales
a las autoridades
gubernativas.
Una
mi1icia formada por personas de clase media alta y de origen noble, de "reconocida moralidad" y que ejercieran "profesión u oficio en sus respectivas 10calidades"66. Ecija y los pueblos de su distrito fueron integrados
en
la
63. Al desenvolvlliento de estas organizaciones y, en general, al estudio de la provincia de SeVilla durante la Dieladura de PrllO de Rivera dediqué li tesis de I i cene iatura Ul Uniónf'dtr ióticd Sed llene, /923-/930, Universidad de Sevilla, 1985), trabajo publicado por la Excla, Diputación PrOVincial de Sevilla con el título de sevitts durlnte ld Oidddura de Prilo de River«; 11 Uni6nPltn6ticd 0923-1930). A él reDito para un análisis aás porlenorlzado de este período. 64. Véase "[cija", en LA UNION, 12 "arzo 1924; ·En las horas presentes de Ecija. La ciudad y su alcalde· y ·Regldores y entidades de Ecija·, en ORO"ANA,de Alcalá de 6uadaira ('Revista espanola y de exaltación de la 8ética ubérriu e inmortal·), n~ls. 35-36, Agoslo-Septielbre 1927; V. 661ez Zarzuela, 6ui¡ Ofit ul .. " op.cit, 'EciJa', 1923-1930; BOlETI" OFICIALDE lA PROVINCIADE SEVILLA, 18 Enero 1927, n~l. 15, p. 3; 6 Febrero 1930, n61. 33, p. 4 (listas de concejales y layores contribuyentes). 65. Sh. Sen-AII, id Outldurl .. " op.cit, en especial las pp. 116-118.
352
demarcación de Lora del Río, una de las cuatro en que se dividió la provincia de Sevilla y que incluía también a las localidades pertenecientes a los partidos judiciales de Cazalla de la Sierra y Carmona. La jefatura del Somatén eCijano fue desempefiada por el cabo de partido José Castelo González. si bien el principal dirigente de dicha agrupación en la comarca fue don José Luis de la Escalera y Vasco, cabo del distrito. jefe de la Unión Patriótica, alcalde de Fuentes de Andalucía y diputado provincial. En sus mejores momentos el Somatén ecijano llegó a contar con unos doscientos afiliados, 143 en Ecija y 63 en Fuentes de Andalucía, lo cual representaba aproximadamente
una
tercera parte de los afiliados en toda la demarcación67• La Unión Patriótica.
agrupación que patrocinada
por la Dictadura pre-
tendió aglutinar a los partidarios de Primo de Rivera, comenzó a organizarse en Sevi lla capital en diciembre
de 1923. extendiéndose
al conjunto de la
provincia hacia mediados de 1924. En septiembre y octubre de 1924 los delegados gubernativos vincia
de
Sevilla
celebraron
varias
dándole cuenta de la constitución
reuniones
con
de la pro-
el Gobernador
Civil,
en sus pueblos respectivos de Comités di-
rectivos de la Unión Patriótica. Comités que con arreglo a las instrucciones recibidas desde Presidencia del Gobierno pasaron a convertirse en organizadores. En Ecija la organización de la U.P. tropezó con ciertas dificultades. debidas principalmente
a que el delegado gubernativo del distrito. pertene-
ciente al Regimiento de Soria, fue trasladado a Xarruecos68•
66. La identificación de las clases altas con el SOlatén no es de extraftarsi tenemos en cuenta que éste era presentado constantelente COlO un dique 'ante la ola cOlunista y bolchevique'. Véase, por ejelplo, T. "artín 8arbadillo, 'Cooperación inexcusable', en EL CORREO DE ANDALUCIA, 2 Enero 1924. Sobre los orígenes e historia del SOlatén y los intereses en él representados véase J.". "arch, El So.at~n, su origen y su naturaleza, su historia y organizaci6n, Barcelona, 1923; R.". "artínez Segarra, 'Srupos eCQnólicos en el SOlatén', en Cuadernos Econ6,icos de I,C,E" n2 lO, 1979, PP. 217-222. 67, La inforlación sobre Ecija en Y, "ora Arenas, El ayance de la proyjncia de Seyjlla desde el.13 de Septie.bre de 1923, Sevilla, 1929, Apéndices "El SOlatén y la Uni6n Patriótica', El n~lero láxilo de afiliados con que llegó a contar el SOlatén en la delarcaclón Lora-Cazalla-Carlona-Ecija fue de 744 individuos, en octubre de 1929. Véase BOLETIN OFICIAL DEL CUERPO DE SO"ATENES AR"ADOS DE LA SESUNDA REStON "ILlTAR, de Sevilla ('Boletín inforlativo'), n~ls. SI (Novielbre 1929), SS ("arzo 1930) y S9 (Julio 1930). 68. Véase 'Sobierno CiVil. La organización de la Unl6n Patrl6tica en los pueblos', en LA UNION, S Septielbre 1924, y EL CORREO DE ANDALUCIA, 8 y 24 Octubre 1924.
353
La Unión Patriótica se constituyó en Ecija el 28 de octubre de 1924, en la Sala Capitular y bajo la presidencia del nuevo delegado gubernativo, don Mariano Atienza Mayor, teniente coronel de infantería. A ella se adhirió, como set'ialaronlas crónicas, "las fuerzas vivas de Ecija" y "lo más saliente de la buena Sociedad astigitana". El Comité directivo de la Unión Patriótica de Ecija, formado por veinticinco miembros, fue presidido por el primer alcalde de la Dictadura, el doctor Antonio Benítez Fernández, que sería nombrado posteriormente jefe político del distrito y asesor del Comité provincia169. Los principales cargos del Comité fueron ocupados por dos cosecheros de aceites y cereales, Pedro Cárdenas Díaz y Emilio Mut'iozG.-Estrella, nombrados
y
vicepresidente
depositario
respectivamente.
Dos
propietarios,
Antonio Osuna Riego y Mariano Rodríguez Torres, fueron designados vicedepositario y secretario. El resto del €omité lo integraban destacados representantes de
la alta burguesía
astigitana:
propietarios
y
cosecheros como
Francisco Ostos Martín, Enrique Martí n astas y Francisco Vega Ostos; los hermanos Manuel y Carlos del Mármol Herrera, comerciantes, etc. Además, de los veinticinco miembros del Comité de la Unión Patriótica de Ecija, once eran en ese momento concejales o tenientes de alcalde70• Por los datos que poseemos, todo parece indicar que el partido patrocinado por la Dictadura no llegó a captar la adhesión entusiasta de los ecijanos. Según las cifras oficiales, la U.P. de Ecija tenía a finales de 1928 unos 256 afiliados, uno de los más bajos niveles de afiliación teórica en el conjunto de la pr-oví nc a" ". í
En realidad, más que un partido político la
Unión Patriótica no fue sino la oficina encargada del aparato propagandístico del nuevo régimen. Así, cuando en septiembre de 1928 se celebró el quinto aniversario del golpe de estado, fue la Unión Patriótica quien se encargó de los preparativos
para conmemorar la efemérides. Muchos balcones de Ecija
fueron engalanados, y la banda municipal recorrió la calles tocando "alegres
69. Vid. "Nolas Regionales. Ecija", en EL LIBERAL, 12 Sep~ie.bre 1928, 70. Véase al respecto "Regidores y entidades de EClla", en OROKANA,n6ls. 35-36, Agosto-Septielbre 1927. 71, Cfr. V. "ora Arenas, El dYdnce .••, op,cjt., Apéndices.
354
dianas". El día 9 de septiembre de 1928 la Unión Patriótica ecijana repartió entre los pobres "abundantísima
limosna de pan", y el 13 de septiembre la
corporación municipal astigi tana y su banda de música se trasladaron a Madrid para participar en el desfile organizado en honor de Primo de Rivera72• En otro orden de cosas, resulta indudable que los aftas de la Dictadura representaron
para Ecija una etapa importante en su evolución como ciudad
moderna. En sólo cinco aftas se acometieron obras de pavimentación y urbanización en más de sesenta calles. Se llevaron a cabo plantaciones de arbolado y jardines, urbanizándose totalmente la Plaza Mayor en 1926. En el Paseo de San Pablo, a orillas del Gen!l, calle Merinps y plazuela de Santa María, se realizaron obras de exorno y embellecimiento. En el Matadero Público, Hospital de San Sebastián y cementerio se realizaron reformas y mejoras. En 1928 el puente sobre el Genil fue ensanchado, pavimentado y acerado, iniciándose los proyectos de alcantarillado
y traída de aguas, obras de las que estaba
muy necesitada la ciudad. Se adquirieron también casas para Juzgados y cuarteles de la Guardia Civil. Se crearon importantes servicios sanitarios: una clínica de urgencia inaugurada en 1926 y un Laboratorio Municipal inaugurado en 1927, poniéndose
en marcha servicios de desinfección
domiciliaria
y de
limpieza de pozos negros. En estos aftas el Ayuntamiento creó dos nuevas plazas de médicos, una de practicante y cuatro de matronas, invirtiendo cantidades importantes en material sanitario. La banda municipal de música fue reconstruida, hallándose -según comentaban los propios ecijanos- "en condiciones de enfrentarse
a la mejor". En abril de 1928 se fundó también la
Cámara de la Propiedad Urbana, presidida por don Miguel Osuna Riego. Además se asiste en este período a un desarrollo importante del comercio astigitano. Así, el 6 de julio de 1925 se fundó una asociación denominada
"Unión
Comercial", presidida por el teniente de alcalde Alejandro Martínez Valpuesta, y que en 1927 agrupaba a doscientos cincuenta sOCiOS73.
72, Sobre estos actos véase 'E(ija·, en EL LIBERAL, 13 Septielbre 1928; 'Los actos del 13 de Septielbree, en la revish UNION PATRIOTICA, de Madrid ("Boletín lnforutivo'), nOll, 1, 1 Octubre 1928; ·Sevilla triunfa en "adrid" en LA UNION 16 Septlelbre 1928, 73, Véase y, Hora Arenas, El ivance.. " op.t ii., Tercera Parte ('Ecija'), pp, 90 a 94; 'El Noticiero SevIllano y las fIestas y feria en ECIJa", en EL NOTICIERO SEYILLANO, 22 Septlelbre 1928.
355
Sin embargo, a la hora de valorar el desarrollo alcanzado por Ecija en los afias veinte, hay que tener en cuenta que aquellas mejoras y obras de infraestructura fueron posibles gracias a un hecho: el endeudamiento progresivo de las arcas municipales. Así, sabemos que el presupuesto ordinario del Ayuntamiento de Ecija pasó de 724.875'79 pesetas en 1923, a 1.223.540'63 pesetas en 1929. No obstante, los fondos necesarios para sufragar las costosas reformas que hemos mencionado anteriormente no procedían de los recursos municipales, sino de unos empréstitos cuya cuantía desconocemos y que formaban el denominado presupuesto , extraordinario, algo por lo demás autorizado por el Estatuto Municipal promulgado en 1924. Las consecuencias de aquellas operaciones financieras se pagarían poco después, durante el período repub l cano'"-". í
Finalmente, es un hecho constatable que de esa ola de prosperidad que llegó a Ecija durante la Dictadura de Primo de Rivera no se beneficiaron por igual todos los eCijanos. No se beneficiaron de ella, por ejemplo, los miembros de las 2.672 familias indigentes, pobres de solemnidad, residentes en Ecija capital y de las cuales el Ayuntamiento presidido por don Luis Saavedra y Kanglano llevaba un registro riguroso para que fueran atendidas por la recién creada Asociación Ecijana de Caridad7&. Hacia 1929 la Dictadura de Primo de Rivera agonizaba lentamente. El callejón sin salida en el que, desde el punto de vista político, se había sumergido el régimeni la crecida de las oposiciones, reflejada en la conspiración de Sánchez Guerrai la actitud del cuerpo de Artillería; las algaradas callejeras protagonizadas por los estudiantes o el abandono de la colaboración por parte de los socialistas, iban minando la posible continuidad al frente de los destinos del país del general Primo de Rivera. Todo ello venía a sumarse al descontento cada vez mayor que su gestión provocaba en amplios sectores y a los enfrentamientos entre sus propios partidarios. Con respecto a la capital ecijana sabemos, por ejemplo, que en marzo de 1929 un
artículo
7A. El presupuesto lunlcipal en la "elorla de Vicente "ora Arenas, lugar y páginas citadas, 75, Vid, "En las horas presentes de EciJa, La ciudad y su alcaIde', en OROKANA, nQIs, 35-36, Agosto-Septlelbre 1927,
356
de LA VOZDE ECIJA fue censurado por criticar t076.
\
la actuación del Ayuntamien-
En septiembre del mismo afio el Gobernador Civil
susti tuir
a la corporación
miento presidido
municipal de Ecij a,
de Sevilla
nombrando un nuevo Ayunta-
por Antonio Benítez Fernández. Con ello,
ponsal de LA UNID!, quedaba resuelta
"la
tuvo que
crisis
según el corres-
municipal,
el palpitante
problema que durante largo tiempo ha sido en el ámbito local el tema obligado de todos
los
tiempo en sus dimisión
comentarios"77.
puestos:
Los nuevos concejales
no durarían
mucho
en enero de 1930 Primo de Rivera presentaba
a Su Majestad Alfonso XIII.
El "paréntesis"
dictatorial
su
se había
cerrado.
4. LA SEGUIDA REPUBLICA (1931-1936) En abril lO
de 1931, fracasada
la solución Primo de Rivera y la pretendida
vuel ta a la normalidad constitucional"
renguer,
la Monarquía liberal
plebisci tario
de las
de Alfonso XIII dejó de existir.
elecciones
municipales
1931 y el rechazo de la institución ron,
fueron reconocidos
exilio
preconizada por la Dictablanda Be-
por el
celebradas
no llegaba,
refleja-
A los problemas que ocasionaría
lización
y política,
existente
en
capitales
del país era pro-
la República Espafiola78.
empero, en un momentoexcesiva-
mente propicio. social
de
propio Rey, quien emprendió el camino del
manifestaciones,
El nuevo ensayo republicano
12 de abril
monárquica que sus resultados
mientras en Madrid y en las principales
clamada, en medio de jubilosas
el
El carácter
el clima de intensa
amplias
capas
de
la
radicasociedad
76, Cfr, Archivo Hist6rico Nacional, Presidencia del 6obierno (Dictadura "ilitar), Legajo n61, 33., Caja 2~, 4 larzo 1929, 77, 'Desde Ecija, La visita del 6obernador, El senor "ora Arenas da posesi6n al nuevo Ayuntalienio', en LA UNJON, 1 Septielbre 1929, 78. Al contrario de lo que ocurre con el período inlediatalente anterior, la bibliografía sobre la Segunda Rep6blica es abundante, Aunque centrado en Sevilla capital y en el estudio de las organizaciones obreras, el excelente trabajo del profesor "acarro constituye una aportación lAs que suficlente para quien desee profundizar en este período, En ~l incluye adelAs una exhaustiva relaci6n bibliográfica, Relito pues a J,". "acarro Vera, ld IJtopÍd Rerolucionarii, Sevilla en la Segunda Repaólu8, "onte de Piedad y Caja de Ahorros de Sevilla, Sevilla, 1985,
357
espaffola, vendría a sumársele la crisis mundial que desde 1929 afectaba, en mayor o menor medida, a los distintos sectores económicos. Además, ante el desplome del Estado de la Restauración, los nuevos gobernantes tuvieron que enfrentarse a la ardua tarea de poner en pie un nuevo edificio institucional, legislativo y Jurídico, susceptible de ser aceptado por la mayor parte de los espaftoles. No obstante estas dificultades, la República era contemplada por un gran número de espafioles -al menos en sus primeros meses de vida-, como la gran panacea que lo solucionaría todo: el régimen que sería capaz de conciliar tradición con libertad y progreso; la reforma agraria con el respeto a la propiedad; la unidad de Espafia con el reconocimiento de sus diferentes
nacionalidades;
la revolución
con el manténílniefito dél orden
social establecido ... en ganarse el desengaño de unos y la
El nuevo régimen no tardaría
aversión de otros. Así, por ejemplo, las reformas sociales impulsadas desde el Gobierno
pronto serían tachadas de insuficientes por quienes deseaban
llegar mucho más lejos, y de insoportables por aquellos que se consideraban lesionados en sus intereses económicos, o atacados en sus convicciones morales y religiosas. Junto a lo expuesto, un rasgo caracteriza desde el punto de vista político a la Segunda República espaftola: la enorme atomización de agrupaciones y partidos y los bandazos que reflejan sus resultados electorales. Estos y otros aspectos los veremos a continuación refiriéndonos al caso concreto de Ecija.
*
El resultado de las elecciones municipales celebradas el 12 de abril de 1931 en Ecija capital supuso un triunfo en toda regla para la candidatura de la coalición
republicano-socialista.
Frente a 7 concejales
conservadores,
1 liber-a1 y 4 antiguos upetistas, los republicanos obtuvieron 16 concejalías79• La nueva corporación municipal tomó posesión de sus cargos el 18 de abril de 1931, siendo designado alcalde D. Ricardo Crespo Romero (republica-
14 abril
358
79. Véase 'Las elecciones. Resultado del escrut iníc en los pueblos', en EL NOTICIERO SEVILLANO, 1931; 80LETIN OFICIAL DE LA PROVINCIADE SEVILLA, 27 Abril 1931, n61. 99, p. 3.
no). Las tenencias de alcaldía fueron ocupadas por Ricardo López y Francisco Baena Vázquez
(socialistas), y José María Caldero Mohedano, Manuel Martel
Arcos, Manuel Peláez
Pérez y Antonio Centeno Ostos
(republicanos)8o.
Con
posterioridad, en junio de 1931, Ricardo Crespo fue elegido diputado a Cortes, y la alcaldí a de Ecija pasó a ser desempeftada sucesivamente
por José
María Caldero y Juan Tamaritz-Marte181• Indudablemente, cualquier intento de aproximación a la historia de Ecija durante el período republicano obliga a detenerse en un tema que, ya en su día, fue una de las principales y constantes preocupaciones de las nuevas autoridades surgidas de los comicios de abril. Me refiero al llamado "problema social". Utilizando una expresión del profesor Macarro, Ecija en 1931 era, al igual que Sevilla capital, una ciudad donde se habia alcanzado la total polarización sustancialmente,
de sus clases sociales. En mi opinión, ello era debido,
a dos factores:
en primer lugar, la concentración
de la
riqueza -léase propiedad de la tierra- en manos de un grupo muy reducido de personas,
y, en segundo
término,
a la existencia
de una profunda crisis
laboral de caracteres realmente alarmantes. Esto propiciaba que las diferencias entre los distintos sectores de la sociedad ecijana fueran prácticamente insalvables, y que rápidamente degeneraran en una sucesión de conflictos y enfrentamientos de clase. Con respecto a la primera cuestión, los datos que conocemos sobre la distribución de la propiedad de la tierra en BCija avalan suficientemente la afirmación anterior. Así, en marzo de 1931, el presidente de la Agrupación Ciudadana
de Bcija dio a conocer que sólo seis propietarios
disponían de
quince a veinte mil fanegas de tierra y de más de mil aranzadas de olivar, y que la tercera parte del suelo ecijano era propiedad de forasteros82• Pascual Cevallos, que utilizó como fuente el Registro de la Propiedad Expropia-
80, Vid, 'El nuevo lunlClplo de Ecija se ha constHuido', 'Inforaación de Ecija, La sesión del Ayuntaliento', en LA UNIDN, 19 y 28 Abril 1931, 81, Cfr, Y, 6ólez Zarzuela, 6uia Olidal .. " op.cit¿ ·Ecija· y 'Sección política yadlinistrativa', aftos 1931-1936, 82. J. CaplUn Fernández, "El problela de la tierra, La eterna cuestión·, en LA UNION , 12 lIarzo 1931.
359
ble, ofrece una serie de datos que completan la información anterior. Así, entre los mayores propietarios
de Bcija figuraban
los Pérez de Barradas,
duques de Konteleón, que poseían 4.296 hectáreas¡ los Angula y Rodríguez del Toro, marqueses de Peftaflor, con 3.636 has.¡ los Osuna Riego y Ostos Martín, que en Ecija y La Luisiana Grandes
propietarios
poseían
4.209 y 3.850
de Bcija eran también
has. respectivamente.
los Soto y Agullar,
Rojas y
Salís, Stuart y Falcó, Lasso de la Vega, Medina Garvey, Silva y Fernández Hinostrosa, etc. ea. Por último, Emilio Lemos afirmaba en 1934 que el término municipal de Ecija, formado por 95.456 hectáreas, lo poseía el 4 ~ de su población, es decir, 1.265 individuos. Pero entre 217 propietarios se distribuían el 84'75 ~ de su riqueza rústica, y sólo 36 hacendados poseían casi la mitad del término municipal, exactamente 40.273 hectáreas-. Esta elevada concentración
de la propiedad de la tierra se producía
además en una ciudad donde ya en febrero de 1931 había aproximadamente
1.300
obreros sin trabajo, y que sólo de tarde en tarde eran objeto de la caridad pública o recibí an algo parecido -aunque de lejos- al actual subsidio de desempleoea. La situación tendió a empeorar en aftas posteriores y, según comentaba el corresponsal de EL LIBERAL en marzo de 1933, en numerosos hogares de Ecija reinaba ya el "hambre y la miseria", hambre y miseria que a duras penas podían subsanarse con las cocinas para pobres organizadas por el Ayuntamiento o con las iniciativas de algunos cari tati vos ciudadanos,
como el
industrial Saavedra o la marquesa de Alcántara, que periódicamente ofrecían en sus domicilios alimentos a los necesitadose6. Ante esta situación
no es extrafto que los conflictos entre obreros y
patronos adquirieran en Ecija una elevada intensidad. Así, sabemos por ejemplo que en mayo de 1931 los obreros del campo, declarados en huelga, destrozaron dos máquinas segadoras. En junio del mismo afto los patronos
de
Ecija
83, Cfr, F. Pascual Cevallos, luchas agrarias en sevitt» durante la SegundaHep(¡bJiCl, Sevilla, Diputaci6n Provincial, 1983, pp, 28-29 y 31. 8(. Y~ase E, LelOS Ortega, 'La realidad espaftola,EClja, (El origen de las tragedias sociales', en LA REFDR"A SOCIAL, de "adrid ('Revista lensual de la Liga 6eorgista Espaftola"),nól, 8, Hovielbre 193(, 85, Vid, "Inforlaciones regionales, Ecija', en LA UNIDH, 7 Febrero 1931. 86, Véase "Noticias de Ecija", en EL LIBERAL, 15 "arzo 1933,
360
se vieron obligados a solicitar la protección del Gobierno para poder llevar a cabo las labores de recolección. En octubre de 1931 cien hombres armados ocuparon un cortijo, maniatando a los hijos del duefto y obligando a éste a entregarles 2.000 pesetas. En noviembre de 1932 unos obreros en huelga quemaron un almiar e intentaron incendiar la casa de un propietario. En junio de 1933 más de 3.000 jornaleros se declararon en huelga, sumandoseles por solidaridad carpinteros, alba~iles, camareros, etc. En junio de 1934 estalló una nueva huelga de jornaleros, quienes destruyeron una máquina segadora y una trilladora. La reacción patronal, especialmente a partir de 1933, radicalizó aún más la actitud de las organizaciones
obreras, algo fácilmente
comprobable repasando sus órganos de Prensa97• Este marco de intensa conflictividad
social ha de ser tenido muy en
cuenta a la hora de analizar el desenvolvimiento de la vida política ecijana en el período 1931-1936. Entrando ya en el análisis de las distintas fuerzas presentes en el espectro poli tico local, todo parece indicar que la principal de ellas, al menos hasta 1933, era la formada por los diversos núcleos republicanos. Indudablemente,
el republicanismo
gozaba en Ecija de un arraigo tradicional.
Así, sabemos que ya en 1903 y en una Asamblea celebrada en Sevilla, los republicanos del distrito enviaron a un delegado, D. Juan Grijo, que afirm6 representar a quinientos ecijanosee.
Aunque, al parecer, eran los republica-
nos federales quienes gozaban de una mayor implantación, hacia 1923 eran los radicales
-dirigidos
daban mayores
por Juan
muestras
Tamari tz-Martel
de actividad,
y Ricardo
una actividad
Crespo-
quienes
que si bien decreció
durante los a~os de la Dictadura sabemos que no llegó a extinguirse por com-
81. Sobre es~os hechos vease 'Oesde Ecija', en LA UNION, 25 Junio 1931; F. Pascual Cevallos, Luchas agrarias"., op.t it., PP. 131-UO; "La agitaci6n social en el ca.po andaluz. En Ecija reina tranquilidad', 'El conflicto del CalpO en Ecija', "Nuevos grelios a la huelga en Ecija', en A 8 C de Sevilla ('Oiario ilustrado de inforuci6n general'), 8, 10 Y II Junio 1933; 'Sobierno Civil', en LA UNION, I Agosto 1933; "acarro Vera, la Utopía ReroJvcjonarid.", op.t it. p. 50; 'EciJa. Cunde el halbre, pero los fascistas no cuentan con obreros", 'EciJa. Contra los jurados 11Xtos", 'Ecija. Una protesta de la Juventud Socialista', en VOZ OBRERA,de Sevilla ('Organo de la UST de Sevilla y su provinCla'), nOls. 6 (11 "arzo 193." 9 (1 Abril 1934),11 (21 Abril 1934), etc. 88. Y~ase 'Los republicanos en acci6n', en EL PORVENIR,13 Abrll 1903.
J.".
361
pleto. Así, en 1926 los republicanos de Ecija celebraron un acto en conmemoración de la Primera República, enviando a Sevilla una representación formada por Juan Tamaritz-Martel,
Antonio Las Heras y Alfonso Ariza89.
En 1931 la principal agrupación republicana en Ecija y en general en la provincia de Sevilla era la formada por los seguidores de D. Diego Martínez Barrio, vinculado
personalmente
a Alejandro Lerroux. Esta agrupación,
que
recibía el nombre de Izquierda Republicana, tomaría posteriormente la denominación oficial de Partido Republ icano Radical
(P.R.R. ). Sus principales
dirigentes en Ecija eran Ricardo Crespo Romero, alcalde, miembro del Comité provincial y diputado a Cortes en las Constituyentes; Antonio Soto, vicepresidente del Comité local; José Haría Caldero, alcalde¡ Juan Tamaritz-Martel, alcalde; Antonio Garfia Rodríguez, Juan Flores Miralles, Genaro Torres García y Facundo Caracuel, miembros del Comité 10ca190• El Partido Republicano Radical Socialista Ecija91,
(P.R.R.S. > contaba t.ambf én con una agrupación
local en
al igual que el Partido Republicano Democrático Federal (P.R.D.F.>,
presidido por Manuel Fernández Segura92• Por otra parte, la vinculación de los elementos directores del republicanismo local con la Masoneria constituye un hecho constatable.
Así, entre
los miembros activos del Respetable Triángulo "Astigis", perteneciente a la Gran Logia Simbólica republicanismo gall" , grado
Regional
del Mediodía,
ecijano: Ricardo Crespo Romero 3>, Juan Tamarjtz-Martel
Tamaritz-Martel
figuraba
lo más granado del
(nombre simbólico "Pi y Mar-
y Arcos
("Letran", grado 3>, Juan
y Torres ("Demófilo", grado 3>, José María Caldero, Manuel
de la Rosa, Juan Jiménez Segura, etc. 93.
89. Vid, ·Los r~publi(anos de Sevilla celebran (on algunos .onárquicos el aniversario de la Rep~blica·, en LA UNION, 13 Febrero 1926, 90, Sobre los radicales de Ecija véase 'La creación del Partido Republicano Radical en Ecija·, en EL HOTICIERO SEVILLANO, S Febrero y 13 "arzo 1932; ·Actos políticos del Partido Radical. En Ecija se inicia la propaganda andalucista', en EL NOTICIERO SEVILLANO, 26 Octubre 1932, principallente, 91, Vid, 'Partido Republicano Radical Socialista·, en EL NOTICIERO SEVILLANO, 28 Octubre 1932, 92, Cfr. "Desde Ecija, Acto de afirlaclón federal" y 'Sran litin de afirlación federal en Ecija', en EL LIBERAL, 13 Enero y 2S Febrero 1933; "Asalblea regional del partido federal', en A B C, 18 Junio 1933, 93, La infor.ación sobre la "asoneria ecijana, procedente del expediente del triangulo lasónico 'Astigis·, conservado en el Archivo Histórico Nacional de Sala.anca (sección "asoneria), le ha sido facilitada por Juan Ortiz Villalba, que estudia actualaente el desenvolvi.ienlo de la Gran Logia Sinbóllca Regional del ftediodiay prepara su tesis doctoral sobre la Suerra Civil en la prOVIncia de Sevilla,
362
La hegemonía del Partido Radical en Ecija se vio claramente reflejada en las elecciones municipales de abril y en las generales de junio de 1931. En las Constituyentes el triunfo de la coalición republicano-socialista fue arrollador, obteniendo el 86'5 % de los votos emitidos en Ecija. El candidato más votado fue Ricardo Crespo, con 3.770 votos, seguido de los también radicales Bravo Ferrer (3.728) y Marcial Dorado (3.386), y de los socialistas Manuel Olmedo (3.339) y Manuel Barrios (3.311>. Las elecciones de 1931 demostraron también el escaso arraigo con que contaba en Eclja la Derecha Republicana, cuyos candidatos -José Centeno y Fernández Castillejos- apenas rebasaron los ochocientos votos. Acción Nacional, núcleo de la futura Confederación Espaffola de Derechas Autónomas (C.E.D.A. ), obtuvo el 3 % de los sufragios emitidos (Huesca, 440; Solis, 424>, e inferior fue aún el porcentaje de las candidaturas comunista y revolucionaria94. Frente a la hegemonía de republicanos y socialistas la derecha ecijana no comenzó a encuadrarse en organizaciones politicas hasta 1933. Al auge creciente de dichas agrupaciones contribuyó de forma palpable lo que los órganos de Prensa conservadores denominaban
n
ataques constantes contra la
Religión y la Propiedad". Sin lugar a dudas, medidas como la adoptada por el Ayuntamiento astigitano en diciembre de 1932, creando un impuesto especial "sobre el uso inmoderado de las campanas", o los incendios de edificios religiosos, como los que afectaron a la iglesia de San Gil o el convento de las Descalzas, perpetrados en octubre de 1932, influyeron considerablemente en la gestación de la reacción conservadora. Además, a raíz de los sucesos de agosto de 1932 varios conocidos propietarios de Ecija, entre los que se encontraban Fernando González de Aguilar, Luis Vega astas, Francisco Vega astas, Antonio Tamaritz-Martel, José Ostos González, etc., vieron como sus tierras eran expropiadas por el Gobierno sin indemnización, al considerarseles implicados en el intento de golpe de estado de Sanjurjo. Dichos propietarios
nutrirían
en
buena
parte
los cuadros
directivos
de
la derecha
ecijana96•
9~, los resultados de las elecciones de junio de 1931 en Ecija los he.os obtenido del BOLETIH OFICIAL DE LA PROVINCIA DE SEVILLA, 21 Julio 1931, nÓI, 172, pp, 2 y 3, Y 22 Julio 1931, nó., 173, PP.' Y S,
363
Los primeros actos organizados por las derechas en Ecija se celebraron ya en 1932, promovidos por la Comunión Tradicionalista96• Sin embargo, hasta el 2 de abril de 1933 no se constituyó la agrupación local del Partido Republicano Conservador
<P.R.C. ), presidida por Plácido Ostos González, y que
contó entre sus principales directivos con José Joaquín Gómez Ravé, Manuel Centeno astas, Lorenzo astas de Mena, Manuel Ostos Angelina y José Osuna Escalera. Su junta directiva, formada por quince miembros, estaba constituida en un 70 % por labradores, propietarios y ganaderos97• El Centro Tradicionalista
de Ecija se inauguró oficialmente
el 21 de
mayo de 1933, siendo sus principales dirigentes Fernando González de Aguilar (jefe 10ca1); Cristóbal de Aguilar y Fernández Golfín, marqués de Sauceda; José Acedo Castilla Luis Bohórquez
<presidente de las Juventudes);
Francisco
Vega Ostos;
<presidente del Círculo de Estudios); y Juan Dí az Custodio
<presidente del Centro). una intensa actividad
Desde su fundación la Comunión desplegó en Ecija
propagandí stica, celebrando entre mayo y octubre de
1933 al menos ocho mitines y actos públicos98. Finalmente, a comienzos de agosto de 1933 se constituyó en Ecija Acción Popular (A.P.), presidida por Antonio Baceta Durán, ex-presidente de la Cámara Agrícola. La Acción Popular astigi tana contó también entre sus filas con un número importante de labradores, propietarios y miembros de la burguesía local, figurando en su junta directiva Alejandro Martínez Valpuesta, Gregario Martí nez Valpuesta, José Ostos González,
Francisco
Martí n Ostos,
Enrique Martín Ostos, etc. 99.
9S. Véase 'Notas regionales, Ecija·, en EL NOTICIERO SEVILLANO, S Oicielbre 1932; 'Retablillos de los pueblos, Tres eran tres", los alcaldes de Ecija', 'Don Ricardo Crespo nos escr ibe", 'Varios aspectos de la vida en Ecija", ·Ecija, cant6n independiente·, todos en LA UNION, 2, 9 Y 21 Abril 1932, 8 Junio y 17 Julio 1932; ·Oe los pasados sucesos de agosto, listas de las personas reaprendidas en la expropiaci6n de fincas r6sticas sin indemnizaci6n', en EL NOTICIERO SEVILLANO, 12 Octubre y 2S Dicielbre 1932; F, Pascual Cevallos, luchas agrarids ... , op.cit.;
p, 141,
96, Vid, ·Conferencias políticas en Ecija· y ·Conferencias tradicionalistas', en LA UNION, 300icielbre 1931 y 27 "arzo 1932; ·Propaganda tradicionalista', en EL SISLO FUTURO, de "adrld (·Oiario cat61ico·', 26 "arzo 1932, Algunos de estos actos no llegaron a celebrarse, al prohibirlos bien el gobernador civil o el alcalde de Ecija, 97, Véase ·Partido Republicano Conservador·, en EL LIBERAL, 3 Y 26 Abril 1933. 98. Cfr, aInauguraci6n del Centro Tradicionalista de Ecija', 'Propaganda tradicionalista·, ·"itin en EciJa·, ·Srandioso acto de aflr.aci6n tradicionalista en ECIJa·, etc., LA UNION, 23 y 30 "ayo, 21 Junio, 12, 20 y 28 Julio, 2S Agosto y 12 Octubre 1933.
364
1
La coordinación entre las derechas locales se puso de manifiesto cara a las elecciones generales de noviembre de 1933. Tradicionalistas
y populares
desplegaron una intensa campafta de propaganda, editando incluso conjuntamente un semanario titulado LA RAZOll,
"Organo local de la Coalición de Dere-
chas". Además, dos ecijanos -Victoriano Valpuesta y Díaz Custodio- formaban parte de la candidatura
derechista.
Con todo ello no era extraño que el
corresponsal de A B C augurara a las derechas un éxito rotundo en Ecija en la próxima consulta electoral1oo. Sin embargo, aunque en el conjunto del país y en la provincia de Sevilla las derechas alcanzaron un triunfo importante en 1933, los resultados de Ecija fueron diferentes. En ECija las derechas sólo alcanzaron el 28'4 % de los votos emitidos, frente al 36 % obtenido por la candidatura socialista. La coalición republicana, integrada por radicales, progresistas, mauristas y elementos afines, no superó el 18 % de los votos emitidos, aproximadamente el mismo porcentaje alcanzado por la candidatura comunista101• Desde fines de 1933 y coincidiendo con los inicios
del llamado Bienio
de Derechas, los datos que conocemos sobre el desarrollo de la vida política ecijana son más bien escasos, o apenas poseen interés. Los únicos acontecimientos rese5ables son la destitución del Ayuntamiento astigitano en julio de 1934, y su sustitución por una comisión gestora integrada por 19 radicales y 9 miembros de Acción Popular, presidida por Horacio Julio Soto Ojeda. Por otra parte, hay algunos
indicios de que las disensiones
comenzaban a
aflorar en las derechas locales. Así, sabemos que los nueve miembros de A.P. designados para ocupar cargos de concej ales en el nuevo Ayuntamiento decidieron no tomar posesión de los mismos, "por no estar de acuerdo con las personas nombradas por su partidou102• Junto a los actos que
periódicamente
99. Vid. 'Propaganda de Acción Popular', en LA UHION, 8 Agosto 1933. 100. ·Ecija. Entuciaslo por la candidatura derechista', en A 8 e, 14 Hovielbre 1933. 101. Los resultados en BOLETIH OFICIAL OE LA PROVINCIA OE SEVILLA, 2' Hovielbre 1933, n61. 279, pp. 5 Y 6; 25 Hovielbre 1933, n61. 280, pp. 3 Y 4. 102. Véase 'Destitución del Ayuntaliento de Ecija y nOlbralien\o de COlisión gestora', en A B e, 17 Julio 1934; 'Ayuntalientos suspendidos por el seftorAsensi', en REHACER, de Sevilla ('Organo de la Juventud Radical Delócrata'), n61. 15, 9 Septielbre 1934.
365
realizaban merece
las diferentes
la pena apuntar
agrupaciones
políticas103,
es la constitución
en Ecija,
un acontecimiento
que
el 24 de noviembre de
1935, de Falange Espaftola de la J.O.N.S., formación cuyos principales dirigentes fueron, en un primer momento, Francisco Ramírez y Antonio Centeno'04. . Finalmente, cara a las elecciones de febrero de 1936, las campa~as de propaganda, mítines y actos públicos volvieron a ocupar la atención política local105. Los resultados de dichas elecciones fueron, en la provincia de Sevilla y en el conjunto del país, claramente favorables para la candidatura del Frente Popular10s. En Ecija la candidatura de la Coalición de Derechas obtuvo el 36'3 ~ de los votos emitidos, frente al 63'7 % de la candidatura frentepopulista. El triunfo de ésta fue especialmente significativo en los distritos tercero, quinto y sexto, donde el Frente Popular duplicó y aún triplicó el número de votos obtenido por los candidatos de la derecha 107. Cinco meses más tarde estallaba la Guerra Civil española, y, aunque según las crónicas oficiales en Ecija reinaba la tranquilidad10a, la realidad parece ser sensiblemente diferente. Pero esa es, también, otra historia.
5. CO.lCLUSIOIES
Aunque, como hemos repetido en varias ocasiones, la investigación realizada no pretende ser más que UDa primera aproximación al estudio de
103, V~ase, por ejellplo,
el ciclo de 'Conferencias
de Acción Obrerista
Ecija
en Er ia", en A 8 C, 8 "ayo í
1934, 104, Cfr, 'Noticiero del liIovi.iento, J,O,N,S, de Ecija", en ARRIBA, de tladrid ('Organo de falange Espaftola"), nÓI. 21, 28 Hovielbre 1935, lOS, Véase, entre otros, "Mitín de Acci6n Obrerista en Ec ia", "Electores, Er ia", en LA UNJON, 2 y lB Enero 1936; 'Acción Popular, Ecija·, en LA UNJON, 21, 22 Y 23 Enero 1936; "lIitin tradicionalista en Ecija', en A e e, 2 Febrero 1936, elc, 106, Sobre las elecciones de 1936 véase J. Tusell 661ez, Las elecciones del Frente Popular en EspaHa, lIadrid, 1971, El desarrollo en Sevilla en E, Soria lIedlna, Sevilla: elecciones 1936 r 1911, Sevilla, 1978, 107, Cfr, BOLETINOFICIAL DE LA PROVINCIADE SEVILLA, 28 Febrero 1936, nól, SI, p, 3, Y 29 Febrero 1936, nól, S2, pp, 3 y 4, EciJa fue lalbién el escenario de un gravísilo enfrenlaliento entre los distintos sectores del socialislo espaftol, a ralZ del .illn que los cOlunistas intentaron bOicotear en junio de 1936, El desarrollo de los Incidentes y su InterprehcI6n en J,". Macarro Vera, La Vlopia He roluctomrls. , op,cit" p, 412. 108, Vid. ·En ECIJa reina la tranquilidad', en LA UNION, 24 JuliO 1936. í
366
í
en el siglo XX, considero que con respecto al desarrollo de las elecciones y partidos pollticos entre 1898 y 1936 se nos puede permitir apuntar, siquiera de modo provisional, una serie de conclusiones. En síntesis estas serían las siguientes: 1ª> Durante el segundo período de la Restauración (1898-1923) la actividad y el poder político en Ecija aparecen en gran parte monopolizados por un número muy reducido de personas, poseedoras del poder económico y vinculadas políticamente a los partidos del turno dinástico. La identificación de dicha élite fue realizada en el apartado correspondiente. 2ª) El análisis de las elecciones generales celebradas entre 1898 y la implantación de la Dictadura primorriverista definen a Ecija como un distrito muy dócil a los deseos del Gobierno, como lo demuestra la imposición en varias ocasiones de diputados cuneros, es decir, sin ningún tipo de vinculación con el distrito que dicen representar. La indiferencia y desmovilización política de buena parte de la población facilitó de forma palpable el mantenimiento de esta situación oligárquica y caciquil. 3ª) Cuando en contadas ocasiones las agrupaciones pol í ticas ecijanas opuestas al turno dinástico intentaron enfrentarse al sistema (elecciones de 1910, 1918), éste no dudó en utilizar cualquier procedimiento para sacar adelante la candidatura más conveniente a sus intereses, aunque para ello fuera necesario el recurso a la violencia pura y simple. 4ª) Durante la Dictadura de Primo de Rivera Ecija conoció un período de crecimiento
y
bienestar
económico.
Se
realizaron
importantes
obras
de
infraestructura, mejorándose de forma considerable los servicios y el equipamiento urbano de la ciudad. No obstante, esa ola de prosperidad no contribuyó a paliar las abismales diferencias que separaban a la sociedad ecijana. 5ª) Las fuentes consultadas indican que la Dictadura no contó en Ecija con el apoyo de la población a las organizaciones por ella patrocinadas. Unión Patriótica y Somatén fueron agrupaciones de carácter muy minoritario en ECija, que sólo recibieron la asistencia de las denominadas "fuerzas vivas" de la localidad. 6ª) Durante la Segunda República Ec
í
ja
conoció unos afias de intensa
radicalización y conflictividad social, fruto de la no resolución en etapas
367
anteriores de una serie de problemas estructurales,
que adquieren en este
período una especial gravedad como resultado de la existencia de una coyuntura económica desfavorable. Es el caso, por ejemplo, del tema de la propiedad de la tierra. 7ª> Las opciones políticas con las que, al parecer, se identificaron la mayor parte de los ecijanos entre 1931 y 1936 fueron las representadas por el Partido Republicano Radical y el Partido Socialista, operándose a partir de 1933 un ascenso considerable
de los partidos polí ticos de derechas, en
especial Comunión Tradicionalista y Acción Popular. 8ª) En las elecciones municipales de abril, y en las generales de junio de 1931, noviembre de 1933 y febrero de 1936, las agrupaciones de centro e izquierda superaron siempre los resultados obtenidos por las derechas, opción que en Ecija, durante la Segunda República, fue siempre minoritaria. 9ª> Finalmente,
quisieramos
insistir en la necesidad
de localizar y
analizar, conforme a criterios de rigor histórico, las fuentes hemerográficas editadas en Ecija en el siglo XX y enumeradas al comienzo de esta intervención. Es preciso examinar los fondos depositados en el Archivo Municipal o en colecciones particulares,
fuentes que sin duda nos permitirán conocer
algún día, en toda su complej idad, el desarrollo histórico de una de las principales ciudades andaluzas en unos anos no por más cercanos, mejor conocidos. Hasta entonces, espero que estas líneas hayan servido, más que para resol ver interrogantes,
para plantearnos nuevas preguntas, nuevas cuestio-
nes, y para reflexionar en común sobre nuestro pasado más inmediato. Si es así, habrán cumplido el objetivo por el que fueron escritas.
368
APENDICE
"Visión poética de Astigi" Bimilenario
de Ecija
Disertación pronunciada en el Palacio de Peñaflor el día 29 de noviembre de 1986. Tomás Beviá
¡Quién pudiera visitar Astigi como un turista del Tiempo! la poesía es una especie de locura de cinco estrellas, pacífica y controlada. Es una forma de dejar libre la imaginación sin ponerle traba alguna. Es algo asi como soñar despierto con la posibilidad de elegir el tema ... Volar a través del espacio, atravesar el cosmos, dejando atrás billones y billones de luceros, galaxias como enjambres de abejas gigantescas y luminosas, nebulosas con volutas modeladas con resplandores de innumerables estrellas, llegar hasta el último lucero, y ves como su lU7.se aniquila en la inmensa noche de una sima enorme, en que el cosmos entero queda envuelto, y flotando, como los continentes en medio de océanos y mares. Y el poeta puede, con la fortaleza de la ilusión recorrer el tiempo también y adentrarse en el futuro o en el pasado, imaginándose vuelos en el futuro, o sorprendiendo a nuestros antepasados descubriendo el fuego o ioventando el hacha de sílex ... O bien quedándose en la época romana. No es ninguna novedad que un escritor se imagine que retrocede en el tiempo o en el espacio. Recordemos al Dante visitando el infierno, el purgatorio e incluso el cielo. Claro está que el numen de Alighieri poseía toneladas de poesía y el mío ni siquiera pesa un gramo. Pero aqui como en
la fe basta con tener una cantidad tan pequeña como un grano de mostaza. "Si vuestra fe tuviera al menos el tamaño de un grano de mostaza, diriais a una higuera arráncate y arrójate al mar; y la higuera se desarraigaría y se precipitaría a las aguas del mar". Rememoremos también la película "Un americano en la corte del Rey Arturo". y sin pensarlo más inicié mi aventura. Partí de mi pueblo, I1iturgi; salí por la amplia puerta que tiene sobre sí un gran escudo de piedra en que está esculpido un águila sobre un castillo, y bajo éste un río un pez y dos llaves, y grabada la inscripción "Iliturgi nulla praestantior". En Corduba descansé dos días; atravesé un extenso territorio cubierto de espesos bosques; al fin, divisé desde lo alto de una loma un pueblo rodeado de fuertes murallas a la vera de un río; sobre él había un puente de piedra a cuyo través pasé. La poesía me había vestido de centurión romano. Llegué a la puerta de la muralla que está próxima al río. Como íba caracterizado de centurión, la guardia no me puso ninguna dificultad para penetrar en la ciudad, ni tampoco fue impedimento el idioma, puesto que hablaban latín, y yo lo había estudiado en mi otra vida en Comillas. Cerca de esta portada monumental había un ara dedicada a Apolo el Dios Sol. A continuación se extendía una amplia avenida, adornada con numerosas estatuas y de aras. Me llamó sobre todo la atención un ara dedicada a un tal Publio Numcrio el Aquiles de Ecija. Por qué este sobrenombre de Aquiles. Una muchacha que pasaba por la calle me explicó que el nombre de Aquiles no era de familia, sino a causa de su valor. Y comprendí que si en mi otro tiempo a un hombre fuerte y valeroso lo denominamos un Cid o un Superman, era muy apropiado conceder ese apodo a un hombre de esas cualidades. La chica era un encanto, esbelta, en su bellísima cara fulgían dos esmeraldas y dorados cabellos eran el marco ideal de su rostro; una amplia túnica blanca de elegantes pliegues cubría su cuerpo escultural. Se llamaba Crispina Bebia. A ella le hizo mucha gracia la coincidencia del apellido y a mí me llenó de alegría. En aquella época lejanísima ya existían en Astigi personas que se apellidaban como yo. No me quiero envanecer por esta circunstancia ... Recorde los versos de Hartzernbush: "No se envanezca de su ilustre raza, quien pudo ser melón y es calabaza" ... Pero aún siendo calabaza sentí un placer intenso al comprobar que de
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algún modo estaba ligado y unido a Ecija. No soy su hijo ni natural, pero si su nieto. Crispina me recordaba a la Beatriz de la Divina Comedia, la cicerone del Dante en el cielo, pero me parecia mi Crispina más hermosa que la acompañante de Alighieri. Crispina fue en adelante mi guia en mi visita de turismo a la Colonia Augusta Firma. La calle desembocaba en una monumental cuadrangular plaza, en uno de sus extensos lados se elevaba un fantástico templo. Ocho columnas de dimensiones extraordinarias sostenían un grandioso frontón en cuyo triángulo unas magníficas figuras en altorelieve representaban el amanecer y el ocaso. Por la parte oriental Apolo aparecía conduciendo un carro saliendo de las tinieblas de la noche, y por la parte contraria, Apolo y su carro se hundían en las brumas nocturnas. Nunca la piedra había expresado tan poéticamente la salida y la puesta del sol. El templo era períptero; por consiguiente estaba rodeado por imponentes columnas en todas sus fachadas. Penetré en el interior del magnifico templo, siempre acompañado de Crispina. Un friso en relíeve esculpido con figuras que representaban la mitología de Apolo, recorría la parte alta, altísima de los muros. Y encontré la razón de las desusadas dimensiones del templo. Este albergaba una estatua enorme del dios Sol. No pude medir su inusitada altura, pero sí uno de sus pies, tenia vara y media de longitud. El coloso debía alcanzar la altura de un edificio de tres plantas. Estaba coronado por un sol de oro y largos reflejos de marfil. Apolo maravilloso, expresión hermosísima de ese Sol que besa a Astigi con ósculos más cálidos y ardorosos que a ciudad alguna. La belleza del fantástico idolo me hizo presentir el David de Miguel Angel, y sus grandes proporciones me hicieron recordar el Coloso de Rodas. La impresión que produce el magno edificio es de una fuerza serena y segura de si mismo, de una belleza serena y fuerte, de justa precisión de sus proporciones y de robustez varonil, de elegancia, de lujo, de explendor. Notando Crispina que gruesas gestas de sudor se deslizaban por mi frente, me llevo a los Baños. En su fachada había una lápida de mármol blanco con vetas moradas que relataba que aquel edificio fue donado a la ciudad por Pio Longinos, hijo de Marco. Goce del placer del baño, y fui ungido totalmente de óleo; después me limpiaron su grasa con aerarncntos y stringlis de cobre donados también gentilmente por el fundador. Los baños de Astigi se parecian mucho en su edificacion y estructura a los giennenses. Por la tarde Crispina me acompañó al anfiteatro. El edificio como todos los de la Colonia Augusta era monumental. En uno de los extremos se levantaban obeliscos y grandes columnas; en el otro había una construcción destinada a los caballos. Aquella tarde se celebraban carreras de carros de tres caballos. La competición era ganada por aquel auriga que pasara más cerca de las columnas sin rozar ninguna. El triunfador fue un esclavo llamado Eutichete que se mostró como diestnsirno cochero. Anochecía, el carro de Apolo se hundía en las tinieblas de la noche. Crispina me condujo a su casa; al entrar en eUa ofreció una libación a sus dioses lares. Pasamos el pluvium y llegamos al salon principal decorado con pinturas al fresco de estilo pompeyano. Un hermoso mosaico revesua el piso. Sus pequeñas piecesitas representaban a Apolo conduciendo su cuadriga. Me presento a sus padres y a su abuelo Marco Bebio Pánfilo, ex-cónsul de Roma, ya muy anciano. Fue para mí un gran placer. Su conversación versó acerca de la guerra en que venció a los ligures. Me despedí de Crispina y de su familia. y regresé con el cerebro lleno de sensaciones fabulosas, y el corazón repleto de amor a la bella ciudad. Ya en la misma puerta de la muralla por donde entré, salían tres jóvenes montados sobre hermosos caballos blancos. Los caballeros iban totalmente cubiertos de plata, sus lorigas, sus cascos, sus escudos, sus armas eran de este metal, y aSI mismo, los arreos de sus caballos. Se dirigían a enrolarse en el ejército de Julio César, y para presentarse al gran general se vistieron de esta extraordinaria guisa. Más larde lci en la crónica de la guerra civil escrita
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por Aulo Ilireio. el libro "De bello civili" este original ellos: Aulo Bebro
hecho. Tambien
anotó el nombre
de uno de
r ra ).1 IllU ~ de noche Una luna de marmol en plenilunio traducia en plata el oro del Sol. En el Genil. t lot.mdo en ,..., aguas azules brillaban como peta los de zafiro, Me tcndi bajo las copas de los árboles 4UC rodeaba Astigi, y segui soñando. Al despertar regresé a mi tiempo. Ahora no se divisaba destacando sobre el C3SerlOel fronton alnsirno del templo de Apolo. Pero se elevaban hasta el cielo torre, maravillosas como oraciones verticales de la piedad ecijana. Esta Ecija de hoy sigue siendo hclhsirnu. magnifica, unica. Aquellas formidables columnas del peristilo del templo pueden verse hoy troceadas en las esquinas de los edificios ecijanos como guardacantones. Igual destino cupo a aquella familia de los Bebios que tanta gloria dio a la Colonia Augusta Firma. Yo he tenido suerte al ser el guardacantón en la esquina ultima de este colosal edificio que es el Congreso del Bimilenario de Astigi como Colonia Firma Augusta. y después de escuchar tantas cosas maravillosas, abrumado por la sabiduría y la erudición de oradores tan rnagmficos, por mentes tan privilegiadas, claras, luminosas, yo he sido valiente y he veni00 aqui. a realizar lo unico que se hacer: ofrendarte con una rosa, un beso, ati Ciudad del Sol, que eres una rosa belhsirna que jamás se marchita, a ti que eres un beso del astro rey que se renueva cada amanecer.
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